Pampa Aran Lo Fantastico
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Olga Pampa Arn: El fantstico literario. Aportes tericos,
Narvaja, Crdoba (Argentina), 1999, 142 pp.
El trabajo terico que realiza Olga Pampa Arn en su libro El fantstico literario forma parte de un vasto y heterogneo conjunto de
propuestas tericas que han intentado establecer las caractersticas
particulares del relato fantstico. La publicacin de la Introduccin
a la literatura fantstica de Tzvetan Todorov en los aos setenta,
da pie al replanteamiento del problema an vigente de definir y
analizar sus posibles caractersticas genricas. En esta lnea, Arn
establece una distincin fundamental entre lo fantstico como categora epistemolgica que alimenta diversos discursos y el fantstico
literario, como construccin discursiva narrativa de mundos alternativos, contradictorios y ambiguos, sin verificacin externa al texto y
con un deliberado carcter ficcional y funcin esttica.
En el prlogo a la Antologa de la literatura fantstica (1965),
Bioy Casares afirma que las ficciones fantsticas son anteriores
a las letras,1 tan viejas como el miedo mismo y presentes en todas
las culturas. Lo fantstico es, entonces, un hecho social y potencial
de la imaginacin y lo irracional, una experiencia extrema de lo
imaginario en tanto fenmeno antropolgico(12); y el fantstico,
en cambio, es una clave literaria opuesta al realismo, fundada en la
oposicin de mundos y un cdigo o contrato genrico que privilegia
las experiencias de lo imaginario y produce fracturas en la construccin de la realidad propia de un grupo cultural.
Respecto al origen del relato fantstico en occidente, el texto
propone una segunda distincin: para la autora, las formas tradicionales de lo fantstico, como las fbulas, los relatos mticos, religiosos, iniciticos o folclricos, no establecen relaciones de oposicin
1 Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, Antologa de la
literatura fantstica, 16. ed. especial, Sudamericana, Barcelona, 1999, p. 7.
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La perspectiva que aporta Arn permite distinguir entre un concepto demasiado extenso y ambiguo, que denomina lo fantstico y
el fantstico como gnero literario, cuyo origen determina sus caractersticas particulares. El fantstico literario como gnero est
conformado por convenciones y cdigos de lectura que controlan
el proceso de significacin dentro del texto, sin llegar a constituir
una forma fija, sino una variante estilstica de la narrativa moderna (31):
el relato fantstico ha funcionado genricamente como signo cuya
funcin semitica es interrogar (se) acerca de los modos y rupturas
del orden natural y social en las prcticas cotidianas que le conciernen. La experiencia multiforme de la realidad resquebraja la solidez
de lo emprico, lo conocido, lo sabido, lo aceptado, generando un
malestar que se expresa en el fantstico, concebido en torno a las
preguntas sobre modos alternativos de experiencia y de representacin del Yo y del Mundo a travs del lenguaje (30).
Es fundamental sealar que la oposicin de mundos que caracteriza al relato fantstico se produce en el nivel discursivo y no,
emprico, es decir, la nocin de orden natural del mundo no es verificable al exterior del texto, sino producto de l. La construccin
de mundos imaginarios alternos dentro del discurso literario revela
la opacidad del signo esttico y su carcter no unvoco. En este
sentido, el fantstico moderno se convierte en un lenguaje que
muchas veces enmascara la autorreflexin, la autodesignacin y la
propia escritura como objeto de desciframiento (26). Pampa Arn
afirma que esta incursin en los lmites de la escritura forma parte
de la evolucin artstica del gnero, pero tambin la relaciona con
la propuesta de lectura literal del relato fantstico de Todorov.
Para Arn, la lectura literal de Todorov est relacionada con la
construccin de una realidad autnoma por medio de la ficcin
(26). Sobre este punto de la propuesta terica de Todorov surgen
diversas opiniones que cuestionan la negacin de lo alegrico en
el relato fantstico. La interpretacin que realiza la autora parece
aportar una salida, no obstante, su recorrido terico toma otros
caminos, se ubica en otras preocupaciones y dedica a este punto
nicamente unas cuantas lneas.
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Otra de las aportaciones de este trabajo es la aplicacin del concepto de mundo posible y de la teora de la recepcin al estudio del
fantstico literario, principalmente a partir de las propuestas de
Umberto Eco. El concebir la construccin de mundos alternos conflictivos con una nocin de realidad requiere la actualizacin de cdigos particulares de lectura y la confrontacin de dichos mundos
posibles con el llamado Mundo Real, entendido como una Enciclopedia potencial, maximal y completa (36), y no como una referencia. Esta postura permite respetar la autonoma del texto y a la
vez, vincularlo con otros elementos de la cultura, lo cual permite
hablar de confrontaciones de mundos dentro del relato fantstico,
construidos sobre una serie de posibilidades socioculturales que les
otorguen verosimilitud.
El relato fantstico, adems de construir un lector modelo para
cada texto particular, requiere un lector especfico que actualice el
cdigo genrico, es decir, con la competencia necesaria para acceder a un texto particular que comparte un cdigo con un conjunto de
textos que conforman el gnero. La ambigedad en el lenguaje del
relato fantstico exige una cooperacin ms activa del lector, debido
a que su Enciclopedia o cdigos y conocimientos previos no le bastan para resolver la fractura. En este sentido, el relato fantstico
incita al lector a cuestionar la Ley, el mundo aparente y los cdigos
establecidos.
Dentro de la construccin de mundos posibles se encuentra un
conjunto de relatos caracterizados por ser estructuralmente distintos
a la nocin de realidad: las utopas y sus negaciones o distopas,
cuyo origen sita Raymond Williams en el deseo de otredad espacial y temporal, ya sea por la intervencin de sucesos naturales, transformaciones sociales o tecnolgicas (40). Por su parte, Eco reconoce tres vertientes del gnero utpico: alotopas (utopas maravillosas), utopas-ucronas (por un cambio social en el curso de la historia) y metatopas (a partir de hiptesis cientficas) (41). Eco describe las alotopas como mundos semejantes al nuestro pero con
acontecimientos sobrenaturales, afirmacin que la autora rechaza
por considerar que no hay semejanza posible entre un mundo que
acepta la presencia de acontecimientos que se rigen con leyes maravillosas, mgicas o sobrenaturales con el nuestro (42).
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Los mundos utpicos son otros mundos, representan la irrupcin completa de la otredad y, por lo tanto, no son mundos fantsticos, ya que estos se fundan en la transgresin de la ley y la utopa,
en cambio, es la aceptacin de nuevas leyes. Arn enumera cuatro
propiedades estructurales del mundo posible fantstico: a) contradiccin y lenguaje ambiguo, b) coexistencia de lo conocido y lo
desconocido, c) estado de inminencia virtual y d) transgresin conflictiva de la ley y el orden (49-50).
En cuanto a la relacin entre relato policial y relato fantstico,
la autora afirma que tienen en comn la construccin de un enigma
como eje de la narracin; sin embargo, en el relato policial, el hombre
puede confiar en su inteligencia e interpretar los signos que se le
presentan para resolver el enigma; y en el relato fantstico, el enigma
perdura debido a la imposibilidad de llegar a la verdad.
Existe una copiosa y diversa bibliografa sobre el fantstico,
que incluye lecturas psicolgicas, antropolgicas, filosficas,
semiticas y sociolgicas, por citar algunas. Para Arn, su revisin
crtica se convierte en una labor necesaria para la elaboracin de
su propuesta terica. A este trabajo dedica los dos ltimos captulos del libro, titulados Poticas del fantstico I y II. Arn parece
preferir presentarnos en los primeros tres captulos sus aportaciones tericas, y dejar para una segunda parte del libro la revisin de
otros autores. Esta estructura permite abordar las propuestas de
otros tericos sobre la base de una propuesta prediseada que aportar una perspectiva crtica de lectura.
Arn seala que la evolucin terica sobre el fantstico produce una apertura de la inmanencia formal a las estructuras
extensionales o sistemas culturales, que permite recuperar la
interaccin entre el discurso literario y otros discursos sociales
(71); y privilegia la lectura de aquellos trabajos tericos que conciben el fantstico como un lenguaje particular dentro de la produccin literaria moderna (72).
La autora enfatiza la importancia del trabajo terico de Torodov
por la influencia que tiene en otros tericos posteriores. Empero,
considera que se trata de un trabajo parcial porque describe solamente una etapa del gnero (obras de Cazotte, s. XVIII, a Maupa-
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