El Rapto de La Iglesia

EL RAPTO DE LA IGLESIA
He hallado que en el pueblo de Dios una fe constante en lo que se conoce como el rapto o
arrebatamiento, pero a la hora de fundamentar esta esperanza muchos quedan en las sombras de no
saber bblicamente si esto realmente suceder y cuando.
Los acontecimientos del tiempo del fin estn insertos en lo que la biblia llama el gran da de
la ira de Jehov o su equivalente en el nuevo testamento el da del Seor. No es posible para ningn
cristiano, ni siquiera para un erudito bblico, ni menos para un cientfico inconverso pronosticar el
cuando el rapto ocurrir, pues es claramente establecido por el propio Seor Jesucristo que NADIE
CONOCE DEL DIA NI LA HORA, ni an los ngeles del cielo (Mt.24:36).
Este proceso conocido como el dia del Seor es la intervencin directa de Dios en la
historia humana e involucra los siguientes acontecimientos:
-La aparicin y ascensin del anticristo*
-La gran tribulacin*
-El juicio de las naciones*
-El reino milenial de Cristo en la tierra.
-El juicio del gran trono blanco o juicio final.
*estos acontecimientos se dan dentro del periodo conocido como la semana setenta de Daniel y dura 7
aos.
Dentro de estos acontecimientos de orden general, hay otros sucesos ms detallados algunos
de los cuales estn revelados en forma de figuras y que tratare ms delante de presentar en su respectivo
orden.
Por ahora quiero compartirles al menos 15 puntos bblicos (aunque hay varios ms) que
demuestran que si habr un rapto o arrebatamiento de la Iglesia de Cristo antes de que comience el
proceso de la semana setenta de Daniel, que como presente anteriormente es un tiempo en que el Seor
tratara asuntos pendientes con su pueblo Israel. Todos estos eventos comienzan con el arrebatamiento
de la Iglesia del Seor.
Antes que el anticristo salga (Ap.6:2), el cuerpo de Cristo, el cual ahora detiene la influencia
de Satans, ser quitado (2Ts.2:6-7). En estos apuntes discutiremos las pruebas tomadas de las
escrituras que apoyan esta gran verdad.
1. El Seor Jesucristo prometi que las puertas del infierno no prevaleceran contra Su iglesia
(Mt.16:18). En Apocalipsis 13:7 Satans vence a los santos y controla al mundo. El Seor no puede
mentir, as pues, es obvio que estos santos no son la iglesia.
2. En los Captulos 2 y 3 de Apocalipsis leemos de las actividades de las iglesias locales. El Captulo 4
empieza con un llamado, Sube ac (4:1). Este llamado concuerda con la promesa detallada del llamado
del Seor, y la partida de la iglesia que se encuentra en 1 a los Tesalonicenses 4:13-18.
3. Siguiendo este llamado, Juan se encuentra instantneamente ante el trono en el cielo. La
iglesia ya no es mencionada en la tierra otra vez sino hasta su estado glorificado en el capitulo 19.
4. Como fue expuesto en el articulo anterior, Definiendo la Gran Tribulacin, el llamado de
sube ac es antes del tiempo de angustia para Jacob (Jr.30:7, Dn.9:24-27).
5. Frente al periodo llamado de la gran tribulacin (Ap.6:16-17, Zf.1:15) a los santos de
la poca de la iglesia se les dice la gran verdad bblica de que no estamos puestos
para ira sino para obtener salvacin del tiempo de la ira (1Ts.1:10; 5:9). La iglesia claramente no est
librada de la ira del hombre, pero de la ira del da de Jehov, claramente ser librada. La Iglesia tine
perdn por medio de Jesucristo, no condenacin.
6. Otra prueba de que la iglesia est en el cielo son los veinticuatro ancianos (hay quienes ven aqu no
slo a la Iglesia sino que tambin a todos los creyentes en el Mesas durante el antiguo testamento
basados en Ap.21:12 y 14). Sus actividades alrededor del trono de Dios estn descritas en Apocalipsis
4:4; 5:14. El nombre anciano nunca es dado a un ngel. Nunca leemos en las Escrituras de ngeles
sentados en tronos o teniendo coronas puestas sobre sus cabezas. As que esa compaa en el cielo no
pueden ser ngeles. Al cristiano en el cuerpo de Cristo s se le han prometido coronas (1P.5:2-4;
2Tm.4:8). Al apstol y sus compaeros creyentes se les ha dicho que Dios los ha hecho reyes y
sacerdotes (Ap.1:6). Y aquellos que sufrieron con l reinarn con l (2Tm.2:12). Que estos son en
verdad los cristianos nacidos de nuevo es evidente por la verdad de que ellos han sido redimidos
SOLAMENTE por la sangre de Jesucristo (Ap.5:9-10; 1:5). Las coronas no son coronas terrenales,
pues pertenecen a un pueblo celestial, por tanto, deben haber sido recibidas en el tribunal de Cristo
(2Co.5:10,1Co.3:11-15). Tambin vemos esta compaa vestida con vestiduras blancas (Ap.4:4). Esta es
la vestidura de un sacerdote. Sin embargo, ningn sacerdote jams us una corona sobre su cabeza, o se
sent sobre un trono Estos son miembros de un sacerdocio real (1P.2:9) los cuales fueron regenerados
por el Espritu Santo (Tito 3:5). En la mayora de referencias Bblicas, un anciano es la cabeza
representativa de una nacin, tribu, familia o ciudad. Hubo veinticuatro cursos sacerdotales en la liturgia
antiguo testamentaria (1Cr.24:1-19). David hall veinticuatro cabezas de familias sacerdotales y las hizo
representantes de todo el sacerdocio. Esto, junto con la verdad de que en la Nueva Jerusaln las doce
piedras del fundamento son los apstoles, mientras que las doce puertas son nombradas con los nombres
de las tribus de Israel (Ap.21:12-14), puede indicar que aquellos llevados al cielo en las primicias(ver
apunte anterior sobre la primera resurreccin) tambin estn entre ese grupo.
7. Para los cristianos en Colosas est la promesa que sern presentados santos, y sin mancha, e
irreprensibles delante de l (Col.1:22). Esta santificacin se dice ser extendida a aquellos llamados
santos, y a todos los que invocan el nombre de nuestro Seor Jesucristo (1Co.1:2). La idea de que
cristianos buenos sern arrebatados al cielo y cristianos malos tendrn que pasar por la gran
tribulacin como un tipo de purgatorio no es Bblica. O se es genuino salvado o no se es.
8. Los genuinos hijos de Dios, los verdaderos cristianos somos embajadores reconciliados (2Co.5:1721), y nuestra ciudadana est en el cielo. Ningn pas es tan bajo como para abandonar a sus
representantes, dejndolos en una tierra extranjera a punto de hostilidades.
9. A Enc, un tipo de la iglesia en el antiguo testamento, le fueron revelados horrores (Judas vs.14 y15)
de los cuales l no iba a tener parte.
10. La esperanza bienaventurada de todos los santos vivos y muertos es ser arrebatados para encontrarse
con el Seor en el aire (1Ts.4:13-18), no para perseverar durante el gobierno del anticristo sin tomar la
marca de la bestia, ni para sobrevivir durante la gran tribulacin hasta el regreso del Seor a la tierra.
11. Los hombres sern juzgados con respecto al sbado en el tiempo de la tribulacin (Mt.24:20). El
Sbado no tiene ninguna carga sobre el cristiano (Col.2:16).
12. 2 Tesalonicenses 2 describe la venida del anticristo y los tiempos peligrosos de su podero. En el
verso 2 de este captulo aprendemos que esta informacin no debe turbar a ningn hijo de Dios. Sera de
mucha turbacin si estuviramos presentes en la gran tribulacin.
13. Ni una sola vez la gran tribulacin es mencionada por Pablo en las epstolas, las cuales gobiernan las
vidas de aquellos quienes constituyen la iglesia. Se nos habla de que seremos castigados (1Co.11:32),
pero nunca de ser condenados con el mundo.
14. Lot es un caso ejemplar para probar que Dios no destruir a los justos junto con los impos
(Gn.18:25), aunque su justicia no es aparente a nadie (2P.2:6-9, Gn.19:14).
15. La tribulacin no es una esperanza bienaventurada. Ella no promueve el mirar ansiosamente por la
venida del Seor desde el cielo, sino mirar por seales en la tierra. Aquellos que ensean que toda o
parte del tiempo de la angustia para Jacob ser experimentada por la iglesia son solamente otro grupo
intentando derrocar la pared de distincin entre Israel y la iglesia.
Dios les bendiga.

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