El Hombre y La Cocina
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El Hombre y La Cocina
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5. El futuro de la cocina
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Hernando Moyano
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comparable con la esencial ventaja que ella supona para el homnido), vamos
a iniciar dos tipos de consideraciones. La consideracin del primer tipo es la de
que, en nuestra opinin, el hallazgo de la actividad culinaria precedi a la
palabra, constituy, de hecho, la condicin para que surgiese la palabra. Ello,
no lo dems significa que el dominio lleg a realizar la primera actividad ya
puramente humana y que, efectundola, devino, probablemente pronto,
hombre; interpretacin por lo dems, de acuerdo con el hondo pensamiento de
Goethe de que en el principio siempre est la accin; en el proceso de
surgimiento del hombre tambin se origin, pues, en vanguardia su modo de
accin (su transformacin artificial de las cosas) y slo luego, sobre este modo
de accin. Se plasm su modo peculiar de experiencia, la experiencia
comunicable, el pensamiento. (Un animal, pues, haciendo algo supraanimal,
devino hombre). As pues, un tremendo obstculo que se opuso a las
primeras tentativas con xito de actividad culinaria (obstculo de cuya
magnitud apenas podemos formarnos idea los hombres, que contamos con el
apoyo de nuestra corriente cultural) tuvo que ser el hecho de que fueran obra
de homnidos, esto es, de animales genuinos, si bien en trance de venir
hombres, es decir, a punto de adquirir la palabra y, con ello, de constituirse en
semejantes nuestros.
En resumen, podemos decir que la cocina fue
conquistada por un homnido de facultades congnitas humanas, o casi
humanas, pero falto an del instrumento cognoscitivo esencial del hombre, la
palabra, aunque de una apariencia y de una capacidad de observacin
desarrollada por ciertos de miles de aos de elaboracin de tiles; esto es, de
un homnido que posea ya la autodisciplina que le permita fijarse y alcanzar
algunos objetivos mediatos.
A este tipo de dificultad, inherente al descubridor, hay que sumar las que
implica el descubrimiento, la transformacin culinaria, proceso muy fino y
delicado de cuya naturaleza voy a procurar dar una idea desde mi perspectiva
de bilogo.
Los seres vivos de planetas (unicelulares, vegetales y animales) tienen un
origen comn y todos dependen para la alimentacin unos de otros, de modo
muy ntimo. En particular, los animales se alimentan de vegetales y animales,
constituidos todos, como es de conocimiento general, por clulas y productos
de clulas; de modo que todos los alimentos, cualquiera que sea su origen,
poseen una especial similitud de composicin qumica con los dems alimentos
y con el mismo que se devora. A este respecto de la composicin qumica,
todo ser vivo contiene un altsimo porcentaje de agua, tanto extracelular como
intracelular, y, en esta ultima, esta suspendida una estructura dinmica y sutil el protoplasma, constituido fundamentalmente por protenas - cuyo papel es
gobernar continuamente la incesante transformacin, unas en otras, de
molculas disueltas en el agua intracelular los metabolitos para aprovechar
en beneficio propio(esto es, del protoplasma) su materia y energa. Ni que
decir tiene molculas, en estado de perpetuo cambio, por una parte, consume
en l su energa y terminan convertidas en molculas qumicamente inertes y
han de ser repuestas; y, por otra parte, no son unas molculas cualquiera, sino
molculas adecuadas y con carga de energa qumica que son proporcionadas
al ser vivo por su alimento, sin el cual, como es obvio, todo ser vivo perece
pronto., Por lo dems, est en la lgica de las cosas el hecho de que la fuente
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total (en los animales) y parcial (en las plantas) de ests molculas
alimenticias sean el cuerpo muerto de otros seres vivos, de los que son
aprovechados no slo los metabolitos y el protoplasma, sino la materia de
reserva y las estructuras de sostn que los seres vivos produjeron, a su vez, a
partir de su alimento. Todo ello es la tumultuosa pero ordenada rotacin de
materia y energa a travs del conjunto interdependiente de todos los seres
vivos de la biosfera terrestre.
Segn lo anterior, el agua es el sustrato donde se produce, en la intimidad del
cuerpo de los seres vivos, todas las reacciones qumicas (el llamado
metabolismo) de las que continuamente surge la vida; y no slo esto, sino que
el agua misma participa activamente en todas estas reacciones. De este
quimismo fisiolgico surgen, crecen y se multiplican todos los seres vivos,
Como unos seres vivos se alimentan de otros (en particular los animales que
viven de vegetales o animales), podemos afirmar que, en la naturaleza, todo
alimento resulta de otros en el curso de complejas acciones qumicas
producidas en el seno de agua lquida y por tanto transcurridas dentro de un
margen muy corto de temperaturas, a saber, entre algo ms de cero grados
(como lmite mnimo en que se congela el agua) y unos cincuenta grados
(lmite mximo en que se desorganiza el protoplasma que gobierna el
quimismo intracelular). Una conclusin razonable de lo anterior es que la
transformacin artificial de un alimento, propio de otra especie animal, en
alimento propio del homnido (y, luego, del hombre- en una palabra, la
actividad culinaria-: 1) ha de verificarse en el seno del agua, y 2) dentro de un
margen de temperaturas, que no puede exceder mucho de dicho margen de
temperaturas, que no puede exceder mucho de dicho margen superior para
evitar que se destruyan irreversiblemente demasiadas molculas del alimento
adecuadas para rendir su materia y energa en nuestro quimismo fisiolgico.
Vemos ya, con alguna claridad, el significado cientfico de lo que sin saberlo
se realiza al cocinar y que, por tanto, tena que verificar ese homnido que
an no hablaba ni dispona de ms entrenamiento en la nueva direccin que
emprenda en cocinar, que su apariciencia y capacidad de observacin
ganadas en la preparacin de tiles. Ya hemos sealado la esencial innovacin
que supuso el dominio del fuego; a saber, aplicar su actividad animal,
consistente en acciones mecnicas (*), a transformar qumicamente lea con
gran desprendimiento de calor que inflama los gases producidos. Pues bien,
en la actividad culinaria, el homnido, de hecho, pas a aplicar el calor
producido en la combustin de la lea a activar, en el seno del agua contenida
en productos vegetales o animales, otras reacciones qumicas tales que
rompan las cubiertas de las clulas vegetales y animales y las estructuras de
sostn (difcilmente digeribles unas y otras) y movilicen y vuelvan solubles
reservas alimenticias, etc., y, as, tales reacciones permiten que los propios
jugos digestivos del homnido tuviesen acceso al contenido alimenticio de las
clulas de un alimento para el que su aparato digestivo no se haba adaptado
en el curso de la evolucin animal. En resumen, el homnido, al realizar la
primera actividad culinaria aplico el calor producido en una reaccin qumica,
este es, la combustin de la lea, a activar otras reacciones qumicas, a saber,
las que determinan en la prctica culinaria la transformacin de una forma de
alimento en otra.
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homnidos saltaron del medio animal al medio social propio del hombre; y hay
que tener presente que, durante largusimo tiempo, la actividad culinaria tuvo
que ser la actividad bsica de los ltimos homnidos y de los primeros
hombres ya que, por una parte, condicion e hizo ms fructfera la recogida de
fuentes naturales de alimentos, y, en segundo lugar, porque al principio tuvo,
segn vimos, que ofrecer muchas dificultades cuya superacin progresiva
resultaba entonces ms remuneradora que nada.
Estamos ya en condiciones de entender cmo el cambio de circunstancias, que
supuso el hecho de acampar para transformar por el fuego alimento ajeno en
alimento propio, permiti el surgimiento de la palabra. Tenemos unos
homnidos cooperantes, vitalmente atentos a algo que tienen delante (el
alimento en proceso de transformacin) que exige (como antes lo haca la
presencia de algunos animales) una accin conveniente pero que, ahora por
primera vez, depende exclusivamente de la propia voluntad y experiencia de
ellos. En consecuencia, los homnidos rocinantes han conseguido una
conquista esencial de libertad, ya que, en cada momento, pueden, a voluntad,
solicitar la colaboracin de otro, comunicndola doblemente 1) algo
continuamente en presencia (algo inerte sometido a cambio artificial) y 2) la
accin que se estima que conviene realizar. Podemos decir que la actividad
culinaria proporcion a los homnidos una conciencia de agente (les llevo, ante
todo, a diferenciar a ellos mismos de su obra) que les permiti relacionar, en
las primeras oraciones, voces sustantivas y voces verbales en una palabra,
la actividad culinaria llev a hablar al homnido, esto es, a percibir en la realidad
para comunicar a otros, no seres aislados, ni acciones aisladas, sino el
proceso, la relacin misma, entre seres (inicialmente, ellos mismos) y acciones
(inicialmente el alimento en proceso de cambio). Y, adems los seres, por
efecto de la accin que ejercen o que sufren, se van transformando en otros
seres (por ejemplo, en el caso inicial mismo, el alimento por efecto de la accin
culinaria se va transformando poco a poco); y es evidente que los seres as
transmutados tienen otras cualidades y exigen otras acciones, de modo que las
oraciones, desde que se expresaron las primeras, tienden a encadenarse unas
en otras. En definitiva, la palabra, desde que surgi, ha permitido al hombre
(definido precisamente por la facultad de hablar) someter a experiencia
comunicable enunciar, comprender,- aspectos cada vez ms numerosos y
mas complejos del proceso coherente de toda la naturaleza.
Si bien se mira, no parece nada maravilloso que de la cocina haya surgido la
palabra.
Podemos decir que la palabra es simplemente el modo de
comunicacin propio del hombre, del animal capaz de transformar la naturaleza
en su provecho, ya que, como hemos visto, la actividad que inicia con plenitud
ese nuevo modo de accin (dicho de otro modo, la primera actividad artificial)
fue la adecuacin mediante el fuego, de alimentos recolectados en su estado
natural. A esta primera actividad, genuinamente humanas y alumbradora del
hombre, seguiran encadenndose en el curso de los siglos, como cerezas
sacadas del cesto inagotable de la naturaleza- todas las sucesivas actividades
que el hombre ha ido aprendiendo a ejercer sobre la realidad para adecuarla en
su beneficio, la cermica, la agricultura y ganadera, la metalurgia, etc.
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El Adn, nuestro padre comn, cuenta la Biblia que con los manjares crudos;
por lo tanto, si bien fu el primer hombre, no fue desde luego el primer
cocinero. La costilla que tenia de reserva, como se sabe, no la lleg a emplear
para placeres culinarios cosa que hasta ningn hombre serio ha lamentado.
Tampoco el hecho de que irreflexivamente mordiera la ominosa manzana que
nos permite suponerle un presunto cocinero. Partiendo de la tesis del Irlands
Graves, segn la cual el hombre es un animal culinario se podra llegar a la
conclusin de que, en rigor, Adn no fue el primer hombre de verdad sino
que este honroso lugar le corresponde al desconocido ser que empez
guisando sus alimentos.
Por motivos bien potentes no podemos seguir la actividad culinaria del hombre
hasta los tiempos primitivos. Sin embargo es interesante consultar el sabor,
un tanto impreciso que algunos escritores gastronmicos marcan la mitologa
Griega diciendo que Kadmos o Cadmo, hermano de Heuripides debe ser
considerado como el fundador de la profesin y el pagano del gremio de
cocineros. Las escasas citas antiguas respecto a los cocineros se los debemos
casi exclusivamente al rector Griego Ateneo, quien en el Deipresophletaid los
festines de los sabios nos cuentan muchas ancdotas graciosas. Los
griegos, hasta los esplendorosos das de Pericles no solicitan el valor de la
diosa Gasterea. Verdad es que entonces los cocineros de mi profesin eran
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Los dems cocineros a sus rdenes deben tener tambin experiencia en el arte
de preparar comidas. Es preciso que los cocineros sean provistos diariamente
de servilletas limpias as como de paos de cocina tanto para manejar las
cacharas al fuego, como para la debida, limpieza, sobre todo, paos blancos
para secarse las manos y limpiar la vajilla, todo ello en abundancia y de buena
calidad, pues slo as se notar el espero.
El cocinero llevar el pelo cortado y la barba bien rapada y su propia ropa,
sobre todo la blanca, debe estar muy limpia; tambin los vestidos sern
elegantes, limpios, cortos, no demasiado amplios. De carcter, el cocinero
debe ser gracioso, jovial, obediente, bien dispuesto, amable y alegre. Cuando
la comida est hecha y apunto de servirse, la mesa de servicio o de cocina
debe ser cubierta por un mantel blanco, limpio y disponer en ellos los platos y
cubiertos, colocando cuidadosamente todo lo que se necesita para el servicio
de los comensales, como limones, naranjas, aceitunas, queso, azcar y toda
clase de especies, as como cubiertos, servilletas blancas bien limpias, el pan y
toda clase de salsas. De manera especial debe cuidarse que el cocinero
conserve su alegra y buen humor; pero no tan extremados que llegue a
embriagarse.
Estas normas de conducta para los cocineros podran colocarse an hoy da en
todo libro de cocina, aunque a veces hubiera que modificar ciertas expresiones
poco corteses, o quiz demasiado reubicadas. Estas palabras fueron escritas
hace cuatrocientos aos; el hecho de que an tengan actualidad en nuestros
das, nos demuestra la importantsima posicin que la profesin de cocinero
ocupa desde hace siglos.
Un autor chino de libros de cocina, el cual no era por cierto cocinero,
sino poeta, trata algo ms duramente a los cofrades del sartn. En su libro,
hace doscientos aos, se lee lo siguiente: has de ser severo como un
cocinero.
En ningn caso el hombre puede obrar con ligereza, pero donde menos
conviene tal abandono es en la grave cuestin de comer y beber. Todos los
cocineros son gente mezquina y de cualidades bajas basta que un da no les
alabes o les rias para que se tomen perezosos o negligentes. Si te tragas la
comida, aunque no est bien pasado, al da siguiente te la servir cruda. Si
una comida no sabe como es debido, y por educacin no dices nada, la vez
siguiente el cocinero descubrir ms an la salsa. Tampoco debe limitarse a
simples recompensas o castigos. Cuando te sirva una comida buena, debes
mostrarle los motivos por que se ha salido tan buena; cuando te sirva una
comida mala, tambin hay que examinar las faltas. Una comida debe estar
sazonada, de tal modo que nunca se deba cambiar nada. Debe estar sobre
todo bien cocida.
Pero si el cocinero es perezoso y si al comensal todo le es indiferente, las
mayores desgracias se derivan de la comida y de la bebida. Informarse con
exactitud, reflexionar con detenimiento, decidir con prudencia; tal es la tarea del
alumno, ensear con oportunidad, es la tarea fundamental del profesor. En la
comida tiene que suceder lo mismo.
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Todo esto no parece muy atractivo; pero demuestra que ya entonces el arte
culinario Chino no estaba en la cumbre que haba alcanzado durante la
antigedad Sic transit Gloria Mundi.
Exactamente cien aos despus el gran gastrnomo alemn Barn Karl
Friedrich Von Rumohr se ocupaba del mismo asunto. En su notable obra
titulada El espritu de la Gastronoma de Jos Koening (1822) leemos el
capitulo siguiente:
La educacin para saber guisar no presenta dificultad alguna. No hay cosa
ms fcil que comprender el principio en que se basa:
En todo en que es comestible exaltars lo ms adecuado a la naturaleza.
Ninguna especialidad en los conocimientos y actividad del hombre presenta
ms simplicidad y lgica en la sucesin de sus principios y normas que la
gastronoma, en la cual, muy fcilmente, al cabo de pocas experiencias, se
puede ir reduciendo una norma de la otra. La dificultad no reside, pues, en el
arte mismo, sino en la facultad o ms bien en la incapacidad de quienes se
esfuerzan en aprenderla.
Son muchos los jvenes y las doncellas que aspiran a dedicarse a nuestro
arte, y no siempre con verdadero cario y aficin. Por lo que piensan slo en
lo que van a ganar, cosa nada censurable, desde luego, pero primeramente
tendran que preocuparse solamente del arte, pues una vez que este se
denomine, ya nos dar el plan de cada da con la misma facilidad con que el
rbol produce su fruto maduro. Pues en nada podemos sentir satisfaccin
cuando falta el verdadero placer, el verdadero inters.
Otros acostumbrados a una veneracin demasiado servil del nuestro, se
pierde en detalles y en bizantinismos sobre los mtodos de guisar ya hace
tiempo anticuados, resistindose a toda comprensin y a todo futuro progreso
por la propia experiencia y a la propia reflexin. Yo he visto ejercitarse en el
arte a cocineros jvenes que sin duda saban echar la sal en manjares de
acuerdo con todas las reglas del arte, pero me temo, a pesar de todo, llegaron
a dejar la sopa salada.
Tambin tenemos la verdadera floracin de nuestra poca: los impertinentes,
los precoces. Los que presumen de inteligentes y expertos. Con estos todo
es intil. Hoy da ya no se encuentran pinches de la edad que yo tenia
cuando aun no hacia ms que fregar alegremente platos y fuentes, lavar
espinacas y realizar otros menesteres tan modestos, elementales y
necesarios. Sin estar acostumbrado primeramente a la limpieza y al orden,
sin haber comprendido bien lo esencial del arte, mirando y escuchando con
atencin, el pinch de nuestros das ya quiere manejar las sartenes y
aventajar al maestro al primer da. Esto no se puede admitir en modo alguno.
La naturaleza no ha cambiado y la historia va hacia atrs.
De maneras especial son las cocineras las que carecen de los conocimientos
ms elementales y bsicos de su instruccin. Se preocupan ms por el atavo
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Este rey Carlos V era amante de la bibliofilia y mand escribir gran nmero de
documentos, entre otros, uno incluso sobre la cra de rebaos de cerdos, y
seguramente debemos tambin a su iniciativa, el que Tailleveni fijara por
escrito un sistema de guisar y sus recetas de cocina.
Despus de la muerte de Carlos V, all consigue avanzar el puesto ms
elevado que pretender pudiera un cocinero, el de Maestre des garnisons de
cuisine du roi. Los privilegios de que poda gozar Tal maestre, se hallan
especializados en un escrito y juzgo curioso comunicrselo a mis lectores.
Segn tal documento el maestro cocinero tena derecho llevar directamente las
fuentes a la mesa del rey, y poda ocupar un puesto permanente ante la
Chimenea de la cocina probablemente era el nico lugar del castillo donde se
estaba verdaderamente a gusto cuando haca fro y muchos nobles andaran
buscando apresurados y tiritando, un puesto ms cercano posible a la
mencionada chimenea.
Por algo se cita expresamente este privilegio. El maestro cocinero tena
tambin derecho a sentarse cuando le pluguiera y a su cargo estaba la cmara
de las especies que entonces constituan un depsito de sumo valor.
Por razn natural de su cargo, era jefe de todos cuanto trabajaban en la cocina
y para distinguirse de ellos llevaba un cucharn que empleaba indistinta y
altamente para probar los manjares y para dar de palos a sus subordinados.
Era de su incumbencia, poner el mantel de la recamara del comedor
acompaado por el cocinero de las salsas. Dicho mantel debe quedar plegado
en dos; en esta mesa colocaban luego los manteles sus fieles subordinados y
all eran degustados por el maestro de ceremonias antes de servirse de
conformidad con el ceremonial de la corte. A fila india se colocaban los pajes.
A su cabeza iba un guardia armado, corriendo la marcha y al final iba nuestro
buen maistre keit. A ste le impeda aun la tarea, por cierto muy ingrata, de
vigilar que los manjares, Cervantes de la mesa volvieran efectivamente a la
cocina, y no se permitiese por el camino, pues los pollos asados tambin
vuelan al volver a la mesa. Tal hecho, incluso en nuestros tiempos, causa la
desesperacin de ms de un matre.
Taillevent muri en el ao 1395 y se hallaba entonces en buena posicin. El
barn Pichn cree sacar esta fecha de la misma lpida de Taillevent por l
descubierta. Se admite como cierto que este gran cocinero trabajo
profesionalmente en la cocina desde 1326 hasta 1392, es decir durante nada
menos que sesenta y seis aos, lo que supone un trabajo enorme arca que,
como veremos ms tarde, tambin fu alcanzada casi por otro gran maestro
de nuestros das.
La mencionada lpida, que se puede ver hoy en el museo de Saint Germain,
nos muestra el artista cocinero en su traje de caballero entre sus dos esposas,
pues estuvo casado dos veces.
En el emblema lleva tres pucheros,
flanqueados por sus tres rosas arriba y abajo.
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Si, all se inici tu destino, y tal carrera nos parece de sueo. Acaso los
tiempos; fueran distintos. Pero no raras veces dos pocas se parecen tanto
como la de entonces y la nuestra. Cuando Antonio Carme contaba seis aos,
empezaba la revolucin Francesa y en el ao 1833, cuando cerr sus fatigados
ojos an herva y bulla en Francia el vendaval de otra revolucin. Exactamente
igual como sucede hoy en da, hubo entonces gentes que intentaban crear un
mundo nuevo Se destronaban reyes, se opriman pueblos. La guerra por toda
Europa alcanzo hasta el corazn de Rusia. Los ricos se hicieron pobres, y
algunos pobres se enriquecieron.
Hombres dispuestos a la aventura llegaron a generales en pocos aos, simples
artesanos se hicieron ministros y el hijo de un hotelero, incluso lleg a ser rey.
Pero dejemos a parte tales comparaciones, pues todo parangn tiene sus
defectos, sigamos con la extraordinaria vida de nuestro cocinero.
Durante seis largos aos Carme vivi en casa de aquel buen hombre, que en
todo este tiempo le sirvi a su padre. A los quince de edad, es decir, en el ao
1798, se produjo un nuevo cambio en su vida. Empez su aprendizaje en la
confitera Baillo, una de las primeras y ms hermosas de la capital. All el
talento innato del joven pudo desarrollarse rpidamente. Y lo consigui de tal
modo que ya a los dos aos de trabajar en dicha casa era uno de los mejores y
ms apreciados operarios. La carrera profesional de Carme sigue desde
entonces un nuevo rumbo.
En vez de contentarse con su xito inmediato, se sinti invadido por todo el
celo profesional y protegido por el seor Baillo, se hizo visitante asiduo de la
biblioteca y Gabinete de grabados en acero del Estado. Marie Antonio, que tal
era su nombre de pila completo, se dedicaba all a copiar numerosos motivos
histricos y herldicos, y su comprensivo patrn le daba ocasin de ejecutar
tales motivos luego como pieces montes. Cuando en algn palacio ilustre de
la capital se celebra una fiesta, Cerme iba all como extra, para vigilar la
composicin del buffet y exponer sus ejemplares montajes.
De este modo no solo lleg a conocer todas las cosas aristocrticas, sino
tambin a una serie de excedentes cocineros, a su vez, le revelaban los
secretos de la gastronoma en general. No pasaba un da en que no hubiera
aprendido algo nuevo, y poco a poco su nombre alcanz slida reputacin.
En el ao 1801 abandon la casa Bailly para dirigir otra casa de importancia.
Segn su convenio, en todo momento le estaba permitido trabajar como extra
fuera de casa, con su clientela particular. En el palacio del prncipe Talleyrand
no haba festn donde se exhibiera las suculentas obras de arte de Carme.
Pero al ao escaso dejo este puesto y en lo sucesivo solo trabajo como
extraordinaire, en lo que segn sus propias noticias gano mucho dinero.
En sus reflexiones nos cuenta que por entonces comenzaron a rebullir sus
primeros enemigos. As, por ejemplo, le reprochaban que, en fin de cuentas l
saba crear muy hermosas pieces montes, porque frecuentaba la biblioteca
Nacional, cuando la visita a la Biblioteca era asequible a todos por lo cual todos
hubieran podido aprovechar tal circunstancia igualmente.
La competencia
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La corte de este prncipe fue famosa por su lujo y opulencia, lo que acarre
desdichas consecuencias en la salud del regente. Este rey, que adquiri el
dictado de The first gentleman of Europ,
tena un estomago delicado y
Carme logr complacerle, cosa difcil, pes deseaba comer platos suculentos
aunque su estomag se negaba a admitir cualquier clase de especies. El
espritu inquieto de este artista de la cocina, no soportaba el clima de
Inglaterra, pas de nieblas; a los ocho meses volvi a Pars, pes, segn dice
el mismo, desde su primer da de su estancia en la isla que le aquejaba la
nostalgia. El regente se despidi de l muy contrariado, ms todos sus
esfuerzos para hacerle cambiar de opinin fueron intiles.
En el ao 1818 tuvo lugar en Arquigrn un congreso internacional al cual asisti
tambin el Zar Alejandro. Este invit a Carme de nuevo y aqu actu como
cocinero jefe del Zar. Desde Aquisgrn pas a ser Jefe de cocina al servicio
de Lord Steward, embajador de Inglaterra, en Viena. Durante otra estancia en
Pars, supo que el Azar quera llevrselo como Jefe de Cocina del Palacio
imperial. Esta vez se traslad por sus propios medios a San Petersburgo, a
donde lleg en el momento ms inoportuno, pues el Zar estaba a punto de
emprender un largo viaje. Desde luego, Carme resida, en palacio y poda
tratar a todos los personajes de la corte, ms segn sabemos de sus
memorias, no quedo muy entusiasmado. En el palacio reinaba una gran
desconfianza, y le metan las narices en todas las fuentes, lo cual significaba
una humillacin para aquel gran cocinero.
En 1819 regreso a Francia, sin haber llegado a tomar posesin de su cargo en
la corte. Pas de nuevo al servicio del Lord ingls y le fue a ver a Londres, de
donde se traslad de nuevo a Viena. Su infatigable actividad y sus viajes
llegaron a hacrsele pesados. En lo sucesivo le vemos como cocinero de
palacio del prncipe de Wurttermberg, como jefe de cocina en la corte de la
princesa Bagration, y luego, en la ltima etapa de carrera, en la casa que los
Rothschild, tenan en Pars. All trabaj durante seis aos completando sus
conocimientos prcticos y tericos. Se deca de el que no solo era el mejor
cocinero de Europa, sino tambin el ms inteligente y el ms culto. No solo
conoca la literatura profesional de los tiempos antiguos contemporneos, sino
que le era igualmente conocida toda la buena literatura. As Lady Morgan
(1783-1859) dama que haba viajado mucho, cuenta en una de sus obras:
Despus de la comida (en casa de Madme rothschild) vi a Careme. Me
pareci un seor inteligente y culto. Le hable de sus obras y l de las mas y
lo hizo como persona muy entendida en literatura.
En el ao 1829, Carme se retir defitivamente de su profesin, entregndose
exclusivamente a sus actividades de escritor y a sus estudios de tipo
gastronmico cientfico. Su salud, se hallaba muy quebrada, su capacidad de
resistencia se haba debilitado. Acaso fuese menos la fatiga fsica, la que le
consumiera, que el cansancio espiritual, la enemistad eterna, los continuos
ataques de sus adversarios, los de los impertinentes de sus colegas
produjeran sobre el, sus efectos. Carme se volvi raro y mucho de aquellos a
quienes haba hecho favores le olvidaron pronto. En su modesta casa en la
rue Gaumartin. Nmero 18. Dictaba a su hija su ltima obra, la cuisine
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francaise au XIX sicle los ltimos meses de su vida tuvo que guardar cama.
Algunos amigos fieles le visitaban con regularidad, y entonces se reanimaba,
sobre todo cuando se discuta de su materia predilecta de cocina. Los mejores
platos que coma eran, sin embargo, los que llevaban sus amigos y discpulos
pues l careca de recursos.
Adems de sus numerosos libros. Que citamos entre otro lugar, debemos a
Carme una reforma completa de la cocina. El sent los principios de la cocina
Francesa; merced a l la cocina se hizo higinica. Los cocineros se libraron la
esclavitud anterior y pudieron elevarse a la categora de artistas; la pastelera
se convirti en una seccin reconocida nada menos que en la arquitectura, y el
servici de la mesa conoci los mayores refinamientos. Carme cree el matre
d hotel perfecto que lejos de ser un lacayo daba instrucciones y denominaba
la situacin. Si Vatel hubiera vivido en la poca de Carme. No hubiera llegado
a suicidarse, naturalmente. A Carme le debemos nuestras innovaciones
importantes. Para hacer justicia a su obra, seria preciso escribir sobre el un
extenso libro.
El 11 de enero de 1883, un antiguo amigo suyo le llev un plato de albndigas
de lenguado. Cuando dicho cocinero volvi al da siguiente el estado de salud
del enfermo haba empeorado mucho, Carme notaba prxima su muerte. No
obstante, recibi a su amigo con las siguientes palabras. _Tus albndigas
estaban excelentemente preparadas, pero mal sazonadas. Tampoco la salsa
estaba bien ligada. La prxima vez debera.
Carme quiso demostrarle que las manos, el movimiento que deba imprimir al
cazo, pero no pudo terminar. Haba llegado al lmite de su vida. Consumido
por la llama de un celo profesional poco comn, deshecho por la mentalidad
mezquina de ciertos hombres envidiados, y fiel a su misin de reformador de la
cocina hasta el ltimo minuto. Falleci el ms famoso cocinero de todas las
pocas.
Cuando hubo muerto, sucedi lo que muchos hombres famosos anhelaban
durante toda su vida y solo rara veces consiguen; en todo el pas fue
ensalzada su obra, sus enemigos enmudecieron avergonzados e interiormente
le pidieron perdn. La hija del gran maestro recibi innumerables cartas del
mundo entero. El marques de Cussy deca entre otras cosas: Dos defectos
tena yo en este mundo: Napolen y su padre Talleyrand escribi en vano
esperaran los siglos siguientes conocer un nuevo Carme, y el autor de
gastronoma, Jos Berchoux, dice: La gastronoma pierde a un gran hombre
y yo a un gran amigo. El talento de Carme me ha inspirado cuando
redactaba mi Gastronomie, Grimod de la Reynire escribi: Si yo hubiera
escuchado siempre los consejos de su padre, nunca hubiera conocido
molestias digestivas, Fallece joven pero cubierto de gloria
En el ao 1894, Pars se dedico unas calles.
Para terminar me permiti citar otra frase de las normas de carme, que
demuestran claramente lo poco que nuestro mundo profesional ha cambiado
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en los ltimos cien aos para todo anfitrin es una vergenza que en la mesa
se pregunten detalles sobre un plato que aqul desconoce.
Alexis Soyer, el Gil de la cocina
Aqu presentamos a un hombre que es a la vez gran cocinero y gran
aventurero, Toda la vida la vivi caprichosamente, y en su destino se turnan la
fortuna y la desgracia.
Cuando en Pars estall la Revolucin de 1839, Soyer era pinche de cocina en
el Ministerio de Asuntos exteriores. La plebe enfurecida asalt el palacio, lleg
a las cocinas y empez a hacer astillas el mobiliario y hasta se mostr agresiva
con el personal. Soyer vio la gravedad del peligro y esgrimiendo una sopera
vaca y un enorme cucharn de palo salt gilmente sobre la mesa. Se puso a
dar golpes en aquel tambor improvisado mientras cantaba a gritos La
Marsellesa. A los pocos instantes su amistad con los revolucionarios qued
sellada y el valiente tambor improvisado fue llevado en hombros por las calles,
en triunfal manifestacin.
Alexis Soyer naci en Meaux en 1809. Hizo su aprendizaje en uno de los
mejores restaurantes de Pars y a los veinte aos escasos ya era cocinero
Jefe.
Su amistad con el pueblo revolucionario dur poco, cosa lgica dada la ndole
de su profesin, pues la gastronoma es la coronacin de la comodidad estable
y sucumbe a los perodos de violencia. Soyer, como tantos otros artistas
termin por emigrar a Inglaterra donde pas algunos aos defendindose
difcilmente.
En 1980 le llamaron para desempear un alto cargo, el de Matre de la cocina
reform club de Londres, un club muy feudal, y desde entonces todos los
gastrsofos tuvieron ocasin de hablar de Soyer.
Los ricos miembros de este club aristocrtico permitan obrar libremente a este
hombre excntrico. Lo primero que hizo fue mandar construir una cocina
completamente nueva, ya que la antigua era todava medieval. Sin temor a los
gastos, mand hacer una cocina maravillosa. El sector pblico por entonces
era reproduccin de dicha cocina. Con la leyenda siguiente:
Esta rara escena es nica en su especie. Nos presenta un aspecto a vista de
pjaro de las maravillosas cocinas de Reform-Club que ocupan toda la planta
baja de este gran edificio. En la produccin hemos suprimido las paredes,
para que se pueda abarcar el conjunto de esta interesante empresa. Los
distintos funcionarios estn en sus puestos. El gran maestro Soyer acompaa
a sus huspedes denota por los dominios culinarios creados por su genio. Esta
obra despierta la admiracin de todos los gourmets cultos y la envidia de todos
los cocineros.
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Esta cocina sirvi en lo sucesivo de modelo para todas las grandes cocinas y
an puede servir en nuestros das, un siglo despus. Contaba incluso con
hornillos de gas.
Durante la crisis econmica porque atraves Irlanda en 1848. Soyer propuso al
gobierno ingls que abriese grandes cocinas populares en Dubln. Con los
poderes necesarios. Soyer se traslad a irlanda y en una de las plazas
principales mando instalar su famosa cocina. La inauguracin se hizo con la
asistencia de una multitud de millares de personas que le aclamaban
entusiasmadas. Su organizacin fu patrocinada por el arzobispo y por el
virrey. En ocho gigantescas calderas se prepar una enorme cantidad de sopa,
cada caldera llevaba un letrero con el nombre de la sopa que contena. El
primer da se sirvi sopa de col, de guisantes, de cebolla, de judas, de
lentejas, caldo de cordero y de vaca. En la inauguracin todo el mundo poda
sentarse ante las mesas colocadas en la plaza y degustar las sopas que all se
servan. Al da siguiente, la comida quedaba reservada para los pobres, los
cuales, provisto del oportuno vale del ayuntamiento, se acercaban en
interminables filas.
Merced a aquella organizacin modelo, que puso de manifiesto el talento de
Soyer, en aquellas comidas que sucedieron diariamente, no se produjo la
menor perturbacin n desorden.
Soyer se convirti en el hroe del da. En su honor, el virrey le ofreci un
banquete, los ricos buscaban su favor y los pobres lo encomendaban a la
gracia de Dios. El gobierno hizo elaborar proyectos para que tales cocinas
populares se entendiesen igualmente a otras poblaciones. Mas las cosas
cambiaron.
Soyer, hombre activo, redacto rpidamente un libro que llevaba por titulo la
cocina de los pobres. Costaba un precio muy mdico y, naturalmente, se
vendi enormemente. En el Soyer inclua recetas de cocina para la comida
de los pobres y demostraba que aquellas sopas de legumbres eran agradables
y nutritivas aunque no tuviesen carne Tal afirmacin fue aprovechada entonces
por los nacionalistas Irlandeses. Muchos mdicos irlandeses publicaron
artculos demostrando que aquellas sopas no tenan valor alimenticio alguno,
que al contrario, con el tiempo acarreaban enfermedades orgnicas y otros
males. Algn extremista fantico lleg a acusar al gobierno ingls de que con
estas sopas del hambre slo persegua el exterminio del pueblo irlands.
El final de esta historia fue que Soyer, disfrazado y amparado por las tinieblas
de la noche, tuvo que refugiarse en un barco para no ser vctima de las iras del
pueblo irritado a quien l quiso ensear las excelencias de la cocina
vegetariana.
En el ao 1851, con motivo de la exposicin internacional, Soyer hizo
construir en Londres un gigantesco restaurante modelo. El edificio estaba
situado en las proximidades del palacio de Cristal, y lo denomino Symposium.
Las paredes interiores estaban adornadas con frescos donde se representaban
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Es interesante sealar que su vocacin artstica era tan grande que le hizo
triunfar no solo como innovador sino tambin en aquella especialidad que
pronto abandon debidamente. As, por ejemplo, una de las atracciones
profesionales de la primera exposicin Francesa de gastronomia (Paris 1882)
realizada a iniciativa del ciudadano suizo Jos Favre era el adorno de
zcalos de composiciones culinarias y platos diversos con flores de cera y en
este arte se dio a conocer Escoffier. Esta manifestacin artstica, hasta
entonces inadvertida, se convirti de pronto en el tema de discusin de los
entendidos, y gracias a ella el joven artista se vi colocado en el centro de
inters del arte culinaire.
En el ao 1885 publico su primera obra, titulada Trait sur lart de trevailler les
fleurs en otre: comprenda treinta y seis paginas, al ao se pblico la segunda
edicin y en 1910 la quinta, dedicada a la gran actriz dramtica Sarah
Bernardit.
Ms no anticipamos las cosas, y hagamos desfilar cronolgicamente la
interesante pelcula constituye la vida de esta maestro.
En 1859 el jovenzuelo entraba de aprendiz en casa de una ta suya,
propietaria de un modesto hotel de Niza. De aqu se puede colegir que su
instruccin escolar no desempeaba un papel demasiado importante, como no
los demuestran los ejemplos anteriores y el del mismo Escoffier, que se
convirti en uno de los escritores gastronmicos ms ledos de la poca. No
sabemos muy bien cuales fueron los conocimientos del arte culinario que
podra adquirir en la hermosa costa martima de su pas.
De todos modos, los dieciocho aos, Ulysse Rohant, el jefe del restaurante de
Petit Moclin Rouge le llev a pars. Esta amistad profesional dur toda la
vida y constituye un brillante ejemplote gratitud.
Cuando en aos posteriores Rohant se vea en la desgracia y agobiado por
grandes apuros, Escoffier le ayud. Le transmiti los derechos de su primera
obra y le proporcion otros fondos, gracias a lo cual Rohant pudo acabar su
vida sin grandes preocupaciones. Hallndose Escoffier en la cumbre de su
gloria, su primera visita en Pars se la dedic a su antiguo y venerado maestro.
En 1867 fue llamado a filas, sirviendo en infantera. Y en 1870 al estallar la
guerra franco prusiana, un coronel gourmet le fue a buscar directamente ala
cocina del Pedir Moulin Rouge y se le llevo consigo a la fortaleza de Metz.
Despus de la capitulacin. Escoffier se traslado a Maguncia. Donde el joven
cocinero no le pasaba siempre bien. Como nos cuenta ms tarde de manera
muy interesante en la revista profesional Uart Culinaire. El director del Kursaal
de Wiesbaden, un alemn muy aficionado al arte culinario francs, le liber de
sus miserias como prisionero de guerra incluyndole entre los empleados de la
cocina del famoso general Mac-Mahhon, despus presidente de la Repblica.
Tras siete largos aos de servicio militar, volvi muy satisfecho a la cocina del
Pedir, Moulin Rouge, en los campos eliseos, ya con el empleo de Jefe de
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VINS
Mdoc et Graves
Btard Montrachet
La tache Monopole 1921
LES CHANPGNES
De Saint Marceaux en Mgnum
G: H: Mymm, Cordon rouge
Delbeck brut 1919
Veuve Cliquot brut 1920, en Mgnum
Heidsieck Monopole brut 1919
En 1930 se celebr la ms brillante exposicin suiza de cocina: La ZIKA,
Escoffier acept complacido el puesto de presidente de honor, pues tena una
estima especial por Suiza y por sus cocineros, cosa que, como hemos visto, no
era completamente casual.
Podemos decir aqu que el arte de Escoffier, basado en pocos principios, no
fue siempre seguido por sus compatriotas, los cuales incluso a menudo lo
desdearon. Fueron precisamente los cocineros suizos, que no contaron
mucho internacionalmente hasta principios del siglo XX, los primeros en
adoptar tales y en seguirlas con sorprendente xito, por lo cual desde 1925 se
hallaban a la cabeza de los cocineros de toda Europa.
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Acaso se me tache de parcial, mas todo entendido que haya visitado las
exposiciones internacionales desde entonces organizadas, compartir m
opinin. Esto no es casual, el suizo es tradicionalmente un obrero de
predecisin. Son proverbiales su exactitud, puntualidad y meticulosidad,
virtudes de mxima importancia en el arte de guisar en nuestros das, que
constituyen los factores, si no decisivos, al menos muy importante.
Escoffier falleci el 12 de febrero de 1935. Su fretro qued simblicamente
adornado por infinidad de flores, naturales y artificiales, aquellas primeras
muestras de su sorprendente habilidad. Su obra principal. Le Guide Culinare,
es famosa en todo el mundo, se ha traducido a una docena de idiomas y de
ella se han hecho multitud de nuevas ediciones. Desgraciadamente tampoco a
este maestro le sonri siempre la fortuna, comparti el destino de todos los
artistas, que antes los asuntos materiales son por regla general bastantes
torpes.
Conservemos la memoria de su genio, recordando su frase:
Una buena cocina es el fundamento de la felicidad
La obra literaria de Escoffier comprende los libros y folletos siguientes:
Y trair su lart de travailler les fleurs en cire
Mmoires dun Guisinier de lArmee du Rhin,
Le guide culinaire
Le Lvre des Menus
La Carnet dEpicure.
Laide-mmoire culinare,
Le riz, Laliment le meilleur, le plus nutritif
La moure la vie bon march
Ma cusine
La Guise culinare de Escoffier fue el primer libro de cocina francesa de lujo,
traducido al alemn editado por la federacin internacional de cocineros,
fundada la iniciativa del suizo Favre. El libro tuvo xito enorme. Los cocineros
franceses dudaron siempre entre dar la preferencia a Escoffier o al otro gran
maestro francs Prosper Montagn.
Pero los alemanes se decidieron
rotundamente por escoffier, lo mismo que hicieron luego los ingleses y
americanos. En 1946 se public la undcima edicin de Le Guide Culinare, en
una editorial americana. Las varias ediciones alemanas son muy solidarias.
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Todas la aspiracin del cocinero al adornar un hermoso plato, tiene que ser
lograda siempre y exclusivamente por medio de aderezos comestibles,
armoniosamente dispuestos. Una norma absoluta para el porvenir ha de ser
sta, todo lo que no sea comestible debe ser eliminado del plato. Y tambin,
la sencillez debe ser la caracterstica de la presentacin.
Esta exigencia se ha convertido hoy da en una ley culinaria, especialmente en
Francia en Suiza y en Alemania. Despus de la primera guerra mundial, en los
grandes hoteles, donde haba por regla general una direccin antiguada, se
vean an los adornos de las flores de cera, yeso, estearina y de otro,
productos. Una fase intermedia la han representado las rosas de vivos colores
hechas con patatas crudas, que llenaban muchas fuentes de adornos
incomestibles. Ha de tenerse en cuenta para apreciar tal progreso que si bien
una flor de cera es realmente incomestible, una flor de patata cruda es tan slo
indigesta, o, por lo menos, muy poco agradable de comer.
El cocinero moderno, y esto reza tambin para el ama de casa moderna,
adorna sus platos con una guarnicin natural comestible, por ejemplo, verdura,
ensalada, etc. Cuando es preciso decorar artsticamente una fuente, se debe
buscar aderezos comestibles de bella forma o que permitan una buena
adaptacin, como por ejemplo lechuga, escarola, cardo, berros, tomates,
championes, trufas, huevos cocidos, barquitos de hojaldre, alcachofas
rellenas, puntas de esprragos y hasta naranjas o limones, hbilmente
cortados. Pero jams debe recurrir a las flores naturales para adornar un plato.
Su sitio son los floreros en la mesa.
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forma de quesos, quesos con agujeros, y por uno de esos agujeros, asomando
los ojos cristalizados por el alcohol. Ah, de lo que se hartaron! Ay, de los que
llenaron sus vientres por la gana de comer, no porque tuvieron hambre! Pero,
los no creyentes, los no sometidos a estas reglas religiosas, los que no creen
en la diettica ni se someten a la tirana de la moda. Para estos quedan los
comerciantes en los ramos de la industria alimenticia que transforman los
comestibles en bagazo, los vinos en agua pintada. Terrible, Terrible, Gato por
liebre. Ms cido brico que mantequilla. Ms arsnico que carne. Ms
hormonas que pollo. Caf sinttico, huevos de incubadora, frutas de
refrigerador, cortadas sin madurar. Lo que importa es la ganancia. Son los
dividendos de estos comerciantes hampones. Qu buena mesa puede existir
con esta serie de sustitutos? Nada sabe a nada, pero que importa, no hay
tiempo para saborear la comida. Los relojes marchan contra la vida.
Pocos tienen tiempo para comer. Casi ninguno. Se entra a los servicios
automticos, tan prcticos tan aspticos, tan abstractos en sus decoraciones:
se toma una bandeja de material plstico, los cubiertos, un vaso, se acoge una
verdura; se arrebata un plato caliente - todo esto formando fila-, se agrega un
postre o un mnimo de queso, una aguja mineral o una gaseosa dulce, y con
un panecillo y una servilleta de papel se cae bajo el tran tric de la mquina
registradora que en el acto, sobre un pequeo tiquete, marca el costo.
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con el fin de que podamos comer mejor y, sobre todo, que la comida se ajuste
a nuestras necesidades y nos permita desarrollar las otras actividades.
Pero eso hay que conseguirlo, sin vedetismos, sin comercializaciones o
relaciones pblicas excesivas, sin tratar de arrinconar a los dems, sin
deformidades inaceptables, sin precios disparatados y sin mesianismos Si
eso se consigue, la nueva cocina se habr instalado definitivamente en las
costumbres de hoy y habr cubierto una etapa positiva en la larga historia de la
gastronoma.
La I reunin Europea, celebrada en Madrid, acord tambin considerar como
muy positiva la nueva cocina siempre que se entienda como una cocina
moderna, ms ligera, con cocciones ms equilibradas y, sobre todo, como una
nueva forma de cocinar ms adaptada a las nuevas realidades sociales y a las
formas de vida actuales.
En otro aspecto al que quera referirme necesita ya pocos comentarios, si la
cocina en los restaurantes tiene una enorme importancia en la forma de vida
actual, influye en la salud, se ha incorporado a los hbitos sociales y constituye
un elemento importante de satisfaccin y equilibrio psquico en este complejo
mundo en el que nos ha tocado vivir, es evidente que no puede considerarse la
gastronoma como un lujo o como un privilegio de unas pocas personas.
Podr criticarse, como en tantas otras cosas, que si se favorece el desarrollo
gastronmico de un pas se beneficia ms a los sectores privilegiados. Pero
eso, insisti, afecta tambin a cualquiera otra actividad de nuestras sociedades
democrticas y de economa de mercado. No parece lgico tratar de cortar
posibles privilegios, bajando el nivel de calidad para todos. Por el contrario,
parece mejor que todos tengan acceso a una cocina y a una alimentacin de
ms calidad, aunque algunos grupos o sectores disfruten ms de esas
ventajas. Lo que habr que procurar es que, dentro de un nivel generalizado de
calidad, se eviten las injusticias y se consiga mayor igualdad para todos.
Por eso la poltica fiscal en relacin con los restaurantes, la formacin de
cocineros y camareros, la existencia de escuelas gastronmicas, la educacin
del cliente, la existencia de canales adecuados de distribucin a los
restaurantes, etc. Son aspectos que deban ser estudiados y favorecidos por la
administracin y por los gobiernos como una forma de contribuir a la mayor
satisfaccin de sus ciudadanos.
La importancia de esa atencin administrativa y poltica es mayor si se tiene en
cuenta la extraordinaria influencia que los restaurantes tienen en un turismo de
mayor calidad. Tanto a nivel nacional como internacional, los responsables de
la poltica turstica en el sector pblico y en privado deberan prestar
especialsima atencin al tema gastronmico, con el fin de garantizar a los
visitantes extranjeros una cocina original, propia del pas, adecuada a lo que
piden nuestros visitantes, correcta en los precios, interesante en su variedad y
capaz de constituir uno de los principales atractivos de un viaje o unas
vacaciones.
variedades nacionales y sobre todo las regionales, pero que al mismo tiempo
haga posible el planteamiento de los grandes problemas gastronmicos en
mbitos superiores a la nacin, tal y como ocurre en cualquier otro campo de
actividades en nuestros das.
En este sentido, parece lgico que sea Europa quien tome la iniciativa y, en
consecuencia, que a nivel pblico y privado se pongan en marcha una serie de
contactos y actividades que hagan posible a muy corto plazo una mayor
armona, integracin y colaboracin, tanto en lo que se refiere en el
intercambio de los restaurantes, como en lo que se refiere a las publicaciones
gastronmicas, a la relacin entre escritores, periodistas y editores, a la
existencia de centros de formacin profesional comunes, etc. Pero sobre todo,
parece indispensable que esa armona y esa coordinacin se produzca a nivel
de regulacin jurdico administrativa, en el mbito de la poltica fiscal, en el
sistema de ayudas estatales, etc.
Los Periodistas, Escritores y Editores Gastronmicos de Europa, en su I
reunin, tomaron la siguiente conclusin final: subrayar con carcter general,
la importancia de plantear las cuestiones relacionadas con la gastronomia, en
todos sus aspectos a nivel europeo y en un marco supranacional, tal y como se
hace en otros sectores, sin perjuicio de defender a ultranza la singularidad
regional y nacional de nuestras cocinas.
Si la sociedad, el Gobierno y la Administracin no toman conciencia de la
importancia que los restaurantes tienen hoy en da en los niveles de
satisfaccin de los ciudadanos, cometern un gravsimo error y crearn un
factor ms de inestabilidad y de desequilibrio social. Es fundamental que la
gente se alimente bien. Pero tambin que coma bien en el sentido cultural y
artstico de la palabra.
Obras como la del doctor Martnez Llopis ponen de relieve lo que la
gastronoma y la cocina han representado para la cultura de los pueblos. El
hecho de que las cocinas ms desarrolladas se den precisamente en los
pases cuyas culturas han sido o son ms importantes, es una seal
inequvoca del paralelismo que existe entre cocina y cultura, entre salud y
cultura, entre turismo y cultura.
Esperemos que cuando se escriba la historia de la Gastronoma de Espaa o
de Europa, dentro de cien aos, pueda decirse que la gastronoma ha tenido
un papel grande o pequeo, pero positivo, en la evolucin de la Humanidad.
palabras que dice en el memorial que envi a los Reyes Catlicos por manos
de don Antonio Torres: Somos bien ciertos, como la obra lo muestra, que en
esta tierra as el trigo como el vino nacer muy bien ; pero hace de esperar el
fruto , el cual si tal ser como muestra la presteza del nacer del trigo y de
algunos sarmientos que se pusieron, es cierto que non far mengua el
Andaluca ni Sicilia aqu, ni en las caas de azcar, segn unas poquitas que
se pusieron han prendido.
Dice Fernndez de Oviedo : Pues apuesto del azcar es una de las ms ricas
granjeras que en alguna provincia o reino del mundo puede haber, y en
apuesta Isla hace referencia s la Espaola --- hay tanta e tan buena y de tan
poco tiempo ac as ejercida e adquirida, bien es que tanto ms sean las
gracias y el premio que se deba dar a quin lo enseo e puso primero por
obra . Parece ser que despus de la ruina de las primeras plantaciones de
caa dulce que hizo el Almirante, fue un tal Pedro de Atienza , en la ciudad de
concepcin de la vega , el primero que plant caa de azcar en la Espaola,
siendo el alcalde de la misma , Miguel Ballester, natural de Catalua,
precursor de los azucareros del Nuevo Mundo. Su empresa era pequea y no
prosper, siendo Gonzalo de Velosa, a costa de grandes esfuerzos y gastos, el
que trajo a la isla los primeros maestros azucareros e instalo un trapiche,
movido por caballeras, en el que se obtuvo la primera azcar en cantidad
apreciable- Posteriormente se multiplicaron las haciendas y trapiches por toda
la isla, hasta el nmero de veinte ingenieros poderosos y cuatro trapiches de
caballos, mas innumerables de poca categora. Continuamente las naos que
venan de Espaa. Cargaban all azcar y melazas para llevarlas a la
Pennsula. Tambin la caa fue producto de primera categora en las islas de
San Juan, Jamaica y en Nueva Espaa.
Garcilaso de la Vega, afirma que el primer ingenio de azcar que hubo en el
Per se hizo en tierras de Huanacu muy a principios de la conquista, con caa
que se trajo de la Espaa. La ruana, especialmente en las regiones ms
calidas. El padre Cobo, dice que en todas las Indias era muy barata la miel de
caa, el azcar y todos sus derivados, especialmente en la regin de Cuzco,
donde se coga la mejor azcar del reino. El consumo de azcar era muy
elevado en el Per, tanto que hace decir el cronista: es cosa increble y que
pone admiracin ver la inmensa cantidad de dulces que se gastan en estas
Indias, que yo tengo para mi, que no debe de haber regin en todo el universo
donde se consuma tanta suma, y con todo eso, sobra tan grande copia de
azcar cada ao, que se cargan muchos navos della para Espaa.
Segn noticias de casi todos los historiadores de Indias, los espaoles a su
llegada no hallaron en ellas ningn animal semejante a los que Vivian en
domesticidad en el mundo antiguo, que se utilizaban para carga o como
montura y que tan tiles fueron al hombre en su desenvolvimiento hacia los
grandes mas elevados de cultura, facilitndole el transporte y e laborco de sus
campos. Tampoco exista en Amrica las grandes especies de rumiantes que
el hombre del viejo mundo utilizaba par su alimentacin y que los colonizadores
hubieron de llevar para abastecer las ciudades recin fundadas. Es indudable
que esta falta de animales de carne en las regiones que iban explorando los
espaoles, fue una de las ms importantes causas que mantuvieron el
ves, y, as, se matan cada da en los hospitales los puercos que son
necesarios, y en los hospitales los puercos que son necesarios, y en las
carniceras se pesa todo el ao su carne para proveimiento del pueblo.
Ya se ha hablado anteriormente de los pequeos hutas o curie a los que
denominaban conejos de indias, pero tambin se importaron de la pennsula
los tpicos conejos espaoles, de ello da f Fernndez de Oviedo, que dice:
Hanse trado conejos blancos e prietos a esta ciudad, algunos hay en las
casas de algunos vecinos particulares, pero no extranjera til, por lo que se ha
visto de su aumentacin en la islas de canaria, e naturalmente son daosos en
los heredamientos. Tambin los mencionan Acosta y Cobo, diciendo este
ltimo Aunque en muchas partes de estas Indias se hallaron conejos
monteses de la misma especie que los de Espaa, con todo esto, ni los haba
en este reino del Per, fuera de la providencia de Quito, ni nacan alguna de
Indios us criarlos caseros, y as todos los que criaran caseros los espaoles
en este reino del Per, son trados de Espaa, y de estos no s que se hayan
hecho montaraces. Trajeron al principio de la poblacin de este reino con los
dems animales europeos. Hay muchas conejeras de ellos en esta ciudad, a
donde vale un conejo de seis a ocho reales. El Inca Garcilaso habla
intensamente de estos roedores y cuenta una curiosa historia a este respecto:
Tampoco haba conejo de los campesinos que hay en Espaa, ni de los que
llaman caseros, despus que yo sal del Per los han llevado. El primero que
los llev a jurisdiccin del Cuzco fue un clrigo llamado Andrs Lpez, natural
de Extremadura, no puede saber de que ciudad o villa. Este sacerdote llevaba
en una jaula dos conejos, macho y hembra, al pasar de un arroyo, que esta a
diez y seis leguas de Cuzco, que pasa por una vereda llamada Chinchapueyu,
que fue de Garcilaso de la Vega, mi seor, el indio que llevaba la jaula se
descarg para descansar y comer un bocado, cuando volvi a tomarla para
caminar hall menos uno de los conejos que se haba salido, por una verguilla
rota de la jaula, entrndose en un monte bravo que hay de alisos o halamos por
todo el arroyo arriba y acert a ser la hembra, la cual iba preada y pari en el
monte, y con el cuidado de los indios tuvieron despus que vieron los primeros
conejos de que no los matasen, han multiplicado tanto, que cubren la tierra. De
all los han llevado a otras partes, cranse muy grandes con el vicio de la tierra
como ha hecho todos los dems que han llegado de Espaa.
Acert aquella coneja a caer en buena regin de tierra templada, ni fra ni
caliente, subiendo el arroyo arriba, van participando de tierra ms y ms fra
hasta llegar donde hay nieve perpetua y bajando el mismo arroyo van
sintiendo ms y ms calor. Hasta llegar al ri llamado Apurimac que es la
regin ms caliente del Per. Este cuento de los conejos me cont un indiano
de mi tierra sabiendo que yo escriba estas cosas; cuya verdad remito al
arroyo, que dir si es as o no si los tienen o le faltan. En el reino de Quito
hay conejos casi como los de Espaa, salvo que son muchos menores de
cuerpo y ms oscuros de color, que todo el cerro del lomo es prieto, y en todo
lo dems son semejantes a loa de Espaa. Liebres no las hubo, ni s que
hasta ahora las hayan llevado.
Las aves que poblaban los corrales de los pueblos de Espaa tambin pasaron
a ser huspedes de las nuevas tierras descubiertas por los espaoles. Hay un
EL FUTURO DE LA COCINA
Del placer a la felicidad:
En el ltimo apartado del captulo anterior consideramos la gastronoma el
arte de comer, bajo el aspecto puramente hedonista en que suele ser tratada.
Nada tiene un bilogo que oponer al placer, nico modo de que el animal
dispone para decidir lo que le conviene hacer, ni menos al placer causado por
la satisfaccin de la necesidad bsica de todo ser vivo, alimentarse. En si, el
placer es, para todo animal, la seal de lo que es bueno para l, y el dolor la de
que es malo, perjudicial; Las excepciones a la regla deben ser raras en estado
natural y, bien analizadas, probablemente la confirmaran. Por consiguiente, el
hombre, un ser vivo ms, un animal ms, se ve imperiosamente atrado a
buscar el placer, tanto como a evitar el dolor. En este sentido soy plenamente
algn modo, el placer pasado modele el nuevo. A ello es impulsado por la ley
de su naturaleza de hombre, esto es, por el hecho de realizarse en
pensamiento, a saber, en palabras evocadoras de sensaciones de los dems
sentidos sometida a aqullas. As se entiende que, en el hombre ms sensual,
el placer gensico se eleve a erotismo, esto es, a un placer deseado y
proyectado sobre la rememoracin por el pensamiento de placer anterior. Y lo
mismo puede decirse del gastrnomo, que procura elevar a disfrute de la
cocina bien hecha y bien regalada, el placer animal derivado del sabor de la
cocina bien hecha; un joven vigoroso que ha realizado un ejercicio estimulante
gozar al satisfacer su apetito de ms placer que el gastrnomo, pero este lo
eleva a disfrute de los sabores, y, me atrevo a decir ms, a disfrute de su
conocimiento de los sabores , y olores ( de sus matices, de su procedencia, de
su oportunidad, etc.). De forma parecida a como el aficionado a la caza disfruta
de ella, en buena parte, de un anticipo de sus comentarios con los otros
cazadores.
Ahora bien, el disfrute hedonista modela el correspondiente placer con el
pensamiento, pero sin que ste---por la definicin misma del objetivo del
hedonismo--- pretenda influir favorablemente sobre la personalidad del que lo
goza. Sin embargo, lo caracterstico del hombre en realizarse todo l en
pensamiento; el hombre slo puede posesionarse de algo (en anticipacin, en
comprensin activa, en el recuerdo) con la ayuda evocadora de la palabra--audible o interior---que teje, en una trama unitaria, todos los contenidos de la
conciencia y que es capaz de organizarlos todos conforme a un proyecto, cada
vez ms definido y ms integrador, que se extiende en un solo proceso desde
el nacimiento a la muerte. Me parece que el hedonista---con desprecio de la ley
y posibilidades de su naturaleza---se satisface con que su pensamiento se
desarrolle de modo que consiga influir favorablemente de un disfrute de placer
al siguiente, separados por perodos que l considera vacos de realizacin
personal y slo dedicados a acumular recursos y a ponerse en condiciones de
conseguir un nuevo disfrute de placer (un amante, la buena mesa, un hobby,
sea el que sea).
Este fraccionamiento de la actividad del hedonista y, sobre todo, la
subordinacin de su vida total a un aspecto parcial, efmero, y, en cuanto tal,
ftil de ella se opone a la posibilidad de que el pensamiento ofrece al hombre
de concebir, en cada momento, su vida entera como proyecto ascendente a
cuya realizacin puede aplicarse continuamente (*)
Dejndome llevar del gusto, que rara vez puede permitirse un cientfico, de
saltar informalmente de un tema a otro, segn el capricho de su imaginacin
no resisto a la tentacin de hacer un inciso biolgico. Si la felicidad radica en la
posibilidad de desarrollar la vida conforme a proyecto y a proyecto
necesariamente social, altruista la conquista de felicidad parece algo
maravillosamente nuevo que nos diferencia esencialmente de los animales.
Pero como siempre sucede, as es con la importante salvedad de que lo nuevo
est amasado con lo viejo; de modo que eso nuevo que corresponde al hombre
(el anhelo de felicidad estaba ya en germen en el animal, y no ha sucedido
ms que un despliegue de nuevas posibilidades que la vieja conciencia animal
fue desplegando cuando el homnido adquiri, cocinando, la facultad de hablar.
Desmitificar el origen del hombre para conocerlo en su verdadera naturaleza,
Tal parece el camino que conduce desde el placer animal a la felicidad humana
entendida con la mayor amplitud que puedo. Antes de terminar este libro, con
el examen de las perspectivas que abre para la cocina su obligacin de
ponerse al servicio de la felicidad humana. Voy a hacer tres puntualizaciones
que sirvan de colofn a este inciso sobre la felicidad.
Ante todo, quiero puntualizar que la evolucin biolgica nos ensea que lo
previo e inferior se conserva remansado en lo ulterior y superior (por ejemplo,
el protoplasma se conserva en la clula como condicin de sta; y,
anlogamente, la clula, en el animal; etc.) Lo anterior significa que el placer,
y, sobre el placer, el disfrute no se oponen a la felicidad, sino que, por el
contrario, la felicidad se edifica sobre ellos, constituyen su base, los necesita.
Sobre el dolor y la necesidad no hay disfrute, ni sin disfrute hay felicidad. En
particular, pues, hemos de conservar celosamente el placer de la comida y el
disfrute de ella como base de la actividad culinaria puesta al servicio de la
felicidad.
En segundo lugar, conviene tener en cuenta que la biologa nos ensea as
mismos el hecho de que todo conjunto complejo evoluciona siempre bajo el
orden que impone el progreso de lo superior ( por ejemplo, hoy la evolucin
conjunta de todos los seres vivos est gobernada por el proceso del ser vivo
superior, del hombre) En consecuencia el placer debe estar gobernado por el
disfrute y el disfrute por la felicidad; lo contrario (poner la felicidad en el
disfrute y ste en el placer) supone un trastorno de las leyes naturales que se
traduce, primero en felicidad y, luego, en la ruina del disfrute y del placer
mismo, parece evidente que, en el mundo actual, se da con gran frecuencia
esta subversin de valores y que, para ser felices, debemos recusar, no el
hedonismo, sino un hedonismo extraviado, como el que se basa en el afn de
poder o de posesin, en el disfrute del xito, etc, que a la vista salta que son
opuestos a la naturaleza humana o a su sano desarrollo y, por tanto,
antisociales y contrarios a loa propia y a la ajena felicidad.
Por ltimo la biologa ensea asimismo que la vida est construida sobre la
muerte y que, por tanto, la felicidad humana es y serpa siempre insegura y
limitada, est estar continuamente amenazada por la enfermedad y por la
muerte, y es ms, las perspectivas mismas de desarrollo progresivo que se
ofrecen a la humanidad entera cuando entre en un cauce pacfico de progreso
integrado seguirn siendo inseguras y limitadas. Cortar con esto enfrentarse
serenamente con la verdad objetiva de nuestra ltima limitacin, debe
ayudarnos a conseguir lo ms plenamente posible la felicidad que corresponde
a nuestra naturaleza, a saber, la felicidad entendida como permanente camino
hacia ella misma, que ha de ser objeto de conquista diaria.
disfrutar con una obra humana bien hecha; en concreto permiti educar el
paladar y, recprocamente, ella se perfeccion sujetndose a las exigencias
crecientes de ste. Por otra parte, la naturaleza del hombre es tan solidaria
que exige disfrutar de la buena mesa - como de la msica entre amigos,
despaciosamente, compartiendo en comn la obra hecha. Nada de esto puede
perderse, ni el disfrute gastronmico ni el modo de gozarlo. Ahora bien, me
parece que, como punto apremiante del orden del da del progreso humano,
est elevar un peldao ms la funcin de la actividad culinaria y hacerla pasar
de servidora del disfrute a servidora de la felicidad humana. Bien entendido
que el paso hay que lograrlo sobre la base de lo conseguido anteriormente, sin
desvirtuarlo sino depurndolo an ms, del mismo modo que el disfrute de la
buena mesa conlleva necesariamente el placer de satisfacer el apetito (es, a fin
de cuentas, ente placer realizado al modo propio del hombre).
De qu modo puede ponerse la actividad culinaria al servicio de la felicidad?
Segn lo dicho en el apartado anterior, la actividad culinaria puede contribuir de
una doble manera a la felicidad humana y urge ponerla en condiciones de que
lo haga. Me parece que, con el apoyo de la enorme experiencia encerrada en
las cocinas tradicionales, la actividad culinaria tiene que cumplir dos exigencias
muy importantes. La primera es producir, no slo una comida plenamente
agradable, sino la comida conveniente para mantener el cuerpo, hasta la edad
ms avanzada posible, en el estado de plena salud necesario para el ejercicio
de la facultad intelectiva cuya realizacin organizada, armnica, le proporciona
felicidad, la segunda tarea urgente de la actividad culinaria es extender el
beneficio anterior a todos los hombres. Preguntmonos ahora, Cmo podr
la actividad culinaria elevarse - sin dejar de satisfacer el disfrute gastronmico
a cumplir estos dos grandes objetivos, tutelares del hombre, en que parece
culminar su rango evolutivo de gestora, de madre, del primer hombre?
Con respecto al primer punto, parece contarse con una baza muy positiva. Se
trata de la posibilidad real de que la biologa (la ciencia que corresponde a la
actividad prctica que es la cocina) se eleve, en nuestros tiempos, desde el
nivel todava emprico en que se encuentra, a un pensamiento terico
(cientfico) ajustado a su objeto, el ser vivo. Por otra parte, proporcionar al
hombre el alimento que pide su cuerpo no es nada excepcional; se trata de un
mero problema de nutricin animal, en el hombre (como en cualquier especie
animal) el cuerpo y la psique dependen entre s del modo ms ntimo, de modo
que, como dice el aforismo antiguo, el buen ejercicio de la mente requiere un
cuerpo sano(*) .Ahora bien, el cuerpo del hombre, como el de cualquier otra
especie, tiene su propia ley de desarrollo que hay que conocer lo mejor posible
para aplicar unas normas educativas e higinicas de todo tipo que, a partir de
las facultades congnitas de cada nio, consigan un hombre sano de cuerpo y
espritu, y que, luego, mantengan en plena actividad a este hombre, en
beneficio de sus semejantes, durante el mayor tiempo posible. Dada la capital
importancia para todo ser vivo de la alimentacin, excusado es decir que, entre
estas normas, tienen un lugar muy importante las alimentaras, a las que habra
de obedecer la actividad culinaria, que pueden ya dictarse con buen
conocimiento de causa gracias a los grandes progresos logrados por la ciencia
de la nutricin a lo largo de los siglos XIX y XX, en cuya historia no es ste el
lugar de entrar. Como bilogo, he de afirmar aqu que el animal (y, por tanto,
2) Hasta que coman todos los hombres del mejor modo cientficamente
concebible, la agricultura debera ser la actividad productiva fomentada de
preferencia en toda colectividad. De hecho, en cambio, hoy, con un tercio de la
poblacin humana sufriendo penuria de alimentos, a la agricultura slo se le
destina 6 por ciento a la conservacin transporte y trasformacin de los
alimentos.
3) Venciendo las dificultades que nuestra organizacin social de mano a los
cultivos que exigen una aplicacin de mano de obra grande o urgente, habra
que reconsiderar seriamente el recurso a las leguminosas como cultivo bsico,
no slo por su gran rendimiento en protenas, sino por su papel central en los
equilibrios ecolgicos de las tierras cultivadas, papel que equipara estas
plantas, a este respecto, a los rumiantes entre los animales.
4) Por ltimo, los enormes medios tcnicos puestos a punto por las industrias
de conservacin y transformacin de alimentos constituyen el instrumento
objetivo que puede educar a toda la poblacin a comer bien (con disfrute
gastronmico) y racionalmente (de modo propio para conservar una plena
salud) y facilitar esta comida a amplias capas de la poblacin. Claro que la
industria alimentara, para desempear este elevado cometido, ha de
someterse a la conduccin por la ciencia y por los grandes maestros de la
actividad culinaria.
A esta cara positiva se opone la ley de nuestra sociedad que no persigue la
felicidad de todos (ni, en verdad, la de nadie) sino el mayor beneficio
econmico de algunos. Esta ley impide la canalizacin de capital para la
agricultura; al contrario, procura reducir el gasto relativo en alimento, pero
rentable por la escasa elasticidad de este consumo (no se puede comer ad
limitum) y poco sujeto a innovacin (las especies vegetales cultivadas y las
animales domsticas comenzaron a explotarse en el neoltico); todo con el fin
de que los consumidores apliquen la mayor parte de sus ingresos a productos
industriales de rpida innovacin y emulacin antisocial para poseerlos. Sin
hablar de las enormes sumas que la irracional estructura del mundo dividido en
Estados antagnicos) destina, con gran beneficio de pocos, a la infelicidad
radical de todos.