Poldy Bird
Poldy Bird
Poldy Bird
He estado cuidando de la muerte tantas cosas... Cosas que podran parecer tontas e
intrascendente, cosas sin importancia... Y sin embargo, por ellas yo estaba atada a t y vos
rumiabas tu aburrimiento en las tardes interminables.
Tambin vos cuidabas cosas de la muerte. Lo s. Es doloroso, pero hay que decirlo.
Somos egostas.
No me quedaba a tu lado por t, no te quedabas a mi lado por m...
Sabamos que el amor haba pasado. Escuchamos el rumor de sus alas de gaviota cuado el
amor se alej mar adentro, cielo adentro, mundo adentro, para deshacerse lejos de nuestros
ojos.
Qu hicimos por impedirlo? Nada.
No se puede hacer nada para impedir que se astille, que se quiebre, que se muera el amor.
Cuando el amor se enferma, ya se sabe que no tiene remedio, que est fatalmente condenado.
Recuerdos que ya despus no sirven para nada. Lgrimas que fueron derramadas y que
despus de la muerte del amor que las inspir... tampoco sirven para nada...
Sonrisas y caricias que quedan planeando en el aire. Sin sentido.
Un tiempo de nuestro tiempo vivido en vano.
Eso es lo que no toleramos. Eso es lo que queremos salvar, y no el amor.
Queremos salvar egostamente nuestros preciosos minutos, el precioso aliento que gastamos
en pronunciar palabras, el calor que eman nuestra piel al estar cerca de otra piel.
Hemos estado cuidando de la muerte tantas cosas...
Cosas sin importancia. Y sin embargo, por ellas yo estaba atada a t y vos rumiabas tu
aburrimiento en tardes interminables.
Por algunos programas de televisin que vimos juntos por las noches. Por algunos veranos de
sol en los que corrimos por las playas doradas tomados de la mano. Por un ramo de violetas
que me regalaste un invierno, hace mucho... Por las corbatas que te regalaba para tu
cumpleaos. Por las frases que callamos porque ya estaban sobreentendidas. Por la rabia
sorda que de vez en cuando nos invada y haca que nos odiramos ferozmente. Por algunas
discusiones que finalmente terminaban en nada, en un gran cansancio y en un cigarrillo fumado
lentamente.
Nos ataban esas cosas, no el amor.
En qu momento muri el amor? Yo no lo s. Tampoco vos lo sabs.
Tal vez la ltima estocada se la dimos aquella tarde de lluvia a la salida del cine, cuando nos
separamos en la esquina, como dos viejos amigos, y cada uno se fue a caminar por su lado.
O no. No.
Quiz fue esa noche en que descubrimos (sin osar decirlo) que ya no nos desebamos, que
una oscura amargura haba tomado el lugar del deseo en nuestro cuerpos.
Quin sabe...? Es algo que no se puede decir con exactitud.
No me quedaba a tu lado por t. No te quedabas a mi lado por m. Nos quedbamos juntos para
no tomarnos el duro trabajo de enumerar verdades y aceptarlas, hacer nuestras valijas y
marcharnos.
Lo que muere puede salvarse si lo que muere es una planta o una persona. Pero si lo que
muere es el amor, morir irremediablemente.
Venciendo la inercia prepar mi maleta, te escrib esta breve carta de despedida que
encontrars sobre tu mesita de luz. Esta carta que te evitar el esfuerzo de tomar la decisin
final.
Maana o pasado dirs, seguramente: "Es una pena que Claudia no haya intentado salvar el
amor..."
Lo dirs sabiendo que no hubiera sido posible salvarlo.
Lo dirs para no sentirte tan mal, tan mal como me siento yo...
AQUELLA LUZ
Por si no estoy cuando ya sepas leer con los ojos y con el corazn al mismo
tiempo.
Pero si me muero, quiero dejarte entre muchas cosas (mi vida, mis
sueos, mi inmenso amor por ti) una carta para que la leas con los
ojos y con el corazn al mismo tiempo. Y sientas que estoy a tu
lado, que estirando la mano puedes tocarme en el aire y afinando el
odo puedes escuchar mi voz y mi risa (porque por sobre todas las
cosas quiero que te acuerdes de mi risa...)
Vernica, gorrin, esta es la carta:
"A tu alrededor hay un mundo con todo lo que conoces, con todo
lo que amas. Mas all, un mundo grande, bello y peligroso, donde
te espera todo lo que te har mujer: el amor, el hombre, la
decepcin, la angustia, el llanto, la felicidad.
Para entrar a ese mundo no uses cbalas, no cierres los ojos, pero
tampoco los abras con la intencin de ver todo lo malo, lo negativo,
lo gris.
No cierres tu corazn con siete llaves... pero tampoco lo dejes sin
ninguna cerradura. No te guardes todo, pero no lo des todo. No
pienses que los caminos son fciles y te lances a andar con los pies
desnudos, las manos abiertas y los ojos lavados con el agua de los
arroyos limpios.
Tienes que llevar algo para el viaje, para cualquier viaje que
emprendas; un equipaje sencillo y necesario que te ayude y te
proteja: la pequea armadura de tu voluntad para recuperarte de
las cadas, as ninguno de los golpes que recibas llegara a romper
tu fe; la ternura, porque con la ternura se curan los pajaritos
enfermos, se hace rer a los nios y se llena de alegra el corazn de
los que queremos.
Y lleva amor, mucho amor, para los que te amen y para los que te
odien. Porque alguien te va a odiar, no s quien y no s por que...
alguien te va a odiar sin motivos para odiarte, y el que odia,
Vernica, no es malo... solamente esta enfermo.
Recuerda que en tu mundo viejo y en tu camino nuevo tienes un
amigo. Es un hombre que te conoce desde que naciste. Es un
hombre que te quiere mas que a s mismo y, an no
comprendindote, an equivocado, siempre va a buscar lo mejor
para ti, te va a proteger, te va a ayudar.
Un hombre que har por ti lo que sea necesario hacer y ms!
TU MAM
Voy a hacer algo por el amor que me recorre, que me aprieta frente
al limite de tu olvido.
Llamo al mozo, pago mi caf.
Huyo. Huyo de este lugar y del encuentro.
Me esperars en vano. No vers mis ojos mojados. No tendrs que
decirme tu discurso de despedida.
No responder a tus llamados, si me llams.
Ya ves te facilito la tarea. Evito que te conviertas en mi verdugo.
No es un acto de arrojo solamente; es una forma de inventarme la
manera de creer que hubiera rodado un llanto azul por tu mejilla
en el momento de la despedida.
Un llanto azul por m.
Un llanto azul.
Porque si voy y ests sereno y duro, si voy y tus ojos permanecen
secos, ser la muerte verdadera, as..., puedo llenar de azul este
recuerdo.
De un llanto azul, un llanto azul por m.
QU ES UNA LAGRIMA?
Podra dar la frmula qumica de la lgrima. Pero sera una tontera. Todos sabemos que la
lgrima no es nada ms que unas letras maysculas y unos nmeros chiquitos, un lquido que
sirve para lavar el globo ocular, corno dijo una vez un crtico en un comentario literario.
La lgrima lava tambin otras cosas.
La lgrima abre su corola celeste sobre un signo de interrogacin. A veces es una pregunta. A
veces es una respuesta. Pero siempre es un mensaje. Pero siempre es una mano que se
tiende, suplicante y abierta, en busca de otra mano que la estreche.
Y nace lejos de los ojos.
Nace en una regin de adentro, sa que el miedo paraliza; sa que la emocin o la tristeza
dejan un instante como suspendida en el aire, igual que cuando bajamos en un ascensor
demasiado rpido; sa que evidencia que existe justamente en el momento en que la amargura
la define con un cosquilleo, con una vuelta de tuerca, con un temblor.
Qu es una lgrima?
Una lgrima es, un poco, decir adis a lo que los ojos vieron antes de la lgrima.
Porque las imgenes anteriores ya no sern las mismas.
Porque cada vez que las miremos, despus de la lgrima, las imgenes estarn impregnadas
de su humedad salada, de ese sombro fuego que quem nuestros prpados.
Nada es igual despus de una lgrima.
Ni la alegra, ni el dolor, ni la luz, ni la fe, ni la amistad, ni el amor.
Pero creo que lo que ms cambia una lgrima... es al ser que la llora.
A m me fueron cambiando las lgrimas que derram en mi vida: la que inaugur la soledad de
mi infancia; la que suplant el grito de rebelda por las injusticias que se cometieron con mi
adolescencia; la que brill como la estrella de Beln para indicarme el camino que llevaba al
sendero bello y cambiante del amor.
La que me borr el espejismo de que cada uno, en el mundo, tena adjudicado su techo, su
pedazo de pan, su cuota de alegra, su renovado asombro cotidiano.
La que me despert frente al blanco envoltorio desde donde una nia recin nacida, en mitad
de la noche, me hizo madre y mujer y rescat los pagos de mis comienzos, que se me haban
perdido detrs de una maraa de rabias y de ausencias, de negaciones, de golpes, de intiles.
S, a m me fueron cambiando as lgrimas que derram en mi vida.
La que corri por tu rostro cayendo de mis ojos, resbal por tu cuello, humedeci tu pecho y
reg tu corazn hacindolo ms blando y comprensivo.
Esa lgrima que, no s por qu magia, por qu milagro inesperado, disolvi las espinas que
suelen ir creciendo en las personas que se aman, y las van araando sin que lo adviertan, y
van impidiendo que uno se acerque al otro por miedo a lastimarse y por miedo a lastimar, y uno
no quiere decir que las ve, que las toca, que las siente, sino que cierra los puos y los ojos y
las niega, las niega, las niega. Tres veces, como Pedro, antes que cante el gallo de la lgrima y
despierte la verdad y, por fin, despierte la verdad. .. sin frmulas qumicas, sin ecuaciones, sin
tontos prejuicios... Todo por una lgrima, una simple lgrima. Esa que atora al mundo, y el
mundo... se empea en no llorar.
LAS DISTANCIAS
Ser por eso, porque los dos llegaron al lugar cargados con su historia, porque los dos llegaron
al beso con el mismo hermetismo, encerrndolo adentro de la piel.
No se entregaron.
Hubo un intento, apenas un intento.
Un barco que quiso llegar a puerto pero se dej arrastrar corriente aguera, hacia cualquier
tormenta, o hacia la misma tormenta de siempre.
Ella llevaba en s largas caminatas por maanas de sol, desolados cansancios de tardes
amarillas, el odo alerta para la llamada del despertador, la mano preparada para sacar el
boleto del tren del bolsillo interior de la cartera, la lengua fra por un helado de frutilla
saboreado sin prisa.
l llevaba pegado a sus talones el polvo de las mismas baldosas andadas y desandadas varias
veces al da, un aplazo en un examen de la Facultad, cinco novias distintas y repetidas hasta
el aburrimiento, las ganas de no haber devuelto, aquella vez, la billetera que encontr en la
calle.
Y adems llevaban otras cosas.
Ropas que fueron usadas y despus regaladas.
Canciones de moda que se les pegaron y canturrearon bajo la ducha, quizs las mismas
canciones a un mismo tiempo, pero en lugares diferentes.
Tal vez algn asomo de alegra vivido a un tiempo, pero separados.
Tal vez alguna tristeza inmensa en una misma noche, pero bajo techos distintos.
Lo saban todo el uno del otro.
Qu puede haber de misterioso en la vida de una persona?
Y, sin embargo, no saban nada, porque ignoraban nombres y fechas y lugares donde haban
pasado los veranos.
Hubieran tenido que contarse todo.
Hubieran tenido que hacer una larga lista de cosas, de sorpresas, de lgrimas, de sonrisas, de
sobresaltos, agonas, desencantos, temores, de pelculas y libros y poemas sabidos de
memoria, de casualidades, descubrimientos, de aceptacin y de rechazo. Hubieran tenido que
pronunciar cientos de miles de palabras que fueran descascarando la soledad hasta dejar el
cuerpo preparado para la entrega, para la confianza. Hubieran tenido que atreverse a jugar
una carta, el todo por el todo, quitarse la mscara, esconder la reverencia, decir la verdad,
sea cual fuere, mostrar las lastimaduras, las arrugas, las vetas de oro, las napas de barro.
Pero no se animaron.
Iba caminando delante de m, tomada de la mano de su mam, con una mediecita cada y la
otra no, las florcitas ce. lestes de su vestidito arracimndose, e> mo pequeos cielos
repartidos sobre la tela, y el pelito de seda, dcil y e~, apenas una lluvia enrulada por el
aire.
Cada tanto levantaba la carita para preguntar algo y la mam sonrea.
Iban tranquilas. Sin apuro.
Eran todas las mams y todas las nenas, un resumen hermoso en la tarde serena.
Eran, tambin, mi hija y yo hace unos aos cuando yo no tena todas las respuestas pero las
inventaba. Lo que tena era la risa. Lo que tena era el futuro iluminado y el bello cansancio
de las cosas que ahora ya no hago y por eso me cansan... han dejado un vaco en mis horas.
La nia me necesitaba y me amaba sin condiciones para amarme.
La nia aceptaba todo de m: mi forma de vestirme, de peinarme, de resolver problemas, de
vivir.
Ella apretaba mi mano fuerte, fuerte, y frotaba sus mejillas redondas en mis mejillas
tambin redondas.
Acurrucaba su cuerpo contra mi cuerpo, tibiecita y era la rama florecida de mi rbol. Una
prolongacin de m.
No buscaba una doble lectura en mis palabras.
No exiga. No miraba de reojo.
Yo elega sus zapatitos blancos o de negro charol.
Y todo estaba bien.
Porque la amaba y me amaba y nada entorpeca ese amor.
Ahora... ella mujer y yo tan sola (porque a m lile tocaron los dolores que marcan la soledad
como una cicatriz) - todo ha cambiado.
Ya no soy la que elige sus zapatos, y ella corrige mis elecciones.
He dejado de ser inteligente.
Escondo lo que siento de verdad porque temo su juicio.
Fui una tonta al no sacar mi entrada para ir a ver a Sting.
-Desde casa, por la pantalla del televisor, el espectculo fue perfecto... Tom caf, sentada
en un silln... no tuve fro ni tem la lluvia...
Ella se encoje de hombros. "No es lo mismo", replica. "No es la vida".
Y a m me da pereza explicarle que a su edad yo temblaba de fro en el invierno. Que tena
miedo de llegar tarde al trabajo y me reprendieran. Que los das quince comenzaba a
contar las monedas para llegar a fin de mes. Que si no hubiese tenido xito con mis libros,
nunca hubiera podido tener la casa propia".
Soy, para ella, una especie de tonta que no sabe disfrutar de las cosas.
Tal vez tenga razn.
Me costaron tanto, que las cuido.
Y las quiero.
Quiero mi Platerito de madera, todas las chucheras que los amigos y los lee torea me
mandan de regalo. Las atesoro. Cada una de ellas posee un significado y un mensaje. Quiero
los libros subrayados, las copas de cristal qu pagu en mensualidades, el mantel de las
grandes ocasiones. No me gusta que revuelva mis papeles ni mis fotografas, porque es
como si hojeara mi vida viendo con ojos crticos o burlones lo que es sagrado para m.
Ella ha crecido.
Es ms grande que yo.
Es ms sabia.
Es menos frgil.
Tuvo ms posibilidades y ms tiempo para seleccionar lo mejor de la vida, mientras yo me
golpeaba, me equivocaba, me quedaba sin aliento armando el difcil rompecabezas del
presente sin vuelo, del futuro sin problemas.
Y estoy aqu, siempre aguardando su llamado o su visita apresurada, porque tiene que hacer
tantas cosas
Y entre su entrada ruidosa y su salida al trotecito (esta nia ma no aprendi nunca a
caminar denuncie), una frase
que me golpea la boca del estmago que le corta la res respiracion
-Mir mam, vos hac lo que quieras, pero a m me parece que ...
Ella lo dice al pasar.
No oye lo que respondo, de modo que no contesto nada. Y se va.
El mundo la aguarda fuera de esta puerta. Es hermosa y es buena. Creo que es ms
generosa que yo.
Y que si se ocupara realmente de darle forma a lo que siente, podra ayudar a mejorar el
mundo en que vivimos
Sin duda, sufrir menos que yo.
Con algun granito de arena habr contribuido para que fuese ms fuerte y decidida, menos
temerosa de lo que soy.
Ella sale por esa puerta, deja impregnada la casa con su perfume algo sofisticado, y yo me
quedo sola.
Solemne soledad la ma.
Maravilla, mi perra, se pone como loca cuando lloro. Entonces no lloro, porque me apena
verla acongojada.
Se ovilla a mis pies mientras escribo Mueve la cola, alborozada, -cuando la lla- mi
compaerita
Tal vez ella s sabe que yo tengo miedo.
Que me da vergenza.
Que me encierro y a veces me paso horas rezando mi rosario y pidindole a Dios que me
ayude, que me d una respuesta, que me muestre el camino, que me tienda una mano con
temperatura humana, que alguien sepa obligarme a vivir lo que me queda de vida, alguien sin
miedo, a quien no pueda discutirle nada, alguien que me entienda y me conmueva y no me d
tiempo a titubear ni a contradecirlo.
Alguien que me vea. Soy asi ni dema- linda, ni poderosa, ni invencible, con bosquecitos
dentro de los ojos, y todo un cielo estrellado en el torrente de mi sangre. Soy buena
compaera para los silencios y para las charlas amanecidas. Pongo el hombro en la lucha, y
en la paz puedo ser una isla arbolada, una plaza con tilos florecidos.
i Oh, iba caminando delante de m, tomada de la mano de su mam. Entregada y pequea!
Ahora yo soy la nia entregada y pe~a que busca la palabra encendida que no queme, que
simplemente alumbre. La palabra que cure las heridas...
TE CANTARE PARA QUE DUERMAS
Te cantare para que duermas, amor,
para que descanses en paz.
Yo s que escucharas mi canto,
en voz muy baja,
tan solo audible para vos.
Estas tan lejos y tan cerca.
No s ni el nombre ni el lugar.
Ser un oasis, una selva, una ciudad?
Por donde iras con las respuestas a las
preguntas que no te pude preguntar?
No s por que cuando te pienso
Y si a las nuevas las ahoga la tristeza que todava flota por la casa como un fantasma
transparente que da vueltas y vueltas, incansable bailarn de valsecito melanclico?
Me puse tu pulover de rombos para la misa del Pilar.
Si, te llevo a misa, amor: seguimos yendo juntos, como antes.
Y le pregunto a Dios si El no hubiera podido...
Pero no s si quiero escuchar su respuesta.
Le pido, le ruego que El te cuide.
Que no te suelta la mano.
Que no apague la luz de la estrella secreta que mirbamos a veces, a las diez de la noche, y
que ahora es nuestro punto de reunin.
Le suplico que t de paz, que borre de mi recuerdo todas las cosas tristes y me deje
intactos los flashes de ternura y de alegra, para que no me asalte la desesperacin.
Aqu estoy, amor.
No te dejare solo.
Nada es lo mismo ahora.
Quiero que sepas que, pase lo que pase, andars en los caminos de mis pensamientos.
Y aunque mi vida cambie, aunque el rompecabezas se arme de otra manera, todas las noches
te cantare para que duermas...
Para que duermas con tu gesto entregado, con la expresin de nio abrazando el conejito
blanco que el sueo te pona en el rostro.
Si, te cantare para que duermas, amor.
Tu cercana.
Solamente eso.
No tiene otros premios, otros alicientes.
Es tu aplauso, tu mano estrechando su mano, el paso que das hacia l el que lo impulsa.
"Cuiden los artistas", cantaba Enrique Pinti anoche en una celebracin. Porque todo pasa...
pero quedan los artistas.
No importa que los diarios y las radios y los canales de TV se acuerden de ellos solamente
cuando son piedra de escndalo... Vos, ella, l, todos ustedes son los que tienen que hacerlos
sentir queridos.
Porque el artista hace lo que hace por amor. Por verdadero AMOR. Y lo hace porque te
quiere... y PARA QUE LO QUIERAS.
Contesta tu pregunta decirte que escribo para que me quieras?
Es as.
Dios me ha premiado ms que a otros artistas.
Porque ests ah. Porque a veces me escribs. Porque me mandaste un rosario hecho con
rositas de organza, un osito celeste de peluche que aprieto fuerte antes de dormirme para
que me llene de "buenas ondas", tarjetas musicales, sealadores con dibujitos, huevos de
Pascua..., en realidad: mimos. Cario que me cuida cuando estoy ms triste y ms sola que
nunca.
No te enojes si no contesto enseguida tu carta, tu envo, porque mi forma de responderte...
es escribiendo las pginas de mis libros donde tambin ests vos, estamos vos y yo riendo y
llorando juntos, como lo hacemos desde hace tantos aos.
Si no fuera por vos, qu pobrecita cosa sera mi corazn.
Pasarn Cosas
-Poldy BirdHa empezado otro ao.
Como un cuaderno nuevo est ante m, y me acuerdo de cuando era chica, iba a la escuela y
me apuraba para terminar el viejo cuaderno y as comenzar el otro. En las ltimas pginas
haca letra grande, enormes dibujos apresurados. Pegaba dos hojas con engrudo de
fabricacin casera: agua y harina en la cocina.
Los cuadernos nuevos se empiezan con letra pequea, pareja, prolija, cuidada...
Igual que los aos.
Igual que ste.
Borrn y cuenta nueva?
No, no, sin borrn.
Y sumando a la cuenta nueva las otras cuentas que antes nos sirvieron.
Porque no todo est para el olvido.
Porque no todo fue para dejarlo atrs, disimulado entre las hierbas secas del otoo.
Pasaron cosas.
NOS PASARON COSAS.
Crecimos un poquito, un poquito as, pero crecimos.
Llorar hace crecer, es esa lluviecita de uvas de cristal sobre el techo de chapa de nuestro
corazn. Pica, repica, musiquea, despierta.
Nadie es el mismo despus de haber llorado.
Rer hace crecer.
Tambin remos.
Algunas veces, quiz podemos contarlas con los dedos de una mano... Y cmo une la risa!:
dos que se rieron juntos, a carcajadas limpia, no se desatan nunca en el recuerdo.
Yo tengo siete chistes favoritos, y me acuerdo de quines fueron las siete personas que me
los contaron.
En cambio, no me acuerdo de todas las que me hicieron llorar o compartieron mis angustias.
No creas que se trata de mala memoria... me parece que es puro instinto de conservacin.
Fjate que la gente le huye a la tragedia.
En algn tiempo me daba mucha rabia, pero ahora lo entiendo y no la juzgo mal.
Una amiga de la infancia, que quiero profundamente, todava no habl conmigo desde que
muri mi compaero. Y si yo no la llamo no es porque no tenga ganas de hacerlo ni porque
piense que es a ella a quien le corresponde llamarme... sino simplemente porque me da miedo
que se sienta mal...
A ella le digo: si les esto, no busques entre lneas... te quiero mucho, me gustara que
estuvieras cerca. No temas, no estoy desahuciada, no contagio las penas, las tengo dentro
de m, tan escondidas que para hallarlas tendras que escarbar demasiado. Y, adems, a los
muertos queridos no los recuerdo muertos, los recuerdo con su olor a perfume y su camisa
favorita, con la msica que les gustaba, con las ancdotas que los muestran en su mejor
momento. No hablaremos de heridas ni agonas ni hablaremos de nieblas o tormentas... no,
sabes qu haremos?... terminaremos la charla aquella que empezamos una tarde en un caf
de la calle Crdoba... o la seguiremos, porque las charlas entre amigas no se terminan nunca,
son siempre una continuacin de la anterior, que fue una continuacin de la anterior... y as,
siempre, siempre, hayan pasado das, meses, aos.
Trabajar, hace crecer.
Y me ha dado un poco de trabajo trabajar.
Porque mi trabajo es solitario, callado, sin jefes que me obliguen a hacerlo, sin un horario
que cumplir.
Se trata de transformarme en mdium y sentir lo que todos sienten a mi alrededor... e
interpretarlo con palabras escritas que traduzcan exactamente eso que siento, eso que
sents, eso que sienten otros.
Admirar hace crecer.
Es tan larga la lista de la gente que admiro, que te cansara leerla. Pero en esos nombres
seguramente nos reconoceremos, hermanadas, vos y yo. Violeta Parra, Mozart Mick Jagger,
Horacio Molina, Paganini, Cortzar, Woody Allen, Silvio Rodriguez. Beethoven, Ral
Porcheto, Chopin, Alejo Carpentier, Fellini, la hermana Teresa, Silvina Ocampo, Bergman,
Ricardo Montener, siempre mi Felisberto Hernndez que releo, los hermanos Marx, Olga
Orozco, Humphrey Bogart reviviendo cada vez que pasan "Casablanca" por televisin (ojal
que no dejen de pasarla nunca).
Al admirar abrimos una ventanta del alma que, a veces, est cerrada con candado. Al
abrirla, nos abrimos. Dejamos que eche a volar un pjaro cautivo y que entre el aire con olor
a magnolas y a flores de tilo, ese olor que es olor a verano y a plaza (Cuando era chica
llevaba botellitas a la plaza, las mova, dando vueltas, y luego las tapaba, creyendo que en
ellas podan guardarse los olores. Tal vez s. Nunca las encontr, despus, nunca tuve
oportunidad de destaparlas...
Agradecer es crecer.
Amar es crecer.
Crear es crecer.
No tuve tiempo para otra cosa que no fuera exigirle, exigirme pedirle, darle, quitarle,
obligarlo a recibir.
Por este hombre de voz pausada y ojos comprensivos ya no me queda nada por conocer.
Todas las tramas, todas les redes todas as cadenas, todos los matices.
Y soy una mujer igual a todas.
Y l un hombre muy parecido a todos.
Y La nuestra, una historia que se repite a diario, una historia que se escucha y se huele
detrs de las puertas cerradas y las persianas bajas. La historia que comienza a
entretejerse cuando los platos de la mesa quedan limpios y los nios se duermen. La historia
con iniciales de cansancio, que a cada uno le parece nica, irrepetible, diferente.
Es la historia de la falta de tiempo para estar juntos. La historia del cansancio y el sueo
La historia de ser jvenes y tener que luchar por el futuro.
Y l no entiende por qu una es tan dramtica.
Y l no entiende por qu una le da importancia a cosas pequeitas como el olvido de una
rosa.
Y una lo ve un monstruo fro, sin compasin ni sentimientos.
Y 1 la ve a una imposible, incapaz de aceptarlo, de conocerlo.
Y el orgullo de ambos, el empecinamiento, la fatiga, las heridas constantes van dibujando un
lmite que separa... ; primero puntos suspensivos como los de los mapas; despus, un hilo de
agua; por fin, una montaa.
Y dnde estn los que una vez sintieron que no podan vivir separados?
Dnde estn los que temblaban cuando sus manos se rozaban apenas?
Dnde, los que reciban la madrugada conversando?
All, a cada lado de la montaa, solos.
Cuestin de dar un paso y voltearla.
Cuestin de hacer caer la piedra con los llantos.
Cuestin de desviar el curso de los ros para que la echen abajo.
Slo bast que yo le entregara mis ojos mansamente y lo dejara mirarme en ellos.
volver a ser "una persona"" y no "los dos". Y ahora, ah en pocos minutos, estabas otra vez
dueo y seor de la situacin, moviendo las piezas necesarias para otro jaque mate.
Mis manos se soltaron. Mi pulso se fue tranquilizando. Mi cuerpo volvi a m... mir el reloj
-perdname, pero ya llego tarde- ment, tranquilamente.
-puedo llamarte maana?
-no, ni maana, ni pasado, ni nunca. yo tambin tengo un compromiso, sabes? pero no se trata
de algo sin importancia. Es una persona muy valiosa y no quiero perderla jams.
Se te endureci la mandbula. Ese gesto de bronca que conoca de memoria. -bueno... - te
pusiste de pie para despedirme - que todo salga bien.
-gracias, todo va a salir bien. Me lo merezco. y sal sonriendo Sal apurada, casi corriendo. Mi
compromiso era en verdad con una persona muy valiosa, que no quiero perder jams.
CONMIGO
http://vaciodeansiedad.blogspot.com/