Carole Halston - El Orgullo Del Sur

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El orgullo del sur

Carole Halston

El orgullo del sur (1995)


Ttulo Original: The pride of St. Charles Avenue (1993)
Editorial: Harlequn Ibrica
Sello / Coleccin: Super Novela 118
Gnero: Contemporneo
Protagonistas: Reeves Talbot y Olivia Prescott

Argumento:
Para la solitaria nia rica Olivia Prescott, el hijo de los sirvientes, Reeves
Talbot, haba sido el nico tesoro autntico en su opulento hogar familiar de
Nueva Orlens. Pero el ambiciosos Reeves haba mantenido siempre un fuerte
resentimiento contra los ricos y una frrea contencin ante aquella jovencita que
lo adoraba inocentemente.
Aos despus, los poderosos Prescott perdieron su riqueza. Reeves Talbot
ocupaba ahora la mansin familiar y estaba dispuesto a algo ms que admirar de
lejos a Olivia.

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En otro tiempo, ella haba amado a Reeves. Y segua amndolo, pero si se


entregaba a l apreciara su amor o simplemente se jactara del trofeo que
finalmente haba conseguido?

Escaneado por Yolanda-Mariquia y corregido por Escor

N Paginas 2153

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Prlogo
De rodillas en la Mansin Prescott, de la St. Charles Avenue, Reeves Talbot, un
muchacho de doce aos, trabajaba a buen ritmo, arrancando las malas hierbas del
lecho de flores de los jardines traseros. Era un trabajo que detestaba, pero lo estaba
haciendo por libre voluntad, para ganarse el salario que le haban prometido.
Tal vez su madre y su padre fueran sirvientes de los viejos y adinerados
Prescott, pero l no era criado, ni tampoco lo era su hermana pequea, Doreen. El
hecho de que su hogar fuera la cochera rehabilitada que estaba detrs de la mansin
no implicaba ninguna obligacin de los nios respecto a los Prescott, aparte de la de
mostrar respeto y buena educacin. El nico motivo por el que Reeves haba
accedido a hacer de chico de los recados y ayudante del jardinero aquel verano era
porque se lo haban pedido.
En aquel mismo instante poda estar en el Parque Municipal de Nueva Orlens
con sus amigos, jugando al ftbol o nadando. O en el Zoo de Audubon, tan slo a un
par de paradas de tranva de St. Charles. Tena dinero para la entrada, y para
palomitas y un refresco. Era la determinacin lo que lo mantena concentrado en su
trabajo. Quera la bicicleta que haba visto en Sears, pero haba algo ms que el hecho
de conseguir lo que deseaba.
Reeves se haba impuesto un objetivo. E iba a cumplirlo. Era una cuestin de
carcter y orgullo.
Si reuna la cantidad de dinero que necesitaba y decida dedicarla a un uso
mejor, la cuestin sera diferente. En cualquier caso, ms le vala dejar de pensar en el
zoo y en sus amigos, si no quera torturarse. An le quedaba todo el da por delante
para seguir all agachado, mordiendo el polvo.
Reeves se sec la frente sudorosa con una mano sucia y avanz un poco ms.
Cgela, Reeves! la infantil orden le lleg desde detrs.
Mir irritadamente por encima del hombro a Olivia Prescott, quien
evidentemente acababa de llegar de la fiesta de cumpleaos a la que haba acudido
aquella maana en la limusina de los Prescott, que conduca el padre de Reeves,
Charles Talbot. Sostena un gran baln de colores en sus manitas de nia de siete
aos. La luz del sol haca brillar sus rizos negros. Toda vestida de rosa, era innegable
que era una autntica monera de nia.
No era extrao que sus abuelos la tuvieran tan mimada. Pareca una princesita
sacada de un libro de cuentos. Los padres de Reeves, emigrantes ingleses, la trataban
con la suave deferencia que le habran mostrado a un miembro de la realeza
britnica.
Aun as, l no trataba a Olivia con deferencia. Era una niita rica, nacida con un
pan bajo el brazo, pero aquello no significaba que Reeves tuviera que ponerse a su
servicio. Reeves no se inclinaba ante nadie, ni siquiera ante los abuelos de Olivia. Era
respetuoso con ellos, como lo era con todos los adultos, pero no ms respetuoso de lo
que era con el cartero o con los recaderos que entraban por la puerta de servicio de la
mansin.
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Es que no ves que estoy ocupado, Olivia? Reeves le habl con el mismo
tono brusco que podra haber empleado con su hermanita en una situacin similar.
No me pagan para hacer de niera.
Ignorando sus palabras, ella le lanz el baln. Con un movimiento grcil y
atltico, l gir la parte superior del cuerpo y atrap la pelota. Luego se la devolvi
rodando por el suelo.
Es que no me has odo? Vete a jugar a otro lado y no me molestes.
Se inclin de nuevo sobre el suelo para proseguir su odiada tarea. Pero el baln
volvi a caer junto a l con un ruido blando.
La nia no estaba dispuesta a admitir un no como respuesta. Si no jugaba
voluntariamente con ella, se quedara a su lado y no dejara de darle la lata. Y no
haba nada que Reeves pudiera hacer al respecto. No se atreva a usar la fuerza con
ella. Y acercarse a la mansin para presentar una queja ni se le pasaba por la cabeza.
La sensacin de frustracin que lo invadi alcanz en cuestin de segundos una
proporcin desmesurada. Reeves tena que hacer algo fsico para darle salida a su
furia si no quera explotar. Recogiendo la pelota, se puso de pie y la arroj con todas
sus fuerzas en direccin a la casa.
No voy a jugar contigo, Olivia. Ni ahora, ni en ningn otro momento le dijo
speramente.
Los labios de Olivia temblaron y sus ojos se llenaron de lgrimas.
Por qu eres siempre tan malo conmigo, Reeves? le pregunt con voz
asombrada y dolorida.
No soy malo contigo replic Reeves con firmeza, mientras empezaba a
lamentar su despliegue de mal genio.
S que lo eres. Siempre eres mucho ms bueno con Doreen que conmigo. A
veces juegas con ella.
Doreen es mi hermana. Y no juego mucho con ella. Soy un chico, y a los
chicos no les gustan los juegos de nias. Mira, lo siento si me he portado mal contigo
se disculp hoscamente. Pero es que me estabas dando la lata y no me dejabas
trabajar. Este verano estoy ahorrando dinero para comprarme una bicicleta y por eso
tengo que trabajar.
Podra pedirle a mi abuelo que te comprara una bicicleta le ofreci ella; su
expresin era ilusionada. As no tendras que trabajar y podras jugar conmigo.
Prefiero pagrmela yo. No quiero limosnas. Y adems, tu abuelo no me la iba
a comprar aadi en un tono duro, contenindose para no decir el resto de lo que
pensaba: El viejo Prescott puede nadar en oro, pero es un tacao.
Voy ahora mismo a pedrselo. Luego vendr a decrtelo se haba echado a
correr mientras deca aquello por encima del hombro.
Olivia, te he dicho que no quiero

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Reeves se detuvo a mitad de la frase al ver cmo la nia tropezaba y caa hacia
adelante. Sus manos se alzaron en un gesto de impotencia, como si, por algn
milagro pudiera cogerla antes de que cayera al duro suelo. Paralizado, se qued
mirando el cuerpecillo tirado inmvil. Entonces comenz a llorar de dolor.
Olivia pronunci el nombre en un tono de spera preocupacin mientras se
echaba a correr hacia ella.
Se arrodill a su lado y, con mucha suavidad, trat de levantarla. Pero la nia
era como un pequeo peso muerto. Con torpeza de muchacho, la tom entre sus
brazos y la estrech contra su pecho, murmurando palabras de consuelo. La ternura
que notaba en su propia voz le resultaba embarazosa.
Vamos, vamos. No te pasa nada. No llores, Olivia.
Sus sollozos fueron disminuyendo poco a poco, pero pareca encontrarse
perfectamente a gusto entre los brazos de Reeves. La sensacin de incomodidad del
muchacho fue aumentando a medida que las convulsiones que agitaban el delicado
cuerpecillo fueron disminuyendo. Lo haca sentirse en terrible desventaja el haberse
mostrado tan solcito y protector con ella.
As tendrs ms cuidado la prxima vez le dijo, ayudndola a ponerse en
pie con una dulzura que desmenta la brusquedad de su tono.
Luego, se alej unos pasos de ella:
Ahora, vete a la casa a jugar con tus cosas.
Ella ofreca una imagen pattica, con la carita llena de lgrimas y el lazo rosa de
la cabeza todo torcido. Las manos sucias de Reeves le haban dejado manchas en el
vestido. Reeves tuvo que hacer un esfuerzo para contener las sensaciones de ternura
y compasin que bullan dentro de l. No tena sentido mostrar compasin por una
princesa.
Tengo que volver a trabajar dijo l, dndose la vuelta para regresar al lecho
de flores.
De nuevo de rodillas, mir por encima del hombro y la vio dirigirse hacia la
mansin arrastrando los pies. Por un momento, pugn con el impulso de renunciar a
sus principios e ir a mimarla. No iba a pasarle nada porque fuera a jugar con ella un
rato.
No. Reeves se haba impuesto un objetivo y tena que cumplirlo. Si se pona a
jugar con Olivia, sentara un mal precedente.
No quera acabar sometido a los caprichos de una nia.
Nueve aos ms tarde
A Reeves le habra encantado disponer de la cantidad de dinero que estaba
costando aquella fiesta de celebracin del diecisis cumpleaos de Olivia. El viejo
Prescott estaba gastndose en ella en una tarde lo bastante como para que l pudiera
mantenerse un ao mientras estudiaba su ltimo curso del primer ciclo universitario.

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Cuando terminara, tena la intencin de matricularse en la Facultad de Derecho


inmediatamente. As que le quedaban an muchos aos hasta tener un fin de semana
libre.
Aquella noche, le habra gustado estar de fiesta l tambin. En cambio, all
estaba, en el cumpleaos de Olivia, ataviado con un disfraz que le haca parecer un
estpido camarero de opereta pantalones negros, una camisa blanca con frunces y
las mangas anchas y una faja roja.
Se trataba de una fiesta al aire libre en el csped trasero de la casa, una velada
que saldra en los ecos de sociedad del Times-Picayune, con una lista de los ricos
adolescentes que haban acudido. Un poco antes, un fotgrafo joven haba estado
retratando el evento. Le haba comentado a Reeves en un tono de admiracin
reluctante:
Este tipo de cosas slo se pueden organizar con dinero antiguo. Aunque te
gastes la misma cantidad de dinero nuevo, exactamente la misma, no conseguiras
ms que parecer pretencioso.
Reeves haba asentido con un gesto de indiferente acuerdo. Viniendo de donde
vena estaba acostumbrado a ver cmo se gastaba el dinero en acontecimientos como
aquel. Aunque no estaba lleno de resentimientos de clase como Doreen, no dejaba de
preguntarse si tanto el dinero viejo como el nuevo no podan dedicarse a cosas
mejores.
Bueno, el caso era que se trataba del dinero del viejo Prescott, quien no lo haba
escatimado, desde luego. Se haban erigido varias tiendas de lona. Haban contratado
a un conocido grupo de rock de Nueva Orlens para tocar. La comida que se estaba
sirviendo habra complacido al paladar de un gourmet. Reeves, quien normalmente
se encargaba del bar en las fiestas de sociedad, ms tranquilas, de los abuelos de
Olivia, estaba en esta ocasin al cargo de una gran fuente de cristal llena de ponche
sin alcohol.
Saba muy bien que las copas de cristal que serva eran luego subrepticiamente
completadas a base de lquidos menos inocentes. Al igual que los ccteles que l se
encargaba de preparar, entre los cuales los ms populares eran los daiquiris de fresa
helada sin ron. Al menos, se supona que eran sin ron. Reeves mantena una
expresin impvida, su trabajo no era de cuidador de adolescentes.
Las risitas de las nias y las risotadas de los muchachos se hacan cada vez ms
ruidosas. Las sonrisas femeninas dirigidas a Reeves se hacan cada vez ms
descaradamente seductoras. No sin cierta hilaridad, se vio pronto rodeado de
adolescentes sirenas, dedicadas al deporte inocuo de la seduccin en grupo. Educada
e imperturbablemente, l eluda las preguntas personales y declinaba las invitaciones
a bailar.
Olivia no era miembro de su club de fans, y aparentemente, su popularidad
entre sus amigas no le haca nada de gracia. No dejaba de lanzarle miradas
vagamente acusadoras, como si estuviera haciendo algo malo. Reeves responda a
sus miradas con expresin calmada, sin vestigio alguno de disculpa. Cuando ella no

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se acerc a cantarle las cuarenta, casi se sinti decepcionado, y aquello a su vez lo


irrit.
Como lo irrit tambin el hecho de que no consegua apartar los ojos de Olivia.
Si de nia haba sido una preciosidad, como adolescente era realmente algo
excepcional, y era una delicia mirarla. El vestido que llevaba era del mismo color rojo
que la faja de Reeves. Llevaba desnudos sus delicados hombros, excepto por los finos
tirantes de satn del vestido. Reeves sinti una punzada de masculina envidia al
verla bailar canciones lentas entre los brazos torpes de los muchachos.
Qu demonios, ningn hombre normal de veintin aos poda dejar de apreciar
a aquella slfide de diecisis primaveras de cuerpo esbelto y piernas largas. Reeves no
poda evitar admirar la elegante gracilidad con que se mova Olivia. Deba ser algo
gentico, porque aquel aire de alcurnia haba sido innato en ella desde nia.
Cuando Olivia tuviera dieciocho aos, l an tendra veintitantos. La diferencia
de cinco aos no sera tan acusada en cuanto a madurez. Aunque tal vez s lo fuera.
l nunca iba a salir con Olivia. Siempre estara fuera de su esfera. Una vez se hubiera
graduado, al acabar los estudios en la exclusiva escuela para seoritas a la que
asista, sera presentada formalmente en sociedad. Sus acompaantes a los diversos
bailes sociales seran jvenes de su abolengo.
Aquello era Amrica, la tierra de las oportunidades, pero una chica de la alta
sociedad de Nueva Orlens estaba fuera del alcance del hijo de unos sirvientes. Las
diferencias de clase seguan existiendo. Qu sentido tena negarlo? De qu serva
guardar ningn resentimiento por ello? Reeves haba decidido haca mucho tiempo
concentrar sus energas y emociones en lo que estaba al alcance de sus posibilidades.
Ya desde que haban nacido, haba existido una lnea invisible que los separaba
a l y a Doreen de Olivia. No haban podido ser sus compaeros de juegos de nios.
Tendran que haber estado mostrndole deferencia en todo momento. Y en aquellas
condiciones, Reeves se haba negado a jugar en absoluto con ella.
Haba elegido voluntariamente mantenerse en el lado que le tocaba de la
frontera entre clases. Aquella haba sido y era su forma de mantener su auto estima.
Aquella noche, no mostraba ms respeto a aquellos nios ricos debido a quienes
eran sus padres. Y tampoco mostraba hacia ellos un velado desprecio. Habra ido
contra su cdigo personal mostrar hacia ellos menos tolerancia que la que habra
mostrado hacia cualquier otro grupo de adolescentes.
Cuando Olivia se dirigi hacia l a medianoche, l no percibi ninguna nueva
amenaza contra su actitud de distanciamiento. La homenajeada haba estado
bebiendo tambin. Era evidente por su paso levemente inseguro y por el color vivo
de sus mejillas.
Puedo hablar contigo en privado, Reeves?
La pregunta lo cogi por sorpresa.
Puedes decir lo que quieres decir delante de tus invitados replic l.
Por favor dijo ella suavemente. No quiero pblico.

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Cay entonces en la cuenta de que Olivia se le estaba insinuando. Su propia


reaccin lo perturb. No le hizo gracia, como le haba ocurrido con los asaltos
seductores de sus amigas adolescentes. Le molestaba. Y al mismo tiempo, le
complaca mucho.
Soy un empleado, Olivia seal l en tono inexpresivo. Si tu abuelo viene
por aqu, esperar verme en mi puesto de trabajo.
Nunca se queda levantado hasta tan tarde. Y yo asumira la responsabilidad
le asegur ella. Slo por una vez, no podras ser un poco agradable conmigo? Es
mi cumpleaos.
Cogindole del brazo, tir suavemente de l. Lo condujo hasta detrs de un
gran tiesto.
Qu has estado bebiendo? le pregunt Reeves.
Champn confes ella. Dom Prignon.
Habis estado bebiendo Dom Prignon? una nota de franca indignacin
ti su voz, revelando ms de lo que le apeteca, pero afortunadamente ella pareci
interpretarla como una nota de reproche.
Vas a decrselo a mi abuelo?
l se encogi de hombros.
No es de mi incumbencia. Y ahora, ms vale que vuelvas a tu fiesta y me
dejes volver a m a mi trabajo.
Ella hizo caso omiso de sus palabras. Reeves pudo notar que estaba haciendo
acopio de coraje mientras se acercaba a l y le plantaba las palmas de las manos sobre
el pecho.
Tienes novia? le pregunt ella en voz baja y seductora.
No, no tengo.
Su perfume, lleno de efluvios florales, era muy femenino. Uno de los finos
tirantes se desliz hacia abajo por su hombro. El pensamiento de colocrselo en su
sitio lo llen de una anticipacin muy masculina, pero hizo un esfuerzo por
contenerse.
Olivia dijo bruscamente.
Antes siempre usabas ese tono de voz spero conmigo lo acus ella,
haciendo un pucherito. Por qu? Es que no queras que me gustaras?
Tal vez. Cmo voy a saberlo? Y adems, qu ms da?
Por qu no tienes novia? Eres muy alto y guapo desliz las manos hasta
sus hombros y se acerc ms a l, hasta que sus cuerpos estuvieron casi tocndose.
Sales con muchas chicas distintas?
Cuando salgo, salgo con mujeres, no con chicas. Y no suele ser muy a
menudo, porque no tengo ni tiempo ni dinero. Adems, tengo un trasto de coche. Y
ahora, comprtate y ve a ligar con algn chico de tu edad.

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Si salieras conmigo, podramos usar el coche que me han regalado para mi


cumpleaos. Podras conducirlo t.
Le haban regalado un pequeo descapotable, una autntica preciosidad de
coche. Lo haba trado aquella noche el vendedor y sus abuelos se lo haban
entregado a ella.
No quiero salir contigo. Eres demasiado joven. Y adems, tu abuelo no lo
permitira.
No tendra por qu saberlo. Podramos quedar en secreto. Tengo una buena
paga. Podra pagar yo parte o todo.
Reeves le cogi con brusquedad las manos y se las apart de los hombros.
Vas a tener que buscarte otro ggolo le dijo con aspereza. Francamente,
no me interesan las nias ricas mimadas.
Ella pareci encogerse ante sus ojos, como una flor aplastada. Reeves se sinti
avergonzado e irritado consigo mismo. Es que no poda ella darse cuenta de la dura
realidad? Haba estado bebiendo Dom Prignon. Una botella costaba ms que su
salario de aquella noche, una noche en el que le habra gustado estar bebiendo
cerveza con sus amigos.
Pero se haba mostrado ms brusco con ella de lo que la situacin justificaba. Si
cualquier otra de las chicas de la fiesta lo hubiera arrastrado detrs de un tiesto,
Reeves habra hecho frente a la situacin de forma muy diferente. Aquello lo
molestaba.
Mira le dijo. Me siento halagado. De verdad. Eres preciosa, estoy seguro
de que eres consciente de ello. Un montn de tos estaran encantados de aprovechar
una circunstancia as.
Te parezco preciosa?
Si no, no lo habra dicho el otro tirante haba resbalado tambin por su
hombro abajo.
Sabes lo que he deseado esta noche cuando he apagado las velas de la tarta?
Reeves dej que su silencio hiciera de respuesta. Qu poda haber en el mundo
que ella tuviera que desear?
Olivia prosigui rpidamente, atropelladamente, como si tuviera que decirlo
antes de perder el coraje.
He deseado que, antes de que acabara la noche, t me tomaras entre tus
brazos y me besaras.
Ech la cabeza hacia atrs, haciendo descender sus largas pestaas negras.
Luego, abri los ojos y lo mir, con una encantadora expresin de invitacin.
No vas a hacer realidad mi deseo, Reeves? le pregunt en voz baja.
Era una peticin inocente en la superficie, sin consecuencias, pero cargada de
significaciones muy profundas para l. Impulsada por un capricho, Olivia quera que
l se saltara la frontera invisible que los separaba, la lnea de demarcacin que le

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permita a l trabajar en la mansin Prescott, pero no ser nunca un invitado en ella.


Le estaba dando la oportunidad de quebrar la regla Mira, pero no toques.
Pero con la misma facilidad, ella poda plantarle de nuevo la restriccin delante
de las narices. Era la misma situacin que cuando era una nia y haba querido que
jugara con ella. Reeves no habra tenido ningn derecho entonces. Y no lo tena
ahora.
Reeves se sinti insultado y enfurecido por las implicaciones subyacentes. Y el
hecho de no poder permitirse el placer de tomarla entre sus brazos y besarla no haca
sino aumentar su resentimiento.
No te gustara mi forma de besarte le advirti con voz tensa. Un hombre
no besa como un nio de diecisis aos.
Bsame igual que besas a las chicas con las que sales le implor ella con un
leve estremecimiento.
Recuerda luego que fuiste t quien me lo pediste dijo Reeves.
Sin ninguna dulzura, tom su rostro entre las manos, acerc su boca a la de ella
y la bes con dureza y saa. Ella boque, en una reaccin de impotencia y le dej la
entrada libre. Aprovechndose, l busc su lengua y la someti a un ntimo asalto.
El gemido que escap de la garganta de Olivia hizo que se detuviera. Reeves se
separ, notando que su ira se desvaneca rpidamente.
Ya est. Satisfecha? le pregunt hoscamente, conteniendo su primer
impulso, que fue el de pedirle perdn.
Los ojos de Olivia, de un hermoso tono azul teido de violeta, brillaron con
lgrimas no derramadas. Trag saliva y parpade y dos gruesas lgrimas resbalaron
sobre sus mejillas. Reeves no haba deseado nada en su vida tanto como enjugarle
aquellas dos lgrimas dulcemente, pero apret los puos junto a sus costados.
No es muy honrado que sueltes la lagrimita, Olivia. No puedes decir que no
te lo haba advertido.
A ella le temblaron los labios amoratados.
Tena que haber imaginado que no podra gustarme nunca. Eres mezquino y
horrible. Te odio.
Reeves sinti una punzada de dolor ante su voz quebrada.
Mira, lo siento dijo con voz ronca. Pero tienes que ver las cosas desde mi
punto de vista.
No tengo que ver nada! dijo ella, alzando la barbilla orgullosamente.
Espero no tener que volver a verte nunca despus de esta noche! Este es mi nuevo
deseo de cumpleaos.
Ella se dio la vuelta y se alej con paso majestuoso. Mientras la vea marcharse,
Reeves sinti admiracin. Alz la mano como iniciando un gesto de disculpa, pero la
dej caer. Le haba dicho que lo senta y as era. Realmente no haba nada ms que
decir, ni modo de deshacer lo hecho.

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No, pero lo que s estaba a su alcance era garantizar que se iba a cumplir su
deseo de no verlo nunca ms. Aquella noche iba a ser la ltima como empleado en la
mansin Prescott de la St. Charles Avenue.
No tena por qu sentir culpa ni remordimiento.
Ni pesar.
Olivia no iba a quedar marcada de por vida porque l la hubiera rechazado. Por
mal que se sintiera Reeves, saba que haba hecho lo que deba al no cruzar la
frontera invisible entre clases.
Otros cinco aos ms tarde
Mientras avanzaba a zancadas por el campus hacia su destartalado Chevrolet,
el nico problema de Reeves en el mundo era borrar aquella estpida sonrisa de
satisfaccin de su rostro. El hecho de saber que la facultad de derecho quedaba
definitivamente a sus espaldas y que en el bolsillo llevaba un papel que deca que
haba pasado el examen que le permita ejercer la abogaca en el estado de Louisiana
a la primera le produca una inmensa felicidad.
Una morena cruz el sendero por el que iba l unos metros ms adelante.
Reeves se detuvo en seco.
Poda ser Olivia Prescott?
Desde luego, se pareca mucho a ella como si fuera una hermana gemela ms
tranquila, ms madura. Su corte de pelo era muy corriente, y lo llevaba sujeto detrs
con una horquilla. Su atuendo era sencillo unos pantalones color aceituna y una
blusa blanca. Pero en su modo de moverse era evidente un indefinible toque de clase.
Deba saludarla? Reeves dud un momento, desgarrado por la incertidumbre.
Por qu demonios no iba a hacerlo?, pens y, cambiando de direccin, fue en pos de
ella. Cuando lleg ms cerca, disminuy el paso y la llam. Ella se qued paralizada
al or su nombre y se dio la vuelta lentamente, esperando calmadamente, sin fingir
ningn gesto de bienvenida, mientras Reeves se acercaba a ella.
Hola, Reeves.
Ha pasado mucho tiempo, Olivia.
As es dijo ella.
Ests matriculada como alumna? la pregunta era estpidamente retrica;
era evidente que lo estaba, pues iba cargada de libros de texto. Yo haba pensado
que acabaras tus estudios en Newcomb.
La Universidad Femenina Sophie Newcomb era una de las ms exclusivas del
estado de Louisiana.
Reeves prosigui torpemente:
Quiero decir, pensaba que seguramente

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Pensabas que tal vez hubiera un fondo crediticio al que los acreedores de mi
abuelo no habran podido acceder. No, no lo haba dijo ella en un tono inexpresivo.
Pero tu abuela y tu madre haban sido alumnas de la Newcomb, no? Tiene
que haber algn tipo de becas para casos como el tuyo.
Tal vez. No lo comprob. Prefer pedir el traslado aqu y estoy haciendo
empresariales, gracias a un crdito estudiantil. Cmo ests t? con aquella
pregunta amable, cerr el tema de sus alteradas circunstancias y de las desgracias
que haban recado sobre ella un ao antes.
Primero, su abuela haba muerto de un ataque al corazn. Unas semanas
despus, el viejo Prescott se haba pegado un tiro en la sien. La herencia de Olivia
haba resultado ser un montn de deudas. Las posesiones de sus abuelos y la
mansin familiar haban sido subastadas pblicamente. A Reeves no se le haba
pasado por la cabeza que pudiera haberse quedado sin blanca.
No podra estar mejor confes l. Acab mis estudios de derecho la
primavera pasada y ahora acabo de pasar el examen para ejercer en el estado. Hoy he
venido a presentar mis respetos a un profesor que me anim especialmente.
Enhorabuena. Seguro que Esther y Charles deben estar muy orgullosos una
nota afectuosa apareci en su voz al nombrar a los padres de Reeves. Estn
contentos viviendo en Florida?
Oh, s. Felices de la vida. Regentan un hotel familiar all y tienen un
apartamento para ellos solos dentro.
Me alegro mucho. Por favor, dales recuerdos de mi parte.
Lo har, descuida.
Y qu tal est Doreen? Hace poco he ledo un artculo en el peridico
firmado por ella.
Doreen est estupendamente replic l con cierto desasosiego.
Su brillante y custica hermana haba estudiado periodismo en un colegio muy
progresista. Haba regresado a Nueva Orlens ms radical an que cuando se haba
marchado en cuanto a opiniones polticas y generales. Un mes antes le haba
confiado a Reeves que haba estado escarbando en los negocios y en la vida privada
del viejo Prescott y que haba descubierto un caso de corrupcin y escndalo que
pensaba hacer pblico en la prensa en cuanto tuviera suficiente informacin
acumulada.
Reeves no poda advertir a Olivia de lo que la esperaba, a menos que traicionara
la confianza de su hermana.
Te van bien las cosas? le pregunt a Olivia suavemente.
S, me van bien replic ella. Estoy descubriendo que la vida sigue aunque
te hayan quitado la cucharilla de plata de la boca. O la hayan vendido en una subasta
se apart un mechn de reluciente pelo negro que le haba cado sobre la frente;
mostr una sonrisa forzada que no lleg a sus preciosos ojos. Bueno, ser mejor
que siga mi camino. Te deseo mucho xito, Reeves. Desde luego, te lo mereces. No

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tiene que haber sido fcil para ti, vivir por tu cuenta desde los dieciocho aos y
pagarte los estudios. Bueno, adis.
Vas a clase? dijo l, que no deseaba despedirse an.
No, iba a la biblioteca.
Puedo invitarte a un caf?
No, prefiero que no dijo ella simplemente.
Reeves trat de que no se le notara lo rechazado que se haba sentido.
Retrocedi un paso.
Bueno, cudate.
Ella se dio la vuelta y sigui su camino, dejndolo all plantado, mirndola,
tratando de asumir su frustracin.
Maldita sea, ojal no la hubiera visto hoy.
Mucho ms alicado, Reeves reemprendi la marcha hacia el aparcamiento.

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Captulo 1
Aqu est la seccin de sociedad.
Judy Hays, la compaera de piso de Olivia, sac las pginas de sociedad del
abultado peridico dominical, el Times-Picayune. Las dos mujeres estaban en bata, y
acababan de sentarse con sendas tazas de humeante caf a leer el peridico. Olivia
estaba en el sof y Judy en el silln de orejas.
La verdad es que no me apetece demasiado leer las pginas de sociedad
protest Olivia con buen humorada exasperacin. Me interesa tan poco como a ti.
No digas tonteras. T conoces a todos los que salen. Para m son completos
desconocidos inasequible al desaliento, Judy extendi la seccin sobre el sof.
Me encantara que dejaras de pensar que en el fondo estoy deseando volver a
la St. Charles Avenue y sumergirme de nuevo en el torbellino de la alta sociedad,
porque no es cierto.
No ests deseando volver a la St. Charles Avenue. No lo creo. Te admiro,
Olivia, por la forma en que has sabido adaptarte y aprovechar lo mejor posible las
circunstancias. Pero, por mucho que vivas aqu, en Metairie, seguirs siendo siempre
como un pez fuera del agua. Tu sitio est en el Nueva Orlens elegante.
No soy ms pez fuera del agua que t, que naciste y te criaste en
Ponchatoula.
No fue en Ponchatoula mismo la corrigi Judy quejumbrosamente.
Nuestra granja est a cinco millas del pueblo.
Pero estars de acuerdo con lo que digo, no?
Basta con que abra la boca para que se note que soy de campo reconoci la
otra con una sonrisa alegre. Pero yo vine a la gran ciudad huyendo de la vida de
pueblo. A m me encanta el bullicio y la algaraba de por aqu. No me irs a decir
que a ti tambin?
No, no me encanta tuvo que reconocer Olivia. Pero estoy contenta con mi
vida. Tengo un trabajo que me pagan bien, amigos y una vida social satisfactoria.
Haban tenido esencialmente aquella misma conversacin ms de una vez
durante los ltimos dos aos, el tiempo que llevaban compartiendo el piso. Olivia
siempre tena la impresin de que se pona a la defensiva. Por alguna razn,
necesitaba convencer a Judy de que no tena la mentalidad de una princesa depuesta
que viviera en el exilio.
Como no vas a tener amigos, con la de favores que le haces a la gente.
Apuesto a que tienes una boda, una presentacin o cualquier otro acontecimiento
que organizar para alguien esta tarde.
Una fiesta nupcial.
Olivia cogi la seccin de sociedad y mir la primera pgina.

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Si ya te digo yo que ests perdiendo el tiempo por no organizar una


consultora social. Podra hacerte millonaria la voz de Judy se fue apagando
mientras se concentraba gradualmente en la lectura de un artculo.
Olivia no contest. Tambin haban tenido aquella conversacin antes. Tal vez
fuera una falta de iniciativa empresarial por su parte, pero la idea de cobrarle a la
gente por los consejos que le daba gracias a su educacin social le pareca mezquino.
Adems, no tena necesidad de ganar ms dinero.
Judy lo deca con buena intencin y Olivia lo saba.
Al haber crecido en una familia numerosa, donde el dinero siempre haba sido
escaso, le daba ms importancia a la riqueza, curiosamente, que la misma Olivia,
quien consideraba el dinero simplemente como un instrumento necesario. Saba por
dolorosa experiencia que era sobre todo un instrumento de la caprichosa fortuna.
Todas las cosas que se podan comprar con l, y no slo las posesiones materiales,
sino cosas intangibles como la posicin social, podan serte arrebatadas con similar
facilidad.
Olivia no iba a dejar nunca ms que su felicidad dependiera del dinero. Era
demasiado arriesgado.
La analoga de Judy del pez era errnea, pens mientras daba la vuelta a la
pgina. Olivia no era como un pez fuera del agua en Metairie. Era como un pez de un
acuario elegante al que hubieran soltado en un estanque annimo.
Rostros familiares le sonrean desde las pginas de sociedad. Antes de mirar las
fotografas en detalle, Olivia ley el ttulo para ver de qu acontecimiento social se
trataba. Era un acontecimiento anual, una fiesta benfica destinada a recoger fondos
para un hospital infantil. Olivia saba que era uno de los proyectos mimados de
Marcia Hymer. Marcia y ella haban sido amigas de infancia y luego se haban hecho
inseparables durante la temporada que haban acudido juntas a una exclusiva
escuela femenina.
Busc a Marcia en las fotos y la vio del brazo de su marido, Clinton, que, con su
frac, pareca un osito disfrazado. Junto a ellos estaban William y Debra Sue
Duplantis. La mirada de Olivia, se detuvo un instante en William, con cierta
amargura. l era tambin una persona importante de su pasado, el hombre con el
que haba estado comprometida para casarse antes de que todo su mundo se
derrumbara a su alrededor. Era humano sentir cierta emocin al verlo. Al menos, era
una emocin cada vez menos amarga un signo saludable.
La mirada de Olivia se dirigi a la quinta persona de la foto, un hombre
elegante, alto y moreno de treinta y pocos aos, que sonrea directamente a la
cmara. Ella parpade y lo mir fijamente, sacudida por una nueva emocin
desagradable, esta vez, curiosamente, ms fuerte.
Qu ocurre? inquiri Judy con curiosidad, notando la expresin de su
amiga al levantar un momento la vista del peridico.
Olivia respondi en el tono de quien enuncia un hecho asombroso.
Reeves Talbot estaba invitado a la fiesta de Marcia Hymer.

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Bueno, y qu?
Es el hijo de la pareja inglesa que serva en casa de mis abuelos.
Te refieres a Charles y Esther, el chfer y el ama de llaves? dijo Judy sin
titubear.
Le fascinaba la historia de Olivia, pues la encontraba esplendorosa en
comparacin con la suya.
Eso es. Tenan dos hijos, un chico y una chica. Nunca me has contado mucho
de l. Ella obtuvo una beca para estudiar en una universidad para mujeres muy
afamada, regres y comenz a trabajar de periodista, luego sac toda aquella
porquera sobre tu abuelo cuando ya estaba muerto y ech a perder su reputacin.
Doreen Olivia pronunci el nombre en un tono
aborrecimiento, centrada como segua su atencin en el peridico.

de

distrado

Estoy tratando de recordar. No se hizo abogado?


S.
La curiosidad me est matando Judy se levant y se sent en el brazo del
silln de Olivia. Ensame esa foto.
Olivia seal a Reeves.
Su compaera de piso silb apreciativamente.
Es lo bastante guapo como para convertirse en mi macizo del mes durante
todos los meses del ao. Me extraa que se te hubiera borrado de la memoria.
Estuve enamoriscada de l de nia.
Lo dijo en un tono ligero, nada nostlgico. Cuando Olivia hablaba del pasado,
utilizaba siempre aquel tono, como si estuviera hablando de otra persona, de alguien
que ya no existiera.
Pero l no se dign a prestarme nunca la menor atencin.
Era mayor que t, no?
Cinco aos mayor. Debe tener treinta y cuatro ahora.
Judy se encogi de hombros.
Cinco aos cuando eres pequeo son muchos, sobre todo entre un chico y
una chica, cuando el mayor es l. No debiste ser ms que un estorbo para l dijo
Judy con naturalidad. Quines son esas otras personas de la foto? Judy ley el
pie en voz alta. La presidenta, Marcia Hymer, con su marido, el banquero Clinton,
el eminente abogado William Duplantis y su mujer, Debra Sue no es ste tu
antiguo prometido?
No estrictamente hablando. William y yo no llegamos a comprometernos
formalmente.
Pero l te pidi que te casaras con l, y t le dijiste que s.

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Olivia asinti, y su mente se centr ms en el presente. Cmo poda haber


conseguido Reeves Talbot que se escribiera su nombre en una lista de invitados
digna de aparecer en el Quin es quin de Nueva Orlens? A qu despacho de
abogados perteneca, por cierto? Desde luego, no poda tratarse de una de las firmas
de la alta sociedad, como Duplantis & Duplantis, y mucho menos habiendo hecho la
carrera en un centro pblico y no teniendo contactos.
Llamar a Marcia para resolver este misterio dijo, pensando en voz alta.
Por qu no buscas el telfono de Reeves Talbot y lo llamas? As podis
hablar sobre los viejos tiempos y, como por casualidad, mencionas que conoces a una
rubia increble que no se ha perdido ni un episodio de Arriba y Abajo.
Olivia no sonri ante la descarada sugerencia. Estaba escrutando la columna de
sociedad.
Hay alguna mencin de novia o esposa? inquiri Judy, retornando al
silln.
No. Aqu pone: El atractivo soltero Talbot Reeves. Al parecer no fue con nadie
aquella habra sido la explicacin lgica de su presencia all. Nunca habra
tomado a Reeves por un trepa reflexion Olivia en voz alta.
Me sorprende que la alta sociedad de Nueva Orlens se haya vuelto tan
democrtica.
Y a m.
A menos que se haya presentado con un historial falso. Pero no lo habran
reconocido tus amistades de la poca?
Es posible que no Olivia frunci el ceo pensativamente. De hecho, la
ltima vez que pueden haberlo visto fue el da en que cumpl los diecisis, en la fiesta
de cumpleaos que celebr en mi casa. Era uno de los empleados. Despus de
aquello, desapareci. Yo tengo veintinueve aos, as que han pasado trece aos.
Ocurri algo en aquella fiesta? Creo detectar una nota de pesar en tu voz.
Olivia hizo una mueca.
S. Hubo un desagradable incidente entre l y yo. Ya te lo contar en otra
ocasin.
Unos minutos ms tarde, Olivia se fue con las pginas de sociedad a su
habitacin, desde donde podra llamar a Marcia desde su supletorio. Tena el nmero
privado, el que no apareca en la gua, de Clint y Marcia, as como el de otros
miembros de su antiguo grupo.
Haba habido una poca en la que haba roto todo contacto, pero Marcia y
tambin Sissy Bella haban insistido en tratar de mantener la relacin con ella. Ahora,
un par de veces al ao, sala con ellas y algunas ms de sus antiguas compaeras de
estudios, normalmente para celebrar cumpleaos. Muy raras veces se dejaba
convencer para ir a una fiesta nocturna.

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Todo el mundo la habra recibido con los brazos abiertos, no le caba la menor
duda. De vez en cuando, trataban de emparejarla con algn soltero sin compromiso,
en la teora de que, casndose, poda volver a integrarse alegremente en la sociedad
de Nueva Orlens. Olivia saba que no era tan sencillo. Le haban ocurrido
demasiadas cosas. Ya era una persona diferente, con puntos de vista y perspectivas
diferentes.
Marcia respondi al segundo timbrazo.
Olivia! Esto debe ser telepata! Acababa de tomar nota mental de llamarte
durante la semana y retorcerte el brazo para que vinieras a cenar sin pausa, le
pregunt: No has visto el peridico de hoy?
Estoy viendo tu foto mientras hablamos Olivia tena el peridico sobre el
regazo.
Yo tambin. Por favor, dime que no me has reconocido inmediatamente.
Parezco una candidata a un lif-ting.
No seas tonta dijo Olivia, bufando. Ests guapsima.
Dejando la discusin sobre la foto, Marcia pas a informarla del gran xito que
haba sido la fiesta benfica. Luego volvi a referirse a la resea del peridico y dijo
con cierto retintn:
Por si acaso te lo ests preguntando, el hombre que est junto a William..
Reeves Talbot no es slo fotognico. Es as de guapo al natural y an ms
encantador.
Olivia se humedeci los labios, que no llegaron a formar palabras para decir
que aquel nombre no les era desconocido ni a ella ni a Marcia. Por alguna razn, le
resultaba difcil hablar de l.
No me digas que no te ha llamado la atencin la reprendi Marcia. O te
considerar un caso perdido. Vino con William y Debra Sue como invitado suyo. Es
abogado. Los rumores dicen que William le est echando los tejos para que se
incorpore al despacho Duplantis. Eso es lo nico que s de l. Bueno, y otra cosa.
El tono como de disculpa de Marcia la puso a la defensiva. Pareca sugerir que
aquella informacin tal vez fuera dolorosa para ella. Y sin embargo, Marcia no
conoca su autntica identidad.
Qu? inquiri Olivia tras una pausa.
La pausa se prolong, llena de suspense.
Su direccin.
No fueron necesarias ms explicaciones. Olivia pudo imaginar dnde viva
Reeves. Su primera reaccin fue de incredulidad, luego de horror. No, no poda
tener tanta desfachatez.
No estar viviendo en St. Charles Avenue? inquiri con voz tensa.
El suspiro de Marcia le lleg desde el otro lado de la lnea.

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S, desgraciadamente. Pero no es algo que se le pueda reprochar a l, Olivia,


por mucho que sea tu antigua direccin. Para ti y para m, el haber convertido la
mansin de tus abuelos en un edificio de apartamentos de lujo fue algo terrible, pero
quienes tuvieron la culpa fueron los promotores. Pero, mirando el lado bueno, hay
que reconocer que el edificio y los jardines estn muy cuidados en su estado original.
Han pasado aquellos tiempos en que los ricos podan mantener mansiones enormes
como aquellas.
Al no saber de quin se trataba, Marcia no poda entender las implicaciones
subyacentes. Reeves Talbot estaba dando muestras del ms flagrante desprecio por
ella y por sus difuntos abuelos al tomar posesin de un trozo mutilado de la mansin
Prescott. Era una forma de hacerle un corte de mangas al pasado de ella. No caba
otra explicacin. Si su intencin real hubiera sido conseguir un sitio lujoso y cmodo,
tena muchos otros donde elegir en Nueva Orlens.
Debajo de aquella agradable apariencia era tan mezquino y rencoroso como su
hermana Doreen, la nica persona del mundo a quien Olivia haba llegado a detestar.
Hasta aquel momento.
Supongo que no te interesar conocerlo dijo Marcia en tono triste. Ya me
lo haba imaginado.
A Olivia le temblaba la mano. El peridico resbal de su regazo hasta caer al
suelo. No poda pronunciar palabra.
Decepcin. Estaba decepcionada con Reeves.
Marcia segua hablando en tono esperanzado:
Yo haba pensado celebrar una pequea reunin ntima. No ms de ocho o
diez a la mesa. Una tarde tranquila con los viejos amigos. Naturalmente, si lo
organizo para el prximo fin de semana, Sissy no podra venir. George y ella estarn
fuera de la ciudad, en una convencin mdica. Hablando de Sissy, espera que te
cuente su ltimo desastre
El torbellino emocional de Olivia fue calmndose bajo la interminable y alegre
perorata de Marcia. Al fin y al cabo, haba sufrido revelaciones mucho ms
traumticas, decepciones mucho ms profundas. Aquella no era ciertamente la
primera vez en que se equivocaba respecto al gnero humano La verdad era que no
la sorprenda que Reeves Talbot hubiera resultado ser todo menos admirable.
Lo peor era la evidencia de que se avergonzaba de sus humildes orgenes y que
los estaba manteniendo en secreto. Su conducta era una vergenza para sus padres,
que eran buena gente y muy digna, aunque no tuvieran una educacin esmerada.
Olivia poda echar por tierra sus ambiciones de ascenso en el escalafn social.
Poda ponerlo en evidencia, revelando que era un farsante en lugar de un misterioso
recin llegado a la escena social.
Pero no iba a hacerlo. Mostrarse vengativa sera caer tan bajo como l y como
Doreen. Que respondieran ante sus conciencias.
Me gustara decirle a la cara lo que pienso de l, pens.

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Marcia estaba rematando la perorata.


Y volviendo a mi idea de una fiesta, no tendra por qu invitar a Reeves.
Podra invitar a cualquier otro soltero para que fuera tu pareja.
Olivia respir hondo, irritada por el desasosiego que le produca lo que estaba a
punto de sugerir.
No te preocupes e invita a Reeves Talbot. Pero con una condicin. No le digas
con antelacin con quin vas a emparejarlo para la velada. No te pongas en plan
casamentera.
Me parece bien. De esa forma, puede hacerse una primera impresin por s
mismo. Se va a quedar patidifuso dijo complacientemente Marcia. Seguro que,
como mnimo, va a ser un caso de amor a primera vista por parte de l.
Yo no estara tan segura replic Olivia con irona.
El verla no despertara en Reeves ninguna sensacin de afecto. De eso estaba
segura. Y ella no le iba a ofrecer lo que aparentemente andaba buscando, una llave de
entrada a la alta sociedad de Nueva Orlens. Las credenciales otrora impecables de
Olivia haban sido revocadas.
Encontrarse ante l despus de tantos aos no reavivara la antigua adoracin
hacia l de Olivia. De aquello tambin estaba segura. La haba matado una vez para
siempre con aquel beso brutal en su fiesta de cumpleaos.
Era extrao, sin embargo, que al mirar su foto y luego la de William, su
respuesta ante Reeves fuera mucho ms intensa.

La casa Hymer estaba en la Prytania Street, en el histrico Garden District del


Nueva Orlens elegante. Al entrar, Olivia apreci la agradable atmsfera que lograba
conjugar el lujo de lo antiguo con la sensacin domstica.
Aquel mensaje hogareo despert en ella una perturbadora nostalgia. Acaso
iba a tener razn Judy respecto a ella? Acaso estaba anhelando volver a tener
aquello?
Tras vislumbrar su imagen en un gran espejo, Olivia se asegur de no tener
aspecto de invitada reluctante. Despus de mucho pensrselo, haba decidido
ponerse un elegante y sencillo vestido negro y joyas de plata. Haba decidido haca
tiempo no comprarse nada nuevo para ninguna ocasin especial. Se haba vestido
exactamente igual que si hubiera salido a cenar a un restaurante del centro.
Lo ms alejado de su mente haba sido hacer una entrada dramtica pero la
mala suerte haba querido que la entretuviera un accidente en la interestatal. Era la
ltima en llegar, segn le dijo Marcia mientras le daba un clido abrazo de
bienvenida. Y ahora la estaba conduciendo del brazo y sin dejar de parlotear
alegremente hacia donde estaban reunidos el resto de los invitados.

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No se lo he dicho a nadie ms que a Clinton le dijo Marcia mientras


llegaban a la puerta del saln. Lo he mantenido como un gran secreto. No es
divertido? Va a ser una sorpresa maravillosa para todo el mundo cuando vean que
he logrado seducirte para sacarte de los suburbios.
Olivia tena sus dudas respecto a que aquello fuera a ser una sorpresa agradable
para Reeves. Probablemente lo iba a pasar mal durante unos momentos, hasta que se
disipara su miedo a que ella lo delatara. Realmente mereca pasarlo mal unos
momentos, pens Olivia.
Mirad quin est aqu! exclam Marcia, empujando suavemente a Olivia
hacia el centro del saln.
La pequea fiesta de la que haba hablado Marcia haba aumentado
considerablemente, tal como haba sospechado que sucedera Olivia. Un coro de
voces masculinas y femeninas mostraron su alegra al verla.
Olivia!
Marcia alz una mano en un gesto majestuoso, para evitar que todo el mundo
convergiera sobre Olivia.
Tranquilos, amigos mos dijo alegremente. Todos vais a recibir vuestro
correspondiente abrazo y beso en su debido orden. Pero antes dejadme cumplir con
mi obligacin y presentar a Reeves y Olivia.
Reeves estaba de pie con un pequeo grupo junto a la chimenea de mrmol. Sus
contertulios se apartaron para dejar el paso libre, de forma que Olivia pudo verlo en
todo su esplendor, desde sus relucientes zapatos hasta su pelo negro. El corazn la
traicion, emprendiendo un loco galope. Ataviado con aquel traje de noche, estaba
realmente magnfico.
Olivia ley la sorpresa en su rostro. Sus ojos pardos reflejaban una nota de
incertidumbre. Pero tambin irradiaban una inconfundible admiracin masculina.
No pudo percibir en l el recelo que haba esperado encontrar, ni la menor muestra
de consternacin. Al parecer, estaba demasiado sorprendido para caer
inmediatamente en la cuenta de que ella poda poner en peligro sus ambiciones
sociales.
Hola, Reeves lo salud Olivia cuando Marcia y ella estuvieron a unos pasos
de l y antes de que Marcia pudiera llevar a cabo ninguna presentacin.
Su tono amable y tranquilo era el que podra haber usado para saludar a
cualquier desconocido.
Hola, Olivia l sigui avanzando, en lugar de quedarse donde estaba, como
ella haba esperado que hiciera. Ha pasado mucho tiempo. Cmo ests?
Os conocais? dijo Marcia, constatando lo evidente, mientras le lanzaba a
Olivia una mirada de asombro e incomprensin que lo deca todo.
Qu era aquello? Por qu no haba mencionado Olivia que lo conoca?
Fue l quien habl, ahorrndole a Olivia la respuesta.

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Olivia y yo nos conocemos desde hace muchsimo tiempo, Marcia.


Hace siglos dijo ella, dirigindose tambin a Marcia.
Mi curiosidad aumenta por momentos declar Marcia. Es que no vais a
apiadaros ninguno de los dos de m y contrmelo todo en menos de veinticinco
palabras?
Dejar que sea Olivia quien te lo cuente dijo Reeves. Creo que es ms su
historia que la ma.
Pues da la casualidad de que no estoy de acuerdo o ya la habra contado
replic ella en tono tranquilo; podra al menos estarle un poco agradecido por su
discrecin. Por qu no nos olvidamos de estas historias del pasado y seguimos
con la fiesta?
Marcia alz las manos en un gesto de derrota.
Pues que siga la fiesta.
Los amigos se apresuraron a apelotonarse en torno a Olivia, ansiosos de
saludarla. Ella era consciente de que Reeves se haba alejado cierta distancia,
dejndola espaci para los saludos. A Olivia le produca tensin saber que estaba all
al lado, escuchando y observando, mientras ella replicaba a la lluvia de cumplidos.
No pudo relajarse hasta que l no entr a participar en la conversacin.
Durante la hora de tertulia que transcurri antes de la cena, Reeves no hizo
ningn intento por acaparar su compaa ms que ningn otro de los amigos de
Olivia. Sin embargo, cada vez que Olivia le lanzaba una mirada de soslayo, sus ojos
parecan entrar en contacto con los de ella. Y parecan decirle que estaba slo
esperando la ocasin.
Haba sido un error acudir all aquella noche. Olivia se daba cuenta de ello
ahora, pero ya no le quedaba ms remedio que apechugar con su insensata decisin.
Aquello no tena sentido. Su primer impulso de ponerle en evidencia delante de todo
el mundo se haba evaporado.
Cuando la cena fue anunciada, l acudi inmediatamente para acompaarla al
comedor, donde la ayud a ocupar su asiento con exquisito refinamiento. Olivia le
sonri con frialdad mientras l se sentaba a su lado. Estaba furiosa consigo misma
porque el pulso le lata aceleradamente y todo su cuerpo estaba reaccionando con
placer. Era como una afrenta personal el que pudiera encontrarlo tan atractivo.
l y Doreen eran de la misma calaa. Reeves haba decidido deliberadamente
mudarse a la antigua casa de Olivia. Procur aferrarse a aquella idea a modo de
armadura protectora contra las sensaciones que le produca su proximidad fsica.
Su anfitriona, que estaba sentada en el extremo ms cerca de ellos de la larga
mesa, atrajo la atencin de todo el mundo hacia Olivia y Reeves con una alegre
advertencia:
Tened cuidado, vosotros dos, porque estoy dispuesta a escuchar vuestra
conversacin para enterarme de qu misteriosa relacin os une.

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No es nada misteriosa comenz Reeves, con una nota de reluctancia; mir


con expresin incierta a Olivia.
No estaba claro si estaba solicitando su ayuda para eludir el tema o pidindole
consejo. Olivia decidi no mirarlo a los ojos y no mantener con l ningn tipo de
comunicacin no hablada.
No eres muy buena detective le dijo en tono de reproche a su anfitriona y
amiga. Yo trabajo en una gran compaa de seguros. Tengo contacto con multitud
de abogados.
He ledo bastantes novelas de detectives como para saber distinguir una
coartada replic Marcia, sonriendo; luego dirigi su atencin a otros asuntos.
Qu compaa de seguros? inquiri Reeves con inters, de modo que
cualquiera que estuviera escuchndolos poda descartar la posibilidad de que se
hubieran conocido a travs del trabajo.
Olivia replic a aquello y luego a varias preguntas ms respecto a la naturaleza
exacta de su trabajo en el departamento de reclamaciones de la compaa. Se daba
cuenta de lo que haba tras la curiosidad de Reeves. La idea de que ella estuviera
trabajando para ganarse la vida seguramente le produca una infinita satisfaccin.
Cmo se llama tu firma de abogados? consigui preguntarle ella al fin.
Reeves no estaba trabajando con ninguna firma, le explic l inmediatamente.
Trabajaba por su cuenta, asocindose para cada caso con uno u otro de los varios
abogados que compartan un edificio de oficinas en la Gravier Street. Todos ellos
compartan una biblioteca de temas legales.
Olivia pudo llenar los huecos sin ayuda. Era abogado demandante, un trmino
eufemstico que se empleaba para los abogados que se dedicaban a las denuncias por
accidentes, es decir, un vulgar picapleitos. El rumor que Marcia haba odo no deba
ser cierto. En lugar de ser Duplantis & Duplantis quienes andaban detrs de Reeves,
probablemente era l quien estaba tratando de meter el pie en la prestigiosa firma
legal, fueran cuales fueran las condiciones que le ofrecieran.
Aquello coincida con la valoracin que haba empezado a hacerse de l. Debajo
de aquel atractivo exterior, era ambicioso, cnico y despiadado, e iba exclusivamente
en pos de sus intereses. Evidentemente, su ascenso hacia el xito implicaba conseguir
cierta preeminencia social, al margen de cmo la consiguiera.
El compaero de mesa situado al otro lado de Olivia le pregunt algo
relacionado con lo que, al parecer, se estaba hablando en general en la cena. Ella
aprovech la oportunidad para poner fin a la conversacin privada con Reeves.
No le apeteca saber nada ms de l. Su direccin le daba la clave de cules eran
sus valores y su actitud. Le revelaba a las claras que se burlaba del pasado y los
recuerdos de Olivia y que pisoteaba diariamente las tradiciones y normas que haba
decidido adoptar para s mismo.
Lo nico que deseaba Olivia ya era que terminara la velada y volver a su
refugio de Metairie. La de esta noche era una mala experiencia. Su mente racional y

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sus nervios tensos se lo decan claramente, y sin embargo sus sentidos la estaban
traicionando.
El sonido de la voz de Reeves, grave y varonil, despertaba en ella un placer que
la haca estremecerse, como si se tratara de la nota lnguida de un instrumento de
cuerda. La imagen de su bien formada mano alzando la copa de vino para
acercrsela a los labios la llenaba de sensaciones femeninas.
Y, en contra de su voluntad, le deleitaba el hecho de darse cuenta de que a
Reeves su proximidad lo afectaba de forma similar. Maldita sea, qu hermosa eres,
le decan sus ojos cada vez que se clavaban en los suyos.
La qumica que vibraba entre ellos no pas desapercibida a Marcia, quien
respondi a la mirada defensiva de Olivia con otra de satisfaccin.
Finalmente, sirvieron el postre y Olivia comenz a verle el final a aquel suplicio.
En cuanto la cena terminara, tena la intencin de irse lo ms rpidamente que
pudiera sin resultar grosera.
Levantndose, uni sinceramente su voz al coro de alabanzas hacia la velada y
la cena que les haba ofrecido Marcia. Todo el mundo, excepto Reeves, observ
Olivia, expres en sus comentarios el hecho de que aquella vez Marcia se haba
superado, como de costumbre. Aquello la llev a pensar que deba haber sido la
primera vez que acuda a un acontecimiento social en la casa de los Hymer.
Se habra sentido como un extrao?, se pregunt Olivia. Haba estado tan
concentrada en sus sentimientos que no le haba dedicado ni un pensamiento a los de
l. Ciertamente, Reeves no haba dado ninguna muestra de encontrarse a disgusto.
La momentnea sensacin de simpata hacia l se desvaneci cuando sus dedos,
fuertes y seguros, se cerraron en torno a su brazo. En medio de la confusin
generalizada que se produjo al levantarse de la mesa, Reeves la escolt fuera del
comedor.
Qu tal un poco de aire fresco? sugiri l.
Antes de que Olivia pudiera replicar, ya la estaba empujando hacia las puertas
dobles que conducan al porche lateral.
Puede que est bien lo de despejar la atmsfera dijo ella, haciendo acopio
de sus mecanismos defensivos.
Una vez en el porche, hizo un gesto para expresar su voluntad de que lo soltara
y Reeves lo hizo inmediatamente. El dulce perfume de las flores impregnaba el aire
nocturno.
Me has dejado de una pieza al aparecer as esta noche observ Reeves
cuando hubieron llegado a la barandilla. Pero creo que no hace falta que te lo diga.
Olivia replic con envarada dignidad:
No ha sido muy honrado por mi parte, lo admito, lo de hacerle prometer a
Marcia que mantendra sus labios sellados. Pero no creas que te estaba devolviendo
las veces en que te portaste mal conmigo. Al menos, no conscientemente.

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No recuerdo haberme portado mal contigo protest l. Slo me negaba a


mimarte, como haca todo el mundo.
Lo que sea. Ya no importa. No volveremos a toparnos, por si te preocupa.
Ahora vivo en Metairie y no me muevo por estos crculos. Y Marcia no va a
sonsacarme ninguna informacin comprometedora para ti.
Marcia puede tener toda la informacin que te apetezca ofrecerle. Esa es una
de las cosas que quera decirte saliendo aqu.
Entonces por qu has mantenido el secreto respecto a quin eres?
Yo no he mantenido ningn secreto replic l. Si tienes la impresin de
que he ocultado cuidadosamente el hecho de que mis padres fueron empleados al
servicio de tus abuelos, te aseguro que no es as en absoluto.
Pero tampoco lo has divulgado, que digamos. Marcia, Clinton, y los dems
que estaban aqu esta noche no saben nada al respecto.
Slo porque se trata de simples conocidos superficiales, por el momento. Yo
no suelo andar pregonando mis antecedentes familiares en cuanto me presentan a
alguien. Eso no quiere decir que me avergence de mis orgenes. En absoluto.
No te sientes como un impostor, presentndote a alguien que no es
realmente un desconocido para ti? Por ejemplo, Marcia. Tienes que haberla
reconocido. Era una de mis amigas ms ntimas. Tienes que recordarla de aquella
poca.
No, a ella no la recordaba. Le prestaba muy poca atencin a tus amigas. Me
interesaban mucho ms las mas por entonces.
A Olivia le llam la atencin el leve nfasis con que haba pronunciado a ella.
A quin haba recordado entonces? No tena importancia.
Bueno, de todas formas, dejar que seas t quien cuente tu historia. Ahora,
creo que ser mejor que volvamos a la fiesta.
Reeves la hizo detenerse antes de que pudiera dar un paso, cogindola por el
codo con un movimiento rpido que despert en ella una sensacin inmediata de
algo ya vivido. Por unos breves segundos, volvi a ser una niita lanzndole un
baln y contemplando llena de admiracin los reflejos con que l lo atrapaba en el
aire.
No vamos a ser echados de menos en unos minutos dijo l en tono
urgente. Al fin y al cabo, Marcia nos ha invitado para emparejarnos.
No se da cuenta de lo poco que tenemos que ver.
Cmo puedes estar tan segura? Ni siquiera nos conocemos como adultos.
Hay demasiados malos sentimientos entre nosotros. No podramos ser nunca
amigos, y mucho menos algo ms que amigos. La nica persona en el mundo a la
que deseara hacer dao es precisamente tu hermana.

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El artculo de Doreen sobre tu abuelo record l en tono pesaroso. Es


lgico que guardes malos sentimientos al respecto. Todo aquel asunto se me haba
borrado de la mente.
Bueno, pues a m no.
No puedes reprocharme a m las acciones de Doreen, no crees? Me gustara
volver a verte, Olivia. Eres una mujer hermosa e interesante.
Bien, pues yo no quiero verte a ti nunca ms, Reeves.
Por qu no? insisti l. No podras concederme el beneficio de la duda
y pasar una tarde en mi compaa?
Qu tipo de cita tienes en mente? inquiri ella con orgullo. Y despus
sugeriras que furamos a tu casa?
Reeves suspir.
Sabes dnde vivo.
S, lo s.
Y te ofende la idea misma.
S, estoy ofendida. Y ahora, realmente creo que deberamos tener un poco de
educacin y volver adentro.
Aquella vez no intent detenerla. Al llegar a las puertas dobles, ella se volvi
hacia l y lo mir interrogativamente. No la haba seguido.
Me pregunto cuntas veces a lo largo de los aos te he visto alejarte.
Con un poco de suerte, sta ser la ltima replic Olivia, pensando para s
que todas aquellas salidas haban tenido una cosa en comn: era ella la que se haba
alejado de l, sintindose rechazada.
No haba razn ninguna para que la salida de esta noche tuviera que tener la
misma aura de derrota. Pera lo tena.

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Carole Halston El orgullo del sur

Captulo 2
Qu ocurre? Alan Cramer estaba hablando desde la puerta del despacho
de Reeves.
Reeves, sentado a su mesa con un archivador abierto delante, alz la vista, y la
expresin distrada de su rostro se convirti en otra de bienvenida al ver a su amigo
y asociado, cuyo despacho estaba en la misma planta.
Entra dijo, acompaando la invitacin con un gesto amplio.
Alan, alto, delgado y con el pelo pajizo, se dirigi hacia el sof situado ante la
mesa de Reeves. Se dej caer y se arrellan cmodamente, apoyando un tobillo en la
rodilla.
Viste el partido entre Becker y Lendl este fin de semana? le pregunt.
Vi el ltimo set.
Los dos hombres estuvieron hablando unos momentos del partido de tenis
televisado. Cualquiera que los hubiera odo se habra dado cuenta de que no era un
deporte del que fueran nicamente espectadores. Ambos eran jugadores entusiastas
y muy versados en tcnica y estrategias.
Reeves dirigi la conversacin hacia el tema judicial, inquiriendo:
Tienes ya fecha para el juicio contra esa compaa martima? Alan estaba
especializado en derecho martimo.
S, pero el caso no va a ir a juicio. Vamos a llegar a un acuerdo. Fue una
violacin demasiado flagrante de los reglamentos de la Guardia de Costa. Es de
esperar que la compaa pague una indemnizacin sustanciosa Alan sacudi la
cabeza. Casos como este son los que me ponen enfermo. No se entiende que un
capitn de barco pueda dormirse por la noche, poniendo en peligro la vida de todo el
mundo. Habra que meterlo entre rejas y no slo hacerle pupa en el bolsillo.
Reeves asinti, pues conoca los suficientes detalles del caso como para estar de
acuerdo. Sus labios se tensaron mientras sealaba los documentos que estaban sobre
su mesa.
Y lo mismo sucede con los carniceros e incompetentes dentro de la profesin
mdica, por lo que a m respecta.
Alan entrecerr los ojos astutamente.
veo.

Otra vctima de la negligencia de un mdico que llega a tu puerta, por lo que

Este hombre no pudo llegar a mi puerta replic sombramente Reeves.


No puede caminar. Est parcialmente paralizado y no tiene control del cuerpo de
cintura para abajo. Para que hablen de historias de horror. Esta puede producirte
pesadillas.
Una operacin?

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Carole Halston El orgullo del sur

S, de espalda. Cuarenta y cinco aos. Obrero de cuello duro. Soldador.


Jugando con su hijo adolescente en el saln. Haciendo un poco el ganso,
simplemente. Pierde el equilibrio, se cae y se hace dao en la espalda. No tena
ninguna lesin previa all. Sufre dolores agudos durante varias semanas. Finalmente
va a su mdico, quien lo enva a un ortopdico-carnicero, quien le mete el bistur y le
produce una lesin permanente en el nervio y le destroza la vida.
Un cirujano ortopdico, no neurocirujano.
Eso es. Su formacin y su rea de actuacin se solapan. Mi cliente no se
lesion en el trabajo. As que est completamente paralizado y no ha recibido la
menor compensacin.
Y sin seguro de invalidez, imagino aadi Alan en tono grave.
Nada. Cuatro hijos y una esposa cuya profesin son sus labores. Adems,
precisa de cuidados mdicos. Contratar a una enfermera le costara lo que su mujer
sacara trabajando fuera. Ya han agotado sus modestos ahorros y todas las hipotecas
posibles. Estn a punto de ser desahuciados y de que les embarguen el coche
Reeves hizo una bola con un papel lleno de cuentas y lo arroj a la papelera con
fuerza.
Siendo un abogado picapleitos y chupasangres como eres, no puedes dejar
que eso suceda sugiri irnicamente Alan. Aunque signifique que te hagas cargo
t de los pagos sin la menor garanta de que te sean devueltos nunca.
Ganar el caso. La evidencia mdica est ah y es incontrovertible. A mi
cliente le darn ms dinero del que haya podido ganar en toda su vida, pero no ser
suficiente. No hay dinero que pueda compensarle por lo que ha perdido. Su calidad
de vida se ha ido al infierno irremisiblemente.
Tiene fama el mdico? Pudo haber tenido simplemente un mal da en la
sala de operaciones?
No me extraara que tuviera que afiliarse a Alcohlicos Annimos dijo
Reeves, y Alan enarc una ceja. Yo le serva copas cuando estaba de camarero de
funciones sociales mientras estaba estudiando en la universidad. Est muy bien
conectado socialmente. Familia de rancio abolengo y todo eso. Ya era un bebedor
empedernido entonces. Tuve oportunidad de observarlo recientemente en un acto
benfico y no haba disminuido el ritmo.
Una mano temblorosa con escalpelo. Da miedo pensarlo Alan se puso en
pie; sus siguientes palabras se centraron en un tema diferente: No has llegado a
ninguna decisin, imagino.
Reeves sacudi la cabeza, cambiando de tema sin dificultad. Alan era la nica
persona con quien hablaba de la oferta de Duplantis & Duplantis de unirse a su firma
como socio de base.
No, an no. La verdad es que hay muchos pros y contras.
El otro abogado se dirigi lentamente hacia la puerta, desde donde se volvi
para hablar:

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Qu te parece un partido de dobles el viernes por la noche en el River


Center? Kay y yo contra ti y su amiga Melody Kay era la mujer con la que Alan
estaba saliendo desde haca un ao y medio; el River Center era una pista cubierta de
la cual los dos hombres eran miembros. Te acuerdas de Melody? Claro que s.
Alta, pelo rubio corto, ojos azules, acento tejano.
La recuerdo. Pero estoy interesado en otra.
Alan parpade.
El viernes estabas libre y sin compromiso era lunes por la maana.
Quin es ella? Dnde la conociste?
Se llama Olivia. Olivia Prescott. La conozco desde que era una nia Reeves
le explic la conexin casi distradamente; Alan ya conoca su historia en general.
Adems, era tambin muy observador y lo bastante amigo como para
permitirse tomarle un poco el pelo.
Pareces un poco pasmado. Nunca te haba visto una expresin as.
Reeves sonri de medio lado.
Es que estoy como pasmado. No puedo mantener la mente alejada de ella
ms de quince minutos.
Fue algo mutuo? Nada ms verte comenz a sonar una msica celestial?
Hay cierta atraccin mutua, desde luego. Pero me rechaz de plano cuando le
ped que saliera conmigo.
Una mujer lista. Atrayendo tu atencin a base de hacerse la dura, eh?
No, no era eso.
Bueno, si bajas a la tierra durante los prximos dos das, hzmelo saber. No
hace falta que le diga nada definitivo a Kay sobre el partido hasta el mircoles.
Despidindose con un gesto casual de la mano, Alan se fue. Reeves se qued
mirando el umbral vaco un instante. Luego volvi a centrar la mirada en los papeles
que tena delante y suspir.
Maldita suerte, por qu tena que ser precisamente el doctor Bella el mdico de
aquel caso de negligencia? Un mes antes, cuando haba aceptado el caso, no le haba
importado que Bella fuera el padre de una de las antiguas amigas de Olivia. Y ahora,
de pronto, aquello era una contrariedad.
Reeves no se haba acordado de Marcia Hymer, pero s de Sissy Bella. Tendra
que haber estado en la fiesta del sbado si ella y su marido no hubieran estado fuera
de la ciudad en una convencin mdica. Hija de un mdico, se haba casado con otro
mdico. La expresin de Olivia haba sido de afecto al mencionar a Sissy.
Toda su lealtad estara con Sissy y los Bella, por muy evidentes que fueran las
pruebas en contra. Como abogado del paciente, Reeves sera el malo a los ojos de
Olivia, de la misma forma que lo haba sido su hermana por sacar a relucir los tratos
corruptos del abuelo de Olivia.

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Marcia Hymer y su crculo de amistades tambin cerraran filas en torno a Sissy


Bella DeMarco. Reeves se convertira sin lugar a dudas en persona non grata en
cuanto corriera la noticia. La idea de perder el contacto con aquel grupo de personas
que acababa de conocer, y especialmente con los Hymer, le disgustaba ms de lo que
haba esperado.
Era acaso por qu se trataba de personas socialmente distinguidas? Prefera
pensar que no. Una explicacin ms asumible era que encontraba a los Hymer muy
agradables, y aquello era algo que no dejaba de sorprenderlo. Se haba mostrado
predispuesto a descubrir que no tena absolutamente nada en comn con ellos.
Levantndose bruscamente, se acerc a la ventana. Poda recomendarle otro
abogado a su cliente. El caso an no haba pasado de la etapa de acumulacin de
pruebas.
Su problema era cmo convencer a su conciencia de aquella solucin, sabiendo
que su cliente y su familia haban depositado simplemente su confianza en l.
Una llamada referente a otro caso le hizo regresar a la mesa. Mientras hablaba,
cerr el archivador y lo apart a un lado, posponiendo por el momento cualquier
decisin al respecto. Una vez hubo colgado, hizo una serie de llamadas de trabajo.
Cuando la ltima conversacin telefnica hubo concluido, se levant, se puso la
chaqueta y se anud la corbata.
Al cabo de veinte minutos, tena una cita con un equipo de abogados defensores
de alto nivel que representaban a una cadena de supermercados. Estaban dispuestos
a llegar a un arreglo. Reeves tena la intencin de sacar una buena tajada para su
cliente, una dependienta que haba sido despedida por resistirse a las proposiciones
y el acoso de su jefe.
Su secretaria, Joan Shaeffer, estaba inmersa en la pantalla de su ordenador. Era
tan eficiente y fiable como descarada y deslenguada. Joan se denominaba a s misma
una ta dura.
Reeves se detuvo a hablar con ella y a pedirle consejo. Joan estaba divorciada y
sala con muchos hombres.
Una situacin hipottica, Joan. Un hombre te pide que salgas con l. T lo
rechazas de plano. l est emperrado y quiere intentarlo de nuevo. Cul podra ser
su mejor tctica?
Ella lo mir escrutadoramente por entre sus largas pestaas cubiertas de
rimmel.
Hmmm. Si el tipo no me resultara demasiado repulsivo, lo mejor que podra
hacer l sera ofrecerme algo que fuera demasiado bueno como para rechazarlo.
Digamos, una cena en el Commander's Palace y entradas para un concierto de Kenny
Rogers Joan dio una manotada en el aire y aadi cnicamente: Claro que,
pensndolo mejor, no me importara que fuera repulsivo si tena entradas para un
concierto de Kenny Rogers.
Reeves sacudi la cabeza.

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Carole Halston El orgullo del sur

No creo que una cena en un buen restaurante y entradas para un concierto de


alguien de renombre fueran suficientes dijo pesarosamente.
Si sus gustos son muy exquisitos, tal vez funcionen unas entradas para la
pera o el ballet. A las mujeres les gusta que los nombres se gasten mucho en ellas
Joan se encogi de hombros. Naturalmente, lo del gasto es siempre relativo. He
ledo esta maana en el peridico que las entradas de patrocinador para la actuacin
de Baryshnikov estn a mil pavos cada una. Naturalmente, el dinero es para obras
benficas y, por ese precio, se te ofrece una recepcin en la que puedes saludarlo.
Personalmente, yo me quedara con Kenny Rogers.
Para obras benficas, dices?
S, claro, y adems desgrava su voz reflejaba cierto escepticismo.
Joan, tal vez hayas acertado en la solucin clave dijo Reeves. En
cualquier caso, el dinero ira a parar a una buena causa. Consgueme un par de esas
entradas de mil dlares.
Joan enarc mucho sus cejas teidas de rubio, pero no hizo ningn comentario.
Si este miserable al que yo hubiera rechazado me enviara flores, sera algo
que podra funcionar a favor suyo observ suavemente. A m me chiflan las
rosas. Como a todas las mujeres, me cuesta muchsimo tirarlas a la basura, aunque
sean rojas.
Qu tienen de malo las rosas rojas? inquiri Reeves en tono defensivo.
Son maravillosas, pero son las que los hombres eligen siempre. Las rosas son
tambin de otros colores. Rosa, amarillo, blanco Joan solt un bufido. Y suelen
costar ms, ya que son menos corrientes.

Las palabras de Joan resonaron en la mente de Reeves ms tarde mientras


aparcaba delante de una floristera. Tena razn. l ms de una vez haba enviado
rosas rojas a mujeres por pura rutina. No haba habido nada personal en la eleccin.
Aquella era la primera vez que se molestaba en acudir a la floristera y elegir
personalmente las flores.
Cuando sali, iba con un recibo de tarjeta de crdito cuya cifra rondaba los cien
dlares. Haba escogido rosas de un color rosa vivo, y haba pedido que enviaran el
ramo en un jarrn de cristal.
Menos mal, reflexion con irona, que acababa de cerrar un caso que le haba
procurado una buena minuta. Salir con Olivia iba a ser muy caro.
Afortunadamente, se poda permitir el lujo. Ahora se poda permitir el lujo de
Olivia Prescott
Pero qu estaba pensando?. Reeves se reprendi, molesto porque un
pensamiento as le hubiera pasado siquiera por la cabeza.

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All haba gato encerrado. La sensacin se haba acrecentado mientras coman


en el restaurante de postn adonde la haba llevado Marcia.
En primer lugar, la cita haba sido improvisada. O supuestamente improvisada.
Marcia la haba llamado la noche anterior y haba mencionado vagamente que iba a
pasar por Metairie a eso del medioda. Por qu no iba a almorzar Olivia con ella?
La idea de que Marcia pudiera tener el menor motivo para aparecer por
Metairie era tan improbable que Olivia haba estado a punto de preguntarle qu tena
que hacer por all, pero en cuanto le haba dicho que ira a comer con ella, Marcia
haba cambiado de tema. Luego haba interrumpido la conversacin en seco con una
excusa plausible, pero falsa. Olivia siempre saba cundo Marcia no estaba diciendo
la verdad. Se le pona la voz demasiado natural, demasiado sorprendida o
demasiado pesarosa.
O bien tena alguna buena noticia que darle y no quera soltarla por telfono, o
bien estaba tramando alguna bonita sorpresa para Judy. Pero no ocurra nada malo.
Olivia lo habra notado en Marcia.
Al da siguiente, la trama se haba ido espesando. Marcia haba ido a recoger a
Olivia y, mientras avanzaban por la autopista, le haba revelado que tena reservada
una mesa en un restaurante a varias millas de Nueva Orlens. Haba insistido en que
no era ningn problema para ella volver a llevar a Olivia a Metairie despus.
No tengo nada mejor que hacer haba declarado, y haba cambiado de tema
desenfadadamente.
Desde cundo no tena nada mejor que hacer Marcia, tan ocupada siempre
como una ejecutiva? Olivia se haba recostado en el asiento, sin decir nada, pero no
haba podido resistir la tentacin de preguntar con fingida inocencia:
Va a reunirse alguien con nosotras?
No, slo estaremos t y yo haba replicado Marcia, con demasiada
conviccin.
Para sorpresa de Olivia, en el restaurante tenan reservada una mesa slo para
dos. Durante el almuerzo, Marcia no hizo ninguna revelacin especial. No sac
ningn regalo, no le pidi ningn favor, no le hizo ninguna propuesta.
ella.

Pero algo tramaba. Olivia estaba convencida. Finalmente, el suspense pudo con

Me muero de curiosidad! Cundo me vas a sacar de una vez de la duda y


me vas a hacer partcipe del secreto? le pregunt, sonriente, mientras esperaban a
que la camarera regresara con el cambio de Marcia. Haba insistido en invitarla.
Marcia le devolvi la sonrisa nerviosamente.
Pero de qu diantres ests hablando? No te enfadars conmigo, verdad?
Lo prometes? aadi sin recuperar el aliento. Ya sabes lo irremediablemente
romntica que soy.
Marcia! Dmelo de una vez!

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Carole Halston El orgullo del sur

Marcia mir hacia la calle con una nota de aprensin.


Estoy en connivencia con un admirador tuyo.
Qu?
Oh. Aqu est mi cambio declar ella, recogindolo. Salimos?
l?

Quin es el admirador? Qu quieres decir con que ests en connivencia con


Te lo explicar fuera. Promteme que te lo vas a tomar bien.
Pero el qu?

Marcia, no tengo la tarde libre le confes a Marcia. Tengo que volver al


trabajo.
Por supuesto que s.
Aquella conversacin tena lugar mientras se dirigan a la puerta del
restaurante. Al salir a la acera, Marcia se detuvo. Un resplandeciente Porsche blanco
estaba aparcado delante. Se abri la puerta del conductor y sali un hombre. Inmersa
como estaba en sonsacar a Marcia, Olivia slo lo mir fugazmente. Entonces se
qued paralizada.
Reeves Talbot.
Marcia lo salud amistosamente y l le respondi con cordialidad. Luego se
dirigi amablemente a Olivia, mientras daba la vuelta a su coche.
Hola, Reeves dijo ella, preguntndose si habra quedado con alguna mujer
para comer.
Para desconcierto suyo, Reeves abri la puerta del pasajero del Porsche y seal
el lujoso interior. Olivia se lo qued mirando, sin entender, y luego dirigi los ojos
hacia Marcia. Al ver la expresin culpable de esta ltima, lo entendi todo.
Realmente no puedo creerlo dijo Olivia, mientras la incredulidad pugnaba
con la indignacin en su interior.
Reeves me ha sobornado mediante un donativo para una de mis obras
benficas confes Marcia alegremente. No creo que a ti te importe hacer tu papel
por una buena causa. Al fin y al cabo, no es tan terrible que un hombre atractivo te
lleve de vuelta a casa en un Porsche.
Qu opcin me queda? Ir en taxi?
Marcia arrug la nariz en expresin de disculpa.
Me temo que s. Tengo una reunin de comit dentro de treinta minutos.
Soy tan buen chfer como mi padre dijo Reeves, silenciando a Olivia con
aquella observacin. Nunca he tenido ningn accidente.
Estaba tan guapo y viril con un traje a rayas y una camisa blanca como lo haba
estado con su traje de etiqueta dos semanas antes, en la fiesta de Marcia.

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Verdaderamente, no era una alternativa repugnante en absoluto, la de volver en


aquella preciosidad de coche con l conduciendo. Ni mucho menos.
Reeves no estaba ocultando su admiracin por el aspecto de Olivia. Por
casualidad, su vestido de primavera, de un delicado tono rosa, era del mismo color
que el ramo de rosas que le haba enviado l. Olivia se alegraba de haberse puesto
aquel vestido que le sentaba tan bien.
Me llevars directamente al trabajo? inquiri ella.
Reeves alz la mano derecha, como si estuviera jurando solemnemente en un
juicio.
Lo juro.
Marcia le dio a Olivia un pequeo abrazo de despedida. Luego, con una sonrisa
y un gesto de despedida, se dirigi apresuradamente hacia su Mercedes.
Olivia se meti en el Porsche y se abroch el cinturn de seguridad. Se recost
en el asiento, fingiendo relajacin, mientras l se sentaba al volante. Estaban
demasiado cerca el uno del otro.
Con un coche as, no tendras que recurrir a tretas maquiavlicas para llevar a
ninguna mujer observ ella.
l puso en marcha el motor, que ronrone suavemente.
No suelo recurrir a tales mtodos. Es que no tena la seguridad de conseguir
que te subieras aqu de ningn otro modo.
Se intern en el trfico y se dirigi hacia la carretera.
Qu habis comido? inquiri l, detenindose en un semforo en rojo.
Tengo entendido que la comida es buena ah.
Estaba todo delicioso. Te recomiendo el restaurante.
Reeves le sonri y aadi:
No vas a darme un poquito ms de conversacin?
Yo no he hecho ningn trato contigo, Reeves. Es algo que habis tramado
Marcia y t. Yo estoy simplemente tratando de sacar el mejor partido de una
situacin a la que he sido forzada.
El semforo se puso en verde y Reeves aceler.
Casi me basta con el placer de mirarte, aunque no me des conversacin dijo
l con una sinceridad pesarosa que a ella le cost resistir. La verdad es que tena la
esperanza de que no fueras tan encantadora a la luz del da. La mayora de las
mujeres estn ms guapas por la noche, pero t no.
Podra devolverte el cumplido dijo ella, permitindose una mirada hacia l;
estaba realmente devastador.
As que a los dos nos gusta el aspecto del otro. Esa es suficiente base para
quedar por lo menos una vez, no?

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Lo sera, si furamos desconocidos. Pero no lo somos. Nos conocemos


demasiado bien.
No estoy de acuerdo. No nos conocemos bien. Y yo quiero llegar a conocerte
mejor.
Ah, s? O es tu ego el que est herido porque una mujer te ha rechazado?
no era una provocacin, pero l se encogi ante la franqueza de Olivia.
Aunque te cueste creerlo, no tengo ningn problema en aceptar una negativa
de una mujer. Si sales conmigo y no quieres repetir la experiencia, no discutir ni
insistir. Te doy mi palabra. Y te aseguro que es de fiar aadi.
No existe ninguna posibilidad de que a m me apetezca tener ningn tipo de
relacin contigo, Reeves. Ningn tipo de relacin. Hay demasiados malos
sentimientos entre nosotros, demasiados recuerdos dolorosos.
otro.

Est tambin el ahora y el hecho de que nos sentimos atrados el uno por el

Olivia no se molest en negar aquello. Su aquiescencia no cambiaba nada.


Reeves segua siendo el hermano de Doreen. Su lugar de residencia segua siendo el
antiguo hogar de Olivia.
Tu vestido es del mismo color que las rosas que te envi coment tras unos
momentos de silencio Reeves, mientras se internaba por la interestatal. Espero que
eso signifique que te gustaron.
Las viste? solt ella, sorprendida.
Fui a la floristera y las eleg personalmente. De pequea tenas un traje rosa.
De alguna forma, hizo vibrar algn acorde sentimental en m.
Naturalmente que me gustaron dijo ella, no deseando que la conversacin
siguiera aquellos derroteros. Eran preciosas. Las llev al trabajo para que mis
compaeros pudieran disfrutarlas tambin.
Reeves le lanz una mirada perceptiva.
Las pusiste en tu mesa?
No replic ella sinceramente. Puedo devolverte el jarrn Waterford?
No te gust? su pregunta pareca reflejar incertidumbre respecto a si haba
elegido bien.
S, claro que me gust. Pero tambin s lo caro que es.
Sola ser siempre tan esplndido y extravagante en sus regalos?, se pregunt
ella, pero no dijo nada.
Para su asombro, Reeves pareci leerle la mente.
Normalmente, no suelo tirar el dinero y drmelas de gran seor, si es lo que
ests pensando.

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Siento que hayas incurrido en tales gastos por nada. Entre la factura de la
floristera y el donativo a Marcia, tiene que haberte salido por un pico. Pero,
evidentemente eres un abogado con xito y puedes permitrtelo.
l cambi de carril en la autopista.
Afortunadamente, puedo permitirme incluso las dos entradas a la actuacin
benfica de Baryshnikov que he comprado para engatusarte y conseguir que salgas
conmigo. Son entradas de patrocinador y me han costado un dineral sonri
irnicamente. A este paso, voy a acabar convirtindome en un filntropo.
Olivia lo mir acusadoramente.
Tienes entradas de patrocinador para la actuacin de Baryshnikov? Esa era
la cita que tenas planeada? Asistir a una funcin de Baryshnikov?
El tono de Olivia era de vago reproche. Cmo poda haber adivinado que
estaba deseando ver a Baryshnikov bailar? Incluso haba intentado conseguir
entradas, no de patrocinador, por supuesto.
La cita que tengo planeada recalc l. An no he renunciado a ella. No
puedo convencerte de que vengas conmigo? Segn mi secretaria, las butacas estn lo
bastante cerca del escenario como para verle el punto de los leotardos. Marcia y
Clinton tambin tienen entradas de patrocinador.
Ya lo s. Marcia lo ha mencionado durante el almuerzo.
Despus de la funcin, habr una recepcin con champn, a la que asistir el
propio Baryshnikov. Sospecho que va a estar todo Nueva Orlens all.
l pareca dar por supuesto que aquella informacin sera un aliciente por s
misma. Olivia quiso sacarle de su error.
Sin duda. Pero el principal atractivo para m sera ver la actuacin, no ir a ver
y a que me vean. Realmente esto es de lo ms rastrero por tu parte, Reeves, tentarme
con una invitacin a la que me resulta tan difcil resistirme.
Pues no te resistas la presion l. Es solamente una noche en mi
compaa. Si no quieres volver a salir conmigo nunca, no insistir.
Est va a ser nuestra nica cita, tenlo por seguro. Si no puedes aceptarlo, yo te
aconsejara que hicieras un mejor uso de esas entradas y que invitaras a otra persona
a ir contigo.
No hay ninguna mujer a la que desee invitar.
Era evidente que Reeves estaba tan encantado con el xito de su estrategia como
llena de recelo estaba Olivia. Le sentaba mal que la hubiera manipulado con tanta
facilidad, sin ninguna consideracin hacia lo que ms le convena a ella. Bajo su
encanto, se ocultaba un hombre despiadado en quien ella no se atreva a confiar.
Cmo est Doreen? le pregunt. S que trabaja para los informativos del
Canal 4 Olivia procuraba no ver nunca aquel canal.
Reeves no respondi inmediatamente.
Que yo sepa, est bien. No nos vemos mucho.

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No te visita a tu apartamento?
Aquella tensa pregunta arranc una mirada escrutadora de Reeves, pero
respondi en tono tranquilo:
No, la verdad, no me ha visitado ni una sola vez desde que me mud all hace
un ao. Y dudo que lo haga nunca. Mi direccin le resulta tan ofensiva a ella como a
ti alz la mano del volante en un gesto que era a la vez de impaciencia y de
splica. Mira, realmente no pretenda satisfacer ningn resquemor psicolgico al
comprar ese apartamento. Fue una ganga en su momento, y yo necesitaba desgravar.
En ningn momento se me pas por la cabeza que volviramos a vernos y no
termin la frase.
Aqu est nuestra salida dijo Olivia.
Me crees?
Puedo creer que tal vez no estuvieras llevando a cabo ningn tipo de
venganza psicolgica contra mis abuelos ni contra m cuando te mudaste a la
mansin Prescott. Pero si eres sincero contigo mismo, creo que tendrs que reconocer
que haba algn significado ms profundo en el hecho de tener precisamente esa
propiedad en tus manos.
No s si hay algn significado ms profundo protest Reeves, pero
reconozco que me atraa la idea de poseer una parte de la mansin Prescott.
De la misma forma que te atrae la idea de salir con Olivia Prescott, la antigua
nia mimada de la buena sociedad?
Vamos! dijo l airadamente. Yo querra salir contigo fueras quien fueras.
Eres bella, inteligente y sexy con un tipo de sensualidad elegante que me vuelve
loco.
Ningn hombre se ha tomado nunca tantas molestias ni ha incurrido en
tantos gastos slo por salir una vez conmigo. Lo habas hecho t alguna vez antes?
No reconoci l, y su ceo fruncido indicaba a las claras que no le gustaba
su teora en absoluto.
Deberas meterte por el carril de la derecha le sugiri ella. El edificio
donde trabajo est en la siguiente manzana.
Siguieron avanzando en tenso silencio.
Te llamar para que me digas cmo llegar a tu casa dijo Reeves una vez se
hubo detenido delante del edificio de Olivia.
Ella estaba abriendo la puerta.
No es necesario que pases a recogerme. Podemos quedar en el teatro. Es
decir, a menos que hayas cambiado de idea y quieras retirar la invitacin.
Reeves ignor aquello ltimo.
Preferira pasar a recogerte.
Ella protest.

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Esa es una actitud anticuada.


Tal vez lo sea, pero no me sentira a gusto envindote sola a casa de noche.
Adems, quiero pasar todo el tiempo que me corresponde contigo.
Muy bien.
Era evidente que haba cambiado de idea acerca de salir con ella, pero que, por
pura cabezonera, se negaba a cancelar aquella nica cita. Al analizar con el escalpelo
el inters que Reeves deca sentir por ella, Olivia deba haberlo reducido a la nada.
Se dijo a s misma con un pequeo suspiro interior de desaliento que confiaba
ciertamente en haber desanimado a Reeves.

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Captulo 3
Olivia se dio perfume en el cuello y las muecas y acab de arreglarse con cinco
minutos de antelacin. Aquella noche, su aspecto era una proclamacin de fulgor y
brillo.
Aquella noche, no haba recurrido a la seda negra y las discretas perlas. Haba
tirado la casa por la ventana cuando haba salido a comprarse un atuendo para
aquella velada. La tnica blanca de lentejuelas y los pendientes de rubes y
diamantes falsos haban supuesto un buen mordisco a su cuenta corriente, pero le
produca una maravillosa sensacin despilfarrar por una vez. Qu ms daba que
luego decidiera donar el vestido y las joyas a la Jnior League?
Dios mo! Pero si pareces una celebridad! dijo Judy, boqueando, mientras
sus ojos azules se dilataban de estupefaccin al verla. Ese vestido te sienta
maravillosamente! Me alegro de que no te hayas arreglado el pelo diferente. As
parece natural y a la vez sofisticado. A ti, la naturaleza te dio una suave permanente
natural aadi, agitando uno de sus propios mechones rubios, que se haca rizar
artificialmente con regularidad.
Olivia haba acariciado la idea de sujetarse el pelo en lo alto en un peinado ms
sofisticado, pero haba decidido seguir el consejo de Judy y peinarse con el secador
como siempre.
Ya est aqu dijo Judy, ladeando la cabeza, al or el timbre. Tienes que
invitarlo a conocerme, ya que, segn dices, esta es tu primera y ltima cita con l. Si
realmente es tan guapo como en esa foto de peridico, puede que le pida que pose
para mi lbum de fotos.
La foto del peridico no le haca justicia dijo Olivia, dirigindose al
pequeo vestbulo.
Se detuvo un instante con la mano en el pomo antes de abrir.
Ante ella apareci Reeves, alto y elegante con su esmoquin negro. Abri los
labios, pero ninguna palabra sali de ellos. Los cerr sin decir nada, y se la qued
mirando con muda admiracin. La sonrisa de Olivia se fue desvaneciendo y el pulso
se le aceler mientras intercambiaba mudas frases de apreciacin con l.
Ests increblemente preciosa.
Ests increblemente guapo.
La sonrisa de Olivia resplandeci de nuevo en sus labios al or el profundo
suspiro de Reeves.
Llegas en punto dijo ella.
Lista?
Olivia no se acord de Judy, que estaba esperando en la sala de estar, hasta que
se encontr metida en el Porsche blanco de Reeves.

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Mientras l daba la vuelta hacia el asiento del conductor, ella se acomod entre
la lujosa tapicera de cuero.
l se sent al volante. El sombro interior del coche pareca ms ntimo de
noche. La virilidad de Reeves era un componente an ms fuerte de su presencia
fsica de lo que lo haba sido a la luz del da. Hizo girar la llave de contacto y el motor
cobr vida, ronroneando en acompaamiento de la msica clsica que surga de los
altavoces con maravillosa claridad.
No, no la apagues dijo Olivia cuando l dirigi la mano hacia el panel del
aparato. Es una msica preciosa.
Ests cmoda? le pregunt l. Haba pensado alquilar un coche ms
grande para esta noche.
Estoy muy a gusto le asegur ella; y dado que estaba en actitud de
permitirse todos los caprichos, aadi: Y me encanta tu coche. Me habra
decepcionado que aparecieras en un coche alquilado.
Te gusta de verdad? pareca enormemente complacido.
Si me tocara un coche en la lotera, me gustara que fuese un Porsche. Y esa
sera la nica posibilidad que tendra de tenerlo aadi desenfadadamente.
Reeves meti la primera.
Tal vez sea tu nica posibilidad como soltera. Pero eres tan condenadamente
hermosa que podras casarte con un rico y tener un garaje lleno de Porsches dijo l
con cierto fervor.
No suelo toparme con muchos ricos aqu en Metairie seal Olivia. Pero
gracias por el cumplido.
La msica subi de volumen coincidiendo con el final de una sinfona de
Beethoven. Cuando termin, se oy la voz de un locutor. Reeves baj el volumen.
Cmo has conseguido permanecer soltera? le pregunt a Olivia.
Fcil. No he dicho s a ninguna proposicin matrimonial.
Debes haber recibido al menos una docena, imagino.
No tantas dijo ella. Pero unas pocas. Y t qu? Tienes cinco aos ms
que yo, y sigues soltero. Eso me indica que no te has declarado a ninguna mujer.
Reeves se encogi de hombros.
Hasta ahora he estado demasiado ocupado para pensar siquiera en sentar la
cabeza, entre la universidad, la escuela de derecho y luego empezar a establecerme
profesionalmente. Tena muchos prstamos para estudios que devolver.
Yo tambin dijo Olivia. Tuve que pedir prestado para acabar el primer
ciclo universitario.
Pero l no estaba dispuesto a que Olivia eludiera el tema de su estado de
soltera.

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No has dejado que ningn hombre te ponga un anillo de compromiso en el


dedo?
La verdad es que he estado comprometida dos veces confes ella.
Tres veces, si contaba su compromiso no oficial con William Duplantis. Pero no
quera sacar aquello a colacin ni recordar aquel episodio especialmente desgraciado
de su vida.
Ninguna de las dos veces llev el anillo durante mucho tiempo. Me entraron
las dudas. El matrimonio me asusta. Existen demasiadas estadsticas de divorcios
hoy en da para pensar que el amor todo lo puede.
Su tono era ligero, como sugiriendo que no tena sentido ponerse a discutir
seriamente aquella noche.
As que has estado enamorada de dos hombres diferentes?
No locamente enamorada, como quien dice, pero los quera a los dos muy
profundamente o no habra considerado la posibilidad de casarme con ellos.
l.

Ellos se enamoraron con locura y te presionaron para que te casaras supuso

A los hombres se les mete de pronto la idea del matrimonio en la cabeza


dijo Olivia evasivamente; Reeves haba acertado de lleno. Sam y Eric han
encontrado los dos esposas ms adecuadas que yo. No habra sido una buena esposa
para ninguno de los dos. Afortunadamente para ellos, yo me di cuenta, aunque ellos
no.
Qu te hizo llegar a esa constatacin? Haba alguna similitud entres los dos
casos?
Ella sonri, a modo de suave reproche por su curiosidad.
No se est poniendo demasiado personal, seor abogado?
No parece que sea un tema muy doloroso para ti se apresur a sealar
Reeves.
No se supone que deberas retirar tus preguntas, dado que he presentado
una objecin a tu planteamiento del interrogatorio? dijo ella, usando
juguetonamente la jerga de leguleyo.
Tan slo si la objecin es aceptada. Te importara decrmelo? No es vana
curiosidad. Se me ocurre que puede ser muy interesante para m saberlo.
Olivia suspir.
S, supongo que hubo una similitud en las circunstancias. En ambos casos,
despert a la realidad cuando fui presentada a mis futuros suegros y familiares.
Sam y Eric provenan los dos de la clase media?
Sus orgenes no tuvieron nada que ver con ello protest ella, adivinando el
curso de sus pensamientos. No era una cuestin de esnobismo por mi parte.
Simplemente, no estaba lo bastante enamorada de ninguno de los dos.

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Olivia not que no lo haba convencido.


As que nunca has estado enamorada? le pregunt Reeves.
No como adulta. Y t?
Muchas veces, pero nunca dur.
Olivia sacudi la cabeza.
Hombres! Vuestras emociones son superficiales lament inmediatamente
sus palabras, sintiendo cmo la mirada de Reeves escrutaba su rostro. Y ahora,
por qu no le quitamos hierro a la conversacin y disfrutamos de la velada?
La msica haba vuelto a sonar por la radio, una pieza turbulenta. Reeves subi
el volumen. La pasin y la emocin de la msica llenaron el interior del coche,
acompaando el trrido dilogo de los sentidos entre ellos.
Fue un alivio llegar al teatro, donde el aparcamiento estaba lleno de Lincolns,
Cadillacs y Mercedes, as como algn que otro Rolls Royce. Olivia se dio cuenta
inmediatamente de que no se haban arreglado excesivamente para la funcin. El
glamour era definitivamente lo que predominaba en la atmsfera.
Ya en el vestbulo, se encontraron con Marcia y Clinton Hymer. Marcia estaba
radiante toda de rojo y con un collar de perlas. Clinton pareca un osito disfrazado de
esmoquin. Despus de los abrazos y estrechones de mano correspondientes, los
cuatro se dirigieron al bar.
Fue un trayecto lento, porque a cada paso tenan que detenerse a saludar a
amigos y conocidos. Olivia reciba todo tipo de cumplidos por su aspecto y Reeves
responda afablemente a las presentaciones y pareca encontrarse a gusto.
A medida que el vestbulo se fue abarrotando, empujaron a Olivia un par de
veces. Reeves la atrajo hacia s para protegerla con su cuerpo, y aquello le produjo a
Olivia una agradable sensacin de proteccin. El roce de su mano en la cintura no era
posesivo ni ntimo, sino el de un educado acompaante. Pero cuando ella le sonri,
Reeves la apret levemente. Una sensacin clida y sensual hizo que le cosquilleara
todo el cuerpo.
Vamos a buscar nuestros asientos? sugiri ella, deseando escapar de las
apreturas del vestbulo.
La sensacin de placer que haba invadido su cuerpo disminuy hasta un nivel
ms cmodo cuando descendieron al patio de butacas. Sus vecinos inmediatos a sus
asientos eran dos desconocidos.
Poda habrseme ocurrido haber cogido las entradas junto a los Hymer dijo
Reeves.
S, habra estado bien replic Olivia, consciente de su insinceridad; prefera
estar a solas con l. De todas formas, tambin me alegro de no tener distraccin
ninguna. Estoy realmente deseando ver a Baryshnikov.
Reeves haba cogi slo un programa. Ella lo abri y lo puso en medio para que
pudieran verlo juntos; l cambi de postura y su hombro roz levemente el de Olivia.

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Ves bien? inquiri ella.


Reeves sonri.
Sinceramente, el programa no me resulta demasiado fascinante. Slo estoy
aprovechndome de la ocasin de estar sentado a tu lado.
No eres aficionado al ballet.
Hasta el momento no. Esta es la primera vez que voy en mi vida.
Lo dices como si creyeras que no va a ser la ltima.
l se encogi de hombros, rozando a Olivia.
Estoy abierto a todo tipo de nuevas experiencias culturales.
Qu haba detrs de aquella sbita avidez cultural? Olivia poda adivinar la
respuesta: Reeves era capaz de ir donde fuera con tal de codearse con gente como los
Hymer.
Las luces fueron apagndose y una msica anunci el preludio de la tan
esperada funcin. Junto con el resto del pblico, Olivia inhal cuando los focos
iluminaron dramticamente el decorado, que representaba un bosque encantado, y
los bailarines comenzaron a aparecer en escena.
Olivia mantuvo los ojos clavados en el escenario, contemplando con arrebato la
funcin cuya estrella era el gran Baryshnikov.
Verdad que es maravilloso? le susurr a Reeves al odo al final de uno de
los nmeros, entre los atronadores aplausos.
Reeves agach la cabeza para orla. Mientras asenta, cambi de postura en el
asiento. Cuando volvi la cabeza para contestar a Olivia, sus rostros quedaron a
milmetros de distancia.
Es todo un atleta dijo l. Estoy impresionado.
Pero el brillo de admiracin que iluminaba sus ojos pareca estar dedicado
exclusivamente a ella. Olivia contuvo el aliento, mirndolo a su vez.
Los aplausos haban parado, y el siguiente nmero estaba comenzando. Olivia
se oblig a dirigir la mirada de nuevo al escenario, agitada por el deseo tumultuoso
de sentir los labios de Reeves sobre los suyos.
Seguramente lo que acababa de ocurrirle era efecto de la maravillosa funcin,
pero Olivia haba vislumbrado la verdadera fuerza de la atraccin fsica que exista
entre ellos. Era algo que poda escapar fcilmente a todo control por parte de los dos.
Al llegar el intermedio, l se levant y pareci ansioso por sumarse al xodo
masivo hacia el vestbulo. Era evidente que estaba deseando codearse de nuevo con
la alta sociedad. Cogindose de su brazo, Olivia se levant con l. Detestaba las
apreturas. Por su parte, habra preferido mucho ms quedarse sentada.
Era evidente que hacan una pareja llamativa, a juzgar por las miradas que se
volvan en su direccin. Ella not con cierto regocijo que pareca haber consenso

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masculino en que Reeves era un hombre afortunado, mientras que era ella la mujer
de suerte a ojos del gnero femenino.
De qu te res? le pregunt Reeves con curiosidad mientras salan al
vestbulo.
Olivia no tuvo ocasin de responder, porque en aquel momento Sissy DeMarco
chill su nombre en tono de jbilo.
Olivia!
Sissy!
Olivia se solt de Reeves para darle a Sissy un clido abrazo.
Cmo me alegro de verte, Sissy!
Y yo a ti! Qu mal me sent no haber podido verte en la fiesta de Marcia de
hace dos semanas. Ests guapsima! Qu celosa me pones mira a mi marido, todo
sonrisas l, esperando su racin de besos y abrazos.
Olivia se volvi hacia George DeMarco, el marido de Sissy, quien la bes con
teatral efusividad en la mejilla. Era un hombre fornido y calvo de unos cuarenta
aos. Haba una diferencia de edad de catorce aos entre l y Sissy, quien no tena
ninguna razn para estar celosa. Olivia saba que George adoraba a su mujer.
Los DeMarco miraron los dos con expectacin a Reeves, esperando a que Olivia
los presentara. Ella lo mir, sonriente, pero sinti que su sonrisa flaqueaba al darse
cuenta del cambio que haba experimentado Reeves. Su expresin era distante.
Cul haba sido la causa de aquel cambio?
Reeves Talbot dijo l, identificndose durante los breves segundos de
tensin.
George DeMarco extendi la mano y Reeves se la estrech formalmente.
Me resulta familiar, Reeves dijo Sissy, ladeando la cabeza y entrecerrando
los ojos. No nos conocemos?
Soy abogado y ejerzo aqu replic. Creo que recientemente la vi en una
gala benfica para un hospital infantil.
S, estuve all
Veo que tu padre y tu madre estn aqu, Sissy. Qu bien. Ir a saludarlos
Olivia haba divisado al doctor Bella y su esposa dirigindose hacia ellos.
En realidad, haba hablado para distraer la atencin de Sissy de sus intentos de
localizar a Reeves.
La pareja mayor se uni a ellos y se produjo una agradable confusin,
agradable al menos para Olivia. Siempre les haba tenido afecto a los padres de Sissy.
Se haban portado con ella mejor que los padres de otras amigas cuando haba
perdido a sus abuelos, cuando lo haba perdido todo. Haban llegado a ofrecerle su
casa, lo cual ella haba rechazado.

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Reeves, quiero que conozcas a dos de las mejores personas del mundo dijo
en tono profundamente afectuoso.
La actitud de Reeves fue an ms rgida que antes, si acaso aquello era posible.
Olivia estaba desconcertada. Por qu se mostraba tan circunspecto con Sissy, George
y los Bella? Le habra ocurrido algn incidente en el pasado que motivara el que no
le gustase la familia Bella? Aquella era la nica explicacin que pareca plausible,
pero los Bella no eran en absoluto gente que se mostrara prepotente con el servicio
domstico.
Huimos de las apreturas y volvemos al asiento? le sugiri Olivia,
sonriendo cuando hubo un momento oportuno para hacerlo educadamente; otra
pareja madura se haba acercado a hablar con los Bella.
Nos veremos pronto le prometi Sissy a Olivia clidamente al separarse.
Tengo pensado llamarte maana y someterte al tercer grado para que me lo cuentes
todo sobre este abogado guapsimo con el que ests saliendo su tono se hizo
normal otra vez. Tal vez entonces me acuerde de por qu me resulta tan familiar.
Olivia no volvi a cogerse del brazo de Reeves mientras regresaban al asiento.
Su expresin y su actitud no la animaron a tomarse la libertad. El roce de su mano en
la parte inferior de la espalda era impersonal. El encuentro con los Bella y los
DeMarco haba obrado una clara transformacin en l, y Olivia deseaba que se la
explicara.
Si Sissy me llama, debo resolverle el misterio? le pregunt cuando
estuvieron sentados.
l.

Depende enteramente de ti lo que tengas que contarle a Sissy de m replic

No, no depende de m. Son tus orgenes y tu intimidad los que estn


implicados, no los mos.
Si no te da apuro, cuntale que yo era el barman al que ella pidi
repetidamente que la sacara a bailar el da que cumpliste los diecisis.
Es cierto, Sissy se pas la fiesta entera colgada de ti. No le hizo ni caso a su
acompaante Olivia hizo una leve mueca. Pero la verdad es que todas
ignoramos a nuestros acompaantes aquella noche, no? Yo me ech en tus brazos y
t, como de costumbre, no pudiste hacer el esfuerzo de mostrarte un poco agradable
conmigo.
Hice frente a la situacin con muy poca sensibilidad confes Reeves. Me
sent muy mal despus.
Olivia prosigui en tono de burla:
Yo actu movida por la estpida idea romntica de que podra hacerte volver
loco por m si consegua que me abrazaras y me besaras una vez. Pensaba que aquel
beso borrara tu aborrecimiento hacia m y te convertira en un esclavo lleno de
admiracin.

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Y luego qu? inquiri Reeves. Qu habra ocurrido una vez fuera tu


esclavo lleno de admiracin?
No lo s admiti ella sinceramente. Nunca llegu tan lejos. Tena slo
diecisis aos por entonces. Tanto te habra costado darme un besito carioso en los
labios? Era mi cumpleaos.
Ya te he dicho que me pas.
Reeves volvi a centrar la conversacin en el tema de sus orgenes.
Cuntale a Sissy lo que quieras. Yo mismo le habra dicho por qu le
resultaba familiar, pero no quera comenzar una conversacin que tal vez te habra
resultado violenta.
Por eso has estado tan poco amistoso? inquiri Olivia. Te sentas como
si estuvieras en una situacin violenta?
Ese era parte del problema titube. Adems, suelo tratar casos de
negligencia mdica en el despacho.
Ah. Entonces te sentas incmodo porque George y el doctor Bella son
mdicos. Denunciar a mdicos y hospitales est a la orden del da ltimamente, no?
Segn Sissy, esa es la razn por la que los mdicos tienen que pagar esos seguros tan
altos, lo cual sube los gastos mdicos en general.
Desgraciadamente, un ttulo de mdico no garantiza la competencia. Un error
mdico o un tratamiento errneo por parte de un hospital puede alterar
drsticamente la calidad de vida de un paciente, por no hablar de causarle la muerte.
Pero un mdico o una enfermera son seres humanos tambin, por mucha
experiencia que tengan. La medicina no es una ciencia exacta. Los mdicos que
conozco son personas dedicadas y conscientes. El doctor Bella, por ejemplo. Yo me
confiara a sus manos a ojos cerrados, sabiendo que es una persona maravillosa y un
profesional reputado.
Reeves emiti un sonido inarticulado y se llev la mano bruscamente a la boca,
como si se hubiera atragantado.
Tienes entre manos un caso de negligencia mdica en estos momentos? le
pregunt Olivia, olindose algo.
Reeves asinti brevemente.
La verdad es que s.
El teatro se estaba llenando. Se levant para dejar pasar a una pareja. Cuando se
sent de nuevo, cogi el programa del regazo de Olivia y se puso a mirarlo, dando
muestras evidentes de desear cambiar de tema.
De todas formas, Olivia no quera saber los detalles del caso de negligencia
mdica que estuviera tratando Reeves. Prefera no hablar de su prctica profesional,
no fuera que surgieran sus prejuicios en contra de los abogados picapleitos y lo
ofendiera.

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El segundo acto de la funcin comenz, pero de alguna forma Olivia no pudo


concentrarse en el baile y la msica como en la primera parte. Era consciente de que
Reeves estaba ausente, por mucho que sus ojos estuvieran clavados en el escenario.
Afortunadamente, ni los Bella ni los DeMarco iban a acudir a la copa de
champn de despus de la funcin, as que no habra ms encuentros con ellos por
aquella noche.
La recepcin se celebraba en el Barrio Francs. Reeves pareci sentirse
completamente a gusto otra vez cuando Olivia y l se encontraron con Marcia y
Clinton Hymer. La conversacin vers principalmente sobre la funcin.
Baryshnikov hizo su aparicin. Todos los presentes le fueron presentados, tal
como se les haba prometido, y lo cumplimentaron personalmente. Mientras tanto,
un fotgrafo del Times-Picayune haba llegado para hacer fotos, e incluso apareci una
cmara de una televisin local. A Olivia le dio la impresin de que los focos de las
cmaras se dirigan hacia ella una y otra vez. Tuvo que contener las ganas de darse la
vuelta para que no la fotografiaran.
Ocurre algo? inquiri Reeves, susurrando las palabras en su odo.
Antes de que Olivia pudiera responder, una voz masculina detrs de ella
pronunci el nombre de Reeves en un tono extremadamente cordial. Ella sinti que
el cuerpo se le pona rgido. La mirada de Reeves se detuvo un momento sobre sus
rostro antes de responder al saludo de William Duplantis III, el ex prometido de
Olivia.
Ella haba vislumbrado antes a William y su mujer, Debra Sue, y estaba
preparada para hablar con ellos en algn momento de la recepcin. Pero le haba
resultado un golpe sbito encontrarse con l de pronto, as, sin previo aviso. Por un
fugaz instante, toda la vergenza, el pesar, la desesperacin, la sensacin de absoluta
devastacin que tambin la haban cogido desprevenida aos atrs la inundaron de
pronto otra vez.
El orgullo de Olivia acudi en su auxilio. Recuperando la compostura, se dio la
vuelta y salud a William y a Debra Sue. Aun as, agradeci que Reeves, quien
pareca ser consciente de que estaba necesitada de apoyo moral, le rodeara la cintura
con el brazo y la atrajera hacia su cuerpo.
Fue tambin l quien llev el peso de la conversacin, de forma muy similar a
como haba hecho ella antes en el teatro con los Bella y los DeMarco. Debra Sue
Duplantis, una mujer rubia y menuda, mantuvo una sonrisa brillante en el rostro y
dej que fuera William quien hablara principalmente.
Olivia pudo deducir sin necesidad de ayuda que los Duplantis, teniendo que
decidir entre evitarla a ella y acercarse a Reeves, se haban decidido por aquello
ltimo. Los dos hombres parecan llevarse bien. William se mostraba no slo cordial
hacia Reeves, sino francamente admirativo.
Sera cierto el rumor que haba odo Marcia?, se pregunt. Estara la
prestigiosa firma familiar de William pensando en invitar a Reeves a unirse a ellos?

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Como miembro de Duplantis & Duplantis, Reeves podra hacer realidad sus
ambiciones sociales, especialmente si se casaba con alguna Debra Sue de rancio
abolengo.
Olivia sinti de pronto que la moral se le caa por los suelos. Dese que la
velada acabara cuanto antes para poder regresar a Metairie.

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Captulo 4
William Duplantis! Precisamente el hombre a quien tengo que pedir un gran
favor!
Marcia Hymer, con su marido a rastras, hizo una oportuna aparicin. Reeves
sospech que haba acudido al rescate.
Manteniendo el brazo en torno a la cintura de Olivia, la condujo a un lugar a
cierta distancia, donde no pudiera orles nadie del grupo que acababan de dejar.
Te encuentras bien? le pregunt l, tratando de sonar solcito en lugar de
posesivo.
Podra haberme muerto en el sitio murmur ella.
Me lo he imaginado dijo l.
El fotgrafo del peridico se haba acercado y les haba pedido a l y a Olivia y
a Duplantis y su esposa que posaran para la cmara. Reeves haba notado que a los
otros tres aquello les sentaba como un tiro. El motivo no acababa de estar claro para
l, pero poda adivinar que tena algo que ver con un antiguo romance entre Olivia y
Duplantis.
La mujer de William pareca desear que la tragara la tierra observ l.
No me extraa.
Reeves no pudo detectar rencor ni celos en su mencin a Debra Sue Duplantis.
Si no hay inconveniente por tu parte, yo ya he tenido bastante por hoy dijo
Olivia en tono de disculpa.
Por qu no vamos a algn sitio a cenar de verdad? con el champn slo
haban servido unos pocos canaps.
La verdad es que no tengo apetito. T s?
Reeves no tena apetito, pero deseaba prolongar la velada.
La verdad es que estoy muerto de hambre minti. Podemos invitar a los
Hymer a venir dijo con muy poca conviccin.
Ella suspir.
No, mejor no. Vamos a algn sitio donde no nos encontremos con nadie.
Donde no se encontraran con los Duplantis, quera decir, naturalmente. Era
evidente que haba sido muy doloroso para ella estar en su compaa. Aquel
pensamiento le produjo a Reeves una aguda punzada de celos.
La llev al bar-restaurante de uno de los hoteles lujosos de Canal Street. Era
ms ruidoso de lo que le habra gustado a Reeves, pero no era frecuentado por la alta
sociedad que haba acudido a la funcin de Baryshnikov.

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Al notar las miradas que se dirigan admirativamente hacia ellos, Reeves se


sinti orgulloso, como se haba sentido durante toda la noche, de que ella lo
acompaara.
Todos los tipos de este sitio me envidian observ l una vez se hubieron
sentado.
Y todas las mujeres me envidian a m pero sus siguientes palabras
revelaron que su mente estaba con Duplantis y no con l. William y t parecis
estar en muy buenas relaciones. Sabe l quin eres realmente?
Reeves se tom un momento antes de contestar, como si estuviera hacindose al
cambio de conversacin.
Sabe que tengo un ttulo conseguido en el Loyola y que cuando es mi
oponente en los tribunales, tiene a alguien a su altura Reeves haba ganado
siempre en aquellas confrontaciones hasta el momento. Esos son los hechos
primarios que le interesan de m, supongo. Aunque no me sorprendera que hubiera
hurgado en mi pasado.
Seguro que lo ha hecho dijo pensativamente Olivia. Sigue resultndome
transparente. Le ha costado ocultar lo sorprendido que estaba de vernos juntos.
La camarera los interrumpi en aquel momento. Una vez les hubo preguntado
qu queran beber, se retir de nuevo.
Deduzco que Duplantis es un antiguo novio tuyo dijo Reeves.
Olivia abri la carta y se puso a estudiarla.
William fue ms que novio. Era mi prometido en el momento en que mi
abuelo se quit la vida. Nuestro compromiso no haba sido anunciado oficialmente,
pero todo el mundo lo saba.
Todo el mundo que contaba para ella, no gente sin importancia, como Reeves,
quien evidentemente no lo haba sabido.
Lo anul l?
No, fui yo. Me dej hacerlo. Oh, s, l protest, diciendo lo mucho que me
amaba y que quera casarse conmigo de todas formas. Y no cabe duda de que lo
habra hecho por cuestin de honor, si yo le hubiera dejado. Pero no lo hice.
Sigues ests? a Reeves se le quedaron las palabras en la garganta.
Olivia sacudi la cabeza.
No, no sigo enamorada. Debra Sue puede quedrselo para siempre de mil
amores.
Su tono no sonaba amargo, slo ligeramente despreciativo. A Reeves le
perturb darse cuenta de lo mucho que deseaba creerla.
Entonces por qu te ha resultado tan traumtico toparte con l?
Realmente ha sido ms traumtico de lo que habra esperado reconoci
ella, sin levantar la mirada de la carta. Pero probablemente tambin ha sido

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teraputico. No me haba dado cuenta de que an guardaba algo de dolor y


decepcin dentro cerr la carta. Tomar una sopa de tortuga y una remoulade
de gambas.
La camarera vino con las bebidas, les tom el pedido y se march de nuevo.
Reeves se dispuso a formular una cuestin que realmente no le apeteca hacer.
No puede ser que lamentes un poco no haber obligado a Duplantis a
mantener su palabra?
Ella sacudi la cabeza.
No, la verdad es que no lo creo.
Si hubieras seguido adelante con los planes y te hubieras casado con l,
estaras viviendo en el Garden District, disfrutando de las ventajas de ser la seora de
William Duplantis III Reeves dio un gran sorbo de caf, escaldndose la lengua.
Todo eso es agua pasada ya dijo ella. No vivo en el Garden District. Vivo
en Metairie, y soy bastante feliz su tono alicado desmenta sus palabras.
Tienes que echar de menos ser parte de la escena social. Esta noche se te vea
en tu elemento.
Tal vez daba esa impresin. La experiencia en sociedad es algo que se oxida
un poco, pero nunca se pierde.
Era evidente que no haba pretendido insultarlo al implicar que a l s se le
haba notado que no estaba en su elemento, al provenir de un estrato social inferior.
Pero all estaba el insulto.
Hay una pregunta impertinente que me gustara hacerte dijo Olivia. Es
cierto el rumor de que tal vez recibas una oferta de Duplantis & Duplantis para que
te unas a su firma?
No es cierto que tal vez reciba una oferta. Duplantis & Duplantis ya me han
presentado la oferta en cuestin.
Me alegro mucho por ti. Eso me dice que tienes que ser un buen abogado por
propio mrito.
Soy un buen abogado. Pero me complaci recibir la oferta confes l.
La aceptars, imagino. Supongo que eres consciente de que se trata de algo
ms que una oportunidad profesional. Es una oportunidad de hacer buenos
contactos sociales. Podras acabar siendo miembro de alguna de las antiguas
cofradas del Mardi Gras. Y si tuvieras una hija, podra ser presentada en sociedad.
Y su esposa podra darle un poco de clase al seor Reeves Talbot, un recin
llegado, que actualmente no posea muchas cualidades sociales.
Les sirvieron la comida. Reeves se oblig a comer, como si el alimento pudiera
servirle para aliviar su vapuleado ego.
No haba decidido an si aceptar la oferta de Duplantis 8c Duplantis, al
contrario de lo que haba supuesto ella. En el momento presente, no poda estar
menos decidido.

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Antes de aquella noche, le haba parecido que sera renunciar a ms cosas de las
que poda ganar. Le gustaba ser su propio jefe, aceptar los casos que le interesaban y
rechazar los que no. Era libre de trabajar gratis y de adaptar sus minutas. Para l, era
importante que la gente corriente tuviera un excelente abogado, y no tuviera que
conformarse con una mediocre representacin legal.
La presencia de Olivia pareca situar todas aquellas prioridades en un segundo
plano.
No se quedaron mucho rato en el restaurante. Era evidente que la velada haba
desembocado en un final decepcionante para los dos.
Te apetece ir a algn sitio? inquiri por obligacin Reeves una vez dentro
del coche.
Olivia declin amablemente la oferta.
No, se ha hecho muy tarde.
Cuando se internaron por la interestatal al cabo de un rato, Olivia rompi el
silencio que haban mantenido hasta entonces.
Podra seguir metida en este coche toda la noche, avanzando y avanzando
mientras escuchaba msica, sin rumbo ni destino.
En algn momento acabaramos por cansarnos y tendramos que meternos en
un motel replic Reeves.
Olivia no respondi.
La sensacin de tedio se desvaneci de pronto, reemplazada por una sbita
tensin. Reeves la mir y ella le devolvi la mirada. El calor inund su largo cuerpo.
No lo he dicho con segundas intenciones protest ella.
Ya lo s. Probablemente, ests pensando en despedirme con viento fresco
despus de estrecharme la mano y soltarme un discursito de agradecimiento al llegar
a tu casa.
A decir verdad, mis pensamientos no han llegado tan lejos. Basndome en
experiencias pasadas, no me atrevera a ofrecerte un beso de buenas noches.
Ya no tienes diecisis aos respondi Reeves.
Bueno, teniendo en cuenta lo cara que te ha resultado esta cita conmigo,
mereces elegir entre un apretn de manos y un beso de buenas noches.
Si fuera sensato, eligira el apretn de manos pero no lo hara.
Y eso? se respondi a s misma con la siguiente pregunta: Se te ha
curado la atraccin hacia m con esta cita?
Me ha hecho albergar muchos recelos al respecto. Tengo la impresin de que
las cosas escapan a mi control. Y adems, no s a qu atenerme contigo.
Yo no he cambiado respecto a lo que pensaba al principio. No somos
compatibles.

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El pesar que trasluca su voz ayud a Reeves a salvar un poco su orgullo herido,
pero no mucho.
S, eso es ms o menos lo que yo pienso. Nuestros orgenes respectivos estn
en contra nuestra.
Ella asinti.
Y nuestros valores no son los mismos.
Qu saba ella de sus valores despus de una sola noche? Qu saba ella de
quin era l y qu buscaba en la vida? Al parecer, le bastaba con lo poco que supiera.
No pareca quedar nada que decir. Slo quedaba el beso de buenas noches y el
adis.
Al llegar a la casa de Olivia, Reeves apag el motor y el aparato de msica. Sus
dedos se tensaron por un instante sobre la tecla, pugnando con la tentacin de
mantener la msica mientras la besaba.
No, no lo hagas Olivia le haba ledo los pensamientos.
Reeves dej caer la mano y se volvi a medias hacia ella. Ella se volvi hacia l,
muy cuidadosamente.
Espero no haber raspado la preciosa tapicera de cuero de tu coche con mi
vestido de cuentas dijo ella.
Ese vestido es pura dinamita. Ests esplendorosa con l. Muy sexy aadi,
expresando lo que le haban estado diciendo sus ojos toda la noche.
El tejido plagado de cuentas brillantes, aunque no era agradable al tacto,
acariciaba sensualmente todas las curvas de su cuerpo. Era el tipo de vestido que
excitaba la imaginacin de un hombre, que le haca desear bajar la cremallera y hacer
deslizarse lentamente el vestido, dejando al descubierto la ropa interior de encaje y la
piel sedosa que se ocultaban debajo. Bajo diferentes circunstancias, Reeves le habra
dicho tambin todo aquello a Olivia.
Gracias. Ha sido muy poco prctico por mi parte comprarlo. Pero no lo
lamento. He disfrutado llevndolo esta noche. Lo volvera a comprar otra vez se
llev una mano al lbulo de la oreja. Y estos pendientes de diseo tambin.
No lo lamentas? la pregunta de Reeves iba ms all del vestido y los
pendientes.
No me habra perdido la oportunidad de ver a Baryshnikov bailando por
nada del mundo. Ha sido maravilloso asistir a la funcin desde unas butacas
privilegiadas. Has sido el acompaante perfecto. He disfrutado viendo a los
DeMarco y a los Hymer. Y podr pasarme el resto de mi vida contando que
Baryshnikov me bes la mano le sonri. Gracias por esta velada deliciosa.
Deliciosa hasta cierto punto, quieres decir. Despus de que nos
encontrramos con los Duplantis, todo ha ido cuesta abajo, no?
Olivia alz una mano en un gesto grcil.

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Carole Halston El orgullo del sur

Esa parte de la velada ha sido, como poco, memorable. La vida no puede ser
todo diversin. Tratar de recordar lo bueno y borrar el resto de mi mente.
Si pudiera borrar de mi mente algo de esta noche, borrara lo bueno y me
quedara con lo malo. Lo mejor a lo que puedo aspirar es a que lo bueno y lo malo se
anulen mutuamente.
Bueno, buenas noches. Y adis. Te deseo todos los xitos en tu carrera.
Se inclin hacia Reeves, y l se inclin hacia ella. Cuando sus rostros estuvieron
a pocos centmetros, se detuvieron. Olivia cerr los ojos e inhal. Ech hacia atrs la
cabeza levemente, haciendo ms accesibles sus labios.
De alguna forma, esto me resulta familiar murmur ella.
Demasiado familiar la voz de Reeves son ronca y sensual. Si tuviera la
menor sensatez, te besara con dureza como hice cuando tenas diecisis aos, y no
como deseo besarte
Pos los labios sobre los de ella y sabore el calor y la suavidad de su boca. Los
labios de Olivia se pegaron a los suyos cuando l afloj la delicada presin. Reeves
pudo sentir cmo se pona duro de excitacin mientras luchaba contra el impulso de
besarla otra vez. Y otra. Y una ms.
Por qu no pudiste besarme as la noche de mis diecisis aos? susurr
contra su boca.
Porque era ms listo por entonces. Y mucho ms duro.
Reeves no pudo contenerse. La volvi a besar con la misma dulzura lnguida.
Olivia respondi, y su respiracin se hizo ms agitada. Y en cuestin de segundos
estaban besndose con ms fuerza, con los labios separados, con tan slo las bocas
tocndose, y el contacto se fue haciendo cada vez ms resbaladizo y hmedo. Ella
alz las manos para enmarcar el rostro de Reeves en el mismo instante en que l
deslizaba la mano por su nuca y la hunda en su pelo.
Dios, cmo te deseo musit l mientras introduca la lengua en su boca;
pero sus palabras no hicieron que ella le impidiera aquel contacto ntimo.
Reeves tena que conseguir como fuera que ella dejara de besarlo. Era su nica
esperanza de parar aquello. La falta de control pareca ms que fsica. Otros apetitos
aparte del sexo estaban hirviendo en el interior de su cuerpo. Algn tipo de
satisfaccin poderosa y desconocida haca expandirse su pecho. La alarma que se
puso en marcha dentro de su cabeza era la primera vez que la oa. Hasta que no
comprendiera su exacta naturaleza, tena que detenerse.
Reeves encontr la cremallera del vestido y comenz a bajarla. Olivia boque,
se puso rgida y se apart. Reeves le subi la cremallera antes de volver a ponerse
derecho en su asiento, tratando de recuperar la compostura.
Qu demonios ha sido todo esto? pregunt l, porque no se atreva a
mostrar otra reaccin que no fuera agresiva.
Ella no mordi el anzuelo. Su respuesta fue azorada y cortante, pero llena de
dignidad.

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Carole Halston El orgullo del sur

Sabes muy bien lo que ha sido. Han sido un hombre y una mujer que podran
haberse ido fcilmente a la cama, pero no van a hacerlo.
Reeves inhal con fuerza y audiblemente. En contra de su propio buen juicio,
dijo con urgencia:
Podramos pasar una noche juntos. Ir a un motel y acabar lo que hemos
comenzado.
Acabemos lo que hemos empezado aqu no yendo a un motel.
El rechazo de su proposicin fue tan bien recibido como frustrante. Reeves
saba muy bien que no iba a acabar haciendo el amor con ella.
Probablemente tengas razn. Puedo llamarte? le pregunt, con la misma
ambivalencia.
Ella sacudi enfticamente la cabeza.
No, no me llames. Y te tomo la palabra. Ahora ser mejor que me vaya. No
hace falta que me acompaes hasta la puerta. Ya me ves desde aqu.
Reeves se llev la mano a una invisible visera de chfer.
Como usted diga, seorita.
Por un momento pens que Olivia iba a darle una bofetada. Casi dese que lo
hiciera, en parte porque se mereca ser abofeteado.
Cmo puedes tener tan poco respeto, burlndote de tu propio padre! lo
reprendi ella. Cuando vuelvas a tu piso de St. Charles Avenue mrate bien en el
espejo. Vers una versin crecida de un chiquillo con complejo de inferioridad por no
ser rico.
Sali del coche dando un portazo. Reeves hizo una mueca como de dolor.
Aferrando el volante forrado de cuero con las dos manos, se qued all sentado,
vindola alejarse con paso enrgico hacia el portal de su casa, con la barbilla muy
alta. Admir, como siempre lo haba hecho, su porte de reina.
Su porte deba ser gentico, pens Reeves, sintiendo la desesperada necesidad
de mostrarse cnico. Debajo de su actitud mesurada, Olivia segua cultivando su
complejo de princesa. Su esnobismo innato segua inclume, lo quisiera admitir ella o
no. Prueba de ello era el que hubiera mandado a paseo a aquel pobre par de
desgraciados despus de haber conocido a sus familias de clase media.
En que posicin quedaba l entonces, hijo de dos sirvientes?
Si Olivia tuviera la menor capacidad de percepcin respecto a la gente, se
habra dado cuenta de que l haba necesitado mantener aquellos prejuicios en contra
de los ricos mientras creca. Haba necesitado endurecerse. Y qu demonios, segua
necesitando aquellos prejuicios ahora que se senta vulnerable y rechazado.
Cmo se llamaban aquellos
comprometidos con ella? Eric y otro.

dos

desgraciados

que

haban

estado

Mientras pona en marcha el Porsche para recorrer el largo trayecto desde


Metairie hasta el Nueva Orlens elegante, Reeves hurg en su memoria.

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Olivia contuvo las lgrimas hasta que estuvo dentro de su apartamento.


Apoyndose contra la puerta, llor sin trabas.
Estaba furiosa, era eso. Al da siguiente se encontrara mejor. En una semana o
dos, habra dejado de pensar en aquella noche. Y al cabo de un mes, habra
expulsado a Reeves Talbot de su mente.
Aquella cita se desvanecera en su memoria. Asumira su decepcin con l,
sobrevivira al desagradable reencuentro con Williams. Toda aquella miseria
quedara atrs. Olivia ya se haba sentido desgraciada en el pasado y decepcionada
y furiosa.
La vida seguira.

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Captulo 5
Ese saque tuyo ha sido mortal se quej suavemente Alan. De hecho, has
jugado como si tuvieras algo contra la pelota de tenis. Va a haber que tirar todo el
juego de pelotas despus de este partido.
Estaba tratando de desahogar mi frustracin confes Reeves.
Los dos hombres se dirigan hacia los vestuarios despus de jugar un partido el
sbado por la maana en el Hilton River Center.
Frustraciones laborales?
No, masculinas. Una mujer aadi lacnicamente Reeves.
Dos semanas haban pasado desde su cita con Olivia, y no poda dejar de
pensar en ella. Estaba volvindose loco.
Deseaba verla otra vez. La urgencia era ms intensa cada da, en lugar de
menguar. Reeves se haba emperrado con mujeres antes, pero nunca de aquella
forma.
Bueno, espero que te hayas desahogado un poco ms la prxima vez que nos
enfrentemos con una red entre medias, abogado dijo Alan, dndole una palmada
en la espalda.
Voy a intentar enfrentarme a mi problema hoy mismo.
Iba a romper su palabra y llamarla de nuevo.
La sensacin de que comprometerse con ella era como internarse por aguas
peligrosas se haba desvanecido. Podra aguantar una relacin con ella. Despus de
algunas salidas juntos, probablemente la fascinacin se habra desvanecido de forma
natural. Tal vez descubriera que no le gustaba en realidad. Tal vez resultara ser una
persona vana y hueca bajo aquella capa de dignidad.
Reeves no perdi el tiempo. Desde el Hilton se dirigi directamente a su casa de
St. Charles. Al entrar, dej en el suelo la bolsa de deportes y se dirigi directamente
al telfono ms cercano, que estaba en lo que se supona que era el comedor. Reeves
usaba aquella habitacin como despacho.
Al igual que el resto del piso, no estaba adecuadamente amueblado y careca de
decoracin. Las nicas piezas eran una silla giratoria y una mesa de despacho.
Sentndose, Reeves marc el nmero de memoria.
Al segundo timbrazo respondi una voz femenina. Seguramente, la de su
compaera de piso. Reeves se prepar para recibir la mala noticia de que Olivia no
estaba.
Puedo hablar con Olivia, si est ah? pregunt. Soy Reeves Talbot.
Lo siento, pero Olivia no est. Le dir que has llamado.
Dnde estaba? Se habra levantado temprano y se habra ido? O habra
estado pasando la noche con algn hombre y an no haba venido? Reeves tena que
averiguarlo.

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Confiaba en haberla cogido antes de que saliera.


Oh, hace horas que se ha marchado.
Ah, s? Un sbado por la maana? inquiri Reeves en el tono ms casual
que pudo.
Los sbados por la maana Olivia hace trabajo social voluntario.
La inflexin de la voz le indic a Reeves que la mujer estaba hablando con cierta
irona.
Trabajo social? inquiri l.
Hace de chfer y de doncella para cuatro ancianas damas, posibilitando que
disfruten de una buena partida de bridge y un almuerzo de postn.
Todos los sbados? Son acaso viejas ricas que podran incluirla en sus
testamentos?
No, si lo fueran, yo me turnara con ella para que me metieran a m tambin
dijo la otra sarcsticamente. En cambio, tiene que retorcerme el brazo cada vez
que quiere que la sustituya cuando no puede ir algn sbado por cualquier razn. Y
a las seoras no les hace ninguna gracia tampoco, porque mi idea de un almuerzo
elegante es un sndwich de pollo en un plato de cartn. Por cierto, soy Judy Hays, la
charlatana compaera de piso de Olivia.
Me alegro de conocerte, aunque sea por telfono, Judy.
Quieres dejar un nmero, por si acaso Olivia quiere devolverte la llamada?
Gracias, lo har le dio dos nmeros, el de su casa y el del despacho. Y
podras decirle tambin que, en caso de que no me llame ella, lo seguir intentando?
En otras palabras, es muy posible que ella no te devuelva la llamada.
Algo as dijo Reeves, sonriendo apreciativamente ante la falta de sutileza
de la otra.
No creas que es fcil pillarla aqu. Es una mujer ocupada, con todas las
funciones sociales que ayuda a organizar gratis.
Cmo?
Olivia es nuestra Seorita Modales particular aqu en Metairie.
Entiendo.
Si pudiera convencerla de que montara un negocio de asesora social y me
dejara ser la gestora, podramos dejar las dos nuestros trabajos. Pero no hay suerte
suspir exageradamente. Con ella, cualquiera dira que ganar dinero es de mal
gusto.
El trabajo voluntario era parte de la educacin de Olivia. Reeves lo entenda
perfectamente, por mucho que su compaera de piso no.
El instinto caritativo de Olivia, por admirable que fuera, tena para l tintes de
esnobismo tambin. Era algo muy propio de las seoras de alta sociedad.

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Bueno, encantada de hablar contigo, Reeves. Voy a salir de compras, pero le


dejar una nota a Olivia.
No te molestes. Volver a llamar ms tarde. Aquellas eran las palabras que
tena que haber pronunciado, dejndose as una salida.
En cambio, le dio las gracias y dijo:
Por favor, hazlo.

Olivia ley la nota de Judy, que acababa con: Si no lo quieres t, tal vez podras
regalrmelo para mi cumpleaos. Me encanta su voz grave.
Ella suspir y dej escapar una inquietante confesin:
A m tambin, Judy.
Sosteniendo la nota con los dos nmeros de telfono, Olivia se dirigi
lentamente al saln y se sent en el brazo del sof. Se qued mirando el telfono.
Eran las dos menos cuarto de la tarde.
Si le llamo a este nmero, el telfono sonar en mi antigua casa.
Tendra aquello presente y le devolvera la llamada, decidi Olivia. Muy
probablemente, estara slo su contestador automtico y no tendra que hablar con l.
Mientras pulsaba las teclas, repas el digno mensaje que pensaba dejarle: Soy
Olivia Prescott. Por favor, haz honor a tu palabra, Reeves, y no vuelvas a llamarme.
Gracias.
Reeves respondi a la primera llamada, con una nota de expectacin en la voz.
Hola.
Debas estar sentado encima del telfono sorprendida como estaba, Olivia
no consigui que su voz sonara digna, sino azorada. Estaba esperando or el
contestador automtico. Soy Olivia Prescott aadi, como si fuera posible que l no
hubiera reconocido su voz.
Estoy aqu plantado, cerca del telfono, escribiendo un informe y de guardia
por si acaso se te ocurra devolverme la llamada. Qu tal ests? inquiri en tono
casual.
Muy bien.
Afortunada t. A m no me ha ido tan bien. Mi capacidad de concentracin se
ha ido al diablo ltimamente. Y he perdido el apetito. Los clsicos sntomas de
enamoramiento, claro est declar.
Estoy segura de que esa es una enfermedad que has contrado innumerables
veces dijo Olivia, a quien Reeves haba cogido desprevenida con aquella ridcula
declaracin.
Por otra parte, era tan poco inmune como Judy al placer de escuchar su voz.

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Nunca haba tenido un caso tan severo. Lo que he hecho en pasadas


ocasiones, es dejar que la enfermedad siguiera su curso junto con la relacin, en lugar
de intentar curarla. Al final, siempre he logrado recuperarme.
Pues tienes un verdadero problema esta vez, no? Tendrs que buscar otro
remedio.
Me encuentro mejor tan slo hablando contigo y oyendo tu voz. Tienes unos
minutos para hablar?
Prometiste no llamar, Reeves.
He conseguido no hacerlo durante dos semanas. Qu tiene de malo hablar
conmigo por telfono? dijo en tono persuasivo. Cuntame este asunto de la
partida de bridge de los sbados de que me ha hablado Judy. Quines son las cuatro
seoras? Amigas de tu abuela?
Judy es una indiscreta! exclam Olivia, exasperada. Probablemente te ha
puesto al corriente de hasta el ltimo detalle de mi vida.
Yo le he sonsacado la informacin. Tengo yo la culpa.
Debera colgarte ahora mismo.
Sera una grosera dijo l provocadoramente. Por favor, no me cuelgues.
Olivia se recost en el sof, dejando escapar un largo suspiro dedicado a
Reeves. El verdadero problema era que no le apeteca colgar. Quera seguir hablando
con l.
Al menos, ahrrame las declaraciones manidas.
No es en absoluto una declaracin manida dijo l pesarosamente. Bueno,
cul es la historia de las cuatro seoras? Quines son?
Dos de ellas son hermanas, las dos viudas. Vivieron en el viejo Metairie en
otro tiempo. Ahora viven aqu, en un apartamento. Las conoc cuando estuve
saliendo con su sobrino.
No era Eric ni Sam?
No. Qu memoria tienes!
Sigue dijo l. No quera interrumpirte.
Despus de romper con l, segu yendo de vez en cuando a tomar el t con
ellas. Pareca significar mucho para las dos y a m me parecan un encanto. Estaban
anhelantes no slo de compaa, sino de alguna excusa para sacar sus mejores tazas
de t. De ah vino lo de las partidas de bridge. Me enter de que haban pertenecido a
un club de bridge casi toda su vida. Las otras dos son antiguas conocidas y jugadoras
de bridge tambin. Una vive en un asilo y la otra con una hija que trabaja. Esa es la
historia en dos palabras.
Y cunto tiempo llevas haciendo esto?
Un ao y medio ms o menos, creo.

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Durante un ao y medio has renunciado a tus maanas de los sbados por


cuatro ancianas que no son familia tuya? Ests trabajndote la santidad o qu?
inquiri l, y, su tono era casi de reproche. Existe algn motivo humano que un
cnico como yo pueda entender? No seguirs enamorada del sobrino, verdad?
No, desde luego que no. Y renunciar a las maanas de los sbados no es un
sacrificio para m. Me siento igual que si estuviera hacindolo para cuatro tas mas.
Son un encanto, la verdad. Y bien, satisface esto tu curiosidad?
En lo que respecta a este tema, ms o menos. Te gusta ir al cine? No tocamos
ese tema en nuestra ltima cita.
Reeves, no pienso quedarme toda la tarde hablando por telfono contigo de
temas al azar.
De hecho, el tema del cine no es un tema al azar replic l. Mi siguiente
pregunta iba a ser Has visto la ltima de Kevin Costner?. Y si no la hubieras visto,
pensaba preguntarte si te gustara verla. La has visto?
No.
Te gustara ir a primera hora de la tarde? Me imagino que tendrs planes
para la noche.
Los tengo.
Entonces, qu? Paso a recogerte en veinte minutos? Llevar vaqueros y
playeras. Y camisa tambin, naturalmente. Mientras, t puedes ir mirando la
cartelera para ver dnde la ponen.
Reeves
O elegir otra pelcula si no te gusta Kevin Costner.
Me gusta Kevin Costner como actor. No se trata de elegir una pelcula. Se
trata de si debo tener otra cita contigo o no.
En realidad, no es una cita.
Es una cita. Crea que estbamos totalmente de acuerdo en que no debamos
vernos ms. En que no debamos comprometernos.
Hasta qu punto pueden comprometerse dos personas sentadas en medio de
gente que ve una pelcula y come palomitas? Por favor. Ven al cine conmigo dijo
con urgencia. Si estamos a pleno da. Qu puede haber de malo?
Olivia no poda luchar contra s misma y contra l a la vez.
De acuerdo dijo dbilmente, rindindose. Realmente me apetece ver esa
pelcula. Pero iremos en mi coche, no en el tuyo.
Como si un medio de transporte menos emocionante pudiera anular el
elemento de compromiso.
Lo que t digas. Y tambin puedes pagar las entradas y las palomitas, si te
apetece dijo alegremente l. Te veo en veinte minutos, con o sin multa por exceso

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de velocidad. Hazme un favor y trata de ponerte lo menos guapa que puedas. Borra
la imagen fascinante que me ha tenido obsesionado estas dos semanas.
Ni siquiera me mirar los dientes para ver si me quedan restos de la ensalada
de espinacas que he comido esta maana le prometi ella.
Al colgar, Olivia estaba sonriendo a pesar de que estaba convencida de que
aquello era un terrible error.
Se senta ridculamente joven mientras suba las escaleras corriendo a su
dormitorio y mientras se cambiaba de ropa, ponindose unos pantalones caqui y una
camisa blanca. Despus de luchar un momento consigo misma para no ponerse unas
sandalias rojas y un cinturn a juego, se calz unas zapatillas color paja.
Resistiendo la tentacin de ponerse un pauelo o algo de joyas, al fin se
conform con pintarse un poco los labios y volvi abajo.
Reeves llam dos veces al timbre en rpida sucesin, y luego una tercera vez
para ms seguridad. Evidentemente, estaba de buen humor l tambin. Olivia corri
hacia la puerta tras coger el bolso.
Con su atuendo informal, pareca ms joven y atltico. Y no era en absoluto
una decepcin para el ojo femenino.
Mientras sala, llaves en mano, Olivia dio una vuelta sobre s misma para que la
inspeccionara bien.
Puedes llamarme la Sencilla Jane le dijo. Has pedido mi versin de da.
Aqu la tienes.
Reeves alarg una mano y le hizo alzar dulcemente la barbilla. Escrut su rostro
a la brillante luz del sol. Ella entrecerr los ojos.
No hay ni el menor defecto en tu cutis se quej l.
Ella arrug la nariz y le hizo una mueca.
La belleza es algo superficial. La hermosura de verdad est en la forma de
actuar.
Antes de apartar la mano, Reeves le apret levemente la barbilla. Durante un
instante de anhelante expectacin, Oliva pens que iba a besarla.
Cerr la puerta de la casa y condujo a Reeves hasta su coche. El Porsche estaba
aparcado en la entrada de coches. Ella esper que sugiriera que fueran en l, pero
Reeves no lo hizo. Al abrir la puerta del conductor mientras l rodeaba el coche para
situarse ante la otra, Olivia no pudo evitar tomarle un poco el pelo:
No me digas que finalmente he topado con un hombre que no es machista
dijo. La mayora de los hombres dan muestra de sentirse superiores cuando se
trata de decidir quin debe conducir o en qu coche hay que ir, si en el suyo o en el
de la mujer.
Reeves le sonri irnicamente desde el otro lado.
Estoy dispuesto a jugarme el pellejo recorriendo una pequea distancia en
esta maravilla de la mecnica tuya.

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Entonces, mtete y tate el cinturn dijo ella desenfadadamente. O


podemos coger tu coche y lo conducir yo aadi. Estoy dispuesta a llegar a un
compromiso.
La sonrisa de Reeves se desvaneci, mientras que la de ella se hizo ms amplia
y picara, revelando su regocijo al haberle hecho picar el anzuelo.
Antes de que acepte ese arreglo, tendrs que hacer un pequeo examen en tu
coche replic l.
Tenas que haber visto la cara que acabas de poner! dijo Olivia, rindose.
Cualquiera dira que he sugerido tirar tu precioso cochecito al lago Pontchartrain!
Un punto a tu favor dijo l, acompandola en su risa mientras se
acomodaba en el asiento del viejo coche. Desde cundo te gusta tomarle el pelo a
la gente? No haba visto nunca esa faceta de tu personalidad.
Nunca me diste ocasin de mostrarte muchas de ellas seal Olivia sin
rencor; puso en marcha el coche. Yo no era una nia sin sentido del humor. Pero
creciendo como crec sin padres ni hermanos, no aprend a gastar bromas y hacer
trastadas en casa, deberas or las cosas que cuenta Judy, mi compaera de piso,
sobre su familia cuando era pequea.
Tiene acento del campo.
Es de Ponchatoula. Su padre es granjero de la fresa.
Has ido con ella a visitar a su familia? le pregunt l con curiosidad.
S, varias veces. Su madre es una cocinera maravillosa.
La conversacin fue ligera y relajada durante el breve trayecto hasta el cine.
Cuando llegaron, Olivia aparc cerca de la entrada y salieron del coche, sin dejar de
hablar animadamente. Fue Reeves quien pag las entradas y, una vez dentro,
compr una gran cubeta de palomitas y un par de refrescos. Al llegar a la puerta,
tuvieron que esperar unos momentos a que salieran los de la anterior sesin.
Un sitio perfecto dijo Reeves un rato ms tarde cuando pudieron ocupar
por fin sus butacas.
Olivia estaba completamente de acuerdo. Mientras esperaban a que se apagaran
las luces, empezaron a comer palomitas. De vez en cuando, sus manos se rozaban
dentro de la cubeta. Cada uno de aquellos roces haca aumentar la agradable
sensacin de intimidad.
La pelcula result ser muy dramtica y emocionante. Extraamente, la
consciencia permanente de la presencia de Reeves hizo que Olivia se sintiera an
ms inmersa en la pelcula, en lugar de distraerla. Y se daba cuenta de que l estaba
concentrado tambin en la excitante historia que se desarrollaba en la pantalla.
Cuando la cubeta de palomitas se termin, Reeves la dej en el suelo y extendi
el brazo por el respaldo del asiento de Olivia. Ella le sonri en la semioscuridad.
Reeves le devolvi la sonrisa. Luego, ambos dirigieron de nuevo su atencin a la
pelcula.

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Cuando hubo terminado, se quedaron a leer los ttulos hasta el final. A Olivia
siempre le haba disgustado que la gente se levantara corriendo nada ms acabar la
pelcula y Reeves result ser de la misma opinin. Ya en el pasillo, l la cogi de la
mano y as caminaron hasta llegar al coche.
Vamos al Lakeside a dar una vuelta por el centro comercial sugiri l.
De acuerdo.
Les quedaba una hora y media hasta que ella tuviera que regresar a su casa a
prepararse para el compromiso de aquella noche.
Reeves permaneci en silencio durante el trayecto hasta el Lakeside Shopping
Center. Olivia le lanz una mirada de soslayo y vio que su expresin era sombra y
pensativa.
Te pongo nervioso con mi forma de conducir? le pregunt
desenfadadamente. No has dicho ni una palabra desde que nos hemos metido en
el coche.
No? Bueno, no tiene nada que ver con tu forma de conducir alarg un
brazo y le dio un clido apretn en una de las manos que ella llevaba al volante.
Puedes conducir mi Porsche cuando quieras.
As que he pasado el test de competencia?
Con todas las de la ley. Para ser mujer, eres muy buena conductora.
Para ser hombre, no eres mal acompaante.
La conversacin sonaba forzada. Los dos estaban intentndolo con demasiado
ahnco. Una nueva seriedad haba hecho acto de presencia, echando a perder la
diversin. La pregunta Y ahora qu? exiga una respuesta.
Olivia estaba segura de que era aquello lo que haba tenido meditabundo a
Reeves antes.
Cuando me he despertado esta maana, no se me ha ocurrido soar que el
da de hoy pudiera incluir un paseo por un centro comercial contigo observ
Olivia mientras divisaba un hueco en el gran aparcamiento.
Yo igual dijo Reeves.
Podra haberte invitado a mi apartamento, pero probablemente Judy est all.
Naturalmente, se muere de ganas de conocerte.
A m tambin me apetece, pero en otra ocasin.
Aquella tarde prefera estar a solas con ella, aunque fuera en medio de
desconocidos en un lugar pblico.
Hay otros sitios donde podramos haber ido a dar un paseo seal Olivia
mientras salan del coche. West End, el frente del lago.
Reeves le cogi la mano y entrelaz los dedos con los de ella.
No tenemos mucho tiempo. Por qu pasar la mitad metidos en el coche? Esa
ha sido mi lgica.

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Tienes razn.
Se dirigieron a la entrada ms cercana.
Y cuanto menos panormico el escenario, mejor prosigui l. Qu lugar
puede haber donde pueda sumergirse uno mejor en la realidad que un centro
comercial?
Un Supermercado Schwegmann dijo ella zumbonamente, refirindose a
una cadena de supermercados muy conocida en Nueva Orlens. Pero atraeramos
mucho la atencin si nos dedicramos slo a mirar, sin llenar un carrito.
Probablemente nos pondran a alguien de seguridad detrs.
Reeves sonri, regocijado.
Podramos coger un carrito y meter algunas cosas su mirada se clav en la
de ella, y la nota de hilaridad desapareci de su rostro. La idea de comprar contigo
en uno de esos condenados Schwegmann me resulta muy atractiva, Olivia.
Ella asinti.
Es la novedad. Pronto se te pasara.
Tengo mis dudas al respecto.
Llegaron a las puertas dobles de cristal y entraron en el centro comercial. En el
interior, el aire acondicionado mantena una temperatura considerablemente ms
baja. Reeves le apret la mano mientras se abran paso entre las oleadas de
humanidad cargada de bolsas y paquetes. Despus de que los hubieran empujado
varias veces, se dirigieron como de mutuo acuerdo hacia un banco alejado del
bullicio.
Sueles comprar aqu? pregunt Reeves.
Oh, s. Y tambin en Ciearvieuw. Y en Esplanade aadi ella.
Si no estuviera tan lejos, podramos haber ido all. No he estado nunca.
Viviendo como vives en el centro, no tienes necesidad de ir tan a las afueras a
comprar.
Reeves inhal con fuerza. Era evidente que su mente estaba tan poco
concentrada en la conversacin como la de Olivia.
Me mudar dijo l. Preferiblemente a otra casa en el centro. O podra
vivir en el Barrio francs.
Mudarte? solt ella, tan consternada como atnita. No puedes mudarte
por por m. Eso es ridculo. Qu haras con tu piso?
Lo sacara al mercado. Lo alquilara se encogi de hombros.
No seas absurdo. No puedes hacer un cambio de esa ndole slo por
consideracin hacia mis sentimientos. No pienso consentirlo.
No veo ninguna otra alternativa. Aunque consigas un apartamento para ti
sola, no me apetece que mi casa te est vedada.

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Reeves, podra ser que estuviramos saliendo unas semanas y que luego
siguiramos cada uno nuestro camino otra vez. Para cuando hubieras encontrado un
nuevo alojamiento, podra haber desaparecido nuestra atraccin mutua. No
sacudi la cabeza con energa.
Si resulta ser esa la situacin, que sea. No te lo reprochar. Deseo tanto esas
pocas semanas como para llegar a hacer lo que sea su voz sonaba ferviente y
segura.
Un estremecimiento recorri la espina dorsal de Olivia. Sinti un nudo en el
estmago.
No hay motivo para que te mudes. Podra ir a visitarte a tu casa.
Sabes que sera demasiado doloroso para ti rezong Reeves. No podra
pedrtelo.
Un psiquiatra lo considerara una buena terapia.
l.

No quiero que el tiempo que pases conmigo sea una terapia para ti objet

Si compraste el piso, debi ser porque se adecuaba a tus necesidades


insisti ella.
Reeves escrut el rostro de Olivia.
No ser que, en realidad, no quieres darle una oportunidad a lo nuestro? Y
que tal vez prefieras que el que yo viva en tu antigua casa siga siendo un punto de
roce entre nosotros?
Olivia se zaf de su mano.
El mudarte no modificara el hecho de que desearas poseer un trozo de la
mansin Prescott, Reeves.
Volvemos de nuevo con mi complejo de inferioridad por no ser rico, no?
suspir. De acuerdo. Me rindo. Intentaremos ver cmo funciona el que vengas de
visita a mi casa. Estoy dispuesto a aceptar lo que sea con tal de salir contigo.
Se inclin y la bes en los labios. Olivia cerr los ojos al sentir el clido contacto,
y el aliento se le qued prendido en la garganta de puro deleite. Alz la mano para
acariciarle el rostro a Reeves.
Quieres quedar conmigo maana? inquiri l, apartndose unos
centmetros para poder verle los ojos. Pasar juntos el da entero. Podramos tomar
un brunch a base de champn en el barrio Francs y hacer planes sobre la marcha.
No
Revs la bes de nuevo.
O podramos ir a la otra orilla. Tengo entendido que hay algunos restaurantes
estupendos frente al ro. Por favor, di que s.

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S, pasar el da contigo, pero no pases a recogerme. Eso es lo que iba a decir


Olivia hizo una pausa, sintiendo que le fallaba el coraje. No poda. S, s que
poda. Ir yo a tu casa, a St. Charles. Podemos salir de all.

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Captulo 6
Por qu se estaba sometiendo al dolor y la tristeza de visitar a Reeves en su
antigua casa?
La sensacin de necesidad de Olivia era algo complejo. En parte, tena que ver
con la desconfianza. Antes de pasar ms tiempo en compaa de Reeves o de llegar
ms lejos en su relacin con l, necesitaba vrselas con el adulto de St. Charles
Avenue en el mismo sitio donde lo haba conocido como joven y como adolescente.
No confiaba en sus sentimientos hacia l ni en los de Reeves hacia ella.
Se senta atrado por ella, por la persona que era ella ahora?
O iba en pos de una imagen creada por su mente? Se senta ella atrada por l,
el abogado de treinta y cuatro aos en pleno xito, o estaba atrapada por el
romntico entorno que haba credo l y dispuesta a llevar a cabo una vieja
conquista?
Antes de que las cosas fueran ms lejos, Olivia necesitaba responder a aquellas
cuestiones.
Adems, senta una curiosidad morbosa por ver con sus propios ojos las
alteraciones que haba sufrido la mansin de su infancia. Tal vez as alcanzara un
estado de aceptacin y no le repelera tanto la mera idea de que su casa hubiera sido
reconvertida en pisos.
Despus de todo, los promotores haban impedido que la mansin se
deteriorara hasta convertirse en una ruina y tuviera que ser demolida. Habra sido
mucho peor pasar por delante y verla sustituida por un edificio nuevo.
Y mezclado con el temor de Olivia a ver de nuevo su casa, haba tambin un
anhelo por verla otra vez, por cambiada que estuviera por dentro.
La mansin Prescott haba sido construida a principios de siglo por Randolph
Prescott, el to de su abuelo, de quien haba tomado el nombre. Estaba hecha de un
granito color claro al estilo de un chteau francs, aunque sin torretas. A pesar de
su aspecto sombro, combinaba la gracia y la elegancia.
Olivia poda contar con los dedos de la mano el nmero de veces que haba
pasado con el coche por delante de la casa en los ltimos ocho aos. Haba evitado
deliberadamente lo que en otro tiempo haban sido sus dominios. Cuando haba
estado viviendo all, no haba sido consciente de los enormes robles que sombreaban
la avenida. No haba apreciado de forma consciente la singularidad histrica del
entorno. Los anticuados tranvas que recorran aquel barrio haban sido para ella una
imagen cotidiana.
Olivia no se haba montado nunca en aquellos tranvas. Eran una forma de
transporte para la gente corriente, no para los ricos que tenan una mansin con
chfer.
Probablemente, Reeves s haba montado de forma habitual en tranva, pens
Olivia, detenindose en un semforo a varias manzanas de su destino. Deba haber
viajado por la ciudad en autobs, seguramente. Haban crecido en el mismo sitio y,

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sin embargo, sus existencias haban sido por completo diferentes. Ahora le tocaba a
l vivir en la gran mansin.
ltimamente, Olivia se haba hecho ms a la idea. Gran parte de su indignacin
y conmocin iniciales se haba desvanecido, pero segua molestndole que Reeves
hubiera decidido vivir all, de todas formas.
El semforo se puso en verde y Olivia prosigui el trayecto, sintiendo que los
nervios se le iban tensado. Al pasar por delante de la ltima manzana, tuvo que
contenerse para no dar media vuelta en seco. Siempre puedes pasar de largo, se
prometi a s misma, mientras sus ojos comenzaban a reconocer los hitos familiares.
Tuvo una sensacin desgarradora de regresar al hogar.
Que todo sea muy extrao y diferente, rog, al darse cuenta de que el cambio
sera ms fcil de sobrellevar que la similitud.
Reeves ya le haba advertido que, aunque el jardn delantero haba sido
mantenido tal cual por mantener las apariencias, la mayor parte de los jardines de
atrs haban sido eliminados por un criterio pragmtico. Gran parte de la extensa
zona comprendida entre la mansin y la casa del servicio estaba ahora pavimentada.
Se haba creado un aparcamiento de seguridad para los residentes. La entrada se
realizaba ahora por una calle lateral, por lo que otrora haba sido la puerta de
servicio.
Olivia aparc en el lugar reservado a visitantes. Antes de que tuviera tiempo de
salir, Reeves se acerc a abrirle la puerta. Al parecer, haba salido a esperarla.
En lugar de ayudarla a salir, se inclin hacia adelante para hablar con ella,
bloquendole la vista.
Hola dijo. He pensado que tal vez llamaras para cambiar de planes.
No, aqu me tienes dijo ella, conmovida por el tono de preocupacin que
perciba en su voz.
Ests muy guapa dijo l con la misma dulzura. Me gusta cmo te sienta
el rosa.
Gracias dijo ella, cogiendo el bolso.
Pero Reeves no se apart.
Ests segura de que quieres pasar por esto? le pregunt. No tenemos
mesa reservada para el brunch hasta las once, pero podramos tomarnos antes un
caf en el Barrio Francs, dar un paseo y hacer un poco de hambre.
Ya que estoy aqu, quiero entrar.
Reeves suspir.
De acuerdo. Pero te aviso. No me he preocupado mucho de amueblar y
decorar el piso desde que lo tengo. Bueno, ya lo vers se apart finalmente.
Olivia sali y mir a su alrededor. Reeves sigui su mirada, que se pos en la
antigua casa de servicio, construida con el mismo granito que la mansin principal.
Ella saba, por un artculo del peridico, que tambin haba sido reconvertida. Por

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qu no haba decidido quedarse con aquella vivienda en lugar de con una de la


mansin?
Reeves pareci leerle la mente.
La casa de servicio se la qued un amigo del promotor. Ni siquiera lleg a
salir al mercado dijo l.
Y eso? Era menos cara?
l sacudi la cabeza.
No, de hecho era ms cara, ya que es mayor que las otras. Tienes tres
dormitorios, en lugar de dos. Adems, es mucho ms privada, al estar
independiente.
Olivia expres en voz alta la evidente irona de la situacin.
As que la vivienda de servicio resulta ser el lugar ms apetecible donde
vivir. Debe de haber algn tipo de justicia democrtica en ello.
La casa de servicio no fue un mal lugar donde vivir.
Olivia forz una sonrisa desvada.
Tampoco lo fue la mansin. Entramos?
Claro.
Su anterior plegaria haba sido atendida. Fue como si estuviera entrando en un
edificio de apartamentos desconocido. La decoracin era elegante e impersonal.
Reeves la escolt la corta distancia que haba desde el vestbulo con el suelo de
mrmol hasta la puerta de su apartamento. Por la situacin general dentro de la
mansin, Olivia dedujo que tal vez entre las habitaciones originales del piso de
Reeves se incluyera la cocina donde su madre preparaba las comidas. Habra sido
aquel un factor decisivo para adquirir aquel piso en particular?
De nuevo pareci leerle los pensamientos, y respondi a su pregunta no
planteada mientras abra la puerta del piso.
Esta era la nica unidad en venta en el edificio cuando me puse a buscar piso.
El propietario estaba deseando liberarse de una hipoteca. Salt a mi primera oferta,
que era mucho ms baja que lo que l peda.
Reeves empuj la puerta y le indic que entrara con un gesto. Olivia penetr en
un recibidor vaco con las paredes desnudas pintadas de un color crema suave.
Me siento como Alicia atravesando el espejo dijo ella, sintiendo la garganta
sbitamente tensa. Esto es de lo ms extrao. Me pregunto si habrn mantenido
intacta alguna de las habitaciones originales en el segundo piso, su antiguo
dormitorio y su cuarto de juegos eran ahora propiedad de algn desconocido.
Supongo que s su voz era spera y reflejaba que entenda lo que estaba
pasando Olivia. No conozco mucho a los vecinos. El nico otro piso que he
visitado es el contiguo al mo. Has visto suficiente? inquiri.
Olivia sacudi la cabeza.

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No te preocupes. Ensamelo todo.


Lo ms amable que puedes decir es que no he decorado la casa con mal
gusto. Tena los mismos muebles en un apartamento minsculo.
A juzgar por el tamao de este recibidor, tienes que tener unas habitaciones
bonitas y espaciosas.
Encontrando la nota de inseguridad de Reeves encantadora, Olivia decidi
tomar la iniciativa, y se dedic a recorrer la casa, mirando habitacin tras habitacin.
Reeves no haba exagerado al decir que no se haba preocupado mucho por la
decoracin y los muebles. Haba paredes desnudas por doquier y los muebles eran
escasos.
El dormitorio principal tena una cama doble baja con la cabecera de madera de
nogal y una mesilla a juego.
Tienes muchos armarios empotrados.
Reeves abri uno de ellos. Olivia mir el interior.
Eres de lo ms ordenado, desde luego. O lo has hecho por m?
Reeves sonri de medio lado.
Me he levantado al amanecer para pasar la aspiradora y quitar el polvo.
De lo ms lujoso coment Olivia al contemplar el cuarto de bao principal,
con la enorme baera de hidromasaje. No me costara nada sentir envidia de este
bao. Ni de todo el piso.
Si estuviera en otro sitio.
En cualquier otro sitio.
Una intensa sensacin de dolorosa tristeza la invadi de pronto, y tuvo que
hacer un esfuerzo para contenerla.
Tal vez podramos irnos ya la voz de Olivia son espesa, debido a las
lgrimas que le atenazaban la garganta.
Reeves abri los brazos, ofrecindole consuelo y Olivia se dej envolver. l la
abraz con fuerza.
Lo siento, cario murmur. Tema que esto fuera demasiado para ti.
Olivia enterr el rostro en su pecho.
Mi abuela sufri aqu el ataque. Muri en su cama.
Lo s, lo s.
Mi abuelo se quit la vida aqu dos meses despus del funeral. Se peg un
tiro en su despacho.
S, lo s todo. No te tortures pensando en ello. Podra darme de bofetadas por
haberte dejado venir la voz de Reeves expresaba una furiosa ternura. Voy a
vender este maldito piso.

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No. No, no puedes hacer eso por m sacudi la cabeza violentamente.


Y un cuerno que no puedo sus dedos se hundieron suavemente en el pelo
de Olivia. Trata de no ponerte triste, cario. Enseguida nos vamos, en cuanto ests
lista.
A Olivia se le haban secado las lgrimas sin llegar a caer. De alguna forma, su
fuerza y su ternura haban aliviado su angustia y no le haba hecho falta derramarlas.
Deseaba permanecer entre sus brazos, segura y protegida. El deseo de depender de
l, de confiarse a l era alarmantemente poderoso.
Estoy bien dijo, haciendo acopio de resistencia. Pero apuesto a que te he
ensuciado toda la camisa de lpiz de labios.
Y qu ms da? Tengo otras.
Reeves afloj los brazos, pero no la solt. Ambos examinaron las manchas.
No me debe quedar nada de carmn en los labios dijo Olivia en tono de
disculpa.
No mucho confirm Reeves con voz ronca, mirndole la boca.
Inclin la cabeza y pos su boca sobre la de ella. A pesar de su dulzura, fue un
beso lleno de pasin contenida.
La pasin pareca una salida emocional segura, mucho ms segura que la
ternura y el cario. Olivia le rode el cuello con los brazos. Reeves puso fin al beso,
echndose hacia atrs y mirndola con la misma expresin de deseo reprimido.
Te limpiar la camisa le prometi ella en voz baja, y haba otra promesa en
su voz.
No seas tonta. Por qu no me esperas en el saln? le sugiri. No tardo
nada.
Sus brazos se tensaron ms, en lugar de separarse. Era evidente que su cuerpo
estaba en lucha con sus palabras.
Voy a pintarme otra vez.
Puedes usar mi bao.
El permiso sugera privilegios ntimos. Olivia sinti una clida oleada de
languidez sexual, un temblor seductivo involuntario. Era una idea muy sugerente, la
de estar en la habitacin contigua mientras l desnudaba su torso musculoso.
O tal vez no deberas usar mi bao dijo Reeves. Soy humano, al fin y al
cabo. Mis instintos ms honorables podran fallarme.
Me sorprendera que as fuera replic ella, sonrindole. Eres un hombre
muy bueno, Reeves. Mucho ms sensible de lo que habra esperado.
Olivia atrajo la cabeza de Reeves hacia su boca y lo bes, un dulce beso de
gratitud. l gimi y la apret ms contra su pecho en un abrazo que la dej sentir
toda su fuerza. Olivia absorbi con todos los poros su spera masculinidad, que tanto
la haba atrado siempre de l.

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Olivia, te deseo. Tanto que me aprovechara de ti cuando tus defensas


estuvieran bajas. No me lo permitas sus palabras eran una splica ruda, pero sus
manos le estaban acariciando la espalda y la cadera con dulzura de amante.
Mis defensas no estn bajas, Reeves. Soy una mujer adulta que sabe cuidarse.
Olivia le acarici los hombros, no con deliberada provocacin, sino por puro
placer. Un leve estremecimiento sacudi el cuerpo de Reeves, y toda su resistencia se
desvaneci. La pasin se apoder de l.
Te deseo dijo otra vez, y sus palabras fueron un anuncio, no una splica.
Se besaron, su hambre desatada al fin. La insaciable necesidad de Reeves
despert los deseos ms ntimos de Olivia.
Ella respondi con deleite a las caricias de Reeves al explorar su cuerpo, en un
primer momento completamente vestido. Gimi cuando sus manos cubrieron sus
pechos por encima de la blusa, se los apretaron suavemente, y frotaron los duros
pezones con las palmas. Sus propias manos entraron tambin en accin,
acaricindole el torso, deslizndose por debajo de su cazadora hasta su espalda
musculosa.
Deseaba disfrutar acaricindole, y sin embargo el placer de tocarle era
demasiado maravilloso y desgarrador. El ansia de alargar el momento luchaba contra
el deseo de acelerar los embates de placer que estaban sacudiendo su cuerpo. La
mano de Olivia recorri un camino descendente. Reeves se puso rgido, lleno de
expectacin y suspense y luego dej el cuerpo laxo, totalmente a su tierna merced,
mientras ella lo acariciaba dulcemente, descubriendo que estaba duro, hinchado,
preparado para hacer el amor.
Reeves le detuvo la mano.
Me deseas, Olivia, al menos una fraccin de lo que te deseo yo a ti?
inquiri, escrutando su rostro.
La seriedad de su voz y de su expresin hacan perturbadora la pregunta.
Pareca estar preguntando algo ms que si estaba tan excitada sexualmente como l.
Parte de la alarma que haba sentido Olivia antes revivi. En aquel momento, lo
nico que estaba dispuesta a arriesgar en aquella relacin era la intimidad fsica y la
amistad.
ella.

Si nos quitamos la ropa, podrs descubrir la respuesta por ti mismo replic

Por un momento, Reeves la mir a los ojos, dudoso y decepcionado. Olivia le


mantuvo la mirada, aferrndose a su incapacidad de confiar en l.
Creo que conozco la respuesta, pero aun as quiero llevarte a la cama dijo, y
la bes, poniendo fin a la discusin.
Comenzaron a despojarse de sus ropas. l fue ms rpido y eficiente que ella.
Cuando estuvo completamente desnudo, con el cuerpo bronceado y tenso, ella slo
se haba descubierto hasta la cintura. Dej que Reeves prosiguiera, y aquello
convirti la operacin en una deliciosa tortura.

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Cuando le baj la cremallera de la falda y se la baj, se inclin para besarle los


pechos. Olivia arque la espalda y se hinch para l, dejando escapar murmullos de
placer mientras l lama, chupaba y mordisqueaba.
Arrodillndose delante de ella, Reeves, acab de bajarle la falda. La nica
prenda que le quedaba ahora eran las delicadas braguitas. No pareca tener prisa por
quitrselas. Primero le acarici el estmago con la palma de la mano y luego las
caderas y los glteos. Finalmente, desliz los dedos por debajo del elstico y fue
dejando al descubierto aquella ltima parte de su cuerpo, lenta, muy lentamente.
Olivia se senta floja de puro suspense ertico cuando l se detuvo y comenz a
acariciarle el frondoso tringulo de negros rizos. Las rodillas le fallaron cuando l
introdujo la mano entre sus muslos y dijo en un tono de profunda complacencia:
Podra ahogarme si te besara aqu.
E inmediatamente, se arriesg a hacerlo. Ella susurr su nombre en un gemido
lastimero, abrindose a la spera y clida invasin de su lengua, que penetr hasta el
corazn de su deseo. Un placer penetrante acab con todo vestigio de pudor y la
liber en su bsqueda del placer sensual definitivo.
Por favor suplic Olivia, y l se levant y la tom en brazos.
Lleg hasta la cama, y la deposit encima como si fuera una carga delicada y
preciosa. Olivia pudo sentir el temblor de sus msculos.
La mecnica del acto de amor pareci llenarse de perturbadores significados
cuando ella lo ayud a ponerse el preservativo y cuando l se situ en posicin,
cernindose sobre ella. Y fue algo ms que un delicioso estmulo sexual el que Reeves
bajara la mirada hacia el punto donde sus cuerpos comenzaban a unirse. La penetr
lentamente, pareciendo tomarse todo el tiempo del mundo, llegando hasta lo ms
hondo.
Olivia abri la boca para decir algo, lo que fuera, para matar todos aquellos
significados emocionales. Antes de que pudiera pronunciar palabra, Reeves la
interrumpi, sellando sus labios con un beso mientras empujaba con ms fuerza e
iniciaba un ritmo irresistible.
La llen, satisfaciendo alguna necesidad muy profunda, y sin dejar de
acrecentar su deseo para alcanzar un placer an mayor. Olivia lo envolva como una
flor tensa y hmeda, amortiguando sus embates. La suya era una perfecta unin
fsica, irresistiblemente maravillosa. Es slo porque se trata de la primera vez con
l, se dijo Olivia mientras se elevaba salvajemente hacia una explosin de xtasis.
Ya estoy casi, cario le advirti l con dolorido jbilo en la voz. Vente
conmigo. Ahora
Olivia trat de contenerse y no alcanzar el clmax en el momento exacto en que
lo alcanzaba l, pero la sacudida de su cuerpo liber el suyo. Despojada de toda
proteccin emocional, se fundi con l, carne con su carne, espritu con su espritu.
Reeves permaneci tumbado sobre ella unos segundos; luego, tom su peso
inerte entre los brazos y la hizo rodar con l. Olivia permaneci as, con sus piernas
entrelazadas con las de l, ahogndose de satisfaccin.

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En caso de que te quepan dudas, ha sido maravilloso para m balbuce ella,


obedeciendo al instinto de conservacin que le ordenaba: Di algo.
La nica respuesta de Reeves fue una inhalacin trmula y un estornudo
convulsivo.
Eres un amante fantstico lo alab ella, sintiendo que su silencio haca an
ms necesarias las palabras; l tampoco contest: No hablas nunca despus de
hacer el amor?
Reeves la apret contra su cuerpo. Ella pudo sentir cmo su pecho retemblaba
cuando finalmente habl.
No creo que ninguno de los dos quiera or lo que podra decir en este
momento.
La gravedad de su tono le produjo a Olivia un pnico mezclado de dulce
excitacin.
No lo digas, entonces. Dejar que sigas aqu tumbado recuperndote
mientras voy al bao a ponerme presentable.
Reeves se apoy en el codo y baj la mirada hacia ella. Olivia se sinti tan
alarmada como excitada por la ternura y el ardor de su expresin.
Y si no me recupero en ese tiempo? le pregunt.
Las punzadas del hambre probablemente te hagan regresar a la normalidad
le avis ella. Podra fcilmente tardar media hora en vestirme y reparar los
desperfectos.
No hay ningn desperfecto. Ests preciosa le apart un mechn negro de la
frente.
El sexo te afecta a la visin con la intencin de darle una juguetona
palmada en la mejilla, Olivia alz la mano, pero acab acaricindolo.
Reeves cerr los ojos, inhal con fuerza y se sent, despus de apartarse
cuidadosamente.
Si pudieras reducir esa media hora a quince minutos, podramos llegar a la
hora al restaurante dijo, mirando el reloj. Un Bloody Mary es lo que puede venir
bien ahora.
Olivia se sent tambin pugnando por superar la sensacin de rechazo. Se haba
recuperado muy rpido para ser alguien que deca albergar dudas respecto a poder
recuperarse nunca de aquel acto de amor. Vaya con su sinceridad.
Un Bloody Mary puede estar bien convino ella. Pero tambin un cctel
de champn con zumo de naranja.
Lo que desee tu corazn dijo l, levantndose a coger su ropa.
Entraron por turnos en el bao y se vistieron de nuevo. Reeves se mostr
distanciadamente carioso. Olivia se sinti tentada de creer que se haba imaginado
su anterior seriedad.

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En el centro del dormitorio, a punto de marcharse, se inspeccionaron


mutuamente.
Ests muy guapo le dijo Olivia.
Y t, ms encantadora an que cuando llegaste. Tu cutis tiene un resplandor
que no tena antes. Me pregunto a qu es debido.
Probablemente al mismo motivo por el que t tienes esa sonrisilla satisfecha
replic ella. Intenta parecer un poco menos orgulloso de ti mismo, si puedes. No
querrs que se entere el mundo entero de lo que hemos estado haciendo, no?
Lo intentar por ti. Personalmente me importa un comino que el mundo se
entere.
Le ofreci el brazo a Olivia. Ella lo tom, consciente de que el resplandor que
Reeves haba mencionado era reflejo de un estado de felicidad mental.
Estaban casi en la puerta cuando los varios telfonos del piso se pusieron a
sonar. Reeves se detuvo y mir hacia atrs.
Ya dejarn el mensaje en el contestador dijo. Pero vamos a esperar un
minuto, por si es alguna emergencia.
Al cabo de un corto intervalo, se pudo or claramente una voz de mujer
proveniente del despacho:
Seor Talbot, soy Rachel Wade. No me gusta tener que molestarlo un
domingo, pero es que estoy al lmite de mi resistencia. Mi marido, Bill, est
terriblemente deprimido
Ser mejor que hable con ella dijo Reeves. Me disculpas, verdad?
Sali disparado hacia el despacho. Olivia se qued en la puerta a esperarlo. La
voz de la mujer, que reflejaba su bajo nivel cultural, segua sonando.
odio tener que pedirle que nos adelante ms dinero hasta que gane el
juicio contra el mdico de Bill. Pero el farmacutico no quiere darnos ms
medicamentos si no los pagamos
Seora Wade, aqu Talbot. Puede esperar un instante?
Reeves haba cogido el telfono. Antes de proseguir su conversacin con la
mujer que llamaba, cerr la puerta para que Olivia no pudiera orlo.
Ella se dio cuenta de que su prisa por coger el telfono haba sido motivada por
su deseo de impedir que aquella mujer, la esposa de algn cliente que haba
demandado a un mdico, revelara ms detalles al respecto. Era evidente que Reeves
no confiaba en que Olivia fuera capaz de mantener confidencial cualquier
informacin acerca de sus casos de la que se enterara inadvertidamente. Aquello la
ofendi.
La llamada le sirvi como desagradable recordatorio del tipo de trabajo legal al
que se dedicaba. Aparentemente, Reeves les prestaba dinero a sus clientes, jugando
con que iba a ganar el caso y se lo devolveran, descontndolo de la indemnizacin

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conseguida. Aquello no le pareca ilegal ni falto de tica a Olivia, pero s


cuestionable.
Eran muchos los abogados demandantes que causaban mala impresin en
general. Se ofrecan para representar a vctimas de accidentes. Llevaban trajes
llamativos y baratos. Formaban despachos entre ellos, porque ninguna firma
respetable los aceptara en sus nominas.
A Olivia le disgustaba profundamente que Reeves pudiera pertenecer a aquella
cofrada. Tuvo que recordarse a si misma que pronto sera miembro de Duplantis &
Duplantis.

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Captulo 7
Reeves agradeca fervientemente que Rachel Wade no hubiera mencionado el
apellido Bella en su mensaje. Haba sido una llamada de lo ms inoportuna. Tarde o
temprano, Olivia tendra que descubrir que haba aceptado un caso de negligencia
contra el doctor Bella, pero no tena la intencin de que fuera aquel da.
Dese egostamente no haber odo la llamada. Era una intrusin de la realidad,
y a Reeves no le apeteca enfrentarse a la realidad en aquel momento.
Por primera vez en su vida, haba tenido que contener las palabras te amo al
hacer el amor. Luego, haba querido pronunciarlas. Mientras se vesta con ella, haba
seguido queriendo hacerlo. Pero no lo haba hecho porque saba que ella no deseaba
orle pronunciar aquellas palabras. Soltarle de pronto que la amaba no servira sino
para ponerle fin a la aventura antes de comenzarla.
Y lo que senta por ella tal vez no fuera amor. Poda tratarse de un caso de
encaprichamiento ms intenso que en otras ocasiones. Lo nico que saba era que sus
sentimientos hacia ella eran complicados y poderosos y lo dejaban a su merced.
Decir te amo lo convertira en cierto.
Tras colgar el telfono, Reeves llam a la farmacia y encarg los medicamentos
para Bill Wade, solicitando que los cargaran a su cuenta.
En total, haba sido un retraso de menos de cinco minutos.
Lo siento se disculp ante Olivia, al reunirse con ella en el vestbulo. Era
algo parecido a una emergencia.
La sonrisa y la actitud de Olivia fueron reservadas.
No saba que los abogados, como los mdicos, estaban de guardia durante los
fines de semana. Es algo que cambiar, supongo, cuando ests haciendo un tipo de
trabajo legal diferente en Duplantis & Duplantis.
No, no tiene por qu cambiar tanto replic l, percibiendo la crtica
subyacente a su tipo de trabajo legal. Los abogados no son como los banqueros,
que llevan sus negocios durante las horas de oficina.
Le das tu nmero de casa a todos tus clientes?
Est impreso en mi tarjeta sonri irnicamente. Mis clientes no tardan en
darse cuenta de que pueden llamarme al despacho los fines de semana igual que los
das laborables. Suelo estar all, no en casa. Este fin de semana, has sido t quien ha
echado a perder mis hbitos de adicto al trabajo.
Reeves la condujo al pasillo, pensando que el tema habra quedado zanjado.
Pero aparentemente no era as.
Qu ocurrir con los casos que llevas ahora cuanto te traslades al despacho
de Duplantis & Duplantis? le pregunt Olivia. No llevars el mismo tipo de
casos, no?

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Espero no haberte producido la impresin de que voy a incorporarme al


despacho Duplantis sin ninguna duda. La oferta sigue sobre la mesa. En cuanto a los
casos que llevo en este momento, por una cuestin de tica y de conciencia, estoy
obligado para con mis clientes. No puedo dejarlos colgados as como as.
No, por supuesto. No puedes pasrselos a algn otro abogado demandante?
Si el cliente est de acuerdo, s. Yo he firmado un contrato de buena fe, y el
cliente puede decidir que siga llevando su caso Reeves titube. Y a riesgo de
parecer presuntuoso, existe tambin la posibilidad de que no conozca a ningn
abogado que, en mi opinin, pueda llevar algn caso en particular tal como creo que
hay que llevarlo.
Siendo el caso Bella un ejemplo concreto de aquello, pens, suspirando.
Ya haban salido de la mansin y el modesto coche de Olivia estaba frente a
ellos, en el aparcamiento de visitantes.
Cundo tienes que darles una respuesta a Duplantis & Duplantis?
No quedamos en ninguna fecha fija. Pero necesito hacerlo lo antes posible.
Te inclinas ms en un sentido que en otro?
En aquel momento, Reeves se inclinaba hacia el s debido a ella. Le importaba
que lo admirara ms como abogado si era miembro de una firma prestigiosa.
Estoy dudando dijo l. Cogemos tu coche o el mo?
El tuyo dijo ella inmediatamente.
Quieres conducirlo?
Olivia declin la oferta con una sonrisa.
Gracias, no. Me encanta ser tu pasajera.
Durante el trayecto al Barrio Latino, recuperaron el ambiente informal e ntimo
que la llamada telefnica haba quebrado.
Qu da ms perfecto! exclam ella, con voz cantarna. Abril es
probablemente mi mes favorito del ao.
El mo tambin.
Hace buen tiempo, pero an no hace calor.
Y da gusto pasear al aire libre.
Los dos estaban en perfecto acuerdo. Ella le sonri y Reeves le devolvi la
sonrisa, consciente de lo a gusto que se senta.
Tenan reservas para el brunch en el restaurante de uno de los hoteles
antiguos y elegantes del Barrio Francs.
Olivia se mostr encantada cuando el maitre los condujo con mucha ceremonia
a una de las mesas del patio.
Es perfecta! dijo, sentndose alegremente a la mesa de hierro forjado
cubierta con un nveo mantel.

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Reeves no pudo sino estar de acuerdo en que tanto el lugar y el momento como
las circunstancias eran perfectas y no dejaban nada que desear.
Pidieron sendos Bloody Mary y no tuvieron que esperar mucho a que el
camarero les trajera las picantes bebidas de zumo de tomate.
Hummm, tiene la cantidad justa de Tabasco dijo ella, despus de probarlo.
El brunch consista en una seleccin de creps con diferentes rellenos.
Pidieron la especialidad del chef, que consista en una delicada salsa de gamba y
cangrejo. Reeves sabore cada bocado, acompandolo con crujiente pan francs.
Olivia disfrut igualmente de su plato. El camarero mantena llenas de burbujeante
champn sus copas, en cada una de las cuales haba sumergida una gruesa fresa roja.
Mientras esperaban el postre, consistente en creps suzette y compota de fruta
fresca, Olivia pesc su fresa, usando una cucharilla, la cogi por el rabito y se la
comi. Reeves hizo lo mismo con la suya y mordi la mitad. Luego le dio el resto a
ella.
Antes haba acercado su silla a la de Olivia. La acerc an ms, de forma que
quedaron sentados el uno junto al otro, con las rodillas rozndose bajo la mesa. Hasta
el chirrido de las patas de metal sobre el suelo le pareci un sonido agradable. Y,
atento como estaba a cada una de las reacciones de Olivia, observ que ella tampoco
se inmutaba.
Ella se inclin levemente hacia l, como rindindose a la misma atraccin
magntica que le haca a l desear invadir su espacio, y le dijo soadoramente:
Me siento como en un sueo. El champn debe estar subindoseme a la
cabeza.
Reeves cogi la copa de Olivia y se la acerc a ella a los labios. Ella bebi. Luego
le sonri, con los labios hmedos. Reeves cogi su copa y dio un gran trago para
evitar que las palabras te amo surgieran de sus labios.
El camarero vino a rescatarle, solicitando su atencin mientras llevaba a cabo la
ceremonia de prender el alcohol de sus creps suzette.
Hasta el sabor excesivamente amargo del caf de Nueva Orlens que tomaron
con el postre le produjo placer a Reeves aquel da.
Mientras salan del restaurante, busc la mano de Olivia y el hecho de que ella
buscara la suya tambin lo llen de felicidad, aunque fuera por un detalle tan
absurdamente nimio.
Hasta las perspectivas mil veces vistas del Barrio Francs le parecan nuevas y
ms encantadoras que nunca, con sus verjas de hierro forjado en deliciosas filigranas,
su abundancia de flores y sus patios entrevistos y recoletos, con sus tiendas
pintorescas y sus olores llenos de sugerencias. Y a todas luces, Olivia estaba
experimentando la misma sensacin de novedad y familiaridad al mismo tiempo.
Has vivido alguna vez en el Barrio Francs? le pregunt ella, con una nota
de inters en la voz.

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No, nunca. Una vez estuve buscando piso por aqu, pero eran demasiado
caros para lo que poda permitirme por la poca.
Sin dejar de hablar, de sonrer, avanzaron por Royal Street y por Bourbon
Street, sin rumbo fijo.
Cuando llevaban un rato andando, llegaron a uno de los puentes que salvaban
el ro Mississippi. Reeves hizo detenerse a Olivia y le pregunt:
Te apetece que crucemos por aqu y vayamos a dar un paseo por el Monn
Walk?
Olivia se lo pens un momento y dijo:
Por qu no vamos antes un momento a la plaza Jackson a ver qu
actuaciones hay?
En torno a la plaza, las calles estaban peatonalizadas. Los retratistas al minuto y
los vendedores callejeros estaban dispuestos a lo largo de la verja central. Msicos,
malabaristas y otros artistas callejeros hacan sus nmeros para los numerosos
viandantes que hormigueaban por la zona.
Muy bien dijo Reeves, aceptando de buena gana el plan alternativo.
Unos minutos ms tarde, se dio cuenta del error que haba cometido al aceptar
la sugerencia de Olivia.
Parece una especie de manifestacin de protesta dijo Olivia cuando
estuvieron lo bastante cerca como para darse cuenta de que el foco de inters era un
grupo de personas con camisetas idnticas que portaban letreros y pancartas.
Olivia ley lo que pona una de las consignas: Combatamos el hambre en el
Tercer Mundo.
Realmente, me parece una causa muy noble, y todo lo que se haga al respecto
es poco coment Olivia.
Reeves no respondi. Acababa de divisar una cmara y haba identificado el
logo. Su hermana, Doreen, trabajaba para aquella cadena de televisin como
periodista de investigacin. Las manifestaciones entraban de lleno en su campo.
Qu te ocurre? pregunt Olivia, mirndolo. Ests cortndome la
circulacin de la mano.
Reeves afloj su presa.
Lo siento, pero vmonos corriendo de aqu.
No hay peligro de violencia. Es una manifestacin pacfica seal ella. Y
segn parece, se estn dispersando ya.
La cmara de televisin, encaramada a un hombro masculino, se acercaba a
ellos rpidamente. Olivia sigui la mirada de Reeves. Sus dedos, que estaban
entrelazados con los de Reeves, se pusieron laxos y su rostro adquiri un tono lvido.
Vmonos ya dijo l con urgencia, pasndole el brazo por los delicados
hombros.

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No dijo ella, resistindose a darse la vuelta; plantando ambos pies en el


suelo adoquinado, se puso rgida y dijo: No tengo por qu evitar a nadie.
Reeves mascull una maldicin y casi inmediatamente divis a Doreen, que
caminaba a zancadas junto al hombre de la cmara. Bajo cualquier otra circunstancia,
habra corrido a saludar a su hermana periodista. Ambos hermanos se movan en
crculos diferentes, ocupados como estaban con sus respectivas carreras. Cuando se
vean, se mostraban en desacuerdo respecto a casi todo y muy crticos con sus
profesiones. No mantenan el mismo tipo de amistades. Aun as, ella lo adoraba y l
senta por ella un profundo afecto fraternal.
Doreen ya lo haba visto. Alzando la mano en el aire, lo salud con exuberancia,
mientras una enorme sonrisa apareca en su rostro.
Eh, hermano mayor! lo salud cuando estuvo a unos metros. Qu raro
verte en el escenario de una manifestacin? Andas a la busca de una demanda de un
milln de dlares? sonri a su barbudo acompaante. Jack, te queda pelcula?
Saca unos metros de mi hermano, el conservador. Le daremos un poco de publicidad
gratis en el noticiario de las diez.
Hola, Doreen.
Ella enarc las cejas ante el grave saludo de su hermano. Varias personas se
apartaron para dejarles espacio a ella y al cmara. Hasta aquel momento, no se haba
fijado en la presencia de Olivia. Sus rasgos mostraron sorpresa, incomprensin y
consternacin. Su sonrisa de saludo se convirti en una mueca burlona.
Vaya, vaya, vaya. Desde cundo sois ua y carne vosotros dos? inquiri
Doreen; bajo su tono sarcstico, subyaca una acusacin dirigida a Reeves.
Evidentemente, no has estado al da de las noticias de sociedad rezong
l. Olivia y yo salimos fotografiados hace un par de semanas.
Su afecto por su hermana no haca sino aumentar su disgusto y su frustracin.
Se daba cuenta del golpe que supona aquello para ella. A sus ojos, era una traicin.
No, esa seccin del peridico no suelo usarla. La utilizo para forrar el cajn
de mi gato.
Hola, Doreen dijo Olivia en un tono orgulloso y digno, atrayendo hacia s
la atencin.
Hola, Olivia. Veo que sigues conservando esa aura de viejo dinero del Nueva
Orlens elegante.
Pues no entiendo cmo, Doreen. Hace varios aos que no vivo en el Nueva
Orlens elegante.
Y dnde vives ahora, si se puede saber?
En Metairie.
pelo!

Metairie? inquiri Doreen con burlona incredulidad. No me tomes el


No te tomo el pelo. Vivo y trabajo en Metairie.

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Doreen, no queremos entretenerte intervino seriamente Reeves; por mucho


que mantuviera la compostura Olivia, poda sentirla temblar.
En otras palabras, pirdete. Eh, hermano mayor? Esto ya es demasiado
freudiano! Primero te vas a vivir a la mansin Prescott. Luego empiezas a salir con la
bella princesa que viva antes en la mansin, convertida ahora en adulta y viviendo
en Metairie. Y convenientemente reducida al estatus de clase media, supongo.
Ya basta, Doreen.
Supones bien dijo Olivia.
Olivia era sofisticada y elegante en comparacin con su hermana, quien llevaba
el pelo castao liso muy corto e iba vestida con su habitual ropa poco favorecedora.
A Reeves siempre le haba parecido que enfatizaba perversamente su falta de belleza
natural en lugar de tratar de aparecer atractiva.
Dese zarandear a su hermana, pero al mismo tiempo la entenda. Bajo su
mscara de dureza, se ocultaba la nia vulnerable y acomplejada frente a la
prepotencia de los ricos.
l cmara estaba junto a ellos, sosteniendo el pesado aparato. Doreen se volvi
hacia l, como recordando de pronto que estaba all.
Pobrecito le dijo con sincera conmiseracin. Debes estar a punto de
caerte, con ese trasto. Por qu no te vas a la furgoneta? Enseguida voy yo. Pero antes
djame presentarte a mi hermano. Jack Zachery. Reeves Talbot.
Reeves y l cmara se saludaron. Luego, Reeves le present a Olivia. Una vez
hechas las presentaciones, el hombre se excus amablemente y se march.
Una vez se hubo ido, Doreen estudi a Reeves y a Olivia.
Hacis una bonita pareja. Eso no hay quien lo discuta. Qu piensan nuestros
padres de este emparejamiento, hermano? O es que no les has hablado de tu
romance? Ya veo por tu expresin que no. Siempre tan consciente, Reeves llama a
pap y mam una vez a la semana se dirigi a Olivia. Yo suelo tener noticias de
segunda mano sobre l a travs de ellos. Viven en Florida, por si te interesa.
Ya s que tus padres viven en Florida. Y me alegra que se hayan aclimatado
bien y que estn contentos dijo Olivia.
Pero mira qu noble es! dijo Doreen sarcsticamente. Qu te parece la
idea de tener a Charles y Esther de suegros? Y a la aqu presente de cuada?
tembl de repulsin. Qu jugarreta ms cruel del destino sera. Es como un guin
de culebrn! Una comedia de costumbres disparatada! Dios debe estar castigndome
por mis pecados. He sido mala, pero no tanto!
Doreen, cierra el pico le orden Reeves furiosamente. Ests montando el
nmero! Haces que me avergence! se detuvo en seco, maldiciendo entre
dientes, al ver los ojos inteligentes de su hermana inundarse de lgrimas y su boca
temblar de dolor.
Supongo que no he logrado superar mis miserables orgenes como t, Reeves
replic ella con amargura. No he pegado el salto desde la casa del servicio a la

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gran mansin. Perdname por perder la compostura y reaccionar de forma sincera.


Sospecho que siempre he sido una vergenza para ti. Bueno, al menos puedo hacer
esto por ti: te prometo que no ir a la boda ni aunque reciba una invitacin. Y ahora,
palomitos, os dejo para que os arrullis.
Pas por delante de ellos sin decirle adis a Reeves, quien sinti un enorme
alivio al ver que la horrible escena haba llegado a su fin.
Maldita sea, lo siento pero estaba pidindole disculpas al aire.
Olivia se haba soltado de su mano y se alejaba a zancadas. Reeves mascull
una maldicin entre dientes y corri a alcanzarla.
Por favor, djame en paz! dijo ella, atragantndose, y se zaf de l cuando
intento aferrara.
Reeves dej caer la mano.
Espera. Doreen se ha ido. Todo ha terminado.
Es una persona horrible! Y es tu hermana! T eres su hermano!
Reeves suspir, ms desalentado de lo que se haba sentido nunca en su vida.
Haces que saque lo peor de ella, Olivia. Siempre ha sido as, Por favor, para, y
hablemos de ello. Vas a acabar cayndote y hacindote dao.
As podras ganar una demanda contra el ayuntamiento y ganar una buena
minuta con la que decorar tu apartamento. Tal vez puedas conseguir alguno de los
muebles originales en una subasta.
Nada ms decir aquello, Olivia disminuy el paso hasta casi detenerse.
No tena que haber dicho eso se disculp apagadamente. Estaba
desahogando mi rabia contra Doreen en ti.
Creme si te digo que no tengo ningn deseo de poseer ni una astilla de los
muebles de tus abuelos declar l, y sonaba tan ofendido como realmente se senta.
No, supongo que no dijo ella en voz baja. Es evidente que no te gustaban
mis abuelos ni los mirabas con respeto.
No, no me gustaban, pero nunca tuve con ellos ninguna falta de respeto.
Nunca les dije nada grosero. Siempre fui muy educado con los dos.
Los conocas de toda la vida y no te molestaste en acudir a su funeral.
Reeves se qued muy sorprendido y a la vez sinti la necesidad de defenderse.
Te diste cuenta de que no estaba all?
S, me di cuenta.
Reeves suspir.
Habra sido una hipocresa por mi parte acudir, sobre todo entonces. No les
tena ningn cario. No mostraron nunca el menor inters por m ni por Doreen.
Eramos los hijos de sus criados, y ya estaba. Tu abuelo era un gran contribuyente a
los fondos universitarios para becas, pero no solt ni un cntimo para ayudarnos a

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m ni a Doreen en nuestros estudios. No es gracias a l por lo que tenemos ttulo los


dos.
Te dio mucho trabajo parcial.
S, eso s convino Reeves sombramente. Y me pag lo mnimo.
Siguieron caminando en pesado silencio, en direccin al coche.
Cuando muri tu abuela, no se me ocurri que mi ausencia en sus funerales
pudiera ser notada por nadie observ a modo de disculpa.
La pequea esperanza que pudiera haber de que la relacin entre ellos
continuara resida de alguna forma en el hecho de que ella s hubiera notado aquella
ausencia.
Pero, entonces, Olivia pregunt con una suerte de orgullo triste:
Habras venido por m?
Cmo puedo responder a eso ahora? Lo nico que puedo decir
honestamente es que ojal se me hubiera ocurrido ir. Pero no es posible deshacer el
pasado, Olivia.
No, no es posible deshacer el pasado.
Y el pasado se interpona entre ellos, como una gruesa pantalla de cristal.
Reeves poda verla, admirarla, sentir compasin por ella mientras caminaba a su
lado, plida y digna despus del mal trago de enfrentarse a su hermana pero no
poda llegar a ella y hacer contacto fsico.
La misma vieja restriccin que les haba impedido ser amigos de nios o novios
de adolescentes segua aplicndose entre ellos: Mira, pero no toques.

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Captulo 8
Vayamos a algn sitio a sentarnos y charlar le dijo Reeves en tono urgente.
La nota de desaliento de su voz increment la sensacin de srdida
desesperanza que la embargaba a ella. Se senta vapuleada y angustiada tras la
escena de la plaza Jackson. Y terriblemente sola forastera.
Reeves haba acudido en su defensa mientras su hermana la estaba atacando,
pero sus simpatas haban estado divididas. Olivia lo haba percibido, lo haba
notado en su voz. El vnculo de sangre era fuerte. Pasara lo que pasara, Doreen y l
eran hermanos, parte de una familia.
Realmente no tengo ganas de hablar replic ella. Nada de lo que
podamos decir puede cambiar nada.
Las cosas que han sucedido no. No puedo remediar el no haber ido a los
funerales de tus abuelos.
Y Doreen ser siempre tu hermana. Junto con otras emociones degradantes
que he experimentado cuando estaba all, he sentido envidia porque, por muy
despreciable que pueda ser ella como persona, siempre podr contar con tu afecto
fraternal.
Doreen no es una mala persona. Precisamente porque soy su hermano y he
crecido con ella, s que tiene muy buenas cualidades.
A m no me ha mostrado nunca ninguna de ellas.
Eso es porque siempre ha estado celosa de ti. A sus ojos, t tenas todo lo que
a ella le faltaba. No slo las cosas que el dinero puede comprar, sino tu belleza
innata. Y ella era una niita de lo ms llana. Creo que era la enorme diferencia lo que
no soportaba de ti.
Yo fui hija nica y nunca conoc a mis padres, A m me pareca que era ella la
que tena suerte, teniendo un hermano. Se me ha quedado grabada la imagen tuya
caminando con ella de la mano. Jugabas con ella, pero nunca te dignabas ni tirarme
una pelota a m.
Entretener a mi hermana pequea era parte de mi papel en la familia.
Nuestra madre trabajaba todo el da, por mucho que estuviera cerca.
Se llevaba a Doreen con ella cuando era muy pequea. Lo recuerdo.
S. Y a m tambin me cuidaba mientras trabajaba antes de que yo entrara en
la guardera. Pero no nos estaba permitido correr por la mansin. A m me
recalcaban siempre que deba portarme bien y no salir de los lmites establecidos.
M abuela siempre trat a Esther con respeto. Yo las oa conversar a menudo.
A mi madre le caa bien tu abuela reconoci l.
Y yo le caa bien? inquiri Olivia, notando el tono melanclico de su
propia voz. Siempre fue muy buena conmigo. Y Charles tambin.

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Los dos te consideraban su pequea princesita americana a la que cuidaban


encantados de la vida. La actitud de mis padres es indudablemente parte del
problema. Tena mucho que ver con el hecho de que fueran ingleses y consideraran
el servicio domstico como una especie de vocacin. Al no tener resentimientos de
clases, tal vez fomentaron en Doreen y en m resentimientos an mayores, al haber
nacido los dos en Estados Unidos, con una perspectiva diferente.
Pero de eso yo no tena la culpa. Y aun as tuve que sufrir tu frialdad y la
enemistad de Doreen.
Reeves prosigui, esforzndose palpablemente por mostrarse objetivo y
conciliador.
Tus abuelos establecieron toda una serie de reglas no escritas. Y mis padres
les ayudaron a cumplirlas. A ti, a Doreen y a m nos fueron asignados nuestros
respectivos papeles. Los tres no ramos iguales. chale la culpa a tus abuelos. O a
mis padres. Doreen y yo no hicimos otra cosa que responder a la situacin de la
mejor forma que pudimos, salvaguardando nuestra autoestima.
Lo que dices no me ayuda a entender mejor.
Pero aquella sincera discusin no estrech el amplio golfo que se haba abierto
entre ellos mientras avanzaban por aquellas mismas calles del Barrio Francs que
haban recorrido antes cogidos de la mano, en circunstancias tan diferentes.
Ojal esa manifestacin se hubiera celebrado en cualquier otro sitio.
Cualquier otro dijo Reeves, con las manos hundidas en los bolsillos. Maldita sea,
si al menos hubiera insistido en que furamos a pasear al Moon Walk, an lo
estaramos pasando a lo grande.
Ha sido doloroso, pero es mejor que haya sucedido as, antes de que nos
hayamos comprometido ms.
Imagino que vas a pedirme que no te llame ni intente verte.
No crees sinceramente que sera lo ms sensato?
Probablemente convino l inexpresivamente.
Durante el trayecto de vuelta, Olivia estuvo mirando por la ventanilla del
Porsche, comenzando a sentir los efectos de un terrible dolor de cabeza. Despus del
da de hoy, tendra una razn de ms para evitar la St. Charles Avenue
Quieres entrar? pregunt l mientras sala del coche. Tengo una botella
de vino fro. O podra hacer un caf.
No, realmente necesito estar sola, Reeves. El da de hoy ha desenterrado
algunos malos recuerdos, viejos fantasmas que crea muertos.
Lo siento, Olivia. Siento que hayas tenido que pasar ese mal trago hoy. Y
aunque hayan pasado aos, siento lo que tuviste que pasar cuando Doreen sac a
relucir todas aquellas cosas de tu familia.
La nota de culpabilidad de su voz le result extraa a Olivia.
Es algo que ya super.

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Caminaron hasta su coche. Ella sac las llaves y lo abri.


Supiste lo de Doreen con antelacin?
Reeves asinti.
Desde unos meses antes.
La nota de culpabilidad haba aparecido de nuevo en su voz, mezclada con un
tono de disculpa.
Ella dirigi la mirada hacia la antigua vivienda del servicio.
Y supongo que ni se te pas por la cabeza avisarme?
Reeves suspir.
De hecho, ya lo saba el da que me encontr contigo en el campus de la
universidad. Doreen me haba pedido que mantuviera la informacin confidencial.
Lo sabas aquel da y no me dijiste ni una palabra. No me avisaste de que el
apellido y la reputacin de mi abuelo iban a ser arrastrados por el fango por los
medios de comunicacin locales Olivia lo mir acusadoramente, sacudiendo
lentamente la cabeza.
Senta compasin por ti, Olivia. Pero date cuenta de la situacin en la que
estaba dijo Reeves, suplicante. Doreen me haba hecho jurar que mantendra el
secreto.
Contrmelo a m no habra significado precisamente filtrar la historia. Desde
luego, yo no tena contacto ninguno con la prensa, aparte de los redactores de
columnas de sociedad.
Tena que haberte dicho algo reconoci l. Pero no lo hice. Aquel da
acababa de recibir la noticia de que haba pasado el examen que me permitira
ejercer. Y adems, por si no te acuerdas, me despediste con viento fresco. Todas esas
cosas no son excusa, soy consciente de ello. Puedes perdonarme?
No soy tan generosa, Reeves. Aunque pudiera perdonarte, no lograra
olvidar. Antes de que nos hagamos ms revelaciones, despidmonos, por favor le
rog amargamente, metindose en su coche.
Con manos temblorosas, consigui abrocharse el cinturn de seguridad.
l se inclin.
Por favor, Olivia. No te marches as. Ests demasiado disgustada para
conducir.
Estoy demasiado disgustada para quedarme dijo, metiendo la llave en el
contacto. Una vez me meta en la interestatal, me sentir mejor. No te preocupes,
Reeves. Cudate.
Reeves se enderez, cerr la puerta del coche y retrocedi un paso. Con la
visin borrosa por las lgrimas, Olivia mir por el retrovisor mientras sala a la calle
y lo vio de pie en el mismo sitio, contemplndola partir. Pareca una causa ms para
el pesar el que su ltima imagen de l estuviera distorsionada.

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El apartamento estaba mortalmente silencioso. Judy haba salido a visitar a su


familia. Olivia se apoy en la puerta, temiendo la soledad. No haba nada que
pudiera protegerla de los recuerdos. Nada que le impidiera hurgar entre sus lbumes
de fotos y recortes de peridicos.
La dolorosa nostalgia de todos aquellos viejos recuerdos tendra un filo ms
cortante an debido a Reeves y a lo que haba ocurrido aquella tarde.
Cuando el telfono son horas ms tarde, ya era de noche, y Olivia estaba
agotada por los rigores emocionales de la reminiscencia en solitario, y con el rostro
congestionado por las muchas lgrimas derramadas. Sentada en la cama, tena en el
regazo un lbum abierto por una pgina donde haba un retrato de estudio de su
abuelo.
Alarg la mano hacia el telfono, esperando que fuera Judy, quien no haba
venido an. Frecuentemente, su compaera de piso se quedaba a pasar la noche en
Ponchatoula cuando iba de visitas los domingos.
Hola dijo con voz ronca.
Hola. Tena que llamar para asegurarme de que estabas bien.
Era la voz preocupada y grave de Reeves, no la de Judy. Contra toda lgica y
sensatez, ella sinti alivio.
Estoy bien le asegur.
Est Judy contigo?
No, ha ido a visitar a su familia a Ponchatoula. Cuando ha sonado el telfono,
crea que era ella.
Olivia deba reprenderlo por haberla llamado. Deba cortar en seco. Pero no
senta ninguna motivacin para hacerlo.
Has estado llorando rezong l.
Ella se aclar la garganta.
S, pero me ha venido muy bien.
Nunca soport verte llorar.
Sus palabras trajeron a su recuerdo una vivida escena de su niez, cuando ella
se haba cado al suelo y l la haba recogido y la haba abrazado y consolado.
Qu ests haciendo? le pregunt l, y su tono a la vez spero y tierno le
record a Olivia el de aquel muchacho.
Estoy sentada en la cama, donde llevo desde hace horas, mirando lbumes de
fotos y recortes. He encontrado algunas fotos tuyas y de Doreen y de tus padres
haba estado a punto de llamarlos Charles y Esther. Mientras estaba mirando una
foto familiar de vosotros cuatro, se me ha pasado algo por la cabeza. Seguro que os
ofenda a ti y a Doreen que llamase a vuestros padres por el nombre.
S confes l. Me sorprende que hayas guardado fotos de Doreen y mas,
que no las hayas cortado en pedacitos.

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Estos lbumes son el grueso de mi herencia replic l. Ests en casa?


No, en el despacho. He tratado de trabajar algo, pero sin xito. No puedo
dejar de darle vueltas a lo ocurrido hoy.
Nada de lo que ha sucedido ha sido culpa tuya realmente. Ni ma. Ni siquiera
de Doreen. Dadas nuestras historias y circunstancias, era algo que tena que suceder
por fuerza.
No estoy en absoluto conforme con esa teora. Lo ltimo que he querido ser
en la vida es un pen. Tena que haber controlado ms la situacin hoy.
Bueno, yo no te culpo, Reeves. De nada de lo ocurrido hoy aadi.
Un silencioso entendimiento se produjo entre ellos. Olivia estaba aceptando su
parte de responsabilidad porque hubieran hecho el amor.
Eso ha sido una equivocacin tambin dijo l pesarosamente. No era el
lugar ni el momento adecuado. Maldita sea, es algo que me pone furioso conmigo
mismo.
Cuando contemplo mi historia pasada, yo tambin me pongo furiosa
conmigo misma confes ella. Me pregunto si no podra haberlo hecho todo
diferente. No es excusa el que fuera ignorante de mucho de los que suceda sobre la
superficie de la tierra. Por ejemplo, nunca se me ocurri cuando estuviste
esforzndote para estudiar en la universidad que mi abuelo podra haberte ayudado
a financiarte los estudios. No es posible, tal vez, que se lo ofreciera a tus padres y
ellos lo hubieran rechazado? su voz reflejaba una nota de esperanza.
No, me temo que no lo dijo suavemente. Tuvimos reuniones familiares
para discutirlo cuando mis padres pensaron en pedrselo.
T se lo prohibiste supuso ella.
El silencio de Reeves fue una confirmacin.
Tu abuelo no tena ninguna obligacin para conmigo ni con Doreen.
La caridad comienza en la propia casa, Reeves. Como has mencionado antes,
l era un conocido patrocinador de becas de estudios.
Su lgica sigue siendo un misterio para m, Olivia. Probablemente haya una
explicacin. En cualquier caso, Doreen y yo recibimos una buena educacin.
Ests siendo magnnimo lo acus ella suavemente. Los dos sabemos cul
es la explicacin. Mi abuelo no era en realidad el filntropo que pretenda ser. El
echaros una mano a ti y a Doreen no le habra brindado ningn reconocimiento
pblico ni favor privado.
Aun as, su filantropa no cay en saco roto seal l. Muchos
estudiantes recibieron becas y se construyeron algunas alas de hospitales con su
dinero. Por lo que sabemos, exista alguna motivacin autntica para hacer el bien. Y
siempre me pareci que adoraba sinceramente a tu abuela.
Yo obtuve todo lo que le peda y ms. Pero ahora tampoco estoy segura de si
parte de esa generosidad no sera tambin de cara a la galera. Siempre procuraba

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que se notase lo mucho que me mimaba y malcriaba. Yo habra jurado que estaba
dedicado en cuerpo y alma a mi abuela pero luego, gracias a Doreen, pude enterarme
de que haba mantenido a varias amantes mientras segua siendo un pilar de la
iglesia. En mi opinin, eso no es precisamente devocin marital.
Olivia no haba pretendido dar rienda suelta a su frustracin, pero una vez
haba empezado, pareca incapaz de parar.
En realidad, yo no era ms que una pobre nia rica y no me daba cuenta de
ello. Mi respeto y mi admiracin por mi abuelo no tenan base. Fue totalmente
devastador para m enterarme de que no era honrado ni moralmente intachable, ni
nada de lo que yo haba pensado que era.
Y an no poda dejar de hablar:
Cmo voy a poder confiar nunca en un hombre si me equivoqu al confiar
en mi abuelo? Cmo puedo confiar en mis instintos respecto a los hombres cuando
los desarroll admirndolo a l, ciega a su autntica forma de ser? No puedo.
Ningn hombre ningn ser humano est libre de defectos, Olivia
objet Reeves en tono apasionado y serio. Pero hay muchos hombres en este
mundo que les son fieles a sus esposas. Hombres que tienen principios e ideales y
que no son corrompibles. No puedes condenarnos a todos porque tu abuelo te
decepcionara. Algunos de nosotros merecemos una oportunidad de demostrar que se
puede confiar en nosotros.
Mi abuelo no es el nico hombre al que he juzgado mal. Tambin me dej
engaar por William. Me haba jurado amor eterno y luego no permaneci junto a m
cuando las cosas se torcieron. Para m, era el paradigma de la hombra y result ser
un alfeique.
Y qu hay de los otros hombres con los que te comprometiste cuando eras
ms madura? Acaso no los juzgaste mal a ellos?
Creo que la razn por la que no me enamor de verdad de ninguno de ellos
es que no logro fiarme de los hombres. Es algo de lo que me he dado cuenta esta
tarde.
Reeves se qued callado un largo instante, como asimilando sus palabras.
La confianza completa requiere aos, Olivia. Todos tenemos que seguir
nuestros instintos y arriesgarnos a salir malparados.
Al parecer, yo no soy capaz de eso, Reeves.
Y es muy poco probable que llegaras a arriesgarte a confiar en m. Es eso lo
que quieres decir?
No sientes t lo mismo respecto a m?
Confe o no en ti, no puedo soportar la idea de no verte respondi l
sencillamente. Estoy dispuesto a correr el riesgo de enamorarme seriamente de ti y
acabar en el mismo bote que mis predecesores, Eric y Sam.

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Los cuales estn felizmente casados los dos le record ella con tranquilo
cinismo. No deberas ponerte al trabajo otra vez?
Debera, pero no me apetece.
Es el caso en el que ests trabajando uno de los que vas a llevar
personalmente de todas formas, entres o no en Duplantis & Duplantis?
Reeves suspir pesadamente.
Este caso en particular se ha convertido en un autntico escollo. Nada ms
aceptarlo, me he visto envuelto en un conflicto de intereses. Y aun as, siento una
autntica responsabilidad hacia mi cliente.
Su respuesta no pareca referirse exactamente a lo que Olivia haba preguntado.
Cunto hace que lo aceptaste?
Unas seis semanas. Poco despus, William Duplantis se puso en contacto
conmigo en representacin de su despacho familiar. Puertas que haban permanecido
cerradas comenzaron a abrirse. Conoc a los Hymer. T reapareciste en mi vida.
Dnde interviene el conflicto de intereses? O no puedes decrmelo?
Por telfono no dijo l con reluctancia. Esta noche preferira no hablar de
ello. Por cierto, pareces estar mucho mejor, no tan triste y abatida.
Ya me siento otra vez casi normal. Gracias por escucharme. Ahora puedo
volver a guardar esos lbumes y recuerdos estpidos otros cinco o seis aos.
Descrbeme algunos de esos recuerdos le pidi l.
No lo dices en serio
S, muy en serio.
Bueno, hay una etiqueta de una botella de champn que logr meter a
hurtadillas en mi fiesta de los diecisis aos.
Dom Prignon.
S, cmo lo sabes?
Mencionaste aquella noche que estabais bebiendo Dom Prginon.
Esa increble memoria tuya debe serte muy til en tu trabajo dijo ella,
maravillada.
T llevabas un vestido rojo muy bonito y sexy con unos tirantes finsimos
rememor l. Estabas encantadora, como una ninfa. No poda apartar los ojos de ti.
T estabas guapsimo, deslumbrante, con tus pantalones negros, tu camisa
blanca y tu faja roja.
No era una camisa. Era ms bien una blusa de mujer. Me senta ridculo con
aquellas mangas anchas colgndome.
Yo estaba celossima porque cada vez que te miraba, estabas rodeado de mis
amigas, hablando con ellas, sonrindoles.

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Carole Halston El orgullo del sur

La mayor parte de las conversaciones que mantena con tus amigas versaban
sobre los brebajes que les estaba preparando. Ninguna de ellas poda compararse
contigo. Pero eras demasiado joven para que yo anduviera tonteando contigo, ni
aunque no hubieran existido todos los tabs.
Despus de aquella noche, no volviste a trabajar en ninguna fiesta para mis
abuelos, no es cierto?
No. Me mantuve a distancia de ti despus de aquella noche. Qu otros
recuerdos has guardado? le pregunt l, cambiando a un tema menos delicado.
Veamos. Hay una invitacin para una puesta de largo.
Lela.
No!
Venga.
Ella lo hizo y luego sigui repasando para l las pginas de recortes y
describindole objetos cargados de un valor sentimental. Le resultaba
sorprendentemente fcil y natural contarle aquellas cosas y compartir con l
ancdotas, algunas embarazosas y otras divertidas. Sus comentarios y respuestas
denotaban un clido inters.
Cuando l se ri entre dientes ante un episodio, Olivia se sorprendi rindose
con l. Le pareca casi un milagro que tuviera ganas de rer aquella noche.
Nunca habra credo que podra contarte todo esto dijo Olivia. Desde
luego, se nota que no tienes ninguna gana de trabajar.
Lo que me gustara es estar viendo todas esas cosas contigo replic l
suavemente.
Olivia se lo imagin all, sentado a su lado en la cama, mirando con ella
aquellas pginas. Cerr los ojos, conteniendo una oleada de nostalgia. Tras cerrar el
libro de recuerdos, lo puso a un lado y mir la hora.
Llevamos al telfono ms de una hora. Ya va siendo hora de que guarde todo
esto y te deje seguir trabajando en tu caso peliagudo.
Cuando te acuestes, probablemente yo siga aqu trabajando hasta altas horas.
Tanto te ha retrasado el haberte tomado libre la tarde de ayer y hoy entero?
Mi objetivo no es slo recuperar el tiempo, sino adelantar trabajo le explic
l. Maana por la noche me gustara mucho verte.
Olivia esper una invitacin especfica, pero no la hubo. Le apeteca a ella
verlo a l?, era la pregunta que Reeves le estaba haciendo en realidad.
Qu tienes en mente, Reeves?
Pasar a recogerte temprano y devolverte a casa lo ms tarde posible, y estar
todo ese rato entre medias contigo. Ms all, no tengo ningn plan.
No estaba esperando que pasara la noche con l en su piso.

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A m me gusta llegar a casa a una hora razonablemente temprana las noches


de entre semana. Puedo llegar a casa a cambiarme y estar lista a eso de las seis.
A las seis estar le prometi Reeves.
Por su tono, podra pensarse que estaba comprometindose a algo ms serio.
Tras despedirse de l y colgar, Olivia abri uno de los lbumes de fotos para
estudiar el retrato de estudio de su abuelo. Se lo qued mirando un largo momento.
Luego recogi todos los lbumes y libros y los volvi a guardar en el armario.
En su despacho de Gravier Street, Reeves colg lentamente. Se qued sentado
un largo momento, con la cabeza en las manos, preguntndose qu hacer respecto al
caso Bella.
Sissy Bella estaba vinculada a muchos de los recuerdos ms felices de Olivia.
Olivia la haba mencionado ms de una vez aquella noche, al relatarle sus ancdotas.
Cmo poda l llevar un caso de negligencia mdica contra el doctor Bella y seguir
saliendo con Olivia? No poda.
Otros abogados de Nueva Orlens aparte de l haban ganado casos de
negligencia mdica. Entre ellos, Reeves tena la mxima consideracin por una
abogada de nombre Brenda Quinn. Su reluctancia a pasarle el caso a otra persona tal
vez no fuera sino una muestra de prepotencia por su parte. Aquella mujer poda
hacerlo tan bien o mejor que Reeves.
Poda seguir preparando l los preliminares del caso y luego hablar con Bill
Wade y su esposa y asegurarles con toda sinceridad que el caso iba a quedar en
buenas manos.
Hasta que lo hiciera su conciencia no tendra ms remedio que asumir su
duplicidad. No se atreva a ser sincero con Olivia y explicarle su dilema profesional.
Senta que el terreno con ella segua siendo de lo ms resbaladizo.
La reaccin natural de Olivia sera la de darle la mxima confianza al doctor
Bella. Se negara a enterarse de los detalles ms srdidos del caso, y Reeves no quera
ser quien la obligara a escucharlos. Detestaba la idea de echar por tierra la alta
consideracin en que ella tena al doctor Bella. Ya haba sufrido demasiadas
desilusiones. Reeves dese que no tuviera que saberlo nunca.
Olivia seguramente no llegara a enterarse si se llegaba a un discreto arreglo en
el caso. Pero, en tal caso, Bella seguira operando. Maldita sea, qu embrollo!
Pero Reeves no poda seguir dndole vueltas a aquellas complicaciones por el
momento. Segua siendo el abogado de Bill Wade y necesitaba concentrar su mente
profesional en la preparacin del caso.
Aquella noche tena que apartar de su mente todo pensamiento de Olivia y
contener el impulso que su imagen despertaba en l de poner el mundo a sus pies y
compensarla con creces de todos los infortunios que haba sufrido en su vida.

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Carole Halston El orgullo del sur

Captulo 9
A travs de la puerta abierta de su despacho, Reeves poda or a Alan Cramer
bromeando con Joan. Se puso de pie y se estir, dispuesto a descansar un poco. Su
jornada de trabajo haba comenzado temprano, antes del amanecer, como empezaban
todas sus jornadas ltimamente.
El tpico de que no hay suficientes horas en un da de veinticuatro horas no
haba sido nunca ms cierto para Reeves que en las ltimas tres semanas. Se negaba a
que el trabajo se le acumulara, pero tampoco quera renunciar a pasar las tardes y los
fines de semana con Olivia.
Aquello significaba que tena que concentrar el trabajo y agudizar los sentidos.
Reeves funcionaba a ms revoluciones. Cuando iba a un juicio o negociaba algn tipo
de arreglo con un equipo de abogados de postn, actuaba casi en trance, como un
deportista que funcionara al mximo de rendimiento cuanta ms alta era la tensin.
Reeves tena una excepcional capacidad atltica, por otra parte. En la
universidad, haba recibido ofertas para dedicarse profesionalmente al deporte, pero
no le gustaba lo suficiente el ftbol.
El deporte que realmente le encantaba a Reeves era el tenis. No se haba
dedicado a ello hasta entrar en la universidad. Era un deporte de clase alta que no
haba podido practicar en el colegio. Ninguno de sus amigos lo jugaba.
Se haba convertido en un fantico del tenis casi inmediatamente despus de
coger una raqueta por primera vez. El juego se le haba dado bien de forma natural.
El entrenador del equipo de tenis le haba visto jugar un partido y le haba ofrecido
que pasara a formar parte del equipo el ao siguiente, si estaba dispuesto a invertir
cierto dinero en clases impartidas por un profesional y a dedicar mucho tiempo al
entrenamiento.
Reeves, naturalmente, no haba tenido ni el tiempo ni el dinero. Pero haba
incluido el tenis en su ocupada vida. Haba ledo todos los libros de la biblioteca
escritos por varios grandes del tenis y no se haba perdido ni una retransmisin
televisiva de los torneos ms importantes. Haba conseguido jugar con frecuencia y
nunca le haban faltado los contrincantes, incluidos algunos profesionales. En alguna
ocasin, haba participado en torneos, pero siempre tena que abandonar en algn
momento, porque su trabajo era prioritario.
Cuando haba podido pagrselo gracias a su xito profesional, se haba hecho
miembro del Hilton River Center, un club deportivo excelente cuyas instalaciones
tenan la ventaja de estar situadas en el centro urbano. All haba jugado con algunos
de los mejores tenistas de Nueva Orlens y haba tenido ms triunfos que derrotas.
Poda muy bien permitirse el lujo de entrar en alguno de los antiguos clubs de
lite de la ciudad. El que su solicitud de entrada fuera aceptada era harina de otro
costal. La posibilidad de que no lo admitieran no le haba preocupado especialmente.
No tena especiales ganas de pertenecer a ninguna institucin que excluyera a las
personas en funcin de su raza o religin como solan hacer muchos clubs de campo
de la lite.

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O al menos, no haba tenido especiales ganas mientras no haba tenido que


elegir. Pero en aquel momento, empezaba a tener contactos en los comits de los
clubs. El or la voz de Alan le hizo pensar en el tenis. Y tambin le trajo a la mente
pensamientos respecto al siguiente fin de semana. Olivia y l haban sido invitados a
la casa de verano de los Hymer en Pass Christian, en la costa del Golfo de
Mississippi. Y adems iban a ser pareja de tenis en un pequeo torneo de dobles que,
al parecer, era un acontecimiento anual celebrado en su pista privada.
Los participantes eran todos miembros del crculo social de los Hymer. William
Duplantis y su esposa, que tambin posean una casa de verano en Pass Christian,
eran copatrocinadores del evento. Sissy y George DeMarco estaran entre los
invitados de los Duplantis, para gran desasosiego de Reeves. Estaba seguro de que
iba a sentirse a disgusto. Cmo poda mostrarse amistoso con ellos cuando, sin que
Olivia lo supiera, estaba llevando un caso de negligencia mdica contra el padre de
Sissy? Reeves tena otras razones para albergar sus recelos respecto a aquel fin de
semana. Asistir a cenas o reuniones de sociedad con personas como los Hymer era
una cosa; pasar el fin de semana con ellos, otra muy diferente. Senta cierto
desasosiego ante la perspectiva de introducirse ms en aquel ambiente social.
Habra sido mejor pasar un fin de semana en la Costa del Golfo solamente con
ella. Pero Olivia haba dejado a su decisin el aceptar o no la invitacin, con lo cual lo
haba dejado en una situacin peliaguda. Aquel fin de semana pareca haber
adquirido la naturaleza de una especie de prueba social, una prueba que Reeves
necesitaba superar para alimentar su nivel de confianza respecto a Olivia. Caba la
inquietante posibilidad de que ella se hubiera mostrado tan neutral respecto a la
invitacin porque tuviera dudas de que l fuera a encajar y pasrselo bien.
Reeves haba aceptado. Iba a ser para ella una pareja de tenis insuperable, si no
otra cosa. Aquel era un aspecto en el que no le faltaba seguridad, al menos.
Buenos das, abogado lo salud Alan desde la puerta.
Precisamente el hombre a quien estaba deseando ver dijo Reeves. Qu
tal un partido de dobles esta tarde? Kay y t contra Olivia y yo. Tenemos que
practicar le explic brevemente el torneo del fin de semana.
Alan se encogi de hombros.
Perfecto. Llamar a Kay para quedar. Quieres que hagamos algo los cuatro
luego? vio la reaccin de Reeves y se imagin la respuesta. No, lo que te apetece
es hacer algo a dos con Olivia. Verdad?
Verdad. Nada personal.
El otro agit una mano, quitndole importancia, y sonri irnicamente.
tenis.

Esto podra ser una autntica prueba, el ver qu tal funcionis como pareja al

Para m, no replic Reeves. Por m, puede ser la peor jugadora de tenis


del mundo que no podra importarme menos. La nica prueba de verdad va a ser ver
si consigo mantener la vista en la pelota. El objeto del partido de esta noche es
comprobar mi reaccin ante el hecho de tenerla en la pista conmigo ataviada para

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jugar al tenis. Espero poder mantener la mente en el juego lo suficiente para marcar
algn tanto.
Alan sacudi la cabeza.
Nunca pens que vera el da en que una mujer pudiera constituir una
distraccin tan seria para ti. Por qu va realmente en serio, no?
Por completo.
Debo esperar una invitacin de boda en cualquier momento?
Desgraciadamente no.
Alan lade la cabeza ante la seria respuesta.
Quieres decir que no voy a ser invitado?
Sers mi padrino de boda, en el caso de que se produzca alguna vez tal
evento Reeves suspir. En la recepcin podrs bailar con mi hermana, si tu
artritis no est tan avanzada como para que te mantengas en pie sin el bastn. No me
atrevo a poner demasiado altas mis esperanzas de casarme con Olivia, Alan. En este
momento, estoy haciendo acopio de coraje para pedirle que viva conmigo.
La alusin a Doreen no precisaba ms explicacin. Alan conoca los hechos y
estaba al corriente de la enemistad entre Doreen y Olivia.
No estara precisamente bajando de categora si fuera a vivir contigo
coment Alan. Ese piso tuyo es de autntico lujo.
Quieres comprarlo?
Lo dices en serio? volvi a sonrer irnicamente. Ya est aqu esa
palabra otra vez: serio. Desde luego que me interesara, si ests pensando en
venderlo. Dame un precio de partida.
Reeves dijo una cifra.
Me parece un precio justo dijo Alan. Djame consultarlo con mi asesor
inmobiliario y revisar mis finanzas. Adnde piensas mudarte? A Metairie?
Depende de Olivia. Yo preferira quedarme en el centro de Nueva Orlens,
pero me ira a Metairie si fuera menester.
No le apetece irse contigo a St. Charles? Demasiadas asociaciones?
No he sacado el tema todava. Pero s, hay demasiadas asociaciones con el
pasado all.
Alan asinti. Se rasc la cabeza, haciendo una mueca.
Detesto ofrecerte esta solucin, por motivos egostas. Pero no tendras por
qu vender el piso. Podras alquilarlo.
As, si Olivia y Reeves se separaban, Reeves podra regresar a su piso. Alan hizo
gala de tacto y no expres aquella parte del razonamiento.
Reeves sacudi la cabeza.
No quiero poseerlo. No me apetecera volver a vivir all nunca.

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Alan se puso en pie.


Bueno, pues ya est todo dicho. Mi conciencia queda tranquila. Y no esperis
piedad esta tarde por parte de Kay y ma se despidi y sali del despacho.
Segundos ms tarde, entr Joan con una pila de documentos referentes al caso
Bella.
Despus de pasar esto a mquina, creo que no voy a ponerme en manos de
un cirujano nunca ms declar la secretaria. Nuestro buen doctor debe
anestesiar a sus pacientes con los vapores del alcohol que despide. Apuesto a que
este caso no llega jams a los tribunales. Su compaa de seguros llegar a un
acuerdo. Luego le subirn la prima a lo bestia. Y l le subir las tarifas a sus
siguientes vctimas.
A Bella hay que desterrarle de los quirfanos, Joan. Ese es el mensaje que
estoy recibiendo de las enfermeras de quirfano y del personal de hospital, as como
de sus colegas cirujanos, aunque nadie vaya a expresar esa opinin donde pueda
comprometerle. Es demasiado importante e influyente. El caso debera ir a los
tribunales. Necesita recibir publicidad alz las manos y las dej caer. Pero Bill
Wade y su mujer tendrn que decidir si estn dispuestos a llegar a un acuerdo o no.
Ests seguro de conseguir una indemnizacin importante dijo ella. No te
cabe duda de que el panel de expertos mdicos va a encontrar indicios ms que
suficientes de negligencia.
Nunca se puede estar completamente seguro. Pero en este caso, no veo cmo
podra evitar el veredicto de negligencia. Desde mi punto de vista, no hay el menor
riesgo en llevar el caso ante un jurado. Aunque no iba a ser el abogado de Wade,
Reeves haba pensado mucho en la cuestin del jurado.
El demandante no tendra ni que preocuparse en aparecer ante el tribunal
prosigui. Bastara con un vdeo que lo mostrara en casa para comprobar su estado
de salud, su dependencia y su falta de calidad de vida, Joan. Me parece difcil que un
jurado no le concediera una indemnizacin igual, si no mayor, que la que conseguira
mediante un acuerdo. Pero nunca hay garantas totales.
Realmente ests deseando llevar el caso a los tribunales, no?
Quiero que sea su abogado quien lo lleve. Ese abogado no voy a ser yo, si
Wade acepta. Tengo intencin de regalarle el proceso a algn colega ms objetivo
le confes Reeves a su secretaria.
Joan se lo qued mirando, boquiabierta de incredulidad.
Menudo regalo. Como para hacer una amistad eterna.
Eso no lo s, pero puedo evitar ganarme alguna enemistad y que se me
cierren algunas puertas. El doctor Bella es un hombre socialmente distinguido. Tiene
muchos amigos. Llevar un caso de negligencia contra l no va a procurarme
popularidad, precisamente.
Ya sabas que el doctor perteneca a la alta sociedad de Nueva Orlens
cuando aceptaste el caso seal cidamente Joan.

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S, ya lo saba. Pero algunas de las puertas que he mencionado no estaban


abiertas por entonces.
La oferta de Duplantis & Duplantis le haba sido hecha poco despus, y haba
constituido una especie de paquete social y laboral conjunto. Y despus haba venido
lo de enamorarse de Olivia. Porque saba sin ninguna duda que la amaba.
Ests diciendo que hoy no aceptaras el caso? inquiri Joan.
Reeves se puso en pie y comenz a ponerse la americana. La respuesta se le
qued atorada en la garganta.
No, no lo aceptara.
Joan se encogi de hombros.
En tal caso, deberas pasrselo a otro abogado, est o no de acuerdo Wade.
Deberas decirle claramente que no crees que puedas representarlo todo lo bien que
deberas.
Cualquier sentimiento ambivalente que pudiera albergar podra afectar a mi
forma de representar a Bill Wade si siguiera siendo su abogado dijo l, picado por
la crtica soterrada de Joan.
Joan no se arredr.
Los Wade son tpicos clientes tuyos, Reeves. No muy educados. Estn
pendientes de que les digas lo que tienen que hacer, si llegar a un acuerdo o acudir a
los tribunales.
Soy consciente de ello. S que merecen un abogado cuya nica preocupacin
sea conseguir lo que ms les convenga. Un abogado de postn cerr el portafolios
con ms fuerza de la necesaria.
La expresin dura de su secretaria se suaviz.
Te esperan en el tribunal dentro de quince minutos le record
innecesariamente. Y ahora ya puedes darme las gracias por decirte algo que ya
sabas.
Eres una autntica dura, Joan, y no dejas nunca que tus simpatas tergiversen
tu forma de ver las cosas Reeves le toc el hombro mientras pasaba por delante de
ella. Eso es lo que ms admiro de ti.
S, ya grit ella a sus espaldas. Y t eres uno de esos picapleitos sin
conciencia que slo buscan enriquecerse con la miseria de los dems. Por eso me
gusta trabajar contigo.

Reeves le haba dado una llave de su piso. Olivia entr, llevando una bolsa de
plstico para ropa y su neceser. La bolsa contena su atuendo de tenis, ropa para
aquella noche y un traje de lino para ir al trabajo al da siguiente.

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Sin que Reeves lo supiera, haba venido dispuesta a pasar la noche con l por
primera vez. Reeves haba comentado que le gustara que pudieran dormir juntos,
pero no haba llegado a sugerir que Olivia se quedara a pasar aquella noche en su
piso. Ella imagin que perciba su reluctancia a pasar la noche en lo que haba sido su
antiguo hogar.
Realmente, a Olivia segua resultndole raro estar all. Era consciente de que
Reeves perciba aquello tambin, pero l no haba vuelto a hablar de mudarse. Si lo
hubiera hecho, Olivia se habra mostrado de acuerdo. Despus de tres semanas de
salir con l, no poda pensar ms que en trminos de una relacin a largo plazo.
De todas formas, no estaba segura de que fuera capaz de llegar a quedarse a
pasar la noche. Tal vez incluso acabara volviendo a Metairie y no le mencionara que
haba venido preparada.
Su piso estaba limpio y ordenado, como pareca estarlo siempre. Tena
contratado un servicio de limpieza que vena un da a la semana y entre medias, l se
encargaba del mantenimiento. Al entrar en su habitacin, Olivia vio que tena la
cama hecha. Haba una depresin en un extremo, probablemente donde se haba
sentado a ponerse los zapatos. Alarg una mano para acariciar el sitio, pero la apart
rpidamente.
Estaba enamorndose de Reeves?
Lo adoro dijo en voz alta. Es una gran persona y un maravilloso
acompaante.
Mientras estaba metiendo su ropa en el gran armario empotrado, junto a la de
Reeves, son el telfono del dormitorio, sobresaltndola.
Deba contestar o dejar que lo hiciera el contestador automtico? Poda tratarse
de Reeves, comprobando si ella haba llegado ya.
Aquella posibilidad hizo ponerse rpidamente en movimiento a Olivia.
Olivia. Ests ah la voz de Reeves sonaba clida y baja. Has corrido para
coger el telfono? Pareces sin aliento.
No. Llevo aqu unos minutos. Estaba hurgando en tu armario y pensando en
ti. Vas a tardar mucho en venir? Olivia se sonroj ante la invitacin evidente que
traslucan sus palabras.
Voy hacia all en este momento. Te hablo desde el telfono del coche. Sigue
con lo que estuvieras haciendo y pensando en m.
Mejor voy a quedarme tumbada en tu cama, esperndote.
Ests en mi cama ahora?
Sobre el estmago. He tomado un atajo para coger el telfono le explic; se
oan clxones de fondo. Ests en un atasco?
Lo estaba produciendo yo. La luz se haba puesto verde mascull una
maldicin.
Qu ocurre?

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Carole Halston El orgullo del sur

Nada. El coche de delante se ha parado de pronto.


Ser mejor que cuelgues y te concentres en conducir. Te quiero sano y salvo.
Sigue hablando. Cuntame qu has hecho hoy.
No creo que te apetezca que te cuente mi da de trabajo.
S insisti l. Slo omite las partes que podran ponerme celoso, como los
piropos que te lanzan tus compaeros de trabajo.
Entonces no me queda mucho por contar dijo Olivia zumbonamente.
Veamos. He ido de compras a la hora de la comida.
Qu has comprado?
Unas sandalias para este fin de semana.
Estoy seguro que me van a encantar cuando las lleves puestas.
Cmo puedes estar tan seguro?
Se te vern las uas pintadas. Estoy suponiendo que no llevars panty.
No. Eres fetichista de pies?
Contigo, soy fetichista de pies, de piernas, de brazos, de cualquier parte de tu
cuerpo se oa el bramido de clxones detrs de l.
Dnde ests?
Reeves se lo dijo y estaba a slo cinco minutos de la casa.
Voy a colgar y a quitarme el panty para que puedas disfrutar de algunos de
tus fetiches cuando llegues a casa dijo ella.
No puedes quitarte el panty y seguir hablando? sugiri l. Yo estoy
consiguiendo conducir y hablar a la vez.
Espera. Voy a darme la vuelta. Esto es un poco difcil con una mano slo. Se
me estn bajando las bragas tambin Reeves maldijo violentamente. Reeves, te
encuentras bien?
Estoy muy bien, cario. No demasiado cmodo, pero estoy slo a dos
manzanas. Cmo va a ese panty?
Tendra que quitrmelo y salir a abrirte. Pero cuidado, porque podra
arrancarte la ropa.
Eso hace que suban mis esperanzas.
Slo tus esperanzas? Me estoy sonrojando por decir estas cosas confes
ella, con las mejillas ardiendo.
Senta los pechos pesados y cosquilleantes. Tan slo de hablar con l por
telfono senta una enorme excitacin.
Me encanta cuando te pones desvergonzada declar l.
Nunca me haba puesto desvergonzada antes.

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No? Cuntame ms. Haz que se hinche mi ego, por no hablar de otra parte
de mi anatoma que voy a tener que tapar con un mantel
No colgaron hasta que Reeves hubo llegado y aparcado. Para cuando Olivia
lleg a la puerta, l ya estaba al otro lado, con el portafolios en una mano y la
chaqueta doblada en la otra, tapndole la ingle.
Menudo rcord! dijo ella, maravillada. Acaso has venido corriendo?
Maldita sea, s.
Dej el portafolios en el suelo y la chaqueta tirada encima, levant a Olivia en
brazos y cerr la puerta con el pie, todo en un slo movimiento atltico. Ella le rode
el cuello con los brazos y sonri de azorada felicidad.
No te pongas tmida conmigo ahora dijo l. Me has puesto a cien por
telfono.
Pues llvame al dormitorio y vers cmo te pongo.
Antes, qu te parece un beso de bienvenida? No me costara nada
acostumbrarme a recibimientos as, sabes?
Olivia lo bes, sus labios suaves contra la firmeza de los suyos. El contacto fue
clido y dulce y rpidamente se hizo vido cuando sus bocas se abrieron bajo la
presin y sus lenguas se encontraron.
Reeves la llev al dormitorio mientras seguan besndose. Cuando la dej sobre
los pies, ella ya estaba deshacindole el nudo de la corbata. Los dedos de Reeves
descendieron inmediatamente al cierra de su falda, se desnudaron mutuamente con
una suerte de vida destreza.
No era la primera vez que se desnudaban el uno al otro. No era la primera vez
que hacan el amor. Pero la familiaridad no disminua en nada el intenso deleite de
sus acciones.
Ha sido maravilloso para m, por si te caba alguna duda murmur ella
despus entre los brazos de Reeves.
l la abraz con ms fuerza y no dijo nada.
No eres muy partidario de hablar, verdad? observ ella.
Te molesta?
Supongo que un poquito.
No has sentido alguna vez que algo est fuera del alcance de tus palabras?
Hay muchas cosas que escapan a mi capacidad de expresin. No hablo tan
bien como t.
Yo necesitara ser un poeta para describir la satisfaccin que siento despus
de hacer el amor contigo. No es slo algo fsico sino, bueno espiritual. Durante un
breve espacio de tiempo, podramos ser las dos nicas personas del universo, un
universo pequeo y acogedor.

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Carole Halston El orgullo del sur

A Olivia le conmovieron demasiado sus palabras, lo cual significaba que tena


que decir algo forzosamente.
Qu sentimiento ms encantador y le bes el hombro.
Reeves prosigui.
No es un estado de enajenacin. Es una maravillosa sensacin de estar
suspendido en el presente. Todo lo ocurrido en el pasado es irrelevante. El futuro no
es problema. Est slo el ahora.
No me extraa que no puedas hablar.
No es que no pueda hablar neg l. Es que prefiero no hacerlo.
Te gusta tener un mejor control de tus facultades expresivas sugiri ella.
Algo as Olivia pudo sentir cierta tensin en el cuerpo de Reeves. Hay
algo que quiero preguntarte.
Qu es?
Consideraras la posibilidad de vivir conmigo en algn momento? No
inmediatamente. No hace falta que me contestes s o no ahora le asegur.
Me lo imagino dijo ella. No he vivido nunca con un hombre antes.
Yo tampoco he vivido con ninguna mujer, pero me gustara vivir contigo.
Evidentemente no se trataba de un deseo ardiente, sin embargo.
Pregntamelo cuando ests preparado y lo hablaremos. No es un paso que
pueda dar a la ligera Olivia rod sobre la espalda; l se apoy en el codo mientras
ella prosegua. Judy no podra pagar sola nuestro apartamento. Tendra que buscar
otra compaera. Si lo nuestro no funcionara, me encontrara en la calle.
Mientras Reeves se pensaba aquello, Olivia se tap con la sbana.
Una solucin sera que siguieras pagando tu parte del alquiler hasta que te
sintieras segura de lo nuestro dijo l. No me gusta mucho la idea, porque sera
someter nuestra relacin a prueba, pero podra entender que quisieras hacerlo as.
Si siguiera pagando el alquiler de mi otro apartamento, no podra contribuir a
los gastos aqu seal ella. Reeves se encogi de hombros.
Yo pagara todo aqu.
En otras palabras, sera tu mantenida. No, gracias.
Reeves frunci el ceo.
De acuerdo, entonces puedes pagar parte de los gastos. Podramos resolver
eso de alguna forma. Podemos llegar a una participacin proporcional a nuestros
ingresos. Lo que sea. Estoy dispuesto a firmar un contrato.
Olivia sonri con reluctante regocijo.
Desde luego, eres abogado hasta la mdula.
Alarg la mano y le acarici la mejilla. Reeves le cogi la mano y se la bes.

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Carole Halston El orgullo del sur

As pues, tu reaccin a la idea de que vivamos juntos no es negativa? le


pregunt.
No, mi reaccin no es negativa.
Por la expresin de Reeves, podra haberse dicho que Olivia acababa de decir
que s a una propuesta de matrimonio. Agach la cabeza y la bes muy dulcemente
en los labios.
Pero no podra vivir en un lugar con las paredes desnudas como ste dijo
ella. Tendra que colgar algn cuadro, alguna decoracin.
Cuando llegue el momento, tendras mano libre para la decoracin. Podemos
comprar muebles nuevos, alguna obra de arte, volver a pintar. Puedes rehacer el sitio
de arriba abajo, si te apetece la bes de nuevo, como sellando el trato, y salt de la
cama enrgicamente. Ms vale que nos vistamos para el partido de tenis con Alan
y Kay. Va a ser duro. Alan no golpea con mucha fuerza. Es ms bien cerebral y astuto
como un demonio
Aparentemente de muy buen humor, Reeves haba cambiado el rumbo de sus
pensamientos hacia el tenis y la velada que los esperaba. La conversacin, estaba
claro, no le haba dejado la menor inquietud, al contrario que a ella. Olivia no haba
recibido ninguna explicacin por parte suya de por qu era la primera mujer con la
que le apeteca vivir. No haba profundizado en la disposicin de Olivia a vivir con
l, aunque ella se lo haba puesto muy fcil, al reconocer que no haba deseado vivir
nunca con ningn hombre antes.
No haba habido mencin ninguna a la palabra amor. Ni el menor atisbo de que
l pudiera estar pensando en casarse con ella en alguna fecha futura, a pesar de todos
los obstculos, el principal de los cuales era su hermana.
Deseaba Olivia que Reeves se estuviera enamorando de ella?
A Olivia le perturb profundamente el que no se formara un s o un no claro en
su mente. Trat de sintonizar con su buen humor mientras se vestan, pero pronto no
le hizo falta esforzarse. La vaga depresin se esfum en el placer de su compaa.
Realmente lo adoraba. Adoraba su cuerpo atltico y magnfico y su rostro rico
en expresiones y matices. Le impresionaba su inteligencia y su capacidad de
percepcin. Era divertido. Era interesante. Era profundo.
Y lo ms importante, los instintos le decan a Olivia que Reeves era decente y
honrado. Le decan que haba encontrado realmente un hombre en quien confiar.
Pero hasta qu punto eran de fiar aquellos instintos?

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Captulo 10
Voy a tener que tener un detalle realmente bonito con Judy dijo Olivia.
La muy bendita, va a sustituirme maana para que las cuatro seoras puedan jugar
su partidita y tomarse su merienda.
Era viernes por la tarde y Reeves y ella iban de camino a Pass Christian para
pasar all el fin de semana.
Tu maana de sbado de servicio social, como la llama ella. Qu habras
hecho si no hubiera podido sustituirte?
Habra conseguido a alguna otra persona.
Habras pedido que te devolvieran un favor?
Ella lo mir de soslayo, sorprendida por su percepcin una vez ms.
Por decirlo as.
Reeves le explic:
Judy me cont que eras la seorita Modales no oficial entre tus compaeras
de trabajo. Segn ella, eres una asesora social sin retribucin.
Eso no es verdad! buf Olivia. No soy ms que una fuente de
informacin accesible. Es ms fcil consultar a una persona que puede saber algo que
andar buscando en un libro de etiqueta.
El leer un libro de etiqueta no sirve para inspirar seguridad. No es fcil
encontrar a alguien con tu experiencia de sociedad.
Pareca decirlo admirativamente.
Lo que me asombra es la importancia que la gente le da a esas cuestiones. La
tradicin est muy bien, pero no todo hay que hacerlo segn el libro.
Eso slo puede decirlo alguien que conoce muy bien las reglas y puede
contravenirlas. Una cosa es dar un paso en falso social a sabiendas y otra muy
diferente hacerlo por ignorancia. El tpico caso del pobre paleto que bebe del cuenco
de lavarse las manos en un banquete.
Supongo que s que me identifico con la anfitriona que coge el cuenco y hace
lo mismo confes Olivia. Espero que no consideres mi actitud una forma de
esnobismo.
Te veo como un producto de tu educacin. Un producto muy hermoso y
elegante aadi, alargando una mano para acariciarle la mejilla; su mirada
admirativa se dirigi hacia su sencillo atuendo, consistente en una falda y una
blusa. Apuesto a que tambin te piden consejo sobre moda y belleza.
Era cierto, pero Olivia no contest por modestia. Estaba pensando que no le
acababa de gustar ser considerada un producto, un lujo.
Qu habras hecho si te hubieras casado con Eric o Sam? pregunt l de
pronto sin venir a cuento; era evidente que l tambin estaba sumido en sus

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pensamientos, Habras seguido trabajando? O habras dejado el trabajo y te


habras dedicado a hacer trabajo voluntario? Ya has dejado claro varias veces que no
eres una mujer con ambiciones profesionales le record.
No, no lo soy. Carezco del afn de competitividad necesario. Hago bien mi
trabajo, pero cuando salgo de la oficina, procuro olvidarme.
Entonces lo habras dejado despus de casarte? O no podras haberlo
hecho?
S, podra haberlo hecho, sin ningn problema, en ambos casos.
Eran tipos con ingresos altos?
Sam es ingeniero electrnico y Eric es directivo de una importante empresa
farmacutica. No romp con ellos porque no pudieran mantenerme dijo
desenfadadamente. Ni me fij en ellos porque pudieran mantener sin problemas el
estilo de vida al que estaba acostumbrada antes, si eso es lo que ests pensando. Te
pone nervioso que pueda estar haciendo planes respecto a ti?
Mi desasosiego tiene una base enteramente diferente.
Te importara explicarme cul es? O tengo que adivinarlo? Es algo
relacionado con nuestro pasado comn?
Ms o menos.
Probablemente sea mejor no entrar en una discusin abierta. Podramos
empezar mal el fin de semana sugiri Olivia.
S, sera una pena para m que echramos a perder el estado actual de cosas
alarg un brazo y le apret suavemente la mano.
Evidentemente, tena miedo de que la honestidad echara realmente a perder el
estado actual de las cosas entre ellos. Olivia tambin lo tema y, al igual que l, no
quera arriesgarse. Por tenue e insustancial que pudiera ser su relacin, no poda
imaginarse no salir con Reeves y que no formara parte de su vida cotidiana. Romper
con l era un pensamiento que no quera ni plantearse en aquel momento.
An no has contestado a mi pregunta dijo l. Habras dejado tu trabajo
despus de casarte?
A estas alturas ya debera saber que lo mejor es contestar directamente a tus
preguntas le dijo ella en tono de reproche. Si no, sigues dando vueltas y vueltas
como un hbil interrogador que eres. Por qu sientes tanta curiosidad por mis
compromisos con Eric y Sam?
No es curiosidad, sino inters. Tengo un intenso inters por ti.
Olivia suspir.
Qu mujer podra resistirse a un tacto as? Yo no, aunque se me ocurre un
centenar de temas de los que preferira hablar antes que ste. S, probablemente
habra dejado el trabajo durante un tiempo para dedicarme a la familia. Tanto Eric
como Sam deseaban tener familia.

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Carole Halston El orgullo del sur

Deseaba Reeves ser padre?, se pregunt Olivia. Aquel era uno de los temas de
los que habra preferido no estar hablando.
Deduzco que t tambin deseabas una familia dijo l.
S. Aunque la idea de ser madre me asusta realmente confes Olivia.
Viniendo de donde vengo, no he tenido ninguna oportunidad de cambiar paales y
preparar biberones, como Judy, por ejemplo.
Tuviste una niera record Reeves.
Qu te parece a ti lo de ser padre?
Encuentro la idea inquietante tambin. Mi padre es un buen hombre, pero no
era exactamente el modelo que querra para mi hijo seal Reeves.
No. Sin embargo, tu padre sera un maravilloso abuelo, no crees?
Reeves asinti despus de un momento y aadi, casi sombriamente:
Suponiendo que tenga alguna vez un nieto. Las posibilidades no parecen
muy grandes. Dudo que Doreen tenga hijos nunca. Y yo tengo treinta y cuatro aos.
Y era evidente que no tena ninguna candidata para esposa. Olivia dirigi la
mirada hacia el paisaje para que no viera su expresin mohna.
No tenas intencin de ser ama de casa?
Reeves haba reanudado el interrogatorio.
Olivia se ofendi ante la implicacin de la pregunta.
No soy un objeto decorativo. Da la casualidad de que me las arreglo bastante
bien en la casa. Judy y yo limpiamos el apartamento nosotras mismas. Reconozco
que no soy una cocinera maravillosa, pero s cocinar. Me he ofrecido a cocinar para ti
le record. Pero nunca has aceptado la invitacin.
Despus de que te has pasado el da entero trabajando en la oficina, no quiero
que te pongas a cocinar para m protest l tranquilizadoramente. No es
necesario.
eso?

Sencillamente, no puedes imaginarme en una situacin domstica, no es


Reeves sacudi la cabeza.

Me resulta difcil. Puedo imaginarte dirigiendo una casa y creando un


ambiente encantador, pero no pasando la fregona.
Hay miles de amas de casa americanas que hacen las dos cosas.
Mi esposa no tendra que hacer trabajo de casa.
Pues qu suerte para ella! dijo Olivia sarcsticamente, y trat de cambiar
de conversacin: Por cierto, me cae muy bien Alan Cramer. Va en serio con Kay?
Reeves le lanz una rpida mirada de soslayo.
Por qu lo preguntas?

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Ella sonri y respondi zumbonamente:


No es evidente? He sacado su nombre a colacin para conseguir que te
pusieras celoso.
Pues lo has conseguido dijo l, sonriendo a su vez, y alargando un brazo
para apretarle suavemente la mano.
La noche que estuvimos jugando al tenis con Alan y Kay sigui ella, se
me ocurri pensar que l y Judy podran gustarse. Su sentido del humor y sus
maneras tranquilas podran atraer a Judy. No me pareci percibir ninguna chispa
entre Kay y l.
No sale con ninguna otra aparte de Kay, pero no creo que tenga intenciones
matrimoniales. Si rompen, trataremos de juntarle con Judy. Estoy seguro de que le
gustar. Le encantan las rubias.
Cunto tiempo lleva con Kay?
Aproximadamente un ao y medio.
Pues me parece mucho tiempo para mantener una relacin que no va a
ninguna parte observ ella como sin darle importancia.
A Alan le gusta mucho Kay, y tienen el tenis en comn. El panorama de
soltera se hace muy tedioso cuando un hombre llega a la edad de Alan y ma le
apret otra vez la mano antes de volver a llevarla al volante. Aqu est nuestra
salida de la interestatal hacia la ruta turstica. Espero que podamos escaparnos en
algn momento para ir a dar un paseo por la playa al atardecer.
Olivia no contest, pues en parte no deseaba dejar el tema de las relaciones
prolongadas que no van a ninguna parte. Vea Reeves su relacin dentro de la
misma categora que la de Alan y Kay?
Estara bien escaparse, pero me extraara que pudiramos hacerlo sin
resultar groseros dijo ella cuando l se la qued mirando a la espera de una
respuesta. No es probable que tengamos mucho tiempo privado este fin de
semana.
Esta es la primera vez que soy invitado en la casa de verano de alguien
replic l. No s exactamente qu esperar.
Puedes esperar una comida maravillosa, un alojamiento muy cmodo y vida
social a raudales. Imagino que todo el grupo, los invitados de William y Debra y los
de Marcia y Clinton, se reunirn en una de las casas. Marcia y Debra Sue compartirn
la funcin de anfitrionas.
Reeves pareci asimilar las previsiones para el fin de semana.
Eso suena un tanto claustrofbico.
Es agradable solamente si ests con personas que te caen bien. Pero es
evidente que no apetece pasar tanto tiempo en compaa de alguien que te ataca los
nervios.

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Y a ti te va a resultar agradable, pasar el fin de semana entero con Duplantis


y su mujer cerca? No se me haba pasado por la cabeza que estaramos tanto tiempo
con ellos y sus invitados.
No excesivamente agradable reconoci sinceramente Olivia.
Bueno, y por qu no lo dijiste? le pregunt l, habra declinado la
invitacin.
Puedo hacer frente a la situacin. Si vas a ser miembro de la firma Duplantis,
tendrs que relacionarte mucho con l y Debra Sue.
William me ha pedido que le d una respuesta pronto dijo Reeves
seriamente. Comimos juntos un da de esta semana.
Un hecho que no le haba mencionado a ella, pens Olivia.
A estas alturas, ya te habrs decidido.
S, me he decidido.
Vas a mantenerme en suspense? Puedo guardar un secreto.
Despus de sopesar los pros y los contras, voy a aceptar la oferta.
Por qu no se lo haba dicho antes? Seguramente saba que estara interesada
en saberlo. Olivia se sinti excluida.
Ninguna reaccin? inquiri l. T has tenido mucha influencia en mi
decisin.
Ah, s?
Para m es importante subir puntos en tu apreciacin. Imagino que no te
sorprender.
Me complace que mi opinin tenga algn peso.
Mucho peso.
Olivia sinti una oleada de satisfaccin. Sonri a Reeves, sintindose de pronto
en el sptimo cielo.
Llegaron a Waveland, Mississippi. El aroma fuerte del Golfo de Mjico
impregnaba el aire.
aqu.

Esto te resultar familiar, no? observ l. Solas pasar el verano por


Olivia asinti.

La mayora de los padres de mis amigas tenan casas de verano por aqu le
sonri y le dijo en tono jocosamente acusador: Debas estar encantado de librarte
de m.
l sonri irnicamente, pero no lo neg.
Tena una envidia de mil demonios. Para m, pasar unos das en la playa era
lo ms parecido al paraso.

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Carole Halston El orgullo del sur

Te gustaba mucho la playa?


Me gustaban mucho las chicas en bikini. Mis hormonas estaban de lo ms
activas por entonces.
No ibas a la playa en coche con tu pandilla a celebrar fiestas playeras?
Al menos unas cuantas veces durante el verano.
Siempre te ponas muy moreno en verano record Olivia, conjurando
fcilmente una imagen del Reeves adolescente.
Igual que t.
Aquel recuerdo compartido no estuvo impregnado de pesar ni reproche.
En Bay St. Louis, Reeves se detuvo en un semforo en rojo delante del largo
puente que salvaba la baha del mismo nombre. Unas millas ms adelante estaba
Pass Christian, su destino.
Tendremos que salir los dos solos de fin de semana pronto dijo con cierto
anhelo Reeves. Podemos ir a un motel o alquilar un apartamento aadi. Un
da de estos quiero dormir contigo.
An no haban pasado una noche juntos en el piso de Reeves. l no lo haba
sugerido la noche que Olivia haba ido preparada sin que Reeves lo supiera. Ella se
haba ido a casa, pues necesitaba aliento para superar sus recelos.
Podemos dormir juntos este fin de semana le asegur ella. A nadie le
importar.
Pero t piensas que Marcia nos va a alojar en habitaciones separadas.
Eso es para preservar el sentido del decoro. Slo tenemos que ser discretos.
As que voy a tener que colarme a hurtadillas en tu cuarto tradujo l. No
es eso un poco hipcrita?
No, Marcia no es una mojigata, pero cree bsicamente en la moral a la vieja
usanza. Y yo tambin, ya que estamos aadi Olivia. Soy ms bien anticuada.
La verdad es que yo tambin soy bastante conservador y anticuado confes
l. No me importa nada ser discreto este fin de semana.
El semforo se puso verde, y Reeves apret el acelerador. El Porsche arranc
con fuerza y pareci dejar la conversacin atrs.
Olivia supuso que quera decir que crea en la familia y el matrimonio.
Seguramente se imaginaba a s mismo casado algn da con una mujer adecuada a
sus ideales.
Se pareca lejanamente ella a aquella mujer?
Desde el puente, la vista panormica era espectacular. Olivia decidi dejar sus
incertidumbres de lado y disfrutar de aquella belleza natural.

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En Pass Christian, Reeves sali de la autopista por una desviacin a la izquierda


y se intern por una calle que corra paralela a la carretera. Viejas mansiones con
grandes porches flanqueaban la tranquila calle, mirando hacia el amplio golfo.
Ya estamos. Esta es la casa de Clinton y Marcia dijo Olivia mientras se
acercaban a una imponente mansin de dos alturas con sendas alas extensas de una
sola planta. Unas esbeltas columnas corintias soportaban el prtico del porche de
entrada.
Reeves silb.
Ostras! dijo, frenando. Su casa de Garden District es modesta
comparada con esto.
Era de la abuela de Clinton. Vivi aqu durante todo el ao los ltimos
cuarenta aos o as de su vida.
Este lugar debe costar una fortuna mantenerlo observ l, agitando la
cabeza.
Seguro que s, pero la abuela dej tambin una fortuna exclusivamente para
eso. Hizo que sus abogados establecieran un fondo especial. Si no, este sitio se habra
convertido en una carga para sus herederos.
Debe ser bonito. Habas estado aqu antes?
Varias veces. Pero nunca con los maridos aadi, por si acaso l se estaba
preguntando si haba venido con compaa masculina. He venido ms de una vez
a pasar el da con Marcia y un ao organiz una fiesta slo para chicas con nuestro
crculo de amigas del colegio.
Un claxon son tras ellos, y un Mercedes los adelant y se intern por la
entrada de coches.
Esos eran Betty y John Duffy dijo ella, identificando a la pareja que iba en el
coche.
Conoc a los Duffy el da de la cena con los Hymer y luego nos vimos con
ellos cuando la actuacin de Baryshnikov Reeves no sonaba precisamente
entusiasmado.
No te caen bien? l es un encanto y ella no es tan cabeza de chorlito como
puede parecer.
Me parecieron agradables. Me cayeron bien dijo l, metiendo la marcha e
internndose por la entrada de coches.
Ocurre algo? inquiri Olivia, percibiendo la sbita reluctancia de
Reeves. Ests empezando a arrepentirte de haber aceptado?
Me pregunto si Marcia habr puesto a todo el mundo al corriente sobre m.
Sobre quin soy realmente dijo l.
A estas alturas, estoy segura de que todo el mundo conoce la conexin. Pero
no creo que el tema salga a colacin, si eso es lo que te preocupa.
A ti te resultara de lo ms embarazoso que saliera, no?

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Carole Halston El orgullo del sur

Ni lo ms mnimo declar ella. Pero nuestra relacin, pasada y presente,


es asunto nuestro.
El Porsche avanzaba a paso lento hacia la casa.
Olivia prosigui rpidamente, deseando tranquilizarlo respecto a sus
preocupaciones.
El tema que realmente me resulta peliagudo es el hecho de que Doreen y t
seis hermanos. S que me resultara violento que surgiera el tema del escndalo en
torno a mi abuelo. Pero la verdad es que no espero que se produzca ningn
momento embarazoso este fin de semana pos la mano sobre la de Reeves, que
rodeaba el volante. Vamos a intentar no llegar dando la impresin de que
lamentamos haber aceptado la invitacin. Aunque sea as.
Lo lamentas? inquin l seriamente.
He tenido sentimientos contradictorios desde el principio.
Por qu no me lo has dicho?
Porque no deseaba ser una carga. Los fines de semana como estos son una de
las ventajas que disfrutars como socio de William.
Reeves la mir estrechamente.
El motivo por el que he sido invitado es porque estoy saliendo contigo.
No, yo he sido invitada porque ests saliendo conmigo. Los dos hemos sido
invitados porque salimos el uno con el otro. Somos una pareja atractiva.
La idea de que l pudiera ser de alguna forma responsable de la invitacin no se
le haba pasado Reeves por la cabeza. Aquello pareci borrar su reluctancia.
Aceler y aparc tras el coche de los Duffy.
Marcia apareci entonces y los gui al interior de la casa. Poco despus llegaron
Cynthia y Charles Hebert, la tercera pareja que iba a alojarse con los Hymer. Se
produjo una jovial confusin mientras descargaban los equipajes y les asignaban las
habitaciones. Con todo el revuelo, les fue imposible a Reeves y Olivia escaparse solos
a la playa, tal como ella haba sospechado que ocurrira.
Aquella noche, Marcia hizo de anfitriona de los Duplantis y sus invitados de fin
de semana. Al atardecer, se reunieron todos a tomar ccteles delante de la piscina.
Entre bromas y gran hilaridad, despus de cenar se decidi en qu orden se jugaran
los partidos del torneo.
Reeves pareca haber estado pasndoselo bien hasta aquel momento. Se qued
muy callado, observ Olivia, hasta que el papelito con sus nombres sali por fin. Una
vez supo que sus oponentes iban a ser William y Debra Sue Duplantis, pareci
relajarse otra vez, pero se mantuvo muy atento mientras se acababa de completar el
cuadro de partidos.
Recordando el partido de ensayo contra Alan y Kay, Olivia sonri para s, al
darse cuenta de que el deportista competitivo que Reeves llevaba dentro haba salido
a la superficie. Al da siguiente, sin duda, iba a jugar para ganar.

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Carole Halston El orgullo del sur

Ests tratando de imaginar con antelacin quines pueden ser nuestros


oponentes en la final? le pregunt ella zumbonamente en voz baja.
Tanto se me nota?
Su rplica sali con rapidez, pero haba sonado un poco forzada.
Qu tal juegan los Duffy? le pregunt Reeves.
Olivia mir el cuadro. Betty y John Duffy iban a jugar con Sissy y George
DeMarco. El equipo que ganara aquel partido jugara contra Reeves y ella, si ganaban
a los Duplantis.
Probablemente ganen a los DeMarco murmur ella. Betty es mucho ms
atltica que Sissy, y el deporte favorito de George es el golf.
La expresin de Reeves le dijo a Olivia que aquella era la prediccin que haba
tenido la esperanza de or. William Duplantis eligi aquel momento para meterlos en
la conversacin, de modo que Olivia no tuvo ocasin de averiguar los motivos de
Reeves para preferir jugar al tenis contra los Duffy antes que los DeMarco.
Pensndolo retrospectivamente, se dio cuenta de que Reeves apenas haba
hablado con Sissy y George aquella velada. La nica vez que se haba separado de
Olivia, se dio cuenta ella, haba sido cuando Sissy se haba acercado para charlar
animadamente con los dos. Reeves se haba disculpado y haba ido a rellenar su copa
al bar.
Acaso haba estado evitando a Sissy?
Olivia haba olvidado que se hubieran encontrado con los DeMarco en el
concierto de Baryshnikov. Reeves haba explicado su frialdad refirindose a un caso
de negligencia mdica que estaba llevando en aquellos momentos.
Una horrible posibilidad se apareci sbitamente en la mente de Olivia: Tal vez
el mdico contra el que estaba llevando el caso Reeves era alguien a quien Sissy y
George conocan personalmente.
No poda ser. Aquel mdico tena que ser alguien de muy poco prestigio, un
matasanos, no poda tratarse de un colega de los DeMarco.
Una hora ms tarde, la reunin se dispers. Olivia se sorprendi vigilando
seales de frialdad por parte de Reeves hacia los DeMarco. Sin lugar a dudas, cuando
se despidi de ellos se mostr ms amable que simptico. Mentalmente, tom nota
de preguntarle al respecto.
El dormitorio de Reeves estaba situado frente al de Olivia en el pasillo. Tras
ponerse un bonito camisn, Olivia comenz a experimentar una sensacin de
expectacin nupcial, acompaada de los correspondientes nervios. Todas sus
conjeturas perturbadoras quedaron olvidadas.
Reeves abri la puerta al cabo de un momento y entr. Iba en zapatillas y
ataviado con un pijama a rayas rojas y blancas y un batn azul. Era evidente que
acababa de estrenar atuendo. Estaba encantador.

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Olivia llevaba un peignoir rosa a juego encima del camisn. Nada ms verla,
Reeves silb por lo bajo, y una luz admirativa ilumin sus ojos oscuros. Sonriendo de
regocijo y sintindose inesperadamente tmida, Olivia se acerc a l y comenz a
juguetear con el cordn de su batn.
Te has comprado un pijama nuevo? le pregunt.
No. Tengo un cajn lleno con los que me regala mi madre replic l. El
batn y las zapatillas tambin son regalo suyo.
T duermes sin pijama.
Duermo en ropa interior acarici el encaje de su peignoir. Y esto, es
nuevo?
Nuevecito. Te gusta?
Me gustas con l puesto dijo l con suave fervor. Aunque gustar no es
exactamente la palabra adecuada.
A Olivia le dio un salto el corazn ante su tono y su expresin. Contuvo el
aliento, esperando que sus siguientes palabras fueran Te amo con l puesto. Pero
Reeves la tom entre sus brazos y la bes, dejando sin expresar sus sentimientos.
Por un segundo, la decepcin le impidi responder. Le haba parecido el
momento ideal para verbalizar emociones profundas. Si l hubiera pronunciado
aquellas palabras, Olivia tambin habra expresado las suyas. Te amo con cualquier
ropa que te pongas.
Porque no adoraba sencillamente a Reeves lo amaba. Y l la amaba a ella.
La negacin de la palabra hizo que el despliegue de cario fsico mutuo fuera,
inusualmente, perturbadoramente intenso. Hicieron el amor con una ternura casi
insoportable que los condujo a un culmen de dolorosa y dulce satisfaccin. Olivia
yaci luego en silencio entre los brazos de Reeves, sintiendo que la felicidad pugnaba
con el temor dentro de ella.
Cmo? Hoy no tenemos conversacin? inquiri l, con voz llena de ardor
y posesividad.
Supongo que hemos cambiado de papeles murmur ella. Hoy me he
quedado muda. Bueno, no es cierto. Ms bien, no me atrevo a hablar por miedo a lo
que podra salir de mi boca.
Qu podra salir? la apremi l suavemente. Las mismas palabras que
me han estado ahogando durante semanas? Por qu crees que no me atrevo hablar
despus de que hacemos el amor?
Olivia tuvo que contener el temblor de emocin que se apoder de su cuerpo.
Quin va primero?
Yo. Te amo.
Ella le plant un beso en el pecho desnudo y not cmo todo l se estremeca.
Te amo.

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Reeves la abraz con tanta fuerza que no la dej respirar, pero su fuerza no hizo
sino contribuir a la sensacin de vulnerabilidad de Olivia.
El amor no es un sentimiento por completo agradable, verdad? dijo ella.
En realidad, no borra el elemento de incertidumbre, como ocurre en las pelculas y en
las novelas.
Puede que no sea por completo agradable convino Reeves, besndole el
pelo, pero yo no me cambiara por ningn hombre en el mundo en este preciso
instante.
Y yo no me cambiara por ninguna otra mujer.
Y ahora vamos a darnos las buenas noches y a dormir. Maana tenemos un
torneo de tenis que jugar.
Espero no ser un engorro dijo ella, preocupada, pero el suspiro que surgi
de lo ms hondo de su ser tena su origen en una preocupacin por completo
diferente.
No lo sers. No podras ser nunca un engorro para m. Tan slo estando en la
pista, hars que juegue inspirado para dejarte impresionada.
Se dieron las buenas noches y volvieron a pronunciar las recin halladas
palabras de amor. Olivia se pregunt, en el fondo de su corazn, si sera capaz de
pronunciar una variacin de aquella frase sustituyendo el te amo por confo en
ti.

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Carole Halston El orgullo del sur

Captulo 11
Al da siguiente, Olivia record su intencin de preguntarle a Reeves por su
frialdad hacia Sissy y George, pero no era una preocupacin acuciante que le pesara
en la mente. Adems, no hubo muchas oportunidades para una conversacin de
aquella ndole, ya que tuvieron muy poco tiempo para estar a solas.
La mayor parte de sus conversaciones privadas consistieron en intercambios
rpidos de frases. Pero una gran parte de la comunicacin entre ellos se produjo sin
palabras y llena de emocin y excitacin a travs de intensas miradas y caricias
furtivas.
Olivia poda sentir cmo dentro de ella la felicidad alcanzaba niveles de
beatitud, borrando su miedo a enamorarse de l. Todos los problemas a los que
haban de enfrentarse le parecan fcilmente superables, incluyendo el hecho de que
Doreen fuera su hermana. La falta de confianza de la noche anterior le pareca ahora
exagerada y desproporcionada.
Gracias a su forma atltica y a su superior habilidad jugando al tenis, ganaron
fcilmente los partidos del sbado y llegaron a las finales programadas para el
domingo por la maana. Olivia mejoraba con cada partido, y su sincronizacin era
cada vez mayor. Jugar al tenis haba formado parte de su educacin social. Y la
competitividad de Reeves resultaba contagiosa. Se sorprendi deseando ganar tan
slo porque era su compaera de juego. Cada tanto que ganaban era un logro mutuo,
un tanto para los dos.
A pesar de su agresividad en el juego, Reeves era todo un caballero en la pista.
Procuraba sacar con suavidad cuando su oponente era una mujer y reservaba sus
golpes ms fuertes y astutos para los hombres. Olivia senta crecer su orgullo por l.
Disfrutaba de los cumplidos que l reciba y perciba el sutil lenguaje que indicaba
que contaba con la aprobacin de aquellas personas pertenecientes a su mundo de
antes.
Reeves poda conseguir aumentar an ms su aceptacin en aquel mundo, lo
cual era evidentemente un objetivo para l. Tena la posibilidad de convertirse en un
hombre socialmente relevante, tal como pareca desear, siempre que cumpliera con la
condicin de casarse con una mujer aceptable, una mujer que pudiera ser un valor
aadido y no un engorro.
Olivia tena aquellas cualidades, a pesar de sus infortunios. Tena el linaje, la
educacin social y los contactos adecuados. La cuestin era si poda encajar en el
molde de Marcia y Debra Sue, y dedicarse a ser una mujer de alta sociedad como
nica ocupacin.
Olivia no haba esperado tener nunca nada en comn aparte del pasado con
Marcia, Sissy y Debra Sue. Y ahora, de pronto, era concebible que su vida fuera
similar a la de ellas si se casaba con Reeves.
La idea requera algn ajuste mental. Sera toda una transicin para ella, un
regreso desde un tipo de vida completamente diferente. Olivia era una persona
cambiada, una persona diferente de aquella en que se hubiera convertido de no

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haber sufrido sus infortunios. Su orgullo se basaba ahora en valores completamente


diferentes.
Pero la idea de convertirse en la compaera de Reeves era un pensamiento
gozoso. Olivia se record a s misma que no deba empezar a preparar la boda, sin
embargo, hasta que l no se lo propusiera. No era completamente seguro que sus
pensamientos estuvieran siguiendo el mismo rumbo que los de ella.
William y Debra Sue eran los anfitriones de la velada del sbado por la noche.
A ltima hora de la tarde, Olivia y Reeves entraron a ducharse y cambiarse. l estaba
callado y pareca sumido en sus preocupaciones.
Ante la puerta de la habitacin de Olivia, coment con cierto anhelo:
Imagino que no habr forma de escabullirse de la velada e ir a pasear solos
por la playa.
Sera una grosera.
Reeves asinti, resignado.
Podemos despedirnos despus de comer maana y parar en la playa de
vuelta a Nueva Orlens dijo ella consoladoramente, buscando animarlo. O tal
vez podemos acabar pronto la velada y buscar un ratito para ir a pasear por la playa
a la luz de la luna.
S, hagamos eso dijo l, pero el plan no pareci animarlo mucho.
A Olivia le dio la impresin de que era otra cosa lo que le preocupaba, pero no
tuvo ocasin de preguntrselo, porque Charles y Cynthia Hebert estaban subiendo
en aquel momento las escaleras de camino a sus habitaciones.
El paseo a la luz de la luna estuvo condenado a no ocurrir desde el principio de
la velada. Debra Sue sirvi unos canaps deliciosos con los ccteles y la cena acab
muy tarde. Despus de la cena, los Hymer y sus invitados se fueron todos juntos,
recorriendo a pie la distancia entre las dos mansiones. Poco acostumbrada como
estaba a tanto ejercicio fsico en un slo da, Olivia estaba demasiado cansada para
pasear a la luz de la luna. Reeves ni siquiera lo sugiri.
Conteniendo bostezos, las cuatro parejas se dieron las buenas noches nada ms
llegar a la casa. En su habitacin, Olivia se puso el camisn y el peignoir. Como
Reeves no apareciera a los pocos minutos, decidi ir a ver qu lo retrasaba.
No haba empezado siquiera a desvestirse, sino que estaba sentado en el silln,
profundamente sumido en sus pensamientos.
Te ocurre algo? le pregunt Olivia, preocupada, mientras cerraba
silenciosamente la puerta. Ests enfadado conmigo?
No, no estoy enfadado contigo se apresur a afirmar l. Por qu iba a
estarlo? se puso en pie lentamente. Dame un par de minutos.
Olivia sonri y dijo sugestivamente:
Puedo quedarme a ver cmo te pones el pijama?

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Carole Halston El orgullo del sur

Claro. De hecho, podemos dormir aqu. As no tendr que ponerme el pijama


se acerc a la cama doble y la descubri.
Olivia se quit el peignoir y se meti en la cama mientras l se desnudaba. Al
cabo de un momento se meti junto a ella, ataviado nicamente con los calzoncillos,
y la atrajo hacia sus fuertes brazos.
Solos al fin dijo ella con un suspiro de satisfaccin.
Aunque estaba agotada, no tena sueo y le apeteca hablar. Tal vez Reeves
compartiera con ella sus preocupaciones.
Hoy ha sido muy divertido. Nunca haba disfrutado tanto con el tenis.
S que lo ha sido convino l. Y ya he visto cmo has disfrutado aadi,
apretndola contra su cuerpo.
Eres realmente maravilloso.
Gracias. Es un juego que me encanta.
Todo el mundo se ha quedado impresionado con tu forma de jugar. Esta
noche he odo que John Duffy te propona apadrinarte si te interesaba entrar en el
Club de Campo de Nueva Orlens. Su padrinazgo te garantiza con casi total
seguridad que sers aceptado como miembro, no s si lo sabes aadi ella.
Pues ya me habrs odo decirle que s me interesaba.
S, te he odo replic Olivia.
Llevaba un par de martinis encima. No ser yo quien le recuerde la oferta
antes de que Olivia pudiera decir nada, observ: Tus abuelos se removeran en sus
tumbas. Eran miembros del Club, no?
S, lo eran.
Y Reeves tena razn, pens Olivia. Se removeran en sus tumbas.
William me ha ofrecido apadrinarme si quiero entrar en el Club de Tenis.
Naturalmente, s que su oferta es con condiciones.
Responder a ella una vez seas miembro del despacho Duplantis.
Eso es.
William es todo un admirador tuyo tanto en la pista como en los tribunales.
Me ha acorralado antes de la cena para decirme lo brillante abogado que eres y para
reclutarme como aliada suya en convencerte de que te unas a Duplantis & Duplantis
la voz de Olivia reflejaba el orgullo que senta por Reeves.
Te he visto hablando con l. Y Debra Sue tambin.
Ninguno de los dos tenis motivos para los celos. No queda ni una chispa
entre William y yo. l se siente culpable conmigo, sospecho, y probablemente es
consciente de que no siento mucha admiracin ni respeto por l como hombre.

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Confidencialmente, te dir que no le tengo en mucha estima como abogado.


Alan Cramer tiene una mente legal mucho ms despierta. Y lo mismo los dems
abogados de mi edificio.
Olivia esper, pensando que iba a aadir algo ms. Al ver que no lo haca, fue
ella quien sigui el hilo de su discurso.
Seguramente Duplantis & Duplantis tendr abogados astutos.
Por supuesto que s dijo l, suspirando.
Olivia lo bes en la mejilla.
Bueno, soy de la opinin nada parcial de que pronto sers el abogado estrella
de Duplantis & Duplantis.
Ests completamente a favor de que haga este cambio en mi carrera, no?
an?

Todo parece indicar que es un cambio a mejor para ti. Ests dndole vueltas
La verdad es que no pero suspir otra vez mientras la abrazaba con fuerza.
Olivia frot la mejilla con la suya.

Hablemos de otra cosa hizo una breve pausa y dijo: Hay algo que he
estado deseando preguntarte. Por qu te sientes tan incmodo con los DeMarco?
Tiene algo que ver con el caso de negligencia mdica que llevas?
El brazo que Reeves mantena en torno a los hombros de Olivia se tens como el
acero.
S, tiene algo que ver afirm finalmente.
Me lo tema dijo ella pesarosamente. Por favor, dime que el mdico
demandado no es un profesional de renombre amigo de ellos el alma se la cay a
los pies cuando Reeves no contest. Reeves, no me digas que ests llevando una
demanda contra un mdico reputado!
Voy a pasarle el caso a otro abogado dijo l gravemente. Pero solamente
por el conflicto de intereses. El peso de la evidencia contra el mdico indica a las
claras que se trata de un caso de negligencia grave.
Aceptar tu palabra Olivia no quera entrar en una discusin en torno al
caso. Pero me alegro de que vayas a pasarle el caso a otro abogado. Has decidido
hacerlo este fin de semana?
No, hace semanas.
Entonces, por qu se mostraba tan tenso con Sissy y George? Ellos no tenan
que saber necesariamente que l haba tenido ninguna conexin con el caso.
No has podido encontrar otro abogado?
No, hay una muy buena que se dedica a los casos de negligencia mdica. No
he hablado con ella an, pero confo en que aceptar con gusto a mi cliente. Ya he
hecho todo el trabajo preparatorio le explic.

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Olivia poda percibir la reluctancia en su voz. Era evidente que no le complaca


especialmente tener que pasar el caso, tal vez debido a que haba una fuerte suma de
dinero en juego.
Estoy segura de que a la larga ser lo mejor dijo tranquilizadoramente.
Con el tiempo, te alegrars.
Eso espero dijo l. He quedado con mi cliente el lunes.
Bien. As podrs intimar con los DeMarco con la conciencia tranquila lo
abraz. Y ahora olvidemos tu trabajo por un rato y vamos a mantener una
conversacin de almohada, eh? Empezar yo. Te amo, seor abogado y as de la
pista de tenis.
Te amo dijo l en voz baja, mientras alargaba un brazo para apagar la
lamparilla y sumir la habitacin en la oscuridad.
Hoy me siento muy feliz le confes ella. Ms feliz de lo que me he
sentido en aos.
Quiero hacerte feliz, Olivia.
Ella dese que su voz sonara tambin ms feliz.
Podra acostumbrarme fcilmente a dormir en la misma cama contigo dijo
ella. Aqu estamos como un viejo matrimonio, yo con mi camisn y t en ropa
interior la mano de Reeves descendi por su espalda y Olivia se estremeci de
placer. Te he dicho alguna vez que tienes unas manos de lo ms expertas y
maravillosas?
Hay cosas que merecen ser odas muchas veces sugiri l en tono profundo
e ntimo.
La fatiga y el sueo de Olivia estaban desvanecindose por momentos. Puso su
mano a trabajar y no tard en descubrir que l estaba duro y excitado.
No ests en condiciones de dormir observ ella.
Reeves le estaba acariciando la piel desnuda por debajo del camisn. Su mano
se desliz entre sus muslos. Ella inhal mientras l exploraba con dedos delicados y
comentaba sus descubrimientos, murmurando:
T tampoco ests en condiciones de dormir, que digamos.
Me encanta que me toques ah susurr ella y gimi cuando l le arranc un
espasmo de placer a travs de sus caricias y frotamientos.
Me encanta tocarte ah y en todas partes.
Reeves gimi de intenso placer cuando ella comenz a acariciarle ntimamente
sin dejar de hacer comentarios explcitos y apreciativos. Siguieron con aquel grfico
dilogo de amantes mientras hacan el amor, pero era un dilogo lleno de matices e
intenso afecto.
Nada fue comparable al intenso gozo que Olivia experiment cuando Reeves
entr en ella mientras deca:

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Te amo, Olivia.
Su clmax fue slo un valor aadido.

Reeves no haba credo realmente nunca en el poder del amor, pero en aquel
momento se haba vuelto creyente. Haba estado encaprichado con mujeres muchas
veces, pero aquello era diferente. Era serio. Era alarmante. Por primera vez, Reeves
entendi cmo un hombre poda llegar a traicionar principios, a comprometer
ideales, a cambiar de forma de ser, por una mujer.
Porque el que Olivia estuviera enamorada de l era un milagro que no se
atreva a creer hasta que no demostrara ser cierto y duradero. No poda acabar de
aceptar que lo amara a l, al hombre que era. Pero Reeves deseaba con todas sus
fuerzas ser el hombre al que ella pudiera amar, el hombre con el que deseara casarse.
Si era necesario, se adaptara al modelo de William Duplantis, porque, en el
fondo, estaba convencido de que Duplantis representaba el marido ideal de Olivia:
con xito, educado, civilizado, altamente respetable. Cuanto ms se pareciera a
Duplantis y menos a Eric y Sam, sus ex prometidos, ms posibilidades tendra
Reeves de poner un anillo en el dedo de Olivia.
Le caan bastante bien los Hymer, los Duffy e incluso los DeMarco. Con el
tiempo, tal vez incluso le parecieran ms interesantes como personas. Quizs se
desarrollara entre ellos una relacin ms profunda. Acabara por sentirse a gusto con
ellos, sin tener que estar pendiente de portarse con el mximo de sofisticacin.
Aquellas reuniones sociales le resultaran agradables y no tan banales y superficiales.
Lo importante era que Olivia se sintiera feliz y realizada. Reeves poda
adaptarse por ella. Aquel fin de semana era la prueba fehaciente de que aquel segua
siendo su mundo y no Metairie. Reeves se senta bien vindola. Su sonrisa, su voz, su
risa, toda su actitud indicaba a las claras que se encontraba feliz en su elemento.
Como su esposa, podra regresar al Nueva Orlens elegante con la cabeza bien
alta. Podra recibir en su casa, presidir comits benficos y volver a su antigua vida.
Aquello era lo increble y lo irnico de toda aquella situacin.
A Reeves le resultaba vertiginoso pensar que era l, Reeves Talbot, quien poda
darle a Olivia todo aquello. A cambio, l podra tenerla a ella como compaera para
toda la vida. Cualquier sacrificio pareca poco ante aquello.
El domingo, Reeves ya haba llegado a la conclusin de que no haba posible
vuelta atrs para l. Haba confeccionado todo el programa aquel fin de semana: se
unira definitivamente a Duplantis & Duplantis y se modelara a s mismo como el
marido ideal de Olivia.

Reeves hizo el ltimo tanto del partido. Y fue el de la victoria definitiva.


Mientras los aplausos entusiastas sonaban en torno a ellos, Olivia dej caer la raqueta

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y gir sobre s misma con los brazos al aire. Esbelta, sexy y encantadora con su traje
de tenis, corri hacia l, le arroj los brazos al cuello y lo bes delante de todo el
mundo.
Hemos ganado! Somos los campeones! exclam ella, mientras Reeves la
abrazaba con fuerza, alzndola del suelo.
Es ma!. Reeves estaba exultante. La he ganado!.
A continuacin vino la ceremonia, medio en broma, medio en serio, de entrega
de premios. Posaron para las fotos, sosteniendo una ornamentada copa de plata en la
que se grabaran sus nombres, en la mejor tradicin de Wimbledon.
Esto quiere decir que tenis que venir el ao que viene a defender vuestro
ttulo les inform un coro de voces.
Varias de las mujeres aadieron una prediccin:
No sern el equipo Talbot y Prescott el ao que viene, sino los Talbot. Qu
os apostis?
La respuesta fue una ruidosa unanimidad.
Sonrojndose, Olivia busc la mirada de Reeves. Su belleza lo dej sin aliento.
Su cabello negro formaba un glorioso halo de ondas y rizos en torno a su rostro,
enmarcndolo. Sus ojos eran de un increble tono violeta azulado. El color rosa tea
su cutis delicado y cremoso. Estaba radiante de felicidad. Resplandeca de orgullo y
adoracin.
Orgullo por l. Adoracin por l. Reeves le sonri, sin preocuparse de que en su
rostro estuviera claramente grabado el mensaje de que se senta el ms afortunado de
los hombres porque ella lo estuviera mirando con aquella expresin.
En aquel momento pblico, hasta la ms pequea duda se desvaneci. Olivia se
casara con l. Reeves poda decir en aquel preciso instante: Qu te parece la idea?
y ella habra aceptado su propuesta con el mismo desenfado. Ms adelante, l podra
repetir la propuesta, a travs de la pregunta tradicional: Quieres casarte
conmigo?. La respuesta de Olivia sera emocionantemente simple: S.
Reeves casi se dej llevar por el impulso, pero algo lo contuvo. En cambio, la
bes suavemente en la boca, como dando a entender sin palabras que el ao
siguiente seran sin duda marido y mujer.
De aqu al prximo torneo, Olivia y yo tendremos tiempo de practicar dijo
a modo de advertencia.
Inmediatamente se produjo una discusin sobre cmo podan quedar para
practicar durante los siguientes meses. El foco de atencin se apart de ellos dos.
Olivia no mostr ningn signo exterior de que Reeves la hubiera decepcionado, pero
l not que haba sido as.
El paseo por la playa no se materializ tampoco aquella tarde. El sol segua
brillando cuando salieron de la casa de los Hymer a media tarde. Decidieron
conformarse con tomar la carretera de la playa hasta Ocean Springs de vuelta a
Nueva Orlens.

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Siento que no podamos ir a la playa dijo Olivia sin demasiado pesar. La


prxima vez.
La prxima vez convino Reeves.
Ella mir por la ventanilla.
Al fin ha resultado un fin de semana maravilloso. Me alegro de que
decidieras aceptar. La compaa era agradable y la comida deliciosa. Hemos tenido
un tiempo perfecto y hemos hecho cantidad de ejercicio lo mir, sonriente. Y la
guinda ha sido tenerte como compaero de habitacin.
Ah, crea que no lo ibas a decir nunca dijo l zumbonamente, en un
esfuerzo por adecuarse al buen humor de ella.
Y t parecas estar disfrutando tanto como yo.
Aquella afirmacin requera una respuesta tranquilizadora.
Realmente me lo he pasado bien. Marcia y Clinton son unos anfitriones
fantsticos. El grupo no poda haberse mostrado ms afable. Ha sido un fin de
semana muy agradable Reeves alarg el brazo para apretarle la mano a Olivia. Y
he podido estar contigo. Eso ha sido lo mejor.
Le caes muy bien a todo el mundo.
Les ha gustado la parte de mi personalidad que les he mostrado, al menos
replic l. Todos nos hemos portado exquisitamente.
La cortesa te surge de forma natural. Y sabes cmo mantener una
conversacin amena su voz se llen de regocijo. Incluso conseguiste parecer
interesado y decir cosas inteligentes cuando Betty Duffy se dispar con el tema de
sus nios.
Eso s que fue la prueba de fuego confes Reeves. El ser un buen
abogado requiere tener cierto talento de actor. Yo he intentado causar una buena
impresin este fin de semana. Imagino que te habrs dado cuenta. Yo no estaba en mi
elemento natural, como t. Estaba tenso.
Pues no se te ha notado, desde luego.
Reeves no poda dejar el tema. Una cierta compulsin de sinceridad le hizo
proseguir y manifestar su inseguridad:
He estado nervioso todo el rato. No te has dado cuenta? Este era el primer
torneo de tenis que jugaba en pistas privadas en el jardn de unas mansiones de
verano que casi son castillos.
No tardaras en acostumbrarte. Marcia y Clinton probablemente nos inviten
otra vez antes de que termine el verano, y la prxima vez ser para ir a navegar.
Durante el verano, tienen el velero aqu.
Deja que adivine. Celebran una regata privada tambin.
Olivia se ech a rer.

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No, que yo sepa, pero si as fuera, nuestro equipo sera el ganador. Estoy
segura de que eres un marino maravilloso tambin.
Slo he navegado a vela un par de veces.
Aun as, seguro que eres maravilloso insisti ella.
Olivia suspir de satisfaccin y cambi de tema, comentando los modelos de
baadores que llevaba un grupo de adolescentes que jugaban al voleibol en la playa.
Reeves no tuvo ocasin de exponer la reaccin que le haba causado la mencin
a la posibilidad de pasar otro fin de semana de confraternizacin con los Hymer y su
crculo ntimo. La idea le resultaba asfixiante. Confiaba en que la invitacin no se
materializara hasta transcurridos varios meses.
Cuando tuvieran oportunidad de tomarse otro fin de semana largo, quera
pasarlo con Olivia, no en grupo y, desde luego, no con el mismo grupo. Si tuviera
que elegir acompaantes, prefera otra pareja que no estuviera casada y asentada.
Alan y Kay, por ejemplo.
Me siento ridculamente feliz dijo Olivia. Y todo es por nosotros.
Reeves saba que la felicidad de Olivia no provena nicamente de la relacin
entre ellos. Era la imagen global lo que la llenaba de optimismo de cara al futuro. l
no era sino un componente ms de aquella imagen, pero era mejor aquello que no
formar parte en absoluto del cuadro.
Reeves poda ganar donde los desafortunados ex prometidos de Olivia haban
fracasado.
Sus vnculos familiares con sus padres y su hermana no tenan por qu
constituir un obstculo insalvable. Reeves poda mantener sus relaciones familiares
independientes de su matrimonio. No haba nada que le impidiera hablar con sus
padres por telfono tan a menudo como lo haca en aquel momento. Poda ir a
visitarlos a Florida una o dos veces al ao, con o sin ella.
En cuanto a su hermana, la verdad era que tenan muy poco en comn, aparte
del hecho de ser hermanos. Al margen de con quin se casara Reeves, no era muy
probable que recibiera regularmente las visitas de Doreen. Iba contra sus
convicciones no tener la posibilidad de invitarla a su casa en absoluto, pero era una
situacin que estaba dispuesto a tolerar con tal de compartir un hogar con Olivia.
Reeves poda quedar con Doreen a comer y hablar con ella por telfono tan
poco a menudo como en aquel momento. Ambos podan planear algn viaje juntos a
Florida para reunirse toda la familia de vez en cuando.
Le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, por supuesto, pero Reeves
nunca haba pensado que su esposa tuviera que adaptarse a su familia. La vida de
casado inclua familia por ambas partes, era evidente, pero era un pensamiento al
que no haba dedicado mucha atencin.
Olivia no tena familia, as que l no tendra problemas con posibles cuados.
Aquella era la otra cara de la moneda.

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Durante el trayecto a Nueva Orlens, la mente de Reeves estuvo trabajando en


dos direcciones a la vez. Por una parte, mantena la conversacin con Olivia y estaba
concentrado en el presente, mientras por otra pensaba en el futuro y buscaba
soluciones pragmticas a los problemas.
Se le ocurri pensar que los problemas deban ser de los dos, no suyos
solamente. Deba estar exponindole sus preocupaciones a Olivia, en lugar de tratar
de resolverlos anticipadamente por su cuenta. El matrimonio era una sociedad, con
concesiones y adaptaciones por ambas partes.
Al menos, aquella haba sido la definicin para l.
Llev a Olivia directamente a su apartamento de Metairie.
Despus de meter su equipaje dentro e intercambiar algunas bromas con Judy,
resisti la tentacin de quedarse ms rato. Al da siguiente tena que presentar un
caso en los tribunales y necesitaba preparar el sumario, entre otras cosas.
Quieres decir que esos discursos maravillosos que se echan los abogados en
las pelculas delante de los tribunales no son improvisados? inquiri Judy. Qu
desilusin!
Judy es muy aficionada a las series y las pelculas de tribunales dijo Olivia.
Judy se dirigi a l seriamente:
Dime una cosa en serio, Reeves. Hay algn abogado a quin le preocupe
verdaderamente que prevalezca la justicia? O se trata solamente de ganar el caso y
llevarse una minuta lo ms jugosa posible?
Hay unos pocos de nosotros a quienes realmente nos preocupa replic l
con la misma seriedad. A m me importa mucho y puedo responder personalmente
por algunos de mis colegas con los que estoy asociado. A uno de ellos, Olivia lo
conoce. Alan Cramer.
Reeves y yo tenemos pensado emparejarte con Alan cuando haya dejado a su
actual novia dijo Olivia desenfadadamente.
Reeves saba que Olivia no haba tenido la intencin de cortar su respuesta,
pero se sinti frustrado. Sus palabras haban estado dirigidas a ella, en realidad, y no
a Judy. Haba querido que escuchara de sus labios cules eran sus criterios para
aceptar a unos clientes y rechazar a otros por muy altas que fueran las minutas.
Como abogado de Duplantis & Duplantis no tendra aquella libertad.
Olivia lo acompa a la puerta, donde lo abraz y lo bes y se despidi de l
con una reluctancia que en parte alivi la profunda insatisfaccin que l senta en su
interior.
Ya te echo de menos le dijo ella en voz baja. Me llamars antes de
acostarte para darme las buenas noches?
Reeves se lo prometi, sin ser consciente de que iba a romper aquella promesa.

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Se dirigi a su despacho. Desde all llam a su piso para escuchar los mensajes
del contestador. Uno de ellos era de Rachel Wade. Le hizo maldecir violentamente y
revivir toda su indignacin ante el caso de su marido.
Bill Wade se haba pegado un tiro aquella maana en un intento de suicidio.
Estaba hospitalizado en estado grave.
No haba nada que Reeves pudiera hacer en el hospital, pero la desesperacin y
la impotencia que reflejaba la voz de Rachel Wade le retorcieron las entraas. Sinti
la obligacin humana de acudir a expresarle su condolencia y a tratar de alentarla a
que mantuviera el coraje. Si poda ayudar de alguna forma, ya se le ocurrira.
Estaba sentada en la sala de espera. Con ella estaban los dos hijos mayores y
otros varios miembros de la familia. Todos parecieron alentarse ante su presencia.
Le agradezco mucho que haya venido, seor Talbot repeta la seora Wade
una y otra vez.
Y si mi pap m-muere? le solt a Reeves el hijo adolescente, mientras
tragaba saliva y luchaba por no hundirse. Quiere decir eso que no se puede
demandar al mdico por lo que hizo?
No, no significa eso, Billy replic Reeves gravemente. No significa eso en
absoluto.
Bien. Porque es culpa suya. Fue l quien dej a mi padre as. Ojal alguien
matara se le quebr la voz. Lo matara a l.
Billy! No digas eso! lo reprendi seriamente su madre.
Pues es lo que deseo. As no podra operar a nadie ms.
Reeves entenda perfectamente a aquel muchacho que, gracias al doctor Bella,
no podra volver a jugar al ftbol con su padre ni luchar con l en el saln de su casa.
Realmente hay algn abogado a quien le importe que prevalezca la justicia?.
La pregunta de Judy reson en su mente. La respuesta de Reeves fue clara tambin:
A m.
Mientras se alejaba del hospital, Reeves supo que no iba a pasarle el caso de Bill
Wade a otro abogado. Sencillamente, no era lo que deba hacer, ni como abogado, ni
como hombre.
Lo haba sabido en todo momento.
En todo momento haba sabido que trabajar de abogado para Duplantis &
Duplantis no era para l.
Podra entenderlo Olivia? Era esperar un milagro, pero decidi mantener la
esperanza de que realmente lo amara a l.
Al da siguiente, Reeves lo sabra. Se lo contara todo, el caso Bill Wade en el
que estaba implicado el doctor Bella; su intencin de rechazar la oferta de Duplantis
& Duplantis; sus dudas e incertidumbres respecto a ella.
Esta noche no la llamara.

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No confiaba en sonar normal y no delatar que algo ocurra.

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Captulo 12
No me escondas nada! Has recibido una propuesta de matrimonio de
Reeves este fin de semana? le pregunt Judy ansiosamente a Olivia en cuanto
volvi a la sala de estar.
No, no me ha pedido que me case con l. Pero me ama. Y yo lo amo. Lo amo
de verdad, Judy Olivia suspir de felicidad, mientras se dejaba caer en un silln.
Es as de autntico. Es cierto que se sabe cundo una ha encontrado al hombre de su
vida.
No te lo he dicho yo siempre? Olivia, me siento tan feliz por ti que se me
pone la carne de gallina se estremeci y se frot los brazos. Descrbeme en
detalle cmo has sabido que Reeves y t estis hechos el uno para el otro.
Nos admiramos. Casi exploto de orgullo cuando estoy con l, y no slo por lo
atractivo que es. Tiene tantas cualidades No he descubierto ni un solo fallo en su
carcter ni en su personalidad. Y l parece pensar que soy perfecta exactamente tal
como soy. Me hace sentirme bien conmigo misma.
Tan diferente es de tus anteriores compromisos? No te hacan sentirte bien
contigo misma?
S, pero no hasta este punto. Yo no era perfecta para ellos de la forma en que
lo soy para Reeves. Puedo ser la esposa perfecta para l, hacerle feliz.
Y l, es el marido perfecto para ti? Deseis las mismas cosas en la vida?
Puedo hacer que sus objetivos sean los mos. Obtendr una enorme
satisfaccin del hecho de ser su compaera. Mi autoestima no sufrir en nada aunque
mi principal reconocimiento venga nicamente por ser la seora de Reeves Talbot
la voz de Olivia sonaba soadora, pero llena de certidumbre.
Viviris en el centro de Nueva Orlens?
Me da la impresin de que va a querer vivir en el Garden District.
Probablemente llevemos una vida social de lo ms activa. Pero tambin tendremos
una vida familiar normal. Ya me encargar yo de eso. Me asegurar de que nuestros
hijos crezcan en un hogar seguro y reciban valores slidos se abraz a s misma,
arrebatada con la imagen. Judy, como no me proponga pronto matrimonio, no s si
voy a poder esperar. Acabar proponindoselo yo a l!
No, no hagas eso le aconsej Judy. Deja que sea l. Estoy segura de que
est planeando hacerlo de la forma ms romntica. Velas, rosas, champn y toda la
pesca su voz se fue apagando. Oh, querida. Y su hermana? Se me haba
olvidado por completo.
Olivia tambin haba apartado a Doreen de su mente. Se encogi de hombros.
El hecho de que es su hermana es ineludible. Pero no dejar que nos separe.
Sabe Reeves que as es como lo ves? Tal vez deberas decrselo. Tal vez est
pensando que su familia pueda ser un obstculo.

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Ya le he comentado ms de una vez el afecto que senta por sus padres.


S, pero no dejaban de ser tus criados. Acabas de decir que Reeves no tiene
ningn fallo de carcter. Recuerda que al principio de vuestra relacin, lo acusaste de
tener prejuicios de clase. Han desaparecido? O podra estar disimulando un
complejo de inferioridad?
Un complejo de inferioridad! Olivia buf. Me resulta difcil imaginarlo.
Le impresiona la riqueza, pero emana un aura de saludable seguridad en s mismo.
Estoy de acuerdo en que es difcil imaginarlo admiti Judy. Volviendo a
Doreen, no estars obligada a invitarla a tu boda?
Olivia asinti.
S, tendr que invitarla. Pero dudo que venga, me odia ms de lo que yo la
odio a ella. Despus de nuestro encontronazo en el Barrio Francs, casi me dio pena.
Reeves me ayud a ver las cosas mejor desde el punto de vista de su hermana.
Es consciente Reeves de que tus sentimientos hacia Doreen se han
suavizado?
Supongo que no. Ni siquiera hablamos de Doreen. Pero, dado que no me ha
hecho ninguna proposicin, no ha habido oportunidad de decirle que no excluira a
su hermana de nuestra boda.
Te la har pronto dijo Judy.
Olivia se mordi el labio, ligeramente preocupada.
Hay algo ms que mi actitud que considerar. Ni siquiera le he preguntado si
le ha comentado a sus padres que est saliendo conmigo. Y si no lo aprueban? Tal
vez me recuerden como una nia malcriada.
Apuesto a que estn encantados de tenerte como nuera. Y ahora, me muero
de ganas por saber cmo te ha ido el fin de semana. Qu comidas se han servido?
Tenas criados? Descrbeme las casas
Presion a Olivia para que le contara detalles, y Olivia se los ofreci de buena
gana, satisfaciendo la curiosidad de su amiga respecto a un tipo de vida que
encontraba irresistiblemente fascinante.
Ms tarde, aquella noche, mientras se preparaba para acostarse, Olivia se
sorprendi pensando: habra sido menos agradable ese fin de semana si la escala
hubiera sido ms modesta? Y si las casas hubieran sido menos grandes y lujosas? Y
si hubieran comido hamburguesas y perritos calientes a la brasa y hubieran bebido
refrescos y cerveza?
No habra sido el mismo fin de semana. Pero podra haber sido divertido de
una forma diferente, aun con gente diferente, siempre que se hubiera tratado de
personas que les gustaran a Reeves y a ella.
Lo nico que no podra haber cambiado era el que Reeves hubiera estado all.
Su presencia haba hecho delicioso el fin de semana.

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Cuando llamara aquella noche, y estaba esperando su llamada en cualquier


instante, le dira todo aquello, por si no lo haba descubierto por su cuenta.
Olivia se acomod en la cama con una revista. Pronto comenz a luchar contra
el sueo. A las once y media ya se haba quedado dormida varias veces,
despertndose con la luz de la lamparilla.
A Reeves deba habrsele hecho tarde y no habra querido arriesgarse a
despertarlas a ella y a Judy. Despus de pensrselo un poco, decidi no llamarlo, por
si lo despertaba de un sueo profundo. Probablemente estaba experimentando
aquella sensacin de agradable fatiga despus de todo el ejercicio del fin de semana.
Buenas noches, amor mo. Que duermas bien. Apag la lmpara, envindole
su ltimo pensamiento y se acurruc en la cama, caldeada por su amor y
completamente segura de que l no haba roto deliberadamente su promesa de
llamarla aquella noche.
Tena absoluta confianza en Reeves

Olivia, soy Sissy.


La primera reaccin de Olivia fue de decepcin. Toda la maana haba estado
esperando que Reeves la llamara al trabajo, pero hasta el momento no lo haba hecho.
La sensacin de frustracin se desvaneci inmediatamente al darse cuenta de que
Sissy estaba preocupada de verdad.
Hola, Sissy. Te ocurre algo? Siempre te lo noto en la voz.
hoy?

Ocurre algo, pero prefiero no hablarlo por telfono. Podras comer conmigo

Bueno, claro que s Olivia vio que eran las once y media. Pero no me
dejes intranquila. Qu sucede? Estis bien t, George y los nios? No ser algn
problema grave de salud.
No, no nos han diagnosticado a ninguno una enfermedad incurable su tono
era de una amargura poco caracterstica en ella. Ninguna nueva, al menos. La crisis
que ha surgido se refiere a mi padre, Olivia.
El doctor Bella?
Te lo explicar mientras comemos.
Despus de colgar, Olivia llam al despacho de Reeves, sin esperar realmente
que estuviera all. Supuso que estara en los tribunales y que no haba podido
telefonearla. Si no, ya la habra llamado a aquellas alturas para disculparse por haber
roto su promesa la noche anterior.
Su secretaria, Joan, le confirm que estaba en los tribunales y que estara
ocupado todo el da. Le mencion el nombre del juez.
Mientras prosegua su trabajo, Olivia pens con una oleada de orgullo que le
gustara ver a Reeves en accin. Un da de estos se acercara a los tribunales.

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Carole Halston El orgullo del sur

Durante los siguientes cuarenta y cinco minutos sus pensamientos se centraron


en Sissy. Qu problema podra aquejar al doctor Bella? Sera algo de salud? Sera
alcohlico el doctor Bella? Para su consternacin, Olivia no encontr aquella
posibilidad descabellada. Cundo le haba visto sin una copa en la mano?
El hecho de que Sissy acudiera a ella con el problema fue lo que le hizo intuir
aquello. Entre las amigas ntimas de Sissy, quin mejor que Olivia poda entender la
vergenza y el azoramiento que implicaba la prdida de respeto por una figura
paterna?
A sugerencia de Sissy, haban quedado en un restaurante chino de comida para
llevar cerca del apartamento de Olivia. Plida y visiblemente consternada, Sissy sali
de su BMW cuando Olivia lleg al aparcamiento.
Las dos mujeres se abrazaron con fuerza.
No puedes imaginarte lo horrible que es esto dijo Sissy, y aadi
inmediatamente: S, claro que puedes, despus de todo lo que pasaste con tu
abuelo.
Ya dentro de su apartamento, Olivia la gui a la cocina. Sissy se sent a la mesa.
Sin ningn prembulo y con una nota de desesperacin en la voz, anunci:
Mi padre es alcohlico, como supongo que habrs sospechado alguna vez. Ha
malogrado una operacin. Lo van a demandar por negligencia.
Demandar por negligencia? repiti Olivia, horrorizada. Al doctor
Bella?
Anonadada, se dej caer ante la mesa, olvidando la comida.
El caso se presentar ante un comit medico. Su compaa de seguros pagar
una cantidad enorme, pero la noticia se correr. Todo el mundo lo sabr. Oh, Dios,
Olivia, mi pobre madre! No podr volver a levantar la cabeza. Y mi padre se matar
a beber, tratando de ahogar su culpa por haber echado a perder la vida de ese
hombre. Es todo una pesadilla Sissy enterr el rostro entre las manos. Ojal
pudiera despertarme y descubrir que es todo un mal sueo.
Conozco la sensacin dijo Olivia en tono reconfortante.
Dese poder decirle: Todo saldr bien, pero no todo poda salir bien. Su
mente rebusc alguna salida.
No se puede rehacer la operacin y corregir el dao causado?
Sissy sacudi la cabeza. Sus palabras sonaron ahogadas.
No, varios nervios resultaron seccionados.
Es algo que pueda ocurrir fcilmente durante una operacin delicada? Tal
vez no sea un caso claro en que la culpa sea de tu padre.
Es un caso claro Sissy alz el rostro congestionado. La nica esperanza es
detener el juicio antes de que el asunto llegue a un nivel estatal. Tal vez as podra
evitarse el escndalo pblico. Yo confiaba en que Reeves pudiera ayudarnos.
Naturalmente murmur Olivia, experimentando un sbito escalofro.

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Santo Dios, el caso de negligencia mdica que estaba llevando Reeves, no


sera contra el doctor Bella? No, naturalmente que no!
Una sensacin de terror se apoder de ella lentamente.
Las piezas encajaban todas, empezando por su nerviosismo cuando, en su
primera cita, se haban encontrado con el doctor y la seora Bella y con George y
Sissy. Su desasosiego respecto a Sissy y George el fin de semana comenz a cobrar
otro sentido bajo aquella luz siniestra.
Por favor, Seor, que no sea cierto. Le resultaba insoportable pensar que
poda haber estado enamorndose de Reeves y aprendiendo a confiar en l, mientras
l estaba llevando una demanda contra el padre de unas de sus amigas sin decirle
nada al respecto.
Hablars con Reeves, le explicars todo, para ver cmo reacciona? inquiri
Sissy. No parece haberme cogido mucha simpata; si no, ira yo misma a hablar con
l.
Voy a verlo esta noche dijo Olivia con voz apagada. Se lo preguntar.
No, no poda esperar hasta aquella noche. Llamara al trabajo para decir que no
se encontraba bien aquella tarde y se dirigira directamente a los tribunales. De todas
formas, no tena sentido que intentara trabajar con el corazn lleno de dudas
desgarradoras respecto a su amor.
Todas las piezas encajaban, pero tal vez tal vez en realidad no encajaban.
Olivia tena que ratificar sin tardanza que Reeves no estaba cortado por el mismo
patrn que su abuelo.

El juicio haba comenzado. Olivia tom asiento junto a la puerta, mientras


recordaba el deseo que haba sentido aquella maana de ver a Reeves en accin. Se
sent junto a una mujer que presumiblemente era la cliente de Reeves. Llevaba el
pelo teido de rojo e iba muy pobremente vestida.
En marcado contraste, el traje de Reeves era caro y pareca hecho a medida.
Olivia sinti un leve estremecimiento de orgullo y parte de sus dudas parecieron
disminuir. Sus sospechas eran estpidas. Reeves era honesto y fiable como una roca.
Saba que lo era.
Ante otra mesa, haba otros dos abogados con los portafolios abiertos delante.
Era evidente que formaban parte de un despacho poderoso. El tercer miembro estaba
de pie, dirigindose al jurado.
El juez estaba recostado en su silla con expresin de aburrimiento.
Aquel era el mundo profesional de Reeves en aquel momento. La mujer era el
tipo de cliente al que representaba como abogado demandante. Una vez se uniera a
Duplantis & Duplantis, todo cambiara. Representara a clientes de otra clase, pens
Olivia, mientras se concentraba en los procedimientos.

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El portavoz del equipo de abogados volvi a sentarse y Reeves se puso en pie


para presentar su sumario. Acercndose al jurado, hizo un perfil del caso como si
aquellas seis personas no hubieran odo hablar del asunto en la vida. Su cliente se
llamaba May Pickens. Estaba demandando a una cadena de grandes almacenes
baratos por lesiones inferidas en una de sus sucursales. Haba estado comprando all,
explic Reeves con naturalidad, cuando una estantera llena de mercancas se le
haba desplomado encima. Haba resultado con una cadera y varias costillas rotas.
Un objeto punzante la haba herido en el ojo izquierdo, y como consecuencia haba
perdido totalmente la visin en aquel ojo.
Sus lesiones le haban impedido mantener su trabajo como camarera, que le
proporcionaba los nicos ingresos para mantenerse ella y sus dos nios. Le haban
embargado el coche. Se haba visto obligada a recurrir a la beneficencia.
Reeves prosigui resumiendo las declaraciones de varios testigos que dejaban
clara la responsabilidad de los grandes almacenes. Solicitaba al jurado que aprobara
la indemnizacin por los ingresos pasados y futuros no realizados y por los daos y
perjuicios fsicos y psquicos sufridos.
Dndose cuenta de cmo hasta el juez se haba puesto alerta, Olivia
resplandeci de orgullo. Ahora poda entender perfectamente por qu William
quera tener a Reeves en su despacho familiar, sin darle importancia a sus
antecedentes familiares. Reeves sera sin duda el abogado estrella de Duplantis &
Duplantis. May Pickens mereca aquella indemnizacin. Haba sido claramente la
vctima.
Acudir all aquel da haba sido de lo ms revelador para Olivia. Haba
conseguido una perspectiva interna de la forma de actuar de Reeves que no haca
sino incrementar su admiracin por l. El da anterior, le haba dicho a Judy que le
preocupaba la justicia. Olivia no haba dudado de sus palabras, pero no haba
valorado su sinceridad tanto como ahora. Realmente le preocupaba la justicia. Su
actitud no era la de quien procura ventilar caso tras caso ganando grandes sumas.
Una vez Reeves acab de hablar, el juez cerr la sesin y envi al jurado a
deliberar. Los pensamientos de Olivia retornaron a Sissy y el doctor Bella. Tena la
esperanza de que Reeves pudiera ayudar de alguna manera a Sissy y la familia Bella
a mantener el asunto en la sombra.
El juez se haba marchado. El oficial de justicia orden levantarse a todo el
mundo. Olivia se puso en pie, ansiosa por dar a conocer su presencia a Reeves. El
jurado sali tambin ordenadamente para comenzar sus deliberaciones. De pie junto
a su cliente, Reeves se volvi hacia la galera escalonada, pero sus ojos no dieron con
Olivia.
Un pequeo grupo de personas estaban en la primera fila detrs de la
barandilla de caoba. La atencin de Reeves estaba centrada en ellos. Bajaron hasta
llegar a May Pickens y la rodearon, dirigindose a ella afectuosamente. Eran amigos
y familiares, evidentemente.
Reeves estaba an de frente a ella. Olivia baj un escaln por el pasillo, alzando
la mano. Reeves levant la cabeza y la vio.

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Olivia dijo en tono de sorpresa, con expresin de desconcierto y


preocupacin.
Mientras recoga su portafolios, le dirigi unas palabras rpidas a su cliente y
luego subi rpidamente por la galera.
Por qu ests aqu? le pregunt a Olivia cuando estuvo a unos pasos.
Ha ocurrido algo?
Olivia se sinti estpida al tener que explicarle por qu se haba tomado el da
libre del trabajo y haba acudido corriendo a los juzgados. Esper a que hubiera
llegado junto a ella para responder.
Ha surgido algo desagradable. He estado almorzando con Sissy. Han
demandado a su padre por negligencia y se le qued la voz en la garganta; no
era necesario seguir. La expresin de Reeves era de absoluta culpabilidad. Por
favor, dime que lo que estoy pensando no es cierto susurr ella. No sers t el
abogado, verdad?
l maldijo entre dientes.
Iba a contarte todo lo referente al caso Bella esta noche.
Olivia sacudi la cabeza lentamente, mientras lo miraba, y el dolor que senta
en el pecho hizo que las lgrimas acudieran a sus ojos.
La mujer que llam a tu casa aquel domingo era la esposa del paciente del
doctor Bella el mismo domingo que haban hecho el amor por primera vez.
Ahora entiendo por qu corriste a coger el telfono.
Reeves la aferr del hombro.
Vayamos a algn sitio menos pblico a hablar.
Olivia le apart la mano.
Por favor, no me toques.
l dej caer la mano. Aquel gesto de derrota hizo que algo se quebrara dentro
de ella.
Dnde est tu conciencia, Reeves? Cmo has podido ser tan hipcrita?
Hacerme creer que poda confiar en ti cuando en todo momento estabas llevando en
secreto una demanda contra el padre de una amiga! Es despreciable! No te lo
perdonar nunca!
Los anchos hombros de Reeves se hundieron bajo sus palabras. Su negativa a
defenderse no hizo sino aumentar la desesperacin de Olivia.
Mi conciencia ha sido mi perdicin, Olivia. Por favor, tienes que or mi
versin de los hechos.
No hay nada que or. Ninguna otra versin de los hechos dijo ella con voz
apagada. Todo el tiempo que he estado aprendiendo a confiar en ti, t no estabas
siendo abierto y sincero conmigo. Has dejado que me enamore de un invento de mi
imaginacin.

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Aquellas palabras le dolieron.


No me gustaba nada no poder ser abierto y claro respecto al caso Bella, pero
no me atreva. Tena miedo de perderte. Saba que reaccionaras exactamente como
ests reaccionando. Esta noche pensaba contrtelo todo, incluyendo el hecho de que,
en conciencia, no puedo traspasarle el caso a otro abogado, como pensaba hacer.
Tu hermana estar orgullosa de ti, en cualquier caso dijo Olivia
amargamente. Tal vez puedas escribir un reportaje para rematar la faena con la
reputacin del doctor Bella.
Si conocieras las circunstancias, Olivia, tal vez pudieras entender mi sentido
de la obligacin hacia mi cliente.
No es tu deber de abogado lo que est en cuestin aqu, Reeves. Has
traicionado mi confianza, me has demostrado una vez ms que no puedo fiarme de
mis instintos respecto a los hombres.
Lo siento de verdad dijo l apagadamente. Mi nica excusa es que me
enamor de ti y tena miedo de perderte. Me has afectado de la forma en que un
imn afecta a una brjula, desbaratando mi sentido de la direccin, mi juicio.
Deseaba ser el hombre que t deseabas que fuera, pero no habra funcionado para
ninguno de los dos a largo plazo su tono estaba lleno de pesar e impotencia, y
estaba usando el pasado.
Slo quera que fueras el hombre que crea que eras, el hombre que has
resultado no ser.
Querrs salir conmigo esta noche? Me dejars explicarte todo el proceso?
No, no saldr contigo esta noche ni ninguna otra noche. Nunca ms. Y haz el
favor de no llamarme, porque no quiero hablar contigo. Qu puedes decir que
cambie nada?
Reeves ni siquiera estaba luchando por la relacin. Era evidente que haba
decidido que estaba acabada.
No puedes simplemente decir adis y marcharte, Olivia protest Reeves.
Todo ha terminado entre nosotros, Reeves. Separmonos con un poco de
dignidad.
Reeves se la qued mirando fijamente, como si estuviera buscando algn punto
dbil. Luego se irgui y cuadr los anchos hombros, como si acabara de tomar algn
tipo de resolucin.
Antes voy a llevarte a un sitio. Hay ciertas personas que quiero que conozcas.
No voy a ningn sitio contigo ni quiero conocer a nadie.
S, vas a venir. Vamos.
La tom firmemente del brazo. Cuando Olivia trat de zafarse, l no hizo sino
apretar ms. Aquel era un Reeves que recordaba al muchacho y al adolescente, duro,
resuelto e impertrrito ante los deseos de Olivia.

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Tras una breve lucha consigo misma, Olivia lo acompa sin ms objecin. En
el pasillo y mientras bajaban en el ascensor, Reeves se encontr con varios conocidos,
a quienes salud brevemente, sin presentarles a Olivia.
No se volvieron a hablar hasta que estuvieron en su coche. Olivia quebr el
tenso silencio.
Adnde me llevas?
Al Hospital Baptista replic l tensamente.
Y a quin quieres que conozca en el Hospital Baptista?
A Rachel Wade, a su hijo y a su hija. El paciente al que destroz el doctor
Bella, Bill Wade, est en cuidados intensivos.
Quieres decir que la operacin lo dej en estado grave? inquiri ella,
horrorizada.
La operacin lo dej invlido. La pistola que se puso en la cabeza este fin de
semana estuvo a punto de acabar con la carnicera que el doctor Bella haba hecho
con l.
Oh, Dios, no murmur Olivia, consternada. Pobre hombre. Pobre Sissy.
Se va a sentir terriblemente mal, sabiendo que su padre es responsable
La mirada que Reeves le dirigi fue dura y sin asomo de compasin.
Lo mal que se pueda sentir Sissy no es nada comparado con lo que est
sufriendo la mujer de Bill Wade. Lo que estn sufriendo sus hijos. Y no hay final feliz
posible para esta historia, muera l o sobreviva. En cualquier caso, Rachel ha perdido
a un marido y sus hijos a un padre.
Es trgico para todas las personas implicadas, incluido el doctor Bella.
Imagnate la culpa que puede sentir por haberle destrozado la vida a otro ser
humano. Es algo terrible para la esposa y la familia del doctor Bella tambin acaso
Reeves no poda ver aquel lado de la tragedia?
La vida de Bella no se habr acortado a menos que siga bebiendo hasta
matarse ms rpidamente replic Reeves, impasible. Su estilo de vida no se ver
visiblemente afectado ni aunque el juicio consiga lo que tiene que conseguir y se vea
obligado a retirarse. Vivir con las mismas comodidades.
Eso no quiere decir que vaya a dormir bien ni en paz consigo mismo. Acaso
tu sentido de la justicia se vera satisfecho si el doctor Bella se viera reducido a la
indigencia?
Al ver que no responda, Olivia gir la cabeza y se puso a mirar con expresin
sombra por la ventanilla.
No voy a unirme a Duplantis & Duplantis dijo l. Pensaba decrtelo esta
noche tambin.
Por lo que parece, has cambiado de idea respecto a muchas cosas dijo ella
en un tono tranquilo y amargo.

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Carole Halston El orgullo del sur

Me convertira en una abogado para ricos, y no es ese el tipo de prctica legal


que quiero llevar.
Entonces debers seguir tu actual prctica. En cualquier caso, vas a quemar
tus puentes con Duplantis & Duplantis con este juicio, me parece a m. El padre de
William y el doctor Bella son amigos de toda la vida. Vas a cerrarte un montn de
puertas, Reeves. Los Bella tienen muchos amigos.
Soy consciente de que no voy a recibir ms invitaciones a la casa veraniega de
los Hymer en Pass Christian replic l. Y la posibilidad de ser miembro del Club
de Campo de Nueva Orlens desaparece tambin. Pero esas son cosas sin las que
puedo vivir. Es renunciar a mi fantasa de una vida a tu lado lo que me resulta duro
de verdad, Olivia.
No ms duro de lo que me resulta a m renunciar a mi sueo de vivir por
siempre feliz contigo, Reeves. Ya nos vea en una casa del Garden District, eligiendo
nombres para nuestros hijos.
No sabes cunto me hubiera gustado ser el hombre apropiado para ti.
A m tambin.
Siguieron avanzando en silencio, para llevar a cabo aquella misin que no iba a
servir para sanar su relacin.
No te olvidaste de llamar anoche afirm ella.
Reeves suspir.
No, no me olvid.
En el hospital, aparc y alarg la mano para apagar el motor. Olivia se la toc
para impedrselo, procurando que el contacto fuera lo ms fugaz posible.
Qu sentido tiene esto, Reeves? La esposa de tu cliente tiene mi ms absoluta
solidaridad. A la luz de lo que est sufriendo, no me parece muy considerado
arrastrarle delante a una completa desconocida.
l cambi de marcha y volvi a sacar el coche.
as emociones vencieron de pronto a Olivia, y las lgrimas comenzaron a correr
a raudales por sus mejillas. Volvi la cabeza mientras rebuscaba un pauelo en el
bolso.
Reeves maldijo entre dientes.
Lo siento dijo ella con voz ahogada, sonndose la nariz. Ya s lo que te
disgustan las lloronas. Me da pnico decirle a Sissy que t eres el abogado que lleva
el caso contra su padre. Lo ms irnico es que ella me pidi que te pidiera
precisamente ti que les ayudaras a resolver todo este trgico asunto sin ningn
escndalo posible.
Llamar a Sissy y se lo contar yo mismo. Le har ver claramente que t no
tenas conocimiento del asunto hasta esta tarde.

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Carole Halston El orgullo del sur

No, es mi amiga. Yo le dar la noticia. Y es una mala noticia no slo por


razones personales. Dudo que el doctor Bella pueda encontrar un abogado tan bueno
como t.
Tendr varios abogados mejores que yo. Pero gracias por el cumplido
aadi, titubeante.
De nada.
La conversacin languideci de nuevo.
Estaban a varios minutos de los juzgados cuando l dijo seriamente:
No tengo ninguna intencin de hacer dao a Sissy ni a la seora Bella, ni
siquiera de castigar al doctor Bella, la verdad. Mi objetivo es asegurarme de que la
familia de Bill Wade no va a pasar apuros econmicos nunca y, si es posible,
desterrar al doctor Bella de los quirfanos. Y esto ltimo no puedo conseguirlo sin
que se conozca pblicamente su incompetencia.
Tal vez pudieras, si buscases realmente la forma. Tal vez no sea necesario
exponer a Sissy y a su madre a la humillacin pblica. Tu problema, Reeves, es que
has reservado tu compasin para los inocentes menos afortunados de entre los
implicados.
Aunque hallara la forma y dudo que pueda nada cambiara entre
nosotros, no?
Te estara agradecida, pero nada ms.
Reeves asinti, y su expresin era de absoluto descorazonamiento.
A la entrada del aparcamiento donde ella haba dejado el coche, Olivia se
desabroch el cinturn de seguridad y lo mir, con lgrimas de angustia
agolpndose tras sus ojos.
Adis le dijo con voz tensa, y sali del coche.
Si acaso l pronunci alguna palabra de despedida antes de que Olivia cerrara
de un portazo, ella no la oy.

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Captulo 13
Aqu tienes tu foto en las pginas de sociedad. Junto a ti est el doctor Ned
Barton Judy estaba leyendo el pie de foto. Est casado? Si lo est, lo tiene claro
con su esposa. La cmara lo ha pillado mirndote como si quisiera comerte sin dejar
nada le ense la foto a Olivia, que la mir sin ningn inters.
La misma falta de inters estaba en su voz cuando replic:
No est casado. Es uno de los colegas mdicos de George DeMarco.
En la foto parece atractivo.
Es un hombre atractivo y muy agradable. Olivia estaba mirando las dems
fotos de los invitados a la gran fiesta de jubilacin del doctor Bella a la que haba
asistido la noche anterior. Esta foto del doctor y la seora Bella con Sissy y George
ha quedado muy bien.
Consigui mantenerse en pie el doctor Bella?
Se pas la noche aferrado a un vaso de soda. La mano le temblaba tanto que
los hielos tintineaban.
Y t no podas dejar de imaginrtelo con un escalpelo.
Olivia asinti. Y tampoco haba podido dejar de pensar en Reeves en toda la
noche. Tres meses haban pasado desde la ltima vez que lo haba visto y le haba
dicho adis.
Reeves haba logrado encontrar una forma de salvar a la familia Bella del
escndalo pblico. A travs de Sissy, haba negociado una enorme indemnizacin
con la compaa de seguros del doctor Bella. Una condicin para el acuerdo,
firmemente apoyada por la esposa y la hija del doctor Bella, haba sido su retiro de la
prctica mdica. No se haba producido el menor escndalo.
Olivia deseaba darle las gracias a Reeves.
Tuvo algn momento divertido la fiesta? le pregunt Judy, tratando de
animarla.
Estuvo bien ver a Marcia, a Clinton y dems viejos amigos, pero no, la fiesta
no tuvo nada de divertida. Me daba pena que la carrera del doctor Bella tuviera que
terminar as, en una nota de tragedia Bill Wade, el paciente del doctor Bella, haba
muerto en el hospital a consecuencia de su intento de suicidio. Realmente haba
poco que celebrar. Pero al menos no se ha convertido en un hecho pblico. Sissy y su
madre pueden sufrir su desilusin en privado.
Al contrario que t, por culpa de Doreen.
Exactamente.
Todo este asunto con el doctor Bella te lo ha hecho revivir todo otra vez, no?
S. Me ha hecho revivir la ira y la sensacin de traicin. Pero ayer noche me di
cuenta de que gran parte de mi ira era en realidad pesar. Al ver cmo Sissy y la
seora Bella han ayudado al doctor, se me ocurri pensar que ojal yo hubiera

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podido servirle de algo a mi abuelo en sus horas ms negras y haber evitado su


suicidio.
Judy suspir, evidentemente deprimida por la conversacin.
No hay nada brillante en todo esto? No hay ninguna posibilidad de final
feliz para tu historia, Olivia?
La sonrisa de Olivia fue apagada.
Slo una, y no es muy probable.
Por qu no vas a ver a Reeves y hablas con l? Tal vez est tan destrozado
como t.
Anoche estuve a punto de intentar llamarlo confes Olivia. Pero saba
que slo podra hablar con su contestador automtico. No iba a estar en casa un
sbado por la noche. Estoy segura de que a estas alturas ya debe estar saliendo con
otra.
Tal vez no. T no ests saliendo con nadie. Llevas sin salir tres meses. No te
pidi que salieras con l este tal Ned Barton?
S.
No me mostr muy alentadora dijo Olivia. Es el orgullo lo que te impide
reconciliarte con Reeves?
No, es la falta de seguridad. Es que abandon la lucha tan rpidamente,
Judy No hizo ningn esfuerzo por salvar nuestra relacin. Eso me dice que en
realidad no me amaba. Slo fue un breve encaprichamiento por su parte. Mi
principal atractivo era un cierto glamour superficial.
Me sorprende que no fuera ms persistente confes Judy. Reeves me da
la impresin de ser un tipo de lo ms resuelto.
Tiene un tremendo empuje y determinacin dijo Olivia, suspirando.
Acurdate de que no acept el no por respuesta la primera vez que intent salir
conmigo.
He visto a ese hombre mirarte. Te adoraba. Tiene que haber alguna otra
explicacin para la forma en que dej que rompieras con l.
Qu otra explicacin puede haber? por debajo de su escepticismo, Olivia
estaba patticamente ansiosa y dispuesta a agarrarse a un clavo ardiendo.
Tal vez nunca lleg a convencerse realmente de que tu amor por l fuera
duradero. Tal vez su problema sea tambin la falta de seguridad.
Es el hombre ms seguro de s mismo que he conocido nunca.
Le dijiste que no queras volver a verlo en la vida. Tal vez te creyera Judy
seal la seccin de sociedad del peridico. T ocultas muchas cosas detrs de esa
fachada elegante, Olivia. Si Reeves ve esa foto tuya con ese atractivo mdico, no
detectar ninguna evidencia de un corazn roto.

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Carole Halston El orgullo del sur

Quiero verlo, pero soy una cobarde con aquellas palabras, Olivia se
levant, dejando que las pginas del peridico cayeran al suelo.
Vas a llamarlo ahora? inquiri Judy en tono preocupado mientras Olivia
se diriga hacia las escaleras.
No, voy a acercarme a su casa para hablar personalmente con l.
Tena que saber lo peor y seguir con su vida.

Olivia ya no tena las llaves del piso de Reeves. Se las haba devuelto por correo
sin una nota. Al enviar aquel paquete, se haba negado una vez ms el acceso a su
antigua mansin.
Despus de aparcar, sali y se dirigi rpidamente a la puerta del jardn. En
aquel momento, entr otro coche con un hombre al volante. Olivia le lanz una
mirada, pensando que si se trataba de un residente, podra aprovechar para entrar
con l sin llamar al portero automtico.
Era un residente, sin duda. Usando un control remoto, abri una de las puertas
de garaje y se meti con el coche. Haba abierto el garaje de Reeves. Olivia acababa
de darse cuenta de aquel hecho desconcertante cuando reconoci a Alan Cramer. Era
evidente que vena de jugar al tenis, pues llevaba an el atuendo y una toalla
hmeda al cuello.
Estara cuidndole la casa a Reeves? Se prepar a recibir la frustrante noticia
de que Reeves estaba fuera de la ciudad.
Olivia. Qu sorpresa la salud Alan.
Hola, Alan. Cmo ests?
Muy bien. Y t? su rostro reflejaba amable curiosidad.
Yo tambin. He venido a ver a Reeves.
Alan enarc las cejas, y pareci completamente desconcertado por unos
segundos.
No sabes que Reeves se ha mudado?
Mudado? repiti ella, anonadada.
Me vendi su piso.
No lo saba. No hemos estado en contacto.
Reeves mencion que habais roto. Te apetece un caf? inquiri
hospitalariamente Alan.
Gracias, no contest Olivia, an sorprendida por la noticia. Puedes
darme su nueva direccin?
Claro. Est a slo cinco minutos de aqu. Se ha quedado por el centro le dijo
la calle y el nmero.

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Carole Halston El orgullo del sur

Por esa zona no hay complejos como este.


No, no hay. Se ha comprado una vivienda antigua de dos plantas. Vive en la
de arriba y tiene alquilada la de abajo. Un sitio bonito de verdad, pero
completamente diferente. Con techos muy altos.
Tal vez vaya a ver si est dijo ella con incertidumbre, dndole a Alan la
oportunidad de disuadirla.
Su amigo probablemente sabra si estaba saliendo con alguna otra mujer, que
pudiera estar pasando el fin de semana all.
Hazlo, s replic l. Si no lo encuentras all, probablemente est en el
despacho. Ya sabes la direccin, no?
S, la s. Gracias, Alan.
l sonri irnicamente. Sus ojos azules brillaban con bondad e inteligencia.
De nada.
Cmo est Kay? le pregunt ella por amabilidad.
Estaba estupendamente la ltima vez que la vi hace aproximadamente un
mes aadi con un suspiro.
Lo siento.
No hay por qu. Fue una separacin amistosa. Pero si tuvieras una hermana,
estara definitivamente interesado.
Sobre todo si fuera rubia?
l sonri irnicamente.
Tengo una compaera de piso rubia que es casi como una hermana.
Entonces, reconcliate con Talbot, para que podamos salir los cuatro lo antes
posible.
Eso sera divertido dijo Olivia con tanta desesperanza como nostalgia.
Era algo que no tena muchas posibilidades de suceder.
La mudanza de Reeves a otra casa en las proximidades era fcil de interpretar.
Haba deseado un sitio nuevo donde vivir que estuviera libre de toda asociacin con
ella, distante o reciente.
A Olivia no le cost encontrar la casa en una zona tranquila y digna de
viviendas antiguas de dos plantas de agradable aspecto.
Cuando vio el enfoscado color crema y el elegante prtico de entrada de la casa
de Reeves, Olivia aprob instintivamente su eleccin, sabiendo de antemano que iba
a gustarle su vivienda de la segunda planta mucho ms que su piso de la St. Charles
Avenue.
Una entrada de coches pavimentada conduca a un garaje doble en la parte
trasera de la casa. La puerta estaba cerrada, con lo cual no se poda saber si el Porsche

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estaba o no dentro. En caso de que an fuera suyo el Porsche. Tal vez tambin haba
cambiado de coche, para tener uno en el que ella no hubiera entrado nunca.
Con poco ms que el coraje interior para sostenerla, Olivia se intern por la
entrada de coches. Tras aparcar, sali y cerr la puerta con energa. Luego se dirigi
con paso firme hacia la entrada porticada de la casa. El sonido de sus pasos pareci
resonar en el silencio.
Tras atisbar por los cristales de la puerta y ver parte del vestbulo con suelo de
madera barnizada del interior, llam al timbre. Mientras esperaba, tamborile en el
suelo con el pie calzado con una sandalia de color violeta a juego con el vestido de
verano que llevaba.
No se oyeron pasos. Todo estaba en silencio. Tras apretar el timbre otra vez,
acerc la oreja a la puerta y oy el sonido distante.
Tal vez Reeves no estuviera en casa.
Qu poda hacer ahora?
Abrumada por la decepcin, sbitamente se sinti incapaz de decidir cul deba
ser su siguiente paso. Todo su plan de visitarlo sin previo aviso le pareci de pronto
descabellado.
Descendi varios escalones y se sent con gesto cansado en la albardilla de
hormign. Un maullido quejumbroso llam de pronto su atencin. Mirando en la
direccin del sonido, vio a un enorme gato de color acaramelado que atravesaba el
csped lentamente desde la puerta contigua.
Hola Olivia salud al gato en tono descorazonado. Eres el comit de
bienvenida?
La respuesta fue otro maullido. Lleg junto a los pies de Olivia, quien lo
acarici suavemente.
Tras dos o tres minutos de disfrutar palpablemente de las caricias, el gato
bostez, se estir y reemprendi el camino de vuelta a su puerta. Con una sonrisa
dbil en los labios, Olivia contempl su lnguida partida.
Al no haber visto a ningn otro ser humano, Olivia no se senta azorada por
estar sentada en la escalera de Reeves. Pero aquello cambi al instante cuando, al
volverse, lo vio acercndose a pie.
Era evidente que haba estado corriendo, pues llevaba unos pantalones cortos y
una camiseta manchada de sudor que moldeaba sus anchos hombros y su pecho
musculoso, dejando una franja de estmago desnuda. La haba visto l primero.
Sintiendo que el alma se le caa a los pies, Olivia se dio cuenta de que su expresin no
reflejaba la menor bienvenida.
Pareca estar preguntndose qu se le haba perdido a ella por all.
Hola, Reeves lo salud ella, recuperando la compostura.
Hola, Olivia.
Se acerc a los escalones.

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Carole Halston El orgullo del sur

Estaba tratando de decidir si persistir en mi empeo de localizarte le


explic ella.
Aqu me tienes dijo l.
Por un segundo, Olivia pens que tena la intencin de permanecer al pie de la
escalera y dejarle decir su discursito, pero entonces l se sent junto a ella.
Su proximidad fsica le produjo un fuerte impacto a sus sentidos. Era tan vital,
tan masculino Olivia lo mir vidamente mientras l se quitaba la cinta del pelo y
se secaba el sudor del rostro. Las ganas de tocarlo eran tan fuertes que tuvo que
apretar con fuerza las manos en torno a su pequeo bolso.
No s cmo puedes correr con esta humedad en el aire dijo ella mientras
haca una pelota con la cinta del pelo.
Reeves ignor la observacin y la mir de la cabeza a los pies.
No hace falta que te pregunte qu haces aqu dijo. Ya puedo verlo por m
mismo.
No s qu puedes ver replic ella, pero no he pasado precisamente el
mejor verano de mi vida.
Pues no se te nota. Sigues tan preciosa como siempre a juzgar por su tono y
su expresin, ya no senta el menor placer en contemplarla.
Anoche fue la fiesta de despedida del doctor Bella. Yo asist
He visto el peridico esta maana la interrumpi l tensamente. He visto
las fotos.
Quera decirte lo mucho que te agradezco la forma en que has llevado el caso.
l se frot la nuca con la cinta enrollada en un gesto de impaciencia.
No hace falta que me des las gracias. Mi forma de llevar el caso fue la mejor
para todos los implicados, incluido mi cliente. Su familia no tuvo que pasar por el
trago de un juicio.
Bueno, yo quera darte las gracias de todas formas aunque no hubiera
actuado por consideracin hacia ella, como acababa de esforzarse en dejar claro.
El orgullo le deca a Olivia que deba recoger los restos de su dignidad y
marcharse, pero se mantuvo donde estaba.
He ido a tu casa de St. Charles dijo. No tena ni idea de que te habas
mudado. Alan ha aparecido y se ha sorprendido mucho de verme. Me ha dado tu
nueva direccin. Esta es una casa muy bonita, por cierto. Y el barrio tambin.
Las habitaciones son grandes dijo l. Se me pierden los muebles dentro.
Y son por completo inapropiados, por supuesto. El estilo no corresponde. Quiero
sustituirlos, en cuanto tenga un momento.
Unos nuevos muebles que ella no vera ni disfrutara con l. Un enorme nudo se
le form en la garganta al pensarlo. Sin confiar en su voz, asinti, tratando de sonrer.
Probablemente contrate a un decorador afirm l.

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Lo ms probable era que acabase consiguiendo asesoramiento gratis por parte


de una mujer que viviera con l en la casa.
Olivia se senta cada vez ms desgraciada, al borde de las lgrimas. Reeves no
pareca ni sonaba feliz, pero tampoco estaba interesado en reconciliarse con ella.
Aquello era evidente. Lo que quera era que se marchara.
Bueno, ser mejor que me vaya dijo ella, mirando el reloj como si tuviera
una cita.
S, no quiero entretenerte ms dijo l en tono cortante. Debes haber
quedado para comer.
Se pusieron en pie los dos. Olivia se dispuso a corregir su error, pero una
cortina de lgrimas le arda en los ojos. Si se quedaba un instante ms, se quebrara y
se echara sollozar delante mismo de l.
Adis dijo con voz trmula, mientras bajaba los ltimos escalones.
Las ardientes lgrimas le resbalaban por las mejillas mientras se diriga al coche,
que era un mero objeto borroso ante ella.
No saba cmo iba a conseguir ver lo suficiente para salir con el coche de all,
pero de alguna forma lograra alejarse unas manzanas, hasta donde l no pudiera
verla. Su inmediato objetivo era simplemente llegar al coche, y la ruta ms directa era
atravesando el csped en diagonal. Nada ms salir del sendero, Olivia se dio cuenta
de que haba cometido un error. Los afilados tacones se clavaron en la tierra,
dificultando su avance.
Slo le faltaba caerse de bruces. No acababa aquel pensamiento de aparecer en
su mente, cuando se le torci el tobillo derecho. Pugnando por recuperar el
equilibrio, agit los brazos en el aire mientras gritaba. Pero perdi la batalla contra la
gravedad y cay de espaldas, aterrizando pesadamente en el suelo en posicin
sentada.
Olivia! Reeves lleg junto a ella inmediatamente y se arrodill a su lado.
Te has hecho dao?
Ella enterr el rostro entre las manos, ahogando un sollozo.
No, no me he hecho dao.
Ests segura?
Por favor. Vete y djame un poco sola le rog ella.
Djame ayudarte hasta el coche sus manos eran fuertes y suaves sobre sus
hombros.
No, me quedar sentada aqu un momento. No necesito ayuda.
Reeves suspir pesadamente.
Por favor, no llores as le implor hoscamente.
L-lo siento se disculp ella, sollozando con ms fuerza. No tena que
haber venido.

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Si te quedas sentada aqu demasiado tiempo, se te va a manchar de hierba ese


vestido tan bonito sus manos le rodearon la cintura. Venga, deja que te ayude a
ponerte de pie.
El que se me estropee el vestido es la ltima de mis preocupaciones se sec
la cara con las manos, haciendo un esfuerzo por recomponerse.
Tienes una cita, no? le pregunt l.
No, no tengo ninguna cita.
Y qu hay del mdico con el que estabas en la fiesta del doctor Bella?
No estaba con l. l estaba all, sencillamente.
No ests saliendo con l?
Olivia se sorbi. El interrogatorio estaba secndole las lgrimas.
Yo fui sola a la fiesta. No estoy saliendo con nadie.
Reeves se balance sobre los talones, soltndole la cintura a Olivia.
Su forma de mirarte en esa condenada foto pens que
Pues pensaste mal. No he salido con nadie desde que rompimos reuni el
coraje. Y t?
No.
Olivia dobl las piernas y se sent ms cmodamente, mirndolo de frente. l
se sent en la hierba tambin, muy serio y alerta, pero de alguna forma, ms accesible
que antes.
No he venido slo a darte las gracias en nombre de Sissy confes ella.
Quera verte.
Ha sido un golpe encontrarte aqu replic l. Antes haba abierto el
peridico y me haba encontrado con tu foto con otro tipo. Ha sido como un
puetazo en el estmago.
Nunca me he sentido peor recibida que cuando he visto tu expresin hoy.
l se encogi de hombros en un gesto que era a la vez de defensa y de disculpa.
Estabas ah sentada a mi puerta, con ese vestido tan bonito. Mi primer
pensamiento ha sido que probablemente tenas una cita para tomar el bruen con l
y te habas acercado por aqu de paso.
Me he puesto este vestido para venir a verte.
Estabas sonriendo para ti por algo.
El gato de tus vecinos se haba acercado a verme y animarme un poco. Me
haba dejado anonadada enterarme por Alan de que habas vendido tu piso.
Ya le haba comentado que quera vendrselo antes incluso de que lo nuestro
se fuera al diablo.
Ah, s?

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No te dije nada porque habas reaccionado muy negativamente cuando te


haba hablado de cambiar de casa. Quera que viviramos en otro sitio. Lo de
empezar desde cero y todo eso. Mi plan haba sido que t me ayudaras a elegir el
nuevo sitio, pero las cosas no han funcionado de esa manera.
Me gusta el que has elegido solo.
No has visto el interior an.
Podra verlo?
Reeves se puso de pie y alarg la mano hacia ella. Olivia la tom y l la ayud a
levantarse.
Pero no esperes demasiado le advirti l.
Estoy segura de que va a gustarme hizo una mueca de dolor al dar un paso,
sin soltarle la mano a Reeves.
Te has hecho dao en el tobillo dijo l, rodendole inmediatamente la
cintura con el brazo.
No es el tobillo. Es la cadera le dijo ella, pero se cogi a l, sintiendo una
sensacin de calidez.
Las acciones de Reeves le decan que an la quera.

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Carole Halston El orgullo del sur

Captulo 14
Tienes suelos de tarima arriba tambin? le pregunt ella mientras
entraban en el vestbulo.
Menos en los dos cuartos de bao. Hasta la cocina tiene suelo de tarima
replic Reeves, cerrando la puerta.
Juntos comenzaron a subir las escaleras lentamente.
Sin alfombras, los suelos resuenan como en un gimnasio. Yo suelo andar en
calcetines por consideracin al vecino de abajo.
Vas a necesitar unas alfombras grandes.
Estaba pensando que unas orientales podran estar bien la mir, esperando
su reaccin.
Con alfombras orientales, no se puede fallar. Basta con una alfombra persa o
china para decorar una habitacin entera.
S, se puede empezar por ah y luego seguir. Es la secuencia de seleccin lo
que resulta difcil.
No me importara nada acompaarte a husmear por tiendas de muebles. No
creo que te apetezca contratar a un decorador. Es mejor convertir tu casa en una
declaracin sobre tus gustos y tu personalidad, no los de otra persona. Tiene que
adecuarse a tu estilo de vida.
l no respondi. Olivia se sinti desairada porque l no hubiera aceptado su
oferta de ayudarlo en la decoracin.
Claro que esa es slo mi opinin dijo ella. Tal vez t pienses diferente.
No, estoy de acuerdo contigo en principio. Una casa debe adecuarse a quien
vive en ella aadi. Hasta ahora, sin embargo, nunca he sentido como un hogar
las casas en las que he vivido.
Supongo que es lo que ocurre en general con las personas solteras jvenes.
Los solteros, sobre todo.
Haban llegado al gran descansillo de lo alto de la escalera, directamente sobre
el vestbulo. La luz natural que entraba por dos ventanas converta aquel espacio en
un lugar delicioso. Olivia se imagin una alfombrilla estrecha en el suelo.
Mentalmente, coloc un banco de hierro forjado, un ficus en una maceta de
porcelana, y algunas pinturas originales en las paredes.
Muy bonito dijo.
Reeves le lanz una mirada dubitativa.
La sala de estar anunci innecesariamente, guindola a travs de una
puerta abierta en el extremo hasta un sof de cuero situado contra la pared. Por
qu no te pones cmoda mientras me ducho y me cambio? Enseguida estoy listo.

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Carole Halston El orgullo del sur

Olivia lo mir melanclicamente. Su situacin pareca ser de simple invitada en


su casa.
En lugar de sentarse en el sof, se qued donde estaba y mir la habitacin,
admirando sus posibilidades. Tena unas hermosas proporciones y era espaciosa y de
techos altos, con varias ms de aquellas ventanas altas en las dos paredes al exterior.
Un arco llevaba a la siguiente habitacin.
Dejndose vencer por la curiosidad, Olivia decidi explorar por su cuenta. No
crea que a Reeves le importara. Mientras recorra las habitaciones, fue aumentando
su entusiasmo ante el encanto de la casa.
Al avanzar por el pasillo, Olivia pudo ver la puerta abierta del dormitorio de
Reeves. Vislumbr la cama a travs de la puerta. Se atrevera a entrar en lugar de
regresar al saln?
Lo que de mujer haba en ella le dijo que s.
Desde el umbral, contempl su familiar mobiliario, comprobando que la cama
estaba hecha, pero precipitadamente. La colcha estaba ligeramente torcida. Le result
enternecedor que se hubiera parado a hacer la cama antes de ducharse. Llevada por
un impulso, entr y puso bien la colcha. Cuando se enderez despus de arreglar la
almohada, se dio cuenta de que Reeves la haba estado contemplando desde la
puerta del bao contiguo, ataviado nicamente con una toalla en torno a la cintura.
Espero que no te importe dijo ella, azorada. He estado dando una vuelta
por tu casa y he terminado aqu en el dormitorio.
Cul es el veredicto? inquiri l.
El veredicto? sus palabras la hicieron sonrer. Ni que yo fuera un jurado
con una sola persona.
Lo eres, a efectos prcticos.
Olivia se sent en el borde de la cama, sintindose cada vez ms segura. No
pareca molestarle haberla encontrado en su dormitorio.
En este momento, preferira ser una juez dijo ella. As pondra fin cuanto
antes a este proceso. No me extraa que los juicios duren tanto. Los abogados sois de
lo ms cautelosos y lentos.
Qu es exactamente lo que te gustara acelerar?
Mi reconciliacin contigo.
Olivia dio unas palmaditas en la cama junto a ella. Reeves se acerc y se sent a
su lado, y la cama se hundi un poco bajo su peso.
Bsame. Por favor le rog ella.
La respuesta de Reeves no fue reluctante, ni tampoco dubitativa. Alz una
mano y le acarici suavemente una mejilla con reverencia y amor. Invadida por una
emocin punzante, Olivia lo mir a los ojos mientras l se inclinaba para besarla.

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Carole Halston El orgullo del sur

Se besaron sin ningn apresuramiento, respondiendo con aquel acto a un millar


de complejas cuestiones y otorgndose mutuamente una deliciosa seguridad. Los
brazos de Olivia se cerraron en torno a su cuello.
Te he echado mucho de menos susurr ella, cuando se separaron para
mirarse a los ojos otra vez.
Y yo a ti dijo l, en voz baja y ferviente.
Le roz el pelo y el rostro con las yemas de los dedos, como si quisiera
asegurarse de que estaba realmente all y que no se trataba de un espejismo.
Podemos empezar de nuevo, Reeves? Y esta vez sin secretos?
No hay nada en el mundo que desee ms que vivir contigo, Olivia.
La bes de nuevo tiernamente.
Cundo? le pregunt ella al separarse.
Cundo? repiti l, sin saber muy bien a qu se refera.
Cundo podemos empezar a vivir juntos? Hemos perdido tres meses enteros
viviendo separados.
Por lo que a m respecta, podras venir aqu conmigo inmediatamente. Pero
soy consciente de que te apetecer esperar a que el lugar est mejor amueblado y
decorado.
Pues te equivocas Olivia le acarici la mejilla. Yo vendra a vivir contigo
aunque vivieras en un cuchitril. Mi motivacin no es conseguir ms lujo, sino vivir
con el hombre que amo t.
Reeves la rode con los brazos y la apret con tal fuerza que la dej sin
respiracin.
Te amo dijo l. Y saba que te haba perdido. En el fondo, nunca pens
que pudieras ser ma la solt lo suficiente para que pudiera respirar. Realmente
te gusta esta casa? Dmelo sinceramente.
Me gusta de verdad.
Pues tienes va libre. Puedes arreglarla como te apetezca.
Como nos apetezca a los dos. Quiero que sea un lugar donde podamos
invitar a amigos ntimos como Alan y Judy. Ellos dos probablemente sean nuestros
primeros invitados. Tal vez para navidades, hayamos logrado dejarla lo bastante
arreglada como para poder hacer una fiesta e invitar a todo el mundo que
conocemos, incluida Doreen. El que venga o no depende de ella una pequeo
movimiento reflejo de sorpresa agit el cuerpo de Reeves; antes de que pudiera decir
nada, ella prosigui.
Si tus padres no nos han visitado por entonces, tal vez les apetezca hacer un
viajecito a Nueva Orlens para navidades. Desde luego, vamos a tener espacio de
sobra, con dos dormitorios extra y un segundo cuarto de bao. Voy demasiado
rpido para ti?

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Carole Halston El orgullo del sur

Reeves se haba echado hacia atrs para verle la cara a Olivia y la estaba
mirando inquisitivamente, como si no estuviera seguro de estar oyendo bien.
No, te sigo el paso. A duras penas. Sigue.
Olivia inhal con fuerza.
Tal vez en esta fiesta, donde van a reunirse nuestros amigos y conocidos,
podramos anunciar la noticia de que vamos a casarnos. Claro que eso podra ser
demasiado acelerado para ti.
Para m no sera demasiado acelerado ni aunque pusiramos un anuncio en el
peridico maana, como te imaginars.
Cmo iba a imaginrmelo? No has dicho ni una palabra de matrimonio. Slo
has hablado de que vivamos juntos.
Quieres que nos casemos?
Lo estoy deseando. Por favor, propnmelo pronto.
Reeves estaba asimilando el significado de la confesin que ella acababa de
expresar en voz baja y firme. Olivia pudo leer en su expresin que la alegra se
transformaba en autntico jbilo. Las manos de Reeves le acariciaron la espalda y l
baj la mirada hacia su propio cuerpo, como percibiendo de pronto su estado de
prctica desnudez.
Ni en mis ms salvajes fantasas pensaba que iba a proponerle matrimonio a
mi amada ataviado tan slo con una toalla dijo con ronco regocijo.
Siempre puedes quitarte la toalla le sugiri Olivia con una sonrisa
seductora. O podra quitrtela yo, ya que ests tan ocupado.
Reeves le estaba bajando la cremallera del vestido. Ella se dedic a quitarle la
toalla y entr en ntimo contacto con aquella parte de su cuerpo que se haba
endurecido e hinchado sbitamente, aquella parte que perteneca a su futuro marido.
Aquel pensamiento hizo que lo acariciara con algo ms que placer fsico. Le dio
a la pasin un sentido ms profundo.
Unos momentos ms tarde, cuando su excitacin haba alcanzado ya cimas
insoportables, y mientras le ayudaba a ponerse el preservativo, Olivia dijo:
Quiero tener nios.
Yo tambin le asegur l.
Cuando entr en ella, la satisfaccin fue profunda y completa.
Un rato ms tarde, saciados y felices el uno en los brazos del otro, Olivia dijo:
Me va a encantar vivir en esta casa, en este barrio. No me importa ir hasta
Metairie todos los das hasta que encuentre otro trabajo.
Si quieres seguir trabajando, no hay problema, pero no vamos a necesitar tu
paga dijo Reeves. Yo gano ms que suficiente. En cualquier caso, imagino que no
dejars de acudir a tu cita semanal con tus ancianitas, verdad?

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Oh, no. Eso nunca. Y me he metido en dos proyectos voluntarios ms en estos


meses. Me senta muy desgraciada y necesitaba hacer algo para no volverme loca
pensando en ti. Pero no pienso dejarlos ahora, porque son actividades que dependen
de m.
Qu proyectos son?
Ella le explic que uno era la organizacin de un desfile de modas benfico con
un colegio de Metairie. Las modelos iban a ser estudiantes.
Al final me he metido ms a fondo de lo que haba pensado. En principio, iba
a ensearles a desfilar con la ropa, pero he acabado organizando algo as como un
seminario sobre cmo vestirse y sobre modales. A m me parece algo muy
importante para moverse por el mundo.
Estoy de acuerdo.
Claro. De hecho, t eres un ejemplo inigualable. Incluso estoy pensando en
llevarte un da para que inspires a mis chicos. Ya ver cmo consigo persuadirte.
Lo nico que necesito para que me persuadas es saber que despus vas a
venir conmigo a casa dijo l, atrayndola hacia s.
Ponte serio! lo reprendi ella. De verdad, eres un ejemplo viviente de
cmo la elegancia no tiene nada que ver con los orgenes, sino con lo que se lleva
dentro y con la voluntad.
En otras palabras, que puedes llevarme a cualquier sitio sin preocuparte de
que te haga pasar vergenza dijo l zumbonamente, abrazndola ms.
Ella se zaf y lo mir a los ojos, y se dio cuenta de que Reeves no haba dicho
aquello enteramente en broma.
No, no lo has expresado bien. Eres t quien puede llevarme a cualquier sitio y
yo me sentir orgullosa de estar a tu lado. Podemos ir juntos a cualquier parte.
Cualquier parte donde nos inviten. El casarte conmigo y ser mi esposa no te
va a brindar todas las ventajas que habras tenido siendo la mujer de William
Duplantis.
Reeves, es que no te das cuenta de lo orgullosa que estoy de ti? Eres brillante
y triunfador. El da que te vi en el juzgado, me dejaste impresionada. Siento
admiracin por ti y tengo fe en ti. Hace aos, podra haberme casado para volver a
entrar en la alta sociedad de Nueva Orlens, si eso hubiera sido importante para m,
pero no lo era.
Afortunadamente para m. dijo l hoscamente. Te casars conmigo,
Olivia? Si lo haces, nunca te decepcionar.
Ella le sonri a travs de una pantalla de lgrimas de felicidad.
S, me casar contigo, Reeves.
Compartieron un largo momento de vulnerabilidad y luego se besaron,
sellando su contrato de por vida.
Olivia volvi a recostarse entre sus brazos.

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Carole Halston El orgullo del sur

Recuerda, nada de secretos le dijo. Ventilaremos nuestras inseguridades


desde ahora y eliminaremos las conjeturas emocionales.
Nada de secretos convino l con voz ronca de emocin, estrechndola con
fuerza contra su pecho.
La sonrisa de felicidad de Olivia no fue sino un presagio de futuro.

Fin

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