Problemas de Teoría de La Arquitectura PDF
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DE LA ARQUITECTURA
Eliana Crdenas
Profesora de Historia y Teora de la Arquitectura y del Urbanismo
Facultad de Arquitectura
Instituto Superior Politcnico Jos Antonio Echeverra
Ciudad de La Habana, Cuba
A Fernando Salinas
y Luis Lpidus
--Maestros--,
por su contribucin
para que fuera
colega de ellos
Problemas de teora de la arquitectura est concebido como un libro de texto y sus caractersticas
provienen de esa consideracin y se corresponde, en su casi totalidad, con las temticas de esos cursos.
Como la Disciplina de Proyectos tiene sus propios contenidos tericos en cursos de pregrado y de
posgrado, los impartidos por Teora e Historia, as como este libro, no pretenden abarcar una visin
global de la teora de la arquitectura, sino un conjunto de problemas que nos ha parecido conveniente
abordar en los cursos citados. El punto de partida de este libro son las experiencias reseadas y el
propio texto Crtica arquitectnica, el cual ha servido de pauta en varios de los captulos y se han
incorporado criterios expuestos en l, como puede apreciarse en el aparato crtico. Se incluyeron otros
aspectos considerados necesarios, adems de la imprescindible actualizacin en los temas inherentes al
debate terico de los ltimos quince aos. Al mismo tiempo se reformulan y se precisan varios enfoques
en contenidos relacionados con los factores sociales y culturales, de significacin y en la propuesta
metdica planteada en el ltimo captulo. Las citas incluidas tienen el propsito de mostrar algunos
criterios formulados en diferentes momentos y para que los alumnos puedan tener una idea de los
trminos en que se expresan; el aparato crtico est dirigido a aquellos que deseen profundizar en los
distintos temas o buscar las fuentes de referencia.
La intencin de reescribir varios de los temas incluidos en el libro Crtica arquitectnica se fue perfilando
en la medida que se sucedieron algunas investigaciones y la aplicacin de sus resultados en la docencia
y en las propias tareas de investigacin, pero la contingencia que permiti acometer la tarea varias veces
postergada fue la estancia acadmica en la Universidad de Guanajuato, de abril a julio de 1994,
propuesta por el Director de su Facultad de Arquitectura, el arquitecto Hctor Bravo Galvn, en ocasin
de una visita suya a Cuba. Uno de los objetivos planteados fue la imparticin de un curso sobre Teora
de la Arquitectura. As que impart y compart muchos de los contenidos incluidos en este texto con un
grupo de profesores de dicho centro y como base para la discusin escrib las conferencias que seran el
germen de la primera versin de este libro. La presentacin y debate de muchas de las ideas plasmadas
aqu en un curso similar en la Facultad de Arquitectura de la Benemrita Universidad de Puebla tambin
ampli el inters por continuar profundizando en aspectos que nos enriquezcan y nos llamen a la
reflexin para esa tarea cotidiana de trasmitir conocimientos ojal podamos incrementarlos da a da
a los futuros arquitectos que contribuimos a formar.
De modo que este texto resume parte de esas experiencias y de otros cursos impartidos cuyos
contenidos tienen alguna relacin con estos temas. El propsito fundamental de presentar estas ideas es
que funjan como acicate para el debate y puedan enriquecerse con las experiencias de todos. Si
resultan tiles para ese cometido, ser, sin dudas, un motivo de satisfaccin.
Eliana Crdenas
CAPTULO 1
LA TEORA DE LA ARQUITECTURA COMO DISCIPLINA
Caracterizacin general del debate terico actual en el mbito de la arquitectura
Parece ser evidente que una caracterstica de los ltimos tiempos es el incremento de
la produccin de teoras como parte esencial de la praxis cultural. La necesidad de
buscar explicacin a las mltiples contingencias de la realidad en la cual tiene lugar esa
produccin y de reflexionar sobre s misma, se ha convertido para algunos en una
obsesin. En las valoraciones crticas el objeto resultante de la creacin artstica y, por
tanto, supuesto objeto esencial de atencin, suele pasar en ocasiones a un segundo o
tercer plano, para profundizar en el proceso de creacin o privilegiar la abstraccin
terica. Esta circunstancia, segn desde la ptica con que se aprecie y de los enfoques
asumidos por los discursos tericos, pudiera considerarse como un intento de
indagacin en las races de la creacin, pero con no poca frecuencia se trata de un
alejamiento de la realidad.
Quizs una de las dificultades ms notorias radique, precisamente, en las distancias
cada vez mayores entre el "tono" del discurso terico y la realidad de partida. Es
importante evaluar la contribucin del sentido inclusivista de ese discurso, en el cual
aparecen acopiados fundamentos de fuentes y filosofas diversas, as como su carcter
dispersivo y fragmentario, en tanto obvia la necesidad de enfoques globales para
horadar aspectos particulares. Ello, explicable ante la carga de una herencia terica
que se ha tratado de explicar el mundo en los modos ms diversos, resulta disperso en
la medida de las ausencias referenciales. Son estas razones las que apoyan el calificar
estas producciones como discursos tericos antes que teoras propiamente dichas.
Tal situacin se verifica con intensidad en el mbito literario, en el cual la produccin
terica sobre la literatura asume, cada vez ms, valores independientes y da la
impresin de sobrepasar en cantidad a la propia produccin literaria. Pero esa
predileccin por el discurso terico est presente asimismo en las artes plsticas, no
solo por el carcter que ha adquirido la literatura sobre el tema, vista como necesaria
ante un constante cambio de valores hasta la aceptacin de una esttica del "no arte";
sino que se hace patente en las mismas creaciones plsticas de algunas vertientes,
como la del conceptualismo, donde se subvierten los lmites de lo tradicionalmente
considerado como pictrico o escultrico, para situarse decididamente en lo literario, ya
sea por su carga metafrica con el empleo de recursos lingsticos ms cercanos a la
literatura que a las artes plsticas, o por magnificar la presencia de la idea o concepto
rector, sobreponindose a la expresin plstica.
En el campo de la arquitectura todava gran parte de la actividad prctica est regida
por el predominio del empirismo, lo cual se extiende incluso a la enseanza: de una
parte es frecuente el otorgarle la preferencia a los procesos intuitivos, al margen de los
necesarios fundamentos tericos; pero tambin es corriente la propensin al empleo de
metodologas, dirigidas a un enfoque practicista, que sustituyen la exposicin terica de
los problemas. Sin embargo, puede considerarse que la esfera de la arquitectura no es
9
Giedion, S.: La mecanizacin toma el mando, Ed. G. Gilli, Barcelona, 1977. Aqu Giedion resume aspectos tecnolgicos de la
arquitectura, no incluidos en libros anteriores, lo que le reprochan otros autores, como Banham, R. Ver: Problemas actuales del
diseo ambiental, La Habana, 1972; y tambin: La arquitectura del entorno bien climatizado, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1975.
10
Ver, por ejemplo, los planteamientos del Grupo Utopa: Las razones de la arquitectura, Ed. Castellote, Madrid, 1975.
Kagan, M.: "La estructura de la forma artstica", Criterios, No. 3-4, La Habana, 1982, p. 32-33.
Ludea, W.: Arquitectura: Aproximaciones a una nueva teora general, Lima, 1985, p.75.
11
12
Ver, por ejemplo, las definiciones que recopila Zevi, B.: Architectura in nuce: Para una definicn de arquitectura, Ed. Aguilar,
Madrid, 1969.
14
Salinas, F. y R. Segre: El diseo ambiental en la era de la industrializacin, La Habana, 1973. Ver referencias al concepto de
diseo ambiental y la idea de lo tangible que sera, incluso en Cuba, el triunfo de la industrializacin y la posibilidad de un diseo
ambiental controlado.
9
Morris, W.: Escritos sobre arte y sociedad, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1986, p. 11.
15
10
Ver: Verdecia, G.: "Antinomias de la creacin en la ciencia y el arte", Esttica y arte, La Habana, Ed. Pueblo y Educacin, p.5.
16
12
13
Ver los criterios de Tafuri, M.: Teoras e historia de la arquitectura, Ed. LAIA, Barcelona, 1977.
Ver: Ludea, W.: Ob. cit., pp. 198-199.
Ver Hadjinicolau, N.: Historia del arte y lucha de clases, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1974, pp. 35-38.
19
muchos de los textos adscritas a esta materia an persista una lnea semejante a los
tratados, al predominar un enfoque
clasificatorio de los edificios ordenados
histricamente, complementados con informaciones sobre normas y aspectos
constructivos; 14 mientras que los textos de historia tambin se caracterizaban por la
presentacin de un conjunto de edificios ordenados cronolgicamente, o por relievar la
sucesin de formas y estilos arquitectnicos.
Aunque con el surgimiento de la burguesa y con el Iluminismo hay un nuevo sentido
histrico, relacionado con la recuperacin consciente del pasado cultural, los enfoques
de la historia que prevalecen hasta el siglo XIX, se pueden clasificar, a partir de
considerar una sucesin de estilos, ejemplificndolos con edificaciones; una sucesin
de obras de distintas pocas conceptuadas como relevantes, o de arquitectos
importantes; o bien, la explicacin de la historia de la arquitectura como parte de la
historia de la civilizacin, 15 sin precisar su especificidad.
El siglo XIX fue igualmente testigo de una serie de contradicciones en el campo edilicio
y urbano: entre la ciudad tradicional y el crecimiento urbano producido a partir de la
Revolucin Industrial; entre los nuevos valores tecnolgicos y los valores estticoformales de la arquitectura; entre el incremento de la demanda de edificios y los modos
habituales de proyectar y construir; entre industria y artesana. Estas contradicciones
propician un discurso terico reflexivo y crtico, que intenta explicar los fenmenos y
valorarlos, ejercer una funcin programtica y enfrentar las nuevas situaciones de la
prctica. Al propio tiempo, condicionarn dos modalidades del discurso terico: La
bsqueda de soluciones a algunos de los problemas reflejados en el mbito urbano y
arquitectnico como parte de los inherentes al diseo y a la cultura en general,
manifestada especialmente en las propuestas de los socialistas utpicos; y la valoracin
crtica de los fenmenos del perodo, generando definiciones conceptuales ms amplias
que las producidas hasta ese instante, como puede ser el caso de los planteamientos
de Louis Sullivan y de William Morris, unindose en este ltimo las dos vertientes. As,
pudiera decirse que en ese momento comienza a perfilarse el nacimiento de la crtica
arquitectnica como disciplina.
Una mayor actividad terica caracteriza al cambio de siglo, intensificada con el
advenimiento del Movimiento Moderno, cuyas posiciones en relacin con el pasado
requieren de la definicin de nuevos principios, basados en concepciones que
aparecan como bien diversas de las precedentes. Esta situacin genera una crtica al
pasado, la presencia de proclamas y programas, y las opiniones de defensores y
detractores; define un discurso terico reflexivo, programtico y crtico, con objetivos
ms amplios que una gua para la actividad prctica. Es un momento de efervescencia
en el campo de las ideas como reflejo de los propios cambios socioeconmicos y
culturales, y es, por lo mismo, un perodo de consolidacin de la teora y la crtica,
14
15
Lpez, M.: Historia de la arquitectura y lucha de clases, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1977. Este autor lleva al
campo de la historia de la arquitectura los enfoques de Hadjinicolau.
20
aunque no sea fcil definir sus particularidades diferenciadoras. Los enfoques histricos
posteriores al surgimiento del Movimiento Moderno guardan en algunos casos relacin
con los arriba citados, pero se puede apreciar una mayor valoracin crtica en unos
cuantos, al enfrentar el problema de la ruptura o vnculo con el pasado, al analizar los
hitos de la arquitectura con una visin menos factual, o por otro lado, magnificar
factores aislados en la explicacin de la evolucin arquitectnica, como los tecnolgicos
o los que se refieren a los aspectos simblico-expresivos, y esto ltimo como es
lgico suceder igualmente con la crtica.
El proceso ya mencionado de enriquecimiento del discurso terico a partir de la
presencia de diversas disciplinas y su aplicacin a la arquitectura, y los dismiles
enfoques que proporciona, as como la explicacin de los fenmenos arquitectnicos a
partir del anlisis parciales, ha repercutido a la par en las formulaciones tericas y en
las metodologas de proyecto, en los anlisis histricos y en la crtica de la arquitectura.
Hoy da ya no se producen enfoques donde se intenta apresar el fenmeno
arquitectnico de manera global como por ejemplo, Villagrn Garca o Tedeschi en el
contexto latinoamericano, frutos de la racionalidad inherente al Movimiento Moderno,
a pesar de su reduccionismo. La fragmentacin, abstraccin y dispersin actual en los
discursos tericos en el campo de la arquitectura se relacionan estrechamente con
fenmenos acaecidos en el desarrollo de la cultura en general, al producirse, en ciertos
enfoques, una independencia relativa del objeto concreto que se supone sea su razn
de ser; as, parte de la literatura arquitectnica se conforma como un gnero
prcticamente independiente, y es por ello que en ciertos contextos responde cada vez
menos a la actividad prctica.
Pero las contradicciones existentes entre teora y prctica no son nuevas en modo
alguno. Ellas se han originado con frecuencia entre varios factores a causa de
formas de pensar y actuar basadas en las propias definiciones tradicionales de la
arquitectura y tienen implicaciones de carcter ideolgico: La reduccin frecuente en la
historiografa y la crtica al anlisis de las grandes obras y de los grandes maestros,
deja fuera la mayor parte de la actividad conformadora de los edificios y de la ciudad
correspondientes con la realidad cotidiana. Adems, estn las diferencias que se
producen entre muchas de las formulaciones tericas de la arquitectura ya sea por
su sentido programtico o por su propia idealidad y la realidad construida, de manera
que las primeras quedan en el campo de lo no realizado, conformndose como utopas.
Pero la causa primera es la divisin social del trabajo y cmo repercute en la
produccin arquitectnica marcada de modo notable por la separacin entre
intelectualidad y manualidad, entre teora y prctica, entre la idea y la concrecin de la
arquitectura.
Por ello resulta importante analizar los procesos que median entre teora y prctica,
tener en cuenta los factores reales caracterizadores del contexto socioeconmico,
tecnolgico y cultural que condicionan la prctica arquitectnica. En tanto las
formulaciones tericas y las valoraciones crticas consideren los diversos problemas
que intervienen en la conformacin de la arquitectura y la ciudad, ser posible
establecer las bases para la formulacin de una teora coherente con la prctica y que
21
sirva de gua y pueda adems desempear un papel til en el desarrollo de las ideas.
Finalmente, podra concluirse con la apreciacin de que las concepciones y categoras
inherentes a una teora de la arquitectura, constituyen principios generales que estudian
los procesos de produccin arquitectnica, desde los aspectos ontolgicos y
axiolgicos, hasta aquellos cuya funcin consiste en guar la actividad prctica.
En esos conceptos y categoras deben fundamentarse igualmente el anlisis valorativo
del presente (crtica) o la evaluacin de los fenmenos en su devenir (historia). Tales
valoraciones, al examinar los resultados de la prctica arquitectnica, enriquecen la
teora que se nutre de la comprobacin en la prctica de la aplicacin de sus principios,
generalizando los conocimientos derivados de los resultados prcticos. De modo que
puede establecerse una estrecha relacin entre la teora, la prctica y la valoracin de
esa prctica para confirmar, enriquecer y renovar la teora.
Estas relaciones ocurren en la realidad. Cuando las nuevas teoras no se vinculan con
las necesidades prcticas, estas se enfrentan haciendo uso de los conocimientos o
enfoques ya disponibles: los resultados puede ser pragmticos, pero de algn modo
asimilarn las nuevas condiciones econmicas, tecnolgicas, socioculturales que se
manifiestan en la sociedad. En verdad, mucho de lo sucedido siempre, pero sobre
todo en los ltimos tiempos es que la prctica se basa en condicionamientos
histrico-concretos y en un pensamiento ya tenga un carcter relativamente abarcador
o fragmentario en consonancia con dichos condicionamientos; una vez manifestada esa
prctica, impele a una reflexin crtica, a una evaluacin, cuya posible generalizacin
puede inducir formulaciones tericas de mayor amplitud. O tambin, sucede que se
formulan teoras con un fundamento lgico pero sin posibilidades de aplicacin
inmediata, para lo cual deben esperar las condiciones histrico-concretas adecuadas.
Los objetivos de la investigacin histrica y de la crtica en la arquitectura
Tal como se hizo referencia, teora, historia y crtica se encuentran relacionadas a partir
de determinadas concepciones de la arquitectura, las cuales corresponden al mbito de
la teora, pero que norman las valoraciones crticas, ya sean sincrnicas o diacrnicas.
Al plantearse el problema de cul es el objetivo (u objetivos) de la investigacin histrica
en la arquitectura y cul es el objeto de la historia de la arquitectura, se puede partir del
criterio de la investigacin histrica como "...la tarea intelectual que produce nuevos
conocimientos en el campo de la ciencia histrica..." y que el objeto de esta ciencia es
la sociedad humana en su desarrollo, la evolucin y pensamientos que caracterizan la
prctica social. 16
Si adems se considera a la historia de la arquitectura como rama especfica de la
ciencia histrica; podra plantearse, de primera intencin, que el objeto de la historia de
la arquitectura es estudiar los procesos que determinan la concepcin y materializacin
del hecho arquitectnico y este hecho en s, y sus repercusiones sociales, culturales y
econmicas, o sea, las ideas y acciones que llevan a la realizacin de la arquitectura a
16
Plasencia, A.: Lecturas escogidas de metodologa, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 18.
22
Laptin, P.: "Sobre el papel de las hiptesis en las investigaciones histricas", en Plascencia, A.: Ob. cit., p. 34.
Ver los Mtodos de la crtica en Attoe, W.: La crtica arquitectnica como disciplina, Ed. Limusa, Mxico, 1982.
Glusberg, J. (editor): Teora y crtica de la arquitectura, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1979.
23
Ver Waisman, M.: El interior de la historia, Ed. Escala, Bogot, 1990, pp. 14-16.
Engels, F.: Antidring, Ed. Poltica, La Habana, 1963, p. 325
24
22
25
HISTRICA
VALORACIN
CRTICA
fundamenta
TEORA
gua
evala
PRCTICA
aciertos
defne
confirma
enriquce
renueva
generalizacin de nuevos conocimientos
26
dificultades
CAPTULO 2
ANTECEDENTES DE LAS TEORAS DE LA ARQUITECTURA.
INICIO Y DESARROLLO DE LA NORMATIVA CLSICA
Las referencias en el captulo anterior acerca del condicionamiento de la teora de la arquitectura en tanto
disciplina, tenan el propsito de poner de relieve el significado de la diversidad de ideas y concepciones
tericas en torno a la arquitectura, como una demostracin del carcter histrico concreto de las
definiciones plasmadas en diferentes contextos espacio-temporales. Una discusin encaminada a
precisar en detalle qu tipo de ideas pudieran incluirse propiamente dentro de la teora de la arquitectura
y cules no, queda fuera de los marcos de este captulo. Reconocido el hecho de que los factores
sociohistricos condicionan el surgimiento de determinadas concepciones tericas, interesa referir
brevemente algunos hitos, sin dudas antecedentes de lo que pudiera considerarse teora (o teoras) de la
arquitectura, desarrollada como disciplina sobre todo a partir de los siglos XVIII y XIX.
Norberg-Schulz, C.: El significado de la arquitectura occidental, Ed. Summa, Buenos Aires, 1979, p. 4.
Hay una amplia bibliografa dedicada al anlisis de los aportes de Vitruvio y su trascendencia. Vase, entre otros: Summerson,
J.: El lenguaje clsico de la arquitectura, Ed. G. Gili, Barcelona, 1978; De Fusco, R.: Il Codice dell'Architettura. Antologia di
Trattatisti, Ed. Esi, Npoles, 1968; Ludea, W.: Arquitectura. Aproximaciones a una nueva teora general, Lima, 1985, pp. 150-158.
3
4
Segre, R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, p. 20.
Giedion, S.: La arquitectura, fenmeno de transicin, Ed. G. Gili, Barcelona, 1969, pp. 11-12
31
naturaleza, se considera que los griegos desarrollaron su normativa a partir de los componentes simples
relacionados con la imagen de la primera cabaa que alberga al hombre: los sostenes de troncos y el
techo a dos aguas. De ella se derivan la columna, el dintel y la cubierta, conformadores bsicos de los
templos griegos.
El estudio de las proporciones del cuerpo humano y de las relaciones entre sus partes posibilita el
establecimiento de una normativa esttico-constructiva, cuyos elementos van a regir el sistema de
referencia simblico-expresivo de la arquitectura occidental hasta el siglo XIX: los rdenes griegos
drico, jnico y corintio, disposicin regular y perfecta de partes, concurrentes para la conformacin de
un todo bello y perfecto, cuya mxima expresin se produce en el templo griego. As, el concepto de
orden, es algo incompatible con la confusin, no es una regla material ni un modelo totalmente definido,
5
es una regla ideal, de la cual pueden derivarse diferentes ejemplares. Las reglas variaban segn los
rdenes, pero estos asuman caractersticas diversas en funcin de los dioses a los que estaban
dedicados los templos. Las relaciones establecidas entre el orden general y las particularidades del
paisaje permitieron a los griegos "...concretar realidades existenciales de importancia universal y
contribuyeron de forma decisiva al desarrollo de las posibilidades del simbolismo arquitectnico." 6
Los principios de la normativa griega son asimilados por Marco Vitruvio en su tratado De Arquitectura, 7
escrito en diez libros (46-30 a. n. e.), quien los considera vlidos. Fue l quien fundament el origen de
la arquitectura en la cabaa primitiva y el del orden drico en los soportes de madera. Estudi los
rdenes griegos e hizo referencia a los empleados en Roma: el toscano y el compuesto, tambin incluye
consideraciones acerca de su uso y de los espaciamientos entre columnas, factor considerado
importante por los romanos desde el punto de vista de la articulacin de los componentes
arquitectnicos, as como en funcin del uso y significado de los edificios. Cuando trata las diferentes
clases de edificaciones muestra el carcter otorgado al sistema de rdenes como estructura articuladora,
conformando un nuevo lenguaje compositivo, en el cual las estructuras tcnico-espaciales desempean
un papel esencial. Asimismo establece una serie de principios para la composicin, basados en los
conceptos de ordenamiento, disposicin, distribucin, correccin y propiedad.
Pero en trminos de la teora de la arquitectura, hay otros aportes significativos en los postulados de
Vitruvio. En primer lugar, su triloga de firmitas, utilitas y venustas a partir de la cual se establecan los
requerimientos bsicos que deban satisfacer las edificaciones para ser catalogadas como arquitectura
, ha sido utilizada a travs del tiempo por los tratadistas, historiadores y tericos de la arquitectura. Por
dems, en su tratado "... ofrece la primera clasificacin de las edificaciones en trminos de las relaciones
8
entre forma, uso y construccin..." y describe los elementos conformadores de una edificacin, que se
articulan mediante el concepto de orden.
De la mayor importancia es su concepto de arquitectura, cuya trascendencia posterior ha sido altamente
significativa. Para l la nocin de arquitectura abarcaba toda la construccin (que considera parte de
ella), como se evidencia en los temas tratados en sus Diez libros..., pues en ellos incluye adems de los
edificios pblicos y las casas particulares, las murallas y otras obras de defensa, las obras hidrulicas, la
construccin de relojes y de mquinas, tanto para la guerra, como para la ejecucin de las propias
construcciones. Tambin es conocido su criterio acerca de cmo el arquitecto debera estar informado en
un sinnmero de materias, todas aquellas relacionadas con las actividades a desarrollar en los edificios
que deba construir, pues esos conocimientos los considera imprescindibles para poder aportar las
9
soluciones ptimas a los problemas que se le presentaban al arquitecto. Finalmente, puede afirmarse
Colmenares, A. J.: La cuestin de las tipologas arquitectnicas, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1991, p. 43.
Vitruvius, M.: Los diez libros..., Ob. cit., pp. 15 - 17.
32
que tanto por el sentido abarcador de este tratado, como por su carcter primigenio, lo han convertido en
fuente obligada para muchos estudiosos que han incursionado en los fundamentos de la arquitectura.
Rykwert, J.: La casa de Adn en el paraiso, Ed. G. Gili, Barcelona, 1974, p. 139.
11
33
(...) sobre la belleza sensual." 14 Es una actitud producto de los acontecimientos histricos y anuncia el
cambio de pensamiento que caracteriz al perodo siguiente.
14
15
16
17
Benvolo, L.: Historia de la arquitectura del Renacimiento, T. 1, Ed. Taurus, Madrid 1972, p. 125.
Vasari, G.: Lives of the artists (Vidas de pintores, escultores y arquitectos), Pengin Books, Londres, 1965.
R. Segre y E. Crdenas: Op. cit., p. 26.
Argan, G. C.: La concepcin del espacio arquitectnico: Desde el barroco hasta nuestros das, La Habana, 1988, pp. 23-24.
34
Un aporte singular lo constituye el hecho de que los renacentistas reformularon la gramtica grecoromana como una disciplina universal. 18 Esta disciplina (o gramtica), establecida a partir de las
relaciones entre los componentes de los rdenes y sus proporciones, define tambin modos de
componer, vinculados a una planimetra factible por determinados recursos tcnico-constructivos, de
manera que esas relaciones se definen en el tipo. Son aspectos que se evidencian en ejemplos
paradigmticos y en los tratados: se formula un ordenamiento de los edificios en funcin de su
correspondencia con los tipos. Particularmente se demuestra en la arquitectura de Bramante, con la
reinterpretacin del templo de planta circular en San Pedro in Montorio, edificio que representa una
sntesis de los principios de la arquitectura renacentista.
En el tratado De Re Aedificatoria (1452), Len Bautista Alberti quien se basa en Vitruvio y en el estudio
directo de los monumentos romanos, formula un tipo ideal de edificio representativo del Renacimiento:
la iglesia de planta centrada. Sebastiano Serlio fue el tratadista que canoniz el uso de los cinco rdenes,
sobre todo en su Libro Cuarto (1537) el primero publicado de la serie de ocho libros de su obra
completa y el ms divulgado, conformando una gramtica arquitectnica completa e ilustrada donde
aparecen todos los elementos del sistema clsico que podan ser usados por los arquitectos de la poca.
El tratado Regola delli Cinque Ordini d'Architecttura de Giacomo Vignola (1562), ms sinttico que el de
Serlio, se concentra en los dibujos de los rdenes, aunque con mayor refinamiento y elaboracin.
Andrea Palladio en su tratado I Quattro Libri dell'Architecttura, vuelve a darle importancia al problema del
tipo. Los temas de los libros son: 1) Los rdenes, 2) Edificios domsticos, 3) Edificios pblicos y 4)
Templos. Sistematiza los elementos simblico-expresivos y organiza un mtodo de composicin en
19
planta, ejemplificado sobre todo en la vivienda suburbana. Preanuncia as el sistema combinatorio y
planimtrico que se manifestar en los tratados de la poca neoclasicista.
Todos estos tratados tuvieron una amplia divulgacin y se convirtieron en fuentes de enseanza de
sistemas de composicin, mtodos constructivos y de relaciones espacio-funcionales que configuran
tipos edilicios y no solo modelos del pasado: aportan una disciplina gramatical que los arquitectos podan
copiar pero tambin interpretar libremente. 20 Esa relacin equilibrada entre "disicplina" y "libertad" fue
uno de los aportes del Renacimiento, expresado en las posibilidades de reinterpretacin de los tipos para
distintos temas arquitectnicos. El sustrato terico que subyace en los tratados tiene su base en un
concepto de orden, cuya expresin espacial y en los elementos delimitadores del espacio responde a su
representacin conceptual filosfica, fsica y matemtica.
El sentido humanista que caracteriza este perodo se reflejar en la multiplicidad de intereses de muchos
artistas, quienes abarcan diversos campos de la creacin. Continuando la herencia vitruviana, se le
asigna a la arquitectura la competencia sobre una amplia esfera de actuacin, contentiva de todos los
temas en los cuales se desarrolla la vida humana y de las tcnicas capaces de conformar su ambiente de
vida. As, en la introduccin del tratado de Alberti se aprecia la intencin de otorgarle dimensin de
ciencia a la arquitectura y aparece definido el arquitecto como quien se dedica a los edificios, a los
acueductos, a las fortificaciones, a los molinos, a los carros, a las mquinas de guerra y a la construccin
21
de otras herramientas y artificios mecnicos como los relojes. Sin dudas, Leonardo Da Vinci es el
mayor representante de esta imagen, quien se defina a s mismo como "hombre de ciencia".
Una de las contribuciones importantes en el desarrollo del pensamiento arquitectnico de la poca es
precisamente la de Leonardo Da Vinci, en cuyo caso la actividad terica sobrepasa en mucho y es ms
trascendente que su obra construida. Son relevantes los estudios tericos contenidos en sus
manuscritos: anlisis de tipos de edificios, diseos de formas constructivas y herramientas para la
construccin, planos de ciudades. Sus trabajos contribuyeron "...a situar la investigacin histrica en un
terreno ms abstracto..." y funde "...los caracteres especficos de la cultura arquitectnica
brunelleschiana y albertiana: posibilidad de escalonar las decisiones de la obra en distintos tiempos y en
18
19
20
21
35
escalas diferentes, distincin de trminos fijos y variables dentro de la ecuacin del proyecto, y adhesin
a un repertorio de soluciones tcnicas, ya establecidas, en relacin con este mtodo de planeamiento."
Tambin reivindica "...el valor personal... del planeamiento arquitectnico, debilitando la confianza en las
diferencias institucionales en las que se basa la unidad y la eficacia operativa del clasicismo
arquitectnico." Su reclamo "...de una revisin crtica de la arquitectura dentro de la esfera de la alta
cultura..., la prioridad de la invencin formal sobre la distribucin (...) devala la referencia histrica y
acenta la ambiental." 22 De este modo, a travs de los trabajos de Da Vinci se permea una idea de
arquitectura que apunta a dar prevalencia a la investigacin, a la invencin, al dibujo y, por ende, a
acentuar la separacin entre la capacidad de invencin de formas y la actividad prctica constructiva,
entre una gran arquitectura derivada de la investigacin y la derivada de la aplicacin de los rdenes,
ms cotidiana, entre una arquitectura continuadora de los preceptos aportados por la historia y una
arquitectura con personalidad propia que contribuye a modificar el ambiente, "...haciendo ms difcil sus
engarces con la cultura popular..." 23 As se perfila una arquitectura posible de denominar como
profesional. Es tal vez esta una de las razones por las cuales Vasari lo considera el iniciador de la terza
maniera 24 .
36
caractersticas del perodo y en particular de las ideas arquitectnicas, debe tenerse en cuenta la mayor
distancia, con respecto al Renacimiento, entre las diferentes manifestaciones de la cultura artstica: los
cambios producidos en la msica y literatura de fines del XVI, llegan ms tarde a la pintura y a la
escultura y despus a la arquitectura. Tambin un factor de diferenciacin dentro del barroco no nuevo,
pero s acentuado en este momento es la existencia de distintos mtodos de concepcin de las obras:
Uno, correspondiente con la prctica de la aplicacin de normas e incluso de proyectos contenidos en los
tratados para diferentes temas arquitectnicos y que implica la extensin de ciertos tipos, como las
iglesas jesuticas derivadas de Il Gesu de Vignola, y un segundo mtodo, vinculado a la gran
arquitectura alica, distanciada cada vez ms de la cultura popular, pero que, paradgicamente, busca
con frecuencia en las tradiciones locales fuentes de inspiracin que contribuyen a transgredir las normas
clsicas. De ello resulta evidente la imposibilidad de conceptuar al barroco como un perodo unitario, lo
cual se manifiesta en el propio pensamiento arquitectnico y en las consideraciones posteriores acerca
27
de su carcter.
Alrededor de mediados del siglo XVI se traducen y publican en distintos pases los tratados de los
maestros italianos y en Francia se produce una actividad significativa en tal sentido: Androuet du Cereu
publica de 1549 a 1576 una serie de libros donde ilustra un nmero importante de edificios clsicos;
Philibert de l'Orme, publica en 1561 Nouvelles inventions pour bien btir, integradas en Le Premier tome
de l'Architecture (1567-1568), donde incorpora ideas de la tradicin medieval francesa con la observacin
erudita de la arquitectura romana. La tratadstica de este perodo asumir entonces algunas
caractersticas diversas a la del Renacimiento, y aun cuando no se producen aportes significativos en
cuanto a conocimientos que definan cambios sustanciales en las tcnicas de construccin o en las
nociones tipolgicas, sin dudas hay una concepcin diferente del espacio arquitectnico, y el trmino idea
est contenido en el ttulo de ciertos tratados, como el de Federico Zuccari L'idea de pittori, scultori et
28
architetti (1607) o de Vicente Scamozzi Dell'idea del' arcitettura universali (1615), reflejo del preludio de
un proceso de abstraccin y generalizacin terica que tomar cuerpo a partir del Iluminismo.
Summerson resea varios de los tratados que considera como los ms representativos realizados en el
manierismo y en el barroco. 29 En la mayora de ellos se evidencia la incorporacin de otros aportes a los
cdigos clsicos, como el ya citado de Philibert de l'Orme; el de Roland Frart, Parallle de l'Architecture
Antique et de la Moderne (1650), ofrece una resea crtica de todas las versiones establecidas de los
rdenes. Los conceptos presentes en estos tratados franceses sern antecedentes del predominio de
los principios clsicos que caracterizarn la arquitectura de ese pas, los cuales favorecern una
continuidad entre este perodo y el neoclasicismo. En Alemania y Holanda aparecen tratados con
variaciones y extravagancias decorativas sobre los rdenes, con reminiscencias medievales, como el de
Vredeman de Vries: Architectura (1565) y el de Wendel Dietterlin, con el mismo ttulo en 1593. Por otra
parte, si bien no constituyen tratados, resulta de importancia la publicacin de dibujos de las obras de
Francesco Borromini y de las de Guarino Guarini, as como la interpretacin de la arquitectura antigua
que realiza Fisher Von Erlach, todos los cuales contribuyen a la reelaboracin imaginativa de las normas
del pasado.
Wlfflin al estudiar las caractersticas del Renacimiento y del Barroco considera la existencia de
principios de validez universal en el desarrollo del arte, basados en aspectos puramente visuales. Es as
que fija los componentes establecidos por el barroco en trminos de estructura formal, organizados en
cuatro pares polares: la evolucin de lo lineal a lo pictrico, la evolucin de lo superficial a lo profundo, la
30
evolucin de la forma cerrada a la abierta, la evolucin de lo mltiple a lo unitario. Tales criterios han
sido utilizados con mucha frecuencia para la definicin del naturaleza diferenciada del barroco con
27
Ver los criterios de la autora al respecto en "Interpretaciones del trmino barroco en la crtica de arte", en Segre, R., E.
Crdenas y J. Garca: Ob. cit., pp. 35-47.
28
37
respecto a lo clsico, a la vez que en tanto estilo se ha considerado con frecuencia tan solo como una
transgresin de las formas clsicas y si ello en parte sucede as, hay otros contenidos reflejados en l, y
del mismo modo, los fundamentos establecidos por Wlfflin no son los determinantes nicos en los
principios tericos que rigen la expresin formal del barroco.
Adems del valor asumido por ciertas tradiciones nacionales, principalmente fuera de Italia, la intencin
de expresar contenidos y necesidades funcionales de mayor diversidad, se refleja en la propia
complejidad espacial, decorativa y constructiva. Los criterios de composicin se basan en un crecimiento
orgnico, hasta formar un todo donde cada una de las partes est completamente supeditada a una
unidad que obedece al sentido de jerarquizacin. Asimismo se refleja el inters por asimilar nuevas ideas
de la fsica sobre el espacio y las necesidades funcionales igualmente ms complejas y esto se refleja en
un proceso que lleva a articular los elementos de determinacin espacial con un carcter escultrico, con
una intencin escenogrfica, lo cual se irradia del mismo modo en las diferentes relaciones entre
arquitectura y espacio urbano.
La intencin comunicativa inherente a este perodo condiciona que el pensamiento arquitectnico se dirija
a buscar determinados recursos expresivos muy notable sobre todo en la gran arquitectura dirigida a
exteriorizar el poder del papado y de las monarquas, destinados a provocar tensiones y un diapasn
significativo ms amplio de acuerdo con contenidos ms particulares, en comparacin con los sentidos
de claridad y de universalidad presentes en el Renacimiento.
38
CAPTULO 3
LA ACADEMIA Y LA TEORA DE LA
ARQUITECTURA
La Academia frente al barroco
Clasicismo y academicismo son dos trminos que por lo general aparecen asociados. La definicin del
carcter de la Academia estuvo ntimamente vinculado a la naturaleza y al desarrollo del clasicismo francs. A partir
del absolutismo de la monarqua francesa -muy acentuado con el reinado de Luis XIV-, se aspira a controlar los
destinos de Europa y a crear una arquitectura que sobrepase la del papado o a la de Espaa. La elaboracin de una
normativa propia, basada en principios clsicos universales y contrapuestos a los grados de libertad de muchos de
los arquitectos barrocos, constituy la gua para la arquitectura alica francesa. 1
Pero la definicin de las ideas y formas del clasicismo enmarcadas dentro de la Academia en el campo de
la arquitectura y sus repercusiones posteriores en el neoclasicismo, eclecticismo y otras formas de historicismos-,
es parte de un proceso complejo. Con independencia de las distinciones posibles entre el clasicismo, sobre todo el
francs y el neoclasicismo posterior, 2 es evidente una continuidad de la cual es responsable el pensamiento
sustentador del academicismo. En ese proceso al que se acaba de aludir aparecen imbricados un conjunto de
factores comunes y particulares en los diferentes pases europeos, condicionadores de procesos diversos en cuanto
a la sucesin de los fenmenos socioculturales que intervienen y en cmo se manifiesta en cada uno de ellos la
lnea de evolucin estilstica gtico-renacentista-manierista- barroca- neoclasicista.
El carcter "pluralista" del mundo barroco y la libertad de seleccin, admiti variadas alternativas
econmicas, filosficas, polticas, religiosas, aunque engarzadas dentro de un "sistema", basado en axiomas
apriorsticos o dogmas. 3 Ello explica en parte la continuidad de los principios clsicos dentro del barroco en algunas
reas donde el fenmeno de transgresin de las normas establecidas para los componentes formales puede
considerarse como leve, en cambio, hay una visin del espacio y del papel escenogrfico asignado a la arquitectura
y a los ambientes urbanos que responde al sistema general del pensamiento barroco.
Por las circunstancias especficas que se producen en Francia, el clasicismo sienta all sus bases a
inicios del siglo XVII. La persistencia del goticismo hasta el quinientos no favorece sino que sea hacia mediados del
XVI cuando realmente se aprecien transformaciones en los modos de hacer arquitectura a partir de la influencia
italiana, induciendo una serie de mezclas. Es en el cambio entre estos dos siglos cuando" se inicia una tendencia
de sistematizacin crtica, en sentido nacional, de la herencia del Renacimiento condicionada por una nueva
actividad constructiva y por un vasto programa de obras pblicas". 4 Inglaterra tambin presenta un panorama
diferente al de Italia o al de Espaa. En ese pas el desarrollo del clasicismo estuvo vinculado a Iigo Jones (15731652), quien en 1615 escribe en un cuaderno de apuntes: " en arquitectura, los ornamentos externos deben ser
slidos, proporcionados segn las normas, viriles y carentes de afectacin... ", por ello rechazaba los "ornamentos
compuestos" --como los observados durante su viaje a Italia en la arquitectura de Miguel Angel- para ser aplicados
en las estructuras principales de los edificios, aunque los apreciaba como vlidos para... los estucos de las logias
Segre, R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, pp. 34-35.
Ver el anlisis que en este aspecto aparece en Argan, G. c.: El concepto del espacio arquitectnico. Del barroco hasta nuestros
das, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1987, pp.102-104.
2
Norberg-Schulz, c.: El significado de la arquitectura occidental, Ed. Summa, Buenos Aires, 1979, p. 322.
Benvolo, L.: Historia de la arquitectura del Renacimiento, Tomo 2, Ed. Taurus, Madrid 1972, p. 852.
7
8
condicionan esa crisis contribuyen a generar un debate continuado durante todo ese siglo y acentuado en los
siguientes, cuyo fin especfico fue el cuestionamiento de la nocin de arquitectura y de su propio dominio. Fue un
debate expresado en distintas teoras y que va asumiendo diversos matices en relacin con las transformaciones
sociales acaecidas durante toda una etapa de ms de tres centurias.
10
El tema del origen de la arquitectura en la cabaa primitiva haba sido manejado por Vitruvio y por otros
tratadistas posteriores, pero en el racionalismo francs se convierte en un elemento bsico de la teora de la
arquitectura. 11 Una idea como la planteada por Laugier habra de tener consecuencias significativas en el pensamiento y la prctica de la arquitectura. Su libro fue objeto de reediciones y de traducciones a varios idiomas y tuvo
numerosos seguidores as como detractores. Entre los que no compartan algunas de las ideas de Laugier estaba
Sir William Chambers (1723-1769), autor de uno de los tratados ingleses ms importantes de mediados del XVIII:
A Treatise on Civil Architecture (Londres, 1759). 12
En Italia, Francesco Milizia, concuerda con Laugier en el valor de la cabaa primitiva como fundamento
de la arquitectura y en el sentido de racionalidad. En su libro Pricipi Di Architettura Civi/e (Roma, 1781) plantea su
nocin de arquitectura y define varios principios que deben ser observados en la construccin: En primer lugar sita
el valor de la simetra, la unidad y la variedad, as como el decoro, en tanto todo debe parecer necesario, de este
modo enfatiza en el papel de los rdenes no como ornamentos sino como un esqueleto; lo que no tiene su papel en
el edificio o no est integrado a la arquitectura no debe ser visto y lo que est representado debe tener una funcin;
nada debe ser hecho si' no est fundamentado en buenas razones; la arquitectura debe derivar de la arquitectura
primitiva natural, la cabaa; la autoridad del pasado jams inhibir a quien siga los principios de la razn.
Tambin intenta definir la arquitectura en trminos generales: la concepta como... el arte de construir...
el m1e ms interesante para la conservacin, para la comodidad, para el deleite y para la grandeza del gnero
humano... n. Adems, le asignaba el papel de base y regla de todas las artes, de formar el vnculo de unin de la
sociedad civil. de usar las riquezas pblicas y privadas para el beneficio y decoro pblico, y de defender la vida, los
bienes y la libertad de los ciudadanos. 13 Se inicia as la tendencia a atribuirle un papel de reformador social a la
arquitectura, concepto que se extiende hasta el presente siglo, aunque pudieran sealarse antecedentes en las
imgenes de las sociedades y ciudades ideales de utopas como las de Toms Moro o Campanela.
Es una visin compartida por Eticnne-Louis Boulle en sus grandiosos proyectos, los cuales responden,
como los de Ledoux, a ideales promulgados por la Revolucin Francesa y a la necesidad de expresar valores
universales del hombre mediante una "arquitectura parlante". Bou[le, quien publica en 1793 su Archileclure. Essai
sur I'arl, impugna el concepto de arquitectura de Vitruvio como "el arte de construir", en razn de que eso sera
confundir causa con efecto. 14 De esto se desprende su idea de que en la arquitectura el hecho de su concepcin es
prioritario sobre el de construir, lo cual constituye una valoracin de la capacidad de invencin del arquitecto y de la
separacin de su actividad con la prctica constructiva.
Si Laugier y Milizia formularon una serie de teoras precursoras en trminos filosficos, la obra de Claude
Nicholas Ledoux "... constituye el primer pronunciamiento de los nuevos objetivos artsticos, testimonio palpable del
devenir del nuevo mundo". Aunque alumno de Blondel, se aparta del camino trazado por su maestro para desarrollar
juicios propios, y algunos de ellos los puede poner en prctica cuando ocupa el cargo de inspector de las Salinas del
Estado y construye varios edificios destinados a las salinas y dos pequeos pueblos. A I final de su vida publica L
'Archileclure considir.e sous le rapport de /'art, des moeurs et de la lgislation (1804), donde formula las principales
ideas que haban guiado su prctica y consideraba necesario trasmitir. Su obra, en opinin de Kaufmann, es
11
Ver el anlisis que en tal sentido realiza Rykwer1. l.: La casa de Adn en el paraso, Ed. G. Gili, Barcelona, 1974, pp. 145-
150.
12
13
Collins, P.: Los ideales de la arquitectura moderna: su evolucin. /7501950. Ed. G. Gili, Barcelona, 1973, p. 16.
En el criterio de Benvolo, "Durand hace una especie de teora combinatoria para asociar entre ellos los
elementos dados en todas las formas posibles, primero en forma abstracta, despus segn las exigencias
20
distributivas de los diversos temas". Para l, entonces, ... la ordenacin de elementos es la nica tarea de la que
15
16
Kaufmann, E.: De Ledollx a Le Corbusier, Ed. G. Gili, Barcelona, 1985, pp. 22 - 30.
Ibid, pp. 48-49.
17
Segn Collins, en un inicio el curso de Durand slo constitua el 8% de la enseanza en la Escuela Politcnica, aumentando su importancia
con posterioridad. Ver Collins, P.: Ob. cit., p. 196.
18
19
20
Durand, J.N.L.: Prcis des le<;ons d'archilecllIre donnes a /'Ecole Polylechniqlle. Pars. 1802-1809.
Segre. R. y E. Crdenas: Ob. cit.. p. 37.
Benvolo, L.: Introduccin a la arquitectura, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1967, p. 97.
ha de ocuparse el arquitecto (...), cuando deban usarse con eficacia los medios auxiliares de cualquier otro arte (...)
deberan concordar con la esencia de ese arte". 21
Durand establece mtodos diferentes para la enseanza de la arquitectura y para la realizacin del
proyecto: el aprendizaje se produce de los elementos simples a los complejos y en el proyecto se resuelve primero la
idea de conjunto y despus se desarrollan los detalles. As, nace un mtodo de proyecto... que se aplicar en todo
el siglo XIX y parte del XX, basado en un sistema de diseo en planta, a partir de la estructura compositiva clsica,
con la clasificacin jerrquica de las funciones y su expresin en planta y elevacin. Una vez resuelta la planta con
sus elementos funcionales y constructivos, se realiza la elevacin y se aplican los componentes simblico-expresivos -frontones, columnas, comisas, etctera- que corresponden a la caracterizacin o reconocimiento de la
funcin del edificio". Es un sistema de proyecto con... una secuencia de pasos asegurados que facilitan la solucin
del problema funcional, aunque sea nuevo y no tenga antecedentes tipolgicos..., 22
Precisamente, el concepto de tipologa aparece en la teora neoclsica, relacionado con el carcter de la
23
"arquitectura de composicin, caracterstico de la poca, inaugurado en lo fundamental con Ledoux. Pero sobre
todo a partir de Durand se desarrolla el ordenamiento y sistematizacin de los componentes arquitectnicos de
manera que se conforma un modo de hacer arquitectura en el cual es posible separar la disposicin planimtrica de
la envoltura. En el neoclasicismo se determina... la idea del objeto arquitectnico como elemento que sirve a la
composicin y es independiente de toda funcin de representatividad espacial . 24 Tal concepcin obedece a las
contingencias del momento: las nuevas demandas harn estallar los modos tradicionales de solucionar los
problemas arquitectnicos. Aun cuando el mtodo de Durand parta de aspectos contemplados en la normativa
clsica tradicional, sin dudas hay otra apreciacin de la arquitectura; de cierta manera hay una despersonalizacin
de la accin de proyecto, en tanto los elementos de identificacin ya no son articulaciones especficas, sino
25
elementos independientes considerados como las palabras para el lenguaje y las notas para la msica. Ello
permite la solucin de las funciones diversificadas que requiere la burguesa dominante y al mismo tiempo otorga
una relativa uniformidad, en consonancia con la bsqueda de coherencia y fundamentacin social e ideolgica de la
burguesa en esa etapa. Este mismo ser el sistema que constituye la base del academicismo historicista.
Paralelamente, debe tomarse en cuenta que el valor asumido por la historia durante el perodo de la
Ilustracin condiciona la recuperacin consciente del pasado cultural, evocado en la literatura con las novelas
romnticas y un impulso notable de la labor historiogrfica, todo lo cual repercutir de manera decisiva en la arquitectura. Las excavaciones iniciadas desde las primeras dcadas del siglo XVIII -de Herculano en 1711, del
Palatino en 1729, de Villa Adriana en 1734, de Pompeya en 1748-, los estudios que promueven y la divulgacin de
sus resultados, posibilitan la comprobacin de la diversidad de codificaciones de la antigedad clsica. De otra parte,
la expansin colonialista europea y el conocimiento de las culturas de otras regiones permiti profundizar en los
anlisis con una visin histrica ms precisa.
Adems de la presentacin de ruinas con la publicacin de colecciones ilustradas y la exposicin de hallazgos
arqueolgicos al pblico, aparece en 1764 el libro de Winckelmann Historia del Arte Antiguo. Estudia de manera
sistematizada el resultado de las excavaciones arqueolgicas y sus propias observaciones en Italia... objetivamente
y no segn las interpretaciones de la moda de cada tiempo, mereciendo ser llamado el fundador de la historia del
arte". Al ofrecer ... las obras antiguas como modelos precisos a imitar (...) se convierte en el terico del nuevo
movimiento: el neoclasicismo". Las formas clsicas se toman entonces en convenciones que pueden ser imitadas,
amplindose luego ms all de las formas clsicas en los diversos reviva/s, dando origen al historicismo. 26
La influencia que ejercen en la teora del arte las concepciones de Hiplito Taine (1828-1892), condicionan el
surgimiento de obras de historia de la arquitectura que la consideran como parte de la historia de la civilizacin, de la
27
cultura o de la sociedad. El Dictionarie historique d'architecture de Antoine Quatremere de Quincy es una de las
obras importantes coincidente con ese enfoque; adems, es anunciadora de otro que predominar a partir del siglo
XIX, basado en el valor otorgado a las formas arquitectnicas. Este libro, publicado en Pars en 1832, aborda el
problema del tipo, brindando una definicin paradigmtica en tanto ha sido referencia obligada para el tema, adems
de plantear su distincin y sus relaciones con el modelo. Continuador del enfoque histrico de Winckelmann, su trascendencia radica en haberse constituido en una de las bases de la visin historicista que permear la arquitectura
decimonnica. Y estos enfoques de raz historicista influirn en una actitud eclctica que repercutir en la prctica
arquitectnica del XIX y en parte del siglo xx.
21
22
23
26
27
Consultar en este aspecto a Hadjinicolau, N.: Ob. cit. y a Lpez, M.: Historia de la arquitectura y lucha de clases, Facultad de Arquitectura y
Urbanismo. Caracas. 1977.
Tambin se insistir con frecuencia en la necesidad de una racionalidad en el orden constructivo y de llevar a la
arquitectura enfoques desarrollados en este sentido por los ingenieros.
Precisamente, uno de los hechos que ponen ms en evidencia el carcter del fenmeno eclecticista se
puede encontrar en el desarrollo de la ingeniera constructiva y en particular de las estructuras metlicas y el crculo
vicioso en el que se encuentra la arquitectura. La separacin existente entre las actividades de la esfera de la
construccin, entre la labor del arquitecto y la del ingeniero, es una fuente de contradiccin. Ya desde finales del
siglo XVIII se haban creado en Francia la Escuela de Puentes y Caminos y la Escuela de Ingenieros Militares,
mientras que la formacin de arquitectos se realizaba en las Academias de Bellas Artes, y aunque desde inicios del
siglo XIX la Escuela Politcnica de Pars formaba a arquitectos e ingenieros, esta tena funcin preparatoria de dos
aos para pasar posteriormente a una de las escuelas antes citadas o a la Academia. La separacin entre ingeniera
y arquitectura se re fuerza con el desarrollo de las estructuras metlicas por parte de los ingenieros, pues su empleo
en la construccin de temas "funcionales" implica por lo general mantener el sentido de racionalidad que haba
caracterizado a algunos principios bsicos del neoclasicismo, mientras, los arquitectos en su mayora se dedicaban
a la realizacin de una arquitectura "representativa".
Sin embargo, durante el siglo XIX permanecer viva una corriente racionalista que tiene un importante
antecedente en Rondelet con su Tratado terico y prctico del arte de construir; publicado varias veces a partir de
1802. Fue el primer libro de texto en el campo especfico de la enseanza de la construccin y sirvi de modelo a
otros. Puede as comprobarse la presencia de una tendencia racionalista en la enseanza de la arquitectura, tanto
en la cole PoIytechnique como en la cole des Beaux Arts, cuyos principales representantes fueron Reynaud,
Labrouste, Guadet y Choisy.
28
29
30
El primero public sus conferencias en la cole Polytechnique a partir de 1850 con el ttulo, Trait
d'Architecture ... el curso sobre teora arquitectnica ms completo y puesto al da que se poda encontrar en el
mundo". Lonce Reynaud fue promotor de los mtodos cientficos aplicados a la arquitectura y uno de los representantes ms notables del racionalismo decimonnico, capaz de vincular los problemas ingenieriles con los
requerimientos artsticos de la arquitectura de la poca, lo cual se debe a su formacin, tanto en el campo de la
arquitectura como de la ingeniera, de modo que en el prlogo a su tratado, escribe: "Ninguna forma se define sin
referirla a los aspectos racionales que motivaron su origen"; y, al mismo tiempo de su definicin de arquitectura
como "un arte eminentemente racional", considera que "exige una gran imaginacin". 31 La repercusin de Labrouste
se produce principalmente en el terreno de la prctica y en el de la enseanza. En el primer aspecto, representa un
hito importante al integrar en sus bibliotecas (la Santa Genoveva y la Nacional de Pars) las estructuras metlicas y
el cristal con el sistema decorativo al uso; en tanto que las reas "funcionales" de las bibliotecas son muestras
evidentes de "racionalidad". Y en cuanto al segundo aspecto, es notable su insistencia desde la cole des Beaux
Arts para que se lograran los vnculos adecuados entre la enseanza y la elaboracin de los proyectos y los estudios
de construccin.
La conclusin del edificio por medio de la ornamentacin no estaba incluida dentro de los cursos, pues el "estilo"
33
quedaba abierto a la eleccin de cada arquitecto.
De manera que aun dentro de una visin racional de los problemas de la arquitectura, la separacin entre
aspectos funcionales, tcnicos y formales es una tendencia que no logra superarse en el transcurso del siglo. Ya del
concepto abarcador de arquitectura se haban desprendido los conocimientos ingenieriles e incluso, las propias
tcnicas de construccin imprescindibles para la materializacin de los proyectos, como lo demuestra el libro ya
34
citado de Rondelet Trait thorique et pratique de l'art de batir, donde los problemas constructivos se exponen con
relativa autonoma respecto de los
componentes formales decorativos. Publicado a inicios del siglo, era considerado un texto importante al finalizar la
centuria y trasciende hasta la actual. Debe reconocerse en Choisy y Guadet, no obstante las afirmaciones
anteriores, un esfuerzo por lograr una sntesis dentro del racionalismo clasicista de fines del XIX. Y es precisamente
la naturaleza de los enfoques adscritos a estos dos trminos una de las causas significativas de las contradicciones
del momento: propugnan un racionalismo que si bien tiene sus fuentes en ideas inaugurales del neoclasicismo, ya
est sustentado por el desarrollo de los conocimientos tecnolgicos y de la prctica ingeniera, pero el propio peso
del clasicismo no les permite an desprenderse de las ataduras del pasado.
31
32
F1ctcher. B.: A histolY 01 architecture 0/1 the comparative method, Londres, 1896: Choisy, A.: Histoire de l'Architeclure. Pars.
1899.
33
34
CAPITULO 4
EL INICIO DE LA RUPTURA DEL SISTEMA ACADEMICISTA
Valor del siglo XIX para la teora de la arquitectura y el inicio de la ruptura del sistema academicista
El siglo XIX trasmite a la arquitectura contempornea herencias importantes tanto en el orden prctico
como en el terico. La esfera de la prctica estuvo marcada por los procesos de ruptura de la coherencia
entre los distintos fundamentos arquitectnicos y la disociacin entre arquitectura y construccin y por
tanto entre racionalidad constructiva y expresin simblico-formal; por la separacin del trabajo del
ingeniero y del arquitecto; por la prdida de coherencia del ambiente urbano-arquitectnico. Estos
fenmenos descritos en parte en el captulo precedente tienen repercusiones en el mbito terico,
reflejadas sobre todo en la revisin de los conceptos tradicionales, en el carcter acadmico asumido por
la enseanza y la importancia otorgada a la historia, todo lo cual condiciona la generacin de numerosos
textos, la aparicin de revistas, el debate constante, enriqueciendo as el discurso terico y contribuyendo
extraordinariamente a su impulso.
El advenimiento de las relaciones capitalistas de produccin correspondientes a la etapa de la
industrializacin, consecuencia del crecimiento econmico, es causa a su vez del incremento del
desarrollo cientfico que tiene lugar en el siglo XIX: Las exigencias de la produccin industrial impelen a
profundizar en terrenos ya comenzados a transitar y a la apertura de la investigacin en otros nuevos. Es
un desarrollo en el cual se puede apreciar la prevalencia de las ciencias exactas, naturales y aplicadas,
vinculado al positivismo como tnica dominante del momento; pero a la vez tambin se logra un empuje
notable en la esfera de las ciencias sociales, como una respuesta a las situaciones complejas a las que
se enfrenta la sociedad.
Dentro de ese crecimiento de las ciencias sociales se debe destacar el nacimiento de una nueva filosofa
de explicacin de la realidad: el materialismo histrico y dialctico. Sus creadores, Marx y Engels,
basndose en aportes precedentes y contemporneos de la filosofa, de la economa y de las ciencias
exactas y naturales, formulan una teora que implica una forma diferente de concepcin del mundo, cuya
repercusin result capital, no obstante sus detractores y seguidores esquemticos. Despus de sus
formulaciones ya muchas cosas no podan verse de la misma manera, aun cuando las influencias que
ejercieron no fueran en todos los casos inmediatas.
Las propias contingencias que caracterizan al complejo siglo XIX y sus repercusiones en la ciudad y en la
arquitectura, definirn caminos importantes en el mbito de la prctica, y por ende en la teora. Ya se ha
sealado que en siglo XIX es cuando puede considerarse verdaderamente el nacimiento como
1
disciplinas de la teora, la historia y la crtica de la arquitectura. Tambin en ese siglo se produce la
aparicin de la teora del urbanismo propiamente dicha, como respuesta a la expansin de la sociedad
industrial y ...se distingue de las artes urbanas anteriores por su carcter reflexivo y crtico y por su
pretensin cientfica. 2
Adems, surgen concepciones posibles de definir como los inicios de una teora de la restauracin como
resultado de una actividad prctica en este campo y, producto de la separacin ya referida entre las
labores de los arquitectos y de los ingenieros, la conformacin de un conjunto de principios con un
carcter eminentemente tcnico: es un desgajamiento de conceptos integrados con anterioridad en los
tratados y que en consonancia con el propio desarrollo de los conocimientos y de sus prcticas
respectivas, van perfilando sus campos especficos. Es parte de un proceso general que ocurre en todas
las esferas de la ciencia y de la cultura artstica de la poca.
61
Resulta primordial resear una serie de coyunturas que influyen en el cambio de la imagen urbana y de
su coherencia: las transformaciones inducidas en la ciudad por la presencia de las estructuras
productivas industriales; las implicaciones que trae consigo la implantacin del ferrocarril; los problemas
sociales provocados por la presencia en la ciudad de la burguesa y del proletariado como clases
antagnicas, agravados por su nmero y dadas sus propias caractersticas en tanto clases de acuerdo
con las relaciones de produccin imperantes; y el incremento de la poblacin en la ciudad, cuyas
dimensiones, como es lgico, tambin crecen. Otro factor esencial se relaciona con la notable
diversificacin de los temas arquitectnicos, diferenciados en su calidad y expresin segn se trate de
edificios representativos del nuevo estado burgus o de las estructuras del habitat de esta clase, de
instalaciones producivas o destinadas a satisfacer las nuevas funciones vinculadas al desarrollo de la
economa y a recientes ramas del quehacer humano, o de la vivienda del proletariado.
El constatar muchos de estos conflictos induce los intentos de buscarles alguna solucin, lo cual estuvo
precedido de necesarias evaluaciones crticas, cuyas formulaciones, con independencia de las corrientes
de pensamiento y enfoques que las animaron, requirieron de anlisis con una determinada visin de la
historia para poder precisar los antecedentes de los dilemas principales, as como una caracterizacin de
la situacin precedente de acuerdo con las contingencias del momento y posibilitar as la comparacin y
extraer conclusiones. Tanto en la escala arquitectnica como en la urbana estos procesos de anlisis
3
derivaron en nuevas formulaciones y propuestas.
De una parte, teoras sobre la ciudad y disposiciones prcticas de cmo enfrentar varias de las
situaciones del perodo en cuestin y propuestas ideales con un sentido eminentemente programtico,
que si bien tienen como precursoras las anteriores ciudades ideales y el pensamiento desplegado en tal
sentido concomitante al neoclasicismo, ahora aparecen como respuestas a problemas mucho ms
concretos: Estas formulaciones y propuestas enriquecen el discurso terico acerca de la ciudad y le
otorgan especificidad, en la medida que las concepciones tradicionales de arquitectura en las cuales
se incluan tambin los aspectos urbanos ya resultaban estrechas segn el entender de algunos, a la
hora de enfrentar las transformaciones acaecidas en las ciudades. Por tanto, estos procesos constituyen
parte del germen de la separacin entre los anlisis sobre la arquitectura y los correspondientes a la
ciudad. De otra, es imprescindible apreciar la existencia de factores objetivos como el propio crecimiento
urbano, el reflejo en su organismo de las contradicciones sociales que se manifiestan en las luchas
polticas y en una confrontacin constante entre la calidad de los espacios colectivos y de las
edificaciones de los distintos sectores de la sociedad; el proceso de ocupacin por parte del proletariado
de edificios pertenecientes con anterioridad a las clases pudientes y el deterioro consiguiente debido al
aumento de densidad y a las malas condiciones de vida; la nueva dinmica constructiva aunque
todava dbil si se compara con lo sucedido en el presente siglo en correspondencia con los intereses
imperantes en relacin con los requerimientos del momento y de conformar un ambiente acorde con
ellos.
Todos estos fenmenos son los que confieren el lugar prominente adquirido por el tema de la ciudad en
el siglo XIX. Los crticos a la ciudad industrial, tanto los reformadores sociales, como los utopistas, no
pocos higienistas, economistas y polticos la sitan en el centro de sus reflexiones. Las luchas obreras en
Europa que tienen por escenario la ciudad ayudan a tomar conciencia sobre los problemas sociales y
urbanos. Las malas condiciones de vida del proletariado en la ciudad industrial decimonnica generan
conflictos que se extienden a la totalidad del organismo urbano y de ah la preocupacin de polticos y
reformistas burgueses y de quienes como Marx y Engels y otros crticos, buscan una explicacin real a
los trastornos urbanos de la pasada centuria dentro de un universo ms amplio. En todo caso, un rasgo
evidente es la consideracin de la ciudad desde una perspectiva sociopoltica, embrin de la sociologa
en general y de la urbana en particular. En esta coyuntura pueden apreciarse las bases de la sociologa
3
Un anlisis detallado de estas transformaciones aparecen en varios textos, por ejemplo: Aymonino, C.: Orgenes y desarrollo de
la ciudad moderna, Ed. G. Gili, Barcelona, 1978; Benvolo, L: Historia de la arquitectura moderna, Tomo I, Instituto del Libro, La
Habana, 1968; Choay, F.: El urbanismo: Utopas y realidades, Ed. Centro de Estudiantes de Arquitectura, Montevideo, 1971; Segre,
R.: Arquitectura y urbanismo modernos. Capitalismo y Socialismo, Ed. Pueblo y Educacin, La Habana, 1988 y otros ms.
62
burguesa, vinculadas a la ideologa del positivismo y a las ideas de Comte, en un intento por "tranquilizar
a los pobres", 4 ante la posibilidad de que se hicieran cargo de la solucin de sus dificultades con una
actitud radical.
Las dimensiones adquiridas por la ciudad y el incremento de los conflictos apuntados hace sentir como
nica solucin posible la presencia de una voluntad poltica general capaz de movilizar recursos
econmicos para propiciar los cambios, y ese vnculo entre gestin poltica y destino urbano se percibir
a partir de ese momento con mucha ms fuerza que nunca, convirtindose en un fenmeno inherente a
la ciudad moderna, a pesar de que el laissez-faire priorice la iniciativa individual, pero la prctica ha
confirmado que las transformaciones urbanas importantes solo son viables cuando se anan voluntades
polticas y ello es demostrado de forma fehaciente en el siglo XIX con las alternativas de planes como los
de Pars, Viena o Barcelona. Los resultados del primero fueron viables al ser apoyados por una fuerte
voluntad poltica, mientras que el Plan de Cerd para la capital catalana no logr su total consecucin por
la ausencia de esa voluntad. Contrariamente al criterio emitido por Leonardo Benvolo acerca de la
despolitizacin del urbanismo a partir de 1848 y del mayor carcter tcnico de las propuestas en la
prctica, Franoise Choay opina de manera diferente, pues considera la persistencia de una visin global
y politizante de la ciudad hasta el comienzo del siglo XX y crtica a Benvolo porque ante los grandes
5
proyectos tcnicos llevados a cabo en ese momento, confunde la ingeniera civil con el urbanismo. Pero
tampoco se puede concordar totaltamante con Choay, pues su rechazo a la opinin del primer autor
citado se basa en un problema sobre todo de fecha. Incluso, hoy da, aun cuando los planes urbanos
estn plenamente sustentados en factores tcnicos, su realizacin es imposible si no estn avalados por
una coordinacin de gestin poltico-econmica.
Muchos de los factores sealados desempean igualmente un papel esencial en provocar la ruptura de
la coherencia de la ciudad, as como las contradicciones entre lo tradicional existente y las nuevas
demandas. Asimismo, la conciencia historicista que caracteriza al perodo y el valor otorgado a la
arquitectura del pasado hace pensar de modo diferente en ella, no solo como fuente de referencia, sino
tambin con en propsito de conservarla. Ello implic el surgimiento de la actividad consciente de
restauracin y un conjunto de ideas que sustentan las diferentes posiciones ante esa problemtica, como
las de Ruskin y Viollet-Le-Duc, las cuales marchan paralelas a los intereses de renovacin y de
transformacin urbana, a semejanza del plan trazado por el Barn Haussmann para Pars, cuya
6
trascendencia en el orden terico y prctico fue notable.
Ha de tenerse en cuenta adems que las propias contradicciones surgidas en la prctica arquitectnica
son generadoras de visiones diversas en cuanto a su relacin con el arte y la tcnica, y a su proyeccin
como fenmeno social y cultural, siendo motivo de reflexiones y nuevas definiciones que abren caminos
desarrollados con posterioridad. La presencia de una arquitectura "ingenieril" constituye un hecho de la
mayor importancia para el desenvolvimiento ulterior, en tanto se enfrentan dos modos de hacer
arquitectura, de cuya confrontacin surgen enfoques que influirn en la teora del diseo.
De manera que tanto en la escala urbana como arquitectnica se produjeron cambios trascendentales
que afectaron las formas de pensamiento. Aunque varios autores continan tratando de manera conjunta
aspectos de distintas esferas como reflejo de una necesidad lgica de enfrentar las interrelaciones entre
ellas, resulta evidente que tiene lugar una diversificacin del discurso terico acerca de la arquitectura y
la ciudad, un proceso de especificidad en cada una de sus disciplinas componentes y el
resquebrajamiento de la unidad de pensamiento en torno a los principios acadmicos. La consecuencia
Ver: Donoso Salinas, R.: Antecedentes de la sociologa urbana, Ed. Universidad Autnoma Metropolitana, Mxico, 1993, pp. 2223.
5
Ver: Choay, F.: Ob. cit., pp. 49 y 79. Benvolo plantea este criterio en la obra citada arriba y tambin en Le origini dell'Urbanistica
Moderna, Ed. Laterza, Miln, 1963.
6
Ver Soutclife.: Ocaso y fracaso del centro de Pars, Ed. G. Gili, Barcelona, 1976. Un anlisis de las relaciones entre las polticas
transformadoras estilo Haussmann y la posicin de los restauradores en el XIX puede leerse en Alvarez Mora, A., "La renovacin de
los centros histricos como prctica ideolgica", en Ciudades, No. 1, Revista del Instituto de Urbanstica de la Universidad de
Valladolid, Valladolid, 1993.
63
ser el inicio de la ruptura de ese mismo sistema academicista basado en la tradicin clsica persistente
durante siglos y que acarrear consecuencias significativas en la teora de la arquitectura.
La recuperacin de los valores culturales del medioevo
Una de las vertientes de cuestionamiento de la tradicin academicista parte de la propia conciencia
historicista decimonnica, al basarse en la valoracin de componentes de la cultura del medioevo y su
enfrentamiento desde ella a algunos aspectos del academicismo y de la cultura artstica y arquitectnica
de la pasada centuria. Posicin sustentada por distintas corrientes agrupadas por algunos autores 7 en
la denominacin de neogtico que se contraponen a la Academia en cuanto a cdigos formales y por
sustentar diferentes contenidos respecto a la concepcin de la arquitectura y su relacin con valores
ticos y sociales, aunque pueden encontrarse ciertos argumentos comunes en las alternativas racionales
de ambas posiciones. La vertiente neogtica tiene antecedentes desde los inicios del siglo XVIII, y
estuvo vinculada, tanto en Francia como en Inglaterra, a distintos factores socioculturales y tambin a la
restauracin de catedrales gticas, pero no ser hasta mediados del XIX que se manifiesta con fuerza en
la esfera del pensamiento arquitectnico.
El neogtico se aprecia como una corriente de renovacin vinculada en gran medida con la ideologa de
la pequea burguesa, cuestionando los valores establecidos por la alta burguesa, incluyendo el valor
8
social y moral de sus obras. Benvolo concepta al medievalismo como "...producto de una lite de
inspiracin literaria..." y acepta que "...contiene algunos atisbos propicios a la renovacin de la cultura
arquitectnica...", en tanto el gtico no cuenta con una tradicin reciente, obligando a sus cultores a
reconstruir los principios de este estilo, operacin que les lleva a "...reflexionar acerca de los puntos de
partida de la arquitectura y sus relaciones con las infraestructuras polticas, sociales y morales." 9 Esto
es cierto, pero como se analiz en el captulo anterior, esa reflexin est presente tambin en
pensadores adscritos a la tendencia neoclasicista y aunque el neogtico no es en modo alguno
homogneo, uno de los factores que lo anima es el considerar el medioevo como una etapa ideal, sin las
contradicciones manifestadas a partir de la Revolucin Industrial; sera vlido entonces incluir este
aspecto como uno de los ingredientes importantes que impulsa a esa reflexin, al menos en lo
correspondiente a las esferas social y moral.
Se puede juzgar la fundamentacin del neogtico como resultado de la articulacin de tres componentes
principales: la identificacin con valores estticos que permitan una ms amplia libertad individual en el
diseo; la racionalidad tcnico-constructiva y una mayor proximidad a problemas sociales. Collins la
considera como "...la teora ms racional del historicismo formulada en el siglo XIX..." y plantea que
fueron "...cinco los ideales bsicos que sustentaron este movimiento: romanticismo, nacionalismo,
10
racionalismo, eclesiologa y reforma social." Tal como afirma el autor citado, el racionalismo no fue la
nica concepcin que impuls este movimiento, pero igualmente no puede enmarcarse solo dentro del
historicismo, pues las ideas formuladas por algunos de sus representantes ms destacados desbordan
los marcos de esa corriente mencionada. Es el caso de William Morris, quien junto a Pugin y Ruskin
componen el tronco de la tendencia en Inglaterra; algo semejante puede decirse de los socialistas
utpicos incluidos en la corriente de reforma social. Igualmente sucede con respecto a Viollet-Le-Duc, el
ms sobresaliente dentro de Francia, al desplegar una actividad prctica y terica que trasciende el
historicismo.
El romanticismo, cuyas manifestaciones ms importantes se producen en la literatura, la pintura y en la
msica, valoriza al artista como creador individual, contando entre sus mayores aportes la asimilacin de
las tradiciones populares. Aunque en arquitectura las posibilidades de incorporar esas tradiciones es
mucho menor, en tanto se han perdido en el medio urbano por no ser factible su continuidad en la cultura
7
64
proletaria, son asimiladas por la alta burguesa a travs del pintoresquismo incorporando tanto
componentes medievales como exticos a la cultura europea. Mediante el uso de materiales naturales,
la liberacin de la axialidad y simetra compositivas, la relativa autonoma del diseador en el sistema de
organizacin volumtrica, se hace posible evadir las estrictas normas de la composicin clsica. 11
Desde el punto de vista terico, las formulaciones del romanticismo acerca del valor artstico de lo
original, en un momento que se avizoraba la repetitividad en la produccin de objetos de uso, repercutir
en la valoracin de la arquitectura del pasado, otorgndole un gran significado a las ruinas, lo que
produjo una prctica tan contradictoria como la construccin de ruinas falsas dentro de la alternativa
pintoresquista.
Si el academicismo es representativo, en grado considerable, del sentido de universalidad de la clase
dominante, el nacionalismo se genera, entre otras causas, por el intento de la pequea burguesa de
aferrarse a su identificacin nacional en los diferentes pases, sobre todo los germanos y los
anglosajones; y porque en el norte de Europa la arquitectura gtica haba tenido un mayor desarrollo que
las formas greco-romanas. El nacionalismo, si bien tendra manifestaciones posteriores de
trascendencia negativa, en su primer momento desempea un papel importante en la conservacin de
tradiciones culturales forjadas en la Edad Media, perodo de formacin de muchas de las nacionalidades
europeas y en el cual exista cierto vnculo entre alta tradicin cultural y las populares y rurales,
persistente an en pequeos pueblos y comunidades, cuyo peligro de destruccin es sealado por
12
Ruskin y Morris a causa del desarrollo industrial y el deterioro del ambiente en las reas fabriles. Sin
dudas, la expresin ms genuina del nacionalismo se produjo en la msica, con la incorporacin a las
manifestaciones profesionales de canciones y tonadas de carcter popular; en arquitectura sera
frecuente junto a la utilizacin de componentes gticos del lugar, el empleo de otros ajenos,
contradiciendo una de sus justificaciones primigenias.
La eclesiologa se manifiesta como una alternativa frente al positivismo y a los avances de la ciencia, al
atesmo impulsado por la Revolucin Francesa y luego, al incipiente pensamiento socialista, provocando
corrientes revitalizadoras de la religin catlica o la protestante. Es un fenmeno en el que estn
involucrados intereses de la alta y pequea burguesa, tanto como un medio de control ideolgico del
13
proletariado en el primer caso, como una bsqueda de espacio de cohesin social en el segundo. En
Inglaterra se promulga en 1818 una ley del Parlamento mediante la cual se facilita la construccin de
iglesias, sobre todo en los suburbios "...para satisfacer las exigencias espirituales ...de la nueva clase
obrera, que de otro modo podan caer en los excesos de atesmo que haban conmovido a Francia..."; de
manera que se construyen 174 iglesias en estilo neogtico. 14
Augusto Pugin y John Ruskin se vinculan con esta corriente. El primero se incorpora a movimientos
eclesisticos ingleses y su inters fundamental era de orden moral, considerando totalmente apropiados
los edificios religiosos y de vivienda de la poca del gtico ingls y absurdo que se fuera a buscar
modelos en la arquitectura clsica. En 1836 publica Contrasts donde critica el clasicismo propugnado
por la Academia, as como la proliferacin de objetos que son copias comerciales y de mal gusto
basadas en el estilo gtico o en cualquier otro producidos por la mquina, de lo que se deriva una de las
causas de su ataque a la industria. Por su parte, Ruskin planteaba que la funcin del arte tena tres
objetivos esenciales: reforzar en los hombres su sentido religioso, perfeccionar su sentido moral y prestar
15
En 1849 publica The Seven lamps of Architecture, donde expone sus ideas sobre
un servicio material.
distintos temas, trascendiendo ms que otros cualesquiera los relacionados con la conservacin de la
arquitectura del pasado generadores de toda una corriente en este campo y el problema de la
verdad y la honestidad. "Tal vez no podamos recomendar una arquitectura buena, bella u original; pero
11
14
15
65
Ruskin, J: Las siete Lmparas de la arquitectura, Imprenta Mercatali, Buenos Aires, 1944, p. 51
Ibid, p. 127.
18
R. Segre y E. Crdenas: Ob. cit., p. 50.
19
Summerson, J.: El lenguaje clsico de la arquitectura, Barcelona, 1978, p. 57.
20
R. Segre y E. Crdenas: Ob. cit., p. 50.
17
66
apartan de los valores de la alta burguesa, al tiempo que temen ser asimilados por el proletariado,
tampoco responden a una posicin nica, pues las ideas de unos buscan acercarse a la de los estratos
dominantes y las de algunos se proyectan hacia el proletariado generalmente con una visin paternalista,
mientras otros como es el caso de Morris van asumiendo una postura de mayor comprensin hacia
los problemas sociales.
Ruskin, Morris y en parte tambin los Socialistas Utpicos percibieron la crisis artstica y ambiental de la
sociedad capitalista y la identifican con la explotacin a la cual es sometido el proletariado industrial. Los
dos primeros consideraban que el arte no deba ser privilegio de una minora, sino que formaba parte de
la herencia y del patrimonio de todos los hombres, y no obstante su orientacin desde una perspectiva
errnea al pretender restituir la artesana y el trabajo manual, definieron con claridad varios de los
aspectos negativos del arte y la arquitectura de la alta burguesa del siglo XIX y abrieron nuevas
21
perspectivas al cuestionamiento general de la cultura acadmica clsica.
Sin embargo, William Morris, quien dej plasmados sus juicios en numerosos artculos y conferencias,
llev a la prctica sus ideas acerca del diseo en la compaa que fund, realizando en este campo
aportes significativos. No solo los derivados de los resultados formales de sus productos, influyentes en
el movimiento ingls Arts and Crafts, en el Art Nouveau y en el diseo moderno, sino adems por sus
conceptos en torno a la arquitectura y su vinculacin con el contexto, las dems escalas del diseo y con
la cultura artstica en general.
Las ideas especficas de Morris de cmo deba ser la arquitectura se plasmaron en la casa roja que
dise junto con Philip Webb basndose en la tradicin de la arquitectura rural inglesa y en el carcter
orgnico de las construcciones medievales. Constituye una ruptura con las concepciones academicistas
de particin del plano, de articulacin espacio-funcional, en cuanto al uso de los materiales y en la
expresin formal, tanto en el tratamiento superficial de las fachadas como en los volmenes. Pero es de
mayor trascendencia su definicin de arquitectura, manejada con frecuencia en el presente siglo, est
ntimamente vinculada con la idea de "...la unin y en la colaboracin de las artes, de manera que cada
cosa se subordine a las restantes y al mismo tiempo se encuentre con ellas en armona. Es una
concepcin amplia, porque abraza la totalidad del ambiente de la vida humana; al apreciar ...la
arquitectura... como representativa del ...conjunto de las modificaciones y de las alteraciones llevadas a
22
cabo sobre la superficie terrestre, basadas en las necesidades humanas..." La diferencia con otras
definiciones citadas es ms que evidente. Es notoria la amplitud de la concepcin morrisiana,
preconizando el concepto moderno de diseo del ambiente, al situar la arquitectura engarzada en su
contexto en relacin con las distintas actividades que contribuyen a la conformacin del ambiente de
vida del hombre. Ella se completa con su proyeccin social. Entre las necesidades bsicas para un
ciudadano, situaba en primer lugar un trabajo decoroso y digno, y en segundo trmino, la existencia de
un ambiente decente; es decir, buenas viviendas, amplio espacio, orden y belleza general. 23
Al percatarse de la imposibilidad de una reforma cultural que cambiara la situacin existente y menos
mejorar las condiciones de vida de los obreros, se dedica a trabajar con el movimiento sindical ingls,
como una alternativa de lucha frente a los problemas existentes. La novela utpica Noticias de ninguna
parte donde acepta el uso de las mquinas para las labores productivas fundamentales, mientras que
el trabajo artesanal queda como un factor de realizacin y satisfaccin del individuo 24 y los escritos de
sus ltimos aos, demuestran sus esperanzas en los cambios sociales como solucin a los problemas de
la cultura y de la sociedad en su conjunto. 25
21
22
Ibid, p. 51.
Morris, W.: "The prospects of architecture in civilization" (1881), en: On art and socialism, Londres, 1947, p. 246.
23
Morris, W.: Escritos sobre arte y sociedad, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988, p. 122.
Morris, W.: Noticias de ninguna parte o una era de reposo, Ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1968.
25
Ver Crdenas, E.: Prlogo a Morris, W.: Ob. cit.
24
67
Para ms detalle en este tema, ver Choay, F.: Ob. cit., Aymonino. C.: Ob. cit.
27
Engels, F.: Contribucin al problema de la vivienda, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1969 (ver en especial el captulo
Las grandes ciudades, pp. 57-117) y Marx, C.: El Capital, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, Tomo I, pp. 601-607.
68
propuestas de los Socialistas Utpicos y de otros reformadores sociales desde el punto de vista social y
de la ideologa poltica, por lo que ellas implicaban para el desarrollo de la conciencia del proletariado en
asumir la solucin de sus problemas. Estas crticas, en ningn caso tienen como propsito enfrentar la
particularidad de la problemtica arquitectnica o urbana, ni de plantear soluciones, lo fundamental para
ellos era mostrar que los problemas de la ciudad tenan como causas la propia estructura
socioeconmica. Sin embargo, repercutirn en formulaciones tericas posteriores, sobre todo en las
elaboraciones de los arquitectos y urbanistas soviticos y de algunos centroeuropeos en la dcada de los
aos veinte del presente siglo, adems de contribuir en la comprensin de los vnculos entre procesos
sociales y urbanos.
Nueva arquitectura y propuestas urbanas
Dos factores esenciales en el proceso de ruptura del academicismo y que ejercern por tanto una
influencia decisiva en el cambio del pensamiento arquitectnico, son la nueva arquitectura realizada con
estructuras metlicas o con hormign y las propuestas urbanas planteadas al finalizar el siglo pasado. El
carcter de ambos fenmenos, inducido por el modo de enfrentar los problemas a los cuales pretenden
dar solucin, revolucionar conceptos establecidos en relacin con la ciudad y la arquitectura.
La posibilidad de entrada de la construccin en los procesos de industrializacin a partir del empleo de
las estructuras metlicas, resulta definitorio en el desarrollo de la arquitectura. Esa posibilidad trae
consigo variaciones en la concepcin de la arquitectura: la relacin con el sitio cambia al ser posible
concebir un sistema de elementos acoplados entre s, los cuales pueden ser producidos fuera del lugar
donde se implantar la construccin, para ser ensamblados con posterioridad. Tal nocin implica una
alta racionalidad en el proceso de diseo y en la organizacin de la ejecucin constructiva para que la
fase de ensamblaje sea eficiente. La arquitectura de hierro y vidrio ser la expresin de una nueva
poca y de las posibilidades abiertas por la Revolucin Industrial y el Palacio de Cristal de Joseph Paxton
para la Exposicin Universal de Londres en 1851 marcar un hito en el desarrollo de la arquitectura:
puede considerarse que los conceptos de continuidad espacial, transparencia, ligereza, relacin entre
interior y exterior, tan caros a la arquitectura contempornea, entran en la historia arquitectnica a partir
de este edificio.
El hecho de que el gusto burgus no considerara vlida esta arquitectura como para incluirla en su
ambiente representativo, trajo como consecuencia el uso de las estructuras metlicas como soporte de
edificaciones que conservaban su "empaque" o "decoro" al ser recubiertas con materiales ptreos y con
la decoracin eclecticista, o que tuviera su desarrollo principal en un repertorio relacionado con las
actividades productivas, invernaderos, estaciones de ferrocarril, o en las exposiciones industriales
universales, tema que abrir las puertas al reconocimiento de este tipo de arquitectura. Aunque el hecho
de que muchas de estas construcciones estuvieran en manos de los ingenieros y su materializacin no
est acompaada de formulaciones tericas dedicadas especficamente a ese tipo de arquitectura,
semejantes a otras tendencias, debe analizarse la influencia de este proceso en la teora de la
arquitectura vinculado al resto del debate producido en la pasada centuria y a los fenmenos ya
sealados de separacin entre arquitecto e ingeniero y de antinomia entre factores tcnicos y estticos.
El manejo de los aportes tcnicos por parte de los ingenieros y despus por los arquitectos va a ir
definiendo jalones significativos. En la primera mitad del siglo ya se haban construido numerosos
puentes as como edificaciones fabriles, almacenes y otras de carcter utilitario y empleado estructuras
metlicas en las cubiertas de varios edificios, pero eran escasos los arquitectos que haban usado el
hierro colado como material estructural, entre ellos John Nash en las ampliaciones de 1818-1821 en el
Palacio de Buckingham y luego en el Pabelln Real. Las formas decoradas de estos edificios
ejemplifican cmo se manejaba el hierro.
Los cambios irn ocurriendo a partir de la influencia de varios factores. Uno de ellos es el paso de la
produccin del hierro colado y forjado a la del acero y el conocimiento de la forma de trabajo de estos
materiales, en particular la investigacin acerca de la flexin, lo cual facilita producir elementos
69
28
Cowan, H. J.: Esquema histrico de las ciencias de la construccin, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1983, p. 40.
Ver Benton, T. y S. Milikin : El movimiento Arts and Crafts, Ed. Adir, Madrid, 1982.
30
Entre esos trabajos pueden considerarse los de Charles Ashbee, Christopher Dresser, Hctor Guimard, Vctor Horta, Charles
Mackintosh, Joseph Olbrich, Charles Voysey, Otto Wagner, entre los ms importantes. En cuanto a los aportes de este perodo ver:
Pevsner, N.: Pioneros del diseo moderno. De William Morris a Walter Gropius, Ed. Infinito, Buenos Aires, 1958.
29
31
Norberg-Schulz, C.: El significado de la arquitectura occidental, Ed. Summa, Buenos Aires, 1979, p. 334.
32
Tschudi Madsen, S.: Art Nouveau, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988, pp. 245-246.
70
Sin dudas, el movimiento de ciudades-jardn fue el de mayor repercusin y Howard, quien escribe
Tomorrow, a paceful path to real reform en 1898 donde describe y argumenta su propuesta, funda una
sociedad y una revista con el fin de crear las bases y movilizar la opinin pblica para la construccin de
ciudades-jardn, recoge una tradicin en este sentido, a la cual aporta una fundamentacin terica que
tiene en cuenta las posibilidades econmicas concretas para su realizacin y aunque piensa en trminos
de ciudad, en la prctica se circunscribe a la escala de unidades barriales con carcter de suburbio.
Segn Benvolo, las ideas de Soria y Mata sobre las ciudades lineales ...deben ser consideradas como
la aportacin ms valiosa y original dentro del urbanismo europeo de su tiempo. 33 Fue un pionero en
plantear un esquema de urbanizacin lineal dirigido a descongestionar la ciudad tradicional, otorgndole
relevancia al tema del transporte moderno. Por su parte, Garnier, ya a inicios de siglo, considera la gran
industria como fundamento de la ciudad. En su proyecto todava se siente el espritu de la utopa, pero
como ninguna otra detalla en la escala arquitectnica y la imagen que brinda respira modernidad. Ser
una imagen que corresponde al siglo XX, dejando atrs los prejuicios acerca de la industria y situndola
en el centro de la ciudad contempornea. La influencia ejercida por estas propuestas en la visin y teora
de la ciudad fue decisiva, extendindose al mbito de la arquitectura y repercutiendo en muchas de las
urbanizaciones que se realizarn en el siglo XX. 34
El cuestionamiento del academicismo en Estados Unidos
Hay tres factores esenciales que intervienen en la teora y prctica arquitectnicas en el contexto
estadounidense: la relacin con la naturaleza en cuanto a condicionamiento ecolgico y conceptual, la
funcin prctica de todo artefacto humano y la asimilacin directa de las innovaciones tecnolgicas. A
partir de ello la aplicacin de los cdigos academicistas en Estados Unidos estuvo permeada por un
sentido pragmtico, debido a la primaca de las estructuras productivas agrcolas y al rpido desarrollo
industrial en la segunda mitad del siglo XIX, lo cual no implica el cuestionamiento radical de los cdigos
europeos, sino que se trata, en algunos casos, de buscar un equilibrio con valores y condicionantes
35
Esto se aprecia con distintos grados en los arquitectos que desde fines del siglo XVIII y
locales.
durante el XIX tendrn una mayor influencia en el pensamiento y la prctica de la arquitectura en ese
pas: Thomas Jefferson, Henry Richardson, Louis Sullivan y Frank Lloyd Wright.
Jefferson, de formacin europea, tendr una ascendiente combinado: por su condicin de estadista y
arquitecto, por sus obras y por las que promueve, algunas de gran trascendencia, como por ejemplo, la
fundacin de Washington segn el trazado de L'Enfant. Encarna en Estados Unidos los ideales
democrticos y el vnculo entre las reglas clsicas y las tecnologas, de acuerdo con la funcin que
aprecia en cada una, implantndolas con un sentido de medida de lo que puede ser apropiado para el
pas. 36 Collins se refiere al criterio emitido por Jefferson en 1876 en cuanto a justificar la copia de
modelos ya aprobados por la opinin general, de modo que estaban fuera de toda crtica. 37
Una alternativa muy posterior diversa a la del puritanismo clasicista jeffersoniano es la de Henry
Richardson, quien, segn Giedion es uno de los primeros americanos de fines del XIX que practic la
arquitectura con sensibilidad, partiendo, como Berlage, de simplificar las formas del romnico y destaca
la importancia de sus casas de fines de los ochenta por su planeamiento abierto, flexible, informal. 38
33
35
36
37
38
Giedion, S.: Space, time and architecture, The Harvard University Press, Cambridge, 1949, p. 247-249.
71
Mientras que J. M. Richards considera que su sinceridad liber a la construccin americana de las
trivialidades de las modas anticuadas. 39 Sin embargo, la arquitectura estadounidense del XIX de
ascendencia academicista se caracteriz por la copia indiscriminada y el mal gusto, a la par que se
extienden las construcciones de hierro con una rapidez mayor que en Europa, aunque tambin era
frecuente en ellas el decorativismo tradicional.
El pragmatismo norteamericano y la ausencia de la tradicin impiden la existencia de un debate
semejante al efectuado en Europa. Rpido crecimiento urbano y estructura urbana que facilita la
especulacin son factores que influirn en la implantacin de la arquitectura en las ciudades de mayor
crecimiento; as se genera una actividad antiarquitectnica que ...se compagina bien con el
individualismo libertario jeffersoniano, segn el cual el sistema funcional debe ser lo menos obstructivo
posible... 40 El resultado es una separacin entre el trazado urbano y la arquitectura, en tanto los
edificios pueden ubicarse en cualquiera de los espacios de la cuadrcula indiferenciada segn los
mecanismos de oferta y demanda, a la vez que se relacionan mediante los mecanismos especulativos y
el crecimiento en altura: a tal trazado, tal arquitectura.
Habra que esperar hasta mediados del XIX para encontrar una propuesta terica de importancia en el
escultor Horacio Greenough, en cuyas ideas con respecto a la arquitectura se dejan traslucir analogas
orgnicas y mecnicas. En 1852 escribe que la bsqueda para alcanzar los grandes principios de la
construccin debe partir de ...observar los esqueletos y la piel de los animales... No existe una arbitraria
ley de proporcin en sus formas. La ley de adaptacin es fundamental de la naturaleza en todas sus
formas. Los elementos adquieren su forma a partir de la funcin... Por belleza yo concibo la promesa de
la funcin. Por accin yo entiendo la presencia de la funcin. Por carcter yo entiendo la memoria de la
41
funcin. Estas formulaciones influirn tanto en Sullivan como en Wright.
Hay juicios contradictorias con respecto a Sullivan, en la misma medida que sus ideas y obras lo fueron.
Para Wright era el verdadero hombre avanzado de la poca, pero las influencias clsicas que recibi en
Europa no lograron ser opacadas por el pragmatismo norteamericano. Formado en el Instituto
Tecnolgico de Masashusets, en la oficina de William le Baron Jenney y en l'cole de Beaux Arts, sus
bsquedas se dirigen a lograr una arquitectura "...cuyas formas surgiran naturalmente de las
necesidades y se expresaran con sinceridad..." lo que se vinculaba con una frmula derivada de "...la
prolongada contemplacin de los seres vivos, ...la de la forma sigue a la funcin, lo cual en la prctica
significara que la arquitectura podra nuevamente convertirse en un arte vivo..." En otro momento
escribe "...disponemos ahora de la generosa libertad del Eclecticismo, de la sonrisa compradora del
42
gusto... pero no tenemos arquitectura. Porque la Arquitectura (...) est muerta. Para revivirla considera
necesario atender las nuevas necesidades y materiales a partir de la funcin que debe tener el
arquitecto, a quien considera "...un producto del organismo social, un producto de nuestra civilizacin. Su
funcin es interpretar o iniciar. Iniciar edificios que correspondan a las verdaderas necesidades del
pueblo. El verdadero arquitecto es primeramente, finalmente y siempre, no un comerciante, no un
fabricante, no un hombre de negocios, ni nada por el estilo, sino un poeta que usa materiales de
construccin en lugar de palabras como medios de expresin." 43 Son planteamientos progresistas que en
el contexto norteamericano no eran aplicables por el predominio de la especulacin.
Con una gran dosis de sensibilidad, logr aportar un nuevo significado con sus edificios altos; asimil la
propuesta estructural de Jenney e intent establecer un equilibrio entre los componentes tcnicos,
39
40
Manieri-Elia, M.: L'architettura del dopoguerra in Usa, Ed. Capelli, Bologna, 1966; cfr. Tafuri, M.: "Para una crtica de la
ideologa arquitectnica", en: Tafuri M., M. Cacciari y F. dal Co: De la vanguardia a la metrpoli: crtica radical de la arquitectura,
Ed. G. Gili, Barcelona, 1972, p. 29.
41
42
43
72
45
73
cuestionamiento desde diferentes ngulos; el pensamiento arquitectnico se dio a la tarea de analizar los
problemas y buscar vas de solucin a las nuevas exigencias.
Las ideas dentro del clasicismo que se vinculan con tendencias racionalistas y progresistas, cuestionaron
la definicin tradicional de arquitectura, aportando un sinnmero de nuevos elementos tericos. Una
lnea importante se desarrolla a partir de la recuperacin medievalista, no por lo que significa en cuanto a
mirar hacia otro sector del pasado, sino porque de ella surgieron indicios capaces de superar su
contenido historicista y con una actitud crtica influir en el desarrollo de la teora de la arquitectura. El
vnculo con la naturaleza y la analoga orgnica que le es inherente hace estallar algunos moldes, para
derivar finalmente en propuestas planimtricas y de articulacin de volmenes que sustituyen las
estructuras encerradas en s mismas y aportar una relacin diferente con el contexto en una concepcin
ms dinmica del espacio. A estos cambios se aade la revolucin en el orden tecnolgico,
condicionadora de un nuevo modo de ver la arquitectura. Racionalidad, transparencia, continuidad
espacial, son conceptos que aparecen ya en el siglo XIX.
En el orden urbano, al desdibujarse los lmites y las relaciones de la ciudad tradicional, se hace
imprescindible pensar en otros trminos: la reflexin en torno a las contradicciones urbanas es
fundamental para comprender algunas peculiaridades esenciales de la pasada centuria. La
transformacin del viejo organismo urbano se produce a partir de mltiples presiones, como un proceso
que parece inevitable, determinando vnculos diferentes entre arquitectura y el tejido en el cual se inserta,
as como una nueva imagen de la ciudad, basada en ideas de reforma social, lo que constituir el
antecedente directo del papel mesinico otorgado a al buen diseo arquitectnico y urbano dentro del
"proyecto moderno".
74
CAPTULO 5
DE LA CONCEPCIN DEL PROYECTO MODERNO A LA DIFUSIN DE LA
ARQUITECTURA MODERNA
La formulacin de las ideas iniciales que sustentan la concepcin del "proyecto
moderno"
Continuidad y cambio con las ideas maduradas a lo largo del siglo XIX se aprecian en
los planteamientos de inicios del XX, y aunque no se articulan como una nueva teora
de la arquitectura claramente formulada, sern fuente esencial de enunciados
posteriores. Son juicios condicionados por las transformaciones econmicos, polticas y
sociales que inauguran la nueva centuria; por la aceleracin del crecimiento industrial y
su presencia en la vida cotidiana; por un ambiente de renovacin que influye en la
prctica de la vanguardia artstica de mostrar sus reflexiones en una sucesin de
manifiestos expresivos de la multiplicidad de un discurso terico creciente y a veces
contradictorio.
En las relaciones entre teora y prctica tambin se aprecia cmo estaban encontrados
los sentimientos en la vuelta del siglo y que Reyner Banham caracteriza as: La actitud
racionalista era tenida en gran estima, pero repudiada en la prctica; la tradicin
acadmica era generalmente vilipendiada, pero los arquitectos jvenes adoptaron
muchas de las ideas corporeizadas en ella." 1
Una muestra de esas posiciones encontradas se manifiesta en la continuidad de la
contraposicin entre artesana y produccin industrial.
La agudizacin de las
contradicciones existentes entre los intereses del gran capital vinculado a la produccin
industrial y las presiones ejercidas por la pequea burguesa dedicada a actividades
artesanales, vena repercutiendo en el campo del diseo, y se haca necesario buscar
alternativas para dar respuesta a los requerimientos de la produccin industrial. Sin
embargo, el Art Nouveau que, como se apunt en el captulo precedente, haba
realizado aportes en cuanto a la renovacin de los cdigos formales, constituy
adems el ltimo intento de salvar el valor del trabajo manual dentro de las nuevas
tcnicas y lograr una imagen coherente del sistema figurativo.
Por ello en su seno hay defensores del trabajo manual como Henry van de Velde,
quien expresa sus dudas acerca de la calidad que pueda alcanzarse con la produccin
industrial. En tal sentido plantea: "Si la industria quiere que continuemos a defender su
tipo de gestin, las mquinas y la fabricacin mecnica, nos debe dar la certidumbre
que no sacrificar la idea de trabajo bien hecho, ni la buena calidad del material, y por
lo tanto, de los valores morales del objeto, para alcanzar una transformacin, que a fin
de cuentas, solo culminara en el provecho econmico de los industriales... con objetos
Banham, R.: Teora y diseo arquitectnico en la primera edad de la mquina, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1971, p. 17.
85
que seran realizados sin ningn escrpulo en la perfeccin material, sin respeto por el
material empleado y sin ninguna alegra en el trabajo. 2
Otro criterio es el de Charles Robert Ashbee, vinculado al Arts and Crafts. l haba
producido objetos artesanales logrando una gran simplicidad en las formas y pensaba
que los artesanos podran aportar diseos para la produccin masiva, pero sin la
presin comercial, en tanto consideraba el artesanado como la industria necesarios
para la comunidad. En 1911 opina: Se piensa a menudo que no puede existir un
producto industrial bello, o que la belleza de un objeto industrial radica en su
conformidad al estndar marcado por una pieza hecha a mano, pero la experiencia no
concuerda con esta suposicin. En la industria mecnica moderna el estndar es
necesario, al igual que la estandarizacin. Asimismo acepta que la ...civilizacin
moderna descansa en la mquina y no puede ser vlido ningn sistema para el
mantenimiento, el estmulo o la enseanza del arte, si no reconoce este hecho. 3 La
simplificacin en los diseos de Ashbee es reflejo de su rechazo a la ornamentacin,
de modo que su prctica facilita formas capaces de ser producidas por la mquina.
El arquitecto austriaco Adolf Loos manifiesta con fuerza ese rechazo en el
cuestionamiento a la arquitectura eclctica, extensivo a la Secesin. Sus formulaciones
se relacionan con un racionalismo exaltado 4 que lo lleva a oponer arte y utilidad,
juzgando esta ltima como objetivo esencial de la arquitectura, lo cual se refleja en el
ascetismo de las fachadas de sus viviendas, mientras que en el interior se produce una
variedad espacial dada por las diferentes alturas de los mbitos, justificadas en una
forma ms concreta y humana de proyectar, definiendo este enfoque como teora del
Raumplan. La crtica al ornamento tiene en l motivaciones culturales vinculadas con
las econmicas, a partir de la importancia que otorga a las construcciones de costo
medio para fbricas, escuelas, hospitales. Escribe Loos: ...lo que constituye la
grandeza de nuestra poca es que es incapaz de realizar un ornamento nuevo. Hemos
vencido al ornamento. Nos hemos dominado hasta el punto de que ya no hay
ornamentos... Dentro de poco las calles de las ciudades brillarn como muros blancos.
(...) Ornamento es fuerza de trabajo desperdiciada y por ello salud desperdiciada. As
fue siempre. Hoy significa, adems, material desperdiciado y ambas cosas significan
capital desperdiciado. 5
Es una preocupacin econmica presente asimismo en las ideas de Herman
Muthesius, fundador del Werkbund Alemn y uno de los primeros en luchar por un
diseo arquitectnico y de los objetos de uso cotidiano acorde con los requerimientos
de la industria, ideas igualmente en consonancia con las propuestas de Tony Garnier
para su ciudad industrial, los proyectos fabriles y el trabajo de diseo de Behrens y de
2
Van de Velde, H.: Cfr. Segre, R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, pp. 61-
62.
3
Ashbee, C. R.: Sholud we stop teaching Art?, Londres, 1911, pp. 2 y 3. Cfr. Benton, T. y S. Milikin: El Movimiento Arts and
Crafts, Ed. Adir, Madrid, 1982, p. 22 y Tshudi Madsen, S.: Art Nouveau, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988, pp. 60-61.
4
Rossi, A.: Introduccin a: Etienne-Louis Boulle: Architettura, Saggio sull'arte, Padua, 1967, p. 7.
Loos, A.: Ornamento y delito y otros escritos, Ed. G. Gili, Barcelona, 1971, p.45.
86
Es un planteamiento presente en Banham, R.: Op. cit.; Colquhoum, A.: Arquitectura moderna y cambio histrico, Ed. G. Gili,
Barcelona, 1978; Jencks, Ch.: Movimientos modernos en arquitectura, Ed. G. Gili, Barcelona, 1977.
8
Segre, R. y E. Crdenas: Ob. cit., p. 64.
87
Ibid, p. 65.
10
Ibid, p. 67.
Le Corbusier: Hacia una arquitectura, Buenos Aires, 1939.
11
88
12
13
Meyer, H.: El arquitecto en la lucha de clases, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1981.
14
15
89
Debe subrayarse que la idea de industrializar los procesos constructivos en los aos
veinte y treinta es sobre todo un propsito a cumplir en correspondencia con las
concepciones econmicas, de lograr soluciones en gran escala en menor tiempo, con
la esttica maquinista, pero en la prctica solo es llevado a cabo en unos pocos
ejemplos, aunque desempea un papel importante en el modo de concebir la
arquitectura. En este sentido afirma Mies en 1924: Nuestros actuales mtodos
constructivos deben ser industrializados. La industrializacin de los procesos de
construccin es una cuestin de materiales... Considero a la industrializacin de la
construccin como la clave del problema actual para los arquitectos y los constructores.
La industrializacin nos permitir resolver fcilmente los dems problemas sociales,
econmicos, tcnicos, y artsticos de la construccin. No se trata del mejoramiento de
los actuales sistemas constructivos, sino de la transformacin completa del arte de
construir. 16
En consonancia con los propsitos del proyecto moderno se ampla el valor social de
la arquitectura, tanto en los propsitos como en las realizaciones, principalmente en el
tema de la vivienda, desarrollado en mayor escala en los municipios centroeuropeos
con una direccin poltica progresista, a partir del concepto del existenzminimun:
lograr las mejores condiciones ambientales con un mnimo de recursos y con las
dimensiones imprescindibles para cada actividad, lo cual se verifica en las realizaciones
de Meyer, May, Schmidt, Taut y otros. No obstante ello tambin es resultado de la
fundamentacin ideolgica de la arquitectura racionalista, vinculada con la ideologa
de la burguesa reformista que prefera otorgar algunas mejoras al proletariado y evitar
que este tomara el camino de la revolucin. Por otro lado, pronto las codificaciones
modernas son asimiladas por la burguesa en tanto alternativa estilstica, como se
patentiza en las viviendas de lujo realizadas por Mies o Le Corbusier. Esto conduce a
codificaciones con diferentes grados de significacin en el orden social, problema que
se resuelve con el nivel de diseo y por el tratamiento de los componentes
arquitectnicos.
En general, se puede resumir que las concepciones contenidas en el discurso y la
prctica de los representantes del primer moderno, implican una nueva visin de la
arquitectura y de su repercusin en la ciudad, fundamentada en el valor otorgado a los
aspectos biolgicos antes que sociales en muchos casos de las actividades
humanas, en la racionalidad funcional y tcnica, en una conceptualizacin del espacio
en correspondencia con las determinantes de la vida moderna, en una diferente forma
de actuar del arquitecto, quien debe responder a las necesidades de la poblacin en su
conjunto y cuya formacin tambin vara al deber trabajar con mtodos cientficos de
anlisis y de proyecto que negaban el uso tradicional de las tipologas arquitectnicas
como base para la solucin de los problemas de diseo. Se parta, adems, de un
entendimiento ideal de la sociedad, reflejado en una bsqueda de homogeneidad del
entorno humano, mediante la cual fuera factible mejorar las condiciones de vida de la
sociedad en su conjunto, fundadas en de una racionalidad en el empleo de los recursos
econmicos y tcnicos.
16
Mies van der Rohe, L.: Cfr. Segre, R.: Ob. cit., p. 69.
90
Los factores histricos que hicieron posible estas concepciones cambiaron con la
asuncin del poder poltico por los sectores ms reaccionarios en Europa. Pero la
influencia de tales principios define no obstante las crticas y negaciones
posteriores aspectos sustanciales de la arquitectura an hasta la actualidad: un
problema cardinal lo constituye la persistencia de las codificaciones inauguradas por las
tendencias racionalistas del Movimiento Moderno, desprovistas de su fundamentacin,
lo que las convierte definitivamente en un estilo y, una vez confinadas a sus rasgos
estilsticos, inevitablemente sufriran una transformacin. De todos modos, el resultado
fue un modo renovado de hacer arquitectura que rompi con la mayora de los moldes
academicistas.
Los fundamentos de la arquitectura de la Revolucin de Octubre
En la Rusia zarista, despus de 1905 se haban originado movimientos artsticos que
daban un vuelco al arte tradicional. Influidos por la vanguardia europea, se vinculan
con el futurismo y las tendencias abstraccionistas. Las ideas y propuestas formales de
los hermanos Gavo y Pevsner, de Malevicht, Maiakovskyi, Stepanova, Larionov, Tatlin,
Rodchenko y otros, quienes participaron en corrientes como el realismo, suprematismo,
rayonismo, cubofuturismo, productivismo, etctera; se incorporan al inicio del proceso
revolucionario, en funcin de la aspiracin de Lenin de convertir al arte en un medio de
agitacin poltica.
Naum Gavo y Antoine Pevsner firman en 1920 el Manifiesto del realismo, una de las
tendencias constructivistas. Su renuncia al pasado va unido a una actitud hacia el
porvenir que parece de naturaleza nihilista:
Quien se ocupa hoy del maana est ocupado en no hacer nada.
Y quien maana no nos dar nada de lo que ha hecho hoy no es til de manera alguna
para el provenir.
El hoy pertenece al hecho.
Lo tendremos en cuenta tambin maana.
Dejamos atrs el pasado como una carroa.
Dejemos el porvenir a los profetas.
Para nosotros tenemos el presente. 17
La posicin de los productivistas difiere de la anterior por su actitud poltica ms
definida, comprometida totalmente con los ideales de la Revolucin de Octubre. En el
manifiesto de este grupo, firmado por Alexander Rodchenko y Brbara Stepanova,
plantean: La tarea del grupo productivista es la expresin comunista del trabajo
constructivo materialista. El grupo se ocupa de la solucin de este problema,
apoyndose en hiptesis cientficas y subrayando la necesidad de sintetizar el aspecto
ideolgico y el formal, de modo de orientar el trabajo experimental en el sentido de la
actividad prctica. Y agregan: El nico concepto fundamental es el comunismo
cientfico, basado en la teora del materialismo histrico. 18
17
Cfr. Micheli, M. de: Las vanguardias artsticas del siglo XX, Ed. UNEAC, La Habana, 1967, pp. 453.
18
Ibid, p. 454.
91
Con independencia de los criterios divergentes y del posterior abandono del pas por
algunos de esos artistas, el valor de esta vanguardia estuvo en la bsqueda de un arte
que expresara las nuevas contingencias histricas y representara al proletariado, lo
cual se manifiesta igualmente en la arquitectura, tanto en la contraposicin a la
enseanza acadmica (en 1920 se funda el Vchutemas), en las relaciones que se
plantean entre las escalas del diseo y con el arte, como en la formulacin de principios
tericos y realizaciones que, si bien se emparentan con las europeas, en muchos casos
asumen un carcter indito.
Los principios de la nueva arquitectura se basan en la respuesta a las necesidades de
la poblacin en funcin de un nuevo modo de vida, que el ambiente construido deba
propiciar mediante la elaboracin de formas significativas acordes con los nuevos
valores de la sociedad y los vnculos entre las formas de la arquitectura y los
determinantes cientfico-tcnicos derivados del desarrollo industrial. Las polmicas
entre arquitectos y organizaciones como la ASNOVA (Asociacin de Nuevos
Arquitectos) o la OSA (Asociacin de Arquitectos Contemporneos) despus SASS
(Seccin de Arquitectos de la Construccin Socialista) son provocadas por las
diferentes posiciones acerca de cmo concretar esos principios. Las condiciones
econmicas y sociales en las cuales ocurren las propuestas no permitieron llevarlas de
inmediato a la prctica y arquitectos como Ladovsky, Melnikov, El Lissitzky, Leonidov,
Dokouchaviev y otros, se dedican a la experimentacin, proponiendo nuevas formas
que fueran expresivas de los conceptos elaborados. Sin dudas, uno de los aspectos
esenciales que caracteriza a esta arquitectura se relaciona con el valor otorgado a la
formacin de un nuevo modo de vida y dentro de l, a las actividades colectivas; de ah
la importancia del tema de la vivienda colectiva: la casa comuna, del club obrero, y de
los combinados agro-industriales y de las urbanizaciones generadas por su
implantacin en el territorio. Las formulaciones son claras en este sentido: "Nosotros
declaramos que en la poca de la construccin del socialismo el papel del arquitecto
es, sobre todo, inventar nuevos tipos de arquitectura, nuevos condensadores de la vida
social." 19
Un de los aportes significativos en el campo terico es el debido a El Lissitzky, quien
contribuye a la difusin del constructivismo fuera de Rusia y tiene una destacada labor
en el campo de la enseanza. Enuncia el concepto de proun para definir el mundo
objetual que debe caracterizar el nuevo ambiente. Proun es la ...etapa en el camino
del desarrollo de la nueva facultad creadora, plantado en el suelo abonado por el
cadver de la pintura y sus artistas, construye el espacio, precisa las relaciones
dimensionales entre las partes, en la creacin de objetos. (...) Proun es una formacin
creativa, es el dominio del espacio, por medio de la construccin econmica con
materiales revalorados. 20
En la declaracin programtica de la ASNOVA se plantea: La arquitectura de la poca
de la dictadura del proletariado debe ser un factor poderoso en el desarrollo
econmico-productivo e ideolgico-cultural en la construccin del socialismo (...)
conjuntamente con otros factores socioeconmicos, debe incidir en una ms amplia
19
Cfr. De Feo, V.: La arquitectura en la URSS: 1917-1937, Ed. Indtituto Cubano del Libro, La Habana, 1968.
20
Lissitzki, E. M.: La reconstruccin de la arquitectura en la URSS, Ed. G. Gili, Barcelona, 1968, p. 126.
92
22
Ver: Ceccarelli, P.: La construccin de la ciudad sovitica, Ed. G. Gili, Barcelona, 19, pp. -
93
integrador de las artes, aunque desde una perspectiva diferente: El fin de toda
actividad creadora es la construccin. (...) Arquitectos, pintores, escultores, tienen que
volver a reconocer las mltiples articulaciones de la construccin como un todo, y en
cada una de sus partes; en este punto solo sus obras se realimentarn del espritu
arquitectnico que haban perdido en la poca del arte de saln. (...) Nosotros juntos
tenemos que desear, pensar y crear la nueva construccin del futuro, que ser una en
su estructura: arquitectura, escultura y pintura, creadas por millares de artesanos,
ascendern hacia el cielo como smbolo cristalino de una nueva e inminente fe. 23
Esa relacin entre oficios y artes se manifestaba en el programa de la Escuela, en la
cual el alumno reciba un curso preliminar; participaba en un grupo de laboratorios para
el trabajo en distintos tipos de materiales en la conformacin de diversos objetos,
mobiliario, grfica; y por ltimo la arquitectura. El propsito de sintetizar todos estos
conocimientos en la enseanza se trat de lograr con la participacin de arquitectos,
artesanos y artistas, predominando estos ltimos en la composicin del cuerpo docente
de la primera etapa (haba 2 arquitectos y 7 artistas) y en la propia orientacin de la
enseanza. El acercamiento de la escuela a requerimientos productivos reales, al
diseo de objetos para la industria y a una concepcin racional de la arquitectura tiene
lugar a partir de la influencia de los cambios que en tal sentido se estaban produciendo
a travs de los contactos con otros arquitectos y tendencias, as como por la presencia
en el claustro de individuos vinculados a tales orientaciones (como los constructivistas
rusos y los neoplasticistas) y de egresados de la propia escuela, con una visin ms
integral de los problemas a enfrentar por el diseo del momento y su enseanza.
Toms Maldonado considera la contribucin ms signficativa del Bauhaus en trminos
de didctica, representada en su curso preparatorio antes que en la totalidad de su
programa, refirindose al curso preparado por Albers (egresado del Bauhaus) y no al
de la primera etapa, impartido por Item. Para Maldonado, ...en la didctica del
Bauhaus, Albers haba sumido la tarea quizs ms ardua, brillantemente realizada
despus, de transformar las diversas componentes, y a veces contradictorias (el
activismo pedaggico, el expresionismo mstico y el rido constructivismo) en un
material de enseanza sistemtico, coherente y operable. 24 Es indudable el valor de
esta contribucin y su repercusin hasta hoy da en la enseanza posterior de la
arquitectura y del diseo en general. Sin embargo, le resta importancia a otros
aspectos: el carcter de laboratorio est en la base de la enseanza; el sentido de
experimentacin, de una mayor visin social, tcnica y cientfica de los problemas de
arquitectura; los vnculos entre teora y prctica, entre cultura, arte y produccin; las
relaciones entre profesores y alumnos, el trabajo de equipo, son factores todos que
definen un nuevo tipo de enseanza.
Entre las crticas que enfrenta Gropius est la de haber creado un estilo Bauhaus. En
La nueva arquitectura y la Bauhaus defiende que esta fue la primera institucin en la
23
Programa de la Staaliche Bauhaus de Weimar, Weimar, abril de 1919. Cfr. AAVV. La Bauhaus, Ed. Alberto Corazn, Madrid,
1971, pp. 191-192.
24
Maldonado, T.: "Otra vez el Bauhaus", en su: Vanguardia y racionalidad, Ed. G. Gili, Barcelona, 1977 pp. 150 y 154.
94
Gropius, W.: La nueva arquitectura y la Bauhaus. Este es una revisin y ampliacin de Idee und Aufbau des Staatlichen
Bauhauses, Weimar, 1923; publicado en Inglaterra en 1935.
26
Meyer, H.: "Mi dimisin del Bauhaus. Carta abierta al Burgomaestre Hesse, Dessau", en: El arquitecto..., p. 50.
27
Meyer, H.: "Bauhaus Dessau 1927-1930. Experiencias sobre la enseanza politcnica", en Ob. cit.,, p. 165.
28
Gropius, W.: Carta a T. Maldonado, octubre de 1963. Cfr. Maldonado, T.: Ob. cit., p. 156.
95
Bojko, S.: "El Vchutemas: Originalidad y conexiones de una experiencia didctica en la URSS", en: La Bauhaus, Ob. cit., p.80.
30
Quilici, V.: L'Architettura del construttivismo, Ed. Laterza, Bari, 1969, p. 81.
31
32
96
ya ha dimitido, se realiza una exposicin del Bauhaus en Mosc. A partir de los aos
treinta el Vcutemas se desintegra en las diferentes escuelas, perdindose el estrecho
grado de vinculacin alcanzado entre las distintas escalas del diseo. Por las
condiciones materiales en las cuales se desarrolla esta experiencia, sus realizaciones
materiales concretas son limitadas y adems sus propuestas son prcticamente
desconocidas en relacin con la divulgacin alcanzada por las del Bauhaus. Pero en
sus formulaciones tericas, experiencias pedaggicas y vnculos con objetivos sociales
a los que aspiraba la sociedad en la cual se inscribi, representa una visin que supera
en varios aspectos la del Bauhaus y que puede considerarse en ciertos sentidos
realmente contemporneos.
97
34
Kirchner, E. L.: "Crnica de la Unin Artstica El Puente", en Micheli, M.; Ob. cit., p. 327.
35
36
98
Gregotti, V.: "Expresionismo", en Lampugnani V. M. (ed.): Enciclopedia de la arquitectura del siglo XX, Ed. G. Gili, Bacelona,
1989, pp. 127-128.
38
Wright, F. Ll.: El futuro de la arquitectura, Ed. Poseidn, Buenos Aires, 1957, pp. 244-245 y 250-252.
99
fundamentalmente en dos contextos diferentes: en la URSS y en los regmenes nazifascistas, con motivaciones distintas, pero con resultado semejante en el orden formalestilstico al recuperar los componentes historicistas. Aunque la prevalencia de las
codificaciones academicistas no se restringe solo a estos mbitos, y ello queda
demostrado en 1927, cuando el jurado del concurso para el Palacio de las Naciones en
Ginebra, distingue trabajos tanto modernos como tradicionalistas, para finalmente
aprobar un proyecto clasicista y monumentalista.
No se trata, sin embargo, de un fenmeno nuevo de ese momento, tanto en el orden
formal como ideolgico. En opinin de Frampton, una de las causas de la persistencia
de elementos de origen clsico es el sentimiento acerca de la imposibilidad de la nueva
arquitectura en gestacin para expresar valores representativos del poder poltico o
estatal. 39 Si adems se tiene en cuenta el proceso de cambio poltico en Europa de
sustitucin de los gobiernos liberales y democrticos por otros reaccionarios,
incentivado por la crisis econmica que tiene su clmax en el "crac" de 1929; resulta
explicable la asuncin de formas tradicionales como representativas de intereses
ideolgicos y polticos estatales.
De las alternativas que contradicen la vanguardia, la revalorizacin de las formas
historicistas en la URSS, correspondientes a la expresin del realismo socialista en
arquitectura, resulta interesante desde el punto de vista terico para comprobar las
contradicciones que se producen entre contenido y forma. En el marco de una
situacin sumamemte compleja y como resultado de las polmicas desarrolladas desde
el inicio de la Revolucin de Octubre, de la distancia entre las propuestas de la
vanguardia y las tradiciones culturales diversas del vasto territorio integrado en ese
momento en la URSS, cuando se plantea la necesidad del arte como vehculo de
educacin de las masas, el realismo socialista constituy el medio propuesto para
lograrlo; signific el predominio de corrientes culturales vinculadas al academicismo y a
las diversas tradiciones nacionales frente al constructivismo, que lleg a ser
considerado como extranjerizante. Se manifest segn los argumentos de sus
defensores como una continuidad de los preceptos marxistas y de solucin a los
problemas de la poblacin, mientras que la fundamentacin del uso de las formas
decorativas academicistas y de las diferentes culturas nacionales, se bas en la
universalidad del arte clsico.
La defensa de esta arquitectura se aprecia desde las declaraciones iniciales de la
VOPRA (Asociacin de Arquitectos Proletarios de toda Rusia), la cual reprocha a los
constructivistas la negativa a considerar la arquitectura como arte. En la declaracin
fundacional de 1929 se plantea: Nosotros renegamos del constructivismo de nuestros
das, que ignora el contenido artstico y los medios de influencia artstica. Repudiamos
el constructivismo con sus invenciones abstractas, su ciega imitacin y su querer
transferir en forma mecnica en nuestro suelo la tcnica occidental... 40 En oposicin
al constructivismo se propondr el clasicismo de izquierda como el nico y autntico
39
Frampton, K.: Historia crtica de la arquitectura moderna, Ed. G. Gili, Mxico, 1983, p. 214.
40
Declaracin de la VOPRA. Cfr. Segre, R.: Historia de la arquitectura y el urbanismo modernos. Capitalismo y Socialismo, Ed.
Pueblo y Educacin, La Habana, 1988, p. 459.
100
42
Quilici, V.: Ciudad rusa y ciudad sovitica, Ed. G. Gili, Barcelona, 1978, p. 264. Ver el anlisis del proceso citado en pp. 241-
272.
43
44
Frampton, K.: Ob. cit., usa el trmino de nueva tradicin para calificar la revalorizacin estilizada de las formas historicistas,
trmino acuado por Henry-Russell Hitchcook en 1929. Ver p. 212.
101
Ver: Smihsson, P. y A.: Urban structuring, Studio Vista, Londres, 1967 y Manual del Team X, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires,
1966.
102
47
103
49
50
51
Zevi, B.: Architectura in nuce: Una definicin de arquitectura, Ed. Aguilar, Madrid, 1969.
52
53
Benvolo, L.: Historia de la arquitectura moderna, Tomo 1, Instituto del Libro, La Habana, 1968, p. 8.
104
105
CAPTULO 6
CONTRADICCIONES ACTUALES EN EL DISCURSO TERICO
DE LA ARQUITECTURA
Smithson, P. y A. Smithson: Manual del Team X, Nueva Visin, Buenos Aires, 1966.
Segre, R.: Arquitectura y urbanismo modernos. Capitalismo y socialismo, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988, p. 268.
112
Jacobs, J.: Muerte y vida de las grandes ciudades, Ed. Pennsula, Madrid, 1967.
Banham, R.: El brutalismo en arquitectura: tica o esttica, Ed. G. Gili, Barcelona, 1967.
Norberg-Schulz, C.: El significado de la arquitectura occidental, Ed. Summa, Buenos Aires, 1979, pp. 414 y 397.
113
114
produjera una sociedad sin clases a partir del trabajo altamente automatizado, en fin, la
fe ciega en las bondades de la tecnologa.
La aplicacin de la semiologa a la arquitectura tambin se apoya de algn modo en la
teora de sistemas y en los procesos metodolgicos para el diseo, pero centrando su
discurso en los factores de significacin de la arquitectura y con su base en los estudios
de semitica. La consideracin de la arquitectura como un texto que puede "leerse",
como un signo, a partir de desmembrarlo en sus componentes significativos mnimos
para despus llegar a su significado final, tambin basa su instrumental en el
estructuralismo, en la sicologa de la percepcin, en la teora de la gestalt, y en algunos
casos, en la sociologa. La presencia de analogas simblicas en la arquitectura
brutalista, la primaca a los valores simblico-expresivos, se concatenan con las
propuestas de los semiologistas y con la puesta en prctica nuevamente del uso de las
tipologas como base del proceso de diseo. Es la posicin de Gillo Dorfles, Umberto
Eco, Oriol Bohigas, Juan Pablo Bonta y muchos ms.
Desde este punto de vista, se puede considerar el criterio de Dorfles, quien plantea que
en la arquitectura se ha desarrollado la "analoga isomrfica", definida por l, en tanto a
"...ciertas formas arquitectnicas que asumen la condicin de esquemas tipolgicos,
corresponden determinados significados." 9 Coulquhoun opina al contrario del criterio
de Maldonado antes referido que en el proceso de diseo, particularmente en el
proceso de anlisis a la sntesis, en el "salto", siempre hay una fase de seleccin donde
se hace necesario trabajar con formas tipolgicas conocidas. 10
De estas concepciones, de la evolucin de la prioridad otorgada a los factores
simblico-expresivos, de los intentos para lograr una singularidad en la expresin
formal, de la bsqueda de una arquitectura ms relacionada con el lugar: el concepto de
volver a alcanzar el genius loci; 11 se llega a varios de los argumentos sustentadores del
posmodernismo. En este camino se aprecian como capitales dos libros publicados en
1966: El primero, Complejidad y contradiccin en la arquitectura, de Robert Venturi,
considerado como un texto que ha tenido para la arquitectura actual la misma
repercusin de Hacia una arquitectura de Le Corbusier en su poca; 12 y el otro, La
arquitectura de la ciudad, de Aldo Rossi, cuyas formulaciones y enfoque general
tambin pueden considerarse antecedentes tericos del posmodernismo, al destacar
la importancia de los tipos histricos en la estructuracin morfolgica de la ciudad, as
como de ciertas analogas que pudieran ser trascendentes en el tiempo. 13
Dorfles, G.: "Estructuralismo y semiologa en arquitectura", en Jencks, Ch. et al.: El significado de la arquitectura, Ed. G. Gili,
Barcelona, 1975, p. 37.
10
Colquhoun, A.: Arquitectura moderna y cambio histrico, Ed. G. Gili, Barcelona, 1978, p. 69.
11
Ver por ejemplo a Norberg-Shulz, C.: Intenciones en arquitectura, Barcelona, 1967 y Lynch, K.: De que tiempo es este lugar?,
Ed. G. Gili, Barcelona, 1975.
12
Scully, V.: En Prlogo a Venturi, R.: Complejidad y contradiccin en la arquitectura, Ed. G. Gili, Barcelona, 1974.
13
115
Segre, R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, p. 80.
15
Ver: Banham, R.: Teora y diseo en la primera edad de la mquina, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1965 (primera edicin en
ingls por The Architectural Press, Londres, 1960) y Colquhoun,
A.: Arquitectura moderna y cambio histrico, Ob. cit.
16
Jencks, Ch.: Movimientos modernos en arquitectura, Ed. Hermann Blume, Madrid, 1982 (primera edicin en 1973).
116
18
19
Portoghesi, P.: Despus de la arquitectura moderna, Ed. G. Gili, Barcelona, 1984, pp. 29-30.
Jencks, Ch.: EL lenguaje de la arquitectura posmoderna, Ed. G. Gili, Mxico, 1981, p. 10.
Rella, F.: Cfr. Casullo, N.: El debate modernidad-posmodernidad, Buenos Aires, 1989, p. 255. (El subrayado es de ka autora,)
20
Zevi, B.: "El grado cero de la escritura arquitectnica: Espejismo o desafo?", en: La crtica en Varsovia, Ed. ambiente, La Plata,
1981, pp. 6 y 7.
117
22
23
Maldonado, Toms. "El Movimiento Moderno y la cuestin post", Trama No. 48, Buenos Aires, octubre de 1984, p. 38.
Maldonado, Toms. "El Movimiento Moderno y la cuestin post", Trama No. 48, Buenos Aires, octubre de 1984, p. 38.
24
Habermas, J.: "La Modernidad: un proyecto incompleto", en: Lyotard, J. F.: La posmodernidad Ed. Gedisa, Barcelona, 1984, pp.
10-11.
118
entre una nueva potica formal y un nuevo programa funcional como solucin a esa
nueva construccin de la modernidad en la arquitectura. As dice: Solamente ser
posible aprender algo de todas estas oposiciones si tenemos presente una cosa: que en
un cierto y afortunado momento de la arquitectura moderna, la identidad esttica del
constructivismo se encontr con el espritu prctico y el funcionalismo estricto y se
unieron de manera informal. 25
A diferencia de Habermas, Lyotard si impugna la posibilidad de extensin del
Movimiento Moderno en una nueva sntesis capaz de asimilar las problemticas ms
recientes. Para l, la condicin posmoderna se caracteriza por la incredulidad en las
explicaciones basadas en un gran sistema totalizador. Segn Lyotard, la ...declinacin
del proyecto moderno no es sin embargo decadencia. Est acompaada por el
desarrrollo casi exponencial de la tecnociencia..., caracterizada en la actualidad por
..tres hechos notables: la fusin de las tcnicas y de las ciencias en un enorme aparato
tecnocientfico; la revisin en todas las ciencias no solo de las hiptesis, incluso de los
paradigmas, sino tambin de los modos de razonamiento, de lgicas consideradas
como naturales e imprescriptibles (...) y, por ltimo, la transformacin cualitativa
aportada por las nuevas tecnologas: las mquinas de la ltima generacin... A partir
de estos criterios el autor citado se refiere a la distancia entre ese desarrollo y su
alcance filosfico en cuanto a capacidad de influir en el orden de la receptividad y del
gusto.
El resultado de su anlisis deriva en relevar la complejidad del presente siglo en todos
los mbitos, encontrando como nica alternativa ...hacer que la humanidad est en
condiciones de adaptarse a unos medios de sentir, de comprender, y de hacer muy
complejos, que exceden lo que ella reclama. Esta tarea implica como mnimo la
resistencia al simplismo, a los slogans simplificadores, a los reclamos de claridad y de
facilidad, a los deseos de restaurar valores seguros. La simplificacin se nos aparece
ya como brbara, como reactiva... Por todas estas razones, Lyotard considera como el
papel viable de la arquitectura actual realizar pequeas modificaciones dentro del
espacio heredado de la modernidad y no un proyecto abarcador para reconstruir
globalmente el hbitat humano. 26
Yez en Tipo y lugar escribe: Gran parte del cuerpo terico de la arquitectura
pluralista actual se ha desarrollado en torno a los conceptos de tipo y lugar..., y
considera una frase de Kahn sugerente al respecto: un mundo dentro de otro mundo.
La arquitectura concreta se formaliza y se significa despus de una doble dialctica: la
dialctica de las tipologas y la dialctica entre tipologa y lugar. La primera tiene un
fuerte dilogo con la historia (pero historia entendida hasta el pasado ms inmediato), y
la segunda, adems, lo tiene con la Naturaleza. Esta dialctica entre tipologa y lugar
genera la arquitectura y es donde alcanza su sentido la frase antes citada de Kahn. Dos
mundos, la arquitectura y el lugar, que se significan mutuamente. La arquitectura como
25
26
Habermas, J.: "Arquitectura moderna y posmoderna" Revista de Occidente, noviembre de 1984, pp. 20-21.
Lyotard, J. F.: Ob. cit., pp. 18-19.
119
Yez, G.: Ob. cit., p. 55 y ver Norberg-Schulz, C.: El significado de la arquitectura ocidental, Ob. cit. y Norberg-Schulz, C. y J.
G. Digerud: Louis Kahn, idea e imagen, Ed. Xarait, Madrid, 1981.
28
Linazsoro, J.: Permanencias y arquitectuta urbana, Ed. G. Gili, Barcelona, 1978; y Muntaola, J.: La arquitectura como lugar,
Ed. G. Gili, Barcelona, 1984.
29
Coulquhoun, A.: El concepto de regionalismo", Arquitectura No. 291, Colegio de Arquitectos de Madrid, Madrid, marzo de 1992,
pp. 10-11.
30
Tzonis, A. y L. Lefaivre: "El regionalismo crtico y la arquitectura espaola actual", A & V. Monografas de Arquitectura y
Vivienda, No. 3, Madrid, 1985, pp. 4-5.
31
Ingersoll, R.: "Una biblioteca lunar", Arquitectura Viva, No. 18, mayo-junio de 1991, Madrid, p. 5.
120
Frampton, Kenneth.: "Towards a Critical Regionalism: Six points for an Architecture of Resistance", en: Foster, Hal: The AntiAesthetic. Essays on Posmodern Culture, New York, 1990, pp. 16-30.
33
34
Ibid.
Frampton, Kenneth: "Luogo, forma, identit culturale" Domus, junio 1986, p. 31.
121
Johnson, P. y M. Wigley: Deconstructivism Arqchitecture. MOMA New York, Nueva York, Museo de Arte Moderno, 1988.
122
ms fuerza en los follies de Bernard Tshumi en la Villete, en los dibujos de Zaha Hadid,
o en las descomposiciones de Gehry.
Mc Lead sintetiza como rasgos del deconstructivismo el rechazo al historicismo, al
contextualismo complaciente, al carcter conciliatorio y de ausencia de enfrentamiento
al presente caractersticos del posmodernismo; mientras que sus objetivos son la
fragmentacin, la dispersin, la descentralizacin, la esquizofrenia y la perturbacin.3636
El resultado formal de este tipo de arquitectura desconcertante es parte de una especie
de bsqueda de ciegos y su fundamentacin terica es bastante dbil, pues los
confusos criterios de Derrida lo son an ms cuando los lleva al campo de la
arquitectura. Al tomar en prstamo ...el rtulo de la deconstruccin a la filosofa y la
crtica literaria... es ...con nimo de entrar en sintona con los minimalismos, neo-geos
y conceptualismos que hoy ocupan el lugar preferente en la escena de la plstica. 37
Sin embargo, en ninguna otra etapa anterior el intento de establecer vnculos entre
arquitectura y artes plsticas haba logrado un resultado tan desconcertante. Tal vez
sea porque la misma plstica se ha contaminado de ese sentido literario,
transgrediendo de modo radical los gneros tradicionales.
Por otra parte, se ha visto en la arquitectura deconstructivista la intencin de rescatar
formas de la modernidad, razn por la cual entra el juego el trmino de
neomodernidad. En 1990 el anual Architecture Forum vers sobre el tema del Nuevo
Modernismo. Charles Jencks, defensor del posmoderno, califica al Nuevo Modernismo
como ...otro club de moda (...) que cruelmente acepta a aquellos arquitectos y artistas
que no estn consagrados. Con su habitual irona, este autor escribe que cuando se
plantean varias ideas sobre este movimiento alrededor de los finales de los ochenta por
Douglas Davis, Ada L. Huxtable y otros ...algunos ardorosos jvenes sintieron el deber
de revivir la utopa, la vanguardia radical, una nueva causa socialista en la cual
pudieran fijar su bandera..., mientras ...algunos viejos arquitectos desearon que la
supervivencia del Tardo Modernismo pudiera milagrosamente tornarlos jvenes; y
algunos de edad mediana (...) desearon estar a la moda con el Neo Mod. Ms
adelante plantea que lo realizado dentro de este movimiento ...no es otra cosa que
paredes blancas, interiores minimalistas o el uso del vitral perforado (...) digno, asctico,
pero un sobreviviente, no es algo nuevo-nuevo." 38
Considera que para la existencia de un movimiento Neomoderno, debiera cumplirse al
menos con cuatro aspectos: Dar respuesta a las crticas del posmodernismo en cuanto
a la abstraccin, falta de escala y ornamento, su anti-urbanismo, etctera; debe ser un
consciente revival de ciertas ideas y motivos con un nuevo propsito y no un
superviviente; ha de tener una nueva filosofa y una relativa nueva esttica. Partiendo
de estos criterios, afirma que los trabajos de Richard Rogers, Norman Foster, Richard
Meier y otros, son tardo modernos antes que neomodernos, en tanto continuadores
36
Mc. Lead, M.: "Del posmoderno a la deconstruccin", Arquitectura Viva No. 8, Madrid, Octubre de 1989, pp. 7-19.
37
Fernndez-Galiano, L.: "Deconstruccin en el MOMA. De la repostera a la papiroflexia", Arquitectura Viva No. 1, Madrid, Junio
de 1989, p. 5.
38
Jencks, Ch.: "What is New Modernism? The Annual Architecture Forum, Nueva York, 1990, pp. 33-34.
123
39
40
Ibid, p. 35.
Ibid, p. 36.
124
Maldonado, T.: "Es la arquitectura un texto?", Revista de la Sociedad Central de Arquitectos No. 156, Buenos Aires, enerofebrero de 1992, pp. 130-136.
42
Portoghesi, P.: Ob. cit., p. 34.
125
Swiczinsky (Viena, Los Angeles), el do que conforman Carl Pruscha y Peter Noever
(Viena), Steven Holl (Nueva York), Zaha Hadid (Londres), Thom Mayne (Los Angeles),
Eric Owen Moss (Los Angeles), Carme Pins (Barcelona) y Lebbeus Woods (Nueva
York). Sus posiciones son diversas, pero tambin las obras construidas por ellos
difieren en ocasiones de las realizadas para exponer y de su discurso terico.
Estos arquitectos se reunieron por primera vez en 1992, en Viena, a invitacin del MAK
- Museo Austriaco de Artes Aplicadas. El resultado de los debates efectuados en esa
ocasin se publicaron con el ttulo El final de la arquitectura?, en el cual se recopilaron
textos y trabajos de los participantes en la "Conferencia de Viena", adems de contar
con una presentacin de Frank Gehry, quien declara sentirse fascinado por el ttulo,
pues sugiere ...que la arquitectura puede decidir cuando hay un comienzo y cuando es
un final. 43 Entre los objetivos de esa publicacin est el de ...dar una idea de los
enfoques y mtodos de trabajo de estos arquitectos que representan un nuevo
espritu... 44 Ellos declaran: En una poca que parece determinada por un general
agotamiento y ausencia de conceptos de conferir a la arquitectura una nueva
importancia y una relevancia social; corroboran que hoy como ayer, y precisamente
hoy, hay que seguir trabajando en comn en el desarrollo de conceptos arquitectnicos,
en una arquitectura que comprenda complejidad, sensibilidad y dinmica; una
arquitectura para los hombres ... que resista a definiciones comerciales ... que pueda
hacer frente a las nuevas tareas y a las antiguas ... una arquitectura de la vida cotidiana
que abarque el derecho a la universalidad y a la actualidad, una arquitectura como
Sin dudas, estas
metfora universal que ane espacio, tiempo y cuerpo. 45
declaraciones estn en consonancia con las preguntas que animaron el dilogo de
Viena: Cul es el papel de la arquitectura contempornea en nuestra cada vez ms
compleja sociedad?, Cul es la relacin que debe tener con la historia, con la
tradicin?, Qu programas arquitectnicos o conceptos urbanos pueden enfrentar las
demandas de nuestra poca? 46
Pero en verdad, es difcil apreciar en las prefiguraciones de este grupo esa arquitectura
para los hombres, aunque deben reconocerse algunas realizaciones interesantes,
mucho ms vinculadas a la vida real, las cuales vienen a reiterar esa distancia entre
una arquitectura imaginada, capaz de insertarse en las muestras de la plstica actual y
aquella condicionada por la realidad.
Si hubiera que clasificar la tendencia
arquitectnica predodominante en el conjunto de trabajos expuestos por este grupo
algunos de cuyos integrantes participaron en la exposicin de Arquitectura
Deconstructivista en el MOMA, ciertamente podra otorgrsele el ttulo de
deconstructivista. Las formas desplazadas, fragmentadas, estallantes, superpuestas,
interruptas por otras; el espacio, parece escaparse, se torna confuso, a veces por
indefinido o por que se ha tratado de delimitar con un exceso de elementos formales.
Esa dicotoma entre prefiguracin y realidad, la ausencia de vnculos coherentes con las
43
44
45
46
Gehry, F.: Prefacio a Noever, P. (ed): The End of Architecture? Ed. Prestel, Munich/Nueva York, 1993, p. 11.
Manifestos, Catlogo de la Exposicin Internacional de Arquitectura Contempornea, La Habana, enero de 1995, p. 1.
Ibidem.
Noever, P.: Ob. cit., palabras de contracubierta.
126
Noever, P. (de.): The Havana Project. Architecture again, Ed. Prestel, Munich-New York, 1995.
Fernndez Alba, A.: "La arquitectura humillada", en La metrpoli vaca, Ed. Anthropos, Barcelona, 1990, pags. 29 y 31.
Jungk, R.: "Poltica y tecnocracia", en AAVV: Socialismo y medio ambiente, Ed. G. Gili, Barcelona, 1976, p. 9.
127
50
Ver en este sentido los criterios emitidos por Castro, F.: Comparecencia en la Cumbre Mundial del Medio Ambiente efectuada
en Ro de Janeiro, 1995.
51
AAVV: Libro verde sobre el medio ambiente urbano, Comisin de las Comunidades Europeas, Bruselas, 1990.
128
Lpez, E.: "En Cuba, el VI IKAS", Arquitectura y Urbanismo No. 2, La Habana, 1988, p. 62.
129
53
Boletines de los Grupos del DOCOMOMO de Qubec, Italia y Bratislava, 1995 y 1996.
130
CAPITULO 7
EL DEBATE SOBRE LA IDENTIDAD DE LA ARQUITECTURA EN AMERICA LATINA
la necesidad de calificar arquitecturas que no encajaban totalmente en la lnea evolutiva de las corrientes
o modas internacionales.
Los anlisis que vienen realizndose desde hace ya cerca de tres dcadas, encaminados a profundizar
en la arquitectura y la ciudad latinoamericanas con una ptica propia, impelen a la bsqueda de
categoras crticas ms adecuadas a las caractersticas de la ciudad y la arquitectura nuestras, en
funcin de las contingencias que han condicionado su evolucin. La importancia de este problema
valida enfrentar el examen de las concepciones tericas en torno a la arquitectura desarrolladas en
Amrica Latina a partir de cmo se han manifestado en relacin con los problemas propios de la regin.
El ambiente construido de Amrica Latina es representativo al mismo tiempo de varias culturas, no solo
de las matrices que han formado el mosaico etnocultural latinoamericano, sino adems porque hoy
conviven en espacios donde se interpenetran las poblaciones indgenas que el 11 de julio de 1991
rodearon las pirmides en el territorio mexicano para presenciar all el ltimo eclipse total de sol del siglo
que ya haban previsto sus antepasados; los habitantes negros o mestizos que han trasmitido al resto de
la poblacin sus ritmos de origen africano; las mltiples razas cuyas costumbres, mantenidas o diluidas
en un mestizaje mltiple son parte inconstil de Nuestra Amrica; los campesinos, sosteniendo una
economa agrcola cuyo valor se deprecia por da; o los que sienten como suyos los edificios portadores
de una imagen de alta tecnologa, mimetizada de los centros metropolitanos.
La arquitectura y la ciudad participan de esos extremos entre los cuales se debate la
latinoamericanidad. La valoracin de las diferentes circunstancias histricas que han contribuido a
conformar esos ambientes yuxtapuestos, interpenetrados, contrapuestos o complementados, las formas
de uso por los diferentes sectores de la poblacin, los significados que les asignan, constituyen los
Loomis, J.: "Other Americas, Other Architecture", Design Book Review, No. 32/33, The MIT Press, Cambridge, MA, 1994.
Frampton, K.: "Towards a Critical Regionalism: Six Points for an Architecture of Resistence", en Foster, H. (ed.): The AntiAesthetic: Essays on Post-Modern Culture, New York, 1990, pp. 16-30.
137
conquistadores robaron una pgina a la historia universal...; y es ese sentido de prdida y, a la vez, la
3
138
conciencia de formar parte de un producto nuevo resultado de mltiples confluencias, mas no siempre
expresado a plenitud por la dependencia de valores metropolitanos, lo que incentiva la bsqueda de los
factores contentivos de la identidad, o de la unidad o diversidad de Amrica Latina.
Desde una ptica totalmente hispana o eurocentrista, la opinin de Chueca Goitia es reflejo de
otras:
...las Espaas en su pluralismo, logran reducir a unidad un vasto continente sin contrariar, ni
alterar en la metrpoli su condicin pluralista (...) Sobre el pluralismo que poda ser y que
consideramos todava vlido a efectos peninsulares, se superpuso otra idea de carcter
misional. La proyeccin espaola en Amrica se concibi como una misin... Desde el momento
que era una misin, no podemos olvidar el hecho de su unidad (...) sobre ese vasto continente,
desde California y la Florida hasta la Tierra del Fuego, se levanta el solemne edificio de una
gigantesca unidad por encima y sustentando unas nacionalidades, en general, adventicias, que
tiene ms de aparato administartivo que sustancia propia. Al respirar el clima de Amrica en
puntos tan alejados como la Pampa y el altiplano mexicano, Guatemala o el Paraguay, la
impresin que he sentido, absorbente y arrolladora, ha sido la succin producida por una
incontenible fuerza de unidad. 4
Sobre esto, desde una ptica latinoamericana, pero argumentando igualmente la unidad, haba escrito
Jos Juan Arrom:
Hispanoamrica es, ante todo, una variada geografa en la cual vive y se afana una comunidad
de pueblos de insoslayable unidad cultural. El convencimiento de que formamos una sola
comunidad cultural no es nuevo. Lo tenan los colonizadores, que pasaban de una regin a otra
... sin sentir que trasponan los lmites de lo que se llam... el Nuevo Mundo. Lo tenan los
libertadores que iban como San Martn, de la Argentina a Chile, y de Chile a Per, llamando en
sus proclamas a todos los habitantes mis paisanos; o como Bolvar, cruzando ros y escalando
sierras para libbertar desde Venezuela hasta Bolivia... o como Mart, el ltimo de los libertadores,
para quien del ro Bravo a la Patagonia somos un solo pueblo. 5
Briceo Guerrero es de otra opinin:
Mientras ms se busca unidad, ms se encuentra heterogeneidad. Heterogeneidad que penetra
destructivamente la conciencia de cada hombre, heterogeneidad que se multiplica e intrinca con
4
Chueca Goitia, F.: "Invariantes en la arquitectura hispanoamericana", Boletn del Centro de Investigaciones Histricas y
Estticas No. 7, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, Caracas, abril de 1967, pp. 76-77.
139
encuentro de culturas iniciado hace medio milenio trajo consigo una amalgama de razas y modos de ser,
un proceso de mestizaje an activo, el cual, adems de integrarse a partir de las matrices de las
culturas originarias americanas, de las europeas y africanas, incorporara otras sucesivas culturas e
influencias, encontrando sntesis diversas en las diferentes regiones de Amrica Latina, tras los
complejos
procesos
de
etnognesis,
aculturacin,
transculturacin,
asimilacin,
adaptacin,
reinterpretacin, transformacin y a veces mmesis, de las ms dismiles influencias, a las que siempre
ha permanecido abierta la regin, permeando todos los mbitos.
En palabras de Alejo Carpentier, nuestra cultura es resultado ...del primer encuentro registrado en la
historia entre tres razas que, como tales, no se haban encontrado nunca: la blanca de Europa, la india
de Amrica... y la africana...; una simbiosis monumental de tres razas de una importancia extraordinaria
por su riqueza y su posibilidad de aportaciones culturales y que habra de crear una civilizacin
enteramente original. 7 Esto hace de Amrica un territorio donde lo real maravilloso se convierte en
cotidiano y parece como si ya no asombrara a sus habitantes, inmersos desde siempre en un
sincretismo difcil.
El carcter de la aventura ibrica, sobre todo la hispana, implant una forma de colonialismo, decisivo en
el proceso de mestizaje, al sustentarse en el asentamiento estable de colonos, superando la economa
de factora destinada a extraer materias primas y mano de obra. Este proceso gener modos de vida que
se fueron encaminando, entre otros aspectos, a la bsqueda de condiciones para arraigarse en el
territorio: aparece as el criollo, 8 con intereses que van divergiendo de sus antecesores. Limitada la
pennsula para satisfacer las necesidades de una poblacin creciente, cuyo capital tambin creca, se
recurri al comercio (legal y de contrabando) con otras reas de Europa, con el consecuente arrastre de
influencias.
5
6
Arrom, J.J.: Certidumbre de Amrica, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1981, p. 215.
Briceo Guerrero, J.M.: "Unidad y diversidad de Latinoamrica", en La idea de Amrica, UNESCO, La Habana, 1977, p. 10.
Carpentier, A.: "La cultura de los pueblos que habitan en el mar Caribe", Anales del Caribe No.1, La Habana, 1981, p. 20.
El trmino criollo se utiliza aqu en concordancia con los criterios de Arrom, como el "nacido en la tierra", producto de un
mestizaje que no solo es racial, sino que incorpora los factores aportados por nacer en un contexto diferente al de sus antecesores.
Ver: Arrom, J.J.: "Criollo, definicin y matices de un concepto", en Certidumbre... Ob. cit., pp. 9-24.
140
Uno de los aspectos de mayor significacin se vincula con las ulteriores consecuencias de esos
encuentros socioculturales. Sin ser este un proceso del todo indito en la historia de la humanidad, la
dimensin de la impronta colonialista en Amrica, condicion su naturaleza inslita en cuanto a la
magnitud de la transculturacin, conformndose como ya se hizo referencia pueblos diversos de sus
fuentes matriciales: los pueblos testimonio, nuevos, o trasplantados, segn la denominacin de Darcy
Ribeiro. 9
Dentro de este complejo contexto social y racial, portador de nuevas culturas, la dependencia colonial y
neocolonial ha impuesto trabas al desarrollo de las sociedades nacidas de tales procesos y marcan las
contingencias histricas en las cuales tiene lugar la formacin de las nacionalidades; pero que a la vez
establecieron las claves de lo que es hoy Amrica.
bsqueda de una identidad no slo cultural como un objetivo a alcanzar con urgencia en el mbito
latinoamericano.
Este anhelo, debera mostrarse con fuerza a las puertas del fin del segundo milenio, con el
entendimiento de la complejidad de los procesos que definiran tal identidad y de los mltiples cabos a
entretejer para sacarla a la luz en un contexto caracterizado por una modernidad importada,
supuestamente en retirada y una posmodernidad tambin ajena, frente a serios problemas de
supervivencia. Es la necesidad de que se conformen expresiones contentivas de nuestras propias
formas de ser, como voces erguidas dentro de un nuevo proceso de polarizacin mundial, donde los
polos en conflicto son ahora Norte y Sur.
Hay diversidades que condicionan que la identidad latinoamericana sea mltiple; adems, el carcter
abierto de nuestras culturas no permite estar de espaldas a las corrientes mundiales. Sin embargo, lo
mejor de nuestras manifestaciones culturales, y entre ellas, la arquitectura, ha sido resultado de la
capacidad de reinterpretacin creativa, de adecuacin al medio y a requerimientos derivados de las
formas de ser y de pensar. Es necesario reconocer aquellas constantes definitorias de la identidad
cultural en trminos arquitectnicos y urbansticos: las esencias pertinentes a un sitio, regin, o nacin.
Pero en nuestros pueblos esas esencias no son exclusivas, sino compartidas por unos y otros; no son
estancas, sino susceptibles de modificaciones enriquecedoras.
Ribeiro, D.: "La cultura", en: Segre, R. et al.: Amrica Latina en su arquitectura , Ed. Siglo XXI, Mxico, 1975, pp. 13 y sig.
141
Prcticamente, desde las primeras dcadas de este siglo, varios arquitectos se propusieron buscar una
expresin propia, en alternativas que transitan desde la recuperacin mimtica de elementos
arquitectnicos del pasado, muchas veces bajo el dominio de una actitud formalista, hasta la
reinterpretacin de esencias, adecuadas al contexto fsico, sociocultural y temporal; bsquedas en
ocasiones acompaadas de un discurso reflexivo tendiente a apuntalar la insercin de las soluciones
propuestas en afinidad con otras arquitecturas del momento en el cual se implantan. Ms recientes son
los estudios dirigidos a delimitar los rasgos definitorios de la imagen del continente a escala urbana, no
solo como representacin simblica, sino a partir de los procesos y factores esenciales que han
condicionado las estructuras territoriales y urbanas y esa propia imagen.
No obstante el peligro
Al
Gutirrez, R.: "Historia de una ruptura: La arquitectura latinoamericana vista desde Amrica", Arquitectura y Urbanismo, La
142
11
12
Hardoy, J. E.: "El proceso de urbanizacin" en: Segre. R. et al.: Amrica Latina... , pp. 48-51.
Kubler, G.: "Ciudades y cultura en el perodo colonial en Amrica Latina", Boletn del Centro de Investigaciones Histricas y
Estticas No. 1, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1963, pp. 48-57.
143
universitarias, alcanzando los mayores montos de poblacin. Mientras, el desarrollo de las restantes
dependa de las posibilidades de una explotacin de recursos no siempre estable, lo que condicion en
muchas de ellas perodos de un gran impulso y otros de franco decaimiento. El mismo carcter del
proceso de fundacin de ciudades y la dependencia de intereses al margen de la propia caracterizacin
previa del territorio y la ubicacin de las ciudades limitaban o impedan la posibilidad de equilibrio.
Finalmente deben destacarse los anlisis econmicos de la ciudad latinoamericana, los cuales pusieron
de relieve fenmenos definitorios como las consecuencias de un proceso de ocupacin del territorio
realizado en funcin de intereses externos quedando parte de su interior casi despoblado; el papel de las
ciudades portuarias que al realizar el intercambio con el exterior, funjen como centros de recoleccin y
exportacin, siendo incluso ms fuertes las relaciones con el exterior que con los centros regionales de
recoleccin; los desequilibrios territoriales surgidos durante la etapa colonial y se mantienen an hasta
nuestros das; la marcada polaridad ciudad-campo; el centralismo administrativo y la fuerte
concentracin de servicios en algunas ciudades, casi siempre capitales, en detrimento del resto, todo
ello origen de la macroceflea urbana actual. 13
Otro tema abordado ha sido la forma urbana de las ciudades y cmo influyen en ella el tipo de
explotacin y enclave econmico; la experiencia vivencial de los colonizadores; las concepciones y
experiencias tericas del momento; las condiciones del contexto y la influencia del proceso normativo
que tiene lugar en el territorio, a partir de las leyes promulgadas por la corona. Las ciudades americanas
tienen una semejanza dada por la cuadrcula que tiende a ser regular, con manzanas de lotes
rectangulares; la plaza fundacional con los edificios representativos del poder poltico-administrativo y
militar, el religioso y los de los vecinos ms importantes. 14 Otros componentes que distinguen la mayora
de las ciudades hispanoamericanas son los elementos del sistema defensivo, sobre todo en las ciudades
martimas caribeas, y las iglesias que constituyen los puntos de variacin del perfil urbano. Ambos
componentes marcan el paisaje, dentro de una traza de calles estrechas donde se tiende a la
compactacin, y a las viviendas generalmente bajas.
Estos aspectos, junto a la extensin de los modelos de ubicacin de los edificios principales y de los
temas arquitectnicos, reducidos en la etapa colonial a los conventos, iglesias y otros servicios
auspiciados por la iglesia o las rdenes religiosas; los edificios de gobierno, todos insertados en la
cuadricula como las viviendas, marcarn la imagen de la ciudad hispanoamericana, que podr variar en
los accidentes topogrficos o por la presencia de fortificaciones que, desde una posicin alta, dominan y
guardan la ciudad. A escala de la arquitectura, si bien los modelos fueron muy similares, algunos
13
14
Ver: Castells, M. Imperialismo y urbanizacin en Amrica Latina, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1976.
Ver: Hardoy, J. E. y C. Aranovich: "Urbanizacin en Amrica hispana entre 1580 y 1630", Boletn del Centro de Investigaciones
Histricas y Estticas No. 11, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, 1969, pp. 9-89; y Zawisza,
L.: "Fundacin de las ciudades hispanoamericanas", Boletn CIHE, No. 13, Caracas, 1972, pp. 90-122.
144
factores condicionantes son portadores de desemejanzas. A veces, ms que el clima o los materiales
existentes en el sitio, cuya influencia es indudable, los procesos econmicos y socioculturales
especficos contribuyen a ciertas diferencias. En ello interviene el hecho de que la implantacin de los
modelos varan segn el tema arquitectnico y su interpretacin ms cercana a lo acadmico o a lo
popular, de acuerdo con la importancia de la ciudad, de los recursos de sus promotores o de
circunstancias particulares del sitio.
Es conocido el uso de tratados en la arquitectura, particularmente en el sistema defensivo y religioso, o
de proyectos provenientes de la metrpoli.
funciones muy definidas y a las tcnicas militares, variarn fundamentalmente de acuerdo con su
emplazamiento; en las iglesias y conventos las variaciones son mayores en relacin con las rdenes, los
objetivos ideolgicos que deban cumplir, la importancia del sitio y el propio proceso evolutivo econmico
y sociocultural. Es, precisamente, el carcter las iglesias, o ms exactamente, de su decoracin, un
aspecto esencial a partir del que se han generado diversos argumentos acerca de una identidad propia
de la arquitectura latinoamericana colonial; es el tema del barroco americano.
Ya en el tema
habitacional las disimilitudes son ms apreciables, en tanto intervienen las diferencias de clases y es en
este tema donde se produce el mayor nivel de adaptacin de los modelos a las condiciones del sitio y a
las posibilidades de sus constructores, as como la aparicin de soluciones si no propias, si apropiadas,
tambin en consonancia con las formas de vida que se van desarrollando. 15
Aunque ms adelante se profundizar en este tema, parece exagerado el criterio de Chueca Goitia,
quien sostiene la existencia de una arquitectura espaola en Amrica ms espaola que en la propia
Espaa, al adquirir en el nuevo continente ms unidad que en el territorio hispano. 16 En realidad, las
variables del debate en torno a este tema transitan entre argumentos que afirman esa unidad o la
rechazan. Basados en factores objetivos, las diversas interpretaciones adolecen con frecuencia de no
analizar la complejidad del problema: como en muchas ocasiones el otorgarle prioridad a uno u otro
argumento, parcializa las visiones, situndolas en extremos.
ciudades capitales, se nutre ya no de influencias hispanas, sino francesas, inglesas, italianas y tambin
15
Segre. R., E. Crdenas, L. Aruca: Historia de la arquitectura y el urbanismo: Amrica Latina y Cuba, La Habana, 1984, pp. 60-
68.
16
145
ingenieros militares europeos y la formacin de las Academias bajo direccin predilectamente francesa,
lo cual continuar durante el siglo XIX, definiendo las nuevas estructuras arquitectnicas y urbanas
promovidas por la oligarqua, alcanzando a reflejarse en cierta arquitectura popular, con los cambios de
los componentes de fachada una suerte de neoclasicizacin de un hbitat que casi siempre
mantiene la estructura tradicional, o se va alterando debido a mecanismos especulativos y a otros
factores socioeconmicos.
La transformacin de la dependencia colonial en la neocolonial trajo otras muchas consecuencias; una
cuestin de vital importancia que no logr solucin con las nuevas repblicas fue el problema de la
poblacin indgena ni el de la poblacin negra en aquellas regiones donde tuvo una presencia decisiva,
con sus implicaciones econmicas, sociales, culturales. Incluso, son connotadas las posiciones de
individuos como Sarmiento, promotor de una poltica inmigratoria de blanqueamiento.
Esto, en
17
Gutirrez, R.: Arquitectura y urbanismo en Iberoamrica, Ed. Ctedra, Madrid, 1983, p. 402.
146
20
18
Ese criterio de inicio de la modernidad americana ha sido planteado por Roberto Segre en relacin con la etapa del
eclecticismo a inicios del siglo XX, pero tambin se puede situar con las transformaciones acaecidas en el XIX.
19
20
21
Ver: Walter Palm, E.: "The Art of the New World after the Spanish Conquest", Digenes No. 47, 1964 y tambin la introduccin
a su: Los monumentos arquitectnicos de La Espaola, Universidad de Santo Domingo, Ciudad Trujillo, 1955.
Chueca Goitia, F. Ob. cit.
22
147
pero con seguidores latinoamericanos, por ejemplo Gasparini, 23 o quienes se encuentran a medio
camino, como es el caso de Buzchiazzo. 24 Por otra, como expresin de una arquitectura que teniendo
su origen en los modelos hispano-moriscos logra una perfecta adecuacin al sitio, generando
modalidades propias, como considera Francisco Prat Puig 25 ; o como resultado de un mestizaje producto
de los procesos de transculturacin y adaptacin, que alcanza su mxima expresin en el denominado
barroco americano es el caso de Ramn Gutirrez. 26 Esta ltima posicin concepta al siglo XIX
como un factor de ruptura de una identidad resultado de un lento proceso y que preanuncia la mayor
ruptura caracterstica del siglo XX. Otros autores, por ejemplo, Roberto Segre, 27 sin dejar de reconocer
la importancia de los valores creados en la arquitectura de la etapa colonial, consideran que tambin en
el siglo XIX se produjeron adaptaciones creativas de los modelos externos a las condiciones y valores
socioculturales existentes en el territorio, por lo que pueden encontrarse ejemplos vlidos en el
neoclasicismo y eclecticismo. La irrupcin y aplicacin del eclecticismo en muchas de las ciudades
latinoamericanas en diferentes temas y sectores sociales resulta definitoria en el cambio de imagen.
Sustentado por los intereses oligrquicos como expresin del poder poltico y econmico y, por tanto, de
status social, es asimilado por los maestros de obra y se extiende a construcciones ms populares.
Lpez Rangel llama la atencin de cmo la oligarqua porfiriana alent el eclecticismo europeo como
expresin de modernidad, como puesta al da de la nacin, en contraste con la etapa precedente y, por
tanto se argumentaba como reflejo de nacionalidad, al considerar que ...la arquitectura nacional solo
puede ser producida cuando existe nacin... y cita al arquitecto Nicols Mariscal cuando se preguntaba:
Hemos de tener por nuestras las llamadas arquitecturas maya, tolteca, azteca o zapoteca,
desarrolladas cuando ni an existamos no como raza, no como nacin? 28 El arquitecto boliviano Emilio
Villanueva, de relevante actividad prctica y terica, justifica el eclecticismo como el estilo ms
23
Gasparini, G.: Ver: "Significado presente de la arquitectura del pasado", en Segre, R. et al.: Amrica Latina...Ob. cit., pp. 143-
169, as como los materiales sobre el tema publicados por el autor, a finales de la dcada del sesenta en el Boletn del Centro de
Investigaciones Histricas y Estticas, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela,
Caracas.
24
25
Buschiazzo, M.: Historia de la arquitectura colonial en Iberoamrica, Ed. Revolucionaria, La Habana, 1964.
Prat Puig, F.: El prebarroco en Cuba: Una escuela criolla de arquitectura morisca, Ed. Imorenta P. Fernndez, La Habana,
1947.
26
27
28
Segre, R.: Amrica Latina, fim de milnio: Razes y perspectivas de sua arquitectura, Studio Nobel, Sao Paulo, 1991.
Lpez Rangel, R.: La modernidad arquitectnica mexicana. Antecedentes y vanguardias. 1900-1940, Ed. UAM Azcapotzalco,
148
conveniente, planteando que ...las formas tradicionales de Europa servan admirablemente (...) para las
intenciones de modernizar la ciudad.
29
hispanoamericana esas races que la constante oleada de aportes culturales europeos le han impedido
consolidar. 31
En casi todos los pases se produce la recuperacin de componentes de la arquitectura colonial,
vinculada al eclecticismo sobre todo porque se centra en los elementos decorativos. Esta recuperacin
se basa en varios factores: De una parte, la obsolescencia de los cdigos clsicos o historicistas al
perder su contenido de clase con la difusin del eclecticismo, y ciertos sectores de la aristocracia
retoman los cdigos coloniales como expresin de dignidad ancestral (en Cuba, algunos nuevos ricos
sacarcratas compran ttulos nobiliarios y se edifican mansiones neocoloniales); otra, que tiene un
carcter ms progresista y se vincula con la ideologa de algunos sectores intelectuales que buscan las
races de la cultura americana; y finalmente, la relacionada con el vnculo de los pases latinoamericanos
con Estados Unidos, en la medida en que este promueve un acercamiento cultural, utilizando para sus
inversiones en distintos lugares de Amrica Latina y el Caribe estos cdigos, en una versin edulcorada
procedente fundamentalmente de California. 32
En los dos primeros casos se alternan variantes que toman elementos de la propia historia colonial,
dando prioridad al siglo XVIII, y las que van a buscar referencias a la arquitectura hispana,
especialmente andaluza. Tambin la revalorizacin de lo hispano o lo colonial estuvo acompaada de la
alternativa indigenista. Varios pabellones de la Exposicin de Sevilla de 1929 fueron una muestra de
estas tendencias, como el pabelln neocolonial cubano o el de Mxico en estilo neoazteca. Aunque es
un tipo de arquitectura que puede ser catalogada de superficial, al asumir estos componentes de la
cultura del pasado con un sentido pintoresquista o historicista, representa un cambio en la aplicacin de
las normas academicistas, implica en cierto modo el inicio de la relacin entre la arquitectura profesional
y la verncula y es un primer intento de bsqueda de races, al acercarse a los valores arquitectnicos
de la historia propia. Adems, hubo arquitectos que asumieron esta bsqueda con mayor profundidad,
29
Mesa, C.: "Emilio Villanueva, el arquitecto ms importante del siglo XX en Bolivia", en Mesa, J. de: 100 aos de arquitectura
Lenin, O.: "Entorno histrico y cultural de la arquitectura ecuatoriana contempornea", en Oleas, D. (comp.): Arquitectura en
Waisman, M.: "Integracin nacional (1914-1934)", en: Documentos para una historia de la arquitectura argentina, Ed. Summa,
Buenos Aires, 1984. p. 147.
32
Segre, R.: La arquitectura moderna en Amrica Latina, La Habana, 1989, p. 31.
149
tratando de asimilar cules eran las esencias vlidas que podan reincorporarse a la arquitectura de su
contemporaneidad.
Paralelamente, se produce un movimiento importante que abre la valorizacin de las particularidades de
la arquitectura colonial y prehispnica. Un grupo de investigadores se da a la tarea de documentar y
clasificar estas arquitecturas. Entre los ms conocidos se pueden citar: Mario Buschiazzo, Angel Guido,
George Kubler, Ignacio Marquina, Martn Noel, Erwin Walter Palm, Hctor Velarde, Joaqun Weiss,
quienes se pueden considerar fundadores de una historiografa de la arquitectura en Amrica Latina.
33
Sin dudas, se producir una interrelacin entre los resultados de estos estudios y la utilizacin de
elementos arquitectnicos del pasado. Constituy el primer paso serio para comenzar a conocernos en
trminos arquitectnicos.
33
Segre, R.: Amrica Latina, fim de milenio..., p. 12. El autor se refiere a esos fundadores de la historiografa de la arquitectura
en Amrica Latina.
34
Segre, R.: la arquitectura moderna en Amrica Latina...., p, 55.
35
Cetto, M.: "Influencias externas y significado de la tradicin", en Segre, R. et al.: Amrica Latina... Ob. cit., p.182.
150
de Hannes Meyer en Mxico, apoyado por los sectores ms progresistas de los arquitectos mexicanos.
Conjuntamente con la introduccin de los cdigos modernos en Amrica Latina, durante la dcada del
treinta y con repercusiones en la del cuarenta en los Congresos Panamericanos de Arquitectura, se
produjeron debates entre las posiciones favorables al rescate de los lenguajes nacionales: el
neocolonial, el neoazteca, el neomaya o el neoinca, como proveedores de componentes decorativos
particulares, y una posicin que apreciaba el problema con mayor amplitud, vinculando los rasgos
regionales con las necesidades de modernizacin. Los debates y conclusiones del Congreso de 1930,
celebrado en Ro de Janeiro lo demuestran.
decoracin como por la conservacin de las costumbres, a la vez que asimilara los adelantos
propuestos por la modernidad. En la prctica es una conciliacin que resultara contradictoria, pero
36
"El Congreso de Ro de Janeiro y sus conclusiones", Colegio de Arquitectos de La Habana, Vol. 5, No. 3, La Habana, Marzo de
Ibid.
151
demostrativa una importante lnea de pensamiento en la arquitectura latinoamericana, aun cuando los
resultados mayoritarios no hayan estado en consonancia con ella.
La importancia asignada a los componentes decorativos se manifiesta en la difusin del art dec, en el
cual se pueden encontrar ejemplos donde se produce una estilizacin geometrizada de elementos de la
flora local. En Mxico, dadas las circunstancias del momento en que se desarrolla, se vincul con el
proceso de modernizacin, pero con contenidos simblicos referentes a un sentido de nacionalidad. 38
Aunque sin tener esa fuerza de asociacin, ni estar acompaado de una fundamentacin terica, en
Cuba tambin el art dec constituy la entrada de la modernidad, y hubo una conciencia de ello, como
se aprecia en las declaraciones de Esteban Rodrguez Castells al justificar el cambio realizado a partir
de septiembre de 1928 en la expresin del edificio de Oficinas de la firma de ron Bacard ejemplo
paradigmtico del art dec en La Habana, que inicialmente, cuando el proyecto fue premiado en enero
de ese ao, corresponda al estilo neo-renacentista italiano. 39
No ser hasta la dcada del cuarenta cuando comienza a producirse una reelaboracin del repertorio
moderno en funcin de adecuarlo a condiciones existentes en la regin, y son las dcadas cincuenta y
sesenta tal vez las que muestren un conjunto de obras ms representativas de esa reinterpretacin. Ya
no se trataba de emplear elementos decorativos de la arquitectura colonial o prehispnica, sino de hallar
soluciones adecuadas a las caractersticas del clima, del aprovechamiento de la luz como recurso de
diseo, de una relacin fsica y simblica con el paisaje circundante, de reinterpretar soluciones vlidas
en cuanto al uso del color, de la volumetra tradicional en algunas regiones.
En este camino se
mencionan con frecuencia las obras de arquitectos como Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Luis Barragn,
Mario Romaach, Claudio Caveri, Eladio Dieste, Eduardo Sacriste, Rogelio Salmona y otros. Tambin
se hace referencia al Aula Magna de la Universidad de Caracas de Carlos Ral Villanueva, al estadio
olmpico con los murales de Diego Rivera y la Biblioteca de O'Gorman en la Ciudad Universitaria de
Mxico, al Museo de Antropologa de Ramrez Vzquez, al edificio de la CEPAL de Emilio Duhart, en fin
un grupo de obras que han sido consideradas paradigmticas por varios crticos, como expresivas de
una identidad con los valores de la cultura de sus respectivas regiones, o de la Amrica Latina.
Ver: Lpez Rangel, R.: Ob. cit., el anlisis sobre el art dec en Mxico, pp. 49-67.
39
Rodrguez Castells, E.: "El edificio Bacard", Colegio de Arquitectos de La Habana, Vol. 15, No. 4, La Habana, Abril de 1931,
pp. 11-19.
152
posibilidad de establecer una arquitectura que responda a su tiempo (...) y que est ligada y respete el
contexto histrico, cultural y fsico en el que se realice. 40
Una revisin de los planteamientos de algunos autores acerca de la identidad de la arquitectura
latinoamericana, demuestra que se la entiende de manera muy diversa.
La valoracin crtica de
determinados rasgos de esta arquitectura con vistas a determinar sus particularidades en relacin a la
de otros sitios, comienza a tomar fuerza y profundidad a partir de la dcada del sesenta, cuando una
nueva hornada de historiadores y crticos o tericos de la arquitectura, influidos por el Movimiento
Moderno y las nuevas direcciones en la crtica, estudian las manifestaciones latinoamericanas, tanto las
modernas, como las anteriores. Aunque varios de ellos inician su labor terica o historiogrfica con
antelacin al perodo citado, las propias contingencias de la prctica arquitectnica de los sesenta,
condicionan que ese momento sea testigo de nuevas ideas. Desde Villagrn Garca, Enrico Tedeschi, o
Max Cetto, hasta Damin Bayn, Francisco Bullrich, Marina Waissman, Graziano Gasparini, Eugenio
Prez Monts, Alberto Saldarriaga Roa, Jorge Enrique Hardoy; y una siguiente generacin que en
general enfoca la historia de la arquitectura con un sentido instrumental, con el objetivo de enjuiciar los
problemas, no solo desde el punto de vista terico, sino con el propsito de propiciar su transformacin,
de ella pueden citarse: Ramn Gutirrez, Juan Molina y Vedia, Francisco Liernur, Alberto Petrina,
Mariano Arana, Rafael Lpez Rangel, Antonio Toca, Ernesto Alva, Ramn Vargas Salguero, Roberto
Segre, Fernando Salinas, Enrique Browne, Ruth Verde, Marta Schteingart, Wiley Ludea, Cristian
Fernndez Cox, Silvia Arango y otros ms. 41
Entre los temas que generan intensos debates es el que gira en torno a la validez de trminos como
barroco americano, o arquitectura mestiza. A fines de la dcada del sesenta se realiz en Venezuela
un congreso de historiadores de la arquitectura, donde este fue uno de los temas centrales, as como la
posibilidad de buscar nuevas categoras crticas que se adecuaran a las particularidades de la
arquitectura latinoamericana.
Chueca Goitia, que haba publicado en 1947 Invariantes castizos de la arquitectura espaola, aplica su
mtodo dos dcadas despus a la arquitectura hispanoamericana. Plantea un conjunto de criterios que
es interesante citar. En primer lugar, para l, ni la prehispnica, ni la del siglo XIX, ni la moderna son
representativas de la regin: la primera por ser un fenmeno arqueolgico, la segunda porque no tiene
caractersticas propias, es prestada ...tomada de aqu y de all, de Italia y de Francia en un principio,
con el deseo de olvidarse de su propio pasado y de reconstruirlo sobre bases nuevas... y la tercera por
...su carcter, esencialmente internacional... As, ...la arquitectura que representa a Hispanoamrica
40
41
Toca, A. (ed.): Nueva arquitectura en Amrica Latina: Presente y futuro, Ed. G. Gili, Mxico, 1990, pp. 7 y 8.
Para una visin ms amplia de las vertientes de la crtica ver Segre, R.: Amrica Latina, fim de milenio..., pp. 12-26. Ver
adems: Ramos, J.: "El debate terico de la arquitectura latinoamericana en los congresos internacionales", en: Lpez Rangel R. y
R. Segre: Ambiente y sociedad en Amrica Latina contempornea, La Habana, 1985.
153
en su formidable unidad es la que se produjo en los siglos XVI, y sobre todo, XVII y XVIII. En segundo
trmino, la arquitectura espaola y la colonial hispanoamericana se tratan ...de la misma cosa. Solo
son distintas en que la ltima es ms espaola. Niega entonces la existencia de una arquitectura
mestiza o de una provincializacin a partir de modelos cultos provenientes de Espaa, porque en su
caso no se puede hablar de una cultura arquitectnica como de la italiana o la francesa, pues la
espaola ...se ha hecho (...) en pugna con las aportaciones cultas que le han venido de afuera. De
modo que en Amrica se produce lo mismo que se haba experimentado en Espaa, por lo cual, la
barroquizacin mestiza americana no es ...consecuencia de las presiones del medio indgena, sino un
fenmeno tambin hispano, contrapuesto a los intentos de implantar y oficializar el estilo culto
herreriano, y el barroco americano tiene su correlato en el barroquismo de la pennsula: No se trata de
que unas obras sirvan de modelo a las otras, sino de un mundo que se produce al unsono. 42
Otro de sus criterios, donde muestra una visin eurocentrista y justificativa de la misin espaola,
coincidente con opiniones de Walter Palm, George Kubler y Damin Bayn, por ejemplo, es que esa
espaolidad es posible, porque los ...pueblos indgenas aceptaran primero pasivamente unas
concepciones que no les eran en el fondo ajenas y luego intervendran cada vez ms en ellas, excitando
su propia mismicidad. Concluye entonces en que existe una sensibilidad semejante por el mudejarismo
presente en la arquitectura espaola, que pasa a ser una constante, una invariante en la
hispanoamericana. 43
De ese mudejarismo se han hecho eco otros autores, como es el caso de Prat Puig al analizar la
arquitectura cubana. Bayn encuentra similitudes entre la decoracin mudjar de laceras y polgonos
estrellados y la de los mayas o los incas. 44 Aunque uno podra preguntar de cul decoracin inca se
trata: de los tejidos o vasijas?, es evidente la presencia de lo mudjar en mucha de la arquitectura
colonial hispanoamericana, pero tal vez resulta exagerada y parcial la traslacin de Chueca Gotia de sus
invariantes castizas a las de la Amrica Hispana, sobre todo porque centra su anlisis
fundamentalmente en las iglesias, y no analiza la arquitectura habitacional del Caribe y otras reas
donde los componentes mudjares de los modelos son mucho ms patentes y logran enraizarse en el
lugar y transformarse en funcin de diferentes contingencias geogrficas, climticas, sociales, y de los
materiales de construccin disponibles.
Uno de los promotores del encuentro citado sobre historiografa de la arquitectura y que ha escrito sobre
la arquitectura barroca en Amrica Latina, Graziano Gasparini, considera absurdo hablar de barroco
americano o de sensibilidad indgena y que la llamada arquitectura mestiza y popular no son ms que
...manifestaciones perifricas, que nunca superan el nivel de la expresin dialectal. No considera que
42
43
44
Ibid.
Ibid
154
exista despus de la conquista, una arquitectura que pueda llamarse propia, pues se ...pierde
autonoma y se vuelve una manifestacin de dependencia., pues...lo que en definitiva marca su
fisonoma son las normas estticas imperantes, y esas son las mismas para toda la Amrica hispana: las
de Europa. 45
De modo diferente piensa Alberto Petrina, quien considera a nuestro barroco como ...mestizo, indiano,
en el cual la voluntad de sobrevivencia de una raza atormentada se hace presente y disputa su lugar con
la fuerza imprevista con que una raz area agrieta las piedras y florece entre ellas. Su conclusin
generalizadora acerca de la identidad de la arquitectura latinoamericana se basa en que es propia, en
tanto constituye una transgresin de las normas. 46
El problema fundamental de la mayor parte de estas opiniones en que sus argumentos se centran
fundamentalmente en los aspectos de la expresin arquitectnica. Este ha constituido el eje del debate
durante ya varias dcadas y caracteriza parte de los planteamientos de algunos de los promotores de los
Seminarios de Arquitectura Latinoamericana.
45
Bayn, D.: "L'Art de l'Amrique Latine. Essai de definition", Digenes No. 43, 1963, p. 109.
46
Gasparini, G.: Ob. cit., pp. 150-151 y 167-168. Aunque este tema ha sido expuesto por el autor en varios materiales, en el
artculo citado presenta un resumen elocuente de sus criterios.
47
Petrina, A.: "La arquitectura regional como transgresin", Arquitectura y Urbanismo, La Habana, No. 1, 1992, p. 21.
48
Opinin vertida en un debate en la III Bienal de La Habana, noviembre de 1991.
49
Salinas, F.: La arquitectura Revolucionaria del Tercer Mundo, en: Ensayos sobre arquitectura e ideologia en Cuba
Revolucionaria, La Habana, 1970, p.18.
155
idealista y evasivo hacia abstractas generalizaciones: la Carta de Macchu Picchu, formulada en Per, en
1977. 50
En la dcada del ochenta se realizaron numerosos encuentros en Amrica Latina y el Caribe que
tuvieron como centro el tema de la identidad. Uno de estos foros importantes lo constituyen los ya
citados Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL), celebrados desde 1985 en Buenos Aires,
Manizales, Tlaxcala, Santiago de Chile, Caracas.
caribea y centroamericana, se han efectuado en Santo Domingo, Martinica, Costa Rica, Santiago de
Cuba.
Lpez Rangel, R. y R. Vargas Salguero: "La crisis actual de la arquitectura latinoamericana", en Segre, R. et al.: Amrica
Latina...op. cit., pp. 186-203. Otros textos de Rangel plantean esta posicin: Contribucin a la visin crtica de la arquitectura,
Puebla, 1977, entre otros ttulos.
51
52
53
Los artculos de Gutirrez y Petrina publicados en Arquitectura y Urbanismo, resumen sus criterios en tal sentido. Ver tambin:
Gutirrez, R.: "Transculturacin, rupturas y persistencias en la identidad arquitectnica americana", SUMMA 251, Buenos Aires,
julio de 1988; y Petrina, A.: "En camino", SUMMA 257-258, Buenos Aires, enero-febrero de 1989.
156
haba excluido. Pero lo ms curioso es, que no obstante los diferentes puntos de vista, casi todos
coinciden en un grupo de arquitectos a la hora de definir la imagen de lo que sera para ellos una
expresin de identidad: Barragn, Lucio Costa, Salmona, Dieste y los dems ya mencionados antes.
Diversas posiciones son, por ejemplo, las de Fruto Vivas, de Rodolfo Livingston, o Carlos Gonzlez
Lobo, cuya actividad prctica los ha llevado a experimentar con tecnologas y posibilidades de actuacin
muy vinculadas al sitio de ubicacin de la arquitectura y, por tanto, el problema de la identidad ha
asumido un sentido prctico, en funcin de solucionar las necesidades de los usuarios. Otro criterio es
el de Roberto Segre, quien piensa que es exagerado la pretensin de algunos crticos de definir la
existencia de un sistema de formas y de espacios que representan una identidad latinoamericana,
haciendo hincapi en el sitio como atributo fundamental de esa identidad, considera que fundamentarla
adems en un conjunto de figuras, por muy vlidas que estas sean, resulta inadecuado, pues es ms
importante ...el valor sociocultural de una obra dentro de su contexto y su capacidad de transformacin
de los valores de ese medio con el fin de lograr una mejora del nivel de vida, de las condiciones
ambientales, de la educacin, de las relaciones humanas de una comunidad determinada. 54
Los intentos de Frampton para desarrollar una teora del regionalismo crtico han despertado inters en
el rea, en tanto se lo identifica como la mejor posibilidad para fundamentar la arquitectura que debera
hacerse en Amrica Latina. Sin embargo, sera necesaria una actitud crtica ante el regionalismo crtico,
pues no se explicita cmo enfrentar uno de los problemas ms serios de nuestro mbito regional: las
carencias que en trminos sociales influyen en la arquitectura, problema compartido por todos los pases
pobres y aunque no se puede negar la presencia de este fenmeno en el mundo desarrollado, nunca
resulta tan grave como en nuestras tierras. En definitiva, si uno aplica los criterios regionalistas, arriba
enseguida a la conclusin de que la mejor en toda la extensin del trmino arquitectura
latinoamericana, siempre ha sido regionalista. Adscribirnos a esta tendencia no sera ms que la
necesidad de tratar de insertarnos en las corrientes internacionales, y ello es imprescindible?
Varios crticos (Antonio Toca, Silvia Arango, Lpez Rangel, Enrique Browne, Roberto Segre y otros) se
han referido a las vertientes actuales de la prctica y del debate en Amrica Latina, en un intento por
clarificar los caminos vlidos en la bsqueda de una arquitectura apropiada.
Aunque las clasificaciones son peligrosas por reduccionistas y entre los ejemplos considerados en cada
caso hay algunos cuya ubicacin puede ser dudosa o limtrofe, resultan interesantes los criterios de
Enrique Browne, quien parte de aceptar el criterio ya manejado de lo inadecuado de las categoras de
anlisis usuales para estudiar las manifestaciones culturales de la regin, caracterizadas por ser
resultado de diversos cruces y por su sincrona respecto a los lugares de origen de los patrones
culturales y declara que ...la arquitectura contempornea latinoamericana ha evolucionado dentro de
una permanente tensin entre espritu de la poca y espritu de lugar. A partir de las relaciones entre
estos dos factores, realiza un esquema de la evolucin de la arquitectura contempornea en Amrica
157
Latina, organizado en tres perodos a partir del momento en que se incorpora la regin a la modernidad:
En el primer perodo (1930-1945) se mantienen las sociedades tradicionales y la entrada del estilo
internacional coexiste con la arquitectura neovernacular. En el segundo perodo, considerado como
dcadas del desarrollo (1945-1970), de la interrelacin tensionada de los estilos anteriores surgen y
conviven la arquitectura del desarrollo y lo que denomina otra arquitectura ...ms realista, humilde y
arraigada... representativa de ...una modernidad apropiada a la condicin perifrica.... En el tercer
periodo, de 1970 en adelante, conviven igualmente las cuatro tendencias, pero mientras la arquitectura
del desarrollo se debilita, la otra arquitectura, antes marginal, logra una situacin de auge. 55
Segre, resume en ocho aspectos las tendencias que considera estn presentes en la actualidad en la
regin. Estas son:
1) La escasa significacin otorgada al debate sobre la estructura socioeconmica que predomina
en la mayor parte de los pases de la regin..., que determinan las posibilidades concretas de
accin en los niveles de diseo ambiental. 2) Un enfoque de diseo que privilegia los aspectos
formales y espaciales sobre la metodologa del proyecto, y los fundamentos tecnolgicos
referidos a sus relaciones contextuales, geogrficas y ecolgicas. Es la primaca del espritu del
lugar, enunciado por Enrique Browne. 3) La excesiva promocin de creadores autnomos
convertidos en figuras paradigmticas de la arquitectura latinoamericana consagrados con el
premio Arquitecto de Amrica, homlogo al originario Pritzker de Nueva York, aislados de
los movimientos que los condicionaron y les permitieron su existencia y desarrollo. 4) La
primaca otorgada al repertorio de la arquitectura popular del perodo colonial, contrapuesta a la
subvaloracin de los lenguajes forjados a partir del siglo XIX, como fuente de inspiracin del
repertorio vernacular o regional, de clara ascendencia folclrica, pintoresquista y romntica. 5)
La valorizacin de las tecnologas denominadas apropiadas por Fernndez Cox, y de tcnicas
de construccin realizadas por los usuarios planteadas por Gonzlez Lobo. 6) Respaldar la
accin constructiva individual del hbitat o de pequeos grupos comunitarios y cuestionar la
iniciativa estatal el Estado definido por Octavio Paz como el ogro filntropo, negando su
representatividad de una voluntad colectiva planificada, que intenta definir una jerarqua de
funciones a resolver sobre el territorio. 7) El cuestionamiento a la apropiacin de las
manifestaciones de la cultura moderna universal como articulacin dialctica entre el mundo
desarrollado y el Tercer Mundo, a partir de la inevitable interrelacin tecnolgica y cultural. 9) La
negacin de la existencia real de las estructuras formales y espaciales que corresponden al
54
Fernndez Cox, C.: Hacia una modernidad: ostculos y tareas internas , en Toca, A. (ed): Ob. Cit.; Browne, E.: Otra
arquitectura en Amrica Latina, Ed. G. Gili, Mxico, 1989
55
Browne, E.: Ob. cit., pp. 10-11 y 17-21.
158
arquitectos, tal vez sin poder solucionar el problema en breve plazo, pero como mnimo para saber que
an no se ha resuelto.
56
57
Segre, R..: "En el laberinto de la identidad", Arquitectura y Urbanismo, La Habana, No. 1, 1992, p. 11.
159
160
CAPTULO 8
LA ARQUITECTURA COMO FENMENO SOCIAL
La especificidad de la arquitectura como fenmeno social
Segn sean los enfoques, de acuerdo con el contexto espacio-temporal, los valores
ideopolticos del sujeto evaluador y otros aspectos de diversa ndole, la historia, la
teora y la crtica de la arquitectura han considerado de maneras diversas el anlisis del
condicionamiento social de la produccin y uso de los componentes del ambiente
construido. Aunque en la actualidad es difcil encontrar tesis en las cuales se obvie que
la arquitectura debe estar dirigida a satisfacer alguna necesidad humana, si es comn
el carcter abstracto e idealista de la categora necesidad, o la misma de hombre, as
como de otras categoras manejadas al abordar el problema de las relaciones entre
arquitectura y sociedad. De cualquier modo, el otorgarle relevancia en trminos
terico-metodolgicos a la influencia de los factores sociales en la conformacin y uso
de las edificaciones tiene un condicionamiento histrico concreto, vinculado
fundamentalmente al momento en el cual la arquitectura debe dar respuesta a una
demanda mayor de espacios construidos y, sobre todo, por los cambios efectuados en
el campo de las ciencias sociales en el siglo XIX y las presiones en general ejercidas
por el proletariado y por las necesidades de vivienda en particular. Desde las
propuestas de los utopistas hasta los anlisis de Marx y Engels con respecto a la
ciudad y al tema de la vivienda, pasando por los reformistas o los positivistas, se
evidencia el valor que asumi la valoracin de los componentes sociales en relacin
con la escala urbana y la arquitectnica, extensivo a la produccin de objetos de uso.
Llegado el siglo XX, la nueva arquitectura estuvo signada al menos en las
formulaciones de algunos arquitectos por su destino social. La abstraccin e
idealizacin del hombre y la sociedad caracteriz las conexiones entre esas
formulaciones y la prctica. Pero, sin dudas, el proceso de masificacin en la
arquitectura hara necesario enfrentar de un modo u otro los condicionamientos
sociales. Significativos en el anlisis de la influencia de este tipo de factores en el
medio construido, fueron los debates efectuados a raz del establecimiento del estado
socialista en la antigua Unin Sovitica en los cuales fue importante el concurso de la
poblacin en torno al modo de vida que deba caracterizar al socialismo y cmo
deba tener una respuesta en la arquitectura y la ciudad. 1
El desarrollo de la sociologa y su aplicacin al anlisis y a la proyectacin urbana y
arquitectnica propici la rama especfica de la sociologa urbana. La puesta en
prctica de todo un instrumental metodolgico para la investigacin de los factores
sociales o algunos de ellos que intervienen en los procesos de conformacin y uso
de la arquitectura y los espacios urbanos, ha generado en no pocas oportunidades una
esquematizacin de los fenmenos, una prioridad otorgada a los resultados
cuantitativos de las encuestas, un sentido operativista derivando en una sumatoria de
Ver: Kopp, A.: Ville et rvolution, Ed. Anthropos, Pars, 1967. Segn Claude Schnaidt, uno de los factores que contribuy al
"descalabro" del socialismo en la Unin Sovitica fue haber interrumpido en los aos treinta estos debates acerca del Modo de Vida
Socialista, lo que condicion perder de vista la necesidad de un modelo ajustado a las propias condiciones de la sociedad
socialista. Ciclo de conferencias de Claude Scnaidt en La Habana, 1992.
167
Ver en este sentido la crtica de Lpez Rangel, R.: "Christopher Alexander: el diseo y la cultura de la dominacin", ArquitecturaCuba, No. 343-344, La Habana, 1973-1974, pp. 149-151.
3
4
Ver Ludea, W.: Arquitectura: Aproximaciones a una nueva teora general, Lima, 1985, p. 204
Ver: Captulo 1, acpite "Problemas en la definicin de la arquitectura y la teora de la arquitectura como disciplina.
168
con una estructura hidrulica como una presa, o con otro tipo de objetos, como una
valla de informacin grfica a nivel urbano. Estos productos, como muchos otros,
desempean un papel especfico en la conformacin del ambiente construido, estn
condicionados por recursos econmicos y avalados por determinadas decisiones que
hacen posible su presencia; tanto en el primer caso, como en el segundo, su valor
social se delimitar, en ltima instancia, segn sean las necesidades que satisfaga,
cuyas particularidades no se definen solo en trminos cuantitativos como parecera
derivarse de algunos planteamientos que equiparan los productos resultantes del
diseo ingeniero, arquitectnico o industrial en su funcin social, diferencindolos casi
nicamente en el orden cuantitativo 5 , es imprescindible detenerse en los aspectos
cualitativos, por las caractersticas y tipo de destino social que cumplan, as como por
su significado para la comunidad social en general y para los diferentes clases y grupos
sociales en particular.
Pero existen algunas disimilitudes entre la arquitectura y aquellos frutos de la actividad
creativa humana, cuya funcin social est fundamentalmente dirigida a satisfacer
exigencias esttico-espirituales, pues en general, en comparacin con la primera,
presentan una relativa independencia del manejo social global de los recursos
econmicos, aunque por supuesto, en ello influyen causas diversas de acuerdo con el
tipo de manifestacin de la cual se trate, sus mecanismos de produccin y difusin,
hacia quines estn dirigidos sus productos, etctera. Asimismo pudiera pensarse en
las diferencias del monto de recursos a emplear como determinantes, pero con
independencia del costo, debe observarse que la supeditacin de los objetos
arquitectnicos a la disponibilidad de recursos econmicos y tcnicos tambin est
vinculada directamente con su carcter de imprescindibilidad para el hombre, quien
tiende a priorizar sus recursos en funcin de sus necesidades ms vitales. Bien que no
es realmente vlido establecer una supeditacin unilateral y mecnica entre los
resultados arquitectnicos y los factores econmicos y tcnicos, sin dudas, este tipo de
condicionamiento ejerce un papel esencial en la definicin del carcter de la
arquitectura, ms si se tiene en cuenta que los aspectos econmicos de la categora
necesidad estn siempre condicionando su formulacin y regulando sus aspectos
subjetivos. 6
Si los factores que caracterizan los procesos econmicos intervienen para definir los
recursos con los cuales se cuenta para emprender las acciones dirigidas a conformar
espacios construidos, los correspondientes a las esferas de la poltica y de las
organizaciones jurdicas, a los valores sociales e ideolgicos, a las distintas formas de
pensamiento, actan como reguladores de los recursos econmicos, pues en esas
esferas se van conformando las decisiones en cuanto a la manera de distribuir los
recursos a emplear para la actividad constructiva, y al mismo tiempo, definen los
valores sobre los cuales se organizan las respuestas a las exigencias sociales que
demandan espacios construidos.
5
Novikova, L. I.: "La organizacin esttica del medio ambiente", en AAVV: La esttica marxista-leninista, Ed. Arte y Literatura, La
Habana, 1986. Ver tambin de la misma autora: Esttica y tcnica, Ed. Arte y literatura, La Habana. 1988.
Gerlach, P.: Categoras bsicas de la arquitectura, Dresden, 1980, pp. 10-12 (traduccin del Elmer Lpez, Facultad de
Arquitectura, La Habana, 1981).
170
Por ello, aunque con frecuencia se afirma que la arquitectura es casi siempre un
termmetro de las posibilidades econmicas existentes en un contexto espaciotemporal determinado, es posible la existencia de construcciones cuyo carcter o valor
no se corresponda con los niveles generales de desarrollo econmico, en lo que influye
precisamente cmo se manejan los recursos a partir de los valores e intereses dirigidos
hacia determinados objetivos. Ello se puede apreciar, por ejemplo, cuando a nivel
estatal se propicia la construccin de obras cuyo costo est por encima de las
posibilidades reales del momento, en relacin con los problemas globales a enfrentar
en cuanto a demanda de espacios edificados, pero la decisin de realizarlas responde
al significado que se le otorga en el orden social o como expresin de poder. O cuando
determinado grupo promueve la construccin de edificios cuya cualificacin respecto a
los materiales y tecnologas empleados est muy por encima de las disponibilidades
globales de la sociedad, pero ese grupo especfico cuenta con recursos que le permiten
separarse de las condiciones sociales imperantes para la generalidad de la poblacin.
Son ejemplos de cmo la influencia de los factores econmicos en la arquitectura
puede estar matizada por aspectos de distinta ndole insertos en las complejas
relaciones sociales existentes en cualquier contexto. Ante tal circunstancia se
evidencia la importancia de evaluar los diferentes vnculos entre los componentes de la
estructura social, sus instituciones y los actores que participan en el manejo de los
recursos econmicos para la conformacin del ambiente construido.
La arquitectura como reflejo de la estructura social
Cuando se plantea que la arquitectura refleja la estructura y organizacin social, se
parte de un hecho irrefutable: la arquitectura, tal vez ms que cualquier otro producto
cultural es una imagen evidente de la estructura social, en tanto las diferencias entre
sus componentes por su pertenencia a distintas clases y (o) grupos sociales, los
valores de esos componentes y el tipo de relaciones existente entre ellos repercuten
en el ambiente en que viven. En cualquier territorio, para un momento especfico y en
su evolucin, se pueden apreciar estas diferencias en la calidad de los materiales de
construccin empleados, en el propio resultado de la actividad constructiva debido a las
tecnologas utilizadas, en la cualificacin de los elementos de determinacin espacial y
la dimensin y calidad de los espacios que se derivan de ellos, en las referencias
tipolgico-estilsticas y por un conjunto de indicadores ms.
Adems, la arquitectura, al constituirse como actividad profesional especializada se
vincula estrechamente con las estructuras de poder, de las cuales dimana el manejo de
los recursos para su produccin. Esas estructuras de poder, ya sean polticas,
econmicas, religiosas, ejercen un control del espacio a travs del planeamiento y
organizacin del territorio urbano, de la ubicacin y carcter de los componentes
arquitectnicos y de diversos mecanismos sociales que repercuten en las cualidades y
en el uso del ambiente edificado. El papel de la arquitectura como expresin del poder
se hace evidente al analizarla en su devenir histrico: los distintos niveles de dominio
ejercido sobre los recursos econmicos por parte de los componentes humanos de la
estructura social son definitorios en la heterogeneidad de los objetos arquitectnicos y
del ambiente. Si bien es posible encontrar situaciones variables de acuerdo con las
caractersticas de la sociedad de la cual se trate, el poder ejercido ya sea por las
monarquas, por los grupos econmicos dominantes de la clase burguesa o por un
171
colectivo social amplio como una cooperativa o el del Estado en una sociedad
socialista, siempre resulta determinante, sobre todo en las grandes realizaciones
urbanas y arquitectnicas. Incluso, si se analizan las prcticas participativas, dirigidas
a la interaccin entre proyectista y usuario en territorios acotados un barrio, una zona
comunal las cuales pueden considerarse como un fenmeno de democratizacin de
la arquitectura dirigido a la intervencin de los habitantes en decisiones de diseo y de
gestin de recursos, se comprueba el hecho de que precisamente, se considera ese
colectivo con un determinado poder de decisin y manejo de recursos: el fenmeno
participativo se convierte en un factor de extensin del poder para tomar decisiones.
La consideracin en torno a los vnculos entre la estructura y organizacin social y la
arquitectura tambin contempla la determinacin de esta a partir de las caractersticas
de las necesidades sociales que generan espacios construidos. Si los objetos
arquitectnicos se realizan para resolver sistemas de problemas en funcin de las
aspiraciones del hombre, es imprescindible analizar los nexos entre el modo de vida y
el carcter de las necesidades humanas respecto a la arquitectura, teniendo el cuenta
la especificidad de la categora necesidad, en primer lugar, como componente interna
imprescindible de la accin humana, por ser condicin importante para la efectividad de
las leyes objetivas del desarrollo social: La relacin recproca entre la satisfaccin de
las necesidades y la formacin de otras nuevas, es causa del desarrollo de la
produccin humana y de la sociedad en su conjunto. En segundo trmino, las
necesidades estn siempre condicionadas materialmente, se forman bajo relaciones
materiales y sociales y se desarrollan correspondiendo a exigencias socialmente
objetivas. Pero toda necesidad tiene tambin un aspecto subjetivo, consistente en el
hecho de que lo objetivo y necesario se expresa a travs de los deseos y anhelos del
hombre socialmente activo, y dicha expresin est en dependencia de los sistemas de
valores supeditados a las caractersticas particulares del modo de vida. 7 Es decir, las
necesidades sociales estn determinadas por condiciones objetivas y en el caso de
aquellas que dan lugar a los sistemas arquitectnicos, desempea un papel importante
la ndole del ambiente fsico, pues les confiere atributos particulares en cuanto a
espacialidad, requerimientos del confort trmico y visual. Adems, estn reguladas por
los valores sociales, conformados a partir de la ubicacin de las clases, de los grupos y
de los individuos en la estructura social, cuya organizacin aparece influida por las
relaciones que establecen en la produccin de los bienes materiales y de la compleja
interaccin de valores polticos, ideolgicos, culturales, estticos, etctera, cuya
intervencin en las actitudes sociales e individuales es innegable.
Con respecto a la especificidad de la necesidad concreta de espacios arquitectnicos,
coincidimos con lo apuntado por Ludea, en tanto un edificio no expresa una
...exigencia que proviene de s mismo... sino constituye ...un hecho condicional para
la satisfaccin de otras necesidades humanas..., y las conducentes a la arquitectura
...dependen, para su formalizacin, de la existencia objetiva y subjetiva de las otras
necesidades humanas (alimentarse, recrearse, educarse, trabajar, etctera). De este
modo define el sistema de necesidades que se corresponde con la produccin edilicia
como ...el sistema de necesidades de habitabilidad... (denominacin que usa por
7
Nesterenko, G.: La sociedad y el mundo espiritual del hombre, Ed. Progreso, Mosc, 1978.
172
Garca, J.: "El principio de la existencia real de la arquitectura y el urbanismo como sistemas", Ciencias Tcnicas (Arquitectura y
Urbanismo), No. 5, La Habana, 1979.
173
las reflexiones subjetivas y los sistemas de valores. 10 Cada uno de ellos, segn la
estructura social, tiene una repercusin peculiar en el nivel de vida de la sociedad y en
especfico de los grupos que forman la estructura social, lo que influye a su vez en el
carcter de las necesidades. Entre ellas, las que se relacionan con la demanda de
espacios construidos tienen gran trascendencia por su influjo en el nivel de vida.
Particularmente, los factores econmicos y sociales en primer lugar, y tambin los
demogrficos y territoriales, ejercen un papel determinante en la definicin de las
necesidades en su aspecto material, al ser los que intervienen de modo ms directo en
las condiciones materiales de vida. Los elementos correspondientes a las actividades
vitales y a las relaciones sociales influyen del mismo modo en la definicin de las
necesidades desde el punto de vista material, pero junto a los factores polticos e
ideolgicos, a las reflexiones subjetivas y los valores, condicionan el aspecto subjetivo
de la necesidad. Estas interrelaciones son importantes para definir el carcter de las
necesidades sociales a ser solucionadas por la arquitectura, pero tambin condicionan
los significados que desde el punto de vista social se le atribuyen a los ambientes
arquitectnicos por los sujetos participantes en sus procesos de conformacin y uso.
Todos estos rasgos de las relaciones entre los factores sociales y la arquitectura deben
ser considerados en la actuacin de cada uno de los componentes humanos que
intervienen en su proceso de conformacin y uso. En primer lugar, el anlisis con
respecto a los usuarios, a quienes est dirigida la arquitectura, contempla su ubicacin
en la estructura social, sus intereses materiales y espirituales, sus valores e intereses,
sus costumbres y formas de comportamiento, as como la caracterizacin de las
necesidades que deben ser solucionadas. Como son los arquitectos o proyectistas (o
equipo de proyecto) quienes deben evaluar el carcter de las necesidades como parte
de una realidad objetiva, y las reinterpretan segn sus valores para darles una
satisfaccin, sus actuaciones y respuestas deben ser analizadas a la luz de su
pertenencia a una clase social; interesa su proyeccin ideolgico-cultural, su formacin
y experiencia, el tipo de relaciones que establece con los usuarios y con los
inversionistas el otro componente humano significativo participante en este
proceso cuyos intereses pueden no coincidir con el usuario; y es vital evaluarlos y
cmo se proyectan, en tanto su papel en ocasiones puede tener un peso determinante
al ser el factor que facilita los recursos para la materializacin de los sistemas
arquitectnicos. 11
El carcter de las relaciones entre los componentes humanos del condicionamiento
social entre los cuales tambin es necesario incluir a los constructores depende del
tipo de sociedad, especficamente del tipo de relaciones de produccin que le
corresponden, de las particularidades en un momento dado de las directrices de la
ideologa poltica con respecto a la arquitectura y de la poltica econmica en el sector
constructivo, del tipo de tema arquitectnico del cual se trate, de su complejidad y del
valor asignado por una comunidad en su conjunto o por un sector social de la misma.
Un factor fundamental en la caracterizacin de esas relaciones lo constituyen la accin,
10
11
174
los valores y los intereses del inversionista y su posicin con respecto al usuario. Los
vnculos entre usuario, proyectista e inversionista se pueden complejizar por la
estratificacin en grupos dentro de las clases sociales, por las presiones a las que
puede verse sometido el arquitecto, en caso de tener divergencias con el comitente,
por las propias interrelaciones entre las prcticas sociales reales y las ideales. Pero al
margen de este posible conflicto social son frecuentes las contradicciones entre
inversionista y proyectista ante determinadas soluciones aportadas por el segundo,
causadas muchas veces por diferencias de valores en cuanto a las concepciones de
habitabilidad y funcionalidad, apreciaciones estticas y otros aspectos de diversa
ndole. Cuando el inversionista es el Estado, aunque en las sociedades clasistas
representa a la clase dominante, algunas polticas en el sector de la construccin del
planeamiento urbano pueden chocar con intereses privados. Incluso, en el socialismo,
son posibles las contradicciones cuando el inversionista "representa" los intereses de
los usuarios, pero de una manera abstracta, sin considerar particularidades de
diferentes sectores, fenmeno que se puede apreciar, por ejemplo, en la construccin
masiva de viviendas.
175
* econmico-sociales
VIDA
ELEMENTOS
* condiciones
materiales de vida
* demogrficos
* territoriales
aspecto
objetivo
* actividades vitales
nivel
de vida
* relaciones sociales
* polticos
* ideolgicos
*reflexiones
subjetivas
y valores
aspecto
subjetivo
Savranski, I.: La cultura y sus funciones, Ed. Progreso, Mosc, 1983, p. 69.
176
14
15
Ver: Ballina, J.: Anlisis histrico de la arquitectura. Antiguo Egipto, Mxico, 1988, pp. 10-15.
Kagan, M. S.: "La estructura de la forma artstica", Criterios Nos. 3-4, La Habana, 1982, pp. 43-45.
Crdenas, E.: "Expresin formal y significacin en la arquitectura", Arquitectura y Urbanismo, No. 1, La Habana, 1981, pp. 38-
49.
177
otras funciones como ...la protectora (proteger al hombre de las influencias nocivas y
cambios de ambiente); la socializadora (asimilacin de conocimientos, aptitudes,
normas y experiencias sociales acumulados en las generaciones precedentes, que se
realiza en el proceso formativo y de desarrollo de la persona, en diferentes formas de
comunicacin, en la actividad prctica y de valoracin y orientacin); la
individualizadora (de autorrealizacin sociocultural, de desarrollo de sus dotes y
capacidades individuales)..., 16 se podran plantear las consideraciones siguientes:
Los objetos arquitectnicos tienen una funcin informativa y comunicativa, en tanto
ellos contienen determinados mensajes implcitos en sus significados que van desde
los ms simples referidos a la identificacin de las actividades posibles a desarrollar en
sus espacios hasta los ms complejos de referencias culturales. La funcin directiva es
posible relacionarla con la capacidad de condicionar determinados comportamientos
sociales. Pero tambin estas funciones se manifiestan a travs del conjunto de
conocimientos de la produccin terica de la arquitectura y de su difusin, adems de
los conocimientos particulares y la visin de los sujetos hacia la arquitectura. Una de
las funciones primordiales de la arquitectura es la protectora, y es, dentro de los
sistemas culturales, la que desarrolla esta funcin por excelencia. La socializadora
est presente en la produccin y uso de la arquitectura, como en la comunicacin a
travs de la difusin del conocimiento arquitectnico; mientras la individualizadora se
expresa en la posibilidad de establecer relaciones de identidad con los espacios
habitables, lo cual se verifica en la actividad de conformacin por parte de los
arquitectos y de los constructores as como por los usuarios, ya que estos pueden
autorrealizarse en esos mbitos de vida al compenetrarse con ellos, tanto si son
aceptados o transformados en el uso, y por supuesto cuando los realizan o participan
en su ejecucin.
Todas estas funciones que se manifiestan en el proceso de produccin arquitectnica y
en el de uso, perfilan el valor sociocultural de la arquitectura cuya verdadera dimensin
se alcanza en la medida en que los espacios habitables son representativos de valores
culturales colectivos asentados en la transmisin de conocimientos de una generacin
a otra y modificados por las nuevas necesidades y valores, de modo que los
comportamientos en el uso de los espacios sean debidos ms esos valores
compartidos que a imposiciones derivadas del control social de dichos espacios por
parte de las decisiones de la clase o grupos dominantes.
Puede afirmarse entonces que el valor social de la arquitectura est relacionado con el
conjunto de funciones socioculturales a las cuales da cumplimiento y por las
interrelaciones entre todos los aspectos antes planteados, adems de su carcter
imprescindible para el ser humano, conjuntamente con otras estructuras que conforman
el marco de vida material cotidiano, y tambin por su esencia participativa, ms que en
cualquier otra manifestacin de la cultura, pues los seres humanos desarrollan una
actividad creativa en la conformacin de su marco de vida, porque siempre lo
modifican, ya sea con sus acciones directas o por su presencia fsica, transformando la
percepcin de los espacios arquitectnicos. En conclusin, se puede definir el valor y
contenido social de la arquitectura a partir de varios factores esenciales: En primer
lugar, porque la arquitectura debe dar respuesta a las necesidades objetivas y
16
178
180
CAPITULO 9
LAS PARTICULARIDADES DE LA ARQUITECTURA COMO FENOMENO
CULTURAL
Puntos de partida
En el captulo precedente, dentro del anlisis del condicionamiento social de los
sistemas arquitectnicos, se plantearon ideas generales en cuanto a su determinacin
por algunos aspectos socioculturales con el propsito de definir un conjunto de sus
particularidades como manifestacin compleja, insertada en una sociedad determinada.
Pero es necesario considerar otros factores ms que, desde el punto de vista
metodolgico, posibiliten una mayor precisin en la especificidad de la arquitectura
como fenmeno de la cultura.
El camino primordial por el cual se pretende dirigir ese discernimiento en relacin con el
concepto de la arquitectura como cultura parte, en primer lugar, de aceptar la definicin
ms abarcadora de cultura como un fenmeno social apreciado en su desarrollo
dialctico, caracterizado por su condicionamiento histrico concreto, y en cuyo centro
se sita al hombre y su actividad creativa 1 ; por tanto, ...representa cuanto ha creado y
crea el hombre..., comprendiendo los resultados materiales y los modos de actividad
transformadora de las personas, orientada a modificar al mundo circundante y a s
mismas... 2 De modo que puede considerarse a todo elemento cultural el resultado de
una dinmica social, concebida en tanto proceso colectivo de difusin, asimilacin,
creacin y recreacin, con respecto a una herencia acumulada de generaciones
anteriores, con caractersticas diversas para las distintas clases y grupos sociales,
manifestndose como conjunto de elementos dinmicos que pueden ser transferidos a
las generaciones futuras y ...de grupo a grupo y (...) aceptados, reinterpretados o
rechazados, por grupos sociales diversos. 3 Es, en definitiva, un conjunto de
respuestas colectivas a las necesidades vitales... que tiene toda comunidad humana
...frente a las condiciones del ambiente natural y social: el medio geogrfico, el clima,
la historia. 4
Tambin interesa especialmente indagar en la cuestin acerca de los valores
culturales, estticos y artsticos de la arquitectura, pues como ya ha sido indicado,
segn diferentes nociones se la aprecia como arte, como ciencia, como tcnica en
cuanto a forma de conocimiento y de produccin, correspondiendo cada una de
estas visiones a determinada concepcin del mundo, correspondientes al marcos
histrico-concretos. El hecho de que la prctica arquitectnica de construcciones
masivas, sobre todo en la vivienda y en el contexto de Amrica Latina es muy
evidente en Cuba haya priorizado los factores econmicos y tcnicos, as como los
enfoques a partir de su condicionamiento en menoscabo de una visin cultural ms
amplia de la arquitectura y de su participacin real en la calidad de vida de la
1
Ver: Kristova, A.: Direccin cientfica de la cultura, Ed. Poltica, La Habana, 1984, pp. 7-18; Mezhiev, V. M.: La cultura y la
historia, Ed. Progreso, Mosc, 1980, pp. 88-112; Arnoldv, A.: Por el camino del progreso cultural, Ed. Progreso, Mosc, 1975, pp.
5-36
2
Kaltajchian, S.: La teora marxista-leninista de la nacin y la actualidad, Ed. Progreso, Mosc, 1987, p. 163.
3
Stavenhagen, R.: "La cultura popular y la creacin intelectual" en: Colombres, A. (comp.): La cultura popular, Ed. Premi,
Puebla, 1987, p. 22.
4
Margulis, M.: "La cultura popular", en: Colombres, A: Ob. cit., p. 41.
184
Ver: Crdenas, E.: "Hacia una verdadera crtica de la arquitectura", Temas No. 5, La Habana, 1985.
idelogos posteriores, de que la arquitectura tena que ver con la ciencia o la tcnica,
pero no con el arte, implicaran dejarla desprovista de valores artsticos. Diversos
autores demuestran el surgimiento histrico-concreto de la idea de la construccin
tcnica perfeccionada como condicin necesaria y suficiente de belleza, por lo tanto, la
arquitectura no necesitaba ms. 7 Pero tambin otros argumentan sus criterios de que
tal concepcin responde a un manejo ideolgico de la tecnologa como factor prioritario
del desarrollo humano, 8 al restarle valor a los aspectos ideoestticos.
Es importante entonces remitirse a varios conceptos genricos acerca de la cultura y
cmo operar en el caso de la arquitectura. Si se considera que la cultura como
fenmeno global caracteriza en igual medida aquellas esferas de la actividad vital social
y las ...formas de participacin de los hombres en la historia, que expresan en su
conjunto la existencia del hombre como sujeto de esa historia. 9 , y se vincula con lo
expuesto en el captulo antecedente acerca de los sistemas modeladores y de los de
actividades como integrantes del sistema general de la cultura y las interrelaciones
dialcticas entre su carcter como obra cultural, un conjunto de conductas
socioculturales de un grupo y las respuestas a esas conductas 10 que se materializan en
nuevas obras culturales y conductas; se pueden aceptar estos conceptos como
categoras operativas en funcin del anlisis de los fenmenos arquitectnicos, sobre
todo en lo que respecta a la cultura, en tanto obra influyente en los colectivos sociales,
a partir de los valores con los cuales se la juzga y, como resultado de ello la produccin
de respuestas (conductas, comportamientos) manifestadas como una nueva conducta
o como estructuradora de otra obra cultural.
Una cuestin ms en el orden terico-metodolgico susceptible de evaluar es cmo se
han manejado los trminos y los conceptos inherentes a la divisin tradicional en la
literatura marxista de la cultura en cultura material y cultura espiritual y la ubicacin de
la arquitectura dentro de esa distincin. Se reconoce que ...cada objeto material,
considerado como elemento de la cultura, debe su aparicin a la circunstancia de que
est ligado a determinada idea..., y, por otra parte, ...las obras de la cultura espiritual
siempre tienen premisas materiales especficas y son portadoras de un sustrato
material concreto. En la cultura material se incluiran ...los productos del trabajo
humano que satisfacen ciertas necesidades materiales: vivienda, vestido, modo de
vida..., etctera. Mientras que la cultura espiritual comprendera las formas de la
conciencia social, sentimientos y emociones, el desarrollo del potencial squico,
intelectual y volitivo de la personalidad, y tendra como uno de sus componentes a la
cultura artstica. 11
Ver Novikova, L.I.: "La organizacin esttica del medio ambiente", en AAVV: La esttica marxista-leninista, Ed. Arte y Literatura,
La Habana, 1986, p. 511.
8
Fuksz, D.: "Hacia una crtica de la esttica del tecnicismo", en AAVV: La lucha de las ideas en la esttica, Ed. Arte y Literatura,
La Habana, 1983, pp. 362-397. Ver tambin Jameson, F.: "El posmodernismo o la lgica cultural del capitalismo tardo", Casa de
Las Amricas No. 155-156, La Habana, 1986, pp. 141-143.
9
10
11
Savranski, I.: La cultura y sus funciones, Ed. Progreso, Mosc, 1983, p. 163.
Ver el acpite "La arquitectura como hecho sociocultural".
Kristova, A.: Direccin cientfica de la cultura, Ed. Poltica, La Habana, 1984, pp. 7-8.
186
Kagan, M.S.: "La actividad humana y la cultura. El lugar del arte en la cultura" (conferencia/mimeo), Instituto Superior de
Arte, La Habana, enero 1988.
13
14
187
188
189
distinciones solo en trminos cuantitativos, sino que han de conjugarse con los
cualitativos. Si por ejemplo juzgamos una novela como mala artsticamente, se debe a
que no alcanz un determinado nivel artstico segn ciertos parmetros
de
enjuiciamiento, pero ello no cuestiona en modo alguno la naturaleza artstica del gnero
literario novela.
Una entrada ms al anlisis de si es posible incluir a la arquitectura en general dentro
de la cultura artstica, podra hacerse desde el punto de vista de las estructuras de
pensamiento y de los aspectos gnoseolgicos. La distincin tradicional entre el
pensamiento estructurado en imgenes como caracterstico del arte y el pensamiento
lgico-cientfico como inherente a la ciencia, ha sido cuestionada, en tanto la estructura
del pensamiento creativo del hombre integra ambos tipos de aspectos. 18 Y esto es
particularmente evidente en la arquitectura por su dependencia de factores que deben
estructurarse lgicamente con el propsito de responder a su funcin prctico-material;
pero, al mismo tiempo, los objetos arquitectnicos son resultado de una estructuracin
en imgenes en tanto expresin concreto-visible y como sntesis de componentes
objetivas y subjetivas. Por lo tanto, las posiciones extremas que otorgan prioridad a los
aspectos artsticos al analizar la arquitectura, o al pensamiento lgico-cientfico en su
proceso de creacin, igualmente deben ser cuestionadas.
Muchas concepciones antes aceptadas resultan hoy da obsoletas si se considera la
influencia del desarrollo cientfico en las artes plsticas; el carcter espacial de las
denominadas instalaciones, o el sentido escultrico, de plasmacin metafrica, o
incluso literario de no pocos ejemplos arquitectnicos. Por dems, segn las
caractersticas del programa arquitectnico, es posible distinguir en unas obras y en
otras un mayor peso de los componentes tcnicos, de la organizacin espaciofuncional, de los factores simblicos o de cualquier otra ndole; o se puede dar
preferencia, tanto en el proceso de creacin como en el anlisis, a aspectos
escultricos o metafricos, como la clasificacin que hace Arthur Drexler de la
arquitectura moderna. 19
Mltiples cambios efectuados en la poca contempornea afectan la cultura, el arte y
los valores estticos, generando concepciones que rompen con las tradicionales y han
intentado construir sistemas de valores a partir de lgicas totalmente diversas, algunas
fundamentadas en una inversin constante de los cdigos establecidos, como sucede
en las corrientes vinculadas con la posmodernidad, basadas, segn Jameson, en la
lgica del capitalismo tardo 20 o en determinadas prcticas y conductas de la cultura
urbana 21 . La esttica de lo feo, los valores estticos basados en el collage, en la
intertextualidad y recontextualizacin caractersticos de la cultura posmoderna
repercuten en la literatura, las artes plsticas, la arquitectura, las formas de vestir y en
18
Verdecia, G.: "Antinomias de la creacin en la ciencia y en el arte", Esttica y arte, Ed. Pueblo y Educacin, La Habana, 1991,
pp. 5-6.
19
20
21
Foster, H.: "Postmodernism, a Preface", en su: The Anti-Aesthesic. Essays on Postmodern Culture, Bay Press, New York,
1990, pp. 15-19.
190
los objetos de uso cotidiano. El resultado es, tanto en el mbito terico como en las
prcticas relacionadas con estas posturas culturales, una especie de trasposicin de
un tipo de manifestacin a otra de lo anteriormente concebido como estrictamente
literario, escultrico, arquitectnico, dramtico, etctera: en definitiva constituye la
eclosin de un fenmeno que ya se vena produciendo. A la vez, el cuestionamiento
constante de los valores culturales, estticos y artsticos, los mecanismos de
imposicin y propaganda hacen difcil las definiciones y precisiones en la actualidad.
Ms, estas razones pueden apoyar el criterio de que la valoracin de la arquitectura
desde el punto de vista artstico no puede realizarse obviando los cambios recientes en
cuanto a los conceptos acerca del arte. Las consignas enarboladas por las
vanguardias a inicios del siglo XX, del tipo viva la tcnica, muera el arte!,
constituyeron eslabones dirigidos precisamente a romper con las concepciones
tradicionales y con el carcter elitista del arte burgus. La solucin trazada por la
sociedad socialista fue la posibilidad de participacin del pueblo en la creacin artstica,
ampliando la base de la educacin en todas las manifestaciones del arte, en la
promocin del movimiento de aficionados en relacin con el arte profesional, con el
propsito de que los individuos alcanzaran un alto ideal esttico, extendido a la vida
cotidiana y a la actividad laboral. 22 Con independencia de los resultados y la presencia
de tcticas esquemticas y el mal gusto en la cultura socialista, es un planteamiento
seguido de una prctica no privativa del socialismo que puede entroncar con la
continuidad o las investigaciones acerca de las culturas populares tradicionales y su
incorporacin al arte profesional. Son experiencias contribuyentes a una aplicacin de
la base social de la creacin artstica. Lamentablemente la humanidad hoy se enfrenta
a una gran masa de poblacin analfabeta y de analfabetos funcionales sin acceso ni
siquiera a la educacin y mucho menos al arte, mientras se amplifica la
internacionalizacin de una cultura fabricada para la idiotizacin de las masas.
En el caso de la arquitectura, los extremos se debaten entre una arquitectura nica,
altamente cualificada como obra de arte, ya se trate de una construccin
aparentemente artesanal y exclusiva, o una que parezca ser el miembro de una serie
semejante, como los edificios resultantes de una extrema sofisticacin tecnolgica; o
una arquitectura totalmente descualificada en lo cultural, esttico y artstico. Pero esta
situacin que pareciera no derivarse de la especificidad de la arquitectura, est en
estrecha relacin con sus caractersticas particulares como fenmeno sociocultural,
sujeto a los condicionamientos econmico-sociales.
Valores culturales, estticos y artsticos
Despus de evaluar desde varios puntos de vista los problemas formulados y sealar
algunas contingencias de la contemporaneidad, aunque no se pretende dar respuesta a
todas las interrogantes, es conveniente plantear una especie de conclusin parcial de
estos anlisis.
En lneas generales se podra considerar que los valores culturales son los derivados
de concepciones del mundo, conductas y costumbres, referidos a una cultura
22
Larmin, O.: La educacin esttica en el socialismo desarrollado, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1984, pp. 68-71.
191
Estos criterios se han desarrollado en :Garca, J. "Propuesta general del mtodo de anlisis de la arquitectura y del
urbanismo"; "El principio de la existencia real de la arquitectura y el urbanismo como sistemas", Ciencias Tcnicas, Serie
Arquitectura y Urbanismo, Nos. 4 y 5, ISPJAE, Ciudad de La Habana, 1979 y Crdenas, E.: "Parmetros para el anlisis de la
arquitectura y del urbanismo" en: Segre, R. y E. Crdenas, Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981/
Ed. Fraga, Quito, 1982.
24
Selle, G.: Ideologa y utopa del diseo. Ed. G. Gili, Barcelona. 1975, p. 59.
25
Ver: AAVV: Contra un diseo dependiente. Un modelo para la autodeterminacin nacional, Ed. Edicol, Mxico, 1977. Se
propone un "Modelo general del proceso de diseo" para el diseo arquitectnico, industrial y de la comunicacin grfica para la
Divisin CYAD de la Universidad Autnoma Metropolitana de Mxico.
193
En lneas generales podra decirse que cualquier espacio construido aun cuando se
trate de la arquitectura popular o de la vivienda erigida por un solo individuo es
resultado de la formulacin de necesidades que requieren un espacio para ser
realizadas, y al menos se analizan en s mismas y en relacin con el lugar, los
materiales y tcnicas disponibles (recurdese la diferencia sealada por Marx entre la
abeja que construye un panal y el hombre que construye su vivienda), para despus
ejecutar su construccin y poder hacer uso de esos espacios. Es decir, que ah est
presente un proceso de diseo.
En la produccin arquitectnica profesional contempornea se pueden destacar dos
fases fundamentales dentro de su proceso de conformacin, de acuerdo con los
resultados que de l se esperan: la realizacin del proyecto y a partir de su
representacin, la fase constructiva o de ejecucin para arribar a la forma final. Cada
una de estas fases tiene como resultado un producto final, perfectamente identificable y
de naturaleza diferente.
Cuando se hace referencia al proyecto arquitectnico se asocia con la labor del
arquitecto, se piensa en una actividad especializada, cuyo origen est en la divisin
social del trabajo, vinculada a la aparicin de la sociedad clasista, pero como fue
sealado, no es hasta el Renacimiento, con el inicio de las relaciones capitalistas de
produccin y sus implicaciones en cuanto a la separacin entre trabajo intelectual y
trabajo manual, entre teora y prctica, cuando se perfila con mayor claridad el papel
social del arquitecto y su actividad creadora vinculada a la prefiguracin arquitectnica
que poda distanciarse de la tarea constructiva posterior, e incluso, realizar proyectos, o
concretar ideas en forma de proyectos cuyo destino no era servir de base a un proceso
constructivo.
As, desde el punto de vista de la produccin arquitectnica, el proyecto tiene la funcin
de definir cmo es el objeto a ser producido y de gua y control del proceso
constructivo, cometido que se mantiene hoy da an cuando el desarrollo
socioeconmico y cientfico-tcnico en la poca contempornea ha trado consigo
nuevas y sucesivas divisiones del trabajo y un alto grado de especializacin, de manera
que el arquitecto vitruviano, quien deba conocer de todo, no existe ms y esos
conocimientos complementarios que necesita para analizar la realidad de partida del
proceso de diseo y las necesidades a las cuales debe dar respuesta, as como otros
devenidos especialidades tcnicas, ha de buscarlos en comn con otros profesionales.
Por lo mismo, la actividad del arquitecto se ha desglosado en un amplio espectro de
especialidades, y no digamos solo las ms conocidas del urbanista o planificador, el
proyectista, el arquitecto constructor, sino adems est el inversionista, el tecnlogo, el
administrador de construcciones, el arquitecto programador, y por supuesto el terico,
dedicado al desarrollo del saber arquitectnico, a la crtica, a la historia, a la
enseanza. Y todava se podran citar otras ms, aunque se mantenga de manera
bastante generalizada la formacin de un arquitecto "integral".
194
Volkova, E.: El contenido y la forma en el arte, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988, p.27.
Kagan, M.: "La estructura de la forma artstica", Criterios, Nos. 3-4 pp. 43-45, Ciudad de La Habana, 1982.
195
fundamental representar ni recrear una realidad, sino crear una nueva, de modo que
esa fase de apropiacin debe seleccionar cules aspectos son susceptibles de ser
modificados. El proceso de apropiacin esttica: puede referirse al paisaje natural o
construido, a las posibilidades estticas de los materiales, a las aptitudes expresivas de
las estructuras o de sus componentes, o de determinados sistemas constructivos, y
otros aspectos semejantes y suele ser ms complejo que en otras manifestaciones
artsticas en tanto no debera independizarse de la finalidad prctica de los objetos
arquitectnicos y de factores objetivos esenciales para su concrecin. Por tales
motivos se ha de establecer una estrecha relacin con la fase siguiente, dada la
"materialidad" de la arquitectura. Adems, en ese primer momento se requiere de una
apropiacin de aspectos de la realidad cuyo carcter no siempre es esencialmente
esttico, si bien posteriormente tienen repercusin en la esfera de lo esttico.
Los mecanismos inherentes a esa apropiacin de la realidad y su sntesis en la
"representacin" de una nueva realidad a travs de los medios utilizados para ello por
el proyecto, son semejantes a los mecanismos que tienen lugar en cualquier otro
proceso de creacin en cuanto a las relaciones establecidas entre un conjunto de
normas aceptadas producto de sistemas de valores, especialmente estticos, de
modos de expresin mediante diversos recursos, de tcnicas de trabajo, etctera, y las
variaciones de estas normas en cada nueva propuesta, como base de la innovacin
factible contenida en ella. Aqu podra hacerse referencia a que los diferentes niveles
entre la aceptacin o trasgresin de las normas, al mismo tiempo que pueden ser
indicadores de la "originalidad" del resultado de un proceso de creacin, son
importantes para comprender la evolucin de cualquier manifestacin de la cultura.
Esas trasgresiones, si bien pueden identificar un modo de hacer (o estilo) del sujeto
creador, en general no dependen de su nica voluntad, sino que se posibilitan por
motivos dismiles, ya sean cambios socioeconmicos que inducen otros en la esfera de
la cultura, el desarrollo tcnico, o factores especficos que influyen en la formacin y
modo de proyeccin socio-ideolgica de ese sujeto creador, aunque, por supuesto no
estn ausentes los aspectos volitivos ni la particular capacidad del creador. Entre esos
mecanismos de anlisis, apropiacin de la realidad y sntesis, pueden existir desde
actitudes pragmticas a otras ms analticas, decididamente cientfica o intuitiva, de
interpretacin de la realidad a partir de asociaciones o analogas, u otras.
Relacionado con esto puede ser sugestiva la definicin de Broadbent de cuatro tipos de
procesos de diseo: el diseo pragmtico, que es el de aparicin ms temprana, donde
la forma se genera por manipulacin directa de los materiales disponibles; el diseo
analgico, donde la invencin de la forma tiene lugar mediante la utilizacin de
analogas visuales, estructurales, filosficas, etctera; diseo icnico, en el cual el
proceso de diseo se basa en que el diseador posee una imagen mental previa ms o
menos institucionalizada mediante la cual se indica la configuracin global que debe
presentar el producto acabado; y el diseo cannico, donde la configuracin final queda
determinada por la utilizacin de sistemas bidimensionales o tridimensionales
establecidos. 28 Fernando Tudela opina que esta clasificacin pudiera ser ...interesante
28
Broadbent, G.: Design in architecture, Ed. Willey e hijo, Nueva York, 1974, pp. 47-54.
196
29
Tudela, F.: Arquitectura y procesos de significacin, Ed. Edicol, Mxico, 1980, p. 195.
197
199
200
debe estar implcita una intencin de comunicacin, que viene a formar parte del
contenido, al quedar incluida entre los aspectos de valoracin de la realidad por parte
del sujeto creador.
Los diferentes problemas apuntados se manifiestan en el modo particular en que la
arquitectura refleja la realidad y en los procesos significativos derivados de los
procesos de uso en la arquitectura y los cuales se generan a partir de la forma
concreto-visible de esta y de la experiencia espacio-temporal inherente al propio uso,
ya sea de acuerdo con la necesidad concreta a la cual responde como en el orden
comunicacional; significados que debieron ser articulados en el proceso de conformar
la arquitectura.
201
CAPTULO 10
PROCESOS DE SIGNIFICACIN EN LA ARQUITECTURA
Acerca del tema de la significacin arquitectnica
Hace algunos aos la Semitica irrumpi en casi todos los medios acadmicos de la enseanza de la
arquitectura y en general en el mbito de la teora y la crtica y, en menor medida algunos vieron la
posibilidad de su aplicacin al campo de la proyectacin arquitectnica. La cultura en general y la
arquitectura en particular analizada como un sistema de signos, la arquitectura como comunicacin,
la arquitectura como un texto o como mensaje, los diagramas de los procesos de comunicacin,
constituan algo cotidiano. La prctica de la aplicacin de la semitica, de la teora de la comunicacin a
la arquitectura, nacidas de la lingstica, produjo un arsenal terminolgico que a veces impeda la
comunicacin adecuada con aquellos arquitectos que permanecan "fuera del juego".
La analoga entre arquitectura y lenguaje no es, sin embargo, un fenmeno reciente. Peters Collins
analiza la importancia que tuvo la analoga lingstica en los siglos XVIII y XIX y cita, entre otros, a
Germain Boffrand quien en su libro Sobre la arquitectura (1745), escribi que ...los perfiles de las
molduras y otras partes que componen un edificio son, para la arquitectura, lo que las palabras para el
lenguaje. Incluye otras afirmaciones semejantes de Quatremre de Quincy, James Elmes, J.N.L.
1
Durand y otros. Pero es principalmente a partir de las investigaciones de Ferdinad de Saussure que la
lingstica cobra auge, aunque fue necesario esperar algn tiempo desde que las anotaciones de sus
conferencias fueran publicadas con el ttulo de Curso de lingstica general, 2 y despus el
estructuralismo, nutrieran la teora de la informacin de Abraham Moles, la semiologa de la
comunicacin y su aplicacin a la arquitectura.
En estos momentos esa fiebre de semitica ha pasado algo y su influencia se refleja en la persistencia
de algunos trminos y enfoques. No obstante, es necesario reconocer la importancia de los anlisis
realizados en la arquitectura a la luz del instrumental de la semitica, como una va de profundizar en los
procesos de produccin y recepcin de significados arquitectnicos en relacin con su forma concretovisible, en un momento en que el estilo internacional haba contribuido a la expansin de una
arquitectura descualificada estticamente y de un nivel significativo demasiado dbil en trminos
culturales. De manera que constituy una va de conocimiento de lo arquitectnico. Aunque no es
objetivo de este captulo analizar toda la amplitud de planteamientos en torno a la significacin
arquitectnica desde un punto de vista estrictamente semiolgico, pues ya hay abundante literatura con
3
este enfoque, se har referencia a algunas ideas que pueden ser importantes para despus pasar a
otros aspectos del tema de la significacin en arquitectura.
Umberto Eco, uno de los ms connotados tericos en el campo de la semitica consider que la cultura
es esencialmente comunicacin, pero la arquitectura antes que comunicar, funciona. 4 Tudela crtica
a Eco, pues considera que no est probado su punto de partida en cuanto a la necesidad de estudiar las
funciones del objeto arquitectnico antes de su anlisis esttico. 5 Ahora, si bien es posible analizar
algunos aspectos desde el punto de vista esttico de la arquitectura sin conocer sus funciones, en la
percepcin integral del significado arquitectnico los aspectos contenusticos desempean un papel
relevante, ya sea el de una escalera que impulsa a subir (o a bajar) o referencias ms complejas
1
Collins, P.: Los ideales de la arquitectura moderna; su evolucin (1750-1950), Ed. G. Gili, Barcelona, 1973, pp. 178-179.
Este texto tan citado de Saussure no fue directamente escrito como libro por l, sino que un grupo de sus alumnos lo edit en
1916, en Pars, a partir de las notas de las conferencias que imparti en la Universidad de Ginebra. En los aos 60 y 70 sobre todo
hubo numerosas ediciiones de este libro.
3
Ver: Garca, J.: "El principio real de la arquitectura y el urbanismo como sistemas", Ciencias Tcnicas (Serie Arquitectura y
Urbanismo), No. 5, La Habana, 1979, pp. 42-75; y Crdenas, E.; "Parmetros para el anlisis crtico de la arquitectura", en Segre,
R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, pp. 221-237.
4
5
Eco, U,: La estructura ausente, Ed. Lumen, Barcelona, 1972. Ver el captulo "Arquitectura y comunicacin", p. 198.
Tudela, F.: Arquitectura y procesos de significacin, Ed. Edicol, Mxico, 1980, p. 128.
228
relacionadas con la multiplicidad del contenido. La secuencia de anlisis que va desde la comunicacin
a la significacin, en la cual la indagacin de si la arquitectura es un lenguaje o no y, en caso afirmativo,
tratar de definir cmo se estructura ese lenguaje, ha sido la base de un sinnmero de propuestas y
modelos de anlisis de la arquitectura, aun cuando se reconozcan las diferencias entre el lenguaje
verbal y otros posibles tipos de lenguaje.
Stroeter arquitecto brasileo basndose en la dicotoma de Saussure entre lengua y palabra,
establece una analoga donde hace corresponder la primera con la arquitectura como lenguaje y la
segunda con el lenguaje del arquitecto, expresada en una lista de ideas opuestas organizadas en dos
bloques. Segn el autor, su propsito es que el arquitecto ...tome conciencia del nivel en que puede
trabajar..., en tanto la segunda columna o bloque se relaciona con la ...forma individual y particular de
hacer arquitectura..., por lo que ms bien se trata del estilo del arquitecto, que se produce dentro del
estilo de su poca. Es decir, que la arquitectura como lenguaje corresponde a lo general, mientras que
el lenguaje del arquitecto es lo particular, y entre esas ideas contrapuestas, plantea, por ejemplo en cada
una de las columnas: formada a lo largo del tiempo/ nace de acciones aisladas; es trabajo de muchos,
fenmeno colectivo y social/ es un fenmeno individual, una situacin particular; expresa una cultura,
una poca, una tradicin constructiva/ sirve para expresarse (el arquitecto); es impersonal e
inconsciente/ es personal y consciente; tradicional, banal/ nueva, original; contiene valores sociales/
expresa valores personales; prevalece la norma/ es producto del genio, del talento; un conjunto de
6
restricciones/ un conjunto de selecciones, etctera.
Antes de tomar posicin con respecto al valor de los resultados de esta analoga, hay que concordar con
el carcter ms general de la arquitectura como lenguaje o del lenguaje de la arquitectura y el del
arquitecto, ms particular; sin embargo, la identificacin de este ltimo con la palabra, entraa el peligro
de no apreciar las diferencias entre el uso de la palabra por el individuo en el lenguaje verbal y el
lenguaje o estilo de un arquitecto; en primer lugar, porque la palabra parte de un vocabulario comn,
establecido para una determinada lengua con un conjunto de normas establecidas, aunque su uso
pueda ser individual; en cambio, el arquitecto, no cuenta con un lenguaje de semejantes caractersticas,
pues lo que podra ser un sistema de cdigos para la arquitectura no est estructurado a partir de
normas tan definidas como las del lenguaje hablado y, al mismo tiempo, aunque trabaje individualmente,
su lenguaje est condicionado por un conjunto complejo de factores correspondientes a una sociedad
histrico concreta, de manera que no solo expresa valores personales, sino tambin sociales, de
acuerdo con su posicin de clase en la estructura social.
El Segundo Encuentro Internacional de Crticos de Arquitectura, celebrado en Buenos Aires en 1980,
trat sobre estos temas y las opiniones de varios participantes se recogieron en el libro Es la
7
arquitectura un lenguaje, y en qu sentidos? Los diversos puntos de vista sealan dos direcciones
principales: los que dan una respuesta positiva y los que dudan de la validez de una correspondencia
entre el lenguaje verbal y la arquitectura, y solo lo aceptan parcialmente, pero la mayora enfrenta el
problema en relacin con los significados de la arquitectura. Luis Grossman da una respuesta negativa y
dice que ...la arquitectura se expresa por medio de uno o varios lenguajes, lo que no es lo mismo.
Critica el uso de la lingstica como gnesis de un proyecto, porque ...puede llegar a ser un pecado de
soberbia que un autor someta a seres humanos a vivir dentro de una paradoja, o transitar a lo largo de
una vida en medio de la irona o el sarcasmo. 8
La respuesta del compilador, Jorge Glusberg, la sintetiza en que la arquitectura Es un lenguaje, un
sentido metafrico, un conjunto estructurado de significantes, que en muchos aspectos produce efectos
que solo el lenguaje humano posee (...) El ms importante de ellos es el de condicionar los sistemas de
relaciones sociales a partir de la organizacin topolgica del entorno, tarea del arquitecto y que lo define
como tal, quiz ms adecuadamente que la labor de prefiguracin, que por supuesto tambin le
6
7
Stroeter, J. R.: Arquitetura & teorias, Ed. Nobel, So Paulo, 1986, pp. 88-90.
Glusberg, J.: Es la arquitectura un lenguaje, y en qu sentidos?, Centro de Arte y Comunicacin, Buenos Aires, 1980.
229
compete. En otro momento afirma que ...la disposicin de los significados en la arquitectura, en la
medida en que derivan de significantes especficos, constituye una estructura significante: es a ella a la
que denominamos lenguaje. 9
Aqu deben apuntarse dos aspectos: el primero es que la arquitectura condiciona determinados
comportamientos en el uso de los espacios y contribuye a determinadas relaciones entre las personas al
usar los espacios, pero no en general "sistemas de relaciones sociales", lo que implicara asignarle un
papel a la arquitectura de mayor amplitud que el real, y tal vez parezca una sutileza, pero no lo es. El
segundo aspecto se refiere a la relacin de los significados de la arquitectura con la tarea del arquitecto
como "articulador" de significados al organizar topolgicamente el entorno, conformando una estructura
significante. Sin embargo, no es posible su existencia al margen de quienes reciben los significados o
perciben esas estructuras significantes.
Juan Pablo Bonta se refiere a los significados como resultantes ...de una compleja interaccin de
fuerzas, algunos bajo el control del diseador, otros bajo el control de los intrpretes (...) El proceso de
diseo puede concebirse como una serie de rpidos ciclos de retroalimentacin, en los que un individuo
10
cambia sus roles y opera alternativamente como diseador y como intrprete. Ello es cierto, pero se
requiere una precisin en cuanto al objeto productor de significados para los intrpretes y para el
diseador: los significados percibidos por quienes usan la arquitectura se basan en ella, en cambio, el
diseador a la vez que articula significados, en el proceso de diseo acta como intrprete, pero
fundamentalmente de una realidad en la cual se inserta el proceso de diseo y su resultado, que analiza
y procesa, y le sirve, junto con los criterios y recursos de diseo arquitectnico, para articular los
significados.
La idea de la arquitectura como lenguaje, su capacidad de emitir mensajes, el anlisis de su aspecto
comunicacional dio lugar a una serie de formulaciones consistentes en indagar la naturaleza de la
produccin y recepcin de dichos mensajes, los tipos de estos y las relaciones con las formas de la
arquitectura como parte de la investigacin acerca de los significados. Esta es la vertiente desarrollada
por Negrn y Fornari, quienes aceptan ...que la arquitectura, en una de sus dimensiones, constituye un
verdadero lenguaje capaz de ser tanto un medio de comunicacin social como un medio de
autocomunicacin. y basan su investigacin en la propuesta establecida por Jakobson de un modelo
de factores y funciones de los hechos discursivos de la comunicacin verbal, estudiando las funciones
11
Para el anlisis de
referencial, expresiva, conativa, metalingstica, ftica y potica en la arquitectura.
esta ltima, que consideran como la funcin dominante del mensaje arquitectnico, parten de distinguir
como Arquitectura ...aquella porcin (...) caracterizada por su artisticidad... 12 y extrapolan nociones
retrico-literarias al dominio retrico arquitectnico de modo tal que llegan a conclusiones tan detalladas
como forzadas, sin mucha utilidad para el entendimiento de la arquitectura ni de sus significados; aunque
como ejercicio literario puede ser entretenido, quiz, siguiendo a Grossmann, puede ser pavoroso vivir
en una anfora o en una epfora, ms si se conoce que el arquitecto lo hizo a propsito. O tal vez
los habitantes de las viviendas en el barrio Gallaterese comprendan porqu se sentan tan incmodos
con la imagen de esos edificios al enterarse que se trata de una geminacin mltiple. 13 Estos
acercamientos dan la impresin de un tendencia de complicar las cosas intilmente, sobre todo si se
trata de un fenmeno ya de por s complicado como es el de los procesos de significacin, tanto para
comprender su articulacin como su aprehensin en el uso.
Reflejo de la realidad y procesos de significacin
9
10
11
12
13
230
Es conveniente entonces, para precisar cmo se produce la articulacin de significados, analizar cules
son los mecanismos para interpretar la realidad de partida y cmo esta se expresa a travs de los
significados. La manera especfica en que se refleja la realidad en la arquitectura tambin interesa en el
anlisis de su contenido y en el de los procesos de significacin generados a partir de la forma
arquitectnica. Se puede plantear que la arquitectura, por medio de sus recursos propios, refleja la
realidad en imgenes, lo cual quiere decir que la realidad contextual en la que se inserta cualquier obra
de arquitectura, de algn modo se expresa a travs de sus formas concreto-visibles. Pero a la vez la
arquitectura es una realidad usable, un producto que cumple una finalidad prctica concreta, y forma
parte de la realidad material en la cual se desenvuelve el hombre.
Para la comprensin del reflejo de la realidad en la arquitectura deben considerarse al menos dos
niveles. Uno: la relacin entre sujeto (diseador) y objeto (realidad concreta que interviene en la
realizacin arquitectnica: contexto social y fsico, recursos, necesidades, usuarios...) en el proceso de
creacin, que se manifiesta en la valoracin de esa realidad por parte del arquitecto, la cual se reflejar
en las soluciones del proyecto. Dos: se produce cuando parte del objeto anterior se convierte en el
sujeto (usuarios) que usa y valora la arquitectura y esta pasa a ser el objeto (nueva realidad creada).
Aqu la relacin entre objeto y sujeto se manifiesta cuando, mediante el uso y la participacin, en su
dimensin espacio-temporal, los lugares arquitectnicos son comprendidos y caracterizados por aquellos
14
Y, por supuesto, estos dos niveles son esenciales en los procesos de
a quienes estn destinados.
significacin. A modo de sntesis se puede plantear que el proceso de creacin arquitectnica se basa
en una realidad material (fsica y social), para transfigurarla y conformar otra realidad material que, en
forma de imgenes, mediante su forma concreto-visible, puede reflejar el carcter de la arquitectura y
sus funciones prcticas, y adems, condiciones de la realidad de la cual parti, referencias e intenciones
culturales, aspectos todos que se perciben, de acuerdo con la experiencia del sujeto, a travs del uso
directo y (o) comunicacional, base de los procesos de significacin.
La complejidad de los significados arquitectnicos est en funcin de sus propias particularidades.
Debido a la doble finalidad de la arquitectura, el hombre sita como usuario y como espectador, por lo
cual genera dos niveles de significacin fundamentales: De una parte, los referidos al funcionamiento de
la arquitectura en relacin con necesidades prcticas y las acciones que permite realizar, condicionando
determinados comportamientos, una accin de uso esencialmente social y que implica participacin
modificadora de los lugares arquitectnicos. De otra, estn los correspondientes al contenido artstico de
la arquitectura, en tanto sus formas satisfacen necesidades estticas y se estructuran como marco
perceptible en el cual el hombre se mueve, lo aprecia y usa.
En este sentido debe enfatizarse acerca de las diferencias de significacin (o desviaciones en la
significacin) entre el proyecto y la obra construida. En el proceso de diseo el arquitecto articula
significados a partir de premisas de intencin comunicativa que responde a determinados valores
sociales o se deriva de intereses contenusticos presentes en un colectivo humano y que el diseador
puede sintetizar en su funcin de sujeto creador, ya sea de modo totalmente consciente o no, y que se
refleja en la estructuracin de las formas arquitectnicas, las cuales generan un conjunto de
asociaciones y de significados en el usuario. Pero el diseador ha de considerar que en el uso, la
experiencia espacio-temporal desempea un papel clave en la aprehensin de los significados, as como
de las propias condiciones de la forma y de la materialidad de los elementos de determinacin espacial:
sus caractersticas y significados se aprehenden en el recorrido, a travs del tiempo, que llega a
15
convertirse en ...una verdadera dimensin arquitectnica, y por tanto, en factor indispensable a la
hora de considerar la especificidad (y los significados) de los lugares arquitectnicos.
La capacidad de prever los posibles significados finales desde la etapa del proyecto es algo que se
fundamenta en la experiencia y la sistemtica comprobacin de la evaluacin en el uso a la cual es
sometida la obra construida por parte de sus usuarios. No obstante, la variabilidad de los significados es
algo con lo cual debe contarse, debida a la interrelacin de factores muy diversos y al carcter
polisemntico de muchos de los signos arquitectnicos. La profundizacin en el conocimiento de la
14
15
Svenson, F.: Sobre arquitetura e seu contedo artistico, Instituto Chalmers de Gotemburgo, Gotemburgo, 1981, p. 27.
Cobarrubias, J.: El delito de contaminacin visual, Cuadernos Temporales, Mxico, 1989, p.47.
231
realidad de partida, de los valores, intereses y necesidades de los usuarios, las posibilidades de la
participacin de estos durante el proceso de diseo harn posible que los significados articulados,
propuestos por el diseador, encuentren una mayor correspondencia con los percibidos en el proceso de
uso. En el proceso de conocimiento la actividad del pensamiento recurre a imgenes sensoriales
inmediatas, a imgenes constantes de la memoria, a imgenes en forma de analogas y asociaciones,
todas las cuales se vinculan para propiciar una imagen abarcadora de la realidad, segn la experiencia
del sujeto y su concepcin del mundo y es de este modo que el arquitecto valora la realidad como base
de su reinterpretacin para arribar a la solucin de proyecto en la cual se articulan los significados a
partir del manejo de los recursos expresivos de la arquitectura, con el propsito final de construir un
lugar.
Relacionar la conformacin del lugar especfico a la espacialidad y a la temporalidad del
sistema social, es resultado de un reflejo por la conciencia humana, en la cual la percepcin
especfica del arquitecto debe relacionarse con una visin del mundo y una conceptualizacin de
la vida ms amplia (...) que se desarrolla en direccin a la accin recproca de las diferentes
formas de conocimiento: el arte, la filosofa, la tica, la esttica, la poltica, debido al carcter
integrador de los lugares arquitectnicos y de la propia actividad de la creacin arquitectnica.
16
Svenson, F.: La teora del reflejo en la esttica de la arquitectura, Arquitectura y Urbanismo, No. 1, La Habana, 1993, p. 73.
Norberg-Schulz, C.: Nuevos caminos de la arquitectura. Existencia, espacio y arquitectura, Ed. Blume, Barcelona, 1975, p. 10.
17
Ibid, pp 19 y 12.
18
Norberg-Schulz, C.: The concept of Dwelling: On the way to Figurative Architecture, Ed. Rizzoli, Nueva York, 1985, p. 85.
19
Saldarriaga Roa, A.: Arquitectura para todos los das. La prctica cultural de la arquitectura, Universidad Nacional de
Colombia, Bogot, 1988, pp. 69-70.
232
20
21
233
Las complejas relaciones entre todos estos factores condicionan que las alternativas de conformacin o
reestructuracin de los ambientes arquitectnicos y urbanos, con el propsito de lograr niveles de
significacin adecuados y propiciar la identificacin con ellos por parte de los usuarios y, por ende, de un
uso ms pleno de los espacios, se realice a partir del conocimiento profundo de las caractersticas de la
comunidad usuaria, de sus necesidades, valores e intereses e incorporarla en el proceso de diseo con
una participacin activa, y que las propuestas se realicen en contacto directo con el ambiente a
transformar.
Estos criterios asumen mayor validez cuando se trata de trabajar sobre un barrio o una zona con
caractersticas ms o menos homogneas, nivel que constituye ese marco cotidiano de la actividad del
hombre, sin olvidar las relaciones que deben establecerse entre ese nivel y otros de mayor escala,
puesto que los elementos significativos para la ciudad en su conjunto tambin forman parte de un barrio
o de una zona particular de ella y que no siempre tienen porqu estar ubicados en las reas centarles.
La vuelta a la cultura ambiental del barrio, o de zonas con caractersticas ms o menos homogneas o
definibles e identificables para un grupo, es uno de los caminos actuales, resultado de la confluencia de
diversas bsquedas, frente al anonimato y la ausencia de elementos significativos que ha caracterizado
las grandes ciudades y las zonas de nuevo desarrollo.
Expresin formal y significado
Si como ya se ha reiterado, los procesos de significacin en la arquitectura se producen en su uso,
mediante la forma concreto-visible que expresa sus contenidos, es necesario investigar los mecanismos
mediadores entre la percepcin de esa forma y el momento de arribar a los significados, como resultado
de la comprensin del hecho arquitectnico. Pero la arquitectura en el sentido estricto de la palabra no
refleja de modo directo la realidad, y an ... cuando recurre a la representacin de objetos y fenmenos
del mundo real, resulta extremadamente convencional..., se considera un arte cuyo proceso creativo es
22
en esencia de carcter constructivo y no representativo.
Sin embargo, el proceso de creacin arquitectnica est condicionado por la interpretacin de la realidad
de quienes disean y la aprehensin de los significados en el proceso de uso tambin se condiciona por
una determinada interpretacin, tanto de la realidad de partida como de la nueva que se ha creado. Si el
diseador articula significados en el proceso de conformacin de la arquitectura, es importante que
maneje los recursos expresivos propios de su lenguaje a fin de lograr niveles adecuados de
comunicacin con los usuarios y que estos satisfagan sus expectativas estticas y artsticas con
respecto a la arquitectura. Al conformarse una nueva realidad, su interpretacin a travs de las
imgenes arquitectnicas depende de la forma tridimensional en la cual ellas se materializan a partir
de un lenguaje abstracto (relativa o generalmente abstracto), basado en lo esencial en relaciones
tectnico-espaciales y plstico-compositivas y de las asociaciones que se generan teniendo como
base dicha forma.
Una de las particularidades de la arquitectura se deriva precisamente del carcter transfigurado de su
lenguaje respecto de la realidad, al mismo tiempo que es indicativa de las condiciones en que se
produce. La reutilizacin de elementos del pasado, por ejemplo, el caso de los clsicos de origen grecoromanos en el Renacimiento, en los siglos XVIII y XIX, o en el posmodernismo, no es para significar
arquitectura clsica o greco-romana, pues esas formas han trascendido para indicar valores
democrticos, ideales libertarios", de poder, grandeza o seguridad, de dignidad o decoro, de valores
humansticos universales. Son significados que pueden aprehenderse a partir asociaciones tipolgicoculturales, de significados que han sido aprendidos, pero, al mismo tiempo, estas arquitecturas utilizan
recursos expresivos como el tamao o las relaciones proporcionales de los elementos de determinacin
espacial condicionan una escala monumental, la simetra axial, la indicacin de la entrada, los ritmos
espaciales y los aportados por columnatas y otros componentes, se estructuran de modo tal que
significan solemnidad, respeto, dignidad, posiblemente incluso para aquellos que no hayan tenido
experiencias anteriores o no hayan aprendido los significados simblico-expresivos de carcter
cannico que se le han asignado a los cdigos clsicos.
22
Ver, por ejemplo, las clasificaciones que hace Zevi, B.: Saber ver la arquitectura, La Habana, 1961, o Architectura in nuce: una
defincin de arquitectura, Ed. Aguilar, Madrid, 1969.
234
Si nos referimos a otro ejemplo, como el uso en el Centro Cultural Georges Pompidou en Pars, de
elementos provenientes de la arquitectura industrial, no es para significar propiamente industria, sino
que las posibles asociaciones simblicas pueden llevar a pensar, entre otras cosas, en un inters de
expresar en la obra una concepcin de vanguardia tecnolgica y, por tanto, de ruptura con lo
establecido. La misma contradiccin generada por su forma en relacin con ideas tradicionales de cmo
debera ser un centro cultural es, precisamente, parte de su significado. Hay casos en que la
arquitectura asume un carcter esencialmente escultrico, al emplear formas que hacen referencia a
metforas extra-arquitectnicas, como pudiera ser el teatro de la Opera de Sydney en Australia, el
Aeropuerto Kennedy de Nueva York, o la Escuela de Artes Plsticas de Cubanacn en La Habana. En
otros, el reforzamiento del sentido pictrico-figurativo desempea un papel bsico en la expresin, como
en las iglesias gticas o los retablos barrocos, la biblioteca de la Ciudad Universitaria de Mxico o la
Casa Cara en Kyoto.
De manera que lo escultrico y lo pictrico califica lo arquitectnico, es decir, la forma de los elementos
de determinacin espacial desde el punto de vista plstico-compositivo, influyendo en sus significados,
adems de que pueden contribuir a complejizar y a ampliar el carcter polisemntico que de por s tiene
el contenido artstico, cuya manifestacin en la arquitectura, mediante un lenguaje generalmente
abstracto, tambin incluye los sentidos asignados de acuerdo con la expresin de su funcin prctica, y
los referidos a sustratos correspondientes a valores sociales, ideopolticos, culturales, estticos y otros.
Aunque el nivel de significado referido ms directamente al contenido artstico puede adquirir un relativo
grado de independencia, a fin de la lgica comprensin del hecho arquitectnico, es de suponer que se
mantenga dentro de lmites que lo interrelacionen con el de referencia a la funcin prctica que incorpora
factores de confort, sico-preceptales, antropolgico-socioculturales, definiendo esa funcin en toda su
amplitud, cuya expresin, junto a la percepcin de la espacialidad, son esenciales en el carcter de la
arquitectura.
En la valoracin de la arquitectura y la deteccin de sus significados se han empleado diversos criterios.
La esttica tradicional ha manejado un tipo de interpretacin formalista basada en un conjunto de leyes,
normas o principios, en los cuales se debe sustentar la composicin arquitectnica, como pueden ser los
de unidad, simetra, balance, equilibrio, nfasis, acentuacin, contraste, proporcin, escala,
etctera. Se relaciona con esta visin la interpretacin fsico-sicolgica, que establece asociaciones
entre formas geomtricas y significados: la lnea horizontal con lo inmanente, lo racional; la vertical con
lo infinito y simboliza lo sublime; la lnea recta, decisin, rigidez, fuerza; la curva indica flexibilidad; el
23
La teora de la
crculo perfeccin y la elipse dinamismo; el cubo integridad, y as sucesivamente.
gestalt se basa en conceptos semejantes y define un conjunto de cualidades para la buena forma, de
modo que sea fcilmente aprehensible por el observador, y sus principios tambin se han aplicado a la
arquitectura. 24
Los estudios de semitica dirigidos al hecho arquitectnico como signo, parten de analizar su capacidad
de emitir mensajes que pueden ser decodificados y de clasificar sus posibles funciones 25 Estos estudios
contribuyeron sin dudas a profundizar en varios aspectos del lenguaje y de los procesos de significacin,
pero las relaciones unvocas que por lo general se plantean entre significante y significado para explicar
los fenmenos arquitectnicos y la terminologa empleada, complejizan con frecuencia su comprensin
global y la limitan con respecto a factores de condicionamiento social de no poca importancia. Muchos
de estos anlisis, al priorizar los aspectos simblico-formales, destacan las relaciones metafricas antes
que otros ms esenciales. Por ejemplo, Charles Jencks publica varios esquemas de cmo se aprecian
distintas obras, basndose en este tipo de relaciones. 26 Se puede afirmar que la semitica ejerci
23
24
25
Hesselgren, S.: Los medios de expresion en la arquitectura, Ed. Nueva Vision, Buenos Aires, 1963.
Negrin, C. y T. Fornari: Ob. cit. Ver introducin.
Jencks, Ch.: El lenguaje de la arquitectura posmoderna, Ed. G. Gili, Barcelona, 1981, p. 49-48.
26
235
notable influencia en la extensin de una prctica arquitectnica donde las obras tienen gusto a metfora
literaria. Hoy es comn la existencia de formas que juegan con el usuario-espectador para que adivinen
de qu tipo de edificio se trata.
Ya en el inicio de este captulo se sealaron algunas ideas en relacin con la aplicacin de la semitica a
la arquitectura. En definitiva, el anlisis semiolgico es uno de los puntos de vista que pueden
considerarse en la valoracin de una obra artstica junto al histrico, el sociolgico y otros, enfatizando
en el fenmeno comunicativo de la arquitectura. Como cualquier otro enfoque est referido a
determinadas posiciones ideolgicas y concepciones culturales: el crculo no tiene porqu significar
dominio en todas las culturas. Aunque no puede desconocerse su importancia en cuanto a llamar la
atencin acerca de una serie de fenmenos caractersticos en los procesos de significacin en la
arquitectura. Por tal razn pueden ser tiles instrumentos de anlisis desarrollados desde distintos
enfoques, siempre que se articulen lgicamente en torno a un modo de comprender la arquitectura en el
cual se consideren las relaciones entre sus condicionamientos econmicos, polticos, sociales,
ideolgicos, culturales, tecnolgicos y todos los que influyan en los procesos de formulacin,
materializacin y uso de la arquitectura.
En lo referido al anlisis que debe llevar a la precisin de los significados arquitectnicos, puede resultar
til considerar tres niveles de estudio del problema:
1) Partir del conocimiento de la forma como resultado externo de la expresin del contenido. En el caso
de la arquitectura ello equivaldra a manejar la composicin de los elementos de determinacin espacial,
pues constituyen la base real con que la puede contar el diseador en su trabajo, en funcin del tipo de
espacio que pretende lograr, segn las necesidades a solucionar, recursos disponibles, intenciones de
comunicacin y cualquier otro condicionante que influya en el proceso de diseo. En la fase de
construccin de la forma a partir de la estructuracin morfolgica, la composicin general y de todos
los componentes, y la definicin de las relaciones antropolgico-culturales, tipolgico-espaciales,
plstico-compositivas y tectnicas, la elaboracin de las caractersticas de los elementos de
determinacin espacial debera dar respuesta a los aspectos de relaciones con el contexto a partir de la
composicin y articulacin de los volmenes y los cierres y de los elementos que los integran; a los
requerimientos fsico-preceptales y ambientales de los espacios y cmo se articulan para ello los
componentes tcnico-estructurales, las propiedades de los materiales (textura, color, etctera).
2) El anlisis de las asociaciones. El fenmeno asociativo es de gran relevancia en el proceso de
conocimiento de la realidad y, por tanto, en la aprehensin de los significados; est presente tanto en el
proceso de creacin como en el de percepcin-valoracin. Las asociaciones parten de las sensaciones
que provocan las formas concreto-sensibles y hacen posible el vnculo de las formas percibidas con
otras conocidas y con diversas referencias culturales de acuerdo con la experiencia del observador.
A partir de la estructura de las asociaciones, estas se pueden analizar en dos planos o tipos
fundamentales: las sicoperceptuales y las tipolgico-culturales. Las primeras se derivan de la
caracterizacin formal, de acuerdo con cualidades perceptibles de la forma y con concepciones
culturales y posibilitan criterios de apreciacin acerca de las cualidades de los elementos de
determinacin espacial y sobre todo de la espacialidad de modo conjunto. En la arquitectura, este tipo
de relaciones se complementan con otras relacionadas con la sensacin de confort para realizar
distintas actividades. Las tipolgico-culturales remiten a experiencias que relacionan cualidades
formales y espaciales con tipos edilicios conocidos, con componentes estilsticos, etctera, que los
vinculan con diferentes valores asignados en un lugar y momento determinado (persistentes o
cambiantes) y que influyen en la percepcin y aprehensin significativa de los edificios o de los espacios
y componentes urbanos. Adems de ambos tipos de asociaciones puede incluirse otra, vinculada al
proceso inicial de percepcin y que relaciona las formas arquitectnicas con otras formas ya conocidas,
sean arquitectnicas o no y que pueden llevar a asociaciones de tipo figurativo, fungiendo a veces como
elementos de identificacin (un edificio que parece un barco, un banco que parece un templo, etctera).
3) La valoracin de las obras arquitectnicas a partir de la deteccin de sus significados en el proceso
de uso, se produce en diferentes momentos y niveles sucesivos, en tanto las diversas experiencias de
los usuarios u observadores (y su incremento en el propio proceso de uso de la arquitectura) permiten
un conocimiento cada vez mayor del hecho arquitectnico, de su espacialidad, de sus componentes y de
su repercusin sociocultural, esttica, ideolgica, artstica, y en cualquier otro sentido. Existe un primer
nivel de significado (en el que se articulan varios sub-niveles) para quien usa u observa una obra a partir
de la funcin referencial del mensaje arquitectnico que tiene como base la actividad asociativa con
236
formas conocidas y que informan desde las caractersticas generales, las condiciones y formas de uso y
sus connotaciones culturales ms evidentes.27
Otros niveles ms complejos pueden llevar a la deteccin de los significados relacionados con la funcin
expresiva o potica de la arquitectura, al revelar las coincidencias o diferencias entre la intencionalidad
del diseador y los significados que percibe el usuario-espectador, a la ubicacin de la obra dentro del
desarrollo de la cultura arquitectnica, etctera. La mayor profundidad en la valoracin de la obra y de
sus significados est en dependencia de los factores que se consideren en el anlisis. Es imprescindible
el conocimiento de las contingencias histricas que condicionan los procesos que llevan desde la
formulacin de la necesidad de espacios arquitectnicos, hasta su materializacin y uso. La articulacin
de los anlisis de estos tres niveles permiten establecer las relaciones necesarias entre la forma
arquitectnica como resultado de la expresin de un contenido, la percepcin de la espacialidad como
factor de gran importancia en la experiencia arquitectnica, en la medida en que dicha experiencia se
produce en el uso de la arquitectura y la generacin de procesos de significacin basados en la
percepcin de la forma concreto-sensible y en esa experiencia citadas y las asociaciones que se
producen como medio para arribar a los significados y evaluacin del hecho arquitectnico.
La cuestin axiolgica en el anlisis de cualquier obra depende de las concepciones de quien realice la
evaluacin, sus experiencias y relaciones con los valores del contexto socio-histrico en que ella surge y
alcanza determinados grados de significacin. Por supuesto, el enfoque metodolgico y la estructura
metdica para el anlisis, as como la profundizacin de las relaciones entre la obra como totalidad y sus
partes y sus circunstancias condicionadoras, desempean un papel capital.
Los significados y las formas concreto-visibles
Si la aprehensin de los significados se produce en el uso de los espacios arquitectnicos y su
percepcin a partir de las caractersticas de los elementos de determinacin espacial, es importante
definir cules son los distintos aspectos de la forma concreto-visible de los objetos arquitectnicos
capaces de tener sentidos y por tanto de producir significados que intervienen tanto en la articulacin de
significados como en su percepcin y aprehensin por parte del sujeto usuario-espectador.
El anlisis de los aspectos esttico formales y semntico-arquitectnicos debe vincularse con tres
niveles principales de significacin: 1) Los sensitivo-emocionales y los psico-perceptuales, junto a los
semntico-asociativos del espacio, ligados aun primer nivel ms o menos elemental que corresponde
con la generacin de un conjunto de sensaciones en el sujeto y pueden provocarle emociones, y estados
de nimo en relacin con las caractersticas del espacio , proceso en el cual tiene cierta influencia la
experiencia del sujeto y su capacidad de asociacin; 2) Los que sirven de referencia en cuanto a la
forma de uso del espacio, capaces de propiciar determinados comportamientos y donde la experiencia
anterior desempea un papel ms importante; 3) Los aspectos mediante los cuales es posible la
generacin de significados ms complejos en relacin con factores de carcter tipolgico, estilstico y los
semntico extra-arquitectnicos, cuya aprehensin requiere de una experiencia mayor, en tanto se
apoyan en asociaciones tipolgico-culturales y dependen del conocimiento cultural, adems de
corresponderse con las intenciones comunicativas generales del emisor.
RELACIONES ENTRE ASPECTOS DERIVADOS DE LAS FORMAS CONCRETO-VISIBLES Y LOS
SIGNIFICADOS SEGN UN CONTEXTO SOCIOCULTURAL
ASPECTOS RELACIONADOS
DIRECTAMENTE CON LAS
FORMAS CONCRETO-VISIBLES
aspectos
estticoformales
(reglas
compositivas dominadas
aspectos
semnticoarquitectnicos
(funciones
naturales de
componentes de-
237
(asociaciones
pri-marias de
carcter
por diseador y
perci-bidas por
usuario)
simetra
ritmo
continuidad
equilibrio
contraste
predominio
ruptura
terminadores del
es-pacio
arquitectnico)
sostn
cierre
cubierta
abertura
subida
bajada
circular
usuario-espectador
segn la experiencia)
metafricoreferencial)
placer - desagrado
tensinrelajamiento
excitacin depresin
confort - incmodo
fro - caliente
abierto - cerrado
alegre - triste
oscuro - claro
dinmico - esttico
contnuofragmentado
grande - pequeo
monumental humano
asociacione soluciones
poder
s con
vinculadas a tradicionalida
formas
un tipo
d
arquitectnisegn tema aspiraciones
cas
arquisociales,
conocidas
tectnico
grupales,
asociacione referencias
individuales
s con
estilsticas
formas
segn
extraarquite
poca, lugar,
c-tnicas
tendencias,
(metfora
creadores
figurativa)
238
CAPITULO 11
EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD CULTURAL EN LA ARQUITECTURA
Sin
embargo, entre los problemas que no han encontrado una solucin adecuada en
relacin con muchas definiciones de cultura y donde los criterios son ms
dispares, est el de las relaciones entre la llamada cultura universal y la cultura
nacional y el papel de la cultura popular dentro de esta ltima, sus vnculos con la
cultura de lite y la cultura de masas, el reflejo en la cultura de las diferencias de clase
y las interrelaciones entre estas formas de cultura a partir de las prcticas reales e
ideales de los diferentes clases y grupos sociales y mucho menos la repercusin
particular en la arquitectura de todos estos fenmenos culturales.
Rodolfo Stavenhagen propone examinar la cultura entrecruzando dos perspectivas: la
tnica nacional con la clasista y abordar los problemas de la cultura desde ngulos
distintos, sin que sean excluyentes y plantea la lnea de anlisis cultura universalcultura regional-cultura nacional-cultura tnica, donde cada uno de los elementos
influye en los otros, son procesos dinmicos en constante interaccin.
Aprecia la
Desde la
aprecian elementos culturales comunes a las burguesas de todo el mundo, sobre todo
a partir de patrones de consumo y estilos de vida, a pesar de diferencias regionales y
nacionales. Ms difcil es definir los rasgos comunes de la clase media, aunque hay
una cultura emergente de las clases medias en los pases industrializados, a la cual
aspiran las clases medias de los pases perifricos, contribuyendo a acentuar la
dependencia, pues esta cultura de corte urbano-industrial desempea un papel
especial de trasmisor entre las culturas nacionales, regionales y universales.
Considera distinto el caso de la cultura proletaria por su vinculacin al problema de la
conciencia y la lucha de clases. Duda que los factores estructurales comunes del
proletariado en el sistema capitalista mundial conformen tambin una cierta
homogeneidad cultural, en tanto los factores tnicos y nacionales podran fortalecer la
heterogeneidad cultural.
Stavenhagen, R.: "La cultura popular y la creacin intelectual" en: Colombres, A. (comp.): La cultura popular, Ed. Premi,
Sobre el problema de las "dos culturas" y su relacin con "lo nacional" en Lenin, ver: Lenin, V.I.: "Notas crticas sobre la cuestin
nacional", en: La literatura y el arte, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1974, pp.95-112.
3
ver: Eco, U.: Apocalpticos e integrados ante la cultura de masas, Ed. Lumen, Barcelona, 1968.
Kaltajchian, S.: La teora marxista leninista de la nacin y la actualidad, Ed. Progreso, Mosc, 1987, p. 164.
209
Pero se manifiestan de
universales,
al
mismo
tiempo
que
elementos
propios
adquieren
Ibidem, p. 165.
Ibidem, p. 181.
210
10
11
Garca Canclini, N.: Las culturas populares en el capitalismo, Ed. Casa de Las Amricas, La Habana, 1982, p. 49.
Ibidem.
211
Si bien en etapas de
12
212
Ver Flores, C.: Arquitectura popular espaola, Ed. Aguilar, Madrid, 1973, T. I, pp. 14-61.
214
Los
En el caso de los sectores de menos recursos, solo pueden contar con una arquitectura
en la cual es muy frecuente la descualificacin en su proyeccin cultural y, por
supuesto, en todos los dems renglones.
construccin en medio de ganancias y cuando los niveles especulativos son muy altos,
la regla de invertir lo menos posible para ganar ms, condiciona que la arquitectura
resultante no responda ni a los valores culturales de los grupos que aportan el capital,
ni a los de pocos recursos que se convierten en usuarios. Las construciones posibles
de realizar en la ciudad por los grupos de menores recursos, sufren casi siempre un
proceso de desvinculacin de las races populares, no solo por lo sealado
anteriormente, sino adems debido a la imposicin, a travs de la propaganda, de los
valores de la clase dominante como los realmente vlidos, por lo que se generan
distintos niveles de imitacin, produciendo, con mucha frecuencia, caricaturas de las
edificaciones correspondientes a los sectores de mayores recursos. Por tales razones,
la arquitectura puede oscilar entre realizaciones para unos pocos donde se alcanzan
expresiones de alto valor cultural, a partir del aval de prestigio de su diseador, los
materiales y el nivel de ejecucin, la cuidadosa labor de diseo, en perfecta
coincidencia con los ms altos valores culturales dominantes dentro del contexto en el
cual se inserta, o representativos de una tendencia de vanguardia; y para muchos, una
arquitectura que parece quedar en tierra de nadie desde el punto de vista cultural.
Claro, entre los extremos existe una gama de alternativas que se corresponden con las
posibilidades de los distintos grupos sociales dentro de un sitio determinado.
Las tendencias populistas de hace algunos aos recurdese, entre otros Learning
from Las Vegas, de Venturi, contribuyeron al cuestionamiento de la arquitectura
elitista y del estilo internacional, al mismo tiempo que situaciones equvocas al valorar
215
una arquitectura donde lo popular solo entra a formar parte, como un elemento ms, de
los recursos de un juego esteticista que si bien pretenda asumir una posicin crtica
ante lo existente, resulta poco efectiva o lejana en cuanto a una interpretacin vlida de
lo popular, que en su manifestacin arquitectnica y urbana, como en otras ramas de la
cultura, muchas veces no es sino una expresin populachera de la cultura fabricada
con destino a las masas por los idelogos de la alta burguesa. 14 La valoracin de ese
populismo se vincula con la ideas del posmodernismo del doble cdigo o doble
lectura, cuyo fin se supone sea proporcionar deleite, con el mismo producto, tanto a los
entendidos como a los nefitos.
sienten fascinados por el conjunto del panorama degradado que conforman el shlock y
el kitsch, la cultura de los seriales de televisin y de Selecciones del Reader's Digest,
de la propaganda comercial y los moteles, de las pelculas de medianoche y los filmes
de bajo nivel de Hollywood (...) todos estos materiales que los posmodernistas no se
limitan a citar (...) sino que incorporan en su propia sustancia. 15
Tanto los criterios de Umberto Eco al analizar el fenmeno del kitsch, los del masscult y
el midcult 16 , as como otros estudios, tales como los de Ivn Slvov, Gillo Dorfles,
Federic Jameson, H. Foster 17 y varios ms, han llamado la atencin acerca de la
banalizacin de cultura en los procesos de comercializacin de los productos dirigidos
al gran pblico, en nombre del gusto popular , pero con resultados que se alejan de los
valores realmente populares y quedan asimismo lejos de la lite, la cual necesita
14
Ver: Savranski, I.: La cultura y sus funciones, Ed.Ciencias Sociales, La Habana, 1983, pp. 228 y 230; Ashin, G. K.: Acerca de
la sociedad de masas, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1977, pp. 117-227. Vase con otro enfoque: Eco, U.: Apocalpticos... Ob.
cit., as como Tedeschi, E.: "La arquitectura en la sociedad de masas", Revista de la Universidad Nacional de Crdoba No. 4-5,
Crdoba, diciembre de 1960, pp. 207-232. Aqu el enfoque se dirige al problema de las soluciones masivas en la arquitectura, por
lo que constituye un acercamiento a un tema especfico del ambiente construido, con una menor atencin a los aspectos culturales.
Una visin interesante es la de Jamesson, F.: "El posmodernismo o la lgica cultural del capitalismo tardo", Casa de Las Amricas
No. 155-156, La Habana, marzo-junio de 1986, pp. 141-143.
15
16
17
Jamesson, F.: Ob. cit., p.142. Ver tambin Eco, U.: Apostillas a El nombre de la rosa, Ed. PLaza Janet, Madrid, 1986.
Eco, U.:Apocalpticos..., pp. 122-145.
Jamesson, F.: Ob. cit.; Slvov, I.: El kitsch, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1989; Dorfles G.: Smbolo, comunicacin y
consumo, Ed. Lumen, Barcelona, 1972 y Sentido e insensatez en el arte de hoy, Ed. Fernando Torres, Valencia, 1973.
216
renovar sus cdigos en la medida que esa cultura fabricada vanaliza algunos de los
que son inherentes a sus manifestaciones artsticas.
En este sentido es necesario considerar que la ruptura de las tradiciones constructivas
populares en las grandes zonas urbanas, est relacionada con la disgregacin sufrida
por la cultura popular en su conjunto. Mientras, en las zonas rurales, suburbanas y
pequeas ciudades, perduran elementos de la cultura popular, cuya expresin oscila
entre la persistencia a veces anquilosada de las tradiciones y la dinmica impuesta por
la contaminacin de los mecanismos capitalistas en diversos renglones de la vida en
esos mbitos. 18 Se debe tener en cuenta adems las limitaciones de la mayora de los
grupos de trabajadores asalariados para producir su propia cultura, sobre todo en el
mbito urbano y arquitectnico y despus, que sus resultados sean considerados de
validez por las esferas dominantes de la sociedad, lo cual no sucede con frecuencia,
por lo que esas expresiones son casi siempre despreciadas y catalogadas de incultas,
o quedan relegadas a una cultura de la resistencia.
Ello es una de las causas de la necesidad que sienten algunos sectores de las clases
dominadas de imitar, segn sus recursos, los modelos de la clase dominante, como un
mecanismo de atenuacin de los niveles de discriminacin existentes. Esto no niega,
sin embargo, que como parte de los mecanismos de consumo y renovacin de las
formas, 19 la cultura burguesa vaya a veces a las fuentes de la cultura popular con el
propsito de buscar elementos que funjan como puntos de partida de renovacin
esttica. Por estos motivos, la recuperacin de las tradiciones populares difcilmente
pueda ser llevada a cabo de manera espontnea por los grupos dominados, quienes
podran ser portadores de la cultura popular. La valoracin de lo popular es sustentada
entonces por algunos sectores de la intelectualidad dentro de la cultura profesional y se
asume ante ello diversas posiciones, cuyos extremos estn en la conversin de lo
popular en un recurso ms de esos mecanismos de consumo y renovacin de las
formas antes citados, y en el estudio serio de las tradiciones populares como una va
18
Ver los criterios de Garca Canclini, N.: Arte popular y Sociedad en Amrica Latina. Teoras estticas
y ensayos de transformacin, Ed. Grijalbo, Mxico, 1971 y Las culturas populares..., Ob. cit.
19
Ver Dorfles, D.: "El consumo de imgenes y la comunicacin artstica", en su: Sentido e insensatez..., pp. 44 y sgtes.
217
de rescate de sus valores y considerando los problemas sociales relacionados con los
verdaderos representantes de esa cultura. Es una posicin que difiere del populismo
elitista antes referido y de ciertos modos de valorar las estructuras de barrios
marginales como modelos vlidos de la cultura popular, sin tomar en consideracin las
condiciones que obligan a crear esas estructuras. Este tipo de valoracin constituye
una muestra del manejo ideolgico que ha caracterizado en determinados momentos el
anlisis de la arquitectura realizada por los grupos de menores recursos o la destinada
a ellos. 20
La preocupacin creciente por la defensa de la arquitectura verncula dentro de los
programas de conservacin del patrimonio edificado, los debates en torno a la
identidad cultural, el tema de la participacin popular en la conformacin de su entorno
de vida cotidiano, la bsqueda de soluciones alternativas con materiales y tcnicas
locales, ms adecuadas a las caractersticas ecolgicas, socioculturales y posibilidades
econmicas del sitio, son varios de los factores que se conjugan para llamar la atencin
acerca de la arquitectura popular, intensificando las investigaciones histricas que la
toman como objeto de estudio. La aceptacin de la arquitectura verncula como fuente
de soluciones vlidas para la contemporaneidad, en tanto expresin genuina de
identidad, tiene antecedentes importantes en arquitectos de distintas etapas y diversas
regiones, repercutiendo en algunas obras relacionados con la arquitectura para el
turismo o determinados temas relacionados con actividades culturales y recreativas
donde el peligro del folklorismo se hace patente, o en la vivienda de sectores
diversos como ecologistas, lites intelectuales o algn que otro burgus con
pretensiones de "volver a las races".
Sin embargo, en la arquitectura destinada a la vivienda, en especial la de carcter
especulativo, al estar desprovista de una real valoracin cultural, estas preocupaciones
no se reflejan o estn en extremo diluidas. Con tal fenmeno se comprueba cmo
actan los mecanismos de renovacin formal. Al mismo tiempo parte de la poblacin
20
Ver, por ejemplo, los plantemientos en tal sentido de Turner, J. C.: "Housing by people", Architectural Desing No. 9, Nueva
York, 1975. Ver adems: Segre, R. y R. Lpez Rangel: "El fenmeno de los asentamientos marginales: manipulacin social y
econmica", en: Ambiente y sociedad en Amrica Latina contempornea, Ed. Casa de Las Amricas, La Habana, 1986, p. 127-128.
218
mundial contina construyendo sus viviendas con recursos propios, en funcin de sus
valores y necesidades y en alguna medida grupos de arquitectos se han vinculado a
estas acciones que pueden constituir un hilo conductor aun cuando sea muy
delgado para la continuidad y reinterpretacin de valores autnticos de la
arquitectura popular.
tales
casos
transculturacin
21
tienen
lugar
procesos
de
aculturacin,
deculturacin,
de
Ortz, F.: Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1983, pp. 86-90.
219
220
el
Bonfil Batalla, G.: "Lo propio y lo ajeno. Una aproximacin al problema del control cultural", en Colombres, A. (comp.): La
Ribeiro, D.: Las Amricas y la civilizacin, Ed. Casa de Las Amricas, La Habana, 1992, p. 65 y sgtes. Esta clasificacin tiene
como antecedente los estudios del autor contenidos en su libro O processo civilizatrio, 1968 (Editado en Cuba por Ciencias
Sociales, La Habana, 1992). Fue dada a conocer en Cuba en un ensayo titulado igualmente "Las Amricas y la civilizacin",
publicado en 1971 por la revista Pensamiento Crtico.
24
El carcter polmico de la obra de Ribeiro ha generado diversas crticas y ha sido acusado por las derechas y por las
izquierdas. Sin embargo, uno de los valores singulares de sus estudios es el anlisis de los procesos que somete a juicio desde
una ptica tercermundista y especialmente latinoamericana de espritu sin dudas martiano, la cual resulta novedosa y utilsima.
En el mbito cubano no ha sido muy discutido; la autora suscribe los criterios de Ramn de Armas, expuestos en la presentacin
del ensayo publicado en la revista Pensamiento Crtico.
222
contingencias. Pero algo comn a los pueblos nuevos y a los que fueron colonias o
tienen una estructura dependiente de neocolonia aunque correspondan a otros tipos
de pueblos como los que conservan un mayor testimonio de su cultura autnoma
anterior, o los trasplantados, es el enfrentamiento a una serie de problemas que
dificultan su consolidacin como nacin y la expresin de su cultura nacional. Situacin
compartida por estos pueblos, cuya causa fundamental es precisamente su carcter
dependiente. Aunque logren una aparente liberacin poltica, la sujecin econmica,
implica dependencia poltica y cultural sustentada por los grupos nacionales que
detentan el poder, y son los principales difusores de modelos culturales metropolitanos.
Se producen contradicciones entre diferentes clases o grupos sociales, en tanto
sectores progresistas, incluyendo la intelectualidad, abogarn por la expresin de
valores nacionales, mientras los ms sujetos a los intereses externos mimetizarn
patrones culturales ajenos.
Aun
225
26
Es, por ejemplo, el caso de la regin de Soyo, Zaire, Angola, donde hay un enclave petrolero, cuyas instalaciones de
viviendas, oficinas y laboratorios construidas por las transnacionales, junto con la carretera para acceder a ellas desde el
aeropuerto, se inserta en el medio de la selva, causando un fuerte impacto, tanto econmico como cultural. El proceso de "cambio"
entre lo tradicional y la asimilacin de lo contemporneo externo se produce desde el mar hasta el borde de la carretera y por l
hasta el enclave.
226
Que una
227
28
Lpez Rangel, R.: "El pensamiento latinoamericano contemporneo", Excelsior, Mxico, 12 de marzo de 1991.
Ver: Crdenas, E.: En la bsqueda de una arquitectura nacional, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1991.
228
229
CAPTULO 12
EL ANLISIS DE LA ARQUITECTURA COMO FENMENO COMPLEJO
Problemas de mtodo o el mtodo como problema
Los problemas de carcter metodolgico son inherentes a la mayora de las actividades creativas realizadas por el hombre y especialmente a aquellas que requieren vincular un conjunto de conocimientos para obtener un resultado. El mtodo, como es
evidente, no persigue un fin en s mismo y su formulacin est condicionada por el tipo
de rama del conocimiento de la cual se trate, por el carcter del objeto de estudio y por
un sistema de valores ideolgicos (en el ms amplio significado de este trmino), a partir de los cuales se fundamenta y se concatenan los diferentes componentes que integran dicho mtodo. Como va para el conocimiento y para guiar determinadas acciones, su objetividad estar en dependencia de cmo se enfrente su formulacin en correspondencia con los distintos factores que caractericen la rama del saber de la cual se
trate.
Al hacer alusin a los planteamientos de algunos de los maestros racionalistas
acerca de que la nueva arquitectura constitua ante todo un mtodo y no un nuevo estilo, se seal cmo en la prctica lo realizado no estaba exento de connotaciones estilsticas, sobre todo cuando las nuevas propuestas formales devinieron cnones que se
aplicaron sin tener en cuenta la integralidad de sus fundamentos tericos originarios.
Como ya se vio, el valor del mtodo tiene fuertes antecedentes en el racionalismo clasicista, pero lo ms significativo al menos desde el punto de vista terico es que con
esos planteamientos se haca nfasis en la arquitectura en tanto resultado de un proceso de trabajo y no como producto de la inspiracin o ms an, de la sola intuicin.
Tambin se indic la prioridad otorgada al mtodo en la corriente cientificista desarrollada a partir de la dcada de los aos sesenta y que en sus distintas variantes domin el escenario de la enseanza de la arquitectura y ciertos sectores de la prctica
270
profesional. Esa importancia del fenmeno metodolgico era una respuesta a la complejidad de dificultades que deba enfrentar el diseador, as como de la necesidad latente de incorporar a este campo los avances cientficos en general y de algunas disciplinas en particular, cuyas esferas de conocimiento podan contribuir en el anlisis de
los problemas y de las soluciones de diseo. Especialmente, en el mbito de la enseanza, el aspecto metodolgico adquiere valor didctico en el proceso de transmisin
de conocimientos de una manera sistemtica. A esto se refera Norberg-Schulz cuando
sealaba la diversidad de problemas inherentes a la educacin en arquitectura, pues
...el arquitecto como profesional tiene que poseer una comprensin total de su campo.
Pero como no es probable que lo domine todo, ni enfrentar de inmediato cualquier tarea, debe poseer ...la capacidad metodolgica que haga esto posible. 1
Ms esta necesidad tal vez se llev a extremos y la complejidad de los mtodos se
hace mayor al incluir un nmero cada vez ms grande de parmetros a analizar con el
propsito de otorgarle a la arquitectura un nivel de cientificidad, pero que dada esa
misma complejidad es difcil su aplicacin total en la actividad prctica de diseo. En la
enseanza de la arquitectura se aplicaron con exceso los mtodos matemticos siguiendo lneas como la de Alexander, quien en su libro Ensayo sobre la sntesis de la
forma y en otros trabajos ha incursionado en los procesos y mtodos de anlisis, en los
indicadores o factores a considerar y las relaciones que se establecen entre ellos. 2 El
problema fundamental es cuando se aplican estos mtodos sin valorar la multiplicidad
de factores condicionantes de la arquitectura y obviando con frecuencia los de naturaleza subjetiva y sin evaluar el papel del diseador, quien debe establecer jerarquas en
los resultados de sus anlisis, filtrarlos para arribar a una sntesis en la configuracin
arquitectnica final. De la confianza ciega en el mtodo se puede derivar una actitud
acomodaticia o facilista ausente de creatividad y que resta responsabilidad al diseador.
En el contexto cubano esta tendencia fue criticada especialmente por Salinas y se di-
1
2
271
Ver: Salinas, F.: y Lpez Rangel, R.: "Christopher Alexander: el diseo y la cultura de la dominacin",
Arquitectura-Cuba, No. 343-344, La Habana, 1973-1974, pp. 149-151, sobre el libro de Alexander, C.:
Ensayo..., Ob. cit.
4
Rallo, J.: "Notas para una esttica arquitectnica", Boletn de la Escuela de Arquitectura No.5-6, La
Habana, 1966.
272
273
les como si ello fuese un pecado. Todo esto contribuye a perder de vista el papel de la
forma como expresin de un contenido y que tanto una posicin como otra son perjudiciales en la formacin del arquitecto como en la misma prctica profesional, pues
despojan a la forma arquitectnica de sus connotaciones contenusticas y por tanto
ideolgicas.
Pero estas posiciones antitticas no son privativas de los setenta y los ochenta. En
las conclusiones del Segundo Seminario Internacional de La Habana Pedagoga de la
Arquitectura, celebrado en abril de 1995, se indicaba que en la actualidad se aprecian
dos modalidades principales en la formacin del arquitecto, especficamente en la disciplina de proyecto arquitectnico, las cuales pudieran polarizarse de una parte, en una
enseanza de carcter cientificista donde estn presentes los mtodos de diseo y la
voluntad de integrar de modo sistmico los conocimientos de otras disciplinas, contentivos de los diversos problemas que condicionan la arquitectura; y de otra, aquella donde
la enseanza de los aspectos formales desempean un papel esencial, as como los
procesos intuitivos. Por supuesto, entre los extremos hay variaciones y yuxtaposiciones
dismiles, pero es en definitiva la persistencia de lo cientfico-metdico y de lo intuitivotipolgico.
Ya a finales de la dcada de los aos sesenta Oriol Bohigas citaba la afirmacin de
Rogers acerca del debate de la arquitectura moderna ...entre dos polos tendencialmente antinmicos: el mtodo y la tipologa. En uno ...la forma de cada objeto se determina a partir de unos datos concretos, particulares, individualizados (...), elaborados segn un mtodo que pretende ser incontrovertiblemente seguro, cientfico...; en el otro
...se obtiene como una adaptacin a aquel caso particular de unos arquetipos, de unos
modelos esencialmente normativos, que admiten ser usados vlidamente en una relativa variedad de circunstancias. 7
Bohigas, O.: Contra una arquitectura adjetivada, Ed. Seix Barral, Barcelona, 1969, p. 95.
274
Una de las paradojas de la arquitectura moderna es que de la negacin de las tipologas como base para el diseo y de la aplicacin de un sentido racional se arriba a los
conceptos de standardizacin y tipificacin, sobre todo vinculados a la industrializacin
de la construccin, lo que constituye ....una tendencia asimilable al mantenimiento de
tipologas por encima de la metodologa... 8 Una negacin dialctica que condujo a la
fijacin de tipos no provenientes de la historia, sino de determinantes tcnicoeconmicos y (o) funcionales, utilizados ampliamente por la arquitectura comercial o los
sistemas de prefabricacin. Pero an con esos resultados se continuaba considerando
el mtodo como gnesis de la arquitectura. Las tendencias vinculadas al posmodernismo trajeron como consecuencia un rechazo de esa primaca del mtodo y trataron
de recuperar la importancia de los criterios tipolgicos como medio del saber arquitectnico y basamento de la actividad de proyecto. 9 La importancia de los anlisis morfotipolgicos urbanos en funcin de la rehabilitacin de la ciudad ha sido un factor que ha
contribuido a darle relevancia a este tipo de estudios, aunque tambin se ha insertado
en un conjunto de metodologas destinadas a diversos fines. El resultado ha sido el desarrollo de mtodos que no obvian el anlisis de soluciones aportadas por la historia y
cuyo estudio sistemtico puede enriquecer las conclusiones derivadas del examen de
otros aspectos ya sean sociales, tcnico-econmicos, o derivados del programa.
De cualquier manera, no debe resultar ocioso reiterar que cualquier mtodo, como
cualquier proposicin terica, no es inocente desde el punto de vista ideolgico. Las
desconfianzas mostradas recientemente en algunos sectores profesionales acerca de
los vnculos entre ideologa y arquitectura, adems de las actitudes vinculadas a la
posmodernidad, provocan en el momento actual la extensin de una cierta suspicacia
hacia los mtodos totalizadores. Aunque las actitudes y motivaciones ante este tema
sean dismiles, es imprescindible hoy una visin diferente ante la proliferacin y aplica-
Ibid, p. 97.
Ver el anlisis sobre el problema tipolgico en Colmenares, A.: La cuestin de las tipologas arquitectnicas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Cental de Venezuela, Caracas, 1991.
275
cin mecanicista de mtodos, y si bien no se puede desconocer la importancia del manejo de estructuras metdicas tanto para el trabajo profesional como especialmente para la enseanza, es conveniente plantearse puntos de vista que tiendan a apreciar la
arquitectura como una totalidad destinada a un fin y que resulta cargada de significacin
cultural, enfoques que sean ms flexibles y dialcticos, buscando organizar, guiar, sin
constreir en moldes rgidos la multiplicidad de problemas que presenta la realidad, cuya complejidad siempre es tan reacia a dejarse encasillar. Algo ms: las dificultades o
esquematismos posibles que se producen en el trabajo con un mtodo especfico pocas veces radican en los aspectos listados en l, sino en su aplicacin y en las concepciones en las cuales se fundamenta y, por supuesto, en la capacidad para arribar a las
conclusiones o propuestas finales.
276
pectos condicionadores, tanto para emitir un juicio valorativo, como para conjugar los
factores a tener en cuenta para las soluciones de diseo. 10
Uno de los objetivos, desde el punto de vista didctico, es proporcionarle al estudiante principios metodolgicos generales dentro de un enfoque global de la arquitectura, de modo que los principios, mtodos e instrumentos de trabajo correspondientes a
cada disciplina, se inserten en una especie de tronco comn, pero concebido con una
flexibilidad tal capaz de admitir alternativas en cuanto a los aspectos del mtodo a considerar y la profundidad con que deban ser conocidos por los estudiantes en cada nivel
y disciplina. Este objetivo didctico del mtodo est encaminado a que el alumno alcance una comprensin global de los fenmenos arquitectnicos, considerados como
un todo coherente y lo ayude a establecer por s mismo algunas de las muchas conexiones posibles entre los factores que condicionan la arquitectura e intervienen en su
proceso de conformacin, y pueda manejarlo a la hora de dar respuesta a un problema
concreto, estableciendo las jerarquas necesarias. Por tanto, de ninguna manera se
pretende establecer recetas, sino una concepcin general y un conjunto de aspectos
que tratan de precisarla: un modo de pensar la arquitectura.
Un principio fundamental de partida es concebir los sistemas arquitectnicos y urbanos en su desarrollo histrico concreto, ubicados en tiempo y espacio y condicionados por los diversos factores que caracterizan la sociedad y el contexto fsico en el cual
se insertan. Considera adems a la arquitectura en su mltiple complejidad como parte
de la base tcnico material de la sociedad para la reproduccin directa y ampliada de la
fuerza de trabajo y como fenmeno cultural. Siendo entonces un fenmeno de carcter
eminentemente social, se consideraba que el mtodo idneo para la investigacin de tal
fenmeno parte del correspondiente a las ciencias sociales.
10
Estos aspectos fueron analizados detalladamente en: Crdenas, E.: "La arquitectura como fenmeno
complejo", Informe de Investigacin, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1992
277
El mtodo se estructura en funcin de un conjunto de principios bsicos conceptuados en su funcin rectora del desarrollo genrico de la arquitectura y del urbanismo.
Ellos son los siguientes: el principio de los sistemas, el principio de los factores condicionantes, el principio del proceso de diseo, el principio de la significacin, y el principio de la relacin en arquitectura entre el pensamiento lgico-cientfico y el estructurado
en imgenes. 11 Algunos de los contenidos de estos principios se han ido explicando en
los temas anteriores y los vnculos establecidos entre ellos justifican los diferentes aspectos considerados para el anlisis de la arquitectura.
11
Ver: Garca, J.: "El principio real de la arquitectura y el urbanismo como sistemas", Ciencias Tcnicas
(Serie Arquitectura y Urbanismo) No. 5, La Habana, 1979, pp. 42-75; y Crdenas, E.; "Parmetros para el
anlisis crtico de la arquitectura", en Segre, R. y E. Crdenas: Crtica arquitectnica, Imprenta Universitaria, Santiago de Cuba, 1981, pp. 221-237.
278
Los aspectos contemplados se basan en el principio del proceso de diseo, concebido como una secuencia iniciada a partir del anlisis de la realidad del contexto en relacin con el problema planteado a la arquitectura, hasta su conclusin con la puesta en
uso del sistema creado. Con independencia de las condiciones en que se realice este
proceso, las fases mencionadas siempre estarn presentes y aunque se organizan en
una secuencia lgica, es posible, y muchas veces imprescindible, la retroalimentacin
entre ellas, ya se trate del anlisis de un objeto construido, como de la labor de conformacin de un nuevo objeto arquitectnico.
1. ANLISIS DE LA REALIDAD DEL CONTEXTO:
Este anlisis parte del principio de concebir la arquitectura como sistema y en tal
sentido el objeto arquitectnico de estudio est relacionado por un sistema superior
que lo condiciona, por tanto vinculado al principio de los factores condicionantes. 12 Se
trata entonces de investigar las circunstancias condicionadoras del proceso de conformacin de una obra arquitectnica y la obra misma, es decir los factores que caracterizan una determinada realidad contextual, la cual va a influir en la caracterizacin de la
obra arquitectnica a analizar o a conformar como una nueva realidad. En este nivel se
contemplaran los aspectos siguientes:
1.1. CARACTERSTICAS DEL CONTEXTO SOCIAL, donde se consideraran las:
1.1.1 CIRCUNSTANCIAS GENERALES, que comprenderan los acpites:
Econmico Sociales
Poltico Ideolgicos
Ideolgico Culturales
En el nivel de las circunstancias generales se definen las caractersticas de la so-
12
Ibid.
279
Comprende el estudio del marco histrico general en el cual se inserta el objeto de investigacin. El anlisis de los aspectos econmico-sociales posibilita el conocimiento
de factores determinantes del condicionamiento del contexto socioeconmico donde se
ubica el sistema arquitectnico objeto de estudio, al evaluar el desarrollo de las fuerzas
productivas y de los medios de produccin; los vnculos existentes entre el modo de
empleo de los recursos naturales y tecnolgicos en los procesos de produccin y la distribucin de sus resultados en relacin con la estructura de clases sociales. Tambin
debe dirigirse al conocimiento de los factores que posibilitan el uso de determinadas
tecnologas de acuerdo con el desarrollo del momento de estudio. En este nivel se definen los factores que condicionan el carcter de las necesidades sociales e individuales
que requieren de espacios construidos y la factibilidad de solucin de las mismas de
acuerdo con la posesin de los medios de produccin la cual determina la disponibilidad de recursos humanos y materiales y las posibilidades de actuacin de los grupos
y clases sociales segn la estructura social existente. Las relaciones que se establecen
entre la ciudad y su entorno, entre la ciudad y la arquitectura en cuanto a problemas de
valor de suelo, la expresin de la estructura social en la ciudad y en la arquitectura, las
conexiones econmicas que se establecen entre las diferentes partes funcionales y zonas de la ciudad en correspondencia con variadas posibilidades de manejar recursos
econmicos, distintas etapas de desarrollo y su expresin en variables tipolgicas, son
otros de los aspectos importantes a analizar en este nivel.
Se consideran las circunstancias poltico-ideolgicas como aquellas que condicionan las posibilidades de gestin para utilizar los recursos humanos, naturales, tecnolgicos y financieros en la solucin de las necesidades sociales planteadas a la arquitectura, a partir de la regulacin de los recursos en funcin de una determinada gestin poltica, ya sea por parte del Estado, partidos polticos o por la accin de los grupos sociales. En relacin con la ideologa poltica se definen los sistemas de valores sociopolticos que influyen en el carcter asumido por las necesidades y sus respuestas, a
partir de las concepciones prevalecientes.
280
Los aspectos ideolgico-culturales, en estrecha relacin con los anteriores, completan los sistemas de valores predominantes en determinado contexto y los que rigen el
comportamiento de clases y grupos sociales e individuos, los cuales calificarn los modos en que se manifiestan las necesidades sociales referidas a la arquitectura y los modos de darles respuestas. 13
En cualquier sociedad los sistemas de valores, definidos a partir de la estructura social y poltica, de las ideologas de clase y sus particularidades dentro de cada grupo
social, los valores culturales que de ellas se derivan, las tradiciones, el desarrollo educacional, cientfico-tcnico, y cultural en general, interactan de manera compleja.
Aunque exista un sistema de valores definido como el dominante, de un modo u otro,
los otros sistemas se traslucirn en diferentes prcticas urbanas y arquitectnicas. Al
mismo tiempo, es frecuente la imitacin de actitudes y de componentes arquitectnicos
correspondientes a los valores dominantes por grupos sociales con menores posibilidades econmicas y cuyos valores difieren de ellos.
1.1.2 CIRCUNSTANCIAS ESPECFICAS, donde se incluye el anlisis de los factores sociales, los recursos disponibles y de la cultura arquitectnica correspondiente,
considerando el estudio de los posibles repertorios vinculados al objeto de trabajo,
FACTORES SOCIALES
13
Ibid.
281
Definicin de cmo se manejan los recursos y los valores e intereses que condicionan los modos de manejar los recursos.
RECURSOS DISPONIBLES
Financieros.
de un modo ms directo, definiendo como se concretan en el caso de estudio las conclusiones del anlisis de las circunstancias generales. El anlisis de los aspectos sociales contribuye a precisar los valores de los componentes humanos que participan en el
proceso de diseo, los cuales influyen en la caracterizacin de las necesidades y en las
concepciones que se manejan para darle solucin. La precisin acerca de los recursos
disponibles permite acercarse a la dimensin tcnico-econmica del sistema de estudio,
mientras que el anlisis del repertorio implica un enfrentamiento con la situacin particular relacionada con el tema, visto en su aspectos diacrnico como sincrnico, as como
con las caractersticas de los cdigos en el mbito arquitectnico en el cual se inscribe
el objeto de estudio, tanto si se trata de una valoracin de una obra de arquitectura
existente, o si se estudia como parte de la realidad de partida para plantear soluciones
de diseo.
282
1.2 CARACTERSTICAS DEL CONTEXTO FSICO, donde se analizan las cualidades del contexto construido o natural:
1.2.1. CARACTERSTICAS GENERALES DEL CONTEXTO FSICO
Geologa: calidad del suelo, subsuelo. Problemas geolgicos que puedan condicionar las alternativas estructurales y constructivas.
Factores topogrficos, hidrogrficos que puedan condicionar las alternativas estructurales y constructivas y de vnculos de los objetos construidos con el terreno.
podrn influir en el bienestar fsico y ambiental de la obra, en las soluciones tcnicoestructurales y uso de materiales, en sus valores paisajsticos, en el tipo de relacin que
283
establece con las caractersticas fsico-ambientales del sitio en el cual se inserta, ya sea
natural o construido.
2. CARACTERIZACIN DE LA DEMANDA:
Se trata de llevar a trminos ms precisos las caractersticas de las necesidades
particulares que se plantean solucionar en un objeto arquitectnico especfico y cmo
se estructura esa demanda en trminos arquitectnicos. Deben considerarse de manera
interrelacionada dos aspectos fundamentales:
2.1. FACTORES SOCIALES vinculados con la necesidad a la cual debe dar respuesta la arquitectura y que definen el carcter de esa necesidad.
2.2. FACTORES INHERENTES AL TEMA ARQUITECTNICO (requerimientos dimensionales-espaciales, ambientales, de equipamiento, etctera; restricciones para la
realizacin de las actividades bsicas inherentes a ese tema arquitectnico o derivadas
de l) que definen el carcter de la actividad (o actividades) a realizar en el objeto arquitectnico.
Relacionados con ambos niveles se deben analizar las caractersticas de la calidad
de vida: las biolgicas bsicas; las sico-fisiolgicas; las socioeconmicas; las socioculturales; y finalmente, se debe plantear la sntesis de modelos de formas de vida y los
posibles elementos de identificacin de la comunidad usuaria con aspectos generales
de formas de vida.
Los anlisis realizados en este nivel contribuyen a precisar las relaciones entre las
necesidades y las disponibilidades, entre las posibilidades y las restricciones para solucionar los problemas planteados al diseador. El esclarecimiento de estos asuntos tendr una gran importancia para la definicin del programa y para las acciones de gestin
que sern necesarias realizar con vistas a la materializacin del proyecto arquitectnico.
El anlisis de las relaciones entre la necesidad y la actividad que genera una necesidad
o un sistema de necesidades, resultar primordial a la hora de establecer las caractersticas a cumplir por los espacios arquitectnicos para la realizacin de las diferentes actividades, apoyndose en el conocimiento del modo de vida, esencial para definir la ca284
rectores para la expresin formal, como sntesis primaria del anlisis interrelacionado
entre los distintos factores condicionantes.
4. PROPUESTA DE DISEO
La propuesta de diseo es la fase donde el diseador debe dar solucin a los problemas que se le plantean para una obra arquitectnica especfica, considerando tres
tipos o niveles esenciales, cuya solucin no tiene porqu producirse de manera lineal,
sino al contrario, debe existir una constante retroalimentacin entre ellos, pues existen
numerosos problemas que deben ser enfrentados desde los tres niveles o dos de ellos.
4.1. SOLUCIN AL PROGRAMA DE ACTIVIDADES Y SUS REQUERIMIENTOS
4.1.1. La organizacin de las relaciones entre los requerimientos de espacio de las
actividades a considerar, a partir de un sistema dimensional y de los vnculos necesarios y/o posibles entre las actividades.
4.1.2. Sistema de organizacin interno de las unidades espaciales.
4.1.3. La solucin a los requerimientos climticos y ambientales.
4.2. LA SOLUCIN DE LOS ASPECTOS TCNICO-ESTRUCTURALES
4.2.1. Definicin de las tipologas estructurales y compatibilizacin con los requerimientos de dimensionamiento espacial.
4.2.2. Compatibilizacin entre la tipologa estructural, sistema constructivo, materiales de construccin, tecnologas especficas, costos.
4.2.3. Compatibilidad entre las tipologas estructurales y los requerimientos de la
morfologa de los elementos de determinacin espacial y de los espacios resultantes.
4.3. LA SOLUCIN DE LA EXPRESIN FORMAL
4.3.1. Construccin de la forma:
Compatibilizacin de la estructura dimensional interna de los espacios con los elementos de determinacin espacial.
286
7. EVALUACIN EN EL USO
Si la obra de arquitectura adquiere su verdadera dimensin en el momento en que
es usada y por tanto, se cumple la funcin para la cual fue concebida y, dado que la naturaleza de su uso puede implicar modificaciones, el proceso de conformacin de la arquitectura no culmina hasta su evaluacin en el uso. Esta evaluacin se produce fundamentalmente en dos niveles:
1) VALORACIN DE LA COMUNIDAD USUARIA que puede implicar aceptacin o
transformacin y que sufre una evolucin en el tiempo.
289
directo como comunicacional, donde tienen lugar los procesos de significacin, los cuales se producen por medio de la forma concreto-sensible de los objetos arquitectnicos,
gracias a procesos sucesivos de sensaciones-percepciones-asociaciones, tanto psicolgico-preceptales, como tipolgico-culturales, que posibilitan la aprehensin de los
significados de los objetos arquitectnicos, en distintos niveles, desde el ms elemental
a los ms complejos, en dependencia de las experiencias y conocimientos de sujeto
usuario-evaluador.
La evaluacin de la obra arquitectnica puede tener diversos objetivos, distintos niveles de complejidad y comunicar sus resultados a diferentes pblicos. Un objetivo fundamental es la definicin de sus valores. Adems, las evaluaciones son posibles en
distintos momentos del proceso de conformacin de la arquitectura: en la fase de anlisis, en la formulacin de las hiptesis de diseo, en la de elaboracin de soluciones,
una vez presentados los proyectos, durante la ejecucin, o al estar frente a la obra terminada y en uso, momento en el cual puede realizarse una evaluacin completa de la
arquitectura. La evaluacin, al estar dirigida a detectar los valores de la obra arquitectnica, se basa en sus significados, por tanto, para el crtico-evaluador es necesario
analizar los procesos de significacin, que permitira conocer los valores significativos,
los cuales pueden organizarse en tipos de valores vinculados entre s, en tanto la aprehensin de ellos se origina a partir del uso (directo y/o comunicacional) de un todo que
es el objeto arquitectnico.
Los TIPOS DE VALORES a considerar, se pueden sintetizar en los siguientes:
VALOR SOCIAL: nivel de respuesta a las necesidades planteadas en los mbitos
de lo funcional, lo tcnico-cientfico, lo expresivo, ideolgico-social, etctera. Cada uno
290
de estos mbitos puede generar valores con relativa independencia; es decir, la presencia de soluciones con un determinado valor significativo en una de estas esferas no
condiciona la necesaria presencia de los otros.
VALOR CULTURAL: trascendencia de la obra dentro de la cultura arquitectnica.
VALOR HISTRICO: por ser representativa de una poca y/o un acontecimiento.
Los CRITERIOS DE VALOR se emiten en funcin de los valores del sujeto evaluador (condicionados por los valores generales compartidos por los de un grupo/clase social/comunidad usuaria) y por las caractersticas del objeto a evaluar.14 Esos criterios
se pueden basar en:
Relaciones entre los valores del sujeto creador y los de la comunidad usuaria.
Nivel de equilibrio o jerarqua de la influencia de los factores condicionantes que rigen la caracterizacin y expresin del objeto de estudio.
Criterios o valoraciones acerca de la tendencia arquitectnica con la que se corresponde el objeto analizado.
La emisin de los criterios de valor, tanto en la evaluacin de la obra contempor-
nea, como de la obra realizada en una etapa histrica anterior, debe contemplar la evaluacin de los aspectos antes sealados; la diferencia consistira en que, en el segundo
caso, la investigacin histrica debe estimar las condiciones especficas donde est
enmarcada la produccin de la obra y, por tanto, trabajar con hiptesis de reconstruccin histrica; 14 mientras que para el anlisis de la obra contempornea y correspondiente al propio contexto existen medios a travs de los cuales es factible conocer las
opiniones de la comunidad usuaria y las intenciones de los diseadores y, de este modo, completar el cuadro de informaciones que permita arribar a la deteccin de los valores del significado de la obra y emitir un juicio de valor.
14
Ver en ms detalle los criterios de Szabolzci, M.: "Los mtodos modernos del anlisis de la obra, en:
Navarro, D.: Textos y contextos (Tomo I), Ed. Arte y Literatura, La Habana, pp. 23-41.
292
293
Por ltimo debe apreciarse, como un aspecto significativo dentro del papel del arquitecto en el proceso creativo, la evaluacin de los resultados: este paso constituye un
factor decisivo de retroalimentacin para el propio diseador y es necesario insistir en
ello en el proceso de formacin del futuro arquitecto.
Desde el punto de vista del papel del arquitecto, la actividad de conformacin de objetos arquitectnicos puede resumirse como sigue:
Conocer la realidad del contexto en que se inscribir el objeto resultado de su trabajo creador.
Definir los criterios rectores para dar respuesta a la demanda. (Este constituira un
primer nivel de sntesis, en el que se vinculan los aspectos resultantes del anlisis
de los dos acpites anteriores.)
Consideraciones finales
Un objetivo fundamental de esta propuesta, as como de muchas de las ideas antecedentes, es generar el debate, con la finalidad de ampliar las bases del necesario enfoque terico de la arquitectura y propiciar un modo de pensar la arquitectura de acuerdo con su complejidad y de estructurar las relaciones entre los diversos aspectos a integrar para una adecuada fundamentacin terica de la arquitectura segn las caractersticas socioeconmicas y culturales de cada contexto. Los indicadores planteados no
se constituyen en un mtodo cerrado con una sucesin de pasos: son aspectos considerados necesarios al enfocar el proceso de conformacin de la arquitectura y debe
profundizarse en la definicin de las diferencias y relaciones entre los modos especfi294
cos de enfocar el hecho arquitectnico como obra terminada y como obra a crear. Los
criterios expuestos se derivan de la necesidad de ahondar en un conjunto de problemas
en la enseanza de la arquitectura que contribuyan al anlisis de la realidad de partida
en la cual se realiza el trabajo de proyecto, as como la de sustentar las soluciones de
diseo y asumir una posicin crtica ante ellas.
295
PROCESO
GENERAL DE
CONFORMACION
DE LA
ARQUITECTURA
CIRCUNSTANCIAS ESPECFICAS
PRIMER NIVEL
DE SNTESIS
DISEADOR
VALORACIN DE LA
REALIDAD EXISTENTE
HIPTESIS PARA
LA NUEVA
REALIDAD
INTENCIN
DE DISEO
OBJETIVOS DE DISEO
CRITERIOS
RECTORES
SINTESIS DE ANLISIS
ANTERIORES
297
IMAGEN GLOBAL
PROPUESTA DE DISEO
Organizacin de las relaciones entre los requerimientos de esSOLUCIN
pacio de las actividades a considerar, a partir de un sistema
AL PROGRAMA
dimensional y de los vnculos necesarios y/o posibles entre las
DE ACTIVIDADES
actividades
Y SUS
Sistema de organizacin interno de las unidades espaciales
REQUERIMIENTOS
Solucin a los requerimientos climticos y ambientales
Definicin de tipologas estructurales y compatibilizacin con
los requerimientos de dimensionamiento espacial
Compatibilizacin entre la tipologa estructural, sistema consSOLUCIN DE LOS
tructivo, materiales de construccin, tecnologas especficas,
ASPECTOS TCNICO
costos
ESTRUCTURALES
Compatibilizacin entre las tipologas estructurales y los requerimientos de la morfologa de los elementos de determinacin
espacial y de los espacios resultantes
Compatibilizacin de la estructura dimensional
Construccin interna de los espacios con los elementos de
determinacin espacial.
de la forma
Definicin de criterios de composicin
Relaciones de la tipologa estructural con las caractersticas
SOLUCIN DE LA
EXPRESIN FORMAL
de los espacios y los elementos de determinacin espacial
Compatibilizacin de los criterios de composicin y de la
imagen global con determinantes del contexto, materiales, etctera
Articulacin de significados (como tarea resumen)
SOCIOECONMICA
FUNCIONAL/TECNOLGICA
BIOLGICA/SICOFISIOLGICA/ERGONMIC
SOLUCIN GENERAL
FUNCIONES
A
IDEOLGICA
ESTTICO-CULTURAL
ESTRUCTURA-TCNICA-CONSTRUCCIN
EXPRESIN FORMAL
REQUERIMIENTOS/FUNCIONAMIENTO ACTIVIDADES
FORMA INTERNA DEL SISTEMA
REALIZACION DEL PROYECTO
Toda la documentacin que plasma las soluPROYECTO
ciones que conformarn el objeto arquitect- PROYECTO
EJECUTIVO
ARQUITECTONICO nico; desde los aspectos generales hasta
los detalles
PROYECTO
Fases que comprende la ejecucin de la
orientaciones para
298
DEL PROCESO
DE
CONSTRUCCION
PROYECTODE
EXPLOTACION
Y MANTENIMIENTO
PROCESO
CONSTRUCTIVO
PROCESO CONSTRUCTIVO
materializar las ideas
plasmadas
en los proyectos
de acuerdo
con las
caractersticas
de los diferentes
procesos
EVALUACIN EN EL USO
USO DIRECTO/
COMUNIDAD
USUARIA
COMUNICACIONAL
ACEPTACIN
TRANSFORMACIN
299
en ellos
influyen
APRECIACIN
VISUAL DE LA
OBRA DESDE
NIVEL BSICO
COMUNICATIVO
HASTA
APREHENDER
ESTRUCTURA
MORFOLGICA
301
PAPEL DEL
ARQUITECTO
EN EL PROCESO
DE CONFORMACIN
DE LOS OBJETOS
ARQUITECTNICOS
realidad de partida en la
que influir el objeto construido
CONOCER, EVALUAR,
INTERPRETAR NECESIDAD DE necesidad social (colectiva
ESPACIOS
o individual) que demanda
de espacios construidos
DEFINIR NECESIDAD QUE
GENERA LA DEMANDA
DEFINIR CRITERIOS
RECTORES:
RESPUESTA A LA DEMANDA
ARRIBAR A PROPUESTA
DE SOLUCIN
EVALUAR LOS RESULTADOS
302
EPILOGO INCONCLUSO
El problema de la formacin del arquitecto
En 1985, Wiley Ludea escriba que:
"A juzgar por los Congresos Latinoamericanos de Facultades de Arquitectura, las
preocupaciones pedaggicas de los ochenta han dejado de lado las heroicas
reestructuraciones acadmicas de los setenta con todo lo que ello significa. Las
distintas opciones, si bien persisten en acoger cuestionamientos del orden establecido,
transitan inevitablemente por el camino de la evasin mltiple, va la propia
arquitectura, la legitimizacin del esteticismo, la visin tecnocrtica o la exaltacin de la
subjetividad alienada. Por ello los dilemas que hoy se presentan tienen que ver con
uno central: el dilema entre la realidad o el mundo abstracto, entre el compromiso o la
evasin cultural. Aqu el desencuentro entre universidad y sociedad deviene hecho
indiscutible. En este nivel, los impases son cada vez ms pronunciados, como la
superposicin acrtica de diversas lneas desarrolladas por el pensamiento
arquitectnico durante la historia y que, tras extrao sincretismo, ha definido
estructuras curriculares absolutamente contradictorias en s mismas, tanto a nivel del
contenido de las asignaturas como a nivel de los objetivos de la formacin del
arquitecto necesario en Amrica Latina." 1
En el anlisis de estos dilemas y otros que han presidido la actividad terica y
prctica de la arquitectura, el problema consiste en el significado asumido por esos
trminos polares en el contexto latinoamericano de hoy. En las ciudades, como en las
escuelas o en nuestras revistas de arquitectura, conviven ejemplos que mimetizan las
ltimas modas internacionales y esfuerzos que muestran una real preocupacin para
alcanzar una arquitectura propia, adecuada tanto a los factores ecolgico-paisajsticos
y culturales como a las contingencias sociales.
Estas contradicciones llevan a reiterar la pregunta tantas veces formulada: Cul es el
arquitecto necesario para Amrica Latina? Sin dudas, todava los acuerdos resultan
dbiles. Esas transformaciones heroicas de los planes de estudio en los aos setenta
referidas por Ludea, se formularon precisamente por considerar que eran
imprescindibles cambios estructurales en el currculo y en los mtodos pedaggicos y
no fueron pocos los grupos de docentes y alumnos dentro de las escuelas y facultades
de Arquitectura que se plantearon entre sus objetivos ...lograr un nuevo profesional de
la arquitectura acorde con los problemas sociales, democratizar la enseanza (...) y
aportar a la Universidad un modelo para transformarla en cientfica, democrtica, crtica
y vinculada a las luchas populares. 2 Y esos factores han estado presente en la
ideologa de varios sectores de los claustros docentes.
La difcil tarea como dira el arquitecto y profesor cubano Fernando Salinas de
hacer ms con menos, en la que debiramos formar al futuro arquitecto, con la
necesaria amplitud conceptual y mente elastizada para enfrentarse a los diferentes
Wiley Ludea. Arquitectura. Aproximaciones a una nueva teora general, Lima, 1985, p. 78.
"El nuevo Plan de Estudios del Autogobierno", Arquitectura-Autogobierno No. 1, Mxico, octubre de 1976, p. 2
276
problemas, 3 no siempre se ha alcanzado, como tampoco lograr que tenga una real
conciencia de pertenencia al Tercer Mundo. Persisten entonces contradicciones en
cuanto a la formacin del arquitecto, tanto en el enfoque general como en el currculo
de asignaturas. A estas se suman otras, como la derivada de la disyuntiva entre formar
un arquitecto integral que enfrente todo tipo de demandas (o casi todas), o una
formacin especializada, de modo que el recin graduado haya profundizado en un
campo ms estrecho durante el pregrado y pueda actuar con ms rapidez y eficacia al
iniciar su actividad profesional.
Cabe entonces preguntarse: Es posible formar un arquitecto capaz tanto de disear
obras que llegarn a convertirse en paradigmas, como de trabajar directa y
annimamente en una comunidad para la rehabilitacin de viviendas de pocos
recursos? Es posible adems lograr la insercin relativamente rpida de ese
arquitecto en cualquiera de los temas del diseo arquitectnico o urbano, de los
procesos constructivos o de la actividad inversionista? O, de otro modo, ser posible
sistematizar la enseanza posgraduada de manera que todos tengan la oportunidad de
profundizar en aquellos campos que les sean imprescindibles? Es posible lograr que
nuestros estudiantes dejen de deslumbrarse por la arquitectura colorida y sofisticada
que brilla en las revistas del primer mundo y que asuman ante ella una actitud
realmente crtica, y al mismo tiempo sean capaces de asimilar los aportes con validez
para aplicarlos a problemas locales y trabajar por una arquitectura de expresin propia?
Se les puede dotar a los alumnos de conocimientos, mtodos e instrumentos de
trabajo que les permitan investigar lo mismo acerca de materiales de construccin
idneos para un sitio, o sobre los requerimientos socioculturales de una comunidad
usuaria? Cmo lograr un arquitecto que pueda vincularse desde su etapa de
formacin con los problemas de la actividad profesional y que tambin pueda, una vez
graduado, insuflar ideas nuevas y no conformarse con los niveles insuficientes de
calidad arquitectnica persistentes hoy da?
Una preocupacin latente en algunos profesores es cmo contribuir a la formacin del
estudiante para que sea mejor que ellos, cmo prepararlos para el futuro desde el
presente, a partir de los conocimientos que vienen acumulndose desde el pasado.
Esto se hace ms agudo en la arquitectura, por el intrnseco carcter futurolgico de su
proyeccin. De otra parte, la idea de formar al arquitecto con una concepcin donde
predominan habilidades prcticas presente en varios de nuestros planes de estudio
, vlidas para las circunstancias en que se produce la actividad profesional en un plazo
determinado, resulta contradictoria en el mundo contemporneo, y esto no solo para un
mbito desarrollado donde el avance cientfico-tcnico es constante, sino tambin para
nuestro contexto, en el cual si bien puede resultar difcil incorporar los ltimos
adelantos cientficos, igualmente est sometido a contingencias cambiantes.
Ante esta situacin, la salida ms conveniente sera tener como uno de los objetivos
bsicos de la formacin del estudiante ensear a pensar, de manera que sea capaz de
manejar los conocimientos, mtodos y habilidades adquiridos, potencializando al
mximo su creatividad para solucionar los problemas del contexto propio, con la
amplitud de miras imprescindible para valorar crticamente todas las experiencias
3
Salinas, F.: "Hacia una arquitectura dialctica", Boletn de la Escuela de Arquitectura, No. 3, La Habana, diciembre de 1965, p.
13.
277
vlidas y generar nuevas soluciones. Pero ese ensear a pensar deba sustentarse en
un cuerpo terico coherente que funja como hilo conductor e integrador de las
diferentes propuestas emanadas de las diferentes disciplinas del plan de estudios.
Ahora, de qu tipo de teora se trata? Cules son sus fundamentos
estructuradores?
Un punto de vista sera considerar como una dificultad bsica el hecho una cierta
descontextualizacin de que an estamos lejos de superar junto a otros obstculos
para el desarrollo de una teora acorde con los problemas esenciales de Amrica
Latina. En el caso de Cuba, propsitos planteados desde el inicio del proceso
revolucionario, dirigidos a una insercin clara de la problemtica cubana dentro del
llamado Tercer Mundo, fueron asumidos solo parcialmente. La vinculacin con el
campo socialista, una determinada idea de desarrollo, las vas planteadas para
solucionar las demandas constructivas, centradas en el uso predominante de sistemas
de prefabricacin y no en una concepcin amplia y escalonada de la industrializacin
de la construccin que permitiera el empleo de materiales locales y diversas
alternativas, tal como se haba planteado en los aos sesenta; no permitieron en la
prctica asumir plenamente lo que significaba realizar todas las construcciones
requeridas por una sociedad subdesarrollada que se planteaba, en condiciones
difciles, salir del subdesarrollo y construir el socialismo.
Las ideas claras que existan en tal sentido fueron opacadas por una visin idealista de
solucionar, a travs de medios tcnicos importados, en un plazo breve, las demandas
ms importantes. Los aos ochenta abriran una valoracin crtica de las
consecuencias de esa visin, aunque ...el cuestionamiento del modelo tecnicista
avanz muy despacio debido a la gran inercia que imponan las capacidades
industriales instaladas y las estructuras institucionales creadas a partir de ese
enfoque. 4 Seran las limitaciones econmicas recientes finalmente, siempre la
economa las que han condicionado una reflexin ms profunda y comenzar
verdaderamente a plantear criterios de racionalidad y de sustentabilidad que ya han
hecho acto de presencia en la enseanza de la arquitectura.
En otros pases latinoamericanos las limitaciones econmicas y las carencias sociales
tambin constituyen problemas que afectan los desarrollos urbansticos y
arquitectnicos y, por ende, la labor profesional y la formacin del arquitecto. Los
modos de enfocarlos han sido y son diversos, desde obviarlos hasta enfrentarse a ellos
con diversas pticas con el propsito de que los futuros profesionales adquieran al
menos una conciencia real de su existencia y de sus implicaciones.
El primer paso para comenzar a transformar nuestra realidad es transformar las formas
de pensar. La necesidad de reflexin terica cientficamente fundamentada y no de
disquisiciones elitistas, se impone para enfrentar la formacin del arquitecto en las
condiciones actuales y alejarnos de un pragmatismo que nos hace actuar a veces sin
pensar lo suficiente en el futuro. Esa transformacin ha de ser mirando al sur: un
4
Coyula, M.: "El veril entre dos siglos. Tradicin e innovacin para un desarrollo sustentable", Arquitectura y Urbanismo, Vol. XIV,
278
pensamiento que se site en nuestros propios problemas e intente darles solucin con
nuestros propios recursos.
En trminos de la formacin del arquitecto, se debera traducir en:
Desarrollar la capacidad de pensar y evaluar crticamente, y la capacidad creativa para
pulsar al mximo las posibilidades.
Ampliar las perspectivas: Una concepcin terica vlida para un mundo como el
nuestro, sometido de modo inevitable a las influencias de occidente y a la permanencia
de tradiciones (puras o depauperadas) debe asimilar toda solucin vlida y de este
modo ampliar el abanico de respuestas posibles.
Cambiar las categoras crticas: no se puede seguir evaluando nuestra arquitectura
(como tampoco nuestros problemas) solo en comparacin con lo producido en el
mundo desarrollado: se logra universalidad con soluciones adecuadas a nuestros
problemas y esos deben ser los mximos criterios de valoracin.
Promover el estudio de nuestra historia y tradiciones, no como informacin que
enriquezca el bagaje cultural, sino para actuar en consecuencia, extrayendo las
experiencias vlidas de ser aplicables. Aun continuamos dedicando horas y horas al
estudio de la arquitectura internacional, mientras profundizamos poco en lo local. Esto
no puede ser una labor exclusiva de la enseanza de la historia, sino de todas las
disciplinas.
Promover la bsqueda de soluciones adecuadas al contexto construido, al clima, a los
materiales disponibles y a un ahorro energtico integral, no solo en el proceso
constructivo, sino tambin en el de explotacin de los inmuebles.
Lograr que el estudiante comprenda que la necesaria bsqueda de una expresin
propia, acorde con nuestra identidad cultural no es un procedimiento relacionado solo
con bsquedas formales, sino que adems se debe basar en fundamentos ecolgicos,
sociales, econmicos.
Sensibilizar al futuro arquitecto hacia los problemas de la poblacin en su conjunto y no
formar "talentos artsticos" que desesperen por proyectar su gran obra apenas iniciada
su labor profesional. La calidad esttica debe ser un objetivo a alcanzar en cualquier
arquitectura y esta debe estar en consonancia de las expectativas culturales de la
comunidad usuaria.
La necesidad de profundizar en el anlisis de los problemas sociales y de
comportamiento sociocultural que influyen en el uso de los espacios construidos y en
su valoracin por parte de los usuarios, debe estar acompaada de una justa
valoracin de los problemas de la expresin y de procesos de significacin, de modo
que valorice el papel cultural de la arquitectura y a travs de l, la influencia que puede
ejercer en la formacin de una personalidad donde se conjuguen los valores ticos y
estticos.
Trabajar en el modo de estructurar las investigaciones y sus resultados en distintas
esferas, con el fin de alcanzar un conjunto de criterios bsicos adecuados a nuestros
problemas que permitan abordar la fundamentacin terica de la arquitectura, en forma
global y desde la ptica de las diferentes problemticas econmicas, polticas, sociales,
culturales, paisajsticas y climticas.
Lograr el debate colectivo con el fin de aplicar experiencias que permitan profundizar en
los problemas tericos de la arquitectura y de su enseanza, as como aplicar
conceptos y principios tericos generales de la arquitectura a nuestra realidad, para
279
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