Carole Halston - El Orgullo Del Sur
Carole Halston - El Orgullo Del Sur
Carole Halston - El Orgullo Del Sur
Carole Halston
Argumento:
Para la solitaria nia rica Olivia Prescott, el hijo de los sirvientes, Reeves
Talbot, haba sido el nico tesoro autntico en su opulento hogar familiar de
Nueva Orlens. Pero el ambiciosos Reeves haba mantenido siempre un fuerte
resentimiento contra los ricos y una frrea contencin ante aquella jovencita que
lo adoraba inocentemente.
Aos despus, los poderosos Prescott perdieron su riqueza. Reeves Talbot
ocupaba ahora la mansin familiar y estaba dispuesto a algo ms que admirar de
lejos a Olivia.
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Prlogo
De rodillas en la Mansin Prescott, de la St. Charles Avenue, Reeves Talbot, un
muchacho de doce aos, trabajaba a buen ritmo, arrancando las malas hierbas del
lecho de flores de los jardines traseros. Era un trabajo que detestaba, pero lo estaba
haciendo por libre voluntad, para ganarse el salario que le haban prometido.
Tal vez su madre y su padre fueran sirvientes de los viejos y adinerados
Prescott, pero l no era criado, ni tampoco lo era su hermana pequea, Doreen. El
hecho de que su hogar fuera la cochera rehabilitada que estaba detrs de la mansin
no implicaba ninguna obligacin de los nios respecto a los Prescott, aparte de la de
mostrar respeto y buena educacin. El nico motivo por el que Reeves haba
accedido a hacer de chico de los recados y ayudante del jardinero aquel verano era
porque se lo haban pedido.
En aquel mismo instante poda estar en el Parque Municipal de Nueva Orlens
con sus amigos, jugando al ftbol o nadando. O en el Zoo de Audubon, tan slo a un
par de paradas de tranva de St. Charles. Tena dinero para la entrada, y para
palomitas y un refresco. Era la determinacin lo que lo mantena concentrado en su
trabajo. Quera la bicicleta que haba visto en Sears, pero haba algo ms que el hecho
de conseguir lo que deseaba.
Reeves se haba impuesto un objetivo. E iba a cumplirlo. Era una cuestin de
carcter y orgullo.
Si reuna la cantidad de dinero que necesitaba y decida dedicarla a un uso
mejor, la cuestin sera diferente. En cualquier caso, ms le vala dejar de pensar en el
zoo y en sus amigos, si no quera torturarse. An le quedaba todo el da por delante
para seguir all agachado, mordiendo el polvo.
Reeves se sec la frente sudorosa con una mano sucia y avanz un poco ms.
Cgela, Reeves! la infantil orden le lleg desde detrs.
Mir irritadamente por encima del hombro a Olivia Prescott, quien
evidentemente acababa de llegar de la fiesta de cumpleaos a la que haba acudido
aquella maana en la limusina de los Prescott, que conduca el padre de Reeves,
Charles Talbot. Sostena un gran baln de colores en sus manitas de nia de siete
aos. La luz del sol haca brillar sus rizos negros. Toda vestida de rosa, era innegable
que era una autntica monera de nia.
No era extrao que sus abuelos la tuvieran tan mimada. Pareca una princesita
sacada de un libro de cuentos. Los padres de Reeves, emigrantes ingleses, la trataban
con la suave deferencia que le habran mostrado a un miembro de la realeza
britnica.
Aun as, l no trataba a Olivia con deferencia. Era una niita rica, nacida con un
pan bajo el brazo, pero aquello no significaba que Reeves tuviera que ponerse a su
servicio. Reeves no se inclinaba ante nadie, ni siquiera ante los abuelos de Olivia. Era
respetuoso con ellos, como lo era con todos los adultos, pero no ms respetuoso de lo
que era con el cartero o con los recaderos que entraban por la puerta de servicio de la
mansin.
Escaneado por Yolanda-Mariquia y corregido por Escor
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Es que no ves que estoy ocupado, Olivia? Reeves le habl con el mismo
tono brusco que podra haber empleado con su hermanita en una situacin similar.
No me pagan para hacer de niera.
Ignorando sus palabras, ella le lanz el baln. Con un movimiento grcil y
atltico, l gir la parte superior del cuerpo y atrap la pelota. Luego se la devolvi
rodando por el suelo.
Es que no me has odo? Vete a jugar a otro lado y no me molestes.
Se inclin de nuevo sobre el suelo para proseguir su odiada tarea. Pero el baln
volvi a caer junto a l con un ruido blando.
La nia no estaba dispuesta a admitir un no como respuesta. Si no jugaba
voluntariamente con ella, se quedara a su lado y no dejara de darle la lata. Y no
haba nada que Reeves pudiera hacer al respecto. No se atreva a usar la fuerza con
ella. Y acercarse a la mansin para presentar una queja ni se le pasaba por la cabeza.
La sensacin de frustracin que lo invadi alcanz en cuestin de segundos una
proporcin desmesurada. Reeves tena que hacer algo fsico para darle salida a su
furia si no quera explotar. Recogiendo la pelota, se puso de pie y la arroj con todas
sus fuerzas en direccin a la casa.
No voy a jugar contigo, Olivia. Ni ahora, ni en ningn otro momento le dijo
speramente.
Los labios de Olivia temblaron y sus ojos se llenaron de lgrimas.
Por qu eres siempre tan malo conmigo, Reeves? le pregunt con voz
asombrada y dolorida.
No soy malo contigo replic Reeves con firmeza, mientras empezaba a
lamentar su despliegue de mal genio.
S que lo eres. Siempre eres mucho ms bueno con Doreen que conmigo. A
veces juegas con ella.
Doreen es mi hermana. Y no juego mucho con ella. Soy un chico, y a los
chicos no les gustan los juegos de nias. Mira, lo siento si me he portado mal contigo
se disculp hoscamente. Pero es que me estabas dando la lata y no me dejabas
trabajar. Este verano estoy ahorrando dinero para comprarme una bicicleta y por eso
tengo que trabajar.
Podra pedirle a mi abuelo que te comprara una bicicleta le ofreci ella; su
expresin era ilusionada. As no tendras que trabajar y podras jugar conmigo.
Prefiero pagrmela yo. No quiero limosnas. Y adems, tu abuelo no me la iba
a comprar aadi en un tono duro, contenindose para no decir el resto de lo que
pensaba: El viejo Prescott puede nadar en oro, pero es un tacao.
Voy ahora mismo a pedrselo. Luego vendr a decrtelo se haba echado a
correr mientras deca aquello por encima del hombro.
Olivia, te he dicho que no quiero
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Reeves se detuvo a mitad de la frase al ver cmo la nia tropezaba y caa hacia
adelante. Sus manos se alzaron en un gesto de impotencia, como si, por algn
milagro pudiera cogerla antes de que cayera al duro suelo. Paralizado, se qued
mirando el cuerpecillo tirado inmvil. Entonces comenz a llorar de dolor.
Olivia pronunci el nombre en un tono de spera preocupacin mientras se
echaba a correr hacia ella.
Se arrodill a su lado y, con mucha suavidad, trat de levantarla. Pero la nia
era como un pequeo peso muerto. Con torpeza de muchacho, la tom entre sus
brazos y la estrech contra su pecho, murmurando palabras de consuelo. La ternura
que notaba en su propia voz le resultaba embarazosa.
Vamos, vamos. No te pasa nada. No llores, Olivia.
Sus sollozos fueron disminuyendo poco a poco, pero pareca encontrarse
perfectamente a gusto entre los brazos de Reeves. La sensacin de incomodidad del
muchacho fue aumentando a medida que las convulsiones que agitaban el delicado
cuerpecillo fueron disminuyendo. Lo haca sentirse en terrible desventaja el haberse
mostrado tan solcito y protector con ella.
As tendrs ms cuidado la prxima vez le dijo, ayudndola a ponerse en
pie con una dulzura que desmenta la brusquedad de su tono.
Luego, se alej unos pasos de ella:
Ahora, vete a la casa a jugar con tus cosas.
Ella ofreca una imagen pattica, con la carita llena de lgrimas y el lazo rosa de
la cabeza todo torcido. Las manos sucias de Reeves le haban dejado manchas en el
vestido. Reeves tuvo que hacer un esfuerzo para contener las sensaciones de ternura
y compasin que bullan dentro de l. No tena sentido mostrar compasin por una
princesa.
Tengo que volver a trabajar dijo l, dndose la vuelta para regresar al lecho
de flores.
De nuevo de rodillas, mir por encima del hombro y la vio dirigirse hacia la
mansin arrastrando los pies. Por un momento, pugn con el impulso de renunciar a
sus principios e ir a mimarla. No iba a pasarle nada porque fuera a jugar con ella un
rato.
No. Reeves se haba impuesto un objetivo y tena que cumplirlo. Si se pona a
jugar con Olivia, sentara un mal precedente.
No quera acabar sometido a los caprichos de una nia.
Nueve aos ms tarde
A Reeves le habra encantado disponer de la cantidad de dinero que estaba
costando aquella fiesta de celebracin del diecisis cumpleaos de Olivia. El viejo
Prescott estaba gastndose en ella en una tarde lo bastante como para que l pudiera
mantenerse un ao mientras estudiaba su ltimo curso del primer ciclo universitario.
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No, pero lo que s estaba a su alcance era garantizar que se iba a cumplir su
deseo de no verlo nunca ms. Aquella noche iba a ser la ltima como empleado en la
mansin Prescott de la St. Charles Avenue.
No tena por qu sentir culpa ni remordimiento.
Ni pesar.
Olivia no iba a quedar marcada de por vida porque l la hubiera rechazado. Por
mal que se sintiera Reeves, saba que haba hecho lo que deba al no cruzar la
frontera invisible entre clases.
Otros cinco aos ms tarde
Mientras avanzaba a zancadas por el campus hacia su destartalado Chevrolet,
el nico problema de Reeves en el mundo era borrar aquella estpida sonrisa de
satisfaccin de su rostro. El hecho de saber que la facultad de derecho quedaba
definitivamente a sus espaldas y que en el bolsillo llevaba un papel que deca que
haba pasado el examen que le permita ejercer la abogaca en el estado de Louisiana
a la primera le produca una inmensa felicidad.
Una morena cruz el sendero por el que iba l unos metros ms adelante.
Reeves se detuvo en seco.
Poda ser Olivia Prescott?
Desde luego, se pareca mucho a ella como si fuera una hermana gemela ms
tranquila, ms madura. Su corte de pelo era muy corriente, y lo llevaba sujeto detrs
con una horquilla. Su atuendo era sencillo unos pantalones color aceituna y una
blusa blanca. Pero en su modo de moverse era evidente un indefinible toque de clase.
Deba saludarla? Reeves dud un momento, desgarrado por la incertidumbre.
Por qu demonios no iba a hacerlo?, pens y, cambiando de direccin, fue en pos de
ella. Cuando lleg ms cerca, disminuy el paso y la llam. Ella se qued paralizada
al or su nombre y se dio la vuelta lentamente, esperando calmadamente, sin fingir
ningn gesto de bienvenida, mientras Reeves se acercaba a ella.
Hola, Reeves.
Ha pasado mucho tiempo, Olivia.
As es dijo ella.
Ests matriculada como alumna? la pregunta era estpidamente retrica;
era evidente que lo estaba, pues iba cargada de libros de texto. Yo haba pensado
que acabaras tus estudios en Newcomb.
La Universidad Femenina Sophie Newcomb era una de las ms exclusivas del
estado de Louisiana.
Reeves prosigui torpemente:
Quiero decir, pensaba que seguramente
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Pensabas que tal vez hubiera un fondo crediticio al que los acreedores de mi
abuelo no habran podido acceder. No, no lo haba dijo ella en un tono inexpresivo.
Pero tu abuela y tu madre haban sido alumnas de la Newcomb, no? Tiene
que haber algn tipo de becas para casos como el tuyo.
Tal vez. No lo comprob. Prefer pedir el traslado aqu y estoy haciendo
empresariales, gracias a un crdito estudiantil. Cmo ests t? con aquella
pregunta amable, cerr el tema de sus alteradas circunstancias y de las desgracias
que haban recado sobre ella un ao antes.
Primero, su abuela haba muerto de un ataque al corazn. Unas semanas
despus, el viejo Prescott se haba pegado un tiro en la sien. La herencia de Olivia
haba resultado ser un montn de deudas. Las posesiones de sus abuelos y la
mansin familiar haban sido subastadas pblicamente. A Reeves no se le haba
pasado por la cabeza que pudiera haberse quedado sin blanca.
No podra estar mejor confes l. Acab mis estudios de derecho la
primavera pasada y ahora acabo de pasar el examen para ejercer en el estado. Hoy he
venido a presentar mis respetos a un profesor que me anim especialmente.
Enhorabuena. Seguro que Esther y Charles deben estar muy orgullosos una
nota afectuosa apareci en su voz al nombrar a los padres de Reeves. Estn
contentos viviendo en Florida?
Oh, s. Felices de la vida. Regentan un hotel familiar all y tienen un
apartamento para ellos solos dentro.
Me alegro mucho. Por favor, dales recuerdos de mi parte.
Lo har, descuida.
Y qu tal est Doreen? Hace poco he ledo un artculo en el peridico
firmado por ella.
Doreen est estupendamente replic l con cierto desasosiego.
Su brillante y custica hermana haba estudiado periodismo en un colegio muy
progresista. Haba regresado a Nueva Orlens ms radical an que cuando se haba
marchado en cuanto a opiniones polticas y generales. Un mes antes le haba
confiado a Reeves que haba estado escarbando en los negocios y en la vida privada
del viejo Prescott y que haba descubierto un caso de corrupcin y escndalo que
pensaba hacer pblico en la prensa en cuanto tuviera suficiente informacin
acumulada.
Reeves no poda advertir a Olivia de lo que la esperaba, a menos que traicionara
la confianza de su hermana.
Te van bien las cosas? le pregunt a Olivia suavemente.
S, me van bien replic ella. Estoy descubriendo que la vida sigue aunque
te hayan quitado la cucharilla de plata de la boca. O la hayan vendido en una subasta
se apart un mechn de reluciente pelo negro que le haba cado sobre la frente;
mostr una sonrisa forzada que no lleg a sus preciosos ojos. Bueno, ser mejor
que siga mi camino. Te deseo mucho xito, Reeves. Desde luego, te lo mereces. No
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tiene que haber sido fcil para ti, vivir por tu cuenta desde los dieciocho aos y
pagarte los estudios. Bueno, adis.
Vas a clase? dijo l, que no deseaba despedirse an.
No, iba a la biblioteca.
Puedo invitarte a un caf?
No, prefiero que no dijo ella simplemente.
Reeves trat de que no se le notara lo rechazado que se haba sentido.
Retrocedi un paso.
Bueno, cudate.
Ella se dio la vuelta y sigui su camino, dejndolo all plantado, mirndola,
tratando de asumir su frustracin.
Maldita sea, ojal no la hubiera visto hoy.
Mucho ms alicado, Reeves reemprendi la marcha hacia el aparcamiento.
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Captulo 1
Aqu est la seccin de sociedad.
Judy Hays, la compaera de piso de Olivia, sac las pginas de sociedad del
abultado peridico dominical, el Times-Picayune. Las dos mujeres estaban en bata, y
acababan de sentarse con sendas tazas de humeante caf a leer el peridico. Olivia
estaba en el sof y Judy en el silln de orejas.
La verdad es que no me apetece demasiado leer las pginas de sociedad
protest Olivia con buen humorada exasperacin. Me interesa tan poco como a ti.
No digas tonteras. T conoces a todos los que salen. Para m son completos
desconocidos inasequible al desaliento, Judy extendi la seccin sobre el sof.
Me encantara que dejaras de pensar que en el fondo estoy deseando volver a
la St. Charles Avenue y sumergirme de nuevo en el torbellino de la alta sociedad,
porque no es cierto.
No ests deseando volver a la St. Charles Avenue. No lo creo. Te admiro,
Olivia, por la forma en que has sabido adaptarte y aprovechar lo mejor posible las
circunstancias. Pero, por mucho que vivas aqu, en Metairie, seguirs siendo siempre
como un pez fuera del agua. Tu sitio est en el Nueva Orlens elegante.
No soy ms pez fuera del agua que t, que naciste y te criaste en
Ponchatoula.
No fue en Ponchatoula mismo la corrigi Judy quejumbrosamente.
Nuestra granja est a cinco millas del pueblo.
Pero estars de acuerdo con lo que digo, no?
Basta con que abra la boca para que se note que soy de campo reconoci la
otra con una sonrisa alegre. Pero yo vine a la gran ciudad huyendo de la vida de
pueblo. A m me encanta el bullicio y la algaraba de por aqu. No me irs a decir
que a ti tambin?
No, no me encanta tuvo que reconocer Olivia. Pero estoy contenta con mi
vida. Tengo un trabajo que me pagan bien, amigos y una vida social satisfactoria.
Haban tenido esencialmente aquella misma conversacin ms de una vez
durante los ltimos dos aos, el tiempo que llevaban compartiendo el piso. Olivia
siempre tena la impresin de que se pona a la defensiva. Por alguna razn,
necesitaba convencer a Judy de que no tena la mentalidad de una princesa depuesta
que viviera en el exilio.
Como no vas a tener amigos, con la de favores que le haces a la gente.
Apuesto a que tienes una boda, una presentacin o cualquier otro acontecimiento
que organizar para alguien esta tarde.
Una fiesta nupcial.
Olivia cogi la seccin de sociedad y mir la primera pgina.
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Bueno, y qu?
Es el hijo de la pareja inglesa que serva en casa de mis abuelos.
Te refieres a Charles y Esther, el chfer y el ama de llaves? dijo Judy sin
titubear.
Le fascinaba la historia de Olivia, pues la encontraba esplendorosa en
comparacin con la suya.
Eso es. Tenan dos hijos, un chico y una chica. Nunca me has contado mucho
de l. Ella obtuvo una beca para estudiar en una universidad para mujeres muy
afamada, regres y comenz a trabajar de periodista, luego sac toda aquella
porquera sobre tu abuelo cuando ya estaba muerto y ech a perder su reputacin.
Doreen Olivia pronunci el nombre en un tono
aborrecimiento, centrada como segua su atencin en el peridico.
de
distrado
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Todo el mundo la habra recibido con los brazos abiertos, no le caba la menor
duda. De vez en cuando, trataban de emparejarla con algn soltero sin compromiso,
en la teora de que, casndose, poda volver a integrarse alegremente en la sociedad
de Nueva Orlens. Olivia saba que no era tan sencillo. Le haban ocurrido
demasiadas cosas. Ya era una persona diferente, con puntos de vista y perspectivas
diferentes.
Marcia respondi al segundo timbrazo.
Olivia! Esto debe ser telepata! Acababa de tomar nota mental de llamarte
durante la semana y retorcerte el brazo para que vinieras a cenar sin pausa, le
pregunt: No has visto el peridico de hoy?
Estoy viendo tu foto mientras hablamos Olivia tena el peridico sobre el
regazo.
Yo tambin. Por favor, dime que no me has reconocido inmediatamente.
Parezco una candidata a un lif-ting.
No seas tonta dijo Olivia, bufando. Ests guapsima.
Dejando la discusin sobre la foto, Marcia pas a informarla del gran xito que
haba sido la fiesta benfica. Luego volvi a referirse a la resea del peridico y dijo
con cierto retintn:
Por si acaso te lo ests preguntando, el hombre que est junto a William..
Reeves Talbot no es slo fotognico. Es as de guapo al natural y an ms
encantador.
Olivia se humedeci los labios, que no llegaron a formar palabras para decir
que aquel nombre no les era desconocido ni a ella ni a Marcia. Por alguna razn, le
resultaba difcil hablar de l.
No me digas que no te ha llamado la atencin la reprendi Marcia. O te
considerar un caso perdido. Vino con William y Debra Sue como invitado suyo. Es
abogado. Los rumores dicen que William le est echando los tejos para que se
incorpore al despacho Duplantis. Eso es lo nico que s de l. Bueno, y otra cosa.
El tono como de disculpa de Marcia la puso a la defensiva. Pareca sugerir que
aquella informacin tal vez fuera dolorosa para ella. Y sin embargo, Marcia no
conoca su autntica identidad.
Qu? inquiri Olivia tras una pausa.
La pausa se prolong, llena de suspense.
Su direccin.
No fueron necesarias ms explicaciones. Olivia pudo imaginar dnde viva
Reeves. Su primera reaccin fue de incredulidad, luego de horror. No, no poda
tener tanta desfachatez.
No estar viviendo en St. Charles Avenue? inquiri con voz tensa.
El suspiro de Marcia le lleg desde el otro lado de la lnea.
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sus nervios tensos se lo decan claramente, y sin embargo sus sentidos la estaban
traicionando.
El sonido de la voz de Reeves, grave y varonil, despertaba en ella un placer que
la haca estremecerse, como si se tratara de la nota lnguida de un instrumento de
cuerda. La imagen de su bien formada mano alzando la copa de vino para
acercrsela a los labios la llenaba de sensaciones femeninas.
Y, en contra de su voluntad, le deleitaba el hecho de darse cuenta de que a
Reeves su proximidad lo afectaba de forma similar. Maldita sea, qu hermosa eres,
le decan sus ojos cada vez que se clavaban en los suyos.
La qumica que vibraba entre ellos no pas desapercibida a Marcia, quien
respondi a la mirada defensiva de Olivia con otra de satisfaccin.
Finalmente, sirvieron el postre y Olivia comenz a verle el final a aquel suplicio.
En cuanto la cena terminara, tena la intencin de irse lo ms rpidamente que
pudiera sin resultar grosera.
Levantndose, uni sinceramente su voz al coro de alabanzas hacia la velada y
la cena que les haba ofrecido Marcia. Todo el mundo, excepto Reeves, observ
Olivia, expres en sus comentarios el hecho de que aquella vez Marcia se haba
superado, como de costumbre. Aquello la llev a pensar que deba haber sido la
primera vez que acuda a un acontecimiento social en la casa de los Hymer.
Se habra sentido como un extrao?, se pregunt Olivia. Haba estado tan
concentrada en sus sentimientos que no le haba dedicado ni un pensamiento a los de
l. Ciertamente, Reeves no haba dado ninguna muestra de encontrarse a disgusto.
La momentnea sensacin de simpata hacia l se desvaneci cuando sus dedos,
fuertes y seguros, se cerraron en torno a su brazo. En medio de la confusin
generalizada que se produjo al levantarse de la mesa, Reeves la escolt fuera del
comedor.
Qu tal un poco de aire fresco? sugiri l.
Antes de que Olivia pudiera replicar, ya la estaba empujando hacia las puertas
dobles que conducan al porche lateral.
Puede que est bien lo de despejar la atmsfera dijo ella, haciendo acopio
de sus mecanismos defensivos.
Una vez en el porche, hizo un gesto para expresar su voluntad de que lo soltara
y Reeves lo hizo inmediatamente. El dulce perfume de las flores impregnaba el aire
nocturno.
Me has dejado de una pieza al aparecer as esta noche observ Reeves
cuando hubieron llegado a la barandilla. Pero creo que no hace falta que te lo diga.
Olivia replic con envarada dignidad:
No ha sido muy honrado por mi parte, lo admito, lo de hacerle prometer a
Marcia que mantendra sus labios sellados. Pero no creas que te estaba devolviendo
las veces en que te portaste mal conmigo. Al menos, no conscientemente.
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Captulo 2
Qu ocurre? Alan Cramer estaba hablando desde la puerta del despacho
de Reeves.
Reeves, sentado a su mesa con un archivador abierto delante, alz la vista, y la
expresin distrada de su rostro se convirti en otra de bienvenida al ver a su amigo
y asociado, cuyo despacho estaba en la misma planta.
Entra dijo, acompaando la invitacin con un gesto amplio.
Alan, alto, delgado y con el pelo pajizo, se dirigi hacia el sof situado ante la
mesa de Reeves. Se dej caer y se arrellan cmodamente, apoyando un tobillo en la
rodilla.
Viste el partido entre Becker y Lendl este fin de semana? le pregunt.
Vi el ltimo set.
Los dos hombres estuvieron hablando unos momentos del partido de tenis
televisado. Cualquiera que los hubiera odo se habra dado cuenta de que no era un
deporte del que fueran nicamente espectadores. Ambos eran jugadores entusiastas
y muy versados en tcnica y estrategias.
Reeves dirigi la conversacin hacia el tema judicial, inquiriendo:
Tienes ya fecha para el juicio contra esa compaa martima? Alan estaba
especializado en derecho martimo.
S, pero el caso no va a ir a juicio. Vamos a llegar a un acuerdo. Fue una
violacin demasiado flagrante de los reglamentos de la Guardia de Costa. Es de
esperar que la compaa pague una indemnizacin sustanciosa Alan sacudi la
cabeza. Casos como este son los que me ponen enfermo. No se entiende que un
capitn de barco pueda dormirse por la noche, poniendo en peligro la vida de todo el
mundo. Habra que meterlo entre rejas y no slo hacerle pupa en el bolsillo.
Reeves asinti, pues conoca los suficientes detalles del caso como para estar de
acuerdo. Sus labios se tensaron mientras sealaba los documentos que estaban sobre
su mesa.
Y lo mismo sucede con los carniceros e incompetentes dentro de la profesin
mdica, por lo que a m respecta.
Alan entrecerr los ojos astutamente.
veo.
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Pero algo tramaba. Olivia estaba convencida. Finalmente, el suspense pudo con
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Est tambin el ahora y el hecho de que nos sentimos atrados el uno por el
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Siento que hayas incurrido en tales gastos por nada. Entre la factura de la
floristera y el donativo a Marcia, tiene que haberte salido por un pico. Pero,
evidentemente eres un abogado con xito y puedes permitrtelo.
l cambi de carril en la autopista.
Afortunadamente, puedo permitirme incluso las dos entradas a la actuacin
benfica de Baryshnikov que he comprado para engatusarte y conseguir que salgas
conmigo. Son entradas de patrocinador y me han costado un dineral sonri
irnicamente. A este paso, voy a acabar convirtindome en un filntropo.
Olivia lo mir acusadoramente.
Tienes entradas de patrocinador para la actuacin de Baryshnikov? Esa era
la cita que tenas planeada? Asistir a una funcin de Baryshnikov?
El tono de Olivia era de vago reproche. Cmo poda haber adivinado que
estaba deseando ver a Baryshnikov bailar? Incluso haba intentado conseguir
entradas, no de patrocinador, por supuesto.
La cita que tengo planeada recalc l. An no he renunciado a ella. No
puedo convencerte de que vengas conmigo? Segn mi secretaria, las butacas estn lo
bastante cerca del escenario como para verle el punto de los leotardos. Marcia y
Clinton tambin tienen entradas de patrocinador.
Ya lo s. Marcia lo ha mencionado durante el almuerzo.
Despus de la funcin, habr una recepcin con champn, a la que asistir el
propio Baryshnikov. Sospecho que va a estar todo Nueva Orlens all.
l pareca dar por supuesto que aquella informacin sera un aliciente por s
misma. Olivia quiso sacarle de su error.
Sin duda. Pero el principal atractivo para m sera ver la actuacin, no ir a ver
y a que me vean. Realmente esto es de lo ms rastrero por tu parte, Reeves, tentarme
con una invitacin a la que me resulta tan difcil resistirme.
Pues no te resistas la presion l. Es solamente una noche en mi
compaa. Si no quieres volver a salir conmigo nunca, no insistir.
Est va a ser nuestra nica cita, tenlo por seguro. Si no puedes aceptarlo, yo te
aconsejara que hicieras un mejor uso de esas entradas y que invitaras a otra persona
a ir contigo.
No hay ninguna mujer a la que desee invitar.
Era evidente que Reeves estaba tan encantado con el xito de su estrategia como
llena de recelo estaba Olivia. Le sentaba mal que la hubiera manipulado con tanta
facilidad, sin ninguna consideracin hacia lo que ms le convena a ella. Bajo su
encanto, se ocultaba un hombre despiadado en quien ella no se atreva a confiar.
Cmo est Doreen? le pregunt. S que trabaja para los informativos del
Canal 4 Olivia procuraba no ver nunca aquel canal.
Reeves no respondi inmediatamente.
Que yo sepa, est bien. No nos vemos mucho.
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No te visita a tu apartamento?
Aquella tensa pregunta arranc una mirada escrutadora de Reeves, pero
respondi en tono tranquilo:
No, la verdad, no me ha visitado ni una sola vez desde que me mud all hace
un ao. Y dudo que lo haga nunca. Mi direccin le resulta tan ofensiva a ella como a
ti alz la mano del volante en un gesto que era a la vez de impaciencia y de
splica. Mira, realmente no pretenda satisfacer ningn resquemor psicolgico al
comprar ese apartamento. Fue una ganga en su momento, y yo necesitaba desgravar.
En ningn momento se me pas por la cabeza que volviramos a vernos y no
termin la frase.
Aqu est nuestra salida dijo Olivia.
Me crees?
Puedo creer que tal vez no estuvieras llevando a cabo ningn tipo de
venganza psicolgica contra mis abuelos ni contra m cuando te mudaste a la
mansin Prescott. Pero si eres sincero contigo mismo, creo que tendrs que reconocer
que haba algn significado ms profundo en el hecho de tener precisamente esa
propiedad en tus manos.
No s si hay algn significado ms profundo protest Reeves, pero
reconozco que me atraa la idea de poseer una parte de la mansin Prescott.
De la misma forma que te atrae la idea de salir con Olivia Prescott, la antigua
nia mimada de la buena sociedad?
Vamos! dijo l airadamente. Yo querra salir contigo fueras quien fueras.
Eres bella, inteligente y sexy con un tipo de sensualidad elegante que me vuelve
loco.
Ningn hombre se ha tomado nunca tantas molestias ni ha incurrido en
tantos gastos slo por salir una vez conmigo. Lo habas hecho t alguna vez antes?
No reconoci l, y su ceo fruncido indicaba a las claras que no le gustaba
su teora en absoluto.
Deberas meterte por el carril de la derecha le sugiri ella. El edificio
donde trabajo est en la siguiente manzana.
Siguieron avanzando en tenso silencio.
Te llamar para que me digas cmo llegar a tu casa dijo Reeves una vez se
hubo detenido delante del edificio de Olivia.
Ella estaba abriendo la puerta.
No es necesario que pases a recogerme. Podemos quedar en el teatro. Es
decir, a menos que hayas cambiado de idea y quieras retirar la invitacin.
Reeves ignor aquello ltimo.
Preferira pasar a recogerte.
Ella protest.
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Captulo 3
Olivia se dio perfume en el cuello y las muecas y acab de arreglarse con cinco
minutos de antelacin. Aquella noche, su aspecto era una proclamacin de fulgor y
brillo.
Aquella noche, no haba recurrido a la seda negra y las discretas perlas. Haba
tirado la casa por la ventana cuando haba salido a comprarse un atuendo para
aquella velada. La tnica blanca de lentejuelas y los pendientes de rubes y
diamantes falsos haban supuesto un buen mordisco a su cuenta corriente, pero le
produca una maravillosa sensacin despilfarrar por una vez. Qu ms daba que
luego decidiera donar el vestido y las joyas a la Jnior League?
Dios mo! Pero si pareces una celebridad! dijo Judy, boqueando, mientras
sus ojos azules se dilataban de estupefaccin al verla. Ese vestido te sienta
maravillosamente! Me alegro de que no te hayas arreglado el pelo diferente. As
parece natural y a la vez sofisticado. A ti, la naturaleza te dio una suave permanente
natural aadi, agitando uno de sus propios mechones rubios, que se haca rizar
artificialmente con regularidad.
Olivia haba acariciado la idea de sujetarse el pelo en lo alto en un peinado ms
sofisticado, pero haba decidido seguir el consejo de Judy y peinarse con el secador
como siempre.
Ya est aqu dijo Judy, ladeando la cabeza, al or el timbre. Tienes que
invitarlo a conocerme, ya que, segn dices, esta es tu primera y ltima cita con l. Si
realmente es tan guapo como en esa foto de peridico, puede que le pida que pose
para mi lbum de fotos.
La foto del peridico no le haca justicia dijo Olivia, dirigindose al
pequeo vestbulo.
Se detuvo un instante con la mano en el pomo antes de abrir.
Ante ella apareci Reeves, alto y elegante con su esmoquin negro. Abri los
labios, pero ninguna palabra sali de ellos. Los cerr sin decir nada, y se la qued
mirando con muda admiracin. La sonrisa de Olivia se fue desvaneciendo y el pulso
se le aceler mientras intercambiaba mudas frases de apreciacin con l.
Ests increblemente preciosa.
Ests increblemente guapo.
La sonrisa de Olivia resplandeci de nuevo en sus labios al or el profundo
suspiro de Reeves.
Llegas en punto dijo ella.
Lista?
Olivia no se acord de Judy, que estaba esperando en la sala de estar, hasta que
se encontr metida en el Porsche blanco de Reeves.
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Mientras l daba la vuelta hacia el asiento del conductor, ella se acomod entre
la lujosa tapicera de cuero.
l se sent al volante. El sombro interior del coche pareca ms ntimo de
noche. La virilidad de Reeves era un componente an ms fuerte de su presencia
fsica de lo que lo haba sido a la luz del da. Hizo girar la llave de contacto y el motor
cobr vida, ronroneando en acompaamiento de la msica clsica que surga de los
altavoces con maravillosa claridad.
No, no la apagues dijo Olivia cuando l dirigi la mano hacia el panel del
aparato. Es una msica preciosa.
Ests cmoda? le pregunt l. Haba pensado alquilar un coche ms
grande para esta noche.
Estoy muy a gusto le asegur ella; y dado que estaba en actitud de
permitirse todos los caprichos, aadi: Y me encanta tu coche. Me habra
decepcionado que aparecieras en un coche alquilado.
Te gusta de verdad? pareca enormemente complacido.
Si me tocara un coche en la lotera, me gustara que fuese un Porsche. Y esa
sera la nica posibilidad que tendra de tenerlo aadi desenfadadamente.
Reeves meti la primera.
Tal vez sea tu nica posibilidad como soltera. Pero eres tan condenadamente
hermosa que podras casarte con un rico y tener un garaje lleno de Porsches dijo l
con cierto fervor.
No suelo toparme con muchos ricos aqu en Metairie seal Olivia. Pero
gracias por el cumplido.
La msica subi de volumen coincidiendo con el final de una sinfona de
Beethoven. Cuando termin, se oy la voz de un locutor. Reeves baj el volumen.
Cmo has conseguido permanecer soltera? le pregunt a Olivia.
Fcil. No he dicho s a ninguna proposicin matrimonial.
Debes haber recibido al menos una docena, imagino.
No tantas dijo ella. Pero unas pocas. Y t qu? Tienes cinco aos ms
que yo, y sigues soltero. Eso me indica que no te has declarado a ninguna mujer.
Reeves se encogi de hombros.
Hasta ahora he estado demasiado ocupado para pensar siquiera en sentar la
cabeza, entre la universidad, la escuela de derecho y luego empezar a establecerme
profesionalmente. Tena muchos prstamos para estudios que devolver.
Yo tambin dijo Olivia. Tuve que pedir prestado para acabar el primer
ciclo universitario.
Pero l no estaba dispuesto a que Olivia eludiera el tema de su estado de
soltera.
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masculino en que Reeves era un hombre afortunado, mientras que era ella la mujer
de suerte a ojos del gnero femenino.
De qu te res? le pregunt Reeves con curiosidad mientras salan al
vestbulo.
Olivia no tuvo ocasin de responder, porque en aquel momento Sissy DeMarco
chill su nombre en tono de jbilo.
Olivia!
Sissy!
Olivia se solt de Reeves para darle a Sissy un clido abrazo.
Cmo me alegro de verte, Sissy!
Y yo a ti! Qu mal me sent no haber podido verte en la fiesta de Marcia de
hace dos semanas. Ests guapsima! Qu celosa me pones mira a mi marido, todo
sonrisas l, esperando su racin de besos y abrazos.
Olivia se volvi hacia George DeMarco, el marido de Sissy, quien la bes con
teatral efusividad en la mejilla. Era un hombre fornido y calvo de unos cuarenta
aos. Haba una diferencia de edad de catorce aos entre l y Sissy, quien no tena
ninguna razn para estar celosa. Olivia saba que George adoraba a su mujer.
Los DeMarco miraron los dos con expectacin a Reeves, esperando a que Olivia
los presentara. Ella lo mir, sonriente, pero sinti que su sonrisa flaqueaba al darse
cuenta del cambio que haba experimentado Reeves. Su expresin era distante.
Cul haba sido la causa de aquel cambio?
Reeves Talbot dijo l, identificndose durante los breves segundos de
tensin.
George DeMarco extendi la mano y Reeves se la estrech formalmente.
Me resulta familiar, Reeves dijo Sissy, ladeando la cabeza y entrecerrando
los ojos. No nos conocemos?
Soy abogado y ejerzo aqu replic. Creo que recientemente la vi en una
gala benfica para un hospital infantil.
S, estuve all
Veo que tu padre y tu madre estn aqu, Sissy. Qu bien. Ir a saludarlos
Olivia haba divisado al doctor Bella y su esposa dirigindose hacia ellos.
En realidad, haba hablado para distraer la atencin de Sissy de sus intentos de
localizar a Reeves.
La pareja mayor se uni a ellos y se produjo una agradable confusin,
agradable al menos para Olivia. Siempre les haba tenido afecto a los padres de Sissy.
Se haban portado con ella mejor que los padres de otras amigas cuando haba
perdido a sus abuelos, cuando lo haba perdido todo. Haban llegado a ofrecerle su
casa, lo cual ella haba rechazado.
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Reeves, quiero que conozcas a dos de las mejores personas del mundo dijo
en tono profundamente afectuoso.
La actitud de Reeves fue an ms rgida que antes, si acaso aquello era posible.
Olivia estaba desconcertada. Por qu se mostraba tan circunspecto con Sissy, George
y los Bella? Le habra ocurrido algn incidente en el pasado que motivara el que no
le gustase la familia Bella? Aquella era la nica explicacin que pareca plausible,
pero los Bella no eran en absoluto gente que se mostrara prepotente con el servicio
domstico.
Huimos de las apreturas y volvemos al asiento? le sugiri Olivia,
sonriendo cuando hubo un momento oportuno para hacerlo educadamente; otra
pareja madura se haba acercado a hablar con los Bella.
Nos veremos pronto le prometi Sissy a Olivia clidamente al separarse.
Tengo pensado llamarte maana y someterte al tercer grado para que me lo cuentes
todo sobre este abogado guapsimo con el que ests saliendo su tono se hizo
normal otra vez. Tal vez entonces me acuerde de por qu me resulta tan familiar.
Olivia no volvi a cogerse del brazo de Reeves mientras regresaban al asiento.
Su expresin y su actitud no la animaron a tomarse la libertad. El roce de su mano en
la parte inferior de la espalda era impersonal. El encuentro con los Bella y los
DeMarco haba obrado una clara transformacin en l, y Olivia deseaba que se la
explicara.
Si Sissy me llama, debo resolverle el misterio? le pregunt cuando
estuvieron sentados.
l.
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Como miembro de Duplantis & Duplantis, Reeves podra hacer realidad sus
ambiciones sociales, especialmente si se casaba con alguna Debra Sue de rancio
abolengo.
Olivia sinti de pronto que la moral se le caa por los suelos. Dese que la
velada acabara cuanto antes para poder regresar a Metairie.
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Captulo 4
William Duplantis! Precisamente el hombre a quien tengo que pedir un gran
favor!
Marcia Hymer, con su marido a rastras, hizo una oportuna aparicin. Reeves
sospech que haba acudido al rescate.
Manteniendo el brazo en torno a la cintura de Olivia, la condujo a un lugar a
cierta distancia, donde no pudiera orles nadie del grupo que acababan de dejar.
Te encuentras bien? le pregunt l, tratando de sonar solcito en lugar de
posesivo.
Podra haberme muerto en el sitio murmur ella.
Me lo he imaginado dijo l.
El fotgrafo del peridico se haba acercado y les haba pedido a l y a Olivia y
a Duplantis y su esposa que posaran para la cmara. Reeves haba notado que a los
otros tres aquello les sentaba como un tiro. El motivo no acababa de estar claro para
l, pero poda adivinar que tena algo que ver con un antiguo romance entre Olivia y
Duplantis.
La mujer de William pareca desear que la tragara la tierra observ l.
No me extraa.
Reeves no pudo detectar rencor ni celos en su mencin a Debra Sue Duplantis.
Si no hay inconveniente por tu parte, yo ya he tenido bastante por hoy dijo
Olivia en tono de disculpa.
Por qu no vamos a algn sitio a cenar de verdad? con el champn slo
haban servido unos pocos canaps.
La verdad es que no tengo apetito. T s?
Reeves no tena apetito, pero deseaba prolongar la velada.
La verdad es que estoy muerto de hambre minti. Podemos invitar a los
Hymer a venir dijo con muy poca conviccin.
Ella suspir.
No, mejor no. Vamos a algn sitio donde no nos encontremos con nadie.
Donde no se encontraran con los Duplantis, quera decir, naturalmente. Era
evidente que haba sido muy doloroso para ella estar en su compaa. Aquel
pensamiento le produjo a Reeves una aguda punzada de celos.
La llev al bar-restaurante de uno de los hoteles lujosos de Canal Street. Era
ms ruidoso de lo que le habra gustado a Reeves, pero no era frecuentado por la alta
sociedad que haba acudido a la funcin de Baryshnikov.
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Antes de aquella noche, le haba parecido que sera renunciar a ms cosas de las
que poda ganar. Le gustaba ser su propio jefe, aceptar los casos que le interesaban y
rechazar los que no. Era libre de trabajar gratis y de adaptar sus minutas. Para l, era
importante que la gente corriente tuviera un excelente abogado, y no tuviera que
conformarse con una mediocre representacin legal.
La presencia de Olivia pareca situar todas aquellas prioridades en un segundo
plano.
No se quedaron mucho rato en el restaurante. Era evidente que la velada haba
desembocado en un final decepcionante para los dos.
Te apetece ir a algn sitio? inquiri por obligacin Reeves una vez dentro
del coche.
Olivia declin amablemente la oferta.
No, se ha hecho muy tarde.
Cuando se internaron por la interestatal al cabo de un rato, Olivia rompi el
silencio que haban mantenido hasta entonces.
Podra seguir metida en este coche toda la noche, avanzando y avanzando
mientras escuchaba msica, sin rumbo ni destino.
En algn momento acabaramos por cansarnos y tendramos que meternos en
un motel replic Reeves.
Olivia no respondi.
La sensacin de tedio se desvaneci de pronto, reemplazada por una sbita
tensin. Reeves la mir y ella le devolvi la mirada. El calor inund su largo cuerpo.
No lo he dicho con segundas intenciones protest ella.
Ya lo s. Probablemente, ests pensando en despedirme con viento fresco
despus de estrecharme la mano y soltarme un discursito de agradecimiento al llegar
a tu casa.
A decir verdad, mis pensamientos no han llegado tan lejos. Basndome en
experiencias pasadas, no me atrevera a ofrecerte un beso de buenas noches.
Ya no tienes diecisis aos respondi Reeves.
Bueno, teniendo en cuenta lo cara que te ha resultado esta cita conmigo,
mereces elegir entre un apretn de manos y un beso de buenas noches.
Si fuera sensato, eligira el apretn de manos pero no lo hara.
Y eso? se respondi a s misma con la siguiente pregunta: Se te ha
curado la atraccin hacia m con esta cita?
Me ha hecho albergar muchos recelos al respecto. Tengo la impresin de que
las cosas escapan a mi control. Y adems, no s a qu atenerme contigo.
Yo no he cambiado respecto a lo que pensaba al principio. No somos
compatibles.
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El pesar que trasluca su voz ayud a Reeves a salvar un poco su orgullo herido,
pero no mucho.
S, eso es ms o menos lo que yo pienso. Nuestros orgenes respectivos estn
en contra nuestra.
Ella asinti.
Y nuestros valores no son los mismos.
Qu saba ella de sus valores despus de una sola noche? Qu saba ella de
quin era l y qu buscaba en la vida? Al parecer, le bastaba con lo poco que supiera.
No pareca quedar nada que decir. Slo quedaba el beso de buenas noches y el
adis.
Al llegar a la casa de Olivia, Reeves apag el motor y el aparato de msica. Sus
dedos se tensaron por un instante sobre la tecla, pugnando con la tentacin de
mantener la msica mientras la besaba.
No, no lo hagas Olivia le haba ledo los pensamientos.
Reeves dej caer la mano y se volvi a medias hacia ella. Ella se volvi hacia l,
muy cuidadosamente.
Espero no haber raspado la preciosa tapicera de cuero de tu coche con mi
vestido de cuentas dijo ella.
Ese vestido es pura dinamita. Ests esplendorosa con l. Muy sexy aadi,
expresando lo que le haban estado diciendo sus ojos toda la noche.
El tejido plagado de cuentas brillantes, aunque no era agradable al tacto,
acariciaba sensualmente todas las curvas de su cuerpo. Era el tipo de vestido que
excitaba la imaginacin de un hombre, que le haca desear bajar la cremallera y hacer
deslizarse lentamente el vestido, dejando al descubierto la ropa interior de encaje y la
piel sedosa que se ocultaban debajo. Bajo diferentes circunstancias, Reeves le habra
dicho tambin todo aquello a Olivia.
Gracias. Ha sido muy poco prctico por mi parte comprarlo. Pero no lo
lamento. He disfrutado llevndolo esta noche. Lo volvera a comprar otra vez se
llev una mano al lbulo de la oreja. Y estos pendientes de diseo tambin.
No lo lamentas? la pregunta de Reeves iba ms all del vestido y los
pendientes.
No me habra perdido la oportunidad de ver a Baryshnikov bailando por
nada del mundo. Ha sido maravilloso asistir a la funcin desde unas butacas
privilegiadas. Has sido el acompaante perfecto. He disfrutado viendo a los
DeMarco y a los Hymer. Y podr pasarme el resto de mi vida contando que
Baryshnikov me bes la mano le sonri. Gracias por esta velada deliciosa.
Deliciosa hasta cierto punto, quieres decir. Despus de que nos
encontrramos con los Duplantis, todo ha ido cuesta abajo, no?
Olivia alz una mano en un gesto grcil.
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Esa parte de la velada ha sido, como poco, memorable. La vida no puede ser
todo diversin. Tratar de recordar lo bueno y borrar el resto de mi mente.
Si pudiera borrar de mi mente algo de esta noche, borrara lo bueno y me
quedara con lo malo. Lo mejor a lo que puedo aspirar es a que lo bueno y lo malo se
anulen mutuamente.
Bueno, buenas noches. Y adis. Te deseo todos los xitos en tu carrera.
Se inclin hacia Reeves, y l se inclin hacia ella. Cuando sus rostros estuvieron
a pocos centmetros, se detuvieron. Olivia cerr los ojos e inhal. Ech hacia atrs la
cabeza levemente, haciendo ms accesibles sus labios.
De alguna forma, esto me resulta familiar murmur ella.
Demasiado familiar la voz de Reeves son ronca y sensual. Si tuviera la
menor sensatez, te besara con dureza como hice cuando tenas diecisis aos, y no
como deseo besarte
Pos los labios sobre los de ella y sabore el calor y la suavidad de su boca. Los
labios de Olivia se pegaron a los suyos cuando l afloj la delicada presin. Reeves
pudo sentir cmo se pona duro de excitacin mientras luchaba contra el impulso de
besarla otra vez. Y otra. Y una ms.
Por qu no pudiste besarme as la noche de mis diecisis aos? susurr
contra su boca.
Porque era ms listo por entonces. Y mucho ms duro.
Reeves no pudo contenerse. La volvi a besar con la misma dulzura lnguida.
Olivia respondi, y su respiracin se hizo ms agitada. Y en cuestin de segundos
estaban besndose con ms fuerza, con los labios separados, con tan slo las bocas
tocndose, y el contacto se fue haciendo cada vez ms resbaladizo y hmedo. Ella
alz las manos para enmarcar el rostro de Reeves en el mismo instante en que l
deslizaba la mano por su nuca y la hunda en su pelo.
Dios, cmo te deseo musit l mientras introduca la lengua en su boca;
pero sus palabras no hicieron que ella le impidiera aquel contacto ntimo.
Reeves tena que conseguir como fuera que ella dejara de besarlo. Era su nica
esperanza de parar aquello. La falta de control pareca ms que fsica. Otros apetitos
aparte del sexo estaban hirviendo en el interior de su cuerpo. Algn tipo de
satisfaccin poderosa y desconocida haca expandirse su pecho. La alarma que se
puso en marcha dentro de su cabeza era la primera vez que la oa. Hasta que no
comprendiera su exacta naturaleza, tena que detenerse.
Reeves encontr la cremallera del vestido y comenz a bajarla. Olivia boque,
se puso rgida y se apart. Reeves le subi la cremallera antes de volver a ponerse
derecho en su asiento, tratando de recuperar la compostura.
Qu demonios ha sido todo esto? pregunt l, porque no se atreva a
mostrar otra reaccin que no fuera agresiva.
Ella no mordi el anzuelo. Su respuesta fue azorada y cortante, pero llena de
dignidad.
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Sabes muy bien lo que ha sido. Han sido un hombre y una mujer que podran
haberse ido fcilmente a la cama, pero no van a hacerlo.
Reeves inhal con fuerza y audiblemente. En contra de su propio buen juicio,
dijo con urgencia:
Podramos pasar una noche juntos. Ir a un motel y acabar lo que hemos
comenzado.
Acabemos lo que hemos empezado aqu no yendo a un motel.
El rechazo de su proposicin fue tan bien recibido como frustrante. Reeves
saba muy bien que no iba a acabar haciendo el amor con ella.
Probablemente tengas razn. Puedo llamarte? le pregunt, con la misma
ambivalencia.
Ella sacudi enfticamente la cabeza.
No, no me llames. Y te tomo la palabra. Ahora ser mejor que me vaya. No
hace falta que me acompaes hasta la puerta. Ya me ves desde aqu.
Reeves se llev la mano a una invisible visera de chfer.
Como usted diga, seorita.
Por un momento pens que Olivia iba a darle una bofetada. Casi dese que lo
hiciera, en parte porque se mereca ser abofeteado.
Cmo puedes tener tan poco respeto, burlndote de tu propio padre! lo
reprendi ella. Cuando vuelvas a tu piso de St. Charles Avenue mrate bien en el
espejo. Vers una versin crecida de un chiquillo con complejo de inferioridad por no
ser rico.
Sali del coche dando un portazo. Reeves hizo una mueca como de dolor.
Aferrando el volante forrado de cuero con las dos manos, se qued all sentado,
vindola alejarse con paso enrgico hacia el portal de su casa, con la barbilla muy
alta. Admir, como siempre lo haba hecho, su porte de reina.
Su porte deba ser gentico, pens Reeves, sintiendo la desesperada necesidad
de mostrarse cnico. Debajo de su actitud mesurada, Olivia segua cultivando su
complejo de princesa. Su esnobismo innato segua inclume, lo quisiera admitir ella o
no. Prueba de ello era el que hubiera mandado a paseo a aquel pobre par de
desgraciados despus de haber conocido a sus familias de clase media.
En que posicin quedaba l entonces, hijo de dos sirvientes?
Si Olivia tuviera la menor capacidad de percepcin respecto a la gente, se
habra dado cuenta de que l haba necesitado mantener aquellos prejuicios en contra
de los ricos mientras creca. Haba necesitado endurecerse. Y qu demonios, segua
necesitando aquellos prejuicios ahora que se senta vulnerable y rechazado.
Cmo se llamaban aquellos
comprometidos con ella? Eric y otro.
dos
desgraciados
que
haban
estado
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Captulo 5
Ese saque tuyo ha sido mortal se quej suavemente Alan. De hecho, has
jugado como si tuvieras algo contra la pelota de tenis. Va a haber que tirar todo el
juego de pelotas despus de este partido.
Estaba tratando de desahogar mi frustracin confes Reeves.
Los dos hombres se dirigan hacia los vestuarios despus de jugar un partido el
sbado por la maana en el Hilton River Center.
Frustraciones laborales?
No, masculinas. Una mujer aadi lacnicamente Reeves.
Dos semanas haban pasado desde su cita con Olivia, y no poda dejar de
pensar en ella. Estaba volvindose loco.
Deseaba verla otra vez. La urgencia era ms intensa cada da, en lugar de
menguar. Reeves se haba emperrado con mujeres antes, pero nunca de aquella
forma.
Bueno, espero que te hayas desahogado un poco ms la prxima vez que nos
enfrentemos con una red entre medias, abogado dijo Alan, dndole una palmada
en la espalda.
Voy a intentar enfrentarme a mi problema hoy mismo.
Iba a romper su palabra y llamarla de nuevo.
La sensacin de que comprometerse con ella era como internarse por aguas
peligrosas se haba desvanecido. Podra aguantar una relacin con ella. Despus de
algunas salidas juntos, probablemente la fascinacin se habra desvanecido de forma
natural. Tal vez descubriera que no le gustaba en realidad. Tal vez resultara ser una
persona vana y hueca bajo aquella capa de dignidad.
Reeves no perdi el tiempo. Desde el Hilton se dirigi directamente a su casa de
St. Charles. Al entrar, dej en el suelo la bolsa de deportes y se dirigi directamente
al telfono ms cercano, que estaba en lo que se supona que era el comedor. Reeves
usaba aquella habitacin como despacho.
Al igual que el resto del piso, no estaba adecuadamente amueblado y careca de
decoracin. Las nicas piezas eran una silla giratoria y una mesa de despacho.
Sentndose, Reeves marc el nmero de memoria.
Al segundo timbrazo respondi una voz femenina. Seguramente, la de su
compaera de piso. Reeves se prepar para recibir la mala noticia de que Olivia no
estaba.
Puedo hablar con Olivia, si est ah? pregunt. Soy Reeves Talbot.
Lo siento, pero Olivia no est. Le dir que has llamado.
Dnde estaba? Se habra levantado temprano y se habra ido? O habra
estado pasando la noche con algn hombre y an no haba venido? Reeves tena que
averiguarlo.
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Olivia ley la nota de Judy, que acababa con: Si no lo quieres t, tal vez podras
regalrmelo para mi cumpleaos. Me encanta su voz grave.
Ella suspir y dej escapar una inquietante confesin:
A m tambin, Judy.
Sosteniendo la nota con los dos nmeros de telfono, Olivia se dirigi
lentamente al saln y se sent en el brazo del sof. Se qued mirando el telfono.
Eran las dos menos cuarto de la tarde.
Si le llamo a este nmero, el telfono sonar en mi antigua casa.
Tendra aquello presente y le devolvera la llamada, decidi Olivia. Muy
probablemente, estara slo su contestador automtico y no tendra que hablar con l.
Mientras pulsaba las teclas, repas el digno mensaje que pensaba dejarle: Soy
Olivia Prescott. Por favor, haz honor a tu palabra, Reeves, y no vuelvas a llamarme.
Gracias.
Reeves respondi a la primera llamada, con una nota de expectacin en la voz.
Hola.
Debas estar sentado encima del telfono sorprendida como estaba, Olivia
no consigui que su voz sonara digna, sino azorada. Estaba esperando or el
contestador automtico. Soy Olivia Prescott aadi, como si fuera posible que l no
hubiera reconocido su voz.
Estoy aqu plantado, cerca del telfono, escribiendo un informe y de guardia
por si acaso se te ocurra devolverme la llamada. Qu tal ests? inquiri en tono
casual.
Muy bien.
Afortunada t. A m no me ha ido tan bien. Mi capacidad de concentracin se
ha ido al diablo ltimamente. Y he perdido el apetito. Los clsicos sntomas de
enamoramiento, claro est declar.
Estoy segura de que esa es una enfermedad que has contrado innumerables
veces dijo Olivia, a quien Reeves haba cogido desprevenida con aquella ridcula
declaracin.
Por otra parte, era tan poco inmune como Judy al placer de escuchar su voz.
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de velocidad. Hazme un favor y trata de ponerte lo menos guapa que puedas. Borra
la imagen fascinante que me ha tenido obsesionado estas dos semanas.
Ni siquiera me mirar los dientes para ver si me quedan restos de la ensalada
de espinacas que he comido esta maana le prometi ella.
Al colgar, Olivia estaba sonriendo a pesar de que estaba convencida de que
aquello era un terrible error.
Se senta ridculamente joven mientras suba las escaleras corriendo a su
dormitorio y mientras se cambiaba de ropa, ponindose unos pantalones caqui y una
camisa blanca. Despus de luchar un momento consigo misma para no ponerse unas
sandalias rojas y un cinturn a juego, se calz unas zapatillas color paja.
Resistiendo la tentacin de ponerse un pauelo o algo de joyas, al fin se
conform con pintarse un poco los labios y volvi abajo.
Reeves llam dos veces al timbre en rpida sucesin, y luego una tercera vez
para ms seguridad. Evidentemente, estaba de buen humor l tambin. Olivia corri
hacia la puerta tras coger el bolso.
Con su atuendo informal, pareca ms joven y atltico. Y no era en absoluto
una decepcin para el ojo femenino.
Mientras sala, llaves en mano, Olivia dio una vuelta sobre s misma para que la
inspeccionara bien.
Puedes llamarme la Sencilla Jane le dijo. Has pedido mi versin de da.
Aqu la tienes.
Reeves alarg una mano y le hizo alzar dulcemente la barbilla. Escrut su rostro
a la brillante luz del sol. Ella entrecerr los ojos.
No hay ni el menor defecto en tu cutis se quej l.
Ella arrug la nariz y le hizo una mueca.
La belleza es algo superficial. La hermosura de verdad est en la forma de
actuar.
Antes de apartar la mano, Reeves le apret levemente la barbilla. Durante un
instante de anhelante expectacin, Oliva pens que iba a besarla.
Cerr la puerta de la casa y condujo a Reeves hasta su coche. El Porsche estaba
aparcado en la entrada de coches. Ella esper que sugiriera que fueran en l, pero
Reeves no lo hizo. Al abrir la puerta del conductor mientras l rodeaba el coche para
situarse ante la otra, Olivia no pudo evitar tomarle un poco el pelo:
No me digas que finalmente he topado con un hombre que no es machista
dijo. La mayora de los hombres dan muestra de sentirse superiores cuando se
trata de decidir quin debe conducir o en qu coche hay que ir, si en el suyo o en el
de la mujer.
Reeves le sonri irnicamente desde el otro lado.
Estoy dispuesto a jugarme el pellejo recorriendo una pequea distancia en
esta maravilla de la mecnica tuya.
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Cuando hubo terminado, se quedaron a leer los ttulos hasta el final. A Olivia
siempre le haba disgustado que la gente se levantara corriendo nada ms acabar la
pelcula y Reeves result ser de la misma opinin. Ya en el pasillo, l la cogi de la
mano y as caminaron hasta llegar al coche.
Vamos al Lakeside a dar una vuelta por el centro comercial sugiri l.
De acuerdo.
Les quedaba una hora y media hasta que ella tuviera que regresar a su casa a
prepararse para el compromiso de aquella noche.
Reeves permaneci en silencio durante el trayecto hasta el Lakeside Shopping
Center. Olivia le lanz una mirada de soslayo y vio que su expresin era sombra y
pensativa.
Te pongo nervioso con mi forma de conducir? le pregunt
desenfadadamente. No has dicho ni una palabra desde que nos hemos metido en
el coche.
No? Bueno, no tiene nada que ver con tu forma de conducir alarg un
brazo y le dio un clido apretn en una de las manos que ella llevaba al volante.
Puedes conducir mi Porsche cuando quieras.
As que he pasado el test de competencia?
Con todas las de la ley. Para ser mujer, eres muy buena conductora.
Para ser hombre, no eres mal acompaante.
La conversacin sonaba forzada. Los dos estaban intentndolo con demasiado
ahnco. Una nueva seriedad haba hecho acto de presencia, echando a perder la
diversin. La pregunta Y ahora qu? exiga una respuesta.
Olivia estaba segura de que era aquello lo que haba tenido meditabundo a
Reeves antes.
Cuando me he despertado esta maana, no se me ha ocurrido soar que el
da de hoy pudiera incluir un paseo por un centro comercial contigo observ
Olivia mientras divisaba un hueco en el gran aparcamiento.
Yo igual dijo Reeves.
Podra haberte invitado a mi apartamento, pero probablemente Judy est all.
Naturalmente, se muere de ganas de conocerte.
A m tambin me apetece, pero en otra ocasin.
Aquella tarde prefera estar a solas con ella, aunque fuera en medio de
desconocidos en un lugar pblico.
Hay otros sitios donde podramos haber ido a dar un paseo seal Olivia
mientras salan del coche. West End, el frente del lago.
Reeves le cogi la mano y entrelaz los dedos con los de ella.
No tenemos mucho tiempo. Por qu pasar la mitad metidos en el coche? Esa
ha sido mi lgica.
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Tienes razn.
Se dirigieron a la entrada ms cercana.
Y cuanto menos panormico el escenario, mejor prosigui l. Qu lugar
puede haber donde pueda sumergirse uno mejor en la realidad que un centro
comercial?
Un Supermercado Schwegmann dijo ella zumbonamente, refirindose a
una cadena de supermercados muy conocida en Nueva Orlens. Pero atraeramos
mucho la atencin si nos dedicramos slo a mirar, sin llenar un carrito.
Probablemente nos pondran a alguien de seguridad detrs.
Reeves sonri, regocijado.
Podramos coger un carrito y meter algunas cosas su mirada se clav en la
de ella, y la nota de hilaridad desapareci de su rostro. La idea de comprar contigo
en uno de esos condenados Schwegmann me resulta muy atractiva, Olivia.
Ella asinti.
Es la novedad. Pronto se te pasara.
Tengo mis dudas al respecto.
Llegaron a las puertas dobles de cristal y entraron en el centro comercial. En el
interior, el aire acondicionado mantena una temperatura considerablemente ms
baja. Reeves le apret la mano mientras se abran paso entre las oleadas de
humanidad cargada de bolsas y paquetes. Despus de que los hubieran empujado
varias veces, se dirigieron como de mutuo acuerdo hacia un banco alejado del
bullicio.
Sueles comprar aqu? pregunt Reeves.
Oh, s. Y tambin en Ciearvieuw. Y en Esplanade aadi ella.
Si no estuviera tan lejos, podramos haber ido all. No he estado nunca.
Viviendo como vives en el centro, no tienes necesidad de ir tan a las afueras a
comprar.
Reeves inhal con fuerza. Era evidente que su mente estaba tan poco
concentrada en la conversacin como la de Olivia.
Me mudar dijo l. Preferiblemente a otra casa en el centro. O podra
vivir en el Barrio francs.
Mudarte? solt ella, tan consternada como atnita. No puedes mudarte
por por m. Eso es ridculo. Qu haras con tu piso?
Lo sacara al mercado. Lo alquilara se encogi de hombros.
No seas absurdo. No puedes hacer un cambio de esa ndole slo por
consideracin hacia mis sentimientos. No pienso consentirlo.
No veo ninguna otra alternativa. Aunque consigas un apartamento para ti
sola, no me apetece que mi casa te est vedada.
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Reeves, podra ser que estuviramos saliendo unas semanas y que luego
siguiramos cada uno nuestro camino otra vez. Para cuando hubieras encontrado un
nuevo alojamiento, podra haber desaparecido nuestra atraccin mutua. No
sacudi la cabeza con energa.
Si resulta ser esa la situacin, que sea. No te lo reprochar. Deseo tanto esas
pocas semanas como para llegar a hacer lo que sea su voz sonaba ferviente y
segura.
Un estremecimiento recorri la espina dorsal de Olivia. Sinti un nudo en el
estmago.
No hay motivo para que te mudes. Podra ir a visitarte a tu casa.
Sabes que sera demasiado doloroso para ti rezong Reeves. No podra
pedrtelo.
Un psiquiatra lo considerara una buena terapia.
l.
No quiero que el tiempo que pases conmigo sea una terapia para ti objet
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Captulo 6
Por qu se estaba sometiendo al dolor y la tristeza de visitar a Reeves en su
antigua casa?
La sensacin de necesidad de Olivia era algo complejo. En parte, tena que ver
con la desconfianza. Antes de pasar ms tiempo en compaa de Reeves o de llegar
ms lejos en su relacin con l, necesitaba vrselas con el adulto de St. Charles
Avenue en el mismo sitio donde lo haba conocido como joven y como adolescente.
No confiaba en sus sentimientos hacia l ni en los de Reeves hacia ella.
Se senta atrado por ella, por la persona que era ella ahora?
O iba en pos de una imagen creada por su mente? Se senta ella atrada por l,
el abogado de treinta y cuatro aos en pleno xito, o estaba atrapada por el
romntico entorno que haba credo l y dispuesta a llevar a cabo una vieja
conquista?
Antes de que las cosas fueran ms lejos, Olivia necesitaba responder a aquellas
cuestiones.
Adems, senta una curiosidad morbosa por ver con sus propios ojos las
alteraciones que haba sufrido la mansin de su infancia. Tal vez as alcanzara un
estado de aceptacin y no le repelera tanto la mera idea de que su casa hubiera sido
reconvertida en pisos.
Despus de todo, los promotores haban impedido que la mansin se
deteriorara hasta convertirse en una ruina y tuviera que ser demolida. Habra sido
mucho peor pasar por delante y verla sustituida por un edificio nuevo.
Y mezclado con el temor de Olivia a ver de nuevo su casa, haba tambin un
anhelo por verla otra vez, por cambiada que estuviera por dentro.
La mansin Prescott haba sido construida a principios de siglo por Randolph
Prescott, el to de su abuelo, de quien haba tomado el nombre. Estaba hecha de un
granito color claro al estilo de un chteau francs, aunque sin torretas. A pesar de
su aspecto sombro, combinaba la gracia y la elegancia.
Olivia poda contar con los dedos de la mano el nmero de veces que haba
pasado con el coche por delante de la casa en los ltimos ocho aos. Haba evitado
deliberadamente lo que en otro tiempo haban sido sus dominios. Cuando haba
estado viviendo all, no haba sido consciente de los enormes robles que sombreaban
la avenida. No haba apreciado de forma consciente la singularidad histrica del
entorno. Los anticuados tranvas que recorran aquel barrio haban sido para ella una
imagen cotidiana.
Olivia no se haba montado nunca en aquellos tranvas. Eran una forma de
transporte para la gente corriente, no para los ricos que tenan una mansin con
chfer.
Probablemente, Reeves s haba montado de forma habitual en tranva, pens
Olivia, detenindose en un semforo a varias manzanas de su destino. Deba haber
viajado por la ciudad en autobs, seguramente. Haban crecido en el mismo sitio y,
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sin embargo, sus existencias haban sido por completo diferentes. Ahora le tocaba a
l vivir en la gran mansin.
ltimamente, Olivia se haba hecho ms a la idea. Gran parte de su indignacin
y conmocin iniciales se haba desvanecido, pero segua molestndole que Reeves
hubiera decidido vivir all, de todas formas.
El semforo se puso en verde y Olivia prosigui el trayecto, sintiendo que los
nervios se le iban tensado. Al pasar por delante de la ltima manzana, tuvo que
contenerse para no dar media vuelta en seco. Siempre puedes pasar de largo, se
prometi a s misma, mientras sus ojos comenzaban a reconocer los hitos familiares.
Tuvo una sensacin desgarradora de regresar al hogar.
Que todo sea muy extrao y diferente, rog, al darse cuenta de que el cambio
sera ms fcil de sobrellevar que la similitud.
Reeves ya le haba advertido que, aunque el jardn delantero haba sido
mantenido tal cual por mantener las apariencias, la mayor parte de los jardines de
atrs haban sido eliminados por un criterio pragmtico. Gran parte de la extensa
zona comprendida entre la mansin y la casa del servicio estaba ahora pavimentada.
Se haba creado un aparcamiento de seguridad para los residentes. La entrada se
realizaba ahora por una calle lateral, por lo que otrora haba sido la puerta de
servicio.
Olivia aparc en el lugar reservado a visitantes. Antes de que tuviera tiempo de
salir, Reeves se acerc a abrirle la puerta. Al parecer, haba salido a esperarla.
En lugar de ayudarla a salir, se inclin hacia adelante para hablar con ella,
bloquendole la vista.
Hola dijo. He pensado que tal vez llamaras para cambiar de planes.
No, aqu me tienes dijo ella, conmovida por el tono de preocupacin que
perciba en su voz.
Ests muy guapa dijo l con la misma dulzura. Me gusta cmo te sienta
el rosa.
Gracias dijo ella, cogiendo el bolso.
Pero Reeves no se apart.
Ests segura de que quieres pasar por esto? le pregunt. No tenemos
mesa reservada para el brunch hasta las once, pero podramos tomarnos antes un
caf en el Barrio Francs, dar un paseo y hacer un poco de hambre.
Ya que estoy aqu, quiero entrar.
Reeves suspir.
De acuerdo. Pero te aviso. No me he preocupado mucho de amueblar y
decorar el piso desde que lo tengo. Bueno, ya lo vers se apart finalmente.
Olivia sali y mir a su alrededor. Reeves sigui su mirada, que se pos en la
antigua casa de servicio, construida con el mismo granito que la mansin principal.
Ella saba, por un artculo del peridico, que tambin haba sido reconvertida. Por
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Captulo 7
Reeves agradeca fervientemente que Rachel Wade no hubiera mencionado el
apellido Bella en su mensaje. Haba sido una llamada de lo ms inoportuna. Tarde o
temprano, Olivia tendra que descubrir que haba aceptado un caso de negligencia
contra el doctor Bella, pero no tena la intencin de que fuera aquel da.
Dese egostamente no haber odo la llamada. Era una intrusin de la realidad,
y a Reeves no le apeteca enfrentarse a la realidad en aquel momento.
Por primera vez en su vida, haba tenido que contener las palabras te amo al
hacer el amor. Luego, haba querido pronunciarlas. Mientras se vesta con ella, haba
seguido queriendo hacerlo. Pero no lo haba hecho porque saba que ella no deseaba
orle pronunciar aquellas palabras. Soltarle de pronto que la amaba no servira sino
para ponerle fin a la aventura antes de comenzarla.
Y lo que senta por ella tal vez no fuera amor. Poda tratarse de un caso de
encaprichamiento ms intenso que en otras ocasiones. Lo nico que saba era que sus
sentimientos hacia ella eran complicados y poderosos y lo dejaban a su merced.
Decir te amo lo convertira en cierto.
Tras colgar el telfono, Reeves llam a la farmacia y encarg los medicamentos
para Bill Wade, solicitando que los cargaran a su cuenta.
En total, haba sido un retraso de menos de cinco minutos.
Lo siento se disculp ante Olivia, al reunirse con ella en el vestbulo. Era
algo parecido a una emergencia.
La sonrisa y la actitud de Olivia fueron reservadas.
No saba que los abogados, como los mdicos, estaban de guardia durante los
fines de semana. Es algo que cambiar, supongo, cuando ests haciendo un tipo de
trabajo legal diferente en Duplantis & Duplantis.
No, no tiene por qu cambiar tanto replic l, percibiendo la crtica
subyacente a su tipo de trabajo legal. Los abogados no son como los banqueros,
que llevan sus negocios durante las horas de oficina.
Le das tu nmero de casa a todos tus clientes?
Est impreso en mi tarjeta sonri irnicamente. Mis clientes no tardan en
darse cuenta de que pueden llamarme al despacho los fines de semana igual que los
das laborables. Suelo estar all, no en casa. Este fin de semana, has sido t quien ha
echado a perder mis hbitos de adicto al trabajo.
Reeves la condujo al pasillo, pensando que el tema habra quedado zanjado.
Pero aparentemente no era as.
Qu ocurrir con los casos que llevas ahora cuanto te traslades al despacho
de Duplantis & Duplantis? le pregunt Olivia. No llevars el mismo tipo de
casos, no?
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Reeves no pudo sino estar de acuerdo en que tanto el lugar y el momento como
las circunstancias eran perfectas y no dejaban nada que desear.
Pidieron sendos Bloody Mary y no tuvieron que esperar mucho a que el
camarero les trajera las picantes bebidas de zumo de tomate.
Hummm, tiene la cantidad justa de Tabasco dijo ella, despus de probarlo.
El brunch consista en una seleccin de creps con diferentes rellenos.
Pidieron la especialidad del chef, que consista en una delicada salsa de gamba y
cangrejo. Reeves sabore cada bocado, acompandolo con crujiente pan francs.
Olivia disfrut igualmente de su plato. El camarero mantena llenas de burbujeante
champn sus copas, en cada una de las cuales haba sumergida una gruesa fresa roja.
Mientras esperaban el postre, consistente en creps suzette y compota de fruta
fresca, Olivia pesc su fresa, usando una cucharilla, la cogi por el rabito y se la
comi. Reeves hizo lo mismo con la suya y mordi la mitad. Luego le dio el resto a
ella.
Antes haba acercado su silla a la de Olivia. La acerc an ms, de forma que
quedaron sentados el uno junto al otro, con las rodillas rozndose bajo la mesa. Hasta
el chirrido de las patas de metal sobre el suelo le pareci un sonido agradable. Y,
atento como estaba a cada una de las reacciones de Olivia, observ que ella tampoco
se inmutaba.
Ella se inclin levemente hacia l, como rindindose a la misma atraccin
magntica que le haca a l desear invadir su espacio, y le dijo soadoramente:
Me siento como en un sueo. El champn debe estar subindoseme a la
cabeza.
Reeves cogi la copa de Olivia y se la acerc a ella a los labios. Ella bebi. Luego
le sonri, con los labios hmedos. Reeves cogi su copa y dio un gran trago para
evitar que las palabras te amo surgieran de sus labios.
El camarero vino a rescatarle, solicitando su atencin mientras llevaba a cabo la
ceremonia de prender el alcohol de sus creps suzette.
Hasta el sabor excesivamente amargo del caf de Nueva Orlens que tomaron
con el postre le produjo placer a Reeves aquel da.
Mientras salan del restaurante, busc la mano de Olivia y el hecho de que ella
buscara la suya tambin lo llen de felicidad, aunque fuera por un detalle tan
absurdamente nimio.
Hasta las perspectivas mil veces vistas del Barrio Francs le parecan nuevas y
ms encantadoras que nunca, con sus verjas de hierro forjado en deliciosas filigranas,
su abundancia de flores y sus patios entrevistos y recoletos, con sus tiendas
pintorescas y sus olores llenos de sugerencias. Y a todas luces, Olivia estaba
experimentando la misma sensacin de novedad y familiaridad al mismo tiempo.
Has vivido alguna vez en el Barrio Francs? le pregunt ella, con una nota
de inters en la voz.
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No, nunca. Una vez estuve buscando piso por aqu, pero eran demasiado
caros para lo que poda permitirme por la poca.
Sin dejar de hablar, de sonrer, avanzaron por Royal Street y por Bourbon
Street, sin rumbo fijo.
Cuando llevaban un rato andando, llegaron a uno de los puentes que salvaban
el ro Mississippi. Reeves hizo detenerse a Olivia y le pregunt:
Te apetece que crucemos por aqu y vayamos a dar un paseo por el Monn
Walk?
Olivia se lo pens un momento y dijo:
Por qu no vamos antes un momento a la plaza Jackson a ver qu
actuaciones hay?
En torno a la plaza, las calles estaban peatonalizadas. Los retratistas al minuto y
los vendedores callejeros estaban dispuestos a lo largo de la verja central. Msicos,
malabaristas y otros artistas callejeros hacan sus nmeros para los numerosos
viandantes que hormigueaban por la zona.
Muy bien dijo Reeves, aceptando de buena gana el plan alternativo.
Unos minutos ms tarde, se dio cuenta del error que haba cometido al aceptar
la sugerencia de Olivia.
Parece una especie de manifestacin de protesta dijo Olivia cuando
estuvieron lo bastante cerca como para darse cuenta de que el foco de inters era un
grupo de personas con camisetas idnticas que portaban letreros y pancartas.
Olivia ley lo que pona una de las consignas: Combatamos el hambre en el
Tercer Mundo.
Realmente, me parece una causa muy noble, y todo lo que se haga al respecto
es poco coment Olivia.
Reeves no respondi. Acababa de divisar una cmara y haba identificado el
logo. Su hermana, Doreen, trabajaba para aquella cadena de televisin como
periodista de investigacin. Las manifestaciones entraban de lleno en su campo.
Qu te ocurre? pregunt Olivia, mirndolo. Ests cortndome la
circulacin de la mano.
Reeves afloj su presa.
Lo siento, pero vmonos corriendo de aqu.
No hay peligro de violencia. Es una manifestacin pacfica seal ella. Y
segn parece, se estn dispersando ya.
La cmara de televisin, encaramada a un hombro masculino, se acercaba a
ellos rpidamente. Olivia sigui la mirada de Reeves. Sus dedos, que estaban
entrelazados con los de Reeves, se pusieron laxos y su rostro adquiri un tono lvido.
Vmonos ya dijo l con urgencia, pasndole el brazo por los delicados
hombros.
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Captulo 8
Vayamos a algn sitio a sentarnos y charlar le dijo Reeves en tono urgente.
La nota de desaliento de su voz increment la sensacin de srdida
desesperanza que la embargaba a ella. Se senta vapuleada y angustiada tras la
escena de la plaza Jackson. Y terriblemente sola forastera.
Reeves haba acudido en su defensa mientras su hermana la estaba atacando,
pero sus simpatas haban estado divididas. Olivia lo haba percibido, lo haba
notado en su voz. El vnculo de sangre era fuerte. Pasara lo que pasara, Doreen y l
eran hermanos, parte de una familia.
Realmente no tengo ganas de hablar replic ella. Nada de lo que
podamos decir puede cambiar nada.
Las cosas que han sucedido no. No puedo remediar el no haber ido a los
funerales de tus abuelos.
Y Doreen ser siempre tu hermana. Junto con otras emociones degradantes
que he experimentado cuando estaba all, he sentido envidia porque, por muy
despreciable que pueda ser ella como persona, siempre podr contar con tu afecto
fraternal.
Doreen no es una mala persona. Precisamente porque soy su hermano y he
crecido con ella, s que tiene muy buenas cualidades.
A m no me ha mostrado nunca ninguna de ellas.
Eso es porque siempre ha estado celosa de ti. A sus ojos, t tenas todo lo que
a ella le faltaba. No slo las cosas que el dinero puede comprar, sino tu belleza
innata. Y ella era una niita de lo ms llana. Creo que era la enorme diferencia lo que
no soportaba de ti.
Yo fui hija nica y nunca conoc a mis padres, A m me pareca que era ella la
que tena suerte, teniendo un hermano. Se me ha quedado grabada la imagen tuya
caminando con ella de la mano. Jugabas con ella, pero nunca te dignabas ni tirarme
una pelota a m.
Entretener a mi hermana pequea era parte de mi papel en la familia.
Nuestra madre trabajaba todo el da, por mucho que estuviera cerca.
Se llevaba a Doreen con ella cuando era muy pequea. Lo recuerdo.
S. Y a m tambin me cuidaba mientras trabajaba antes de que yo entrara en
la guardera. Pero no nos estaba permitido correr por la mansin. A m me
recalcaban siempre que deba portarme bien y no salir de los lmites establecidos.
M abuela siempre trat a Esther con respeto. Yo las oa conversar a menudo.
A mi madre le caa bien tu abuela reconoci l.
Y yo le caa bien? inquiri Olivia, notando el tono melanclico de su
propia voz. Siempre fue muy buena conmigo. Y Charles tambin.
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que se notase lo mucho que me mimaba y malcriaba. Yo habra jurado que estaba
dedicado en cuerpo y alma a mi abuela pero luego, gracias a Doreen, pude enterarme
de que haba mantenido a varias amantes mientras segua siendo un pilar de la
iglesia. En mi opinin, eso no es precisamente devocin marital.
Olivia no haba pretendido dar rienda suelta a su frustracin, pero una vez
haba empezado, pareca incapaz de parar.
En realidad, yo no era ms que una pobre nia rica y no me daba cuenta de
ello. Mi respeto y mi admiracin por mi abuelo no tenan base. Fue totalmente
devastador para m enterarme de que no era honrado ni moralmente intachable, ni
nada de lo que yo haba pensado que era.
Y an no poda dejar de hablar:
Cmo voy a poder confiar nunca en un hombre si me equivoqu al confiar
en mi abuelo? Cmo puedo confiar en mis instintos respecto a los hombres cuando
los desarroll admirndolo a l, ciega a su autntica forma de ser? No puedo.
Ningn hombre ningn ser humano est libre de defectos, Olivia
objet Reeves en tono apasionado y serio. Pero hay muchos hombres en este
mundo que les son fieles a sus esposas. Hombres que tienen principios e ideales y
que no son corrompibles. No puedes condenarnos a todos porque tu abuelo te
decepcionara. Algunos de nosotros merecemos una oportunidad de demostrar que se
puede confiar en nosotros.
Mi abuelo no es el nico hombre al que he juzgado mal. Tambin me dej
engaar por William. Me haba jurado amor eterno y luego no permaneci junto a m
cuando las cosas se torcieron. Para m, era el paradigma de la hombra y result ser
un alfeique.
Y qu hay de los otros hombres con los que te comprometiste cuando eras
ms madura? Acaso no los juzgaste mal a ellos?
Creo que la razn por la que no me enamor de verdad de ninguno de ellos
es que no logro fiarme de los hombres. Es algo de lo que me he dado cuenta esta
tarde.
Reeves se qued callado un largo instante, como asimilando sus palabras.
La confianza completa requiere aos, Olivia. Todos tenemos que seguir
nuestros instintos y arriesgarnos a salir malparados.
Al parecer, yo no soy capaz de eso, Reeves.
Y es muy poco probable que llegaras a arriesgarte a confiar en m. Es eso lo
que quieres decir?
No sientes t lo mismo respecto a m?
Confe o no en ti, no puedo soportar la idea de no verte respondi l
sencillamente. Estoy dispuesto a correr el riesgo de enamorarme seriamente de ti y
acabar en el mismo bote que mis predecesores, Eric y Sam.
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Los cuales estn felizmente casados los dos le record ella con tranquilo
cinismo. No deberas ponerte al trabajo otra vez?
Debera, pero no me apetece.
Es el caso en el que ests trabajando uno de los que vas a llevar
personalmente de todas formas, entres o no en Duplantis & Duplantis?
Reeves suspir pesadamente.
Este caso en particular se ha convertido en un autntico escollo. Nada ms
aceptarlo, me he visto envuelto en un conflicto de intereses. Y aun as, siento una
autntica responsabilidad hacia mi cliente.
Su respuesta no pareca referirse exactamente a lo que Olivia haba preguntado.
Cunto hace que lo aceptaste?
Unas seis semanas. Poco despus, William Duplantis se puso en contacto
conmigo en representacin de su despacho familiar. Puertas que haban permanecido
cerradas comenzaron a abrirse. Conoc a los Hymer. T reapareciste en mi vida.
Dnde interviene el conflicto de intereses? O no puedes decrmelo?
Por telfono no dijo l con reluctancia. Esta noche preferira no hablar de
ello. Por cierto, pareces estar mucho mejor, no tan triste y abatida.
Ya me siento otra vez casi normal. Gracias por escucharme. Ahora puedo
volver a guardar esos lbumes y recuerdos estpidos otros cinco o seis aos.
Descrbeme algunos de esos recuerdos le pidi l.
No lo dices en serio
S, muy en serio.
Bueno, hay una etiqueta de una botella de champn que logr meter a
hurtadillas en mi fiesta de los diecisis aos.
Dom Prignon.
S, cmo lo sabes?
Mencionaste aquella noche que estabais bebiendo Dom Prginon.
Esa increble memoria tuya debe serte muy til en tu trabajo dijo ella,
maravillada.
T llevabas un vestido rojo muy bonito y sexy con unos tirantes finsimos
rememor l. Estabas encantadora, como una ninfa. No poda apartar los ojos de ti.
T estabas guapsimo, deslumbrante, con tus pantalones negros, tu camisa
blanca y tu faja roja.
No era una camisa. Era ms bien una blusa de mujer. Me senta ridculo con
aquellas mangas anchas colgndome.
Yo estaba celossima porque cada vez que te miraba, estabas rodeado de mis
amigas, hablando con ellas, sonrindoles.
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La mayor parte de las conversaciones que mantena con tus amigas versaban
sobre los brebajes que les estaba preparando. Ninguna de ellas poda compararse
contigo. Pero eras demasiado joven para que yo anduviera tonteando contigo, ni
aunque no hubieran existido todos los tabs.
Despus de aquella noche, no volviste a trabajar en ninguna fiesta para mis
abuelos, no es cierto?
No. Me mantuve a distancia de ti despus de aquella noche. Qu otros
recuerdos has guardado? le pregunt l, cambiando a un tema menos delicado.
Veamos. Hay una invitacin para una puesta de largo.
Lela.
No!
Venga.
Ella lo hizo y luego sigui repasando para l las pginas de recortes y
describindole objetos cargados de un valor sentimental. Le resultaba
sorprendentemente fcil y natural contarle aquellas cosas y compartir con l
ancdotas, algunas embarazosas y otras divertidas. Sus comentarios y respuestas
denotaban un clido inters.
Cuando l se ri entre dientes ante un episodio, Olivia se sorprendi rindose
con l. Le pareca casi un milagro que tuviera ganas de rer aquella noche.
Nunca habra credo que podra contarte todo esto dijo Olivia. Desde
luego, se nota que no tienes ninguna gana de trabajar.
Lo que me gustara es estar viendo todas esas cosas contigo replic l
suavemente.
Olivia se lo imagin all, sentado a su lado en la cama, mirando con ella
aquellas pginas. Cerr los ojos, conteniendo una oleada de nostalgia. Tras cerrar el
libro de recuerdos, lo puso a un lado y mir la hora.
Llevamos al telfono ms de una hora. Ya va siendo hora de que guarde todo
esto y te deje seguir trabajando en tu caso peliagudo.
Cuando te acuestes, probablemente yo siga aqu trabajando hasta altas horas.
Tanto te ha retrasado el haberte tomado libre la tarde de ayer y hoy entero?
Mi objetivo no es slo recuperar el tiempo, sino adelantar trabajo le explic
l. Maana por la noche me gustara mucho verte.
Olivia esper una invitacin especfica, pero no la hubo. Le apeteca a ella
verlo a l?, era la pregunta que Reeves le estaba haciendo en realidad.
Qu tienes en mente, Reeves?
Pasar a recogerte temprano y devolverte a casa lo ms tarde posible, y estar
todo ese rato entre medias contigo. Ms all, no tengo ningn plan.
No estaba esperando que pasara la noche con l en su piso.
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Captulo 9
A travs de la puerta abierta de su despacho, Reeves poda or a Alan Cramer
bromeando con Joan. Se puso de pie y se estir, dispuesto a descansar un poco. Su
jornada de trabajo haba comenzado temprano, antes del amanecer, como empezaban
todas sus jornadas ltimamente.
El tpico de que no hay suficientes horas en un da de veinticuatro horas no
haba sido nunca ms cierto para Reeves que en las ltimas tres semanas. Se negaba a
que el trabajo se le acumulara, pero tampoco quera renunciar a pasar las tardes y los
fines de semana con Olivia.
Aquello significaba que tena que concentrar el trabajo y agudizar los sentidos.
Reeves funcionaba a ms revoluciones. Cuando iba a un juicio o negociaba algn tipo
de arreglo con un equipo de abogados de postn, actuaba casi en trance, como un
deportista que funcionara al mximo de rendimiento cuanta ms alta era la tensin.
Reeves tena una excepcional capacidad atltica, por otra parte. En la
universidad, haba recibido ofertas para dedicarse profesionalmente al deporte, pero
no le gustaba lo suficiente el ftbol.
El deporte que realmente le encantaba a Reeves era el tenis. No se haba
dedicado a ello hasta entrar en la universidad. Era un deporte de clase alta que no
haba podido practicar en el colegio. Ninguno de sus amigos lo jugaba.
Se haba convertido en un fantico del tenis casi inmediatamente despus de
coger una raqueta por primera vez. El juego se le haba dado bien de forma natural.
El entrenador del equipo de tenis le haba visto jugar un partido y le haba ofrecido
que pasara a formar parte del equipo el ao siguiente, si estaba dispuesto a invertir
cierto dinero en clases impartidas por un profesional y a dedicar mucho tiempo al
entrenamiento.
Reeves, naturalmente, no haba tenido ni el tiempo ni el dinero. Pero haba
incluido el tenis en su ocupada vida. Haba ledo todos los libros de la biblioteca
escritos por varios grandes del tenis y no se haba perdido ni una retransmisin
televisiva de los torneos ms importantes. Haba conseguido jugar con frecuencia y
nunca le haban faltado los contrincantes, incluidos algunos profesionales. En alguna
ocasin, haba participado en torneos, pero siempre tena que abandonar en algn
momento, porque su trabajo era prioritario.
Cuando haba podido pagrselo gracias a su xito profesional, se haba hecho
miembro del Hilton River Center, un club deportivo excelente cuyas instalaciones
tenan la ventaja de estar situadas en el centro urbano. All haba jugado con algunos
de los mejores tenistas de Nueva Orlens y haba tenido ms triunfos que derrotas.
Poda muy bien permitirse el lujo de entrar en alguno de los antiguos clubs de
lite de la ciudad. El que su solicitud de entrada fuera aceptada era harina de otro
costal. La posibilidad de que no lo admitieran no le haba preocupado especialmente.
No tena especiales ganas de pertenecer a ninguna institucin que excluyera a las
personas en funcin de su raza o religin como solan hacer muchos clubs de campo
de la lite.
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Esto podra ser una autntica prueba, el ver qu tal funcionis como pareja al
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jugar al tenis. Espero poder mantener la mente en el juego lo suficiente para marcar
algn tanto.
Alan sacudi la cabeza.
Nunca pens que vera el da en que una mujer pudiera constituir una
distraccin tan seria para ti. Por qu va realmente en serio, no?
Por completo.
Debo esperar una invitacin de boda en cualquier momento?
Desgraciadamente no.
Alan lade la cabeza ante la seria respuesta.
Quieres decir que no voy a ser invitado?
Sers mi padrino de boda, en el caso de que se produzca alguna vez tal
evento Reeves suspir. En la recepcin podrs bailar con mi hermana, si tu
artritis no est tan avanzada como para que te mantengas en pie sin el bastn. No me
atrevo a poner demasiado altas mis esperanzas de casarme con Olivia, Alan. En este
momento, estoy haciendo acopio de coraje para pedirle que viva conmigo.
La alusin a Doreen no precisaba ms explicacin. Alan conoca los hechos y
estaba al corriente de la enemistad entre Doreen y Olivia.
No estara precisamente bajando de categora si fuera a vivir contigo
coment Alan. Ese piso tuyo es de autntico lujo.
Quieres comprarlo?
Lo dices en serio? volvi a sonrer irnicamente. Ya est aqu esa
palabra otra vez: serio. Desde luego que me interesara, si ests pensando en
venderlo. Dame un precio de partida.
Reeves dijo una cifra.
Me parece un precio justo dijo Alan. Djame consultarlo con mi asesor
inmobiliario y revisar mis finanzas. Adnde piensas mudarte? A Metairie?
Depende de Olivia. Yo preferira quedarme en el centro de Nueva Orlens,
pero me ira a Metairie si fuera menester.
No le apetece irse contigo a St. Charles? Demasiadas asociaciones?
No he sacado el tema todava. Pero s, hay demasiadas asociaciones con el
pasado all.
Alan asinti. Se rasc la cabeza, haciendo una mueca.
Detesto ofrecerte esta solucin, por motivos egostas. Pero no tendras por
qu vender el piso. Podras alquilarlo.
As, si Olivia y Reeves se separaban, Reeves podra regresar a su piso. Alan hizo
gala de tacto y no expres aquella parte del razonamiento.
Reeves sacudi la cabeza.
No quiero poseerlo. No me apetecera volver a vivir all nunca.
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Reeves le haba dado una llave de su piso. Olivia entr, llevando una bolsa de
plstico para ropa y su neceser. La bolsa contena su atuendo de tenis, ropa para
aquella noche y un traje de lino para ir al trabajo al da siguiente.
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Sin que Reeves lo supiera, haba venido dispuesta a pasar la noche con l por
primera vez. Reeves haba comentado que le gustara que pudieran dormir juntos,
pero no haba llegado a sugerir que Olivia se quedara a pasar aquella noche en su
piso. Ella imagin que perciba su reluctancia a pasar la noche en lo que haba sido su
antiguo hogar.
Realmente, a Olivia segua resultndole raro estar all. Era consciente de que
Reeves perciba aquello tambin, pero l no haba vuelto a hablar de mudarse. Si lo
hubiera hecho, Olivia se habra mostrado de acuerdo. Despus de tres semanas de
salir con l, no poda pensar ms que en trminos de una relacin a largo plazo.
De todas formas, no estaba segura de que fuera capaz de llegar a quedarse a
pasar la noche. Tal vez incluso acabara volviendo a Metairie y no le mencionara que
haba venido preparada.
Su piso estaba limpio y ordenado, como pareca estarlo siempre. Tena
contratado un servicio de limpieza que vena un da a la semana y entre medias, l se
encargaba del mantenimiento. Al entrar en su habitacin, Olivia vio que tena la
cama hecha. Haba una depresin en un extremo, probablemente donde se haba
sentado a ponerse los zapatos. Alarg una mano para acariciar el sitio, pero la apart
rpidamente.
Estaba enamorndose de Reeves?
Lo adoro dijo en voz alta. Es una gran persona y un maravilloso
acompaante.
Mientras estaba metiendo su ropa en el gran armario empotrado, junto a la de
Reeves, son el telfono del dormitorio, sobresaltndola.
Deba contestar o dejar que lo hiciera el contestador automtico? Poda tratarse
de Reeves, comprobando si ella haba llegado ya.
Aquella posibilidad hizo ponerse rpidamente en movimiento a Olivia.
Olivia. Ests ah la voz de Reeves sonaba clida y baja. Has corrido para
coger el telfono? Pareces sin aliento.
No. Llevo aqu unos minutos. Estaba hurgando en tu armario y pensando en
ti. Vas a tardar mucho en venir? Olivia se sonroj ante la invitacin evidente que
traslucan sus palabras.
Voy hacia all en este momento. Te hablo desde el telfono del coche. Sigue
con lo que estuvieras haciendo y pensando en m.
Mejor voy a quedarme tumbada en tu cama, esperndote.
Ests en mi cama ahora?
Sobre el estmago. He tomado un atajo para coger el telfono le explic; se
oan clxones de fondo. Ests en un atasco?
Lo estaba produciendo yo. La luz se haba puesto verde mascull una
maldicin.
Qu ocurre?
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No? Cuntame ms. Haz que se hinche mi ego, por no hablar de otra parte
de mi anatoma que voy a tener que tapar con un mantel
No colgaron hasta que Reeves hubo llegado y aparcado. Para cuando Olivia
lleg a la puerta, l ya estaba al otro lado, con el portafolios en una mano y la
chaqueta doblada en la otra, tapndole la ingle.
Menudo rcord! dijo ella, maravillada. Acaso has venido corriendo?
Maldita sea, s.
Dej el portafolios en el suelo y la chaqueta tirada encima, levant a Olivia en
brazos y cerr la puerta con el pie, todo en un slo movimiento atltico. Ella le rode
el cuello con los brazos y sonri de azorada felicidad.
No te pongas tmida conmigo ahora dijo l. Me has puesto a cien por
telfono.
Pues llvame al dormitorio y vers cmo te pongo.
Antes, qu te parece un beso de bienvenida? No me costara nada
acostumbrarme a recibimientos as, sabes?
Olivia lo bes, sus labios suaves contra la firmeza de los suyos. El contacto fue
clido y dulce y rpidamente se hizo vido cuando sus bocas se abrieron bajo la
presin y sus lenguas se encontraron.
Reeves la llev al dormitorio mientras seguan besndose. Cuando la dej sobre
los pies, ella ya estaba deshacindole el nudo de la corbata. Los dedos de Reeves
descendieron inmediatamente al cierra de su falda, se desnudaron mutuamente con
una suerte de vida destreza.
No era la primera vez que se desnudaban el uno al otro. No era la primera vez
que hacan el amor. Pero la familiaridad no disminua en nada el intenso deleite de
sus acciones.
Ha sido maravilloso para m, por si te caba alguna duda murmur ella
despus entre los brazos de Reeves.
l la abraz con ms fuerza y no dijo nada.
No eres muy partidario de hablar, verdad? observ ella.
Te molesta?
Supongo que un poquito.
No has sentido alguna vez que algo est fuera del alcance de tus palabras?
Hay muchas cosas que escapan a mi capacidad de expresin. No hablo tan
bien como t.
Yo necesitara ser un poeta para describir la satisfaccin que siento despus
de hacer el amor contigo. No es slo algo fsico sino, bueno espiritual. Durante un
breve espacio de tiempo, podramos ser las dos nicas personas del universo, un
universo pequeo y acogedor.
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Captulo 10
Voy a tener que tener un detalle realmente bonito con Judy dijo Olivia.
La muy bendita, va a sustituirme maana para que las cuatro seoras puedan jugar
su partidita y tomarse su merienda.
Era viernes por la tarde y Reeves y ella iban de camino a Pass Christian para
pasar all el fin de semana.
Tu maana de sbado de servicio social, como la llama ella. Qu habras
hecho si no hubiera podido sustituirte?
Habra conseguido a alguna otra persona.
Habras pedido que te devolvieran un favor?
Ella lo mir de soslayo, sorprendida por su percepcin una vez ms.
Por decirlo as.
Reeves le explic:
Judy me cont que eras la seorita Modales no oficial entre tus compaeras
de trabajo. Segn ella, eres una asesora social sin retribucin.
Eso no es verdad! buf Olivia. No soy ms que una fuente de
informacin accesible. Es ms fcil consultar a una persona que puede saber algo que
andar buscando en un libro de etiqueta.
El leer un libro de etiqueta no sirve para inspirar seguridad. No es fcil
encontrar a alguien con tu experiencia de sociedad.
Pareca decirlo admirativamente.
Lo que me asombra es la importancia que la gente le da a esas cuestiones. La
tradicin est muy bien, pero no todo hay que hacerlo segn el libro.
Eso slo puede decirlo alguien que conoce muy bien las reglas y puede
contravenirlas. Una cosa es dar un paso en falso social a sabiendas y otra muy
diferente hacerlo por ignorancia. El tpico caso del pobre paleto que bebe del cuenco
de lavarse las manos en un banquete.
Supongo que s que me identifico con la anfitriona que coge el cuenco y hace
lo mismo confes Olivia. Espero que no consideres mi actitud una forma de
esnobismo.
Te veo como un producto de tu educacin. Un producto muy hermoso y
elegante aadi, alargando una mano para acariciarle la mejilla; su mirada
admirativa se dirigi hacia su sencillo atuendo, consistente en una falda y una
blusa. Apuesto a que tambin te piden consejo sobre moda y belleza.
Era cierto, pero Olivia no contest por modestia. Estaba pensando que no le
acababa de gustar ser considerada un producto, un lujo.
Qu habras hecho si te hubieras casado con Eric o Sam? pregunt l de
pronto sin venir a cuento; era evidente que l tambin estaba sumido en sus
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Deseaba Reeves ser padre?, se pregunt Olivia. Aquel era uno de los temas de
los que habra preferido no estar hablando.
Deduzco que t tambin deseabas una familia dijo l.
S. Aunque la idea de ser madre me asusta realmente confes Olivia.
Viniendo de donde vengo, no he tenido ninguna oportunidad de cambiar paales y
preparar biberones, como Judy, por ejemplo.
Tuviste una niera record Reeves.
Qu te parece a ti lo de ser padre?
Encuentro la idea inquietante tambin. Mi padre es un buen hombre, pero no
era exactamente el modelo que querra para mi hijo seal Reeves.
No. Sin embargo, tu padre sera un maravilloso abuelo, no crees?
Reeves asinti despus de un momento y aadi, casi sombriamente:
Suponiendo que tenga alguna vez un nieto. Las posibilidades no parecen
muy grandes. Dudo que Doreen tenga hijos nunca. Y yo tengo treinta y cuatro aos.
Y era evidente que no tena ninguna candidata para esposa. Olivia dirigi la
mirada hacia el paisaje para que no viera su expresin mohna.
No tenas intencin de ser ama de casa?
Reeves haba reanudado el interrogatorio.
Olivia se ofendi ante la implicacin de la pregunta.
No soy un objeto decorativo. Da la casualidad de que me las arreglo bastante
bien en la casa. Judy y yo limpiamos el apartamento nosotras mismas. Reconozco
que no soy una cocinera maravillosa, pero s cocinar. Me he ofrecido a cocinar para ti
le record. Pero nunca has aceptado la invitacin.
Despus de que te has pasado el da entero trabajando en la oficina, no quiero
que te pongas a cocinar para m protest l tranquilizadoramente. No es
necesario.
eso?
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La mayora de los padres de mis amigas tenan casas de verano por aqu le
sonri y le dijo en tono jocosamente acusador: Debas estar encantado de librarte
de m.
l sonri irnicamente, pero no lo neg.
Tena una envidia de mil demonios. Para m, pasar unos das en la playa era
lo ms parecido al paraso.
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Olivia llevaba un peignoir rosa a juego encima del camisn. Nada ms verla,
Reeves silb por lo bajo, y una luz admirativa ilumin sus ojos oscuros. Sonriendo de
regocijo y sintindose inesperadamente tmida, Olivia se acerc a l y comenz a
juguetear con el cordn de su batn.
Te has comprado un pijama nuevo? le pregunt.
No. Tengo un cajn lleno con los que me regala mi madre replic l. El
batn y las zapatillas tambin son regalo suyo.
T duermes sin pijama.
Duermo en ropa interior acarici el encaje de su peignoir. Y esto, es
nuevo?
Nuevecito. Te gusta?
Me gustas con l puesto dijo l con suave fervor. Aunque gustar no es
exactamente la palabra adecuada.
A Olivia le dio un salto el corazn ante su tono y su expresin. Contuvo el
aliento, esperando que sus siguientes palabras fueran Te amo con l puesto. Pero
Reeves la tom entre sus brazos y la bes, dejando sin expresar sus sentimientos.
Por un segundo, la decepcin le impidi responder. Le haba parecido el
momento ideal para verbalizar emociones profundas. Si l hubiera pronunciado
aquellas palabras, Olivia tambin habra expresado las suyas. Te amo con cualquier
ropa que te pongas.
Porque no adoraba sencillamente a Reeves lo amaba. Y l la amaba a ella.
La negacin de la palabra hizo que el despliegue de cario fsico mutuo fuera,
inusualmente, perturbadoramente intenso. Hicieron el amor con una ternura casi
insoportable que los condujo a un culmen de dolorosa y dulce satisfaccin. Olivia
yaci luego en silencio entre los brazos de Reeves, sintiendo que la felicidad pugnaba
con el temor dentro de ella.
Cmo? Hoy no tenemos conversacin? inquiri l, con voz llena de ardor
y posesividad.
Supongo que hemos cambiado de papeles murmur ella. Hoy me he
quedado muda. Bueno, no es cierto. Ms bien, no me atrevo a hablar por miedo a lo
que podra salir de mi boca.
Qu podra salir? la apremi l suavemente. Las mismas palabras que
me han estado ahogando durante semanas? Por qu crees que no me atrevo hablar
despus de que hacemos el amor?
Olivia tuvo que contener el temblor de emocin que se apoder de su cuerpo.
Quin va primero?
Yo. Te amo.
Ella le plant un beso en el pecho desnudo y not cmo todo l se estremeca.
Te amo.
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Reeves la abraz con tanta fuerza que no la dej respirar, pero su fuerza no hizo
sino contribuir a la sensacin de vulnerabilidad de Olivia.
El amor no es un sentimiento por completo agradable, verdad? dijo ella.
En realidad, no borra el elemento de incertidumbre, como ocurre en las pelculas y en
las novelas.
Puede que no sea por completo agradable convino Reeves, besndole el
pelo, pero yo no me cambiara por ningn hombre en el mundo en este preciso
instante.
Y yo no me cambiara por ninguna otra mujer.
Y ahora vamos a darnos las buenas noches y a dormir. Maana tenemos un
torneo de tenis que jugar.
Espero no ser un engorro dijo ella, preocupada, pero el suspiro que surgi
de lo ms hondo de su ser tena su origen en una preocupacin por completo
diferente.
No lo sers. No podras ser nunca un engorro para m. Tan slo estando en la
pista, hars que juegue inspirado para dejarte impresionada.
Se dieron las buenas noches y volvieron a pronunciar las recin halladas
palabras de amor. Olivia se pregunt, en el fondo de su corazn, si sera capaz de
pronunciar una variacin de aquella frase sustituyendo el te amo por confo en
ti.
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Captulo 11
Al da siguiente, Olivia record su intencin de preguntarle a Reeves por su
frialdad hacia Sissy y George, pero no era una preocupacin acuciante que le pesara
en la mente. Adems, no hubo muchas oportunidades para una conversacin de
aquella ndole, ya que tuvieron muy poco tiempo para estar a solas.
La mayor parte de sus conversaciones privadas consistieron en intercambios
rpidos de frases. Pero una gran parte de la comunicacin entre ellos se produjo sin
palabras y llena de emocin y excitacin a travs de intensas miradas y caricias
furtivas.
Olivia poda sentir cmo dentro de ella la felicidad alcanzaba niveles de
beatitud, borrando su miedo a enamorarse de l. Todos los problemas a los que
haban de enfrentarse le parecan fcilmente superables, incluyendo el hecho de que
Doreen fuera su hermana. La falta de confianza de la noche anterior le pareca ahora
exagerada y desproporcionada.
Gracias a su forma atltica y a su superior habilidad jugando al tenis, ganaron
fcilmente los partidos del sbado y llegaron a las finales programadas para el
domingo por la maana. Olivia mejoraba con cada partido, y su sincronizacin era
cada vez mayor. Jugar al tenis haba formado parte de su educacin social. Y la
competitividad de Reeves resultaba contagiosa. Se sorprendi deseando ganar tan
slo porque era su compaera de juego. Cada tanto que ganaban era un logro mutuo,
un tanto para los dos.
A pesar de su agresividad en el juego, Reeves era todo un caballero en la pista.
Procuraba sacar con suavidad cuando su oponente era una mujer y reservaba sus
golpes ms fuertes y astutos para los hombres. Olivia senta crecer su orgullo por l.
Disfrutaba de los cumplidos que l reciba y perciba el sutil lenguaje que indicaba
que contaba con la aprobacin de aquellas personas pertenecientes a su mundo de
antes.
Reeves poda conseguir aumentar an ms su aceptacin en aquel mundo, lo
cual era evidentemente un objetivo para l. Tena la posibilidad de convertirse en un
hombre socialmente relevante, tal como pareca desear, siempre que cumpliera con la
condicin de casarse con una mujer aceptable, una mujer que pudiera ser un valor
aadido y no un engorro.
Olivia tena aquellas cualidades, a pesar de sus infortunios. Tena el linaje, la
educacin social y los contactos adecuados. La cuestin era si poda encajar en el
molde de Marcia y Debra Sue, y dedicarse a ser una mujer de alta sociedad como
nica ocupacin.
Olivia no haba esperado tener nunca nada en comn aparte del pasado con
Marcia, Sissy y Debra Sue. Y ahora, de pronto, era concebible que su vida fuera
similar a la de ellas si se casaba con Reeves.
La idea requera algn ajuste mental. Sera toda una transicin para ella, un
regreso desde un tipo de vida completamente diferente. Olivia era una persona
cambiada, una persona diferente de aquella en que se hubiera convertido de no
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Todo parece indicar que es un cambio a mejor para ti. Ests dndole vueltas
La verdad es que no pero suspir otra vez mientras la abrazaba con fuerza.
Olivia frot la mejilla con la suya.
Hablemos de otra cosa hizo una breve pausa y dijo: Hay algo que he
estado deseando preguntarte. Por qu te sientes tan incmodo con los DeMarco?
Tiene algo que ver con el caso de negligencia mdica que llevas?
El brazo que Reeves mantena en torno a los hombros de Olivia se tens como el
acero.
S, tiene algo que ver afirm finalmente.
Me lo tema dijo ella pesarosamente. Por favor, dime que el mdico
demandado no es un profesional de renombre amigo de ellos el alma se la cay a
los pies cuando Reeves no contest. Reeves, no me digas que ests llevando una
demanda contra un mdico reputado!
Voy a pasarle el caso a otro abogado dijo l gravemente. Pero solamente
por el conflicto de intereses. El peso de la evidencia contra el mdico indica a las
claras que se trata de un caso de negligencia grave.
Aceptar tu palabra Olivia no quera entrar en una discusin en torno al
caso. Pero me alegro de que vayas a pasarle el caso a otro abogado. Has decidido
hacerlo este fin de semana?
No, hace semanas.
Entonces, por qu se mostraba tan tenso con Sissy y George? Ellos no tenan
que saber necesariamente que l haba tenido ninguna conexin con el caso.
No has podido encontrar otro abogado?
No, hay una muy buena que se dedica a los casos de negligencia mdica. No
he hablado con ella an, pero confo en que aceptar con gusto a mi cliente. Ya he
hecho todo el trabajo preparatorio le explic.
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Te amo, Olivia.
Su clmax fue slo un valor aadido.
Reeves no haba credo realmente nunca en el poder del amor, pero en aquel
momento se haba vuelto creyente. Haba estado encaprichado con mujeres muchas
veces, pero aquello era diferente. Era serio. Era alarmante. Por primera vez, Reeves
entendi cmo un hombre poda llegar a traicionar principios, a comprometer
ideales, a cambiar de forma de ser, por una mujer.
Porque el que Olivia estuviera enamorada de l era un milagro que no se
atreva a creer hasta que no demostrara ser cierto y duradero. No poda acabar de
aceptar que lo amara a l, al hombre que era. Pero Reeves deseaba con todas sus
fuerzas ser el hombre al que ella pudiera amar, el hombre con el que deseara casarse.
Si era necesario, se adaptara al modelo de William Duplantis, porque, en el
fondo, estaba convencido de que Duplantis representaba el marido ideal de Olivia:
con xito, educado, civilizado, altamente respetable. Cuanto ms se pareciera a
Duplantis y menos a Eric y Sam, sus ex prometidos, ms posibilidades tendra
Reeves de poner un anillo en el dedo de Olivia.
Le caan bastante bien los Hymer, los Duffy e incluso los DeMarco. Con el
tiempo, tal vez incluso le parecieran ms interesantes como personas. Quizs se
desarrollara entre ellos una relacin ms profunda. Acabara por sentirse a gusto con
ellos, sin tener que estar pendiente de portarse con el mximo de sofisticacin.
Aquellas reuniones sociales le resultaran agradables y no tan banales y superficiales.
Lo importante era que Olivia se sintiera feliz y realizada. Reeves poda
adaptarse por ella. Aquel fin de semana era la prueba fehaciente de que aquel segua
siendo su mundo y no Metairie. Reeves se senta bien vindola. Su sonrisa, su voz, su
risa, toda su actitud indicaba a las claras que se encontraba feliz en su elemento.
Como su esposa, podra regresar al Nueva Orlens elegante con la cabeza bien
alta. Podra recibir en su casa, presidir comits benficos y volver a su antigua vida.
Aquello era lo increble y lo irnico de toda aquella situacin.
A Reeves le resultaba vertiginoso pensar que era l, Reeves Talbot, quien poda
darle a Olivia todo aquello. A cambio, l podra tenerla a ella como compaera para
toda la vida. Cualquier sacrificio pareca poco ante aquello.
El domingo, Reeves ya haba llegado a la conclusin de que no haba posible
vuelta atrs para l. Haba confeccionado todo el programa aquel fin de semana: se
unira definitivamente a Duplantis & Duplantis y se modelara a s mismo como el
marido ideal de Olivia.
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y gir sobre s misma con los brazos al aire. Esbelta, sexy y encantadora con su traje
de tenis, corri hacia l, le arroj los brazos al cuello y lo bes delante de todo el
mundo.
Hemos ganado! Somos los campeones! exclam ella, mientras Reeves la
abrazaba con fuerza, alzndola del suelo.
Es ma!. Reeves estaba exultante. La he ganado!.
A continuacin vino la ceremonia, medio en broma, medio en serio, de entrega
de premios. Posaron para las fotos, sosteniendo una ornamentada copa de plata en la
que se grabaran sus nombres, en la mejor tradicin de Wimbledon.
Esto quiere decir que tenis que venir el ao que viene a defender vuestro
ttulo les inform un coro de voces.
Varias de las mujeres aadieron una prediccin:
No sern el equipo Talbot y Prescott el ao que viene, sino los Talbot. Qu
os apostis?
La respuesta fue una ruidosa unanimidad.
Sonrojndose, Olivia busc la mirada de Reeves. Su belleza lo dej sin aliento.
Su cabello negro formaba un glorioso halo de ondas y rizos en torno a su rostro,
enmarcndolo. Sus ojos eran de un increble tono violeta azulado. El color rosa tea
su cutis delicado y cremoso. Estaba radiante de felicidad. Resplandeca de orgullo y
adoracin.
Orgullo por l. Adoracin por l. Reeves le sonri, sin preocuparse de que en su
rostro estuviera claramente grabado el mensaje de que se senta el ms afortunado de
los hombres porque ella lo estuviera mirando con aquella expresin.
En aquel momento pblico, hasta la ms pequea duda se desvaneci. Olivia se
casara con l. Reeves poda decir en aquel preciso instante: Qu te parece la idea?
y ella habra aceptado su propuesta con el mismo desenfado. Ms adelante, l podra
repetir la propuesta, a travs de la pregunta tradicional: Quieres casarte
conmigo?. La respuesta de Olivia sera emocionantemente simple: S.
Reeves casi se dej llevar por el impulso, pero algo lo contuvo. En cambio, la
bes suavemente en la boca, como dando a entender sin palabras que el ao
siguiente seran sin duda marido y mujer.
De aqu al prximo torneo, Olivia y yo tendremos tiempo de practicar dijo
a modo de advertencia.
Inmediatamente se produjo una discusin sobre cmo podan quedar para
practicar durante los siguientes meses. El foco de atencin se apart de ellos dos.
Olivia no mostr ningn signo exterior de que Reeves la hubiera decepcionado, pero
l not que haba sido as.
El paseo por la playa no se materializ tampoco aquella tarde. El sol segua
brillando cuando salieron de la casa de los Hymer a media tarde. Decidieron
conformarse con tomar la carretera de la playa hasta Ocean Springs de vuelta a
Nueva Orlens.
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No, que yo sepa, pero si as fuera, nuestro equipo sera el ganador. Estoy
segura de que eres un marino maravilloso tambin.
Slo he navegado a vela un par de veces.
Aun as, seguro que eres maravilloso insisti ella.
Olivia suspir de satisfaccin y cambi de tema, comentando los modelos de
baadores que llevaba un grupo de adolescentes que jugaban al voleibol en la playa.
Reeves no tuvo ocasin de exponer la reaccin que le haba causado la mencin
a la posibilidad de pasar otro fin de semana de confraternizacin con los Hymer y su
crculo ntimo. La idea le resultaba asfixiante. Confiaba en que la invitacin no se
materializara hasta transcurridos varios meses.
Cuando tuvieran oportunidad de tomarse otro fin de semana largo, quera
pasarlo con Olivia, no en grupo y, desde luego, no con el mismo grupo. Si tuviera
que elegir acompaantes, prefera otra pareja que no estuviera casada y asentada.
Alan y Kay, por ejemplo.
Me siento ridculamente feliz dijo Olivia. Y todo es por nosotros.
Reeves saba que la felicidad de Olivia no provena nicamente de la relacin
entre ellos. Era la imagen global lo que la llenaba de optimismo de cara al futuro. l
no era sino un componente ms de aquella imagen, pero era mejor aquello que no
formar parte en absoluto del cuadro.
Reeves poda ganar donde los desafortunados ex prometidos de Olivia haban
fracasado.
Sus vnculos familiares con sus padres y su hermana no tenan por qu
constituir un obstculo insalvable. Reeves poda mantener sus relaciones familiares
independientes de su matrimonio. No haba nada que le impidiera hablar con sus
padres por telfono tan a menudo como lo haca en aquel momento. Poda ir a
visitarlos a Florida una o dos veces al ao, con o sin ella.
En cuanto a su hermana, la verdad era que tenan muy poco en comn, aparte
del hecho de ser hermanos. Al margen de con quin se casara Reeves, no era muy
probable que recibiera regularmente las visitas de Doreen. Iba contra sus
convicciones no tener la posibilidad de invitarla a su casa en absoluto, pero era una
situacin que estaba dispuesto a tolerar con tal de compartir un hogar con Olivia.
Reeves poda quedar con Doreen a comer y hablar con ella por telfono tan
poco a menudo como en aquel momento. Ambos podan planear algn viaje juntos a
Florida para reunirse toda la familia de vez en cuando.
Le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, por supuesto, pero Reeves
nunca haba pensado que su esposa tuviera que adaptarse a su familia. La vida de
casado inclua familia por ambas partes, era evidente, pero era un pensamiento al
que no haba dedicado mucha atencin.
Olivia no tena familia, as que l no tendra problemas con posibles cuados.
Aquella era la otra cara de la moneda.
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Se dirigi a su despacho. Desde all llam a su piso para escuchar los mensajes
del contestador. Uno de ellos era de Rachel Wade. Le hizo maldecir violentamente y
revivir toda su indignacin ante el caso de su marido.
Bill Wade se haba pegado un tiro aquella maana en un intento de suicidio.
Estaba hospitalizado en estado grave.
No haba nada que Reeves pudiera hacer en el hospital, pero la desesperacin y
la impotencia que reflejaba la voz de Rachel Wade le retorcieron las entraas. Sinti
la obligacin humana de acudir a expresarle su condolencia y a tratar de alentarla a
que mantuviera el coraje. Si poda ayudar de alguna forma, ya se le ocurrira.
Estaba sentada en la sala de espera. Con ella estaban los dos hijos mayores y
otros varios miembros de la familia. Todos parecieron alentarse ante su presencia.
Le agradezco mucho que haya venido, seor Talbot repeta la seora Wade
una y otra vez.
Y si mi pap m-muere? le solt a Reeves el hijo adolescente, mientras
tragaba saliva y luchaba por no hundirse. Quiere decir eso que no se puede
demandar al mdico por lo que hizo?
No, no significa eso, Billy replic Reeves gravemente. No significa eso en
absoluto.
Bien. Porque es culpa suya. Fue l quien dej a mi padre as. Ojal alguien
matara se le quebr la voz. Lo matara a l.
Billy! No digas eso! lo reprendi seriamente su madre.
Pues es lo que deseo. As no podra operar a nadie ms.
Reeves entenda perfectamente a aquel muchacho que, gracias al doctor Bella,
no podra volver a jugar al ftbol con su padre ni luchar con l en el saln de su casa.
Realmente hay algn abogado a quien le importe que prevalezca la justicia?.
La pregunta de Judy reson en su mente. La respuesta de Reeves fue clara tambin:
A m.
Mientras se alejaba del hospital, Reeves supo que no iba a pasarle el caso de Bill
Wade a otro abogado. Sencillamente, no era lo que deba hacer, ni como abogado, ni
como hombre.
Lo haba sabido en todo momento.
En todo momento haba sabido que trabajar de abogado para Duplantis &
Duplantis no era para l.
Podra entenderlo Olivia? Era esperar un milagro, pero decidi mantener la
esperanza de que realmente lo amara a l.
Al da siguiente, Reeves lo sabra. Se lo contara todo, el caso Bill Wade en el
que estaba implicado el doctor Bella; su intencin de rechazar la oferta de Duplantis
& Duplantis; sus dudas e incertidumbres respecto a ella.
Esta noche no la llamara.
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Captulo 12
No me escondas nada! Has recibido una propuesta de matrimonio de
Reeves este fin de semana? le pregunt Judy ansiosamente a Olivia en cuanto
volvi a la sala de estar.
No, no me ha pedido que me case con l. Pero me ama. Y yo lo amo. Lo amo
de verdad, Judy Olivia suspir de felicidad, mientras se dejaba caer en un silln.
Es as de autntico. Es cierto que se sabe cundo una ha encontrado al hombre de su
vida.
No te lo he dicho yo siempre? Olivia, me siento tan feliz por ti que se me
pone la carne de gallina se estremeci y se frot los brazos. Descrbeme en
detalle cmo has sabido que Reeves y t estis hechos el uno para el otro.
Nos admiramos. Casi exploto de orgullo cuando estoy con l, y no slo por lo
atractivo que es. Tiene tantas cualidades No he descubierto ni un solo fallo en su
carcter ni en su personalidad. Y l parece pensar que soy perfecta exactamente tal
como soy. Me hace sentirme bien conmigo misma.
Tan diferente es de tus anteriores compromisos? No te hacan sentirte bien
contigo misma?
S, pero no hasta este punto. Yo no era perfecta para ellos de la forma en que
lo soy para Reeves. Puedo ser la esposa perfecta para l, hacerle feliz.
Y l, es el marido perfecto para ti? Deseis las mismas cosas en la vida?
Puedo hacer que sus objetivos sean los mos. Obtendr una enorme
satisfaccin del hecho de ser su compaera. Mi autoestima no sufrir en nada aunque
mi principal reconocimiento venga nicamente por ser la seora de Reeves Talbot
la voz de Olivia sonaba soadora, pero llena de certidumbre.
Viviris en el centro de Nueva Orlens?
Me da la impresin de que va a querer vivir en el Garden District.
Probablemente llevemos una vida social de lo ms activa. Pero tambin tendremos
una vida familiar normal. Ya me encargar yo de eso. Me asegurar de que nuestros
hijos crezcan en un hogar seguro y reciban valores slidos se abraz a s misma,
arrebatada con la imagen. Judy, como no me proponga pronto matrimonio, no s si
voy a poder esperar. Acabar proponindoselo yo a l!
No, no hagas eso le aconsej Judy. Deja que sea l. Estoy segura de que
est planeando hacerlo de la forma ms romntica. Velas, rosas, champn y toda la
pesca su voz se fue apagando. Oh, querida. Y su hermana? Se me haba
olvidado por completo.
Olivia tambin haba apartado a Doreen de su mente. Se encogi de hombros.
El hecho de que es su hermana es ineludible. Pero no dejar que nos separe.
Sabe Reeves que as es como lo ves? Tal vez deberas decrselo. Tal vez est
pensando que su familia pueda ser un obstculo.
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Ocurre algo, pero prefiero no hablarlo por telfono. Podras comer conmigo
Bueno, claro que s Olivia vio que eran las once y media. Pero no me
dejes intranquila. Qu sucede? Estis bien t, George y los nios? No ser algn
problema grave de salud.
No, no nos han diagnosticado a ninguno una enfermedad incurable su tono
era de una amargura poco caracterstica en ella. Ninguna nueva, al menos. La crisis
que ha surgido se refiere a mi padre, Olivia.
El doctor Bella?
Te lo explicar mientras comemos.
Despus de colgar, Olivia llam al despacho de Reeves, sin esperar realmente
que estuviera all. Supuso que estara en los tribunales y que no haba podido
telefonearla. Si no, ya la habra llamado a aquellas alturas para disculparse por haber
roto su promesa la noche anterior.
Su secretaria, Joan, le confirm que estaba en los tribunales y que estara
ocupado todo el da. Le mencion el nombre del juez.
Mientras prosegua su trabajo, Olivia pens con una oleada de orgullo que le
gustara ver a Reeves en accin. Un da de estos se acercara a los tribunales.
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Tras una breve lucha consigo misma, Olivia lo acompa sin ms objecin. En
el pasillo y mientras bajaban en el ascensor, Reeves se encontr con varios conocidos,
a quienes salud brevemente, sin presentarles a Olivia.
No se volvieron a hablar hasta que estuvieron en su coche. Olivia quebr el
tenso silencio.
Adnde me llevas?
Al Hospital Baptista replic l tensamente.
Y a quin quieres que conozca en el Hospital Baptista?
A Rachel Wade, a su hijo y a su hija. El paciente al que destroz el doctor
Bella, Bill Wade, est en cuidados intensivos.
Quieres decir que la operacin lo dej en estado grave? inquiri ella,
horrorizada.
La operacin lo dej invlido. La pistola que se puso en la cabeza este fin de
semana estuvo a punto de acabar con la carnicera que el doctor Bella haba hecho
con l.
Oh, Dios, no murmur Olivia, consternada. Pobre hombre. Pobre Sissy.
Se va a sentir terriblemente mal, sabiendo que su padre es responsable
La mirada que Reeves le dirigi fue dura y sin asomo de compasin.
Lo mal que se pueda sentir Sissy no es nada comparado con lo que est
sufriendo la mujer de Bill Wade. Lo que estn sufriendo sus hijos. Y no hay final feliz
posible para esta historia, muera l o sobreviva. En cualquier caso, Rachel ha perdido
a un marido y sus hijos a un padre.
Es trgico para todas las personas implicadas, incluido el doctor Bella.
Imagnate la culpa que puede sentir por haberle destrozado la vida a otro ser
humano. Es algo terrible para la esposa y la familia del doctor Bella tambin acaso
Reeves no poda ver aquel lado de la tragedia?
La vida de Bella no se habr acortado a menos que siga bebiendo hasta
matarse ms rpidamente replic Reeves, impasible. Su estilo de vida no se ver
visiblemente afectado ni aunque el juicio consiga lo que tiene que conseguir y se vea
obligado a retirarse. Vivir con las mismas comodidades.
Eso no quiere decir que vaya a dormir bien ni en paz consigo mismo. Acaso
tu sentido de la justicia se vera satisfecho si el doctor Bella se viera reducido a la
indigencia?
Al ver que no responda, Olivia gir la cabeza y se puso a mirar con expresin
sombra por la ventanilla.
No voy a unirme a Duplantis & Duplantis dijo l. Pensaba decrtelo esta
noche tambin.
Por lo que parece, has cambiado de idea respecto a muchas cosas dijo ella
en un tono tranquilo y amargo.
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Captulo 13
Aqu tienes tu foto en las pginas de sociedad. Junto a ti est el doctor Ned
Barton Judy estaba leyendo el pie de foto. Est casado? Si lo est, lo tiene claro
con su esposa. La cmara lo ha pillado mirndote como si quisiera comerte sin dejar
nada le ense la foto a Olivia, que la mir sin ningn inters.
La misma falta de inters estaba en su voz cuando replic:
No est casado. Es uno de los colegas mdicos de George DeMarco.
En la foto parece atractivo.
Es un hombre atractivo y muy agradable. Olivia estaba mirando las dems
fotos de los invitados a la gran fiesta de jubilacin del doctor Bella a la que haba
asistido la noche anterior. Esta foto del doctor y la seora Bella con Sissy y George
ha quedado muy bien.
Consigui mantenerse en pie el doctor Bella?
Se pas la noche aferrado a un vaso de soda. La mano le temblaba tanto que
los hielos tintineaban.
Y t no podas dejar de imaginrtelo con un escalpelo.
Olivia asinti. Y tampoco haba podido dejar de pensar en Reeves en toda la
noche. Tres meses haban pasado desde la ltima vez que lo haba visto y le haba
dicho adis.
Reeves haba logrado encontrar una forma de salvar a la familia Bella del
escndalo pblico. A travs de Sissy, haba negociado una enorme indemnizacin
con la compaa de seguros del doctor Bella. Una condicin para el acuerdo,
firmemente apoyada por la esposa y la hija del doctor Bella, haba sido su retiro de la
prctica mdica. No se haba producido el menor escndalo.
Olivia deseaba darle las gracias a Reeves.
Tuvo algn momento divertido la fiesta? le pregunt Judy, tratando de
animarla.
Estuvo bien ver a Marcia, a Clinton y dems viejos amigos, pero no, la fiesta
no tuvo nada de divertida. Me daba pena que la carrera del doctor Bella tuviera que
terminar as, en una nota de tragedia Bill Wade, el paciente del doctor Bella, haba
muerto en el hospital a consecuencia de su intento de suicidio. Realmente haba
poco que celebrar. Pero al menos no se ha convertido en un hecho pblico. Sissy y su
madre pueden sufrir su desilusin en privado.
Al contrario que t, por culpa de Doreen.
Exactamente.
Todo este asunto con el doctor Bella te lo ha hecho revivir todo otra vez, no?
S. Me ha hecho revivir la ira y la sensacin de traicin. Pero ayer noche me di
cuenta de que gran parte de mi ira era en realidad pesar. Al ver cmo Sissy y la
seora Bella han ayudado al doctor, se me ocurri pensar que ojal yo hubiera
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Quiero verlo, pero soy una cobarde con aquellas palabras, Olivia se
levant, dejando que las pginas del peridico cayeran al suelo.
Vas a llamarlo ahora? inquiri Judy en tono preocupado mientras Olivia
se diriga hacia las escaleras.
No, voy a acercarme a su casa para hablar personalmente con l.
Tena que saber lo peor y seguir con su vida.
Olivia ya no tena las llaves del piso de Reeves. Se las haba devuelto por correo
sin una nota. Al enviar aquel paquete, se haba negado una vez ms el acceso a su
antigua mansin.
Despus de aparcar, sali y se dirigi rpidamente a la puerta del jardn. En
aquel momento, entr otro coche con un hombre al volante. Olivia le lanz una
mirada, pensando que si se trataba de un residente, podra aprovechar para entrar
con l sin llamar al portero automtico.
Era un residente, sin duda. Usando un control remoto, abri una de las puertas
de garaje y se meti con el coche. Haba abierto el garaje de Reeves. Olivia acababa
de darse cuenta de aquel hecho desconcertante cuando reconoci a Alan Cramer. Era
evidente que vena de jugar al tenis, pues llevaba an el atuendo y una toalla
hmeda al cuello.
Estara cuidndole la casa a Reeves? Se prepar a recibir la frustrante noticia
de que Reeves estaba fuera de la ciudad.
Olivia. Qu sorpresa la salud Alan.
Hola, Alan. Cmo ests?
Muy bien. Y t? su rostro reflejaba amable curiosidad.
Yo tambin. He venido a ver a Reeves.
Alan enarc las cejas, y pareci completamente desconcertado por unos
segundos.
No sabes que Reeves se ha mudado?
Mudado? repiti ella, anonadada.
Me vendi su piso.
No lo saba. No hemos estado en contacto.
Reeves mencion que habais roto. Te apetece un caf? inquiri
hospitalariamente Alan.
Gracias, no contest Olivia, an sorprendida por la noticia. Puedes
darme su nueva direccin?
Claro. Est a slo cinco minutos de aqu. Se ha quedado por el centro le dijo
la calle y el nmero.
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estaba o no dentro. En caso de que an fuera suyo el Porsche. Tal vez tambin haba
cambiado de coche, para tener uno en el que ella no hubiera entrado nunca.
Con poco ms que el coraje interior para sostenerla, Olivia se intern por la
entrada de coches. Tras aparcar, sali y cerr la puerta con energa. Luego se dirigi
con paso firme hacia la entrada porticada de la casa. El sonido de sus pasos pareci
resonar en el silencio.
Tras atisbar por los cristales de la puerta y ver parte del vestbulo con suelo de
madera barnizada del interior, llam al timbre. Mientras esperaba, tamborile en el
suelo con el pie calzado con una sandalia de color violeta a juego con el vestido de
verano que llevaba.
No se oyeron pasos. Todo estaba en silencio. Tras apretar el timbre otra vez,
acerc la oreja a la puerta y oy el sonido distante.
Tal vez Reeves no estuviera en casa.
Qu poda hacer ahora?
Abrumada por la decepcin, sbitamente se sinti incapaz de decidir cul deba
ser su siguiente paso. Todo su plan de visitarlo sin previo aviso le pareci de pronto
descabellado.
Descendi varios escalones y se sent con gesto cansado en la albardilla de
hormign. Un maullido quejumbroso llam de pronto su atencin. Mirando en la
direccin del sonido, vio a un enorme gato de color acaramelado que atravesaba el
csped lentamente desde la puerta contigua.
Hola Olivia salud al gato en tono descorazonado. Eres el comit de
bienvenida?
La respuesta fue otro maullido. Lleg junto a los pies de Olivia, quien lo
acarici suavemente.
Tras dos o tres minutos de disfrutar palpablemente de las caricias, el gato
bostez, se estir y reemprendi el camino de vuelta a su puerta. Con una sonrisa
dbil en los labios, Olivia contempl su lnguida partida.
Al no haber visto a ningn otro ser humano, Olivia no se senta azorada por
estar sentada en la escalera de Reeves. Pero aquello cambi al instante cuando, al
volverse, lo vio acercndose a pie.
Era evidente que haba estado corriendo, pues llevaba unos pantalones cortos y
una camiseta manchada de sudor que moldeaba sus anchos hombros y su pecho
musculoso, dejando una franja de estmago desnuda. La haba visto l primero.
Sintiendo que el alma se le caa a los pies, Olivia se dio cuenta de que su expresin no
reflejaba la menor bienvenida.
Pareca estar preguntndose qu se le haba perdido a ella por all.
Hola, Reeves lo salud ella, recuperando la compostura.
Hola, Olivia.
Se acerc a los escalones.
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Captulo 14
Tienes suelos de tarima arriba tambin? le pregunt ella mientras
entraban en el vestbulo.
Menos en los dos cuartos de bao. Hasta la cocina tiene suelo de tarima
replic Reeves, cerrando la puerta.
Juntos comenzaron a subir las escaleras lentamente.
Sin alfombras, los suelos resuenan como en un gimnasio. Yo suelo andar en
calcetines por consideracin al vecino de abajo.
Vas a necesitar unas alfombras grandes.
Estaba pensando que unas orientales podran estar bien la mir, esperando
su reaccin.
Con alfombras orientales, no se puede fallar. Basta con una alfombra persa o
china para decorar una habitacin entera.
S, se puede empezar por ah y luego seguir. Es la secuencia de seleccin lo
que resulta difcil.
No me importara nada acompaarte a husmear por tiendas de muebles. No
creo que te apetezca contratar a un decorador. Es mejor convertir tu casa en una
declaracin sobre tus gustos y tu personalidad, no los de otra persona. Tiene que
adecuarse a tu estilo de vida.
l no respondi. Olivia se sinti desairada porque l no hubiera aceptado su
oferta de ayudarlo en la decoracin.
Claro que esa es slo mi opinin dijo ella. Tal vez t pienses diferente.
No, estoy de acuerdo contigo en principio. Una casa debe adecuarse a quien
vive en ella aadi. Hasta ahora, sin embargo, nunca he sentido como un hogar
las casas en las que he vivido.
Supongo que es lo que ocurre en general con las personas solteras jvenes.
Los solteros, sobre todo.
Haban llegado al gran descansillo de lo alto de la escalera, directamente sobre
el vestbulo. La luz natural que entraba por dos ventanas converta aquel espacio en
un lugar delicioso. Olivia se imagin una alfombrilla estrecha en el suelo.
Mentalmente, coloc un banco de hierro forjado, un ficus en una maceta de
porcelana, y algunas pinturas originales en las paredes.
Muy bonito dijo.
Reeves le lanz una mirada dubitativa.
La sala de estar anunci innecesariamente, guindola a travs de una
puerta abierta en el extremo hasta un sof de cuero situado contra la pared. Por
qu no te pones cmoda mientras me ducho y me cambio? Enseguida estoy listo.
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Reeves se haba echado hacia atrs para verle la cara a Olivia y la estaba
mirando inquisitivamente, como si no estuviera seguro de estar oyendo bien.
No, te sigo el paso. A duras penas. Sigue.
Olivia inhal con fuerza.
Tal vez en esta fiesta, donde van a reunirse nuestros amigos y conocidos,
podramos anunciar la noticia de que vamos a casarnos. Claro que eso podra ser
demasiado acelerado para ti.
Para m no sera demasiado acelerado ni aunque pusiramos un anuncio en el
peridico maana, como te imaginars.
Cmo iba a imaginrmelo? No has dicho ni una palabra de matrimonio. Slo
has hablado de que vivamos juntos.
Quieres que nos casemos?
Lo estoy deseando. Por favor, propnmelo pronto.
Reeves estaba asimilando el significado de la confesin que ella acababa de
expresar en voz baja y firme. Olivia pudo leer en su expresin que la alegra se
transformaba en autntico jbilo. Las manos de Reeves le acariciaron la espalda y l
baj la mirada hacia su propio cuerpo, como percibiendo de pronto su estado de
prctica desnudez.
Ni en mis ms salvajes fantasas pensaba que iba a proponerle matrimonio a
mi amada ataviado tan slo con una toalla dijo con ronco regocijo.
Siempre puedes quitarte la toalla le sugiri Olivia con una sonrisa
seductora. O podra quitrtela yo, ya que ests tan ocupado.
Reeves le estaba bajando la cremallera del vestido. Ella se dedic a quitarle la
toalla y entr en ntimo contacto con aquella parte de su cuerpo que se haba
endurecido e hinchado sbitamente, aquella parte que perteneca a su futuro marido.
Aquel pensamiento hizo que lo acariciara con algo ms que placer fsico. Le dio
a la pasin un sentido ms profundo.
Unos momentos ms tarde, cuando su excitacin haba alcanzado ya cimas
insoportables, y mientras le ayudaba a ponerse el preservativo, Olivia dijo:
Quiero tener nios.
Yo tambin le asegur l.
Cuando entr en ella, la satisfaccin fue profunda y completa.
Un rato ms tarde, saciados y felices el uno en los brazos del otro, Olivia dijo:
Me va a encantar vivir en esta casa, en este barrio. No me importa ir hasta
Metairie todos los das hasta que encuentre otro trabajo.
Si quieres seguir trabajando, no hay problema, pero no vamos a necesitar tu
paga dijo Reeves. Yo gano ms que suficiente. En cualquier caso, imagino que no
dejars de acudir a tu cita semanal con tus ancianitas, verdad?
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