Reflexiones Sobre Estructuralismo e Historia Lefebvre
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memoria. Todo mensaje, simple o complejo, toda comunicacin se situara as entre la banalidad de lo inteligible que
repite y se repite, y la novedad absoluta, ininteligible en razn misma de su excesiva novedad, bien definida no obstante por el desorden (la equiprobabilidad) de los signos
utilizados.
Tal sera la estructura de todo mensaje, de toda informacin. Tal definicin tiene un alcance muy general, puesto
que se puede considerar como mensaje toda interaccin entre dos "seres" naturales o sociales, y por consecuencia tambin la percepcin sensible como las relaciones entre los
individuos y los grupos por el discurso, por la mediacin de
los objetos, por la comunicacin de los actos y de las situaciones. Este nuevo concepto, el ltimo en fecha27 no es el
menos interesante.
En esta perspectiva, se ve despuntar la reunin eventual
entre lingstica, teora de las comunicaciones, teora de la
percepcin. Acaso una nueva acepcin del trmino "estructura" un da desplazar y suplantar a las precedentes?
Advirtamos que en la teora de la informacin y de la ciberntica, el pasado se reduce a la memoria: al almacenamiento
de las combinaciones utilizadas. Es un pasado simultneo y
sin historia. Para el porvenir y lo posible, se reducen a las
combinaciones no empleadas, en nmero siempre finito. El
futuro informacional y ciberntico es un futuro sin historia.
Los conceptos de combinacin y de permutacin lo agotan.
27 Cf. los trabajos de los tericos de la informacin, y especialmente
A. Moles, Thorie de l'information el perception esthtique, Flammarion,
1958.
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Lo imprevisto (lo aleatorio), se prev como tal. La cuantificacin de la complejidad informacional podra tener inquietantes consecuencias: la reduccin del pensamiento, de la
conciencia, del conocimiento, de la existencia humana a procesos tcnicos, a partir de las mquinas. Estas mquinas
pueden un da prximo tomar a su cargo la sobreorganizacin de una sociedad industrial altamente desarrollada: sus "estructuras" determinadas por exigencias tcnicas
de las cuales las mquinas mismas seran parte integrante. Se
sabe que, en tal super-organizacin, la produccin llamada
espiritual (musical, pictrica, hasta potica, etc. ) sera emanada de las mquinas tan bien como la produccin material.
Un teorema de von Neumann nos ensea que un sistema
autoregulador complejo puede controlar y aun engendrar
otro sistema, menos complejo o ms complejo. Esto evoca
la imagen de un mundo de robots produciendo, manteniendo, vigilando, controlando a otros robots, en un conjunto de
sistemas de una complejidad y de una coherencia indefinidamente crecientes. La idea de la mquina solamente mecnica o solamente complicada es hoy una representacin
perimida. El teorema de von Neumann no se aplica ms que
perfectamente bien a la totalidad de las mquinas, de los
objetos, de los productos humanos. Lo que plantea en trminos ms apremiantes el problema de la relacin entre el
hombre v sus obras. Inminencia? Trascendencia? Puesta
en cuestin indefinida? Nihilismo? Optimismo y humanismo renovados? Superacin de una situacin histrica?
Nos contentaremos aqu con esos puntos de interrogacin.
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En el momento en que se oscureci el sentido de la palabra "estructura" y en que recibi acepciones nuevas, una
filosofa emerge: el estructuralismo. Que se trate de una filosofa, de una concepcin del mundo y del hombre, es lo que
vamos a ver.
De buena gana distinguiremos el estructuralismo en la
prctica y el estructuralismo como ideologa, es decir, como
filosofa.
El especialista que desmonta y vuelve a montar un motor, que lo concibe. lo repara y lo pone a punto, piensa estructuralmente. Considera cada pieza destacada segn su
forma y segn su funcin. El conjunto de las piezas es para
l ms que su yuxtaposicin o su suma: funciona. No obstante, el motor se descompone analticamente en esas piezas,
de las cuales cada una tiene su significacin en el todo que se
recompone a partir de ellas. Las piezas se clasifican segn la
forma o segn la funcin: segn sus diferencias y sus relaciones de inclusin o de, exclusin. Ese tcnico que analiza y
reconstruye los sistemas funcionales es, prcticamente, estructuralista.
Como ideologa, el estructuralismo tiende a convertirse
en una lgica, un mtodo general, una antropologa, hasta
una ontologa. Se liga a todos los sectores del conocimiento
y se ofrece como puente entre las ciencias, las del hombre y
las de la naturaleza. Se liga igualmente a la creacin esttica y
se presenta como un lazo entre las artes.
En un brillante artculo que asume el carcter de un manifiesto de la joven escuela estructuralista, Roland Barthes
esquiva con elegancia la dificultad. Presenta al estructuralis141
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no tener ms historia que la de su tcnica (la sociedad caracterizada especialmente por la ciberntica y por la automatizacin, y que recibe nombres muy variados de los cuales no se
impone ninguno: sociedad industrial, sociedad de consumo,
sociedad de abundancia, sociedad de ocios, sociedad de masas, sociedad tcnica, etc.). En estas condiciones, el empirismo y el positivismo reforzados por el empleo de nuevas
formas matemticas creen triunfar.
Cierto es que la coyuntura les es favorable. El pensamiento histrico flaquea, pierde terreno. Los que deban
representarlo y profundizarlo, los marxistas, se extravan en
estriles controversias filosficas (entre el materialismo
"proletario" y socialista, y el idealismo "burgus", cuando no
entre la "ciencia proletaria" y la "ciencia burguesa"). Ellos
descuidan las verdaderas cuestiones tericas.
El pensamiento histrico se ha dejado tomar entre la
ideologa burguesa y el idealismo staliniano (o sus secuelas).
Unos quieren liquidar la historia o la dejan liquidar. Otros la
reescriben de manera propagandstica, lo que ha contribuido
mucho a una crisis de la objetividad histrica. Si es exacto
que estamos an en la era de las "concepciones del mundo",
y que los Weltanschauungen filosficos no han sido superados (aun cuando Marx propona la superacin de la filosofa
clsica realizndola, en y por la praxis revolucionaria) por
qu no una concepcin estructuralista del mundo?
La ocasin es tanto ms favorable cuanto que el pensamiento estructuralista se muestra bastante flexible como para
encarar la superacin de la antinomia entre lo esttico y lo
dinmico. Y esto, inspirndose ms o menos fielmente en el
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marxismo. Es lo que intenta Gilles Granger cuando distingue muchas formas de equilibrio y elabora la nocin de crecimiento equilibrado o de equilibrio de acumulacin.29
La concepcin del mundo estructuralista se definira:
a) Por la reduccin estructural o semntica. El ser humano consiste esencialmente en un intelecto (analtico). El
hombre es ante todo un creador de formas y de significaciones. El resto, el "contenido", es un residuo irracional que no
se manifiesta ms que en los pozos y lagunas entre las formas, los sistemas, las estructuras; b) Este intelecto tiene una
funcin esencialmente clasificadora y combinatoria. Descompone los conjuntos en elementos y los reconstruye. Se
mantiene sobre las invariances que alcanza y constituye. La
capacidad de combinar arreglos y permutas determina simultneamente el intelecto y lo inteligible, cl instrumento y
el objeto.
Qu pone entre parntesis esta reduccin? Mucho. La
complejidad concreta de la praxis, la del hombre y la del
mundo. La dialctica. Lo trgico. La emocin y la pasin. Lo
individual, seguramente, y acaso una gran parte de lo social.
La historia, en una palabra. Todo esto ocurre en lo residual,
que debe disminuirse ante la tecnicidad mundializada y desaparecer.
La fuente y el prototipo de la inteligibilidad no se sitan
ni en la conciencia individual (tesis cartesiana clsica, prolongada en la filosofa existencial de J. P. Sartre), ni en "el
ser" (tesis metafsica clsica, a la vez prolongada v transformada por Heidegger), ni en la praxis (proposicin marxista).
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Esta fuente y este prototipo se sitan en el lenguaje. La operacin fundamental del intelecto estructuralista es la dicotoma. Separa, divide, clasifica (en gneros y especies),
determina diferencias formales, paradigmas, conjunciones y
disjunciones, oposiciones binarias, cuestiones a las cuales
responde por "s" o bien por "no". Ya Leibniz, retomando
por su cuenta la ars combinatoria de Lulio, afirmaba que el
mundo entero (los nmeros y los seres) surgi desde que el
cero y la unidad se oponen y se combinan.
Es preciso reconocer que esta concepcin ha recibido
poderosos refuerzos. Enumeremos: las mquinas de calcular
y de traducir, construidas efectivamente sobre el sistema
binario, la lingstica estructural, los desarrollos de la lgica
pura y aplicada con la teora de los juegos, la teora de la decisin, la bsqueda operacional, la teora de la informacin.
La definicin del intelecto por la separacin, la diferencia v
la dicotoma, trata de ser funcional y operacional. Lo es, y
corresponde sin duda alguna a la actividad fundamental del
pensamiento tcnico. Ella configura entonces un operacionalismo: una doctrina de la eficacia, una praxeologa.
Permite representarse la actividad nerviosa v cerebral
como actividad de distincin, de eleccin, de oposicin (especialmente, la de la forma y el fondo), y en consecuencia,
volver a unir las bsquedas fisiolgicas y psicolgicas, en
especial, la de los tericos de la Gestalt.
Por otra parte, nosotros sabemos demasiado bien que la
metafsica del devenir (hegeliana o marxista, o ms bien seudomarxista) ha terminado por olvidar que ese devenir constituye, antes de disolverlos o de quebrarlos, "seres", por
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hombre total. A falta de eso, se rebela. La teora de la alienacin denuncia los fetichismos, las escisiones, las mutilaciones
del ser humano total. En particular, denuncia la alienacin
tcnica; tecnolgica, tecnocrtica, recientemente promovida
al rango de gran alienacin humana.
Alguien tuvo el mrito de plantear el problema: Claude
Lvi-Strauss. En su Introduction a l'oeuvre de Mauss,32 escriba: "Toda cultura puede considerarse como un conjunto
de sistemas simblicos, en el primer rango de los cuales se
sitan el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones
econmicas, el arte, la ciencia, la religin. Todos esos sistemas tratan de expresar ciertos aspectos de la realidad fsica y
de la realidad social, y ms an las relaciones que esos dos
tipos de realidad mantienen entre ellos y que los sistemas
simblicos mantienen unos con otros. Que jams .puedan
ellos conseguirlo de manera integralmente satisfactoria y
sobre todo equivalente, resulta en primer lugar de las condiciones de funcionamiento propios de cada sistema: permanecen siempre inconmensurables; y luego de lo que la
historia introduce en esos sistemas de elementos algenos. .
.
De ese modo, lo histrico no es tomado en consideracin ms que como perturbacin de los sistemas existentes,
irracionalidad que se cuela entre ellos o que determina los
deslizamientos de una sociedad hacia otra. Tesis perfectamente clara. Para Claude Lvi-Strauss, no es preciso buscar
primero una teora sociolgica de los simbolismos, sino un
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Ibd., p. XXII.
La pense sauvage, cap. X: "Histoire et dialectique", p. 325.
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Cuando Lvi-Strauss aborda la cuestin terica, la encara nicamente en funcin de la metodologa. Critica agudamente a los filsofos (sin ocuparse de los historiadores), a
los ojos de los cuales la diacrona y el devenir temporal gozaran de un privilegio especial, como si fundaran un tipo de
inteligibilidad a la vez superior y ms especficamente humano que la sincrona. Los acusa de tener la impresin de penetrar por fulguracin en las "interioridades" histricas reales
para ellas mismas, exteriores unas a las otras y con relacin a
nosotros. Esos filsofos creeran ilusoriamente reunir fuera
de nosotros el ser mismo del cambio. Habra mucho que
decir, prosigue el autor, sobre esta "pretendida actividad
totalizadora del yo, en donde vemos una ilusin mantenida
por las exigencias de la vida social". As, los filsofos de la
historia y los filsofos a secas (pero de qu se trata? Esos
textos convienen muy bien a Marx, que ciertamente crea,
desde los Manuscritos de 1844 hasta El Capital, alcanzar el
ser del cambio) se abusan.
En cuanto al historiador profesional, corta, recorta y
efecta pequeos ensambles y recompone. Codifica y decodifica. No se exime del intelecto combinatorio. De buen o
mal grado, piensa estructuralmente; pero persigue su sueno,
su utopa, su mito: la historia total. Ahora bien. una historia
verdaderamente total sera tan vaga y tan general que confundira con el contenido, teln de fondo, las figuras discontinuas que todo pensamiento hace surgir: Una historia
verdaderamente total se neutralizara ella misma; su producto
sera igual a cero.37
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Desde luego, la discusin con J. F. Sartre se hace requisitoria contra el historiador y la historia. "Basta reconocer
que la historia es un mtodo al cual no corresponde un objeto distinto . . .38 La historia no es entonces ms que un
mtodo, y aun un seudomtodo, puesto que todo camino de
la inteligencia es en su fondo estructuralista. Forma sin contenido y sin objeto, seudoforma, se disuelve. Claude LviStrauss puede, pues, ironizar: "Todo es historia; lo que fue
dicho ayer es historia; lo que ha sido dicho hace un minuto
es historia . . ."39
Concedamos por un instante a Lvi-Strauss que las sociedades estudiadas por la etnografa comprenden cierto
nmero de sistemas. Es preciso an interrogarse sobre la
relacin entre esas sistematizaciones parciales y la estabilidad, es decir, la estagnacin de esas sociedades. Todava sera
preciso buscar la importancia exacta de lo que hay entre esos
sistemas, alrededor de ellos, bajo ellos, ms all de ellos. Las
obras de Morgan y aun de Engels han envejecido muy poco.
Por lo tanto una observacin de Engels citando a Morgan
parece todava pertinente "La familia dice Morgan es el elemento activo . . . Por el contrario, los sistemas de parentesco
son pasivos; no es sino en largos intervalos que ellos registran los progresos que la familia ha hecho en el curso del
tiempo, r ellos no .sufren una transformacin radical ms
que cuando la familia se ha transformado radicalmente. Marx
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Ibid., p. 347.
Anthropologie strueturale, p. 27.
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Pero examinemos, para precisar, un caso definido, concerniente a la vez a la etnografa y a la sociologa: la comunidad de pueblo. Ah subsisten huellas y sobrevivencias hasta
en los pases desarrollados. Esta comunidad campesina
siempre ha presentado un equilibrio entre sus elementos
constitutivos: bosques, landas o sabanas, pasturas, tierras
arables, jardines y casan poblacin, edades y sexos, ganados,
instrumentos, etc. Los consejos tradicionales de Ancianos o
de Notables fueron largo tiempo responsables de este equilibrio, frgil, siempre amenazado.
Se pueden clasificar los regmenes agrarios41 as como
las formas de comunidad en tipos y sistemas, segn diversos
ndices y criterios, teniendo cuenta de las producciones, de
las tcnicas, de las modalidades de ocupacin y de valorizacin de los suelos.
Recordemos una tipologa elaborada en el siglo ltimo por el
agrnomo alemn von Schwarz:
a) Wechselsystem, comprendiendo el Feldgrassystem
(sistema pastoral puro), el Feldweidesystem y el
Feldwaldsystem (utilizando la selva, la sabana, las landas,
etc.).
b) Dauersystem, sistema propiamente agrario, con campesinos fijados al suelo, un habitat y villorrios, comprendiendo el Einfeldsystem, cultura cerealera nica sobre el
conjunto del terruo la Freiekornerwirtschaft, cultura de
muchos cereales sin reglas fijas la Geregelte Feldersystem,
con amelgamientos regulares.
Sobre esta nocin, cf. Marc Bloch, Caractres originaux de
L'histoire rurale francaise, especialmente pg. 35.
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agrcolas (capitalistas o socialistas) cientficamente conducidas. En el curso de esta transformacin la comunidad aldeana desaparece definitivamente. Salvo en los pases y regiones
llamados "subdesarrollados", ya no tiene ms que una existencia folklrica.
El ejemplo citado arriba nos parece lleno de sentido.
Marc Bloch tena en cuenta, acaso exageradamente, las estructuras y sistemas agrarios. Los clasificaba a partir de oposiciones pertinentes y de diferencias estructurales. Lleg
hasta considerarlas como expresiones de un estado de espritu. Segn l, la forma de las aldeas y de los campos es el
signo visible de realidades sociales profundas,44 mentalidades
colectivas o tipos de civilizacin. A pesar de este estructuralismo ya formulado, haca obra de historiador y de gran historiador.
En la actualidad, en que la intencin de los estructuralistas hace estallar el conflicto entre lo estructural y lo histrico, su filosofa es clara. Segn nuestro parecer, ella procede
(como toda filosofa) de una superfetacin, de una hipstasis
de la estructura. No obstante sus tesis aparecen, si se las
examina, menos claras que lo que parecan al principio. Se
las podra quiz clasificar como sigue:
a) Entramos en un perodo nuevo, el de las estructuras
racional y cientficamente establecidas. Antes de ahora, y
hasta aqu, hubo historia. La historia nos conduce al umbral
de un perodo no histrico, en el sentido admitido de este
trmino. Las estructuras sern o son ya exigidas por las tcnicas, por los dispositivos y redes de circulacin, de comuni44
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cacin, de informacin, por las necesidades de la administracin, del gobierno y del Estado. Desde entonces la historia
(como realidad y como ciencia de esta realidad) desaparece o
se transforma radicalmente. En el sentido habitual, no es
ms que un residuo. Quienes se aferran a ella. son "pasatistas", incapaces de comprender los datos del mundo moderno. Es la ideologa pura y propiamente tecnocrtica.
b) Ha habido siempre estructuras y sistemas, es decir,
cohesiones, equilibrios. Estos sistemas han sido modificados,
pero solamente al nivel de la totalidad. Despus de las resistencias al cambio v de retornos al equilibrio, han oscilado,
escurrido o desaparecido. Otros sistemas han tomado el
lugar de los precedentes. La historia (como realidad y como
ciencia) no sera entonces ms que el cementerio, y el museo,
de las estructuras muertas.
Variante: la historia no es ms que un puente, una ruta
jalonada por el conocimiento, entre las sociedades no histricas del pasado y la sociedad no histrica del futuro.
c) Hay una relacin dialctica "estructuraacontecimiento" subyacente en la historia, que da la llave y
permite reconstituir una historia verdadera, la de las estructuras. El tiempo, sin ser esencial, no es accidental.45
Las modificaciones en los sistemas pueden provenir de
sus componentes, de sus elementos, y de las interacciones
entre esos elementos y el todo.
Cf. G. Granger, "Cahiers de 1'I. S. E. A.", serie M, n0 6, "Evnement et structure dans les sciences de l'homme".
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baja cubierta del concepto de sistema, a la vez esencia y modelo, inteligibilidad y realidad funcional.
c) La estructura, parcial o global, consiste en un equilibrio precario entre las jerarquas mltiples y mviles, equilibrio que se rehace sin cesar por un renovado esfuerzo en el
seno de un fenmeno social total subyacente, del cual la estructura no representa ms que una expresin inadecuada.
Tal es la definicin de Georges Gurvitch.47
La primera acepcin tiende a la pura y simple liquidacin de la historia. La segunda permanece ambigua: aceptable por el historiador como por el socilogo, tanto que el
concepto de modelo queda flexible. Inaceptable desde que el
concepto se endurece y vuelve hacia la estructura como
esencia.
La tercera acepcin restituye el pensamiento y el movimiento dialcticos. Permite mirar la historia como proceso
de perpetuas estructuraciones y desestructuraciones. Desde
entonces, nada ms dialctico que la estructura, tanto ms
cuanto es siempre un "intermediario" entre "actos y obras
colectivas", "as como entre la manera de ser de una unidad
colectiva real y su manera de verse y de representarse" 48De
todo esto resulta una definicin prometeica de la realidad y
de la actividad histricas. Coinciden "con ese sector de la
realidad social en que los hombres tomados colectivamente e
individualmente entrevn la posibilidad de la transformacin
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parcelario y trabajo global, trabajo concreto y trabajo abstracto, trabajo simple y trabajo complejo. As la reciprocidad
de los trminos primeramente planteados en sus oposiciones, no basta. Remite a un nivel ms profundo, la contradiccin del trabajo con l mismo, "segn que se le relacione al
valor de uso de la mercanca como a su producto, o al valor
de esta mercanca corno a su pura expresin objetiva".51 En
y por el intercambio, las relaciones entre los seres humanos
se hacen relaciones entre las cosas, relaciones opacas por
cuanto estn objetivadas; los productos humanos convertidos en cosas ganan poder sobre los seres, comprendido en
esto el poder de cambiarlos por cosas.
Las relaciones dialcticas se aclaran y se desarrollan al
nivel de la divisin del trabajo. Permiten exponer (es decir,
comprender y explicar) cmo aparece y se afirma la estructura de la mercanca con el sistema de equivalencia que implica. La totalidad del sistema de cambios, con sus
determinaciones, papel del dinero, fetichismo del dinero y de
la mercanca, alienacin del trabajo y del trabajador, reificacin de las relaciones humanas est planteada virtualmente
desde los principios del cambio. El cambio debe generalizarse, y esto es lo que constituye el capitalismo. Debe tambin
ir ms all, por cuanto el hombre social va ms all de la
divisin del trabajo, el mercado, la mercanca, el dinero y su
poder.
Encontramos dos niveles de anlisis: el anlisis estructural y el anlisis dialctico. Este ltimo, el de las contradicciones en el seno de la actividad humana productora y creadora
51
lbid., p. 61.
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de lo existente). El historiador vera as al movimiento dialctico constituir seres, luego desmentirlos y destruirlos.
Para terminar, despus de estas breves indicaciones, digamos que la cibernetizacin de la sociedad es posible, pero
de ningn modo inevitable y necesaria. Depende de las opciones, de las fuerzas sociales, de las negaciones que pueden
desviarla, contornearla, utilizarla, en una palabra, superarla.
En cuanto al fin de la historia (Marx escriba: de la prehistoria, ciega y sangrante, de la humanidad), seamos prudentes y vigilantes. La historia contina, en Mosc, en Pekn,
en Washington, en el "Tercer Mundo". Y acaso an en Pars...
DE LA LITERATURA Y DEL ARTE MODERNOS
CONSIDERADOS COMO PROCESOS DE
DESTRUCCIN Y DE AUTODESTRUCCIN DEL
ARTE53
Seoras y Seores:
Parece que no tengo mucho tiempo. Esto me va a obligar a condensar el vitriolo que tengo la intencin de proyectar aqu y hacerlo ms corrosivo. Largo tiempo me he
preguntado si vendra a este coloquio organizado por mi
amigo Goldmann. He dudado. Es que no pienso que esta
exposicin y la discusin que podr seguir sean de una naturaleza tal como para eliminar los malentendidos o suprimir
los desacuerdos.
Texto presentado en el coloquio "Literatura y Sociedad", Bruselas,. 1967.
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