Infancia(s) Latinoamericana(s), Entre Lo Social y Lo Educativo. Patricia Redondo
Infancia(s) Latinoamericana(s), Entre Lo Social y Lo Educativo. Patricia Redondo
Infancia(s) Latinoamericana(s), Entre Lo Social y Lo Educativo. Patricia Redondo
Patricia Redondo*
Resumen
Pensar hoy en la infancia latinoamericana es una
tarea de carcter urgente. Ello significa poder
reflexionar tanto sobre el presente histrico y
social que vivimos en nuestra Amrica Latina
como tambin detenerse a comprender, en clave
poltica, nuestra propia condicin humana,
entendida no como el efecto de las condiciones
bajo las que se ha dado la vida del hombre si no
como aquella que define su existencia por la
propia accin de los hombres.
Los avances logrados en los ltimos aos han
disminuido los niveles de pobreza pero la
desigualdad contina afectando a millones de
personas que habitan nuestra regin, la educacin tiene como principal tarea pedaggica
verificar la igualdad y permitir que la infancia
pueda aadir algo propio al mundo al que llega.
Ampliar las fronteras de lo educativo en el
territorio de lo social exige una posicin enseante sin claudicaciones ni miradas que
estigmaticen a la niez que asiste cada da a las
escuelas en las barriadas populares. Educar
requiere desplazar los lmites de lo posible.
Abstract
Thinking about childhood today in Latin
American is an urgent issue. This means to
reflect about both the historical and social mind
that we live in our Latin America as stopping to
understand, in political terms, our own human
condition, understood not as the effect of the
conditions under which it has given man's life but
as one that defines its existence by the action of
men.
Advances in recent years have decreased levels
of poverty but inequality continues to affect
millions of people living in our region. The
education has as main pedagogical task "verify
equality" and allow children to add something of
their own to the world that they arrives.
Enlarge the boundaries of education in the social
territory, demands a teacher position that do not
give up or looks that stigmatize children
attending each day to schools in the popular
neighborhoods. To educate requires moving the
limits of the possible.
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Pertenecemos a una regin verde, cruzada por ros, atravesada por cadenas
montaosas, habitada por poblacin afro, mestiza, de centenares de pueblos
originarios que de manera desigual y combinada habitan estas tierras. La
cartografa de nuestro territorio muestra grandes espacios sin poblacin, pero
tambin y en profundo contraste presenta ciudades abarrotadas de millones de
hombres y mujeres, nios, nias que padecen la hostilidad de los conglomerados
urbanos rodeados por barrios que como aros de cada vez mayor empobrecimiento
conforman reas metropolitanas que de manera degradada interaccionan con los
centros urbanos.
De qu hablamos cuando nombramos a Amrica Latina? A qu sujeto nos
referimos al nombrar las infancias como latinoamericanas? Qu movimiento
tenemos que producir quienes educamos en las instituciones educativas, en
espacios socioeducativos de nuestro pas para ser parte de ese universo particular,
el de las infancias latinoamericanas?
Lo que acontece con los nios y nias de un pas es un analizador
privilegiado de las sociedades, esta afirmacin presentada por la investigadora
Sandra Carli hace tiempo atrs contina siendo frtil para pensar el presente de
las sociedades latinoamericanas. Ya que, por una parte, ofrece la posibilidad de
ligar la cuestin de la infancia al conjunto de la sociedad y, por otra, problematizar
los temas sociales desde el punto de vista de la infancia. Creo que para quienes
educamos nos ofrece la posibilidad nica de asumir una posicin clara, en el campo
especfico de la educacin infantil en primer lugar pero sobre todo en el terreno
social y educativo pero tambin en el poltico, econmico y cultural ms amplio.
Si seguimos el hilo de este argumento al preguntarnos: cmo est la
infancia en nuestro pas? Y, cmo estn las infancias latinoamericanas? La
respuesta o las respuestas a dichos interrogantes pueden ser respondidos desde
una mirada ms profunda, compleja y comprometida sobre nuestras realidades
latinoamericanas.
Les propongo -casi como un ejercicio intelectual- cerrar los ojos y extender
la mirada para representarnos Amrica Latina. Una regin variada en sus
geografas, bordeada por mares y ocanos, con desiertos, cordilleras montaosas,
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humanidad la oportunidad de lo nuevo, de su continuidad y discontinuidad, del
milagro, nos dir la filsofa Hannah Arendt; el hecho de que millones de nios y
nias latinoamericanos nazcan condenados a la miseria se constituye en un reto
ineludible para que sea asumido por nuestras sociedades latinoamericanas sin que
transcurra un da ms.
En la direccin que nos ofrece el pensamiento arendtiano, la natalidad, la
llegada de los nuevos, representa en s misma la posibilidad de alterar lo dado y
de establecer la continuidad de la humanidad pero tambin su discontinuidad. Los
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proteccin y la experiencia de la violencia y la represin son el anverso y el reverso
de la experiencia social y poltica de las infancias populares latinoamericanas.
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y trazar las principales lneas de polticas pblicas necesarias para alojar a las
nuevas generaciones y garantizar de manera efectiva sus derechos.
El interrogante sobre cmo viven hoy su niez las infancias latinoamericanas? nos conduce a una infinidad de respuestas que requieren ser analizadas
desde una mirada ms profunda, compleja y comprometida que no es posible
abordar en este texto. S, destacar la relevancia de las polticas dirigidas a la niez
que en varios pases ha permitido disminuir la situacin de pobreza extrema e
indigencia de millones de nios y nias, como en el caso de Argentina y Brasil,
cuando asumen un carcter ms universal aun cuando persista la pobreza y la
indigencia que genera el trabajo infantil, entre otros problemas, de largusima data
en la regin.
En el caso argentino La Ley de Asignacin Universal (AUH) 6, que alcanza a
ms de tres millones y medio de nios y nias, signific la salida de la situacin de
pobreza de la franja ms vulnerable de la infancia y rompi una relacin tutelar
establecida en dcadas anteriores, ya que los beneficios de las polticas focalizadas
neoliberales durante los noventa tenan como contraparte el tutelaje y el asistencialismo. En este caso los modos de acceso a la asignacin por cada nio o nia
interrumpe la relacin clientelar de las poblaciones excluidas con quienes se
aproximaban con planes, beneficios o prebendas para instalar una asignacin de
proteccin social en trminos ms democrticos.
En el caso de Brasil, el Estatuto de la Niez y la Adolescencia ofrece
garantas y prioridad absoluta a la infancia en todas las polticas pblicas y, sin
duda, existe un antes y un despus de esta legislacin. Sin embargo, subrayan
especialistas y activos militantes por los derechos de la infancia brasilea, las
formas de vida concreta no siempre estn en sintona con los avances de la nueva
ley (Mller, 2011).
Los avances en muchos de nuestros pases son significativos y relevantes,
sobre todo en la fase de dominacin capitalista, en la que se contina requiriendo
de un papel muy activo del Estado en el campo de las polticas dirigidas a la niez,
pero tambin de la sociedad civil y sus organizaciones sociales para asegurar la
presencia estatal y favorecer el propio protagonismo de la infancia.
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de presupuesto en seguridad o, de su eliminacin directa bajo la pantalla de la
culpabilidad.
El discurso del miedo provoca, como sugiere Bustelo parafraseando a
Agamben, la existencia de un nio sacer que aunque representa el inicio de la vida,
conlleva la amenaza de que sta pueda ser suprimida de manera impune. Miles
de nios y nias (latinoamericanos) son eliminables o desechables y la
caracterstica bsica es que su muerte no entraa ninguna consecuencia jurdica
(Bustelo, 2007: 25).
La baja de la imputabilidad ha pasado a ser tema de agenda en muchos de
los pases latinoamericanos encontrando en los medios de comunicacin hegemnicos la caja de resonancia imprescindible para generar el consenso que permita
judicializar a la infancia pobre. En Argentina la denuncia de los organismos de
derechos humanos, como las de los movimientos sociales, no han logrado frenar
el aumento de asesinatos de nios y jvenes en manos de la polica o del
narcotrfico9, incluso con investigaciones que dan cuenta que los datos sobre
delitos juveniles no justifican la solicitud de baja de la edad de imputabilidad de
diecisis a catorce aos.
A veinticinco aos de la Convencin sobre los Derechos del Nio, las
muertes de ms de doscientos adolescentes y jvenes, en una provincia que a su
vez cuenta con los mejores proyectos culturales pblicos dirigidos a la infancia, dan
cuenta de las contradicciones y tensiones que se entrecruzan en el terreno poltico.
Queremos luchar por cosas buenas, expresan los jvenes de barrios populares
que definen sus lugares de vivienda como barrios precarios donde el narcotrfico
y la polica los amenazan cotidianamente Cules son los matices y los claroscuros
del discurso del poder dirigido a la niez? Hay porvenir posible si la brecha entre
lo que se enuncia como derecho y lo que se efectiviza es cada vez mayor? El debate
est abierto; los nios, adolescentes y jvenes toman la palabra.
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rumbo hacia nortes diferentes, en un caso, son un paliativo, en el otro abren una
oportunidad y una posicin ciudadana.
Un eje relevante para ser debatido y ampliado por quienes se vinculan a
este campo es pensar la relacin entre desigualdad y educacin o su reverso,
igualdad y educacin para analizar de qu modos se traduce en la experiencia de
ser nio, adolescente o joven en nuestro pas. Hoy no es suficiente describir la
desigualdad social y su expresin en el terreno educativo, por el contrario, la tarea
principal es recuperar, ampliar y profundizar la relacin entre igualdad y educacin.
Para ello, partimos de ubicar a la educacin desde un sentido poltico
centrada en la transmisin de la cultura que permita a su vez la posibilidad de
transformacin de la posicin de los sujetos desde la subalternidad al campo de
los derechos. Ello ubica lo educativo en el territorio de una disputa mayor por lo
comn, ligada a los derechos sociales y como un bien social a ser repartido y de
responsabilidad prioritaria del Estado por garantizarlo como as lo expresa la Ley
de Educacin Nacional (LEN)10.
"Como afirmamos la enseanza moderna, en general se erigi sobre un
discurso democrtico e igualador. Los significantes educacin e igualdad
configuraban una unidad de sentido, en la cual una implicaba necesariamente
la otra" (Bordoli, 2006: 187).
Dada ya la expansin del sistema educativo, desde finales del XIX hasta
mediados del XX, la escuela en el Ro de la Plata se eriga como garante de la
igualdad que permitira el desarrollo individual al mismo tiempo que el del pas.
Este mandato homogeneizador, no sin exclusiones, cumpli con la tarea que an
circula en el imaginario casi como un mito: el de una escuela igual para todos
(Redondo y Thisted, 1999).
A pesar de ello, de este resto discursivo que le otorga a la escuela pblica
un rango o capacidad igualatoria, desde mediados de los setenta, instalada ya la
crisis de la educacin en el sistema educativo argentino e iniciado el despojo
material y simblico, la potencialidad del binomio igualdad y educacin es
desmontado junto con el desmonte de nuestro pas. Otras sern las polticas que
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aquello que les corresponde, les pertenece por derecho y que obliga a la sociedad
civil y al Estado a garantizar.
En una misma escuela pueden superponerse planes y proyectos que ubican
a los/las directores como gestores de los mismos, casi como gestores de la pobreza
y al resto como beneficiarios, los derechos sociales y entre ellos los educativos se
lican en la prctica cotidiana en contraposicin al discurso que se enuncia en pos
de la construccin de una escuela democrtica. La apuesta por el reparto del bien
educativo como bien social requiere de la multiplicacin de espacios de polticas
pblicas universales traccionadas por lo particular, pero sin subsumirse en la pura
diferencia.
Por ello, nos interesa enfatizar junto a Adriana Puiggrs (1990), que hoy,
en momentos en que se avizoran otras posibilidades de distribucin del ingreso y
de la riqueza, la educacin se constituye como un campo problemtico y que la
presencia de elementos de otros procesos sociales o, por el contrario, de elementos
educativos en otros procesos sociales, como conflictivos, ms que limitar, abren
otras puertas que requieren de la osada para ser atravesadas.
Comprender lo social y su relacin con lo educativo incluye contar con otras
categoras de anlisis con las cuales aquello que se presenta como lmite para la
tarea de educar sea problematizado para modificar el punto de vista de partida.
Pero no para simplificar lo social a una cuestin de contexto que siempre se lo
ubica como lmite, frontera, imposibilidad para la enseanza. Es urgente cambiar
la mirada y complejizar la comprensin de lo que acontece en el campo educativo
y que atraviesa la vida escolar para anclar all las transformaciones necesarias. El
riesgo actual es que las mejoras en las condiciones de vida de las infancias
populares no alteran las representaciones que sobre ellas se construyen sobre sus
destinos escolares.
En el caso de las escuelas de sectores populares desde mi experiencia
observo que an seguimos pensando con frecuencia en sujetos mnimos y de esa
manera quienes educamos respondemos a los requerimientos del capitalismo
tardo de formar individuos con cierta capacidad instrumental para consumir y
ejercer ciudadanas de baja intensidad (O'Donnell, 1993).
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Los otros, los alumnos y alumnas que hoy estn dentro de la escuela son
reconocidos como sujetos de derecho pero, al mismo tiempo, un poderoso espejo
meditico les muestra a los docentes una imagen de peligrosidad y violencia que
se instaura como propia por parte de los profesores y socava la posicin anterior.
A los chicos no les interesa la escuela, ac nuestros alumnos son particulares,
ayudan a trabajar con el carro, no estn acostumbrados a cuidar lo que tienen,
son algunas de las expresiones de docentes11 que no hallan en sus alumnos reales
aquellos que esperaban o para los cuales fueron formados.
Sin embargo, la escuela pblica en la Argentina demarca un territorio
particular en el terreno social que le permite ocupar un lugar relevante en las
barriadas populares. Por su historia institucional, por ser parte de la construccin
del barrio al que pertenece, por haber surgido a partir de las demandas de la
comunidad, por ser un lugar al que hay que ir obligatoriamente, por diferentes
factores, contina siendo una referencia.
La escuela pblica en la Argentina -incluso, aquella donde su desprestigio
es notable- ocupa un punto en la cartografa de los barrios populares que deja una
marca no slo porque representa sin duda la presencia del Estado, sino tambin
porque, como una institucin pblica, sostiene una temporalidad que frente a la
velocidad neoliberal intent ser borrada y que gracias a las luchas docentes 12 a lo
largo y ancho del pas an persiste.
El espacio escolar marca una temporalidad ligada a la enseanza y al
aprendizaje. Un tiempo inscripto en una serie histrica ms larga, en una filiacin
a un relato, a una secuencia intergeneracional que adquiere un espesor propio en
los barrios. La escuela representa el tiempo cronolgico, el chronos, pero tambin
aloja la posibilidad del tiempo de la experiencia. El tiempo de la escuela, desde una
perspectiva tradicional, es un tiempo lineal y mensurable aunque tambin es
posible pensar la escuela como el encuentro con otro tiempo como algo
extraordinario (Kohan, 2013).
En las comunidades, los adultos cargan de sentido la escolaridad de sus
hijos, nietos y sobrinos (Fonseca, 1998; Redondo, 2004; Crego, 2012) incluso,
cuando ellos mismos no pudieron terminar sus estudios o recin lo estn haciendo
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del siglo XX por la relacin entre la educacin y la democracia, o por el vnculo
entre la educacin y el trabajo.
La construccin de una escuela democrtica es el pan de cada da de la
educacin latinoamericana, vestigios de la historia reciente, resabios de autoritarismo y nuevos problemas para pensar la transmisin y la memoria sitan en
nuestros pases debates de mucha relevancia. La batalla por los derechos humanos
y los derechos sociales tiene amplia resonancia en el trabajo educativo. Cmo
alojar en trminos de hospitalidad a las infancias latinoamericanas sin abandonar,
sin dimitir de nuestras responsabilidades pblicas?
Quiz, es momento de que profesores y profesoras incluyamos en la
discusin sobre la educacin y su futuro nuestras propias representaciones sobre
el presente y el porvenir de nuestros alumnos y estudiantes sobre todo de sectores
populares. Tal vez, all radique uno de los nudos que deben ser desatados. Ya que,
si se contina considerando que a los alumnos y sus grupos familiares no les
interesa la escolaridad, faltan porque s, no cuidan lo que se les da y no
comprenden lo que se les ensea, pocas son las expectativas que se le otorgan
para que puedan avanzar.
Una de las tareas principales para pensar la escuela hoy en el contexto
latinoamericano es salir al encuentro de los imaginarios de sus educadores, de sus
alumnos, alumnas y comunidades y tejer los hilos pedaggicos con aquellas
experiencias que, en otros momentos histricos, otros maestros pudieron poner en
acto para alterar las realidades con las cuales trabajaban. El destino de las escuelas
y sus educadores est en el plano cultural y poltico, en el terreno de los imaginarios
y en la posibilidad de la proyeccin de nuestros propios deseos y compromisos en
un dilogo con el tiempo del porvenir y la justicia.
Los profesores tienen la palabra.
Recibido: 02/01/2015
Aceptado: 15/01/2015
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Notas
1
La UNESCO advierte sobre el peligro de extincin para ms de 248 lenguas originarias de Amrica Latina
e hizo un llamado a los gobiernos para protegerlas, ya que forman parte de los derechos culturales de las
personas. Segn el Atlas Interactivo de las Lenguas en Peligro en el Mundo de la UNESCO, los pases de
la regin con mayor peligro son Brasil, con 64 lenguas al borde de la extincin, seguido por Mxico con
53, Per con 29, Colombia con 24, Bolivia con 18 y Venezuela con 15.
2
En Amrica Latina, se estima que al menos unos 164 millones de personas son pobres, lo que equivale a
un 27,9% de la poblacin. La indigencia aument de 66 a 68 millones de personas el ao pasado, si bien
la implementacin de polticas sociales de varios gobiernos ha tenido alcances notables en la reduccin del
hambre durante las ltimas dos dcadas, disminuyendo en 3.000.000, de los 47 millones afectados por
dicha situacin, durante el trienio 2008-2010. Sitio oficial de la II Cumbre de la CELAC, FAO, CEPAL y
PNUMA.
3
La Asociacin Civil Periodismo Social realiz en el 2004 y en el 2012, investigaciones que monitorearon
los derechos de la infancia en los medios de comunicacin. Slo como un dato, casi la mitad de las noticias,
el 43,2% de las notas de los medios televisivos argentinos son de violencia, el 93.7% no usa estadsticas
y el 96.9% no usa legislacin, Los temas de salud, educacin, medio ambiente y otros, no superan el 5%.
Vase, La niez en los noticieros, Periodismo Social, Universidad Austral, 2012.
4
El marco, desde el desarrollo conceptual que propone Judith Butler (2010), puede significar una operacin
de enmarcamiento que funciona embelleciendo la imagen as como tambin el control de la mirada.
Asimismo, es posible abordarlo como aquello que, contextuado, nos otorga otras posibilidades de lectura.
Es en este sentido que ser utilizado.
5
El subdesarrollo es un concepto relacional que aparece en los momentos que culmina la construccin del
capitalismo como estructura mundial, o una economa mundo, proceso que se produce al promediar el
siglo XIX. Los efectos de la periferia son constatables cuando, por ejemplo, las grandes economas de la
regin, como son los casos de Argentina, Chile y Mjico, tienen grandes bolsones de pobreza, marginalidad
y exclusin, estructuras econmicas y sociales desequilibradas, vulnerabilidad externa, debilidad estatal,
regresin tributaria, as como tambin concentracin de la riqueza y de los ingresos. Vase: Born (2009).
6
La Ley de Asignacin Universal para la Proteccin de Derechos de los Nios, Nias y Adolescentes fue
sancionada para asignar un monto de dinero mensual por cada nio de hogares donde los padres no
tuviesen trabajo estable o se hallen desocupados. Su aplicacin permiti resolver la situacin de pobreza
extrema de los sectores sociales de mayor vulnerabilidad social y, como contraparte, el adulto responsable
tiene que asegurar la escolaridad y la asistencia a centros de salud para la vacunacin obligatoria (Ley
N24714/2009).
7
Pgina12, Detectan trabajo infantil en Jujuy, 13 de febrero de 2014. Nias desde los nueve aos realizan
trabajos en una finca tabacalera en la provincia de Jujuy descalzas y sin ningn tipo de proteccin.
Intervinieron autoridades gubernamentales ya que estaban ocultas en el lugar.
8
Organizaciones sociales y UNICEF denuncian en el Paraguay la existencia del criadazgo como trabajo
infantil domstico a pesar de que Paraguay ratific el convenio 182 de la OIT sobre las Peores Formas del
Trabajo Infantil Domstico caratulado como Trabajo Infantil Peligroso, Diario ABC, 12 de junio del 2013,
Paraguay.
9
La revista La Garganta Poderosa, publicacin barrial de una cooperativa de trabajo que se construye
desde las villas, dedic todo un nmero al caso de Kevin, un nio de nueve aos asesinado por la
Gendarmera en un operativo en el barrio popular de Zavaleta en la ciudad de Buenos Aires, todava hoy
sus familiares reclaman justicia. www.lapoderosa.org.ar
10
La Ley de Educacin Nacional ubica a la educacin y el conocimiento como un bien pblico y un derecho
personal y social, garantizados por el Estado y en su artculo 3 la define como una prioridad nacional y
poltica de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberana e identidad nacional,
profundizar el ejercicio de la ciudadana democrtica, respetar los derechos humanos y libertades
fundamentales y fortalecer el desarrollo econmico-social de la Nacin (Ley 26.206, diciembre 2006). Lo
ms destacable es que dio marcha atrs a la reforma educativa neoliberal en la Argentina impuesta con la
Ley Federal en 1993.
11
Estos testimonios son relevados en el marco del Proyecto de Extensin Ampliando oportunidades en
escuelas primarias y jardines de la Facultad de Humanidades en la Universidad de la Plata, 2013-2014.
12
El papel de los sindicatos docentes en la defensa de la escuela pblica es muy importante, las principales
leyes que benefician a la educacin pblica fueron conquistadas al calor de fortsimas medidas sindicales,
como la Carpa Blanca donde durante 33 meses a partir de 1997 ayunaron ms de mil maestros para
obtener una ley de financiamiento educativo. Ello permiti que muchos proyectos que avanzaban con el
objetivo de destruir la educacin pblica fracasaran. Durante la dictadura militar desaparecieron seiscientos
maestros a los que an se busca y reivindica.
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PATRICIA REDONDO
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