Domingo Plácido - Introducción Al Mundo Antiguo - Problemas Teóricos y Metodológicos
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05/228/008 - 25 cop.
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Consejo Editor:
INTRODUCCI6N
AL MUNDO ANTIGUO:
PROBLEMAS TE6RICOS
Y METODOL6GICOS
Domingo Placido
EDITORIAL
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SJNTESIS
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dad en que si hay una concepci6n hist6rica del tiempo y se define como
una reacci6n fundamentalmente eststice.
2.5.2.
Mitos y leyendas
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2.5.6.
La hlstoriografia romana
Con Polibio la Historia pasa a tener su centro en Roma. En ella, Tito Livia, que vive ya cuando la ciudad se ha convertido en centre real, politico
y economico, del mundo conocido, hereda el caracter generalizador, cro
nol6gico, de la historiografia helenistica y utiliza para su labor la tradicion
analistica, bistorie rerum gestarum, de su propia ciudad. Centralizada en
Roma, concibe, pues, una Historia de la ciudad desde sus origenes. Meto
dol6gicamente, tiene todos los defectos de la historiografia helenistica: ne
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Zeuxis, para Luciano (Zeuxis, 3), era un pinter que evitaba ta dem6de y
ta koina (lo popular y lo comun) porque no pintaba batallas, ni temas simi
lares. Son ambientes distintos el de Luciano y el de Zeuxis. Es probable
que en el de Zeuxis Jo popular fuera evitar las temas propios de las clases
oliqarquicas, porque, en principio, la guerra es el objeto de la Historia por
servir de cohesion favorable a los intereses de estas, aunque se impone y
se transforma en popular, de tal modo que los temas paclficos se defi
nen coma no populares ni comunes. En la epoca de Zeuxis, en con
creto, la guerra se halla en manos de las jefes y mercenaries. Tacito tam
bien expresa una opinion signiiicativa a este respecto, cuando se queja de
que no puede escribir sobre guerras en la epoca que hace objeto de sus
narraciones hist6ricas. De todas maneras, cabe plantearse como problema
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cuales eran realmente los intereses del lector de Tacito, las batallas o las
intrigas de la carte imperial, pues la queja de Tacito puede referirse al pa
sado, a la tradicion historioqrafica, que sin duda podia mantenerse en un
determinado nivel de la conciencia, en que todos pensaran que lo propio
de la Historia es la narraci6n de las guerras, las gestas de los heroes y las
conquistas del pueblo romano, lo que ya no se producia par haberse
transformado las condiciones hist6ricas. En la historiografia antigua se pro
ducen algunas oscilaciones y alternancias en el gusto par los temas histo
rioqraficos: el mito, la batalla. el discurso explicative, la intriga de carte, el
valor de los individuos, todos ellos coincidentes en multiples ocasiones.
Gustos y preferencias van cambiando, no de manera lineal y global, sino
dejando entrever las diferencias sociales, de modo que Luciano piensa
que lo popular es la batalla, como si en su epoca la clase dominante pre
firiera ya otros temas y la batalla se hubiera convertido en una herencia
dejada al pueblo, tanto en la historiografia coma en la ternatica de las ar
tes plasticas, de las narraciones de vario orden y en cualquier otro gene
ro art!stico o literario. Las clases dominantes debian de preferir ya leer a
ese Tacito que no podia narrar guerras, pues ya no era necesaria la re
producci6n militar del sistema esclavista.
De este modo, se ve c6mo la historiografia no debe ser objeto de es
tudio s6lo por las hechos que narra, sine porque sus rnetodos en cada ca
so. asl como los temas que le interesan y las modos de tratarlos, son iqual
mente consecuencia de las realidades hist6ricas en que nace. Por ello,
resulta de gran interes conocer cuando nace cada tema y las preocupa
ciones de cada momenta. Como caso especialmente interesante puede ci
tarse la epoca de Augusto, creadora de una vision especifica del pasado
capaz de transmitirse y generar una tradici6n historioqrafica, cuyos rasgos
deben conocerse para poder interpretar lo que de ella nace coma vision
del pasado, donde se encuadran las datos referidos a los oligenes o a de
terminados mementos de la Historia de Roma. pero tambien para poder
conocer la epoca de Augusto rnisma en su profundidad y en la imagen que
pretendla hacerse de sl misma. Segtin estudia Braccesi (1981, 45), los elo
gia del Forum Augusti, recogidos por la tradici6n historioqrafica, exaltan en
Colatino, Brute, Publicola, los valores fundamentales propuestos por el re
gimen augusteo. Seguramente, hay valores que Augusto pretende resuci
tar para dar solidez a su regimen apoyandose en un pasado parcialmente
real, pero, al mismo tiernpo, la victoria del heredero de Cesar, aspecto en
que insiste Braccesi ( 1981, 1178), emulando a R. Syme, signific6 el naci
rniento de la mitologia del Principado, la confiquracion de una Historia nue
va donde converge la Historia del pasado. De este mode, se elabora un
pasado en la Historia de Roma, sobre la base de realidades prestigiosas
ya anteriormente elaboradas en la forrnaci6n de una historiografia aristo
cratica gentilicia. Pero, ademas, se crean las bases para afumar el valor
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orden, los niveles, todo ello come reflejo de la sociedad, entre la realidad
que se quiere conservar y el imaginario que se pretende crear.
No puede decirse, por tanto, que el cambio dado per los griegos al use
de la escritura produjera un cambio tambien en sus concepciones intelec
tuales, pero si que las transformaciones de la Grecia arcaica en varios pla
nes favoreci6 la transformaci6n en el uso de la escritura que a su vez fa
voreci6 otros carnbios en el piano de la vida intelectual. En Grecia, Ia es
critura se une mas claramente al desarrollo de la literatura, a partir de las
versos, como fen6meno propio de la oralidad que, al cristalizarse en len
guaje escrito, se inmovilizan e inmovilizan la oralidad misma. Los versos
pasan asl a representar otra forma expresiva diferente. capaz de dar paso
a la prosa como fen6meno especifico y propio de la escritura. Por eso M.
Jourdain no podia hablar en prosa.
Tampoco se puede decir que el uso mas importante de la escritura ori
ginariamente fuera el de las relaciones comerciales y desde luego menos
aun para la escritura griega renovada. Los cambios se refieren a otro or
den de asuntos que afectan a la vida social. Frente a las listas de las gran
des organizaciones estatales de Oriente, los primeros indicios de escritu
ra en la ciudad griega se refieren a la vida privada, al mundo religioso y
poetico, lo que refleja de manera evidente come funcionan las nuevas for
mas de dominaci6n de la polis, no a traves de los sisternas estatales de represi6n y control, sino de sutiles relaciones personales, en que la escritu
ra se convierte en instrumento de atracci6n a traves del prestigio de los
poseedores de artes esotericas. La posesi6n de la religion y de la poesia
se traduce en la posesion de la escritura, lo que deja al pueblo desanna
do culturalmente y a merced de los dorninantes. Por eso existe una coin
cidencia cronol6gica larga con la oralidad, cuando esta cae bajo las nor
mas de los organizadores de grandes festivales panhelenicos, campo de
accion social de los dominantes de las distintas ciudades en formacion, en
los momentos en que el control, en la ciudad misma, puede parecer en pe
ligro. La escritura refuerza el papel de la oralidad, al tiempo que se con
trapone a ella, porque la oralidad puede, paralelamente, mantenerse co
mo modo de expresi6n libre de los sectores oprimidos (ver Cascajero,
1991). Ahora bien, desde que existe la escritura, la oralidad misma altera
su sentido, al someterse al dominio de la escritura o situarse determine
damente frente a ella.
El control de la escritura se convierte, por ello, en un instrumanto de
prestigio que fortalece el poder de las clases dominantes en la misrna epo
ca en que lo era la posesion del bronce para poder realizar ofrendas en
los grandes santuarios del mundo griego, concluye SchnappGourbeillon
{1982, 721).
Un sequndo paso en el desarrollo de la escritura estana representado
por la aparici6n de la historioqrana (ver supra, 2.5), sintoma dela existen
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La transici6n a la Edad Media puede plantearse corno un proceso inverso a otra serie de procesos que configuran el mundo clasico . .Asi, el
proceso democratico ateniense, desde Sol6n a Clistenes, signific6, en gran
rnedida, la soluci6n de los problemas del carnpo en la ciudad. Es un pro
ceso parecido al de la configuraci6n de la vida municipal del Alto Imperio,
donde se realizaba la redistribucion a traves del evergetisrno. Con la ex
pansi6n de la esclavitud se manifiestan los problemas agrarios, cuyo ori
gen se puede situar convencionalmente en el siglo Il, en epoca de los Gra
co, y que repercuten en la vida del ciudadano pobre: los problemas que
se plantean a la vida de este ciudadano se solucionan primero en Roma y
luego en el municipio altoimperial, que sirve de marco para la redistribu
ci6n de los bienes obtenidos por el sistema esclavista. Entre Grecia y Ro
ma los procesos varian y dan lugar a sistemas politicos tan diferentes co
mo la democracia ateniense y el Impeno romano, pero ambos reflejan un
sistema social comun representado por la esclavitud.
La crisis de la esclavitud es tambien la crisis del rnunicipio, coma fac
tor redistribuidor del trabajo esclavo que permite la libertad de quienes
disfrutan de los derechos de ciudadania, igual que la crisis de la demo
cracia es la crisis de la polis, coma factor redistribuidor del trabajo escla
vo que permite la libertad de! demos. La crisis del Imperio romano es una
crisis de la capacidad urbana para realizar sus funciones como rnedio de
redistribuci6n de bienes procedentes del sistema esclavista de explota
ci6n. La soluci6n se encauza por el carnino de la vida rural. Es la busca de
una soluci6n rural a los problemas urbanos, a la inversa de lo que ha su
cedido en la formaci6n de la democracia y de la vida municipal imperial.
El sisterna auqusteo, simplificando, consisti6 en hac~r publico lo priva
do, Octaviano, privato consilio... , salvo a la Republica. El era de alqun rno
do, al mismo tiempo que otras muchas cosas, el ptivetus buscado por Ci
cer6n.
Tras la partitio imperii de Teodosio I, la pars Occ:identis se caracteriza,
al margen de otra serie de circunstancias, por un aumento de la importan
cia de la res pnvata. De alqun modo, la Historia del Imperio es la Historia
de la tra.nsformaci6n citada. Si antes era necesario un privatus que aplica
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explica el tipo de relacion establecido con Hispania, la explotaci6n de minas, la irnposicion de tributes, la exportaci6n y venta de esclavos, etc.
Hasta la epoca de Augusto, el factor deterrninante de la evolucion de la
peninsula hay que situarlo en Roma. Las continuadas luchas civiles se re
flejan en la actuaci6n de Sertorio, en la politica de Cesar y de Pompeyo y
la rnisma politica exterior y econ6rnica de Augusto tiene su vertiente en las
Guerras Cantabras. Todo el proceso de la rornanizacion es, pues, sin du
da, parte integrante de la Historia de Roma, al tiempo que de la evolucion
de los factores intemos de la peninsula. El regimen municipal establecido
en esta, su evoluci6n, sus instituciones como factores de romanizaci6n, su
importancia en la formacion del ejercito imperial, etcetera, son tambien
los que dan sentido pleno a la Historia de Hispania en el Imperio. Tarnbien
la crisis del siglo m en Hispania constituye un aspecto de la crisis de
descomposicion de las bases en que se sustentaba todo el Imperio re
mano.
La unidad geografica representada por la peninsula Iberica no es,
pues, una unidad hist6rica en la Antigiledad y no puede estudiarse, ni par
cuestiones de fondo ni de metodo, coma una entidad en contacto con las
demas pero con personalidad propia. Se trata simplemente de aislar algu
nos aspectos del mundo antiguo que son de hecho geograficamente inte
resantes desde nuestro punto de vista, pero lo queen realidad conforma
hist6ricamente a los habitantes de la peninsula para tiempos posteriores y
sirve para explicar su proceso evolutivo es la Historia del mundo antiguo
en general.
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2. 7. Periodizaci6n
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Oriente
II.
SIGLOS 0SCUROS
Grecia
EL BRONCE EGEO
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III.
EL AR.CAiSMO
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I.
EL HELENISMO
Roma
EL CLASICISMO
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La monarquia
II.
LA REPUBLICA
La cafda de la monarquia (509 a.C.)
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Patricios y plebeyos
Sin embargo, el periodo se caracteriza por las enfrentamientos entre
patricios y plebeyos, que utilizan como media de presi6n la secesi6n in
montem sacrum, en momentos en que eran militannente necesarios, es de
cir. aprovechando las guerras de conquista, que se convierten ast en un
factor determinante de la evoluci6n social intema. De este modo, la plebe
se organiza militarmente bajo la direcci6n del tribune de la plebe, adapta
ci6n espectiica del tribuaus militum. Como resultado, se reconocieron a los
tribunes determinadas facultades, como la iniercessio y el euxilium. instru
mentos de protecci6n de la plebe. Por otro lado, las reuniones de la ple
be, que se celebraban sabre la base de la tribu, los concilie plebis tributa,
terminaron equiparandose con los comit.ia curieie, con el nombre de comi
tia tribute. A partir de ah1 se inicia el proceso por el que se llega a la re
dacci6n de la legislaci6n escrita, la ley de las xn tablas, en las que se re
conoce el conubium a los plebeyos, coma modo de participar en los de
rechos de familia del ciudadano, y la plebe obtiene iguahnente el acceso
a las magistraturas y al ager publicus, a las tierras que se repartian entre
el primitive populus, la primitiva comunidad de los romanos.
Asi, se va creando la que se ha dado en llamar nobilites patricioplebe
ya, nueva clase dominante caracterizada por el acceso a la propiedad,
donde las agrupaciones gentilicias tradicionales solo conservan una funcionalidad ideol6gica. La nueva clase se cierra igualmente y s6lo pennite
ocasionalmente el acceso a ella a los homines novi, en la tendencia a la for
maci6n del ordo senetorius, cerrado, junta al que las nuevas clases proce
dentes de los territorios peminsulares o de la ampliacion de las activida
des economicas propias del crecimiento imperial se agrupan en el ordo
equester. formado por los que acceden coma los nobles a la caballeria,
pero no pertenecen al nucleo cerrado que se ha definido en la republics
imperial.
Ill.
DE LA REPllBLlCA
Esclavos y campesinos
La expansi6n romana
En efecto, en el mismo periodo, se lleva a cabo la conquista romana del
Mediterranso, en tres etapas superpuestas en gran parte entre si: Italia,
Mediterraneo occidental y Mediterraneo oriental. El proceso facilita la ad
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LA CRISIS
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El Alto lmperio
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El Bajo Imperio
Constantino fue quien, despues de varios intentos, logr6 la necesaria
adecuaci6n, a traves de un nuevo sistema monetario basado en el oro, el
solidus aureus, factor que condicion6 las nuevas luchas politicas, las repre
sentadas por la oposicion de Juliano, tendente a nivelar la economia, al
mismo tiempo que pretendia recuperar U."'1 paganismo que tampoco res
pondia ya a las nuevas tendencias monarquianistas de las grandes latifun
distas. Constantino estabiliz6 la situacion y provey6 a la sociedad de los
cauces para la transicion al nuevo sistema social, base de las estructuras
medievales.
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tiempo que los nuevos problemas presentes abren el abanico que per
mite una mayor perspectiva de la realidad pasada. Por ello es precise el
planteamiento metodol6gico inicial de conocer cuales son las condiciones
actuales del conocimiento de la Historia Social de la Edad Antigua.
El planteamiento de los grandes problemas referentes a la Historia An
tigua esta relacionado siempre con los grandes problemas del presente,
con la vinculaci6n del historiador con la actualidad en cada caso. Antes
del siglo XIX, el atractivo por el mundo clasico solo se traducfa en el esta
blecimiento de modelos, literarios o artisticos, a traves de los neoclasicis
mos y renacimientos, idealizadores como tales del pasado, capaces de
despertar el gusto por las lecturas de autores antiguos y por la Arqueolo
gia clasica (ver, en el epigrafe 2.4, el Clasicismo y, en la Tercera Parte, el
epigrafe 3.4.2, Arqueologia).
Toda la historiografia medieval, condicionada por la concepci6n providencialista, prescinde normalmente de cualquier caracter nacional o local.
Su objetivo es la narraci6n de los gesta Dei. Dentro del pensamiento historico cristiano medieval tal vez haya que destacar a Gioacchino da Fiore,
del siglo xn, ya que realiza una periodizaci6n que es al mismo tiempo una
interpretaci6n del desarrollo historico, Divide la Historia de la humanidad
en Edad del Padre, antes de la encamaci6n, Edad del Hijo, en el presente,
y Edad del Espiritu Santo. Como vision escatol6gica, se desplaza del cen
tre de gravedad de la Historia, pero al mismo tiempo indica un esfuerzo
por percibir en el proceso historico unas lineas de evoluci6n que tienden
hacia unas direcciones determinadas, al tiernpo que prescinde cualquier
evolucion lineal y trata de entender, dentro del proceso general represen
tado por la voluntad divina y, por tanto, dirigido hacia un buen fin, la sig
nificacion de los periodos historicos conflictivos.
El Renacimiento concebia una vision ciclica del tiempo, opuesta al eris
tianismo y al linealismo medieval. Frente a la tendencia finalista de la Edad
Media, el Renacimiento cree haber llegado al final del progreso, repre
sentado como vuelta a la Antigi.i.edad clasica. Es el caso de Vasari y de Ba
con (Whitrow, 1990, paqs. 173, sigs.) en el momenta final de su vida, des
pues de haber manifestado una confianza optimista en el progreso. Esta
era la contradicci6n del momenta. pues la vuelta al mundo clasico podia
producir el doble efecto: todo habia sido dicho y hecho, frente a la actitud
de confianza en que, de ese mismo espiritu confiado en el pasado, surgia
el progreso, la idea de que en la Antigi.i.edad no estaba todo el conoci
miento, sino que era el ftmdamento para la nueva experiencia, que somos
nosotros, sobre la base de que veritss Iiiie teinporis, para pasar a situar la
nueva Edad de Oro en el futuro, rechazando el escolasticisrno. Par ello,
tarnbien el Renacimiento presenta una doble cara en relaci6n con el pasa
do clasico.ja del apego al aristotelismo y la de la confianza en el futuro sa
bre la base de1 pasado. En los historiadores, o politicos dependientes de
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En este ambiente se plante6 par primera vez Niebuhr, en 1804, los pro.
blemas de la Historia social de la Roma republicana, cuando, en tiempos
de Federico Guillermo III. las sefiores prusianos accedian al capitalismo li
beral y, contra la revclucion, se planteaba la reforma par la que los sier
vos accedian a la libertad y se afinnaba la propiedad privada. De este mo
do, las Graco en Roma aparecian coma defensores de transfonnar el ager
publicus para convertirlo en objeto de la possessio, al tiempo que la plebe
se liberaba coma lo hacia el campesino alernan, que ahora se manifiesta,
no como el revolucionario frances, sine culturalmente, a traves de las ba
ladas populares, expresi6n del alma de la naci6n liberada, en un ambien
te similar al de la reconciliaci6n entre patricios y plebeyos, donde tambien
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se fraguar1a. como poesia popular, la Historia primitiva de Roma (Momigliano, 1977, 241). La capacidad interpretativa llev6 a Niebuhr a la crttica
de las fuentes y a descubrir en Tito Livia a un historiador condicionado por
el pamotismo militante, cuando la realidad basica se hallaba en los pro
blemas de los campesinos coma granjeros (Collingwood, 1965, 132). Ast,
entre 1811 y 1812, publico su Romiscbe Geschichte, donde se hacia uso de
nuevas fuentes, gracias a los avances Jlevados a cabo por Savigny, en la
Historia del Derecho, Borghesi, en la Epigrafia, y Eckhel, en la Numismati
ca (sabre las fuentes para la Historia de Roma, ver infra, 3.3.4).
Droysen escribe la Historia de Prusia como motor de la unificacion ale
mana y encuentra el precedents en la Historia de Macedonia coma estado
unificador, capaz de acabar con las problemas presentados por las ciuda
des coma unidades independientes, al estilo de los presentados. desde su
punto de vista, por los estados feudales alemanes, que la burguesia bus
caba unifi.car, pero de manera autoritaria, a traves de la realeza prusiana,
como si fuera la realeza maced6nica en Grecia Con ello se enfrenta a la
idea tradicional de que la dscadencia griega cornienza a la muerte de De
m6stenes, lo que no viene a ser mas que el resultado de la propaganda ro
mana, que justificaba asi su intervenci6n imperialista, .como si lo hiciera
para salvar a la Grecia clasica frente a las actuales reyes degenerados
(ver Momigliano, 1977, 307319). En esa direccion, en 1833, escribe la His
torie de Alejandro y, entre 1836 y 1843, la Histotie del Helenismo, despues
de haberse realizado la Uni6n Aduanera, la Zollverein, de 1834, cuando
Federico Guillermo N representaba las expectativas de la Unificacion Ale
mana. El Helenismo significaba la superaci6n de la diversidad, el escena
rio donde seria posible la difusi6n del cristianismo, despues de haberse
convertido en cuna de los sincretismos orientales.
Grote, en carnbio, defensor de la Grecia liberal y demostenica, vive la
Inglaterra de la formaci6n de la democracia parlamentaria donde, desde
1830, se nota la fuerza de los whigs, acompaflada del desarrollo de la ban
ca y del comercio, y de los Trade Unions, desde 1824. El resultado fue la
dernocratizacion del voto, pero ello iba acompaiiado del desarrollo del im
perialismo democratico, que se traducla en las constituciones de Nueva
Zelanda y Canada. En este arnbiente, entre 1846 y 1856, George Grote es
cribio su Historie de Grecia, donde la democracia griega aparece como la
expresi6n de los intereses. no solo del pueblo frente a los ricos, sino de to
da la sociedad, como lugar de origen de todo gobiemo democratico,
unica posibilidad de existencia del pensamiento y de la investigaci6n
racional, como se ve en la misma Grecia, pues alli nace el pensarniento so
fistico, sintesis de la democracia griega y del desarrollo del pensamienlo
intelectual.
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