Repensando Las Relaciones Interetnicas en Guatemala
Repensando Las Relaciones Interetnicas en Guatemala
Repensando Las Relaciones Interetnicas en Guatemala
Resumen
Arturo Taracena editor, Gisela Gellert, Enrique Gordillo, Tania Sagastume y Knut Walter.
Un concepto original de
Por su parte, pese a que la anterior poltica buscaba tambin la asimilacin de los indgenas, esta
habra de sufrir un fracaso debido a la permanente resistencia de sus comunidades a perder su cultura
y bienes, como al creciente predominio de una lnea segregacionista en la formulacin de las polticas
pblicas del Estado guatemalteco. As, la prctica poltica realizada desde el mismo hizo que el
discurso en torno a la asimilacin permaneciera como mera apariencia para la mayora efectiva de los
indgenas, produciendo con ello una ciudadana diferenciada. Lo evidencia el proceso histrico en
materia de ciudadana, poder local, derecho al voto, educacin, servicio militar, relaciones laborales y
acceso a la tierra, entre otros temas. De esa forma, la realidad segregadora hacia el grupo social
indgena impidi que la mayora de sus miembros pudiese cumplir con los requisitos del proceso
"civilizador" exigido por el proyecto criollo de nacin, que result retomado por el proyecto liberal,
encabezado por los ladinos.
En el caso de la poblacin negra y mulata producto de la trata esclavista a lo largo de los siglos
XVI, XVII y XVIII al margen de que muchos de sus miembros se fueron incorporando tempranamente al
universo ladino, desde el Estado se les invisibiliz en los diferentes anlisis de la realidad tnica
guatemalteca, sobre todo a partir del rgimen liberal. El peso creciente de la dualidad indio-ladino lleg
a producir una prdida en la memoria colectiva e individual en los guatemaltecos en torno a su existencia y a
la de otros grupos tnicos en el pas, aun en aquellos habitantes de pueblos donde su presencia histrica durante
la Colonia fue de primer orden.
Uno de los elementos fundamentales para entender el proceso de segregacin de los indgenas ha sido
el control de la poblacin indgena para convertirla en mano de obra forzada, ligada histricamente a la
produccin de las plantaciones, pero sobre todo a la aparicin del caf a la mitad del siglo XIX. Ello agrav la
disputa por la tierra, pues la poltica agraria de estos procesos se apoy en el ideal de la propiedad
latifundista. Asimismo, la expansin de la frontera agrcola se concibi en funcin de la produccin agroexportadora decimonnica. Por otro lado, el triunfo liberal promovi la privatizacin acelerada de la tierra, con
la ampliacin de las ocupaciones de tierras baldas, comunales y eclesisticas.
Aunque menos afectadas por el sistema de trabajo forzado, la creacin de las grandes empresas bananeras
a inicios del siglo XX tambin trajo cambios en las relaciones intertnicas en Guatemala al aumentar las
corrientes inmigratorias de trabajadores negros, chinos, europeos y latinoamericanos, cuyo control buscaba
mantener la directriz de las diferencias tnicas, mientras los indgenas se vean reducidos en lo fundamental
a proveedores de alimentos en esas zonas.
Inversionistas, aventureros, comerciantes y empleados extranjeros, atrados por la produccin cafetalera,
bananera y la construccin de infraestructura, reforzaron el inters de la adquisicin de tierras y ampliaron la
oferta comercial, al mismo tiempo que aumentaron las alianzas con la lite y la clase media ladinas,
fortaleciendo de esta manera al sector no indgena del pas.
En consecuencia, la concepcin de progreso de las lites econmicas y polticas liberales, las orientaba
a stos a pensar que, para el buen funcionamiento de la economa, deba forzarse la movilizacin de los
trabajadores y cambiar el sentido de posesin y de trabajo de la tierra de los indgenas. De esta manera, se
cerraba el crculo jurdico legal, pues los indgenas como trabajadores agrcolas forzados tenan limitados el
acceso a la educacin y al derecho pleno de ciudadana, razones por las cuales no eran vistos como
constructores de la identidad nacional guatemalteca.
Como puede verse, desde el punto de vista de la realidad socio-econmica y de la construccin del
proyecto nacional guatemalteco, podemos decir que, como grupo social, los ladinos guatemaltecos se
beneficiaron de un capital cultural y un capital social en su proceso de asimilacin, en gran medida por el
hecho de que sus miembros eran producto de una esfera social ms prxima al mundo criollo. En s, eran
mestizos, espaoles empobrecidos, indios aladinados, negros libertos, mulatos, etctera, que ayudados por el
dominio del idioma castellano, sortearon el paso a la "civilizacin" teniendo cada vez ms acceso a la
educacin y a la ciudadana (ejercicio de puestos de poder locales y departamentales, integracin del
ejrcito, etc.).
Este proceso estuvo precedido por la obtencin de una movilidad laboral y el pago de salarios
monetarios sin que esto significara para los pobres de entre ellos dejar de pagar su cuota de trabajo
forzado en la vialidad, que se tradujo en un acceso a la tierra, hasta llegar a ser el alma del despegue
cafetalero que, con la revolucin de 1871, los llevara al poder nacional y al desplazamiento de la
hegemona criolla. Se abra as la va para que Guatemala, poco a poco, se convirtiese en una comunidad
imaginada pensada ya desde el imaginario ladino en los albores de la Revolucin de 1944.
Va a corresponder a los gobiernos revolucionarios, por una parte, profundizar dicho proyecto nacional
basado en lo que se ha denominado ladinizacin y, por la otra, afrontar el doble reto de "redimir" al indgena
lo que intentarn por la va del indigenismo y de resolver las contradicciones acumuladas en la
correlacin entre etnia y clase. Esto ltimo exiga liberar al indgena y a los ladinos pobres de cualquier forma
de trabajo forzado en el agro y en las ciudades, y realizar una distribucin ms justa de la tierra con el fin
de romper la dialctica social del latifundio-minifundio.
*****
Este proceso estuvo acompaado por la recreacin y creacin de una nomenclatura tnico-social y de
unos estereotipos para designar a cada sector, la cual tiene la finalidad de hacer aparecer las relaciones
asimtricas como algo natural e inmutable y no como producto de una construccin histrica. Herencia en
gran medida de la visin estamental de la Colonia, tales estereotipos son los que regulan las relaciones
sociales y han penetrado en general en la mentalidad de la gente. Por ello, se aplican a la poblacin indgena,
pero tambin a los mismos ladinos y a otros sectores tnicos del pas, mostrando la posicin especfica de
estos grupos sociales en la sociedad. Las relaciones intertnicas estn, as, cargadas de prejuicios hacia
los subordinados, al mismo tiempo que stos refuerzan sus imgenes de prejuicio hacia los dominantes.
Es decir, el Estado guatemalteco ha considerado que, mientras los indgenas insistan en ser y comportarse
como etnia, sern considerados como grupos subordinados y, por lo tanto, susceptibles de ser segregados.
Al mismo tiempo, cuando propone medidas para asimilarlos al proyecto nacional, lo hace asumiendo que
renunciarn a su pertenencia tnica en aras de la integracin nacional. se ha sido el dilema de Estado republicano guatemalteco hasta el presente.
A mediados de la dcada de 1990, a travs del Acuerdo sobre identidad y Derechos de los Pueblos
indgenas, el Estado reconoci que Guatemala era un pas formado por poblaciones de orgenes y culturas
diferentes, poniendo finpor lo menos nominalmentea casi dos siglos de legislacin liberal, en la que el
reconocimiento de la diversidad tnica del pas haba quedado supeditado a la imagen idealaunque falsa
de una igualdad de oportunidades.
Sin embargo, an nos encontramos en un momento de transicin en el que coexisten cuando menos dos
maneras de entender las relaciones del estado y los grupos que conforman la sociedad guatemalteca. Por un
lado, se encuentra una visin "multitnica", que tiene como punto de partida la igualdad de derechos
polticos entre las diversas etnias: xinkas, garfunas, indgenas y ladinos. Por otro lado, sigue vigente la
ideologa nacional asociada al liberalismo, que considera a los indgenas como sinnimos de atraso, mientras
que los ladinos representan progreso. Estas dos perspectivas reflejan el estado actual de una estructura de
relaciones sociales que comenz a existir a partir de la llegada de los espaoles en el siglo XVI y fue
reforzada y redefinida por las polticas liberales de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, hasta
llegar a adoptar la forma bipolar que hoy conocemos.
Desde mitad de siglo XX, por el crecimiento mantenido, la poblacin ladina empez a migrar, creando
espacios "nuevos" en el pas. A partir de 1970 los indgenas se sumaron, con su propia lgica, a las
migraciones, sobrepasando as el marco municipal de sus relaciones; y dirigindose sobre todo hacia
reas compartidas con los ladinos, como trabajadores (costa sur y capital) o como campesinos
(norte y El Peten).
La migracin hacia el extranjero, corno fenmeno importante desde los 80, est provocando
consecuencias que actan en estos procesos. El flujo de remesas monetarias y los intercambios
culturales que representa la vida cotidiana en el extranjero estn interviniendo en el proceso de
urbanizacin de las comunidades indgenas y, por ende, en la expansin de nuevas oportunidades
laborales.
El tipo de produccin y tenencia de la tierra, aunque no han variado de forma estructural, han
permitido a los indgenas un mayor vnculo con el mercado, trascendiendo el abastecimiento regional
tradicional. Esto les ha permitido a muchos pasar de la produccin de subsistencia a la de exportacin
y al mercado interno nacional o centroamericano. A ellos han de aadirse los han alcanzado ciertos
niveles de acumulacin -similares a los ladinos locales- en reas como la pequea produccin, el
comercio, los transportes o los servicios.
Por otro lado, puesto que Estado nunca reconoci oficialmente a los indgenas como culturalmente
diferentes, el sistema educativo -donde hubo- estuvo acorde con el ideal asimilacionista, en el cual el dominio
del idioma espaol resulta clave. Este dominio fue por mucho tiempo un instrumento de poder de los ladinos,
pero con el tiempo y la extensin educativa, los residentes en las cabeceras y los migrantes han hecho del
castellano su lengua franca, y de la enseanza en castellano una exigencia.
Sin embargo, tambin ha habido una mayor demanda de educacin bilinge, vista cada vez ms como
una educacin en su idioma y con contenidos propios. A sta se le aade la profesionalizacin proveniente
del desarrollo de los idiomas mayas en pro de su oficializacin. De particular importancia resulta que las
mujeres indgenas constituyen el grupo ms beneficiado por el impulso de la educacin.
Con las conversiones que promovieron a mitad del siglo XX, las iglesias catlicas y las protestantes
ayudaron a socavar las bases del dominio local ladino y la homogeneidad interna de las comunidades. La
presencia de catequistas catlicos y protestantes debilit la influencia de los costumbristas y sus
tradicionales relaciones de intermediacin con los ladinos. Partidos polticos vinculados de alguna forma a es
tas expresiones religiosas se hicieron presentes en ese proceso, sobre todo los interesados en movilizar
electoralmente a los indgenas. Desde hace poco, las formas religiosas tradicionales estn conociendo una
revitalizacin de la mano de la movilizacin tnica que busca la races de sus diferencias, y quiere
despojarles de los elementos catlicos. Aunque las rivalidades y divisiones religiosas han ayudado a
modificar la estructura econmica, social y poltica de las comunidades, su prctica no ha determinado
profundos cambios en la identidad tnica de los indgenas.
Todos estos procesos han incidido en una mayor diferenciacin interna de las comunidades
indgenas, a costa de nuevas tensiones y rupturas culturales internas, pero parece que manteniendo la
identidad como indgenas y, por otro lado, tambin se estn desdibujando las imgenes arquetpicas de los
mismos como analfabetas, monolinges e incivilizados, que justificaban su sumisin.
El terremoto de 1976 afect mayormente a los indgenas, y su proceso posterior mostr las
limitaciones del gobierno y la necesidad de una mayor movilizacin de stos y de otros grupos de no
indgenas, de demandas que satisficieran sus necesidades. Por ello, los aos posteriores conocieron una
gran movilizacin social y un repunte de la actividad insurgente.
Unos pocos aos despus, a principios de los 80 el Estado agrav la restriccin de los espacios
polticos y desencaden una violencia estatal contra toda la poblacin, afectando sobre todo a los
indgenas. Quiso destruir la base social insurgente, y para ello asumi como poltica el prejuicio de una
venganza tnica. Inicialmente esta violencia desaceler muchos procesos de cambio, modific la
estructura de poder y des-estructur las economas locales de una buena parte de comunidades
indgenas. Pero sus efectos mediatos llevaron al aumento de la presencia estatal en las comunidades, la
disminucin de la influencia poltica y econmica ladina, el fortalecimiento del poder local indgena y al
presencia de un sector que se asume criollo y/o blanco da importancia al color como criterio de clasificacin.
Al igual que en otros lados, los procesos polticos recientes y las inmigraciones han comenzado a modificar
ese panorama con una mayor visibilizacin de indgenas que empezaron a llegar a ella hace varias dcadas.
En todas estas regiones las identificaciones tnicas son variadas y trascienden las categoras dominantes
de la bipolaridad, lo que incide en la forma de relacionarse entre las personas. De esta manera, las relaciones
tnicas en Guatemala son variadas, complejas y estn estrechamente vinculadas, a pesar de la
segregacin secular que ha dividido al pas en dos sistemas. Uno formado por una sociedad nacional
estructurada por el Estado guatemalteco y otro el constituido por la comunidad indgena.
Estos resultados indican que los proyectos ladinos de asimilacin del indgena han presentado muchos
lmites en un proceso de cambio, y que los indgenas los estn viviendo sin que afecten sustancialmente las
dimensiones de su identidad tnica, aunque tampoco sta es una totalidad homognea como lo fue
anteriormente. En todo caso la identidad indgena est presentando una fuerte capacidad de adaptacin y
transformacin frente a los procesos de modernidad, y a pesar de los cambios y las fracturas culturales,
mantiene la coherencia de su visin del mundo y de su organicidad que los conduce a congregarse como
indgenas.
El resultado est siendo un apoyo implcito a las demandas que se dan en trminos multiculturales, basado
en el reconocimiento de la igualdad con un carcter colectivo, lo que inicialmente fue reconocido por el
Estado en los acuerdos de paz. De esta manera, el panorama poltico actual se ve forzado a encarar esas
demandas y a pensar cmo debern desarrollarse las relaciones entre los distintos colectivos que forman la
nacin guatemalteca, donde la adscripcin tnica no conlleve las mismas relaciones de poder que en el
pasado. Sin embargo, ese cuestionamiento a la construccin de la idea ciudadana en Guatemala no ha roto an
con la dicotoma heredada indio - ladino, ni ha asumido su compleja diversidad, ni sus experiencias regionales,
para convertirse en una relacin nacional incluyente.