Vida y Aventuras de Don Tiburcio de Redín

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VIDA Y AVENTURAS

DE

DON IIBURCIO DE REDIN

DON TIBURCIO DE REDN


Cuadro de Fr. Juan Rizi
(Museo del Prado, nm. 887 del Catlogo de 1910.)

.>Yp

JULIO PUYOL

VIDA Y AVENTURAS
DE

DON TIBURCIO DE
REDN
SOLDADO Y CAPUCHINO
(1597-1651)

RENAQl"

MIENTO

-^^

MADRID
RENACIMIENTO
Pontejos,
1913

5.

ES PROPIEDAD

Establecimiento tipogrfico editorial, Pontejos, 3

A MI queridsimo AMIGO, EL ILUSTRE HISPANISTA

R.

FOULCH-DELBOSC,
JULIO PUYOL.

AL LECTOR

Ha poco

cay en mis manos un ma-

motreto de ms de cuatrocientas pginas en

el

que se contiene

la historia

de un famoso caballero llamado

Don

Tiburcio de Redn; pero hllase tan


envuelta en digresiones inoportunas,

en pedantescas ampulosidades, en
tas

de

la

Sagrada Escritura y de

tologas griega y

las mi-

romana y en todo

intolerable frrago de la erudicin

Repertorio, que,
grafa, dij rase

ms bien que una


que era

todas las cosas y otras


crito

con

la

ci-

el

el

de

bio-

Tratado de

muchas ms,

es-

intencin deliberada de ha-

JULIO PUYOL

cer perder la paciencia al


re propuesto su lectura.
el autor, al

que se hubie-

Con

saber que

hablarnos de que

el

hroe

de su obra naci en Pamplona, encuentra oportunidad para remontarse la

fundacin de aqulla por

Pompeyo y

para pedir que se cambie

de

la capital

hurtina, ya

por

el

que tuvo

el

nombre

de Tiburta Tila

gloria de ser

cuna de DonTiburcio; que para narrar


los sucesos

de

los

de ste, toma carrera des-

tiempos en que Jesucristo

del Desierto, y

sali

que con motivo de

mencionar en una ocasin


Agosto, interrumpe

al

el relato

mes de
y se ex-

tiende en largas disquisiciones sobre


la

etimologa de

la

palabra, sacando

relucir Julio Csar, Octaviano,

Mario y

Sila

los

conquistadores de

Egipto, se comprender que

la

obra

en cuestin puede competir ventajo-

samente con

los principales

y ms in-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDlN

monumentos de

signes

la

literatura

gerundiana.
Titlase el libro Vida y virtudes de

Capuchino espaol,

el

V. Siervo de

el

Dios

Fray Francisco de Pamplona, llamado


en

el

siglo

debido
theo de

Don

la

Tiburcio de Redin\ es

pola del P. Fray Ma-

Anguiano^ Religioso de

ma Orden

y Predicador de

la

la

mis-

Santa

Provincia de Castilla, y se imprimi en

Madrid, en

la

Imprenta Real,

el

ao

1704 (OPero,

si el

libro es execrable sobre

toda ponderacin, en cambio,

la his-

toria anecdtica del personaje, descar-

gada de

la

hojarasca de que

Anguiano acert
de ofrecer inters

En

los siglos

revestirla,
5'

el

Padre

no deja

curiosidad.

XVI y xvii abunda-

ron aquellos aventureros que despus

(I)

Vase Nota

i,*

JULIO PUYOL

10

de haberse agenciado en

modo de
Italia

do

el

vivir,

y de

guerra su

volvan de Flandes, de

las Indias

mundo

la

creyendo que

to-

era suyo, dispuestos

nada y decididos no reconocer ms fueros que

no respetar nadie

sus bros ni

ni

ms premticas que su

voluntad, cual

si

viesen en los arreos

del soldado patente salvoconducto

para cometer toda suerte de abusos y


atropellos; y tampoco es raro el caso

de que

tales valientes, al llegar cier-

ta edad,

se sintiesen

preocupacin
la

de

las

atrados por la

religiosa, idea

que con

empresas de conquista com-

parta el dominio de los espritus de


la

poca, y arrepentidos de

vida, buscasen en

la

pasada

la penitencia el

me-

dio de obtener el problemtico perdn

de sus pecados.

tal filiacin

corres-

ponde Don Tiburcio de Redn, cuyos


carcter y aventuras tienen hartas ana-

VIDA Y AVENTIRAS DE DON TlBl'RCIO DK REDIN

11

logias con los del Capitn

Domingo

de Toral, Miguel de Castro,

Don

Die-

go Duque de Estrada, Don Juan de


Manara, el Capitn Alonso de Contreras,

su contemporneo, y otros por

estilo,

soldados todos

ellos,

el

de juven-

tud alegre y tormentosa, de indomada


voluntad, temerarios, bravucones y
camorristas, prontos en desnudar la

espada por cualquier gesto palabra


ofensivos para aquel punto de honra,

que colocaban en un brbaro aprecio


de s mismos, y todos ellos tambin

ms menos preocupados
de su vida con

el

al

negocio de

declinar
la

salva-

cin del alma.

Procurar, pues, dar


ticia

al lector

no-

sucinta de la vida de este perso-

naje, reducindola las proporciones

que requiere su importancia, mucho


menor, sin duda, de la que el P. Anguiano supuso que tena cuando se

JUMO POYOL

12

prepar escribir su

dose de

los

historia,

pertrechos de que pudiera

haberse apercibido para cantar


zaas de Aquiles
presas de

armn-

las ha-

las msticas

San Francisco de

Ass.

em-

PARTE PRIMERA
EL SOLDADO

Nacimiento y prosapia de
primeros

ckos;

Don

Tiburcio de Redn; sus

carcter varonil

de Doa Isabel de

Cruzat, madre de nuestro hroe, y ejemplos que lo

demuestran; arma cabeillero


su venia para

ir

la

guerra de

Don

Tiburcio y

le (la

Italia.

Don Tiburcio vio la luz en Pamplona


el 11

de Agosto de 1597; llambase su

padre

Don

Carlos de Redn, Seor de

Redn, Barn de Bigezal, Capitn de


Infantera espaola y veterano de Le-

panto; y su madre, doa Isabel de


Cruzat, descendiente de los Seores de

Oriz y Gngora, ambos de las principales familias de Navarra

(I)

Vase Nota

a.*

(1).

De

este

16

fULIO PYOL

matrimonio haban nacido cinco

hijos,

cuatro de ellos varones, todos los cua-

ocuparon puestos preeminentes: el


mayor. Donjun, fu benedictino y catedrtico en la Universidad de Sala-

les

manca;

el

segundo,

Don

Martn, fu

San Juan, Maestre de la


misma Orden, Gran Prior de Navarra

caballero de

y Virrey de

Sicilia

(1); el

tercero,

Miguel Adrin, sirvi en


de Fl andes y de
Almirante de la

Don

los ejrcitos

lleg ser

Armada

Real, cargo

Italia

que desempeaba cuando muri en

Habana combatiendo con


holandeses; y, por ltimo,
cio,

la

los navios

Don Tibur-

cuya fama haba de superar

la

de

todos sus hermanos. Las hembras fue-

ron

tres; calla la

crnica los nombres

de las dos primeras, aun cuando dice

una ingres en el monasterio de


Lumbier y la otra en el convento de
Carmelitas Descalzas de Pamplona, y
que

(i)

la

Vase Nota

3.*

VIDA Y AVENTl-RAS DE DON TIBURCIO DK REDlN

agrega que

Doa Rosa,

la tercera,

que se llam

Don TiDon Faus-

fu sucesora de

burcio y estuvo casada con


to Francisco de Lodosa,

y Copero mayor

rria

17

Seor de Sa-

del

Rey de Na-

varra.
Falleci el Seor de Redn dejando

muy
la

jvenes sus hijos y encargse


madre de su educacin, en la que

puso

el

celo

haber puesto

la energa
el

que pudiera

padre ms severo,

porque es de saber que era doa Isabel


de varonil carcter y que, al decir del
autor de esta historia, temanla sus hijos

ms que numerosos escuadroyendo un

nes. Cuntase de ella que

da de visita casa de la virreina, la

duea que haba de anunciarla hzolo


diciendo que estaba all la madre del
Gran Prior, palabras que la enojaron
hasta

el

extremo de que, atropellando

todo miramiento, entr dando voces

por la sala, y encarndose con la inadvertida duea exclam:


2

JULIO PUYOL

18

iSabed

para otra vez que no os

suceda dar un recaudo como


por m

misma supongo,

cesite de

mi

hijo, al

sin

ste!

Yo

que ne-

que se ha de co-

nocer por serlo de doa Isabel de

mas no m por ser madre


Gran Prior de Navarra. Y muy

Cruzat,
del
al

cabo de

ello

deba de estar

el

Prior

desde que en una ocasin, teniendo ya


la citada investidura,

y hallndose

la

mesa, por haberse descuidado en medir el tono de sus palabras, le tir

Doa

Isabel con

tremenda furia

el

cu-

mano, y si no lo
descalabr, no fu por no haber hecho
por su parte todo lo que pudo.
chillo

que tena en

Descubri

la

Don Tiburcio

desde

muy

nio decidida inclinacin la carrera

de las armas, y los catorce aos soy obtuvo la venia de su madre

licit

para marchar la guerra de


siendo doa Isabel quien

le

Italia,

ci la es-

pada y le impuso en las obligaciones


que partir de aquel momento con-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDIN

traa para con Dios

hombres, con

tal

y para con

19

los

conocimiento de la

materia y en trminos tan adecuados,


que en ellos no hubiera podido poner
tilde ni

reparo alguno

el

maestro de

ceremonias ms conocedor de los

y solemnidades de
llera.

la

ritos

orden de caba-

II

Proezas de

Don

Tiburcio en

Italia;

recompnsale

el

Rey

sigue

empleo de Alfrez y con un hbito de Santiago;


la carrera de Indias; genio endemoniado de

Don

Tiburcio de Rendn;

con

el

cuntase

cmo apual

un soldado nadando en alta mar; pasa al ejrcito

de Portugal con

de

empleo de Capitn de Infantera

el

picas.

Parti, pues,

Don Tiburcio para Mi-

ln donde la sazn se encontraba su

hermano Miguel sirviendo como Capitn de Infantera bajo las banderas del

Marqus de

la

Hio josa; sent plaza en

cuanto tuvo la edad suficiente; hizo


toda la campaa que de 1613 1617
sostuvieron nuestros ejrcitos contra
el

turbulento

Duque de Saboya y en

JULIO PUYOL

22

meses que dur el sitio de Vercelli mostr denuedo singular; se le


buscaba siempre para los pasos de
mayor compromiso siendo uno de los
los seis

veinte soldados elegidos para tomar el

reducto de San Andrs y desalojar al

enemigo de

la estrada cubierta

en que

se haba parapetado; sorprendi el so-

corro de plvora que

mours enviaba
lironle,

segn

Duque de Ne-

de Saboya, y sus

al

prodigiosos bros

el

el

da del asalto va-

el cronista, el

renom-

bre de Jpiter hispano y que el Rey


le concediese un hbito de Santiago (1),

juntamente con

en

la

el

empleo de Alfrez

compaa que mandaba su her-

mano Don

Miguel.

Tres aos ms tarde, sea en


le

1620,

hallamos ya nombrado Capitn de

Mar y Guerra para La Margarita,


go con

el

car-

que empez servir en

la

carrera de Indias, (en la que estuvo

(i)

Vase nota 4.*

TIDA y AVENTURAS DE DON TIBCRCIO DE REDIN

23

hasta 1624) y demostrar que tena


igTial

de

disposicin para las empresas

mar que

la

que antes probara para

de tierra, pues en imo de sus primeros viajes, y como se hubieran encontrado con ocho bajeles cerca de Las
Terceras, su General le confi el reconocimiento, que no slo hizo con pericia consumada, descubriendo la cantidad y calidad de las fuerzas del enemigo, sino que se tom como base
para preparar una defensa eficaz y vilas

gorosa.

Estos rpidos progresos, unidos


la

impetuosidad de su temperamento,

debieron de hacer de nuestro hroe un

valentn formidable, de la especie de


aquellos bravos de que nos habla nuestra literatura en

cuyo fondo apareca

una mezcla curiossima de caballero y


de picaro. Era Don Tiburcio de Redn
hombre de talla regular, facciones
pronunciadas, pero vulgares; pmulos
prominentes, larga nariz, pelo castao

24

JULIO PUYOL

peinado en cumplidas melenas, bigotes de altas guas

y perilla corta; su
fruncido entrecejo y sus ojos de duro
y sombro mirar, con asomos de insolencia,

dbanle cara de pocos amigos,

y su continente enrgico, aunque

ordi-

nario, cierto aire de jaque toda su

persona

(1).

Fu verdaderamente
P.

Anguiano de

nos

dice el

natural ardimiento

y tan predominado del

humor de

clera, que se arrebataba de ella

la

con

suma vehemencia y prorrumpa en


^extremos terribles. Bien lo demostr un da que viniendo de las Indias
y habindose recostado en una silla
dormir la siesta, turbronle

el

repo-

so dos soldados que grandes voces

disputaban; levantse ponerlos en

paz y luego volvi su sitio con nide reanudar el sueo; segunda vez

mo

tornaron los soldados su disputa y

(i)

Vase nota

VIDA Y AVENTl-RAS DE DON TIBURCIO DE REDN

25

por segunda vez tambin DonTiburcio

como aquellos
voces con mayor estr-

logr acallarlos; pero

renovasen las
pito

cuando apenas haba pegado

ojos, sali airado contra el

ba promovedor de la

los

que juzga-

trifulca, quien, al

verlo venir, comprendi que no tena

ms

salvacin que tirarse de cabeza al

mar; aunque
porque

el

dose tras
le dio

ni esto siquiera le vali,

feroz
l,

Don Tiburcio,

arrojn-

pudo alcanzarlo nado y

de pualadas.

Felipe

IV

le

concedi licencia para

levantar una compaa de doscientos

cincuenta infantes, con sueldo de veinticinco escudos al mes,

y luego

sirvi

en Portugal las rdenes del Marqus


de la Hinojosa, como Capitn de Infantera de picas, siendo

memorable su

arrojo un da que sali de Lisboa en

persecucin de tres navios ingleses,


pele con ellos, desarbolaron la nave

en donde

iba, regres al

puerto y, pe

sar de hallarse herido, volvi embar-

26

car con

JULIO PUYOL

Don Antonio de Oquendo en el

galen Nuestra Seora de Atocha y


dio alcance los enemigos junto al

cabo de San Vicente, obligndolos


retirarse

mar adentro con grandes pr-

didas en la tripulacin y considerables

destrozos en los barcos.

m
De

otros ejemplos

que comprueban que

el carcter

de

Redn era de todo punto inaguantable; legendarias


camorras en casa de Zapatilla; interviene

la

Sala de

Alcaldes y Alcaldes y Sala quedan completamente

en
la

ridculo;

Don

Tiburcio se ve obligado

salir

de

Corte.

A fines del 23 principios del 24, poca en que Redn gobernaba las bande-

ras de Cdiz, obtuvo nuevo permiso del

Rey para

reclutar en Sevilla

paa con destino


pero, por

la.

no estar pronto

solicit servir

una com-

Armada del Sur,


el

despacho,

en la del Ocano. Por

cierto que, hallndose en Madrid, sin

duda, sus pretensiones, ocurrile un


lance que muestra bien las claras lo
colrico de su carcter.

28

JULIO PUYOi.

Entr

Don

Tiburcio en una casa de

las llamadas de conversacin, de la

era dueo un

belitre

que

conocido con

el

apodo de Zapatilla, yhaW varios caballeros que, sentados junto al fuego de


la

chimenea, charlaban amigablemen-

te; stos, al

verlo entrar, se apresuraron

muy corteses

ofrecerle sus

sitios res-

uno de ellos, que se las


y
echaba de valiente y presuma de espadachn, permaneci sin moverse de su

pectivos,

slo

asiento, por lo cual

meti contra

misma

Don Tiburcio

arre-

y levantndolo en la
arroj de ella al suelo,

silla lo

diciendo:

Muchas gracias, seores; pero sta es la silla que

me

toca y en ella he

de sentarme, aunque pese

la

Bula de

Cruzada.

no fu aquella la nica hazaa que realiz en la casa, porque se


cuenta tambin que al pasar una vez
con varios camaradas cerca de San
Gins, y encontrando un labrador

VrOA Y AVENTURAS DE DO.N TIBURCIO DE REDN

29

que venda perdices, dijo los otros:

Ea, aqu hay perdices para

todos.

Si les place vuestras mercedes, po-

dremos rifarlas en casa de Zapatilla.


Pareciles bien los dems, y llegados al garito, pidieron naipes y comenzaron el juego. Reciente estaba
una orden del Rey para que se procediese sin contemplacin prender
los militares quienes se hallare

en tay alguien debi de dar el soplo de que en la de Zapatilla acababan


de entrar los alegres compaeros, porque no bien haban echado las primeras manos, se present en la sala
un alcalde, seguido de los corresponles casas,

dientes alguaciles y oficiales, cuya


vista levantronse todos los jugadores,

menos Don Tiburcio, que con gran


flema y como si nada ocurriese des,

cubri sus cartas, y dijo:

Flux

tengo; mas son las perdices.

Luego, mirando

al alcalde, le

gunt con cierto tono de zumba:

pre-

30

JVIAO PUYOL

Qu

es lo que vuestra merced


manda?
Tengo orden de Su Majestad

respondi

alcalde

el

militares

los

casas

como

El

de

sta.

Rey, mi seor

Tiburcio

prender

que halle jugando en

replic Don

no prohibe sus soldados

los entretenimientos decentes.

como

viese que

el

alcalde se dis-

pona contestar de nuevo y que los


corchetes iban tomando las salidas,

ech

al aire la

espada y comenz

partir tajos diestro

siniestro,

re-

de

suerte que alcalde, alguaciles y oficiales

bajaron la escalera en confuso tro

despejando buen paso la casa y


aun
asendereado
pe,

la calle. Querellse el

ministro de justicia; la Sala de Alcal-

des hizo al

Rey consulta de aquel caso,

y por ms que algunos amigos aconsejaron prudentemente

que se ausentase de

Don Tiburcio

la Corte, se

neg

ello obstinadamente, aunque para sa-

VIDA y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDN

lir

31

de casa se viera como se vio obli-

gado disfrazarse y alquilar una


lla de

enfermera en

conducir

modo de

la

si-

que se haca

paraltico; pero,

hecho se divulg por Madrid, y por causa del escndalo que


produjo, tuvo que huir de la villa y
acogerse la Armada Real; con esto,
al cabo, el

y con haber dicho

el

Rey que

vio de los alcaldes corra


ta,

que era

lo

mismo que

el

agra-

por su cuendecirles que

se aguantasen, se ech tierra sobre el

asunto.

IV

Hechos de armas de Don Tiburcio durante


en

la

Jlrmada

del Ocano; viene

lipe

IV

Don

Tiburcio, por un qutsune all

le

su servicio

Madrid y Fe-

demuestra su regia estimacin; de


essis

pajas,

una pelotera con un famoso Alcalde de Corte;


te

la

jomada contra

los franceses

y gema

el

cmo
arm
asis-

empleo

de Maestre de Campo; procedimiento expeditivo usa-

do por Redn para obtener en


de

el

acto un testimonio

sus hazaas.

Tiburcio en la

Armada

del Ocano hasta el ao 1628,

y duran-

Sirvi

te este

Don

tiempo lleg ser por su valor

y arrestos temeraiios el asombro de


sus compaeros de armas. De 1628
1635, tom parte muy principal en varios

hechos de importancia, segn las

certificaciones del General Martn de


3

34

JULIO PLYOL

Vallecillaylas de los Maestres de Cam-

po Don Francisco Mexa y Don Luis


de Rojas, por las que consta que pele
en la isla de Las Nieves contra nueve
galeones ingleses, siendo

el auxiliar

ms poderoso que tuvo Don Antonio de


Oquendo para ganar aquella isla; que
en la de San Cristbal hizo la descubierta y tom los franceses la fortaleza que ocupaban, y que en la de San
Martn, al frente de una compaa de
arcabuceros, march la vanguardia
de las tropas, como encargado de atay que aunque le hirieron en el pecho y en un brazo, logr
rendir al enemigo tras de haber hecho
ste muchas bajas y matado de un
car la muralla,

balazo al Gobernador.

Las proezas de Don Tiburcio llegaron odos de Felipe IV, y tanto el Rey

como

el

Conde-Duque de Olivares

le

tuvieron desde entonces en grande estimacin, demostrndole su afecto en

varias ocasiones; y

as,

nos dice su ero

VIDV V AVENTIRAS DE DON TIBl'RCIO DE REDIN

cuando volvi

nista que

de regreso de la

isla

le

la patria

de San Martn,

vino la Corte besar la


Majestad, quien

35

mano

Su

regal una cadena

de oro, que juntamente con numero-

monarca y del privado,


conservaba an la Casa de Redn en
el ao 1704.
Pero no sali de Madrid sin dejar
memoria suya. Una noche, paseando
sas cartas del

con tres amigos, toparon

una esquina con

la

al

volver de

ronda de un famo-

so alcalde, llamado BeasVelln,y ste,


dirigindose al grupo, pregunt:

Qu gente?

Militares contest Don Tiburcio.


Qu

militares.-*

DonTerencio, Don Fulgencio, Don


Fermn y Don Tiburcio de Redn.

Tanto

tn, tn, tn

dijo

el alcal-

y como por broma, parece jerigonza. Pero Don Tide, reconocindolos

burcio, que, por lo visto, no estaba de

humor para

ello,

exclam:

JULIO PlIYOI.

3(5

Voto

Cristo! Qu

ms

jerigon-

za que Beas Velln!; y tirando de es-

pada, as

como

sus amigos, la empren-

dieron cintarazos con alcalde y alguaciles, ponindolos en precipitada

fuga

(1).

Estuvo luego Don Tiburcio en

la jor-

nada contra los franceses (2), en la que


gan el empleo de Maestre de Campo,
y con tal motivo, certifica el Marqus
de Valparaso que Redn sirvi debajo de su mano en la entrada que hizo
en Francia, y que se hall en ella en
cuanto se ofreci en servicio del

Re

como muy valeroso caballero y gran


soldado,

reconociendo siempre los

puestos peligrosos; que entr

mero
-y San Juan de Lus y en
en las villas

el pri-

de Orrua, Cihiiru
el

fuerte de

y persever hasta que se tomaron y rindieron; que asimismo, ha-

Zocoa,

<

(i)

(2)

Vase Nota 6"


Vase Nota y."

VIDA Y AVENTL RA^

biendo

\W.

PON TIBt'RCIO DE RKOIN

if?

enemigo cortado un puente

el

por donde haba de pasar nuestro


ejrcito,

hallndonos imposibilitados

de poderlo hacer por entonces, su

gran diligencia, sagacidad y solicitud


supo hallar un barco grande con que
pas

el ejrcito>;

que tomadas dichas

orden que fuese parla-

villas, le

amentar con los Cabos de dicho fuerte


>de Zocoa,

lo ejecut

con gran

satis-

faccin suya y con singular sagacidad, prudencia y celeridad... abrevian>do el tiempo, que fu negocio de gran-

*de importancia para nuestra conve-

>niencia y de nuestras Armas. Tales

son los extremos acerca de los que certifica el

lo

Marqus de Valparaso; pero


del caso es el modo que

ms notable

tuvo

Don

Tiburcio de obtener

el

docu-

mento correspondiente uno de aqullos. Acababa de contener el paso del


enemigo por el puente de Zocoa, y sin
aguardar ms, se dirigi
que era

el

General del

al

marqus,

ejrcito, y le

38

.MI, 10

l'IVOL

pidi que luego^ all

mesmo, sin ms

dilacin, le diese testimonio del hecho;

contest aqul que se lo dara cuando

hubiese

mayor comodidad para

insisti el otro

tonces,

el

ello;

en que haba de ser en-

marqus, ofendido por

la

urgencia de la demanda, lo amenaz

con castigar severamente su atrevimiento; pero algo debi de leer

el

no-

Don Ti
cuando crey mejor y ms pru

ble General en la mirada de

burcio,

dente partido envainar la espada,

mar

los pacficos trebejos

y extender en
se le peda

(I)

el

acto

(1).

Vase Nota

8.*

el

to-

de escribir

testimonio que

V
Nrrase
ces

cmo Don Tiburcio meti en un puo

de Sevilla y encima

se

una aventura con una deuna de


sevillanos

piden

la

la

los jue-

sale

mal

misma ciudad;

los

mof de

ellos;

le

cabeza de Redn, pero ste logra

escaparte; el irascible

colrico

Don

Tiburcio intenta,

en venganza, bombardear Sevilla; lgrase, por milagro, evitar tan formidable salvajada.

Todos estos hechos concurrieron


aumentar la fiereza de la condicin de

Don

Tiburcio, siendo de advertir que

la actividad
licia

no

que desplegaba en

le rest

la

mi-

un pice de sus bros

para otro gnero de aventuras, especialmente cuando eran de aquellas en

que haba aliciente de golpes y cuchilladas.

40

.1111,10

i'ivoi,

Cuntase que en cierta ocasin en

que estuvo en Sevilla, uno de sus soldados cometi una muerte, y habiendo
cado en poder de la justicia, se le

condenaron su-

prob

el delito

frir la

ltima pena. Redn, aunque

lo

lo

supo, no quiso darse por enterado hasta el da en

que

al reo se le notific la

sentencia; pero cuando

raban para ponerlo en


el

ya

lo

prepa-

capilla, recibi

presidente de la Sala un recado de

Don

Tiburcio, pidindole que inmedia-

tamente

le

entregase

el reo,

pues

slo corresponda, por fuero militar,


el

conocimiento de la causa. Negse

ello el presidente,

y entonces Don

Ti-

burcio, ciego de clera, se encamin


la Audiencia y entr en la sala en
donde se hallaban los jueces, reclamando t su soldado con grandes y

descompuestas voces; volvieron aqullos

denegar la peticin, y al oirlo

Don

Tiburcio, apelando al ltimo ar-

gumento, se dispuso, espada en mano,

VIDA V AVENTURAS DE DON TIB KCIO DE REDN

41

cerrar contra los asombrados juzga-

como cuerdos dice


el P. Anguiano y noticiosos de la
>fuerza de nimo de Don Tiburcio y
>tambin del gran squito que tena,
acordaron que se le entregase el

dores, quienes

preso. Llevlo al cuerpo de guardia


y, dejndolo

Audiencia con
ver

si los

volvi de nuevo

all,

el

la

bellaco propsito de

alguaciles, que estaban la

puerta, proferan alguna palabra que


le diese

pretexto para repartir unos

cuantos reveses, pues, como dice tambin su bigrafo, no haba rato para
l

ms gustoso que andar

>lladas

con

los Alguaciles,

cuchi-

los que

>tena nativa antipata; pero ellos,

que, sin duda, eran no

menos cuerdos

que los jueces, se libraron


de desplegar los labios; y
saliesen

ya

sus coches,

muy

como en

bien
esto

los

magistrados tomar

Don

Tiburcio les fu salu-

dando con fingidos extremos de


tesa y con muestras de cmico

corres-

'12

PL'YOL

Jl'LIO

peto, para

mayor

ludibrio de aquellos

mseros representantes de la justicia

humana.
Verdaderamente legendaria debi de
ser la fama que dej en la hermosa
capital andaluza, ciudad que estuvo

una vez pique de

ser blanco de sus

iras por consecuencia de

ms

una de

las

ruidosas aventuras de nuestro

hroe. Ocurri el hecho del siguiente

modo:

Andaba Don Tiburcio enamorado de


dama casada, perteneciente
una de las ms linajudas familias sevillanas, y acaso por haber interpretado
cierta

mal algn gesto mirada de aquella


una noche

ilustre seora, se atrevi

entrar en su casa, creyendo cosa llana


el

logro de sus deseos. Los criados, al

ver

que con

al intruso,

enfado allanaba

inslito des-

morada, avisaron

la

la indignacin que
su amo, y
es fcil suponer, sali al encuentro de

ste,

Don

con

Tiburcio. Las voces de los sir-

43

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBIRCIO DE REDlN

amenazas del marido y los


juramentos del galn, reunieron en el

vientes, las

lugar donde se desarrollaba la escena

buen nmero de vecinos, que, su


vez,

comenzaron gritar pidiendo

cabeza del ofensor, quien, viendo


negocio mal

parado, busc la salida

pudo escapar protegido por

las

la
el

som-

bras de la noche. Parecile, sin embargo, que aquella fuga era

una mengua

para su nombre, y dispuesto no dejar la ofensa sin venganza, dirigise


Guadalquivir y embarc para Cdiz, adonde lleg en las primeras ho-

al

ras de la

madrugada

(1);

acto seguido

se avist con el General de la

Armada,

pidindole cuatro bajeles de guerra,

con pretexto de un gran servicio del


Rey, que supo pintar con todas las

cir-

cunstancias de verosimilitud para dar


(i)
si

fu

Esto lo asegura el P. Anguiano, pero


mucha prisa tuvo que darse Don

as,

Tiburcio y mucho tuvo que andar


que navegaba.

el

barco en

44

.u;i,ni

al relato

i'i

MU.

apariencia de verdadero. El

General, creyndole
cedi la peticin,

lo

que deca, ac-

y Don Tiburcio,

sin

perder momento, se puso con sus barcos en camino de Sevilla, preparando


las tripulaciones en zafarrancho de

combate, con nimo decidido de caonear la ciudad tan pronto como llegasen, porque

no ms blando castigo meel pueblo que in-

reca, juicio suyo,

tentara echar

tamao borrn como

aquel sobre su fama. Por fortuna,

el

Asistente de Sevilla se percat tiem-

po del propsito, y marchando aceleradamente al navio en que Don Tiburcio se hallaba

nes,

dando

las ltimas rde-

pudo convencerle, no

sin

mucho

y brbaro
que, aunque parezca

trabajo, de lo descabellado

de aquel intento,

extrao, no tuvo

ms consecuencias

para Redn que una ligera reprensin.

VI
Otras hazaas de Redn.

le

da de Catalua:
da
la

el

el

despacho de

paciencia

lles;

Llmale Felipe IV

nombra Gobernador Absoluto de

Conde-Duque de
este

y atraca

huida de

Don

la

al

Olivares retar-

asunto; pierde

Don

de Olivares en

las

Tiburcio para

Corte

la

nueva Arma-

Tiburcio

Cuatro Ca-

las Indias.

Prosigui SU carrera militar siem-

mismo arrojo y con

pre con

el

fortuna,

y regresando una vez de

igual
las

Indias arrib las costas de Valencia,

donde hallaron dos fragatas de corsarios moros, de la

compaa de

Vt'n-

famoso ladrn de mar y tierra,


que les pusieron en grave aprieto, pues
centi,

eran aqullas de mucho porte, y la


nave en que Don Tiburcio vena, pe-

quea y mal pertrechada. Entraron en

JULIO PYOL

46

consulta los principales caballeros y


soldados y opinaron que deba huirse

en vista de las malas condi-

el lance,

ciones de la embarcacin; tuvo el de

Redn

el

parecer contrario, y oyendo

que los otros se obstinaban en sostener

el

suyo, mont en clera y dijo

que su ltima resolucin era pelear


hasta morir y que as haba de hacerse, pesase quien pesase Los dems,

Don

Ti-

burcio, bien porque su conducta

no

esforzados por los alientos de

se achacase cobarda, resolvironse

jugar

el

todo por el todo, y la nave

present el combate los piratas, los


cuales, al verlos venir contra ellos,

juzgaron

la

presa completamente se-

gura. Reida y sangrienta se trab la


lucha; pero gracias la pericia que

mostr en

ella

Don Tiburcio y al

parti-

do que supo sacar de los escasos medios de que dispona, los moros, para

no ser apresados, se dieron


en abierta huida.

la

vela

VIDA Y AVENTURAS DE DON TBRCIO DE REDN

47

Felipe IV, cuando conoci aquel he-

cho valeroso, quiso recompensarlo con

premio que mereca, y llamando


Don Tiburcio la Corte, oy de sus lael

bios la narracin de la hazaa

y le hizo
merced del cargo de Gobernador Absoluto de la nueva Armada que por disposicin de los Consejos de Guerra y
Estado iba construirse en Catalua.

Firmado

Duque

el ttulo,

el

avo de

encomend al Conde

Don

modo, que

el

Tiburcio; pero

despacho de

tal

agraciado, despus de

in-

Olivares retardaba

el

tentar repetidas veces hablar con


sin conseguirlo

y de

dirigir varias ins-

tancias al monarca, que ste remita

siempre su primer ministro, acab


por agotar

el

escaso caudal de pacien-

cia de que el cielo le dotara, y determinado todo trance que le oyese el


Conde-Duque, se situ en las Cuatro
Calles, por donde haba de pasar, como
lo tenia

de costumbre cotidiana,

al ir

ver las obras que por entonces se es-

48

JULIO I'UYOL

taban haciendo en

Buen

el

Real

Sitio del

Retiro. Lleg, en efecto, el pri-

Don Tiburcio, con aire resuelmand los cocheros que parasen,

vado, y
to,

alegando que tena que hablar con su


seor.

Como

era de esperar, no le hi-

cieron caso alguno, y en su vista, po-

nindose al paso de los caballos, cort


cuchilladas los tirantes que los unan
al carruaje,

logrando por este sencillo

procedimiento que aqul se detuviese.

Acto continuo, se acerc

al estribo

habl al privado, hacindole cargo


de su tardanza y de que no hubiese

dado cumplimiento los apretados y


repetidos decretos que tena del Rey,
ni haberle

concedido una audiencia

en tanto tiempo, y se despidi


cindole que

si

Su Excelencia no

di-

tra-

taba de despacharle luego, se retirara su casa.

No hay para qu ponde-

rar la sorpresa de Olivares ante aquel

verdadero

salteador, aunque quiz,

por no tenerlas todas consigo, apa-

VIDA Y AVENTURAS DE nOlS TBURCIO DE REDIN

49

rent oirle con tranquilidad y afecto, y

hasta procur sosegarlo, prometindole la brevedad en la resolucin,


bien, as

si

que se vio libre del peligro,

concibiese el firme propsito de casti-

gar severamente la osada intolerable


de

Don

Tiburcio; pero ste tuvo noti-

cia de ello,

muy

y no dudando de que por

bravo que se sea, los pies son

veces de grande utilidad, sali por la


posta para Cdiz, en cuyo puerto se

embarc para

las Indias.

vn
Redn

es detenido

Elspaa;

en Panam y obligado regresar

memorable presa que hizo en

la travesa; vul-

velo el monarca su gracia y confrmale el

miento para

la

Armada de

poco de estar en Panam,

contr

el

nombra-

Catalua.

lo

en-

nuevo virrey del Per, que

acababa de llegar de Espaa, y le comunic la orden que llevaba paraprenderlo

restituirlo la Pennsula; sin

embargo, por tratarse de un preso de


calidad, se busc el medio de que hiciese el viaje
le

nombr

el

con decoro, y para ello


virrey capitn del navio

de guerra que, como era costumbre,


volva Espaa siempre que los ga-

52

JL'LIO

PUYOl,

leones arribaban aquellas tierras,

dejndole que escogiese la nave que


quisiera y advirtindole de que iba
correr algn riesgo, porque se saba

que un barco holands se hallaba apostado en espera de su paso. Don Tiburcio entonces concibi su plan, pensan-

muy cuerdamente que slo un

do

lance

de fortuna y de valor poda ganarle


otra vez la gracia que perdiera en la
Corte, y, madurada bien la idea, en
lugar de escoger una buena embarcacin, eligi la ms pesada y Borrera,
hizo cargarla de lastre, para que pareciese llena de inmensas riquezas,

con

mand clavar

la artillera

de impedir

juego de los caones.

el

Con semejante armatoste,

el fin

se dio la

vela, y en cuanto salieron del puerto,


instruy la tripulacin en los detalles

que se haba de hacer.


Dos das llevaban de navegacin,

de

lo

cuando descubrieron el navoholands,


que todo trapo se diriga

ellos.

53

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDIN

Dejronlo llegar, y una vez que estuvieron al habla, arriaron las velas y
pidieron cuartel los holandeses, mer-

ced que stos no dudaron en concederles,

satisfechos de lo fcil de la

presa. El capitn del barco

enemigo

orden echar la palamenta, y seguido


de muchos de los suyos, pas la nave
espaola, donde le dijeron que
pitn de ella estaba en

Don

ca-

cama muy gra-

vemente enfermo. Entr en


de

el

la

cmara

Tiburcio y lo hall, en efecto,

acostado en su lecho; pero

as

que vio

entrar al holands, sacudiendo las ro-

pas incorporndose rpidamente, lo


dej tendido de

un

pistoletazo. El tiro

era la seal para que los soldados espaoles,

que estaban prevenidos en

sus puestos, saltasen la otra nave;

Don

y mientras
los que quedaron peleaban bravamente
delante fu

con

los

Tiburcio,

que antes haban invadido

el

barco, ellos hicieron gran matanza de


los

que estaban en

el bajel corsario.

54

JULIO l'UYOL

En

fin,

cuando

que llevaban
emplear

la

los enemigos, viendo

peor parte, quisieron

la artillera

de los nuestros,

encontrronla clavada y no tuvieron

ms remedio que entregarse

Don

cin.

con

discre-

ella

Tiburcio apres la nave, y


y con la suya lleg Cdiz,

enviando en seguida Madrid la noticia del suceso. Felipe IV, creyendo que

era suficiente compensacin de la falta

cometida, le llam la Corte, volvi


otorgarle su favor, arregl sus dife-

Conde-Duque y le hizo
confirmacin del nombramiento para

rencias con el

la

Armada

de Catalua, la que pas

prestar sus servicios.

PARTE SEGUNDA
EL CAPUCHINO

De

una

trifulca

del Sol;

hienden

que varios kcayos tuvieron en

Don
el

la

Puerta

Tiburcio quiere meterse redentor y le

crneo de una pedrada; deshucianlo los

cirujanos y, naturalmente,

Redn

se cura;

trinsforma-

cin que la enfermedad oper en el carcter de nuestro

hroe;

comienza

Don

Tiburcio pensar en

Izs

cosas de ultratumba con verdadero encarnizamiento;


retrase su paus natal

chino,

tomando

el

al

poco tiempo

nombre de

se

hace capu-

Fr. Francisco

de Pam-

plona; de los temores que, al saberlo, tuvo un amigo

de Redn.

Algn tiempo despus, apareci de


nuevo Don Tiburcio en Madrid, en donde un suceso inesperado vino poner
trmino su carrera militar y todas
sus

mundanas aventuras.

Noticioso cierto da de que los criados

de la Princesa de Cariana (Carignano

JULIO PYOl-

)8

Carinan) haban
cia

con

y que

los

armado una penden-

de otra casa aristocrtica,

Puerta del Sol, que era

la

el lu-

gar que escogieron para ventilar


pleito, se hallaba

el

convertida en cam-

po de Agramante, mont caballo

y,

escoltado por sus lacayos, dirigise


all,

con nimo de prestar

de su brazo al uno
quiz con

apenas

el

esfuerzo

al otro

bando,

de apalear los dos; mas

el

lleg, le dieron tan formidable

pedrada en la cabeza, que cay


rra ensangrentado

tie-

sin dar seales

de vida. Llevronlo casa, acudieron


los cirujanos,
la herida

y despus de examinar

el pulso,

caso desesperado.
vantarle

juzgaron que era

No

el aposito,

obstante, al le-

pudo apreciarse

alguna mejora, que, aunque muy lentamente continu acentundose has,

ta su

completa curacin

Sali

Don Tiburcio

formado de
en

el

la

totalmente trans-

enfermedad, pues tanto

curso de ella

como en

el

tiempo

VIDA Y AVENTl'RAS DE DON TIBURCIO DE REDN

que dur

la

59

convalecencia, no hizo

que encomendarse MaSantsima y todos los santos y

otra cosa
ra

santas de la Corte Celestial, con gran

sorpresa de los amigos que

le

rodea-

ban y con no menor contentamiento


y alborozo de su cronista el P. Anguiano, que asi esta feliz ocasin de
los cabellos

para bendecir

la

pedrada,

por no caberle duda alguna de que hahaba sido Dios mismo

el

que la dispa-

y para mostrar, de paso, su erudicin asombrosa hablando de San Par,

blo

y de

la

Magdalena, de Lzaro y

de las naciones brbaras, del Pontfice

San Len y de Lucano, de San Pedro


Crislogo y de Abraham, de Judit y
de San Bernardo, de los cuatro Evangelistas y de Don Fernando III de Castilla,

de los escribas y fariseos y hasta

del propio Nabucodonosor, rey de Babilonia,

en prrafos exuberantes,

s,

de sana y santa doctrina, pero de mazorral complexin y claveteados con-

JULIO pinoL

(JO

ciencia con sus buenos latines de breviario

(1).

Ello es que

Don Tiburcio qued muy

otro de lo que ser sola,

dose en

cada vez ms

y encendinla

llama de la

decidi apartarse de los

fe,

muchos

peligros de la Corte y establecerse en

Pamplona, su ciudad natal, donde co-

menz frecuentar las iglesias,

ejer-

citarse continuamente en actos de de-

vocin y meditar en la vida eterna,


con lo que iba viendo claro el tiempo
que haba perdido para las buenas
obras, el terreno que se dejara ganar

demonio y lo mucho que le era preciso hacer para salvar su alma. Estos
graves pensamientos condujronlo una

del

tarde de

Mayo

hasta las puertas del

convento de capuchinos
por

(i)

(2)

pregunt

Guardin, baj ste de su


se quedaron solos, dcuando
y
Don Tiburcio, sin ms ambages ni
el P.

celda,
jole

(2);

Vase Nota 9."


Vase Nota 10.'

VIDA Y ATENTDRA8 DE DO! TIBURCIO DE REDlN

61

rodeos, que quera ser reliofioso lego

de San Francisco. Procur el Guardin


disuadirle, por

si

se trataba de alguna

resolucin precipitada, pero habiendo


insistido

Don

Tiburcio en sus preten-

siones tanto aquel da

como

otros

chos que volvi conversar con


le,

res

ste se las

comunic sus superio-

stos,

su vez, se encargaron de

obtener del Provincial


sario.

Arregl

seculares,

ba

mu-

el frai-

el

el

el

el

permiso nece-

de Redn sus asuntos

26 de Julio de 1637 reci-

hbito de novicio en el convento

de Tarazona, cambiando su nombre,

conforme la prctica de la Orden, y


llamndose desde entonces Fray Francisco de

Pamplona.

Profunda sensacin caus

el

suceso

en cuantos conocan Redn, hasta

el

punto de que hubo un caballero de la


Corte que, por no querer creerlo, hizo

un

viaje

Tarazona con

el

exclusivo

objeto de cerciorarse del caso,

pus de haber visto

des-

Don Tiburcio con

62

el

JULIO PUYOL

hbito y hablado de ello con el Obis-

po de

la dicesis, dijo as:

Alabo

Dios y venero sus altas disposiciones;

mas no puedo dejar de compadecerme


de estos pobres religiosos, porque

te-

mo, segn conozco su natural, que

han de tener mucho que sufrirle y que


algn da, llevado de su clera, haga
pedazos las ollas y los platos y ellos
los muela palos y golpes.

II

Ejemplar noviciado de Redn; horrorosos disciplinazos

que

se

daba y

terribles escrpulos

que

le

asaltciron;

presntase en paos menores la hora de maitines y

hcese aplicar una somanta de vergajazos; profesin de

Don

Tiburcio.

pesar de estos temores, hizo

Tiburcio

el

Don

noviciado con toda per-

feccin; aprendi la regla de

memoria;

declar cruda guerra sus pasiones,

demostrando continuamente con suspiros

sollozos lo fervoroso de su arre-

pentimiento; de los suspiros pas los


estrechos ayunos,

y de

los ayimos,

los crueles disciplinazos, en los

que

tuvo que intervenir la comunidad,


porque aquello, ms bien que de una

64

fuLio Pvoi.

penitencia, ofreca los alarmantes ca-

racteres de un verdadero suicidio ,

por lo menos los de una brbara y estpida tollina.

Empez

sentir escr-

pulos y ver en todo ocasiones de peca-

y como oyese una vez la pltica que


maestro de novicios haca sobre la

do,
el

doctrina tomista de los actos indiferentes, se le atarug de tal


dio por cosa resuelta

que ya no haba

salvacin posible para

que

el

modo, que

l.

Por ms

maestro procur templar los

gores de aquella doctrina con las

ri-

ms

tranquilizadoras de Scotto y de San

Buenaventura, no pudo conseguir que


se serenase del todo el

nimo de Re-

una noche, para castigar


su soberbia, presentse en paos me-

dn,

as,

nores en

el

coro

la

hora de maitines,

y echndose los pies del prelado, le


suplic con muchas instancias que,
cuenta de sus culpas,

le

diese ciento

doscientos azotes; ordenle

el

prelado

que se fuese vestir, pues no era

V!DA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDM

aqulla hora de azotarse; pero

burcio respondi que

65

Don Ti-

no se levanque peda;

tara de all hasta lograr lo

por

y para que pudiera comenzar el rezo, no hubo ms remedio


que mandar un novicio que, modo
lo cual,

de antfona,

le

aplicase unos cuantos

correazos en

el

envs

Sigui

Don

Tiburcio edificando con

su conducta todos los hermanos del

convento, y, cumplido
profes solemnemente

el

noviciado,

como

religioso

menor en el Paraso Serfico de la Capucha (segn la inspirada y tica frase del P. Anguiano), el ao de gracia

de 1638.

III

Austeridad de Fray Francisco de Pamplona; su harapienta

indumentiria;

procedimiento

que

apelaba

cuando, de orden superior, no tena ms remedio que


lavarse los pies;

Tiburcio y de

blicas f>enitencias

form de

nauseabunda alimentacin de

cmo no pudo

Don

renunciar al vino; p-

que haca y despreciable idea que

mismo. Furibundos garrotazos que Fray

Francisco descarg sobre unos soldados en

el

mesn

de Cortes.

Si

grandes haban sido

la austeridad

de

Don

fervor y
Tiburcio cuando
el

novicio, grandes fueron tambin las

penitencias que se someti despus

de profeso. Vesta ropa interior de anjeo de arpillera; mortificaba su cuer-

po con cilicio; iba descalzo, sin cuidarse


de la gota que padeca; no se lavaba

68

JULIO PYOL

los pies,

si tal

vrselos dice

vez era preciso la-

su bigrafo, viendo

en ello un acto meritsimo, aunque ex-

mandaba

el

pre

por urgente necesidad,

lo

que

trao porque
,

lado,

haca era

ir al

lo

lugar

comn y tomar

una escoba de rama y mojarla en agua


y lavarse con ella; busc la celda

ms estrecha y la cama ms incmoda,


en la que puso por almohada un madero cubierto con un mugriento pedazo
de sayal; su comida era una taza de potaje aderezado
otras,

ga; al

pero

con ceniza unas veces,

con ajenjos, y su cena una lechuvino no pudo renunciar del todo,

lo libaba

con extraordinaria par-

simonia; fregaba las ollas de la comunidad; propinbase cada da tres disciplinas de sangre; sala con frecuencia

por las

calles,

desnudo de medio cuer-

po arriba, azotndose sus espaldas, haciendo pblica penitencia insultn-

dose horrorosamente, porque es de


saber que tena tan baja y despreciable

69

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDlN

mismo, que todas horas y


con cualquier pretexto, se llamaba vilsimo pecador, muladar de vicios, albaal inmundo, costal de basura y mi-

idea de

serable.

De

esta

manera domaba Don Tibur-

cio sus mpetus,

si

bien es cierto que

las veces surgan en

l vestigios

de

su antigua condicin, consta que era

de tarde en tarde y nunca sin

muy
tivo

muy

mo

calificado. As, por ejemplo,


el convento deTudela, le
Guardin que se traslada-

hallndose en

orden

el P.

se con otro religioso pedir limosna


la villa

de Cortes, y

al llegar

la casa

donde acostumbraban hospedarse,


que era de una viuda, hallaron sta y
sus criadas presas del mayor sobresalto, causa de que unos soldados que
all

alojaban, faltando los deberes de

la hospitalidad, pretendan
ellas

abusar de

inicuamente. Reprendiles

Don

Tiburcio sus bellacos intentos, y les advirti de la

gran responsabilidad que

JULIO PUYOL

contraan para con los hombres, de la


ofensa que inferan Dios y de las estrechas cuentas que, as en esta

en

la otra

les;

vida

como

habran de eximrse-

pero los soldados, que por no estar

hechos estas plticas las reputaban

como

mstica monserga, burlronse

del fraile con las palabras

y no contentos con

ms

soeces,

decirle entre jura-

mentos, ternos y blasfemias que aun-

que pesase todos

los franciscanos del

Viejo y del Nuevo Mundo, se saldran


con la suya, hubo quien se propas

abrazar en su presencia una de las

mozas; en vista de

mand
la

ello,

Don

Tiburcio

hembras que despejasen


habitacin, y sin ms armas que su
las

bculo de fresno, cerr con tanta destreza contra aquellos bergantes, que

pesar de que sacaron las espadas, no

lograron inferirle
o,

l,

el

ms

leve rasgu-

en cambio, tras de molerlos

todo su sabor, les hizo bajar coces la


escalera y rodarla de cabeza.

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDfN

Entre

los

71

conventos de Tarazona,

Zaragoza, Tudela y Peralta pas Redn siete aos; pero luego hubo de ser
llamado ms altas empresas con motivo de la obra de evangelizacin que

su Orden realizaba entonces en frica

y en

las Indias.

IV

Designn

Don

Tiburcio para

en

ir

primera Misin

la

del Congo; visita Felipe IV; estupefaccin que en


Sevilla produjo la presencia del capuchino; cuntase
la

historia

punto de

de un mercader

ser arrojado

Fray Francisco de Pamplona;


to

sevillano

de cabeza

al

Misin

llega la

de Pinda; apuro en que puso

la

la

toma

el

al

puer-

embarcacin un

navio holands; Fray Francisco suelta


cie la armadura,

que estuvo

Guadalquivir por

mando de

el breviario, se

la

nave y dirige

defensa.

A
Don

ltimos de 1644, se

le

design

Tiburcio para ir en la primera

misin que con destino

al

Congo haba

sido decretada por la Congregacin de

Propaganda Fide^ de

la

que era pre-

fecto el P. Fr. Buenaventura de Ales-

sano, con quien aqul vino Madrid

JULIO PUYOL

74

solicitar los

Reales despachos y los

re-

IV

re-

cursos correspondientes. Felipe

nuevo religioso con toda benevolencia, conversando con l muy


largamente y admirndose del cambio

cibi al

radical

que

persona;

Lignum

regal un

Crucis guarnecido de piedras

y no

se olvid de suplicarle

le tuviese

presente en sus ora-

preciosas,

que

se haba operado en su

al despedirse, le

ciones.

l y su compaero emprendieron el
camino de Sevilla, y cuando llegaron
aquella capital, en la que

Don Tiburcio

haba dejado memoria imperecedera,


acudi al convento un gento inmenso

verlo convertido en

fraile,

por lo que

el prelado, para evitar escndalos, se

vio en la necesidad de prohibirle que


se mostrase en las calles hasta la fes-

tividad del Corpus, da en que Redn


sali

en la procesin llevando una cruz

gigantesca y produciendo con su devoto continente el asombro de cuan-

VIDA Y AVENTURAS DE DO.N TIBIIRCIO DE REDlN

id

tos le conocieron tiempo atrs soldado

y camorrista sempiterno.
Reunidos ya todos los misioneros,

se

embarque, j Don Tiburcio,


por haber sido el encargado de fletar
dispuso

el

el

nav^o,en atencin sus conocimien-

tos nuticos, contrat

y adecuado para
el

el

uno

muy

caso; pero,

capaz
cuando

convenio estaba ya prximo

ulti-

marse, apareci un mercader que,


ofreciendo cantidad mayor, pretenda

toda costa quedarse con la nave. Por


espacio de algunos das, anduvo nuestro fraile intentando

convencer

merciante, que, cada vez


do, ni

ms

al

co-

obstina-

escuchaba razones ni ceda en

su propsito.

Don

Tiburcio, pesaroso

de la dilacin que con esto se originaba, sali

una tarde con otro hermano

buscar al sujeto para ver

do

el

si

hacien-

ltimo esfuerzo, lograba traerle

buenas, y hallndole en

convers con

el

muelle,

y le mostr la orden
del Rey para que la misin saliese con
l

76

fULIO PUYOL

toda urgencia, porque corran voces de

que

los holandeses estaban

propagan-

do en aquellas tierras su hertica doctrina;

mas

el

mercader, que era de

la

Palomos sevillano importndole un comino de to-

estirpe juda de los

nos,

das las herejas antiguas y modernas,


ni de la salud espiritual de los del

Con-

go, no solamente insisti en su idea,


sino que puso de ropa de pascua las

misiones y los

frailes,

hasta que

Don

no pudiendo aguantar por


ms tiempo la procacidad de aquel

Tiburcio,

hombre,

cogi por los cabezones y,


zarandendolo como un mueco, lo
lo

llev hasta la orilla del muelle, con el

firme propsito de arrojarlo al Guadalquivir.

Al verlo,

el

otro fraile

comenz

gritar:

Fray Francisco! Qu haces, hijo!


Djalo, por Dios! Mira
des! Mira

que

que

te pier-

te condenas!

Gracias estas oportunas y piadosas advertencias, Don Tiburcio solt

VIDA Y AVENTURAS DK DON TIBURCIO DE REDN

77

SU presa, y aun se dice que pidi al

mercader que

perdonase el arre-

le

bato.

El da 20 de Enero de 1645, zarp la


nave que conduca los franciscanos.
Hzose

el viaje sin

novedad, hasta que,

llegados la vista de Pinda

(1),

los in-

quiet seriamente la presencia de

un

barco holands, cuyo objeto en aque-

aguas no era otro que

llas

caonazos

dir

la

el

de impe-

competencia que

pudiera hacerse al comercio de Holan-

da

y,

de paso, robar

tase

lo

que se presen-

mano, segn costumbre de

los

navegantes de su nacin. No bien descubri

el bajel

zse

lo;

de los misioneros, lan-

en actitud de querer apresar-

se puso al habla, preguntaron con

astucia, les respondieron

con sagaci-

dad, y viendo que no averiguaban lo

que pretendan, abrieron

las troneras

como si quisieran pelear. El capitn


(i)

Vase Nota

ii."

es-

78

JULIO PUYOL

paol era, por


tico

lo visto,

muy poco

prc-

en estos lances; pero sabiendo que

llevaba bordo
dn,

rog

dirigir la
fecto,

Don Tiburcio
que

al prefecto

le

de Remandase

maniobra; hzolo as

y Don Tiburcio,

mildemente

mandato

el

el

pre-

obedeciendo hudel superior,

se desnud el sayal de franciscano

se

ci la armadura, cuyo contacto vol-

vieron su memoria las guerreras empresas en que antao se encontrara, y

recobr todo
tiempos.

en

Con

el

la

denuedo de

los

buenos

espada en una mano y


comenz orde-

la otra la rodela,

nar la gente y repartirla en sus puestos,

con

tal bro,

que todos infundi

nimo, y tal, que slo esperaban que

>comenzase

el

enemigo

pelear. Este,

con deseo de coger entera

la presa,

hizo diferentes caracoles para reco-

nocer la gente, y

como

la vio

puesta

en arma, no se atrevi acometer.


Retirse por unas

como que

cuantas veces,

iba buscar socorro para

VIDA Y AVENTURAS DK DON TIBURCIO DE REDIN

el caso,

y despus volvi.

Ya

por

79

l-

timo se resolvi echar una lancha


y llegar bordo

el

Capitn holands

para saber qu gente y qu pretensiones llevaba el catlico y si tena pasaporte de la

Compaa de Holanda

Aqu us Fr. Francisco de varias


>tratagemas para meter miedo

es-

al ho-

lands, haciendo que hablasen con-

>fusamente muchos y variasen las voces para que juzgase que haba mu
cha ms gente de armas y
>rosa. El enemigo, en

fin,

muy

vale-

no se deci-

y la maana siguiendesembarcaron los misioneros, hizo

di combatir,
te,

la descubierta, y sin ms
uno dos caonazos sin
consecuencias, aunque con bala, que

Don Tiburcio
tropiezo que

les

dispararon los holandeses, hicieron

su entrada en la bansa 6 poblacin de

Pinda
(i)

(1).

Vase Nota

I2."

V
Redn

es

enviado

Roma

solicitar el

aumento de

Misin; deshecho temporal que corri

Europa;

llega

su estancia en

de arribada forzosa

Londres y su expulsin de

del Pontfice; entrevista con Inocencio

chino; ofrcele el
le

da

la

gana

las Indias

ella

demostr tener

Papa

recibirlas;

sale

evangelizante de

las

las costas inglesas;

Inglaterra;

andanzas de Fray Francisco hasta entrar en

chaderas que en

la

al regresar

el

la

Corte

y despa-

famoso capu-

rdenes sagradas y

no

pide y obtiene una Misin para

con direccin Panam; actividad

Don

Tiburcio.

No tardaron los franciscanos en


apreciar lo magno de la labor que all
tenan que realizar, y por
considerar insuficiente el

y por
nmero de
ello,

misioneros, dispuso el prefecto que

Don

Tiburcio y Fr. Miguel de Sesa

marchasen

Roma

pedir al Santo
6

82

JULIO PUYOL

aumento de los hermanos de


Regresaron Europa los
dos frailes en la misma nave que los
condujo al Congo, y en la travesa sobrevino un continuado temporal de boPadre

el

la misin.

rrascas que primero les hizo encallar,

y despus

los llev hasta las costas

de

Inglaterra, en cuya capital entraron

en

el

mes de Marzo. Fueron all socoalgunos catlicos; pero

rridos por

como las autoridades inglesas tuviesen


noticia de que administraban sacra-

mentos y ejercan otras prcticas del


culto,

les

mandaron

salir del

reino.

Cruzando Francia, llegaron Espaa


y dirigironse Zaragoza, donde el
P. Sesa enferm y muri los pocos
das, siendo sustituido por otro compaero, que con

Don

Tiburcio se puso

en camino de Roma.
Inocencio

otorg

adems

lo

X recibi al de Redn

le

que peda, concedindole

licencia para otra Misin en

las Indias;

y descubriendo muy pronto

VIDA V AVENTIRAS DE DON TIBLRCIO DE REDf.N

las dotes extraordinarias del

que estaba ante

l,

83

hombre

hubo de extraarse

de que no fuese ms que un religioso


lego.

DonTiburcio entonces hizo

cin de su vida, presentndose

gran pecador, y
de

el Pontfice,

oirlo, le ofreci las

das; las renunci

aqul,

rela-

como

despus

rdenes sagra-

Don Tiburcio, insisti

y nuestro hroe, para terminar


que no era de su

la conversacin,

agrado,

le dijo:

Beatsimo Padre, yo

soy un pe-

cador de natural altivo y soberbio;


Vuestra Santidad no me

as es que, si

ayuda ser humilde,

me

perder sin

remedio.

Tan altivo sois contest el Pon-

tfice, lo decs por humildad?

Soy

tal

replic vivamente Don

Tiburcio
que la misma tiara de San
Pedro no estar segura de mi sober,

bia en la dignsima cabeza de Vuestra


Beatitud.
Edificse de oirle el Santsimo Pa-

84

JL'LIO PL'YOL

dre (prosigue Anguiano) y no quiso

pasar adelante en sus intentos; cosa

que se explica perfectamente.


Vuelto Espaa y obtenidos del Rey
los recursos necesarios, despach Don
Tiburcio los misioneros

al

Congo, y l,

por virtud de la licencia del Papa, mar-

ch con la otra Misin las Indias,


llegando

ao

Panam

principios del

1648.

A pesar
da se

le

de la gota, que de da en

agravaba, fu realmente pro-

digiosa la actividad que desde dicho

ao hasta

el

de 1651 despleg

Don

Ti

burcio en su labor evanglica, no tanto por lo

que respecta

la predicacin,

que no consta que tuviese especiales condiciones, como para aco-

para

la

meter los muchos y rudos trabajos que


cada paso se ofrecan los religio-

cuyo temple era tan probado como


de los conquistadores, y cuyo ca-

sos,
el

rcter,

aunque en

el

orden espiritual,

no dejaba de tener alguna analoga

VIDA Y AVENTLKAS DE DO.N TiBL'RCIO DK REDlN

con

Don

el

85

de aquellos aventureros. Estuvo

Tiburcio en la Misin de Dariel y


isla de La Margari-

luego en la de la
ta

(1),

donde contribuy

la evangeli-

zacin de los indios cumanagotos, piritus, palenqueis, cachismas , chaco-

patas y maicanas; hizo en estos tres


aos dos viajes Espaa para llevar

nuevos misioneros y obtener fondos


que nunca le negaba el monarca; fund iglesias; comenz la construccin

de dos tres ciudades; catequiz

dom, segn

los casos,

infieles salvajes,

millares de

atendi, en

fin,

con

eficaz solicitud todos los menesteres

de la Orden.
(i)

Vase Nota

13.*

VI

Elstupendos milagros que hacan los misioneros en


rica;

se

escmase

el

embarca para Elspaa con

gustos la

Am-

Consejo de Indias; Fray Francisco


el fin

Orden; enferma en

de evitar

la travesa

serios dis-

de mucha

gravedad; admirables ejemplos de paciencia y fortaleza;

desembrcanlo en

de

Don

el

puerto de

La

Guaira; muerte

Tiburcio de Redn.

demonio se dio traza para


manchar el buen nombre de los misioPero

el

neros, logrando que la calumnia se ce-

base en ellos y que fueran culpados de

hacer fingidos milagros con los que

procuraban ganar
dios

Reconocan

el

respeto de los in-

los maldicientes

que

algunos eran ciertos y verdaderos,


como el que se atribuy Don Tibur-

JULIO PUYOL

co, del

que se cuenta que estando un

da comiendo con un gobernador de no

muy

limpia fama, al que trataba de

traer al buen camino, cogi un pan, y

estrujndolo entre sus manos, hizo que

de

saliese

sangre en abundancia;

pero decan que otros eran de hilaza demasiado burda, y que para digeno bastaba tener las tragaderas

rirlos

de un chacopata. Lo cierto es que los

rumores llegaron conocimiento del


Consejo de Indias, y que los misioneros
acordadon que Don Tiburcio viniese

Espaa parar el golpe que les amagaba y ver si era posible conjurar la
tormenta.

Embarc

Fr. Francisco en un navio

cuyo capitn, llamado Juan de Montano, haba militado en su tercio; en

mismo

bajel vena

Don Diego

el

Radillo

Arce, caballero de Santiago y Gober-

nador de Antioqua, quien fu obser-

vando con mucha escrupulosidad

to-

dos los hechos y dichos de Redn, que

89

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DK REDl.N

luego

le

sirvieron para puntualizar la

declaracin jurada que de los mismos


prest en Madrid el ao 1676 ante

Fray

Francisco de la Puente.

A los pocos das de

navegacin, su-

Redn un violento ataque de gota,


acompaado de fuerte calentura que

fri

agravaba por instantes, sin que por


aceptar ms cama que

se

ello le hiciesen

un catre

ni

ms ropa que una

porque aquella enfermedad, que

comprendi que era


de

la

bin

bien

aviso definitivo

muerte, quiso aprovecharla tam-

como

la ltima ocasin

cielo le ofreca

cia

el

estera,

que

el

para probar su pacien-

la fortaleza de su

nimo; y

dice Radillo en su citado

as,

documento

que habiendo entrado un da en

la c-

mara preguntarle cmo

de su

le iba

mal, le contest:

Muy

bien, la gloria Dios, pues

desde la planta del pie hasta el extremo


de la cabeza, todo es un vivo dolor.

En

n, al llegar al puerto de

La

JULIO PYOL

90

Guaira

(1)

era ya tan inminente

el

conduuna casa, en

peligro, que se resolvieron


cirlo tierra

la

y llevarlo

que se hospedaron con

Don Juan

Bravo de Acua, recientemente nombrado Gobernador de Gibraltar; Don


Francisco Maldonado, Veinticuatro de
Sevilla;

Don Diego

Radillo y algunos

otros, todos los cuales le asistieron

exquisito celo hasta el

su muerte, ocurrida

con

momento de

el 31

de Agosto

de 1651.

Su entierro, ms bien que de


gioso franciscano, pareci

el

reli-

de un

prncipe de la milicia, porque la salida del cadver,

que era llevado por

cuatro caballeros armados, hizo una


salva real toda la artillera de
tierra,

y otra

al recibir

iglesia parroquial de

mar y

sepultura en la

La Guaira, donde

an yacen sus restos mortales, pues


habindose intentado en 1677 traer(i)

Vase Nota

14.^

VIDA Y AVENTIRAS DE DON TIBURCIO DE REDIN

los

Espaa, se arm en

la

91

ciudad

un gran tumulto y fu preciso renunciar la traslacin. Motivo sobrado


hubo para

ello,

ya que, como dice

el

cronista de esta verdica historia, sin

duda por intervencin del alma de Don

han obtenido los habitanLa Guaira muchos y sealados

Tiburcio
tes de

beneficios,

que debe

entre los

marse como principal

el

esti-

haberse visto

de los piratas y
que antes los inquietaban
con frecuentes saqueos y que hoy hu-

libres desde entonces

corsarios

yen de aquellas

costas,

temiendo aca-

so que el espritu del religioso obre el

prodigio de que

levante de su

el

antiguo soldado se

tumba

y,

espada en

mano, salga la defensa del pueblo


cuya tierra hospitalaria ofreci reposo
sus cansados huesos.

EPILOGO

EPLOGO
EN QUE SE ACLARAN ALGUNOS EXTREMOS
REFERENTES LA VIDA DE DON TlBURCIO DE ReDN y LOS PROPSITOS DE SU
CRONISTA

Es completamente seguro que el


P. Fr. Mateo de Anguiano aspiraba
al escribir

su obra algo

narrar la historia de

Don

ms que
Tiburcio de

Redn para ejemplo y edificacin de


los pecadores.
Si

tenemos en cuenta que, como

queda dicho,

el

ao 1676 se recibi

declaracin jurada

Uo por

Don Diego

la

Radi-

iniciativa del P. Fr. Francisco

de la Puente,

hijo,

como Redn, de

la

provincia de Navarra y prefecto de


las misiones de Cuman y Caracas;

96

JULIO PYOL

que en 1677 se proyect trasladar

Espaa

los restos mortales

de nuestro

hroe, y que en 1685 el mismo P. Anguiano haba publicado una Relacin

sumaria de su
en

la

vida, segn nos dice

Introduccin

al libro

que ve-

nimos refirindonos, veremos claramente que la Orden tuvo vivsimo inters en que el nombre de Redn no
quedase para siempre en
pero

si,

adems, leemos

la

el

olvido;

obra con un

poco de atencin, llegaremos adquirir el convencimiento de


ella se tenda

que con

preparar la canoni-

famoso Don Tiburcio.


Desde el ao 1525, en que el Pontfice Clemente VII autoriz la Orden de

zacin del

Religiosos Menores de San Francisco,

haban sobresalido en
nes,

que

ella tres

fines del siglo xvii

varo-

gozaban

de universal reputacin; fueron stos


el Capuchino Francs Fr. ngel de
Joyosa, Par de Francia y General de
las

Armas francesas;

el

Capuchino Es-

VIDA V AVENTURAS DE DOX TIBIRCIO DE RED>'

97

coces Fr. Arcngel de Escocia, here-

dero del Condado de Forbes y pariente de los Reyes de Inglaterra, y el Ca-

puchino Italiano Fr. Juan Bautista


de Fabenza, que si no pudo alegar,

como

los otros, ttulos nobiliarios, os-

tentaba, en cambio, el de haber sido

un insigne capitn de ladrones. Era,


por tanto,

muy natural que los francis-

canos de nuestra patria aspirasen tambin tener entre sus huestes un Capuchino Espaol que, ser posible,
eclipsase la

fama de todos

capu-

los

chinos extranjeros, y para esto nada


mejor que procurar que el primer santo

de

la

Orden hubiese nacido en

rras espaolas.

mend

Con

tal fin, se

escribir la vida de

Don

tie-

enco-

Tibur-

Mateo de Anguiano que


deba de pasar por hombre muy docto entre sus compaeros de religin,
pues el mismo ao que public aquel
libro, daba tambin la estampa otro
mazacote mstico titulado Compendia
cio al P. Fr.

JULIO PUYOL

historial de la Provincia de la Rioja,

de sus Santos y milagrosos Santuarios

(1)

De cmo
plir el

el P.

Anguiano supo cum-

cometido, dan testimonio cada

instante las pginas de su libro-

parangonando

Em-

la

vida

del hroe con las de los santos

ms

pieza, en efecto,

egregios, y sin pararse en barras, osa

comparar Don Tiburcio nada menos


que con San Pablo; Saulo espaol, lo
llama con increble desparpajo, viendo
en los episodios matonescos de la historia de su hroe evidentes analogas

con las persecuciones de que

el

gran

Apstol, antes de serlo, hizo vctimas


los cristianos, y

en

la

vulgar pedrada

que de manos lacayunas

recibi

Don

Tiburcio en la Puerta del Sol, semejanzas indudables con la romntica y


admirable escena del camino de Da-

masco.

(i)

Vase Nota

ij.'

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDtN

No hay que
conversin,

99

decir que, realizada la

el P.

Anguiano apret de

firme en ponderar las virtudes del a-

mante religioso, dedicando sendos,


pero apelmazados y soporferos captulos su obediencia, pobreza, honestidad, caridad, humildad,
s

negacin de

mismo y hasta al intolerable desaseo

de su persona, con

lo cual

ya no le

res-

ms

difi-

taba al cronista sino la parte

cultosa y peliaguda de la empresa,

saber, la relativa los milagros, ya


que, sin ellos, Redn se habra de re-

signar quedarse en el Purgatorio

por buenas componendas. Se comprender, sin embargo, que despus


de haber comparado

con

el

Don

Tiburcio

Apstol de las gentes, la cues-

tin de los milagros

no poda ofrecer

grandes obstculos, y as, aparte del


de la sangre que aqul sac del panecillo (idntico,

se cuenta de

por ms seas,

San Luis

ya queda narrado,

el

al

que

y que
P. Anguiano nos
Beltrn),

JULIO PYOL

100

da noticia de varios hechos prodigiosos referentes

Don Tiburcio,

ocurri-

dos los unos, durante su vida, otros en


los

momentos de su muerte, y

otros,

en

con posterioridad ella, para que


nada tuviese que envidiar ninguno
fin,

de los elegidos que gozan de

la

presen-

cia del Seor.

Por

lo

que hace los primeros, dice

bigrafo que cuando Fr. Francisco y


el P. Alessano se dirigan Sevilla con
el

objeto de embarcar para el Congo, se

ech aqul descansar debajo de un


rbol,

porque

le

dolor de un pie,
ta

lo

aquejaba mucho

exacerbado por

la

el

go-

largo del camino. Quedse dor-

mido, y al poco tiempo, observ el


P. Alessano que un pajarillo, de rara
hechura y de canto en extremo melodioso, vino posarse en

lando desde

ella

hasta

una rama, y vode su com-

el pie

paero, le pic suavemente en la parte


dolorida y luego se march. Al despertarse Redn, se hall sin la

menor mo-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBL'RCIO DK REDN

lestia,

por

lo

1 )1

que Alessano hubo de

comprender que

el pajarillo

no era de

esta regin, sino algn ngel del Seor

que tom aquella forma.


Otra vez, estando en

el oratorio, le

mordi un murcilago, arrancndole

un mediano trozo de carne; pero

se ha-

llaba tan embebecido en sus meditaciones, que

si

no

sinti

absolutamente nada,

se vino en conocimiento del caso,

dems hersuelo un gran

se debi que al entrar los

manos, vieron en

el

charco de sangre y la herida que el bicharraco produjo en el cuerpo de Don


Tiburcio.

Gozaba, asimismo, de la gracia de


dar salud los enfermos, como

lo

de-

mostr en una ocasin en que, llama-

mado por

Fr. Juan de Pamplona, que

padeca de unas llagas en las piernas,

muy

antiguas, ptridas y encancera-

y desahuciado de remedio humano, le pidi por amor de Dios que


>das,

le hiciese la

seal de la cruz sobre las

102

JULIO PUYOL

Hagas y que se

las ungiese

va. Resistise al principio


co, pero, al

con

sali-

Don Tibur

cabo, accedi la splica

del doliente, haciendo lo que le peda,

y desde entonces no se puso mas emplastos, y fu cosa prodigiosa que con


sola esa medicina desde aquel punto

comenz sentir mejora, y esta se


^continu con tal felicidad, que los
cuatro dias siguientes se hall total-

emente sano de

las llagas

y nunca mas

volvieron reverdecer.

le

De

todos estos milagros y de algu-

nos otros hubo noticias fidedignas, que

muy puntualmente fueron consignadas


Anguiano. Sin embargo, para
que Redn lograse la categora de ver-

por

el P.

dadero santo, era preciso, adems, que


hubiese ocurrido algo extraordinario

en

hora de su trnsito, y de ello se


encarg Don Diego Radillo, sin ms
la

que refrescar su memoria, ayudndose


con un poco de buena voluntad. Cuenta,

en efecto, en su citada declaracin

VIDA Y AVE>TIR\S DE DON TIBIRCIO DE REDN

que tan pronto como expir Redn,

amigos que

lo

tarle el hbito

103

los

rodeaban quisieron qui-

remendado que vesta y

ponerle otro nuevo; pero probando


desnudarlo, les fu imposible, aunque

en

ello se

rios

emplearon

hombres.

No

las fuerzas

de va-

resignndose re-

nunciar tan preciosa reliquia, y viendo que la fuerza era intil, ocurrisele
uno emplear la persuasin, para lo
cual suplic al P.

Andrs Perdomo, que


mandase al

se hallaba presente, que

cadver, en virtud de obediencia, que


se dejase desnudar. El P.
sinti

en

ello,

Andrs con-

y dirigindose

al

cad-

ver, le dijo:

Hermano, te

mando en

virtud de

santa obediencia, que luego te dejes


quitar ese hbito

y poner

el

que aqu

est preparado.

An no haba acabado

el

ministro de

Dios de intimarle dicho precepto, cuan-

do instantneamente sac
las

mangas y extendi

las

manos de

los brazos

no

104

JULIO PUYOL

de Otra suerte que

si

estuviese vivo.>

No

obstante, agreg Radillo (que era,

por

lo visto,

un hombre de conciencia),

que de este hecho slo poda asegurar

con juramento que se

mente

los sujetos

lo

que

oy conteste
lo

vieron por

sus ojos y estuvieron presentes todo;

pero que

no

lo

estaba cuando se rea-

y que lo sinti mucho.


Por ltimo, y para que nada faltase, no dejaron de acreditarse dos cir-

liz el prodigio,

cunstancias de gran monta en estos


casos, cuales son la incorruptibilidad
del cuerpo

la

de seguir obrando mi-

lagros despus de muerto, pues no s


lo al

ser trasladado otro sepulcro

cadver entero y

en 1676 hallaron

el

sin corrupcin,

y muy

tratables sus

miembros, sin faltarle otra cosa que


la extremidad de la nariz, sino que es
incuestionable que por mediacin de
su alma se han obtenido bienes sin
cuento, siendo hechos dignos de mencin el de que

muchos atacados de

la

VIDA y AVESTl'RXS DE DON TIBLRCIO DE RED.N

peste que

el

ao 1658 diezm

la pobla-

cin de Caracas, sanaron en

con slo aplicarles

el

manto

105

el

acto

del capu-

chino; el de haber recobrado la salud

instantneamente en 1676 una herma-

na de Fr. Esteban de Pastrana, merced que se puso sobre su cuerpo una


estampa que Redn us como registro
de su libro de Horas, y el de obtener
el mismo beneficio en varios enfermos
de gravedad quienes se les coloca-

ron trozos de su hbito y otros objetos de los

que se

sirvi

en vida-

El clavo, tan vigorosamente asegu-

rado por el P. Anguiano,

Rmo.

cador de la obra,

lo

remach

Zarandona,

P. Martn de

el cual,

el

califi-

despus de

recordar la ancdota concerniente al


epitafio del

Venerable Beda, dice en

su Aprobacin que merece

el

admi-

rable y prodigioso Redin, por sus heroicos hechos, que en su tumba se

graben estas palabras:


Hac

sunt in fossa Redin Venerabilis ossa.

106

JULIO PYOL

y aade que espera que ha de enmendar el epitafio el cielo poniendo


Sanctt en lugar de Venerabilis*.

No

consta que el cielo lo haya enmendado todava; pero sabemos que si hasta

ahora no ha sido posible que

los

hom-

Don

bres reconozcan la presencia de

Tiburcio en

el

Paraso, en cambio, su

figura se consider

como digna

del

Teatro, pues cuarenta y tres aos des-

pus de haber visto la luz la biografa


del

famoso aventurero, dbase

prensas cierta cencerruna comedia

las
ti-

tulada El Capuchino Espaol^ com

puesta con episodios de la vida de


Tiburcio de Redn

(1).

No

Don

debi de ser

sta la nica obra que se escribi con


tal

motivo, porque

el

P. Anguiano

cuenta en su mencionada//roc<:/d

que apenas

sali luz el

Compendio,

>cuando comenzaron correr varias


noticias de la vida secular de nuestro

(i)

Vase Nota

i6.*

VIDA Y AVENTIRAS DE DON TIBIRCIO DE REDN

101

y de sus sucesos
que las producan

hroe, de sus chistes


^militares.

los

echaban menos sus noticias particulares

y aun

el

que no se expresasen sus


la misma moderacin

nombres Con

contina procedo

que entonces

mi nimo no

ahora, porque

es de for-

mar comentarios de las tragedias, hazaas, duelos y sucesos polticos y militares

de

Don

Tiburcio de Redin, que

eso lo podr hacer quien gustare de

y hallar materia bastante*. Por


donde vemos que lo que el P. Anguiano
call de las aventuras del hroe debi
ello,

de ser mucho

ms de

cunstancia que es

lo

muy

pues ya que no cuajase

que

dijo, cir-

de lamentar,
lo

de la santi-

dad, nos hubiera dejado, al menos, el

cuadro completo de la vida de un aventurero de aquel tiempo, la relacin de

hechos olvidados,

la

pintura de luga-

y personas de que ya nadie se


acuerda; asuntos todos que, aunque los
res

doctos estimen poco dignos de una

108

JULIO PlIYOL

pluma

seria

y elevada, pueden

ser,

son veces, material de inestimable


precio para el conocimiento de una

poca, y desde luego de

mayor inters,

como tomados que son de la realidad,


que muchas disquisiciones histricas,
que, por haber desdeado sus autores

ms vahechos de memoria

copiar del natural, no tienen


lor

que

los dibujos

sin otra

sa

norma que

(1).

(i)

Vase Nota

17.*

FIN

la

pura fanta-

NOTAS

NOTAS
Nota

1.'

(Pg. 9)

El libro del P.

Vida, y virtudes
espaol,

||

li

Anguiano.

de

el

capuchino

||

V. siervo de Dios

el

Francisco de

Pamplona,

lego de la seraphica

||

||

Fr-

Religioso

||

Religin de los

Menores Capuchinos de N. Padre San


|

Francisco, y primer Misionario Apos-

de las Provin

tlico

para

el

Reyno

del

||

cias de

Espaa,

Congo en frica,

||

y para los Indios infieles en la America.


Llamado en el siglo Don Ti||

II

II

burcio de Redin,

de Santiago,

II

Ca vallero

del

Orden

Seor de la Ilustrissima
Casa de Redin, en el Reyno de NaII

||

varra,

de

los

II

Barn de Viguezal, y Capitn


mas clebres, y famosos de su
il

112

JULIO PUYOL

Siglo.
la

II

Consgrala

al mysterio de

Concepcin purissima

||

Dla Madre

de Dios, sin pecado original, Mara

Seora Nuestra
el P. Fr.

su menor esclavo
Matheo de Anguiano, Reli-

gioso Ca-

II

||

puchino. Predicador de la

Santa Provincia de Castilla, Procu-

y Secretario que ha sido de


Guardian
del convento de Aly
cal de Henares, y del Real de Santa
Leocadia de la Imperial Ciudad de
rador,

II

ella,

II

||

Toledo.

II

En

Madrid, en la Imprenta

Real: Por Joseph Rodrguez,

||

costa

de Francisco Laso, Mercader de Libros, enfrente de las

Felipe:
4.

Ao

356 ps-

Gradas

||

de San

de 1704.

+32 (sin numerar) de porta

da, dedicatoria

Al Mysterio dla Con-

cepcin, Aprobatio (16 lanuarij 1704,)

Licentia Ordinis (Veronae 13 Martij


1704),

Censvra (deD. Manuel de Ayala

y Salcedo, cura de San Gins de Madrid, 5 Marcpo

de

1704),

Licencia del

Ordinario (D. Nicols Alvarez de Pe-

VIDA Y AVEXTLRAS DE DON TIBIRCIO DE REDIN

ralta:

113

Madrid, 7 de Margo 1704) Apro-

Rmo. P. Maestro Martin


de Zar andona (Madrid, 15 de Margo
bacin del

1704),

Privilegio Real (Plasencia, 25

Abril 1704), Fee de erratas,

Tassa,

Protesta del Autor, Prologo al Lector


Introduccin, -h 24 (sin numerar), al
final,

de Tabla, ndice alfabtico y Re-

peticin de la Protesta.

Nota

2.'

(Pg. 15)

PaPtida de bautismo de Don Tiburcio


de Redin^

De Don

Tiburcio de Redn se dan

al-

gunas noticias en las Cartas de Jesui


tas publicadas por la Real Academia
de la Historia en el Memorial Hist-

Espaol (Tomos XIII al XIX) y


en las Cartas de Andrs de Almansa
y Mendosa (Tomo XVII de la Colecrico

cin de Libros espaoles raros curiosos).

Don Pascual
de

la

de Gayangos, anotador

primera de las citadas coleccio-

nes, padeci

un error

al

hablar de la

procedencia de Don Tiburcio: En otro


lugar

dice se

trat

ya de este don
(1), que era

Tiburcio Redin (Reading)


(i)

cin de

Gayangos crey que Redn era corrupReading; pero Redn es el nombre de

JULIO PYOL

116

y escocs de naembajada
aples y Roma (donde no fu recibido por el Sumo Pontfice) (1) tom sercaballero de Malta
cin.

De

resultas de su

vicio en los ejrcitos de Felipe IV, pa-

sando servir Navarra

las rde-

nes del Duque de Nochera, Capitn


general de aquel reino. (Cart. Jesut.,

Tomo II,
Como

pg. 173, nota).

Gayangos confundi
completamente las especies; ya veremos ms adelante (Nota 5 *) cul fu la
se ve,

causa de este error. La partida de bautismo de


as:

Don

Tiburcio de Redn dice

Don Tiburcio hijo de don Carlos

de Redin y doa Isabel Cruzat fue bautizado a catorce de agosto de mil y qui
nientos y nouenta y siete, fueron pa-

drinos don Miguel de

Dona Maria y

Doa Maria de Elio, ministro

el

uicario

un pueblo de Navarra, Ayuntamiento de Lizoain, partido judicial de Aoiz.


(i)

Vase

la

Nota

7."

VIDA T ATKSTCRAS DE DOX TIBRCIO DE REDlX

117

y por la uerdad firmo. El Ldo. Yrisarre y Arteta (1).


Esta partida figuraba el ao 1624 en el
(i)
Libro de bautizados de la parroquia de San
Saturnino (San Serni San Cern), de Pamplona, folio 35, y de all fu copiada en la informacin que se practic para dar el hbito
de Santiago Don Tiburcio de Redn. (Vid.

Nota

4.*).

Nota 3/
(Pg. 16)

Don Martn de Redfn.

Don Martn de Redn, hermano de


Don Tiburcio, debi de ser tambin
hombre de pelo en pecho, como puede
verse por los siguientes detalles de su
vida:

De Galicia escriben, que el Gran


Prior de Navarra (lo era entonces Don
Martn), que es gobernador

general por S.

y capitn
M., tuvo noticia cmo

algunos portugueses trataban de hacer


entrada en aquel reino, pillar lo que

La gente que vena no se


nmero en particular; l les

pudiesen.

sabe

el

arm al venir una emboscada y los dio


una muy buena rota; degoll, segn
dicen, 800, y les fu siguiendo la tierra
adentro y quem 30 pueblos aldeas
de las abiertas. > (Cart. Jes. T. V, p-

120

JULIO PYOL

ginas 170, fecha en Madrid, 4 Agosto 1643

Gran Prior de Navarra recibi


una quema y saco de Salvatierra, en
El

Galicia, por

traicin de un alfrez

nuestro portugus; pero junt su gente,

caballos 1.500, infantera 9.000, y

hizo dos entradas hasta llegar Chaves; saque, rob


res.

(dem

drid, 18

En
tn,

id.

Agosto

esta

y quem

pg.

194,

siete luga-

fecha en Ma-

1643.)

campaa

adoleci

Don Mar

y durante su enfermedad,

los por-

tugueses se apoderaron de Salvatierra,

achacndose

el

suceso la poca

diligencia del Prior, por lo cual se pen-

s en relevarlo del cargo de capitn

general de aquel ejrcito.

En

13 de

Octubre del citado ao, Alonso de

Amaya

transcribe de una carta del

P. Francisco de

Lerma

la noticia

de la

enfermedad en estos trminos: Aqui


lleg el lunes medioda el Gran Prior,
muy acabado, que no haba nimo

VIDA Y ATENTORAS DK DOS TIBURCIO DE REDfJC

121

para mirarle, por ver un caballero de


tan gran nimo y de presencia tan respetable reducido no poder dar por
solo

llegar la boca
do.

im paso, ni poder por sus manos

una

Dentro de dos

escudilla de cal-

das, parti

para la

Corua, adonde se va curar. (dem


dem, pg. 2%, fecha en Soria, 13 Octubre 1643).

Nota

4.*

(Pg. 22)

Pruebas de Don Tiburcio de Redn


para el hbito de Santiago*
Por

que dice

lo

el

cronista en esta

parte de la historia, parece que fu Felipe III el


el

que concedi

Don

Tiburcio

hbito de Santiago para premiar su

heroico comportamiento en la campa-

a de Italia; pero quien le otorg tal


merced fu Felipe IV en lb24. En el
ndice de pruebas de los caballeros
que han vestido el hbito de Santiago
desde

el

ao 1501 hasta la fecha, pu-

blicado por los Sres.

gon (Madrid,

1901),

Vignau y Uha-

aparece Redn y

Cruzat (Tiburcio), Pamplona, 1624,


en

Hemos examinado esque se conservan en el

la pg. 291.

tas pruebas,

Archivo Histrico Nacional (legajo n-

mero

6.882),

y de

ellas resulta

que la

1^

JULIO PUYOL

Carta del Rey, mandando abrir

la

co-

rrespondiente informacin, lleva la

fecha de Madrid 21 de Enero de 1624,

y va

dirigida

Don

Carlos de Robles,

caballero profeso de Santiago, y al Li-

cenciado Miguel Fernndez, Religioso

de

la

misma Orden. En

el folio 2. in-

srtase el siguiente documento:

Genealoga.
din, natural

Don Tiburcio de Re-

de Pamplona. Para

to de Sanctiago de

que

S.

M.

el hauile

hizo

merced. Padres: Don Carlos de Redin


Seor de Redin natural de Redin y

Doa Isauel Cruzat,


el

natural de Oriz en

reyno de Navarra. Abuelos pater

nos:

Don Juan de Redin,

seor que fu

de Redin, natural de Redin y Doa Mara de Redin, natural de Pamplona.

Abuelos maternos: Don Martin Crude Oriz, natural de Oriz,


que despus de haber embiudado muri
zat, seor

carmelita descalzo,

y Doa Catalina

de Esparza y Artieda, su muger, natural de Palacio de Artieda. Hanse de

VIDA Y AVENTIRAS DE DON TIBIRCIO

DF,

REDl:<

125

hacer las pruebas en Redin y algunos


lugares circunvecinos,
na,

y en Pamplo-

y en el lugar de Orizy lugares

cer-

canos y en Artieda.
La informacin no contiene noticia

alguna de inters para la historia de

Don

Tiburcio; declararon cincuenta

testigos; se dio por

terminada en 21

de Febrero de 1624 y se aprob en 2


de Marzo del mismo ao.

En

fechada en Madrid

la carta,

3 de Febrero de 1624 y escrita por

An-

drs de Almansa, hllase noticia de la

concesin de este hbito: Dironse

ms hbitos

Don Trebucio

Don Pedro de
cit.^

pgina

de Redin,

Contreras, etc. [Loe.

264.)

Nota

5.*

(Pg. 24)

Retratos de Don Tiburcio de Redfn.

Dos

conocemos de Don

retratos

Ti-

burcio de Redn. El primero, que est

Museo

Prado y figura en
Catlogo actual con el nm. 887, es

en

el

del

que se reproduce

En

el

al frente

de este

Museo

del

Prado de Madrid,

Parte Primera, por D. Pedro de

drazo (Madrid,

1872),

cuadro Mazo (nm.


la noticia

nuaba

el

libro.

Catlogo descriptivo hist-

rico del

en

el

la

Ma-

atribuas 2 este
789, pg. 445),

correspondiente se insi-

sospecha de que fuese copia

de algn otro retrato de que hubiera


sido pintado valindose de apuntes de

otro artista

daba

tal

el

autor de la obra fun-

sospecha en que

la

maestra

de la factura no poda presumirse en

un pintor tan joven como

lo

era

Mazo

JULIO PUYOL

128

en

el

tiempo en que se hizo

Don

el

cuadro

Aureliano de Beruete y Moret,

en su precioso libro The School of Madrid (London, 1909) dice que este retrato vena sirviendo de

modelo com-

parativo, utilizado constantemente,


cuando se trataba de determinar si un
cuadro era no de Mazo; pero agrega
que al fin se cay en la cuenta de que
el retrato de Redn es una de las obras

ms

caractersticas de Fr.

Juan

Rizi,

prxima edicin
Catlogo del Museo aparecera ya

anuncia que en

mo

la

del
co-

pintura del ilustre madrileo (p-

ginas 163 y 164)

(1).

El retrato no pudo

ser hecho antes de 1636, pues

burcio ostenta

el traje

Don

Ti-

de Mariscal de

Campo, empleo que gan en la campaa de Francia, ni con posterioridad al


26 de Julio de 1637, fecha en que recibi

Redn

el

hbito de novicio.

Es de

(i)
Efectivamente, as se consigna en el
Catlogo de los Cuadros del Museo del Pra-

do) 10.* ed. Madrid, 1910, pg. 156).

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDN

129

advertir que la cartela que est en la


parte izquierda inferior del cuadro,

en cuya leyenda se da una noticia su-

maria de

la

vida de

Don

Tiburcio, fu

pintada despus de 1704,

muestra

el

como

hecho de que en

bla de la obra del P. Fr.

lo de-

ella se ha-

Mateo de An-

guiano. Por cierto que el autor del le-

nombres y que
Museo tambin trans-

trero equivoc algunos


los Catlogos del

criben aqul con poca fidelidad. El del

cuadro (escrito en versales embebidas)


dice as, deshechas las abreviaturas:

Don Tibvrzio de Redin y Crvzat,


decendiente de las ilvstres casas del

Seor de Redin y Barn de Viguenza


{sic)

(1)

{sic) (2)

y de los Seores de Orn


y Marqueses (3) de Gngora,

(i)
Los Catlogos corrigen Viguenzal,
pero es Bigezal (Ayuntamiento de Romanzado, Partido de Aoiz, provincia de Navarra).
(2)

Los Catlogos corrigen Orni, pero es

Oriz.
(3)

En

los

Catlogos se lee Marqus.


9

JULIO PDYOL

130

Campo

Maestre de
paola,

Don

el

de la infantera es-

que aviendo servido a

Felipe

IV desde edad de

S.

M.

aos

14

hasta los 38, y desengaado del ravndo

por los aos de 1636

(1)

tomo

el

avito

de Religioso lego de capvchinos en la


(2) y mvdo su
nombre en el de Fr. Francisco de
Pamplona donde era natvral. Fue el
primer capvchino que paso de Espaa

civdad de Tarazona

la

conversin de los indios

infieles

de la America y Indias Occidentales


donde muri en la Gvayra de Caracas

con opinin de santidad en

los

aos

Seor de 1650 (3). Escrivio su vida


R. P. Fr. Matheo de Angvrario
(sic) con el titvlo del Capvchino Esdel
el

paol.*

En

los Catlogos

se que

Don

ballero de
(1)
(2)

(3)

mencionados

dce-

Tiburcio de Redn era Ca-

San Juan,

error que tuvo

Fu

el ao 1637.
Los Catlogos leen Tarragona.
Ocurri su muerte en Agosto de

1651,

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDlN

SU origen en una noticia que vio

or Madrazo en
(Madrid 15 de

que

la carta

Gonzlez escribi

al P.

el

131

el se-

Padre

Rafael Pereira

Mayo de 1635), en la que


Don Tiburcio de Redin,

se lee que fu

Caballero de

San Juan, aples,

por embajador de su Gran Maestre al


virrey* {Cart. Jes., T.
ticia

en la cual se

le

I,

pg.

187),

no-

confunde, sin

duda alguna, con su hermano Don


Martn, que fu quien tuvo el hbito
de San Juan de Jerusaln (1).

El segundo retrato de
cio hllase

en

el

Don

Tibur-

Convento de Capu-

chinos de El Pardo, en donde hemos


tenido ocasin de examinarlo.

La

pin

(i)
En el Archivo Histrico Nacional se
conservan las pruebas de Don Martn de Redn
para el hbito de San Juan Gegajo 28), que
fueron hechas en Pamplona el ao 1 609; pero

entre los caballeros de esta Orden no figura


Don Tiburcio.

JULIO PUYOL

132

tura (lienzo) es de

muy mala mano y

parece una copia hecha mediados


ltimos del xvii de otro retrato,

que probablemente ser

el

que, segn

en Pamplona en la casa
Conde de Guendulain. Apa-

noticias, existe

del Sr.

rece

Don

Tiburcio de medio cuerpo,

de tamao algo menor que

el natural,

y vestido de capuchino; la cabeza de


este retrato no tiene semejanza alguna
con

la del

de Rizi, ni en las facciones

del rostro, ni en la expresin, ni en el

color del pelo. Fr. Francisco tiene en

su

mano

izquierda una bandera blanca

con una cruz anclada roja en el centro; apoya la derecha en las cabezas
de dos nios, negro
indio,

el

uno, y el otro,

recordando de este modo sus mi-

Congo y en Amrica; la
izquierda de la figura, se ve un trofeo
siones en el

alegrico, formado por un capacete,

un capelo

cardenalicio,

una lanza y

el

escudo de armas de los Redn. El fondo


es un paisaje de montaas. En la parte

VIDA Y AVENTURAS DE DOX KBIRCIO DE REDN

inferior derecha del cuadro

133

hay una

cartela con esta leyenda en caracteres cursivos:

El Capuchino Espaol

Venerable

Siervo de Dios Fray Francisco de

Pam-

plona, vien conocido, en la vida secular

cavallero
Sr.

Don

llamado

(1)

del

Tiburcio de Redin,

Orden de Santiago,

de la ilustrisima Casa de Redin,

barn de Viguezal en

el

reino de Na-

varra. Milito desde edad de 17 aos a


el

de 1617

de mar

(2),

fu desde luego capitn

guerra de los mas celebres

que conoci su

siglo, IMaesse

de Cam-

po y ltimamente Gobernador absoluto del Armada, tan valeroso que desde


los principios

obtuvo en

el

ejercito la

fama y timbre del Jpiter de Espaa.


Llamle Dios a la religin capuchina.
(i)

Seor sucesor.

Deben

de haberse omitido varas paprobablemente se querr decir: Milito desde edad de 17 aos desde el de 161^ el
de 1617. (Vase pg. 21.)
(3)

labras;

134

JULIO PUYOL

Tomo

el

habito de lego

ao

el

1637.

Vivi santissimamente en todo genero

de virtudes. Fue primer misionero


apostlico de las provincias de

para

el

reino del

Congo en

Espaa

frica, p-

ralos indios infieles de la America. Fue

muy

estimado del Rey

Don

Felipe IV,

tanto que despidindose de S. M. para


partirse al Armada, saco del pecho un
lignum crucis y se le dio. Nuestro Santsimo Padre Inocencio X noticioso de

su virtud y prendas deseo honrarle y


servirse de el; para eso le ofreci pri-

mero

el

galeras

capelo y
(1);

lo

el

generalato de sus

reuso todo; dijo S. S. que

admitiese el sacerdocio y

el

ser comi-

sario general de las misiones de la Or-

den; no quiso; di jle que por su humil-

dad; solo admiti un lignum


cis),

que

muchas
le dio

reliquias

>i*

(cru-

indulgencias

para partirse a su misin

en que padeci innumerables trabajos


(i)

la

Ninguno de estos extremos constan en

obra del P. Anguiano.

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDtX

por

mar y por

tierra

en

la

135

conversin

de aquellos indios. Muri ao 1651 en


el

puerto Guaira de Caracas donde

mucha veneracin.
Despus de muchos aos, que fue
esta enterrado con

en 1676 se hallo su cuerpo incorrupto

obrando {rota la

tela) (1) su siervo

mu-

chos milagros.
(I)

Deba de

decir:

de, cosa anloga.

((Dios por intercesin

Nota

6.*

(Pg. 36)

El

Licenciado Beas VellOa

El Licenciado Beas Velln fu

nom-

brado Alcalde de Casa y Corte en 1624,


segn vemos en la carta que en No-

viembre de este ao escribi Almansa y

Mendoza al Duque de Medina Sidonia,


y en la cual se da la noticia de haberse
concedido la plaza de Alcalde de Casa y Corte al Licenciado Veas Bellon,
Oidor de Sevilla, sujeto bien experi-

mentado. (^Ci''^- de Andrs de Almansa

y Mendosa,

ma

pg-. 275.)

En

esta mis-

obra (pgs. 366 y 367) y en

el

nme-

ro 34 de la Noticia bibliogrfica, se

menciona

la

Verdadera relacin de la

entrada y recibimiento que hicieron a


Don lun de Mendoza, Marques de la

Hio josa, y Capitn general de la Arde Espaa, y Embaxador tras-

tilleria

138

JULIO PUYOL

ordinario de Inglaterra^ que al presente est por


(Sevilla, 1623),

el

Rey nuestro seor

cuya licencia para im-

primirse la dio el seor Oydor

Veas
Oydor de la Real Audiencia de
Sevilla, como se advierte al final del
Velln,

opsculo.

Nota 7/
(Pg. 36)

Papa y Don Tiburcio.

El

En

el libro

del P.

Anguiano no

se

menciona un hecho atribuido Don


Tiburcio. Dcese, en efecto, que

el

ao

campaa contra los


Maestre de la Orden de

1635, antes de la

franceses, el

San Juan

una embajada para el


pero que ste no quiso reci-

le dio

Pontfice,
birlo.

Del suceso da cuenta

el P.

Se

hastian Gonzlez en carta al P. Pereira,

fecha 15 de

Mucho

Mayo

del citado ao:

se ruge que el

Turco ha he-

cho armada grande, y no se saben


sus designios. Unos dicen que contra

Espaa, otros que contra Malta, y


fu

Don

San Juan
(i)

as

Tiburcio Redin, caballero de


(1),

Vase Nota

por embajador de su
5.*

140

JULIO PUYOL

gfran Maestre al virrey pidindole so-

y fu despachado con buena


gracia. Pas querer entrar en Roma
para pedrselo al Papa, el cual le precorro,

vino que no fuera porque no le dara


audiencia, atento que de Malta no se
le

poda enviar embajador sin su licen-

cia

y no

Jes., T.

se la haban pedido, {Cart.


I,

pg.

187).

en otro lugar (Nota

Ya hemos

5,^)

la carta confundi sin

que

el

dicho

autor de

duda Don Ti-

burcio con su hermano

Don

Martn,

quien por ser caballero de San Juan,


es tambin el que debi de recibir

encargo que se hace referencia.

el

Nota

8.'

(Pg. 38)

La entrada en Francia

Don Francisco de

Irazbal,

Marqus

de Valparaso, fu nombrado Virrey de

Navarra

el 1634.

En

1636 se desarrolla-

ron los sucesos de los que en


del P.

Anguiano

el

texto

se hace relacin, aun-

que exagerando su importancia, por-

que todo se redujo una incursin en


tierra francesa de los ejrcitos del

Vi-

rrey en combinacin con las tropas de

Guipzcoa; fu saqueado San Juan de


Luz, rendido el fuerte de Socoa, que
era la principal defensa de la plaza,

y sucesivamente corrieron

la

misma

suerte otros cuatro cinco pueblos que


se entregaron sin
as se dice

Gonzlez

en

ninguna

la carta del P. Sebastin

al P. Pereira,

drid 11 de

resistencia;

fecha en Ma-

Noviembre de 1636

{Cart.

JULIO PUYOL

142

Jes., T.

I,

pg. 523). Parece ser que

la conducta

observada en este caso

Marqus de Valparaso no

por

el

fizo

la Corte, pues en otra carta del

satis-

mismo ao dcese:
Al Virrey de Pamplona quitan con

23 de Diciembre del

efecto, por

no haberse portado como

debiera en la entrada de Francia, y


por la desazn con que ha tratado la

gente de guerra, y poca providencia


en juntar bastimentos; de suerte que

que hoy estn en San Juan de Luz


y fuerte Socoa pasan grande necesidad. Dicen se ha dado al duque de No-

los

chera, napolitano, que ha sido Maestre de

Campo en

Miln, y que

le

han

ofrecido 20.000 infantes y 6.000 caballos,

haciendo general de la caballe-

ra Paulo Dentici, siciliano, soldado

viejo

y de resolucin. Ahora

se ha re-

parado en que es mucho que tengan


dos italianos el manejo de la paz y
guerra en frontera tan principal; no s
si ir el

de Nochera, que, aunque es-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDIN

143

taba resuelto fuese, hoy est casi deshecho, y se intenta enviar otro
{dem,

id.,

(1).

pg. 546).

Ni una palabra se dice de

Don

Ti-

burcio de Redn en toda esta relacin;

pero veintids das despus de escrita


la carta, el jesuta

Andrs Mendo

es-

criba otra al mencioiado P. Pereira,

en

la cual se contena este prrafo:

En

esta otra parte de Francia junto

Navarra, se tiene por casi imposible


conservar las plazas ganadas.

Han se-

alado para que prosigan aquella faccin tres Maeses de

Campo, que son

Don

Tiburcio de Re-

Don

Luis Ponce,

dn y un hijo de la Chvela,
(2)

{Cart. Jes., T.

II,

pg.

7;

madre

Seg va 7

El nombramiento se confirm, y el Du(1)


que de Nochera fu, primero. Virrey de Navarra y despus de Aragn.
D. Pascual de Gayangos, en una nota
(2)
al Tomo I de las Cart. de Jes. (pg 338) dice:
Entre los hijos de Felipe IV habidos fuera de
matrimonio, el P. Flrez en sus Reynas Catholicas (T. II, pg. 957) habla de uno, Ha-

JULIO PDYOL

Enero
da

1637.)

En

esta

misma

la noticia siguiente:

Pamplona va elegido

el

carta se

Por virrey de

duque de No-

chera, napolitano, y otro caballero

tambin napolitano por gobernador


de las armas.
mado D. Francisco Fernando de Austria
(Francisco Fernando Isidro de Austria, se lee

en

el texto citado por Gayangos), que muri


de edad de ocho aos en la villa de Isasi, 12
de Marzo de 1634. Es evidentemente el mismo
quien se refiere una carta del P. Vilches al
P. Pereira de 21 de Mayo. Parece era gran
prior (de San Juan) que lo menos disfrutaba la encomienda aneja dicho cargo. Quin
fuese su madre, se ignora, aunque el sobrenombre de Charelo que le da el P. Daz de
Meneses, pg 30, y el mencionarse en otra
del P. Mendo (pg. 37) la muerte en desafo
de Don Alonso Enriquez, hermano de la Charea, nos hace presumir que esta tal pudo ser
su madre y que se llam Enriquez, aunque
tambin en esto cabe duda, pues en otra carta
se le llama Manrique (pg. 28). Charela pu-

diera ser corrupcin de Chiarella, diminutivo

de Chiara, que en italiano es lo mismo que


Clara.

Nota

9.*

(Pg. 60)

Noticias acerca del ingreso de

Tiburoio en

De

la entrada

Don

Religin.

en religin de

Don Ti-

burcio dan cuenta algunas cartas de


sus contemporneos, pero atribuyendo

hecho causas muy diferentes de


aquellas que el P. Anguiano lo atri-

el

buye, y ni por casualidad aluden la


famosa pedrada la que, segn su bigrafo, fu debida la conversin.

una

En

carta sin firma dirigida al P. Pe-

reira (Madrid, 18

Agosto

1637) se lee:

Lo que hay que avisar V. R. es


que Tiburcio Redin, caballero del hbito de Santiago, ha escogido mejor
milicia

se

ha retirado ser capuchi10

JULIO PYOL

146

no lego. Era de
que

mas

el

Rey

los

tena

mejores soldados

y de ms resolucin;

esta ltima le importar

porque con

ella

asegurar

ms importancia.
pgina

168.)

mismo por

En

lo

ms

l,

que es de

(Cart. Jes., T.

II,

otra carta, escrita al

el P.

Sebastin Gonzlez

(Madrid, 25 Agosto 1637), se dice que

Don Tiburcio Redin, descontento con


el

de Nochera, se ha metido

puchino {dem

id.

pg.

173),

fraile ca-

y en otra

que se inserta en las Noticias de Ma-

mismos mes y ao,


achcase el motivo de tal determinacin que Don Luis Ponce fu preferido Don Tiburcio para un cargo

drid, de 20 de los

de Navarra: De las
cosas de Navarra no entendemos por

en

los ejrcitos

ac que se hagan progresos y facciones d importancia, aunque va de


aqu

muy

menudo

Hera para engrosar

y caba
ejrcito que hay

infantera
el

en aquella parte, de donde vienen hudos muchos, no obstante el cuidado

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBURCIO DE REDlS

147

que hay para atajar este inconveniente, pagando seis reales de ocho
cuantos presenten un soldado fugitivo,
al cual

luego ahorcan. El duque de

Nochera, su general, anda amanceba-

do con una guipuzcoana, con harta


publicidad

mo

y escndalo,

si

bien

el

mis-

produce juntamente ejemplos de virtud y piedad, habiendo el


Maestro de Campo Don Tiburcio Reejrcito

din dejado la milicia seglar y acogidose la de Christo, hacindose luego


el convento de Tarazodonde escribi una carta muy
notable al Excmo. seor Conde -Du-

capuchino en
na, de

que,

dicindole haber reconocido la

mala

fe

con que se trata

el servicio

de

maldades y bellaqueras que


esta era, y que todo es emen
pasan
buste y enredo y que nadie puede serS. M., las

Rey

no es para su condenacin. Refieren que el verdadero motivo que le ha obligado empearse en


una resolucin tan grande, ha sido que
vir al

si

JULIO PYOL

148

le

han preferido

(1)

Don

Luis Ponce,

que dicen ser caballero de malas costumbres. (Nota de Gayangos, Cart.

>s.,T.II,pg.
(I)

Preterido?

174.)

Nota

10.*

(P6g. 60)

Sigue la materia anterior.

El P. Anguiano dice que este hecho


se verific en

Mayo

de 1636, que es

cuando Don Tiburcio estaba las rdenes del Marqus de Valparaso, y antes,
por tanto, de los sucesos en que aqul
tom parte y de que se da cuenta en la

Lo probable

haya error
en tal fecha, pues entonces no deba
de pensar Redn en hacerse capuchino;

Nota

8.*

es que

pero, de lo contrario, lo habra en el

tiempo en que, segn Anguiano, recibi

Don

Tiburcio la pedrada en la Puerta

del Sol, porque este

hecho

lo

coloca el

bigrafo con posterioridad la cam-

paa de Francia y como causa determinante de su conversin.

Nota U.'
(Pg. 77)

Pinda.

Pinda

es por all la primera pro-

vincia del Congo, dice el P.

Angula

no (pg. 169.) La poblacin est situada al Oeste del territorio mencionado.

Nota

12."

(Pg. 79)

Banza y

libada.

El P. Anguiano dice que llaman all


bansa la ciudad, y la villa lugar,
libada^ (pg. 212).

Banza

Filol.

Voz que

equivale po-

blacin ciudad. Se encuentra emplea-

da por los pobladores del frica Occidental que habitan las comarcas pr-

Congo, unindola los nombres de Boma, Mamposto, Medora,

ximas

al

Mutacalla, Pinda, etc. (Enciclopedia

Universal Ilustrada.

Barcelona.

Espasa )

La

palabra libada no la hemos ha

Hado en ninguno de
ni Enciclopedias

los Diccionarios

de uso corriente.

Nota

13.'

(Pg. 85)

Dapiel Darin.

El Dariel de que se habla en

el

tex-

duda alguna, Darin, nombre con el cual se conoce un golfo situado al N. O. de Colombia y formado
to es, sin

por las costas de esta tierra y las de


Panam, y la Provincia y Gobierno
del Reyno de Tierra-Firme, una de las
tres y la mayor que componen la Comandancia general de este Reyno.
(Diccionario geogrfico-histrico de
las Indias Occidentales

por

Don Antonio

Amrica,

de Aledo, Madrid,

1787; T. II.)

La

isla

de

La Margarita

Norte de \^enezuela

hllase al

Nota

14.*

(Pg. 90)

La Guaipai

Dos pueblos hay en Amrica conocidos con el nombre de La Guaira: el


uno en Venezuela, fundado en 1588,
tiene un clebre puerto, defendido
por un castillo y muy frecuentado de
toda especie de embarcaciones > (Vegas: Dic. Geog. Univ. Madrid, 1814,

T. ni, pg. 153), y

el otro

El primero de ellos es
el texto.

al

en Paraguay.

que se refiere

Nota

15."

(Pg. 98)

Obras

Adems de

del P. Anguano.

Vtda y virtudes de el
Capuchino Espaol el P. Fr. Mateo de
la

Anguiano

escribi otras varias obras;

tenemos noticia de las siguientes:


Compendio historial de la Provincia de la Rioja. Madrid, 1704. (Biblio-

teca Nac.)

Eptome historial y conquista espiImperio abisinio. Madrid,

ritual del

1706. (Bib. Nac.)

Misin apostlica en la isla de


Trinidad de Barlovento

(sin

lugar ni

ao de impresin). (Bib. Nac.)


La nueva Jerusalen. Madrid,
(Bib.

la

1709.

Nac)

Paraiso en

el

Desierto. Madrid, 1713.

(Bib. Nac.) Refirese al

Capuchinos de El Pardo.

Convento de

JULIO PUYOL

160.

Public tambin en 1685


dio de la vida de
dn,

Don

el

Compen-

Tiburcio de Re-

pero no hemos hallado ejemplar

de esta obra.

Nota

16/

(Pg. 106)

La comedia famosa "El Capuchino


Espaol,|.

La comedia que nos


el texto, se

referimos en

menciona en

bibliogrfico

el

Catlogo

biogrfico del teatro

antiguo espaol, de Don Cayetano Alberto de la Barrera (Madrid, 1860, p-

gina

553).

Tres ejemplares de

ella se

conservan en la Biblioteca Nacional;

el

que hemos visto lleva

la signatura

(Bib. de Ustos), 8.904; la obra hace el

nmero 32 de

la coleccin

de comedias

publicadas mediados del siglo xviii

en

la

lase:

Imprenta de Antonio Sanz. Tit* Comedia famosa. El Capuchino

Espaol.
4.,

De un ingenio de esta

32 ps., sin numerar; al

llarse esta comedia,

rentes Ttulos, en

Corte

final:

Ha-

otras de dife-

Madrid en

la
11

Im-


JDUO PYOL

162

prenta de Antonio Sans, en la Plagela de la calle de la Pas. Ao 1747 .)

Desde el punto de vista literario, es


una produccin no menos deplorable
que la del P. Anguiano, y no merece
los

honores de ser reimpresa; pero, por

vamos dar de ella


una noticia suficientemente detallada.

va de curiosidad,

JORNADA PRIMERA
Cuadro primero

(1).

(Inmediacio-

nes de la Casa de Campo, en Madrid]


es al amanecer). Don Tiburcio de Re-

din, del Hbito de Santiago, y su cria-

camino y se
paran descansar, antes de entrar en
la Corte. Habla Don Tiburcio de una
do, Paxarillo, vienen de

dama madrilea quien corteja, llamada Doa Juana de Mendosa y Alvarado. Encuntranse con Don Feliciano de Arbisu, amigo de Don Tibur(i)

En

la

comedia no se indican

ni los cua-

dros ni las decoraciones, que es preciso deducir del texto.

V1D\ Y AVENTURAS DE f>OX TIBLRCIO DE REDIN

por

co, y,

lo

163

que se ve, gran madru-

gador, el cual los invita alojarse en

su casa. Cuando van marcharse,

lle-

gan, tapadas, Chacona Isabel (cria-

das de

can

Doa Rosa de

Don

Redn), y supli-

Tiburcio que les libre de la

persecucin de un importuno caballero

que est empeado en descubrirlas: as


se lo promete aqul; vanse las mujeres
de

ellas,

su perseguidor,

Fausto de Losa

caballero del

y, tras

(1),

bito de Calatrava

Don
H-

y pretendiente de

Doa Rosa de Redn

(2).

Atjale

Don

Tiburcio, echan al aire las espadas; al

una ronda y Don Tiburcio


emprende con ella cintarazos, ha-

ruido, llega
la

ciendo huir

ms que de paso

al Alcal-

de y los ministriles.
Cuadro segundo. (Sala en la casa

de Madrid de los hermanos de


burcio,
'i)

pgina
(2)

(3)

Don Miguel

Lodosa, dice
17.

Vase pg.
Vase pg.

17.

16.

(3)

Don

Ti-

y Doa Rosa de

el P.

Anguiano. Vase

JOLIO PVTOL

164

Redin). 'Por Chacona, saben

manos de Don Tiburcio que

los her-

ste

acaba

de apearse la puerta de la casa. Entra


Redn, y al preguntarle qu negocio
es el que le trae la Corte,
la ocasin

para colocar un romance

interminable
el

de

aprovecha

(1),

aunque pedestre, en

cual hace la relacin de su vida desel

punto de su nacimiento en Pam-

plona, extremo que sus

hermanos de-

ban de ignorar, juzgando por


ro que pone

el

esme-

Don Tiburcio en dejar bien

claras las noticias referentes su ori-

gen. Cuntales despus que su padre

Don
que

Carlos sirvi al
l,

desde nio, se educ en

cicio de las

march

que estuvo en

lli (sic.)y

en

el

(I)

el

el

la

guerra de

asedio deBerce-

reducto de San Andrs;

que sus hazaas


dera y

el ejer-

armas; que de edad de ca-

torce aos, se
Italia;

Rey en Lepanto;

le

valieron una ban-

hbito de Santiago; que

ms

Las tres jornadas estn escritas en ro

manee en

ao.

VIDA Y AVENTURAS DE DOS TIBCRCIO DE RKDN

tarde estuvo en la isla de

donde pele con

165

Las Nieves^

los navios ingleses,

en la de San Martin, y, por ltimo, en


la entrada de Francia, en la que gan
el

empleo de Mariscal de Campo, y

guisa de resumen (pues, ciertamente,


lo

requieren las proporciones de su re-

lacin),

termina diciendo que se ha ha-

llado en seis batallas, en cuarenta

dos encuentros, en doce

sitios,

en diez

avances, en dos desafos y en seis combates navales, por todo lo cual viene

pedir

al

Rey que

(Vanse los tres


to de

que

Don

cansar de su

haga merced.
hermanos con pretexle

Tiburcio tiene que des-

viaje...

y de su

discurso).

Sigue una escena de relleno entre

Chacona, Melocotn
xarillo,

(su marido)

y poco, vuelve

y Pa-

Doa Rosa y

manda su criada que haga entrar


Don Fausto, quien tienen escondido.
Presntase el galn y la dama le recrimina por su aventura de la Casa de

Campo;

l lo niega,

pero Chacona lo

166

JULIO PUYOL

Doa Rosa

descubre y

despdelo eno-

jada.

Cuadro tercero. (Una

xima

noche.)

Don Tiburcio, Don Feliciano

Paxarillo,

gense

casa, pr-

Carmen. Es de

la iglesia del

la

con capas de noche,


casa de

Doa

Mendoza. Una ronda

dir-

Juana de
en-

les sale al

cuentro:

Alcalde.
Paxarillo.

Que gente va la Justicia?


Dimos con la ronda.

Tiburcio.

Alcalde.

El Diablo.
Cavallero,

si lo sois,

con tiento y con despacio,


que hablis con el Rey, si estis
con sus ministros hablando.
Este es mi quedo, jams
ir

Tiburcio.

Alcalde.
Tiburcio.

habl en tono mas despacio.


Pues quien sois, y son los dos
que vienen vuestro lado?

Don Fermin, y Don Redin


y Don Balandrin.
Es chasco.

Alcalde.
tanto tin, tin, tin.

Tiburcio.

Este no lo
es

Alcalde.

es;

y mas chasco

Don Beas de

Velln.

Atrevimiento es ossado
el

que un Ministro del Rey

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDIN

Alcalde,

con tal desahogo (i)


daos el Rey.
Treinta ha que estoy dado;

trate

y
TiBURCio.

167

assi

pero ahora les dar


aquesta zurra de palos.

(2)

(Mtelos cuchilladas y queda Paxarillo.)

Arreglado este negocio,


cio ruega

Don

Don

Tibur-

Feliciano que le

es-

pere unos instantes, y entra en casa

de Doa Juana. Cuando

Don

Felicia-

no y Paxarillo estn pensando en


bonito papel que les obliga hacer

el
el

bravo Redn, ven venir dos embozados (Don Fausto y Melocotn) que
les piden paso franco. Don Feliciano,
naturalmente, se lo niega; salen relucir los aceros

la

acotacin vuelve

decir que los contendientes se meten

cuchilladas. Paxarillo, que se ocult

prudentemente por no haber querido

tomar parte en

la zalagarda,

abando-

duda es errata, por desenfado.

(i)

Sic. Sin

(2)

Vase pg.

35.

168

JULIO PUYOL

na su escondite; pero en esto, se arma


una pedrea formidable en la prxima
Puerta del Sol, y
la

su

Don

mala ocurrencia de

amada en

Tiburcio tiene

salir

el crtico

de casa de

momento en

que llega en direccin de su cabeza una piedra que le abre los cascos

por una porcin de

sitios.

Don

Tibur-

cio cae tierra pidiendo confesin,

en

muy mal

casa

estado, se lo llevan su

(1).

JORNADA SEGUNDA
Cuadro primero. (Casa de los hermanos RedH.J Doa. Rosa y Don Miguel se encargan de enterar al espectador de que

Don

milagrosamente de

Tiburcio, salvado

muerte y arrepentido de sus culpas, ha tomado el


hbito de franciscano y se dispone

marcharse

la

las Indias;

pero

el

espec-

tador deba de quedarse viendo visio(I)

Vanse pgs. 57 y

siguientes.

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDIN

169

no eran motivos para tan grave determinacin un


par de encuentros con la ronda y una
nes, por parecera que

aventurilla

que son

amorosa de

los solos

burcio de que

el

tres al cuarto,

pecados de
autor

le

Don

Ti-

haba dado

noticia Salen Redn, vestido de capu-

chino, yPaxarillo, de

ma

Orden,

donado dla misno traen otra

los cuales

misin que lucir los hbitos y despedirse

para los Llanos de Caracas,

Guayana y

Cantillo.

Sgnense dos escenas entre


Rosa,

Don

ste cree

Feliciano y

Don

Doa

Fausto;

que Doa Rosa se entiende

con aqul, causa de una lamentable


equivocacin, que de un lado, demuestra la

ras de

mala calidad de

Don

las

Fausto, y de otro, los infe-

lices recursos escnicos

na

el

entendede-

de que dispo-

Ingenio de esta Corte.

Cuadro segundo. (Palacio de Zulanti,

en las Indias).

Zulami,

reye-

zuelo de aquella tierra, dice su mu-

no

JUMO PYOL

Belicema que all adoran nada menos que Jpiter y Minerva (!) y que
el padre de los dioses ha encargado

jer

pena de su terrible ira,


que no consientan la predicacin de
los papaces. Aade, sin embargo, que
los indios, so

un papaz, llamado Fray Francisco de


Pamplona, es un pasmo de santidad,
pues hace milagros estupendos. Tras
de este anuncio, entra Don Tiburcio y

un sermn de propaganda
con todas las de la ley. Un tal

les suelta
fidei

Turhique, capitn de Zulami, llega con

muchos indios que traen un nio muerto; han tenido noticia de la fama de
Fray Francisco y vienen suplicarle
que tome aquel nio en sus brazos para
que

lo torne la vida; el fraile,

buen milagrero,

como

resstese al principio,

pero movido de los ruegos de todos,

accede

lo

que

le

piden.

como Redn coje la

Tan pronto

criatura, comien-

za sta llorar; asmbrase


so ante el prodigio

el

concur-

y termina

la esce-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDlN

na con

la

171

conversin al cristianismo

de Zulan y de Belicema, aun cuando


encarg-an al misionero que les guarde

porque temen que

el secreto,

pasar mal

si el

lo

van

pueblo se entera de la

acaban de hacer Jpiter

traicin que

Olmpico.

Cuadro tercero
(Un campo en
Madrid). Don Feliciano y Don Faus.

to tienen preparado

un

desafo

por

creer el ltimo que aqul es su rival.

Evtase

el

lance,

merced

cin oportunsima de

un Alcalde, de una

la

interven

Doa Rosa, de

criada.

JORNADA TERCERA
Cuadro primero.
las Indias).

(Un

camino en

Fr. Francisco

dice que

ha tenido que huir de la corte de Zulami, porque cada da es mayor el descontento de los subditos con el rey
causa de sus tolerancias para con los
papaces El caminante oye una voz en
lo alto

que

le

llama por su nombre

172

JULIO PYOL

que resulta ser la de San Antonio de


Padua, pues poco se le aparece el
Santo, con nio y todo, y de parte de
Dios, le

manda volver la presencia


A Don Tiburcio no le que-

de Zulami.

da otro remedio que obedecer y torna


sobre sus pasos.

Cuadro segundo. fOtra parte del


camino.J Fray Francisco ha andado
veintids leguas en una hora, cosa que,

con

muy buena

lgica, atribuye pa-

tente milagro. Encuntrase un indio


llamado Anarca, Guarda Mayor del

Palacio de Zulami y Gobernador de las


Minas del Estao, Anarca, no sabiendo qu decir, convida comer al religioso: ste vacila, por el quebranta-

miento del ayuno que sin duda va


verse obligado, pero recordando que
su regla autoriza alguno que otro excesillo

cuando se va de camino, se

tranquiliza

y acepta la cuchipanda.
Cuadro tercero. (Cojnedor de
Anarca.) E\ anfitrin y Fray Fran-

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBCRCIO DK RKDlN

cisco estn sentados la mesa;

capuchino se

le

173

mas

al

ocurre en aquel ins-

tante aguarle la fiesta al Gobernador

de las Minas del Estao, y comienza


reprenderle su conducta poco piadosa para con sus administrados, pues
lo

que parece,

me sin

el tal

Anarca

compasin, aunque

los expri-

el

muy

la-

dino lo nieg'a de un modo categrico.


Fray Francisco, para convencerle de
que es verdad lo mucho malo que de l
se cuenta, coge un pan y le dice que
aquel pan es de la sangre de los pobres, tras de lo cual, comienza el mollete

destilar sangre.

(1)

Anarca, ata-

cado de sbito fervor, se convierte en


el

acto la doctrina del Evangelio,

pero con

tal prisa,

que pide ser bauti-

zado sin demora, y ambos personajes,


dejando la alimentacin para mejor
oportunidad, salen precipitadamente

en busca del agua del bautismo.


(i)

Vanse pgs. 88 y

99.

174

JULIO PYOL

Cuadro cuarto. (Palacio de Zula-

mi) Zulami se lamenta ante su cnyuge de que Fray Francisco no viene


verlos hace muchos das, pero, preci
smente, presntase

el

que decirles que

capuchino est

el

capitn Turbi-

Entra Redn y
hallndose en edificante y mstica conversacin con el matrimonio indio,

la puerta del palacio.

oyen gran tumulto; es

el

pueblo, que

cansado de las contemplaciones de Zulami para con Fray Francisco, rompe

toma por
amenazador la misma

las puertas del alczar, lo

asalto

llega

sala en que estn los soberanos

que dirige

las turbas, pide

Zulami

justicia contra el fraile, porque,


dice,

El

segn

su predicacin ha sido la cau-

sa de que

se

hayan convertido

cin-

cuenta y dos mil indios y de que el


pueblo se amotine, matando Anarca,
crucificando ciento dos isleos, que-

mando vivos

veintids, ahorcando

otros veintids (las cuentas claras)

VIDA Y AVENTURAS DE DON TIBRCIO DE REDN

175

amarrando columnas colgando de


encinas una porcin de ellos; agrega
que se murmura que

el

de secreto, pero que

rey es cristiano

si

quiere desva-

necer tales sospechas, puede lograrlo


entregndoles Fray Francisco. El

toma la palabra para rectificar lo


que ha dicho el cabeza de motn, pues
le importa dejar consignado que no
cual

son cincuenta y dos mil los convertidos, como ha dicho aqul embustero,
sino doscientos mil,
ri,

y que Anarca mu-

en efecto, pero no en

sino de la opresin de

el patbulo,

amar

Dios;

para demostrar que el capitn


mal informado y que procede de
mala fe, saca el Cristo y se lo pone delante, cuya vista el jefe de aquella
muchedumbre se hunde por escotilln,
echando llamas y demostrando de esta
suerte que no era otro que el mismsi-

en

fin,

est

mo

demonio. Terminado con toda

feli-

cidad este incidente. Fray Francisco

comunica

los reyes la noticia

de que

JLIO PYOL

176

ha recibido orden de trasladarse Espaa; despdese de todos y Belicema,

que siente mucho

la

marcha

del fran-

ciscano, le dice;

No dexeis, no, de

escribir.

Promteselo Redn y sale.


Cuadro quinto. (Casa de los her-

manos Redn, en Madrid.) Vor Doa


Rosa, sabemos que la cuestin entre

Don

Feliciano y don Fausto

arreglado satisfactoriamente

(1)

ha
Entra

se

Don Miguel acompaado eDonFran


Maldonado, Veinticuatro de Se-

cisco
villa,

compaero de Don Tiburcio.

(2)

Cuntales que poco de darse la


vela con

rumbo Espaa, tuvieron

que recalar en
(sic)

por

cisco;

(1)

ir

la

Guaira de Canarias

muy enfermo Fray

Fran-

que ste se agrav en su dolen-

Como la
Don

cuestin surgi cuando se

Tiburcio (1637) y estamos


en 165 , dedcese que aquella tard en arreglarse unos catorce aos, prximamente.
Vase pg. 90.
(2)
hizo fraile

AVEMCRAS DE D0> TIBRCIO DE REDlN

VIDA Y

cia

y muri como un

177

santo; que des-

pus de muerto, quisieron quitarle


hbito para conservarlo

el

como reliquia,
humana

pero que no habiendo fuerza

capaz de separar los brazos, que el cadver tena cruzados sobre el pecho,

hubo que recurrir


dote Fr. Andrs
le

al

capuchino sacer-

Pendomo

(sic)^

quien

orden en precepto de santa obe-

diencia que se dejase despojar, ante lo


cual, el

los brazos

cadver separ

con

estupefaccin de los circunstantes (1);


que luego lo enterraron con gran ve-

neracin
...en un lugar reservado
para conservar feliz
cuerpo cadver tan santo,

y aade que
Los milagros que en

las Islas

execut fu milagro
pues passaron del guarismo
si

(i)

de

infinitos passaron.

Vanse pgs. I03 y siguientes.


12

JULIO PUYOL

178

siendo todos sus continuos,


que se cuenta (grave caso!)

que

sala

cada da

(gran primor!) por veinte y quatro.

En

fin,

termina ponderando la gran

pena que en todos ha producido su


muerte. Los hermanos de

Don

Tibur-

cio consuelan al Veinticuatro sevilla-

no, dicindole que trnsito tan glorioso

antes debe producir regocijo que sentimiento.

Don

Fausto, aprovecha tan

buena disposicin de nimo para pedir Don Miguel la mano de Doa


Rosa (1), y Don Miguel, en un arranque de sinceridad, contesta:
Por mi, si mi hermana gusta,
yo gano en ello, Don Fausto.

Gusta su hermana y
Dicen todos

Que el Capuchino Espaol,


honra del Reyno Navarro,
la gran Ciudad de Pamplona
le Canoniza por Santo.
(i)

Despus de catorce aos de relaciones.

yiDA Y AVENTURAS DE DON TIBCRCIO DE REDN

Como

179

se ve, el Ingenio de esta Cor-

te sigui la obra del P.

Anguiano en

los principales episodios, prescindi

de muchos que hubieran dado la comedia animacin inters dramtico,

y puso otros de su caletre que acabaron de hacerla verdaderamente insoportable y merecedora de figurar
por derecho propio entre

las tardas

degeneradas manifestaciones de aquellas

comedias de Santos que hacen su

aparicin en

xvi y que con


tanta fortuna cultivaron en el siguien
te

el siglo

Cervantes, Lope de Vega, Mira de

Amscua, Tirso y Caldern, materia


que constituye una parte interesant-

sima de

la

obra del ilustre escritor

Don

Adolfo Bonilla y San Martn, titulada


El Teatro Espaol anteriora Lope de
Vega, prxima publicarse.

Nota

17.*

(Pg. 108)

Una

biografa de

Don Tiburcio

de Redn.

La fama de Don
hasta
do,

el

Tiburcio an lleg

segundo tercio del siglo pasa-

en que

el

Marqus

del

Amparo

pu-

blic un folleto que lleva el ttulo de


Biografa de Don Tiburcio de Redifiy
Barn de Bigesal (Madrid, 1861.
Bibl.

Nac. 2-6599). Aunque el autor

dice que obtuvo varios datos en el ar-

chivo de la casa del Sr. Conde de

Guendulain, en Pamplona, su trabajo

no es ms que un somero extracto del


libro del P. Anguiano, y las nuevas
noticias redcense rectificar dos fe-

chas; la de la visita que hizo

Don

Ti-

burcio al Convento de Capuchinos,

que Anguiano coloca en Mayo de 1636

el

Marqus del Amparo en igual mes

JULIO PTOL

182

de 1638, y la de la toma del hbito de


novicio, que el primero afirma que se

en 26 de Julio de 1637 y
gundo en 26 de Julio de 1638 (1).

verific

el se-

Creemos, sin embargo, que la fecha de


que dice en su libro el P. Anguiano, pues hay dos cartas de Agosto de l^'j
en las que se da la noticia de que Don Tiburcio de Redn haba tomado el hbito de capu(i)

este suceso es la

chino. (Vase

Nota

9.").

NDICE

Pginai,

RETRATO DE DON TiBURCIO DE REDIN


Dedicatoria

Al lector

PARTE PRIMERA. <?/


1.

Nacimiento y
de Redn;
varonil

prosapia de

Soldado.

Don

Tiburcio

sus primeros aos; carcter

de Doa

Isabel

de Cruzat, ma-

dre de nuestro hroe, y ejemplos que lo

demuestran; arma caballero


burcio y
guerra de
II.

Proezas

de

le

da su venia

Don

psira ir

Ti la

15

Italia

Don

compnsale

el

Tiburcio en

Rey con

el

Italia;

re-

empleo de

Alfrez y con un hbito de Santiago;


sigue la carrera

de Indias; genio ende-

moniado de Don Tiburcio de Redn;


cuntase

cmo apual un soldado

184

NDICK

Pginas.

nadando en

de Portugal con
de
III.

De

mar; pasa

alta

Infantera

al ejrcito

empleo de Capitn

el

de picas

otros ejemplos

21

que compruebein que

el

de Redin era de todo punto

carcter

inaguantable; legendarias camorras en

casa de Zapatilla

interviene la Sala

de AlcJdes, y Alcaldes y Sala quedan


completamente en

ridculo;

cio se ve obligado salir

IV.

Hechos de
rante su

Don

armas de

en

servicio

Don Tibur-

de

27

la Corte.

Tiburcio du-

Jlrmada

la

del

Ocano; viene Madrid y Felipe IV


le

demuestra su regia estimacin; de

cmo Don

Tiburcio, por un qutame

all esas pajas,

arm una

pelotera con

un famoso Alcalde de Corte;

asiste

jomada contra

y gana

los franceses

la
el

empleo de Maestre de Campo; procedimiento expeditivo usado por Redn

para obtener en

de

V.

Nrrase cmo
puo
se

el

acto un testimonio

sus hazaas

33
Tiburcio meti en un

los jueces

mof de

tura

Don

de Sevilla y encima

ellos; le sale

con una dama de

los sevillanos

piden

la

la

mal una aven-

misma ciudad;

cabeza de Redn,

pero ste logra escaparse;


colrico

Don

el irascible

Tiburcio intenta, en ven-

ganza, bombardear Sevilla; lgrase.

18S

fNDICB

Pginas.

por milagro, evitar tan formidable

sal-

39

vajada

VI.

Otras hazaas de Redn.

pe IV

Jmale FeK-

Corte y

le

nombra Gober-

nador Absoluto de

la

nueva Armada

la

de Catalua;

Conde-Duque de

el

Oli-

vares retarda el despacho de este asunto;

pierde

atraca
lles;

al

Don

Tiburcio

la

paciencia y

de Olivares en

las

Cuatro Ca-

Don

huida de

Tiburcio para

las

45

Indias

VII.

Redn

es detenido

en Panam y obligado

regresar Espaa; memorable presa

que hizo en

la travesa;

vulvelo el

narca su gracia y confrmale

bramiento para

la

51

PARTE SEGUNDA. (5/

De

mo-

nom-

Armada de Ca-

talua

I.

el

una

trifulca

ron en

la

Capuchino.

que varios lacayos tuvie-

Don Tiburcio

Puerta del Sol;

quiere meterse redentor y le hienden


el

crneo de una pedrada; deshucianlo

los cirujanos y, naturzlmente,

cura; transformacin

oper en

comienza
cosas

el carcter

que

la

Redn

se

enfermedad

de nuestro hroe;

Don Tiburcio

pensar en las

de ultratumba con verdadero en-

186

ndice

Pginag.

camizamiento;
al

retrase A su pas natal

poco tiempo

mando

el

nombre de Fray Francisco de

Pamplona; de
berlo, tuvo
II.

Ejemplar

temores que,

los

al sa-

un amigo de Redn

57

noviciado de Redn; horrorosos

disciplinazos

que

crpulos que
pernos

hace capuchino, to-

se

se

daba y

le asaltaron;

menores

la

terribles es-

presntase en

hora de maitines y

hcese aplicar una somanta de vergajazos; profesin


III.

Don

de

Austeridad de Fray

63

Tiburcio

Francisco de Pamplo-

na; su harapienta indumentaria; proce-

dimiento que apelaba cuando, de oi

den

superior,

no

lavarse los pies;

cin de

Don

tena

ms remedio que

nauseabunda alimenta-

Tiburcio y de

pudo renunciar

cmo no

al vino; pblicas peni-

que hada y despreciable idea

tencias

que form de

mismo.

Furibundos

garrotazos que Fray Francisco descarg

sobre unos soldados en

mesn de

el

67

Cortes

IV.

Designan

Don

Tiburcio para

mera Misin del Congo;

ir

en

visita

la pri-

Feli-

pe IV; estupefaccin que en Sevilla


produjo

la

presencia

del

capuchino;

cuntase la historia de un mercader sevillano

que estuvo punto de

ser arro-

jado de cabeza al Guadalquivir por

ndice

1J7

Pginas.

Fray Francisco de Pamplona; Dega

la

misin al puerto de Pinda; apuro en

que puso

la

embarcacin un navio

holands; Fray Francisco suelta


viario,

se

mando de
V.

Redn

es

la

nave y dirige

Roma

enviado

aumento de

la

la

el

bre-

toma

cie la armadura,

el

73

defensa
el

solicitar

Misin; deshecho tem-

poral que corri al regresar Europa;

Uega de eirribada forzosa


glesas; su estancia

las costas in-

en Londres y su ex-

pulsin de Inglaterra; andanzas de Fray

Francisco hasta entrar en


Pontfice; entrevista

que en

despachaderas

la

corte del

con Inocencio
ella

Xy

demostr

tener el famoso capuchino; ofrcele el

Papa
da

la

las

rdenes sagradas y

gana

recibirlas;

Misin para

no

le

pide y obtiene ima

las Indias

sale

con direc-

cin Panam; actividad evangelizante

VI.

de

Don

Estupendos

81

Tiburcio

milagros que hacan los misio-

neros en Amrica; escmase el Consejo

de

Indias;

Fray Francisco se embarca

para Elspaa con


disgustos la

vesa

el fin

de

evitcir serios

Orden; enferma en

la tra-

de mucha gravedad; admirables

ejemplos de paciencia y fortaleza; des-

embrcanlo en
muerte de

el

Don

puerto de

La

Gusra;

Tiburcio de Redn.

67

188

tNDICR

EPLOGO
Pginas.

En

que

la

se aclaran algunos extremos referentes

Don

vida de

Tiburcio de Redn y

los

propsitos de su cronista

95

NOTAS
1.

El

2."

Partida de bautismo de

3.*

Don

4."

Pruebas de

libro del

P. Anguiano

Don

111
Tiburcio de

Redn

115

Martn de Redn

para

el

Don

119

Tiburcio de

Redn

hbito de Santiago

Don

5."

Retratos de

6."

El Licenciado Beas Velln.

7.

El Papa y

Don

Tiburcio de Redn..
.

23

127

37

139

Tiburcio

8.*

La

9.*

Noticiis acerca del ingreso

0.*

Sigue

11.

Pinda

151

12.a

Banza y libada

153

13.a

Dariel Darin

155

entrada en Francia

141

burcio en Religin
1

la

de Don Ti,

materia anterior

14."

15.*

Obras del P. Anguiano

16."

La comedia famosa

Guaira

Una

biografa

Redn

49

157

<j/

159
Capuchino es-

paol.
17.*

145
1

161

de Don Tiburcio de
181

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