Escuela y Entorno o Cuando La Ciudad También Educa
Escuela y Entorno o Cuando La Ciudad También Educa
Escuela y Entorno o Cuando La Ciudad También Educa
Jaume Carbonell
Un divorcio crnico
Una de las manifestaciones ms llamativas de la crisis de la escuela, reiteradamente
denunciada por las pedagogas innovadoras, es el divorcio casi crnico entre escuela y
entorno, entre el proceso de socializacin dentro de la institucin escolar y fuera de ella. El
desafo es lograr la transferencia y el uso de la cultura escolar en la vida cotidiana durante
la infancia y en el transcurso de la vida adulta y, al propio tiempo, la incorporacin de la
experiencia vivencial y cultural del entorno a la escuela. Se trata de integrar de forma
coherente, en el proceso de enseanza y aprendizaje, la riqueza de la llamada educacin
asistemtica y extraescolar, cada vez ms influyente y de carcter ms disperso y vivencial,
con la educacin formal o escolar, menos influyente pero ms amplia, sistemtica y segura.
Se trata de articular adecuadamente las cualidades positivas de una y otra modalidad
educativa.
La institucin escolar, no obstante, construye todo tipo de muros para preservar la cultura
escolar de todo contacto y contaminacin del entorno; es la imagen de la escuela fortaleza,
del coto reservado o de la isla que se siente constantemente amenazada por cualquier fuerza
exterior que trate de penetrar en ella. Esta amenaza tiene que ver con la prdida de
protagonismo de la escuela en la hegemona informativa y en la educacin de la infancia y
la juventud, al tener que competir con otros agentes socializadores ms atractivos y
poderosos.
En la era de la informacin, los mensajes, imgenes y estmulos externos se multiplican e
inciden enormemente en la conformacin de cdigos culturales, hbitos y
comportamientos. La escuela, en la medida en que ignora y vuelve la espalda a estos
artefactos, est hurtando oportunidades formativas al alumnado, al privarle de una serie de
recursos que le ayudarn a adquirir un conocimiento ms slido e integrado y a comprender
mejor la realidad. La televisin, por citar uno de los medios de comunicacin de mayor
impacto, ofrece un doble rostro: el de la desinformacin, la manipulacin, la banalizacin,
la violencia, la incitacin desenfrenada al consumo, el culto a los valores del prestigio, la
fama y el individualismo y un largo etctera de efectos nocivos y des educativos; y el rostro
de la informacin que nos vincula con el resto del mundo y nos introduce a la ciencia y la
cultura, las imgenes que nos descubren infinidad de encantos y las mejores pelculas de
todos los tiempos, el saludable humor y entretenimiento, y muchas realidades y fantasas a
elegir para todas las edades. No hay que olvidar, adems; que la televisin es la actividad
de ocio que ms acompaa a los sectores desfavorecidos al no tener stos accesos a otras
ofertas culturales reservadas a las clases medias.
Frente a ello slo cabe desarrollar propuestas y programas en torno a la lectura crtica de los
medios de comunicacin: que enseen a descifrar cdigos y mensajes; leer la imagen;
1
Corbonell, Jaume. La aventura de innovar. El cambio en la escuela, Cap. VI: Una democracia fuerte para
favorecer la innovacin. Reimpresin, 2006. Ed. Morata, Madrid, Espaa. Pp.96-100
pero lo que s parece vislumbrarse es que sta tendr que convivir, si no quiere enquistarse
an ms en su aislamiento, con una amplia red de servicios y ofertas culturales y formativas
abiertas y flexibles, cada da ms virtuales que presenciales.
Quiz el ejemplo ms consolidado y emblemtico de ciudad educadora sea el de la ciudad
de Torino de los aos setenta y ochenta, teorizado por F. ALFIERI, donde el municipio
logr una amplia colaboracin de los diversos agentes culturales, sociales y productivos
para generar recursos al servicio de la colectividad; de alguna manera, se logr que la
pedagoga entrase en los museos, talleres artesanales, fbricas, instituciones pblicas,
equipamientos deportivos y en la naturaleza y, a su vez, que la ciudad penetrase en la
escuela. En otras muchas ciudades existen iniciativas que van construyendo la ciudad
educadora. Es el caso de las ciudades donde se impulsa especialmente la participacin
popular Porto Alegre, mediante el presupuesto participativo o Sao Paulo con los consejos
escolares-; de Rosario donde escuelas, bibliotecas populares, parroquias, centros de salud,
asociaciones ciudadanas, instituciones y el conjunto del vecindario coordinan sus esfuerzos
y levantan una carpa itinerante que recorre los barrios de esta ciudad argentina para
organizar talleres, espectculos, charlas y discusiones para pulsar el estado de opinin y las
demandas colectivas para mejorar el entorno; de otras que realizan una interesante labor de
informacin, intercambio y participacin a travs de una emisora de radio o de una
televisin local; que tratan de recuperar la memoria popular, el patrimonio histrico y
artstico o una zona de especial valor ecolgico; o que convierten la ciudad en una
biblioteca pblica (mediante el prstamo de libros en plazas, parques y equipamientos
deportivos) o en un museo al aire libre (con las puertas abiertas de los talleres de los artistas
y esculturas embelleciendo jardines y calles).
Este proyecto comunitario comporta un compromiso firma con la educacin por parte de
los diversos agentes sociales y culturales. Porque en el territorio, de algn modo, todas las
personas ensean y aprenden: tcnicos y trabajadores de cualquier mbito profesional;
escritores y artistas; personas en paro, jvenes y jubilados; padres y madres de diversa
condicin social; personas sin ttulos ni credenciales acadmicas pero con el currculum que
da la experiencia de la vida; cualquier persona que tenga algo que contar al alumnado y que
pueda responder a sus preguntas que, con frecuencia, no puede responder el profesorado.
No puede y, a veces, tampoco necesariamente, ya que no es el nico depositario de la
cultura.
En esta nueva dinmica, la funcin de la escuela es la de orientar alumnado en la
ordenacin y seleccin de datos y percepciones; en la asociacin y relacin entre
informaciones y conocimientos; y en la realizacin de la sntesis de este libro abierto que es
el territorio. O, dicho en otras palabras, se trata de transformar la experiencia de vida en
experiencia cultural mediante la reflexin, la descomposicin y la recomposicin de los
datos y la comparacin sincrnica y diacrnica. Por otra parte, es una ocasin excelente
para enriquecer los proyectos interdisciplinares y globalizados y cualquier tipo de
innovacin educativa. Pero, asimismo, el profesorado debe procurar que los crecientes
estmulos externos se canalicen de manera armoniosa dentro del proyecto educativo y del
proceso de enseanza y aprendizaje, algo que requiere reflexin y cierto aislamiento
mental; de lo contrario, existe el peligro de que la cultura externa acte como elemento de
distraccin y distorsin, ante la lluvia incontrolada de mensajes y ofertas, y que la escuela