Held, David - El Desarrollo de La Democracia Liberal A Favor y en Contra Del Estado
Held, David - El Desarrollo de La Democracia Liberal A Favor y en Contra Del Estado
Held, David - El Desarrollo de La Democracia Liberal A Favor y en Contra Del Estado
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David Held
1
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MODELOS DE DEMOCRACIA
Tercera edicin
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Alianza Editorial
Para Peter
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; tlef. 91 393 88 88
www.alianzaeditorial.es
ISBN: 978-84-206-4776-0
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MODELOS CLSICOS
CAPTULO 3
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Poder y soberana
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fiarn los individuos los unos en los otros suficientemente como para re
nunciar al derecho de un hombre a toda cosa, de tal forma que se puedan
cumplir sus intereses a largo plazo en la seguridad y la paz? Cmo pueden
hacer pactos los individuos unos con otros, cuando en determinadas cir
cunstancias puede ser del inters de alguien romperlos? Un acuerdo entre
los individuos para asegurar la regulacin de sy.s vidas parece necesario, y sin
embargo parece una meta imposible.
El argumento de Hobbes es en definitiva el siguier.te: los individuos de
ben renunciar por voluntad propia a sus derechos de autogobierno en bene
ficio de una poderosa autoridad singular que acte en su nombre porque, si
todos los individuos obraran as simultneamente, se crearan las condicio
nes para un rgimen poltico eficaz y para la seguridad y la paz a largo plazo.
Slo se creara una relacin de autoridad -la relacin del soberano con el
sbdito-, y slo se establecera un poder poltico: e! poder soberano o so
berana -el uso autorizado, y por tanto legdmo, de los poderes de! estado
por la persona o asamblea establecida como soberana. Los sbditos tendran
la obligacin y el deber de obedecer al soberano, ya que el puesto de sobe
rano sera producto de su acuerdo, y la soberana sera una cualidad de
esta posicin acordada ms que de la persona que la ocupase (cf. Benn,
1955; Peters, 1956; Skinner, 1989, pp. 112ss.).
Es importante hacer hincapi en que, en opinin de Hobbes, a pesar de
que la soberana debe ser indivisible, fundamentalmente absoluta y debe
perpetuarse a s misma, se establece por la autoridad que le confiere e! pue
blo (Leviatdn, pp. 227-228). El derecho del soberano a ordenar y el deber
obedecer de los sbditos son e! resultado de un consentimiento sobre
las circunstancias en las que se habran puesto de acuerdo los individuos de
haberse llevado a cabo, realmente, un contrato sociaL Aunque hay poco, en
la concepcin de! estado de Hobbes, que llamaramos en la actualidad re
presentativo, l argumenta de hecho que e! pueblo gobierna a travs del so
berano. El soberano es su representante: una multitud de hombres se po
nen efectivamente de acuerdo, y pactan cada uno con cada uno, que a un
cierto hombre o asamblea de hombres se le conceder por mayora e! dere
cho a representar la persona de todos ellos (es decir, e! derecho de ser su re
presentante)>> (Leviatdn, p. 268). A travs del soberano una pluralidad de
voces y de intereses puede convertirse en una voluntad, y el hablar de un
estado soberano supone, sostena Hobbes, esa unidad. Por lo tanto, su pos
tura coincide con la de todos aquellos que argumentan la importancia del
gobierno por consenso y rechazan las pretensiones de los derechos divinos
de los reyes y, en trminos ms generales, la autoridad de la tradicin. Sin
embargo, sus conclusiones son contrarias a las de aquellos que a menudo se
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Dentro del estado de naturaleza, los hombres son libres e iguales porque
la razn les hace capaces de racionalidad, de seguir las leyes de la naturaleza.
Disfrutan de los derechos naturales. Se presupone el derecho de dirigir los
propios asuntos y de hacer cumplir la ley frente a los agresores, al igual que
lo es la obligacin de respetar los derechos de los dems. Los individuos tie
nen e! derecho de disponer de su propio trabajo y de tener propiedad. El
derecho a la propiedad es un derecho a la vida, la libertad y la propiedad de
la tierra" (Ensayo, p. 88, par. 123), a pesar de que Locke tambin usa la
"propiedad en su sentido ms restringido, para referirse al uso exclusivo de
objetos (cf. Macpherson, 1962; Plamenatz, 1963; Dunn, 1969).
La observancia de la ley de la naturaleza, de acuerdo con Lodee, garanti
za que e! estado de naturaleza no es un estado de guerra. Sin embargo, los
derechos naturales de los individuos no estn siempre salvaguardados en el
estado de naturaleza, ya que existen ciertos "inconveniemes; no todos los
individuos respetan plenamente los derechos de los otros; cuando se deja en
manos de cada individuo el cumplimiento de la ley, hay demasiados jueces y
consecuentemente conflictos en torno a la interpretacin del significado de
la ley; y cuando el pueblo est dbilmente organizado es vulnerable a las
agresiones desde el exterior (Ensayo, pp. 29-30, par. 13). El inconveniente
fundamental que se sufre puede ser resumido como la regulacin inadecua
da de la propiedad, en su sentido ms amplio: el derecho a la vida, la liber
tad y la propiedad de la tierra (p. 24, par. 3, y p. 88, par. 124). La propie
dad es anterior tanto al estado como a la sociedad; la dificultad de su
regulacin es la razn crtica que obliga a los "hombres libres e iguales a es
tablecer ambos. Por lo tanto, el remedio a los inconvenientes del estado de
naturaleza es un acuerdo o contrato para crear, en primer lugar, una socie
dad independiente y, en segundo lugar, una sociedad poltica o gobierno
(Ensayo, pp. 72-75, parto 94-97; cf. Laslett, 1963). La distincin entre estos
dos acuerdos es importante, ya que pone de manifiesto que son los indivi
duos de la sociedad los que otorgan la autoridad al gobierno, con el propsito
de que persiga los fines de los gobernados; si estos fines no fuesen representa
dos adecuadamente, los jueces ltimos son el pueblo -los ciudadanos-,
quienes pueden prescindir tanto de sus diputados como, si es necesario, de la
misma forma de gobierno existente.
En opinin de Locke, debe recalcarse que la formacin del estado no su
pone la transferencia de todos los derechos de los sbditos al estado (Ensayo
sobre el gobierno civil, pp. 93-94, par. 135, y p. 102, par. 149). El derecho a
elaborar y hacer cumplir la ley. (el derecho legislativo y ejecutivo) se transfie
re, pero el proceso completO est condicionado a que el estado se adhiera a
un propsito esencial: la preservacin de la vida, libertad y propiedad. El
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que su obra ha estimulado el desarrollo tanto del gobierno liberal como del
democrtico-, en definitiva, como muchos
sus predecesores, no puede
ser considerado un demcrata, a no ser con grandes reservas (cf. Dunn,
1980, pp. 53-77).
Divisin de poderes
Se ha dicho algunas veces que, si bien Locke adelant algunas consideracio
nes acerca de los principios de gobierno, fue e! filsofo y poltico francs
Charles-Louis de Secondat, Barn de Montesquieu (1689-1755), quien en
tendi mejor la necesidad de innovaciones institucionales para alcanzar un
gobierno representativo reconstituido. Hay algo
verdad en esto. Montes
quieu nunca justific suficientemente su preferencia por un gobierno limi
tado. En sentido amplio, era un seguidor de Locke, un abogado de lo que l
consideraba las nociones distinrivamente inglesas de libertad, tolerancia y
moderacin, las cuales, afirmaba, estaban admirablemente reflejadas (a par
tir de 1688) en la misma constitucin inglesa: "el espejo de la libertad. So
bre e~ fondo de un notable descontento con el gobierno absolutista (con el
reinado
Luis XIV en particular), se preocup por la forma de asegurar un
rgimen representativo que se hiciera cargo de la libertad, y capaz de minimizar la corrupcin y los inaceptables monopolios de privilegios. Locke es
cribi poco sobre las caractersticas deseables del poder del estado, o sobre
las formas en que el poder pblico deba organizarse, mientras que Montes
quieu dedic una energa considerable a esta cuestin. Analiz un gran n
mero de condiciones de la libertad, pero la ms notable se refiere a cmo las
constituciones pueden establecer lmites inviolables a la accin de! estado
(cf. Bellamy, 1996).
Montesquieu abog por el gobierno constitucional como el mecanismo
central para garantizar los derechos de los individuos (adultos, varones y
propietarios). A pesar de que crea en una ley natural dada e inmutable, sus
escritos indican tanto, si no ms, inters por el desarrollo de un sistema de
derecho positivo: una estructura formal explcitamente diseada para la re
gulacin de la vida pblica y privada. Defendi con insistencia la idea de
una sociedad en la que las capacidades y energas individuales fueran li
bres, con el convencimiento de que los intereses de iniciativa privada seran
protegidos. Montesquieu daba por supuesto que existen siempre personas
que se distinguen por su nacimiento, riqueza u honores que tienen "el de
recho a refrenar e! carcter licencioso del pueblo (Del espiritu de las leyes,
p. 146; primera edicin en 1748); y daba por supuesto que muchas perso-
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Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder siente la inclinacin
de abusar de
yendo hasta donde encuentra lmites ... Para que no pueda abu
sar del poder es preciso que, por la disposicin de las cosas, el poder sea un con
trol para el poder. Una constitucin puede ser tal que nadie est obligado a hacer
las cosas no preceptuadas por la ley, y a no hacer las permitidas. (Del espiritu de
las leyes, pp. 142-143.)
I
Montesquieu distingua, de forma ms precisa que Loa:ke, entre el poder
ejecutivo, el legislativo y el judicial. Era de la firme opinin de que no ha
bra libertad, merecedora de tal nombre, si el mismo hombre, el mismo
cuerpo de personas principales, de los nobles o del pueblo, ejerciera los tres
Parece que no es en absoluto una exageracin sugerir que los republicanos norteamericanos con
templaban las selectas doctrinas de Montesquieu a pie de igualdad con las Sagradas Escrituras, cu
yos principales enunciados podan recitar como si fuera un catecismo (McDonald, 1986, pp. 80
81; Y vanse los comentarios sobre Madison, pp. 109-114, ms adelante).
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III
La idea
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que insiste en que los representantes sirven mejor a los ciudadanos cuando actan con un
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Responsabilidad y mercados
Bentham y MilI estaban impresionados por el progreso y los mtodos de las
ciencias naturales y eran decididamente seculares en sus orientaciones. Con
ceban conceptos
como derechos naturales y contrato social en tanto
que ficciones filosficas engaosas que no lograban explicar las bases reales
de los intereses, obligaciones y deberes de los ciudadanos para con el estado.
Estas bases podan descubrirse, argumentaban, comprendiendo los elemen
tos primitivos e irreducibles de la conducta humana real. La clave para la
comprensin de los seres humanos reside en la tesis de que los hombres ac
tan para satisfacer el deseo y evitar e! dolor. Su argumento, en resumen, es
el siguiente: la motivacin predominante
los seres humanos es satisfacer
sus deseos, maximizar su satisfaccin y utilidad y minimizar su sufrimiento;
EL
D~ARROLLO
DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
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todos los ciudadanos. El voto libre y el libre mercado eran condiciones sine
qua non, ya que un supuesto clave era que el bien colectivo poda realizarse
satisfactoriamente en muchos dominios de la vida nicamente si los indivi
duos interactuaban en intercambios competitivos, persiguiendo su utilidad
con la mnima interferencia del estado.
Significativamente, sin embargo, el argumento tena otra cara. Unido a
la defensa de un estado mnimo, cuyo mbito y poder deban estar estric
tamente limitados, exista de hecho un compromiso con determinados tipos
de intervenci6n estatal, por ejemplo la restricci6n de la conducta de desobe
(cf. Mill, Prisons and
diencia, ya se tratase de individuos, grupos o
prison discipline). Los que cuestionaban la seguridad de la propiedad o la
sociedad de mercado ponan en peligro la realizacin del bien pblico. En
nombre del bier pblico, los utilitaristas defendan un nuevo sistema de po
der administrativo para la direccin de las personas (cE Foucault, 1977,
parte 3; 19natieff, 1978, cap. 6). El sistema de prisiones era e! smbolo de
esta nueva poca. Ms an, siempre que el laissez-foire resultaba inadecuado
para garantizar los mejores resultados posibles, se justificaba la intervenci6n
estatal para reorganizar las relaciones e instituciones sociales. La promulga
cin y aplicacin de la ley, y la creacin de polticas e instituciones, eran le
gtimas siempre y cuando defendieran e! principio de utilidad; es decir,
siempre y cuando contribuyeran directamente allogr~, por medio de cuida
dosos clculos, de la mayor felicidad de! mayor nmero -e! nico criterio
cientfico defendible, sostenan Bentham y Mili, de! bien pblico. En este
marco general el gobierno deba perseguir cuatro metas subsidiarias: contri
buir a procurar la subsistencia protegiendo a los trabajadores y asegurndo
les que recibirn los frutos de su trabajo; ayudar a producir riqueza asegu
rando que no se pondrn obstculos polticos a los incentivos naturales
para satisfacer las propias necesidades a travs de! trabajo; fomentar la igual
dad, porque e! incremento desmedido de bienes materiales no proporciona
una mayor felicidad a quienes los poseen (la ley de la utilidad decreciente); y
preservar la seguridad de la riqueza y los bienes individuales (cE Bentham,
Principios del cdigo civil). De estas cuatro, la ltima es con diferencia la ms
importante, ya que sin la proteccin de la vida y de lalPropiedad no habra
incentivos para que los individuos trabajasen y generasen riqueza: el trabajo
sera insuficientemente productivo y el comercio no podra prosperar. Por
consiguiente, en el caso de tener que elegir entre igualdad y seguridad"
en la poltica y la ley pblicas, la primera debe ceder e! paso a la segunda
(Principios del cdigo civil, parte J, cap. 11). Si el estado persigue este objeti
vo (al tiempo que los otros, siempre que sean compatibles), ser en inters
del ciudadano obedecerle.
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Los ciudadanos exigen proteccin frente a sus gobernantes, as como frente a sus se
mejantes, para asegurarse de que los que gobiernan lleven a cabo polticas que corres
pondan a los intereses de los ciudadanos en conjunto.
Caractersticas principales
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otros. La nica razn para intervenir en la libertad debe ser la propia defen
sa. En aquellas actividades que incumben meramente al individuo, es decir,
que tan slo le conciernen a l, la independencia es, por derecho, absolu
ta,,; ya que sobre s mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el individuo es
soberano (Sobre la libertad, p. 33).
El principio de Mill es, de hecho, todo menos muy simple: su signifi
cado e implicaciones siguen siendo controvertidos (cf. Ryan, 1974). Por
ejemplo, qu incluye exactamente perjudicar a los otros? Produce perjui
cio una educacin inadecuada? Produce perjuicio la existencia de desigual
dades masivas en la riqueza y en la renta? Produce perjuicio la publicacin
de pornografa? Pero, dejando a un lado por el momento cuestiones como
stas, es preciso apuntar que en sus manos el principio gener la defensa de
muchas de las libertades fundamentales asociadas con el gobierno democr
tico liberal: en primer lugar, la libertad de pensamiento, sentimiento, discu
sin y publicacin (abrir el dominio interno de la conciencia); en segundo
lugar, la libertad de gustos y ocupaciones (<<organizar nuestra vida siguiendo
nuestro modo de ser); yen tercer lugar, la libertad
asociacin o combi
nacin, suponiendo, por supuesto, que no cause perjuicio a otros (Sobre la
libertad, pp. 34-35). La nica libertad que merece este nombre es la de
buscar nuestro propio bien a nuestra propia manera, en tanto que no inten
temos privar de sus bienes a otros o frenar sus esfuerzos para obtenerla (So
bre la libertad, p. 35). Para Mili, el principio de libertad proporcionaba una
lnea de demarcacin entre el pueblo y el poder del gobierno; y mediante su
especificacin en grupos de diferentes libertades poda ayudar a delimitar
la regin apropiada de la libertad humana y, por tanto, los necesarios m
bitos de accin que requeran los ciudadanos para controlar sus propias vi
das. Segn afirmaba, mediante esta libertad los ciudadanos podan desarro
llar y determinar el alcance y la direccin de su propia poltica. Mili
sostena, ms an, que la prctica de gobernantes y ciudadanos de su poca
se opona, en trminos generales, a sus doctrinas, y que a no ser que pudiera
establecerse una poderosa barrera de conviccin moraL, contra tales malos
hbitos, eran de esperar cada vez ms violaciones de la libertad de los ciuda
danos, conforme se expandiera el estado para hacer frente a las presiones d~
la era moderna (Sobre la libertad, cap. 5).
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la democracia clsica y como un problema tratado directamente por
los defensores de la democracia protectora (Madison). Sin embargo, sera el
terico e historiador francs Alexis de Tocqueville (1805-1859) quien in
fluira ms en Mili en este tema. En su principal estudio, La democracia en
Amrica, Tocqueville haba argumentado que la progresiva extensin del
derecho al voto en la poblacin adulta, y de la democracia en general, gene
raba un proceso nivelador de amplias condiciones sociales de todos los indi
viduos. En nombre del demos, 'el gobierno se estaba inevitablemente vol
en contra de los privilegios de las viejas posiciones y rdenes; de
hecho, en contra de toda forma tradicional de estatus y jerarqua. Estos
sarroHos, en opinin de Tocqueville, amenazaban fundamentalmente la li
bertad poltica y la independencia personal. Entre muchos de los fenmenos
sobre los que reflexion est la siempre creciente presencia del gobierno en
la vida diaria, como un agente regulador intruso. En medio de la revolu
cin democrtica, el estado haba pasado a ser el centro de todo conflicto:
el lugar en el que se disputan las polticas, o casi codos los aspectos de la
Bajo el supuesto de que se trataba de un aparato esencialmente benig
no, el estado haba llegado a ser considerado como el garante del bienestar
pblico y del cambio progresista. Tocqueville pensaba que este supuesto era
una grave equivocacin y que, de no oponerse a l en la teora y en la prcti
ca, se convertira en una receta para la capitulacin ante los dictados del
administrador pblico 10.
retom, entre otros asuntos, esta preocupacin. Sus puntos de vista
pueden resumirse de la siguiente forma:
sirvi como secretario), pero afirmaba el principio general de utilidad como el criterio fundamental
para determinar qu son fines justos, o qu est bien. Sin embargo, la defensa de este principio no
le llev en ningn caso a aplicarlo de modo inequvoco (ef. Ryan, 1974, cap. 4; Harrison, 1993,
105-112).
.
me ocupar aqu de muchas de las
inconsistencias del argumento de Mil!. Por
plo, estaba bastante dispuesto a justificar
gobierno desptico en territorios dependientes.
un interesante y reciente comentario, vase Ryan (I983); Y para un estudio completo del tema, va
se Duncan (I971).
10 Tocqueville recomendaba una serie de fuerzas contrapuestas para ayudar a crear barreras al
co de un poder excesivamente centralizado. Entre estas barreras inclua la descentralizacin
de
terminados aspectos del gobierno, la existencia, en la vida poltica, social y econmica, de asociacio
nes y organizaciones independientes y poderosas que se simaran entre el individuo y el estado y la
promocin de una cultura que respetase el esprim de la libertad (ef. Krouse, 1983; Dahl, 1985,
cap. 1). La vasta visin pluralista de la sociedad de Tocqueville era ampliamente compartida por
Mill, a pesar de su crtica a varios aspectos de la posmra de Tocqueville (cf. Mill, "M. de Tocquevi.
!le sobre la democracia en Amrica).
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El gobierno representativo
Entonces, cul consideraba Mili que era la forma de gobierno ideal? En
trminos generales, Mili abogaba por una democracia vigorosa que contra
rrestase los peligros de un estado sobredimensionado y excesivamente inter
vencionista. Pareca establecer una marcada distincin entre democracia y
burocracia: la democracia poda contrarrestar a la burocracia. Pero surgan
varias preguntas de esta formulacin
que plante dilemas para Mill,
as como para todos los liberales y
liberales. En primer lugar,
cunta democracia debera existir?, en qu medida debera organizarse de
mocrticamente la vida social y econmica? En segundo lugar, cmo pue
den reconciliarse los requisitos de la participacin en la vida pblica, que
crean las bases para el control democrtico de los gobernantes, con los re
quisitos de una administracin especializada, en una compleja sociedad de
es compatible la democracia con un gobierno especializado y profe
sional? En tercer lugar, cules son los lmites legtimos a la accin del esta
do?, cul es el mbito adecuado para la accin individual, por contraposi
cin a la accin colectiva? Vale la pena considerar
las respuestas
de Mill a cada una de estas cuestiones.
Segn Mili, la idea de la polis de la antigua Grecia no
sostenerse en
la sociedad moderna. La nociri de autogobierno o
de asambleas
abiertas es, sostena (de acuerdo con la tradicin
en su conjunto),
una pura locura para toda comunidad que
a una pequefia ciudad.
Entre los
cita MilI de la dominaci6n de la sociedad por los bur6cratas se encuencra,
muy notablemente,
triste situaci6n del imperio ruso. El mismo zar carece de poder contra el
cuerpo burocrtico del estado: puede enviar a sus miembros a Siberia, pero no puede gobernar sin
ellos ni contra su voluntad" (Sobre iLt libertad, p. 124).
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MODELOS CLSICOS
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dano ... Pero, deben tener todos la misma voz? sta es una proposicin total
mente distinta, y en mi opinin ... a rodas luces falsa ... Nadie preferira, en al
guna materia de su inters, que sus asuntos fueran llevados por una persona de
pp. 17-18,20-22.)
Mili tom el estatus ocupacional como una gua aproximada para la asigna
cin de los votos y ajust consecuentemente su concepcin de la democra
cia: aquellos con ms conocimientos y habilidad (que por casualidad se co
rrespondan con los trabajos mejor pagados y ms privilegidos) no podan
perder en las elecciones ante los menos capacitados, es decir, las clases traba
jadoras 12. Pero para evitar el gobierno de {<las clases operativas y, en ese sen
el gobierno egosta de las clases propietarias -la ignorancia poltica en
su forma ms peligrosa y la legislacin clasista en su expresin ms limita
da- no bastaba tan slo un sistema de voto; era preciso tambin garantizar
la pericia en el gobierno (Del gobierno representativo, p. 324). Cmo poda
garantizarse esto?
Hay una distincin radica!, argumentaba Mill, entre controlar los
asuntos del gobierno y gobernar realmente)) (pp. 229-230). El control y la
eficiencia aumentan si las personas no tratan de hacerlo todo. Las cuestiones
de gobierno requieren un trabajo especializado (p. 335). Cuanto ms se en
trometa el electorado en este asunto, y cuantos ms diputados y cuerpos re
presentativos interfieran en la administracin diaria, mayores sern los ries
gos de minar la eficiencia, de difuminar las lneas de responsabilidad de la
accin y de reducir en su conjunto los beneficios para todos. Los beneficios
12 Hay evidencia, en Del gobierno representativo, d~ que Mili consideraba el voto plural como un
mecanismo educativo transitorio que sera evenrualmeme reemplazado (cuando las masas alcanza
can niveles morales e inrelecruales superiores) por el sisrema una persona-un vOto. Las razones
las que aquellos con varios votos estaran dispuestos, en un estadio 005terior, a renunciar a los
mOS no estn, sin embargo, suftcenrememe explicadas.
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MODELOS CLSICOS
TABLA
Ventajas
No hay forma de combinar escos beneficios a no ser separando las funciones que
Experiencia acumulada
garantizan uno de las que garantizan el otro; des~igando la oficina de control y
crcica de la direccin real de los asuntos, correspondiendo la primera a los repre
Alcanza mximas bien
contrastadas
sentantes de la mayora, al tiempo que se asegura para lo segundo, bajo la estric
ta responsabilidad de la nacin, la sabidura adquirida y la inteligencia prctica
Garantiza la capacidad de aquellos
de unos pocos especialmente formados y experimentados. (Del gobierno represen
que realmente llevan los asuntos
tativo, p. 241.)
parlamento
nombrar individuos para los puestos ejecutivos; debe
servir como el foro central para la articulacin
las necesidades y de las de
mandas, y para el desarrollo de la discusin y la crtica; debe actuar como e!
sello ltimo de aprobacin o consentimiento nacional. p.ero el parlamento
no debe administrar o redactar los detalles de la legislacin, ya que no tiene
competencia en este dominio 13.
La democracia representativa, entendida as, puede combinar la respon
sabilidad con la profesionalidad y la pericia; puede combinar las ventajas del
gobierno burocrtico, sin sus desventajas (tabla 3.1). Estas ltimas se con
trarretan con la vitalidad inyectada en el gobierno por la democracia (Del
gobierno representativo, pp. 246-247). Mill valoraba tanto la democracia
como el gobierno especializado, y crea firmemente que uno era condicin
del otro: ninguno poda alcanzarse independientemente. Lograr e! equili
brio entre ellos era, pensaba, una de las cuestiones ms difciles, complica
das y centrales del arte de gobernar (Sobre La libertad, p. 168).
La pregunta sigue abierta: en qu dominios de la vida puede o debe in
tervenir un estado democrtico?, cules son los lmites apropiados a la ac
cin del estado? MilI trat de concretar esto de forma clara a travs del prin
cipio de la libertad individual: la propia proteccin es el nico fin que
justifica la intromisin en la libertad de accin. La actividad del estado de
bera estar restringida en su mbito y limitada en su prctica con e! fin de
garantizar la mxima libertad posible para cada ciudadano. Esta ltima pue
de asegurarse mediante la democracia representativa combinada con una
economa poltica de libre mercado. En Sobre La libertad Mill habla de la
doctrina del laissez-foire, como si descansase en
tan slidas como el
principio de libertad. Consideraba todas las restricciones al comercio -as
'3 De hecho, Mili lleg incluso a recomendar que el parlamento tuviera tan slo el derecho a Vetar
la legislacin propuesta y redactada por una comisin de expertos no elegidos.
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Inflexibilidad
Rutinas
Pierde su "principio vital"
Mina la individualidad, limitando
por lo tanto la innovacin
r:~:~ODELOS CWICOS
(Vajda, 1978, p. 856). La mano invisible de! mercado.genera eficiencia y
equilibrio econmico a largo plazo, mientras que e! principio de representa
cin proporcional aporta las bases polticas para la proteccin de la libertad.
La subordinacin de la mujer
Si b'ien Mili acepta la equiparacin de la poltica fundamentalmente con
la esfera de! gobierno y de la actividad gubernamental, y la necesidad de
establecer una clara distincin entre estado y sociedad, es notable su rup
tura con los supuestos masculinos dominantes de la tradicin liberal, al
contar a las mujeres como adultos maduros con derecho a ser indivi
duos "libres e iguales. Es importante detenerse por un momento en su
postura sobre estos asuntos porque plantean, junto con las reflexiones de
Wollstonecraft, cuestiones vitales sobre las condiciones de la participacin
de mujeres y hombres en una
La tradicin liberal ha dado ge
neralmente por supuesto que "e! mundo privado, libre de la intervencin
de! estado, es un mundo no poltico y que las mujeres tienen su lugar na
tural en ese dominio. Consecuentemente, las mujeres se sitan en una po
sicin. totalmente marginal en relacin con lo poltico y lo pblico. Si
bien mantuvo una concepcin estricta sobre lo que debe ser y lo que no
debe ser un asunto pblico, Mill no proyect la divisin "de gneros
(hombre-mujer) en la dicotoma poltico-no poltico (cf. Siltanen y Stan
1984, pp. 185-208).
En e! (hasta recientemente) muy abandonado Ensayo sobre la igualdad se
xual (1869), Mili criticaba directamente, tal como lo haba hecho Wollsto
necraft antes, la concepcin
mente en los papeles domsticos, las relaciones afectivas y los deberes para
con el hogar y la vida familiar. Si las mujeres haban sido convencionalmen
te definidas en estos trminos por los hombres y en algunos casos, desde lue
por las mismas mujeres, era porque en una vasta porcin de la historia
la humanidad e! mbito
sus vidas y actividades haba sido restringido.
La subordinacin de la mujer al hombre -en el hogar, en la vida laboral y
en la poltica- es una reliquia nica de un mundo antiguo en el pensa
miento yen la prctica (Igualdad, p. 19). A pesar
las declaraciones de
muchos de que se ha alcanzado la igualdad de derechos, persiste, afirmaba
Mili, un estado primitivo de esclavitud que no ha perdido "la tacha de su
brutal origen (Igualdad, pp. 5-6). Las relaciones entre hombres y mujeres
se "basan en la fuerza y, aunque algunos de sus rasgos ms atroces se han
suavizado con el tiempo, "la ley de! ms fuerte se ha plasmado en la ley
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MODELOS
cLAslcos
do nio es por derecho superior a todos y cada uno de los miembros de una mi
tad entera de la raza humana: que incluye probablemente a
cuya supe
rioridad real tendr ocasin de sentir diariamente o a cada hora; pero incluso si
en toda su conducta sigue habitualmente los consejos de una mujer, aun as, si es
un tonto, pensar que por supuesto ella no es, ni puede ser, igual en capacidad y
juicio a l mismo; y si no es un tonto, se comporta an peor -ve que ella es su
perior a l y cree que, a pesar de su superioridad, l tiene el derecho a ordenar y
ella tiene la obligacin de obedecer. Cul debe ser el efecto ... de esta leccin?
sobre la
p. 80.)
La desigualdad entre los sexos ha privado a la sociedad de una gran reserva
de talento. Si las mujeres disfrutaran del libre uso de sus facultades as
como de <das mismas recompensas y estmulos que
hombres, se duplica
ra la masa de facultades mentales disponibles al servicio ms elevado de la
humanidad (Igualdad, p. 83).
La injusticia perpetrada contra las mujeres ha mermado la condicin
mana:
ellas) seca pro tanto la fuente principal de felicidad humana, y deja a la especie
menos rica, en un grado inapreciable, en todo lo que hace valiosa la vida para el
ser humano individual. (Igualdad, p. 101.)
la completa igualdad entre hombres y mujeres en to
legales, polticas y
puede crear las condiciones
para la libertad humana y
una forma de vida democrtica.
Al volver muchos de los principios
clave en contra de la estruc
rura patriarcal del estado y de la sociedad, MilI estaba argumentando que
la emancipacin de la humanidad es inconcebible sin la emancipacin de la
mujer.
Si bien Wollstonecratt lleg a esta conclusin antes que MilI, y, sin
a dudas, innumerables mujeres de las que no hay constancia llegaron a
primero, se trataba de una conclusin sorprendente para alguien en la posi
cin de Mill 14 El ataque intransigente a la dominacin masculina en Ensayo
sobre la igualdad sexual es probablemente la razn fundamental de su re!ati
14
Halfthe
otros han sostenido que debe bastante al libro de WiIliam Thompson Appeal olOne
Rae!,
publicado en 1825 (cE. Patcman, 1983, p. 211).
139
'.'",-~~,,;.
140
MODELOS CLSICOS
141
reses individuales, sino tambin para la creaci6n de una ciudadana informada, com
Caractersticas fondamentales
en el reparto de VOtos).
cin entre las funciones de los elegidos y las de los administradores especialistas (expertos).
Participacin de los ciudadanos en las distintas ramas del gobierno, a travs del voto,
Condiciones generales
NOTA:
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