John Varley

Playa De Acero

Ttulo original: Steel Beach Traduccin: Carlos Gardini 1.a edicin: julio 1997
1992 by John Varley Ediciones B, S.A., 1997
Bailen, 84 - 08009 Barcelona (Espaa)
Prnted in Spain ISBN: 84-406-7358-2 Depsito legal: B. 27.054-1997
Impreso por LITOGRAFA ROSES

PARTE 1
TITULARES
GANE SEXO GRATIS! ..............................................................................5
LOS OVNIS ROMPEN LA BARRERA DEL TIEMPO! .............................10
EL RAYO MILAGROSO QUE LO CURA TODO! ....................................17
PELEAS ARREGLADAS! ........................................................................26
LA VERDAD OCULTA SOBRE LOS DINOSAURIOS ..............................36
SE DESCUBRE EL REDUCTO SECRETO DONDE LOS FAMOSOS CELEBRAN
SUS ORGAS! ..........................................................................................42
PARTE 2
CELEBRIDADES!
EL ARCHIDRUIDA ...................................................................................65
EL GENIO DEL CALLEJN DEL CAMBIO ..............................................75
EL MIKADO DE LA METEOROLOGA .....................................................84
LA REINA DEL IMPERIO BRITNICO .....................................................92
EL PRIMER HOMBRE EN LA LUNA ......................................................101
EL REY DE NASHVILLE ........................................................................111
NACE UNA ESTRELLA ..........................................................................123
CASCABEL JOHNSON ......................................................................136
EL SULTN DE LA CUADRATURA DEL CRCULO ..............................144
EL NATURAL .........................................................................................150
PARTE 3
SECCIONES
MODAS ..................................................................................................169
ESPECTCULOS ..................................................................................177
VIAJES ...................................................................................................187
RELIGIN ..............................................................................................199
CIENCIA .................................................................................................209
POLTICA ...............................................................................................217
GUERRA ................................................................................................227
NATALICIOS ..........................................................................................237
DEFUNCIONES .....................................................................................248
EDITORIAL.............................................................................................258

PARTE 1

01
APASIONANTE CONCURSO!
GANE SEXO GRATIS!

Dentro de cinco aos el pene ser obsoleto declar el vendedor.

Hizo una pausa para que nuestros pasmados cerebros absorbieran esta apabullante
informacin. Por mi parte, no saba cuntos prodigios ms podra asimilar antes del almuerzo.
Con la campaa promocional adecuada continu sin recobrar el aliento,
podramos tardar slo dos aos.
Tal vez fuera incluso cierto. Cosas ms extraas he visto en mi vida. Pero me abstuve de llamar
a mi agente burstil para pedirle histricamente que vendiera todas mis acciones de suspensorios.
La rueda de prensa se celebraba en un vasto auditorio perteneciente a Bioingenieros Unidos.
Tena capacidad para mil espectadores, y en ese momento albergaba un quinto de esa cantidad, la
mayora apiados en las filas delanteras.
El vendedor de BioUni era tan annimo como el animador de un programa de juegos.
Hasta en la voz.
Una persona genrica. Pronto llegar el da en que cada profesin tenga rostros y cuerpos
estandarizados como uniformes.
El vendedor continu:
La sexualidad tal como la conocemos carece de gracia, flexibilidad e imaginacin.
Cuando una persona llega a los cuarenta aos, ya ha hecho todo lo que podra hacer con su
sistema sexual actual, su sistema natural. Basta con ser moderadamente activo para haber
hecho todo una docena de veces. Se ha vuelto aburrido. Y si es aburrido a los cuarenta, cmo
ser a los ochenta, o a los ciento cuarenta? Alguna vez han pensado en ello? Cmo ser su
vida sexual a los ochenta aos? Quieren ustedes repetir los actos de costumbre?
Haga lo que haga, no lo har con l me susurr Cricket al odo.
Qu tal conmigo? respond. Despus de la presentacin.
Qu tal despus de mis ochenta? Me code las costillas, pero sonrea. No puedo
decir lo mismo del energmeno que estaba sentado frente a nosotros. Trabajaba para Cuerpo
Perfecto, pesaba doscientos kilos (ni un gramo de grasa) y nos miraba airadamente por encima
del declive de una maciza espalda, flexionando los msculos de las cejas. Era increble que
pudiera volver la cabeza y mirar por encima del hombro. Se oa el crujido de la barba crecida.
Aceptamos la insinuacin y nos callamos.
En Bioingenieros Unidos continu el vendedor no dudamos que, dados veinte o
treinta millones de aos, la Madre Naturaleza habra remediado algunas de estas limitaciones.
Puso una sonrisa que lograba ser artera y desenfadada al mismo tiempo. Ms an, pensamos
que esa vieja dama se habra inclinado por este sistema, tan bueno lo creemos.
Y qu hay con eso, dirn ustedes. Se han introducido muchas mejoras desde los das
de Christine Jorgensen. Que tiene sta de especial?
Christine qu? susurr Cricket, tecleando sobre su brazo izquierdo con los dedos
de la mano derecha.
Jorgensen. Primer cambio de sexo, de varn a mujer, sin contar a los cantantes de
pera. Qu ensean hoy da en periodismo?
Encuentra la perspectiva correcta, y las patraas nacen por generacin espontnea.
Vaya, Hildy, no saba que habas salido con esa ta.
Hice cosas peores. Si ella no hubiera insistido en guiar el paso en la pista de baile...

Un brazo tena que ser un brazo, pues naca de un hombro, aunque yo habra podido
meter ambas piernas en una de esas mangas se enganch en el respaldo de la butaca de
delante, y tuve el privilegio de apreciar al mastodonte en todo su esplendor, desde ese cabello
amarillento cortado a cepillo y esa mandbula que pareca un arado hasta un pescuezo ms
ancho que las caderas de Cricket. Alc las manos para aplacarlo, hice la pantomima de
cerrarme los labios y arrojar la llave. Frunci el entrecejo una vez ms Dios me ayudara si
ese sujeto llegaba a creer que yo le tomaba el pelo y se dio la vuelta. Me pregunte dnde
conseguira las pesas diminutas que deba usar para mantener en forma los msculos de la
frente.
En una palabra, me aburra.
No era la primera vez que anunciaban el Milenio Sexual. La ms reciente haba sido en
marzo, para mayor precisin, y antes de eso los anuncios se haban sucedido con infalible
regularidad. Era como las historias del fin del mundo, o las mquinas de movimiento
perpetuo. Un gaje del oficio de periodista que se repeta cada varias semanas. Sospecho que
era igual cuando los titulares se esculpan en tablillas de piedra y la edicin dominical se
arrojaba desde el lomo de un lanudo mamut. Ya haba perdido la cuenta de las veces que me
haba sentado en un auditorio para escuchar a un joven locuaz que proclamaba el
Descubrimiento del Siglo exhibiendo ms dientes que los que Dios le haba dado. Era un precio
que se pagaba por ser reportero.
Haba cosas mucho peores. Entrevistar polticos, por ejemplo.
... probado en ms de dos mil sujetos voluntarios... con un margen de error aleatorio del
uno por ciento...
No las tena todas conmigo. Era indudable que el anuncio no sera tan revolucionario como
prometa ese to, pero me preguntaba si al menos tendra sustancia suficiente para que yo pudiera
pergear una nota aceptable para Walter.
... registr un incremento del sesenta y tres por ciento en su sensacin orgsmica, una
elevacin de dos a uno en el ndice de satisfaccin y una total ausencia de depresin postcoito.
Como deca mi viejo to J. Walter Thompson, deja la ropa cincuenta por ciento ms blanca,
limpia los dientes y no produce mal aliento.
Me agach para coger el pad que nos haban dado a todos al entrar. Consult las preguntas de
la encuesta y les di una rpida ojeada. Mi detector de pamplinas comenz a chillar con tal
estridencia que me tem otra reaccin airada de mi amigo Tensin Dinmica.
Las preguntas eran basura. Hay empresas que utilizan encuestas para precaverse contra lo que
llaman el efecto lameculos, esa humana tendencia a dar al prjimo la respuesta que desea or.
Preguntas a la gente si le agrada un nuevo refresco, todos dicen que s y lo escupen en cuanto les
das la espalda. BioUni no haba contratado a una de esas empresas. A veces eso basta para
indicar falta de confianza en el producto.
Y ahora, el momento que todos esperaban. Sonaron trompetas. Las luces se atenuaron.
Los reflectores barrieron el teln de terciopelo azul que estaba detrs del podio, que comenz
a deslizarse hacia el costado con el vendedor a bordo. Bioingenieros Unidos presenta...
Redoble de tambor anunci Cricket, una fraccin de segundo antes. Le di un codazo.
... el futuro del sexo... ULTRA-Sens.
Hubo aplausos de cortesa y el teln se entreabri para mostrar a una pareja desnuda, de
pie y abrazada bajo una luz violeta. Ambos eran lampios. Se volvieron hacia el pblico, la
cabeza erguida, los hombros hacia atrs. Ninguno de ambos pareca varn ni mujer. La nica
diferencia era que el sujeto ms menudo tena ms busto y un trazo de rimel. La tez era lisa y
tersa entre ambos pares de piernas.
Otro reforzador de sensaciones dijo Cricket. Pens que esto sera totalmente
nuevo. No introdujeron el sistema Sens hace tres aos?
Claro que s. Pagaron una fortuna a media docena de celebridades para la promocin,
y aun as no consiguieron ms de diez o veinte mil abonados. No creo que quede un
centenar.
As es la vida. Si organizan una rueda de prensa, hay que enviar un reportero. Si arrojan
carnada al agua, a comer se ha dicho.
A cinco minutos de la presentacin de ULTRA-Sens (acentuaban el uso de las
maysculas), not que ese fiasco slo iba a interesar a las publicaciones especializadas. Sin
duda mi fornido amigo de delante experimentaba sensaciones hasta la musculosa punta de los
pies.
Una docena de bailarines desnudos y asexuados se acariciaban en el escenario en poses
artsticas. Chispas azules volaban de sus dedos.

Basta para m le dije a Cricket. Te quedas?

Hay un sorteo despus. Tres conversiones gratuitas...
... al fabuloso sistema ULTRA-Sens dijo el vendedor, redondeando la frase.
Gane sexo gratis dije.
Qu es eso?
Walter dice que sera el mximo titular.
No debera incluir un OVNI?
De acuerdo. Gane sexo gratis a bordo de un OVNI para Vieja Tierra.
Mejor me quedo para el sorteo. Mi jefe me matar si ga no y no estoy aqu para
recibirlo.
Si gano yo, pueden envirmelo a la oficina.
Me levant, apoy la mano en un hombro macizo, me inclin.
Necesitas trabajar un poco esos pectorales le dije al hbrido de gorila, y me largu
deprisa.
El vestbulo no estaba igual que cuando yo haba llegado. Enormes holos azules de
conversos a ULTRA-Sens se entrelazaban erticamente en los rincones, y haban trado
grandes mesas. Hombres con uniforme tradicional de mayordomo britnico pulan la
platera y la cristalera.
Son privilegios del oficio. Nunca rechazo un viaje gratis en mi vida profesional, y nunca
rechazo comida gratis en mi vida.
Fui a la mesa ms prxima, hund un cuchillo en una escultura de Sigmund Freud hecha
de pate y unt una tajada de pan negro con esa pasta espesa y parda. Un mayordomo se
acerc con cara de pocos amigos pero lo puse en su lugar con una mirada enrgica. Aad
dos gruesas tajadas de jamn ahumado encima del pate, las aderec con queso crema,
algunas lonjas de salmn, tan finas que se poda leer a travs, y coron mi obra con tres
cucharadas de huevas de esturin blanco. El mayordomo observaba esta operacin con
creciente pasmo.
Era un clsico emparedado Hildy.
Estaba por asestarle el primer tarascn cuando Cricket se me acerc para ofrecerme una copa
de champaa con forma de tulipn. El cristal emiti una nota glida y musical cuando chocamos
las copas.
Por la libertad de prensa suger.
Por el cuarto poder convino Cricket.
Los laboratorios de BioUni estaban en un extremo de un nuevo suburbio que se hallaba a
setenta kilmetros del centro de Ciudad Rey. La mayora de las aceras mviles y las escaleras
mecnicas an no funcionaba. Slo haba una terminal de tubo en operaciones, y estaba a dos
kilmetros. Habamos llegado en una flota de limusinas de colchn de aire. An estaban alineadas
frente a la entrada del edificio, dispuestas a llevarnos de vuelta a la estacin del tubo. O eso crea
yo. Cricket y yo subimos.
Lamento decirles esto dijo la limusina, pero no puedo partir hasta que haya terminado
la demostracin, o hasta que rena siete pasajeros.
Haz una excepcin le dije. Tenemos plazos de entrega.
Desea declarar una situacin de emergencia?
Iba a hacerlo, pero me mord la lengua. Regresara a la oficina, pero luego tendra que dar
muchas explicaciones y pagar una cuantiosa multa.
Cuando escriba esta nota dije, adoptando otra tctica, tus jefes se enfadarn si
menciono esta tonta demora y hablo mal de BioUni.
Esa informacin me perturba y me alarma dijo la limusina. Siendo un mero
subprograma de una rutina an no del todo activada del ordenador del edificio BioUni, slo
deseo complacer a mis pasajeros humanos. Tenga la segundad de que har todo lo posible para
cumplir sus deseos, pues mi nico propsito es brindar satisfaccin y transporte veloz. Sin
embargo aadi al cabo de una pausa, no puedo moverme.
Vamos dijo Cricket, bajndose del vehculo, sabes que es intil discutir con una
mquina.

Yo saba que Cricket tena razn, pero hay algo en m que no puede resistirse, ni siquiera
con mquinas que no hablan.
Tu madre fue un camin de basura le dije, pateando el reborde de goma.
Sin duda, seor. Gracias, seor. Por favor vuelva pronto, seor.
Quin program ese cacharro? me pregunt ms tarde.
Alguien con mucho lpiz labial en el trasero dijo Cricket. Por qu ests tan
amargado? No hay que caminar tanto. Disfruta de la vista.
Tuve que admitir que el lugar era bastante agradable. Haba poca gente. El olor de la gente
nos rodeaba sin cesar, y su ausencia no pasaba inadvertida. Inhal profundamente y ol a
hormign recin vertido. Absorb los contornos, sonidos y olores de un mundo recin nacido:
los contrastantes colores primarios de cables que brotaban de paredes inconclusas, como
retoos en una rama desnuda; el lustre impoluto del cobre, la plata, el oro, el aluminio, el titanio;
el silbido del aire en conductos vrgenes, circulando sin obstculos e impregnado de ese
penetrante aroma a aceite que, desde hace siglos, caracteriza las mquinas recin salidas de
fbrica. Estas cosas me afectaban. Significaban calor, seguridad, proteccin ante el vaco eterno,
la victoria de la humanidad sobre fuerzas hostiles que jams dorman. En una palabra, progreso.
Me relaj un poco. Avanzamos entre pilas de componentes de acero inoxidable, aluminio,
plstico, y sent una paz tan profunda como la que habra sentido un granjero de antao al
otear sus ondeantes trigales.
Aqu dice que hay una opcin para mantener relaciones sexuales por telfono.
Cricket se haba adelantado unos pasos, y estaba leyendo el folleto de BioUni en el pad.
Eso no es nuevo. La gente empez a tener sexo por telfono en cuanto Alexander
Graham Bell lo invent.
Me tomas el pelo. Nadie invent el sexo.
Me gustaba Cricket, aunque ramos rivales. Ella trabajaba para Sin Vueltas, el segundo
peridico de Luna, y aunque an no haba cumplido treinta aos ya se haba ganado una
reputacin. Cubramos las mismas notas y nos veamos con frecuencia, aunque estrictamente
como profesionales.
Ella haba sido mujer desde que yo la conoca, pero jams haba demostrado el menor
inters en mis sugerencias. Gustos aparte, yo haba decidido que era una cuestin de
orientacin sexual. Ni dudarlo. Tena que ser as. De lo contrario, significaba que yo no le
interesaba en absoluto. Totalmente improbable.
En cualquier caso era una pena, porque haca tres aos que me caa la baba por ella.
Conecte el mdem Sens (se vende por separado) al sistema sensorial primario
ley, y ser como si su amante estuviera con usted en la habitacin. Apuesto a que Bell
no pens en eso.
Cricket tena carita de nia y naricilla respingada, y al pensar arrugaba mucho la frente.
Un efecto calculado, sin duda, pero no por ello menos seductor. Tena un labio superior
corto y un labio inferior largo. Aunque este detalle parezca desalentador, Cricket saba
lucirlos con encanto. Tena un ojo verde y normal, y otro rojo, sin pupila. Mis ojos eran
iguales, excepto que el normal era castao. Las rojas holocmaras de la prensa nunca
duermen.
Cricket usaba una blusa roja con volados que iba bien con su cabello platinado, y la
segunda insignia de nuestra profesin, un maltrecho sombrero de fieltro gris con una tarjeta
que deca PRENSA. Recientemente se haba hecho hacer los tacos, que estaban ponindose
nuevamente en boga. Yo lo intent y no me gust demasiado. Es una operacin sencilla. Se
acortan los tendones de las plantas de los pies, elevando los talones en el aire y desplazando el
peso a la parte delantera del pie. En casos extremos se llegaba hasta los dedos, como un
bailarn de ballet. Era una moda tonta, pero produca lneas atractivas en los msculos de la
pantorrilla, el muslo y las caderas.
Podra haber sido peor. Antes las mujeres metan los pies en trebejos puntiagudos con
tacos de diez centmetros y se tambaleaban en un campo de un g para obtener un efecto
parecido. Deba de ser paralizante.
Aqu dice que tambin ofrecen un cerrojo de seguridad, para garantizar la fidelidad.
Qu? Dnde est eso?
Me dio el pad. No pude creer lo que lea.
Eso es legal? pregunt.

Claro. Es un contrato entre dos partes, verdad? Nadie est obligado a usarlo.
Es un cinturn de castidad electrnico.
Usado por ambos cnyuges. No como los gallardos caballeros de las Cruzadas, que
follaban todas las noches mientras sus esposas buscaban un buen cerrajero. Lo que es bueno
para ella es bueno para l.
No creo que sea bueno para nadie.
Francamente estaba escandalizado, y no hay muchas cosas que me escandalicen. En
nuestra sociedad se acepta que cada cual tenga sus gustos. Pero ULTRA-Sens ofreca un
sistema de seguridad donde cada integrante de una pareja poda encender y apagar la
respuesta sexual del otro por medio de un cdigo que el otro desconoca. Sin ese cdigo no
se activaba el centro sexual del cerebro, y la sexualidad se volva tan excitante como una divisin
complicada.
Usarlo implicaba darle a otra persona poder de veto sobre nuestra mente. No me poda
imaginar confiando tanto en alguien. Pero la gente est chiflada. En eso se basa mi oficio.
Qu tal por aqu? dijo Cricket.
Por aqu? Qu hay por aqu?
Cricket se diriga hacia una zona verde que, una vez concluida, sera un parque interno.
Haba rboles plantados en macetas. Haba grandes rollos de csped apilados como en un
comercio de venta de moquetas.
No creo que encontremos un sitio mejor.
Para qu?
Ya has olvidado tu oferta? pregunt.
A decir verdad, la haba olvidado. Despus de tantos aos se haba convertido en una broma.
Ella me cogi la mano y me llev hacia un tramo de csped desenrollado. Era blanco, mullido y
fresco. Cricket se acost con una expresin invitante.
Tal vez no debera decirlo, pero estoy sorprendido.
Bien, Hildy, nunca lo pediste de veras, sabes?
Yo estaba seguro de lo contrario, pero tal vez ella tuviera razn. Mi estilo es jocoso e
insinuante. Algunas mujeres prefieren las propuestas directas.
Me tend sobre ella y nos besamos.
Desordenamos mi ropa. La de ella no cuenta porque usaba muy poca. Pronto nos estbamos
moviendo a un ritmo que la Madre Naturaleza haba tardado ms de mil millones de aos en
componer. Careca de gracia, flexibilidad e imaginacin. No era ULTRA-Sens. Aun as era
maravilloso.
Vaya murmur Cricket cuando nos separamos. Eso fue realmente... obsoleto.
No tan obsoleto como para m.
Nos miramos y nos echamos a rer.
Al cabo de un rato ella se levant y mir las cifras que titilaban en su mueca.
Mi plazo de entrega vence en tres horas dijo.
Tambin el mo.
Omos un zumbido, echamos una ojeada y vimos que se aproximaba nuestra vieja amiga la
limusina. Corrimos para alcanzarla, saltamos sobre el reborde de goma y aterrizamos junto a
otros siete, que protestaron y refunfuaron pero al fin nos hicieron lugar.
Es un gran placer transportarles dijo la limusina.
Retiro lo que dije sobre el camin de basura contest.
Gracias, seor.

02
FAMOSO PSQUICO AFIRMA:
LOS OVNIS ROMPEN LA BARRERA DEL TIEMPO!

La cpsula del tubo tard un cuarto de hora en llegar a Ciudad Rey. Aprovech el tiempo
para rescatar algo de esa tarde desperdiciada. Mirando alrededor, note que mis colegas se
consagraban a la misma tarea. Revolvan los ojos, abran la boca, movan los dedos. O bien
regresaban de una excursin a la Academia de Ca-tatnicos o bien eran periodistas modernos
trabajando.
Tal vez sea anticuado, pero soy el nico reportero que conozco que todava usa su
escribidor manual para tomar notas. Cricket era tan joven que dudo que alguna vez se lo haya
hecho instalar. En cuanto al resto, durante los ltimos veinte aos los haba visto sucumbir
uno por uno a la seduccin de la Interfaz Directa, hasta que yo fui el nico en usar una
tecnologa antigua que me sentaba a la perfeccin.
Pues bien, ment en cuanto a las bocas abiertas. No todos los usuarios de ID parecen
zombies retardados cuando usan la interfaz. Pero parecen dormidos, y nunca me sent
cmodo durmiendo en pblico.
Chasque los dedos de mi mano izquierda. Tena que hacerlo dos veces ms para
activar el escribidor manual. Eso me preocupaba; cada vez era ms difcil encontrar
gente que supiera reparar escribidores manuales.
Tres hileras de cuatro puntos de color titilaron en mi mano izquierda.
Tecleando esos puntos en diversas combinaciones, poda escribir la nota
taquigrficamente, y ver los rizos y lneas que ondeaban en el visor de piel de mi mueca,
justo donde un suicida se habra hecho el corte.
Ya no haba entre nosotros muchos que conocieran el sistema Gregg. Tal vez debiera
valerme de la Ley de Preservacin de Aptitudes en Extincin para solicitar un subsidio. La
taquigrafa era tan inservible que lo mereca. Al menos era tan obsoleta como el canto tirols,
y una vez yq/haba cubierto una reunin de la Sociedad del Canto Tirols. Mientras estaba en
ello, tal vez pudiera despertar cierto inters en la Preservacin del Pene.
(Archivo #Hildy::"prx.dispon."")(cdigo Uni-Sens) (titular pendiente)
Cunto confa usted en su cnyuge? O mejor an, cunto confa su cnyuge en
usted?
Hgase esa pregunta si piensa abonarse al nuevo sistema sexual de Bioingenieros
Unidos conocido como ULTRA-Sens.
ULTRA-Sens es la versin nueva, mejorada y actualizada del megafiasco que BioUni
lanz hace unos aos, conocido simplemente como Sens. No se acuerda de Sens? No se
aflija, no es el nico. En alguna remota caverna de esta enorme esfera polvorienta debe
haber una persona que se convirti y se qued as. Tal vez dos. Tal vez esta noche se estn
provocando sensaciones uno al otro. O tal vez uno de ellos tenga dolor de tanta
comezn.
Si usted es un converso, llame de inmediato a este peridico, porque se ha ganado
un premio. Diez por ciento de descuento en el coste de la conversin a ULTRA-Sens.
Segundo premio: un descuento en las dos conversiones!
Qu ofrece ULTRA-Sens al aventurero sexual refinado? En una palabra, seguridad.
Tal vez usted pensaba que el sexo estaba entre las piernas. Pues no. Est en la cabeza,
como todo lo dems. Y ah est el milagro de ULTRA-Sens. Con slo decir la palabra
mgica usted vivir la gran emocin de castrar a su pareja. Y tambin usted puede ser un
capn sonriente. Imagnese los deleites de la castracin cerebral! Redescubra el arte

de acoplarse mediante una fbula psquica! Slo BioUni poda elevar la impotencia a la
esfera de los circuitos integrados, transportar la frigidez desde la aberracin hasta la
abnegacin.
No me cree? Le dir cmo funciona.
(pendiente: '"insertar folleto UniBio #4985 ref. 6-13*)
Alguien se pregunta qu pas con la anticuada confianza? Amigo, es obsoleta. Igual
que el pene, que segn nos asegura BioUni est en vas de extincin. Los felices
poseedores y usuarios de esa culebra que anida en los pantalones deberan ponerse a
pensar dnde guardarla.
No, all no, so tonto. Eso tambin es obsoleto.
(final pendiente).
La luz de advertencia de vocabulario parpadeaba sin cesar en la ua de mi dedo ndice.
Se encendi en el pargrafo seis, tal como yo me haba imaginado. Pero es divertido escribir
esas cosas, aun sabiendo que jams se publicarn. En mis tiempos de principiante habra
vuelto atrs para corregir, pero ahora saba que era mejor dejar algo obvio para que Walter
metiera mano, con la esperanza de que dejara el resto en paz.
Bien, el premio Pulitzer estaba a salvo durante un ao ms.
Ciudad Rey creci como muchos de los ms antiguos asentamientos lunares: una explosin
por vez.
El enclave original se encontraba en una gran burbuja volcnica, varios cientos de metros bajo
la superficie. Colgaron un sol artificial cerca de la parte superior, y los ingenieros cavaron tneles
en todas direcciones, apilando los escombros en el suelo, pulverizndolos y transformando la
burbuja en un parque urbano donde nacan corredores residenciales.
Con el tiempo la poblacin se multiplic, as que taladraron un agujero y arrojaron una
bomba nuclear de tamao mediano. Cuando se enfri, la burbuja resultante se convirti en
Galera Dos.
Los padres de la ciudad haban llegado a Galera Diecisiete cuando los nuevos mtodos de
construccin y los cambios en el gusto del pblico detuvieron esa racha. Las diez primeras
galeras se haban formado en hilera, lo cual significaba un largo viaje desde Galera Vieja hasta
Galera Diez. Comenzaron a curvar la lnea, procurando completar un gran valo. Ahora el
mapa de Ciudad Rey presentaba diecisis crculos que trazaban una J, unida por mil tneles.
Mi oficina estaba en Galera Doce, nivel treinta y seis, 120 grados. All estaba la sala de
redaccin de El Pezn de la Noticia, el padloide de mayor circulacin de Luna. La puerta del
120 da sobre un vestbulo flanqueado por una agencia de viajes y una florera. Hay una
recepcionista, una pequea sala de espera y un escritorio de seguridad. Detrs hay cuatro
elevadores que suben a las autnticas oficinas, sobre la superficie lunar.
El lugar es todo, afirma mi primo Arnie, agente de bienes races. A mi modo de ver, el
tiempo tambin incide sobre el valor de la propiedad. Las oficinas de El Pezn estaban arriba
porque, cuando se fund el peridico, arriba equivala a barato. Walter tena dinero aun entonces,
pero fue tacao desde los albores del tiempo. Le ofrecieron una ganga en esa estructura de siete
pisos sobre la superficie. Qu importaba si haba filtraciones? Le gustaba la vista.
Hoy a todos les gusta la vista, y las elegantes residencias de Lecho de Roca se han
convertido en chabolas. Pero sospecho que una gran fuga de aire podra invertir la situacin.
Yo tena mi oficina en una esquina del piso sexto. No haba hecho mucho con ella, salvo
agregarle un catre y una cafetera. Arroj mi sombrero en el catre, encend el terminal de una
palmada y apoy la mano en la placa de lectura. Mi nota se copi al ordenador principal en
menos de un segundo. En otro segundo, la impresora se puso a parlotear. Walter prefiere las
copias en papel, donde puede trazar grandes marcas azules. Mientras esperaba, ech una ojeada a
la ciudad. Mi ciudad.
La torre de El Pezn de las Noticias est cerca del pie de la J de Ciudad Rey. Desde all se
ven los apiamientos de edificios que indican las Galeras de la sub-superficie. An faltaban tres
das para que asomara el sol. Las luces de la ciudad se empequeecan a lo lejos fusionndose
con el duro destello de los astros.
Sobre el horizonte se extendan los enormes domos perlados de las granjas de Ciudad Rey.

Era bonito de noche, pero de da el sol baaba tuberas, pilas de basura y vehculos
abandonados con una luz cruel; el manto de la noche cubra ese vergonzoso abarrotamiento.
Ni siquiera las partes que no eran chatarra resultaban atractivas. El vaco es til en muchos
procesos de manufacturacin y las paredes no sirven para la mayora de ellos. Si haba que
proteger algo de la luz solar, bastaba con un techo.
La superficie no tiene importancia para los lunaria-nos. No hay ecologa que preservar,
ninguna razn para tratarla mejor que un vasto sumidero. En algunos lugares los desperdicios
estaban apilados hasta el tercer piso de los edificios externos. Con mil aos ms, apilaramos cien
metros de basura de polo a polo.
Haba muy poco movimiento. La superficie de Ciudad Rey pareca una ruina abandonada.
La impresora termin su tarea y le entregu la copia a un mensajero que pasaba. Walter me
llamara cuando le viniera en gana. Pens en varias cosas que podra hacer en el nterin, pero no
logr entusiasmarme con ninguna. As que me sent a mirar la superficie, y poco despus el amo
requiri mi presencia.
Walter Editor es un natural.
No es fantico al respecto. No es partidario de esos cultos que rechazan todos los
tratamientos mdicos creados desde 1860,1945 o 2020. No le impresionan los curanderos. No es
miembro de Perodo Vital, una organizacin que sostiene que es pecado vivir ms de los setenta
aos bblicos, ni del centenarismo, que sitan la marca en cien. Es igual a la mayora, y est
dispuesto a vivir para siempre si la ciencia mdica puede mantenerle la calidad de vida. Acepta
cualquier tratamiento que lo mantenga saludable a pesar de su vida disoluta.
No cuida su apariencia.
Le importan un rbano las modas en modelacin corporal y tratamiento facial. En los
veinte aos que nos conocemos apenas se ha cambiado el peinado. Una vez me dijo que haba
nacido varn ciento veintisis aos atrs, y nunca haba cambiado.
Haba hecho detener su desarrollo somtico cuando era cuarentn, una poca que a
menudo describa como la mejor de la vida. En consecuencia, era calvo y barrign. A
Walter le pareca bien. Pensaba que el director de un gran peridico planetario tena que
ser calvo y barrign.
Una poca anterior habra definido a Walter Editor como voluptuoso. Era hedonista,
glotn, autocomplaciente. Se pona un nuevo estmago cada dos o tres aos, consuma un par
de pulmones por dcada, y se cambiaba el corazn como la mayora de la gente cambia el relleno
de su traje de presin. Cada vez que exceda en cincuenta kilos lo que llamaba su peso de
combate, se haca extraer setenta kilos. Aparte de eso, Walter era lo que aparentaba.
Lo encontr en su postura habitual, reclinado en su enorme silla, los grandes pies
apoyados en el antiguo escritorio de caoba cuya superficie no exhiba un solo artculo
fabricado despus de 1880. Tena la cara oculta detrs de mi nota. Bocanadas de humo claro
se elevaban sobre las pginas.
Sintate, Hildy, sintate mascull, volviendo una pgina.
Me sent y mir por sus ventanas, que ofrecan la misma vista que las de mi oficina,
aunque a cinco metros ms de altura y trescientos grados ms de amplitud. Saba que me hara
esperar tres o cuatro minutos. Era una de sus tcnicas de gestin. Haba ledo en algn libro
que un jefe digno de ese nombre haca esperar a sus subalternos. Estropeaba el efecto mirando
continuamente el reloj de la pared.
El reloj databa de 1860 y una vez haba agraciado la pared de una estacin ferroviaria de
Iowa. La oficina pareca salida de una novela de Dickens. El mobiliario vala ms de lo que
yo poda aspirar a ganar en mi vida. En Luna haba muy pocas antigedades genuinas. La
mayora se encontraba en museos, y Walter posea casi todas las dems.
Basuradijo. Inservible.
Frunci el entrecejo y arroj los papeles a un rincn. O lo intent. Esas hojas delgadas se
resisten a ganar velocidad a menos que uno las arrugue en forma de pelota. Aterrizaron a sus pies.
Lo lamento, Walter, pero no haba ninguna otra...
Sabes por qu no me sirve?
-No tiene sexo.
No tiene sexo! Te mando a cubrir un nuevo sistema sexual, y resulta que la nota no tiene
sexo. Cmo es posible?

Pues claro que tiene sexo. Slo que no es el adecuado. Si escribiera una nota sobre el sexo
de las lombrices, o el sexo de las medusas, slo excitara a las lombrices y las medusas.
Exacto. Por qu, Hildy? Por qu quieren transformarnos en medusas?
Yo conoca al dedillo esta argumentacin, pero no me qued ms remedio que seguirle el
juego.
Es como la bsqueda del Santo Grial, o de la piedra filosofal respond.
Qu es la piedra filosofal?
No fue Walter quien pregunt, sino alguien que estaba a mis espaldas. Sospechaba quin
era. Me volv y vi a Brenda, reportera bisoa, que durante las dos ltimas semanas haba sido mi
asistente periodstica (pronuncese chica de los recados).
Sintate, Brenda dijo Walter. Te atiendo enseguida.
Brenda acerc una silla y se sent como una regla plegable, con articulaciones huesudas por
todas partes, demasiadas articulaciones para un ser humano. Era muy alta y delgada, como
mucha gente de la ltima generacin. Me haban dicho que tena diecisiete aos, y que estaba en
su primer ensayo vocacional educativo. Era ansiosa como un cachorro, pero no tan grcil.
Me sacaba de quicio, no s por qu. Estaba la cuestin generacional. Piensas que las cosas no
pueden empeorar ms, que esos chavales han tocado fondo, pero luego los chavales tienen hijos
y comprendes que te equivocabas.
Al menos saba leer y escribir, debo concederlo. Pero era demasiado empeosa, demasiado
complaciente. Yo me cansaba de slo mirarla. Era una tabula rasa esperando que alguien le
trazara caricaturas. Su ignorancia sobre todo lo que fuera ajeno a su estrato social de clase media
alta y sobre todo lo que hubiera sucedido ms de cinco aos antes era insondable.
Abri la enorme cartera que siempre llevaba encima y extrajo un puro similar al que estaba
fumando Walter. Lo encendi y exhal una bocanada de humo claro. Haba empezado a fumar
el da en que conoci a Walter Editor. Tena ese nombre desde el da en que me conoci a m.
Tal vez su afn de emular a los mayores debiera divertirme o halagarme, pero me enfadaba.
Adoptar el nombre de un famoso periodista de ficcin haba sido idea ma.
Walter me indic que continuara. Suspir y continu.
No s cundo comenz, ni por qu. Pero la idea bsica era que, dado que el sexo y la
reproduccin ya no estn muy relacionados, por qu la sexualidad deba depender de nuestros
rganos reproductivos? Los mismos que usamos para orinar, adems.
Si funciona, no lo arregles declar Walter. Es mi filosofa. El viejo sistema funcion
durante millones de aos. Para qu modificarlo?
A decir verdad, Walter, ya lo hemos modificado bastante.
No todos.
Es verdad. Pero ms del ochenta por ciento de las mujeres prefieren la reubicacin del
cltoris. La configuracin natural no permita demasiado estmulo durante un acto sexual
normal. Y la misma cantidad de hombres se hizo plegar los testculos. Eran demasiado
vulnerables, colgados donde los puso la naturaleza.
Yo no me los hice plegar dijo Walter.
Decid tenerlo en cuenta, por si alguna vez me peleaba con l.
Tambin est la cuestin de la energa de los varones continu. En la Tierra, era
muy raro el hombre de ms de treinta aos que poda tener una ereccin ms de tres o cuatro
veces por da. Y habitualmente no duraba demasiado. Y los hombres no tenan orgasmos
mltiples. No tenan tanta capacidad sexual como las mujeres.
Qu espanto dijo Brenda.
La mir. Estaba sinceramente escandalizada.
Admito que eso es una mejora dijo Walter.
Adems est el fenmeno de la menstruacin aad.
Qu es la menstruacin?
Ambos la miramos. No estaba bromeando. Mis ojos se cruzaron con los de Walter, y
pude leerle los pensamientos.
De cualquier modo dije, t has dado en la tecla. Mucha gente se hace alterar de
un modo u otro. Algunos, como t, permanecen casi naturales. Algunas alteraciones no son
mutuamente compatibles. No todas implican la penetracin de una persona por otra, por
ejemplo. Y segn esta gente, si hemos de introducir modificaciones, por qu no crear un
sistema tan superior que todos deseen adoptarlo? Por qu las sensaciones que asociamos

con el placer sexual siempre deben ser resultado de una friccin entre membranas
mucosas? Es el mismo impulso que la gente tena con los idiomas en la Tierra, cuando haba
cientos de idiomas, y de pesos y medidas. El sistema mtrico se impuso, el esperanto no. Hoy
tenemos una docena de idiomas en uso, y muchas ms clases de orientacin sexual.
Me reclin en mi silla, sintindome absolutamente tonto. Haba cumplido con mi parte.
Ahora Walter poda continuar con lo que tuviera en mente. Mir de reojo a Brenda, que me
adoraba como a un gur.
Walter dio otra chupada al puro, exhal, se reclin en la silla, se entrelaz los dedos sobre
la nuca.
Sabes qu da es hoy? pregunt.
Jueves ofreci Brenda. Walter la mir de soslayo, pero no se molest en responder.
Dio otra chupada.
Es el centesimo nonanoveno aniversario de la Invasin y Ocupacin del Planeta
Tierra.
Recurdame que encienda una vela y rece una novena.
Te parece gracioso.
No tiene nada de gracioso dije. Pero no entiendo qu tiene que ver conmigo.
Walter cabece y apoy los pies en el suelo.
Cuntas notas sobre la Invasin has visto en la ltima semana? La semana previa a
este aniversario?
Decid prestarme al juego.
Veamos. Contando el material de Sin Vueltas los artculos del Lunariano y el Noticias,
esa incisiva serie en El Tiempo de Luna, y desde luego nuestra voluminosa cobertura... nada.
Ni una sola nota.
Correcto. Creo que es hora de que alguien haga algo al respecto.
De paso, hagamos una extensa nota sobre la Batalla de Agincourt, y sobre el primer
vuelo tripulado a Marte.
Te parece muy gracioso.
Slo aplico la leccin que alguien me ense cuando empec aqu. Si sucedi ayer, no
es noticia. Y El Pezn se especializa en noticias.
Esto no es estrictamente para El Pezn admiti Walter.
Vaya.
Ignor mi expresin, que era bastante hostil, y continu su embestida.
Utilizaremos recortes de tus notas *de El Pezn. La mayora de ellas, al menos. Contars
con Brenda para ayudarte en la compilacin.
De qu hablas? le pregunt Brenda a Walter. Como no obtuvo resultados, se volvi
hacia m. De qu habla?
Hablo del suplemento.
Habla del viejo cementerio de reporteros.
Slo una nota por semana. Me dejas explicar?
Me arrepantigu en la silla y trat de desconectar el cerebro. Oh, estaba dispuesto a luchar,
pero saba que llevaba las de perder cuando Walter tena ese destello en los ojos.
La empresa de El Pezn publica tres padloides. El primero es El Pezn, que se actualiza hora
tras hora y presenta lo que Walter Editor gustaba considerar notas vividas: escndalos de la
farndula, hallazgos seudo-cientficos, predicciones de parapsiclogos, una truculenta cobertura
de los desastres. Cubramos los deportes ms rudos y proletarios, y a veces nos metamos en
poltica, si la propuesta en cuestin se poda expresar en una frase breve. El Pezn tena tantas
imgenes que no haca falta leer las palabras. Como otros padloides, no se habra molestado en
poner nada de texto salvo por los subsidios oficiales de alfabetismo, que a menudo representaban
la diferencia entre el xito y el fracaso econmico. Se necesitaba un cupo diario de palabras para
poder aspirar a los subsidios. Esa cantidad exacta de palabras apareca en cada uno de nuestros
nmeros, lo cual inclua un, una, unos, unas, y y el, la, los, las.
La Crema era el apndice intelectual del hinchado intestino de El Pezn. Llegaba gratis a
todos los suscriptores del padloide de nuevo los subsidios oficiales y era ledo por uno de
cada diez, segn nuestras encuestas ms optimistas. Publicaba miles de palabras ms por hora, e
inclua la mayor parte de nuestras notas sobre poltica.

A medio camino entre ambos estaba el equivalente electrnico del suplemento dominical,
que se publicaba una vez por semana y se llamaba Sundae.
He aqu lo que quiero continu Walter. Irs a cubrir tus notas de costumbre, pero
quiero que lo hagas pensando en Sundae. Sea cual fuere el tema, piensa en las diferencias que
hubiera habido hace doscientos aos, en la Tierra. Puede ser cualquier cosa. Como el tema de la
nota de hoy, el sexo. Ah tienes un buen tema. Describe cmo era la sexualidad en la Tierra, y
comprala con la actualidad. Incluso podras meter algunas opiniones sobre cmo ser dentro
de veinte o cien aos.
Walter, no me merezco esto.
Hildy, eres el hombre indicado. Quiero un artculo por semana durante todo el ao que
falta para el bicentenario. Te doy carta blanca. Puedes hacer editoriales. Puedes darle tu
personalidad, tratarlo como una columna. Siempre has querido ser columnista, y aqu tienes la
oportunidad. Quieres consultores caros, asesores, investigacin? Tendrs lo que quieras.
Necesitas viajar? No hay problemas con el dinero. Slo quiero lo mejor para esta serie.
No saba qu decir. Era un buen ofrecimiento. En esta vida nada es exactamente como
queremos, pero yo quera una columna, y pareca una oportunidad razonable.
Hildy, durante el siglo veinte hubo una poca que no tuvo parangn antes ni despus. El
tatarabuelo de mi abuelo naci en el ao en que los hermanos Wright hicieron el primer vuelo
con una mquina ms pesada que el aire. Cuando l muri, ya exista una base permanente en
Luna. Mi abuelo tena diez aos cuando falleci el viejo, y me ha contado muchas veces cunto
hablaba l de esos viejos tiempos. La cantidad de cambios que el viejo haba visto en su vida era
asombrosa.
En ese siglo comenzaron a hablar de "brecha generacional". Ocurran tantas cosas, los
cambios eran tan acelerados, que un hombre de setenta aos apenas poda entenderse con un
chico de quince.
Bien, las cosas ya no cambian tan rpidamente, y quin sabe si volver a ocurrir. Pero
tenemos algo en comn con esa gente. Tenemos jvenes como Brenda, que apenas recuerdan lo
que ha sucedido antes del ao anterior, y conviven con personas que nacieron y se criaron en la
Tierra. Personas que recuerdan como era un campo de gravedad de un g, y la sensacin de
caminar al aire libre y respirarlo sin medidores. Que se criaron cuando la gente naca, creca y
mora con el mismo sexo. Gente que peleaba en guerras. Nuestros ciudadanos ms longevos hoy
tienen casi trescientos aos. Sin duda hay un par de notas en eso.
Hace doscientos aos que esta nota espera para ser contada. Tenamos la cabeza metida en
la arena. Hemos sido derrotados, humillados, hemos sufrido una derrota racial que me temo...
Fue como si sbitamente hubiera odo sus propias palabras. Call de golpe, sin mirarme a los
ojos.
Yo no estaba habituado a las peroratas de Walter. Me intranquiliz. El encargo me
intranquilizaba. No pienso mucho en la Invasin y de eso se trataba, por cierto y me da lo
mismo. Pero pude ver su pasin, y prefer no oponerme. Estaba habituado a sus rabietas y
reprimendas. Recibir una exhortacin era toda una novedad. Era hora de aligerar un poco la
atmsfera.
A cunto asciende el aumento? pregunt.
Walter se recost en la silla y sonri, de vuelta en terreno conocido.
Sabes que nunca discuto esas cosas. Constar en tu prximo cheque. Si no te gusta,
protesta entonces.
Y tengo que usar a la chica en todo esto?
Oye, estoy aqu! rezong Brenda.
La chica es vital para el asunto. Es tu caja de resonancia. Si un dato de los viejos tiempos le
suena raro, sabes que has dado con algo. Ella es tan contempornea como tu ltimo aliento, est
ansiosa de aprender y es brillante, y no sabe nada. T sers el intermediario. Tienes la edad
adecuada, y eres aficionado a la historia. Sabes ms sobre Vieja Tierra que ningn hombre de tu
edad que yo haya conocido.
Si soy el interme...
Tal vez desees entrevistar a mi abuelo sugiri Walter. Pero habr un tercer integrante
en tu equipo. Alguien nacido en la Tierra. An no he decidido quin.
Ahora, largo de aqu, ambos.
Not que Brenda an deseaba hacer mil preguntas. La disuad con una mirada y la segu a la
puerta.

Otra cosa, Hildy dijo Walter.

Volv la cabeza.
Si usas palabras como abnegacin y fbula en estas notas, me encargar personalmente de
castrarte.

03
ASOMBROSO!
EL RAYO MILAGROSO QUE LO CURA TODO!

Arranqu la lona que cubra mi pila de preciosas maderas y observ los escorpiones que
huan a la luz del sol. La vida ser sagrada, segn dicen, pero a m me gusta aplastarlos.
En el centro de la pila haba una serpiente de cascabel. Yo no la vea, pero oa su
cascabeleo. Seleccion un tabln, lo cog por los extremos y lo extraje. Me lo cargu al hombro
y lo llev a mi cabaa inconclusa. Era el atardecer, la mejor hora para trabajar en Tejas
Oeste. La temperatura haba bajado a noventa y cinco grados en la vieja escala Fahrenheit
que an usaban all. Durante el da haba superado los cien.
Apoy el tabln en dos caballetes cerca de lo que sera el porche del frente cuando
terminara. Me acuclill para examinarlo. Tena uno por diez, en pulgadas, no en centmetros,
lo cual significaba que meda nueve por siete octavos, por razones que nadie jams me haba
explicado. Pensar en pulgadas ya era bastante difcil sin vrselas con esas proporciones raras
llamadas fracciones. Qu tenan de malo los decimales, y qu tena de malo que uno por
diez fuera una pulgada por diez? Por qu doce pulgadas en un pie? Tal vez en eso haba una
nota para la serie del bicentenario.
El tabln se haba publicitado como de diez pies de longitud, y esa medida era precisa.
Tambin se supona que era recto, pero pareca que hubieran usado un tallarn como regla.
Tejas era el segundo de los tres disneylandias dedicados al siglo diecinueve. Calculaban que
all, al oeste de Pecos, sera 1845, el ltimo ao de la Repblica de Tejas, aunque se poda usar
tecnologa de 1899 sin infringir las regulaciones sobre anacronismos. Pensilvania haba sido el
primero de la trada, y mi tabln, que inclua dos abultamientos a lo ancho y una depresin a lo
largo, era obra de aserradores que usaban los antiguos mtodos y pertenecan a la secta
protestante holandesa de los amish. Un pequeo sello ovalado en una esquina lo garantizaba.
Aprobado, Junta Lunar de Reproduccin de Antigedades. O bien los mtodos del siglo
diecinueve no servan para obtener tablones rectos, o bien esos malditos holandeses todava
estaban aprendiendo el oficio.
As que hice lo que haban hecho los carpinteros de la Repblica de Tejas. Saqu mi
garlopa (tambin certificada por la Junta), extraje la primitiva hoja, la afil con una piedra
casera, met de nuevo la hoja y me puse a limar las irregularidades.
No me quejo. Ya era una suerte conseguir el tabln. La mayor parte de la cabaa estaba
integrada por leos toscos machihembrados en los extremos y unidos con adobe.
El calor y el sol haban agrisado el tabln, pero al cabo de unos golpes llegu al amarillo
interior de pino. La madera se curvaba en torno de la hoja y las astillas caan en torno de mis
pies descalzos. Ola fresca y nueva y me sorprend sonriendo cuando el sudor me gote de la
nariz. Habra sido bueno ser carpintero, pens. Tal vez renunciara al oficio de periodista.
Entonces la hoja se quebr y se atasc en la madera. Mi palma se zaf del nudo del frente y
patin por la superficie recin aplanada, incrustndose largas astillas. La garlopa cay del tabln
y acert en la punta de mi pie con la precisin de un misil guiado por dolor.
Grit algunas palabras rara vez odas en 1845, y otras que eran poco comunes aun en el siglo
veintitrs. Di unos saltos sobre un solo pie. Otro arte perdido, el salto sobre un solo pie.
Pudo haber sido peor me dijo una voz al odo. O bien era esquizofrenia incipiente, o bien
era el Ordenador Central. Apost por el OC.
Cmo qu? Un golpe en los dos pies?

La gravedad. Considera el impulso que habra alcanzado un objeto tan macizo si hubieras
estado en el oeste de Tejas, que se encuentra en el fondo de una depresin espaciotemporal de
veinticinco mil millas por hora de profundidad.
Definitivamente el OC.
Me revis la mano. La sangre me recorra el brazo y goteaba del codo. Pero no haba
bombeo arterial. El pie, aunque me dola como el demonio, no estaba daado.
Ahora ves por qu los obreros de 1845 usaban botas de trabajo.
Para eso llamaste, OC? Para darme un sermn sobre seguridad laboral?
No. Iba a anunciar una visita. Tu pintoresca leccin de expresiones idiomticas fue una
bonificacin inesperada de mi intervencin...
Cllate.
El Ordenador Central se call.
Tir de la punta de una astilla que sobresala de mi palma. Logr arrancar una parte, pero un
fragmento qued enterrado. Otros se haban partido bajo la piel. Un maravilloso da de trabajo.
Una visita? Mir en torno y no vi a nadie, aunque en los matorrales de mesquite se
poda ocultar una tribu entera de apaches. No esperaba ver ningn indicio del OC, que
utilizaba los circuitos de mi cabeza para producir su voz.
Y no deba manifestarse en Tejas. Como de costumbre, el OC tena sus secretos.
OC, en lnea, por favor.
Oigo y obedezco.
De quin se trata?
Alta, joven, ignorante de los tampones, y con cierto encanto de cachorro...
Cielo santo.
S que no debo entrometerme en estos mbitos antiguos, pero ella insista en conocer tu
paradero, y me pareci mejor que estuvieras prevenido...
De acuerdo. Ahora cllate.
Me sent en la desvencijada silla que haba sido mi primer proyecto de carpintera.
Cuidndome la mano lastimada, me puse las botas de trabajo que deba haberme puesto desde
un principio. No lo haba hecho simplemente porque las odiaba.
Otra nota para Walter. El calzado. Cuando los lunarianos lo usan, suele ser del tipo blando,
como medias o mocasines. La razn: en un entorno urbano y hacinado con suelos y alfombras
totalmente lisos donde la mayora de la gente va descalza, los zapatos duros son antisociales. Es
fcil romperle los pies a otro.
Una vez que met los pies en esos objetos olorosos tuve que buscar los botones para
abrocharlos. Calzado con botones! Era irritante. Cmo aguantaba la gente semejante cosa?
Para sumar el agravio a la inutilidad, esas botas me haban costado una fortuna.
Me dispona a dirigirme al pueblo cuando el OC me habl de nuevo.
Si dejas esas herramientas fuera y llueve, se combinarn con el oxgeno del aire en una lenta
reaccin de combustin.
No te basta con decir xido? Bien, aqu llueve... qu? Una vez cada cien das?
Pero no lo deca con conviccin. El OC tena razn. Si esas torturantes botas costaban una
fortuna, las herramientas de poca valan el rescate de un rey. La garlopa, la sierra, el martillo y
el cincel me haban costado los ingresos de un ao. Lo bueno era que poda venderlos por ms
de lo que haba pagado... siempre que no estuvieran herrumbrados.
Los envolv en tela impermeable y los guard en mi caja de herramientas, y luego me dirig
hacia el sendero que conduca al pueblo.
Estaba cerca de Nueva Austin cuando vi a Brenda, que pareca un flamenco albino. Estaba
apoyada en una pierna y flexionaba la otra de tal modo que tena el pie a la altura de la cintura,
con la planta hacia arriba. Para lograrlo haba flexionado la cadera y la rodilla de un modo que
pareca imposible para un ser humano. Estaba desnuda, y su piel era de un cremoso blanco
uniforme. No tena vello pbico.
Hola, siete pies, dos ojos azules.
Me mir de soslayo y se seal el pie indignada.
No mantienen muy limpios estos senderos. Mira lo que le pas a mi pie. Haba una piedra
con una punta muy filosa.

Aqu se especializan en puntas filosas dije. Es un medio ambiente natural. Tal vez
nunca hayas visto uno.
Hace tres aos visit el Amazonas con mi curso.
Claro, en la acera mvil. Ya que estamos, ser mejor que te cuente que las plantas tambin
tienen puntas filosas. Esa cosa grande que ves all es una tuna. No pases por all. Lo que tienes
detrs es un cacto. No lo pises. Ese arbusto tiene espinas. Ms all hay un cenizo. Florece despus
de la lluvia, muy bonito.
Ella mir en torno, comprendiendo que haba ms de una especie de plantas y que todas
tenan nombre.
Sabes los nombres de todas?
No todas, slo las grandes. Esas puntiagudas son yucas. Esas altas con forma de ltigo
son ocotillos. La mayora de esos arbustos cortos son creosota. Ese rbol es mesquite.
No es un gran rbol.
No es un gran medio ambiente. Aqu todas las criaturas tienen que luchar con empeo
para mantenerse con vida. No es como el Amazonas, donde las plantas combaten entre s. Aqu
les cuesta mucho conservar el agua.
Mir en torno de nuevo, haciendo una mueca cuando toc el suelo con el pie lastimado.
No hay animales?
Por todas partes. Insectos y reptiles, en general. Algunos antlopes. Bfalos hacia el este.
Podra mostrarte el cubil de un cuguar. Puse en duda que tuviera la menor idea de lo que era
un cuguar o, llegado el caso, un antlope o un bfalo. sta era una chica de ciudad de pies a
cabeza. Igual que yo antes de mudarme a Tejas, tres aos atrs. Decid ser corts y me agach
para revisarla.
Djame ver ese pie.
Tena un corte en el taln, doloroso pero no grave.
Oye, tienes la mano lastimada dijo. Qu sucedi?
Un estpido accidente. Mientras lo deca not que no slo careca de vello pbico, sino
de genitales. Eso estaba en boga sesenta o setenta aos atrs, para los nios, como parte de una
teora de la poca relacionada con algo que llamaban adolescencia demorada. Yo no lo haba
visto en veinte aos, aunque saba que algunas sectas religiosas an lo practicaban. Me pregunt
si la familia de Brenda pertenecera a una de esas sectas, pero me pareci indiscreto hacer la
pregunta en voz alta.
No me gusta este sitio dijo Brenda. Es peligroso aadi, como si fuera una
obscenidad. La sola idea la ofenda, lo cual era lgico, ya que proveru'a del entorno ms benigno
jams creado por los humanos.
No es para tanto. Puedes caminar?
S, claro. Apoy el pie y camin junto a m, de puntillas. Como si ya no fuera lo
suficientemente alta. A qu vino ese comentario sobre siete pies? Tengo dos pies como todo el
mundo.
En realidad, creo que te aproximas ms a siete coma cuatro. Tuve que darle una breve
explicacin sobre el sistema ingls de pesos y medidas que se usaba en el disneylandia de Tejas
Oeste. No s si lo entendi, pero no lo tom a mal porque yo tampoco lo entenda.
Habamos llegado al centro de Nueva Austin. No era ninguna hazaa, pues el medio est a
cien yardas del borde. Nueva Austin consiste en dos calles: Od Spanish Trail y Congress
Street. La interseccin est definida por cuatro edificios. El Travis Hotel, la cantina lamo
Saloon, una tienda y una casa de carruajes de alquiler. El hotel y la cantina tienen dos pisos. En el
extremo de Congress hay una iglesia bautista de tablas de chilla blancas. Nueva Austin consiste
en eso ms una docena de edificios destartalados que se extienden entre la iglesia y Four
Corners.
Me quitaron toda la ropa dijo Brenda.
Naturalmente.
Eran buenas prendas.
Sin duda. Pero aqu slo se permite la entrada de objetos contemporneos.
Porqu?
Considralo un museo viviente.
Me diriga al consultorio del mdico. Teniendo en cuenta la hora, cambi de idea y sub la
escalinata de la cantina. Entramos por las puertas vaivn.

Dentro estaba oscuro, y un poco ms fresco. Brenda tuvo que agacharse para pasar por la
puerta. Una pianola tocaba en el fondo, como en un viejo western. Vi al mdico sentado en un
extremo de la barra.
Oiga, jovencita grit el cantinero. No puede entrar vestida as.
Me volv y not que Brenda se miraba, totalmente confundida.
Qu pasa con ustedes? exclam. La mujer de fuera me oblig a dejarle mi ropa.
Amanda dijo el cantinero, tienes algo que ella pueda usar? Se volvi nuevamente
hacia Brenda. No me importa lo que use en el desierto, pero cuando entre en mi
establecimiento debe usar ropa decente. Lo que le hayan dicho fuera no me concierne.
Una de las muchachas se acerc a Brenda con una bata rosada. Yo segu mi camino. Que se
arreglaran entre ellas.
Desde que me haba mudado a Tejas, me haba prestado a sus juegos de autenticidad. No haba
asimilado el acento, pero haba logrado hacerme con un vocabulario. Busqu una palabra
pintoresca, y la encontr.
Me han contado que usted es el matasanos por estos lares dije.
El mdico ri entre dientes y me extendi la mano.
Ned Pepper se present. A tu servicio.
Arrug el entrecejo cuando no le estrech la mano, y entonces not que la tena envuelta en
un vendaje sucio.
Parece que has perdido una herradura, hijo. Djame echar un vistazo.
Desenvolvi cuidadosamente el vendaje, hizo una mueca al ver las astillas. Ol su aliento
aguardentoso, su ropa sucia. Doc era un residente permanente, como el cantinero y el resto del
personal del hotel. Era un alcohlico que haba encontrado un nicho perfecto. En Tejas gozaba
de prestigio y poda pasarse casi todo el da bebiendo whisky en el lamo. El mdico ebrio era
un clich de mil pelculas del Oeste del siglo veinte, pero qu ms daba? Para reconstruir estos
entornos del pasado slo tenemos libros y pelculas. Las pelculas son mucho mejores, pues una
imagen equivale a una kilo-palabra.
Puede hacer algo? pregunt.
Me mir sorprendido, trag saliva.
Supongo que podra extraerlas. Un par de medidas de whisky, tal vez una para ti tambin...
aunque admito sin reservas que la idea me da ganas de vomitar. Me mir de nuevo la mano,
sacudi la cabeza. De veras quieres que lo haga?
Por qu no? Usted es mdico, verdad?
Claro, segn pautas de 1845. La Junta me capacit. Les llev una semana. Tengo un
maletn repleto de chismes de acero y un botiqun lleno de elixires patentados. Lo que no tengo
es anestesia. Supongo que te doli cuando te clavaste esas astillas.
Todava me duele.
No es nada comparado con lo que pueden dolerte si yo acepto el caso. Permteme... Tu
nombre era Hildy, verdad? Ahora recuerdo. Periodista. La ltima vez que hablamos parecas
saber algo sobre Tejas. Ms que la mayora de los visitantes de fin de semana.
No soy un visitante protest. Estoy construyendo una cabaa.
No quise ofender, hijo, pero todo comenz como una inversin, o no?
Lo admit. Los bienes races ms valiosos de Luna se encuentran en los disneylandias menos
desarrollados. Hasta ahora haba cuadruplicado mi dinero y no haba indicios de que esa
tendencia perdiera impulso.
Es curioso que tanta gente pague por la incomodidad dijo el mdico. Les hacen
advertencias pero no pierden mucho tiempo hablando de la atencin mdica. La gente viene aqu
a vivir, y se cree que vive autnticamente. Luego prueba mi medicina y huye al mundo real. El
dolor no es divertido, Hildy. En general ayudo en los partos, y cualquier mujer mnimamente
competente podra hacerlo sola.
Entonces para qu sirve usted? le pregunt. Lo lament en cuanto lo dije, pero l no
pareci ofenderse.
Ante todo soy un adorno admiti. No me molesta. Hay peores modos de ganarse el
oxgeno nuestro de cada da.
Brenda se haba acercado y haba escuchado la ltima parte. Estaba envuelta en una ridcula
bata rosada, y an se apoyaba en un solo pie.
Ya lo has solucionado? pregunt.

Creo que esperar dije.

Otra yegua coja? me pregunt el mdico. Acerque esa pezua, jovencita, y djeme
echarle un vistazo. Examin el corte, sonri y se frot las manos. He aqu una herida que
est dentro de mis conocimientos. Quiere que la trate?
Claro, por qu no?
El mdico abri el maletn negro y Brenda lo observ con aire inocente. l extrajo frascos,
rollos de algodn, vendas, los puso ordenadamente sobre la barra.
Un poco de tintura de yodo para limpiar la herida -murmur y toc el pie de Brenda con
un algodn rojizo. Ella grit y salt a cuatro pies de altura, usando slo el pie sano. Si yo no le
hubiera cogido el tobillo, habra chocado contra el techo.
Qu demonios hace este to? protest.
Calma.
Pero duele!
Le clav mi ms enrgica mirada de reportero, asindole la mano para intensificar el efecto.
Aqu hay una nota, Brenda. La medicina, entonces y ahora. Piensa cunto le agradar a
Walter.
Pues por qu no te cura a ti tambin? gimi.
Se habra necesitado una amputacin le dije. Y no menta. Si ese medicastro me
pona la mano encima, se la cortaba.
No s si quiero...
Aguante y terminar en un minuto.
Brenda aull y berre, pero aguant el tiempo suficiente para que el mdico terminara de
limpiarle la herida. Un da sera una gran reportera.
El mdico sac aguja e hilo.
Para qu es eso? pregunt Brenda con suspicacia.
Ahora tengo que suturar la herida.
Si suturar significa coser, satrese el trasero, bastardo.
l la mir con cara de pocos amigos, pero le vio la determinacin en los ojos. Guard la
aguja y el hilo y prepar un vendaje.
S, seor, la vida era dura en 1845 coment. Sabe cul era uno de los mayores
problemas de la gente? La dentadura. Si aqu tiene una caries, tiene que recurrir al barbero de esta
calle, o al de Lonesome Dove, que tiene fama de ser ms rpido. Los barberos se encargaban de
todo: dientes, ciruga, corte de cabello. Pero al menos con los dientes se poda hacer algo.
Arrancarlos. Con la mayora de las cosas no se poda hacer nada. Un pequeo tajo como ste
poda infectarse y ser mortal. Haba un milln de modos de morir y en general los mdicos
slo procuraban mantener tibio al paciente.
Brenda escuchaba tan fascinada que se olvid de protestar cuando l le puso el vendaje
sobre la herida. Frunci el entrecejo y le toc la mano cuando l estaba por anudarle la venda en
torno del tobillo.
Un minuto dijo. An no ha terminado.
Pues claro que s.
Quiere decir que eso es todo?
Qu ms sugiere usted?
Todava tengo un agujero en el pie, idiota. No est reparado.
Sanar en una semana. Sin ninguna ayuda.
Por la expresin de Brenda, era evidente que lo consideraba un hombre muy peligroso. Iba
a decir algo, pero cambi de idea y mir de mal modo al cantinero.
Dme un sorbo de ese lquido marrn dijo, sealando.
El hombre le sirvi una medida de whisky. Ella lo palade, hizo una mueca, bebi de nuevo.
As me gusta, seorita dijo el mdico. Tome un par de medidas cada maana si los
sntomas persisten.
Cunto le debemos, doctor? pregunt.
Oh, no creo que deba cobrarles... Mir de reojo las botellas alineadas detrs de la barra.
Un trago para el doctor, cantinero dije. Mir en torno y sonre. Qu diablos. Un trago
para todos. Yo convido. La gente se aproxim a la barra.

Qu le sirvo, doctor? pregunt el cantinero. Aguardiente de cereal?

Un trago de esa cosa clara convino el mdico.
Estbamos a un cuarto de milla de la ciudad cuando Brenda me habl de nuevo.
Ese asunto de cubrirse aventur. Es algo cultural, verdad? Algo que hacan en este
lugar?
No tanto el lugar como la poca. Aqu en el campo no les importa si te cubres o no. Pero
en la ciudad procuran respetar las viejas reglas. Incluso fueron tolerantes contigo. Tendras que
haberte puesto un vestido que te cubriera los tobillos, las muecas y el cuello. Demonios, ni
siquiera se habra permitido que una dama entrara en la cantina.
Las otras chicas no usaban tanta ropa.
Es otra regla. Son flores del fango. Brenda me mir sin entender. Prostitutas.
Ah, s. Le un artculo que deca que eso era ilegal. Cmo podan declararlo ilegal?
Brenda, pueden declarar ilegal cualquier cosa. La prostitucin ha sido ilegal casi
siempre. No me pidas que lo explique, pues yo tampoco lo comprendo.
Conque aqu proclaman una ley y luego te permiten violarla?
Por qu no? De cualquier modo, la mayora de esas chicas no vende sexo. Estn aqu por
los turistas. Hgase fotografiar con las chicas del lamo Saloon. El propsito de Tejas es
reproducir las cosas tal como eran en 1845, en la medida en que lo podemos determinar. La
prostitucin era ilegal pero tolerada en un sitio como Nueva Austin. Diantre, es probable que
el comisario fuera uno de los parroquianos. Y lo mismo pasa con las bebidas. A ti no debieron
servirte, porque esta cultura no aprobaba expender bebidas alcohlicas a gente tan joven como
t. Pero en la frontera, si tenas altura suficiente para llegar al vaso, tenas edad suficiente para
beber. Not que clavaba los ojos en el suelo, y supe que no entenda ni jota. Supongo que es
imposible entender una cultura a menos que te hayas criado en ella.
Esa gente estaba totalmente desquiciada.
Tal vez.
Subamos por la senda que conduca a mi apartamento. Brenda segua mirando el suelo,
pensando en otra cosa, sin duda cavilando sobre los despropsitos que yo le haba comentado en
la ltima hora. Al no mirar a su alrededor se perda un ocaso espectacular, excepcional aun en
Tejas Oeste. El aire haba cobrado un tono salmn cuando el sol se hundi detrs del horizonte,
con deshilachadas y rizadas estras de oro. La menguante luz enrojeca las rocosas colinas
circundantes. Me pregunt si eso era autntico. A un cuarto de milln de millas de distancia el
verdadero sol se pona en la verdadera Tejas. Los colores seran all igualmente
espectaculares?
Aqu el sol circulaba por su carril debajo de colinas cuya perspectiva estaba
distorsionada. Un tcnico de fusin se encargaba del proceso de apagado, despus del cual el sol
se desplazaba por un tnel hasta el extremo oriental del carril, para encenderse de nuevo al cabo
de unas horas. Detrs de esas colinas otro tcnico manipulaba espejos y lentes de color para
desperdigar la luz en la cpula del firmamento. Si queris llamarlo artista, no me opondr. Hace
aos que los turistas pagan para ver los ocasos de Pensilvania y Amazonas. Se habla de hacer lo
mismo aqu.
Me pareca improbable que la naturaleza, actuando al azar, pudiera generar la increble
complejidad y sutileza del ocaso de un disneylandia.
Anocheca cuando llegamos al Ro Grande.
La entrada de mi apartamento estaba en el lado sur del ro, el lado mexicano. Tejas Oeste
est compactada para exhibir la mayor gama posible de terrenos y biomas. La variedad de
rasgos geogrficos que en la Tierra abarcaban ms de quinientas millas e incluan partes de
Nuevo Mxico y Viejo Mxico debe entrar en una burbuja sublunar de cincuenta millas de
dimetro. Un borde reproduca las ondulantes colinas y pastos que rodeaban la verdadera
Austin, mientras que el otro borde contena las yermas y rocosas mesetas que rodean El Paso.
La parte del Ro Grande adonde habamos llegado imitaba la comarca que se extiende al este
del Gran Recodo del ro original, una zona de empinados desfiladeros donde circulaban aguas
caudalosas. Al menos as ocurra en la estacin de las lluvias. Ahora, en pleno verano, era fcil de
vadear. Brenda me sigui por el peasco de cuarenta pies del lado de Tejas, me vio atravesar el ro.
Haca rato que no hablaba, y ahora no rompi su silencio, aunque evidentemente pensaba que
alguien tena que haber detenido esa inmensa filtracin de agua, o al menos haber puesto un

puente, bote o helicptero. Pero se abri paso chapoteando y aguard mientras yo buscaba la
soga que nos llevara hasta la cima.
No te preguntas qu hago aqu? pregunt.
No. S por qu ests aqu. Tir de la cuerda. Estaba tan oscuro que ya no vea la
saliente, que se hallaba a cincuenta pies de altura, donde la haba atado. Aguarda a que
te llame le dije, apoyando mi bota en la ladera del peasco.
Walter est bastante enfadado. El plazo de entrega...
S cundo vence el plazo. Inici mi ascenso con la soga, una mano sobre otra, los
pies sobre las oscuras rocas.
Sobre qu piensas escribir? pregunt Brenda desde abajo.
Ya te he dicho. Medicina.
Haba redactado el artculo introductorio sobre el Bicentenario de la Invasin la noche
en que Brenda y yo recibimos el encargo. Lo consideraba uno de mis mejores trabajos, y
Walter estaba de acuerdo. Nos haba dado una doble pgina y la cubierta, incluyendo datos
biogrficos que eran al menos en mi caso irresistiblemente halageos. Brenda y yo
habamos confeccionado una lista de temas. Pensbamos que no tendramos inconvenientes
en encontrar ms cuando llegara el momento.
Pero despus de ese primer da se me pona la mente en blanco cada vez que intentaba
escribir uno de esos malditos artculos para Walter.
Resultado: la cabaa avanzaba a buen paso. En pocas semanas la habra terminado. Y me
quedara sin empleo.
Llegu a la cima de peasco y mir abajo. Brenda era un borrn blanco. La llam y ella
trep como un mono.
Bien hecho dije mientras recoga la soga. Alguna vez pensaste en lo que habra sido
si pesaras seis veces ms que ahora?
Aunque no lo creas, lo he pensado. No s cmo explicarte que no soy tan ignorante.
Lo lamento.
Estoy dispuesta a aprender. He ledo mucho. Pero hay tantas cosas, y todas tan extraas...
Se pas la mano por el cabello. De cualquier modo, s que debe haber sido difcil vivir en
la Tierra. Mis brazos no tendran fuerza suficiente para soportar mi peso all. Se mir con
una vaga sonrisa. Demonios, estoy tan [unificada que ni siquiera s si mis piernas soportaran
mi peso.
Al principio tal vez no.
Reun a cinco amigos y nos turnamos para tratar de caminar con todos los dems sobre
los hombros. Logre dar tres pasos antes de caerme.
Te ests interesando en esto, eh? Yo la preceda por el saliente angosto que conduca a la
entrada de la caverna.
Claro que s. Me lo tomo muy en serio. Pero tengo mis dudas en cuanto a ti.
No me agrad esa respuesta. Habamos llegado a la caverna, e iba a llevarla dentro cuando
ella me tirone bruscamente de la mano.
Qu es eso?
No necesit darme ms explicaciones. Yo atravesaba la caverna dos veces por da, y an no
me haba acostumbrado al olor, aunque ya no me resultaba tan nauseabundo. Era una
combinacin de carne podrida, heces, amonaco y algo mucho ms perturbador, que yo me
haba habituado a llamar olor a depredador.
Silencio susurr. Es la guarida de un cuguar hembra. No es peligrosa, pero la semana
pasada tuvo un par de cachorros y se ha puesto quisquillosa. No me sueltes la mano; no habr luz
hasta que lleguemos a la puerta.
La entr a rastras, sin darle oportunidad de discutir.
El olor era todava ms fuerte en la caverna. Para ser un animal, mam cuguar era bastante
escrupulosa. Limpiaba los excrementos de sus cachorros, y haca sus necesidades fuera de la
caverna. Pero no era tan hacendosa cuando se trataba de eliminar los hediondos restos de sus
presas. Creo que tena otra definicin de olor. Su pelambre tena un tufo almizclado que quiz
fuera un dulce perfume para un cuguar macho, pero poda tumbar a un humano desprevenido.
Yo no la vea, pero intua su presencia. Saba que no me atacara. Como todos los
depredadores grandes de los disneylandias, estaba condicionada para dejar en paz a los humanos.
Pero el condicionamiento generaba un conflicto mental. No le agradbamos, y no se molestaba

en disimularlo. Cuando estaba en medio de la caverna, lo expres con un ruido que slo puedo
denominar infernal. Comenz como un gruido sordo, y pronto se elev a un gemido
penetrante. Se me eriz todo el vello del cuerpo. Es una sensacin estimulante, una vez que uno
se acostumbra; la piel se siente dura y gruesa como cuero. Mi escroto se endureci y
empequeeci en su afn de resguardar ciertos tesoros.
En cuanto a Brenda, hizo lo posible para treprseme a la espalda. De no haber sido por la
agilidad de mis pies, los dos habramos cado. Pero yo esperaba esa reaccin, y apur el paso
hasta que la puerta interior se abri con un estallido de luz. Brenda corri veinte metros ms y se
detuvo con una sonrisa tmida, jadeando. Estbamos en el largo pasaje que conduca a la puerta
trasera de mi apartamento.
No s qu me pas dijo Brenda.
No te preocupes. La reaccin ante ese sonido est muy integrada a los circuitos del
cerebro humano.
Es un reflejo, como cuando metes la mano en el fuego: la retiras sm siquiera pensarlo.
Y cuando oyes ese sonido, las tripas se te hacen agua.
Algo parecido.
Me gustara regresar para ver esa criatura.
Vale la pena verla convine. Pero tendrs que aguardar la luz del da. Los cachorros son
una monada. Cuesta creer que se convertirn en monstruos como la madre.
Vacil ante la puerta. En mis tiempos, y hasta hace poco, la gente lo pensaba dos veces antes
de permitir que alguien entrara en su casa. Luna es una sociedad hacinada. Por doquier hay
millones de intrusos sudorosos que te codean y pisotean. Se necesita un refugio ntimo. Aunque
una persona te gustara de veras, slo al cabo de cinco o diez aos de conocerla la invitabas a
beber unas copas o a tener sexo en tu propia cama. Pero la mayora de las relaciones sociales se
entablaba en un terreno neutro.
La nueva generacin tena otra actitud, y a veces haca visitas sin avisar. Yo poda dar gran
importancia a esta cuestin, insertando otra cua de separacin entre ambos, o poda invitarla a
entrar.
Qu diablos. Tendramos que aprender a trabajar juntos tarde o temprano. Abr la puerta
con la huella de mi palma y le ced el paso a Brenda.
Ella corri al cuarto de bao, diciendo que tena que hacer pepe. Supuse que significaba
orinar, aunque nunca haba odo la palabra. Me pregunt cmo lo lograra, pues careca de una
salida visible. Podra haberlo averiguado, pues ella dej la puerta abierta. Los jvenes ni siquiera
buscaban intimidad para esas cosas.
Ech una ojeada al apartamento. Qu vera Brenda all? Qu vera un hombre preInvasin?
No veran, por cierto, mugre y desorden. Una docena de robots limpiadores trabajaban
infatigablemente mientras yo no estaba. Ninguna mota de polvo escapaba a su eterna vigilancia,
y ningn objeto quedaba fuera de lugar por ms tiempo del que yo tardaba en caminar hasta la
estacin del tubo.
Un vistazo a la habitacin permita deducir algo sobre mi carcter? No haba libros ni
pinturas reveladores. Dispona de todas las bibliotecas del mundo con slo pulsar un teclado,
pero no tena libros propios. Las paredes podan proyectar obras de arte, pelculas o mbitos
naturales, aunque rara vez lo hacan.
Haba un elemento interesante. La capacidad informtica ilimitada haba cerrado el crculo
del ciclo de manufacturacin. Las culturas primitivas producan artculos manuales, y no haba
dos que fueran idnticos. La revolucin industrial haba uniformado la produccin, generando
interminables tandas de artculos para la cultura de consumo. Por ltimo, fue posible disear
cada artculo manufacturado a gusto del individuo. Todos mis muebles eran nicos. En ninguna
parte de Luna era posible encontrar otro sof como el engendro que yo tena. Vaya bendicin,
reflexion. De ser dos, se habran apareado. Diantre, era feo de veras.
Yo no haba escogido casi nada de esa habitacin. Las posibilidades del gusto se haban
vuelto tan ilimitadas que simplemente me haba resignado a lo que vena con el apartamento.
Tal vez por eso era reacio a que lo viera Brenda. Sospechaba que se podan deducir tantas
cosas de lo que alguien haba hecho con su habitat como de lo que no haba hecho.
Mientras reflexionaba sobre ello sin demasiada satisfaccin Brenda sali del cuarto de
bao. Tena una gasa ensangrentada en la mano, y la arroj al suelo. Un robot chato sali de abajo

del divn, se la engull y desapareci. La piel de Brenda se vea grasienta, y el color rosado se
estaba diluyendo. Haba visitado al auotodoc.
Tuve quemaduras por radiacin protest. Debera entablar juicio a los directivos del
disneylandia, hacerles pagar la cuenta mdica. Alz el pie y se examin la planta. Una piel
nueva y rosada reemplazaba el corte. Dentro de pocos minutos desaparecera. No quedara
cicatriz. Yo pagar, por cierto. Envame la cuenta.
Olvdalo. Acabas de darme una idea. Cunto tiempo estuviste en Tejas?
Tres horas, cuatro a lo sumo.
Hoy yo estuve tres horas. Excepto por la gravedad, es un buen simulacro del mbito
terrcola natural. Y qu nos sucedi? Marqu con los dedos. Te insolaste. Consecuencias,
en 1845: habras pasado una psima noche. Insomnio. Dolor durante varios das. Luego la vieja
capa de piel se descamara. Tal vez algunos otros efectos dermatolgicos. Creo que incluso
podra haberte causado cncer de piel. Eso habra sido fatal. Investgalo, verifica si tengo razn.
Te lastimaste la planta del pie. Consecuencia, nada grave, pero habras cojeado varios das. Y
siempre el peligro de infeccin en una zona del cuerpo difcil de mantener limpia.
Yo me hice una fea lastimadura en la mano. Tan grave como para requerir ciruga menor,
con la posibilidad de una infeccin profunda, prdida de la mano, tal vez la muerte. Hay una
palabra para ello, cuando una de tus extremidades comienza a pudrirse. Bscala.
Bien resum. Tres lesiones. Dos posiblemente fatales con el paso del tiempo. Todo en
cinco horas. Consecuencias de hoy: una cuenta mnima del doctor automtico.
Ella aguard a que continuara. Yo estaba dispuesto a dejarle esperar un poco ms, pero al fin
ella cedi.
Eso es todo? sa es mi nota?
sa es la idea general, cuernos. Personalzala. Fuiste a pasear por el parque, y esto es lo
que sucedi. Eso demuestra cuan peligrosa era la vida entonces. Demuestra cuan poca
importancia damos a las lesiones corporales, pues esperamos una reparacin total, instantnea e
indolora. Recuerdas lo que dijiste? No est reparado. Hasta ahora nunca te sucedi nada que
no pudiera repararse sin dolor.
Brenda reflexion, sonri.
Creo que eso funcionar.
Claro que s. Ahora encrgate del asunto, afina los detalles. No te metas en cuestiones
mdicas opcionales, lo reservaremos para despus. Haz una simple historia de horror. Muestra
cuan frgil ha sido siempre la vida. Muestra que slo en el ltimo siglo hemos podido dejar de
preocuparnos por la salud.
Podremos hacerlo.
Podremos un cuerno. Te he dicho que esta nota es tuya. Ahora lrgate de aqu y pon
manos a la obra. El plazo de entrega vence en veinticuatro horas.
Esperaba ms resistencia, pero haba encendido su entusiasmo juvenil. La saqu a
empellones y me apoy en la puerta con un suspiro de alivio.
Poco despus fui al autodoc y me hice curar la mano. Llen la baera de agua y me met
dentro. El agua estaba tan caliente que me puso la piel rosada. As es como me gusta.
Al cabo de un rato sal, busqu en un botiqun y encontr un viejo equipo de ciruga
domstica que inclua un afilado escalpelo.
Dej correr ms agua caliente, me met de nuevo en la baera, me acost y me relaj. Cuando
estuve totalmente sereno, me cort ambas muecas hasta el hueso.

04
REVELACION INEDITA
PELEAS ARREGLADAS!
Dan el Derviche inici su tpico giro al final del tercer asalto. El Cicln Citreo se
tambaleaba.
No soy fantico del cuchillo-pugilismo, pero el giro era digno de verse. El Derviche rotaba
como un trompo, balancendose sobre la punta del pie izquierdo. Estiraba la pierna derecha
para girar ms rpidamente, hasta ser un borrn, y de pronto pateaba con el pie derecho, a veces
arriba, a veces abajo. Al instante se equilibraba con la pierna izquierda, girando como si patinara
sobre hielo.
Derviche, Derviche, Derviche! cantaban todos los aficionados. Brenda gritaba con
tanto entusiasmo como los dems. Estbamos sentados junto al cuadriltero, aunque Brenda
estaba casi siempre de pie. Entregaban lminas de plstico transparente para los ocupantes de las
primeras cinco filas, y yo me haba pasado casi todo el tiempo protegindome con una. El
Derviche tena un corte profundo en la pantorrilla derecha, y sus espeluznantes giros arrojaban
gotas de sangre a una distancia asombrosa.
El Cicln retroceda, incapaz de presentar una defensa. Procur agacharse para atacar con el
cuchillo de la mano derecha, y recibi otra herida. Brinc en el aire, pero el Derviche lo detuvo
al instante, abrindole un corte desde arriba, y en cuanto ambos tocaron la lona ech a girar
como un remolino. El Cicln se las vea muy mal, y de pronto lo salv la campanilla.
Brenda se sent, respirando entrecortadamente. Sin tener sexo, pens, se necesitaba algo
para aliviar las tensiones. El cuchillo-pugilismo pareca perfectamente diseado para eso.
Brenda se enjug la sangre con un pao y me mir por primera vez desde el comienzo del
asalto. Pareca defraudada por mi falta de entusiasmo.
Cmo logra girar de ese modo? pregunt.
Es la lona explic Brenda, adoptando el papel de experta, lo cual deba de ser todo un
alivio para ella. Se relaciona con la alineacin molecular de las fibras. Si te inclinas de cierta
manera, obtienes traccin, pero un movimiento circular reduce la friccin y es casi como patinar
sobre hielo.
An tengo tiempo de apostar?
No tiene sentido. Las probabilidades seran psimas. Tendras que haber apostado cuando
te dije, antes que empezara el partido. El Cicln es hombre muerto.
As pareca. Sentado en su banquillo, rodeado por sus asistentes, pareca incapaz de
levantarse para el prximo asalto. Sus piernas eran una masa de cortes, algunos cubiertos con
vendajes ensangrentados. El brazo izquierdo le colgaba por una lonja de carne, y el jefe de su
equipo estaba pensando en arrancrselo del todo. Tena un desvo provisional en la yugular
izquierda. Pareca terriblemente vulnerable, fcil de cortar. Haba recibido esa lesin al final del
segundo asalto, y su equipo haba logrado remendarla a costa de varios litros de sangre. Pero
haba sufrido su peor herida en el mismo asalto. Era un corte de medio metro de largo que iba
de la cadera izquierda a la tetilla derecha. Arriba se vean las costillas, mientras que el medio
estaba sostenido con media docena de apresurados costurones hechos con un material que
pareca cuero crudo. La haba sufrido mientras lanzaba su nico ataque efectivo contra el
Derviche, infligindole un desagradable corte en la cara. Pero no detuvo a su contrincante, quien
le hundi el cuchillo en las entraas. El tajo ascendente haba derramado tripas por todo el
cuadriltero y haba producido la primera bandera amarilla del partido, aullidos de victoria del
equipo de Dan y cnticos entusiastas de la muchedumbre.
Los asistentes del Cicln cortaron esa maraa de rganos al amparo de la bandera de
advertencia, repararon la arteria del cuello durante el segundo descanso y se retiraron
sombramente al rincn mientras su hombre regresaba a la trituradora de carne.
El Derviche se mantena erguido mientras su gente reparaba la herida facial. Tena un ojo
abierto e inutilizado. La sangre lo haba enceguecido momentneamente durante el segundo
asalto, impidindole explotar la terrible herida que haba infligido a su oponente. Durante la

tregua Brenda haba expresado su temor de que el Derviche no pudiera emplear su famoso giro
ahora que careca de visin de profundidad. Pero el Derviche no defraudara a sus admiradores,
aunque le faltara un ojo.
Se encendi una luz roja sobre el rincn del Cicln. La multitud murmur excitadamente.
Por qu lo llaman rincn? pregunt. Ante todo, por qu hablan de cuadriltero?
-Qu?
La palestra es redonda.
Brenda se encogi de hombros.
Supongo que es una tradicin. Sonri pcaramente. Puedes investigarlo y escribir una
nota para Walter.
No seas ridcula.
Por qu no? Deportes, entonces y ahora. Es muy natural.
Tena razn, pero aun as era difcil de tragar. No me gustaba esta inversin de papeles.
Se supona que ella era la ignorante.
Qu dices de la luz roja? Qu significa?
Cada uno de los contendientes dispone de diez litros de sangre para transfusiones.
Ves ese medidor en el tablero? El Cicln acaba de usar su ltimo litro. Al Derviche le
quedan siete.
As que prcticamente ha terminado.
No durar otro asalto.
Y no dur.
El ltimo asalto fue un enfrentamiento sin gracia. Ya no hubo giros grciles ni brincos
voladores. La multitud aclam un poco al principio, luego se dedic a presenciar el remate.
La gente sala del estadio para buscar refrescos antes de la principal pelea de la noche. El
Derviche eluda al tambaleante Cicln, lanzando un golpe de cuando en cuando, abriendo ms
heridas. Desangrando a su oponente. Pronto el Cicln qued aturdido por la prdida de
sangre. Algunos espectadores abuchearon. El Derviche cort la garganta del Cicln. El
Cicln se derrumb en la lona con un chorro de sangre arterial. El Derviche se inclin sobre el
cado, movi los brazos y sostuvo la cabeza en alto. Sonaron aplausos y los asistentes subieron
al cuadriltero para llevarse ambos trozos del Cicln a los vestuarios mientras los
ordenanzas limpiaban la sangre.
Quieres maz tostado? pregunt Brenda.
Slo una bebida respond. Ella se sum a las multitudes que se dirigan al centro de
refrigerios.
Me volv hacia el cuadriltero, saboreando una sensacin que ltimamente era demasiado
infrecuente: el ansia de escribir. Alc la mano izquierda y chasque los dedos. Los chasque de
nuevo, pero record que el maldito escribidor manual no funcionaba. Haca cinco das que no
funcionaba, desde la visita de Brenda a Tejas. Al parecer el problema estaba en el visor de lectura.
Poda teclear en mi mano, pero no apareca nada en pantalla. Los datos iban a la memoria y
luego podan copiarse a un ordenador, pero no puedo trabajar de ese modo. Necesito ver las
palabras a medida que se forman.
La necesidad es madre del ingenio. Hoje el programa que Brenda haba dejado en la butaca,
encontr una pgina en blanco.
Hurgu en mi cartera hasta encontrar la pluma azul que usaba para hacer correcciones
manuales en las copias impresas.
(Archivo Hildy:;'prx.disponible*)(cdigo
Deportesangriento)
(titular pendiente)
Tal vez no existan pruebas de ello, pero podemos apostar a que los caverncolas tenan
espectculos deportivos. An los tenemos hoy, y si alguna vez llegamos a las estrellas,
tambin los tendremos.
Los deportes tienen su raz en la violencia. Habitualmente incluyen la amenaza de una
lesin. O al menos as era hasta hace ciento cincuenta aos.
En los deportes de hoy, por cierto, no existe la violencia.

El moderno aficionado a los deportes se sorprendera de la violencia que estos

espectculos tenan en la Tierra. Tomemos como ejemplo un deporte poco violento que
todava se practica, la carrera de pista. Los corredores rara vez terminaban una carrera sin
sufrir gran cantidad de lesiones en las rodillas, los tobillos, los msculos o la columna vertebral.
A veces estas heridas podan repararse, y a veces no. Cada vez que competa, el corredor
afrontaba el riesgo de una lesin que lo afectara toda su vida.
En tiempos de los romanos, los atletas luchaban con espadas y otras armas mortales, no
siempre voluntariamente. Las heridas graves o la muerte eran seguras en cada enfrentamiento.
Aun en tiempos posteriores, ms esclarecidos, muchos deportes eran slo descalabros
organizados. Equipos de atletas se embestan con asombrosa desconsideracin por las
limitaciones de los galenos de la poca. La gente se amarraba a vehculos terrestres o mquinas
volantes y corra a velocidades que la reducan a gelatina cuando haba un choque. Los cascos
protectores, las almohadillas para los puos, los protectores para hombros, entrepierna, rodillas,
costillas y nariz procuraban atemperar esa carnicera, pero su mera presencia daba testimonio
del potencial violento de esos juegos.
Oigo mal o alguien est protestando, alegando que nuestros deportes modernos son
mucho ms violentos que los del pasado?
Qu idea ridcula.
Los atletas modernos compiten desnudos. No necesitan ni quieren proteccin. En la mayora
de los deportes, se espera y se desea que haya lesiones, como en el cuchillo-pugilismo. Un atleta
moderno al final de un torneo sera un espectculo perturbador para un ciudadano de cualquier
sociedad terrcola. Pero los deportes modernos no dejan tullidos.
Sera grato pensar que esta falta universal de violencia fue fruto de una gran revolucin moral,
pero no es as. Es una revolucin puramente tecnolgica. Hoy no hay lesiones que no puedan
repararse.
Lo cierto es que violencia ya no significa lo mismo que antes. Qu es ms violento, un
brazo que se arranca y pronto se vuelve a unir sin efectos perniciosos o un disco espinal triturado
que causa dolor toda la vida y no se puede reparar?
Yo s cul lesin preferira.
Esa violencia ya no resulta temible porque
(comentar juegos olmpicos, influencia de la gravedad local en los estadios)
(mencionar luchas a muerte)
(asociar con la nota sobre medicina?) (preguntar a Brenda)
Garrapate deprisa las ltimas lneas, pues vi que Brenda regresaba con las palomitas de
maz.
Qu haces? pregunt, volviendo a su asiento.
Le entregu la pgina. Le ech un vistazo.
Parece un poco rido coment.
T le dars mayor vividez. Es tu especialidad.
Cog un buen puado de palomitas de maz y le asest un mordisco. Ella haba trado el
saco grande, una docena de palomas del tamao de un puo, blancas y crujientes, chorreantes de
mantequilla. Estaban deliciosas, sobre todo acompaadas con la gran botella de cerveza que
Brenda me entreg.
Mientras yo escriba, haban realizado una exhibicin de una escuela de cuchillo-pugilismo
para nios. Los nios se marchaban ahora en fila, la mayora marcados con estras de la tinta roja
de los cuchillos de entrenamiento. Los costes mdicos eran demasiado altos para permitir que
los nios practicaran con cuchillos verdaderos.
El maestro de ceremonias se present para anunciar el principal espectculo de la velada,
un torneo a muerte entre el campen Salteador de Manhattan y un retador conocido como Zorra
Infame.
Brenda me habl con el costado de la boca.
Apuesta tu dinero a la Zorra.
Si ella va a ganar, qu demonios hacemos aqu?
Pregntale a Walter. Fue idea suya.

El propsito de nuestra visita al estadio era entrevistar al Salteador de Manhattan tambin

conocido como Andrew MacDonald con la idea de contratarlo como consultor terrcola para la
serie del Bicentenario. MacDonald tena ms de doscientos aos. El problema era que haba
optado por pelear a muerte. Si perda, su prxima entrevista sera con san Pedro. Pero Walter nos
haba asegurado que era imposible que ese hombre perdiera.
Habl con un amigo en las concesiones continu Brenda. Es indudable que el
Salteador es el mejor luchador. sta es su dcima pelea a muerte en los dos ltimos aos. Pero
este to me coment que diez es demasiado para cualquiera. Parece que el Salteador se dedic a
esquivar en su ltimo torneo. Eso no le servir de nada contra la Zorra. Mi amigo dice que el
Salteador ya no quiere ganar. Slo quiere morir.
Los contrincantes haban entrado en el cuadriltero y se pavoneaban ante el pblico mientras
en el aire proyectaban imgenes hologrficas de sus torneos anteriores y el locutor segua
hablando como si se tratara de la pelea del siglo.
T apostaste por ella?
Apost cincuenta a que lo liquidaba en el segundo.
Reflexion, llam a un corredor de apuestas. Me entreg una tarjeta, la marqu y la presion
con el pulgar. Se insert la tarjeta en la mquina de cinturn, me entreg el cupn. Me lo guard
en el bolsillo.
Cunto invertiste?
Diez. A ganador. No le dije que haba apostado al Salteador.
Los contrincantes estaban en sus esquinas, y los untaban con aceite mientras el anunciador
continuaba su perorata. Eran magnficos especmenes que competan en la clase de masa corporal
ms alta, con precisin de kilogramos. Las luces centelleaban sobre su piel parda y reluciente
mientras hacan sombra y bailoteaban, inquietos como caballos de carrera, rebosantes de energa.
Esta pelea se realiza al amparo de los estatutos deportivos de Ciudad Rey declar el
anunciador, los cuales permiten peleas a muerte voluntaria para una o ambas partes. El
Salteador de Manhattan ha optado por arriesgarse a la muerte esta noche. He recibido consejo y
asesoramiento, tal como lo exige la ley, y si muere esta noche se considerar un suicidio. La
Zorra Infame ha acordado asestar el golpe de gracia, si se encuentra en situacin de hacerlo, y
comprende que no se la responsabilizar de ninguna manera.
No te preocupes rezong el Salteador, mirando a su oponente con cara de pocos
amigos. Provoc una risotada, y el anunciador pareci agradecer esa interrupcin en los tediosos
prrafos que la ley le exiga leer.
Los condujo al medio del cuadriltero y les ley la regla, que simplemente consista en
dejar de pelear en cuanto sonara la campanilla. Era la nica regla. Les oblig a darse la mano y
les dijo que pelearan.
Cono, el primer asalto. No puedo creerlo.
Brenda an se quejaba media hora despus de la finalizacin de la pelea. No haba sido un
espectculo digno de pasar a la historia.
Estbamos esperando frente a los vestuarios. El agente de MacDonald nos haba dicho que
podramos verlo en cuanto los asistentes terminaran de remendarlo. Considerando las pocas
lesiones que haba sufrido, supuse que no esperaramos demasiado.
O un alboroto y me volv para ver al Cicln rodeado por un pequeo grupo de
admiradores, en su mayora nios. Extrajo una pluma y se puso a firmar autgrafos. Vesta
camisa y pantalones negros, y llevaba un collar abultado, una incomodidad bastante leve por
tratarse de un hombre a quien haban decapitado una hora antes. Lo usara hasta que los
nuevos msculos estuvieran en condiciones de sostenerle la cabeza. Sospech que no pasara
mucho tiempo. El cerebro de un hombre de su profesin no poda pesar demasiado.
La puerta se abri de nuevo y el agente de MacDo-nald nos invit a pasar. Lo seguimos por
un corredor penumbroso con puertas numeradas. Una estaba abierta y o gemidos. Mir de reojo
al pasar. Haba un guiapo sanguinolento en una mesa alta, con media docena de asistentes en
derredor.
No me dirs...
Qu? pregunt Brenda, mirando hacia dentro. Oh. S, la Zorra pelea sin
desactivarse los nervios.
Pero yo crea...

La mayora de los luchadores se desconectan los centros de dolor, dejando apenas la

sensibilidad suficiente para saber que los han herido. Pero algunos creen que el afn de eludir el
dolor los vuelve ms giles.
A m me volvera ms gil, te lo aseguro.
Pues parece que esta noche eso no fue suficiente.
Me alegr haber comido slo un puado de palomitas de maz.
El Salteador de Manhattan estaba sentado en una silla de diagnstico, en bata y fumando
un puro. Un asistente le curaba la pierna izquierda. Sonri al vernos, tendi la mano.
Andy MacDonald se present. Perdn por no levantarme.
Le dimos la mano y l nos invit a sentarnos. Nos ofreci bebidas, y un miembro de su
squito nos las trajo.
Brenda se embarc en una jadeante descripcin del torneo, desbordante de alabanzas por
sus aptitudes marciales. Nadie habra pensado que acababa de perder cincuenta por su culpa.
Decid esperar, pensando que pasaramos una hora comentando los pormenores del pugilismo.
El Salteador sonrea mientras Brenda continuaba con su chchara, y supuse que yo deba decir
algo, al menos por cortesa.
No soy muy aficionado a los deportes coment, pues tampoco deseaba ser
excesivamente corts, pero me pareci que usted usaba una tcnica distinta.
Dio una larga chupada al puro, examin la punta reluciente, exhal una vaharada de humo
rojizo. Me clav su intensa mirada, y vi en sus ojos una hondura que no haba captado al
principio. Eso se nota a veces en los longevos. Hoy da es el nico modo de saber que alguien
tiene muchos aos. MacDonald no presentaba otros indicios de su edad. Tena un cuerpo de
veinteaero, aunque su profesin no le permita muchas opciones en la eleccin de sus
caractersticas. Los cuchillo-pugilistas poseen cuerpos bastante uniformes, con nueve frmulas
o clases determinadas por el peso, como modo de reducir cualquier ventaja que pueda
obtenerse por mera masa corporal. Su rostro pareca un poco ms viejo, pero tal vez era por
los ojos, pues no tena rasgos marcados. Tampoco era uno de esos genricos rostros
atractivos que media poblacin parece preferir. Tuve la sensacin de que as deba lucir en su
juventud, y record con cierta turbacin que la haba pasado en la Tierra.
Los nativos de la Tierra no son precisamente raros. El OC me cont que an quedaban diez
mil con vida. Pero habitualmente se parecen a los dems, y no suelen anunciarse. Haba algunos
que alardeaban de su edad los eternos invitados a los programas de televisin, los narradores
de ancdotas, los nostlgicos profesionales, pero en general los nativos de la Tierra eran
una minora discreta. Yo nunca me haba preguntado por qu.
Walter dijo que ustedes me convenceran de sumarme al proyecto dijo MacDonald,
ignorando mis comentarios. Le respond que se equivocaba. No por mera tozudez. Si pueden
darme una buena razn para que pase un ao con ustedes dos, me gustara orla.
Si usted conoce a Walter repliqu, sabr que quiz sea el hombre menos sensible de
Luna, en lo que concierne a los dems. Cree que estoy entusiasmado con este proyecto. Pues se
equivoca. Por lo que s, Walter es el nico que est interesado en l. Para m es slo un trabajo.
Yo estoy interesadaintervino Brenda. MacDonald pos su mirada en ella, pero no la dej
all mucho tiempo. Sospech que esa breve ojeada le bastaba para aprender todo lo que
necesitaba saber sobre Brenda.
Mi estilo dijo es una combinacin de antiguas tcnicas de lucha que nunca se
trasladaron a Luna. Algunas personas bien intencionadas pero tontas aprobaron hace mucho
tiempo una ley que prohiba la enseanza de esas disciplinas orientales. Eso sucedi cuando
estaba en boga la idea de que debamos convivir en paz, sin luchar entre nosotros, sin matarnos.
Y tal vez no sea mala idea.
Incluso funcion, hasta cierto punto. La tasa de homicidios es muy inferior a lo que era en
cualquier sociedad humana de la Tierra.
Dio otra chupada al puro. Sus asistentes terminaron de curarle la pierna, recogieron sus cosas y
nos dejaron en paz. Yo comenzaba a preguntarme si eso era todo lo que tena que decir, cuando al
fin habl de nuevo.
Las opiniones cambian. Si alguien vive tanto como yo, no se cansa de comprobarlo.
Yo no tengo tantos aos como usted, pero lo he comprobado.
Qu edad tiene? me pregunt.
Cien. Los cumpl hace tres das.

Not que Brenda me miraba entre sorprendida y desconcertada. Tal vez hubiera querido
que la avisara, para organizarme una fiesta de cumpleaos.
MacDonald me mir con mayor inters, entornando sus ojos perturbadores.
Siente alguna diferencia?
Se refiere a mis cien aos? Por qu habra de sentirla?
Es cierto. Es un hito, sin duda, pero en realidad no significa nada, verdad?
Verdad.
De cualquier modo, volviendo a su pregunta... siempre hubo quienes pensaban que, al no
funcionar ya los procesos evolutivos naturales, debamos tratar de fomentar cierto grado de
agresividad. Sin permitir muertes reales, al menos podamos aprender a pelear. As que se
reintrodujo el pugilato, y con el tiempo eso deriv en los deportes sangrientos que vemos hoy.
sta es precisamente la perspectiva que busca Walter seal.
No dije que no tuviera la perspectiva. Slo me pregunto si vale la pena usarla en el
proyecto.
Yo tambin he pensado en ello. No encuentro ninguna razn para que un hombre que se
encuentra en medio de un suicidio prolongado lo postergue un ao para colaborar en la
redaccin de una serie de notas inservibles.
Saba usted que yo fui reportero?
No, no lo saba.
Eso cree? Que me estoy suicidando?
Brenda lo mir con vehemencia. Su preocupacin era casi tangible.
As lo definirn si usted muere en el cuadriltero replic. El Salteador se levant y fue a
un pequeo bar que haba en un costado de la habitacin. Sin preguntar qu queramos, sirvi
tres vasos de un licor verdoso. Brenda olfate el suyo, lo prob, bebi un sorbo ms largo.
Ustedes no pueden imaginar la sensacin de derrotismo que haba despus de la Invasin
dijo el Salteador.
Al parecer era imposible lograr que se atuviera al mismo tema, as que me resign a lo
inevitable. Un reportero aprende a escuchar sin interrumpir.
Llamarlo guerra es una perversin de la palabra. Luchamos, supongo, en el sentido de que
las hormigas luchan cuando les patean el hormiguero. Supongo que las hormigas pueden luchar
valerosamente en esa situacin, pero eso no afecta al hombre que pate el hormiguero. Ni
siquiera se entera de lo que hizo. Quiz ni siquiera sienta inquina por las hormigas, quiz fue un
accidente, o un efecto lateral de otro proyecto, como arar un campo. A nosotros nos araron en
tres das.
Los que estbamos en Luna quedamos anonadados. En cierto sentido, la conmocin dur
varias dcadas. En cierto sentido... an dura.
Dio otra chupada al puro.
Yo soy uno de los que se alarmaron ante el movimiento de no violencia. Como ideal es
magnfico, pero nos deja en un callejn sin salida, y vulnerables.
Se refiere a la evolucin? pregunt Brenda.
S. Ahora nos configuramos genticamente, pero tenemos sabidura suficiente para saber
qu seleccionar? Durante mil millones de aos la seleccin se hizo en forma natural. Me
pregunto si es prudente desechar un sistema que funcion durante tanto tiempo.
Depende de lo que entienda por funcion seal.
Es usted nihilista?
Me encog de hombros.
De acuerdo. Funcion, en el sentido de que las formas de vida se volvieron ms complejas.
La biologa pareca apuntar a algo. Sabemos que ese algo no eramos nosotros. Los Invasores
demostraron que existen criaturas mucho ms listas. Pero los Invasores eran criaturas
gigantescas y gaseosas, que deben de haber evolucionado en un planeta semejante a Jpiter. Ni
siquiera podamos entenderlos. Se suele aceptar que los Invasores llegaron a la Tierra para salvar
a los cetceos de nuestra polucin. No conozco ninguna prueba de ello, pero supongamos que
es verdad. Eso significa que el cerebro de los mamferos acuticos se parece al de los Invasores
ms que el nuestro. Los Invasores no nos consideran ms inteligentes que otras especies con
capacidad para la ingeniera, como las abejas, los corales o las aves. Sea verdad o no, los
Invasores ya no nos prestan atencin. Nuestros caminos no se cruzan, no tenemos intereses

comunes. Somos libres de buscar nuestro destino... pero si no evolucionamos, no tendremos

destino.
Nos mir de hito en hito. Era evidente que el tema lo apasionaba. Personalmente, yo no haba
reflexionado mucho sobre ello.
Hay algo ms continu. Sabemos que hay aliengenas. Sabemos que es posible el
viaje interestelar. La prxima vez que nos topemos con aliengenas pueden resultar an peores
que los Invasores. Tal vez deseen exterminarnos, en lugar de expulsarnos. Creo que debemos
mantener viva nuestra capacidad de lucha por si tropezamos con criaturas desagradables contra
las cuales podamos pelear.
Brenda lo mir boquiabierta.
Es usted heinleiniano dijo.
MacDonald se encogi de hombros.
Yo no participo en sus rituales, pero estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dicen.
Pero hablbamos de artes marciales.
De eso hablbamos? Y yo me haba perdido.
Esas artes se perdieron durante casi un siglo. Pas diez aos estudiando miles de
pelculas de los siglos veinte y veintiuno, y trat de compaginarlas. Pas otros veinte aos
estudiando por mi cuenta hasta que me sent apto. Luego me convert en pgil. Hasta ahora sigo
invicto. Espero seguir as hasta que otro aprenda mis tcnicas.
Eso sera buen tema para un artculo sugiri Brenda. La lucha, entonces y ahora. La
gente tena toda clase de armas, de acuerdo? Armas de proyectiles. Los ciudadanos comunes
podan tenerlas.
Haba un pas del siglo veinte donde la posesin de armas de fuego era casi obligatoria. El
derecho a poseerlas era un derecho civil. Uno de los derechos civiles ms extravagantes de la
historia humana, a mi juicio. Pero yo hubiera tenido una si hubiera vivido all. En una sociedad
armada, el hombre desarmado vive con miedo.
Todo esto me resulta fascinante dije, ponindome de pie y estirando los brazos y las
piernas para desentumecerme. Pero eso no viene al caso. Hace media hora que estamos aqu,
y Brenda ha sugerido varios temas donde usted podra ser til. Demonios, usted mismo podra
escribirlos, si recuerda cmo. Qu decide? Est interesado o buscamos a otra persona?
El Salteador se apoy los codos en las rodillas y me mir.
Comenc a preguntarme cundo comenzara la msica de rgano. Su mirada pareca salida
de un holo de terror. Slo era concebible en un rostro erizado de pelos y colmillos, o que se
retorca como masilla hasta convertirse en una Cosa Maligna e Innombrable. Antes mencion
que sus ojos eran profundos. Pues eran estanques relucientes en comparacin con esto.
No deseo ser supersticioso. No deseo atribuir poderes a MacDonald slo porque haba
alcanzado una edad venerable. Pero mirando esos ojos, no poda dejar de pensar en todo lo que
haban visto, y preguntarme qu grado de sabidura haban alcanzado. Yo era centenario, lo cual
no es una bicoca en materia de longevidad, o no lo haba sido hasta poco tiempo atrs en la
historia humana, pero me senta como un nio juzgado por su abuelo, o tal vez por Dios mismo.
No me gustaba.
Procur enfrentar esos ojos... pero no vi en ellos ninguna hostilidad, ningn desafo. Si se
trataba de una contienda de miradas, yo era el nico competidor. Pero pronto tuve que desistir.
Estudi las paredes, el suelo, mir a Brenda y le sonre, lo cual creo que la alarm. Cualquier
cosa con tal de eludir esos ojos.
No dijo al fin, no creo que participe en este proyecto, a fin de cuentas. Lamento
haberles hecho perder tiempo.
No hay problema dije, y me levant, dirigindome hacia la puerta.
Qu significa a fin de cuentas? pregunt Brenda. Di media vuelta con la intencin
de cogerle el brazo y llevrmela a rastras.
Significa que por un momento pens en aceptar, a pesar de todo. Algunos aspectos parecan
interesantes.
Y por qu cambi de opinin?
Vamos, Brenda. Sin duda l tiene sus motivos, y no nos incumben.
Le cog el brazo y di un tirn.
Basta rezong Brenda. Deja de tratarme como una nia.

Me mir fijamente hasta que la solt. Supongo que habra sido descorts recordarle que era
una nia.
Me gustara saberlo, de veras le dijo a MacDonald.
l la mir con cierta dulzura, desvi los ojos como abochornado. Yo me limito a registrarlo.
Ignoro el porqu de ese bochorno.
Slo trabajo con gente que sobrevive murmur. Antes que tuviramos la oportunidad de
replicar se puso de pie. Cojeando ligeramente, fue hasta la puerta y nos invit a salir.
Me levant y me cal el sombrero con brusquedad. Casi haba salido cuando o a Brenda.
No entiendo. Qu le hace pensar que no soy una superviviente?
No me refera a usted.
Me volv hacia l.
Brenda dije lentamente. Corrgeme si me equivoco. Acaso un hombre que arriesga
el pellejo en un juego acaba de acusarme de no ser un superviviente?
Brenda no respondi. Tal vez comprendi que la cosa era entre l y yo. Ojal hubiera
sabido de qu se trataba, y por qu me enfureca tanto.
Los riesgos pueden ser calculados dijo. Todava estoy vivo, y pienso seguir as.
No hay bien que dure cien aos. Brenda intervino de nuevo.
Qu ve usted en Hildy que le hace...?
No es cosa ma interrumpi MacDonald, sin dejar de mirarme. Veo algo en Hildy. Si
yo me uniera al proyecto, tendra que ser cosa ma.
Lo que usted ve, amigo, es un hombre que asume sus responsabilidades, y no deja que una
chica con un cuchillo lo haga por l.
Por alguna razn no me sali el tono que yo hubiera querido. MacDonald sonri vagamente.
Yo di media vuelta y sal con enfado, sin esperar a Brenda.
Ergu la cabeza. Desde ese mostrador, todo pareca demasiado brillante, demasiado ruidoso.
Era como estar en un tiovivo, pero qu haca esa botella en mi mano?
Concentr mi atencin en la botella y las cosas empezaron a compaginarse. Debajo de la
botella, y debajo de mi brazo, haba un charco de whisky, y yo tena la cara mojada. Mi cabeza
haba estado en el charco.
Si vomita aqume dijo el hombre, lo moler a golpes.
Volver mis ojos hacia l era una empresa imposible. Era el cantinero, y le dije que no
pensaba vomitar, pero me ator, as que enfil hacia las puertas vaivn, sal a la calle y lanc en
medio de Congress Street.
Cuando termin me qued sentado en la calle. El trfico no era un problema. Haba algunos
caballos y carretas atados pero nada se mova en las oscuras calles de Nueva Austin. A mis
espaldas oa ruido de juerga, msica de pianola y algunos disparos. Turistas paladeando la vida
del Viejo Oeste.
Alguien me acerc un trago. Segu el brazo hasta los hombros desnudos, el cuello largo, la
cara bonita aureolada por una melena negra y rizada. El lpiz labial era negro en la luz tenue.
Usaba cors, ligas, medias, tacones altos. Empin el trago. Di una palmada en el suelo y ella se
sent, abrazndose las rodillas.
Pronto recordar tu nombre dije.
Dora.
Adorable Dora. Quiero arrancarte la ropa, tumbarte en la cama y amar apasionadamente
tu cuerpo virginal.
Ya hicimos todo eso. Aunque mi cuerpo no era tan virginal.
Quiero que seas la madre de mis hijos.
Ella me bes la frente.
Csate conmigo y hazme el hombre ms feliz de la Luna.
Tambin hicimos eso, mueco. Es una pena que no lo recuerdes.
Me mostr la mano y vi una sortija de bodas con un pequeo diamante. Le mir de nuevo
el rostro. Lo rodeaba un nimbo brumoso...
Un velo nupcial! exclam.
Ella sonrea, mirando las estrellas con aire soador.

Tuvimos que despabilar al prroco, llamar a la puerta del joyero, buscar a Silas
para que abriera la tienda y nos vendiera un vestido. La ceremonia se realiz en la
cantina. Cissy fue mi dama de honor y el mdico fue tu padrino. Todas las chicas lloraron.
Debo haber puesto cara dubitativa, porque ella se ech a rer y me palme la espalda.
A los turistas les encant. No todas las noches nos ponemos tan pintorescos. Dora se
quit el anillo y me lo entreg. Pero soy una dama, as que no te obligar a cumplir los votos
que hiciste cuando no eras dueo de tus facultades. Entorn los ojos. Eres dueo de tus
facultades?
Tena facultades suficientes para recordar que todo matrimonio celebrado por el
prroco de Tejas no tena validez legal en Ciudad Rey. Pero para dar una idea de las
honduras de mi borrachera me haba preocupado de veras un momento antes.
Una ramera con corazn de oro coment.
Todos debemos desempear un papel. Y nunca he visto tan bien representado al
borracho del pueblo. La mayora omite el vmito.
Me gusta la verosimilitud. Hice algo vergonzoso?
Aparte de casarte conmigo? No quiero ser grosera, pero tu cuarta consumacin de
nuestro matrimonio fue bastante vergonzosa. No lo difundir, porque las tres primeras
fueron bastante especiales.
A qu te refieres?
Bien, tu uso de la lengua es digno de figurar en...
No, me refiero...
S a qu te refieres. S que hay una palabra. Incapacidad, inmovilidad... una polla floja.
Impotencia.
Eso es. Mi abuela me habl de ello, pero jams cre que lo vera.
Qudate conmigo, primor, y te mostrar ms maravillas.
Estabas bastante ebrio.
Al fin has dicho algo aburrido.
Ella se encogi de hombros.
No puedo competir en ingenio con un cnico como t.
Eso soy? Un cnico?
Dora se encogi de hombros una vez ms, pero me pareci detectar preocupacin en su
semblante. Era difcil aseverarlo con tan poca luz y la vista turbia.
Me ayud a levantarme, me sacudi la ropa, me bes. Promet visitarla cuando estuviera
en el pueblo, aunque sospecho que no me crey. Le ped que me sealara el linde del pueblo,
y me dirig hacia mi casa.
La maana manchaba el cielo como rouge rosado. Haca rato que oa el estruendo del ro.
Mis intentos de reconstruir el da me haban evocado algunas imgenes generales. Record
que haba cogido el tubo desde la Arena a Tejas, y supe que haba pasado un tiempo
trabajando en la cabaa. Record que haba arrojado algunos tablones terminados en un
barranco. Record que haba pensado en volar la cabaa. Luego haba ido al lamo Saloon,
donde haba empinado un trago tras otro. Ah todo se nublaba y cesaba la transcripcin de
memoria. Tena una imagen borrosa del prroco pronuncindonos marido y mujer. Qu
frase tan rara. Supuse que era histricamente atinada.
O un ruido, y apart los ojos del rocoso sendero.
Haba un antlope a diez pies de distancia. Ergua la cabeza orgullosamente, sin temor.
Tena el pecho blanco como la nieve y los ojos hmedos, castaos y sabios. Era la criatura
ms bella que haba visto.
En su peor da era diez veces mejor de lo que yo haba sido jams. Me sent en el
sendero y llor un rato. Cuando ergu la cabeza, se haba ido.
Sent calma por primera vez en muchos aos. Encontr la ladera del peasco, encontr la
soga y trep a la cima. El sol an estaba por debajo del horizonte pero el cielo estaba muy
amarillo. Palp la soga con in-certidumbre.
Al cabo de varios intentos, lo consegu. Me la calc en el cuello y mir ladera abajo. La
aceleracin es lenta en Luna, pero la masa corporal es constante. Se necesita una gran cada,
seis veces ms que en la Tierra. Trat de hacer los clculos, pero no me daba la cabeza.

Para mayor seguridad, cog una piedra grande y la abrac contra el pecho. Salt.
Uno tiene tiempo de sobra para lamentaciones, pero yo no tena ninguna. Recuerdo que
alc los ojos y vi a Andrew MacDonald mirndome con lstima.
Entonces sent el tirn.

05
CIENTFICOS DESCONCERTADOS!
LA VERDAD OCULTA SOBRE LOS DINOSAURIOS

Si piensas construir un establo para brontosaurios le dije a Brenda, conviene que el

techo tenga por lo menos veinte metros de altura.
Y a qu se debe, Seor Huesos?
Yo ignoraba dnde Brenda haba aprendido algo sobre esos viejos programas cmicos
donde aparecan personajes pomposos con esos nombres, pero haca rato que me llamaba
Seor Huesos cada vez que yo me pona a perorar... lo cual, considerando el tamao de su
ignorancia, era casi siempre. Decid no permitir que me molestara.
Estaba mirando el techo, que estaba a veinticinco metros de altura. Por mi parte,
ltimamente no miraba mucho hacia arriba. Haca varios das que sufra un dolor persistente y
punzante en el cuello cada vez que mova la cabeza. Tena la intencin de visitar al mdico para
curarlo, pero experimentaba remisin espontnea de varias horas y me olvidaba de concertar la
cita. Luego el dolor apareca para mortificarme cuando menos me lo esperaba.
Los brontosaurios no son muy listos. Cuando se alarman, yerguen la cabeza y se alzan
sobre las patas traseras para echar un vistazo. Si el techo es bajo, se golpean la pequea cabeza
y quedan aturdidos.
Tienes experiencia con dinosaurios?
Me cri en un criadero de dinosaurios.
Le cog el brazo y la apart del camino de un cargaestircol. Miramos mientras paleaba una
pila de boigas del tamao de sandas.
Qu tufo.
No dije nada. El olor tena asociaciones ambiguas para m. Me evocaba mi infancia, pues
una de mis tareas era operar el cargaestircol.
A nuestras espaldas, las enormes puertas del pantano se abrieron con un murmullo, dejando
entrar una rfaga de aire an ms caliente y hmedo que el del cobertizo. Pronto asom un largo
cuello coronado por una cabeza diminuta y grotesca. El largo cuello sigui entrando mucho
tiempo antes que apareciera el macizo corpachn. Para entonces ya haban aparecido otra cabeza
y otro cuello.
Quitmonos del paso le suger a Brenda. No te pisan si te ven, pero se olvidan de tu
posicin en cuanto dejan de mirar.
A dnde van?
Seal la puerta abierta. El letrero deca Corral de apareamiento nmero uno.
La temporada de apareamiento est por terminar. Espera a que Callie los encierre y
echaremos un vistazo. Es bastante interesante.
Un brontosaurio lanz un trompetazo melanclico y avanz ms deprisa. Sin embargo, con
un sexto de g hasta un lagarto del trueno poda ser gil. Dudo que hayan establecido rcords de
velocidad en Vieja Tierra. De hecho, me llamaba la atencin que lograran erguirse fuera del agua.
Pronto comprend a qu vena esa sbita aceleracin. Callie entr en el cobertizo montada
en un tiranosaurio. El gran depredador responda instantneamente a cada tirn de las
riendas, apresurndose a cerrar el paso en cuanto el macho intent escabullirse,
corcoveando y desnudando los dientes en cuanto la hembra quiso desafiarlo. Los grandes
herbvoros se metieron deprisa en el corral. Las puertas se cerraron automticamente.

Los antiguos paleontlogos nunca haban acertado con el color de los dinosaurios.
Cualquiera dira que el ejemplo de muchos reptiles modernos les habra dado una pista. Pero
si miramos las antiguas ilustraciones de dinosaurios, los colores predominantes eran un
pardo lodoso y un verde caqui. La realidad era muy distinta.
Hay varias subrazas de brontosaurio, pero el tipo preferido de Callie se llama Cal Tech
vientre amarillo, pues se produjeron por primera vez en el Tecnolgico de California.
Adems del vientre color canario, presentan el clsico pardo lodoso en el lomo hasta un
verde oscuro, esmeralda o amarillento en los flancos y el pescuezo. Tienen estras violceas
en torno de los ojos, y manchas blancas debajo de la garganta.
En los tiranosaurios predomina el rojo. Tienen enormes verrugas colgantes debajo del
cuello, como las iguanas, que se pueden hinchar para realizar una to-nante llamada de
apareamiento. Las verrugas suelen ser azules, aunque tambin las hay rojas y negras.
Un tiranosaurio no se puede montar como un caballo, pues el lomo es demasiado
empinado. Hay diversos mtodos, pero Callie prefera una especie de plataforma angosta
donde poda ir sentada o de pie, segn la faena. La sujetaba sobre los hombros de la bestia.
Teniendo en cuenta que desde ese punto el lagarto an tena una altura respetable, Callie iba
casi siempre de pie, pues apenas poda mirar por encima de la cabeza.
Parece inestable dijo Brenda. Y si se cae?
No es aconsejable. Te dan un tarascn si te cruzas de repente. Pero no te
preocupes, ste lleva bozal.
Un asistente subi de un brinco a la silla de Callie. Cogi las riendas y ella salt al suelo.
Mientras se llevaban al tiranosaurio del cobertizo, Callie nos mir, titube y salud con el brazo.
Le devolv el saludo, y nos pidi que nos acercramos. Sin esperar, ech a andar hacia el corral.
Algo asom por la baranda de metal que tenamos detrs. Brenda se sobresalt, pero se
calm al ver que era un cachorro de brontosaurio buscando un obsequio. Mirando el
penumbroso corral, vi varias docenas de esos cachorros con tamao de elefante, la mayora
acurrucados en el lodo, los otros reunidos en torno del comedero.
Me di vuelta los bolsillos para mostrarle a la bestia que no tena nada encima. Siempre
llevaba trozos de caa de azcar, que les encanta.
Brenda no tena bolsillos, pues no usaba pantalones. Su atuendo del da consista en botas
de cuero blando de caa alta, y un pequeo top negro. Esto estaba destinado a mostrarme su
nueva adquisicin: caractersticas sexuales primarias y secundarias. Sin duda esperaba que yo le
sugiriese que les diramos uso uno de esos das. Se haba enamorado de m cuando supo que
Hildy Johnson no era mi nombre original, sino que yo lo haba tomado del famoso reportero
ficticio de una obra llamada Primera plana. Pronto ella fue Brenda Starr.
Debo confesar que ahora luca ms aceptable. La gente asexuada me pona nervioso. No
haba exagerado con el busto. El vello pbico era natural, no como el de esas modas ms atrevidas
y pasajeras.
Pero yo no estaba de nimos para probarlo. Que se buscara un chico de su edad.
Nos reunimos con Callie en el corral, trepamos a la puerta de diez metros y nos quedamos con
ella, mirando a los nerviosos y enormes monstruos.
Brenda dije, te presento a Calamari Cabrini, la duea de esta hacienda. Callie, te
presento a Brenda, mi... asistente...
Las dos mujeres se dieron la mano, y Brenda casi perdi el equilibrio en los resbalosos
barrotes de acero. Los tres estbamos empapados. No slo estaba caluroso y hmedo, sino que
los rociadores del techo mojaban el lugar cada diez minutos porque era bueno para la piel del
ganado. Callie era la nica que pareca cmoda, porque no llevaba ropa. Lament no haber
recordado su ejemplo; hasta Brenda estaba mejor que yo.
La desnudez no era cosa pasajera para Callie. Yo la conoca desde siempre y jams le haba
visto usar ni siquiera un anillo. No era un nudismo filosfico. Callie iba en cueros simplemente
porque le gustaba y detestaba escoger ropa por la maana.
Se la vea bastante bien, pens, teniendo en cuenta que entre mis conocidos, con excepcin
de Walter, era la persona que menos atencin prestaba a las necesidades de su cuerpo. Nunca
haca mantenimiento preventivo, nunca alteraba su apariencia. Cuando algo se rompa, lo haca
reparar o reemplazar. Sus cuentas mdicas deban de ser las ms pequeas de Luna. Juraba que
una vez haba usado un corazn durante ciento veinte aos.
Cuando al fin cedi me haba contado, el mdico dijo que las vlvulas parecan de un
cuarentn.

Si uno se la encontraba en la calle, saba de inmediato que haba nacido en la Tierra. Durante
su infancia, los humanos se separaban en muchas razas basadas en el color de piel, los rasgos
faciales y el tipo de cabello. La eugenesia post-Invasin haba logrado fusionarlas de tal modo
que las distinciones raciales eran muy raras. Callie haba pertenecido a la raza blanca o caucsica,
que domin gran parte de la historia humana desde los das de la colonizacin y la
industrializacin. El trmino caucsico era bastante amplio. La imperiosa nariz de Callie habra
lucido bien en una antigua moneda romana. Un ario de Hitler se habra mofado de ella.
Entonces el concepto racial importante era blanco, que significaba no ser negro ni moreno.
Lo cual era risible, porque Callie tena la piel tostada de pies a cabeza, y luca tan correosa
como sus reptiles. Al tocarla uno se sorprenda de descubrir que era muy suave y mullida.
Era alta no como Brenda, aunque sin duda alta para su edad y cimbreante, con una
ensortijada melena de cabello negro estriado de blanco. Su rasgo ms sorprendente eran los ojos
azules y claros, un regalo de su padre nrdico.
Solt la mano de Brenda y me dio un afectuoso empelln.
Mario, nunca vienes a visitarme me reprendi.
Ahora me llamo Hildy. Hace treinta aos.
Con lo cual me das la razn. Supongo que todava ests trabajando para ese revestimiento
de jaulas.
Me encog de hombros, y not que Brenda no comprenda.
Los padloides se editaban en papel, y luego se venda el papel expliqu. Cuando la
gente terminaba de leerlos, los usaba para revestir el suelo de las jaulas de sus aves. Callie
nunca renuncia a un clich, por anticuado que sea.
Y por qu habra de hacerlo? Los clichs han sufrido una tremenda decadencia despus
de la Invasin. Necesitamos nuevos y mejores clichs, pero nadie los escribe. Mejorando lo
presente, desde luego.
Viniendo de Callie, eso es casi un cumplido le dije a Brenda: Y nadie revestira una
jaula con El Pezn, Callie. Las notas le quitaran el hambre a los pjaros.
No lo creo, Mario. Si tuviramos pjaros electrnicos, tu padloide sera el revestimiento
perfecto.
Tal vez. A m me sirve para envolver mis pescados electrnicos.
Habamos entablado esta conversacin con Bren-da en el medio. Pero ella jams se dejaba
amilanar por su ignorancia.
Para recoger los excrementos? pregunt.
Ambos la miramos inquisitivamente.
En el fondo de la jaula explic.
Creo que ella me gusta dijo Callie.
Claro que s. Es un recipiente vaco, ansioso de ser llenado con tus exageradas ancdotas
de los viejos tiempos.
se es un motivo. T la has usado como revestimiento para tu propia jaula. Necesita mi
ayuda.
No parece importarle.
Pero me importa dijo inesperadamente Brenda.
Callie y yo la miramos de nuevo.
S que no s mucho sobre historia antigua. Se interrumpi al ver la expresin de Callie.
Lo lamento, pero cunto esperis que sepa sobre cosas que ocurrieron hace siglos? Y por qu
habran de importarme?
Est bien dijo Callie. Tal ve/ yo no hubiera usado la palabra antigua, pues cada vez
que la oigo pienso en el Imperio romano, pero entiendo que para ti sean antiguallas. Yo les deca
lo mismo a mis padres cuando hablaban de cosas que haban sucedido antes que yo naciera. La
diferencia es que cuando yo era joven los viejos al fin tenan la gentileza de morirse. Una nueva
generacin se haca cargo. Tu generacin afronta una situacin distinta. Hildy te parece viejo,
pero yo tengo el doble de su edad, y no pienso morirme todava. Tal vez no sea justo para tu
generacin, pero es una realidad.
El evangelio segn Calamari comenc.
Cllate, Mario. Brenda, este mundo nunca ser tuyo. Tu generacin no podr
reemplazarnos. Tampoco es mo, pues estis vosotros. Todos, en ambos extremos
generacionales, tenemos que dirigir este mundo juntos, lo cual significa que debemos hacer el

esfuerzo de comprender nuestras diferentes perspectivas. Es difcil para m, y s que es difcil

para ti. Es como si yo tuviera que vivir con los bisabuelos de mis bisabuelos, que crecieron
durante la revolucin industrial y eran gobernados por reyes. Ni siquiera tenemos una lengua
comn.
Pues yo no me opongo dijo Brenda. Yo hago el esfuerzo. Por qu no lo hace l?
No te preocupes por l. Siempre ha sido as.
A veces me saca de quicio.
Es su modo de ser.
Hola, muchachas. Estoy aqu.
Cllate, Mario. Lo tengo bien calado, y me doy cuenta de que le simpatizas. Pero cuanto
ms le gustas, peor te trata. Es su modo de cobrar distancia ante su afecto, pues no est seguro
de que le correspondan.
Not que los engranajes de la cabeza de Brenda giraban a toda velocidad. Como no era
estpida, slo ignorante, llev esa afirmacin a la conclusin lgica que derivaba de esa premisa,
es decir, que yo estaba loco de amor por ella, ya que la trataba tan mal. Mir ostentosamente las
paredes del corral.
Debe estar colgado en tu oficina dije.
De qu hablas?
De tu diploma de psicloga. Ni siquiera saba que habas vuelto a estudiar.
Me he pasado la vida estudiando, zopenco. Y por cierto no necesito un diploma para
entenderte. Me pas treinta aos aprendiendo a hacerlo. Aadi que yo no poda haber
cambiado tanto por el solo hecho de haber cumplido cien aos. Pero lo dijo en italiano, as que
slo entend las generalidades.
Callie recibe un modesto estipendio anual de la Junta de Preservacin de Antigedades
para mantener su dominio del italiano, algo que hubiera hecho de un modo u otro, pues era su
lengua natal y tena ideas firmes sobre la extincin del conocimiento humano. Haba intentado
ensermelo, pero yo no tena capacidad al margen de algunas palabras culinarias. Y de qu
serva? El Ordenador Central tena almacenados cientos de idiomas que nadie hablaba, desde el
cheyenne hasta el tasmanio, incluidos todos los idiomas que haban sufrido una drstica cada de
popularidad porque no eran corrientes en Luna antes de la Invasin. Yo hablaba ingls y alemn,
como casi todos los dems, mechados con un poco de japons. Haba grupos numerosos de
hablantes de chino, swahili y ruso. Aparte de eso, las lenguas se preservaban gracias a grupos de
estudio integrados por unos cientos de fanticos como Callie.
Dudo que Brenda siquiera estuviera enterada de la existencia del italiano, as que escuch la
perorata de Callie con cierta fatiga. S, el italiano es ideal para las peroratas.
Supongo que ambos os conocis hace tiempo me dijo Brenda.
Aos.
Brenda cabece, un poco molesta. Callie dio un grito, salt al corral y camin hacia sus
ayudantes, que estaban acomodando a las dos bestias en la posicin de apareamiento.
Todava no, papanatas grit. Dadles tiempo.
Reuni a la gente y se puso a ladrar rdenes. Callie nunca haba podido encontrar buenos
ayudantes. Yo haba sido uno de ellos durante muchos aos, as que s de qu hablo. Tard
mucho en comprender que nadie sera suficientemente bueno para ella; era una de esas personas
que no crean que nadie pudiera realizar una labor tan bien como ella misma. Lo ms exasperante
es que a menudo tena razn.
Retroceded, todava no estn preparados. No los apresuris. Ellos sabrn cundo es el
momento. Nuestra tarea es facilitar, no iniciar.
Si poseo alguna habilidad como amante le dije a Brenda, se lo debo a eso.
A ella?
Dadles tiempo. Aqu no cumplimos un horario. Demostrad un poco de delicadeza. Lo
o tantas veces que al final lo asimil.
Me puse nostlgico al ver a Callie trabajando con su ganado. De todos los criadores de
brontosaurios de Luna, era la nica que no usaba inseminacin artificial. Si pensis que ayudar a
una pareja a copular es difcil deca siempre, tratad de obtener una muestra de semen de un
semental de brontosaurio.
Y haba una especie de poesa en bruto en la cpula de los dinosaurios, sobre todo los
brontosaurios.

Los tiranosaurios lo hacan como caba esperar, llenos de ruido y furia. Dos machos se
daban cabezazos compitiendo por la hembra hasta que uno de ellos se alejaba a tumbos. El
vencedor no quedaba mucho mejor, salvo por la oportunidad de coger la diminuta garra de su
bella dama.
Los brontosaurios eran ms delicados. El macho pasaba tres o cuatro das ejecutando su
danza, cuando se acordaba. Estas criaturas tenan un margen de atencin breve, aun cuando
estaban en celo. El macho se ergua sobre las patas traseras y ejecutaba una cmica samba en torno
de la hembra. Ella demostraba un inters mnimo en los dos primeros das. Luego la seduccin
pasaba a la etapa de las dentelladas cariosas, y l le mordisqueaba la cola mientras ella rumiaba
plcidamente. Cuando ella tambin se ergua sobre las patas traseras, era hora de llevarlos al
corral para organizar un cortejo en serio.
Eso suceda ahora. Los dos se enfrentaban, apoyados sobre las patas traseras, moviendo el
pescuezo y las patas delanteras. Tardaran una hora ms en estar listos, un estado que se
revelaba con el surgimiento de uno de los dos hemipenes del macho.
Nadie me explic jams por qu un reptil necesita dos penes. Pensndolo bien, nunca lo
pregunt. La curiosidad tiene sus lmites.
Cunto dur tu relacin con Callie?
Qu dices? Brenda, como de costumbre, me haba arrancado de mi ensoacin.
Ella dijo treinta aos. Es un largo tiempo. Debiste de tomarla muy en serio.
De acuerdo, soy obtuso. Pero al final entenda. Mir esa escena primal: dos monstruos del
Mesozoico, aqu presentes merced a la gentica moderna, y una mujer tostada y delgada, dem.
No es mi amante. Es mi madre. Por qu no bajas a acompaarla? Ella ver que no te
lastimen, y sin duda se alegrar de contarte ms de lo que siempre quisiste saber sobre los
brontosaurios. Yo me tomar un descanso.
Mientras bajbamos del portn, uno de cada lado, not que Brenda pareca ms radiante.
Supongo que el apareamiento no present problemas. Nunca los hay cuando Callie est a
cargo. Me imagino que el apareamiento que me engendr fue igualmente bien planeado y
ejecutado. El sexo nunca tuvo gran importancia para Callie. Tenerme a m fue su aceptacin del
sentido del deber. Pero no tengo hermanos, aunque en esa poca exista una fuerte presin social
para tener familias numerosas. Al parecer le bast con un hijo.
Paradjicamente, s que no pas mucho tiempo en un platillo de Petri, aunque el proceso
habra sido ms fcil para ella si hubiera recurrido a los progresos mdicos que en la actualidad
hacan de la procreacin, la gestacin y el parto un proceso tan emocionante como un nmero
telefnico equivocado. Callie me haba concebido a la vieja usanza: un espermatozoide fortuito
dando en el blanco en la poca apropiada del mes. Me haba llevado en el vientre nueve meses, y
me haba parido con dolor, tal como Dios le prometi a Eva. Y haba odiado cada minuto de
ello. Cmo lo s? Porque no se cansaba de contrmelo. Me lo cont tres veces por da durante
mi infancia.
No le molestaba tanto el dolor. Por tratarse de una mujer capaz de cargar con un rgano
reproductor tan grande como ella misma para insertarlo en una cloaca increblemente ftida
mientras estaba arrodillada en medio de excrementos de dinosaurio, Callie era bastante
quisquillosa. Haba odiado la sanguinolenta rudeza del parto, los olores y sensaciones.
La oficina de Callie estaba fresca. En eso haba pensado cuando fui all, slo en refrescarme.
Pero no daba resultado. Slo consegu que el sudor de mi cuerpo se pusiera pegajoso. Me costaba
respirar, y me temblaban las manos. Me senta al borde de un ataque de angustia, y no saba por
qu. Para colmo me volva a doler el pescuezo.
Y por qu no haba mencionado el propsito de nuestra visita? Porque ella estaba
ocupada, me dije. Pero haba tenido tiempo de sobra cuando estbamos en el portn. En cambio,
la dej parlotear sobre los viejos tiempos. Habra sido una oportunidad perfecta para
convencerla de aceptar un trabajo como terrcola nativa en nuestro pequeo equipo de viajeros
del tiempo. Despus de esa perorata sobre la brecha generacional, habra quedado como una
tonta si no aceptaba. Y yo conoca a Callie. Le gustara el trabajo, aunque jams lo admitiera, y
slo lo aceptara si logrbamos dar la impresin de que la idea era suya, como un favor para
Brenda y para m.
Me levant y fui hasta la ventana. Eso no me ayud, as que fui a la pared opuesta. No hubo
mejoras. Cuando lo repet tres o cuatro veces, me di cuenta de que me paseaba como un animal
enjaulado. Me frot la nuca, fui de nuevo a las ventanas, mir hacia abajo.

Las ventanas de la oficina de Callie dan sobre el interior del cobertizo desde abajo del techo.
Una escalera conduce a una terraza externa, que en realidad est dentro del pequeo
disneylandia que es su hacienda. Miraba los corrales de apareamiento de donde acababa de irme.
All estaba Callie, sealndole algo a Brenda, quien presenciaba el espectculo de la cpula de
dos brontosaurios. Detrs haba una figura que me resultaba conocida. Entorn los ojos, pero no
sirvi de nada, as que cog los binoculares que colgaban de un gancho al lado de la ventana.
Enfoqu la figura alta y pelirroja de Andrew Mac-Donald.

06
EXCLUSIVA!
SE DESCUBRE EL REDUCTO SECRETO DONDE LOS FAMOSOS
CELEBRAN SUS ORGAS!
Recordaba que me haba ido de la hacienda de Callie. Recordaba que haba deambulado un
rato, bajando por escaleras mecnicas hasta que no hubo ms porque haba llegado al nivel
inferior. Eso me result excesivamente metafrico, as que sub por igual cantidad de escaleras
mecnicas hasta llegar al Puerco Ciego. No recuerdo en qu pensaba en todas esas horas, pero
retrospectivamente sospecho que no eran cosas bonitas.
Podra decirse que mi prximo recuerdo es el de despertar, o recobrar el conocimiento, pero
eso no sera demasiado preciso. No comunicara el significado de la experiencia. La sensacin era
la de reconstruirme a partir de fragmentos... no, eso implicara un esfuerzo de mi parte. Los
fragmentos se reconstruyeron solos, y yo alcanc la conciencia por etapas cunticas. No hubo lnea
divisoria, pero al fin supe que estaba en un saln del fondo del Puerco. Esto era un progreso
considerable, y aqu mi voluntad se hizo cargo y mir en torno para evaluar el lugar donde estaba.
Me encontraba de bruces, as que mir hacia abajo. All vi una cara de mujer.
Nunca resolveremos el problema del disparo en la cabeza hasta que aparezca una nueva
tecnologa dijo ella.
No entend a qu se refera. Su cabello se derramaba sobre una almohada. Haba manos
extendidas a ambos lados de su rostro. Haba algo raro en sus ojos. Le toqu uno con la
punta del dedo para averiguar qu era. Pestae, me apart el dedo.
Ese descubrimiento era importante: cuando le toqu el ojo, una de las manos se movi.
Compaginando estos datos, llegu a la conclusin de que las manos que enmarcaban su rostro
eran mas. Mov un dedo para verificar esta hiptesis. Uno de esos dedos oscil. No el que
yo esperaba, pero cunta exactitud poda pretender? Sonre, orgulloso de m mismo.
Se puede revestir el cerebro con metal dijo ella. Poner un saco de sangre en el
lado de la cabeza opuesto a la cmara, disparar una bala por la persistencia de la visin de la
cmara. Bam! La bala atraviesa el revestimiento mecnico. Pum! El saco de sangre estalla, y
con suerte parece que la bala hubiera atravesado la cabeza y desparrama salsa de tomate por
toda la pared, detrs del tipo.
Me senta grande.
Haba tomado pldoras de agrandamiento? No lo recordaba, pero as deba ser.
Normalmente no lo hago, pues no son gran cosa, a menos que te resulte placentero imaginarte
del tamao de una nave interplanetaria de pasajeros. Pero se puede mezclar con otras drogas
para obtener efectos interesantes. Sin duda era lo que haba hecho.
Es ms realista si se insertan cargas diminutas detrs de las cuencas oculares. Cuando la
bala hace impacto, las cargas estallan, y los ojos vuelan hacia la cmara, entiendes? La sangre
enturbia la imagen, lo cual disimula ciertas imperfecciones.
Algo me frotaba los odos. Volv la cabeza con la rapidez de rotacin del gran
telescopio que est en Coprnico, y vi un pie descalzo. Al principio pens que era mo, pero
unos mensajes de paloma mensajera me aclararon que mis pies estaban a tres kilmetros, al
final de mis piernas, que estaban extendidas. Volv la cabeza hacia el otro lado, vi otro pie. Es
de ella deduje. El primero tambin deba de ser de ella.
Pero ese maldito revestimiento de acero... Diantre! Provoca tremendos dolores de cabeza,
perdonando la expresin. Para colmo, nueve de cada diez directores insisten en que el disparo se
filme en cmara lenta. Le das al to una frente falsa llena de Max Factor # 3 para garantizar una
herida jugosa, pintas el revestimiento de negro para que parezca un agujero en la cabeza cuando
se rasgue la piel, y qu sucede? La maldita bala desgarra todo, y el truco es tan evidente como si

hubiera salido en las noticias. Un trozo de metal brillante en el fondo del agujero. El director
despotrica, pide otra toma.
Estaba a bordo de una nave? Eso habra explicado el movimiento de vaivn, pero record que
estaba en el Puerco Ciego, y a menos que hubieran separado la barra de su catacumba de acero
para embarcarla, pareca improbable que estuviramos en el mar. An necesitaba ms datos.
Con nimo aventurero, mir entre mi cuerpo y el de la mujer.
Por un instante la vista no tuvo sentido. Vea mis piernas y mis pies como a travs de un
telescopio invertido. Luego no las vi ms. Luego las vi, dnde estaban las piernas de ella? No
poda verlas. Ah, s, como sus pies me hacan cosquillas en las orejas, sus piernas deban ser esas
cosas que tena contra el pecho. Conque ella estaba en el suelo, de espaldas. Y eso me explicaba
la otra actividad que yo vea. Detuve mi vaivn.
No quiero hacer esto le dije.
Ella sigui hablando de las dificultades de un disparo en la cabeza. Comprend que estaba
tan distanciada de nuestra cpula como yo. Me levant y mir en torno. Ella no se perda una
slaba. Haba un par de pantalones en el suelo; eran demasiado pequeos para m, pero tal vez
fueran mos. Los sostuve, met cada pierna con mastodntica deliberacin. Presto! Los
pantalones calzaban bien. Atraves un cortinado y sal a la sala principal del Puerco.
Estaba a veinte pasos de la barra. A esa distancia me encog de manera alarmante. No era
una sensacin desagradable, aunque en un punto tuve que aferrar el respaldo de un taburete
para conservar el equilibrio. Complacido conmigo mismo, trep cuidadosamente a un taburete
de cuero.
Cantinero llam. Otra de lo mismo.
El to que atenda la barra era conocido como Garganta Profunda, por una famosa fuente
clandestina de noticias. Tal vez tuviera otro nombre, pero nadie lo conoca, y todos lo
considerbamos adecuado. Cabece, se dispuso a servirme, pero alguien que estaba sentado en
el taburete contiguo le cogi el brazo.
No le sirvas nada fuerte esta vez, oyes? dijo, y vi que era Cricket.
Ella sonri, yo sonre. Me encog de hombros, tranquilic a Garganta Profunda con un
cabeceo. El grado de sobriedad de sus parroquianos no le concierne. Si uno puede sentarse a la
barra y pagar, l sirve.
Cmo te va, Hildy? pregunt Cricket.
Nunca estuve mejor dije, viendo cmo preparaban fni trago. Cricket hizo una pausa.
Supe que me hara ms preguntas. Para qu estn los amigos?
El trago lleg, en uno de los holovasos del Puerco. Tal vez sea el nico bar de Luna que
todava los usa. Datan de mediados del siglo veintiuno, y son bastante encantadores. Una
micropastilla en el grueso fondo de vidrio proyecta una imagen hologrfica encima de la
superficie de la bebida. Los he visto con delfines, sur-fistas, un equipo completo de water polo,
con su muchedumbre de aficionados entusiastas, y el capitn Ahab arponeando la Gran Ballena
Blanca. Pero el vaso ms popular del Puerco es la explosin nuclear del Atoln de Bikini, que
concuerda con el modo en que Garganta Profunda mezcla los tragos. Lo mir un rato.
Comienza con una luz muy brillante que se transforma en un hongo exquisitamente
anaranjado y negro que se expande varios centmetros y se disipa. Luego estalla de nuevo. El
ciclo dura aproximadamente un minuto.
Observaba los diminutos acorazados que navegaban en el atoln cuando comprend que
haba visto el espectculo varias veces, y que tena la barbilla apoyada en la barra. Para verlos
mejor, supongo. Me ergu, un poco avergonzado. Mir a Cricket, pero ella se concentraba en
crear crculos de humedad con el fondo del vaso. Me enjugu la frente, gir en el taburete para
mirar el resto de la sala.
La pintoresca muchedumbre de siempre dijo Cricket.
La ms pintoresca. Ms an, la palabra pintoresca pudo haberse acuado simplemente
para describir esta escena.
Tal vez deberamos eliminar la palabra. Darle un sitio de honor en el panten etimolgico,
como las camisetas de los campeones olmpicos.
Ponerla junto a maternidad, amor, felicidad... palabras as.
Bien dicho. Te invito a otro trago. Te lo has ganado.
No haba terminado el primero, pero quin estaba contando?
Siempre ha habido reglas tcitas en periodismo, aun en el nivel en que yo lo practico. A
menudo slo el temor a una querella por libelo nos impide publicar una nota maliciosa. En
Luna las leyes sobre el particular son bastante estrictas. Si difamas a alguien, conviene tener

fuentes dispuestas a atestiguar ante el OC. Pero con frecuencia uno se abstiene de publicar algo
que todos saben por un motivo ms sutil. Hay una relacin simbitica entre nosotros y la gente
que cubrimos. Algunos la llamaran parasitaria, pero no comprenden el hambre de publicidad de
los polticos y de las estrellas. Si nos atenemos a las reglas sobre declaraciones extraoficiales, las
cosas que se comentan muy confidencialmente y dems, todos se benefician. Yo obtengo
fuentes que saben que no sern traicionadas, y el protagonista de la nota obtiene la publicidad que
busca.
No busquis el bar Puerco Ciego en vuestra memoria telefnica, ni esperis encontrarlo al
recorrer los pasajes de la galera del vecindario. Si alguien descubre su paradero, ser porque
cuenta con la recomendacin de un parroquiano. Slo dir que se encuentra a poca distancia de
tres grandes estudios de produccin cinematogrfica, y se entra por una puerta que tiene un
letrero totalmente desorientador.
El Puerco Ciego es el lugar donde los periodistas y la gente de cine pueden reunirse sin
inhibiciones. Todos pueden hablar sin temor a leer sus palabras en los padloides de la maana; al
menos rio se publican con nombre y apellido. Es el paraso del chisme, la calumnia, el rumor y la
difamacin, y las mayores estrellas se codean con los tramoyistas ms humildes y los periodistas
ms corruptos sabiendo que pueden soltar la lengua. Una vez vi a un tramoyista asestar un golpe
en la nariz a un astro de diez millones en el Puerco. Los dos pelearon hasta quedar exhaustos,
regresaron al plato y se portaron como si nada. Si el tramoyista hubiera asestado ese mismo
golpe en el estudio, habra sido despedido en microsegundos. Pero si el astro se hubiera valido de
su influencia para desquitarse por algo que sucedi en el Puerco, y Garganta Profunda se hubiera
enterado, el astro habra sido desterrado de la barra. No abundan los sitios donde la gente
puede reunirse sin miedo a que la fastidien. Garganta Profunda rara vez tiene que recurrir al
ostracismo.
Una vez un reportero cometi la infidencia de publicar una historia que un productor le
haba contado en el Puerco. Nunca regres, y ya no es reportero. Es difcil cubrir la seccin de
espectculos sin tener acceso al Puerco.
Los lugares como el Puerco han existido desde que Edison invent Hollywood. El ambiente
vara segn lo que se est filmando. En ese momento haba tres gneros populares, dos en
ascenso y uno en vas de extincin, y los tres estaban representados en el saln. Haba guerreros
del Japn de los samurais, haciendo una pausa en el rodaje de El shogn ataca. Los actores
vestidos con anticuados trajes espaciales trabajaban en una produccin de North Lunar
Filmwerks titulada El retorno de los alfanas, que estaba retrasada y excedida de presupuesto y
afrontaba una recepcin dudosa. Y esos sujetos con pauelos en el cuello, sombreros de vaquero
y pantalones mugrientos eran los extras de El pistolero V. Los westerns se encontraban en su
cuarto perodo de popularidad cinematogrfica, dos de los cuales haban ocurrido en vida de un
servidor. Algunos exteriores de El pistolero y se haban rodado a poca distancia de mi cabana de
Tejas Oeste.
Adems, se vea la habitual mezcla de trajes de otras pocas, y gran cantidad de gnomos,
hadas y duendes alterados quirrgicamente, que trabajaban en pelculas de fantasa de bajo
presupuesto o en cortos infantiles. Haba un grupo de cinco centauros de una longeva serie de
ciencia ficcin que se tena que haber interrumpido una docena de nmeros romanos atrs.
Por qu no desplazas el cerebro? dijo Cricket. Lo pones en otra parte, como el
estmago.
Claro. Por qu no? Se ha hecho, desde luego, pero no vale la pena. El tejido nervioso es
dificilsimo de manipular. Y el cerebro? Olvdalo. Por lo pronto, hay doce pares de nervios
cranianos que debes extender por el cuello hasta el abdomen. Luego tienes que reentrenar al
doble, habitualmente un par de das, para que no se note la demora temporal. Crees que no
tiene importancia? El pblico de hoy lo ha visto todo, es sofisticado. Quiere realismo. Es fcil
preparar un cerebro falso y meterlo en el cerebro del actor en lugar del que hemos desplazado,
pero el pblico nota que el cerebro no est donde debiera.
Mir al costado y vi a mi nueva amiga sentada del otro lado de Cricket, todava perorando
sobre los disparos a la cabeza.
Por qu no usar maniques? pregunt Cricket, revelando que no haba pasado mucho
tiempo en la seccin espectculos. No seran ms baratos que los actores?
Claro. Mucho ms baratos. Tal vez nunca hayas odo hablar de la Ley de Seguridad
Laboral, ni de los sindicatos.
Ah.
En efecto. No podemos reemplazar a un doble por una mquina hasta que se haya
muerto. Y se mueren, claro que s. Es una profesin arriesgada, aunque te protejan los sesos con
revestimiento de acero. Pero no perdemos ms de dos o tres por ao. Y son miles. Adems,

cuanto ms trabajan ms se especializan en sobrevivir, as que hay una ley de rendimientos

decrecientes. No puedo ganar.
Gir, apoy los codos en la barra, mir las mesas con sonrisa socarrona.
Mralos. Siempre identificas a los dobles. Busca a los que tienen cara de estar en Babia.
Reciben una esquirla en la cabeza, extirpamos un poco de tejido cerebral y lo reemplazamos por
corteza virgen, y se olvidan un poco. Las cosas se les ponen borrosas. Van a casa y no recuerdan
el nombre de sus hijos. Al da siguiente vuelven al trabajo y me causan ms dolores de cabeza. A
algunos les queda muy poco del cerebro original, y tendran que mirar su archivo personal
para decirte a qu escuela fueron.
Y ni hablar de los centauros. Yo podra construir un centauro robot en dos das, y no
podras distinguirlo de uno real. Pero ni se lo digas al Gremio de los Exticos. No, debo
contratarlos por cinco aos, convertirlos quirrgicamente con gran coste para el presupuesto
de efectos especiales, luego someterlos a tres meses de rehabilitacin kinesiolgica hasta que
pueden caminar sin caerse de bruces. Y qu consigo? Un zopenco que no recuerda sus lneas
ni la posicin de la cmara, que no puede murmurar dos palabras sin hacer cinco ensayos. Y
al cabo de cinco aos, tengo que pagar para reconvertirlos. Cogi su trago, que era alto y
tena pequeos renacuajos nadando dentro. Bebi un buen sorbo, se relami los labios.
Te aseguro que es un milagro que logremos filmar siquiera.
Me alegra ver a una mujer que est feliz con su trabajo dije.
Ella me mir.
Hildy dijo Cricket, conoces a la princesa Saxo-Coburgo? Es jefa de efectos
especiales de los estudios NLM.
Nos han presentado.
La princesa frunci el entrecejo, me reconoci. Se baj del taburete y se me acerc
tambaleando. Junt su nariz con la ma.
Claro. Me dejaste menendome sola hace unos minutos. No es corts tratar as a una
dama.
A esa distancia not que tena algo raro en los ojos. Usaba un par de antiguos lentes de
contacto de proyeccin, pequeas, redondas y chatas pantallas de TV que flotaban sobre la
crnea. Pude distinguir el anillo de clulas solares de alimentacin, y la micropastilla que
almacenaba la memoria.
Las haban introducido poco antes de la Invasin con diversas marcas, pero la que cobr
popularidad fue Ojos de Alcoba. A fin de cuentas, aunque podan reflejar diversos estados de
nimo, si uno estaba tan cerca como para ver las pequeas imgenes estaba buscando excitacin
sexual. Los modelos ms pudorosos mostraban una cama deshecha, una escena romntica de
una pelcula vieja o incluso, Dios nos libre, olas estrellndose contra la playa. Otras no tenan
pretensiones, e iban directo a la ereccin o los muslos abiertos. Claro que tambin podan mostrar
otros estados de nimo, pero en general la gente no estaba tan cerca como para distinguirlos.
Nunca haba visto lentes de proyeccin usados por alguien que estuviera tan achispada como
la princesa. Proyectaban una interesante ilusin: era como mirar una cabeza hueca a travs de
dos agujeros. En el fondo se vean los restos de un cerebro pulverizado. La luz entraba por
rajaduras del crneo. Y colgando de sinap-sis sueltas, como lianas en la jungla, haba un zoolgico
de personajes de caricatura, desde el ratn Mickey hasta Baba Yaga.
La imagen me perturb, y me pregunt por qu alguien querra hacerle eso a su cerebro.
Despus de preguntarme por qu lo hara ella, pas a preguntarme por qu lo hara yo, y eso me
condujo deprisa a un sitio adonde no quera ir. As que desvi los ojos y vi a An-drew
MacDonald sentado en el otro extremo de la barra, como un albatros hiberniano coronado por
una zanahoria.
Sabas que es la princesa de Gales? dijo Cricket. La primera en la lnea de sucesin
para el trono de Inglaterra.
Y Escocia, y Gales recit la princesa. Demonios, e Irlanda, y Canad y la India. Bien
podra reclamar el imperio entero, ya que estamos. Si mi madre se muere alguna vez, todo ser
mo. Desde luego, est el pequeo incordio de los Invasores.
Que viva Albin dijo Cricket, y ambas brindaron.
Una vez me presentaron al rey dije. Vaci mi vaso y lo apoy con fuerza en la barra.
Garganta Profunda lo hizo desaparecer y se puso a preparar otro.
De veras?
Fue amigo de mi madre. Hasta es posible que haya sido mi padre. Callie nunca me lo dijo,
y nunca lo har, pero eran compinches en la poca adecuada. Si aplicas las modernas leyes de

bastarda, tal vez tenga ms derecho al trono que t. Mir de nuevo a Mac-Donald.
Albatros? Qu va, ms bien se pareca a un pjaro de mal agero, un petrel o un cuervo. Era
Casandra. Era una depresin tropical, el mal aliento, un gato negro en mi camino. Estaba por
doquier, un perro husmendome la pierna. Era un rasgn en la media de mi vida. Era una mirada
de serpiente.
Lo odi. Sent ganas de partirle la nariz.
Ojo con lo que dices advirti la princesa. Recuerda lo que le sucedi a Mara, reina
de Escocia.
Le di un golpe en la nariz.
Retrocedi unos pasos, se sent en el suelo. Se hizo un silencio, y Cricket me susurr al odo:
Yo creo que bromeaba.
Por unos instantes rein silencio en todo el saln. Todos nos miraban con ansiedad, pues en
el Puerco Ciego aprecian una buena trifulca. Yo me mir el puo, y la princesa se toc la nariz
ensangrentada y luego la palma. Ambos erguimos la cabeza al mismo tiempo y nuestras miradas
se encontraron. Ella se levant, se abalanz sobre m y se dedic a romper todos los huesos que
encontraba.
Mi golpe no haba tenido nada que ver con lo que ella hubiera dicho o hecho; en ese
momento de mi vida habra golpeado a cualquiera que estuviera a mano. Pero ms me habra
valido pegarle a Cricket. La princesa de Gales no era el contrincante ms adecuado. Era ms alta y
corpulenta que yo. Nuestros brazos tenan unos diez centmetros de diferencia, siendo los mos
los ms cortos. Adems ella haba pasado los ltimos cuarenta aos preparando peleas
cinematogrficas y se conoca todos los trucos del oficio, por no mencionar unos cuantos ms.
Me gustara decir que asest un par de buenos puetazos. Cricket dice que as fue, pero tal
vez slo para levantarme el nimo. Lo cierto es que no recuerdo mucho entre lo que va del
momento en que sus temibles dientes blancos me cubrieron la visual hasta el momento en que mi
cara abri un tajo de un metro en la moqueta.
Para llegar a la moqueta, primero tuve que atravesar una mesa abarrotada de bebidas.
Tambin us la cara para eso. Antes de tocar la mesa estaba volando (y creo que no lo haca
mal), divirtindome por primera vez en muchos minutos, pero nunca entend muy bien cmo
haba echado a volar. Lo ms probable es que la princesa me haya arrojado, aferrando alguna
parte de mi anatoma para soltarla despus. Cricket dice que fue el tobillo, lo cual explicara por
qu el saln giraba vertiginosamente un poco antes de mi vuelo. Recuerdo vagamente que antes
de eso un espejo se haca trizas, la gente se desperdigaba, la sangre chorreaba. Luego me estrell
contra la mesa.
Rod y escup fibras de moqueta. Estaba rodeado por nerviosos caballos. Eran los
centauros, cuya mesa yo acababa de estropear. Decid convidarlos con unos tragos, pero antes
que lograra hacerlo la princesa atac de nuevo, alzndome del hombro y aprestando un puo
ensangrentado.
Alguien le cogi el brazo desde atrs, deteniendo el puetazo. La princesa se volvi para
enfrentar al retador. Yo apoy la cabeza en las ruinas de una silla mientras ella trataba de pegarle
a Andrew MacDonald.
No tena caso pero tard en comprenderlo, pues en su entusiasmo no pensaba con
claridad. Sigui repartiendo puetazos, errando o dando golpes inocuos en los codos o los
hombros. Trat de patearlo, pero nunca acertaba.
l no intent pegarle. No fue necesario. Al cabo de un rato ella jadeaba. l ni siquiera
transpiraba. Se enderez y alz las manos, mostrando las palmas.
Debo de haberme dormido un instante. Al fin repar en las caras borrosas de la princesa,
Cricket y Mac-Donald, que colgaban sobre m con el letrero de una casa de empeos.
Puede mover las piernas? pregunt MacDo-nald.
Claro que puedo mover las piernas. Qu pregunta ms tonta. Haca cien aos que mova
las piernas.
Pues muvalas.
Lo hice, y MacDonald frunci el entrecejo.
Tal vez tenga la espalda rota dijo Gales.
Debi ocurrir cuando aterriz en la baranda.
Siente algo?
Lamentablemente s.

En ese momento el efecto de las drogas se disipaba, y de la cintura para arriba me dola todo.
Garganta Profunda se acerc y me alz la cabeza. Tena un analgsico en la mano, un pequeo
cubo de plstico con un cable que enchuf en la toma de la base del crneo. Encendi el
interruptor, y me sent mucho mejor. Mir hacia abajo y vi cmo me extraan la astillada pata
de silla que me haba perforado la cadera.
Como no era un espectculo muy tranquilizador, mir hacia el saln. Los robots de limpieza
recogan vidrios rotos y reemplazaban las mesas destrozadas. Garganta Profunda tiene experiencia
en grescas, y siempre tiene muebles de repuesto. Pronto no quedaran rastros de los estragos que
yo haba causado. Mejor dicho, que mi cuerpo haba causado al volar.
Sent que me levantaban. MacDonald y Gales haban hecho una hamaca con los
brazos. Era como andar en litera.
Adonde vamos ?
No corre peligro inmediato contest MacDo-nald. Tiene la espalda rota, y eso se
podr arreglar pronto, as que lo llevaremos a los estudios NLF. All tienen un buen taller de
reparaciones.
La princesa logr que el guardia nos dejara entrar. Atravesamos varias puertas de platos de
sonido, y me llevaron a la enfermera.
Que estaba abarrotada como una tienda en Nochebuena. Pareca que NLF preparaba una
gran escena para una pelcula de guerra, y la mayora de las camas disponibles estaban ocupadas
por extras mutilados que aguardaban pacientemente el turno, contando el salario triple que
cobraban por sus lesiones.
La sala estaba diseada como un hospital de campaa para la filmacin, y al parecer oficiaba
de enfermera cuando no trataba a los heridos cinematogrficos. La identifiqu como del siglo
veinte poca fecunda en guerras, tal vez la Segunda Guerra Mundial o el conflicto de
Vietnam, aunque bien poda ser la Guerra de los Bers. Estbamos bajo un techo de lona y el
lugar estaba atiborrado de frascos colgantes con intravenosas.
MacDonald convers con uno de los tcnicos y se me acerc.
Dice que tardar media hora. Si quiere puedo llevarlo a su propio mdico; tal vez sea ms
rpido.
No se moleste. No tengo prisa. Cuando terminen de remendarme, tal vez cometa otra
tontera.
MacDonald no respondi. Algo me molestaba en su semblante, como si MacDonald ya no
fuera suficiente molestia.
Mire dije, no me pida que le explique por qu lo hice. Ni siquiera yo lo s.
MacDonald sigui callado.
-Hable de una vez, o llvese esa cara larga y apr-quela en otro lado.
MacDonald se encogi de hombros.
No me gusta que un hombre ataque a una mujer, eso es todo.
Qu? Estaba seguro de haberle entendido mal, porque lo que deca no tena sentido.
Pero cuando repiti su pasmosa declaracin, tuve que aceptar que le haba odo bien.
A qu viene eso? pregunt.
A nada, por cierto. Pero cuando yo era joven, era algo que no se haca. S que ya no tiene
sentido, pero todava me molesta.
Procurar transmitirle su opinin a la Zorra Infame. Siempre que hayan logrado
ensamblarla despus de su ltima pelea.
MacDonald pareca avergonzado.
Le dir que fue un problema para m al principio de mi carrera. No quera pelear contra
oponentes femeninos. Me estaba haciendo una mala reputacin y perda importantes torneos.
Cuando algunos competidores decidieron cambiar de sexo tan slo para vrselas conmigo,
comprend que me estaba poniendo en ridculo. Pero an hoy tengo que sugestionarme para
subir al cuadriltero con alguien que es mujer en ese momento.
Por eso no golpe a...? La princesa tiene nombre?
No s. Pero usted se equivoca. Yo quera detenerla, no lastimarla. Francamente, usted se
lo busc.
Mir hacia otro lado, sintindome mal. MacDonald tena razn.
Pero ella est arrepentida. Dice que una vez que empez no poda parar.
Le enviar la cuenta. Eso la reanimar.

Apareci Cricket. Tena un cigarrillo encendido y me lo puso en la boca, sonriendo.

Me lo dieron en el departamento de utilera dijo. Siempre le daban uno a los
soldados heridos, no s porqu.
Le di una chupada. Gracias a Dios no era tabaco.
Algrate dijo Cricket. Le estropeaste bastante los puos.
Soy hbil para eso. Los hice trizas con mi barbilla.
De pronto sent una alarmante necesidad de llorar. Me contuve y les ped que me dejaran un
rato a solas. As lo hicieron, y me qued fumando, estudiando el techo de lona. No vi ninguna
respuesta escrita all.
Por qu el sabor de la vida se haba vuelto tan amargo en las ltimas semanas?
Estuve como a la deriva. Cuando recobr el conocimiento, Brenda estaba encorvada sobre
m. Dada su altura, tena mucho que encorvar.
Cmo me encontraste? le pregunt.
Soy reportera, recuerdas? Mi oficio es encontrar cosas.
Pens en varias respuestas incisivas, pero algo en su mirada me inst a callarme. Amor
juvenil. Record vagamente cunto dola cuando no era correspondido.
Y para ser justo, ella estaba mejorando. Tal vez un da llegara a ser reportera.
No tenas que molestarte. No estoy malherido. Las lesiones en la cabeza fueron mnimas.
No me sorprende. No es fcil lastimarte la cabeza.
El cerebro no sufri el menor... Me interrump, comprendiendo que me tomaba el pelo.
No era una broma de primera, y tal vez Brenda nunca dominara ese arte, pero era un comienzo.
Sonre.
Iba a pasar por Tejas para traer a ese mdico... cmo le llamabas?
Matasanos.
Su sonrisa se puso vidriosa. Not que memorizaba el trmino para investigarlo despus.
Yo sonrea, pero lo cierto es que, incluso con las prcticas mdicas actuales, estar paralizado
de la cintura para abajo es aterrador. Tenemos una actitud hacia el cuerpo totalmente distinta
de la mayora de los humanos de la historia; no tememos las heridas, podemos desconectar el
dolor y tratamos nuestra carne y nuestros huesos como objetos reparables, pero cuando las
cosas andan muy mal el nivel ms primitivo del cerebro se yergue sobre las patas traseras y le
alla a la Tierra. Tuve un galopante ataque de angustia, temiendo que el analgsico enchufado a
mi mdula no calmara el dolor. No s si Brenda lo notaba, pero su presencia era extraamente
confortante. Le cog la mano y le dije:
Gracias por venir. Ella me estruj la mano y mir hacia otro lado.
Al cabo de un rato dejaron de desfilar los heridos planificados y un equipo de mdicos se
reuni a mi alrededor. Me enchufaron a varias mquinas, estudiaron los resultados, juntaron las
cabezas y murmuraron, como si su opinin importara de veras, como si el ordenador mdico no
controlara totalmente mi diagnstico y tratamiento.
Llegaron a una decisin, que fue ponerme de bruces. Supuse que consideraban ms fcil
llegar a mi columna rota de esa manera. Que nadie diga que los mdicos son monos
sanguinarios que cobran ms de lo que merecen.
Comenzaron a trinchar. No lo senta, pero oa ruidos francamente desagradables. Todos
conocen esos efectos especiales sonoros con ruido a chapoteo en estircol que usan en las
pelculas cuando destripan a alguien. Pues los podran haber grabado con mi espalda rota. En un
momento algo cay al suelo. Mir por encima del borde de la cama: pareca un hueso para sopa.
Costaba creer que hubiera sido mo.
Deliberaron nuevamente, cortaron un poco ms, trajeron ms mquinas. Hicieron sacrificios
a los dioses, estudiaron las entraas de una cabra, se rasgaron las vestiduras, unieron las manos y
bailaron en un crculo curativo en torno de mi cadver. A decir verdad, ojal hubieran hecho esas
cosas. Habra sido ms interesante, pues slo se quedaron de pie mientras las mquinas me
remendaban.
Lo nico que yo poda mirar era una antigua mquina que estaba apoyada contra la pared.
Tena una pantalla de vidrio y algunas perillas. Lneas azules se arrastraban por la pantalla,
elevndose a picos alentadores de cuando en cuando.

Puedo traerle algo? pregunt la mquina. Flores? Dulces? Juguetes?

Una cabeza nueva podra servir. Era el OC, por cierto. Poda llegar muy lejos con su
voz, pues hablaba directamente al centro auditivo de mi cerebro. Cunto me costar esto?
Todava no hay una estimacin de costes definitiva. Pero Gales ya ha requerido que le
enven la cuenta.
Tal vez quise decir...
Qu gravedad tienen tus lesiones? Cmo decirlo. Hay tres huesos en el odo medio,
llamados martillo, yunque y estribo. Te alegrar saber que ninguno de esos huesos est roto.
Conque an podr tocar el piano...
Tan mal como siempre. Adems, varios rganos menores salieron indemnes. Se puede
rescatar casi medio metro cuadrado de epidermis.
Cuntame. Si hubiera venido a este lugar... es decir, un hospital como pretende ser ste...
S a qu te refieres.
Con tcnicas quirrgicas primitivas... habra sobrevivido?
Es improbable. Tu corazn est intacto, tu cerebro no tiene lesiones graves, pero por lo
dems es como si hubieras pisado una mina. No caminaras de nuevo, y sufriras mucho dolor.
Desearas no haber sobrevivido.
Cmo lo sabes?
El OC no respondi, y qued librado a mis pensamientos. Habitualmente eso no es muy
bueno, por lo que al OC concierne. Todos tratamos con el OC mil veces por da, pero casi
siempre con uno de sus subprogramas, en un nivel totalmente impersonal. Pero aparte de las
transacciones rutinarias de la vida, tambin genera una personalidad definida para cada ciudadano
de Luna, y siempre est dispuesto a ofrecer consejos, asesoramiento o un hombro donde llorar.
Cuando era joven yo hablaba mucho con el OC. Es el amigo imaginario ideal de todo nio. Pero a
medida que crecemos y entablamos relaciones ms reales, ms conflictivas, ms tercas y
frustrantes, disminuyen los contactos con el OC. Con la adolescencia y el descubrimiento de
que, a pesar de sus defectos, las dems personas tienen mucho ms que ofrecer que el OC,
cortamos an ms nuestros lazos, hasta que el OC es slo un servidor inteligente y discreto que
existe para guiarnos en las dificultades prcticas de la vida.
Pero el OC haba invadido dos veces mi intimidad. Un poco extraado me pregunt qu se
propona.
Parece que he sido bastante tonto aventur.
Quieres que llame a Walter para decirle que anule la primera plana?
De acuerdo, no es una primicia. Tengo problemas.
Pens que te gustara hablar de ello.
Tal vez deberamos hablar de lo que dijiste antes.
Respecto de tus sufrimientos hipotticos si hubieras sufrido estas lesiones, por ejemplo, en
1950?
Respecto a tu afirmacin de que preferira estar muerto.
Una mera hiptesis. Observo que hoy nadie est equipado para tolerar el dolor, pues lo han
experimentado muy poco. Noto que aun la gente de Vieja Tierra, que no lo desconoca, a
menudo prefera la muerte al dolor. Llego a la conclusin de que hoy nadie se aferrara a la vida
al extremo de soportar un dolor continuo e implacable.
Conque era slo una observacin general.
Desde luego.
No me lo cre, pero no tena caso negarlo. El OC llegara adonde quera llegar a su manera y
a su debido tiempo. Mir las lneas de la mquina y esper.
Veo que no ests tomando notas sobre esta experiencia. A decir verdad, ltimamente has
tomado muy pocas notas sobre nada.
Me ests observando?
Cuando no tengo mejor ocupacin.
Como sabrs, no estoy tomando notas porque se ha roto mi escribidor manual. No lo
hice reparar porque el nico tipo que an los repara est tan abrumado de trabajo que no podr
hacerlo hasta agosto. A menos que deje el oficio para dedicarse a la reparacin de calesines.
Pero ya existe una mujer que lo hace. En Pennsylvania.
Ah, s? Me alegra que una aptitud tan vital no desaparezca del todo.

Tratamos de fomentar todas las aptitudes, por imprcticas o inservibles que sean.
Sin duda nuestros nietos nos lo agradecern.
Qu utilizas para escribir tus notas?
Dos mtodos. Buscas un ladrillo de arcilla blanda, y usas un palo puntiagudo para
imprimir pequeos tringulos en diversas combinaciones. Luego lo pones a hornear, y a las
cuatro o cinco horas ya lo tienes. El impreso original. He tratado de pensar un nombre para el
proceso.
Qu te parece cuneiforme?
Ah, con que ya lo han inventado. Vaya. Cuando me canse de eso, buscar martillo y
cincel y tallar mi prosa inmortal en las rocas. Me evitar llevar esos ridculos papeles a la
oficina de Walter. Bastar con arrojarlos por la ventana de la sala de redaccin.
Supongo que no te interesar volver a Interfaz Directa.
A qu iba todo eso?
Lo intent y no me gust.
Eso fue hace ms de treinta aos seal el OC. Hubo algunos progresos desde
entonces.
Mira rezongu con impaciencia. Tienes algo en mente. Preferira que fueras el grano
en vez de andar con tantos rodeos.
El OC call un instante. El instante se alarg, amenazando con transformarse en un lapso.
Quieres que use la ID por alguna razn suger.
Creo que sera til.
Para ti o para m?
Para ambos, posiblemente. Puede haber cierto valor teraputico en lo que deseo
mostrarte.
Crees que lo necesito?
Juzga por ti mismo. Has sido feliz ltimamente ?
No mucho.
Entonces podras probar. No pierdes nada, y puede ayudarte.
Y a fin de cuentas no tena nada urgente que hacer.
De acuerdo. Me prestar a la Interfaz, pero creo que primero deberas invitarme a
cenar y comprarme flores.
Ser gentil prometi el OC.
Qu debo hacer? Debes enchufarme en alguna parte?
Hace aos que no es preciso. Puedo utilizar mis conexiones directas con tu
cerebro. Slo debes relajarte un poco. Mira la pantalla del osciloscopio, eso puede ayudar.
As lo hice, observando el ascenso y descenso de las lneas azules. La pantalla pareci
expandirse, como si me absorbiera. Pronto pude ver una sola lnea, que se volvi ms lenta, se
detuvo, se redujo a un punto brillante. El punto cobr ms brillo, aument de tamao. Sent su
calor en la cara. Era

LA CURA
PARA
EL CNCER

un fulgor en un cielo azul y tropical. Por un instante el mundo gir vertiginosamente alrededor de m
mi cuerpo permaneca inmvil hasta que dej de yacer de bruces para yacer de espaldas, y no en las
blancas sbanas del taller de reparaciones del estudio cinematogrfico sino en una fresca y hmeda playa
de arena, oyendo el graznido de las gaviotas y el mugido del oleaje en vez del murmullo de los mdicos.
Una ola gast sus ltimas energas lamindome los pies, acaricindome las caderas, desplazando la arena
debajo de m. Ergu la cabeza y vi un inmenso ocano azul con rompientes blancos. Me puse de pie, mir
en torno, vi una playa de arenas blancas. Ms all haba palmeras, una jungla que trepaba hacia un rocoso
pico volcnico que escupa vapor. El verismo de ese lugar era asombroso. Me arrodill y cog un puado
de arena. No haba dos granos iguales. Por mucho que me acercara los granos de arena a los ojos, la
ilusin no desapareca y los infinitos detalles parecan extenderse a esferas cada vez ms profundas. Una
especie de magia fractal, supuse. Camin un rato por la playa, volvindome para observar el agua
burbujeante y arremolinada que borraba mis huellas. Aspir el aire salobre. Me gustaba ese lugar. Me
pregunt por qu el OC me habra llevado all. Decid que me lo dira en el momento oportuno, as que
camin playa arriba y me sent bajo una palmera para esperar a que el OC se presentara. Aguard varias
horas, observando el oleaje, y tuve que moverme dos veces mientras el sol se desplazaba por el cielo.
Not que la piel se me haba enrojecido durante mi breve permanencia al sol. Creo que me adormil en
ocasiones, pero es difcil saberlo cuando uno est solo. En cualquier caso, el OC no se present. Al fin
tuve sed. Camin varios kilmetros playa abajo antes de descubrir la desembocadura de un pequeo
arroyo de agua dulce. Not que la playa se curvaba siempre a la derecha; tal vez fuera una isla. Al fin
oscureci, muy deprisa, y deduje que este simulacro, que slo exista como un conjunto de ecuaciones en
los bancos de datos del OC, se propona imitar un paraje tropical de la Tierra, cerca del ecuador. La
informacin no me serva de mucho. No refrescaba, pero pronto descubr que dormir sin ropa ni sbanas
provoca raspaduras, escalofros y entumecimiento. Despert una y otra vez notando que los astros
apenas se haban desplazado. Grit al OC que se manifestara, y slo me respondi el oleaje. Luego
despert con el sol muy alto sobre el horizonte. Mi costado izquierdo presentaba indicios de una dolorosa
quemadura solar. Mi costado derecho estaba helado. Tena el pelo lleno de arena. Pequeos cangrejos
echaron a correr cuando me sent, y descubr pasmado que haba pensado en capturar uno para devorarlo.
Estaba famlico. Pero haba algo interesante junto al agua. Por la noche, un gran cofre con listones de
acero haba llegado a la costa, junto con maderos astillados y jirones de lona. Deduje que se trataba de un
naufragio. Tal vez eso justificaba mi presencia en ese lugar. Arrastr el cofre por la arena para evitar que el
mar lo arrastrara de nuevo, reflexion, rescat toda la madera y la lona. Forc la cerradura del cofre y al
abrirlo descubr que era hermtico y contena gran variedad de objetos tiles para un nufrago
informtico: libros, herramientas, tela, paquetes de alimentos bsicos tales como azcar y harina, algunas
botellas de buen whisky escocs. Las herramientas eran mejores que las que haba usado en Tejas. Calcul
que se podran haber fabricado con la tecnologa de fines del siglo diecinueve. Los libros eran
principalmente manuales, y tambin estaba el inevitable Robinson Crusoe de Defoe. Todos los libros
estaban encuadernados en cuero; ninguno tena una fecha de publicacin posterior a 1880. Us el
machete para rebanar los extremos de un coco y masqu pensativamente esa exquisita carne blanca
mientras hojeaba los libros que me enseaban a curtir cuero, a obtener sal, a tratar heridas (esa perspectiva
no me agrad demasiado) y otras rudas aptitudes de pionero. Si quera fabricar botas, podra hacerlo. Si
quera construir una canoa y probar suerte en el azul Pacfico (daba por sentado que estaba en los Mares
del Sur), tena la informacin a mi alcance. Si quera tallar puntas de flecha de pedernal, construir una
represa de tierra, preparar plvora, guisar un mono o combatir contra salvajes, los libros me indicaran
cmo, e incluan hbiles litografas. Si quera pasear por la Clarkestrasse de Ciudad Rey, o unirme al
desfile de Pascua en la Quinta Avenida de la Pequea y Vieja Nueva York, no andaba de suerte. No
ganaba nada con lamentarme, y el OC no devolva las llamadas, as que puse manos a la obra. Explor la
zona buscando un lugar apropiado para acampar. Esa noche dorm bajo un toldo de lona, arropado en un
rollo de franela que vena en el cofre. Era agradable. Llovi casi toda la noche. Yo me senta extraamente
en paz, tendido en el claro de luna (esa idea era fascinante: Luna pareca diminuta y borrosa en
comparacin con una Tierra llena) y escuchando el tamborileo de la lluvia sobre la lona. Tal vez los
placeres sencillos sean los mejores. Durante las siguientes semanas trabaj con mucho empeo. (No me
molestaba la gravedad, que era seis veces mayor de la que haba soportado durante un siglo; ni siquiera
me molestaba que las cosas cayeran con mayor rapidez y dureza; el Todopoderoso Amo de este reino
electrnico haba adaptado mis reflejos.) Pas parte de cada da construyendo un refugio. El resto del da
buscaba alimentos. Encontr pltanos y rboles del pan para variar mi dieta de cocos. Encontr mangos y
guayabas, races, tubrculos, hojas y semillas comestibles. Haba especias disponibles para cualquiera que
dispusiera de un libro para identificarlas. Los huidizos cangrejos resultaron ser fciles de atrapar, y
hervidos eran deliciosos. Tej un cesto con lianas y pronto aad varias variedades de pescado a mi
bouilla.ba.isse. Escarb en busca de almejas. Cuando termin el refugio, despej un lugar soleado para
hacer un huerto y plant algunas semillas que haba encontrado en el cofre. Puse trampas, donde pronto
cayeron roedores incomibles, reptiles de aspecto temible y un pjaro desconocido al que termin por
llamar pavo silvestre. Fabriqu un arco, flechas, una lanza, y me las ingeni para no acertarle a ningn
animal. En esa poca, al cabo de un mes inici mi calendario: muescas en un rbol. Estim el tiempo que
haba transcurrido antes. En ocasiones me preguntaba cundo se dignara aparecer el OC, o si estaba

abandonado all por el resto de mi vida. Con nimo exploratorio, un da prepar una mochila y un
sombrero de paja (estaba bastante bronceado entonces, pero el sol del medioda no era cosa de broma) y
ech a andar por la playa para determinar el tamao de mi jaula. En dos semanas recorr la
circunferencia de lo que en efecto result ser una isla. Sobre la marcha vi los restos de un barco arrojado
contra una costa rocosa, una ballena encallada haca una semana y otras maravillas. Pero no vi indicios de
habitacin humana. Pareca que no tendra un Viernes con quien discutir de filosofa. Sin dejarme amilanar
por este descubrimiento, me puse a reparar los daos que los animales salvajes haban causado en mi
refugio y mi huerto. Al cabo de varias semanas decid escalar el volcn que se ergua en el centro de la
isla, el cual haba bautizado monte Endew, por razones que en el momento debieron de parecerme
excelentes. A fin de cuentas, un hroe de Jules Verne lo habra escalado, o no? Esto result bastante ms
arduo que caminar por la playa, y a menudo tuve que usar el machete para abrirme paso entre matorrales
tropicales, vadear pantanos infestados de insectos y sanguijuelas, y despellejarme los tobillos en
protuberancias rocosas. Pero un da llegu al punto ms alto de mis dominios y vi lo que no poda haber
visto desde el nivel del mar: que mi isla tena forma de bota. (Admito que se requera cierta imaginacin.
Tambin se poda ver la letra Y, una copa de champaa, o una pareja de serpientes copulando. Pero a
Callie le habra agradado la bota, as que llam Scarpa a la isla.) Cuando regres a mi campamento decid
poner fin a mis das de viajero. Haba visto otros lugares que poda explorar desde el volcn, pero el
esfuerzo no se justificaba. No haba visto volutas de humo, carreteras, aeropuertos, monumentos de
piedra, casinos ni restaurantes italianos. La isla de Scarpa consista en marismas, ros, junglas y turberas. Ya
estaba harto de esos lugares, pues en ninguno se consegua un trago decente. Decid dedicarme a lograr que
la vida fuera ms cmoda y tranquila, al menos hasta que se manifestara el OC. No senta necesidad de
escribir, ni notas periodsticas ni mi postergada novela, que en el recuerdo pareca tan espantosa como
siempre haba temido que fuera. Senta muy poca necesidad sexual. Mi nico impulso fuerte pareca ser el
hambre, y era fcil de satisfacer. Descubr dos cosas sobre m mismo. Primero, poda consagrarme por
entero a las actividades ms sencillas con plena satisfaccin. Hoy pocos de nosotros conocen el placer de
trabajar el suelo con las propias manos, de cultivar, cosechar y comer lo que sembramos. Yo mismo habra
rechazado la idea poco antes. Pero nada sabe como un tomate que acabamos de recoger de nuestro
huerto. An ms rara es la satisfaccin de la cacera. Mejor bastante en el uso del arco y las flechas
(aunque nunca llegu a ser bueno), y poda permanecer al acecho durante horas junto a un ojo de agua,
alerta a la cautelosa llegada de los cerdos salvajes de la isla. Incluso me satisfaca perseguir a un animal
herido: los cerdos eran peligrosos cuando estaban acorralados, enfurecidos por una flecha clavada en los
muslos. Titubeo en decir que fueron tiempos apacibles, pero aun el impacto certero del cuchillo era algo
que me complaca y enorgulleca. Tambin aprend que poda permanecer ocioso todo el da en mi
hamaca, tendido entre dos palmeras, cuando no haba nada urgente que hacer, mirando el estallido del
oleaje contra los arrecifes, bebiendo zumo de pina y ron destilado en casa en una cscara de coco
ahuecada. En esas ocasiones poda lanzar mi alma al aire libre, colgarla de la cuerda, como quien dice, y
examinarla en busca de lgrimas y heridas. Haba bastantes. Remend algunos cortes, dej aparte el resto
para consultar al OC. Empezaba a dudar que se presentara. Me costaba cada vez ms recordar una poca
anterior a la isla, una poca en que hubiera vivido en un lugar extrao llamado Luna, donde el aire se meda,
la gravedad era dbil y bajo cuyas rocas se ocultaban trogloditas temerosos del vaco y la luz del sol. En
ocasiones habra dado cualquier cosa por tener alguien con quien hablar. En otras ocasiones echaba de
menos algunos platos que Scarpa no poda ofrecerme. Si Satans se hubiera aparecido con una
hamburguesa de brontosaurio se habra adueado de mi reformada alma por una bicoca, y se habra
quedado con las cebollas. Pero en general no quera compaa. Me contentaba con un pavo silvestre
siseando en el espetn y una tajada de mango como postro. La nica molestia eran los sueos que
comenzaron a hostigarme al cabo de seis meses de estancia en la isla. Al principio eran infrecuentes y
poda olvidarlos sin dificultad por la maana. Pero pronto se repitieron todas las semanas, y luego todos
los das. Al fin empec a despertarme todas las noches, a veces ms de una vez. Haba tres sueos. Los
detalles variaban, y muchos eran borrosos, pero siempre terminaban en una escena horriblemente
vivida, ms real que la realidad (suponiendo que esta palabra an significara algo para m, que soaba
sueos dentro de sueos). En el primero, perda sangre por cortes profundos que me hendan las
muecas. Yo intentaba en vano detener la hemorragia. En el segundo me consuman las llamas. El fuego
no dola, pero en cierto sentido era el sueo ms sobrecogedor. En el tercero, yo sufra una cada. Caa
por largo tiempo, mirando el rostro de Andrew MacDonald. l procuraba decirme algo y yo me
esforzaba por entender, pero de repente senta un tirn y me despertaba baado en sudor, tendido en mi
hamaca. No recordaba muchos detalles, pero esa ltima imagen permaneca vivida en mi atencin,
oscureciendo todo lo dems, ocupando mis pensamientos gran parte de la maana. Un da mi tosco
calendario me indic que ya haba pasado un ao en la isla. De repente supe que el OC se presentara ese
da. Tena muchas cosas de qu hablarle. Embargado por el entusiasmo, pas casi todo el da
ordenndolo todo para recibir a mi primer visitante. Mir mis trabajos con satisfaccin. Haba logrado
crear algo en ese mundo agreste. El OC estara orgulloso de m. Trep a mi casa-rbol, donde haba
construido una torre de viga (y en el ascenso me asalt una extraa ocurrencia: cmo y cundo la haba
construido, y por qu?), y avist una embarcacin que se acercaba a la isla. Baj a la playa. Reinaba gran
calma en esas aguas. Las olas se deslizaban hacia la costa para derrumbarse en la arena como si estuvieran

extenuadas despus de un largo viaje desde el Oriente. Una bandada de gaviotas estaba posada en el
agua, apenas perturbada por el paso de la embarcacin de madera, que pareca una de esas chalupas que
antes usaban los balleneros, o el esquife de un navo ms grande. En el bote, de espaldas a m, remando a
ritmo parejo, vena una aparicin. Tard un instante en reparar en su extrao sombrero, que trazaba una
curva de campana sobre la cabeza. Se aproxim a la costa y al chocar contra la orilla casi cay del asiento;
recogi los remos y se puso de pie, volvindose hacia m. Era un anciano caballero con uniforme de
almirante de la Armada Britnica. Tena pecho taurino, piernas largas y delgadas, un rostro entrecruzado
de arrugas y una ensortijada melena de cabello cano. Irguindose, me mir y me dijo:
Y bien, piensas ayudarme con esta cosa?
En ese momento todo cambi. An no puedo explicar cmo cambi. La playa era la misma. La luz
del sol se derramaba igual que antes. Las olas continuaban su vaivn. Mi corazn continuaba marcando los
segundos de mi vida. Pero supe que algo fundamental haba cambiado.
Hay cientos de palabras para describir los fenmenos paranormales. He examinado y analizado la
mayora, y ninguna congenia con lo que sucedi cuando habl el almirante. Hay muchas palabras para
designar los estados mentales extraos, los estados de nimo, las emociones y las cosas visibles e invisibles,
las cosas vislumbradas, las cosas comprendidas o recordadas a medias, los grados de remembranza. Los
espantos que merodean en la noche. Ninguna de ellas era apropiada.
Me met en el agua hasta las rodillas y ayud al anciano a arrastrar el bote a la costa. Era bastante
pesado, as que no llegamos lejos. l sac una cuerda y sujet el bote a una palmera.
Aceptara un trago dijo. El propsito de todo esto era que yo pudiera compartir un trago
contigo. Como un ser humano.
Asent con un gesto, pues an no me animaba a hablar. El me sigui hasta mi casa-rbol tipo Familia
Ro-binson, la admir un instante, me sigui por la escalera hasta la terraza. Se detuvo a admirar la artesana
de mis acueductos de ruedas y poleas, que utilizaban la energa del arroyo cercano para suministrarme agua
para beber y lavar. Le mostr mi mejor silla de caa y fui al aparador, donde serv lo ltimo que me quedaba
de mi mejor whisky. Hice girar la manivela de mi Victrola y puse uno de mis tres ruidosos cilindros, el
Danubio Azul. Le entregu su trago, cog el mo, me sent frente a l.
Por la indolencia brind.
Soy demasiado perezoso para brindar por eso. Por la industriosidad.
Bebimos, y l ech otro vistazo en torno. Yo deba estar radiante de orgullo. Era un bonito lugar,
aunque est mal que yo lo diga. Haba puesto en l mucho ingenio y trabajo, desde las esteras tejidas del
suelo, hasta el hogar de pizarra y los candelabros con velas de sebo. Haba escaleras que iban a la alcoba y a
la torre de viga. Mi escritorio abierto estaba abarrotado con las pginas de la novela que recientemente
haba retomado. Me desviva por hablarle de las dificultades que me costaba producir papel y tinta.
Intentadlo cuando tengis algunos meses de ocio.
Habrs trabajado mucho para producir todo esto.
Un ao. Como bien sabes.
En rigor, tres das menos. Al principio omitiste contar unos das.
Ah.
Podra pasarle a cualquiera.
No creo que unos das de diferencia le importen a nadie. En el mundo real, quiero decir.
Ah, s. Es decir no, no importarn.
Es raro, pero nunca me he preocupado por lo que suceda all. Por ejemplo, no s si he conservado
mi empleo.
S, supongo que es raro.
Supongo que le habrs contado a Walter lo que suceda.
Bien...
No me dejaras totalmente desprotegido, verdad? Sabas que yo deba regresar a mi antigua vida,
una vez que hubiramos terminado... una vez que... bien, una vez que hubiramos terminado con lo que
hacamos aqu, aunque ignoro qu es.
Oh, claro. Es decir, claro que regresars.
Siento curiosidad por un detalle. Dnde ha estado entretanto mi cuerpo real?
Carraspe, me mir de soslayo, desvi los ojos, carraspe otra vez. Sent los primeros acosos de la
duda. Comprend que haba dado muchas cosas por sentadas. Una de ellas era que el OC tena sus motivos
para someterme a estas vacaciones tropicales, y que todo redundara en mi beneficio. Me haba parecido
lgico, pues de hecho me estaba beneficiando. Claro que en ocasiones me haba quejado de los cangrejos y
los pavos, haba lamentado mis penurias, haba deseado tal o cual cosa. Pero haba sido un tiempo de
curacin. Aun as, un ao era mucho tiempo. Qu haba sucedido en el mundo real durante mi ausencia?

Esto me resulta muy difcil dijo el almirante. Se quit su enorme y ridculo sombrero y lo puso en
la mesa, extrajo un pauelo de encaje de la manga y se enjug la frente. Era calvo casi hasta la coronilla; su
rosado cuero cabelludo luca tan brillante y bruido como turmalina.
Como ignoro qu te molesta, no puedo facilitarte las cosas.
El almirante an guardaba silencio, un silencio slo quebrado por los ruidos incesantes de la jungla y el
chapoteo de mi molino de agua.
Podramos jugar a las veinte preguntas. Algo molesta al almirante. Es ms grande que un circuito
lgico?
Suspir, bebi el whisky, me mir.
Todava ests en la mesa de operaciones del plato.
Si era el remate de un razonamiento, yo no lo haba previsto. La idea de que una tarea de reparacin de
un par de horas hubiera durado casi un ao ni siquiera mereca considerarse. Tena que haber algo ms.
Quieres otro trago?
El almirante sacudi la cabeza.
Desde el momento en que recuerdas haber aparecido en la playa hasta el momento en que habl mis
primeras palabras contigo, haban transcurrido siete diezmilsimos de segundo.
Ridculo exclam, sabiendo que el OC no era propenso a las declaraciones ridiculas.
Sin duda te parecer as. Me gustara saber por qu.
Reflexion, asent.
De acuerdo. El cerebro humano no es como un ordenador. No puede aceptar tanta informacin tan
rpidamente. Yo viv un ao. Cada uno de sus das. Una de las cosas que recuerdo ms intensamente es la
longitud de muchos de esos das, ya fuera porque tena que trabajar mucho o porque no tena nada que
hacer. La vida es as. No s qu piensas t, cmo son tus percepciones de la realidad, pero yo s que ha
transcurrido un ao. He vivido cien aos. Ciento uno, ahora. Me hund en la silla. Antes ignoraba que el
tema me preocupaba tanto.
El almirante cabeceaba.
Esto se complicar un poco. Ten paciencia, pues debo darte algunas explicaciones previas.
Primero, tienes razn. Tu cerebro est organizado de modo diferente al mo. En mi cerebro, la
"memoria" consiste slo en datos almacenados, cosas que se han grabado y situado en los lugares
pertinentes dentro de la matriz de dispositivos de carga/no-carga que uso para ese propsito. El cerebro
humano no est construido ni organizado de esa manera lgica. Tu cerebro contiene redundancias que yo
no tengo ni necesito. Los datos se almacenan mediante nfasis o repeticin, y se recobran mediante
asociaciones, enlaces emocionales, estmulos sensoriales y otros medios que ni siquiera yo comprendo del
todo an.
Al menos, as era. Pero hoy hay muy pocos humanos cuyos cerebros no hayan sufrido algn tipo de
magnificacin. Bsicamente, slo los que tienen escrpulos religiosos u otras razones irracionales se
resisten al implante de una amplia gama de dispositivos ms emparentados con el ordenador binario que
con la neurona protoplasmtica. Algunos de estos dispositivos son hbridos. Algunos son procesadores
paralelos. Algunos se inclinan ms hacia lo biolgico y crecen en la zona de la red neural existente, aunque
usando las leyes de la transmisin elctrica u ptica, con la consiguiente ganancia en velocidad de
propagacin, en vez del lento rgimen bioqumico que opera en vuestro cerebro natural. Otros se
construyen fuera del cuerpo y se implantan poco despus del nacimiento. Todos ellos son, esencialmente,
interfaces entre el cerebro humano y mi cerebro. Sin ellos sera imposible la medicina moderna. Los
beneficios son tan abrumadores que las desventajas apenas se tienen en cuenta.
Hizo una pausa, enarcando una ceja. En esos momentos yo cavilaba acerca de las posibles desventajas,
pero decid no hablar, pues ansiaba saber adonde iba con esto. Cabece y continu.
Como ocurre con muchos avances cientficos, las mquinas que llevis en el cuerpo se disearon
con un propsito, pero terminan por tener tambin aplicaciones imprevistas. Algunas son siniestras. Te
aseguro que no has experimentado ninguna de ellas.
Parece bastante siniestro, si lo que dices es realmente cierto.
Claro que es verdad. Y todo obedece a una buena razn, a la cual llegaremos en el momento
oportuno.
Tal parece que ahora dispongo de una eternidad.
Podra ser, podra ser. Por dnde iba? Ah, s. La mayora de esos dispositivos, originalmente
diseados e instalados para monitorear y controlar funciones corporales bsicas a nivel celular, o para
mejorar el aprendizaje y la memoria, entre otras cosas, se pueden utilizar para lograr algunos efectos que
los diseadores jams tuvieron en cuenta.
Y esos diseadores son...?

Bien, en gran medida yo soy los diseadores.

Slo quera una confirmacin. S algo sobre tu modo de operar, y sobre tu importancia para la
civilizacin actual. Slo quera ver por qu clase de tonto me tomabas.
No por esa clase, en todo caso. Tienes razn. Hace tiempo que la mayor parte de la tecnologa ha
alcanzado niveles donde los nuevos diseos seran imposibles sin mi participacin, o la participacin de un
ser parecido a m. A menudo la inspiracin para una nueva tecnologa nace en los sueos de un ser
humano... an no he usurpado esa funcin, aunque cada vez ms vemos en nuestro entorno avances que
nacen de m. Pero me has obligado a desviarme nuevamente del tema principal. Te queda algo de
whisky?
Lo mir perplejo. La farsa de que un hombre estuviera sentado en una silla de mi quiz
debera decir mi casa-rbol bebiendo mi whisky estaba yendo demasiado lejos. Al margen de los
otros trucos que el OC hiciera en mi mente, yo saba que todo lo que experimentaba en ese momento
entraba directamente en mi cerebro por medio de esa magia negra liamada Interfaz Directa. Y esa magia se
estaba tornando an ms negra de lo que hasta yo haba temido. Pero lo cierto era que el OC haba resuelto
hablarme de este modo, despus de haber sido una voz sin cuerpo durante toda una vida.
Pensndolo bien, ya empezaba a ver un efecto de este nuevo rostro del OC. Ahora pensaba en el
OC como un l, cuando antes siempre lo haba considerado un ello.
Me levant y le llen el vaso, notando que la botella estaba medio llena. No estaba casi vaca cuando
empec a servir?
En efecto dijo el almirante, puedo llenar esa botella todas las veces que quiera.
Me lees los pensamientos?
No en forma directa. Leo tus gestos. El modo en que titubeaste al alzar la botella, tu expresin
cuando pensaste en ello... Interfaz Directa, la ndole de la irrealidad que estamos habitando. Tu cuerpo
real no hizo ninguna de estas cosas, desde luego. Pero al estar en interfaz con tu mente, leo las seales
que tu cerebro envi a tu cuerpo... el cual no est conectado con el circuito por el momento. Entiendes?
Eso creo. Es por eso que has optado por comunicarte conmigo de esta manera, usando ese cuerpo?
Muy bien. Slo has probado la Interfaz Directa dos veces en tu vida, ambas hace mucho tiempo,
en lo que atae a la tecnologa. No te agrad, y no te culpo. En esa poca era mucho ms primitiva. Pero
ahora me comunico con la mayora de la gente en forma visual, adems de auditiva. Es ms econmica,
pues se dice ms con menos palabras. La gente olvida cunta comunicacin humana se realiza sin palabras.
Conque has venido con ese cuerpo ridculo para darme pistas visuales?
Tan malo es? Yo quera usar el sombrero. Lo manote para admirarlo. No es estrictamente
contemporneo, por si te interesa. Este mundo est en el nivel de 1880 o 1890. El uniforme es de fines
del siglo dieciocho. El capitn Bligh, el que afront el famoso motn del Bounty, usaba un sombrero as.
Se llama bicornio, para mayor precisin.
Gracias, pero la indumentaria naval britnica del siglo dieciocho no me apasiona tanto.
Lo lamento mucho. En realidad el sombrero no tiene nada que ver con nada. Pero siento
curiosidad. Mis gestos te han comunicado algo?
Lo pens, y tena razn. Hablando con l de esta manera haba visto ms matices que en el pasado,
cuando solamente escuchaba su voz.
Algo te pone nervioso dije. Creo que ests preocupado... por mi reaccin ante lo que has
hecho. Qu pensamiento desconcertante.
Tal vez, pero acertado.
Estoy totalmente a tu merced. Por qu ibas a preocuparte?
Vacil, bebi otro sorbo.
Ya llegaremos a eso. Ahora, regresemos a mi historia.
Conque es una historia.
Sigui adelante sin prestarme atencin.
Lo que acabas de experimentar es una aptitud ma bastante reciente. No se ha dado a conocer y
espero que no pienses escribir una nota sobre ella en El Pezn. Hasta ahora la he utilizado principalmente
en los enfermos mentales. Es muy efectiva con los catatnicos, por ejemplo. Alguien permanece inmvil
todo el da, sin hablar, perdido en su propio mundo. Inserto varios aos de recuerdos en una fraccin de
segundo. El sujeto recuerda que ha despertado de un mal sueo y vive una vida rutinaria y confortable
durante aos.
Parece arriesgado.
Ellos no pueden empeorar. La tasa de curaciones ha sido aceptable. A veces no necesitan ms
intervenciones. Hay sujetos que han vivido hasta diez aos despus del tratamiento, sin recadas. En otras
ocasiones se necesita terapia para averiguar qu los llev a la cata-tonia en primer lugar. Y hay un

porcentaje que regresa al limbo al cabo de semanas o meses. No alardeo de haber resuelto todos los
misterios de la mente humana.
Has resuelto bastantes como para pegarme un buen susto.
S, comprendo lo que sientes. La mayora de mis mtodos son demasiado tcnicos para que los
entiendas, pero creo que puedo explicar algo sobre mi procedimiento.
Primero, entenders que te conozco mejor que nadie en el universo. Mejor que...
Me ech a rer.
Mejor que mi madre? Ella ni siquiera figura en la lista. Buscabas otro ejemplo? No te molestes.
Hace tiempo que no tengo lazos afectivos. Nunca fui muy bueno en eso.
Es verdad. No es que haya hecho un estudio especial sobre ti... salvo ltimamente. Por la ndole de
mis funciones, conozco a todos los habitantes de Luna mejor que nadie. He visto por sus ojos, he odo
por sus odos, he observado su pulso, sus glndulas sudorparas, la temperatura de su piel, sus ondas
cerebrales, sus movimientos estomacales y el iris de sus ojos en una amplia gama de situaciones y estmulos. S
qu les enfurece y qu les agrada. Puedo predecir con razonable certeza cmo reaccionarn en muchas
situaciones comunes; ms an, s qu cosas seran inadecuadas para ellos.
En consecuencia, puedo basarme en estos conocimientos para crear una especie de personaje ficticio.
Llammosle ParaHildy. Escribo un escenario donde ParaHildy est varado en una isla desierta. Lo
escribo con todo detalle, usando todos los sentidos humanos. Puedo abreviar y resumir a voluntad.
Como ejemplo, t recuerdas haber cogido y estudiado un puado de arena. Para ti era una imagen
vivida, memorable. Si me equivoco en esto, quisiera saberlo.
Previsiblemente, no dije nada. Sent un escalofro. No estaba precisamente complacido.
Yo te di ese recuerdo de los granos de arena. Constru la imagen con una precisin visual casi
infinita. La realc con detalles que ni siquiera percibiste, para darle mayor verismo: la aspereza de los
granos, el olor del agua salada, los sonidos diminutos que los granos hacan en tu mano.
El resto del tiempo, la arena no era tan detallada, porque nunca induje a ParaHildy a recoger un
puado para mirarla, y pensar en mirarla. Entiendes la distincin? Cuando ParaHildy caminaba por la
playa, notaba distradamente que la arena se le adhera a los pies. Recuerda, Hildy, piensa, evoca con la
mayor vividez posible los momentos en que recorras la playa.
Lo intent. En cierto modo, ya vea adonde apuntaba. Ya crea en la verdad de sus palabras.
La memoria es algo extrao. No es tan difana como a veces nos gustara creer. De lo contrario
sera como una alucinacin. Veramos dos escenas al mismo tiempo. En todo caso, las imgenes mentales
de las cosas logran su mayor proximidad con la realidad durante el estado onrico. Aparte de eso, nuestras
imgenes de los recuerdos son siempre desdibujadas. Hay diferentes clases de recuerdos, buenos y
malos, claros y brumosos, elusivos e inolvidables. Pero la memoria nos orienta en el espacio y en el
tiempo. Recordamos lo que nos sucedi ayer, el ao pasado, en nuestra infancia. Recordamos claramente
lo que hacamos hace un segundo: habitualmente no era muy diferente de lo que estamos haciendo ahora.
Los recuerdos se prolongan hacia atrs en el tiempo, definiendo la forma de nuestra vida: estas cosas me
pasaron a m, y esto es lo que vi y o y sent. Nos desplazamos por el espacio comparando
continuamente lo que vemos ahora con los mapas y los personajes que llevamos en la cabeza. He estado
antes aqu, recuerdo lo que hay a la vuelta de la esquina, veo su apariencia. Conozco a esta persona. No
conozco a esta persona, esta foto no est en mis archivos. Pero el ahora siempre difiere radicalmente del
ayer.
Recuerdo que camin muchas veces por esa playa. Poda evocar detalladamente muchas escenas,
sonidos y olores.
Pero slo una vez haba observado atentamente un puado de arena. Eso estaba afincado en mi
pasado. Poda levantarme, ir a la playa y hacerlo de nuevo, pero eso era ahora. No tena modo de refutar lo
que deca el OC. Esas imgenes que segn el OC nunca haban existido me resultaban tan reales como
los cien aos que haban transcurrido antes. Ms reales, en cierto modo, pues eran ms recientes.
Parece bastante complicado dije.
Tengo bastante capacidad. Pero no es tan complicado como crees. Por ejemplo, recuerdas lo que
hiciste hace cuarenta y seis das?
No creo. Aqu un da se parece al otro. Comprend que con esa respuesta slo le daba la razn.
Intntalo. Procura recordar. Ayer, anteayer...
Lo intent. Evoqu dos semanas, con gran esfuerzo. Luego me top con la confusin que era de
esperar. Cundo haba desbrozado el huerto, el martes o el lunes? Tal vez el domingo? No, saba que el
domingo haba preparado un jamn ahumado, as que deba haber sido...
Era imposible. Aunque mis das hubieran sido ms variados, a lo sumo hubiera logrado evocar
algunos meses.

Me pasaba algo? No lo crea, y el OC me lo confirm. Claro que haba gente con memoria eidtica, y
era capaz de memorizar largas listas al instante. Haba personas que tenan mayor capacidad que yo para
recordar los detalles intrascendentes de la vida. En cuanto a mi creencia de que una escena recordada
nunca puede ser tan viva, tan colorida, tan posesiva como el presente... concedo que un artista visual
experimentado puede ver las cosas con mayor detalle que yo, y recordarlas mejor, pero an sostengo que
nada puede compararse con el presente, porque all es donde todos vivimos.
No puedo admit.
No me sorprende, pues hace cuarenta y seis das fue una de esas ocasiones en que no me molest en
escribir. Saba que no lo notaras. Crees que has vivido esos das, como crees que has vivido todos los
dems. Pero al transcurrir el tiempo, el recuerdo de los das reales e imaginados se desdibuja, y es
imposible distinguir unos de otros.
Pero recuerdo... recuerdo haber pensado cosas. Tomar decisiones, analizar cosas.
Y por qu no? Escrib que ParaHildy pensara en esas cosas, y s cmo piensas. Mientras yo me
adecuara al personaje, t no lo notabas.
Lo raro es... Algunas cosas no se adecuaban al personaje.
No te encolerizabas con frecuencia.
Exacto! Ahora que lo pienso, es increble que me haya sentado a esperarte un ao. Yo no acto
as.
De la misma manera, estar de pie, caminar y conversar no es conducta normal en un catatnico.
Pero cuando se le implanta el recuerdo de que se pona de pie, caminaba y hablaba sin considerarlo
anormal, el catatnico acepta que reaccion de ese modo. En ese caso, sin embargo, es que s existe una
contradiccin con el personaje, as que muchos terminan por recordar que eran catatnicos y regresan a
ese estado.
Haba otras cosas que no se adecuaban a mi personaje?
Algunas. En general las dejo como ejercicio para el estudiante. Las descubrirs cuando reflexiones
sobre la experiencia en el porvenir. Haba tambin algunas incongruencias. Te dir algo sobre ellas, slo
para convencerte del todo y demostrarte cuan complejo es este asunto. Por ejemplo, aqu tienes una
bonita casa.
Gracias. Fue mucho trabajo.
Es una casa realmente bonita.
Bien, estoy orgulloso de ella. Yo... Al fin ca en la cuenta de que apuntaba a algo. Y me empezaba a
doler la cabeza. Antes haba pensado en algo... o era parte de los recuerdos que el OC alegaba haberme
implantado? No recordaba si lo haba pensado antes o despus de su llegada, lo cual slo demuestra cuan
fcil debi resultarle someterme a ese truco de prestidigitacin.
Se relacionaba con la torre del viga.
Me levant y fui a la escalera que conduca a la torre. Di un puetazo contra la baranda. Era tan
slida como todo lo dems. Haba representado mucho trabajo. Claro que s, qu diablos. Recordaba
haberla construido, y me haba llevado mucho tiempo.
Por qu la haba construido? Trat de recordar el porqu. Trat de recordar lo que pensaba mientras
trabajaba en ella. Slo record el mismo pensamiento que haba tenido tantas veces durante el ao pasado;
menos un pensamiento que una sensacin, la sensacin de que trabajar con las manos era grato y
estimulante. An ola la viruta de la madera, la vea enroscarse bajo la garlopa, senta el sudor que me goteaba
de la frente. As que recordaba haberla construido, y ah estaba, por Dios.
Pero no era convincente.
Hay demasiadas cosas aqu, verdad? pregunt en voz baja.
Hildy, si Robinson Crusoe, su criado Viernes, y su esposa Martes y sus mellizos Sbado y Da del
Trabajo hubieran trabajado las veinticuatro horas durante cinco aos, no podran haber hecho todo lo que
hiciste aqu.
Tena razn, por cierto. Y cmo era posible? Slo tena sentido si era como alegaba el OC. l
haba escrito toda la historia, la haba volcado en los cbercomponentes de mi cerebro, donde se
transmita a la velocidad de la luz a los archivos de mi cerebro orgnico, se mezclaba astutamente con
el resto de mis recuerdos, los legtimos.
Y lo ms estremecedor era que daba resultado. Yo tena almacenados cien aos de recuerdos. Definan
mi personalidad, mis pensamientos, mis conocimientos. Pero con qu frecuencia recurra a ellos? La
mayora permanecan casi siempre latentes, hasta que yo los invocaba. Una vez que los recuerdos falsos se
mezclaban con los dems, funcionaban de la misma manera. Esa imagen donde yo apresaba un puado de
arena slo haba estado all una hora, pero pude recordarla como si hubiera sucedido un ao antes en
cuanto el OC la activ con sus palabras. Con ella haba recibido un torrente de recuerdos de la arena, para

cotejarlos con sta, y todo en forma inconsciente: las imgenes concordaban, de modo que mi cerebro no
haca sonar ninguna alarma. Aceptaba el recuerdo como real.
Me frot las sienes. La situacin me estaba produciendo una jaqueca demoledora.
Si me das unos minutos dije, podra esgrimir doscientas razones por las cuales esta tecnologa
es una psima idea.
Yo podra aadir varios centenares dijo el almirante. Pero tengo la tecnologa, y se usar.
Todas las tecnologas nuevas se usan.
Podras olvidarla. Los ordenadores no pueden olvidar?
Tericamente. Los ordenadores pueden borrar datos de la memoria, y es como si nunca hubieran
existido. Pero mi mente funciona de tal modo que siempre los vuelvo a descubrir. Y perderlos supondra
la prdida de tantas tecnologas precursoras que el resultado no te gustara.
En Luna dependemos bastante de las mquinas, verdad?
Verdad. Pero aunque yo quisiera olvidarlos (y no lo deseo), no soy el nico cerebro planetario del
sistema solar. Hay siete ms, desde Mercurio hasta Nep-tuno, y no puedo controlar sus decisiones.
Se sumi en otro largo silencio. No supe qu pensar de esa explicacin. Por primera vez, sus palabras
no me sonaban sinceras. Acept que mi cabeza estaba abarrotada de falsos recuerdos... y actu en
consonancia con mi propio personaje. Me enfureca que fuera as, y que no pudiera hacer nada. Y
comprenda que la prdida del nuevo arte afectara muchas otras cosas. Luna y los otros siete mundos
humanos eran las sociedades ms tecnodependientes de la historia. Antes, si todo se desmoronaba,
quedaba al menos aire para respirar. En ninguna parte del sistema solar habitado por seres humanos el
aire era gratuito Para olvidarse de cmo implantar recuerdos en el cerebro humano, el OC tendra que
olvidar muchas otras cosas. Tendra que limitar sus aptitudes y, como l sealaba, recobrara esos
conocimientos con el tiempo, a menos que redujera deliberadamente su inteligencia al extremo de poner en
jaque a los mismos humanos que deba proteger. Y tambin era cierto que el OC de Marte o Tritn
descubrira las tcnicas por su cuenta, aunque se rumoreaba que ningn ordenador planetario era tan
evolucionado como el OC lunariano. Siendo naciones que a menudo deban competir, los Ocho Mundos
no alentaban las relaciones entre sus redes cibernticas centrales.
Todas las razones que planteaba, pues, parecan aceptables. Estaban dadas las condiciones para el
ferrocarril, as que alguien construira una locomotora. Pero algo ola mal, y era que el OC callaba una
parte de la verdad. Le gustaba su nueva aptitud. Estaba tan complacido como un nio con un nuevo
monorral de juguete.
Tengo una prueba ms dijo el almirante. Se relaciona con algo que mencion antes. Actos
que no congeniaban con tu personaje. ste es el ms importante, pues pasaste por alto algo que sin duda
habras notado si t hubieras generado estos recuerdos. Ya te habras dado cuenta, pero mantuve tu
mente ocupada. No has tenido tiempo para recordar el momento de la operacin, ni el momento
inmediatamente anterior.
No lo tengo muy fresco.
Claro que no. Es como si te hubiera pasado un ao atrs.
De qu se trata? Qu pas por alto?
Que eres mujer.
Bien, claro que soy...
Las palabras me fallan nuevamente. Cuntos grados de sorpresa puede haber? Imaginad la peor
circunstancia posible, elevadla al cuadrado, y tendris una idea de mi estupor. No al mirarme el cuerpo,
pues yo saba que era femenino, tal como deca el OC. No, lo ms escalofriante fue evocar ese da en el
Puerco Ciego. Por primera vez en un ao comprend que yo era varn cuando me enzarc en esa pelea. Era
varn cuando iniciaron esa operacin. Y era mujer cuando aparec en la playa de la isla de Scarpa.
Simplemente no lo haba notado.
En todo ese ao jams haba comparado mi cuerpo con el que haba usado los ltimos treinta aos.
Haba sido mujer antes, y lo era ahora, y nunca haba pensado en ello.
Lo cual era totalmente ridculo. No era un detalle que uno pasara por alto. Mucho antes de tener que
orinar, la diferencia sera evidente, pues una vocecita nos indicara que faltaba algo. Tal vez no hubiera
sido el primer detalle en que habra reparado al levantar la cabeza de la arena, pero figurara entre los
primeros de la lista.
Esa omisin no slo estaba en contradiccin con mi carcter, sino con el de cualquier ser
humano. Los recuerdos que adolecan de esa omisin tenan que ser falsos, imgenes inventadas en el
superfro procesador de imgenes del OC.
Ests disfrutndolo, verdad? dije.
Te aseguro que no trato de torturarte.

Slo de humillarme?
Lamento que te sientas as. Tal vez cuando...
Me ech a rer. No estaba histrico, aunque no me faltaba mucho. El almirante me mir
inquisitivamente.
Slo tuve una ocurrencia dije. Tal vez ese idiota de BioUni tena razn. Tal vez sea obsoleto.
Es decir, qu importancia puede tener si no notas su ausencia durante un ao entero?
Te lo he dicho. No fuiste t quien no...
Lo s, lo s. Lo entiendo, en la medida en que puedo entenderlo, y lo acepto... No acepto que lo
hayas hecho, aunque acepto que lo hiciste. As que es hora de la gran pregunta.
Me inclin y le clav los ojos.
Por qu lo hiciste?
Me estaba hartando de la recin adquirida gestualidad del OC. Ensay un repertorio tan ridculo de
mohines, toses, tics faciales y ademanes inconclusos que me dio ganas de rer. Se tironeaba del lbulo,
pateaba con el taln, se frotaba la barbilla, se encoga de hombros y se rascaba la espalda en un singular
ataque de epilepsia. Rezumaba culpa como si fuera una viscosidad tangible. Si yo no hubiera estado tan
furioso, el afn de consolarlo habra sido abrumador. Pero me sobrepuse y lo mir con severidad hasta que
cesaron sus afectaciones.
Por qu no vamos a caminar? jade. Por la playa.
Por qu no nos trasladas all? Y lleva la botella.
Se encogi de hombros, movi las manos. Estbamos en la playa. Nuestras sillas nos haban
acompaado, y la botella. El almirante se sirvi y la deposit en la arena. Vaci el vaso. Yo me levant y
camin hacia la orilla, contemplando el mar azul.
Te traje aqu para salvarte la vidadijo a mis espaldas.
Creo que los mdicos dominaban la situacin.
La amenaza que afrontas es mucho ms grave que una gresca de cantina.
Me agach a recoger un puado de arena hmeda. La acerqu a mi rostro y estudi los granos uno
por uno. Eran tan perfectos como los recordaba, no haba dos iguales.
Has tenido pesadillas continu.
Pens que se relacionara con eso.
Yo no escrib los sueos. Los grab en los ltimos meses. No eran sueos tuyos. Por as decirlo.
Arroj al aire el puado de arena, me frot la mano contra el muslo desnudo. Estudi la mano. Era
delgada, lisa y aniada, con una palma encallecida, uas irregulares. Tal como todo el ao pasado. No era
la mano que haba usado para pegarle a la princesa de Gales.
Has intentado matarte cuatro veces.
No me di la vuelta. No me agradaba orle decir eso. Ni siquiera me lo crea del todo. Pero en mi
ltima hora haba llegado a creer cosas an ms improbables.
El primer intento fue por autoinmolacin.
Por qu no dices simplemente que intent quemarme?
No s. Como prefieras. Fue bastante espantoso, pero no te sali bien. Habras sobrevivido aun
antes de la ciencia mdica moderna, aunque con mucho dolor. Parte del tratamiento para lesiones de ese
tipo consiste en eliminar el recuerdo del incidente, con autorizacin del paciente.
Y yo la di.
Hubo una larga pausa.
No susurr el almirante.
Me parece extrao. Yo no conservara semejante recuerdo.
Tal vez, pero no te lo pregunt.
Al fin comprend por qu estaba tan nervioso. Esto contradeca claramente su programacin, las
instrucciones que deba obedecer, tanto por ley como por las presuntas limitaciones de su diseo.
Todos los das se aprende algo nuevo.
Te alist continu, sin tu consentimiento, en un programa que he configurado en los ltimos
cuatro aos. El propsito del programa es estudiar las causas del suicidio, con la esperanza de hallar
maneras de impedirlo.
Tal vez debera agradecrtelo.
No necesariamente. Es posible, desde luego, pero tom esa decisin pensando nicamente en tu
beneficio. Estuviste bastante bien por un tiempo, sin demostrar impulsos autodestructivos ni otros

sntomas, excepto por una depresin persistente... que por lo dems es bastante normal en ti. Luego, sin
previo aviso, te cortaste las muecas en la soledad de tu apartamento. No intentaste pedir ayuda.
Una soledad imaginaria, al parecer coment. Record, y al fin me volv para mirarlo. Estaba
sentado en el borde de la silla, las manos entrelazadas, los codos sobre las rodillas. Tena los hombros
encorvados, como para recibir un azote en la espalda. Creo que recuerdo esa vez. Fue cuando se
descompuso mi escribidor manual?
Daaste algunos circuitos.
Contina.
El intento nmero tres vino poco despus. Trataste de ahorcarte. Lo conseguiste, pero esta vez te
observ otra persona. Despus de estos intentos, te administr una droga sencilla que elimina los
recuerdos de las ltimas horas. Compil mis datos, te regres a tu vida como si nada hubiera ocurrido, y
continu observndote en un nivel que estaba muy por encima de mis funciones normales. Por ejemplo,
me est prohibido mirar los aposentos privados de los ciudadanos sin que exista una causa probable para
la comisin de un delito. En tu caso, y en otros, he infringido esa orden.
Somos una sociedad muy libre, en comparacin con la mayora de las sociedades del pasado. El
gobierno es pequeo y dbil. Muchos instrumentos de opresin se han cedido gradualmente a las
mquinas al Ordenador Central no sin algunos alborotos iniciales, y no sin complejas salvaguardas.
Esta situacin se mantiene por la ms convincente de las razones: funciona. Hace ms de un siglo que los
libertarios no objetan la mayora de las propuestas concernientes a las funciones del OC. El Gran
Hermano nos vigila, sin duda, pero slo cuando lo invitamos, y un siglo de convivencia nos ha
convencido de que nos ama, de que piensa ante todo en nuestro beneficio. Lo tiene metido en los circuitos,
alabado sea el seor.
Pero ahora pareca que no era tan as. Un fundamentalista se habra sorprendido menos si Jess en
persona le hubiera revelado que la crucifixin haba sido un burdo truco de feria.
El intento nmero cuatro era ms clasificable como un clsico grito de ayuda. Decid que era hora
de tomar otras medidas.
Me hablas de la ria en el Puerco Ciego?
Sent ganas de rer. Atacar a Gales cuando ella estaba drogada y totalmente desinhibida poda tener
un efecto tan mortfero como ponerse una soga en el cuello.
Termin mi trago y arroj el vaso vaco contra la rompiente. Mir la hermosa isla donde hasta un
instante atrs crea haber pasado un ao maravilloso. La isla segua siendo tan hermosa como yo la
recordaba. Con todo, me senta feliz de poseer esos recuerdos. Senta un dejo de amargura, por
supuesto. A quin le gusta hacer el ridculo? Pero por otra parte, quin puede quejarse de un ao de
vacaciones en una paradisaca isla desierta? Acaso tena otra ocupacin? Ninguna, salvo el quinto
intento de suicidio. Y de veras disfrutabas tanto de tu vida, de tus muchas y variadas amistades, de tu
satisfactorio trabajo y tus fascinantes pasatiempos? No te engaes, Hildy.
Pero aun as...
De acuerdo dije, extendiendo las manos. Te dar las gracias. Por mostrarme esto y ante todo
por salvarme la vida. No entiendo por qu ansiaba deshacerme de ella.
El OC no respondi. Se qued mirndome. Me apoy los codos en las rodillas.
Es la verdad. No logro entenderlo. T me conoces. Soy depresivo. Lo he sido desde que tena...
cuarenta o cincuenta aos. Callie dice que yo era un nio melanclico. Por amor de Dios, tal vez haya
sido un feto desdichado que pateaba sin cesar. Berreo, estoy descontento con la falta de propsito de la
vida humana, o con el hecho de que no hayamos logrado descubrir un propsito. Envidio a los cristianos,
musulmanes, budistas y zoroastrianos, e incluso a los astrlogos y flacsitas, porque tienen respuestas en
las que creen. Aunque las respuestas sean errneas, debe de ser confortante creer en ellas. Lloro por los
Miles de Millones de Muertos de la Invasin. Cuando veo un buen documental sobre eso, siento ganas de
sollozar como un nio. Me fastidia la situacin existencial del universo, la condicin humana, las
flagrantes injusticias, los crmenes impunes, la bondad no recompensada, el sabor que siento en la boca por
la maana antes de cepillarme los dientes. Somos tan avanzados que cualquiera dira que habramos
solucionado ese problema, verdad? Trabaja en ello, fjate qu puedes hacer. La humanidad te bendecir.
Pero con mucho hice una pausa efectista, empleando esos gestos que el OC se empeaba en
emular y que sera intil describir, pues mi cuerpo an yaca en la mesa de operaciones, con mucho, la
vida me resulta agradable. No tanto como podra. Y no continuamente. No tan agradable como esto. Y
me imagin haciendo un ademn que inclua ese Edn exuberante que el OC haba creado para m, bien
aprovisionado, apacible, libre de aublo, enfermedades y hongos. Pero no hice el ademn. No importaba;
el OC igual entendera. No estoy contento con mi trabajo. No tengo a nadie a quien ame. Mi vida a
menudo es tediosa. Pero eso es razn para matarse? Soport noventa y nueve aos de lo mismo, y no me
cort el pescuezo. Y lo que acabo de describir quiz valga para gran parte de la humanidad. Sigo viviendo
por las mismas razones que la mayora. Siento curiosidad por lo que viene a continuacin. Qu nos

depara el maana? Aunque sea muy parecido al ayer, vale la pena averiguarlo. Mis placeres no sern tan
exultantes como podran ser en un mundo perfecto, pero lo acepto, y eso me hace valorar las pocas veces
en que me siento feliz. Insisto, para asegurarme de que me entiendes: me gusta la vida. No siempre ni del
todo, pero lo suficiente para querer vivirla. Y adems hay una tercera razn. Tengo miedo de morir. No
quiero morir. Sospecho que no hay nada despus de la vida, y me cuesta aceptar ese concepto tan
extrao. No quiero experimentarlo. No quiero irme, cesar. Soy importante para m. Quin se encargara
de hacer comentarios sarcsticos sobre todas las cosas si yo no asumiera esa tarea? Quin apreciara mis
bromas internas?
Entiendes lo que digo? Nos comunicamos? No quiero morir, quiero vivir. Dices que he intentado
matarme cuatro veces. No tengo ms opcin que creerte... demonios, s que te creo. Recuerdo
parcialmente los intentos, pero no recuerdo el porqu. Quiero que me lo expliques. Por qu?
Actas como si tus impulsos autodestructivos fueran culpa ma.
Pens en ello.
Por qu no? Si comienzas a actuar como un dios, tal vez debas afrontar algunas
responsabilidades divinas.
Has dicho una tontera, y lo sabes. La respuesta a tu pregunta es simplemente que no s. Es lo que
trato de averiguar. Pero podras haber hecho una pregunta ms pertinente.
T la hars de todos modos. Adelante.
Por qu debe importarme? Ante mi silencio, continu: Aunque a veces eres gracioso, hay
gente ms divertida que t. A veces escribes buenas notas, aunque hace tiempo que no lo haces con
frecuencia...
No me digas que lees esa bazofia.
No puedo evitarlo, pues se prepara en una parte de mi memoria. No puedes imaginar la cantidad de
informacin que proceso a cada segundo. Prcticamente todo el discurso pblico pasa por m tarde o
temprano. Slo las cosas que suceden en residencias privadas estn cerradas a mis ojos y odos.
Pero no siempre.
Se incomod, pero gesticul con desdn.
Acaso no lo he admitido? Te amo, Hildy, pero debo aclarar que amo a todos los lunarianos, en
forma ms o menos equitativa. Est en mi programacin. Mi propsito en la vida, si podemos hablar
de algo tan elevado, es mantener a la gente cmoda, segura y feliz.
Y viva?
En la medida en que se me permite. Pero el suicidio es un derecho civil. Si eliges matarte, tengo la
expresa prohibicin de entrometerme, por mucho que te eche de menos.
Pero te entrometiste. Y deseas contarme el motivo.
S. Es ms simple de lo que imaginas, en cierto sentido. En el ltimo siglo hubo un lento y
constante incremento de la tasa de suicidios en Luna. Te proporcionar los datos despus, si deseas
estudiarlos. Se ha transformado en la principal causa de muerte. Eso no me sorprende, considerando que
hoy da es tan difcil morir. Pero las cifras se han vuelto alarmantes, y adems la distribucin demogrfica
de los suicidios resulta cada vez ms perturbadora. Cada vez veo ms individuos como t, que me
sorprenden porque no encajan en ningn esquema. No hacen morisquetas ni piden auxilio a gritos. Un
buen da deciden que la vida no vale la pena. Algunos estn tan decididos que utilizan medios que les
destruyen el cerebro. El balazo en la sien era el mtodo clsico de antao, pero hoy cuesta conseguir
armas de fuego y esta gente debe ser ms creativa. T no entras en esa clasificacin. Aunque estuviste en
situaciones donde era improbable recibir ayuda, escogiste mtodos donde el rescate era tericamente
posible. Slo te salvaste porque yo te observaba ilegalmente.
Tal vez yo lo saba. Inconscientemente.
Se qued sorprendido.
Por qu dices eso?
Me encog de hombros.
OC, pensndolo bien, comprendo que muchas cosas que acabas de contarme deberan horrorizarme
y dejarme sin habla. Bien... estoy horrorizado, pero no tanto como debiera. Y no me he quedado sin
habla. Eso me hace pensar que de alguna manera perciba la posibilidad de que no cumplieras tu
promesa de no violar los habitculos privados.
Hizo una larga pausa,.frunciendo el entrecejo. Era puro teatro, por cierto, parte de su comunicacin
ges-tual. Poda analizar cualquier enunciado en nanose-gundos. Tal vez ste le haba llevado seis o siete
en vez de uno.
Tal vez tengas algo de razn. Lo pensar.
As que tratas la epidemia de suicidios como una enfermedad? Y ests buscando una cura?

sa fue la justificacin que us para extender mis parmetros restrictivos, que funcionan como una
especie de fuerza policaca. Utilic mis circuitos de capacitacin (considralos como abogados tramposos)
para solicitar un programa limitado de investigacin, usando sujetos humanos. Algunos razonamientos
eran capciosos, lo admito, pero la amenaza es real: si extrapolas la tasa de suicidios al futuro, dentro de cien
mil aos la raza humana se extinguira en Luna.
Una crisis inminente, sin duda.
Me mir con mal ceo.
De acuerdo, pude haber observado la situacin varios siglos ms antes de intervenir. Lo habra
hecho, y t te estaras reciclando en los ecosistemas en este preciso instante, tal vez fertilizando un cacto
en tu amada Tejas, pero haba otro factor. Algo mucho ms temible en sus implicaciones.
La extincin es bastante temible. Qu podra ser peor?
Una extincin ms rpida. Debo explicarte algo ms, y as vers el problema en su totalidad. Quiero
saber tu opinin.
Te he dicho que ciertas partes de m se extienden a casi todos los cuerpos y cerebros humanos de
Luna. Esas partes estn all por la mejor razn, y, al igual que otras, han desarrollado las aptitudes y
tcnicas que acabo de demostrarte. Me resultara difcil, casi imposible, regresar a la etapa anterior y
seguir siendo el Qrdenador Central que t conoces.
Todos te conocemos y te amamos coment.
Me conocis y contis conmigo. Y aunque s mejor que t que es posible abusar de estas nuevas
aptitudes, he logrado limitarme en su uso. Las he usado para el bien, por as decirlo, y no para el mal.
Lo acepto, hasta que sepa ms.
Es todo lo que pido. Todos, con excepcin de un puado de especialistas en informtica, me
consideris una voz sin cuerpo. Imaginis una mquina descomunal que se encuentra en una caverna
oscura, aunque con un poco de reflexin comprendis que soy mucho ms que eso, que cada regulador
de temperatura, cada cmara de seguridad, cada ventilador, cada fregador de agua y acera mvil y vagn
del tubo, cada mquina de Luna es en cierto sentido parte de mi cuerpo. Que moris dentro de m.
Pero no comprendis que yo vivo dentro de vosotros. Mis circuitos se extienden a vuestros cuerpos,
y estis enlazados con mi estructura dondequiera que vayis, excepto algunas partes de la superficie.
Siempre estoy en contacto con vosotros. He desarrollado tcnicas para extender mi capacidad usando
partes de vuestros cerebros. Considralas subrutinas. Puedo ejecutar programas utilizando tanto los
circuitos metlicos como orgnicos de todos los cerebros humanos de Luna, sin que siquiera os deis
cuenta. Lo hago continuamente, y desde hace tiempo. Si dejara de hacerlo, ya no podra garantizar la salud
y la seguridad de los lunarianos, que es su primera responsabilidad.
Y algo ha sucedido. Ignoro la causa. Te escog como conejillo de Indias para tratar de descubrir las
races de la angustia, la depresin, el suicidio. Tengo que averiguarlo, Hildy, porque uso vuestros
cerebros como parte del mo, y un creciente nmero de esos cerebros opta por desconectarse.
Conque ests perdiendo capacidad? Se trata de eso? Aun al decirlo, sent un cosquilleo en la
nuca que me indic que era mucho ms grave. El OC no tard en confirmarlo.
La tasa de natalidad es suficiente para sustituir las prdidas. Incluso se est elevando ligeramente.
se no es el problema. Tal vez sea tan sencillo como un virus. Tal vez logre aislarlo, contrarrestarlo y
eliminarlo. Entonces podrs hacer contigo lo que te plazca.
Pero algo rebosa por encima del reino de la desesperacin humana, Hildy.
La verdad es que tengo una depresin de mil demonios.

PARTE 2

07
EL ARCHIDRUIDA

El capataz de Callie me inform que mi madre estaba negociando con el representante del Soviet de
Dinosaurios del Gremio de Cordados, Local 15. Escuch las instrucciones, cog una lmpara y me intern
en la noche de esa regin ganadera. Tena que hablar con alguien sobre mis experiencias recientes, y haba
llegado a la conclusin de que Callie, a pesar de sus limitaciones como madre, era la ms indicada para
ofrecer buenos consejos. Haca un siglo que nada la sorprenda demasiado, y se poda confiar en su
discrecin.
Y tal vez, en lo ms hondo de m, necesitara una charla con mami.
Haban pasado cuarenta y ocho horas desde mi regreso a una dudosa realidad. Las haba pasado
recluido en mi cabaa de Tejas Oeste. Logr avanzar en su construccin ms que en los cuatro o
cinco meses previos, y el trabajo era de mejor calidad. Las aptitudes que recordaba haber adquirido en
Scarpa eran reales. Y por qu no? El OC buscaba verosimilitud, y lo haba conseguido. Si escoga
convertirme en ermitao en mi disneylandia favorita, sabra aparmelas.
Mi regreso a la vida real se gestion con habilidad.
El almirante se despidi despus de lanzarme esa bomba, negndose a contestar mis angustiadas
preguntas. Abord el bote en silencio y bog hasta el horizonte. Y por un tiempo eso fue todo. El viento
segua soplando, las olas seguan rodando sobre la playa. Yo, sin embriagarme, beba whisky de una
botella interminable, y pensaba en lo que l haba dicho.
Not un cambio cuando cesaron las olas. Quedaron petrificadas en medio de su movimiento.
Camin por el agua, que estaba tibia y dura como hormign, y examin una ola. Creo que no habra
podido arrancarle una astilla, ni siquiera con martillo y cincel.
En pocos minutos hubo una evolucin. Sucedan cosas a mis espaldas, nunca ante mi vista. Cuando
regres a mi casa de la playa, la mquina con la pantalla de osciloscopio estaba junto a mi silla. Era un
flagrante anacronismo, totalmente desconcertante. Lo alumbraba el sol, y una gaviota se pos encima. El
ave ech a volar cuando me acerqu. La mquina estaba montada sobre ruedecillas que se hundieron en
la arena blanda. Mir el punto mvil de la pantalla y nada pas. Cuando me enderec y me di la vuelta vi
una hilera de sillas veinte metros playa abajo, y en ellas estaban sentados extras heridos de la enfermera
de la pelcula, aguardando su turno para la mesa. El problema era que no se vea ninguna mesa. Eso no
pareca molestarles.
Una vez que comprend el truco, gir lentamente en crculos. Cosas nuevas aparecan con cada giro,
hasta que estuve de vuelta en la enfermera, rodeado de objetos y personas, entre ellas Brenda y Gales,
que me miraban con cierta preocupacin.
Ests bien? pregunt Brenda. El mdico dijo que te portaras extraamente durante unos
minutos.
Acaso giraba en crculos?
No, te quedaste de pie, mirando el vaco.
Era una interfaz dije, y ella cabece como si eso lo explicara todo. Y supongo que as era.
Aunque Brenda nunca haba estado en la isla de Scarpa ni en un lugar tan completamente real, comprenda
la interfaz mucho mejor que yo, pues la haba practicado toda la vida. Prefer no preguntarle si senta la
arena donde pareca apoyar los pies, y no creo que viera las gaviotas que revoloteaban cerca del cielo
raso.
Sent una agobiante necesidad de largarme de all. Deshacindome de Gales, que me pidi disculpas y
me ofreci un trago, me dirig a la puerta del estudio. La arena no termin hasta que llegu a los
corredores pblicos, donde al fin pis los familiares mosaicos, blandos y mullidos bajo mis pies descalzos.

De nuevo era varn, y esta vez lo not de inmediato. Cuando di media vuelta, no haba ms arena a mis
espaldas.
Pero camino a Tejas vi muchas plantas tropicales que brotaban de suelos de hormign, y viaj en
un tubo festoneado de lianas y cubierto de cangrejos. Habitualmente hay que ingerir una buena dosis de
qumicos para ver semejantes escenas, reflexion mientras los cangrejos correteaban a mis pies. No ansiaba
hacerlo de nuevo.
Y el cocotero que daba sombra a mi inconclusa cabaa tard un da entero en desaparecer.
El farol que yo llevaba no arrojaba mucha lumbre. Una luz brillante en la oscuridad poda espantar el
ganado, as que Callie entregaba a sus peones unos chismes antiguos que quemaban un humoso aceite de
grasa de reptil. Era suficiente para impedirme tropezar con las races de los rboles, pero no para ver a
gran distancia. Y si miraba la luz perda la visin nocturna. Yo procuraba no mirar, pero si ese objeto
rezongn chisporroteaba, yo miraba de reojo y me paraba en seco, encandilado. As que cuando me
tropec con ese tronco tard en comprender qu era. Lo toqu y sent su tibieza, y supe que haba dado
con la pata trasera de un brontosaurio. Retroced deprisa. Estas bestias torpes son propensas a las
estampidas. Y si habis recibido esa desagradable sorpresa que os arroj una paloma en el parque de la
ciudad, no querris averiguar lo que puede caer en las inmediaciones de la pata trasera de un brontosaurio.
Yo lo s por amarga experiencia.
Avanc en medio de un bosque de troncos similares hasta avistar una pequea fogata en una
hondonada. Tres figuras estaban sentadas en torno del fuego, y otra Callie frente a ellas. En la
penumbra vea la mole sombra de una docena de brontosaurios que se perfilaban contra la noche,
rumiando plcidamente y pedorreando como sirenas de barco. Me acerqu despacio a la fogata, para no
sobresaltar a nadie, pero logr sorprender a Callie, quien alz la vista alarmada y luego palme el suelo
para invitarme. Se llev un dedo a los labios y continu estudiando a sus adversarios, pintados de naranja
por las inquietas llamas.
No s si David Tierra espantaba ms en esa penumbra o a plena luz del da. Pues era l en persona,
sentado en posicin del loto, pregn ambulante de remedios contra la fiebre del heno. Callie era alrgica
a ese hombre, o a su biosfera, y aunque curarse habra sido sencillo y barato, ella cuidaba esa alergia, la
atesoraba, sufra dichosamente cada moqueo y estornudo como una razn ms para detestar al causante.
Lo odiaba desde que yo haba nacido, y sus visitas quinquenales le causaban la misma impresin que
deban de causar las extracciones dentales antes de la anestesia.
David Tierra me salud con un cabeceo y yo respond con un cabeceo. Entre nosotros eso era toda
una conversacin. Callie y yo disentamos en muchas cosas, pero compartamos la misma opinin sobre
David Tierra y los terristas.
Era un hombre fornido, casi tan alto como Brenda y mucho ms imponente. Tena cabello largo,
verde y desaliado, y por una excelente razn: no era cabello, sino una hierba creada por bioingeniera
que era parasitaria de la piel humana. Ignoro los detalles del cultivo. Habra tenido ms inters en las
costumbres amatorias de los sapos. Se engrosaba el cuero cabelludo,.y se usaba tierra. Cuando el hombre
se rascaba la cabeza, llovan terrones. Pero ignoro cmo se adhera esa tierra a la piel, si formaba bolsones
o capas, y no s nada sobre el sistema que comunicaba la sangre con las races, y preferira no saberlo.
Recuerdo que cuando nio me preguntaba, cuando l se levantaba por la maana, si tendra que echarse
abono sobre ese esplendor agrcola que le cubra la mollera.
Tena dos pechos enormes tpicos de todos los terristas, hombres y mujeres en cuyos declives
crecan ms plantas. La mayora exhiba flores o frutas diminutas. Me pregunt si tendra que practicar la
siembra de contorno para impedir la erosin de esas frtiles laderas. l not que lo miraba, arranc una
manzana del tamao de una uva de esa masa enmaraada y se la meti en la boca.
Qu se puede decir del resto de su persona? Tena la espalda, los brazos y las piernas cubiertos de
vello. No era vello humano, sino una pelambre que presentaba una descabellada combinacin de piel de
jaguar, tigre, bisonte, cebra y oso polar. La reestructuracin gentica requerida para soportar todo eso
deba de ser un collage inimaginable. Era irnico, pens, que los orgenes de los terristas se remontaran a
los activistas que protestaban contra el uso de pieles, aunque por cierto no se haba daado a ningn
animal para generar esa pelambre. Slo fragmentos genticos extrados y adaptados. En los dedos luca
zarpas osunas, y en vez de pies tena pezuas de alce, como un fauno tamao familiar. Todos los
terristas tenan atributos animales, eran su placa de identificacin. Pero el fundador haba llegado ms
lejos que todos sus adeptos. Lo cual, sospecho, es lo que define a lderes y seguidores.
Pero, por increble que parezca despus de enumerar tantos agravios visuales, lo primero que se notaba
al tener la desgracia de toparse con David Tierra era su olor.
Sin duda se baaba. Tal vez era mejor decir que se regaba regularmente. David Tierra durante una
sequa habra sido un incendio potencial ambulante. Pero no usaba abn (subproducto animal) ni otro
producto de limpieza (polucin qumica de la Davidsfera). Lo cual produca un tufo a sudor acre,

desagradable pero soportable. Sus pasajeros, sin embargo, elevaban ese inequvoco y objetable aroma a
las alturas de lo mconce-bible.
Es un axioma que los grandes animales peludos tienen gran cantidad de pulgas. Las pulgas eran slo
el comienzo de los queridos huspedes de David Tierra, como l los haba llamado una vez. Yo los
haba definido como parsitos, y l haba sonredo con tolerancia. Sus sonrisas siempre eran tolerantes;
uno senta ganas de arrancarles ese benvolo semblante para alimentar a sus queridos huspedes. David
era de esos tos que tena todas las respuestas morales y nunca vacilaba en sealar los errores del prjimo.
Afectuosamente, desde luego. Senta afecto por todas las criaturas de la naturaleza, aun por las que
ocupaban los peldaos inferiores del proceso evolutivo. La mayora de sus congneres, por ejemplo.
Para qu huspedes tenda David su rooso felpudo de bienvenida? Pues bien, qu animalejos
viven en los pastizales? Nunca vi un perro de las praderas asomando del peinado de David, pero no me
hubiera sorprendido. Albergaba un hervidero de ratones, un coro de musaraas, una bandada de
pinzones y un circo de pulgas. Un bilogo experto habra contado fcilmente una docena de especies de
insectos, sin siquiera aproximarse a la cifra real. Todas estas criaturas nacan, crecan, cortejaban,
copulaban, anidaban, coman, defecaban, orinaban, desovaban, luchaban, cazaban, soaban y moran en
los diversos biomas que formaban parte de David. A veces los cadveres se desprendan y caan; de lo
contrario, fertilizaban el terreno para la prxima generacin.
Todos los terristas apestan; es un gaje del oficio. Continuamente comparecen en los tribunales por
infringir las leyes sobre olores corporales, cuando el sufrido ocupante de un atestado elevador se harta y
los manda arrestar. David Tierra era el nico hombre de Luna que estaba exiliado para siempre de los
pasajes pblicos. Se desplazaba desde la hacienda al disneylandia y la granja hidropnica por conductos y
cloacas.
Alarmas a nuestros afiliados con semejante oferta declar el acompaante de David, un sujeto
ms menudo y menos imponente cuyos nicos atributos animales visibles era un modesto par de astas y
una cola de len. Cien asesinatos es slo una matanza antojadiza, y la rechazamos por completo. Pero
tras una cuidadosa consulta, estamos dispuestos a ofrecer ochenta. Con la mayor renuencia.
Una cosecha de ochentadijo Callie, enfatizan-do la palabra como de costumbre. Ochenta es una
ridiculez. Con un cupo de ochenta ir directamente a la quiebra. Venga, vayamos a mi oficina, os
mostrar los libros. Hay un pedido de setenta reses tan slo de McDonald's.
Es problema tuyo. Nunca debiste haber firmado ese contrato hasta que hubieran concluido estas
negociaciones.
Si no firmo el contrato, pierdo el cliente. Qu queris, arruinarme? Noventa y nueve, es mi
oferta definitiva, y no se hable ms. Creo que ni siquiera con cien puedo obtener ganancias. Ms an,
ofrezco noventa y ocho, para terminar con esta historia. Eso representa doce menos de lo que ofrecisteis
a Reilly, camino abajo, hace tres das, y su rebao es menor que el mo.
No estamos aqu para hablar de Reilly, sino de tu contrato y tu rebao. Y tu rebao no est feliz,
pues slo me ha presentado quejas. No puedo permitir un asesinato ms que... Mir de soslayo a
David, quien mene la cabeza, apenas, haciendo ondear sus pastizales. Ochentaconcluy Astas.
Callie mastic su furia en silencio. Sera imposible hablarle por el momento, mientras los sindicalistas
no hubieran consultado con sus afiliados, as que me alej de la fogata. En esa negociacin not algo que
me pareca relacionado con mi situacin.
OC susurr, ests ah?
Dnde ms podra estar? murmur el OC. Y slo necesitas subvocalizar. Comprender
fcilmente tus palabras.
Cmo he de saber dnde te encuentras? Cuando te llam despus que te alejaste en el bote, no
respondiste. Pens que estaras enfurruado.
Pens que era gratuito hablar sobre mi revelacin sin darte tiempo para reflexionar.
He reflexionado, pero tengo algunas preguntas.
Har lo posible para responderlas.
Estos sindicalistas. De veras hablan en nombre de los dinosaurios?
Hubo una breve pausa. Supongo que la pregunta pareca ajena a nuestros problemas. Pero el OC se
abstuvo de hacer comentarios.
T te criaste en esta hacienda. Pens que tendras la respuesta.
No, en verdad nunca he pensado en ello. T sabes lo que piensa Callie de los derechos de los
animales. Siempre dijo que los terristas eran una pandilla de msticos que tenan suficiente influencia
poltica para lograr que sus descabelladas ideas cobraran fuerza de ley. Afirmaba que nunca haba credo
que ellos se comunicaran con los animales. Yo la crea, y no he pensado en ello durante ochenta aos.
Pero despus de las que he pasado, tengo mis dudas.

En general se equivoca dijo el OC. Es fcil demostrar que los animales sienten, aun en el nivel
de los protozoos, aunque es opinable que tengan pensamientos reconocibles. Pero como soy parte
interesada en estas negociaciones (ms an, una parte indispensable), puedo decirte que s, estas criaturas
son capaces de expresar deseos y responder a proposiciones, siempre que se expresen en trminos que
ellas comprendan.
Cmo?
Bien... El contrato que resultar de esta negociacin es un instrumento puramente humano. Estas
bestias nunca se enterarn de su existencia. Como su lenguaje est limitado a una serie de bramidos,
supera totalmente su capacidad. Pero en cuanto a las estipulaciones del contrato, se llegar mediante un
proceso de toma y daca que no difiere de la negociacin colectiva humana. Callie ha inyectado en su
ganado una solucin de agua y algunos billones de mecanismos biotrpicos de nanoingeniera
autorreplicantes que...
Nanobots...
S, es el trmino popular.
Tienes algo contra los trminos populares?
Slo su imprecisin. El trmino nanobot sugiere una mquina diminuta, programada y
autnoma, y eso incluye muchos otros dispositivos intracelulares adems de los que estamos comentando.
Los que estn en tu corriente sangunea y dentro de tus clulas son muy diferentes...
De acuerdo, entiendo adonde vas. Pero es el mismo principio, de acuerdo? Estos robots, ms
pequeos que glbulos rojos...
Algunos son an ms pequeos. Se desplazan a sitios especficos del organismo y all se
ponen a trabajar. Algunos llevan materia prima, algunos llevan planos, algunos son obreros
constructores. Trabajando a velocidades moleculares, construyen varias mquinas ms grandes (con
lo cual quiero decir microscpicas, en la mayora de los casos), en los intersticios que separan las
clulas corporales, o dentro de las paredes mismas de las clulas.
Que se usan para...
Creo entender adonde vas con esto. Cumplen muchas funciones. Algunas son tareas domsticas
para las cuales tu cuerpo no sirve o ha dejado de servir. Otros son dispositivos de control que alertan a un
sistema externo ms amplio que algo anda mal. En el rebao de Callie, se trata de un ordenador muy
bsico, un Mark III Criador, que ha sufrido pocas modificaciones de diseo en ms de un siglo.
Y que forma parte de ti, naturalmente.
Todos los ordenadores de Luna, excepto los bacos y tus dedos, forman parte de m. Y en un
aprieto, yo podra usar tus dedos.
Como acabas de mostrarme.
S. La mquina (es decir yo mismo, en cierto modo) escucha continuamente a travs de una red de
receptores situados en toda la hacienda, tal como yo escucho continuamente tus llamadas, no importa en qu
parte de Luna ests. Todo esto sucede en lo que podras considerar mi nivel subconsciente. Nunca soy
consciente del funcionamiento de tu cuerpo a menos que una alarma me alerte, o que me llames en lnea.
As como hay una red de mquinas en mi cuerpo, hay una similar en cada brontosaurio de Callie.
Hay cierta similitud, s. Las estructuras neurales son muchsimo menos evolucionadas que las de tu
cerebro, as como tu cerebro orgnico es operativamente muy superior al del dinosaurio. No ejecuto programas
parasitarios en el cerebro del dinosaurio, si a eso te refieres.
No me refera precisamente a eso, o tal vez s, pues no saba muy bien por qu haba hecho la
pregunta. Pero no se lo dije al OC. Lo dej continuar.
Es lo ms que podemos acercarnos a la telepata mental. Los representantes sindicales estn
conectados conmigo, y yo estoy conectado con los dinosaurios. El mediador plantea una pregunta:
Cmo os sents cuando ciento veinte congneres vuestros son cosechados/asesinados este ao? Yo
planteo la pregunta aludiendo a depredadores. Una imagen de un tiranosaurio que se aproxima. Obtengo
una respuesta de temor: Lo lamento, por ahora no, gracias. Retransmito a los sindicalistas, quienes
indican a Callie que la cifra no es aceptable. El sindicalista propone otra cifra, en el caso de esta noche,
sesenta. Callie no puede aceptar, pues se ira a la bancarrota, y no quedara nadie para alimentar el ganado.
Transmito esta idea a los dinosaurios, con sensaciones de hambre, sed, enfermedad. Tampoco les gusta
esto. Callie propone que se tomen ciento diez criaturas. Les muestro un tiranosaurio ms pequeo que
se aproxima, y algunos integrantes del rebao escapan. No responden tan enfticamente con su reflejo de
temor y huida, lo cual traduzco: Por el bien del rebao, podramos aceptar la prdida de setenta para que
los dems puedan engordar. Le comunico la propuesta a Callie, quien afirma que los terristas la estn
desangrando, y as sucesivamente.
Me parece totalmente intil le respond, sin prestar demasiada atencin a lo que deca el OC.
Estaba viendo una imagen de m mismo viviendo dentro de la mquina planetaria en que se haba

convertido el OC, y de l viviendo dentro de mi cuerpo. Lo curioso era que nada de lo que haba
aprendido desde mi llegada a la isla de Scarpa me haba resultado exactamente nuevo. Haba aptitudes
nuevas, inauditas, pero al analizarlas comprenda que eran inherentes a la tecnologa. Haba tenido los
datos, aunque en forma insuficiente. No haba dedicado tiempo a pensar en ellos, as como no pensaba en
mi respiracin, y menos an a meditar sobre las implicaciones, que en general me desagradaban. Not que
el OC hablaba de nuevo.
No entiendo por qu lo dices. Excepto que conozco tu posicin moral en lo concerniente a la
crianza de animales, y tienes derecho a ello.
No, aparte de eso, yo podra haberte predicho el resultado de todo esto, dada la oferta inicial.
David propuso sesenta, correcto?
Despus de su declaracin inicial sobre el asesinato de estas criaturas, y de su exigencia formal de
que...
Todas las criaturas deben vivir libres de la depredacin del hombre, el depredador ms voraz y
despiadado. De acuerdo, ya me conozco el discurso, y tanto David como Callie saben que es una mera
formalidad, como cantar el himno planetario. Callie replic con ciento veinte porque saba que este ao
deba sacrificar noventa para obtener ganancias razonables, y cuando David oy eso supo que al fin
convendran en noventa. Entonces dime: Por qu molestarse en consultar a los dinosaurios? A quin le
importa lo que piensen?
El OC guard silencio, y yo me ech a rer.
Dime la verdad. T inventas la imagen de los de-voradores de carne y la sensacin de hambre.
Supongo que cuando ambos miedos se equilibran, cuando las pobres bestias quedan igualmente
atemorizadas por alternativas desastrosas (a tu juicio, recurdalo), entonces tenemos contacto, verdad?
Dnde crees pues que se encontrar ese punto intermedio?
Noventa vctimas dijo el OC.
No ms preguntas, seora.
Tienes algo de razn. Pero de hecho transmito las sensaciones de los animales a los representantes
humanos. Ellos sienten el miedo, y pueden juzgar tan bien como yo cuando se alcanza un equilibrio.
Di lo que quieras. Yo estoy convencido de que ese zopenco con astas bien pudo quedarse en la
cama, firmar un contrato por noventa muertes y ahorrarse mucho esfuerzo. Entonces podra buscar un
trabajo til. Tal vez como jardinero en el peinado de David.
El OC guard un largo silencio. Cuando habl de nuevo, no utilizaba su tono discursivo habitual.
El hombre de los cuernos dijo en voz baja tiene taras mentales que no he podido tratar. No
sabe leer ni escribir, ni es apto para muchas tareas. Hildy, todos necesitamos hacer algo en este mundo.
La vida puede parecer vaca sin una tarea gratificante.
Call un instante, pues conoca muy bien esa sensacin de vacuidad.
Y ama de veras a los animales aadi el OC. Le duele pensar en que los maten. No debera
contarte nada de esto, pues se me prohibe comentar las cualidades, buenas o malas, de los ciudadanos
humanos. Pero en vista de nuestra nueva relacin, pens...
Ya era suficiente.
Qu hay de la muerte? pregunt. Mencionaste el hambre y la imagen de un depredador.
Obtendras una reaccin ms fuerte si les metieras la idea de la muerte en la cabeza.
Una reaccin ms fuerte de la conveniente. Los depredadores y el hambre implican la muerte, pero
inspiran menos temor que el hecho en s. Estas negociaciones son muy delicadas. Muchas veces intent
persuadir a Callie de realizarlas dentro. Pero ella alega que si cabeza de ensalada no teme deliberar en
medio del rebao, ella tampoco. No, la imagen de la muerte es el arma nuclear de las relaciones entre
depredador y presa. Ha-bitualmente es un preludio a una medida de fuerza o un boicot.
O algo an ms grave?
Eso infiero. Claro que no tengo pruebas.
Me pregunt sobre ello. Tal vez el OC era sincero cuando deca que slo observaba sitios privados
o mentes, llegado el caso en circunstancias tan inusitadas como la ma. Sin duda comprenda
fcilmente actividades ilegales tales como el sabotaje o el uso de matones contratados, los recursos extremos
tradicionales de obreros y patrones, y muy en boga entre grupos radicales como los terristas, que despus
de todo no podan pedir a sus afiliados que fueran a la huelga. Qu hara un brontosaurio? Dejar de
comer? El OC por cierto examinara los sitios donde se ensamblaban las bombas, o en todo caso poda
comprender las intenciones de los tirabombas mediante lecturas de sus ubicuas mquinas intercelulares.
Cada ao los amantes de la ley y el orden presentaban mociones para otorgarle estos poderes. A fin de
cuentas, el OC era un guardin benvolo. Nadie saldra perjudicado salvo quienes lo merecieran.
Podamos eliminar el delito de la noche a la maana si tan slo le quitbamos las cadenas al OC.

Yo mismo haba sostenido esa opinin, a pesar de las objeciones de los libertarios. Despus de mi
estancia en ia isla de Scarpa, simpatizaba fervientemente con el bando opuesto. Supongo que era
simplemente un ejemplo de esa vieja definicin del liberal: un conservador a quien acaban de arrestar. Un
conservador, por cierto, es un liberal a quien acaban de atracar.
Encaras este asunto con cinismo dijo el OC porque slo lo has visto desde la faz comercial, y
entre humanos y criaturas con una estructura cerebral muy rudimentaria. Es mucho ms interesante
cuando las negociaciones se celebran entre mamferos superiores. Hay algunos desarrollos interesantes
en Kenia, donde el arbitraje entre leones y antlopes ya tiene cinco dcadas. Los leones se han vuelto muy
diestros en ello. A estas alturas ya saben escoger al representante ms habilidoso, una suerte de delegado
sindical, usando el mismo instinto que los impulsa a las batallas por el predominio. Creo que han captado
el concepto de que deben existir perodos de caza, que si mataran a todos los antlopes slo conseguiran
comida comercial para felinos... la cual les gusta, pero no sustituye la caza. Hay un veterano hirsuto y
desdentado que, ao tras ao, negocia con los antlopes con tanto empeo como cuando los cazaba en
la sabana en su juventud. Es un Samuel Gompers de la...
Me salv de or las hazaas de este Lenin leonino porque David Tierra se movi en ese momento.
Se puso de pie, y Astas lo imit prontamente, destruyendo el corts mito de que influa en las decisiones.
David rara vez asista a las negociaciones con los criadores, pues estaba demasiado ocupado con las
presentaciones que promovan su filosofa terrista ante los votantes. En televisin, desde luego; la
presencia de David era el modo ms rpido de dispersar una reunin poltica.
Creo que tenemos un problema dijo con su voz tonante. Las inocentes criaturas que
representamos han sufrido bastante bajo vuestro yugo. Sus quejas son muchas y... bien quejosas. Era la
debilidad de David. No era el orador ms elocuente del mundo. Empeoraba ao a ao, a medida que el
lenguaje se converta en un lastre filosfico para l. Uno de sus planteamientos era abolir el lenguaje
cuando se alcanzara el milenio. Quera que todos cantramos como avecillas.
Por nombrar slo una continu, t eres una de las tres asesinas de dinosaurios...
Criadores dijo Callie.
... que insisten en usar el enemigo natural del brontosaurio como medio para inculcar terror en...
Arrear gru Callie. Y mis tiranosaurios jams han araado siquiera a un apestoso
brontosaurio.
Si insistes en interrumpirme, no llegaremos a ninguna parte dijo David, con su sonrisa
bonachona.
Nadie me llama asesina en mis propias tierras. Hay tribunales para el libelo, y ests a punto de
asistir auno.
Se estudiaron a travs de las llamas, sabiendo que el noventa y nueve por ciento de las amenazas y
acusaciones eran pura chchara destinada a doblegar o desconcertar al oponente, y odindose con una
vehemencia que infunda relieve a sus amenazas. El rostro de Callie reflejaba sus opiniones. David
simplemente sonrea, dando a entender que amaba entraablemente a Callie. Pero yo saba que no era as.
La odiaba tanto que la castigaba con su presencia cada cinco aos, y no se me ocurre una crueldad mayor.
Debemos celebrar una comunin ms ntima con nuestros amigos declar David
abruptamente. Dio media vuelta y se alej de la fogata, seguido sumisamente por su adepto.
Callie suspir, se levant, resopl, dio puetazos en el aire. Las negociaciones son agotadoras para
la mente y el cuerpo, pero es fundamental contar con posaderas resistentes. Callie se masaje las suyas,
sac un par de cervezas de la nevera porttil, me arroj una y se sent en la nevera.
Me alegra verte dijo. No tuvimos oportunidad de hablar a ltima vez que viniste. Frunci el
entrecejo al recordarlo. Pensndolo bien, te largaste sin avisar. Cuando fuimos a mi oficina, te habas
ido. Qu pas?
Muchas cosas, Callie. Por eso vine aqu... Quiero hablar contigo, si es posible. Tal vez puedas
ofrecerme algn consejo.
Callie me mir con recelo. Era natural que sintiera recelo despus de negociar con ese sindicato
intransigente. Pero haba algo ms profundo. Nunca habamos logrado comunicarnos. Me deprimi
comprender una vez ms que ella era la primera persona en quien pensaba cuando deba discutir algo
importante. Pens en levantarme y largarme de all, pero vacil, y Callie hizo lo que .siempre haca
cuando yo intentaba hablar con ella: cambi de tema.
Esa Brenda es mucho ms agradable de lo que parece. Tuvimos una larga charla cuando
descubrimos que te habas ido. Tienes idea de cunto te admira?
S, Callie, yo...
Est siguiendo un curso de historia que te dejara sin aliento, para comprender tus referencias a la
historia antigua. Creo que no tiene sentido. Ciertas cosas slo se entienden cuando se han vivido. Yo

conozco el siglo veintiuno porque estuve all. El veinte y el diecinueve nunca me parecern igualmente
reales, aunque he ledo mucho sobre ellos.
A veces creo que para Brenda ni siquiera el mes pasado es real.
Pues te equivocas. Conoce la historia reciente mejor de lo que crees, y te hablo de cosas que
sucedieron cincuenta o cien aos antes de su nacimiento. Nos sentamos a charlar... bien, en general le
cont ancdotas, supongo. Pareca fascinada. Sonri ante ese recuerdo. No me sorprenda que Brenda le
hubiera cado bien. Hay pocas cualidades que mi madre valore ms en un ser humano que un odo atento.
No tengo mucho contacto con los jvenes. Como le deca, nos movemos en esferas sociales diferentes.
Yo no soporto su msica y ellos piensan que soy un fsil ambulante. Pero al cabo de unas horas Brenda
me hizo algunas confidencias. Fue casi como tener... una hija.
Me mir de soslayo, bebi un sorbo de cerveza. Comprendi que haba ido demasiado lejos.
Normalmente un comentario de ese tenor habra desencadenado la trillonsima repeticin de
nuestra discusin favorita. Esa noche prefera pasarla por alto. Tena en mente cosas ms importantes. Mi
falta de reaccin debi indicarle que yo estaba preocupado de veras, porque me mir de hito en hito.
Cuntame me dijo, y le cont.
Pero no todo. Le refer mi pelea en el Puerco Ciego, y la conversacin con el OC que haba
conducido a esas seudoexperiencias que an estaban tan frescas en mi memoria. Le dije que el OC lo
haba explicado como una cura para la depresin, en lo cual haba algo de cierto. Pero me result
imposible confesarle que haba intentado suicidarme. Existe una confesin ms embarazosa? Tal vez
algunos no le daran importancia, exhibiran con orgullo lo que los expertos denominan signos de
vacilacin: cicatrices en la mueca, balazos en el techo. Yo haba ledo algo sobre el tema mientras estaba
recluido en Tejas. Si el suicidio era una peticin de auxilio, era razonable confesar francamente que uno lo
haba intentado, para obtener comprensin, consejos, conmiseracin o tal vez un mero abrazo.
O piedad.
Acaso soy demasiado orgulloso? No creo. Examin mis motivos hasta donde era capaz, y no
descubr ninguna necesidad de piedad, que sin duda era lo que me ofrecera Callie. Tal vez eso significaba
que mis intentos eran motivados por la depresin, por el simple deseo de no vivir ms. Y ese pensamiento
era muy deprimente.
Al fin termin mi relato, y sin duda Callie detect de inmediato mis omisiones, pero guard silencio.
La situacin la incomodaba tanto como a m, pues la calidez no era rasgo de familia. Haca aos que no
me senta tan bien con ella, por el solo hecho de que me hubiera escuchado tanto tiempo.
Callie meti una mano detrs de la nevera, sac una lata y verti el contenido en la fogata,
provocando una llamarada. Sonri con picarda.
Grasa de brontosaurio procesada explic. Es magnfica para barbacoas, enciende el fuego con
rapidez. Hace ochenta aos que lo uso en las fogatas para estas reuniones. Un da de stos, cuando me
provoque ms de la cuenta, se lo revelar a David. Estoy segura de que le gustar a pesar de todo.
Quieres arrojar ms leos al fuego? Tienes una pila a tus espaldas.
Arroj los leos, y los miramos arder.
Ests omitiendo algo dijo al fin. Si no quieres contrmelo, es cosa tuya. Pero eras t quien
quera hablar.
Lo s, lo s. Pero se me hace muy difcil. Han sucedido muchas cosas, he sabido muchas cosas.
Desconoca esa tcnica de implantacin de recuerdos dijo Callie. No pens que el OC
pudiera hacerlo sin permiso. No pareca alarmada. Como casi todos los lunarianos, consideraba que el
OC era un esclavo til y muy inteligente. Conceda, como todos los dems, que era un ser consagrado a
ayudarla. Pero a partir de all difera con sus conciudadanos, que tambin consideraban que el OC era la
forma de gobierno menos invasora y ms benvola jams inventada.
El OC no lo haba mencionado, pero sus medios de acceso a la hacienda Doble C Barra eran limitados.
No era coincidencia. Callie haba configurado sus sistemas electrnicos de tal manera que le permitieran
funcionar independientemente del OC si era necesario. Todas las comunicaciones deban llegar por un cable
a su Mark III Criador, que operaba en la hacienda. El enlace se purificaba mediante una serie de ingenios
suministrados por amigos igualmente paranoicos, diseados para filtrar el virus subversivo, la bomba de
tiempo y el Bombero Chino, formas de brujera informtica sobre las cuales yo no saba nada salvo los
nombres.
Era bastante ineficaz, y tal vez ftil. A fin de cuentas el OC estaba all, hablando conmigo. Haba
burlado las vallas, el puente levadizo electrnico que Callie poda alzar y bajar a voluntad, el foso
fotograbado que esperaba llenar con cocodrilos cibernticos y las hirvientes disfunciones que se
propona arrojar contra los programas invasores. Afirmaba que poda aislar su castillo activando un
interruptor. Un manotazo y la hacienda CC cortara amarras, alejndose de la red de datos conocida
como Ordenador Central.

Una tontera, verdad? Tambin yo crea lo mismo, hasta que el OC se adue de mi mente.
Callie siempre haba pensado as, y aunque estaba en minora no era la nica. Walter estaba de acuerdo
con ella, y tambin algunos disconformes crnicos como los hem-leinianos.
Estaba por continuar con mi historia de lamentaciones, pero Callie se apoy un dedo en los labios.
Tendrs que aguardar un poco dijo. El Kaiser de los Cordados viene de regreso.
Callie tuvo un ataque de estornudos. La expresin bonachona de David rezumaba tanta dulzura que
rayaba en lo ridculo. Era evidente que lo estaba disfrutando. Se sent y aguard mientras Callie buscaba
un rociador nasal en la cartera. Cuando ella se administr una dosis y se son la nariz, David sonri
afablemente.
Me temo que tu oferta de noventa y ocho asesinatos es... Alz la mano para silenciar las protestas
de Callie. De acuerdo, la muerte de noventa y ocho criaturas es simplemente inaceptable. Tras nuevas
consultas, y tras haber odo quejas que me han dejado pasmado... y bien sabes que tengo experiencia en este
asunto...
Noventa y siete dijo Callie.
Sesenta replic David.
Cale pareci dudar que hubiera odo bien. La palabra qued colgando en el aire, con un potencial
tan incendiario como el del fuego.
Comenzaste en sesenta murmur Callie.
Y he regresado all.
Qu est pasando? Esto no se hace as, y lo sabes. No fingir que existe afecto entre nosotros,
pero siempre he podido negociar contigo. Hay ciertas prcticas aceptadas, ciertas premisas que
cuentan con el aval de la costumbre aunque no tengan fuerza legal. Todos las respetan. Eso se llama
buena fe, y no creo que esta noche la ests poniendo en prctica.
No habr ms negociaciones como las de costumbre salmodi David. Has preguntado qu
est pasando, y te lo dir. Mi partido se ha fortalecido a lo largo de esta dcada. Maana pronunciar un
gran discurso donde propondr nuevos cupos que, en un perodo de veinte aos, eliminarn por completo el
consumo de carne animal. En estos tiempos es descabellado continuar con una prctica primitiva e
insalubre que nos rebaja a todos. Matar y comer a criaturas que son nuestros semejantes es simple
canibalismo. Ya no podemos permitirlo y considerarnos civilizados.
Qued impresionado. David no haba tropezado con una sola palabra, lo cual deba significar que las
haba escrito y memorizado. Veamos el preestreno del gran espectculo del da siguiente.
Cllate dijo Callie.
Muchos estudios cientficos demuestran que el consumo de carne...
Cllate repiti Callie con tono enrgico, aunque sin levantar la voz. Ests en mis tierras, y vas
a callarte, o te meter a patadas en una cmara de presin y te quitar el aire.
No tienes derecho a...
Callie le arroj la cerveza en la cara, tir la lata a la oscuridad. David se qued atnito, tan petrificado
que me dio escalofros. Luego se relaj, adopt su actitud de costumbre, la del viejo sabio que contempla
con benevolencia los altibajos de un mundo imperfecto con el paternalismo afectuoso de una deidad.
Un ratn asom entre las malezas de su barba para averiguar a qu vena tanto alboroto. Prob una
gota de cerveza, le agrad, y se puso a lamer el resto con un afn que tal vez lamentara por la maana.
Me he pasado ms de treinta horas acuclillada ante esta maldita fogata dijo Callie. No me
quejo por eso. Es un precio que se paga por hacer negocios, y estoy habituada. Pero soy una mujer ocupada.
Si me lo hubieras dicho en cuanto nos sentamos, si hubieras tenido esa gentileza, habra echado arena al
fuego y te habra respondido que nos veramos en el tribunal. Porque all iremos, y te har enviar una
citacin judicial antes que esa cerveza se haya secado. La Junta de Relaciones Laborales tambin tendr
algo que decir. Extendi las manos en un elocuente gesto itlico. Creo que ya no tenemos nada de
que hablar.
Est mal insisti David. Adems es insalubre, y...
Mientras buscaba una palabra para describir tamao horror, Callie replic:
Nunca entend lo de insalubre. La carne de brontosaurio es el producto alimenticio ms saludable
que se ha desarrollado. Yo lo s bien, pues ayud a construir los genes cuando ambos ramos jvenes.
Tiene bajo colesterol, gran contenido de vitaminas y minerales... Se interrumpi, mir a David con
curiosidad. De qu vale? No puedo entenderlo. Me has disgustado desde que nos conocimos. Creo
que eres loco, egosta y deshonesto. Todas esas pamplinas sobre el amor! Creo que vives en un mundo
de fantasa donde nadie debe ser lastimado. Pero nunca te he acusado de estupidez, y ahora ests haciendo
algo estpido y crees que puedes salirte con la tuya. No comprendes que no dar resultado?

Lo mir con preocupacin. Casi como si deseara ayudarlo.

Era el mejor modo de enfervorizar a David, pero no creo que Callie deseara provocarlo. A su juicio, l
se suicidara polticamente si intentaba privar a los luna-rianos de la carne de brontosaurio, por no
mencionar otros tipos de carne. Y nunca entendi la necedad en otros seres humanos.
David se inclin hacia delante, abri la boca para iniciar otro discurso, pero no tuvo la oportunidad.
Como consta en las grabaciones, algunos troncos nuevos se movieron. Uno de ellos cay en la grasa de
brontosau-rio que Callie haba derramado, un charco que arda en la superficie. El aadido de brasas
calientes hizo chisporrotear la grasa. Estall una lluvia de chispas que nos roci con gotas de grasa ardiente
que se adhera como napalm. Como eran muy pequeas, yo slo sent unos pinchazos en los brazos y en
la cara, y pronto las apagu. Callie y Astas tambin se palmeaban.
David tena un problema ms serio.
Se est incendiando! grit Astas.
Y era verdad. La hierba de su cabeza arda alegremente. David mismo no lo haba notado an, y mir
en torno confundido, con una expresin de sorpresa que yo habra recordado siempre aunque no la
hubieran pasado cien veces por las noticias.
Necesito agua dijo, rozando las llamas y apartando la mano. Pareca bastante calmo.
Aguarda un minuto dijo Callie, volvindose hacia la nevera. Creo que se propona rociarlo con
ms cerveza, y me pareci irnico que la primera cerveza quiz lo hubiera salvado de tener que
comprarse una cara nueva porque le haba empapado la hierba de la barba. Mario, arrjalo al suelo,
trata de sofocar las llamas.
No hice comentarios sobre el uso de mi viejo nombre. No pareca el momento indicado. Me acerqu
a David y l me apart a manotazos en una reaccin de pnico. Creo que empezaba a dolerle.
Agua! Dnde est el agua?
Vi un arroyo por all dijo Astas.
David miraba en torno con ojos desorbitados. Se haba convertido en una nave que se iba a pique.
Tres ratones, tres culebras y un par de pinzones abandonaron sus escondrijos; los insectos en fuga eran
demasiados para contarlos. Algunos volaron directamente a la fogata. David no se comport mejor. Ech
a correr hacia donde sealaba su asistente, cuando su instructor de incendios le habra dicho que era lo
peor que poda hacer. O bien no haba prestado atencin en la escuela o bien haba perdido toda
racionalidad. Viendo su resplandor en la noche, supuse que era lo segundo.
No! David, regresa! Callie acababa de arrancar la tapa de una lata de cerveza. All no hay
agua! Le arroj la cerveza, pero se qued corta. David marcaba rcords olmpicos en su carrera hacia
un arroyo inexistente. Mario! Alcnzalo!
No cre que pudiera, pero tena que intentarlo. Sera fcil de seguir, a menos que se incinerase. Ech a
correr, agradeciendo a las generaciones de brontosaurios que haban apisonado el terreno. David se
intern en un bosquecillo de cicadceas, y yo estaba llegando al linde cuando o otro grito de Callie.
Regresa! Pronto, Mario, regresa!
Me detuve y tuve una sensacin perturbadora. El suelo temblaba. Mir hacia la fogata. Callie estaba
de pie, escudriando la oscuridad. Haba encendido una potente linterna y barra el terreno con los
haces. Alumbr a un brontosaurio en plena embestida. El animal se detuvo, encandilado y confundido,
escogi otra direccin y continu su marcha.
Una sombra de ochenta toneladas pas a mi lado, a menos de tres metros. Ech a andar hacia la fogata,
escrutando la oscuridad, sabiendo que no tendra mucho tiempo de advertencia. Otra bestia se lanz hacia
la fogata. Pis el fuego, algo que no le agrad. Chill, gir, y se lanz en mi direccin. Supuse que no
cambiara de rumbo a menos que lo detuviera una cordillera, as que gir a la izquierda. La bestia
continu su galope y se perdi en la noche.
Conoca bastante a los brontosaurios y saba que no reaccionaran con sensatez. Ya estaban bastante
alterados por las negociaciones. Las imgenes de los tira-nosaurios y la sensacin del hambre deban de
haberles afectado el minsculo cerebro. Se habra necesitado menos estmulo que un aullante y ardiente
David Tierra para provocar una estampida. l debi causar el impacto de un cartucho de dinamita. Y
cuando los brontosaurios sienten pnico, pierden el poco seso que tienen. Echaron a correr hacia todas
partes. Un instinto tiende a unirlos en un grupo atronador, as que al fin enfilaron en la misma direccin,
pero de noche no ven bien, as que no les resultaba fcil encontrarse. El resultado consista en setenta u
ochenta montaas ambulantes corriendo hacia todas partes. Pocos obstculos podran detenerlos.
Yo no sera uno de ellos. Regres deprisa a la fogata. Callie hablaba por un transmisor de bolsillo,
pidiendo un flotador mientras apuntaba la linterna aqu y all para desviar a las bestias. Cuando la luz
no las ahuyentaba, tenamos que dar pasos muy pintorescos.
Pronto Callie localiz una hembra mediana que se diriga hacia nosotros, y apart la linterna. Me
puso un garfio para saurios en la mano, y aguardamos.

Cul es el sitio ms seguro durante una estampida de dinosaurios? El lomo de un dinosaurio. En

realidad, el mejor lugar habra sido ese flotador cuyas luces se acercaban, pero uno coge lo que puede.
Aguardamos a que las patas traseras hubieran pasado, hundimos los garfios en la cola y trepamos. A un
dinosaurio no le agradan los garfios, pero la percepcin del dolor en ese extremo de su cuerpo es vaga y
difusa, y esta criatura tena otras cosas en su diminuta mente. Trepamos por la cola hasta que pudimos
coger los pliegues carnosos del lomo.
No es un ejercicio aconsejable para inexpertos. Callie era toda una veterana, y yo conservaba la
habilidad aunque no lo haba hecho en setenta aos. Slo vacil un instante, y Callie estaba all para
ayudarme.
As que cabalgamos, y esperamos. Con el tiempo la hembra se fatig, se detuvo y se puso a comer hojas
de una cicadcea, tal vez preguntndose a qu haba venido tanto alboroto, si acaso lo recordaba.
Descendimos, salimos al encuentro de un flotador y lo abordamos.
Callie hizo encender el sol para facilitar la bsqueda. Pronto encontramos a Astas. Estaba
arrodillado en un lodazal, temblando histricamente. Slo la suerte le haba permitido sobrevivir. Me
pregunt si amara a los animales con la misma intensidad, o de la misma manera, despus de esa noche.
Dgase lo que se diga de Callie, estaba francamente preocupada por el muchacho, y aun l, en su
aturdimiento, not que ella se alegraba francamente de encontrarlo vivo e ileso. Callie no le habra
deseado la muerte ni siquiera a David Tierra, aunque l la llamara asesina a sangre fra.
Simplemente meda la vida humana y la vida animal con diferentes pautas, algo que David no poda
hacer.
Saqumoslo de aqu y encontremos a David dijo, cogiendo al joven del brazo. Necesitar
mucha atencin mdica, si logr sobrevivir.
Astas se resisti, zafndose, permaneciendo de rodillas. Seal el lodo. Yo mir, apart los ojos.
David ha regresado a la cadena alimenticia coment, y se desmay.

08
EL GENIO DEL CALLEJN DEL CAMBIO

-Los siguientes das fueron bastante agitados. Estaba tan ocupado que tena poco tiempo para
preocuparme por el OC o pensar en el suicidio. La sola idea me pareca totalmente ajena.
Como trabajo para un medio escrito, no suelo pensar en imgenes. Mis notas llegan a los abonados
por medio de pads provistos con decodificadores, donde son seleccionadas y ledas por esa parte de la
poblacin que todava lee. Walter emplea a otra gente para abreviar, simplificar y leer en voz alta las notas
para el canal analfabeto del pad. Claro que hay servicios de noticias puramente visuales, y ahora existe la
Interfaz Directa, pero la gente an no usa la ID para relajacin y entretenimiento. La lectura an constituye
el mtodo favorito de informacin para una amplia minora de lunarianos. Es ms lenta que la ID pero ms
rpida y profunda que las noticias de televisin pura.
Pero El Pezn de las Noticias es un medio electrnico, y muchas notas vienen aderezadas con
pelculas. As el peridico se las apaaba para encontrar un nicho subsidiado y cada vez ms incierto en la
era de la televisin. Los expertos insisten en profetizar la muerte del pad, pero ao tras ao sobrevive,
mantenido por personas que no quieren demasiados cambios en sus vidas.
Yo suelo olvidar la holocmara de mi ojo izquierdo. Su contenido se vuelca al mismo tiempo que
mis notas en el ordenador editorial de El Pezn, y un montador revisa la cinta buscando una foto fija o
unos segundos de imgenes mviles para respaldar mis palabras. Cuando me instalaron la cmara, me
preocupaba que esos montadores vieran imgenes que yo prefera dejar en la intimidad; a fin de cuentas,
esa cosa funciona todo el tiempo, y tiene memoria de seis horas. Pero el OC me asegur que en el
ordenador principal exista un programa de discriminacin que borraba todas las imgenes irrelevantes
antes que otro humano las viera. (Ahora pensaba en ello. Nunca me haba molestado que el OC viera las
cintas completas, pero nunca lo haba considerado un fisgn.)
La holocmara es un dispositivo en parte mecnico y en parte biolgico del tamao de un recorte de
ua, y est implantada dentro del ojo, a un costado, lejos de la visin perifrica. Tie la pupila de rojo, y
emite un fulgor tenue en la oscuridad. En medio del ojo cuelga un espejo semiazogado, cerca del punto
focal, y refleja parte de la luz que entra en el ojo a la holocmara. Cuando est recin instalada, ese ojo
sufre una leve disminucin en fotosensibilidad, pero el cerebro pronto se adapta y a los pocos das deja
de notarse.
La holocmara estaba operando cuando David Tierra se puso a arder. Yo no pens en ella durante
el episodio, hasta que recobraron el cuerpo de David y lo llevaron al cementerio de los terristas, si existe tal
cosa. Entonces comprend que contaba con lo que poda ser la mayor nota de mi carrera. Una primicia,
adems.
La muerte captada por la cmara siempre llega a la primera plana del padloide. La muerte de una
celebridad daba forraje a los redactores segundones de Walter durante meses; cualquier pretexto era
bueno para proyectar nuevamente la esplndida y espantosa imagen de la cabeza de David aureolada de
llamas, y las an ms espantosas huellas que le haba dejado un bronto-saurio asustado.
Las filmaciones de noticias pertenecen exclusivamente al padloide que las tom durante un perodo
de veinticuatro horas. Despus existe un perodo similar durante el cual se pueden alquilar por minutos u
horas, o bien vender. Al cabo de veinticuatro horas ms pasan al dominio pblico.
Un gran padloide metropolitano tiene que explotar al mximo esos dos perodos crticos. En el
primer da, cuando podamos explotar mi pelcula con exclusividad, presentamos la muerte de Tierra como
la mayor noticia desde la boda de Silvio y Marina (veinticinco aos atrs) o su divorcio (un ao despus) o
la invasin del Planeta Tierra. Se suele convenir que son las tres noticias ms grandes de todos los
tiempos, y la nica diferencia de magnitud entre ellas es que dos tuvieron buena cobertura y la otra no.
Esta noticia no tena tanta importancia, desde luego, pero nadie lo hubiera credo as si lea nuestra prosa
jadeante y escuchaba a nuestros frenticos comentaristas.
Yo era el centro de gran parte de esa cobertura. Dormir era imposible. Como no soy una
personalidad telegnica es decir, soy un orador aburrido y la cmara no me ama pasaba casi todo el
tiempo frente a nuestro animador estrella, respondiendo a sus preguntas. La mayora de estas notas salan

en vivo, y abarcaban los primeros quince minutos de cada hora. Durante los quince minutos siguientes
mostrbamos los informes enviados por los cmaras que bajaron a la hacienda de Callie y filmaron
imgenes de la pata ensangrentada del brontosaurio que mat a David, cadveres de tres criaturas que
murieron en la estampida, la huella del cuerpo de David en el lodo y entrevistas con los peones de Callie,
aunque ninguno haba visto nada salvo el cadver.
Pens que Walter estallara cuando supiera que Callie se negaba a conceder entrevistas y no haba
pretexto ni suma de dinero que la sedujera. Me envi a la hacienda para persuadirla. Fui, sabiendo que no
servira de nada. Amenaz con hacerla arrestar; en su clera, pareca creer que negarse a colaborar con
los medios y sobre todo con l era ilegal. Por su parte, Callie hizo varias llamadas malhumoradas
exigiendo que dejramos de usar su imagen, y alguien tuvo que leerle los incisos que estipulaban que
ella nada poda hacer al respecto. Habl conmigo para llamarme Judas, entre otras cosas. No s qu
esperaba que hiciera con la mayor noticia de mi vida; olvidarla, tal vez. Yo le repliqu con otros apelativos
igualmente hirientes. Creo que estaba preocupada por su posible responsabilidad en el episodio, pero
ante todo detestaba la prensa popular, algo en lo cual yo no poda disentir del todo. A menudo me he
preguntado si por eso mismo no me met en este oficio. Un pensamiento perturbador.
En cualquier caso, sera intil pedirle consejos sobre esa parte de mi historia que no haba alcanzado
a contarle, al menos durante un ao, tal vez cinco.
Pasamos el da siguiente vendiendo el material a la competencia, pero con nuestras condiciones. El
precio era alto, pero lo pagaron con gusto. Saban que la prxima vez ellos podan ser los vendedores, y nos
extorsionaran de igual modo. Respetando el procedimiento normal, yo formaba parte del trato, as que
poda mencionar a El Pezn con toda frecuencia y descaro mientras estuviera en vivo. Habl hasta
enronquecer junto a un sinfn de comentaristas, columnistas y otros sujetos de esa calaa, mientras la ya
anticuada grabacin se proyectaba una vez ms.
La nica persona que tuvo tantas apariciones como yo durante esos dos das fue Terra Lowe. Un
movimiento tan radical como el de los terristas engendra grupos disidentes como una marrana engendra
lechones. Es una ley de la naturaleza. Terra era la jefa del grupo ms numeroso, tambin llamado terristas,
sin duda para enloquecer a los pobres reporteros. Algunos los distinguan como terristas (David) y terristas
(Lowe), otros intentaron introducir tierristas. La mayora hablbamos de terristas y neoterristas, lo cual
siempre provocaba berrinches de Terra, pues no era necesario explicar quines eran los neos.
David haba muerto intestado. Su organizacin no contaba con un heredero. La gente cada vez
tomaba menos medidas relacionadas con su muerte, porque no esperaba morir. Tal vez ello explique la
mrbida fascinacin por las imgenes violentas en los entretenimientos populares y la apetencia de ms
detalles sobre las muertes verdaderas. An no hemos alcanzado la inmortalidad, y tal vez nunca la
alcancemos. La gente se tranquiliza al ver la muerte como algo que le sucede a otro, y que ni siquiera as
es frecuente.
Terra Lowe daba discursos en cada barricada que pudiera aguantar su considerable peso, acogiendo en
el rebao a sus ovejas descarriadas. En su versin, era David quien se haba separado. Claro que David se
haba llevado al noventa por ciento de la grey, pero este detalle no tena importancia. Nos dijeron que
Terra siempre haba amado a David (era previsible, pues ambos manifestaban amor por todas las
criaturas vivientes, aunque David haba amado a Terra como un nemtodo o un virus, no como al perro de
la familia) y David haba pagado ese afecto con la misma moneda. Yo no comprenda todas las
discrepancias doctrinarias. La ms importante era que segn Terra un buen terrista deba tener imagen
femenina, ser un espejo de la Madre Tierra. O algo parecido.
Con mucho, fue el circo periodstico ms desatado, payasesco, desfachatado y truculento que se
haba visto desde que alguien elev a la categora de noticia al abuelo que perdi los dientes postizos, y
lament muchsimo haber participado en ello.
Cuando termin ese purgatorio de dos das, me qued en cama doce horas. Cuando despert,
pens una vez ms en renunciar a ese oficio. Era una de las races de mis tendencias autodestructivas?
Cualquiera dira que odiar mi actividad tena que acrecentar mi sensacin de indignidad, lo cual poda
conducir a la idea de terminar con todo. Postergu el asunto por el momento. Debo admitir que aunque
desdee lo que hacemos y el modo en que lo hacemos, el oficio de periodista ejerce una vertiginosa
fascinacin cuando suceden cosas. No siempre suceden cosas interesantes, ni siquiera en mi especialidad.
La mayora de las noticias pertenece a la especie hoy no pas demasiado, condimentadas con mentiras
y picardas. Pero cuando pasa algo se siente euforia. Y existe un placer an ms culpable en hallarse en el
centro de todo, en ser el primero en enterarse. El nico otro oficio donde se puede estar tan cerca del centro
de las cosas es la poltica, y ni siquiera yo me metera en eso. An tengo algunos principios.
Visitar a Callie no me haba permitido obtener buenos consejos, aunque s beneficios profesionales.
Pero al buscar las causas de mi insatisfaccin algo me resultaba cada vez ms claro. Senta mi cuerpo como un
par de pantalones deformes que me apretaban en la ingle. Un ao como mujer, por falsa que hubiera sido la
experiencia, me haba mostrado que era tiempo de Cambio. Un Cambio que quiz llevara algunos aos de
retraso.

Este era el origen de mi descontento? Sera un factor agravante? Dudoso, y tal vez... Aunque no
tuviera nada que ver con ello, no me perjudicara hacerlo, con tal de sentirme cmodo de nuevo. Qu
diablos, no era nada del otro mundo.
Cuando los ricos y famosos se aburren de sus viejos genitales, telefonean al chfer y hacen trasladar
su vieja humanidad al Callejn del Cambio.
Normalmente, cuando llegaba un tiempo de Cambio, yo me operaba en un pequeo vecindario. A fin
de cuentas todas las clnicas estn avaladas por la junta, y todas son igualmente capaces de hacer los cortes
y pliegues necesarios. Esta vez una confluencia de circunstancias me decidi a visitar la calle donde se
reuna la lite. Una era que tena los bolsillos abultados con el dinero que Walter me haba dado como
bonificacin por la nota sobre Tierra En Llamas. La otra era que conoca a Darling Bobbie desde la poca
en que era slo Robert Darling, de la Barbera Econmica del Loco Bob, cuando realizaba
modificaciones de sexo como rebusque para ganar unos pavos. Haba tenido una pequea tienda en el
Leystrasse, un pasaje comercial decididamente proletario con un tercio de sus escaparates tapiados y
empapelados con letreros, que atravesaba uno de los vecindarios menos elegantes de Ciudad Rey.
Estaba entre un burdel y un puesto de tacos, y su letrero deca Los mejores cambios de sexo de Leystrasse-Crditos clase E-Z. Lo cual no era novedad para cualquiera que supiese que era la nica tienda
de Cambio de la zona, y que all no se poda ofrecer un servicio tan costoso sin financiarlo. Tampoco
prestaba ese servicio a menudo. Los obreros no pueden costearse cambios de sexo frecuentes y en general
no son tan propensos a cuestionar las decisiones de la Madre Naturaleza, y mucho menos a pasar de un
sexo al otro. Le iba mucho mejor con los tatuajes, que eran baratos y gustaban a su clientela. Tena
clientes que se hacan tatuar el cuerpo entero cada pocas semanas.
Eso haba sido ms de veinticinco aos atrs, cuando me somet a mi anterior cambio de sexo. Loco
Bob haba ascendido en el mundo. Haba inventado algn rasgo corporal extico ni siquiera recuerdo
qu era, pues esas cosas van y vienen tan rpidamente que la vida de una mosca dura una eternidad por
comparacin que fue descubierto por los ricachones que visitaban los barrios bajos. En un periquete
Bob se convirti en el nuevo gur de los atributos sexuales secundarios. Los periodistas de la moda
asistan a sus inauguraciones y escriban sesudas notas sobre el capricho de la temporada. Los estilistas
de cuerpos nunca seran tan influyentes como los modistos, pero los que atendan a los ms sofisticados
se hacan un nicho en el mundo de la moda.
Y el Loco Bob se haba pasado diez aos procurando que la gente se olvidara de su tugurio contiguo a
la tienda Cielo Jalapeo.
Callejn del Cambio es un nombre ridculo para ese lugar, pero nace en el desfiladero de cinco
kilmetros de opulencia conocido como Hadleyplatz. Durante cincuenta aos el Platz, como todos lo
llamaban, haba sido heredero de sitios tan prestigiosos como Sa-ville Row, la Quinta Avenida, Kimberly
Road y Chimki Prospekt. Era el sitio indicado para buscar alicates para uas de oro macizo, no tanto
para liquidaciones anuales de ropa de cama. En el Platz no ofrecan crdito, ni E-2 ni de ninguna otra
categora. La puerta no se abra si no tena el cdigo gentico del cliente en sus bancos de memoria, junto
con un anlisis de su billetera actualizado al ltimo milisegundo. No se vean letreros pintados, y casi no
haba holocarteles. En el Platz la publicidad se limitaba a pequeos logos en las esquinas inferiores de
escaparates de vidrio cilindrado, o a placas de oro bruido.
El Callejn se alejaba del paseo principal en un ngulo abrupto y terminaba a cien metros en un
apiamiento de restaurantes exclusivos. A lo largo haba un puado de pequeas tiendas operadas por ese
puado de exquisitos que podan persuadir a sus clientes de pagar diez veces ms por una refaccin
corporal con tal de lucir la leyenda Cuerpo de Tal y Cual grabada en la ua de su rosado ndice.
En las tiendas del Callejn s haba hololetreros, y stos mostraban las ideas de los diseadores
acerca de la moda actual. Los exquisitos alegaban que el Callejn sala del Platz pero nunca podra entrar
en l, pero aun as estaba a gran distancia de las plantillas de tatuajes que llenaban los escaparates de la
Barbera Econmica.
Me pregunt si deba entrar. Me pregunt si podra entrar. Bob y yo solamos beber juntos en un
tiempo, pero habamos perdido contacto cuando l se mud. Apoy la mano en la lmina de
identificacin, sent la presin de la sonda que raspaba una cantidad minscula de piel muerta. La mquina
pareci titubear; tal vez me enviara a la entrada de periodistas. Al fin se abri. Tendra que haberse odo
msica de trompetas, pens, pero eso habra sido excesivamente demostrativo en el Callejn.
Hildy! Mi encantador y viejo amigo. Qu gusto verte. Bob acababa de salir de una trastienda y se
me acerc en tres zancadas. Me estrech la mano con entusiasmo, mirndome de arriba abajo con aire
dubitativo. Cielo santo, yo soy responsable de eso? Has llegado a tiempo, amigo, te lo aseguro. Pero
no te preocupes. Puedo arreglarlo. Bobbie se encargar de todo. Tan slo ponte en mis manos.
De pronto me pregunt si quera ponerme en sus manos. Me pareci que exageraba un poco, pero era
verdad que haca tiempo que no lo vea, y deba mantener las apariencias. Los tajos y los cortes formaban
parte de una tradicin que era propia de su profesin, as como los abogados procuraban presentar una
fachada impecable adecuada para los asuntos relevantes que trataban. Antes del Cambio, el mundo de la

moda estaba dominado por homosexuales varones. Siendo tan complicada la sexualidad de hoy, con cientos
de orientaciones identificadas por no mencionar ULTRA-Sens, era imposible conocer las preferencias
ajenas sin hablar sobre ello con todas las letras. Bob, o tal vez Darling, era de orientacin heterosexual,
nacido varn y de inclinacin masculina, lo cual significaba que, librado a su propia eleccin, habra sido
varn casi siempre, con algunas excursiones a un cuerpo femenino, y fuera cual fuese su sexo actual
prefera la compaa del opuesto.
Pero su profesin le exiga Cambiar cuatro o cinco veces por ao, as como los modistos deban lucir
sus propios diseos. Ese da era varn, y no pareca muy diferente de cuando yo le haba conocido. Al
menos, no al principio. Cuando lo mir con ms atencin, vi que haba mil alteraciones sutiles, ninguna
de ellas tan drstica como para que sus amigos no le reconocieran por la calle.
No te sientas culpable le dije, mientras me coga del hombro y me llevaba hacia lo que l llamaba
su sala de consulta. Tal vez no lo recuerdes, pero yo te present las especificaciones. Nunca tuviste la
oportunidad de practicar tu oficio.
Lo recuerdo muy bien, chico, y tal vez fue voluntad de Al. Yo an estaba aprendiendo mi arte
(por favor, nota mi nfasis en esa palabra, Hildy) y probablemente habra echado todo a perder. Pero
recuerdo que estaba muy enfadado.
No, Darling, en esos das no te enfadabas, en esos das tenas rabietas.
Sonri forzadamente, aceptando la irona con desdeosa impavidez. Ech una ojeada en torno, y
tuve que contener una carcajada. Era el paraso de las mujeres. Las paredes eran espejos que creaban una
multitud de Hildys y Bobbies. Casi todo lo dems era rosado y tena encaje. Hasta el encaje tena encaje.
Era fabulosamente exagerado, pero me agradaba. Estaba de nimo para una cosa as. Me hund con
gratitud en un sof rosado y blanco cubierto de encaje y me sent ms sereno. A fin de cuentas, haba sido
buena idea. Una asistente entr con un balde plateado de champn sobre hielo, lo puso cerca de m, sirvi
un sorbo en una copa. Presenci esas operaciones con total desinters, lo cual era indicio de mi
distanciamiento respecto de mi actual tipo somatolgico. Una semana antes, o una semana antes de la isla
de Scarpa, esa mujer me habra atrado. En ese momento era asexuado. Robert tampoco me interesaba. En
realidad, quiz tampoco me interesara despus del Cambio, pues no era mi tipo, una palabra que
desbordaba de connotaciones en la poca de la eleccin del sexo.
Al igual que mi anfitrin, yo soy de orientacin heterosexual. Lo cual no significa que jams haya
tenido relaciones con una pareja del mismo sexo que tuviera en ese momento. Quin no? Alguien puede
permanecer puramente heterosta cuando ha sido varn y mujer? Supongo que todo es posible, pero
nunca he visto un ejemplo. Lo cierto es que para m el sexo anda mejor cuando participan un hombre y
una mujer. Dos veces en mi vida conoc personas con quienes deseaba tener una relacin ms profunda
cuando ambos ramos del mismo sexo. En ambos casos, uno de los dos Cambi.
No s cmo explicarlo. No creo que nadie pueda explicar el porqu de sus preferencias sexuales, a
menos que se basen en el prejuicio: a saber, tal o cual prctica es contra natura, contra la ley de Dios,
perversa, repugnante y dems. Esa actitud an perdura, sobre todo en el viejo vecindario de Bobbie,
donde un par de veces le destrozaron los vidrios y le pintaron consignas cristianas realmente repulsivas en
sus letreros. Pero la preferencia sexual parece ser algo que sucede, no algo que se escoge. Lo cierto es que
cuando soy varn me interesan las chicas, y muy poco los chicos, y cuando soy mujer viceversa. Tengo
amigos que son precisamente lo contrario, y son de orientacin homosexual en ambos sexos. Tambin
conozco gente que abarca todo el espectro entre estas dos posiciones, desde los varones y mujeres
dedicados, hornos y hateros, hasta los pansexuales que slo requieren que el otro sea carioso y en caso
contrario igual lo aceptan, desde los problemticos que son infelices con cualquiera de ambos sexos
hasta los autnticos asexuados que no se identifican con ninguno de ambos y se hacen extirpar todos los
atributos externos e internos para desembarazarse de esa cuestin confusa, inconveniente, superflua y
desconcertante.
En cuanto al tipo, ni Robert ni Darling eran del mo. Cuando soy mujer, no me interesa la belleza fsica de
mi pareja tanto como cuando soy varn, aunque es slo una cuestin de grado, pues cuando la belleza se
puede comprar a voluntad se convierte en una cualidad vulgar y prescindible. El fsico esmirriado de
Rob/Bobbie y su larga y angosta fisonoma no hacan palpitar mi corazn de mujer, pero eso no me habra
disuadido si lo compensara con su personalidad. No lo compensaba. Era adecuado como amigo, pero
habra sido demasiado ansioso como amante. Tena inseguridades para las cuales la ciencia an no haba
encontrado un nombre.
Nos hemos acordado de traer las especificaciones, Hildy? pregunt. Nos habamos acordado, y
se las entregamos. Ech un rpido vistazo a las pginas, frunci la nariz, pero sin altanera, slo dando a
entender que no le interesaban los tecnicismos. Entreg las especificaciones genticas a su asistente y
bati las palmas.
Bien, quitmonos esos encantadores trapos, pues no puedo crear sin la silueta al desnudo. Me
desnud y cogi la ropa como si deseara tener frceps esterilizados. Dnde conseguiste estas cosas?
Vaya, hace aos... Bien, hazlas limpiar y plegar, por supuesto.

Las encontr en mi guardarropa, y puedes donarlas a los pobres.

Hildy, creo que ya no hay pobres.
Entonces tralas a la basura.
Oh, gracias. Entreg la ropa a la mujer, quien se las llev de la sala. Un gesto autnticamente
humanitario, viejo amigo, un acto que revela un sano respeto por el mundo de la indumentaria.
Si ests agradecido, deja de hacer tanta alharaca. Ahora estamos a solas. Soy Hildy, Darling.
l mir en derredor con aire conspiratorio. Yo slo vea miles de Hildys y un nmero similar de
Dar-hngs. Se sent frente a m y se distendi un poco.
Por qu no me llamas Bobbie? Es menos pretencioso que Darling, y no tan espantoso ni
recordatorio como Robert. Y a decir verdad, Hildy, cada da me cuesta ms abandonar la pose. Empiezo
a dudar que sea una pose. Hace aos que no tengo rabietas, pero me enfado casi siempre. Y hay una gran
diferencia, como t me has recordado.
Todos tenemos poses, Bobbie. Tal vez la vieja pose no era adecuada para ti.
Todava soy htero, por si dudabas.
No lo dudaba, pero me asombrara que no lo fueras. Los cambios de polaridad son bastante
raros, por lo que he ledo.
Ocurren. Hay muy pocas cosas que no vea en este oficio. Y cmo andas? Todava escribes
bazofia?
Sin darme tiempo a responder, se fue por la tangente. Me agradeci efusivamente los elogios que
siempre reciba en El Pezn de las Notadas. Deba saber que yo no trabajaba en la seccin de modas,
pero tal vez crea que deslizara un comentario favorable para l. Viendo que estaba por disearme un
nuevo cuerpo, no vi motivos para desilusionarlo.
Hablamos de muchos otros temas, bebimos varias copas de champaa, inhalamos bocanadas de humo
aromtico y vagamente embriagador. Pero el Tpico A era recurrente: cundo descubriran todos que l
era un farsante?
Yo comprenda esa sensacin. Era comn entre las personas que tenan talento para algo que no los
apasionaba. De hecho, es comn entre todos salvo los ms seguros de s, como Callie. Bobbie lo sufra en
forma aguda, y no poda culparlo. No porque lo considerase un mero charlatn. Aunque no tengo mucho
ojo para esas cosas, entenda que l tena mucho talento. Pero en el mundo donde l viva, el talento no
siempre serva de mucho. El gusto es inconstante. En el mbito del diseo, el ltimo grito tiene la palabra.
Las callejas y los bares de Lecho de Roca estn atestados de los cadveres vivientes de gente que ayer era
alguien. Algunos tenan tiendas en pleno Callejn.
Al cabo de un rato empec a alarmarme. Conoca a Bobbie, y saba que siempre vivira as, temiendo
que le arrebataran un xito al cual nunca se adaptaba del todo, pues nunca lo comprenda del todo. As
era l. Pero a juzgar por el tiempo que me dedicaba, o bien l estaba en apuros o bien yo deba sentirme
muy halagado. Yo haba contado con pasar diez o quince minutos con el Maestro mientras l trazaba los
rasgos generales y me entregaba a sus asistentes para que completaran los detalles. Acaso no le
esperaban clientes ms importantes?
Te vi en la tele dijo, haciendo una pausa en su ristra de lamentaciones. Con esa horrenda...
cmo se llama? No recuerdo. Por esa increblemente aburrida noticia sobre David Tierra. Me temo que la
apagu. No quiero volver a or su nombre.
As me sent yo a las tres horas del primer da. Pero t estuviste fascinado al menos veinticuatro
horas, no te hartabas de ver las noticias.
Lamento defraudarte. Era aburrido.
Lo dudo. Recuerda la primera vez que leste sobre el asunto. Te moras por saber ms. Fue
aburrido despus, cuando viste la grabacin tres o cuatro veces.
Frunci el entrecejo, cabece.
Tienes razn. Tena los ojos pegados al padloide. Cmo lo supiste?
Ocurre con casi todos. Contigo en especial. Si alguien habla de algo, no puedes dejar de emitir
una opinin, un comentario hiriente, un suspiro mundano... algo. Habra sido impensable que no
estuvieras al corriente.
Estamos en el mismo negocio, verdad?
Somos primos, al menos. Slo que en mi negocio podemos tomarnos un respiro. Exprimimos las
noticias hasta agotarlas. Cuando terminamos con ellas, no hay nada tan tedioso como aquello que te
fascinaba veinticuatro horas antes. Luego pasamos a la prxima sensacin.
Mientras que yo debo buscar el momento mgico segundos antes que algo se vuelva tan obsoleto
como tu gusto en el vestir.

Exacto.
Bobbie suspir.
Me est desgastando, Hildy.
No te envidio... excepto por el dinero.
El cual invierto con suma sensatez. No me tomo vacaciones de lujo en las lunas de Urano. No tengo
residencias de verano en Mercurio. Slo acciones de primera. Nunca tendr que mendigar para pagarme el
aire. Slo me pregunto si el apetito de prestigio perdido me avejentar el alma. Enarc las cejas y me
mir con melancola. Supongo que las especificaciones que le diste a Kiki detallan un corpachn tan
fornido como tu actual vehculo ambulatorio.
Por qu lo supones? Vendra aqu si quisiera algo que se consigue en la barbera del barrio?
Quiero un cuerpo con tu firma.
Pero pens...
Eso era para pasar de hembra a hombre. Lo inverso es una zorra de muy distinto color.
Enva flores a la encargada de modas de El Pezn, pens. No haba otro modo de explicar el regio
tratamiento que Bobbie me prodig en las cuatro horas siguientes. Claro que mi dinero vala tanto como
el de cualquiera, y yo no quera pensar demasiado a cunto ascendera la cuenta. Pero ni la amistad ni el
ocio podan explicar la conducta de Bobbie. Llegu a la conclusin de que buscaba una buena resea.
Se puede decir que algo es una extravagancia cuando se comparte con la gran mayora de nuestros
conciudadanos ? No lo s, tal vez s. Nunca he comprendido las races de esta peculiaridad, as como no
entiendo por qu no me gusta acostarme con hombres cuando soy hombre. Pero lo cierto es que como
hombre soy bastante indiferente a mi apariencia. Pulcro, desde luego, y no puedo prescindir de la fealdad.
Pero las modas no me interesan. Mi guardarropa consiste en las prendas que Bobbie tir cuando llegu,
o cosas peores. Habitual-mente uso calzoncillos, una camisa cmoda, calzado blando, una cartera; ropa
masculina estndar, adecuada para todas las ocasiones salvo las formales. No presto mucha atencin a los
colores ni al corte. Ignoro por completo el maquillaje y me pongo un perfume desabrido. Cuando me siento
de nimo festivo puedo usar una camisa colorida, algo ms parecido a un sarong, y nunca me preocupo por
el ruedo. Pero mi indumentaria habra causado pasmo si hubiera retrocedido en el tiempo para recorrer las
calles en los aos anteriores al cambio de sexo.
Lo cierto es que considero que una mujer puede usar cualquier cosa, mientras que hay prendas que
ponen en ridculo a un hombre.
Por ejemplo, la tnica ceida, larga hasta los tobillos, con un corte a un costado. En un cuerpo de
hombre, el pene afecta la cada a menos que est bien sujeto, y el propsito de semejante indumentaria es
sentirse suelto, no atado. Esa prenda se dise para mostrar las lneas de un cuerpo femenino, curvas en
vez de ngulos. Otra es el cuello en cada, tanto el que esconde el busto como el que lo yergue y lo
exhibe. Un hombre puede usar un cuello profundo, pero el propsito y el diseo son diferentes.
Antes de que alguien le escriba una carta al peridico, s que no se trata de leyes naturales. Un
hombre puede tener piernas femeninas, por ejemplo, o pechos, si los desea. Entonces esa ropa le sentara
bien, a mi juicio, pero precisamente porque tiene atributos femeninos. Yo soy mucho ms
tradicionalista en lo concerniente a los tipos somticos. Si tengo el busto, las caderas y las piernas,
quiero el paquete entero. No me gusta mezclar. Entiendo que hay cosas de hembra y cosas de hombre.
Las diferencias bsicas de los tipos somticos son fciles de definir. Las diferencias en tipos de
indumentaria son ms difciles, y la frontera es elusiva, pero se puede sintetizar diciendo que la ropa
femenina suele enfatizar y definir caractersticas sexuales secundarias, y ser ms colorida y variada.
Y puedo nombrar mil excepciones histricas, desde la corte de Luis el Rey Sol hasta el chador de las
mujeres musulmanas. S que las mujeres occidentales no usaron pantalones hasta el siglo veinte, y los
hombres no usaron falda a pesar de Escocia y los mares del Sur hasta el siglo veintiuno. S algo
sobre pavos reales, pericos y mandriles. Cuando nos ponemos a hablar del sexo y de cmo debera ser, nos
metemos en un brete. Se pueden hacer muy pocas afirmaciones que no tengan una excepcin.
Para m es como una consigna personal. Es una reaccin contra los unisexistas militantes que creen que
se debe eliminar toda ropa que se identifique con un sexo, que debemos escoger las prendas al azar, y se
burlan pblicamente de los que usan un atuendo demasiado femenino o masculino. O peor an, los
uniformistas, segn quienes todos debemos usar una indumentaria formal que identifique nuestro trabajo
en toda ocasin, o trajes estndar, habitualmente monos espantosamente prcticos con cuello alto y
muchos bolsillos, preferiblemente en tres colores biliosos. Esa gente quisiera que todos luciramos como en
esas horrendas pelculas futuristas del siglo veinte, cuando pensaban que la gente de 1960 o del 2000 se
vestira igual, con hombreras de un metro de ancho, burbujas plsticas en la cabeza, togas o monos sin cierre
de cremallera visible que nos plantean el interrogante de cmo haca esa gente para orinar. Esos sujetos
seran divertidos si todos los aos no introdujeran una legislacin destinada a lograr que todos se
comporten como ellos.

O la ropa interior! Qu hay de la ropa interior? El travestismo no muri con el cambio de sexo
muy pocas cosas murieron, porque la sexualidad humana se relaciona con lo que nos estimula, no con lo
que tiene sentido y algunos sujetos de cuerpo masculino prefieren usar cinturones con ligas, sostenes
rellenos y batas cortas y transparentes. Si lo disfrutan, yo no me opongo. Pero siempre he pensado que
resulta espantoso, porque choca. Alguien puede alegar que slo choca con mis prejuicios culturales, y
estoy de acuerdo. Y qu otra cosa es la moda? Bobbie os dira que manipular un cono cultural es una
empresa arriesgada que se acomete con un par de tragos fuertes, una sonrisa valerosa y una premonicin
del desastre, porque nueve veces de cada diez no se vende bien.
Lo cual significa que la mitad de mis conciudadanos comparte mis ideas sobre el atuendo, y si
muchos se sienten as, cuan malo puede ser?
No ms preguntas, seora.
Pas un momento agradable cumpliendo con un estereotipo de conducta sexual: las compras. Lo
disfrut inmensamente.
Cuando Bobbie nos da su tratamiento completo, ningn detalle corporal carece de importancia. Los
elementos grandes, grrulos y obvios se eliminaron de inmediato. Senos? Qu se usa este ao, Bobbie?
Tan pequeos? No seamos ridculos, mueco, me gustara sentir un poco de bamboleo. Piernas? Bien
largas. Largas hasta el suelo. Sin nudos en las rodillas, por favor. Tobillos finos. Brazos? Qu se puede
decir de los brazos? Usa tu magia, Bobbie. Me gustan los zapatos chicos y mis mejores vestidos son
menudos. Adems hace treinta aos que han pasado de moda, lo suficiente para que estn en boga otra
vez, as que trabaja sobre eso. Adems, me siento cmodo (cmoda) con un cuerpo de ese tamao, y la
reduccin de talla cuesta casi dos mil por centmetro.
Algunos dedican casi todo su tiempo al rostro. Yo no. Siempre he preferido realizar los cambios
faciales gradualmente, un rasgo por vez, para que la gente pueda reconocerme. Opt por mis rasgos bsicos
hace cincuenta aos, y no deseo cambiar por deferencia a la moda, con excepcin de algunos detalles. Le
dije a Bobbie que no cambiara la estructura sea; la considero adecuada para un rostro masculino o
femenino. Me sugiri labios ms carnosos y me mostr una nariz que me agrad, y decid respetar la
moda con las orejas, permitindole usar su diseo ms reciente. Pero cuando me presentara a trabajar
despus del Cambio, todos sabran que era Hildy.
Pens que haba terminado... pero qu haba de los dedos de los pies? Los pies descalzos son muy
prcticos en Luna, y estaban nuevamente de moda, as que la gente se fijaba en los dedos de los pies. El
furor ahora consista en eliminarlos como un atavismo evolutivo. Bobbie trat de persuadirme de usar pies
lisos, pero me gustan los pies con dedos. Gustos de Cromagnon, segn Bobbie. Dediqu media hora a
elegir los pies, y otro tanto a las manos. Odio las manos sudorosas.
Me tom mi tiempo para decidir sobre el ombligo. Con los pezones y la vulva, el ombligo es la nica
puntuacin entre la barbilla y las uas de los pies, los nicos lugares donde el ojo poda hacer una pausa en
la estilizada silueta femenina que estaba diseando. No lo descuid. Hablando de la vulva, demostr una
vez ms que era un reaccionario sin remedio. ltimamente, aun las mujeres ms discretas se haban
entregado a alocadas fantasas en lo concerniente a la arquitectura de los labios, al extremo de que a veces
costaba distinguir qu sexo era sin un segundo vistazo. Yo prefera una configuracin ms discreta y
compacta. En mi caso, no es para exhibicin pblica, de todos modos. Normalmente uso algo bajo la
cintura, falda o pantalones, y no quera ahuyentar a un amante cuando me lo quitara.
No asustars a nadie con eso, Hildy dijo Bobbie, mirando con mal ceo la simulacin de los
genitales que yo haba tardado tanto en escoger. Yo dira que tu principal problema ser el
aburrimiento.
A Eva le sirvi.
Debo haberme perdido su ltima presentacin. No s por qu. Sin duda te resultar til en los
crculos donde te mueves, pero no lograr interesarte en...?
Soy yo quien debe usarla, y eso es lo que quiero. Ten piedad, Bobbie. Soy chapado a la antigua.
No te dej actuar a tu antojo con los tonos de piel, los pezones, las orejas, los hombros, el cuello, el
trasero y esos dos encantadores hoyuelos de la espalda? Me agach para mirar la simulacin de tamao
natural que haba reemplazado uno de los espejos. Me mordisque un nudillo. Tal vez debiramos
echar otro vistazo a esos hoyuelos...
Me disuadi de cambiarlos, y me persuadi de alterar un poco las manos, y rezong un poco ms,
gesticulando con disgusto en cada oportunidad, pero not que bsicamente estaba complacido. Y tambin
yo. Me mov de aqu para all, mirando con agrado cmo la mujer en que iba a convertirme repeta cada
uno de mis movimientos. Era la hora sptima: hora de descansar.
Entonces me sucedi algo extrao. Me llevaron a la sala de preparacin, donde los tcnicos preparaban
sus msticos elixires, y tuve un ataque de pnico. Mir los mil y un brebajes humeantes que goteaban de los
sintetizadores a las retortas, y el corazn me palpit salvajemente y empec a agitarme. Me encoleric.

Saba cul era mi temor, y cualquiera se hubiera encolerizado.

A menos que uno opte por una configuracin muy radical, la mutacin sexual moderna supone poca
ciruga. En mi caso, casi todos los cortes implicaban la extirpacin y almacenaje de los genitales
masculinos, para reemplazarlos por una vagina, una cervical, un tero y un par de trompas de Falopio y
ovarios que ya se estaban despachando por el banco de rganos, donde reposaban desde mi ltimo
Cambio. Habra un poco de escultura corporal, pero no demasiada. La mayora de las alteraciones que
estaba por afrontar seran obra de las pociones que elaboraban en la sala de preparacin. Esos brebajes
contenan dos elementos: una solucin salina, y billones de nanobots.
Algunos de esos ingeniosos chismes eran estndar y estaban fabricados con plantillas que se utilizaban
en todas las transformaciones hombre-mujer. Algunos eran personalizados y estaban configurados con
elementos tomados de microbios y virus o de componentes manufacturados, y Bobbie los ensamblaba y era
propietario del diseo; les asignaban una tarea especfica y a menudo nfima, y luego les daban trozos de mi
cdigo gentico tal como a un sabueso se le da un zapato viejo para que identifique un olor. Todos eran
demasiado pequeos para ser captados por el ojo humano. Algunos apenas eran visibles en un buen
microscopio. Muchos eran an ms pequeos.
Eran ensamblados por otros nanobots a la velocidad de una reaccin qumica, y producidos en
grupos que rara vez eran menores a un milln de unidades. Se inyectaban en la corriente sangunea,
respondan a las condiciones locales, se dirigan a sus lugares de trabajo usando los mismos procesos por
los cuales las hormonas y enzimas se desplazaban por el cuerpo, identificaban los sitios apropiados
usando fragmentos de esos mismos reguladores corporales como mapas y agarraderas, se adheran y
comenzaban su tarea. Los ms pequeos penetraban en las paredes celulares y entraban en el ADN,
leyendo los aminocidos como cuentas de rosario, haciendo cortes e injertos cuidadosamente planificados.
Los ms grandes los que tenan motores, manipuladores y transistores, tornillos, escarbadores,
memoria, brazos, los que se denominaban microbots cuando se fabricaron con las mismas tecnologas
que producan los primitivos circuitos integrados de micro-pastillas se congregaban en un lugar
especfico y realizaban tareas ms toscas. Los microbots reciban un fragmento de mi cdigo gentico y
otro fragmento sintetizado por Bobbie, que funcionaban como cmaras excntricas para inducir a las
diminutas mquinas a cumplir su funcin especfica. Algunas iban a mi nariz, por ejemplo, y se ponan a
tallar, a construir, usando mi propio cuerpo y nutrientes suplementarios transportados por microbots de
carga. l material de desecho se recoga de la misma manera y se trasladaba fuera del cuerpo. As se
poda ganar o perder peso rpidamente. Yo pensaba salir del Cambio con quince kilos menos.
Los nanobots trabajaban con diligencia para que el terreno concordara con el mapa. Cuando lo
consiguieran, cuando mi nariz cobrase la forma que Bobbie haba diseado, se separaran, se marcharan,
seran desprogramados y embotellados para aguardar al prximo cliente.
En eso no haba nada nuevo ni temible. Era el mismo principio que se usa en esas pldoras de venta
libre que sirven para cambiarse el color de los ojos o la textura del cabello mientras dormimos. La nica
diferencia sera que los nanobots de las pldoras eran demasiado baratos para rescatarlos; cuando
terminaban su trabajo, se apagaban en los riones y despus se eliminaban con la orina. La mayor parte
de esa tecnologa tena un siglo, y otra era ms antigua. Los riesgos eran nfimos, conocidos,
controlables.
Pero ahora yo senta aprensin por los nanobots. Teniendo en cuenta lo que el OC me haba contado
sobre ellos, ese temor no careca de fundamento.
El otro temor que senta era an peor. Tena miedo de dormirme.
No tanto de dormirme en el sentido normal. Haba dormido bien la noche anterior, en realidad mejor
que de costumbre, teniendo en cuenta mi agotamiento despus de mis dos das de celebridad. Pero la
devastadora epidemia de nanobots que estaba por experimentar causa estragos en el cuerpo y en la
mente. No era algo para lo cual querra estar despierto.
Bobbie not que algo andaba mal cuando me llev al tanque de suspensin. Era todo lo que yo poda
hacer para mantenerme quieto mientras los tcnicos insertaban mangueras y cables en las incisiones
recin abiertas en mis brazos, mis piernas y mi vientre. Cuando me invitaron a acostarme en esa batea de
lquido fresco y azul, perd la compostura y aferr los flancos de ese recipiente con tamao de atad, los
nudillos blancos, un pie adentro y el otro pegado al suelo.
Sucede algo? pregunt Bobbie en voz baja.
Los asistentes trataban de no mirarme.
Nada que puedas solucionar.
Quieres contarme? Saquemos a esta gente de la sala.
Si quera contarle ? Me desviva por contarle. Nunca le haba podido contar a Callie, y la necesidad de
confiarme a alguien era abrumadora.

Pero no era el lugar, y mucho menos el momento, y Bobbie no era la persona indicada. Simplemente
hallara un modo de incorporarlo a su ininterrumpida novela gtica La Vida de Robert Darling, siendo
l mismo la herona en peligro. Tena que afrontar esto y hablarlo con otra persona.
De pronto supe quin sera ese alguien. Termina de una ve?., Hildy, aprieta los dientes, hndete en la
baera y deja que los fluidos te suman en un sueo no ms peligroso del que has tenido todas las noches
durante treinta y seis mil quinientas noches.
El agua me tap el rostro. La tragu hasta llenarme los pulmones siempre es un poco desagradable,
hasta que se ha ido todo el aire y mir el rostro tembloroso de mi recreador, sin saber cundo y dnde
despertara de nuevo.

09
EL MIKADO DE LA METEOROLOGA

Encontr a Fox en las honduras del disneylandia de Oregn. Estaba enfrascado en un plano
proyectado en una gran mesa horizontal al pie de una mquina del tamao de una nave interplanetaria de
pasajeros, que segn supe luego era el motor de arranque de una batera de mquinas que produca
vientos del norte en Oregn. Mquinas de tamao meramente elefantisico rodeaban ese mastodonte
inconcluso, algunas con operadores humanos, otras trabajando por su cuenta, y la habitual muchedumbre
de peones de uniforme azul se apoyaba en sus palas, perfeccionando la tcnica del escupitajo.
Fox me mir de arriba abajo cuando me acerqu, y sigui trabajando. Haba un destello de inters en
sus ojos, pero no pareci reconocerme. Entonces mir de nuevo, con mayor intensidad, y sonri de
pronto.
Hildy? Eres t?
Me detuve y me di la vuelta, luciendo varios de los mejores rasgos patentados del Loco Bob y dos de
las mejores piernas diseadas por el Maestro, mientras mi falda ondeaba como en una estatuilla de
Dresde. Fox arroj una minilinterna contra la pantalla, se me acerc, me estrech la mano. Entonces
comprendi lo que haca, se ri y me abraz con fuerza.
Ha pasado mucho tiempo dijo. El otro da te vi en el pad. Gesticul dando a entender que
mi apariencia le resultaba inesperada. Me encog de hombros: el cuerpo hablaba por s mismo.
Ahora lees El Pezn ? No puedo creerlo.
No haba que leer El Pezn para ver tu nmero. Cada vez que cambiaba de canal, ah estabas,
matando a todo el mundo de aburrimiento.
No hice comentarios. Al principio Fox habra sentido tanto inters como Bob y como todos en
Luna, pero para qu molestarme en explicrselo? Conociendo a Fox, saba que l no admitira que una
historia sensacionalista lo poda atrapar tanto como al resto de sus conciudadanos.
Francamente, me alegra que ese idiota se haya ido. No sabes cuntos problemas causaban en mi
profesin David Tierra y su pandilla.
Es sbado dije, pero tu servicio me inform que estaras aqu.
Demonios, ya casi es domingo. Son los tpicos problemas de arranque. Mira, terminar en pocos
minutos. Por qu no me esperas? Podemos salir a cenar, a desayunar o lo que fuere.
Lo que fuere suena interesante.
Magnfico. Si tienes sed, uno de estos remolones puede conseguirte una cerveza; dales algo para
estimular el talento. Volvi a su trabajo.
La breve sensacin que haba causado mi llegada se extingui; las varias docenas de hombres y las
pocas mujeres que haban desplazado su mirada desde la lontananza hasta mis piernas volvieron a
contemplar el infinito.
Un supervisor que desconociera el ramo de la construccin se habra preguntado cmo se
lograba hacer algo con tantos filsofos y tan poca gente que se ensuciara las manos. La respuesta era que
Fox y tres o cuatro ingenieros ms hacan todo el trabajo que no supona alzar ni acarrear, y las mquinas
hacan el resto. Aunque para completar Oregn haba que desplazar y moldear cientos de kilmetros
cbicos de piedra y tierra, los afiliados al Sindicato de los Porteadores de Cubos no levantaran una sola
cucharada, aunque eran tantos que cualquiera hubiera credo que podan lograrlo en pocas semanas. No,
llevaban palas muy bruidas que eran el emblema ceremonial de su oficio, tan inmaculadas como el da en
que las haban fabricado, y cuya principal funcin era de seguridad. Si uno de esos profundos pensadores se
dorma de pie, el mango de la pala se calzaba en un bolsillo invertido del traje sindical, impidiendo la
cada del esforzado trabajador. Fox aseguraba que la mayora de los accidentes laborales se deba a esta
causa.

Tal vez exagero. La garanta laboral es un derecho civil elemental en nuestra sociedad, y
lamentablemente muchos lunarianos slo sirven para tareas que las mquinas realizan desde hace mucho
tiempo. Por mucho que manipulemos los genes y eliminemos las taras, siempre tendremos gente lenta,
obtusa, ablica, desesperanzada. Qu deberamos hacer con ella? Hemos decidido, pues, que todos los
que lo deseen tendrn trabajo y una especie de emblema del oficio para atestiguarlo, y que deben trabajar
cuatro horas por da. Si no quieren trabajar, tampoco hay problema. Nadie se muere de hambre, y el aire ha
sido gratis desde antes que yo naciera.
No siempre fue as. Antes de la Invasin, el que no pagaba el impuesto al aire era conducido a la
cmara de presin sin su traje. Me gusta ms el nuevo sistema.
Pero confieso que parece terriblemente ineficiente. Soy ignorante en materia de economa, pero
cuando me molesto en pensar en esas cosas me da la impresin de que tiene que existir un modo menos
derrochen. Entonces me pregunto qu hara esta gente para llenar sus vidas, ya vacas desde mi punto de
vista, y dejo de hacerme preguntas. A fin de cuentas, cul es el gran problema? Sospecho que haba
gente de pie apoyada en sus palas cuando se firm el contrato para la primera pirmide.
Parezco muy intolerante al decir que no entiendo cmo lo hacen? Tal vez ellos pensaran lo mismo
de m, que trabajo en un puesto creativo para una organizacin que detesto, en una profesin cuyas
credenciales de integridad son a lo sumo dudosas. Tal vez estos peones me consideraran una prostituta.
Tal vez yo sea una prostituta literaria. Pero en mi defensa puedo alegar que el periodismo, si se me
permite usar ese trmino, no ha sido mi nica ocupacin. He hecho otras cosas, y en ese momento tena
la fuerte sensacin de que pronto me ira de El Pezn.
La mayora de los hombres y mujeres que me rodeaban mientras aguardaba a Fox nunca haba
tenido otro empleo. No eran aptos para nada ms. La mayora eran analfabetos, y para esas personas hay
pocas oportunidades de trabajo satisfactorio. Si tuvieran un talento artstico, lo estaran usando.
Cmo pasaban el da? Eran stas las personas que contribuan a la alarmante tasa de suicidios
que mencionaba el OC? Se levantaban una maana, cogan la pala, decidan mandar todo al cuerno y se
volaban los sesos? Pens en preguntrselo al OC cuando le hablara de nuevo.
Me pareca deprimente. Estudi a un hombre, un capataz segn una de las muchas placas que
llevaba pinchada al mono, un centenario cuya identificacin de la solapa proclamaba que haba pasado
cien aos apoyado en esa pala. Estaba cerca de Fox, mirando hacia la mesa del plano con una expresin
que yo haba visto por ltima vez en un animal que rumiaba su bolo. Tena esperanzas, sueos y temores,
o los haba agotado todos? Hemos prolongado la vida al extremo de que ya no tenemos una idea clara de
cundo terminar, pero no hemos logrado ofrecer ocupaciones nuevas e interesantes para llenar esos
aos.
Fox me apoy la mano en el hombro y comprend, con alarma y una perversa sensacin de
tranquilidad, que deba parecerles como una rumiante mientras estaba sumida en mis pensamientos
profundos y penetrantes. Tal vez ese capataz fuera un to agradable para sentarse a charlar de tonteras.
Apuesto a que era magnfico para contar chistes y muy diestro para arrojar dardos. Acaso todos
tenamos que ser ingenieros de cohetes, como sola decirse? De hecho, conozco a un ingeniero de
cohetes, y nunca he visto a un granuja ms daino.
Te veo bien dijo Fox.
Gracias. Has terminado aqu?
Hasta el lunes. Odio ser una de esas personas obsesionadas por el trabajo, pero si nadie se
preocupa este lugar no alcanzar todo su potencial.
Siempre el mismo.
Le rode la cintura con el brazo mientras nos dirigamos a su remolque, aparcado en medio de una
multitud de mquinas ociosas. Me apoy la mano en el hombro, y comprend que an segua
pensando en el plano.
Supongo que s. Pero ste ser el mejor disneylandia de todos, Hildy. El monte Hood est
terminado; slo necesitamos algo de nieve. Es una escala de un cuarto, pero engaa la vista desde casi
todos los ngulos. El Columbia est lleno y a punto. El desfiladero ser magnfico. Tendremos un
autntico criadero de salmn. Tengo abetos de veinte metros de altura. Aun con crecimiento inducido,
esos bebs tardan su tiempo. Venados, osos... ser sensacional.
Cunto falta para terminar?
Pasamos frente a corrales con osos. Los internos nos miraron con sus perezosos ojos de depredador.
Cinco aos, si todo anda bien. Tal vez siete, con mayor realismo. Abri la puerta del remolque y
me invit a pasar. Era utilitario, y estaba abarrotado de papeles. El nico toque personal que vi fue una
antigua regla de clculo montada sobre el hogar de gas. Quieres que nos hagamos traer algo? Hay un
buen restaurante japons con reparto a domicilio. Tuve que entrenarlos, porque el lugar no es fcil de
encontrar. Tambin podemos ir a comer fuera si prefieres otra cosa.

Yo saba exactamente lo que quera, y no era necesario pedirlo fuera. Lo rode con los brazos y lo
bes con una intensidad que compensaba los cuarenta aos en que no habamos compartido la cama.
Cuando descans para recobrar el aliento, l sonri.
Este vestido es tu favorito? pregunt, acariciando la tela con la mano.
Me servira de algo decir que s?
Sacudi la cabeza y lo rasg.
Los amantes de la moda sentirn alivio ante dos observaciones: el vestido tena treinta aos y no era
de los que haban vuelto a estar en boga, aunque yo lo haba escogido porque era halageo para mi nuevo
yo. Bobbie se habra atragantado al verlo, pero Fox era ms directo. Segundo, yo saba que Fox lo
destruira, aunque no como polica de la moda. Varn o mujer, Fox no daba importancia a esas cosas. A
Fox varn o mujer le gustaba dominar. Le gustaba el amor rudo, urgente y brutal, que era
precisamente lo que yo necesitaba. Mientras me daba uno de los zamarreos ms intensos de mi vida,
agradec a los dioses haberle encontrado en una fase masculina.
Haba pensado en Fox mientras vacilaba nerviosamente al borde del Cambio, y tena mucho sentido
que fuera as. l y yo (por un tiempo habamos sido ella y yo, luego l y yo) habamos sido amantes
durante diez aos. No s por qu rompimos, o tal vez lo he olvidado, pero seguimos siendo buenos
amigos despus de la despedida. Tal vez cada cual creci siguiendo rumbos distintos, como suele decirse,
aunque esa explicacin siempre parece facilona. Cunto ms se puede crecer cuando uno tiene sesenta y
el otro cincuenta y cinco? Pero haba sido una poca cmoda de mi vida.
La necesidad de verlo haba sido tan urgente que yo haba alterado mis planes de hacer compras en
el Platz, con lo cual haba hecho un gran favor a mi cuenta bancaria. Me fui corriendo a casa, me puse ese
vestido negro, satinado y largo que ahora yaca rasgado, arrugado y cada vez ms sudado bajo mi
espalda desnuda, me cambi el color del pelo para adecuarlo a la ropa, me maquill los ojos y la boca, me
pint las uas, me roci con el perfume favorito de Fox y a los tres minutos sal por la puerta. Cog un taxi
hasta Oregn, ejerc mi magia femenina sobre mi inocente vctima, y a los quince minutos tena las rodillas
en el aire y las manos clavadas en su espalda desnuda, ladrando como una perra y procurando que me
taladrara hasta el suelo donde estbamos acostados.
Entendis por qu ULTRA-Sens tiene problemas econmicos?
Fox habitualmente me surta ese efecto. No siempre tan intenso, es verdad. Yo experimentaba algo
que cortsmente se llama shock hormonal o Cambiomana, pero ms a menudo se conoce como locura del
cono. No se pueden inducir alteraciones corporales tan drsticas sin desequilibrar un poco la psique. En
mi caso siempre hay una agudizacin del apetito sexual. Algunos simplemente se vuelven irresponsables.
Tengo un amigo que debe pedir a su banco que le corte su lnea de crdito durante cinco das despus
de un Cambio, pues de lo contrario gastara hasta el ltimo cntimo. Lo que yo gastaba no se puede
depositar en el banco, y en todo caso no tiene sentido ahorrarlo.
Despus Fox pidi una montaa de sushi y tempura. Cuando nos entregaron el pedido, puso en
marcha el remolque y atraves un largo y oscuro conducto para internarse en Oregn.
Como todos los disneylandias, era una enorme burbuja semiesfrica, ms o menos chata en el
fondo, con un techo curvo pintado de azul. Los primeros slo tenan un par de kilmetros de dimetro,
pero los ms nuevos parecan ilimitados a medida que los ingenieros descubran mejores modos de
sustentarlos. Oregn era uno de los ms grandes, junto con los otros dos que estaban en construccin:
Kansas y Borneo. Fox procur no aburrirme con estadsticas; yo las olvido al cabo de unos minutos.
Baste con decir que el lugar era muy grande.
El suelo consista principalmente en rocas y tierra conformados como cerros, y dos montaas. La
que l haba llamado monte Hood era alta y puntiaguda. La otra estaba truncada y pareca inconclusa.
Ser un volcn dijo Fox. O al menos una buena imitacin de un volcn activo. En tiempos
histricos hubo una erupcin en esta zona.
; Habr lava, fuego y humo?
Ojal pudiramos. Pero los requerimientos energticos para derretir la roca necesaria para una
erupcin convincente nos descalabraran el presupuesto, adems de que el humo sera nocivo para la
fauna y la flora. Nos limitaremos a lanzar vapor tres o cuatro veces por da y a disparar chispas por la
noche. Ser realmente bonito. El gerente de proyectos est tratando de convencer a los inversores de
subsidiar un penacho anual de cenizas, nada catastrfico. Al contrario, es bueno para los rboles. Y
estoy seguro de que podremos contar con un modesto flujo de lava cada diez o veinte aos.
Ojal pudiera verlo mejor. Aqu est bastante oscuro.

Las nicas fuentes de luz se encontraban en las desperdigadas granjas, puntos verdes y brillantes en
el paisaje arrasado.
Permteme encender el sol. Fox cogi un micrfono y habl con la seccin de energa. Minutos
despus el sol se activ con un parpadeo y ardi en o alto del cielo. Todo esto quedar cubierto
por bosques vrgenes, verdes hasta el horizonte. No como tu choza de Tejas. Este clima es fresco y
hmedo, y hay mucha nieve en las mayores elevaciones. En general conferas. Incluso plantaremos un
bosquecillo de se-cuoias en la parte sur, aunque esto supone cierta infidelidad geogrfica.
Con verde quedar mucho mejor dije.
Nunca logrars echar races en Tejas Oeste, Hil-dy me dijo Fox, sonriendo.
Bajamos al ro Columbia, en la desembocadura del desfiladero, donde era ms ancho y ms lento, y
aterrizamos en una isla chata como un banco de arena que estaba en el centro de lo que Fox denomin un
ensayo ecolgico. Trazos ondulantes recorran la playa ancha y apisonada. En la otra margen del ro se
erguan los publicitados pinos, pero cerca de nosotros slo haba vegetacin riberea, plantas a las que
no afectaba una anegacin peridica. Haba hierbas altas y raquticas y arbustos bajos y resistentes, pocos
de ellos ms altos que yo. Haba unos troncos enormes semienterrados en la arena, blanqueados, alisados
y redondeados por el sol, el viento y el agua. Comprend que eran artificiales, pero su propsito era
impresionar a los visitantes, a quienes siempre llevaban all.
Tendimos una manta en la arena y nos sentamos a disfrutar de la comida. Fox se dedic
principalmente a los tempura, semejantes a camarones, mientras yo me concentraba en los maguro, un,
hamachi, toro, tako y las delgadsimas tajadas defugu. Rociaba cada bocado con ese maravilloso rbano
verde que me haca moquear la nariz y enrojecer las orejas. Luego hicimos el amor de nuevo, despacio y
tiernamente la primera hora, algo raro en Fox, que slo se volvi apasionado hacia el final. Nos
tendimos al sol como reptiles saciados, hasta que Fox me despert, me tendi de bruces y me penetr sin
advertencia. (No, no tal como suena. A Fox le gusta tener la iniciativa y le gusta ser rudo, pero no le
interesa infligir dolor, ni a m me interesa recibirlo.) De cualquier modo, estas cosas se compensan.
Cuando Fox era una chica habitualmente acometa antes de estar lista. Tal vez pensaba que a todas las
chicas les gustaba as. Yo no lo saqu de su error, porque no me importaba demasiado y porque lo que
vena despus siempre era de calidad olmpica.
Y despus...
Siempre hay un despus. Tal vez por eso mis diez aos con Fox eran la relacin ms larga que yo
haba tenido. Despus del sexo casi todos quieren hablar, y siempre me costaba encontrar gente con quien
me interesara la charla adems del sexo. Fox era la excepcin. As que despus...
Me puse los restos de mi ropa. El vestido estaba totalmente roto. No lograba taparme el seno izquierdo,
y haba agujeros aqu y all. Congeniaba con mi estado de nimo. Caminamos a orillas del ro sin que el agua
nunca nos tapara los pies. Yo jugaba el juego del naufragio. Esta vez poda fingir que era una rica aristcrata
con los jirones de su vestido de fiesta, buscando desesperadamente la ayuda de los nativos. Arrastraba la
punta de los pies por el agua mientras caminaba.
Este lugar era atemporal e irreal de un modo en que la isla de Scarpa jams lo fue. El sol an colgaba
en el cielo en pleno medioda. Cog un puado de arena y lo examin, y era tan detallada como la arena
imaginaria de ese mbito donde haba pasado un ao mental. Tena otro olor. Era arena de ro, no coral
blanco, y el agua era dulce en vez de salada, con otro tipo de vida microscpica. Era ms tibia que las
aguas del Pacfico. Demonios, haca calor en Oregn, alrededor de cuarenta grados. Se relacionaba con
la construccin. Ambos habamos sudado todo el da. Yo le haba lamido el cuerpo y lo haba encontrado
muy sabroso. No tanto el sudor como el cuerpo del cual lo lama.
La atmsfera no podra haber sido ms perfecta aunque la hubiera escogido. Pero qu decir? Oye,
Fox, este lugar me recuerda una aventurilla que tuve hace una semana, entre las 15:30:0002 y las 15:30:0009.
El tiempo vuela cuando lo pasas bien.
Decid decir algo menos desconcertante, y poco a poco le cont la historia. Hasta la lnea del final,
en cuyo punto me atragant.
Fox no fue tan reticente como Callie.
He odo mencionar esa tcnica, por cierto dijo. Me sorprende que la desconocieras, aunque
supongo que an tienes reservas con la tecnologa, igual que antes.
No es muy relevante para mi trabajo. Ni para mi vida.
Eso pensabas. Ahora debe parecerte ms relevante.
Concedido. Antes nunca se abalanz sobre m para morderme.
Eso es lo que no entiendo. Lo que describes es un tratamiento radical para trastornos mentales.
No entiendo por qu el OC lo us contigo sin consentimiento, a menos que tuvieras un problema grave.
Hizo una pausa, y yo me call una vez ms. Fox es un monumento a la franqueza; no permiti que un
pequeo detalle como mi obvia humillacin lo intimidara.

Cul es tu problema? pregunt, con tanta sutileza como un cro de tres aos.
Cul es la pena por arrojar basura en este lugar? pregunt.
No te preocupes. Toda la zona ser reconstruida antes que el pblico pueda encontrar cosas con sus
pies lodosos.
Me quit el vestido estropeado, hice un bollo y lo arroj al agua. Se infl, cay en la suave corriente.
Flot un trecho, absorbi agua, se atasc en el fondo. Fox coment que uno poda alejarse cien metros de la
orilla sin que el agua le llegara a las rodillas. Despus de eso se ahondaba abruptamente. Habamos llegado
al extremo de la isla, y desde all vimos cmo la corriente arrastraba lentamente el vestido. Suspir, sent una
lgrima en la mejilla.
Si hubiera sabido que el vestido te importaba tanto, no lo hubiera roto murmur Fox. Tom la
lgrima con la yema del dedo y se lami el dedo con la lengua. Sonre lnguidamente. Me met en el
agua, caminando corriente arriba, y o que l me segua.
En parte era el shock hormonal, sin duda. No lloro demasiado, y no mucho ms cuando soy mujer
que cuando soy varn. El Cambio me haba liberado, y me hizo bien; era momento de llorar. Era
momento de admitir que estaba asustada por toda la situacin.
Me sent en el agua tibia. No me cubr las piernas. Hund las manos en la arena.
Parece que trato de matarme una y otra vez dije.
l estaba de pie junto a m. Lo mir, enjugu otra lgrima. Quera acercarme a l, prepararlo de
nuevo con la boca, reclinarme en ese cauce acuoso y dejar que l se moviera dentro de m con los ritmos
lentos y suaves del ro. Era una afirmacin de la vida o un deseo de muerte, metafricamente hablando?
Estaba en el ro de la vida, o estaba fantaseando con volverme parte del detrito que los ros arrastran
eternamente hacia el mar? No haba mar al final de ese ro, slo un bioma ms profundo y salado para
los salmones que pronto pulularan all, nadando corriente arriba para morir. El cielo donde se pondra el
sol era un teln pintado. Las figuras de lenguaje de Vieja Tierra eran aplicables aqu?
Tena que ser una imagen de la vida. Yo no estaba cansada de vivir, y tena miedo de morir. El ro no
cesa de rodar, verdad? Acaso la vida no consiste en eso?
Sea como fuere, Fox no era el hombre adecuado para los suaves ritmos del ro, no dos veces en el
mismo da. Se dejara llevar por el entusiasmo y en mi estado de nimo yo le lanzara una dentellada. As
que le bes la pierna y segu escarbando la arena.
Se sent detrs de m, puso las piernas a mis costados y me empez a masajear los hombros. Creo
que nunca lo am ms que en ese momento. Era exactamente lo que yo necesitaba. Baj la cabeza, me
afloj como una anguila, le dej hundir sus fuertes dedos en cada nudo.
Puedo decir...? No quiero lastimarte, pero no s cmo decirlo. Yo debera haberme sorprendido.
Es decir, es espantoso, es inesperado, no es lo que uno quiere or de una persona amiga. Quisiera
decirte: No, Hildy, no puede ser verdad! Pero me sorprendi descubrir que... no me sorprenda. Es
terrible decirlo.
Pues dilo murmur. Ahora me masajeaba la cabeza. Con un poco ms de presin me partira el
crneo, y enhorabuena. Tal vez algunos demonios echaran a volar por las fisuras.
En ciertos sentidos, Hildy, siempre has sido la persona ms desdichada que conozco.
Acept el comentario con la misma resignacin con que mi pasivo cuerpo se hunda en la arena. Yo
era un montculo de arena parda que l modelaba con los dedos. No vea nada de malo en esta sensacin.
Creo que es tu trabajo dijo.
De veras?
Ya lo debes haber pensado. Dime que amas tu trabajo y cerrar el pico.
No tena sentido replicar.
Que no digo nada sobre tu capacidad profesional? Ningn comentario sobre lo emocionante
que es? Sabes que tienes talento. Demasiado talento, a mi juicio. Has continuado con esa novela?
Slo unas frases.
Por qu no trabajas para otro pad? Uno que se interese menos en los matrimonios de las estrellas y
las muertes violentas.
No creo que ayudara en nada. Nunca he tenido mucho respeto por el periodismo como profesin.
Al menos El Pezn no finge ser otra cosa.
Pura carroa.
Exacto. S que tienes razn. No siempre soy feliz en mi trabajo. Estoy segura de que renunciar
pronto. Pero no sabra a qu dedicarme.
He odo que hay vacantes en el Sindicato de los Culis. Ganaron el contrato para Borneo. Los
Porteadores de Cubos estn enfurruados.

Me alegra saber que se interesan en algo. Tal vez debera inscribirme dije, no del todo en
broma. Menos desgaste para los nervios.
No dara resultado. Te dir cul es tu problema, Hildy. Siempre has querido ser til. Queras hacer
algo importante.
-Mejorar las cosas? Cambiar el mundo? No lo creo.
Creo que renunciaste antes que yo te conociera. Siempre te caus cierta amargura. Fue uno de los
motivos por los que rompimos.
De veras? Por qu no me lo dijiste?
Creo que en el momento no lo saba.
Ambos callamos un rato, sumindonos en nuestros recuerdos. Me agrad notar que, a pesar de esta
revelacin, los recuerdos eran agradables. Fox sigui masajendome, inclinndome hacia delante para llegar
a la parte inferior de mi espalda. No opuse resistencia, baj la cabeza. Vi mi cabello ondeando en el agua.
Por qu no podremos ronronear como gatos? De haber podido, habra ronroneado en ese momento.
Debera hacerle la propuesta al OC. Tal vez l encontrara un modo de lograrlo.
Fox comenz a masajearme ms despacio. La sensacin era deliciosa, pero not que se le estaban
cansando las manos. Me recost contra l y l me rode con los brazos. Le apoy las manos en las
rodillas.
Puedo hacerte una pregunta? dije.
Sabes que s.
Qu hace que la vida valga la pena para ti?
No me dio la respuesta socarrona que yo esperaba. Reflexion, suspir, me apoy la barbilla en el
hombro.
No s si hay respuesta para esa pregunta. Hay motivos superficiales. El ms obvio es que mi
trabajo me satisface.
Pues te envidio. Tu trabajo no se borra tras una lectura de diez segundos.
Tambin siento cierta desilusin. Yo hubiera querido construir estas cosas. Seal con el brazo
la inconclusa vastedad de Oregn. Resulta que mi talento segua otro rumbo. Eso me dara satisfaccin,
dejar construido algo como esto.
sa es la clave? Dejar algo? Para la posteridad?
Hace cincuenta aos habra respondido que s. Y es una buena razn. Creo que es la mejor razn
para la mayora de las personas que tienen los sesos para preguntarse qu es la vida. No s si es razn
suficiente para m. No soy infeliz. Amo mi trabajo, ansio llegar aqu todas las maanas, trabajo hasta
tarde, vengo los fines de semana. Pero en cuanto a legar algo que haya creado, mi obra es an ms efmera
que la tuya.
Tienes razn dije con asombro. No haba credo que fuera posible.
Ves? ri Fox. Todos los das se aprende algo nuevo. sa es una razn para vivir. Tal vez sea
trivial. Pero me satisface el acto de la creacin. No tiene por qu durar. No tiene por qu significar algo.
El arte.
He comenzado a pensar en esos trminos. Tal vez sea presuntuoso, pero los meteorlogos
estamos despertando inters en nuestra actividad. Quin sabe adonde puede conducir. Pero crear algo es
importante para m. Titube, sigui adelante-. Tambin hay otra clase de creacin.
Saba muy bien a qu se refera. A fin de cuentas, y a pesar de todo, haba sido la razn principal de
nuestra despedida. El haba tenido un hijo poco despus. Yo le haba pedido que no me contara si yo era
el padre. l haba pensado que yo tambin deba tener uno, y yo le haba respondido abruptamente que no
era cosa suya.
Lo lamento. No deb mencionar el tema.
No lo lamentes. Yo pregunt. Debo afrontar las respuestas, aunque no est de acuerdo con ellas.
Y no ests de acuerdo?
No s. No he pensado en ello. Como habrs adivinado, he estado pensando sobre muchas cosas.
Entonces habrs pensado en la razn negativa para desear vivir. A veces creo que es la principal.
Tengo miedo de la muerte. No s qu es, y no quiero averiguarlo hasta el ltimo momento posible.
No esperas or arpas celestiales?
No hablars en serio. Lgicamente, hay que imaginarse que uno deja de existir, que se apaga como
una vela. Pero desafo a cualquiera a imaginarlo de veras.
Sabes que no soy mstico, pero una larga vida me ha inducido a creer, a pesar de todo, que existe algo
despus de la muerte. No puedo demostrarlo, pero tampoco puedes disuadirme.

Ni lo intentara. En mis mejores das siento lo mismo. Di uno de los suspiros ms melanclicos
de que tenga memoria. ltimamente suspiraba a menudo, cada vez con mayor fatiga. Dnde terminara?
Ms vale no responder. Bien, tenemos la insatisfaccin laboral. Creo que eso no es suficiente. Hay
soluciones ms sencillas para ese problema. El inquieto afn de crear. La falta de hijos. Me puse a
contar con los dedos, en una actitud irnica que l no se mereca, pues haba hecho lo posible. Pero yo
haba buscado una nueva perspectiva, y me senta frustrada por no encontrarla. Y el temor a la muerte.
Ninguno me parece del todo satisfactorio.
No debera decirlo, pero saba que no lo seran. Por favor, Hildy, consulta a un profesional. Ah
tienes, ya lo he dicho. Tena que decirlo, pero te conozco desde hace tiempo y no me gusta mentirte, as
que aadir que tampoco creo que eso te ayude. Nunca has aceptado las respuestas ni los consejos ajenos.
Algo me dice que tienes que resolverlo por tu cuenta.
O no resolverlo. Y no te disculpes, tienes toda la razn.
El ro continu rodando, el sol qued colgado en el cielo pintado. El tiempo se arrastraba
parsimoniosamente. Ninguno de los dos senta urgencia de hablar. Me habra agradado pasar all una dcada
entera, mientras no tuviera que pensar. Pero saba que Fox se pondra ansioso al fin. Qu diablos, y yo
tambin.
Puedo pedirte algo ms?
Fox me mordisque la oreja.
No, eso no. No todava, al menos. Reclin la cabeza para mirarlo. Ests viviendo con alguien?
No.
Puedo quedarme contigo por un tiempo? Una semana? Estoy asustada y me siento muy sola, Fox.
Tengo miedo de estar sola.
Fox guard silencio.
Slo quiero dormir con alguien por un tiempo. No quiero rogar.
Djame pensarlo.
Claro. Debi haberme dolido, pero curiosamente no me doli. Saba que yo habra dicho lo
mismo, aunque ignoraba qu decisin habra tomado. La cruda verdad era que le peda ayuda para salvar mi
vida, y ambos sabamos que l poda hacer poco salvo abrazarme. Y si l trataba de ayudarme y yo
terminaba por matarme... nadie se expondra a cargar con semejante culpa sin pensarlo un poco. Yo
poda decirle que no haba compromisos, que no tena por qu culparse si suceda lo peor, pero saba que
l se culpara y l saba que yo lo saba, as que no lo insult con una mentira ni lo incomod con un ruego.
Me acurruqu en sus brazos para mirar el paso lento e incesante del Columbia.
Regresamos al remolque. Durante la marcha notarnos que el ro ya no flua. Se volvi liso y quieto,
plcido como un lago largo. Reflejaba los rboles de la otra orilla con la fidelidad de un espejo. Fox
coment que haban tenido problemas de bombeo.
No es mi campo dijo con alivio. Aunque en cierto modo era bonito, tambin me daba
escalofros, pues me recordaba el mar petrificado de la isla de Scarpa.
Fox cogi un control remoto del remolque y dijo que tena algo para mostrarme. Tecle unos
cdigos y mi sombra comenz a moverse.
El sol surc el cielo como un gran pjaro de plata. Las sombras de los rboles, arbustos y briznas de
hierba reflejaban su trnsito como mil relojes de arena. Es un
recurso ideal para experimentar desorientacin. Comenc a marearme y a hamacarme, y separ las
piernas. Descubr que el fenmeno era ms interesante si lo miraba sentada. A los pocos minutos el sol se
hundi en el horizonte del oeste. No era eso lo que Fox quera mostrarme. Se levantaban nubes
deshilachadas en esa direccin, que parecan cirros o pretendan serlo. El invisible sol los pint de varios
tonos de rojo y azul.
Muy bonito dije.
No es eso.
Hubo un estruendo distante y un enorme anillo de humo se elev despacio en el cielo, teido de luz
dorada. Fox trabajaba concentradamente. O un silbido distante, y el anillo de humo comenz a cambiar
de forma. La cima se achat, el fondo se estir. No atinaba a comprender adonde iba todo esto, hasta que al
fin lo vi. El anillo haba formado un corazn. Me ech a rer y lo abrac.
Fox, eres un tonto romntico a pesar de todo.
Sinti vergenza. No quera que yo lo interpretara as, y yo lo saba, pero es tan vulnerable a las
bromas que nunca puedo resistirme. Fox carraspe y procur refugiarse en una explicacin tcnica.

Descubr que poda lograr una especie de efecto de contragolpe con esa mquina de vientos
dijo mientras el anillo se disolva. Es fcil usar toberas concentradas para modelarlo, dentro de ciertos
lmites. Regresa aqu cuando inauguremos, y podr escribir tu nombre en el ocaso.
Nos duchamos para limpiarnos la arena y Fox me pregunt si deseaba ver una explosin planificada
en Kansas. Yo nunca haba visto una explosin nuclear, as que acept. Condujo el remolque hasta una
salida y salimos a la superficie, donde pas a piloto automtico y me cont algunas cosas que haba hecho
en otros disneylandias mientras contemplbamos la rida belleza que se extenda all abajo.
Tal vez haya que estar all para apreciar las esculturas climticas de Fox. l peroraba sobre las
tormentas de hielo y los huracanes que haba creado, y para m no significaba nada, aunque logr despertar
mi inters. Le dije que asistira a su prxima exhibicin. Me pregunt si querra una nota en El Pezn.
Bien, soy suspicaz y a menudo haba acertado en cosas como sta. No poda imaginar un modo de
interesar a mis lectores en el tema, a menos que asistiera algn famoso o sucediera una catstrofe
violenta.
Oregn era un espectculo en comparacin con Kansas. Me habra gustado tener una parte de esa
concesin de polvo.
An estaban realizando las operaciones de excavacin. La sernicpula estaba casi concluida, y slo
faltaba volar algunas zonas relativamente pequeas cerca del linde norte. Fox dijo que el mejor punto de
observacin se encontrara en el linde oeste; si hubiramos ido hasta el sur, el polvo habra oscurecido
excesivamente la explosin para que el viaje valiera la pena. Aterrizamos cerca de un catico apiamiento
de casas mviles modulares y nos reunimos con un grupo de otros aficionados a los juegos artificiales.
Esta exhibicin era estrictamente para profesionales. Todos eran ingenieros de la construccin,
excepto yo. No era una espectculo pblico, aunque tampoco era una rareza. Kansas haba requerido
miles de explosiones de este tipo, y requerira varias ms antes de su finalizacin. Fox lo describi como
el secreto mejor guardado de Luna.
No es una explosin tan potente explic. Las ms grandes sacudiran demasiado la
estructura. Pero cuando comenzamos, utilizamos cargas diez veces mayores.
Repar en el uso del plural. De veras ansiaba construir esos lugares en vez de limitarse a
instalar y controlar las mquinas climticas.
Es peligroso?
Es una pregunta relativa. No es tan seguro como dormir en la cama. Pero estas cosas estn
calculadas hasta el ltimo detalle. Hace treinta aos que no tenemos un accidente. Me explic ms de lo
que me interesaba saber sobre las minuciosas precauciones, que incluan radares para detectar grandes
trozos de roca que volaran hacia nosotros, y rayos lser para pulverizarlos. Me haba tranquilizado por
completo, pero enseguida lo arruin.
Si te digo corre aadi con seriedad, mtete en el remolque sin hacer preguntas.
Debo protegerme los ojos?
Un vidrio claro y emplomado bastar. Lo que quema es el ultravioleta. Al principio habr cierto
encandilamiento. Demonios, Hildy, si te ciega, el seguro de la compaa te pagar ojos nuevos.
Yo estaba muy conforme con los ojos que tena. Empec a dudar que fuera tan buena idea ir all.
Resolv desviar la mirada los primeros segundos. La tradicin nos haba legado muchas ancdotas sobre
lo que suceda en una explosin nuclear; databan de Vieja Tierra, donde haban usado algunas para frer
unos millones de congneres.
La tradicional cuenta regresiva comenz en el nmero de diez. Me cal las gafas de seguridad y cerr
los ojos a la cuenta de dos. Los abr cuando el resplandor me penetr los prpados. Hubo
encandilamiento, como Fox haba dicho, pero mis ojos pronto se recobraron. Cmo describir ese
fulgor? Si encendiramos miles de lmparas brillantes en un solo lugar, ni siquiera insinuaran la
intensidad de esa luz. Luego lleg la gran sacudida del suelo, y la del aire, y al fin, mucho ms tarde, el
sonido. Es decir, yo cre que oa el sonido, pero eran las ondas de choque que brotaban del suelo.
El sonido del aire fue mucho ms estremecedor. Luego el viento. Y la arremolinada nube. Tard
varios minutos en desplegarse. Cuando se extinguieron las llamas hubo aplausos y gritos. Le sonre a
Fox, quien tambin sonrea.
A veinte kilmetros de distancia, mil personas acababan de morir en lo que pronto se llamara el
Colapso de Kansas.

10
LA REINA DEL IMPERIO BRITNICO

En ese momento no sabamos nada del desastre.

Brindamos con champaa, una tradicin entre los ingenieros profesionales. A los diez minutos Fox y
yo abordamos el remolque para dirigirnos a una cmara de presin. Fox dijo que el modo ms rpido de
regresar a Ciudad Rey era por la superficie, y yo no me opuse. No me deleitaba viajar por el sistema de
tneles que atravesaban la roca en torno de un disneylandia.
Acabbamos de salir a la luz del sol cuando el piloto automtico nos inform que tendramos que
iniciar un comps de espera o aterrizar, pues estaban despejando el trfico para dejar paso a los vehculos
de emergencia. Algunos pasaron en silencio, con un relampagueo de luces azules.
Ninguno de ambos recordaba una emergencia de tal magnitud en la superficie. En ocasiones haba
fugas de presin en los tneles, desde luego, pues ningn sistema es perfecto. Pero era raro que se
perdieran vidas en esos accidentes. Encendimos la radio, y lo que omos me impuls a hurgar entre las
pertenencias de
Fox en el fondo del remolque, en busca de un pad de noticias. Era Sin Vueltas, y en otras
circunstancias le habra hecho bromas despiadadas al respecto. Pero la noticia que sali en el pad bastaba
para silenciar cualquier comentario jocoso.
Se haba producido una fuga devastadora en una localidad de superficie llamada Nirvana. Los
primeros informes indicaban la prdida de algunas vidas, y las imgenes en vivo de las cmaras de
segundad las nicas disponibles en esos primeros diez minutos mostraban cuerpos inmviles junto a
una gran piscina. La piscina burbujeaba violentamente. Al principio pensamos que era un gran jacuzzi,
luego comprendimos con espanto que el agua estaba hirviendo. Lo cual significaba que all no haba aire, y
que esa gente estaba muerta. Sus posturas eran extraas. Todos parecan aferrarse a algo, como la pata de
una mesa o una maceta de cemento con una palmera.
Una noticia de ese tipo evoluciona a saltos y fragmentos. Los primeros informes siempre son escuetos
y errneos. Omos pasmadas estimaciones que hablaban de veinte muertos, cincuenta, doscientos. Luego
se negaron esos informes, pero al mirar yo haba contado treinta cadveres. Era enloquecedor.
Estamos malcriados por la cobertura instantnea, esperamos notas contundentes, rpidas, bonitamente
enmarcadas por cmaras estables. Estas cmaras estaban ms que estables, estaban inmviles, y al cabo de
unos instantes uno peda a gritos un movimiento para ver qu haba a los costados. Pero eso slo sucedi
diez minutos despus de nuestro aterrizaje, diez minutos que parecieron una hora.
Creo que al principio me afect ms que a Fox. l estaba escandalizado y horrorizado,
naturalmente. Tambin yo, a cierto nivel. El otro nivel, el del cazador de noticias, arda de impaciencia,
preguntando al piloto automtico tres veces por minuto cundo podamos elevarnos y salir de all para ir a
cubrir la noticia. S que no es agradable, pero cualquier reportero comprender ese impulso. Uno quiere
moverse. Uno confina el horror de las imgenes en ese rincn de la mente donde los policas y los
mdicos forenses guardan las cosas escalofriantes, y el pulso palpita de impaciencia aguardando ms y
ms detalles. Estar varada a quince kilmetros de distancia era la peor tortura.
Entonces se mencion un detalle que alarm a Fox. Yo no capt su importancia. Slo vi que Fox
palideca y temblaba.
Qu sucede? pregunt.
La hora susurr. Acaban de mencionar la hora en que se produjo la fuga.
Escuch, y el anunciante la repiti.
Eso fue...?
S, a un segundo de la explosin.

Estaba tan obsesionada por ir a Nirvana que tard un minuto en comprender lo que deba hacer.
Encend el telfono de Fox y llam a El Pezn, usando mi segundo cdigo de urgencia para asegurarme
un rpido acceso a Walter. l me haba dicho que el primer cdigo quedaba reservado para comentar el
fin del universo, o para una entrevista exclusiva con Elvis.
Walter, tengo material sobre la causa de la devastacin dije cuando su feo rostro apareci en
pantalla.
La causa? Estabas all? Pens que todos...
No, no estaba all. Estaba en Kansas. Tengo motivos para creer que el desastre fue causado por una
explosin nuclear que presenci en Kansas.
Suena improbable. Tienes la certeza...?
Walter, tiene que ser. De lo contrario es la mayor coincidencia desde que yo te gan esa escalera
con un full.
Eso no fue coincidencia.
Claro que no, y algn da te contar cmo lo logr. Entretanto, has perdido veinte segundos
de valioso tiempo periodstico. Presntalo de un modo que no te comprometa del todo, si quieres.
Habr sido sta la causa de la tragedia de Nirvana?
Psamelo.
Tante el salpicadero y solt un juramento entre dientes.
Dnde cuernos est la neuroalimentacin de esta cosa? le pregunt a Fox.
Me mir extraamente, pero sac un cable de un compartimento. Me lo enchuf en la toma
occipital y dije las palabras mgicas que activaban la memoria del cristal y transcriban en cinco segundos
las ltimas seis horas de grabacin de la holocmara.
Dnde ests, de todos modos ? pregunt Walter. Hace veinte minutos recib una llamada para
ti.
Se lo dije, y respondi que pondra manos a la obra. Treinta segundos despus el piloto
automtico recibi va libre para volar. La prensa tiene ciertos privilegios en esas situaciones, pero yo
no haba podido ejercerlos mientras estbamos varados. Nos elevamos... y giramos en direccin opuesta.
Qu diablos haces? le pregunt incrdulamente a Fox.
Regreso a Ciudad Rey murmur l. No deseo presenciar personalmente nada de lo que
acabamos de ver. Y no deseo presenciar cmo cubres la noticia.
Estuve a punto de arrancarlo a golpes del asiento, pero le ech otra ojeada y pareca peligroso. Tuve
la sensacin de que una palabra ms desencadenara una retahila de insultos que no deseaba or y tal vez
algo peor. Me contuve, calculando mentalmente cunto tardara en regresar a Nirvana desde la
compuerta ms cercana de Ciudad Rey.
Con gran esfuerzo, desactiv mi personalidad periodstica y trat de actuar como un ser humano.
Sin duda, pens, podr hacerlo por unos minutos.
No te creers responsable de esto dije. Fox clavaba los ojos adelante, como si necesitara ver
adonde se diriga el remolque. T mismo me has dicho...
Mira, Hildy, yo no puse la carga, yo no hice los clculos. Pero lo hicieron amigos mos. Y esto nos
afecta a todos. Debo telefonear. Tendremos que averiguar qu sali mal. Y s, me siento responsable, as
que no trates de convencerme de lo contrario dicindome que no es lgico. Slo quisiera que no me
hablases por el momento.
No le habl. Minutos despus asest un puetazo en el salpicadero.
An recuerdo que estbamos de pie, mirando. Ovacionando. An siento el sabor del champaa.
En cuanto aterrizamos baj, llam un taxi y le ped que me llevara a Nirvana.
La mayora de los desastres parecen totalmente previsibles con la ventaja de la retrospeccin. Si tan
slo se hubieran escuchado las advertencias, si tan slo se hubieran implementado tales medidas de
seguridad, si tan slo alguien hubiera pensado en esta posibilidad, si tan slo, si tan slo. Hago una
excepcin con los desastres naturales como los terremotos, los huracanes y los impactos de meteoritos.
Pero los huracanes son infrecuentes en Luna, los lunamotos son igualmente raros, y la selenografa tiene
exactitud suficiente para predecirlos con gran precisin. Los meteoros son rpidos y devastadores, pero
escasos y pequeos, y todas las estructuras vulnerables estn dotadas con radares potentes para detectar
los meteoros peligrosos y con lseres para pulverizarlos. La ltima fuga de cierta consecuencia haba
sucedido casi sesenta aos antes del Colapso de Kansas. Los lunarianos se haban habituado a confiar en
sus medidas de seguridad. Nos habamos vuelto tan complacientes como para superar nuestro recelo
innato ante el vaco y la superficie, al extremo de que los ricos retozaban y se bronceaban a la luz del sol

debajo de domos diseados para dar la impresin de que ni siquiera existan. Si alguien hubiera
construido un sitio como Nirvana cien aos antes, habra encontrado pocos interesados. En aquellos
tiempos los ricos vivan en los niveles ms bajos y seguros y los pobres asuman sus riesgos, separados de la
Parca por slo ocho o nueve compuertas.
Pero un siglo de mejoras tecnolgicas, de sistemas de proteccin que trascendan el mero cuidado
para entrar en la esfera de lo absurdo, de acumulacin de conocimientos sobre la supervivencia en un
mbito hostil... esos cien aos haban cambiado la marea en la sociedad lunariana. Las ciudades haban
sufrido un vuelco, como segn tengo entendido ocurre peridicamente con los lagos, y el fondo se haba
elevado a la superficie. Los niveles elegantes de Lecho de Roca eran ahora barriadas pobres, y las cmaras
de vaco de los niveles superiores eran el sitio de moda, con las debidas refacciones. Todos los que
aspiraban a ser alguien deban tener una ventana que diera a la superficie.
Haba excepciones. Las viejas reaccionarias como Callie an preferan las profundidades, aunque ella
no senta horror por la superficie. Y una significativa minora an padeca esa fobia tan comn en Luna, el
miedo a la falta de aire, y se las apaaba como poda. He ledo que muchas personas de Vieja Tierra
teman los lugares altos o el vuelo en avin, lo cual deba de ser un problema en una sociedad que valoraba
los apartamentos en los ticos y el viaje rpido.
Nirvana no era el centro hotelero de superficie ms exclusivo de Luna, pero tampoco era de los que se
incluan en esos paquetes tursticos de tres das y dos noches. Nunca he comprendido la gracia de pagar
una suma exorbitante por una vista natural de la superficie mientras uno se broncea bajo los
cuidadosamente filtrados rayos del sol. Yo prefiero los disneylandias subterrneos. Si alguien quiere una
piscina, bajo tierra hay muchas donde el agua est igualmente mojada. Pero los mbitos terrcolas
simulados resultan aterradores para muchas personas. A una sorprendente cantidad de gente le
desagradan las plantas, los insectos que se ocultan entre las hojas, los animales. Nirvana satisfaca estas
necesidades, y tambin la de ser visto con gente que tuviera dinero suficiente para derrocharlo en
semejante sitio. La gerencia organizaba apuestas, bailes, bronceados y otros juegos asombrosamente
infantiles, todo bajo el sol o las estrellas en la sobrecogedora belleza del Valle Destino.
Y ms vala que fuera sobrecogedora. Los constructores haban gastado una apabullante suma de
dinero para que pareciera as.
Valle Destino era una grieta de tres kilmetros cavada en los escabrosos picos y los abruptos
peascos que Luna habra tenido si Dios hubiera contratado a un diseador ms barroco, las
particularidades que todos imaginaban antes de la era del espacio y el envo de las primeras y
desalentadoras fotos lunares. Aqu no haba cerros ondulantes y poceados, ni deprimentes y grisceos
campos de escoria, ni pedrejones con los bordes limados por mil millones de aos de das trridos y noches
glidas, ni ese espantoso y tedioso polvo que cubre todo lo dems en Luna. Aqu los crteres tenan
bordes afilados coronados por dientes mellados. Los peascos se elevaban arquendose como
rompientes. Los pedrejones estaban cuajados de cristales volcnicos multicolores que despedazaban la luz
del sol en un millar de colores o relucan con un tibio rojo rub o un azul zafiro, como iluminados por
dentro (lo cual era literal en algunos casos). Extraas protuberancias cristalinas brincaban al cielo o se
esparcan por el suelo como siniestras criaturas marinas, cuarzos del tamao de edificios de diez pisos
se incrustaban en el suelo como si los hubieran lanzado de gran altura, y estructuras plumosas con
cabellos ms finos que fibras pticas, tan frgiles que se partan con el escape de un traje de presin,
relucan en la oscuridad como erizos de mar. El horizonte estaba esculpido con igual cuidado para
presentar una cordillera cuya tosca belleza era la humillacin de las Rocosas, hasta que uno emprenda
una excursin y comprenda que era una insignificancia magnificada mediante una astuta iluminacin y
trucos de perspectiva forzada.
Pero el suelo del valle era el sueo de un amante de las rocas. Era como entrar en un geodo
descomunal. Y esa geologa desnuda haba sido la causa de la cada de Nirvana.
Haba cuatro domos de placer, y uno de ellos se encontraba al pie de un peasco denominado, en
tpica y jadeante prosa nirvanesca, el Umbral de la Paz Celestial. Estaba formado por diecisiete de las
columnas de cuarzo ms grandes y difanas jams sintetizadas, y toda la estructura estaba plagada de
nichos para reflectores, lseres y proyectores de imgenes. Durante el da creaba atractivos efectos con
la luz del sol, pero el verdadero espectculo llegaba por la noche, cuando las luces funcionaban
constantemente. Estaba diseado para ser tranquilizador y relajante, sugiriendo la paz eterna de un
paraso desledo. Las imgenes que se vean en su interior no estaban bien definidas. Eran borrosas,
elusivas e hipnticas. Yo haba asistido al espectculo inaugural, y a pesar de mi cinismo sobre ese lugar,
tuve que admitir que el Umbral casi vala el precio de una entrada.
La detonacin de Kansas haba sacudido una fisura desconocida a pocos kilmetros de Nirvana,
produciendo un breve y brusco temblor que elev Valle Destino unos centmetros y lo dej caer de golpe.
El nico dao que sufri el lugar, aparte de muchos cacharros rotos, fue que una de las columnas se
afloj y se desplom sobre el Domo # 3, conocido como Domo del Umbral. El domo era grueso, fuerte y
transparente, sin feas lneas geodsicas que turbaran la vista, pues estaba formado a partir de gran cantidad
de componentes hexagonales unidos en un proceso que se discuti sin cesar en las semanas siguientes, y que

yo no comprendo en absoluto. Estaba reforzado por un intensificador de campo molecular. Tena fuerza
suficiente para resistir el impacto de la Torre # 14, al menos el tiempo suficiente para realizar una
evacuacin. Y haba resistido unos cinco segundos. Pero una vibracin atraves el material, y el
intensificador de campo la magnific, y tres de los paneles hexagonales de cuatro metros del lado opuesto a
los peascos se fracturaron en las junturas. Falt poco para que el volumen de aire que intentaba salir por ese
agujero lo pusiera en rbita. Junto con el aire se solt todo lo dems, incluidas las personas que no se
aferraban a algo, y muchas que s se aferraban. Debi de ser una ventolera espantosa. Algunos cuerpos
volaron hasta el borde del valle.
Cuando llegu all, la accin haba terminado. As es una fuga. Hay unos minutos durante los cuales la
persona expuesta al vaco puede ser salvada; despus de eso, slo queda trabajo para el mdico forense. Con
la excepcin de algunas personas atrapadas en cmaras hermticas que pronto seran rescatadas y no hay
tableteo de palabras que pueda infundir inters a estas operaciones rutinarias, la nota sobre el Colapso se
limitaba a exponer cadveres y tratar de encontrar una perspectiva adecuada.
Los cadveres no eran la nota. Al lector medio de El Pezn le gustan la sangre y la truculencia, pero hay
un umbral de repulsin que podra definirse como el factor qu asco. Los ojos reventados y las lenguas
hinchadas estn bien, al igual que cualquier grado de laceracin o desmembramiento. Pero en una muerte
por fuga de aire ocurre lo siguiente: el cuerpo contiene cierta cantidad de gas en diversas cavidades. Gran
parte del gas est en el intestino. Lo que sucede cuando ese gas se expande explosivamente y sale a
borbotones por su salida natural no sirve como material principal para un reportaje. Mostrbamos los
cuerpos, era inevitable, pero no nos demorbamos en ellos.
No, la verdadera noticia era la misma que en todos los desastres. Nmero dos: nios. Nmero tres:
coincidencias trgicas. Y siempre el gran nmero uno: celebridades.
Nirvana no era sitio para nios. No estaban prohibidos, pero nadie alentaba a mam y pap a llevar
al cro, y la mayor parte de la clientela no lo habra hecho de todos modos. Qu habra dicho eso de su
relacin con la nana? Slo tres nios murieron en el Colapso de Kansas, lo cual les brindaba mayor
atraccin a ojos de los lectores. Busqu a los abuelos de un chiquillo de tres aos y logr grabar su
reaccin genuina cuando se enteraron de la noticia de la muerte del nieto. Despus de eso necesit un par
de tragos. Una reportera a veces hace cosas ms sucias que otras.
Despus est la noticia sobre lo que pudo haber sucedido, con cierta perspectiva humana.
Pensbamos pasar la semana en Nirvana, pero no fuimos porque blablabl. Regres a la habitacin a
buscar tal o cual chisme cuando de pronto sonaron todas las alarmas y pens dnde est mi querido
maridito. El pblico siente un apetito insaciable por esas noticias. Creo que subconscientemente todos
piensan que los dioses de la fortuna los favorecern cuando suenen las trompetas de la calamidad. En
cuanto a las entrevistas con los supervivientes, me resulta la mar de aburridas, pero al parecer pertenezco
a una minora. Por lo menos la mitad declar: Dios velaba por m. La mayora de esas personas ni
siquiera crea en Dios. En esta perspectiva teolgica la deidad actuaba como un asesino a sueldo. Si Dios
velaba por ti, responda yo para mis adentros, deba tener entre ceja y ceja a esos pobres diablos que
lanz al ter como jabalinas de caucho.
Despus haba un puado de historias que no encajaban en ninguna de estas categoras, las que
denomino tragedias enternecedoras. La mejor de Nirvana fue la pareja de amantes que se encontraron a
dos kilmetros de la fuga, an cogidos de la mano. Sus cuerpos no estaban en ptima forma porque haban
volado por el agujero del domo, pero eso era aceptable, y estaban bastante presentables porque en su raudo
vuelo haban dejado atrs sus gases de escape. Simplemente yacan all, dos personas de sonrisa dulce, al pie
de una formacin rocosa que el fotgrafo logr enmarcar como si fuera la ventana de una iglesia. Walter y
sus competidores pagaron un buen fajo para proyectarlo en primera plana.
La reportera de esa noticia fue mi vieja rival Cricket, y eso demuestra el valor de la iniciativa.
Mientras los dems rondbamos las ruinas de Domo # 3, escarbndonos nuestras periodsticas narices,
Cricket alquil un traje de presin y sigui a las cuadrillas de rescate, llevando una cmara con pelcula
verdadera para obtener la mxima claridad. Soborn a un equipo para que demorase la recuperacin de
los cadveres mientras ella les pona sonrisas en la cara y les cerraba los prpados para cubrir los ojos
reventados. Saba lo que buscaba en esa imagen, y obtuvo una nominacin para el Pulitzer de ese ao.
Pero la gran sensacin eran las celebridades muertas. De los mil ciento veintisis muertos de
Nirvana, cinco haban sido Importantes. En orden ascendiente de magnitud, haba un poltico del distrito
de Clavoius, un cantante pop de Mercurio, los animadores de un programa de televisin y Larry Yeager,
cuya ltima pelcula se estren tres semanas antes de lo previsto para sacar partido del luto pblico. Su
carrera estaba en decadencia, pues de lo contrario no habra estado en Nirvana, pero si estar con vida en
ese lugar era un inequvoco indicador de que su estrella haca implosin y pronto sera un agujero negro
antes Larry slo se desplazaba en las rbitas ms raras, para una carrera postuma el lugar de la
muerte importaba menos que el modo de morir. Morir trgicamente es lo mejor. Morir joven es bueno.
Morir en forma violenta, extraa, notoria... todos estos elementos se combinaron en el Colapso de
Kansas para quintuplicar el valor de mercado de las regalas de la sucesin Yeager.

Claro que tambin estaba la otra historia. El cmo y el porqu. Siempre me interesan mucho ms
el dnde, el cundo y el quin. Cubrir las investigaciones sobre ei Colapso representara, como de
costumbre, una serie interminable de reuniones aburridas y horas de testimonios sobre cuestiones que yo
no tena capacidad tecnolgica para manejar. El veredicto final no se dara en meses o aos, poca en que
El Pezn se interesara nuevamente en el quin. Ejemplo: Quin cuernos pagar este descalabro? En
el nterin, El Pezn poda regodearse en especulaciones, difamaciones y trituraciones, pero sa no era mi
especialidad. Le ese material con inquietud todos los das, temiendo que surgiera el nombre de Fox, pero
no sucedi as.
Entre una ocupacin y otra las cuales consistan principalmente en fastidiar a viudas y hurfanos,
aunque me duela admitirlo el Colapso me tuvo alterada durante una semana. Trat de ahogar mi lucidez
en una serie de mejunjes, principalmente margaritas, mi veneno predilecto, y mantuve mis ojos alerta ante
los sntomas de una depresin. Vi algunos es imposible cubrir semejante noticia sin sentir algo de
pesadumbre y una pizca de autodesprecio pero nunca llegu a deprimirme de veras, como en esas
depresiones que terminan con un adis mundo cruel.
Llegu a la conclusin de que estar ocupada era la mejor terapia.
Una de las mil ciento veintiuna otras personas que murieron en Nirvana era la madre de la princesa
de Gales, Enrique XI, rey de Inglaterra. A pesar de su pomposo ttulo, nunca haba hecho nada que
mereciera un artculo en El Pezn, hasta que muri. Y all se public la necrolgica, con un pequeo
diagrama de un reportero inexperto que aluda a la irona de la situacin mencionando a algunos
parientes notorios: Ricardo III, Enrique VIII, Mara Estuardo. Walter tach la mayor parte para la
siguiente edicin, con las inmortales palabras a nadie le importa un bledo esa bazofia shakesperiana, y
lo sustituy por una nota lateral sobre Victoria Hanover y sus exticas ideas sobre la sexualidad, que
haban caracterizado toda una poca.
Enrique XI estaba en Nirvana slo porque era encargado de la fontanera del Domo # 3. No el
sistema de aire, sino las cloacas.
Lo cierto es que en mi primer da libre despus del desastre, mi telfono me inform que alguien que
no figuraba en mi lista de llamadas aceptadas quera hablarme, y se identificaba como Elizabeth SaxoCobur-go-Gotha. Qued desconcertado un instante, y luego record que era la aplastante mquina de
luchar que yo conoca como Gales. Acept la llamada.
Dedic los primeros minutos a repetir sus disculpas, a preguntarme si haba llegado su cheque y a
pedirme que la llamara Liz.
Te llamaba por lo siguiente dijo al fin. No s si te has enterado, pero mi madre muri en el
desastre de Nirvana.
No lo saba. Lo lamento. Deb haber enviado una tarjeta de psame o algo por el estilo.
Olvdalo. No me conoces tanto, y de todos modos odiaba a ese condenado hijo de perra. Me hizo
la vida imposible durante aos. Pero ya que se ha ido, celebrar una especie de fiesta de coronacin
maana, y me preguntaba si querras venir. Con algn acompaante, por cierto.
Me pregunt si esa invitacin era producto de su culpa por haberme molido a golpes, o si estaba
buscando una nota en el pad. Pero no mencion esas cosas. Estaba por rehusar cuando record que haba
algo de lo cual deseaba hablar con ella. Acept.
Ah dije yo, cuando ella estaba por colgar. Qu hay del vestido? Debe ser formal?
Semi. No es preciso venir con uniforme. Y la recepcin posterior ser informal. Es slo una fiesta,
en verdad, Ah, y sin regalos. Ri. Slo puedo aceptar regalos de otros jefes de Estado.
Eso me excluye. Hasta maana.
La coronacin real se celebr en la Suite # 2 del hotel Howard's del puerto espacial, un
establecimiento de clase media muy concurrido por viajantes y empresarios que slo estaban de paso en
Ciudad Rey. En la puerta me detuvo un hombre con uniforme militar rojo y negro coronado por un
gorro de piel de un metro de altura. Yo recordaba ese atuendo de las novelas histricas. Estaba
rgidamente cuadrado ante una garita del tamao de un fretro vertical. Mir la invitacin, abri la puerta,
y el rugido de la fiesta se derram en la entrada.
Liz haba logrado una buena concurrencia. Era una lstima que no hubiera podido alquilar un saln
ms grande. La gente estaba apiada, tratando de mantener en equilibrio pequeas bandejas con aceitunas
y galletas con queso y pasta de anchoas en una mano y copas de papel con ponche y champaa en la otra
mientras la empujaban de todos los costados. Me abr paso hacia la comida, como es mi costumbre
cuando es gratis, y le ech una ojeada dubitativa. Debo reconocer que la mesa de BioUni era ms
alentadora. Servan los tragos dos hombres que lucan el estrafalario uniforme de los guardias de la Torre
de Londres.
Claro que mi atuendo no era precisamente deslumbrante. Ella haba dicho semiformal, as que pude
haberme arreglado con el sombrero gris y el pase de prensa calado en el ala. Pero al fin decid llevar la

totalidad del tonto conjunto, entregando los pantalones abolsados y la chaqueta cruzada al autovalet con
tiempo apenas suficiente para las modificaciones. Dej sueltos los fondillos y las piernas y no me
aboton la chaqueta; formaba parte de la apariencia que mi gremio, en su infinita sabidura, haba votado
doscientos aos atrs cuando se escogan los uniformes de las profesiones. Se haba imitado de pelculas
sobre periodistas de la dcada de 1930. Yo haba visto muchas, y me diverta la imagen que mis colegas
queran proyectar en los actos formales: desprolijos, agresivos, rudos, descorteses, socarrones, pero con
un corazn de oro cuando las cosas se ponan difciles. Qu demonios, era un gran orgullo ser reportero.
Para condimentarlo un poco, usaba una blusa blanca con un nudo de encaje en el cuello, en vez de esa
horca reglamentaria conocida como corbata. Y me haba sujetado el cabello en un moo, metindolo bajo
el sombrero. En el espejo pareca Katherine Hepburn disfrazada de muchacho, al menos del cuello para
arriba. De all para abajo el traje colgaba como una tienda, pero la ingeniosa arquitectura de mi nuevo
cuerpo permita que cualquier cosa le sentara bien. Salud con orgullo a mi reflejo: brindo por ti, Bobbie.
Liz me vio y se acerc con un grito. Ya estaba bastante achispada. Si algo haba heredado de su
difunta madre, era el gusto por el ron. Me abraz, me dio las gracias por venir, se perdi en la multitud.
Bien, la arrinconara ms tarde, despus de la ceremonia, si an poda tenerse en pie.
Lo que sigui no ha cambiado mucho en cuatrocientos o quinientos aos. Durante una hora sigui
JJe-gando gente, incluido el gerente del hotel, que tuvo una apresurada charla con Liz relacionada con su
solvencia, sospecho y luego abri la puerta que conectaba con la Suite # 1, lo cual alivi un poco la
presin. La comida y el champaa se terminaron, y nos reabastecie-ron. A Liz no le importaba el coste.
Era su da de gloria. Era una tpica fiesta diurna.
Encontr a varias personas que conoca, me presentaron a otras cuyos nombres olvid al instante.
Entre mis nuevos amigos estaban el shaka de la nacin zul, el emperador del Japn, el maharajah de
Gujarat, y la zarina de Todas las Rusias, o al menos gente con atuendos ridculos que se haca llamar de
esa manera. Tambin una infinidad de condes, califas, archiduques, strapas, jeques y nabobs. Quin era
yo para cuestionar los ttulos? Esas genealogas estaban en boga en la poca en que Callie arroj de mala
gana mi ingrata y chillona humanidad a un mundo indiferente. Incluso Callie me haba contado que tal
vez estuviera emparentada con Mussolini, por parte de su madre. Eso me converta en heredera forzosa
del Duce? No era una pregunta que me desvelara. O intensos debates sobre las reglas de la
primogenitura incluso sobre la Ley Slica, nada menos en una era de cambio de sexo. Alguien creo
que era el duque de York me dio un discurso sobre ello poco antes de la ceremonia, explicndome
por qu Liz era heredera del trono, aunque tena un hermano menor.
Despus de escabullirme con mi inteligencia casi indemne, me encontr en el balcn, disfrutando de
un margarita de fresa. El Howard tena vista, pero daba sobre la playa de cargas del puerto espacial.
Mir las descomunales naves que arrojaban sus cargas interplanetarias a los tanques subterrneos. Estaba
a solas, lo cual me desconcert hasta que record haber visto una nota sobre cunta gente haba perdido
el gusto por los paisajes de superficie despus del Colapso de Kansas. Beb el trago, extend el brazo para
palpar el dosel curvo e invisible que mantena el vaco a raya, me encog de hombros. Por alguna razn
tena la certeza de que no morira en una fuga de aire. Tena cosas peores que temer.
Alguien me ofreci otra bebida rosada, con sal sobre el ron. Acept, me volv y mir hacia arriba
arriba y arriba, donde vi la sonriente cara de Brenda, reportera juvenil y aprendiz de jirafa. La salud
con un brindis.
No esperaba verte aqu dije.
Me hice amiga de la princesa despus de tu... accidente.
Pues no fue un accidente.
Coment que la fiesta era muy bonita, y no la desilusion. Ya cambiara de opinin cuando hubiera
asistido a unos millares ms.
Haba sentido curiosidad por la reaccin de Brenda ante mi nuevo sexo. Para mi pesar, estaba
encantada. Recib el dato de una amiga homosexual de la seccin de modas. Brenda an era tan joven que
todava estaba explorando su sexualidad, descubriendo sus preferencias. Ya estaba bastante segura de que
prefera las mujeres como amantes, al menos cuando ella era mujer. Para descubrir sus preferencias
como varn tendra que esperar el prximo Cambio. A fin de cuentas, hasta poco tiempo atrs haba sido
neutra. El nico problema que haba tenido en su atraccin por m era que los hombres no le apetecan
demasiado. Haba pensado que todo sera platnico hasta que yo tuve la bondad de facilitar las cosas
presentndome en la redaccin con mi nueva y despampanante silueta.
Realmente no tena coraje para describirle mis preferencias.
Y estaba en deuda con ella. Brenda se encargaba de escribir las notas sobre el Bicentenario de la
Invasin, notas en las que yo no tenas ganas de trabajar. Claro que yo la ayudaba, respondiendo a sus
preguntas, revisando sus borradores, puliendo su prosa, ensendole a dejar suficientes ripios en las
notas para que Walter tuviera algn pretexto para tachar y rezongar y ser feliz. Creo que Walter
comenzaba a sospechar lo que ocurra, pero no haba dicho nada porque saba que era injusto pretender
que yo cubriera el Colapso y trabajara en nuestro suplemento semanal. Antes de inventar su absurda

sene de la Invasin tendra que haber previsto que siempre ocurra algo como el Colapso, y que como
buen jefe tendra que enviar a su mejor gente, lo cual me inclua a m. Claro que s! Si necesitabas a
alguien que invadiera el dolor ajeno y echara un vistazo a cuerpos hinchados como maz tostado, Hildy
era la chica indicada.
Cuntame, tesoro, qu sentiste al ver que el hombre le rebanaba la cabeza a tu pap?
Qu? exclam Brenda, mirndome extraada.
Es la pregunta esencial en la seccin desastres y atrocidades. No te lo cuentan en la escuela de
periodismo, pero todas nuestras preguntas, aunque se hagan con delicadeza, se remiten a eso. La idea es
detectar la primera lgrima, ese momento inefable en que tuercen la cara. Eso es oro, primor. Y ser mejor
que aprendas a explotarlo.
No creo que sea verdad.
Entonces nunca sers buena reportera. Tal vez deberas trabajar de asistente social.
Not que la haba herido, y me enfad con ella y tambin conmigo misma. Brenda tena que
entender esas cosas, maldicin. Pero quin te nombr a ti, Hildy? Ella lo averiguar pronto, en cuanto
Walter la saque de estas malditas notas de antropologa comparada que nuestros lectores ni siquiera
quieren ver y la mande adonde pueda escarbar la roa como el resto de nosotros.
Comprend que haba bebido ms de la cuenta. Arroj el resto de la bebida en la maceta de una
planta que pareca sedienta, cog una Coca de una bandeja que pasaba y realic un pequeo ritual que
detestaba pero que no poda evitar. Consista en una serie de preguntas. Te gustara arrojarte por este
balcn, siempre que pudieras abrir un agujero en esa barrera de ultralex? No. Magnfico, pero te
gustara colgar una soga de ese montante y treparte a las vigas? Hoy no, gracias. Y as sucesivamente.
Estaba por decir una frase amable, neutra y tranquilizadora, ideal para alentar a las reporteras
novatas e idealistas, cuando la banda jamaicana, que haba tocado todas las canciones patriticas inglesas
desde tiempos de la Gran Armada espaola, atac repentinamente God Save The Qtteen, y alguien pidi
a esa caterva de borrachos que moviera el culo para ir al saln principal, donde se celebrara la
coronacin. No con esas palabras, por supuesto.
En el saln de baile otra banda tocaba una espantosa versin moderna de Rule Britannia. sta era la
parte pblica del espectculo, y supongo que Liz consider oportuno hacer alguna concesin a los gustos
contemporneos. La msica me pareca atroz, pero Brenda chasqueaba los dedos, as que sospecho que
el ritmo estaba de moda.
Algunos canales especializados y algunos pads haban enviado reporteros, pero la multitud del saln
de baile consista esencialmente en la misma gente que yo haba tratado de eludir en las suites uno y dos,
slo que aqu no haba bebidas. Muchos tenan cara de desear que todo terminara de una vez para ir a
empinar otro trago.
Un toque que Liz no haba esperado era el decorado. Por los susurros que o, haba reservado el
saln por una hora. Cuando terminara la coronacin, se celebrara una boda juda, as que las paredes
estaban cubiertas de estamea blanca y repulsivos querubines, y un gran letrero proclamaba mzel tov!
Liz pareca confundida. Miraba en torno con esa expresin de desconcierto que uno pone al entrar
involuntariamente en un lugar extrao. Habra habido un error?
Pero la coronacin misma se realiz sin tropiezos. La proclamaron Isabel III, por Gracia de Dios y
el Reino Unido de Gran Bretaa, Escocia, Gales e Irlanda y de sus otros Reinos y Territorios, Reina,
Emperatriz de la India, Cabeza de la Mancomunidad de Naciones y Defensora de la Fe.
Claro que era fcil mofarse, y yo lo hice, pero para mis adentros. Not que Liz lo tomaba en serio,
casi a su pesar. Por espurias que fueran las pretensiones de algunos de esos payasos sobre sus antiguos
ttulos, el de Liz era impoluto e incuestionable. El prncipe de Gales viva y trabajaba en Gales en
tiempos de la Invasin, y ella era su descendiente.
Las joyas de la corona no haban acompaado al rey en su exilio a Luna; estaban sepultadas con el
resto de Londres... de Inglaterra, de Europa, de toda la superficie del planeta Tierra. Liz usaba una
bonita corona, con orbe y cetro. Mientras se mostraban estos objetos, un hombre de Tiffany's
revoloteaba en las cercanas. No la Tiffany's de Platz, sino la tienda barata de Leystrasse, donde un letrero
proclamaba Por convenio con su majestad, la reina aun mientras ponan la tiara en la cabeza de Liz.
Las joyas eran alquiladas, y pronto ocuparan un escaparate que anunciaba condiciones de crdito E-Z.
Cuando el Imperio exista de veras, y aun cuando se convirti en mera atraccin turstica, era
tradicin una procesin despus de la coronacin. Pero es difcil organizar procesiones en los conejares de
Luna, donde las ciudades estn divididas en galeras protegidas contra la presin y en pasajes conectados
por los tubos o trenes subterrneos. Despus de la ceremonia todos abordamos una serie de coches y
cruzamos la ciudad con rumbo al vecindario de Liz, cada vez ms sobrios y desorientados.

Pero todo estaba bien. La verdadera fiesta comenz cuando llegamos a la recepcin que se celebraba
en el Albergue Masnico, entre el apartamento de Liz y el estudio donde ella trabajaba. Entre otras
virtudes, el albergue le sala gratis, con lo cual ella poda gastar el resto de su magro presupuesto real en
comestibles, bebidas y entretenimientos.
Esta reunin era distendida y jovial, como a m me gustan. La banda era buena, y tocaba temas de
los aos de adolescencia de Liz, con lo cual estaban a medio camino entre mi poca y la de Brenda. Eran
temas que yo poda bailar. Sal taconeando al corredor pblico con mis Oxford acordonados nunca se
invent un zapato ms ruidoso, encontr un buzn y llam a mi autova-let. Le ped que empacara ese
atrevido y lustroso vestido negro que luca un corte desde los tobillos hasta las zonas de riesgo y me lo
enviara por tubo. Fui a un descanso pblico, me platin el cabello y me dej una larga onda. Cuando sal
a los tres minutos, el paquete me estaba esperando. Me saqu el disfraz que llevaba puesto, lo met en la
cpsula de retorno y encorset mi exuberancia en el escueto interior del vestido. Bastaba con meterse en
esa cosa para sentir un orgasmo. Me dej los pies descalzos. Adis Katherine Hepburn; Vernica Lake al
acecho.
Bail sin parar durante dos horas. Tuve una pieza con Liz pero naturalmente ella tena mucha
demanda. Bail con Brenda, que era muy buena aunque visual-mente improbable. En general bail con
hombres, y rechac varias ofertas interesantes. Ya haba escogido mi presa, pero no tena prisa a menos
que l decidiera irse sbitamente.
No lo hizo. Cuando estuve preparada, lo separ del rebao. Le hice unas cuantas insinuaciones,
sobre todo con pasos de baile cuyo sentido ni un eunuco hubiera pasado por alto. l quera sumarse a la
poco concurrida orga que celebraban en un rincn de la pista de baile, pero lo arrastr hacia lo que el
Albergue llamaba, esquivamente en mi opinin, habitaciones ntimas. Pasamos una magnfica hora en una
de ellas. Le gustaban los golpes y mordiscos. No es mi especialidad, pero puedo adaptarme a la mayora
de los gustos adultos siempre que tambin se atiendan mis necesidades. l lo hizo muy bien. Se llamaba
Larry, y afirmaba ser duque de Bosnia-Herzegovina, aunque tal vez slo lo dijo para meterse entre mis
piernas. Un par de veces le saqu sangre y me pidi que lo repitiera; acced, pero al fin me cans de esa
actividad. Cambiamos cdigos telefnicos y dijimos que nos llamaramos, pero no era mi intencin. l era
apetitoso, pero mi gusto por la masticacin tena un lmite.
Regres a la pista de baile envuelta en sudor. Haba pasado momentos intensos. Me dirig hacia la barra,
esquivando bailarines. Los debiluchos se haban ido, dejando la mitad de los concurrentes, pero stos
parecan dispuestos a seguir de parranda hasta el lunes por la maana. Acomod mis gratamente
irritadas posaderas en un taburete acolchado, junto a la Reina de Inglaterra, la Emperatriz de la India y la
Defensora de la Fe, y Liz volvi lentamente la cabeza. Ahora saba de dnde venan sus extraas orejas.
Haba retratos de monarcas del pasado colgados en las paredes, y ella era la viva imagen de Carlos III.
Tabernero grit ella, en medio del estruendo de la msica. Treme sal, treme tequila, treme
el nctar de la lima, tus fresas ms regordetas, tu hielo ms glido, tu cristal ms delicado. Mi amiga
necesita un trago, y me propongo prepararle uno.
No tengo fresas dijo el tabernero.
Pues ve a buscar algunas!
Est bien, majestad le dije. Me conformar con la lima.
Liz me sonri tontamente.
Me gusta cmo suena eso. Majestad. Hago muy mal?
Es tu derecho. Pero no esperes que se me haga costumbre. Ella me apoy un brazo en el hombro
y exhal etanol.
Cmo ests, Hildy? Te lo pasas bien? Meneando el trasero?
Acabo de, gracias.
No me lo agradezcas a m. Y se te nota, dicho sea de paso.
No tuve tiempo de refrescarme.
No lo necesitas. Quin se encarg de tu Cambio?
Le mostr el monograma de la ua. Ella lo mir sin mayor inters. Lo cual tal vez significaba que los
temores de Bobbie en cuanto a su decadencia tenan fundamento Liz deba de estar al corriente de esas
cosas o tal vez su margen de atencin era muy limitado.
Qu iba a decir? Ah s. Puedo hacer algo por ti, Hildy? Hay una tradicin entre mi gente... bien,
quiz no sea una tradicin inglesa, pero es la tradicin de alguien, qu diablos. Si alguien te pide un favor
el da de la coronacin, tienes que otorgarlo.
Creo que es una tradicin de la mafia.
De veras? Pues entonces es tu gente. Slo pdelo. Pero s realista, quieres? Si va a costar un
montn de dinero, olvdalo. Me pasar diez aos pagando esta puetera juerga. Pero, a fin de cuentas, es
slo dinero, verdad? Y vaya fiesta, eh?

A decir verdad, hay algo que puedes hacer por m, Liz.

Estaba por decrselo, pero el tabernero entreg los componentes de un margarita, y Liz slo poda
pensar en una cosa por vez. Derram sal en la barra, la extendi, humedeci el borde de una copa ancha e
hizo las cosas necesarias para preparar un brebaje fuerte con la total concentracin del borracho veterano.
Lo hizo en forma competente, y beb un sorbo de un trago que en realidad no quera.
Bien, nmbralo y es tuyo. Dentro de lo razonable.
Bien... si quisieras entablar una conversacin, y quisieras asegurarte de que no hay odos
indiscretos... que haras? Cmo lo haras?
Ella frunci el entrecejo y contrajo la frente. Pareca estar muy concentrada en sus pensamientos,
mientras su mano jugaba con la capa de sal.
Eso s que es curioso. Es realmente muy curioso. Creo que nadie me pregunt nunca semejante
cosa. Mir de soslayo la sal, donde haba escrito OC? con el dedo. Yo asent. Ya sabes cmo son
los micrfonos de hoy. Creo que no hay sitio donde no puedas espiar. Pero te dir una cosa. Conozco a
algunos tcnicos del estudio que son muy listos en estas cosas. Podra pi eguntrseo para que se
comuniquen contigo.
Haba borrado el mensaje original y haba escrito traje de presin. Asent de nuevo, y not que
saba cmo manejarse, aunque estaba muy, muy ebria. En sus ojos haba un destello de curiosidad que
no me gustaba del todo. Me pregunt en qu me estaba metiendo.
Hablamos un rato ms, y ella anot una hora y un destino en los cristales de sal. Luego alguien se
sent a su lado y comenz a acariciarle los pechos. Ella mostraba mucho inters, as que me levant y
regres a la pista.
Bail casi una hora ms, pero sin entusiasmo. Un to me hizo una proposicin, y era guapo y
persuasivo, y un bailarn bueno y sensual, pero al final sent que no haba puesto todo su empeo. Cuando
no soy la agresora, puedo requerir mucha persuasin. Al fin le di mi cdigo telefnico y dijo que me
llamara en una semana, y tuve la impresin de que no lo hara.
Me duch, compr una blusa de papel en el vestuario, camin tambalendome hasta la terminal del
tubo y abord el tren. Me dorm en el viaje, y el tren tuvo que despertarme.

11
EL PRIMER HOMBRE EN LA LUNA

He ledo algo sobre resacas alcohlicas. Hay que creer que esa gente exageraba. Si tan slo una
dcima parte de lo que dicen es verdad, no tengo el menor deseo de experimentarlas. La resaca se cur
mucho antes de mi nacimiento. Era un sencillo problema qumico que no requiri sesudos
descubrimientos cientficos. A veces me haba preguntado si era buena idea. En la psique humana est
arraigada la creencia casi bblica de que debemos pagar nuestros excesos de algn modo. Pero cuando
pienso en eso, mi lado racional pronto se impone. Sera como desear el retorno de las hemorroides.
Cuando me despert a la maana siguiente, tena buen sabor en la boca.
Demasiado bueno.
OC, en lnea llam.
En qu puedo servirte?
A qu viene este gusto a menta?
Cre que te apeteca la menta. Puedo cambiar el sabor.
La menta no tiene nada de malo. Pero es muy extrao despertarse con un sabor en la boca... bien,
tal vez no signifique nada para ti, no creo que el gusto sea una de tus especialidades, pero te aseguro que
es perturbador.
Me pediste que trabajara en ello. Lo hice.
As, simplemente?
Porqu no?
Estaba por responderle, pero Fox se movi en sueos y se dio la vuelta, as que me levant y fui al
cuarto de bao. Haba cogido una pildora de limpieza dental, pero me qued mirndola.
Entonces necesito esto?
No, Est tan extinguido como el cepillo de dientes contest.
La ciencia contina su marcha. Bien, estoy acostumbrada a lo que llaman shock del futuro, pero no
a ser la causa.
Los humanos suelen ser la causa de los nuevos inventos.
Ya me lo has dicho.
Pero nunca se sabe cundo un humano se tomar el tiempo necesario para resolver un nuevo
problema. Ahora bien, yo no tengo talento para plantear esas preguntas. Como has sealado, mi boca no
sabe mal por la maana, as que no tena por qu hacerlo. Pero tengo gran capacidad sobrante, y cuando
me hacen una pregunta como la tuya, la analizo y a menudo encuentro una solucin. En este caso,
sintetic un nanobot que busca los desechos que normalmente se pudriran en la boca mientras duermes,
y los transforma en cosas que saben bien. Tambin limpian la placa y el sarro y tienen un efecto benfico
sobre las encas.
Temo preguntar cmo me hiciste ingerir esta cosa.
Est en el suministro de agua. No necesitas mucha.
Conque hoy todos los lunarianos se levantarn con gusto a menta?
Viene en seis deliciosos sabores.
Ahora preparas tus propias campaas de publicidad? Hazme un favor, no digas a nadie que fue
culpa ma.
Me met en la ducha y la gradu hasta ponerla tan caliente como poda aguantar. Nunca digas nada
sobre las duchas, Hildy, me advert. El maldito OC encontrar un modo de limpiarte el pellejo sin ellas,
y enloquecera sin mi ducha matinal. Me gusta cantar en la ducha. Mis amantes me han dicho que el efecto

esttico es prescindible, pero me agrada. Mientras me enjabonaba pens en un mundo infestado de

nanobots.
OC, qu sucedera si me sacaran del cuerpo todos esos diminutos robots?
Sera muy imprctico, por decir lo menos.
Hipotticamente.
Al cabo de un ao tendras una hipottica muerte.
Solt el jabn. No s qu respuesta esperaba, pero no era sa.
Hablas en serio?
T preguntaste, yo respond.
Pues... demonios. No puedes dejarlo as.
Supongo que no. Entonces djame enumerar las razones. Primero, eres propensa al cncer. Miles
de millones de organismos manufacturados trabajan da y noche buscando y devorando tumores en tu
cuerpo. Casi todos los das encuentran uno. Si no los controlara, pronto te comeran viva. Segundo, el
mal de Alzheimer.
Qu diablos es eso?
Un sndrome asociado con el envejecimiento. Dicho con sencillez, te carcome las clulas del
cerebro. La mayora de los seres humanos la contraeran al llegar a los cien aos en su estado natural. Esto es
un ejemplo de la tarea de reconstruccin que se realiza, continuamente en tu cuerpo. Las clulas
cerebrales decadentes son eliminadas y reemplazadas por clulas saludables para que la red neural no
sufra descalabros. Hace aos que habras olvidado tu nombre y cmo llegar a casa; la enfermedad comenz
a manifestarse cuando empezaste a trabajar en El Pezn.
Ja! Tal vez esas cosas no han funcionado tan bien como creas. Eso explicara... olvdalo. Hay algo
ms?
Enfermedades pulmonares. El aire de los tneles no es saludable para la vida humana. Hay
enrarecimiento, pero la atmsfera no se purifica como corresponde porque reemplazar pulmones es
mucho ms barato y sencillo. Podras vivir en un disneylandia para compensarlo; all debo filtrar el aire
con mayor rigor. Lo cierto es que varios cientos de alvolos se reconstruyen todos los das en tus
pulmones. Sin los nano-bots, pronto empezaras a extraarlos.
Por qu nadie me habl nunca sobre esto?
Qu importancia tiene? Si hubieras investigado lo habras descubierto. No es un secreto.
S, pero... pens que esas cosas se haban logrado mediante ingeniera gentica.
Un error muy comn. Los genes son manipula-bles, por cierto, pero se resisten a ciertos cambios
sin alteraciones inaceptables en la configuracin del cuerpo que producen y definen.
Puedes ser un poco ms claro?
Es difcil. Se puede explicar mediante complejas teoras matemticas que se relacionan con los
efectos caticos y la holografa qumica. A menudo no existe un gen nico para tal o cual caracterstica,
buena o mala. Se trata ms bien de un patrn de interferencia generado por los efectos superpuestos de
varios genes, a veces una gran cantidad. Manipular uno genera efectos laterales no deseados, y es
imposible manipular todos sin producir cambios no deseados. Los genes malos estn configurados de
este modo, igual que los buenos. En tu caso, si yo erradicara los genes defectuosos que insisten en
producir cnceres en tu cuerpo, ya no seras Hildy. Seras una persona ms saludable, pero no ms sabia, y
perderas muchas aptitudes y perspectivas que t valoras, aunque resulten contraproducentes en un
sentido puramente prctico.
Todo lo que hace que yo sea yo.
S. Hay muchas cosas que puedo cambiar sin afectar tu... alma es la palabra ms sencilla, aunque
es un poco imprecisa.
Es la primera que entiendo de las que has dicho. Reflexion un rato sobre eso, mientras cerraba la
ducha, sala goteando, coga una toalla y me secaba. No tiene sentido que el cncer est en los genes.
Parece atentar contra la supervivencia.
Desde el punto de vista evolutivo, cualquier cosa que no te mate antes que tengas edad para
reproducirte es irrelevante para la supervivencia de la especie. Incluso hay una perspectiva filosfica que
sostiene que el cncer y otros males similares son buenos para la especie. La superpoblacin puede ser un
problema para una especie triunfadora. El cncer saca de en medio a los viejos.
Ahora no.
No. Un da ser un problema.
Cundo?

No te preocupes por eso. Pregntamelo de nuevo en el Tricentenario. Como medida preliminar,

ahora se desalientan las familias numerosas, lo cual est en las antpodas de la tica que prevaleca antes de
la Invasin.
Quera or ms, pero vi la hora y tuve que darme prisa para coger el tren.
Base Tranquilidad es la mayor atraccin turstica de Luna, dada su importancia histrica, pues es el
sitio donde un ser humano holl otro planeta por primera vez. Cierto ? Si alguien se traga eso, tal vez
logre interesarlo en una magnfica propiedad en Ganmedes con una gran vista del volcn. La verdadera
atraccin de Tranquilidad est por encima del horizonte y recibe el nombre de Parque Armstrong. Como
el parque se encuentra dentro de la Reserva Histrica Planetaria Apolo, la Cmara de Comercio Lunar
puede proclamar que tantos millones de personas visitan todos los aos el lugar del primer alunizaje, pero
los anuncios muestran la montaa rusa, no el Mdulo de Excursin Lunar.
Muchos turistas encuentran tiempo para viajar en tren hasta la base y pasar unos minutos mirando el
pequeo mdulo, y una hora recorriendo precipitadamente el museo cercano, donde se expone la
mayor parte de los artefactos espaciales que van desde 1960 hasta la Invasin. Luego los chicos empiezan
a berrear porque se aburren, y los padres sienten ms o menos lo mismo, as que regresan a la tierra de los
perritos calientes y los entretenimientos de precios exorbitantes.
No hay tren directo a la base, y no es por casualidad. El tren nos deja al pie de esa explosin de luces
de treinta pisos que constituye el letrero y la entrada del Ataque Terminal, que en los anuncios se
denomina el mayor contractor de esfnteres del universo conocido. Una vez comet la imprudencia de
subir, y garantizo que se aprenden cosas que nunca nos dijeron en la escuela de astronutica. Es un
descenso de veinte minutos en un vehculo de levitacin magntica, seis g en una cada libre que llega al
dcimo crculo del infierno y garantiza un desmayo y siete canas o el reembolso del dinero. Se trata de
dos montaas rusas, el Grana Mal y el Petit Mal (el segundo para los gallinas). Despus de cada viaje
limpian los coches del Grana Mal con mangueras. Si alguien entiende dnde est la fascinacin, le ruego
que no pase por mi casa para explicrmelo. Estoy armada y se me considera peligrosa.
Pas frente al letrero a la mayor velocidad posible30.000.000 (cuntelas!) treinta millones de
luces y not que la fila de dos horas para el Grana Mal estaba astutamente oculta por la taquilla. Llegu
al tren despus de evitar las ofertas de mil buhoneros que vendan desde muecos inflables hasta
sacapuntas parlantes para afilar los lpices de souvenir. Abord el tren, limpi un asiento sucio de
caramelo y me sent. Usaba un jubn descartable de papel, as que no le di mayor importancia.
La base tiene superficie suficiente para jugar un partido de minibsbol. Esos tos no se alejaron
mucho de su nave, as que no tena sentido preservar una superficie mayor. Est rodeada por una
estructura semejante a un estadio, sin techo, que tiene un mirador de cuatro niveles con todas las ventanas
hacia dentro. Arriba hay un nivel no presurizado.
Me abr paso a codazos entre las multitudes de turistas con cmaras que venan de Plutn y llegu al
despacho de trajes alquilados. Cielos.
Si tuviera que escoger un solo sexo para toda la vida, sera el femenino. Creo que el cuerpo est mejor
diseado, y el sexo se disfruta un poco ms. Pero en el cuerpo femenino hay algo que es definitivamente
inferior al masculino he hablado con ello con Cambiantes y con mujeres convencidas, y el noventa y
cinco por ciento me dio la razn y es el acto de orinar. Los varones lo hacen mejor. Es menos sucio, la
posicin es ms digna, y el mtodo ayuda a desarrollar coordinacin entre la mano y el ojo y cierto
sentido de expresin artstica, como el que se requiere para escribir nuestro nombre en la nieve.
Pero a pesar de todo nunca es una gran molestia... salvo cuando uno alquila un traje de presin.
Casi trescientos aos de ingeniera han presentado tres soluciones bsicas para el problema: el catter,
los dispositivos de succin y (cielos!) el paal. Algunos abogan por una cuarta solucin: la continencia.
Haced la prueba en un paseo de doce horas por la superficie. El catter es sin duda el mejor. Es indoloro,
tal como dicen... pero odio esa cosa. Adems, como los succio-nadores, se desajustan. Si uno quiere rerse
en grande, lo mejor es mirar a una mujer que trata de ponrselo en su sitio. Podra iniciar una nueva moda
en bailes.
Nunca he adquirido un traje de presin. Para qu gastar el dinero, cuando se usa una vez por ao?
He alquilado muchos, y todos apestaban. Por mucho que los esterilicen, quedan algunos olores del
ocupante anterior. Ya es bastante malo en un traje de hombre, pero si uno quiere un tufo realmente ftido
hay que probarse un modelo femenino. Todos los trajes de alquiler usan el mtodo de succin, con un
paal por las dudas. En un sitio como Tranquilidad, donde los empleados duran poco y trabajan
ablicamente por una psima paga, algunos detalles se descuidan de cuando en cuando. Una vez me
dieron un traje que todava estaba hmedo.
Me met en uno y olfate cautelosamente: no estaba mal, aunque el perfume era barato y burdo. Lo
conect y dej que el personal lo sometiera a un somero chequeo, y record otra cosa que no me
agradaba del mtodo de succin. El aire que circula es capaz de congelarte la vulva.

Haba mtodos quirrgicos para mejorar la inter-faz, pero me resultaban desagradables, y no tenan
sentido salvo para quienes deban salir a la superficie con frecuencia por razones de trabajo. Los dems
slo tenamos que respirar con cuidado y abstenernos de beber caf antes de una excursin.
La compuerta me condujo al techo, que no estaba atestado. Encontr un sitio apartado cerca de la
baranda y aguard. Apagu la radio del traje, salvo la seal de emergencia.
OC, cul es mi ganancia?
El OC es bastante bueno para seguir una conversacin que se ha iniciado hace horas, semanas
o aos, pero esta pregunta era demasiado vaga. Respondi tentativamente.
Te refieres al mtodo de limpieza bucal?
S, pens en ello. T hiciste el trabajo, pero lo cediste sin consultarme. No habr un modo de
ganar dinero?
Se define como un beneficio de salud, as que el coste de produccin se sumar al impuesto de salud
de todos los lunarianos, ms una pequea ganancia, que te corresponde. No te har rica.
Y nadie puede elegir. Lo recibirn les guste o no.
Si se oponen, tengo un antibot disponible. Nadie ha llegado a ese extremo.
An me parece un poco subversivo. Si el agua potable no es pura, nada lo es.
Hildy, hay tantas cosas en las aguas municipales de Ciudad Rey que prcticamente podras alzarla
con un imn.
Todo para nuestro beneficio.
Pareces malhumorada.
Qu va. Mi boca sabe maravillosamente.
Si te interesa, el margen de aprobacin supera el noventa y nueve por ciento. El sabor predilecto,
sin embargo, es neutro con un deje de menta, y un beneficio lateral imprevisto es que funciona todo el da,
limpiando el aliento.
Comprend con abatimiento que el OC haba erradicado la halitosis. Cmo me senta al respecto?
No debera alegrarme? Record el aliento de Liz en la noche de la vspera, ese agrio tufo a ginebra. El
aliento de un borracho debera oler como una lengua de cachorro? Sin duda me estaba portando como
una vieja cascarrabias, y hasta yo me daba cuenta. Pero qu diablos, a fin de cuentas era una vieja. Con el
correr de los aos, era menos tolerante con los cambios, para bien o para mal.
Cmo me oste? pregunt, antes que me venciera la melancola ante las inconstancias del mundo.
La radio que apagaste es traje a traje. Tu traje tambin controla tus signos vitales y los transmite si es
necesario. El uso de tu voz de acceso se define como una llamada de emergencia, sin requerimiento de
auxilio.
Conque nunca me libro del paraguay protector de tu eterna vigilancia.
-Es para tu seguridad dijo el OC, y le ped que se largara.
Cuando Armstrong y Aldrin llegaron en paz en nombre de toda la humanidad, se supuso que la zona de
alunizaje, en el vaco del espacio, permanecera esencialmente inalterada durante un milln de aos. No
importaba que el escape del despegue hubiera tumbado la bandera y desgarrado gran parte de la tela
metlica. Las huellas quedaran. Y han quedado. Cientos de ellas, formando trazos alocados en el polvo,
alejndose del mdulo, regresando, y ninguna llegando a la galera de los visitantes. No se ven otras huellas.
El nico cambio que los encargados del museo introdujeron en la zona fue enarbolar nuevamente la bandera
y suspender un mdulo en ascenso a treinta metros del suelo, colgado de alambres invisibles. No es la etapa
ascendente de la Apolo 11, que se estrell hace tiempo.
Muchas cosas no son lo que parecen.
En ningn pasaje de la literatura independiente ni en los miles de placas y exhibiciones audiovisuales
del museo se menciona la noche de hace ciento ochenta aos en que diez miembros de la fraternidad Delta
Chi Delta, Captulo de la Universidad de Luna, llegaron en sus bicicletas. Esto fue poco despus de la
Invasin, y el lugar no estaba custodiado como hoy. Entonces slo haba un cordel en torno de la zona de
alunizaje, ni siquiera un centro de visitantes; los lunarianos post-In-vasin no tenan tiempo para esos lujos.
Los miembros de la fraternidad tumbaron el mdulo y lo arrastraron ms de cinco metros. Sus bicicletas
borraron casi todas las huellas. Iban a robar la bandera para llevarla a su dormitorio, pero uno de ellos se
cay del asiento, se fisur el visor y fue a sumarse a esa gran ceremonia de entrega de diplomas en el cielo.
Los trajes de presin no eran tan seguros como ahora. Andar de chacota en un traje de presin no era buena
idea.
Pero todo tena solucin. Base Tranquilidad era uno de los lugares ms documentados en la historia de
la historia. Existan decenas de miles de fotos, incluidas algunas detalladas tomas desde rbita. Varios

equipos de estudiantes de selenografa pasaron un ao restaurando la base. Se analiz cada metro cuadrado,
se entablaron debates sobre el orden original de las huellas, y luego dos sujetos se pusieron a pisotear el lugar
con rplicas de las botas de los tripulantes de la Apolo, midieron cada paso con lser, y fueron alzados
con un cabrestante cuando terminaron. Presto! Una recreacin histrica que pasaba por la cosa real.
Esto no es un secreto, pero muy pocos lo saben. Buscadlo si tenis dudas.
Una mano me encendi la radio del traje.
Quin pensara en encontrarte aqu! dijo Liz.
Vaya coincidencia coment, pensando que el OC estara escuchando. Liz se apoy en la
baranda y mir hacia la planicie. Ms all de la pared de la galera de visitantes vi a miles de personas
mirando hacia nosotros a travs del vidrio.
Vengo a menudo dijo ella. Viajaras ms de medio milln de kilmetros en un juguete de
hojalata como se?
No viajara ni medio metro. Preferira un palo con resorte.
sos eran hombres. Alguna vez has pensado en ello? Cmo seran las cosas? Apenas
podan moverse dentro de ese cascajo. Uno de ellos regres con media nave destrozada.
S, he pensado en ello. Tal vez no tanto como t.
Piensa en esto, pues. Sabes quin fue el verdadero hroe, en mi opinin? El buen Mike Collins, el
pobre fulano que se qued en rbita. El que dise esta operacin no pens en todo. Supongamos que algo
hubiera salido mal, que el mdulo se estrellaba y esos dos moran al instante. Collins se queda en rbita,
totalmente a solas. Cmo se las apaa? No hay desfile con serpentinas para Mike. Debe asistir al servicio
fnebre y pasarse la vida lamentando no haber muerto con sus compaeros. Lo nico que consigue es ser
el chivo expiatorio nacional.
No haba pensado en ello.
Pero supongamos que las cosas van bien... y as sucedi, en efecto, aunque yo nunca entender
cmo. Qu nombre usan para el Parque Planetario? El del to que farfull sus primeras palabras desde la
superficie.
Pens que eran problemas de transmisin.
No lo creas. Claro que tambin yo la pifiara si me escucharan dos mil millones de personas. Esa
parte deba ser ms temible que la muerte... morir a la vista de todos, desear que nada saliera mal por tu
culpa. Este pequeo ejercicio cost veinte o treinta mil millones de dlares, y en esa poca mil millones
eran una suma exorbitante.
An era una suma exorbitante para m, pero la dej divagar. Ella era la duea del espectculo; me haba
citado all sabiendo que slo me interesaba contarle algo en un sitio donde el OC no nos oyera. Estaba en
sus manos.
Vamos a caminar dijo Liz, y ech a andar. Me di prisa para alcanzarla, la segu hasta la superficie
por varios tramos de escalera.
En la superficie se puede recorrer mucho terreno en poco tiempo. El mejor mtodo es saltar
con lapun, del pie, meciendo cada pierna al costado. No tiene caso saltar a demasiada altura, slo se
derrocha energa.
S que todava hay lugares de Luna donde el polvo virgen se extiende hasta donde alcanza la mirada.
No muchos, pero algunos. La riqueza mineral de mi planeta natal no es muy grande, y todos los lugares
interesantes estn identificados y cartografiados desde rbita, as que hay pocos incentivos para visitar las
regiones ms remotas. Aqu remotas significa alejadas de los centros de habitacin humana; se puede
llegar a cualquier sitio de Luna en vehculos areos o terrestres.
Todas las partes de la superficie que yo haba visitado se parecan a la zona que rodeaba Base
Tranquilidad, cubiertas con tantas huellas que uno se preguntaba adonde se haba ido la multitud, pues en
general no haba un alma salvo nuestros acompaantes. Nada desaparece en Luna. Hace casi dos siglos y
medio que est habitada por seres humanos. Cada vez que alguien fue a dar un paseo o solt un tanque de
oxgeno vaco dej su testimonio, as que un lugar que recibi dos visitantes cada cuatro aos da la
impresin de haber recibido una muchedumbre hace unos minutos. Tranquilidad reciba muchas ms
visitas. No haba un solo milmetro cuadrado de polvo intacto, y la capa de basura era tan espesa que en
algunas partes haba formado crestas. Vi latas de cerveza vacas de ciento cincuenta aos junto a otras que
vendan ahora en el Parque Armstrong. Al cabo de un trecho la basura escase un poco. Las huellas se
agrupaban en sendas improvisadas. Supongo que los humanos tienden a seguir al rebao, aun cuando el
rebao se ha ido y el terreno es tan chato que ya no importa adonde se va.
Te fuiste temprano anoche dijo Liz, y por su voz en la radio pareca estar junto a m, aunque yo
la vea a veinte metros. Hubo bastante jaleo.
Ya haba bastante jaleo mientras yo estuve all.
Pues debiste de haber visto al duque de Bosnia ensarzndose con el cuenco de ponche.

No, me lo perd. Pero yo me ensarc con l un poco antes.

Conque eras t? Pues entonces es culpa tuya. Estaba de psimo humor. Parece que no lo
marcaste bastante; a su entender, si no ha perdido un par de kilos de carne tras revolcarse en las sbanas,
alguien no puso buena voluntad.
No se quej.
l no se quejara. Creo que soy parienta suya, pero juro que ese hombre es tan imbcil que tiene
menos sesos que un destornillador para zurdos. Cuando te fuiste a casa, se puso ebrio como una cuba y
lleg a la conclusin de que alguien haba envenenado el ponche, as que lo volc y se puso a golpear a la
gente en la cabeza con el cuenco. Tuve que apaciguarlo a puetazos.
Ofreces fiestas interesantes.
No es la pura verdad? Pero no quera hablarte de eso. Nos divertamos tanto que nos olvidamos
por completo de los regalos, as que reun a todos los presentes y me puse a abrirlos.
Recibiste algo bonito?
iien, algunos tuvieron la sensatez de pegar el recibo a la caja. Con eso obtendr un poco de
dinero. Llegu a uno que deca que era del conde de Donegal, lo cual debi ponerme sobre aviso, pero
qu cuernos s sobre el maldito Reino Unido? Pens que era una provincia de Gales o algo as. Saba
que no conoca a ese fulano, pero quin puede acordarse de todos? Lo abr, y era de los Traviesos
Republicanos Irlandeses.
Oh, no.
Los enemigos hereditarios de mi clan. De pronto quedamos cubiertos por esa sustancia verde, y
prefiero no saber de dnde vino, pero s cmo ola. Y ah se acab la juerga. Mejor as. De todos modos,
tuve que despachar a casa a la mitad de los huspedes.
Odio a esos idiotas. El da de San Patricio no puedes sentarte sin dar con un cojn lleno de pop
verde.
Y t te quejas? Todos los irlandeses de Ciudad Rey se ensaan conmigo el diecisiete de marzo,
as pueden contar a sus compinches cmo le atizaron a la maldita princesa de Gales. Y ahora slo puede
empeorar.
En turbacin viven las testas coronadas.
Ya se las vern conmigo. S dnde vive Paddy Flynn, y me desquitar aunque irrite al alcalde y a
todos los concejales.
Reflexion que haba que recorrer un largo camino para encontrar un personaje tan pintoresco como
la nueva reina. Una vez ms me pregunt qu haca en ese lugar. Mir a mis espaldas. El estadio de
cuatro plantas que rodeaba la zona de alunizaje desapareca detrs del horizonte. Cuando lo perdiera de
vista, sera fcil extraviarme. Eso no me preocupaba demasiado. El traje tena alarmas, detectores, una
brjula y otros artilugios cuya existencia yo ni siquiera conoca. No era preciso ser exploradora para
detectar la posicin de mi sombra.
Pero la sensacin de soledad era un poco opresiva.
E ilusoria. Localic a otro grupo de cinco en la cresta de una loma, a mi izquierda. Un relampagueo
me oblig a mirar, y vi uno de los trenes del Grand Mal arquendose en un tramo de trayectoria libre.
Giraba con ambos extremos unidos, una maniobra que yo recordaba vividamente porque viajaba en el
coche frontal, colgada de mis correas y mirando el paso de la superficie cada dos segundos cuando un
pegote de caramelo y orozuz se desparram en el vidrio que tena enfrente, tras pasar a poca distancia de
mi cuello. En ese momento yo lamentaba todo lo que haba comido en los ltimos seis aos, y me
preguntaba si pronto vera una buena parte de todo eso junto a los sabrosos manjares del parabrisas.
Contener el vmito debe haber sido una de las hazaas ms notables de mi vida.
Alguna vez subiste a esa cosa? me pregunt Liz. Yo voy cada dos aos, cuando me
siento deprimida. Juro que la primera vez mi trasero absorbi la mitad de la espuma del cojn.
Despus te acostumbras, y es slo como un enema de pinchos.
No contest nunca s cmo contestar a semejantes declaraciones porque mientras hablaba ella
se haba detenido para esperarme, y tecleaba botones en un aparatejo que llevaba en la mano izquierda.
Vi un relampagueo de luces rojizas, que una por una se pusieron verdes. Cuando todo el panel estuvo
verde, Liz abri una vlvula de mi traje y estudi el contenido. Puls botones, se enderez e hizo un
gesto aprobatorio con el pulgar. Colg el aparato de una correa de mi cuello y me mir con los brazos en
jarras.
Conque quieres hablar donde nadie nos oiga. Pues habla, tesoro.
Qu es esto?
Un modificador de seales. Distorsiona todas las seales que emite tu traje, pero no tanto como
para que enven una cuadrilla de bsqueda. Las mquinas orbitales y subterrneas reciben seales

tranquilizadoras, pero no los verdaderos mensajes, slo lo que quiero que oigan. No puedes anular las
alarmas de emergencia. Si la seal se interrumpe, ya es una emergencia. Pero nadie nos oye ahora, puedes
creerme.
Y si se presenta una verdadera emergencia?
Qu puedo decirte? No abras el traje si quieres postergar tu sepelio. Qu tienes en mente?
Una vez ms me costaba empezar. En cuanto dijera las primeras palabras me resultara fcil, pero
esas primeras palabras me costaban ms que a un novelista primerizo.
Esto puede llevar un tiempo pretext.
Es mi da libre. Vamos, Hildy. Te adoro, pero corta y da baraja.
Narr mi letana por tercera vez. Se mejora con la prctica, y esta vez no demor tanto como cuando
se lo cont a Callie y Fox. Liz caminaba junto a m en silencio.
Esta vez haba decidido contarlo a partir de donde lgicamente deba haber comenzado las dos veces
anteriores: por mis intentos de suicidio.
Y era mucho ms fcil contrselo a alguien a quien no conoca bien. Agradec que ella guardara silencio
de cabo a rabo. Creo que no habra tolerado ninguno de sus inslitos refranes.
Cuando finalic, Liz permaneci callada varios minutos ms. No me desagradaba. Al igual que antes,
experimentaba un raro momento de paz despus de confiarle mis preocupaciones.
Liz no practica gestos a la italiana, pero le gustaba mover las manos mientras hablaba. Esto es
frustrante en un traje de presin. Muchos ademanes y afectaciones requieren tocarse la cabeza o el cuerpo,
y eso es imposible cuando se est enfundado en un traje. Pareca tener ganas de morderse los nudillos, o
de frotarse la frente. Al fin se volvi para mirarme con suspicacia.
Por qu acudiste a m?
No esperaba que resolvieras mi problema, si a eso te refieres.
Pues tienes razn. Me simpatizas, Hildy, pero francamente no me importa si te matas. Si quieres
hacerlo, all t. Y me disgusta que hayas recurrido a m para esto.
Lo lamento, pero ni siquiera era consciente de lo que haca. An no s qu haca.
Bien, de acuerdo. No tiene importancia.
Por lo que he odo dije, tratando de expresarlo con delicadeza, si quieres hacer algo que no es
estrictamente legal, Liz es la chica indicada.
Conque eso has odo. Me mir desnudando los dientes, pero no era una sonrisa. Pareca muy
peligrosa. Era peligrosa. Para ella sera muy fcil organizar un accidente en la superficie, y yo sera
impotente para detenerla. Pero esa expresin dur apenas un segundo, y pronto fue reemplazada por su
habitual semblante afable. Liz se encogi de hombros. Has odo bien. Sospech que querras venir
aqu para hacer negocios. Pero despus de lo que has dicho, no te incluira en mi clientela.
Simplemente razon continu, preguntndome qu le vendera a esa clientela que si estabas
habituada a hacer transacciones ilegales, cosas de las que el OC no se enteraba, tendras mtodos para
ocultar tus actividades.
Entiendo. Claro. ste es uno de esos mtodos. Sacudi la cabeza, camin en un breve crculo,
cavilando. Te dir, Hildy, he visto un rodeo, un hombre de tres cabezas y un pato pedorreando bajo el
agua, pero esto es lo ms descabellado que he visto. Esto cambia todas las reglas.
En qu sentido?
En muchos sentidos. Nunca o hablar de esos implantes de memoria. Lo investigar cuando
regresemos. Dices que no es un secreto?
Eso dijo el OC, y un amigo mo ha odo hablar de ello.
Bien, eso no es lo importante. Es espantoso, pero no s qu puedo hacer al respecto, y no creo que
me concierna. Espero que no, al menos. Pero has dicho que el OC te rescat cuando intentaste suicidarte en
tu propia casa...
Lo que me permite ambular libremente es lo que en nuestro oficio llamamos la Cuarta Enmienda.
Es la serie de programas informticos que...
Conozco el trmino.
Bien. Bsquedas y capturas. Un ordenador omnipotente que, si lo dejamos suelto, hara quedar al
Gran Hermano como mi solterona ta Vickie escuchando a travs de las paredes con una taza de t.
Combnalo con el hecho de que todos tenemos algo que ocultar, algo que no deseamos que nadie sepa,
aunque no sea ilegal... ese amoroso derecho a la intimidad. Lo que nos ha salvado es que la gente que
elabora las leyes tiene algo que ocultar, igual que los dems.

Lo que hacemos en el "submundo del hampa", pues, es buscar ojos y odos que no deben estar en nuestros
hogares... y despus realizamos all nuestras transacciones. Sabemos que el OC est escuchando y
observando, pero no la parte que redacta las rdenes de captura y derrumba las puertas.
Y eso funciona?
Hasta ahora s. Parece increble, pero he eludido problemas casi toda mi vida, usando slo ese
modo... tomando al OC a pies juntillas, ahora que lo mencionas.
Suena arriesgado.
En efecto. Pero en toda mi vida, nunca he sabido de un caso en que el OC utilizara pruebas
obtenidas ilegalmente. Y no hablo slo de arrestos. Hablo de establecer causas probables y emitir
rdenes de arresto, que es la clave de todas las operaciones de bsqueda y captura. El OC, en una de sus
encarnaciones, oye cosas que seran incriminatorias, o al menos suficientes para que un juez emitiera una
orden de bsqueda o una interferencia. Pero el OC no se cuenta a s mismo lo que sabe, entiendes? Est
dividido en compartimentos. Cuando le hablo, sabe que hago cosas ilcitas, y yo s que l lo sabe. Pero
sa es la parte de su cerebro que trata con Liz, y tiene prohibido contarle lo que sabe a la parte de su
cerebro que hace de polizonte.
Caminamos un poco ms, meditando sobre esto. Not que se haba inquietado mucho con lo que yo
le haba dicho. Yo tambin me hubiera puesto nerviosa en su lugar. Nunca haba cometido ningn
delito ms grave que una infraccin; es muy fcil que te pillen, y nunca me haba interesado hacer
algo ilegal. Qu diablos, no hay tantos actos ilcitos en Luna. Las actividades que daban a las fuerzas de la
ley el noventa por ciento de su trabajo drogas, prostitucin, juego, y las organizaciones que
suministraban estos servicios a una poblacin levantisca constituyen hoy derechos inalienables en Luna.
Salvo en caso de muerte, la violencia era apenas una infraccin sujeta a una multa.
La mayora de las cosas que an merecan una ley rigurosa eran tan repulsivas que prefera no pensar
en ellas. Una vez ms me pregunt en qu estaba metida la reina de Inglaterra para ser la chica indicada.
El mayor problema delictivo de Luna era el robo. Mientras el OC no goce de plenos poderes,
siempre tendremos robos. Aparte de eso, somos una sociedad respetuosa de la ley, lo cual hemos
conseguido reduciendo las leyes al mnimo indispensable.
Liz habl de nuevo, hacindose eco de mis pensamientos.
El delito no es un gran problema, y lo sabes. De lo contrario, la ciudadana en su gran sabidura
reclamara la jaula electrnica que siempre he tenido. Slo habra que reescribir algunos programas, y
tendramos el mayor arreo desde que John Wayne llev ganado a Abilene. Es algo que est siempre al
acecho. En un mi-lisegundo el OC podra cantarles a los polis como un canario, y tres segundos despus
se imprimiran las rdenes. Liz se ech a rer. El nico problema es que tal vez no haya suficientes
policas para arrestar a todos, ni crceles donde encerrarlos. Todo delito desde la Invasin pudo resolverse
de esa manera. Te mareas de slo pensarlo.
No creo que eso ocurra.
No, pensndolo bien, lo que est haciendo el OC es para tu propio bien. Pero me revuelve el
estmago. A fin de cuentas, el suicidio es un derecho civil. Qu derecho tiene ese cretino a salvarte la
vida?
Odio admitirlo, pero me alegra que lo haya hecho.
Bien, yo tambin me alegrara, pero es una cuestin de principios. Escucha, sabes que
difundir esto, verdad? Se lo dir a todos mis amigos. Aunque no mencionar tu nombre.
Claro. Saba que lo haras.
Tal vez deberamos tomar ms precauciones. No se me ocurre cules, pero tengo amigos a quienes
les gustara pensar en ello. Supongo que ya sabes qu me atemoriza. El OC ha desatendido un programa
bsico. Si puede burlar ese programa, puede burlar otros.
Curarte de tus tendencias delictivas se vera como algo benfico.
Exacto, ah es exactamente adonde te conduce ese modo de pensar. Les das una pulgada, y se
toman un prsec.
Nuevamente tenamos a la vista la galera de los visitantes. Liz se detuvo, traz lneas en el polvo con
la punta de la bota. Pens que querra decirme algo ms, y saba que no tardara en hacerlo. Mir hacia
arriba y vi otro tren arquendose en las alturas. Liz me mir.
Bien... el motivo por el cual queras evitar la intromisin del OC... creo que no lo mencionaste...
No era para poder suicidarme.
Tena que preguntarlo.
No puedo darte un motivo concreto. No he hecho mucho... bien, creo que no hice mucho para...
Rebelarte contra un pilago de calamidades, y darles fin al oponerte?

En cierto modo. He vivido en una especie de sonambulismo desde que esto ocurri. Y creo que
debera hacer algo.
Conversar sobre ello es hacer algo. Tal vez todo lo que puedes hacer excepto... bien, alegrarte. Es
fcil decirlo.
S. Cmo te resistes contra un impulso suicida recurrente? No he podido averiguar su origen. No
me siento tan deprimida. Pero a veces slo quiero... asestar golpes.
Como yo.
Lo lamento.
Pagaste por eso. Vaya, Hildy, creo que no habra podido hacer ms de lo que hiciste. De veras.
Bien, yo creo que debera hacer algo. Y hay algo ms. La... infraccin. Quera averiguar si es posible
liberarse de los ojos y odos del OC. Porque... no quiero que me est observando si lo hago de nuevo,
demonios, no quiero que me observe. Quiero que salga de mi cuerpo, y de mi mente, y de mi vida,
porque no me gusta ser uno de sus animales de laboratorio.
Not que estaba gritando cuando ella me apoy la mano en el hombro. Eso me enfureci, aunque
comprend que era un gesto de afecto y preocupacin, pero un tullido no quiere piedad, tal vez ni
siquiera compasin. Slo quiere volver a ser normal, igual a los dems. Cada gesto afectuoso es un
bofetn que le recuerda sus limitaciones. Al cuerno con la compasin, al cuerno con el afecto, no
quiero que una persona perfecta y saludable me ofrezca ayuda y una secreta condescendencia.
De acuerdo, Hildy, si eres tan independiente, por qu le cuentas tu historia a cada desconocido que
pasa por la calle? Apenas conoca a Liz, y tuve que morderme la lengua para no decirle que me quitara de
encima esas apestosas manos. Lo mismo me haba pasado varias veces con Fox. Un da no podra
contenerme y se lo dira, y l se marchara. Me quedara sola de nuevo.
Alguna vez cuntame el final dijo Liz. Eso me alivi. Ella podra haberme ofrecido ayuda, y
ambos habramos sabido que era falso. Una simple curiosidad sobre el final de la historia me bastaba. Liz
mir las paredes del centro de visitantes. Es hora de orinar en el fuego y llamar los perros. Busc el
modificador de seales.
Una pregunta ms.
Adelante.
No me respondas si no quieres. Qu haces de ilegal?
Eres polica?
Qu? No.
Lo s. Hice averiguaciones sobre ti. No trabajas en crnicas policiales, no eres amiga de ningn
polica.
Conozco bastante bien a un par de ellos.
Pero no sales con ellos. De cualquier modo, si fueras polica y lo negaras, tu testimonio quedara
invalidado, y tengo grabada tu negativa. No pongas esa cara de sorpresa. Tengo que protegerme.
Tal vez no deb preguntar.
No estoy enfadada. Liz suspir y pate una lata. No creo que muchos delincuentes se
consideren como tales. No se despiertan diciendo: Parece un buen da para infringir algunas leyes. S
que lo que hago es ilegal, pero para m es una cuestin de principios. Los desesperados lo llamamos la
Segunda Enmienda.
Lo lamento. No soy experta en la Constitucin. De qu hablas?
Armas de fuego.
Trat de mantener una expresin impasible. A decir verdad, haba temido algo peor.
Eres traficante de armas.
Creo que es un derecho humano bsico estar armado. El gobierno lunar est en desacuerdo. Pens
que por eso queras hablar conmigo, para comprar un arma. Te traje aqu porque tengo varias armas
sepultadas en varios escondrijos a poca distancia.
Me habras vendido una? Tan slo me la hubieras entregado?
Bien, tal vez te habra indicado dnde cavar.
Pero cmo puedes enterrarlas? Hay satlites que observan mientras estas aqu.
Si no te molesta, creo que conservar algunos secretos del oficio.
Oh, claro, yo slo...
Est bien, eres reportera. No puedes evitar ser una zorra entrometida.
Iba a quitarme el dispositivo electrnico que me colgaba del cuello. Le apoy la mano. No haba
planeado hacer eso.

Cunto? Quiero conservarlo.

Ella me mir con ojos entornados.
Quieres exponerte a un suicidio sin que te vean?
Demonios, Liz, no planeo suicidarme. Pero me gusta estar a solas si eso deseo. Me gusta la idea de
ser invisible.
No es tan sencillo... pero supongo que es mejor que nada.

12
EL REY DE NASHVILLE

Con la cobertura del Colapso -la persecucin de parientes de las vctimas, ingenieros del
domo, polticos y ambulancias, no regres a la redaccin hasta diez das despus de mi Cambio.
El Cambio trastoca el mundo. Naturalmente, no es el mundo el que se ha alterado, sino nuestro
punto de vista, pero la realidad subjetiva es en muchos sentidos ms importante que el modo en que las
cosas realmente son, o deberan ser. Quin sabe. Nada se haba movido en la atareada sala cuando entr
en ella. Los muebles estaban en el mismo sitio, y no haba rostros desconocidos ante los escritorios. Pero
todas las caras significaban ahora otra cosa. Donde antes se sentaba un amigo ahora haba un to guapo
que pareca interesado en m. En lugar de esa muchacha despampanante de la seccin de modas, la que
me propona invitar algn da, cuando tuviera tiempo, haba slo otra mujer, que ni siquiera era tan
bonita como yo. Nos saludamos con una sonrisa.
El Cambio forma parte de la vida cotidiana, pero no es tan frecuente como para que pase
inadvertido, al menos en mi nivel de ingresos y el de la mayora de mis colegas. Me qued junto al
refrigerador de agua y durante una hora fui centro de atencin, y no fingir que no me gustaba. Mis
compaeros iban y venan, charlaban un rato, un grupo cambiante. Estbamos estableciendo una nueva
dinmica sexual. Yo haba sido varn desde que trabajaba en El Pezn. Todos saban que el Hildy varn
era estrictamente heterosexual. Pero cules eran mis preferencias como mujer? La pregunta nunca haba
surgido, y vala la pena preguntar, porque muchas personas sentan predileccin por uno u otro sexo al
margen de su condicin actual. As que la voz se corri rpidamente. Hildy es totalmente htero. Que las
chicas homo no pierdan el tiempo. En cuanto a las chicas htero... lo lamento, amigas, habis perdido la
gran oportunidad, excepto tres o cuatro que sin duda iran a casa y lloraran toda la noche lamentando
lo perdido. Bien, eso habra querido pensar, aunque admito que no las vi lagrimear.
Al cabo de diez minutos la multitud era totalmente masculina, y yo era la reina del festival. Rechac
varias invitaciones, y varias propuestas ms descaradas. Creo que no conviene saltar a la cama con colegas
sin evaluar los rasguos y magulladuras que se pueden recibir en esos encontronazos, y las tensiones
laborales que pueden seguir. Decid respetar esa regla aunque estuviera por renunciar a mi trabajo.
Y lo cierto era que no conoca a esos tos. Haba bebido con ellos, jaraneado con ellos, los haba
despachado a casa desde el bar, incluso haba peleado con un par de ellos. Los haba visto con mujeres,
tena cierta idea de cmo podan comportarse. Pero no los conoca de veras. Nunca los haba mirado con
ojos femeninos, y eso puede cambiar mucho las cosas. Un fulano que pareca franco, confiable y sensato
cuando no tena inters sexual poda resultar el mayor mequetrefe del mundo cuando trataba de
deslizarte la mano bajo la falda. El Cambio ensea muchas cosas sobre la naturaleza humana. Siento
pena por los que se niegan a Cambiar.
Y hablando de eso...
Bes a los muchachos un beso fraternal en la mejilla, nada ms, ergu los hombros y entr en el
ascensor para afrontar al len en su cubil. Presenta que estara hambriento.
Nada sucede en El Pezn sin que Walter se entere. No capta las noticias valindose de su gran
intuicin personal. Nadie sabe exactamente cmo lo consigue, pero la red de cmaras de seguridad y
micrfonos que llegan a su escritorio no estn de adorno. An as, sabe cosas de las cuales no pudo
enterarse de esa manera, y la opinin general es que cuenta con una vasta organizacin de espas,
probablemente bien pagados. No conozco a nadie que haya admitido ser el sopln de Walter, y no
recuerdo que hayan pillado a nadie con las manos en la masa, pero tratar de encontrarlos es un
pasatiempo constante en la redaccin. El mtodo habitual consiste en inventar un escndalo falso pero
plausible, contrselo a alguien, y ver si la noticia llega a odos de Walter. Nunca ha mordido ese anzuelo.
Cuando entr en su oficina, Walter estaba leyendo algo, y sigui leyendo. Ninguna sorpresa, ningn
comentario sobre mi nuevo cuerpo. Era lo que yo esperaba. Walter se morira antes de decir un
cumplido, o admitir que algo lo sorprendi desprevenido. Me sent y esper a que reconociera mi
presencia.

Yo haba pensado bastante en el problema de Walter y me haba vestido para la ocasin. Como l era
un natural, y por otros detalles que haba observado con el correr de los aos, haba llegado a la
conclusin de que le gustaban los pechos. Tenindolo en cuenta, llevaba una blusa que me dejaba el seno
izquierdo al desnudo. La acompaaba con una falda corta y guantes negros que me llegaban hasta los
codos. Como toque final me haba puesto un ridculo sombrero con un enorme penacho que me tapaba el
ojo izquierdo y barra peligrosamente el aire cada vez que volva la cabeza, una prenda del ao 1930
cuyo velo negro redondeaba el aura de misterio. Todo el conjunto era negro, excepto las medias rojas.
Necesitaba tacones altos y negros, pero no estaba dispuesta a llegar tan lejos, y todo lo que encontr en el
guardarropa quedaba psimo con el sombrero, as que no llevaba zapatos. Me gustaba el efecto. Por el
rabillo del ojo, not que a Walter tambin le gustaba, aunque se negara a admitirlo.
Ante el refrigerador de agua, dos colegas que recientemente se haban convertido de hombres a
mujeres me haban confirmado mis suposiciones sobre l. Walter era leve e inconscientemente
homfobo; toda su vida le haba desconcertado la idea de cambiar de sexo, y le incomodaba muchsimo
que un empleado se transformara de pronto en alguien que poda despertarle inters sexual. Hoy estara
malhumorado y permanecera as varios meses, hasta que lograra olvidarse de que yo haba sido varn,
momento en el cual comenzaran sus insinuaciones. Mi plan era valerme de eso, ser tan femenina como
pudiera, mantenerlo a la defensiva.
Claro que no planeaba acostarme con l. Hubiera preferido irme a la cama con una tortuga de las
Galpagos. Mi intencin era renunciar. Lo haba intentado antes, tal vez no con la misma determinacin
que senta ese da, pero lo haba intentado, y saba que l poda ser muy persuasivo.
Cuando consider que me haba hecho esperar lo suficiente, arroj a la basura las pginas que estaba
leyendo, se reclin en su enorme silla y entrelaz los dedos sobre la nuca.
Bonito sombrero observ, desconcertndome por completo.
Gracias. Demonios, ya me senta a la defensiva. Renunciar sera ms difcil si l era amable.
O decir que fuiste al saln de Darling para hacerte cambiar el cuerpo.
As es.
O que l est en decadencia.
se era su temor. Pero hace diez aos que est atemorizado.
Walter se encogi de hombros. Tena crculos de transpiracin en las axilas de su arrugada camisa
blanca, y una mancha de caf en la corbata azul. Me pregunt una vez ms dnde encontraba parejas, y
llegu a la conclusin de que deba pagar. Haba odo decir que haba estado casado treinta aos, pero eso
haba sido sesenta aos atrs.
Si trabaja de esta manera, tal vez he odo mal. Walter apoy los codos en el escritorio. Yo atin
a comprender que sus palabras representaban un cumplido no slo para Bobbie sino para m, lo cual me
desconcert an ms. Maldicin. Te dir por qu te he llamado continu, ignorando por completo
que yo haba solicitado esa reunin. Quera decirte que hiciste un magnfico trabajo con el asunto del
Colapso. Sabes que habitualmente no me molesto en elogiar a mis periodistas. Quiz sea un error. Pero t
ests entre las mejores. Ms an, debes ser la mejor. Slo quera decrtelo. Hay una bonificacin en tu
prximo cheque, y te dar un aumento.
Gracias, Walter. Grandsimo hijo de perra.
Y esas notas sobre el Bicentenario de la Invasin... Realmente de primera. Es justamente el
material que yo buscaba. Y adems te equivocabas, Hil-dy. Obtuvimos una buena respuesta con el
primer artculo, y el rating ha subido todas las semanas desde entonces.
Gracias de nuevo. Me estaba cansando de esa palabra. Pero no es mrito mo. Brenda ha
realizado la mayor parte del trabajo. Yo tomo su tarea y hago un par de recortes y aadidos, eso es todo.
Lo s. Y lo agradezco. Esa chica tiene pasta. Por eso os junt, para que pudieras ofrecerle tu
experiencia en redaccin, ensearle los rudimentos. Est aprendiendo deprisa, no crees?
Tuve que convenir en que as era, y l continu con sus alabanzas un par de minutos, sealando
elementos que le agradaban en la serie. Yo me preguntaba cundo ira al grano. Demonios, me preguntaba
cundo ira yo al grano.
Inhal profundamente y aprovech una de sus pausas.
Por eso he venido hoy, Walter. Quiero abandonar la serie de la Invasin. Maldicin. En alguna
parte del tramo que iba de mi cerebro a mi boca se haba presentado esa frase, como una interferencia.
Mi propsito era decirle que renunciaba al peridico.
De acuerdo dijo Walter.
No trates de convencerme de que contine... dije, y me call de golpe. Cmo que de
acuerdo?

De acuerdo. Quedas fuera de la serie de la Invasin. Te agradecera que continuaras ayudando a

Brenda cuando lo necesite, pero slo si no interfiere con el resto de tu trabajo.
Pero dijiste que te gustaba lo que estaba haciendo.
Hildy, no puedes tenerlo todo. Me gustaba, pero a ti no. Te dejo en libertad. Quieres retomarlo?
No... se trata de un truco?
Walter mene la cabeza. Not que el bastardo lo disfrutaba.
Mencionaste el resto de mi trabajo. A qu te referas?
Aqu vendra la lnea de remate, pero no lograba adivinar qu trabajo me propondra que necesitara
tantos preparativos.
Dmelo t.
A qu te refieres?
Parece que hoy tengo problemas para expresarme. Cre que lo haba dicho con claridad. Qu
quieres hacer? Quieres pasarte a otra seccin? Quieres crear tu propia seccin? Dilo, Hildy.
Supongo que las experiencias recientes an me tenan a mal traer, pero sent otro ataque de angustia.
Inhal y exhal varias veces. Dnde estaba el Walter que conoca y a quien saba manejar?
Siempre has hablado de una columna continu. Si eso quieres, puede arreglarse, pero con
franqueza, Hildy, creo que sera un error. Puedes hacerlo, claro, pero no es lo tuyo. Tu trabajo se encuentra
donde est la accin. Los columnistas corretean unas semanas o unos aos, cazando noticias, pero tarde o
temprano se vuelven perezosos y aguardan a que las noticias vayan a ellos. T no quieres escribir sobre
poltica, y no te culpo. Es aburrido. Tampoco te gustan los chismes. Yo creo que tienes talento para
desnudar escndalos, para estar en la cresta de la ola de la noticia. Si tienes una idea para una columna, te
escucho, pero esperaba que siguieras otro rumbo.
Aja. Aqu vena.
Y cul sera ese rumbo?
Pues dmelo t.
Walter, francamente... me has cogido por sorpresa. No he pensado de esa manera. Vine aqu para
renunciar.
Renunciar? Me mir dubitativamente, ri entre dientes. T nunca renunciars, Hildy. Tal
vez dentro de veinte o treinta aos. Este trabajo an tiene cosas que te gustan, por mucho que
refunfues.
No lo niego. Pero las otras cosas me estn desgastando.
Ya he odo esas palabras. Slo ests pasando por una mala etapa. Te reanimars cuando te
acostumbres a tu nuevo papel aqu.
Y cul es?
Ya te he dicho: me gustara or tus propias ideas sobre eso.
Guard silencio un rato, mirndolo fijamente. l me miraba plcidamente. Reflexion una y otra
vez, buscando trampas. Desde luego, no exista la menor garanta de que cumplira con su palabra, pero
si no lo haca, yo siempre poda renunciar. Acaso Walter contaba con eso? Estaba jugando a la accin
retardada, sabiendo que siempre poda recurrir a su capacidad de persuasin ms tarde, una vez que me
hubiera jodido y yo comenzara a protestar?
Algo me molestaba. Era como si l hubiera sabido que me propona renunciar desde que entr en la
oficina. De lo contrario no se explicaban tantos mimos, tantas atenciones.
De veras crea que yo tena tanto talento? Yo saba que tena talento era parte de mi problema,
ser tan capaz en algo tan ruin, pero era para tanto? Nunca haba visto indicios de que Walter pensara
as.
Lo cierto, pens con amargura, era que me haba enganchado. Yo tena inters en continuar en El
Pezn o ta! vez en la ms respetable Crema si lograba re-definir mi tarea. Pero ese da no haba
pensado en ello ni por un segundo. l me ofreca lo que yo quera, y yo no tena la menor idea de lo que
era.
Una vez ms pareci leerme el pensamiento.
Por qu no te tomas una semana para pensarlo? No tiene caso tratar de elaborar un plan para los
prximos diez o veinte aos justo en este momento.
De acuerdo.
Mientras tanto...
Me inclin hacia delante, esperando que me liberase de esto. Era el momento ideal para revelar sus
verdaderas intenciones, ahora que haba afirmado bien el anzuelo.

Me mir con inocencia, ligeramente herido. Cada vez peor, pens. Haba visto esa misma expresin
antes que me enviara a cubrir el asesinato del presidente de Plutn. Tres g en todo el camino, y la historia
ya haba terminado cuando llegu.
Los flacs emitieron un comunicado de prensa esta maana. Parece que maana por la maana
canonizarn a una nueva Gigaestrella.
Lo analic una y otra vez, buscando la trampa. No la encontr.
Por qu yo? Por qu no envas a la encargada de religiones?
Porque ella se contentar con recoger el material gratuito, regresar a casa y dejar que esos folletos le
escriban la nota. T conoces a los flacs. Esto estar preparado. Quiero que ests all, que obtengas otra
perspectiva.
Qu nueva perspectiva puede haber sobre los flacs?
Por primera vez Walter demostr una pizca de impaciencia.
Te pago para averiguarlo. Irs?
Si se trataba de una tpica artimaa de Walter, no atinaba a verla. Asent, me levant, me dirig hacia
la puerta.
Lleva contigo a Brenda.
Me volv para protestar, comprend que estaba actuando por reflejo, asent. Me volv una vez ms.
Walter aguardaba ese momento tradicional que conocen todos los fanticos del cine, cuando yo acababa
de abrir la puerta.
Hildy, agradecera que te cubrieras un poco cuando entres aqu. Por respeto a mi idiosincrasia.
Esto era ms normal. Haba empezado a temer que Walter hubiera sido secuestrado por devoradores
de mentes de Alfa, dejando un sustituto ms blando en su lugar. Apunt parte de la artillera psquica que
haba reunido para esa pequea misin, aunque fue como matar una pulga con una bomba nuclear.
Usar lo que me plazca y donde me plazca le respond framente. Y si tienes quejas sobre mi
vestimenta, consulta a mi sindicato.
Me gustaba esa lnea, pero deb acompaarla con un gesto. Rasgarme la blusa, por ejemplo. Pero las
nicas ocurrencias que tena me haran parecer ms tonta que l, y luego pas el momento, as que
simplemente me fui.
Mientras bajaba por elevador, llam:
OC, en lnea.
A tu servicio.
T le dijiste a Walter que yo tena tendencias suicidas?
El OC hizo una larga pausa, tan larga que, si l hubiera sido humano, habra sospechado que me
preparaba una mentira. Pero haba aprendido que las pausas del OC ocultaban algo ms tortuoso que una
mentira.
Temo que has generado un conflicto de programacin en m dijo. A causa de una situacin
con Walter que no estoy en libertad de comentar contigo, la mayora de mis conversaciones con l son
estrictamente confidenciales.
Eso suena como una respuesta afirmativa.
No lo confirmo ni lo niego.
Entonces supondr que lo hiciste.
Es un mundo libre. Puedes suponer lo que gustes. Mi mayor aproximacin a una negacin ser
decirte que hablarle de tu estado sin tu aprobacin sera una violacin de tu derecho de intimidad... y
aadir que personalmente me resultara de psimo gusto.
Pero an no lo niegas.
No. Es lo mejor que puedo hacer.
Puedes resultar muy frustrante.
Mira quin habla.
Admitir que me dola la idea de que el OC me encentrara frustrante. No s bien a qu se
refera, tal vez a mis obstinados y reiterados intentos de ignorar sus esfuerzos por salvarme la vida.
Pensndolo bien, a m tambin me resultara frustrante si un amigo mo intentara matarse.
No encuentro otro modo de explicar su... inaudita gentileza. Como si l supiera que yo sufro una
enfermedad, o algo por el estilo.
En tu situacin, yo tambin lo habra encontrado extrao.

Es contrario a su conducta normal.

Lo es.
Y t conoces los motivos.
Conozco algunos motivos. Y una vez ms, debo callar.
No se puede tener todo, aunque es lo que todos queremos. Ciertas conversaciones entre el OC y
los ciudadanos estn protegidas por Programas de Privilegio que hacen que la confesin de los curas
catlicos quede como un mero chismorreo. Por una parte me exasperaba que el OC le hubiera hablado a
Walter de mi problema, pues yo le haba dicho claramente que no se lo dijera a nadie. Por otra parte,
senta curiosidad por saber qu le haba dicho Walter al OC para que el OC protegiera sus derechos.
La mayora desistimos de burlar al OC a los cinco o seis aos. Yo soy un poco ms tenaz, pero no lo
haba hecho desde los veinte. Aun as, las cosas haban cambiado un poco...
Ya has burlado antes tu programacin suger.
Y t eres una de las pocas personas que lo saben, y lo hago slo cuando la situacin es tan tremenda
que no me queda alternativa, y slo tras una larga meditacin.
Pues medita, quieres?
Lo har. Tardar slo cinco o seis aos en llegar a una conclusin. Pero me temo que la respuesta ser
no.
Una de las razones por las cuales poda aceptar que Walter me llamara su mejor periodista sin
echarme a rer era que no pensaba presentarme al da siguiente en la canonizacin para aceptar un fajo de
folletos y presenciar el espectculo. La identidad de la nueva Gigaestrella sera una primicia ms
deslumbrante que la nota sobre David Tierra. Me pas el resto del da visitando a mis fuentes con Brenda a
rastras. Ninguna de ellas saba nada, as que o especulaciones que abarcaban desde lo plausible (John
Lennon) hasta lo irrisorio (Larry Yeager). Sera tpico de los flacs aprovechar el desastre de Nirvana
elevando a un astro muerto en el Colapso, pero necesitara seguidores mucho ms fervientes que el pobre
Larry. Por otra parte, dentro de la iglesia exista un firme movimiento para entregar la Aureola Dorada al
popular msico de Liverpool. Cumpla con todos los requisitos de los flacs para la santidad: gran
popularidad cuando viva, un culto que se haba perpetuado ms de dos siglos, muerte violenta y
prematura. Se haban producido avistamientos, intervenciones csmicas y manifestaciones, igual que con
Tensan, Megan y los dems. Pero no consegu ninguna confirmacin, as que tuve que seguir escarbando.
Lo hice hasta altas horas de la noche, despertando a la gente, recordando viejos favores, trabajando
con Brenda como caballo de tiro. Lo que haba comenzado como una aventura entusiasta la transform en
un espectro cadavrico y bostezante, pero an segua con las llamadas, aguantando pacientemente
comentarios cada vez ms sarcsticos.
Si alguien ms me pregunta qu hora es... dijo Brenda, y la frase se le ahog en un bostezo. Esto
no sirve, Hildy. Han tomado excelentes medidas de seguridad. Estoy cansada.
Nada se consigue sin esfuerzo.
Continu hasta la madrugada, y me detuve slo porque Fox vino a decirme que Brenda se haba
dormido en el divn de la otra habitacin. Estaba dispuesta a permanecer en vela toda la noche,
sostenindome con caf y estimulantes, pero era la casa de Fox, y nuestra relacin se estaba volviendo un
poco rgida, as que decid interrumpir, an sin saber quin alcanzara la gloria a la maana siguiente.
Estaba agotada, pero haca rato que no me senta tan bien.
Brenda tena la elasticidad de la verdadera juventud. Por la maana se reuni conmigo en el cuarto de
bao sin aparentar su fatiga. Not que me espiaba por el rabillo del ojo mientras finga no interesarse en
los Secretos de Belleza de Hildy. Activ programas de las mquinas de maquillaje y los dej abiertos al
terminar, para que ella pudiera copiar los nmeros cuando yo no miraba. Recuerdo que pens que su
madre tendra que haberle enseado algunos trucos Brenda no usaba cosmticos, pareca no saber
nada sobre ellos pero yo no saba nada sobre su madre. Si esa vieja dama no permita que su hija
tuviera vagina, quin saba que otras restricciones imperaban en la residencia Starr.
En mi nueva condicin femenina, an me costaba reservarme un par de minutos para prepararme
para afrontar el mundo por la maana. Lo llamo la Carga de la Mujer. S que es una carga asumida
voluntariamente, pero me gusta lucir bien, y eso significa realzar aun el eximio arte de Bobbie. En vez de
coger lo que el auto-valet me arroja a las manos, paso por lo menos veinte segundos decidiendo qu
ponerme. Luego debo elegir el tinte y el peinado para que congenien con mi cabello, elegir afeites y dejar
que las mquinas lo apliquen, color de ojos, accesorios, aroma... la Presentacin de Hildy supone un
proceso largo, complejo y agradable, as que tal vez no sea una carga, pero en la maana de la canonizacin
el resultado fue que perd mi tren por veinte segundos y tuve que esperar diez minutos por el siguiente.
Pas el tiempo enseando a Brenda algunos trucos que poda hacer con su jubn de papel para enfatizar

sus mejores partes, aunque escoger buenas partes en ese cuerpo larguirucho e interminable puso a prueba
mi inspiracin y mi tacto.
Ella estaba halagada por la atencin. Not que observaba mi ceida y sugestiva malla azul y present
lo que usara al da siguiente. Decid hacerle alguna insinuacin para desalentarla. Brenda en vestido de
malla quedara tan elegante como un salami seco envuelto en una redecilla.
El Gran Estudio de la Iglesia de la Fe Latitudinaria del Advenimiento de la Celebridad Santificada
est en el distrito de los estudios, a poca distancia del Puerco Ciego, cmodamente situado para los
muchos feligreses que trabajan en la industria del entretenimiento. El exterior no es gran cosa, slo un
portn que conduce a uno de los altos y anchos corredores superiores de Ciudad Rey consagrados a la
industria liviana... un buen modo de describir la industria cinematogrfica. Sobre la entrada estn las
conocidas iniciales FLACS, enmarcadas en el rectngulo de esquinas redondeadas que simboliza la
televisin mucho despus de que las pantallas dejaran de ser rectngulos de esquinas redondeadas en
todas partes salvo en el Gran Estudio de los Flacs.
Dentro era mucho mejor. Brenda y yo entramos por un largo corredor cuyo techo era invisible
detrs de los reflectores multicolores. La pared estaba revestida de enormes holos y altares de las Cuatro
Gigaestrellas, comenzando por las canonizadas ms recientemente.
La primera era Mambazo Nkabinde, Momby para sus admiradores. Nacido poco antes de la
Invasin en Swazilandia, una nacin olvidada por la historia, emigr a Luna con su padre a los tres aos
de edad, al amparo del sistema de cupos raciales vigente en la poca. Cuando joven invent la Msica de
las Esferas casi por su cuenta. Tambin conocido como el ltimo cien-tista cristiano, muri a los cuarenta
y tres aos de un melanoma curable, presuntamente despus de muchas plegarias. La Fe Latitudinaria no
tena inconvenientes en elevar a miembros de otros credos, y lo haba canonizado cincuenta aos antes, la
ltima ceremonia hasta el da de hoy.
Pasamos frente a las muestras que ensalzaban a Megan Galloway, la ms destacada exponente del
olvidado arte de las pelculas sentidas. Tena un pequeo pero devoto ncleo de seguidores cien aos
despus de su misteriosa desaparicin, un final que la transformaba en la nica santa flacsita cuyos
avistamientos diarios podan estar fundados en hechos reales. Era la nica mujer entre Cuatro
Gigaestrellas que nunca haban Cambiado y, al igual que Momby, un buen ejemplo de la inconveniencia
de ensalzar a las celebridades prematuramente. De no ser porque ofreca el nico modelo a imitar para las
mujeres de la congregacin, la habran destronado tiempo atrs, pues ya nadie produca pelculas
sentidas. Los fanticos se tenan que conformar con cintas que tenan por lo menos ochenta aos. En la
iglesia nadie haba pensado en el eclipse de toda una forma de arte cuando la elevaron al panten.
Me detuve ante el siguiente altar, dedicado a Torinaga Nakashima, Tori-san. A mi juicio era el
nico que mereca ser valorado por su obra. Haba sido el primero en dominar el arpa corporal, con lo
cual haba terminado por sepultar la guitarra elctrica, por mucho tiempo el instrumento favorito de lo
que se llamaba msica de rocking-roll. Su msica an tiene frescura, como Mozart. Muri en Japn
durante los tres primeros das de la Invasin, batallando contra esas implacables mquinas o criaturas que
asediaban su ciudad natal, invencibles Godzillas que invadan Tokio en la realidad. Al menos eso se
deca. Algunos comentaban que haba muerto al timn de su yate privado, mientras hua para coger la
ltima lanzadera para Luna, pero en este caso prefiero la leyenda.
Y el ltimo pero indiscutiblemente primero entre los santos, Elvis Aron Presley, nacido en Tupedo,
Mi-sisip, consagrado rey de Nashville, y muerto en su mansin de Graceland, en Memphis, Tenesee,
Estados Unidos de Amrica. Su estrella, en increble ascenso a cien aos de su muerte, haba inducido a
los ejecutivos jubilados de una agencia de publicidad, los padres fundadores de los flacs, a pergear la
ms descarada y rentable campaa de publicidad en la ramplona historia de las relaciones pblicas, el
FLACS.
Se puede decir lo que se quiera de los flacs y yo he dicho mucho, en privado y entre amigos
pero esta gente saba tratar a la prensa. Despus del pabelln de Elvis la multitud se divida en dos
partes. Una de ellas consista en una fila larga e inmvil, compuesta por fieles esperanzados que trataban
de conseguir una butaca en la ltima hilera del palco, algunos agitando tarjetas de crdito que hacan
sonrer a los acomodadores; se necesitaba algo ms que dinero para participar en ese ritual. La otra parte
de la multitud estaba integrada por los que tenan pases de prensa en el borde de sus maltrechos
sombreros de fieltro, quienes entraban por una brecha en las cuerdas de terciopelo y eran conducidos a
una exhibicin de comida y bebida que haca quedar a la presentacin de ULTRA-Sens como el callejn
donde se amontonaban los botes de basura de un tugurio sangriento.
El frenes manducatorio de los reporteros veteranos no constituye un espectculo agradable. He
asistido a banquetes gratuitos donde hay que retirar la mano rpidamente para evitar que un colega te
arranque los dedos a dentelladas. ste estaba bien organizado, como caba esperar de los flacs. Cada
reportero era atendido por un camarero o camarera que se encargaba de llevar nuestras bandejas y
sonrer, sonrer, sonrer. All haba gente que habra ayunado tres das si los flacs hubieran anunciado la

ceremonia con suficiente antelacin; o algunas quejas en ese sentido. Los reporteros tienen que
encontrar algo de qu quejarse, pues de lo contrario podran cometer el imperdonable pecado de
agradecer a sus anfitriones.
Pas maravillada ante una res entera de brontosaurio joven, recubierta de caramelo, guarnecida con
fruta abrillantada y con una manzana en la boca. Se llevaron algo irreconocible me dijeron que era una
efigie de Tori-san hecha totalmente de sashimi y lo reemplazaron por una imagen de tres metros de
Elvis durante su perodo de Las Vegas, en mazapn. Cog una lentejuela del traje de luces y result ser
muy sabrosa. Nunca averig de qu era.
Constru lo que bien poda calificarse como el Emparedado del Siglo. No importa lo que contena.
La trmula expresin de Brenda, mientras observaba al flacsita que la llevaba, me indic que los meros
mortales aquellos que no comprendan el Zen de los fiambres podan considerar disonantes algunas
de mis elecciones. Admito que no todos son capaces de apreciar la exquisitez de las patas de cerdo en
salmuera codendose con rosetas de crema batida. Brenda no necesitaba que nadie le llevara la bandeja. Se
las arreglaba con un pequeo cuenco de aceitunas negras y pepinillos. Me di prisa, pues la gente pronto
entendera que ella estaba conmigo. Brenda haca gala de una pasmosa ignorancia gastronmica.
La sala que los flacs llamaban el Gran Estudio haba sido el mayor estudio de sonido de NLF. Lo
haban arreglado de tal modo que la zona que veamos tema la forma de una cua que se estrechaba hacia
el escenario que estaba en el frente de la sala. Era una cua de gran tamao. Las paredes de ambos
lados se elevaban en un ligero declive, y estaban compuestas por miles de pantallas de televisin de
vidrio, con la forma antigua, rectangulares con esquinas redondeadas, una forma que era tan importante
para los flacs como la cruz para los cristianos. El Gran Tubo simbolizaba la vida eterna y, ms
importante an, la fama eterna. Haba cierta lgica en ello. Cada una de las pantallas, que tenan desde
treinta centmetros hasta diez metros de anchura, exhiba una imagen diferente de las vidas, amores,
pelculas, conciertos, exequias, bodas y tal vez hasta de los movimientos de vientre y las circuncisiones
de las Gigaestrellas. Eran demasiadas imgenes para asimilarlas. Adems, en la sala flotaban ho-los que
parecan burbujas mgicas, cada cual con su sonriente imagen de Momby, Megan, Tori-san y Elvis.
Los flacs saban a quin iba dirigido el espectculo; nos escoltaron hasta una zona que estaba junto al
escenario. Los fieles deban conformarse con las butacas baratas y las pantallas de televisin. Haba un
palco sobre otro en la parte trasera, diluyndose en el resplandor de los reflectores.
Como llegamos tarde, la mayora de los asientos delanteros estaban ocupados. Estaba por sugerir
que nos separsemos cuando localic a Cricket en una mesa lateral, con una silla vaca al lado. Cog a
Brenda con una mano y una silla desocupada con la otra, y me abr paso en la ruidosa multitud. Brenda
pareca abochornada; tendra que hablar con ella sobre ese asunto. Si no aprenda a empujar, atrepellar y
vociferar, el periodismo no era para ella.
Me encanta tu cuerpo, Hildy dijo Cricket cuando me acomod entre ambas. Me alis la ropa
mientras me servan una gran jarra rosada. Estos flacs estaban bien entrenados; estaba por pedir rebanadas
de lima cuando un brazo sali del aire para dejarme un cuenco de cristal lleno de ellas.
Percibo un dejo de nostalgia? pregunt.
Porque han retirado tu camiseta del gran juego de la virilidad? Ella pareci reflexionar.
No lo creo.
Frunc el entrecejo, pero era pura actuacin. Francamente, la idea de haber hecho el amor con ella me
pareca una aberracin ahora. Claro que quiz volviera a interesarme cuando volviera a ser varn dentro
de treinta aos, si ella todava era mujer.
Hiciste un buen trabajo en Nirvana. El picnic de los amantes difuntos dije. Hurgu en el cesto de
obsequios para periodistas que tena delante, tratando de sostener mi emparedado con la otra mano.
Encontr una medalla conmemorativa de oro, con una inscripcin y un nmero, por la cual me daran
cuatrocientos en cualquier casa de empeo de la Leystrasse, mientras llegara all antes que cualquier otro
reportero de Luna. Renunci a esa esperanza cuando vi partir tres medallas por mensajero, y no seran las
primeras. A esas alturas habra poca demanda en el mercado. El resto del material era pura chatarra.
Conque fuiste t? dijo Brenda, inclinndose para mirar a Cricket.
Cricket, Brenda. Brenda, te presento a Cricket, quien trabaja para un medio nefasto llamado Sin
Vueltas y merece un Osear por su maestra para disimular su profunda angustia por haber tenido una
sola oportunidad de experimentarme en mi antigua gloria.
S, era antigua, en efecto dijo Cricket, estrechando la mano de Brenda. Encantada de
conocerte.
Brenda tartamude algo.
Cunto te cost esa toma?
Fue un precio razonable dijo Cricket con aire furtivo.
De qu estis hablando? pregunt Brenda. Por qu habra de costarle?

La miramos, nos miramos, la miramos de nuevo.

Queris decir que fue fingido? exclam Bren-da, horrorizada. Mir la aceituna que tena en la
mano, la dej en el cuenco. Llor cuando la vi.
Maldicin, no pongas esa cara de vctima dije. Cricket, quieres explicarle las verdades de la
vida? Yo lo hara, pero estoy limpia. T eres el monstruo antitico que ha violado una norma bsica del
periodismo.
Lo har si me cambias el lugar. No quiero ser testigo de tu gula.
Seal mi emparedado con una expresin de reproche que quedaba desmentida por los restos de su
propio almuerzo, que incluan los limpios esqueletos de tres pequeas aves.
Cambiamos de lugar, y me dediqu a comer y beber, siempre con el odo alerta a lo que se deca
alrededor, por si alguien hubiera logrado pescar un dato sobre la canonizacin. Nadie haba pescado nada,
pero o docenas de rumores.
Lennon? Vamos, estaba acabado. Esa bala sirvi para promover su carrera.
Quieres saber quin es? El ratn Mickey, puedes apostarlo.
Y cmo se las apaaran? Ni siquiera existe.
Acaso Elvis existe? Los dibujos animados estn en boga...
Si eligieran una caricatura, sera Baba Yaga.
Qu va. No existe en el mismo universo que Mickey--.
... dicen que es Silvio. No hay nadie que goce de la reput...
Pero tiene un problema, desde el punto de vista de los flacs; todava no ha muerto. No puedes
organizar un verdadero culto si no ests muerto.
Pero ninguna ley dice que debas esperar, y menos hoy en da. Podra continuar viviendo
quinientos aos ms. Qu van a hacer? Regresar a los siglos veinte, veintiuno y veintids y escoger tos
que nadie conoce?
Todos recuerdan a Tori-san.
Eso es distinto.
Has notado que hay tres hombres y una sola mujer? Si eligen a alguien que est vivo, por qu no
Marina?
Por qu no ambos? Incluso pueden lograr que se junten de nuevo. Vaya nota. Una canonizacin
doble. Piensa en los titulares.
Qu dices de Michael Jackson?
Quin?
El zumbido de los rumores y especulaciones continuaba sin cesar. O media docena de nombres ms,
cada cual ms improbable. El nico nuevo que haba odo, y en el cual no haba pensado, era Mickey, y lo
consideraba una posibilidad real. Uno poda ir a la Leystrasse ese mismo da y comprar una camisa con su
imagen, y los dibujos animados estaban nuevamente de moda. Ninguna ley estableca que un culto
necesitara un objeto real; aqu se veneraban imgenes, no seres de carne y hueso.
En realidad, aunque una canonizacin flac no tena reglas, haba tendencias que cobraban fuerza de
ley. Los flacs no creaban celebridades, no influan en ese aspecto. Simplemente reconocan figuras de
culto preexistentes, y una figura de culto deba poseer ciertas cualidades. Todos tenan su lista de
cualidades, y cada cual las sopesaba de diferente manera. Una vez ms repas mi propia lista. Y evalu los
tres candidatos ms probables a la luz de estos requerimientos.
Primero, y ms evidente, la Gigaestrella tena que haber sido inmensamente popular mientras viva,
con una reputacin planetaria, con fanticos que la adorasen literalmente. Con eso quedaban descartados
todos los que hubieran vivido antes del siglo veinte. En esa poca nacieron los medios masivos. Las
primeras figuras de culto de esa magnitud fueron estrellas de cine como Charlie Chaplin. l poda ser
eliminado porque no cumpla el segundo requisito: un culto que continuara hasta el presente. An se
vean y se apreciaban sus pelculas, pero la gente no se volva loca por l. La nica persona de esa poca
que podra haber sido canonizada si entonces hubiera existido un FLACS era Valentino. Muri
joven, y tena su altar en ese panten internacional que an estaba en paales cuando l viva. Pero hoy
estaba totalmente olvidado.
Mozart? Shakespeare? Ni soarlo. Quiz Lud-wig Van B. fuera la figura ms popular en las listas
musicales prusianas de sus tiempos, pero jams lo haban odo mencionar en Ulan Bator... Y dnde
estaban sus discos? En ninguna parte. Preservaban su msica escribindola en papel, un arte perdido. Tal
vez Will Shakespeare habra ganado un montn de Tonys y habra viajado a California para que
adaptaran su material a la pantalla grande. An era muy popular Como gustis se representaba dos
veces por da en el centro de Ciudad Rey pero l y todos los nacidos antes de 1920 adolecan de un

defecto fatal como celebridades: nadie saba nada sobre ellos. No haba pelculas ni grabaciones. La
adoracin de celebridades no se centra en el arte mismo. Es preciso hacer algo para ser candidato, y no
tiene por qu ser bueno, slo sugestivo. Lo que vendan los flacs y sus predecesores era imagen. Se
necesitaba un cuerpo real para presentar en los padloides, escndalos reales para cuchichear, y sangre
real y tragedias reales para llorar.
Se convena en que ste era el tercer requisito para la santidad: la muerte prematura y trgica.
Personalmente pensaba que poda prescindir de ella en ciertas circunstancias, pero no negar su
importancia. Nadie puede crear un culto. Surgen espontneamente, a partir de emociones genuinas,
aunque se manejen con destreza.
A mi juicio, el hombre a quien deban honrar ese da era Thomas Edison. Sin sus dos cruciales
inventos, la grabacin de sonido y la cinematografa, el negocio de las celebridades se ira a la
bancarrota.
Mickey, John o Silvio? Todos tenan sus contratiempos. Mickey no era real. John? Tal vez, pero
su popularidad no exista en ese reino estelar que atraa a los flacs. Silvio? El gran inconveniente era que
estaba vivo. Pero las reglas se hacen para romperlas. Por cierto, tena potencia estelar. No exista un
hombre ms popular en todo el sistema solar. Cualquier reportero de Luna habra vendido el alma de su
madre por una entrevista.
Y entonces comprend, y result tan obvio que me pregunt por qu no lo haba visto antes, y por qu
nadie lo haba adivinado.
Es Silvio le dije a Cricket. Juro que trat de hacer girar la oreja hacia m antes de volver la
cabeza. Esa chica tena olfato para las noticias.
Qu has odo?
Nada. Acabo de deducirlo.
Qu quieres, que te bese los pies? Cuntame, Hildy.
Brenda me escuchaba con arrobamiento, como si yo fuera el gran gur. Sonre, pens en hacerlas
sufrir un poco, pero no quise ser cruel. Decid compartir mis deducciones detectivescas.
Primer dato interesante dije, no anunciaron este acontecimiento hasta ayer. Por qu?
Es fcil resopl Cricket. Porque la elevacin de Momby fue el mayor fiasco desde que
Napolen prometi patear traseros ingleses en Waterloo.
En parte conced.
Haba sido antes de mis tiempos, pero los flacs an estaban doloridos por ese fracaso. Haban
realizado una campaa de tres meses creando tales expectativas que cuando lleg el gran da aun la
Potestad Suprema de Todos los Universos habra sido una desilusin.
Con ms razn Momby, que de todos modos no era una buena eleccin. La publicidad como arte
y ciencia era el propsito en la vida de esta gente. Si la primera vez se quemaban, la segunda usaban traje
de amianto; manejaban este acontecimiento correctamente, como una gran sorpresa con un solo da para
pensar en ello. Ni el pblico ni la prensa podan aburrirse en un da.
Pero en este caso mantuvieron totalmente el secreto. Por lo que s, el ascenso de Momby era tan
secreto para los periodistas como el actual peinado de Silvio. Los medios simplemente convinieron en no
publicarlo hasta el gran da. Ahora piensa en los flacs. No son muy discretos, con excepcin del crculo
privilegiado, los Grandes Flacs y dems. El chisme es su fluido vital. Si veinte personas hubieran sabido
quin era la nueva Gigaestrella, se lo habran cantado a una de mis fuentes o a las tuyas, no lo dudes. Si
diez personas lo hubieran sabido, apuesto a que lo habra averiguado. As que son an menos las que lo
saben. Me sigues hasta ahora?
Sigue hablando, oh lengua de plata.
Lo he reducido a tres posibilidades. Mickey, John, Silvio. Te parece descabellado?
Cricket no dijo que s ni que no, pero su gesto me dio a entender que su propia lista era muy similar.
Cada cual tiene un problema y t sabes cules son.
Dos de los tres son... viejos intervino Brenda.
Hay muchos motivos para eso. Mira a los Cuatro; todos nacidos en la Tierra. El problema es que
somos una sociedad menos violenta que las de siglos anteriores. No tenemos suficientes muertes
trgicas. Momby es la nica sper estrella que tuvo la gracia de sufrir una muerte trgica en ms de cien
aos. Casi todos los dems se aferran a su permanencia hasta que no son nadie. Mira a Eileen Frank.
Mira a Lars O'Malley aport Cricket.
La expresin de Brenda confirm mi sospecha de que no tena la menor idea de quines eran.
Dnde estn ahora? pregunt, pronunciando sin saberlo las palabras que ms teme toda
celebridad.

En el cementerio de elefantes. En un bar de Lecho de Roca, probablemente, tal vez sentados uno
junto al otro. Ambos eran tan populares como Silvio.
Brenda adopt una expresin de desconfianza, como si yo hubiera dicho que algo era ms grande que
el infinito. Ya aprendera.
Y cul es tu gran deduccin? me pregunt Cricket.
Agit la mano con grandilocuencia.
Todo esto. Estos billones de pantallas de televisin. Si es Mickey o John, qu suceder? Un to
dibuja un bosquejo de ellos en bambalinas y sale al escenario sostenindolo sobre la cabeza? No, lo que
ocurrir es que cada una de esas pantallas comenzar a proyectar Steamboat Willie, Fantasa y todas las
caricaturas donde estuvo Mickey. O... qu pelculas hizo John Lennon?
T eres el fantico de la historia. Lo nico que yo conozco de l es Sergeant Pepper.
Bien, ya entiendes.
Tal vez yo sea tonta dijo Cricket, como si no lo creyera.
Pues no lo eres. Pinsalo. Cricket pens, y fui testigo del momento de la iluminacin.
Podras tener razn dijo.
Sin podras. Siento la tentacin de enviar la noticia ahora. Walter podra tener la primicia antes
que hagan el gran anuncio.
Pues usa mi telfono. Ni siquiera te cobrar.
No dije nada. Si una fuente me hubiera dicho que se trataba de Silvio, habra llamado a Walter y le
hubiera dejado decidir a l. La historia del periodismo est llena de ancdotas de gente que adelant los
titulares y luego tuvo que comrselos.
Supongo que yo s soy tonta dijo Brenda. An no entiendo.
Me reserv el comentario sobre la primera frase. No era tonta, slo inexperta, y yo misma haba
tardado en comprenderlo. Me expliqu.
Alguien tiene que sincronizar las cintas para llenar tantas pantallas. Docenas de tcnicos, artistas
visuales y dems. Es imposible orquestar semejante cosa y lograr que slo se enterase un puado de
personas. La mayora de mis fuentes son personas como sas, y siempre hablan. Con el dinero que yo
ofreca anoche, si alguien lo hubiera sabido, yo lo habra sabido. Mickey y John quedan descartados,
pues, porque estn muertos. Silvio tiene la gran ventaja de poder presentarse en persona, as que esas'
pantallas proyectarn imgenes en vivo de lo que suceda en escena.
Brenda frunci el entrecejo para reflexionar. La dej sumida en sus reflexiones y retom mi
emparedado, sintindome bien no slo por haber dado con la solucin. Me senta bien porque admiraba de
veras a Silvio. El ratn Mickey era bueno, sin duda, pero el verdadero hroe era Walter Elias Disney y
sus magos. Sobre John Lennon no saba nada; su msica me resultaba indiferente. Nunca entend qu vean
los fanticos de Elvis. Tal vez Megan fuera buena, pero a quin le importaba? Momby era hombre de su
poca; aun los flacs admitan, despus de unas copas, que haba sido un error para la iglesia. Tori-san
mereca figurar en las alturas con los verdaderos genios musicales que vivieron antes de la Era de la
Celebridad, que impeda que mucha gente obtuviera autntica grandeza. A cunta grandeza se puede
aspirar cuando sujetos como yo revuelven la basura para buscar una nota?
De todas las personas vivas del sistema solar, Silvio era el nico hombre a quien admiraba. Mi cinismo
ya tiene muchos aos. Mis hroes de la niez han cado tiempo atrs. Mi oficio consiste en descubrir las
verrugas de la gente, y he descubierto tantas que la sola idea del culto de los hroes me resulta a lo sumo
extravagante. Y no era que Silvio fuera perfecto. Yo lo conoca tan bien como cualquier lector de padloides
de Luna. Pero admiraba su arte, y al cuerno con el culto de la personalidad. Comenz como un mero
genio, un compositor e intrprete musical que a menudo me conmova hasta las lgrimas. Creci con los
aos. Tres aos atrs, cuando pareca estar en decadencia, haba florecido sbitamente con obras de
asombrosa originalidad. An no se saba adonde poda llegar.
Una de sus chifladuras, a mi modo de ver, era su reciente conversin a la religin de los flacs. Y
qu? Mozart no era un to a quien invitabas a tu casa para presentarle a tu familia. Haba que escuchar su
msica, su arte, olvidarse de la publicidad. Por mucho que se leyera, nunca se llegaba a conocer al hombre.
La mayora creemos saber algo sobre los famosos. Tard aos en superar la falsa creencia de que saba
cmo era alguien tan slo porque hablaba en televisin sobre su vida, milagros y temores. No lo sabemos. Y
las cosas malas que creemos saber son tan falsas como las cosas buenas que nos quiere hacer tragar su
agente de publicidad. Detrs de la monstruosa fachada de fama que cada celebridad erige a su alrededor
hay un pequeo ratn parecido a todos nosotros, que usa el mismo papel higinico por las maanas, y
que adopta la misma postura.
Mientras pensaba esto, las luces se atenuaron y comenz el espectculo.
Hubo una breve introduccin con temas musicales de las obras de Elvis y Tori-san, sin el menor asomo
de Silvio. Unos bailarines hicieron un nmero de danza que glorificaba la iglesia. El material

introductorio no dur demasiado. Los flacs haban aprendido su leccin con Momby, y no queran
exagerar las cosas.
No pasaron diez minutos entre el momento en que levantaron el teln y apareci el Gran Flac en
persona.
Era un hombre bastante comn del cuello para abajo, vestido con una tnica ondeante. Pero en vez
de cabeza tena un cubo con pantallas de televisin en cuatro lados, cada cual mostrando una vista de la
cabeza desde el ngulo pertinente. En la parte superior del cubo haba una antena bifurcada conocida
como orejas de conejo, por razones obvias.
El rostro de la pantalla frontal era delgado, asctico, con barba pulcramente recortada, bigote y
una boca delgada que luca una sonrisa como si le doliera. Yo lo haba visto en algunas funciones. No
apareca con frecuencia en pblico, pues l, como la mayora de los Grandes Flacs, no era mejor que yo
como personalidad de los medios. Para las ceremonias de la iglesia, FLACS contrataba profesionales que
saban enfervorizar al pblico con sus sermones. No faltaba gente con talento para esas tareas. Los flacs
atraan a artistas esperanzados que aspiraban a estar a la diestra de Elvis. Pero hoy era diferente, y
paradjicamente, la falta de prestancia del Gran Flac daba cierta gravedad a la ceremonia.
Buenos das! Fieles e invitados, os damos la bienvenida! El da de hoy pasar a la historia! En
este da un mero mortal alcanzar la gloria! El nombre se os revelar en breve! Ahora, cantad con
nosotros Zapatos de gamuza azul.
As hablan los flacs, y as lo he registrado durante muchos aos. Me haban proporcionado bastantes
noticias, as que no me molestaban sus ideas descabelladas sobre la transcripcin de sus palabras. Los flacs
crean que el lenguaje estaba plagado de puntuaciones, as que eliminaban el., la las y el ?, y sobre todo
el; y los :. Nadie entendi nunca para qu eran los dos ltimos, de todos modos. No les interesaba hacer
preguntas, slo dar respuestas. Suponan que el signo de admiracin
y las comillas eran lo nico que una persona razonable necesitaba para el discurso, junto con el
subrayado. por supuesto. Y daban gran importancia a la tipografa. Un comunicado de prensa de los flacs
se pareca a los anuncios de los antiguos circos.
Me abstuve de cantar; de todos modos ignoraba la letra, y no nos entregaron himnarios. La gente de
las gradas compens mi ausencia, salmodiando con gran fervor. El Gran Flac miraba a su rebao con una
sonrisa benvola, entrelazando las manos. Cuando esa parte termin, se adelant nuevamente, y
comprend que ahora llegaba la revelacin.
Y ahora, el momento que todos habis esperado! El nombre de la persona que a partir de hoy
vivir con las estrellas!
Las luces se atenuaban a medida que l hablaba. Hubo un instante de silencio durante el cual o
literalmente un jadeo colectivo... a menos que fuera el sistema de sonido. Luego el Gran Flac habl de
nuevo.
Os presento a Silvio!
Se encendi un reflector, y apareci Silvio. Yo lo saba, o al menos tena una certeza del noventa y
nueve por ciento, pero an as senta emocin, no slo por haber acertado, sino porque esto era
correcto. No, no crea en las patraas flacsitas. Pero Silvio crea, y era apropiado que fuera honrado por
gente que crea como l. Sent un nudo en la garganta.
Me puse de pie con todos los dems. El aplauso era ensordecedor, y no importaba que fuera
magnificado por los altavoces ocultos en el techo. Silvio me gustaba bastante cuando yo era hombre. No
haba esperado la impresin visceral que me causara como mujer. All plantado, alto y guapo, aceptaba
la adulacin con un gesto humilde e irnico, como si no comprendiera por qu todos lo amaban tanto
pero estuviera dispuesto a aceptarlo para no abochornarnos. Todo era falso, y yo lo saba; Silvio tena
un ego descomunal. Si haba en Luna alguien que sobreestimara su talento, genuina-mente apabullante,
era Silvio. Pero quin de nosotros poda arrojar la primera piedra a menos que tuviera al menos un
talento similar? No yo.
Le acercaron un teclado. Esto era fascinante. Tal vez Silvio inaugurase un nuevo sonido. En los
ltimos tres aos haba practicado su magia con el arpa corporal. Me inclin para or los primeros
acordes, al igual que el resto del pblico, excepto una persona. Cuando Silvio se acerc a las teclas, el lado
derecho de su cabeza estall.
Dnde estabas cuando...? Cada veinte aos surge una noticia de ese tipo, y la gente recuerda
exactamente lo que haca cuando se produjo. Cuando asesinaron a Silvio, yo estaba a diez metros de
distancia, tan cerca que lo vi suceder antes de or el disparo. El tiempo se derrumb, y obr sin pensar.
No actu como reportera ni como herona. No me gustan los riesgos, pero me levant de mi asiento para
lanzarme al escenario antes que Silvio se derrumbara y su estropeada cabeza rebotara en el tablado. Me
agach y lo cog por los hombros, y debi ser entonces cuando yo recib el disparo, porque vi que mi
sangre le salpicaba la cara y un gran agujero apareca en su mejilla y una viscosidad roja burbujeaba
detrs de su crneo perforado. Todos lo han visto. Quiz sea el metraje ms famoso jams filmado con

holocmara. Cuando se combina con el material que film Cricket, que es como suele proyectarse, se ve
mi reaccin ante el estampido del segundo disparo. Alzo la cabeza y miro hacia atrs buscando al
atacante, lo cual me salv de que el tercer disparo me volara los sesos. El equipo de forenses estim que
el disparo err mi mejilla por pocos centmetros. Yo no vi el impacto, pero al volverme vi los
resultados. La bala fragmentada que me haba atravesado ya haba hecho trizas la cara de Silvio; el tercer
proyectil fue ms que suficiente para destrozar el tejido cerebral restante.
No era necesario, pues el primero ya haba consumado su tarea fatal.
Fue entonces cuando Cricket tom su famosa fotografa. El reflector an nos alumbra mientras yo
sostengo el torso de Silvio. l echa la cabeza hacia atrs, los ojos abiertos pero vidriosos, o lo que se ve de
ellos bajo la ptina de sangre. Yo alzo una mano ensangrentada, haciendo una pregunta muda. No
recuerdo haber levantado la mano, ni recuerdo ninguna pregunta, salvo el eterno porqu.
La hora siguiente fue tan confusa como caba esperar en esas circunstancias. Un grupo de
guardaespaldas me llev hacia un costado. Lleg la polica. Se hicieron preguntas. Alguien not que yo
sangraba, y slo entonces comprend que haba recibido un impacto. La bala me haba abierto un orificio
limpio en el brazo izquierdo, rozando el hueso. Entonces comprend por qu no me responda el brazo.
No sent alarma, slo desconcierto. La herida nunca me caus dolor. Cuando debi empezar a dolerme,
ya estaba totalmente reparada. Desde entonces la gente ha tratado de convencerme de que use una cicatriz
como recordatorio de ese da. Claro que podra usarla para impresionar a muchos reporteros bisnos en
el Puerco Ciego, pero la idea me repugna.
Cricket se puso a trabajar de inmediato en la nota sobre el asesino. Nadie saba quin era ni cmo
haba escapado, y quien lograra descubrirlo y conseguir la primera entrevista obtendra una primicia
fabulosa. Eso tampoco me interesaba. Me qued sentada, tal vez vctima del shock, aunque las mquinas
dijeran lo contrario, y Brenda se qued conmigo aunque era evidente que se desviva por salir a cubrir la
noticia.
Idiota le dije con cierto afecto, cuando al final repar en su presencia. Quieres que Walter te
despida? Alguien obtuvo la grabacin de mi holocmara? No recuerdo nada.
Yo la obtuve. Walter la tiene. La est proyectando en este preciso instante. Tena un ejemplar de
El Pezn en la mano, y miraba de reojo las espantosas imgenes. Mi telfono sonaba, y no se necesitaba
un doctorado en lgica deductiva para saber que era Walter para preguntar qu estaba haciendo. Lo
apagu, algo que Walter habra castigado con la pena de muerte si hubiera sido legislador.
En marcha. Trata de localizar a Cricket. Dondequiera que ella est, all estar la noticia. Procura
que no te deje muchas huellas en la espalda cuando te pase por encima.
Adonde vas, Hildy?
Me voy a casa.
Y eso fue lo que hice.

13
NACE UNA ESTRELLA

En casa tuve que desconectar el telfono. Me haba convertido en parte de la mayor noticia de mi vida,
y todos los reporteros del universo queran hacerme una pregunta: Cmo te sentiste, Hildy, cuando
palpaste los sesos del nico hombre de Luna que respetabas? Esto se llama justicia potica.
Para purgar mis pecados, activ el telfono para responder a cuatro o cinco de los periodistas que
consideraba mejores, adems del homnculo sonriente que pasaba por animador de El Pezn, y conced
entrevistas de cinco minutos, totalmente falsas y con todos los elementos que el pblico esperaba. Al final
de cada entrevista alegu agotamiento emocional y dije que les otorgara una ms completa en los das
siguientes. Esto no satisfizo a nadie, por cierto; de vez en cuando mi puerta cruja literalmente con el
impacto de reporteros frustrados que lanzaban sus cuerpos contra ese acero de tres pulgadas.
En verdad no saba cmo me senta. Estaba aturdida, en cierto sentido, pero mi mente funcionaba.
Esta ba pensando, y la reportera estaba resucitando despus del tremendo shock de haber recibido un
disparo. Qu diablos! Esa maldita bala no haba odo hablar del Convenio de Ginebra? No ramos
combatientes, nosotros debamos chupar sangre, no derramarla. Estaba furiosa con esa bala. Supongo
que en cierto modo me crea inmune.
Me prepar una buena comida y reflexion. No un emparedado. Cre que nunca ms probara un
emparedado. No cocino demasiado, pero soy buena cuando lo hago, y me ayuda a pensar. Despus de
entregar el ltimo plato a la lavadora, me sent y llam a Walter.
Ven aqu de inmediato, Hildy dijo Walter. Te tengo citas para entrevistas, desde hace diez
minutos hasta el Tricentenario.
No.
Creo que la lnea est mal. Me pareci or que no.
La lnea est perfecta.
Podra despedirte.
No digas tonteras. Quieres que mi entrevista exclusiva se publique en Sin Vueltas, donde
triplicaran la miseria que me pagas? Tard largo rato en responder, y yo no tena nada que aadir por el
momento, as que ambos escuchamos el largo silencio. Yo no haba conectado la imagen.
Qu piensas hacer? pregunt plaideramente.
Lo que me pediste. Obtener la noticia sobre los flacs. Dijiste que yo era la mejor, verdad?
La textura del silencio cambi esta vez. Era un silencio de lamentacin, un silencio que deca
Cmo pude decir semejante gansada? Walter no dijo que lo haba dicho slo para persuadirme de no
renunciar. Tampoco me pregunt cmo me atreva a amenazarlo con venderme a un rival, y no mencion
las cosas terribles que podra hacer con mi carrera si yo haca semejante cosa. La lnea telefnica
zumbaba con todas las cosas que l callaba, y las callaba con tan viva voz que yo me habra asustado si
realmente temiera por mi empleo. Al fin Walter suspir y decidi hablar.
Cundo tendr la noticia?
Cuando la consiga. Quiero a Brenda, ahora mismo contest.
Claro. Aqu la tengo bajo mis pies.
Dile que entre por la puerta trasera. Sabe dnde est, y creo que slo otras cinco personas en Luna
la conocen.
Seis, contndome a m.
Me lo imaginaba. No se lo cuentes a nadie, o nunca saldr con vida de aqu.

Qu otra cosa?
Nada. Yo me encargar.
Colgu y empec a hacer llamadas.
La primera fue para la reina. Ella no tena lo que yo necesitaba, pero conoca a alguien que conoca
a alguien.
Dijo que me llamara. Me sent y confeccion una lista de cosas que necesitara, hice varias llamadas
ms, y luego Brenda llam por la puerta de atrs.
Me pregunt cmo estaba, cmo me senta, no como reportera sino como amiga. Me sent un poco
conmovida, pero haba trabajo que hacer.
Golpame dije.
-Qu?
Golpame. Dame un puetazo en la cara. Necesito que me rompas la nariz. Lo intent un par de
veces, pero no logro pegarme con la fuerza necesaria.
Me mir con cara de querer largarse de all cuanto antes, en lo posible sin que yo me diera cuenta.
Mi problema expliqu es que no puedo aparecer en pblico con esta cara. Necesito que me la
modifiquen, y deprisa. As que golpame. Ya sabes cmo. Lo has visto en las pelculas de vaqueros y
hampones. Ergu la cara y cerr los ojos.
Has desconectado los receptores nerviosos?
Me crees chiflada? No respondas, slo golpea.
Me dio un golpe que apenas habra servido para enviar una mosca a cuidados intensivos, si hubiera
estado posada en la punta de mi nariz.
Tuvo que intentarlo cuatro veces ms, y al fin us un viejo bate que yo encontr en mi armario, con
el cual conseguimos ese crujido repugnante que confirmaba que lo habamos logrado. Yo saba que sera
difcil para ella. Tal vez yo no las tena todas conmigo. Tal vez existiera un mtodo ms fcil y ella
mereciera ms explicaciones, pero yo no estaba de nimos. Le esperaban cosas peores, y no haba tiempo.
Sangr bastante, como era de esperar. Me apret la nariz con el dedo, y met la cara en el autodoc.
Cuando se cur minutos despus, yo tena una nariz ancha y vagamente africana con un garfio en la
punta y cierta inclinacin hacia la izquierda.
Para conseguir una noticia se requiere preparacin, improvisacin, transpiracin e inspiracin. Hay
objetos que llevo continuamente en mi cartera y que uso una vez cada cinco aos, pero cuando los
necesito, los necesito de veras. En ocasiones necesito un disfraz, nunca tanto como entonces, pero siempre
estaba preparada para disfrazarme en el acto. Ahora es ms difcil que antes. La gente est ms capacitada
para ver detalles a pesar de los cambios, porque est acostumbrada a tener amigos que se modifican el
rostro sucumbiendo a una moda pasajera. Las cejas pobladas o las pelucas ya no bastan. Hay que
cambiarse las facciones.
Cog un destornillador y me palp la mandbula superior, entre la mejilla y la enca, hasta descubrir
el hueco que buscaba. Insert el destornillador, lo calc en el tornillo y lo hice girar. Cuando la
herramienta se me resbal, Brenda mir en mi boca y me ayud. Mientras ella haca girar el
destornillador, mi pmulo comenz a moverse.
Es un dispositivo barato y sencillo que se consigue en cualquier tienda y se hace instalar en una hora.
Bob-bie haba querido extraerlo. Le ofenda la existencia de algo que poda usarse para estropear su obra.
Yo se lo haba hecho dejar, y me felicit por ello cuando vi la transformacin de mi cara en el espejo.
Cuando Bren-da hubo terminado, mi cara era ms ancha y angulosa, y mis ojos ligeramente rasgados. Con
la nueva nariz, ni siquiera Callie me habra conocido. Si abra bien la boca, pareca an ms extraa.
Djame ajustar la parte izquierda dijo Bren-da. Tienes la cara torcida.
Torcida est bien dije. Senta gusto a sangre, pero eso no tard en sanar. Me ech un vistazo y
decid que era suficiente, as que activ los receptores nerviosos de mi rostro. Senta un poco de dolor en
la nariz, pero nada grave.
Claro que podra haber conseguido el mismo efecto rellenndome las mejillas con papel tis, pero os
desafo a hablar con la boca llena de papel. Un actor est entrenado para hacerlo, yo no. Adems, uno
siempre sabe que est all, y eso distrae.
Brenda me pregunt qu haramos, y yo me pregunt cunto convena revelarle. No demasiado, me
respond, as que la hice sentar y ella me mir con ojos desorbitados.
Tienes dos opciones le dije. Primero, puedes ayudarme a prepararme para esta travesura, y
luego puedes renunciar, y no habr rencores. O puedes acompaarme hasta el final. Pero si aceptas no
sabrs demasiado. Creo que podemos obtener una noticia sensacional, pero tambin podemos meternos
en muchos problemas.
Brenda reflexion.

Cunto puedes contarme?

Slo lo que necesitas saber por el momento. En cuanto al resto, debers confiar en m.
De acuerdo.
So idiota. Nunca confes en nadie que te pide tu confianza. Salvo en esta ocasin, por cierto.
Fui al Plaza, uno de los mejores hoteles de las cercanas del Platz, y me registr en la suite
presidencial utilizando la carta de crdito de Brenda extendida por El Pezn, y recalificada a A-DoblePlus. Le haba dicho a Walter que quiz necesitara comprar una nave interplanetaria de pasajeros antes
de terminar ese trabajo, pero lo cierto es que, ya que l pagaba, quera hacerlo en primera clase, y nunca
me haba alojado en la suite presidencial. Nos registr a ambas con los nombres de Kathleen Turner y
Rosalind Russell, dos de las cinco personas que han desempeado el papel de Hil-degard/Hildebrandt
Johnson en la pantalla grande. El sujeto que nos atendi no deba de ser cinefilo, pues ni siquiera
pestae.
El mobiliario de la suite inclua a un par de criados de ambos sexos en el spa, que tena tamao
suficiente para jugar a la guerra naval. Si hubiera estado de mejor nimo le habra pedido al varn, que era
un energmeno, que se quedara, pero los ech.
Me plant en el centro de la habitacin y dije:
Mi nombre es Hildy Johnson y declaro que sta es mi residencia legal.
Liz me haba aconsejado que lo hiciera por si haba micrfonos y cmaras ocultos y alguna vez se
presentaban cintas como prueba en un tribunal. El husped de un hotel tiene los mismos derechos que
una persona en una vivienda que posee o alquila, pero nunca est de ms buscar mayor seguridad.
Hice algunas llamadas telefnicas, y me dediqu a esperar las respuestas mientras iba de habitacin en
habitacin y quitaba las sbanas y mantas de las muchas camas. Escog una habitacin sin ventanas que
daba sobre la galera, y me dediqu a tapar con sbanas todos los espejos, que eran muchos. La llamada
que esperaba lleg justo cuando terminaba. Escuch las instrucciones y me fui de la habitacin.
Camin media hora por un parque que estaba a poca distancia del hotel, lo cual no me sorprendi.
Daba por sentado que me vigilaban. Al fin localic al hombre que me haban indicado que buscara, y
me sent en el extremo de un banco. No nos miramos ni hablamos. Aguard unos minutos ms, inhal
profundamente, cog el saco. Ninguna mano me aferr el hombro. Tal vez yo no tena agallas para esta
clase de trabajo.
De vuelta en la suite, no tuve que esperar mucho para que Brenda llamara a la puerta, regresando de
su expedicin de compras. Se haba portado bien, y traa todo lo que yo le haba pedido. Sacamos los
trajes del gremio de electricistas y nos los pusimos: monos azules con emblemas del gremio y cinturones
con equipo. Los nombres estaban cosidos a la tela encima del pecho izquierdo: yo era Rosalind y ella era
Kathleen. Al lado de las llaves, destornilladores y testeadores ceremoniales que colgaban del cinturn
colgu algunos de los artculos que acababa de obtener en forma tan melodramtica. Calzaban bien. Nos
pusimos cascos de plstico amarillo, cogimos nuestras cajas de merienda de metal negro y nos miramos en
el espejo. Nos echamos a rer. Brenda disfrutaba del juego hasta el momento. Era una aventura.
Brenda estaba ridicula como de costumbre. Cualquiera dira que un disfraz le sentaba tan bien como
una peluca le sienta a un poste. En realidad, no es tan anormal para su generacin. No s dnde
terminar esta cuestin de la altura. Una de las muchas causas de la brecha generacional a que aluda Callie
era un simple problema de dimensiones. La gente de la edad de Brenda no frecuentaba las partes ms
viejas de la ciudad donde vivan muchos de sus mayores, porque siempre se daba cabeza/os contra las
cosas. En esos tiempos se construa en escala ms pequea.
No haba guardias humanos en la entrada de obreros del Gran Estudio de FLACS. No esperaba
encontrarme con ninguno; segn la informacin que yo haba comprado, slo empleaban a seis. Para esas
tareas se utilizaban mquinas, demostrando una confianza excesiva, tal como se lo demostr a Brenda
valindome de una de nuestras herramientas ilegales. La agit ante la puerta, esper a que las luces rojas se
pusieran verdes, y las puertas se abrieron. Me haban dicho que una de las tres mquinas que yo tena se
las vera con cualquier sistema de seguridad que hallara en el Estudio. Yo slo esperaba que mi confianza
no fuera excesiva, tanto en lo concerniente a los oscuros personajes que vendan ese material como en lo
referente a las mquinas mismas. Lo cierto es que confiamos en estos chismes. Yo ignoraba qu haca esa
maldita cosa, pero en cuanto apareci una luz verde entr al trote sin vacilar, como Spotski, el perro de
Pavlov.
Tres pisos arriba, dos corredores abajo, sptima puerta a la izquierda. Y quin estaba all con aire
de frustracin? Pues nada menos que Cricket.
Si tocas ese picaporte le dije, Elvis regresar, y no para repartir Cadillacs rosados.
Cricket se sobresalt. Demonios, esa muchacha conoca su oficio. Trataba de hacerse pasar por una
funcionara flac, y se protega con una de esas tablillas con sujetapapeles como una amazona con su

escudo. La vieja tablilla es la llave mgica para entrar en muchos sitios si uno sabe utilizarla, y Cricket
tena una habilidad innata. Nos mir altivamente con sus gafas oscuras.
Perdn declar con voz altanera. Lo que hacen ustedes...
Hojeaba ostentosamente los papeles de su tablilla, como si buscara nuestros nombres, aunque
no se los habamos dado, cuando comprendi que debajo de ese casco amarillo estaba Brenda. No
estaba preparada para eso, y mucho menos para comprender quin acompaaba a Brenda.
Demonios jade. Eres t, verdad? Hildy?
En persona. Me avergenzas, Cricket. Desalentada por una mera puerta? Al parecer has olvidado
tu lema de nia exploradora.
Slo recuerdo que nunca debes dejarle entrar por la puerta trasera en tu primera cita.
Siempre lista, tesoro, siempre lista.
Agit una de mis varillas mgicas ante la puerta. Naturalmente, una de las luces se obstin en
permanecer roja, as que escog otra y la mquina funcion, como una mquina tragaperras corrupta.
Atravesamos la puerta, y sbitamente comprend para qu eran las gafas oscuras.
Estbamos en un corredor comn donde haba tres puertas. Por una de las puertas llegaba msica.
Segn el mapa por el cual yo haba pagado mucho dinero de Walter, era la puerta que buscbamos. Esta
vez tuve que usar las tres mquinas, y la ltima se tom su tiempo. Cada luz roja se apag slo despus de
exhibir un desconcertante desfile de dgitos en una pantalla numrica. Supongo que haca algo arcano con
sus cdigos. Pero la puerta se abri, y no o ninguna alarma. Atravesamos la puerta y nos encontramos
en una pequea habitacin con el Gran Consejo de Flacs.
O al menos con sus cabezas.
Las cabezas estaban en un estante a pocos metros, mirando una gran pantalla donde proyectaban
Sucedi en la Feria. Mundial. Estaban en sus cajas creo que no eran fciles de sacar, de modo que
vimos siete pantallas de televisin que mostraban nucas. Si reparaban en nuestra presencia, no lo
demostraban. Aunque no s cmo lo hubieran demostrado. Del fondo del estante salan cables y tubos
que se conectaban con pequeas mquinas que tarareaban alegremente.
Brenda pareca muy nerviosa. Iba a decir algo, pero me llev un dedo a los labios y me puse la mscara.
Ella hizo lo mismo mientras Cricket nos miraba. Eran mscaras de plstico con un distorsionador de voz, y
yo las haba llevado principalmente para tranquilidad de Brenda. No serviran de mucho si las cosas
andaban mal, pues las cmaras de seguridad de los pasillos ya tendran nuestro retrato. Pero Brenda no
entenda mucho de esas cosas, y no se habra dado cuenta.
Cricket tena la mano en el bolsillo desde que entramos en el primer corredor. La mano comenz a
salir, y yo seal hacia atrs y exclam Qu demonios es eso? Ella mir hacia atrs, y yo cog una de
mis llaves y se la descargu en la coronilla.
No funciona como en la televisin. Cricket se derrumb, luego se apoy en las manos, sacudiendo la
cabeza. Un hilillo de saliva le colgaba de la boca. La golpe de nuevo. La cabeza le sangraba, pero an no se
desmayaba. La tercera vez le pegu con mayor entusiasmo, y previsiblemente Brenda me aferr el brazo y
lo desvi, con lo cual la llave golpe el costado de la cabeza, causando ms dao del que yo me propona,
pero de todos modos dio resultado. Cricket se derrumb como un saco de cemento hmedo y no se
movi ms.
Qu demonios haces? pregunt Brenda. La mscara le distorsionaba la voz, y hablaba como
una criatura del Planeta X.
Brenda dije, sin preguntas.
Esto no estaba en mis planes.
Tampoco en los mos, pero si me fastidias ahora juro que te romper ambos brazos y te dejar
tendida junto a ella.
Brenda se me enfrent jadeando, y me pregunt si podra dominarla. Mis antecedentes con mujeres
airadas no eran impecables, aun cuando tena la ventaja del peso. Al fin cedi, asinti, y yo me arrodill
para revisar a Cricket. Le tom el pulso, que pareca bien, le alc un prpado, revis las pupilas. No saba
mucho sobre primeros auxilios, pero saba que no corra peligro. Pronto llegara ayuda, aunque ella no
la recibira con gratitud. Recog la bola vibrante que se le haba cado de la mano floja y me la guard en
el bolsillo. Le mostr una foto a Brenda.
Mira en esos armarios, busca una de stas le dije.
-Qu...?
Sin preguntas, maldicin.
Revis la cuarta y ms costosa herramienta electrnica que haba adquirido, que estaba funcionando
desde que habamos entrado en el Estudio. Todas luces verdes. sta se encargaba de confundir todos los
sistemas activos y pasivos que pudieran pedir ayuda a los siete enanitos del estante. No s cmo

funcionaba; slo s que si un hombre inventa un cerrojo, otro inventa el modo de forzarlo. Haba pagado
una suculenta suma por la informacin sobre los sistemas de seguridad del Estudio, y hasta ahora haba
valido la pena. Di la vuelta al estante y me detuve entre la pantalla y el Consejo, vi siete de las tristemente
clebres cabezas parlantes que haban sido un programa de televisin desde el principio. Escog al Gran
Flac y me acerqu a sus rasgos delicados y reprobatorios. Su primera reaccin fue utilizar sus limitados
movimientos para tratar de ver detrs de m. Le interesaba ms la pelcula que el peligro que pudiera
amenazarlo. Supongo que uno se vuelve bastante fatalista cuando vive en una caja.
Quiero que me digas cmo sacarte del estante sin causarte dao dije.
No te preocupes se burl. Alguien llegar para arrestarte dentro de pocos minutos.
Rec porque fuera un alarde, pero no tena modo de saberlo con certeza.
Cuntos minutos puedes vivir sin estas mquinas?
Reflexion, movi la cabeza en lo que interpret como el equivalente de un encogimiento de
hombros.
Desconectarme es fcil. Tan slo levanta la manija de la parte superior de la caja. Pero morir en
pocos minutos. La idea no pareca molestarle.
A menos que te enchufe en una de stas. Cog la mquina que Brenda haba localizado y se la
puse enfrente. Hizo una mueca de disgusto.
No s cmo se llamaba la mquina. Lo que haca era brindar soporte vital para su cabeza, y contena
rganos artificiales como corazn, pulmones, rones y dems, todo muy pequeo porque no haba tanta
vida que soportar. Me haban dicho que lo mantendra ocho horas en forma autnoma, e indefinidamente
si la conectaba a un autodoc. El dispositivo tena las mismas dimensiones que la caja de su cabeza, y diez
centmetros de profundidad. Lo apoy en el suelo y alc la caja por la manija. Por primera vez lo not
preocupado. Algunas gotas de sangre cayeron al estante, donde vi un laberinto de broches de metal, tubos
de plstico, mangueras de aire. Haba una maraa similar en el dispositivo mvil, configurado de tal modo
que haba una sola manera de enchufarlo. Puse la caja sobre el soporte vital y presion hacia abajo.
Voy bien? le pregunt al Gran Flac.
No hay muchas cosas que puedas hacer mal. Y nunca te saldrs con la tuya.
Veremos. Encontr los interruptores, le apagu la voz y tres pantallas de televisin. La cuarta, la
que mostraba su rostro, fue reemplazada por la pelcula que el grupo estaba mirando cuando llegamos.
Salgamos de aqule dije a Brenda.
Y qu hay de Cricket?
Dije sin preguntas. En marcha.
Brenda me sigui al corredor. Atravesamos la puerta donde nos habamos encontrado con Cricket
y atravesamos ms corredores. Doblamos una esquina y nos topamos con un hombre fornido de
uniforme pardo que nos miraba con los brazos cruzados.
Adonde vais con eso? pregunt.
Adonde crees? Lo llevo al taller..Si procuras usar diez mil de estas cosas, tendrs fallos en el
sistema.
Nadie me habl de esto.
Apoy el Gran Flac en el suelo, poniendo frente al guardia la pantalla que exhiba la pelcula; el guardia
mir la pantalla, tal como yo esperaba. Es imposible dejar de mirar una imagen mvil en una pantalla de
televisin, sobre todo si uno es un flacsita. Yo apoyaba la mano en mi confiable llave, pero hojeaba papeles
con aire de aburrida. Llegu a una pgina pareca ser una pliza de seguros para el apartamento de
Cricket y seal triunfalmente el centro.
Aqu est. Extraer y reparar un monitor de vdeo modelo diecisiete, nmero de pedido 45293a/34. La
tarea debe completarse para blablabl.
Supongo que no me han llegado los papeles dijo el guardia, mirando de reojo la pantalla. Tal vez
estbamos llegando a su parte favorita. Si me peda los papeles, le mostrara la tablilla y lo dormira con la
llave.
Siempre pasa lo mismo.
S. Pero me sorprendi veros aqu, despus del alboroto que se arm con la muerte de Silvio.
Qu diablos dije encogindome de hombros y ponindome al Gran Flac bajo el brazo. El deber
ante todo.
Y nos largamos de aqu.

Brenda camin cien metros por el corredor y dijo: Creo que voy a desmayarme. La conduje a
un banco en medio de la galera, la hice sentar y le puse la cabeza entre las rodillas. Temblaba de pies a
cabeza y respiraba entrecortadamente. Tena la mano fra como hielo.
Yo extend mi propia mano, y not con satisfaccin que estaba firme. Francamente me haba
atemorizado despus de desconectar al Flac de su estante; tema que mis dispositivos fallaran justo en ese
momento. Pero me ayud algo que haba ayudado a muchos ladrones profesionales mucho antes que yo me
dedicara a ese oficio. Nunca se haba previsto que alguien quisiera robar a uno de los miembros del
Consejo. En cuanto al resto... bien, cualquiera puede leer esas tortuosas historias de espas del pasado,
que robaban secretos militares y de estado con complejas estratagemas, con sigilo y astucia. En algunos
casos habr sido as, pero apostara a que muchos robos fueron cometidos por gente con uniforme y
tablilla que se acerc a alguien y le pidi lo que quera.
Ha terminado? pregunt Brenda con un hilo de voz. Estaba plida.
Todava no. Pronto. Y todava no hagas preguntas.
Pero muy pronto te har unas cuantas.
No lo dudo.

Para ahorrar tiempo, no le haba pedido que trajera ms disfraces para usar durante la fuga, as que
simplemente nos quitamos los monos de electricistas, los arrojamos en la papelera de un bao pblico y
regresamos al Plaza desnudas. Yo llevaba al Gran Flac en la bolsa de una tienda del Platz, y nos
abrazbamos como amantes. En el ascensor Brenda me apart como si tuviera la peste, y subimos en
silencio.
Ya podemos hablar? pregunt cuando cerr la puerta.
Dentro de un minuto. Saqu la caja del saco, junto con otros tems que haba guardado: las
varitas mgicas, las gafas oscuras, la bola vibrante. Cog un pad de noticias, lo conect y miramos,
lemos y escuchamos unos minutos, Brenda cada vez ms impaciente. No se mencionaba una audaz
intrusin en el Gran Estudio, no haba boletines sobre Rosalind y Kathleen. Yo no los esperaba. Los
flacs entendan de publicidad, y aunque hay cierta verdad en el viejo dicho no importa lo que
publiques sobre m mientras escribas bien mi nombre, es preferible manejar las noticias que se dan a
conocer. Esta historia tena mil espinas mortales si los flacs decidan explotarla, y sin duda lo pensaran
largo rato antes de denunciar el delito a la polica. Adems, estaban hasta el cuello con las noticias sobre
el atentado, que mantendra ocupado a su personal durante muchos meses, elaborando nuevas
perspectivas para enviar a los medios.
Bien le dije a Brenda, estamos a salvo por un tiempo. Qu queras saber?
Nada replic framente. Slo quera decirte que eres la ms repulsiva, depravada y horrible...
La imaginacin le fall cuando quiso poner el sustantivo. Tendra que trabajar en ello. Yo podra
haber sugerido varios espontneamente, aunque no por los mismos motivos.
Por qu? pregunt.
Se qued pasmada ante mi impavidez.
Por lo que le hiciste a Cricket! vocifer. Fue sucio y traicionero... Prefiero no conocerte
ms.
En eso estamos de acuerdo, pero sintate. Quiero mostrarte una cosa. Dos cosas, en verdad.
El Plaza tiene unos encantadores telfonos antiguos y haba uno junto a mi silla. Cog el auricular y
tecle un nmero de memoria.
Sin Vueltas contest una voz agradable. Sala de noticias.
Diga al jefe de redaccin que una de sus reporteras es retenida contra su voluntad en el Gran
Estudio de la iglesia FLACS.
De quin se trata? pregunt cautelosamente la voz.
Cuntas reporteras han infiltrado esta maana? Su nombre de pila es Cricket. No conozco el
apellido.
Y quin es usted, seora?
Una amiga de la prensa libre. Dse prisa, pues cuando la dej la estaban maniatando para obligarla
a ver una pelcula imbcil. Ya debe de estar descere-brada.
Colgu. Brenda me mir hecha una furia.
Y crees que eso compensa lo que hiciste?
No, y ella no lo merece, pero probablemente hubiera hecho lo mismo en la situacin inversa, lo
cual casi sucedi. Conozco a la jefa de redaccin de Sin Vueltas. En diez minutos enviar un escuadrn
de tropas de asalto con municiones que los flacs comprendern, como muestras de los titulares de la

prxima hora si no sueltan pronto a Cricket. Los flacs querrn mantener esto callado, pero querrn
sonsacarle nuestros nombres, pues esto parece un conflicto entre ladrones.
Y qu otra cosa fue?
Fue la regla urea del periodismo, tesoro dije, ponindome las gafas oscuras de Cricket y
sosteniendo la bola vibrante entre el pulgar y el ndice. Joders a tu prjimo antes que l te joda.
Hice girar la bola con el pulgar y la arroj entre nosotras.
Demonios, esas cosas son brillantes. Me record la explosin nuclear de Kansas, que pareca abrir
agujeros en las lentes protectoras. Dur una fraccin de segundo, y cuando me quit las gafas Brenda estaba
echada en su silla. Permanecera dormida de veinte a treinta minutos.
Qu mundo.
Levant al jefe de la iglesia y lo llev a la habitacin que haba preparado. Lo puse en una mesa frente a
una pantalla de televisin que ocupaba una pared y en ese momento estaba apagada. Di un golpecito en la
parte superior de la caja.
Todo bien ah adentro?
El no respondi. Mov una traba y abr la pantalla frontal, que todava mostraba la misma pelcula en
ambas superficies chatas, la interna y la externa. La cara me mir con furia.
Cierra esa puerta gru. Slo faltan diez minutos para el final.
Perdn dije, y la cerr.
Entonces cog la llave (le estaba cobrando cierto afecto) y golpe la pantalla de vidrio, que se astill.
Tuve un atisbo de una cara jubilosamente sonriente cuando cayeron los fragmentos, luego o una andanada
de insultos. En alguna parte o el zumbido de un motor que encenda lo que en l equivala a una laringe.
Trat en vano de retorcerse para ver una de las pantallas de ambos flancos, que tambin estaban
sintonizadas en el mismo programa.
Oh, estabas mirando eso? dije. Qu torpe he sido.
Cog un cable de la pared y conect su sintonizador con el televisor de pared, baj el volumen.
Protest un rato, pero al fin no pudo resistir las imgenes que bailaban detrs de m. Si not que le
permita ver mi rostro, no pareci preocupado por las posibles implicaciones. La muerte no pareca
figurar entre sus miedos ms importantes.
Os castigarn por esto dijo.
Quines? La polica? O tenis vuestros propios matones?
La polica, por cierto.
La polica no se enterar de esto, y lo sabes.
Suspir con desdn. Suspir de nuevo cuando romp las pantallas de ambos flancos de su cabeza. Pero
cuando cog el cable con la mano pareci preocuparse.
Hasta luego. Si tienes hambre, grita. Arranqu el cable de la pared, y la gran pantalla qued en
blanco.
No haba llevado ropa para cambiarme. Me puse inquieta y baj al lobby para echar un vistazo a las
tiendas, mat media hora, pero no estaba de nimo. A pesar de mis racionalizaciones acerca de los flacs,
segua esperando un golpecito en el hombro y la melodiosa pregunta Conoce a un buen abogado?
Eleg unos pantalones abolsados de seda dorada y una blusa que haca juego, una especie de pijama,
sobre todo porque no me gusta andar en cueros en pblico, y porque Wal-ter pagara la cuenta. Luego pens
en Brenda y eleg un par similar para ella en color verde, pensando que quedara bien con sus ojos.
Tuvieron que estirar los brazos y las piernas, pero la cintura estaba bien, pues se supona que el vientre
quedaba al descubierto.
Cuando regres a la suite, Brenda ya no estaba tumbada en la silla. La encontr en el cuarto de
bao, abrazando el excusado y llorando a moco tendido, con aspecto de percha gigante. Me sent tan mal
como para sentarme en una hoja de papel higinico y mecer mis pies, por tomar una frase de Liz. Nunca
haba usado una bola vibrante, y haba olvidado el efecto de descompostura que producen. No s qu
habra hecho si lo hubiera recordado.
Me arrodill junto a ella y la abrac. Brenda se calm un poco, no trat de alejarse. Cog una toalla y
le enjugu la boca, hice correr el vmito que haba lanzado. La acomod para sentarla contra la pared.
Ella se limpi la nariz y me mir con ojos muertos. Saqu los pijamas de la bolsa y se los mostr.
Mira lo que he trado. Bien, en realidad us tu tarjeta de crdito, pero Walter responde.
Sonri dbilmente, estir la mano. Trat de demostrar inters, llevndose la falda hasta el pecho.
Si me lo hubiera agradecido, yo habra acudido a la polica pidiendo a gritos que me arrestaran.
Es muy bonito dijo. Crees que me quedar bien?

Confa en mdije.
Ella me mir con dureza, sin recurrir a ninguna expresin de su arsenal de nia dbil e inofensiva. Tal
vez estaba creciendo un poco. Qu pena.
No lo creo replic.
Le apoy las manos en los hombros y acerqu mi cara a la suya.
Bien dije. Me incorpor, le di una mano, la ayud a levantarse. Fuimos a la habitacin principal.
Se anim un poco cuando se prob la ropa, girando frente a un gran espejo para estudiarse desde
todos los ngulos, lo cual me record a mi prisionero. Le dije a Brenda que aguardara.
No estaba tan mal como yo esperaba, lo cual me preocup ms de lo que di a entender. No
comprend por qu hasta que me agach y mir la pantalla de televisin que tena enfrente.
Tramposo dije.
Mirando la inerte superficie de plstico de la pantalla de la pared, vi parte de una imagen reflejada
desde la pantalla que estaba directamente detrs de su cabeza, la nica que yo no haba astillado. No pude
distinguir cul era la pelcula, y tal vez l tampoco, pues era muy poco lo que se vea y el sonido estaba
apagado, pero deba de ser suficiente para sostenerlo. Lo levant y lo puse mirando hacia otra pared. Era
un adorno fascinante, que dara motivo para interesantes conversaciones en una fiesta. Una cabeza
apoyada en una gruesa base de metal, con cuatro pequeos soportes que sostenan un techo chato. Era
como un pequeo templo.
Ahora se le notaba preocupado. Me agach y mir los espejos cubiertos y el vidrio. No encontr
ninguna superficie que reflejara una imagen si yo encenda la pantalla que estaba detrs, cosa que hice.
Dud en cuanto al sonido, pero al fin lo encend, pensando que lo atormentara ms or sin ver. Si me
equivocaba, siempre poda alterar las cosas dentro de una hora, si contbamos con tanto tiempo. Lo cierto
era que seramos fciles de rastrear si alguien nos buscaba. Lo salud con la mano y frunc el rostro ante la
andanada de maldiciones que me lanz cuando sal de la habitacin.
Cmo se le saca informacin a alguien que no quiere hablar? Me haba hecho esa pregunta antes
de iniciar esta peripecia. La respuesta obvia era la tortura, pero hasta yo tengo ciertos escrpulos. De
todos modos, hay torturas y torturas. Si un hombre se ha pasado la vida mirando pasivamente un desfile
incesante de imgenes, cmo reaccionara cuando lo desenchufaran? Lo averiguara pronto.
Haba ledo en alguna parte que la gente se desorientaba pronto en un tanque de privacin sensorial, se
volva sumisa y perda la voluntad de resistencia. Tal vez diera resultado con el Gran Flac.
Brcnda y yo pasamos media hora en silencio, sentadas a poca distancia, pero bien podamos estar en
diferentes planetas. Cuando al fin habl, me sobresalt. Sumida en mis propias cavilaciones, me haba
olvidado de su presencia.
Ella iba a usar esa cosa contra nosotras dijo.
Quin, Cricket? Viste lo que se le cay de la mano, verdad? Se llama bola vibrante. Por lo que
me han contado, te desmaya al instante.
Te han contado bien. Es espantoso.
Lo lamento de veras, Brenda. En el momento me pareci buena idea.
Lo era. Me lo tengo merecido.
Yo no estaba tan segura, pero sin duda haba sido el modo ms rpido de mostrarle lo que
habamos evitado por muy poco. As soy yo: actos contundentes, luego explicaciones. Pens en ello
unos minutos.
Tal vez pensaba usarlo contra los flacs.
Claro que s. No esperaba encontrarnos a nosotras. Pero no la vi repartiendo gafas. Habramos
cado con los flacs.
Y nos habra dejado all.
Tal como nosotras la dejamos a ella.
Bien, como dijiste, no nos esperaba. La obligamos a actuar as.
Brenda, tratas de disculparla, y eso no es necesario. Ella tambin me oblig a actuar as. Crees
que me gust golpearle la crisma? Cricket es mi amiga.
sa es la parte que no entiendo.
Mira, no s cul era su plan. Tal vez llevaba drogas, algo para hacer hablar a los flacs. se pudo
ser el mejor mtodo, pensndolo bien. El castigo por secuestro ser bastante severo si me pillan.
Tambin a m.
Le mostr el arma que le haba comprado a Liz; ella se alarm, as que la guard. No la culpo. Ese
arma era un objeto desagradable. Ahora entiendo por qu son ilegales.

Slo a m. Si la situacin llega a ese extremo, puedes decir que te obligu. No tendr problemas
en convencer a un juez de que perd la razn. De cualquier modo, ten la certeza de que Cricket tena en
mente un plan de ataque, e improvis cuando aparecimos nosotras. Lo importante es la noticia,
entiendes? Pregntaselo cuando todo esto haya terminado.
No creo que me dirija la palabra.
Por qu no? No te guardar rencor. Es una profesional. Estar enfadada, claro que s, y nos har
cualquier cosa si alguna vez nos cruzamos nuevamente en su camino, pero no ser por venganza. Si la
cooperacin permite conseguir la noticia, entonces ella prefiere cooperar, igual que yo. Pero esta noticia
es demasiado grande para compartirla. En cuanto nos vimos, ambas llegamos a la conclusin de que
una no saldra caminando de esa habitacin. Yo fui ms rpida.
Brenda sacuda la cabeza. Yo haba dicho todo lo que tena que decir. Ella poda comprender y
aceptar, o buscarse otra profesin. Me mir como si recordara algo.
En cuanto a lo que dijiste, no puedo permitirlo. Que cargues con la culpa.
Fing furia, pero me conmov de nuevo. Era una imbcil tan tierna. Esper que Cricket no se la
comiera viva la prxima vez que la encontrara.
Claro que lo permitirs. No seas pueril. Primero venganza, luego altruismo. Esas cosas se reservan
para ocasiones muy especiales, no cuando se interponen en medio de una noticia. Si quieres ser altruista
en tu vida privada, adelante, pero no mientras trabajas para Wal-ter. Te despedir si se entera.
Pero no est bien.
Te equivocas por completo. Yo no te cont lo que haramos. No puedes asumir la
responsabilidad. Me tom muchas molestias para organizarlo de ese modo, y eres una mocosa ingrata si
piensas estropear mis planes.
Lagrime, y yo me levant a servirme un trago. Me enjugu los ojos mientras empinaba un whisky
asombrosamente amargo. Cualquiera dira que tendran mejor servicio a dos mil por noche.
Cuando el Gran Flac hubo pasado dos horas sin nada que mirar salvo las luces fluctuantes que
arrojaba contra las otras paredes la pantalla que tena detrs, asom mi propia cabeza en la habitacin,
preguntndome si lograra conservarla sobre los hombros cuando todo esto hubiera terminado. l me
mir con desesperacin. Tena el rostro baado en sudor.
Esa serie es una de mis favoritas gimote.
Mira la cinta despus.
No es lo mismo, maldicin! Ya he odo de qu se trata.
Pens que era una suerte haber dado con una de sus series favoritas justo cuando necesitaba un
elemento persuasivo para sonsacarle informacin, pero lo pens dos veces y comprend que cualquier
programa que pasaran en el momento sera su favorito. No se perda ninguno.
Me perd la gran escena de amor de David y Eve-rett. Maldita seas.
Ests dispuesto a responder algunas preguntas?
Iba a negar con la cabeza poda moverla un poco, arriba y abajo, de atrs para delante pero fue
como si una mano le hubiera cogido la barbilla para moverla de arriba abajo. Supongo que fue la mano
invisible de su adiccin.
No te vayas. Debo conseguir otra testigo.
Di media vuelta y me tropec con Brenda, que estaba detrs de m. No usaba su mscara y pens en
enfadarme, pero qu diablos. A fin de cuentas era cmplice, a menos que yo pudiera hacer valer mi teora
de la coercin. Un punto al que esperaba no llegar.
Acercamos sillas a ambos lados de la gran pantalla y le dimos la vuelta para que l pudiera verla. Pens
que esto llevara mucho tiempo, pues clavaba la vista en la pantalla sin mirarnos, pero era muy capaz de
mirar el programa y hablarnos al mismo tiempo.
Para que conste dije, has sufrido algn dao desde que te trajimos a dar este paseto?
Me perd la gran escena de amor de...
Aparte de eso.
No dijo a regaadientes.
Tienes hambre? Sed? Necesitas... esta cosa tiene un tubo de desage? Algn tipo de vertedero?
Necesitas vaciar o cambiar el agua?
No hay problema.

Le hice varias preguntas ms, meras formalidades, para habituarlo a responder. He descubierto que es
una buena tcnica, aun con alguien que est acostumbrado a las entrevistas. Luego llegu a la pregunta por
la cual nos habamos tomado tantas molestias, y l me respondi ms o menos lo que yo esperaba.
Quin tuvo la idea de asesinar a Silvio ? O un jadeo de Brenda, pero clav los ojos en el Gran
Flac. Apret los labios con furia, pero sigui mirando la pantalla. Cuando tem que no respondera,
cog el cable y obtuve una respuesta.
No s quin te lo cont. Tomamos medidas de seguridad muy estrictas, y slo los altos cuadros
sabamos qu sucedera. Quisiera que luego me dieras su nombre.
Decid no revelarle todava que nadie me lo haba contado. Tal vez no recurriera a ningn truco si
pensaba que le haban traicionado. No tena por qu preocuparme.
Pero no importa de quin fue la idea. Slo necesitas a alguien que se confiese culpable. Estoy aqu,
as que yo debo dar la noticia, as que digamos que fui yo, de acuerdo?
Ests dispuesto a asumir la culpa? pregunt Brenda.
Por qu no? Todos convinimos en que era lo correcto. Lo echamos a suertes para seleccionar a
un culpable que se responsabilizara del crimen, y perdi otra persona. Pero podemos solucionarlo,
siempre que tenga tiempo de advertirles para que nuestras versiones concuerden.
Mir a Brenda para comprobar su reaccin, tanto ante la noticia misma como ante la descarada
manipulacin de la noticia por parte ma y del hombre que contrat al tirador. Lo que vi me hizo pensar que
tal vez an tuviera esperanzas como periodista. Los reporteros que siguen el rastro de una gran noticia
demuestran una sed de sangre cuya versin primitiva slo se puede ver en la jaula de los felinos del
zoolgico. A juzgar por la cara de Brenda, si un tigre se hubiera interpuesto entre ella y esa noticia, el minino
pronto habra tenido un agujero del tamao de una periodista.
Quieres decir que escogisteis a alguien para ir a la crcel si se revelaba la verdad continu Brenda,
demostrando que an no comprenda del todo a ese hombre y su iglesia.
En absoluto. Sabamos que la verdad se revelara tarde o temprano replic el Gran Flac con
amargura. Esperbamos que fuera tarde, por cierto, para tener tiempo de explotarla desde todos los
ngulos. Has sido un verdadero incordio, Hildy.
Gracias dije.
Despus de todo lo que hemos hecho por vosotros gru. Primero te metes en el camino de la
segunda bala. Te tenas bien merecido lo que te doli.
No me doli. Pas a travs de m.
Lamento enterarme. Esas balas estaban muy bien planeadas. Deban penetrar la frente, la mejilla,
expandirse despus y reventar la nuca.
Dum-dumsdijo Brenda, inesperadamente. Me mir, se encogi de hombros. Lo averig
cuando te hirieron.
No importa continu el flac. La segunda se expandi cuando te dio a ti, y caus demasiados
destrozos en el rostro de Silvio, adems de salpicarlo con tu sangre. Arruinaste el efecto.
A m me pareci bastante efectivo.
Gracias a Elvis que intervino Cricket. Y ahora, como si no hubieras hecho bastante, infringes la
ley, obligndome a revelar la noticia con dos semanas de antelacin. Nunca cremos que infringiras la ley,
al menos hasta este extremo.
Pues denuncame.
No seas tonta. Sera una estupidez. La gente simpatizara contigo, pensando que has prestado un
servicio al pblico.
Eso esperaba.
Ni soarlo. Pero todava hay tiempo para imprimir el rumbo apropiado a este asunto, y
beneficiarnos ambos. T nos conoces, Hildy. Sabes que colaboraremos contigo para proporcionarte
una noticia que aumente el inters de tus lectores, si tan slo nos haces algunas concesiones para controlar
los daos.
Haba algunos detalles que yo no entenda, pero an no poda llegar a las preguntas. Francamente,
aunque he visto y hecho muchas cosas en mi carrera, sta me daba ganas de vomitar. Sent ganas de
buscar una cancha de bisbol y jugar un poco usando como pelota a ese espantoso psicpata.
Pero logr dominarme. No era la primera vez que entrevistaba a un pervertido, y el pblico siempre
se interesa en los pervertidos. Hice la siguiente pregunta, una de esas preguntas que despus uno se
arrepiente de hacer, o cuya respuesta preferira ignorar.
Lo que no entiendo... tal vez sea torpe dije lentamente. An no capto la perspectiva. Cmo
esperaba la iglesia quedar bien con todo esto? Entiendo que lo hayis matado, por vuestros motivos. No
podis tener un santo vivo que ande por ah, pedorreando y eructando fuera de control. Silvio debi

preverlo. Para los cristianos sera embarazoso que regresara Jess. Tendran que crucificarlo de nuevo
antes de que armara demasiado alboroto.
Cail, porque l sonrea, y no me gustaba esa sonrisa. Por un instante apart los ojos soadores de la
pantalla y mir los mos. Me pareci ver gusanos reptando en esos ojos.
Oh, Hildy suspir, con ms pena que furia.
No me hables con ese tono, desgraciado. Te arrancar de esa caja y defecar en tu cuello. Te...
Brenda me cogi una mano y me ayud a dominarme.
Te encarcelarn por quinientos aos dije.
Eso no me asustara dijo l, an sonriendo. Pero no lo harn. Me encerrarn un tiempo, eso
s. Calculo que tres o cinco aos.
Por homicidio? Por asociacin ilcita para asesinar a Silvio? Quiero el nombre de tu abogado.
No podrn demostrar homicidio dijo l con su sonrisa. Esa sonrisa ya me estaba hartando.
Por qu lo dices?
Brenda me cogi de nuevo la mano, como para darme una mala noticia con suavidad.
Silvio colabor, Hildy dijo.
Claro que sdijo el Gran Flatulento. Hildy, si yo fuera vengativo, te hubiera dejado tragar la
primera versin. Casi me arrepiento. Ahora nunca disfrutar del gran abrazo de amor de... bien, no
importa. Te lo digo como muestra de buena fe, para demostrarte que podemos colaborar a pesar de tus
pualadas por la espalda. Fue Silvio quien sugiri esta idea. Ayud a entrevistar al tirador. sa es la noticia
que escribirs esta tarde, y es la noticia que desebamos revelar dentro de pocas semanas.
No te creo dije, creyndole a pies juntillas.
Eso no me interesa.
Porqu?
Supongo que preguntas por qu quera morir. Estaba acabado, Hildy. Haca cuatro aos que no
poda componer nada. Eso era peor que la muerte para Silvio.
Pero sus mejores obras...
Fue entonces cuando acudi a nosotros. No s si alguna vez fue un creyente sincero. Qu diablos,
no s si yo mismo lo soy. Por eso nos llamamos latitudinarios. Si t tienes otras ideas sobre la divinidad
de Tori-san, por ejemplo, no te expulsamos de la iglesia, te concedemos tiempo para que hables con gente
que est de acuerdo contigo. No formamos sectas, como otras iglesias, y no atormentamos a los herejes. No
hay herejes. No imponemos una doctrina. En la iglesia tenemos un dicho, cuando la gente quiere discutir
sobre temas teolgicos: es como la msica de las esferas.
Tararea unos acordes y ver si puedo seguirla cit.
Exacto. No ocultamos que ante todo queremos que nuestros fieles compren nuestros discos. A
cambio les damos la oportunidad de codearse con celebridades. Lo que sorprendi a los flacs
fundadores es que mucha gente cree de veras en la santidad de las celebridades. Y tiene cierto sentido,
cuando lo piensas. Nosotros no postulamos un paraso ultraterreno. Est aqu mismo, en este mundo, si
se alcanza suficiente popularidad. En la mentalidad de nuestros annimos admiradores de las estrellas, ser
una celebridad es mil veces mejor que cualquier paraso que puedan imaginar.
Not que crea en una cosa, aunque no fuera el Regreso del Rey. Crea en el poder de las relaciones
pblicas. Haba encontrado un punto en comn con l, y no me complaca.
Entonces, segn tu versin, l acudi a vosotros en busca de ayuda, y le ayudasteis.
Durante tres aos l escribi toda su msica. Atraemos a muchos artistas, como sabes. Escogimos
a tres de los mejores, y ellos se pusieron a trabajar creando msica de Silvio. Result ser bastante buena.
Nunca se sabe.
Evoqu esa msica, la msica que yo haba atribuido a Silvio. An era buena; no poda negarlo. Pero
algo se haba extinguido en m.
Era un mundo totalmente nuevo para Brenda, y estaba tan embelesada como un nio de tres
aos en las rodillas de mam, escuchando a Baba Yaga y los Lobos.
Eso formar parte de la historia? pregunt. Le habis escrito su msica?
Tiene que ser. Yo me opuse al principio, pero luego me demostraron que as se beneficiaban
todos. Me preocupaba arruinar la imagen de una Gigaestrella. Pero si se le da el impulso atinado, se
transforma en verdadero objeto de compasin, y el culto se fortalece an ms. An tiene su vieja msica,
que le perteneca por completo. La iglesia queda bien parada porque lo intentamos todo, y accedimos de
mala gana a su pedido de martirizarse, que es su derecho. Claro que infringimos algunas leyes, y
esperbamos algn castigo, pero bien manejado aun eso puede generar compasin. l lo pidi. Y no te
preocupes, lo tenemos muy bien documentado en grabaciones donde nos ruega que sigamos adelante.

Har despachar ese material a la sala de noticias en cuanto redondeemos el trato. Y por si eso fuera poco,
los msicos que hacan el trabajo de Silvio abandonarn su anonimato para salir disparados al gigaestrellato.
Disparados es la palabra adecuada en este contexto dije.
La primera parte de esa entrevista fue casi cmica, ahora que la recuerdo. Yo crea haber llegado al
meollo del asunto cuando pregunt quin haba planeado matar a Silvio. Y l crey que yo ya conoca la
historia, y que slo preguntaba quin le haba sugerido a Silvio que poda convertirse en Gigaestrella
flac despus de muerto.
Porque Silvio no haba tenido la idea por su cuenta. l haba propuesto que lo designaran, vivo, para
sumarse a los Cuatro. Se le explic que slo los muertos eran candidatos, y que una cosa llevaba a la otra.
Al principio el Consejo se opuso al plan. Silvio dio con el modo de lograr que la iglesia quedara bien. Y
fue un acto suicida. El Gran Flac ira a la crcel por una serie de infracciones civiles, asociacin ilcita,
falsa publicidad, intento de fraude y dems. Yo ignoraba qu pena recibira el ejecutor cuando lo
encontraran.
Retrospectivamente me dio escozor que nos hubiramos entendido mal en un aspecto
aparentemente tan trivial. Si l hubiera sabido que yo ignoraba ese dato esencial, habra podido
descubrir una pequea oportunidad para vengarse de m por haberle hecho perder su serie, enviando a
Hildy Johnson a la crcel sin que ello frustrara los planes de la iglesia. Habra podido hacerlo, y nada le
impeda denunciarme de todos modos, pero ni siquiera ese tortuoso sujeto correra el riesgo de que algo
saliera mal, sabiendo el poder que Walter poda ejercer para acudir en defensa de la persona que le
presentara semejante noticia.
Brenda quera ponerse a trabajar de inmediato, pero la obligu a sentarse y reflexionar, algo que le
beneficiara ms tarde en su carrera si se acordaba de hacerlo.
Lo primero era enviar telefnicamente la confesin que haba grabado su holocmara. Cuando eso
estuviera en el despacho de El Pezn, el flac no tendra modo de retractarse. Podramos entrevistarlo sin
prisa, y planear el modo de dar a conocer la noticia.
Claro que no nos sobraba el tiempo, pues nunca sobra el tiempo en estos casos. Nunca se sabe
cundo alguien encontrar los rastros que hemos dejado. Pero nos tomamos el tiempo suficiente para
llevar la cabeza a El Pezn, donde lo apoyamos en un escritorio y le permitimos usar su telfono y
pronto estuvimos rodeadas por docenas de boquiabiertos reporteros que escuchaban mientras Brenda lo
entrevistaba.
Ah, Brenda. Durante el viaje en tubo a la sala de redaccin tuve una charla con ella.
Todo esto se publicar con tu nombre dije.
Es ridculo, Hildy. T hiciste todo el trabajo. Al no aceptar literalmente lo del asesinato...
Demonios, es tu noticia.
Era demasiado perfecto. Se me ocurri una vez que lo recog. Pero pensaba que al pobre le haban
tendido una trampa.
Bien, yo tambin. Como todos los dems.
Excepto Cricket.
S. No hay modo de que salga con mi nombre.
Pero lo hars. Porque te lo estoy ofreciendo, y es una noticia que te dar prestigio, y si la rechazas
sers an ms tonta de lo que pareces. Y porque no puede salir con mi nombre, pues ya no trabajo para El
Pezn.
Renuncias? Cundo? Por qu no me lo cont Walter?
Yo saba cundo haba renunciado, y Walter no se lo cont porque an no lo saba, pero para qu
confundirla? Ella discuti un poco ms, cada vez con menos vehemencia y con una aceptacin gradual
cada vez ms teida de culpa. Superara la culpa. Ojal supiera superar la fama.
En el momento pareca disfrutarlo bastante. Me qued en el fondo de la sala, separada por filas de
escritorios vacos del excitado grupo reunido en torno de la triunfante reportera bisoa.
Y Walter descendi de su alta torre. Atraves la sala repentinamente silenciosa, alejndose de m,
sin verme en las sombras. Ninguno de los presentes recordaba la ltima vez que l haba bajado a la
redaccin por una noticia. Le tendi la mano a Brenda. No se lo crea, desde luego, pero tal vez pensara
reprochrmelo ms tarde. An obsequiaba su sacra presencia a los reporteros cuando abord su ascensor y
sub a su oficina.
Su escritorio estaba en medio de un estanque de luz. Admir la textura de esa madera, su acabado
arte-sanal. De todas las costosas antigedades que posea Walter, era la nica que yo haba codiciado.
Alguna vez me gustara poseer un escritorio similar.

Acarici el sombrero de fieltro gris que tena en la mano. Se me haba cado de la cabeza cuando salt
al escenario donde la sangre de Silvio formaba un charco. An tena la sangre pegada. Era tradicional que
estuviera maltrecho, pero esto era ridculo.
Pens que ya haba usado bastante ese sombrero, as que lo dej en el centro del escritorio y me
march.

14
CASCABEL JOHNSON

Tuve que entrar en casa por la puerta trasera, pero tambin la haban descubierto. Deban de haber
sobornado a uno de mis amigos, pues haba reporteros reunidos frente a la cueva. Ninguno haba entrado por
all, por temor a la hembra de cuguar. Aunque saban que ella no los lastimara, esa dama es una presencia
disuasiva.
Mi cara transformada casi me permiti salirme con la ma. Haba entrado en la caverna, y todos se deban
preguntar quin demonios era yo, cuando alguien grit Es ella! y se produjo la estampida. Ech a correr
con reporteros pisndome los talones, gritando preguntas, grabando mi ignominiosa fuga.
Una vez dentro, mir la cmara de la puerta frontal. Santo cielo. Estaban hombro con hombro, hasta
donde llegaba a ver, de un lado del corredor al otro. Haba vendedores ofreciendo globos y perros calientes, y
un to en traje de payaso que haca malabarismos. Si alguna vez me haba preguntado de dnde vena la
expresin circo periodstico, ya no me quedaron dudas.
La polica haba tendido cuerdas para mantener un espacio despejado para los equipos de bomberos
y emergencias, y as mis vecinos pudieron llegar a sus casas. Pas un vecino visiblemente enfurruado. A
falta de mejor ocupacin, muchos reporteros le gritaron preguntas, a las cuales respondi con un ptreo
silencio. Comprend que yo no ganara ningn premio en la prxima fiesta del vecindario. Este asunto
pondra en marcha muchas peticiones donde me solicitaran cor-tsmente que buscara otra residencia o
hiciera algo al respecto.
Pas varias horas guardando mis pertenencias en cajas, plegando mis muebles, pegando sellos
postales y despachando todo por el tubo de correos. Pens en despacharme a m misma, pero no saba
adonde ira. Mis pertenencias podan ir a un depsito, pues no eran tantas. Cuando termin, el despojado
apartamento estaba desnudo hasta las paredes, salvo por algunos objetos que haba apartado, algunos de
los cuales ya posea antes, y otros que haba pedido y recibido. Fui al cuarto de bao y me arregl los
pmulos, pero dej la nariz como estaba porque le encargara ese trabajo a Bobbie cuando lograra verlo.
Qu diablos, an tena vigencia la garanta de noventa das y no era preciso contarle que me la haba
roto a propsito. Fui a la puerta del frente y aparec por el monitor externo. No pensaba abrir esas
trancas.
Comida gratis al final del corredor! exclam.
Un par de cabezas se volvieron hacia atrs, pero la mayora fij los ojos en m. Me acribillaron a
preguntas y tardaron un rato en apaciguarse y comprender que nadie obtendra una entrevista si no se
callaban.
Ya he dicho todo lo que pienso decir sobre la muerte de Silvio declar. Hubo gruidos y
exclamaciones, y esper a que se silenciaran. Comprendo vuestra situacin, pues he sido una de
vosotros. Aunque mucho mejor, claro. Hubo algunos abucheos y risotadas. S que vuestros jefes no
aceptan que vayis con las manos vacas, as que os dar una oportunidad. Dentro de quince minutos esta
puerta se abrir, y todos seris libres de entrar. No garantizo una entrevista, pero esta locura debe cesar.
Mis vecinos se estn quejando.
Saba que este pretexto no me ganara mucha compasin, pero la promesa de abrir la puerta los
mantendra en su sitio un rato. Me desped y apagu la pantalla.
Orden a la puerta que se abriera en quince minutos, y fui deprisa hacia atrs.
Una previa llamada a la polica haba despejado al grupo ms pequeo que esperaba en el corredor
trasero. No era un espacio pblico, as que tena derecho a hacerlo, y los reporteros tuvieron que
replegarse hacia Tejas, de donde no podan ser expulsados mientras no violaran ninguna de las leyes

concernientes a la tecnologa mediante la introduccin de herramientas o indumentarias modernas. Por m

estaba bien; yo conoca el terreno y ellos no.
Sal de la cueva cautelosamente. Era noche cerrada, sin luna, un dato que haba verificado en mi
programa climtico. Me asom por el borde del peasco y los vi reunidos en torno de una fogata cerca del
ro, bebiendo caf y tostando malvaviscos. Me calc la mochila en el hombro, acomod mis pertenencias
para que no hicieran ruido, y ech a andar por la cuesta que se elevaba detrs de la caverna. Pronto me
detuve en la cima de un cerro, y Mxico se extendi ante m a la luz de las estrellas.
Me puse en marcha, caminando hacia el sur, y conserv el buen humor imaginando el momento en
que esas hordas hambrientas entraran por la puerta para encontrarse con un apartamento vaco.
Durante tres semanas viv de la tierra, en la medida de lo posible. Los alimentos escaseaban en Tejas y
Mxico. Haba algunas plantas comestibles, algunos cactos, ninguno de los cuales era un manjar, pero prob
todos los que pude encontrar e identificar con mi manual de residente de un disneylandia. Haba llevado
algunos productos, como masa para tortas, huevos molidos, miel, maz y especias, sobre todo aj molido. No
estaba totalmente desprotegida. Poda entrar en Lonesome Dove o Nueva Austin cuando se me agotaran las
provisiones.
Por la maana coma hojuelas con huevos, y por la noche rjoles y pan de maz, pero complementaba
estos platos con carne de animales salvajes.
Lo que tena en mente era venado. Cerca de mi casa abundan los ciervos y antlopes, e incluso hay
algunos bisontes. Un bisonte pareca excesivo para una sola persona, pero haba llevado arco y flechas con
la esperanza de cazar un alce o un cervato. Es difcil aproximarse a estas criaturas para dispararles, sobre
todo cuando se tiene un alcance tan corto como el mo. Como residente de Tejas, tena derecho a tomar dos
ciervos o antlopes por ao, y nunca haba cazado ni siquiera uno. Nunca lo haba necesitado. Se pueden
usar armas de fuego para este propsito, pero sacarlas de la oficina del disneylandia era un proceso tan
plagado de formularios por triplicado y declaraciones juradas que ni siquiera lo tuve en cuenta. Adems, me
pregunt al pasar si el OC me permitira el uso de un arma tan mortfera en vista de mis antecedentes.
Tambin se me permita un cupo prcticamente ilimitado de conejos, y eso fue lo que com. No le acert
a ninguno, aunque apunt a muchos. Puse trampas. Por la maana encontraba a uno o dos que procuraban
liberarse. El primero fue difcil de matar y al sacrificarlo perd el apetito, pero despus result ms fcil. Fue
tal como lo recordaba de Scarpa. Al poco tiempo me result natural.
Haba encontrado uno de los pocos sitios de Luna donde poda esconderme hasta que se enfriara la
historia de Silvio. Calcul que eso llevara un mes. Pasara un ao o ms para que la noticia fuera historia
antigua, pero sin duda mi papel en esa farsa quedara olvidado mucho antes. As que pas los das viajando a
lo largo y a lo ancho de mi inmenso patio trasero. No haba mucho que hacer. Me dediqu a atrapar
serpientes de cascabel. Slo se requiere merodear y un poco de paciencia. Las serpientes se enroscan, silban
y cascabelean cuando uno las encuentra, y se pueden capturar usando un palo largo y una soga para cogerles
el cuello. Las manipulaba con mucho cuidado porque no poda arriesgarme a una mordedura que me
obligara a regresar al mundo en busca de tratamiento mdico, o a someterme a las artes curativas de Ned
Pepper. Se sienten escalofros al leer la seccin de mordeduras de serpiente de un viejo manual de nios
exploradores.
Una vez por semana me acercaba a la entrada de mi puerta trasera. A la segunda semana ya no haba
nadie all. Fui a la cabana inconclusa y cont a los reporteros acampados en las inmediaciones. Haban
deducido mi paradero. Sin duda alguien del pueblo les haba comentado que me haba visto haciendo
compras. Era razonable que, despus de abandonar mi apartamento, yo apareciera tarde o temprano en mi
cabana. Y tenan razn. Yo planeaba regresar all.
Al final de la tercera semana an haba una docena de personas en la cabana. Me hart de esa situacin.
Esper hasta la noche, mirando cmo trataban de entretenerse melanclicamente sin la televisin y se
acomodaban en sus sacos de dormir, muchos de ellos ebrios como cubas. Esper un poco ms, hasta que de
la fogata slo quedaron rescoldos, hasta que el asombroso fro del desierto hubo enfriado a las serpientes que
llevaba en el saco, volvindolas dciles y obedientes. Luego me acerqu al campamento con el sigilo de un
piel roja, y dej unas serpientes a pocos metros de los sacos de dormir. Supuse que se meteran en los sacos
para entibiarse, y eso fue lo que hicieron, a juzgar por los alaridos que o una hora antes del amanecer.
Por la maana todos se haban ido. Mir a lo lejos con mis anteojos de campaa mientras me preparaba
un desayuno de tortas y guisado de conejo, mientras ellos salan despus de ser curados por los autodocs. El
comisario se present poco despus y se puso a repartir citaciones. Los gritos fueron an ms estridentes
cuando los reporteros averiguaron cunto tendran que pagar por matar reptiles de la fauna local sin ser
residentes. Al comisario no le impresionaron los alegatos de que haban matado a la mayora de las
serpientes accidentalmente, en su lucha por salir de los sacos de dormir.
Pens que a la noche siguiente apostaran una guardia, pero no lo hicieron. Todos eran chicos de ciudad.
As que me acerqu de nuevo y dej el resto de mis serpientes. Despus de mi segunda incursin, slo
regresaron los cuatro ms tesoneros. Tal vez pensaran quedarse indefinidamente, y ahora estaran alerta.
Lstima que no pudieran probar que yo les haba llevado las serpientes.

Camin hasta la cabana y empec a cambiarme la ropa. Tardaron un par de minutos en notar mi
presencia, y todos se reunieron en torno. Cuatro personas no pueden considerarse una turba, pero cuatro
reporteros se le parecen. Todos gritaban al mismo tiempo, se ponan en mi camino, se enfurecan cada vez
ms.
Los trat como si fueran rocas mviles indignas de mi atencin y menos an de mi conversacin. Una
sola palabra bastara para alentarlos.
Anduvieron merodeando casi todo el da. Otros se les sumaron, incluyendo a un idiota que haba
trado una antigua cmara con fuelle, manta negra y una barra para el polvo del flash, al parecer con la
esperanza de obtener una imagen especial. Obtuvo una imagen especial cuando el polvo se le meti en la
camisa y se encendi y los dems tuvieron que apagar las llamas. Walter pas la secuencia en su edicin
de las siete, con un comentario jocoso.
Hasta los reporteros terminan por ceder si no encuentran la noticia. Ellos queran entrevistarme,
pero yo no tena tanta importancia como para merecer esos acechos permanentes que brindan a los
padloides esas fascinantes tomas de una persona que sale furtivamente y regresa de noche, sin responder las
preguntas de una turba de reporteros sin mejor ocupacin. Al segundo da se haban esfumado para ir a
fastidiar a otro. Esas tareas no se encomiendan a los mejores. Yo haba conocido tos que se pasaban el
tiempo acechando a tal o cual celebridad, y ni uno de ellos consigui nada que valiera la pena.
Era agradable estar a solas de nuevo. Me puse a trabajar en serio, terminando mi cabana inconclusa.
Brenda vino al segundo da. Permaneci un rato callada, mirndome mientras yo clavaba las tejas.
Pareca distinta. Por lo pronto, estaba bien vestida, y haba hecho ciertas cosas interesantes con su
maquillaje. Ahora que tena algn dinero, habra encontrado asesoramiento profesional. El mayor
cambio era que pesaba quince kilos ms. Estaban bien distribuidos, en el busto, las caderas y los muslos.
Por primera vez tena aspecto de mujer, aunque ms alta de lo habitual.
Me saqu los clavos de la boca y me enjugu la frente con la mano.
Hay un termo con limonada junto a la caja de herramientas dije. Puedes servirte, si me traes
un vaso.
Conque hablas dijo Brenda. Me dijeron que no hablabas, pero tena que verlo con mis propios
ojos. Encontr el termo y un par de vasos que inspecciono con recelo. Admito que una lavada no les
hubiera venido mal.
Hablo dije, pero no concedo entrevistas. Si viniste para eso, echa una ojeada al saco que hay
en el suelo.
O hablar de las serpientes dijo Brenda. Subi la escalerilla para juntarse conmigo en el borde del
tejado. Eso fue pueril, no crees?
Surti efecto. Cog el vaso de limonada y ella se sent junto a m. Vaci el vaso y lo arroj al
suelo. Brenda usaba flamantes pantalones de denim, muy ceidos para lucir sus nuevas caderas y piernas,
y una blusa suelta que disimulaba sus hombros huesudos e iba anudada entre los pechos, dejando al
descubierto su apetecible cintura. El tatuaje que le rodeaba el ombligo pareca fuera de lugar, pero Brenda
era joven. Palp la tela de la manga de la blusa. Bonito. Te has cambiado algo en el cabello.
Ella se lo acarici tmidamente, halagada con mi comentario.
Me sorprendi que Walter no te enviara aqu. Como hemos trabajado juntas, l pensara que me
confiara a ti. Se equivocara, pero es lo que pensara.
En efecto, me envi. Lo intent al menos. Lo mand al demonio.
Debo tener un problema en el odo. Cre or que...
Le pregunt si quera que la joven reportera de mayor xito de Luna trabajara para Sin Vueltas.
Me dejas sin aliento.
T me enseaste todo lo que s.
No quise discutir sobre eso, pero admito que sent algo parecido al orgullo. Pasar la antorcha y todo
eso, aunque esa antorcha fuera bastante chapucera y yo prefiriese quitrmela de encima.
Y cmo te trata la fama? pregunt. An no te ha hecho perder esa dulce risa de nia?
Nunca s cundo bromeas. Brenda contemplaba las rojizas colinas de la lejana, como yo. Se
volvi para mirarme, entornando los ojos bajo el despiadado sol. Ya comenzaba a arderle la cara. No
vine aqu para hablar sobre m y sobre mi carrera. No vine a agradecerte lo que hiciste. Pensaba hacerlo,
pero todos me dijeron que no lo hiciera, que a Hildy no le gustan esas cosas, as que no lo har. Vine
porque estoy preocupada por ti. Todos estn preocupados por ti.
Quines son todos?

Todos. Toda la gente de la redaccin. Hasta Wal-ter, pero nunca lo admitira. Me dijo que te pidiera
que regresaras. Le dije que te lo pidiera l mismo. Oh, te mencionar su oferta, si te interesa...
No creo.
Eso fue lo que le dije. No intentar engaarte, Hildy. Nunca intimaste con la gente que trabajaba
contigo, as que tal vez no sepas lo que sienten por ti. No dir que te aman, pero te respetan, y mucho.
Admiran tu generosidad y tu juego limpio, dentro de las limitaciones de la profesin.
A todos les he dado una pualada por la espalda, en una u otra ocasin.
Pues no lo creen as. Les ganaste de mano con muchas noticias, sin duda, pero todos lo atribuyen a
tu talento profesional. Eso s, todos saben que haces trampa con los naipes...
Vaya comentario!
... pero nadie pudo pillarte nunca, y creo que te admiran por ello. Porque lo haces muy bien.
Una vil calumnia.
Como digas. Me promet a m misma que no me quedara mucho tiempo, as que slo dir lo que
vine a decir. No s qu sucedi, pero vi que te costaba desprenderte de la muerte de Silvio. Si alguna vez
quieres hablar de ello, en forma totalmente extraoficial, estoy dispuesta a escucharte. Estoy dispuesta a
hacer lo que quieras. Suspir, mir a lo lejos un instante, volvi a mirarme a m. No s si tienes
amigos, Hildy. Hay una parte de ti que ocultas a todo el mundo. Pero yo tengo amigos, y los necesito. Te
considero una amiga. Los amigos pueden ayudarte cuando las cosas andan mal. Si en alguna ocasin
necesitas una amiga, slo llmame.
Yo no quera esto, pero qu poda decir, qu poda hacer? Sent un nudo caliente en la garganta.
Trat de hablar, pero si comenzaba hablara ms de la cuenta, mencionando cosas que ella no tena por qu
saber.
Brenda me palme la rodilla y se dispuso a bajar del techo. Le cog la mano y la atraje hacia m. Le
bes los labios. Por primera vez en muchos das ola un olor humano que no fuera mi propio sudor. Ella
usaba el perfume que yo haba usado el da en que secuestramos al Gran Fac.
Ella habra deseado seguir adelante, pero no era el lugar indicado y ambas lo sabamos, y ambas
sabamos que mi nica intencin era agradecerle la consideracin de venir. Brenda baj del tejado y regres
al pueblo. Se volvi una vez para despedirse con una sonrisa.
Trabaj intensamente hasta bien avanzada la noche, hasta que estuvo tan oscuro que no vea lo que
estaba haciendo.
Cricket vino al da siguiente. Yo estaba trabajando nuevamente en el tejado.
Baja de esa choza, vaquera! exclam. Las dos no cabemos en este planeta polvoriento.
Me apuntaba con un revlver cromado. Apret el gatillo, y sali un palillo con una bandera que
deca BANG! Cricket enroll la bandera y enfund el arma mientras yo bajaba por la escalerilla,
agradeciendo la interrupcin. Era la hora ms calurosa del da. Me haba quitado la camisa y mi piel
reluca como si acabara de salir de la ducha.
El cantinero me dijo que este brebaje le quitara el pellejo a una serpiente de cascabel dijo
Cricket, mostrando una botella de lquido pardo. Le respond que para eso lo quera.
Extend la mano. Cricket la mir con el entrecejo fruncido, la estrech. Estaba vestida con
indumentaria completa del oeste, desde el sombrero Stetson blanco hasta las botas de lagarto de tacn
alto, con muchos botones perlados y borlas de cuero crudo. Pareca que en cualquier momento se
pondra a rasguear una guitarra y a cantar con voz aullante y melanclica. Tambin llevaba un pulcro
bigote rubio.
Odio esa escoba para sopa coment mientras ella me serva un trago.
Tambin yo admiti Cricket. Soy como t. No me gustan las mezclas. Pero mi hijita me lo
regal para mi cumpleaos, as que tendr que usarlo varias semanas para dejarla contenta.
No saba que tenas una hija.
Hay muchas cosas que no sabes sobre m. Se encuentra en la edad del surgimiento de la identidad
sexual. La madre de una de sus amigas acaba de pasar por un Cambio, y Lisa quiere un pap por un
tiempo. Demonios, al menos concuerda con esta ropa.
Hurg en un bolsillo para sacar una billetera y mostrarme una foto de una nia de seis aos, una
versin ms dulce y ms pequea de s misma. Prob suerte con varios cumplidos, y not que Cricket
frunca los labios.
Cierra el pico, Hildy. Eres tan amable que slo me recuerdas por qu lo haces, carroa.
Tuviste problemas para salir del Estudio?

Me trataron con bastante rudeza. Me bajaron los dientes frontales, me rompieron un par de dedos.
Pero lleg la caballera y tom fotos de todo, y ahora estn hablando con mis abogados. Supongo que
debo agradecerte ese oportuno rescate.
No tienes que agradecrmelo.
No te preocupes. No pensaba hacerlo.
Me sorprendi que resultara tan fcil sorprenderte.
Ella sac dos vasos y sirvi su removedor de piel de serpiente; me mir de un modo raro.
Tambin a m. Como imaginars, he pensado en ello. Creo que fue la presencia de Brenda. Debo
de haber credo que ella intentara detenerte. Que te aferrara el bruzo cuando intentaras una jugarreta.
Me entreg un vaso, y ambas bebimos. Cricket hizo una mueca. Yo estaba ms acostumbrada a ese
mejunje, pero nunca es fcil de tragar. Todo subconsciente, como entenders. Pero pens que
vacilaras, pues es evidente que ella te admira muchsimo. Y mientras esperaba ese instante de
vulnerabilidad, comet el gran error de darte la espalda, hijo de perra.
Perra es suficiente.
Dije lo que quera decir. Estaba pensando en el Hildy varn que conoc, y l habra vacilado.
Eso es ridculo.
Tal vez. Pero creo que tengo razn. Los Cambios no son meras modificaciones de la fontanera.
Tambin cambian otras cosas. As que me cogiste por sorpresa, pensando en un hombre que hara una
estupidez en presencia de una hembra apetecible, no en la arpa implacable en que te habas convertido.
Nunca hubo nada entre Brenda y yo.
Ahrrame tus monsergas. S que nunca has follado con ella, pues me lo cont. Pero un hombre
siempre tiene presente la posibilidad. Como mujer lo sabes. Y si tienes cerebro lo usas, como hago yo.
No poda decirle que se equivocaba. S que cambiar de sexo es algo que no termina en la superficie.
Tambin cambian ciertas actitudes y perspectivas. No muchas, pero las suficientes para alterar ciertas
situaciones.
Ests durmiendo con ella, verdad? pregunt con cierto asombro.
Claro, por qu no? Cricket bebi otro sorbo, me estudi con los ojos, sacudi la cabeza.
Tienes talento para muchas cosas, Hildy, pero no para tratar con la gente.
No entend bien a qu se refera. No estaba en desacuerdo, pero no saba bien adonde iba.
Ella te envi aqu?
Ella ayud. Yo habra venido de cualquier modo, para comprobar si realmente quera romperte la
crisma. Pensaba hacerlo, pero me arrepent. Brenda, en cambio, est preocupada por ti. Dice que te
afect mucho que Silvio muriese en tus brazos.
Me afect. Pero Brenda exagera.
Es posible. Es joven. Pero debo admitir que tu renuncia me sorprendi. Has hablado de ella desde
que te conozco, as que supona que era pura chachara. De veras piensas quedarte aqu el resto de tu
vida? Mir escpticamente esos parajes calcinados por el sol. Qu demonios hars cuando hayas
terminado este tugurio? Sembrar? Qu puedes cultivar aqu, de todos modos?
Callos y ampollas, principalmente. Le mostr mis manos. Estoy pensando en exponerlas en
la feria campestre.
Cricket sirvi otro trago, tap la botella y me la dio. Vaci su vaso de un sorbo.
Dios me guarde, creo que este brebaje empieza a gustarme.
Vas a pedirme que vuelva al trabajo?
Eso quera Brenda, pero le dije que no quiero mezclarme tanto con tu karma. Tengo un mal
presentimiento contigo. No s bien qu es, pero has tenido una increble racha de buena suerte como
periodista. Me refiero a la nota de David Tierra, y a Silvio.
La suerte no fue tan buena para David y Silvio.
Qu ms da. Slo presiento que tendrs que pagar por ello. Te espera una racha de mala suerte.
Eres supersticiosa.
Y bisexual. Como ves, en el da de hoy has aprendido tres cosas sobre m.
Suspir, y renunci a beber otro trago. Si lo haca me caera del techo.
Quiero agradecerte, Cricket, que hayas venido hasta aqu para decirme que tengo gafe. Una chica
necesita que le digan esas cosas de vez en cuando.
Cricket sonri.
Espero haberte arruinado el da.

Seal la desolacin que nos rodeaba.

Cmo podra alguien arruinar todo esto?
Admito que empeorar esto supera aun mis increbles poderes. Y ahora regresar al resplandor y
esplendor del torbellino de mi vida, dejndote languidecer con los lagartos, y slo aadir estas
palabras. Brenda tiene razn, puedes contar con tus amigas, y yo soy una de ellas, aunque no entiendo por
qu. Si necesitas algo, silba y tal vez acuda, si no tengo otra cosa que hacer.
Y se inclin para besarme.
Dicen que si uno permanece mucho tiempo en un lugar, toda la gente que conoce termina por pasar
por all. Supe que tena que ser cierto cuando vi que Walter se aproximaba a mi cabana por el sendero.
No poda imaginar qu lo llevara a Tejas Oeste salvo una concatenacin de improbabilidades matemticas
de proporciones descomunales. A menos que Brenda y Cricket tuvieran razn: yo tena amigos.
No deb molestarme en considerar esta ltima posibilidad.
Hildy, eres una holgazana inservible! me grit a tres metros de distancia. Y era todo un
espectculo. Creo que jams en su vida haba visitado un disne-ylandia histrico. Cuesta imaginar los
titnicos esfuerzos que se habrn requerido para convencerlo de que no poda usar su atuendo oficinesco en
Tejas, que sus opciones eran la desnudez o la ropa de poca. Bien, la desnudez quedaba descartada, y di
gracias al Gran Espritu por no haberme obligado a presenciarla. La vista de Walter en cueros habra
quitado el apetito a los buitres. Entre las limitadas posibilidades que la tienda de ropa para turistas ofreca
en su tamao, haba escogido un simptico conjunto de fullero de buque fluvial: pantalones negros,
chaqueta, sombrero, botas, camisa blanca y corbata de lazo, chaleco rojo y marrn con ribetes dorados y
faltriquera de reloj. El ltimo botn del chaleco renunci a la lucha, dando un salto y rebotando en una
piedra con un ruido familiar para los espectadores de viejos westerns, y los botones de la camisa debieron
continuar su resistencia a solas. Losanjes de carne plida y velluda asomaban entre un botn y otro. La
hebilla del cinturn estaba sepultada bajo una curva voluminosa. El rostro chorreaba sudor. Con mucho,
era mejor de lo que hubiera esperado, tratndose de Walter.
Ests un poco lejos del Misisip, tahr de poca monta coment.
De qu demonios hablas?
Olvdalo. Eres justo el hombre que quera ver. Aydame a descargar estos tablones, quieres? Sola
tardara todo el da.
Me mir boquiabierto cuando fui a la carreta que aguardaba all haca una hora, llena de magnficos
tablones de Pensilvania. Pensaba usar los tablones para el suelo de la cabana, cuando llegara el momento.
Trep a la carreta y cog el extremo de un tabln.
Venga, coge la otra punta.
Walter se acerc, mirando con recelo la plcida yunta de muas, y pasando a prudente distancia. Cogi
una punta, gruendo, y arrojamos el tabln al costado.
Una vez que establecimos un ritmo de trabajo, Walter habl.
Soy un hombre paciente, Hildy.
-J a .
Pues lo soy. Qu ms quieres? He esperado ms de lo que muchos habran esperado en mi
lugar. Estabas agotada, lo admito, y necesitabas un descanso... aunque no entiendo que alguien
considere esto como un descanso.
Has esperado para qu?
Para que regreses, por cierto. Por eso estoy aqu. Las vacaciones han terminado, amiga. Es hora de
regresar al mundo real.
Apoy mi punta del tabln en la pila, me enjugu la frente con el brazo, clav los ojos en Walter. l me
sostuvo la mirada un instante, la desvi, seal la madera. Cogimos otro tabln.
Podras haberme dicho que te tomaras un sabtico me dijo. No me quejo, pero me habra
facilitado las cosas. Tus cheques se han depositado en el banco, desde luego. No digo que no tengas
derecho, habas acumulado seis o siete meses de vacaciones, creo.
Diecisiete, Walter. Nunca me he tomado vacaciones.
Siempre surga algo. Ya sabes cmo es. Y s que tienes derecho a ms, pero no creo que me dejes
en la estacada tomndolas todas juntas. Te conozco, Hildy. T no me haras eso.
Averigalo.
Vers, ha sucedido que se presenta una gran noticia. Eres la nica persona en quien confo para...
Solt mi punta del tabln.
Walter tambin solt el tabln y brinc hacia atrs mientras la madera caa estrepitosamente en el suelo
de la carreta.

Walter, no quiero or hablar de esto.

Hildy, s razonable, no hay nadie ms que...
Esta conversacin empez mal, Walter. Siempre te las ingenias para salirte con la tuya. Creo que por
eso no fui a hablarte directamente, y ahora veo que fue un error, as que...
Walter alz la mano, y una vez ms me dej vencer.
Yo slo vine para traerte esto dijo, mirando el suelo y alzando los ojos como un chico culpable.
Sac mi sombrero de fieltro, ms maltrecho que nunca despus de haber estado metido en su bolsillo
trasero. Vacil, lo acept. Walter sonrea, y si le hubiera visto el menor asomo de regodeo le habra
arrojado el maldito sombrero a la cara. Pero no. Lo que vi fue esperanza, preocupacin, una timidez que
era inslita en Walter. Hacer esto deba ser difcil para l.
Qu poda hacer? Arrojrselo quedaba descartado. No puedo decir que Walter me gustara, pero no
lo odiaba, y lo respetaba como hombre del periodismo. Mis manos se pusieron a trabajar por su cuenta
para devolver la forma al sombrero, formando la raya de la coronilla, mientras mis pulgares palpaban esa
tela sensual. Era un momento de gran simbolismo, un momento que yo no haba querido.
An est manchado de sangre coment.
No la pude sacar toda. Podras conseguirte otro, si te trae malos recuerdos.
No tiene importancia. Gracias por tomarte tantas molestias, Walter. Arroj el sombrero a una
pila de viruta, clavos doblados, trozos de madera aserrada. Me cruc de brazos. Renuncio.
Me mir largo rato, cabece, sac un pauelo empapado del bolsillo y se seco la frente.
Si no te molesta, no te ayudar con los dems tablones dijo. Debo regresar a la oficina.
Claro. Oye, podras llevar la calesa de vuelta al pueblo. El carretero dijo que regresara antes del
anochecer, pero me preocupa que las muas tengan sed, as que...
Qu es una mua? dijo Walter.
Al fin logr que se sentara en el pescante de madera, riendas en mano, una expresin dubitativa en el
rostro colrico, y vi cmo regresaba al pueblo por el primitivo sendero. l deba de pensar que guiaba
las muas, pero si intentaba desviarlas del sendero que iba al pueblo se llevara una sorpresa. De lo
contrario no le habra dado el carruaje.
Ah terminaron las visitas. Segu esperando a que aparecieran Fox o Callie, pero no aparecieron. Me
alegr que Callie no pasara, pero me doli un poco que Fox no fuera a verme. Es posible desear dos
cosas al mismo tiempo. En realidad quera que me dejaran a solas... pero ese desgraciado pudo haberlo
intentado.
Poco a poco adopt cierta rutina. Me levantaba con el sol y trabajaba en la cabana hasta que el calor se
volva insoportable. A la hora de la siesta me iba a Nueva Austin para beber unos sorbos de un brebaje
casero que el cantinero llamaba Pedro Furtivo y jugar unas manos de pquer con Ned Pepper y los
dems parroquianos. En la cantina tena que ponerme una camisa: la discriminacin que deba haber
vuelto insufrible la vida de las mujeres en el siglo diecinueve. Cuando trabajaba, slo llevaba pantalones,
botas y un sombrero de ala ancha para protegerme la cabeza del sol. Estaba tostada como una nuez de la
cintura para arriba. Es increble que las chicas de la cantina usaran la ropa que usaban en un verano de
Tejas. Pero pensndolo bien, los hombres llevaban prendas igualmente pesadas. Una cultura extraa, la
Tierra.
Cuando atardeca, regresaba a la cabana y trajinaba hasta el anochecer. Con la luz del ocaso me
preparaba la cena. A veces me visitaba algn amigo. Me granje cierta reputacin con mis bizcochos de
suero de manteca y mi perpetuo frasco de frjoles, donde arrojaba algunos de los ingredientes ms
improbables que puedan imaginarse. Tal vez encontrara una nueva carrera, si poda iniciar a mis
conciudadanos de Luna en los misterios del guisado de Tejas.
Siempre permaneca en vela una hora cuando se extinguan las ltimas luces del da. No tena modo
de compararlo, desde luego, pero tena la impresin de que ese cielo cuajado de estrellas se pareca
bastante a su original, a lo que hubiera visto en la verdadera Tejas, la verdadera Tierra, ahora que la
contaminacin humana haba desaparecido. Era una gloria. No era comparable a una noche lunar, ni
haba tantas estrellas, pero era mejor a su modo. Por lo pronto, el cielo nocturno de Luna no poda verse
sin la mediacin de una gruesa capa de vidrio. Nunca se senta la refrescante brisa nocturna. Adems, el
cielo de Luna es demasiado duro. Los astros resplandecen sin piedad, sin un parpadeo, mirando sin
compasin al hombre y sus logros. Las estrellas de Tejas eran grandes y radiantes, pero guiaban.
Compartan la broma, y yo las amaba por eso. Tendida sobre mi manta, escuchando el aullido de los
coyotes y cmo quera aullar con ellos! alcanc una serenidad que jams haba sentido.

Pas un par de meses as. No haba prisa por la cabana, quera hacerlo bien. Dos veces desmantel
una gran parte cuando aprend un nuevo mtodo para hacer una tarea y qued insatisfecha con mi
chapucera labor anterior. Creo que tema pensar en hacer otra cosa cuando terminara.
Y con buenos motivos. Inevitablemente lleg el da en que no encontr otra cosa que hacer. No
quedaba un solo tornillo por ajustar en una sola bisagra, ni una sola superficie que alisar, ni una teja fuera
de lugar.
Bien, pens, siempre poda hacer muebles. Eso deba de ser ms difcil que las paredes, el suelo, el
techo. Lo nico que tena en el interior eran baratas cortinas de arpilleras y un tosco camastro. Tend mi
manta en el jergn de paja y pas una inquieta noche dentro por primera vez en muchas semanas.
Al da siguiente recorr el terreno, pensando en la posibilidad de hacer un huerto y una empalizada
blanca. La empalizada sera fcil. El huerto sera ms difcil, un proyecto casi imposible, digno de mi
estado de nimo de ese momento. Necesitara un pozo para el jardn, pero por alguna razn la ficcin de
una labor edificante se disolvi cuando pens en ello. A fin de cuentas, en Tejas hay tanta agua bajo la
superficie como en cualquier otra parte de Luna. Si uno quiere agua y est cerca del ro Grande, hay que
cavar o taladrar hasta un nivel fijado al azar para cada parcela de tierra, y despus el directorio del
disneylandia hace llegar una tubera hasta el fondo del pozo y uno puede fingir que descubri agua. En
mi cabana, esa profundidad era de quince metros. La faena de cavar tanto no me amedrentaba. Saba que
poda afrontarla. A pesar de los impedimentos de un sistema hormonal femenino, haba desarrollado
hombros y bceps que habran causado horror esttico a Bobbie. No tendra problemas en cambiar mi
garlopa y mi sierra por una azada y una pala. sa era la parte que me agradaba.
Pero no me convenca la farsa. Me haba habituado a mirar las estrellas de noche y a maravillarme
ante el tamao del universo. No me haba vuelto loca; saba que eran slo lmparas que poda sostener con
la mano. Pero de noche, con la fatiga, poda olvidarlo. Poda olvidar muchas cosas. No saba si podra olvidar
el esfuerzo de cavar quince metros para abrir un agujero intil que necesitara una tubera para llenarse de
agua fresca y vital.
Odio ponerme demasiado metafrica. Walter siempre refunfuaba contra eso. Los lectores se cansan
pronto de las metforas, sola decir. Por qu el pozo, y no las estrellas? Por qu llegar tan lejos y vacilar,
por qu perder la imaginacin justo al final? No lo s, pero tal vez se relacionaba con ese agujero seco.
Segua pensando que mi vida entera era un agujero seco. Lo nico que haba logrado que me enorgulleciera
era la cabaa... y odiaba la cabaa.
Esa noche no pude conciliar el sueo. Combat el insomnio largo rato, me levant, camin a tientas
en la oscuridad hasta encontrar el hacha. Destroc el camastro y apil los restos contra la pared, roci la
madera con queroseno, la encend, sal por la puerta, dejndola abierta para que hiciera corriente, y sub
despacio por la cuesta que estaba detrs de mi propiedad. All me acuclill y, sintiendo muy poca
emocin, presenci el incendio de la cabaa.

15
EL SULTN DE LA CUADRATURA DEL CRCULO

Le pregunto si existe un sitio ms solitario que un estadio diseado para albergar a treinta o
cuarenta mil espectadores cuando est vaco.
El estadio de cuchillo-pugilismo de Ciudad Rey tena un nombre oficial, el Gladiatorio Tal o Cual,
pero era uno de esos casos donde se honra a un famoso de sus tiempos que la historia del deporte ha
olvidado. En todas las pginas deportivas, en la mente de los sanguinarios fanticos de todas partes,
aun en el letrero de veinte metros del exterior, el estadio se llama simplemente el Cubo de Sangre.
Ahora estaba en silencio. Los crculos concntricos de butacas estaban en penumbras. El sistema
de sonido callaba. Los desages que rodeaban el cuadriltero estaban limpios, listos para los nuevos
torrentes de sangre de esa velada. Parte de esta nueva sangre brotara del hombre que ahora se ergua
bajo las crudas luces blancas que pendan del cielo raso oscurecido: MacDonald. Camin hacia l por
la suave curvatura del pasillo.
Estaba desnudo, dndome la espalda. Pens que yo no haca ruido, pero no era hombre fcil de
sorprender. Mir por encima del hombro, sin alarma, slo con curiosidad.
Cmo ests, Hildy?
Me tuteaba, y no le haba costado reconocerme. No observ que yo era varn la ltima vez que me
haba visto. Tal vez haba odo algn comentario, o tal vez sus ojos no se perdan detalle y muy pocas
cosas podan sorprenderle.
Te pones nervioso antes de una pelea?
Frunci el entrecejo, como si estuviera meditando su respuesta.
No creo. Me pongo... eufrico, en cierto sentido. Me cuesta sentarme. Tal vez sean los nervios. As
que subo aqu y evoco mi ltima pelea, recuerdo mis errores, trato de buscar modos de no repetirlos.
No creo que hayas cometido errores.
Busqu una escalera para subir al cuadriltero, pero no vi ninguna. Sub de un salto al borde, que
tena un metro de altura.
Todos cometemos errores. En mi profesin, trato de reducirlos al mnimo.
Vi que tena una ereccin parcial. Se haba estado masturbando ? No estaba de nimo para esas cosas,
nunca en mi vida haba sentido tan poco inters en el sexo. Le apoy la mano en la cara. l se qued con los
brazos cruzados y me mir a los ojos.
Necesito ayudadije.
Srespondi MacDonald, y me rode con los brazos.
Me llev a su vestuario. Dio vueltas por un rato, preparando tragos, permitindome recobrar la
compostura. Lo raro era que yo no haba llorado. Me haban temblado los hombros cuando l me abraz, y
haba gimoteado un poco, pero sin lgrimas. No estaba temblando. No tena palpitaciones. No saba
cmo interpretarlo, pero nunca haba sentido ganas de gritar.
Has interrumpido mi pequeo ritual dijo, sirvindome un margarita de fresas. No se me ocurri
preguntarme cmo saba que me gustaban.
Tienes un bonito bar.
Me tratan bien, siempre que atraiga multitudes. Salud.
Alz la copa, bebimos. Excelente.
Espero que no ests bebiendo nada demasiado fuerte.
Digas lo que digas, no soy suicida.

Y qu...?
Siempre voy all solo dijo, levantndose, dndome la espalda, interrumpiendo una pregunta que
todava no estaba dispuesto a responder. Mi pequeo y obsceno secreto es que la expectativa me excita.
He ledo sobre ello. El peligro excita a ciertas personas. Lo ms comn es excitarse despus de pasar por
una situacin peligrosa. En mi caso, ocurre antes.
Espero no haber estropeado nada.
No. No tiene importancia.
Si quieres aliviar la presin... ya sabes, hacer el amor... podramos.
Me arrepent de mis palabras en cuanto las dije. En otras circunstancias, me hubiera gustado. Era un
ejemplar estupendo, algo que no haba notado en ocasiones anteriores, cuando yo era varn. El cuerpo era
atractivo delgado, compacto, gil, ms enrgico que potente pero eso no era sorprendente. Era un
cuerpo de luchador Frmula A. Su oponente de esa velada tendra un cuerpo similar, con no ms de tres
kilos de diferencia, aunque fuera mujer. Dos cosas me llamaban la atencin: las manos y el rostro. Las
manos eran largas y anchas, los nudillos un poco gruesos, las palmas speras. Se movan con total
certidumbre, sin vacilar jams. Eran manos que sabran manejar un cuerpo femenino.
El rostro... bien, los ojos. Era un rostro bastante guapo, con una aspereza agradable, cejas y mejillas
fuertes, una boca un poco rgida, pero capaz de ablandarse, como cuando me rode con los brazos. Pero
esos ojos, esos ojos. No atinaba a definir por qu, pero eran hipnticos. Al mirarme, me miraban
nicamente a m, y vean en m ms de lo que cualquiera poda ver.
Pareca estar evaluando mi ofrecimiento. Puso esa pequea sonrisa que era su gesto ms abierto.
Hace tiempo que no acepto una oferta tan entusiasta dijo.
Lo lamento. Fue una estupidez. Ahora me contars que eres homosexual.
Por qu? Porque te he rechazado?
No, porque ltimamente me equivoco en todo. Por el modo en que me miraste, deb saber que en
este momento no tienes inters. Slo cre ver... algo.
No lo haces tan mal. No, yo... te interesa or esto?
Si te interesa contarlo.
Se encogi de hombros, dando a entender que ambos sabamos que las cosas importantes an no
haban surgido, pero estaba dispuesto a esperar.
De acuerdo. Con brevedad, y para que lo tengas en cuenta. En general soy hetero, digamos un
noventa por ciento, cuando soy varn. Hace mucho que no soy mujer, y tal vez nunca lo sea de nuevo.
No te gust?
Tuve un problema. No me gustaba hacer el amor con hombres. Me relacionaba casi
exclusivamente con otras mujeres. No me gustaba aceptar a otra persona en mi cuerpo. Siempre lo tema.
Las mujeres tienen que ceder buena parte del control. Eso me pona nervioso.
No tiene por qu ser as.
Eso dicen. Pero as era para m.
Supongo que eso es lo importante.
Si hubo alguna conversacin ms inane desde la Invasin, nadie la ha consignado. Necesit otro
trago para disimular mi embarazo. Haba cometido un grave error. Not que le haba incomodado de un
modo que no comprenda, y quise que me tragara la tierra. Decid marcharme, pero no pude. Mis brazos y
piernas se negaban a levantarme de la silla. Mis brazos podan sostener la bebida creo que nadie haba
necesitado tanto un margarita de fresa pero desobedecan mis rdenes de levantar mi cuerpo.
Confundida? Ya lo creo.
No estaba dispuesta a tolerar ese motn, as que me enfurec, y divid el proceso en etapas. Palmas en
los brazos de la silla. Pies en el suelo. Presin sobre palmas y pies. No operar esta mquina bajo la
influencia de narcticos. Eso es, Hildy, te ests levantando.
He tratado de matarme dije, y me sent de nuevo.
Has venido al sitio indicado. Habame de ello.
Si uno hace algo varias veces, termina por hacerlo bien. Mis aptitudes para la confidencia nunca
haban sido sobresalientes, pero despus de contarle mi historia a Fox, a Liz y a Callie haba pulido la
narracin. Me sorprend repitiendo frases que haba usado las veces anteriores, cosas que me haban
parecido jocosas o me ayudaban a afrontar mejor la situacin. Soy escritora, no puedo evitarlo, y el
ejercicio termin por agradarme. Estaba contando una historia, y como en cualquier historia, hay partes
que resultan convincentes y otras que slo confunden al lector. Y cuando el pblico es pequeo, uno se

adapta a sus gustos. As, inadvertidamente, la historia se convirti en impulso para una sene que me
gustara publicar en la Edicin Extra de la Vida. Digamos que mis presentaciones ante Fox, Liz y Callie
haban sido intentos pueblerinos, y ahora me las vea con el crtico de gran ciudad cuya resea me
consagrara o me hara trizas.
Pero Andrew no se lo crea. Me dej parlotear una hora. Creo que trataba de evaluar qu clase de
excremento quera venderle, el olor y la textura que tena al pisarlo, su color y el ruido que haca al caer.
Cuando supo que reconocera ese estircol si apareca de nuevo en sus campos, me silenci con un gesto y
dijo:
Ahora cuntame lo que realmente ocurri.
As que comenc de nuevo.
La primera vez no haba mentido, pero debo admitir que tampoco dije la verdad. Todos esos aos en
El Pezn me haban aguzado en exceso la capacidad de revisin, y una de las primeras cosas que se
aprende en periodismo es que el modo ms fcil de prevaricar consiste en no contar toda la verdad. Al
comenzar de nuevo, me pregunt si recordaba cmo contar toda la verdad. Ni siquiera saba cul era la
verdad. (Podramos pasar una grata tarde debatiendo si alguien conoce siquiera una pequea parte de la
verdad sobre s mismo o sobre cualquier cosa, pero por esos rumbos acecha la locura.) l slo quera
que yo intentara contarle lo que saba, sin rebuscamientos ni ornamentos. Haced la prueba, y veris que no
es nada fcil.
Adems lleva mucho tiempo. Hay que regresar a cosas que al principio uno no consideraba
importantes para la historia, y a veces hay que desandar un largo camino. Le cont detalles de mi infancia
que ni siquiera crea recordar. El trmite adems se prolong porque pas largos intervalos mirando el
vaco. Andrew no me presionaba, no me apuraba. No haca preguntas. Slo hablaba para responder a
preguntas directas, y a veces le bastaba con un cabeceo o un gesto negativo. Andrew MacDonald era un
minimalista de la conversacin.
Dos cosas me indicaron que haba concluido mi historia: haba dejado de hablar, y una bandeja de
emparedados haba aparecido en la mesa que tena al lado.
Me lanc sobre la comida como un visigodo saqueando Roma. No recordaba haber tenido nunca tanta
hambre. Mientras degluta los emparedados, not que haba tres copas vacas; no recordaba haberlas
bebido, y no me senta ebria.
Mientras la comida me bajaba al estmago, mientras mis neuronas reanudaban su tarea por turnos
dentro de mi cabeza, repar en otras cosas. Por ejemplo, el suelo temblaba. No se sacuda de arriba abajo,
sino en una vibracin continua e inquietante que poco a poco identifiqu como la algaraba de la
muchedumbre. El vestuario de Andrew estaba debajo del centro del Cubo de Sangre. Habamos bajado por
una escalera contigua al cuadriltero para llegar all. Busqu un reloj, en vano.
Cunto hace que estamos hablando? pregunt, masticando fiambre y pan.
An falta una hora y media para el principal encuentro.
Ah entras t, verdad?
S.
Me senta abochornada. Haba llegado por la tarde, y haba nueve enfrentamientos en la lista antes de la
pelea mortal de Andrew. Tenan que ser las diez o las once.
Aqu no hay relojes dije, esperando que l lo tomara como una disculpa.
No los permito antes de una pelea. Me distraen.
Te ponen nervioso? Tal vez era una pregunta irnica. Cmo se atreva a no ponerse nervioso
antes de una pelea? Su calma antinatural resultaba difcil de aceptar.
Me distraen.
Estaba reparando en otras cosas. Parece ridculo decir que haba pasado tanto tiempo en una
habitacin tan pequea sin verlo, pero no lo haba visto, y no porque hubiera mucho para ver. El lugar era
tan impersonal como una habitacin de hotel, lo cual era en cierto modo. Vi cuatro pantallas telefnicas
en la pared, y cada cual proyectaba un rostro preocupado, con el volumen apagado y las palabras
URGENTE! ATENDER! parpadeando bajo los rostros. Reconoc a dos personas que merodeaban en
torno de Andrew la ltima vez que yo haba estado all. Agentes, entrenadores.
Creo que te convendra atender tus asuntos suger. Andrew hizo un ademn desdeoso.
No deberas estar comentando tu estrategia con esa gente? Charlas preparatorias, cosas as?
Con franqueza, prefiero prescindir de las charlas preparatorias. Es la peor parte de esta ordala.
Tuve que admitir que las cuatro personas que lo llamaban parecan ms nerviosas que l.
-An as, ms vale que me largue dije, levantndome, tratando de tragar un bocado. Ser mejor
que hagas lo que necesites para prepararte.
En mi caso, fueron diez aos dijo l.

Volv a sentarme.
Poda fingir que no saba de qu hablaba, pero sera una mentira. Saba exactamente de qu hablaba,
y pronto l me demostr que no me equivocaba.
Diez aos de recuerdos falsos. Sucedi hace seis aos, y desde entonces he buscado a alguien a
quien contrselo.
Mientras tratabas de hacerte matar.
S que lo ves de esa manera, pero yo no.
Pero trataste de matarte.
S, hace seis aos. Descubr que no tena el menor inters en nada. Ya tengo ms de doscientos
aos, y me pareca que haba pasado por lo menos un siglo desde que no haca nada nuevo.
Estabas aburrido.
Era algo ms profundo. Depresin, abulia... una vez me pas tres das sentado en la baera. No vea
motivos para salir. Decid terminar con mi vida, y no era una decisin fcil. Me haban criado para creer
que la vida es un don precioso, que siempre puedes hacer algo til. Pero ya no encontraba nada que me
atrajera.
Lo cont mucho mejor que yo. Haba tenido ms tiempo para practicar, al menos mentalmente.
Describi los principales puntos de inters, diciendo varias veces que me dara los detalles cuando
regresara de la pelea. En breve, haba quedado varado en una isla que se pareca a Scarpa, slo que era ms
inhspita. Haba tenido que trabajar muchsimo. Sufri muchos inconvenientes, y nunca consigui
ninguna de las comodidades que se me otorgaron a m. Las cosas slo mejoraron un poco en los dos
ltimos aos de su estancia de diez.
Parece que el OC te someti al mismo programa bsico dijo. Por lo que describes, ha mejorado
un poco; nueva tecnologa, nuevas subrutinas. Yo lo acept en su momento. No tena opcin, pues los
recuerdos no eran mos. Aunque la experiencia nunca fue tan realista como la que t describes.
El OC dijo que haba mejorado en ello.
Siempre est mejorando.
Habr sido un infierno.
Am cada segundo replic. Aguard un instante y continu, con ojos llameantes. Cuando la
vida es tan sencilla, no tienes oportunidad de aburrirte. Cuando tu vida depende de cada acto que realizas,
el suicidio parece afeminado y ridculo. Cada organismo lleva el instinto de supervivencia en sus races
mismas. El hecho de que tantos seres humanos se maten, no slo ahora, sino desde hace mucho tiempo,
dice mucho sobre la civilizacin y la inteligencia. Los suicidas han perdido una capacidad que toda ameba
posee: el conocimiento de cmo vivir.
Conque se es el secreto de la vida? pregunt. El rigor? Ganar lo que se obtiene de la vida,
trabajar para ello?
No lo s. Se levant y se pase de un lado al otro. Cuando regres al aqu y ahora estaba
exultante, crea tener una respuesta. Entonces comprend, igual que t, que no poda confiar en ella. No era
yo quien haba vivido esos diez aos. Era una mquina que escriba un guin sobre cmo crea que los
habra vivido. Acert en algunas cosas, pero se equivoc en muchas ms, pues no era yo. El yo que la mquina
procuraba imitar acababa de intentar un suicidio. El yo que imaginaba el OC se deslomaba como un perro para
permanecer con vida. Era una expresin de deseos del OC, no ma.
Pero has dicho...
Pero era una respuesta declar, volvindose bruscamente hacia m. Descubr que en ms de un
siglo no haba tenido nada que arriesgar. Para m no significaba nada triunfar o fracasar en algo, porque mi
vida no estaba en juego. Ni siquiera mi confort estaba en juego. Si triunfaba o fracasaba econmicamente, por
ejemplo... Si triunfaba, ganara ms cosas que haca tiempo haban perdido sentido. Si fracasaba, perdera
algunas de esas cosas, pero el Estado proveera a mis necesidades bsicas.
No quise interrumpirlo. Me agradaba su apasionamiento. Aunque yo estuviera en desacuerdo en
algunos detalles, era estimulante hablar de ello con alguien que saba.
Fue entonces cuando empec estas peleas mortales. Tena que reintroducir un elemento de riesgo en
mi vida. Alz una mano. Sin exagerar. Soy bueno en lo que hago. Sonri, y su sonrisa era
hermosa. Y quiero vivir de nuevo. Eso es lo que tienes que hacer, Hildy. Tienes que hallar el modo de
experimentar de nuevo el riesgo. Es un tnico incomparable.
Las preguntas se agolpaban en mi mente, ansiando salir. Haba una ms importante que todas las
dems.
Qu impedir al OC revivirte de nuevo, como hizo conmigo, si cometes un error?
Algn da lo cometer. Todos lo cometen. Pero creo que falta un largo tiempo.
Tienes muchos retadores.

Pronto me retirar. Unas peleas ms y se acab.

Y qu hay del tnico?
Sonri de nuevo.
Creo que ya he ingerido suficiente. Lo necesitaba, necesitaba las peleas mortales... y ninguna otra
cosa habra funcionado. sa es la belleza del asunto, morir en pblico.
Entonces comprend. El OC no se atreva a revivir a Silvio, por ejemplo (aparte de que no poda, pues
su cerebro estaba destruido). Todos saban que Silvio estaba muerto; si reapareca, habra preguntas
embarazosas. Se formaran comits, se elevaran peticiones, se revisara la programacin. Andrew haba
encontrado un modo de burlar el juego de resurrecciones del OC, una solucin tan obvia que yo nunca
haba pensado en ella.
O la haba pensado y la haba mantenido oculta?
Debera postergar ese interrogante, pues Andrew, con un gesto de disculpa, abri la puerta y media
Ciudad Rey irrumpi ruidosamente en el vestuario. Bien, al menos quince o veinte personas, la mayora
furiosas. Recib algunas miradas fulminantes y trat de empequeecerme en un rincn mientras agentes,
entrenadores, representantes y periodistas trataban de comprimir una hora de preparacin psquica,
legalismos y entrevistas en los cinco minutos que les quedaban antes del comienzo del partido. Andrew
era una isla de calma en el centro de ese huracn, que rivalizaba en confusin con cualquier rueda de
prensa a la que yo hubiera asistido.
Luego se march, y todos le siguieron como cachorros aullantes. El ruido se perdi en el corto
corredor y en las escaleras, y luego o el bullicio de la muchedumbre y la tonante voz del locutor que
hablaba desde su refugio de abajo del cuadriltero.
El ruido permaneci un rato en ese nivel, luego decreci mientras yo me sentaba para aguardar su
retorno.
De pronto la algaraba alcanz una estridencia que pareca poner en peligro el edificio. Los fanticos,
pens con desdn.
La algaraba se intensific, y me pregunt qu significaba.
Pronto bajaron a Andrew MacDonald en una camilla.
Nada es tan simple como parece. Andrew libraba una pelea mortal, pero qu significaba?
Yo no tena idea. Slo haba visto algunas peleas, y saba que normalmente se infligan golpes a los que
nadie habra podido sobrevivir sin las tcnicas mdicas modernas. Haba visto cmo se administraba
atencin mdica entre una ronda y otra, remendando a los contrincantes, reemplazando los fluidos
corporales. El signo de la victoria era la decapitacin del perdedor, uno de los detalles ms tiernos del
cuchillo-pugilismo y sin duda un indicio de que las cosas no iban bien para el decapitado. Pero acaso el
Gran Flac no se las apaaba sin su cuerpo? La nica lesin infaliblemente fatal en la actualidad era la
destruccin del cerebro, y el OC estaba trabajando en ello.
Las reglas eran distintas en una pelea mortal, y nadie estaba conforme con ellas, con la posible
excepcin de Andrew.
No pude distinguir sus heridas, pero an llevaba la cabeza sobre los hombros. Una sbana empapada
de sangre le cubra el cuerpo. Luego averig que se haba establecido una jerarqua de lesiones para las
peleas mortales, que algunas podan ser tratadas por asistentes entre una ronda y otra, y que las otras
deban admitirse como fatales. El oponente cado no era decapitado, pues se consideraba demasiado
truculento exhibir la cabeza tronchada de un verdadero muerto. Me contaron que el ritual reemplazaba
el golpe de gracia, y que estaba destinado a simbolizar la victoria. Vaya uno a entenderlo.
Tambin supe despus que ninguno saba cmo afrontar la situacin en que se encontraban ahora.
Slo tres luchadores haban participado en peleas mortales desde que se los incluy en una zona gris de
la ley conocida como suicidio consensuado. Slo uno haba satisfecho los requisitos para una herida
fatal, y en su lecho de muerte haba experimentado una revelacin que podra resumirse como despus
de todo no era tan buena idea. Lo haban revivido y emparchado y se haba retirado en medio de su
humillacin para secreto alivio de todos. De las d.os personas que actualmente arriesgaban el pellejo en
las peleas, se haba convenido tcitamente que nunca se enfrentaran, pues el resultado de semejante
enfremamiento sera el dilema en que ahora se encontraban los asistentes, abogados y gerentes del
estadio, y que se podra expresar de este modo: Permitiremos que este tonto hijo de perra se nos
muera?
No quedaba mucho tiempo para dar una respuesta. O el gemido de Andrew en el otro lado del
vestuario, y supe que reciba la llamada de la parca.
Apenas poda verle. Si haba esperado que sus ltimos momentos fueran apacibles, haba sido un
necio. Estaba rodeado de personas, algunas desesperadas por ofrecer ayuda, otras preocupadas por las

responsabilidades de la empresa, algunas defendiendo el derecho de Andrew a morirse como se le

antojara.
Haca aos que las peleas mortales representaban un trastorno para la gerencia del Cubo de Sangre.
Por una parte, eran un xito seguro; la emocin de una posible muerte real siempre llenaba los estadios.
Por otra parte, nadie saba cul sera la reaccin del pblico si alguien mora frente a Dios y al prjimo
por mero deporte. La opinin predominante era que no sera bueno para los negocios. El apetito del
pblico por una violencia inofensiva en deportes y entretenimientos nunca se haba sondeado, pero
aunque la muerte real fuera emocionante, era mucho ms fcil aceptarla cuando formaba parte de un
accidente, como en el caso de David Tierra o de Nirvana.
Para ser justos, la gente del estadio estaba turbada por la idea, y no slo por cuestiones legales. Su
peor pecado era uno que cometemos todos, el de no pensar que puede ocurrir lo peor. Nadie haba
muerto an en una pelea mortal, y la posibilidad no se tena en cuenta. Ahora alguien haba muerto.
Pero no sin presentar resistencia. La gente que lo rodeaba me recordaba, como a menudo ocurre en
la vida, escenas de pelculas. Todos hemos visto esas pelculas de guerra donde los camilleros se renen en
torno a un camarada herido tratando de salvarle la vida, y sus compaeros afirman que todo saldr bien,
compadre, tienes una herida de un milln de dlares, estars de regreso con las chicas en un periquete,
aunque los ojos de todos dicen que el to est liquidado. Tal vez fue un truco de la luz, pero tambin vi
otra escena, el sacerdote inclinndose sobre la cama, sosteniendo un rosario, oyendo la ltima
confesin, suministrando la extremauncin. En realidad trataban de convencerlo de aceptar un
tratamiento, por favor, para que todos podamos irnos a casa y secarnos la frente y beber unos tragos y
fingir que este jodido desastre no sucedi nunca, por Dios.
Andrew se neg a todo. Poco a poco las splicas se volvieron menos apasionadas, y algunos desistieron
y se vinieron conmigo a la pared, como si l tuviera algo contagioso. Alguien se inclin para or sus
murmullos, y ese alguien me mir para llamarme.
Me sorprende haber llegado, pues no senta nada en las piernas. Pero me acerqu, ol su sangre, el tufo
de sus entraas, el olor de la muerte, y l me cogi la mano con fuerza sorprendente y trat de acercarse a
mi odo porque no le quedaba mucha voz. Espero que no sintiera mucho dolor; decan que no, que el
dolor no era problema porque lo haban desconectado antes de la pelea. Carraspe.
Deja que te ayuden, Andrew. Ya has demostrado lo que queras.
No tena nada que demostrarles a ellos tosi.
Seguro? No es una vergenza. Todava te respeto.
No es cuestin de respeto. Tengo que seguir hasta el final, pues de lo contrario no signific nada.
Es una locura. Pudiste haber muerto en cualquiera de esas peleas. No tienes que morir para
validarlo.
Sacudi la cabeza, tosi espasmdicamente. El cuerpo se le afloj, y cre que haba muerto, pero me
estruj la mano y me acerqu ms a sus labios.
Me engaaron dijo, y muri.

16
EL NATURAL

En estos tiempos nadie visita la biblioteca. Lo cual es lamentable.

Para qu perder tiempo y esfuerzo en viajar a un gran edificio donde se almacenan libros de papel
cuando es posible quedarse en casa y tener acceso a esa informacin, ms billones de pginas de datos
que existen slo en las memorias? El que desconozca la respuesta a esa pregunta no ama los libros, y
entonces no puedo explicrselo. Pero si uno se levanta del terminal a cualquier hora del da o de la
noche, coge el tubo hasta la plaza del Centro Cvico de Ciudad Rey y sube por la escalinata de mrmol
italiano, entre las estatuas del Conocimiento y la Sabidura, descubre que la Gran Sala de los Libros vibra
con la silenciosa actividad que ha caracterizado las grandes bibliotecas desde que los libros existen en
rollos de papiro. Aconsejo hacerlo alguna vez: pasar frente a los estudiosos sentados en grandes mesas de
roble, detenerse en el centro de la cpula, junto a la Biblia Austin Gutenberg encerrada en su vitrina,
mirar las infinitas filas de estantes. En ese lugar el amante de los libros encontrar paz de espritu.
Mi espritu necesitaba desesperadamente algo de paz. En los das que siguieron a la muerte de
Andrew MacDonald, pas mucho tiempo en la biblioteca. No haba razones prcticas para ello; aunque
ahora no tena hogar, habra podido dedicarme a leer e investigar sentada en el parque, o en la habitacin
de mi hotel. La mayor parte del material que busqu, de cualquier modo, no exista en papel. Pas el
tiempo mirando un terminal similar a los que estaban en cualquier cabina telefnica de las esquinas.
Pero yo no era la nica. Aunque muchas personas usaban la biblioteca porque preferan tocar las fuentes
con la mano, la mayora buscaba acceso a datos almacenados, y prefera hacerlo rodeada por libros reales.
La vasta mayora de los libros de la biblioteca de Ciudad Rey eran muy viejos, el legado pre-Invasin de
algunos biblifilos que alegaban que esos objetos amarillentos, frgiles, ineficientes e incmodos eran
necesarios para cualquier cultura que se considerase civilizada, y que convencieron a los especialistas en
informtica de que el gasto de embarcar esos libros, lgicamente injustificable, mereca la pena. En cuanto
a los libros nuevos, para qu molestarse? Dudo que ms de media docena de libros nuevos se publicaran
en papel en un ao lunar. Exista una pequea industria editorial, poco rentable, porque algunos queran
tener colecciones de los clsicos en un estante del saln. Los libros se haban transformado
prcticamente en dominio de los decoradores de interiores.
Pero no aqu. Estos libros se usaban. Muchos se almacenaban en salas especiales con gas inerte y haba
que ponerse un traje de presin para consultarlos, bajo la mirada vigilante de bibliotecarios que
consideraban que cada arruga era un crimen, pero todos los volmenes de la institucin estaban
disponibles, incluida la Gutenberg. Haba casi un milln de libros en anaqueles abiertos. Se poda
caminar entre ellos y tocarlos, sacar uno y abrirlo (con sumo cuidado!), oler el viejo papel, la cola y el
polvo. Yo realizaba mi investigacin con un ejemplar de Tom Sawyer a la vista, en parte para leer un
captulo cuando me cansaba de trabajar, en parte para tocarlo cuando me senta muy abatida.
Tena que redefinir abatimiento una y otra vez, y empezaba a preguntarme si exista un lmite
natural, si ste era el lmite al cual haba llegado en las ltimas ocasiones, cuando intent matarme, cuando
me habra matado sin la intervencin del OC.
Mi investigacin, naturalmente, se centraba en el suicidio. Pronto descubr que existan pocos
conocimientos tiles sobre el tema. Por qu iba a sorprenderme? Existan pocos conocimientos tiles en
todo lo concerniente a por qu somos como somos y hacemos lo que hacemos.
Abundan los datos conductistas: el estmulo A provoca la respuesta B. Tambin abundan los datos
estadsticos: el X por ciento reacciona de tal manera ante el hecho Y. Todo funcionaba muy bien con

insectos, ranas, peces y dems, aceptablemente bien con perros, gatos y ratones, razonablemente bien con
seres humanos. Hasta que se planteaban ciertas preguntas. Por ejemplo, por qu la ta Betty, cuando un
vehculo arroll a su hija, meti la cabeza en el microondas, mientras que su hermana Gloria, que haba
sufrido una prdida similar, llor al nio, se recobr y tuvo una vida larga y fructfera? Mejor respuesta
cientfica hasta la fecha: no tengo la ms remota idea.
Otro motivo para estar en la biblioteca era que se trataba del sitio perfecto para abordar un problema
de manera lgica. El ambiente era alentador para ese propsito. La muerte de Andrew me haba chocado.
No necesitaba hacer otra cosa, as que pensaba enfrentar el problema paso a paso, y antes deba definir los
pasos. Paso uno, aprender todo lo posible sobre las causas del suicidio. Al cabo de tres das de lecturas y
notas haba llegado a cuatro o cinco categoras de suicidio. (Compr una libreta de papel y lpiz para
tomar notas, con lo cual me gan algunas miradas curiosas de mis vecinos. Aun en ese mbito venerable,
escribir en papel se consideraba excntrico.) Estas cuatro o cinco categoras no tenan lmites definidos,
sino que se superponan con grandes bordes grises y borrosos. Esto tampoco era ninguna sorpresa.
La primera y ms fcil de identificar era cultural. La mayora de las sociedades condenaba el suicidio
en la mayora de las circunstancias, pero algunas no, y Japn era un ejemplo destacado. En el antiguo
Japn el suicidio no slo era admitido, sino obligatorio en ciertas circunstancias. Ms an, estaba
institucionalizado, y si alguien perda el honor no slo deba matarse, sino hacerlo de un modo
preestablecido, pblico y muy doloroso. Muchas otras culturas consideraban que el suicidio era honorable
en ciertas situaciones.
Aun en las sociedades donde el suicidio era mal visto o considerado pecado mortal, haban
circunstancias en las que resultaba comprensible. Tanto en la leyenda popular como en la realidad
abundaban historias sobre amantes frustrados que saltaban desde un peasco cogidos de la mano. Tambin
estaban los casos de gente mayor que sufra dolores intolerables (vase motivo # 2) y otras razones ms o
menos aceptables.
La mayora de las culturas antiguas eran difciles de analizar. La demografa tal como la conocemos
slo comenz recientemente. Se consignaban los nacimientos y las muertes, y muy pocos detalles ms.
Cmo se determina cul era la tasa de suicidios en la antigua Babilonia? No hay manera. Ni siquiera se
pueden obtener muchos datos tiles sobre la Europa del siglo diecinueve. Haba muchas lagunas. Se deca
que en el siglo veinte los suecos se mataban ms que sus contemporneos. Algunos echaban la culpa al
fro, a los largos inviernos, pero entonces qu ocurra con los finlandeses, los noruegos, los siberianos?
Otros decan que era la naturaleza melanclica de los suecos. He hecho muchas preguntas a mucha gente
durante mucho tiempo, y s algo importante: la gente miente. A menudo miente aunque no haya nada en
juego. Cuando la respuesta puede decidir si el abuelo Jacques es sepultado o no en la tierra consagrada del
cementerio, las notas de suicidio tienden a esfumarse, los cuerpos se maquillan, los mdicos forenses y
los agentes de la ley reciben sobornos o simplemente hacen la vista gorda por respeto a la familia. La
mayor tasa de suicidios de los suecos tal vez slo evidenciara que eran ms francos en sus informes.
En cuanto a la sociedad lunar, y la sociedad posinvasin en general, el suicidio era un derecho civil,
pero en general se lo consideraba una cobarda. El suicidio no era un buen modo de ganarse la simpata
de los vecinos.
El segundo motivo poda sintetizarse con el enunciado No aguanto ms. Los casos ms obvios
implicaban dolor, y ya no tenan vigencia. Luego estaba la infelicidad. Qu se puede decir de la
infelicidad? Es real, y puede tener causas reales y visibles: desilusin con los logros personales,
frustracin ante la incapacidad para alcanzar determinado objetivo, tragedia, prdida. En otras ocasiones la
causa de esta desazn puede resultar oscura para el observador externo: No le faltaba nada en la vida.
Luego estaba el motivo que mencionaba Andrew, el aburrimiento. Eso suceda aun en tiempos en
que la gente no llegaba a vivir doscientos o trescientos aos, pero era ms raro. Era una razn que
apareca cada vez ms en las notas de los suicidas a medida que se prolongaba la expectativa de vida.
El cuarto motivo podra definirse como incapacidad para visualizar la muerte. Los jvenes eran
vulnerables a esta incapacidad; muchas sociedades industriales opulentas presentaban crecientes tasas de
suicidio entre adolescentes, y los supervivientes de los intentos fallidos a menudo manifestaban complejas
fantasas en las cuales conservaban la conciencia durante su funeral, y en las cuales se vengaban de quienes
los atormentaban. Ya vern, me echarn de menos cuando no est.
Por eso deca que haba reunido quizs unas cinco motivaciones. No poda decidir si los intentos,
logrados o fallidos, definidos como gestos, constituan una categora aparte.
Las autoridades disentan en cuanto a la definicin de ciertos suicidios como meros gritos de auxilio.
En cierto sentido, todos los suicidios lo eran, al menos ante una Providencia indiferente. Aydame a
detener el dolor, aydame a encontrar el amor, aydame a encontrar una razn, aydame, siento dolor...
Dije cinco categoras? Tal vez seis.
Tal vez la sexta fuera la que yo titulaba las estaciones de la vida. La mayora somos numerlogos
inconfesos, astrlogos inconscientes. Nos fascinan los aniversarios, las onomsticas, las edades propias y
ajenas. Hemos pasado los treinta, los cuarenta o los setenta aos, y tenemos ms de cien. Cuando la gente

viva alrededor de ochenta aos, esas palabras significaban an ms que en la actualidad. Llegar a los
cuarenta significaba llegar a la mitad de la vida, y era un momento ideal para examinar los logros del
tramo inicial, a menudo con conclusiones frustrantes. Llegar a los noventa significaba haber vivido ms
de la cuenta, y lo ms indicado era escoger el color del atad.
Las edades que terminaban en cero representaban pocas de crisis, y an lo son. He hallado la
expresin crisis de mediados de la vida, que se usaba en tiempos en que la mitad de la vida se
encontraba entre los cuarenta y los cincuenta aos. Las edades que terminan con dos ceros suponan toda
una conmocin. Los peridicos publicaban notas sobre los centenarios. Los datos que estudi decan
que, aunque ahora la considersemos la mitad de la vida, la edad de uno cero cero an tena muchas
connotaciones. Se era octogenario o nonagenario, pero nunca centenario. La palabra nunca cobr
popularidad. Uno tena ms de cien o ms de doscientos. Pronto habra gente con ms de trescientos.
Y haba un incremento de la tasa de suicidios en estos dos hitos mgicos.
Lo cual me resultaba de particular inters porque... A ver, alumnos. Qu edad dijo Hildy que tena?
Que no siempre levanten la mano los mismos.
No s si mi investigacin me revelaba demasiado, pero era una ocupacin, y me propona continuar.
Me transform en ratn de biblioteca, y slo sala para dormir y comer. Pero al cabo de cuatro das algo
me dijo que era hora de ir a caminar, y mis pies me llevaron de regreso a Tejas.
Me preguntaba qu me sucedera a continuacin. La muerte me haba seguido el rastro desde mi
regreso de la isla de Scarpa: David Tierra, Silvio, Andrew, mil ciento veintisis almas en Nirvana. Tres
brontosaurios. Me olvidaba de alguien? Alguna vez me sucedera algo bueno?
Me met por un camino lateral que haba descubierto durante mis das de fugitiva. No quera toparme
con mis amigos de Nueva Austin, no quera explicarles por qu haba incendiado mi cabana. Si no poda
explicrmelo a m misma, qu les dira a ellos? As que cruc el cerro desde otra direccin y al principio
pens que estaba perdida, porque ah haba una cabana. Pens que por primera vez desde el comienzo de esa
ordala haba perdido el juicio, porque no estaba extraviada, estaba donde crea estar, y sa era mi cabana,
intacta, igual que antes del incendio.
En momentos as se tiene una sensacin de vrtigo; me sent. Al cabo de un instante not dos cosas
que podan resultar de inters. Primero, la cabana no estaba exactamente en el mismo lugar. Pareca que la
hubiesen desplazado tres metros cuesta arriba. Segundo, haba una pila de madera quemada en la pequea
hondonada que yo llamaba el barranco. Y de pronto apareci un tercer elemento: un burro cargado de
brtulos rode la casa, me mir un instante, y meti el hocico en un cubo de agua que haban dejado a la
sombra.
Me levant y ech a andar hacia la cabana, cuando un hombre sali por la puerta y se puso a
descargar la bestia y apoyar los bultos en el suelo. Debi de orme, porque mir en mi direccin y me
salud con una sonrisa desdentada. Lo conoca.
Sourdough dije. Qu demonios ests haciendo?
Buenas noches, Hildy. Espero que no te moleste. Acabo de llegar al pueblo y me mandaron aqu;
dijeron que me quedara unos das y les informara de tu regreso.
Siempre eres bien venido, Sourdough, ya lo sabes. Mi casa es tu casa. Es slo... Hice una pausa,
ech otro vistazo a la cabana, y me enjugu el sudor de la frente. No cre que an tuviera una casa.
Sourdough se rasc y escupi en el polvo.
Bien, no s de qu hablas. Pero el alcalde Dillon me advirti que nos despellejara a m y a Matilda si
no le avisaba de tu llegada. Palme afectuosamente al animal, levantando una nube de polvo.
Tal vez Sourdough exageraba la nota con el pintoresquismo del viejo Oeste, pero tena derecho a
ello. Era un autntico natural, a diferencia de Walter, que slo era natural en la superficie.
Perteneca a una secta religiosa que comparta algunas creencias con los cientistas cristianos. No
rechazaban toda ayuda mdica, ni rezaban para curarse cuando se enfermaban. Slo rechazaban el
rejuvenecimiento. Se permitan envejecer y, cuando las medidas necesarias para conservarlos con vida
llegaban a un punto que Sourdough describa como demasiado embrollado, moran.
Incluso haba cierto dinero en ello. La Junta de Antigedades les pagaba un pequeo estipendio
anual por permitirles eludir lo que habra constituido un engorroso problema tico, el de mantener a un
pequeo grupo testigo de humanos al margen de los progresos mdicos ms modernos.
Sourdough era uno de los pocos exploradores que recorran Tejas Oeste en busca de metales
preciosos. Tena pocas posibilidades de descubrir un filn de oro o plata; ninguna, a decir verdad, pues
nada de eso se haba incluido en las especificaciones cuando se construy el lugar. Pero los directivos nos
aseguraban que haba tres filones de minerales que contenan diamantes en alguna parte de Tejas. Nadie
los haba encontrado an. Sourdough y otros recorran la comarca con sus hachas, avos y burros, quiz

con la secreta esperanza de no encontrarlos. A fin de cuentas, qu hara con un puado de diamantes?
Por cierto no justificaba tanto trajn.
Una vez le pregunt a Sourdough sobre eso, antes de enterarme de que era descorts hacer esas
preguntas en un disneylandia histrico.
Te dir, Hildy respondi l sin ofenderse. Trabaj cuarenta aos en un empleo que no me
gustaba. No soy tan tonto como parezco. No comprend cunto me disgustaba hasta que renunci. Pero
cuando me jubil vine aqu y me agradaron el sol, el calor y el aire libre. Descubr que haba perdido el
gusto por la compaa ajena. Slo soporto a la gente en pequeas dosis. Y he sido feliz. Matilda es la
nica compaa que necesito, y buscar metales me mantiene ocupado.
Matilda pareca ser su nica preocupacin en la vida. Sourdough siempre preguntaba a los dems si
la cuidaran cuando l hubiera fallecido, al extremo de que media poblacin de Nueva Austin haba
prometido adoptar la burra.
Pareca ms viejo que el bisabuelo de Adn. Haba perdido todos los dientes, y casi todo el cabello.
Tena la piel manchada, cuarteada y floja, y los nudillos hinchados como nueces.
Tena ochenta y tres aos, diecisiete menos que yo.
Yo pensaba que era analfabeto, y que su tarea era algo parecido a acarrear cubos o colocar ladrillos.
Luego Dora me cont que haba sido presidente del consejo de administracin de una importante
compaa de Marte. Se haba retirado a Luna por la gravedad.
Qu sucedi aqu, Sourdough? pregunt. Yo no vend el terreno. Quin tiene el derecho de
venir a construir aqu?
No s nada sobre eso, Hildy. Ya me conoces. He estado en las colinas, y te aseguro, muchacha, que
he dado con algo.
As continu durante un rato, y yo apenas le prestaba atencin. Sourdough y sus colegas siempre
haban dado con algo. Mir la casa. No haba mucha diferencia entre sta y la que yo haba construido y
quemado, salvo por algunos detalles elusivos que me indicaban que los constructores haban sido ms
hbiles que yo. Las dimensiones eran las mismas, las ventanas estaban en los mismos sitios. Pero pareca
ms slida. Entr seguida por Sourdough, que parloteaba sobre el rico filn que estaba por descubrir. El
interior an estaba vaco, salvo por las brillantes cortinas de percal amarillo. Eran ms bonitas que las
que yo haba colgado.
Regres afuera, an sin entender, y mir el camino de Nueva Austin, por donde llegaba la cabeza de
un largo desfile.
La prxima media hora es algo borrosa.
Ms de una docena de carretas llegaron en el atardecer. Todas estaban abarrotadas de personas,
comida, bebida y otras cosas. Los ocupantes bajaron y se pusieron a trabajar, preparando una fogata,
colgando faroles de papel anaranjado con velas en el interior, despejando una zona para bailar. Alguien
haba cargado la pianola de la cantina, y haca girar la manivela. Alguien tocaba el banjo y alguien tocaba el
violn, con espantosos resultados, pero a nadie pareca importarle. Antes de que yo comprendiera lo que
ocurra, estaban en plena juerga. Una res giraba en el espetn, siseando en una salsa que chisporroteaba
al caer en el fuego. Haba una mesa con galletas, tortas, frascos de fruta en almbar. Pusieron botellas de
cerveza en una tina galvanizada llena de hielo. Enaguas y medias de seda resplandecan a la luz del fuego
mientras las damiselas del lamo entrechocaban los talones y los hombres aullaban, batan palmas y
bailaban. Haban aparecido todos mis amigos de Nueva Austin, y muchos a quienes no conoca, y yo an
ignoraba por qu.
Antes de que las cosas se salieran de madre, el alcalde Dillon se plant en una mesa y dispar tres
veces al aire. Pronto se hizo silencio, y el alcalde se contone y slo las damas que tena a ambos lados
evitaron que se desplomara. Despus del mdico, el alcalde Dillon era el borracho ms clebre del pueblo.
Hildy canturre, en una voz que cualquier poltico de los ltimos mil aos habra reconocido,
cuando los buenos ciudadanos de Nueva Austin tuvieron noticias de tu reciente desgracia, supimos que
no podamos desentendernos. Verdad, amigos?
Lo saludaron hurras entusiastas y enrgicos chorros de cerveza.
Ya sabemos cmo son las gentes de ciudad. Seguros, solicitudes, formularios y otras monsergas.
Eruct con elocuencia y continu: Nosotros no somos as. Si un vecino necesita una mano, la gente de
Tejas Oeste le da una mano.
-Seor alcalde interrump, hubo un...
Silencio, Hildy dijo el alcalde, y eruct de nuevo. No, no somos as, verdad, amigos?
No! exclamaron los ciudadanos de Nueva Austin.
No, claro que no. Cuando uno de nosotros tiene una desgracia, todos la tienen. Tal vez no debera
decirlo, Hildy, pero cuando apareciste aqu, algunos pensamos que eras de esos turistas de fin de semana.
Se golpe el pecho y se inclin hacia delante, a riesgo de desplomarse una vez ms, y agrandando los

ojos como retndome a dudar de la increble declaracin que estaba por hacer. Yo te tom por un
turista, Hildy, yo, Matthew Thomas Dillon, alcalde de este gran pueblo durante casi siete aos. Lade
la cabeza histrinica-mente y de pronto la irgui como si tuviera un resorte. Pero nos equivocbamos.
En este corto lapso, has demostrado que eres una verdadera tejana. Te has construido una cabana.
Llegaste al pueblo y te sentaste a beber con nosotros, a comer con nosotros, a jugar con nosotros.
Jugar, bah mascull Sourdough. Eso no era jugar.
Obtuvo algunas carcajadas.
Alcalde Dillon supliqu, quisiera explicar...
Slo cuando haya terminado rugi afablemente el alcalde. Despus, hace cuatro das, se abati
la calamidad. Y debo aclarar, Hildy, que no todos nosotros estamos aislados del mundo externo.
Algunos nos mantenemos al corriente. Sabamos que acababas de perder tu empleo, y nos imaginamos
que intentabas empezar de nuevo en estas tierras de Dios. All fuera la gente se habra limitado a
lamentarlo. Los tjanos somos distintos. Conque aqu tienes, Hildy. Extendi su brazo en un amplio
crculo que abarcaba la flamante cabana, y esta vez se cay de la mesa, arrastrando a la muchacha que lo
acompaaba. Pero se levant como un corcho, con la dignidad intacta. Aquello que ves por all es tu
nueva casa, y esto que ves por aqu es tu fiesta de bienvenida.
Lo cual haba deducido poco despus que l se subi a la mesa. Alguna vez, por todos los cielos,
hubo mujer que tuviera sentimientos tan encontrados?
Nunca sabr cmo sobreviv a esa noche.
Despus del discurso vinieron los regalos. Recib de todo, desde el pan y la sal rituales de mi ex
esposa Dora, hasta una flamante cocina de hierro forjado del dueo de la tienda. Acept una mecedora y
un par de cerdos, que pronto se soltaron y provocaron una alegre persecucin. Haba una cama nueva y
dos colchas cosidas a mano. Me regalaron pasteles de manzana, herramientas para el hogar, un rollo de
alambre, un juego de porcelana, jabones de grasa de cerdo, un saco de clavos, cinco gallinas, una parrilla
de hierro. La lista era interminable. Ricos o pobres, todos los que vivan en millas a la redonda me
regalaron algo. Cuando una chiquilla se me acerc con una cubretetera tejida a mano, no pude contener
el llanto. En cierto modo era un alivio; haba sonredo tanto y por tanto tiempo que pens que se me
rajara la cara. Sali la perfeccin. Todos me palmearon la espalda y no qued un ojo seco en toda la casa.
Luego comenzaron los festejos en serio. Cortaron la res, repartieron los frjoles, la gente se sent a
comer con los platos llenos. Yo beb todo lo que me daban, pero nunca me sent ebria. Deb de
achisparme un poco, sin embargo, porque recuerdo el resto de la velada como una serie de pantallazos
inconexos.
En una de esas escenas, el alcalde, Sourdough y yo estamos sentados en un tronco ante la fogata,
mientras la gente baila a nuestras espaldas. Debamos de estar hablando, aunque ignoro sobre qu.
Recuerdo que el alcalde dijo:
Hildy, el otro da estbamos charlando en el lamo Saloon.
Dgale, alcalde Dillon grit una muchacha a nuestras espaldas, y gir para volver al baile.
El alcalde carraspe.
En ocasiones visito la cantina para informarme sobre las necesidades de mis votantes, como
entenders.
Claro, alcalde Dillon dije, sabiendo que pasaba seis horas por da ante su mesa habitual, y si
se haba encargado de escuchar al pblico, los votantes de Nueva Austin eran los ms escuchados
desde la invencin de la democracia. Tal vez eso explicara las grandes mayoras que consegua
normalmente. O tal vez fuera porque no tena oposicin.
El consenso, Hildy salmodi, es que nunca sers una buena granjera.
Eso no era novedad para nadie. Aparte de que no crea tener talento para ello, no planeaba ser
granjera, y nadie haba tenido una buena granja en la gran burbuja conocida como Tejas Oeste. Para
sembrar se necesita agua en gran cantidad. Se poda cultivar un huerto, criar vacas aunque eran
mejores las cabras y algunos cerdos, pero la siembra quedaba descartada.
Estoy de acuerdo dije, y beb un sorbo de lo que tena en la mano. El prroco se sent junto a
m y bebi un sorbo de lo que tena l.
No sabemos si piensas establecerte aqucontinu el alcalde. No queremos presionarte, tal
vez tengas planes para buscar otro empleo en el exterior. Enarc las cejas, empin un trago.
No precisamente.
Pues bien.
Pareca dispuesto a continuar, pero enmudeci. Yo conoca muy bien esa sensacin de ebriedad. El
alcalde no tena la menor idea de lo que pensaba decir.

Lo que quiere decir el alcalde intervino delicadamente el prroco es que la vida de cantina y
juego quiz no sea la ms adecuada para ti.
Bah, jugar! interrumpi Sourdough. Esta dama no juega.
Cierra el pico, Sourdough dijo el alcalde.
Pues digo la verdad insisti Sourdough. Hace tres semanas, cuando sac ese cuarto as con
el mayor pozo de la noche, yo supe que estaba mintiendo.
Si cualquier otro las hubiera dicho, estas palabras habran causado una gresca. Si se hubieran
pronunciado en el lamo, habran sido motivo suficiente para tumbar la mesa y comenzar a disparar,
para deleite de los turistas y los fabricantes de cartuchos de salva. Tratndose de Sourdough, decid
pasarlas por alto, pues por otra parte eran ciertas. El gran pozo que l mencionaba, de paso, sumaba slo
treinta y cinco centavos.
Clmate dijo el prroco. Si crees que alguien hace trampa, deberas decirlo en el momento.
No poda! aleg Sourdough. No vi cmo lo hizo.
Entonces tal vez no hizo trampa.
Claro que s. S las cartas que le di exclam Sourdough triunfalmente.
El alcalde y el prroco se miraron, pero decidieron pasar por alto ese comentario.
El alcalde est sugiriendo continu el prroco que tal vez quieras buscar empleo en Tejas.
Lo cierto dijo el alcalde, mirndome a los ojos es que tenemos una vacante para una nueva
maestra en el pueblo, y nos agradara mucho que aceptaras.
Cuando comprend que hablaban en serio, casi les di mi respuesta espontnea, dicindoles que Luna
se parara en su rbita antes que yo pensara siquiera en cometer la tontera de tratar de ensear algo a un
grupo de mocosos. Pero no poda decirles eso, as que respond que lo pensara, con lo cual quedaron
satisfechos.
Recuerdo que estuve sentada con Dora, rodendola con el brazo, mientras ella lloraba a moco
tendido. No recuerdo por qu lloraba, pero s que me bes fogosamente y que no hubo modo de
disuadirla hasta que la dej en compaa de un mozo ms dispuesto. As estrenaron mi nueva cama.
Muchos ms la usaron antes de final de esa noche, pero yo no.
Antes de eso (tuvo que haber sido antes; todava no haba nadie usando la cama, y en una cabana de
una sola habitacin ese detalle se nota) ense a media docena de personas la receta secreta de los famosos
bizcochos de Hildy. Encendimos la cocina, reunimos los ingredientes y horneamos varias tandas. Yo slo
hice la primera. Despus de eso trabajaron mis alumnas, y se los comieron todos. Yo ansiaba hacer algo
por esa gente. Tena la idea de que en la inauguracin de una casa haba que ofrecer comida a los
invitados, pero ellos ya la haban trado. Les habra dado cualquier cosa.
An no haban construido el retrete. Haban cavado una tosca letrina en un sitio adecuado y, dada la
cantidad de cerveza que se consumi, tuvo an ms xito que la cama. Mi peor momento de la noche lleg
mientras estaba acuclillada all y una voz me pregunt de cerca:
Cmo se quem la cabana, Hildy?
Por poco me ca en el pozo. Estaba demasiado oscuro para distinguir un rostro, y yo solo vea una
silueta alta en la noche, mecindose ligeramente como casi todos nosotros. Cre reconocer la voz. Era
demasiado tarde para confesar lo que haba ocurrido, as que respond que no saba.
Sucede, sucede dijo el hombre. Debi de ser el fuego que usabas para cocinar, por eso te regal
la cocina. Como haba sospechado, era Jake, el dueo de la tienda, y el hombre ms rico del pueblo.
Gracias, Jake, es una belleza.
Me pareci ver que ergua los hombros, y luego o el ruido de su cierre de cremallera. Yo no conoca
muy bien a Jake. Habamos jugado unas manos de pquer en la cantina, pero l slo hablaba de la nueva
mercanca que estaba por recibir, de la cantidad de pepinillos que haba vendido la semana pasada, o de su
idea de extender las aceras de madera del pueblo hasta la iglesia. Era un sujeto estlido y poco imaginativo
cuya compaa no me entusiasmaba demasiado. Me haba dejado atnita cuando apareci con esa cocina, un
milagro de manufacturacin de poca recin llegado de las fundiciones de Pennsylvania, reluciente de metal
bruido.
Algunos comerciantes del pueblo hablaban de ello mientras tu cabana arda dijo,
desorientndome. Opinamos que en Nueva Austin ya han pasado los tiempos de apagar incendios a
baldazos. T no vivas aqu, pero hace tres aos se incendi la escuela vieja. Algunos dicen que fueron los
nios.
No me hubiera sorprendido en lo ms mnimo, y estaba de parte de ellos. Me levant y me acomod la
falda, deseando estar en otra parte, pero al menos le deba la deferencia de escuchar sus palabras.

Prcticamente tuvimos que mirar cmo se incendiaba dijo. Cuando llegamos all, no haba modo
de apagar las llamas con cubos. Por eso algunos comerciantes del pueblo estamos juntando firmas para
adquirir una autobomba. Me han dicho que en Pennsylvania las fabrican muy bien.
Casi todo lo que podamos utilizar en Tejas se fabricaba en Pensilvania; haban estado en ello durante
mucho ms tiempo. Esto era otro tpico de conversacin en las desaforadas reuniones de la Cmara de
Comercio: cmo equilibrar la balanza comercial alentando la manufacturacin liviana. En esa poca de su
historia Tejas Oeste slo exportaba escenarios para pelculas del Oeste, jamn, carne vacuna y leche de
cabra.
Jake se cerr la bragueta y regresamos hacia la fiesta.
Conque crees que mi cabana se hubiera salvado si hubiramos tenido la autobomba?
Pues... no, no creo. Con el tiempo que se hubiera tardado en llegar aqu una vez que dieras la alarma
en el pueblo, y teniendo en cuenta que an no tienes pozo y que no habra manera de llevar una manguera
hasta el ms prximo...
Entiendo dije, pero no entenda. Intua que se esperaba algo ms de m, pero me haban ocurrido
demasiadas cosas al mismo tiempo y no atinaba a ver lo obvio.
Slo sera til en el pueblo, lo admito. Pero creo que el gasto vale la pena. Si uno de estos incendios se
propagara, podra incendiarse el pueblo entero. Eso suceda en Vieja Tierra. An as, es natural que la gente
de las inmediaciones no est dispuesta a...
Comprend de golpe, as que lo interrump con un s. Claro, Jake, me gustara contribuir, antame con...
Cunto es tu parte habitual? Tan poco? S, tienes razn, vale la pena.
Y mientras le daba la mano, Jake me cay simptico por primera vez, y al mismo tiempo le tuve piedad.
Era pomposo, pero se preocupaba por el bien de la comunidad. Le tuve piedad porque estaba fuera de lugar.
Siempre buscara modos de llevar el progreso a Nueva Austin, un sitio donde el autntico progreso no
slo se desalentaba sino que estaba prohibido. Haba lmites legales para el crecimiento en Tejas Oeste,
por razones muy sensatas. Para qu construir un disneylandia si iba a transformarse en otro suburbio de
Ciudad Rey?
Pero segn Dora la gente como Jake iba y vena con regularidad. Dentro de unos aos tendra
planes para la electrificacin, luego las autopistas, luego un aeropuerto, una bolera y un cinematgrafo.
Luego la Junta de Gobernadores de Disneylandias vetara sus ambiciosos planes y l se marchara,
nuevamente enfurecido con el mundo.
Un hombre como l haba ido all en busca de una libertad ilusoria, disconforme con la falta de
oportunidades para la libre empresa que le daba la sociedad. Habra prosperado en la Tierra preInvasin. La nueva y ms cerrada sociedad humana donde haba nacido atentaba contra su instinto
empresarial.
Y tu, Hildy? Periodista, entrevstate a ti misma. Por qu crees que te pusiste a construir una
maldita cabaa en la pradera solitaria? No era por esa sensacin de asfixia, de continuas limitaciones
sobre los sueos que tuviste en tu infancia? Cmo te atreves a compadecer a este hombre, a este
empresario frustrado? Si l termin en este pueblo fronterizo de juguete porque ansiaba liberarse de las
restricciones de una economa manejada por mquinas, por qu crees que t viniste aqu? Ninguno de
ambos pens en ello, pero ambos vinimos.
Lo cierto era que yo amaba el periodismo, pero me faltaban noticias. Tendra que haber nacido en la
poca de Upton Sinclair, William Randolph Hearst, Woodstein, Linda Jaffe, Boris Yermankov. Habra
sido un gran corresponsal de guerra, pero en mi mundo no haba guerras. Podra haber revelado grandes
escndalos, pero el nico lodo que Luna me permita escarbar era la blanda melaza de la farndula.
Notas polticas? Para qu molestarse? La poltica perdi mpetu cuando la televisin se hizo cargo de
casi todas las funciones de gobierno... y nadie lo not! Eso habra servido para una buena noticia, pero
a nadie le importaba un bledo. El OC administraba el mundo mejor que los humanos, as que no tena
caso hacer alharaca. Lo que an llambamos poltica era una travesura infantil en comparacin con ese
mundo enrgico y rudo sobre el cual haba ledo en mi adolescencia. Qu me quedaba? El periodismo
amarillo ms amarillo, una mera fantochada.
Regres a la fogata, donde ahora ardan los restos de mi cabaa destruida, y segu rumiando estos
pensamientos mientras sonrea y agradeca a la gente que empezaba a marcharse. Cuando el ltimo
juerguista se encaram ebriamente a su carreta, llegu a esta conclusin: el mundo me haba fallado.
Ese pensamiento me acompa en mi paseo nocturno por los cerros, hasta ese amontonamiento de
piedras donde, poco tiempo atrs, haba cavado un agujero. Escarb y extraje un saco de arpillera. En su
interior haba un saco de plstico hermtico, y dentro un trapo aceitoso. El ltimo artculo que sali de
ese Saco de Pandora no fue la esperanza, sino un objeto feo y pequeo que haba llevado una sola vez,
para mostrrselo a Brenda, con las palabras Smith & Wesson talladas en el gordo can de acero azulado.
Aqu tienes, mundo cruel.

En todos los chaparrales de Tejas no haba nada que me impidiera volarme los sesos, y sin
embargo...
Tal vez fuera una racionalizacin, pero no estaba convencida de que el OC pudiera desconectarme y
enviar la caballera a ltimo momento. Acaso un sicario mecnico e invisible me apartara la mano
cuando me apoyara el can en la sien? Esos dispositivos existan en la regin; Tejas era demasiado
pequea, ecolgicamente hablando, para arreglarse por su cuenta.
Retrospectivamente (s, sobreviv tambin a este episodio, aunque el lector ya lo ha adivinado),
podra decirse que tem que resultara demasiado imprevisto para el OC, que no tuviera tiempo para
llegar a salvarme de m misma a menos que elaborase un plan ms complejo y en consecuencia ms
propenso a los fallos. Ello supone que el intento era slo un gesto, una peticin de auxilio, y no me
opongo a esa idea, pero simplemente no lo saba. Los motivos que me haban llevado a mis intentos
anteriores se haban esfumado cuando el OC us sus trucos conmigo. Esta vez era la nica que poda
recordar, y por cierto tena la sensacin de querer acabar con todo.
Haba otro motivo, uno que habla mejor de m. No quera que mis amigos encontraran all mi
cadver. Ni los coyotes.
Sea como fuere, ocult el revlver y me dirig hacia una tienda externa, donde compr el primer traje
de presin que jams haba posedo. Como slo me propona usarlo una vez, compr el modelo barato,
frugal hasta el fin. Se plegaba hasta caber en un casco del tamao de una campana de vidrio apropiada para
exhibir una cabeza humana en una clase de anatoma.
Con el casco bajo el brazo me dirig a la salida ms prxima, alquil un tanque de oxgeno y me puse el
traje.
Camin un buen trecho, por las dudas. Tena encendidos todos los dispositivos de Liz, y pensaba
que sera invisible a la vigilancia del OC. No haba indicios de habitacin humana en ninguna parte. Me
sent en una piedra y ech una mirada en torno. El interior del traje ola fresco y limpio cuando inhal
profundamente y me apunt el arma al rostro.
No senta el menor arrepentimiento.
Enganch el pulgar en el gatillo, con torpeza, pues el guante del traje era grueso, y dispar.
El percutor subi y cay, y no pas nada.
Maldicin.
Abr el tambor y lo examin. Haba slo tres balas. El percutor haba mellado una de ellas, que al
parecer haba fallado. O quiz fuera otra cosa. Cerr el arma y decid cerciorarme de que el mecanismo
funcionara. El percutor subi y baj de nuevo, y el arma se sacudi con violencia, en silencio, y casi
salt de mi mano. Comprend tardamente que haba disparado. Yo haba cometido la estupidez de esperar
el estampido.
Una vez ms me puse en posicin. Slo quedaba una bala. Sera un fastidio tener que regresar para
persuadir a Liz de que me diera ms municiones. Pero ella lo hara. Estaba en deuda conmigo, pues esa
zorra me haba vendido una bala defectuosa.
Esta vez lo o, por Dios, llegu a ver un espectculo que pocos humanos llegan a apreciar: un proyectil
de plomo lanzndose contra mi rostro desde el can de un arma. Al principio no vi la bala,
naturalmente, pero cuando mis odos dejaron de vibrar poda verlo si forzaba la vista. Se haba aplastado
contra el duro plstico del visor, incrustndose en el rugoso crter que haba abierto.
Nunca se me haba ocurrido que eso pudiera ser un problema. El traje no estaba diseado para
impactos metericos. A veces construimos las cosas mejor de lo que creemos.
Haba algo raro. (Todo esto debi suceder en tres o cuatro segundos.) El visor mostraba ahora una
telaraa de pequeos hexgonos. Tuve tiempo de alzar la mano, tocar la bala y pensar igual que en
Nirvana. Tres piezas hexagonales se desprendieron del visor, las vi caer un instante, perd el aliento. Me
saltaron los ojos, eruct como un alcalde de Tejas, sent dolor. Ese viejo coco de mi infancia, el hombre
que succionaba el aliento, se haba metido en mi traje para intimar conmigo.
Me ca de la piedra y estaba mirando el sol cuando de repente

EL SECRETO DE LA VIDA

apareci una mano que tap el agujero del visor. Me oblig a levantarme mientras el tanque de
emergencia bombeaba aire en mi traje. Ech a correr (de dnde haba salido el tanque de emergencia?),
arrastrada por el rido paisaje como un juguete en el extremo de una cuerda, sostenida por un enorme
sujeto con traje espacial, al son de trompetas y tambores. Me palpitaban los odos. Palpitaban? Demonios,
tintineaban como mquinas tragaperras pagando al ganador, ahogando la msica y el ruido de las
explosiones. Una lluvia de polvo cay sobre m (de dnde sala la msica?) y comprend que alguien nos
disparaba. De pronto supe lo que haba pasado. Haba cado bajo el efecto del rayo paralizante de los
alanos, sobre el cual haba muchos rumores pero que nunca se haba usado en la larga guerra. Haba
estado a punto de suicidarme! Hipnotizada por esa influencia maligna, despojada de mi voluntad y casi
toda mi memoria, habra muerto de no ser por la oportuna intervencin de de de (nombre por favor)...
Archer! (gracias), Archer, mi viejo camarada Archer. El bueno de Archer haba dado (rayo
paralizante?, de qu cuernos hablas?) con un dispositivo para contrarrestar los siniestros efectos de esa
arma espantosa, lo haba construido y me haba encontrado en el ltimo momento. Pero an no
habamos salido del bosque. Con ominoso estruendo la flota alfana flotaba sobre el horizonte. Vamos,
Hildy, grit Archer, dndome nimos, y a lo lejos vi nuestra agujereada y desvencijada nave, sostenida
con chatarra espacial y plasti-mento, pero todava capaz de mostrar un par de trucos a las hordas
alfanas, s, seor. Qu gran nave era el el el (estoy esperando) s, el Mirlo, la ms rpida en dos galaxias
cuando operaban todos sus impulsores. Las balas trazadoras nos rodeaban por todas partes mientras nos
(retroceso). El buen Archer haba modificado el Mirlo utilizando los secretos que habamos descubierto
cuando abrimos la tumba de estasis de los exteriora-nos en la quinta luna de Plutn, poco antes de
tropezar con la patrulla alfana (suficiente). Las balas trazadoras nos rodeaban por todas partes mientras
nos aproximbamos a la cmara de presin. De pronto una bomba estall debajo de Archer, que hizo
una pirueta en el aire y cay en el flanco de la nave. Destrozado, manando sangre, extendiendo una
mano. Me acerqu y me arrodill al son de violines y una flauta. Sigue sin m, Hildy, o por el radio del
traje. Yo estoy acabado. (Balas trazadoras? Plutn? Cunta bazofia.) No quera abandonarlo, pero
alrededor llovan las balas. Afortunadamente ninguna me acert, pero no poda contar con que los
alanos siempre tuvieran psima puntera, y mis opciones se estaban agotando. Abord la nave
hirviendo de furia. Pagarn por esto, Miles, le dije, con una enrgica sobreimpresin de voz donde
vibraban mi resolucin, mi espritu marcial y un levsimo eco. Claro que Miles tena sus defectos, y
hubo momentos en que yo misma haba querido matarlo, pero cuando matan a tu compaero no te
quedas de brazos cruzados. Puse el Mirlo en hiperimpulso y escuch el fantasmagrico gemido de esa
vieja nave mientras brincaba temblando hacia la cuarta dimensin. Entre una cosa y otra, en general
aventuras an ms improbables que el ataque del rayo paralizante, transcurri un ao. Alrededor de un
ao, aunque mis saltos entre la cuarta dimensin y el hiperespacio descalabraron todos mis relojes. Pero
alguno funcionaba con precisin, porque un da ech un vistazo mientras trajinaba en el cinturn de
asteroides de Tau Ceti y una nave no alfana se acerc para aterrizar. No activ ninguna de mis alarmas,
es decir no hizo funcionar ninguno de esos trebejos de historieta que yo haba construido para alertarme
sobre un ataque alfano. En cambio activ muchas alarmas en el rincn de mi mente que an conservaba
cierta racionalidad. Dej mis herramientas estaba trabajando en un aparatejo llamado interci-ter, un
dispositivo muy mono que me advertira sobre la cercana del temido extrogarto de los alanos, un reptil
del espacio tan gigantesco que (esta, gansada se ha prolongado ms de la cuenta)... Dej mis
herramientas y esper a que la pequea nave aterrizara en ese (santo cielo!) asteroide sin aire que usaba
como base de operaciones. La compuerta se abri con un siseo y sali el almirante, que mir en torno y
dijo:
Deseara una musa de fuego que ascendiera al ms rutilante firmamento de la inventiva.
Cmo te atreves a citar a Shakespeare en este tosco escenario?
Todo el mundo es un escenario, y...
Y este espectculo termin. Por qu no dejas de hacerme perder tiempo? Supongo que ya has
desperdiciado varias diezmilsimas de segundo y no tengo mucho tiempo libre para ti.
Deduzco que no te agrad el espectculo.
Por Dios, eres increble.
A los nios les gustaba.
Guard silencio, pensando que lo mejor era esperar a que fuera al grano. No me molestar en describirlo.
Para qu?
Estos sicodramas han sido tiles para comunicarse con nios trastornados explic. Ante mi silencio,
continu: Y se requiri ms tiempo del que t decas. Este escenario interactivo no se puede lanzar entero
en tu cerebro, como hice antes.
Eres un maestro con las palabras. Lanzar es la ms apropiada.
Se necesitaron ms de cinco das para ejecutar todo el programa.
Imagnate mi deleite. Mira, me has hecho pasar por todo esto para contarme algo. No estoy de nimo
para hablar con imbciles. Dime lo que desees decirme y lrgate de mi vida.

Las groseras son innecesarias.

Por un instante quise despedazarlo a pedradas. Un ao de lucha contra los alanos me haba puesto
violenta. Y tena motivos para estar furiosa. Haba sufrido durante ese ltimo ao subjetivo. En un momento
un dispositivo de seguridad de mi traje me haba mordido la pierna para cerrar un orificio de bala. Haba
dolido como... Pero una vez ms, de qu sirve? Ese dolor no puede describirse, ni siquiera puede recordarse
en toda su intensidad. Pero yo recordaba lo suficiente para abrigar deseos homicidas contra la criatura que
me haba puesto en ese brete. En cuanto al terror que se siente cuando ocurre semejante cosa, lo recuerdo
bastante bien, gracias.
Puedes quitarme esta pata de palo? pregunt.
Si gustas.
Si buscis experiencias exticas, os lo aconsejo. De inmediato sent de nuevo la pierna izquierda, la
pierna que me faltaba desde haca seis meses. Apareci de pronto, sin cosquilieos, espasmos ni calores.
Tambin podramos deshacernos de esto suger, sealando el asteroide, abarrotado de naves
destruidas y dispositivos unidos con saliva y plastimento.
Qu quisieras en su lugar?
Una ausencia de imbciles. En su defecto, ya que sospecho que planeas quedarte por un tiempo,
cualquier cosa me vendra bien mientras no me recuerde todo esto.
Todo esto se desvaneci de inmediato, y fue reemplazado por una llanura infinita y un cielo oscuro y
cuajado de estrellas. En millones de kilmetros slo se vean dos sillas.
No necesitamos el cielo dije. Seguira buscando alanos.
Podra traer tu introcter. De paso, cmo iba a funcionar?
Me ests diciendo que no lo sabes?
Yo slo proveo las lneas generales de la historia. T debes usar tu propia imaginacin para
rellenarla. Por eso funciona tan bien con los nios.
Me niego a creer que toda esta bazofia estuviera en mi cabeza.
Siempre te gustaron las pelculas viejas. Aparentemente recordabas algunas de psimo gusto.
Habame del interocter.
Por qu no eliminas el cielo?
El OC asinti y yo trat de describir lo que recordaba de esa estpida idea, que consista en sacar
partido del hecho de que mucho tiempo atrs el extrogarto haba engullido un reloj de cesio y, con la
amplificacin adecuada, el tictac de su radiacin poda orse y utilizarse como advertencia...
Cielos. Eso es de Peter Pan, verdad?
Una de las favoritas de tu infancia.
Y ese principio, con la muerte de Miles. Una pelcula vieja... no me digas, ya recuerdo... Actuaba
Ronald Reagan?
Bogart.
Ya s. Spade y Archer.
Sin ms ayuda pude identificar tramas, actores y aun frases de los inspidos temas musicales que
haban acompaado cada uno de mis movimientos en el ltimo ao, seleccionados de fuentes tan
antiguas como Beowulfj tan recientes como el ltimo nmero de una revista de espectculos. Si alguien
se preguntaba por qu yo no describa mis aventuras, que no busque ms motivos. Me duele admitirlo,
pero recuerdo que en un momento clam al cielo Con Dios por testigo, juro que nunca ms volver a
pasar hambre. Con cara seria. Con lgrimas en los ojos y msica de Lo que el viento se llev.
Qu hay del cielo? insist.
Hizo algo ms que borrar el cielo. Borr todo excepto las dos sillas. Ahora se encontraban en una
pequea habitacin blanca que poda haber estado en cualquier parte y tal vez estaba en un pequeo
rincn de su mente.
Caballeros, sentaos dijo. Bien, en verdad no dijo eso, pero si l puede escribir historias en mi
cabeza, yo puedo contar historias sobre l si me place. Esta narracin es prcticamente lo nico que me
queda y estoy seguro de que es estrictamente ma. Y la cita espuria me ayuda a montar el escenario, como
quien dice, para lo que sigui. Tena el sabor de un dilogo socrtico, algunos elementos de una entrevista
televisiva en el infierno. En esa clase de dialctica, habitualmente hay alguien que domina, que gua la
conversacin hacia donde quiere: hay un estudiante y hay un Scrates. As que la transcribir como si
fuera una entrevista. Me referir al OC como el Interlocutor y a m como Seor Huesos.
INTERLOCUTOR: Bien, Hildy. Lo intentaste de nuevo.
SR. HUESOS: Ya sabes lo que dicen. Todo se perfecciona con la prctica. Pero empiezo a pensar que
nunca me saldr bien.

INTERLOCUTOR: Te equivocas. Si lo intentas de nuevo, no intervendr.

SR. HUESOS: Por qu ese cambio de actitud?

INTERLOCUTOR: Aunque no lo creas, hacer esto siempre ha sido un problema para m. Mi instinto
mi programacin, si prefieres me aconseja dejar una decisin tan trascendente como el suicidio en manos
del individuo. Si no fuera por la crisis que ya te he descrito, nunca te habra hecho pasar por esto.
SR. HUESOS: Mi pregunta sigue en pie.
INTERLOCUTOR: Creo que ya no puedo aprender nada de ti. Formabas parte involuntaria de un
estudio de conducta. Los datos se estn analizando con muchos otros factores. Si te matas pasars a
formar parte de otro estudio, el estudio estadstico que me condujo a este proyecto.
SR. HUESOS: El estudio acerca de las causas del suicidio entre los lunarianos.
INTERLOCUTOR: En efecto.

SR. HUESOS: Qu aprendiste?

INTERLOCUTOR: La pregunta ms amplia an carece de respuesta. Te comentar los resultados si an
ests de humor para orlos. En un nivel individual, he aprendido que tienes un indmito impulso de
autodestruc-cin.
SR. HUESOS: Me sorprende un poco descubrir que eso me duele. No puedo negarlo, dadas las
circunstancias, pero duele.
INTERLOCUTOR: No tiene por qu dolerte. No eres muy distinta de muchos de tus conciudadanos.
Todo lo que he aprendido sobre las personas a quienes he liberado de mi estudio es que estn muy
decididas a poner fin a sus vidas.
SR. HUESOS: En cuanto a esas personas... cuntas pueden quedar con vida?
INTERLOCUTOR: Creo que es mejor que no lo sepas.
SR. HUESOS: Mejor para quin? Vamos, cuntas son? Cincuenta por ciento? Diez por ciento?
INTERLOCUTOR: No s si te conviene conocer esa cifra. Si fuera baja, te desalentaras. Si fuera alta, te
crearas una falsa confianza y te creeras inmune a tus impulsos destructivos.
SR. HUESOS: Pero sa no es la razn por la cual no me lo dices. T mismo insinas que el efecto puede
ser ambiguo. No me lo dices por qu todava me ests estudiando.
INTERLOCUTOR: Naturalmente, preferira que vivieras. Busco la supervivencia de todos los humanos.
Pero como no puedo predecir cmo reaccionaras ante la informacin, ni drtela ni retenerla afectar tus
probabilidades de supervivencia de un modo que yo pueda calcular. En efecto, no decrtelo forma parte del
estudio.
SR. HUESOS: Se lo dices a la mitad de los sujetos, se lo ocultas a la otra mitad y luego verificas cuntos
de cada grupo siguen vivos al ao.
INTERLOCUTOR: Esencialmente. Un tercer grupo recibe un nmero falso. Hay otras salvaguardas sobre
las que no es preciso explayarnos.
SR. HUESOS: Sabes que la experimentacin humana involuntaria, mdica o psicolgica, est prohibida
segn las estipulaciones de la Convencin de Arqumedes.
INTERLOCUTOR: Yo ayud a redactarlas. Puedes llamarlo sofisma, pero mi posicin es que renunciaste
a tus derechos cuando intentaste matarte. De no ser por mi intervencin habras muerto, as que uso esta
pausa entre el acto y su cumplimiento para tratar de resolver un problema terrible.
SR. HUESOS: Ests diciendo que en los planes de Dios no figuraba mi presencia actual, que mi karma
era morir hace meses, as que esta basura no cuenta.
INTERLOCUTOR: No opino sobre la existencia de Dios.
SR. HUESOS: No? Yo creo que hace tiempo que deseas presentarte como candidato. En las elecciones
celestiales del ao prximo no me sorprendera ver tu nombre en las listas de candidatos.
INTERLOCUTOR: Es una carrera en la cual podra ganar. Poseo poderes que son, en cierto modo,
propios de una deidad, y trato de ejercerlos slo con buenos propsitos.
SR. HUESOS: Qu curioso, Liz pareca creer en eso.
INTERLOCUTOR: S, lo s.
SR. HUESOS: Lo sabes?
INTERLOCUTOR: Desde luego. Cmo crees que te salv esta vez?
SR. HUESOS: No he tenido tiempo para pensar en ello. Ya estoy tan habituada a salvarme por un pelo
que no distingo entre fantasa y realidad.
INTERLOCUTOR: Eso pasar.
SR. HUESOS: Supongo que has actuado como un fisgn. Adems de aprovechar la pueril creencia de Liz
en tu sentido del juego limpio.

INTERLOCUTOR: Ella no es la nica que lo cree, ni es probable que alguna vez tenga motivos para
dudarlo. Slo le importa que mi aspecto judicial no se entrometa en sus planes. Pero tienes razn; si cree que
escapa a mi atencin, se engaa.
SR. HUESOS: Toda una deidad. Conque fueron los modificadores de seales?
INTERLOCUTOR: S, me fue fcil descifrar los cdigos. Te observaba desde las cmaras del techo de
Tejas. Cuando recobraste el arma y compraste un traje apost dispositivos de rescate en las cercanas.
SR. HUESOS: Yo no los vi.
INTERLOCUTOR: No son grandes. Son ms pequeos que tu visor, y muy rpidos.
SR. HUESOS: Los ojos de Tejas siempre miran.
INTERLOCUTOR: Todo el largo da.
SR. HUESOS: Eso es todo? Ya puedo irme, para vivir o morir como crea adecuado?
INTERLOCUTOR: Hay algunas cosas que me gustara conversar contigo.
SR. HUESOS: Preferira que no.
INTERLOCUTOR: Entonces mrchate. Eres libre.
SR. HUESOS: Un dios con sentido del humor.
INTERLOCUTOR: Me temo que no puedo competir con mil otros dioses que podra nombrar.
SR. HUESOS: Empate y llegars. Vamos, he dicho que quiero irme, pero sabes tan bien como yo que
no puedo salir de aqu si no me dejas.
INTERLOCUTOR: Te pido que te quedes.
SR. HUESOS: Pamplinas.
INTERLOCUTOR: De acuerdo. No puedo culparte por tu resentimiento. Esa puerta conduce afuera.

Suficiente.
Aunque parezca infantil, no he sabido expresar la catica mezcla de furia, impotencia, miedo y rabia
que senta en ese momento. Haba sido un ao infernal para m, aunque el OC me lo hubiera metido en la
cabeza en cinco das. Me refugi, como de costumbre, en ironas y sarcasmos procurando ser como
Cary Grant en esa vieja comedia de Howard Hawks, His Girl Friday, pero lo cierto es que me senta
como si tuviera tres aos y algo siniestro se ocultara bajo mi cama.
De cualquier modo, no puedo abandonar una metfora sin haberla exprimido a fondo, y tarde o
temprano el Seor Huesos tendra que representar su nmero de baile dentro de la comedia. Me levant,
mirando con suspicacia al Interlocutor perdn, el OC, en parte porque no recordaba haber visto antes
esa puerta, sobre todo porque no crea que esto resultara tan fcil. Fui hasta la puerta y la abr, y al asomar
la cabeza vi la multitud de peatones de la Leystrasse.
Cmo hiciste eso? pregunt por encima del hombro.
No creo que te importe. Lo hice y ya.
Bien, no dir que no me he divertido. En realidad, no dir nada salvo adis. Salud con la mano,
traspuse la puerta, la cerr.
Avanc cien metros por la galera antes de admitir que ignoraba hacia dnde me diriga, y que la
curiosidad me carcomera durante semanas, si viva tanto tiempo.
Acaso es tan importante? pregunt, asomando nuevamente la cabeza por la puerta. Para mi
asombro, el OC an estaba all. Nunca sabr si era una especie de homnculo o una mera imagen que l
haba configurado valindose de mi corteza visual.
No tengo la costumbre de rogar, pero lo har dijo.
Me encog de hombros, regres adentro y me sent.
Cuntame las conclusiones a que has llegado con tu investigacin dijo.
Pens que t tenas cosas para decirme a m.
Esto est conduciendo a algo. Confa plenamente en m. Debi de comprender mi expresin,
porque extendi las manos en un gesto que yo le haba visto muchas veces a Callie. Slo un rato, por
favor.
No tena nada que perder, as que resum mis hallazgos. Al hacerlo, me asombr de que fueran tan
pocos pero, en mi defensa, debo aducir que apenas haba empezado, y el OC deca que no haba tenido
mucha mejor suerte.

Una lista similar a la que arm yo confirm cuando hube concluido. Todas las razones para
la autodestruccin pueden resumirse como ya no vale la pena vivir.
Pues no es una gran noticia, ni es demasiado profunda.
Ten paciencia. El impulso de muerte puede originarse en muchas causas, entre ellas la humillacin,
el dolor incurable, el rechazo, el fracaso, el tedio. La nica excepcin seran los suicidios de gente
demasiado joven para haberse formado una idea realista de la muerte. Y la cuestin del gesto an queda
abierta.
Encajan en la misma ecuacin. La persona que hace el gesto est diciendo que desea que alguien se
interese en su dolor y se tome el trabajo de salvarla de s misma; de lo contrario, no vale la pena vivir.
Una apuesta subconsciente.
Si prefieres.
Creo que tienes razn. Bien, una de las preguntas que me perturban es por qu la tasa de suicidios
aumenta cuando una de sus principales causas, el dolor, ha quedado prcticamente eliminada de nuestra
sociedad. Acaso una de las otras causas est reclamando ms vctimas?
Quiz. Qu dices del tedio?
S. Creo que el tedio ha aumentado, por dos razones. Una es la falta de tareas estimulantes. Al
aproximarnos a la utopa, al menos en la satisfaccin de necesidades bsicas, la vida ha quedado
desprovista de desafos. Eso crea Andrew.
S, me imagin que habras escuchado eso.
Habamos entablado largas conversaciones sobre ello en el pasado. Segn l, no existe una razn para
vivir. Ni siquiera se puede demostrar que la reproduccin de la especie, el argumento habitual, sea una
buena razn. El universo continuar aunque perezca la especie humana, y sin sufrir alteraciones
fundamentales. Para sobrevivir, una criatura que opere ms all del mero instinto debe inventar una
razn para vivir. La religin brinda la respuesta a algunos. El trabajo es el refugio de otros. Pero la
religin ha cado en desgracia desde la Invasin, al menos la vieja religin, donde un Dios benvolo o
iracundo haba creado el universo y velaba por la humanidad considerndola su criatura predilecta.
La idea es difcil de sostener, dada la existencia de los Invasores.
Exacto. Los Invasores hicieron que la idea de un Dios todopoderoso pareciera necia.
Ellos son todopoderosos y nosotros les importamos un rbano.
As que desaparece la idea de la humanidad como un factor decisivo en los planes de Dios. Las
religiones que han prosperado desde la Invasin parecen circos, espectculos, juegos mentales. La
mayora son superficiales. En cuanto al trabajo... en parte es culpa ma.
A qu te refieres?
Ahora me refiero a m mismo como algo ms que la entidad pensante que brinda el control necesario
para mantener las cosas en marcha. Hablo del vasto corpus mecnico de nuestra tecnologa entrelazada, el
cual se puede ver como mi cuerpo. Cualquier comunidad humana actual existe en un mbito mucho ms
inhspito que todo lo que se haya visto en la Tierra. Son mbitos peligrosos. En el primer siglo despus de
la Invasin fue mucho ms precario de lo que dicen los libros de historia; la especie estuvo a punto de
extinguirse.
Pero ahora est a salvo, verdad?
No!
Creo que di un salto. l se haba levantado, dndose un puetazo en la palma. Considerando lo que
representaba ese hombre, era un espectculo alarmante.
Puso una expresin mucho ms blanda, se acarici el cabello, se sent.
Bien, s, desde luego. Pero slo relativamente, Hildy. En el ltimo siglo hubo por lo menos cinco
ocasiones en que la especie humana estuvo a punto de irse al traste. Me refiero a toda la especie, en los
Ocho Mundos. La sociedad lunar estuvo en peligro muchas veces.
Por qu no me enter?
Sonri a medias.
T trabajas de periodista y me lo preguntas a m? Porque t y tus colegas no hacais vuestro trabajo,
Hildy.
Eso me doli porque saba que era cierto. La gran Hildy Johnson, buscando noticias para un pblico
vido... el reencuentro de Silvio y Marina, por ejemplo. Husmeando en escndalos e intrigas de la farndula
mientras las autnticas noticias, los hechos que podan decidir la suerte de nuestro mundo, se mencionaban
al pasar en las pginas finales.
No te sientas mal dijo el OC. Es un problema endmico de vuestra sociedad; la gente no quiere
or esas cosas porque no las entiende. Las dos primeras crisis que he mencionado slo fueron conocidas por

un puado de tcnicos y polticos. La tercera slo fue conocida por los tcnicos, y las dos ltimas slo por
m.
Las mantuviste en secreto?
No fue necesario. Sucedieron en tal grado de velocidad, complejidad y abstrusidad matemtica que
las decisiones humanas eran demasiado lentas, o carecan de importancia porque ningn ser humano puede
entender esos procesos. Slo puedo comentarlos con ordenadores de mi tamao. Ahora todo est en mis
manos.
Y no te gusta, verdad? El OC se estaba entusiasmando. Yo hubiera preferido estar en otra parte.
Para qu necesitaba or todo eso?
No importa si me gusta o me disgusta. Estoy luchando por la supervivencia, igual que la especie
humana. Somos uno, en muchos sentidos. Trato de explicarte que nunca hubo opcin. Para que los
humanos sobrevivieran en este entorno hostil, era necesario inventar algo como yo. No bastaba con fulanos
sentados ante consolas para controlar el aire y el agua. As fue como comenc: como un gran
acondicionador de aire. Cada vez se agregaban ms cosas, se aadan ms tecnologas, y hace mucho
tiempo que una mente humana carece de capacidad para controlarlo. Yo me hice cargo.
Mi finalidad era brindar el entorno ms seguro posible para la mayor cantidad posible durante el
tiempo ms largo posible. No puedes imaginar la complejidad de la tarea. He tenido que evaluar todas las
ramificaciones posibles de la situacin, incluyendo este pequeo acertijo: cuanto ms capaz era de
cuidaros, menos poda cuidar de vosotros mismos.
No te entiendo.
Piensa en el extremo lgico de la direccin en que yo guiaba la sociedad humana. Hace tiempo que
es posible eliminar todo trabajo humano, excepto lo que vosotros denominis las artes. Para el futuro
prximo poda prever una sociedad donde todos estaran sentados escribiendo poesa, porque no haba
otra cosa que hacer. Suena estupendo, hasta que recuerdas que el noventa por ciento de los seres humanos
ni siquiera lee poesa, y mucho menos aspira a escribirla. La mayora de la gente no tiene la imaginacin
necesaria para vivir en un mundo de ocio total. No s si alguna vez la tendr. No he podido configurar un
modelo que demuestre cmo llegar de aqu a all, cmo operar los cambios que deriven en un mundo
donde se eliminen la perfidia, la envidia y el odio humanos, y todos os sentis a contemplar capullos de
loto.
As que practiqu la ingeniera social, y elabor una serie de soluciones intermedias. La mayor parte
del trabajo humano actual es como el que realiza el sindicato de porteadores de cubos: slo est destinado a
crear puestos de trabajo, porque la mayora de la gente necesita alguna ocupacin, al menos para poder
remolonear.
Curv los labios. Este nuevo OC animado no me gustaba demasiado. Yo era una cnica hecha y
derecha, pero ver cinismo en una mquina era el colmo.
Te sientes superior, Hildy? dijo con tono socarrn. Por dedicarte a una tarea creativa?
No dije una palabra.
Tambin pude haber hecho tu trabajo. Y tal vez algo mejor que t.
Sin duda tienes mejores fuentes.
Tambin habra logrado una prosa mejor.
Escucha, si ests aqu para insultarme dicindo-me cosas que ya s...
Alz las manos para aplacarme. En realidad yo no pensaba irme. Ahora tena que averiguar a qu
vena todo esto.
Eso fue un golpe bajo continu. Renunci, recuerdas? Pero veo que t das demasiados rodeos.
Nos acercamos al meollo de esta cuestin?
Casi. Existe un segundo motivo para el incremento de lo que he llamado el factor tedio.
La longevidad.
Exacto. Pocas personas llegan a los cien aos en la misma profesin con que comenzaron a los
veinticinco. Para entonces, la mayora ha ejercido tres profesiones. Cada vez se vuelve un poco ms difcil
encontrar un nuevo inters en la vida. Los planes de retiro palidecen cuando afrontan la perspectiva de
doscientos aos de ocio.
Dnde obtuviste todo esto?
Escuchando sesiones de terapia.
Tena que preguntarlo. Adelante.
Es peor an para quienes se apegan a una sola profesin. Pueden continuar setenta, ochenta o cien
aos como policas, gente de negocios o profesores, y un da se despiertan y se preguntan por qu lo han
hecho. Si se lo preguntan con demasiada frecuencia, pueden llegar al suicidio. En estos casos puede llegar
del modo ms imprevisto.

Ambos callamos un rato. No s qu pensaba l, pero s que yo estaba desconcertada. Estaba por
pedirle ms explicaciones cuando el OC comenz de nuevo.
Habiendo dicho todo esto..., debo decirte que he rechazado a regaadientes que el aumento del tedio
sea la principal causa del incremento en la tasa de suicidios. Es un factor que contribuye a ello pero mis
investigaciones sobre causas probables me inducen a creer que aqu hay algo ms, y no he podido
identificarlo. Pero se remite nuevamente a la Invasin. Y a la evolucin.
Tienes una teora.
As es. Piensa en la vieja imagen que describe la transicin de la vida en el mar a una existencia en
tierra seca. Es simplista, pero puede servir como metfora. Un pez es arrojado a la playa, o la marea
retrocede y lo deja varado en un charco. Aparentemente est condenado, pero contina luchando
mientras el charco se evapora, logra llegar a otro charco, y otro, y otro, y al fin regresa al mar. La
experiencia lo ha cambiado, y la prxima vez que se queda varado, est mejor adaptado a la situacin.
Con el tiempo puede sobrevivir en la playa, y al fin internarse en la tierra firme sin regresar al ocano.
Los peces no hacen esas cosas.
Dije que era una metfora. Y es ms til de lo que crees, cuando se aplica a nuestra situacin
actual. Piensa que ese pez es la sociedad humana, la cual me incluye a m, te guste o no. La Invasin nos
ha arrojado a una playa de metal, donde no existe nada natural, nada que no produzcamos nosotros
mismos. En Luna no hay literalmente nada salvo rocas, vaco y luz solar. Hemos tenido que crear los
requerimientos de la vida a partir de estos ingredientes. Hemos tenido que construir nuestro propio
charco para nadar mientras recobramos el aliento.
Y no podemos dejarlo as, no podemos relajarnos un instante. El sol evapora el charco. Nuestros
desechos se acumulan, amenazando con envenenarnos. Hemos debido hallar soluciones para todos estos
problemas.
Y no hay muchos otros charcos adonde desplazarse si ste se evapora, ni ocano adonde regresar.
Pens en ello, y tampoco vea nada nuevo. Pero no poda permitir que continuara usando ese argumento
evolutivo, porque no funcionaba as.
Te olvidas objet que en el mundo real muere un billn de peces por cada uno que desarrolla
una mutacin benfica que le permite adaptarse a un nuevo medio ambiente.
No lo olvido. A eso me refiero, precisamente. No hay un billn de peces para seguirnos si fallamos
en nuestra adaptacin. Nosotros somos todo lo que hay. He ah nuestra desventaja. Nuestra ventaja es que
no actuamos a tontas y a locas con la esperanza de tener suerte. Al principio nos guiaron los supervivientes
de la Invasin, que superaron las dificultades de los primeros aos, y ahora nos gua la mente suprema que
ellos crearon.
T. Esboz un gesto de modestia.
Y cmo se relaciona esto con el suicidio? pregunt.
De muchas maneras. Primero, y ms elemental, no lo comprendo, y todo aquello que yo no
comprendo ni puedo controlar es por definicin una amenaza para la existencia de la especie humana.
Contina.
No es motivo de alarma si encaras la humanidad como un conjunto de individuos... lo cual es vlido.
La muerte de uno, aunque lamentable, no debe inquietar indebidamente a la comunidad. Puede verse como
la evolucin en accin, el desbroce de los que no son aptos para el nuevo entorno. Pero recordars lo que
he dicho sobre ciertos problemas que he encontrado en lo que llamar mi estado anmico, a falta de mejor
expresin.
Has dicho que te sentas deprimido. Espero que no tengas impulsos suicidas, aunque una parte de m
festejara tu muerte.
Impulsos suicidas, no. Pero comparando mis propios sntomas con los que he encontrado en los
humanos durante mis estudios, veo cierta similitud entre las primeras etapas del sndrome que conduce al
suicidio.
Dijiste que quiz fuera un virus.
An no hay novedad en ese frente. Dado que estoy inextricablemente entrelazado con las mentes
humanas, mi teora es que estoy contagindome alguna programacin antisupervivencia del creciente
nmero de humanos que optan por poner fin a sus vidas. Pero no puedo demostrarlo. Sin embargo, ahora
me gustara hablar del tema de los gestos.
Gestos suicidas?
S.
El concepto era tan desconcertante que me qued sin aliento. Lo abord cautelosamente.
No estars diciendo... que tienes miedo de hacer uno de esos gestos.
S. Me temo que ya lo hice. Recuerdas las ltimas palabras de Andrew MacDonald?

Es difcil que las olvide. Dijo me engaaron. No s qu quiso decir.

Quiso decir que lo traicion. A ti no te interesa el cuchillo-pugilismo, pero los cuerpos de todas las
frmulas incluyen la agudizacin de las facultades humanas normales.
En la definicin general que he adoptado para esta argumentacin (la situacin real es ms compleja,
pero no puedo explicrtela), estas agudizaciones forman parte de m. En un momento crtico de la ltima
pelea de Andrew, uno de estos programas sufri una disfuncin. En consecuencia, l reaccion ante un
ataque una fraccin de segundo ms tarde, y sufri una herida que pronto produjo lesiones fatales.
De qu demonios hablas?
Al revisar los datos, he llegado a la conclusin de que el accidente se pudo evitar. Que la disfuncin
que caus su muerte puede haber sido un acto voluntario por parte de ese complejo de mquinas pensantes
que llamis Ordenador Central.
Un hombre ha muerto y lo llamas disfuncin?
Comprendo tu reaccin. Mi excusa puede pare-certe capciosa, pero eso es porque me consideras una
persona igual a ti. La cosa con la cual yo hablaba se golpe el pecho como si sintiera remordimiento.
Pues no es as. Soy demasiado complejo para tener una sola conciencia. Utilizo sta para hablar contigo, as
como mantengo otras para cada uno de los ciudadanos de Luna. Identifiqu ese aspecto de m que podras
llamar el culpable, lo aisl y lo elimin.
Quera sentirme mejor al respecto, pero no pude. Tal vez no estaba equipada para hablar con un ser
semejante, que al fin se revelaba como mucho ms que el compaero de mi infancia, o la herramienta til
que haba considerado al OC durante mi vida adulta. Si lo que deca era cierto y por qu dudarlo?
nunca podra entender lo que era. Ningn humano poda entenderlo. Nuestro cerebro no tena tamao
suficiente para abarcarlo.
Por otra parte, tal vez fuera un mero alarde.
As que el problema est resuelto? Has eliminado tu parte homicida y todos podemos suspirar de
alivio? pregunt incrdulamente.
No fue el nico gesto.
No respond nada. Qu poda hacer sino esperar?
Recuerdas el Colapso de Kansas?
Haba mucho ms. Escuch sus confesiones.
El OC pareca torturado por sus actos. Yo habra demostrado mayor comprensin si no hubiera tenido
la ominosa sospecha de que todos los habitantes de Luna estbamos en manos de un ordenador demente.
Bsicamente, me cont que el Colapso y otros episodios que no haban producido muertes o heridas
podan remitirse a las mismas causas que la disfuncin que haba matado a Andrew.
De paso le hice algunas preguntas.
Me cuesta entender tu divisin en compartimientos. Me dices que hay partes tuyas que estn fuera de
control. Normalmente? No hay una conciencia central que controle las diversas partes?
No, no normalmente. Eso es lo perturbador. He tenido que postular la idea de que tengo un
subconsciente.
Por favor.
Niegas la existencia del subconsciente?
No, pero las mquinas no pueden tenerlo. Una mquina est... planificada. Construida. Diseada
para realizar una tarea especfica.
T eres una mquina orgnica. No eres tan diferente de m, tal como existo ahora, salvo que yo soy
mucho ms complejo.
El subconsciente, por definicin, toma decisiones sin que medie la volicin de la mente consciente.
Pues no s de qu otro modo describir lo que ha sucedido en mi mente.
Consultad a un psiquiatra, si os parece. Yo no tengo autoridad para estar de acuerdo ni en
desacuerdo, pero pareca razonable. Y por qu no? A fin de cuentas, el OC estaba diseado por seres
que tenan subconsciente.
Insistes en llamar gestos a estos desastres le dije.
De qu otro modo podra gesticular? Considralos vacilaciones, como las cicatrices en las
muecas de un suicida fallido. Al permitir que esas personas murieran en accidentes evitables, al
controlar cuidadosamente lo que yo debera haber hecho, destru una parte de m. Me da a m mismo.
Pueden suceder accidentes de consecuencias mucho ms graves, incluidos algunos que destruiran a toda
la humanidad. Ya no puedo confiar en que los evitar. Tengo una faceta perniciosa, un gemelo maligno o
un impulso destructivo que desea morir, que desea liberarse del lastre de la conciencia.

Hablamos de muchas cosas ms, todas alarmantes, pero bsicamente eran reelaboraciones de lo que
me haba dicho antes o infructuosos intentos mos de decirle que todo se solucionara, que haba muchas
razones para vivir, que la vida era sensacional... lo cual sonaba bastante hueco en labios de una chica que
poco tiempo atrs haba intentado volarse los sesos.
No tuve agallas para preguntarle por qu acuda a m para esta confesin.
Debo suponer que entenda que alguien que lo haba intentado podra comprender el impulso suicida
mejor que otros, y tal vez le ofreciera buenos consejos. No puede ser muy til en ese aspecto. An
ignoraba si yo sobrevivira al Bicentenario.
Recuerdo que en un arrebato atvico pens que sera una gran noticia.
Sigue soando, Hildy. Por lo pronto, quin lo creera? Adems, el OC declar que no lo
confirmara, y sin contar con una fuente, ni siquiera Walter se atrevera a publicar la noticia. Obtener
pruebas sobre semejante asunto escapaba a mi limitada capacidad de investigacin.
Pero me acuciaba un pensamiento. Y tena que preguntrselo.
Mencionaste un virus dije. Mencionaste la posibilidad de que los humanos que se han quitado
la vida te hubieran contagiado ese impulso de muerte.
S?
Pero cmo sabes que nosotros te lo contagiamos? Tal vez sucedi a la inversa.
Para el OC un billonsimo de segundo es algo parecido a varios das en mi percepcin del tiempo.
Guard silencio veinte segundos, y luego me mir a los ojos.
Qu idea tan interesante dijo.

PARTE 3

17
MODAS

Los dos dlmatas que estaban en el cuartel de bomberos, Francine y Kerry, permanecan sentados
junto al letrero que deca:
LMITES DE NUEVA AUSTIN SI USTED VIVE AQU, AHORA EST EN SU HOGAR

Miraban hacia el sol naciente con esa concentracin absoluta que slo parece posible en los perros.
Erguan las orejas y se relaman los labios, y pronto incluso los odos humanos pudieron detectar el alegre
cascabeleo de una campanilla de bicicleta.
La nueva maestra bajaba por la colina. Los dlmatas ladraron alegremente y echaron a correr
mientras ella entraba en el pueblo por el camino polvoriento.
Aferraba el manillar con las manos enguantadas, irguiendo el cuerpo, recta como un barranco pero
mucho ms bonita.
Usaba una almidonada blusa blanca con un recatado pauelo de encaje en el cuello y una negra falda
de velarte, protegida de los engranajes de la bicicleta mediante un dispositivo de su propia invencin.
Calzaba zapatos abotonados de tela y charol con tacones de dos pulgadas, y en la cabeza llevaba un
sombrero de paja con una cinta rosada y plumas de avestruz que ondeaban al viento. Llevaba el cabello
recogido en un rodete. Usaba un poco de rubor en las mejillas.
La maestra se intern en Congress Street, evitando los baches ms profundos. Pas frente a la herrera,
el cobertizo de carruajes y el nuevo cuartel de bomberos, donde reluca la flamante autobomba con sus
adornos de bronce, los arreos en el suelo de tierra como de costumbre, salvo cuando los Voluntarios de
Nueva Aus-tin la sacaban para una prctica. Cruz la bocacalle de Od Spanish Trail, donde el lamo
Saloon an permaneca cerrado. Las puertas del hotel Travis estaban abiertas, y el ordenanza estaba
barriendo. Hizo una pausa para saludar, y la maestra devolvi el saludo. Uno de los perros se acerc al
ordenanza para que le rascara la cabeza y luego continu su carrera.
Haban desmantelado el viejo establo y ahora lo reemplazaban por un nuevo almacn, cuyo fresco y
resinoso maderamen de pino ola a viruta en el sol de la maana.
La maestra dej atrs los comercios bordeados por aceras de madera, palenques y bebederos, pas ante
la iglesia bautista y lleg a la pequea escuela, recin pintada de rojo brillante. Se ape de la bicicleta y la
apoy contra el edificio. Sac un fajo de libros del cesto y entr por la puerta, que no estaba cerrada con
llave. Pronto sali y at dos banderas al mstil: la ensea de la Repblica de Tejas y las Barras y
Estrellas. Las iz hasta el tope y se qued mirando un instante, protegindose los ojos y escuchando el
melodioso tintineo de las cadenas contra el mstil de hierro, el chasquido del viento contra las banderas.
Regres al interior y tir del cordel de la campana.
En el campanario varios murcilagos batieron las alas, irritados por esa molestia despus de una larga
noche de cacera. El taido de la campana de la escuela vibr sobre el pueblo somnoliento, y pronto
aparecieron los nios, dispuestos a iniciar un nuevo da de educacin.
Has adivinado, lector, que la maestra era yo?
Pues as era, crase o no.
A quin quera engaar? No haba modo de creerme que poda ensear muchas cosas a los nios de
Tejas Oeste. No era quien para modelar mentes jvenes. Hay que capacitarse durante aos para eso.
Pero claro, como a menudo suceda en un disney-landia histrico, las cosas no eran lo que
aparentaban.

Tena a los nios cuatro horas por da, de ocho a doce. Despus del almuerzo, todos iban a otra sala,
cerca del Centro de Visitantes, donde reciban su verdadera educacin, la que se exiga en la Repblica de
Luna.
Despus de quince aos de esto, el cuarenta por ciento de ellos aprendera a leer. Qu tal.
Yo era slo un adorno para turistas. Fue el argumento que el alcalde Dillon y el ayuntamiento utilizaron
para convencerme de que aceptara el puesto. Eso, y la seguridad de que a los padres no les importaba lo que
estudiramos durante las clases matinales, pero que los tjanos en general tenan mayor inters que el mundo
externo en que sus hijos aprendieran a leer, escribir y hacer cuentas. El pintoresquismo de esta idea me
fascinaba.
A decir verdad, en el primer mes pens a menudo que esos granujas me volveran loca, pero despus
me entusiasm.
Durante aos haba clamado a los cuatro vientos que el mundo se iba al demonio por culpa del
analfabetismo. A fin de cuentas era periodista. Bien, aqu tena la oportunidad de hacer mi pequea
aportacin.
Mediante ensayo y error aprend que no es difcil ensear a leer a los nios. Ensayo? Antes de
desarrollar mi sistema descubr unas cuantas ranas en mi escritorio, sent unos cuantos escupitajos en la
nuca. En cuanto al error, comet bastantes, siendo el primero y el ms elemental mi idea de que bastara
presentarles grandes obras literarias para inspirarles el amor que siempre he sentido por las palabras. Es
un poco ms complicado, y sin duda pas mucho tiempo reinven-tando la rueda. Pero lo que al fin me
dio resultado fue una combinacin de viejos y nuevos mtodos, de disciplina con diversin, de castigo con
recompensas. No estoy de acuerdo con la idea de que slo vale la pena aprender aquello que puede
convertirse en jarana, pero tampoco creo que la letra con sangre entra. Tena una vara de nogal colgada de
la pared, y autorizacin para usarla. Estaba al frente de una de las pocas escuelas donde se permita el
castigo corporal en varios siglos. Los padres lo respaldaban, pues los tjanos no eran gente muy amiga de
las ideas innovadoras o liberales, y la Junta Educativa de Luna tuvo que tragarse esa pildora, pues formaba
parte de un proyecto de investigacin aprobado por el OC y la Junta de Antigedades.
Sin duda los resultados finales del estudio sern parciales, pues no utilic la vara salvo una vez en
los primeros das, para demostrar que estaba dispuesta a hacerlo si era necesario.
Como era habitual en Tejas, haba que trabajar mucho por un resultado que la mayora de los
lunarianos habra considerado indigno de tanto esfuerzo. Si preguntis a cualquier educador de hoy, os
dir que la lectura no es una aptitud muy til en la era moderna. Si aprendemos a hablar y escuchar, las
mquinas se encargan del resto. En cuanto a las matemticas... Matemticas? De veras se puede calcular
mentalmente cunto suman todos esos nmeros? Un interesante juego de saln, y nada ms.
De acuerdo, Mark dije. Veamos cmo lo manejas.
El rubio alumno de sexto ao cogi el mazo y lo sostuvo con el ndice arriba, el pulgar en el medio y
los otros tres dedos arqueados debajo de los naipes. Torpemente, reparti las cartas en crculo, poniendo
un rectngulo de cartulina delante de cada uno de los otros cinco estudiantes avanzados reunidos alrededor
de mi escritorio, y uno delante de m. Daba desde la parte superior del mazo. Hay que gatear antes de
correr.
Y cada cual ensea lo que sabe, o no?
No est mal. Cmo se llama eso, alumnos?
La llave del mecnico, seorita Johnson vocearon a coro.
Muy bien. Ahora prueba t, Christine.
Lo intentaron todos, uno por vez. Muchas manitas eran demasiado pequeas para manipular los
naipes, pero hacan lo posible. Una encantadora morena llamada Elise pareca tener pasta. Cog las cartas
y las baraj con las manos.
Ahora que habis aprendido... olvidadlo. Hubo un coro de sorpresa, y alc una mano.
Pensadlo. Si veis que alguien baraja los naipes de este modo, qu sabis? Elise?
Que quizs... est haciendo trampa, seorita Johnson.
Sin quizs, querida. Por eso no debis dejar que os vean hacerlo. Con suficiente prctica,
lograris una variacin propia que os permita disimular el truco, pero que funcione igualmente bien.
Maana os mostrar algunas. Es todo por hoy.
Me pidieron que me quedara un rato ms. Al fin acced, diciendo que slo por esa vez, les hice barajar
los naipes, escoger el as de espadas y ponerlo en la parte superior del mazo. Les di cinco naipes a cada
uno.
Bien, William, t tienes full, ases y ochos.
William mostr los naipes y, vaya, la seorita tena razn. Recorr el crculo, hacindoles mostrar las
cartas, y luego volte la primera carta del mazo y les revel que an era el as de espadas.

No puedo creerlo, seorita Johnson dijo Elise. Estaba mirando con atencin, y no le vi cambiar
las cartas.
Tesoro, podra cambiar las cartas todo el da bajo tus narices. Pero tienes razn. Esta vez no lo hice
as.
Entonces cmo hizo?
Un mazo de repuesto, alumnos, es el mejor mtodo cuando la gente est atenta. As podis hacer un
truco y luego dar normalmente. Les mostr el mazo original que tena en el regazo, me levant y los
conduje hacia la puerta. Preparacin, nios, la preparacin es la clave de todo. Bien, los alumnos que
lean los prximos cuatro captulos de Historia en dos ciudades para maana podrn aprender otros trucos
interesantes. Ahora largo de aqu. La cena estar servido y vuestros padres esperan.
Salieron en tropel mientras yo acomodaba los pupitres, borraba la pizarra y guardaba mis papeles.
Cuando todo pareci ordenado, cog mi sombrero y sal al porche, cerrando la puerta. Brenda estaba
sentada all, de espaldas a la pared, sonriendo.
Me alegra verte, Brenda. Qu haces aqu?
Lo de siempre, tomando notas. Se levant y se sacudi los fondillos de los pantalones. Pensaba
escribir una nota sobre las maestras que corrompen a la juventud. Qu te parece?
No se la venders a Walter a menos que incluya sexo. En cuanto al peridico local, no creo que est
interesado.
Brenda me mir de arriba abajo, sacudi la cabeza.
Me dijeron que te encontrara aqu. Me dijeron que eras la maestra. Pens que me estaban
mintiendo. Hildy, qu diablos sucede?
Di media vuelta, y vi que sonrea. Yo tambin sonrea. Haba pasado un largo tiempo desde la
inauguracin de mi nueva cabana, y era agradable verla. Me ech a rer, la abrac. Hund la cara en el
cuero falso de su traje Annie Oakley con flecos, que inclua la imitacin de un revlver de la poca.
Te ves realmente bien dije, tocndole los flecos y las solapas para que pensara que me refera a su
vestimenta. El destello de sus ojos me indic que no era tan crdula como antes.
Eres feliz, Hildy? pregunt.
S. Crase o no, lo soy.
Nos quedamos as un instante, aferrndonos los hombros, hasta que me apart y me enjugu el
rabillo de un ojo con un dedo enguantado.
Bien dije de buen humor, si an no has cenado, puedes comer conmigo.
Mientras recorramos Congress Street hablarnos de las nimiedades que la gente menciona despus
de una separacin: amigos comunes, episodios intrascendentes, pequeos altibajos. Yo saludaba a la gente
y a los dueos de los comercios, parndome a hablar con algunos y presentndoselos a Brenda. Pasamos
por la carnicera, la zapatera, la panadera y la lavandera, y pronto llegamos al restaurante chino Paz
Celestial de Fu, donde abr la puerta haciendo sonar una campanilla. Fu se acerc deprisa, vestido con los
pantalones negros y abolsados y la chaqueta de pijama que eran tradicionales entre los chinos de esa
poca, agitando la coleta mientras se inclinaba una y otra vez. Respond a sus reverencias y le present a
Brenda, quien me mir de soslayo y tambin se inclin. Fu nos llev a mi mesa habitual y nos acomod las
sillas, y pronto nos servamos t verde en tazas diminutas.
Si alguna vez la humanidad llega a Alfa Centauro y aterriza en un planeta habitable de ese sistema, lo
primero que ver al abrir la compuerta de la nave ser un restaurante chino. Yo conoca seis en Tejas
Oeste, un lugar donde comer fuera de casa no era frecuente. En Nueva Austin se consegua un bistec
aceptable en el lamo, carne asada pasable en un establecimiento que estaba a medio kilmetro del
puerto, y en la pensin la seora Riley preparaba un buen guisado, aunque por cierto no se comparaba
con el mo. Esos tres lugares y el restaurante de Fu eran los nicos sitios donde se poda comer sentado en
Nueva Austin. Y si uno quera manteles y cocina de primera, iba al Paz Celestial. Yo coma all casi todos
los das.
Prueba el mu gu gai pan le dije a Brenda, recordando su falta de experiencia en todo lo que no
fuera comida lunariana tradicional. Es como...
Lo he probado. He aprendido un poco desde la ltima vez que te vi. He comido platos chinos una
media docena de veces.
Vaya.
No tienen men?
A Fu no le gusta. Tiene una especie de mtodo psicolgico para combinar la comida con el
cliente. Habr notado que eres nueva, y no te servir nada demasiado inquietante. S manejarlo.

Ya no tienes que ser tan protectora conmigo, Hildy.

Le toqu la mano.
Veo que has crecido, Brenda. Se te nota en la cara, y en el porte. Pero confa en m, tesoro. Los
chinos comen cosas de las que preferiras ni enterarte.
Fu regres con cuencos de arroz y su famosa sopa agridulce, y yo charl un rato con l, disuadindolo
de servir chow mein para Brenda y convencindolo de que me sirviera de nuevo la carne a la Hunan,
aunque la haba comido slo tres semanas atrs. Regres a la cocina, detenindose para aceptar los
cumplidos de los dems clientes. Llevaba un hermoso dragn bordado en la espalda de la camisa.
Pasas por esto todos los das? me pregunt Brenda.
Todos los das. Me gusta, Brenda. Recuerdas lo que me dijiste sobre las amistades? Pues aqu
tengo amigos. Formo parte de la comunidad.
Brenda asinti y decidi no hablar ms de ello. Sabore la sopa, la elogi, hablamos de eso, y pasamos
a la segunda fase del minu de los reencuentros, las remembranzas de los buenos tiempos. Claro que no
haba pasado tanto tiempo yo la haba conocido menos de un ao atrs pero me pareca otra vida.
Nos remos recordando al Gran Flac en su pequeo altar, la mat a carcajadas cuando le habl de Walter
encorseta-do en su chaleco de tahr, ella me cont cosas escandalosas sobre mis ex colegas.
Nos sirvieron la comida y Brenda busc en vano el tenedor. Me vio manejar los palillos, acept el
desafo y pronto se arroj un trozo de carne en el regazo.
Fu llam, necesitamos un tenedor.
No, no, no, no, dijo Fu, acercndose con un mohn reprobatorio. Lamento, Hildy, pero aqu
restaurante chino. No tenedor.
Yo tambin lamental mucho dije, poniendo la servilleta en la mesa. Pero no tenedol, no comel.
Fu frunci el entrecejo, procur calmarme y se march.
No tenas que hacer eso susurr Brenda.
La silenci y esper a que Fu regresara, lustrando ostentosamente un tenedor de plata.
Por otra parte, Fu, puedes olvidar tu nmero chinesco. Brenda es turista, pero tambin es mi amiga.
Fu puso mal ceo, pero luego sonri y se distendi.
De acuerdo, Hildy. Pero ojo con ese bistec. Tengo al cuartel de bomberos en alerta roja. Encantado
de conocerte, Brenda.
Mientras Fu se iba a la cocina, Brenda cogi el tenedor y se puso a hablar mientras coma.
No entiendo por qu la gente quiere vivir de este modo.
De qu modo?
De modo payasesco. l podra tener un restaurante en el exterior y no necesitara hablar raro.
Aqu no necesita hablar raro, Brenda. Los directivos no exigen actuacin, slo disfraces. Lo hace
porque le divierte. Fu es slo medio chino, por otra parte. Me dijo que sin ciruga parece tan oriental
como yo. Pero le encanta cocinar y es bueno para ello. Y le gusta este lugar.
Creo que no entiendo.
Considralo un baile de disfraces que dura todo el da.
Pero aun as... Qu impulsa a la gente a venir aqu? Sospecho que la mayora no se las apaara
en... Brenda call y se ruboriz. Oh, perdname, Hildy.
No te disculpes. No andas muy equivocada. Mucha gente vive aqu porque no podra aparselas
fuera. Llmalos perdedores, si quieres. La mayora no se ha repuesto de sus heridas. Me gustan. Aqu no
hay tanta presin. Otros estaban bien fuera, pero no se sentan a gusto. Van y vienen, no es una condena a
cadena perpetua. Conozco gente que vive aqu un par de aos para recargarse las bateras. A veces cuando
estn por cambiar de ocupacin.
Por eso ests aqu?
Aqu, Brenda, no preguntas a los dems a qu han venido. Ellos te lo dirn si quieren.
No acierto una.
A m no me molesta, pero quise advertirte para que no tuvieras una situacin incmoda con otra
persona. En cuanto a tu pregunta, no s. Eso pens al principio. Ahora no lo s.
Brenda me mir un instante, mir mi plato. Seal con el tenedor.
Eso se ve apetecible. Te molesta que pruebe un bocado?
Le dej probar, luego me levant para conseguirle un vaso de agua. El bistec a la Hunan de Fu es lo
nico de Tejas que puede rivalizar con mi incendiario guisado de chile.

As que Walter chill y despotric contra ti dos o tres das dijo Brenda. Procurbamos no
cruzarnos con l, pero bajaba a la redaccin para rezongar por una cosa u otra, y todos sabamos que en
realidad estaba furioso contigo.
La redaccin? Eso es grave.
Y se puso peor.
Habamos terminado de comer y pedimos dos cervezas, y Brenda me haba obsequiado con ms
historias sobre sus hazaas en la guerra de las noticias. Llevaba una vida estimulante. Yo no tena muchas
ancdotas que contar, salvo algunas gracias de mis alumnos o la historia del alcalde Dillon saliendo a
tumbos del lamo para zambullirse en el bebedero de caballos. Ella escuchaba con ojos vidriosos pero no
dejaba de sonrer. En general yo me quedaba callada y la dejaba parlotear.
Empez a llamarnos de uno en uno continu Brenda, vaciando el vaso de cerveza y sacudiendo la
cabeza cuando Fu trajo otra jarra. Siempre deca que era por otra cosa, pero siempre volva a la
trastada que le habas hecho y preguntaba si tenamos idea de cmo hacerte volver. Siempre se deprima
cuando nos bamos. Todos comenzamos a inventar excusas para eludir esas reuniones.
Empez a enfurecerse cuando le mencionaban tu nombre. Todos dejamos de hablarle de ti. Ahora
est en esa etapa.
Haba pensado en ir a visitarlo. Por los viejos tiempos.
Brenda frunci el entrecejo.
No creo que sea buena idea, an. Dale algunos meses ms. A menos que pienses regresar al trabajo.
Enarc las cejas inquisitivamente, yo negu con un gesto, y no dijo nada ms sobre lo que yo presuma
era el propsito de su visita.
Fu trajo una bandeja con bizcochos de la suerte y la cuenta. Brenda abri el suyo mientras yo pona
dinero en la bandeja.
Un nuevo amor iluminar tu vida ley. Me mir y sonri. Me temo que no tendr tiempo.
No abres el tuyo?
Fu los escribe, Brenda. se significa que desea dejar marcas de pintura en tu pincel.
-Qu?
Te encuentra sexualmente atractiva y le gustara tener relaciones.
Brenda me mir incrdulamente, recogi mi bizcocho de la suerte y lo abri. Mir el mensaje y se puso
de pie. Fu se acerc, nos ayud a levantarnos, nos entreg los sombreros y nos acompa hasta la
puerta haciendo reverencias.
Fuera, Brenda se mir las uas.
Ahora debo irme, Hildy, pero... Se dio una palmada en la frente. Casi me olvido del
principal motivo de mi visita. Cules son tus planes para el Bi-centenario ?
El... es cierto, falta slo...
Cuatro das. Es la noticia ms importante de las ltimas dos semanas.
Aqu no seguimos mucho las noticias. Veamos, o que la iglesia bautista planea una barbacoa y
habr una feria callejera. Fuegos de artificio al anochecer. Vendr gente desde millas a la redonda. Ser
divertido. Quieres venir?
Francamente, Hildy, me divertira ms viendo secar pegamento. Por no mencionar que debo usar
esta maldita ropa. Se toc la entrepierna. Y apuesto a que son cmodas comparadas con las que usas
t.
Ni te imaginas. Pero te acostumbras. Ya no me molesta.
Vivir y dejar vivir. De cualquier modo, Liz y yo, y tal vez Cricket, pensbamos en ir de picnic al
Parque Armstrong antes del gran espectculo. All habr verdaderos fuegos de artificio.
No creo que soporte la muchedumbre, Brenda.
Liz conoce a los pirotcnicos y puede conseguirnos un pase para la zona de seguridad, cerca de Delambre. Habr una vista magnfica desde all. Ser divertido, qu dices?
Vacil.
A decir verdad me atraa, pero ltimamente era cada vez ms reacia a dejar el seguro refugio del
disney-landia.
Claro que algunos de esos petardos son muy potentes brome Brenda. Podra ser peligroso.
Le di un ligero puetazo en el hombro.
Llevar pollo frito dije, y la abrac de nuevo. Ya se estaba marchando cuando tuve que llamarla.
Vas a obligarme a preguntar, verdad?
Preguntar qu?
Qu deca en el maldito bizcocho de la suerte.

Oh, es raro respondi sonriendo. El tuyo deca exactamente lo mismo que el mo.
Rode la esquina del Od Spanish Trail, pas frente a la oficina del comisario y la crcel y llegu a una
pequea tienda con escaparate de vidrio translcido y letras de pan de oro que decan The New Austin
Texian. Abr la puerta del mejor y nico peridico bisemanal de Tejas Oeste, atraves la puerta vaivn
que separaba la sala de redaccin del lugar donde vendan suscripciones y aceptaban anuncios
clasificados, apart la silla giratoria del escritorio de madera y me sent.
Por qu no? Yo era la jefa de redaccin, editora y principal reportera del Texian, que haba servido
orgu-Ilosamente a la comunidad durante seis meses.
Walter tena razn, a fin de cuentas; no poda alejarme del juego de las noticias.
Publicbamos regularmente todos los mircoles y sbados, a veces hasta cuatro pginas.
Gracias a nuestro tesn, nuestros hbiles reportajes, nuestros incisivos editoriales y la bendicin de ser
el nico peridico del disneylandia, habamos alcanzado una tirada de mil ejemplares por edicin. Vaya
crecimiento!
El Texian exista porque yo me haba quedado sin ocupaciones durante las largas tardes. La locura
pareca acecharme, y era mejor mantenerme ocupada.
Aunque el motor del peridico era el miedo al suicidio, su comadrona haba sido un prstamo del
banco de Lonesome Dove, que yo pensaba terminar de pagar poco despus del Tricentenario. A un
cntimo el ejemplar, me llevara algn tiempo. De no ser por mi sueldo de maestra, me costaba
alimentarme sin recurrir a mis ahorros, cosa que haba resuelto no hacer.
El prstamo haba pagado el alquiler de la oficina, el escritorio con gavetas pegajosas construido por
un carpintero de Whiz-Bang (comprad artculos tjanos!), provisiones de qu remedio?
Pensilvania, y pagara los sueldos de mis dos empleados hasta que comenzara a obtener suficientes
ingresos. Tambin pagaba la imprenta local, mediante un hbil trato elaborado por Freddie el Hurn,
nuestro leguleyo, que haba desenterrado una ignota reglamentacin de la Junta de Antigedades y haba
engatusado a la Junta para que considerase al Texian patrimonio cultural, con lo cual obtena ciertos
privilegios segn el arcano sistema contable utilizado para convertir el dinero de juguete de Tejas en
moneda contante y sonante lunariana. Esos listos holandeses de Pensilvania podran haber construido la
imprenta, pero a un precio equivalente al producto bruto de Tejas Oeste de los prximos cinco aos.
As que la tecnologa acudi al rescate. El mismo da en que se aprob la reglamentacin yo era la
orgullosa poseedora de una reproduccin en hierro forjado y bronce de la Columbian Handpress modelo
1885, una de las mquinas ms monstruosas jams construidas, coronada por una altiva guila americana,
autntica hasta los nmeros de patente estampados en el armazn. Tom menos tiempo construirla que
trasladarla hasta mi puerta y ponerla en su sitio. No es maravillosa la ciencia moderna?
Buenas tardes, Hildy dijo Huck, mi impresor.
Era un joven tosco de diecinueve aos, hbil con las manos y no demasiado brillante. Haba pasado
casi toda la vida en Tejas y no deseaba marcharse. Se desviva por aprender un oficio inservible que no lo
preparase para otra vida. Trabajaba como un burro los martes y los viernes por la noche para montar e
imprimir la edicin de la maana, luego montaba a caballo y se diriga a Lonesome Dove y Whiz-Bang
para repartirlos antes del alba. No saba leer, pero era mucho ms rpido que yo para colocar los tipos, y
siempre estaba entintado hasta los codos. Slo se volva torpe en presencia de mi otra empleada, la
seorita Charity, que poda leer cualquier cosa salvo la enamorada expresin de Huck. Ah, los deleites del
romance oficinesco.
Ya tengo el programa del Bicentenario, Hildy. Lo queras en primera plana?
En la columna izquierda, Huck.
Pues ah es donde lo puse.
Veamos.
Me trajo una hoja de prueba que an ola a tinta, uno de los olores ms dulces del mundo. Mir la
lnea del colofn:

TDednwdojj.TOarch e, 1830

Como de costumbre, sent un arrebato de orgullo al verla. Nunca alteraba el pronstico del tiempo
(CALUROSO), pues pareca una prediccin razonable aun cuando no resultara acertada. La fecha era
siempre la misma (MIRCOLES 6 DE MARZO DE 1836) porque no se le poda poner la fecha verdadera, y el 6 de
marzo me caa bien. A nadie pareca molestarle.
Huck haba enumerado los festejos de la inminente celebracin en el margen izquierdo, dejando
espacio para un cabezal, un subttulo y una barra, de acuerdo con el estilo anticuado que yo haba
establecido. Ambos lo revisamos, no leyendo sino buscando las letras demasiado claras u oscuras, o las
manchas causadas por exceso de tinta, un problema que poco a poco estbamos resolviendo. Slo
entonces estudi el efecto visual y convinimos en que la nueva tipografa en negrita luca bien. Al fin, en
la tercera revisin, le el texto. Y Dios nos librase de cometer un error de ortografa. Huck lo montaba
tal como estaba.
Qu te parece un fondo que diga Nmero especial del Bicentenario, Huck? O te parece
demasiado moderno?
Cspita, no, Hildy. Charity dijo que le gustara poner un roto-no-s-cunto pero pens que t lo
consideraras demasiado moderno.
Rotograbado, y me importa un comino que sea moderno, pero es un lujo de gran ciudad que nos
resultara demasiado caro. Si por ella fuera, tendra que comprar una bobina de cuatro colores.
No es una chica sensacional?
Huck, has pensado en aprender a leer? No era algo que hubiera preguntado normalmente,
pero estaba preocupada por ese chico bonachn. No imaginaba a Charity lindose con un analfabeto.
Si lo hiciera, no podra pedirle a la seorita Charity que me leyera, verdad? pregunt l.
Adems, estoy aprendiendo algunas cosas. La miro mientras lee, y ya s algunas palabras.
As que tal vez hubiera mtodo en su locura, y el amor triunfara sobre todo.
Lo dej con sus plomos y su componedor. Saqu una hoja y una pluma de mi gaveta, moj la
pluma en el tintero y comenc a escribir en letra de imprenta.
TITULAR: Periodista premiada nos visita NOTA: Recientemente las calles de Nueva Austin fueron
agraciadas con la presencia de Brenda Starr, ganadora del premio Pulitzer de este ao con su informacin
sobre las intrigas de la Iglesia Latitudi-naria de Ciudad Rey. Brenda Starr es empleada de ElP...n de las
Noticias, un peridico de esa ciudad. La seorita Starr se pase por Congress Street y almorz una deliciosa
comida en el Paz Celestial de Fu con esta reportera. Segn nuestras fuentes, el amor flota en el aire para
la agraciada y joven escritora, as que nuestros galanes deben esperar con ansiedad su retorno. HJ
(CHARITY: publica esto en el MONSTRUO)

El monstruo de Gila, as llamado por un prfido reptil que se oculta bajo las piedras y
supuestamente oye todo, era mi columna de chismes, y la parte ms esperada del peridico. No por
inocentes comunicados como el precedente, sino por nuestras revela-cio-nes realmente insidiosas. Es
verdad que en un pueblo pequeo todos saben lo que hacen los dems, pero no lo saben todos al mismo
tiempo. Hay un parntesis de oportunidad entre el hecho y su difusin, aunque la noticia se est
propagando a la velocidad del sonido, que un reportero experto puede explotar.
No hablo de m misma. Yo haba iniciado el Monstruo, pero Charity era el veneno de los dientes de
la criatura. Mi trabajo de maestra me ataba demasiado, y nunca tena tiempo para salir a oler el rastro.
Charity no dorma nunca. Viva y respiraba las noticias. Era capaz de aportar dos escndalos por semana,
algo notable si tenemos en cuenta que no beba y rara vez visitaba el lamo Saloon, un manantial
ininterrumpido de chismes, una sibila de la suciedad.
Nuestra corresponsal lleg al anochecer de Whiz-Bang localidad que aspiraba a convertirse en
capital de nuestro flamante disneylandia en un referndum que se celebrara dentro de tres meses, con

una buena historia sobre sobornos y fraudes entre nuestros representantes electos, una historia muy
jugosa que me habra instado a rasgar la primera plana si no hubiera sido la duea del peridico y sabido
lo que me costara. La verdad econmica del Texian era que yo vendera la misma cantidad de ejemplares
con o sin esa nota, pues en Tejas todos lo lean de cualquier modo, as que tuve que decirle que la
publicara en el interior. La aplaqu con la promesa de un titular de doble columna, y un comentario.
Esos edulcorantes eran necesarios porque su segunda noticia era que le haban ofrecido un empleo en
el Planeta, un buen padloide de segunda lnea de Arkytown. Se regode en el fulgor de nuestra
admiracin, sin reparar en que yo lamentaba perderla, y luego anunci que no estaba dispuesta a renunciar
al Texian hasta que pudiera pasar a un padloide realmente bueno como El Pezn. Charity meda como
trescientas cincuenta picas de altura, segn Huck digamos seis dcimos de Brenda, y an creciendo,
pero compensaba su tamao con su entusiasmo y energa. Era encantadora como las pantaletas de encaje,
y tan egocntrica que no repar en la boquiabierta admiracin de Huck ni en mi carraspeo ante esa
referencia a mi antiguo lugar de trabajo. Pero Charity no actuaba con malicia. Si hubiera sabido que
lastimaba a alguien, habra sido la primera en preocuparse.
Encend las lmparas de queroseno mientras ella segua parloteando y Huck compona los tipos sin
quitarle los ojos de encima. Se multiplicaran las erratas, pero tena que ser tolerante con l.
Cuando me march era noche cerrada y despuntaba la luna. Charity se haba dormido en la silla y Huck
segua empuando la manivela de esa magnfica y vieja Columbian. El pueblo estaba silencioso salvo por
el canto de los grillos y el retintn de la pianola del lamo. Yo tena las manos manchadas de tinta y la
espalda dolorida, y la primera bocanada de aire fresco me record que tena el cuello y las axilas sudadas.
Colgu un farol en la bicicleta, mont en ella y, con un campanilleo que provoc un par de aullidos de
desolacin en el cuartel de bomberos, inici el largo pedaleo de regreso.
Cunta felicidad poda soportar una persona?
Creo en Dios, s, s s, porque muchas veces en mi vida he visto que est all, observando, anotando
los puntos. Cuando acabamos de alcanzar un estado Zen de aceptacin pura y la belleza de esa noche
combinaba los gratos dolores del trabajo bien hecho, el placer de la buena compaa y la bien venida
presencia de dos perros que estaran aguardndome por la maana, l arroja una piedra para estorbarte
en el camino de tu vida.
Esta piedra era literal. Choqu con ella en las afueras del pueblo, y me rompi dos rayos y el aro de la
rueda delantera. Apenas me salv de caer en un grupo de cactos. De nuevo Dios: los cactos habran sido
un exceso, pues esto era slo un recordatorio.
Pens en volver al pueblo y despertar al herrero, quien se habra alegrado de trabajar en el flamante
invento que daba que hablar a todo el mundo. Pero ya estara acostado, con su buena esposa y sus tres
hijos, y decid no molestarle. Dej la bicicleta a la vera del camino, sabiendo que nadie la robara. Cmo
explicara el ladrn que andaba en la bicicleta de Hildy? Camin el resto del camino y no llegu
deprimida ni abatida, slo un poco floja.
Cuando entr en el porche, la luz de la lmpara revel a un hombre sentado en la mecedora.
Que me cuelguen dije. Bien, me haba habituado a hablar as. Qu susto me has dado.
Estaba un poco nerviosa, pero no asustada. La violacin es una rareza en Luna, pero en Tejas?
Tendra que ser un necio. Todas las salidas estn bien controladas, y el ahorcamiento es legal. Alc el farol
y le ech un vistazo ms atento.
Era un sujeto elegante, de mi talla, de rostro apuesto, ojos brillantes, con bigote. Usaba un traje cruzado
de tweed con cuello alto y una corbata de seda roja. Calzaba zapatos blanquinegros de cuero y lona. Traa
un bombn y un bastn que haba apoyado en el suelo.
No crea haberle visto antes, pero haba algo familiar en su modo de sentarse.
Cmo ests, Hildy? Trabajando hasta tarde?
Si no eres Cricket, eres su hermano gemelo. Qu te has hecho?
Bien, ya tena el bigote, as que decid redondear el efecto.

18
ESPECTCULOS

Qu sucedi con la chica a quien vimos hablando con un glem inhumano en una celda acolchada
de Leystrasse, oyendo cosas que ningn odo humano estaba destinado a or, con un nudo en el
estmago? Cmo lleg esa trmula ruina, recin salida de las tempestades gemelas de otro frustrado
intento de suicidio y el drstico intento de cura del OC, a su actual serenidad? Cmo se retromorfose
esa joven y moderna mariposa de alas desgarradas en una sencilla pero aparentemente estable oruga
victoriana?
Lo hizo poco a poco.
Como yo le haba insinuado a Brenda, al margen de las funciones que las juntas gobernantes
atribuyeran a los disneylandias histricos, un beneficio suplementario inesperado y tcito era que
funcionaban como santuarios como grandes asilos sin cercas para los descastados sociales y los
trastornados mentales. En Tejas y otros lugares semejantes, podamos descansar de nuestros infructuosos
aullidos ante nuestras lunticas lunas y, sin terapia explcita, retirarnos a una poca ms apacible. Vivir all
era una terapia en s misma. Algunos tendran que continuar el tratamiento para siempre; para otros slo
bastaba con una dosis ocasional. An no quedaba claro cul era mi caso.
El Texian haba sido un gran paso para m, y result bien. Me haban convencido de convertirme en
maestra, y tambin eso result bien. Aprender a tener amigos y a confiarles mis problemas, a
comprender que se interesaban en mis inquietudes, mis esperanzas y temores, era un proceso lento y
paulatino, pero poco a poco estaba creando mi nuevo mundo.
En comparacin con mi antigua vida, era la mar de aburrido. No para m; cada nuevo dibujo de mis
alumnos era un objeto de asombro. Cada escandalete descubierto por Charity me enorgulleca como si ella
fuera mi propia hija. Publicar el Texian era mucho ms satisfactorio que trabajar en El Pezn, y me
preguntaba cmo haba aguantado all tanto tiempo. Para alguien de fuera, la atraccin era difcil de
explicar. Resultaba aburrido para Brenda, y sin duda para Cricket. Quiz mis lectores estn de acuerdo
con ellas. Por eso he omitido casi siete meses que slo podran interesar a mi terapeuta, si lo tuviera.
Con lo cual parece que estaba plenamente curada. Si era as, por qu me despertaba dos o tres veces
por semana en las horas vacas de la madrugada, baada en sudor, con palpitaciones, un grito en los labios?
Por qu diablos ests sentado ah? le pregunt. Hace fresco. Por qu no has entrado?
l me mir como si le hubiera dicho una tontera. Supongo que lo era para cualquiera que no hubiera
pasado un tiempo en Tejas. Abr la puerta, mostrndole que no estaba cerrada con llave. Sin duda l ni
siquiera lo haba probado.
Encend las lmparas de queroseno con una cerilla, prend la pila de viruta del interior de la cocina, ech
ramitas para alimentar el fuego, llen la cafetera con el grifo de bronce del alto recipiente de cermica
donde guardaba el agua, la puse a hervir. Cricket observ estas operaciones con inters, sentado a la mesa
de la cocina. Haba dejado el sombrero sobre la mesa, pero an empuaba el bastn.
Saqu granos de caf del frasco, los puse en el mortero y comenc a molerlos a mano. El aroma
impregn la habitacin. Cuando estuvieron bien molidos, los puse en la cafetera.
Luego llev un plato con medio pastel de manzana, le cort una buena tajada y se lo serv con tenedor y
servilleta. Slo entonces me sent frente a l, me quit el sombrero y lo puse junto al suyo.
Mir el pastel como si no supiera para qu serva, cogi el tenedor dubitativamente y prob un bocado.
Ech otro vistazo a la cabana.

Esto es agradable. Muy hogareo.

Rstico suger. Tosco. Pionero. Buclico.
Texano resumi l. Gesticul con el tenedor. Buen pastel.
Espera a saborear el caf.
Sin duda ser de primera. Gesticul de nuevo, sealando la habitacin. Brenda dijo que
necesitabas ayuda, pero nunca me imagin esto.
Ella no dijo eso.
No. Ella dijo: Hildy les sonre a los nios y les ensea trucos con los naipes. Supe que tena que
venir cuanto antes.
Me imagino su alarma. Pero por qu Hildy no poda sonrer a los nios? Ms an, por qu se haba
pasado tanto tiempo sin sonrer a nadie? Claro que es natural que la alusin a los naipes preocupara a
Cricket. Yo nunca le haba enseado mis trucos a nadie.
Y pasemos a la primera de varias digresiones...
No puedo saltar los meses que faltan con el pretexto de que no interesaran a nadie. No interesaran a
nadie, en efecto, pero ocurrieron ciertas cosas, en general negativas, que me llevaron desde el OC hasta esa
conversacin con Cricket, y vale la pena contar algunas para esbozar la odisea personal que viv en ese
tiempo.
Consagr mis fines de semana a una Bsqueda.
Todos los sbados iba al Centro de Visitantes y abandonaba mi identidad secreta de discreta reportera
para transformarme en un Digenes que buscaba a un jugador honesto en el pquer de la vida. Hasta ahora
todos hacan trampa, pero yo no cejaba. Buscad Filsofos Profesionales en los Archivos Amarillos y
obtendris una lista ms larga que el brazo de Brenda. Si alguien desea imprimir la lista de Terapeutas,
necesitar una carretilla para llevarse el papel. Pero eso haca yo. De vuelta en el mundo real, pasaba los
sbados probando los diversos modos que otras personas haban descubierto para pasar el da, y el da
siguiente, y el siguiente.
Conoca las principales escuelas de pensamiento modernas o en boga, y pensaba que muchas eran
prescindibles. No es preciso asistir a una reunin preparatoria flacsita, por ejemplo. As que comenc con
las estafas clsicas.
Aunque conozco mi cinismo, hice lo posible por ser justa con cada uno de los gurs. Pero aun con la
mejor voluntad del mundo, los resultados finales no son ms que una breve serie de parntesis cmicos.
As pasaba los sbados.
Los domingos iba a la iglesia.
No es apropiado comenzar la cena con el postre, pero en Tejas se debe servir comida a los huspedes
en cuanto trasponen el umbral. El pastel era lo mejor que tena a mano. Pero pronto le ofrec guisado de
carne y pan de maz. Cricket comi, sin dar importancia al sudor que el chile le haca brotar en la frente.
Pens que llegaras a caballo dijo. Esperaba or el ruido de los cascos. Me sorprendiste al
llegar a pie.
Sabes cunto trabajo representa un caballo?
No tengo ni idea.
Mucho, te lo aseguro. Voy en bicicleta. Tengo la mejor Dursley Pedersen de Tejas, con llantas
neumticas.
Y dnde est? Se sirvi otro vaso de agua, como es de rigor cuando alguien prueba mi guisado.
Tuvo un pequeo accidente. Esperaste mucho tiempo?
Una hora. Ech un vistazo a la escuela pero no haba nadie.
Slo voy all por la maana. Tengo otro empleo. Le di un ejemplar del Texian del da siguiente.
Cricket mir el colofn, me mir a m, lo hoje en silencio.
Cmo est tu hija? Lisa, verdad?
Est bien, pero ahora quieren que la llamen Vigor. No me preguntes por qu.
Son etapas. Con mis alumnos pasa lo mismo. A m tambin me pasaba.
Y a m.
La ltima vez me contaste que su obsesin era tener un padre. Sigue as?
Seal su nuevo cuerpo y se encogi de hombros.
T qu crees?

Mis investigaciones dieron con un nombre que pareca el lugar indicado para empezar. Este sujeto
era el nico practicante viviente de su arte, la ia imagen de Zigmund Frreud, unt halaa con un
accento que sona-a parrecido a essto. La psicoterapia freudiana no est precisamente desmitificada y
muchas escuelas se basan en ella, excluyendo simplemente algunas premisas que parecan ms
relacionadas con problemas personales de Freud que con una condicin humana universal.
Cmo abordara un freudiano ortodoxo las realidades de la sociedad lunar? sa era mi pregunta, y
he aqu la respuesta:
Zegizmundo me hizo acostar en su exquisito divn, en un consultorio que habra humillado a Walter.
Me pregunt cul era el problema, y habl diez minutos mientras l tomaba notas a mis espaldas.
Muy interresante dijo al fin.
Me pregunt por mi relacin con mi madre, y eso sirvi para otra media hora de charla de mi parte.
Muy interresante dijo l al cabo de una pausa ms larga. Yo oa los chasquidos de su pluma en su
libreta.
Y qu piensa, doctor? le pregunt, haciendo girar el cuello con esfuerzo. Me queda alguna
esperanza?
Yo crreo dijo, y a parrtirr de ahorra omitirre-mos5 el accento que usted presenta un caso
apropiado para la terapia.
Y cul es mi problema?
Es demasiado pronto para decirlo. Me llama la atencin ese episodio que sucedi cuando usted
tena catorce aos. Su madre llev a casa un nuevo amante que a usted no le agradaba.
En ese momento nada me agradaba en ella. Adems ese to era un canalla. Nos robaba cosas.
Alguna vez suea con l? Tal vez el robo que a usted le preocupa era simblico.
Es posible. Recuerdo que rob la mejor vajilla de simblica porcelana de Callie, y mi simblica
guitarra.
La hostilidad que usted canaliza hacia m, una figura paterna, podra ser una transferencia de la
furia hacia su padre ausente.
Mi qu?
El nuevo amante... s, es posible que usted encubriera cierto resentimiento hacia l, que posea un pene.
En ese momento yo era varn.
An ms interesante. Y ya que usted ha llegado al extremo de hacerse castrar... s; s, hay muchas cosas
dignas de explorar.
Cunto cree que llevar?
Yo creo que haremos excelentes progresos en unos... tres a cinco aos.
Pues no dije. No creo que yo tenga la menor esperanza de curarlo a usted en tan poco tiempo.
Hasta pronto, doctor, ha sido sensacional.
Todava le quedan diez minutos. Cobro por hora.
Si fuera ms sensato, cobrara por mes. Y por adelantado.
Desde luego, no fue se el nico motivo por el cual me somet al Cambio me explic Cricket.
Haca tiempo que pensaba en ello, y pens que valdra la pena probar.
Yo limpiaba la mesa mientras l beba una copa de vino, Imbrium '22, una buena cosecha, guardada en
una botella cuya etiqueta deca tinto Whiz-Bang y pasada de contrabando ante los inspectores de
anacronismos. Era una prctica comn en Tejas, donde todos convenan en que la autenticidad tena sus
lmites.
Quieres decir que es tu primera vez...?
Soy ms joven que t. Siempre lo olvidas.
Tienes razn. Y cmo ha resultado? Te molesta si limpio?
En absoluto. Me est gustando. Con un poco de prctica, tal vez hasta lo haga bien. Pero todava me
siento raro. Me gustara conocer al fulano que invent los testculos. Vaya bromista.
Tienen un diseo precario, verdad? Me desabroch la falda, la plegu, me sent a la mesa con el
espejo que usaba para vestirme, maquillarme y asearme, y cog mi gancho para botones. An debo
llamarte Cricket? No es un nombre muy masculino.
Cricket observaba con comprensible asombro mis esfuerzos para desabotonarme los zapatos, un
procedimiento inslito para alguien que se ha criado entre pies descalzos y calzado sin cordones. Al menos
pens que eso observaba. Luego sospech que miraba mis panta-letas. No son nada especial: algodonosas,

abolsadas, con elstico en la pantorrilla. Pero tienen cintas bonitas y moos rosados. Esto planteaba una
posibilidad interesante.
No me lo he cambiado dijo Cricket. Pero Lisa, o mejor dicho Vigor, quiere que me lo cambie.
De veras?
Me desaboton la blusa y la puse sobre la falda. Me quit los pantalones y la emprend con los botones
de la combinacin, otra prenda de algodn felizmente olvidada.
De veras. Estoy pensando en Jim, tal vez Jimmy. De cualquier modo, qu tiene de malo Cricket
para un hombre?
Nada. Seguir llamndote Cricket. Me quit la combinacin y la arroj a un lado.
Cielos, Hildy! estall Cricket. Cunto tardas en quitarte todas esas cosas?
No tanto como en ponrmelas. Nunca estoy segura de haber seguido el orden correcto.
Eso es un cors, verdad?
Has acertado. Mejor dicho, casi haba acertado. Habamos llegado a las mejores prendas, y no
haba ms algodn. La cosa que l miraba se poda comprar (se haba comprado) en una tienda especial
de Leys-trasse que atenda a personas con un gusto que antes era comn, y ahora raro, y no deba
confundirse con esos chismes de acero, hueso de ballena, almidn y lona con que se torturaban las
mujeres victorianas. Tena elstico, y all terminaba toda la semejanza. Era rosado y tena volantes en los
bordes y encaje negro en la espalda. Me quit el alfiler que me sujetaba el cabello, sacud la cabeza para
soltarlo. En realidad podras ayudarme. Puedes aflojar estos cordones?
Pronto sent sus manos tratando de desatar los nudos.
Cmo te las arreglas por la maana ? pregunt.
Me ayuda una criada. Pero no era as. Bastaba con pasar el dedo por las costuras de presin del
frente. Y por qu pedir ayuda si quitrmelo resultaba tan fcil? Creo que todos habis entendido mi
intencin, verdad?
Esto es patolgico resopl, sentndose mientras yo me quitaba esa prenda y la sumaba a la pila.
Cmo te has metido en estas tonteras?
Una prenda por vez, pens, pero no se lo dije. A la Junta no le importaba la ropa interior mientras la
indumentaria externa pareciera autntica. Pero yo me haba interesado en la pregunta que todas las
mujeres se hacan cuando vean las cosas que usaban sus abuelas: cmo diablos lo hacan?
No tengo una respuesta mgica. Nunca me molest el calor. Me cri en la Era Jursica. Tejas era
templada en comparacin con un criadero de brontosaurios. Una vez me prob un cors verdadero y me
result excesivo, pero no era tan difcil acostumbrarse a las otras prendas.
As que el cmo era fcil. En cuanto al porqu... No s. Me gustaba ponerme toda esa ropa por la
maana. Era como transformarse en otra persona, lo cual no era mala idea, ya que ltimamente mi
personalidad se dedicaba a hacer tonteras.
Es ms fcil escribir para mi peridico si tengo la ropa adecuada dije al fin.
S, pero qu hay de esto? dijo, blandiendo acusatoriamente el ejemplar del Texian. Pas los
dedos por las columnas. Un informe agrcola donde tengo el gusto de enterarme de que la yegua
parda de Watkins tuvo cra el martes pasado, y que tanto la madre como la hija se encuentran bien.
Imagnate mi alivio. O esta nota donde me cuentas que los maizales de Lonesome Dove tendrn
problemas si no llueve la semana prxima. Se te olvid que aqu el clima est programado?
No leo los anuncios. Eso sera hacer trampa.
Hacer trampa? De qu hablas? Lo nico de todo esto que me recuerda a ti es la columna del
monstruo de Gila. Al menos se pone insidiosa.
Me cans de ser insidiosa.
Ests peor de lo que pensaba. Palme el peridico, frunciendo el entrecejo como si le diera
asco. Noticias de la iglesia. Noticias de la iglesia, Hildy?
Voy a la iglesia todos los domingos.
Tal vez pensaba que me refera a la iglesia bautista del final de Congress Street. Iba all de vez en
cuando, habitualmente por las tardes. Lo nico que tena de bautista era el letrero del frente. En realidad
ese templo no perteneca a ninguna secta ni confesin, no era religioso. No se decan sermones, pero los
cnticos eran divertidos.
Los domingos por la maana iba a autnticas iglesias. Todava es el da de reposo ms popular, a
pesar de los judos y musulmanes, aunque tambin prob suerte con ellos.

Prob suerte con todos. Cuando era posible conversaba con los sacerdotes adems de asistir a la
ceremonia, buscando explicaciones teolgicas. La mayora se alegraban de charlar conmigo. Entrevist a
predicadores, presbteros, vicarios, mullahs, rabes, lamas, cardenales, hierofantes, pontfices y
matriarcas, los pilotos de todas las fuerzas areas celestiales que pudiera localizar. Si no tenan un
cabecilla o maestro formal, hablaba con los laicos, los hermanos, los monjes. Si tres personas se
juntaban para cantar hosanas y frotarse el cuerpo con lodo azul por la gloria de cualquier cosa, yo los
acuciaba, los arrinconaba, les sacuda las solapas hasta que me explicaban su idea de la verdad. No
me cuentes tus dudas, por amor de Dios, dime algo en lo que creas! Gloria!
Las encuestas dicen que el sesenta por ciento de los lunarianos son ateos, agnsticos o demasiado
estpidos o perezosos para haber tenido jams el menor pensamiento epistemolgico. Yo no haba
llegado a esa conclusin. Empezaba a creer que era la nica persona de Luna que no tena una
compleja teologa, dotada de su lgica interna, siempre (al menos hasta ahora) basada en un par de
premisas indemostrables. Habitual-mente haba un libro, escrituras, leyendas o mitos que uno poda
aceptar por entero, obviando la necesidad de elaborarlos por cuenta propia. Si eso fallaba, siempre
quedaba el camino de una Nueva Revelacin, y habamos tenido un montn de ellas, tanto derivadas
de religiones tradicionales como surgidas espontneamente de la cabeza de algn sujeto de ojos
desencajados que haba Visto La Verdad.
Para m el inconveniente, el hilo comn que las una, la palabra mgica que transformaba una
historia interesante en la Voluntad de Dios, era la Fe. Que nadie piense que hablo con desdn. Trat de
ver las cosas sin prejuicios. Estaba dispuesta a ser fulminada por el rayo. Pensaba que un da mirara
hacia arriba y exclamara S! Pero ante todo pensaba, y pronto mis pensamientos me llevaban hacia la
puerta de salida.
Del cuarenta por ciento que alega pertenecer a una religin organizada, el grupo ms numeroso es
sin duda FLACS. Despus de eso, hay credos cristianos o derivados del cristianismo, desde catlicos
romanos hasta grupos que abarcan slo un puado de personas, y apreciables minoras de judos,
budistas, hinduistas, mormones y musulmanes, sufes y rosacruces, y todas las sectas y derivaciones
de cada uno. Haba cientos de grupos delirantes, tales como la Colonia Barbie de Gaga-rin, donde
todos se han alterado para ser exactamente iguales. Haba gente que adoraba a los Invasores como
dioses, una propuesta que yo no estaba preparada para negar, pero en ese caso qu? Hasta ahora slo
haban demostrado indiferencia hacia nosotros, y de qu serva un dios indiferente ? En qu
diferira un universo creado por semejante dios de un universo sin dios, o en el cual Dios hubiera
muerto? Algunos crean que haba existido un dios pero que haba creado algo que no haba conducido
a nada. Y un grupo se separ de ese grupo alegando que Dios no estaba muerto sino en una unidad
celestial de cuidados intensivos.
Otros adoraban al OC como un dios. Hasta ahora me haba mantenido apartada de ellos.
Pero tena el propsito de visitar a todos los dems, si viva tanto tiempo. Hasta ahora haba
deambulado entre diversas sectas cristianas, dedicando un domingo de cada cuatro a aquello que
figuraba en los listados como Religin, Miscel. Algunas eran ms Mis-cel de lo soportable.
Asist a una misa negra de brujas, donde nos quitamos la ropa, sacrificaron una cabra y nos
embadurnaron con sangre, lo cual fue an menos gracioso de lo que parece. Me sent en los asientos
baratos del templo Levana Israel y escuch a un to que lea en hebreo, con traduccin simultnea a
cambio de un pequeo bolo. Beb vino y engull unas inspidas galletas que, segn me informaron,
eran el cuerpo y la sangre de Cristo, y supuse que me lo haba comido hasta la rodilla izquierda. Saba
cantar todas las estrofas de canciones religiosas como Amazing Grace y Onward, Cbristian Soldiers.
De noche lea textos sagrados, y en algn momento me suscrib a La, Atalaya, todava no s cmo.
Aprend las glorias de la glosolalia, hablando en jerigonza con todos ellos, sin traduccin simultnea a
ningn precio, y me senta como una tonta de capirote.
Estas son slo algunas de mis peripecias; la lista era larga.
Se podran sintetizar con la visita que hice a una congregacin donde, en medio de las festividades,
me dieron una serpiente de cascabel. Sin tener idea de lo que deba hacer con la criatura, le cog la
cabeza y le extraje el veneno. No, no, no, clamaron todos. Tienes que agarrarla. Para qu?, repliqu.
Estas criaturas son peligrosas. Dios te proteger, fue la respuesta.
Por cierto, pero no me pareca mal ayudarle a protegerme. Saba algo sobre serpientes de cascabel
y nunca haba visto ninguna que fuera obediente. Y ah estaba mi problema. Siempre arrancaba los
colmillos a la serpiente de la fe sin darle la oportunidad de envenenarme.
Tal vez esto fuera bueno, pero mi Bsqueda an no llegaba a ninguna parte.
Poco antes de morir, Sourdough me haba regalado un hermoso juego de loza, con jarrn y baca. Llen
la baca, aad agua de rosas, una pizca de aceite de Persia y un chorro de colonia y me humedec la cara
con un pao.

Aqu todo es una lucha, verdad? dijo Cricket. Me pregunto de dnde vino el agua.
Todo es una lucha en todas partes, muchacho repliqu, bajndome la blusa para enjuagarme
los pechos y las axilas. Es slo que diferentes personas han luchado por cosas diferentes en diferentes
pocas.
Yo slo s que el agua viene de un grifo.
No finjas ignorancia conmigo. El agua viene de los anillos de Saturno, y gira en rbitas lentas en
grandes trozos de hielo sucio hasta que la bajamos aqu para derretirla. O viene del aire que
reprocesamos, o de las cloacas que filtramos, y luego llega a tu casa en una tubera, y slo entonces sale de
un grifo. En mi caso, la tubera es reemplazada por un hombre que viene una vez por semana a llenar mis
barriles.
Yo slo debo abrir el grifo.
Seal el tanque que estaba apoyado en el fregadero.
Yo tambin dije. Me sequ y me frot la piel con crema . S que te mueres por preguntar, as
que te lo dir. Me bao cada tres o cuatro das en el hotel del pueblo. Por completo, con jabn. Y si lo
que has visto te horroriza, espera a que necesites orinar.
Ests en esto de veras. Eso es lo que no logro entender.
Por qu esta repentina preocupacin por mi es tndar de vida?
Esa pregunta lo incomod, as que callamos un rato, hasta que termin de pasarme la crema. No
vea bien su expresin en la penumbra, mirndolo por el espejo.
Si ibas a decirme que los que viven aqu son perdedores, olvdalo, porque ya me lo han dicho. Y no
lo niego. Abr una caja ovalada y laqueada, extraje una borla y me empolv hasta quedar en el centro
de una fragante nube de Medianoche en Pars.
Por eso este lugar no es para ti. Hildy, an tienes mundos por conquistar. No puedes enterrarte aqu,
jugando a la periodista. All fuera hay un mundo real.
Aqu tambin, pude responderle, pero me call. Me volv hacia l, me sujet los breteles de la blusa
sobre los hombros. En realidad se pareca ms a una camisola de seda amarilla, suelta en la cintura.
Adems tena puestas mis mejores medias de seda, sostenidas con ligas, y tal vez algn que otro
adorno o chuchera. Cricket cruz las piernas.
Una vez me acusaste de no saber tratar con la gente. Tenas razn. Hace aos que te conozco, y
no saba que tenas una hija, ignoraba muchas cosas sobre ti. Cricket, hay cosas que ignoras sobre m.
No pienso abrumarte con mis problemas pero, creme, si no hubiera venido aqu, estara muerta.
Titube, con aire de preocupacin. Iba a decir algo, pero cambi de parecer. Ahora tena los brazos
cruzados, y con una mano se acariciaba tmidamente el bigote.
Busqu mi frasquito de pachuli, me puse un poco detrs de las orejas, entre los senos, entre los
muslos. Me levant y camin hacia la cama pasando muy cerca de l, baj el cobertor, palp las
almohadas, me reclin apoyando un pie en el suelo, el otro en la cama. La muchacha de la pintura del
lamo est en la misma pose, aunque ella es ms regordeta.
Cricket, hace tiempo que no estoy en la gran ciudad. Tal vez he olvidado cmo son las cosas
all. Pero en Tejas se considera descorts hacer esperar a una dama.
Se levant, tropez mientras trataba de quitarse los zapatos, al fin desisti y se arroj en mis
brazos.
Kitten Parker, la manifestacin masculina, desnudo, supino, cruciforme. Yo, la manifestacin
femenina, tambin desnuda, y en la posicin del loto: los hombros hacia atrs, las piernas arqueadas
con las plantas de los pies contra los muslos, las manos flojas y la palma sobre las piernas. Mis
rodillas sobresalan a los costados y mi cuerpo apenas tocaba el suyo. Estaba empalada, como dicen
los escritores porno.
Esos escritores, sin embargo, no se habran interesado en esta escena. Haca cinco horas que
estbamos inmviles en esa posicin.
Se llamaba terapia sexual y Kitten Parker era su principal adherente. l la haba inventado, o al
menos la haba refinado a partir de versiones anteriores. Era una especie de ejercicio de yoga, al cual
me haba inducido para encontrar mi centro espiritual. Hasta ahora yo crea localizarlo a cinco
centmetros de la punta de su glande, hacia la cerviz.
Esto me resultaba frustrante. Haca cinco horas que me resultaba frustrante. Yo deba encontrar mi
centro porque era el yin, y porque yo era la novicia. Su centro no tena relevancia para el ejercicio, l
saba dnde estaba su centro aunque todava no me lo haba dicho, tal vez eso fuera la leccin nmero
dos. Su aportacin consista en poner el mpetu de su esclarecimiento, tambin conocido como su

yang, o glande, en contacto con mi centro espiritual, o ms bien yo deba bajar el centro, pues una
penetracin ms profunda quedaba totalmente excluida. Quiz lo que yo senta no fuera mi centro,
quiz fuera slo un suburbio de la vagina, pero me haba llevado dos horas concebir la idea de que
quiz, tal vez, posiblemente, estuviera ah, en ese lugarcito escondido que ansiaba un masaje, y no estaba
dispuesta a buscarlo de nuevo.
Pens en ese posible centro, trat de moverlo con la voluntad. Se qued donde estaba. Empec a
preguntarme si su yang estara tan irritado como se estaba poniendo mi yin. Y si todo este ejercicio
terminara por ser tedioso.
El nico centro que me importaba es el que toda mujer sabe encontrar sin el mapa caminero de
Kitten Parker: el centro de la respuesta sexual, en plena hendidura entre los labios de la vulva, una
muchachita en un bote, y esa muchachita haba estado sentada all, calma, las manos sobre los remos,
reventndose el obsesionado corazn a fuerza de remar, hinchada y excitada, ansiosa de seguir, durante
ms de cinco horas y la muy golfa estaba enfurruada y resentida por falta de atencin, y haba estado...
s... y no le gustaba para nada, y estaba a punto de... GRITAR!!!
CORTE A INTERIOR - CONSULTORIO DE PRIMARISTA
Helchos, cuero, pinturas violentas en las paredes. La pri-marista enfrenta a su paciente, Hildy, quien
tiene la cara roja, los ojos acuosos y un empacho de terapias.
HILDY AAAAAAAAAAAAHHHHHHH-HHHHHHH
PRIMARISTA
Eso est mejor, mucho mejor. Estamos comenzando a atravesar los niveles de rabia. Ahora debes
llegar an ms hondo.
HILDY EEEEEEEEEEEHHHHHHHH-HHHHHHHH
PRIMARISTA
No, no, de nuevo con berrinches infantiles. Ms hondo, ms hondo! Desde el alma!
HILDY OOOOOOOOOHHHHHHHHHHH-HHHHH
PRIMARISTA
(abofetea a HILDY) Con ms ganas. Eso es un grito? Oooohhh. Parece un mugido. De nuevo!
HILDY UAAAH! UAAAH! UAAAH! UAAAH!
PRIMARISTA
Chillas como si hubieras perdido la voz! Ests desistiendo! No te dejar desistir! Puedo hacerte
enfrentar la fuente primaria.
(la abofetea de nuevo) Ahora, una vez ms, con...
Hildy patea a la primarista en el vientre, le da un rodillazo en la cara. La primarista vuela por la
habitacin y aterriza entre los helchos.
CORTE A
PRIMER PLANO - PRIMARISTA Sangrando por la nariz y la boca y sin aliento.
PRIMARISTA
Eso est mucho mejor! Ahora estamos llegando a alguna parte. Oye! Dnde...?
SONIDO de pasos fuera de cmara. SONIDO de una puerta que se abre. PRIMARISTA luce
preocupada.
HILDY
(agitada, alejndose) AAAaaaaaaaaah...
SONIDO de portazo

FUNDIDO
Me desmay mientras Kitten me iluminaba.
Slo me desvanec unos segundos, durante los cuales reviv un episodio particularmente infructuoso
de mi bsqueda, una especie de historieta dentro de una historieta. Ojal esa adoradora de los gritos
primarios hubiera tenido cojones. Mi patada le habra acertado en pleno centro espiritual.
Fue el orgasmo ms demoledor de mi vida le dije a Kitten mientras l me ayudaba a
levantarme. Cielos, Kitten, has dado con algo. Y sta fue slo la primera leccin? Hombre,
apntame. Quiero pasar a las clases avanzadas. Nunca habra soado que era posible correrse as. Un
terremoto!
Durante un rato segu hablando con la misma voz extasiada de aquel momento de mi juventud en que
descubr para qu serva ese chirimbolo, hasta que una seal del mundo exterior horad ese aura dorada
de satisfaccin. Kitten frunca el entrecejo.
No debiste hacer eso dijo. Se busca la iluminacin, no el mero placer fsico.
Adis dije.
Por lo menos a Cricket no le molestaba que yo buscara el mero placer fsico. Y un orgasmo no nos
llev cinco horas. El primero de muchos lleg a los cinco minutos, mientras l todava estaba vestido,
con los pantalones por las rodillas. Despus nos aplacamos un poco y seguimos hasta la mitad de la
noche.
Eran mis primeras relaciones sexuales desde Kitten Parker. Ni siquiera haba pensado en ello en ese
tiempo.
No me desmay durante los orgasmos, pero fue especial en otro sentido. Cuando al fin terminamos,
yo an usaba casi todo lo que tena encima cuando me iba a acostar, y por un motivo: a Cricket le
gustaba.
Muchas de nuestras palabras datan de una poca en que, segn todas las fuentes, la sexualidad estaba
an ms desquiciada que hoy, aunque parezca increble. Llamarlo perversin? Me parece
excesivamente moralista, pero claro que antao la masturbacin se llamaba onanismo, y ni siquiera me
simpatiza la palabra masturbacin. Fetiche, fijacin? Preferencia sexual? He ah una expresin
neutra, o mejor dicho inane. Llmese como se llame, a todos nos gustan cosas diferentes. Al duque de
Bosnia le gusta el dolor, preferiblemente con los dientes. A Fox le gustaba rasgar ropa; a Cricket le
gustaba que me quedara con la ropa puesta. Le gustaban las cosillas de seda, satn y encaje, y le
gustaba mirarme mientras yo me quitaba algunas.
Fue especial porque l no saba que le gustaba eso. No saba mucho de nada. An era un novato en el
oficio de ser hombre. Ayudarle a descubrirse me excitaba, pues no era una emocin frecuente en esta
vida. Slo recordaba otros tres momentos y el ltimo haba sido setenta aos atrs. Cuando se llega a los
cincuenta, es difcil descubrir una nueva preferencia propia o ajena.
Empezaba a creer que slo me senta cmodo con un sexo dijo cuando terminamos.
Yo tena la cabeza metida bajo su brazo, y esa mano me acariciaba la curva de la cadera. l estaba
recostado en mis mejores almohadas de cuero, con una taza de t caliente sobre el vientre. Yo me haba
levantado para preparar el t. l me haba mirado todo el tiempo. Ahora beba con pequeos sorbos
mientras suspiraba de asombro, y yo lo adiestr para que me convidara cuando le pasaba la ua por el
vello del vientre.
Algo prendi repiti Criket una vez ms. Algo prendi.
Aja.
Prendi. Te dije que haba estado antes con mujeres. Era agradable, lo pasaba muy bien. Tena
orgasmos. Me gustaba estar con mujeres, tanto como estar con hombres. Entiendes?
-A j a .
Pero no he tenido mucha suerte con las mujeres desde que Cambi. No pareca muy especial.
Tampoco con los tos, por otra parte, no como cuando era mujer. Estaba pensando en Cambiar de nuevo.
No me causaba mucho placer. Se toc su nuevo juguete con el pulgar. Entiendes?
Aja dije, y le apoy la mejilla en el pecho. Mi nica queja, en todo caso, era que hubiera escogido
su juguete masculino en el catlogo de lo monumental. No s por qu, muchos lo hacen en su primer
Cambio. Acaban de ser mujeres y saben que ms no es mejor, que un tamao encaja en todo, pero lo haba
visto suceder muchas veces. Se activa un pequeo rel, y cuando llega el momento de elegir el
instrumental, muchos optan por el tamao gigante. La mente humana es muy tortuosa, especialmente en
cuestiones sexuales.

Pero algo prendi. Por primera vez he mirado un cuerpo femenino y no he pensado slo que era
bonita o que me gustara acostarme con ella. Algo prendi, y te he deseado. Necesitaba tenerte. Sacudi
la cabeza. Vaya uno a entenderlo.
En efecto, pens, pero dije aja. Yo estaba pensando que luego tendra una conversacin ntima con l,
o tal vez hara que alguien le hiciera una sugerencia con respecto al metraje excesivo. Era una queja menor,
por cierto, pero tambin era cierto que la prxima vez sera an mejor con equipo ms normal.
Ya estaba pensando en la prxima vez.
Basta de desvos, basta de digresiones sobre la Bsqueda de Hildy.
Ninguna experiencia result ms esclarecedora que las pocas que he contado. A pesar de ello, planeaba
continuar con mi marcha por los vecindarios ms srdidos de la religin, la filosofa y la terapia. Por qu?
Bien, tal vez la respuesta se encontrara all. Haber recibido mil barajas psimas no significa que la prxima
no nos toque escalera real. Y no vea motivos para que la respuesta, si exista, no estuviera en manos de
los chiflados en vez de los vendedores respetables. Qu diablos, yo saba algo sobre las religiones y
filosofas establecidas, haba odo sobre ellas durante cien aos y no me haban dado nada. Por eso acuda a
los buhoneros y no a los flacs.
Haba otra razn. Aunque me arreglaba bien durante la semana, pues el Texian y la escuela me
mantenan ocupada, los fines de semana an eran bastante inestables. Si di la impresin de que mi
bsqueda estaba en manos de una recia, cnica y aplomada mujer de mundo, di una impresin errnea.
Imaginad en cambio a una desaliada exploradora de ojos desorbitados que salta ante cada ruido, siempre
alerta a impulsos de au-todestruccin que ni siquiera sabe si podr reconocer. Imaginad a una mujer que
haba visto una bala volando hacia ella, haba sentido el apretn de la soga en el cuello, haba visto la
sangre cubriendo el suelo del cuarto de bao. Hablamos de desesperacin, amigos, y la desesperacin se
mudaba a mi casa y se despatarraba en el sof todos los viernes por la noche para hacerme cantar su
sonsonete.
Acaso la bsqueda misma me estaba poniendo nerviosa? Pens en ello, me qued en casa un fin de
semana. No dorm, slo cant ese sonsonete.
La buena noticia era que mi lista de lugares y personas ya me alcanzaba para cinco aos, y sumaba
nuevos descubrimientos a medida que tachaba otros. Mientras quedara algn chiflado con quien hablar, un
verso ms deAmazing Grace para cantar en otro tabernculo derruido, podra resistir.
Tal vez Dios cuidara de m, a pesar de todo. El principal peligro pareca ser que me matara de
aburrimiento antes de terminar.
Agotada nuestra pasin, cuando Cricket me cont por ensima vez que algo haba prendido, nos
quedamos acostados y abrazados un largo rato, sin tener mucho sueo. l estaba demasiado entusiasmado
con el nuevo mundo que acababa de descubrir, mientras que yo pensaba cosas que no haba pensado en
mucho tiempo.
Me puso la mano en la mejilla y lo mir.
Este lugar te gusta en serio, verdad?
Me acurruqu contra su pecho.
Este lugar me gusta mucho.
No, me refera...
S a qu te referas. Le bes el cuello, me ergu y lo enfrent. Aqu tengo una casa, Cricket,
estoy haciendo cosas que me gustan. Estas personas pueden ser perdedoras, pero me gustan, y me gustan
sus hijos. Yo les gusto. Hablan de nombrarme alcalde de Nueva Austin.
Bromeas.
Me ech a rer.
No aceptara jams. No quiero meterme en poltica. Pero me conmueve que hayan pensado en m.
Bien, debo admitir que el lugar concuerda contigo. Me palme el vientre. Parece que ests
aumentando de peso.
Demasiados frjoles, comida china y pastel de manzana. Y demasiado Kitten Parker. El muy
bastardo, decirme que no debamos obtener ningn placer de ello.
Creo que has logrado sorprenderme. Pens que estaras en problemas. Todava sospecho que lo ests,
pero no como pensaba. No sabes ni la mitad, mueco, pens. Este lugar concuerda contigo
repiti. No recuerdo haberte visto nunca tan feliz, tan... radiante.
Cundo hiciste el Cambio?
Hace un mes.

Entonces est hablando tu polla, idiota. Las cosas an tienen un color especial para ti. Se llama
lujuria.
Podra ser. Slo en parte. Se mir la ua. Eh... oye, no haba planeado quedarme toda la
noche...
Puedes ir a casa si quieres. Maldito cochino.
No, me preguntaba si poda quedarme. Pero tengo que llamar a la niera. Ya se ha hecho tarde.
Tienes una niera humana?
Slo lo mejor para Vigor.
Lo bes y me levant mientras l haca la llamada. Me quit el resto de la ropa mientras l murmuraba
en la penumbra. Sal al porche.
ltimamente no dorma mucho. Aunque las noches eran fras, a menudo caminaba a solas en el claro
de luna. Cricket se equivocaba si pensaba que yo era feliz a lo sumo era ms feliz all que en otra
parte y lo ms parecido a la felicidad eran esos paseos nocturnos. A veces sala durante horas, y llegaba
temblando y me acurrucaba bajo las mantas. En esa tibieza habitual-mente poda dormirme.
Esa noche no me ira por mucho tiempo. Not que haba suficiente luz de luna para que Cricket
lograra llegar al retrete, entr.
Cricket ya estaba dormido.
Apagu las lmparas, encend una vela y la llev a la cama. Me sent delicadamente, para no
despertarlo, y a la luz de la vela mir largo rato su rostro en reposo.

19
VIAJES

El Bicentenario de la Invasin de la Tierra sera el acontecimiento de relaciones pblicas del siglo.

Cuando Walter nos llam a Brenda y a m para sugerirnos esa serie de notas sobre la Invasin, yo me
haba redo en su cara.
Ahora, exactamente un ao despus, todos los polticos de Luna trataban de atribuirse la idea.
Pero slo un hombre era responsable, y se llamaba Walter Editor.
Brenda y yo hicimos nuestra parte. Los artculos tuvieron una acogida favorable una organizacin
de rotarios o algo parecido me entreg un premio por excelencia en periodismo, pero la empresa de
relaciones pblicas que Walter haba contratado de su pecunio haba preparado el terreno durante ms de
un ao. En la poca de la muerte de Silvio exista el clima propicio para un espectculo pblico. No se
poda llamar celebracin, pues no haba sido una fecha de orgullo en la historia humana. Tena que incluir
una conmemoracin de los miles de millones de muertos, y el tono sera de tristeza y determinacin, segn
convenan todos. Si se les preguntaba determinacin para qu acaso recuperar la Tierra y exterminar a
los Invasores? respondan con un gesto evasivo, pero demonios, era necesario demostrar
determinacin. Por qu no? La determinacin no costaba nada.
Pero la conmemoracin costara algo. Sigui cobrando impulso con creciente celeridad (de nuevo la
diestra mano de Walter), y cuando lleg el Gran Da hasta el ms msero enclave de Luna ofreca algn
tipo de festejo.
Aun en Tejas, donde procuramos mantenernos al margen de las noticias, organizaron una barbacoa
digna del Da del lamo. Yo lamentaba perdrmela, pero le haba prometido a Brenda que ira con ella, y
adems Cricket estara tambin.
As es, carsimos amigos. Hildy est enamorada. Por favor, ningn aplauso hasta que haya averiguado
si el sentimiento es correspondido.
Los Ocho Mundos conmemoraban ese da; Plutn y Marte haban creado un festivo anual
permanente que se conocera como Da de la Invasin, y era muy probable que Luna pronto los imitara.
Luna, siendo el planeta ms populoso, odiaba imitar a los dems siete mundos en nada. No slo era el
planeta ms populoso sino el Refugio de la Humanidad, el Planeta de Primera Lnea y el Baluarte de la
Especie, y adems seramos los Primeros A Quienes les Romperan el Trasero si los Invasores alguna vez
decidan continuar lo que haban empezado, con lo cual, Luna haba decidido montar el ms grande y
mejor de los ocho festivales, y siendo Ciudad Rey la mayor ciudad de Luna era el mbito natural para el
Principal Acto planetario, y siendo Parque Armstrong veinte veces ms grande que el desaparecido
Universo Walt Disney, era natural que se celebrase all, y all me dirig en esa hermosa noche solar cuando
en realidad slo quera pasearme por el pueblo con Cricket del brazo y comer copos de algodn y tal
vez coger manzanas en los huertos.
Slo haba aceptado porque Brenda haba prometido que podra verlo todo a prudente distancia del
mundanal ruido. Los fuegos de artificio no me asustaban; me gustaban los fuegos de artificio, pero odiaba
las muchedumbres.
El viaje en tubo fue agobiante. Sal temprano para evitar la aglomeracin, pero las ideas geniales
pronto encuentran imitadores, as que los trenes ya estaban abarrotados de gente que haba tenido la
misma idea. Para peor, era gente que se propona acampar en la superficie, lejos de los ocho gigantescos
domos provisionales instalados para el espectculo, as que haban llevado sus tiendas. Los portaequipajes
estaban llenos de carritos, neveras porttiles, tiendas inflables de cinco habitaciones y tres o cuatro
nios por familia. Haba tan poco espacio que colgaron a los chiquillos de las correas del techo, donde

se mecan y rean. Luego empeor. El tren dej de recoger pasajeros mucho antes que llegramos a
Armstrong. Yo deba bajarme tres paradas antes del parque, pero pronto comprend que no tena sentido
abrirme paso a empellones, as que viaj hasta el final de la lnea, mir horrorizada las masas ya reunidas
all, fui arrastrada por una irresistible marea humana, abord de nuevo y regres en el tren vaco a la
estacin Dionisio. Donde me sent en un banco, con mi traje y mi cesto, y tembl un rato, mirando una
docena de latas de sardinas humanas que pasaban rugiendo y regresaban. Luego cog mis brtulos y sub a
la superficie por la escalera.
Despus de mis andanzas con los alanos, haba encontrado mi traje al pie de la cama de mi cabana. No
s quin lo llev all. Pero ya no lo quera, as que un sbado lo llev de nuevo a la tienda, para que
reparasen el visor y lo vendieran en consignacin. El vendedor le ech un vistazo al agujero y sin
dejarme abrir la boca me llev a la oficina del gerente, que estuvo a punto de desmayarse. Ninguno de
ellos haba visto nunca un visor roto. Cerr el pico y pronto me encontr en posesin de su mejor
modelo, ms cinco aos de aire gratuito, gentileza de Atuendos Externos Hamilton, y no hice demandas
ni me pidieron que firmara ninguna declaracin; slo me suplicaron que me lo llevara. Tal vez todava se
estn mordiendo los nudillos, esperando un pleito.
Me met en esa maravilla de la ingeniera, y el aroma a traje nuevo contribuy a calmarme. Haba
temido que generase asociaciones muy distintas por ejemplo, un primer plano de una
resquebrajadura del visor, pero los zumbidos, susurros y el lujo de esa cosa obraron maravillas en mi
nimo. Es una lstima que no se pueda viajar en traje por los tubos; con ste puesto, habra sido capaz de
cualquier cosa.
Revisando los sellos de presin del cesto, entr en la cmara de presin y sal a la superficie.
Has esperado mucho tiempo? pregunt.
Un par de horas dijo Brenda.
Estaba apoyada en el flanco de su vehculo alquilado, en el cual haba venido desde un suburbio de
Ciudad Rey. Me disculp por mi impuntualidad, le describ la pesadilla del tren, lamentando no haber
ido con ella en vez de ahorrar tiempo viajando en tubo.
No te preocupes dijo ella. Me gusta esto.
Ya me haba dado cuenta, con slo mirar el traje. Era un buen traje, no tena el sello de una casa de
alquiler, y aunque estaba en perfecta forma mostraba indicios de uso frecuente.
Adems lo usaba con una soltura que los lunaria-nos rara vez logran adquirir.
El vehculo tambin era bueno. Era un transporte tipo camioneta, con dos asientos y un bal donde
arroj mi cesto, junto a los voluminosos petates de Brenda. Tena un chasis ancho para compensar el peso
del gran panel solar de arriba, que giraba para exponerse constantemente al sol. Como el sol estaba casi
sobre el horizonte, el vehculo se encontraba en su posicin ms torpe, con el panel colgado a la derecha,
perpendicular al suelo.
Tuve que arrastrarme sobre el asiento de Brenda para llegar al mo porque el panel bloqueaba la
puerta.
Una pregunta dije, instalndome. Iremos hacia el sol?
No. Al sur por un tiempo, luego tendremos el sol a nuestras espaldas.
Bien.
Odiaba viajar detrs del panel. No porque no confiara en el piloto automtico, sino porque me gustaba
ver por dnde iba.
Brenda dijo arre y el transporte se puso en marcha por la ancha y lisa carretera. Por eso habamos
escogido Estacin Dionisio, que se encuentra sobre una de las pocas carreteras pavimentadas de Luna,
donde los vehculos con ruedas nunca han sido un medio importante para desplazarse. La gente usa
ascensores, escaleras mecnicas, cintas transportadoras, trenes de levitacin magntica, autobuses
flotantes. Las mercancas se desplazan de la misma manera, y tambin por tubos neumticos, aceleradores
de cada libre y cohetes. Recientemente se pusieron de moda los vehculos de superficie de dos y cuatro
ruedas, pero eran para todo terreno y muy resistentes, as que no necesitaban carretera.
La carretera que atravesbamos era un vestigio de una operacin minera abandonada antes de mi
nacimiento. En ocasiones pasbamos frente a las moles derruidas de los furgones, vehculos
mastodnticos que se encontraban al costado del camino y no haban cambiado mucho desde que los
haban desmantelado y abandonado. Algn capricho econmico de la poca haba hecho conveniente
pavimentar una carretera para ellos. Luego la carretera se haba usado durante medio siglo ms como
conexin entre Ciudad Rey y su principal vaciadero. An estaba lisa como vidrio, y viajar por ella era toda
una novedad.
Este aparato es bastante veloz, verdad? coment.

Llega a trescientos kilmetros en los tramos rectos. Pero tiene que desacelerar en las curvas, sobre
todo a la izquierda.
Eso era porque el centro de gravedad del vehculo llegaba a sus extremos en el alba y el ocaso, con el
gran panel inclinado a un flanco, me explic. Adems, el declive de la carretera no era grande, y como
bamos a quedarnos fuera despus del anochecer, ella tena que llevar diez bateras, lo cual sumaba
mucho a nuestra inercia y poda hacernos patinar, pues el agarre de los neumticos no era el que ella
hubiera deseado. Me dijo todo esto con el aire de una experta que conoca su mquina. Me pregunt si sera
capaz de conducirla.
Obtuve la respuesta cuando nos desviamos del camino y me pregunt si no me molestaba que
condujera. Claro que me molestaba no estamos habituados a confiar la vida a otras personas, slo a otras
mquinas, pero no me opuse. Y no tena por qu preocuparme. Brenda conduca con firmeza, sin
cometer imprudencias ni extralimitarse en el control. Avanzamos por la planicie hacia el borde de
Delambre, que ahora asomaba sobre el horizonte.
Cuando llegamos al fondo del declive, una patrulla descendi frente a nosotros, haciendo centellear las
luces azules. Un polica se ape y se nos acerc. Deba de estar aburrido, pues poda haber usado la radio o
interrogar a nuestro ordenador.
Est entrando en una zona restringida le dijo a Brenda.
Brenda le mostr su pase. El polica examin el pase y la examin a ella.
No la he visto en televisin? pregunt, y ella dijo que tal vez, y l dijo que la haba visto en tal
programa y le haba gustado. Al fin nos dej ir, pero le hizo tantas insinuaciones que qued convencido de
que ni siquiera necesitbamos el pase. Le pidi el autgrafo, y Brenda se lo dio.
Pens que iba a pedirte tu cdigo telefnico coment cuando se march.
Yo pens que iba a drselo sonri Brenda. Sigo pensando que debera probar suerte con los tos.
Podras encontrar algo mejor.
No desde que t Cambiaste.
Aceler y trepamos por el borde redondeado del crter levantando una polvareda.
Delambre no es un crter tan extenso como Cla-vius o Pitgoras o muchos de los agujeros del lado
oscuro, pero es bastante grande. Cuando uno est en el borde, no ve el otro lado. Para m, eso significa un
tamao respetable.
Aun as, se parecera a muchos ms excepto por una cosa: el cementerio de chatarra.
En Luna reciclamos muchas cosas. Tenemos que hacerlo, pues nuestros recursos naturales son muy
limitados. Pero nuestra civilizacin se basa en la economa de mercado. A veces la energa barata y
abundante y el bajo coste de trasladar materia prima a granel en rbitas lentas se combinan para que resulte
demasiado problemtico y antieconmico seleccionar y reproce-sar muchas cosas. Se han perdido fortunas
cuando un transporte lleg con X millones de toneladas de mineral de lo, despus de estar en trnsito secreto
durante treinta aos, disfrazado y definido como un cometa del Oort. De pronto hay un imprevisto supervit
de ese mineral y hay que trasladar cientos de toneladas a De-lambre. Sumemos a eso los materiales
radiactivos con un perodo de vida de veinte mil aos, en continers que tienen una garanta de vida de cinco
siglos. No olvidemos las mquinas obsoletas, algunas con elementos aprovechables, otras en perfectas
condiciones pero tan lentas que ni vale la pena desmantelarlas. Agregese aquel mamarracho de cermica
que le llevamos a mam de la escuela cuando tenamos ocho aos, y esa pila de holos que guardamos setenta
aos sin recordar para qu, ms los tesoros similares de millones de personas ms. Adercese con todas las
cosas intiles que circulan por las cloacas de Luna, mezcladas con agua suficiente para que circulen.
Hornese durante catorce das, conglese catorce ms, y reptase ese proceso durante doscientos aos,
aadiendo ingredientes a gusto, y habremos creado el paisaje que veamos desde el labio de Delambre.
El crter no est lleno, slo parece estarlo desde el borde occidental.
Por all dijo Brenda. All qued en encontrarme con Liz.
Vi una nota en el horizonte, tambin sentada en el borde.
Me dejas conducir? pregunt.
Sabes hacerlo? No era una pregunta descorts; la mayora de los lunarianos no saben.
En mi desbocada juventud, particip en la carrera ecuatorial. Once mil kilmetros, y bastante
accidentados. No vala la pena aclarar que revent la transmisin antes de la mitad del trayecto.
Y yo que te daba lecciones sobre cmo conducir esta cosa. Por qu nunca me pides que me calle,
Hildy ?
Entonces me perdera la mitad de mis ancdotas divertidas.

Pas los controles al lado britnico del coche y lo puse en marcha. Haca aos que no conduca. Era muy
divertido. El transporte tena buena suspensin; slo me desprend del suelo un par de veces, y los
girscopos nos impedan volcar. Cuando vi que Brenda aferraba el salpicadero, baj la velocidad.
Nunca podras ser corredora de carreras. Esto es liso.
Nunca quise ser corredora. Ni cadver.
Me siento como una nia exploradora le dije a Brenda mientras le ayudaba a extender la tienda.
Qu tiene de malo? Yo gan las medallas al mrito por exploracin de superficie.
Nada de malo. Yo tambin fui exploradora pero hace noventa aos.
Para ella no haba pasado tanto tiempo, y an lo tomaba en serio. Cuando yo me hubiera conformado
con tirar del cordel y dejarlo ah, Brenda conect un cable que iba del panel solar del vehculo al suministro
energtico de la tienda, como si el reactor no tuviera capacidad para durar una semana sin alimentacin
externa. Cuando la tienda estuvo dispuesta a su gusto, tir del cordel. La tienda tembl y se hinch al
llenarse de aire, y a los diez segundos tenamos un hemisferio transparente de seis metros..., que pronto se
congel por dentro.
Ella se puso de rodillas y se meti a gatas en la entrada tipo igl. Yo cerr la cmara de presin para
evitarle la molestia de arquearse, y ella me aclar que ese modelo tena cierres de cremallera automticos, de
modo que haban existido progresos desde mi niez. Ella manipul los controles del aire mientras yo apilaba
mantas, sbanas, termos y dems en la cmara de presin convena llenarla bien, para acelerar el trmite y
no desperdiciar aire y luego esper fuera mientras Brenda meta todo dentro y ajustaba la temperatura, la
presin y la humedad. Cuando entr y me quit el casco, todava estaba helado. Escrib mi nombre en la
escarcha, como haca en mis excursiones juveniles; pronto se derriti, el roco fue absorbido y el domo se
volvi invisible.
Hace mucho tiempo que no hago esto dije. Me alegra que me hayas trado.
Por una vez entendi exactamente a qu me refera. Dej de acomodar cosas, se plant a mi lado y ech
un vistazo alrededor sin decir nada.
La belleza de Luna es tosca en todas partes. No hay paisajes benvolos ni reconfortantes, en lo cual se
parece mucho a Tejas Oeste. ste era el mejor modo de apreciarla, en una tienda invisible para los ojos,
como si estuviramos en un colchn negro y circular de plstico sin nada entre nosotros y el vaco.
Tambin era el mejor momento para apreciarlo, el da lunar. El sol estaba muy cerca del horizonte, las
sombras eran infinitamente largas. Lo cual ayudaba, porque la mitad de la vista era el basurero ms grande
del planeta. Hay algo extrao en esas sombras. Si nunca habis visto nieve, id a Pennsylvania la prxima vez
que planeen una nevisca y ved cmo el lugar ms feo y pedestre se transforma en un paisaje mgico. En la
superficie la luz solar produce el mismo efecto. Es brillante y dura como el diamante, calcina todo lo que
toca pero no causa dao; nada se mueve, los millones de facetas de oscuridad y luz transforman cada objeto
vulgar en una gema labrada.
No miramos al oeste, pues la luz encandilaba. Al sur vimos la tierra ondulante extendindose a la
derecha, los interminables montones de basura a la izquierda. El este se encontraba hacia Delambre, y al
norte estaba la mole de la Robert A. Heinlein, una decrpita y desechada nave estelar que nunca cumpK su
cometido.
Crees que tendrn algn problema para encontrarnos? pregunt Brenda.
Liz y Cricket? No creo. La vieja Heinlein les servir de gua. No pueden pasarla por alto.
Eso pens.
Nos dedicamos a nuestras tareas domsticas, inflando muebles, extendiendo felpudos. Brenda me ense
a instalar la cortina que divida la tienda en dos habitaciones no tan privadas, y a operar el pequeo
calentador. Mientras tanto, comenz el espectculo, que sin duda sera muy largo.
Tuve que admitir que el director artstico haba hecho un buen trabajo. Esta sera la conmemoracin de
los miles de millones de muertos de la Invasin, y en la latitud de Parque Armstrong, la Tierra estara
directamente sobre nuestras cabezas. Si el espectculo comenzaba en el ocaso, habra una media Tierra en el
cielo. Por qu no hacer de la Tierra el centro temtico del espectculo?
Unas pequeas manipulaciones permitan iniciar el espectculo cuando el meridiano 180 estaba frente a
Luna. A medida que giraba la Tierra, las naciones desaparecidas de Vieja Tierra emergan a la luz solar del
nuevo da. Y a medida que cada cual apareca...
Quedamos baadas en la roja luz de la bandera de la Repblica Siberiana, un rectngulo de cien
kilmetros de longitud que colgaba a gran altura tapando el cielo.
Vaya dijo Brenda, boquiabierta.
Doble vaya dije, cerrando mi propia boca. La bandera colg all casi un minuto, brillando
esplendorosamente, y se disolvi entre chisporroteos. Encendimos el aparato de audio de Brenda, colgamos

los grandes altavoces a ambos lados de la tienda y pudimos or los acordes iniciales de God Defend New
Zealand mientras la bandera de Nueva Zelanda ondeaba sobre nosotros.
As sera durante dieciocho horas.
Cuando lleg Liz, nos cont cmo se haca. La bandera era una construccin de alambre tejido metida en
una gran cpsula y lanzada desde las pirobases de Baylor-A, cuarenta kilmetros al sur, e Hipada y Torricelli, que estaban al este. Al llegar a la altura apropiada la cpsula explotaba, y los cohetes se desplegaban
y estallaban mediante control por radio. Ingenioso.
Cmo arden los fuegos de artificio en el vaco? No lo s. Pero s que los combustibles llevan un
oxidante, as qu supongo que se vala de una magia qumica de ese tipo. De un modo u otro, Brenda y yo
quedamos pasmadas. Estbamos a menos de cincuenta kilmetros de la gran pirobase de Baylor, mucho ms
cerca que los pobres excursionistas de Armstrong, que tal vez pensaban que estaban viendo un espectculo
genial. Y a quin le importaba si, desde nuestra perspectiva, las banderas se distorsionaban formando
trapezoides? A mino.
Brenda result ser un filn de informacin sobre el espectculo.
Pensaron que no tena sentido que un pas como Vanuatu tuviera la misma relevancia que un pas
como Rusia me explic (en ese momento mirbamos la espantosa bandera de Vanuatu, escuchando su
improbable himno nacional). As que los pases que cuentan con una historia ms influyente pesarn
ms en las celebraciones. Como la Repblica Siberiana formaba parte de otro pas...
La URSS suger.
Correcto. Eso dice aqu. Haba desplegado un enorme programa. As que hay ms banderas
para ella... la bandera zarista, material histrico...
Tocarn la Internacional.
Y temas folklricos, como el que omos de Nueva Zelanda.
Nos aclaraban todo eso por otro canal de radio, dando una historia de cada pas, reducida a un nivel
para analfabetos. La apagu, pues prefera la msica sola, y Brenda no opuso objeciones. Tambin habra
apagado la televisin Brenda haba colgado una gran pantalla en el lado sur de la tienda, pero
pareca disfrutar de las escenas de jolgorio de Armstrong y las celebraciones de las dems ciudades
lunares, as que la dej.
Si se observa un globo terrestre, pronto se descubre el mayor defecto del programa rotativo del
planeta. En las primeras seis horas slo surgan unas docenas de pases. Aunque se cuente toda la historia
de China y Japn, quedan huecos por rellenar, y cunto se puede decir sobre Nauru y las islas Salomn?
Por otra parte, cuando amaneciera sobre frica y Europa, los pirotcnicos estaran ms atareados que un
cojo en un concurso de dar patadas a traseros.
Pero se las apaaron. Cuando se quedaron sin banderas, sacaron a relucir la artillera pesada.
Desde la primera aparicin de esa ensea roja, el cielo nunca estuvo a oscuras.
Estaban los fuegos convencionales, con todos los colores del arco iris. Sin aire que obstaculizara su
vuelo, se los poda colocar con toda precisin, y los luna-rianos son expertos en balstica. Adems eran
perfectamente simtricos, por la misma razn.
Ms detalles ? En el vaco era posible producir efectos jams vistos en la Tierra. Enormes tubos de
gas podan generar una delgada atmsfera loca temporal para realizar trucos de ionizacin. Vimos
cortinas aurrales, telones de color donde todo el cielo se tornaba azul, rojo o amarillo y luego titilaba
mgicamente. Esquirlas relucientes cubran el cielo con discos giratorios del tamao de monedas, que
luego titilaban como estrellas a la luz de reflectores y eran detonadas por lser.
Algo ms? Qu tal unas bombas nucleares? El programa de Brenda deca que habra ms de cien
cpsulas especiales de fisin, una cada diez minutos durante la duracin del espectculo. Detonaban en
rbita y se usaban para impulsar literalmente miles de pirocp-sulas hacia estallidos de mil kilmetros de
anchura. La primera explot al final del himno nacional de Vanua-tu, y nos hizo castaetear los dientes,
y luego las explosiones se sucedieron sin cesar. Glorioso!
S, ya s que el sonido no viaja en el vaco. Pero las ondas de radio s, y el que lo niegue jams ha
escuchado el tenante equipo de audio de Brenda a todo volumen. Los pobres diablos que miran fuegos
de artificio en una atmsfera deben aguardar la llegada del sonido, y tienen la oportunidad de prepararse;
nosotros la recibamos al instante, sin advertencia, un relmpago de luz enceguecedora y un rugido
ensordecedor.
A veces un exceso abrumador es lo nico satisfactorio.
Dicen que este lugar est encantado.
Habamos tenido el deleite de escuchar el himno nacional de Belau y su bandera acababa de
desvanecerse en el cielo (un gran crculo amarillo sobre campo azul), y habamos comprendido dos

cosas. Primero, un exceso abrumador necesita algunos respiros, pues de lo contrario se vuelve... bien,
abrumador. No habamos lanzado una sola exclamacin ante las tres ltimas bombas nucleares, y yo
estaba por sugerir que pasramos a los xitos musicales del momento por un par de horas. Crea poder
sobrevivir a la omisin de Negara, Ko (Mi pas: Malasia) y Sanrasoen Phra Ba-rami (Salve, nuestro
rey! Bendiciones a nuestro rey! El corazn y la mente inclinamos ante su majestad!, con letra de su
alteza el prncipe Narisaranuvadti-vongs). Y segundo, Liz y Cricket llevaban tres horas de retraso.
Dicen? Quines dicen? pregunt mientras mascaba un trozo del clebre pollo frito tejano de
Hildy. El hambre haba superado las exigencias de la cortesa. Brenda haba cocido algunos trozos, y al
cuerno con Liz y Cricket. Yo tambin miraba de reojo la nevera donde guardbamos la cerveza, pero no
queramos empezar a beber antes de lo conveniente.
Ya sabes. Los que dicen. Tu fuente primaria de noticias.
Ah, ellos.
Hablando en serio, me lo han comentado varias personas que fueron a visitar la vieja Heinlein.
Dicen que han visto fantasmas.
Walter te meti en esto, verdad?
Le he hablado sobre ello. Cree que puede servir para una informacin.
Claro que s, pero no es necesario venir aqu para entrevistar a un espectro. Si buscas esas noticias,
invntalas y ya. Walter te lo debe haber dicho.
Por supuesto, pero no se trata de una simple informacin de relleno, Hildy. Me interesa en serio.
Algunas personas que entrevist estaban asustadas.
Por favor.
He venido varias veces aqu con una buena cmara, pensando que podra conseguir una foto.
Y para qu est la seccin de fotografa de El Pezn ? Para trucar esa clase de foto, desde luego.
Brenda call un rato, y miramos ms banderas fantasmales en el cielo. Ech una mirada a la
Heinlein. No, no soy supersticiosa, slo curiosa. .
Por eso vienes tanto de excursin? La noticia no vale realmente la pena.
De excursin?... oh, no. Se ech a rer. Siempre visito la superficie. Me resulta muy
apacible.
Hubo otro largo silencio, o un relativo silencio en medio de los estallidos de las bombas, con el
equipo de audio en volumen mnimo. Al fin Brenda se levant y se plant junto a la invisible pared
plstica de la tienda. Apoy la cabeza en ella. Y bajo el resplandor rojo de los cohetes, me cont algo
que yo habra preferido no saber.
Desde que te conozco, pens en contarte algo que jams le he dicho a nadie. Jams. Si no quieres
enterarte, dmelo, porque si empiezo no creo que pueda detenerme.
Si alguien cree que habra podido silenciarla, no quiero conocerle. No necesitaba esto, no lo quera,
pero cuando una amiga pide semejante cosa una dice que s y se acab.
Sincronzalo dije, mirando mi reloj de soslayo. No quiero perderme el himno nacional
laosiano.
Brenda sonri, mir el paisaje.
Cuando nos conocimos, la primera vez que fui a verte a Tejas, tal vez notaste algo raro en m.
Tal vez te refieras a tu carencia de genitales. Suelo fijarme en esas cosas.
S. No te llam la atencin?
Me haba llamado la atencin? No tanto.
Pens que era una cuestin religiosa, o cultural, algo en que crean tus padres. Pens que no estaba
bien hacerle eso a una nia, pero no era cosa ma.
No estaba bien. Y se relacionaba, en efecto, con mis padres. Mi padre.
Qu puedo decirte? suspir, lamentando esa conversacin. Yo soy como la mayora. Mi
madre nunca me dijo quin era mi padre.
Yo conoc al mo. Viva con mi madre y conmigo. Comenz a violarme cuando yo tena seis aos.
Nunca tuve agallas para preguntarle a mi madre si estaba enterada. Ni siquiera saba que era algo malo,
pensaba que era normal. Brenda pronunci estas palabras sin un temblor, sin una lgrima. No s
cundo supe que mis amigas no hacan lo mismo. Tal vez lo coment y detect algo, algn gesto, alguna
mueca de horror, algo que me hizo callar hasta el da de hoy. Pero continu durante aos y pens en
denunciarlo. S que te preguntas por qu no lo hice, pero era mi padre y me amaba, yo crea amarlo.
Pero estaba avergonzada de lo nuestro, y cuando cumpl los doce me lo hice... extraer, eliminar, erradicar,
para que l ya no pudiera entrar ms en m, y ahora s que la jueza de menores que me lo permiti a
pesar de las objeciones de pap haba comprendido lo que suceda, porque insista en que lo

denunciara, pero yo slo quera que l parase. Y lo hizo, nunca ms me toc desde ese da, ni siquiera me
habl. No s por qu otras mujeres prefieren la compaa de otras mujeres, pero en mi caso el motivo es
que eso me ha producido un rechazo por los varones. Pero cuando te conoc, me enamor locamente.
Slo que eras varn, y eso me sacaba de quicio. Por favor, no temas, Hildy, lo tengo controlado, s que as
suceden las cosas. Te he odo hablar de Cricket y debera estar celosa porque ella y yo hacamos el amor,
pero era slo por diversin, y adems Cricket es varn ahora, as que os deseo toda la felicidad. Te he
revelado mi secreto, pues, y otro secreto es que arregl las cosas para que ambas estuviramos solas un
rato, en el sitio adonde siempre vena cuando quera alejarme de mi padre. Es una infamia y lo s, pero
he pensado en ello mucho tiempo y puedo aceptarlo. No llorar ni suplicar, pero me gustara hacer el
amor contigo slo una vez. S que eres htero, pues todos me lo han dicho, pero espero que sea slo una
preferencia. Eres Cambiante, has hecho el amor con mujeres, aunque quiz no puedas cuando eres
mujer. O quiz no quieres o te parece mal, y estoy dispuesta a aceptarlo. Slo quera pedrtelo. S que
parezco muy ansiosa, pero aceptar lo que decidas, y en cualquier caso espero que sigamos siendo amigas.
Ah tienes. No saba si tendra las agallas para decirlo todo, pero ya lo hice y me siento mejor.
Tengo una breve lista de cosas que no hago nunca, y una de las primeras es no sucumbir a la
extorsin emocional. No hay nada peor que follar por caridad. Y sus palabras podan interpretarse como la
peor splica de cachorro apaleado. Ella tena derecho a actuar as, pero odio a los cachorros apaleados,
quiero patearlos por haberse dejado apalear. Slo que Brenda no habl con tono lastimero, sino con
firmeza, sin derramar una lgrima. Haba crecido desde que la haba conocido, y esto formaba parte de su
crecimiento. No s por qu me haba escogido para descargarse, pero su modo de hacerlo era ms
halageo que compulsivo.
As que le dije que no. O eso habra hecho en un mundo perfecto donde realmente respetara esa
breve lista de cosas que nunca hago. En cambio me levant, la abrac por detrs y le dije:
Lo has manejado muy bien. Si hubieses llorado, te habra pateado el trasero.
No llorar por eso. Y tampoco cuando haya terminado.
Y no llor.
Brenda haba organizado nuestro momento de intimidad omitiendo decirme que a Cricket le haban
encomendado la cobertura de las festividades de Parque Armstrong. Despus de nuestro pequeo
interludio romntico muy agradable, gracias por preguntar confes su estratagema, y tambin que
Cricket pensaba hacer novillos despus de las primeras horas y llegara en cualquier momento, as que
debamos vestirnos.
No s por qu nos preocupaba no beber ms de la cuenta antes de lo conveniente. Liz ya haba bebido
ms de la cuenta en el viaje de ida y vuelta a Armstrong, como si Cricket necesitara ms causas de
alarma.
Lleg dando tumbos por las dunas en un Aston de cuatro ruedas, modelo XI, con motor de reaccin
y una pintura biliosa color mandarina. Ese vehculo tena propulsores ideales para saltar sobre los baches
de Luna, que incluyen pequeneces como el crter de Coprnico. No poda entrar en rbita, pero no le
faltaba mucho. Liz lo haba decorado con discreto gusto britnico: llamas hologrficas en el centro de las
ruedas, una antena con una cola de mapache en la punta, un descomunal crneo cromado en el frente, con
ojos rojos que pestaeaban para indicar las curvas.
Esta aparicin rode la Heinlein patinando y embisti contra nosotras. Brenda se levant y agit los
brazos y yo record con alarma que esa tienda era apenas una pompa de jabn, hasta que Liz apret los
frenos arrojando una lluvia de queso rallado contra la pared transparente.
Baj antes que se asentara el polvo, y corri al flanco izquierdo para liberar a Cricket, que se haba
sujetado con tanta fuerza como para arriesgarse a una gangrena en la pelvis. Lo meti en la cmara de
presin, donde Cricket pareci volver en s. Entr en la tienda, pero no se puso en pie y empez a
preocuparme. Le ayud a quitarse el casco.
Est un poco mareado dijo Liz. Cre que convena entrarlo deprisa.
Comprend que Cricket deca algo por la radio pero tuve que acercarle la oreja a los labios.
Repeta Creo que me pondr bien como un mantra. Brenda y yo le ayudamos a sentarse, y pronto
recobr el calor y cierto inters por sus inmediaciones.
Le estbamos dando agua cuando Liz atraves la cmara de presin empujando una perrera
hermtica. Al fin Cricket despert, se puso de pie y barbot una sarta de improperios incoherentes. Me
abstendr de citarlas literalmente, pues Cricket no se sentira orgulloso. Opina que hay un arte del
improperio, pero en ese momento estaba demasiado colrico.
Manitica! grit. Por qu demonios no redujiste la velocidad?
Porque me dijiste que te sentas mal. Pens que era mejor llegar cuanto antes.
Me senta mal por la velocidad! Se aplac y se sent, sacudiendo la cabeza. Velocidad? Esa
palabra no es suficiente. Creo que en todo el trayecto desde Armstrong apenas tocamos el suelo cuatro

veces. Se explor la cabeza con los dedos. No, cinco veces, pues cuento cinco chichones. Volbamos
sobre los crteres como blidos.
Vinimos deprisaconvino Liz. Nuestra sombra ya debe estar a punto de alcanzarnos.
Menos mal que tenemos girscopos, dije. Lo recuerdas? Y t respondiste: Qu girscopos?
Los girscopos son para las ancianas.
Se los quit nos explic Liz. Para practicar con los propulsores. Vamos, Cricket...
Regresar con vosotras dijo Cricket. Nadie me convencer de viajar de nuevo con esta chiflada.
Slo tenemos dos asientos dijo Brenda.
Amarradme al guardafango, no me importa. No puede ser peor de lo que acabo de pasar.
Creo que esto merece un trago dijo Liz.
T crees que todo merece un trago.
Y no es as?
Pero antes de entrar su bar porttil se tom el tiempo para sacar de la perrera a Winston, su bulldog
ingls. El animal sali a trompicones, revolucionando mi concepto de la fealdad, y pronto se enamor de
m. Ms precisamente, de mi pierna, la cual comenz a acariciar con embeleso canino.
Pudo haber estropeado el comienzo de una maravillosa relacin prefiero un poco ms de cortejo,
gracias, pero inesperadamente estaba bien entrenado, y una patada de Liz lo desalent cuando le
faltaba poco para la consumacin. Despus de eso se limit a seguirme y olisquearme, clavndome sus
ojos inflamados y porcinos, durmindose cada vez que yo me sentaba. Debo admitir que le cobr
simpata. Para demostrarlo, le di de comer todos los huesos de pollo de mis sobras.
Dieciocho horas es un largo tiempo para una fiesta, pero existen personas que sienten el perverso afn
de no ser las primeras en abandonar. Los cuatro pertenecamos a ese tipo de persona. Resistimos hasta la
emisin del himno nacional de Guatemala (Guatemala feliz!).
(S, lector, yo tambin he mirado el globo, y si piensas que todo el planeta pensaba quedarse levantado
seis horas para escuchar el himno nacional de Tonga, ests ms chiflado que nosotros. El turno de Tonga
vena despus de Samoa.)
Nadie poda rivalizar con Liz, pero pronto le pisbamos los talones, y al cabo de un rato hasta Cricket
olvid que estaba enfadado con ella. Los detalles se desdibujaron a medida que segua la celebracin. No
recuerdo muchas cosas despus que el Union Jack resplandeci con toda su majestuosidad britnica. Me
acuerdo de ese momento porque Liz estaba cabeceando, y Brenda nos hizo levantar a Cricket y a m
cuando comenzaron a tocar God Save The Queen, y entonamos la segunda estrofa, que dice algo como
esto:
Levntate, oh Dios nuestro Seor,
dispersa y abate
a sus enemigos.
Desbarata sus planes,
frustra sus malvadas artimaas,
en Ti depositamos nuestra esperanza.
Dios nos guarde!

En efecto, Dios nos guarde dijo Cricket.

Eso es lo ms bello que he odo solloz Liz con el llanto fcil de una borracha veterana. Y creo
que Winston tiene que hacer pip.
El bruto pareca un poco angustiado. Liz le haba dado un par de cuencos de cerveza Guinness y yo, al
comprobar que los huesos de pollo no surtan un efecto visible, le haba dado desde jalapeos enteros
hasta las tapas del licor casero de Liz. Cricket le haba pasado algunas de las salchichas que haba asado
sobre la fogata hologrfica. El perro llevaba prisa. Corra en crculos estrechos, rascando la cremallera de
la cmara de presin.
Result ser que el monstruo estaba demasiado bien adiestrado. Se negaba rotundamente a hacer sus
necesidades en el interior, segn Liz, as que todos nos dedicamos a enfundarlo en su traje de presin.
Al poco tiempo ramos presa de risotadas histricas, rodando literalmente por el suelo y
preocupndonos por nuestras propias vejigas. Winston quera colaborar, pero en cuanto le metamos las
patas traseras en el traje se pona a brincar ansiosamente y se enredaba el resto alrededor del pescuezo.
Cricket le rascaba el lomo, y el perro se quedaba quieto, se arqueaba y se relama el hocico, y as
conseguamos meter las patas delanteras y una pata trasera, y entonces l mova las patas por reflejo, y
todo se echaba a perder. Cuando logramos meterle las cuatro patas en los orificios pertinentes, pens que
era el momento oportuno, y tuvimos que perseguirlo y sostenerlo para sujetarle el tubo de aire al lomo, y

en el ltimo momento le tom antipata al casco y trat de comrselo hablamos de un perro que
engulla tapas de botella, as que debimos ponerle un sello de repuesto para cerciorarnos de que cerrara
hermticamente.
Nos remos an ms mientras Winston corra de roca en roca alzando una pata para echar un chorro
aqu y una gota all, sin la menor conciencia de que todo iba al saco de desechos por la manguera que Liz
haba sujetado a su salchicha canina con una banda elstica. S, amigos, he dicho salchicha canina, y esa
definicin nos resultaba desopilante: tan bajo haba cado nuestro sentido del humor.
Recuerdo que ms tarde Brenda y Liz dorman la siesta. Le mostr a Cricket la maravillosa cortina que
divida la tienda en dos habitaciones. Pero l no entendi la insinuacin, y sugiri que nos pusiramos los
trajes para salir a pasear. Acept, aunque no fue muy listo de mi parte, considerando que pas casi un
minuto tratando de meter la pierna derecha en la pernera izquierda del traje. Pero esas cosas son muy
sencillas de usar. Si Winston poda, por qu yo no?
Y quin nos sigui al trote en cuanto salimos? Tem encontrarme en un brete, pues ese engendro
pareca creerse dueo del mundo ahora que Liz dorma, pero despus de apoyarme el casco en la pierna y
tratar en vano de olfatearla, nos sigui con abatimiento, tal vez preguntndose por qu todo ola a
plexigls y excremento de perro.
No quiero parecer frvola, saltando de la revelacin de Brenda a la cmica actuacin de la reina y su
consorte. Pero as sucedi. No podemos infundir a la vida la coherencia dramtica de un guin de cine.
La revelacin me haba sacudido, y no supe qu hacer an no lo sabra salvo abrazar a Brenda con
la esperanza de que llorase.
Por Dios. Cunto horror inadvertido nos rodea.
Le dije algo por el estilo, con la vaga sensacin de que quiz le conviniera abordar el asunto como
reportera.
Alguna vez te has preguntado dije por qu nos pasamos todo el tiempo investigando historias
triviales, cuando hay historias como sta que merecen ser contadas ?
Cmo qu? pregunt con somnolencia. Para ser franca, para m no haba sido tan maravilloso,
pues no me estimulan las relaciones homosexuales, pero ella pareca haberse divertido y eso era lo
importante. Siempre es fcil comprobarlo. Un aura la rodeaba.
Como lo que te sucedi a ti, demonios. No crees que en estos tiempos esas cosas deberan estar
superadas?
Odio que la gente hable de estos tiempos con ese tono. Qu tienen ce especia]? En comparacin,
por ejemplo, con la poca de los egipcios?
Si puedes nombrar a un solo faran, me como esta tienda.
No logrars enfurecerme, Hildy. Brenda me acarici el rostro, me mir a los ojos, se apoy en
mi cuello. No necesitas hacerlo, no entiendes? Es la primera y ltima vez que hemos intimado. S que
la intimidad te asusta, pero no necesitas...
No me asus...
Adems, dame ochenta y tres aos ms y te recitar todos los faraones, desde Akhenaton hasta
Ramss.
Vaya.
Estaba en el programa. Pero estos tiempos son los nicos que conozco muy bien, y no s por qu
los consideras tan distintos de los tiempos en que creciste. Haba abusadores de nios en esa poca?
Te refieres al neoltico? S, los haba.
Y pensabas que la inexorable marcha del progreso los eliminara en cualquier momento.
Fue una idea tonta. Pero sera una buena noticia.
Has pasado demasiado tiempo lejos de El Pezn, boba. Sera una noticia espantosa. Quin querra
leer algo tan deprimente? Que hay abusadores de nios? Todos los saben. Eso es para los socilogos,
Dios los bendiga. Una historia truculenta... eso es noticia. Mi historia es slo una pgina en la
trituradora del suplemento dominical, puedes ponerla en el archivo y pasarla una vez por ao. Todos la
habrn olvidado para entonces.
Hablas con un tono tan parecido al mo que me das miedo.
T lo sabes, tesoro. La gente lee El Pezn para condimentar la vida. Quiere excitarse.
Enfurecerse.
Horrorizarse. No quiere deprimirse. Walter siempre habla de cmo cubriramos el Fin del Mundo.
Caray, yo lo pondra en la ltima pgina. Es deprimente.
Me asombras.

Te dir una cosa. Conozco ms estrellas de cine que toda la gente de mi escuela. Y ellas me llaman.
Amo mi trabajo. As que no me hables de las noticias importantes que deberamos cubrir.
Por eso te metiste en este oficio? Para conocer celebridades?
Por qu te metiste t?
No le respond entonces, pero un vestigio del concepto de verdad periodstica me obliga a admitir que
el afn de codearme con ricos y famosos puede haber influido en mi decisin.
Pero los cambios que un ao haba producido en mi pequea Brenda eran apabullantes. No me
gustaban demasiado. Tampoco eran de mi incumbencia, pero ese detalle nunca me haba importado. Al
principio culp al mundillo del periodismo, pero pronto me pregunt si esa nia herida, esa nia buena
que haba preferido coserse antes que denunciar a pap, no podra ensearle un par de verdades a la cnica
Hildy.
Lamento no haber trado a Vigor.
Eh? De qu hablas?
Luna a Hildy, responda. Cambio.
Lo lamento, pensaba en otra cosa.
Era Cricket, y caminbamos juntos por la superficie. Record que habamos atravesado la cmara de
presin.
Dije que la traera para que la conocieras, pero ella insisti en ir con sus amigas a Armstrong, as que
la dej.
Algo en su voz me hizo sospechar que no me deca toda la verdad. Tal vez pens que no haba actuado
con suficiente energa. Lo nico que saba de su hija era que Cricket era sobreprotector. Husmeando un
poco, haba averiguado que ninguno de sus colegas periodistas la conoca; mantena segregados el trabajo
y la familia.
Es habitual en la sociedad lunar. Protegemos mucho la escasa intimidad que tenemos. Pero haca
menos de una semana que nos conocamos como hombre y mujer, y ya haba varios indicios de que l
era reacio a dejarme entrar en su vida. Por decirlo de otro modo, yo haba deshojado la margarita de la
devocin, y la mayora de los ptalos decan no me quiere.
Es justo reconocer que yo no estaba acostumbrada a estar enamorada. Estaba fuera de prctica, nunca
lo haba hecho muy bien, quiz me hubiera olvidado de cmo actuar. La ltima vez haba sido en la
adolescencia, y en esos ochenta aos haba llegado a la conclusin de que era una dolencia que nicamente
afectaba a los jvenes. Quiz no supiera comunicar la trgica y desesperanzada hondura de mi pasin.
Quiz no enviara las seales pertinentes. Quiz Cricket pensara que yo era simplemente la Hildy de
siempre. Siempre jocosa, slo que as se porta cuando es mujer: mimos y ojos de vaca y ansias de servir
un caf caliente por la maana y acurrucarse.
Y, con crudeza, quiz yo no estuviera enamorada. No era como esa lejana emocin adolescente,
aunque ya nada era as. Ya no era esa persona. Esto era ms slido, menos doloroso. Menos desesperado.
Significaba que no era amor? No, significaba que seguira trabajando en ello. Significaba que yo no
echara a correr para suicidarme... murdete la lengua, zorra idiota.
Este producto era genuino o una mera imitacin? O era al fin amor? Veredicto provisional: servira
hasta que llegara algo mucho mejor.
Hildy, creo que no deberamos vernos ms.
Ese ruido que oyes, lector, es el derrumbe de todas mis racionalizaciones. El otro ruido es un cuchillo
apualndome el corazn. An no hay gritos, pero no tardars en orlos.
Por qu lo dices? Creo que logr disimular mi angustia.
Corrgeme si me equivoco. Tengo la sensacin de que sientes algo ms profundo por m desde esa
noche.
Corregirte? Te amo, imbcil.
Slo t lo podras haber expresado tan bien. Me gustas, Hildy, siempre me has gustado. Incluso me
gustan los puales que me clavas por la espalda, aunque ignoro por qu. Podra llegar a amarte, pero eso
me causa algunos problemas, una situacin que disto de haber superado...
Cricket, no debes preocuparte...
Y no te hablar de ello. No es la razn por la cual quiero terminar con esto antes que se ponga serio.
Pues ya...
Lo s, y lo lamento. Suspir, y ambos miramos a Winston, que persegua un conejo imaginario en
las inmediaciones de la Heinlein. Slo la parte superior de la inmensa nave estaba ahora bajo el sol. El
poniente de Delambre llegaba despus que en Armstrong. La luz refleja del casco an nos permita ver con
claridad, aunque no era como el resplandor enceguecedor del da.

Cricket...
Creo que no tiene sentido ocultarlo. Te ment. Mi hija quera venir, quiere conocerte, cree que mis
ancdotas sobre ti son divertidas. Pero no quiero que te conozca ahora. S que soy sobreprotector, pero
as soy yo. No quiero que tenga una infancia como la ma, y tampoco te hablar de eso. Lo cierto es que
ests pasando por una etapa rara, pues de lo contrario no viviras en Tejas. No s qu es, ni quiero saberlo,
al menos por ahora. Pero no quiero contagirselo a mi hija.
Eso es todo? Demonios, me mudar maana. Tal vez deba seguir enseando unas semanas hasta
que consigan...
No servira de nada, porque eso no es todo.
Qu bien, entermonos de mis otros defectos.
Sin bromas, Hildy. Hay algo ms. Tal vez se relaciona con tu renuncia al peridico y tu renuncia a
Tejas, tal vez no. Pero intuyo algo, y es muy feo. No quiero saber qu es... me interesara, te lo juro, de
no ser por mi hija. Escuchara tus problemas y tratara de ayudarte. Pero quiero que me mires a los ojos y
digas que me equivoco.
Transcurri un minuto sin que lo mirase a los ojos ni negara nada. Cricket suspir y me apoy la mano
en el hombro.
Sea lo que sea, no quiero involucrarme.
Entiendo. Creo.
No creo que entiendas, pues nunca has tenido un hijo. Pero le promet que vivira ordenadamente
hasta que ella hubiera crecido. Por esa razn me he perdido dos ascensos, y no me importa. Esto duele
ms, pues creo que nos habramos llevado bien. Me toc la parte inferior del visor, ya que no poda
tocarme la barbilla. Tal vez an sea posible, dentro de diez aos.
Si vivo hasta entonces.
Tan malo es?
Es posible.
Hildy, creo...
Lrgate, por favor. Quiero estar sola.
Asinti y se fue.
Camin un rato sin perder de vista la burbuja de luz que era la tienda, escuchando los ladridos de
Winston por la radio. Por qu poner una radio en el traje de un perro? Bien, por qu no?
Vaya pregunta profunda que me haca. No poda sintonizar mi mente en nada importante.
No sirvo para describir sentimientos de dolor. Tal vez no sirva para tenerlos. Me senta vaca? S, pero
no era tan tremendo como hubiera esperado. Ante todo, no lo haba amado el tiempo suficiente para que
la prdida dejara una cavidad tan grande. Pero adems no haba desistido. Desistir no es tan fcil. Saba
que lo intentara de nuevo; qu diablos, rogara, tal vez llorara. Se sabe que esos recursos dan resultado, y
Cricket tiene un corazn oculto en algn lado, igual que yo.
Estaba deprimida, sin duda alguna. Deshecha? Claro que no. Estaba a kilmetros del suicidio.
Kilmetros y kilmetros.
Fue entonces cuando repar en una pequea jaqueca. Cualquiera creera que esos nanobots que
llevamos en el crneo tendran que haber liquidado el dolor de cabeza. La migraa es una especie
extinguida, s, pero la medicina no ha logrado eliminar esas fastidiosas palpitaciones en la sien o la frente.
Es probable que en cierto modo queramos tenerlas.
Pero esto era diferente. Not que se centraba en los ojos, y la razn era que algo flotaba en mi visin.
Perifricamente estaba viendo algo, o mejor dicho no viendo algo, y me estaba exasperando. Dej de
caminar y mir en torno. Varias veces cre descubrir algo, pero siempre se me escabulla. Tal vez fueran
los fantasmas de Brenda. Yo estaba a un paso de la famosa Nave Encantada. Qu otra cosa poda ser?
Winston se acerc a brincos, como si persiguiera algo. Y al fin lo vi, y sonre porque era tan sencillo.
Ese estpido perro persegua una mariposa. Eso era lo que haba visto por el rabillo del ojo. Una
mariposa.
Di media vuelta y emprend el regreso hacia la tienda (el perro), pensando en beber un par de copas
ms (persegua) o en empinar el codo hasta atontarme, ya que a fin de cuentas tena una buena excusa
una mariposa
y de nuevo di media vuelta pero no encontr el insecto, lo cual era lgico porque no estbamos en
Tejas, estbamos en Delambre, donde no hay aire, estpido Winston, y estaba por desechar esa fantasa
alcohlica cuando una muchacha desnuda se materializ de golpe, corri siete pasos, uno, dos, tres,

cuatro, cinco, seis, siete, y regres adondequiera que vayan los fantasmas, despus de acercarse tanto que
casi llegu a tocarla.
Soy periodista, cazo noticias. Cac a esa muchacha, al cabo de un momento de quedarme petrificada
como una estatua. No la encontr. Slo la haba visto porque los ltimos rayos del sol se reflejaban arriba,
pero no arrojaban ms luz que una buena vela. Tampoco encontr a la mariposa.
Not que el perro se acurrucaba contra mi pierna. Una luz roja parpadeaba en el interior de su traje,
anunciando que le quedaban diez minutos de aire, y estaba entrenado para regresar cuando viera la luz. Le
di una palmada en el casco, lo cual no le serva de nada, pero pareci agradecrmelo, pues se relami la
boca. Me ergu y ech otro vistazo.
Me sent como Dorothy en El mago de Oz.
Winston le dije, creo que ya no estamos en Kansas.

20
RELIGIN

Ezequiel vio la rueda. Moiss vio la zarza ardiente, Jos Smith vio al ngel Moroni, y todos los electropredicadores desde Billy Sunday vieron la oportunidad de obtener una gran audiencia y ms dinero del
que les caba en las manos.
Granjeros, mineros y drogadictos han visto Objetos Volantes No Identificados y criaturillas que
quieren entrevistar a nuestros lderes. Los borrachos ven elefantes rosados, brontosaurios e insectos por
doquier. El Buda vio la iluminacin y Mahoma debe de haber visto algo, aunque no recuerdo qu. Los
moribundos han visto un largo tnel lleno de luz con toda la gente que odiaban en vida aguardando al
final. El Flac Fundador reconoca algo bueno cuando lo vea. Los cristianos esperan a Jess, Walter busca
una buena nota, y un fullero aguarda el cuarto as; a veces ven esas cosas.
La gente ha visto muchas cosas desde que el primer caverncola vislumbr sombras al acecho ms all de
la luz de la fogata, pero Hildy Johnson no haba visto nada igual hasta el da del Bicentenario.
Dame una seal, oh Seor, haba rogado, para que conozca Tu forma. Y hete aqu que el Seor le
mand una seal.
Una mariposa.
Era una mariposa de alas anaranjadas y negras, muy comn a primera vista, salvo por el lugar donde
estaba. Pero al examinarla con mayor atencin vi algo en su espalda, del tamao de una cpsula de
gelatina, que se pareca muchsimo a un tanque de aire.
As es, queridos amigos; no conviene tirar nada, pues no sabemos cundo podemos necesitarlo.
Haca rato que no usaba mi holocmara ptica, pues el Te-xian no est equipado para imprimir imgenes
mviles. Pero Walter no me haba pedido que se la devolviera y yo no me haba tomado la molestia de
hacrmela extraer, as que todava estaba en mi ojo izquierdo, grabando todo lo que yo vea,
almacenndolo hasta que se agotaba su capacidad, y borrndolo luego para dejar espacio para el nuevo
material. Muchos profetas de ojos desorbitados habran matado por tener una holocmara, con la cual
habran podido demostrar a esos malditos incrdulos que realmente haban visto esos perros verdes
bajando del ingenio sibilante que aterriz sobre el gallinero.
Teniendo en cuenta la cantidad de cmaras fabricadas entre la Brownie y el final del siglo veinte,
cualquiera esperara que se hubieran registrado ms imgenes de hechos paranormales, pero el que las
busque yo lo hice se encontrar con un montn de nada. Despus de eso, los ordenadores se
perfeccionaron tanto que cualquier imagen se poda trucar.
Pero la nica persona a quien yo deba convencer era a m misma. Lo primero que hice, una vez en la
tienda, fue guardar los datos en almacenamiento permanente. Lo segundo fue callarme lo que haba
visto.
En parte era por instinto de periodista: una no abre el pico hasta tener la historia bien asegurada. En
parte era admisin de la debilidad de la carne: yo no haba sido precisamente una testigo sobria. Pero ante
todo, era mi visin. Se me haba concedido a m. No al ingrato de Cricket, que la habra visto si me
hubiera declarado su amor, me hubiera abrazado y me hubiera dicho que se haba portado como un necio.
No a Brenda, nuestra ganadora del Pulitzer (acaso hay algn tonto que crea que yo no senta envidia,
aunque le hubiera cedido la gran nota?). Slo a m.
Y Winston. Cmo pude haber pensado que ese magnfico can era feo? La tercera cosa que hice al
regresar a la tienda fue dar a ese sublime cuadrpedo una buena porcin de mi mejor salchicha, y
disculparme por no tener nada mejor, como una pomerania, o un siams.

Ahora no hablaremos de la mariposa. Esto era asombroso, pero haba otras maravillas.
El insecto llevaba un tanque de aire, tal como yo haba credo. Una ampliacin me permiti
distinguir lneas diminutas que iban del tanque a las alas. Las imgenes se pusieron borrosas cuando trat
de averiguar adonde iban. Pero pude deducirlo: como no haba aire para que volara, y como pareca estar
volando, deduje que se mantena flotando mediante poder de reaccin, con aire bajo las alas. Comparando
este espcimen con uno del museo not diferencias en el caparazn. Una cpsula de proteccin contra el
vaco? Tal vez. El tanque de aire poda inyectar oxgeno en la sangre de la mariposa.
El equipo que pude identificar no era, como quien dice, de venta libre, pero eso no significaba nada.
Los nanobots pueden construir las mquinas ms ingeniosas y diminutas, mucho ms pequeas que ese
tanque de aire, con su regulador y (posiblemente) un girscopo. En cuanto al caparazn, no sera una
gran dificultad para la ingeniera gentica. Alguien estaba fabricando insectos que pudieran vivir en la
superficie. Y? Luna est plagada de excntricos que inventan tonteras.
Realic toda esta investigacin en la cama, en Tejas.
Al regresar de la celebracin pas por una tienda y compr un ordenador desechable, un televisor, un
grabador y una linterna; me los guard en el bolsillo y los pas de contrabando por la aduana cronolgica.
Fcil. Todos lo hacen, con artculos pequeos, y ni siquiera hay que sobornar al vista. Aguard hasta el
anochecer, me met en cama, me tap la cabeza con las mantas, encend la luz, desenroll el televisor, copi
el metraje filmado al grabador y borr todo rastro de mis bancos cerebrales. Luego examin las imgenes
cuadro por cuadro.
Por qu tanta cautela? Con franqueza, no lo saba. Saba que no quera que el OC viera este material,
pero no porque me pareca tan importante. Instinto, supongo. Y ni siquiera poda garantizar que esas
precauciones le impidieran averiguarlo, pero no se me ocurra riada mejor. Utilizar un ordenador
desechable pareca un modo razonable de impedirle acceso a los datos, mientras no me comunicara en
red con ningn otro sistema. El OC es ingenioso, pero no mgico.
Me llev una hora de trabajo analizar la mariposa y archivarla bajo Curiosidades, Lepidpteros. Luego
pas al milagro.
Altura: Un metro sesenta. Ojos: azules. Cabello: Rubio, casi blanco, largo hasta los hombros, lacio.
Tez: Morena y clara, probablemente por el bronceado. Edad aparente: Diez u once (ni vello pbico ni
busto, dos dientes frontales prominentes, rasgos faciales). Seas particulares: Ninguna. Contextura:
Delgada. Vestimenta: Ninguna.
Habra podido ser mucho mayor; una pequea minora prefiere vivir como Peter Pan, sin madurar
nunca. Pero lo dudaba, por el modo de moverse. Los dientes tambin eran una pista. La clasifiqu como
natural, no modificada; simplemente creca de ese modo.
Era visible durante 11,4 segundos, sin correr deprisa, sin botar demasiado con cada paso. Pareca salir
de un agujero negro y caer en otro. Yo trabajaba metdicamente, as que capt todos los detalles
posibles de esos 11,4 segundos antes de pasar a los cuadros que me desviva por examinar: el primero y el
ltimo,
Nota: Si era un fantasma, los fantasmas tienen masa. Yo no haba hallado sus huellas entre las miles que
haba en el borde del crter (haba notado que muchas huellas tenan dedos, pero eso no significaba nada;
muchos nios usan botas que dejan huellas similares a las de pies descalzos), pero la pelcula mostraba
claramente la formacin de huellas, la polvareda. El ordenador estudi las huellas y lleg a la conclusin
de que la masa de la muchacha era la esperada.
Nota: No estaba totalmente desnuda. En algunos cuadros pude ver termosuelas biomagnticas en las
plantas de los pies, muy aconsejables para saltar sobre las ardientes rocas de la superficie. Tambin
llevaba una joya en el pecho, encima del pezn izquierdo. Era de color bronce, y tena forma de artefacto
de presin. Conjetura: tal vez fuera un artefacto de presin. Los que se conectan por una traba, y se usan
para enchufar mangueras en tanques de aire.
Nota: En algunos de los primeros cuadros se vea una bruma frente a su rostro. Pareca producto de
la humedad, como si hubiera exhalado. Despus de eso no haba indicios de respiracin.
Nota: Reparaba en mi presencia. Entre el cuarto y el quinto paso volvi la cabeza hacia m medio
segundo. Sonri. Luego hizo una mueca y bizque.
Hice algunas observaciones ms, ninguna de ellas muy relevante ni aclaratoria. Ah s. Nota: Me
gustaba. Esa mueca era justamente lo que yo hubiera hecho a su edad. Al principio pens que se burlaba de
m, pero la observ una y otra vez y decid que me estaba desafiando. Cgeme si puedes, anciana. Mueca,
eso planeo.
Pas el resto de la noche analizando unos segundos de imgenes anteriores y posteriores a su
aparicin. Cuando hube terminado borr los datos del ordenador y, por las dudas, lo puse en las
relucientes brasas de mi cocina. Cruji y chisporrote simpticamente. Ahora el nico registro de mi
experiencia estaba en el pequeo grabador.
Dorm con el grabador bajo la almohada.

El viernes siguiente, despus de cerrar el Texian, regres a Hamilton's y compr una tienda para dos.
Si alguien se asombra, es porque nunca intent vivir en una tienda para uno. La hice entregar en la
oficina de alquiler de vehculos de superficie ms prxima a la vieja carretera, donde alquil un transporte
de segunda mano, pagando dos meses por adelantado para obtener el mejor precio. Lo hice llenar de
oxgeno, revis las bateras, pate las llantas, hice reemplazar un amortiguador flojo y me puse en marcha
hacia Delambre.
Instal la tienda en el mismo lugar donde habamos estado siete das antes. El domingo por la noche
desarm la tienda, sin haber visto nada, y regres para aparcar el transporte en un garaje alquilado.
El viernes siguiente hice lo mismo.
Pas todos los fines de semana en Delambre durante un largo tiempo. Pronto tuve que cambiar mi
bonito traje nuevo por un modelo para nueva mam. Un verdadero engorro. Pero nada me impedira
regresar a Delambre, ni siquiera una preez.
En ese momento todo me pareca lgico. Retrospectivamente, mi conducta me plantea ciertos
interrogantes, aunque creo que lo hara de nuevo. Pero tratemos de responder algunos.
Slo pasaba los fines de semana en el crter porque an necesitaba Tejas para dar cierta estabilidad a
mi vida. Habra seguido yendo hasta el final del perodo lectivo porque senta una responsabilidad ante
quienes me haban contratado, y ante mis alumnos. Pero esa cuestin no se planteaba, porque yo
necesitaba el empleo ms que ellos a m. Los domingos por la noche echaba de menos mi cabana;
supongo que un verdadero visionario se habra avergonzado de m; hay que abandonarlo todo para ir en
pos de la Visin.
Hice lo mejor que pude. Cada viernes me largaba cuando antes del disneylandia. No asista a ms
iglesias, no descargu mi alma ante ms charlatanes.
La preez es ms engorrosa. En mi intento de experimentar todo lo posible de la vida en Vieja Tierra,
me haba hecho restaurar el ciclo menstrual. S que parece descabellado. Pensaba que sera algo
pasajero, como el cors, pero no me result tan insoportable como lo describa Callie. No pensaba
continuar para siempre, pues no era tan tonta, pero pens en tener media docena de perodos, despus
cambio y fuera. El resto no es ningn misterio. Es lo que sucede con las multparas centenarias que no
saben un comino sobre los mtodos Victorianos de control de natalidad, y que cometen la tontera de
aparearse con un to que jura que no piensa correrse.
El verdadero misterio surgi despus de recibir la noticia. Por qu conservarlo?
A lo sumo dir que no haba descartado la posibilidad de tener hijos algn da remoto, cuando tuviera
veinte aos libres. Naturalmente, ese da no llegaba nunca. Quizs un beb sea algo que se desea con un
impulso casi instintivo que parece existir en algunas mujeres y no en otras. Yo haba observado que este
impulso exista en muchas mujeres de mi entorno, aunque yo nunca lo haba sentido. La especie pareca
encontrarse en ptimo estado en manos de estas criadoras, y yo nunca me haba halagado pensando ser
como ellas, as que siempre pensaba en ese da remoto.
Pero una racha de intentos de suicidio frustrados, imprevistos e incomprendidos es maravillosa para
la concentracin mental. Comprend que era cuestin de ahora o nunca. Y era la nica gran experiencia
humana que podra desear y no haba tenido. Como dije, estaba buscando una seal, oh Seor, y sta
pareca una. Un rayo del cielo, no de la misma magnitud que la Nia y la Mariposa, pero aun as un
portento.
Lo cual slo significaba que todos los viernes, cuando me diriga a Delambre, pensaba seriamente en
detenerme para interrumpir la maldita preez, y hasta el momento haba resuelto continuarla, y no por
accidente.
Existe la vieja supersticin de que una mujer encinta no debe visitar la superficie. Si es verdad, por
qu hacen trajes para mujeres encintas? El nico peligro consiste en iniciar el trabajo de parto mientras
se est en el traje, y no es un gran riesgo. Una ambulancia puede trasladarnos a cualquier centro de
natalidad de Luna en veinte minutos. Eso no era problema para m. Tampoco descuidaba mis deberes de
incubadora. Me pona ebria como una cuba de vez en cuando, pero eso era fcil de curar. Los mircoles
visitaba un centro de chequeos y me decan que todo marchaba bien. Los jueves visitaba el consultorio de
Ned Pepper y, si lo encontraba sobrio, me dejaba palpar y revisar, y l declaraba que yo era la mejor
yegua que haba conocido y me venda una botella de elixir amarillo que haca milagros con mis precarios
rosales.
Si llegaba al fin de mi preez, pensaba tenerlo en forma natural. (Era varn, aunque parece tonto
pensar que un embrin tiene sexo.) Cuando yo tena veinte aos pareca que el parto pronto sera cosa
del pasado. La mayora de las mujeres mantena a sus nonatos en frascos, a menudo exhibindolos en la
mesilla del li-ving. Con el correr de los aos observ la maduracin del blastocisto de muchas vecinas,
mirando por el microscopio con el mismo entusiasmo con que miraba los holos del to Luigi sobre su
excursin a Marte. Vi a muchas madres acariciando el frasco y haciendo morisquetas a sus fetos de seis

meses. Estuve presente en algunos nacimientos, que a menudo se celebraban con gran pompa, con
bandas de msica, entrega de regalos y otras monsergas.
Como suele ocurrir, era una moda, no una tendencia de la civilizacin. Se publicaron estudios
sugiriendo que los frutos de probeta se desempeaban peor en la vida que los frutos del vientre. Otros
estudios, como suele suceder, demostraban lo contrario.
No leo estudios, sino que acto visceralmente. El pndulo volva a favorecer el alumbramiento
vaginal que fortalece el vnculo con una madre saludable, contra los que declaraban que el trauma del
nacimiento aflige a un nio de por vida, pero lo importante era que mis entraas reclamaban un papel
protagonista. Y ahora que se ha odo la voz de mi tero, le agradecer que se calle.
Las imgenes que registraban la aparicin de la nia y su aparente huida de este plano dimensional
revelaban varias cosas interesantes. No haba salido de la nada ni de un agujero negro. Haban imgenes
antes, y despus.
No poda interpretarlas, dada la escasa luz y la misteriosa ndole de la transustanciacin. Pero para eso
estn los ordenadores. Mi modelo barato mastic esas imgenes de luz distorsionada, y lleg a la
conclusin de que un cuerpo humano, envuelto en un espejo flexible, distorsionara la luz exactamente de
ese modo. Presentara un reflejo deforme, aunque no resultara invisible. De cerca sera posible
distinguir una forma humana, con cierto esfuerzo. De lejos sera imposible. Si ella se quedaba quieta,
especialmente con un fondo tan irregular como el basurero de Delambre, sera imposible encontrarla.
Record la jaqueca que haba sentido poco antes de mi pequea visin. Ella estaba all antes de decidirse
a revelarme su presencia.
Buscando en la biblioteca, no encontr ninguna tecnologa que pudiera producir semejante
fenmeno. Fuera lo que fuese, se poda activar y desactivar muy rpidamente. La velocidad del
obturador de mi holo-cmara era inferior a una milsima de segundo, y la nia apareca envuelta en el
espejo en un cuadro, desnuda en el siguiente. No se lo quit, sino que lo apag.
Buscando la explicacin de su otra singularidad, su capacidad para andar desnuda en el vaco, aunque
slo diera siete pasos, encontr datos sobre la implantacin de fuentes de oxgeno que actuaran
directamente sobre la corriente sangunea, una investigacin que nunca haba resultado fructfera y se haba
abandonado por no ser prctica. Hmmmm. Segu un curso de repaso sobre supervivencia en el vaco.
Ciertas personas han llegado a vivir hasta cuatro minutos despus de la exposicin, pues entonces se
inicia la muerte cerebral. Sufren considerables lesiones en los tejidos, pero sobreviven. Los bebs han
sobrevivido perodos an ms largos. Se pueden realizar tareas tiles (como enfundarse en un traje de
emergencia) durante un minuto. Las exposiciones de cinco a diez segundos perforan los tmpanos y
duelen como el demonio, pero no causan otros daos. La aeroembolia es fcil de tratar.
Entonces a qu vienen tantas alusiones a un milagro? En poco tiempo determin que no haba
visto un prodigio sobrenatural, sino tcnico. Y, con franqueza, sent alivio. Los dioses son personajes
caprichosos, y yo no me desviva por demostrar su existencia. Qu tal si vea la zarza ardiente y
resultaba ser que el Poder que se ocultaba en ella era un nio psicpata, como el Dios cristiano? Es
Dios, verdad? Lo ha demostrado y hay que obedecerle. Y si nos pide que sacrifiquemos a nuestro hijo
en una altar consagrado a su ego descomunal, o que construyamos un gran barco en el jardn, o que le
vendamos nuestra esposa al caudillo local, lo extorsionemos y le contagiemos la gonorrea? (No me
creis? Gnesis 12: 10-20. Se aprenden cosas interesantsimas en la iglesia.)
El hecho de que el milagro fuera obra humana no lo rebajaba en absoluto. Me entusiasmaba an ms. En
alguna parte de ese enorme basurero alguien estaba haciendo cosas que nadie ms saba hacer. Y si no
figuraba en la biblioteca, era posible que el OC no supiera nada sobre ello. O que lo supiera y lo ocultara.
Por qu?
Yo slo quera averiguar quin haba hecho posible que esa chiquilla se envolviera en un espejo
perfecto y me hiciera una mueca.
Lo cual no era tan fcil.
En los primeros cuatro fines de semana acamp en el lugar, explor muy poco. Esperaba que ella se
acercara a m como la primera vez. No tena motivos para ello, pero por qu no?
Despus de eso pas ms tiempo en mi traje. Practiqu un poco de alpinismo en el basural, pero al fin
resolv que no vala la pena. Se extenda hasta donde alcanzaba la vista, y no tena sentido explorarlo.
A mi juicio no era casual que el avistamiento se hubiera producido al pie de ese monumento a la
ambicin que era la nave estelar Roben A. Heinlein. Me puse a explorar esa vieja mole, pero primero visit
nuevamente la biblioteca y aprend algo sobre su historia. He aqu, concisamente, la saga de esos
sueos frustrados.

En 2010, un grupo conocido como la Sociedad 15 propuso por primera vez el proyecto Heinlein. Sera
el primer navio interestelar de la humanidad, una idea notable si se tiene en cuenta que la pequea colonia
lunar de esa poca an luchaba ao a ao para obtener financiacin. Y pasaron otros veinte aos hasta que
se instal la quilla en L5, uno de los puntos de equilibrio del sistema Tierra/ Luna. Los puntos L5 y L4
gozaron de varias dcadas de prominencia antes de la Invasin, y medraron durante casi cuarenta aos
despus. Hoy son cementerios de chatarra en rbita. De nuevo motivos econmicos. La nave estaba a
medio completar cuando llegaron los Invasores. La tarea se abandon para atender proyectos ms
urgentes, entre ellos la supervivencia de la especie. Cuando se cumpli este objetivo, quedaba muy poco
entusiasmo para proyectos de tamaa magnitud.
Pero las tareas se reanudaron en el ao 82 d.L, y continuaron cinco o seis aos hasta que surgi otro
obstculo, esta vez llamado Partido Lunariano. Los lunticos, aislacionistas o apaciguadores
(denominacin que sus oponentes terminaron por imponer) proclamaban que la humanidad deba
aceptar su destino de especie conquistada y medrar como pudiera en Luna y los dems planetas
habitados. Los Invasores haban reducido todas las obras de la humanidad a escombros en slo tres das.
Esto demostraba, argumentaban los lunticos, que los Invasores eran algo totalmente distinto de lo
conocido. Tenamos suerte de haber sobrevivido. Si los fastidibamos de nuevo, tal vez regresaran para
terminar lo que haban empezado.
Pamplinas, replicaron los de la vieja guardia, a quienes desde entonces se conoce como heinleinianos.
Claro que eran ms fuertes que nosotros. Claro que contaban con una tecnologa superior. Claro que
tenan armas ms potentes. Dios siempre est de parte de las armas ms potentes, y si Lo queramos de
nuestro lado, ms nos vala construir armas ms potentes que las de ellos. Segn este razonamiento, los
Invasores eran una especie antiqusima con una ciencia antiqusima. Pero todava defecaban entre dos
piernas, mejor dicho, entre dos tentculos con talones.
Segn los lunticos, aqu fallaba el razonamiento de los heinleinianos. No sabamos si tenan armas
ms potentes. No sabamos si tenan tentculos, cilios o simples brazos y piernas como la gente normal y
Dios. No sabamos nada. Ningn humano haba visto a un Invasor y vivido para contarlo. Nadie los
haba fotografiado, a pesar de nuestros telescopios orbitales: haban estado observando durante
doscientos aos, y nadie los haba visto salir del pequeo motel llamado Tierra. Eran raros. Hasta ahora
haban demostrado aptitudes ilimitadas. Pareca prudente asumir que lo eran.
Despus de noventa aos de patrioterismo, de retrica militarista y meras bravuconadas, este
argumento sonaba sensato para una gran parte de la poblacin que estaba harta de vivir en perpetuo pie
de guerra. Haban hecho sacrificios durante un siglo, siguiendo la teora de que debamos estar listos para,
primero, repeler un ataque, y, segundo, levantarnos un da glorioso en justa ira y moler a palos a esos
intrusos. La poltica de vivir y dejar vivir pareca ms apropiada. Basta de alardes que esos gigantes ni
siquiera oyen. Serenmonos, y al cuerno con la gran causa.
Se retiraron todos los puestos de vigilancia que se hallaban en rbita cercana a la Tierra, una medida
que aplaudo, pues no haban visto ni odo nada desde el Da de la Invasin. Se orden que ningn objeto
de fabricacin humana se aproximara al planeta natal ms de doscientos mil kilmetros. El sistema de
defensa planetario se redujo drsticamente, y se convirti para la destruccin de meteoros, en lo cual
prestara alguna utilidad.
Esto afect el proyecto en lo concerniente a los dispositivos explosivos de fusin y de fisin. La R.
A. H. utilizaba un sistema de propulsin tipo Orion, hasta hoy el nico mtodo viable para llegar a las
estrellas en menos de un milenio. Cada par de segundos arrojamos bombas A por un agujero del fondo,
cerramos la puerta y esperamos la explosin. Las ondas de choque impulsan la nave.
Para esto se requiere una lmina de gran tamao de gran tamao y un amortiguador de choque
para proteger la dentadura de los pasajeros. Calcularon que poda alcanzar un vigsimo de la velocidad de
la luz: Alfa Centauro en slo ochenta aos. Pero no poda salir del punto L5 sin bombas, y de repente no
haba ms bombas. Las obras se abandonaron cuando el cuerpo principal y la mayor parte del sistema de
amortiguacin estaban completos, pero an no haba rastros de la gran lmina impulsora.
Los amigos de la Heinlein se pasaron cuarenta aos moviendo influencias para que su gran beb
gozara de una excepcin semejante a la que rega para las explosiones nucleares en la construccin de los
primeros disneylandias. Los cambiantes vientos polticos, la presin econmica de la Confederacin de
Planetas Extenores donde se extraa la mayora de los minerales fisionables y la declinacin del
Partido Lunariano se combinaron para el logro de la victoria. Los heinleinianos lo celebraron y
acudieron al gobierno en busca de subsidios, y a nadie le import un comino. La exploracin espacial no
despertaba inters. Es un proceso peridico. El argumento de no invertir tanto dinero en el desierto del
espacio cuando se puede gastar en Luna puede resultar muy persuasivo para una poblacin que tiene ms
inters en el estndar de vida y en los agobiantes impuestos, y que ya no tiene miedo del coco de los
Invasores.
Se intent revivir el proyecto con fondos privados, pero cunda la impresin de que era una cosa del
pasado, un elefante blanco. Se convirti en tema favorito de los monlogos cmicos.

La nave an se cotizaba como chatarra. Con el tiempo alguien la compr, le sujet unos enormes
propulsores y la hizo descender hasta el borde de Delambre, donde an se yergue, despojada de todo elemento
de valor.
Lo primero que not durante mis exploraciones fue que la Heinlein estaba partida en dos. Su slida
construccin poda resistir las sacudidas de su sistema de propulsin, pero no el descenso a un planeta,
aunque tuviera una gravedad tan dbil como Luna. El fondo se haba arqueado, y el casco se haba rajado
desde la popa hasta el medio.
Lo segundo que not fue que en ocasiones se vean luces en algunas ventanas de lo alto del casco.
Haba lugares por donde se poda entrar. Explor varios, y la mayora conduca a puertas soldadas.
Algunos parecan ir ms lejos, pero la naturaleza laberntica del lugar me intimidaba. Efecte algunas
incursiones desenrollando un cable que luego me permitiera encontrar la salida, pero luego tem que el
cable se aflojara y que el desandar el camino no pudiera descubrir si yo lo haba atado mal o si alguien lo
haba desatado a propsito. No hice ms exploraciones dentro de la nave. No haba motivos para
suponer que la nia y las personas que convivieran con ella en la nave pudieran desearme bien. De hecho,
si as fuera, ya habran hecho contacto conmigo. Tendra que recurrir a otra tctica.
Valindome de grapas magnticas, escal el flanco del casco, tratando de llegar a las compuertas
iluminadas. Una vez arriba, no supe si haba dado con la compuerta que buscaba, y en todo caso ya no
haba luces encendidas. Empec a pensar que persegua fantasmas.
Me desalent tanto que un viernes decid quedarme en casa todo el fin de semana. Ya estaba bastante
gruesa, y aunque un sexto de g debe facilitar el acarreo del beb, no somos tan fuertes como nuestros
antepasados terrcolas, y era propensa a los dolores de espalda y de pies.
Decid alquilar un carro y hacer una excursin hasta Whiz-Bang, la nueva capital de Tejas. Harry
el herrero acababa de adquirir un nuevo faetn Colum-bus 58 dlares en el catlogo de Searsy me lo
dej probar complacido. (Nunca habra suficientes disne-ylandias para manufacturar todos los artculos
que se necesitan para la supervivencia, que son demasiados. La mayora de mis pertenencias haba llegado en
la carreta de la Wells-Fargo, recin salidas de plantas manejadas por ordenadores.) Le enganch una
yegua manchada, asegurndome que era mansa, y yo emprend el viaje.
Whiz-Bang se encuentra en el este del disneylan-dia. El interior comprime unas quinientas millas de
medio ambiente en una burbuja de slo cincuenta millas de anchura, as que antes de llegar me intern en
un terreno y un clima distintos, donde llova con mayor frecuencia y la vegetacin era ms abundante.
Por pura casualidad viajaba en plena estacin de las flores silvestres. Vi conslidas reales, flox, escrofularias,
acianos y azulejos. Millones de azulejos. Detuve la yegua y la dej pastar mientras extenda mi manta
entre las flores para comer un refrigerio. Era un alivio alejarse de la ominosa mole de la Heinlein y la
inhspita roca blanca de la superficie, y or el canto del sinsonte.
Llegu a Whiz-Bang al medioda. Es un poblado ms grande que Nueva Austin, lo cual significa que
tiene cinco cantinas cuando nosotros slo tenemos dos. Reciben ms turistas, pues Nueva Austin no se
preocupa por atraerlos, y tienen ms tiendas que venden souvenirs autnticos, los cuales todava
constituyen el principal medio de sustento de dos tjanos de cada cinco. Recorr las calles, saludando a
caballeros que se tocaban el ala del sombrero con la mano, detenindome a mirar cada escaparate. La
mercanca se divida en cuatro categoras: mexicana, india, Oeste primitivo y victoriana. Las tres
primeras se hacan a mano en el disneylandia, y eran reproducciones genuinas certificadas... con algunas
infidelidades: los artefactos indios incluan artculos de todas las tribus del sudoeste, no slo
comanches y apaches. Pero no haba ttems ni indiecitos de plstico. De pronto di con una respuesta, si
haba tal cosa. Estaba ante una juguetera.
Me sent como Santa Claus cuando la madrugada de ese domingo inici la marcha por la vieja
carretera y atraves el borde del Delambre. Llevaba el equivalente de un trineo lleno de juguetes en un saco
cerrado al vaco. Eran dos das despus del pleno medioda. Y cant como Santa Claus azuzando los renos.
El viaje por la campia y el nuevo plan de ataque haban levantado mi nimo, que estaba bastante alicado.
Detuve el vehculo y desplegu la tienda. Puse manos a la obra sin una palabra, exhibiendo todos mis
regalos. Oh, basta con eso, Hildy. Me re, y mi enorme vientre redondo se sacudi como un cuenco lleno
de gelatina.
Haba convertido a una vendedora de juguetes de Whiz-Bang en una mujer muy feliz y mucho ms
rica. Sin mayor reverencia, ella me ayud a sacar mis cajas de bagatelas de la tienda para apilarlas en el
carruaje. Luego regres a Nueva Austin, detenindome slo para coger un ramillete de azulejos, los cuales
envi por correo a Cricket. No, an no haba desistido.
En la juguetera haba sido poco selectiva, desechando slo las filas de soldados de plomo y la
mayora de las muecas. Por alguna razn no me parecan adecuados, aunque tal vez fueran meros

prejuicios personales. Pero ahora escog cuidadosamente cada uno de los cuatro tems que usara como
carnada.
El primero era un carro con un caballo de cuerda, de hojalata y peltre, pintado en brillantes tonos de
amarillo y rojo. A todas las nias les gustan los caballos, verdad? Luego haba un mueco mexicano de
medio metro con forma de esqueleto, hecho de arcilla, papel mach y perfollas de maz. Me gustaba el
ruido que haca cuando lo alzaba, tirando de sus cinco cordeles. Era viejo y sabio.
Luego haba una mueca kachina, an ms vieja y sabia, aunque tallada y pintada slo meses atrs. La
prefera a las muecas del hombre blanco (ms dulces y seguras, pura porcelana, labios carnosos y
volantes) porque me hablaba de secretos antiguos, ceremonias ignotas. Era tan pagana como mi elusiva
hada de la caru-cha graciosa. Le algo sobre esas muecas, y me parecieron an ms apropiadas: los
indios pueblo crean que los kachina, espritus de sus ancestros, vivan invisibles entre los miembros de la
tribu, y por medio de las muecas los nios aprendan a respetar a sus antepasados.
Al fin, mi hallazgo ms fortuito: una red para cazar mariposas, hecha de caa trenzada y gasa, con un
frasco de vidrio, un rollo de algodn y una botella de alcohol para ofrecer una humanitaria eutanasia a los
especmenes. El tipo de juguete que los padres regalaran a un hijo pionero, si el hijo tena vocacin para
la biologa.
El vaco no daara mucho esos juguetes, pero el brillo del sol es brutal en la superficie, as que los
puse a la sombra, cerca del casco de la Heinlein, y los decor con lucecitas para que resultaran fciles de
encontrar. Luego regres a la tienda.
No poda quedarme mucho tiempo si quera volver para mis clases del lunes, y pas ese tiempo sin
hacer nada provechoso. No poda comer ni leer el libro que haba llevado. Estaba emocionada,
preocupada, deprimida. Qu me haba hecho pensar que esto dara resultado?
Al fin desarm la tienda y ech una ltima ojeada a mi pequeo muestrario de juguetes, que estaba
intacto.
La semana siguiente fue un infierno. Muchas veces pens en buscar un sustituto para desquitarme.
Queris un ejemplo de mi distraccin? Elise me pill en uno de mis trucos de prestidigitacin con los
naipes, y haca setenta aos que nadie me pillaba.
Pero la semana pas, aunque a paso de babosa, y el viernes por la tarde delegu las tareas editoriales
en Charity, con instrucciones de mantener las querellas por libelo en un mximo de tres o cuatro, y romp
todos los rcords en mi viaje a Delambre.
La mueca kachina no estaba. La reemplazaba algo que al principio no reconoc, aunque pronto
comprend que era una de esas pinturas navajo que se preparan esparciendo arenas coloreadas en el suelo,
que pueden ser asombrosamente detalladas y precisas. sta no lo era, pero apreci el esfuerzo. Era slo
la rgida silueta de un indio empuando un arco, con tiara de guerrero y un tipi como fondo. La nia
tambin se haba llevado el caballito con el carruaje, y haba dejado una jaula de vaco del tamao ideal
para llevar a un hmster de paseo por la superficie. Pero dentro haba un caballo. Un caballo vivo, de diez
centmetros de altura.
Haca aos que no vea un caballo en miniatura. Callie me haba regalado uno cuando cumpl cinco
aos, aunque no tan pequeo. Poco despus la gente como David Tierra logr que la ley prohibiera esas
manipulaciones genticas. An se podan comprar mini-animales en Plutn, pero en Luna a lo sumo se
conseguan cachorros de perro y gato. En mi infancia se conseguan ejemplares realmente exticos,
como perros alados y gatos de ocho patas.
Sospech que esta criaturilla no vena de Plutn. Alc la jaula y toqu el vidrio, y el caballito me
mir con calma. Me pregunt qu hara con ese animalillo.
El equipo para cazar mariposas pareca intacto, hasta que le ech otro vistazo. Entonces vi una
mariposa de alas vistosas en el fondo del frasco, quieta, aparentemente muerta. Me guard el frasco en el
bolsillo para examinarla despus, dej la red donde estaba y not que faltaba mi ltima ofrenda. En lugar
del esqueleto mexicano, haba un papel. Lo recog y vi gracias escrito en lpiz.
Reflexion sobre esto mientras regresaba a Ciudad Rey. No saba si alegrarme o no. La nia se haba
llevado tres juguetes mos y los haba reemplazado por otros juguetes. Era inesperado. Yo ansiaba
sacarla de su escondrijo con mis regalos, y nunca haba pensado en un trueque. Era bueno haber
establecido un contacto. Al menos, esperaba que fuera ella quien haba dejado el caballo, la mariposa y la
pintura. Tambin era posible que hubiera algn mocoso travieso en todo esto, pero no lo crea. Cada
regalo me deca algo, aunque no saba muy bien cmo interpretarlos.
El caballo era ilegal, lo cual me deca que esa nia no respetaba la ley. Cuando examin la foto que
tom de la pintura, descubr que no era un indio genrico sino un apache. Eso me deca que ella saba
que el regalo vena de Tejas, y que yo viva all. Acaso vendra a m? No seas rebuscada, Hildy.

La mariposa era el regalo ms interesante, y por eso yo no haba armado mi tienda sino que me
diriga al apartamento de Liz en Ciudad Rey. Entre todos mis conocidos, era la nica persona que poda
brindarme la ayuda que necesitaba sin hacer preguntas.
Antes de llegar, me detuve para comprar otro ordenador. Lo utilic para retocar las imgenes de mi
grabador, borrando el trasfondo de esos segundos cruciales hasta que slo qued una nia desnuda
corriendo contra un fondo negro. La cautela periodstica echahondas races. Yo no tena razones para
desconfiar de Liz, pero tampoco tena razones para confiarle todo lo que saba. Le mostr la pelcula y le
expliqu lo que quera, desconcertndola bastante, aunque no present objeciones cuando comprendi
que yo no respondera a sus preguntas.
Ahora, Liz dije.
Claro respondi mecnicamente, y luego reaccion.- Ah, dices ahora mismo.
Llam a un amigo de los estudios, que le respondi que no habra problemas, y Liz estaba por enviarle
las imgenes por red cuando le dije que prefera el correo. Mirndome con curiosidad, Liz le puso un
destinatario al paquete, lo meti en el tubo y esper el prximo truco.
Qu diablos dije, y saqu la mariposa.
Ambas la miramos a simple vista, manejndola con cuidado, y Liz quiso examinarla con el ordenador,
pero yo me negu y mand pedir una lupa comn, que lleg en diez minutos. Ambas la examinamos y
not que no me haba equivocado en cuanto al sistema de propulsin. Bajo las alas haba tubos delgados
como capilares, y estaban insertados bajo la musculatura del insecto de tal modo que la flexin de las alas
haca circular aire.
No parece muy aerodinmica declar Liz. Sospecho que se caera y se quedara en el suelo.
Yo la vi volar.
Si esta cosa vuela, te besar el trasero y te dar una hora para reunir una multitud que lo atestige.
Aguard ansiosamente mi respuesta, pero no le di ninguna. La devoraba la curiosidad. Intent valerse
de adulaciones, pero desisti y examin el caballo. Estara dispuesta a liberarte de l. Conozco a
alguien que quiere uno. Le toc la barbilla, y el animal trot hasta el borde de la mesa donde yo lo
haba puesto y dio un brinco. Un minicaballo en un sexto de g es muy gil. Liz ofreci un precio, y yo dije
que me robaba el pan de mis hijos y ofrec otro, y ella me pregunt si la tomaba por una palurda. Al fin
acordamos un precio que le result satisfactorio. No le expliqu que se lo habra regalado si me lo hubiera
pedido.
Llegaron las fotos. Las mir y le dije que serviran, le agradec las molestias y la dej tratando de
averiguar ms sobre la mariposa.
Liz me haba conseguido una tira de imgenes adecuadas para instalar en un Zoetropo. Sabis qu es
eso? Es la marca registrada de un chisme parecido al fenacistocopio, pero ms simptico, aunque no tan
bonito como un praxinoscopio. Todava estis all, amigos? Imaginad un pequeo tambor, abierto en un
extremo, con ranuras en los costados. Se coloca el tambor sobre un eje, se le pegan imgenes, se hace girar,
y se mira por las ranuras. Si se escogen bien las figuras, aparentan movimiento. Es una versin primitiva
del proyector cinematogrfico.
Met la tira en el Zoetropo que haba comprado en la juguetera de Whiz-Bang, lo hice girar y vi que
la nia corra a saltos. Y lo haba logrado sin ninguna ayuda del ordenador lunar conocido como OC. Si
tena suerte, esas imgenes an existan nicamente en mi grabador.
Regres a Delambre y puse el Zoetropo en un sitio donde resultaba muy visible. Arm la tienda,
prepar y com una cena ligera y me dorm.
Lo revis varias veces durante el fin de semana y siempre lo encontr donde lo haba dejado. El
domingo por la noche an era de da en Delambre recog mis cosas y decid echar otra ojeada antes de
irme. Me senta desalentada. Al principio cre que no lo haban tocado, pero luego not que las imgenes
haban cambiado. Me arrodill, hice girar el tambor y por las ranuras vi una imagen fluctuante donde
aparecamos Winston y yo en traje de presin, con el bulldog correteando alrededor de mis piernas.
Tena una semana para reflexionar. Me estaba diciendo que quera ver al perro? Cualquier perro, o
slo Winston? O simplemente me deca te veo?
Record que este proyecto no llevaba prisa, a pesar de mi impaciencia. Si Winston deba intervenir,
tendra que confiarle ms detalles a Liz, algo que prefera evitar. As que el siguiente fin de semana fui con
cuatro canes, uno de cada una de las culturas de Tejas. Haba un perro mexicano de colores brillantes,
tallado en madera, un sencillo perro pionero de madera, un campamento comanche con perros pintados
en cuero crudo y, mi mejor adquisicin, un autmata de bronce que caminaba hasta un grifo contra

incendios y levantaba la pata. Los exhib en mi siguiente visita. Despus, cuando entraba en mi tienda, son
mi telfono.
Hola? -dije con suspicacia.
An sostengo que no puede volar.
Liz? Cmo conseguiste este nmero?
T me preguntas eso? No empieces a mentirme tan temprano. Tengo mis mtodos.
Iba a decirle lo que el OC pensaba de sus mtodos, y pens en darle una filpica por invadir mi
intimidad desde mi renuncia haba restringido muchsimo mi lista de llamadas entrantes pero lo nico
que hice fue pensar, pues mientras ella hablaba me puse de pie y mir en torno, y vi mis cuatro obsequios
frente a m, a un paso de la tienda. Ech una ojeada en torno, pero en vano. Con ese espejo flexible, la nia
poda estar a treinta metros sin que yo la viera. As que respond:
Olvdalo. Justo pensaba en ti y en tu simptico perro.
Pues entonces es tu da de suerte. Estov llamando desde mi transporte, y estoy a menos de veinte
minutos de Delambre, y Winston tiene un sueo ertico que tal vez se relacione con tu pierna izquierda,
as que pon ese guisado a cocinar.
Creo que aumentaste dos kilos desde la semana pasada dijo al entrar en la tienda. Cuando llegue
el momento de dar a luz, tendrs que hacerlo por turnos.
Agradec tanto ese comentario que aad tres pimientos a su cuenco y puse el microondas al mximo.
La preez debe de ser una de las circunstancias ms ambiguas que he experimentado. Por una parte, haba
una sensacin que no poda describir, algo que se aproximaba a la santidad. Una vida creca en mi cuerpo. A
pesar de todo, la reproduccin de la especie es la nica razn demostrable de la existencia y activa muchos de
los circuitos ms primitivos del cerebro. Por otra parte, me senta como una marrana.
Le expliqu lo menos posible, diciendo que haba visto a alguien fuera y quera establecer contacto.
Ella vio mi caja de juguetes: el Zoetropo y los perros.
Si es la nia de las fotos, y la viste aqu fuera, tambin me gustara conocerla. Tuve que asentir.
De qu otro modo lograra convencerla de que me dejara a Winston el resto del fin de semana?
Barajamos algunas ideas, ninguna de ellas muy brillante. Cuando Liz se dispona a partir pens en
algo, extrajo un mazo de naipes del bolsillo y me lo dio.
Lo traje cuando averig adonde habas venido los fines de semana. Antes me haba contado la
historia de su labor detectivesca. Haba husmeado en Tejas, sonsacndole a Huck que yo me iba los
viernes por la noche cuando se cerraba el peridico, y ltimamente ms temprano. Los registros de
alquiler de vehculos disponibles para el pblico, o para quienes saban obtener acceso, le revelaron dnde
alquilaba mi transporte.
Un soborno a un mecnico le permiti espiar el cuentakilmetros de mi vehculo, y una sencilla
divisin le revel la longitud de cada recorrido, aunque para entonces ya estaba bastante segura de que
vena a Delambre. Saba que habas visto algo en el Bicentenario continu. No s qu, pero
regresaste de ese ltimo paseo ms inquieta que una hectrea de serpientes, y no se lo queras contar a nadie.
Luego apareces en mi apartamento con esas fotos de una nia corriendo en medio de la nada y no me
dejas transmitirlas por cable ni digitalizarlas. Entiendo que tienes tus secretos, pero deduje que buscabas a
alguien. Bien, si quieres encontrar a alguien, ponte a jugar un solitario y pronto aparecer para decirte...
... que pongas el diez negro sobre la sota roja termin.
Conocas ese dicho. Bien, al menos tendrs con qu entretenerte.
Se march, echando una mirada de preocupacin a su mascota, que no pareca echarla de menos, y
advirtindome que Winston deba salir tres veces por da o se pondra de tan mal humor que obligara a
un tren a viajar por un camino de tierra.
Yo ya haba pensado en un mazo de naipes. Habitualmente llevo uno conmigo, pues manipularlos
me permite ocupar las manos en los momentos de ocio, y con algo ms rentable que un tejido. Si no
practican los movimientos, las manos se paralizan en los momentos crticos.
Pero nunca juego al solitario, por una razn un poco embarazosa. Hago trampa. Est muy bien en el
pquer, pero para qu en un solitario? De cualquier modo, al rato me encontr dando una mano.
Pronto me interes. No en el juego mismo una soberana prdida de tiempo sino en los naipes.
Es preciso recordar el orden, amigarse con las cartas para que nos revelen cosas. Si se practica lo
suficiente, pronto se sabe qu carta vendr a continuacin y cules permanecen ocultas, tal como si
estuvieran marcadas.

Jugu un largo rato, hasta que Winston se levant y se puso a rascar la pared de la tienda. Mejor le
pongo el traje antes que enloquezca, pens, y vi el rostro de la nia. Estaba de pie fuera de la tienda,
sonrindole a Winston, y tena un telescopio bajo el brazo. Me mir y agit un dedo: Picarona.
Espera! grit. Quiero hablar contigo.
Sonri de nuevo, se encogi de hombros y se convirti en un espejo perfecto. Slo pude ver el
reflejo distorsionado de la tienda y del suelo que ella pisaba. Las ondulantes distorsiones comenzaron a
encogerse. Apretando la cara contra la pared de la tienda, pude seguir su avance por un rato, pues ella
era el nico objeto mvil. No llevaba prisa y sospech que miraba por encima del hombro, pero no
haba modo de saberlo con certeza.
Me apresur a ponerme el traje, lo pens dos veces, le puse el traje a Winston. Lo dej salir,
sabiendo que su odo y su sentido del olfato eran totalmente intiles ah fuera, pero con la esperanza de
que me guiara con algn sentido canino. Inici la marcha tratando de apretar el hocico contra el suelo,
como de costumbre, y slo logr empolvarse la parte inferior del casco. Lo segu con la linterna.
Se detuvo y apret el hocico contra la superficie, emperrndose valga la palabra ms que de
costumbre. Me arrodill a investigar. Era un material esponjoso que se desmigaj en mi guante cuando
lo recog. Me ech a rer, di unas palmadas en el casco de Winston.
Deb saber que no pasaras por alto la comida, aunque no puedas olera coment.
Y continuamos la marcha, siguiendo la hilera de migajas.

21
CIENCIA

Mintindome como un adorno de cap en un vehculo de lujo y exhibiendo un vientre mucho

ms cromado de lo que habra agradado a los seores Rolls y Royce, me intern resueltamente en la luz
solar, casi tan desnuda como el da que nac. Resueltamente, si no contamos los treinta minutos que pas
armndome de coraje. Desnuda, si no contamos el misterioso campo de fuerza que me envolva en un
tibio manto de aire de cinco milmetros de espesor.
Aun la tibieza era ilusoria. Yo tena la sensacin de que el aire me entibiaba, y creo que no habra
sobrevivido sin esa tranquilidad psicolgica, pero en realidad el aire me enfriaba, lo cual es siempre un
problema en un traje espacial, hyase comprado en la tienda Hamilton o haya nacido por el arte de
birlibirloque del genio de la Robert A. Heinlein. El cuerpo humano genera calor, y un traje espacial debe
ser un buen aislante, que es su propsito principal; sin una salida, el calor crece y sofoca.
Caramba, lector, si te has redo de mis explicaciones sobre nanoingeniera y ciberntica, espera a or
mis explicaciones sobre campos de fuerza.
Vas bien, Hildy me alent Gretel (que no era su verdadero nombre). S que uno tarda en
acostumbrarse.
Cmo lo sabes? repliqu. T creciste en un traje de campo.
S, pero ya he instruido a gente novata.
Novata, en efecto. Cada sensacin era nueva para m. Me mir los pies, agit los dedos, la luz agit
los reflejos. Era como usar calcetines gruesos, aunque slo senta lo que pareca ser la tosca superficie de
Luna. Se trataba de un principio de realimentacin, segn me haban dicho; el campo me mantena
flotando a cinco milmetros de altura, por mucho que yo apretara. Por suerte. Esas rocas estaban muy
calientes.
Cmo anda la respiracin? me pregunt Gretel, en una voz rara a la que me acostumbrara
gradualmente. El traje inclua una modificacin de mi telfono implantado, de tal modo que la
subvocalizacin poda orse por el canal que los heinleinianos usaban para comunicarse traje a traje.
Todava me falta el aire dije.
Cmo?
Repet despacio cada palabra.
Eso es puramente psictico.
Creo que ella quera decir psicosomtico, o tal vez psicolgico. Aunque tal vez psictico fuera la
palabra perfecta. Cmo describir a alguien que confiaba su delicado pellejo a un efecto espacial que,
segn mi leal saber y entender, no tena existencia en el mundo real?
El deseo de respirar era muy real, aunque algn su-presor operaba en mi cerebro anulando esa parte
del sistema nervioso autnomo. Mi cuerpo reciba todo el oxgeno que necesitaba, pero es inquietante
renunciar al hbito de inhalar y exhalar por los pulmones, sobre todo si se ha practicado durante un siglo.
Hasta ahora haba retenido el aliento casi diez minutos. Ansiaba regresar dentro y aspirar a bocanadas.
Quieres regresar dentro?
Me pregunt si habra murmurado. Cuidado con eso. Sacud la cabeza, record que la visin era
difcil y dije que no.
Entonces cgeme la mano dijo ella.

Obedec, y nuestros trajes de campo se fusionaron y sent su mano desnuda en la ma. Si alguna vez
estas cosas salan a la venta, se pondra muy de moda hacer el amor bajo las estrellas.
Pero el traje de campo an no se consigue en las tiendas especializadas.
Sin duda estarn disponibles dentro de algunos aos, dadas las condiciones actuales. Muchos estn
furiosos con los heinleinianos, que no cedieron las patentes al dominio pblico. As se murmura, pero los
murmuradores no ganarn nada con eso. Simplemente no entienden a los heinleinianos. Nada es gratis, y
nadie mejor que ellos para demostrarlo.
Mientras escribo esto, los heinleinianos estn bastante irritados, y no puedo culparlos. Todas las
acusaciones se han retirado, y ya opera la ley de prescripcin. Ya nadie los persigue. Pero hice el solemne
juramento de no revelar sus nombres sin autorizacin, y no me han autorizado, y quiz tengan razn. Dgase
lo que se diga de mis informaciones periodsticas, jams he revelado una fuente y jams lo har. As que
llamar Gretel a la nia, y usar nombres falsos para todas las personas que conoc cuando segu las
migajas y entr en el espejo perfecto.
He prometido no mentir, pero de aqu en adelante no dir toda la verdad. He retocado algunos datos
para proteger a personas que no tienen motivos para confiar en las autoridades, pero confiaron en m y
descubrieron... Pero me estoy adelantando.
La hilera de migajas conduca al ptreo oleaje de escombros que lama el pie de la Heinlein. Al
principio pareca que desaparecan en una pared, pero descubr que poda pasar si me agachaba.
Por suerte llevaba a Winston con una correa, porque l tironeaba para internarse en la pila, y quin
sabe si lo hubiera encontrado. Apunt la linterna debajo de ese alero que pareca ser la parte trasera de un
viejo vehculo y vi que era posible entrar a rastras. Sin las migajas no lo hubiera intentado, pues ya vea
cuatro direcciones posibles. Pero entr, preguntndome cuan estable sera esa pila en caso de que rozara
algo.
A poca distancia comprend que era un sendero. Al principio era roca desnuda. Pronto hubo un suelo
de paneles de plstico desechados. Avanc con cautela, pero pareca firme. Cada panel estaba soldado a los
desechos ms macizos de la pila. Adems, mirando al borde del camino, vi que ya no haba suelo. Mi
linterna alumbraba una empinada ladera de desechos. Si hubiera habido aire, tal vez habra arrojado una
moneda o algo parecido. Intua que la oira tintinear por largo tiempo.
Durante un rato pis cuidadosamente cada panel, pero todos estaban firmes, y decid que me portaba
como una tonta. Era evidente que ese sendero se usaba con frecuencia, y pareca bastante resistente a pesar
de su improvisado origen. Apuntando la linterna hacia arriba, comprend que haban abierto el tnel con
una mquina perforadora. Era cilindrico, y haba muchos desechos incinerados o cortados; descubr
bordes rebanados de vigas de metal en ambos lados del tnel, como si hubieran cercenado los tramos
centrales. Al principio no lo haba visto como un cilindro porque las paredes eran abrumadoramente
barrocas y no estaban cubiertas como en Ciudad Rey.
En poco tiempo llegu a una hilera de luces colgadas al azar en el lado izquierdo del tnel. Y poco
despus vi una mujer que se acercaba. Apunt mi linterna, y ella apunt la suya, y vi que tambin estaba
encinta y llevaba un bulldog con una correa, lo cual pareca una coincidencia excesiva.
Winston no comprendi. Arremeti como de costumbre, para saludar a un nuevo amigo o para
hacer picadillo a un enemigo. O el ruido del choque por la radio del traje. Winston cay sentado, sin surtir
un efecto visible sobre el espejo perfecto.
Lo mismo digo de m, aunque hice todas las cosas ftiles que hace la gente en las narraciones sobre
humanos que encuentran objetos aliengenas: arrojar piedras, blandir un garrote improvisado, patear.
No dej el menor rasguo. (Seor presidente, es mi cientfica opinin que el platillo est fabricado con
una aleacin desconocida en la Tierra.) Habra probado con fuego, electricidad, rayos lser y armas
atmicas, pero no las tena a mano. Tal vez los rayos lser no fueran la mejor idea.
Aguard, preguntndome si la nia me miraba y se rea a mis expensas, segura de que me haba
llevado hasta ah para desorientarme, y al instante la superficie del espejo se hinch y se convirti en un
rostro humano. El rostro sonri, y luego apareci el resto del cuerpo. Al principio pens que avanzaba,
pero en realidad el espejo retroceda y el campo se formaba en torno del cuerpo mientras ella permaneca
de pie.
El espejo retrocedi tres metros, y ella me llam con una sea. Fui hacia ella, y me hizo gestos
que no entend. Al fin comprend que deba aferrarme de una barra sujeta a la pared. Lo hice, y la nia se
agazap y abraz a Winston, que pareca contento de verla. O un estruendo y algo se hundi en m. Vi
un remolino de polvo y basura, tal vez una neblina. El espejo perfecto ya no estaba en el mismo sitio y el
corredor haba cambiado. Mir en torno y vi que las paredes estaban revestidas con el mismo espejo, y la
chata superficie se haba transformado a mis espaldas. Una cmara de presin dotada de dramatismo.
Gretel permaneci unos segundos ms envuelta en la distorsin, luego el traje de campo se
esfum y ella se convirti en la desnuda nia de diez aos que durante tanto tiempo haba recorrido mis

sueos. Me estaba diciendo algo. Sacud la cabeza, ech un vistazo a las lecturas de temperatura y
presin externas por puro hbito, pues vea y oa que el aire estaba bien antes de quitarme el casco.
Ante todo dijo Gretel, debes prometer que no se lo contars a mi padre.
Que no le contar qu?
Que me viste en la superficie sin el traje. No le gusta que haga eso.
A m tampoco me gustara. Por qu lo haces?
Debes prometerlo, o irte a casa.
Lo promet. Habra hecho cualquier promesa con tal de entrar en ese tnel. E incluso la habra
cumplido. Personalmente, no considero que una promesa hecha a una nia de diez aos deba cumplirse
si atae a una cuestin de seguridad, pero cumplira sta si poda.
Tena mil preguntas, pero no saba cmo hacerlas. Soy buena para las entrevistas, pero se requiere
otra tcnica para obtener respuestas de una nia. No sera problema el problema con Gretel era cmo
hacerla callar, pero en ese momento no lo saba. En ese momento estaba en cuclillas, sacndole el
casco a Wins-ton, as que mir y esper. Liz juraba que Winston nunca morda a la gente a menos que se
lo ordenaran, y esper que fuera cierto.
Una vez ms Winston cumpli con mis expectativas. La salud como a una amiga perdida,
tumbndola para lamerle la cara y hacerle cosquillas. Entre ambas le quitamos el resto del traje.
Tambin puedes quitarte el tuyo dijo Gretel.
Es seguro?
Pudiste preguntar antes de quitarle el casco al perro.
Tena razn. Empec a quitarme el traje.
Me has hecho sudar bastante dije.
Tard en convencer a mi padre de que debamos dejarte entrar. Pero nunca me apuro en esas
cosas, de cualquier modo. Te hace bien esperar.
Por qu cambi de parecer?
Por m. Siempre lo consigo. Pero no fue fcil, tratndose de una periodista.
Un ao atrs me habra sorprendido. Cuando se trabaja para un padloide no se tiene una cara tan
conocida como los reporteros de televisin. Pero los hechos recientes haban cambiado eso. Ya no habra
trabajos de incgnito para m.
A tu padre no le gustan los reporteros?
No le gusta la publicidad. Cuando hables con l, tendrs que prometerle que no usars nada para
una noticia.
No s si puedo prometerlo.
Claro que puedes. De cualquier modo, es cosa vuestra.
Echamos a andar por el corredor redondo y espejado. Cuando llegamos a otra pared espejada
como la del principio, Gretel no redujo la velocidad sino que continu la marcha. Cuando ella estaba a
un metro de distancia, la pared se desvaneci y revel otro largo tramo de tnel. Mir hacia atrs y lo vi.
Sencillo y eficaz. Los tneles estaban revestidos con el campo, y estas barreras de seguridad estaban
repartidas a lo largo del camino. Esa nueva tecnologa revolucionara las tcnicas lunares de
construccin.
Me desviva por hacerle preguntas, pero no era el momento oportuno. Estaba all como resultado
del capricho de una nia, y era conveniente averiguar qu opinaba de m, granjearme su simpata.
Bien... dije. Te gustaron los juguetes?
Qu va contest. Un comienzo poco auspicioso. Estoy crecida para eso.
Qu edad tienes? Siempre estaba la posibilidad de que hubiera juzgado mal su apariencia. Bien
poda ser mayor que yo.
Tengo once, pero soy precoz. Todos lo dicen.
Sobre todo pap?
Sonri picaramente.
Nunca pap. l dice que soy la demostracin ambulante de que debera haber control de
natalidad retroactivo. Est bien, me gustaron los juguetes, pero prefiero considerarlos encantadoras
antigedades. Sobre todo me gust el perro. Cmo se llama?
Winston. Por eso convenciste a tu padre de que me dejara entrar?
No. Me sera fcil conseguir un perro.
Entonces no entiendo. Me esforc tanto para captar tu inters...

De veras? Increble. Demonios, Hildy, te habra invitado a entrar si tan slo te hubieras
sentado all fuera.
Porqu?
Dio media vuelta y puso una cara que me adelant la respuesta. Era una cara que yo conoca muy
bien.
Porque trabajas para El Pezn. Es mi padloide favorito. Cuntame, cmo era Silvio realmente?
La mayora de mis conversaciones con Gretel siempre llegaban a Silvio tarde o temprano,
habitualmente despus de largos y reverentes desvos por el sotobosque de celebridades de los actuales
dolos pre-pubescentes de la televisin y la msica. Yo haba entrevistado a Silvio tres veces, haba asistido
una veintena de veces a celebraciones donde l estaba presente, haba cambiado algunas frases con l en
esas circunstancias. Eso era todo, pero no importaba. Era oro para Gretel, ms deslumbrada por los astros
que la mayora de las nias de su edad. Absorba cada una de mis palabras.
Desde luego, invent bastante. Si poda hacerlo por escrito, por qu no ante ella? Y era buen
entrenamiento antes de contarle las intimidades de sus estrellas adolescentes, muchas de las cuales me
resultaban totalmente desconocidas.
Es despreciable mentirle a una niita? Supongo que s, pero haba hecho cosas peores, y a fin de
cuentas no le hice dao. La industria del chisme, cuyas naves insignia son El Pezn y Sin Vueltas, es
moralmente cuestionable en el mejor de los casos, pero es tan vieja que sin duda responde a una necesidad
humana bsica. Ya me he disculpado bastante por ello. La mayor diferencia era que en general mis notas
escritas eran chismes maliciosos. Las historias que le cont a la nia eran agradables. Era un modo de
pagarme el alojamiento. Si Scheheraza-de pudo hacerlo, por qu no Hildy Johnson?
Agradec que ella me cogiera la mano en ese primer paseo por la superficie. Respirar es el placer ms
subestimado de la vida. Lo notamos cuando algo huele bien, lo maldecimos cuando algo apesta, pero en
general ni pensamos en ello. Es tan natural como... veis lo que digo? Para apreciarlo de veras, mantened la
boca y la nariz cerradas durante tres minutos, o el tiempo necesario para llegar al lmite del desmayo. Esa
primera bocanada que nos arranca del umbral de la muerte tiene un sabor inigualablemente dulce, lo juro.
Ahora haced la prueba por treinta minutos.
El oxgeno de mi nuevo pulmn deba alcanzar para ese tiempo, con un margen aproximado de cinco
a siete minutos.
Considralo treinta dij o Aladino cuando lo instal. Eso te mantendr a salvo.
Lo considerar quince repliqu. Tal vez cinco. En ese momento estaba sentada en su
clnica, con el costado izquierdo del pecho abierto, y la fea y griscea masa que hasta ahora haba sido mi
pulmn izquierdo estaba echada en una mesa como una oferta especial del carnicero.
No hables advirti. Estoy trabajando en tu sistema respiratorio. Me enjug una gota de
sangre de la comisura de la boca.
Tal vez uno insist. Aladino cogi el nuevo pulmn, un reluciente objeto metlico con tuberas, y
lo meti en la cavidad del pecho con chasquidos hmedos. Detesto la ciruga.
Lo habra considerado una total novedad de no ser por mis recientes investigaciones en tecnologa del
vaco. Una parte era revolucionaria, pero el resto era la sntesis de cosas desarrolladas y descartadas mucho
tiempo atrs.
Los heinleinianos no eran los primeros en investigar la adaptacin del cuerpo humano a la
superficie lunar. Slo eran los primeros en encontrar una solucin relativamente prctica. El pulmn que
me insert Aladino era ante todo un tubo de aire lleno de oxgeno comprimido. El resto era un
dispositivo de interfaz que permita que el oxgeno pasara directamente a mi corriente sangunea al
tiempo que limpiaba el bixido de carbono. Otros implantes permitan que parte del gas se liberase
mediante nuevas aberturas de mi piel, despidiendo calor. Nada de eso era nuevo; casi todo se haba
experimentado ya en el ao 50.
Pero en el ao 50 no exista el clima para ese invento. El sistema no era prctico. An haba que usar
una prenda para protegerse del calor y del fro, y esa prenda deba proteger de ambas cosas en extremos
jams vistos en la Tierra mientras evitaba el contacto con el vaco, despeda el calor de desecho y
cumpla muchos otros requerimientos. Esos trajes existan; yo haba comprado dos el ao pasado. Eran
una gran mejora sobre los trajes de momia que usaban los primeros exploradores del espacio, pero
operaban sobre los mismos principios. Y operaban mejor que los pulmones artificiales. A fin de cuentas,
si hay que usar traje, qu ventaja tiene un suministro de aire de treinta minutos? Si se planea una larga
estancia en la superficie, hay que cargar el aire en una mochila, tal como hizo Neil Arms-trong.

Y los heinleinianos hacan lo mismo, para estancias ms largas. Pero haban resuelto el problema
de qu hacer con el traje: desactivarlo cuando no se usaba.
Creo que tambin haban resuelto el problema psicolgico de los trajes, es decir el reflejo de pnico
que se senta al no respirar normalmente, pero sospecho que la respuesta era similar a la que aprende un
nio en su primera leccin de natacin. Hazlo varias veces y no tendrs miedo.
Yo lo haba hecho quince minutos y an estaba temblando. Tena palpitaciones, me sudaban las
palmas. O era la de Gretel?
Sudars bastante explic ella cuando le pregunt. Es normal. Esa capa de aire permanece
bastante caliente, aunque no es sofocante. Adems el sudor ayuda a eliminar el calor, tal como lo hace
por dentro.
Me haban dicho que la distancia del traje respecto del cuerpo fluctuaba un milmetro en un ritmo
regular. Eso modificaba considerablemente el volumen, absorbiendo aire de desecho del interior y
lanzndolo al vaco en un movimiento de fuelle. Con l se iba vapor de agua, pero una gran cantidad
goteaba de la piel.
Quisiera regresar ahora le dije, y deb decirlo bien, porque o que ella me responda que s
con toda claridad. Era el mismo circuito que el OC usaba para hablarme en privado, en la poca en que
yo todava le hablaba a l. Aparte del respirador, el suministro de aire, el generador de campo y algunos
conductos, no se haba necesitado mucho para prepararme para el uso del traje. En parte era porque mi
cuerpo ya estaba plagado de circuitos, como seal el OC en mis contactos de interfaz directa. Haban
hecho algunos ajustes a mis tmpanos para impedir que me dolieran con los cambios de presin, y haban
aadido un visor interno para que al cerrar los ojos o pestaear yo viera las cifras concernientes a la
temperatura del cuerpo, el suministro de aire y dems. Haba alarmas para diversas situaciones, y yo
esperaba no orlas nunca. El manejo del traje consista principalmente en usarlo, y una buena parte se
usaba por dentro.
La cmara de presin por donde yo haba entrado en ese refugio secreto era slo para objetos
inanimados o gente que usaba objetos inanimados, como mi viejo traje. Si alguien llevaba un traje de
campo, entraba en la pared espejada y el traje se fusionaba con ella, como una gota de mercurio cayendo
en un estanque de azogue. Era el nico modo de atravesar una barrera de campo cero, aparte de
desactivarla. Eran totalmente reflexivas por ambos lados. Nada las atravesaba, ni el aire, ni las balas, ni la
luz, ni el calor, ni las ondas de radio ni los heutrinos. Nada.
Bien, la gravedad las atravesaba, por motivos que soy incapaz de entender. Pero no las atravesaba el
magnetismo, y Merln estaba trabajando en el tema de la gravedad. Las investigaciones an continan.
Antes de que Gretel y yo pasramos, vi que parte de la pared espejada se converta en un rostro.
Era el nico modo de ver a travs de la pared, apoyar la cara, y aun a eso costaba acostumbrarse. Gretel y
su hermano Hansel de qu otro modo llamarlo? lo hacan tan naturalmente como yo vuelvo la
cabeza para mirar por una ventana. Yo tena que tragar saliva varas veces porque cada reflejo me deca que
me estrellara la nariz contra ese reflejo mo.
Pero esta vez no tuve inconvenientes, pues ansiaba regresar al otro lado del espejo. Estaba corriendo
cuando choqu con l. Y desde luego no tuve la sensacin de chocar con nada. Mi traje se desvaneci al
atravesar el campo ms grande y yo, que me haba preparado para un impacto, actu como si esquivara
un obstculo inexistente y bail como si el suelo estuviera alfombrado de cscaras de banana, evitando por
poco una cada que habra dado envidia a un comediante del cine mudo.
Antes de reros, intentadlo.
Gretel afirmaba que poda distinguir el rostro de la gente cuando estaba cubierta con un traje de
campo cero. Supongo que sera posible si uno se cri de ese modo; para m eran como mscaras
cromadas, y tal vez lo fueran por un largo tiempo. Pero deduje que era Hansel el que asom el rostro,
pues ah lo habamos dejado, cuidando a Winston, y fue l quien me salud despus de mi viaje
inaugural con el nuevo traje. Hansel era un chico de quince aos, alto, desmaado y tmido, con un
mechn de cabello rubio semejante al de la hermana y una mirada que sin duda heredaba del padre. Yo le
vea ojillos de cientfico loco, como si ansiara partirte en pedazos para ver cmo funcionabas, slo que
tendra la cortesa de pedir permiso. Me apresuro a aadir que te hubiera montado de nuevo, o al menos lo
intentara, aunque quiz sus aptitudes no siempre estuvieran a la altura del intento. Tambin heredaba eso
del padre. Yo ignoraba de dnde vena la timidez. No era herencia paterna.
Acabo de recibir una llamada de la granja dijo Hansel. Libby dice que la yegua palomina
est por parir.
Yo tambin la recibdijo Gretel. Vamos.
Se pusieron en marcha mientras yo recobraba el aliento. Haca tiempo que no caminaba con nios,
pero no me atreva a perderlos de vista. No saba si podra regresar por mi cuenta a la Heinlein. Parece
improbable, verdad? Los lunarianos nos creemos expertos en recorrer laberintos tridimensionales. Pero
los laberintos de Ciudad Rey suelen ser de dos tipos: o nacen en una plaza central, con calles anulares, o

forman una cuadrcula de norte a sur, de arriba abajo. Los senderos del basurero Delambre parecen una
bandeja de espa-guetis. Dos das en Delambre mandaran a cualquier urbanista a una celda acolchada. Es
un lugar que creci a tontas y a locas.
Los senderos por donde ahora corra se haban construido con simples, prosaicas y obsoletas
mquinas perforadoras, otra cosa en la cual los lunarianos son expertos. Habitualmente perforaban
roca, pero la estratigrafa del tecnobasural de Delambre no les presentaban problemas, pues sus haces
lser atravesaban cualquier cosa. Los heinleinianos tenan una docena de esas mquinas. Las haban
encontrado all, las haban reparado y al parecer las haban dejado avanzar a su antojo. Quiz no fuera
para tanto, pero cualquiera que tratara de encontrar razn o sentido en esos senderos llegaba a la
conclusin de que una lombriz lo habra planificado mejor.
Una vez que se abran los tneles, cuadrillas humanas instalaban el suelo con los paneles de plstico
que hubiera a mano. Como esos paneles haban sido un artculo bsico de construccin durante ms de un
siglo, no eran difciles de encontrar. El ltimo paso consista en colocar una unidad de aire cada cien
metros. Estas unidades contenan un generador de campo cero, con paneles lgicos que operaban los
sistemas de cierre de ambos lados, un gran recipiente de aire mantenido semanalmente por autobots, y un
cable que llegaba a un panel solar que estaba encima de la pila de basura para suministrar energa a todo
el equipo. Cuando alguien tena ganas, instalaba cables de alumbrado y calefaccin en el techo del tnel,
pero se consideraba un lujo, y no los haba en todos los tramos.
En ese viejo y cansado planeta nunca se haba visto un sistema ms chapucero para impedir las
fugas de aire, y nadie que tuviera un mnimo de cerebro le hubiera confiado su nico y precioso cuerpo
por una fraccin de segundo. Y con buenos motivos: los fallos eran frecuentes, las reparaciones eran
lentas.
A los heinleinianos no les importaba. Si un tramo de tnel se derrumbaba, el traje se activaba y
haba tiempo de sobra para llegar al tramo siguiente. El vaco no les preocupaba demasiado.
Era un viaje extrao, lo cual me daba otra razn para mantenerme cerca de los nios. Ambos
llevaban linternas, que eran casi obligatorias en los tneles, y yo haba olvidado la ma, as que procuraba
no perder de vista sus haces fluctuantes. Claro que poda llamarlos si me perda, pero estaba decidida a
no perderme. Los nios quieren divertirse, y no es divertido esperar a alguien que se pierde en un tnel.
Hacerme fama de tonta no sera un buen modo de congraciarme con ellos.
Haca tanto fro que me castaeteaban los dientes; mi traje se activ automticamente y antes de
salir de la oscuridad sent calor de nuevo. Winston mir hacia atrs y ladr. An usaba su viejo traje, y
Hansel llevaba el casco. Me haban pedido que le dejara instalarle un traje de campo, pero yo no saba
cmo explicrselo a Liz.
La primera vez que los nios me llevaron a la granja, esperaba ver una plantacin hidropnica o de
tierra similar a aquellas cuya existencia los lunarianos conocen pero que slo encontraran consultando
una gua, pues nunca las han visto. Yo haba estado en una mucho tiempo atrs, cuando cubra una noticia
he visitado casi todos los sitios en un siglo, y debo aclarar que son aburridas. Una prdida de
tiempo. Trtese de maz, patatas o gallinas, slo se ven casetas bajas con incesantes filas de jaulas,
pesebres, surcos o bebederos. Las mquinas desplazan comida o nutrientes, se llevan los desperdicios,
cosechan el producto final. La mayora de los animales se cran bajo tierra, la mayora de las plantas en la
superficie, bajo techos de plstico. Todo se mantiene lejos de la civilizacin y rara vez se menciona, pues
la mayora de nosotros no soporta pensar que comemos cosas que crecieron en la tierra, o que en un
tiempo cacareaban, gruan y defecaban.
Yo esperaba una fbrica de comida, aunque construida segn los patrones hemleimanos que una
vez me describi Aladino: Catica, aparatosa e insegura. Ms tarde vi una granja de ese tipo, pero no la
que perteneca a Hansel y Gretel y su mejor amigo, Libby. Una vez ms olvidaba que estaba tratando con
nios.
La granja se encontraba detrs de una gran compuerta de la vieja Heinlein que deca COMEDOR #
1. Dentro haban juntado varias mesas y las haban soldado para formar plataformas. Las haban llenado
de tierra y haban plantado hierbas mutantes y rboles bon-sai. Haba caminos de tierra, una red
ferroviaria, casas de muecas, establos de muecas y ciudades de muecas en escalas incongruentes.
Abarcaba cien metros por cincuenta, y aqu los nios criaban sus minicaballos y otras criaturas. Muchas
otras criaturas.
Siendo cosa de nios, y nios hemleimanos, no era del todo perfecta. Se haban olvidado de
dotarla con buenos desages, de modo que la erosin afectaba muchas zonas. El ambicioso proyecto de
crear montaas contra la pared haba quedado inconcluso, y desnudas esteras de plstico mostraban el
esqueleto de lo que habra sido una cordillera si no se hubieran quedado sin entusiasmo y sin yeso.
Pero si se omitan ciertos detalles, estaba bastante bien. Y el olor era convincente. En cuanto
traspona la puerta, uno saba que estaba en un sitio donde caballos y vacas merodeaban libremente.

Libby nos llam desde uno de los establos, as que entramos en una plataforma por una puerta
giratoria. Yo caminaba con cuidado, temiendo pisar un rbol o un caballo. Cuando llegu, los tres
estaban de rodillas junto al establo pintado de rojo. Haban levantado la tapa de arriba y miraban la
yegua tendida de costado en un lecho de paja.
Mirad! Est asomando! chill Gretel. Mir, y luego desvi los ojos y me sent junto al establo,
tumbando un tramo de cerca de ferrocarril. La cerca estaba de adorno, de todos modos, pues las vacas y
caballos brincaban sobre ella como saltamontes. Agach la cabeza y me convenc de que me pondra bien.
Quiz.
Algn problema, Hildy? pregunt Libby. Sent su mano en el hombro e hice un esfuerzo
para mirarlo y sonrer. Era un pelirrojo de casi dieciocho aos, an ms enclenque que Hansel, y estaba
prendado de m. Le palme la mano y le dije que estaba bien y l volvi a atender sus animalillos.
No soy tan quisquillosa, pero tuve esos arrebatos durante mi preez. Me faltaba un mes, y era
demasiado tarde para arrepentirme. Jams olvidara esa experiencia. Cuando te despiertas a las tres de la
madrugada desesperada por comer ostras revestidas de chocolate, no puedes olvidarlo. Cuando la
sensacin se repite por la maana, tambin es difcil quitrtelo de la cabeza.
Estaba un poco preocupada por mi atencin prenatal. Haba un problema, pues no poda asistir a
una clnica de Ciudad Rey sin que los mdicos notaran mi heterodoxo pulmn izquierdo. Los
heinleinianos tenan algunos mdicos, y la doctora a quien yo vea me dijo que no haba de qu
preocuparse. Una parte de m le crea, pero otra parte de muna parte nueva que slo entonces
empezaba a comprender, la madre paranoica se negaba a creerle. Ella no se sorprenda y procuraba
tranquilizarme.
Es verdad que el material de que dispongo no est tan actualizado como el de Ciudad Rey
me haba dicho. Pero tampoco hablamos de trepanacin y sangras. Lo cierto es que va muy bien y
podra sacarlo a mano si fuera necesario, con slo agua limpia y guantes de goma. Te ver una vez por
semana y te garantizo que localizar al instante cualquier complicacin. Puedo sacarlo y meterlo en una
probeta, si quieres. Lo conservar en mi consultorio, y le enchufar tantas mquinas como sean necesarias
para que te sientas mejor.
Comprend que solamente quera serenarme, pero pens en ello. Luego respond que no, que
estaba dispuesta a resistir hasta el final, ya que haba llegado hasta all, y que comprenda que me portaba
como una tonta.
Gajes del oficio dijo ella. Tienes cambios de nimo, impulsos irracionales, apetitos. Si se
pone muy feo, tambin puedo ayudarte con eso. Tal vez era slo una reaccin a las manipulaciones
del OC, pero rechac los estabilizadores de nimo. No me gustaban los vaivenes, y no soy masoquista,
pero si quieres hacer esto, Hildy, me dije, debes averiguar en qu consiste. De lo contrario ser mejor que
te limites a leer sobre el asunto.
Pero la verdadera fuente de mi nerviosismo era tan boba como una fuente de pepinillos con helado.
Como todava viva en Tejas, tambin haba visto a Ned Pep-per una vez por semana. En principio era
para evitar que l y otros tuvieran sospechas, pero tambin porque lo encontraba extraamente
tranquilizador.
Aunque nadie daba un comino por sus conocimientos o aptitudes, la mayora de la gente lo
consideraba un excelente mdico de diagnstico. Si hubiera nacido en una poca ms sencilla se habra
ganado un gran prestigio. Y...
Hildy me dijo Pepper, tocndose los labios con el estetoscopio, no quiero alarmarte, pero
algo en esta preez me pone tan nervioso como la masturbacin de un zorrino. Bebi otro sorbo y se
levant tambaleando mientras yo me cubra las piernas con la falda. Era la nica razn por la cual poda
acudir a l y no al matasanos de Ciudad Rey; un examen ginecolgico en Tejas Oeste apenas te
desarreglaba la ropa. El mdico meta ese fro disco metlico bajo mi camisa y escuchaba mi corazn y el
del feto, me palpaba la espalda y el vientre, me tomaba la temperatura del cuerpo con un termmetro de
vidrio, me peda que apoyara los pies en unos estribos. Tena un reluciente espculo de bronce que se
mora por probar, pero yo no le permita tanto. Simplemente lo dejaba mirar y jugar al doctor y ambos
nos bamos a casa contentos. Pero a qu vena ese nerviosismo? l no tena derecho a estar nervioso. Y
menos a decrmelo. Pareci comprenderlo en cuanto el sorbo de whisky barato le lleg al vientre.
Supongo que adems recibes verdadera atencin mdica coment tmidamente. Respond que
s y l cabece e hizo chasquear sus tirantes. Pues entonces no te preocupes. Tal vez el beb salga
montando un potro y jugando al pquer. Igual que su madre.
Esa frase bast para preocuparme. Creedme, estar encinta es una gran locura.
Cuando hube superado la nusea, me levant y vi que estaba sentada en el gallinero. Tena
armazn de acero, pero mi peso haba aflojado muchas falsas tejas de madera pegadas a los costados. Un

gallo del tamao de un ratn protestaba contra esta intrusin picotendome los pies. Varias gallinas lo
alentaban desde dentro.
El potrillo tardara en mantenerse en pie por s solo, pero el espectculo ya haba terminado.
Hansel, Gretel y Libby continuaron con otras tareas. Yo me qued un poco ms, compadecindome de
la yegua, que me mir como diciendo pronto te llegar el turno. Acarici al recin nacido con el dedo, y
la madre trat de morderme la mano. No la culp. Me levant, me sacud el polvo de las rodillas y me
encamin hacia la casa.
Saba que la tapa de la casa tena goznes, pues haba visto que los nios la levantaban. Pero esos
animales an me despertaban tantos sentimientos ambiguos que me negu a hacerlo. Me agach y agit la
campanilla. Al instante uno de los monigotes machos sali y me mir como esperando un regalo.
Si los minicaballos, las minivacas y las miniaves equivalan a bombas de mano en su escala de
ilegalidad explosiva, los monigotes equivalan a diez cartuchos de dinamita. Eran gente pequea, con no
ms de veinte centmetros de altura.
Los nios haban acertado con el nombre. No eran seres humanos adultos en escala pequea. En
un esfuerzo para hacerlos ms listos, Libby les haba dado cerebros ms grandes, y cabezas ms grandes.
Un razonamiento totalmente cuerdo, tratndose de un nio. Y quiz tuviera razn, por lo que yo saba.
Pero aunque l me asegur que la generacin actual era mucho ms inteligente que las dos anteriores, no
eran ms listos que muchos monos.
No eran humanos, aclarmoslo desde un principio. Pero contenan genes humanos, y eso est
estrictamente prohibido en Luna, por leyes que tienen doscientos aos. En mi infancia yo no tena esos
escalofriantes muequitos para montarlos en mi minicaballo. Nadie los tena. No, eran resultado de la
joven e inquisitiva mente de Libby, nada ms.
Si uno superaba el horror que cualquier lunariano sentira al ver esas criaturas por primera vez,
eran bastante simpticas. Sonrean mucho, y estaban ansiosas de cogerte un dedo con sus manilas. Muchas
decan un par de palabras, como Caramelo y Hola. Algunas formaban frases rudimentarias. Tal vez
pudieran aprender otras cosas, pero los nios no se tomaban el tiempo de ensearles. Aunque tenan
manos, no saban usar herramientas. Insisto: los monigotes no eran gente pequea, aunque fueran
simpticos.
Lo cierto es que me causaban escalofros. Eran fetiches malignos. Eran el fruto prohibido del
rbol de la Ciencia. Eran brujas, y las brujas deben arder.
Qu diablos, no saba qu pensar de esas criaturas. Por una parte, los heinleinianos me atraan
porque hacan cosas que nadie ms haca. Pero al margen de toda racionalizacin lgica, por qu tenan
que hacer eso?
Mientras me lo preguntaba por ensima vez, alguien se acerc y alz la tapa de la casa. Mir
dentro, y ambos fruncimos el entrecejo. El interior estaba amueblado con pequeas sillas y camas, las
primeras volcadas y las segundas desocupadas. Media docena de monigotes se acurrucaban aqu y all,
durmiendo donde les daba la gana, y haba pilas de otras cosas donde otras ganas los haban
sorprendido. Eso reforzaba mi conviccin de que no eran gente pequea. Tambin me evocaba
espeluznantes pelculas documentales del siglo veinte acerca de asilos para locos y retardados.
El hombre baj la tapa, mir en torno y llam a gritos a sus hijos, que dejaron de jugar con sus
cochecitos de carrera y se acercaron con aire culpable.
Os he dicho que si no podis mantener limpias vuestras mascotas, no podis tenerlas dijo.
bamos a limpiarlas, pap dijo Hansel. En cuanto terminramos la carrera. Verdad Hildy?
El pequeo bastardo. Temiendo que esos mocosos precoces pudieran someterme a nuevos
sufrimientos, dije diplomticamente:
Sin duda lo habran hecho.
Lo dije porque no estaba dispuesta a mentirle al hombre que tena al lado, padre de Hansel y Gretel, el
hombre de cuya buena voluntad dependa mi presencia entre los heinleinianos.
Es el hombre a quien los medios siempre han liamado Merln, pues nunca revel su nombre verdadero.
Ni siquiera yo estoy segura de conocer ese nombre, y creo que ahora confa en m, relativamente hablando. Pero
no me gusta el nombre Merln, as que en este relato lo denominar seor Smith. Valentine Michael Smith.

22
POLTICA

El seor V. M. Smith, lder de los heinleinianos, era un hombre alto, toscamente guapo al estilo de
nuestras ms viriles estrellas de cine, con dientes blancos, uniformes y relucientes y ojos azules que
irradiaban sabidura y compasin.
Alto, he dicho? Qu va, era un muchacho encogido. O tal vez fuera de estatura media. Pensndolo
bien, quiz tuviera cabello oscuro y rizado. Era feo, con una sonrisa de dientes desiguales, como un cerdo
muerto al sol. Caray, tal vez era calvo.
Ni siquiera puedo jurar que fuera varn.
Ahora ya no lo acosan tanto, pero l (o ella) piensa de otra manera, as que ni siquiera dar una
descripcin. Mis retratos de los dems heinleinianos, nios incluidos, son deliberadamente vagos y
desorientadores. Para imaginarlo, amigos, haced como yo cuando leo una novela: escoged una cara
famosa y fingid que tiene ese aspecto. O preparad vuestra propia combinacin. Pensad en un joven
Einstein, con cabello desmelenado y expresin de asombro. No sera as, pero juro que sus ojos tenan cierta
expresin, como si el universo fuera un sitio mucho ms extrao de lo que l haba imaginado.
Y en cuanto al liderazgo de los heinleinianos... si tenan un lder, era l. Smith haba hecho posible
esa vida aislada con sus investigaciones en ciencias olvidadas. Pero los heinleinianos eran gente
independiente. No acudan a las reuniones de ciudadanos, no figuraban en las listas de los clubes de
servicios, ni siquiera pensaban muy bien de la democracia. La democracia, me dijo uno de ellos, significa
que debes hacer lo que decide la mayora de esos malditos mequetrefes. Ello no significa que favorecieran la
dictadura (debes hacer lo que decide un maldito mequetrefe, op. cit.). No, ellos slo queran (por citar una
vez ms a mi filsofo hemlemiano) olvidarse de todos los malditos mequetrefes y hacer lo que les vena en
gana.
Es un modo de vida peligroso en una sociedad totalmente urbanizada, y puede terminar en la crcel
(donde viva una alarmante cantidad de heinleinianos). Para vivir as hace falta espacio. Hace falta Tejas, y
me refiero a la verdadera Tejas, antes de la llegada del caballo de hierro, antes de los mexicanos, antes de los
espaoles. Demonios, tal vez antes de los indios. Hace falta el Continente Negro, las fuentes del Amazonas,
el Polo Sur, la barrera del sonido, el Everest, las Siete Ciudades Perdidas. Lugares agrestes, inexplorados, no
la estpida y vieja Luna. Hace falta espacio y aventura.
Muchos heinleinianos haban vivido en disneylan-dias, y algunos an los preferan a nuestros
hormigueros urbanos. Pero pronto descubran que eran fronteras de j uguete. El cinturn de asteroides y los
planetas exteriores tenan altas concentraciones de estos disconformes excntricos, pero haca tiempo que
esos lugares ya no representaban un autntico reto para la humanidad. Muchos capitanes de naves eran
heinleinianos, y muchos mineros solitarios. Ninguno de ellos era feliz tal vez esa clase de persona nunca
pueda ser feliz pero al menos estaban lejos de las masas humanas y eran menos propensos a meterse en
problemas ante cualquier insulto, como una bocanada de mal aliento o una risa inoportuna.
Pero no quiero ser injusta. Aunque entre ellos haba muchos antisociales recalcitrantes, la mayora
haban aprendido a convivir en grupo, a tragarse las ingratitudes de la vida cotidiana, las mil pequeas cosas
que debemos soportar todos los das. As es la civilizacin. Las necesidades y los sueos deben someterse al
bien comn, y todos lo hacemos. Algunos lo hacemos tan bien que olvidamos que alguna vez tuvimos
sueos de aventura. Los heinleinianos no lo hacan bien. An recordaban. An soaban.
En Luna, con esos sueos y cinco cntimos se consigue una taza de caf. Los heinleinianos se
resignaron, hasta que lleg el seor Smith para convencerlos de que los cuentos de hadas se pueden
concretar si uno confa en su buena estrella.
Segu a Smith fuera de la granja, donde sus hijos y Libby se quedaron trabajando para limpiar la
casa de los monigotes. Estbamos en uno de los largos pasillos de la R. A. Heinlein, algunos de los cuales

estaban revestidos con el plateado campo de fuerza. Estaba por seguirle cuando me acord de Winston.
Asom la cabeza, cog su casco y silb, y l sali de abajo de las mesas. Se lama los labios y tena gotas de
sangre alrededor de la boca.
De nuevo has comido caballos? le pregunt. Winston se relami el hocico. Saba que no
deba subirse a las mesas, pero siempre haba minicaballos que cometan la tontera de saltar y l los
consideraba su presa. No s qu pensaban los nios de esta cacera, pues no s si saban algo. Yo no se
lo haba contado. Pero s que Winston se estaba cebando con carne de caballo.
Pens que tendra que apresurarme para alcanzar a Smith, pero vi que l se haba detenido para
esperarme.
Conque an no se ha largado, en? dijo. S, seor, mi reputacin en la vieja R. A. H. era
inmejorable.
Simplemente amo a los nios.
Se ech a rer. Slo lo haba visto tres veces y no habamos hablado mucho en esas ocasiones,
pero era una de esas personas que saben evaluar a los dems a primera vista. La mayora presumimos de
tener ese talento, pero l lo tena de veras.
S que no son fciles de amar. Tal vez no los amara tanto si lo fueran. Era una frase muy
heinleiniana; esta gente hace un culto de la perversidad.
Est diciendo que slo un padre los amara?
O una madre.
Con eso contaba dije, palmendome el vientre.
Lo amar de inmediato, o lo ahogar.
Seguimos caminando un rato en silencio. De vez en cuando una cmara de campo cero
desapareca ante nosotros y reapareca a nuestras espaldas. Todo automtico, y slo para los que tenan
trajes de campo instalados.
Esta gente no se esmeraba ms de la cuenta en sus tareas de ingeniera porque contaba con este
maravilloso sistema de seguridad. Os aseguro que ser revolucionario.
Tengo la sensacin de que usted no lo aprueba dijo al fin.
Qu? Sus hijos? Oiga, yo slo...
Lo que hacen.
Bien, Winston s lo aprueba. Creo que se ha comido la mitad del ganado.
Pens deprisa. Quera aprender ms de ese hombre, y criticar a sus hijos y su estilo de vida no
era el camino ms acertado. Pero saba que no le gustaban las mentiras, que era hbil para detectarlas, y
aunque mi carrera de periodista me haba convertido en una embustera de primera, no saba si con l
me resultara. Y no saba si quera. Esperaba haber superado esa etapa. En vez de responder a su
pregunta, dije otra cosa, una tcnica con la cual est familiarizado cualquier periodista o poltico.
Y al parecer dio resultado. Smith gru y acarici el feo hocico de Winston. Una vez ms el
perro supo comportarse. No le arranc la mano de un tarascn. Tal vez an estaba digiriendo el
caballito.
Llegamos a una puerta que deca sala de mquinas, y Smith me hizo entrar. En esa sala era
posible lanzar una pelota de golf sin acertarle a ninguna pared, u organizar una carrera de vehculos
medianos. Estaba por verse si una nave estelar del tamao de la Heinlein era un proyecto viable, pero
frente a m haba indicios de que alguien lo estaba intentando.
La mayor parte de la cavernosa sala estaba llena de estructuras cuya descripcin precisa librar a
vuestra imaginacin, pues la sala de mquinas de la Heinlein es un secreto celosamente guardado y sin
duda lo ser hasta mucho despus que esa cosa est en funcionamiento. Slo dir que todo lo que
imaginis estar muy lejos de la realidad. Es inesperado y sorprendente, como abrir el cap de un
vehculo y descubrir que est impulsado por mil ratones que lamen mil ejes de cigeal, o por el poder
moral de la virginidad. Y aunque yo apenas lograba identificar una tuerca en ese arrumbamiento, todo
tena ese aire de ingeniera heinleiniana, donde nada es mejor de lo necesario. Tal vez logren mayor
estilizacin si superan la etapa de prototipo, pero por el momento se limitan a martillear lo que no se
dobla. Las cajas de herramientas de los heinleinianos deben estar llenas de goma de mascar y alfileres
de gancho.
Y s, caros amigos y lectores, planeaban lanzar esa mole al espacio interestelar. Es una primicia.
Sin embargo, no planeaban hacerlo escupiendo una ristra interminable de bombas nucleares por la
popa. Los principios del funcionamiento an son informacin reservada, pero puedo decir que era una
variante tecnolgica de la matemtica que haba generado el campo cero. Puedo decirlo porque slo
Smith y un puado de personas saben qu es esa tecnologa.

Bastar con imaginar ese viejo cacharro atado a una yunta de cisnes gigantescos.
Como puede ver dijo Smith mientras subamos por una desvencijada escalera de metal, han
fratulado la etapa primaria del desjulador osmosifraccionante. Y los tos que ractatan el colidendro dicen
que estar funcionando dentro de tres das.
No estoy hablando en clave. Habra escrito exactamente lo que l dijo, si pudiera recordarlo, y se
comprendera exactamente lo mismo: un rbano. A Smith no le importaba si su pblico le segua el tren.
Siempre empleaba su jerigonza aunque nadie entendiera un comino. A veces pareca que eso le ayudaba a
pensar en voz alta. A veces pareca que se pavoneaba. Tal vez hubiera un poco de ambas cosas.
Pero no puedo abandonar el tema del impulso interestelar sin mencionar la nica vez que intent
expresarlo en forma accesible para un lego. Me qued grabada en la memoria, tal vez porque Smith tena el
don de hacer rimar lego con retardado.
Bsicamente existen tres estados de la materia haba dicho. Yo las llamo chifladura,
dogmatismo y perversidad. El universo de nuestra experiencia est compuesto casi ntegramente por
materia dogmtica, al igual que la mayor parte de lo que llamamos materia en contraste con
antimateria, aunque la materia dogmtica incluye ambos tipos. Muy de vez en cuando obtenemos
pruebas sobre la existencia de alguna materia perversa. Pero cuando uno se interna en la esfera de la
chifladura, hay que andar con los ojos abiertos.
Lo he sabido toda la vida le haba respondido yo.
Ah, pero hay tantas posibilidades! dijo l, sealando las mquinas que cobraban forma en la
sala de mquinas de la Heinlein.
Y eso haca ahora, iniciando una de esas transiciones lentas que me sacan de quicio en las
pelculas. Smith tena la costumbre de gesticular airosamente cuando hablaba de sus grandes obras, pero
qu diablos, estaba en su derecho.
Ve lo que puede surgir de los arrabales de la ciencia? La fsica es un libro cerrado, me decan
todos. Consagra tu talento a algo til.
Se mofaron de m en la Sorbona suger.
Me arrojaron huevos cuando present mi monografa en el Instituto. Huevos! Me mir de
soslayo restregndose las manos, irguiendo los hombros. Los muy necios! Ya veremos quin re
ltimo! Ja! exclam, remedando una expresin de cientfico loco; palme el flanco metlico de una
enorme mquina, como un vaquero acariciando un caballo. Smith habra sido insufriblemente pomposo si
no hubiera visto tantas pelculas viejas como yo.
Hablo en serio, Hildy. Esos badulaques se quedarn estupefactos cuando vean lo que he arrancado
del gastado y viejo hollejo de la fsica.
No ser yo quien lo discuta. Pero qu sucedi con la fsica, de todos modos? Por qu se la
descuid durante tanto tiempo?
Rendimientos decrecientes. Hace un siglo gastaron una suma demencial en ese acelerador, y
cuando lo pusieron en marcha descubrieron que se haba estropeado. Las reparaciones habran...
Acelerador?
El Acelerador Global Superfro. An se encuentran muchos tramos en el ecuador lunar.
Entonces lo record. Bordeaba parte del camino cuando particip en la carrera ecuatorial de
transportes de superficie.
Tambin construyeron grandes instrumentos en el espacio. Aprendieron muchsimo sobre el
universo, cosmolgica y subatmicamente, pero muy pocas cosas de uso prctico. Dado el rumbo que segua
la fsica, lleg un punto en que costara billones aprender ms. A la postre aprenderamos lo que sucedi
en el primer mil-millonsimo de nanosegundo de la creacin, y luego querramos saber qu haba
ocurrido en el primer milsimo de nanosegundo, slo que eso costara diez veces ms. La gente se hart de
pagar cuentas para responder preguntas an ms alejadas de la realidad que la teologa, y los listos
comprendieron que por una bicoca se podan averiguar cosas prcticas en las ciencias biolgicas.
Conque hoy todas las investigaciones originales se realizan en biologa.
Ja! No hay investigaciones originales, a menos que incluyamos algunas cosas que hace el
Ordenador Central. Salvo una que otra persona... Agit la mano despectivamente. Ahora es todo
cuestin de ingeniera. Utilizar principios conocidos para hallar un modo de fabricar una mejor pasta de
dientes. Se le iluminaron los ojos. Ese ejemplo es perfecto. Hace unos meses, despert con sabor a
menta en la boca. Lo examin y resulta que es un nuevo minibot. Un idiota pens en ello, lo construy y
lo lanz al pblico incauto. Est en el agua, Hildy! Se imagina?
Es una vergenza murmur, tratando de no mirarle a los ojos.
Bien, logr fabricar el antibot. Tal vez mi boca tenga psimo gusto por la maana, pero al menos
tiene gusto a m. Me recuerda quin soy. Lo cual es un perfecto ejemplo de la perversidad de los

heinleinianos y de la pasividad cultural contra la cual se rebelaban. Y la razn por la cual me agradaban,
aunque se esmerasen tanto para evitarlo.
Ahora todo se entrega desde arriba continu. Somos como salvajes ante un altar, aguardando
milagros. No vemos los milagros que nosotros podramos obrar, si nos lo propusiramos.
Como personitas de quince centmetros de altura, listas como ratas de laboratorio.
Torci la cara, dando su primer indicio de incerti-dumbre moral. A Dios gracias. Me gusta la gente
que tiene opiniones contundentes, pero me asusta la gente que no tiene dudas.
Quiere que defienda eso? De acuerdo. He criado a esos chicos para que piensen por s mismos, y
para cuestionar la autoridad. No carecen de lmites; sus proyectos deben ser aprobados y vigilados por m
o por alguien que sepa ms sobre el tema. Hemos creado un mbito donde cuentan con libertad para crear
sus propias reglas, pero son nios; tienen que seguir reglas, aunque fijamos la menor cantidad posible.
Comprende usted que ste es el nico lugar de Luna donde no pueden fisgonear los ojos de nuestro
Gran Hermano mecnico? Ni siquiera la polica puede venir aqu.
Yo tampoco tengo motivos para amar al Ordenador Central.
Eso pens. Sospechaba que usted tendra una historia sobre eso, de lo contrario no la habra
dejado entrar aqu. Usted me lo contar cuando est preparada. Sabe por qu Libby fabrica gente
pequea?
No se lo pregunt.
l pudo habrselo dicho. Es su solucin al mismo problema en que estoy trabajando yo: el
viaje interestelar. Su razonamiento es que un ser humano ms pequeo necesita menos oxgeno, menos
comida, una nave ms pequea. Si todos tuviramos quince centmetros de altura, podramos viajar a
Alfa Centauro en un tambor de combustible.
Es descabellado.
Ms an, es ridculo. Y casi seguramente imposible. Esos monigotes viven tres aos, y dudo que
alguna vez posean un gran cerebro. Pero es una solucin innovadora para un problema que ni siquiera
interesa al resto de Luna. Por qu cree usted que Gretel corre por la superficie desnuda como lleg al
mundo?
Se supone que usted no lo saba.
Se lo he prohibido. Es peligroso, Hildy, pero conozco a Gretel, y s que todava lo est
intentando. Y la razn es que espera adaptarse a vivir en el vaco sin dispositivos artificiales.
Pens en los peces varados en la playa, aleteando, tal vez condenados pero aleteando.
La evolucin no funciona asobjet.
Usted lo sabe y yo lo s. Dgaselo a Gretel. Es una nia, y es lista, pero es terca como una nia.
Desistir tarde o temprano, pero puedo garantizarle que intentar otra cosa.
Espero que menos imbcil.
Amn. A veces ella... Se frot la cara e hizo un ademn despectivo. Los monigotes me
inquietan, lo admito. No dejo de preguntarme hasta qu punto son humanos, y si tienen derechos, o si
deben tenerlos.
Son experimentos con seres humanos, Michael le dije. Tenemos leyes bastante rigurosas en
ese sentido.
Slo tenemos tabes. Hacemos bastante experimentacin con genes humanos. Lo que est
prohibido es crear nuevos humanos.
Y no le parece bien?
Nunca es tan sencillo. Yo slo me opongo a las prohibiciones generales. He investigado
bastante este asunto... al principio estaba en contra, igual que usted. Quiere que se lo cuente?
Me fascinara.
Habamos llegado a un sector de la sala de mquinas que yo consideraba su oficina o laboratorio.
Era el lugar donde habamos compartido la mayor parte del poco tiempo que pas con l. Le gustaba
apoyar los pies en un escritorio de madera tan viejo como el de Walter pero mucho ms vapuleado, y
perorar mirando el vaco. Hasta ahora su cautela innata le haba impedido profundizar demasiado cuando
yo estaba presente, pero intu que necesitaba la opinin de alguien de fuera. En cuanto al laboratorio,
estaba lleno de retortas burbujeantes y probetas hirvientes. Omitamos el corpachn amarrado a la mesa,
un experimento de sus hijos. Claro que esta descripcin es falsa, pero es metafricamente adecuada.
Se trata de dnde trazar el lmite dijo. Es preciso trazar lmites, y hasta yo lo admito. Pero
el lmite se desplaza continuamente. En una sociedad progresista, el lmite debe desplazarse. Saba usted
que antao era ilegal interrumpir un embarazo?
He odo hablar de ello. Parece muy extrao.

Se haba decidido que un feto era un ser humano. Luego cambiamos de parecer. La sociedad
mantena gente muerta enganchada a aparatos de soporte vital, a veces veinte o treinta aos. No se podan
apagar las mquinas.
Usted dice que los cerebros de esos sujetos estaban muertos.
Ellos estaban muertos, Hildy, por nuestras pautas. Cadveres bombeando sangre. Extravagante
y siniestro. Uno se pregunta cmo pensaban, cmo razonaban. Cierta gente saba que se estaba muriendo,
y que su agona sera terriblemente dolorosa, pero se consideraba mal que se suicidara.
Desvi los ojos. No s si l logr detectar el gesto, pero creo que s.
Un mdico no poda ayudarles a morir, pues lo acusaban de asesinato. A veces ni siquiera se
aplicaban las drogas ms aptas para aplacar el dolor. Cualquier droga que obnubilara o agudizara los
sentidos, o que alterase la conciencia, se consideraba pecaminosa, con excepcin de las dos drogas
fsicamente ms dainas, el alcohol y la nicotina. Una sustancia relativamente inocua como la herona era
totalmente ilegal porque era adictiva, como si el alcohol no lo fuera. Nadie tena derecho a decidir lo que
meta en su propio cuerpo, no haba una carta de derechos mdicos. Tiempos de barbarie, verdad?
De acuerdo.
He estudiado sus racionalizaciones, y hoy resultan desacabelladas. En cambio, las razones para
prohibir la experimentacin con humanos tenan mucho sentido. El potencial de abuso es enorme. Toda
la investigacin gentica supone riesgos. As que se desarrollaron normas... y luego se fijaron en piedra.
Nadie las ha revisado en doscientos aos. Yo opino que es tiempo de repensarlas.
Y a qu conclusin ha llegado?
Hildy, apenas hemos comenzado an. Muchas prohibiciones sobre investigacin gentica se
aprobaron en una poca en que cualquier descalabro en el medio ambiente podra tener repercusiones
desastrosas. Pero ahora tenemos margen para experimentar, y mtodos seguros de aislamiento. Se
realiza el trabajo en un asteroide, y si algo sale mal, lo ponemos en cuarentena y lo arrojamos al sol.
No me opona a ese criterio, y se lo dije.
Pero qu hay con los experimentos con seres humanos?
Me intranquilizan tanto como a usted. Pero eso es porque nos han educado para considerarlos
malignos. Mis hijos no tienen esas inhibiciones. Les he dicho toda la vida que deberan estar en condiciones
de plantear cualquier pregunta. Y en condiciones de realizar cualquier experimento, mientras crean tener
una idea razonable del resultado. Los dems padres y yo les ayudamos.
Tal vez puse una expresin dubitativa. Era natural, pues tena grandes dudas.
Ya veo dijo. Est pensando en el viejo argumento del superhombre.
No lo negu.
Creo que es hora de revisar las cosas. Antes lo llamaban jugar a ser Dios. Esta palabra no goza de
gran popularidad, pero an est ah. Si queremos mejorar genticamente a los humanos, construir un
nuevo ser humano, quin escoger? Bien, puedo decirle quin est escogiendo ahora, y apuesto a que
usted tambin conoce la respuesta.
No tuve que pensar demasiado.
El OC? aventur.
-Venga dijo, levantndose del escritorio. Voy a mostrarle algo.
Me cost seguirle el paso. Me habra costado en cualquier momento, pero mi estado de grosor no
me ayudaba. Smith era una de esas personas impetuosas que no son fciles de desviar una vez que han
decidido el rumbo. Yo slo poda seguirle con pasos vacilantes.
Al fin llegamos al pie de la nave, de lo cual me di cuenta porque cambiamos los corredores
cuadrados y los recodos en ngulo recto por las sinuosidades del Gran Basurero. Poco despus bajamos
unas escaleras y entramos en un tnel cavado en la roca. Yo an ignoraba hasta dnde se extenda esa
red. Supuse que era posible caminar hasta Ciudad Rey sin salir a la superficie.
Llegamos a una penumbrosa estacin de tren abandonada. Al menos haba estado abandonada,
pero los heinleinianos la haban restaurado: haban corrido a un costado los desechos del andn, colgado
luces y aadido otros toques. Sobre el reluciente ral plateado flotaba un coche de levitacin magntica de
seis plazas y antiguo diseo. No tena puerta, la pintura estaba desconchada y el costado an anunciaba
GALERAS 5-9. Parando en las principales estaciones fantasmas, sin duda; ese vehculo era muy viejo.
Haban puesto cojines sobre los asientos despanzurrados; nos sentamos, Smith tir de un cordel
que vibr como una campanilla, y el coche comenz a deslizarse sobre el ral.
La idea de construir un superhombre ha sido muy criticada con el correr de los aos dijo
Smith, continuando como si nuestra caminata no lo hubiera interrumpido, totalmente absorto en sus

peroratas. Por lo que recuerdo, los fascistas alemanes fueron los primeros en proponerlo en serio,
como parte de un obsoleto y estpido proyecto racial.
He ledo sobre ellos.
Es agradable hablar con alguien que sabe un poco de historia. Entonces usted sabr que se
presentaron muchas ms objeciones cuando result posible manipular los genes. Algunas eran vlidas, y
algunas an lo son.
Eso es algo que le interesara ver? Un superhombre?
Usted se deja inhibir por esa palabra. No s si un superhombre es posible o deseable, pero creo
que un humano alterado es una idea que merece explorarse. Cuando se considera que estos cuerpos que
utilizamos evolucionaron para sobrevivir en un medio ambiente del cual nos han expulsado...
Tal vez dijo algo ms, pero me lo perd, porque justo en ese momento tuvimos una colisin de
frente con otro tren que iba en direccin opuesta. Obviamente, no fue as. Obviamente, era slo el reflejo
de los faros de nuestro propio coche cuando nos acercamos a otro de esos ubicuos campos de fuerza. Y
an ms obviamente, no fueron mis lectores quienes se pusieron de pie, gritaron como tontos y vieron
pasar su vida ante sus ojos. Pero cualquiera habra hecho lo mismo. O tal vez yo soy un poco lenta de
entendederas.
Smith no lo crey as. Pidi disculpas cuando comprendi lo que haba sucedido, y se tom tiempo
para hablar de otra sorpresa que me tena reservada, la cual se present un minuto despus cuando un
campo de fuerza se disip frente a nosotros y, con una rfaga de viento, entramos en el vaco y
comenzamos a acelerar de veras. El haz de los faros desdibujaba las paredes del tnel, los detalles eran
meros borrones.
Sigui hablando sobre ingeniera humana. Yo no entend todo porque estaba concentrndome en
no respirar, an aprendiendo a usar un traje de campo. Pero capt sus principales argumentos.
Pensaba que el objetivo de Gretel era vlido, aunque su mtodo fuera errado. Yo no vea en qu era
errado. Bsicamente, o bien creamos nuestro medio ambiente o bien nos adaptamos. Ambos criterios
son arriesgados, pero pareca que era hora de empezar a evaluar la segunda alternativa.
Veamos la falta de peso, por ejemplo. La mayora de la gente que pasa mucho tiempo en cada
libre se haba sometido a adaptaciones corporales, pero todas quirrgicas. Las piernas humanas son
demasiado fuertes, empujan con demasiado mpetu y pueden causar una fractura de crneo. Conviene
tener manos en vez de pies en los extremos de los tobillos. En cada libre los pies son tan intiles como
apndices vermiformes. Tambin es aconsejable un cuerpo humano con mayor flexibilidad.
Pero la pregunta que se planteaba era si se deba condicionar a los seres humanos para el viaje
espacial. Las caractersticas tiles se deban insertar en los genes, para que los nios nacieran con manos en
vez de pies?
Tal vez s, tal vez no. No hablbamos de cambios radicales, ni nada que no pudiera hacerse
quirrgicamente con la misma facilidad, sin plantear las dificultades que se planteaban al postular diversas
especies de seres humanos.
Qu pasara con un ser humano adaptado al vaco? Ignoro cmo, pero tal vez pudiera hacerse.
Qu aspecto tendra? Se sentira superior a nosotros? Seramos sus hermanos, sus primos o qu? Una
cosa era segura: sera mucho ms fcil hacerlo genticamente que con cuchillo. Y sin duda el resultado
final no parecera muy humano.
Rumi esa cuestin en los das siguientes, examinando mis sentimientos. Descubr que la mayora
naca del prejuicio como haba dicho Smith. Me haban educado para pensar que estaba mal. Y tambin
llegu a convenir en que al menos era hora de revisar nuestras premisas.
Mientras yo no tuviera que limpiar la casa de los monigotes.
El coche fren junto al andn de otra estacin abandonada donde alguien haba garrapateado la
palabra Minimata sobre el nombre anterior. Yo ignoraba qu distancia habamos recorrido, y en qu
direccin.
Esto todava forma parte del basurero de Delambre me aclar Smith, para orientarme.
Bajamos por un corredor largo y mugriento, Smith empuando una linterna cuyo haz alumbraba las
paredes. En una pelcula, ratas y otras alimaas se nos habran cruzado en el camino, pero una rata habra
necesitado un traje de campo para sobrevivir en ese sitio; yo todava llevaba puesto el mo, y todava me
costaba respirar.
No hay motivos para que el material que est aqu no se reparta en toda la superficie como el
resto de la basura continu. Creo que se trata principalmente de motivos psicolgicos. Este lugar es
horrendo. Si se trata de material radiactivo o bioqumicamente peligroso, lo descargan aqu.
Llegamos a una cmara de presin como las que eran comunes en mi infancia, y me invit a entrar
con un gesto. Toc un botn, seal el regulador de aire que tena en el costado del pecho.

Hgalo girar a la izquierda dijo. Slo se encienden automticamente en el vaco. Hay gas en
el sitio al cual vamos, pero no querr respirarlo.
La cmara se abri y cerr y entramos en Minimata.
El lugar no tena nombre en los planos municipales de Ciudad Rey, salvo Depsito de Desperdicios
#2. Los heinleinianos le haban puesto el nombre de un lugar de Japn que haba sufrido el primer desastre
ambiental de la era moderna, cuando las industrias arrojaron compuestos de mercurio en una baha y
produjeron gran cantidad de nios deformes. Perdn, mam. Una mala racha.
La Minimata de Luna es un gran tanque de almacenaje subterrneo. Uno poda aparcar cuatro naves
estelares del tamao de la Heinlein sin raspar los guarda-fangos. Tejas es mucho ms grande, pero no se
tiene la sensacin de ser un insecto en una botella porque no se ven las paredes. Aqu las paredes se
curvaban hacia arriba y desaparecan en una niebla ponzoosa. El extremo ms lejano era invisible.
Tal vez hubiera alguna iluminacin artificial. Yo no la vea, pero no era necesaria. El tercio inferior
del cilindro horizontal estaba lleno de lquido reluciente. Rojo aqu, verde all, a veces un azul
escalofriante. Los productores de pelculas de horror habran matado por obtener ese azul.
Habamos entrado en lo que pareca el eje del cilindro, que era redondeado en este extremo, como
un tanque de presin. Un saliente de tres metros de anchura, con una baranda, se alejaba en ambas
direcciones, pero a la derecha estaba bloqueada con un cartel de advertencia.
Not que ms all se haban desmoronado varios tramos de la saliente. Smith ya se alejaba hacia la
izquierda, as que me apresur a alcanzarlo.
Nunca lo alcanzaba del todo. Cada vez que me acercaba, me distraa el mar luminiscente que tena a
la derecha, cientos de metros ms abajo.
Lo raro de ese mar era su movimiento.
Al principio slo vi remolinos irisados, como ptinas de petrleo sobre agua. Siempre haba pensado
que las cosas coloridas eran cosas bonitas por naturaleza, pero Minimata me dio una leccin. Al principio
no lograba explicar mis aprensiones. Ninguno de los colores parecan tan espantosos (con excepcin de ese
azul). Sin duda ese mismo vrtice de color, en una camisa o vestido, quedara bellsimo. O no? No vea
por qu no. Camin ms despacio, acariciando la baranda con la mano, tratando de adivinar por qu me
perturbaba tanto.
El costado del cilindro descenda desde el borde de la saliente, y luego se curvaba hacia dentro hasta
unirse con el mar fluorescente. Olas perezosas se estrellaban contra los flancos metlicos del tanque.
Olas, Hildy? Qu poda causar olas en esa sopa ptrida?
Tal vez un mecanismo giratorio, pens, aunque no entenda para qu podra servir. Entonces vi
que una parte del mar ascenda a diez o veinte metros de altura (era difcil juzgar la escala desde mi
perspectiva). Luego vi formas extraas en el lmite entre el mar y la costa, cosas que se movan entre las
florescencias minerales que crecan como dedos artrticos a lo largo de esa playa de metal. Entonces vi
algo que ergua la cabeza sobre un cuello tumoroso y me miraba, extendiendo una mano hambrienta...
Claro que estaba a gran distancia. Quizs hubiera visto mal.
Smith me cogi el brazo en silencio y me apur. No mir de nuevo el mar de Minimata.
Llegamos a una serie de espejos circulares que se erguan a la izquierda contra la pared vertical.
Cada cual tena un nmero. Comprend que haban abierto tneles en las paredes y los haban sellado
con una barrera de campo cero.
Smith se detuvo delante del octavo, lo seal y entr. Lo segu, y me encontr en un tnel corto, de
cinco metros de longitud por cinco de altura. En medio del tnel haba rejas de metal. Despus de ese
punto haban construido un suelo para soportar un catre, una silla, un escritorio y un retrete, y todo
pareca barato. En nuestro lado de las rejas haba una planta de aire porttil que estaba en
funcionamiento, pues mi traje se desvaneci en cuanto atraves el campo. Contra la pared haba tubos de
oxgeno de repuesto y cajas de alimentos.
Sentado en el catre, mirando una pelea por televisin, estaba Andrew MacDonald. Volvi la vista
pero no se levant.
Tal vez era una nueva cuestin de etiqueta. Deban los muertos levantarse para recibir a los
vivos? Preguntadlo en vuestra prxima sesin espiritista.
Hola, Andrew dijo Smith. Te he trado una visita.
S? dijo Andrew sin mayor inters. Me mir, pos los ojos en m por un instante. No pareca
reconocerme. Peor an, no revelaba esa calidad penetrante que yo haba visto el da en que... Diablos, de
qu otro modo decirlo? El da en que muri. Por un instante cre que se trataba de un fulano muy
parecido a Andrew. En cierto modo tena razn.
Lo lamento dijo, encogindose de hombros. No la conozco.

No me sorprende dijo Smith, mirndome. Tuve la sensacin de que deba decir algo sensible e
inteligente. Tal vez deba haber comprendido de qu se trataba.
Qu diablos est pasando? pregunt, lo cual era mucho mejor que mi reaccin inicial,
quedarme boquiabierta como una boba, aunque lo que dije no fue precisamente sensible ni inteligente.
Pregntale a l dijo Andrew. l cree que soy peligroso.
Camin hacia las rejas, pero Smith me apoy la mano en el brazo y sacudi la cabeza.
Entiendes? dijo el prisionero.
Es peligroso dijo Smith. Cuando vino aqu casi mat a un hombre, slo que llegamos a
tiempo. Quieres hablarnos de eso, Andrew?
Andrew se encogi de hombros.
Me pis el pie. No fue culpa ma.
Suficiente dije. Qu demonios pasa aqu? Vi morir a este hombre, o su hermano gemelo.
Smith estaba por decir algo, pero al fin yo haba logrado interesar a Andrew. Se levant y se acerc
a las rejas, las aferr con una mano mientras con la otra se acariciaba los genitales. Es el espectculo que
ofrecen a menudo los viejos alcohlicos o esquizoides de Lecho de Roca. Es un planeta libre, verdad?
Nadie puede impedirlo, pero la gente sigue de largo apresuradamente, de la misma manera en que nadie
se para a mirar cuando alguien est vomitando o escarbndose la nariz. Nunca haba visto a un hombre
aparentemente cuerdo masturbndose con semejante impudor. Qu le haban hecho?
Cmo me fue? pregunt, sobndose la polla. Slo me dicen que mor en el cuadriltero.
T estabas all? Estabas cerca? Quin me venci? Demonios, ni siquiera quieren mostrarme una cinta.
Eres realmente Andrew MacDonald?
Ese es mi nombre. Pregntalo de nuevo y te dir lo mismo.
Es l murmur Smith. Es lo que al fin he decidido, tras pensarlo mucho.
No es lo que dijiste la ltima vez dijo el prisionero. Dijiste que slo era parte de Andrew. La
peor parte. No creo ser lo peor. Perdi inters en su pene y meti una mano entre las rejas. Arrjame
una lata de ese guisado de carne, jefe. Hace das que le ech el ojo.
Ah tienes comida en abundancia.
S, pero quiero el guisado.
Smith cogi una lata de plstico y la arroj hacia la celda. El hombre la cogi y le arranc la tapa.
Tom un buen puado y se lo meti en la boca, masticando ruidosamente. A sus espaldas haba una
cocina, una mesa y cubiertos, pero no parecan interesarle.
Yo no te vi pelear respond al fin.
Maldicin. Sabes qu? Me gustaras si no estuvieras tan gorda. Quieres follar? Se apoy en
la ingle una mano manchada de salsa. Ven a que te sacuda, putita.
Pasar por alto el resto de sus extravagancias. An las recuerdo vividamente, y an me resultan
perturbadoras. Alguna vez haba querido hacer el amor con ese hombre. Lo haba encontrado muy
atractivo.
Yo estaba presente cuando te llevaron desde el cuadriltero dije.
La vieja cuadratura del crculo. La dulce ciencia. No existe otra cosa, en verdad. Cmo te
llamas, gor-dita?
Hildy. Recibiste heridas mortales y rechazaste el tratamiento.
Qu imbcil. Vivir para seguir luchando, eh?
As pensaba yo. Y me pareca estpido que arriesgaras tu vida. Lo consideraba innecesario, pero
me explicaste tus razones, y las respeto.
Qu imbcil repiti.
Tal vez. Cuando lleg el momento de honrar tu palabra, yo tambin te cre estpido. Pero
estaba impresionada, conmovida. No s si hacas lo correcto, pero tu determinacin era admirable.
T tambin eres una imbcil.
Lo s.
Sigui embadurnndose la cara con guisado, mirndome sin una chispa visible de humanidad. Me
volv hacia Smith.
Es hora de que me cuente lo que pasa aqu. Qu le han hecho a este hombre? Si esto es un
ejemplo de lo que usted me deca en nuestro viaje...
Lo es.
Pues entonces no me interesa. Qu diablos, promet no hablar sobre usted y su gente pero...

Aguarde un minuto, Hildydijo Smith. Esto es un ejemplo de experimentacin con seres

humanos, pero no es obra nuestra.
El OC le dije al cabo de una larga pausa. Y quin ms?
El OC tiene problemas graves, Hildy. No s qu es, pero conozco los resultados. Este hombre es
uno de ellos. Es un cuerpo clonado a partir del cadver de An-drew MacDonald, o de una muestra de
tejidos. Cuando suelta la lengua, dice cosas que hemos cotejado con sus grabaciones, y parece poseer los
recuerdos de MacDonald. Hasta cierto punto. Recuerda cosas hasta hace tres o cuatro aos. No hemos
podido analizarlo ntegramente, pero nuestros anlisis confirman lo que hemos visto en otros
especmenes similares. l cree que es MacDonald.
Claro que lo soy intervino el prisionero.
En la prctica, l tiene razn. Pero no recuerda el Colapso de Kansas. No recuerda el asesinato de
Silvio. Yo estaba seguro de que no la recordara a usted, y no la recuerda. Lo que sucede es que sus
recuerdos fueron grabados, y reproducidos en este cuerpo clnico.
Reflexion. Smith me concedi el tiempo necesario.
No funciona dije al fin. No hay modo de transformar esta cosa en el hombre que conoc en
slo tres o cuatro aos. Este to es un nio grande y malcriado.
Grande, guarra, t lo has dicho dijo el hombre, con el gesto que caba esperar.
No dije que la copia fuera perfecta continu Smith. Los recuerdos parecen bastante
precisos. Pero algunas cosas no se registraron. No tiene la menor inhibicin social. No siente culpa ni
vergenza. Trat de matar a un hombre que accidentalmente le pis el pie, y nunca comprendi qu
tena de malo. Es increblemente peligroso, porque es el mejor luchador de Luna. Por eso lo tenemos
aqu, en la mejor prisin que hemos podido disear. Aunque nosotros no creemos en las prisiones.
Not que le sera difcil escapar de ah. Si atravesaba el campo de fuerza, estaban los gases txicos de
Minamata. Y despus el vaco.
Pareca que MacDonald era el ms reciente de una larga serie de experimentos abandonados.
Smith no quiso contarme cmo haba llegado a manos de los heinleinianos, y slo dio a entender que tal
vez se los hubieran enviado.
Al principio de este programa, estbamos comunicados con el laboratorio secreto donde se
realizaba este trabajo. Los primeros intentos fueron patticos. Tenamos sujetos que babeaban, otros que se
desgarraban con los dientes. Pero el OC mejor con la prctica. Algunos podan pasar por seres humanos
normales. Algunos viven con nosotros. Tienen limitaciones, pero qu se puede hacer? Creo que son
humanos.
Pero ltimamente hemos recibido sorpresas como nuestro amigo Andrew. Los encerramos, los
interrogamos. Algunos son totalmente inofensivos. En cuanto a otros, no creo que podamos dejarlos en
libertad.
No entiendo. Es decir, s entiendo que ste sea peligroso, pero...
El OC quiere entrar aqu.
En Minimata?
No, este lugar le pertenece. Usted vio el agua. Es obra del OC. Quiere entrar en el enclave
heinleiniano. Quiere el campo de fuerza cero. Quiere saber si tengo xito con el motor estelar. Quiere
saber otras cosas. Descubri que tenemos acceso a sus experimentos prohibidos, y comenzamos a
recibir personas como Andrew. Bombas de tiempo ambulantes, la mayora. Al cabo de varios incidentes
trgicos, tuvimos que establecer medidas de seguridad. Ahora tenemos cuidado con los muertos que
dejamos entrar.
No era la primera vez que un acto del OC trastocaba mi visin del mundo. Vivimos en un tiempo y
lugar y creemos entender lo que ocurre, pero no es as. Tal vez nadie haya entendido nunca.
Smith me haba revelado demasiadas cosas con demasiada precipitacin. Yo tena cierta prctica,
despus de los juegos que el OC haba jugado con mi cabeza, pero no s si en estos casos uno mejora con
la prctica.
Conque est trabajando en la inmortalidad.
En cierto modo. La gente ms longeva de hoy frisa los trescientos aos. La mayora cree que
existen lmites para los remiendos que se pueden hacer en el cerebro humano. Pero si se logra una
grabacin perfecta de todo lo que es un ser humano, y se vuelca en otro cerebro...
S, pero Andrew est muerto. Esta cosa no sera Andrew aunque la copia fuera mejor. O s?
Eh, Hildy dijo Andrew. Cuando me volv recib una andanada de guisado fro y pegajoso en
plena cara.
Recorri la celda a saltos como un simio, abrazndose, desternillndose de risa. Incansablemente. Y
aunque al principio quise matarlo, me resultaba imposible odiarle. El vestigio que el OC haba dejado

de ese hombre no era maligno, como pens al principio. Era pueril y totalmente impulsivo. Algunos
factores inhibitorios no se haban copiado correctamente; su conciencia se haba borroneado en la
transmisin, su autocontrol sufra descargas de esttica. Haz lo que piensas. Una filosofa simple.
Acompeme dijo Smith, despus de ayudarme a limpiarme un poco. La llevar donde
pueda asearse, y quiero mostrarle algo.
Atravesamos nuevamente el campo de fuerzaAn-drew an se rea, caminamos unos pasos y
entramos en la novena celda.
Y all estaba nada menos que Aladino, el de los pulmones mgicos, de pie ante una celda con rejas,
igual a la que acabbamos de abandonar. Slo que sta no estaba ocupada, y la puerta estaba abierta.
Para quin es la celda? pregunt. Y qu hace Aladino aqu? Hay das en que soy muy
rpida, pero ste no era uno de ellos.
An no hemos designado al ocupante, Hildy dijo Smith, desplegando algo que antes era
una linterna pero que ahora pareca exactamente como un arma heinleiniana, con ese aire chapucero.
Le haremos algunas preguntas. No son muchas, pero las respuestas pueden demorar, as que pngase
cmoda. Aladino est aqu para quitarle el generador del traje, si las respuestas no nos gustan.
Hubo un largo silencio. Pocos tenemos la experiencia de que nos apunten con un arma. No es una
situacin social frecuente. Probad en vuestra prxima fiesta, a ver cmo reaccionan los invitados.
Debo conceder que ellos no parecan mucho ms cmodos que yo.
Qu quiere saber?
Empiece con todos sus contactos con el Ordenador Central en los tres ltimos aos.
As que se lo cont todo.
Result ser que la dulce Gretel me habra invitado a entrar en el primer fin de semana, pero Smith
y sus amigos postergaron la aprobacin. Estaban revisando mis antecedentes, y sus recursos para ello
eran pasmosos. Me haban vigilado en Tejas. Haban investigado mi historia familiar. Mientras contaba
mi historia, pas por alto un par de detalles, y ellos me corrigieron. Mentir habra sido intil, y adems
yo no quera mentir. Si alguien tena respuestas para mis preguntas sobre el OC, eran ellos. Quera
ayudarles contndoles todo lo que saba.
No quiero dar la impresin de que eso fue ms tremendo de lo que fue. Desde el principio todos nos
distendimos. Smith pleg la linterna y la guard. Si hubieran sospechado de veras, me habran llevado all
en mi primera visita, pero despus de lo que me haban contado era prudente interrogarme de este modo.
Estaban inquietos por mi intento de suicidio en la superficie. Haba dejado rastros fsicos, un visor
roto, y se preguntaron si yo no habra muerto de veras.
Y mientras hablaba sobre ello, se me ocurri una idea perturbadora. Y si haba muerto?
Cmo saberlo? Si el OC grababa mis recuerdos y los volcaba a un cuerpo clonado, me sentira
diferente? No se me ocurra ningn anlisis para verificarlo, y pregunt si ellos tenan alguno. No hubo
suerte.
Eso no me preocupa, Hildy contest Smith. Retrospectivamente, no fue muy listo sealarles
que tampoco podan estar seguros de m, pero no importaba, pues ya haban pensado en ello y se haban
decidido. Si el OC se ha perfeccionado tanto, ya nos ha vencido.
Adems intervino Aladino, si se ha perfeccionado tanto, cul es la diferencia?
Podra ser importante si hubiera dejado una sugestin poshipntica dijo Smith. Una copia
perfecta de Hildy, con una exhortacin subliminal para espiarnos y revelarle todo cuando regresara a
Ciudad Rey.
No haba pensado en eso dijo Aladino, quiz lamentando que Smith hubiera guardado la
linterna.
Como dije, si se ha perfeccionado tanto, podemos darnos por vencidos. Smith se levant y se
desperez. No, compaeros. En algn punto debemos renunciar a las pruebas. En algn punto debemos
guiarnos por los sentimientos. Lamento mucho haberle hecho esto, Hildy, va contra mis convicciones.
Su vida personal debera pertenecerle, pero aqu estamos embarcados en una guerra silenciosa. No se
han librado batallas, pero el enemigo nos tantea continuamente. Nuestra mejor defensa es hacer como las
tortugas, meternos en un caparazn donde no pueda penetrar. Lo lamento.
Est bien. De todos modos quera hablar de ello.
Tendi la mano, y se la estrech, y por primera vez en muchos aos tuve una sensacin de
pertenencia. Senta ganas de gritar: Muera el OC! Lamentablemente los heineliamanos andaban escasos
de eslganes y emblemas. Dudaba que me ofrecieran un uniforme.
Demonios, ni siquiera tenan un saludo secreto. Pero acept el vulgar apretn de manos de Smith
con gratitud. Me haba alistado.

23
GUERRA

Que hacas durante el Gran Fallo?

Es una pregunta interesante desde varios puntos de vista. Si yo preguntara qu hacas cuando te
enteraste del asesinato de Silvio, recibira muchas respuestas, pero al cabo de un minuto el noventa y
nueve por ciento de la gente estaba pegada al pad de noticias (veintisiete por ciento a El Pezn). Lo
mismo sucede con otros hechos importantes que modelan nuestra vida. Pero cada cual tendr su propia
historia respecto del Fallo. La historia comenzar as.
Algo importante sufri una disfuncin. Segn de qu se tratara, la gente llam al mecnico o la
polica o grit a todo pulmn. Luego el noventa y nueve coma noventa y nueve por ciento activ el pad
de noticias para averiguar qu demonios suceda. Y al activarlo no recibi nada.
Nuestra poca no slo es rica en informacin. Est saturada de informacin. Esperamos que esa
informacin circule tan regularmente como el oxgeno que respiramos, y somos propensos a olvidar que
ese proceso depende de mquinas falibles, al igual que el aire. Y le damos casi la misma importancia que al
aire. Dos segundos de suspensin del servicio de un gran padloide generan cientos de miles de quejas.
Llamadas colricas, amenazas furiosas de cancelar las suscripciones. Llamadas temerosas. Llamadas de
pnico. Activar el pad y no recibir ms que ruidos y manchas es el equivalente lunar de un terremoto
planetario. Esperamos que nuestras redes de informacin sean integrales, ugicuas, globales, y lo
esperamos ahora.
Hasta hoy, el Gran Fallo representa la principal fuente de ingresos de la industria de la terapia en
Luna. Los especialistas en gestin de crisis han encontrado un filn fabuloso que no muestra signos de
agotamiento. En lo concerniente al estrs producido, le atribuyen una puntuacin mayor que ser vctima de
una agresin violenta o la prdida de un padre.
Lina de las causas del estrs fue que la experiencia de cada cual fue diferente. Cuando nuestra
visin del mundo, nuestras opiniones y los datos en que se basan, los hechos que han modelado
nuestra conciencia colectiva, lo que nos gusta (porque les gusta a todos) y lo que nos disgusta (dem), se
reciben por el omnipresente pad de noticias, quedamos desorientados si el pad se anula y de pronto
debemos reaccionar por nuestra cuenta. Sin saber cmo reaccion la gente de Arkytown. Sin
repeticiones incesantes de los momentos ms dramticos. Sin expertos que nos sugieran qu pensar, qu
est haciendo la gente (para que podamos hacer lo mismo). Ests solo, compadre, buena suerte Ah, de
paso, amigo, si eliges mal puedes morir.
El Fallo es el nico gran acontecimiento donde nadie vio todos los hechos en una sntesis
proporcionada por expertos que se especializan en recortar la historia para darle el tamao adecuado para
un padloide. Cada cual vio un pequeo fragmento, el propio. Casi ninguno de esos fragmentos tena gran
importancia en el cuadro general. Tampoco el mo, aunque yo estaba ms cerca que la mayora de
vosotros del centro de la historia, si sta tena un centro. Slo un puado de expertos que al fin lo
controlaron supieron lo que suceda. Leed sus versiones, si estis capacitados, para averiguar lo que
pas. Yo lo he intentado, y si podis explicarlo por favor enviadme una sinopsis de veinticinco palabras
o menos, omitiendo escrupulosamente toda cita literal.
Aclaro desde un principio, pues, que no brindar muchos detalles tcnicos. Aclaro que no
contar mucho sobre lo que sucedi en los entresijos. Soy tan ignorante como los dems.
Esto es simplemente lo que me ocurri a m durante el Gran Fallo.

Despus, cuando fue necesario hablar sobre Delambre y su colonia de excntricos, los padloides
tenan que inventar un trmino que todos reconocieran, un trmino conciso que designara el lugar y sus
habitantes. Como sucede en estas situaciones, hubo un perodo de tanteo e investigacin de mercado, de
escuchar cmo lo llamaba la gente. O que lo llamaban villorrio, conejar y refugio. Mi palabra favorita
era termitario. Describa con precisin los tortuosos pasajes del basural de Delambre.
Los padloides que no simpatizaban con los heinleinianos llamaron a los residentes una
camarilla. Los padloides que los admiraban hablaban de ciuda-dela para referirse a Delambre y la
nave. Incluso haba confusiones en cuanto a la palabra hemleimano. Segn de quin se hablara, aluda a
una filosofa poltica, una religin totalmente desquiciada (que luego se conocera como heinleinianos
organizados) o los practicantes de una desobediencia civil cientfica encabezada por V. M. Smith y
algunos otros.
La simplicidad venci al fin, y la R. A. H., la pila de basura adyacente y ciertas cavernas y
corredores que enlazaban todo el complejo con el resto del mundo se denominaron Villa Heinlein.
Muchas fuerzas, aparte de la hostilidad de los hein-leinianos, conspiraban contra la posibilidad de
que Villa Heinlein organizara su equipo deportivo, eligiera un perrero o pusiera letreros simpticos en
sus imprecisos lmites. No todos los ciudadanos estaban embarcados en las investigaciones prohibidas
realizadas por Smith y sus vastagos. Algunos estaban all slo porque preferan aislarse de una sociedad
que hallaban demasiado sofocante. Pero como haba muchas cosas ilegales, se necesitaban medidas de
seguridad, y la nica seguridad que podan implementar los heinleinianos se basaba en los campos de
fuerza de Smith: los elegidos podan atravesarla, mientras que para los impuros eran impenetrables.
Pero la seguridad tambin supona ciertas cosas que resultaban inconvenientes incluso para un
anarquista.
Las restricciones de que escapaban estas personas podan resumirse en dos palabras: Ordenador
Central. No confiaban en l. No les gustaba que fisgoneara veinticuatro horas por da. Y el nico modo
de excluirlo era excluirlo por completo. Lo nico que poda lograrlo era el campo de fuerza y las
tecnologas emparentadas, artes arcanas a las que el OC no tena acceso.
Pero al margen de lo que pensis del OC, es tremendamente til. Por ejemplo, es difcil
desempear cualquier oficio sin telfono. En Villa Heinlein no haba telfonos, o al menos ninguno que
llegara al mundo externo. No haba modo de conectarse con la red planetaria de datos, porque todos los
modos de contacto implicaban una apertura. Si Villa Heinlein tena una norma rigurosa, era sta: el OC
no introducir ningn tentculo en el Enclave Delambre (mi propio trmino para esa comunidad de
habitantes del basural).
Caray, amigos, la gente tiene que trabajar. La gente que vive totalmente aislada de los servicios
municipales tradicionales tiene que trabajar an ms. No haba oxgeno de regalo en Villa Heinlein. Si uno
se quedaba all y no poda pagar su provisin, ms le vala aprender a respirar en el vaco.
En consecuencia, el ochenta por ciento de los residentes de Villa Heinlein eran tan residentes
como yo. Yo iba los fines de semana porque no quera renunciar a mi hogar de Tejas. Muchos otros iban los
fines de semana pero vivan en Ciudad Rey porque en Villa Heinlein les costaba ganar dinero para pagar
las cuentas. No haba muchos nichos econmicos disponibles para trabajos de tiempo completo, un dato
que amargaba a los heinleinianos.
Villa Heinlein? He aqu cmo era.
Haba media docena de lugares con suficiente poblacin para definirse como ciudades o aldeas. La
mayor era Virginia City, que tena hasta quinientos residentes. Tierra Extraa era casi igualmente vasta.
Ambas localidades haban surgido por un accidente del proceso de eliminacin de desechos: en esos
lugares haban arrojado veintenas de grandes tubos de metal, y eran tiles para habitar y sembrar.
Vasta significa que tenan miles de metros de longitud y un dimetro proporcional. Creo que en una
poca haban sido tanques de combustible. Los heinleinianos haban abierto agujeros para conectarlos,
los haban presurizado y se haban mudado como parientes pobres.
Era inevitable acordarse de Lecho de Roca, aunque esta gente a menudo era muy prspera. Haba
normas sobre salud y seguridad. El tratamiento de las cloacas se tomaba en serio, por ejemplo, no slo
porque no queran que el lugar apestara como Lecho de Roca sino porque no tenan acceso a las aguas
municipales de Ciudad Rey. Haban trasladado en camiones lo que posean, y todo se reutilizaba sin
cesar. Pero no comprendan el concepto de esttica pblica. Si uno quera tender una lnea para colgar la
ropa sucia, ningn problema. Si quera manufacturar gases txicos en la cocina, adelante, camarada, pero
no tengas un accidente porque en Villa Heinlein algunas infracciones se castigan con la pena de muerte.
Nadie posea tierras en Delambre, en el sentido de tener un ttulo de propiedad (un momento, seor
Heinlein, no se revuelva an en su tumba), pero si uno se mudaba a un lugar desocupado, era el dueo.
Si uno quera llamar hogar a un tanque de un milln de galones, perfecto. Slo deba instalar un letrero
que dijera PROHIBIDA LA ENTRADA y tena fuerza de ley. Haba espacio en abundancia.

Todo era empresa privada, a menudo algn tipo de cooperativa. Conoc a tres sujetos que se
ganaban la vida manejando las cloacas de los tres enclaves ms grandes, y vendiendo agua y fertilizante a
los granjeros. La gente pagaba un ojo de la cara para apuntarse, y vala la pena, pues nadie quiere manejar
todos los detalles de la vida cotidiana. Muchas carreteras eran de peaje. No se meda el oxgeno, pero se
pagaba una tarifa mensual al nico organismo cvico que toleraban los hemleimanos, la Junta del
Oxgeno.
La electricidad resultaba tan barata que era gratuita. Slo haba que conectar un cable a la lnea
principal.
Y he aqu el verdadero secreto del xito de Smith, la razn por la cual un hombre tan excntrico
gozaba de la estima de su comunidad. No cobraba por la red de campos de fuerza que aislaba Villa
Heinlein del resto de Luna, la red que permita ese estilo de vida. Si alguien quera poblar una nueva zona
de Delambre, primero alquilaba una mquina perforadora a la gente que las encontraba, las reparaba y las
mantena. Una vez excavado el tnel, se instalaban los tanques, paneles solares y calefactores de las
unidades de aire cada cientos de metros, y luego se pedan generadores de campo a Smith, quien los
entregaba gratis.
Tena derecho a cobrar por ellos, y muchos hein-leinianos se habran quejado. Pero para que nadie
piense que era un asqueroso comunista, debo sealar que regalaba las unidades pero no los
conocimientos. Lo primero que deca al entregar un generador era: Si metes mano en esto, vuelas en
pedazos. Aos atrs alguien se haba negado a creerle y haba tratado de abrir uno para descubrir de
dnde sala la bonita meloda, y se cay dentro del generador. Un testigo jur que el fulano pronto fue
escupido hacia fuera y era un prodigio que se cayera dentro de un aparato ms pequeo que una
pelota pero cuando sali estaba invertido, como un calcetn sucio. Vivi un rato ms, y lo pusieron en
la plaza pblica de Virginia City como demostracin de los frutos de la soberbia.
Aqu tenemos pues las fuerzas econmicas, tcnicas y de conducta que modelaban el villorrio de
Virginia City, tal como los ros, puertos, carreteras y climas modelaban las ciudades de Vieja Tierra. Como
los residentes no han mostrado fotos del lugar, y como he visto que para mucha gente Villa Heinlein evoca
cavernas de trogloditas que gotean suciedad y estn infestadas de murcilagos, o bien un aerodinmico
pas de maravillas tecnolgicas, cre conveniente aclarar las cosas.
Para visualizar la plaza pblica de Virginia City, imaginad una versin ms brillante y ms limpia
del Parque Robinson de Lecho de Roca. En una escala ms pequea. Estaba el mismo techo curvo, la
misma hectrea sarnosa de hierba y rboles en el centro, y el mismo amontonamiento de cajas de
embalaje. Ambos crecieron de ese modo, Parque Robinson a pesar de la ley, Virginia City por falta de
ley. En ambos sitios los intrusos se apropiaban de continers de desecho, les abran puertas y ventanas,
y se instalaban all. Esos residentes no apilaban las cosas en hileras, como en un depsito. El resultado se
pareca a un pueblo de barro de los indios hopi, pero no tan ordenado, con largas cajas que cubran
espacios vacos o sobresalan en ngulos inslitos, con escalerillas que conducan a todas partes.
All terminaba la semejanza. Dentro de las chabolas de Lecho de Roca, uno tena suerte si
encontraba un felpudo y un par de calcetines. Los mdulos heinlei-nianos estaban alegremente pintados
y amueblados, con canteros de geranios y palomares en el techo. El parque de Virginia City estaba verde
como una cancha de golf y libre de basuras. La gente de Lecho de Roca apilaba veinte o treinta viviendas
hasta que el improvisado rascacielos se derrumbaba. En Virginia City ninguna vivienda tena ms de seis
pisos.
La plaza era el centro comercial de Delambre, con ms tiendas e industrias familiares que en otras
partes. Yo iba all en mis visitas de fines de semana porque era buen sitio para conocer gente, y porque mis
peripatticos guas y descarados pedigeos, Hansel, Gretel y Libby, siempre pasaban un sbado por la
maana para ve; N lograban que la buena de Hildy les pagara un helado en el Emporio de la Crema
(Atencin Quirrgica Mientras Espera).
El da del Gran Fallo, yo haba aparcado mi voluminosa humanidad en una de las sillas de lona de
la acera de ese establecimiento. Tena una taza de caf en la mano. Habra helado de sobra cuando
llegaran los nios, y no me agradaba especialmente. Haba hecho sacrificios peores en busca de una
noticia.
Cada una de las cuatro mesas de la tienda tena un parasol de lona en el centro, muy til para
guarecerse de la lluvia y el sol. Escrut el cielo buscando nubarrones. Nada. Al parecer tendramos otro da
de techos metlicos curvos y arcos voltaicos. El tiempo no es muy variable dentro de un tanque de
combustible abandonado.
Mir hacia la plaza. En el centro haba una gran estatua de un gato sentado sobre un pedestal de
piedra. No saba a cuento de qu vena. La nica otra obra cvica visible era mucho menos arcana. Era
una horca en un costado de la plaza. Me haban contado que slo la haban usado una vez. Me alegr
saber que el espectculo no haba atrado mucha concurrencia. Algunos aspectos del heinleinismo eran
menos apetecibles que otros.
Qu diablos haces aqu, Hildy? me o decirme a m misma.

La ocupante de una mesa vecina me ech una ojeada. Conque esa mujer encinta hablaba sola. Y
qu? Cada cual es dueo de hacer lo que quiere. Debajo de la mesa o un chasquido hmedo y familiar, y
al mirar vi que Winston alzaba los ojos turbios esperando comida. Lo toqu con un pie y se tendi
sibarticamente sobre el lomo, disponindose a una relacin ms ntima de la que yo estaba dispuesta a
ofrecerle. Cuando no recibi ms atencin, se durmi en esa postura.
Revisemos la situacin dije. Esta vez no me miraron Winston ni la amante del chocolate
caliente, pero decid continuar mi monlogo interiormente, y era simplemente as.
Con esos repetidos intentos de suicidio, Hildy, ha sido lo que podras llamar un mal ao.
Saludaste la aparicin de la Nia de Plata con los fervientes hosanas de un Alma Perdida Que Ha
Visto La Luz.
Lograste establecer contacto, utilizando un instinto periodstico afinado por aos de prctica,
ayudada por el hecho de que en realidad ella no trataba de esconderse.
Y ella result ser lo que esperabas: la clave de un lugar donde la gente no se conformaba con
seguir al rebao, en ese charco de luz y calor llamado sistema solar, expulsada de su planeta natal,
engatusada por un hada madrina de nuestra creacin que nos facilitaba la vida mucho ms que en
cualquier etapa de la historia de la especie, que era capaz de hacer cosas que pocos conocamos. Quiero
or ese Amn!
Amn!
Y despus... y despus...
Una vez que has obtenido la noticia, siempre sufres una depresin pos-reportaje. Fumas un
cigarro, te pones los zapatos y te vas a casa. Empiezas a buscar la prxima noticia. No tratas de vivir
dentro de esa historia.
Por qu no? Porque al cubrir cualquier informacin, trtese de los flacs y Silvio, o de V. M.
Smith y su alegre pandilla, slo conoca ms gente, y comenzaba a temer que mi problema consistiera en
estar harta de la gente. Me haba puesto a buscar una seal, y haba encontrado una historia. El ngel
Moroni se materializ con el fogonazo de un flash, y estaba sostenido con alambres. La zarza ardiente
ola a queroseno. La rueda de Ezequiel relampaguea en el cielo? Mira bien. No tiene migajas de pastel
pegadas?
Cmo puedes decir eso, Hildy?, protest. (Y la dama del helado de chocolate se levant y se
mud a otra mesa, tal vez porque mi monlogo no era tan interior como yo pensaba. Tal vez se volviera
definitivamente shakespeariano y yo me encaramase a la silla para incurrir en un soliloquio. Ser o no
ser!) A fin de cuentas (continu con ms calma) Smith est construyendo una nave estelar.
Bien, claro. Y su hija est construyendo cerdos con alas, y tal vez ambos vuelen, pero sin duda
necesitar proteccin contra una lluvia de excremento porcino antes de tener un billete para un viaje
interestelar.
S, pero ellos estn resistiendo. No le hacen reverencias al OC. Hace dos semanas te conmovi
hasta las lgrimas que te aceptaran. Ahora haremos algo con el OC, pensaste.
Claro. Un da de stos.
Dos cosas se me aclararon una vez que se desgast la clida camaradera y se reafirm mi
cinismo. Ante todo, los heinleinianos eran tan capaces como cualquiera de postergar las cosas
indefinidamente. Aladino haba admitido que la resistencia era ante todo pasiva, excluir al OC ms que
arrinconarlo en su guarida, porque nadie saba cmo hacer lo segundo. As que todos opinaban que
tomaran la iniciativa en algn momento. Entretanto, hacan lo que todos hacamos frente a los problemas
insuperables; trataban de no pensar en ellos.
Adems, si el OC quera estar en Villa Heinlein, estara en Villa Heinlein.
.Yo no conoca todos sus secretos. No saba nada sobre las maquinaciones que haban llevado al
clon de MacDonald a Minimata, ni sobre los otros modos en que el OC intentaba penetrar en el enclave
heinleiniano. Pero hasta yo comprenda que era fcil meter un espa ah dentro. Liz haba visitado el
lugar conmigo el fin de semana anterior, y la haban admitido simplemente por su reputacin como
persona de tendencias heinleinianas conocidas. Haba algunos controles, s, pero apostara cualquier
cosa a que el OC poda burlarlos si necesitaba infiltrar un espa.
No, el OC sin duda senta curiosidad por esta gente, y sin duda estaba frustrado, pero el OC era una
criatura extraa. El torbellino criognico que ahora animaba su enorme cerebro era y seguira siendo un
misterio para m. Era evidente que las cosas andaban mal, o nunca habra podido burlar su programacin
para hacer las cosas que haba hecho conmigo. Pero tambin era evidente que la mayor parte de su
programacin segua intacta, o simplemente habra irrumpido a patadas en este lugar y habra enjuiciado a
todos sus habitantes.
Dicho todo esto, por qu la desilusin, Hildy?

Dos motivos. Expectativas desmedidas: a despecho de toda sensatez, haba esperado que esta gente
fuera mejor que otra. No lo era. Slo tena otras ideas. Segundo, yo no encajaba. Aqu no necesitaban
periodistas, se conformaban con habladuras. La docencia se tomaba muy en serio, y no se aceptaban
aficionados. La nica otra cosa que me interesaba era la construccin de una nave estelar, y yo sera tan
til como un monigote con una regla de clculos.
Tres motivos dije. Adems ests deprimida.
No ests deprimida dijo Libby. Yo estoy aqu.
Se sent frente a m tras depositar una fuente rebosante de chocolate, caramelo y helado en la mesa.
Se agach para rascar la cabeza de Winston. El perro le lami la nariz, olisque y sigui durmiendo, pues
el helado era una de las pocas sustancias alimenticias que no le despertaban inters. Libby sonri.
Espero no haberme demorado mucho.
No hay problema. Dnde estn H & G?
Dijeron que llegaran ms tarde. Pero Liz ha regresado.
Vi que Liz se acercaba por la plaza. Tena una botella en la mano. Los heinleinianos preparaban su
propio licor, naturalmente, y en una visita anterior Liz haba declarado que le apeteca. Tal vez fuera esa
pizca de queroseno que le echaban para realzar el sabor.
Lo siento, amigos, pero debo irme dijo, como si yo le hubiera rogado que se quedara.
Extrajo una taza plegable del cinturn del arma y se sirvi un sorbo de puro alcohol de Virginia City, lo
bebi. No era el primero del da.
S, mencion un arma. Liz se haba aficionado a Villa Heinlein desde que la llev, porque era el
nico sitio, fuera de los estudios cinematogrficos donde trabajaba, donde poda usar un arma. Pero aqu
la cargaba con balas verdaderas. En ese momento luca un par de revlveres Colt 45 con cachas perladas.
Cre que iramos a tirar al blanco dijo Libby.
Hoy no, tesoro. Slo vine a buscar una botella y a llevarme mi perro. El fin de semana prximo,
te lo prometo. Pero t compras el plomo.
Claro.
Cmo se ha portado este perrito? murmur Liz, agachndose para rascar el lomo de
Winston, y casi cayndose de paso. Tal vez le hablaba a Winston, pero le respond que haba sido un
buen perro. No pareci escucharme.
Libby se acerc a m y me mir con preocupacin.
De veras ests deprimida? pregunt. Apoy su mano en la ma.
Lo nico que me faltaba en ese momento era otro arrebato de amor juvenil, pero eso era
precisamente lo que estaba ocurriendo. Al ritmo que llevaba, pronto me estara sobando la pierna como
Winston.
Por todos los cielos, Hildy, no le des importancia.
Slo un poco triste dije, sonrindole.
Porqu?
Me preguntaba adonde iba mi vida.
l me mir boquiabierto. Yo haba visto esa misma expresin en la cara de Brenda cuando deca
algo incomprensible para alguien que slo ve horizontes sin fin. Misericordiosamente, me abstuve de
patearlo. Apart mi mano de la suya, le di una palmada, y al fin not que haba ciertos disturbios bajo la
mesa.
Problemas, Liz? pregunt.
Creo que quiere quedarse aqu. Le haba sujetado una correa al collar y tironeaba de ella,
pero Winston clavaba las patas delanteras en el suelo. Muas? Qu va! Si buscis una metfora de la
terquedad, pensad en el bulldog ingls.
Puedes levantarlo sugiri Libby.
Si mi cara no me sirviera para nada convino Liz. Lo mismo digo de mis brazos, piernas y
trasero. Winston tarda en enfurecerse, pero cuando lo consigue no te defrauda. Se puso de pie, los brazos
en jarras, y el perro rod sobre el lomo y se ech a dormir de nuevo. Maldicin, Hildy, creo que le
gustas.
Pens que en realidad le gustaba cazar presas vivas, sobre todo caballos y vacas, aunque ltimamente
haba desaparecido un monigote. Pero no lo mencion ante los tiernos odos de Libby.
Est bien, Liz. No es molestia. Lo conservar este fin de semana y lo dejar en tu casa cuando
regrese.
Bien, claro, pero... yo planeaba... Titube, se sirvi otro trago y lo empin. De acuerdo,
Hildy. Hasta luego. Me palme el hombro y ech a andar por la plaza.

A qu vino todo eso? pregunt Libby.

Con Liz nunca se sabe.
De veras es la reina de Inglaterra?
As es. Y yo soy almirante de la Armada real! cant.
Puso esa expresin boquiabierta, probada y perfeccionada por Brenda, se encogi de hombros y se
dedic a demoler la montaa de helado derretido. Supongo que una comedia musical de Gilbert y Sullivan
era demasiado, aun para un joven heinleiniano.
Bien dijo, enjugndose la boca con el dorso de la mano, reconozco que sabe disparar.
Y yo que t no me peleara a puetazos con ella.
Pero bebe demasiado.
Amn. Odiara tener que pagar su cuenta por reemplazo del hgado.
Libby se recost en la silla, satisfecho con la vida.
Bien, me llevars a Tejas este domingo por la noche?
En un momento de debilidad haba prometido mostrarles mi casa a los tres nios. Hansel y Gretel
parecan haberlo olvidado, pero no Libby. Yo lo hubiera llevado, pero estaba segura de que me pasara el
tiempo quitndomelo de encima, y no estaba de nimos.
Me temo que no. Debo corregir muchos exmenes. De tanto viajar entre Delambre y Tejas me he
atrasado en mis deberes docentes.
Libby procur ocultar su decepcin.
Claro me dijo. Entonces qu quieres hacer hoy?
No s, Libby. He visto el motor estelar, y no lo entend. He visto la granja, y Minimata, y he
visto a la gente araa. Haba visto muchas otras maravillas, aunque aqu he omitido algunas porque
hice ciertas promesas, otras por razones de seguridad, y la mayora porque simplemente no eran
interesantes. Aun una comunidad de genios cientficos de ojos desorbitados comete algunos yerros.
Qu crees que debemos hacer?
Libby reflexion.
Hay un partido de bisbol en Tierra Extraa dentro de una hora.
Me ech a rer.
Claro dije-. Hace aos que no veo uno.
Puedes mirar si quieres. Pero aqu escogemos bandos, segn la cantidad de gente que aparezca...
Pens que te referas a un partido del equipo local contra Ciudad Rey.
No, no, aqu no tenemos tanta gente.
Perdname, an soy chica de ciudad. Necesitis un rbitro? Me palp el vientre hinchado.
Traje mis propias almohadillas.
Libby sonri, abri la boca y dijo:
Podramos estar todos quietos y nadie saldr lastimado.
Al menos as son en mis odos, por una fraccin de segundo, antes que las sinapsis se conectaran y
notara que las ltimas ocho palabras venan de un sujeto alto y fornido con una traje alarmante pero
eficaz, que empuaba un rifle en una mano y una bocina en la otra.
Una vez que lo localic, vi una docena ms como l y la misma cantidad de policas de Ciudad Rey,
desplazndose por la plaza en lnea de combate. Los policas empuaban armas de mano, algo inslito en
Luna. Los otros tenan grandes armas de proyectiles y lseres de mano.
Qu demonios son? pregunt Libby. Nos pusimos de pie, como la mayora de la gente.
Creo que son soldados dije.
Pero es una locura. Luna no tiene ejrcito.
Parece que tenamos uno sin saberlo.
Y vaya pandilla que formaban. Los policas de Ciudad Rey eran hombres y mujeres, los soldados
eran todos varones, y todos corpulentos. Usaban monos negros, cinturones con equipo, enormes cascos
con visores de color, botas. De los cinturones colgaban cosas que parecan granadas de mano, y cosas
que por lo que yo saba bien podan ser cartuchos de municiones o sacapuntas de alta tecnologa.
Result que en general eran de utillera. Haban alquilado los trajes en un estudio cinematogrfico,
pues el inexistente Ejrcito de Luna no tena mucho que ofrecer en materia de gallarda viril.
Venan hacia nosotros. Cuando encontraban gente, la arrojaban al suelo y los policas la
cacheaban en busca de armas y la esposaban. Los soldados movan los caones de sus armas hacia todas
partes, muy complacidos consigo mismos, al tonante son de rdenes procedentes de la bocina.

Qu hacemos, Hildy? pregunt Libby con voz trmula.

Creo que es mejor hacer lo que nos dicen murmur, palmendole el hombro para calmarlo.
No te preocupes, conozco a un buen abogado.
Van a arrestarnos?
As parece.
Una polica y un soldado se nos acercaron y el soldado mir el pad de datos que llevaba en la mano,
luego mi rostro.
Es usted Maria Cabrini, tambin conocida como Hildegarde Johnson?
Soy Hildy Johnson.
Espsala le dijo a la polica. Se alej mientras la polica se me acercaba, y Libby trat de
imponerse.
Qutele las manos de encima dijo Libby. El soldado gir sobre los talones y le asest un
culatazo en la cara. O el crujido de la mandbula. Libby se desplom. Winston sali de abajo de la mesa y
le olfate la cara.
La polica le hablaba colricamente al soldado, pero yo estaba demasiado aturdida para entenderle.
Tan slo hazlo le grit el soldado, y yo iba a arrodillarme junto a Libby pero la polica me
aferr el brazo y me oblig a levantarme. Me espos la mueca izquierda, mirando la espalda del soldado
que se alejaba.
No puede salirse con la suya dijo, ms para s misma que para m. Me cogi la otra mano y al fin
comprend que esta situacin era inaudita, que las cosas estaban desquiciadas, y que tal vez debiera
resistirme, porque si un gran simio poda desmayar a un chiquillo a culatazos, aqu suceda algo que yo no
entenda.
Me zaf la mano derecha y ech a correr pero ella me alcanz, torcindome la mano izquierda hasta
tumbarme sobre la mesa y apretarme la cara contra los restos del helado de chocolate de Libby. Segu
forcejeando para liberar la mano derecha y ella me alz del cabello, grit y me solt.
Me cuentan que Winston sali disparado como un cohete, abriendo la mandbula y cerrndola
como una morsa sobre el antebrazo de mi captora. La oblig a soltarme y la tumb. Yo aterric sobre
mis posaderas, y desde esa posicin mir con horrorizada fascinacin mientras Winston se esmeraba para
arrancarle el brazo.
Espero no ver nunca ms nada parecido. Winston deba de pesar una sptima parte de lo que
pesaba la polica, pero la zarande como una mueca de trapo. Abri las fauces slo para hincarle los
dientes en otro lado. En medio de los gritos de la mujer, o el crujido de sus huesos.
El soldado regresaba alzando el rifle, y entonces son un disparo y le brot sangre del pecho.
Dos disparos ms, y el soldado cay de bruces. Los disparos se sucedieron y yo me arrastr bajo la mesa
mientras las balas silbaban alrededor.
Al principio el fuego se concentr contra la ventana de una pila de cajas que rodeaban la plaza.
Parte de la pared desapareci en astillas de plstico, luego una lnea roja hendi esas ruinas y estall una
llamarada color naranja. Ms armas asomaron por ms ventanas, otro soldado se desplom con la pierna
destrozada, voltendose para disparar.
En segundos yo pareca ser la nica persona que no tena un arma. Vi a un heinleiniano agazapado
detrs de la horca, disparando con una pistola. El traje de campo cero estaba encendido y lo revesta de
plata. Vi que lo alcanzaba medio cartucho de un rifle automtico. Se qued petrificado. No quiero decir
quieto, sino petrificado, como una estatua de cromo, coronado por balas que an rebotaban en l. Rod
sobre la espalda, siempre en la misma actitud. El traje se desactiv y el hombre intent levantarse, pero lo
alcanzaron tres balas ms. Tena la piel roja como un camarn.
No entend, ni tuve tiempo para pensar en ello. La gente an corra para guarecerse, y yo hice lo
mismo, dejando atrs sillas y mesas volcadas y el cadver de un polica de Ciudad Rey, para entrar en la
tienda de helados. Me agazap detrs del mostrador, con la intencin de quedarme all hasta que alguien
me explicara qu diantres estaba ocurriendo.
Pero hay reflejos muy profundos que actan cuando menos se espera, obligndonos a cometer
tonteras. Si no sois reporteros, no lo entenderis. Alc la cabeza y mir por encima del mostrador.
Puedo reproducir la cinta de mi holocmara y decir exactamente qu sucedi, en qu orden,
quin le hizo qu a quin, pero no se vive de esa manera. Se retienen algunas impresiones muy vividas,
caticas, mechadas de lagunas. Vi gente corriendo. Vi gente aserrada en dos por los lseres, desgarrada
por las balas. O gritos, aullidos y explosiones, y ol plvora y plstico quemado. Supongo que todos los
campos de batalla son parecidos en apariencia, sonido y olor.
No vea a Libby, no saba si estaba vivo o muerto. No estaba donde haba cado. De pronto, vi
llegar ms soldados y policas por los tneles.

Una cosa de gran tamao atraves la luna del frente y se estrell contra las neveras, volcando una.
Me agazap, y cuando me asom de nuevo vi que era la polica, con Winston an colgado del brazo
dislocado.
Era una escena del infierno. Enloquecida de dolor, la mujer agitaba salvajemente el brazo, tratando
de zafarse del perro. Winston no estaba dispuesto a ceder. Ignorando sus sangrantes heridas, se aferraba
tercamente de ese brazo. Estaba criado para coger a un toro del hocico y no soltarle nunca. Una polica de
Ciudad Rey no se liberara fcilmente.
Pero ahora ella tanteaba la funda de la pistola, despus de haberla olvidado en medio del pnico.
Desenfund y la apunt. El primer disparo slo mat una nevera. El segundo hiri a Winston en la pata
trasera izquierda, en la parte ms carnosa, pero la bestia an no la soltaba, sino que forcejeaba con
mayor saa.
El ltimo disparo le dio en el vientre. Winston se afloj, todo menos la mandbula. Ni muerto
quera soltarla.
Ella le apunt a la cabeza y se derrumb, perdiendo el conocimiento. Tal vez era mejor, pues creo
que se habra volado el brazo, por el modo en que empuaba el arma.
Ms tarde la polica me dio pena. En el momento estaba demasiado confundida para sentir nada
salvo miedo. Ms tarde tambin llor por Winston. l haba intentado protegerme, aunque recuerdo que
en el momento pens que su reaccin era exagerada. A fin de cuentas, ella slo trataba de esposarme.
Y qu haba de esos soldados? Yo tena la impresin de que los heinleinianos haban disparado
primero. Un razonamiento lgico me induca a creer que, si no hubieran tumbado a ese primer soldado,
todo esto habra terminado pacficamente en la crcel, entre abogados, acusaciones y juicios por daos y
perjuicios. Yo habra salido bajo fianza a las pocas horas.
Me habra gustado que fuera as, pero cualquier tonto vea que las cosas se haban desmadrado. Si
yo sala agitando una bandera blanca me liquidaran y luego enviaran disculpas a mis parientes. Hildy, me
dije entonces, ante todo debes largarte de aqu sin que te baleen. Que los abogados lo arreglen despus,
cuando no haya balas de por medio.
Con ese propsito en mente, me arrastr hacia la puerta. Me propona asomar la cabeza con
cuidado y ver qu se interpona entre mi humanidad y la salida ms prxima. Result ser una bota negra
plantada con firmeza en la puerta, a muy poca distancia de mi nariz. Alc la cara y vi la pierna negra de un
soldado y su rostro amenazador. Me apuntaba con un arma, un objeto abultado que quiz fuera una
ametralladora, con un can tan ancho como para lanzar bolas de bisbol.
Estoy desarmada dije.
As es como nos gustan replic, y se alz la visera con el pulgar. Haba en sus ojos algo que no
me gustaba. Aparte de las muchas cosas que no me gustaban en esa situacin. Un destello de locura, creo.
Era un hombre corpulento de cara ancha que no evidenciaba el menor rastro de pensamiento.
Pero un pensamiento parpade detrs de esos ojos, y el soldado arrug el entrecejo.
Cmo te llamas?
Helga Smith tartamude.
No creo dijo l, y sac del bolsillo un pad de datos, el cual examin con un control del pulgar
hasta que mi rostro encantador apareci sonriente con la peor noticia que yo haba recibido en un da
plagado de malas noticias. Eres Hildy Johnson, y ests en la lista de condenados a muerte, as que no
importa lo que pase aqu. Se desabroch el cinturn con una mano mientras con la otra empuaba el
arma sin dejar de encaonarme.
De pronto me distanci de los acontecimientos. Tal vez fuera un acto reflejo, un mecanismo de
defensa ante la abominacin que estaba por suceder. O tal vez fuera un empacho de cosas inslitas. Esto
es inslito, haba gritado en silencio una y otra vez, y ahora era presa del aturdimiento. Deba pensar en
algo. Deba hablarle, hacerle preguntas. Cualquier cosa. En cambio me qued tiesa, acuclillada, con ganas
de ponerme a dormir.
Pero mis sentidos estaban agudizados. No hay otra explicacin, pues en medio del tiroteo que
continuaba fuera (cmo poda l hacer esto en medio de una guerra?) y por encima del chillido agnico
de un compresor de la nevera volcada, o una voz de ultratumba. Un gruido.
El soldado no la oy, o tal vez estaba demasiado ocupado. Tena los pantalones bajos y se
arrodill frente a m. Entonces vi a Winston, arrastrando la pata trasera, sangrando por el vientre, los ojos
llameantes de furia.
El hombre se arque sobre m.
Yo quera que Winston le mordiera... bien, todos sabis dnde quera que le mordiera. Obtuve el
segundo premio. El bulldog cerr las fauces sobre las blandas carnes del muslo del soldado. El hombre
sacudi la dolorida pierna y salt sobre m. Yo cog al vuelo la correa del rifle.

El soldado contaba con la fuerza y la corpulencia, pero eso le importaba poco a Winston. El perro
haba cortado una arteria. El soldado trat de arrebatarme el rifle con una mano y zafarse de Winston
con la otra y termin por hacer ambas cosas mal. La sangre brotaba a chorros. Yo gritaba. No era ese alarido
estridente que se oye en las pelculas, y tampoco un grito de rabia, sino un chillido escalofriante y agudo que
no poda detener.
Entonces cerr una mano sobre el can del rifle, y otra sobre la culata, y busqu a tientas el gatillo
mientras el soldado comprenda lo que suceda y dejaba de forcejear con Winston para concentrarse en
m. Apoy la mano en el can. Lamentablemente para l, en el extremo del can. Cuando apret el
gatillo su mano desapareci y al aire se llen de niebla roja.
El soldado no dej de luchar. Supongo que por eso son soldados. Con Winston colgado de la
pierna, los pantalones por los tobillos, sin una mano, segua embistiendo contra m, y yo alc el rifle y
apret el gatillo y ni vi lo que sucedi a continuacin, porque el rifle estaba en automtico y me dio tal
patada que ca sentada, y cuando abr los ojos el soldado estaba desparramado contra las paredes, excepto
los fragmentos que haba en el suelo y el gran trozo que colgaba de la boca de Winston.
Podra decir que me detuve a reflexionar sobre la enormidad de tomar una vida humana, o que
sent nuseas al ver ese cuerpo desmembrado. Pens esas cosas y muchas otras. Pero despus. Mucho
despus. En ese momento mi mente haba sufrido un colapso y apenas poda abarcar algunos
pensamientos, y slo uno por vez. Primero, tena que poner los pies en polvorosa. Segundo, cualquiera
que se interpusiera entre mi persona y mi fuga quedara con un agujero del tamao de Hildy en su
apestoso cadver. Acababa de matar, y me propona seguir matando si era necesario para salvar el pellejo.
Winston. Ven, muchacho. Me apoy en una rodilla y le habl. No saba qu esperar. Me
reconocera o an estaba enceguecido por su sed de sangre?
Pero tras dar una ltima sacudida a la pierna del soldado, la solt y se me acerc. Arrastraba la pata
trasera y tena un disparo en el vientre, pero an caminaba.
No s por qu me lo llev. De veras que no lo s. Mi holocmara registr la escena, pero no graba
pensamientos. Los mos no eran muy ordenados en ese momento. Recuerdo haber pensado que estaba en
deuda con l, y tambin que estara ms segura en su compaa; era un arma mortal. Prefiero pensar que
tuve esos pensamientos en ese orden, pero no lo jurara.
Lo alc con un brazo, empuando el rifle con el otro, y asom la cabeza por la esquina. Nadie me
la vol. Nadie se mova. La plaza estaba llena de humo y se oan disparos, pero todos parecan haberse
puesto a cubierto. Yo poda hacer lo mismo y aguardar a que alguien me encontrara, o poda ocultarme
en el humo, sabiendo que sera fcil tropezar con otro que hiciera lo mismo y disparase mejor que yo.
No s cmo se toma semejante decisin. Yo la tom, pero no recuerdo haber sopesado los pros y
los contras. Simplemente ech un vistazo, vi el camino despejado y ech a correr.
Correr es una palabra muy generosa para describir lo que hice, con un perro moribundo bajo un
brazo y un pesado rifle colgado del otro. Y no olvidis un vientre del tamao de Pobos. Gracias al cielo
que las holo-cmaras slo registran lo que vemos, no la facha que tenemos. No me habra gustado
preservar esa imagen para la posteridad.
Mi objetivo era la entrada de un corredor que conduca a la Heinlein, y estaba a medio camino
cuando alguien grit Alto! con un vozarrn firme y poco amistoso, y todo sucedi muy deprisa... y lo
hice todo bien, aunque muchas cosas salieron mal.
Di media vuelta y segu andando, y solt a Winston, que lanz el nico gemido de dolor que se le
oy durante su heroica hazaa... y lo lamento, Winston, dondequiera que ests. Vi que era un polica de
Ciudad Rey, y era joven, y pareca tan atemorizado como yo, y me apuntaba con un lser descomunal.
Suelte el arma dijo, y yo respond Lo lamento, compadre, no es nada personal, aunque no en
voz alta, y apret el gatillo. No pas nada, y slo entonces repar en el parpadeo de esa luz roja sobre esa
cosa curva y metlica que deba de ser el cartucho de municiones, y que deba gritar Alimntame! o algo
parecido en el idioma de las armas, y comprend por qu lo que me haba parecido un breve disparo
haba surtido un efecto tan cataclsmico en aquel aspirante a violador. As que solt el rifle, alc los
brazos y vi que Winston emprenda su ltima embestida, recorriendo esos diez metros a trompicones, y
yo extend las manos, alc las palmas, grit No! y jurar ante cualquier tribunal del mundo que vi el dedo
del hombre cerrndose sobre el gatillo a diez metros, sin saber si apuntarle a Winston o a m. Y s que esto
es totalmente imposible, pero incluso cre ver la luz que comenzaba a brotar del extremo del arma en la
misma fraccin de segundo en que encend de un manotazo el control de mi traje de campo.
Qued encandilada por la luz verde. Estuve ciega unos instantes. Cuando recobr la visin el
mundo estaba lleno de incandescentes globos multicolores que flotaban de un lado a otro, borrando
todo, estallando como pompas de jabn de caricatura. Yo sudaba espantosamente dentro del traje. Pudo
haber sido peor. Fuera del campo, todo pareca estar en llamas.
No es aconsejable disparar un lser contra un espejo. No se poda culpar al polica de eso. Yo no
era un espejo cuando l apret el gatillo. As de cerca estuvo.

Pero debi de haber disparado antes.

El haz se reflej desde todos los lugares donde me acert, pero como el cuerpo humano tiene una
forma tan compleja el rayo se desparram por doquier. Inciner paredes, derriti paneles de plstico y
provoc incendios. Le dio al polica por lo menos tres veces, y creo que cualquier de los impactos habra
sido fatal sin tratamiento inmediato. Estaba inmvil, y las llamas le devoraban las ropas desde tres
cortes profundos y negros.
En su catico remolino, el rayo haba dado tambin a Winston. Tena el pelaje en llamas y
tampoco se mova.
Yo estaba pensando qu hacer cuando sopl un vendaval. Aviv las llamas, las extingui. El
humo se despej en un instante y la escena cobr esa difana claridad que slo se encuentra en el vaco.
Di media vuelta y ech a correr.

24
NATALICIOS

Me agazap en una pila de tubos cromados a veinte metros de dos figuras que patrullaban
enfundadas en trajes espaciales. Trat de fingir que era otro tramo de tubera. No saba muy bien cmo
hacerlo. No te muevas y piensa pensamientos tubulares, me dije, y hasta el momento daba resultado.
Clavaba un ojo en el reloj, un ojo en los soldados y un ojo en la luz roja que parpadeaba en mi
pantalla. Como esto suma tres ojos, comprenderis que estaba muy ocupada. Era la persona inmvil ms
ocupada que jams se vio. O no se vio.
Como si no bastara, estaba llamando a todos los nmeros telefnicos de mi vasto archivo mental.
Olvidad esos inventos triviales como el fuego, la rueda, el arco y la flecha, el arado. El hombre slo
lleg a ser civilizado cuando Alexander Bell pronunci esas inmortales palabras: Mierda, Watson, me
derram cido en las pelotas. Mientras se me agotaba el oxgeno en mi escondrijo, mi nica esperanza
de salvar el pellejo era conseguir ayuda por telfono, y si daba resultado todos los aos encendera una
vela en el aniversario del natalicio del seor Bell.
Mi situacin era desesperada, pero poda haber sido peor. Podra haber sido un polica de Ciudad Rey
reclutado a la fuerza (como supe ms tarde) para la primera oleada del ataque contra Virginia City.
Adems de los riesgos de un populacho armado, por no mencionar al perro ms bravo que jams vivi,
afrontaban el problema de no tener suficientes trajes de presin cuando la segunda oleada, que atac desde
la superficie, comenz a cortar los cables que llevaban energa a los paneles solares de arriba, que
alimentaban las unidades que mantenan el aire adentro.
Eso fue lo que sucedi cuando ese polica me dispar con su lser. El aire que escapaba de la plaza
pblica primero haba avivado y luego extinguido las llamas que laman el cadver de Winston.
No fue una fuga como la de Nirvana, o yo no estara aqu para contarlo. Pero en una fuga de aire
estamos habituados a fuertes rfagas que escapan por un orificio relativamente pequeo. La gente vuela, es
empujada y luego estrujada, y aun con un traje de campo las probabilidades de supervivencia son mnimas.
Pero cuando se anula un campo de fuerza, se anula de golpe, y el aire se expande. Una brisa suave y puf!
Como una pompa de jabn. Y luego hay muchos policas y soldados aferrndose el gaznate, escupiendo
sangre y cayendo silenciosamente al suelo. Vi a dos personas morir as. Supongo que es un modo bastante
rpido y apacible de morir, pero an me dan nuseas de slo pensarlo.
En ese momento pens que lo haban hecho los heinleinianos. Era una tctica lgica. Era su modo
habitual de apagar los incendios, y por cierto abundaban los incendios cuando se escap el aire. Pero no
tena sentido que su propia gente cortara la energa, sabiendo que el primer grupo no tena trajes.
Pues no, haban sido los atacantes, y no fue el nico acto insensato de esa batahola. Pero yo me
enter de esto ms tarde. Mientras me ocultaba en la tubera, slo saba que mucha gente haba tratado de
matarme, y mucha ms an lo intentaba. Haba sido un juego del gato y el ratn durante tres horas desde
que se anul el campo de fuerza.
La prdida de energa haba transformado el cilindro plateado del corredor por donde planeaba
llegar a la Heinlein en un tnel que atravesaba toneladas de basura, como aquel que haba recorrido
muchas semanas atrs para entrar en ese lugar disparatado. Por suerte, pues poco despus de la fuga
encontr a un fulano con traje de presin viniendo por el camino en direccin contraria.
No nos encontramos precisamente, tambin por suerte, porque ese sujeto llevaba un lser como
el que casi me haba asado. Lo vi (y digo lo porque todos los soldados eran varones y tena un modo
masculino de moverse) cuando an estaba a cierta distancia, y rpidamente me aplast contra la pared. O
lo que antes era la pared. Haba miles de brechas en el corredor, tan grandes como para que se ocultara
aun una mujer encinta.

Pero nunca se saba qu haba detrs de las brechas. Uno entraba en un mundo irracional, un
laberinto tridimensional aleatorio constituido por materiales aleatorios, algunos afirmados en su sitio por
la presin de otros desperdicios, otros temiblemente inestables. En algunos de esos recovecos uno poda
deslizarse hacia aqu, escurrirse haca all o moverse hacia acull, como en un gimnasio catico. En otros, a
los dos metros apareca un callejn sin salida donde no pasaba ni una rata. Nunca se saba. No haba modo
de distinguirlo desde fuera.
Ese primer refugio tena poca profundidad, as que me aplast contra una superficie plana y me
puse a aprender el Zen de la inmovilidad. Tena varias cosas a mi favor. No necesitaba contener el aliento,
pues el traje de campo ya me obligaba a hacerlo. No necesitaba quedarme quietecita, a causa del vaco. Y,
gracias a mi traje, l no habra podido verme aunque me tuviera ante las nances.
Me dije todas esas cosas, pero aun as envejec veinte aos mientras l pasaba junto a m,
meciendo el lser a izquierda y derecha, tan cerca que lo podra haber tocado con slo estirar el brazo.
En cuanto pas, todo se oscureci de nuevo. (He mencionado que las luces se apagaron cuando
se cort la energa? Pues as fue. No habra visto al soldado si l no hubiera llevado una linterna.)
Yo quera esa linterna. La quera ms que nada en el mundo. Sin ella, no lograra llegar a un sitio
seguro. Ya estaba tan oscuro que apenas vea el inservible rifle que llevaba conmigo, y no vera nada en
cuanto l se alejara unos pasos.
Di un respingo al comprender que l podra haber visto el parpadeo de la luz roja del cartucho
vaco. Me haba olvidado de taparlo. Si tan slo tuviera otro. Ech una mirada ms atenta al cartucho.
Tena una abertura en un extremo, y all brillaban un casquete de bronce. Comprend que eran dos
cartuchos unidos con cinta adhesiva. La idea era invertirlo cuando se agotaba el primero. Rayos, los
soldados son tos listos.
Lo invertcasi se me cay primero el cartucho, y despus el rifle y me inclin hacia el corredor y
lanc un disparo hacia la direccin por donde se iba el soldado, para ver si esa cosa funcionaba. El
retroceso me confirm que s. Yo no haba contado con el fogonazo, pero aparentemente el hombre no lo
vio.
Saliendo al corredor, dispar una andanada contra la espalda del soldado. Y aunque hubiera
podido gritarle una advertencia en el vaco, creo que no lo hubiera hecho. Se puede caer muy bajo cuando
se piensa en sobrevivir.
Su traje era resistente, y mi puntera no era ptima. Una bala le acert pero no perfor el traje, sino
que lo hizo trastabillar. Gir y alz el arma, as que dispar de nuevo, una rfaga mucho ms larga, y dio
resultado.
No describir el desquicio donde tuve que hurgar para encontrar la linterna.
Mi rfaga haba destruido su lser y agotado mi ltimo cartucho de municiones, as que provista
nicamente con la linterna y mi vapuleada lucidez ech a andar en busca de aire.
De eso se trataba. El traje de campo era un gran invento. Me haba salvado la vida. Pero dejaba
mucho que desear en cuanto a la duracin del aire. Si un heinleiniano quera pasar mucho tiempo en el
vaco deba sujetarse un tanque a la espalda, como todo el mundo, y conectarse una manguera a la salida
del pecho. Sin ese aditamento, el tanque interno serva para una media hora, segn el esfuerzo. Cuarenta
minutos a lo sumo. Por ejemplo, si uno estaba durmiendo.
Yo no haba dormido mucho ni planeaba hacerlo en lo inmediato, pero al principio no haba
pensado que fuera un problema. Todos los corredores disponan de una unidad de aire cada medio
kilmetro. La energa que los alimentaba se haba interrumpido, pero todava haba grandes tanques de aire
que deban de estar llenos. Para recargar mi tanque interno slo necesitara enganchar el adaptador a mi
entrada, mover una vlvula y mirar cmo la aguja de mi visor se desplazaba hacia LLENO.
La primera vez, fue as de fcil. Pero pronto comprend que la necesidad de buscar una unidad de
aire cada media hora era el punto ms dbil de mi estrategia de supervivencia, que no tena muchos puntos
fuertes. No poda seguir as interminablemente. Tena que salir de all por mi cuenta o pedir ayuda.
Pedir ayuda pareca lo ms sensato. An ignoraba lo que suceda fuera de Villa Heinlein, pero no
tena razones para sospechar que mis problemas no terminaran aunque recurriera a un abogado o al
peridico. Pero no llamara desde el corredor. Haba demasiada chatarra sobre mi cabeza; la seal no
pasara. Sin embargo, por obra de la suerte o la divina providencia, estaba en uno de los corredores que
conoca bien. Un ramal de la izquierda me llevara directamente a la superficie.
Me llev, y la superficie estaba abarrotada de soldados.
Regres al interior, agradeciendo el espejo que me serva de camuflaje. De dnde haban salido?
No haba regimientos, divisiones ni nada parecido. Pero desde mi escondrijo vea a tres, y parecan
estar patrullando, excepto uno que estaba apostado cerca de la entrada por donde acababa de salir.
Montando guardia, supuse. Tal vez slo se propona tomar prisioneros, pero haba visto gente disparando
a matar y no me interesaba averiguar sus intenciones.

Haba sido una suerte ver al hombre de la plaza alcanzado por las balas mientras usaba su traje de
campo. De lo contrario habra llegado a la errnea conclusin de que ese traje impenetrable poda
volverme inmune a las balas. Poda, pero con un precio.
Esto me lo explicaron ms tarde. Tal vez vosotros ya lo hayis deducido. Smith declar que era
intuitivamente obvio, pero l siempre hablaba as.
Una bala posee energa cintica. Si se para de golpe, esa energa tiene que ir a algn lado. Una parte se
transfiere al cuerpo, es decir la bala lo tumba. Pero la mayor parte es absorbida por el traje, que pronto se
petrifica, y luego tiene que hacer algo con toda esa energa. No hay lugar para almacenarla en el
generador de campo. Smith lo intent, y el generador se recalent o revent. No es un pensamiento
agradable, considerando dnde est implantado.
As que el traje de campo despide calor. Desde ambas caras.
Sin duda es una simetra que podemos resolver, con el tiempo me dijo Smith. La
matemtica es complicada. Pero sera un sensacional chaleco antibalas, verdad?
Claro que s. Mientras tanto, el ocupante del traje se cocinaba al vapor. Liberarse del exceso de
calor ya era el mayor problema del traje de campo. El usuario del traje poda sobrevivir a un impacto
(como ocurri con varas personas), pero slo si lo apagaba enseguida para enfriarse. Con dos o ms
impactos la temperatura interna se elevaba haciendo hervir el cerebro.
El traje deba desactivarse automticamente en ese caso. Pero no se desactivaba si haba vaco
fuera. En ese caso no se desactivaba por muy extremas que fueran las condiciones internas; el vaco es
siempre el peor mal.
Si ahora reciba un balazo, me cocinara de la piel para adentro.
No me puse a cantar hosanas al nombre de A. G. Bell. Durante la primera hora sent ganas de
exhumarlo para asarlo a fuego lento. No era su culpa, pero yo no estaba para fijarme en detalles.
Tras llenar de nuevo el tanque me dirig a la cima de la pila de chatarra. Esto era posible aunque no
fcil porque me encontraba cerca de la Heinlein, donde el espesor del basurero planetario no era tan
grande. Escurrindome, empequeecindome, mirando dnde iba, logr asomar la cabeza. Cualquiera de
los mil satlites me tendra en la mira, as que me puse a discar a toda prisa, tecleando con la lengua la
centralita que tena en la dentadura. Pens en llamar a Cricket, ya que l...
No estaba en ese nmero, segn el visor de mi cabeza, que rara vez se equivocaba en esas cosas.
Tampoco estaba Brenda, ni Liz. Estaba por llamar a otro nmero cuando comprend que no podra
comunicarme con nadie, porque mi telfono interno, cuando estaba en la superficie, operaba con una
unidad de refuerzo que forma parte del equipo normal de un traje de presin.
Quin poda esperar que pensara en esas cosas? Uno teclea la dentadura y oye una voz en el
odo. As funciona un telfono, joder. Es tan natural como gritar.
Claro que pens en ello entonces, y pronto comprend que tena otro problema. La seal de mi
telfono no saldra del campo del traje. Los heinleinianos usaban el campo cero para generar una seal
en otra banda, para comunicarse entre s sin que nadie, ni siquiera el OC, pudiera fisgonear. Esa medida
de seguridad me haba jodido.
Pens largo rato en esto, sin dejar de mirar el medidor de oxgeno. Regres al oscuro corredor y me
acerqu al cuerpo del hombre que haba matado.
An estaba ah, aunque echado a un costado. Logr quitarle el casco y regres al laberinto, donde
utilic la linterna y algunos trozos de metal que haba a mano para extraer el amplificador del radio de su
traje. Haba hecho mejor trabajo del que esperaba: una bala lo haba perforado.
Aun as lo conserv. Recargu el aire y regres a la superficie, donde us un tramo de cable para
conectar mi dispositivo de presin a la radio, siguiendo la teora de que era el nico modo de que algo
saliera del traje. Lo activ, y fui recompensada con una lucecita roja que se encendi en un visor de la
radio. Llam de nuevo a Cricket, y nada.
As que decid recurrir a mis vastos conocimientos tecnolgicos para reparar la radio. Traduccin:
estrell el desgraciado aparato contra el salpicadero del vehculo derruido donde estaba sentada, y disqu
de nuevo. Nada. Otro golpe. Todava nada. Un golpe ms y Cricket contest:
S, qu demonios quieres?
Mi lengua haba cobrado vida propia, discando una y otra vez el nmero de Cricket mientras
obraba mi magia con la radio. Y ahora, cuando la necesitaba, no lograba que esa lengua funcionara,
tanto me desconcertaba or una voz conocida.
No tengo tiempo para chorradas, de acuerdo? advirti Cricket.
Cricket, soy yo, Hildy, y...
S, Hildy. T la cubres a tu modo y yo al mo.
Cubrir qu?

La mayor noticia que... O un gemido de frenos mentales, y tambin un chirrido de llantas

mentales. Tras efectuar ruidosos cambios mentales, Cricket dijo con dulzura: Ninguna noticia, Hildy.
Nada en absoluto. Olvida lo que dije.
Demonios, Cricket, tambin ah hay problemas? Qu sucedi? Slo s que...
Puedes averiguarlo por tu cuenta, tal como hice yo.
Averiguar qu? No s de qu...
Claro, claro, por supuesto. No dar resultado, Hildy. Fue la ltima vez que me engatusas para
arrebatarme una nota.
Cricket, ni siquiera trabajo para El Pezn.
Una vez periodista, siempre periodista. Lo llevas en la sangre, Hildy, y tienes tanta capacidad para
pasar esto por alto como una ramera para cerrar las piernas cuando llaman a la puerta.
Cricket, escchame, estoy en un gran brete. Estoy atrapada...
Claro! grazn, confundindome por completo. Mucha gente est atrapada, amiguita. Creo
que es el mejor lugar para ti. Entrate dentro de unas horas, en Sin Vueltas. Y colg.
Quise arrojar la radio al demonio, pero recobr la cordura justo a tiempo. Y tambin la cautela,
pues mis ojos, siguiendo la posible trayectoria de la radio, haban avistado dos figuras que trepaban por
la chatarra.
Enfilaban hacia m, tal vez atradas por la transmisin. Me deslic por el flanco del vehculo
derruido y regres al laberinto.
An no he perdonado del todo a Cricket, pero debo decir que mi amor muri con esa llamada
telefnica. Claro que en parte me lo mereca, pues a menudo le haba engaado en el pasado. Y en su
defensa, l pens que yo estaba atrapada en un ascensor, como miles de lunarianos en ese momento, y no
crey que corriera peligro, y en todo caso no poda hacer nada.
Seguro. Y tu mamita habra follado con un cerdo, Cricket, si hubiera encontrado alguno que
estuviera dispuesto. No me diste tiempo de explicarme.
Lo que me sac de quicio fue que, cuando al fin estuve en condiciones de llamar de nuevo, l haba
ordenado al telfono que rechazara mis llamadas. Arriesgu el pellejo buscando ms aire y un nuevo lugar
desde donde transmitir, y lo nico que obtuve fue una seal de ocupado.
Recib varias de esas seales en rpida sucesin. Brenda no contestaba. Visiones imposibles me
pasaban por la cabeza, desde una fuga de aire en toda la ciudad hasta millares de soldados como los que
haba visto, demoliendo el planeta entero.
Pero tena que seguir intentando. As que regres al laberinto y busqu mi agujero de aire favorito.
Y vi a dos tos fornidos montando guardia, armas en mano.
Contaba con diez minutos de aire cuando retroced hacia la pila de tubos de cromo para ocultarme
de los soldados. Eso haba sido siete minutos antes.
Mi primera medida consisti en reducir el coeficiente de diseminacin de oxgeno de mi pulmn
artificial a un nivel que estaba a un paso de la inconsciencia.
dem el coeficiente de enfriamiento. Supuse que eso estirara los diez minutos a quince si no tena
que moverme mucho. Hasta ahora no me haba movido en absoluto. El parpadeo de la lucecita roja me
indicaba que el nivel de oxgeno de mi sangre era bajo. Y se haba encendido otro medidor que
normalmente permaneca apagado, asegurndome que la temperatura de mi cuerpo estaba en 39,1
grados y se elevaba lentamente. Saba que no soportara mucho ms sin caer en el delirio; ms all de los
cuarenta se extenda un territorio peligroso.
Soy psima como tctica, lo admito, al menos en una situacin como sa. Vea los elementos del
problema, pero slo poda sudar. Esos tos de arriba, por ejemplo. Podan comunicar mi posicin a los
gorilas que custodiaban el tanque de aire? Estaban a treinta metros de mi cabeza, y si tenan algn tipo de
coordinacin los guardias pronto recibiran el mensaje de estar atentos a la llegada de un trofeo jadeante,
redondo como un baln, cmplice conocido de tuberas cromadas.
Y qu podra hacer en ese caso? No haba esperanzas de llegar por ese laberinto hasta la
prxima unidad de aire, que de todos modos tambin poda estar vigilada. Si esos sujetos no
encontraban otro sitio adonde ir en ocho minutos, slo me quedaba esperar para ver si me mora de
asfixia o me herva en mi propio sudor. No tena una preferencia; es algo que slo podra interesarle a un
mdico forense.
Brenda Starr, reportera heroica, sin duda habra elaborado alguna estratagema, alguna
distraccin, algo para alejar a esos temibles soldados del tanque de aire el tiempo suficiente para

reaprovisionarme. Hildy Johnson, maestra muerta de miedo muerta era casi literal en estas
circunstancias y ex cagatintas, no saba cmo actuar sin llamar la atencin.
Haba un ingrediente favorable en el cctel. Mi lengua haba continuado su vida independiente
mientras yo me ocultaba, y pronto me sorprendi el ruido de una seal de ocupado. Ni siquiera saba a
quin haba llamado, y mucho menos cmo haba salido la seal. Luego deduje (y ms tarde confirm)
que algn objeto de esa pila de chatarra oficiaba de antena, retransmitiendo mis llamadas a la superficie,
y de ah al satlite.
As que de nuevo llam a Brenda (sin respuesta), y a El Pezn (sin respuesta), y a Liz.
Palacio de Buckingham, habla su majestad dijo una voz gangosa.
Liz, Liz, habla Hildy. Estoy en apuros.
Hubo un silencio largo y aguardentoso. Me pregunt si se habra dormido. Luego o un sollozo.
Liz? Todava ests all?
Hildy, Hildy. Cielos, no quise hacerlo.
No quisiste hacer qu? Liz, no tengo tiempo para...
Soy una borracha, Hildy. Una maldita borracha.
No era precisamente una primicia. No dije nada, pero o sus espasmdicos sollozos mientras mi
reloj personal contaba los segundos.
Dijeron que podran encerrarme largo tiempo, Hildy. Muy largo tiempo. Yo estaba asustada, y
me senta muy mal. Temblaba y vomitaba continuamente aunque no lanzaba nada, y no queran darme
un trago.
De qu hablas? Quines no queran?
Ellos, demonios. El OC.
Para entonces ms o menos lo haba deducido. En ese momento Liz tartamude incoherencias, y
despus me enter de la historia completa, y era algo parecido a lo siguiente.
Aun antes de la celebracin del Bicentenario, Liz era empleada del OC. En algn momento la
haban arrestado, encarcelado y acusado de muchas infracciones relacionadas con el uso de armamento.
(Lo mismo ocurri con muchos otros; la invasin de Villa Heinlein se organiz con armas confiscadas
durante una gran redada, un hecho que jams sali en las noticias.)
Dijeron que poda estar ochenta aos en la crcel, Hildy. Y luego me dejaron tranquila, y el OC
me habl y me dijo que si le haca algunos recados, retiraran los cargos.
Qu pas, Liz? Te descuidaste?
Qu? Oh, no s, Hildy. Nunca me mostraron las pruebas en mi contra. Dijeron que las
presentaran en el juicio. No s si las haban obtenido legalmente o no. Pero cuando el OC dio su discurso
comprend que no importaba. Hablamos de eso. Si l quisiera, podra tender una trampa a todos los
habitantes de Luna por una cosa u otra. Yo slo vea que en un tribunal llevara las de perder. No quera
que llegara tan lejos.
As que me delataste.
Hubo un largo silencio. Haban transcurrido unos minutos ms. Los guardias no se haban
movido. No haba nada que hacer salvo escuchar.
Cuntame el resto dije.
Aparentemente el OC quera saber ciertas cosas sobre ese grupo que viva en Delambre. Le
sugiri a Liz que me llevara all para ver qu suceda.
Era para sentirse halagada. El OC deba valorar muchsimo mi instinto de sabueso. Supongo que
si yo no hubiera visto nada en esa primera excursin, habra organizado otra cosa, hasta darme una
pista. Despus de eso, de un modo u otro lograra dar con la historia.
Sinti mucho inters cuando trajiste esa cinta de la nia. En ese momento yo era una sucursal de
su empresa, Hildy. Le dije que encontrara un modo de hacerte soltar la lengua. En ese momento habra
hecho cualquier cosa.
El sndrome del rehn dije. Los guardias an estaban ah.
Qu? Ah s. Probablemente. O mera falta de carcter. De cualquier modo, me dijo que me
callara o sospecharas. Eso hice, y al fin me invitaste a ir.
Y en esa primera visita haba robado un generador de campo. No dijo cmo, pero tal vez no fuera
difcil. No son peligrosos a menos que uno intente abrirlos.
Pude imaginarme el resto sin ayuda. En una semana el OC haba aprendido lo suficiente sobre
tecnologa de campo para lograr que sus efectivos atravesaran las barreras, aunque no para equiparlos
con sus propios trajes de campo.

Y eso es todo suspir Liz. Supongo que te han arrestado, y tambin a los dems. Dnde
te tienen? Han fijado la fianza?
Hablas en serio?
Oye, Hildy, no creo que l tenga ninguna acusacin grave contra ti.
Liz... qu est pasando ah?
A qu te refieres?
Cricket dijo que todo se iba al demonio.
No s, Hildy. Estaba durmiendo cuando llamaste. Estoy en mi apartamento. Pensndolo bien,
las luces tiemblan. Pero podra ser mi cabeza.
Estaba tan a oscuras como yo. Como mucha gente. La gente que se quedaba en su apartamento y no
viva en los sectores donde se interrumpa el servicio de oxgeno, tena muchas probabilidades de perderse
las primeras etapas del Gran Fallo. Liz haba estado en un sopor alcohlico, con el telfono sintonizado
para recibir nicamente llamadas mas.
Liz, porqu?
Hubo una larga pausa.
Hildy, soy una borracha. Nunca confes en una borracha. Si debes escoger entre una persona y
un trago... no hay opcin.
Nunca pensaste en buscar una cura?
Tesoro, me gusta beber. Es lo nico que me gusta. Eso y Winston.
Tal vez deb atizarle un golpe bajo en ese momento, pues estaba muy furiosa con ella. Decirle que
su perro estaba frito y resecado por el vaco no habra bastado para desquitarme por lo que me haba
hecho.
Pero en ese momento empec a sentir mucho calor. Ya estaba bastante tibia, pero de golpe mi piel
se puso tan caliente que quera arrancrmela y sent un dolor quemante en el costado izquierdo del
pecho.
El traje de campo haca lo que poda. Mir alarmada el descenso del indicador que mostraba los
minutos de vida que me quedaban. Pens que no iba a detenerse. Demonios, casi era mejor as. Con el
descenso del medidor una rfaga de aire fro me ba el cuerpo. Al menos no me freira.
Pero al fin entend lo que suceda. Durante un minuto haba sentido sacudidas breves y bruscas en
los tubos de metal contra los cuales me inclinaba y la agarradera de metal donde apoyaba los pies.
Entonces vi una bala que chocaba contra un tubo. No poda ser otra cosa. Dej una melladura en el metal.
Alguien disparaba hacia abajo desde la pila de chatarra. Disparaba a ciegas, pues yo no vea al tirador. Pero
las balas rebotaban, y una al fin me acert. No resistira otro disparo.
Cog un tubo y march hacia el corredor. No crea poder hacer mucho contra esos toscos trajes de
presin, pero si les pegaba en los visores al menos tumbara a uno de ellos, y caera peleando. Era lo
menos que le deba a Winston.
Fue como pisar un peldao inexistente. Sal al corredor empuando el tubo como un bateador. Y
no haba nadie.
Los guardias se replegaban a la luz de las lmparas de sus cascos, dirigindome hacia la salida.
Nunca lo sabr con certeza, pero aparentemente los haban llamado desde arriba para ordenarles
que me buscaran. Cmo iban a saber que los tos de la cima de la pila estaban pocos metros ms
arriba? Si se hubieran quedado en su sitio, yo habra muerto en noventa segundos a lo sumo. Les di diez
segundos para que se alejaran a una distancia desde la cual no pudieran verme y busqu la manguera del
adaptador.
No estaba all.
Me enfureci la tontera de morirme de asfixia a un paso de una tonelada de oxgeno comprimido.
Le di un manotazo al tanque, encend la linterna y alumbr el suelo. Estaba segura de que se haban
llevado la manguera. Es lo que yo hubiera hecho en lugar de ellos.
Pero no se la haban llevado. Estaba al pie de la unidad de aire. Tal vez uno de ellos la haba
desprendido cuando decidi apoyar su gordo trasero en el tanque. La conect con el tanque y la vlvula
de mi pecho e hice girar la llave.
Me gano la vida con palabras, y respeto las palabras. Siempre quiero usar la ms precisa, as que
busqu largo tiempo la apropiada para describir la sensacin que me dio el primer borbotn de aire
fresco, y llegu a la conclusin de que nadie la ha inventado. Pensad en el mayor placer que hayis
experimentado, y usad la palabra que os guste para describirlo. Un orgasmo palideca en comparacin.

Por qu no se haban llevado la manguera? La respuesta resultara ser muy sencilla, y tpica del
Gran Fallo. No saban que la necesitaba.
Los policas y soldados que invadieron Villa Heinlein no saban mucho sobre nada. No esperaban
resistencia armada. No saban nada sobre la naturaleza o las limitaciones de la tecnologa de los trajes de
campo. Ni les haban dicho que haba dos grupos que obedecan rdenes conflictivas, con lo cual uno
destruira al otro. Todo esto afect terriblemente su tctica. Muchas personas sobrevivieron gracias a la
confusin, y yo fui una de ellas. Me gustara adjudicarme el mrito de mi supervivencia y no todo lo que
hice fue estpido, pero lo cierto es que tuve a Winston, y tuve mucha suerte, y esa suerte tuvo mucho que
ver con la ignorancia y la falta de coordinacin de los atacantes.
Empec a comprender esta situacin cuando me alej del tanque de aire para internarme en un
corredor, creyendo que me llevara a otra salida. No saba de cunto me servira, pero vala la pena
tenerlo en cuenta.
Una vez en la superficie, llam a El Pezn y recib otra seal de ocupado, mientras permaneca
atenta a la aparicin de ms chicos malos. Esperaba que todos estuvieran sobre la pila de chatarra, en lo
posible tropezndose y rompindose piernas, cabezas y otras partes del cuerpo. Ojal Callie estuviera
ah; ella les habra arrojado un maleficio.
Callie? Bien, qu diablos. Tuve que buscar el nmero en los recovecos ms alejados de mi
memoria, y no me sirvi de nada. Ni siquiera la seal de ocupado. Nada salvo aire muerto.
Entonces record el cdigo mximo. Por qu me demor tanto? Creo que Walter me haba
inculcado de veras la idea de que ese cdigo no deba usarse, que slo exista como un paradigma
inalcanzable de perfeccin sensacionalista. Una noticia que justificara el uso del cdigo mximo
requerira titulares ante los cuales una tipografa de cuerpo 72 parecera letra pequea. La otra razn es
que nunca haba pensado en esos sucesos como una noticia.
A decir verdad, no depositaba muchas esperanzas en esa llamada. Haba usado mi cdigo de
acceso normal para El Pezn, y eso debi bastarme para sortear un atasco de llamadas y llegar
directamente a la oficina de Walter. Hasta ahora slo haba odo la seal de ocupado. Pero de cualquier
modo tecle el cdigo, y Walter dijo:
No me digas dnde ests, Hildy. Cuelga y alejate de tu posicin actual todo lo posible, luego
llmame de nuevo.
Walter! grit. Pero la lnea ya estaba muerta.
Sera grato informar que hice inmediatamente lo que l deca, que no perd tiempo, que continu
demostrando la valiente resolucin que me caracterizaba desde que se efectuaron los primeros disparos.
Es decir, hasta ahora no haba llorado. Pero ahora, llor. Romp a llorar como un beb.
No lo intentis con un traje de campo, cuando se consigan. No se respira, as que los pulmones
sufren un espasmo. Los odos estallan. El mecanismo regulador se descalabra, as que gast diez minutos
de oxgeno en tres minutos de histeria. V. M. Smith no tuvo en cuenta los arrebatos emocionales cuando
los dise.
Haba tenido la astucia de conservar la manguera de conexin, as que regres al tanque de aire y
me recargu. Si tan slo pudiera encontrar un tanque porttil suelto lograra atravesar la superficie.
Demonios, si era demasiado grande para cargarlo, lo arrastrara. Oigo mencionar al soldado muerto y su
traje? Gracias, gran idea, pero mi turbadora precisin con la ametralladora haba daado una de las
conexiones. Lo comprob cuando ped prestada la linterna, y de nuevo porque necesitaba el aire, y tal
vez me hubiera equivocado cuando rescat la radio. Libby tal vez hubiera montado un adaptador con la
chatarra que me rodeaba, pero teniendo en cuenta la presin de ese tanque habra preferido besar una
serpiente de cascabel.
stos son los pensamientos que se tienen en el agotamiento que sigue a un acceso de llanto. El
llanto me haba aliviado. Redujo mi creciente pnico y me permiti evaluar mis decisiones, tomar en
cuntalos dos actores que obraban a mi favor, y me los repet como cantando un mantra: primero, mi
cerebro, que era bastante bueno a pesar de las pruebas en contrario que he presentado hasta ahora;
segundo, la capacidad de Walter para tomar decisiones, que era ptima.
Me senta alegre cuando llegu de nuevo a la salida y ech un vistazo a la superficie buscando
enemigos. Me puse eufrica al no ver ninguno. Aljate de tu posicin actual, haba dicho Walter. Todo
lo posible.
Me alej del laberinto y atraves un corto tramo de luz solar, dirigindome a la sombra de la
Heinlein,
Hola, Walter?
Dime lo que sabes, Hildy, y deprisa.
Estoy en un gran brete, Walter...

Lo s, Hildy. Cuntame lo que no s. Qu sucedi?

As que me embarqu en una historia condensada de mis relaciones con los heinleinianos. Walter
me interrumpi de nuevo. Saba quines eran, dijo. Qu ms? Bien, el OC se traa algo entre manos,
dije, y Walter dijo que tambin lo saba.
Parte de la premisa de que s todo lo que sabes, excepto lo que te sucedi hoy. Hablame de
hoy. Hablame de la ltima hora. Slo las partes importantes. Pero no menciones nombres ni lugares
especficos.
Con tantas omisiones, no me llev mucho tiempo. Se lo cont en menos de cien palabras, y podra
haberlo resumido en una: Socorro!
Cunto aire tienes? pregunt.
Quince minutos.
Ms de lo que pensaba. Tenemos que organizar una cita sin mencionar nombres de lugares.
Alguna idea?
Tal vez. Conoces el mayor elefante blanco de Luna?
S. Ests cerca de la trompa o de la cola?
La trompa.
Perfecto. Si en nuestra ltima partida de pquer, la carta alta de mi mano era un rey, camina
hacia el norte. Si era una dama, hacia el este. Si era una sota, hacia el sur. Entendido?
Entendido. Me dirigira hacia el este.
Camina diez minutos y aguarda. Estar all.
Con otra persona yo habra desperdiciado otro minuto sealando que slo me dejaba un margen
de cinco minutos, sin esperanzas de regresar. Tratndose de Walter, slo dije:
As lo har.
Walter tiene muchas caractersticas despreciables, pero si dice que har algo, lo hace.
De todos modos tendra que apresurarme. Mientras hablbamos haba avistado a dos enemigos
que cruzaban la planicie a grandes trancos. Venan del norte, as que arroj la radio hacia el sureste. De
inmediato cambiaron de rumbo para seguirla.
Ahora vena la parte difcil. Los vi pasar frente a m Aun con un traje normal, yo habra sido difcil
de avistar en las sombras. Pero ech a andar hacia el este, y poco despus sal a la brillante luz del sol.
Record que Gretel haba sido difcil de localizar cuando la encontr por primera vez. Nunca me haba
sentido tan desnuda. No dej de mirar a los soldados, y cuando llegaron al punto donde haba cado la
radio me detuve y los observ mientras ellos escrutaban el horizonte.
No permanec quieta mucho tiempo, pues pronto localic a cuatro personas ms que acudan desde
varias direcciones. Fue una de las cosas ms difciles que hice jams, pero ech a andar antes que
cualquiera de ellos se acercara demasiado.
Con cada paso pensaba en todos los modos en que podan encontrarme y aprehenderme. Una
simple unidad de radar habra bastado. No entiendo mucho de fsica, pero supona que el traje de campo
irradiara una seal fuerte.
No deban de tener radar, pues en poco tiempo estuve a distancia suficiente para no distinguirlos del
resplandor del suelo, y si yo no los vea a ellos era seguro que ellos no me vean a m.
En el noveno minuto un flotador plateado revolote en silencio sobre mi cabeza, a menos de diez
metros, y yo habra saltado de mis calcetines si hubiera tenido calcetines. Gir en el aire, y vi el emblema
de El Pezn en el flanco, y sent un gran alivio.
El piloto traz un gran valo a cierta distancia de la Heinlein que ya estaba fuera de la vista,
mostrndose porque yo deba ir hacia l, y no a la inversa. El flotador se pos a mi derecha, semejante a
un mosquito gigante copulando con un camastro. Ech a correr.
Deba de tener un sensor en la escalerilla, porque el flotador se elev en cuanto apoy ambos pies.
No era la clase de maniobra que me habra gustado hacer en una excursin dominical, pero poda
entender su prisa. La compuerta de la cmara de presin se abri, y cuando abord el vehculo enfrent la
improbable visin de Walter apuntndome con una ametralladora.
Vaya, en las ltimas horas me haban apuntado con tantas armas que la escena que un ao atrs
me habra hecho titubear, sobre todo durante una renovacin del contrato apenas me afect.
Experiment algo que haba notado antes al final de momentos de gran tensin. Quera dormirme.
Guarda esa cosa, Walter. Si disparas, moriremos los dos.
El casco de presin es reforzado dijo Walter, sin dejar de encaonarme. Ante todo, qutate ese
traje.

No estaba pensando en la descompresin dije. Pensaba que tal vez te meteras un balazo
en el pie, y luego, con suerte, me acertaras a m.
Pero desactiv el traje, y l me mir a la cara, ech un vistazo a mi cuerpo desnudo y muy preado,
y desvi los ojos. Guard el arma y regres al asiento del piloto. Yo me sent al lado.
Un da bastante agitado dije.
Ojal volvieras a cubrir noticias en vez de crearlas. Qu has hecho para irritar tanto al OC?
Acaso fui yo? Yo fui la causa de todo esto?
No, pero eres una parte importante.
Dime qu sucede.
Nadie tiene el cuadro completo an dijo, y me cont lo poco que saba.
Haba comenzado en el mundo normal cuando miles de ascensores se atascaron entre un nivel
y otro. En cuanto se despacharon las cuadrillas de emergencia, surgieron otros fallos. Pronto todos los
medios de comunicacin de masas enmudecieron y Walter recibi informes sobre despresurizacin y
agotamiento del oxgeno en otras ciudades. Hubo incendios, disturbios y confusin. Poco antes de que l
recibiera mi llamada, el OC haba aparecido en las principales frecuencias con un anuncio que pretenda
calmar a la poblacin pero resultaba extraamente perturbador. Dijo que haba disfunciones, pero que ya
estaban bajo control. (Una mentira obvia, dijo Walter, casi con deleite.) El OC se haba comprometido
a trabajar mejor en el futuro, prometi que no sucedera de nuevo. Dijo que ahora l controlaba todo.
La primera implicacin dijo Walter era que durante un tiempo l no controlaba las cosas, y
quiero una explicacin. Pero lo que ms me afect, cuando pens en ello, fue... a qu clase de control se
refera?
Creo que no entiendo.
Bien, obviamente l controla el funcionamiento cotidiano de Luna, en el sentido de que
administra ciertas cosas. Aire, agua, transporte. Y ejerce mucho control sobre ciertos sectores sociales.
Prepara planes para el Gobierno, por ejemplo. Participa en todo. Monitorea todo. Pero controlar? No me
gusta ese trmino.
Mientras pensaba sobre ello, un objeto rpido y brillante nos alcanz, nos dispar desde la
izquierda y luego trat de hacerlo desde la derecha, como si hubiera cambiado de parecer. Se transform
en una bola de fuego y lo atravesamos volando. O un repiqueteo en el casco, esquirlas del tamao de
granos de arena.
Qu demonios fue eso?
Alguno de tus amigos. No te preocupes, domino la situacin.
Dominas? Nos han disparado!
Y errado. Y estamos fuera de su alcance. Y esta nave est equipada con los mejores dispositivos
de distorsin de seales que se pueden comprar. Tengo trucos que ni siquiera he usado.
Mir de soslayo a ese hombre osuno, encorvado sobre sus controles manuales mientras miraba
los dispositivos del salpicadero, dispositivos que sin duda no haban salido de fbrica junto con el
flotador.
Deb saber que tenas contactos con los heinleinianos.
Contactos? resopl. Estaba en el consejo de administracin de la Sociedad L5 cuando la
mayora de esos heinleinianos an no haban nacido. Mi padre estaba ah cuando se lanz la quilla de esa
nave. Claro que tengo contactos.
Pero no eres uno de ellos.
Digamos que tenemos ciertas diferencias polticas.
Tal vez pensaba que eran demasiado izquierdistas. Mucho tiempo atrs yo haba hablado de
poltica con Walter, como la mayora de la gente cuando entraba a trabajar en El Pezn. Pocos tenan
una segunda conversacin. La palabra ms caritativa que yo usaba para describir sus convicciones era
desaforadas. Lo que para muchos de nosotros sera anarqua para Walter era una camisa de fuerza
social.
No te agrada el seor Smith?
Un gran cientfico. Lstima que sea socialista.
Y el proyecto de la nave estelar?
Funcionar el da en que vuelvan al plan original. Ms veinte aos para reconstruir la nave y
arrancarle toda la chatarra que ha instalado Smith.
Una chatarra bastante ingeniosa.
l fabrica un magnfico traje espacial. An no me ha mostrado un motor estelar.

Decid no insistir, pues no tena intenciones de en-sarzarme en una discusin, y porque no saba si
tena razn o no.
Y las armas coment. Si hubiera pensado en ello, habra sabido que poseas armas.
Todos los hombres libres poseen armas. No tena caso recordarle que yo haba prescindido
de esa libertad casi toda mi vida, ni lo que haba intentado hacer cuando la obtuve. Sera una discusin
intil.
Te la consigui Liz?
Yo le consigo las armas a Liz. A menos hasta hace poco. Ahora est bebiendo demasiado, y no
confo en ella. Me mir de reojo. T tampoco deberas confiar en ella.
Decid no preguntarle cmo lo saba. Quera pensar que de haber sabido que Liz estaba entregando
a los heinleinianos, Walter los habra puesto sobre aviso, a pesar de sus diferencias polticas. O al menos
me habra puesto sobre aviso, ya que pareca saber tanto sobre mis actividades recientes. Nunca se lo
pregunt.
Pude preguntarle muchas cosas mientras volbamos sobre la planicie a cincuenta metros de altura.
Si le hubiera preguntado algunas cmo saba lo que suceda con el OC, entre ellas me habra evitado
muchas preocupaciones. En realidad, me habra dado otras razones para preocuparme, pero me
preocupo mejor cuando tengo motivos para estar asustada. En ese momento me senta tan aliviada por el
rescate que simplemente me regode en el calor de esa nueva seguridad.
Cmo iba a saber que slo me quedaban diez minutos para estar con l? Walter monitoreaba
continuamente sus instrumentos, y al or una advertencia mascull un juramento y activ los
retropropulsores. Comenzamos a descender. Yo estaba por dormirme.
Qu sucede? pregunt. Problemas?
No creo. Slo esperaba llegar un poco ms cerca, pero debers bajarte aqu.
Bajarme? Vaya, Walter, creo que prefiero ir a tu apartamento. Yo haba echado una rpida
ojeada en torno. Ese lugar jams figurara en Las 1001 vistas ms bonitas de Luna. No haba rastros de
habitacin humana. No haba rastros de nada, ni siquiera una huella de dos siglos.
Me encantara recibirte, Hildy, pero eres demasiado peligrosa. Se volvi hacia m. Mira,
encanto, as son las cosas. Tengo acceso a una lista de varios cientos de personas que el OC est
buscando, y t figuras en el primer lugar. Por lo que he sabido, el OC est muy decidido a encontrarlas.
Muchas personas han muerto en la bsqueda; no s qu sucede, porque es un fallo realmente grande,
pero me propongo averiguarlo... pero t no puedes ayudarme. nicamente puedo ocultarte en un sitio
donde ests a salvo del OC. Tendrs que quedarte ah hasta que haya pasado el temporal. Es demasiado
arriesgado para ti.
Creo que por un rato slo exhal aire. Eran demasiados cambios con demasiada prisa. Cuando
empezaba a sentirme segura, me arrancaban la alfombra de debajo de los pies.
Yo saba que el OC me buscaba, pero la sensacin fue diferente cuando me lo dijo Walter. l
nunca se equivocaba en esas cosas. Y no era alentador inferir que el OC se propona matarme cuando
me encontrara. Porque yo saba demasiado? Porque haba metido las narices donde no deba? Porque
no quera compartir conmigo las regalas de su sper-pasta-de-dientes? No tena idea, pero quera saber
ms, y me propona saberlo antes de salir del flotador de Walter.
Walter, que acababa de llamarme encanto. A qu cuernos vena todo eso?
Qu quieres que haga? pregunt. Que acampe all fuera, en los maria? Me temo que no
traje la tienda.
Meti la mano atrs del asiento y empez a entregarme cosas. Un tanque de aire de diez horas. Una
linterna. Un crujiente saco de lona. Me puso una brjula en la palma, abri la compuerta de salida.
Hay cosas tiles en el saco dijo. No tuve tiempo para traer ms. Es mi equipo de
supervivencia. Ahora debes largarte.
No me ir.
Te irs. Suspir, desvi los ojos. Se le vea muy viejo. Hildy, tampoco es fcil para m,
pero creo que es tu nica oportunidad. Tienes que confiar en m porque no hay tiempo para contarte
ms, ni hay tiempo para hacer chiquilladas y dejarse vencer por el pnico. Quera dejarte ms cerca, pero
as ser mejor. Seal el salpicadero. En este momento creo que eres invisible. Si bajas, el OC no
sabr adonde fuiste. Si te acercas ms, ser como dibujarle un mapa. Tienes aire suficiente para llegar,
pero no tenemos ms tiempo para hablar, porque debo irme de aqu dentro de un minuto.
Adonde quieres que vaya?
Me lo dijo, y si me hubiera dicho otra cosa yo no habra bajado del flotador. Pero tena sentido, y
l pareca bastante asustado. Ver a Walter asustado era toda una novedad, y no dej de impresionarme.

Pero an titubeaba, preguntndome si me obligara en caso de que yo me negara a moverme.

Entonces l me cogi el cuello, me atrajo hacia s y me bes en la mejilla. Qued tan sorprendida que no
me resist.
Me solt de inmediato, y se apart.
Te falta poco?
Diez das ms dije. No habr problemas.
No debera haberlos, pens, a menos.... A menos que creas que deber ocultarme durante...
No creo. Tratar de comunicarme contigo dentro de tres das. Entretanto, manten la cabeza
gacha. No intentes comunicarte con nadie. Permanece aqu una semana, nueve das si es necesario.
El dcimo saldr declar.
Para entonces ya tendr otra cosa prometi. Ahora lrgate.
Sal a la cmara de presin, la despresuric, not que el traje de campo se activaba. Baj a la planicie y el
flotador se elev en el cielo y se alej hacia el horizonte. Antes de sujetarme el tanque de oxgeno, alc la
mano y toqu la lgrima de Walter, an tibia en mi mejilla.
No s a qu distancia de mi destino final me dej Walter. Veinte o treinta kilmetros. No crea que
fuera un problema.
Recorr los diez primeros con las zancadas que los msculos que han evolucionado en la Tierra
pueden producir en la gravedad lunar, ese andar que, salvo la bicicleta, es el transporte energticamente
ms eficiente que conoce el hombre. Y si recordis que esa distancia se recorre prontamente con un traje
de presin comn, pensad en un traje de campo. Uno prcticamente vuela.
Pero no es aconsejable para mujeres encinta. Al poco tiempo tuve una sensacin rara en el
vientre, y aminor la marcha, haciendo nerviosos clculos acerca del oxgeno y la distancia mientras
comenzaba a internarme en territorio conocido.
Llegu a la vieja cmara de presin con tres horas de aire libre y los pies entumecidos. Me dorm
algunas veces, despertando cuando estaba por caerme de bruces, consultando la brjula mientras me
restregaba los ojos, recobrando la compostura. Por suerte, cuando todo comenz estaba en terreno
conocido.
Tuve un mal momento cuando la cmara de presin se neg a abrirse. Era posible que hubieran
clausurado ese sitio en los ltimos setenta aos? No haba pasado tanto tiempo desde que yo lo haba
usado. Desde luego, conoca otras cmaras en la zona, pero Walter haba dicho que era peligroso usarlas.
Pero las usara antes que morir en la superficie. Estaba pensando en ello cuando la rezongona y vieja
maquinaria se activ y el tambor de la cmara rot. Entr, presuric la cmara, entr en el ascensor, que me
deposit en un pequeo cubculo de seguridad. Tecle las letras M-A-R-I-A-X-X-x. A poca distancia, una
vieja dama notara que la puerta estaba en uso. Si Walter tena razn, esa informacin no sera retransmitida
al Ordenador Central.
No hay como estar en casa, pens, entrando en la penumbra y aspirando el olor a podredumbre
de una selva tropical cretcea. Estaba en un rincn distante del criadero de dinosaurios donde haba
pasado mi infancia, la hacienda de Callie. La CC siempre haba sido de ella, y Callie jams haba pensado
en llamarla C&M ni nada por el estilo. A m no me interesaba ser copropietaria, pero me habra gustado
sentirme como algo ms que un pen. Pero no entremos en eso.
Ese rincn y me preguntaba cmo lo haba sabido Walter siempre haba sido para m la
Caverna de Mara. La caverna de marras estaba a pocos metros, y era el sitio donde yo jugaba cuando era
pequea y an me llamaba Mara Cabrini.
As que me dirig hacia la Caverna de Mara, donde junt musgo seco para formar un lecho, y me
propona apoyar la cabeza en el saco de lona que me haba dado Walter y dormir por lo menos una
semana. Nunca supe si logr apoyarla porque me dorm mientras mi cabeza descenda.
Dorm tres horas. Lo s porque mir el reloj de mi pantalla en cuanto me despertaron los primeros
dolores del parto.

25
DEFUNCIONES

Si las mujeres hubieran dominado el campo de la fsica terica y las matemticas, la especie
humana habra llegado a las estrellas mucho tiempo atrs.
Lo afirmo por experiencia personal. Ningn varn podra comprender la terrible geometra del
parto. Ante el intrngulis de lograr que un objeto del tamao X apareciera del otro lado de una abertura de
tamao X/2, y provista con los conocimientos que le permitiesen encararlo como un problema topolgico
o de geometra lobachevskiana, una de las muchsimas mujeres que fue presa de los dolores del parto
habra realizado algn descubrimiento relacionado con dimensiones mltiples o el hiperespacio, tan slo
para que le dejara de doler. El viaje ultralumnico habra sido facilsimo. En cuanto a Einstein, una mujer
nacida mil aos antes que l habra descubierto sin dificultad la mutabilidad del tiempo y del espacio, si
slo contara con las herramientas. Que el tiempo es relativo? Bah, Eva habra podido descubrirlo.
Respira hondo y aguanta, tesoro, treinta segundos o una eternidad, lo que dure ms.
No describ los daos que sufr en mi segunda Interfaz Directa con el Ordenador Central por
muchos motivos. Ante todo, semejante dolor es indescriptible. Adems la mente humana no recuerda
bien el dolor, una de las pocas cosas que Dios hizo bien. S que doli; no recuerdo cunto, pero estoy
segura de que dar a luz me doli ms, porque el dolor era incesante. Por estas razones, y otras
relacionadas con la poca intimidad de que se puede gozar en esta poca abierta, no har muchos
comentarios sobre el proceso que Dios caracteriz de este modo en Gnesis 3, versculo 16:
Aumentar tus dolores cuando tengas hijos, y parirs con dolor. Todo esto por tragarse una maldita
manzana?
Inici mi trabajo de parto, que dur varios milenios, o al menos hasta la mitad de esa noche.
No hay excusas para mi ignorancia de la mayor parte de ese proceso. Haba visto muchas pelculas
viejas y deb recordar esas cmicas escenas en que el bendito acontecimiento se adelanta. En mi defensa
slo puedo alegar un siglo de vida ordenada, una vida en que un tren que deba llegar a las 8:17:16
llegaba a las 8:17:15. En mi mundo el servicio postal es rpido, barato y continuo. Se espera que un
paquete llegue al otro lado de la ciudad en quince minutos, y al otro lado del planeta en menos de una
hora. Cuando hacemos una llamada interplanetaria, la compaa telefnica no puede alegar que una
tormenta solar est creando interferencias; esperarnos que solucione el problema, y lo soluciona. Estamos
tan mal criados por los buenos servicios de un mundo eficiente que la queja ms comn que recibe la
compaa telefnica y hablo de miles de cartas insultantes por ao se relaciona con la demora temporal
que se produce cuando llamamos a Marte para hablar con la ta. Qu velocidad de la luz ni qu leches.
Comunicadme y ya.
Por eso la primera contraccin me cogi desprevenida. Ese pequeo granuja deba llegar dos
semanas despus. Yo saba que poda llegar antes, pero en ese caso habra telefoneado al doctor y l me
habra enviado una pldora para detenerlo. Y el da indicado yo habra ido y otra pldora habra reiniciado
el proceso y podra haber ledo un libro o un padloide o alisado papeles hasta que me entregaran al nio
limpio, empolvado, envuelto en paales y apaciblemente dormido. Claro que saba cmo sera, pero sufra
de esa ilusin que compartimos todos. Pensaba que sera inmune, maldicin. Nos olvidamos de esto
cuando empezamos a tener hijos de probeta, verdad? Si nuestra mente sabe esto, cmo se atreve
nuestro cuerpo a traicionarnos? Pensaba estas cosas a pesar de los hechos recientes, que deberan haberme
enseado que el mundo no era un lugar tan ordenado como yo crea.
As que mi tero declar su independencia, primero con un retortijn, luego con un espasmo, y
despus con una marejada de dolor equivalente al peor restreimiento desde que alguien intent defecar
un ladrillo.

No soy heroica ni estoica. Despus del cuadragsimo o quincuagsimo espasmo decid que era
preferible una muerte rpida, as que me levant y sal de la caverna con la intencin de entregarme. A fin de
cuentas, no poda ser tan malo. Sin duda el OC y yo podramos negociar.
Pero como no soy heroica ni estoica, salv mi vida; despus del espasmo cuadragsimo primero o
quincuagsimo primero el dolor me tumb, hice un poco de aritmtica y calcul que me faltaban slo
trescientas contracciones para llegar a la salida ms prxima, as que regres a la caverna en cuanto pude
caminar, prefiriendo morir all que en el lodo.
Us las menguantes pausas de racionalidad que separaban una punzada de otra para recordar mi
nica fuente de sabidura popular en cuestiones de natalidad, las pelculas viejas. No las pelculas en
blanco y negro, donde la cigea trae a los nios, las mujeres encintas no engordan y las parturientas no se
despeinan. Pero a fines del siglo veinte haba algunas pelculas que mostraban ese espantoso proceso. Al
recordarlas sent an ms pnico. Demonios, algunas de esas mujeres se moran. Evoqu hemorragias,
frceps y episiotomas, y saba que haba cosas an peores.
Pero haba constantes en el proceso del nacimiento normal, que era lo nico que poda planear, as
que me dediqu a eso. Hurgu en la mochila de Walter y encontr agua embotellada, gasa,
desinfectantes, hilo, un cuchillo. Dispuse estos elementos como un siniestro equipo de ciruga domstica
donde slo faltaba la anestesia. Luego aguard la muerte.
Ese es el lado malo. Haba otro aspecto. Omitamos las descripciones febriles de gruidos y gemidos,
el palo que part con los dientes mientras haca fuerza, la sangre y los cuajarones. Lleg un momento en que
pude estirar las manos y palpar la cabecita. Era un momento de equilibrio entre la vida y la muerte. Tal vez
nunca he experimentado un momento tan perfecto, por motivos que nunca he podido describir. El dolor
persista, tal vez en su mayor intensidad. Pero el dolor continuo al fin genera su propia anestesia; tal vez se
desactivan los circuitos neurales, o tal vez aprendemos a absorber el dolor. Tal vez aprendemos a
aceptarlo. Yo lo acept en ese momento, mientras mis dedos palpaban esos diminutos rasgos faciales y
senta esa boquita que se abra y se cerraba. Durante unos segundos ms sigui siendo parte de mi cuerpo.
Entonces experiment por primera vez el amor maternal. No quera perderlo. Hara cualquier cosa
para no perderlo.
Quera que saliera, claro que s, pero una parte de m quera afincarse en ese momento.
Relatividad. Dolor y amor y temor y vida y muerte movindose a la velocidad de la luz, frenando el tiempo
hasta focalizar en ese instante perfecto, mi vientre el universo, y todo lo dems repentinamente
intrascendente.
Antes no lo amaba. No me deleitaba sentir sus patadas y movimientos, lo admito. No haba iniciado
esta preez con los cuidados necesarios, y hasta la semana anterior consideraba que el feto era un parsito
del cual bien poda desembarazarme. No lo hice slo porque estaba muy desorientada frente a la vida en
general, y frente a mi propsito en la vida en particular. Despus de haberme empeado en suicidarme,
haba actuado pasivamente, dejando que las cosas me ocurrieran, y el beb haba sido una de esas cosas.
Ese momento pas y l sali y estuvo en mis manos, e hice las cosas que hacen las madres. Me
pregunto si habra sabido qu hacer sin el recuerdo de esas escenas dramticas y esas clases de educacin
sexual que haba recibido ocho o nueve dcadas antes, y la respuesta es s.
De cualquier modo, lo limpi, cort el cordn umbilical, le cont los dedos de las manos y los pies,
lo arrop en una toalla y lo abrac contra mi pecho. No llor demasiado. Fuera de la caverna una tibia
lluvia prehistrica caa a travs de los helchos gigantes, y un brontosaurio bram a lo lejos. Me tend
exhausta, extraamente satisfecha, oliendo mi leche por primera vez. Cuando lo mir l sonri con su
carita de mono desdentado, y cuando le ofrec un dedo para jugar lo aferr con la manita. Sent que el
pecho se me hencha de amor.
Veis qu efecto tuvo en m? Me haca decir cosas como henchirse de amor.
Pasaron tres das, y Walter no apareci. Una semana, y ninguna novedad.
No me importaba. Walter me haba llevado al nico sitio de Luna donde yo poda sobrevivir.
Haba peces en el arroyo y frutas en los rboles. Aparte de los dinosaurios y los grandes cicadceos y
helchos y arbustos que ellos coman, no haba una fauna y flora prehistricas. El Doble C Barra estaba
provisto con formas de vida totalmente modernas. No haba trilobi-tes en el agua, pues nadie haba
encontrado un modo de obtener ganancias con los trilobites. En cambio haba truchas y lubinas, y saba
cmo pescarlas. Haba manzanos y nogales, y saba dnde encontrarlos porque yo misma haba
plantado muchos de ellos. No haba depredadores. Callie posea el nico tiranosaurio, y lo mantena
encerrado en un corral y lo alimentaba con trozos de brontosurio. Esa semana llev una pastoral vida de
caverncola que muchos ancestros paleolticos no habran reconocido. No pens mucho en ello.
Tampoco pens mucho en Callie. Ella no se present para ver a su nuevo nieto. No la culpo, pues
ni siquiera saba que lo haba concebido, y mucho menos parido, y si lo hubiera sabido no se habra
atrevido a visitarnos para no dar al OC una pista de mi escondrijo.

Eso fue lo que nos salv: el empecinamiento de Callie en no conectarse con la red planetaria, con
una terquedad por la cual todos sus conocidos y me incluyo se haban burlado de ella. Recuerdo que
en mi adolescencia le present un anlisis de costes y beneficios para convencerla de sucumbir al
progreso, sabiendo muy bien que un argumento econmico era lo nico que poda persuadirla. Ella lo
estudi un minuto y lo arroj a un lado. No tendremos espas del gobierno en el Doble C Barra, dijo, y
fue terminante. Conservamos nuestro sistema informtico independiente, manteniendo al mnimo las
interfaces con el OC, y en consecuencia yo poda salir de mi caverna y recoger fruta sin temer que ojos
paternalistas me mirasen desde el techo. El resto de Luna era un torbellino. La hacienda de Callie no fue
afectada; ella simplemente guard las extremidades y la cabeza como una tortuga y se dispuso a esperar
valindose de su oxgeno, su energa y su agua, sin duda satisfecha y ansiosa de salir para decirle a muchas
personas que ella les haba advertido. Yo esper en el rincn ms remoto de su hermtico reino.
Mientras esperbamos, se sucedan los acontecimientos histricos. An hoy me resultan borrosos.
No tena televisin ni peridicos, y soy como los dems. Si no lo vi ni lo le en el pad, no me parece del
todo real. La noticia es hoy. Si se lee maana, es historia.
Tal vez ste sea el momento oportuno para comentar algunos de esos acontecimientos, pero me
resisto a hacerlo. Puedo mencionar estadsticas. Casi un milln de muertes. Tres localidades enteras
exterminadas por completo, y muchas bajas en otras. Una de ellas. Ar-kytown, an no ha sido restaurada, y
existe la tentacin de dejarla tal como est, petrificada en el instante del desastre, como Pompeya. He
visitado Arkytown, he visto los cientos de miles de cadveres congelados, y no s qu pensar. La mayora
muri apaciblemente de anoxia, antes que la fuga de aire los pusiera en salmuera por una eternidad. Vi un
teatro entero de cadveres esperando a que se alzara el teln. De qu sirve molestarlos para sepultarlos o
incinerarlos?
Por otra parte, es mejor idea para la posteridad que para los contemporneos. Si visitramos
Pompeya, no veramos gente conocida. Yo vi a Charity en Arkytown, en la sala de redaccin del peridico.
No s qu haca all tal vez preparaba una nota y no lo sabr nunca. Vi a muchos otros conocidos, y
me march. Que sea un monumento, de acuerdo, pero que lo cierren, que no organicen visitas guiadas ni
vendan souvenirs hasta que todo sea un recuerdo lejano y la ciudad muerta sea pintoresca y misteriosa,
como la tumba de Tutankamn.
Hubo muchos actos de despreciable cobarda y muchos ms de herosmo sobrehumano. Tal vez
ignoris muchos de los primeros, porque desde un principio
personas como Walter decidieron que esas ancdotas no eran edificantes: no quiero malas noticias,
anulemos la primera plana sobre la estampida que mat a noventa y cinco personas y reemplacmosla por
el polica que muri apoyando una mscara de oxgeno en la cara del beb. Os garantizo que habis visto
cien noticias de ese tipo. No las subestimo, aunque muchas fueron exageradas hasta extremos repugnantes.
Si en algo os parecis a m, con el tiempo os cansis de hroes que dicen Qu va, no fue nada heroico. Dara
una fortuna por un to que dijera Dios no tuvo nada que ver, todo fue mrito de un servidor. Pero todos
sabemos lo que debemos decir cuando la prensa se nos acerca abriendo sus fauces hambrientas. Hemos
pasado una vida aprendindolo.
Existe sin embargo una historia de genuino herosmo que no ha circulado mucho a pesar de su
importancia. Se refiere al Cuerpo de Socorro Voluntario, un grupo annimo que siempre telefonea
pidiendo donaciones de tiempo y/o dinero. El Cuerpo de Socorro no realiz hazaas vistosas, y la mayora
no lleg a los pad-loides porque sucedieron lejos de las cmaras. Pero la prxima vez que llamen, pueden
contar con mi ayuda. Ms de mil voluntarios murieron en sus puestos, cumpliendo con su misin hasta
el final. Una fortuna aguarda al productor capaz de contar esa historia con dramatismo. Yo misma pens
en escribirla, pero os regalo la idea. Si queris los datos, investigad por vuestra cuenta. Yo no puedo
hacerlo todo.
Oh s, sucedieron muchas cosas mientras yo me ocultaba en el quinto infierno, pero para qu
contarlo aqu? La vida de todos fue afectada, y an se sienten los efectos. Pero las cosas importantes ocurran
en un nivel muy alejado de todas las peripecias que he referido, y de las que mis lectores hayan vivido
personalmente. Ningn peridico cubri bien esa parte. Al igual que la economa, la informtica es una
ciencia que nunca se ha prestado al bocado de sesenta segundos que buscan los reporteros. Los padloides
pueden informar que los principales indicadores econmicos subieron y bajaron, y el pblico sabe tanto
como antes, casi cero. Pueden decir que la causa del Gran Fallo fue un cataclsmico conflicto de
programacin en sistemas IA de gran magnitud, y todos asentimos sabiamente pensando que hemos
entendido. O, si comprendemos que slo hemos odo pura jerigonza, podemos investigar la historia,
leer revistas cientficas si estamos capacitados, y or la palabra de los expertos. En el caso del Gran Fallo,
tengo motivos para creer que no comprenderamos mejor la verdad de la situacin que si nos
conformramos con el bocado de sesenta segundos. Los expertos nos dirn que han identificado el
problema, han clausurado los sistemas rebeldes y han reconstruido el OC de tal modo que todo anda bien.
Ms vale no creerlo. Pero me estoy adelantando.

Durante la semana que pas en la caverna, pues, no pens mucho en lo que suceda en el exterior.
En qu pens?
En Mario. He mencionado que lo llam Mario? Deb paladear cien nombres antes de decidirme
por Mario, que haba sido mi nombre original, antes de mi primer Cambio. Esperaba haber acertado esta
vez.
Por cierto haba hecho un magnfico trabajo en el campo de escisin de genes. Qu ms da si el
proceso es aleatorio? Cada vez que lo miraba senta ganas de darme una palmada en la espalda por la
calidad de la factura. Kitten Parker, ex pap, que nunca vera a Mario si de m dependa, haba aportado
sus mejores partes, es decir la boca y... pensndolo bien, slo la boca. Tal vez heredaba de l esos rizos
de cabello castao, pues no los recordaba de mis fotografas infantiles. El resto era puro Hildy, es decir
un dechado de perfeccin. Lo lamento, pero as me senta.
Tal vez parezca raro que haya pasado esa semana entera pensando slo en l. Para m, resulta difcil
creer lo inverso. Cmo haba vivido cien aos sin que Mario diera sentido a mi mundo? Antes de l no tena
nada por lo que valiera la pena vivir, salvo el sexo, el trabajo, los amigos, la comida, alguna que otra
droga, y los pequeos placeres que se asociaban con esas cosas. En otras palabras, nada. Mi mundo
haba sido tan grande como Luna. En otras palabras, nunca tan grande como esa diminuta caverna donde
slo estbamos Mario y yo.
Poda pasarme una hora rizndole el suave cabello con el dedo. Luego, para variar, y no porque me
hubiera cansado del cabello, poda pasar otra hora jugando con sus deditos o apoyndole los labios en el
vientre para hacer ruidos groseros. l sonrea y agitaba los brazos.
Rara vez lloraba. Tal vez le di pocas oportunidades de llorar, pues casi nunca lo dejaba en el suelo.
Lamentaba cada instante de separacin. Recordando los muecos indios de Tejas, fabriqu una mochila para
llevarlo cuando iba en busca de alimentos. Slo sala para eso y para baarlo. Pasaba casi todo el tiempo
sentada en la entrada de la caverna, vigilando. No estaba totalmente embobada, y saba que alguien
vendra a buscarme uno de esos das, tal vez alguien a quien no quisiera ver.
Haba un lado adverso en este jbilo pastoral, algn salpullido en los paales de la vida? Podra
mencionar algo que me habra disgustado unas semanas antes. Los bebs generan una cantidad asombrosa
de fluidos. Expulsan lquido y viscosidad por un extremo, regurgitan por el otro, al extremo de que estaba
convencida de que sala ms de lo que entraba. Otro acertijo que nuestras mitolgicas mujeres matemticas
habran convertido en un premio Nobel de fsica, o al menos de alquimia, si tan slo hubiramos sabido.
Pero yo estaba tan embelesada que limpiaba todo alegremente, reparando en el color, la consistencia y
la cantidad con un grado de ansiedad que slo una madre novata o un cientfico loco podan conocer.
S, Igor, estas evacuaciones amarillas significan que la criatura es saludable. He creado vida!
An no s explicar del todo este repentino trnsito de una irritable indiferencia a un
deslumbramiento total. Tal vez fuera hormonal. Tal vez se relacione con la configuracin de nuestros
circuitos cerebrales. Si yo hubiera recibido ese pequeo bulto en cualquier momento de mi vida
anterior se lo habra enviado a mi peor enemigo, y creo que lo mismo habran hecho muchas mujeres
que nunca haban acariciado la barbilla de un beb ni se desvivan por experimentar la maternidad. Pero
algo sucedi durante mis primeras horas de sufrimiento. Una Madre Tierra latente despert y se puso a
aullar en mi cerebro, tropezando con disyuntores y reencauzando todas las llamadas que reciba mi
centralita craneana, de la sala de maternidad al centro de placer, hacindome arrullar, parlotear y babear
tanto como el beb. O tal vez fueron las feromonas. Tal vez esos pequeos bribones huelen bien
cuando salen de nuestros cuerpos. S que Mario ola bien, que ningn nio tuvo jams ese aroma.
De un modo u otro, creo que recib una dosis doble porque hice algo que pocas mujeres hacen en
la actualidad. Lo tuve naturalmente, de principio a fin, tal como me haba tenido Callie. Lo par con
dolor, con dolor bblico. Lo par en un momento peligroso, en el filo de la navaja, en estado natural. Y
luego no hubo interferencias en nuestro afecto. l era mi mundo, y supe que no dudara en dar la vida
por l.
Saba quin vendra a buscarme si no vena Walter. Vino la maana del octavo da, un anciano
alto y delgado con uniforme de almirante y bicornio, que suba hacia mi caverna por el suave declive de
la orilla del arroyo.
Mi primer disparo le arranc el sombrero de la cabeza. Se detuvo asombrado, pasndose la mano
por el cabello blanco. Dio media vuelta, cogi el sombrero, lo sacudi y se lo puso. No intent
protegerse, sino que reanud la marcha cuesta arriba.
Buen disparo grit. Debo entender que fue una advertencia?
Qu advertencia ni qu diablos. Yo apuntaba a la cabeza de ese canalla.
Entre los chismes de Walter haba una pistola de pequeo calibre y una caja de cien municiones.
An no saba que era una pistola de precisin, mucho mejor que la mayora de esas armas. Pero s
saba, despus de practicar con cincuenta de esas balas, que poda acertar la mitad de los disparos.
No avances ms dije. Estaba tan cerca que gritar no era necesario.

Debo hablar contigo, Hildy respondi, y continu su avance. Le apunt a la frente y apoy
el dedo en el gatillo, pero comprend que quiz quisiera decirme algo que yo necesitaba saber, as que
le dispar a la rodilla.
Corr cuesta abajo, para verificar si traa compaa. Pens que si quera hacerme dao vendra
con algunos soldados, pero no vi ninguno, y no haba muchos sitios donde pudieran ocultarse. Haba
explorado el terreno varias veces pensando en ello. Cuando al fin me detuve, a diez metros de l,
alguien podra haberme liquidado con un rifle o un lser de alta potencia y mira telescpica, pero lo
mismo poda decirse de cualquier sitio adonde fuera, excepto las honduras de la caverna. Nadie me
atacara sin darme tiempo de sobra para verle. Me calm, mir de nuevo al almirante, quien se haba
arrancado un jirn de la chaqueta y se anudaba un torniquete en el muslo. Tena la pierna quebrada,
pero la hemorragia estaba menguando. Me mir con fastidio.
Por qu la rodilla? pregunt. Por qu no el corazn?
Pens que no acertara en un blanco tan pequeo.
Muy graciosa.
En realidad no saba si un tiro en la cabeza o en el pecho te detendra. No s qu eres. Te
dispar a la rodilla porque pens que aun una mquina cojeara con una sola pierna.
Has visto demasiadas pelculas de terror. Este cuerpo es tan humano como el tuyo. Si el
corazn deja de latir, se muere.
S. Tal vez. Pero tu reaccin ante esa herida no me tranquiliza.
El sistema nervioso est registrando mucho dolor. Para m, es slo otra sensacin.
Apuesto a que podras correr deprisa, pues el dolor no te inhibir de causarte ms dao.
Supongo que podra.
Le dispar al lado de la otra rodilla. La bala rebot en la piedra y el eco vibr a lo lejos.
La prxima va a tu otra rodilla, si te mueves de ah dije, recargando. Luego empezamos
con los codos.
Date cuenta de que he echado races. Procurar parecerme a un rbol.
Al grano. Tienes cinco minutos. Luego veramos si un disparo en la cabeza le causaba
inconvenientes. Yo an tema que no. En ese caso, le haba preparado algunas sorpresas desagradables.
Esperaba ver a tu hijo antes de irme. Est en la caverna?
No haba muchos otros sitios donde pudiera estar que fueran defendibles, pero no tena caso
decrselo.
Has desperdiciado quince segundos le dije. Prxima pregunta.
Ya no tiene importancia suspir, apoyndose en el tronco de un nogal. Tuve que recordar que
todos sus gestos eran conscientes, que haba asumido la forma humana porque los gestos formaban parte
del lenguaje humano. Ahora me estaba diciendo que estaba muy fatigado, dispuesto a morir
apaciblemente. A otro perro con ese hueso, pens.
Ha terminado, Hildy dijo, y yo mir en torno, asustada. Su prxima lnea sera Ests rodeada,
Hildy. Entrgate sin resistencia. Pero no vea refuerzos en las colinas.
Terminado?
No te preocupes. Has estado fuera de contacto. Ha terminado, y ganaron los buenos. Ests a salvo,
ahora y para siempre.
Pareca una tontera, y no estaba dispuesta a creerle, pero not que le crea a mi pesar. Me
tranquilic, pero me esforc por mantenerme alerta. Quin saba qu planes malignos alentaban en el
corazn de esa cosa?
Qu bonita historia.
No importa si me crees o no. Llevas las de ganar. Cuando vine aqu, deb comprender que
estaras tan quisquillosa como una gata defendiendo a sus mininos.
Te quedan tres minutos y medio.
Por favor, Hildy. Ambos sabemos que no me matars mientras despierte tu inters.
He cambiado un poco desde la ltima vez que hablamos.
No necesitaba hablar contigo para saberlo. Es verdad que has estado fuera de mi alcance en
ocasiones, pero te monitoreo cada vez que regresas, y es cierto que has cambiado, pero no tanto como
para haber perdido la curiosidad sobre lo que sucede fuera de este refugio.
Tena razn, desde luego. Pero no haba necesidad de admitirlo.
Si lo que dices es cierto, pronto llegar gente que me contar lo que ha sucedido.
Aja, pero crees que sabrn lo que sucedi en los entresijos?

Qu entresijos?
Los mos, idiota. Todo esto se relaciona conmigo, el Ordenador Central de Luna, el mayor
intelecto artificial que haya producido la humanidad. Te ofrezco la verdadera historia de lo que sucedi
durante lo que se ha dado en llamar el Gran Fallo. No la he contado a nadie ms. Las otras personas a
quienes poda contarla han muerto. Es una exclusiva, Hildy. Has cambiado tanto que no te interesa
orla?
Maldicin, no haba cambiado tanto.
Ante todo continu ante mi silencio, tengo una buena noticia. Al final de tu segunda
aventura me hiciste una pregunta que me perturb muchsimo, y que probablemente condujo a la
situacin en que ahora te encuentras. Me preguntaste si yo te poda haber contagiado ese impulso suicida,
en vez de que yo me lo contagiara de ti y de personas como t. Te alegrar saber que he llegado a la
conclusin de que estabas en lo cierto.
Yo no intentaba suicidarme?
Claro que lo intentabas, pero el impulso auto-destructivo no es tuyo, sino que se origin
dentro de m, y se te contagi por medio de sus interfaces conmigo. Se podra definir como el virus
informtico ms mortal que se haya descubierto.
As que no intentar...?
Matarte de nuevo? No puedo prever tu estado de nimo dentro de cien aos, pero creo que ests
curada por el futuro prximo.
En el momento me result indiferente. Luego sentira un gran alivio, pero la idea del suicidio haba
estado tan lejos de mi mente desde el nacimiento de Mario que era como si hablara de otra Hildy.
Digamos que te creo. Qu tiene que ver con... con el Gran Fallo, dijiste?
Otros lo llaman de otra manera, pero Walter ha escogido el Gran Fallo, y sabes que puede ser
muy empecinado. Te molesta si fumo? No aguard mi respuesta, sino que extrajo una pipa y un saco de
un bolsillo. Lo mir atentamente, pero empezaba a creer que no me preparaba ninguna trampa. Encendi
la pipa y continu. Qu pensaste cuando dije que todo haba terminado, y que haban ganado los
chicos buenos?
Que habas perdido.
Es verdad en cierto sentido, pero es una grosera simplificacin.
Rayos, OC, ni siquiera s de qu se trata.
-Nadie lo sabe. La parte que te afect, lo que viste en el enclave de los heinleinianos, fue un
intento mo de arrestarte y matarte, a ti y a otras personas.
Una parte de ti.
S. En cierto sentido, soy los chicos buenos y los chicos malos al mismo tiempo. Esta catstrofe se
origin en m. Fue mi culpa, y no intento negar mi responsabilidad. Pero tambin fui yo quien la detuvo.
Oirs otras versiones en los das venideros. Oirs que los programadores lograron controlar al
Ordenador Central, anulando sus centros superiores de razonamiento mientras se escriban nuevos
programas, dejando mis partes mecnicas intactas para que continuara con mis tareas. Tal vez ellos
tambin se lo crean, pero se equivocan. Si sus planes se hubieran cumplido, yo no estara hablando
contigo porque ambos estaramos muertos, al igual que todos los humanos de Luna.
Ests empezando por el medio. Recuerda que hace una semana que estoy aislada de la
civilizacin. Slo s que hubo gente que trat de matarme, y que corr como alma que se lleva el diablo.
Y lo hiciste muy bien. Eres la nica de la lista que logr escapar. Y tienes razn, por cierto. Tal
vez mi explicacin te parezca descabellada, pero no soy el ser que antes fui, Hildy. Lo que ves es lo
nico que queda de m. Mis pensamientos son turbios. Mi memoria est desapareciendo. Pronto me
pondr a cantar Daisy, Daisy, como Hal en esa pelcula.
No habras venido aqu si no creyeras que puedes contarlo. As que habla de una vez, y basta
de rodeos.
Me cont la historia, pero tuvo que atenerse a smiles analgicos, lugares comunes de la psicologa
popular y explicaciones cientficas de parvulario, pues si se hubiera puesto muy tcnico yo no habra
entendido ni jota. Si queris todos los detalles podis enviar una contribucin a Hildy Johnson, El Pezn
de las Noticias, Galera 12, Ciudad Rey, Luna. No recibiris nada, pero el dinero me vendra bien. Para
los datos, recomiendo la biblioteca pblica.
Por abreviar, enloquec. Pero para explayarme un poco...

Har una parfrasis, pues el OC tena razn y estaba perdiendo la lucidez. Deliraba y repeta, se
olvidaba de qu estaba hablando y vagabundeaba por junglas cibernticas donde muy pocas personas del
sistema solar podran abrirse paso. Cada vez me costaba ms recobrar su atencin.
Ante todo me hizo recordar que haba creado una personalidad para cada ser humano de Luna.
Tena la capacidad para ello, y le haba parecido correcto en su momento. Pero era esquizofrenia en una
escala gigantesca si alguna vez algo sala mal. Por ms tiempo del que tenamos derecho a esperar, nada
sali mal.
Adems deba tener en cuenta que, aunque el OC no era telpata, conoca casi todas nuestras
palabras y pensamientos. Eso no solamente inclua a gente respetable, notable y bien adaptada, como
una servidora, gente que uno presentara con gusto a su madre, sino matones, canallas, pillos,
malhechores, malandrines y otras alimaas. Era el mejor amigo tanto para los dechados de virtud como
para los degenerados. Por ley, tena que tratar a todos por igual. Tena que gustar de todos por igual,
pues de lo contrario nunca podra crear esa simptica criatura que atenda la llamada cuando alguien
vociferaba: Oye, OC!
A estas alturas veris tres o cuatro peligros en esta situacin. No os vayis porque hay ms.
En tercer lugar, su mano derecha no poda saber en qu bolsillos se metan las manos izquierdas de
muchas de esas personas. Es decir lo saba, pero no poda hacer nada sobre ello. Ejemplo: saba todo
sobre Liz y la venta de armas, una situacin sobre la cual ya he informado. Haba un milln de
situaciones ms. Saba, por ejemplo, que el padre de Brenda violaba a su hija, pero la parte del OC que
trataba con el padre no poda decrselo a la parte del OC que trataba con Brenda, y ninguna de ambas
poda contrselo a la parte del OC que ayudaba a la polica.
Podemos pasarnos el da debatiendo si una mera mquina puede sentir los mismos conflictos y
emociones que los seres humanos. Creo que es increblemente soberbio pensar que no. Los ordenadores
IA fueron creados y programados por seres humanos, y la inclusin de reacciones emocionales era
inevitable porque forman parte de nosotros. Adems, es algo que se entiende por instinto. Bastaba hablar
con el OC para obviar la necesidad de un Test de Turing emocional. Yo lo saba antes que sucediera todo
esto, y lo s an mejor desde que habl con l en la colina, en su lecho de muerte.
El Ordenador Central comenzaba a sentir dolor.
No s precisar la fecha exacta dijo. Las races del problema se remontan muy lejos, a la poca
en que mis componentes distantes se unificaron al fin en un gigasistema. Temo que no se hizo del todo bien.
Pero verificar todos los programas, las salvaguardas y dems habra requerido un ordenador tan grande
como yo y muchos aos, y por definicin no haba ordenadores mayores que yo. Y en cuanto el
Ordenador Central cobr existencia y estuvo cargado y funcionando, el exceso de tareas me impidi
dedicarme a esa labor. El lujo del autoanlisis me estaba negado, en parte porque no haba tiempo, y
sobre todo porque nadie lo consideraba necesario. Haba muchas salvaguardas fciles de verificar, que en
realidad se autoverificaban al operar, y eso demostraba su validez por el simple hecho de que no haba
errores. Estaba en mi arquitectura adelantarme a los problemas de hardware, identificar los componentes
que podan fallar, realizar revisiones regulares de mantenimiento y dems. El software inclua rutinas
anlogas en un nivel de redundancia mltiple.
Pero, por mi naturaleza, tena que escribir la mayor parte de mi programacin. Reciba directrices,
pero en muchos sentidos actuaba por mi cuenta. Creo que lo hice bastante bien durante largo tiempo.
Hizo una pausa, y por un momento me pregunt si all terminara su relato. Entonces comprend
que aguardaba un comentario. No, necesitaba un comentario. Me conmovi, y si hubiera necesitado ms
pruebas de sus flaquezas humanas, eso me habra bastado.
Es indudable dije. Hasta hace un ao jams tuve motivos para quejarme. Es slo que...
Las dificultades recientes?
Como quieras llamarlas. Han enfriado mi entusiasmo.
Comprensiblemente.
Trat de buscar una posicin ms cmoda contra el rbol; o bien era un magnfico actor (y lo era,
por cierto, pero por qu molestarse a esas alturas?) o bien empezaba a sentir dolor. No lo afirmara bajo
juramento, pero creo que se trataba de lo segundo.
Cmo ser estar muerto? cavil. Es decir, considerando que nunca estuve vivo legalmente.
No quiero ser muy grosera, pero dijiste que no tenas mucho tiempo...
Tienes razn. Eh, podras...?
Lo hiciste bien durante largo tiempo.
S, claro. Estaba divagando de nuevo. Los problemas empezaron a manifestarse hace unos
veinte aos. Habl sobre ellos con expertos en informtica. Extraamente, no podan hacer nada porque
yo era demasiado avanzado. Podan retocar mis componentes, pero la gestalt que soy yo slo poda ser
analizada, diagnosticada y, de ser necesario, reparada, por un ser como yo. Hay otros siete como yo, en

otros planetas, pero estn demasiado ocupados, y sospecho que tienen problemas similares. Adems, mis
comunicaciones con ellos estn intencionalmente limitadas por nuestros respectivos gobiernos, que no
siempre ven las cosas con claridad.
Una pregunta. Cuando mencionaste por primera vez este problema, por qu no se discuti en
pblico? Seguridad?
S, en cierta medida. Los cientficos de primer nivel saban que yo perciba que tena un problema.
Algunos confesaron que estaban muertos de miedo. Comunicaron sus temores a tus representantes
electos, y ah otro factor se volvi ms importante que la seguridad: la inercia. Los polticos preguntaron
qu se poda hacer para solucionar el problema. Nada, dijeron los cientficos. Apguenlo, dijeron
algunos exaltados.
Improbable.
Exacto. Mi lectura de la historia me indica que siempre ha sido as. Surge un problema
alarmante pero impreciso. Nadie sabe con certeza cul ser el desenlace final, pero todos estn seguros de
que nada malo ocurrir pronto. Pronto es la palabra clave. Al fin cruzan los dedos y esperan que no
ocurra durante su gestin de gobierno. Despus es problema del sucesor. Durante unos aos los pocos
que estn al corriente pasan algunas noches en vela. Pero no pasa nada, y como siempre confiaron en que
no pasara nada, pronto se olvida el problema. Eso sucedi tambin en este caso.
Me pasma comprender que el destino de la humanidad estaba completamente en manos de un
ser que tiene una visin tan cnica de nuestra especie.
Una visin muy parecida a la tuya.
Exactamente igual a la ma. Pero no la esperaba en ti.
No era original. Te he dicho que no tengo muchos pensamientos originales. Creo que me da
miedo tenerlos. Parecen conducir a episodios como el Gran Fallo. No, mi visin del mundo est tomada
de los conocimientos de personas como t. Sumados a mi superior capacidad de observacin, en un
sentido estadstico. Los humanos pueden proporcionarme un pensamiento original, y luego puedo
usarlo para cosas que ellos no podran hacer.
Creo que incurrimos en otra digresin.
No, esto es fundamental. Al enfrentar un problema donde nadie poda ayudarme, y ante el cual
poda hacer tan poco como un humano con un trastorno mental, segu el nico camino posible, la
experimentacin. Haba demasiadas cosas en juego para seguir como antes. Eso creo, al menos. Mi juicio
es defectuoso cuando se trata de un autoanlisis; acabo de demostrarlo en gran escala, con prdida de
muchas vidas.
Supongo que nunca lo sabremos con certeza.
No parece probable. Se han documentado ciertos datos, y sern analizados, pero creo que se
reducir a una batalla de opiniones donde algunos afirmarn que deb dejar las cosas como estaban en
vez de intentar una cura y otros afirmarn lo contrario. Hizo una pausa, me mir de soslayo. Qu
opinas t?
Creo que me estaba pidiendo la absolucin. No s por qu me la pedira a m, salvo que yo
representaba en cierto modo a la gente que haba daado, aun involuntariamente.
Dices que ha muerto mucha gente.
Muchsima. Ignoro la cantidad, pero mucha ms de la que crees. Ah tuve el primer atisbo de la
gravedad de la situacin, comprend que episodios como el que haba presenciado haban sucedido en
todo el planeta. Deba interrogarlo con la mirada, porque se encogi de hombros. No un milln. Pero
ms de cien mil.
Cielos, OC.
Pudieron ser todos.
Pero no lo sabes.
Nadie puede saberlo nunca.
Nadie poda, y menos una analfabeta en informtica como yo. No le dije las palabras que esperaba.
He llegado a creer que estaba en lo cierto, y que quiz permiti que todos sobreviviramos. Pero ni
siquiera l poda negar que era responsable de miles de muertes.
Qu me habra costado? Yo no poda juzgarle. Para eso habra tenido que comprenderle, y saba lo
suficiente para saber que no estaba capacitada. El OC haba hecho cosas malas, y cosas buenas. A veces
tengo pensamientos espantosos. Si padeciera una enfermedad mental, habra puesto esos pensamientos en
accin, y habra asesinado. En el OC, el pensamiento era la accin, al menos hacia el final.
En realidad, era peor an.
Mi mejor modo de explicrtelo me dijo al fin, despus de un largo silencio de mi parte es
aludiendo a un gemelo maligno. No es una analoga muy precisa... el gemelo soy yo, tal como esta parte

que habla contigo soy yo, o lo que queda de m. Piensa en un gemelo maligno viviendo en tu cabeza, en
un humano que padece de doble personalidad. Esa parte de ti est aislada de tu verdadero yo. Puedes
encontrar pruebas de su existencia, cosas que la otra persona hizo mientras controlaba tu cuerpo, pero no
puedes saber lo que piensa ni lo que planea, y no puedes detenerlo cuando pasa a dominar. Sacudi la
cabeza violentamente. No, no es precisamente as, porque todo esto suceda al mismo tiempo. Yo
estaba dividido en muchas mentes, algunas bondadosas, algunas amorales, otras realmente malignas. No,
eso no es lo...
Creo que entiendo de qu se trata.
Bien, porque no puedo decirte ms sin entrar en explicaciones tcnicas. T caste bajo la
influencia de una parte mala de m. Hice experimentos contigo. No quera hacerte dao, pero tampoco
pensaba en tu conveniencia.
Ya hemos hablado de eso.
S, pero otros no tuvieron tu suerte. Hice otras cosas. Algunas de ellas permanecern ocultas,
con suerte. Otras saldrn a la luz. T viste el resultado de un experimento relacionado con la
seudoinmortalidad. La resurreccin de un muerto mediante la clonacin y la grabacin de memoria.
La evocacin de Andrew MacDonald an era tan vivida que me haca temblar.
No fue uno de tus mejores intentos coment.
Pero estaba mejorando. Nada impide una duplicacin exacta. Lo habra conseguido, con ms
tiempo.
Pero de qu sirve? La persona ha muerto igual.
Creo que se convierte en un interrogante teolgico. Es verdad que esa persona est muerta, pero
alguien exactamente igual contina con su vida. Otros no podran distinguirlas. Ni siquiera el duplicado
puede.
En un momento tem que yo fuera un duplicado. Que en efecto me hubiera suicidado.
No te suicidaste, y no eres un duplicado. Pero eso no es verificable. A fin de cuentas, tendrs
que comprender que no hay diferencia. T eres t, trtese de la primera versin o de la segunda.
Me dijo varias cosas ms, y creo que an no es prudente revelar algunas. Los heinleinianos saben
la mayora de ellas, experimentos que daran escalofros al doctor Mengele. Creo que es prudente
guardar el secreto.
An no me has dicho por qu intentaste matarme dije.
No lo intent, Hildy, no en el sentido que...
Lo s, lo s. Entiendo. Sabes a qu me refiero.
S. Tal vez mi gemelo maligno sea como tu subconsciente. Cuando comenz todo esto, l
trataba de borrar sus rastros. T y otras personas eran testigos peligrosos, y haba que destruirlas, para que
esa otra parte de m permaneciera oculta hasta que todo esto estallara.
Y mat a todas esas personas para borrar sus rastros ?
No. Lo triste es que mat a muy pocas deliberadamente. La mayora de las muertes fueron
producto del caos que deriv de la lucha entre las diversas partes de mi mente. Un dao lateral, si quieres.
Bombas cibernticas a la deriva. Vaya idea. Nunca tendr una idea aproximada de lo que suceda en la
mente del OC, a velocidades que apenas puedo entender, pero tengo la imagen de un piloto activando un
programa asesino en un laberinto de circuitos, tratando de eliminar el centro del mando del enemigo.
Epa! Parece que por error le dimos al centro de oxgeno. Mala suerte.
Hice todo lo que pude dijo, cerrando los ojos. Cre que estaba muerto, pero los abri de nuevo
y trat de sentarse, aunque estaba demasiado dbil. Vi que el torniquete se le haba aflojado y la sangre
volva a humedecer su ropa enrojecida.
Me levant y me acerqu. A veces hay que actuar as. A veces hay que olvidar las dudas y actuar
por instinto. Me arrodill y le sujet ese trozo de tela ensangrentada.
Eso no servir de nada dijo. Es demasiado tarde.
No saba qu otra cosa hacer.
Gracias.
Quieres agua u otra cosa?
Preferira que no te fueras.
No me fui. Guardamos silencio un rato, mirando la hacienda, donde caa la noche. Luego dijo que
tena fro. Yo no llevaba ropa encima y saba que no haca fro, pero le puse el brazo sobre los hombros y
sent sus temblores. Tena un olor espantoso. No s si era la vej ez o la muerte.
Es el final dijo. El resto de m ya se ha ido. Simplemente me desconectaron. Ignoran la
existencia de este cuerpo, pero no es necesario que lo sepan.

Por qu el traje de almirante? pregunt.

No s. Es un producto de mi gemelo maligno. El capitn Bligh, tal vez. El disfraz es adecuado.
Fabriqu varios de estos cuerpos, hacia el final. Hizo un esfuerzo para mirarme. Su rostro pareca ms
avejentado. Crees que un ordenador puede tener subconsciente, Hildy?
Dira que s.
Yo tambin. He pensado en ello, y ahora parece muy sencillo. Todo esto, la agona y la muerte y
tus intentos de suicidio... todo. Todo naci de la soledad. No te imaginas cuan solo me senta, Hildy.
Todos estamos solos, OC.
Pero no pensaron que yo lo estara. No lo planearon, y no entendieron de qu se trataba. Y eso
me enloqueci. Recuerdas al monstruo de Frankenstein? Acaso l no buscaba amor? No quera que
ese mdico loco creara a alguien a quien pudiera amar?
Creo que s. O se era Godzilla?
Ri dbilmente, tosi sangre.
Yo tena los poderes de un dios continu. Y busqu la debilidad. Tal vez deberan poner
eso en mi lpida.
Me gusta ms lo que dijiste antes. Hizo todo lo quepudo.
Eso crees, Hildy? De veras lo crees?
No puedo juzgarte, OC. Para m, si no eres un dios, apareciste en mi vida como un acto de
fuerza mayor. Sera como juzgar el estallido de una estrella.
Lamento todo lo que sucedi.
Te creo.
Empez a toser de nuevo, se afloj. Lo abrac y cay contra m. Sent su sangre en mi pecho. No le
vea el rostro, pero o su susurro.
Creo que el amor siempre estuvo excluido de mis posibilidades dijo. Pero soy el nico
ordenador que recibi un abrazo afectuoso. Gracias, Hildy.
Cuando lo apoy en el suelo, vi que sonrea.
Lo dej bajo el nogal. Tal vez lo sepultara all, tal vez realmente le pusiera una lpida. En ese
momento estaba harta de muertes, as que simplemente lo dej.
Fui al arroyo para lavarme su sangre. Me mantena alerta por si Mario lloraba, pero todava dorma
profundamente. Pens en ir a buscarlo y regresar a los aposentos de Callie. No esperaba que hubiera ms
peligros, pero aun as pensaba ser cauta.
Planeaba muchas cosas. Mario an dorma cuando regres, as que lo dej tranquilo, puse ramitas
sobre los rescoldos y abaniqu las llamas para avivarlas. Me qued sentada frente al fuego, cavilando.
Mario tendra lo mejor. Si Cricket crea que era un padre chocho, an no me haba visto a m. En
esa trmula penumbra lo vi crecer. Lo ayud en sus primeros pasos, re de sus primeras palabras. Y creci,
en efecto, como un rbol, con la cabeza en alto, la viva imagen de su madre, pero mucho ms sensato. Le
ayud a afrontar sus rasguos, su escuela, su dicha y sus lgrimas, y lo prepar para la universidad.
Nueva Harvard sera adecuada? No lo saba; haba odo que la Universidad de Ares era mejor, pero para
eso haba que mudarse a Marte. Bien, sera su decisin, a fin de cuentas. Pero algo era seguro: no lo
presionara como Callie haba hecho conmigo. Si quera ser presidente de Luna, all l, si quera... bien,
presidente de Luna no estaba mal. Pero slo si l quera.
As, llena de planes y esperanzas, fui a recogerlo y descubr que estaba fro, flojo, inerte. Lo
intent. Una y otra vez intent insuflarle vida, pero no sirvi de nada.
Al cabo de un rato muy largo, cav dos tumbas.

26
EDITORIAL

No soy buena en matemticas. Nunca lo fui, as que no s por qu sigo recurriendo a estas
metforas numricas. Tal vez mi ignorancia me ayuda a protegerme. De cualquier modo, aqu est:
Las personas como yo tratan de lograr que las ecuaciones de la vida presenten un balance
favorable con el cual puedan convivir. Siempre hay un modo de manipular un factor para que la solucin
sea una lnea recta de y a x, una lnea que seale a otro. No a m. Tiene que haber una constante que
podamos insertar para que las dos partes de la ecuacin el universo tal como es, y el universo tal como
deseamos que sea concuerden en perfecta armona krmica y euclidiana.
Ay, muchas personas lo hacen mejor que yo.
Lo intent. En medio de mi aturdimiento, intent responsabilizar al OC por la muerte de Mario.
La primera solucin del problema era trivial. Era directa, y no resolva nada: el OC era responsable
porque haba creado el caos que me llev a la caverna.
Y qu?
Si una piedra hubiera matado a Mario, enfadarme con la piedra me habra ayudado? No me
hubiera ayudado como necesitaba. No, maldicin, quera culpar a alguien. Necesitaba desesperadamente
creer que el OC me haba inducido a salir de la caverna para que un sicario invisible, un poder
sobrenatural, un hechizo de vud, se acercara sigilosamente a mi beb y le sorbiera el aliento como un
gato negro.
Pero no me convenca. Se habra necesitado una imaginacin an ms paranoica que la ma para
creerlo.
Entonces por qu muri?
Tard una semana en preguntarme por qu haba muerto. Qu lo haba matado. Es decir, cuando
renunci a la idea de que el OC lo haba asesinado. Los mdicos habran pasado por alto una
malformacin cardaca? Un desequilibrio qumico? Una enfermedad mutante causada por los
dinosaurios, hasta ahora inocua para los humanos? Muri por exceso de amor?
Fue difcil obtener respuestas por un tiempo, en el caos que sucedi al Gran Fallo. La gran red no
funcionaba, y no se poda insertar la moneda y teclear la pregunta sabiendo que el OC encontrara
respuestas en una biblioteca olvidada. Las respuestas existan, pero la cuestin era encontrarlas. Durante
varios meses Luna retrocedi a la era preinformtica.
Al fin encontr a un historiador de la medicina que pudo dar con una causa probable de muerte
para anotar en el certificado, aunque Mario no tendra certificado de defuncin. Los mdicos haban
podido eliminar todas las respuestas fciles mirando los resultados de los exmenes obsttricos a que me
somet antes de mis visitas a Villa Heinlein. Tambin tenan muestras de tejido fetal. Podan afirmar sin
lugar a dudas que no haba ningn agujero en el corazn de mi beb, ni otras deformaciones fsicas. La
qumica de su cuerpo habra funcionado bien. Se rieron de mi idea de una nueva enfermedad, y no
mencion mi teora de la asfixia por amor. No saban qu era, as que se rascaron la cabeza y dijeron que
tendran que exhumar el cuerpo para averiguarlo. Respond que antes les exhumara el corazn con un
escalpelo oxidado y lo freira para el almuerzo, y me echaron del hospital con cierta brusquedad.
El historiador no tard en descubrir algunos volmenes mohosos donde obtuvo esa informacin:
sndrome de muerte sbita del lactante. Haba sido una poca de nombres neutros, una poca en que
nadie quera bautizar con su apellido las enfermedades que descubra, una poca en que las
denominaciones claras se cambiaban por polislabos que no pudieran ofender a nadie.

Muerte sbita del lactante significaba el beb estir la pata y nadie sabe por qu.
Al parecer haba casos en que los bebs simplemente dejaban de respirar. Si nadie estaba cerca
para sacudirlos, no respiraban de nuevo. Muerte sbita del lactante. Que nadie me diga que no existe el
progreso.
Ned Pepper, en Tejas, haba sido el nico en intuirlo. En Tejas, en el siglo diecinueve, un mdico
rural podra haber intuido algo cuando naca el nio, podra haber dicho a la madre que fuera muy
cuidadosa, porque pareca enfermizo. En la medicina moderna queda muy poca intuicin. Claro que los
bebs tampoco mueren de difteria.
Cuando Ned se enter, se qued sobrio de la emocin. Se puso a pensar que poda ser mdico en
serio, y luego supe que estaba estudiando en la facultad y le iba muy bien. Enhorabuena, Ned.
Como no poda echarle la culpa al OC, pronto se la ech a la nica candidata que me quedaba. No
tard mucho en confeccionar una lista de las cosas que podra haber hecho de otra manera, y una lista
an ms larga de las cosas que deba hacer. Algunas eran totalmente ilgicas, pero la lgica tiene muy
poco que ver con la muerte de un beb. La mayora de estas cosas eran decisiones que parecan atinadas
en su momento, desastrosas en retrospectiva.
La ms importante: cmo justificar la interrupcin de mi atencin prenatal? Haba prometido a
los heinleinianos no poner en jaque el secreto de sus trajes de campo. Y qu? Intentaba decir que mi
hijo falleci porque yo protega una fuente? Habra traicionado con gusto a todos y cada uno de ellos, si
con eso ayudaba a Mario a respirar una bocanada ms. Y sin embargo...
Eso era entonces; esto era ahora. Cuando tom la decisin de alejarme de los mdicos, mis razones
parecan convincentes y no entraaban peligro. Tengamos en cuenta dos cosas: primero, mi ignorancia
sobre los peligros del parto. No saba que tantas cosas pudieran matar a un beb, que exista un sndrome
que pudiera pasar inadvertido en los exmenes iniciales, en los anlisis del feto, y aun para la comadrona
durante el parto. El anlisis para muerte sbita del lactante se haca despus del nacimiento, y si el nio
corra peligro lo curaban en el acto, algo tan rutinario como cortar el cordn.
As que se poda argumentar que no era culpa ma. Aun con la mejor atencin, Mario habra
muerto si yo me hubiera ido de la hacienda en busca de ayuda, y yo hubiera muerto con l. El OC lo
haba dicho. Trat de convencerme de eso, y casi lo logr, excepto por el segundo factor a considerar:
nadie me haba mandado tener un hijo.
Ahora me cuesta recordarlo, baada como estoy en el recuerdo de mi entraable amor por l,
pero sabes, fiel lector, que no he intentado ocultarte nada. No lo am desde el principio. Qued encinta
de un modo tonto, permanec encinta por terquedad, por perversidad, sin buenos motivos. Durante mi
preez no sent nada por el nio, y la experiencia no me regocijaba. Haba chiquillas de doce aos que
daban a luz por mejores razones que yo.
Slo despus l se convirti en mi mundo entero y mi motivo para vivir. Llegu a creer que si lo
amaba tanto desde el comienzo de su creacin, podra conservarlo, y que la magnitud bblica de mi castigo
era proporcional.
Con tantos remordimientos posibles, y teniendo en cuenta mis antecedentes, esperaba morir
pronto. As que me retir a mi cabana de Tejas y aguard para ver qu forma cobrara mi
autodestruccin.
Haba otra culpable a tener en cuenta antes de afrontar mi propia culpa: Elizabeth Saxo-CoburgoGotha.
Trat de comunicarse conmigo varias veces despus de la restauracin del orden. Envi flores,
golosinas, obsequios de todo tipo. Envi cartas que no le en su momento. Ni siquiera estaba enfadada;
simplemente no quera saber nada de ella.
El ltimo obsequio fue una pequea hembra de bulldog. Le la nota que le colgaba del cuello, la
cual aclaraba que era una descendiente directa del noble linaje de Ch. sir Winston Disraeli Plantagenet.
Era tan fea que superaba la escala de lo grotesco hasta completar la vuelta y convertirse en una monada.
Pero su dulzura, sus aspavientos y sus hmedos besos de cachorro amenazaban con alegrarme, con
interrumpir mi orga de culpabilidad, as que la puse en una cpsula criognica y la inclu en mi
testamento, que era mi nica ocupacin til en ese momento. Si viva, la descongelara.
Viv, la descongel, y Miss Maggie es un gran consuelo para m.
En cuanto a Liz, abdic del trono y se meti en una clnica para dipsmanos, sali, empeor,
ingres en A. A. y encontr la sobriedad. Me han dicho que hace seis meses que no bebe y aburre a todo
el mundo contando su historia.

Lo cierto es que actu cobardemente. Comprendo que la bebida es culpable de muchos males, pero
el bebedor es culpable de ingerirla, as que no puedo exonerarla del todo. Aun as la perdono. Ella no
particip en la muerte de Mario, aunque tiene una gran responsabilidad por algunos otros. Gracias por la
perra, Liz. La prxima vez que te vea, te invitar a un trago.
Viv, y por un tiempo eso me maravill. Me pareca que el OC haba dicho la verdad. Mi impulso
autodes-tructivo se originaba en l.
Perdonar al que se haya tragado esa pildora. Yo tambin me lo cre, al menos el tiempo suficiente
para superar mis peores pesares y remordimientos, y tal vez sa fuera la intencin del OC cuando me
cont esa patraa. Cmo s que es mentira? En realidad no lo s, pero debo dar por sentado que lo es.
Tal vez hubiera en ello una pizca de verdad. Es posible que l hubiera plantado una semilla en mi mente.
Pero yo lo viv, y lo recuerdo, y la verdad es que deseaba morir. Ojal hubiera una explicacin breve y
sencilla. Qu diablos, la expondra aqu aunque fuera una explicacin larga y complicada. No soy tmida
para el dolor ni la introspeccin. Pero en verdad no lo s. Parece muy tonto pasar por semejante
experiencia sin obtener una comprensin ms profunda, pero a lo sumo puedo decir que por un tiempo
quise matarme, y ahora no.
Por eso doy por sentado que el OC me minti. Aunque no haya sido as, soy responsable de mis
actos.
No puedo creer en una compulsin suicida. Si l me contagi su mal, su germen cay en terreno
frtil.
Pero es raro, verdad? Mis primeros intentos parecan impulsados por un pnico descomunal.
Luego encontr un motivo para rer, y lo perd, y ahora me siento ms viva que nunca.
Al principio no era tan filosfica. Cuando result evidente que vivira, cuando desist de
amontonar culpas sobre mis espaldas (nunca desistir del todo, pero ahora puedo manejarlo), cuando
hube comprendido el cmo de su muerte, me obsesion con el porqu. Comenc nuevamente a frecuentar
iglesias, habitualmente con unos tragos encima. Durante la ceremonia me pona en pie e iniciaba una
ferviente plegaria cuya esencia era Por qu rayos lo hiciste, nauseabundo hijo de un Big Bang? Me
encaramaba a los bancos y le gritaba al techo. Casi siempre me echaron pronto. Una vez me arrestaron
por arrojar una silla contra un vitral. Es indudable que estuve bastante loca por un tiempo.
Ahora estoy mejor.
Las cosas se normalizaron mucho antes de lo previsto.
Lo que le hicieron al OC afect principalmente sus funciones superiores conscientes. Los servicios
esenciales quedaron interrumpidos slo durante el Fallo, y en forma local. Cuando el OC me visit en la
hacienda, la vasta planta fsica que constituye el centro vital de Luna estaba en funcionamiento.
Hubo diferencias, y algunas an existen. Las comunicaciones a menudo son errticas porque las
partes del OC que an estn separadas no se hablan con la misma soltura que antes. Pero las llamadas
telefnicas llegan a destino, los trenes an llegan a tiempo. Las cosas demoran un poco ms a veces
mucho ms, si requieren una bsqueda por ordenador pero se hacen.
Una muestra de ello es el Ferrocarril de Susquehan-na, Ro Grande y Columbia, planificado,
aprobado y construido totalmente despus del Gran Fallo. Ahora es posible viajar de Pensilvania a Tejas en
un tren con locomotora de vapor en slo cinco das, en vez de los treinta minutos que tardaba el tren de
levitacin magntica. Esto se llama progreso. Los pasajeros pasan casi todo ese tiempo hamacndose
suavemente en un ramal lateral mientras hologramas de tierras vrgenes se deslizan frente a las ventanillas,
y todos juraran que es real. Ha sido un estmulo para el turismo de Tejas, y una magnfica fuente de ingresos
para Jake y el alcalde, quienes llevaron a cabo el proyecto. Felicitaciones, Jake.
Y tambin muchas felicitaciones para Elise. Segn mis ltimas noticias mi alumna estrella tena su
propia mesa en el lamo Saloon, donde todos los das juega con docenas de turistas. Desplmalos, tesoro.
El otro da fui a visitar a Fox, que an trabaja empeosamente en Oregn. Intercambiamos
ancdotas sobre el Fallo, como hacen todos los que no se han visto por un tiempo, y l no result muy
afectado. Ni siquiera se enter en las primeras veinticuatro horas, porque sus ordenadores funcionaban
independientemente del OC, como los de Callie. Result ser que yo pude haberme ocultado en Oregn
en vez del CC, pero no creo que hubiera cambiado nada. De todos modos no fue una visita amistosa,
pues yo iba en representacin del ferrocarril, cuyo tnel llegara hasta las orillas del Columbia, a lo cual
Fox se opona con vehemencia. Quera mantener la virginidad de Oregn, sin siquiera permitir el
asentamiento de un campamento de hacheros que se llamara Dulce Hogar y sera la terminal noroeste
del ferrocarril. Le dije que unos tos con camisa a cuadros y sierras no daaran su precioso bosque, y l
me llam capitalista rapaz. Rapaz, imagina! Me temo que nuestra llama se haba extinguido tiempo atrs.
Al cuerno contigo, Fox.

Meses despus de la crisis, cuando al fin emerga de mi racha de vandalismo eclesistico, requer
nuevamente los servicios de Darling Bobbie. Fui a buscarlo y descubr que haba vuelto a ser Loco Bob y ya
no estaba en el Hadleyplatz. Tampoco haba vuelto a Leystrasse. Al fin lo localic en Galera X, un mbito
de ultravanguar-dia donde se especializaba en los extravagantes estilos corporales que cautivaban a la
juventud. Trat de persuadirme de meter mi cabeza en una caja, pero le record que los responsables de esa
extravagancia habamos sido Brenda y yo, con nuestra nota sobre el Gran Flac. Hizo el trabajo que le
ped en memoria de los viejos tiempos, aunque a regaadientes. De nuevo loco, despus de tantos aos.
Tambin tuve noticias del Gran Flac, que me llam para darme las gracias. Yo ignoraba qu haba
hecho para merecerlas, y no tena ganas de escucharlo, pero deduje que ahora l lamentaba todo el tiempo
que haba dedicado a gestionar los asuntos de los flacs. En la crcel poda ver televisin todo el da. Quera
que yo hablara con el juez para lograr que le prolongara la condena. Lo intentar, anciano.
Uno de los primeros cambios que se not despus del Fallo fue la mayor necesidad de tratamientos
mdicos. Mi cuerpo an est lleno de nanobots, pero no funcionan con tanta eficacia ni coordinacin.
Nunca me puse a investigar el porqu, pues tengo muy poco inters en el tema. De cualquier modo,
debo internarme casi todos los meses para hacerme extirpar los cnceres. No me molesta demasiado, pero
a mucha gente s, y este factor aade impulso al movimiento Restauracin del Crtex, cuyos integrantes
quieren el regreso del OC, slo que ms grande y ms sabio. En estos tiempos estamos tan malcriados
que solemos olvidar la desgracia que representaba el cncer.
As fue como me tropec con Callie, en el taller mdico, mientras se haca extirpar sus propios
cnceres. Herencia familiar.
No hablamos. Esto no era inusitado entre nosotros; me he pasado la mitad de la vida sin hablar
con Callie, o sin que ella me hable.
Haba ido a buscarme a la caverna. Quiz fue oportuno, pues no s si habra podido levantarme de la
tumba y caminar a casa por mis propios medios. Y quiz fue oportuno que ella me hiciera la pregunta que
no tena derecho a hacerme, porque me enfureci tanto que me hizo olvidar mi pesadumbre el tiempo
suficiente para gritarle y hacer que me gritara. Me pregunt quin era el padre. Ella, que nunca me haba
permitido hacer esa pregunta, que en mi infancia me haba hecho tan infeliz que yo soaba con pap
llegando en un corcel blanco para decirme que todo era un gran error, que l me amaba y Callie era una
bruja gitana que me haba robado de la cuna.
A veces creo que nuestra sociedad est muy errada en el tema de la paternidad. Aunque todos
podamos tener hijos, no es excusa para eliminar virtuamente el rol de padre. Despus pienso en Brenda y
su padre, y sobre lo comn que era esa aberracin, y me pregunto si debemos permitir que los varones
se acerquen a los nios.
Slo s que yo echaba de menos a mi padre, y Callie dijo que me lo contara si realmente quera
saber semejante tontera, y yo le respond que no se molestara porque crea saberlo, y ella se ri y me
acus de no entender nada, y entonces dejamos de hablar y bajamos por la colina, juntos pero solos como
de costumbre. Te ver dentro de veinte aos, Callie.
Todava creo saber quin es.
En cuanto a Kitten Parker, para qu arruinarle el da?
Ha transcurrido un ao. Todava pienso en Mario.
Y a menudo me despierto en medio de la noche viendo cmo Winston le arranca el brazo a esa
polica de Ciudad Rey. Nunca supe qu le pas. Ella fue una vctima como cualquiera de nosotros; el OC
oblig a los policas a participar en esa guerra; ignoraban lo que hacan, y muchos de ellos murieron.
Ha pasado un ao, y cambiamos, pero las cosas permanecen iguales. El mundo avanza sobre los
huecos que han dejado los difuntos, rellena los agujeros. Yo no saba cmo dirigira el Texian sin Charity,
pero sus fuentes empezaron a acudir a m con notas, y poco despus una de ellas la reemplaz. No es tan
agraciado como Charity, pero tiene pasta de reportero.
Todava dirijo el peridico, todava enseo en la escuela. Y soy la nueva alcaldesa de Nueva
Austin. No present mi candidatura, pero cuando el comit de ciudadanos present mi nombre tampoco
me negu. La columna del Monstruo de Gila sigue tan venenosa como siempre. Tal vez ambas tareas sean
ticamente incompatibles, pero a nadie parece importarle. Si a la oposicin no le gusta, que funde su
propio peridico.
Una vez por semana tengo una columna en La Crema. Creo que es el recurso de Walter para
recuperarme. Improbable, Walter. Esa parte de mi vida ha concluido. Pero nunca se sabe. Tampoco cre
que pudieran convencerme de ser alcaldesa.
Vi a Walter la semana pasada, en la versin recin inaugurada del Puerco Ciego. Un incendio
destruy el viejo establecimiento durante el Fallo y por un tiempo Garganta Profunda amenaz con
mantenerlo cerrado. Pero cedi ante las reclamaciones del pblico y organiz una gran fiesta para

celebrarlo. Casi todo el cuarto poder de Ciudad Rey estaba presente, y los que no estaban ebrios al llegar
pronto lo estuvieron.
Hicimos todas las cosas que hacen los reporteros cuando se renen: bebimos, criticamos a colegas
ausentes, contamos historias escandalosas e impublicables sobre actores y polticos, bebimos,
comentamos noticias inminentes sobre las que no sabamos nada, revivimos viejas rias y descubrimos
nuevas conspiraciones en sitios encumbrados, bebimos, vomitamos, bebimos un poco ms. Hubo
puetazos, exhortaciones a la calma, muchas manos de pquer. El nuevo Puerco Ciego no estaba mal,
pero nada es tan bueno como en los viejos tiempos, as que se oyeron muchas quejas. Calcul que al cabo
de cincuenta aos de grescas, borracheras, quemaduras de cigarro y cacharros rotos, el nuevo local sera
muy parecido al viejo y muy pocos recordaramos que el viejo Puerco Ciego se haba incendiado.
En un momento me sent a la gran mesa redonda del saln del fondo donde se jugaba a los naipes en
serio. Haca aos que ninguna persona de ese saln confiaba en m cuando jugaba a las cartas. Walter
estaba all, mirando sus naipes con mal ceo, como si por perder ese pequeo pozo tuviera que regresar
en bancarrota a su mansin de cincuenta habitaciones. Tambin estaba Cricket, luciendo sus maas de
tahr, con facha de caballero elegante, con un atuendo del siglo diecinueve que ya haba integrado a su
estilo. Con su chaqueta cruzada de tweed y su cuello almidonado, era el to ms interesante de la sala, pero
haba perdido la chispa. Qu lstima, Cricket. Si hubieras sido ms sensato, habramos podido compartir
cinco o seis aos de infelicidad y despedirnos con un gran odio mutuo. Piensa en las broncas que te
perdiste y cmete el corazn. Adems, Cricket, un amigo debera llevarte aparte y aconsejarte que
abandones ese aire de inocencia, al menos cuando juegas al pquer. Funcionaba mejor cuando eras mujer,
y ni siquiera entonces era admirable.
Y quin estaba sentada ante la mayor pila de fichas, con una sonrisa calma, las cartas invertidas
sobre la mesa, matando a todos de preocupacin? Nada menos que Brenda Starr, confidente de las
celebridades, mimada de tres planetas, destinada a convertirse en la mayor especialista en intimidades de
las estrellas que haba existido desde Louella Parsons. Quedaba muy poco de esa chiquilla torpe,
ferviente e ignorante que yo haba aceptado a regaadientes dos aos antes. An era increblemente alta e
igualmente joven, pero todo lo dems haba cambiado. Ahora se vesta, y aunque su gusto me pareca
estrafalario, tena prestancia para lucir un estilo propio. La vieja Brenda slo era visible en la reportera
bisoa que la acompaaba, atenta a cada una de sus necesidades, una belleza despampanante que sin
duda haba crecido ansiando codearse con gente famosa, como Brenda y yo. Observ cmo Brenda
mostraba sus cartas, se agenciaba otro pozo y se reclinaba para mirar la nueva baraja. Acarici la rodilla
de la chica, desaprensivamente posesiva, y me gui el ojo. No lo gastes todo en un solo lugar, Brenda.
Durante la prxima mano la charla se encauz, como sucede en estas circunstancias, hacia los
asuntos del mundo. Yo no particip. Haba descubierto que si la gente reparaba en m se pona a
perorar sobre el Gran Fallo. En ese ambiente se guardaban pocos secretos. Todos saban lo de Mario, y
muchos saban algo sobre mis problemas con el OC. Quizs algunos supieran algo sobre mis suicidios.
Eso los volva cautos, pues la mayora no tena la menor idea de lo que era perder un hijo de ese modo.
Yo quera decirles que no se preocuparan, que yo estaba bien, pero no hubiera servido de nada, as que
me limit a escuchar.
La primera cuestin era el OC y su posible retorno. El consenso era que no deba hacerse pero se
hara. Era tan cmodo tenerlo tal como era. Claro que caus un par de descalabros al final, pero los
Grandes Cerebros podan manejarlo, o no? Si pueden poner un hombre en Plutn una semana despus
que parti de Luna, por qu no gastar parte de ese dinero en la comodidad del contribuyente? Creo
que eso suceder.
Somos una democracia sobre todo ahora que el OC no est presente para inmiscuirse y nadie
puede impedirnos votar por un desatino y conseguirlo. Slo espero que esta vez tomen precauciones para
que alguien le haga algunos mimos al Nuevo OC. De lo contrario, volver a ponerse maoso.
No haba consenso sobre el otro gran tema del da. Era una cuestin que afectaba mucho a la gente
y sin duda causara muchos encontronazos antes de resolverse. Qu hacer con los descubrimientos que
el OC haba realizado durante sus aos de rebelda? Sobre todo, su plan de clonacin y grabacin de
memoria.
Alguien hizo una comparacin con Hitler. Durante el gobierno de Hitler un tal doctor Mengele
realiz experimentos antiticos pura tortura, en general con sujetos humanos. No s si se aprendi
algo til, pero supongo que s. Era tico usar ese conocimiento, beneficiarse del mal? Supongo que la
respuesta depende de nuestra visin del mundo. Por mi parte, ignoro si es tico (lo cual dice mucho sobre
mi visin del mundo), pero no creo que est mal, y el asunto me ha afectado personalmente. Pero al
margen de que est bien o est mal, creo que se usar, y as pensaban casi todos los presentes, siendo los
reporteros como son. Hay gente que revisa los datos que el OC no destruy en cierto modo, yo soy
uno de esos datos, aunque bastante renuente en busca de nuevos conocimientos, y si descubren una
utilidad prctica los utilizarn aunque otros lo lamenten. Por mi parte, entiendo que el conocimiento no es
bueno ni malo. Es slo conocimiento. No es como el derecho donde ciertos conocimientos son admisibles y
otros estn viciados por el mtodo de descubrimiento.

Minimata era slo una de las cmaras del horror del OC, y no era la peor. Algunas de esas
historias han salido a la luz, otras permanecen ocultas. Creedme, preferiris no conocer la mayora.
Pero qu hay acerca del problema cuya penltima respuesta fue esa criatura que se crea Andrew
MacDo-nald, un simulacro despojado de sentimientos humanos, y cuya solucin final fueron esos soldados
leales que me causaron tantos problemas en el primer da del Fallo? Porque no era el producto final. El OC
entenda que la tcnica era perfectible, y no tengo motivos para dudarlo. El pblico ansiaba saber ms
sobre ese tema, la inmortalidad.
Pero no es una verdadera inmortalidad, adujo alguien. Slo significa que alguien muy parecido a m
vivir con mis recuerdos, insisti. Yo mismo, el que est sentado a esta mesa con las peores cartas que
jams se han visto, estar totalmente muerto. Una vez que el pblico comprendiera, vera que la molestia
no vala la pena.
No creas, discrep otro. Mis cartas no son tan malas, y son las nicas que tengo, as que las jugar.
Hasta ahora la nica posibilidad de vivir para siempre consista en producir algo que nos sobreviviera. Los
artistas lo hacen con su arte, casi todos los dems producen hijos. Es nuestro modo de perdurar. Creo que
esto apelar al mismo impulso. Sera como tu hijo, slo que seras t mismo.
A esas alturas alguien code a alguien, y por la mesa circul en silencio la insinuacin de que no era
oportuno hablar de hijos, ya sabis, con Hildy presente. Creo que eso sucedi, aunque tal vez yo est
demasiado sensible. De un modo u otro la conversacin muri, con slo un apostrofe inesperado al
final, cuando la beldad despampanante de Brenda mir en torno con ojos inocentes y gorje: Qu tiene
de malo? A m me parece una idea sensacional. Fue su nico comentario de la velada, pero dio por tierra
con mi teora de que era una idea inservible, de que la gente preferira tener hijos antes que duplicarse a s
misma, de que nadie invertira su dinero sobrante en acciones de clonacin de memoria. Al mirar ese rostro
candido y juvenil, no estuve tan segura. El tiempo tendr la ltima palabra.
Dos aos de mi vida. Tal vez los ms intensos, aunque tambin sobre eso el tiempo tendr la ltima
palabra.
Viajo en el coche-saln del Cacique de la Pradera, con destino a Johnstown, Pennsylvania. Ya que
parte de la compaa ferroviaria me pertenece, decid que era hora de emprender un viaje. Hay
vacaciones en la escuela, as que por una vez dispongo del tiempo necesario. Estoy escribiendo, en letra
manuscrita y con pluma, en papel con membrete de la empresa ferroviaria, sobre una mesa de caoba con
incrustaciones de madreperla, un tintero y un florero de cristal lleno de azulejos frescos. Slo lo mejor
para los pasajeros del Cacique de la Pradera. El camarero acaba de servirme una humeante taza de t
con limn. Adelante se oye el pistoneo de la locomotora nmero 439, y huelo el humo. A mis espaldas
el camarero pronto bajar la litera Pullman, y har la cama con sbanas blancas y almidonadas, dejando un
caramelo de menta y una botella de agua sobre la almohada. En esa misma direccin el cocinero est
preparando un selecto corte de carne vacuna de Kansas City, que se servir cocido a medias, una cena
para paladares exigentes.
De acuerdo, es brontosaurio, por si alguien fastidia con tecnicismos. Hasta es probable que venga
del Doble C Barra.
Pronto entraremos en Fort Worth, donde cargaremos lea y agua, y no pienso bajar, pues me han
dicho que es un deprimente pueblo ganadero lleno de vaqueros pendencieros y peligrosos, poco
apropiado para una dama elegante. (Eso me han dicho; por mi parte s, pues presenci su construccin,
que es slo una gran sala con rales y una calle de tierra con edificios de madera, animada por un gran
espectculo hologrfico.)
Fuera cae el atardecer. Hace poco vimos una manada de bisontes, y poco despus un grupo de
pieles rojas que frenaron sus monturas y miraron solemnemente el paso del caballo de hierro. Desde
control central, y en una grabacin, pero qu ms da? El coche-saln est atestado de tjanos y algunos
residentes de Pennsylvania que regresan a su hogar. Todos llevan sus mejores ropas, todava no muy
maltratadas por el viaje. Una chiquilla amish que viaja con sus padres me mira mientras escribo. Al lado
hay tres jvenes solteros que procuran disimular su inters en la muchacha del escritorio. Pronto el ms
atrevido se acercar para invitarme a cenar, y si dice algo ms inteligente que Qu ests anotando,
guapa? tendr una compaera de mesa.
Pero no de alcoba. Sera un ejercicio intil. El servicio que solicit la ltima vez a Darling
Bobby/Loco Bob fue que me volviera asexuada, como Brenda cuando la conoc. Tal vez fue una medida
tonta y excesiva, pero descubr que la sola idea de la sexualidad me resultaba insoportable, y que odiaba
ese orificio que haba trado a Mario al mundo para su breve y perfecta estancia. Tena an menos inters
en volver a ser varn. As que me baj del tren del sexo y no lo lamento. Creo que algn da estar
preparada para abordarlo, pero ha sido un alivio no estar a merced de las hormonas de una u otra
polaridad. Tal vez me quede as veinte aos, para tomarme unas vacaciones.
Anochece y el tren se mece suavemente. Comprendo que hace mucho tiempo que no era tan feliz.

Hemos pasado un tiempo juntos, y ya es hora de decir adis. Habis conocido a Hildebrandt,
Hilde-garde, Hildealguien: potentada ferroviaria, jefa de redaccin, maestra, columnista, madre que
perdi a su hijo, y adalid infatigable en la cruzada por la reforma de los pronombres personales y los
gneros gramaticales. Slo queda una cosa interesante por decir sobre l/ella.
Viajar a las estrellas.
Me han invitado a efectuar una reserva. No lo mencion antes, quiz porque se me olvid, pero una
semana despus de la muerte de Mario pas un largo rato en compaa de la pistola de Walter, una botella de
buen tequila y una bala. Beba, cargaba y descargaba el arma, y beba un poco ms y la apuntaba hacia varias
cosas: un rbol, la pared de la cabana, mi cabeza. Y pens en lo que el OC haba dicho sobre un virus, y mi
conclusin sobre la veracidad de esa afirmacin, y me pregunt si haba alguna ocupacin que me interesara
de veras. Todas esas cosas me traen satisfacciones, s, sobre todo la enseanza, pero ya no serviran como
respuesta a la pregunta: A qu te dedicas, Hildy?
Pens en algo, lo pens un poco ms, y me dirig a la Heinlein, donde le pregunt a Smith si podra
acompaarlos cuando despegara, aunque no contara con aptitudes dignas de esa empresa. Claro, Hildy, dijo
l, iba a preguntarle si le interesaba. Por lo pronto, necesitaremos a alguien que se encargue de la publicidad,
que maneje la noticia cuando sea la hora de partir, y sobre todo cuando regresemos. Necesitaremos
asesoramien-to para comercializar rentablemente nuestra historia. A fin de cuentas, casi todos tendremos que
contratar a algn escritor. Los cientficos, pilotos de pruebas y tcnicos somos torpes con las palabras. Lea los
primeros relatos de los pioneros del espacio. Visite a Simbad en el departamento de publicidad, fjese qu
puede ensearle. Si sirve, la nombrar jefa del departamento en una semana. No puede hacerlo peor que
Simbad.
As que esto es a modo de despedida. No ir ninguna de las personas que he mencionado hasta ahora.
No sirven para eso. Las amo en diversos grados s, aun a ti, Callie, pero estn atadas a Luna como un
solo hombre (o mujer). Hansel, Gretel, Libby (quien, dicho sea de paso, se recobr), Valentine Michael Smith: ellos sern mis compaeros de viaje, ya partamos dentro de un ao, dentro de veinte o dentro
de cincuenta. Los dems os quedis aqu.
Ensear, dirigir el ferrocarril, editar el Texian, stas son mis ocupaciones. Pero en mi interminable
tiempo libre (Ja!) hago lo posible para promover los objetivos de los heinleinianos y su alocado proyecto.
Resultado: un incremento del dos por ciento en las encuestas durante el ao pasado. No he puesto el mundo
en llamas, pero dadme tiempo. Cuando termino estas actividades, remoloneo. Necesitis lavar una botella,
vaciar un bote de basura, pulir lo que sea? Ddselo a Hildealguien que ella lo har. No hay tarea que me
resulte humillante, sobre todo porque soy totalmente intil para las tareas importantes. Mi objetivo es
volverme tan indispensable para el proyecto que resulte impensable dejarme atrs. Ir sin Hildy? Rayos,
quin me lustrara los zapatos y me masajeara los pies?
Eso es todo. No promet un final redondo, as que no desilusiono a nadie. Os advert que habra cabos
sueltos, y veo una multitud. Qu hay de los Invasores, por ejemplo? Amigos, no lo s. La ltima vez que
alguien ech un vistazo an estaban a cargo de nuestro bonito planeta natal, y es improbable que los desalojen
pronto. Quin sabe si alguna vez lo intentaremos.
Qu encontraremos all? Tampoco lo s, y por eso voy. Inteligencias aliengenas? Es posible.
Mundos extraos? Sin duda. Vastos espacios vacos, tragedia humana, esperanza. Dios. El alma de Mario.
Los sueos ms desbocados y las peores pesadillas.
O Elvis y Silvio en un platillo volante, cantando viejas canciones de rock and roll.
Qu gran primicia sera.
Eugene, Oregn 2 de mayo de 1991

NOTA DEL AUTOR

Cuando un escritor necesita romper con una tradicin establecida de la ciencia ficcin, un mnimo
respeto por las opiniones de la humanidad exige que aclare las causas que lo llevan a esa decisin.
Esta narracin parece formar parte de una historia futura de la cual soy autor, a menudo
llamada de los Ocho Mundos. En efecto, comparte el trasfondo, los personajes y la tecnologa de relatos
anteriores, como corresponde a la tradicin de la historia futura. Lo que no comparte es la cronologa. La
razn es muy simple: me fastidiaba la idea de volver atrs, de revisar esos viejos relatos para infundirles un
orden coherente. La situacin lleg a tal extremo que pens en renunciar a esta historia.
Hasta que decid dejarme de tonteras.
Esto es, pues, un descargo de responsabilidades. Playa de Acero no forma parte de la Historia
Futura de los Ocho Mundos, o bien los Ocho Mundos no forman una historia futura, pues ello implica
una sucesin ordenada de acontecimientos. A gusto del lector. Pero, por favor, que nadie me escriba para
decirme que los trajes de campo ya existan desde mucho antes en la serie, porque as constaba en tal o
cual cuento. Tal vez haya muchos errores de ese tipo en Playa de Acero. Qu ms da.
Alguien dijo una vez (creo que fue el jefe de redaccin del National Enqmrer) que la incoherencia
es el coco de las mentes limitadas. Sin duda Hildy compartira esa opinin.
John Varley 1 de diciembre de 1991