La Geografía Histórica, La Imaginación y
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Artculos
RESUMEN
Las nociones de imaginacin e imaginacin geogrfica son ampliamente usadas
en la geografa en la actualidad. El objetivo de este texto es identificar las formas
a travs de las cuales algunos gegrafos anglosajones han construido su nocin de
imaginacin e imaginacin geogrfica, qu papel le han otorgado en su proyecto
disciplinar y cmo han articulado estas ideas en sus anlisis de geografas pasadas. En primer lugar, se han trabajado las propuestas de gegrafos de la dcadas
de 1960 y 1970 que recurrieron a estas nociones para superar el escaso inters
por lo social y cultural de la geografa. En segundo lugar se presentan las perspectivas desarrolladas en la dcada de 1990 de la mano de las geografas poscoloniales y de la cultura visual. Finalmente se presentan las repercusiones de estas
perspectivas en algunas lneas de trabajo en Amrica del Sur.
Palabras clave: Geografa histrica, imaginacin, imaginarios geogrficos, epistemologa
ABSTRACT
Notions of geographical imagination and imagination are widely used in Geography today. The purpose of this paper is to identify the assumptions of these notions
within some Anglo-Saxon geographers; specifically we are interested in studying
the role of these ideas in their own discipline project and how these ideas were
articulated in their analysis of past geographies. Firstly this paper discusses the
concepts of imagination and geographical imagination used during the 1960s and
1970s with the aim of overcoming little Geography awareness with social and
cultural aspects. Secondly we present perspectives around these ideas developed
in the 1990s by postcolonial geographies and visual culture studies. Finally, we recognize their impact on some lines of research that are being developed in South
America in the last decades.
Key words: Historical geography, imagination, imaginative geographies, epistemology
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Los imaginarios geogrficos de Said promovieron el desarrollo en la Geografa Histrica un conjunto de lneas de trabajo que se
interesaron por explorar las representaciones,
fantasas y sueos sobre los espacios de los
otros vehiculizados a travs de los relatos
de viaje, de las fotografas, las pinturas y las
cartografas. A travs de estos dispositivos
culturales se promueven y divulgan imgenes como las del desierto del Sahara visto
como un espacio hostil para ser vivido por
el hombre occidental, donde solo pueden
sobrevivir las poblaciones nmadas, aunque algunos viajeros lo entienden como un
espacio de fuga de la vida urbana europea
(Zusman, 2008); o del trpico presentado a
veces como un paraso terrenal, otras como
un espacio de abundancia y fertilidad pero
tambin de excesos y enfermedad (Driver,
2004). En los estudios tambin se analizan las
fantasas masculinas en torno al harn, uno
de los espacios ms reservados e inaccesibles
del mundo musulmn para sociedades occidentales7. En la medida que ellos no podan
ser visitados, las lecturas de distintos textos
como Las mil y una noches conduca a los
En su libro Sueos en el umbral la escritora marroqu Fatima Mernissi historiza los harenes y distingue
entre harenes imperiales y harenes domsticos.
Mientras que los primeros se vinculan con la expansin territorial y el crecimiento econmico de las
dinastas musulmanas, los segundos corresponden
a aquellos que se conforman despus de la prdida
de poder musulmn en 1909, luego de la derrota
del imperio otomano. El harn imperial otomano
aliment las fantasas de occidente e inspir los
cuadros orientalistas que se pintaron entre los siglos
XVIII y XX. En contraposicin al harn oriental conformado por esplndidos palacios llenos de mujeres lujosamente ataviadas y reclinadas lascivamente
con indolencia, con esclavos a su lado y eunucos
vigilando las puertas () los harenes domsticos
() son ms bien una familia ampliada, prcticamente sin ningn aspecto ertico digno de mencin.
En estos harenes domsticos vivan juntos un hombre y sus hijos con sus esposas () No es la poligamia lo que lo define como harn, sino el deseo de
los hombres de recluir a sus esposas y mantener una
familia ampliada en vez de dividirla en unidades
nucleares (Mernissi, 2002: 41). En este libro Mernissi describe al harn domstico como un espacio en
que la vida cotidiana se desarrolla en forma ldica y
creativa.
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se preocupa ms por los efectos del discurso disciplinar que por el campo del conocimiento propiamente dicho (Deutsche, 1995).
La relacin entre visualidad, imaginarios y cartografa ha sido profundizada en la ltima dcada. En la
medida que ella merece una indagacin particular,
preferimos no trabajarla en este artculo y dejar su
anlisis en manos de especialistas.
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Cosgrove busca asociar algunas conceptualizaciones especficas de Ricoeur en torno a los imaginarios con algunas cuestiones discutidas en la Geografa cultural. As el imaginario csmico atribuye
la tierra la idea de madre fecunda y al aire la de
libertad y espritu. El imaginario onrico unin de
la psiquis y el cosmos otorga poder imaginativo
a trminos como humedales, desiertos, bosques,
mares. Finalmente los imaginarios poticos (basados
en los smbolos csmicos y onricos expresados a
travs del poder metafrico del lenguaje) asociados
a la geografa imperial europea de fines del siglo
XIX y principios del XX han permitido crear los
imaginarios del Este misterioso, de Africa Negra,
de los polos helados y del carcter paradisaco de
las islas australes. De la misma manera, las ideas
de ideologa y utopa (entendidas como imaginarios con distintas implicancias polticas: la primera
como reafirmacin de la autoridad y el orden social
y la segunda como la ruptura con dicho orden social) pueden expresarse en la organizacin urbana y
territorial de Estados Unidos. Mientras que el plano
de Washington sera expresin de la ideologa federalista, la organizacin del medio oeste en pequeos
municipios mostrara la utopa agraria jeffersoniana.
(Cosgrove, 1994).
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cuenta dinmicas de carcter ambiental (Cunill Grau, 2005), econmico (Moraes 2000),
o tcnico (Santos, 1978). Algunos de estos trabajos han sido orientados por las propuestas
anglosajonas clsicas (Difrieri, 1981; Randle,
1981), por las perspectivas de los gegrafos
franceses (Santos, 1978; Tovar, 1986) o por las
propuestas de historiadores polticos o econmicos contemporneos (Abreu, 2006; Moraes,
2000). Sin embargo, el nfasis otorgado a lo
material, apenas ofrece espacio para el tratamiento de las representaciones o imaginarios
asociados a esa geografa material. As por
ejemplo, los relatos de viaje fueron utilizados
esencialmente para reconstruir los paisajes
pretritos (Rey Balmaceda, 1976) y no como
una forma de aproximarse a las ideas, fantasas o valores de una poca y a sus efectos en
la configuracin del entorno.
Algunos estudios de la Geografa Histrica
en Amrica del Sur, particularmente aquellos
orientados al anlisis de los procesos de formacin territorial13, hacia la dcada de 1990,
han comenzado a trabajar la cuestin de los
imaginarios. Si bien, este tipo de abordaje en
los textos de Geografa Histrica mereceran
una investigacin particular, nuestra primera
aproximacin nos lleva a observar que no son
las perspectivas de los gegrafos anglosajones que hemos abordado en la primera parte
del artculo las que han influenciado en esta
forma de abordar la relacin entre espacio y
tiempo, sino que es esencialmente la perspectiva de E. Said en torno a los imaginarios
geogrficos la que ha inspirado a los estudios
llevados adelante por gegrafos o por historiadores que desarrollan trabajos en conjunto
con gegrafos en la regin. Se entiende que
existe una relacin entre las valoraciones estticas, racionales y onricas realizadas por las
elites intelectuales y polticas y los proyectos
polticos que modelan los territorios.
Particularmente las descripciones de
viajeros o naturalistas o las memorias de dis-
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tintos funcionarios pasaron a ser objeto de inters en la medida que en ellos podan identificarse los imaginarios geogrficos respecto
a las caractersticas ambientales y sociales de
algunas reas del continente. En este sentido,
un particular inters ha despertado el proceso
de defi nicin y difusin de los imaginarios
del desierto (Lois, 1999, Zusman, 2000), de la
tropicalidad (Rojas Lpez, 2007), del sertn
(Moraes, 2009) o de la Cordillera de los Andes como muralla (Hevilla, 2007). Los anlisis realizados demuestran que estos imaginarios geogrficos han sido tiles a la hora de
denominar y dominar reas sometidas a otras
formas de organizacin poltica, econmica
y social (las de las poblaciones indgenas o
campesinas). Homologados a los conceptos
de vaco, de tierras hostiles o infrtiles, ellos
promovieron la incorporacin de estas reas
a la lgica de los pases en constitucin, invisibilizando sus efectivos ocupantes. En algunos casos, estas imgenes mostraban algunas
reas con escasas condiciones, en trminos
ambientales, para ser incorporados a los modelos econmicos vigentes. En muchos otros,
como en la Puna Argentina, estos imaginarios
influyen y definen an hoy la forma en que
estas zonas son pensadas e incorporadas a
las economa nacionales o transnacionales,
desestimando las formas de vida de las poblaciones locales (Benedetti, 2005; Castro, 2007;
Tomasi, 2010).
Los trabajos han indagado tambin las
ideas y sueos geogrficos que acompaaron
la definicin de los proyectos estatales nacionales. As, por ejemplo, la consolidacin de
un proyecto de territorio moderno en Chile
implic el pasaje de un imaginario de pas horizontal a vertical. La extensin del ferrocarril
cumpli un papel clave en la consolidacin
del proyecto de pas vertical (Nez, 2010). A
su vez, el proceso de formacin del territorio
argentino involucr el ideal agrario jeffersoniano de formacin de un pas de pequeos
agricultores, como puede observarse en el
proyecto de pas ideado por Domingo Faustino
Sarmiento pero que solo se efectiv en algunas
reas de la provincia de Buenos Aires, de Santa Fe o Entre Ros (Zusman, 2006).
El estudio de los procesos de incorporacin de reas bajo dominio indgena permite
entender que, dentro de los proyectos estatales, la Patagonia, el Chaco, la Amazonia
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Conclusiones
El recorrido realizado en torno al papel
que distintos gegrafos anglosajones han
otorgado a la imaginacin y a los imaginarios
geogrficos en el entendimiento de las geografas (materiales y simblicas) del pasado,
nos lleva a recuperar las ideas que Garca
Canclini nos ofrece sobre su relevancia social. Parafraseando a este socilogo cultural,
parecera que las geografas imaginarias
vendran a complementar, ocupar fracturas
o los huecos de lo que s podemos conocer.
En este sentido, las primeras bsquedas por
incorporar la imaginacin y los imaginarios
en la Geografa fueron orientadas por un
inters por trabajar aquello que hasta entonces la disciplina no se haba interesado por
conocer cmo era el componente cultural en
la definicin de las relaciones con el entorno. La postura fenomenolgica representada
por la perspectiva de John K. Wright entenda a la imaginacin geogrfica como una
sensibilidad esttica frente al estmulo de
las montaas, desiertos o ciudades (Wright,
1977: 178) que ayudaba tanto a conocer lo
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