Saintout Epistemología de La Esperanza
Saintout Epistemología de La Esperanza
Saintout Epistemología de La Esperanza
Los jvenes
en la Argentina
Desde una epistemologa de la esperanza
Florencia Saintout
Bernal, 2013
Florencia Saintout
Los jvenes en la Argentina : desde una epistemologa de la esperanza .
- 1a ed. - Bernal : Universidad Nacional de Quilmes, 2013.
120 p. ; 15x23 cm.
ndice
ISBN 978-987-558-258-3
1. Medios de Comunicacin. 2. Jvenes. I. Ttulo.
CDD 302.23
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Primera parte. Lo que queda de la destruccin
Captulo I. Lo que se rompi. Lo que falta . . . . . . . . . 21
Captulo II. Ni siquiera pibas chorras. . . . . . . . . . . 35
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Presentacin
La invencin de la juventud ha estado ligada en Occidente a la invencin del futuro. Los jvenes son considerados los sujetos que a travs
de su paso por determinadas instituciones se haran cargo de transmitir una herencia y tomar en sus manos los desafos de un tiempo nuevo.
Decir que los jvenes son el futuro fue un lugar comn durante aos,
y esto implicaba pensar que pasado y futuro se anudaban en ellos. Que
eran los jvenes los que garantizaban la pervivencia de un proyecto comn que haban construido las generaciones pasadas. En estos imaginarios, por supuesto, se normalizaban unas ciertas ideas de juventud y
se patologizaban otras. Haba unas juventudes doradas y otras peligrosas, amenazantes o simplemente incapacitadas. Pero, en lneas generales, la idea de juventud se sostena en un imaginario de futuro al que se
le entregaba el mundo ya hecho para que los jvenes tomaran la posta.
Es justamente cuando la idea de futuro se hace imposible de sostener en forma colectiva que ese lugar hegemnico (que por supuesto
ya haba entrado en crisis muchas veces, pero sin desaparecer) se desmorona. Durante la larga dcada neoliberal en la Argentina, cuando la
escuela, el trabajo, la poltica y la familia propia se transforman en vas
rotas e incluso a veces en vas muertas para acceder al mundo adulto,
para hacerse cargo de la posta, los jvenes son considerados ms que
nunca incapaces, fallados, ausentes, y en ocasiones hasta monstruosos.
Se los culpabiliza de que no pueden hacerse cargo del futuro, de que
estn desinteresados en l. Y en este acto de culpabilizacin se ocultan las estructuras profundas que estn haciendo del mundo un lugar
inviable, no solo para y desde los jvenes, sino para las grandes mayoras de la sociedad.
Pero, adems, se soslayan las condiciones a las que se los est convocando, la sociedad que se les est entregando. Jvenes que han sido
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presentacin
trados a un mundo marcado por la precarizacin, por la vulnerabilidad, por el desconcierto y el riesgo global, pero a los que se les exige
compromiso e inters. Y a quienes, ante la falta de la respuesta esperada, se los responsabiliza de la ausencia de futuro. Como cita Miriam
Kriger (2010; Lewkowicz, 2002), en lugar de estar entregndoles la
posta se les entrega el huevo podrido, un mundo al cual nadie quiere
y del cual nadie se hace responsable.
Hacia fines de la dcada de 1990 trabaj en una investigacin en
ciencias sociales que publiqu en los inicios de la dcada siguiente con
el ttulo Jvenes, el futuro lleg hace rato, donde daba cuenta de cmo
las instituciones, que en la consolidacin del Estado-nacin moderno
haban cohesionado el sentido social, en ese momento estaban en una
profunda crisis. Partiendo de la perspectiva de los actores, fui mostrando cmo el mundo del trabajo, la poltica, la escuela e incluso la familia no solo haban dejado de ser lugares de integracin social, sino que
para muchos, especialmente para los jvenes de sectores populares,
eran lugares de expulsin de la vida comn.
Pero, adems, mi propia investigacin se inscriba en un campo de
estudios que evidenciaba la incertidumbre y la ampliacin casi inconmensurable del riesgo a escala regional y global. En un contexto de
profunda crisis de modernidad o futuro en todo Occidente, la Argentina contaba con el plus de ser un pas que, luego de la dictadura y del
menemismo, estaba absolutamente polarizado y fragmentado, precarizado, con altos ndices de exclusin social, con un Estado de bienestar vaciado, donde pocos haban ganado y grandes mayoras haban
quedado fuera de la vida vivible. En este contexto, la imaginacin de
un futuro posible hacia adelante era impensable. Lo que quedaba era un
absoluto presente, que adems estaba cargado de vulnerabilidad para
amplias mayoras de jvenes.
Las investigaciones en ciencias sociales de la larga dcada neoliberal
dieron cuenta de ello. Desde las perspectivas que asuman la desintegracin y el desmantelamiento de los estados de bienestar, abundaron los
trabajos que describan una generacin de jvenes desinteresados con lo
que sus padres haban credo, esencialmente la poltica. En un contexto
en el que se levantaba a modo de nico discurso la idea de que la historia
se haba acabado, las indagaciones mostraban a unos jvenes que vean
en los polticos corrupcin y lejana, y en la posibilidad de la revolucin,
una quimera de viejos, de nostlgicos, o simplemente algo tan distante
de sus vidas que ni siquiera podan ni queran balbucear.
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presentacin
Este libro es producto de trayectorias de investigacin sobre juventudes compartidas en la Universidad Nacional de La Plata en los ltimos
diez aos con Andrea Varela, Ayeln Sidn, Natalia Ferrante, Daina Bruzone, Federico Rodrigo, Leila Vicentini, Agustn Martinuzi y
Anah Angelini. A ellos, mi enorme agradecimiento. Y como siempre,
a Rossana Reguillo, por su generosidad e inteligencia.
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presentacin
negar las fronteras que se levantaban con hierros blindados para los
espalda mojada del mundo, las fronteras que fueron dando forma a los
barrios privados de los que ganaron sobre la hambruna de los otros;
no todos pierden en el capitalismo salvaje).
Pero, adems, esta idea de las fronteras cadas sostuvo la afirmacin
de que las naciones haban terminado, que eran una ms de las figuras
en extincin de los nostlgicos que se haban quedado atrs.
El no poder. El enflaquecimiento de la problematizacin del poder,
anclado en la afirmacin de que el poder haba dejado de ser demonaco y material para ser fluido, ambulante y subjetivo, alimentando el
abandono de la dimensin de clase y de la desigualdad para el anlisis.
Finalmente, para qu sealar el poder si al ubicarlo en todos lados no
era posible ubicarlo en ninguno? La denuncia del poder, su sola enunciacin, se volvi una vez ms asunto del pasado.
El agotamiento de la totalidad o el imperio de los fragmentos. Esta
fue una poca que enunci la desaparicin de la totalidad. Babel dejar de ser un castigo para ser celebrada (nos recuerda Renato Ortiz en
La supremaca del ingls que en el relato bblico de Babel la prdida de la
lengua universal, de una lengua nica, sobreviene como castigo; pero
ahora Babel se celebra, porque los universales han sido autoritarios,
falsos, afirma).
De esta manera se festeja el fin de las totalidades, de la gran Historia, y su reemplazo por las historias mnimas. Las teoras de la multiculturalidad, de los fragmentos al infinito, se resaltan una y otra vez
para describir los nuevos estatutos del mundo contemporneo que se
relamen en lo que Eduardo Grner (1998) llam la fetichizacin de
los particularismos: fragmentos que se juegan en s mismos, sin ninguna referencia a estructuras ms amplias.
Por ltimo, el acuerdo de muchos en anunciar la desaparicin de lo
real. Va giro lingstico, pero ms va triunfo de las derechas, se consolid la increble y fantstica idea de que la realidad tambin haba
muerto y se estaba en el cielo de los simulacros.
El tajo
Sin embargo, el 2001 se erigi como emblema de una historia real
que no haba muerto. Que balbuceaba unos caminos de signos nada
transparentes ni lineales: los movimientos sociales que irrumpieron en
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Este libro
Si los jvenes han sido pensados desde el contexto de derrota y devastacin, me planteo en este libro el desafo de pensarlos hoy en un contexto de recuperacin y de reinvencin del futuro.
Estamos en un momento en el que no solo en la Argentina, sino en
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Primera parte
Lo que queda de la destruccin