Material Catedra Historia Inst Ideas - 2015
Material Catedra Historia Inst Ideas - 2015
Material Catedra Historia Inst Ideas - 2015
HISTORIA DE LAS
INSTITUCIONES E IDEAS
ARGENTINAS
LICENCIATURA EN GESTION Y
ADMINISTRACION UNIVERSITARIA
Prof. Lic. Claudia Fava
2015
HISTORIA
DE LAS
INSTITUCIONES
IDEAS ARGENTINAS,
MATERIAL
DE
HistoriadelasInstitucioneseIdeas
A r
C g e nE t D n a A s , m a t e r i a l d e c t e d r a
T i
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Programa
PROFESOR/ES RESPONSABLE/S
Titular: Prof. Lic. Claudia Fava
Jefa Trabajos Prcticos: Prof. Laura Rodrguez
OBJETIVOS:
Generales:
Completar la capacitacin del personal de apoyo acadmico con el objetivo de mejorar y profesionalizar la tarea,
alcanzando una slida formacin de grado a partir del perfeccionamiento profesional que facilitar el mejor desempeo de
sus funciones
Proporcionar competencias especficas para afrontar los nuevos desafos laborales
Potenciar y desarrollar habilidades y conocimientos interdisciplinarios acorde a su funcin de ayudante acadmico
Especficos:
Comprender y explicar la formacin y desarrollo del Estado argentino en los siglos XIX y XX
Comprender el pasado histrico como un proceso dinmico, conflictivo y complejo, identificando cambios y continuidades.
Relacionar el pasado histrico con la comprensin de la realidad contempornea.
Desarrollar las competencias indispensables para el anlisis histrico
Adquirir habilidades para la lectura crtica de la bibliografa y la comprensin de las distintas perspectivas de anlisis.
Elaborar juicios crticos cientficamente fundamentados frente a los problemas que afectan nuestro presente.
Analizar e interpretar las transformaciones de la estructura socio-econmica y del sistema poltico e ideolgico-cultural
Estimular el proceso de enseanza aprendizaje mediante un rgimen de lecturas y de participacin de los alumnos en los
que se privilegien los estudios explicativos e interpretativos de la historia argentina.
CONTENIDOS TEMTICOS
EJE I: ELEMENTOS TERICOS METODOLGICOS PARAEXPLICAR LAHISTORIA.
a. Historiografa argentina: escuelas e historiadores Nuevos temas, problemas y enfoques. Importancia de la historia
reciente: y la memoria. El anlisis del pasado a partir de las problemticas del presente.
b. Estado, ideologa y poltica: Las formas de construccin del poder poltico, legitimacin y orden social, siglos XIX-XX. Las
herramientas conceptuales y los procedimientos explicativos en el anlisis histrico: distintas esferas de anlisis de la realidad
social y sus interrelaciones, actores, conflictos y procesos. Multicausalidad y multiperspectividad.
EJE II: LA FORMACIN DEL ESTADO ARGENTINO (1810/1861)
Dimensin ideolgica:
. Imaginar la nacin: la generacin romntica del '37. Alberdi y Echeverra
Dimensin poltico institucional:
a. Crisis de la Monarqua espaola y las respuestas polticas en el Ro de la Plata:
Revolucin de Mayo. Conflicto poltico y econmico en el lenguaje de la revolucin. El ciclo revolucionario y la guerra
de independencia. Legitimidad revolucionaria, forma de gobierno e instituciones representativas.
Gobiernos centrales provisorios y la cuestin de la soberana de los pueblos. (1810-1820)
b. Disolucin del rgimen central y autonomas provinciales. Poderes provinciales y legalidad republicana:
organizacin poltica e institucional. Las relaciones interprovinciales: la poltica de pactos. A favor de la unidad
nacional: Estado unitario o federal? El Congreso y la constitucin unitaria de 1826. Rosas y el rosismo (18351852). La constitucin de 1853. La Confederacin argentina y el Estado de Buenos Aires. Cepeda (1859) y Pavn
(1861).
EJE III: LA ORGANIZACIN Y CONSOLIDACIN DEL ESTADO ARGENTINO (1861/1880-1916)
Dimensin ideolgica:
a. La construccin de la nacin en el modelo republicano liberal. El discurso de la modernizacin: orden y
progreso. La Democracia Restringida.
b. Liberalismo integral, secularizacin y crecimiento hacia afuera. La Generacin del 80. El discurso de " paz y
administracin". El imaginario del progreso indefinido. El Estado Oligrquico.
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a. Doctrina de Seguridad Nacional, segunda parte. Los 80: la "dcada perdida". Inicio de las recetas neoliberales.
La crisis insostenible.
b. La transicin democrtica y la postdictadura. La UCR y el xito electoral de Alfonsn. Juicios, castigos, memoria
y leyes de impunidad. Crisis en democracia del estado de bienestar y crecimiento de la deuda externa. La
poltica en partidos, movimientos sociales y en los reclamos por nuevos derechos. El PJ en la oposicin: la
renovacin peronista y el acceso al poder. Menem presidente (1989-1999): las polticas neoliberales. La
reforma del Estado y sus efectos en la declinacin de los derechos sociales. La reforma constitucional 1994:
reeleccin y bipartidismo. El gobierno de la Alianza y su pulverizacin: la crisis del 2001 y su impacto en el
sistema de partidos. Vida cotidiana: Crecimiento de la pobreza, nuevos actores sociales y valorizacin de la
democracia. Encantos y desencantos: angustias, incertidumbres y bsquedas de sentidos en democracias
inestables y colonizadas por grupos de poder. La no y la anti-poltica.
METODOLOGADE TRABAJO
El aula es un espacio de discusin de las ideas y de produccin de saberes. Con este propsito se establece un rgimen
de asistencia obligatoria a clases del 75%.
Para lograr la apropiacin de los contenidos se dictarn clases expositivas a cargo del titular apoyadas en el material
elaborado por la ctedra, con este esquema orientativo de las clases tericas los alumnos abordarn la bibliografa
especfica y con su estudio asistirn a los trabajos prcticos obligatorios a cargo de la jefa de trabajos prcticos. Se
trabajar con la utilizacin de videos y aplicacin de nuevas tecnologas (infografas histricas, webquest, etc).
SISTEMADE EVALUACIN
Evaluacin de proceso: se realizarn tres trabajos prcticos integradores con el objetivo de recuperar las temticas
analizadas en las clases tericas con vistas al examen final.
Para obtener la regularidad de la materia se deben cumplimentar los siguientes requisitos:
1- Aprobar, por lo menos dos de los Trabajos Prcticos.
2- Aprobar el examen final escrito o su recuperatorio con el 60% del puntaje asignado.
CRITERIOS DE EVALUACIN
* Comprensin de contenidos: el alumno puede reconocer conceptos, explicarlos, relacionarlos.
*Capacidad de anlisis y sntesis: el alumno infiere y/o deduce significados, sistematiza datos, busca criterios de
organizacin, justificacin y comprensin.
*Manejo de vocabulario especfico: el alumno utiliza trminos adecuados, precisos y acorde al contexto.
*Expresividad: el alumno expone los conceptos e ideas de forma escrita u oral con lgica y coherencia.
*Participacin: se compromete, solicita informacin, asiste y sigue el desarrollo de la asignatura.
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Historia e historiografa
La historia y los historiadores desde fines del XIX. Instituciones, enfoques y problemas
(FUENTE: Educ.ar
TEXTO: La historiografa de izquierdas en Argentina. Claudia Fava)
El inters de los hombres por conocer y comprender su pasado ha sido siempre tan intenso que
difcilmente una historia de la historiografa pudiera sintetizarse en unas pocas pginas. El objetivo de las
lneas que siguen es dar cuenta de algunas de las experiencias ms significativas de la historiografa
argentina.
Es conveniente comenzar en el siglo XIX, porque all se configura un paradigma historiogrfico que fue
dominante durante gran parte del siglo XX y contra el cual se van a levantar los movimientos renovadores. La
historiografa no es autnoma respecto del medio y el contexto en el que transcurre su desarrollo, por el
contrario, la forma en que los hombres visualizan su pasado forma parte de los problemas de su presente.
La reflexin sobre el pasado no es monopolio de los historiadores profesionales, sino que hay
innumerables registros que bucean en la historia para dar algn tipo de interpretacin: el documental o la
ficcin televisiva, el ensayo libre, la investigacin periodstica, la biografa literaria, la novela histrica, la
memoria personal o grupal, etctera. En estas lneas nos proponemos analizar exclusivamente aquellas
lneas historiogrficas acadmicas, es decir, aquellas que se ajustan a ciertas reglas de produccin y crtica
propias de la investigacin cientfica, lo cual no desmerece ni cuestiona otros formatos.
Estado y nacin en el surgimiento de la historiografa profesional
En el siglo XIX coincidieron una serie de procesos que, relacionados entre s, contribuyeron a definir
las caractersticas dominantes de la historiografa acadmica hasta, por lo menos, mediados del siglo XX.
Tales procesos se desarrollaron tanto en Europa como en Amrica, estuvieron vinculados a la conformacin
del Estado-nacin, la construccin de identidades nacionales y la profesionalizacin de la disciplina histrica.
La conformacin de Estados nacionales que sustituyeron a las comunidades polticas articuladas en
torno a un principio de legitimidad real, interpelaba a grupos sociales diversos en su nueva condicin de
ciudadanos, esto es, miembros de una misma comunidad poltica integrada por el concepto de nacin. As,
se poda invocar a una nacin alemana, francesa, italiana o argentina, que sustitua identidades previas
agrupadas en torno a principios territoriales (lo local, regional o provincial), sociales, religiosos o tnicos,
entre otros. Por ejemplo, en el caso de la Argentina la frase con la que inicia el Prembulo de la Constitucin
Nacional: "Nos los representantes del pueblo de la Nacin Argentina...", transforma a los constituyentes en
representantes de la nacin y no de las provincias por las que haban sido elegidos.
Sin embargo, tal invocacin no supone pensar que los habitantes de esos nuevos Estados se
transformaron inmediatamente en franceses, alemanes, italianos o argentinos. Dichas identidades seran
resultado de otros procesos, ms lentos y complejos, las naciones incluyen a individuos que difcilmente
conocern a quienes consideran sus compatriotas y menos an a aquellos compatriotas que murieron
mucho antes de que ellos nacieran. Sin embargo, dice Anderson: "en la mente de cada uno vive la imagen de su
comunin".
Responder a la pregunta sobre cmo se elabor esa idea de comunin, es uno de los temas que
interesaron a los historiadores en los ltimos aos. Los distintos Estados operaron de diversas formas sobre la
sociedad para construir identidades nacionales, incluyendo la "invencin de tradiciones" que dieran
cuenta de la existencia de las mismas tanto en el presente como en el pasado. Al mismo tiempo que se
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constitua en una cuestin central la difusin social de dichas tradiciones cuyo objetivo era promover un
sentimiento de nacionalidad que reemplazara o desplazara identidades previamente constituidas, a travs
de la escuela, la prensa y la incorporacin al ejrcito, que interpelaba a los ciudadanos como patriotas.
Por su parte, los historiadores cumplieron un rol central tanto en lo que se refiere a la elaboracin de
relatos que dieran cuenta de la preexistencia de los Estados nacionales en el pasado como en lo relativo a la
difusin de la historia entre los ciudadanos. Por lo tanto, contribuyeron a la gobernabilidad integrando a los
individuos sobre la base de un sentimiento de pertenencia y legitimando el orden poltico vigente y la
supremaca del Estado.
Para que los historiadores pudiesen realizar esta tarea en calidad de expertos, fue preciso diferenciar
la historia de otros relatos sobre el pasado, especialmente de la literatura y la filosofa. As se inici un
proceso de profesionalizacin de la disciplina histrica que implic su institucionalizacin y la atribucin de
un status cientfico a travs de un mtodo que se corresponda con los cnones de cientificidad propios de
las ciencias fisiconaturales, para entonces consideradas las ciencias por excelencia, segn las convicciones
difundidas por el positivismo.
Comenz a afirmarse, entonces, una historia que pretenda establecer cmo se produjeron los hechos,
fundamentalmente aquellos relativos a la historia poltica, diplomtica y administrativa. Una historia desde y
del Estado o, ms ampliamente, del poder y de los hombres involucrados en l.
Para ello era preciso establecer un mtodo cientfico para el tratamiento de los documentos, detrs de
los cuales el historiador se constituira en un sujeto oculto y complaciente a sus designios. Ello era as porque
los documentos eran vistos como fuentes transparentes de la realidad que reflejaban y a la que, por su
intermedio, era posible acceder de manera directa.
Ese ideal de investigacin cientfica basada en una investigacin exhaustiva de fuentes documentales
sera posible de realizar una vez que se hubieran recopilado todos los documentos existentes sobre un tema o
un acontecimiento particular. Lo que significaba que la verdad histrica, una vez establecida, no dependa de
las diversas interpretaciones que los historiadores pudieran formular sobre un mismo documento, sino que
slo podra ser reformulada una vez que se hallara un documento hasta ese momento no considerado o que
se demostraran errores cometidos en la etapa del anlisis crtico de las fuentes. Estas ideas fueron de
notable difusin en Occidente y sobre todo en Amrica latina en el siglo XX.
Una historia para la nacin: la "historia oficial"
Aquellos documentos recopilados y el mtodo estabilizado conformaran un consenso sobre la base del
cual sera posible elaborar las historias nacionales, pretendidamente objetivas, cientficas y patriticas, que
legitimaran a los Estados nacionales en un pasado colectivo.
En el caso de la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX, no existan las mismas condiciones
institucionales que las gozadas por los historiadores europeos. A partir de Caseros, pero sobre todo despus
de Pavn, el poder que surga de los restos de la Confederacin Argentina liderada por Justo Jos de Urquiza
retornaba una vez ms a Buenos Aires. Pero los problemas que haban provocado medio siglo de conflictos
seguan vigentes, aunque en nuevas condiciones favorecidas por la insercin del litoral y la campaa
pampeana en el mercado mundial.
En este contexto, el proceso de construccin del Estado nacional, requera de un pasado que
legitimara la supremaca de la nacin sobre las provincias. Fue Bartolom Mitre, que concili sus
condiciones de hombre de estado e historiador, el responsable de elaborar una historia en la que se daba
cuenta de los orgenes de la nacin argentina, que a su vez se identificaba con la propia Buenos Aires.
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fundaron el Instituto de Investigaciones Histricas "Juan Manuel de Rosas". Bastante menos marginales
respecto del campo cultural argentino de lo que pretendan, entre sus miembros contaron con intelectuales
nacionalistas de orientaciones tan diversas como Manuel Glvez, Carlos Ibarguren, los hermanos Irazusta,
Alfredo Palacios y Jos Mara Rosa, entre otros.
Promovieron la revisin del pasado argentino en trminos tico-polticos y excesivamente acotada al
perodo de Rosas. Alternaron esta operacin destinada a ofrecer una versin alternativa del pasado nacional
con la condena permanente a la "historia oficial".
El revisionismo tendr su mayor difusin en los aos 60. En gran parte como resultado de la
apropiacin de esa historia por el peronismo proscrito.
Si la confrontacin entre la historia "oficial" y la "revisionista" era posible ello se deba a que ambas
estaban tramadas en un relato fundamentalmente poltico. Tambin, en que ambas se conceban como
representativas del verdadero sentimiento nacional y patritico. Finalmente, en que ambas eran igualmente
poco receptivas de la renovacin que se estaba promoviendo en la historiografa de entreguerras.
La renovacin historiogrfica en la Argentina: la historia social
Hacia finales del gobierno peronista se configur un grupo renovador en la Argentina en torno a la
revista Imago Mundi (1953-1955), dirigida por Jos Luis Romero, junto con, entre otros, Tulio Halpern
Donghi, Roberto Corts Conde, Ezequiel Gallo, promovan una relectura de la historia nacional desde una
perspectiva cientfica que se nutra en un dilogo con las ciencias sociales y el contacto con las corrientes
ms renovadoras de la historiografa internacional. Entre estas ltimas se destacaban el estructuralfuncionalismo norteamericano -introducido en la Argentina por Gino Germani- y las posturas de Annales.
El problema central para estos historiadores era explicar el fenmeno peronista que se revelaba
despus del 55 con una enorme capacidad para mantener la adhesin de la clase obrera e, incluso, para
ampliar su base poltica en los sectores medios, como sucedi durante los aos sesenta. La clave para
explicar el peronismo la encontrarn en el conflicto nunca resuelto entre lo tradicional y lo moderno, tesis
desarrollada por Gino Germani. Estos problemas van a ser reformulados hacia fines de los aos 60 y en la
dcada del 70, en un nuevo clima poltico e institucional, pero se mantuvo presente la necesidad de dar
respuestas a las condiciones de inestabilidad poltica y econmica que sembraban de incertidumbres el
futuro del pas. Por ello la historia poltica se renov para poder explicar una crisis que encontraba en este
registro de la vida social una de sus razones centrales.
El golpe de 1966, que atac directamente a las universidades, fue slo un anticipo de lo que sucedera
ms adelante: la intervencin del gobierno de Isabel Pern con la misin Ivanissevich, las persecuciones de la
Triple A y la dictadura militar implantada en 1976. Algunos investigadores se asentaron en esos aos en
universidades extranjeras y otros siguieron actuando en instituciones privadas. Recin a partir de 1983, el
proyecto renovador, ahora sobre nuevas bases, lograra fortalecerse en el campo acadmico.
Mientras tanto, la historiografa tradicional anclada en los principios interpretativos y metodolgicos
que haban estabilizado los historiadores de la Nueva Escuela Histrica a comienzos del siglo, goz de una
estabilidad que no fue prcticamente alterada por los cambios polticos.
En cuanto al revisionismo histrico, tendra en los aos posperonistas su etapa de mayor expansin.
En gran parte, ello se debe a la apropiacin de la interpretacin revisionista por parte de un peronismo, que
hallaba en el revisionismo rosista una explicacin y un antecedente de su propia proscripcin. En parte,
tambin, porque el propio revisionismo se renov, al menos en trminos interpretativos, a travs de una
vertiente de la denominada izquierda nacional representada, entre otros, por Jorge Abelardo Ramos. La
clave de este nuevo revisionismo histrico era la recuperacin de los caudillos provinciales como figuras
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alternativas no slo de Mitre y del panten liberal, sino tambin del propio Juan Manuel de Rosas, al que
tambin identificaban como defensor de los intereses de la burguesa mercantil portea.
En cuanto al marxismo, su influencia en la historia argentina va a tener dos caminos. Por una parte, el
proyecto poltico e intelectual encabezado por un grupo de jvenes, como Jos Aric o Juan Carlos
Portantiero. Portantiero, junto a Miguel Murmis, utiliz las categoras del marxista italiano Antonio Gramsci
para definir la crisis del 30 como una crisis de hegemona y para explicar el proceso de industrializacin
sustitutiva de esos aos como el resultado de una alianza entre fracciones de la clase dominante: los
ganaderos invernadores orientados a la exportacin y los industriales.
Por otra parte, un marxismo ms acadmico retom los debates sobre la transicin del feudalismo al
capitalismo y la nocin de formacin econmico- social para superar el debate que haban protagonizado
Rodolfo Puigross y Andr Gunder Frank respecto de la definicin de Amrica latina como una economa dual o
una plenamente capitalista.
Historia del tiempo presente y memoria
Las dimensiones colectivas de la nueva historia social encontraron en el tema de la memoria, un campo
frecuentado no slo por historiadores sino por cientistas sociales; no se trata de un tema novedoso, aunque
s lo es su tratamiento, particularmente desde la "fiebre memorialista" motivada inicialmente por el
bicentenario de la Revolucin Francesa.
Una de las particularidades que hoy exhibe el tratamiento de la temtica es el de la memoria reciente y
los usos del pasado en los sucesivos presentes. Desde hace dos dcadas, la nueva historia poltica y la
cultural convergieron en un rea en expansin gracias a una cantidad creciente de coloquios, jornadas,
publicaciones especializadas e instituciones: de esa convergencia surgi la historia del presente basada
generalmente en el criterio de "memoria viva" o sea la de los testigos vivos que refieren a procesos an no
terminados.
El tema ha suscitado ardientes polmicas por sus implicancias tico-polticas, espistemolgicas y
conceptuales-metodolgicas, ya que se ponen en juego dimensiones que conectan la historia y la memoria, lo
vivido y lo recordado, lo observado y lo narrado. Historizar el presente es elaborar una historia vivida pero
tambin trabajar con la memoria.
No se trata de una novedad absoluta; los historiadores orales ya se haban visto enfrentados a
problemas similares: la construccin de la memoria, la dialctica entre recuerdos y olvidos, la produccin,
trasmisin y conservacin de la memoria individual y social, es decir, la construccin social de la memoria.
La historia presente encuentra entonces su particularidad en los emprendimientos institucionales
orientados a preservar la memoria de hechos cercanos en el tiempo pero asumiendo el deber tico hacia el
futuro: la afirmacin de valores relacionados con la democracia y la tolerancia.
La historiografa de izquierdas en Argentina. Temas y problemas
Sern periodistas, militantes o historiadores de otras corrientes los que impugnen la mirada
hegemnica, por ejemplo, los libros de Pablo Pozzi y Alejandro Schneider Los setentistas y la clase obrera,
1969-1976 y Por las sendas argentinas El PRT-ERP. La guerrilla marxista de Pablo Pozzi, plantean la
aspiracin de explicitar relatos alternativos a los dominantes en la disciplina histrica.
En sus libros se proponen reconstruir las relaciones entre la izquierda y la clase obrera en los
setenta, recuperar aquellas historias olvidadas, y devolver a la historiografa la dimensin poltica que las
formas actuales de los medios acadmicos le habran cercenado. Uno de las tesis principales gira alrededor
de la idea de la receptividad de una "cultura de izquierda" entre los trabajadores y la importante insercin
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de la izquierda en la clase obrera, confirmada por la gran cantidad de militantes de izquierda provenientes
de las filas de los trabajadores. De este modo, buscan establecer una continuidad con las luchas del pasado.
En conclusin, aspiran a distanciarse de las "historias oficiales" de los partidos de izquierda y, a la vez,
comenzar con una mirada alternativa a la historiografa hegemnica.
Con respecto a las temticas abordadas se destacan: violencia y poltica en la Argentina, el exilio poltico ,
organizaciones sociales y terrorismo de estado, mundo del trabajo, organizaciones sociales urbanas, tomas
de tierras y asentamientos, Historia del peronismo, cultura, poltica y transformaciones en los movimientos
sociales latinoamericanos. Insisten, en sus elecciones en revisar las versiones hegemnicas sobre, por
ejemplo, la teora de los dos demonios, versin impuesta durante la "transicin democrtica" para la
explicacin de una parte del pasado reciente.
No podemos dejar de mencionar la creacin del CeDinCi en 1998 (Centro de Documentacin e
Investigacin de la Cultura de Izquierdas en la Argentina) con el objetivo de preservar el patrimonio cultural
de las izquierdas y las clases subalternas. El acervo inicial se constituy en base a un importante archivo
reunido en forma personal por Horacio Tarcus a lo largo de veinte aos, con el aporte de muchos donantes.
Siglo XX
'30
'60
'70
'76
83
'90
Golpe de Estado.
Golpes de Golpe de Redemocratizacin. Democracia neoliberal
Nacionalismo
Estado. Estado
Antiperonismo.
"PRN"
Nacionalismo popular
"Democracia
custodiada"
40 Escuela de
los Annales Tiempo
Historiografa histrico: corta, media y
europea
larga duracin, Historia
social, cultural, regional
Historia social
(1)
Legitimacin en el pasado de
Predominantemente Influencia de
Conceptos estructurantes: multiperspectividad, dimensiones
la supremaca de la nacin
poltica
Annales
sociales, econmicas, polticas, ideolgicas. Conflicto
sobre las provincias Historia patritica que Relectura de la
Formacin, organizacin y consolidacin del Estado
Pretende ser objetiva,
identifica sus fines con los
historia nacional
argentino en el modelo liberal
patritica y cientfica del Estado desde una Democracia/ autoritarismo
Cambio con el impacto
Analiza principalmente el
perspectiva Ciudadana crtica
inmigratorio: homogeneizar
perodo rosista.
cientfica
con el sentimiento de
Explicar el
violencia y poltica en la Argentina
pertenencia a la nacin a
fenmeno
el exilio poltico
travs de la escuela: fiestas
peronista
terrorismo de estado
patrias, monumentos,
mundo del trabajo, organizaciones sociales urbanas, tomas
canciones, etc.
de tierras y asentamientos
Mtodo: lectura crtica de
documentos escritos
Historia del peronismo
Representantes
B. Mitre
E. Rvignani, R. Levene,
Vicente F.
Lpez
Luis A Romero
Pablo Pozzi
Alejandro Schneider
Libros de texto responden a Reforma educativa Ley
Federal de Educacin (Historia social 2)
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De la participacin restringida a la
Para el primer conflicto, la discusin centraba en si nos convertiramos en democracia liberal (Mariano
Moreno) o establecer una monarqua constitucional (Cornelio Saavedra), en ambas ideas influyeron los
principios de la Revolucin Francesa.
Para el segundo el gran tema era seguir la lnea del proteccionismo econmico, protegiendo de los
productos extranjeros las pequeas industrias que estaban el Interior o seguir las reglas del librecambio, por
las cuales se importaran productos manufacturados que entraran por el puerto pagando derechos de
aduana. Esta ltima opcin generaba beneficios para Buenos Aires, que tena el puerto y la aduana y no al
Interior, ya que los productos que ingresaban competan en forma desigual con los que ellos elaboraban. Los
productos extranjeros, como ya vimos, haban comenzado a industrializarse por lo que eran de mejor calidad y
en mayor cantidad, esto haca que su precio fuera menor al que ofrecan los mismos productos locales.
Los aos que siguieron a la Revolucin de Mayo fueron de gran inestabilidad poltica. Desde la
instalacin de la Primera Junta se sucedieron diferentes gobiernos: la Junta Grande (1810/1811), el Primer
Triunvirato (1811/1812), el Segundo Triunvirato (1812/1814), el Directorio (1814/1820).
Se haba iniciado el movimiento revolucionario. Se haba nombrado un nuevo gobierno. Pero todo
eso haba sucedido en Buenos Aires. Quin poda asegurar que el resto del Virreinato iba a aceptar esa
nueva autoridad?
En cada ciudad del Interior haba pequeos grupos que apoyaban con entusiasmo a los patriotas, y
otros grupos, tambin pequeos, que defendan a los espaoles. En cada punto del exVirreinato se decidi
con batallas si la zona aceptara o rechazara al nuevo gobierno. Despus de la Revolucin vino la guerra.
La guerra por la independencia, que tuvo consecuencias devastadoras, contribuy a la inestabilidad
poltica. Se estaba organizando un nuevo Estado y no pudo concretarse un consenso sobre la modalidad a
adoptar. En el Congreso de Tucumn que declar la independencia en 1816, se debati sobre la instalacin de
una repblica democrtica o una monarqua constitucional. Quienes ansiaban la creacin de una
monarqua argumentaban que un sistema de este tipo lograra el rpido reconocimiento de la independencia
por parte de las potencias europeas.
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Durante la segunda dcada revolucionaria las diferencias polticas unidas a los intereses econmicos
divergentes, provocaron frecuentes luchas entre los sectores en pugna. El conflicto de cmo dar un nuevo
orden de dominacin poltica se centraba en una opcin entre dos formas: la unitaria, que quera el
establecimiento de un Estado centralizado y dirigido desde Buenos Aires en el que los poderes locales
quedaban dependiendo del gobierno central o la federal, que pretenda que las provincias conservaran su
autonoma y se unieran en una confederacin.
En 1820 fuerzas federales dirigidas por caudillos del Litoral rechazaron la Constitucin dictada en
1819 por su carcter unitario y derrotaron en la batalla de Cepeda a las fuerzas enviadas por el Directorio.
Esta derrota provoc la renuncia del Directorio y la disolucin de un gobierno central. Comenz, entonces,
un perodo de gobiernos autnomos (Bs.As, Litoral e Interior) que se mantuvo hasta 1830.
A partir de 1820 la fragmentacin poltica y la guerra caracterizaron esta poca, que se denomina
poca de "autonomas provinciales". En cada provincia, el sistema poltico se defini por el poder de los
caudillos, jefes militares que contaban con el apoyo popular y expresaban la aspiracin de autonoma local
frente a otras provincias. Las provincias eran autnomas, tenan ejrcitos propios, moneda e instituciones y
no haba un poder nacional superior a ellas. Estaban unidas por pactos interprovinciales, el ms importante,
el Pacto Federal de 1831, fue firmado por las provincias del Litoral con el objetivo de vencer a los unitarios al
que luego adhirieron el resto de las provincias.
En esta poca tanto Buenos Aires, como el Litoral y el Interior tuvieron un crecimiento econmico
desigual. Mientras Buenos Aires opt por el librecambio, dejando entrar productos extranjeros y cobrando
los derechos de aduana y haciendo una inversin en el crecimiento de la ganadera y la agricultura para
poder venderlas como materia prima a sus vendedores de productos industrializados, mayoritariamente
ingleses. El Interior comenz a comerciar sus productos con Per, Bolivia y Chile, lo que les permiti proteger
sus productos de la competencia extranjera y venderlos en el exterior sin conexin con Buenos Aires. En
tanto, el Litoral, que tena la misma produccin que Buenos Aires y peda tener su propia aduana y puerto en
los ros Paran y Uruguay fue devastado por las guerras y la competencia de Buenos Aires que era el que
tena el nico puerto y aduana.
Juan Manuel de Rosas, ganadero y propietario de tierras de Buenos Aires, tuvo influencia y
predominio efectivo sobre los otros caudillos provinciales. Se convirti en el jefe de los federales porteos y
logr derrotar a los unitarios, por lo que fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires con
facultades extraordinarias.
La ausencia de autoridad nacional, sumada al predominio (poltico y econmico) de Buenos Aires
sobre las dems provincias, llev a los gobernadores a entregarle a Rosas la representacin para que tratara
con los pases extranjeros en su nombre. De todos modos hasta ese momento Rosas deba compartir el
liderazgo con otros caudillos, por ejemplo con el riojano Facundo Quiroga, pero, ste muri vctima de un
asesinato en 1835 y a partir de entonces Rosas se convirti en el lder indiscutido del federalismo. Se le
otorg la Suma del Poder Pblico.
Sin embargo la organizacin del Estado en una Constitucin se demor veinte aos ms, por qu?
El triunfo de los federales no termin con los conflictos econmicos. La mayor oposicin la tena del Litoral
quienes exigan los derechos de comerciar libremente por los ros Paran y Uruguay y de disponer de los
ingresos de sus propias aduanas.
Para resolver los conflictos polticos y frenar cualquier manifestacin de los opositores el gobierno
recurri a la violencia: encarcelamientos, atentados contra la propiedad, censura de la prensa y prohibicin de
libros. Frente a la imposibilidad de expresar libremente sus crticas al gobierno y ante las persecuciones que
sufran, numerosos intelectuales debieron salir del pas e instalarse en el extranjero (exilio). Un grupo de
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estos exiliados formaron lo que se conoce como "Generacin del '37", eran partidarios de las ideas liberales:
la divisin de poderes, la constitucin y la defensa de los derechos civiles.
En 1850, un caudillo del Litoral Justo Jos de Urquiza, logr aglutinar a la oposicin a Rosas, Le
declar la guerra a Buenos Aires y derrot a su ejrcito en la batalla de Caseros (1852).
La derrota de Rosas no destruy el poder del grupo de los estancieros de Buenos Aires; los conflictos
entre distintos intereses continuaron, y entraron en una nueva etapa.
Luego de la cada de Rosas, Urquiza con el resto de las provincias se reunieron y firmaron un acuerdo
en San Nicols (1851) que estableca que se llamaba a un Congreso Constituyente a reunirse al ao siguiente.
Pareca que el camino a la organizacin del Estado estaba abierto Pero Buenos Aires, desaprob lo actuado
por su representante y se separ del resto del pas. En realidad, Buenos Aires se resista a compartir con las
dems provincias los beneficios que obtenan por la administracin del puerto y la aduana.
El 1 de mayo de 1853 el resto de las provincias sancionaron la Constitucin que estableca el
sistema de gobierno republicano, representativo y federal y la divisin de poderes. Urquiza fue el primer
presidente constitucional y estableci como capital provisoria a Paran, ante la negativa de Buenos Aires,
que se mantuvo separada por 10 aos.
Los ejrcitos de la Confederacin dirigidos por Urquiza se enfrentaron a los de Buenos Aires en la
batalla de Cepeda (1859), all triunf la Confederacin y Buenos Aires se comprometi a aceptar la
Constitucin e integrarse al resto de las provincias, promesa que despus no cumpli. Entonces, volvieron a
enfrentarse en la batalla de Pavn (1861) donde vencieron los porteos. Bartolom Mitre, gobernador de
Buenos Aires, impuso las condiciones para la unificacin definitiva del Estado. Ya no estaba en discusin la
forma de gobierno y tenamos una Constitucin reformada por Buenos Aires. La organizacin del Estado
argentino comenzaba
Formacin del Estado argentino (1810/1861)
Caracterstica de la
poca
Conflictos
Acontecimientos
que permiten comprobar
la
caracterstica de la
poca
1810/1820
1820/1830
1830/1852
1852/1861
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de las invasiones inglesas de 1806 y 1807 que derivaron en un significativo proceso de militarizacin y en un
sustancial rol de la opinin pblica en la destitucin del Virrey Sobremonte.
Tradicin y modernidad no pudieron estar ausentes en la instancia revolucionaria, aun cuando sus
actores no lo explicitaran con total claridad. Un absoluto fidelismo real vemos por ejemplo en la actuacin
de los funcionarios de la Real Audiencia de Buenos Aires, que desde las invasiones inglesas venan
planteando su firme lealtad a la corona y a la constitucin del reino. Una vez instalada la Junta Gubernativa
en Buenos Aires, comenzaron los inevitables choques con la Audiencia que sigui defendiendo el poder
monrquico en abierta alusin a los peligros de una posible independencia, hasta que finalmente las nuevas
autoridades tomaron la decisin de expulsar a sus miembros del territorio rioplatense con rumbo a Canarias
el 22 de junio de 1810 (Lpez Daz, 2009:14)
De acuerdo a lo que sostiene Seghesso de Lpez, tomamos como ejemplo la experiencia testimonial
de Monteagudo, quien refirindose especficamente a los sucesos de Chuquisaca memoraba que desde 1809
su participacin haba estado consagrada a la "revolucin" y, aunque calificaba a ese movimiento de
"rebelin", explicaba que "entonces no tena otro nombre, porque el buen xito es el que cambia las
denominaciones".
Es decir, tales acontecimientos, -especialmente los ocurridos en La Paz- habran dejado las huellas de
un proyecto revolucionario inacabado que estaba lejos de ser ignorado por Espaa. En este sentido, la
autora antes mencionada desarrolla en profundidad el papel que jugaron en esa regin virreinal la Real
Universidad de San Francisco Xavier y la Academia Carolina. De estos centros acadmicos egresaron figuras
como Monteagudo, Moreno, Paso, Castelli y Gorriti, entre otros. All se combinaba en la formacin de los
juristas un particular eclecticismo que inclua el pensamiento escolstico reformado, heredado de los
jesuitas, y las nuevas corrientes ilustradas provenientes de la Espaa borbnica, a la vez que se lean
clandestinamente las obras de Rousseau, Mably y Montesquieu, entre otros.
Es por otra parte conocido que Mariano Moreno realiz en 1810 la primera traduccin del Contrato
Social de Rousseau, aunque eliminando el captulo referido a la religin por cuanto consideraba que las
creencias catlicas eran parte constitutiva del sentir popular, sobre todo en el interior del territorio
rioplatense.
Por otra parte, hay autores que rescatan especialmente la influencia de la escolstica tarda, a travs
de Francisco Surez, al pensamiento americano. Segn estas doctrinas, la autoridad civil recaa
directamente en el pueblo, quien la delegaba al soberano. De esta forma se negaba el origen divino de la
autoridad real. Muchos autores que esto sostienen en la actualidad, con posiciones muchas veces
excluyentes, niegan cualquier influencia en los movimientos independentistas de las ideas rousseauniana del
pacto social. En sntesis, las revoluciones hispanoamericanas tendran un profundo sentido espaol,
influenciado por telogos y juristas de la pennsula y no por "ideologas extranjeras" (Gmez Rivas y Soto,
2005:121-22)
En una interpretacin seguramente ms ajustada a la realidad dice Xavier Guerra que, en el
imaginario poltico de la poca se vuelve ms visible una visin pactista de la monarqua heredada de los
tiempos de los Austrias, cuando lo dominios americanos no eran colonias sino reinos iguales en derecho a
los espaoles. Es en este mismo sentido que, para este autor, el movimiento de Mayo no tendra carcter
anticolonial sino que habra sido producto de una revolucin con fuerte componente atlntico, que sera a la
vez espaola y americana (Guerra, 2003:91-92) Esta interpretacin, de hecho bastante aceptada por la
historiografa americana ms reciente, quita sin embargo originalidad a los procesos locales.
En sntesis entonces, no pueden desconocerse ideas rupturistas presentes en Espaa y Amrica al
menos desde 1808. Sin exagerar su insercin real en la sociedad rioplatense, como de hecho hacen los
historiadores masones que sostienen que todos los integrantes de la Primera Junta, con la sola excepcin de
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Azcunaga, eran miembros de distintas logias secretas (Silvestre y Rodrguez Rossi, 2010:14), tema de
dudosa verificacin, no debe sin embargo negarse que el asociacionismo secreto fue una opcin vlida para
la militancia poltica de las lites criollas en contra del Antiguo Rgimen. Algunos protagonistas de la
revolucin mencionan asimismo las reuniones secretas que se realizaban en casa de Vieytes y Nicols
Rodrguez Pea con la idea de formar un gobierno independiente de la metrpoli espaola (Toms Guido
[1855] en Fradkin y Gelman, 2010:118)
Ni una visin de continuidad absoluta, ni una de ruptura definitiva pueden considerarse entonces
como determinantes de los hechos acaecidos el 25 de mayo de 1810 en el Ro de la Plata.
En el marco de una compleja realidad poltica, se dieron cita un conjunto de ideas que no expresan
un nico "pensamiento de Mayo", como bien dice Goldman, sino una combinacin de concepciones
derivadas de la antigua tradicin hispana, de las teoras del derecho natural y de la ilustracin liberal
moderna, donde predominaban las ideas pactistas "segn las cuales era necesario el consentimiento de los
integrantes de una sociedad, ya sean sbditos, individuos o pueblos, para fundar una autoridad poltica"
(Goldman, 2009:7) Esta distincin es importante por cuanto tampoco era una sola la idea de soberana. Si
bien se aceptaba, ante la acefala real, el principio compartido de la retroversin de la soberana a la
comunidad, dos tendencias se expresaron claramente en la escena poltica rioplatense: la que sostena,
sobre bases republicanas, la existencia de una soberana nica del "pueblo" de la Nacin, como pretenda
Mariano Moreno, en tanto Secretario de la Junta, frente a aquella otra que propugnaba la existencia de
tantas soberanas como "pueblos" -ciudades, luego provincias- hubiese en el territorio, tal y como propona
Cornelio Saavedra, su Presidente (Goldman, 2009:11)
No caben dudas de que la idea revolucionaria, presente sin duda en una minora ilustrada,
representada por Moreno, Castelli y Monteagudo, entre otros, va a ir adquiriendo forma en el decurso de los
acontecimientos, a medida que evolucionen los sucesos que se producen en Espaa y en el propio territorio
rioplatense, para definirse ms acabadamente por la independencia con el accionar de la Sociedad Patritica y
la Logia Lautaro en el ao 1812 y derivar en una definitiva ruptura con Espaa en 1816.
El proceso revolucionario fue justamente eso, un proceso, con un antes y un despus, y no debe ser
considerado como un mero acontecimiento histrico cuya explicacin comienza y termina con l.
Rescatamos entonces la vigencia simultnea de tradiciones filosficas muy diferentes, tal y como
hemos visto, lo cual deriva en la presencia de diversos lenguajes polticos (Goldman 2000:34) que tanto
apuntan a la versin republicana en clave francesa, vista en la poca como peligrosa por muchos criollos
moderados, como a la ms aceptada, al menos en el comienzo, monarqua atemperada. En sntesis,
entonces, el movimiento revolucionario puede interpretarse como el resultado de una serie de teoras
circulantes que dan muestra de la complejidad interna y externa del proceso, pero nunca como una
"revolucin sin teora".
Las ideas de la Ilustracin y del libre comercio
Cmo llegaron las ideas de la Ilustracin y el libre comercio al Ro de la Plata, a pesar de la
censura y la persecucin realizada por la Inquisicin y las autoridades coloniales?
Oscar Tern seala que "en los sesenta aos transcurridos entre 1747 y 1807, la Inquisicin en
Espaa conden unas seiscientas obras, entre las cuales figuraban El espritu de las leyes, de Montesquieu,
las obras completas de Voltaire y Rousseau, La riqueza de las naciones, de Adam Smith y El ensayo sobre el
entendimiento humano, de Locke, entre otros." Adems, muestra que a travs de la investigacin de
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archivos, haba en las bibliotecas privadas de Buenos Aires obras de autores de la Ilustracin, a pesar de las
prohibiciones existentes, tanto de la inquisicin como de las autoridades coloniales.
Uno de los introductores de estos libros prohibidos fue Manuel Belgrano. Mientras estudiaba en
Espaa, se conect con el pensamiento ms avanzado de su poca. En una carta a su madre, fechada en
Madrid el 11 de agosto de 1790 le manifiesta: "para leer un libro, como siempre pienso sacar alguna
sustancia y no quiero perder el tiempo en sandeces, pregunto a los hombres sabios que conozco para que
me den su sentir y as no creo tener ninguna mxima libertina, sino muy fundadas en la razn," y poco ms
adelante nos aclara que est leyendo el Espritu de las leyes, del "inmortal Montesquieu". Tambin Belgrano
obtuvo el raro permiso del Papa Po VI para poder leer y tener libros prohibidos por la Inquisicin, Es posible
que Belgrano haya compartido estos libros con otros patriotas antes de la Revolucin de Mayo.
Tambin existen otras indicaciones del conocimiento de las ideas de la Ilustracin por las referencias
que hicieron en sus escritos los protagonistas en aos anteriores a la Independencia. Por ejemplo, en la
famosa Representacin de los Hacendados, escrita por Mariano Moreno con fecha 30 de septiembre de
1809, donde hace una defensa del comercio libre, apelando a "los primeros principios de la economa de los
estados", la economa poltica, "que escribieron con conocimiento del origen y progresos de los estados
polticos".
Se puede concluir entonces, que en los aos 1808 y 1809 se conocan en Buenos Aires las obras de la
Ilustracin, las filosficas como las polticas y su contenido era ledo por los patriotas, tanto en las versiones
originales como en los comentarios y traducciones al castellano.
El proyecto de modernizacin del pas estaba basado en el aporte de poblacin y capitales extranjeros
que se pondran a trabajar las abundantes tierras frtiles y permitiran la transformacin de la sociedad
argentina. Esto posibilitara el triunfo de la "civilizacin" sobre la "barbarie".
Alberdi, representante de la Generacin del '37 (Bases..) expresa las ideas de su poca: influenciados
por el romanticismo cambian a un pensamiento conservador con notas nacionalistas, que reconoce el
pasado, arraiga en la realidad y mira con optimismo el porvenir. Otros representantes de la Generacin del
'37: fueron Sarmiento, Jos Mara Gutirrez, Fidel Lpez, Mitre, etc.
La difusin de los principios liberales estuvo relacionada con la Generacin del '37. Este grupo
desarroll actividades culturales, se reunan en el Saln Literario donde se discuta de poltica, educacin y
literatura- Tambin editaban una revista que contena fuertes crticas al rgimen rosista. A partir de 1838,
cuando Rosas endureci sus relaciones con la oposicin, la mayora de ellos emigraron.
Desde el exilio se comprometieron en la organizacin de un frente con el objetivo de derrocar a Rosas.
Algunos aprovecharon para conocer de cerca las sociedades que consideraban deban ser los "modelos" a
imitar despus de haber derrocado a Rosas.
Los "proyectos de pas", inspirados en la experiencia europea y norteamericana, presentaban la idea
de "progreso" como la condicin para la existencia misma de la sociedad. La polmica ms importante fue las
que sostuvieron Alberdi y Sarmiento. Alberdi fundament la necesidad de un cierto tipo de
"autoritarismo poltico (la lite letrada debe ser la lite poltica) como garanta de progreso; Sarmiento
sostuvo que el requisito del "progreso econmico" era el "progreso sociocultural" ("educar al soberano")
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Una autoridad presidencial y un Poder Ejecutivo con plena capacidad para ejercer en
todo el territorio el monopolio de la coaccin fsica y de los recursos fiscales.
Para lo primero Alberdi recomendaba el estado de sitio y la intervencin federal. Para lo segundo, era
necesario que el gobierno federal controlase los recursos de aduana de la provincia de Buenos Aires. Esto es la
intencin conservadora de Alberdi. El aspecto innovador era el afn de transformar la poblacin criolla
"trayendo de Europa los elementos vivos de la civilizacin industrial. El transplante de culturas era tan
necesario para el porvenir del pas como los derechos civiles garantizados por la constitucin. Segn Alberdi:
las instituciones polticas seran conservadoras y la sociedad civil innovadora. Esta era la nica "Repblica
posible" para el pas.
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En lo poltico:
Dictado de cdigos y leyes: para regular las relaciones entre los habitantes y las actividades
Creacin de una fuerza militar nica: que tuviera el monopolio de la violencia, con autoridad sobre
todo el territorio.
En lo econmico:
puesta en marcha del Modelo Agroexportador.: En los pases industrializados exista una crisis de
superproduccin por lo que buscaban nuevos mercados, esto defini una nueva Divisin Internacional del
Trabajo, por lo que el nuevo Estado argentino decidi insertarse en el mercado mundial como exportador
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favoreci las
inversiones de
capitales extranjeros
a travs de
prstamos
contratados por el
Gobierno. Las
inversiones de
capitales
extranjeros llegaron
en forma directa o a
travs de los
prstamos al
Gobierno nacional o
a los Gobiernos
provinciales.
3. Mano de obra: El
incremento de la
produccin de
materias primas
requera de mayor
nmero de
trabajadores. Frente
a la escasez de
poblacin en las
zonas rurales se
busc desde el
gobierno atraer a
gran cantidad de
inmigrantes para el
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As el aumento de la poblacin urbana hizo que se tomaran medidas respecto de servicios como el trazado
de calles, el alumbrado pblico y el agua corriente, al tiempo que aparecieron comercios, servicios bancarios,
hospitales y escuelas. De esta forma a fines del siglo XX ciudades como Buenos Aires o Rosario se ampliaron,
modernizaron y urbanizaron, modificando su tamao y fisonoma.
Desde fines del siglo XIX, junto con la llegada de los inmigrantes, en la ciudad creca una masa de trabajadores. Este grupo estaba compuesto por los que trabajaban en los antiguos talleres manufactureros de
las ramas de la vestimenta y la alimentacin -como sombrereros, zapateros, sastres, costureros, panaderos,
entre otros- y en los gremios de la construccin, como carpinteros y albailes y tambin por los trabajadores
de las nuevas actividades econmicas y de las industrias relacionadas con la expansin de las exportaciones
agropecuarias, como los changadores y estibadores portuarios, los ferroviarios, los obreros de los frigorficas.
Todos ellos constituan una incipiente clase obrera argentina.
"Por qu venan? Familias con muchos hijos, tierra escasa y rendimiento parco, campesinos expulsados, ciudades
hacinadas y profesiones en crisis [] estaban en la base de un movimiento general de la sociedad
europea que empujaba a grandes masas fuera del continente [] Pero adems de la expulsin, haba
atraccin: la esperanza del empleo, del buen sueldo, del ascenso. Los alentaban noticias bastante concretas. En
Buenos Aires -y lo mismo se deca de Nueva York, California y Australia- hay empleo abundante y los salarios eran altos. A
veces eran rumores consistentes, noticias de un amigo o un pariente. Otros, eran los propios interesados en promover
la emigracin quienes los divulgaban y, encima, daban facilidades para viajar [] El que emigraba haca una
apuesta fuerte. Si la posibilidad tentaba a muchos, slo algunos se decidan: quiz los que tenan menos races, o
menos que perder, o los que se sentan menos atrapados por la tradicin y las costumbres, o los ms ambiciosos".
Sbato H. y Romero L.A. (1992), "Slo los que se animaban" citado por:
PAURA, Vilma. Historia polimodal. De las guerras civiles a la consolidacin
del Estado nacional argentino, Bs. As., Longseller, 2003
TANOS,GALLEGOS
La mayor parte de los europeos arribados ~ la Argentina fueron italianos y espaoles. Los primeros contingentes de italianos
provenan de las zonas agrcolas del Piamonte, Lombarda y el Friul; luego llegaron campesinos de las tierras del sur -como Sicilia, Calabria
y Npoles-. La denominacin de tanos para todos ellos se refera originalmente slo a los napolitanos. A partir de 1905, la mayora de los
inmigrantes que llegaron fueron espaoles. Muchos de ellos eran originarios de Galicia, por lo que se impuso el nombre de gallegos
para designar a todos los nuevos habitantes llegados de Espaa. Tambin arribaron franceses, ingleses, alemanes, suizos, sirios y
judos -muchos de ellos provenan de Rusia, por lo que se comenz a llamar rusos a todos los judos,
aunque fueran oriundos de Polonia o de Alemania-. Se establecieron tambin colonias de galeses en la provincia de Chubut.
Como consecuencia de las medidas polticas tomadas, a partir de la dcada del 60, entonces, en el
rea pampeana y litoral se consolid la explotacin ganadera. De esta forma la Argentina se insert en el
esquema de la divisin internacional del trabajo.
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Los primeros productos que se exportaron fueron los derivados de los vacunos, en particular cueros
y carne salada. Durante la dcada del 60 se produjo un auge de la produccin ovino-lanera. A partir de la
dcada del 70 se intent un mejor aprovechamiento de la carne de los animales, lo que se logr hacia 1878
con la utilizacin del enfriado de la carne con los frigorficos. As la Regin Pampeana fue la que ms creci,
mientras las economas regionales se insertaron en este esquema a travs de la produccin de
monocultivos: el azcar en Tucumn, el vino en Cuyo, el algodn en el Chaco y la yerba mate en Corrientes y
Misiones.
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"Democracia restringida"
Dependencia
Modelo econmica
agroexportador
Expansin interna
desequilibrada
Participacin social restringida
Garanta de derechos civiles
Leyes y
codificacin
"Campaa al
Educacin
Ejrcito Desierto" Inversin Ferrocarriles
(Ley 1420)
Nacional (latifundios)
extranjera
Registro civil obra)
Inmigracin
y telgrafos
(mano de
SECULARIZACION
Desde lo poltico
"moderno"
1853/60
Desde lo econmico-social
Desde lo ideolgico
Organizar un pas
pas agroexportador
1 Versin revisada de "Frvola y casquivana, guante de hierro en mano de seda. Una propuesta para conceptualizar el trmino en oligarqua en Amrica Latina",
publicado en las revistas Socialismo y Participacin, N1 56, Lima, diciembre de 1991, pp. 15-20, Cuadernos del Claeh, Ao 17, No 61, Montevideo, 1992/1, pp. 43-48,
y en el libro Patricia Funes, compiladora) Amrica Latina: Planteos, Problemas, Preguntas, Manuel Surez Editor, Buenos Aires, 1992, pp. 13-20.
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decisin
poltica
la dominacin oligrquica puede ser ejercida por clases, fracciones o grupos sociales (incluyendo redes
familiares) diversos, terratenientes no capitalistas, terratenientes capitalistas, burgueses y/o una alianza
de clases o fracciones de ellas;
siendo una forma de organizacin y ejercicio de la dominacin y no una clase, oligarqua define un tipo
de rgimen o de Estado, el rgimen o Estado oligrquico, () la forma contradictoria de la oligarqua
como dominacin poltica es la democracia;
la dominacin oligrquica se construye a partir de la hacienda, considerada matriz de las sociedades
latinoamericanas; en tal sentido, la institucin familia constituye el lugar inicial de gestacin de las
alianzas de "notables", transferido luego a otras instituciones semipblicas o prolongacin pblica del
espacio privado (clubes de diverso tipo) y/o esencialmente pblicas ("partidos" y sobre todo el
Parlamento);
el ejercicio oligrquico de la dominacin genera un modo de ser tambin oligrquico, en cuya definicin
intervienen valores tales como linaje, tradicin, raza, ocio, dinero.
El concepto oligarqua designa una forma o un modo de ejercicio de la dominacin poltica por un grupo
minoritario perteneciente a clases sociales que detentan poder econmico y social, cuyas caractersticas son:
base social angosta (burgueses, hacendados, plantadores, mineros, comerciantes); reclutamiento
cerrado de los designados para funciones de gobierno, basado en criterios de apellido o linaje, tradicin,
familia o parentesco (carnal, espiritual (compadrazgo), o de alianza por unin matrimonial), prestigio,
amistad, dinero, a los que pueden aadirse, en algunos casos, ascensos por habilidad poltica o mritos
militares (), ncleo reducido de integrantes (notables);
exclusin de los disidentes o de la oposicin considerada con razn o sin ella radical o peligrosa y
cooptacin de los individuos o grupos; combinacin de centralizacin y descentralizacin en el ejercicio
del poder poltico, mediante clientelismo, burocracia, y mecanismos de control intraoligrquico;
mecanismos de mediaciones y de lealtades familiares o personales, autoritarismo, paternalismo,
verticalismo;
autopercepcin positiva de la condicin de naturalmente elegidos para ejercer el gobierno ()
limitacin efectiva del derecho de sufragio, de elegir y de ser elegido; predominio de la dominacin
sobre la direccin en el plano poltico, no reducido a la coercin o violencia fsica, pues sta va
acompaada de una constante, cotidiana violencia simblica;
frecuente organizacin del Estado como "Estado capturado", lo que se traduce, entre otras
consecuencias, en un Estado central, ms que nacional, cuestin sta que debe conectarse con;
la definicin de un pacto oligrquico que expresa ciertos tipos de relaciones interregionales, ()
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riqueza no estaban distribuidos de igual forma entre sus miembros. El ncleo principal de esta elite
tradicional estaba formado por alrededor de 400 familias, fuertemente ligadas entre s por sus intereses
econmicos, por pautas culturales comunes y por relaciones establecidas en mbitos sociales exclusivos
como clubes y asociaciones privadas.
Cuando se inici el proceso inmigratorio estos sectores tradicionales destacaron y alabaron el carcter
cosmopolita de la Argentina. Pero, al mismo tiempo, intentaban diferenciarse del resto de la sociedad
presentndose como los autnticos representantes de la nacionalidad. Para ello, exaltaron el carcter
patricio de sus orgenes -eran los descendientes de los fundadores de la Patria-, con una larga tradicin
hispana y, por lo tanto, diferentes y superiores a los recin llegados. Con estas ideas, su predominio
econmico se revesta de prestigio social.
A partir de 1880, en los aos de expansin econmica, la elite tradicional -en un principio integrada casi
exclusivamente por familias terratenientes se ampli. Accedieron a ese ncleo privilegiado nuevos sectores
-algunos los llamaron nuevos ricos-, beneficiados por la especulacin financiera y por las nuevas
posibilidades de enriquecimiento que brindaba el comercio de exportacin. Grandes comerciantes,
banqueros y financistas algunos de ellos extranjeros ligados a empresas de capitales ingleses, franceses y
alemanes- se relacionaron con las familias patricias por medio de lazos matrimoniales. De este modo,
fueron reconocidos como parte de la elite.
Hacia 1880 culmin con xito la etapa de construccin de una nueva nacin y de su Estado nacional. Este
momento coincidi con la consolidacin de una Argentina moderna organizada a travs de un Estado liberal
oligrquico.
ste fue conducido por un grupo de "notables", liberales en lo econmico, conservadores en lo poltico y
positivistas en lo filosfico. En esta etapa la gobernabilidad apareci separada de la democracia. Este grupo
avanz en la puja de poder con la Iglesia a travs de una legislacin laica y se mostr preocupado por la
identidad nacional por lo cual impuls, en el marco de un pas al que llegaban inmigrantes en forma masiva,
una legislacin educativa.
"Qu fue el positivismo?
Durante la primera mitad del siglo XIX, al mismo tiempo que se desarrollaba el movimiento romntico, un
filsofo francs llamado Augusto Comte formul una nueva teora del conocimiento: el positivismo [] En el
estadio "cientfico o positivo" la humanidad logra dar el paso definitivo, rechaza todas las entidades fantsticas y
conceptuales y edifica un saber basado en la experiencia. A partir de esta ley Comte llegaba a la conclusin
de que para ser tenido en cuenta como autntico cualquier saber deba fundarse por entero en la experiencia.
El positivismo jerarquizaba los hechos sobre las ideas, las ciencias experimentales sobre las tericas y las
leyes de la fsica y la biologa sobre construcciones filosficas. Apareci en torno a la sociedad industrial y
burguesa en Francia y logr imponerse no slo en los medios cientficos y filosficos, sino tambin en los
literarios e histricos".
Fradkin, Ral y otros (1999), Historia. El mundo contemporneo. Siglos
XVIII, XIX y XX, Bs.As., Estrada
Esta filosofa racional y prctica era el fundamento ideolgico de los hombres que tomaron el control
de los asuntos pblicos a partir de 1880. Este grupo ha pasado a la historia como la Generacin del 80.
Dentro de sus ms importantes representantes se encontraban Roca y Pellegrini. El positivismo fue la
ideologa que dio las bases a la modernizacin progresista material que impulsaron los hombres de la
Generacin del 80.
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La "democracia restringida"
Texto: Fava, Claudia (en mimeo), 2008
A partir de 1880 los grupos dirigentes nacionales se propusieron asegurar el orden poltico sobre
nuevas bases. Los grupos dirigentes mantuvieron su adhesin al liberalismo que afirmaba los principios de la
soberana popular y de la igualdad de derechos para todos los miembros de la sociedad.
Sin embargo, desde 1880 en adelante, el crecimiento de la riqueza producida en el pas consolid el
poder econmico de un grupo social cuyos miembros se consideraron "los ms aptos" para ser gobernantes.
Por esta razn, aunque el rgimen poltico se mantuvo basado en las reglas de la democracia poltica -los
ciudadanos ejercan el derecho de sufragio y elegan representantes-, al mismo tiempo se fue consolidando
un sistema de gobierno que depositaba el ejercicio del poder en una minora y restringa la participacin
poltica de la mayor parte de la sociedad argentina.
Esta contradiccin entre la teora y la prctica poltica es lo que permite caracterizar como
oligrquico al rgimen que se organiz a partir de 1880. Este calificativo deriva del concepto de oligarqua,
palabra que proviene del griego y que significa gobierno de unos pocos.
Algunos integrantes de los grupos de mayor poder econmico se constituyeron en una clase
gobernante: la oligarqua, que legitimaba su poder poltico en su poder econmico y en su educacin y su
preparacin para el ejercicio del gobierno. Con el tiempo la clase gobernante estuvo integrada por un sector
compuesto especficamente de polticos.
El rgimen oligrquico fue a la vez liberal y conservador. Desde 1880, la clase gobernante propuso leyes e
impuls obras que significaban la concrecin de los ideales del liberalismo y su difusin entre una gran
parte de la poblacin del pas. Las realizaciones ms importantes en este sentido fueron:
la ley de Matrimonio Civil (1883) y
la ley de Educacin Comn 1420 (1884)
El avance de la secularizacin en las polticas del gobierno origin el enfrentamiento con la Iglesia
Catlica y con los grupos de catlicos que asumieron su defensa. Por otra parte la clase gobernante
mantena la restriccin de los derechos polticos de los ciudadanos. El sistema de gobierno impuesto por la
oligarqua fue conservador porque mantuvo cerrados los canales de participacin poltica a sectores muy
amplios de la poblacin, porque comparta la idea de que el sufragio universal significaba el triunfo de la
ignorancia universal.
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y la creencia en que el desarrollo econmico slo se alcanzara mediante el juego libre de las fuerzas
comerciales y con gobiernos limitados a respetar la libertad individual.
Fueron discpulos del pensamiento de Juan Bautista Alberdi y Herbert Spencer. Para Juan B. Alberdi
(1818-84), consolidada definitivamente la unidad del pas, haba que "civilizarlo", y los dos pilares bsicos del
desarrollo eran la mano de obra y el capital extranjero. Herbert Spencer (1820-1903) fue un notable terico
social britnico que intent aplicar las leyes evolutivas de la biologa al estudio de la sociedad. Influido por
Charles Darwin (1809-82), tambin tom de este el principio de la supervivencia del ms apto.
El grupo dirigente del '80 adhiere al liberalismo econmico pero practica un claro conservadurismo
poltico reservndose el manejo de los mecanismos del poder al considerarse los nicos aptos para
detentarlo. El uso del fraude electoral es moneda corriente y est facilitado por el sistema de voto cantado,
la inexistencia de padrones oficiales y el ejercicio de la intimidacin y la violencia.
El proceso de la Constitucin de una hegemona gubernamental, basada en el control de la sucesin
que el presidente saliente ejerca sobre el presidente que lo iba a suceder, sobre mecanismo de fraude y
control electoral aplicados lisa y llanamente en la emisin del sufragio y sobre todo, por el control que el
gobierno nacional ejerca sobre las provincias y los gobernadores de provincia. Todas estas prcticas
antidemocrticas y excluyentes son comunes a las diversas vertientes polticas que se alternan en el poder.
Persiste an hoy el debate sobre la identidad ideolgica de estos grupos eran liberales o
conservadores? En Argentina los partidos polticos o grupos polticos y sus ttulos son un poco confusos en
trminos de la historia europea. Se usa el trmino liberal y conservador, por ejemplo en la historia inglesa
para designar partidos claros. En Argentina esa diferencia no existe porque normalmente el liberal es lo que
entendemos ahora por conservador.
Gobernaba un solo bloque y dentro de ese bloque conviva el temperamento conservador, si por
temperamento conservador se entiende conservar las posiciones de poder adquiridas, con el temperamento
liberal, si por temperamento liberal se entiende la apertura a un horizonte de reformas que en aquella poca
era muy importante.
El positivismo represent la vanguardia ideolgica de una burguesa identificada con el avance
sostenido de la ciencia y de la tcnica, como forma de desarrollar las fuerzas productivas y de terminar con
las secuelas de la "barbarie" tanto en el orden material como el cultural. La "utopa" positivista apuntaba a
configurar sociedades previsibles en las cuales los individuos estuvieran absolutamente absorbidos por el
poder.
De esa preferencia por lo previsible, tomaba fuerza la idea de suprimir la "poltica", identificada con
el caudillismo, la confrontacin violenta y en general la aparicin de tendencias orientadas a suplantar al
sector que ejerca el poder. Se pensaba en su reemplazo por la "administracin", una actividad regular, con
rasgos "cientficos", legitimada por la posesin de un saber sobre el bien de la sociedad nacional que
abrevara en los grandes derroteros de la "civilizacin" y consolidara un progreso tan lineal corno indefinido
en su duracin. Burcratas serenos, imbuidos de soluciones a-valorativas, tomadas despus de un estudio
desapasionado de cada cuestin de la agenda pblica, eran el modelo de "administradores" que deban
reemplazar a los "polticos" de una poca superada.
Buscaron nacionalizar la cultura del pas. Preocupados por los posibles efectos desintegradores de la
poltica inmigratoria, practicaron un liberalismo de neto corte laicista y promovieron la separacin de la
Iglesia en las cuestiones referentes al Estado. Esto trajo como consecuencia el enfrentamiento con la Iglesia y
los sectores catlicos representados, entre otros, por Jos M. Estrada, Pedro Goyena, Emilio Lamarca. El
debate entre ambos sectores se caracteriz por el menosprecio que el grupo innovador manifestaba por las
posiciones catlicas, ya que para la mentalidad positivista el dogmatismo cristiano era el principal obstculo
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Cuando en 1880 Roca asuma la presidencia planteaba en su discurso inaugural que "libres ya de estas
preocupaciones y conmociones internas que a cada momento ponan en peligro todo", finalmente ha llegado
la hora de la consagracin del imperio de la nacin sobre las provincias.
[] Era indudable que desde la perspectiva de Roca la verdadera etapa organizacional no
comenz con la cada de Rosas, estaba por comenzar y su asuncin se converta en el hito fundante de un
proyecto de paz y administracin.
Bonaudo, Marta (2000), Liberalismo, Estado y orden burgus, Bs. As.,
Sudamericana Editorial.
As el programa "Paz y Administracin" de Roca consisti en asegurar la paz -interior y con las
naciones vecinas- y consolidar la administracin del Estado nacional para implementar el programa
econmico fundamentado en el libre cambio y la integracin de la economa argentina en el mercado
internacional. En este sentido se reafirmaron las polticas iniciadas en la etapa anterior: ms inmigracin,
ms lneas frreas y nuevas inversiones de capital extranjero.
Desde esta perspectiva se consolidaba un Estado nacional fuerte en el marco de una "repblica
restrictiva" en la que una minora culta y poseedora de las riquezas era la encargada de organizar un "orden
conservador". Las bases de ese orden eran el Partido Autonomista Nacional en Buenos Aires, La Liga de
Gobernadores en el interior, el ejrcito de lnea y el dominio de los nuevos empleados pblicos. "Burocracia
poltica, burocracia administrativa e incipiente burocracia militar"
Otro elemento que colabor en la consolidacin del rgimen era el control electoral a travs del
fraude. La base de esta prctica se encontraba en las caractersticas de la ley electoral de la poca que
estableca el voto cantado y voluntario, adems de dejar el control de los comicios en manos de las
autoridades locales: municipios y juzgados de paz. Adems, la Asamblea Legislativa, ya fuera Concejo
Deliberante, Legislatura provincial o nacional, generalmente en manos de hombres del rgimen, aprobaba el
recuento definitivo de los votos y validaba los comicios. Testimonios de la poca hacen referencia a la
realidad poltica que signific el fraude electoral.
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El Centenario y la "cuestin social": Las respuestas del Rgimen oligrquico frente a las demandas
sociales, entre la negociacin y la represin
El Centenario de la Revolucin de Mayo de 1810, coincide con el fin de la expansin horizontal
agraria. El espejo de la historia descubre un pas desigual, que concentra las tres cuartas partes de su
poblacin, su infraestructura y su produccin de base rural en una cuarta parte del territorio nacional: la
regin pampeana, que circunda a los puertos del litoral. Es la herencia de una dirigencia liberal en lo
econmico y conservadora en lo poltico.
El crecimiento comercial e industrial gener una clase trabajadora que tendi a organizarse en gremios y
sindicatos. Estas asociaciones, que tenan un notorio predominio de extranjeros, comenzaron a aparecer en el
ltimo tercio del siglo XIX y fueron muy importantes a fines de ese siglo. La crisis del '90 ayud a la
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consolidacin de diversas tendencias en el movimiento obrero, que posean diferentes mtodos para
mejorar la condicin de los trabajadores.
Mientras la lnea socialista intentaba incorporar a los trabajadores a la vida poltica, afirmando que
desde el Congreso y a travs de la sancin de las leyes mejoraran su condicin, los sindicalistas que se
haban separado de los socialistas, tenan desconfianza de la accin poltica y sostenan que slo a travs de la
accin sindical, la negociacin, se podan lograr las reformas necesarias. Junto a ellos, los anarquistas se
manifestaban a favor de la inmediata ruptura con el sistema capitalista, y las medidas para lograrlo eran la
huelga general y, en algunos casos, la accin violenta.
Salarios bajos, excesivas jornadas de trabajo, inaccin de los poderes pblicos para lograr una
legislacin ms justa, inexistencia del descanso dominical y condiciones insalubres de trabajo provocaron
la reaccin de los obreros y su arma esencial fueron las huelgas, que aumentaron en forma importante a
principios del siglo XX.
LOSANARQUISTASYLAVIOLENCIA
Siempre se ha hecho hincapi en las prcticas violentas del anarquismo, y sin embargo las acciones
violentas en la Argentina fueron sensiblemente menores que en Europa. La visin del anarquista como un ser
violento ha sido alimentada y construida por la criminologa derivada de Csar Lombroso, tan en boga en los
tiempos en que las ideas cratas tenan mayor vigor.
Aunque es posible observar alguna apologa de la violencia desde algunas publicaciones menores, hay que
advertir que sta no ha sido la postura hegemnica del movimiento en nuestro pas, que ha sido siempre
mayoritariamente organizador y pacifista. En este sentido, entre los aos de 1890 y 1910, poca de mayor
esplendor del movimiento anarquista local, se produjeron algunos hechos aislados de violencia, como los fallidos
intentos de asesinato del presidente Figueroa Alcorta y del cnsul espaol Enrique Nido, y el asesinato de Jefe de
la Polica Federal, Ramn Falcn.
Ya fuera del perodo sealado, el ms conocido de los anarquistas partidarios de las acciones violentas, fue
Severino Di Giovanni, quien paradjicamente era admirador de Eliseo Recls, un anarquista pacifista. Di
Giovanni irrumpe en la escena anarquista cuando el movimiento ya se encontraba en un fuerte e
irreversible declive. Sin embargo, desde las pginas de La protesta, el peridico anarquista de mayor
circulacin, adherido a la vertiente pacifista, salan las ms fervientes crticas y oposiciones a las prcticas del
anarquista italiano (vase, en este sentido, la polmica reflejada por Osvaldo Bayer, en Severino Di Giovanni,
el Idealista de la Violencia, Buenos Aires, Planeta, 1999, pp 122/123).
Los anarquistas s revindicaban al acto vengador, es decir, aquellos atentados perpetrados por
anarquistas y provocados por "justa venganza" ante actos represivos. Uno de los ms conocidos dentro de esta
categora, fue el ya citado asesinato del Jefe de Polica Coronel Ramn Falcn. Otro fue el homicidio del
Coronel Varela, responsable de la sangrienta represin de obreros en la Patagonia, llevado a cabo por Kurt
Gustav Wilckens (vase sobre este tema en particular, otra obra de Osvaldo Bayer, La patagonia Rebelde. El
Vindicador, Buenos Aires, Planeta, 1997, base de la famosa pelcula argentina que trata estos episodios).
Aunque este tipo de actos considerados "justicieros" s tenan aprobacin generalizada del
movimiento, sta no pas de ser terica, ya que, como se ha dicho, no dejaron de ser hechos aislados, que
por otra parte, eran pensados, preparados y llevados a cabo de manera individual. Es posible que los mismos
anarquistas que defendieran estos actos tambin fueran consientes de su inutilidad (Suriano, p 282).
Ron, Mariano: IDEAS LIBERTARIAS ARGENTINAS (a partir de un estudio de Juan Suriano)
reforma
legislativa y represin
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Durante la ltima dcada del siglo XIX los movimientos de protesta y las huelgas obreras crecieron
constantemente y se multiplicaron en los primeros aos del siglo XX. Los motivos de las huelgas fueron
diferentes a lo largo de ese perodo. En un primer momento, las huelgas obreras se proponan obtener
mejoras en las condiciones de trabajo, pero, desde principios de siglo, el objetivo fue el aumento de los
salarios y la legalizacin de las asociaciones obreras. En 1910 se produjo el pico ms alto de huelgas,
acompaado por un clima de violencia generalizada entre los obreros que protestaban por la represin
ejercida por el gobierno.
La primera respuesta del gobierno a las protestas fue, en 1902, decretar el estado de sitio y tambin
propuso al Congreso la sancin de la Ley de Residencia. Esta ley, sancionada en 1903, permita expulsar del
pas a los obreros extranjeros, sobre todo anarquistas, que se encontraban responsables de organizar la
protesta social. Sin embargo, algunos miembros de la lite gobernante comenzaban a tomar conciencia de
que esa no poda ser la nica respuesta a la compleja cuestin social que se estaba planteando.
Roca propuso al Congreso una ley de reforma laboral redactada por Joaqun V. Gonzlez que contena
importantes reivindicaciones para los trabajadores. La ley inclua tambin normas represivas y penalidades
para las actitudes y organizaciones obreras que fueran subversivas. Las primeras de estas leyes fueron las
que establecieron el descanso dominical y la reglamentacin del trabajo de las mujeres y los nios. An con
estos avances, la violencia continu y se generaliz.
La represin oficial de las huelgas, actos y manifestaciones obreras provoc ms huelgas obreras y un
gran nmero de atentados contra funcionarios del gobierno.
Las luchas sociales no eran la nica fuente de amenazas. Los radicales exigan la modificacin del
sistema electoral, que les permitiera una competencia ms equitativa por el poder.
De este modo, entre el optimismo y la amenaza, un sector de la lite dirigente concibi una propuesta
reformista: efectuar algunos cambios que dieran legitimidad al rgimen poltico, que calmaran los nimos y
le permitieran permanecer en el poder, conservando as su tradicional modo de vida. Los idelogos de esta
propuesta fueron Roque Senz Pea e Indalecio Gmez.
Finalizados los festejos del Centenario en 1910 se teman nuevas revueltas. Antes de asumir como
presidente, Roque Senz Pea, se entrevist con el lder radical Hiplito Yrigoyen, quien mantuvo la
exigencia de modificar el registro y la ley electoral. En febrero de 1912, y luego de un largo debate en el
Congreso de la Nacin sobre el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo, se sancion la Ley de Reforma
electoral (Ley Senz Pea). Sus puntos ms importantes incluyeron disposiciones para el establecimiento del
voto secreto y obligatorio de todos los varones argentinos nativos (los extranjeros no naturalizados y las
mujeres no tenan derecho a votar) y la lista completa, que garantizaba la representacin de las minoras.
El 7 de abril de 1912, por primera vez bajo la nueva ley, los argentinos mayores de 18 aos votaron
para elegir diputados nacionales. Se presentaron nuevos partidos. Adems de la UCR particip el Partido
Socialista y la Liga del Sur. Si bien los resultados de esos comicios no representaron una amenaza para los
grupos conservadores, que no lograban fusionarse en una sola agrupacin, se haban producido cambios. La
autonoma electoral del ciudadano, protegido por el voto secreto, y el aumento del porcentaje de votantes, a
causa de la obligatoriedad del voto, actuaron a favor de los nuevos partidos.
Se abra as el campo para el triunfo radical de 1916, a nivel nacional, los resultados electorales de
1916 pusieron en evidencia la incapacidad de los sectores gobernantes para convertirse en un partido
moderno. El optimismo de los conservadores fue decayendo ante la nueva realidad: se haba pasado de la
"Democracia restringida" a la "Democracia ampliada".
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La Primera Guerra
Mundial.
1922/1928
1928
1930
1 Golpe de
Estado
Durante los gobiernos radicales se introdujo una diferente relacin entre Estado y Sociedad. Se promovi
un pasaje del Estado, considerado como exclusivo protector de los derechos civiles y de las reglas de juego
del mercado, a otro donde adquira un rol mediador y rbitro de la conflictividad social ante la demanda de
derechos sociales. As, el Estado se colocaba como armonizador de los distintos intereses en juego: los de los
trabajadores y los de los empleadores.
La primera Guerra Mundial pareci beneficiosa en un primer momento para la economa del pas, muy
pronto se revel que tales beneficios slo se volcaban en sectores restringidos, provocando al mismo tiempo
problemas a la mayora. Los salarios se deterioraron rpidamente por lo que se sucedieron las huelgas. Los
dramticos episodios de la Semana Trgica y del movimiento patagnico en 1921, ambos reprimidos con
violencia, fueron otras tantas explosiones que el "Estado Arbitro" no logr solucionar con su poltica
ambivalente. El ascenso del radicalismo al gobierno nacional en 1916 preserva el modelo agroexportador.
Slo propone cambios en el plano poltico y social, auspiciando la vigencia de un Estado rbitro y
redistribuyendo el ingreso, pero sobre las mismas bases econmicas.
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1916 y 1918 algunos sindicatos logran el arbitraje del Gobierno nacional en sus conflictos: entre ellos los
sindicatos que agrupan a los trabajadores ferroviarios y portuarios. El gobierno de Hiplito Yrigoyen es el
primero en intervenir en las negociaciones de salarios entre sindicatos y empleadores. La crtica situacin
generada por la guerra crea en estas industrias una serie de conflictos que fortalecen la organizacin sindical
de sus trabajadores.
A partir de 1917, se suceden huelgas en las que el movimiento obrero reclama mejores salarios y
retoma una demanda por la que lucha desde sus orgenes -en la dcada de 1890-: la limitacin de la jornada
laboral a 8 horas diarias. La economa argentina -que viene de casi cinco aos de recesin atraviesa fuertes
presiones inflacionarias. Los precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad se
incrementan por su alza en el mercado internacional. Los trabajadores reclaman la suba de salarios para
compensar el deterioro de su nivel de vida.
El gobierno de Hiplito Yrigoyen inicia una nueva forma de vinculacin con los obreros a travs de la
mediacin en los conflictos laborales. Los ms beneficiados son los nucleados en organizaciones de
tendencia sindicalista, pertenecientes a los sectores ms fuertes de la economa, como los ferroviarios o los
portuarios. Los sindicatos cercanos al Partido Socialista, principal competidor electoral del radicalismo,
reciben menos apoyo; los anarquistas, que no estn dispuestos, por principio, a negociar con el Estado,
ningn tipo de beneficio.
Ante esta realidad, en diciembre de 1918, los obreros metalrgicos de los talleres Vasena inician una
huelga. Reclaman aumentos salariales y reduccin de la jornada de trabajo a ocho horas.
Los primeros das de enero de 1919 la empresa fragmenta la unidad de los huelguistas y consigue
que varios empleados se reincorporen al trabajo. El 7 de enero, algunos de los obreros reincorporados a
Vasena salen con las camionetas de la empresa desde los talleres y se dirigen a buscar materias primas al
depsito. Al llegar all un piquete los exhorta para que abandonen el trabajo. Frente a la negativa, los
huelguistas les arrojan piedras y maderas, y los rompehuelgas responden con balas.
La guardia policial desata la represin para garantizar la decisin de trabajar de los rompehuelgas. El
enfrentamiento deja -entre los obreros- cuatro muertos y treinta heridos, algunos de los cuales fallecen ms
tarde. La fraccin de la Federacin Obrera Regional Argentina, controlada por los anarquistas, ve en estos
hechos una oportunidad para la "huelga general revolucionaria", convoca al paro para el 9 de enero y
organiza distintas formas de accin insurreccional. En tanto que el ncleo sindicalista de la Federacin en un
primer momento se pliega a la huelga pero ms tarde la levanta y junto al Partido Socialista busca agotar las
vas de negociacin, explotando su posibilidad de llegada al gobierno nacional.
El 9 de enero se dispone tambin como fecha para sepultar a las vctimas. El cortejo fnebre se
convierte en un acto de protesta contra la represin policial. Al llegar al cementerio, las fuerzas policiales
abren fuego contra la columna de obreros.
Mientras tanto, en la planta de Vasena se cierra el acceso, se forman piquetes de huelga y se instalan
barricadas en distintas calles cercanas: La prensa oficial anuncia que los obreros muertos suman 40. La
prensa obrera cuenta un centenar, y ms del doble de heridos.
Los enfrentamientos, choques, piquetes y barricadas se multiplican en los barrios obreros El general
Dellepiane, a cargo de la guarnicin de Campo de Mayo, moviliza las tropas hacia la ciudad en espera de que
el presidente Hiplito Yrigoyen diera al Ejrcito la orden de reprimir. Luego de unas horas de incertidumbre,
que algunos entienden como vacilaciones del presidente y otros como un intento de golpe de Estado,
Yrigoyen ordena la intervencin militar en la ciudad de Buenos Aires y designa a Dellepiane a cargo de la
operacin.
En la ciudad estn movilizadas tanto las distintas tendencias de las organizaciones obreras como las
asociaciones patronales y los grupos reunidos en su apoyo. A la intervencin militar, la represin policial de
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los huelguistas y la confrontacin con los grupos de choque anarquistas se suma el accionar de guardias
cvicas organizadas por una recin formada agrupacin conservadora: la Liga Patritica Argentina.
Estos grupos parapoliciales atacan a los obreros, a los anarquistas y a los trabajadores municipales,
cuyo sindicato es cercano al Partido Socialista. Las fuerzas represoras despliegan sus ataques
particularmente en los barrios en los que se concentra la colectividad juda, por considerarlos "rusos" y por eso
sospechosos de "revolucionarios".
Mientras la patronal de los talleres Vasena, el Gobierno radical y la FORA sindicalista aprueban
muchos de los reclamos del pliego de condiciones presentado por los huelguistas entre el 7 y el 8 de enero,
se agudiza la represin sobre quienes deciden continuar adelante con la medida de fuerza. Alrededor de dos
mil trabajadores, dirigentes y militantes de distintos grupos son detenidos. Las acciones organizadas por los
obreros ms radicalizados continan -por tres das- hasta el 13 de enero. La represin policial y militar,
tambin. La Semana Trgica no es la primera confrontacin entre trabajadores y patrones ni la nica durante
este ao, pero s una de las ms sangrientas. Los reclamos a lo largo de todo el territorio nacional no se
detienen. Durante 1919, cerca de 50 huelgas renen unos 10 mil trabajadores.
La escalada de la protesta obrera se da tambin entre los trabajadores de las estancias ovejeras de Santa
Cruz, donde hacia fines de 1920 se inicia un nuevo conflicto. Los trabajadores rurales se organizan y exigen a
sus patrones mejores condiciones de trabajo.
La represin policial contra los delegados sindicales es feroz. Lejos de doblegar la protesta, la resistencia
obrera se intensifica. El presidente Yrigoyen enva al teniente coronel Varela a parlamentar. Los obreros
aceptan la mediacin, deponen las armas y entregan a los rehenes. El conflicto parece haber llegado a su fin y
Varela regresa a Buenos Aires. Pero en la Patagonia las condiciones impuestas y la continua represin por
parte de la Liga Patritica generan malestar entre muchos de los trabajadores. En agosto de 1921, deciden ir
nuevamente a la huelga.
Los obreros ms intransigentes toman rehenes, saquean y queman estancias. El Gobierno nacional
califica sus acciones de "subversin armada" y bajo el imperio de la ley marcial Yrigoyen enva a Varela, esta
vez al mando de las tropas regulares del Ejrcito, la Polica y la Liga Patritica para terminar con la
insurreccin. Las tres fuerzas reprimen, torturan, encarcelan y fusilan a los grupos de obreros que se
entregan sin resistir, a los militantes ms rebeldes y a cualquier sospechoso de tener simpatas anarquistas.
La represin finaliza y el gobierno recibe con honores al teniente coronel Varela, responsable de las
acciones en la llamada "Patagonia Trgica", con ms de 1500 obreros muertos y 600 detenidos y
torturados. Quienes quedan en libertad sufren como represalia la reduccin de sus salarios en un 50 por
ciento. Hacia 1922, la recuperacin de la economa argentina apoyada en la mejora del mercado
internacional reduce las tensiones. Aumenta la demanda de trabajo y se recupera el flujo inmigratorio para
mano de obra, perdido a principios de siglo.
Los sindicatos, para conseguir mejoras laborales cambian de estrategia y despliegan tcticas de
negociacin, ms que de confrontacin. La mejora econmica y la represin despiadada sufrida por el
naciente movimiento obrero imponen un perodo en el cual las diferentes formas de reclamo disminuyen la
violencia de sus acciones. Pero los ideales de dos mundos diametralmente opuestos son irreconciliables. El
27 de enero de 1923, el teniente coronel del Ejrcito Hctor Varela, sale confiado de su casa.
Inesperadamente, un hombre le corta el paso y le arroja una bomba casera que explota a sus pies y lo hiere
gravemente. Con las piernas lastimadas, mientras se sostiene de un rbol, intenta desenvainar su sable, pero
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el agresor, tambin herido por la explosin, le dispara cinco veces. El teniente coronel del Ejrcito Hctor
Varela muere.
La Semana Trgica marca el fin de la "estrategia insurreccional" en el movimiento obrero, el debilitamiento del
anarquismo, la consolidacin de las estrategias sindicalistas y el surgimiento de una derecha militante y agresiva.
Esta nueva derecha utiliza organizaciones parapoliciales con el objetivo de reprimir a un movimiento obrero al que
acusa de estar inspirado en influencias consideradas nocivas: bolcheviques y anarquistas.
Los conflictos desatados entre 1919 y 1922 afectan a trabajadores de todo el pas, tanto a los urbanos de
Buenos Aires y Rosario como a los rurales de la regin pampeana, del Chaco y la Patagonia.
La oleada de conflictividad de esos aos es el resultado de los efectos que la coyuntura internacional creada por la Gran
Guerra tiene sobre la estructura de la economa nacional. El accionar represivo del Estado y de los grupos parapoliciales
logra limitar la movilizacin.
La recuperacin econmica reduce las tensiones sociales y las estrategias del movimiento obrero se reorientan hacia
la bsqueda de canales de negociacin con los patrones y hacia el amparo estatal.
A fines de la dcada de los 20, la aparicin de nuevas crisis reabrir muchas de las tensiones experimentadas por el
movimiento obrero argentino.
La experiencia de 1919 tuvo efectos profundos en las clases propietarias, la llegada al gobierno de
Alvear, en 1922, las tranquiliz. El Ejrcito, por su parte, comenz a interesarse por los asuntos polticos,
quiz molesto por la forma en que Yrigoyen lo empleaba para abrir o cerrar la vlvula del control social, y
quiz tambin preocupado por el uso que el presidente haca con criterio poltico de la institucin. Lo cierto
es que la desconfianza hacia Yrigoyen fue creando las condiciones para hacerlo receptivo a las crticas ms
generales al sistema democrtico, que con fuerza creciente se escuchaban en la sociedad
Alvear se benefici de la mquina montada, que en 1922 lo eligi con escasa oposicin. Es posible
que su eleccin por Yrigoyen apuntara a limar asperezas con unos sectores opositores que conoca. Pero
Alvear avanz mucho ms en ese camino, en su gabinete solo nombr un yrigoyenista, limit la creacin de
nuevos cargos pblicos y no atac al Parlamente, tampoco dispuso intervenciones federales por decreto.
Para esto se fue apoyando en quienes en distintas ocasiones se haban opuesto a Yrigoyen o haban
cuestionado sus mtodos, y los seguidores del viejo caudillo pronto formaron una corriente cada vez ms
hostil al gobierno. La divisin del radicalismo se profundiz en 1924 cuando presentaron listas separadas y
pronto constituyeron dos partidos diferentes. La polarizacin fue extrema, sumndose al grupo
antiyrigoyenista sectores provinciales disidentes, como el lencinismo mendocino o el cantonismo
sanjuanino, de fuerte estilo populista.
La derecha conservadora estaba totalmente volcada a impedir el retorno de Yrigoyen, en quien vea
encarnados los peores vicios de la democracia. Esa imagen era presentada por La Nacin o La Prensa y, para
un pblico ms popular, por Crtica convertida en el centro de la campaa antiyrigoyenista.
Por su parte, las Fuerzas Armadas, particularmente el Ejrcito, estaban ocupando un lugar cada vez
ms importante en el Estado, y en la medida en que definan intereses propios, se convertan en un actor de
consideracin. La vuelta al gobierno de Yrigoyen reactualiz viejos resquemores y sin duda polariz a los
oficiales como al pas todo.
Lo cierto es que la victoria de Yrigoyen en 1928 fue notable: por la cantidad de gente que particip y
por los votos que recibi Yrigoyen, que rondaron el 60%. Yrigoyen apel al reparto de puestos pblicos y las
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intervenciones federales a gobiernos provinciales adversos: esta vez le toc a Santa Fe, a Corrientes y sobre
todo a Mendoza y San Juan, en esas provincias, donde ya se haban registrado episodios de violencia, se
agreg uno nuevo: el asesinato de Carlos Washington Lencinas, el caudillo mendocino, en un acto en el que la
intervencin federal apareci comprometida.
Al comenzar el gobierno de Yrigoyen aparecen las consecuencias inmediatas de la crisis
econmica mundial de 1929: la cada de las exportaciones, el retiro de los fondos norteamericanos, la
inflacin, las reducciones de sueldos y los despidos. Las voces de la oposicin clamaban por la cada del
gobierno. La senilidad atribuida al presidente y su incapacidad de dar respuestas rpidas a la crisis daban un
nuevo y contundente argumento a los opositores. Probablemente la lite oscilara entre ambas soluciones,
una alentada por los dirigentes polticos y por el grupo de militares que segua al general Justo y otra por los
idelogos nacionalistas que rodeaban al general Uriburu. Slo cuando ambos jefes se pusieron de acuerdo
pudo producirse el primer golpe de Estado, el 6 de setiembre de 1930.
La crisis de 1929 se transmiti rpido a los pases de Amrica Latina, por el grave deterioro de los
trminos de intercambio. Los pases latinoamericanos se haban organizado para exportar productos a los
pases industrializados, pero estos redujeron drsticamente sus compras. Estas circunstancias se vieron
agravadas al limitarse el ingreso de capitales del exterior. Por la escasa llegada de capitales y la merma de las
divisas por la disminucin de las exportaciones varios pases dejaron de pagar la deuda externa. Casi todos
los pases debieron limitar sus importaciones y reducir los gastos del Estado.
La necesidad de limitar las importaciones fue creando en Amrica Latina las condiciones necesarias para
aumentar la produccin de bienes industriales, iniciando una etapa de industrializacin por sustitucin de
importaciones (SIS). As comenzaron a desarrollarse industrias locales, por lo que creci la poblacin de las
ciudades y la necesidad de mano de obra fue cubierta por poblacin nativa que migraba desde el campo, ya
que la inmigracin haba disminuido notoriamente.
Las dbiles democracias latinoamericanas sintieron el efecto de la crisis y aumentaron los conflictos
polticos y sociales. A partir de 1930, una ola de golpes de Estado sacudi la mayora de los pases, desde la
Argentina hasta Per, la Repblica Dominicana o Cuba, y se inici una era de inestabilidad poltica. Para
recuperar los mercados perdidos, los Estados latinoamericanos debieron llegar a acuerdos con los pases
industrializados. As el funcionamiento del comercio exterior pas a estar regulado por los Estados. Esta
situacin cre condiciones para que se produjera una generalizacin de los sentimientos nacionalistas. En
los pases bajo influencia britnica (Argentina entre otros) el nacionalismo cuestionaba la dependencia de su
economa del mercado y los capitales ingleses. En los que se hallaban bajo influencia norteamericana
(Mxico y Centroamrica) sta era cuestionada por su poltica de intervencin directa con ayuda de la
fuerza militar. Las nuevas condiciones del mundo incrementaron el papel del Estado en la vida social, y, en
Amrica Latina este proceso se manifest a travs de la presencia directa de las fuerzas armadas en la vida
poltica.
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1930 1932
1943
Golpe de Estado "Dcada Infame" Golpe de Estado
Gral. Uriburu
Gob. De Justo, Ortiz y Castillo
Crisis democrtica
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Hiplito Yrigoyen, que haba sido elegido por segunda vez presidente de la Repblica en 1928 vera en
los dos aos que faltaban para el 6 de setiembre de 1930 el deterioro de su partido, la demora y casi
impotencia del aparato de Estado para enfrentarse con la crisis econmica mundial de 1929, Por otra parte
asiste a la actitud opositora de abierto desafo y conspiracin y al encumbramiento de las Fuerzas Armadas a
una funcin preponderante.
Estos dos elementos precipitaron la primera quiebra constitucional de nuestro sistema de gobierno en
lo que va del siglo XX. Los conservadores, desalojados del poder en 1916 no supieron aceptar la segunda
derrota a manos de Yrigoyen, su actitud fue de enfrentamiento y crtica feroces, buscaron ampliar sus
alianzas polticas e intentaron atraer a su campo a algunos militares. La oposicin al yrigoyenismo encontr
aliados no slo en los partidos que actuaban en el Congreso, sino tambin en algunos diarios. Conspiraba
abiertamente desde el Congreso, donde se demoraba la consideracin del proyecto de nacionalizacin del
petrleo en la Cmara de Senadores, y al mismo tiempo se afirmaba con los triunfos electorales parciales en
los comicios para diputados en 1930. Su accin se vio favorecida por las amplias libertades de prensa,
reunin y difusin de las ideas de que gozaba el pas.
En Argentina, los grupos econmicamente dominantes empezaron a considerar que el gobierno de
Yrigoyen no era una garanta suficiente para la defensa de sus intereses. El 6 de septiembre de 1930, un
golpe militar encabezado por Jos Flix Uriburu desaloj del poder al gobierno constitucional. Uriburu
ocup la presidencia con carcter provisional.
Los militares y civiles que llevaron adelante el golpe compartan, ante todo, la oposicin a Yrigoyen y a su
partido, tambin una definida vocacin conservadora y oligrquica, Pero la unanimidad no iba ms all de
eso. Muy pronto, la coalicin revolucionaria se dividi en dos lneas principales:
la encabezada por el general Agustn P. Justo, que congregaba a los
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El gobierno de Justo transcurri en el marco de una situacin poltica muy compleja que gener un
clima de mucha tensin. El radicalismo se haba apartado del sistema impugnando la legitimidad de todo el
rgimen, aunque las posiciones del partido estaban divididas. Los sectores radicales combativos, aliados con
algunos militares, llevaron a cabo varios levantamientos armados durante el perodo. Aquellos sectores que
promovan la concurrencia a elecciones basaban su postura en el escaso apoyo de los ciudadanos a la
abstencin y en las crticas que esta actitud despertaba en el periodismo y en los riesgos que corran como
partido. A fines de 1934 el radicalismo eligi participar en las elecciones. Las consecuencias de esta decisin
fueron una nueva irrupcin generalizada de la violencia poltica y desde el oficialismo la implementacin
sistemtica del fraude electoral.
La creciente actividad poltica se manifest tambin en la sistemtica persecucin de los comunistas
(o todo opositor). Toda esta violencia se combinaba con el fraude electoral. El fraude se repiti masivamente
en las elecciones presidenciales de 1937 en las que triunf la frmula de la Concordancia: Roberto Ortiz
(radical antipersonalista) y Ramn Castillo (conservador). Ortiz quera poner fin al fraude electoral lo cual fue
considerado por los conservadores una traicin. La batalla se libr en Buenos Aires, los comicios fueron
fiscalizados y no se animaron a ejecutar el fraude. La UCR result ganadora. Los conservadores comenzaron
una campaa contra Ortiz que incluy la denuncia de irregularidades con la compra de terrenos. Ortiz
comenz a tomarse licencias por enfermedad y muri en 1942. Castillo se prepar para ejercer el fraude,
esto alarm a los grupos nacionalistas del ejrcito y produjeron el golpe de Estado de 1943.
La restauracin oligrquica intent encontrar una solucin conservadora a los problemas polticos
del pas.
Para asegurarse el control de la situacin, los grupos oligrquicos impusieron hasta 1943 la prctica
sistemtica del fraude electoral y de la persecucin a los opositores. Los conservadores lo llamaron el
"fraude patritico", porque entendan que el objetivo de salvar a la Patria justificaba el uso de mtodos
ilegales. El secuestro de libretas de enrolamiento, la expulsin de veedores de la oposicin en los comicios, el
voto ilegtimo -utilizando los documentos de personas ya fallecidas-, y la intimidacin, fueron algunos de los
recursos que utilizaron los gobiernos liberal - conservadores durante la llamada dcada infame. Durante la
dcada del '30 se convoc a elecciones regularmente y funcionaron las instituciones republicanas, aunque se
sigui practicando el fraude de manera sistemtica.
cmo hicieron para consolidar esa "restauracin conservadora"? qu instrumentos polticos
utilizaron?
Una vez neutralizada la tendencia autoritaria, corporativista y ms propensa a imitar modelos europeos,
que en el fondo era la que impulsaba al grupo de Uriburu y sus asesores nacionalistas (pero con escaso auge
en el ejrcito, que termin cerrando filas en torno de Justo), el futuro se present prometedor para los
conservadores y sus aliados menores, radicales antipersonalistas y socialistas independientes.
Las elecciones del 8 de noviembre de 1931, que consagraron a Justo presidente de la Repblica, adems
del fraude, contaron con la abstencin radical ante el veto de la candidatura de Alvear. El ejrcito aval el
resultado de las urnas e ira transformndose paulatinamente en guardia pretoriana del rgimen, luego de
aplastar intentos subversivos de origen radical. Aqu ya se distinguen ciertos instrumentos polticos que
consolidan la restauracin conservadora.
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El primero, es el fraude en todas sus variantes, y con defensores abiertos de sus ventajas. Manuel
Fresco ser el paladn del llamado "fraude patritico" en dicho distrito mediante la distincin entre el
fraude nocivo, que practican los adversarios, y el encomiable (o "patritico") que ejercitan
quienes detentan el poder (los "patriotas" conservadores)
El segundo son las intervenciones federales a las provincias. En esto, e involuntariamente quiz, los
conservadores repitieron un procedimiento que Yrigoyen haba empleado reiteradamente durante
su mandato, en el caso de Justo se transform en medio eficaz de doblegar administraciones
opositoras (la intervencin a Santa Fe, gobernada por el demoprogresista Luciano Molinas, en 1935) o
de allanar el camino a nuevos gobernantes conservadores (la intervencin a Buenos Aires, tambin por
esa fecha, que precede a los "comicios" que consagran a Fresco), y en estos como en otros
muchos casos ello tenda a asegurar el control poltico del distrito por partidarios del gobierno
nacional con vistas a ganar futuras votaciones, tambin viciadas.
El tercero: la violencia poltica (los asesinatos de Enzo Bordabehere en 1935, o del diputado
provincial por Crdoba, Jos Guevara, en 1933, son apenas dos casos ilustrativos), el desarrollo de la
represiva Seccin Especial como dependencia estable del Ministerio del Interior por medio de la
Polica de la Capital Federal, la tortura sistemtica que se implanta por primera vez en la Argentina
para los presos polticos, el pretexto del anticomunismo para amordazar y restringir la oposicin al
rgimen (recurdese los "debates sobre el comunismo" de 1936 en el Senado, y la apasionada
defensa de los principios liberales a cargo de Lisandro de la Torre), fueron elementos accesorios
empleados por la restauracin conservadora para fortalecer su predominio a lo largo de la dcada.
Durante la dcada del 30, y a raz de la situacin de Europa y EEUU, producto de la gran crisis del 29, en
la Argentina se necesit producir bienes manufacturados, que antes se importaban. Para ello los distintos
gobiernos que se sucedieron, estimularon la produccin de esos bienes mediante polticas arancelarias,
controles cambiarios y provisin de crdito industrial. Se intent favorecer la incorporacin de la industria. El
nuestro era, hasta entonces, fundamentalmente en pas agropecuario y ganadero.
La crisis estructural y orgnica de los aos 30, se presenta como una reaccin por la falta de respuestas a
las necesidades que la sociedad plantea. Se quiebra la identidad entre los sectores dirigentes y el cuerpo
social, porque los primeros no encuentran respuestas dentro del sistema y los sectores subalternos no
logran concretar alternativas superadoras de la situacin. La crisis es compleja y termina generando desde la
dirigencia, respuestas adaptativas.
La crisis de identidad, dependencia, distribucin, legitimidad y participacin ocurrida hacia 1930,
repercute en la economa, las finanzas, la poltica y la sociedad en su conjunto. Se quiebra por primera vez el
orden institucional y el Ejrcito de la mano de los conservadores, se instalan en el gobierno nacional. El
intervencionismo estatal en la economa, que padece las consecuencias de precios internacionales
agropecuarios en baja, desde mediados de la dcada de 1920, lleva al gobierno -a travs de instituciones
especficas- a subsidiar al agro y alentar la industrializacin por sustitucin de importaciones. Desde 1932 las
Juntas Reguladoras de la Produccin (de Granos, de Carnes, de Azcar, de Vinos, de Algodn, de Yerba Mate)
as como la creacin del control de cambios, del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias y del Banco
Central (1935) con capitales mixtos, son cabales expresiones de ese Estado interventor (Girbal- Blacha;
Ospital; Zarrilli 2007)
En los perodos del 30-35, y 45-49, la produccin industrial creci tanto que lleg a duplicar la del
perodo 1925-1930. Esta situacin entusiasm a muchas personas a venir a la conquista de la gran ciudad, lo
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que provoc la expansin de los centros urbanos y de sus alrededores, especialmente del Gran Buenos Aires
y del Gran Rosario. La fuerza laboral no estaba en el inmigrante, que por esa dcada lleg en nmero muy
reducido, sino en los migrantes internos que venan de las provincias argentinas. Hacia 1947,
aproximadamente 1.386.000 personas haban arribado a Buenos Aires atrados por el rpido crecimiento
industrial.
A raz de la firma de acuerdos entre el Commonwealth (dominios integrantes del imperio Britnico) con
Australia y Canad, mediante los cuales se les otorgaba preferencia a la compra de carne proveniente de
esos dos dominios, las exportaciones argentinas comenzaron a decaer. Fue entonces cuando el
vicepresidente argentino Julio A. Roca (hijo) realiz gestiones con Gran Bretaa para llegar a un acuerdo, que
se plasm en el denominado Pacto Roca-Runciman (1933). El acuerdo favoreca al mercado ingls y
consolidaba el monopolio del frigorfico en manos de los ingleses y norteamericanos.
Fue Lisandro de la Torre, quin levant la voz en el Senado (1935), en defensa de los pequeos
productores, pudo probar que los frigorficos extranjeros evadan impuestos, eludan controles cambiarios.
En una de las sesiones sonaron disparos en el recinto, cay muerto el senador por el Partido Demcrata
Progresista Enzo Bordabehere.
Pero si bien la economa industrial se expandi rpidamente en la primera etapa, la clase trabajadora
no se benefici. Los salarios bajaron y la legislacin laboral era escasa. Por otra parte, las familias deban
enfrentar los problemas sociales que traa aparejada la rpida urbanizacin. El habitacional posiblemente
haya sido el peor de ellos. Las ciudades no estaban preparadas. Una encuesta efectuada en 1937, revel que el
60% de las familias de la clase obrera que viva en la Capital Federal, tenan una habitacin por familia.
Estos grupos encontraron en la construccin de los barrios precarios: las Villas Miserias.
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El "Estado de Bienestar" busca, en el marco del respeto a las instituciones democrticas y en un contexto de
Guerra Fra, dos fines bsicos:
1. garantizar estabilidad y continuidad de principios y relaciones capitalistas (reconociendo el derecho a la
propiedad privada)
2. promover el bienestar bsico de toda la poblacin
Cumple el primer objetivo mediante:
intervencin directa en la economa a travs de la regulacin de los ciclos econmicos ( a travs de
medidas keynesianas)
redistribucin del ingreso para lograr un reparto ms equitativo de las rentas
el fomento del pleno empleo
(provisin de trabajo a la mayor
cantidad posible de individuos)
Logra el segundo objetivo por medio
de:
leyes que pretenden mejorar las
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El Estado popular,
benefactor,
nacionalista,
planificador
y
dirigista que lidera Juan
Pern, es quien
plantea la redistribucin del
ingreso en
una
Argentina rica de
posguerra.
Los
sectores obreros acrecentados por las
migraciones internas del
campo a las
ciudadesy
la
pequea y mediana
burguesa nacional
que produce para el mercado interno, usando preferentemente materias primas nacionales, son los
beneficiarios de esa poltica econmica puesta al servicio de la doctrinaria "justicia social". Azcares, vinos,
algodn, lino, girasol, se consumen en nuestro mercado y alimentan una industria nacional liviana ms all
de la sustitucin de importaciones.
La ideologa del rgimen se expres en la llamada doctrina peronista cuya expresin ms sinttica
era la aspiracin a constituir una nacin "socialmente justa, econmicamente libre y polticamente
soberana".
La justicia social conduca a una ms justa redistribucin de los bienes a travs de la educacin, la
vivienda, la salud.
La independencia econmica significaba un proceso de autodeterminacin con la nacionalizacin de
los servicios y recursos, la industrializacin (industria liviana) y el mantenimiento del modelo
agroexportador.
En cuanto a la soberana poltica consista en hacer la voluntad popular. Cmo se expresaba sta?.
A travs de la "nacin organizada". Y esta se lograba cuando se conseguan armonizar los intereses
individuales con los del bien general. Esta organizacin se expresaba por medio del Estado con una
unidad de conduccin. La "voluntad popular" se expresaba a travs del partido y
extraordinariamente por manifestaciones pblicas que se interpretaban como plebiscitos de la
ciudadana. Por esta va el lder poda responder a los deseos explcitos del pueblo.
Esta relacin lder-masas constituy una de las notas distintivas, aunque no la nica, del
populismo peronista. La movilizacin de las masas, espontnea al principio, dirigida desde el poder otras,
constituy uno de los elementos caractersticos de la comunicacin entre Pern y su pueblo. Estas reuniones
revestan el carcter de fiestas populares acompaadas o seguidas de asuetos o feriados como el famoso
"San Pern". La descripcin ideolgica del peronismo no estara completa si no se mencionaran sus
ingredientes nacionalistas. La idea de reemplazar un Estado neutro por un Estado dirigista, la posicin
antiliberal tanto en poltica como en economa, la desconfianza hacia los partidos polticos, eran notas
comunes a las prdicas de las corrientes nacionalistas.
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El lder radical Ricardo Balbn padeca prisin desde mediados de 1950; en enero de 1951 el diario
La Prensa fue el primero inmovilizado por una serie de huelgas y luego expropiado para reaparecer
como rgano periodstico oficial de la CGT. El lenguaje del lder, por lo dems, comenzaba a entrar en el terreno
de las amenazas: a mediados de 1950 haba dicho que no se conceba en la Argentina peronista "que nadie,
absolutamente nadie, pueda levantarse contra el sentir mayoritario de la Nacin, y aquel que lo haga sufrir
las consecuencias de su accin. () A los dos meses de iniciado el segundo gobierno de Pern, falleci el
26 de julio Mara Eva Duarte. (). La muerte de Evita signific la brusca interrupcin del mejor canal
existente entre el lder y sus masas. Pern procur paliar la situacin con recursos, uno de los cuales fue
comprimir a la oposicin con medidas que resultaron a la postre contraproducentes. El plan poltico de 1952
se propuso eliminar de la administracin pblica a todos aquellos que no fueran miembros del Partido
Peronista y denunciar sistemticamente a los opositores.
Conflicto social, conflicto cultural
Texto: Bragoni, Beatriz. El libro de la sociedad. Estrada, 2000.
Desde el principio, el discurso de Pern adopt una lnea de confrontacin con la oposicin y con todos
los que no mostraban simpata con el peronismo y su poltica. En su lenguaje y, en especial en el de Evita, los
opositores eran denominados "contreras", "oligarcas", "vendepatria", "traidores" y "vendidos". La clase alta y los
sectores medios ms acomodados mostraron resistencia frente al nuevo estado de cosas.
El conflicto entre los que apoyaban y la oposicin puso en tela de juicio el comportamiento y el estilo
poltico inaugurado por el peronismo. Pern accedi al poder a travs de elecciones limpias, es decir que la
ciudadana tuvo todas las garantas para expresarse a travs del voto. Sin embargo, el rgimen adquiri
rasgos autoritarios que generaron oposiciones al gobierno. En 1947, Pern modific la composicin de la
Corte Suprema de la Nacin. Ms tarde emprendi el control de la prensa, que estuvo en su contra antes de
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las elecciones. La situacin se agrav con los aos y, en 1953, el diario "La Prensa" fue expropiado y
convertido en voz oficial de la CGT. En la Universidad, muchos estudiantes fueron perseguidos y miles de
docentes debieron abandonar sus ctedras, donde fueron reemplazados por profesores adictos al rgimen.
Qu razones llevaron a este modo de ejercicio del poder? El gobierno se senta amenazado y as justificaba el
control de la informacin y de las personas.
Durante los gobiernos de Pern la Argentina se dividi en dos bandos irreconciliables: peronistas y
antiperonistas. El enfrentamiento fue cada vez ms intenso y fue frecuente el empleo de fuertes eptetos
con los que cada sector haca alusin a su enemigo poltico: a los peronistas la oposicin los consider como la
chusma, los cabecitas negras y el aluvin zoolgico. Y el gobierno caracterizo a los opositores como
oligarcas y contreras. El calificativo de gorilas se difundi luego de la cada del peronismo en 1955.
La democracia social
La euforia econmica de los primeros aos de gobierno fue acompaada por una poltica social que mejor
las condiciones de vida del conjunto de los trabajadores y atendi a las necesidades de los sectores ms
desprotegidos. El fuerte incremento de la inversin del Estado en las reas de vivienda y de educacin se
materializ en la construccin de medio milln de viviendas y alrededor de ocho mil escuelas. El acceso al
sistema de educacin pblica de vastos sectores sociales que hasta entonces slo gozaban formalmente de
ese derecho signific la reduccin del analfabetismo al 3% de la poblacin.
La accin de Eva Pern fue sumamente original y rompi con muchas convenciones sociales de la
poca. La vida pblica estaba reservada para los hombres y, excepcionalmente, para las damas que
realizaban tareas de beneficencia. Una mujer de origen humilde, que detentaba una posicin de poder poco
clara desde el punto de vista institucional, gener el recelo y el odio de algunos sectores sociales. Para
desarrollar sus planes de accin social, Eva Pern cre una Fundacin que le permiti establecer un contacto
personal directo y cotidiano con los sectores sociales ms necesitados. La Fundacin Eva Pern, creada en
1948 en reemplazo de la Sociedad de Beneficencia, despleg una intensa actividad: atenda pedidos
individuales, creaba hogares para nios y ancianos, centros educativos, colonias de vacaciones, policlnicos,
ciudades estudiantiles, provea de materiales a hospitales y escuelas, distribua alimentos y construa
viviendas populares.
Las obras de la Fundacin se solventaban con fondos provenientes de donaciones particulares y de
descuentos obligatorios que se realizaban dos veces al ao en los salarios y en ocasiones con la exigencia de
aportes a empresas privadas. Los beneficiados y los perjudicados de esta poltica social por estas medidas
reafirmaron su peronismo y su antiperonismo.
La constitucin de 1949
A poco andar y con la vista puesta en el problema de la sucesin, las primeras cabezas del
peronismo se plantearon la cuestin de la reforma constitucional. Se trataba de desterrar el liberalismo
presente en la constitucin de 1853 pero tambin de superar el obstculo del artculo 77 que prohiba la
reeleccin presidencial. Conscientes de que el rgimen estaba estructurado en torno a una persona, Pern,
para que el rgimen subsistiera haba que alterar el sistema constitucional.
La Convencin Constituyente, reunida en enero de 1949, apenas necesit un mes y medio para
producir su despacho, preparado de antemano. La minora radical se opuso a la totalidad del proyecto e
inmediatamente hizo abandono del recinto. Si bien la mayora oficialista era suficiente para sancionar la
reforma, sta qued como la obra de Pern y no como resultado de un consenso nacional. Esta constitucin
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no sobrevivi al gobierno peronista. Consagr los derechos del trabajador, de la ancianidad y de la familia,
estableci que la propiedad tiene una funcin social; dispuso que el capital deba estar al servicio de la
economa y tener como principal objetivo el bienestar social. La funcin econmica del Estado fue definida
admitiendo su intervencin directa y el monopolio de determinadas actividades. Tambin estableci la
eleccin directa del presidente, vicepresidente y senadores nacionales. Finalmente,
consagr la
reelegibilidad del presidente y vice.
En las elecciones nacionales de 1952, Pern obtuvo ms del 60% de los votos y una mayora apabullante
en el Congreso y en las provincias. Sin embargo, el rgimen comenzaba a mostrar debilidades. La muerte de
Eva Pern, en julio de l952, priv al gobierno de uno de sus pilares ms slidos. El deterioro de la situacin
econmica fue acompaado por un progresivo endurecimiento del rgimen. Pern oscilaba entre el intento
de una moderada apertura poltica y una exacerbacin del autoritarismo, ejercida no slo sobre los
opositores sino tambin sobre los sostenes del gobierno.
En 1954, Pern desencaden un conflicto decisivo para la suerte del rgimen al enfrentarse con la
Iglesia. Si bien existan motivos de tensin entre el gobierno y el poder eclesistico -derivados del intento del
gobierno de avanzar sobre espacios sociales ocupados por la Iglesia-, la relacin entre ambos haba sido,
hasta ese momento, de cooperacin mutua. A fines de ese ao, en una escalada de medidas que resultan
difciles de explicar, el gobierno endureci su posicin con respecto a la Iglesia. Persigui a obispos y curas
que consideraba opositores, suprimi la enseanza religiosa en las escuelas -vigente desde el gobierno
militar-, estableci el divorcio vincular y legaliz el ejercicio de la prostitucin. La Iglesia se defendi y
arrastr en su reaccin a las fuerzas opositoras, hasta entonces desanimadas. La oposicin civil encontr en
este enfrentamiento el error del gobierno, que siempre haba esperado, y se sum a la lucha con todas sus
fuerzas.
Este conflicto repercuti de modo ms significativo dentro de las Fuerzas Armadas. Si bien las Fuerzas
Armadas haban sido pilares principales del rgimen, desde principios de la dcada del 50 algunos grupos de
oficiales del ejrcito y, sobre todo, de la marina haban manifestado signos de disconformidad con el
gobierno. El frustrado golpe del general Benjamn Menndez fue el primer signo visible en esta situacin. En
ese contexto, el gobierno opt por afirmar sus control, separ los oficiales de lealtad dudosa, premi a los
leales e intent establecer un fuerte adoctrinamiento en el conjunto de las Fuerzas Armadas. Pero el
descontento, aunque minoritario, continu. El conflicto con la Iglesia introdujo en las Fuerzas Armadas un
fuerte motivo de tensin en sus relaciones con un gobierno con el cual haba tenido una identificacin casi
total y asestaron un golpe de Estado en 1955.
LAFRUSTRACION DEMOCRATICA: la DEMOCRACIACUSTODIADA(1955-1966)
1945
1955
1958
Peronismo en el poder
Gob. de Juan D. Pern
Democracia masiva
"Democracia autoritaria"
1962
1963
1966
Golpe de Estado
"Revolucin Libertadora" Gob. Frondizi
Gob. Illia
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ESTADO BUROCRTICOAUTORITARIO
Texto: ODonnell, Guillermo, Crtica, 1998
Derechas e Izquierdas
Texto: Bobbio, Norberto: Derecha e izquierda. Madrid, Punto de encuentro, 2001
Para Bobbio, y sta es la parte central de su pensamiento poltico, la esencia de la distincin entre la
derecha y la izquierda, o a partir de ahora, entre las derechas y las izquierdas (pues hay graduaciones en cada
familia) "es la diferente actitud que las dos partes (el pueblo de la derecha y el pueblo de la izquierda)
muestran sistemticamente frente a la idea de igualdad": aquellos que se declaran de izquierdas dan mayor
importancia en su conducta moral y en su iniciativa poltica a lo que convierte a los hombres en iguales, o las
formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad; los que se declaran de derechas estn convencido de
que las desigualdades son un dato ineliminable, y que al fin y al cabo ni siquiera deben desear su eliminacin.
Las condiciones de la Guerra Fra en el continente americano: la Doctrina de Seguridad Nacional
Si bien las condiciones de la "Guerra Fra" en el mundo industrializado variaban poco a poco a la
distensin, es decir a tratar de arreglar las tensiones a travs de consensos ente las grandes potencias, en
Amrica Latina, a partir de 1959 la poltica norteamericana era distinta.
En 1959 en Cuba, tuvo lugar una revolucin social y poltica que derroc a la dictadura de Fulgencio
Batista. El lder de la revolucin Fidel Castro, estableci un rgimen socialista y obtuvo la colaboracin de la
Unin Sovitica y de la Repblica Popular China. Los Estados Unidos intentaron impedir las nacionalizaciones de
las empresas que impulsaba Castro e impusieron un bloqueo econmico a Cuba.
Por otra parte, en el terreno poltico, acusaron constantemente a Cuba de impulsar movimientos de
tendencia socialista y comunista en Latinoamrica y de participar en los movimientos de liberacin africanos.
Estados Unidos tema que otros gobiernos latinoamericanos adoptasen un modelo poltico similar al cubano. A
partir de 1960 presionaron a los gobiernos de la regin para que rompiesen relaciones con la isla, a la vez que
impulsaban la preparacin de los ejrcitos nacionales contra probables revoluciones inspiradas en el ideario
comunista.
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Los militares tenan el derecho de supervisar y hasta controlar a los gobiernos civiles y ante
su fracaso, caba la posibilidad de su derrocamiento.
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En este contexto, como relatan varios autores (Selzer, 1973; De Riz, 2000), algunos medios de
comunicacin, con amplia recepcin en sectores ilustrados de las clases medias, iniciaron una metdica
campaa de desprestigio del gobierno y de Arturo Illia a quien presentaban como la encarnacin de la
ineficiencia y el tradicionalismo paralizante.
El desencanto producido por el fracaso del gobierno de Frondizi (De Riz, 2000:185), la
irresponsabilidad de los partidos polticos que no vean posibilidades de arrebatarle el poder a Pern por el
juego democrtico -como lo haba demostrado el triunfo de su candidato en las elecciones de Mendoza-,
ms la efectiva propaganda ideolgica de los medios liberales y nacionalistas, se aunaron para construir la
imagen de la inevitabilidad de la cada de Illia (Selzer, 1973).
Paradjicamente, el golpe militar se llev a cabo cuando el gobierno radical estaba produciendo
resultados econmicos inocultables. En los dos aos de la administracin radical -sealan Gerchunoff y Llach
(2003:300)- el PBI aument cerca de un 10% y la tasa de desempleo cay, en 1966, al nivel record del 4.6%.
No fueron motivos econmicos los que estaban en la base la prdida de popularidad del presidente Illia. Sin
duda se trat de la primaca de lo poltico sobre lo econmico.
Para una mejor comprensin de la autonomizacin de lo poltico-ideolgico se hace necesario el
estudio de las frmulas polticas que estaban en juego y las configuraciones discursivas que las sustentaron.
No es la figura de Ongana y sus ideas, lo que puede explicar el onganiato, sino cmo se inscriben ellas en
una particular trama de relaciones discursivas y de poder resultado de las distintas frmulas polticas que se
haban ensayado en la historia argentina en su interaccin con los problemas que el cambio planteaba.
El discurso nacionalista -siempre en un sentido restringido del trmino- anterior al peronismo hace
su aparicin con un grupo de jvenes intelectuales que se aglutina al rededor de La Nueva Repblica a
finales de los aos 20. Estos jvenes, que se mantendrn activos en la vida poltica hasta el gobierno de
Pern, caracterizarn un tipo de nacionalismo que, con distinta suerte poltica, estar presente durante bien
entrado el siglo XX en Argentina. Juan Carulla, los hermanos Irazusta, Ernesto Palacio, entre otros, sern los
fundadores de este particular nacionalismo que se constituye en una amalgama entre el filofascismo - la
Maurras- y el integrismo catlico (Devoto, 2002:26).
Pero este nacionalismo argentino en su especial combinacin de Burke, Maurras y De Maistre, a
pesar de sus ataques al liberalismo, al que vea como la doctrina poltica de la oligarqua al servicio de las
finanzas extranjeras (Halpern, 2004:288), era partidario del liberalismo econmico a ultranza.
En este marco ideolgico es coherente que estos nacionalistas apoyaran el tmido proyecto
corporativo de Uriburu, quien con una orientacin decididamente pragmtica, matiza su nacionalismo con
elementos del integrismo catlico y del tradicionalismo conservador. Independientemente de que la
debilidad poltica de Uriburu no le permita avanzar en su proyecto corporativo -aquello que Devoto
(2002:247) llama su ideologa confusa y su corporativismo tmido-, creemos que el interregno de Uriburu se
puede interpretar como la reaparicin del nacionalismo corporativista en su tensin no resuelta con el
liberalismo. El corporativismo de Uriburu, representado en hombres como Ibarguren, buscaba la
representacin parlamentaria de las fuerzas sociales organizadas en corporaciones y gremios (Devoto,
2002:268).
Cuando el general Ongana accedi al poder por un golpe de Estado en junio de 1966, reemplazando al
desprestigiado Illia que, sin embargo, haba logrado relanzar la economa despus de un largo perodo de
depresin, su popularidad era inmensa. Liberales, nacionalistas y catlicos de distinto cuo, representados
en revistas como Primera Plana, Confirmado, Azul y Blanco y Criterio, apoyaron sin ambages a la
autodenominada Revolucin Argentina. Tambin los sindicatos y la mayora de los partidos polticos,
incluyendo algunos grupos de izquierda, saludaron la llegada del nuevo gobierno. Sectores socialistas,
comunistas y los depuestos radicales del pueblo, constituyeron la honrosa excepcin en un ambiente poltico
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que no se destacaba por el respeto a las reglas del juego democrtico. No slo los nacionalistas apoyaron al
primer gobierno de la Revolucin Argentina. Tambin sectores catlicos que no respondan a esa tendencia,
as como liberales tradicionales dentro y fuera del Ejrcito. La base social del experimento modernizador
de Ongana era heterognea
El nuevo gobierno recogi las esperanzas nacionalistas de la derecha y de la izquierda. Para la
primera, la doctrina de Seguridad Nacional encarnada en los militares brasileos era la alternativa a la
nacin en armas que haba propuesto Pern (Potash, 1994:135-8); mientras la segunda soaba con una
dictadura progresista inspirada en el modelo de Nasser. As, la mayora de las vertientes nacionalistas vieron
en Ongana una nueva oportunidad para sus postulados que, desde fines de la dcada del 20, hacan parte
del discurso poltico (De Riz, 2000:29).
En este ambiente, la Revolucin de 1966 no se conform, como haba sucedido anteriormente, con
congelar la poltica temporalmente mientras los partidos se reorganizaban para reemprender el juego
democrtico. La Revolucin Argentina, en forma parecida al fracasado intento de Uriburu, busc la supresin de
los partidos polticos, al tiempo que el poder del Estado se centralizaba en el Ejecutivo.
Ahora se trataba de fundar una nueva Argentina (De Riz, 2000:26) introduciendo elementos
modernizantes que, superando las distorsiones producidas por las divisiones partidarias, otorgara un nuevo
lugar al pas en el mundo.
.
Aunque el gobierno de Ongana fue un espacio de confluencia de proyectos polticos diferentes, dos
ejes permiten acercarse a su ideologa: la teora de la comunidad organizada y la Doctrina de Seguridad
Nacional y el Desarrollo.
El proyecto de Ongana, concebido como una intervencin de largo plazo que pretenda abolir la
poltica para reorganizar la sociedad, se inscriba en el contexto de la Guerra Fra y la confrontacin que de
ella derivaba contra la infiltracin marxista antipatria y anticristiana, ignorando la nueva situacin mundial
creada por la recin iniciada dtente. Esto implicaba el alineamiento con Estados Unidos y, por tanto, la
prdida de centralidad del nacionalismo econmico (Halperin, 1991:155). La Doctrina de Seguridad Nacional
fue la expresin de esta nueva situacin.
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Ongana en el gobierno
"La vuelta a un gobierno con base militar presidido por el general Ongana habra de iniciar un nuevo
captulo en la historia reciente de la Argentina [...]. Lo cierto es que bajo este gobierno los problemas
del pas se agravaron. Sin elecciones en las cuales descargar sus energas polticas, ante medidas
econmicas impopulares y como reaccin frente a la violenta intervencin de las universidades, la
generacin de argentinos jvenes fue hacindose cada vez ms revolucionaria. La significacin plena
de este proceso no se revel hasta el levantamiento de estudiantes y obreros en Crdoba, en mayo de
1969 [...]."
Texto :Robert A. Potash, El ejrcito y la poltica en la Argentina (II), Bs. As., Hyspamrica, 1986.
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La primavera de los pueblos
"Cuando en mayo de 1969 estall el breve pero poderoso movimiento de protesta -el Cordobazo-, el
nico capital de Ongana, el mito del orden, se desvaneci. El estallido ocurrido en Crdoba en mayo de
1969. Vino precedido de una ola de protestas estudiantiles [...] y de una fuerte agitacin sindical en
Crdoba, donde se concentraban las principales fbricas automotrices. Estudiantes y obreros se
conjugaron el 29 de mayo de 1969. [...] No era difcil encontrar en todo el mundo seales
confirmatorias de esa primavera de los pueblos [...] se adverta una ola de descontento en toda la
sociedad y, sobre todo, en la rebelin de su grupo ms sensible: los estudiantes. Se expres en Praga,
en Mxico, en Pars durante 1968, clamando contra el autoritarismo y por el poder de la imaginacin."
Texto: de Luis Alberto Romero, op.cit.
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El gobierno de Ongana pretendi asegurar el orden impidiendo la vida poltica. A diferencia del
golpe del '55, que haba excluido al peronismo de toda participacin poltica, este gobierno militar lo hizo
con el conjunto de la sociedad. Se cre as una nueva situacin en la cual peronistas y antiperonistas se
vieron afectados por problemas semejantes y ambos bandos quedaron enfrentados al rgimen militar. De
esta forma, la poltica del gobierno militar concentraba las decisiones y los beneficios en grupos muy
reducidos y minoritarios, y sectores sociales cada vez ms amplios quedaron excluidos de toda forma de
participacin y se sintieron perjudicados por el gobierno militar.
La "Revolucin Argentina": otro golpe de Estado con un proyecto autoritario
La Junta militar emiti un Acta de la Revolucin Argentina fijando los objetivos polticos que, en una
palabra significaban que el nuevo presidente tendra la suma del poder pblico en un grado sin precedentes
en la historia de un pas y gozara de una latitud absoluta para ejercerlo a voluntad.
Los cuestionamientos a la democracia por parte de la FFAA se sustentaban en la Doctrina de Seguridad
Nacional, la adhesin a la Doctrina fue acompaada por un ataque directo a los partidos polticos, por lo
tanto se atacaba el pluralismo, la existencia y expresin de ideas diferentes. Ongana buscaba reprimir las
disidencias empeado en garantizar lo que era el "orden social". A comienzo de 1968 dirigentes de
tendencias sindicales combativas formaron la CGT de los Argentinos con Raimundo Ongaro. Mientras tanto
se adverta el activismo en otros gremios, sobre todo en Crdoba con Agustn Tosco.
El gobierno carg contra ellos, allanaba sus sedes, detena militantes y clausuraba peridicos. Para
reprimir las agitaciones sindicales el estado utilizaba la fuerza policial que tambin haca razzias en los
nuevos espacios de los jvenes, tambin funcionaba una censura en las pelculas.
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De Ongana a Lanusse
La consecuencia inmediata del Cordobazo fue la fractura del frente interno militar. Despus del
Cordobazo se desarroll una disputa entre Ongana, que intent continuar su lnea poltica, y el general
Alejandro Agustn Lanusse, que buscaba un cambio de rumbo. Finalmente, la designacin del general
Roberto M. Levingston como presidente, en junio de 1970, signific un cambio en la relacin entre el
presidente y la Junta de comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, dominada por el comandante en jefe
del Ejrcito, el general Alejandro Lanusse. En el nuevo esquema, el presidente era un representante de la
Junta de comandantes, que se reservaba la aprobacin de las medidas importantes.
Levingston, sin embargo, se propuso "nacionalizar" la Revolucin Argentina, cambiando la
orientacin de la poltica econmica, constituyendo un movimiento poltico en su apoyo y tomando distancia
de Lanusse. El intento de Levingston fracasa por completo.
En febrero de 1971 un nuevo levantamiento social en Crdoba - el Viborazo- provoc una nueva
crisis militar, y en marzo, Levingston fue desplazado del gobierno y reemplazado por Lanusse. La llegada de
Lanusse al gobierno implic la aceptacin, por parte de los militares, de conducir una transicin ordenada
que garantizara la preservacin de las Fuerzas Armadas, desacreditadas por su fracaso en el gobierno,
desafiadas por la violencia guerrillera y corrodas por disensiones internas. Con l, el gobierno de las Fuerzas
Armadas se presenta a la sociedad como partidario del restablecimiento de la democracia a travs de
elecciones generales, levant la prohibicin de la actividad poltica y los partidos y formul la promesa de
que haban acabado para siempre las proscripciones. Los militares proclamaron que se iniciaba la era del
juego limpio y que no se tardara en elegir un gobierno constitucional.
En las primeras semanas de julio de 1971, Lanusse dio a conocer su propuesta poltica que denomin
Gran Acuerdo Nacional (GAN). El GAN propona un acuerdo entre las principales fuerzas polticas a fin de
restablecer las reglas del juego electoral y del rgimen poltico democrtico y hacia una amplia convocatoria a
toda la ciudadana para que participara activamente en este proceso.
Las organizaciones de la tendencia revolucionaria del peronismo y las guerrilleras no peronistas
rechazaron el acuerdo y profundizaron las acciones de violencia contra objetivos militares y polticos.
El 11 de noviembre de 1970, el peronismo, el radicalismo y otros partidos dieron a conocer una
declaracin titulada La hora del pueblo. Bajo este nombre se conform una alianza poltica que involucraba a
varios partidos polticos de todo el pas. El impulsor de este acuerdo haba sido Juan D. Pern desde
Madrid. La Juventud Peronista llenaba de pintadas las paredes con las consignas Luche y vuelve o Pern
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vuelve. Los hijos de quienes haban sido furiosos antiperonistas se transformaban ahora en fervorosos
peronistas. Distintos sectores sociales coincidan en la apreciacin de que el conductor del movimiento de
liberacin nacional -y tambin de pacificacin nacional- en Argentina no poda ser otro que el viejo caudillo.
En una declaracin firmada por los peronistas, radicales y socialistas, La hora del pueblo reclam la
urgente restauracin de la democracia.
El retorno de Pern
En noviembre de 1971, Pern nombr a Hctor J. Cmpora. El peronismo rechaz la propuesta del
GAN y organiz un frente poltico - llamado FRECILINA, Frente Cvico de Liberacin Nacional- desde el cual
exigi al gobierno el establecimiento de un calendario electoral sin proscripciones ni condicionamientos.
Frente a esto, Lanusse y los otros comandantes estuvieron de acuerdo en llevar a cabo el proceso
electoral, pero establecieron algunos condicionamientos: no podan ser candidatos quienes no residieran
en el pas antes del 24 de agosto de 1972. Esto significaba que Pern no poda ser candidato a presidente.
La respuesta a este desafo fue la decisin de la dirigencia peronista de organizar el Operativo Retorno.
Finalmente, y luego de 18 aos de exilio obligado, el 17 de noviembre de 1972, Pern volvi a la Argentina.
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La matanza de Ezeiza tambin tuvo un significado trgico porque fue la primera accin importante
del terrorismo de Estado. Actuaron grupos de represin parapoliciales organizados ilegalmente desde el
mismo Estado: los servicios de inteligencia del Ejrcito, el ministerio a cargo de Lpez Rega y civiles armados
por comandos de extrema derecha.
El indicador ms claro del avance de los sectores de la derecha fue la presin que ejercieron para
forzar la renuncia de Cmpora, invocando la necesidad de realizar de inmediato, nuevas elecciones, sin
ningn tipo de proscripcin, ya que Pern haba regresado definitivamente a la Argentina. Cmpora, quien
renunci junto al vicepresidente Solano Lima, fue reemplazado provisionalmente - ante el obligado viaje de
turismo realizado por el presidente del Senado- por Ral Lastiri, presidente de la Cmara de Diputados y
yerno de Lpez Rega.
El tercer peronismo (1973/1976)
El l2 de octubre Pern asumi otra vez la presidencia, 18 aos despus de haber sido derrocado por
una sublevacin militar. Us su uniforme de gala de teniente general y debi dirigirse a la multitud reunida
en Plaza de Mayo desde un palco protegido por vidrios blindados. Haba otras circunstancias y otros riesgos:
los ataques de la guerrilla eran cada vez ms audaces. Los montoneros peronistas an no actuaban
totalmente separados del gobierno. Pero el denominado Ejrcito Revolucionario del Pueblo pas,
directamente, a atacar cuarteles del ejrcito. .
En el acto del 1 de Mayo de 1974, Pern trat duramente a los Montoneros que gritaban violentas
consignas en Plaza de Mayo. Nutridos grupos de la juventud peronista se retiraron de la plaza llevndose sus
carteles.
Pern estaba viejo y enfermo. Lpez Rega no era slo su ministro de Bienestar Social, sino tambin
su secretario privado, su enfermero y quien estaba a su lado para solucionar todos los problemas. A cambio de
eso, obtena ms honores y poder. El 12 de junio, en un da fro y nublado, Pern hizo su ltima aparicin en
pblico. Denunci, en los balcones de la Casa de Gobierno, a quienes saboteaban su gestin, habl de las
dificultades econmicas y pidi colaboracin a todos los argentinos, criticando a algunos de sus propios
partidarios por entorpecer su gestin.
A fines de junio el estado de salud de Pern se agrav. Isabel debi hacerse cargo de la presidencia
en forma interina. El 1 de julio de 1974, a la una y cuarto de la tarde, falleca Juan Domingo Pern.
Prosiguieron los atentados y los asesinatos. La represin tambin se endureci. Isabel procur convocar al
pueblo. La guerrilla, por su parte, haba abierto un gran frente de lucha en Tucumn, y segua atacando
unidades militares. Tambin se present en escena una organizacin clandestina de derecha: la Triple A o
Alianza Anticomunista Argentina, que se adjudic varios crmenes y secuestros de supuestos simpatizantes de
la guerrilla.
Se sospechaba que Lpez Rega haba organizado la Triple A, con la colaboracin de elementos
militares y policiales. La situacin econmica se deterior. Cada sector empez a reclamar lo que
consideraba propio.
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Las elecciones de 1983 pusieron fin a la dictadura militar que se haba iniciado con el golpe de Estado
del 24 de marzo de 1976. Pero como la recuperacin del Estado de Derecho no alcanza por s sola para el
funcionamiento y la consolidacin de la vida en democracia, distintos sectores de la sociedad comenzaron a
debatir intensamente alrededor de este tema. A continuacin, les presentamos un texto donde el
investigador Guillermo ODonnell aporta ideas a este debate acerca del impacto del autoritarismo en la
sociedad.
Democracia en la Argentina
"Si desde el aparato estatal se nos despoj de nuestra condicin de ciudadanos y se nos quiso reducir [. . .] a la
condicin de obedientes y despolitizadas hormigas, en los contextos del cotidiano -el de las relaciones sociales y
los patrones de autoridad que tejen la vida diaria- se intent llevar a cabo una similar obra de sometimiento e
infantilizacin: los que tenan 'derecho a mandar', mandando despticamente en la escuela, el lugar de
trabajo, la familia, la calle; los que 'deban obedecer', obedeciendo mansa y calladamente [. . .]. As, casi
perdimos el derecho de caminar por la calle si no vestamos el uniforme civil - pelo corto, saco, corbata, colores
apagados- que los mandones -militares y civiles- consideraban adecuado. As pas a ser altamente
aconsejable no ser diferente ni dar opiniones poco convencionales aun sobre los temas aparentemente ms
triviales. As, tambin, fue anatema en las instituciones educativas pre g u n t a r, dudar y hasta reunirse por
parte de los que slo tenan que aprender pasivamente, y en muchos lugares de trabajo (incluso, por supuesto,
pero no slo en las fbricas), entre esa coaccin y la del creciente desempleo, fue perseguido todo lo que no fuera,
igual que en los o t ros contextos, la obediencia del sometido. Incluso en la familia [...] muchos padres sintieron
que 're t o m a n d o el mando' para garantizar la despolitizacin de sus hijos, los salvaran del destino de
tantos otros jvenes [...].Durante esos aos se me presentaba recurrentemente una metfora que creo
sigue siendo vlida: que la implantacin de aquel despiadado autoritarismo soltaba los lobos en la
sociedad. [Para que el autoritarismo llegara a controlar todas las capas de la sociedad] no hubiera
bastado jams, con los militares y los funcionarios de ese gobierno [hizo falta] una sociedad que se patrullara a s
misma [...] hubo numerosas personas que [...] simplemente porque queran [...] se ocuparon activa y
celosamente de
ejercer su propio autoritarismo [...]."
Texto: O'Donnell,G.: "Democracia en la Argentina: micro y macro", en Oscar
Oszlak (comp.), Proceso, crisis y transicin democrtica 1, Bs. As., CEAL,
1987.
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Durante la dcada del '80 en Argentina y en otros pases de Amrica Latina se aplicaron una gran
variedad de paquetes de ajuste, con el fin de asegurar el pago de los intereses de la deuda externa. En los
primeros tiempos se trat de lograr un equilibrio en la balanza de pagos a travs de la expansin de las
exportaciones. Sin embargo, estas metas no se alcanzaron: ni el escenario internacional se comport de
acuerdo con las hiptesis formuladas, ni las medidas aplicadas por los gobiernos fueron eficaces.
Esta vez, las variables elegidas para intentar alcanzar el equilibrio fueron dos: el aumento de los
ingresos del Estado y la reduccin del gasto pblico. Esta ltima modalidad de ajuste econmico tuvo como
resultado la exclusin de crecientes sectores de la poblacin de los beneficios de la poltica social y, tambin,
una ineficiente asignacin del gasto social. Desde el punto de vista de los pobres, el llamado "Estado de
Bienestar" se transform en un Estado ausente o presente solo en forma circunstancial y fragmentada, en
particular en relacin con la prestacin estatal de servicios sociales en salud y educacin.
Lectura comprensiva de Texto: Captulo III , Memorias Presentes de Claudia Fava y V. Verdaguer
En los aos `80 comienza una paulatina democratizacin en Amrica Latina: entre 1983 y 1984,
respectivamente, se termin el rgimen militar en Argentina y Uruguay; en Brasil, la democracia regres en
1985, en 1987 comenz el proceso de paz en El Salvador, entre 1988-1990 Chile se sacudi de la dictadura
de Pinochet, 1989 puso fin al mando absoluto de Stroessner en Paraguay.
De este modo, sobre la herencia de las dictaduras, con su saldo de violencia y endeudamiento
externo, comenz el proceso de reconstruccin de la democracia en Amrica Latina.
Diversos factores econmicos y polticos desencadenaron lo que se ha denominado la "dcada perdida". El
agotamiento de la industrializacin por sustitucin de importaciones provoc un fuerte decrecimiento
econmico, el alza de las tasas internacionales de inters caus la explosin de la deuda externa que llev a
los pases latinoamericanos, orientados a la exportacin para pagar a los acreedores, a la recesin.
A partir de 1976 se presentaron los "aos del plomo", segn la historiadora Diana Quattrocchi, y se
unieron gobernabilidad y autoritarismo en el poder. Al mismo tiempo se ensayaron las primeras experiencias
neoliberales asociadas al endeudamiento externo.
En 1983 se recuper la institucionalidad democrtica y republicana con la llamada "Primavera
Democrtica" (Romero, L.A.,2001), pero el desajuste entre la economa y la poltica mostr con crudeza la
crisis final del Estado de bienestar argentino durante la hiperinflacin de 1989-1990.
En la dcada del 90 el Estado argentino perdi poder y de la mano del modelo neoliberal se
impulsaron las privatizaciones y la libre competencia entre rivales de distinta capacidad. Esto deriv en la
profundizacin de la desindustrializacin y del endeudamiento externo. El modelo neoliberal argentino,
exitoso hasta el ao 1995, comenz a dar signos de agotamiento hasta que cay, en diciembre de 2001,
momento en el cual a la crisis econmica se le sum una crisis de gobernabilidad.
El resultado del fenmeno de la deuda externa fue que, mientras en otros pases de Amrica Latina se utiliz
para industrializarse o para resolver problemas estructurales, en Argentina slo sirvi para destruir el aparato
productivo. En efecto, la especulacin financiera y la apertura econmica desmantelaron la industria nacional,
lo que result en la incapacidad del pas para generar la riqueza necesaria para saldar la deuda.
Friedmann, G. y otros (2001), Historia argentina contempornea.
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La derrota de la Guerra de Malvinas durante 1982 marc el fin de la ltima experiencia autoritaria en
la Argentina del siglo XX y abri paso al proceso de transicin y consolidacin democrtica a partir de 1983,
con la llegada a la presidencia de Alfonsn.
En relacin con el significado del ao 1983 dice la especialista en estudios polticos e histricos Ins
Gonzlez Bombal: "Puestos a dilucidar el sentido nunca evidente de los acontecimientos histricos: por qu
no volver a preguntar qu significado tuvo 1983 para los argentinos?
[]En
cambio, creo que el discreto encanto de 1983 estuvo dado por lo que aconteci con
los espectadores de la escena poltica; con ese "entusiasmo" de la gente comn que protagoniz un
cambio en sus sentimientos hacia las ideas del derecho, la ley y la justicia. Pienso que all, en el espacio pblico,
residi la verdadera invencin democrtica que se manifest en una nueva disposicin que la sociedad mostr
hacia los valores y las creencias propias del Estado de derecho. Era en esta dimensin que encuentro el rasgo
original y perdurable de la transicin argentina".
Gonzlez Bombal, Ins, "El entusiasmo democrtico" En: Revista gora N 7,
Centro de Estudios Polticos, Buenos Aries, Invierno de 1997, p. 45.
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El gobierno de Menem realiz una gran ruptura con la tradicin peronista pues llev adelante una
poltica de ajuste y privatizaciones. Durante los primeros aos del gobierno de Menem el Estado privatiz las
empresas pblicas que haba creado el peronismo cuarenta aos antes. Tambin se privatiz YPF. As,
ferrocarriles, electricidad, telfonos, gas y Obras Sanitarias pasaron a manos de empresas extranjeras, que si
bien hicieron los servicios algo ms eficientes, actuaron de manera monoplica sin competencia en el
mercado.
Tambin se llev adelante una poltica de descentralizacin de funciones en la que el Estado nacional
deleg en las provincias y municipios servicios tales como la salud y la educacin, intensificando una poltica
que se haba iniciado durante la dictadura militar.
En abril de 1991, Domingo Cavallo -que ya era miembro del Gabinete en la cartera de Relaciones
Exteriores asumi como ministro de economa. A partir de su programa econmico, llamado Plan de
Convertibilidad, el Gobierno hall una poltica econmica mucho ms estable.
Fueron liberados los precios, se abolieron casi por completo las trabas arancelarias a la importacin, el
Estado se retir del mercado financiero y se cambi la moneda -"el austral" por "el peso"-, cuya paridad con el
dlar fue fijada por ley en equivalencia de 1 a 1. Adems, se restringi el gasto del Estado, se suspendieron las
obras pblicas, se recort el presupuesto, se aument la presin fiscal y se inici un proceso de
flexibilizacin laboral que implic una reformulacin de las relaciones entre trabajadores y empresarios.
El objetivo de la estabilidad se alcanz: la inflacin disminuy, y al menos hasta el presente, dej de
ser el problema central. Junto con la disminucin de la inflacin se produjo un crecimiento importante de la
economa en trminos generales.
Tambin aument la afluencia de capitales extranjeros -aunque muchos de ellos no fueron
invertidos en el sector productivo- y creci la capacidad de consumo de los grupos de alto poder adquisitivo.
Sin embargo, otras variables mostraron, hasta hoy, resultados menos satisfactorios. La desocupacin ha
crecido paulatinamente y en forma sostenida -hasta alcanzar picos muy importantes en 1995- y se produjo la
precarizacin del empleo.
Asimismo, la deuda externa ha seguido creciendo y se han producido recurrentes dficits de la
balanza comercial. Mientras tanto, la precarizacin del empleo y la desocupacin terminaron por quebrar el
poder de los grupos de trabajadores clsicos -industriales o terciarios-, con empleos estables que a veces
duraban toda la vida, sindicalizados, con obras sociales que atendan muchas de sus necesidades en el rea
de salud y, ocasionalmente, de vivienda y recreacin. Muchos de estos trabajadores pertenecan al grupo
social que con ms persistencia haba construido su identidad poltica de la mano del peronismo.
La posibilidad de ascenso social se redujo y la situacin crtica de la educacin aliment la fractura
social. El crecimiento econmico fue acompaado por la disminucin de la participacin de los trabajadores
en la renta nacional y reforz la concentracin de la riqueza.
Este modelo neoliberal argentino y su herramienta, la convertibilidad, cay estrepitosamente, en medio de
un gobierno sin iniciativa poltica como el de Fernando de la Ra, en diciembre de 2001.
Hasta mediados de los aos setenta, la resultante de los recurrentes ciclos de la lucha por la distribucin de
bienes polticos (libertades, derechos laborales, etc.) y materiales podra ser considerada como un "empate".
Sin embargo, el presente marca una situacin radicalmente distinta a la que caracteriz a la Argentina desde
los aos cuarenta que, necesariamente, debe ser tenida en cuenta al prever potenciales redistribuciones de
bienes poltico-econmicos: el porcentaje de desempleo abierto se ha quintuplicado de 1980 a 1994; el salario real
cado de 1985 a 1994 un 32,5% y la distribucin del PBI que mostraba en 1975 al 10% de mayores ingresos
recibiendo el 27,6% y al 40% de menores ingresos el 17,4%, en 1993 mostraba
al 10% de mayores ingresos absorbiendo el 36,1% y al 40% de menores ingresos el 13,9%.
En puntos del PBI el 10% privilegiado mejor su posicin en 8,5 y el 40% de menores ingresos perdi 3,5.
Porcentualmente, el 10% privilegiado increment su porcin del PBI en 30,8% y el 40% de menores
ingresos vio la suya reducida en un 20,1%." Aunque de 1980 a 1990 la pobreza aument en el Gran Buenos Aires
un 67%, el nmero de "nuevos pobres" (esto era, ex integrantes de la clase media o ex pobres que haban
logrado superar su condicin) aument un 33,8%.
Acua, Carlos "Poltica y economa en la argentina de los 90 (o por qu el
futuro ya no era lo que sola ser)" En: Acua, Carlos y Smulovitz, Catalina (1995),
La nueva matriz poltica argentina, Buenos Aires, Nueva Visin
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La declinacin del Estado durante los '80 y el ajuste en los '90 no slo disminuy el sector obrero y
pblico y aument el desempleo sino que tambin contribuy a incorporar nuevos sectores laborales. Por
ejemplo, los empleados de seguridad privada y gente joven o estudiantes provenientes de sectores medios y
sin proteccin social, con trabajo precario y en muchos casos sper explotados en trminos de horas
laborales (cultura MacDonald). Los nuevos empleados no eran eje de protesta social porque estaban dentro
del rea privada y pueden ser fcilmente flexibilizados.
Como sntesis podra decirse que los cambios producidos en los ltimos aos fortalecieron la
complejidad, la fragmentacin y una lucha novedosa que tena como centro el problema del empleo Luego
de la crisis de 2001 y de la posterior devaluacin la pobreza se ha extendido y ha dejado a casi el 50% de la
poblacin argentina por debajo de la lnea de la pobreza.
En este sentido dice Luis Alberto Romero:
"La crisis, que termin de pulverizar la antigua sociedad integrada, mvil y democrtica cre
actores nuevos. Tres figuras sociales pueden sintetizar la nueva realidad: los caceroleros, los
piqueteros y los cartoneros. Los primeros, en general provenientes de sectores de la clase media,
que reclaman ante los bancos o las sedes gubernamentales por sus ahorros o por la corrupcin de los
polticos expresan la protesta rabiosa e irreflexiva de los defraudados.
Los segundos, desocupados que se manifiestan cortando caminos, eran la voz, terrible y justa a la vez,
de los excluidos. Los ltimos, que por las noches revuelven la basura para juntar papeles y cartones
que valen su peso en dlares, semejan la invasin de los ejrcitos de las tinieblas sobre la
ciudad propia"
Romero, Luis Alberto (2002), La crisis argentina: una mirada al siglo XX,
Bs. As., Siglo XXI
"As,
Las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, que culminaron con la cada del gobierno de
Fernando de la Ra, constituyen el punto culminante de un proceso de activacin social y poltica
en el que convergieron diversos actores movilizados y reclamos acumulados durante la dcada de
los 90.
Cualquier anlisis de la protesta social debe partir sin duda de reconocer que la misma se
explica a partir del conflicto estructural bsico de toda sociedad capitalista, la disputa hegemnica
entre capital y trabajo y por extensin entre sectores dominantes y subalternos.
En conjunto, las organizaciones de desocupados conforman analticamente un "movimiento
social" que comparte algunos rasgos fundamentales. En principio todas las organizaciones han
venido apelando a los "cortes de ruta" ("piquetes"), un repertorio de larga data pero que en los
ltimos aos cobr una importancia indita y que a pesar de ser utilizado por diversos actores, ha
quedado identificado bsicamente con el movimiento de desocupados; de ah que se haya
generalizado la denominacin de "piqueteros", utilizada desde los medios de comunicacin en un
sentido muchas veces condenatorio (por la "incomodidad" que generan los cortes al resto de los
ciudadanos), pero tambin reivindicada por los propios protagonistas por referir a una identidad
colectiva que trasciende la condicin estructural de desocupacin.
2 Ansaldi, Waldo: Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias. Publicado originariamente en Temas y Debates,
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Cuando hacia fines de 2001 el sistema financiero amenazaba con colapsar, Cavallo
implement el denominado "corralito", que congelaba los depsitos bancarios impidiendo a los
ahorristas retirar sus fondos por tiempo indeterminado: esta medida provoc la ira y la movilizacin
de miles de ahorristas, lanzando al campo de protesta a sectores medios que hasta entonces no
haban formado parte del mainstream de la accin colectiva. Si el "modelo" de la Convertibilidad
aun conservaba algn prestigio, el "sacrificio" de los ahorristas termin por liquidarlo
definitivamente.
En los ya bien conocidos hechos de diciembre de 2001 se puso de manifiesto que la protesta
social no slo se haba extendido a un amplsimo arco de actores sino que la convergencia en contra
del "modelo" y del "menemismo" haba evolucionado hacia un generalizado cuestionamiento a la clase
poltica en su conjunto. La protesta de los ahorristas apelando a manifestaciones frente a los bancos
y golpeando sus cacerolas, una oleada de saqueos a supermercados y comercios por parte de
sectores empobrecidos del conurbano bonaerense, huelgas y piquetes protagonizados por
trabajadores ocupados y desocupados fueron recalentando el ambiente poltico durante el mes de
diciembre, a la vez que estas distintas expresiones de descontento se potenciaban mutuamente y
aceleraban un proceso de implcita convergencia esta vez especficamente dirigida contra el
gobierno de De la Ra y su ministro Cavallo aunque rpidamente convertida en un repudio a la
inmensa mayora de los polticos, quienes salvo contadas excepciones se vieron sbitamente
impedidos de circular por el espacio pblico a riesgo de ser objeto de ataques no solamente
verbales.
El desencadenante final del estallido generalizado fue el pattico mensaje presidencial del
da 19 por la noche, en el que De la Ra, mostrando que slo poda ofrecer como respuesta la
represin, anunci el establecimiento del "estado de sitio" en todo el territorio nacional. Lejos de
amedrentar, este mensaje fue respondido por la inmediata salida de miles de vecinos de clases
medias a las calles golpeando sus cacerolas, mientras se organizaban para el da siguiente nuevos
cortes de ruta y manifestaciones que confluyeron sobre la Plaza de Mayo; los enfrentamientos
entre los manifestantes y la polica -que respondi con una salvaje represin- fueron la nota trgica
de la jornada del 20 de diciembre en la que el presidente De la Ra decidi finalmente presentar su
renuncia y abandon en helicptero la Casa de Gobierno.
Este pico de la movilizacin mantuvo su impulso por algn tiempo, forzando hacia fin de
mes la salida del efmero presidente Rodrguez Sa e incorporando un nuevo repertorio al campo
de protesta, las "asambleas barriales", en las que los vecinos comenzaron a reunirse
espontneamente y continuaron hacindolo durante meses, discutiendo con perspectivas y matices
diversos la necesidad de construir nuevos mecanismos de representacin. En los momentos de
auge de la movilizacin, la consigna "piquete y cacerola, la lucha es una sola" pareca indicar una
unidad entre la protesta de los sectores medios -afectados por la confiscacin de sus ahorros,
hartos de la corrupcin y de una poltica econmica que ya recortaba tambin su propio nivel de
consumo- y las demandas de los que ya estaban claramente sumidos en la pobreza, excluidos de
toda posibilidad de tener una fuente estable de trabajo e ingreso.
La consigna "que se vayan todos", coreada insistentemente por los protagonistas de las
diversas manifestaciones de diciembre, expresaba la condensacin final de todos los reclamos
acumulados, depositando la responsabilidad en el conjunto de "los polticos".
Sin negar la fuerza disruptiva que tena en s misma esta consigna -en tanto pona al
sistema poltico, y con l al orden social, ante un cuestionamiento "ocenico" que disparaba
una enorme incertidumbre respecto a su posible recomposicin-, al mismo tiempo reflejaba los
lmites del campo de protesta al no estar sustentada en una articulacin poltica capaz de tener
preparada una alternativa. De hecho, la cada del gobierno de la Alianza fue "resuelta" por el sistema
poltico
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dentro de los carriles institucionales establecidos, y fue el Partido Justicialista el que finalmente
logr recomponer (no sin dificultades) un nuevo equilibrio en el que la protesta volvi a
fragmentarse.
Como dijimos, el punto lgido de la movilizacin colectiva no retrocedi inmediatamente
con el recambio de gobierno; durante 2002 y 2003, sin embargo, la protesta social fue cediendo
terreno y sobre todo, tendi a diluirse la notable convergencia a la que se haba llegado en
diciembre de 2001.
En definitiva, una protesta social creciente que evolucion fragmentariamente tendi a
confluir en torno a consignas generales pero no a sustentarse en la construccin poltica efectiva de
una opcin alternativa de poder; la propia incapacidad poltica del gobierno de la Alianza y el
enorme impacto simblico que signific el haber defraudado bruscamente las expectativas puestas
en el recambio presidencial de 1999 fueron una "oportunidad poltica" que contribuy a condensar
en un horizonte comn a las distintas expresiones de la movilizacin colectiva.
Dicho horizonte, sin embargo, no puede sino mostrar sus diferencias si se lo compara con la
perspectiva que pareca presidir al "campo de protesta" de los setenta. El "modelo neoliberal"
haba desplazado al "sistema", la antipoltica reemplazaba a la poltica revolucionaria; la disputa
por el control de los frutos del crecimiento y del propio proceso productivo encabezada por actores
movilizados surgidos de entre los sectores obreros ms integrados, contrasta con la pelea que los
ms afectados por el modelo neoliberal estn dando para sobrevivir.
No es que no haya intentos por encauzar la accin colectiva actual hacia un horizonte revolucionario o no- de transformaciones ms profundas, ni que algunas prcticas de, por ejemplo,
los movimientos de desocupados encarnen de hecho una alternativa real frente a las formas de
sociabilidad establecidas; sin duda los hay, pero no han logrado hegemonizar de manera sostenible a
la accin colectiva. Atravesando el campo de protesta, viejas estructuras de dominacin
asentadas en buena medida en prcticas clientelares siguen demostrando una notable capacidad
para contrarrestar las opciones ms disruptivas.
Las asambleas como espacio multidimensional
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nuevas experiencias reposicionaron a las clases medias, sobre todo de la ciudad de Buenos Aires, en
un lugar importante de la escena poltica.
En efecto, las asambleas barriales han surgido tambin como un espacio de reconstitucin
de la identidad poltica de las clases medias, tentativa que reconoce como punto de partida, sin
embargo, su fragmentacin y heterogeneidad actual, en contraposicin a cierta homogeneidad
cultural y mayores perspectivas de integracin social que tuvieron en el pasado. En realidad, an en
medio de la crisis de participacin y organizacin que actualmente las atraviesa, las asambleas
continan reuniendo a diferentes sectores de las clases medias y mediasbajas, que desde hace aos
vienen padeciendo los efectos excluyentes del actual modelo socioeconmico.
As, entre ellos encontramos trabajadores empobrecidos y, cada vez ms, un conjunto de
desocupados de diferentes procedencias, adems de jvenes con expectativas radicales, muchos de
los cuales realizan en este espacio su primera experiencia poltica. En ciertos barrios hay que incluir
una importante presencia de clases medias profesionales, cuyo protagonismo aparece tan asociado a
la vida de la rica y cosmopolita ciudad de Buenos Aires. En fin, es innegable que como primer
corolario de este cuadro de situacin, las asambleas emergieron, grados de heterogeneidad social
mediante, segn los barrios, como un espacio de cruce entre actores sociales con diferentes
"oportunidades de vida".
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