BUTZER, K. Arqueologia - Una Ecologia Del Hombre. 198933333
BUTZER, K. Arqueologia - Una Ecologia Del Hombre. 198933333
BUTZER, K. Arqueologia - Una Ecologia Del Hombre. 198933333
Mtodo y teora
para un enfoque contextual
KARL W. BUTZER
Profesor de Arqueolog(a n1edioambiental -ctedra Henry Sch11/tz
Universidad de Chicago
ediciones bellaterra
A ELISABETH
Beethoven Op. 138 ("Leonora")
ISBN: 84-7290-058-4
Depsito Legal: B. 28723-1989
Composicin y compaginacin: FOTOCOMPOSICION 2000
Espronceda, 304 - 08027 Barcelona
Impreso por GRAFFING, S.A.
Arqumedes, 18 - Hospitalet de Llobregat
Contenido
pg.
Prefacio
xi
PARTE I Perspectivas
1
El contexto en arqueologa
Introduccin
Contexto y ecologa
Escalas y dimensiones de la arqueologa contextual
La arqueologa como arqueologa
14
PARTE II Fundamentos
33
VII
VIII
4
Contenido
Contenido
41
64
166
11
184
La nomenclatura estratigrfica
Litoestratigrafa: yacimiento y entorno
Correlaciones externas
74
12
95
Alteracin postdeposicional
Modificacin geobioqumica
Destruccin de los yacimientos y dispersin de los
artefactos
Modificacin medioambiental de los restos arqueolgicos
13
120
IX
14
153
203
221
247
Contenido
267
16
281
Referencias
Indice
305
341
Prefacio
He optado por el ttulo Arqueologa -Una Ecologa del Hombre para poder
realzar las interacciones dinmicas que se establecen entre los grupos humanos
o las sociedades y sus respectivos medioambientes. Este libro quiere ser una
introduccin a la metodologa y al marco conceptual para un estudio de este
tipo. El concepto fundamental es el ecosistema humano -concepto que sirve
de principio organizativo e ilustrativo de la interdependencia de las variables
culturales y medioambientales, as como de marco organizativo para abordar
los diversos enfoques cientficos que nos parecen esenciales para comprender
los procesos interactivos. El contexto del subttulo del libro atiende tanto al espacio como a la dinmica de los procesos que definen la ecologa humana.
La primera seccin -la parte introductoria del libro- explica y profundiza
el enfoque ecosistmico. Una segunda seccin desarrolla las subdisciplinas que
aportan los principales datos fundamentales para la comprensin de los ecosistemas humanos histricos y prehistricos, a saber: a) la geo-arqueologa o estudio e interpretacin de los sedimentos y las formas fsicas del terreno; b) la
arqueometra o utilizacin de mtodos fsicos y qumicos de medida, que incluyen la procedencia de las materias primas, la datacin y la prospeccin de
los yacimientos; c) labio-arqueologa o estudio de los restos animales y vegetales que reflejan las actividades de subsistencia, as como los medioambientes
biticos.
La tercera y ltima seccin del libro integra estos componentes en un marco
espacial y en un marco temporal o diacrnico. Puede considerarse la arqueologa espacial como un campo de estudio o subdisciplina, si bien estrechamente
interrelacionada con las dems modalidades. Las dimensiones espaciales de los
datos a escalas distintas (micro, meso y macro) se destacan y desarrollan en
cada captulo, y hemos escogido el paradigma espacial como marco de sntesis
en la seccin final. Todo ello se complementa en los dos ultimas captulos con
disquisiciones tericas e interpretativas, dentro de un paradigma adaptativo,
sobre las principales transformaciones y modificaciones sistmicas del registro
prehistrico e histrico: la hominizacin, la domesticacin del medio, y el crecimiento y declive de las grandes civilizaciones.
La atencin metodolgica principal se centra en la geo-arqueologa y en un
XI
XII
Prefacio
paradigma espacial. Ello refleja mi propia formacin y experiencia en geomorfologa y geografa. Tumbin hubiera sido posible utilizar la bio-arqueologa
y la paleoeconoma, pero me faltaba la cualificacin necesaria para escribir un
libro de estas caractersticas. Adems, los conceptos bio-arqueolgicos ya han
sido incorporados a la investigacin arqueolgica con cierto xito, mie~tra_s que
la geo-arqueologa ha tendido a quedar ms bien al margen. Por cons1gmente,
creo que el desarrollo sistemtico de la geo-arqueologa en seis captulos, como
tema de capital importancia para la arqueologa, obedece a una amplia necesidad profesional. Este mismo marco podra aplicarse alternativamente con igual
detalle a la bio-arqueologa. Los dos captulos dedicados a la arqueobotnica
y a la zoo-arqueologa representan una especie de programa de estudio para
este tipo de desarrollo. En mi opinin, un tratamiento ms detallado de estos
temas resultara redundante, y la contrastacin de este manuscrito en mis clases en la universidad a lo largo de dos aos ha reforzado mi creencia de que
la iniciacin a la bio-arqueologa resulta particularmente eficaz y estimulante
para la formulacin de los exmenes trimestrales. El captulo dedicado a la arqueometra es deliberadamente corto. Valoro profundamente la contribucin
de la investigacin arqueomtrica -sobre todos los mtodos de datacin- a
la arqueologa, pero creo tambin que juega un rol relativamente subordinado
en un marco ecosistmico, y por eso me he limitado a presentar los componentes esenciales y su integracin en un todo.
Arqueologa -Una Ecologa del Hombre propone un nuevo paradigma (complementario, no exclusivo) para el estudio de la arqueologa. Centrndos': en
los ecosistemas humanos e integrando metodologas procedentes de las ciencias fsicas, biolgicas y sociales, este enfoque terico complementa el de la arqueologa social reivindicada por muchos nuevos arquelogos. El libro tiene
su orgen en unos cursos para licenciados y graduados en arqueologa, civilizaciones del Prximo Oriente y geografa. Puede abordarse, pues, sin ninguna
formacin cientfica especial, y los temas tratados se desarrollan a partir del
principio, utilizando en cada caso el mnimo de jerga especializada e insistiendo, ms que en las tcnicas, en la comprensin de las interrelaciones -lo cual
es la esencia de la ecologa. El objetivo que persigo es desarrollar en el lector
el pensamiento interdisciplinario productivo. Espero que los estudiantes Y arquelogos profesionales puedan compartir parte de la exaltacin contagi?sa a
que yo mismo he estado expuesto durante ms de veinte aos de trabao en
equipo, un entusiasmo que me ha alentado durante los cuatro aos que he necesitado para escribir este libro.
Primero y ante todo, tengo una deuda de gratitud con los arquelogos compaeros de trabajo, con los que he discutido y polemizado durante los proyectos de campo productivos que me llevaron a Egipto, a Espaa, al Africa subsahariana, y tambin a mi Illinois natal. Sera uno de mis ex-alumnos, Dani:l
Bowman, quien, un da, en una colina de Espaa, me inducira con sus mani-
festaciones de admiracin por mi obsesionada objetividad emprica a reorientar mis pensamientos hacia las cuestiones tericas. Hacia la misma poca, el
Prefacio
XIII
intercambio de correspondencia con el malogrado David Clarke, un arquelogo terico insuperado, hizo que mi atencin se centrara en el potencial de los
modelos explcitos. Durante aquellos aos cruciales de reorientacin, las innumerables discusiones con Elisabeth Butzer supusieron un estmulo importantsimo para la gestacin de un enfoque ms ecolgico y de comportamiento. Una
beca Guggenheim en 1977 me brindara la oportunidad, tras 18 aos de docencia y labor de campo ininterrumpidos, de reunir muchos de los cabos sueltos
en una propuesta intelectual unificada.
Richard Klein ha sido una fuente de estmulo inagotable y sus sugerencias
han sido inestimables para el manuscrito de mi trabajo. Algunos captulos y
secciones fueron ledos tambin por Thomas Bel!, Vaughn Bryant, David Helgren y Richard Morrill, mientras que Geoff Bailey, de la Cambridge University
Press, me ayudaba a perfilar mi pensamiento durante las fases finales de la revisin. Dan Greenway se encarg de los grficos, con su habitual competencia
profesional. Los ltimos borradores del manuscrito fueron mecanografiados
por Diana Valdivia en un tiempo realmente rcord. La Universidad de Chicago
y el Instituto Federal de Tocnologa Suizo me ayudaron a preparlo. A todos ellos
mis ms sinceras gracias.
Flossmoor, Illinois
Octubre
1981
Karl W. Butzer
PARTE I
Perspectivas
CAPITUlD 1
El contexto en arqueologa
Introduccin
vas. La Nueva Arqueologa empez como un conflicto intergeneracional americano, como una redefinicin introspectiva de medios y fines. Pero tras esos
dolorosos principios, con la nueva generacin criticando severamente a la vie-
ja, se abri un debate constructivo entre una generacin internacional de arquelogos sobre los objetivos de la arqueologa y las estrategias ptimas para
alcanzarlos. Los efectos netos del debate han sido saludables y han aportado
unas estrategias de investigacin emprica ms refinadas y una interpretacin
mucho ms sofisticada.
Pero el llamado gran debate en arqueologa cre tambin sus propias simplificaciones. La polarizacin entre ambos enfoques, el nuevo y el viejo, propici
al principio la impresin de que los arquelogos no eran ni empricos ni tericos. Pero tras esa primera impresin, la realidad es que ese pequeo grupo de
participantes activos en el gran debate no son ni puros tericos ni puros deductivistas. La arqueologa es, por su misma naturaleza, y en ltima instancia, emprica. El gran debate no se reduce solamente a una cuestin de abstracciones
filosficas, sino que implica una revalorizacin fundamental del marco conceptual de la investigacin arqueolgica -la bsqueda de un paradigma que
racionalice tanto la laboriosa recogida de datos como las frustrantes actividades hermenuticas de la disciplina.
Aquellos en favor de un incipiente consenso estn de acuerdo en slo una
cuestin fundamental: que deben abrirse perspectivas ms frescas y productivas. La diversidad de los posibles enfoques innovadores viene reflejada por la
gran cantidad de artculos y libros aparecidos en la dcada de los setenta, y
que van desde la etnoarqueologa hasta la simulacin por ordenador; seal de
3
Perspectivas
que los arquelogos han empezado a optar por un paradigma pluralista capaz
de garantizar una mejor comprensin de la esencia de su disciplina, y tambin
un sntoma de que se buscan nuevas directrices en la investigacin. La mayora
El contexto en arqueofog(a
de estas tendencias reflejan una confroutacin intelectual con diversos aspectos de la antropologa cultural, pero existe tambin una profunda deuda con
la geografa humana, sobre todo con la teora espacial. La dimensin medioam-
vamente pobre.
Para utilizar una analoga, veamos en qu se diferencia la arqueologa geolgica de la geologa arqueolgica. Segn mi punto de vista, la geologa arqueolgica es una geologa que tiene un sesgo y una aplicacin arqueolgicos. La
lidos para la reconstruccin de los elementos medioambientales de las comunidades humanas del pasado y para la aplicacin de esas tcnicas. Esta definicin
geolgicos, pero es ante todo una tarea arqueolgica (Butzer, 1977c). La dife-
comprensin de la ecologa humana de las comunidades prehistricas" (Butzer, 1964:vii). Pero, a principios de la dcada de los sesenta, estas interrelaciones demostraron ser muy difciles de identificar por parte de los arquelogos
y de los especialistas de las ciencias aplicadas del medioambiente. El problema
se deba, en parte, a la escasez de datos empricos, pero sobre todo a la falta
de un marco conceptual adecuado capaz de dar cuenta de las complejas relaciones entre mltiples y variados fenmenos.
Desde entonces han cambiado mucho las cosas. Se ha incrementado la base
en que las variables humanas son consideradas como parte del sistema dinmi-
co. En mi opinin, el concepto de 111edioa111biente no debera considerarse sinnimo de un corpus de informacin bsica esttica y descriptiva, sino como
mulacin de hiptesis coherentes. Pero no hay que olvidar que la teora de sistemas ha propuesto un modelo capaz de ilustrar e incluso de analizar interrelaciones complejas, y que ha tenido una profunda influencia en las formulaciones
conceptuales de diversas disciplinas: en la ciencia del medioambiente, a partir
de un texto fundacional particularmente influyente de Chorley de 1962; en la
antropologa ecolgica, a partir de la publicacin de Agricultura/ Involution,
de Geertz (1963), y en arqueologa, a partir de un artculo de Flannery de 1968.
Es evidente que un modelo ciberntico no puede transferirse globalmente a
otra disciplina, y muchos somos conscientes de que el lenguaje sistmico igual
variable como si fuera una constante. Los arquelogos suelen adoptar asimis-
ble de incluir tanto un medio cultural como un medio no-cultural y de aplicarse tanto a un solo artefacto como a toda una constelacin de yacimientos. De-
puede servir para aclarar como para oscurecer un problema. Es ms, sera una
locura aplicar sin ms un enfoque biolgico sistmico en las ciencias sociales.
Pero a pesar de todo, los principios bsicos de la teora de sistemas son fundamentales para integrar la dimensin medioambiental en la arqueologa contextual.
Contexto y ecologa
Perspectivas
La arqueologa contextual, ms interesada en los yacimientos que en los artefactos, se ocupa sobre todo de la expresin multidimensional de la toma de decisiones humanas dentro del medio. Y, sin ocuparse directamente de los fenmenos ecolgicos, tales como los flujos de energa y las cadenas alimenticias,
tiene como finalidad estimular la investigacin globalizadora, en base fundamentalmente a las complejas interacciones sistmicas entre los factores y procesos culturales, biolgicos y fsicos.
Cinco temas fundamentales destacan particularmente: el espacio, la escala, la
complejidad, la interaccin y la situacin de estabilidad o equilibrio (Butzer:
1978a). Esos conceptos provienen de la geografa o de la biologa, pero tienen
aplicaciones antropolgicas y arqueolgicas directas e incorporan tanto dimensiones espaciales como temporales. Ms an, cada una de esas propiedades es
cuantificable y, por Jo tanto, susceptible de ser analizada cientficamente (Butzer, 1980f).
grafa o accidentes topogrficos y en recursos biticos, minerales y atmosfricos. La geografa moderna se ocupa bsicamente de las interrelaciones entre
las comunidades humanas y sus entornos respectivos, y, de manera creciente,
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El contexto en arqueologa
de la expresin espacial de los fenmenos socioeconmicos conexos. Es precisamente este nfasis en el elemento espacial lo que diferencia este enfoque de
la antropologa ecolgica (Hardesty, 1977; Moran, 1979), disciplina que se ocupa
asimismo de la interrelacin entre el sistema social y el sistema medioambiental.
Esos conceptos sistmicos, sin embargo, son demasiado complejos para su
aplicacin prctica, aunque el problema puede minimizarse mediante la identificacin de los principales componentes de la investigacin, como algo distinto
de los objetivos sistmicos finales. Los objetivos primarios o de nivel inferior
se refieren a las tcnicas y metas inmediatas de cada uno de los mtodos, tales
como la arqueologa espacial, la arqueometra y la arqueologa medioambiental. El objetivo secundario o de nivel superior es para todos el contexto, objetivo que comparten todos los mtodos afines 1
Por consiguiente, el objetivo principal de la arqueologa medioambiental debera consistir en definir las caractersticas y procesos del medioambiente biofsico susceptibles de suministrar una textura pura y de interactuar con los sis-
Espacio. Los fenmenos raramente aparecen distribudos de forma homognea en el espacio. Los rasgos topogrficos, los climas, las comunidades biolgicas y los grupos humanos traducen un modelo espacial y son, por tanto, susceptibles de anlisis espacial.
humano. Dentro de este ecosistema humano, las comunidades del pasado de-
sarrollaron una interaccin espacial, econmica y social con las texturas me-
Perspectivas
El contexto en arqueo!og(a
biental tendr efectos a diversas escalas sobre la biomasa de alimentos animales y vegetales e, incluso, sobre los caracteres cuantitativos y cualitativos de las
comunidades biticas. A su vez, la variabilidad, las tendencias y transformaciones ecosistmicas afectarn probablemente a la demografa, a las estrategias
Una fotografa LANDSAT del centro de Illinois o del este de Africa nos proporcionara una impresionante ilustracin de la productividad bitica diferencial demostrativa de lo inadecuado que resulta la premisa bsica de la mayora
de los anlisis espaciales geomtricos, segn la cual el espacio es homogneo.
Las manchas rojas y las manchas azules denotan pautas regionales concentradas y difusas, algunas claramente delimitadas, otras difuminndose a travs de
amplias transiciones. La distribucin de la fauna en cualquier momento dado
traducir aglomeraciones complejas similares.
La importancia del modelo bitico para la evaluacin de los recursos humanos es equiparable a la importancia de la trama topogrfica y sedimentaria en
el esbozo de una panormica arqueolgica o en la interpretacin del emplazamiento de los yacimientos. Por ejemplo, en el valle del Nilo del Medio Egipto,
los yacimientos prehistricos recientes conocidos no son en absoluto representativos de los patrones de asentamiento predinsticos, sino y sobre todo, una
janas de la Etiopa hmeda. De hecho, la base demogrfica de Axum era virtualmente superior a la productividad subsistencia! de su hbitat local. Cuando en el siglo VII la demanda del mercado internacional empez a declinar,
Axum perdi el control de sus recursos comerciales bsicos. El aislamiento acentu la escasez de recursos, y la excesiva presin demogrfica provoc una seria
\ ,::, ,.r. n
10
El contexto en arqueo/og{a
Perspectivas
ll
ca y evolutiva. Pero la arqueologa, en varias de sus fases evolutivas ha dependido asimismo de la geologa, la biologa y la geografa. La arqueologa es una
ciencia social compleja por derecho propio -punto de vista articulado recientemente por Gumerman y Phillips (1978) y por Wiseman (1980). Pero como
ocurre con la geografa, por ms que dependa profundamente de los mtodos
empricos y de los modelos de las ciencias naturales, la arqueologa se inscribe
dentro de las ciencias sociales sobre todo por lo que a sus objetivos se refiere.
Las metodologas especificas de otras disciplinas, antropologa y biologa incluidas, no pueden transferirse sin ms a la arqueologa; si queremos que resulten productivas, tienen que transformarse en un nuevo paradigma secundario.
Por esta razn me siento tan incmodo con un paradigma de antropologa cultural no adaptado, como con un paradigma de biologa. El contexto constituye
una vieja preocupacin de la arqueologa' y, tal como se define aqu ms globalmente, se aborda con un bagaje conceptual procedente de la antropologa
cultural, de la antropologa humana y de la ecologa biolgica...
Lo que pretendo, por tanto, es una arqueologa conte)(tual, no una arqueologa antropolgica; pretendo la exploracin y- Y ci,,sarrollo deliberados de un enfoque que trascienda la preocupacin tradicional por los artefactos y los yacimientos aislados y posibilite una apreciacin realista de la textura
medioambiental y de sus interacciones espaciales, econmicas y sociales poten-
Diferentes conceptos del contexto han sido aplicados por Taylor (1948, 1972), Helm (1962) y Schif-
fer (1972).
12
Perspectivas
CAPITULO 2
ma merece ser considerado prioritario; los puntos de vista alternativos son esen-
ciales para una prctica cientfica sana. Desarrollando sistemticamente la metodologa de un paradigma alternativo (y no exclusivo) para aplicarlo luego a
los temas fundamentales de la adaptacin, la estabilidad y el cambio, estudiosos y profesionales podrn apreciar su potencial y valorar las ventajas del enfoque contextual.
Los captulos que siguen desarrollan estas perspectivas, empezando por una
introduccin a la variabilidad espacial y temporal de los sistemas medioambientales. Luego se introducen las metodologas de las subreas individuales
(geo-arqueologia, arqueometra, arqueobotnica y zoo-arqueologa) que proporcionan elementos de estudio para analizar las esferas de interaccin entre
los pueblos prehlstricos y sus respectivos medioambientes fsicos. Esta discusin va ms all de la interpretacin ecolgica de los yacimientos y sus paisajes
circundantes para analizar los efectos del asentamiento en la formacin del yacimiento y los efectos de las actividades de subsistencia en la modificacin de
las plantas, animales, suelos y paisajes. Por ltimo, las contribuciones integradas de la arqueologa contextual se aplican al anlisis espacial del patrn de
asentamiento y al anlisis temporal de la continuidad y del cambio culturales.
Las cuestiones prcticas y tericas del medioambiente y del contexto en arqueologa requieren una familiaridad con los sistemas medioambientales. Estos proporcionan los marcos espaciales y temporales, y fsicos y biticos, donde las
comunidades humanas interactan entre s por un lado, y que a su vez interactan con las comunidades humanas, de otro.
La biosfera comprende todos los organismos vivientes de la Tierra e interacta con el medio fsico sobre un nmero infinito de sistemas que la componen.
Por razones prcticas, los bilogos suelen seleccionar tan slo una parte de la
biosfera para su estudio directo, y se concentran en las interacciones verticales
plias -los biomos- definen los paisajes biticos clave de la Tierra. Los biomos se definen como "extensas regiones donde grupos especficos de plantas
y animales suelen viver en armona, lo que permite establecer correlaciones significativas, aunque provisionales, entre los tres (organismos, poblaciones y co-
14
Perspectivas
1971:157) Un lugar concreto dentro de un hbitat, junto con su horizonte inmediato, es un sitio. Por ltimo, los agregados espaciales biticos y abiticos pueden dividirse en biocoros y fisiocoros (Schmidthusen, 1968:78). El biocoro es
el rea ocupada por una o ms comunidades, que puede abarcar desde una sola
poblacin, una "formacin" de plantas o una "zona" animal que incluye varias comunidades, hasta toda una provincia bitica. Un fisiocoro es un rea
concreta definida por un conjunto de parmetros fsicos en la interseccin de
la atmsfera y la litosfera. Los biomos o sus hbitats de componentes mltiples
tienen dimensiones espaciales, biticas y abiticas y, por tanto, comprenden
un biocoro y un fisiocoro espacialmente coincidentes.
La ecologa se ocupa principalmente de las relaciones funcionales, no de las
relaciones filticas o genticas. El concepto de nicho ilustra perfectamente este
hecho. Odum comparaba el hbitat con la ubicacin de un organismo, y el nicho con el Jugar ocupado por ese organismo. El nicho incluye explcitamente
el espacio fsico ocupado por el organismo, su rol funcional en la comunidad
y la forma en que se ve constreido por otras especies y factores abiticos (Odum,
1971:234). La pervivencia de un ecosistema depende en gran parte de la regulacin de los niveles trficos; es decir, de las cadenas alimenticias verticales y de
los modelos de flujo energtico (Figura 2-1). Por consiguiente, los biomos, en
tanto que grandes ecosistemas mundiales, mantienen una unidad funcional en
el espacio en virtud de las comunidades que tienen funciones similares, independientemente de que la composicin de las especies vare. As, por ejemplo,
las especies e incluso los gneros arbreos y animales dominantes en el bosque
circumpolar de conferas varan de una regin a otra a Jo largo de la zona boreal del hernisfero norte. Las especies son, pues, en gran medida, reemplazables
en el espacio y en el tiempo (Odum, 1971:140).
El biomo como sistema medioambiental
Los conceptos ecolgicos introducidos en la seccin anterior son fundamentales para el anlisis medioambiental porque el biomo equivale a un macroambiente. Esos medioambientes a macro-escala son los que vienen delimitados
en los mapas generales de los libros de texto de biologa y geografa. A veces
aparecen asociados a "reas culturales" que acotan comunidades humanas que
disponen tericamente de culturas materiales similares (Kroeber, 1939; Carter,
1975). Aunque esas divisiones son por Jo general demasiado esquemticas para
servir de marco de referencia del potencial de subsistencia, son tiles para discutir las variables medioambientales clave y sus formas de interaccin.
Los cuatro componentes fundamentales de un sistema medioambiental son
la atmsfera, la hidrosfera, la litosfera y la biosfera (Figura 2-1). Las variables
clave de estas grandes categoras vienen consignadas en la lista de la Tubla 2-1.
El listado de estas variables tiene sobre todo un valor heurstico porque la abstraccin de la informacin bruta de cualquiera de esas subcategoras resulta
difcil en trminos de utilidad para explicar las interacciones sistmicas. Por ejem-
15
Energfa irradiada
convertida por
fotosntesis de las
plantas {Productividad)
Agua y
dixido de
carbono
Almacenamiento estacional
de biomasa vegetal
Transformacin
de de1ritos
'
orgnicos por
microorganismos
Minerales,
incluido
nitrgeno
atmosfrico
<
Nutrientes inorgnicos
[>-input
-V
O
Output
Almacenamiento
Regulador
Translerencia
Figura 2-l. Ciclo de energa simplificado en un sistema medioambiental. Los smbolos utilizados
en las Figuras 2-1, 2-2, y 2-6 son de Chorley y Kennedy (1971).
16
Perspectivas
1111
sistema medioambiental
17
18
Perspectivas
bilidad normal y anormal de los flujos de energa producida por las oscilaciones cclicas entre los diversos componentes de cada nivel trfico. A pesar de
estas limitaciones prcticas, la utilidad del enfoque energtico en antropologa
ecolgica ha quedado demostrado por Hardesty (1977).
Las actividades geomrficas de las corrientes de agua, de las olas, del hielo,
de la gravedad y del viento ejemplifican de forma espectacular las interacciones entre los cuatro principales mbitos medioambientales. Por ejemplo, la radiacin solar evapora el agua de mar, que los vientos llevan en forma de vapor
de agua a tierra, donde precipita en forma de lluvia, y despus de circular superficialmente, de erosionar parte de la capa de suelo superficial y alterar la
trama de la circulacin local, afluye de nuevo a un lago o al mar, donde quiz
tenga primero una intervencin activa en la extensin de un delta y, por consiguiente, en la accin del oleaje. Mientras el agua que ha penetrado en las fisuras de las rocas activa la alteracin qumica, el agua superficial desplaza los
nutrientes minerales del suelo o los arrastra hacia el ro, donde, aadidos a los
sedimentos minerales inactivos, descienden ro abajo en forma de solutos o de
suspensiones de arcilla o limo, o de arena y guijarros, que son arrastrados mecnicamente sobre la superficie del lecho del ro. El concepto de ciclo mineral
expresa la accin claramente definida de los procesos geomrficos en la superficie y en el interior del suelo, as como a lo largo del contacto de la tierra con
el agua. Estos procesos determinan la estabilidad de la capa de suelo superficial y la transformacin fsica de la litosfera, y por tanto, son los ciclos materiales ms tangibles de un ecosistema (Figura 2-2).
La complejidad de los sistemas parciales y rudimentarios que acabamos de
esbozar sirve para mostrar que los ecosistemas funcionales modernos son muy
poco prcticos para el anlisis emprico. No es raro, por tanto, que la recons-
truccin de los sistemas del pasado siga siendo inviable. Sin embargo, la mayora de los eclogos utilizan el ecosistema sobre todo como paradigma -un amplio enfoque conceptual ideado para organizar e interpretar los datos. El sistema
medioambiental tiene un valor focal y heurstico similar para la arqueologa
contextual. Concretamente, los flujos energticos y minerales son dos de las
esferas ms significativas de la interaccin entre los componentes del sistema
medioambiental en general y del ecosistema humano en particular.
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Figura 2.2. Ci~lo mineral. simplificado en relacin con la alterncin atmosfrica, los suelos y las
aguas superficiales, Los tipos de vegetacin, la interferencia del hombre y los cambios climticos
pueden afect~r ?l "regulador" crtico de la cobertura vegetal. Los cambios de dima, de nivel del
mar Y la tecton1ca pueden afectar a la energa potencial (relieve disponible).
20
Perspectivas
EQUILIBRIO ESTATICO
Tiempo de relajacin
EQUILIBRIO ESTABLE,
con recuperacin
---
--
equilibrio
--"-<..-_ _ _Nuevo
___;_
__
EQUILIBRIO INESTABLE,
con estabilizacin
a un nuevo nivel
Nuevo equilibrio
EQUILIBRIO METASTABLE,
con umbral de separacin
de los diferentes equilibrios
EQUILIBRIO FIJO,
sin cambio neto
en el nivel 'de equilibrio
EQUILIBRIO DINAMICO,
con 1endencia a mantenerse
Figura 2-3. Tipos de equilibrio. Las flechas verticales indican cambios en las variables de control.
Adaptado de Chorley y Kennedy (1971: Fig. 6-1).
de los cambios inducidos externamente, acelerndolos en la direccin de la accin inicial. En ltima instancia, son las variables individuales, que no pueden
operar indefinidamente en una sola direccin, las que establecen los lmites.
La atmsfera constituye un buen ejemplo de ambos tipos de feedback. A pesar de repetidas anomalas, como inviernos fros, veranos lluviosos y fuertes
tormentas, los controle; atmosfricos bsicos ponen lmites a cada aberracin
hasta que este feedback negativo provoca la vuelta a una forma de conducta
"normal". As, por ejemplo, una cada de la temperatura aumenta la cantidad
de nieve, prolongando la cobertura nival estacional y aumentando la reflexividad de la superficie del suelo (albedo) y, por consiguiente acentuando el fro.
Si estos mecanismos de feedback positivo duran lo suficiente, la circulacin atmosfrica puede adoptar una nueva modalidad de comportamiento ad hoc, que
a su vez ser mantenido por un feedback negativo.
21
22
Perspectivas
NO GLACIAR
co de 26 meses, las tempestades de polvo de las Grandes Llanuras de 1934-39, y la sequa del
Sahel de 1971-74
Segundo orden (menos de 10 aos?: anomalas a corto plazo, tales como tendencias bien definidas en el registro instrumental, incluyendo el recalentamiento del Artico (1900-40) y el resecamiento del Este africano (1900-60)
Tercer orden (varios siglost: anomalas a largo plazo, tales como la "pequea edad del hielo",
a nivel mundial (100-1200 d.C.), de amplitud suficiente para traducirse en los registros arqueolgicos; las variaciones climticas de tercer orden incluyen oscilaciones repetidas durante los 10.000
aos del Holoceno
Cuarto orden (varios mileniost: perturbaciones importantes; por ejemplo, las importantes interrupciones del ltimo perodo interglaciar, las oscilaciones estadiales-interestadiales del ltimo
perodo glaciar, y los milenios calidos y habitualmente ms secos de hace 8000-5000 aos (Altitrmico, Optimo climtico)
Quinto orden (varias decenas de milenios)tl: ciclos climticos mayores del orden de magnitud de
los glaciares e interglaciares, que abarcan de 20.000 a 70.000 aos, con ocho perodos glaciares
comprobados durante los ltimos 700.000 aos
Se.Yto orden (varios millones de aost: eras geolgicas, incluyendo la duracin de varias edades
del hielo, como el Permocarbonfero (de 10-20 millones de aos de duracin aproximadamente,
hace unos 290 millones de aos) y el Pleistoceno (oficialmente iniciado hace 1,8 millones de aos,
tras un importante enfriamiento documentado para 3,5 millones de aos)
"Fritts et al. (1979); Lamb (1977); Butzer (1971b).
bLadurie (1971); Gmve (1979).
'Kukla (1975); Woil!ard (!978); Flohn (1979).
dKukla (!975); Butzer (1974b).
'Wolre {l978); Crowcll y Frakes (1970).
INTERGLACIAR
PLENO GLACIAR
90 N
30
60 S
23
~ Subtropical (Bosques)
Figura 2-4. Modelos de zonacin bitica planetaria a mediados del Terciario, durante el interglaciar
actual y en plena glaciacin p!eistocCnica. Adaptado de Butzer (1976b: Fig. 16-2).
A escala planetaria las diferentes zonas medioambientales de principios del Terciario, del Pleistoceno de los glaciares y las de los modelos modernos aparecen
en la Figura 2-4.
Los cambios de quinto y sexto rdenes de tiempo geolgico son de evidente
inters para la evolucin de los mamferos y los primates, pero las respuestas
adaptativas son ms probables en un nivel de adaptabilidad inferior. En la Thbla 2-3 se resumen las longitudes de onda de algunos cambios del tercer al quinto
orden determinados empricamente. Las perturbaciones se identifican con las
unidades ms pequeas de resolucin en el registro arqueolgico, independientemente de su amplitud. Los cambios bimicos pueden identificarse en base
a los registros de polen, a las tendencias en la formacin de suelos y a los ciclos
lacustres. Las perturbaciones tpicas duran de 1 a 3 milenios, mientras que los
cambios bimicos identificados sugieren dos tendencias, una de 5 a 7 milenios
y otra de 12 a 50 milenios de duracin. Las repetidas periodicidades de largo
plazo pueden existir pero todava no se han podido demostrar a escala continental.
Los largos y detallados registros de polen, de sedimentos y de cambios isotpicos del oxgeno resultan de especial inters (Johnsen et al., 1972; Kukla, 1975;
Woillard, 1978), dado que revelan distintos modelos de perodos glaciares e interglaciares. Las pocas ms clidas del ltimo perodo interglaciar y del Haloceno estuvieron marcadas por equilibrios estables o dinmicos interrumpidos
24
Perspectivas
Tabla 2-3. Longitudes de onda de las perturbaciones y desplazamientos bimicos en el registro geolgico reciente (en milenios)
Regin y perturbacin
Alcance
Valor modal
Desplazamiento
bimico
Perodo
de control
Francia (polen)
Europa Central
0,3-2,0
0,7-2
5-50
140
(rios)b
Checoeslovaquia
0,2-3,0
2
2-5
Illinois (loess)d
l,0-10
0,5-2,5
Mediterrneo
(vegetacin Y
Mediterrneo
(loesst
(rost
25
,o
-45
HOLO
ULTIMO INTERGLACIAR
CENO
-40
-35
30
10
por mil
0,7-2
5-25
5-12
125
30
1,25-12,5
2-10
5-50
125
1,25-7,5
2-5
10
0,1-4,0
l,5-3
30
0,15-3,0
0,4-2,5
30
0,1-12
0,15-2
8-12
30
0,25-3,5
0,8-2
7-12
30
0,2-2,0
0,5-1
7,5-20
40
0,4-4,5
0,6-4
4-12
30
l,0-10
1-3
5-20
40
0,18-6,0
0,5-5,9
0,4-3
l,l-3,3
3-50"'
125
5-24
120
110
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
Figura 2-5. Cambios climticos durante los ltimos 125.000 afias, establecidos a partir de los cambios en la composicin isotpica del oxgeno de In capa de hielo de Groenlandia. Escala temporal
!igerameme distorsionada. Adaptado de Johnsen et al. (1972).
Desierto egipcio
(ros/
Tibesti, Sabara
central (ros)~
Cuenca del Chad
(niveles lacustres}1'
26
Perspectivas
o
o
iE'
o
1
C"
~
~
"O
:a
.gd a
d
28
Perspectivas
los estudios de los anillos de crecimiento de los rboles (Becker y Frenzel, 1977),
prueba de que los subsistemas fluviales de suelos de pendiente presentaban umbrales crticos ms bajos que los sistemas vegetativos de la Europa central hmeda. Cambios significativos en el registro polnico se observan solamente en
los niveles de cuarto, quinto y sexto orden; es decir, cambios entre las zonas
polnicas postglaciares estndar (Butzer, !97la:530-3), o transformacin interna de biomos en el transcurso del ltimo perodo interglaciar (Kukla, 1975) o,
incluso, la total sustitucin de terrenos forestales y de galeras forestales por
tundras y estepas a principios del ltimo perodo interglaciar. (Frenzel, 1968).
Los cambios de quinto y sexto rdenes, adems de contribuir a desencadenar
29
se centre en el proceso y los efectos temporales, trascendiendo as las limitaciones de un enfoque contemporneo. La perspectiva sincrnica es, como las de-
mos de alteracin del relieve -erosin producida por las heladas, erosin elica y formacin de sedimentos elicos (loess)- con la consiguiente y profunda
transformacin de los sedimentos fluviales predominantemente formados por
arcillas y limos en sedimentos predominantememente detrticos -arenas y gravas. (Butzer, 1971a: Captulo 18; Kukla, 1975).
Por lo tanto, los ecosistemas se caracterizan por diferentes subsistemas con
umbrales caractersticos, y los subsistemas individuales tienen varios umbrales
potenciales en respuesta a los cambios de distintos rdenes. Los datos de la Tabla 2-3 muestran que, por lo general, la hidrologa y los subsistemas fluviales
tienden a ser particularmente sensibles a los inputs medioambientales, mientras que las formaciones fisionmicas de las plantas y las comunidades de mamferos revelan (en el estado actual del muestreo) una menor sensibilidad. El
subsistema de suelo de pendiente y los componentes biticos de las comunidades o biomos complejos parecen tener respuestas intermedias. Resulta paradjico que la mirada de formas terrestres, que son los fenmenos ambientales
ms duraderos, acaben sometidas, a largo plazo, a subsistemas procesuales que
presentan algunos de los registros ms claros y detallados de cambios a pequea escala. Esto explica el casi ilimitado potencial de la investigacin geoarqueolgica en el anlisis contextual.
De la Tabla 2-3 puede inferirse otro elemento fundamental: la inercia vara
de un biomo a otro. Los medioambientes forestales de alta predictibilidad, como
los de Europa occidental y la cuenca mediterrnea, han experimentado la mxima elasticidad bimica. Las galeras forestales en las latitudes medias de los
ecotonos hmedo-semiridos del Centro-oeste americano y de la Europa centrooriental tienden a una mayor variabilidad tanto estacional como anual y presentan una inercia menor en el registro geolgico. Los desiertos hiperridos,
como el Shara, son altamente predecibles, y los cambios bimicos del pasado
geolgico reciente han afectado slo a las montaas (por ejemplo, el Tibesti)
y a los mrgenes del desierto. Los medioambientes semiridos tropicales y subtropicales de Africa han tenido una predictibilidad menor y una inercia limitada. Por ltimo, la mayor estabilidad de todas aparece en el subsistema oceanoatmosfrico que alimenta las capas de hielo de Groenlandia y del Antrtico,
glaciares que han perdurado al menos 3 millones de aos.
ducir los ecosistemas humanos que son la base de este estudio. Los ecosistemas
humanos difieren de los ecosistemas biolgicos modales tanto en clase como
en grado. Para empezar, la informacin, la tecnologa y la organizacin social
desempean indiscutiblemente un papel mucho ms importante. Pero, ms importante todava, los individuos y los grupos humanos tienen una capacidad
nica de comportamiento intencional en el que intervienen: a) la adecuacin
(poblacin}, la "tecnologa" (aptitudes y capital), y la "energa y los productos materiales" (excedentes). Este papel es propio de los sistemas por objetivos
y resultados, que no son caractersticos de los ecosistemas simples (Bennet,
1976:Captulo 3) y, ms todava, de las actitudes colectivas y de los rganos
decisorios de las sociedades complejas del registro histrico. Diferencias similares caracterizarn cualquier modelo imaginable de cadena trfica, al menos
para las sociedades complejas, donde los niveles trficos incluyen una jerarquizacin de los sectores socioeconmicos.
o
Atmsfera
f
~
Prdidas de calor
Recursos
Biofisicos
transformados por
procesos biolgicos
y humanos
Energfa
Energia y
Productos
Energ/a
.e
E"
w
e
w
lnf.
Organizacin)
socia\
lnf.
1
Biolo~ia Humana
incluye
poblacin
intercambio
Informacin
Figura 2-6. Ciclo de energa simplificado en un ecosistema humano (excluidas las funciones de almacenamiento). Adaptado de Bennet (1976).
Q.
~
i3
('I)
=
....o
00
~
1'.l
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['
CAPITULO 3
Objetivos
34
Fundamentos
espectacular (Burgess, 1980), pero las aportaciones metodolgicas siguieron siendo escasas. Ian Cornwall (1958), con un texto procesual sobre el potencial de
los sedimentos y los suelos para el anlisis e interpretacin arqueolgicos abri
nuevas perspectivas. Pese a la modestia del ttulo -Soils far the Arqueo/ogistel libro de Cornwall ofrecia el primer tratamiento sistemtico de Jo que se ha
venido en llamar geo-arqueologa. Utilizando el ejemplo del Valle del Nilo, Butzer (1960a) mostr, a continuacin, cmo un enfoque geo-medioambiental poda ayudar a explicar el patrn de asentamiento regional y facilitar el quehacer
arqueolgico. Butzer (1964: Captulo 15) ofreci una clasificacin geolgica de
los yacimientos arqueolgicos como parte de un enfoque ms comprehensivo
de la arqueologa medioambiental regional y de yacimientos. Los neologismos
aparecen casi siempre post facto y reflejan corrientes intelectuales activamente
debatidas por sus respectivas y extensas parroquias. Pueden identificarse al menos tres formulaciones independientes de geo-arqueologia: Colin Renfrew (1976);
Rapp et al. (1974), Rapp (1975); Butzer (1973a, 1974a, 1975a, 1977c).
Ms importante que la historia de una idea o de una subdisciplina es la direccin que adopta la investigacin en los temas fundamentales. Para la geoarqueologa la principal preocupacin sigue siendo una clara conviccin de que
las tcnicas y los objetivos no son idnticos. Ms que un repertorio de tcnicas
o una alternativa procesual a la subdisciplina tradicional de la geocronologa,
la geo-arqueologa es, ante todo, un enfoque conceptual. Por consiguiente, la
discusin sobre los objetivos bsicos girar en torno a los componentes, los procedimientos y los fines interdisciplinarios finales del estudio.
Principios bsicos
35
La geo-arqueologia se halla todava en vas de desarrollar un enfoque sofisticado para la investigacin arqueolgica, por lo que resulta imperativo identificar toda la gama de componentes del estudio. Eso se ha intentado en la Tabla
3-1, que puede servir de orientacin para los prximos cinco captulos. Una
premisa bsica de este esbozo programtico es que un yacimiento es parte de
un paisaje que en pocas remotas era propio del ecosistema humano (Fedele,
1976). El registro fsico es mucho ms que el teln de fondo espacial y temporal. La formacin y la destruccin de yacimientos estn controladas por -o
basadas en- la cultura y la relacin recproca entre los grupos humanos, y su
medioambiente se refleja tanto en el yacimiento como en el paisaje que lo contiene (Butzer, 1977c; Davidson, s.f.).
Muchos de los informes geo-arqueolgicos, incluidos algunos de los mios,
han dejado de lado los factores culturales relativos a la formacin de yacimientos, a las alteraciones fsicas y a la modificacin de los restos culturales y al
potencial nico de este modo de investigar en arqueologa. No ha habido una
adecuada discusin de los procesos de intervencin humana en el aspecto del
suelo y en el ciclo hidrolgico. A veces, cuando los efectos directos o indirectos
del uso de la tierra est en juego, los autores siguen insistiendo en la prioridad
de los elementos climticos. Por ejemplo, Vita-Finzi (1978:122, 155) para explicar la duracin diferencial de los ciclos aluviales recientes de un rea determi-
informacin paleoambiental y una datacin relativa de las secuencias paleoclimticas externas. Por desgracia esta imagen responde a la mayora de los estu-
36
Fundamentos
El contexto estratigrfico
l. Reconstruccin de los acontecimientos naturales secuenciales, tales como el desarrollo del suelo, la erosin y la sedimentacin, registrados por unidades sedimentolgicas detalladas (microestratigrafa) en el sitio y sus alrededores
2. Valoracin de la secuencia fsica local a efectos de historia del paisaje regional y comparaciones
potenciales con estratigrafas fechadas subcontinentales o, incluso, globales. La correlacin externa es una ayuda cronomtrica para la interpretacin paleoambiental y las comparaciones entre distintas categoras de datos, y puede servir para verificar la validez temporal de los horizontes arqueolgicos
3. Correlacin paleontolgica directa (Captulos 10 y 11) y datacin radiomtrica (Captulo 9)
La forrnacin del yacilniento
l. Los hombres y los animales, en tanto que agentes geomorfolgicos, producen sedimentos arqueolgicos con componentes fsicos, biognicos y culturales que requieren identificacin e interpretacin
2. Distincin de materiales: a) materiales que fueron introducidos en el yacimiento por gentes o
animales, en su forma original o como productos acabados; b) materiales que representan una
alteracin de productos a partir de manipulacin in situ o por descomposicin bioqumica; c)
materiales que fueron transformados a partir de detritos y desechos primarios in situ en nuevos
sedimentos por agentes humanos u otros agentes fsicos
3. Valoracin de los procesos arqueosedimentarios para ayudar a dilucidar las actividades de asentamiento y subsistencia en el espacio y el tiempo
La 111odijicaci11 del yaciTniento
1. Dispersin pre-sepultamiento de los residuos arqueolgicos por la accin del agua en movimiento,
la gravedad, la congelacin, las pisadas animales, y por la accin deliberada del hombre
2. Alteracin post-deposicional del yacimiento por diversos agentes: animales con madrigueras subterrneas, congelacin del suelo, dilatacin y contraccin de las arcillas, gravedad y microfallas,
y alteracin bioqumica
3. Destruccin del yacimiento y dispersin de los artefactos por diferentes fuerzas: erosin, corrientes de agua, deflacin, hundimiento e intervencin humana
4. Interpretacin de los restos culturales sepultados o expuestos en trminos de contexto primario,
semi-primario o secundario (Captulo 7)
La n1odificaci11 del paisaje
l. Identificacin de la intervencin humana en el paisaje del suelo, en forma de perfiles edficos
alterados o truncados y suelos redepositados
2. Intervencin humana en el ciclo hidrolgico, como se refleja en las zanjas de erosin, los rellenos aluviales y los registros de sedimentos lacustres
3. Instalaciones humanas en el paisaje: acequias aterradas, fosos, improntas de viga; terraplenes
Y basureros; caminos, terrazas y redes de irrigacin; concheros y enterramientos cercanos a los
asentamientos focales
4. Evaluacin de los efectos directos e indirectos acumulados del uso humano de la tierra en trmiw
nos espaciales y en la perspectiva temporal de la productividad o de la degradacin del paisaje
(Captulos 10 y 11)
Principios bsicos
37
38
Fundamentos
Principios bsicos
39
El yacimiento
l. Registro de los perfiles verticales de la excavacin y en los fosos o catas adyacentes para clarifi-
Tcnicas y procedimientos
Las tcnicas potencialmente aplicables en geo-arqueologa proceden de diversas disciplinas y son, por tanto, prcticamente ilimitadas. Pero la geo-arqueologa
no pretende utilizar todo un dispositivo de tests sofisticados, sino seleccionar
los procedimientos que, dentro de los lmites de los recursos financieros y humanos disponibles, sean capaces de producir los resultados ms esenciales para
En el laboratorio
l. Interpretacin sistemtica de mapas, fotos areas e imgenes de satlite como complemento del
mapa topogrfico
2. Anlisis del tamao y la naturaleza de las partculas de los sedimentos, para poder identificar
potenciales procesos geomorfolgicos afectando al sistema arqueosedimentario en el tiempo y
en el espacio, y poder establecer una secuencia microestratigrfica tanto del interior del yacimiento como del mesoambiente adyacente; labor complementaria en mineraloga y micromorfologia, segn se necesite
3. Anlisis de sedimentos para determinar las propiedades geoquimicas y bioqumicas (pH, contenido en carbonato de calcio, materia orgnica, fosfatos, etc.), con objeto de determinar los inputs culturales incorporados al sistema arqueosedimentario
4. Confeccin de un modelo provisional de la gnesis del yacimiento, de su abandono, y cambios
postdeposicionales, as como de las actividades espaciales y temporales durante la ocupacin
del sitio
40
Fundamentos
a la caracterizacin y delimitacin de medioambientes y comunidades no homogneos, gracias a sus flexibles perspectivas espaciales y temporales. Es decisiva cuando se trata de establecer un modelo de interaccin entre las comunidades y el medioambiente inerte. Por ltimo, una-valoracin de la dinmica
geo-medioambiental resulta indispensable en la investigacin de las adaptacio-
CAPITULO 4
nes potenciales entre las comunidades humanas y no humanas del sistema me-
La textura sedimentaria
El contexto del paisaje puede definirse a pequea, mediana y gran escalas. El
ms detallado es el microambiente del sitio, definido a partir de los parmetros
fsicos y biticos locales que influyeron en su seleccin original, que continuaron incidiendo durante el perodo de ocupacin y que fueron responsables de
su sepultamiento y de su ulterior preservacin. El registro ms fcilmente asequible para su estudio e interpretacin son los sedimentos que envuelven los
componentes del yacimiento. Esos sedimentos pueden ser penicontemporneos
a la ocupacin del sitio, o ms (incluso mucho ms) recientes, lo que suele ser
el caso ms frecuente. El primer objetivo del anlisis del yacimiento es el examen de la estructura de los sedimientos, con lo cual se podr determinar la secuencia deposicional local. Este anlisis requiere de serios conocimientos en
geomorfologa.
Los procesos geomrficos constituyen una amplia gama de fuerzas potenciales cuyo principal resultado es el modelado de la superficie terrestre. De esas
fuerzas, algunas como las fallas y los plegamientos asociados a la actividad ssmica, y las coladas de lava y lluvias de cenizas asociadas con las erupciones
volcnicas, son internas o endgenas y provienen directamente de la litosfera.
El otro grupo de fuerzas es externo o exgeno y se refiere a los efectos de los
agentes atmosfricos o hidrosfricos sobre la litosfera (ver Tubla 2-1). Estos efectos incluyen los efectos de las aguas superficiales canalizadas o dispersas, la
gravedad (tanto en sus efectos rpidos como lentos y en medio hmedo o seco),
el viento, el hielo y el oleaje.
Los efectos geomrficos externos son fundamentales para los ciclos de los
materiales (ver Figura 2-2) y todos implican erosin, transporte y deposicin
de materiales fsicamente disgregados o qumicamente descompuestos procedentes de la corteza terrestre (ver, por ejemplo, Butzer, 1976a: Captulo 3; Brunsden, 1979, para un resumen de los procesos y productos de la alteracin). Erosin y deposicin van siempre juntas, pero no necesariamente en el mismo lugar.
En algunas reas predomina la sedimentacin; en otras la erosin es la caracterstica dominante y se traduce en una serie de formas de relieve especficas o
generalizadas, a pequea o a gran escala.
A la hora de identificar los mdulos sedimentarios es importante recordar
41
42
Fundamentos
que la deposicin no es un proceso indiscriminado que pueda darse en cualquier lugar. La deposicin viene determinada por varios factores: la existencia
de una fuente de sedimentos, la naturaleza de la capa de suelo superficial (cuando
existe), el marco topogrfico y el conjunto de procesos geomrficos activos.
As, la deposicin es parte de una estructura sistmica con regularidades perceptibles, una estructura potencialmente susceptible de una interpretacin relativamente especfica. Los sedimentos pueden acumularse a) en puntos dispersos alrededor de un manantial o en cuevas, b) en estructuras lineares, por
ejemplo, a lo largo de los valles fluviales o de las lfneas de costa, y c) en extensas superficies de suelo, tales como pendientes, mares de dunas o capas de polvo o de cenizas volcnicas transportadas por el viento.
La presencia de un depsito tangible, grueso o delgado, extenso o localizado
significa que la sedimentacin neta ha prevalecido durante innumerables aunque breves episodios de erosin, transporte y deposicin a pequea escala. El
depsito preservado puede ser grueso o delgado; puede ser nico o formar parte de un ciclo completo, como los estratos diversos descubiertos en cualquier
excavacin normal. Por ejemplo, puede tratarse de una sucesin de finas lentillas o de capas lenticulares ms extensas, o de lechos regulares, que reflejan
un solo proceso -por ejemplo, el del agua circulante-; los hiatus pueden representar intervalos sin sedimentacin o de erosin, y las variaciones en la geometra de las capas se deben, principalmente, a las variaciones momentneas
de la energa liberada por las inundaciones violentas y repentinas. Por lo general, sin embargo, una serie heterognea de sedimentos suele reflejar varios procesos distintos, probablemente en respuesta a (y en conjuncin con) diferentes
niveles de energa. Por ejemplo, los efectos de la gravedad y de la dispersin
de las aguas superficiales pueden quedar subrayados en una capa de sedimentos detrticos en los mrgenes de un valle, en espera de que sean remodelados
por la accin de la corriente y coronados por componentes elicos cada vez
ms abundantes.
El efecto final ser una superposicin de unidades de sedimentacin que registran acontecimientos sucesivos del medioambiente fsico por pequeos o breves que fuesen. Los registros lenticulares referidos a un acontecimiento concreto se llaman facies y definen microambientes deposiciona/es. Una de las
principales tareas de la investigacin geo-arqueolgica es dilucidar las secuencias de las facies que forman la textura arqueolgica.
En las siguientes secciones describiremos los principales tipos de contextos
sedimentarios puntuales, lineales o bidimensionales, particularmente frecuentes como texturas arqueolgicas. Para cada categora citaremos una seleccin
de ejemplos ilustrativos. Para los procesos geomorfblgicos recomendamos la
lectura de los textos de Butzer (1971: Captulos 10-15; 1976a) y Evans (1978:
Captulo 5), y para los aspectos relacionados con la sedimentologia, los de Shackley (1975), Davidson y Shackley (1976), Gladfelter (1977), y Hassan (1978). El
lector interesado por slo algunos de los temas tratados puede pasar directamente a la tabla 4-1 y a la discusin de la trama topogrfica.
43
YACIMIENTOS DE MANANTIAL
Brolladero o
balsa
Acufero
----
Acu1cludo
arqueolgico;
Manantiales. Las aguas del suelo y de las rocas suelen emerger en puntos dispersos de la superficie para formar zonas de filtracin, pozas, pantanos, balsas
y arroyos (Figura 4-1). Gran parte de esas aguas representan el final de una breve trayectoria subterrnea del agua atmosfrica en el transcurso de su ciclo hidrolgico. Gran parte de esas aguas afluye imperceptiblemente a la red fluvial
existente, pero tambin puede brotar en forma de fuentes cuando la erosin
intersecta una capa fretica de arena o grava porosas o de otra formacin rocosa permeable por encima de una capa impermeable o acuicludo. El caudal de
las capas freticas es proporcional al agua de lluvia infiltrada y tiende a experimentar oscilaciones en sus fuentes emergentes. Las fuentes alimentadas por acuferos profundos suelen tener un caudal perenne con poca o ninguna variacin.
Las aguas artesianas constituyen un caso aparte; sus acuferos, profundos y de
gran extensin, suelen estar sometidos a presiones muy elevadas. Las agua termales son otro caso particular, y surgen de las capas profundas de la corteza
terrestre.
Muchos manantiales depositan sedimentos y modifican los suelos y las formaciones detrticas de sus alrededores. La gama de sedimentos resultantes incluye cienos y arenas orgnicas, tobas y travertinos calcreos, tufas orgnicas
conteniendo huellas de plantas, y sedimentos de distintas texturas impregandos
de cal, sales o hierro.
Tole Springs, Nevada (Shutler, 1967), Clovis, Nuevo Mxico (Haynes y Agogino, 1966), Phillips Spring, Missouri (Kay, 1978), y Amanzi Springs, en Africa
del Sur (Butzer, 1973b) son ejemplos arqueolgicos de depsitos de manantiales.
Karst. La disolucin a gran escala de las calizas y dolomitas da como resultado
un relieve krstico, que se caracteriza por las superficies rugosas y oqueadas,
pozos y grietas profundas, pequeas depresiones simples o ramificadas y amplias depresiones en forma de valle (poljes) (Figura 4-2) (Sweeting, 1972). En
44
o Yacimiento arqueolgico
~:..
-=-1:it
Dolina
45
Fundamentos
YACIM!ENTOS !<ARSTICOS
Pozo Dolina
YACIMIENTOS DE CUEVA
con artefactos
Pozos
Cil>
Estalactitas
coalescente
Ctf) ~"'7>@
~~
o (j~~(t
6
fsiles y artefactos
Sifn
Travertinos
medio de esas formas caractersticas de la corrosin y la disolucin de los carbonatos de cal y magnesia de las formaciones rocosas bajo el efecto de aguas
ligeramente cidas, aparecen fuentes y cuevas. A cualquier escala, el karst proporciona medios edficos especiales para la vegetacin, favoreciendo la distribucin en mosaico de los medioambientes, en los que la accin de los manantiales, arroyos, ros, e incluso de los vientos, contribuye a complicar el registro
sedimentario.
Los sedimentos que colmatan la cueva y las grietas de Swartkrans, Sterkfontein y Taung en Africa del Sur (Butzer, 1975c; Brain, 1976; Patridge, 1978) son
ejemplos caractersticos de paisaje krstico.
Cuevas. La disolucin de las calizas es la principal causa de formacin de cuevas en las mrgenes de los valles que, al retroceder por efecto de la erosin,
intersectan cavernas subterrneas preexistentes, o en los puntos de emergencia
de fuentes y manantiales krsticos subterrneos. Las cuevas pueden formarse
prcticamente en cualquier tipo de roca a lo largo de las costas por accin de
las olas. Otras cuevas menos frecuentes se pueden formar en las paredes de los
acantilados al contacto de capas de diferente dureza, o por erosin diferencial
de los niveles sedimentarios ms dbiles. Sea cual fuere el origen, el tamao
Y la configuracin de las cuevas vara, desde el simple refugio protegido por
un saliente rocoso, hsta las cuevas abiertas al exterior y las profundas grietas
interiores o cuevas (Figura 4-3).
Los depsitos de cueva suelen pertenecer a dos categoras: materiales de procedencia exterior que penetran por la boca de entrada o por las grietas del techo y de las paredes, y sedimentos de origen interno. La primera categora incluye lodos extrados de los suelos, aluviones fluviales, polvo y arena
transportados por el viento y restos culturales. La segunda categora incluye
fragmentos de distinto tamao cados del techo y los muros y, en medio calc-
reo, toda una variedad de precipitados qumicos depositados por "goteo" (estalactitas, estalagmitas, columnas) y por circulacin de las aguas saturadas (travertinos).
Los ejemplos arqueolgicos abundan: Rodgers Shelter, Missouri, y Meadcroft Shelter, Pennsylvania, en arenisca (Wood y McMillan, 1976; Adovasio et
al., 1977); Abri Pataud y Lazare!, en Francia; Cueva Morn, en Espaa, en caliza (De Lumley, 1969; Farrand, 1975a; Butzer, 1981c), y la desembocadura del
Klasies, en Africa del Sur, en cuarcita (Butzer, 1978c). Para ms informacin
sobre la metodologa bsica para el estudio de los sedimentos de cueva puede
consultarse Laville (1976) y Laville et al. (1980).
Medioambientes deposicionales lineales
46
47
Fundamentos
Terraza rocosa a 30 m
YACIMIENTOS LITORALES Acantilado - - - - - '
Formas de terreno
Bosques y pastos
YACIMIENTOS LACUSTRES
Y DE PANTANO
Palafites del Bronce submergidos
'Lago eutrfico'
,
......,.'t,Aaf9~. Gytia .
____,.
. Ca'il
'0j.r;(\1G'o.
Morrena glaciar
-oeta
Huellas neolticas
cubiertas
Lago otigotrfico
Capa de
turba
Turba de musgo
Dunas
con concheros
Laguna salada
Lticos secundarios
Lago alcalino
~re~a!
Ocupacin
Cinagas -=-~-+
_
++.
limo
......
lo~ concheros costeros de Africa del Sur, Brasil y Alaska (Giddings, 1966; Fairbndge, 1976; Volman, 1978). Los cambios en las lneas costeras y sus implicaciones arqueolgicas han sido tratados en Italia por Delano Smith (1978) y en
Grecia y Turqua por Kraft et al. (1977, 1980a, 1980b) y por Van Andel et al.
(1980). A una escala mayor, los cambios en las lneas costeras son tambin convenientes para evaluar los puentes tierra-mar del Pleistoceno, tales como los
de Bering, Sudeste asitico y Mediterrneo. Tumbin puede mencionarse aqu
el creciente nmero de exploraciones y excavaciones submarinas practicadas en
cuevas sumergidas y puertos hundidos del Mediterrneo y a lo largo de las costas del noroeste de Europa, Japn, California y Florida.
Orillas lacustres y marismas. Los bordes de los lagos de agua dulce y de las
marismas son anlogos a los del mar, pero los niveles de energa son muy inferiores, el relieve es menor, el mosaico del hbitat ms reducido y el componente
orgnico mucho ms prevalente. Las orillas de baja energa presentan a veces
una estructura en zonas paralelas formadas por comunidades biticas subacuticas, litorales y sublitorales. Las facies varan de una a otra, desde los sedimentos ms finos y homogneos en medio acutico hasta los sedimentos heterogneos de grano ms grueso en el interior de las tierras. Existen asimismo
medioambientes qumicos especficos (Figura 4-5):
l. En los lagos eutrficos (es decir, neutrales o ligeramente alcalinos) de las
latitudes medias hmedas hay una transicin desde la creta o la marga lacustres (lodo calcreo) hasta los cienos orgnico-calcreos de las zonas semiinundadas y los suelos hmicos saturados de agua y anaerbicos (gleys) por
encima del nivel del agua.
Figura 4-5. Perfiles topogrficos hipotticos en bordura de lagos cutrficos y oligotrficos en altas
latitudes y de un lago aJcalino en baja latitud.
2. En los medios oligotrficos (es decir, cidos) de las latitudes medias hmedas, la secuencia va desde la turba subacutica (dy) y los cienos orgnicos
(gyttja) hasta las turbas de caas y juncos (fen), las turbas de madera (carr),
las capas cenagosas de musgo esfagnceo altamente cido y los suelos eluviales
turbosos (podsoles) propios de los terrenos ms inclinados y mejor drenados.
3. En las cuencas salinas o alcalinas de los medioambientes semiridos, la
secuencia de las facies puede variar desde una marga arcillosa sdica subacutica hasta extensos barrizales salinos resquebrajados por el ardor del sol cerca
de los mrgenes lacustres y luego a las arcillas orgnicas igualmente resquebrajadas que se insinan entre las dunas de arena y los sedimentos del lecho de
los ros tierra adentro. Las invasiones de diatomeas que se producen en la superficie de las aguas estancadas pero claras en toda una gama de medioambientes qumicos son una fuente de partculas silicicas microscpicas (los caparazones de esas algas) que modifican o dominan una forma alternativa de
sedimento orgnico.
Las combinaciones arqueolgicas son mltiples y variadas. Los palafitos neolticos de Suiza se construyeron cerca de las orillas lacustres y ms tarde quedaron sumergidos y preservados bajo los sedimentos depositados despus de la
subida de las aguas (Olive, 1972; Bocquet, 1979). En Gran Bretaa tambin han
quedado preservadas casas de madera y calzadas de la misma poca en las ca-
48
Fundamentos
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Dunas interiores
Cresta de duna
YACIMIENTOS EOUCOS
Dispersin
Lmites deltaicos. Las desembocaduras deltaicas estn reunidas por un mosaico de baja energa y de rasgos litorales de poco relieve -diques, lenguas de
tierra y lagunas (Figura 4-6). El complejo de cordones, riberas, marismas y lagunas de los deltas fluviales ofrece uno de los medioambientes ms diversificados que existen (Butzer, 1971b).
Los ejemplos arqueolgicos ms caractersticos provienen de los estudios del
delta occidental del Misisip (Gagliano, 1963), de los homnidos y artefactos
del antiguo delta del Orno en Africa oriental (Leakey et al., 1969; Butzer, 1980b),
y de los 150-200 km de crecimiento del delta del Eufrates-Tigris en el curso de
la historia (Larsen y .Evans, 1978).
Llanuras fluviales. Los valles aluviales de los ros pueden distribuirse en cuatro
grandes clases:
l. Las grandes llanuras fluviales convexas limosas o arcillosas, como las del
Misisip, del Nilo y el Mekong, se caracterizan por los meandros y el curso lento y majestuoso del ro, los taludes o bermas, las crestas paralelas en los mrgenes de los lbulos convexos de los meandros, los segmentos de los meandros
resecados, las cuencas peridicamente anegadas y las cinagas hmedas perennes detrs de los taludes (Figura 4-6). Las cuencas convexas anegadas se forman en respuesta a una rpida acumulacin de arena en los cauces y los taludes y a una acumulacin ms le_nta de limo y arcilla en toda la cuenca aluvial
durante los sucesivos desbordamientos laterales del ro.
2. Los fondos de valle anegados limo-arenosos acompaan los cauces sinuosos
de la mayora de los ros pequeos y medianos y se forman gracias al levantamiento gradual de los cauces y a unos desbordamientos laterales ms espordicos.
3. Los cauces trenzados de lecho arenoso o de grava se anastomosan a lo
ancho de los fondos de valle en medioambientes ridos (Figura 4-6), sobre todo
en zonas de alto relieve y de violentas crecidas.
4. Los abanicos aluviales de arena y grava cruzados por canales trenzados
divergentes tienden a adoptar formas ligeramente cncavas a lo largo de las rupturas de pendiente, como las que se producen en las faldas de las cordilleras
o en las confluencias de los afluentes estacionales con los ros de curso perenne.
Ejemplos arqueolgicos de "terrazas" aluviales de arena o grava incluyen
los valles del Tmesis, del Somme y del Vaal (Wymer, 1968; Yerran, 1976; Helgren, 1978) donde casi todos los yacimientos son secundarios. El Nilo ofrece
numerosos ejemplos de antiguos valles aluviales convexos que incluyen algunos yacimientos primarios en sus antiguos taludes y cauces (Butzer y Hansen,
1968:Captulo 4; Phillips y Butzer, 1973; Butzer, 1976b). Complejos detalles geo-
50
Fundamentos
51
Artefactos dispersos
en la superficie
Acantilado
Sitios elicos. Las superficies esculpidas por la accin del viento son visibles
all donde la cobertura vegetal est incompleta y existen partculas finas, secas
y sueltas susceptibles de ser desplazadas. Los medioambientes elicos estrechos
pueden transcurrir paralelos a las lneas costeras o a los valles aluviales trenzados, pero una gran cantidad de arena desplazada en forma de material del lecho fluvial puede producir extensos campos de dunas capaces de desplazarse
a grandes distancias en terreno llano. Los campos de dunas interiores, los mantos de arena ondulantes y los mares de arena irregulares dominan en medioambientes ridos, donde la erosin pulveriza antiguas areniscas y los caudales intermitentes concentran las arenas resultantes. Algunos tipos de duna -dunas
parablicas en U (abiertas al viento dominante) y dunas ms pequeas acumuladas por el viento corrientes en las playas y en los bordes de los valles- reflejan la presencia de vegetacin. Barjanas longitudinales (con las pinzas a sotavento) y dunas transversales complejas son frecuentes en las zonas desprovistas
de vegetacin.
El viento tambin es responsable de los rasgos erosionales, incluyendo a) la
deflacin de la superficie general, que arrastra las partculas finas Y contribuye
a concentrar arenas gruesas y piedras en forma de pedregales o pavimentos del
desierto, b) depsitos inconsolidados cincelados por la accin de los torbellinos de aire y c) lechos arcillosos y limosos estriados y acanalados por el impacto de los vientos.
Otro tipo de depsito elico es el loess: polvo en suspensin transportado
52
Fundamentos
YACIMIENTOS VOLCANICOS
Crter explosivo
~ J'
53
vidson, 1978). En Amrica del Norte y Amrica Central abundan los ejemplos
demostrativos de depsitos geo-arqueolgicos volcnicos (Sheets y Grayson,
1979).
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Grieta
Piroc\sticos de
'\,
\,
\
pomez)
Yacimientos
-Lavas
generalmente destruidos Poblados Y
Depsitos
lacustres
__,
sepultados (baja
energa)
cundantes; una serie de fuentes y arroyos al pie de las laderas montaosas; una
sitados en los tramos inferiores o al pie de las laderas. Las corrientes fluviales
arrastran preferentemente los materiales ms ligeros, mientras que la gravedad
desplaza ms rpidamente y ms lejos los objetos ms densos en pendientes
de 23-25 y superiores (Rick, 1976). Ello explica porque objetos de distinto tamao y material se hallan fundamentalmente recombinados. La dinmica de
la congelacin de los suelos explica la presin diferencial que se ejerce sobre
suelos y rocas as como la reorientacin o desplazamiento cuesta arriba de los
artefactos (Wood y Johnson, 1978). Esta crioperturbacin, aunque no exclusiva de los asentamientos de pendiente, es particularmente eficiente en las superficies inclinadas. Torralba, en la regin central de Espaa (Butzer, 1971a: 456-61),
ofrece un buen ejemplo de yacimiento parcialmente modificado por los efectos
del hielo sobre las alternanancias de coluvin y sedimentos pantanosos de pie
de ladera.
Sitios volcnicos. El volcanismo es un fenmeno endgeno, pero la rpida Y
extensa efusin de lavas, coladas de fango (lahars) y cenizas ofrece importantes
contextos arqueolgicos. Las proyecciones de materiales piroclsticos incluyen
grandes bloques o bombas, pedazos de piedra porree, cenizas y tufas polvorientas (Figura 4-9), que el viento desplaza a centenares de kilometros Y que los
ros pueden redepositar en las llanuras aluviales, los deltas y lagos a distancias
todava superiores. Los sedimentos piroclsticos constituyen un excelente medio de recubrimiento y de preservacin, como puede observarse en yacimientos
arqueolgicos fsiles de los rifts valleys del Este Africano. Los ejemplos ms
famosos de yacimientos preservados por los depsitos de cenizas volcnicas son
Pompeya al pie del Vesuvio, y Thera en las laderas de Santorini en el Egeo (Da-
lantes; un rosario de lagos puntuando el borde de una llanura glaciar; una sucesin de hbitats escalonados horizontal y verticalmente entre el fondo de una
fosa tectnica tipo rift valley y las orlas volcnicas y escarpes de falla circundantes.
Este medioambiente a escala media tiene una importancia evidente para los
recolectores y los agricultores, puesto que las pendientes, el relieve y las formas
de la textura topograf ica imponen patrones de distribucin bitica y edfica.
Para ms detalle sobre los anlisis de paisaje a media escala, vase el manual
de Marsh (1978).
El terreno puede clasificarse fcilmente como indican las Figuras 4-10 a 4-12:
a) Por pendiente se entiende la inclinacin, y se determina arbitrariamente de
moderada a fuerte. La Figura 4-10 ilustra algunas clases de pendientes y suposicin en relacin con los elementos tpicos de una ladera. b) Por relieve se entiende la diferencia de elevacin mxima en un rea determinada. Puede combinarse el relieve con la pendiente media para describir tipos caractersticos de
relieve (Figura 4-11): llanuras, mesetas, colinas y montaas. e) Las formas de
valle se estudian mediante perfiles transversales y pueden definirse como rectilneas, cncavas o cncavo-convexas (Figura 4-12). Estas formas suelen acompaar a paisajes bien definidos: valles rectilneos en las regiones ridas; valles
cncavos en las regiones sometidas a las glaciaciones; valles cncavo-convexos
Manantiales
Transferencia
Estratificacin, textura
Acumulaciones sedimenErosin local de grietas y Movilizacin hidrodinmica de baja o alta ener- tarias lenticulares heterarespiraderos, erosin o
gneas, con deformacin
ga de detritos y solutos
corrosin profunda del
dinmica; lodos orgnisubstrato
cos, arenas y precipitados (Ca, Na, Fe)
Clasificacin
Posibilidades arqueolgicas
Imperfecta a
buena
de superficie; profunda
corrosin del substarto
(grietas, cavidades, cavernas)
energa de manantiales,
escorrentias superficiales,
gravedad; con posibles
componentes elicos
Unidades voluminosas,
heterogneas, con cantenido hmico entreverado
con precipitados
qumicos
Principalmente
imperfecta
Cuevas
Erosin/corrosin del
substrato a travs de las
grietas, planos de estratificacin, contactos litolgicos; derrumbes de techo y paredes (rpidos y
graduales)
Secuencias sedimentarias
lenticulares heterogneas
incluyendo precipitados
qumicos (calizas) o detritos externos (de techo,
pendiente, suelo, aluviones)
Generalmente imperfecta
Litoral
Procesos hidrodinmicos
de energa muy variable
producidos o no por el
olejaje (en este ltimo
caso intervienen agentes
lagunares, de pantano y
estuario)
Generalmente
buena al nivel y
por debajo de las
aguas, variable
por encima
Orillas
lacustres
y marismas
Intruduccin fluvial de
solutos y concentrados
en suspensin; desplazamiento reducido bajo el
efecto del oleaje y las carrientes
Limites
deltaicos
Moderada a
buena
Llanuras
fluviales
Secuencias verticales y
Moderada a
laterales de facies lentibuena
culares, en parte entrecruzadas, incluyendo desde arcillas a guijarros
Sitios
elicos
Deflacin generalizada,
de preferencia en los pavimientos y las eras
ivlovilizacin aerodinmi- Arenas bien estratificaUsualmente exca de materiales en susdas en parte entrecruzacelente
pensin o de lecho
das de las dunas y arenales; acumulaciones de
loess y partculas finas
Pendientes
Sitios
Volcnicos
Karst
56
Fundamentos
PENDIENTE
57
TIPO DE RELIVE
Llanura inferior horizontal
Llana
Suave
Moderada
Fuerte
Acantilado
Llanura ondulada
<2
2-5
6-15
15-40
>40
Cambios suaves
de pendiente
m.
Figura 4-10. Formas y clases de pendientes.
m
as" si las pendientes son de 30-70,
adas" si las pendientes son > 70~,-~
ting, 1965: Captulo 6). Igual a como ocurre con el equilibrio de la erosin de
los suelos (ver Figura 2-2), los parmetros especficos para los regmenes de humedad varan de acuerdo con el substrato y el medioambiente climtico. El rol
de la topografa en la creacin de paisajes edficos complejos ha sido tratado
desde diferentes perspectivas por Hugget (1975) y Hole (1978b).
Los detalles del mosaico del suelo reflejan (y contribuyen a) los controles edficos de la cobertura vegetal. En efecto, el substrato, la pendiente, el relieve y
los suelos determinan los patrones a media escala de la vegetacin de cualquier
rea.
El mosaico bosque-pradera de Illinois central en la proximidad del yacimiento de Koster es un buen ejemplo de lo que antecede (Zawacki y Hausfater, 1969
y Butzer, 1977a: 39-41). Las planicies de loess y los depsitos glaciares de las
tierras altas estn cubiertas de herbajes (grama de tallo azul), y de bosques de
roble y hickory en las pequeas ondulaciones de la topografa glacial, en los
bordes de los valles y en los terrenos accidentados en general. Los herbajes dominaron durante todo el Holoceno (King, 1981) y estaban adaptados al clima
(especialmente a las sequas de pleno verano) o a los incendios peridicos (obra
58
Fundamentos
59
Su,
Norte
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Convexa
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Cncava
Figura 4-13. Rgimen de humedad del sucio y distribucin de la vegetacin en Jllinois, Representacin grfica simplificada
de los indios o espontneos) o a ambos a la vez. De hecho, las extensiones herbceas solan coincidir con los suelos planomrficos estacionalmente hmedos
(primavera y fin de verano), mientras que el bosque ocupaba los bordes de las
tierras altas autodrenadas. El mosaico bosque/pradera traduce, pues, una combinacin de clima, incendios y regimen de humedad del suelo. En pendientes
medias a fuertes, independientemente de los substratos, bosques xeromorfos
discontinuos de roble, quebrajo y enebro alternan con extensiones herbceas
en las vertientes expuestas al suroeste, mientras que los bosques ombromrfi-
cos de roble, olmo y arce son caractersticos de las laderas umbras expuestas
al este o al norte. Por ltimo, los fondos de valle estn cubiertos por un mosaico diferente: bosques de chopo, lamo y roble; hierba y juncos en los fondos
peridicamente sumergidos; bosques de roble, pecana y lamo en los terrenos
ms elevados; herbajes en las terrazas de cantos rodados y en los abanicos limosos laterales de los valles. Las galeras forestales de roble en otros tiempos
se insinuaban entre los mrgenes ms secos de los valles afluentes. Los patrones resultantes son representados esquemticamente por la combinacin de paisajes de la figura 4-13. Variaciones de detalle aparte, estos traducen las relaciones suelo-vegetacin en la mayor parte del Centro-oeste septentrional de los
Estados Unidos.
La misma estrategia interrelaciona! se presenta en los mosaicos de sabana
de Africa, donde las llanuras tienden a estar cubiertas con praderas, rboles
aislados y manchas de matorrales en respuesta a la larga estacin seca, al exceso de agua en el suelo durante la estacin lluviosa y a los incendios peridicos.
Las pequeas elevaciones formadas por sedimentos gruesos estn ocupadas por
galeras forestales, mientras que las laderas de las colinas, incluso con mantos
de suelo delgados, se cubren de matorrales y bosque. Los bosques se establecen
en las orillas de los ros y en los anchos valles fluviales, entrelazndose con
matorrales y extensiones de sabana herbcea estacionalmente sumergida. Los
suelos de Africa y de Illinois ofrecen, por supuesto, muchas diferencias entre
s, pero al mismo tiempo presentan una evidente similitud de perfiles.
Estos ejemplos contribuyen a demostrar que suelos y biotos aparentemente
homogneos sobre grandes extensiones cartogrficas son en realidad bastante
complejos en detalle, incluso en reas de idntica litologa. Cuando se trata de
definir la diversidad de regmenes de humedad del suelo, el terreno es la principal variable en el moldeado edfico y, por consiguiente, constituye un modelo
operativo para la distribucin potencial de suelos y biotos. En la mayora de
las situaciones reales de campo, el registro edfico de un perodo determinado
60
Fundamentos
Las discusiones anteriores sobre matrices sedimentarias, topogrficas y regionales reposaban en el supuesto de que la investigacin se centraba en las condiciones contemporneas de una fase o intervalo de ocupacin humana. No debe
perderse de vista que los cambios mediambientales y endognicos de los ltimos 2 millones de aos han modificado sustancialmente los detalles de las pautas
topogrficas, de la distribucin de los suelos y los procesos geomrficos dominantes. A escala de varias decenas de miles de aos, los cambios topogrficos
han incluido ante todo elevaciones y drenajes; a escala de centenares de milenios, los cambios han sido ms radicales: antiguas mesetas han sido reducidas
a meras colinas residuales, mientras que los relieves locales quiz duplicaban
o triplicaban.
En las altas latitudes, los cambios han sido ms drsticos al ritmo de las alternancias glaciales e interglaciales. Los medioambientes resultantes de estas al-
61
Biomo correspondienteb
Glaciar
Ternplada-hlin1eda: pendiente y procesos fluviales eficaces aunque moderados propiciando la estabilidad de los suelos; imbibicin extensiva de las llanuras en las regiones con
inviernos fros invadidas por la glaciacin
pleistocnica
Bosques de conferas, de caducifolios y mixtos con reposo invernal; moden1da productividad y disponibilidad estacional de alimentos vegetales; abundantes especies herbvoras
dominantes y subdominantes, principalmente
solitarias o en grupos reducidos; biomasa
animal moderada en los bosques claros, y reducida en los bosques densos, con predominio de pequeos mamferos
"Butzer (1976a).
PQdum (1971).
62
Fundamentos
t,::I:-J Desiertos
~ Sabanas y praderas
subtropicales
Restos de bosques
templados o subtropicales
~~~:::J
~ Bosques tropicales
63
ternancias fueron totalmente diferentes de los actuales. Las gigantescas inundaciones de las llanuras lossicas producidas por la fusin de los frentes glaciares, as como los movimientos gravitacionales ayudados por el hielo, remodelaron el paisaje por doquier. Los patrones paleoambientales de la ltima glaciacin
en el Centro-oeste americano y en las llanuras de la Europa septentrional son,
en realidad, poco conocidos (Butzer, 1974a: Captulos 18 y 21; 1976a: Secciones 10-9, 18-6 y 18-7 y Captulo 17). En latitudes ms bajas, las transformaciones de las franjas de vegetacin fueron sustanciales, como se desprende de la
reconstruccin de la ltima glaciacin en Africa 18.000 B.P. (Figura 4-4). No
obstante, las transformaciones morfogenticas fueron mucho menos revolucionarias que las que se produjeron en latitudes ms altas, consistiendo en poco
ms que meros ajustes en el rgimen estacional de los procesos modernos. Slo
localmente se alter el ordenamiento jerrquico de los procesos de tamao medio dominantes (es decir, de formacin de suelos a la erosin de las laderas,
a la formacin de pantanos, a los suelos, o de la formacin de suelos al aluvio-
El contexto estratigrfico
65
CAPITULO 5
lizar nombres propios para designar trminos estratigrficos -una prctica espordica que contraviene las normas.
Geo-arqueologa 111:
el contexto estratigrfico
La unidad litoestratigrfica bsica se escoge en funcin del terreno a cartografiar y no debera necesitar de datos de laboratorio para resolver los problemas de terreno. Nos referimos a la Formacin (siempre en mayscula). Las subdivisiones regionalmente persistentes y accesibles, pero que por lo general
requieren pruebas de laboratorio para su identificacin definitiva (por ejemplo, datos sobre la textura, mineraloga de las arcillas, minerales pesados, etc.),
o que resultan demasiado complejas para su representacin cartogrfica a escala media (1:50.000 a l:250.000), se llaman Miembros. La presencia de horizontes de referencia de facies caractersticas y localmente persistentes puede inducir a la determinacin de Lechos (con mayscula) formales. En el extremo
opuesto de la escala, los conjuntos ms amplios de varias formaciones, susceptibles de dar Jugar a unidades de paisaje cartografiables o a acumulaciones lgicas de sedimentos a gran escala, reciben el nombre de Grupos.
La terminologa bioestratigrfica es menos compleja. Las Zonas formales se
La nomenclatura estratigrfica
dades de un perfil con las de otro (Harris, 1979). La tradicin geolgica y paleontolgica reconoce cinco tipos principales de mtodos estratigrficos: a) la
comparacin litolgica de secuencias de rocas, b) la correlacin de horizontes
fosilferos equivalentes, c) la correlacin de estratos de caractersticas paleomagnticas similares, d) la correlacin de perfiles mediante datacin absoluta,
Ye) la comparacin con una secuencia paleoclimtica de referencia, preferentemente fechada. Cada uno de esos mtodos utiliza unidades distintas para definir componentes verticales para las secuencias petrolgicas, paleontolgicas,
paleomagnticas y medioambientales y, ocasionalmente, para establecer una terminologa jerrquica para posteriores subdivisiones internas (Bishop y Clark,
1967:397-407; Hedberg, 1976; Salvador y Opdyke, 1979):
litoestratigrafia
(capa, miembro, formacin, grupo)
bioestratigrafa
(zona)
magnetoestratigrafa (zona)
cronoestratigrafa
(subestadio, estadio, serie)
climatoestratigrafa (estadial/interestadial, glaciar/interglaciar)
En la prctica, los distintos trminos jerrqicos se explican de forma diferente
en distintos pases y, a menos que las publicaciones dominantes y los comits
nacionales de unificacin de nomenclaturas impongan la unificacin termino-
una versin informal de Zona. Para ms informacin sobre la datacin paleontolgica, vase el captulo 11.
Slo recientemente los criterios magnetoestratigrficos formales han venido
a sumarse a los criterios ms tradicionales de clasificacin estratigrfica. Se han
observado inversiones a corto y a largo plazo de la polaridad terrestre en las
manifestaciones paleomagnticas de ncleos sedimentarios procedentes de sondeos de gran profundidad (ver Captulo 9), gracias a los cuales disponemos de
modelos temporales que permiten establecer la correlacin global entre diversas secuencias litoestratigrficas a partir de las Zonas paleomagnticas definidas en base a la polaridad normal o invertida. Una vez fechadas con un mnimo margen de error por medio del potasio/argn, nuestros modelos podrn
servir de gua temporal independiente o cronozona, aplicable, especialmente,
en los cambios climticos de quinto y sexto orden (ver Tubla 2-2).
Las unidades cronoestratigrficas se establecen mediante el radiocarbono, el
potasio/argn y otras tcnicas de datacin "absoluta" (ver Captulo 9), y se
aplican por lo general a tramos de tiempo relativos representados por unidades
litoestratigrficas, bioestratigrficas y magnetoestratigrficas. La aplicacin formal de este enfoque suele ser controvertida (en la medida en que se opone a
la formal). En Estados Unidos, el nivel de Etapa se aplica a unidades de tiempo equivalentes a los glaciares e interglaciares individuales (es decir, a las unidades de quinto orden) (ver Tubla 2-2). Las subetapas corresponden consecuentemente a los estadiales o interestadiales (es decir, a las unidades de cuarto orden)
y las series corresponden a las unidades de sexto orden.
La mayora de los trabajos estratigrficos relacionados con el Pleistoceno estn basados en modelos climatoestratigrficos. Nombres formales, como Glaciacin de Wisconsin, pueden utilizarse en zonas donde las etapas glaciar-
66
Fundamentos
interglaciar se han resuelto razonablemente bien como parte de una estratigrafa glaciar, lossica, o sedimentaria profunda. Sin embargo, es ms frecuente
que persista bastante incertidumbre, sino error, en el uso de la nomenclatura
pre-illinoisiense de Estados Unidos, de los trminos pre-wrmienses en Europa, o de la ya completamente desacreditada "secuencia pluvial" de Africa (Butzer e Isaac, 1975). Por otro lado, las nociones climatoestratigrficas informales, as como las correlaciones con secuencias continentales de latitud media
o con zonas isotpicas marinas, siguen siendo indespensables como mtodos
de trabajo.
El contexto estratigrfico
67
MICROESTRAT!GAAFlA
DEL YACIMIENTO
estratificados
Cascotes
del piso
Suelo
Loess
Derrumbes
< 2200
Detritos
estratificados
Derrumbes
;i;;::,;,i~!il
< 4300
<8500
Arenas del Pleist term. < ,o.sao
11 500
Suelo del Pleist. term. <
< 16,000
Depsitos glaciares
del Pleist. sup
Figura 5-1. Estratigrafas regionales, locales y de yacimiento caractersticas de una aldea hipotCtica
de la Edud del Bronce en la Europa sur-central.
de los acontecimientos o ciclos morfolgicos del paisaje con un nivel de resolucin de milenios, siglos e, incluso, dcadas. Con semejante grado de control
de datos tambin resulta factible abordar la cuestin de saber si esos acontecimientos traducen las oscilaciones normales de un equilibrio dinmico, si reflejan perturbaciones poco habituales seguidas de recuperacin, o si representan
unos umbrales adaptados a los nuevos niveles de equilibrio. En cualquier caso,
la interpretacin microestratigrfica puede ayudar a determinar qu tipo de acontecimientos dominan la columna sedimentaria preservada: acontecimientos aislados (por ejemplo, una inundacin catastrfica), acontecimientos recurrentes
de gran magnitud durante unas cuantas dcadas, o procesos y cambios graduales.
Independientemente de que esos objetivos sean o no realmente realizables,
la interpretacin minuciosa de la litoestratigrafia local permite ir ms all de
la datacin relativa, puesto que aporta una apreciacin contextual de las longitudes de onda y de las amplitudes de la variabilidad medioambiental y de las
incidencias respectivas de las frecuentes oscilaciones de baja magnitud, de un
lado, y de los acontecimientos menos frecuentes de gran magnitud, del otro.
Semejante percepcin de la dinmica del ecosistema local no tiene precio para
un buen trabajo geo-arqueolgico, puesto que aporta la experiencia necesaria
68
Fundamentos
El contexto estratigrfico
69
Esto puede reflejar errores de datacin, un desfase temporal sistemtico a escala espacial, o diferenciales temporales ms complejos. La admisin y el
anlisis objetivo de esas disyunciones son vitales para la investigacin prehis-
Correlaciones externas
trica.
En general puede afirmarse que la correlacin externa es un segundo paso
generalmemnte til.
Las referencias externas de datacin cruzada responden a cuatro finalidades
principales:
l. Una ayuda cronomtrica. Cuando las fechas radiomtricas locales u otras
fechas absolutas son insuficientes o poco fiables, y sobre todo cuando no se
tiene ninguna, las correlaciones externas son indispensables para la calibracin
cronomtrica. Esto es lo que suele ocurrir ms all de los 20 30 milenios,
cuando la datacin por radiocarbono resulta problemtica. En estos casos puede
recurrirse a las tcnicas litoestratigrficas, bioestratigrficas y climatoestrati-
lgico en el estudio del contexto estratigrfico. Pero este paso slo se justifica
cuando el conjunto estratigrfico local ha sido establecido y estudiado cuidadosamente. Muchos arquelogos gustan de hacer comparaciones externas antes de haber terminado el trabajo de infraestructura. Igual de nefasto resulta,
sin embargo, considerar un yacimiento como un sistema cerrado.
Los problemas y los potenciales de la correlacin externa difieren sustancialmente en el transcurso del Holoceno y el Pleistoceno. Mientras que en los ltimos 10.000 aos, las fluctuaciones climticas han sido relativamente discretas
en la mayora de medioambientes hmedos, cuyos registros de polen muestran
pocas rupturas bruscas y escasa evidencia de relacin con las fluctuaciones de
los glaciares de alta montaa o de altas latitudes (Hafsten, 1977), los ciclos geomrficos del Holoceno no son en absoluto sincrnicos (Butzer, 1980a). En los
entornos semiridos, las variaciones han sido ms espectaculares, tal como se
2. Una ayuda para la interpretacin paleoambiental. Las fluctuaciones o cambios en los modelos hidrolgicos y de sedimentacin, en la vegetacin, en la
composicin de la fauna, etc. localmente documentados raras veces pueden valorarse aisladamente. Esto no debe interpretarse como un llamamiento a la es-
3. Un doble control de los distintos tipos de informacin disponible. Diferentes categoras de datos contextuales (una litoestratigrafa local, por ejemplo) pueden benificiarse de las comparaciones internas y externas. Se ha demostrado que muchas incoherencias aparentes son resultado de suposiciones
equivocadas, de explicaciones basadas en una sola hiptesis, o de un craso error.
intrarregional de categoras diferentes de informacin tienda a ser ms productiva que la exploracin extrarregional. Y lo mismo puede decirse de la datacin
temporal mayor (siglos o, incluso, dcadas) y slo las cronoestratigrafas detalladas y una relativa proximidad espacial revisten un inters especfico.
En el Pleistoceno, tanto las unidades temporales menos precisas (medidas
en milenios o en mltiples de milenio) como los cambios radicales del paisaje
requieren patrones de correlacin externa diferentes.
En teora, la correlacin externa entre perodos del Pleistoceno implica una
combinacin de mtodos litoestratigrficos, bioestratigrficos y cronoestratigrficos. La bioestratificacin zonal (ver Captulo 11) incluye: a) las duraciones temporales de organismos individuales o conjuntos de varias especies o gneros y b) alternancias repetitivas de conjuntos especficos a lo largo de un perfil
vertical. Ambos enfoques incorporan hiptesis y fuentes de error. Los mtodos
cronoestratigrficos incluyen fechas absolutas y esquemas referenciales fechados, tales como patrones geomagnticos (inversiones, acontecimientos, y va-
riaciones seculares definidas, ver Captulo 9) sujetos a posibles errores de juicio o de detalle emprico. Incluso en este caso, una investigacin de un yacimiento
concreto del Pleistoceno y de su entorno depender, en los ms de los casos,
70
El contexto estratigrfico
Fundamentos
Deposicin creciente
de aluviones
ESTRATIGRAFIA
Estabilidad y formacin
de suelos crecientes
Incisin fluvial
creciente
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HEMICICLOS MARINOS
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Figura 5-2. Estrntigrafia generalizada del Centro de Estados Unidos establecida a partir de las iitoestratigrafias glaciares. Escala temporal semilogartmica. Detalle creciente en direccin ascendente. Segn Frye (1973: Figura 2) (Cortesa University of \Vashington).
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Figura 5-3 .. Fluctuaciones relativas del nivel del mar registradas por las playas, arenas litorales y
suelos del hcoral de Mallorca, Espaa. El registro anterior a 300.000 B.P. es incompleto y est cronolgicamente distorsionado. Los niveles inferiores reflejan los avances de los glaciares en las altas
latitudes, pero la tendencia general del descenso de los niveles del mar interglaciares refleja el levantamiento gradual de la isla.
erosin pueden servir tambin para registrar fluctuaciones del nivel del mar producidas principalmente por fluctuacin a escala mundial de la extensin de los
glaciares y el nivel del ocano (Figura 5-3). Los marcos estratigrficos de este
tipo han sido descritos en otros textos (Butzer e Isaac, 1975). Todos esos casos
reposan en el principio de la vinculacin regional directa (por ejemplo, la corrosin o la erosin de una cueva por un nivel de mar deterniinado o durante
un perodo de alteracin atmosfrica, y la penetracin en la cueva de arena de
una duna en movimiento o de gravas acarreadas por la corriente de algn ro).
La correlacin extrarregional suele ser ms dificil por entrar en juego hiptesis climatolgicas. El predominio de la humedad durante el Pleistoceno no fue
universal Yno puede ser utilizada (Butzer, Stuckenrath et al., 1978). Las principales tendencias de la temperatura, en cambio, fueron globales y quedan reflejadas en la zonificacin de la microfauna y de los istopos del oxgeno de los
nucleos de las perforaciones marinas profundas (Figuras 5-4 y 5-5) (Ruddiman
Y Mclntyre, 1976; Shackleton y Opdyke, 1976; Berggren, 1980), en el registro
de los istopos del oxgeno de los ncleos de hielo de gran longitud (Johnson
et al., 1972) (ver Figura 2-13) y en los travertinos de las cuevas (Harmon et al.,
1978), en las largas secuencias de polen (Van der Hammen et al., 1971; Woillard, 1978), y en las series complejas de loess, suelos y moluscos (Kukla, 1975).
72
El contexto estratigrfico
Fundamentos
73
2J4 5
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12 13 14
15
16
17 18192021 22
23
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Jaramillo
Brunhes
10m
5m
Figuru 5-4. Zonacin del istopo del oxigeno en el nl.J.dco de pcrforncin V28-239 del Pacfico. La
columna ha sido calibrada por profundidad y en etapas pa)eomagnticas. La inversin geomagntica Brunhes-Matuyama ha sido fechada en 730.000 B.P. por el mCtodo del potasio-argn. Las unidades numeradas de l a 23 representan horizontes sucesivamente clidos y frias (ntimeros impares
y pares, respectivamente). La curva traduce las salinidades y densidades superficiales del agua, en
concordancia con las glaciaciones y con las temperaturas locales. Las pequeas desviaciones del
estndar li0 1' corresponden a los glaciares; las grandes desviaciones a los interghiciares. lviodificado de Shackelton y Opdyke (1976: Figura 2).
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o Profundidad
5m
9m
Figura 5-5. Detalle de la zonacin del istopo del oxgeno de las etapas 1 a 9 en el ncleo de perforacin RCll-120 del Ocano Indico. La etapa 5 representa el ltimo interglaciar con sus tres perodos
clidos (5a, 5c, 5e), y las empas 2 a 4 representan el ltimo glaciar. El limite de las empas 5/6 ha
sido fechado en 125.000-130.000 B.P. por interpolacin a partir de la inversin geomagntica BrunhesMatuyama y por datacin radiomtrica directa. La seccin de curva representada en la figura registra algo ms de 300.000 aos. Segn Hays et al. (1976).
Si se cuenta con suficiente detalle, una litoestratigrafa local con control radiomtrico parcial puede reproducir parte de este registro global de las oscilaciones trmicas del Pleistoceno (Butzer, Beaumont y Vogel, 1978). La situacin
es todava mejor cuando la estratigrafa de un yacimiento puede relacionarse
directa o indirectamente con la climatoestratigrafa global, como ocurre, por
ejemplo, en una cueva litoral donde las arenas de las dunas y de las playas pueden documentar las fluctuaciones del nivel del mar, y los moluscos de las playas pueden registrar las desviacines de los istopos del oxgeno del agua del
mar (Butzer, 1978c). No obstante, las correlaciones no dejan de ser meras hiptesis, porque todo enfoque individual posee sus propios supuestos y sus propias fuentes de error, y todas las correlaciones son intrnsecamente subjetivas.
Desde una panormica general, la correlacin externa es un mtodo estndar para estudiar el contexto estratigrfico una vez se ha establecido una detallada estratigrafa local. Esas correlaciones varan segn las clases de oportuni-
tratigrficos. Pero incluso en el caso ideal, son explcitamente parte del mtodo
especfico normal basado en la formulacin y verificacin de hiptesis. Por consiguiente, no son ni slidas ni inmutables, pero tampoco se pretende que lo sean.
Fornzacin de un yacilniento
CAPITULO 6
75
subsistenciales. Y ello es as porque los sedimentos arqueolgicos incluyen siempre una mezcla de componentes fsicos, biognicos y culturales:
l. Los componentes fisiognicos reflejan los procesos fsicos fundamentales
de un yacimiento, con o sin intervencin humana o animal, y son el resultado
74
76
Fundamentos
For,nacin de un yacniento
77
comprendida entre 200 y 2000 micrones. Para ms informacin sobre la microlaminacin vase el trabajo de Fladmark (1982). Por ejemplo, en la cueva de
caliza de El Pendo, en Cantabria, todo el cuarzo y la cuarcita y casi la totalidad
del ocre, los cristales de feldespato y las lminas de mica son elementos introducidos, aunque los cristales de plagioclasa (feldespato) y los de mica de granulometra comprendida entre 50 y 100 micrones proceden de la descomposicin de las lajas de diabasa (Butzer, 1980c). En la cueva de Nelson Bay, en Africa
del Sur, la mayora de los artefactos estaban hechos de la misma cuarcita que
los cascotes desprendidos del techo, planteando serios problemas de identificacin entre las hojas manufacturadas y las producidas por la accin del hielo
(Butzer, 1973b). Aunque esos componentes artefactuales deben ser analizados
estadsticamente para delucidar los datos medioambientales de fondo, por lo
general, las estadsticas publicadas sobre componentes de arena y arenisca de
los sedimentos de las cuevas han obviado estos posibles problemas. Es ms,
los estratos de las cuevas del final del Pleistoceno y del Holoceno tienden a
presentar un aumento de cascotes de piedra (a veces en forma de hogares u otras
estructuras) deliberadamente introducidos o desplazados del exterior o del interior de la cueva. Esos manupartes tambin deben diferenciarse de los fragmentos de origen y emplazamiento fsicos. Por ltimo, es probable que las hogueras encendidas en las cuevas favorecieran el desprendimiento de lajas del
techo bajo el efecto de la alternancia de calor y fro. Probable o segura, la intervencin de este agente no siempre puede correlacionarse positivamente a partir
de la frecuencia de fragmentos cados del techo y el espesor o la abundancia
de horizontes de hogares.
2. Suelo mineral. Con el mal tiempo, y en ciertos medioambientes hmedos,
por ejemplo, cerca de la costa, suelo y arena penetran fcilmente en cuevas y
concheros a travs de los pies humanos, la piel y el pelaje de los animales cazados o de los mamferos caverncolas, y a travs de los moluscos introducidos
en la cueva en calidad de alimento. Incluso cuando existe una buena cobertura
vegetal alrededor de la entrada de la cueva, los pequeos grupos humanos que
usaron la misma cueva durante milenios pudieron introducir en ella cantidades
importantes de "suelo" inorgnico. Los componentes minerales son tambin
introducidos con la materia fecal, e incluso a travs de las avispas y los pjaros
anidadores. Aunque resulte difcil o imposible de cuantificar, este componente
antropognico y animal del suelo no slo es real, sino que probablemente tambin es importante.
3. Materia vegetal. Las fibras y los alimentos vegetales fueron inevitablemente
introducidos en forma de alimentos primarios, como productos alimenticios
secundarios (en el sistema digestivo de humanos y animales), y como combustible y materia prima para el vestido, el lecho y la construccin. Con el tiempo,
las heces, el carbn y la ceniza de la lea aportaron coloides orgnicos, aminocidos, celulosa, resinas, fosfatos, nitratos, potasa y manganeso a los sedimentos de la cueva.
4. Productos animales. Tumbin se introdujeron protenas animales, huesos
78
Fundamentos
y conchas en gran cantidad, que se incorporaron a los residuos anteriores: huesos, conchas, astas, plumas, tejidos y heces, algunos de ellos ms o menos in-
tactos (fragmentos de huesos, ncar), otros como productos de descomposicin (fosfato de los huesos, compuestos de calcio, nitrgeno o potasio, cidos
orgnicos, carbonatos y silicatos coloidales. Hay que mencionar igualmente los
huesos de pequeos animales en las pelotillas de lechuza, detritos de hueso de
los coprolitos de hiena, huesos rodos de las madrigueras de puercoespn, y los
huesos relativamente intactos, parcialmente desarticulados, de las presas de los
flidos.
Los ocupantes prehistricos de las cuevas aportaron directa o indirectamente
cantidades sustanciales de piedra, suelo mineral y coloides orgnicos o iones.
En el curso de ocupaciones peridicas y prolongadas fueron aadiendo grandes cantidades de arena y arenisca, sin olvidar la fraccin arcillosa y fangosa
del sedimento, propiciando as el desarrollo de un componente hmico-arcilloso
especial formado por una mezcla de compuestos minerales solubles (calcio, fosfato, potasio, nitrgeno, azufre, magnesio), cidos (incluida la orina humana
rro y aluminio y ser absorbidos por las laminillas de las estructuras coloidales
de los minerales de las arcillas (Cook y Heizer, 1965). Segn qu forma adopten, los compuestos de fsforo pueden ser difciles de cuantificar con precisin
o incluso indefectiblemente, sea a partir del clculo del P libre o del clculo
de P total (Proudfoot, 1976).
Los clculos de carbono orgnico, fsforo, potasio y pH, a partir del contexto del color de los sedimentos, de los huesos, de los restos de artefactos y de
los hogares, ofrecen una documentacin incompleta de la ocupacin humana
en los estratos de la cueva. Pero las curvas de C, P y K, incluso reforzadas por
difractograma de rayos X, micrografa de lminas delgadas o microscopa electrnica de barrido slo pueden aportar informacin aproximada o indirecta sobre
los compuestos orgnicos de los sedimentos de la cueva. De hecho, las mediciones geoqumicas de los iones y cationes clave ni siquiera permiten diferenciar los residuos de productos crnicos de los residuos de vegetales. Los trabajos experimentales de la Smithsonian Institution y de la Universidad de Tbingen
sugieren la posibilidad de identificar, por cromatografa de gases de los aminocidos, los residuos de sangre, hueso, grasa, etc. Otros mtodos ms sofisti-
For1nacin de un yacinliento
79
tablemente, todava tardaremos bastante tiempo en disponer de resultados sobre los compuestos orgnicos derivados; de ah que la identificacin microsc. pica de las estructuras vegetales preservadas o de los fragmentos de huesos siga
siendo fundamental.
Un problema adicional en la determinacin de la intensidad y naturaleza de
la ocupacin humana o animal es el rol de la oxidacin y/o de la movilizacin
contemporneas o postdeposicionales. Por ejemplo, un horizonte de suelo con
abundante polvo de carbn vegetal y alto contenido de carbono puede identificarse con probabilidad con un hogar. Pero su evidencia manifiesta se debe a
fuegos de baja temperatura con oxidacin incompleta; los fuegos de alta temperatura producen capas delgadas rojizas o blanquecinas y, por tanto, menos
detectables, aun cuando indican fuegos mayores o ms prolongados y, por deduccin, una actividad ms intensa.
los principales horizontes de ocupacin (Figura 6-1) (Butzer, 1981b). Enlamayora de secuencias de cueva el potasio disminuye de forma regular con la profundidad, en consonancia con su inestabilidad en medioambientes ligeramente
alcalinos. En la Cueva Morn algunos de los pozos excavados en el Aziliense
o final del Paleoltico carecen prcticamente de cualquier artefacto, y los valores de P aparecen muy bajos, en contraste con las concentraciones de C y K
procedentes probablemente de las cenizas de los hogares. Tras 75.000 aos de
oxidacin y lixiviacin y de alteraciones producidas por las heladas, las concentraciones de fsforo presentan un mximo moderado atribuible, en ausencia de artefactos y huesos conservados, a excrementos de osos de las cavernas.
Estos puntos sirven para explicar porqu los compuestos orgnicos no suministran un indice indiscutible del modelo de actividad, particularmente en los contextos ms antiguos. Pero hay que ser cautos incluso con estratos mucho ms
Forn1acin de un yacniento
81
dos, que slo alcanzan temperaturas moderadas y una combustin incompleta, producen agregados orgnicos marrn oscuro. Los agregados resultantes presentan estructuras laminadas o amorfas, con granulometras que oscilan entre
Por su aspecto, esos agregados se confunden con los granos de arena, las
partculas de limo y los minerales de las arcillas. Si a ello le aadimos el fraccionamiento ltico similar al de la arena y las areniscas a que pueden verse sometidos, o la aptitud de recombinacin geoqumica de los iones orgnicos para
formar molculas hmico-arcillosas, comprenderemos cmo los factores cul-
turales pueden desvirtuar considerablemente (y, a veces, completamente) el espectro textura! de los anlisis mecnicos de laboratorio. La conclusin es que
los sedimentos arqueolgicos de las cuevas deben ser cuidadosamente pretratados si se quiere obtener una informacin til. Goldberg (1979a) propone
un anlisis micromorfolgico con objeto de identificar directamente las partculas y agregados antropognicos y biognicos. Un mtodo alternativo consiste en aplicar las tcnicas usuales de separacin granulorntrica y examinar lue;
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Soluble en HCl
20
40
60
80%
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1.0
7.5
e.o pH
10
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20%
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Texlum ucumul11tlvn
del n:,slduo lns11luble en HCI
Figura 6-l. Perfil arqueosedimentarlo de la Cueva Morin, Cantabria, Espafla. Las unidades sedimentarias estn definidas por nmeros rabes en orden ascendente, Y los niveles arqueolgicos por
nmeros romanos en orden descendente. Adaptado de Butzer (1981b).
82
Fundamentos
algunas formas de separar los inputs fsicos de los no fsicos para obtener informacin sobre ambos. La conclusin es que es necesario elaborar un nuevo
del Musteriense y del Paleoltico superior durante los 75.000 aos anteriores
a 10.000 B.P. fueron responsables de a) la introduccin de materiales minerales
y orgnicos desde el exterior de la cueva, b) la alteracin de la estratigrafa preexistente y la mezcla de sedimentos antiguos y sedimentos contemporneos, y
Fortnacin de un yacilniento
83
bles, no slo por lo que se refiere a la interpretacin paleoambiental de la columna de sedimento sino tambin para la valoracin de los contextos arqueolgicos primarios.
l. Los perodos sin ocupacin estarn mal representados, sobre todo en po-
cas de escasa erosin externa del suelo, y el registro temporal queda distorsionado o incompleto.
2. Los perodos de repetida ocupacin intensiva terminarn por "enmascarar" las huellas medioambientales y por provocar, en algunos casos, una exa-
11
3. La alteracin puede formar en las partes inferiores de los estratos individuales conjuntos artefactuales mezclados y, habida cuenta de la incidencia de
las pisadas modernas sobre el barro, las asociaciones se considerarn primarias
slo si se preservan en pequeos lentes tridimensionales intactos.
El examen de los estratos arqueolgicos de la Cueva Morn indica que los
contactos tienden a ser ms acusados en la parte frontal de la cueva, donde
la ocupacin fue ms intensa. En cambio, los contactos son ms imprecisos
Ms acusados fueron los efectos de ocupaciones repetidas que mezclaron componentes culturales nuevos con sedimentos minerales ms antiguos que haban
estado acumulndose lentamente durante siglos y milenios. En otros casos, una
Durante estos ltimos aos los especialistas en geomorfologa aplicada han contribuido activamente a configurar lo que se ha llamado geomorfologa urbana,
pero gran parte de esta tarea se ha orientado a estudiar los efectos de la cons-
84
For,nacin de un yacirniento
Fundamentos
truccin de carreteras y de la urbanizacin de zonas residenciales o a los problemas relacionados con la estabilidad de los cimientos de las construcciones
(Gray, 1972; Coates, 1976; Leveson, 1981). No existe un corpus sistemtico de
datos, ni siquiera una lista de procedimientos para abordar la sedimentacin
cultural en ciudades. Los principios arqueolgicos bsicos pueden extraerse de
la obra de Lloyd (1963) y de Adams (1975). Legget (1973: Captulos 5-7) ha recogido algo de informacin sobre el desarrollo histrico de los fundamentos
urbanos. Las consideraciones esenciales sobre la geoqumica pueden encontrarse
en los trabajos de Cook y Heizer (1965), Davidson (1973), Hassan y Lubell (1975),
y Sjoberg (1982). Davidson (1973), Gunnerson (1973), Folk (1975) y Mclntosh
(1977) han expuesto ejemplos sedimentarios. El resumen que damos a continuacin se basa en mi estudio de algunos sitios urbanos de Etiopa, Espaa
YEgipto y presenta un modelo que no es necesariamente de aplicacin universal.
Como en el caso de las cuevas, los processo y las configuraciones de sedimentacin varan de un montculo de habitacin a otro, y muchas veces, de
un nivel a otro. Sin embargo los sitios ubicados en medioambientes ridos y
semiridos parecen tener definitivamente algunas pautas modales comunes. El
problema puede abordarse en dos pasos: primero, un estudio de los tipos de
sedimentacin especficos; segundo, un anlisis del ciclo general de sedimentacin.
Los sedimentos antropognicos especficos de los principales yacimientos de
asentamiento, tmulos de ocupacin y anlogos pueden caracterizarse de la siguiente manera:
l. Los desechos organoculturales adoptan, por lo general, la forma de un
sedimento de grano fino, casi siempre arcilloso y altamente orgnico, con relativamente pocos escombros, excepto los fragmentos de cermica. La estructura
suele ser laminada o aplastada dispuesta en paquetes lenticulares delgados de
color y composicin variables (Figura 6-20). Esta categora incluye los hogares, cenizas, fragmentos cermicos, productos y desperdicios alimenticios, excrementos animales, otros restos orgnicos, restos de transformaciones inorgnicas, etc., generalmente ricos en fosfato y con un pH ms bajo que la media.
El problema de la identificacin del origen exacto de los residuos orgnicos es
similar a los problemas que presentan los sedimentos de una cueva del Paleoltico. Para esos residuos Hassan (1978) describe unos mtodos de anlisis microarqueolgico general, ms que especfico.
2. Los cascotes de derrumbe forman masas caticas y heterogneas de fragmentos de ladrillos de adobe, de ladrillos cocidos, de adobe, madera, fibras
y fragmentos de cermica secundarios. Los grandes huecos intersticiales slo
son parcialmente colmatados con residuos finos, particularmente cuando el adobe y los ladrillos de adobe se reblandecen, se desintegran y se compactan, o
cuando sedimentos de granulometra ms fina o carbonatos solubles, yeso o
sales sdicas se infiltran por gravedad hasta los intersticios. Los verdaderos cascotes de derrumbe estn a veces intercalados con (o, ms frecuentemente, recubiertos por) lechos estratificados de cascotes y fragmentos finos groseramente
85
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Figura 6-2. Tmulo de habiiacin hipottico ilustrando diversas facies de sedimento: limo elico
(A), cascotes de derrumbe y detritos arrastrados por el agua (B), cascotes de derrumbe y relleno
artificial (C), y desechos primarios, cubiertos por cascotes de derrumbe y relleno artificial (D).
86
Fundamentos
porque los materiales de desecho en estado bruto slo experimenta una clasificacin mnima cuando las aguas circulantes se desplazan velozmente durante
cortos intervalos de tiempo antes de penetrar rpidamente en los huecos intersticiales. Con el tiempo los cauces se perfeccionan y pueden acomodar un caudal superior sobre distancias ms largas. Es entonces cuando pueden formarse
rellenos laminados o clasificados que denotan la deposicin de capas sucesivas
de limos arcillosos entre las capas de arena y grava fina. Los lechos suelen ser
discontinuos y de 2 a 20 cm de espesor y raramente entrecruzados, con estruc-
turas de pequeo tamao y de inclinacin moderada (mximo 30 cm y 20, respectivamente). Por ltimo se forman regueros de erosin bien definidos, pero
a medida que la circulacin de las aguas superficiales y el impacto directo de
la lluvia van erosionando las superficies salientes y eliminando los materiales
ms blandos, las pendientes empiezan a estabilizarse y el aporte de sedimentos
disminuye (Figura 6-2B). La composicin bioqumica de esos sedimentos es altamente variable, pero una circulacin persistente puede acentuar la extraccin
y la microfauna vuelven a elevar la ventilacin y la permeabilidad de los sedimentos. La putrefaccin de la madera y la fibra en la textura del sedimento
crea nuevos huecos, que se llenan con nuevos sedimentos o se estabilizan con
Forrnacin de un yacirniento
87
de lento declive demogrfico o de destruccin catastrfica por accidentes humanos o naturales, se acumulan escombros y cascotes de derrumbe, que sufren
4. El hundimiento de las paredes bloquea los accesos de las moradas abandonadas o deterioradas, y el material de los derrumbes resulta postenormente
alterado por las aguas superficiales y posiblemente recubierto por elo de polvo
elico.
5. Los recintos sin techo contiguos a las reas de habitacin y utilizad?s como
huertos y rediles sufren procesos similares a los que afectan a los pavi_mentos
de los habitculos durante su ocupacin, pero tras el abandono, la sedimentacin es similar a la de los accesos, puesto que estn expuestos a las inclemen-
ejemplo, las terrazas artificiales y los cimientos de los muros o de los edific10s
Fonnacin de un yaci,niento
89
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Las excavaciones de Kromer (1978) en la meseta desrtica cercana a las grandes pirmides de Giza mostraron que lo que al principio pareca ser un lugar
T
90
Fundamentos
For111acin de un yacilniento
Arena
Figura 6-3. Cascotes de asentamiento terciarios cerca de Giza (producto del arrasamiento de una
ciudad de artesanos). Escala vertical x 2. Nfodificado de Kromer (1978: Figura 5).
91
bargo, los lentes de arena disminuyen de espesor, en vez de aumentar, siguiendo la pendiente, para pasar gradualmente a los niveles de esquirlas; tampoco
es corriente que las arenas de duna se mezclen con los elementos detrticos.
En ausencia de un anlisis adecuado, esos estratos son ambiguos. I(romer
(1978) defendi la existencia de un solo asentamiento original, donde se habra
ubicado, durante la Cuarta Dinasta, el barrio de los trabajadores, ms tarde
arrasado y sus escombros vaciados en la ladera mencionada. Personalmente creo
que en la escombrera coexisten los vertidos de varios asentamientos junto con
la arena extrada de la plataforma de la pirmide. La laguna entre la segunda
(b) y la tercera (c) unidad descritas anteriormente puede registrar un deslizamiento de los detritos a consecuencia de fuertes lluvias, que habra alterado
sustancialmente el mecanismo de los vertidos ulteriores. Resulta tcnicamente
posible determinar si los restos de barro proceden de simple lodo secado al sol,
de los ladrillos de adobe deteriorados o de ladrillos intactos (Butzer, 1978b).
Por deduccin, se habra podido distinguir los depsitos procedentes de la base
de un sitio de ocupacin prolongada (o de un asentamiento abandonado durante mucho tiempo, en contraposicin a uno activo) y aislar la verdadera arena elica, los depsitos arenosos de la sedimentacin secundaria de la ladera
y las arenas de vertido. En cambio, la interpretacin de Kromer de una sola
ciudad anterior y de su evolucin reposa ms en el contexto histrico que en
la evidencia in situ. Esas excavaciones constituyen un ejemplo de lo que puede
perderse por culpa de mtodos inadecuados.
Los estratos existentes bajo los "obeliscos" del Parque de las Estelas de Axum
constituyen un tipo distinto de registro urbano. La secuencia, resumida en la
Figura 6-4, documenta la mayora de cambios sociales y medioambientales bsicos ocurridos en aquella ciudad durante los ltimos dos milenios (Butzer,
1981a).
La superficie original estaba formada por un substrato de roca pura recubierto por un espesor indeterminado de suelo (unidad 1). El horizonte B, probablemente un limo arcilloso marrn no calcreo, fue excavado a principios
del perodo axumita (100-350 d.C.) para ser incorporado a un complejo de terrazas artificiales. Cantidades variables de escombros locales, en su mayor parte descompuestos, fueron mezcladas y utilizadas como material de relleno artificial (unidad 2); luego se colocaron varias estelas en las terrazas de 1,5 m de
elevacin resultantes. En algunos casos, esas mismas terrazas fueron escena de
intensos y duraderos fuegos que dejaron espesas capas de ceniza y oxidaron
los 30 cm superiores del suelo, sugiriendo grandes hogueras, posiblemente encendidas alrededor de las nuevas estelas. Poco a poco, en la parte occidental
del Parque de las Estelas, se lleg a crear una superficie artificial que alcanzaba 2 metros de altura y en ella se colocaron unas estelas sencillas pero adornadas junto a unas losas planas horadadas destinadas a los sacrificios. Ms tarde
todava, se acumularon grandes masas de relleno rocoso recin extrado de las
canteras detrs de las murallas hasta una altura de 3 metros, y encima se colocaron de forma destacada las estelas decoradas de mayor tamao. Posterior-
92
Fornzacin de un yacitniento
Fundamentos
e
93
sos dispersos. Esta arcilla es muy parecida a la de los depsitos fluviales contemporneos adyacentes, pero es diferente de cualquier suelo local elevado. Es
de suponer que esas arcillas o bien se extrajeron del fondo del valle y fueron
transportadas al Parque de las Estelas, o bien fueron depositadas por unas crecidas fluviales de gran amplitud en superficies favorables a unos cuatro metros
por encima del valle aluvial normal. El enriquecimiento general de los suelos
de la unidad 2, as como el contenido en carbonato (1-3 por ciento) de estas
arcillas sugieren un origen "natural" de las mismas.
Esta rea de culto y de enterramiento de principios del perodo axumita, todava sin evidencia de restos de habitacin, fue abandonada o erosionada por
la lluvia o intencionalmente alterado. A finales del siglo IV (Axumita medio
a Axumita tardo) hubo una segunda fase de utilizacin y reutilizacin intensivas que dur hasta principios del siglo VIII. Se construyeron pocas estructuras
elaboradas, pero gran parte del Parque de las Estelas se cubri de casas y de
algunas estelas en las zonas utilizadas principalmente para enterramientos (por
ejemplo en las "tumbas de pozo" mltiples). En la mayora de casos, esos estratos (unidad 3) ms que rellenos artificiales, niveles de ocupacin o cascotes
de derrumbe, representan coluviones desplazados por las aguas pluviales. A finales del siglo VIII el sitio haba sido ms o menos abandonado. La erosin
por las aguas de lluvia alcanz un mximo en esa poca, pero la superficie aca-
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Figura 6-4. Seccin transversal del Parque de las Estelas, Axum, Etiopia. Segn Butzer (1981a) {Cortesa Society for American Archaelogy).
bara por estabilizarse y empez a formarse un suelo oscuro de estructura prismtica. Seran necesarios muchos siglos para oxidar la materia orgnica de los
estratos axumitas y crear un perfil tan destacado.
El sitio permaneci intacto hasta el siglo XV, cuando los registros tradicionales lo identifican por primera vez. La pequea aldea descrita por un viajero
en 1805 ocupaba parte del Parque de las Estelas, al igual que la ciudad mucho
mayor que se localiz durante las excavaciones de 1906. Una vez ms, gran parte del sedimento arqueolgico (unidad 4), sobre todo el de la parte posterior
del Parque, representa una extensa acumulacin de materiales depositados por
las aguas pluviales de ms de 1,5 m de potencia. Muchos de los pozos abiertos
por los saqueadores de tumbas, que atraviesan la secuencia, son anteriores a
esos depsitos. El hecho de que todos los rellenos de pozos y tumbas estudiados sean altamente orgnicos (como la unidad 4) y muestren ocasionalmente
laminaciones aluviales sugiere, adems, que el mayor episodio de vandalismo
data de la poca del asentamiento del siglo XV.
Las actividades arqueolgicas de 1954-57, el desplazamiento de las casas locales y los cambios concomitantes ocurridos en el Parque de las Estelas se reflejan en la unidad 5.
As como el estudio de Giza ilustraba una serie de sedimentos arqueolgicos
terciarios, la seccin de Axum incluye componentes primarios, secundarios y
T
94
Fundamentos
cin del sitio constituye una compleja labor de investigacin que est prcticamente por hacer. Pero su indiscutible alcance potencial para los patrones y procesos de asentamiento y para el registro indirecto de las actividades de subsistencia ofrece tantas posibilidades de interpretacin geo-arqueolgica creativa
como los mtodos de excavacin y los restos macrobiolgicos. En el captulo
7 nos ocuparemos con ms detalle de los agentes y efectos de la modificacin
Y destruccin post-deposicional del yacimiento.
CAPITULO 7
Geo-arqueologa V: transformacin
y destruccin de los yacimientos
Los yacimientos arqueolgicos, independientemente de su tamao y complejidad, son funciones de la actividad humana y de los agentes no culturales, tanto
durante como despus de la ocupacin. El subsistema geomorfolgico local y
regional proporciona el entorno paisajstico y favorece la combinacin de procesos culturales y no culturales que afectan a un sitio durante su ocupacin para
luego determinar su preservacin o destruccin. La sedimentacin, la preservacin en una superficie estable o la dispersin por efecto de la erosin reflejan
slo en parte hasta qu punto estos restos culturales son representativos en el
tiempo de la actividad humana. La multiplicidad de variables culturales es parte de la misma ecuacin, antes, durante y despus de las fases finales de la actividad humana relativa a una superficie concreta.
Schiffer (1976: Captulo 3) presenta un marco de transformaciones culturales en trminos de contexto sistmico en contraposicin al contexto arqueolgico. Un enfoque tan sofisticado resulta til para una interpretacin sociocultural; en cambio, a efectos de estrategia de excavacin, resulta ms ventajoso
considerar los factores implicados desde tres perspectivas.
1. Deposicin r;,.i/tura/ primaria. Durante la utilizacin original de un centro
de actividad, los distintos materiales arqueolgicos se van progresivamente desechando (parcialmente en zonas especializadas para tal fin), perdiendo o agregando intencionalmente a los enterramientos, templos y escondrijos. Durante
el abandono, se dejan atrs proporciones crecientes de materiales funcionales,
especialmente en las reas de produccin, utilizacin y almacenamiento. El grado
de representatividad del agregado de materiales abandonados respecto de las
actividades cotidianas depender de si el abandono fue repentino o previsto,
de si los objetos eran fciles de sustituir o no, y de si eran fcilmente transportables en trminos de facilidades de almacenamiento y de la distancia prevista
del viaje. Las estructuras, los enterramientos, etc. son menos problemticos porque son fijos.
2. Deposicin cultural secundaria. Los materiales desechados o abandonados pueden ser reutilizados por sus propietarios originales, por otros miembros de la misma unidad social, o por otro grupo humano que ocupe el mismo
sitio. El lapso de tiempo transcurrido entre el abandono y la reutilizacin pue95
96
Fundamentos
97
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figura 7-1. Dispersin y redeposicin secundaria en un taller situado en una barra de grava.
98
99
Fundamentos
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Figura 7-2. Dispersin de fsiles y huesos por la erupcin de una veta artesiana. A: fsil humano
empujado hada arriba desde un lecho basal ms bajo. B: fsiles desplazados de la capa de turba
1 por la erupcin. C: artefactos de superficie de la capa de turba 2 redepositados con los limos
del manantial. D: artefactos de superficie de la capa 2.
zer, 1973a). La circulacin de las aguas en las pendientes puede tambin traducirse en dispersiones y sepultamientos, o ambos a la vez. La circulacin superficial puede adoptar desde la forma de una fina pelcula de agua desplazndose sobre un suelo herboso hasta la de una impetuosa avenida extendindose por
toda la superficie o canalizada por una multitud de pequeos regueros. Las lluvias muy intensas, sobre todo en medioambientes semiridos, tambin pueden
arrastrar grandes masas de material detrtico fino en suspensin y dar lugar
a torrenteras de Iodo con ms sedimento que agua, capaces de arrastrar incluso
grandes rocas. Por ltimo, los bordes de mar y de lagos estn sometidos a otra
potente forma de energa hidrulica.
Un estudio efectuado en Alexandersfontein, cerca de Kimberley, en Africa
del Sur, nos ofrece un buen ejemplo de dispersin de artefactos. En esta localidad los artefactos lticos del Paleoltico medio han sido peridicamente desplazados por las aguas e incorporados en sucesivas generaciones de sedimentos
coluviales. La erosin moderna, predominantemente por efecto de las aguas
superficiales, socava esos sedimentos, que forman una sucesin de extensiones
horizontales herbosas bruscamente interrumpidas por superficies denudadas
unos 15-50 cm ms bajas, que ofrecen inclinaciones de 1 a 5" y que, a su vez,
penetran unos 5 metros o ms en las superficies herbosas contiguas. Cada tormenta deja al descubierto y redistribuye nuevos artefactos, que vuelven a quedar sepultados ms abajo en la pendiente. Tras una tormenta de esas caractersticas, cartografi dos bolsadas naturales de artefactos, indicando el eje
principal de su orientacin y la inclinacin. Los artefactos mostraban una ligera tendencia a agruparse en relacin con pequeos cambios laterales y longitu-
Conjunto 1
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Cuadrantes de inclinacin
Inclinacin media 6,89,0
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Figura 7-3. Direccin del rumbo (cuadrantes de 15), orientacin modal de la pendiente, direc~in
de la inclinacin (cuadrantes de 90) y buzamiento medio (con desviacin estndar) de dos conJuntos de artefactos superficiales en Alexandersfontein. Longitud de los vectores pr~porcional a las frecuencias. Panimelros de orientacin segn Johansson (1976): X = vector medm; Re = factor de
coherencia; tJ = desviacin estndar,
100
Fundamentos
101
tes de 5 a 10, las piedras formaban guirnaldas elpticas causadas por movimientos descendientes; en declives superiores a 10, la solifluxin haba con-
se que las aguas superficiales formen acumulaciones con una orientacin apa-
rentemente aleatoria, sobre todo all donde la superficie es irregular y la inclinacin neta pequea, como cabra esperar en las superficies locales de deposicin
con inclinaciones inferiores a 1. Los parmetros de orientacin adecuados son
nivel (Figura 7-4). Como resultado de la congelacin del suelo, los materiales
arqueolgicos de este nivel concreto se hallaban parcialmente dispersos en las
pendientes de 2 a 5 , mientras que la dispersin era total en las pendientes superiores a 8 .
Las influencias elicas sobre la dispersin son particularmente visibles en las
santes de Alexandersfontein son la abrasin del borde de los artefactos y la ausencia de objetos de menos de (5 cm de longitud entre un total de 110 piezas; estas
ya haca tiempo que haban sido seleccionadas por la movilizacin diferencial
a que estaban sometidas. Esto sugiere que los "niveles" locales de artefactos
sepultados, incluso cuando se hallan agrupados y demostradamente no orientados, pueden ser secundarios, a menos que los artefactos presenten bordes frescos, desplieguen una amplia gama de tamaos e incluyan hojas laminadas muy
finas; aun as la dispersin parcial es probable, dada la movilidad de los agregados de superficie en la regin. De los estudios de Alexandersfontein puede
vertido las guirnaldas en hileras de piedras (perpendiculares a las curvas de nivel) o en lechadas de cantos rodados con la elongacin de las piedras dispuesta
artefactos que aparecen cuando se retiran las arenas subyacentes suelen hallarse en las paredes de esos crteres a 5-15, abiertamente expuestos a la accin
de las lluvias. Con el tiempo, un conjunto de artefactos anteriormente dispersos puede volver a concentrarse en el fondo del crter y presentarse como un
conjunto primario (Figura 7-5).
Los agentes geomorfolgicos con mayor incidencia en la dispersin se han
descrito en el captulo 4 y en otros textos (Butzer, 1976a).
suponerse cuando se trata de artefactos sepultados carentes de rasgos inalterados, como por ejemplo, los hogares y los fosos.
Los materiales arqueolgicos tambin pueden resultar dispersados bajo los
efectos de la gravedad, el hielo y el viento, en adicin a la accin de las aguas
superficiales, tanto en las pendientes suaves como en las ms pronunciadas. Rick
(1976) descubri debajo de una cueva peruana, en una pendiente de 10 a 44
parcialmente cubierta de vegetacin, que los artefactos lticos, los huesos y los
fragmentos de cermica se haban desplazado de 20 a 300 metros en el plazo
de unos 4000 aos, observndose un desplazamiento por gravedad mayor de
los objetos ms pesados que de los ligeros.
Lo mismo ocurre con las heladas en medioambientes ms fros al cubrirse
de hielo las piedras (a causa de una conductibilidad ms elevada que en los
suelos). Los cristales de hielo pueden empujar un artefacto ltico hacia arriba;
cuando el hielo se derrite, el artefacto se desliza ligeramente pendiente abajo
antes de volverse a asentar. Este proceso ha sido reproducido en condiciones
de laboratorio (Wood y Johnson, 1978). Los fenmenos relacionados con el
suelo reflejan la importante intervencin de las heladas estacionales en la separacin de los sedimentos finos y las piedras en configuraciones circulares en
Alteracin postdeposicional
situ de los yacimientos sepultados. Aqu el trmino se define como un movimiento fundamentalmente vertical de los agregados sepultados, que afecta a
partculas de masa, forma y material distintos, y que introduce cambios de inclinacin, de orientacin y de posicin horizontal o vertical que distorsionan
o eliminan las relaciones tridimensionales originales. Esta perturbacin puede
ser parcial o completa, y puede ser fisiognica (por procesos mecnicos) o biognica (por procesos biolgicos).
102
Fundamentos
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104
Fundamentos
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Figura 7-6. Levantamiento y rotacin angular experimentales de tacos de madera sometidos a tres
ciclos hielo-deshielo. A notar que la madera tiene una conductividad muy inferior a la de las piedras
y los fragmentos de cenimica; de ah las velocidades y tipos diferentes de perturbaciones. Modificado de Wood y Johnson (1978: Figura 9.11).
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Figura 7-7. Substrato del sitio de Engigstdak, Yukon, Canada. Los artefactos y huesos se localizan
en los suelos enterrados y en las grietas de la turba, acumulados por los movimientos convectivos
producidos por las alternancias hielo-deshielo y por la soliluxin en las capas superficiales de suelo. Modificado de Mackay et al. (1961: Figura 5).
barro y tierras (ver Captulo 4). La suma de esos procesos puede provocar a
la larga la perturbacin parcial o total de la dimensin horizontal y, a proximidad de la base de las colinas, producir mltiples horizontes coluviales susceptibles de recubrir los materiales arqueolgicos y formar una secuencia vertical
invertida (Figura 7-8).
Dinmica de la arcilla y de la sal. En medioambientes clidos con alternancia
de estaciones secas y hmedas, la abundancia de arcillas dilatables (montmorillonita o esmectita) puede producir efectos tan espectaculares como el hielo.
Estas arcillas se expanden cuando estn hmedas y se contraen al secarse, lo
que provoca que las piedras y los artefactos se mezclen lateralmente y sean empujados hacia arriba por la expansin selectiva contigua a los objetos slidos.
A la larga, algn o varios horizontes arqueolgicos subsuperficiales pueden resultar perturbados y terminar transportados hasta la superficie. Durante la estacin seca suelen abrirse profundas grietas de deshidratacin en estos suelos
y los artefactos de la superficie puede hundirse de 10 cm a 1,5 m en las grietas,
dndose as un potente mecanismo de mezcla (Figura 7-9). En medios particularmente ridos, los 20 a 50 cm superiores de suelo relativamente fino tambin
pueden reaccionar a la humedad ocasional con la expulsin del aire contenido
en los huecos a medida que el agua penetra. Esta reaccin, junto con el aumento de volumen de las arcillas expansionables, tiende a empujar hacia arriba agregados mayores, que se van acumulando poco a poco en la superficie. A partir
106
Fundamentos
107
Deflacin
Interrupcin
de la deflacin
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Figura 7-10. Movilidad de los artefactos en los suelos desertices provocada por la expulsin de aire
y la dilatacin de la sal y la arclla durante los periodos de humedad.
Figura 7-8. Erosin hipO!tica de un yacimiento arcaico con deposicin en pie de pendiente de los
materiales de ocupacin arcaica por encima de la cermica Woodland, ms reciente.
Sepullamiento de
Las altemancias de
humedad (hinchamiento)
rocas
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y artelalos por
sedimenlos arcillosos
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en las grietas
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(agrielam1ento) elevan
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de lo que originalmente haba sido un solo horizonte de subsuelo, pueden formarse dos horizontes (Figura 7-10) (Butzer y Hansen, 1968:179). En los desiertos, la imbibicin y la deshidratacin de las sales del suelo pueden producir
efectos similares ya que las sales cristalizan y se expansionan al secar. La imbibicin de los suelos arcillosos tambin facilita la compactacin por apisonamiento, y Stockton (1973) ha demostrado que en una cueva, bajo esas mismas
condiciones, los objetos pequeos pueden desplazarse hacia arriba, mientras
que los ms grandes lo hacen hacia abajo. Por ltimo, la perturbacin de las
asociaciones artefactuales en contextos de manantial propicios a erupciones ocasionales de caudales de respiradero o de descarga constituyen otra perturbacin del subsuelo relacionada con el agua (Figura 7-2).
Deflacin. La erosin elica de materiales secos y disgregados puede dejar al
descubierto uno o ms niveles de materiales arqueolgicos sepultados y trans-
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Suelos de la zona
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arenoso
Figura 7-11. Deformacin de los estratos del Pleistoceno medio en los yacimientos de Torralba y
Ambrona, en la Espaa central. La. lubricacin de las arcillas subyacentes produjo el desbordamiento lateral, probablemente ayudado por las heladas, hacia los valles adyacentes. l\-fodificado de Butzcr (1965).
DETALLES
SUELOS
SEDIMENTOS
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Suelo de esteoa o tundra
A orgnico y
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en suelos forestales
Madrigueras
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Figura 7,12. Microfullas del yacimiento de Dry Creek, Alaska, con unidades alteradas anteriores al 11.000 B.P y hasta el 3500 B.P. La separacin entre estacas es de I metro, Y
el subsuelo permanentemente helado se sita por lo general entre I,2 y 1,5 m de profundidad. Las capas individuales muestran los efectos de las heladas (crioturbacin), y las
microfallas m!tiples de 5 a 25 cm de desplazamiento vertical reflejan la presin producida por el hielo y el desbordamiento, bajo el mismo efecto, hacia el borde inferior de la
terraza (derecha). Segn Thorson y Hamilton (1977: Figura 5). Cortesa .University of Washington.
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Fundamentos
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Nivel aparente de
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Termitero
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Base
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Figura 7-B. rvtovimiento descendente y alineamiento en el subsuelo de artefactos y rocas superficiales como resultado del desplazamiento ascendente de los productos e.xtraidos por las lombrices en
un suelo hmico de Norteamrica (A) y por la actividad de las termitas en un suelo semirido africano (B).
lll
112
Fundamentos
Subhmedo
(pH intermedio)
Subrido
(pH elevado)
Hqriz.onle A 1 1
Humedad
estacional
113
fundidad, porque el fsforo, en horizontes inferiores, se lixivia fcilmente. Ciclos alternantes de disolucin, movilizacin y precipitacin de los compuestos
del suelo explican las posibles sustituciones o acreciones minerales -un factor
fundamental en la fosilizacin de los huesos y los restos vegetales (ver Captulos 10 y 11).
Saturados
Orgnicos/P
estacional
C8 Mg
p I{
- -
y huesos destruidos
Permanentemente
seco
en Ca o Si
saturado
(anaerbico)
Preservacin orgnica
s,
r Malacias mgoicas
Mineralizacin
Permanentemente
CaMg
N KNa
Ca
Oxidacin
enFeoP
Fe
Na
:Humedad
estacionalmente
Orgnicos
Fe oxidados
Al
Mineralizacin
Si
Si
Na
Estacionalmente
saturado
Na
- i-Na
Estacionalmente
saturado
Soluciones mineralizan/es. La presencia de cal, hierro soluble, slice mvil (coloidal) y de fosfatos disponibles favorece la concentracin de estos compuestos
o sus combinaciones en las aguas del suelo. Esto ocurre sobre todo en medioambientes sometidos a una alternancia de perodos de imbibicin y de desecacin
o a una alternancia de condiciones oxidantes y anaerbicas. Estos procesos facilitan la formacin de cementos calcreos, ferruginosos, silceos y de fosfato
clcico (apatita) en los huecos preexistentes o en forma de sustituciones de los
minerales disueltos. Esta mineralizacin crea productos minerales macizos de
alta densidad y gran durabilidad.
Sales de sodio. En medioambientes oxidantes, el cloruro de sodio (halita) al
igual que otras sales y otros lcalis (pH de 9 o ms) son nocivos para la preservacin de los componentes orgnicos. El hueso y los restos vegetales se corroen,
se desintegran y a veces se descomponen, mientras que la destruccin y la desintegracin de los compuestos rganominerales es seguida por su integracin
en minerales de neoformacin.
Resulta difcil predecir la sucesin de procesos interviniendo en la preservacin de las sustancias orgnicas, y la presencia o ausencia de materiales orgnicos suele interpretarse con ayuda de la imaginacin. No obstante, esas consideraciones son necesarias para la planificacin de las estrategias de excavacin
y son particularmente importantes para calcular las posibilidades de preservacin selectiva. En el curso de una excavacin tambin es importante tomar en
consideracin los procesos qumicos que afectan a los restos orgnicos, porque
los horizontes pueden identificarse ad hoc segn la coloracin orgnica, y en
base a los restos macroscpicos descubiertos, se podrn adoptar las decisiones
pertinentes sobre los mtodos de criba y de flotacin de la materia orgnica.
Las deformaciones aparentes en el seno de una secuencia estratificada pueden
ser resultado de la oxidacin y desaparicin de materiales orgnicos, que pueden llegar a constituir casi el 100 por cien de algunos residuos originales de
gran volumen, generalmente caracterizados por su compactacin reducida y sus
densidades excepcionalmente bajas. Para distinguir los verdaderos complejos
de hogar de los residuos orgnicos amorfos, hay que saber diferenciar la ceniza
mineral blanca de la materia carbonizada por combustin parcial, y de las lminas rojizas oxidadas y en parte vitrificadas por la proximidad del fuego (ver
Captulo 6). Por ltimo, la alteracin qumica, la oxidacin y la humificacin,
as como los cambios estructurales relacionados, pueden vincularse a los horizontes de suelo o de alteracin atmosfrica que limitan o interrumpen una secuencia de ocupacin (Dimbley y Bradley, 1975; Liebowitz y Folk, 1980). Estos
114
Fundamentos
Impacto
de la lluvia
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Concentracin
de esquirlas
en superficie
Esquirlas
recubiertas
Figura 7-15. Fases de evolucin morfolgica (1, 2 y 3) de un uimulo, y procesos usualmente responsables.
115
puntos no hacen ms que destacar una seleccin de posibles formas de interpretacin de los rasgos geo-bioqumicos de los sitios abandonados.
Cook y Treganza (1950), Cook y Heizer (1965), Davidson (1973)r, Hassan y
Lubell (1975), y Hall y Kenward (1980) ofrecen ejemplos particularmente instructivos de anlisis qumicos de otra ndole de los restos orgnicos. Sjoberg
(1982) ha propuesto un marco sistemtico ms amplio para la utilizacin de
los datos qumicos como indicadores de actividades de distribucin microespacial.
Destruccin de los yacimientos y dispersin de los artefactos
La historia de un sitio abandonado es una funcin de los agentes humanos,
biognicos y fisiognicos que actan directamente sobre o en el yacimiento, y
tambin de los procesos geomrficos perifricos que condicionan o aceleran
su deterioro. Supongamos, por ejemplo, un taller ltico situado en una barra
fluvial de cantos rodados parcialmente dispersado por una arroyada con sus
vestigios sepultados bajo una espesa capa de grava y arena; un canal de irrigacin cegado por el limo y recubierto por las arenas movedizas; una villa saqueda, incendiada y arrasada, desapareciendo bajo las coladas de lodo de un torrente contiguo.
La metamorfosis de un montculo de habitacin emergiendo en medio de la
proliferacin de cimientos de una o ms ciudades posteriores es an ms compleja. Las interacciones de las fuerzas potenciales que obran para nivelar los
tmulos de ocupacin o "tells" abandonados (vese Captulo 6) pueden resumirse de la manera siguiente (Figura 7-15):
sea quiz tambin importante, como se ha observado con los materiales de granulometra fina (0,005-0,05 mm) procedentes posiblemente del Jecho estacionalmente seco del ro de Stobi, o con las capas de cenizas volcnicas que sepultaron Herculano, Akrotiri y Thera (Davidson, 1978) y varios sitios de Amrica
central (Sheets y Grayson, 1979: captulo 17).
3. La intervencin humana. Los sitios abandonados han servido tradicionalmente de canteras de piedra, reservas de madera, adobe, materias primas para
la fabricacin de ladrilJos, temple de cermica y compuestos fertilizantes. En
Egipto los "buscadores de fertilizantes" (sebakhin) llegaron a destruir sitios
urbanos enteros en busca de fosfatos, nitratos, potasio y cal. En el valle del
Nilo los antiguos asentamientos tambin han tenido una utilizacin secundaria
como cementerios, gracias al mejor drenaje de los tmulos que se elevan por
encima del nivel de la inundacin anual.
4. La actividad de las aguas corrientes. A los peligros tradicionales de la compactacin in situ, la denudacin y la intervencin humana que acechan a los
Jugares de ocupacin se aaden los ataques directos o indirectos de los ros y
riachuelos adyacentes. Los riachuelos prximos a los montculos impulsan la
formacin de afluentes que socavan la base de los tmulos acelerando la denudacin y favoreciendo la formacin de regueros en las pendientes del rea de
captacin del riachuelo. El curso de los ros cercanos puede desviarse en direccin de los tmulos y acercarse Jo suficientemente de stos como para provocar
socavones y derrumbes. Davidson (1976), Davidson et al. (1976b) y Turnbaugh
(1978) ofrecen ejemplos instructivos de destruccin de yacimientos por las aguas
corrientes.
Los tmulos artificiales de habitacin experimentan una evolucin geo-
116
Fundamentos
117
la alteracin vertical y horizontal. Schiffer consideraba estas ltimas "transformaciones n" (es decir, transformaciones no culturales) como un conjunto
de "leyes" experimentales que explican y predicen las interacciones entre los
Schiffer afirma que son los arquelogos quienes deben estudiarlas y formularlas.
Aunque simpatizo con este llamamiento implcito a que los arquelogos empiecen a ocuparse de estas transformaciones n, los temas de la dispersin, la
Estos trminos requieren una definicin especfica desde una perspectiva medioambiental: Un yacimiento primario incluye restos culturalmente filtrados,
tanto de superficie como sepultados, que apenas han sufrido dispersin y per-
tica que tambin se ve afectada por el relieve del tmulo y por el grado de efectividad de los agentes responsables de la mezcla vertical. Estos descubrimientos, tanto deductivos como inductivos, tienen profundas implicaciones para la
prospeccin de la superficie y para la comprobacin arqueolgica de los tmulos. Tumbin aconsejan prudencia a la hora de predecir las distribuciones en
profundidad a partir de los descubrimientos realzados en la superficie (Redman y Watson, 1970; Binford, 1972).
riales han sufrido una dispersin y/o alteracin parciales, pero cuyas asociaciones relativas siguen intactas al menos en parte del yacimiento. Un yacimiento
secundario se compone de materiales arqueolgicos que han experimentado una
dispersin efectiva y/o una perturbacin completa, y que conservan escasas o
toma en consideracin yacimientos secundarios potenciales que dejan al descubierto y quiz vuelven a sepultar restos arqueolgicos.
El diagrama de flujo geoqumico (Figura 7-16, parte inferior) trata de los procesos y productos de preservacin fundamentales que son relevantes para los
restos de plantas, huesos y residuos bioqumicos, especialmente los que se generan de los outputs B, C y D (Figura 7-16, parte superior) (es decir, que afectan a los sitios sepultados). Los restos orgnicos raramente se conservan (al menos de forma visible) en los yacimientos de superficie.
La combinacin de ambos diagramas suministra una clasificacin geo-
118
Fundamentos
Yacimiento primario
~-~~ de superficie
Residuos
culturalmente--- - - - - - -
No_ _ _ _ _ _ _
Yacimiento
primario aislado
6f-G>a
filtrados
No
s,
Si
Recubnm1ento-=-~
SI
_____
L_
No _ _ _
_)
Yacimiento
semi primario
aislado
Yacimiento ~ - " ' - - ~
secundario
de superficie
Yacimiento secundario
aislado
SUBSISTEMA GEOQUIMICO:
Preservacin selectiva
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,.____s~s.
Intermitente
P parcialmente
oxidados
H destruidos
R parcialmente
movilizados
(vertical)
H En gran parte
~-~~ A - destruidos
P: Restos de plantas
H: Hueso
A: Restos bioqimicos
J~
No minecalizanteV
Si
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e
Permanente
L __
P deshidratados,
buenos
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quebradizos
R estables
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_____
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P parcialmente
oxidados
P anaerbicos buenos
H fosilizados
~-~~ H subfsiles, r~b/andecidos A parcialmente
8'
A parcialmente movilizados mov11!zados
(horizontal)
{vertical)
Nul:_ _ _
A'
119
121
CAPITULO 8
PENDIENTE BOSCOSA
Geo-arqueologa VI:
el impacto humano sobre el paisaje
- Intercepcin importante
- Infiltracin mxima
1 - Circulacin
Escorrenlia retardada y filtracin lenta,
f-
ti
TERRENO DESPEJADO
- Intercepcin nula
- Escorrenta rpida sin obstculos
- Infiltracin reducida
EROSION
"
(ORCA~}_
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/REGUEROS /
COLUVIOl'JES
RECIENTES
firme y horizontes
orgnicos vrgenes
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i t
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~FORMACION /
/RIACHUELOS
Figura 8-1. Escorrentia e infiilracin comparadas en pendientes boscosas y en pendientes cultivadas. Segtin Butzer (1976a: Figuras 6-2). Cortesa Harper & Row, Publishers, Inc.
122
Fundamentos
BOSQUE
CLIMAX
DE MAX!MA
FRONOOSlOAD
Gran diversidad
SUELO DE-
RECOLONI-
FORMACION
NUDADO
Despus de
ZACION
Sucediendo al
DE MATORRAL
BOSQUE SECUNDAA!O
Variedad re-
DE FRON-
una quema
y/o cultivo
fuego
o por cul-
ducida
(semanas)
tgenos
y cizai'ias
DOSIDAD
DISCONTINUA
Aumenta la diversidad
(meses)
de cspedes,
hierbas,
arbustos y
pequeos rbo-
de especies ar-
les (aos)
breas
1141'LU;,_tt:4,!$J
A2
rn
u,
123
Manto de hojas
Detritos orgnicos
parcialmente descompuestos
Suelo vegetal mineral
Suelo vegetal lixiviado
o
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"
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X
en
w
Subsuelo arcilloso
1-
2
o:
e
c1n del suelo
Substrato arenoso/rocoso
parcialmente descompuesto
Substrato inalterado
Figura 8-2. Evolucin de la vegetacin en las zonas forestales. El apacentamiento prolongado de
ganado puede producir una vegetacin subclfma., indefinida de matorral degradado.
Figura 8-3. Un perfil est.ndar de suelo. El arado destruye los horizontes 01 y 02 y degrada el horizonte AL Al quedar expuesto el horizonte A2 o el B, el suelo resulta muy erosionable. Modificado
de Butzer (1976a: Figura 4-6).
la formacin de una capa dura en el subsuelo y que adems impide un adecuado drenaje interno del suelo (Figura 8-4B). Con el tiempo se forman podsoles,
turbas y pramos culturales saturados, creando suelos marginales o inadecuados para la agricultura, mientras favorecen una vegetacin cida de poco valor
para el pasto. As se formaron en el noroeste y norte de Europa grandes eriales
culturales (pramos y terrenos yermos) sobre todo en medioambientes montaosos y sobre sustratos arenosos (Simmons y Proudfoot, 1969; Evans, 1975:
captulo 5; Moore, 1975). En medios ms secos, el efecto es inverso, pero igualmente nocivo. El desarraigo de las plantas, la deshumificacin, y una ventilacin y capacidad de infiltracin del suelo, as como un escurrimiento superficial acelerado, reducen la filtracin del agua de lluvia en el subsuelo y su
incorporacin a la capa fretica. La retencin de agua en el suelo disminuye
y el nivel fretico baja reduciendo el caudal de los manantiales y reduciendo
gran parte de la aportacin de agua a los ros, que de otro modo hubieran mantenido un estiaje bsico durante los perodos interpluviales ms secos. El caudal fluvial es menos seguro, y los recursos de agua potable pueden quedar mermados; en los sustratos ms secos del suelo, ms pobres en biotos edficos, Y
por tanto menos ricos, la productividad agrcola disminuye (Figura 8-5). Los
tipos de suelos ms aridos se expanden como parte de la estepa cultural (Lozek, 1975, 1976).
4. La construccin. La construccin y actividades similares intensifican progresivamente la interferencia humana en el equilibrio ecolgico. El agua de llu-
124
Antes
Bosque caducifolio
mixto
Despus
Antes Matorrales
Turba! cido
SUBSTRATO NO ARENOSO
1880
Despus
de brezal cido
con conferas dispersas
Acufero
Podsol
125
Fundamentos
Podsol
Acufero
Arcilla compacta
Podsol cido, lixiviado
SUBSTRATO ARENOSO
1920
Figura 8-4. Cambios en suelos cidos de medioambientes frescos y hmedos producidos por los
cultivos o por la tala y quema del bosque. El esfagno secundario de A se desarrolla pendiente arriba
fonnando un manto, y el brezal reposa sobre un horizonte A2 muy susceptible a la deflacin.
---------------------------
---Acuiiero
Figura 8-5. Consecuencias de la erosin del suelo, del abarrancamiento Y del descenso de !a capa
acuifem en Nuevo Mxico, entre 1880 y 1920. Seglin Butzer (1976a: Figura 7-11). Cortesa Harper
& Row, Publishers, Inc.
BOSQUE
CULTIVOS
BOSQUES y
APACENTAMIENTOS
URBANO
CONSTRUCCION--_
700
'"E
~
Jso
Fi1rn1a 1'-(1. Ll,xtos de los cultivos y las construcciones urbanas en la genemcin de sedimentos de
u;a cuenca de Maryland, entre 1800 y 1965. Modificado de \Volman (1967).
126
Fundamentos
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200
uc
127
500 ciC
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1
1
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Fases 1 - 2 --- 3,,.,
Figura 8-7. Erosin lateral y erosin ascendente.
Figura 8-8. Un valle italiano antes y despus de la deposicin de aluviones lluviales por erosin
del suelo en la epoca tardo-romana. l\ilodificado de Butzer (1976a: Figura 7-20) .
desarrollo. Las torrenteras de lodo pueden tambin barrer las faldas ms perturbadas, transportando incluso cantos rodados y bloques, dado que se trata
de movimientos que afectan a laderas enteras. Un ltimo agente es la deflacin, que erosiona suelos secos y poco cohesionados durante las largas sequas
estivales (Figura 8-IB), sobre todo en medios semiridos.
El conjunto de procesos que destruyen un suelo en un tiempo ms corto del
que tarda en regenerarse se llama erosin acelerada del suelo. Se trata ante todo
de un fenmeno cultural vinculado a la desforestacin y a la destruccin del
tepe y de la capa superficial orgnica producidas por el cultivo o por un abuso
del pastoreo intensivo (Butzer, 1976a:114-19). Al cabo de unas pocas generaciones, o incluso de pocos aos, esta erosin acelerada puede llegar a cambiar la
forma de la superficie y destruir ms suelo que milenios de cambio medioambiental (Trimble, 1974; Butzer, 1977a). Las consecuencias para la productividad son consiguientemente enormes, desde el momento en que parajes enteros
pierden gran parte o la totalidad de su suelo vegetal, para convertirse forzosamente en zonas de pastoreo extensivo o de vegetacin secundaria. Gran parte,
aunque no la totalidad, de la erosin catastrfica registrada tiene que ver con
las sociedades industriales. Sin embargo, el cultivo practicado en laderas intermedias con sedimentos relativamente poco cohesionados ya haban producido
en la poca clsica paisajes igualmente devastados en algunas partes del mundo mediterrneo. Incluso all donde los efectos visibles de la erosin del suelo
resultan menos evidente, la desaparicin del 20 o el 30 por ciento de la capa
superficial ms frtil tiene unos efectos devastadores sobre la rentabilidad de
las cosechas. Estas condiciones no eran infrecuentes en zonas con los mejores
suelos tres o cinco milenios atrs.
6. Hidrolog(a. La erosin acelerada del suelo es inseparable del cambio igual-
128
Fundamentos
Agua de riego
con solutos
A principios de la colonizacin
(siglo XVIII)
i----------+ ''.
Infiltracin
129
Evaporacin y cristalizacin
de la sal en el subsuelo,
eflorescencias superficiales
Acuilero
Acufero
Figura 8-9. Evolucin de los paisajes del Piedmont meridional entre 1700 y 1970. Segn Trimble
(1974: Figura 29). Cortesia Soil Conservation Society of America.
El escenario antes descrito explica una gama de procesos que son sintomticos
de una patologa ecosistmica, desencadenados o exacerbados por la utilizacin humana de la tierra. Estos cambios de paisaje pueden documentarse en
perfiles de suelo y en formas y sedimentos geomorfolgicos, as como en varios registros biolgicos.
Criterios edafolgicos. a) Perfiles de suelo alterados. El arado elimina las subdivisiones distintivas (capa de hojas, fermentacin y zonas hmico-minerales)
del suelo vegetal, creando un horizonte distintivo y homogneo (Ap) drsticamente diferenciado del horizonte B de debajo, ms ligero. Muchas veces estos
perfiles alterados pueden reconocerse milenios despus, particularmente en zo-
130
131
Fundamentos
PENDIENTE ABAJO
PENDIENTE ARRIBA
llanura fluvial
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B
C
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Perfil intacto
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Suelo
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lente secundaria limos aluviales -
.... Suelo
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.....
Figura 8-12 Intercalaciones de limos y lentes de arenas tmduciendo m.ximos de las crecidas, y de
lentes secundarias producidas por el influjo espor.idieo de suelos erosionados y de materiales primarios que reflejan la alteracin cultural de la cuenca.
Figurn 8-11. Alterncin ascendente del suelo o truncamiento, y deposicin coluvial descendente en
orden inverso de los derivados del suelo (escala vertical e."\agerada).
renovada estabilidad (Figura 8-12). La agradacin fluvial general suele favorecer el desarrollo de unas tierras de aluvin ms altas en largos trechos fluviales,
prueba de los cambios ocurridos en los procesos hidrolgicos que, al incluir
mayores proporciones de arena y grava, aceleran el relleno de los cauces fluviales. Los cursos fluviales pueden desplazarse repetidamente, pasando posiblemente de un modelo mendrico a un sistema trenzado inestable. Estos canales
trenzados, vinculados a los abanicos aluviales arenosos en las confluencias de
los afluentes, sugieren escurrimientos superficiales y arroyadas intensas en pendientes ms distantes, haciendo que afloren materiales primarios ms toscos
o sustratos sin alterar.
A menudo que una gran parte de las superficies erosionadas se recubren de
vegetacin secundaria, las pendientes se estabilizan, y los aportes de sedimentos sufren una reduccin drstica. Esto normalmente propicia nuevos reajustes
en los procesos hidrolgicos y en la geometra de las tierras aluviales, con una
obstruccin del dispositivo fluvial que deja las tierras aluviales como una "terraza'' no funcional varios metros por encima de un nuevo fondo de valle ms
estrecho, con parmetros hidrolgicos ms parecidos a los iniciales (Figura 8-13).
Varios de estos ciclos ''excavacin/relleno'' pueden crear mltiples terrazas, cada
una de las cuales puede coincidir con un episodio de expansin catastrfica
de los asentamientos. La erosin del suelo puede quedar tambin registrada en
la lodizacin costera de ensenadas relativamente poco profundas, provocando
una progradacin litoral hacia el mar, a medida que los ros que drenan reas
de captacin perturbadas tierra adentro depositan ms y ms sedimentos. Cambios litorales de este tipo modificados en detalle por pequeos cambios de nivel del mar y desplazamientos tectnicos menores, son especialmente llamativos en la cuenca mediterrnea (Eisma, 1962; Kraft et al., 1977, 1980a, 1980b).
Criterios geoqumicos. Los modelos de sedimentacin lacustre son tambin sensibles a la utilizacin de las tierras dentro de un rea de captacin dada, reac-
132
Fundamentos
Figura 8-13. Desarrollo de una terraza aluvial en cinco fases. Una llanura fluvial (A) inicialmente
convexa es sepultada por sedimentos m.s toscos como resultado de una aluviacin r.ipida de unos
canales fluviales trenzados (B). Se crea una llanura fluvial llana mtls estable (C). Otro cambio hidrolgico provoca la erosin vertical en los aluviones (D) y el abandono de la llanura fluvial. Se
establece una nueva llanura fluvial convexa (E) por depsito de sedimentos finos Y ap!anamienio
lateral, acercndose a las condiciones de la fase A. tvtodificado de Butzer {1976a: Figura 8-13).
!33
ton, 1970). En el norte de Guatemala la erosin del suelo y la ocupacin humana aceleraron la deposicin de carbonatos y fosfatos (Deevey et al., 1979).
Otros cationes y aniones cuya deposicin puede aumentar en condiciones similares son los del amonaco, los nitratos, el hierro y los sulfatos. Las verdaderas fuentes de estos minerales son difciles de determinar con precisin, porque
pueden reflejar una lixiviacin acelerada de suelos alterados, una expulsin mecnica de partculas de suelo ricas en iones de las pendientes hacia los lagos,
mayores aportaciones de desechos humanos y animales, o una aportacin de
la vegetacin riberea a las aguas contaminadas. En Guatemala, Deevey et al.
(1979) observaron que los limos producidos por perturbaciones causadas por
obras de construccin eran inusualmente pobres en fsforo. Otro problema es
que las concentraciones varan en funcin del caudal. El amonaco, los cloruros y los sulfatos disminuyen con la dilucin, mientras que la turbiedad, los
slidos en suspensin, el hierro, el manganeso y los fosfatos aumentan en relacin directa al volumen de agua (Ruhe et al., 1980). A pesar de estas dificultades de interpretacin, muchos lagos conservan un registro geoqumico razonablemente continuo bastante sensible a los procesos de utilizacin del suelo.
Criterios biolgicos. Dadas unas buenas condiciones de conservacin orgnica, el registro biolgico de utilizacin del suelo puede ser igualmente tangible.
La palinologa ha demostrado los efectos del desmonte y del cultivo en Gran
Bretaa, Dinamarca y Holanda, reflejado en unas repetidas "sucesiones de incendios" con un declive temporal del polen arbreo, seguido de m,-ximos efmeros de polen de las primeras plantas colonizadoras, cereales y gramneas que
requieren luz (Smith, 1970; Evans, 1975:captulo 6; Groenman-Van Waateringe, 1978) (Figura 8-14). Los estudios palinolgicos han exonerado tambin a
los pueblos prehistricos de toda culpabilidad en relacin con algunas formas
de cambio bitico. Por ejemplo, el registro detallado de 1000 aos de horizontes de vegetacin y de carbn vegetal en los bosques del noreste de Minnesota
ha demostrado que los incendios fueron de origen natural, que su frecuencia
aument durante las pocas de clima clido, y que la proteccin artificial contra el fuego en dcadas recientes ha provocado cambios en la composicin del
bosque (Swain, 1973). Lo que implica que no todas las oleadas de incendios
pueden atribuirse a la accin humana, y que el fuego es parte integrante de
la mayora de los ecosistemas naturales. En Checoslovaquia se han documentado transformaciones a largo plazo de los biotos por obra del hombre, con
procesos de desforestacin, erosin del suelo y "estepizacin" progresiva del
paisaje que durante los 5000 aos de ocupacin humana favorecieron la sustitucin de una fauna de moluscos mixta (bosque-campo abierto) por otra ms
resistente a la sequa (Evans, 1972, 1975:116-31; Smolkova y Lozek, 1973, 1978).
Para ms informacin sobre los criterios biticos, vase Captulos 10 y l l.
134
Fundamentos
a
a
Edades
"
Edades
calibradas
"
~
calibradas
d.C.
B.P.
a.c.
/N
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P/A
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Vegetacin:
Alteracin forestal
Regeneracin forestal
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Alteracin/regeneracin
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Muy reducida
Reducida
~ Media
~ Alta
ffi
Muy alta
5000
loch Oavan
Figura 8-14. Registros de vegetacin, de uso de la tierra, y de erosin de! suelo en dos ncleos lacustres del noreste de Escoda. Modificado de Edwards (1979: Figura !).
135
136
Fundamentos
VELKY
PAVLOV
POPLZE
(Bohemia
central)
HUBENOV
(B0t1emia
{Morav1a del
Sur)
Norte)
Hor l1jr111co :,p
{Med:evall
2'
Wuss ca'carno
,nott :,cado
(l,1ett,evai) D
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Cascotes pleic,i
0..::1
50 cm
f2z
w
2
u
;;t;
_J
hgura 8-15. Perfiles aluviales y edficos de Chccoeslovaquiu que reflejan alteraciones y erosin del
,uelo en el Neoltico, e! Bronce mrdo, la Edad del Hierro y la Edad Media. /l.1odificado de LoZek
(1975) y Smolvoka y LoZek (1973).
tre el 3800 y el 3100 B.P. en diferentes reas, a medida que se van destruyendo
los suelos y se agradan los depsitos de los valles (Eisma, 1962; Judson, 1963;
Van Zuidam, 1975; Faugeres, 1979; Davidson, 1980b; Van Andel et al., 1980).
La segunda ola de erosin del suelo que fue casi universal y, en ocasiones, catastrfica, se inici como resultado del abandono de las laderas atenazadas entre el 200 d.C. y el 500 d.C.; repitindose de nuevo ms tarde con la colonizacin medieval de medioambientes ms marginales (Vita-Finzi, 1969; Butzer,
1980a) (Figura 8-8).
Carecemos todava de una visin sistemtica del impacto humano prehistrico sobre el paisaje en otros continentes. Sin embargo, pueden citarse algunos
ejemplos. En el yacimiento de Koster, en Illinois centro-occidental, el coeficiente
de coluviacin fue un 50 por cien ms alto que los niveles de fondo durante
la fase de ocupacin ms intensiva del perodo Arcaico (horizonte 6), hacia el
5500 B.P.; las causas son posiblemente atribuibles a la perturbacin de la vegetacin de las laderas y del suelo en relacin con actividades de obtencin de
alimentos y con actividades derivadas de la permanencia in situ de los moradores (Butzer, 1977a) (Figura 8-16). Cerca de Tepic, en el oeste de Mxico, se han
identificado tres episodios de erosin del suelo que han sido vinculados a fases
de explotacin agrcola creciente, la ms reciente de las cuales fue histrica
(Cook, 1963) (Figura 8-17). El registro de Tepic se basa en horizontes de suelo
truncados, grados relativos de reconstitucin del suelo, y mltiples ciclos de
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137
138
Fundamentos
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11
Kaleb
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Mai Shum
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West
East
Piedmont
Piedmont
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d.C.
11
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Parque
de las
Estelas
139
1000
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10
1600
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1400-
Figura 8-17. Fases de asentamiento de Tepic, centro-oeste de Mxico, definidas a partir de la erosin
del suelo y la datacin cermica. Modificado de Cook (1963: Figura 11).
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desplazado
Aluvin grueso
Figura 8-18. Sinopsis gco.arqueolgica de Axum, Etiopa. Modificado de Butzcr (1981a: Figura 4).
140
Fundamentos
141
sas marrones procedentes del sector superior del valle (Ma Shum), detritos culturales refundidos en el Parque de las Estelas (vase Figura 6-4), suelo col u vial
pedregoso en el pedemonte occidental, y suelos de pendiente redepositados en
el pedemonte oriental (Figura 8-18).
Estos depsitos, que corresponden al perodo a,'{umita medio y reciente, tienen tambin una potencia modal de uno o dos metros, pero su carcter sedimentario es distinto del de la agradacin l. Apenas hay indicios de derivados
de arclla oscura pero en cambio hay abundantes cascotes de pendiente y detritos arquitectnicos. Algunos materiales fueron refundidos por el agua en puntos muy localizados (por ejemplo, la lengua de cantos rodados y bloques de
cascotes encontrados en un depsito fangoso), pero la mayor parte de ellos supone una activa denudacin de las alturas que dominaban Axum. Esto explica
la inestabilidad del suelo y laderas en respuesta a una explotacin hperintensva del suelo, sobre todo en tierras marginales, y a un abandono generalizado
del campo y del poblado. Pero la humedad del suelo era mucho menor que
en la agradacn l.
El impacto neto de la agradacn II fue negativo: muchas pendientes quedaron denudadas y convertidas en sustratos pedregosos que tan slo admitan actividades marginales de recoleccin y de carboneo; las tierras de las colinas volcnicas sometidas a una agricultura extensiva fueron o bien destruidas o
reducidas a una pequea fraccin de su potencial agrcola; incluso en las pendientes ms suaves de las tierras bajas, los horizontes A ms orgnicos y mejor
ventilados fueron denudados selectivamente o cubiertos con derivados arenosos o pedregosos procedentes de la base de los antiguos perfiles del suelo. Las
pruebas geomorfolgicas de la degradacin medioambiental culturalmente inducida son directas; las pruebas relativas a la vegetacin y a la agricultura son
indirectas, pero no menos convincentes.
La tercera fase de agradacn (fase III) apenas registra algn breve reajuste
geomorfolgco tras un episodio tardo de abandono o destruccin deliberada
(Figura 8-18).
La fase final de agradacin (fase IV) incluye derrubios de suelo y detritos
en el Parque de las Estelas (vase Figura 6-4), cascotes de derrumbe refundidos
en el Debter, y excavaciones y allanamientos del siglo XX.
Uso de In tierra y fertilidad del suelo
Todas las formas de cultivo modifican y, hasta cierto punto, destruyen los suelos. Incluso cuando la erosin es mnima o se ha prevenido, la fertldad del
suelo suele fluctuar, con cambios rpidos y a veces irreversibles. La fertldad
es una cuestin compleja dependiendo de una serie de factores, que tanto el
cultivo como la erosin pueden modificar (Ptty, 1979).
l. Nutrientes nzinerales. Los microorganismos de un suelo sano generan nitrgeno en forma de amonaco, pero el cultivo, la oxidacin y la lixiviacin agotan este suministro. La lenta alteracin atmosfrica de las rocas produce fsfo-
142
Fundamentos
ro, potasio, calcio y magnesio, y los minerales resultantes disponibles son reciclados una y otra vez entre la vegetacin y el suelo. De ah que el desarraigo
de las plantas comprometa seriamente el suministro de minerales, y que una
excesiva lixiviacin de un suelo poco compacto expulse gran parte de los que
quedan a la circulacin de superficie o a las aguas subterrneas (Likens et al.,
1970). Contrariamente a lo que ocurre con el nitrgeno, que es sustituido de
forma natural cuando el ciclo orgnico tiene tiempo para recuperarse, el fsforo y el potasio son difciles de restituir, de modo que un dficit prolongado afectar a todo el crecimiento vegetal, incluso el de los tipos forestales dominantes.
2. La materia orgnica y los microorganismos. El humus no-cido debidamente descompuesto es fundamental para la productividad del suelo, porque
se combina con partculas arcillosas para formar agregados moleculares con
altas valencias que se enlazan con (y estabilizan) el amonaco, el potasio, el fsforo, el calcio y el magnesio. Este humus "blando" altamente productivo es
producido por los microorganismos que proliferan en los suelos, los mejores
tipos de los cuales son muy sensibles a la deshidratacin, a la saturacin acuosa y a la acidificacin. El cultivo reduce la actividad de los microorganismos
y retrasa la asimilacin de la materia orgnica, que sigue permaneciendo en
su forma bruta o cida. El pH cido inhibe todava ms a estos microorganismos, y los nutrientes bsicos se hacen mviles y poco a poco abandonan los
agregados moleculares donde son sustituidos por iones de hidrgeno, que aumentan la acidez, con la consiguiente eliminacin por lixiviacin de los nutrientes.
143
Un barbecho arbustivo o herbceo de slo uno o tres aos requiere una mayor aportacin de mano de obra, porque la cizaa y las plagas se hacen endmicas, y la conservacin de la ventilacin y de la estructura del suelo requiere
trabajos de laboreo ms elaborados para aflojar y mezclar el suelo. Es probable que los agricultores prehistricos no entendieran de tcnicas de fertilizacin. La ausencia de documentacin al respecto en el Egipto de los faraones
(Butzer, 1976:89-90) es muy significativa. Por consiguiente, la cada de rendimiento de los cultivos era inevitable y la prdida progresiva de suelo probable.
144
Fundamentos
145
Las parcelas agotadas quedaban abandonadas, los suelos lixiviados y a menudo ms cidos ya no permitan el crecimiento de rboles por falta de sustancias
tres britnicos nos ofrece una primera aproximacin a la duracin de los perodos de desmonte, cultivo y regeneracin. En cambio, las perturbaciones locales
nutritivas, favoreciendo una vegetacin secundaria dominada por distintas especies; en medioambientes hmedos templados esto provoc un avance de las
menores del tipo que producen los barbechos prolongados o cortos parecen haber
sido demasiado breves para ser identificadas con los mtodos actuales. En va-
intencionado, junto con las pisadas animales y una continua erosin pluvial
inhibiendo la recuperacin del suelo y acelerando su erosin pueden haber impedido permanentemente la recuperacin forestal. Esta vegetacin crecientemente
degradada produce muy pocas plantas tiles para el consumo humano y, en
siembra rompe tan slo una fraccin del tepe, y se ha demostrado con experi-
mentos modernos que esta tcnica sin laboreo puede reducir la erosin del sue-
dad humana para los suelos, un factor que por lo general los arquelogos no
lo entre un l y un 2 por ciento en relacin con la que produce el arad'J en condiciones idnticas, y el escurrimiento superficial del agua hasta en un 50 por
ciento (Phillips et al., 1980). Con el cultivo con azada se obtiene un rendimiento inferior a corto plazo, pero posibilita una productividad continuada, no slo
por la escasa o nula prdida de suelo que se produce, sino tambin porque se
conserva la humedad del suelo, la deshidratacin estacional resulta menos probable, y las temperaturas del suelo son ms bajas, lo cual conlleva una oxida-
tamiento del suelo resultan prcticamente inevitables. Pueden conseguirse rendimientos a largo plazo slo mediante la aplicacin a gran escala de fertilizantes,
una tarea casi imposible para los agricultores de subsistencia. Las huertas de
gran productividad prximas a los asentamientos representan un tercer tipo de
agricultura. Esta horticultura reposa normalmente en una aplicacin generosa
de abono animal o humano y mantiene una buena actividad microorgnica,
Las estrategias agrcolas denotan evidentemente cierto grado de conocimiento de las alternativas de maximizacin a corto y largo plazo. Limpiar y preparar la tierra de una nueva parcela puede implicar menos trabajo que luchar contra
la vegetacin secundaria y las plagas para mantener la productividad de parcelas ms viejas. Las disponibilidades y los costos efectivos de la tecnologa, la
mano de obra y las nuevas tierras han sido y siguen siendo las consideraciones
principales en tales decisiones. De ah las modificaciones sutiles, aunque pertinaces, impuestas sobre el paisaje. La minuciosa datacin de los ncleos lacus-
vencin humana creativa sobre el paisaje (vase Captulo 3). Sus principales
rasgos pueden resumirse de la siguiente forma:
l. Horizontes de arado (Ap) en reas anteriormente cultivadas pero actualmente sin cultivar (Limbrey, 1975:331-2) o sepultadas bajo los materiales de an-
cin no ha dejado una huella negativa. Los rellenos de sedimento suelen incluir
lentes estratificados complejos debidos a la seleccin te.xtural, a la mezcla, a
la inversin de la textura de los perfiles del suelo y a los mltiples horizontes
hmicos (Limbrey, 1975:292-9, 304-9: Evas, 1978:112-21; Vermeersch y Walter,
1978) (Figura 8-19). Estos modelos de superficie y de subsuelo, fundamentales
para identificar configuraciones arqueolgicas, nos ofrecen igualmente indica-
ciones precisas sobre el uso de la tierra. Gabriel (1979) describi una serie de
rasgos arqueolgicos "naturales" en el Sabara fcimente confundibles con los
rasgos geomrficos: silos subterrneos, concavidades en las rocas producidas
4. Caminos y senderos prehistricos, aun cuando por ellos no hubieran pasado vehculos con ruedas ni animales, tienden a presentar huellas patentes vi-
sibles en el paisaje como resultado del escurrimiento acelerado de las aguas superficiales, de la formacin de regueros y de la erosin del suelo. Estas
146
Fundamentos
147
. Horizonte moderno A
CoJuvin '
Suelo am
Excavado
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entonado
Muro de
contencin
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Base de la terraza
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Loess
50
cm
Figura 8-19. Relleno pseudomorfo en empalizada, ca. 5250 B.P., en Thieu,ies, cerca de rvtons, Blgica. Modificado de Vermeersch y \\1altcr (1978: Figura 3).
depresiones lineales, al igual que las formas convexas de las carreteras pavimentadas y los escalones tallados en la roca, tambin afectan a los modelos de vegetacin porque retienen la humedad de forma distinta a la de los campos adyacentes. Pueden citarse numerosos ejemplos en Italia, en las tierras limtrofes
del Imperio Romano, en el altiplano del Per de los incas, y en la cuenca de
San Juan en el suroeste de Estados Unidos.
5. Campos en terraza son patentes en terrenos accidentados Y montaosos
de la mayora de los continentes, desde la Oran Bretaa (Bowen, 1961; Fowler
y Evans, 1967) hasta el Sureste asitico (Spencer y Hale, 1961; Wheatley, 1965)
y Amrica latina (Donkin, 1979). La construccin de terrazas obedece a la idea
de construir muros bajos de piedra siguiendo una curva de nivel o a travs de
la ladera inferior de un campo. Luego, con material de la parte de abajo de
cada uno de estos muros se rellena la parte de arriba del muro inmediatamente
inferior, creando una superficie escalonada donde cada parcela ofrece la mitad
de la pendiente original. Estas terrazas (llamadas lynchets en Oran Bretaa)
retrasan el escurrimiento de las aguas superficiales y la erosin del suelo (Figura 8-20). Incluso cuando debido a fuertes tormentas o al abandono se hallan
parcialmente arrasadas, estas terrazas siguen siendo un rasgo caracterstico del
paisaje durante muchos milenios.
6. Las zanjas de irrigacin, los canales, las acequias y compuertas de control son una parte importante del registro arqueolgico de muchos entornos
semiridos y desrticos. Su disposicin esquemtica ha podido ser cartografiada a partir de fotografas areas o de estudios de campo (Adams y Nissen, 1972),
pero todava son excepcionales los estudios detallados y de reconstruccin
(Achenbach, 1976; Farrington y Park, 1978). De hecho, yo mismo pude identificar una pequea red de irrigacin el primer da de visita a un proyecto arqueolgico de gran alcance (que no cito, porque, tras diez aos de trabajo, ni
siquiera haban conseguido reconocer unos canales llenos de arena.
7. Los concheros son acumulaciones de detritos arqueolgicos, que suelen
incluir desechos orgnicos, conchas, hueso o ceniza. Su tamao vara desde unos
pocos metros cuadrados hasta los tmulos de 50 a 100 m de largo y unos 15
m de altura, verdaderos hitos del paisaje. Muchos de los grandes concheros sirvieron tambin como sitios de ocupacin; los pequeos fueron en su mayora
lugares de procesamiento especial o los basureros de asentamientos mayores.
Especialmente sorprendentes son algunos concheros costeros constituidos en
gran parte por conchas de molusco (Evans, 1978:126-9), con arena intersticial
elica, fragmentos de suelo arrastrados por las aguas y ceniza. Los tmulos
de caracoles o ("escargotieres") de Argelia y Tunez, compuestos de ceniza, hueso
y una infinidad de caracoles terrestres (Hassan y Lubell, 1975) son otra variante de conchero.
8. Los enterramientos y los tmulos funerarios de los cementerios prehistricos tambin son parte de la topografia arqueolgica, si bien las tumbas simples tienden a colmarse en el mismo orden en que fueron abiertas y pueden
fcilmente pasar desapercibidas. Los amontonamientos de piedras (tmulos o
mojones), los bloques megalticos y los tmulos de tierra son mucho ms notorios, como es el caso de los "barrows" de la Edad del Bronce de Inglaterra,
que consisten en tneles funerarios revestidos con piedras y cubiertos de tierra
(Evans, 1975:116-17, 132-33). La estratigrafia de los tmulos funerarios colectivos de los indios del centro y este de los Estados Unidos es ms compleja
(Schroedl, 1978) (Figura 8-21). Los enterramientos pueden ser identificados (incluso en el caso de que el hueso se haya descompuesto) mediante anlisis de
148
Fundamentos
Desperdicios
149
Cantera
-relleno-
Substrato
de caliza
yesosa
Vetas de cuarzo
Diabasa intrusiva
L3
m
Figura 8-22. Canteras prehistricas de cuarzo y pizarra dura en Gran Bretaa. lvlodificado de Evans
(1974: Figuras 54 y 56).
150
Fundamentos
te, Y deberan servir para recordarnos los registros menos visibles, pero ms universales, de la modificacin y degradacin del paisaje documentados en los perfiles del suelo y en la geomorfologa de los valles aluviales. Un obstculo
importante a la hora de identificar los modelos tridimensionales prehistricos
de utilizacin de la tierra es la despiadada intervencin de las sociedades industriales en casi todos los rasgos del paisaje. Un segundo obstculo igualmente
inaplazable tiene ms fcil remedio: el desprecio general de los criterios de utilizacin de la tierra en los proyectos de investigacin arqueolgica y en las discusiones metodolgicas.
La productividad y la degradacin del paisaje
151
152
Fundamentos
razn por la cual tuvo que intensificar la presin sobre su propia tierra, con
la consiguiente y rpida degradacin del medioambiente, y la destruccin permanente de la mayor parte de su potencial agrcola (Butzer, 1981a). Pueden ci-
CAPITULO 9
La arqueometra: prospeccin,
procedencia y datacin
tos arqueolgicos: la agricultura mecanizada e, indirectamente, las altas descargas puntuales de los ecosistemas degradados favorecen la erosin del yacimiento o su sepultamiento profundo tras la rpida agradacin de los valles
aluviales.
La investigacin geo-arqueolgica del contexto del paisaje, junto con la exploracin arqueolgica, puede dilucidar las sutiles respuestas recprocas de los
sistemas de asentamiento y los ecosistemas a lo largo del tiempo; puede asimismo identificar las profundas y a veces irreversibles modificaciones de los ecosistemas regionales. Las sucesiones de vegetacin interrelacionadas, los cam-
torio de Investigacin para la Arqueologa (Research Laboratory far Archaeology) de Oxford public el primer volmen de la revista Archaeometry. Esta
revista se especializa en la descripcin tcnica de mtodos fsicos y qumicos
de datacin e identificacin de materiales en arqueologa. El Journal aj Archaeologica/ Science (desde 1974) y la Revue d'Archometrie (desde 1977) tambin publican contribuciones de mucho inters para la arqueometra (Beck,
1980). La obra de Brothwell y Higgs, Science in Archaeo/ogy (1970, primera
edicin 1963), y la de Brill (1971) presentan una gama ms amplia de tcnicas
y aplicaciones relevantes. A pesar de cierto solapamiento con la investigacin
geo-arqueolgica y labio-arqueolgica, la aportacin de las metodologas fsicas y qumicas a la arqueologa sigue siendo original, y es por ello que la designaremos con el nombre de arqueometra. Sus tres aplicaciones principales son:
a) la prospeccin del subsuelo, b) la identificacin y procedencia de los materiales, y e) la datacin "absoluta" o cronomtrica.
En su gran mayora, las tcnicas arqueomtricas requieren un equipamiento
costoso cuyo precio puede oscilar entre varios miles y ms de un milln de dlares, y tienden a incorporar procedimientos largos en el tiempo o manipulaciones altamente repetitivas que siguen una rutina muy concreta y que pueden
reproducirse fcilmente. Muchas de estas tcnicas son fciles de aprender y de
aplicar, con resultados reproducibles, en un tiempo relativamento corto.
Es por ello que la arqueometra tiende a diferenciarse de la geo-arqueologa
y de labio-arqueologa, donde las necesidades de equipamiento son modestas,
pero cuya aplicacin competente requiere muchos aos de experiencia y la adaptacin imaginativa de los mtodos fundamentales a proyectos concretos. Las
datos e interpretaciones geo-arqueolgicos dependen en gran medida de los mtodos de observacin y del enfoque comparativo y a menudo resultan muy difciles de reproducir. Por eso no es de extraar que los geo-arquelogos tengan
una formacin geo-cientfica, mientras que un nmero creciente de arqueome-
153
154
Fundamentos
155
nes, zanjas y caminos (McDonald y Rapp, 1972: Captulo 15; Tite, 1972: Captulo 2; Graham, 1976). Tcnicas ms sofisticadas, como por ejemplo el radar
y la sonda de ultrasonidos, son econmicamente prohibitivas, pero las imgenes del radar se han utilizado con mucho xito para reconstruir las redes de
drenaje de las tierras bajas de los mayas (Adams et al., 1981). La fotografa
oblicua o vertical infrarroja (Gumerman y Neely, 1972), cuando es practicable,
tambin puede ayudar a identificar anomalas de densidad, porque el contenido diferencial del agua influye sobre las temperaturas de la superficie del suelo.
Estas diferencias pueden tambin ser detectadas por fotografas normales en
blanco y negro, en parte a traves de sombreados grises del suelo de superficie,
en parte a travs de la distribucin de la vegetacin del suelo.
Cada una de estas tcnicas de prospeccin geofsica tiene su aplicacin en
los yacimientos sepultados con un cierto grado de expresin arquitectnica. La
exploracin de yacimientos no-arquitectnicos da ms y mejores resultados con
el mtodo geoqumico, en particular cuando se determina el contenido de fsforo en puntos fijos de la cuadrcula (Proudfoot, 1976; Sj6berg, 1976; Eidt,
1977). El mapa de las concentraciones de fosfato permite identificar los lugares
de ocupacin. Midiendo adems el fsforo a varias profundidades, puede reconstruirse una grfica tridimensional, adecuada quiz para identificar reas
de actividad (Konrad et al., 1981). La prospeccin geoqumica debe contrastarse con muestras de control del exterior del yacimiento y las lecturas del fsforo
se complementan muy bien con las de otros elementos (por ejemplo, magnesio
y calcio). La tcnica puede servir para distinguir los asentamientos agrcolas
de los asentamientos pastoriles.
La tabla 9-1 resume la estrategia bsica de prospeccin del subsuelo. Tanto la
complejidad como la importancia de la tecnologa utilizada para la prospeccin
geofsica pueden apreciarse en las pginas de la revista especializada, Prospezioni Archeo/ogiche, de Roma, publicada por la Fondazione Lerici, desde 1966.
Identificacin, procedencia y tecnologa de los materiales
La identificacin de las materias primas utilizadas en las diversas transformaciones artefactuales precisa de tcnicas fsicas y qumicas. Para un resumen de
156
Fundamentos
157
de tcnicas. Por ltimo, los materiales orgnicos como la madera, las fibras,
Rasgos
Fotografa y
Irregularidades
deteccin remota
topogrficas
Levantamiento de mapas
microtopogrficos
Aplicacin
Ubicacin del yacimiento
Establecimiento de
patrones intrayacimiento
Prospeccin geoqumica
orgnicas y ferruginosas
diferenciales atribuibles a los
muros, pavimentos, hornos,
pozos, terraplenes, acequias,
caminos, etc.
Identificacin de la
actividad del yacimiento
Reconstruccin del
patrn de asentamiento
(Tite, 1972, Captulos 7-9; Gilmore y Ottaway, 1980; Rapp et al., 1980) y utilizan
varios tipos de espectroscopia (de masa, de emisin ptica, de absorcin atmica,
de fluorescencia de rayos X) o tcnicas como la activacin de neutrones, la
determinacin del plomo isotpico y pruebas de gravedad especfica. Los
elementos mayores y menores del vidrio, los barnices, la porcelana y los
pigmentos inorgnicos son identificados tambin por las variantes de este tipo
neutrones.
158
Fundamentos
159
La datacin cronomtrica
El concepto de tiempo (vase Captulo 5), pese a tener una importancia muy
concreta en arqueologa, es relativo, porque lo que cuenta son las comparaciones
intra e nter-yacimiento. Gran parte del trabajo de campo se dedica a determinar
los horizontes sincrnicos, la procedencia microestratigrfica, y las estratigrafas
arqueolgicas locales. La datacin "absoluta" (en contraposicin a la datacin
relativa o cronomtrica) es importante porque facilita la interpretacin de la
variabilidad temporal o de las pautas nter-yacimiento sincrnicas. Por ejemplo,
las fechas de radiocarbono pueden aproximarse a la duracin real de una
secuencia del yacimiento, o indicar si horizontes arqueolgicos similares de
-o
160
Fundamentos
Materiales
ms adecuados
Perodo de
datacin efectiva
Principales limitaciones
Radiocarbono
C"
Materiales orgnicos,
carbonatos inorgnicos
Hasta 20.000-40.000
aos, segn el
material
Muestreo defectuoso;
contaminacin por
materiales ms jvenes
Potasio-
Roca y minerales
Ilimitado, pero
Disponibilidad de roca
argn
volcnicos
estimacin bruta
volcnica inalterada;
preparacin de las
(K~/Ar 40 )
muestras; contaminacin
Mtodo del
Coral, moluscos,
uranio
(U23\ Th210 1 Pa2,1)
travertinos
Geomagnetismo
Sedimentos inalterados
o rocas
volcnicas
Ilimitado, pero
estimacin bruta
Escasez de laboratorios
Termoluminis~
cencia
Hornos u hogares
intactos
2000 afias
Calibrado; aplicacin
limitada
Hidratacin de
la obsidiana
Cermica
10.000 aos o ms
Margen de error;
escasez de laboratorios
Racemizacin de
aminocidos
Artefactos de obsidiana
35.000 aos
Datacin
geoqumica
Hueso, conchas
marinas
Varios 100.000
aos
Varvas, ncleos
de hielo
Hueso
Relativa
Aplicacin a un sitio
concreto exclusivamente
Dendrocronologa
Sedimentos, lminas de
hielo
15.000 aos
o ms
Aplicabilidad limitada
Anillos de crecimiento
de los rboles
7500 nl.os
Especificidad regional
30.000-300.000 aos
Escasez de laboratorios;
controversias tcnicas;
contaminacin
161
tericamente llegar hasta los 65.000 o incluso a los 75.000 aos (Grootes, 1978).
Pero un mero 1 por ciento de contaminante moderno en un resto orgnico de
162
Fundamentos
163
americano, donde los cambios a pequea escala del 1000 al 1500 d.C. estn muy
bien documentados, la precisin puede alcanzar ms o menos 20 aos (Eighmy,
et al., 1980).
Pa/eomagnetismo. La dinmica del ncleo fundido de la Tierra provoca continuos cambios tanto en la posicin de los polos magnticos como en la intensidad Ypolaridad del campo magntico. La medicin de los registros magnticos
de elementos volcnicos y de rocas sedimentarias estables con cierta cantidad
de Fe'O' ha proporcionado secuencias geomagnticas detalladas que pueden
d~tarse con frecuencia mediante potasio-argn (macroescala), C 1' (escala media) o mediante controles histricos (microescala).
l. El registro bruto incluye "inversiones" prolongadas de gran alcance y
"acontecimientos" a medio-plazo durante los cuales vara la polaridad del cam-
po magntico de la Tierra. Durante los ltimos 730.000 aos hemos tenido una
polaridad "normal" (poca de polaridad Brunhes), posiblemente marcada por
breves episodios hace unos 20.000 y 100.000 aos. La poca de polaridad Matuyama anterior, hace 2,48-0, 73 millones de aos, presentaba una polaridad inversa, interrumpida por varios episodios normales importantes hace 2,16-2,12
Y2,04-2,01 millones de aos, (dos episodios Runion), hace 1,87-1,67 millones
de aos (episodio Olduvai) y hace 0,97-0,90 millones de aos (episodios Jaramillo) (Mankinen y Dalrymple, 1979). Habindose obtenido una calibracin
razonablemente precisa, esta escala de tiempo puede utilizarse para fechar de
for~a aproximada tanto secuencias marinas como continentales, sobrepasan-
164
Fundamentos
165
La utilizacin de la }lora
CAPITULO 10
La arqueobotnica:
la utilizacin de la flora
167
medioambiental que en las interrelaciones entre los grupos humanos y las plantas. Desde los tiempos ms remotos, una gran parte de la subsistencia humana,
ha estado basada en los alimentos vegetales. De hecho, es imposible tener una
idea global y completa de la subsistencia prehistrica si no se logra recuperar,
identificar e interpretar contextualmente las plantas alimenticias potenciales.
Las plantas, evidentemente, sirven para algo ms que la alimentacin. Proporcionan madera para la construccin y combustible, fibras para el vestido, tiles
y otros utensilios, ingredientes y compuestos medicinales y smbolos socioreligiosos (Ford, 1979). Esta larga dependencia humana de la tradicin ha supuesto una constante demanda de plantas, grandes y pequeas. A medida que
El registro 1 arqueobotnico
queolgico son ms recientes. Probablemente una tercera parte de los arqueobotnicos trabajando actualmente en Amrica del Norte tuvieron un formacin bsica en antropologa (Burgess, 1980), y algunas de las colecciones
botnicas comparativas ms efectivas se han creado en los departamentos de
Antropologa de distintos museos y universidades. Esta tendencia puede explicarse en base a dos motivos principales: a) que los materiales paleobotnicos,
que slo pueden ser identificados con la ayuda de graneles colecciones de referencia, proceden cada vez ms de sedimentos arqueolgicos, y b) que los restos
arqueobotnicos requieren una interpretacin profesional en cualquier progra-
ma de investigacin arqueolgica. Mientras que los mtodos y resultados paleobotnicos se tratan exclusivamente en media docena de buenas revistas espe-
vorecido la diversificacin de las tcnicas de investigacin afectadas trascendiendo el inters tradicional por el anlisis de polen. Ahora existe una mayor
preocupacin por los restos vegetales macroscpicos tales como semillas, fru-
Lamentablemente no contamos con un trmino de uso corriente que destaque el rol que juega
la arqueologa en la arqueobotnica al mismo nivel que se destaca en los trminos geo-arqueologa
y zoo-arqueologa.
166
ron hasta el punto de que las pautas de explotacin lograron modificar el frgil
equilibrio ecolgico de las comunidades vegetales. En las sociedades agrcolas
estos modelos bsicos de explotacin han conducido de hecho a una eliminacin intencionada de comunidades vegetales indgenas para dejar paso a unas
nuevas poblaciones simplificadas aparentemente de mayor productividad. En
los entornos industriales modernos, esta proclividad humana para transformar
la vegetacin se ha intensificado hasta el punto de que la explotacin despiadada e incluso el desarraigo de los recursos biticos han cambiado profundamente o destruido paisajes enteros. Un estudio arqueobotnico conceptual tiene por
tanto que llamar la atencin sobre el rol fundamental que desempean las plantas
en los sistemas humanos de subsistencia y sobre el impacto de los grupos humanos sobre la vegetacin.
Los recursos vegetales pueden localizarse en cuatro microhbitats: a) en el
ramaje de los rboles, b) a nivel del suelo, c) debajo del suelo, y d) en medios
acuticos. El ramaje de los rboles fue explotado por los antropoides a principios del Terciario medio, y hoy contina suministrando una variedad de hojas,
cortezas, frutas y semillas comestibles a muchos monos y simios. Estos recursos forestales, que incluyen muchos recursos no comestibles, siguen siendo ase-
quibles a los grupos humanos terrcolas, y en diversos medioambientes ~'.'l mundo todava ofrecen un microambiente fundamental para su explotac10n. Los
alimentos vegetales y las fibras no comestibles que se hallan a poca distancia
del suelo en los horizontes inferiores de la cobertura vegetal han sido tradicionalmente explotados por los monos y simios que viven en el suelo, Y siguen
siendo un foco fundamental de las actividades humanas. Los recursos de debajo del suelo incluyen una amplia gama de alimentos y fibras subterr11;eos que
an hoy siguen siendo recolectados por algunos grupos humanos Yact1vam_ente explotados por un gran nmero de especies animales. De hecho, los cult1~enos desarrollados y plantados por los agricultores primitivos servan para mcrementar la productividad de los recursos comestibles de encima Y debajo el
168
Fundamentos
suelo. Por ltimo, las orillas de los ros, los torrentes, las marismas, los lagos
de agua dulce, los estuarios, los bajos y las costas ofrecen una gran variedad
de hbitats especiales -los mismos donde nuestros antepasados humanos encontraron una seleccin especial de recursos biticos, con predominio de los
animales, por supuesto, pero tambin una enorme variedad de plantas acuti-
cas, fuente de recursos nutritivos y de fibras muy preciadas por sus mltiples
utilizaciones, desde la hierba de las yacigas hasta los materiales fundamentales
para diversos tipos de tejidos. La Tabla 10-1 ofrece un esquema general de los
recursos propios de estos microhbitats fundamentales.
La recuperacin de la informacin arqueobotnica
tacin superficial. La identificacin de los granos de polen segn su tipo morfolgico, su familia y su gnero e incluso especie, depende de una identificacin microscpica competente. Deben identificarse y contarse entre 200 y 500
granos de polen por muestra, y compararse con materiales de referencia, un
proceso que muchas veces exige recurrir al microscopio electrnico de barrido.
La palinologa es, sobre todo, una tcnica comparativa que requiere colecciones diversificadas de polen moderno y fsil, y tambin mucha experiencia.
La identificacin a nivel de gnero o de especie es particularmente difcil, pero
puede ser determinante para la obtencin de datos ecolgicos. Una vez terminadas las identificaciones bsicas, las fluctuaciones polinlicas pueden ser calculadas a travs del tiempo, calibradas, si posible, mediante Cl4. La valoracin
de la columna de polen en trminos de cambio diacrnico de vegetacin sigue
constituyendo un problema. Las precipitaciones de polen moderno procedente
de muchos microambientes distintos de reconocida abundancia en especies son
un ingrediente esencial de los perfiles. Otro problema fundamental es la preservacin selectiva: hast qu punto un espectro individual de polen es realmente
comparable con una lluvia de polen moderno, aun cuando los parmetros cuantitativos coinciden? Si pueden darse respuestas satisfactorias a esta pregunta,
entonces la valoracin estadstica de los espectros de polen y sus cambios en
el tiempo pueden ser viables. Durante la ltima dcada, estos mtodos interpretativos se han ido perfeccionando, y el estudio de la preservacin e interpre-
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"
170
Fundamentos
La utilizacin de la flora
171
Coprolitos. Las heces humanas y animales fosilizadas, o coprolitos, son especialmente tiles para determinar las pautas dietticas gracias a la presencia de
si tal fuera el caso, indicar la estacionalidad de la ocupacin del sitio. Los insectos e incluso los parsitos gastrointestinales son susceptibles de ofrecer informacin de inters paleopatolgico (Hall, 1979).
Fitolitos. El estudio de los fitolitos u palos de las plantas, abundantes en las
cenizas, los hogares y sedimentos arqueolgicos, ha progresado mucho desde
principios de los aos sesenta (Rovner, 1971, Pearsall, 1978). Estos cuerpos silceos pueden clasificarse segn su forma y tamao, pero sigue siendo muy difcil identificarlos con un gnero determinado, an ms, por supuesto, con una
especie. Incluso cuando los materiales comparativos han seguido acumulndose y se haya utilizado el microscopio electrnico de barrido como complemento del microscopio ptico, sigue habiendo problemas de identificacin. Sin embargo, el amplio inters despertado por este tipo de investigaciones permite
esperar resultados ms satisfactorios en un futuro no muy lejano. Incluso la
identificacin bsica de morfotipos tales como monocotiledneas, gramneas
y juncos puede proporcionar informacin muy valiosa sobre el rgimen diettico y el medioambiente general; y el silicio fitoltico puede someterse al anlisis
isotpico con 0 18 /0 16 y C 13 /C 12
Plantas C3 y C,. Casi todas las plantas y rboles de clima templado asimilan
dixido de carbono en una molcula "normal" de tres carbonos (cido fosfoglicrico). Sin embargo, a raz de un largo proceso de adaptacin a un clima
clido y seco, y a fuegos peridicos, la mayora de hierbas y plantas crasas tropicales han desarrollado unos sistemas respiratorios que prefieren molculas
"anmalas" de cuatro carbonos (cido mlico). Estas vas de fotosntesis C3
y C4 conllevan agotamiento diferencial del istopo de carbono pesado C 13 , lo
que produce relaciones C 13 /C 1' distintas en los fitolitos afectados, proporcionando un indicador paleoclimtico potencial de las regiones subtropicales (Vogel, 1977; Vogel et al., 1978). En el sistema seo humano, los coeficientes
C 1' /C 12 ofrecen un ndice muy claro del consumo de alimentos vegetales tropicales tales como el maz, el sorgo, el mijo y la caa de azcar (Van Der Merwe y Vogel, 1978; Bender et al., 1981). Niveles altos de alimentos C4 entre los
indios woodland o del Misisip reflejarn sobre todo cultgenos de origen mesoamericano: maz, por descontado, pero tambin diversas clases de frjoles,
amarantos en grano, cucurbitceas, e incluso plantas indgenas como, por ejem-
172
Fundamentos
La utilizacin de la flora
Herencia genetica
Factores
COMUNIDAD
histricos- VIVIENTE
-
~----~ /
~"iii
CONJUNTO
~ $ _..
~~
MUERTO
Organismos destruidos
por el sepultamiento
y la preservacin
diferenciales
CONJUNTO
FOSIL
Tafocoeaos,s)
Organismos muertos
lnputs med1oamb1en
Figura l0-1. Transformacin de una comunidad bitica viviente en un conjunto fsil. Ivlodificado
de Evans (1978: Figura I).
La interpretacin paleobotnica
Dos consideraciones fundamentales vienen a complicar la interpretacin de los
conjuntos de restos de polen y de plantas fsiles (Evans, 1978:13ff): a) los procesos que transforman la estructura y composicin de las comunidades vivientes en conjuntos fsiles y b) la interpretacin ecolgica de esos conjuntos. Los
diversos factores que influyen en la transformacin de una comunidad biolgica viva en un conjunto fsil vienen ilustrados en la Figura 10-1.
La comunidad viviente es compleja, tanto por su configuracin espacial como
por su organizacin vertical. Refleja diversos inputs medioambientales a diferentes escalas as como su herencia gentica y sus factores histricos tales como
las migraciones de las plantas y los controles geogrficos de los ndices de migracin respectivos. Al morir, los mltiples organismos de esa comunidad pueden ser dispersados por una amplia gama de procesos, entre los cuales, el viento y el agua desplazan selectivamente objetos de determinada forma, dimensin
o masa. Los factores culturales tambin pueden filtrar y condicionar la seleccin de organismos eventualmente reunidos en una comunidad concreta de muerte o tafocoenosis.
La preservacin diferencial constituye una fase posterior; slo una pequea
parte de los organismos acumulados quedarn sepultados y slo una fraccin
de ellos se preservar. Por lo tanto, un conjunto fosilizado es slo un reflejo
parcial de una comunidad viviente transformada por el desplazamiento, el sepultamiento diferencial y la preservacin selectiva. Puede haberse dado igualmente una intervencin cultural importante, tal como la recoleccin o produccin humana intencionada o un proceso prolongado de agotamiento por
sobreexplotacin o por extraccin. Por ltimo, puede que la comunidad viviente
173
174
La utilizacin de la flora
Fundamentos
175
del Terciario o de principios del Pleistoceno incorporado en depsitos del Holoceno ). Hasta cierto punto, esta mezcla de granos ms antiguos es detectable
a partir de la morfologa, el tamao y el grado de corrosin, y a partir del brillo diferencial bajo la luz ultravioleta o fluorescente. Pero la destruccin selectiva y total de los plenes de muchos gneros una vez incorporados a un sedi-
Bosque
de pinos
mento concreto ya no tiene remedio. Esto invita a proceder con una gran cautela
Anillos de rboles
Anillos de rboles
'-a11a~s.lco'cnts.uu.upe'"d-"lc'"le!<s5.h~e,:.'.bl'.:os'r'.a-S's\~hl=g~,~lil~osj!.2.~C'..\ad,_u"'cl,5lfo~lio;i's1_:?_:~semi-acuticos
Turbera cerrada
Polen:
80 /o de bordura de turbera
15 O/o de tierras altas
5 o/o de montaa
Polen:
50 /o de margen lacustre
40 O/o de tierras altas
10 /U de montaa
Figura 10-2. Mosaico vegetal de una cuenca de drenaje y respuestas diferenciales del hbitat frente
dos tpicas "trampas" de polen: una turbera sin desage y un lago alimentado por un ro.
bolsas de aire (por ejemplo, pino y abeto) vuelan fcilmente por la parte superior de la atmsfera cubriendo distancias de cientos de kilmetros. Nichols et
al., (1978) han logrado reconstruir los modelos elicos de la parte superior de
la atmsfera del Holoceno en el Artico a partir del influjo a larga distancia
de plenes de aliso, pino y abeto. Otros granos de polen se descomponen fcilmente Y, por lo tanto, estn insuficiente o nulamente representados (por ejemplo, el lamo, arce, fresno, castao, abedul y enebro).
4. Una vez el polen sepultado en el sedimento, la preservacin diferencial
entra en accin. Por lo general, la preservacin es ptima en medios perma-
sodio. Estos grados de preservacin del polen significan que el polen se destruye progresivamente en funcin del tiempo en respuesta a las condiciones variables del subsuelo (vase Figura 7-17). Una buena preservacin en determinadas
condiciones puede, siglos o milenios ms tarde, invertirse, en la medida en que
a la hora de valorar el polen procedente de sedimentos de medioambientes secos con densidades de polen por unidad sedimentaria muy bajas.
5. Digamos por ltimo que los perfiles del polen pueden estar incompletos
o afectados por ndices diferenciales de sedimentacin dentro de un mismo medio deposicional. La primera de estas dificultades es particularmente seria en
cinagas turbosas, donde los fuegos naturales y las extracciones de turba pueden crear discontinuidades difciles de detectar. El segundo aspecto puede ponerse de manifiesto con un muestreo paleomagntico detallado de las cuencas
lacustres, que revelar inconsistencias considerables de un perfil a otro (Thompson, 1973).
En suma, un conjunto de polen refleja la diversidad bitica primaria, la acumulacin diferencial, el medio geomorfolgico de sedimentacin, el medioambiente geoqumico de preservacin, y posibles alteraciones post-deposicionales.
A pesar de las dificultades, los espectros y perfiles de polen constituyen herramientas cuantitativas muy potentes para medir la variabilidad espacial y temporal (Butzer, 1971a; 249ff). Por ejemplo, los espectros de polen pueden servir
para reconstruir mapas regionales de polen que no reflejan necesariamente la
(Webb y Bryson, 1972) interpretadas en combinacin con patrones de sedimentacin y de formacin de suelos contemporneos. Los diagramas de polen tambin pueden arrojar luz sobre los procesos y patrones de cambio bitico regional (sucesiones de vegetacin, ndices de migracin de las plantas, y fluctuaciones
de la posicin de los ecotonos ecolgicamente sensibles, tales como los lmites
de la vegetacin arbrea en regiones montaosas, subpolares y ridas). Finalmente, los diagramas de polen suficientemente detallados pueden servir para
identificar los efectos de algunas actividades humanas, tales como episodios
breves de desmonte y cultivo o la transformacin a largo plazo de un paisaje
bitico regional (Edwards, 1979).
Las frutas, nueces, simientes y carbones vegetales estudiados por otras tcni-
176
Fundamentos
La utUizacin de la flora
177
cos por flotacin (Asch et al., 1972, 1979: Pals y Voorips, 1979). Aparte de la
variacin estacional de la ocupacin y la probabilidad de carbonizacin y preservacin (Hally, 1981), un problema especfico a la hora de valorar estos restos
arqueobotnicos es el filtro cultural que suponen las actividades humanas de
subsistencia (Tabla 10-2). Por ejemplo, en un rea de captacin en expansin
puede seguir recolectndose la misma proporcin de alimentos vegetales an
cuando la abundancia de.estos recursos estn disminuyendo en respuesta a un
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antiguos, y ello puede ocurrir sea durante la recogida de muestras o por contaminacin de las paredes de la cata antes de la recogida. Esto explica la gran
cantidad de objetos modernos normalmente presentes en las muestras de flotacin; los materiales no-carbonizados deberan excluirse siempre del estudio. Sin
embargo, muchos de los procesos modernos responsables de la presencia de restos botnicos no-carbonizados hacia la base del perfil de un suelo sin perturbacin aparente tambin operaron en el pasado (Minnis, 1981). Este es el caso
de distintas formas de bioperturbacin (vase Captulo 7) y de iluviacin mecnica de granos de polen e incluso de semillas en sedimentos no compactos,
porosos y agrietados naturalmente por la accin de la gravedad y de las aguas
infiltradas. Por consiguiente, hay que analizar cuidadosamente pequeas cantidades de cultgenos poco corrientes de estratos sorprendentemente tempranos.
Algunas consideraciones generales complican la interpretacin macroambiental general de los registros paleobotnicos, como por ejemplo, las mltiples posibilidades de respuesta bitica por va adaptativa a los cambios medioambientales (por ejemplo, las formas enanas), la migracin (pero con supervivencia
local en refugios adyacentes) y la extincin. El resultado neto es la complejidad
de las adaptaciones a gran escala de los patrones regionales de vegetacin -complejidad que todava complicar ms la interpretacin de los conjuntos fsiles
simplificados. La recolonizacin tras un cambio medioambiental importante
ser lenta, y se ver complicada por el alejamiento de las diversas comunidades
colonizadoras, por la movilizacin diferencial de los distintos gneros, por la
sucesin edfica local relacionada con las tendencias de formacin del suelo,
Y por sucesiones colonizadoras de formas que necesitan luz y de formas adaptadas a la sombra con una lenta tendencia a la intrincada estructura vertical
de las comunidades culminantes. Por ejemplo, la recolonizacin forestal de Europa durante el Holoceno fue tanto una reflejo de estos factores interdependientes como una funcin del cambio climtico bruto (Godwin, 1975; Simmons y
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178
Fundamentos
Tooley, 1981). A pesar de todo, incluso los conjuntos sucesionales proporcionan una importante informacin sobre los medioambientes regionales y locales, sobre todo si se combinan con estudios de sedimento y de suelo.
A nivel estratigrfico, los cambios de vegetacin a lo largo del tiempo pueden tener un valor temporal que trasciende la comparacin tradicional de las
discontinuidades biticas de los perfiles adyacentes. Turner y West (1968) descubrieron desarrollos cclicos de vegetacin durante los 10 a 30 o ms milenios
caractersticos de varios interglaciares europeos. Estas fases evolutivas reflejan
una combinacin de factores climticos y edficos y otros factores sucesionales
La utilizacin de la flora
179
ran poco satisfactorias. La interpretacin paleoclimtica slo fue posible cuando se incorporaron suficientes variables y un sentido de ecologa forestal regional
ms fuerte. Comprendiendo las complejidades del crecimiento de los rboles
en funcin de las variables edficas locales y las diferencias microclimticas,
trabajando con muestras mayores (es decir, con muchos rboles), y tomando
en consideracin efectos espordicos, como incendios, enfermedades y aos de
cales exticos a finales del Cenozoico vena determinada por el factor tiempo
(Van Der Hammen et al., 1971; Zagwijn, 1975).
grandes biomos, por otro lado, tienden a ser mucho menos sensibles a todos
los cambios excepto los ms importantes, como los ele longitudes de onda de
5000 a 25.000 aos (vase la Tabla 2-3).
La dcndroccologa y la dendroclimatologa
dice de precipitaciones es menos significativo, porque las nieves tardas de primavera mantienen un alto contenido de agua en el suelo; en cambio, las temperaturas de pleno verano se correlacionan muy estrechamente con el crecimiento
radial. Los factores que en realidad determinan el crecimiento radial son bastante ms complejos, e incluyen efectos de intervalos de retardacin de hasta
15 meses. Una valoracin satisfactoria de estas interrelaciones ha sido posible
slo gracias a la introduccin de tcnicas polivalentes, sobre todo gracias al trabajo de Fritts (1971, 1976).
180
Fundamentos
La importancia de las plantas silvestres y de las fibras vegetales para la alimentacin Y las actividades humanas cotidianas es muy anterior a la aparicin de
sistemas culturales sofisticados. Incluso tras la domesticacin de determinados
cultgenos, la explotacin de la vegetacin nativa ms que decrecer se intensific. Actualmente, aunque las extensiones forestales de latitud media se han estabilizado en las sociedades industrializadas productoras de fibras sintticas y
protectoras de sus recursos forestales, los bosques tropicales supervivientes estn siendo diezmados a un ritmo que permite vaticinar su total desaparicin
dentro de 60 aos en el Nuevo Mundo y en Asia, y dentro de 120 aos en Africa. Las utilizaciones de la madera de estos bosques incluyen maderaje para la
co~struccin, objetos y muebles domsticos, herramientas y armas, adems de
la msaciable demanda de combustible.
En los tiempos prehistricos las necesidades eran similares, aunque a menor
escala. Un refugio de invierno de los mistassini cree del norte de Qubec precisa 200 troncos de abeto de buena calidad obtenidos en un radio de hasta 400
metros. El musgo de turbera (Sphagnum) se utiliza extensivamente para cubrir
los techos y colmatar las grietas. Las construcciones menos elaboradas de los
pigmeos mbuti del Congo necesitan una estructura de ramas y una cobertura
de hojas grandes. Los pueblos pastores-recolectores an existentes continan
dependiendo de las plantas silvestres para su alimentacin, su vestido sus medicinas Y tinturas. Nunca se insistir bastante, pues, en el papel de lo; pueblos
del pasado, incluso durante el Pleistoceno, en la cosecha, manipulacin y sobreexplotacin peridica de algunos recursos vegetales concretos (Dimbleby,
1978). La cuestin no reside, entonces, en el impacto humano sobre la vegetacin. Lo importante es el tamao de la poblacin y la demanda econmica.
Vase sino el ramoneo y la accin a veces destructiva de los elefantes africanos
Y se tendr una idea del rol potencial que pudieron desempear las bandas dispersas y mviles de cazadores-recolectores.
Hasta cierto punto, las bayas, frutas, nueces y bulbos y races comestibles
se regeneran eficazmente y prosperan cuando se recolectan regularmente. Pero
aun sin quedar selectivamente diezmados, su distribucin puede modificarse
o incluso extenderse, a juzgar por la perturbacin de la vegetacin asociada
a la depredacin que realiza el oso negro en las zonas ricas en bayas. Al determinar las interrelaciones y la productividad "naturales" de las plantas no hay
que olvidar que todos los herbvoros alteran con efectos acumulativos la cober-
La utilizacin de la flora
181
tura vegetal de una manera visible, aunque las interacciones sistmicas nor1nales resulten difciles o imposibles de cuantificar en ms de un nivel local (Gwynne
y Bell, 1968). De forma parecida a como las ardillas entierran sus nueces, las
acciones de los pueblos recolectores pudieron favorecer probablemente la dispersin accidental o la generacin competitiva de determinadas plantas econmicas o, a travs de este tipo de uso, dar una ventaja a plantas competidoras
menos deseables.
Los incendios accidentales o intencionados de la vegetacin son tan corrientes entre las sociedades modernas que tambin tienen que presuponerse para
los tiempos prehistricos. El fuego facilita la caza y el pastoreo al reducir el
crecimiento de los rboles y favorecer las especies herbceas y arbustivas resistentes al fuego. Al mismo tiempo, el fuego elimina temporalmente el crecimiento
de las plantas inapetecibles con un alto contenido en celulosa en las paredes
celulares en favor de brotes frescos con altas concentraciones en protenas (West,
1973); esto atrae a la caza, y la hace ms visible en medio de una vegetacin
reducida, y mejora, aunque slo sea temporalmente, los pastizales. El efecto
final es la expansin de los espacios abiertos y la acentuacin de los lmites
entre vegetaciones diferentes (contactos pastos-matorrales y pastos-bosques),
aunque las principales tierras de pasto del mundo no son de origen humano
(Harris, 1980: 21). Todava no disponemos de registros prehistricos convincentes sobre la perturbacin humana de carcter local, aunque dos columnas
de polen del Pleistoceno medio, de Gran Bretaa y otro de Alemania, confirman la desaparicin del bosque local y la posterior recolonizacin con plantas
totalmente nuevas; slo uno de estos niveles est asociado a artefactos y polvo
de carbn vegetal, y los tres pueden ser contemporneos, lo que hace igualmente plausible una explicacin climtica (Thrner, 1975). Sin embargo, algunos asentamientos mesolticos de corta duracin de Gran Bretaa ofrecen pruebas evidentes de perturbacin por el fuego (vase Captulo 8) (Simmons y Tooley,
1981). En la Australia semirida subtropical (Nueva Gales del Sur), las partculas de carbn vegetal, evidencia de incendio o de fuego, aumentan espectacularmente en torno al 125.000 B.P., favoreciendo una proliferacin de Eucalyptus y de especies resistentes al fuego asociadas, sin precedente en el cuarto
de milln de aos anteriores del registro de polen. En el Queensland tropical
y subhmedo, este mismo cambio empez alrededor del 35.000 B.P. Singh y
sus colaboradores (1981) lo atribuyen a la intervencin humana.
En el sitio pre-Neoltico de Lepenski Vir,, se han observado perturbaciones
intensivas de vegetacin alrededor de asentamientos de larga duracin (vase
Captulo 8) en forma de una erosin local del suelo, probablemente desencadenada por una combinacin de recoleccin de lea, tala intencionada del bos. que, apisonamiento y vertidos de escombros. Sean cuales fueren sus causas, gran
parte del terreno alrededor del sitio qued denudado, eliminndose la vegetacin predominante y provocando probablemente una aparicin de plantas nuevas, empezando por cizaas y gramneas (vase Figura 8-2) (Baker, 1972; De
Wet y Harlan, 1975).
182
Fundamentos
Las prcticas agrcolas en zonas adyacentes a las comunidades primitivas condujeron con toda seguridad a la deforestacin y desvegetacin locales mediante tala o quema, o ambas a la vez (!versen, 1956) (vase Captulo 8). Algunos
grupos prehistricos alimentaban presumiblemente al ganado con los retoos
de los rboles, en algunos casos cortados y amontonados intencionadamente
(Troels-Smith, 1960; Simmons y Dimbleby, 1974; Simmons y Tooley, 1981), una
prctica todava vigente en el mundo mediterrneo y en el sudeste de los Estados Unidos. Durante largos perodos de tiempo, la desforestacin o ramoneo
de los bosques o ambos conducirn a la simplificacin del ecosistema, con una
reducida productividad fotosinttica y consumos peridicos de casi la totalidad de la produccin bitica por parte de los macroconsumidores herbvoros,
propensos a crecientes fluctuaciones de poblacin (Woodwell, 1970). En medioambientes templados y hmedos, estos ecosistemas degradados (plagioclimax) favorecen la acidificacin, la elevacin de los niveles freticos, y la expansin de los helechales y los pramos cubiertos de musgo de las turberas (vase
Figura 8-4). En medios ms secos, surgir una vegetacin xerfila dispersa con
escasa variedad de hbitats (Fall et al., 1981).
Durante el Holoceno, la agricultura de secano a pequea escala y de baja
tecnologa fue gradualmente sustituida por la horticultura intensiva de riego,
o por la agricultura intensiva de las tierras inundables en medioambientes secos, o por el arado en tierras ms frescas y hmedas, donde se introdujeron
gradualmente arados cada vez ms pesados tirados por animales en sistemas
de rotacin con dos o tres campos (Sherratt, 1980; Denevan, 1981). Las rutas
de dispersin y las mutaciones adaptativas resultantes de los cultgenos son fundamentales para localizar los centros originales de domesticacin, para comprender los procesos iniciales de la domesticacin primaria o secundaria, y para
identificar los contactos culturales tanto en el Nuevo como en el Viejo Mundo
(Renfrew, 1973; Ford, 1979). Al mismo tiempo, las plantas mismas suministran
una informacin intrnseca relativa a las estrategias de nutricin, a la estacio-
las enfermedades y su productivdad (Flannery, 1973). La mayora de los paisajes del mundo estn constituidos actualmente por comunidades vegetales homogneas a escala subcontinental. Los ecosistemas resultantes y muchos de sus
componentes fundamentales son artefactos culturales: su alta productividad neta
y su estabilidad se mantienen gracias a inputs masivos de energa en trminos
de cultivo, de control de las malas hierbas, y de exclusin de otros macroconsu-
La utilizacin de la flora
183
muestra el registro prehistrico de la erosin del suelo (vase Captulo 8). Cuando
los crecientes costos de mantenimiento dejaron de ser rentables, se abandonaron las tierras, muchas veces en un estado tan deteriorado que seran necesarios siglos o milenios de regeneracin para devolverles un nivel razonable de
productividad. Por consiguiente, la sobreexplotacin y las "tensiones" artificiales excesivas sobre los ecosistemas resultan antieconmicas tanto a medio
como a largo plazo. Esto quiere decir que la maximizacin a corto plazo suele
ser incompatible con una productividad bitica continuada. La sobreexplotacin quiz no haya provocado la extincin de ninguna especie vegetal, pero ha
destruido comunidades y hbitats nicos. En efecto, cuando el stress altera el
ecosistema bitico, el ciclo hidrolgico y el equilibrio del suelo resultan directamente afectados (vase Captulos 2 y 8). Estos cambios en la amplitud, la
frecuencia y los efectos acumulativos de los procesos a pequea y gran escala
sobre el paisaje tienen una importancia fundamental para el agua, el suelo y
los recursos biticos, esenciales todos ellos .para la supervivencia humana. In-
cluso a nivel global, el impacto acumulativo de milenios de deforestacin, desertizacin y salinizacin haba aumentado antes de este siglo el albedo planetario en un 5"7o. Esto probablemente provoc un enfriamiento neto de 1,2 C
por causa del aumento de la reflexin de la radiacin solar (Sagan et al., 1979).
Esta disminucin de la temperatura es como mnimo la mitad de la diferencia
entre las temperaturas globales modernas y las temperaturas experimentadas
durante las fases ms calurosas del Holoceno, hace aproximadamente de cinco
a ocho milenios (Butzer, 1980e).
Para concluir, digamos que la arqueobotnica es ms que un estudio de los
indicadores paleoambientales o de los restos econmicos que reflejan el consumo de alimentos y las variaciones estacionales de las actividades de subsistencia. Proporciona tambin un registro fundamental de las relaciones recprocas
entre los grupos humanos y las plantas en ecosistemas dinmicos particularmente sensibles a las distintas formas de la actividad humana (vase Tabla 11-2).
CAPITULO 11
La arqueozoologa:
la fauna y la obtencin de animales
La temtica arqueozoolgica
El estudio de los huesos fsiles y de otros restos animales tiene una larga tradicin en las ciencias geolgicas. En efecto, la paleontologa moderna se nutre
en gran medida de la teora biolgica y, segn su materia de estudio, tambin
de la zoologa. Las excavaciones prehistricas estuvieron asociadas desde el principio a una corriente especial de la paleontologa, y muchos arquelogos del
siglo XIX tuvieron una formacin paleontolgica. Durante la primera mitad
de este siglo, los paleontlogos apenas intervinieron en las excavaciones, pero
se les confiaba la labor de identificar selecciones de los huesos recuperados ms
interes.ntes. Los pocos datos que se publicaban, casi siempre muy poco representativos, aparecan por lo general como apndices de los informes arqueolgicos y adolecan de la pretensin de representar todo el espectro de animales
salvajes de un medioambiente determinado o de animales salvajes y/o domesticados consumidos por un grupo prehistrico.
Durante los aos sesenta, muchos arquelogos empezaron a darse cuenta de
que los restos animales podan aportar tanta informacin econmica como los
artefactos recuperados de un yacimiento. El potencial de este descubrimiento
fue comprendido por los arquelogos americanos despus de los trabajos de
White (1953-4) y posteriormente fue reforzado por los proyectos mejicanos de
Tehuacn y Oaxaca (Flannery, 1967; 1968; MacNeish, 1967, 1972). En cualquier
caso, desde finales de los sesenta la investigacin arqueoozolgica ha conocido
un rpido desarrollo (Burgess, 1980). La nueva generacin de arqueozologos
de Amrica del Norte viene a complementar a grupos similares ya existentes
en las universidades de Londres, Groningen y Munich.
El objetivo principal de la arqueozoologa es delucidar los patrones prehistricos de subsistencia, pero su mxima aspiracin es estudiar las relaciones
entre los grupos humanos y los animales en funcin de su interaccin espacial
Y en funcin del cambio de sus patrones mutuos de adaptacin con el tiempo.
Existen asimismo formas de investigacin complementarias muy importantes:
l. Los trabajos tafonmicos (Voorhies, 1969) han empezado a identifiar los
procesos selectivos de acumulacin y preservacin de los huesos especficos de
diferentes tipos de medioambientes microdeposicionales como resultado de la
acrecin mecnica, de las muertes naturales, de la actividad carnvora y de los
184
185
Los problemas bsicos que plantea la valoracin de los conjuntos son similares
a los de la arqueobotnica (vase Captulo 10 y Figura 10-1). Los factores fundamentales incluyen el tipo de muerte y las modificaciones del hueso resultantes en distintos medioambientes microdeposicionales (vase la Tabla 4-1) con
respecto a la alteracin atmosfrica, el transporte, el enterramiento, la fosilizacin y la preservacin selectiva final.
Acunzulaciones geolgicas. No es infrecuente que los animales muy jvenes,
dbiles o muy viejos mueran durante las pocas de stress climtico: durante la
186
Fundamentos
dos por depsitos aluviales, o elicos, o cubiertos por la crecida de las aguas
de un lago, las partes carnosas del cuerpo sern devoradas o desmembradas
187
Lugares de matanza y sitios de habitacin. Las actividades cinegticas humanas han contribuido desde siempre a la acumulacin de huesos animales en microambientes selectos, muchos de ellos propicios para el enterramiento y la pre-
y se descompondrn. Incluso cuando estn sepultados o sumergidos, la mineralizacin del hueso depender del nivel fretico o de las aguas del lago, de la
te, evidencia de fuego (elementos carbonizados, carbn vegetal y hogares) (Thomas, 1971; Noe-Nygaard, 1977; Frisan, 1978; Brain, 1981). Patrones distintivos
de abundancia y de dispersin de huesos permiten diferenciar los sitios de matanza (abundancia de articulaciones seas, huesos axiales relativamente abundantes, escasa diversidad de especies, fragmentacin y dispersin limitadas) de
los sitios de habitacin o de acabado final (huesos desarticulados, fragmentados y dispersos, huesos apendiculares relativamente frecuentes, diversidad de
especies relativamente alta). Los lugares de procesamiento y de descuartizamiento
tienen caractersticas intermedias (Sivertsen, 1980) (vase Captulo 13). Los artefactos asociados tambin son fundamentales para la interpretacin de este tipo
de sitios; de ah que la ausencia total de lticos en los estratos de los yacimientos de cueva o exteriores entre los huesos fragmentados sugiera actividad de
carnvoros o de trampas mortales, ms que ocupacin humana (Clark, 1977;
McGuire, 1980). Una cohorte de actividades asociadas puede acelerar la sedimentacin en los sitios homnidos. Gifford y Behrensmeyer (1977) citan la per-
dos Y huesos blandos, tales como occipitales jvenes. Los ms corrientes son
los huesos largos faltos de epfisis. Tambin los zorros y los chacales pueden
acumular huesos en sus guaridas ms modestas. Obviando la competencia de
las hienas y los leones, los leopardos suelen devorar a sus presas en los rboles,
Y los huesos pueden acumularse en las oquedades inferiores, como en Swartkrans (Brain, 1976, 1981); dado que los flidos no estn equipados para ronzar
los huesos, en los amontonamientos de los huesos de leopardos y de los "leones" de las cavernas del Pleistoceno destacan las piezas articuladas postcraneanas. Los puercoespines son vegetarianos, pero acumulan huesos en las profundidades de las cuevas, no como alimento, sino como una forma de mantener
sus incisivos en buenas condiciones; estos huesos presentan por lo general nu-
merosas huellas rodas (Brain, 1981). Las aves de presa, especialmente las lechuzas, suelen refugiarse en las cuevas y vomitan peridicamente los huesos
un grado u otro, esto exige anlisis efectuados y revisados por expertos geoarquelogos y arqueozologos de los siguientes factores: matriz sedimentaria;
orientacin, inclinacin, dispersin y modelos de agregados de diferentes partes del hueso de distintas masas (vase Captulo 7); condiciones fsicas en relacin con la alteracin atmosfrica, la abrasin, raimiento, ruptura, corte, etc.;
composicin del punto de vista especies, sexo, edad y estructura de la comunidad. Parte de este inventario de investigacin ha sido discutida con cierto detalle por Behrensmeyer y Hill (1980) y Gifford (1981), pero hasta el momento no
existe un compendio de procedimientos unnimamente adoptado ni un compendio representativo de datos para la tafonoma. Existe, sin embargo, un am-
plio consenso en torno a la afirmacin fundamental de que el hueso preservado es un palimpsesto incompleto y parcial de los animales originalmente
presentes en cualquier comunidad bitica.
Valoracin ecolgica de los conjuntos fsiles
La valoracin de un conjunto preservado de huesos en trminos de comunida-
188
Fundan1entos
dveres flotantes. Una preservacin compleja de los huesos de casi todas las
partes del cuerpo con diferentes tamaos parece estar asociada ms con el sepultamiento directo que con el transporte de este tipo de material o con la seleccin y reordenacin hidrulicas parciales (Gifford y Behrensmeyer, 1977). La
valoracin de la dispersin de los huesos debera incluir, pues, una verificacin
del ''equivalente hidrulico'' de huesos con formas y masa especficas en cana-
189
Los huesos de carnvoros tambin estn bien representados en las acumulaciones de carnvoros, mientras que en los sitios homnidos son excepcin.
alguno. Pasada esta fase crtica, la supervivencia del hueso depender de la circulacin y composicin del agua del suelo. Las aguas cidas, sobre todo en un
subsuelo que no sea permanentemente anaerbico, lixiviarn gradualmente los
componentes minerales, mientras que los compuestos orgnicos se oxidan. Las
y Toots, 1980). Los intersticios acaban colmatndose, la densidad aumenta considerablemente y el hueso se litifica. Cualquier episodio posterior de erosin
y transporte encontrar por lo general un hueso fsil resistente, a menos que
el hueso permanezca expuesto en la superficie durante perodos prolongados
de tiempo.
Esta secuencia sepultamiento-litificacin favorece, por supuesto, a los gran-
190
Fundamentos
des huesos Yfragmentos, y a los huesos ms duros, como los dientes. Esta preservacin preferencial de los huesos de los mamferos mayores ha sido demostrada cuantitativamente en la reserva natural de Amboseli en Africa del Este
(Behrensmeyer y Boaz, 1980). Los experimentos de Amboseli han verificado
adems que los animales de los hbitats hmedos tienden a conservarse mejor,
probabh,mente debido a unas condiciones de enterramiento ms favorables, lo
que sugiere que la proximidad de medioambientes microdeposicionales favorables tambin mediatizar la distribucin de las faunas fsiles. La preservacin
en matrices arqueolgicas y carnvoras es variable: las hienas suelen triturar los
huesos ms pequeos y las partes ms blandas, mientras que las pelotillas de
lechuza son ideales para la preservacin de restos microfaunsticos. Los humanos tienden a partir los huesos largos para extraer el tutano, y muchos huesos
son destruidos in situ por apisonamiento, el fuego y los cidos orgnicos resultantes ele la actividad humana. La fosilizacin posterior se debe principalmente a la calcificacin en medioambientes de suelo calcreo o a la calcificacin
producida por el calcio liberado de las cenizas de los hogares.
Microhbitats. Los animales tienen patrones de movilidad y tolerancias ecolgicas diversos. Las aves migratorias y casi todos los mamferos gregarios son
altamente mviles, y pueden cruzar o explotar distintos microhbitats; pueden
mcluso ocupar distintos biomos segn las estaciones del ao, o debido a una
adaptabilidad inhabitual. Por otro lado, una amplia gama de grandes herbvoros solitarios, roedores, insectos, caracoles, moluscos marinos, reptiles y anfi-
191
micas (por ejemplo, dentales) (Kurtn, 1968) han mostrado que los obstculos
no son insuperables. De hecho, si se cuenta con unos conjuntos amplios y meticulosamente estudiados y con una experiencia neozoolgica adecuada, ser
posible identificar faunas no slo a partir de determinados biomos, sino tambin a partir de hbitats mixtos, ecotonos y mosaicos biticos.
Por ejemplo, en la cueva de Nelson Bay en la costa sur de Africa del Sur,
Klein (1980) ha podido demostrar que una fauna gregaria de pradera o de sabana constituida por el wildebeest negro, el hartebeest bastardo, el spring bok el
faccero y la cebra fue sustituida entre el 12.000 y 8000 B.P. por un agregado
diferente de formas solitarias de gamos, cerdos salvajes y grysbok de bosque
o matorral. El registro sedimentario confirma un paisaje de grandes espacios
con una cobertura vegetal incompleta, sustituida al final por una vegetacin
ms densa, y por la estabilizacin y el desarrollo del suelo (Butzer y Helgren,
1972). Tambin en Border Cave, en la frontera Swaziland-Natal, se observa una
relacin inversa entre las frecuencias de cerdos salvajes, bfalos, antlopes tragelafinos (kudu-nyala) e impalas durante los perodos de clima templado o clido y las frecuencias de facceros, cebras, antlopes alcelafinos durante los perodos helados (Butzer, Beaumont y Vogel, 1978; Klein, 1980).
Datos geoqu,nicos. Los restos faunsticos suministran una gran variedad de
fuentes potenciales de informacin medioambiental y ecolgica. Por ejemplo,
el aminocido del colgeno de los huesos parece registrar las variaciones de temperatura y humedad, aunque las variables sigan sin entenderse del todo (Hare,
1980). Los registros de plantas C3 y C4 conservadas en los huesos fsiles de los
herbvoros, determinados por el mtodo de C 13 /C 12 (Vogel, 1978) (vase Captulo JO), prometen arrojar luz sobre los cambios dietticos que a su vez reflejan
cambios de hbitat en las praderas de las bajas latitudes. Asimismo, los coeficientes de C 13 /C 12 en los huesos humanos estn relacionados con las dietas alimenticias, y en varios contextos del Nuevo Mundo parecen documentar el paso
de la caza-recoleccin a la recoleccin de plantas silvestres y a una agricultura
basada en cultgenos exticos (Bumsted, 1981). Las concentraciones de estroncio, un componente mineral relativamente estable del hueso, proporcionan tambin informacin sobre las dietas alimenticias humanas y animales (Parker y
Toots, 1980). Las concentraciones de estroncio son mucho ms altas en los moluscos que en los alimentos vegetales, y pueden indicar lentos e importantes
cambios de dieta en algunos sitios arqueolgicos (Schoeninger y Peebles, 1981).
Las molculas protenicas del hueso humano pueden tambin conservarse durante milenios, lo que permite identificar grupos sanguineos y relaciones biolgicas en el registro funerario arqueolgico (Lengyel, 1975). Los ensayos de radioinmunologa permiten, de hecho, identificar protenas residuales en fsiles
de millones de aos, y prometen suministrar datos revolucionarios sobre las relaciones genticas entre homnidos y hominoides fsiles, y entre ellos y las formas vivientes (Lowenstein, 1980). Para la datacin del hueso fsil, vase el captulo 9.
192
Fundamentos
193
Estacionalidad. Los ungulados tienen estaciones de nacimiento muy bien definidas en medioambientes donde las estaciones fras o secas controlan la productividad vegetal. De ah que la erupcin de dientes concretos, la muda de
de los insectos pueden servir para inferir la poca del ao (Churcher, 1972; Parkington, 1972; Akazawa, 1980). La medicin de la lnea de crecimiento diario
de la almeja Meretrix /usoria documenta no slo pautas de variacin estacional, sino tambin los intervalos de tiempo que transcurren en la acumulacin
y los rinocerontes, evolucionaron rpidamente y pueden identificarse fcilmente a partir de dientes de referencia. Sin embargo, la ausencia de una forma concreta no es concluyente, y no cabe esperar que la aparicin o desaparicin de
un fsil gua concreto sea verdaderamente sincrnico en los distintos biomos
que abarcan grandes territorios, como ocurre en Eurasia. Estos problemas pueden soslayarse en parte con los anlisis de conjuntos que permiten vincular asociaciones caractersticas de los grandes mamferos con zonas bioestratigrficas
especficas (vase Captulo 5) (Kurtn, 1968; Butzer, 1971a: captulo I 7; Kahlke, 1975). En Europa varias faunas del Pleistoceno medio (estepa mixta-bosque)
y las alternancias de faunas de los periodos glaciares (mezclas de asociaciones
de tundra-estepa-bosque) e interglaciares (asociaciones de bosque templado) del
Pleistoceno superior son particularmente informativas. Se ha documentado un
cambio similar a finales del Pleistoceno en America del Norte, un acontecimiento atribuido con frecuencia a la extincin a manos de los cazadores prehistricos (Martn y Klein, 1982). Dataciones ms exactas de las sustituciones
faunsticas en el Pleistoceno-Holoceno de Europa, Africa del Sur y Amrica
del Norte indican que la sustitucin tard hasta cinco milenios en biomos com-
Las importantes interrelaciones entre los grupos humanos y los animales se confirmaron por primera vez en yacimientos de Africa oriental de hace 1,8 millones de aos, y se han venido documentando posteriormente gracias a los componentes arqueozoolgicos de innumerables yacimientos. En el lecho ( de 01-
duvai hay indicios de utilizacin y caza, al menos en parte, de una ampha gama
de animales grandes y pequeos, reptiles incluidos, en los mrgenes de un lago
con fluctuaciones estacionales de nivel (Leakey, 1971). Los yacimientos achelenses del Pleistoceno medio sugieren que unos cazadores bastante eficaces concentraron sus actividades de caza alrededor de abrevaderos, tierras pantanosas,
por ejemplo, la discusin de Clason y Prummel (1977) sobre las t~c?-'cas de_ cnba. A principios del Pleistoceno superior, los recursos ahment1c10s mannos
-moluscos peces, mamferos marinos y aves- se explotaban activamente (Osborn, 1977;,Bolman, 1978; Klein, 1979; Emslie, 1981). Pero las aptitudes cinegticas de los grupos prehistricos de hace 130.000 a 35 .000 aos eran todava
limitadas. En Africa del Sur, los animales peligrosos y las aves voladoras raramente eran capturados y, exceptuando los bvidos ms dciles, predominan los
individuos muy jvenes o muy viejos (Klein, 1979, 1982). Slo a finales del Pleistoceno y durante el Holoceno se constata la presencia de cazadores experimentados, que disponiendo de una amplia gama de tcnicas y a~mas -arcos Y flechas, y una variedad de trampas y cepos- fueron los pnm~ro~ capaces de
explotar toda la gama de recursos animales o, incluso, de especiahzars? en u~a
seleccin ptima de los mismos (Noe-Nygaard, 1974; Frison, 1978; Dav1s YW1lson 1978 Klein, 1979, 1982; Binford, 1981).
Este br~ve esbozo apunta a una seleccin intencionada de los animales por
especies y edades, y en relacin con otros factores tales.co1:10 el tamao,.la ferocidad, la movilidad, el hbitat preferido y la tecnolog1a d1spomble. Seran necesarios muchos ms ejemplos detallados de yacimientos concretos para poder
194
Fundamentos
como las estrategias de caza y pesca en funcin de la abundancia y predictibilidad de los recursos y de las preferencias alimenticias (Parkington, 1972; Stark
y Voorhies, 1978; Limp y Reidhead, 1979; Smith, 1979a).
Los animales suministraban adems una amplia gama de materias primas:
cueros Y pieles para el vestido, alfombras y materiales para la construccin de
abrigos ligeros; pellejos, cuernos y rganos utilizados como recipientes; tendones utilizados como fibras; huesos, astas, dientes y conchas para la confeccin
de herramientas y ornamentos; grasa y estircol para combustible (Cornwall,
1968: Captulo 4) (vase Tabla 10-1). Pero, ante todo y sobre todo, los cazadores prehistricos dependan de los animales como fuente de alimentos.
Los huesos animales suminstran un ndice muy til de rendimientos calricos, aunque la cantidad mnima de individuos de las distintas especies docu-
matanza, los factores del transporte y el tamao del grupo influyeron de forma
significativa en las proporciones de comida desperdiciada o estropeada (Lyman,
1980). Otro imponderable es la relacin alimentos animales/alimentos vegetales, porque estas categoras se conservan y se cuantifican de distinta forma, y
sus preservaciones relativas raramente son iguales en todos los yacimientos. Las
195
extinciones y extinciones locales pueden atribuirse directamente a los cazadores (por ejemplo, el bisonte de America del Norte, el elefante del Norte de Africa, y la cebra quagga y el antlope azul de Africa del Sur). Pero el registro arqueozoolgico, por enigmtico que parezca, no confirma directamente ni la
extincin ni la aniquilacin parcial como resultado de la caza prehistrica (Martin y Klein, 1982).
Una ola de extinciones de animales marc el final del Pleistoceno en todos
los continentes. Los cazadores ms eficientes se dispersaron con el paso de los
niveles de equilibrio medioambientales del Pleistoceno a los del Holoceno. Las
extinciones no fueron simultneas en cada uno de los biomos, y afectaron a
varias clases distintas de animales, incluyendo una amplia gama de aves (Grayson, 1977), lo que sugiere respuestas ecosistmicas complejas a ms de un factor causal. Ni la depredacin prehistrica ni los cambios medioambientales han
podido vincularse directamente con ninguna extincin (Thompson et al., 1980).
Sin embargo, las transformaciones medioambientales
pueden crear una grave tensin sin llegar realmente a eliminar un hbitat concreto. El deterioro iniciara la competencia interespecfica entre animales con
roles ecolgicos similares, aunque no idnticos, provocando a la larga la posible eliminacin de las especies menos adaptables de esta fauna. El restablecimiento de las condiciones medioambientales originales en altitudes superiores o inferiores tambin llevaran a la fragmentacin de los hbitats y a
un proceso complicado de cambios y reajustes ecolgicos tanto de las plantas como de los animales. La reocupacin del hbitat restablecido estaria limitada a los miembros ms fuertes de la fauna original. As, los cambios
medioambientales pueden crear tensiones de muchas clases que afectan a las
distintas formas de manera distinta segn las pocas (Butzer, 1971a: 508).
Combinados con las presiones de la caza selectiva, los cambios y fragmentaciones bimicos incluirn presiones competitivas, sobre todo en contra de los
animales con largos perodos de gestacin, tendientes a la reduccin del tamao crtico de la manada, o contra animales afectados por el aislamiento de las
poblaciones reproductoras en medioambientes crecientemente fragmentados
(Klein, 1982).
Domesticacin y cambio faunstico
La domesticacin de animales gregarios en el Prximo Oriente durante los primeros milenios del Holoceno precisa de una perspectiva completamente nueva
de las interrelaciones entre humanos y animales. Algunas especies potencial-
196
Funda,nentos
"
mente adaptables, como las ovejas, las cabras, el ganado vacuno o los cerdos
fueron sometidas a la modificacin directa o indirecta de la reproduccin selectiva. Cambiados su tamao, su morfologa sea y su variabilidad (Zeuner,
1963; Uerpmann, 1973; B6k6nyi, 1974; Hender, 1975: 39-50), estas nuevas especies ("razas") gregarias cuidadas y estimadas por el hombre empezaron a des-
plazar a otros animales nativos de sus hbitats, a menudo alterando esos mismos hbitats hasta el punto de impedir el desarrollo de otras especies. Estos
y otros animales domesticados -animales de tiro y aves de corral- se extendieron por toda Eurasia y parte de Africa y finalmente hasta las Amricas y
Australia.
El ramoneo de las vacas y cabras en los bosques y el apacentamiento de ovejas y ganado vacuno en campo abierto redujeron la capacidad productiva de
unos bosques cada vez ms deteriorados y de unos pastos sobreexplotados. Estos animales domesticados fueron un factor fundamental en la eliminacin de
la cobertura vegetal de proteccin y consiguiente aceleracin de la erosin del
suelo bajo la accin de las aguas superficiales (vase Captulo 8). Con sus hbitats asolados, sus nichos destruidos u ocupados, y bajo las crecientes presiones depredadoras de los agricultores y pastores, los herbvoros indgenas fueron diezmados y confinados a fragmentos marginales, lejanos y fragmentados
de sus praderas originales. Bajo el impacto de estos cambios ecosistmicos fundamentales los carnvoros quedaron privados de sus medios de subsistencia y,
por primera vez en la historia humana, fueron cazados agresivamente por la
tes analticos bsicos de la arqueobotnica y de la arqueozoologa aparecen esbozados en la tabla 11-2, que es equiparable a la tabla 3-1 relativa a los
componentes para el estudio de la geo-arqueologa.
Las metodologas de la bio-arqueologa y de la geo-arqueologa son, de hecho, muy similares, porque ambas tienen que tratar diversos factores (registro
g
o
198
Fundamento..,'i.:
199
Contexto paisajstico
miento Yla mineralizacin (Figura 10-1) mediante estudios sedimentolgicos, geoquimicos y tafonmicos apropiados, incluyendo diagramas tridemensionales de la posicin de los huesos, su
orientacin e.inclinacin; recogida de huesos, polen y muestras de flotacin
2. Mesoambiente del yacimiento, basado en las plantas y animales especficos de hbitats restringidos (acutico, litoral, copa de los rboles, arbustos, cuevas, etc.) en relacin con el sistema
topogrfico (Captulo 4)
3. Macroambiente del yacimiento: en particular, identificacin del biomo o del mosaico bitico,
en base a las distintas comunidades vegetales y animales representadas, complementada con la
interpretacin de fotografas areas e imgenes de satlite
Contexto estratigrdfico
l. Reconstruccin de los cambios de flora y fauna en el tiempo registrados en las unidades mi-
croestratigrficas y determinados por los anlisis de laboratorio: comparacin con la informacin sedimentolgica y el registro arqueolgico de los cambios de actividades humanas
2. Valoracin de la secuencia bitica local, en la medida en que sta es representativa de los cambios del mosaico medioambiental
3. Comparacin de la bioestratigrafia local y los conjuntos fsiles con los perfiles y conjuntos e.xternos de referencia para establecer una correlacin bioestratigrfica y un control cronoestratigrfico
Fonnacin del yaci111iento
l. Identificacin del agente geolgico, animal o humano de la acumulacin; naturaleza de las desviaciones de la acumulacin inicial
2. Interpretacin detallada de los procesos de acumulacin y de los factores de desgaste en tnninos temporales y microespaciales
3. Valoracin de cualquier linea de evidencia relevante en cuanto a la variacin estacional de la
ocupacin Y la duracin total de la utilizacin del yacimiento por animales y grupos humanos
4. Distincin de restos primarios vegetales y animales y sus productos secundarios (plantas carbonizadas o digeridas, coprolitos, huesos y conchas rodos, trabajados o triturados), y sus residuos terciarios (compuestos orgnicos, carbn, fosfatos, etc.)
5. Patrones de las actividades humanas de acuerdo con los registros basados en otros criterios arqueolgicos (patrones de estratificacin, hogares, pozos, improntas de viga y estructuras; artefactos Y otros materiales exticos, sus patrones de dispersin; identificacin de la reas de actividad: reas de manipulacin de alimentos, talleres, concheros, dormitiorios, etc.)
6. Valoracin de las tcnicas de recoleccin, caza, siembra, ganadera, a partir de anlisis de conjuntos, de muestras internas y de la informacin tecnolgica
7, Valoracin de las tcnicas de manipulacin y utilizacin en base a los patrones de actividad,
la tecnologa y la modificacin de los restos vegetales y animales (Tablas 10-2 y ll-1)
diferencial; estudio de las estructuras de los grupos de edad y sexo de varias especies animales
incompleto, parcialidad de las muestras, causalidad mltiple, respuestas sistmicas ambiguas) y basarse en un enfoque comparativo muy dependiente de la
experiencia moderna. Los resultados y las conclusiones no son ni ms ni menos garantizados que los de otras ciencias observacionales, pero representan
una gran mejora con respecto a la interpretacin tecnolgica y econmica de
tipo deductivo del registro artefactual. En combinacin con otras investigaciones empricas, como el anlisis de las trazas de desgaste ltico (Hayden, 1979;
Keeley, 1980) y la arqueologa experimental (lngersoll et al., 1977; Gould, 1978;
1980; Coles, 1979; Kramer, 1979; Watson, 1979; Carlton, 1981), la bioarqueologa y la geo-arqueologa prometen revolucionar la obtencin de datos
y el potencial interpretativo de la arqueologa de los aos ochenta.
PARTE III
Sntesis
CAPITULO 12
El objetivo fundamental de'un enfoque contextual es el estudio del registro arqueolgico en tanto que parte de un ecosistema humano en el que las comurdades del pasado se interrelacionaban espacial, econmica y socialmente con
la trama medioambiental donde estaban integrados adaptativamente (vase Captulo !). Los inputs metodolgicos de las ciencias biolgicas, fsicas, qumicas
y de la tierra (geo-ciencias) analizadas en los captulos 3 al 11 han servido para
identificar los principales componentes medioambientales. Como ya vimos en
detalle, estos componentes representan variables dinmicas caractersticas de
diversos subsistemas fundamentales de interaccin dinmica entre los pueblos
prehistricos y sus medioambientes biofsicos: los lugares de asentamiento como
subsistemas sedimentarios especiales, el uso del suelo como intervencin sobre
el paisaje, la utilizacin de plantas y animales como intervencin bitica o incluso como transformacin ecosistmica.
Una vez identificados los subsistemas interactivos, lo mejor es integrarlos alrededor de los sistemas de subsistencia-asentamiento espaciales y temporales.
Este complejo dispositivo temtico marca la interc.onexin entre la arqueologa
contextual y la arqueologa social. Tombin determina las contribuciones fundamentales de la investigacin arqueolgica a la comprensin de los ecosistemas humanos modernos y a la cultura humana. Se trata de una tarea de gran
envergadura, y no es previsible que podamos realizarla con xito en un futuro
inmediato. Pero sigue siendo un objetivo esencial, e incumbe a los arquelogos
definir y utilizar trayectorias de investigacin capaces de crear un modelo comprehensivo de los ecosistemas humanos que incluya parmetros realistas de la
variabilidad espacial y que, en ltima instancia, trascienda el tiempo.
El enfoque contextual que aqu se articula propone una serie secuencial de
exploraciones: la utilizacin de modelos mecrcos o semicuantitativos para analizar los patrones espaciales (Captulo 12), el valor de los modelos socioecolgicos para delucidar la dinmica de los sistemas locales y regionales (Captulo
13), la reconstruccin emprica de los sistemas de asentamiento (Captulo 14)
y, por ltimo, la naturaleza y la conservacin de los sistemas adaptativos (Captulo 15). Al revs que la seccin emprica anterior (Captulos 3-11), donde
se destacaban los componentes ecolgicos, sus metodologas y subsistemas in203
T
204
Sntesis
205
teractivos asociados, esta ltima parte (Captulos 12-16) presenta puntos de vista
ciales son el espacio, las funciones econmicas y las estructuras polticas y ad-
e interrupciones" (Lukermann, 1972: 156). Estos supuestos, que plantean serios problemas a la hora de analizar el mercado moderno y las economas industriales, slo pueden exacerbar los problemas de interpretacin arqueolgica
de los asentamientos y de las redes de intercambio.
El espacio no es una abstraccin topolgica homognea. Independientemente
de si la perspectiva es econmica, social, religiosa, cognitiva o medioambien-
r~tura, ge.nerado durante los aos setenta, que merece denominarse arqueolo-
tal, no todos los puntos del espacio tienen el mismo valor (Butzer, 1978e). El
espacio medioambiental es particularmente complejo y heterogneo. Los factores de clima, topografa, suelos, hidrologa, vegetacin y comunidades ani-
se definen dentro de los ecosistemas y en respuesta a distintos conjuntos de variables. Cada elemento tiene una relevancia particular especfica para los orga-
rec~rsos Ylos grupos humanos que los establecieron (Clarke, 1977). La arqueologia espacial se ocupa de un conjunto de elementos y relaciones que representan "actividades humanas a todas las escalas, las huellas y artefactos que aquellas han dejado, la infraestructura fsica que las acogi, los medioambientes con
los que interfirieron y la interaccin entre todos estos aspectos" (Clarke, 1977:9).
Destacan tres escalas de estudio: a) la microescala, dentro de las estructuras
(a?rigos, habitaciones, casas, sepulturas, silos y lugares de culto), b) la seminucroescala, dentro de los sitios (asentamientos domsticos centros ceremoniales, cementerios y campamentos estacionales), y e) la ma~roescala entre si-
nismos y ecosistemas a pequea, media, y gran escala. Los patrones en mosaico son ms la regla que la excepcin a cualquier escala, excepto a las mayores,
206
Sntesis
den a diferentes grados y con distintas periodicidades. Por ejemplo, la productividad de las plantas vara de una semana a otra durante el ciclo estacional,
que a su vez vara de un ao a otro en trminos de regulacin y variacin temporal exactas. Los movimientos de las poblaciones animales pueden ser todava
ms rpidos, y muchas veces igual de errticos, mientras que las propiedades
del suelo varan ms lentamente en respuesta a los cambios de humedad y del
drenaje del suelo. Los cambios fundamentales, como pueden ser los cambios
de equilibrio provocados por la interferencia humana o la variacin climtica,
pueden tardar aos, siglos o milenios (vase Toblas 2-2 y 3-2). Los desfases de
tiempo entre los inputs medioambientales y la respuesta son comparables a otros
desfases complejos en la adaptacin socioeconmica (Winterhalder, 1980). Por
ltimo, las adaptaciones raramente son momentneas, sino que tienden a ser
(positiva), sino como dispositivos normativos que aislan e identifican las desviaciones respecto a un modelo de ordenacin ideal para plantear problemas
de inters analtico y expositivo especfico (Chisholm, 1975). Los arquelogos
no tienen un inters especial en configurar un intercambio idealizado de bienes
y servicios en condiciones de demanda uniforme por todo un paisaje econmico sin fronteras. En cambio se preocupan mucho por las desviaciones espaciales potenciales que reflejan un medioambiente no uniforme, o por la toma de
decisiones sobre criterios sociales, religiosos y cognitivos, o por las considera-
ciones econmicas y estratgicas (vase Captulo 13). Esta distincin de un enfoque normativo en contraste con un enfoque positivo debe tenerse en cuenta
I = P 1P 2
R
donde I es un medida de interaccin, P 1 y P, son las poblaciones de los asentamientos, y R la distancia entre ellos.
207
Jochim (1976: 56-62) ha desarrollado un modelo de gravedad til para analizar las interacciones entre una poblacin humana y varios de los recursos pre-
donde k es una constante y pes la proporcin diettica de un recurso. La densidad de esos recursos se expresa por
wna
kp=
Pwna
R'
lvna
p
Este modelo de gravedad de los recursos puede servir para expresar las distancias relativas de los recursos-muestra (Tobla 12-1). Si el resto de las condiciones no vara, los sitios se ubicarn ms cerca de los recursos menos mviles,
menos densos y menos agrupados (Jochim, 1976: 60). Este modelo ha sido aplicado como dispositivo normativo para calcular la distribucin de los recursos
estacionales de los cazadores-recolectores del Mesoltico de la cuenca del alto
Danubio.
Tobler y Wineburg (1971) aplicaron un modelo de gravedad a un corpus de
una excepcional calidad de datos escritos y arqueolgicos para una sociedad
agrcola urbanizada para obtener el mapa de "ubicacin-predecible" de los centros comerciales del Bronce reciente de Anatolia. Sin embargo, la red obtenida
ignora el hecho de que muchos ndulos cercanos estn separados por importantes barreras topogrficas. Los enlaces relacionados con la gravedad pueden
tambin quedar distorsionados por la presencia de grandes centros urbanos con
suficiente fuerza de coercin para atraer flujos de recursos lejanos.
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de un valle fluvial o de la costa ha sido abordado mediante modelos de gravedad (Steponaitis, 1978) y mediante la tcnica lineal del "vecino-ms-prximo",
que describe aglutinamientos o espaciamientos sistemticos (Dacey, 1960; Washbum, 1974; Stark y Young, 1981). Reynolds (1976) tambin ha verificado asentamientos fluviales mediante una cadena Markov de doble dependencia.
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el rea de captacin de un sitio de cazadores-recolectores prehistricos, con varios crculos de dimetro menor correspondientes a los sitios agropecuarios. Los
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crculos de utilizacin del suelo pueden ajustarse a las irregularidades de la topografia y a las diferencias de productividad. Existen aspectos poco satisfactoros a la hora de poner en prctica la tcnica de Vita-Finzi (1978) y Higgs(l972,
1975): a) la aplicacin de categoras modernas de utilizacin de la tierra (es decir, tierras irrigadas, cultivos irrigados, tierra arable/cultivable, pastos pobres,
o buenos pastos potencialmente cultivables) a la definicin de las reas de cap!acin de los cazadores-recolectores; b) la suposicin de que las distribuciones
biticas del Pleistoceno eran similares o idnticas a las actuales; c) la suposicin de que la tecnologa es una variable independiente que determinar la gama
de recursos a explotar y afectar, por tanto, a la ubicacin y forma del rea
de captacin, si bien la tecnologa es hasta cierto punto una respuesta a la naturaleza y distribucin de los recursos. Para otras crticas, vase el trabajo de
Hodder y Orton (1976: 230-36) y Roper (1979). A pesar de todo, los ejemplos
ms precisos de anlisis de reas de captacin, sobre todo los de Dennell y Webley (1975), Flannery (1976: captulo 4) y Barker (1981) sobre comunidades agrcolas, son cientficamente rigurosos y dan una idea de la variabilidad de los
210
Sntesis
211
Principio de marl(eting (k = 3)
Lugares dependientes compartidos por varios lugares centrales en la interseccin de
los exgonos
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Pincipio de trfico (1~ "" 4)
Lugares dependientes compartidos por varios lugares centrales y ubicados en el ca
mino directo entre dos lugares centrales
Pincipio administrativo (k = 7)
Lugares dependientes dentro de territorios exagonales
Figura 12-1. Jerarquas a tres niveles de !as redes de los lugares centrales de Christaller con k
3, k = 4, y k = 7. Modificado de Haggett et al. (1977: Figura 57).
tamientos de rango inmediatamente inferior situados todos ellos dentro del hexgono).
Desde el momento en que las jerarquas funcionales de los asentamientos y
de los centros especializados son ingredientes fundamentales, la TLC es relevante slo en el caso de comunidades agrcolas sedentarias con un cierto nivel
de urbanismo. Hodder (1972), Marcus (1973), Johnson (1975, 1977), Flannery
(1976: Captulo 6) y Hodder y Orton (1976: 60-69) analizan la aplicacin de
esta teora a los problemas arqueolgicos haciendo resaltar varios problemas
prcticos: a) una exploracin arqueolgica incompleta o una preservacin incompleta; b) controles inadecuados para determinar si los sitios son o no estrictamente contemporneos, e insuficiente informacin sobre el crecimiento
del sitio y posible cambio de rango; c) datos poco fiables o incompletos acerca
del tamao o de la poblacin del sitio y de las actividades econmicas. A me-
212
Sntesis
nos que exista una riqueza poco habitual de documentos escritos, la jerarqua
de los asentamientos y la diferenciacin jerrquica en su conjunto estn sujetas
a errores, aumentando la probabilidad de que se construyan patrones hexagonales incorrectos.
Incluso cuando los problemas relativos al ranking de un registro arqueolgico extraordinariamente bueno pudieran resolverse, la seleccin de la jerarqua
k es fundamental. En teora no parece probable que el principio de mercado
racionalizado sea aplicable a la distribucin de los asentamientos prehistricos; aun as Marcus (1973) y Smith (1979b) adoptaron una jerarqua de k=3
para los mayas de Yucatn y los aztecas del Valle de Mjico. Dada la importancia capital de los factores religiosos, simblicos y polticos de la organizacin
territorial azteca (Licate, 1980), una jerarqua de k=7 resulta ms adecuada
(Evans, 1980). De hecho, Earle (1976) consigui resultados ms satisfactorios
para el Valle de Mjico utilizando un anlisis del "vecino-ms-prximo". Flannery (1976: 170-71) admiti que para el caso maya sera preferible una jerarqua
modificada, con una secuencia ms continua de centros, sin niveles distintivos.
213
bilidades para desplazar el nfasis de la teora bsica de las jerrquas a los espacios de los recursos mediante una transformacin adecuada.
Otra tcnica muy relacionada con la anterior consiste en trazar lneas per-
propios de las bandas igualitarias" (Wobst, 1976: 56). Al sugerir que las poblaciones ordenadas linealmente no pueden seguir siendo igualitarias por mucho
tiempo, Wobst confunde jerarqua de asentamiento con desigualdad social. Por
ello resulta poco plausible su afirmacin de que las ubicaciones supuestamente
marginales, tales como las islas costeras, las pennsulas, los oasis, los valles de
montaa y los lmites superiores de las cuencas fluviales, "discriminan contra"
nen flexibilidad para elegir su lugar central. Este enfoque de objetivo mltiple,
214
Sntesis
al centrarse en las caractersticas de la solucin ms que en la geometra deducida, promete suministrar una TLC ms flexible y ms general. Esta tcnica
ha sido aplicada con xito por Kaufman (1981) en los asentamientos lineales
ramsidas del Valle del Nilo.
Modelos de concentracin de recursos
La TLC Ysus derivados sirven para describir o analizar las relaciones espaciale~ entre asentamientos de diferente tamao e, implcitamente, entre los asentarruentos Yla ubicacin de los recursos. Estos factores convienen sobre todo para
los asentamientos permanentes que presentan diferencias de tamao y funcin.
Deben utilizarse modelos y tcnicas diferentes para analizar las estrategias de
ubicacin, los patrones de movilidad, y los factores que afectan a la toma de
decisiones de los cazadores-recolectores y pastores con patrones ms flexibles
de residencia, para los que el acceso a los recursos es mucho ms importante
que la distancia de los mercados. El modelo de gravedad de Jochim (1976: 58-60)
ilustra un mtodo para incorporar la movilidad (predictibilidad), la densidad
(productividad) y la aglomeracin (dispersin) de los recursos. Los anlisis de
rea de captacin de recursos que explican la productividad diferencial en relacin a la proximidad del sitio son otro ejemplo. Sin embargo, estos mtodos
no se ocupan de las estrategias de subsistencia a una escala lo suficientemente
grande (Kay, 1979) y, por consiguiente, no logran ofrecer una teora general de
los asentamientos para los pueblos cazadores-recolectores o los pueblos pastores.
El problema espacial puede inicialmente simplificarse suponiendo unos recursos estticos. Consideremos tres tipos de modelos distintos. Muchos modelos implcitos tradicionales presuponen una uniformidad medioambiental (Figura 12-2A). En ellos, los grupos humanos pueden dispersarse por todas las
zonas habitables, alcanzando una distribucin pseudo-aleatoria que depende
de las capacidades tecnolgicas y de los lmites sociales. Otros modelos que reconocen la productividad diferencial de las plantas y la biomasa animal de biomos diferentes (Butzer, 1971a: Captulo 9; Lieth, 1973) suponen, no obstante,
una distribucin relativamente uniforme de recursos dentro de cada biomo. Estos
modelos ecolgicos tan primitivos suponen una densidad grupal mayor en los
biomos preferidos, dando lugar a fuertes gradientes de poblacin entre medioambientes ptimos y medioambientes marginales, con discontinuidades importantes
en las fronteras o cerca de ellas (Figura 12-2B). Otros modelos ecolgicos ms
sofisticados explican las concentraciones de recursos discontinuas dentro de los
biomos con productividades globales distintas y tambin dentro de los medioambientes en mosaico de los ecotonos afectados. En este caso, las estrategias de
asentamiento se ajustarn tanto a los recursos predecibles como a los nopredecibles de productividad diversa a lo largo de un gradiente ecolgico ms
complejo (Figura 12-2C).
La importancia de cada una de estas alternativas puede juzgarse a partir de
dos interpretaciones recientes de una distribucin de asentamientos achelenses
215
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Dispersin aleatoria
por distintos
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Dispersin aleatoria
dentro de biornos
diferenciados
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Dispersin en
grupo
en torno a caneen!raciones
de recursos dentro
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diferenciados y a
lo !argo
de ecotonos
Figura 12-2. Modelos alternativos de patrones de a~entamiento a gran escala de los cazadores~
recolectores prehistricos.
del Pleistoceno inferior y medio. Isaac (1972: Figura 7) ha propuesto un modelo de gravedad modificado para explicar las bajas tasas de cambio direccional
en la tecnologa y la tipologa ltica durante el milln de aos de duracin del
Achelense africano. El modelo supone una baja densidad y una dispersin uniforme de los grupos. En estas condiciones de gravedad mnima el flujo de informacin es prcticamente nulo, y hay poco cambio direccional; gran parte
de la variabilidad observada se explica por los procesos estocsticos (la hiptesis del "paseo al azar" de D.L. Clarke (Clarke, 1968). Para el Pleistoceno superior, Isaac (1972) ha propuesto una distribucin grupal de mayor densidad, que
se traduce por una agregacin creciente favoreciendo as la distribucin regional de sistemas de gobierno y de lenguaje que luego crean barreras de inteligibilidad y agregaciones culturales parciales. El modelo de Isaac no toma en consideracin la variabilidad de los recursos -un factor que milita en contra de
la dispersin uniforme en la mayora de medioambientes. Por su parte, Deacon
(1975:550) admita sin restricciones la impresin de que las distribuciones achelenses intersectan "la amplia zonificacin ecolgica excluyendo, aparentemente, slo los extremos de desierto seco ... y bosque". Pero esto no es as, porque
216
Sntesis
los sitios achelenses de Africa, al margen de lo que pueda ser la ecozonificacin contempornea, dependan de los recursos de agua de lo que entonces eran
macroambientes semiridos o subhmedos, y cualquier conjunto fsil asociado supone tierras provistas de praderas o mosaicos de galeras forestales (Butzer YCooke, 1981). Deacon (1975: 553) postulara, adems, aglomeraciones aleatorias de las unidades achelenses de poblacin, implcitamente relacionadas con
una utilizacin ineficiente de los recursos en el espacio.
La debilidad fundamental de estos modelos es que atribuyen a los primeros
homnidos menos eficacia de la que han demostrado las observaciones etolgicas modernas respecto del comportamiento espacial de otros pri:nates, carnvoros, aves y hormigas. Tonto los estudios etnolgicos como los etolgicos han
confirmado las tres premisas articuladas por Renfrew (1978): a) los grupos sociales bsicos se definen por la asociacin habitual de personas dentro de un
territorio; b) la organizacin social humana es segmentara por naturaleza, y
en consecuencia la organizacin espacial es celular y modular; c) los grupos
sociales bsicos no existen aisladamente, sino que se integran en grupos mayores en interaccin peridica. Estos supuestos pueden incorporarse a varios modelos de asentamiento de escala media de cazadores-recolectores prehistricos
que postulan una utilizacin fundamentalmente racional de los recursos (Figura 12-3). El primero (Figura 12-3A) representa un medioambiente medio con
una distribucin relativamente uniforme o pseudo-aleatoria de los grupos en
relacin con la abundancia de agua y con una dispersin de los alimentos vegetales y animales de alta predictibilidad. Los lmites promedios de un medioambiente operacional de un grupo concreto pueden intersectar los de otro grupo,
pero las estrategias territoriales de las hormigas indican que los territorios esfricos discontinuos (H6lldobler y Lundsden, 1980) pueden proporcionar un modelo mejor, incluso para los primeros homnidos. La Figura 12-3B muestra una
concentracin difusa de grupos en relacin con concentraciones igualmente difusas de recursos alimenticios, agua y rasgos topogrficos relevantes para la ubicacin del sitio. Los ejemplos incluyen unas condiciones edficas dentro de la
trama topogrfica que influyen en la disponibilidad de agua, en la productividad Y en la frecuencia de ubicaciones apropiadas. La Figura 12-3C presenta
una ordenacin lineal de redes grupales en relacin con una ordenacin similar
de recursos en un litoral martimo, en un valle de montaa, en un ro, o en una
lnea de manantiales dictada por una topografa de escala media. Por ltimo,
la Figura 12-3D ilustra una concentracin radial de grupos alrededor de un conjunto circular o elptico de recursos, como, por ejemplo, un lago, un pantano
o un oasis alimentado por un manantial.
Horn (1968) propone un modelo que introduce perspectivas dinmicas en los
recursos mviles frente a los recursos estables, a partir del comportamiento espacial del mirlo de Brewer. El modelo sugiere distintos tamaos grupales ptimos en relacin con los recursos alimenticios estables o incluso dispersos, por
oposicin a los recursos concentrados mviles. Esta nocin sera desarrollada
ms tarde por Wilmsen (1973) y convertida en una formulacin matemtica de
Ocupacin colectiva
en todas pocas
217
,....- ... Limites medios de los medio( __ ,.... 1 ambientes operacionales colectivos
interaccin social para los cazadores-recolectores basada en el modelo de gravedad. Sus interrelaciones fundamentales pueden describirse de la siguiente
manera:
l. El esfuerzo medio de aprovisionamiento en tanto que una funcin de la
distancia recorrida se minimiza en caso de recursos dispersos estables cuando
los gn1pos estn dispersos y regularmente espaciados a proximidad de los recursos, mientras que una ubicacin central es ms eficaz que la dispersin en
caso de aglomeraciones de recursos mviles. En la prctica, esta generalizacin
se complica debido al consumo mixto de alimentos vegetales (fijos) y alimentos animales (mviles y fijos) por los humanos, que contrasta con la dieta ms
simple de un ave; vase las contradicciones etnogrficas expuestas por DysonHudson y Smith (1978). Una formulacin algo ms compleja, presentada como
un ndice de diversidad, aparece en Harpending y Davis (1977), demostrando
que la movilidad de los cazadores-recolectores debera ser alta en un medioambiente pobre y con pocos recursos, sobre todo cuando hay un desfase estacional entre ellos y, en cambio debera ser baja cuando los recursos muestran muy
poca variacin espacial y cierta variacin temporal.
218
Sntesis
2. La extensin del territorio es una funcin de las estrategias y de la tecnologa de los recursos, as como de las limitaciones de los recursos.
4. La intensidad de la interaccin es proporcional al tamao del grupo cercano, de modo que la interaccin dentro de un rea delimitada ser mayor que
las interacciones entre unidades separadas por fronteras.
5. Las relaciones as establecidas son aplicables slo a un punto a la vez.
Por ltimo, Winterhalder (1981) ha perfeccionado una aplicacin diferente
del modelo de Horn (1968), incorporando la teora de la recoleccin ptima
(Orians, 1975), que se aplica a las decisiones "ideales" tomadas por un depredador para maximizar el consumo de energa potencial en relacin al tiempo
dedicado al forrajeo.
l. Winterhalder (1981) afirma que los cazadores-recolectores de un medioambiente con recursos estables y regularmente distribuidos tendern a una dispersin regular de las ms pequeas unidades sociales viables, mientras que los
recursos agrupados y ubicados de forma impredecible favorecern la agregacin de las unidades sociales en un lugar central. De acuerdo con MacArthur
Y Pianka (1966), Winterhalder toma asimismo en consideracin las interrelaciones entre el nmero de tipos de recursos que intervienen en la alimentacin
de un grupo concreto y los costos medios de aprovisionamiento.
2. La economa dictar una dieta razonablemente amplia, ms que una dieta estrecha y especializada (una consideracin importante para calibrar la capacidad de supervivencia de los primeros homnidos cada vez ms omnvoros).
3. La amplitud de la dieta de los cazadores-recolectores econmicamente eficaces se ver afectada por los cambios en la abundancia de slo los recursos
ms prestigiados. El nmero de tipos de cuadros explotados para procurarse
alimento influir los costos en trminos de bsqueda y recoleccin, y tambin
en trminos de rendimiento de las cosechas (MacArthur y Pianka, 1966). Por
ejemplo, resulta econmico disminuir el nmero de tipos de cuadros incluidos
en un itinerario de recoleccin cuando aumenta la densidad de los recursos.
timos" abandonarn un cuadro antes de agotar sus recursos, sencillamente porque el rendimiento crecientemente marginal de ese cuadro llega a ser equivalente al rendimiento medio de la totalidad de tipos de cuadros generalemente
explotados. Un aumento de la densidad de los recursos reduce el tiempo necesario de explotacin y, por lo tanto, acelera el movimiento en el conjunto de
tipos de cuadros visitados.
219
Estos argumentos en torno a la estrategia de recoleccin ptima de Winterhalder representan el modelo de estrategias ms sofisticado al alcance de los
cazadores-recolectores en un espacio medioambientalmente variable. Un corolario de esta hiptesis es el argumento de Dyson-Hudson y Smith (1978), segn
el cual se llegar a la territorialidad cuando los recursos bsicos son suficientemente abundantes y predecibles en el espacio y en el tiempo, de forma que los
costos del uso y defensa exclusivos de un rea son inferiores a los beneficios
acumulados del control de los recursos. Por otro lado, cuando los recursos se
exponen a cambios rpidos e impredecibles, resulta preferible una estrategia
adaptativa ms flexible y mvil. En este sentido, las adaptaciones del comportamiento, la organizacin social y el espacio medioambiental estn sistemticamente interrelacionados.
La concentracin y la predictibilidad de los recursos pueden tambin aplicarse a la ubicacin de los asentamientos agrcolas, pero no suele ser una prctica corriente debido al mayor inters que despierta el intercambio de productos dentro de las redes jerrquicas. Ni que decir tiene que los bienes y servicios
pueden ser apropiados para las economas de mercado, pero las redes asociadas apenas justifican las economas de subsistencia. Resulta ms satisfactorio
el anlisis que hace Johnson (1978) de la variabilidad espacial para establecer
patrones de movilidad de las comunidades de pastores recientes, o tambin el
modelo de Lees y Bates (1974) para los orgenes del pastoreo centrado igualmente en los patrones espaciales y temporales de los recursos.
En todos estos esfuerzos relacionados con la concentracin de los recursos
220
Sntesis
CAPITULO 13
222
Sntesis
Agregacin Y funcin del yacimiento en calidad de foco de actividades limitadas o mltiples de duracin
breve o prolongada, durante las giras anuales o multianuales del grupo, con episodios repetidos de
fragmentacin temporal del grupo
Actividad limitada:
l. Yacimientos-taller y/o yacimientos-cantera: a proximidad de las fuentes de material ltico-lechos luviales
con cantos rodados o afloramientos rocosos. Se trata de sitios especializados en la manipulacin preliminar de la piedra, ocupados durante unas pocas horas o das. Caracterizados por grandes concentraciones de lascas y esquirlas desechadas durante la preparacin de artefactos; mazas, esbozos y piezas rotas no utilizadas, tiles imperfectos, tiles gastados; restos escasos o nulos de hueso, hogares
poco frecuentes
2. Yacimientos-matadero o de descuartizamiento: localizados cerca de obstculos o trampas topogrficas, tales como marismas, fosos, acantilados, desfiladeros o caones. Sitios de manipulacin preliminar de la carne, ocupados durante unas horas o unos pocos das. Suelen incluir esqueletos incompletos, parcialmente articulados de uno o ms animales (pocos gneros y especies, sobre todo de gran
tamao; huesos sin carne y crneos abundantes), con dispersin limitada. Pequea cantidad de tiles
lticos, predominando los items cortantes y de ncleo bifacial, que incluyen posiblemente puntas de
proyectil o microlitos con empuadura. Detritos liticos escasos o nulos
Actividad mltiple:
l. Campamentos de corta duracin: Yacimientos menores que registran una residencia de varios das por
parte de subgrupos de cazadores o recolectores mviles, a proximidad de recursos especiales al aire
libre o al abrigo de prominencias rocosas. Pueden contener restos de pequeos animales, concheros
Y huesos de peces. Abundancia y diversidad moderadas de artefactos lticos, junto con hogares aislados y/o estructuras temporales
2. Campamentos de larga duracin: yacimientos complejos y grandes, que traducen actividades diversificadas de todo un grupo durante varias semanas o meses. Ubicacin en funcin del agua y de los
recursos alimenticios; sirven de refugio contra los rigores del tiempo y posibles peligros (viento, sol,
lluvia, inundacin, fuego, otros depredadores), al aire libre o en cuevas, que suelen servir de camuflaje o de oteo, por lo general en una trama topogrfica compleja. Abundantes desechos de hueso, pero
desarticulados, fragmentados y dispersos, pertenecientes a muchas especies e individuos, con carne
o tuCtano, frecuentemente carbonizados o quemados. Materiales lticos moderadamente abundantes
o abundantes, con preponderancia sobre el material seo. Abundan los tiles cortantes y los raspadores de tipo ligero, con proporciones moderadas de detritos lticos, producto del retoque, el afilamiento
o la remodelacin; mxima variedad de tipos artifactuales. Arcas de actividades especiales, tales como
la preparacin de pieles o la talla de madera, reflejadas en concentraciones de tiles especializados;
otros lugares especiales marcados por restos vegetales carbonizados, hogares, cenizas, etc.; estructuras
registradas a partir de las improntas de viga, disposiciones de piedras, etc. Los grandes concheros son
un caso especial. La reocupacin repetida del mismo Jugar puede registrar una residencia sistemtica
en campos-base muy cntricos o una explotacin peridica/estacional de sitios de recursos especficos
a proximidad de aguadas importantes o de hbitats acuticos/marinos
Macroescala
Patrones interyacimiento, que incluyen la red completa de sitios de actividad limitada y mltiple, de duracin variable, utilizados por un grupo y sus subgrupos contempor.neos durante una o varias semanas. Definen un rea operacional activa que comprende una matriz topogrfica con diferentes grados
de complejidad bitica. Dependiendo de la predictibilidad y movilidad de los recursos dispersos y concentrados, una variedad de movimientos circulares u oscilatorios, tanto estacionales como anuales,
definen el patrn de movilidad (Figura 13-l). Los vnculos entre reas operacionales activas de varios
grupos contiguos o adyacentes crean distintas redes poligonales, lineales o circulares de interaccin
no jerrquica {Figura 12-3).
223
(1972) y muchos otros han publicado ejemplos de este tipo referentes al Nuevo
Mundo, y Howell (1966), Freeman (1978), de Lumley (1969, 1975), Klein (1973),
Chavaillon et al., (1978), Isaac (1977), Clark (1960, 1975), Deacon (1976), Mellars (1978) sobre el Viejo Mundo. Sivertsen (1980) ha esbozado un modelo detallado para la coexistencia hueso/piedra, y Yellen (1977) ha descrito un registro etnoarqueolgico alternativo de yacimientos no lticos en medioambientes
desprovistos de materias primas adecuadas para la industria ltica. Ammerman
y Feldman (1974) han realizado un trabajo experimental en relacin con la industria ltica, que resulta fundamental para calibrar los problemas inherentes
a la interpretacin de los pisos de ocupacin. La tabla 13-1 se basa en estas
fuentes y tambin en mis propias interpretaciones de los yacimientos achelenses y musterienses espaoles (Butzer, 1971a: 456-61; 1981c) y de los yacimientos
del Paleoltico Medio y Superior del interior de Africa del Sur (Butzer, 1978f;
Butzer, Beaumont, y Vogel, 1978; Butzer et al., 1979; Butzer y Vogel, 1979).
El segundo modelo, el de los asentamientos agropecuarios y sus respectivas
redes, se presenta en la tabla 13-2. Pueden citarse innumerables ejemplos arqueolgicos del Neoltico Precermico y Cermico del Prximo Oriente, del Neoltico de la Cermica de Bandas en Alemania y Holanda, del Misisipiense del
este de los Estados Unidos, del Anasazi, Hohokan y Mogolln del sudoeste
americano, y del Perodo Formativo de Mesoamrica y Per. Pueden citarse
asimismo aldeas y ciudades ms avanzadas desde la Edad del Bronce hasta la
Edad del Hierro (Europa), de principios de la poca histrica (Prximo Oriente y Este de Asia), y perodo Clsico (Mesoamrica). Los estudios etnoarqueolgicos a microescala y a semimicroescala que han empezado a publicarse a
raz de algunos proyectos realizados en el Prximo Oriente y en Mesoamrica
destinados a complementar anlisis anteriores de la vida cotidiana rural de la
Europa medieval son igualmente informativos. Pero la informacin sobre las
comunidades de pastores es todava limitada (David, 1971; Hale, 1974; 1978a;
Sterud, 1978; Johnson, 1978). La tabla 13-2 se basa en una seleccin de estos
recursos, en la geografa ocupacional de Niemeier (1972) y en los recientes mapas de Elisabeth Butzer y yo mismo de comunidades agropecuarias parcialmente
abandonadas de las montaas del este de Espaa. Esta tabla precisa de un nivel adicional de diferenciacin para poder distinguir las estructuras y componentes intrayacimiento (semimicroescala) de los patrones de agregacin intrayacimiento (mesoescala).
Ahora es posible analizar los distintos patrones intrasitio de los cazadoresrecolectores y de los agricultores-ganaderos a macroescala, diferenciando los
parmetros espacio-temporales de las variables interactivas demogrficas y subsistenciales.
Macro-modelos de movilidad de los cazadores-recolectores
Los modelos implcitos del comportamiento espacial de los cazadoresrecolectores suelen tener visos evolucionistas. La premisa fundamental se basa
224
Sntesis
225
A1icroesca/a
Patrones de actividad intraestructural en relacin con la manipulacin de animales, plantas y tiles; almacenamiento, comida, descanso, sueo y ritual; eliminacin de los desechos. Inferidos
a partir de los restos de estructuras, artefactos, huesos y plantas
lvlesaescala
Agregacin intrayacimiento de los locales de las explotaciones agropecuarias. Patrones de comunidad de segregacin socioeconmica, en forma de ncleos de casas rodeadas de silos y recintos
par.. los animales; dispersin o concentracin de estructuras dedicadas a fines especiales; separac1.on de las familias de agricultores, de pastores y de artesanos; segregacin social en base a
la nqueza Y el prestigio. La forma de las parcelas refleja el mosaico de utilizacin, los patrones
de rotacin de cultivos y la distribucin de la propiedad
Tipos de asentamiento mixto:
l. Asentamientos aislados, con campamentos de pastores o alqueras
2. Asentamientos dispersos, con ncleos o conjuntos de edificios de la explotacin agropecuaria
3, Asentamientos nucleados lineales, a lo largo de los caminos, canales o valles
4. Asentamientos geomtricos nucleados no lineales, en torno a una fortaleza, un centro ceremonial, la plaza mayor, un prado comunal, alrededor de un recinto para los animales, al pie de
las murallas o en los terraplenes limtrofes
Macraesca/a
Patrones interyacimiento: por un lado intervinculados con espacios de aprovechamiento de recursos diversificados; por otro, oragnizados en torno a uno o ms nodos de nivel superior relacionados con funciones defensivas, administrativas, ceremoniales o mercantiles. La ubicacin del
asentamiento refleja, ante todo, el acceso y la distancia al agua, a los recursos agrcolas y pecuarios, a las vas de comunicacin, a los mercados, las materias primas no comestibles y productos
acabados, en el conte."to de una tecnologa determinada. La jerarqua del asentamiento refleja
muy especialmente las funciones mercantiles, ceremoniales, administrativas o militares. Tanto
la ubicacin como la jerarqua influyen en el tamao de la poblacin, y son modificadas por
las fronteras lingsticas, religiosas, judiciales o polticas o por barreras topogrficas mayores.
Todas estas variables constituyen el patrn de la interaccin espacial y vertical de una jerarqua
anidada dentro de una ecozona determinada.
en una progresin que va desde las bandas nmadas no especializadas, pasando por los cazadores-recolectores especializados con desplazamientos bien definidos desde un centro, hasta los agricultores con asentamientos permanentes
(Braidwood, 1960). Este modelo fue expuesto por Macneish (1964, 1967, 1972)
para describir el registro arqueolgico del Valle de Tehuacn del centro de Mxico dentro en un marco de ocho fases temporales que abarcan seis grandes
zonas medioambientales de los ltimos 10.000 aos. Por ejemplo, la primera
fase (Ajuereado, aprox. 12.000-8700 B.P.) incluye 13 sitios o componentes de
sitio, todos ellos pequeos y dispersos a travs de distintos medioambientes sin
correlacin aparente con la actividad estacional. Esos asentamientos fueron definidos por consiguiente como ''microbandas nmadas, es decir, grupos de familias dedicadas a la caza en todas las estaciones al margen de cualquier esquema de subsistencia y de cualquier delimitacin territorial" (MacNeish, 1972:
71). En la segunda fase (El Riego, aprox. 9000-7000 B.P.) existen 11 grandes
asentamientos o componentes (identificados con macrobandas diferenciadas)
y 29 pequeos (identificados como asentamientos satlite de microbandas), que
delimitaran tres o cuatro agrupaciones comunitarias contemporneas. Esas fueron descritas como micro-macrobandas estacionales con territorialidad y con
un sistema subsistencia! centrado en ecozonas y recursos concretos en diferentes pocas del ao. En torno al 900 a.c. se asentaron unas cinco o seis aldeas
226
Sntesis
227
permanentes, cada una con uno o ms caseros asociados, con un 60 por ciento
del alimento procedente de los productos agrcolas. Por ltimo, hacia el siglo
XI d.C., el valle inclua cinco o ms ciudades-estado con una jerarqua vertical
de asentamientos pequeos y grandes asociados. El fondo arqueolgico de este
esquema, complementado con excelentes datos bio-arqueolgicos e interpretado en el contexto de unas ecozonas claramente definidas, resulta mejor de lo
que cabra esperar. Sin embargo, los patrones de movilidad y de organizacin
social atribuidos a las comunidades cazadoras-recolectoras son hipotticos, es-
Cantera
Campamento efmero
11
Campamento est,eci,mal/ / { ) ;
Migraciones es1,1docal,,s')
dela caza
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Figura 13-l. Un modelo de movilidad estacional de los cazadores-recolectores achelenses en la Espafia del Pleistoceno medio, basado en parte en la informacin procedente de Torralba y Ambrona.
En primavera y otof10, los cazadores acechaban a las manadas migratorias a su paso por la~ rutas
de montaa (mapa detallado ngulo inferior izquierdo); en invierno y verano, los cazadores se subdividan en grupos ms reducidos y se desplegaban por una sucesin de asentamientos temporales
Y campamentos efmeros, seleccionados en funcin de los recursos en agua, la ubicacin de las ma~
nadas y la proximidad de canteras de sfle., y cuarcita. Segn Butzer (1977b: Figura JO). Corles!a
Sigma Xi.
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p;
228
Sntesis
este caso, podra aplicarse un patrn radial fluctuante de movimiento estacional (Figuras 13-1 y 13-2E).
Torralba y Ambrona suponen un caso especial del modelo de recursos concentrados de la figura 12-3B. Otros ejemplos hipotticos seran las depresiones
africanas de suelos arenosos con acuferos elevados y recursos de agua relativa-
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Oscilatorio restringido,
estacional
Campamento
temporal
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Circular, estacional
y multlanual
Circular, anual
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cia (Figura 13-3) (Yellen, 1977; Silberbauer, 1981). Incluso en reas de alta proselvas del Zaire habitadas por los pigmeos bambuti-bambote (Terashina, 1980),
la dispersin radial de cazadores en campamentos temporales es corriente, aunque el radio de movimiento sea slo de 3 a 5 km, en contraste con los 15 km
en el desierto de Kalahari. Otro caso especfico es el de un complejo de valles
Y cuevas fluviales en la regin montaosa del sudoeste francs. All Bordes et
al. (1972), valindose de conjuntos lticos diferenciados y del registro faunstico de finales del Pleistoceno estableceran media docena de modelos diferentes
229
O Campamento
estacional
Pendular, estacional
[!] Campamento
semipermanente
de este patrn a una estrategia de caza-recoleccin de un pueblo cazadorrecolector supone el establecimiento de campamentos estacionales de larga duracin en una ecozona productiva, como, por ejemplo, un valle fluvial africa-
no durante la estacin seca; durante la estacin de las lluvias, la movilidad podra aumentar a medida que los subgrupos se reparten en una serie de
campamentos temporales para aprovechar unos recursos abundantes pero efmeros, y evitar simultneamente las fiebres recurrentes endmicas de las tierras
230
Sntesis
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km
Itinerario
o Aguada
x x Concentracin de recursos
---
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231
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o Campamento
el/mero
Figura 13-3. Dos itinerarios de recoleccin del grupo dobe de los bosquimanos del Kalahari hacia
las concentraciones de recursos bUsicos (bosques de nuez mongongo); ambos requieren 18 das y
fueron recorridos a un mes de distancia. Los campamentos efimeros en ambos itinerarios de 50 km
fueron ocupados de tres a cuatro das de promedio. El rea operacional de los dobe tiene un radio
medio de 15 km. Adaptado de Yellen (1976: mapa 2.3) Cortesia del President and Fellows of Harvard College.
do las manadas se concentran alrededor de algunas pocas aguadas permanentes o emprenden la marcha por los angostos desfiladeros cercanos. En tales circunstancias, podra darse un movimiento oscilatorio bien definido, con una fuerte agregacin grupal en torno a esta rea de recursos concentrados durante una
estacin, seguida de una dispersin radial centrifuga de los grupos en otras pocas del ao (Figura 13-2E). Este modelo presenta similitudes con el modelo de
Johnson de transhumancia de los rebaos a travs de las barreras montaosas
para explotar los pastos de dos ecozonas distintas, y tambin con la reconstruccin que realiza Kay (1979) de los desplazamientos de los indios wisconsin hacia los territorios de caza estacionales concentrados a lo largo de los sistemas
fluviales.
Es de suponer que el amplio espectro de actividades subsistenciales de especializacin estacional de muchas sociedades cazadoras-recolectoras del Pleistoceno final dieron lugar a asentamientos semipermanentes en reas de alta productividad o de alta biomasa. Estos quiz fueran tambin lugares adecuados
para las primeras manipulaciones y experimentaciones con alimentos vegetales
232
Sntesis
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Figura 13-4. tvlodelo para el impacto de las anomalas climticas a largo plazo sobre la distribucin
de los asentamientos de cazadores-recolectores. Modifcado de Butzcr (1977b: Figura 11).
miento a macroescala de las acumulaciones grupales. Estas relaciones probabilsticas ponen de relieve una serie de controles medioambientales que se centran en la variabilidad espacial y temporal de los recursos fundamentales de
los cazadores-recolectores. En cambio, no toman en consideracin ni la competencia bitica ni la enfermedad, y los no menos importantes factores socioculturales estn, en el mejor de los casos, implcitos. La tabla 13-3 presenta un
marco mucho ms amplio y menos desequilibrado para calibrar las posibilidades y limitaciones de los recursos, no slo para los cazadores-recolectores, sino
tambin para las economas agropecuarias. La tabla es convertible en diagrama de flujos de input-output complejos.
Determinantes espaciales del asentamiento agrcola
La agregacin intrasitio y el patrn intersitios de los asentamientos agrcolaspastoriles (Tabla 13-2) reflejan una combinacin de factores medioambientales
y socioculturales (Flannery, 1972a). Este enunciado puede analizarse en base
a una gama de variables bsicas que determinan conjuntamente las formas Y
procesos del asentamiento agrcola a media y gran escala.
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Recursos intrasitio. La naturaleza y distribucin espaciotemporal de los recursos econmicos influyen en la ubicacin de un asentamiento y en la disposicin de sus recursos dentro de las limitaciones impuestas por el subsistema so-
l. La trama topogrfica contribuye a definir cules son las tierras potencialmente adecuadas para el cultivo, pasto o uso ms extensivo, en base a las superficies lisas, a las pendientes suaves, a la erosin y drenaje del suelo, a los
peligros de inundacin y a la abundancia de agua. Por ejemplo, en las pendientes pronunciadas los cultivos intensivos y la horticultura requieren la construccin de terrazas, e incluso las pendientes suaves estn expuestas a una rpida
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nes de materia orgnica y nutrientes, la capacidad de absorcin de la humedad, la presencia de sales txicas, la posibilidad de saturacin o de erosin (vase
Captulo 8). Por ejemplo, los suelos pesados de las tierras bajas pueden resultar demasiado difciles de trabajar con una tecnologa determinada o pueden
ser propensos a la saturacin o a la inundacin; los suelos ligeros de las tierras
altas pueden ser demasiado ligeros y arenosos para dar buenos rendimientos
o estar expuestos a las sequas veraniegas o a una erosin excesiva. La agricul-
tura y la ganadera del Neoltico antiguo centro-europeo se localizaban casi exclusivamente (68-87 por ciento de los sitios en cuencas ms secas, el 96-100 por
ciento de los sitios de las cuencas ms hmedas) en suelos lossicos bien drenados de textura intermedia (Sielmann, 1972). Slo la introduccin de los pesados arados de vertedera (Sherratt, 1980) en la Europa Occidental durante la poca
romana permiti un cultivo eficaz de los suelos arcillosos, favoreciendo una
expansin sustancial de la agricultura durante el milenio siguiente. En Blgica
y Francia, el cultivo celtico-romano se haba limitado a los suelos de las tierras
altas de textura intermedia, pero el asentamiento germnico posterior pudo concentrarse en suelos aluviales ms pesados gracias a la nueva tecnologa del arado. En Gran Bretaa, la despoblacin rural de la poca tardo-romana permiti
a los colonizadores sajones seleccionar reas de vegetacin ms dispersa con
sustratos ms secos, como por ejemplo las gravas de terraza cubiertas de loess
o los pies de las escarpaduras de piedra caliza.
236
Sntesis
Los hurones de Ontario de principios del siglo XVIII, que slo disponan
de una tecnologa simple y esencialmente ltica sin arados, escogan suelos arenosos de baja productividad. Los asentamientos se concentraban a lo largo de
las zonas de transicin topogrfica que daban acceso al agua, a la pesca y a
la caza, por la parte inferior, y a suelos de fcil labor pero expuestos a sequas,
ms arriba. Aunque las aldeas cambiaban de sitio ms o menos cada dcada,
la productividad del maz cultivado y de las plantas recolectadas permita una
densidad de 25 a 50 personas por kilmetro cuadrado -la ms alta del Canad pre-europeo (Heidenreich, 1971). Prendergast (1979) seala una ordenacin
topogrfica similar en un asentamiento agrcola de principios de la Edad del
Hierro en Zimbabwe. Las tierras bajas mal drenadas se utilizaban como pasto
para el ganado vacuno, para cultivos de hortalizas y para la pesca fluvial, mientras que los suelos lixiviados y arenosos de las tierras altas se abandonaban al
bosque para la obtencin de combustible, madera, caza menor y miel; las aldeas Ylos campos de cereales de sus alrededores se concentraban en los suelos
arcillosos bien drenados de las pendientes intermedias.
3. La trama bitica (es decir, los tipos de mosaico y la malla de la vegetacin
anterior al desmonte) depender de la trama topogrfica y de la textura del suelo.
Los patrones complejos de utilizacin de la tierra pueden eliminar algunos de
los elementos originales del mosaico bitico, si se trata de unidades preferentes
para cultivos y pastos. Los restantes elementos de ese mosaico, controlados o
no, continuarn definiendo recursos potenciales de plantas alimenticias y me-
pondiendo de forma compleja a la manipulacin o a la extraccin. La labranza, los fiemos, la rotacin de cultivos y la estabulacin tienen efectos a corto
Ylargo plazo sobre los ciclos trficos e hidrolgicos (vase Captulo 8), y afectan a los rendimientos de lascosechas anuales y a la capacidad del suelo para
mantener la productividad agraria durante dcadas o siglos. Los distintos componentes de la capa del suelo tambin responden de forma distinta a los aos
hmedos Y secos, y a los aos fros y calurosos, con repercusiones en las cose-
237
chas y las manadas. En conjunto, esta variabilidad a corto, medio y largo plazo, segn su amplitud, proporcionar un continuo feedback a las modalidades
de uso del suelo y a las estrategias socioeconmicas. En otras palabras, la reciprocidad entre las comunidades agrcolas y sus recursos es tan dinmica e inde-
Factores socioeconn1icos intrasitio. El subsistema socioeconmico de toda comunidad comprende una serie de posibilidades y limitaciones internas fundamentales respecto a una explotacin continuada o intensiva de los recursos. Diversas variables dietticas, de captura y de mantenimiento determinan la
estructura interna de los asentamientos y su respectivo espacio de aprovechamiento de recursos:
l. La tecnologa y las estrategias de subsistencia disponibles en cualquier punto
del tiempo se basan en una asociacin concreta de cultgenos, animales domes-
ticados y alimentos silvestres. Algunos de estos recursos pueden haber sido introducidos o pueden haber existido durante la fase ms temprana del asentamiento agrcola; otros fueron incorporados posteriormente por difusin o por
inmigracin de nuevos pobladores. La eficacia de estas estrategias depende, en
dividuales, el trazado del asentamiento y las formas de los campos (1abla, 13-2).
Interacciones intersitio. La ordenacin y la imbricacin vertical a meso y ma-
croescala de los asentamientos y su espacio de aprovechamiento de recursos reflejan un conjunto de variables medioambientales, espaciales, histricas Y so-
238
Sntesis
239
cioeconmicas:
l. La trama topogrfica regional a gran escala, que comprende valles, tierras
o
o
o
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o
o
es infrecuente que una sucesin de grupos tnicos y culturas distintas, a lo largo de milenios dejen una huella compleja, aunque no menos real, en la expresin acumulativa del paisaje cultural. En Europa este factor histrico explica
la concentracin de varios tipos distintos de asentamiento en regiones que presentan una uniformidad tnica moderna, como resultado de fases acumulativas de historia ocupacional (Schroeder y Schwarz, 1969).
La Europa medieval ofrece ejemplos de ''relleno'' por parte de diferentes pobladores o mediante nuevas tecnologas (Figura 13-5). El primer asentamiento
germano en el rea de Leipzig (aprox. 1025-1125 d.C.) provoc una gradual expansin de las aldeas indgenas sorbas ms antiguas hasta llegar a formas de
asentamiento de orden compuesto (E. Butzer, n.d.). Ms tarde, la colonizacin
directa provoc la desforestacin a gran escala y la creacin de nuevos asentarrentos, con trazados funcionales diferentes, en suelos menos buenos no utilizados previamente (aprox. 1125-1200 d.C.). Durante los 150 aos siguientes, el
crecirrento se concentr en las ciudades, con ocupacin lirrtada de tierras marginales; los nuevos pobladores procedan principalmente de la expansin demogrfica local (hasta mediados del siglo XIV). Debido a las notables diferencias de productividad, los espacios de aprovechamiento de recursos de las
antiguas y frtiles reas de asentamiento tenan un promedio de 5 km 2 , en contraste con los 20 km2 de las nuevas tierras, menos frtiles. El nmero de aldeas
E3 Tierr~s hmedas
II zonas desforestadas
II Bosques residuales
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Figura 13-5. Colonizacin agrcola medieval de la regin de Leipzig, Aleman! Enlre e~ 1025 Y el
1350 d.C., 122 de los 306 asentamientos originales en esta regin de 5330 km- se extendieron considerablemente (principalmente en las frtiles zonas de suelo lossico del oeste), Y se les amdiero~
116 nuevos asentamientos (principalmente en ;ireas originalmente forestales con suelos arenosos lixiviados). Modificado de Butzer (s.d.).
240
Sntesis
241
subdesarrollada. La ubicacin y la abundancia de las primeras aldeas permanentes seguir influyendo en la ocupacin potencial de los lugares de asentamiento en juego (y de sus espacios de aprovechamiento de recursos) durante
siglos Y milenios, en la medida en que las nuevas comunidades rivalizan con
las ms antiguas por el uso de la tierra cultivable y por los bosques aparentemente disponibles. El asentamiento israel en las tierras comunales de Palestina
es un ejemplo moderno de un antiguo problema, comparable a la intrusin francesa en Argelia un siglo antes. Los ndices diferenciales de crecimiento de las
aldeas son parte del mismo tema, en la medida en que surgen centros de orden
superior para asumir las funciones de mercado y otras que modifican posteriormente el desarrollo demogrfico y del trfico de otras comunidades dentro
de su esfera de servicios. Por ltimo, est la difcil cuestin del espacio social
(Doxiades, 1970), responsable de un asentamiento disperso en un rea durante
una fase de colonizacin, y de un asentamiento muy concentrado en otra. La
concentracin es percibida de forma distinta por culturas distintas, y los resultados suelen ser evidentes en los asentamientos, as como en su tamao y espaciacin.
4. La seguridad juega un papel importante en las estrategias de asentamiento en todas las escalas (Rowlands, 1972), desde la capacidad defensiva de la
alquera familiar hasta las aldeas fortificadas y la ereccin de castillos y fuertes
para controlar las rutas de acceso. Las marcas fronterizas de la Europa medieval constituyen un ejemplo ilustrativo de este proceso. Las instalaciones defensivas pueden erigirse tambin en el permetro de las redes de asentamientos,
a proximidad de las fuentes de materias primas bsicas, y en los lmites de los
barrios segregados en las ciudades. Otros asentamientos se establecen cerca de
los templos o iglesias fortificados o al pie del castillo del potentado local. Estas
consideraciones sobre seguridad afectan al grado de nucleacin del asentamiento,
a la forma de los asentamientos individuales, y a la ubicacin de aldeas y centros, Y pueden desencadenar transformaciones fundamentales en las redes de
de pueblos ms grandes, en el transcurso de una o dos generaciones. El impulso puede ser externo, pero tambin puede ser interno, como, por ejemplo, el
favorece el desarrollo de una jerarqua de asentamientos. La red de intercambios resultante incluye la reciprocidad entre unidades y comunidades de rango
social similar, el intercambio redistributivo entre comunidades de rango desigual, el intercambio intermedio entre lugares centrales, y el intercambio exterior entre redes de sitios diferentes (Renfrew, 1975). Los medios de intercambio,
a travs de los mercados, los intermediarios, o las fuerzas centralizadas de movilizacin, varan enormemente de un perodo, de una cultura o de una organizacin poltica a otra. Los patrones resultantes se reflejan inicialmente y reper-
Dada la complejidad de los factores medioambientales, socioculturales, econmicos y supraorgnicos que influyen o controlan el asentamiento agrcola
a diferentes escalas, una teora tipolgica general del asentamiento de poco servir a la hora de interpretar cualquier caso concreto. En cambio, los factores
fundamentales discutidos anteriormente nos proporcionan las bases de una teora
general de los asentamientos centrada tanto en las interacciones como en las
242
Sntesis
243
Recursos interasentamiento (ubicacin del asentamiento, desarrollo del uso de la tierra, productividad sostenida)
Matriz topogrfica (distribucin espacial de las categoras potenciales de uso de la tierra)
lvlatriz del suelo (potencial diferencial a corto y largo plazo para la productividad agrcola)
Matriz bitica (patrones fundamentales de las plantas silvestres, pastos, bosques y animales
salvajes)
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del hombre y otras criaturas terrenales, el espacio estaba habitado y dominado por seres supra-humanos, que determinaban de una manera directa
la condicin humana (Licate, 1980: 28).
Las formas territoriales erigidas o adoptadas por los aztecas en tanto que
complejos de smbolos y significados reflejaban y articulaban conceptos de
organizacin del espacio terrestre; en tanto que signos y direcciones, reflejaban y configuraban las normas aplicables a la experimentacin del espacio
terrestre. Las creencias se traducan y se actualizaban en la ordenacin de
los fenmenos de los paisajes culturales del imperio a travs de las actuaciones de las principales instituciones sociales (Licate, 1980: 43).
Estos comentarios expresan claramente la importancia de las dimensiones no
econmicas a la hora de valorar la configuracin espacial de los sistemas de
asentamiento. El espacio, de hecho, puede analizarse desde varias perspectivas
distintas: como un conjunto de recursos disponibles, como una esfera de control poltico o militar, o como una identificacin social o un valor simblico
(Cohen, 1976a; Butzer, 1978e). En trminos conceptuales, incluso el medioambiente mismo puede dividirse en diferentes componentes si adaptamos la clasi-
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FOCO DE LAS
ACTIVIDADES
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Lmite del
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Factores socioeconmicos intraasentamiento (estruct1ua interna del asentamiento, patrones de distribucin de los campos, capacidad de explotacin estable o intensificada de los recursos)
Tecnologa (equipamiento y estrategia de subsistencia para la extraccin y la manipulacin)
Organizacin (estructuras socioeconmicas reguladoras de la eficacia sustentadora)
Valores culturales (actitudes, percepcin, le.xibilidad, y receptividad a la informacin)
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244
Sntesis
245
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MP Medioarnbiente percibido
Figura 13-7. Medioambientes percibidos por los cazadores-recolectores y por los agricultoresganaderos, a partir de un medioambiente real constante (A) o un cambio medioambiental de las
condiciones del Holoceno (B) respecto a las del Pleistoceno. Modificado de Davidson (1972: Figura !).
plo, las capas de carbn no son tiles para una sociedad que no reconoce su
existencia o su utilidad, o que carece de tecnologa para extraerlas. La superposicin incompleta entre el medioambiente real y el ambiente percibido ha sido
tratada por Davidson (1972). Segn este autor, los determinantes de un asentamiento preagrcola dependan de la proximidad del agua y del acceso a las reas
de caza y recoleccin, mientras que los intereses de las comunidades agrcolas
se centraban sobre todo en los suelos y terrenos cultivables. En otras palabras,
la percepcin prehistrica de la diferencia entre medioambientes ptimos y medioambientes marginales, o de la ubicacin de un sitio adecuado, era totalmente distinta en los cazadores-recolectores y en las aldeas agrcolas (Figura 13-7A).
A tenor de la presin de los cambios medioambientales, esta divergencia debera ser todava mucho mayor (Figura 13-7B), tanto ms cuanto los sitios arqueolgicos de los pastores del Paleoltico y los de los agricultores neolticos
estaban concentrados en partes distintas del mismo paisaje. En consecuencia,
Davidson (1972) afirmara que el enfoque cognitivo del comportamiento aplicado a la arqueologa medioambiental puede ayudar a evitar la sobrevaloracin esttica de los recursos a la hora de analizar o reconstruir un asentamiento, Y suministrar, en cambio, una apreciacin ms completa de la adaptacin
cin atribuida al medioambiente percibido" (Brookfield, 1969: 64). Esto es aplicable a la valoracin que los cazadores-recolectores hacen de su espacio de aprovechamiento de recursos en trminos de caza y alimentos vegetales, Y tambin
es aplicable a sociedades ms complejas, donde los lderes evalan el medioambiente en base a un fondo mayor de informacin y de tecnologa. En ambos
casos, las decisiones se adoptan en relacin con las necesidades percibidas Y
con las condiciones anticipadas de futuro que pueden o no coincidir con la realidad objetiva (Flannery y Marcus, 1976).
No podemos pretender comprender al hombre en la Tierra sin algn tipo de
conocimiento sobre lo que hay en la mente del hombre... Los que toman decisiones operan dentro del medioambiente que ellos perciben, no del que es
en realidad. Debemos aceptarlo como es. Pero hacerlo en trminos conceptuales es una cosa, y encontrar formas de incorporar el medioambiente tal
como es percibido en nuestro mtodo emprico global es un problema totalmente distinto (Brookfield, 1969: 75-6).
Brookfield (1969: 66) se fij tres objetivos, con "pocas esperanzas de xito":
a) simulaciones descriptivas de los medioambientes percibidos generalizad?s;
b) explicacin del medioambiente percibido en trminos de sus fuentes de mformacin, y valoracin de su vulnerabilidad a los cambios y de su nivel de
246
Sntesis
CAPITULO 14
Filtro
psicolgico
Procesos y configuraciones
espaciales
Transformaciones culturales
Transformaciones no-culturales
Informacin
rviedioambiente
real
Restos
arqueolgicos
247
248
Sntesis
249
tos como hallazgos. Su aportacin a los patrones de asentamiento y de yacimiento ser relativa.
Las prospecciones arqueolgicas han contado tradicionalmente con una variedad de procedimientos, algunos rigurosos, otros oportunistas (Hester et al.,
1975; Captulo 3): a) muestreo selectivo de superficie; b) muestreo completo
de materiales visibles, incluyendo los hallazgos; c) muestreo de cuadrculas sistemticas; d) combinacin de muestreo sistemtico y aleatorio, de acuerdo con
una cuadrcula local, regional o superpuesta; e) muestreo alrededor de manifestaciones culturales o de paisajes culturales. El valor de estos estudios depende del nivel del registro de detalles y de la naturaleza del registro arqueolgico
estudiado. Los problemas de procedimiento son fundamentales para la interpretacin, como afirman Binford (1964), Mueller (1975), Schiffer et al. (1978),
Plog et al. (1978), y Lewarch y O'Brien (1981). Schiffer et al. (1978) han identificado diversos criterios tiles:
l. Abundancia: la densidad de sitios o tipos de artefactos por unidad de superficie.
2. Agrupacin: el grado de agregacin espacial.
3. Obviedad: la probabilidad de que los materiales puedan detectarse mediante una sola tcnica, sobre todo en relacin con los rasgos del subsuelo y
la modificacin geoqumica.
4. Visibilidad: el grado en que un observador puede detectar materiales en
un punto determinado o debajo de l, en funcin de los hallazgos de superficie, de los patrones de terreno y vegetacin, de la prospeccin geofsica y de
las excavaciones de control.
5. Accesibilidad: con respecto al clima y los biotos, al terreno y los caminos,
y a los patrones de explotacin del suelo.
Las decisiones con respecto al tipo de muestreo probabilstico, densidad de
control y tecnologa apropiada deben tomarse de acuerdo con los factores anteriores.
Un enfoque paisajstico del estudio de asentamientos
Los mtodos de muestreo son slo una parte del problema. Los procesos geomorfolgicos sistemticos que afectan a la destruccin, sepultamiento o preservacin superficial selectivos de un sitio son igualmente importantes. En consecuencia, se requiere una estrategia geo-arqueolgica. Las preguntas que siguen
los y el terreno del rea de estudio? Cules son las situaciones que con mayor
probabilidad pudieron haber sido seleccionadas intencionadamente por los grupos prehistricos o accidentalmente preservados de la destruccin natural?
250
Sntesis
251
v Cementerios dinsticos
15
252
Sntesis
moderno. Estas antiguas superficies han sido erosionadas por las aguas superficiales y recubiertas por campos de dunas o arenas movedizas (Butzer, 1959),
sepultadas bajo el barro del Nilo, destruidas por la incorporacin paulatina de
la superficie inferior del desierto a las tierras agrcolas intensamente modificadas, o camufladas por la superposicin de grandes cementerios coptos e is-
253
los recursos biticos potenciales, que pueden simularse a partir de la informacin sobre los suelos y de las condiciones del sustrato reflejadas en las imgenes por va satlite. Todo est listo para un anlisis ms comprehensivo del asentamiento .y para la interpretacin sistmica (Davidson et al., 1976a). Las
lmicos.
tigacin bio-arqueolgica, son los indicados en esta fase. La figura 14-2 presenta un modelo simplificado de este tipo de enfoque paisajstico para la ubicacin de yacimiento.
254
Sntesis
m Colinas
Figu:a 14-~, Un modelo de ubicacin de yacimientos ibricos y romanos en el este de Espaa. (A)
M:tl1oam~1ente montaoso marginalmente productivo con asentamiento romano discontinuo y de
baJa densidad. (B) Suelos de grava poco frtiles y marginales para la agricultura. Asentamientos
romanos concentrados cerca de los bordes inferiores, (C) Suelos de te.,tura media de fondo de valle
coevos del asentamiento romano; concentraciones importantes de yacimientos parcialmente ente:
rra~os bajo los aluviones de los mrgenes inferiores. (D) Barras efimeras de grava y aluviones produc1das por la erosin reciente del suelo aguas arriba; yacimientos romanos destruidos.
255
256
Sntesis
257
A
G Yacimientos mesolticos de
facies Alexandersfontein
1ntrusiones de l<arroo y
afloramientos de lidianita
m. Depsito
l<m
de manantial,
(/
1111
\\ 1
Yacmientos mesoliticos
F1 Areas depos1cionales
LJ y pans (playas)
Co11as y terreno
accidentado
O
~
Figura 14-3. Distribucin de los yacimientos mesolfticos de facies Alexandcrsfontein en la cuenca
del Orange-Vaal, Africa del Sur.
Figura 14.4, Yacimientos de facies Alexandersfontein estudiados por el autor en torno al yacimientotipo (A), y tal como suelen darse en la regin de Kimberley, entre el Vaal y el Motlder (B).
258
Sntesis
1977: Figura 1-2). Los patrones son similares en el Kalahari central, donde los
gw1 explotan recursos menos productivos pero del mismo nivel de predictibilidad, particularmente el meln silvestre tsama (Silberbauer, 1981: Figura 16).
El rea operativa de Alexandersfontein, con alimentos vegetales en cierto modo
comparables a los de los gwi de Botswana, debi desbordar los lmites de la
cuenca (330 km 2) y haber abarcado una gran extensin entre los ros Vaal y
Modder, quiz los 6000 km 2 representados en la figura 14-4B. As pues, el sector tnangular de 80.000 km 2 de la cuenca del Orange-Vaal con yacimientos del
tipo Alexandersfontein pudo haber sostenido ms o menos una docena de grupos del Paleoltico medio.
Adoptando otro enfoque, existen al menos 28 asentamientos (equivalente a
0,25 por km 2) en el rea inmediata explorada (Figura 14-4A). Suponiendo una
destruccin del 50 por ciento de los yacimientos originales a lo largo de unos
100.000 aos, la densidad original pudo ser de 0,5 sitio/km' en esta rea de
recursos concentrados. La densidad original de los asentamientos de toda la
259
/,.
(.~)
C"'-
'-i
e-
O
100
'--'!1m
r - .,.
cuenca endorreica era como mnimo cuatro veces mayor que la densidad indi-
100
km
Figura 14-5, Distribucin de grabados rupestres prehistricos (ca. 4000 B.P. - siglo XIX) de Africa
del Sur. Comprese con la Figura 14-3. l'vlodificado de Bulzer et al. (1979).
poca con mayor abundancia de agua y vegetacin. Esto indica que los modelos espaciotemporales vlidos en las fases finales del asentamiento del Paleoltico superior sirven perfectamente para explicar los restos del Paleoltico medio
del mismo medioambiente. Resulta significativo que la misma rea permaneciera desocupada durante al menos los 50.000 aos anteriores al 15.000 B.P.
y tambin del 5500 al 4000 B.P. En suma, el asentamiento del Pleistoceno en
el interior de Africa del Sur estuvo espacialmente acotado y fue temporalmente
definido, con perodos de total abandono de la regin que duraran muchos
milenios.
El modelo de asentamiento de Alexandersfontein es compatible con otros estudios de campo regionales de los cazadores-recolectores prehistricos por lo
que refiere a la localizacin de las concentraciones de campamentos, la delimitacin de los hallazgos, y perodos de tiempo relativamente precisos. Por ejemplo, los yacimientos con un slex de color chocolate del tecnocomplejo de la
punta pedunculada estn concentrados en los valles aluviales de un sector de
50.000 km' de la Polonia central y fechados en torno al 11.600-9800 B.P.
(Schild, 1976). Judge y Dawson (1972) han documentado patrones de ubica-
260
Sntesis
pocos sitios de otro tecnocomplejo (de principios del Paleoltico superior) con
algunos tiles de hueso y cuentas de cscara de huevo (Van Noten, 1977; Butzer Beaumont y Vogel, 1978; Butzer y Vogel, 1979). Sin embargo, el tecnocomplejo tradicional del Paleoltico medio perdurara todava JO milenios en unos
pocos sitios de la regin de El Cabo (Deacon, 1979; Volman, 1981) (Figura 14-6).
Incluso entonces, los grupos ms numerosos del Paleoltico superior no llegaron a ocupar el interior ahora semirido hasta hace unos 15.000 aos.
Es posible que los grupos del Paleoltico medio, de nmero muy reducido,
se retirasen, segn la variacin estacional, a la zona de lluvias invernales del
sur de El Cabo, mientras los grupos de principios del Paleoltico superior explotaban espordicamente la zona montaosa del Transvaal y del Natal durante las pocas ms clidas y hmedas del ao en las reas operativas mejor definidas de la regin de los lagos del Africa centroriental. De esta forma, gran
parte del sur de Africa pudo permanecer bsicamente desocupada durante muchos milenios, con poca probabilidad de encuentros entre grupos de distinta
261
o
O Yacimientos neolilicos
O Yacimientos mesotiticos
40.000-30.000 B.P.
Principales cordilleras
250
Sincrnicos
Figura 14-6. Los yacimientos de Howison's Poort, fechados en la fase isotO~ica ce.mp!ada Sb, c~tn
limitados a las partes coster.1s y montaosas de Africa del Sur. Los mas a~tJguos (:':eolluco)
(40.000-30.000 B.P.) eran coevos de los del tvtesoltico de otras partes de la misma reg10n.
identidad. Aunque no estn probados de forma incontrovertible, estos argumentos hablan en favor de distintos "aislamientos culturales parciales" con territo-
1976c; Wendorf y Schild, 1976, 1980; Bar-Yosef y Phillips, 1977; Butzer, 1979).
Estas industrias no representaban meras diferencias de facies o complejos lticos y, con frecuencia, su tecnologa bsica y la materia prima utiliz~da eran
distintas. Sus localizaciones casi contemporneas pueden aparecer a solo unos
pocos kilmetros de distancia, y en algunos casos industrias distintas_altern~n
unas con otras en el mismo yacimiento; otras tienden a agruparse en areas dis-
262
Sntesis
-----
Tecnologa levalfoisiense
~~~~
Hoja
~~--~
micro/ftica
INUNDACIOtJES
DEL NILO
(doocaiga
sub-sahanana)
1/Wernals~
r)J
H~erri:Jo
At-cto
EG!P1D COLONIAL
H'"'''"'"
CLIMA
DESERTICO
, (lluv,as locales
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ro
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Nilo del . . 5 n~s Y tec~ocomp eJ~s del Pleistoceno superior al Holoceno inferior del valle del
de tres a cinco
tardfo" el
.
en e a ,ense me uye el Kohr el S1J; el Aficnse incluye el "Scbiliense
, !snense mcluye el Menchianiense; el Sebekiense incluye el Dabasoraniense "E" y (?)
1
e Qadense in~luye el "Wadi"; el Fakhuriense incluye el "D"; el Shamarkicnse incluye el Elkabien~
se Y.el Qarumense; el Neoltico ccr.i.mico incluye el Neoltico de Jartum "Abkan" F~yu "A"
Menmde,
, ... m
Y
263
queletos con heridas de proyectiles. Las 13 industrias nilticas preagrcolas tienen una duracin media de 2800 aos (sigma 2200), similar a la de las familias
lingsticas histricas y protohistricas (por ejemplo, celta, germnica). La aparicin y desaparicin de estas industrias coinciden, por lo general, con cambios medioambientales (Figura 14-7), lo que hace pensar en repetidos reajustes
ecolgicos.
Las faunas presentes asociadas a los yacimientos del Valle del Nilo estn constituidas principalmente por bfalos salvajes y facoceros, algunas gacelas, asnos salvajes, hipoptamos, jabales, y un bfalo extinguido. Las muestras faunsticas son demasiado pequeas para saber si hubo o no diferencias en las
preferencias de caza de los grupos responsables de estas industrias, pero en algunos sitios hay abundantes espinas de pescado y tambin algunas tortugas y
cocodrilos. Los tipos de tiles sugieren que la pesca fue importante en varias
de estas adaptaciones.
Las piedras de moler, asociadas slo a algunos de los yacimientos de algunas
industrias (Kubbaniyense, Afinense, Qadense, Isnense, Figura 14-7), a veces junto
con microlitos de hoces, confirmaran la existencia de manipulacin de plantas, algo que viene avalado por la presencia de polen de tipo Gramineae en un
lugar isnense y de granos de cebada carbonizados en un yacimiento kubbaniyense. Varios siglos de inundaciones excepcionales asociadas a un Nilo "salvaje" con desbordamientos perodicos de 8 o 9 m por encima de sus aluviones
recientes entre 12.000 y 11.500 B.P. pudieron haber puesto punto final a esta
adaptacin especializada en la recoleccin de granos. Las poblaciones ulteriores del Valle del Nilo fueron escasas y pequeas, y se dedicaron principalmente
a la explotacin acutica hasta la llegada de los colonos neolticos procedentes
de los desiertos occidentales (Butzer, 1976c; Captulo 2).
Los yacimientos del Pleistoceno final de Israel muestran una mayor uniformidad tecnolgica, pero con complejos lticos diferentes, en reas que hoy son
ridas y hmedas (Bar-Yosef, 1975). Las numerosas ocupaciones de cuevas produjeron estratos notablemente ms potentes que las ocupaciones nilticas ms
extensivas pero menos profundas, lo que sugiere una residencia repetida y prolongada. La extensin de los asentamientos vara desde los 150 a 400 m' del
Kebarense (aprox. 18.000 B.P.) hasta los 500 a 7000 m2 del Natufiense (aprox.
10.500 B.P.). La disposicin de los asentamientos natufienses, su tamao y sus
faunas indican adaptaciones locales diversificadas reflejadas en cuatro patrones tpicos de asentamiento (Bar-Yosef, 1975).
Estas tendencias son similares a las de Egipto, pero demuestran que las rpidas transformaciones de los patrones de asentamiento y subsistencia de finales
del Pleistoceno fueron nicas dentro de cada mosaico ecolgico. Haba desde
luego unos pocos, aunque extensos, iatus intersticiales. Pero los comportamientos
espaciales de amplio espectro de los recolectores "intensivos" de Egipto e Israel, por un lado, y de los cazadores-recolectores ''extensivos'' de Polonia y
Nuevo Mxico, por otro, eran sustancialmente diferentes en cuanto a densidad
y complejidad. Las adaptaciones posteriores de principios del Holoceno man-
264
Sntesis
265
mica y los hornos de coccin, hasta fuertes, templos y lugares sagrados. Estos
son los datos que utiliza Hodder (1972, 1977) en sus anlisis espaciales. En el
trabajo de Evans (1975: Captulos 6-7) pueden encontrarse buenas ilustraciones de los tipos de planos de asentamientos y criterios para el trabajo de campo
(vase Captulo 8); y Eradley (1978) ha analizado los diversos tipos de hitosmojones de los cainpos. El aprovechamiento de este extenso corpus de informacin al servicio de la interpretacin funcional y ecolgica de las redes de
asentamientos y de sus cambios a lo largo de milenios apenas ha empezado.
En Holanda y en algunas zonas de Alemania y Escandinavia se han creado
corpus similares de informacin pero todava hay que contrastarlos y valorarlos y hacerlos ms asequibles y comprehensivos. Los estudios ms limitados
no son tan tiles para un anlisis espacial a macroescala, pero suelen ganar en
profundidad a la hora de analizar los procesos de asentamiento a travs del tiempo. El estudio de Potter (1979) de Etruria del Sur es un ejemplo de este tipo
de estudios, y sirve como modelo de continuidad y cambios de asentamiento
en los paisajes de secano de la cuenca del Mediterrneo.
Los estudios a gran escala de conjuntos de asentamientos e irrigacin en ivle-
a.c.
socioeconmica detallada y fiable, algo casi imposible cuando se trata del registro de los cazadores-recolectores. Este es por consiguinte el tema central de
la arqueologa de los asentamientos esencialmente inductiva, Willey (1953: 1),
Ch~ng (1968): Trigger (1968), Parsons (1972) y Tringham (1972). Y tambin es
el llpo de registro arqueolgico susceptible de interpretacin sociocultural deductiva reivindicada en otras declaraciones programticas (Hill, 1972).
. Este breve :epaso se limita a caracterizar los tipos de configuraciones espaciales d1scermbles a partir del registro arqueolgico de las comunidades agrcolas prehistricas y de sus contextos ecolgicos. Esto se ver mejor con una
serie de ejemplos.
Los patrones de asentamiento y de uso de la tierra en paisajes no irrigados,
desde el Neoltico hasta la poca histrica, estn particularmente bien documentados en Gran Bretaa gracias a los trabajos de Evans y Limbrey (1975)
Y de Limbrey YEvans (1978), una serie de mapas detallados para la poca preromana, romana, Edad Oscura y perodo normando publicados por el British
Ordnance Survey, que incluye reseas de todos los yacimientos, desde la cer-
En el Nuevo Mundo, el estudio de la cuenca de Mxico realizado por Sanders et al. (1979) marca un hito similar a macroescala (25 mapas que cubren
unos 3500 km 2) en la determinacin de criterios de asentamiento y de uso de
la tierra. Earle (1976) y Smith (1979b) (cf. Evans, 1980) han intentado estudios
espaciales preliminares, y T.L. Bell ha emprendido un estudio ms comprehensivo. El estudio de la cuenca de Mxico viene a aadirse a otros estudios regionales realizados en Mesoamrica por Flannery (1976) y por Harrison y Turner
(1978), as como a diversos estudios especficamente urbanos.
Estos ejemplos, a los que hay que sumar otros estudios a menor escala de
cursos son mayores en las comunidades agrcolas prehistricas que en los com-
266
Sntesis
aprovechamiento de recursos, y las interacciones dentro y entre las distintas redes de asenta~ientos. Estos modelos descriptivos comprehensivos del paisaje
humano debenan trascender el clsico objetivo del comportamiento espacial
abst;acto, Ytratar de identificar los patrones de los recursos y tambin las inter~cc1on_es entre las sociedades y sus medioambientes que se reflejan en las conf1gurac~ones culturrues y otras improntas del paisaje biofsico. Para ello hacen
falta cm_enos multJdimensionales que puedan aplicarse a los elementos de informac10n generados mediante un enfoque contextual explcito.
CAPITULO 15
Sistemas diacrnicos I:
la adaptacin cultural
La integracin temporal
En los captulos precedentes hemos analizado los modelos y datos empricos
que tratan de describir los procesos y configuraciones espaciales de los ecosistemas humanos. Analizamos dos categoras modales, los cazadores-recolectores
mviles y los agricultores sedentarios, para destacar la variabilidad del comportamiento espacial. Pero el anlisis tena que ser forzosamente sincrnico si
queramos poner de relieve la expresin geogrfica de unos fenmenos que los
arqueolgos analizan tradicionalmente desde una perspectiva temporal. Un eje
temporal resulta, sin embargo, esencial para entender la dinmica de los ecosistemas humanos individuales y tambin el registro de la continuidad y el cambio en la historia humana. Estos objetivos diacrnicos difieren no tanto en contenido, sino en escala, porque la trayectoria de la continuidad y del cambio
representa las interacciones y transformaciones a ms largo plazo de mltiples
ecosistemas humanos.
Visto con la perspectiva de miles o millones de aos de prehistoria, el registro arqueolgico demuestra cambios significativos en la forma humana y en
el comportamiento cultural: a) una "modernizacin" tangible del gnero Homo
desde nuestros antepasados simiescos del Terciario hasta las poblaciones actuales; b) un aumento general de la capacidad intelectual, y c) un aumento sustancial de la complejidad cultural. Estos cambios biolgicos y culturales representan una evolucin fundamental en la que ambas variables estuvieron
inextricablemente interconectadas. Ms all de estas premisas bsicas, apenas
existe acuerdo a nivel semntico, conceptual o de interpretacin procesual.
Los paradigmas tradicionales para la investigacin de los orgenes humanos
no sirven a la hora de analizar los fenmenos de los ltimos 5 o 10 milenios.
Lo que puede ser vlido para la megaescala de la prehistoria del Pleistoceno
puede resultar incorrecto, inaplicable o inadecuado para los cortos perodos de
tiempo y la complejidad de la era histrica. En parte, el problema es de escala,
de macroevolucin o microevolucin, una distincin que no plantea problemas
en trminos biolgicos, pero que resulta difcilmente aplicable a los fenmenos
culturales, planteando la pregunta de si los cambios biolgicos y culturales pueden o no interrelacionarse objetivamente, salvo en los trminos ms generales.
El problema radica tambin, en parte, en el propio paradigma cultural consis-
267
268
Sntesis
Adaptacin cultural
269
humano.
David Clarke caracteriz originalmente los atributos bsicos de los sistemas cul-
a) oscilaciones sincrnicas, por las que los sistemas acoplados se ajustan casi
simultneamente; b) fenmenos de retraso, cuando la nueva informacin se in-
La adaptacin cultural
'informacin' que controla y regula esas tres expresiones de la tradicin cultural" (Clarke, 1968: 85). En su desarrollo de la analoga ciberntica, Clarke compar la cultura con "un sistema de informacin cuyos mensajes representan
ca fundamental para dilucidar la dinmica de los sistemas culturales. El trmino dinmica implica aqu ms que el ritmo, la amplitud y la direccin del cam-
c) fenmenos desencadenantes, cuando las transformaciones reales o potenciales pueden preverse consciente o inconscientemente, provocando ajustes en el
all del problema ms general de las relaciones sociales dentro y entre los grupos, las interacciones entre las poblaciones humanas y los componentes nohumanos de sus ecosistemas son igualmente importantes. La experiencia diacrnica es fundamental para la formulacin y verificacin de los modelos de
comportamiento con respecto a la agresin, el altruismo, la sexualidad y, sobre
todo, a la utilizacin de recursos y a la ecologa. Hasta qu punto estas respuestas reguladoras estn programadas genticamente? La controversia socio-
susceptibles de ser aceptados, integrados o modificados (difusin), como elementos internos generados por recombinaciones de los componentes existentes
270
Sntesis
Las paradojas que aparecen a la hora de deterntinar qu es exactamente adaptativo son particularmente evidentes en muchos ejemplos modernos de stress
colectivo analizados en un trabajo en equipo dirigido por Laughlin y Brady
(1978): no es posible determinar objetivamente si los grupos concretos estudiados estn bien adaptados o no, porque falta el requisito de la profundizacin
en el tiempo -una ausencia importante en el enfoque neo-ecolgico ahistrico. Incluso cuando se dispone de informacin acumulada durante casi un siglo, como ocurre con los dassanetch de la zona deltaica del ro Orno en el suroeste de Etiopa (Butzer, 1971b: 131-44, 175; Almagor, 1972; Carr, 1977), se
pueden identificar los mecanismos adaptativos, pero no se puede medir el xito
adaptativo, porque la reciente expansin demogrfica de los dassanetch ha provocado una degradacin medioambiental intensiva, con las consiguientes presiones en favor de transformaciones culturales significativas. Volviendo a la definicin original, la adaptacin hace referencia al xito a largo plazo, no a corto
plazo. De hecho, Slobodkin y Rapoport (1974) insistieron en que el xito adaptativo tiene que medirse en relacin a una profundidad concreta de tiempo. Las
posibles deficiencias a la hora de aplicarla a situaciones contemporneas no
justifican el rechazo de la adaptacin como concepto arqueolgico til, porque en la investigacin arqueolgica la profundizacin en el tiempo es suficiente.
La adaptacin, sin embargo, sigue siendo un concepto terico, con las ''ca-
Adaptacin cultural
271
bien te, b) aporta una reserva potencial de variabilidad adaptativa que permite
identificar variedades y limitaciones nuevas y ms detalladas dentro del medioambiente para preservar y propagar las variables ms logradas del sistema.
Corolario: las estrategias adaptativas pueden definirse como conjuntos de comportamientos, bien simultneos bien secuenciales, que reflejan una cartografa
alimentos vegetales y animales, puesto que el nicho ms amplio es el que proporciona sustitutos de los recursos ms escasos, y asegura posiblemente la viabilidad de un sistema de asentamiento de subsistencia de tipo familiar. Las estrategias de optimizacin no son adaptativamente ptimas en medioambientes
marginales o incluso en medioambientes productivos pero de riesgo moderado.
Una alternativa es la estrategia "ms prudente posible" o minimax, que mini-
cuencia de aos buenos y malos (Clarke, 1968: 119). Estos puntos, apenas
esbozados aqu, se complementan con la discusin de la estrategia ptima de
recoleccin del Captulo 12 (Winterhalder, 1980, 1981) y con los modelos explcitos presentados por Bettinger (1980) y Green (1980a) para los cazadoresrecolectores y para la agricultura de subsistencia.
Los cambios en la estrategia adaptativa pueden vincularse provechosamente
con el proceso de seleccin cultural, que opera en respuesta a limitaciones me-
dioambientales que canalizan o determinan el alcance potencial de los comportamientos, as como a travs de procesos cognitivos que reflejan la inteligencia, las necesidades percibidas, los valores culturales, la anticipacin de
272
Sntesis
273
Adaptacin cultural
dos durante el perodo de experimentacin y cambio para lograr un nuevo sistema adaptativo.
3. La seleccin diversificadora. En un medioambiente parcheado heterogneo pueden desarrollarse dos o ms normas adaptativas y coexistir dentro de
una misma poblacin cultural.
As las presiones selectivas tendern a ser estabilizadoras, direccionales o diversificadoras, dependiendo de si el medioambiente es estable, cambiante o complejo, respectivamente.
1
1
1
1
1
1
CAMBIO
EXOGENO
Medioambiente
SISTEMA
ADAPTATIVO
humano v
no humano
Procesos
evolutivos y
revolucionarios
rn
<
o ro
"'CJ
~.
ro ro
n rr
53 ='
Q.
-
ro
Q.
OPORTUNIDADES DE RECURSOS
Figura 151. Un modelo tridimensional de las variables interactivas de un sistema adaptalivo.
274
Sntesis
Yapari:in de nuevos gneros tienden a ser frecuentes durante este tipo de transformac1ones, aunque los linajes individuales evolucionan segn patrones tem-
porales que muchas veces no coinciden con los cambios biticos complejos.
En o_tra~ palabras, la evolucin de nuevas comunidades biticas supone nuevas
asoc~ac1ones. d~ nuevas y viejas formas que colectivamente representan un nue-
Adaptacin cultural
275
Pueden identificarse tambin reajustes biticos ms sutiles en respuesta a cambios de cuarto y tercer orden (vase Tabla 2-4); esas adaptaciones tuvieron por
lo general slo una significacin local.
Estos rasgos ecosistmicos presentan analogas de importantes consecuen-
cias para los sistemas adaptativos humanos, como puede apreciarse en la tabla
15-1:
l. Las transformaciones evolutivas fundamentales, que implican el desarrollo de modos adaptativos radicalmente nuevos, son relativamente poco corrientes
y suelen tener repercusiones continentales o globales. Ejemplos de esta morfognesis en el registro histrico y prehistrico incluyen la hominizacin, la aparicin de sistemas culturales diversificados a finales del Pleistoceno, los orgenes de la agricultura, la colonizacin de nuevos medioambientes, la urbanizacin,
la industrializacin, y ms recientemente, los intentos de ''modernizar'' el Ter-
2. Los sistemas adaptativos regionales experimentan repetidas discontinuidades en sus niveles de equilibrio o en sus tendencias direccionales a largo plazo (es decir, condiciones de equilibrio dinmico o metaestable) (vase Figura
2-3). Estos cambios suelen afectar a los recursos o a la produccin, como resultado de una informacin mejor o peor adaptada (Rappaport, 1978) o de la variacin medioambiental; para responder a ellos, se facilitan o se precisan ajustes tecnolgicos o de comportamiento importantes. Pueden adoptarse o
descartarse ciertas pautas culturales. Estos ajustes importantes, y la seleccin
direccional resultante en los sistemas adaptativos duraderos, pueden describirse como modificaciones adaptativas, que son menos fundamentales que las transformaciones, pero que trascienden el simple ajuste frente a las perturbaciones
recurrentes inherentes al mantenimiento del equilibrio. Quiz la mejor indicacin para saber si estas modificaciones adaptativas son positivas o negativas
reside en las tendencias demogrficas a largo plazo (Figura 15-2). Repetidas desviaciones positivas y negativas de este tipo definen, por lo general, los ciclos
demogrficos a gran escala vinculados a periodicidades sociopolticas (por ejemplo, en varias civilizaciones primitivas y, ms recientemente, en
la India de los
Moghules y de soberania britnica). Estas son las tendencias llamadas de ascendencia, de climax y de regresin en el esquema histrico evolutivo de Willey
y Phillips (1958) y en las fases formativas, coherentes (clsicas), y post-coherentes
en el modelo de "ontogenia del sistema cultural" de Clarke (1968). Sin embargo, la modificacin ecosistmica proporciona un modelo mejor, porque no pre-
276
Sntesis
Adaptacin cultural
Hambruna y enfermedad
Hamtruna
277
0/\vvv
(\ (\V
Transforn1acin adaptativa
f\
I\
(\
f\ / \ (\
f\
VV\J~V~V
Casos de morfognesis cultural, con desarrollo de modos adaptativos radicalmente nuevos, que
implican seleccin cultural en cuanto a comportamiento social, tecnologa y utilizacin de recursos
Con el tiempo, las transformaciones tienen repercusiones continentales o globales sobre la subsis*
tencia, los asentamientos y la demografia
Las transformaciones pueden estar o no intervinculadas con la evolucin biolgica (macro o micro)
'--'r,f\--f--\-,..-t'-\--f\-..,..-.P'rf'4----
Nueva tecnologia
Equilibrio metastable
Figu.ra 15-2. Las curvas demogrficas coinciden con la calidad de la adaptacin humana. Un tipo
corriente de ~quilibrio es el estado fijo (arriba), en el que hambrunas frecuentes y epidemias provocan flu~tuac10nes demogrficas continuas sin cambio direccional a largo plazo. En sociedades ms
co~pleJa~ . n~evas estrategias a~aptativas pueden propiciar uno o ms saltos en los niveles de equilibno ~eqmhbn? metastable, abaJo), y las posteriores oscilaciones demogrficas pueden ser de menor
ampl.,t~d; los mputs sociales y medioambientales negativos tambin pueden tener efectos inversos,
Mod1f1cado de Butzer (l980c: Figura 1).
1970; Vayda, 1974); la difusin de nueva informacin generada fuera del ecosistema, como por ejemplo, a travs del comercio (Renfrew, 1975; Earle y Ericson, 1977).
2. Los estmulos internos incluyen la innovacin, los procesos demogrficos
(Cohen, 1976b; Turner et al., 1977; Hassan, 1980, 1981; Kirch, 1980b), dispositivos jerrquicos (Flannery, 1972a; Redman, 1978), dificultades cibernticas
(Flannery, 1972a; Rappaport, 1978), y demandas excesivas de productores agrcolas (Wittvogel, 1957; Butzer, 1980c) (Figura 15-3). En la tabla 15-2 se presenta un grupo ms completo aunque no exhaustivo de variables (Wenke, 1981).
No hay que olvidar que los componentes biofsicos y socioculturales del medioambiente son parte integrante del sistema adaptativo: es su dinamismo inherente que queda con mucho fuera del control de los participantes humanos
del sistema. Un cambio en cualquiera de estas variables exgenas o endgenas
exigir reajustes en una o ms de las dems variables, porque las partes del eco-
r
278
279
Adaptacin cultural
Sntesis
111
Componentes biofsicos
Componentes socioculturales
Figura 15-3. Las jerarqua~ sociopolfticas simples o complejas pueden compararse con las organizaciones de los niveles trficos de una cadena alimenticia. Estos modelos esquemticos ilustran modos diferentes de flujos de energa y de informacin en las jerarquas sociopolticas crecientemente
complejas propias de las sociedades preindustriaJes. El primer modelo carece de estructura vertical;
hay flujo de informacin horizontal pero no vertical, y cambio lento. El segundo modelo indica
una estructura vertical limitada, con algo de flujo informativo vertical y ms dinamismo, El tercer
modelo describe una estructura vertical desarrollada, caracterizada por un flujo eficaz de energa
Yde informacin, donde cada nivel y todo el sistema se hallan en equilibrio din.mico o en estado
de equilibrio fijo. El cuarto modelo representa una estructura vertical de vrtice ancho, con flujo
informativo bloqueado, un consumo de energa incrementado por la conservacin del sistema, demandas excesivas sobre el substrato productivo, y un equilibrio metastable. Modificado de Butzer
(1980: Figura 2).
4. Discontinuidades medioambientales,
asociadas a rupturas importantes del
equilibrio de 1000 a 25.000 ai:los de
duracin o con colonizacin de nuevos
medioambientes ecolgicamente divergentes
280
Sntesis
subsistencia, que pueden adoptar o rechazar. En este sentido, la respuesta adaptativa, sea cual fuere el grado de condicionamiento medioambiental y de racionalizacin espacial, es explcitamente el resultado de la percepcin y decisin
humanas. Esta posicin puede argumentarse de la forma siguiente:
l. El rol limitativo est altamente generalizado, y tanto la tecnologa como
la organizacin social atenan sistemticamente las limitaciones.
CAPITULO 16
dad que existe entre las culturas humanas en medioambientes similares. De hecho, gran parte del ruido aparente puede representar respuestas pautadas a medioambientes percibidos.
4. La cantidad potencial de posibles adaptaciones a toda la gama de variabilidad medioambiental es, en consecuencia, incluso mayor que la amplia variedad documentada en el registro etnogrfico de los pueblos existentes.
5. Son los individuos los que conciben y realizan las acciones, por numerosas o annimas que sean. Pero stas tienen que ser examinadas y aprobadas
La discusin metodolgica precedente sobre la adaptacin y los sistemas adaptativos aporta un marco conceptual capaz de abordar eficazmente las interrelaciones entre los grupos humanos y su medioambiente. Este paradigma permite
una integracin sistmica de las muchas variables medioambientales y, sobre
todo, de los procesos interactivos que han sido el tema central de este libro.
Este paradigma est perfectamente equipado para el anlisis diacrnico e incluye la dimensin espacial. En este ltimo capitulo utilizaremos el paradigma
del sistema adaptativo para analizar brevemente dos transformaciones adaptativas fundamentales en la historia humana, y para evaluar luego las modificaciones adaptativas que permitieron la persistencia durante unos cinco milenios
de los sistemas hidrulicos de Egipto y Mesopotamia. Esta presentacin adoptar la forma de una sinopsis interpretativa, con la que se pretende ilustrar el
rol de las mltiples variables en el cambio o en la continuidad culturales.
La transformacin adaptativa en el registro del Pleistoceno:
la hominizacin
materiales de los sistemas adaptativos del Paleoltico inferior muestran una mnima variacin direccional a lo largo de cientos de miles de aos, mientras la
cultura material destaca por sus ritmos exponenciales de cambio durante los
ltimos milenios, cuando las discontinuidades tnicas surgen a medida que las
naciones y los imperios aparecen y desaparecen.
Independientemente de los linajes filogenticos que se reconozcan, la radiacin de los primeros homnidos fue rpida hace de 5 a 1 milln de aos. Hubo
281
282
Sntesis
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Continuidad y can1bio
283
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cirros primitivos y de los pnmerns port:f~;~smucho ms amplio, y la manota-
ptrico, con explotacin de mltiples oportunidades ecolgicas imbricadas (Butzer, 1977b, 1978g).
un grupo polimrfico de homnidos ms evolucionados a partir de otros homnidos de la poca. Hace un milln de aos, como mucho, el nmero de estos
protohumanos ya haba aumentado y desplazado completamente a sus parientes ms prximos, los restantes linajes de australopitecinos, sin que esta desaparicin pueda atribuirse con certeza a una pugna directa o indirecta por los
recursos o a la agresin o depredacin directas.
Las distribuciones geogrficas e incluso las ubicaciones de sitios superpuestos hacen muy difcil la diferenciacin microambiental de los primeros homnidos. Los primeros sitios homnidos no-arqueolgicos representan en su mayo-
los del Lecho I de Olduvai (Leakey, 1971). La misma versatilidad de las dietas
hominidas hace difcil la interpretacin del desgaste dental y puede llegar a oscurecer diferencias significativas en las preferencias dietticas gobales, en las
actividades de bsqueda de alimentos y en las aptitudes para la recoleccin y
la caza.
Las manifestaciones culturales ms extendidas y duraderas del Pleistoceno
medio pertenecen al Achelense (Butzer, 1971a; Capitulo 26; Butzer y Isaac, 1975).
Este complejo ltico del Paleoltico inferior se extiende de 1,5 millones a 200.000
aos B.P., y se caracteriza por sus grandes tiles de talla bifacial, esencialmente
hachas de mano y hendedores. Los yacimientos achelenses que contienen huesos animales demuestran la gran importancia de la caza mayor, pero la preservacin lgica y fortuita de residuos vegetales supone asimismo cierta importancia de los alimentos vegetales. La gama total de restos seos confirma que
la caza era todava una actividad oportunista no especializada, pero en con-
na de sus restos arqueolgdkos sutg1~re uEn:pf~~:able que su estrategia de subsisb . d f idos aunque ru imen anos.
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Los sistemas ad~pta!Jvos
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284
Sntesis
La perspectiva achelense de un medioambiente ptimo dependa de los grandes espacios con una alta biomasa animal.
Dentro de la amplia gama macroambiental de este tipo de praderas o de sabanas, parece que los yacimientos se ubicaron preferentemente en funcin de
los recursos de agua (ros, manantiales, cuevas crsticas, playas lacustres y cos-
tas) y de piedra adecuada para sus tiles. En algunos hbitats, los grupos achelenses parecen haber utilizado campamentos temporales o estacionales durante
sus desplazamientos anuales, mientras que en otros prefirieron un ciclo reposando en un campamento base bien situado, utilizado repetidamente en una
poca concreta del ao (vase Figuras 13-1 y 13-2).
Esta imagen de pequeas bandas de cazadores-recolectores tecnolgicamente rudimentarios distribuidas por las grandes llanuras de Africa y Eurasia, concuerda con las pruebas osteolgicas de una variabilidad biolgica considerable
(especialmente polimorfismo craneal) del Hamo erectus en el tiempo y en el
espacio. Si poblaciones suficientemente numerosas hubieran quedado aisladas
en un rea continental perifrica o por biomos circundantes poco atractivos,
se hubieran dado probablemente mayores brotes de evolucin biolgica o de
innovacin cultural, o ambos.
Estos centros regionales progresivos con seleccin direccional acelerada aparecen entre el 500.000 y el 200.000 B.P., en forma de poblaciones biolgicas
cada vez ms politpicas (representando formas tempranas de Hamo sapiens,
segn muchos autores) y en forma de mltiples culturas materiales de transicin sustituidas finalmente por variantes regionales del Paleoltico medio (Edad
de Piedra Media en el Africa sub-Sahariana, Musteriense en Eurasia). Con la
dispersin de poblaciones cada vez ms grandes y ms diferenciadas a partir
de uno o ms centros, aparecen importantes discontinuidades culturales y biolgicas en el registro arqueolgico de las reas circundantes, donde la densidad
de poblacin es muy baja, y tambin en los registros de las reas centrales de
actividad achelense, donde la seleccin estabilizadora y el estado de equilibrio
fijo haban evitado hasta entonces el cambio.
Con una tecnologa y organizacin tan simples es probable que las fluctuaciones aperidicas en los recursos alimenticios fueran muy duras para los ache-
Continuidad y ca,nbio
285
de poblaciones reproductoras temporalmente aisladas seran atraldos hacia concentraciones regionales ms amplias, favoreciendo as el flujo de genes. A una
escala suficientemente grande, las fluctuaciones medioambientales podran estimular la evolucin biolgica a travs de un mecanismo de feedback, consistente en una seleccin ininterrumpida en favor de la capacidad para manipular
la cultura, por un lado, y en una alternancia de deriva gentica y flujo de genes
por otro (Butzer, 1977b).
Es probable, pues, que los factores medioambientales jugaran un rol bsico
en la evolucin biolgica y en la adaptacin cultural que llevaron a la aparicin
del Hamo sapiens. En mi opinin, un pre-requisito para esta evolucin fue la
desigual distribucin de recursos a escala subcontinental, de forma que las regiones subcontinentales incluan varias reas de tamao intermedio con una
densidad y productividad de recursos suficientes para mantener amplios ncleos poblacionales, mientras que en las grandes reas intercaladas la ocupacin era incompleta. El segundo pre-requisito fue la variacin cclica a largo
plazo de la productividad de los recursos, que cre suficiente stress ecolgico
para impulsar la seleccin natural y los movimientos alternativamente centrfugos y centrpetos de las poblaciones reproductoras dispersas (vase Figura
13-4), que propiciaran la deriva gentica y al flujo de genes, por un lado, y
la seleccin direccional en favor de nuevos rasgos adaptativos, por otro. Estas
circunstancias aportaran los potenciales para un rpido cambio local en los
entornos marginales o perifricos, con las consiguientes transformaciones de
las poblaciones biolgicas y culturales en los entornos centrales u ptimos, un
ejemplo de equilibrio puntual en el sentido de Eldredge y Gould (1972) (Butzer, 1977b).
La imagen tradicional del advenimiento del anatmicamente moderno Hamo
sapiens sapiens implica un escenario europeo donde los neandertales y su cultura material musteriense fueron sustitudos en torno al 37 .000 B.P. por grandes poblaciones del tipo Cro-magnon esencialmente moderno venido del este;
estos nuevos pueblos del Paleoltico superior eran superiores en capacidad tecnolgica y organizativa y fueron los primeros en desarrollar el arte rupestre.
Pero el Hamo sapiens sapiens de aspecto moderno de la Border Cave de Africa
del Sur (Rightmire, 1979) est vinculado a la industria Howieson's Poort y puede
fecharse (por extrapolacin de los coeficientes de sedimentacin fechados por
radiocarbono y mediante la correlacin de los horizontes de derrumbes de techo de cueva de clima fro) en la base isotpica fra 5b, en torno al 90.000 B.P.
(Butzer, Beaumont y Vogel, 1978). Otro tipo fsico moderno aparece en los niveles musterienses de la cueva de Jebe! Qafzeh, Israel, donde pudo aparecer
en torno al 65.000 B.P. (Farrand, 1979). Estos fsiles suponen que se estaba
produciendo una rpida evolucin biolgica en Africa, y quiz tambin en Asia,
en una poca en que las industrias tradicionales del Paleoltico medio continuaban dominando el Viejo Mundo.
En Europa la fase de transicin entre el Musteriense y el Paleoltico superior
parece ser ms temprana en el este que en el oeste: anterior al 44.000 B.P. en
286
Sntesis
zonas de los Balcanes (Klein, 1973), y 35.000 B.P. en el norte de Espaa (Butzer, 1981c). Esto supone que la sustitucin de los neandertales en Europa no
fue en absoluto repentina. Quiz sea incluso posible, con ms informacin, confirmar un grado de continuidad cultural en partes de Francia y norte de Espaa.
Contemplando desde una perspectiva ms amplia el proceso de hominizacin que qued completada en lo fundamental entre el 90.000 y el 20.000 B.P.,
se observan vagas configuraciones que denotan gradaciones interregionales en
la evolucin biolgica y en la complejidad de la cultura material. Las repetidas
discontinuidades temporales tambin evidentes en el registro sugieren que las
tendencias no fueron idnticas en todas partes, ni fueron ininterrumpidas en
ninguna regin, por no decir que estuvieron sujetas a un cambio direccional
lineal o exponencial. La dispersin achelense hacia nuevos medioambientes extratropicales fue una clara respuesta adaptativa muy importante. La cuestin de
si los cambios adaptativos permitieron o no esta expansin del oikoumene, o
de si la expansin determin o no la readaptacin, no tiene respuesta y, hasta
cierto punto, resulta redundante. Lo que s resulta particularmente interesante
es el patrn de los nuevos biomos ocupados y del nicho tradicional seleccionado.
Debemos hacer una importante distincin entre la cultura material, por un
lado, y las estrategias adaptativas intangibles, por otro: Parece que el utillaje
ltico fue mucho menos importante para la adaptacin humana en un medioambiente en transformacin que los dispositivos organizativos. Y, sin embargo,
los mtodos arqueolgicos tradicionales siguen centrndose casi exclusivamente en los restos artefactuales y en su tipologa. En consecuencia, aunque la evidencia biofsica no deje lugar a dudas sobre los cambios medioambientales repetidos de amplitudes y longitud de ondas diferentes, no existe ninguna razn
arqueolgica para los reajustes tecnolgicos o de comportamiento asociados
causalmente. El argumento que tanto la cultura como el medioambiente sirvieron de catalizadores de la evolucin humana (Butzer, 1977c) concuerda con la
evidencia, pero debe plantearse slo a nivel terico.
Las formas de vida del Pleistoceno inferior al Pleistoceno medio estaban necesariamente adaptadas a la supervivencia en medioambientes espacialmente
variables y muchas veces impredecibles en el tiempo. Con una tecnologa limitada y una informacin mnima, los grupos proto-humanos tenan escasas facilidades materiales y sociales para mitigar los efectos de las alteraciones medioambientales. Su estrategia fundamental parece haber sido una estrategia de
alta flexibilidad y de minimizacin del riesgo basada en opciones de recursos
mltiples percibidas en un espacio econmico amplio y heterogneo. Hollings
(1973: 21) describi este sistema como elstico y capaz de absorber y acomodar
futuros acontecimientos ''en cualquiera de sus formas, por inesperadas que fueran". Semejante grado de flexibilidad habra favorecido un estado de equilibrio fijo. Con una trayectoria direccional, a finales del Pleistoceno medio las
perturbaciones habran ocasionado reajustes dinmicos dentro del sistema adaptativo existente, ms que cambios abruptos que seran percibidos como discontinuidades en el registro arqueolgico. Es probable entonces que las disconti-
Continuidad y ca111bio
287
288
Sntesis
Continuidad y ca,nbio
289
Cambios naturales
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Tecnolog(a
la busqueda de ali
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reciproco
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Movilidad
residencial
Figura 16-l. Interacciones sistemticas que afectan a los niveles demogrficos de los cazadoresrecolectores. Segn Harris (1978: Figura 1). Cortesa University of Pittsburgh Press y Gerald Duckworth and Co.
novacin probablemente se aceler con los cambios de biomo de finales del Pleistoceno y tambin con la expansin humana hacia nuevos medioambientes, como
se puede observar en el Mesoltico europeo (Phillips, 1980: Captulo 4), en el
Wilton de Africa del Sur (Deacon, 1976), y en el perodo Arcaico del Centroeste de los Estados Unidos (McMillan y Klippel, 1981). Harris (1977, 1978) ha
propuesto varios modelos de stress que incorporan el cambio medioambiental,
el grado de sedentarismo, la eficacia de la recoleccin y la presin demogrfica. El cambio de las interacciones del estado de equilibrio fijo del Pleistoceno
al equilibrio dinmico de finales del Pleistoceno, con bucles de feedback positivo, se ilustra en las figuras 16-1 y 16-2.
290
Sntesis
Reduccin
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Continuidad y can1bio
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logstica
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del sedentarismo
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Adopcin
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ms productivos
291
de !rabaJo para la
busqueda
de alirnenlos
les silvestres (por ejemplo Jeric y Tell Bouqras) y complejos mosaicos locales
de comunidades sea predominantemente recolectoras, o predominantemente
agrcolas. En el suroeste de Asia, este perodo transicional proto-agrcola (Figura 16-3), con mltiples opciones de subsistencia y de asentamiento dentro
de cada sistema adaptativo, data aproximadamente del 10.500 al 8000 B.P. Incluso a partir de esas fechas, sistemas adaptativos diferentes, basados predominantemente en cultivos y ganado domesticados, optaron por diferentes conjuntos
de animales y plantas domesticados, utilizaron diferentes utillajes y adoptaron
estilos de asentamiento distintos (vase en Bender, 1975, la bibliografa, en parte
anticuada sobre el tema). Slo hacia el 6800 B.P. (ajustado a 5500 a.C.) surgira un modelo estndar de agricultura de secano con una amplia gama de cereales y rebaos en los medioambientes mediterrneos de verano seco entre Iran
Figura 16-2. Interacciones de feedback positivo que favorecen el aumento del sedentarismo una
expl~tacin m~ eficaz de los alimentos no domesticados y/o la produccin de alimentos. Segn
Harns (1978: Figura 2). Cortesa University of Pittsburgh Press y Gcrald Duckworth and Co.
La transisicin proto-agrcola sigue siendo mal comprendida. El registro artefactual es ambiguo, los datos bio-arqueolgicos son incompletos y los modelos interpretativos estn distorsionados por la profunda dicotoma conceptual
entre recursos silvestres y recursos domesticados. El registro imperfecto denota
modos adaptativos muy diversos, una gran variabilidad intrarregional y alternancias peridicas de crecimiento y equilibrio econmico. El proceso no fue
irreversible, porque los grupos podan volver a dedicarse a la recoleccin a tiempo
completo durante los aos de stress excepcional, y los animales y plantas domesticados podan igualmente revertir al estado salvaje y silvestre primitivo. El
proceso de transformacin agrcola no sigui una trayectoria lineal previsible,
sino que fue discontinua en el espacio y en el tiempo, debido a episodios de
crecimiento acelerado y de regresin que no tuvieron porqu ser necesariamente sincrnicos o generales.
Incluso una vez establecida, la subsistencia agrcola fue una adaptacin dinmica. La agricultura no suministr necesariamente ms y mejores alimentos
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292
Sntesis
Continuidad y ca,nbio
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293
puestas a las enfermedades epidmicas y parasitarias que diezmaban la poblacin. Los procesos socioeconmicos adoptaron tendencias hacia la defensa de
la propiedad, la reciprocidad segn las lneas del parentesco, una rgida divisin sexual del trabajo, la especializacin artesanal, la estratificacin social y
la territorialidad. As pues, la transformacin agrcola se caracteriz por una
interaccin sistmica que aumentara en complejidad con el tiempo.
Paradjicamente, esta transformacin pretenda elevar la productividad y las
reservas de recursos, pero las presiones resultantes en favor de una mayor in-
tensificacin se tradujeron por una simplificacin del ecosistema y una reduccin de la diversidad seguidas de un incremento de las perturbaciones medioambientales a corto plazo y de degradacin a largo plazo, lo que posiblemente
provoc una disminucin demogrfica o mayores gastos de energa, o ambas
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294
Sntesis
ciones adaptativas para responder a las condiciones locales. Tuvieron que probarse nuevos tipos de suelo y adaptarse las tcnicas de preparacin de los suelos a comunidades vegetales diferentes, como las praderas profundamente
arraigadas en los mosaicos de praderas/bosques de Europa, y a las condiciones
edficas propias de las tierras de aluvin y de los lechos de ros y torrentes estacionales del Shara y de las tierras bajas de Mesopotamia. Se hicieron cambios
experimentales de la estacin de la siembra en respuesta al fro del invierno,
al calor del verano, y a la sequa. Si los veranos eran a la vez calientes y hmedos, como ocurra en Bulgaria, la siembra poda hacerse en primavera en lugar
de otoo. Las estrategias tradicionales de ubicacin y de organizacin y construccin de asentamientos probablemente trajeron consigo una reevaluacin del
drenaje, del acceso a mejores suelos, del clima, de las principales materias primas y de las nuevas tendencias demogrficas.
3. Las interacciones con los cazadores-recolectores de la regin, como las que
se observan en Yugoslavia, propiciaron una nueva evaluacin de las tcnicas
de forrajeo para el aprovechamiento de alimentos especiales y plantas medicinales Y para mejorar las estrategias de caza y pesca. El cruce del ganado vacuno Y porcino domesticado con sus prototipos salvajes, como se ha comprobado en Hungra, produjo un ganado mejor adaptado. Al mismo tiempo, los
recolectores indgenas adoptaban quiz una seleccin de rasgos tecnolgicos
Yorganizativos comprendiendo tipos de tiles y el cuidado incidental o permanente de algunos animales domesticados, inicialmente quiz producto del robo.
4. La expansin y la adaptacin seguan avanzando tras los grupos de colonos en busca de hbitats los ms parecidos posibles a sus hbitats de origen
(en las cuencas de loess de Europa central y las tierras altas del Shara). En
los nuevos centros de asentamiento, de la seleccin consciente o inconsciente
de nuevas mutaciones de plantas en busca de una mayor productividad en diversas condiciones de clima y competicin, nuevos cultivos, algunos de ellos
a partir de gramneas salvajes, prosperaron en los campos y huertos de la Europa templada. El ganado vacuno y el porcino desplazaron a ovejas y cabras en
las llanuras hmedas de Hungra y en los bosques de las regiones montaosas
de Alemania.
5. Espacialmente concentradas en las llanuras discontinuas de Centro-Europa
Y en las tierras altas aisladas del Shara, y abiertas al creciente contacto con
pastores indgenas, los colonizadores agrcolas empezaron a desarrollar identidades regionales, acentundose la divergencia cultural y biolgica y la aparicin de nuevos sistemas adaptativos, mientras que los cazadores-recolectores
nuevos biomos, como las llanuras glaciares del norte de Europa y el Magreb,
sea en los espacios intersticiales desocupados de la Europa central o suroriental.
Continuidad y ca,nbio
295
Con ajustes menores este modelo bsico de colonizacin puede servir para
analizar toda una gama de procesos similares, desde la expansin neoltica ha-
gros a largo plazo en forma de agotamiento y destruccin del suelo y de cambio hidrolgico, muchas veces asociados a la salinizacin de las tierras de aluvin, que afectaban a la continuidad de la productividad. En su esfuerzo para
reducir los riesgos y aumentar la productividad, los grupos humanos impusieron desacertadamente un paisaje de subsistencia tipico del Prximo Oriente en
medioambientes nuevos y con frecuencia poco adecuados. Al principio, los hbitats fueron modificados, luego muchos fueron eliminados, hasta que el biomo original se hubo transformado de tal modo que resultaba irreconocible. Aqu,
el xito agrcola se traduca por un paisaje cultural impuesto que era percibido
como una domesticacin de la naturaleza. Pero, aunque en apariencia domesticados, estos ecosistemas simplificados se hicieron cada vez ms frgiles, im-
296
Sntesis
Continuidad y canzbio
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Control
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Concentrac,n
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de poblacin
Figura 16-4. Interacciones de feedback positivo favorables a la aparicin de una sociedad urbana
estratificada en Mesopotamia. Segtin Redman (1978: Figura 14-2). Cortesia Academic Press, Inc.
nes tecnolgicas aportadas al mismo, la traccin animal, la rotacin de cultivos y los fertilizantes jugaron un rol ecolgico similar. Aqu tambin apareci
la estratificacin socioeconmica junto con la jerarquizacin de los asentamientos y crecientes grados de urbanizacin (Figura 16-3). Los centros urbanos, separados por hinterlands rurales intensivamente explotados servan para definir
una nueva reciprocidad entre la cultura y un medioambiente que era tan diferente de la agricultura extensiva de subsistencia como las adaptaciones neolticas lo fueron de la recoleccin del Pleistoceno.
En suma, la sucesin de transformaciones adaptativas ocurridas desde finales del Pleistoceno hasta el final de la prehistoria en el Prximo Oriente, Europa, Asia, Mesopotamia y los Andes, inclua una serie aparentemente inexorable de potentes bucles de feedback positivo, por Jo general en la forma de un
r
298
Sntesis
sociopoltica cuya organizacin estructural favorece un flujo ptimo de energa dentro del sistema. El concepto ecolgico de niveles trficos en las comunidades biticas es muy til: en las comunidades biticas los organismos con hbitos alimenticios similares definen eslabones sucesivos entrelazados en una
cadena trfica vertical. U na jerarqua social eficaz comprende varios niveles
trficos dispuestos en una pirmide achatada, con una amplia base de productores agrcolas y entre ella y el vrtice administrativo central, un nmero razonable de agentes burocrticos de escalafn medio (Figura 15-3). Las estructuras verticales sirven para canalizar los alimentos y la informacin, mientras que
cia en el vrtice, supondr unas exigencias excesivas para los productores y pondr
en peligro la cadena alimenticia (1abla 15-2). El modelo de pirmide aguda representa un sistema propenso al equilibrio metaestable con inputs internos y
externos apto a socavar el sustrato productivo y, en consecuencia, a destruir
Continuidad y ca,nbio
299
300
Sntesis
tiguo hubo repetidos estiages catastrficos del Nilo, mientras que en la segunda mitad del Imperio Medio (1840-1770 a.C.) hubo varias crecidas igualmente
catastrficas. Los principales reajustes negativos en la hidrologa del Nilo duraron varias generaciones poco despus del 1200 a.c., cuando las tierras de aluvin nubias dejaron de ser inundadas por el ria y tuvieron que ser abandonadas.
Estos factores ofrecen una perspectiva diferente para evaluar los largos intervalos de estancamiento econmico, el declive demogrfico y la discontinuidad
poltica del Egipto faranico. El denominador comn en cada caso fue la despoblacin rural y la disminucin de la productividad econmica. Los procesos
causales fueron complejos e implicaron al menos dos de los tres principales factores: demandas excesivas sobre la poblacin productiva; incidencia de inundaciones insuficientes o de las inundaciones excesivas y destructivas del Nilo; in-
En los casos del Imperio Antiguo y del Imperio Nuevo, la evolucin social
interna fue desfavorable durante al menos los tres siglos que precedieron al declive poltico, lo que sugiere una posible incidencia de inputs externos en el reajuste drstico de un sistema sociopoltico que ya se hallaba en una situacin
de equilibrio metaestable. Sin embargo, en el caso de la Primera y Segunda Dinastas Y del Imperio Medio, no existe evidencia tangible de presiones excesivas; el declive se inici un siglo despus de la aparicin de los primeros indicios
de debilidad poltica, lo que sugiere un fuerte e impredecible stress ejercido sobre un sistema que, a pesar de todo, era funcional. Las fuertes oscilaciones en
Continuidad y ca1nbio
301
incluye componentes sincrnicos (Figura 15-3) y tambin dimensiones diacrnicas o temporales (Figuras 15-2 y 16-5). Puede, en consecuencia, incorporar
alternancias cclicas seculares en momentos de crecimiento de poblacin y productividad, y de declive demogrfico y de devolucin poltica. Estas periodicidades se interpretan no como ciclos orgnicos de crecimiento y declive, sino
como reajustes entre las variables procesuales que mantienen el sistema adaptativo.
Una civilizacin es un tipo de sistema adaptativo que puede estudiarse objetivamente, como ha hecho Adams (1978) en su estudio del impacto de la maxi-
302
Continuidad y ca111bio
Sntesis
FAVORABLE
Concatenacin positiva
Concatenacin negativa
DESFAVORABLE
Figura 16-5. Varios procesos con periodicidades variables pueden coincidir ocasionalmente, reforzndose mutuamente y creando una tendencia global desfavorable (inlexin de las tendencias) o
favorable (pico) para el sistema. lvfodificado de Butzer (1980c: Figura 7).
mizacin agrcola a corto plazo durante perodos de control jerrquico, comparado con el impacto a largo plazo de las economas agropecuarias mixtas
durante pocas de fragmentacin poltica, con objeto de identificar dos modos
distintos de equilibrio adaptativo ininterrumpido en Mesopotamia. Aqu, tambin, las discontinuidades simuladas por colapso sistmico pueden analizarse
sin recurrir a las interpretaciones subjetivas tradicionales y a menudo morales,
como ocurre al hablar de decadencia.
La prolongada historia egipcia ilustra el dinamismo de un sistema adaptativo caracterizado por ajustes sociales flexibles y persistentes estrechamente vinculados a su medioambiente (las crecidas y los aluviones del Nilo). Las principales crisis, tanto internas como externas, fueron superadas mediante una
reorganizacin de la superestructura poltica y econmica, que reconduca el
poder nacional o al menos la productividad econmica. Los componentes bsicos de las adaptaciones socioculturales y medioambientales sobrevivieron ms
o menos intactos hasta el siglo XIX d.C., aun cuando la identidad poltica (y,
en ltima instancia, tambin la identidad tnica) se transformara. En otras palabras, durante las pocas de discontinuidad poltica, la civilizacin egipcia sobrevivi como un sistema adaptativo flexible, y el xito de esa adaptacin se
refleja en las continuidades fundamentales que unen el Egipto antiguo y el moderno. Lo mismo puede decirse de la antigua Mesopotamia y la moderna Siria.
El sistema adaptativo es un carcter mucho ms bsico que los logros artsticos y polticos de una civilizacin. En este sentido, es a nivel del sistema adaptativo que los estudios procesuales pueden dar los mejores resultados en el examen de las relaciones causa-efecto inherentes a la modificacin y al ajuste
adaptativos (Thbla 15-1). Para concluir, es evidente que las civilizaciones se comportan como sistemas adaptativos, volvindose inestables cuando las demandas de energa de unas estructuras socioeconmicas cada vez ms complejas
se hacen excesivas. Las crisis son el resultado de concatenaciones fortuitas de
procesos que se refuerzan mutuamente y no de la senilidad o de la decadencia.
303
superiores a los de la prehistoria del Pleistoceno. Las constantes recombinaciones de informacin garantizaron adems una cadena continua de innovaciones.
A raz del nacimiento de la agricultura y el pastoreo, los registros prehistrico e histrico estn marcados por ecosistemas cada vez ms controlados (y simplificados). Tambin vale la pena destacar una nueva estrategia demogrfica
destinada a mantener altos niveles de poblacin, incluso a riesgo de una reduccin involuntaria durante intervalos sucesivos de stress medioambiental. Las
altas tasas de natalidad (y de mortalidad) garantizaban la mano de obra necesaria para las estrategias de subsistencia que implicaban un output calrico bajo
para un importante input de trabajo. Aunque las relaciones causa-efecto no estn claras, los tipos de agricultura cada vez ms exigentes en mano de obra,
y el crecimiento demogrfico prolongado suelen coincidir en varios ecosistemas regionales. El equilibrio dinmico en trminos demogrficos fue caracterstico de las fases de crecimiento econmico, a las que seguiran reajustes catastrficos a una nueva fase de estabilidad con unos niveles de equilibrio
sustancialmente inferiores a medida que el mantenimiento de los sistemas socioeconmicos se haca excesivamente costoso en trminos de demandas de energa y flujos de informacin.
Segn sugieren los estudios comparativos, todas las antiguas civilizaciones
que incorporan estrategias de intensificacin fueron metaestables, y sus trayectorias de crecimiento pueden entenderse como trayectorias de extraccin acelerada de energa, hasta el punto de que tanto el ecosistema como las estructuras
socioeconmicas fueron apuradas al mximo, con una productividad calrica
304
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Indice
paleontologa, 185
tratamiento faunstico, 186, 200
ver tambin animales; estratigrafa; tafonoma
Arcaico, 105-6, 107, ll7, 136-7, 222, 266, 291
arte rupestre, 9, 260-1, 287-9
asentamiento, 6, 9, 12, 34, 36, 39, 86-7, 129,
154-6, 165, 179-80, 205, 222, 249,
224-6, 279, 28!
341
342
Indice
Indice
subsistencia
ciberntica, 5, 271-2, 279-80, 306
datacin cronomtrica, 34, 66, 69-73, 153-4,
157, 159-65, 175
aminocido, 159, 163-5
aqueomagnetismo, 159-62
geoqumica, 164, 165
obsidiana, 159-64
potasio-argn, 159, 161-2, 165
radiocarbono, 157, 159-60, 164, 165, 170,
294
series del uranio, 159, 161-2
termoluminiscencia, 159, 162-4
varvas, 159, 164-5
ver tan1bin dedrocronologa; geomagnetismo
demografia, 8-9, 29-30, 33, 232-35, 238,
240-2, 250, 255, 272-3, 277-9, 281,
290-2, 293-6, 298-9, 300-2, 304-6
dendrocronologia, 159, 164-5, 179
dendroecologia, 69, 178-80
domesticacin,
animales, 197-9, 201, 220-1, 240, 296
plantas, 172, 177, 179-80, 182-3, 192
procesos, 292-5, 299
ecologa, 6-7, 11, 13, 206-7
econicho, 14, 272-4, 288, 299-300
ecosistema, 13, 33
biomasa, 8, 14, 27, 60-1, 151, 195-6, 230,
236, 286
cambio, 23-7, 62-3, 196, 247
desequilibrio o degradacin, 9, 36, 201,
236, 278, 281, 295, 297
flujos de energa, 7, 14-5, 29-30,' 182-3,
280-1
humano, 5-6, 13, 29-30, 35, 38, 182-3, 205,
208, 218, 238, 269-71, 274, 277, 280,
298, 300
mosaicos, 197, 200, 207-8, 220-1, 233-4,
237-8, 265
perturbaciones, 9, 22-3, 25, 25, 278-9, 281,
289, 293-5, 297-8, 301-4
productividad, 14, 18, 27, 36, 60-1, 150-2,
182-3, 195, 201, 236, 278, 298
ver ta111bin addaptacin; equilibrio; variabilidad
ecotono, 14, 217-8
Edad del Bronce, 38, 67, 135-6, 147-9, 152,
211, 225
343
Etiopa, 9, 83, 89-90, 93-4, 138-40, 152,
272-3
etnoarqueologia, 3,5 156-7, 225-6, 231-2, 248,
258-60
evolucin
biolgica, 276-7
humana, 269-70, 283, 289
sistemtica, 276-9, 299-300, 303-4
fauna, ver animales; arqueozoologa
fitolitos, 166, 171-2
fuego, 121, 124, 175, 179, 180-2, 190-1
geo-arqueologia, 5-6, 28, 29, 33, 41, 64, 74,
95, 153-4, 199, 201, 251-6, 267
componentes, 34-8
ejemplos, 80, 82-4, 89-94, 98-101, 134-41,
252-3, 256-61
estrategias, 35, 38-9, 94, 149
formacin, 40, 116-7, 154
procedimientos analticos, 37-9, 87-90,
99-101, 108, 111, 150-1, 153-4
ver tan,bin formacin del yacimiento; modificacin del yacimiento; rasgos paisajsticos; sedimentos; suelo; topografa
geografa, 10-1, 14, 33
humana, 4, 10-1, 206-16
geologa arqueolgica, 5, 33
ver ta,nbin geo-arqueologia
geomagnetismo, 25, 64, 71, 159, 162-3, 165
geomorfologa, 18-9, 25, 27-30, 33, 36, 39,
41, 60-1, 66-8, 74, 95, 120, 186-7,
189-91, 200
ver tambin sedimentos arqueolgicos; yacimientos
Giza, 119-21, 124
hidrologa, 19, 27-8, 38-8, 61, 67, 93, 120,
182-3, 201, 207, 236, 252, 296-7
Holoceno, 24, 57, 69, 77, 164-5, 174, 178,
181-2, 183, 194, 196-7, 247, 260, 264,
279, 304-5
344
Indice
298
ontogenia, 10, 277, 279, 300, 303
oxigeno, anlisis isotpicos, 23, 71-2, 156-7,
171-2, 193
Indice
ros, ver hidrologa
Sabara, 25, 28, 50, 145, 293-7
sedimentos arqueolgicos, 36, 41, 74, 252-4
de cava, 42, 44-5, 54, 70-2, 187-9
deltaicos, 48-9, 55
detritos del piso, 42, 49, 50, 55, 94, 97-8,
109, 127-9, 130-3, 140-1, 188-9, 252-4
elicos, 42, 50-1, 55, 61, 103, 114
facies, 42, 87-9
karstcos, 44-54
lacustres, 47-8, 54, 187, 258
litorales, 42, 44-7, 54-5
de manantial, 50-2, 55-8, 61-2, 91, 124-6,
139-41
de pendiente, 42-4, 54, 98, 106-7, 164, 187
relleno artificial, 76, 86-7, 91-2
urbano~. 83-94, 140-1
volcnicos, 42, 51-3, 55, 115
sistemas de intercambio, 157-8, 207-8, 209,
213-6, 221, 232, 240, 242-4, 298, 303
subsistencia, 6, 9, 150-2, 167, 185, 192, 195,
207, 222, 273-5, 276, 279, 286
dicta, 167-9, 170, 176, 182-3, 192, 195,
198, 208, 210, 219-20, 232-3, 238, 284,
286, 293
informacin, 9, 29-30, 217, 222, 245-8, 292
estrategias, 144, 151-2, 182, 195, 220-1,
223, 226-35, 246-7, 249-50, 272-5, 284,
289-93, 295
estructura socio-econmica, 213-5, 236,
243-4, 293
productividad, 210-2, 220-1, 228, 233-8,
242, 249-50, 279
relacin input/output, 11, 219-20, 234-5,
250, 295, 306
tecnologa, 29-30, 157-8, 182, 212, 223,
224-5, 236-7, 243, 247, 256-7, 262-4,
276, 272-9, 281, 285, 289-90, 293-4,
295, 298, 300-1, 303, 304
ver ta1nbin sistemas de intercambio; variabilidad
suelo, 12, 15, 27-8, 34-6, 56-63, 67, 70, 86-8,
92-4, Jl4, 120, 182, 196, 208, 236-8,
244, 295-6
acidificacin, 123-4, 144-5, 152, 182
aridificacin, 123-5, 134, 182
erosin., 18, 20, 98-9, 115-6, 120, 135-41,
182, 201, 244, 296-9
factores edficos, 17, 56-8, 61
fertilidad, 17, II5, 124, 127-8, 141-2, 201,
345
componentes biognicos, 36, 74-5, 78-9,
81-2, 85-8
componentes fisiognicos, 39, 54-5, 73
coprolitos, 79, 81, 170-1, 200
cetritos lticos, 76-7, 82, 99
esquirlas ceni.micas, 75, 85, 89-90, 99, 103,
115-6, 130-1
gravedad, 51-2, 84, 88-91
iones solubles, 39, 75, 78-9, 81-2, 84-7,
112-3, 115-6, 130, 132-3, 115-6, 187
materia vegetal, 74, 83-90
sepultamiento, 54-5, 97, 117-9
suelo mineral, 39, 74, 77
viento, 84, 86-8, 91
ver ta,nbin sedimentos arqueolgicos
yacimiento, interpretacin contextual, 36,
38-40, 41, 117-9, 200
actividad, 95-7, 119, 154-6, 200, 221, 223-4
contexto estratigrfico, 35-6, 66-9, 200
contexto paisajstico, 35, 200, 207
escala, 36, 39, 41
matriz deposicional, 36, 41, 286
matriz regional, 60-3
matriz topogrfica, 36, 43, 53-60, 63
primario, 36, 39, 117-9
secundario, 36, 39, 117-9
semiprimario 36, 39, 117-9
ver ta111bi11 sedimentos
yacimiento, modificacin medioambiental
agua, 36-8, 97-9, 115-6, 130-1, 259-4
alteracin postdeposicional, 36, 50, 117-9
bioturbacin, 107-ll, 116
deformaciones, 107-9, 114
destruccin del yacimiento, 35-6, 114-17,
129, 152, 252-4, 255
dinmica de las arcillas, 36, 105-7
dispersin de artefactos, 6, 98-101, 114-6
dispersin pre-sepultamiento, 36, 54-5,
97-101, 117-9, 252-4
gravedad, 36, 99, 101-2, 104-5, 115, 126,
140-1
hielo, 36, 55, 100-2, 104-5, 106~9
metorizacin, 36-7, 97, 114-5, 185-6
preservacin de los huesos, 54-5, l 13,
117-9, 187-91
preservacin de las plantas, 54-5, ll3-4,
117-9, 174
sales, 36, 54, 85, 103, 112, 115, 174
soluciones mineralizantes, 54, 112, ll8, 187
viento, 36-7, 85-7, 97, 115, 253-4