Una Vida de Pesadillas - R

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Ha tenido R. L. Stine una vida terrorfica? Fue un nio asustadizo? Tuvo una familia rara?

Los compaeros de la escuela crean que era extrao? Por qu le gusta aterrorizar a sus
lectores? De dnde saca las horrorosas ideas para sus historias?
Todas tus preguntas acerca del creador de tus peores sueos encontrarn su respuesta en
esta biografa que pondr los pelos de punta hasta al ms valiente. Por primera vez, R. L.
Stine confiesa la extravagante vida que llevaba cuando tena tu edad y la espantosa
existencia de la que disfruta ahora! Con instantneas y fotos de su lbum familiar!

R. L. Stine

Una vida de pesadillas


Mi biografa como escritor
Pesadillas - 0
ePub r1.0
sleepwithghosts 30.05.14

Ttulo original: It Came From Ohio! My life as a writer


R. L. Stine, 1997
Traduccin: M Jos Galilea
Editor digital: sleepwithghosts
ePub base r1.1

Querido lector:
Me lo he pasado de miedo haciendo este libro. Es terriblemente
divertido!
Espero que disfrutis con mi vida tanto como lo estoy haciendo
yo.
Os saluda miedosamente,

INTRODUCCIN
Cuando conoc a R. L. Stine, todava no era el escritor estadounidense con ms xito de ventas, ni
tampoco se haca llamar R. L. Stine, sino Bob Stine.
Nos conocimos siendo los dos estudiantes de la Universidad Estatal de Ohio. Todava recuerdo su
imagen, escribiendo a mquina en uno de los escritorios al fondo de la redaccin del Sundial.
El Sundial era la revista de humor del campus. Editada y escrita por los mismos estudiantes, se
centraba en bromear acerca de la vida universitaria mediante caricaturas, cmics, chistes y artculos
de todo tipo.
Aquel ao Bob figuraba oficialmente en la revista como colaborador, o sea, deba aportar un
artculo o un chiste en cada nmero de la publicacin.
Yo fui aquel da a la redaccin porque haba escrito una parodia increblemente divertida sobre un
viaje espacial y me mora de ganas de ensersela al editor.
Pero el hombre tena otras cosas en la cabeza: la imprenta haba avanzado la hora de entrega de la
revista a las tres de la tarde de ese mismo da, as que estaba con los nervios de punta.
Bob, vas a tener tiempo de terminar esa historia? quera saber el editor. Estaba tan nervioso
que ya no le quedaban uas para morderse, tem que de un momento a otro se atacara las de los pies.
Bob se limit a decir que s con la cabeza sin parar de escribir.
Cuando el editor me cont que Bob escriba l solo toda la revista, cre que estaba tomndome el
pelo. Pero no, resulta que era verdad; es ms, para l no era nada nuevo, pues ya en el colegio escriba
y editaba sus propias revistas, llenas de ideas desternillantes; es decir, lo que debe ser una revista de
humor.
El tiempo corra a toda prisa mientras Bob martilleaba la mquina de escribir. Aunque
martillear no es quiz la palabra correcta: no hay mucha gente que sepa que R. L. Stine escribe con
un solo dedo. Con ello no quiero decir que solo tenga un dedo: os aseguro que tiene cinco en cada
mano, lo que ocurre es que slo utiliza uno para escribir.
Aquel da, fue una suerte para m lo que ocurri en la redaccin de la revista: con las prisas y el
frenes del ltimo minuto, Bob, de repente, se pill el dedo escritor entre dos teclas. Se hizo dao! A
la mquina de escribir no le pas nada pero l se hizo una buena herida, un rasguo bastante feo.
Digo que fue una suerte para m nicamente porque gracias a aquel accidente hubo un lugar para
mi escrito en la revista.
De este modo, un da de 1962, publiqu un artculo y conoc a R. L. Stine, mi mejor amigo desde
entonces.
Bob nunca olvida mi cumpleaos, y yo nunca me olvido de recordarle el suyo. Cuando an se
dedicaba a los libros y revistas de humor, los regalos de cumpleaos que me haca casi siempre
consistan en patitos de goma. Pero ahora que se ha convertido en el rey de las novelas de terror, R. L.
Stine se ha superado a s mismo, ya no me regala patitos; en lugar de eso, lleva cinco aos
envindome ojos de goma.
He seguido la trayectoria de Bob como escritor desde los tiempos en que estaba de editor en la
revista universitaria, pasando por la poca en revistas de fans, de negocios y libros de humor. He

conocido al Bob annimo, cuando no era ms que otra cara entre la multitud, y tambin al famoso, el
que sin proponrselo crea el caos circulatorio debido a los miles de fans que lo persiguen para
conseguir un autgrafo.
Lo del caos circulatorio lo digo de verdad, ocurri cuando fue a firmar libros a la ciudad donde
naci, Columbia (Ohio). Tendrais que haber visto la avalancha de gente y la inmensa cantidad de
coches que intentaban encontrar aparcamiento junto a la librera. Las calles estaban colapsadas de
vehculos en todas direcciones. El dueo de la librera afirm que nunca haba visto a un autor reunir a
tanta gente. Es increble, declar asombrado.
La vida de R. L. Stine como escritor tambin es bastante increble, adems de una historia muy
interesante: cuenta cmo un amigo mo un joven con una mquina de escribir y un montn de ideas
descabelladas pas de confeccionar sencillas revistas en la habitacin de su casa a ser el autor
estadounidense ms vendido de todos los tiempos.
Cada mes se publican ms de tres millones de ejemplares de las colecciones Pesadillas y La Calle
del Terror, escritas por Bob, y se venden como churros! En Estados Unidos, deben de haber pocos
nios menores de quince aos que no hayan odo hablar de los libros de R. L. Stine. Con tal cantidad
de admiradores Bob tiene un puesto asegurado en la historia de las letras. Y todo eso lo ha hecho slo
con un dedo!
Creo que ya he hablado bastante. El resto de la historia de su vida os la contar el propio Bob, yo
slo me he limitado a transcribir sus palabras. Espero que os guste

Nac el 8 de octubre de 1943 en la ciudad de Columbia (Ohio) y mis padres me llamaron Robert
Lawrence Stine (ahora ya sabis lo que significan las letras R. L. de mi nombre).
Uno de mis recuerdos ms tempranos es bastante espeluznante, tiene que ver con Whitey, nuestro
perro. En las fotos parece un cruce de husky, collie y elefante. Era tan grande que cuando lo
dejbamos entrar en casa tiraba al suelo los jarrones y de paso las mesitas donde estaban! sa es la
razn por la que lo dejbamos encerrado en el garaje.
Cuando tena cuatro aos yo era el encargado de sacar a Whitey del garaje por las maanas. En
cuanto sala al jardn, lo oa araar el portn desde dentro. A continuacin, yo empujaba lentamente
aquella pesada puerta y acto seguido Whitey sala disparado y se me echaba encima, moviendo el rabo
frenticamente y ladrando como un loco. Estaba contentsimo de verme!
Entre ladridos y chillidos me pona las patas encima y me tiraba al suelo. Cada maana era la
misma historia! Yo le deca: Abajo, Whitey, abajo!, pero no haba manera. Paf! Ya estaba otra vez
tirado en el suelo. Cada da igual.
Whitey era un buen perro; no obstante, en parte le debo a l mi capacidad de ver la cara siniestra de
las cosas. Me pregunto si habra llegado a ser un escritor de novelas de terror si a mis cuatro aos no
hubiera comenzado todas las maanas con un golpe seco contra el suelo de cemento.
Me cri en Bexley, un barrio residencial de la ciudad de Columbia, situada justo en medio del
estado de Ohio. De pequeo vivamos en una casa de tres niveles con un jardn bastante grande
sombreado por frondosos rboles.
Mi hermano Bill tiene tres aos menos que yo. En aquella casa, compartamos una habitacin en el
primer piso y en el segundo haba un desvn, al que tenamos prohibidsimo entrar. Mam nos haba
advertido que nunca subiramos all. Cuando le pregunt por qu, mene la cabeza y me contest: No
preguntes.

Que yo escriba libros como Pesadillas y La Calle del Terror tiene bastante que ver con el desvn
de mi niez. Por la noche, tendido en la cama, sola contemplar el techo y preguntarme qu cosa
horrible se esconda en el desvn. No lo saba, de modo que me imaginaba que vea a travs del techo.
Lo cierto es que no era as, no distingua nada, aparte de la masilla, claro, pero mi fantasa haca lo
que quera.
Me imaginaba que haba un perchero junto a las escaleras del desvn. A su lado, una mesa de tres
patas, cajas de cartn y un viejo tocadiscos de manivela. La forma oscura del rincn de atrs era un
bal viejo y misterioso. Ah, y haba tambin una cabeza de alce polvorienta. Vea todo aquello como a
la luz del da. Pero hasta aqu slo eran muebles, no haba nada de terrorfico.
Lo terrorfico era el monstruo del desvn, una invencin ma, al igual que las historias del
monstruo con los bales y las cabezas de alce. Ahora, aquellos cuentos me parecen absurdos, pero en
aquel tiempo eran la mejor respuesta que poda darme a la pregunta Qu hay en el desvn?.
Saba que deba de haber algo verdaderamente espantoso, de lo contrario mi madre no se habra
molestado en prohibirlo. As que no sub al desvn, al menos durante un tiempo.
Que todo esto no os haga pensar que mi niez fue extraa y misteriosa, porque no lo fue. Mi
familia era de lo ms tpica: pap trabajaba en una empresa de abastecimiento para restaurantes y
mam era ama de casa. No tenamos mucho dinero, pero mis padres trabajaban todo lo que podan
para asegurarse de que nunca faltara nada a ninguno de sus tres hijos: mi hermana Pamela, que naci
cuando yo tena siete aos, Bill y yo.

Que qu me gustaba ms hacer de pequeo? Pues escuchar la radio. Aunque os parezca increble,
en casa no hubo televisin hasta que tuve nueve aos, as que me pasaba horas y horas pegado a la
radio.
Cuando yo era nio en la radio no slo haba msica y tertulias, tambin daban comedias,
explicaban cuentos fantsticos, relatos de suspense y de vaqueros. Escuchaba programas buensimos
como El llanero solitario, La sombra, The Whistler y Gang Busters. Haba un programa que me
aterraba de manera especial, se llamaba Suspense. Todava me acuerdo del pavor que me produca.

Al principio del programa se oa un gong y luego una voz profunda y espeluznante deca: Y

ahora, un cuento para manteneros en SUSPENSE! Era una voz tan aterradora que me daba
escalofros, as que acto seguido apagaba la radio antes de que diera comienzo el relato. Lo cierto es
que nunca llegu a or ninguna de las historias. Me daba demasiado miedo.
Todava tengo presente aquella espeluznante voz y, hoy en da, cada vez que escribo un libro,
intento que resulte igual de escalofriante.
La radio que tena era enorme y muy potente, as que poda sintonizar cadenas de todas partes.
Cuando me fui haciendo mayor me aficion a las cadenas de la ciudad de Nueva York. En una de esas
emisoras todas las noches hablaba un hombre llamado Jean Shepherd, un narrador estupendo, adems
del guionista de la pelcula Historias de Navidad. Me gusta la escena aqulla en la que al nio se le
congela la lengua al tocar un mstil. En la pelcula, el narrador es Shepherd en persona.
Su programa radiofnico se emita en directo, desde media noche hasta primeras horas de la
madrugada. Shepherd contaba historias maravillosas y divertidas sobre su niez, su familia y sus
amigos, y sobre Nueva York. Me encantaba su sentido del humor y su manera de hilvanar las historias.
Fue por entonces cuando comenc a soar con ir algn da a Nueva York. Creo que todo el mundo
suea con algn lugar lejano. Al menos, yo lo haca. No me poda imaginar viviendo en ninguna otra
ciudad. Y sigo sin poder hacerlo.
Si bien es cierto que Jean Shepherd despert en m la pasin por los relatos y por Nueva York,
tambin lo es que despert a mis padres varias veces! Lo digo porque entre semana me quedaba
escuchando su programa hasta las tantas, carcajendome como un tonto. Al final, acababa con la
paciencia de mis padres, y cuando ya no podan ms, mi madre me pegaba un grito desde su
habitacin y me ordenaba apagar aquel chisme! Sin embargo, nunca le haca caso.
Por la noche, muy tarde, mientras se supona que dormamos, mi hermano Bill y yo nos
dedicbamos a ponernos la piel de gallina mutuamente. Tendidos cada uno en su cama, con la mirada
puesta en las sombras cambiantes del techo, nos turnbamos en contar terrorficas historias de
fantasmas y casas encantadas, de hombres lobo y momias. Algunos de nuestros cuentos sucedan en
los bosques cercanos: los monstruos aparecan por sorpresa tras los rboles; los hombres lobo aullaban
y los murcilagos revoloteaban de un lado para otro.
Por aquella poca la mayora de mis cuentos trataban de un nio pequeo que se pareca mucho
a mi hermano en el fsico y en la forma de hablar al que unos monstruos perseguan por los
alrededores de su casa
El chico est en su habitacin, muerto de miedo.
Ha visto esa cosa, pero slo un momento. Qu ser? No lo sabe. Pareca un hombre grande y
jorobado. Sin embargo, aquella cabeza aquella cabeza no era del todo humana, los humanos no
tienen aletas en la cara ni tampoco viscosas escamas de lagarto.
El chico oye unos pasos a lo lejos. La cosa lo est buscando por las habitaciones de la casa.
Dnde puede esconderse? No dispone de mucho tiempo. Y si se esconde en el armario? Qu tal
debajo de la cama? Ni hablar! Seguro que son los primeros sitios donde mira el monstruo.
El chico empieza a correr. No te preocupes por el ruido! Date prisa!, se dice. Sale al pasillo,
llega al rellano de las escaleras y baja los escalones de tres en tres, con dificultad. No se te ocurra
tropezar!, se aconseja, se implora a s mismo.
El monstruo lagarto est justo detrs de l. Lo tiene tan cerca que oye sus bufidos y siente su

clido aliento en la nuca.


Comprende que no conseguir llegar a la puerta de la calle vivo; est demasiado lejos. Entonces,
decide esconderse en el ropero, abre la puerta bruscamente y se para en seco, con los ojos abiertos
como platos, horrorizado ante lo que acaba de descubrir en el interior del armario. Aquello es
espeluznante! Terrorfico. El chico comienza a gritar.
Y a continuacin, en ese preciso instante, interrumpa el relato.
Bueno, Bill, ahora apaga la luz, que es muy tarde.
Qu? Bill se enfadaba mucho. No hay derecho! se lamentaba. Qu encuentra en el
armario? Qu pasa con el monstruo? Al final coge al nio? Venga, cuntame lo que ocurre!
Termina la historia, Bob!
No, estoy demasiado cansado responda yo entre bostezos. Buenas noches. Maana te
cuento el final.
Y yo me dorma con una sonrisa cruel en la cara, dejando a mi hermano muerto de curiosidad por
or el desenlace de la historia.
En los libros de terror que escribo utilizo el mismo truco al final de cada captulo: intento dejar a
mis lectores en ascuas, con el miedo en el cuerpo, tal como haca hace aos con mi hermano.
Los cuentos que Bill y yo nos contbamos de noche en nuestra casa de Ohio son claves para
entender nuestra vida profesional: los dos somos escritores, y lo que es ms, todas las criaturas que
habitaban en los bosques en penumbra, las sombras horripilantes que tomaban vida en la pared de la
habitacin, las momias y los hombres lobo, me han seguido hasta los libros de Pesadillas y de la La
Calle del Terror.
Por qu me gustaban tanto las historias de miedo de pequeo? Seguramente porque el mundo real
me daba pavor: yo era un nio miedoso, nada valiente o aventurero. Lo que ms me gustaba era
quedarme en mi habitacin escribiendo, haciendo mis revistas o dibujando historietas.

Un verano mis padres me apuntaron a unos campamentos pero a m no me hizo ninguna ilusin ir.
All pas uno de los momentos de ms miedo, pnico y vergenza de mi vida. Ocurri al final del
verano: todos los nios tenamos que demostrar nuestra pericia en el agua para que nos dieran una
chapa de la Cruz Roja. Yo formaba parte del grupo de los ms pequeos, los Renacuajos, y tena la
insignia de ese nivel. Si queras pasar al siguiente nivel, los Tortugas, debas tirarte a la piscina, nadar
hasta el otro lado y volver. As que los Renacuajos hicimos fila junto al borde de la piscina para ir
tirndonos uno tras otro. Pero conforme iba acercndose mi turno me fue invadiendo el pnico. Saba
que no sera capaz de tirarme: no tena ningn problema en cruzar nadando y volver, pero lo que s me
aterraba era eso de lanzarme al agua. Qu hacer?
Todos me miraban expectantes: nios y monitores. Haba llegado mi turno. Avanc hacia el borde
de la piscina y mir el agua. Me qued paralizado. Saba que no era capaz de hacerlo, no me atreva a
saltar. Todos me animaban para que lo hiciera, insistan en que me tirara. Salta! gritaban. T
puedes! Salta! Pero yo no consegua moverme; no poda respirar; estaba muerto de miedo. Me di
media vuelta y me alej de la piscina.
Fue un momento de absoluto pnico, por eso, cada vez que escribo sobre un chico aterrorizado, me
acuerdo de lo que sent en aquella ocasin e intento plasmar en mi personaje ese mismo sentimiento.
Hasta el da de hoy, sigo siendo incapaz de tirarme a una piscina; tengo que bajar lentamente.
A mis sobrinos de ocho aos les hace mucha gracia este asunto y siempre que tienen ocasin me
provocan y hacen todo lo posible para que me tire al agua. Encuentran divertido que un escritor de
novelas de terror tenga miedo de lanzarse a una piscina.

Quiz tengan razn. Sin embargo, opino que para un escritor de novelas de terror es fundamental
saber lo que significa sentir miedo en la propia piel.
Un da, cuando tena unos siete aos, vi un cartel de SE VENDE en el jardn delantero de mi casa y
le pregunt a mi madre sobre ello. Tenemos que mudarnos a otra casa, repuso encogindose de
hombros. Por aquel entonces no entend muy bien por qu, pero poco despus supe que pap haba
cambiado de empleo y que ya no podamos costearnos una casa tan grande.
En aquel momento decid que si quera descubrir el secreto que encerraba el desvn tena que
darme prisa. Aquella misma noche le cont mi plan a Bill.
Cuando mam se entere me advirti, te las vas a cargar.
Como se te ocurra chivarte lo amenac, el Capitn Grashus te har papilla.
Enmudeci al or aquello, pues le tena un miedo horrible. Y quin era el Capitn Grashus? Era el
superhroe ms fuerte, valiente e invencible del mundo. Lo s de buena tinta porque lo invent yo.
Para ser ms exactos, yo era el Capitn Grashus!
Con su supertraje una toalla atada al cuello a modo de capa el Capitn era capaz de derribar a
Superman y a Cat Woman al mismo tiempo, y todo con una mano atada a la espalda. En mis sueos,
claro.
En nuestra habitacin mandaba casi siempre el Capitn, y Bill era su ayudante; por tanto, tena que
hacer exactamente lo que le ordenaba el Capitn y sin rechistar. Era estupendo ser el hermano mayor!

En ocasiones, el Capitn Grashus inclua entre sus rdenes actividades no muy propias de los
superhroes, como por ejemplo cortar el csped del jardn u ordenar la habitacin. Aunque os parezca
increble, a veces a Bill no le apeteca jugar al Capitn y su ayudante.

sta fue una de esas ocasiones: ni siquiera el Capitn Grashus logr convencer a Bill para que
subiera al desvn. La cosa qued as porque yo no estaba de humor para trifulcas, lo que realmente me
interesaba era subir all arriba. Deba descubrir por m mismo, y de una vez por todas, el secreto del
desvn.
No tuve ningn problema en abrir la puerta. Las escaleras que daban al desvn desembocaban en

una oscuridad total, pero no tena a mano ninguna linterna. Ahora bien, el Capitn Grashus no poda
permitir que un poco de oscuridad lo hiciera desistir de su cometido. El nico problema era que no
estaba un poco oscuro sino totalmente negro, as que el Capitn encendi el interruptor de la luz, que
son como un can al accionarlo.
Se habran enterado mam y pap? No. No se oa ni un alma, ni siquiera la de mis padres. Por
tanto, sub los escalones lentamente, uno a uno, avanzando hacia el desvn. De repente, algo me dio en
la cara. Qu era? Sera acaso el monstruo del desvn? No, tan slo una telaraa.
Cuando llegu arriba descubr que el suelo de la buhardilla era desigual y estaba cubierto de polvo.
Ech un vistazo a la habitacin. Vaya desengao! No haba ningn bal ni ninguna cabeza de alce en
la pared. Menudo chasco!
Lo nico que pareca haber all era un perchero del que colgaban algunos vestidos anticuados de
mam y unos pantalones viejos de trabajo de pap. Al darme la vuelta, divis una caja pequea en el
suelo. Me acerqu y la levant, estaba cubierta de polvo, tena un asa que chirriaba y estaba cerrada.
Cargu la caja hasta las escaleras y me sent.
La abr rpidamente y contempl su contenido. No tena ni idea de lo importante que iba a ser para
m lo que acababa de encontrar.

Qu es? susurraba Bill desde la puerta mirando hacia arriba con curiosidad. Qu has
encontrado?
Una mquina de escribir contest. Apret unas teclas con el dedo ndice. Y funciona.
Estaba contentsimo de haberla encontrado. Comenzaba a bajar las escaleras cuando apareci una
figura por el dintel de la puerta que me hizo dudar de mi entusiasmo. No era mi hermano ni tampoco,
por supuesto, una telaraa. Era mi madre, que me aguardaba con los brazos cruzados y el ceo
fruncido.
Te advert que no subieras al desvn dijo. El suelo est medio podrido y puede ser
peligroso.
Qu excusa poda ponerle? Me haba pillado con las manos en la masa.
Mi madre me envi a mi habitacin. Pero lo bueno fue que dej que me quedara con la mquina de
escribir, as que inmediatamente comenc a utilizarla, con un solo dedo. Supongo que aos ms tarde,
cuando iba al instituto, tendra que haberme apuntado a clases de mecanografa para aprender a
escribir como es debido, pero por entonces ya era demasiado tarde porque escriba a mquina a la
velocidad de la luz, aunque fuera con un solo dedo. Por tanto, me qued con aquella costumbre.
Por aquel entonces, probablemente era el dedo ms rpido del Medio Oeste de Estados Unidos,
pero a los siete aos an no estaba preparado para escribir novelas. No comenc mi primer libro hasta
los doce aos.
Al principio, quera dibujar historietas.
Me encantan los cmics desde que tengo uso de razn, as que yo tambin quera hacer uno,
aunque me saliera fatal. Y as fue como me sali: Fatal! Tard mucho tiempo en aceptar que el dibujo
no era lo mo, aunque nunca se me quitaron las ganas por eso.
Desde que la mquina de escribir fue a parar a mis manos, comenc a escribir y a ilustrar mis
propios cmics y revistas. Quera hacer historietas parecidas a las de EC, una pequea editorial que
publicaba cmics de ciencia ficcin y de miedo, y tambin Mad, una tira cmica que luego pas a ser
toda una revista. Con Mad me rea un montn; tambin me encantaba la ordinariez que desprendan
otras revistas de la misma editorial como Tales from the Crypt (Cuentos de la cripta) o Vault of
Horror (La cmara del horror). Me encantaban.
Mi madre no opinaba lo mismo, deca que esos cmics eran una autntica porquera, as que no
quera verlos por casa. Era el chico ms infeliz del mundo hasta que me di cuenta de que Mad y todas
mis otras revistas preferidas estaban en el barbero.
Crea que te acababas de cortar el pelo deca mi madre todos los sbados por la maana
cuando le peda un dlar para ir a la barbera.

La mayora de los sbados por la maana me los pasaba leyendo en la peluquera. Hasta que no
terminaba de leer los tebeos de cabo a rabo, no me suba a la silla donde el barbero me cortaba el pelo
en un santiamn por ensima vez. Me pas tanto rato en aquella barbera que al final el dueo me
llamaba hijo.
Cuando no estaba leyendo en la peluquera estaba enfrascado en mi empresa artesanal de revistas.
Creo recordar que la primera revista que hice fue The All New Bob Stine Giggle Book (El nuevo libro
de humor de Bob Stine), una obra maestra de la que an conservo un ejemplar: la redact en mi vieja
mquina de escribir y es bastante diminuta; si la comparamos con las revistas de los quioscos mide
unos diez por siete centmetros.
Mi creacin ocupa diez pginas pero slo hay cinco de texto; por alguna razn slo estn escritas
por una cara. Esta diminuta revista contiene un montn de chistes y adivinanzas. El mejor chiste de
todos es el siguiente:
TED: Te vi empujando la bicicleta de camino al trabajo.
NED: Es que se me hizo tan tarde que no tuve ni tiempo de subirme a ella.

HAH, For Maniacs Only (Hah!, slo para manacos) apareci en 1956. En la portada haba un
aviso que deca: En este nmero todo lo que hay que saber sobre los programas Howdy Deedy, La
respuesta de los 64000 dlares y Dragnut. Lo mismo que en Mad, en mi revista pretenda burlarme
de los programas de televisin ms en boga por aquella poca, por eso les cambiaba el nombre
(Howdy Doody era un programa infantil; La pregunta de los 64.000 dlares , un concurso, y Dragnet,
una serie policaca). Tambin me encargaba de los dibujos.
Inverta horas y horas en la confeccin de mis pequeas creaciones. Mis herramientas eran una
mquina de escribir, lpices, bolgrafos, rotuladores, cinta adhesiva, pegamento y tijeras. La grapadora
era seguramente el artilugio de tecnologa ms avanzada con el que contaba.

Cuando yo era pequeo no existan los ordenadores. Me hubiera vuelto loco de felicidad si hubiera
podido echar mano de un ordenador con un programa de autoedicin.
Hacer un ejemplar de cada nmero de la revista requera mucho trabajo, as que eso era todo lo que
haca: un ejemplar de cada nmero. Despus de alardear ante Bill con mi creacin, la llevaba al
colegio para que los amigos se la pasaran y la fueran leyendo.
En aquellas revistas me burlaba de todo el mundo, pero sin meterme con nadie en particular. En
Feef, una de mis revistas, me invent un personaje llamado Harvey Poobah del que se deca lo
siguiente: Harvey Poobah se cay desde lo alto del rascacielos Empire State y vivi (hasta que choc
contra el suelo). En otro ejemplar adverta a mis lectores de lo siguiente: El lugar de la casa donde
se producen ms accidentes es en las escaleras que bajan al stano. Mucho ojo! Y, sobre todo, cuando
tengis que ir al stano no usis las escaleras.
Tambin experimentaba con los ttulos: Ming era uno de los ms exticos; otros eran: Tales to
Drive you Batty (Cuentos para volverse lelo), Whammy (Mala pata) y Stines Line (La lnea Stine).
Uno de mis preferidos era Barf Barf (Tirar, tirar), hecho de fotos que recortaba de las revistas y a lo
que aada una divertida nota a pie de foto de mi invencin.
En mis primeros aos de instituto escrib una revista que se llamaba From Here to Insanity (De
aqu a la locura), que dur siete nmeros. Esta vez las pginas estaban escritas por las dos caras. En el
segundo nmero parodiaba a Robin Hood mediante el personaje de Robn Hooligan. (Aviso a los
lectores de la revista: notaris que hay fallos garrafales de ortografa y de puntuacin, y quizs un uso
un poco extrao de las maysculas. Es que he querido ensearos el texto tal como lo escrib y, adems,
hoy en da consultar un libro de gramtica me da tanta pereza como cuando estaba en el colegio).
Robin Hooligan por Bob Stine
ROBIN: Ah, Ladiy Marian. Vamos a dar un buelta por los vosques de Sherwood? Te pareze
vien?
MARIAN: No cuentes conmigo! La ltima vez que nos fuimos de paseo acab llevndote en
brazos a tu casa.
ROBIN: Y yo que saba que me iba a caer encima de un cactus?
MARIAN: Un CACTUS en el bosque de Sherwood? Qu tontera!
PEQUEO JOHN: Os gustara participar en el concurso de tiro al arco de maana, Robin
Hooligan?
ROBIN: S, que buena idea! Ven, Lady Marian, te boy a poner una manzana encima de la
caveza para ir practicando un poco.
MARIAN: Ni hablar del peluqun! La ltima vez que hicimos algo parecido acab con
dieciocho puntos en la frente.
ROBIN: Bueno, es que me olvid de empolvar el arco. Seguro que no se buelve a repetir.
MARIAN: Claro que no. Porque, lo que es yo, no pienso acompaarte.

Como veis, era un nio raro. Me pas la mayor parte de la niez delante de la mquina de escribir.
Cuntas horas me habr pasado encerrado en mi habitacin escribiendo escribiendo escribiendo!
Igual que ahora!
Unos meses antes de cumplir los trece aos, comenc a prepararme para la Bar Mitzvah, una de las
ceremonias ms importantes de la religin juda. Un da en que estaba en mi habitacin, ensayando
todos los rezos y las oraciones en hebreo que tena que recitar en la sinagoga, mam entr en el cuarto
para hablar conmigo: pap y ella queran saber qu quera que me regalaran por mi Bar Mitzvah. La
verdad es que no tuve ni que pensarlo: Una mquina de escribir nueva, contest enseguida.

Mis padres se portaron muy bien conmigo y me compraron una mquina de escribir de oficina, de
las que puedes darles todo el tute que quieras. Era perfecta. La utilic durante muchos aos.
Ya s, ya s. La mayora de los chicos piden regalos ms emocionantes que una mquina de
escribir. Pero ya os he contado que era bastante rarito y por aquel entonces estaba totalmente
enganchado a la escritura.
Los amigos del colegio me agobiaban pidindome nuevas entregas de las revistas de humor. Las
lean por turnos y cuando haban pasado por todo el mundo me las devolvan.
Me encantaba observar a mis amigos mientras las lean en clase. Lo ms divertido de todo era
cuando uno de ellos se echaba a rer en medio de la leccin y la profesora lo pillaba. Como un da, en

clase con varios de mis amigos, en que el chico que se sentaba a mi lado estaba enfrascado con un
nmero de la revista From here to Insanity ; lea un artculo titulado Cmo leer esta revista en clase
y se estaba muriendo de risa.
Joven, est molestando a toda la clase lo acus la profesora.
Es culpa de l repuso mi amigo apuntndome con el dedo.
Yo me di la vuelta como si la cosa no fuera conmigo, como si pensara: A quin seala?
Y entonces mi amigo, en un intento de desembarazarse de la evidencia, me puso la revista en las
manos.
Usted, Bob Stine, venga aqu inmediatamente me orden la profesora. Y cuando llegu a su
mesa me arrebat la revista de las manos.
Se puede saber qu es esto? exigi saber. Cogi mi creacin, comenz a leerla y me mir de
arriba abajo. Se cree muy gracioso, verdad?
Bueno empec con modestia.
Cree acaso que esto es divertido? Entonces ley en voz alta un trozo del artculo: Si el
profesor te pregunta qu lees, dile que es un diccionario de bolsillo.
Me ech a rer y la clase entera estall en risotadas.
Bob, quiero que vaya ahora mismo al despacho del director. Inmediatamente.

Bueno, Bob, qu quieres ser de mayor? me pregunt el director cuando nos acomodamos en
su despacho, aunque me pareci que l estaba mucho ms cmodo que yo.
Director de colegio contest.
Muy gracioso, Bob apreci con un suspiro. Qu voy a hacer contigo?
Va a perdonarme unos aos de colegio?
No tuve esa suerte. De hecho, el director y los profesores no saban muy bien qu hacer conmigo.
Era buen estudiante, siempre sacaba sobresalientes y notables. El problema es que nunca me
interesaron demasiado las clases. Me gustaba muchsimo ms escribir.
En casa, mi hermano y yo seguamos con nuestras historias para no dormir. Una noche Bill me
contaba algo espeluznante y a la noche siguiente era yo quien haca que se muriera de miedo con
alguna historia llena de giros inesperados.
Nunca estbamos escasos de material. Si quera que los dos acabramos con la piel de gallina, no
tena ms que volver a contar la historia del hombre que yaca debajo del montn de piedras.
Detrs de casa haba un montculo de piedras; cuando nos mudamos, ya estaba all. El patio no era
tan grande como el que tenamos en la casa anterior, estaba separado del bosque de detrs por una
verja de madera ms bien baja, y en medio del bosque se encontraba una enorme pila de piedras
blancas y de superficie lisa.
Quin habra llevado aquellos bloques de piedra hasta all? Cmo las haban transportado hasta
aquel lugar? Nadie pareca saberlo, pero todos los nios del vecindario tenamos una cosa bien clara:
all debajo haba un muerto.
De da solamos jugar alrededor del montculo, pero por la noche nadie se atreva a acercarse. As
que cuando me tocaba contar a m una historia, sola escoger aquel lugar, de noche, como escenario.
Me invent todos los detalles de la vida del hombre muerto, as como su asesinato, que, por supuesto,
haba ocurrido en la mismsima habitacin donde Bill y yo dormamos!
Entonces, un da, se llevaron las piedras y arrancaron los rboles. Una agencia inmobiliaria
compr el terreno y comenz a construir una casa. Nadie mencion lo del cadver; seguramente se lo
llevaron a escondidas, pero tambin puede que lo enterraran debajo de la nueva casa
No se habl ms del tema, jams volvimos a mencionar el misterioso montn de piedras blancas.
Aunque algunas veces pienso en l cuando comienzo a escribir un nuevo libro.

Si alguna vez se nos agotaban los cuentos de terror, nos bamos al cine. De pequeos nos
encantaban las pelculas de miedo, solamos ir al cine cada domingo por la tarde, despus del colegio.
La sala siempre estaba atestada de nios. Daban programas dobles, es decir, dos pelculas, dibujos
animados y algn corto. Las pelculas de terror de aquella poca siempre eran en blanco y negro.
Las que ms nos gustaban eran aquellas en las que aparecan monstruos enormes que vivan en
cuevas subterrneas pero que quedaban libres de repente a consecuencia de la explosin de una bomba
atmica y entonces se dedicaban a pasearse por Washington u otra ciudad cualquiera destrozndola.
Cuando los monstruos comenzaban su ataque mi hermano y yo nos ponamos a chillar y a dar
patadas en el asiento. Todos los nios del cine nos volvamos locos.
Dos de mis pelculas de terror preferidas eran Hay algo vivo! y La noche de los muertos vivientes.
No os suenan de algo estos dos ttulos? Muchas veces, cuando trato de inventar un buen ttulo para un
libro, me acuerdo de las pelculas de miedo que a mi hermano y a m tanto nos apasionaban.
Hace tiempo, un lector me envi una carta de lo ms divertida en la que me preguntaba: Cuando
eras pequeo, eras de los sosos o de los modernos?

Es una pregunta muy difcil de responder. Aunque me imagino que era de los sosos. Lo digo
porque formaba parte de la banda del instituto y en aquellos aos no estaba nada de moda.
Tocaba el clarinete, y lo cierto es que resultaba ms complicado de lo que creis porque era
incapaz de seguir el paso y tocar a la vez. En realidad, el clarinete se me daba bastante bien, siempre
que me pudiera sentar. Pero si lo haca en movimiento tena que concentrarme en seguir el paso, cosa
que me impeda pensar en lo que deba tocar.
Y cmo lo solucion? Pues dej la banda y me apunt al coro. En el coro no haba que caminar
mientras cantbamos!
Como en todas las escuelas, en el colegio de Bexley haba diferentes grupos: estaba el de los
chicos con xito, el de los listos, los deportistas, los chiflados por la electrnica, etc. La verdad es que
yo nunca encaj en ninguno de ellos.
Era un chico de lo menos atltico que os podis imaginar, un patoso de campeonato, lo reconozco.
Cuando estaba en cuarto y quinto curso jugbamos muchsimo al bisbol. El campo de juego
comprenda mi jardn y otros dos ms y todos los nios del barrio participbamos. Habremos jugado
ms de mil veces, pero cada vez que me tocaba batear, lo mximo que consegua era girar sobre m
mismo sin darle a la bola. Siempre me ocurra lo mismo!
Odiaba el momento previo a cada partido, cuando los dos capitanes elegan a los miembros de su
equipo. A m siempre me escogan el ltimo y, encima, los capitanes se peleaban por sacrseme de
encima: Qudatelo t! No, qudatelo t! Ni hablar, va con vosotros!
Tambin trat de jugar al ftbol americano. Pero aunque era alto, tambin muy delgado, de modo
que me aplastaban fcilmente. Luego prob con el baloncesto, aqu el problema era mi falta de
puntera: era capaz de tirar veinte veces seguidas a canasta y no encestar ni una.
Supongo que lo que se me daba mejor eran los bolos. Con todo, siempre surgan problemas: un da,
se me cay la bola sobre el pie sin querer y me romp el dedo pequeo.
En fin, la nica actividad fsica para la que tena talento era la de sintonizar el canal de televisin
donde daban el partido de ftbol americano de los Cleveland Browns. Hay gente que es como si
tuviera dos pies izquierdos; pues bien, en mi caso podra decirse que tengo tres: era incapaz de patear
la pelota, hacer un simple pase o despejar.
Sin embargo, me encantaba seguir por televisin a los Cleveland Browns (suspiro) y a los
Cleveland Indians. Ahora soy hincha de los Jets y de los Giants. Nunca me pierdo el partido de los
domingos por la tarde, aunque tenga mucho trabajo pendiente.
En fin, a lo que bamos, no era del grupo de los deportistas ni de ningn otro, pero tena muy
buenos amigos.
En cuarto, mi mejor amigo era un chico llamado Randy que viva enfrente de casa. Randy y yo nos
pasbamos los sbados por la tarde jugando al Monopoly en el suelo de su habitacin. El juego duraba
horas interminables (interminables de verdad), ninguno de los dos consegua nunca vencer.

Un da el cocker spaniel de Randy destroz el tablero del Monopoly a mordiscos, as que no


jugamos nunca ms; y hasta ah lleg nuestra amistad.
En el instituto me hice muy amigo de Norm. Al contrario que yo, era muy extravertido, rpido de
palabra y muy divertido. Le encantaba acercarse a alguien por la calle y largarle un insulto del tipo:
sa es tu cara de verdad o te atropell un camin? Se le ocurran unas tonteras increbles, pero nos
pareca muy divertido.
Norm tocaba la trompeta, un instrumento muy de moda por entonces. Sola hacer ruidos de lo ms
groseros con el instrumento cuando el director de la banda estaba hablando, lo cual tambin nos haca
mucha gracia.
Fue l quien me introdujo en la msica jazz, y me sigue gustando. En su cuarto tena dos ardillas
voladoras en una jaula; un da, insist en que era mentira que las ardillas supieran volar, as que abri
la puerta de la jaula y salieron correteando. Lo cierto es que aunque no saban volar, se suban por
todas partes. Intentamos atraparlas, pero no haba manera, saltaban de un sitio a otro y se metan por
todas partes. Despus de una hora de persecucin las dejamos encerradas en la habitacin y nos
fuimos a montar en bicicleta. Quiz sigan sueltas por ah.
El padre de Norm era propietario del cine de arte y ensayo de la ciudad. Era la nica sala de toda
Columbia en la que daban pelculas extranjeras: una pelcula de Brigitte Bardot, una actriz francesa de
cine muy sexy, estuvo ininterrumpidamente en cartel durante por lo menos seis aos.
Haba que tener ms de dieciocho aos para poder ver la pelcula. Pero Norm, todos sus amigos y
yo la vimos en sptimo y, desde entonces, cada ao, pues Norm siempre celebraba su fiesta de

cumpleaos en el cine de su padre y, en vez de contratar payasos o malabaristas para amenizar la


fiesta, veamos la pelcula.

Jeff era otro de mis mejores amigos del instituto. Me caa muy bien porque me pareca listo y
divertido, y porque l pensaba lo mismo de m. Era mi mejor amigo y tambin mi contrincante.
Solamos competir entre nosotros a ver quin era el que sacaba mejores notas en clase. Jeff casi
siempre ganaba: a m me gustaba sacar buenas notas pero tambin quera hacer rer a la gente. Me
encantaba interrumpir la clase con un chiste o con un comentario ingenioso, por lo que no haca
muchos puntos para ser el favorito de los profesores.

Jeff soaba con llegar algn da a alcalde de la ciudad, pero para ello, el primer paso era ser
delegado de la clase. Como yo era su director de campaa, me invent un eslogan: Echemos a
patadas a los sinvergenzas; dibuj los carteles, le escrib los discursos e incluso llegu a votar por
l. Sin embargo, fracas estrepitosamente.
Tanto Jeff como yo tenamos un casete de los antiguos, con dos carretes enormes y todo eso.
Despus del colegio los llevbamos a su casa o a la ma y grabbamos comedias. Nos inventbamos
los personajes y los interpretbamos. Nos tenamos por unos cmicos irresistibles. Muchas veces nos
carcajebamos tanto de nuestros propios chistes que tenamos que parar la grabadora. Me alegro de no
conservar ninguna de aquellas cintas. Ahora me dara muchsima vergenza que alguien las
escuchara!

Cuando bamos al instituto, Jeff tena un coche pequeo que cogamos cada da para irnos a comer
por ah. Por aquella poca, en Estados Unidos haba docenas de restaurantes que servan la comida en
el mismo coche. Haba unas camareras que tomaban nota de lo que ibas a tomar y luego te traan la
comida en una bandeja. En todos los aos de instituto, nunca pisamos un restaurante, siempre
comamos en el coche.
En nuestro colegio, al medioda te dejaban salir donde quisieras, siempre que volvieras a tiempo
para la primera clase de la tarde. Los coches eran muy importantes para nosotros! Un segundo
despus de cumplir los diecisis aos todos corramos a sacarnos el permiso de conducir; yo, a los
quince aos, reciba clases de conduccin dos veces por semana de un profesor que vena a mi casa.

Nunca podr olvidar la primera vez que me sent ante un volante. Estaba frentico! El profesor
me ense a arrancar el coche y me dijo que bajara marcha atrs por el camino que iba del garaje a la
calle. Puse la marcha y comenc a retroceder, con la mala pata de que casi atropello a mi hermanita,
que estaba jugando all en medio.
Fue un mal comienzo, pero tambin la primera leccin sobre la gran utilidad del espejo retrovisor.
Jeff y yo pasbamos mucho tiempo en el coche, conduciendo de aqu para all, sin rumbo. No
bamos a ningn sitio en especial ni hacamos nada en concreto, simplemente pasebamos en coche
por la ciudad, con la radio encendida a todo volumen, fisgoneando quin haca lo mismo; y cuando nos
encontrbamos a algn conocido lo saludbamos con un bocinazo.
Actualmente, ni Jeff ni yo tenemos tiempo para ir por ah tocndole la bocina a la gente, pero
seguimos siendo amigos. Hace poco, incluso nos juntamos las dos familias para ir a pasar las
vacaciones a Hawai. Sus dos hijos, Molly y Michael, son lectores de Pesadillas, unos chicos listsimos
y muy divertidos.
Ya os he hablado de algunos de mis mejores amigos. Ahora, supongo que ha llegado la hora de
contaros algo sobre mi primera novia

Bexley era un lugar bastante adinerado. La mansin del gobernador de Ohio estaba slo dos calles
ms all de la ma y por todas partes abundaban los caserones seoriales.
Nosotros, en cambio, ocupbamos una pequea vivienda de ladrillo situada en un extremo de la
ciudad, a tres casas de las vas del tren. A m me acomplejaba que mi familia tuviera mucho menos
dinero que las de mis amigos.
Mi padre era muy trabajador, nunca paraba! Tanto l como mam queran que viviramos en un
barrio bonito e hicieron todo lo posible para que nunca nos faltara de nada. Sin embargo, a mi
hermano y a m, a pesar de todo, nos costaba bastante adaptarnos a una ciudad tan rica, pues no
podamos conducir cochazos ni ir vestidos a la ltima, como los dems.
Algunas veces llegu a sentirme como un pulpo en un garaje. Por ejemplo, cuando iba al instituto
me enamor perdidamente de una chica que se llamaba Lynne (se puede decir que fue mi primera
novia). Me gustaba tanto que cada vez que hablaba con ella me pona rojo como un tomate. Senta
que se me encendan las mejillas! Me daba mucha vergenza sonrojarme de aquel modo, pero lo cierto
es que no poda evitarlo.
Los padres de Lynne tenan bastante dinero, vivan en una casa de estilo ranchero que pareca
abarcar un montn de manzanas. Cuando cumpli los diecisis aos le regalaron un Thunderbird rosa,
el coche que en el instituto nos pareca ms guay.
Imaginad, pues, lo ridculo que me senta yendo a buscar a Lynne un sbado por la noche en el
pequeo y destartalado Ford de mi padre. Lo ms seguro es que a ella no le importara nada. Pero a m
esa situacin me haca sentir todava ms intimidado e incmodo de lo normal. De slo pensarlo, me
pongo rojo otra vez.
Creo que sentirme de esa forma cuando era pequeo contribuy a que me hiciera escritor, pues
siempre estaba apartado de la multitud, estudiando a la gente. Me convert en un observador de todo lo
que ocurra, y eso forma parte del oficio de escritor.
Otra caracterstica de los escritores es que escriben novelas. Y eso fue lo que hice, aunque no por
pura iniciativa ma, ya que en cierto modo empec a escribir gracias a mi hermano Bill. Veris, ya era
demasiado mayorcito para aceptar y ser el ayudante del Capitn Grashus, as que en vez de rebelarse
contra mis padres, lo hizo contra m; cosa que me dio mucha rabia, claro. Un da de octubre hasta se
neg a pasar el rastrillo por el jardn, pareca que a partir de aquel momento tendra que ser yo quien
rastrillara el csped!
Fue entonces cuando comenc a escribir mi primera novela seria, aunque de seria no tena nada. Se
trataba de una comedia para adultos sobre animales^ titulada Lovable Bear (Adorable oso).
Mam apoyaba totalmente mis sueos, deseaba que yo alcanzara todos mis objetivos, y yo quera

ser escritor, y no tener que ayudar en el jardn, as que cuando tocaba pintar el garaje o sacar la nieve
con la pala le tocaba a cualquiera que no fuera yo, por ejemplo a Bill, pues yo protestaba y me quejaba
diciendo: Ahora no puedo pasar el rastrillo. Estoy ocupado con la novela! La verdad es que no
paraba de escribir; se haba convertido en una verdadera obsesin.
Cuando iba al colegio tambin lea mucho, sobre todo libros de ciencia ficcin. Fue por aquel
entonces cuando descubr ese gnero. Me encantaba viajar al futuro o a otros mundos de la mano de
autores como Isaac Asimov, Ray Bradbury y Robert Sheckley.
Robert Sheckley escribi un libro llamado Mindswap, que trataba de una agencia de viajes que
ofreca hacer vacaciones del propio cuerpo. Para ello, transferan la mente de las personas al cuerpo de
un aliengena de otro planeta, y viceversa: era una buena manera de hacer turismo por otro mundo. Al
cabo de dos semanas, la agencia deshaca el intercambio.

Me acord de ese libro cuando comenc a escribir los Pesadillas porque se me ocurri hacer algo
similar: se trataba de un relato acerca de un chico al que no le gusta la vida que lleva, por lo que va a
una agencia para que transfieran su mente a otro cuerpo; pero el caso es que se produce un fallo una
abeja se cuela en la mquina y la mente del chico queda atrapada en el cuerpo del insecto. El libro
se llama Mutacin fatal y, como veis, la idea la saqu de aquel libro que le a los diez u once aos.
Como no poda conseguir todos los libros de ciencia ficcin que quera, semana tras semana me
pegaba a la televisin para ver En los lmites de la realidad. Aquellas historias cortas de Rod Serling
me engancharon de inmediato con sus argumentos extraos y sobrenaturales.
Serling presentaba cada una de las historias advirtindonos que estbamos a punto de dejarnos

atrapar por una tierra de nadie entre la luz y la sombra, entre la ciencia y la supersticin. Pona
una voz fantasmagrica Lo cierto es que me encantaba aquel programa. Todava me gusta verlo
cuando lo reponen por televisin, y ms de una vez me he encontrado rememorando los momentos
ms espeluznantes mientras pienso en un nuevo libro de Pesadillas o de La Calle del Terror.
La mayora de las historias de ciencia ficcin terminan con un giro inesperado totalmente
imprevisible para el lector. Pues bien, sa era una de las cosas que ms me gustaba de la serie: y yo
siempre intentaba adivinar qu iba a ocurrir al final.
De pequeo me gustaban tanto los finales sorprendentes que cuando comenc a escribir libros de
terror tuve ese aspecto muy presente y decid terminar todos mis libros de ese modo. Ms tarde pens
que todava sera ms divertido conseguir sorprender al lector al final de cada captulo.
El ltimo ao de instituto tuve una muy buena oportunidad de demostrar mi talento como escritor:
me puse manos a la obra y cre lo que yo consideraba la stira ms divertida que se haba escrito en
todos los cursos de graduacin del centro. Lo llam: Programas de televisin que nos han distrado y
alejado de los estudios durante los aos de instituto.
El narrador presentaba al locutor, y ste a su vez presentaba a un personaje: Con ustedes esta
noche, un comentarista que es tan honrado como largo es el da: Benedict Arnold! Parte de la stira
consista en parodiar un programa de televisin en el que la gente demostraba sus prodigiosas
habilidades:
NARRADOR: Otro tipo de programa televisivo que gozaba de gran popularidad era el de los Boy
Scouts, en el que aparecan jvenes talentos ejecutando extraas actividades ante una
masiva audiencia de telespectadores.
Algunas veces, a estos hbiles jvenes les acompaaba la suerte despus de aparecer en
el programa. Hubo algunos que hasta fueron capaces de volver a casa y conseguir un
trabajo normal.

Mi parodia tuvo un xito arrollador. Se tronchaban de risa conmigo! Yo los haba hecho rer!
Aquella tarde mis compaeros estallaban en carcajadas una y otra vez, desternillados de risa ante
mis ocurrencias, de camino hacia nuestra pizzera favorita: Rubinos. Aquel local era nuestro lugar de
reunin habitual, all era donde quedbamos los fines de semana con los amigos y donde nos
citbamos con las chicas. Por ejemplo, al salir de clase nos quedbamos un rato jugando en el patio y
luego bamos a tomar una pizza; cuando salamos, o bamos al cine y luego a tomar una pizza, o bien a
un concierto y luego a la pizzera. Aquella noche el plan consisti en morirse de risa con la stira y
luego ir a la pizzera.
Cuando miro hacia el pasado me doy cuenta de que la nica constante en los aos de instituto
fueron las pizzas. He viajado por todo el mundo, pero os aseguro que en Columbia se siguen sirviendo
las mejores.
Faltaban slo unos das para terminar el instituto y la vida me sonrea.
Entonces, un da al llegar a casa me cambi el humor de repente: haba un sobre dirigido a m
procedente de la Universidad Estatal de Ohio. Habran aceptado mi solicitud? O me habran
rechazado? Me negaran la entrada por no haber estudiado latn? Por ser incapaz de tirarme a una
piscina? Por slo saber escribir a mquina con un dedo? Por haber dedicado todo mi tiempo a la
confeccin de revistas en vez de a estudiar?

Casi rompo el sobre en dos en mis prisas por abrir la carta. Desdobl la nica hoja que contena
aquel sobre y la le por encima. Bien, haba entrado! Me haban aceptado en la universidad!
La Universidad Estatal de Ohio estaba a un tiro de piedra en autobs, as que poda seguir viviendo
en casa, lo que resultaba ms econmico, y seguir disfrutando de las comidas que haca mi madre, que
estaban buensimas.
Enseguida me di cuenta de que la vida universitaria no tiene nada que ver con la del instituto,
donde te pasas todo el da encerrado entre las cuatro paredes y slo te mueves de vez en cuando para
cambiar de aula. En cambio en la universidad, tienes unas cuantas clases y luego te queda el resto del
da libre para hacer lo que te apetezca. Algunos estudiantes aprovechaban el tiempo libre para trabajar
a media jornada, otros para estudiar.

Yo, en cambio, invert todo mi tiempo en la oficina de redaccin de la revista Sandial, pues
constitua la principal razn por la que quise ir a la Universidad de Ohio. Ya en el instituto soaba con
poder escribir en ella.
James Thurber, escritor y humorista del importante peridico New Yorker , escribi en sus aos
universitarios para el Sundial. Thurber lleg a ser uno de los humoristas ms importantes de Estados
Unidos y yo me mora de ganas de seguir sus pasos.
En la dcada de los aos treinta Milton Caniff tambin contribuy con sus ilustraciones en el
Sundial. Caniff es famoso por ser el creador de las vietas de Steve Canyon, unas tiras cmicas de
aventuras que publicaban muchos peridicos.
Para m, formar parte del personal del Sundial era un verdadero sueo. Al final de mi primer ao

de universidad, ped un puesto de editor en la revista. El consejo de la revista, formado en su mayora


por cautos catedrticos, era el que se encargaba de este tipo de decisiones, as que su presidente me
someti a un interrogatorio exhaustivo. Les ense algunos de mis trabajos y como me pareci que
estaban sopesando mi capacidad para crear problemas, fing ser inofensivo. Se ve que se lo tragaron
porque me dieron el puesto.
Haca varios aos que las ventas de la revista se haban estancado, por lo que mi misin sera
confeccionar una revista mensual con la que los estudiantes se murieran de risa. Que cunto iban a
pagar por morirse de risa? Slo venticinco centavos, una miseria!

Para conseguir nuestro objetivo nos reamos de todo bicho viviente en el campus. Los decanos
que en aquellos tiempos se encargaban de que se cumplieran las normas de conducta dentro de la
facultad eran nuestro blanco favorito.
Y es que en aquella poca todo eran prohibiciones. Una de ellas se resea al toque de queda de las
residencias de estudiantes femeninas. Los das entre semana las chicas deban estar en sus
habitaciones a las diez y media de la noche a ms tardar y el sbado las dejaban hasta la una. En
algunas ocasiones especiales, como cuando haban pasado el fin de semana fuera, podan retrasarse
hasta las dos de la maana! En cambio, los chicos no tenan lmite de hora: si queran podan pasarse
toda la noche de fiesta. Os parece injusto, verdad? Lo era.
Sundial siempre haca chistes sobre el tema de las horas; presentbamos a la decana de las chicas
como la mujer ms anticuada del mundo, descripcin absolutamente fiel a la realidad, as que
tampoco nos pasbamos mucho.
Intentbamos hacer rer a la gente, pero me gustara pensar que tambin contribuimos con nuestro
grano de arena a provocar los cambios que se produjeron en la dcada de los aos sesenta porque, poco
tiempo despus de arremeter con nuestros chistes, el toque de queda desapareci.

Fui editor de la revista durante tres aos. Utilic el apodo de Bob el Jovial porque quera contar
con un personaje fijo, que apareciera en todos los nmeros de la revista. De hecho me gustaba pensar
en m como un personaje chistoso que nunca para de decir barbaridades. En cada nmero de la revista
publicbamos dibujos, entrevistas inventadas y anuncios publicitarios falsos. Como muchos de
nuestros lectores eran hombres, siempre publicbamos fotografas de la chica del mes. Primero
elegamos a una estudiante guapa y luego un fotgrafo profesional la fotografiaba en distintas zonas
del campus, como por ejemplo en el famoso campo de ftbol en forma de herradura.
En una ocasin, decidimos hacer una jugarreta a nuestros lectores. En vez de publicar la fotografa
de una estudiante de verdad, escogimos una foto de promocin de una joven actriz de Hollywood con

ganas de triunfar e incluso le inventamos un nombre, Pamela Winters (mi hermana tambin se llama
Pamela), y lo cierto es que era preciosa.
En la entrevista se inclua una oferta irresistible: Si queris verla todava ms de cerca su
nmero de telfono es Y a continuacin ponamos un nmero de telfono que, claro est, no era el
de Pamela sino el de la oficina del rectorado de estudiantes, la versin universitaria del consejo
escolar del instituto.
Aquel da batimos el rcord de ventas: vendimos nada menos que ocho mil ejemplares! Y todo
gracias a las fotos de Pamela Winters. El telfono de la oficina del rectorado no paraba de sonar, da y
noche.

Tras unos cuantos das de agobio debido a las 11amadas telefnicas, los estudiantes decidieron
devolvernos el golpe. Una de las estudiantes fingi ser la seorita Winters y propuso a todos y cada
uno de los chicos que la visitaran un da, y acto seguido les daba la direccin de mi casa. El siguiente
paso fue reconducir todas las llamadas al telfono de mi hogar. A mis padres el asunto no les hizo
ninguna gracia. En cambio, mi hermana Pamela estaba encantada.

Aos despus us esa misma situacin en uno de mis libros de Pesadillas llamado Calling all
Creeps (Llamada a los bichos raros) en el que el mismo tipo de broma tiene consecuencias explosivas
y un chico recibe una llamada telefnica increblemente extraa.
La verdad es que, en aquella poca, disfrutaba muchsimo gastando bromas. Por eso mismo, el
ltimo ao de universidad me present a presidente del rectorado de estudiantes, aunque las normas
dejaban bien claro que slo se poda elegir a estudiantes de primero.
En el peridico de los estudiantes declar lo siguiente: Ya el curso pasado nadie esper cosa
alguna del rectorado de estudiantes, as que como termino la carrera este mismo ao y no voy a estar
por aqu el curso que viene, creo que estoy mucho ms capacitado que los dems candidatos para
ofrecer a mis compaeros todo lo que esperan: nada de nada. Y en mis pancartas electorales rezaba el
siguiente eslogan: Elige a un payaso por presidente: Bob el Jovial.
Hicimos que dos de los que trabajaban en el Sundial se disfrazaran de payasos y fueran al campus.
Con qu misin? Lo nico que tenan que hacer era recordar a los estudiantes que todos los
candidatos que se presentaban eran unos payasos, pero que slo Bob el Jovial era lo bastante payaso
como para admitirlo sin tapujos.

Nuestra campaa publicitaria inclua anuncios en los peridicos del tipo:


Por el bien de la comunidad Bob el Jovial no piensa hablar hoy por la noche en la residencia
femenina de estudiantes Gamma Delta.
Que lo pasis bien!
A pesar de haber llevado a cabo una campaa extremadamente creativa, no gan las elecciones. De
los 8.727 votos escrutados, obtuve 1.163; lo que no est nada mal si se tiene en cuenta que no figuraba
entre los candidatos oficiales. La universidad no quiso aceptar mi candidatura porque decan que no
era seria. Qu tipo de democracia es sa?

Os preguntaris cmo supe entonces cunta gente me haba votado. Pues muy fcil: resulta que
mis partidarios escriban mi nombre en la papeleta. Por otra parte, esto explica el porqu de nuestro
fracaso electoral: muchos de mis partidarios no llevaban nada para escribir encima. Y algunos de ellos
ni siquiera saban hacerlo.
En algunas ocasiones el Lantern, el peridico de los estudiantes, insinuaba que yo no saba
escribir. Tambin tomaron por costumbre hacer una crtica de cada uno de los nmeros de Sundial: a
veces incluso nos ponan verdes, sin contemplaciones.
Por fortuna tambin haba estudiantes que salan en nuestra defensa y escriban cartas al director
del peridico para apoyarnos. Ah va esta carta como ejemplo:

Apreciado Director:
Le escribo con motivo de la columna publicada en su peridico, el pasado mircoles, donde
se atacaba a Sundial y a Bob Stine el Jovial.
La revista Sundial mejora en calidad da a da y Bob el Jovial es un hombre de ingenio y
talento infinitos.
Que conste aqu que habra escrito lo mismo si mi hermano no me hubiera obligado a
redactar la carta.
H. WILLIAM STINE
Todava mantengo el contacto con algunos compaeros de instituto y tengo varios amigos de la
poca del Sundial, entre ellos Joe Arthur. Imaginaos lo amigos que somos, que le ped que me ayudara
a hacer este libro.
Joe es el tipo ms divertido que he conocido en mi vida. Est especializado en regalar por Navidad
los objetos ms horribles y del peor gusto de todo el universo. Cada ao en diciembre, se me ponen los
pelos de punta ante la perspectiva de tener que abrir el regalo de Joe, pues s que va a ser algo
espantoso.
Cuando naci Matt, mi hijo, a Joe no se le ocurri otra cosa que mandarnos un equipo de
lanzamiento de pesos como regalo de nacimiento. Pesaba un montn! Le cost casi cien dlares
enviarlo y el pobre cartero apenas poda con el paquete. Ahora bien, debo admitir que result un
regalo muy original, a nadie ms se le ocurri regalarle eso a Matt.
Pero ahora os voy a hablar del peor de los regalos que Joe le ha hecho a Matt. Unas Navidades,
cuando Matt tena siete u ocho aos, Joe le mand un walkie-talkie, slo uno! Matt estaba hecho una
fiera. Os imaginis algo ms intil que un solo walkie-talkie? A saber en qu estara pensando Joe
Cuando Joe y yo bamos al colegio, hablbamos cada da por telfono, despus de cenar.
Comenzbamos a rernos de cualquier cosa y no parbamos hasta que tenamos que colgar, aunque no
recuerdo qu nos haca tanta gracia. Ahora, ya mayores, nos llamamos unas tres veces por semana.
Todava seguimos rindonos mucho y sigo sin saber por qu. Supongo que los amigos estn para eso.
Me licenci en la Universidad Estatal de Ohio en junio de 1965. Y, de repente, tuve que
enfrentarme a lo que llaman el mundo real.
Lo que s tena claro era que me quera ir a Nueva York. Era mi nico sueo. Las maletas ya
estaban hechas: Bill se haba encargado de todo. Supongo que no vea el momento de deshacerse de
m.
Pero me haca falta dinero. Tena algo ahorrado en el banco de lo que haba ganado con el Sundial
pero con eso no tena ni para empezar. As que, antes de poder hacer mi sueo realidad necesitaba
conseguir un poco de liquidez.
Entonces, decid atracar un banco.

Era broma. Olvidaos de lo de atracar un banco, encontr algo mucho ms peligroso: me puse a
trabajar como profesor sustituto.
Por muy aterradoras que parezcan algunas de las escenas de mis libros, no hay nada ms
escalofriante que tener que enfrentarse cada maana a una clase de estudiantes que no te conocen.
Todo el mundo sabe las tonteras que llegan a hacer los alumnos cuando llega un sustituto: es el
desmadre ms absoluto; siempre hay algn listillo que te dice que se llama Armando Jaleo, y alguna
nia que pretende llamarse Dolores Fuertes o algo parecido. Hay nios que se cambian de sitio y otros
que ni siquiera vienen a clase.
Aquello daba ms miedo que el ms peligroso de los paseos por La Calle del Terror!
Al cabo de unos meses me asignaron las clases de historia. Lo ms difcil de todo era conseguir
que se interesaran por la asignatura, ya que a la mayora de ellos no les gustaba. La verdad es que en la
universidad yo haba estudiado lengua y, sinceramente, la historia me traa bastante sin cuidado. Sin
embargo, puesto que estaba all y era el profesor de historia, lo hice lo mejor que pude.
Uno de los trucos que utilic fue el siguiente: les hice prometer a mis alumnos que si se portaban
bien de lunes a jueves, sin quejarse demasiado, el viernes lo dedicaramos a lectura libre, es decir, que
podran leer en clase cualquier cosa, incluso tebeos.
Hice hincapi en lo de los cmics porque ya sabis que a m me encantan, as que pens que a los
alumnos seguramente tambin les gustara leerlos. Adems, haba muchas probabilidades de que
trajeran alguno que yo no hubiera ledo todava.
As pues, lo de los tebeos funcion durante varias semanas. El da de lectura era muy divertido: yo
me sentaba con mis alumnos y lea los cmics con ellos. Nos lo bamos pasando y a veces los leamos
en voz alta. En todo el colegio yo era el nico profesor que haca tamaas locuras.
Hasta que un viernes, el director, uno de esos hombres severos y estrictos a ms no poder, que
provocan miedo en todo el mundo, decidi venir a observar mi clase. Cuando entr, yo estaba
hojeando el ltimo nmero de Spiderman. Glups!
La mayora de los chicos estaban enfrascados en la lectura, pero no todos: unos cuantos se
dedicaban a hacer el tonto en una punta de la clase. De hecho, a veces me pareca que en aquellas
clases todos lo hacamos. Aunque lo cierto es que, bsicamente, no podamos hacer otra cosa, pues
ramos un poco bobos.
Yo me puse nervioso, esperando que el director antitonteras hablara. l ech una ojeada a la clase,
luego me mir a m y arrug la frente. Acto seguido se dio la vuelta y se march. Nunca pronunci
una palabra sobre la clase, ni una sola vez. Jams me acus de estar hacindolo fatal, pero tampoco me

nombr profesor del ao, claro.


A pesar de todo, guardo buenos recuerdos de aquel ao como profesor. Creo que fue el trabajo ms
duro que he hecho en mi vida. No s si mis alumnos aprenderan mucho aquel ao; sin embargo, lo
que es yo, aprend un montn.
Mientras ejerc de profesor tuve la oportunidad de observar a los nios en su salsa, de escuchar lo
que decan y cmo lo hacan. Creo que las conversaciones entre los personajes de los libros de
Pesadillas y de La Calle del Terror deben mucho de su autenticidad al ao que pas dando clase.
Aprend que es muy importante para un escritor escuchar cmo habla la gente. Algunas veces, al
comenzar un nuevo libro, me imagino a mis alumnos e intento reproducir sus actos y sus sentimientos.
En fin, creo que fue una experiencia bastante enriquecedora, y de paso me sirvi para ponerme al
da sobre las ltimas novedades del mundo del cmic.

Muchas de las tardes que no tena ocupadas en preparar la leccin del da siguiente, las inverta en
una de mis ms tempranas pasiones: la radio. Entonces cre al Capitn Todo.

El Capitn Todo era una comedia radiofnica de dos minutos de duracin que trataba de un
superhroe que poda transformarse en cualquier cosa, ya fuera animal, vegetal o mineral. Lo nico
que nunca se transformaba eran sus gafas de montura de concha.
Si el Capitn Todo se converta en lobo, era un lobo con gafas y si alguien dudaba sobre cul de las
lechugas era de verdad y cul el Capitn transformado, lo nico que tena que hacer era buscar unas
gafas.
Mis amigos y yo esperbamos vender nuestra creacin a las emisoras de radio de todo el pas. Yo
era el encargado de escribir los guiones y dos famosos locutores de radio de Columbia, Bill Hamilton
y Fritz Peerenboom, ponan las voces. Trabajbamos hasta altas horas de la noche en un estudio de
grabacin que quedaba en un barrio conflictivo del centro de la ciudad.
La verdad es que aquel sitio daba un poco de miedo. All se haba cometido un crimen bastante
siniestro: justo en la oficina del piso de arriba, exactamente encima de nuestro estudio, haban
apualado a un hombre.
Tampoco el Capitn Todo sali vivo de aquel edificio. Enviamos cintas de muestra, con cuatro
captulos de la comedia, a emisoras de radio de todo el pas pero la respuesta siempre fue la misma:
nada de nada para el Capitn Todo.
El ao que estuve de profesor me apret bien el cinturn y logr ahorrar un poco de dinero. En
junio me pareci que dispona de lo suficiente en mi cuenta como para pagarme un mes de alquiler en
Nueva York. Cuando llegu all tuve que enfrentarme al problema de encontrar un sitio donde vivir y
un trabajo. Pero era un poco como la paradoja del huevo y la gallina: no poda pagar un alquiler si no
tena trabajo; y no poda buscar trabajo si no tena un sitio donde vivir.
No os vais a creer cul fue mi primer trabajo en Nueva York. Bueno, y para qu contaros del
primer piso donde viv, resultaba todava ms increble que el trabajo.

Imaginaos lo siguiente: el Greenwich Village de Nueva York. Calles estrechas flanqueadas por
casas de ladrillos y edificios de pisos. Montones de artistas, poetas y escritores. Cafs. Libreras que
estaban abiertas toda la noche!
En el otoo de 1966, cuando llegu a Nueva York, en la ciudad haba tiendas que se dedicaban
exclusivamente a vender postales, all podas escoger entre un montn. Haba una tienda en la que
podas encontrar todo tipo de bombillas, y slo vendan bombillas! Haba otro sitio con aspecto de
cueva que se llamaba: Lo ltimo de cuerda; y sabis qu venda?, pues claro, todos los juguetes de
cuerda que podis imaginar. Y luego haba una tienda nueva dedicada a vender patitos de goma, los
haba hasta donde alcanzaba la vista! Aquello era la gloria!
Pero si quera prolongar mi estancia en semejante paraso, deba encontrar un piso lo antes posible,
as que compr una revista de anuncios clasificados y contest a varios. Finalmente, me decid por un
estudio situado en el corazn de Greenwich Village, en la esquina de Waverly Place con Waverly
Place, de verdad!
Cuando digo que era un estudio, quiero decir que era un piso de una sola habitacin en la que se
inclua la cocina, el comedor, el dormitorio, todo! La cocina tena un fregadero minsculo y un fogn
de cocina diminuto. En cuanto a la nevera, era microscpica! Al ver por primera vez aquella cocina
tuve la certeza de que no iba a preparar grandes banquetes. Aunque lo cierto es que daba lo mismo
porque tampoco tena dinero para comprar comida, as que me decant por lo ms parecido a un
alimento: la mortadela.
Cada semana compraba una hogaza de pan de centeno y un paquete de rodajas de mortadela; y de
eso viva. Haba momentos en que me sonaban las tripas de hambre y en que consideraba la
posibilidad de volverme a Ohio, pero no lo hice porque me recordaba a m mismo que tena cosas ms
importantes que hacer, como por ejemplo encontrar un trabajo urgentemente.
Buscaba entre las ofertas de trabajo de los peridicos un empleo en una revista. Cuando fantaseaba
con mi porvenir, me vea trabajando para alguna de las revistas ms importantes y prestigiosas de todo
el pas y que se publicaban en Nueva York, como por ejemplo Life, Esquive o New Yorker . El nico
problema era que trabajar en esas revistas hubiera significado instalarme directamente en la cumbre y,
en aquellos momentos no lograba conseguir trabajo ni en el peor de los panfletos.
Mi primera entrevista de trabajo tuvo lugar cerca de Wall Street. Tom el ascensor hasta el dcimo
piso de un edificio viejo y entr en una oficina pequea aunque no tanto como mi piso, pues no
haba nada tan diminuto, que me pareci demasiado reducida para acoger una publicacin con un
ttulo tan rimbombante como Institutional Investor (Inversores institucionales).

El editor, un hombre joven llamado Gil Kaplan, se present y me pregunt si conoca la revista.
Nunca en mi vida la haba visto, pero no pensaba decrselo.
Oh, s, claro que la conozco ment.
Kaplan estaba gratamente sorprendido ya que hasta el momento slo haban publicado dos
nmeros, y me pas un ejemplar de la revista por encima de su escritorio. La hoje y me fij en los
anuncios para inversiones en bolsa y banqueros. Mis conocimientos sobre el tema se podan guardar
en la nevera de mi cocina y an sobraba sitio para un paquete de mortadela de los grandes. Pero me
consideraba capaz de aprender lo que fuera.
Supongo que se da cuenta de que usted trabajara en el departamento de produccin de la revista
coment.
En produccin? Yo lo que quera era un trabajo de escritor. Aun as, como tena confianza en m
mismo, decid que era capaz de aprender todo lo que la gente de la revista supona que ya saba, y
adems hacerlo mientras trabajaba.
No haba ms remedio. Kaplan me ofreci un sueldo de siete mil dlares al ao. Siete mil
dlares!
Era rico! Se haba acabado la dieta a base de pan de centeno y mortadela, ahora incluso podra
aadir unas hojas de lechuga!
El lunes por la maana me present en la redaccin de mi nuevo lugar de trabajo. El director de la
seccin de cultura hizo que me sentara ante un escritorio y me dijo que aadiera los pies de imprenta.
Yo no tena ni idea de lo que era un pie de imprenta. Pretenda acaso que dibujara un pie en cada
pgina? Haba que dibujarlos con zapatos o con los dedos al aire?
Ahora s muy bien lo que es un pie de imprenta, justo ahora que no necesito saberlo: son los datos
que se ponen al principio o al final de cada pgina (nombre de la revista, fecha de publicacin y
nmero de pgina).
No entiendes una palabra de lo que te digo, verdad? me pregunt aquel hombre. T no
sabes nada de produccin.
S lo que es una maqueta contest, es el modelo de una pgina de revista o de peridico.
Cuando trabajaba en el Sundial hacamos muchas.
se es un tipo de maqueta, pero es que hay otras. Y me despidi.
Toda una vida soando con Nueva York se iba a quedar en eso, en puros sueos?
No, no fue as. No tard mucho en encontrar otro empleo. Y esta vez s era de escritor!
La maana que fui a entrevistarme para aquel trabajo pens que se haban equivocado al darme la
direccin porque me encontr en la calle Noventa y cinco ante un edificio de pisos, y no ante unas
oficinas, as que comprob dos veces las seas antes de llamar al timbre.
Me abri una mujer de mediana edad que se present como Nancy. Dijo que era la editora de seis
revistas no muy conocidas para adolescentes.
Ahora mismo la revista con ms xito entre los adolescentes se llama 16. La nuestra, 15. Casi
me ech a rer. Y tambin publicamos Mod Teen que compite con Mod Scene continu.
Conoce una revista que se llama Photoplay? Bien, pues nosotros publicamos Screenplay.
No poda dar crdito a lo que oa, pero un trabajo es un trabajo, as que le pas mi portafolio,
aunque apenas lo mir.

Quiero que escriba una entrevista con Glen Campbell dijo, y me hizo un gesto para que pasara
a un comedor donde haba dos mquinas de escribir, una de ellas ocupada por una chica joven.
Yo conoca a Glen Campbell slo por la televisin. Era un cantante de msica country muy
conocido que tena su propio espectculo de variedades en televisin.
Lo cierto es que nunca haba visto a aquel tipo y no tena ni idea de cmo ponerme en contacto con
l.
Tiene el nmero de telfono del seor Campbell? pregunt.
No le he dicho en ningn momento que haga una entrevista contest. Le he dicho que
escriba una entrevista. Me pas recortes de peridicos y un par de fotos del cantante de 20 X 25 cm.
Y acto seguido, con gran paciencia, me explic lo que deba hacer.
Saque la informacin de los recortes de peridicos y escriba algo que vaya bien con las fotos.
Quiere decir que me tengo que inventar la entrevista?
Eso mismo.
Me sent a la mquina de escribir y en menos de una hora redact la siguiente entrevista: Glen
Campbell: dos hombres a los que llamo amigos. Era pura invencin. Le dieron el visto bueno y se
public en una de las revistas de Nancy, la Country & Western Music (Msica country y del Oeste).
Y as fue como entrevist a todas las estrellas de la dcada de los sesenta: los Beatles, Tom Jones,
los Rolling Stones, los Jacksons. Con la salvedad de que nunca habl con nadie. Me invent todas y
cada una de las conversaciones!
Pregunt a Nancy si la haba demandado algn famoso por inventarnos las entrevistas, pero repuso
que no.
Cuanta ms publicidad tengan, mejor. Les importa un pimiento lo que digas de ellos en tanto en
cuanto escribas algo me explic.
Mientras colaboraba en la creacin de una vida totalmente falsa de los famosos, escrib mi primer
cuento de miedo.
Al jefe de Nancy le agrad la idea de publicar una revista de terror, que llamaron Adventures in
Horror (Aventuras horrorosas). El cuento Los esquelticos dedos de la tumba lo escrib bajo el
seudnimo de Robert Lawrence, mis nombres de pila. Atrapado en las vampirescas redes de la
muerte helada y Se necesitan dos para el terror tambin eran creaciones mas.
Durante el mes que trabaj all, deb de escribir cientos de entrevistas figuradas! Entonces la
editorial quebr, as que otra vez me qued sin empleo.
En la revista me pagaban unos cien dlares a la semana. Los cheques me alcanzaban para comer
alguna vez en un restaurante e incluso pedir postre. Y tambin poda permitirme comprar esas galletas
saladas tan buenas que venden en los puestos de comida callejeros de Nueva York.
Ahora bien, si no encontraba un empleo inmediatamente, all es donde acabara: en las calles y sin
casa.
A continuacin encontr uno de los trabajos ms extraos del mundo

Encontr trabajo en una revista llamada Soft Drink Industry (La industria de los refrescos). Mi
trabajo consista en escribir artculos y ms artculos sobre refrescos, sifones, jarabes y la gente que
los fabricaba.
Os parece aburrido? A m tambin me lo pareci, pero, por lo menos estaba trabajando en una
revista.
Escrib artculos sobre temas tan interesantes como el de las vallas publicitarias a todo color con
las que la empresa Squirt se anunciaba. Emocionante, verdad? El mejor de todos se titulaba Avances
en la tecnologa de la produccin de chapas. Es una pena que no haya espacio aqu para publicar todo
el artculo. Estoy convencido de que os hubiera encantado leerlo.
No quiero que os quedis con la impresin de que durante aquella poca de mi vida me dedicaba
exclusivamente a buscar trabajos para luego perderlos. No es verdad, tambin buscaba chicas y luego
las perda. Hasta que conoc a Jane.
Me fue de un pelo no conocerla. Es una larga historia (y por eso aqu no cabe el artculo sobre
las chapas).
Conoc a Jane su nombre de soltera era Jane Waldhorn en una fiesta en Brooklyn a la que por
poco no fui. Lo digo porque estaba lloviendo a cntaros, nunca me ha gustado salir cuando llueve, y
adems nunca me lo paso muy bien en las fiestas con mucha gente porque soy demasiado tmido.
El caso es que mi amigo Chuck y yo cogimos el metro hacia Brooklyn y nos plantamos en el piso
de mi amigo. Aquello estaba lleno de gente y haba mucho ruido. Chuck y yo estbamos juntos
conversando cuando de repente se nos acercaron dos chicas a hablar con nosotros. Una de ellas era
Laurie, una amiga de Jane, y la otra Jane, una pelirroja de pelo largo, unos ojos gris azulado preciosos
y el peor resfriado de la historia: tena la nariz roja, los ojos llorosos, y no paraba de disculparse por
tener que sonarse la nariz a cada momento.
Que si fue amor a primera vista? No del todo. Dos semanas ms tarde el resfriado de Jane haba
desaparecido y decidimos casarnos.
Estoy muy contento de haber salido aquella noche de lluvia torrencial No puedo ni imaginarme
qu hubiera sido de mi vida sin Jane a mi lado. Y es que mi esposa es la persona ms lista que
conozco. Cmo de lista? Pues bien, llevamos veintisiete aos casados y en todo este tiempo jams he
logrado ganarle una apuesta.

Aquella noche pasada por agua fue la que me trajo ms suerte de mi vida. Y os dira lo mismo
aunque Jane no fuera la editora de este libro!
Era una maravilla ser joven y vivir en Nueva York. Aunque Jane y yo pensbamos que nuestra
realidad poda ser todava ms maravillosa si encontrbamos un empleo que nos gustara. Ella acababa
de terminar la universidad y comenzaba a buscar trabajo. Yo tena uno, pero escribir sobre las
burbujas de los refrescos no era mi mxima aspiracin, estaba empeado en buscar otro empleo a
pesar de que el editor de Soft Drink Industry me llevara a su despacho y me dijera lleno de emocin:

Bob, hay todo un mundo de comunicacin en las chapas de los refrescos. Y me pas una
chapa para que leyera la propaganda que haba en su interior.
Seguramente, mi jefe se dio cuenta de que yo no estaba botando de alegra ante esa idea, pero lo
que desde luego no haba observado era que en mis ratos libres me dedicaba a leer las ofertas de
empleo.
No slo mi vida estaba llena de cambios positivos, lo mismo ocurra con el resto de la familia
Stine. Por aquel entonces mi hermano Bill conoci a Megan, su futura esposa. Los dos estudiaban en
la Universidad de Ohio y los dos trabajaban en el Sundial. Bill era el editor y deseaba ganarse la vida
como escritor, igual que yo. Vivieron en Columbia durante unos meses, luego se mudaron a San
Francisco por un tiempo y despus a Nueva York.
Cuando mi padre se jubil, l y mam se fueron a vivir al norte de California, junto con mi
hermana Pam. Nada ms terminar la carrera se cas con Kelvin y los dos viven todava en la Costa
Oeste.
A todo el mundo le iba bien, cosa que me complaca mucho. Pero al mismo tiempo, en el fondo de
mi corazn, saba que todos esos cambios significaban que el hogar donde pas mi niez haba pasado
a la historia y que ahora viva en Nueva York, dependa de m mismo y no tena vuelta atrs.
Por fin, mi constancia en leer las ofertas de trabajo dio su fruto: un da, en el descanso del
medioda, encontr un nuevo empleo. Lo nico que quedaba por hacer era comunicrselo a mi jefe.

De verdad piensas dejar todo esto? pregunt, sorprendido por mi eleccin.


Es una decisin muy difcil repuse, pues me encantan los refrescos, desde pequeo.
Bueno, siempre puedes cambiar de idea.
No. Creo que debo probar algo diferente afirm con un suspiro. Pero le aseguro que voy a
echar mucho de menos la mquina de refrescos gratis de la oficina.
Ahora trabajaba en la editorial Scholastic, como escritor para la revista juvenil Junior Scholastic.
Aquel diciembre de 1968, cuando me sent al escritorio de mi minsculo despacho, no tena ni la
menor sospecha de que mi vida estaba a punto de cambiar por completo.

Me pas los siguientes diecisis aos en Scholastic, escribiendo y editando revistas: el sueo de mi
vida.
Al principio comenc escribiendo noticias y artculos sobre temas histricos para la revista Junior
Scholastic. Pocos aos despus tena mi propia revista de estudios sociales, Search, de la cual era el
editor.
Mientras, Jane tambin estaba trabajando para Scholastic. Entrevistaba a famosos para la revista
Scope, como por ejemplo a John Travolta y a Michael Jackson; ella s que habl con ellos de verdad,
no tuvo que inventarse las entrevistas como haba hecho yo antao.
Me encantaba el trepidante ritmo de trabajo que se respira en la redaccin de una revista. Las
revistas en que yo trabajaba se publicaban semanalmente, es decir, que siempre estaba ocupado con
cuatro revistas al mismo tiempo.
Tenamos que hacer muchas cosas a la vez: simultanebamos la planificacin de un nmero de una
de las revistas con la escritura de otra, la produccin de la tercera y la lectura de las galeradas de la
cuarta.
Mucha gente me pregunta en la actualidad cmo puedo escribir tantos libros y tan rpido; les
cuesta creer que sea capaz de redactar dos libros al mes. Pero yo les contesto que esto es lento en
comparacin con las revistas.
Publicar revistas supuso una prctica que me vino como anillo al dedo, aprend a escribir rpido y
a terminar una cosa enseguida para comenzar la siguiente. Creo que soy un escritor con suerte, pues
escribo a toda velocidad y, normalmente, en el primer borrador ya me sale todo tal como lo quiero.
Los nios suelen preguntarme qu hago para superar el miedo a la hoja en blanco. Debo confesaros
que nunca me ha ocurrido algo as. Simplemente, me siento y me pongo a escribir; cuando trabajas en
una revista no puedes andar perdiendo el tiempo en bloqueos mentales!
En la dcada de los setenta Jane comenz a trabajar como editora de la revista juvenil ms famosa
de Estados Unidos en aquellos tiempos, Dynamite. Contena entrevistas, chistes, rompecabezas,
psters y todo tipo de locuras; causaba sensacin: venda un milln y pico de ejemplares cada mes.
Muy poco tiempo despus, ide una revista de humor desbordante para adolescentes llamada
Bananas. Es difcil contar cmo era, pero para que os hagis una idea contena artculos del siguiente
estilo: Cmo transformar a tu to en una mesita de caf y Cmo saber si eres un aliengena del
espacio o Cmo transformar tus poemas en comida para perros.

La revista tena una seccin de consejos varios escrita por un perro y una pgina dedicada
enteramente a una mosca horrible que se llamaba Phil Fly y que rogaba a sus lectores que no la
aplastaran.
Junto con Bob Feldgus, un buen amigo adems del director artstico de la revista, lo pasbamos
increblemente bien trabajando como locos para que cada nmero nuevo de Bananas superara en
chifladura al anterior. Incluamos anuncios inventados de agua de rgimen (con un 50% menos de
caloras) y de helados que se comen puestos en la cara. Tambin escribamos artculos de suma
utilidad como, por ejemplo, Veinte cosas que se pueden hacer con un patito de goma.
Me senta muy feliz con mi trabajo. Los cientos de revistas que de colegial haba inventado en mi
habitacin me haban llevado a donde estaba: editando mi propia revista de humor a nivel nacional.
Era el sueo de mi vida.
Durante aquella poca fui el primero en varias cosas, y aquello me enorgulleca mucho. Fui el

primer editor de Scholastic en no llevar corbata para ir a trabajar y el primer empleado en tener un
patito de goma colgado del despacho.

Cuando no estaba entretenido en escribir o editar Bananas, me dedicaba a volver locos a mis
compaeros de trabajo. Una de mis actividades preferidas era enviar circulares oficiales falsas y de
aspecto similar a las autnticas que nos solan llegar. Las notas eran totalmente estpidas, pero
siempre haba alguien que picaba.
Como en la editorial tenamos problemas de espacio, un da envi una nota que deca: Maana a
primera hora todos los empleados debern cambiar de despacho y ocupar el despacho que tienen a

mano derecha. Con esto se lograr vaciar una hilera de despachos a la izquierda y los problemas de
espacio quedarn resueltos.
Os parece absurdo, verdad? Pues mucha gente al da siguiente se quej de que haba personas que
se resistan a cambiar de despacho. Varias semanas despus, hice aparecer una circular muy bien
falsificada que anunciaba: Maana ser necesario vestir impermeable dentro de la oficina y cubrir
todos los papeles de forma adecuada ya que procederemos a la comprobacin del sistema de
aspersores anti incendio durante todo el da. Esa vez tambin hubo mucha gente que se lo crey. Me
parece que no acababan de captar mi sentido del humor, un tanto custico.
Un da, estaba trabajando tranquilamente en mi despacho en uno de los nmeros de Bananas,
cuando son el telfono. Al tomar el auricular no tena ni la ms mnima idea de que aquella llamada
iba a significar para m iniciar una nueva profesin.

Me llamo Ellen Rudin dijo una voz al otro lado del aparato. Soy editora de libros infantiles
en E. P. Dutton.
Una editora de libros infantiles? Por qu querr hablar conmigo?, me pregunt.
Su revista me parece realmente divertida continu. Apuesto a que tambin podra escribir
libros para nios igual de delirantes.
Cmo dice? Libros para nios? La verdad es que nunca haba pensado en ello.
Bueno, y por qu no lo piensa? continu. Si hiciera algo bueno, me encantara publicarlo.
La gente siempre me pregunta cmo comenc a escribir libros para nios. Pues as fue como
empec, con una llamada telefnica.
Me pas varias semanas pensando en ideas divertidas para un libro. Y el producto que sali de ello
se llam How to be Funny (Cmo ser divertido). Mi primer libro result ser una gua de lo ms
absurda. Pretenda que fuera un libro til, que ayudara incluso al nio ms tmido a ser divertido en la
mesa a la hora de comer, en una fiesta, en la escuela, en el despacho del director. Para qu recordaros
que me consideraba un experto en todos estos temas?
El libro comenzaba con un test:
Primera parte: Reconocer un chiste.
A continuacin tienes tres opciones de las que slo una es un chiste. Marca la opcin que creas que
es un chiste.
1. Fuego! Socorro! Fuego!
2. Socorro! Polica! Me han robado!
3. Chico, me alegro de salir de la tisota.
Tisota? Qu es eso de tisota?
Nada Qu tisotas te ocurre ahora?
El libro estaba lleno de consejos prcticos para ser divertido en el colegio:
La entrada en clase ms aparatosa en slo diez pasos.

Como favor especial al autor de este libro, Harrison Babble, de trece aos de edad, ganador de
diecisiete galardones por su labor en el entorpecimiento de las clases, ha aceptado esquematizar en
diez pasos su mundialmente famosa Irrupcin patosa en clase. A continuacin nos detalla en sus
propias palabras la ejecucin de tal proeza:
Espero hasta que todo el mundo est sentado en su sitio. Entonces, justo despus del ltimo
timbre para entrar a clase, aparezco por la puerta y (1) me doy un golpe en la cabeza con el
marco de la puerta, (2) lo que hace que se me caigan los libros. A continuacin (3) me agacho
para recogerlos y (4) se me caen al suelo las monedas que tena guardadas en el bolsillo de la

camisa. Cuando (5) me pongo de cuclillas para recoger el dinero, (6) se me rajan los
pantalones, (7) me tropiezo con el libro de mates y (8) se me rompen las gafas, lo que hace (9)
que no vea nada, me d contra la pared (10) y me caiga de cabeza a la papelera.
Est claro que la entrada paso a paso de Babble (que espera algn da convertir en una pelcula)
quedar en los anales de la historia como una de las entradas ms patosas de todos los tiempos. Sin
embargo, a pesar de lo divertida que es, muchos de sus compaeros de clase agradeceran que no la
llevara a cabo todas las maanas del ao.
How to be Funny se public en 1978.
Por aquel entonces la hermana de Jane, Amy, que trabajaba en una librera de la Quinta Avenida
llamada Doubleday, consigui que me ofrecieran una mesa para firmar mis libros.
Era un da precioso de julio, toda mi familia estaba all y tambin mis amigos. Un empleado de la
librera haba dispuesto los libros en varias pilas y haba bolgrafos de repuesto para poder estampar
mi autgrafo en todas las copias que iba a vender.
Me puse las orejas de conejo y me sent, preparado para recibir a las multitudes.

Orejas de conejo? S. Orejas de conejo. Puesto que se me presentaba como Bob Stine el Jovial, se
me ocurri ponerme algo diferente al tpico uniforme de escritor: la corbata y el abrigo. Por qu no
vestir algo ms divertido? Tiempo atrs habamos comentado en broma posibles ttulos para una
segunda parte de Cmo ser divertido y yo haba sugerido el siguiente Cmo ser un conejo. As que
decid llevar orejas de conejo para firmar los libros.
Los adultos que se me acercaban se quedaban de piedra, se ve que era la primera vez en su vida
que vean a un escritor con orejas de conejo.
Los nios tambin se quedaban muy sorprendidos y no osaban acercarse; me parece que no les

gust demasiado la idea de ver en una librera a un hombre ya crecidito disfrazado con tamaas
orejotas.
La tarde se hizo interminable. A ver si adivinis cuntos libros vend y cunta gente me pidi un
autgrafo? Uno. As que decid que la prxima vez dejara las orejas en casa
Este ao, hace poco, estuve firmando autgrafos en Virginia en unas galeras comerciales;
acudieron ms de cinco mil nios. Mientras contemplaba la magnfica multitud, pens en aquella
tarde y en el nio que me compr el libro, y comprend que unas veces se tiene das buenos y otras
das malos.
A continuacin os voy a contar lo que me ocurri el 7 de junio de 1980 y por qu fue uno de los
mejores das de mi vida.

El 7 de junio de 1980 fue el da en que naci nuestro hijo Matt.


Presenci todo el parto. Matthew Daniel Stine sali del vientre de su madre con un aspecto
bastante parecido al de Yoda, un personaje de La guerra de las galaxias. (Ahora es muchsimo ms
guapo).
En estos momentos, lo nico que le interesa a Matthew es estar con los amigos y tocar la guitarra.
Sin embargo, cuando l era pequeo, ramos colegas: nos gustaba explorar juntos Nueva York; bamos
a ver viejas pelculas de el Gordo y el Flaco y nos desternillbamos de risa; nos encantaba pasear por
el Museo de Historia Natural e ir a ver la enorme ballena; y jugar a pelota en el parque. En fin, lo
pasbamos muy bien: hacamos cosas tpicas de padres e hijos.
A Matt siempre le preguntan qu se siente al tener un padre famoso, aunque lo cierto es que l no
parece muy impresionado por el asunto. De hecho, durante un tiempo ms bien le daba vergenza que
su padre llamara tanto la atencin.
Cuando Matt tena unos ocho aos fui un da a su clase a dar una charla sobre el oficio de escribir
y contestar las preguntas de los nios. Matt opt por esconderse en un rincn contra la pared y fingi
no conocerme! Claro que, evidentemente, a nadie le gusta que su padre aparezca por el colegio, sea
cual sea el motivo.

Pero hay algunos aspectos de mi trabajo que s que le gustan. Le encanta acompaarme a firmar
autgrafos sobre todo cuando la gente le pide a l uno! Este ao se ha divertido mucho posando para
una portada de La Calle del Terror. S, en efecto, el chico de la portada de The Perfect Date (Cita

perfecta) es Matt.
Los dos lo pasamos muy bien juntos. Slo tengo una queja de l y es que nunca ha ledo uno solo
de mis libros! Ni uno siquiera. No os parece increble?
Y es que, como ya os he dicho antes, a Matt no le impresiona mucho tener el padre que tiene.
Cuando tena doce aos el to Rich le pregunt:
Qu quieres ser de mayor?

No quiero ir a trabajar. Quiero pasarme todo el da en casa, como pap contest Matt.
Lo cierto es que unos aos despus de que Matt viniera al mundo comenc a quedarme en casa. La
revista Bananas haba quebrado y yo comenc a trabajar en casa escribiendo libros infantiles.
A todo esto, Jane y su amiga Joan Waricha estaban creando su propia editorial, la Parachute Press
Inc. Todas las maanas Jane parta a la oficina y yo me quedaba en el piso, era un amo de casa feliz.
Aunque no tuve mucho tiempo para dedicarme a las tareas del hogar.

Antes de que me diera cuenta estaba escribiendo mil y un encargos a la vez. Y de todos los
estilos!
A continuacin os detallo varias de las cosas que tuve que escribir en esa etapa de mi vida:
Ochenta cromos cmicos que formaban parte de una coleccin llamada Hroes Zero y que
venan con unos chicles.
Dos revistas de informtica para nios, aunque yo todava no tena ordenador!
Libros de Indiana Jones y James Bond en los que t eliges tu propia aventura, y con
veinticinco finales diferentes cada uno.
Novelas de aventuras de G. I. Joe, a pesar de ser incapaz de distinguir entre un rifle y un
palo de golf.
Libros para colorear de Mighty Mouse y Bullwinkle. Ya s lo que estis pensando! Pero es
que alguien tiene que escribir el texto de debajo del dibujo, no? Me pagaban quinientos
dlares por cada libro y escriba dos al da. No est nada mal!
Muchos, muchos libros de chistes.

Lo peor de todo? Una coleccin de libros sobre un grupo de pelotas de goma con cara.
Al final me pas al ordenador para poder manejar mejor tantos encargos. Me encantaba escribir
todas aquellas historias, terminar un libro tras otro, sin parar.
Hasta que un da recib una llamada telefnica que me sac de casa y me llev directo a la
televisin.

Kit Laybourne, el productor del programa Eureekas Castle del canal Nickelodeon, me llam
porque quera comentarme algo acerca del programa. Quedamos y charlamos animadamente. De
hecho, hicimos tan buenas migas que acab pidindome que fuera el guionista jefe del espacio de
televisin.
Eureekas Castle (El castillo de Eureka) es un programa infantil, con muecos, cuentos y cosas
por el estilo. Se parece mucho a Barrio Ssamo, pero se diferencia en que nosotros no pretendemos
ensear, sino slo divertir. Mi trabajo como guionista jefe consista en escribir todos los dilogos de
los muecos que aparecan en el programa. Por suerte tena diez guionistas a mis rdenes.
Era la primera vez que trabajaba en la televisin y me pareca una experiencia muy emocionante.
Cuando escribes libros, te limitas a sentarte t solo delante del teclado y a escribir, pero ser guionista
de televisin es totalmente diferente. Productores, directores, guionistas y actores se renen y discuten
el borrador.
A veces rehacamos un guin hasta siete veces; lo revisbamos y lo discutamos una y otra vez.
Slo lo dejbamos cuando estbamos seguros de que estaba bien. Entonces los actores que
articulaban los muecos salan al plato y decan lo primero que les pasaba por la cabeza!
Aprend mucho acerca de la televisin y de los muecos. Mover una de esas marionetas no es tan
fcil como parece. Por ejemplo, dentro de Magellan, un dragn enorme, haca tanto calor que el que lo
llevaba tena que atarse un ventilador a la cintura. Adems, como el monigote no tena agujeros para
los ojos, el actor llevaba un pequeo monitor de televisin, tambin en la cintura, para ver por dnde
iba.
Cargado con la estructura del dragn, el monitor de televisin y el ventilador, el actor articulaba la
cabeza y la boca del dragn con una mano y con la otra mova una de las garras del personaje. Otro
actor se encargaba de la cola, y cuando se necesitaba que Magellan moviera ambas garras, un tercer
actor se una al equipo para ocuparse de ella. Tres personas para un solo mueco!
El personaje de Batly, el murcilago patoso, estaba inspirado en mi hijo, Matt. De pequeo, el
pasatiempo favorito de Matt era caerse, y cada vez que le ocurra, se levantaba con rapidez y
exclamaba: Lo he hecho a propsito!

Batly era igual. Siempre se caa por las escaleras del castillo, o se daba contra un muro mientras
volaba. Y, cada vez que le suceda, se levantaba de inmediato y exclamaba: Lo he hecho a
propsito!
Matty ya no es tan patoso, pero la ltima vez que vi a Batly acababa de chocar contra una farola.
Mejor dicho, uno de los Batlys choca con todo, pues la verdad es que existan varios. Tenamos un
mueco Batly slo para choques: cuando le tocaba pegrsela contra un muro, el actor de turno slo
tena que coger el mueco de los choques y estrellarlo contra la pared con todas sus fuerzas. PAF!
Recibamos montones de cartas de los seguidores de Eureekas Castle. En una de ellas, una seora

nos contaba lo mucho que le gustaba el programa a su hija de nueve aos, que no se lo perda nunca y
que toda la familia iba a ir a Nueva York. Nos pregunt si se poda visitar el plato. Le contestamos que
por supuesto.
Llegaron en mitad del rodaje, mientras los actores ensayaban con los muecos. La primera en
entrar fue la nia, seguida por sus padres. Mir el plato y enseguida estall en sollozos. Se pas
llorando unos veinte minutos.
Sabis por qu? Porque siempre haba credo que los personajes de la serie eran de verdad. No
imaginaba que fueran muecos. Supongo que fue todo un cumplido.
Al final de la primera temporada de la serie, recibimos otro cumplido: Eureekas Castle gan el
premio Ace al mejor programa infantil. Los premios Ace son los ms prestigiosos de la televisin por
cable.

Los del equipo de guionistas habamos escrito ms de cien horas de emisin para Eureekas Castle

y montado cuatro programas especiales de media hora. Una vez emitidos todos los captulos de la
serie los de Nickelodeon hicieron lo que suelen hacer todos los canales de televisin: volverlo a pasar,
una y otra vez. De hecho, Eureekas Castle todava sigue en antena.
Puesto que mi labor como guionista estaba terminada, volv a mi solitario teclado. Despus de
trabajar en la televisin, me senta horriblemente solo en casa.
Pero no sospechaba que la parte ms emocionante y divertida de mi vida estaba a punto de
empezar.

Un da qued con Jean Feiwel para comer. Jean es una amiga ma que trabaja en Scholastic como
productora asociada. Cuando llegamos a los postres, se inclin hacia m y me pregunt:
Has pensado alguna vez en escribir una novela de terror JA?
El qu? repliqu.
JA quiere decir Jvenes Adultos; hablo de una novela de terror para adolescentes repiti.
Bueno siempre me ha gustado el gnero de terror contest pero nunca he pensado en
escribir una novela de ese estilo.
Por qu no pruebas? me sugiri. Ve a casa y escribe algo que se titule Cita a ciegas.
De acuerdo. Ningn problema declar. La tendrs.
Una novela de terror para jvenes adultos? No tena ni idea de cmo me saldra, pero en aquella
poca no rechazaba ningn trabajo.
Cuando salimos del restaurante me dirig a una librera. No haba demasiados libros de terror en la
seccin juvenil, pero compr unos cuantos de autores como Lois Duncan, Christopher Pike y Joan
Lowry Nixon, y me fui a leerlos a casa.
Debe de ser muy agradable tener tiempo para tumbarse a leer brome Jane a la maana
siguiente mientras sala de casa para ir a la oficina.
Esto es trabajo repuse, y volv la ltima pgina de uno de los libros.
Tal vez haya llegado el momento de probar con una novela de terror, pens con decisin. Me
haban gustado los libros que compr, pero tena otras ideas en la cabeza, as que me puse manos a la
obra y esboc un borrador.
Un mes despus tena un argumento para Blind Date (Cita a ciegas) y tres meses ms tarde haba
escrito la novela. Entonces, una tarde le pas el borrador a Jane.
Lelo dije, es horrible.
Si es tan horrible, por qu me lo haces leer? inquiri.
Le expliqu lo que quera decir con horrible. Cita a ciegas cuenta la historia de un chico que
recibe unas llamadas telefnicas muy extraas de una chica que afirma querer tener una cita con l.
Sin embargo, no tarda en enterarse de que la chica en cuestin lleva tres aos muerta.

A Jane le gust el libro, pero, como siempre, tena muchsimas sugerencias para mejorarlo, as que
pas un mes ms revisndolo.
Me sorprendi mucho que Cita a ciegas se convirtiera en un xito de ventas al poco tiempo.
Al cabo de un ao, en la editorial Scholastic me pidieron que escribiera otra novela de terror.
Entonces escrib Twisted (El raro) , la historia de una chica que se une a una hermandad universitaria
femenina sin saber que dicha hermandad tiene un pequeo secreto: todos los aos sus miembros
cometen un asesinato. A El raro le sigui La canguro (The Baby-sitter). Estos dos libros tambin se
convirtieron en xitos de ventas.
Empezaron a llegarme muchas cartas de lectores que pedan ms libros de terror. Me di cuenta de

que haba encontrado algo que de verdad entusiasmaba a los adolescentes. Mientras lea aquellas
cartas, pens que tal vez fuera una buena idea iniciar una coleccin de libros de terror. Lo habl con
Jane y una compaera suya de Parachute Press, Joan Waricha, y opinaron que era una idea estupenda.
Slo nos faltaba el nombre de la coleccin.
Lo cierto es que desde que me dedico a escribir libros siempre empiezo por el mismo sitio: el
ttulo. Una vez tengo el ttulo del relato, el resto de la historia me sale rodada. De modo que mi nueva
coleccin necesitaba un ttulo.
Cog un bloc de notas amarillo de mi escritorio, llev la silla a la ventana y me dispuse a quedarme
all sentado hasta que se me ocurriera un buen ttulo. No haba acabado de arrellanarme cuando la
frase La Calle del Terror me vino a la cabeza.

No s por qu pens en esas palabras, no tena ni idea de cmo se me haban ocurrido, haban
salido de la nada: mir por la ventana y un momento despus tena el ttulo. La Calle del Terror
resonaba en mi cabeza una y otra vez.
Cuando Jane volvi a casa del trabajo, me apresur a decirle el ttulo.
La Calle del Terror repiti y, casi sin pensar, aadi: donde residen tus peores pesadillas.
Ya tenamos un nombre!
Generalmente, en las colecciones de libros aparecen siempre los mismos personajes, pero yo
decid probar algo diferente. Acaso no sera buena idea que los libros slo tuvieran en comn el
lugar, que sucedieran todos en el mismo pueblo? O mejor an, en una sola calle, siempre la misma,

una calle maldita. Jane y Joan llevaron la idea de la coleccin La Calle del Terror a Pat MacDonald, de
Pocket Books. El primer contrato fue por tres libros. Luego vinieron tres ms.
Mi carrera como profesional del terror acababa de empezar. No tena ni idea de todas las cosas
horribles que me esperaban.

La Calle del Terror no tard en convertirse en la coleccin de libros juveniles ms popular de


Estados Unidos. El primero de la serie, The New Girl (La chica nueva), publicado en 1989, hizo que la
coleccin empezara con buen pie. A esa novela le siguieron los ttulos The Surprise Party (La fiesta
sorpresa) y The Ovemight (Noche en la isla); ambos se vendieron muchsimo.
Poco tiempo despus escriba un libro de La Calle del Terror al mes. Que cmo me senta?
Sorprendidsimo!
Lo cierto es que me pareca increble la rapidsima aceptacin que haban alcanzado mis libros; y
me desconcertaba que la coleccin interesara por igual a chicos y chicas. Tengo que reconocer que an
ahora, despus de ms de cien ttulos publicados, todava estoy un poco alucinado.
Trabajaba en el primer especial de La Calle del Terror cuando me llam Joan Waricha, de
Parachute Press, porque quera entrevistarse conmigo.
Hemos pensado que puede que a los nios ms pequeos tambin les gusten los libros de terror
me sugiri. Por qu no escribes una nueva coleccin de libros de terror pero que tambin hagan
rer? Ya sabes, con muchos sustos y sobresaltos, pero nada de muertos ni de sangre.
Me pareci una buena idea, pero otra vez se me presentaba el problema del ttulo.
En esa ocasin me cost un poco ms. Estuve varios das pensando en l, pero no se me ocurra
ninguno. Hasta que, una maana, mientras lea la gua de la televisin la leo todos los das; hay
montones de ideas para ttulos me llam la atencin un anuncio que deca que el Canal 11 iba a
emitir una semana entera de pelculas de terror, aunque no me fij en el anuncio por eso, sino por el
titular en cursiva, que rezaba: El fin de semana en Canal 11 te provocar PESADILLAS.
Ya lo tengo! le grit a Jane. Ven, rpido!
Jane vino a la carrera para ver a qu se deba todo aquel jaleo; le arroj la revista y seal el
anuncio.
El ttulo para mi nueva coleccin! grit. Voy a llamarla Canal 11!
Bromeaba, claro, el nombre de la nueva coleccin iba a ser: Pesadillas.
En poco menos de diez das ya haba escrito un libro: La casa de la muerte, el primer ttulo de la
coleccin.

Quera que Pesadillas produjera las mismas sensaciones a los lectores que subir a una montaa
rusa: escalofros, sobresaltos y giros bruscos; pero siempre con el alivio de saberse a salvo. Deseaba
que cada una de las novelas fuera tan emocionante como ir en la ms rpida y aterradora de las
montaas rusas.
Siempre me acuerdo de cuando mont en La Bestia, en Kings Island, el parque de atracciones de
la Paramount, cerca de Cincinnati. La Bestia es una de las montaas rusas ms largas y rpidas de
Estados Unidos: estbamos amarrados a nuestros asientos, en el primer vagn de la atraccin, y Matt
disfrutaba como un loco.
Levanta los brazos, pap! chillaba.

Yo tambin chillaba, pero por una razn diferente.


Qu hago aqu? me deca mientras nos acercbamos a la parte ms alta de la montaa. Que
alguien pare esto, por favor. Quiero bajarme!
Nadie la par, por supuesto, as que no me baj. Y mientras bajaba por la montaa rusa a toda
velocidad, me dije: Soy hombre muerto. Pero no. Lo nico que pas es que sent un escalofro
inolvidable. Justo lo que espero conseguir con cada nmero de Pesadillas.
Pesadillas se ha convertido en la coleccin de libros ms vendida de todos los tiempos. A partir de
ella han hecho un programa de televisin, varias pelculas de vdeo, camisetas, juegos, puzzles y los
productos terrorficos ms increbles que os podis imaginar.

Los chavales siempre me preguntan qu se siente al ser famoso, pero no s muy bien qu
responder, yo no me siento diferente. Supongo que lo que ms ha cambiado es que ahora tengo
muchsimo trabajo: escribo dos libros cada mes.
Una de las cosas ms agradables de mi profesin es que me llegan un montn de cartas
maravillosas. Recibo una media de ms de dos mil cartas por semana. El cartero debe de odiarme,
pero a m me encanta saber la opinin tanto de los lectores, como de los padres, los profesores y los
propietarios de libreras.
Me parece muy amable por su parte tomarse la molestia de escribirme. A veces las cartas son
divertidsimas. La semana pasada, un chico me escribi: Cuando te mueras podr encargarme yo de

la coleccin?
Una de mis cartas preferidas es la de un muchacho que deca as:
Apreciado seor R. L. Stine:
He ledo cuarenta libros suyos y opino que son aburridsimos.

Dedico seis o siete das a la semana a esbozar primero y escribir despus los libros de terror.
Aunque trabajo muchsimo, no todo el mrito es mo. Tengo muy buenos editores que me ayudan un
montn con La calle del Terror y Pesadillas.
Susan Lurie y Heather Alexander son las dos editoras de Pesadillas. Vigilan atentamente que
ninguna entrega sea peor que las anteriores. Me advierten si una historia me ha salido demasiado
cruda, o si, por el contrario, no lo es lo suficiente. Incluso me dicen cundo una historia no puede ni
siquiera considerarse como tal!
Cuando escrib el primer borrador de Noche en la torre del terror , los dos protagonistas Eddie y
Sue no paraban de correr en toda la novela. Corran por toda la torre, huan a toda velocidad del
verdugo, volaban del presente al pasado
Tanto Susan como Heather opinaron que sera mejor que Eddie y Sue pararan de vez en cuando
para recuperar el aliento; les pareca bastante aburrido que los protagonistas se pasaran todo el rato
corriendo. Tuve que reescribir la mayor parte del libro, pero en la versin final los protagonistas slo
corren durante la mitad de la historia: toda una mejora!
Otro ejemplo: Terror en la biblioteca transcurre en una escalofriante sala de consulta en la que la
empleada es un ser monstruoso. En la primera versin del libro, el monstruo se coma a los nios que
entraban en la biblioteca.
Susan y Heather consideraron que un ser que come nios resultaba demasiado agresivo para un
Pesadillas, as que decid que en lugar de eso tuviera un tarro con tortugas y caracoles en la mesa, y
que cuando tuviera hambre, abriera el tarro y se comiera una tortuga o un caracol. La verdad es que yo
encuentro todava ms asqueroso comerse tortugas o caracoles que nios, el sonido al masticar esos
animalitos es mucho ms repugnante!
No me gusta nada revisar lo que he escrito; supongo que nos pasa a todos los escritores. Yo
siempre estoy impaciente por empezar la siguiente novela y me fastidia mucho volver atrs para
corregirla. Suerte que cuento con la ayuda de editores tan competentes como los de Parachute Press,
Scholastic y Pocket Books. Logran que salga lo mejor de m (y me avisan si el protagonista en tres
libros seguidos se llama Chuck). Tambin tengo que dar las gracias a Bill Schmidt, el dibujante de las
portadas de La Calle del Terror, y a Tim Jacobs, quien se ocupa cada mes de las divertidas portadas de
Pesadillas.
La idea de hacer un programa de televisin a partir de la coleccin Pesadillas surgi de las cartas
de los propios lectores. Desde que comenc a publicar los libros, empezaron a llegar cartas de
chavales que queran ver en televisin las historias de Pesadillas.
Ahora me encanta ver a mis personajes y sus locas historias en la tele todas las semanas. Veo el

programa siempre, incluso cuando repiten los captulos.

El primer libro de Pesadillas en ser llevado a la pantalla fue La mscara maldita. El relato est
inspirado en un hecho real: Un Halloween mi hijo Matt se prob una mscara de Frankenstein de
goma, de esas ajustadas, y luego no se la poda sacar. Estir y estir, pero la mscara no se despegaba.
Supongo que tendra que haberlo ayudado, pero en vez de eso corr a mi escritorio a apuntar la
idea, convencido de que sera un buen argumento para un libro.
En la serie de televisin el papel de Carly Beth, la chica que se pone la horripilante mscara
maldita lo interpreta la maravillosa Kathryn Long. Kathryn es una actriz muy profesional, que trabaj
de firme para conseguir que todas las escenas resultaran convincentes.
Al principio de la pelcula, unos chicos que se burlan de Carly Beth, le dan un bocadillo a la hora
de comer con un gusano dentro. Carly Beth no se da cuenta, as que le da un gran mordisco al
emparedado y se come el gusano.
Tenamos previsto usar un gusano de plstico para la escena, pero Kathryn se neg, insistiendo en
que pusiramos uno de verdad, o de lo contrario no saldra bien. As que metimos dentro del bocadillo
un gusano autntico. Carly mordi, mastic y se trag el bicho.
Os parece asqueroso? Pues lo peor fue que tuvimos que rodar la escena doce veces! Gajes del
oficio, no os parece?

En aquella poca tena tiempo de visitar colegios y aparecer por libreras; pero ahora me resulta
mucho ms difcil apartarme del teclado, aunque de vez en cuando an me las arreglo para reunirme
con mis lectores en alguna tienda. En la actualidad, hay mucha diferencia con aquel da de 1978 en
que slo apareci un nio.
Hace poco volv a mi ciudad natal, Columbia, para firmar autgrafos en una librera. Haba tanto
trfico que el taxista tuvo que dejarme a un par de manzanas de distancia de la tienda. Al principio
cre que la calle estaba bloqueada a causa de algn accidente, pero enseguida comprend que el
problema consista en la gran cantidad de gente que vena a verme. Acababa de provocar mi primer
atasco!

Hace poco tuve una experiencia ms aterradora que todos mis libros juntos. Los hechos ocurrieron
cerca de Washington, en un centro comercial donde se celebraba una feria del libro llamada Leer es
importante, a la que me haban invitado para que firmara autgrafos durante dos horas.
Los organizadores calcularon que vendran unas setecientas personas, pero el recinto se llen hasta
los topes con ms de cinco mil. Tuvieron que parar las escaleras mecnicas para que nadie resultara
aplastado, contratar guardias de seguridad y avisar a la polica local. Yo estaba mudo de asombro. Era
escalofriante observar aquella masa de gente que vena a verme. Por desgracia era del todo imposible
atender a tantas personas en slo dos horas, as que decid subirme a una silla y grit por un megfono:
Gracias por venir, pero no puedo atenderos a todos!, volved otro da, por favor!
Necesit proteccin policial para entrar en el centro comercial y tambin para salir. De verdad que
pens que iba a organizarse algn disturbio. Aquello fue aterrador de verdad, pero tambin muy
emocionante.
Ahora bien, la mayora de las veces, firmar autgrafos no resulta tan movido, aunque siempre
pasan cosas divertidas.
El ao pasado fui a una librera de Dallas (Tejas) en la que un chico de unos nueve aos se me
acerc tmidamente. Su madre que estaba detrs de l, lo empuj hacia m con suavidad.
Va le anim la mujer, pdele al seor Stine que te firme el libro.
El chico mir hacia arriba. Llevaba en las manos un ejemplar gastadsimo de Sangre de Monstruo.
Es usted de verdad R. L. Stine? me pregunt.
Lo soy le asegur. Y t, cmo te llamas?
Me lo dijo. Nos dimos la mano y le pregunt si quera que le firmara el libro. l asinti y me
tendi Sangre de Monstruo, as que escrib una pequea dedicatoria y la firm. El chico me dio las
gracias, cogi el libro y contempl mi firma con fruicin.
Cuando se iban, mir a su madre con una luminosa sonrisa y dijo:
Soy la persona ms feliz del mundo.
Aquella sonrisa y la fascinacin me emocionaron. Pensar que mis relatos podan significar tanto
para alguien! Se me llenaron los ojos de lgrimas. Tuve que volver la cara y respirar hondo.
Momentos as hacen que valga la pena trabajar tanto.
A estas alturas slo me queda un deseo: poder responder a la pregunta que ms me hacen los
lectores. Sabis cul es?

En efecto, sa es la pregunta que ms me hacen: De dnde sacas tantas ideas?


Es una pregunta difcil. Siempre me dan ganas de responder: Y t, de dnde las sacas? Al fin y
al cabo, a todos nos vienen ideas. O no?
En mi caso, necesito tener suficientes para escribir veinticuatro libros al ao, y eso son muchos
libros, as que me paso casi todo el da pensando en cosas horripilantes.
Por suerte siempre me han gustado los relatos. Toda la vida me ha gustado inventarme historias
cortas y novelas. Es ms, muchos de mis recuerdos infantiles se refieren a cuentos y narraciones. Por
ejemplo, me acuerdo que, de nio, mi madre me lea Pinocho. Yo era muy pequeo, tendra tres o
cuatro aos, y ella me lea un captulo cada da, antes de dormir la siesta, pero se trataba del cuento
original, no de la versin de Disney.
Concretamente, tengo grabada en la memoria dos escenas del libro: en una, Pinocho se cansa de
los continuos sermones de Pepito Grillo, coge un gran mazo de madera y lo aplasta contra la pared; en
otra, Pinocho se duerme con los pies apoyados sobre el horno de lea encendido y se le queman. Yo
era muy pequeo, pero an tengo presentes aquellas dos inquietantes imgenes.
Siempre me atrajo la idea de que una marioneta de madera tuviera voluntad propia. He escrito tres
libros titulados La noche del mueco viviente sobre muecos de ventriloquia que cobran vida. Estoy
seguro de que esas historias surgieron del libro de Pinocho que me lea mi madre cuando era nio.
Desde el principio, quise leer ms y ms. Durante los primeros aos de colegio, me le todos los
cuentos de hadas, mitos griegos y leyendas nrdicas que haba en la biblioteca. Los personajes de esas
historias eran mis superhroes. Tenan superpoderes. Algunos hasta volaban. Devoraba estanteras
enteras de libros y an le peda ms a la bibliotecaria.
Cuando la mujer me sugiri que leyera otro tipo de historias, como biografas o cosas as, rechac
la oferta. Nunca me ha gustado leer sobre gente o sucesos reales. Slo me gustan las historias
inventadas. Para m el mundo de verdad no es ni de lejos tan interesante o emocionante como el de
fantasa. Me encantaban los libros de relatos fantsticos, as como los programas de radio y de
televisin. Nunca tena bastante.

La fiesta que ms me gustaba de nio era Halloween, pero nunca me puse el disfraz que me
hubiera gustado. Siempre quise ser un monstruo, una momia o algo aterrador; pero mi madre me
compr un disfraz de pato, y cada ao tena que ir de casa en casa disfrazado de palmpedo. Otros
chavales pensaban que mi disfraz era muy gracioso, pero yo no opinaba igual. Yo quera dar miedo, no
ir vestido de pato tonto.
Cuando escrib La mscara maldita para Pesadillas, me acord de lo avergonzado que me haca
sentir el dichoso disfraz, as que decid vestir a la protagonista del relato, Carly Beth, con un atuendo
como el mo.
Uno de los primeros libros de terror que escrib se llamaba Jenny, la niera. Saqu la idea de la

poca en que mi hermano Bill y yo les hacamos de canguro a nuestros dos primos pequeos. Nos
pagaban dos dlares la hora, lo que en aquella poca me pareca muchsimo. Pero nos los ganbamos
a pulso!
Nuestros primos eran muy traviesos. Cuando estaban con sus padres, parecan tranquilos y afables,
pero a la que ellos se iban, los dos nios se convertan en monstruitos que dejaban la casa hecha un
desastre; cuando acababan con la casa, saltaban encima de nosotros y tambin nos hacan trizas. Les
encantaba pelear y hacer luchas. Nunca queran irse a la cama, estaban despiertos hasta medianoche y
se entretenan en golpearnos a mi hermano y a m. Cuando por fin se dorman, Bill y yo nos las
veamos negras para poner la casa en orden.

Al volver mis tos a casa siempre nos preguntaban qu tal se haban portado, a lo que nosotros
siempre respondamos que estupendamente, que no haba habido ningn problema; no queramos
perder nuestro bien pagado trabajo.
En consecuencia, siempre he considerado que hacer de canguro es algo realmente aterrador.
Aquellos das me inspiraron las cuatro novelas sobre canguros que he escrito.
Que de dnde saco las ideas? Como veis, muchas de ellas se gestaron hace mucho tiempo, cuando
tena la misma edad que mis lectores actuales.
Escribir este libro sobre mi vida me ha hecho mirar atrs con una mezcla de orgullo y fascinacin:
me enorgullezco de lo que hecho pero al mismo tiempo me sorprende que todo eso haya sido posible.
Estoy en deuda con mis lectores. Me parece estupendo que os gusten mis relatos de terror.
ltimamente corren rumores de que voy a retirarme, pero no son ciertos: no tengo intencin de dejar
de escribir libros. Si vosotros los leis, yo seguir escribindolos. An me quedan muchas historias
que contar.
Y ahora ya s que slo me quedan dos cosas por decir, muchas gracias a todos y, sobre todo, que
tengis un da ATERRADOR.

1. CUNTOS LIBROS HAS ESCRITO A LO LARGO DE TU VIDA?


Unos doscientos cincuenta. Cerca de cien son de terror, y el resto de humor, de aventuras y de los
que se puede elegir el final.
Hace poco le un artculo sobre un autor en Amrica del Sur que ha escrito ms de mil libros. A
veces redacta tres en un da.
Es mi hroe!
2. DE LOS LIBROS QUE HAS ESCRITO, CULES SON TUS PREFERIDOS?
Mis libros favoritos de la coleccin La Calle del Terror son Silent Night I y II (Noche silenciosa I
y II).
La razn es que en ellos aparece mi personaje estrella, Reva Dalby. Me encanta porque es
riqusima, mezquina y desagradable con todo el mundo. Es muy divertido escribir sobre ella. De la
misma coleccin tambin me gustan mucho: Switched (La transformacin) y The Face (La cara)
porque sus argumentos son muy diferentes a los de otros libros de la serie.
De la coleccin Pesadillas, mis favoritos son: La noche del mueco viviente, No bajes al stano y
La mscara maldita. Por eso los escog para la serie de televisin Pesadillas.
3. CUL ES TU LIBRO MS FAMOSO?
La casa de la muerte lleva vendidos hasta la fecha ms de dos millones de ejemplares, seguido de
La sonrisa de la muerte.
4. DE DNDE SACASTE LA IDEA PARA LOS LIBROS DE LA SERIE SANGRE DE
MONSTRUO?
Mi hijo tena un pequeo cubilete de plstico lleno de una masa verde y pegajosa para jugar. Una
vez lo arroj a la pared y luego no poda sacarlo. Eso me dio la idea del primer libro.
5. CUL ES TU ESCRITOR PREFERIDO?
Son dos y ambos ingleses: P. G. Wodehouse, creador de las desternillantes aventuras de Wooster y
su mayordomo Jeeves; y Agatha Christie, autora de setenta y nueve novelas de misterio sagaces y
sorprendentes.
6. POR QU SIEMPRE EMPIEZA LA ACCIN DESDE EL PRINCIPIO DEL LIBRO?
Me gusta ir directo al grano, que el lector sepa exactamente de qu va la historia desde el primer
captulo.
7. POR QU TUS LIBROS PARECEN NO TENER FINAL?
Me gusta que los libros terminen de un modo sorprendente, dar siempre un ltimo susto,
sobresaltar al lector cuando ya piensa que el libro se ha terminado.

8. ALGUNA VEZ TE HA OCURRIDO A TI ALGUNA DE LAS HORRIBLES HISTORIAS QUE


CUENTAS?
Nunca. Lo cierto es que llevo una vida bastante enclaustrada. Qu va a sucederme si me paso todo
el da en casa escribiendo?
9. HAS ESTADO ALGUNA VEZ EN LA TORRE DEL TERROR?
S; hace dos aos fuimos toda la familia a Inglaterra, visitamos la Torre de Londres y vimos la
cmara de tortura donde tenan recluidos a los prisioneros. Aquella visita me dio la idea para Noche en
la torre del terror. Escrib la novela pocas semanas despus de volver de Londres.
10. HAS TENIDO ALGUNA MALA EXPERIENCIA CON GUSANOS?
De nio cortaba gusanos por la mitad y contemplaba las dos mitades mientras se alejaban en
distintas direcciones. Supongo que ahora los gusanos quieren vengarse de m, as que aparecen en casi
todos mis libros.
11. ACTORES Y ACTRICES FAVORITOS?
Jim Carrey, Bill Murray, Bruce Willis, Robin Williams, Madeleine Stowe, Andy MacDowell,
Wynona Ryder.
12. CMO ES QUE CONOCES TAN BIEN A LOS NIOS?
Intento mantenerme en contacto con ellos para saber cmo visten, de qu hablan, cules son sus
aficiones y paso bastante tiempo con mi hijo y sus amigos. Adems tengo dos sobrinos, Dan y Sam,
que tambin me ayudan a no perder de vista el mundo juvenil. Tambin ayuda mucho leer cada
semana dos mil cartas escritas por nios, as como ver la cadena de televisin MTV y leer revistas
para nios y jvenes. Creo que es muy importante que los personajes de mis libros parezcan reales.
13. POR QU NO HAY ILUSTRACIONES EN TUS LIBROS?
Creo que es ms aterrador imaginar las cosas uno mismo, es mucho ms personal. Resulta
imposible que un dibujante plasme exactamente lo que uno imagina.
14. CUNTO TARDAS EN ESCRIBIR UN LIBRO?
Los de La Calle del Terror, unos diez das, y ocho para uno de Pesadillas. Sin embargo, antes de
ponerme a escribir un libro, me paso dos o tres das preparando un esquema.
15. HAS SACADO ALGN ARGUMENTO DE UN SUEO?
Es una pena, pero la verdad es que no. Me gustara levantarme una maana con una idea en la
cabeza, pero es que tengo sueos aburridsimos y casi nunca dan miedo.
16. DE DNDE SACASTE EL ARGUMENTO PARA NO BAJES AL STANO?
Un da me vino a la cabeza una imagen totalmente loca: un hombre que se sacaba la gorra que
llevaba puesta y en vez de crecerle pelo en la cabeza le crecan hojas. Entonces, comenc a hacerme
preguntas: De dnde haban salido las hojas? Quin era aquel hombre? Estaba convirtindose en
planta por momentos? Acaso era ya una planta?

17. CMO ES TU PISO?


Llevamos viviendo en el mismo piso de tres habitaciones ms de veintitrs aos. Es bastante
pequeo. Yo comparto mi estudio con la cesta del perro. La habitacin de mi hijo no es mucho ms
grande que un armario ropero. En el mismo edificio tenemos otro piso, en donde tengo una mquina
del milln y Matt guarda las guitarras y el equipo de msica. Dentro de poco nos cambiaremos a un
piso mucho ms grande que hemos encontrado muy cerca de aqu. Tiene once habitaciones, as que no
tendr que compartir el despacho con el perro. El estudio es tan grande que incluso me cabe una mesa
de billar, algo que siempre me ha hecho ilusin tener.
18. QU HACES CUANDO NO ESCRIBES?
Bueno, ahora no tengo tanto tiempo libre como antes, pues tengo que preparar una serie de
televisin semanal y escribir muchsimos libros. Con todo, cuando tengo algo de tiempo me gusta dar
largos paseos por el parque con mi perra Nadine, pasar el rato con mi hijo y sus amigos, ver viejas
pelculas en blanco y negro por televisin, leer y jugar con la mquina del milln que tengo en casa: es
una mquina enorme que Matt y yo encontramos en Disneylandia y se llama La casa de la risa.
Siempre que podemos, Matt y yo cogemos el avin y vamos a Disneylandia. En cambio, a Jane, mi
mujer, no le apetece nada ir. Hemos llegado a visitarlo tres veces en un ao! Creo que a los dos nos
gustara vivir all.
19. QU TE DA MIEDO?
No me asusto con facilidad, aunque s he tenido miedo algunas veces. Por ejemplo, aunque no me
aterran las araas, con la pelcula Aracnofobia chill; tambin encontr bastante aterradora Parque
Jursico. Los libros de Stephen King me entusiasman, pero no me provocan escalofros. El libro ms
horripilante que he ledo es Something Wicked This Way Comes (Algo malvado se acerca), de Ray
Bradbury, con se hasta tuve pesadillas!
20. QU ACONSEJAS A LOS JVENES QUE QUIEREN SER ESCRITORES?
Mi consejo os parecer un poco aburrido, pero creo que es bueno: leed, leed y leed. No os
apresuris a escribir cualquier cosa y enviarla a una editorial pues no suelen estar interesadas en las
obras de adolescentes. Es ms importante que leis muchos libros de autores diferentes. Leyendo se
adquiere mucho vocabulario casi sin darse uno cuenta, y se aprenden estilos diferentes, maneras de
decir las cosas, modos de describir personas. Nada es tan importante para convertirse en un buen
escritor como leer muchsimos libros.

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