El Apego en La Adolescencia
El Apego en La Adolescencia
El Apego en La Adolescencia
Haciendo una extrapolacin de la etapa infantil, diremos que las personas seguras
son capaces de explorar el entorno que les rodea, puesto que la confianza en s mismos, y
en la respuesta positiva de los dems, les lleva a arriesgar sabiendo que ante un problema
tendrn donde refugiarse y recuperar su seguridad (ibid).
reacciones y sentimientos que los dems muestran hacia ellos y mostrndose altamente
preocupada por las relaciones de apego (Melero, 2008).
iii)
Esta categora corresponde a los infantes clasificados por Ainsworth (1978) como
inseguro-evitantes. Se caracterizan por tener una imagen, o bien idealizada, o bien
despectiva de sus padres, por la insistencia en la incapacidad de recordar hechos concretos
que ilustren sus apreciaciones (aunque cuando recuerdan algo concreto suele ser algn
episodio de rechazo), por las formulaciones cognitivas desprovistas de afecto y por la
negacin de la influencia de las experiencias tempranas del apego en su desarrollo
posterior. Utilizan la exclusin defensiva para manejar la ansiedad asociada a las cuestiones
relacionadas con el apego. Con frecuencia tiene limitado el acceso a los recuerdos sobre
momentos de su infancia en que se activ el sistema de apego (amenazas o abusos)
(Canton y Corts, 2003). Pueden realizar afirmaciones tan improbables como nunca estuve
realmente enfermo cuando nio o nunca me sent herido. Sin embargo, si acceden a estos
recuerdos mantienen un sentimiento de invulnerabilidad personal, como cuando afirman
que las circunstancias problemticas que vivieron no les afectaron negativamente. Esta
exclusin defensiva, se relaciona con la idealizacin de los padres. Por ejemplo, pueden
describirlos como perfectos o maravillosos, pero sin aportar datos que avalen esta
afirmacin. Sus declaraciones no cumplen los requisitos de calidad (informacin no creble,
detalles inadecuados). En general, muestran una desactivacin del sistema de apego y una
devaluacin de este tipo de relaciones (ibid).
Tras revisar los estudios sobre apego adulto Bartholomew y Horowitz (1990)
analizaron detenidamente los aspectos en que difera la investigacin sobre el apego en
adultos. Estos autores parten de la premisa de que los patrones de apego reflejan tanto los
modelos de funcionamiento del s mismo como los de la figura de apego. Estos modelos del
s mismo pueden dicotomizarse como positivos (se cree que el s mismo merece amor y
atencin) o negativos (se cree del s mismo que no los merece). Del mismo modo, los
modelos de la figura de apego pueden ser positivos (se cree que el otro est disponible y se
preocupa por uno) o negativos (se cree que el otro lo rechaza, se muestra distante o no se
preocupa por uno) (Feeney y Noller, 2001). Lo anterior se observa grficamente en la figura 1:
Figura 1.
Modelo de dos dimensiones y cuatro categoras de Bartholomew y Horowitz, 1991
A pesar que durante esta etapa, los adolescentes realizan bastantes esfuerzos para ser
menos dependientes de sus cuidadores, atravesando un perodo de profundas
transformaciones cognitivas, emocionales y conductuales, la perspectiva del ciclo vital de
Bowlby hace hincapi en la importancia del apego o vinculacin con los padres durante
este periodo. El mantenimiento de la proximidad fsica no resulta tan esencial en los nios
mayores y adolescentes, pero la disponibilidad de la figura de apego sigue siendo el
objetivo central del sistema de apego. Si bien la frecuencia e intensidad de la conducta de
apego declina con la edad, la calidad del vnculo se mantiene estable, especialmente a
partir de la adolescencia temprana (Canton, Duarte, 2006). Diversos estudios (Larson,
Richards, Moneta, Holmbeck & Duckett, 1996; Steinmerg, 1990. Kerns et al.1996, en
Oliva, 2006) sealan que en la mitad de la infancia y adolescencia, los nios siguen
dependiendo de sus figuras de apego, ya que stos les proporcionaran una base segura,
desde la cual explorar y actuaran como una fuente de contencin y consuelo en momentos
de estrs.
A diferencia de la infancia, donde los individuos slo buscan la seguridad que otras
figuras de apego les pueden proveer, a partir de la adolescencia, los seres humanos son
capaces de formar parte de una relacin caracterizada por la bsqueda y provisin mutua de
seguridad, integrando los sistemas de cuidado, apego y sexualidad (Hazan y Zeifman,
1999), evolucionando desde la asimetra hacia la reciprocidad. El contacto fsico con la
figura de apego, no obstante lo observado en la infancia, es menor, lo que no quiere decir
que no exista an dependencia con sta, entendindose que la distancia fsica de esta figura,
se debe a que el adolescente va adquiriendo mayores capacidades fsicas y mentales. En
palabras de Levisky (1999) los adolescentes demuestran no necesitar de los padres e
incluso desean que se alejen. Pueden confiar incondicionalmente en ellos y reconocer que
su prdida les sera difcil de superar, pero a la vez se distan de stos cada vez ms tiempo y
en ms cosas. En cambio, cuando estn enfermos o en momentos de afliccin, vuelven a
necesitar a las figuras de apego como cuando eran nios. La relacin con los padres puede
ser en algunos momentos de armona con comunicacin fluida y en otros momentos de
conflicto en que se repliegan y rechazan totalmente la comunicacin con ellos. Por otro
lado pueden aparecer sentimientos contradictorios hacia los padres: aceptacin y rechazo,
orgullo y vergenza, amor y odio, simpata y antipata (pp.67).
De acuerdo a Allen (2003), la base segura padre-adolescente est definida por la
combinacin de un mutuo respeto entre ambos durante los desacuerdos, desvalorizacin
del adolescente a sus padres y la sensibilidad y soporte paterno. Las caractersticas de esta
relacin ayudara al adolescente en el desarrollo de las capacidades para la toma de
distancia cognitiva y emocional y para la evaluacin de su relacin con sus padres (Allen y
Land, 2004). De esta manera es importante destacar, que el vuelco hacia el exterior, va a
estar fuertemente determinado, por lo acontecido, durante aos, o al menos los primeros
aos de vida, en el seno familiar, considerando, que probablemente, de aqu provienen las
principales figuras de apego. Esto es lo que Schneider, Atkinson y Tardif (2001, citado en
Snchez-Queija y Alfredo Oliva, 2003) confirmaron en un metaanlisis con 63
investigaciones en las que se analizaba la relacin entre el apego establecido con los
progenitores y las posteriores relaciones con los iguales, donde concluyen que existe ms
continuidad entre el apego a progenitores y el vnculo con el mejor amigo o amiga que con
las relaciones con el grupo de iguales. Esto apoya la idea de Bowlby (1979) de que la
capacidad predictiva del vnculo de apego se aplica principalmente a las relaciones
afectivas estrechas. Este estudio adems constata que las investigaciones que se realizan en
este sentido se refieren fundamentalmente a la madre y poco sabemos del papel del padre.
Efectivamente, son escasos los estudios en los que se tiene en cuenta el vnculo establecido
con ambos progenitores (Snchez-Queija y Alfredo Oliva, 2003).
Algunos autores han destacado la existencia de una cierta compensacin entre las
relaciones con los padres y las relaciones con los iguales, de forma que aquellos
adolescentes que encuentran un menor apoyo emocional en su familia se vincularan de
forma ms estrecha con sus compaeros (Steinberg y Silverberg, 1986). Sin embargo, la
mayor parte de los estudios apuntan en sentido contrario, y son aquellos nios y
adolescentes que han establecido mejores vnculos afectivos con sus padres quienes se
muestran ms competentes para establecer relaciones estrechas con sus compaeros
(Furman y Wehner, 1994; Brown y Huang, 1995; Freitag, Belsky, Grossmann, Grossmann
y Scheuerer-Englisch, 1996; Shulman, Laursen y Karpovsky, 1997; Allen, Moore,
Kuperminc y Bell, 1998, citado en Snchez-Queija y Alfredo Oliva, 2003).
Finalmente, algunos estudios han sealado que podran existir diferencias de gnero
en el apego adolescente a sus padres. Esto, debido a la proximidad/distancia que se
establece con la figura de apego del mismo o diferente sexo. El apego hacia la madre,
permanecera invariable, considerando que en la mayora de los casos sta es la principal
figura de apego. Se observaran diferencias en el apego hacia el padre, con quien en la
adolescencia se establecera una relacin ms distante, que en fases tempranas de la vida.
Una forma de comprender lo antes descrito, es observando la conducta de una mujer
adolescente. sta, en la mayora de los casos, permanecera cercana a la madre, en una
relacin que es comprendida desde la complicidad y necesidad de apoyo y contencin. Con
el padre, producto del desarrollo puberal, la proximidad fsica en s, comienza a disminuir,
y las diferencias entre gnero se comienzan a hacer an ms evidentes (Burge, D.,
Hammer, C., Davila, J. 1997).
Con respecto al apego a lo pares, Sanchez-Queija y Oliva (2003) han sealado que,
si a lo largo de todo el ciclo vital las relaciones con los iguales juegan un papel fundamental
en el desarrollo y bienestar psicolgico de los seres humanos, durante la adolescencia, y en
la medida en que stos se van desvinculado de sus padres, las relaciones con los
compaeros van ganando importancia, intensidad y estabilidad, de tal forma que el grupo
de iguales va a pasar a constituir un contexto de socializacin preferente y una importante
fuente de apoyo
Respecto a este punto, diversos autores (Hartup, 1992: Allen y Land, 1999; Oliva,
1999, citados en Sanchez-Queija y Oliva, 2003) al referirse al papel que cobra la intimidad
entre pares han sealado incluso que a partir de la adolescencia media se convertir (el
amigo) en la principal figura de apego, de forma que el apoyo emocional y la intimidad
sern unas caractersticas esenciales de las relaciones de amistad (p. 72). Rich (1995)
apoya este punto y seala que, si bien la familia representa el contexto de desarrollo ms
importante, tras la pubertad tendr que compartir con el grupo de iguales su capacidad de
influencia, hasta situarse en muchos casos en un segundo lugar.
Al respecto, Hazan y Zeifman (1994) se interesaron por los procesos, mediante los
cuales los adolescentes transfieren a otros adolescentes de su misma edad los apegos
primarios que han establecido con sus padres. En un estudio realizado por estos
investigadores se sugiere que el perodo que se extiende entre la niez y la adolescencia
est marcado por un cambio gradual en el objeto de las conductas de apego, transfirindose
algunas de sus funciones (o componentes) antes que otras de padres a pares. Aunque todos los
sujetos de la muestra preferan pasar el tiempo en compaa de sus pares en lugar de con sus
padres (mantenimiento de la proximidad), otros componentes del apego mostraban rasgos
claramente influenciados por el desarrollo. Entre las edades de 8 y 14 aos tena lugar un
cambio en el objeto de la funcin de refugio seguro, pasando a preferirse a los pares corno
fuente de apoyo y consuelo. En las funciones de protesta de separacin y base segura, los
pares no ocupaban el lugar de los padres hasta la ltima etapa de la adolescencia. Estos
resultados sugieren que los apegos con los pares se exploran, en un primer momento, desde la
base de la seguridad parental.
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