At Centrada - Familia. Universidades de Murcia y Valencia
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At Centrada - Familia. Universidades de Murcia y Valencia
Resumen
Abstract:
La Atencin Temprana es una disciplina muy joven, con apenas seis dcadas
de historia. Es lgico, por tanto, que an deba evolucionar y encontrar nuevos enfoques para el desarrollo de unas prcticas y programas cada vez ms
efectivos, para abordar los objetivos con sus diferentes clientes: nio y familia.
Fruto de esa evolucin, en la actualidad estamos viviendo en Espaa un acercamiento a la utilizacin de prcticas centradas en la familia en Atencin Temprana. Este enfoque supone un importante cambio de paradigma, frente al modelo
de tratamiento ambulatorio tradicional en nuestro pas. Por ello es conveniente
reflexionar y argumentar sobre las razones de su importancia, sus caractersticas
fundamentales y las diferencias que conlleva con respecto al modelo ambulatorio.
Igualmente, en este artculo hacemos un esfuerzo por delimitar y desmitificar los conflictos que se generan, en el pensamiento del profesional, al
plantearse el cambio de enfoque. Para terminar, describimos las necesidades
de formacin que podran facilitar el cambio de paradigma.
Este trabajo contribuye a la necesaria reflexin que conlleva un cambio
de esta naturaleza, desde una perspectiva terico-prctica y en trminos que
pueden ayudar a profesionales y familias.
Early intervention is a very young discipline, with just six decades of history. It
is obvious, therefore, it has to evolve and to find new approaches to the development of practices and increasingly effective programs to address different
objectives with their clients: child and family.
As a result the developing field of early intervention, we are currently
living in Spain an approach to family-centred practice. This framework represents a significant paradigm shift versus traditional outpatient treatment in
our country. Therefore, it is advisable to think and argue about the reasons
for their importance, the basic characteristics and differences which involves
regarding outpatient model.
Likewise, in this paper we attempt to define and demystify the conflicts
that arise in the mind of professional, consider the change of focus. Finally, we
describe the training needs that could facilitate the paradigm shift.
This paper contributes to the necessary reflection that leads to a change
of this nature, from a theoretical and practical perspective in order to help
practitioners and families.
Palabras clave
Key words:
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
Introduccin
El Libro Blanco de la Atencin Temprana (GAT, 2000) es el documento oficial
de mayor rango que en nuestro pas sintetiza las lneas generales de actuacin
en la disciplina. Ya en l se plantea la necesidad de que los servicios de Atencin Temprana atiendan las necesidades del nio, su familia y su entorno. De
hecho, tanto en l como en documentos posteriores de la Federacin Estatal
de Asociaciones de Profesionales de Atencin Temprana (por ejemplo GAT,
2005), se insiste en la necesidad de potenciar el trabajo en el entorno natural
del nio y fomentar la competencia de las personas presentes en esos entornos. Pero, realmente lo estamos haciendo? Y si se hace, desde qu perspectiva estamos implicando a la familia y al entorno natural del nio?
Una de las mayores preocupaciones que han marcado la breve historia
de esta disciplina, dentro y fuera de nuestro pas, ha sido encontrar la manera de integrar la atencin a las necesidades del nio con la atencin a las
necesidades de su familia(Bailey et al., 1999; Casado, 2006; De Linares & Rodrguez, 2004, 2005; Espe-Scherwindt, 2008; Mill & Mulas, 2005, Perpin,
2009, Shonkoff & Meisels, 1990; Watts, McLeod & McAllister, 2009a, 2009b).
Fruto de ello, ha ido evolucionando el papel ejercido por el profesional y la
implicacin atribuida a la familia en Atencin Temprana.
En el nacimiento de la disciplina, en los aos 60 en Estados Unidos, y a
su llegada a Europa, ya en los 70, el eje de toda la intervencin era el nio,
con el que se trabajaba desde una perspectiva meramente rehabilitadora. Con
un profesional que ejerca como nico experto en el desarrollo de ese nio
y una familia que mantena un rol pasivo. Lo que ha venido en denominarse
modelo de terapeuta-experto (Espe-Scherwindt, 2008; Watts et al., 2009a).
No tard en ser evidente que dejar al margen a la familia era una mala
praxis. Y ms cuando la familia es, obviamente, el principal componente clave
para el desarrollo del nio en todas sus facetas y, especialmente, si cabe, en
la socioemocional. Por otro lado, es difcil entender que podamos dejarla al
margen de las decisiones sobre el nio, cuando adems de ser su responsable
legal, es el nico elemento estable en su futuro (Castellanos, Garca-Snchez,
Mendieta & Gmez-Rico, 2003; Garca-Snchez, 2002a, 2002b, 2003). Era necesario contar con ella como agente activo(De Linares & Rodrguez, 2005),
a la vez que trabajamos para desarrollar en ella las competencias que sean
necesarias para poder asegurar el adecuado desarrollo y cuidado del nio. As
lo hacamos ver en uno de nuestros trabajos, publicado en esta misma revista
(Castellanos et al., 2003), en el que, delimitando los papeles de la familia en
Atencin Temprana, hablbamos de ella como:
Cliente del servicio, con necesidades propias que han de ser atendidas.
Responsable/tutor del nio, con derechos que han de ser respetados.
Recurso imprescindible, por ser generadora de vnculos afectivos, facilitadora de la comunicacin en el nio, elemento altamente motivante
para l y entorno natural del nio.
Agente activo de Atencin Temprana, aliada necesaria y protagonista
imprescindible para el desarrollo de un modelo ecolgico de intervencin que supere el enfoque de espordicas intervenciones ambulatorias.
Pero no es fcil encontrar la forma adecuada de integrar a la familia en Atencin Temprana. Tampoco el equilibrio necesario para no pasar de un modelo
de terapeuta-experto a un modelo, tambin radical y no deseado, de padresterapeutas o coterapeutas. Esto ltimo haba ocurrido ya fuera de nuestro pas
cuando se busc la implicacin de los padres, pero fundamentalmente solo
para reproducir, en el hogar, modelos teraputicos de intervencin o rehabilitacin. Esta prctica pronto demostr su ineficacia: tal responsabilidad en
manos de los padres les generaba estrs, les llevaba a respuestas negativas a las
demandas de los hijos y les haca perder el importante rol parental que, precisamente, se quera aprovechar y que entendemos imprescindible fomentar
para conseguir ese adecuado desarrollo socioemocional del nio (Castellanos
et al., 2003; Watts et al., 2009a).
De ah que surgiera la necesidad de replantear las estrategias de intervencin. Sin olvidar nunca que la familia es insustituible y siempre cuenta con
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
fortalezas que son nicas y que tenemos que aprovechar (Dez-Martnez, 2008;
Fuertes & Palmero, 1998; Mas & Gin, 2010). Y la mejor solucin encontrada
hasta el momento nos encamina hacia el enfoque de un Servicio Centrado en
la Familia, del que afortunadamente ya contamos con una amplia fundamentacin terico-prctica y una extensa evidencia documentada (vase Dunst,
Trivette & Hamby, 2007, para una mayor informacin).
En la filosofa que subyace a este enfoque, encontramos el convencimiento de que, en la familia del nio con necesidades de Atencin Temprana y en
su entorno inmediato, podemos encontrar y potenciar los recursos y las competencias necesarias para generar lo que Perpin (2009), en nuestro pas,
dio en llamar un entorno competente para facilitar el desarrollo del nio.
No para llevar a cabo una intervencin rehabilitadora, que reproduzca en el
hogar los patrones de intervencin teraputica que hemos venido llevando
a cabo a nivel ambulatorio. Sino, simplemente, para asegurar oportunidades
de aprendizaje en actividades plenamente contextualizadas (Dunst & Bruder,
1999; Dunst, Bruder, Trivette & McLean, 2001a; Dunst, Bruder, Trivette, Raab
& McLean, 2001b; Dunst, Raab, Trivette, & Swanson, 2012), insertadas de
forma natural en las rutinas diarias de esa familia y de ese entorno familiar
(Jennings, Hanline & Woods, 2012; McWilliam, 2010; McWilliam, Casey &
Sims, 2009).
Obviamente esta prctica consigue aumentar el tiempo de oportunidades
de aprendizaje para el nio, con respecto a lo que podemos conseguir en el
tratamiento ambulatorio. La idea queda reflejada en la Figura 1 que acompaa estas lneas, la cual es ampliamente repetida en la literatura sobre este
enfoque de Atencin Temprana. Paralelamente a ello, estas prcticas tambin
mejoran la responsabilidad parental hacia las necesidades del nio y aumenta
la satisfaccin y las competencias de la familia (Mahoney, 2009; Mahoney &
Perales, 2012).
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
la evolucin del nio. Pero eso no quiere decir que debamos dejar de pensar,
y mucho, sobre la posibilidad de mejorar la eficacia y efectividad de nuestros
servicios de Atencin Temprana. Servicios basados, hasta ahora, en tratamientos ambulatorios en donde, como en nuestras aulas educativas, seguimos empeados en conseguir aprendizajes con metodologas que no aprovechan lo
que las neurociencias han ido descubriendo sobre la forma de aprender del
sistema nervioso del nio. Y ms cuando la propia eficacia de muchos de esos
tratamientos e intervenciones de rehabilitacin ambulatoria est siendo ampliamente cuestionada, frente a otras formas de afrontar la consecucin de
los mismos objetivos, a travs de dispositivos pasivos y programas de actuacin
que plantean objetivos en el entorno natural del nio y que han demostrado
ser ms eficaces para alcanzarlos (Law & Darrah,, 2014; Novack et al., 2013).
En definitiva, de la investigacin neurocientfica que siempre ha avalado
las prcticas de Atencin Temprana (Anastasiow, 1990; Nelson, 2000, Tierney& Nelson, 2009),podemos concluir que los nios aprenden mejor poco a
poco, con experiencia reiteradas, cuando les gua su propia iniciativa y, sobre
todo, cuando tienen la oportunidad de hacer y de practicar, una y otra vez, las
habilidades aprendidas en el contexto de sus rutinas y actividades diarias, en
sus entornos habituales y con las personas que quieren. Es all, en su entorno
y en sus rutinas, donde el sistema nervioso del nio tiene ms posibilidades
de planificar, espontnea y autnomamente, las interacciones con los objetos y las personas que les motivan (sus familiares), y aprender de esa autoplanificacin y de sus consecuencias. En el entorno artificial del tratamiento
ambulatorio, por mucho que planifiquemos situaciones ideales para que el
nio interacte a travs de su juego, al final la situacin es artificial, una mera
simulacin de lo que sera el entorno natural. Por ello, en esas situaciones
ambulatorias, el nio siempre est respondiendo ms a la planificacin del
adulto que a su propio inters. Y si esto lo sabemos, por qu no volcamos
nuestro esfuerzo profesional en hacer competentes esos entornos? Entornos
que normalmente, por s mismos, ya tienen ciertas competencias y cuentan
con ricos y variados escenarios contextualizados para el aprendizaje del nio,
incluidas habilidades sociales, y con mltiples posibilidades de generalizacin
(Dunst & Bruder, 1999; Dunst et al., 2001a,2001b, 2012).
A todo esto podemos aadir otra reflexin sobre la otra realidad: al contrario que los nios, los adultos s somos capaces de aprender en lecciones
aisladas e intensas, en poco tiempo. Y especialmente si nos interesa, si el aprendizaje a realizar nos motiva (Adam, 1970; , Knowles, Holton & Swanson, 2011).
Resulta lgico, por tanto, que nos planteemos dirigir los esfuerzos del profesional a provocar mejoras y potenciar competencias en los adultos que estn en
el entorno del nio. La meta sera conseguir que ese entorno genere muchas,
variadas y productivas oportunidades de aprendizaje, contextualmente mediadas, para el nio (Dunst & Bruder, 1999; Dunst et al., 2001a, 2001b, 2012).
Para conseguir el desarrollo de competencias en el adulto (en nuestro
caso en el cuidador principal del nio), ser clave conseguir su motivacin, su
implicacin y su adhesin hacia proyecto de aprenderlas. Para ello, ser crucial la implementacin de las estrategias andraggicas que faciliten el aprendizaje del adulto y su implicacin en el programa (Adam, 1970; Knowles et al.,
2011).Estas estrategias pasan por ser conscientes de que el adulto necesita ser
partcipe activo de su propio aprendizaje. De ah que haya que asegurar, en
la interaccin que ha de darse entre el profesional y el cuidador principal, los
principios de participacin, horizontalidad y flexibilidad:
Participacin: el adulto que aprende no es un mero receptor; puede y
debe interactuar con el orientador de su aprendizaje intercambiando
experiencias. Adems, el adulto tiene una profunda necesidad de autodirigirse en sus actuaciones y, sobre todo, en sus aprendizajes.
Horizontalidad: el orientador del aprendizaje y el adulto que aprende tienen caractersticas cualitativas similares (adultez y experiencia); aunque
con diferentes caractersticas cuantitativas. Por ejemplo, en nuestro caso
diferente grado de conocimiento sobre la psicologa evolutiva del nio,
las caractersticas de la discapacidad, o sobre los rasgos temperamentales
y los gustos y preferencias de ese nio concreto con nombre y apellidos.
Flexibilidad: cada adulto, para aprender, necesita un tiempo de aprendizaje acorde con sus aptitudes y destrezas y el orientador de su aprendizaje debe saber respetar ese tiempo.
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
los adultos podemos tener diferentes maneras de aprender, y a ellas tambin habr
que adaptarse con flexibilidad. Precisamente por eso, desde nuestra perspectiva
abierta y flexible, creemos que en unos casos podr funcionar mejor una metodologa de entrenamiento con modelaje, por ejemplo, mientras que, en otros, ser
necesario proceder de manera ms pausada, dejando que el adulto encuentre la
forma de auto-dirigirse. Por otro lado, otra clave importante para que el profesional pueda realizar esa orientacin en el proceso de adquisicin de competencias
por parte del cuidador principal, es que ste tenga confianza en la capacidad, honradez y fiabilidad del profesional. De ah la importancia de las competencias socioemocionales del profesional en la interaccin con el cuidador principal del nio.
Si caemos en la cuenta de estas reflexiones, no ha de extraarnos que las
prcticas centradas en la familia sean altamente recomendadas en un nmero cada vez mayor de pases. Incluso estn instauradas por ley en pases tan
dispares como pueden ser Estados Unidos o Portugal. En Estados Unidos se
implantaron como forma generalizada de llevar a cabo la Atencin Temprana
desde la promulgacin del Individual with Disabilities Education Act(IDEA,
1990) que, en su reafirmacin de 1997, hace especial hincapi en que las
familias de los nios con necesidades de Atencin Temprana tendrn capacidad de elegir en la provisin de los servicios necesarios para la atencin de su
nio, los cuales siempre se llevarn a cabo en su entorno natural. En Portugal
ocurra algo parecido en fechas ms recientes, cuando un decreto ley de 2009
estableci la obligatoriedad de incluir a las familias en los equipos de trabajo
con el nio. Tambin en el resto de pases Europeos ocurre mayoritariamente
lo mismo: sin ser una obligatoriedad, los esfuerzos se centran en potenciar
cada vez ms servicios de Atencin Temprana centrados en la familia (Pretis,
2010; Soriano, 2000; Soriano & Kyriazopoulou, 2010).
Sin embargo, la situacin en Espaa se ha mantenido an lejos de estas realidades. Por lo menos hasta fechas muy recientes. La inicial generalizacin de la
Atencin Temprana en nuestro pas en los aos 80, cuando a nivel internacional
an se estaba cuestionando la efectividad de los modelos de familia-terapeuta,
nos llev a asumir un modelo modificado de terapeuta-experto con cierta orientacin a la familia. Quiz este modelo intermedio, sirvi de puente fuera de Espaa para la paulatina implantacin del actual enfoque centrado en la familia (Es-
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profesional, e incluso puede invitar a que la familia busque a otros profesionales ms expertos que los que ahora mismo atienden a su hijo.
Modelo Familia-aliada: los profesionales ven a las familias capaces de
poner en prctica la intervencin. Pero las necesidades del nio y de la
familia, as como la intervencin a realizar, continan siendo identificadas por los profesionales. Lo cual sigue llevando a una dependencia
del profesional experto, que da las orientaciones pertinentes aunque
no haga mayores esfuerzos para facilitar y asegurar su seguimiento.
Por otro lado, este modelo puede llevar a las familias a convertirse en
co-terapeutas o pseudo-profesionales, que intentan repetir en casa la
intervencin rehabilitadora que hara un profesional.
Modelo enfocado a la familia: los profesionales consideran a las familias como consumidores que, con asistencia, pueden elegir entre las
diversas opciones. Pero una vez ms estas opciones son identificadas y
presentadas a la familia por los profesionales expertos. Se quiere potenciar que las familias puedan elegir y, con ello, experimenten cierta
independencia del profesional. Pero quiz el objetivo no pasa de ah y
por ello el profesional an no se plantea la posibilidad de explorar las
competencias propias de la familia, ni la necesidad de apoyarla en su
desarrollo, ni en valorar lo que se necesita para conseguirlo.
Modelo centrado en la familia: los profesionales consideran a las familias
como socios iguales; como colaboradores necesarios en una empresa comn, que es facilitar y mejorar las posibilidades de desarrollo del nio.
La intervencin es individualizada, flexible y sensible a las necesidades de
cada nio y de su familia. La identificacin de esas necesidades se realiza
con ayuda de la propia familia. La intervencin se centra en fortalecer
y apoyar el funcionamiento familiar, especialmente en lo que se refiere
a generar oportunidades de aprendizaje para el nio contextualmente
mediadas, cuidando que las familias no reproduzcan en casa modelos
de intervencin teraputica. El profesional se preocupa constantemente
de que las familias sean las que vayan tomando las decisiones finales,
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Intervencin
Profesional
Trat. ambulatorio
a cargo del profesional
Activo
Hacer en casa lo
Profesional
que prescriba el
profesional
Trat. ambulatorio
a cargo del profesional
y en casa a cargo
de la familia
Experto
Delimita necesidades
Enfocado en
y organiza soluciola familia
nes.
Orienta a la familia.
Trat. ambulatorio
a cargo del profesional
Orientaciones
para la familia en
casa, pero con
poco seguimiento
Experto en evolutiva
y discapacidad.
Tutor y orientador
de la familia.
Centrado en
Generador de entorla familia
nos competentes.
Co-responsable del
programa de actuacin
Activo
Experta en las
necesidades del
nio y de su
familia en el entorno natural.
Co-responsable
del programa de
actuacin
Intervencin a
travs de la familia en el entorno
natural: aprovechamiento de rutinas para generar
oportunidades
de aprendizaje
contextualmente
mediado
Modelo
Rol profesional
Rol familia
Profesional
experto
Experto
Delimita necesidades
Pasivo
y organiza soluciones
Llevar al nio al
Responsable exclusitratamiento
vo del programa de
Tratamiento
Experto
Delimita necesidades
y organiza soluciones
Ensea/Forma a la
familia en el Tratamiento
Consensuados y
acordados entre
familia y profesional.
Compromiso
compartido.
Tabla 1: Roles y responsabilidades de profesionales y familias en la decisin de objetivos e intervencin en los modelos de Atencin Temprana.
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
Pero tambin, dentro de las acciones que podemos poner en marcha para
implementar el enfoque centrado en la familia, podemos beneficiarnos de
prcticas de coaching en Atencin Temprana, siguiendo orientaciones como
las que proponen Rush y Shelden (2011). Stoner, Meadan y Angell (2013)
nos presentan un ejemplo concreto de programa de entrenamiento a padres
en estrategias para fomentar la comunicacin, que cumple los parmetros de
estar centrado en la familia, aprovechar entornos de aprendizaje naturales e
inclusivos y fomentar el trabajo en equipo entre familia y profesionales. Para
un programa de este tipo los autores plantean un conjunto de caractersticas
claves que el profesional debe plantearse, como sera:
a. Fomentar el intercambio de conversacin e informacin con la familia.
b. Observar (en el entorno natural).
c. Demostrar la intervencin.
d. Ensear a los padres directamente.
e. Dar feedback a los padres sobre sus prcticas.
f. Desarrollar una interaccin conjunta.
g. Proporcionar gua prctica con retroalimentacin.
h. Utilizar tcnicas de resolucin de problemas.
i. Centrar objetivos en el nio.
Por supuesto hay ms opciones, como el modelo de accin parental que propone Gerald Mahoney (Mahoney, 2009; Mahoney & Perales, 2012) y otras
posibilidades para el desarrollo de prcticas de aprendizaje contextualmente
mediado (Dunst et al., 2012).Trivette y Dunst (2000) identifican hasta diecisiete prcticas centradas en la familia basadas en la evidencia, las cuales agrupan
en cuatro categoras, segn en qu aspectos inciden ms:
Prcticas en las que las familias y los profesionales comparten la responsabilidad y trabajan en colaboracin. Este grupo de prcticas se centran en
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Nuestra posicin particular, hacia las caractersticas de las prcticas a desarrollar en Atencin Temprana para llevar a cabo el enfoque centrado en familia, es especialmente abierta y eclctica. Entendemos que debe imperar la
flexibilidad, pero siempre con un profesional que asuma, como filosofa de
base en su quehacer en Atencin Temprana, que su tarea es desarrollar una
intensa labor de orientacin y accin tutorial con todas las personas que estn
en los entornos naturales del nio, para conseguir su capacitacin. Para ello
necesita potenciar, en esas personas, su motivacin y adhesin al programa
de actuacin; para lo que deber plantearse como objetivo dar respuesta a
las necesidades y prioridades reales de la familia. Adems, deber plantearse
aprovechar los recursos y apoyos del entorno prximo, entre los que estarn
tambin los educadores de Escuelas Infantiles, maestros y otro personal del
Centro Escolar, personal sanitario y de servicios sociales. Siempre con el fin
ltimo de generar la competencia necesaria, en los diferentes entornos, para
asegurar el desarrollo del nio con necesidades de Atencin Temprana. A
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madas, a utilizar sus conocimientos propios y las capacidades que van desarrollando y ayuden a las familias a aprender nuevas habilidades. Espe-Sherwindt
(2008) resume diferentes estudios que encuentran claramente que los servicios de Atencin Temprana que no estn centrados en la familia concentran
sus esfuerzos en las prcticas relacionales, pero no tanto en las participativas.
En este sentido, nos recuerda que ser cordial y atento y utilizar excelentes
habilidades de comunicacin no significa automticamente que un profesional o programa est centrado en la familia; no basta con ser agradable. Los
profesionales y los programas que buscan estar centrados en la familia, no slo
deben establecer una relacin de confianza con las familias; tambin debern
utilizar, conscientemente, prcticas especficas que impliquen a las familias
como colaboradores activos y necesarios. Consiguiendo que los cuidadores
implicados se conviertan en los ltimos responsables de las decisiones y los
agentes del cambio en el entorno natural del nio.
para la familia demandar ese poder? Su demanda debe ir, ms bien y como
es lgico, en el sentido de que, alguien experto en Atencin Temprana, en
discapacidad y en desarrollo infantil, les ayude y apoye para ser competentes
en su contribucin al desarrollo de su nio.
En este sentido, debemos entender que la Atencin Temprana no es una
prctica en donde est en juego el poder. De lo que estamos hablando es
de que el profesional experto debe utilizar su conocimiento y buen hacer,
no para simplemente hacer l y generar dependencia de su figura; sino para
ensear y orientar el aprendizaje que haga competente al cuidador principal, lo haga crecer a nivel personal y en su competencia para atender las
necesidades de su nio. Y esto no quiere decir, en ningn momento, que el
profesional tenga que ensear a ser profesional al cuidador principal, ya
que esa es una prctica de la que precisamente, y de forma explcita, rehye
el enfoque centrado en familia. Con todo, estas consideraciones parecen ser
difciles de entender para muchos profesionales y algunas familias. Pero qu
familia no va a querer que un profesional experto le ayude a ser ms competente para atender las necesidades de su hijo? Por lo menos, una vez que le
hayamos ayudado a asumir la problemtica de su hijo.
Aclarado este punto, debemos considerar que empowerment, al nivel
tcnico que nos interesa, no solo es dar autoridad legal sino tambin volver
a poner, en manos de los padres, el control de sus vidas y la de su nio. Algo
que, muchas veces, la discapacidad que sufre el nio, les ha arrebatado. En
este sentido, el Diccionario de la Lengua Espaola propone para el verbo
empoderar (en su edicin 23 prevista para finales de 2014, ver http://lema.
rae.es/drae/?val=empoderar) la acepcin de hacer poderoso o fuerte a un
individuo o grupo social desfavorecido.
Esta idea de empoderar, en el sentido de devolver el control sobre sus
vidas a la familia, si es importante y una clave prioritaria en el enfoque centrado en la familia. Y para conseguirlo, una prctica esencial va a ser implicar
continuamente a los padres en lo que hay que hacer y en la toma de decisiones
sobre lo que hay que hacer.
Aqu encontramos otro tema conflictivo: entender en qu sentido es importante y qu conlleva que la familia asuma decisiones, adecuadamente in-
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vas del otro, conocer y desarrollar habilidades de las otras disciplinas y el poder
trasladar con confianza el rol propio cuando corresponda. No es nada fcil para
el profesional y ms cuando nadie le ha enseado a hacerlo.
Pero si se defiende el trabajo transdisciplinar es porque sus beneficios
y ventajas son claramente mayores que los conseguidos por otras formas de
trabajar (King et al., 2009). Entre esas ventajas se sealan (a) mayor eficiencia
en el servicio, (b) menor coste efectivo del servicio, (c) menor intrusin en
la familia, (d) menos confusin para los padres, (e) planes de intervencin
ms coherentes y una implantacin integral del servicio, y (f) la facilitacin
del desarrollo profesional que mejora el conocimiento de los terapeutas y sus
habilidades. Aadiramos a estas ventajas el hecho de que centralizar en un
profesional la intervencin con la familia facilitar en sta su implicacin y
el desarrollo de la confianza necesaria para la implementacin del enfoque
centrado en la familia.
La implementacin de la transdisciplinariedad y el ejercicio de actuaciones
en el entorno natural del nio y su familia, supone necesariamente hablar de
requerimientos organizativos a los que no estamos acostumbrados en nuestros
actuales Centros de Desarrollo Infantil y Atencin Temprana. Para empezar,
hace falta plantear, para los profesionales, una absoluta flexibilidad de horario.
Solo as podrn llevarse a cabo los continuos desplazamientos necesarios para
realizar visitas domiciliarias que, muchas veces, no podrn tener planificado
de antemano su momento de finalizacin. A ello hay que unir el que el equipo cuente con suficiente tiempo semanal para reunirse y trabajar los distintos
casos, algo que es imprescindible para fomentar la transdisciplinariedad. Por
otro lado, la familia debe sentir que tiene acceso fcil a su profesional, ese
que es responsable de su caso y su tutor y orientador en el desarrollo de sus
competencias. Esta necesidad de disponibilidad puede verse facilitada, en la
actualidad, por las posibilidades que ofrecen las Tecnologas de la Informacin
y la Comunicacin (las TIC). En este sentido, el telfono mvil, las Tablet y el
ordenador, con las posibilidades que nos ofertan de transmisin de texto, voz,
imgenes y vdeo, pueden facilitar enormemente la tarea.
En cualquier caso, estos requerimientos organizativos se han de traducir
en la disposicin de los recursos econmicos necesarios. stos habrn de ir
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mente mediadas (Dunst, 2006, Dunst et al., 2012; Dunst & Swanson,
2006; Raab & Dunst, 2006), etc.
Como recientemente hemos evidenciado, a travs de la constatacin de
los cambios que puede provocar la accin formativa en las prcticas de los
profesionales (Orcajada, Garca Snchez, Snchez Lpez & Mendieta, 2014;
Orcajada, Snchez Lpez, Mendieta, Martnez lvarez & Garca Snchez,
2014), el esfuerzo en la formacin de los profesionales es clave para facilitar
el cambio y la transicin del enfoque de Atencin Temprana ambulatoria a
un nuevo enfoque de servicios centrados en la familia. Junto a ello, obviamente, habr que desarrollar los cambios legislativos necesarios para contemplar
estas nuevas prcticas. Ambos elementos sern necesarios para conseguir el
cambio de modelo. Cambio que a nivel europeo se nos est demandando con
insistencia, tanto desde la European Association on Early Childhood Intervention (EURLYAID), como desde la European Agency for Development in
Special Needs Education (Pretis, 2010; Soriano, 2000; Soriano &Kyriazopoulou, 2010). Como en cualquier cambio, el camino a recorrer para conseguirlo
lo encontramos sembrado de nuevos retos. Pero, en nuestro caso, la meta es
especialmente ilusionante si nos fijamos en la evidencia que avala las bondades finales de este enfoque que consigue, no solo la evolucin del nio, sino
tambin la de su familia.
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Notas
Trabajo financiado dentro del Plan Nacional I+D+i. Proyecto nm: EDU201017786.
Este artculo ha sido previamente publicado en Siglo Cero (2014, vol 45(3),
6-27) y se vuelve a publicar aqu con su autorizacin.
Atencin Temprana Centrada en la Familia F. A. Garca-Snchez, C. T. Escorcia Mora, M. C. Snchez-Lpez, N. Orcajada Snchez, E. Hernndez-Prez
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