Blazquez, Jose M. - La Exportación Del Aceite Hispano en El Imperio Romano

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La exportacin del aceite hispano en el

Imperio romano: estado de la cuestin


Jos Mara Blzquez Martnez

Antigua: Historia y Arqueologa de las civilizaciones [Web]


P gina mantenida por el T aller D igital de la U nivers idad de A lic ante

[Publicado previamente en: Jos Mara Blzquez (coord.), Produccin y


comercio del aceite en la antigedad. Primer Congreso Internacional,
Madrid 1980, pp. 19-46. Editado aqu en formato digital por cortesa del
autor, con la paginacin original y sin modificaciones].

La exportacin del aceite hispano en el Imperio romano.


Estado de la cuestin
Jos Mara Blzquez
Universidad Complutense. Madrid

EL ACEITE A FINALES DE LA REPBLICA ROMANA


El territorio del valle del Ebro manifiesta un comportamiento del todo
particular respecto del reflejo de las corrientes comerciales antiguas que
afectan al aceite, segn las recientes investigaciones de M. Beltrn. Los
hallazgos de nforas en dicho valle plantean problemas y soluciones de
carcter vario segn afecten a la etapa republicana o a la imperial,
momentos que se pueden analizar bien a travs de yacimientos
documentados cientficamente, entre los que destacan Azaila, por una parte,
y Celsa, por otra, juntamente con Caesaraugusta, adems de los Baales de
Uncastillo, al norte del Ebro, o Bilbilis, en el Jaln.
a) La Repblica
Fundamentalmente durante los siglos II y I a. de C. encontramos una
especial densidad en la localizacin de nforas itlicas de aceite en el valle
del Ebro. Destacan los recipientes de Brindes, que hacen acto de presencia
en Fuentes de Ebro (Perdicas), Botorrita (Apolonius), Azaila (C. Vehilius,
Moe, Scopa, Protemus, Apolonius), Bursau (Borja, Vehilius), Monzn
(Apolonius), adems de otros hallazgos de nforas sin estampillar, pero que
remiten a los mismos tipos y que inciden sobre los mismos yacimientos
mencionados, adems de los recientes e inditos de Olriols, en Huesca.
Cronolgicamente, Azaila y Botorrita, destruidos a raz de la batalla de Ilerda en el ao 49 a. de C., presentan el lmite inferior para
estos envases, coincidiendo con las dataciones propuestas por Baldacci,

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Tchernia o Lyding Will. Su momento inicial en el valle del Ebro remonta


prcticamente a la segunda mitad del siglo II a. de C.
Junto a las nforas mencionadas, hay otra serie que denominamos genricamente nforas de tipologa apula, por presentar un gran parentesco
con las anteriores, y coincidencias fsicas en cuanto a la pasta, nforas que
hemos localizado especialmente en Azaila en los estratos II (218... 77-75 a.
de C.) y III (77-75... 49 a. de C.). Fuera de los tipos mencionados queda una
tercera vertiente en las nforas de Beltrn 85, de cuerpo cilindroide y anlogas conclusiones tipolgicas, documentado tambin en Azaila (estrato III) y
fuera del valle del Ebro, en Cceres el Viejo (93 a. de C.) y en Numancia.
b) El Imperio
Los hallazgos de nforas olearias para este perodo se limitan fundamentalmente a los datos que proporciona el depsito de Caesaraugusta, en
donde se localiz un ejemplar del tipo Dr. 6, cuyo origen es istriano, y
significa la sustitucin del comercio del aceite suritlico, abarcando grandes
mercados en el rea del Mediterrneo. Celsa, con fragmentos, ampliar
posiblemente el rea de reparticin de este producto.
Hay que destacar, por ser un fenmeno relevante, el dato negativo de
la ausencia en el valle del Ebro de las nforas bticas Dr. 20, comercializadas y conocidas correctamente a partir de Augusto. Todo parece indicar
que el comercio de exportacin del aceite andaluz se encamin fundamentalmente hacia el limes germano y territorio itlico, sobre todo Roma, indicando los abundantes pecios localizados las rutas seguidas a travs de la
costa hispnica mediterrnea y arterias fluviales galas.
No encontramos en el valle del Ebro (y esto se refleja igualmente en el
resto de Hispania, salvo el Betis) otras nforas olearias, lo cual quiere decir
que existi una produccin local que abasteci suficientemente esta necesidad, y que debi ponerse en marcha, sobre todo, a partir de la etapa
augustea.
Comprenderemos mejor el fenmeno si examinamos las formas de
nforas presentes en el valle del Ebro durante las pocas interesadas.
Se observa en la primera etapa un predominio neto de los productos itlicos, polarizndose en los mercados campano y apulo,
procedencias que confirman igualmente otras fuentes de informacin
arqueolgica (campaniense, rojo pompeyano, cubiletes de la Italia central y
del norte, con porcentajes mnimos) y masivamente producciones bticas
y tarraconenses fijadas sobre todo en los centros layetanos de vino
y en el complejo industrial de salazones de Cdiz, evidencindose
una autntica reconversin comercial (el resto de las cermicas corro-

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bora el mismo fenmeno: tsi de Arezzo, Puzzoles e Italia central, lucernas


de canal noritlicas, abundante tsh y no excesiva tsg). Con la ausencia de las
nforas Dr. 20 se justifica la existencia de un fuerte comercio del aceite local (con evidencias arqueolgicas fundamentalmente bajoimperiales, villa
de Lidena, Avinyonet o Prpolas y Tossa de Mar, ya hacia la costa mediterrnea), que prueban adems las abundantes lucernas de todo tipo distribuidas por los yacimientos del Ebro.
Las races y explicacin de las direcciones comerciales enunciadas
arriba estn inmersas en el propio carcter de la conquista de Hispania por
Roma y su ulterior explotacin, facilitada en el valle del Ebro por su accesibilidad. Los asentamientos de itlicos en poca republicana tuvieron que
provocar una demanda especializada, y la presencia lingstica de elementos
oscoumbros de la Italia centro-meridional se ve confirmada por las fuentes
arqueolgicas, del mismo modo que los implantamientos domsticos de
Azaila en su ltima fase, o de Lpida en su primera, que corresponden a
frmulas puramente itlicas.
COMERCIO. EXPORTACIN ACEITERA.
La fuente principal de la prosperidad del Imperio era el comercio martimo exterior e interprovincial. Las ciudades ms ricas del Imperio eran las
que ms intenso comercio posean, estaban situadas cerca del mar, junto a
las grandes vas de comercio, o constituan el centro de un animado trfico
fluvial, como en la Btica. El comercio debi hacer continuos progresos durante la dinasta julio-claudia. Hay que tener presente que la poca de Augusto y de sus sucesores fue un perodo de libertad casi absoluta para el comercio y de esplndidas coyunturas para la iniciativa privada, como escribe
M. Rostovtzeff. No se nacionaliz el comercio, ni la industria, como hicieron algunos estados helensticos; todo permaneci en manos de particulares.
El ramo mercantil ms importante no era el comercio de objetos
de lujo, sino el intercambio de artculos de primera necesidad: trigo,
pescado, aceite, vino, camo, lino, lana, madera de construccin, metales y productos manufacturados, como indica Rostovtzeff y se deduce del
Satiricn. Un ejemplo tpico de hombre de negocios fue Trimalcin, cuya vida cuenta Petronio. Su capital lo debi crear en tiempos de Augusto. El dinero, heredado de su seor, lo emple en empresas comerciales, principalmente en el comercio de vinos al por mayor. Ya viejo,
viva de las rentas de sus latifundios y del inters del dinero que inverta en prstamos. Su ocupacin principal fue el comercio y
secundariamente la agricultura y la banca. Hispania, que suministraba estos productos, ocupaba por ello un lugar destacado en la economa
imperial. Toda la produccin agrcola de la Btica y del Levante, salvo la

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que se consuma ac, se exportaba. La produccin minera se exportara en


su casi totalidad. La exportacin duplicaba los bienes de Turdetania,
porque los frutos sobrantes se venden con facilidad a los numerosos barcos
de comercio (Str., III, 2, 4). Al decir de Trogo Pompeyo (Just., XLIV, 1,
4), abastece prdigamente a toda clase de cosas, no slo a sus propios
habitantes, sino tambin a Italia y a la ciudad de Roma. Estrabn alude
continuamente a la exportacin e importacin de Turdetania, facilitada por
la navegacin de abras y ros (Str., III, 2, 4-5). En prrafo ms adelante
puntualiza las principales mercancas de exportacin: De Turdetania se
exporta trigo, mucho vino y aceite; ste, adems, no slo en cantidad, sino
de calidad insuperable. Exprtase tambin cera, miel, pez, mucha cochinilla
y minio mejor que el de tierra sinpica (Str., III, 2, 6). Todo este comercio
se diriga a Roma e Italia (Str., III, 2, 5) y ms concretamente a los puertos
de Ostia y Puteoli (Str., III, 2, 6), segn se indic ya: la excelencia de las
exportaciones de Turdetania manifistase en el gran nmero y en el gran
tamao de las naves, los mayores navos de carga que arriban a Puteoli y a
Ostia, puerto de Roma, proceden de aqu y su nmero es casi igual al que
viene de frica. La gran ventaja de Puteoli sobre Ostia estribaba en que en
el primer puerto haba carga de retorno para Hispania: manufacturas y vinos.
En la economa de Italia la exportacin agrcola y minera de la Penn
sula era una pieza fundamental para el abastecimiento de las mercancas,
pues, como Columela (De re rust., I, 20) indica, Italia, a pesar de su fertili
dad, se ve obligada a importar grano de las provincias ultramarinas y vino
de las islas Ccladas y de la Btica. Se export trigo tambin a Mauritania,
como se deduce del hecho de que en el ao 44 el emperador Claudio expul
s del Senado a Umbronio Silin, procnsul de la Btica, por no enviar gra
no suficiente al ejrcito de Mauritania. Segn Din Cassio (LX, 24, 5), la
acusacin motivada por intrigas de los libertos del emperador era falsa. Los
vinos ya mencionados, laetanos, tarraconenses, lauronenses, y los balericos,
que admitan la comparacin con los mejores de Italia (NH, XIV, 71) los
tarraconenses los cree Marcial (XIII, 118) slo inferiores a los campanos,
compitiendo con los etruscos, y los lauronenses eran famosos por su finura,
todos ellos se exportaban. De estos ltimos una estampilla ha aparecido en
Pompeya. Tambin se exportaban a Roma vinos de calidad baja, como pare
ce deducirse del verso de Ovidio (Ars. Am., III, 645) en que el poeta reco
mienda a los enamorados emborrachar al custodio de la amada con mucho
vino, aunque sea procedente de Hispania. A partir del cambio de era, en toda
la costa septentrional del Mediterrneo hispano se documenta un tipo de n
fora imitado de ejemplares itlicos de la forma Dressel I y II, del cual la for
ma I se extiende por Provenza (Narbona y Enserune) y Catalua hasta Va-

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lencia, que posiblemente contena los clebres vinos layetanos y tarraconenses. Hispania exportaba grandes cantidades de aceite ibrico, que
Rostovtzeff considera mejor y ms barato que el recolectado en Italia.
Recientemente, A. Tchernia ha estudiado las nforas y marcas de nforas de la Btica encontradas en Pompeya y Stabies.
Las estampillas de C. Antonius Quietus y MIM han aparecido en
Stabies y Pompeya. Su origen hispano queda bien atestiguado por la gran difusin de estampillas con el mismo nombre hallados en el valle del Guadalquivir: Alcotrista, Alcolea del Ro y Pea de la Sal. La fecha de esta marca
es el principio del primer cuarto del siglo I de la era. Generalmente los historiadores fechan, en su mayora, la difusin del aceite btico en nforas estampilladas en el siglo II o al final del siglo I. Tchernia propone una cronologa para las dos estampillas mencionadas ms alta que la tradicional. Estas
estampillas no se documentan slo en Campania; la MIM aparece tambin
en las siguientes localidades: Thamusida (Mauritania Tingitana), monte
Testaccio, lecho u orilla del Tber, Nmes, Orange, Bains de la Buisse,
Vienne, Ste. Colombe, Trion, Fins d'Annecy, Lyon, Vidy-Lausanne, Vichy,
Autun, Les Bolards, Besanon, Colombier-Neuchtel, Avenches, Augst,
Mayence, Zugmantel, Hofheim, L'Altebourg, Neuss, Grimmlinghausen,
Xanten, Exeter, Londres, Colchester, Newstead y Camelon. La difusin de
la marca C. Antonius Quietus es la siguiente: Monte Testaccio, Orti
Torlonia, Esquilino, Castro Pretorio, Cortona, Nice, Nmes, Vienne, Ste.
Colombe, Trion, Fins d'Annecy, Monts de Vuache, Ginebra, Sennec, Les
Bolards, Dijon, Besanon, Langres, Clermont-Ferrand, Lezoux, Vichy,
Bourbon-Lancy, Autun, Entrains, Bourges, Menetou-Ratel, Avenches,
Soleure, Augsbourg, Strasbourg, Heidelberg, Mayence, Heddernheim,
Bavay, Nimega, Utrecht, Vechten, Richborough, Londres, Silchester,
Colchester, Caerwent, Caerleon, Brecon, Lancaster y Newstead.
Las nforas seguan, pues, las vas fluviales de los ros Rdano, Saona
y Rin, y pasaban a Britania por Vechten. A travs del lago Constanza y del
Alto Danubio llegaban a Augsbourg, en Rhetia. No se documentan marcas
hispanas en el valle del Poo, lo que indica, segn Tchernia, que el aceite de
Istria se exportaba al Nrico y Panonia. Algunas conclusiones importantes
cabe extraer de la distribucin. Las nforas con la marca MIM estn ms representadas que aquellas de C. Antonius Quietus en el Testaccio y en el
limes germnico, que son los lugares tradicionales de la annona, urbana y
militar.
La distribucin de los productos de C. Antonius Quietus parece
sealar un espritu ms osado. Se le documenta en toda Britania
y en Augsbourg, que son los lugares ms distantes de venta del aceite hispano. Algunos de los lugares de hallazgo tienen una cronologa
muy segura o un terminus ante quem; as para MIM, en Colchester antes

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del 65, en Xanten antes del 83 y en Nmes probablemente antes del 70. La
dispersin de esta marca es grande ya entre los aos 60 y 80. Para la de C.
Antonius Quietus se obtienen las siguientes fechas: en Castro Pretorio, mitad
del siglo I o principios del siglo II; Richborough antes del 85. Esta estampilla indica un momento de difusin del aceite, posterior a la de MIM, alrededor del ao 80. Por estas fechas otros exportadores del aceite btico hacan
la competencia a las dos fbricas anteriores, como la marca P. S. Auitis, frecuentemente documentada en la Btica, en cija, en donde se halla muy extendida; aparece dos veces en Colchester, ciudad abandonada en el ao 65,
de donde se deduce que la casa exportaba ya aceite antes de la fecha. Diez
estampillas se han recogido en Castro Pretorio, otras en Roma, Frejus,
Arls, Fins d'Annecy, Trinquetaille, Clermont, Ainay, Amiens, Boulogne,
Windisch, Langres, Colonia, Nimega, Londres, Silchester, Wroxeter y
Richborough, todo lo cual indica que entre los aos 60 y 80 la exportacin
de aceite btico estaba ya organizada como una gran empresa capitalista y
que se exportaba a toda Europa por transportes fluviales y martimos. La
distribucin de las nforas corra a cargo de los nauicularii y de los
diffusores olearii instalados en los lugares adonde llegaba el aceite. Todo lo
cual requera una organizacin de produccin, envase, transporte, distribucin y relaciones comerciales muy complicadas y perfeccionadas.
No hay dificultad, pues los hallazgos arqueolgicos lo confirman, en
admitir este comercio de exportacin de aceite btico, ms concretamente de
la zona comprendida entre Crdoba e Hispalis; alguna mayor dificultad entraa la exportacin a Campania, de la que habla Estrabn, precisamente en
el Siglo de Oro del comercio y de la agricultura campanos. Algunas de estas
empresas exportadoras de aceite btico exportaron durante muchos aos;
as, la de C. Antonius Quietus se dedic al comercio y transporte durante
cincuenta aos, y la de MIM, durante unos cuarenta aos; lo mismo se puede
decir de la marca DD Caecilii Hospitalis et Maternus.
La marca de D. Caecilii aparece en Pompeya y tres veces
sobre nforas halladas en Roma. El Monte Testaccio ha dado un tiesto
donde el nombre aparece asociado al de L. Aelius Optatus, la conocida familia de negociantes de aceite establecida en la Btica, bien estudiada por Thouvenot. Lo ms frecuente es encontrar tiestos con la
inscripcin DD Caeciliorum Hospitalis et Materni; seis nforas llevan
la fecha del ao 154; precisamente en Astigi, uno de los principales
puertos de embarque del aceite btico, mencionado 95 veces sobre las
nforas del Testaccio, una inscripcin seala la ereccin de una estatua por
D. Caecilius Hospitalis y Caecilia D. f. Materna (CIL, II, 1474). Los D.
Caecilii de Pompeya son los parientes o antepasados de los D. Caecilii
seguidos de diferentes prenombres, que se documentan en el Testaccio,

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y eran nauicularii, pues es bien sabido que el nombre de la inscripcin del


nfora no indica el productor, sino el nauicularius que reciba el cargamento
de aceite en la Btica, lo transportaba y se encargaba de venderlo. Recientemente ha propuesto Remesal con buenos argumentos la tesis de que las estampillas indican los nombres de los cosecheros. Con los aos, los D. Caecilii admitieron en su empresa otros miembros de la familia o quiz crearon filiales, pero el negocio permaneci en manos de la misma gens durante setenta y cinco aos, todo lo cual indica la gran estabilidad econmica y social
de la Btica durante los dos primeros siglos del imperio. Entre otras marcas
de nauicularii bticos, que exportaban en el siglo I, se puede sealar la estampilla MAR (en la Btica se encuentra en El Judo, Itlica y Las Delicias),
menos documentada que la MIM o la de C. Antonius Quietus, que aparece
en Galicia, Germania, Britania y frica del Norte, Ste. Colombe, Trion,
Soleure, Les Andelys, Les Bolards, Hofheim, Wroxeter, Banasa y Carthago.
En Lyon y en Castro Pretorio est asociada a P. S. Auitus, lo que prueba que existan sociedades de nauicularii con vistas al transporte y venta del
aceite btico durante el siglo I, data de la marca P. S. Auitus. Se conocen los
nombres de otros nauicularii bticos, que exportaban a Pompeya no slo
aceite, sino otros productos, como M. Moctumar (?); dos nforas con el mismo nombre y de distinta forma se han hallado; una de ellas, por su forma,
parece destinada a exportar otro producto distinto del aceite, quiz un producto de lujo, comprado por los ricos habitantes de Boscoreale, mientras
que la segunda transportara aceite a la casa prxima a la Via di Nola.
Otras tres nforas de la forma XXIX, halladas en Pompeya, tambin cree
Tchernia, con buenas razones, que transportaban aceite andaluz a la ciudad
campana, al igual que otras tres nforas pompeyanas de la forma X, una de
las cuales lleva la marca D. Caecilii y el nombre del puerto de embarque:
Astigi.
La Btica tena en Pompeya, pues, un mercado, cuya importancia es
difcil de momento precisar, pero que deba ser de consideracin, pues con
seguridad y probablemente siete nforas casi intactas llevan los nombres de
diferentes nauicularii que transportaban el aceite en barcos distintos.
En cuanto al problema de la presencia del aceite btico en Campania, Tchernia ha solucionado bien la cuestin. La zona de Venafro pro
duca aceite, que se dedicaba principalmente a la elaboracin de
perfumes (Plin., NH, XV, 8). No est probado que Pompeya exportara aceite, sino vino. La produccin aceitera de Venafro era ms bien de
gran calidad que de gran cantidad. Los hallazgos arqueolgicos prueban la presencia del aceite btico en Roma entre los aos 60-65 lo
ms tarde, y en el 79 en Campania. Probablemente Italia produca, ya para

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la segunda mitad del siglo I, aceite en cantidad insuficiente para sus necesidades, lo que explicara la exportacin del aceite hispano. Thouvenot ha estudiado otras marcas de nforas que caen dentro de los lmites de este trabajo; as, la BRO. ODV, que se encuentra muy repartida y bien representada en
la Galia Narbonense, en Trois Gaules, en la regin renana, en Roma, en
Aosta y en la regin de Chambry. Esta marca alude muy probablemente al
lugar de embarque de aceite, Oducia, puerto distante 40 kilmetros de Sevilla.
Est en relacin con una segunda: L. SE. RV, documentada en Svy, Autun,
Nimega, Vienne y Ste. Colombe, de la que se conoce una segunda anloga, de
la que se diferencia slo por el prenombre Q(uintus) en lugar de L( ucius), y
se la encuentra en Avallon, Soleure y Worms. Aqu se tendra probablemente
un nuevo caso de exportadores pertenecientes a la misma familia. Si la primera marca es de origen btico, hay que atribuir el mismo origen a
Q.SE.RV.BRO. y por va de deduccin a la L. SE. RVFI, ya que las tres aparecen juntas en Svy. La cronologa viene determinada por el hecho de que
el ejemplar con el prenombre Lucius, igual que el de Svy, proviene del
campo de la legio X, ocupado desde el ao 70 al 105. nforas de origen hispano, y ms concretamente de Cdiz-Algeciras, han aparecido en el naufragio de un cargamento hallado en Marsella, fechadas en el siglo I antes de Jesucristo, en Crcega, en el estrecho de Bonifacio, datadas en los aos de gobierno de Calgula y Nern y en Rogliano en el mismo estrecho, tambin
procedentes de la Btica, fechadas en el primer tercio del siglo I.
El comercio de aceite y vino desempeaba, pues, un papel capital en
la economa de la Btica y de la costa ibrica.
R. Pascual, basado en los hallazgos submarinos de nforas, ha podido
reconstruir las tres principales rutas de exportacin de aceite y vinos hispanos en nforas. Aunque los razonamientos -escribe- de la presencia de materiales arqueolgicos en determinados puntos deben tomarse con ciertas reservas, porque en buena parte se basan en la mayor o menor intensidad de
investigacin y publicacin en las diferentes zonas, y, por tanto, pueden ser
alterados en cualquier momento, la distribucin geogrfica de los tres tipos
de nfora que acabamos de estudiar, sobre todo si valoramos los hallazgos
submarinos, parecen trazarnos unas rutas comerciales bastante claras.
La principal de estas hipotticas rutas, partiendo de la zona
productora que sera la Andaluca atlntica, que tiene una mayor riqueza
pesquera que la mediterrnea y en la que slo en tierra encontramos nforas
de las que ahora nos interesan, segua primero hacia el Este y
luego hacia el Norte, bordeando la costa espaola, en la que ha dejado testimonios en el pecio Gandolfo, Roquetas del Mar, Escombreras
y Alicante, para, aproximadamente en este punto, girar al Este y tomar el rumbo de las Baleares, donde tambin ha dejado muestras de su

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paso, y sin variar el rumbo, cruzar el estrecho de Bonifacio, donde asimismo


ha dejado huellas, para arribar, en fin, a Ostia, que desde mediados del siglo
I fue el principal puerto receptor de Roma, la cual sera el punto consumidor
por excelencia.
Una parte de este trfico, sin duda de menor volumen que el que se diriga a Italia, una vez en la costa alicantina seguiran remontando hacia el
norte del litoral espaol, con el fin de abastecer el pas valenciano, Catalua
y el sur de Francia: lugares en los que, como hemos visto, tambin se hallan
algunas nforas de estos tipos.
Y, asimismo, si admitimos que los ejemplares de Beloo llegaron all
por mar, lo cual es bastante probable, habra que pensar en una tercera ruta
que costeara la Pennsula Ibrica por el Oeste y el Norte. Por ahora, si nos
limitamos a los tipos anfricos estudiados, la encontramos poco atestiguada,
pero si tenemos en cuenta que en Inglaterra aparecen con cierta frecuencia
nforas de la forma 20, que, como hemos dicho, tambin son bticas, la cosa
parece bastante ms verosmil. De cuanto llevamos dicho y refirindolo
estrictamente al pecio Gandolfo, se desprende que el buque all naufragado
proceda de la Btica, probablemente de un punto situado ms hacia Occidente que el lugar del siniestro y que transportaba un cargamento de salazones de pescado, cuyo destino sera Roma, la Galia o un punto cualquiera de
estas rutas.
MERCADERES. COMERCIO DE EXPORTACIN. ACEITE
Se conoce la existencia de compaas de comerciantes dentro de los lmites de este perodo. Testigos de este comercio hispano a travs de Ostia
son las nforas hispanas del Monte Testaccio en Roma, que desembarcaron
en el puerto de Ostia, los pocos fragmentos de sigillata hispana, aparecidos
en las excavaciones de Ostia y, principalmente los sellos de nforas, que hablan de una intensa actividad comercial con Hispania, hasta el ao 160. A
partir de Cmmodo hace en Ostia su aparicin el aceite africano, probablemente sustituyendo tmidamente, al principio, al btico. Otras inscripciones
de Roma mencionan a comerciantes de aceites bticos: negotiatores olearii
ex Baetica (CIL, VI, 1625b), L. Marius Phoebus, mercator olei hispani ex
provincia Baetica (CIL, VI, 1935), C. Sextius Regulianus, diffusor olearius
ex Baetica, que trafic en Lugdunum (CIL, VI, 29722). Posiblemente
traficaba en negocios aceiteros el mercator cordobs M. Fabius, libertus
trium Marcorum, establecIdo en Narbona (AE, 1916, 41). El sur de la Galia
atrajo bastantes hispanos, posiblemente dedicados al comercio, pues en
Nmes exista una regio hispana (CIL, XII, 3363). Un prototipo de
comerciantes en aceite es la familia de los Aelii Optati, procedentes de la

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Galia y establecidos en la Btica en el siglo II. En Peaflor, entre Sevilla y


Crdoba, en plena zona aceitera, se hall una estela funeraria erigida por
Aelia Optata en memoria de Q. Aelius Optatus (CIL, II, 2329). Sus marcas
de aceite aparecen en Autun y Roma. La familia parece tener otros miembros dedicados al comercio del aceite, como M. Aelius Alexander (CIL, XV,
2689) Y Q. Aelius Minicianus (CIL, XV, 2690). Muchas nforas del Monte
Testaccio llevan sobre su panza el nombre o los nombres de los negociantes
intermediarios. Estos poderosos traficantes compraban al por mayor la produccin de tal o cual marca y aseguraban la expedicin a Roma, o a la
Galia, o al limes renano. Los armadores, como los negotiatores, lograban, a
veces, beneficios considerables. Las inscripciones de estas nforas llevan
frecuentemente el nombre de L. Aelius Optatus (CIL, XV, 3693, 3795). Una
inscripcin de Ulia, Montemayor, menciona a L. Aelius Optatus (CIL, II,
1533); como la inscripcin se fecha entre los aos 222 y 235, debe de ser un
descendiente del exportador de aceite. Algn miembro de esta familia estaba
asociado para el comercio con otros negociantes, los Caecilii (CIL, XV,
3795), mencionados en el ao 154 (CIL, XV, 3775) y cuyo nombre se lee
incompleto: D. D. Caeciliorum Hospitalis et Materni (CIL, XV, 3769), y en
una inscripcin de cija, D. Caecilius Hospitalis et Caecilia Materna (CIL,
II, 1474). Los Caecilii de las nforas pintadas de Roma vivan en Astigi. El
nombre de esta ciudad va pintado muy frecuentemente cerca del asa en las
inscripciones del Testaccio. Se puede deducir que dos miembros de la familia, en la misma regin, ya que Peaflor est a poca distancia de Astigi y
bien comunicada, se dedicaban al comercio aceitero en la misma zona, durante el segundo tercio del siglo II. Las inscripciones de Sevilla son importantes por citar un colegio de barqueros que negociaban en Hispalis (CIL, II,
1168-1169). Los scapharii qui Romulae negotiantur dedicaron una inscripcin a Antonino Po. Es el mismo collegium scapharii Romulae consistentes
(CIL, II, 1183), que en poca de Marco Aurelio y L. Vero erigi una lpida
a Sextus Iulius, que desempe muchos cargos militares y civiles, el de ayudante de Ulpius Saturninus, praefectus annonae ad oleum afrum et
hispanum recensendum item solanina transferenda item vecturas
naviculariis exolvendas y fue tambin procurator Augusti ad ripam (CIL,
II, 1180). Esta inscripcin seala la dependencia econmica en que los
scapharii, como los navicularii, se encontraban respecto a Sextus Iulius.
Obtenan los navicularii por los servicios prestados una compensacin, que
pagaba el delegado local del prefecto de la annona, que vigilaba todos los
collegia de transportistas de la annona. Tambin hay inscripciones hispanas
que mencionan comerciantes de la localidad, como Q. Ovilius Venustianus,
negotians (CIL, II, 4317) y Pompeius Faliscus, mercator (CIL, II, 6110), este ltimo del siglo II.

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Hispania export en poca de los Antoninos y de los Severos ingentes


cantidades de aceite a Roma y al resto de la Europa Occidental.
BASES PARA EL ESTUDIO DEL COMERCIO OLEARIO
Los recientes trabajos de M. Ponsich y J. Remesal han replanteado la
cuestin de la produccin y el comercio del aceite, y con ello el problema de
la distribucin de la tierra y la injerencia fiscal en la Btica.
Por desgracia, los escritores antiguos slo nos transmitieron referencias, generalmente laudatorias, sobre la situacin econmica de la Btica.
Por tanto, son fundamentales y casi exclusivos los datos arqueolgicos y la
interpretacin que de ellos hagamos.
Entre estos datos, y como fsiles directores, conservamos las marcas
de nforas Dressel 20 recogidas in situ, ms las halladas en el Testaccio junto a los Tituli Picti.
Las prospecciones de M. Ponsich, adems de aportar gran cantidad de
marcas nuevas, ponen de manifiesto sobre el mapa los grandes ncleos de
produccin de nforas y, por tanto, de embarque y distribucin del aceite; se
aprecia directamente la falta de grandes centros, al menos no han sido descubiertos, en torno a las dos grandes metrpolis andaluzas: Sevilla y Crdoba. Esto posiblemente se deba a que las tierras prximas a ellas estuviesen
dedicadas al aprovisionamiento de estas ciudades; sabemos por Plinio que el
cultivo de la alcachofa era particularmente productivo en las proximidades
de Crdoba. Mientras que los mayores ncleos urbanos se encuentran en la
orilla derecha, hecho que, como ya demostr J. Remesal, se debe no slo a
la defensa contra las riadas, sino tambin a un afn por controlar los pasos
hacia el interior de la sierra; la mayora de los grandes centros de produccin de nforas, como ha visto M. Ponsich, se encuentran en la margen izquierda, debido seguramente a que en la regin de esta orilla es donde el valle se ensancha creando amplias campias ideales, segn Plinio y Columela,
para el cultivo del olivo.
Los materiales del Testaccio son los nicos que de un modo global y
seguro pueden fecharse; adems, nos ofrecen un gran nmero de datos sobre
comerciantes, personajes relacionados con el fisco y nombres de lugar. La
mayora de los investigadores han dejado atrs los trabajos de Dressel plasmados fundamentalmente en CIL, XV, y han seguido los ms modernos de
Callender, que ha interpretado mal las fechas del Testaccio y ha inducido a
muchos a pensar que la exportacin del aceite btico decrece notablemente
con la llegada de los Severos al poder. Las modernas investigaciones de E.
Rodrguez Almeida han vuelto a poner en vigor la obra de Dressel.

29

Por desgracia, la documentacin de que disponemos est muy mal distribuida cronolgicamente, conocemos el pequeo grupo de los Castra
Pretoria, algunos ejemplares de los campamentos del limes occidental y
otros procedentes de Pompeya, fechables en la segunda mitad del siglo I
despus de Jesucristo. Para el primer tercio del siglo II despus de Jesucristo
disponemos de los materiales de Villa Ludovisia, y en el Testaccio, de momento, slo disponemos de dos amplios grupos, uno fechable a mediados
del siglo II despus de Jesucristo y otro ms numeroso de la primera mitad
del siglo III despus de Jesucristo, faltando hasta el presente los materiales
del tercer tercio del siglo II despus de Jesucristo.
Los sellos aparecidos en la Btica, recogidos in situ, por C. Maxwell,
Bonsor y M. Ponsich y estudiados en conjunto por J. Remesal, aportan nuevas precisiones sobre el estudio de la economa olecola. La falta de documentacin pone ante nuestros ojos los sellos de las nforas como un galimatas indescifrable, pero no hay que olvidar que en su momento representaban
un sistema claro y elocuente para clasificar y diferenciar los productos.
El primer problema es delimitar a quines representan los sellos. Se
cree que a los dueos del aceite, sean stos los mismos productores o los
compradores y exportadores, representados por los tria nomina, a los que en
muchos casos se asocian indicaciones de figlinae, de fundus o de los
officinatores. Los sistemas de siglas fueron, pues, muy variados, y hasta el
presente slo han podido ser delimitados algunos. Veamos un ejemplo: la
figlina Virginensia.
Esta figlina nos es conocida en el Testaccio tanto por marcas como
por tituli picti. Estas marcas proceden de Puerto el Barco (Brenes,
Sevilla), segn los hallazgos de Bonsor, Ponsich y Abad. A partir de las fechas obtenidas en el Testaccio las variantes pueden dividirse en dos grandes
grupos: primero, QVCVIRG, VIRGIN, VIRG, VIR.I, VIR.II, VIR.III, VIR.IIII
y VIR.A.V, fechables todas a mediados del siglo II despus de Jesucristo; segundo, ISVIRG., asociada a los sellos HERMES y ROMVL. F, ISHERMES,
ISMILO. F, ISCALLI. F, ms el sello AVGVSTAL, fechables a principios
del siglo III despus de Jesucristo.
En opinin de J. Remesal, QVC representa al dueo no slo de la
figlina, sino tambin posiblemente de un fundus del mismo nombre. La
alfarera, segn las marcas conocidas, tena cinco talleres, indicados
en los sellos por un numeral: VIR.I o VIR.A. V. Coincidiendo con la llegada al poder de los Severos, cambia el sistema de sellado, la figlina K
pasa a un nuevo propietario, IS, sin aparente relacin familiar con el
anterior dueo, y aparecen cinco nombres serviles, sin duda de officinatores, asociados a la marca en dos estadios, posiblemente cronolgicos, primero sellando en el labio del nfora con el cuo ISVIRG y un

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nombre servil en el asa (conocemos hasta el presente slo los casos de


Hermes y Romulus), y despus viene la integracin en un solo sello de los elementos de los dos cuos anteriores: ISHERMES, ISMILON, ISCALLISTVS
(desconocemos estas variantes en las formas asociadas a Romulus y Augustal).
Tal vez tras este cambio radical se esconda una muestra de las confiscaciones
severianas o simplemente un cambio en la concepcin del negocio, por el
que los officinatores tal vez manumitidos adquirieron un rango significativo dentro del sistema de produccin, quiz como libertos asociados a su
patrn. La cuestin sera poder establecer si este cambio en el sistema de
gestin de las alfareras fue general, o al menos frecuente, a principios del
siglo III despus de Jesucristo, y si estuvo condicionado o no por las medidas imperiales.
En estos momentos, pues, gracias a las modernas investigaciones estamos en situacin de establecer y delimitar la importancia de las zonas geogrficas, y con ello la distribucin de las fuerzas productoras y exportadoras.
Entre stas destacan las zonas de Arva-Axati y la regin de la desembocadura del Genil.
ORGANIZACIN DEL COMERCIO
La vinculacin entre productores de aceite, de nforas, comerciantes y
transportistas es algo que de momento no se puede esclarecer. Hasta qu
punto estas funciones estuvieron separadas o recayeron en un mismo individuo todas o algunas de ellas? Sin duda que en la realidad estas correlaciones
fueron mltiples y variadas. Seguramente los fundus con propiedades junto
al ro tuvieron sus propias figlinas; tal parece el caso del lugar de Cruz
Verde, donde se ha encontrado la marca PORT.PAH, a la vez que existan
grandes centros de produccin de nforas, donde, como en la Catria, han
aparecido casi un centenar de marcas distintas.
La explotacin de la tierra debi seguir prcticamente el esquema que
nos transmite Columela, pues an hasta nuestros das se han mantenido la mayora de sus preceptos. En un intento de ver la relacin entre navicularios y productores se han reducido los nombres de aqullos a siglas, y aun as, es un sistema que podra mostrar muchas coincidencias; stas no se han encontrado,
lo que induce a pensar que hay una dicotoma general entre ambas funciones, reforzada por el hecho de que muchos de los navicularios eran extranjeros radicados en otros lugares, como, por ejemplo, el narbons Sextus
Fabius Secundus. De entre ellos los que transportaban productos para la
annona reciban de manos de un adiutor del prefecto establecido en la Btica
el importe de sus comisiones, segn demuestra la inscripcin de Sevilla

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dedicada a Sextus Iulius Possessor. Qu sistema se segua en los transportes privados? Caben dos opciones, o el naviculario transportaba productos
adquiridos por l en el punto de origen o bien reciba un tanto por ciento
que segn el Digesto llegaba hasta el 12 por 100 por el transporte de los
bienes de otro, sistema que parece debi ser el ms usual, pues supone un
menor riesgo de inversin para el naviculario.
Las asociaciones entre productores y entre navicularios fueron frecuentes como demuestran los sellos en nforas y algunos tituli picti respectivamente. Lo ms probable es que estas asociaciones se diesen entre individuos que desempeaban ms de una funcin econmica, como, por ejemplo,
productores que comerciasen directamente sus productos o navicularios comerciantes, como L. Marius Phoebus, de quien se sabe por una inscripcin
que era mercator olei hispani, a la vez que su nombre figura en los tituli
picti en el lugar de los navicularios asociado a otros individuos. Existan
tambin difussores olearii, como M. Iulius Hermesianus, de Astigi, es decir,
corredores de comercio entre productores y comerciantes que canalizaban la
exportacin a los lugares de demanda.
EL CONTROL FISCAL DEL COMERCIO ACEITERO
El aceite era una materia estratgica dentro del Imperio Romano, de
tal modo que de los emperadores considerados buenos se dice que
hicieron grandes provisiones; sobre este producto, por tanto, la administracin debi de ejercer un continuo control cada vez ms exclusivo,
como bien demuestran las fuentes tardas, por las que se sabe que los
navicularios fueron considerados como un cuerpo al servicio del Estado. Se
pueden entrever slamente, debido a la falta de documentacin, los grandes
pasos de este proceso; el primero y fundamental se debe a Vespasiano, tras
la elevacin de los oppida de las orillas del Betis a municipios, lo que
permite dos cosas fundamentales: primero, concede un canon jurdico el
Ius Latii Minus vlido en todo el Imperio, creando el marco legal
necesario para el desarrollo de las actividades comerciales; segundo, como
demuestra la carta de Tito a los munigenses, estas ciudades no fueron
libradas de sus tributos, sino que ms bien, a partir de esta nueva situacin
jurdica, la administracin romana pudo ser ms intervencionista en los
asuntos municipales. El segundo gran paso fue dado, posiblemente, por
Cmmodo. Aunque carecemos por completo de documentacin, la
organizacin por este emperador de la armada africana para asegurar el
establecimiento de una de las materias primas fundamentales, el trigo,
obliga a pensar, dentro de una estrategia global de establecimientos, en unas

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medidas equiparables para el control de otro de los productos bsicos, el


aceite. El tercer gran paso, y de ste tenemos documentacin arqueolgica a
travs de los tituli picti del Testaccio, fue dado por Septimio Severo con la
creacin de un rgano de control directo: el fisci rationis patrimoni provinciae
Baeticae. A partir de Severo Alejandro vuelven a aparecer sobre las nforas
los nombres de los navicularios, hecho que significa una liberacin del transporte y del comercio.
De la organizacin del fisco sobre el terreno se sabe, a travs de algunas inscripciones, que exista un praefectus ad oleum afrum et hispanum
recensendum, a cuyas rdenes estaban uno o varios adiutores; se sabe, as
mismo, que existan procuratores ripae Baetis, pero se desconoce si su funcin se limitaba a vigilar el estado de navegabilidad del ro o si tenan tambin alguna funcin en la expedicin de los productos, o si sta re caa en
los dispensatores de los puertos.
Hasta Septimio Severo el control de la recepcin de los productos por
el fisco, como demuestran los epgrafes de los tituli picti, estuvo en manos
de publicanos, entre los que figuran algunas mujeres. Al menos en un caso
tenemos confirmacin por un titulus pictus del ao 154, de que entre estos
publicanos se encontraba un individuo, Cassius Apolaustus, que pertenece a
una familia de navicularios, con lo que sta no slo tendra el beneficio del
arrendamiento de aduana, sino probablemente tambin la posibilidad de un
trato de preferencial a la hora de ofrecer sus barcos para el transporte. Con
Septimio Severo aparecen para este control funcionarios imperiales, arcarii,
que tienen a sus rdenes a varios vicarii.
Se conservan igualmente algunas inscripciones de los barqueros,
scapharii, lintrarii, que transportaban en barcazas los productos hasta el
gran puerto de Hispalis. Por el momento no se puede especificar con claridad hasta qu punto estas asociaciones dependan del fisco, hay que pensar
que hasta los Severos eran unos collegia libres y que a principios del siglo
III despus de Jesucristo debieron ser convertidos en una asociacin totalmente fiscalizada.
Aunque existi el comercio libre como demuestra el hecho de haberse
hallado marcas de nforas bticas en todo el occidente romano, el comercio
del aceite andaluz fue controlado y absorbido en su gran mayora por la
annona, con lo que queda de manifiesto la gran importancia que esta provincia obtuvo dentro del Imperio y su inmenso valor estratgico y poltico dentro del mundo romano.
Del estudio de N. H. Callender es posible deducir, como lo hace
l, algunos datos extraordinariamente importantes para el comercio
btico que confirman otros estudios. Desde el principio del siglo I
el sur de Hispania reemplaz a Italia como regin exportadora de
productos, lo que implica la decadencia de la agricultura y viticultura

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itlicas; el vaco que en la exportacin dej Italia lo llen la Btica desde


principios del siglo I.
La annona imperial era el principal consumidor de vino y aceite hispano, es decir, la poblacin de Roma y el ejrcito del limes europeo. Como
M. H. Callender acertadamente escribe: la enorme extensin del comercio
del sur de Hispania queda atestiguada por las numerosas nforas globulares,
estampilladas y sin estampillar, halladas en el Occidente, por la gigantesca
masa del Monte Testaccio, el ms importante testimonio de la exportacin
hispana a otros lugares occidentales y el gran nmero de nforas globulares
halladas en las ciudades excavadas. Ya Dressel, que estudi en el siglo
XIX las nforas del Monte Testaccio, lleg a la conclusin de que la mayora procedan de la Btica y de la Tarraconensis y, ms concretamente, del
Valle del Guadalquivir. Esta exportacin es de capital importancia para la
historia econmica del Occidente e indica el papel importante desempeado
por Hispania en los dos primeros siglos de la. era. Este comercio comenz a
decaer algo con los Severos. A partir de Alejandro Severo debi desaparecer
en gran parte, posiblemente debido a las confiscaciones de que fue objeto
por el fundador de la dinasta, segn M. H. Callender, pero en realidad no
desapareci hasta el final del gobierno del emperador Valeriano. Hasta la
poca de los Severos fue empresa privada. Algunas nforas llevan indicaciones segn lo sealado, de estar bajo confiscacin imperial, es decir, de haber
sido nacionalizadas despus del 197. La mencionada inscripcin de Sextus
Iulius Possessor, que durante los aos 161-163 fue procurador imperial del
valle del Betis y ayudante en la inspeccin del aceite de frica e Hispania,
indica que posiblemente su cargo no tena por finalidad controlar el comercio aceitero por el Estado, como sugiere Rostovtzeff, quien cree que el aceite exportado a Roma era un impuesto en especie pagado por la hacienda imperial en las provincias, sino, como van Nostrand indica, Iulius Possessor
era un inspector de la calidad del aceite. El Estado romano no pona ningn
impuesto a sus propios productos. Las nforas hispanas con tituli picti normalmente incluyen los smbolos , , etc., que posiblemente hacen referencia a un impuesto. Los productos hispanos pagaban un impuesto como lo
indica la inscripcin de Ostia que menciona el impuesto de 2,5 por 100
(CIL, XIV, 4708).
En las estampillas del sur de Hispania va indicada frecuentemente la
figlina: Barbensis, Ceparia, Grumensis, Salsensis, Scalensia, Saxum
ferreum.. Scimnianum, Virginenia. Otras estampillas indican, como
se dijo ya, la cooperacin de dos o ms miembros de la familia en el
comercio, como los II Aurelii Heracles, padre e hijo, los III Ermii
Iulii, los II Iuni Melisii y los II Menicii. Las aduanas estaban en
Crdoba, Astigi e Hispalis (el nombre de Astigi aparece en el libro de

34

M. H. Callender 95 veces; el de Crdoba, 45, y el de Hispalis, 35). Esta


exportacin llevaba consigo el cultivo del olivo, la fabricacin de envases,
buenas vas fluviales y martimas de transporte, gran nmero de puertos de
embarque, desarrollo grande de la industria de construccin naval y una gigantesca mano de obra; todo ello implica un comercio bien organizado y
unas redes de distribucin muy perfeccionadas. En Hispania haba una tendencia no muy grande hacia el gran latifundio. Sin embargo, el desarrollo de
la industria aceitera presupone la aparicin de una agricultura de tipo capitalista.
A juzgar por las inscripciones pintadas procedentes del Monte
Testaccio, que han podido ser datadas, el auge del comercio aceitero hispano se puede situar entre los aos 140 y 165, segn se indic ya. Desde el
punto de vista de la economa el mejor momento de Hispania fue el reinado
de Antonino Po, a juzgar por la exportacin del aceite y las explotaciones
de las minas de Riotinto, confirmando lo escrito por su bigrafo (SHA., Vita
Anton., VII, 2) de que bajo su mandato todas las provincias florecieron. En
Hispania, en general, se acusan las mismas corrientes econmicas, sociales
y religiosas que en el resto del Imperio Romano. Las mismas inscripciones
indican que en Hispalis, Astigi y Crdoba estaban las industrias del valle del
Betis para la fabricacin de nforas. Baste recordar que en Alcal del Ro,
en plena zona aceitera, se hallan 30 fbricas, diseminadas por un territorio
de 250 kilomtros cuadrados. Las tres ciudades estn muy bien comunicadas
entre s. La exportacin de aceite a Britania es prcticamente toda hispana
hasta el final del siglo II: despus el comercio debi dirigirse a Roma.
Din Crisstomo (Orat., LXXIX, 5) alude al coste elevado de las importaciones hispanas a Italia y a la sangra de dinero que costaban que, en
parte, deba quedar en Italia, debido al absentismo de los grandes terratenientes y a su permanencia en Italia, como los Valerii Vegeti.
La importancia para Roma del aceite btico, queda bien patente en el
hecho de que, a juzgar por el movimiento del puerto de Ostia, es el segundo
producto alimenticio importado.
Clculos sobre el volumen de las exportaciones hispanas son muy
difciles de hacer. Se calcula por T. Frank que el Monte Testaccio tiene unos 40 millones de nforas aproximadamente, casi en su totalidad procedentes de Hispania, en poco ms de un siglo, con predominio del vino y aceite sobre el garum; en total, unos 2.000 millones de litros, ya que la capacidad media de cada nfora es de unos 50 litros. El precio del nfora oscilaba entre 20 y 40 sestercios y fue hecho en
poco ms de un siglo, a partir del siglo II. T. Frank ha calculado el consumo
anual de vino y aceite entre 112 y 7 millones de litros anuales respectivamente, y que el 50 por 100 o algo ms del vino consumido en Roma

35

proceda de Hispania, siendo todava mayor la importacin de aceite, lo que


suma unos ingresos de 60 y 24 millones de sestercios respectivamente. A estas cifras hay que aadir el consumo de Britania, Galia y Germania.
M. Ponsich insiste en que el norte de Mauritania era, en gran parte,
una continuacin de la Btica y que las capas superiores de la poblacin tenan preferencia por los productos bticos, como el aceite; incluso sugiere,
al igual que para el llamado garum gaditano, que la zona de Tnger enviaba
todo su aceite a la Btica, donde posiblemente mezclado con el btico era
reexportado bajo otra etiqueta a las regiones mediterrneas. Habra, pues, un
gran consorcio hispano-marroqu, exactamente igual que para el garum, y
esta centralizacin de productos estara en manos de compaas, socii. Todas las fbricas de salazn del Estrecho, tanto las ya citadas como las de
Mauritania Tingitana (Lixus, Arzila, Kouass, Tahadart, Cotta, Shara,
Alcazarsegher, Senia y Torres), formaran una gran cooperativa, cuya direccin estara en manos de los gaditanos, pueblo comercial y marinero por
excelencia (Str., III, 1, 8).
Estudio fundamental para la distribucin cronolgica del material es el
de E. Rodrguez Almeida: Bolli anforari di Monte Testaccio, en Bull. della
Comissione Archeologica, 89, 1977, pp. 199 y ss. Cree el autor que es difcil
encontrar un navicularius del siglo III, cuyo curriculum comercial sea bien
conocido. Los tituli de la Ratio Fisci son posteriores a la muerte de Antonino Caracalla, pero se desconoce con exactitud si la reforma severiana abarc
exclusivamente la explotacin del olivo o ms bien al transporte con medios
propios, como parece sugerirlo la sustitucin de los nombres de los emperadores en lugar de los de los navicularii. Piensa E. Rodrguez Almeida que si
los navicularii tenan slamente el arriendo del transporte por cuenta del fisco, la sustitucin de su nombre en la nueva titulatura de los emperadores
slo puede significar que estos ltimos hacan ahora, por cuenta propia y por
la del fisco, lo que antes hacan los particulares, la vectura, que era un procedimiento del tacao Septimio Severo para incautarse de grandes cantidades ingresadas en el peculium, sin necesidad de operaciones arriesgadas, como era la confiscacin de los praedia fiscalia de la Btica, que fueron a parar a la res privata. Los sellos bticos AV NNN, que hasta ahora se consideraba pertenecan a nforas con la titulatura Fisci Rationis, deben tenerse por
coetneos de los nuevos tituli imperiales. Los tituli de la Ratio Fisci se datan
en los aos 217, 219, 221, 222, todos ellos procedentes de la Btica. La
ltima fecha segura para los tituli es el ao 235, y se encuentra sobre un
fragmento llegado de la provincia Tarraconense. Segn la interpretacin
reciente de este autor, seguida por SHA. Sev. Alex., 22, 2, hubo una accin
restrictiva por parte de Heliogbalo, que perjudicaba los intereses de

36

los mercaderes privados, principalmente de los dedicados al aceite. La situacin volvi a su primitivo estado con Alejandro Severo (SHA. Sev. Alex, 22,
2-3). En el Monte Testaccio el sello ms antiguo se fecha en el ao 138. Se
conoce una fecha no segura del 116. Las nforas datadas entre los aos 161
y la edad de los Severos son escasas; pero pueden encontrarse en el centro
de la parte superior cubiertas por un estrato de materiales ms recientes. No
hay nforas posteriores, en este Monte, a Galieno, aunque las nforas hispanas llegaron a Roma hasta el final del siglo IV. Estas nforas pudieron depositarse en el piccolo Testaccio o en el Cavone. Los sellos que mencionan las figlinas conocidas por los controles son ya del siglo III. I SCMNIANO, TREBACIANO, CERARIA, etc. Las nforas que contenan muria, halex,
garum, llegaban hasta el consumidor, que se deshaca de ellas una vez desaparecido el producto. En cambio, el aceite se almacenaba en grandes cantidades, en complejos (horrea) destinados a este fin (SHA, Sev. Alex, 33). Las
nforas vinarias eran reutilizadas; no as las que guardaban aceite. El aceite
era transportado en grandes dolia sobre carros.
Las fechas de los diferentes sondeos del Testaccio son las siguientes:
Sondeo A: Tiene fechas del ao 145.
Sondeo B: Del ao 145 y 147.
Sondeo C: De los aos 146 y 147, 148, 149, 150, 153, 154, 160 y 165.
Los sondeos D y E no dieron fechas escritas.
Sondeo F: Ao 147.
Sondeo G: Proporcion una data del ao 160.
Sondeo H: Se recogieron tituli fisci rationis patrimoni provinciae
Baeticae con las fechas 214? y 216-222.
Sondeo I: No posee tampoco fechas concretas, pero s contena tituli
Fisci Rationis.
Sondeo K: 179 y 180.
Sondeo L: 179.
Sondeo M: No ha dado datas consulares.
El trabajo de J. Remesal, La economa olecola btica: nuevas formas de anlisis, en AEspA, 50-51, pp. 87 y ss., que resumimos, es
importante por los datos tcnicos, correcciones y nuevo planteamiento de los problemas. Segn este autor, las nforas se fabricaban en los
puntos de embarque del producto por economa de transporte, y cada
centro de produccin atendera a las necesidades de exportacin de
su entorno. El sello del nfora no es un sello de taller, aunque algunos
llevan implcita tal connotacin. Un centro, como la Catria, produjo

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un nmero considerable de marcas distintas, y es de suponer que trabajase


en esta localidad un solo taller. Los sellos llevan, generalmente, los tria
nomina; son, por tanto, de individuos libres, y son los nombres de las personas para las que se fabricaron las nforas, o sea, los propietarios del aceite.
Piensa este autor que con los datos con que se cuenta hoy no se puede saber
hasta qu punto la produccin de nforas, de aceite y el comercio estaban en
la misma mano o en varias. En Huertas de Alcolea, la fbrica de nforas trabaj para una sola familia, lo que prueba que, al menos en este caso, los
mismos productores de aceite hacan sus nforas. El caso de Catria fue diferente, como se indic. Las figlinas estaban situadas a orillas de los ros, y los
fundos alejados necesitaban de otros que produjeran sus nforas. A veces, el
nombre de la figlina era el del fundo, y otras veces, el del officinator. Los
propietarios del aceite no son navicularios, que aparecen en los tituli B del
Testaccio, salvo en el caso de los Caecilii Hospitales, navicularios de
Astigi, que, probablemente, tenan posesiones agrcolas. Se sellaban las nforas por la necesidad de individualizar la produccin olecola de cada propietario. La marca no indica una distribucin cualitativa, sino la capacidad
productiva. El sello, segn J. Remesal, tena, seguramente, un valor de control fiscal, pues el aceite era un producto controlado por la annona y un valor contable. Al parecer, en el siglo II se marcaban aproximadamente el 50
por 100 de las nforas. Quiz en las nforas no selladas se recoga el aceite
procedente de impuestos, o el comprado directamente por la Administracin, o corresponden a las producidas por el alfar sin el contrato previo. Durante los siglos I y II las nforas suelen llevar un sello nico, con los tria
nomina, a los que aade, a veces, el nombre de la figlina o la indicacin numrica de cada horno, como en el caso de la figlina virginense, o el nombre
del officinator, como en sellos de Arva.
Las nforas suelen llevar grafitos en la base junto al pivote, realizados
antes de la cochura, que tal vez indiquen la contrasea del fabricante.
Hasta el momento presente no se han efectuado excavaciones en las
alfareras. Las nforas se fabricaban en dos piezas; la panza por una parte y
por otra los hombros, el cuello, el borde, a los que se unan las asas. Despus eran espatuladas para cerrar los poros y engobadas con una brocha.
Unos lebrillos, que aparecen en las fbricas, servan para sostener el nfora
durante el secado.
Se conoce un gran nmero de hornos; todos, salvo los de Villaseca, son de cmara anular con gran pilar central. Un horno de la Catria,
limpiado recientemente, como otros de la zona el de Castillejo estaba
hecho de adobes enfoscados con barro; est colocado entre dos muros de direccin norte-sur, hechos con restos de nforas. La entrada a
la cmara de combustin se abre al lado oeste, de donde llegan los

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vientos ms suaves y continuos. En la parrilla exista un tiro colocado enfrente de la entrada a la cmara de combustin. El pilar central estaba perforado por cinco toberas, que conducen el calor al centro de la parrilla; otras
estn en el filo de las paredes de la cmara de combustin; eran rectangulares las exteriores y circulares las interiores. Sobre la parrilla estaban colocadas bocas de nforas inclinadas hacia el interior. Servan de apoyo a las nforas e impedan que stas tocasen las paredes de la cmara. En el horno del
Castillejo la cmara de combustin est por debajo del nivel de ocupacin
del suelo, o sea, es subterrnea. Se desconoce totalmente el sistema de cierre
y de cobertura de los hornos.
J. Remesal ha calculado la capacidad del horno de la Catria. Este horno pudo ser cargado con tres anillos de nforas; cuatro en el interior, doce
en el intermedio y veinte en el exterior. Siendo la capacidad de cada nfora
de 70 litros, en cada hornada se fabricaban envases para 2.500 litros. Si se
colocaban apiladas, se producan nforas para 5.500 litros de aceite. Si se
calculan dos cochuras semanales, durante cinco meses de trabajo (mayoseptiembre), se produciran envases para 100.000 litros. Si cada olivo poda
rendir 12 litros de aceite, hacan falta 8.333 rboles que, plantados a 32 por
yugada, requieren 260 yugadas de tierra; 79 nforas necesitaban 572 yugadas de tierra.
En los sellos, las letras van generalmente en positivo y en relieve;
existen tambin letras incisas en negativo. Lo ms frecuente es la lectura directa de derecha a izquierda. La mayora de los cuos, como en Arva, son de
barro, existiendo otros de metal, seguramente de bronce. Se sellaba generalmente en el dorso del asa. En ejemplares de finales del siglo I y durante el
siglo II, se estampill en la raz del asa. Rarsimamente se sell en el labio,
como en la figlina Virginense, fechada durante el siglo III. A partir del siglo
III hacen su aparicin los sellos bilineares y las colocadas en la panza. Algunas nforas tienen huellas de manos e improntas de tejido, semillas o de hojas de olivo. El yacimiento de la Catria, situado al suroeste de Lora del Ro
(Sevilla), ocupa una extensin de casi 20 hectreas. Al sur de los hornos se
encuentra la cantera de barro. J. Remesal ha recogido casi 600 marcas en este lugar, no documentadas en otros alfares conocidos, que pertenecen a 80
marcas distintas. Las marcas encontradas en Puerto el Barco suman ms de
400 y se conocen 13 grupos de matrices distintas. La Catria era, pues, uno
de los grandes centros de produccin de nforas de la Btica.
AGRICULTURA. ACEITE
La agricultura era la principal fuente de ingresos. Los datos mencionados por Estrabn sobre la agricultura hispana, en gran parte, se

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refieren a los aos del Principado de Augusto, pero la situacin agrcola no


deba cambiar mucho en el siglo I y primera mitad del III, hasta la invasin
de francos y alamanes, hacia el 262. Esto se deduce del hecho de que en las
monedas de Antonio Po est la efigie de Hispania, de pie, con corona de
torres y cogiendo unas espigas; a su pie hay un conejo y confirma el elogio
de la riqueza del valle del Betis escrito por Filostrato en poca severiana (V
Ap., V, 6), en lo que coincide con Estrabn (III, 141 y ss.).
El aceite segua siendo uno de los productos hispanos ms afamados.
El momento de mxima exportacin y, por tanto, de produccin del aceite
btico, se sita entre los aos 140-160, disminuyendo notablemente desde el
ao 160 al 200. Pausanias (X, 32, 19), en poca de Marco Aurelio, junto a
los aceites finos de Atica, Sicin y de Istria, menciona el hispano. Galeno
(De sanit, tuenda, III, 605) da algn dato interesante sobre el laboreo de la
aceituna en Hispania, como es que las aceitunas se prensaban blancas y no
maduras. El enorme consumo de aceite en todo el Imperio, utilizado no slo
para uso domstico, sino tambin en droguera y perfumera, determin la
poltica olecola de los Antoninos, cuya poca marca el momento de
mxima exportacin del aceite hispano, como se ver ms adelante.
La explotacin del valle del Guadalquivir estaba condicionada por el
paisaje. La ribera derecha se beneficiaba de las vecinas minas de Sierra Morena. Estaba plagada de embarcaderos de mineral, a los que confluan los
numerosos caminos. Las ciudades fueron elevadas por Roma a la categora
de municipios. La ribera izquierda se caracteriza por la presencia de villas
rurales y hornos de cermicas. Los caminos vecinales fueron tambin numerosos y convergan en los centros urbanos. Las fuentes antiguas no mencionaban en esta orilla ningn municipio, ningn portus, ningn conventus. Sin
embargo, ambas riberas estaban relacionadas por la economa, como lo indica en la orilla izquierda del ro la presencia de una metalurgia que proceda
de la margen derecha. Numerosas veredas de trashumancia confirman igualmente estas relaciones, como El Puerto, Puertobarco, Barquete, etc.
La Administracin romana pronto se interes ms por las zonas
montaosas con minerales que por la regin especialmente agrcola,
lo que ocasiona un desequilibrio de los centros urbanos romanos. Sin embargo, la ribera izquierda desempe un papel social y econmico de
primer orden. Hubo necesidad de crear sobre ella estaciones portuarias, debido a la importancia del mercado agrcola. El cauce del
Guadalquivir ha cambiado algo desde la antigedad hasta nuestros
das. Hoy da entre Sevilla y Crdoba ninguna ciudad moderna se
asienta en las riberas del ro. Brenes, Tocina, Guadajoz y Palure se
encuentran un poco apartadas. En el cauce antiguo, llamado Ro Viejo o
Ro Madre, es donde se localizan precisamente las villas, las fbricas

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de nforas y las cuatro grandes ciudades citadas. En la orilla izquierda se conocen una gran cantidad de puertos secundarios relacionados con la economa rural de la regin, como lo indican los numerosos fragmentos de nforas
y estaban prximos unos de otros. A estos puertos afluan los caminos de la
campia y en ellos se embarcaban, Guadalquivir abajo, los productos agrcolas. Hispalis era el mercado central de toda esta regin.
Estos puertos son: Brenes, en las cercanas de Illipa Magna (Alcal
del Ro), una Hispalis y Carmo; Portus Oduciensis o Oducia (Tocina), y
Portus Carmonensis. Remontando esta misma orilla se documentan numerosas fbricas de nforas de aceite, como Azanarque, El Alcano, en ellas
convergen los caminos rurales. Ro arriba, en La Catria, se ha hallado una
gran variedad de marcas de nforas, con diferentes nombres de portus, fabricadas sobre el terreno, que prueban la autonoma de la corporacin de ceramistas, en relacin con los propietarios rurales. Los cuatro centros ms importantes de produccin de aceite en el Bajo Guadalquivir son: Puerto el
Barco (Alcal del Ro), y El Tejillo, El Castillejo, Azarrague (Lora del Ro),
y en plan ms modesto, Guadajoz, Adelfa, Juan Barba, El Indio y La Estacada. El Centro ms importante eran los alrededores de Lora del Ro, concretamente en La Ctedra o Catria, donde ha aparecido el conjunto ms
grande de nforas de aceite en superficie, ms de 70 tinajas con marcas de
alfareros diferentes, estudiadas por J. Remesal. Todos los centros portuarios
citados estaban en relacin con Carmo, lo que convierte a este municipio en
un lugar importante de mercado.
Astigi (Ecija) sobre el Genil, navegable tambin, como el Guadalquivir, y la Va Augusta, capital del conventus, fue igualmente un importante mercado de la regin, y puerto de exportacin. Era necesario un
puerto, para transbordar las mercancas camino de Hispalis, entre el
Guadalquivir y el Genil. Este puerto fue Palma del Ro, que era la nica
ciudad portuaria en la orilla izquierda del Guadalquivir entre Oducia y
Corduba; y se convirti en capital de una regin importante por su comercio
y riqueza agrcola. Los caminos del campo procedentes de Astigi, de
Obulcula (Moncloa), o de Guadalczar, conducan a Palma del Ro. Ms
arriba an del Guadalquivir, se encontraban otros puertos, como Mingadas,
Temple, El Cortijo de la Reina con vestigios de fbricas de nforas, cuyas
marcas se recogen en el Monte Testaccio. Todos estos datos, dados a
conocer por M. Ponsich sealan bien la estructura agraria de la regin y las
relaciones econmicas de los conventus de Hispalis, Astigi y Corduba. El
ro fue la verdadera arteria comercial y de transporte de toda la provincia.
Ello explica satisfactoriamente la presencia de numerosas corporaciones, a
las que se aludir ms adelante, y el inters de Roma por esta regin, bien
indicado en la presencia en el siglo II de los procuratores Baetis (CIL, II,

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1180, 2129, p. 159), La Btica no cosechaba vino en grandes cantidades para ser exportado. Las prospecciones de M. Ponsich lo confirman, pues las
prensas son siempre para las aceitunas y no para las uvas. Las nforas bticas no son vinarias. Habra seguramente una produccin local necesaria para
el consumo de los centros urbanos y fincas.
Robert Etienne recientemente ha propuesto la hiptesis de trabajo de
que los nombres de Corduba, Astigi e Hispalis, citados en las nforas, indican la vinculacin de la propiedad aceitera a un conventus jurdico para el
cobro de los derechos de aduanas. El gran nmero de marcas seala un elevado nmero de distribuidores de aceite, pero prueba tambin la existencia
de grandes propiedades familiares, pues seguramente muchos propietarios
deban ser distribuidores, como los II AVR. HERACLAE PAT ET FIL y los
III ENNIORUM IULIORUM. Un mismo propietario tena varios fundi, lo
cual es muy posible, como los III ENNIORUM IULIORUM. Varios fundi se
vinculaban a un mismo nombre, como el de L. IUNIUS MELISSUS y los
fundi Scimmianorum y de F. Paterni, dependientes del conventus de
Hispalis. Al nombre Q. FR siguen cuatro nombres de lugar. Q.I.A. dispona
de 8 villici, lo que correspondera a 8 fundi. No hay duda, pues, de la existencia de importantes propietarios en la Btica. Etienne piensa en la extensin de 1.500 a 2.500 hectreas para las explotaciones agrcolas de trigo y
olivar, y que posiblemente haba una cierta oposicin entre la pequea y mediana propiedad alrededor de las villas, trabajadas stas por personal libre, y
la gran propiedad, que requerira unas grandes inversiones de dinero, que lo
seran por esclavos; pero a partir de Marco Aurelio se debi generalizar en
Hispania, como en frica y an antes, los colonos libres. Estas grandes propiedades seran las confiscadas por Septimio Severo despus del ao 197.
La explotacin de Aurelius Heracles, que dispona de tres fundi: Barba,
Crumese y Cepar, pas a las manos de tres emperadores, que tienen que ser
Septimio Severo, Caracalla y Geta. No hay huellas de que en la Pennsula
Ibrica desarrollaran una poltica agraria del tipo de la llevada a efecto en
frica.
De los mencionados estudios de M. Ponsich sobre el Bajo Guadalquivir
(Sevilla, Alcal del Ro y Carmona) se deducen algunas conclusiones muy
importantes acerca de las explotaciones agrcolas de esta regin. La
agricultura fue diferente en las dos zonas en que se divide esta comarca,
siguiendo el relieve del terreno. Las prospecciones de M. Ponsich indican que
la zona olivarera por excelencia era la comprendida por encima de Hispalis, a
lo largo del Guadalquivir, donde se encuentran gran nmero de prensas de
aceite y fbricas de fundicin de nforas, tipo Dressel 20. En Los Alcores se
cultiv principalmente el olivo; en cambio, en la Vega, los cereales. Estas dos
zonas se articulan alrededor de un eje principal, determinado por las fuen-

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tes de agua dulce. Los agricultores romanos asentados en la lnea divisoria


se beneficiaban simultneamente de las explotaciones cerealistas y oliveras.
Sus villas, junto a las fuentes de agua dulce, son confortables, constan de un
ncleo de edificaciones principales, rodeadas de construcciones anejas, de
las que las ms caractersticas son las fbricas de aceites, que se detectan fcilmente por los contrapesos de las prensas de aceite, y los restos de cubas
que almacenaban el aceite. La presencia de estas prensas delimitaban bien la
zona aceitera y la cerealista. La superficie dedicada al olivo la calcula M.
Ponsich en 25.000 hectreas aproximadamente. Este autor no descarta la tesis de un gran latifundio del tipo del de Italia o frica del Norte, pero no
acepta la existencia de grandes propiedades, pues el nmero de villas documentadas es pequeo con relacin a la extensin de las plantaciones de olivos. La extensin de las tierras dedicadas en el Bajo Guadalquivir al cultivo
de cereales era de 28.000 hectreas. Las tierras trigueras de la Btica se concentraban en los valles frtiles de Crdoba, en las pequeas vegas del Guadalquivir y en parte de la de Carmona. En la vega, las fincas eran ms pequeas, los edificios ms reducidos de dimensiones, pero eran ms numerosos, y las tierras parecen haber sido sometidas a un cultivo ms intensivo
que las dedicadas al olivo. Como en la actualidad, las tierras de la vega estaban cubiertas de una gran cantidad de construcciones aisladas. Carmo est
rodeada de pequeas aglomeraciones perifricas. Se elegan para las casas,
donde vivan los propietarios y sus colonos o esclavos, altozanos que dominasen la propiedad cercanos a una gran arteria. Este sistema de cultivo necesit una mano de obra grande. Los campesinos de la vega, terminada la recoleccin de la cosecha y la siembra, intervenan en la recoleccin de la
aceituna, lo que haca que siempre encontrasen trabajo. Ellos habitaron seguramente en las aglomeraciones perifricas de Carmona.
Las asociaciones de nombres se producen con frecuencia entre individuos procedentes de la misma familia. En la Catria slo se han hallado los
nombres de dos figlinas: MAT DF MAR/SIANES y A CIRG, pero ambos
deben ser forneos y no hay referencias aadidas a los tria nomina. Casi la
mitad de los sellos de la Catria llevan la palabra PORTUS, que es exclusiva de este lugar. Descarta el citado autor que sea denominacin geogrfica o
de desembarcadero, ya que aparecera entonces en otros centros productores. Tambin rechaza, por la misma razn, que significase portorium.
Otros dos sellos de la Catria son PORTO y POPULI, que han aparecido hasta hoy slo en el Testaccio, lo que indica que el ltimo trmino se refiere slamente a la plebe de Roma y que se relacionan con la administracin imperial de la annona. Han aparecido en el sondeo H de Dressel, en el Testaccio,
donde se han hallado los tituli picti de la Ratio fisci en el momento

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en que ste se encarg del transporte. Otro problema planteado es determinar si el aceite envasado en estas nforas proceda de tierras propiedad de la
administracin imperial, o si era solamente comprado y transportado por el
fisco. El trmino PORTO aparece ya en sellos de la poca flavia. De todo
esto se deduce que este trmino significara en trminos modernos almacn
regulador, o sea, el depsito en que el fisco, para abastecer a la annona, almacenaba gran cantidad de aceite procedente de compras a particulares, o de
impuestos, PORTUS es, pues, el aceite regulado por la annona. La Catria
era el lugar de salida del rea ms importante de produccin y exportacin
de aceite. Se ignora si en el siglo III los sellos PORTO y POPULI significaran aceite comprado y transportado por el fisco o aceite procedente de propiedades imperiales.
Los sellos POR ODV y POR OC ODV han sido interpretados como
abreviacin de ODUCIA. Los sellos aparecen en lugares muy prximos,
pero el portus oduciense slo puede estar emplazado en Catria, por donde se
exportaba aceite de dos conventus diferentes.
El sistema de gestin en las alfareras de la Catria es uniforme desde
poca claudia hasta las ltimas fechas del Testaccio, lo que prueba que la
produccin estuvo sometida a unas normas y que tal vez el propietario de
los hornos no fuese un negociante privado, sino el propio fisco o el municipio, y que la propiedad era entregada a conductores sometidos a vigilancia
estatal o municipal. Algunas marcas tienen una gran cantidad de matrices
distintas, lo que indica una larga vida en la produccin o, tal vez, la existencia de muchos alfareros trabajando para una marca. El control de la annona
sobre el aceite determin una fuerte injerencia del poder imperial en la Btica, que era una provincia senatorial.
Son importantes las conclusiones ltimas a las que llega E. Rodrguez
Almeida sobre la exportacin del aceite btico a Roma:
1. Los depsitos de nforas del Testaccio no comienzan antes de
Augusto.
2. En tiempos del emperador Claudio, la fiscalizacin del aceite btico
est consolidada, aunque las recensiones son rudimentarias. El transporte
est en manos privadas.
3. Bajo los emperadores Flavios se documenta el primer testimonio,
aislado, de una recensio con fecha consular.
4. Con los Antoninos los controles son fuertes, pues se menciona la
ciudad de origen, el peso neto, el nombre del producto y del productor, una
indicacin seguida generalmente de una cifra, la fecha consular, el nombre
de un scriptor, de un acceptor o de un ponderator.

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5. En tiempos de Commodo, algunos fundi olearii podan encontrarse


bajo gestin imperial.
6. Bajo el emperador Septimio Severo se documenta un gran cambio:
los particulares desaparecen de los tituli B y son sustituidos por los nombres
del emperador y de los hijos. Poda ser un reflejo de la cura privatarum
quae tunc primum constituta est (SHA Sev., 12.4). Este hecho se documenta
hasta el 211, quiz hasta 215-216. Los controles se hacen ms fuertes.
Aparecen ahora los trminos actus; los actores son siervos imperiales. La
cifra referente a Hispania aumenta de valor. Las formas de las nforas cambian.
7. Con Macrino, o quiz al final del gobierno de Caracalla, se introduce en los tituli B la Ratio Fisci. No se documentan particulares.
8. En tiempos de Alejandro Severo se introduce en las recensiones de
la Ratio la expresin comparante. Aparecen en los tituli algunos mercatores
privati. Son contemporneos de las titulaturas oficiales hasta el fin del
Testaccio, gracias a la liberalitas de Alejandro Severo (SHA Sev., 22.3). Se
ignora si las nforas de los dos grupos tenan recensiones que las diferenciaban.
9. El 260 es el fin del Testaccio.
S. Panciera estudia los diffusores olearii ex Baetica, que hacen su
aparicin en los mercados de Roma y de Campania a mediados del siglo I y
menciona cinco, dos de ellos dudosos. Estos diffusores formaban parte de la
distribucin comercial del producto. Es difcil de saber si desempeaban
adems funciones particulares y a qu nivel. La hiptesis de una distincin
entre negotiatores, que trabajaban al por mayor en las zonas de produccin,
entre mercatores, que lo hacan al detalle, y los diffusores, que reciban el
producto y lo negociaban en los puertos de llegada, no tienen una apoyatura
clara en las fuentes.
El depsito augusteo de 200 nforas halladas en La Longarina, Ostia,
semejante a los hallados en Castro Pretorio de Roma y en Cartago, confirma
la presencia del vino y del garum hispano en fecha tan temprana Roma,
apoyando lo escrito por Estrabn. De 181 nforas de vino de este depsito,
58 son de procedencia hispana y todas, 104, las de garum. Las nforas de
vino llegaron desde la Tarraconense y Btica.

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