Santa Cruz - Plotino y El Neoplatonismo
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conocidos, y no menos convendra preguntar a los testimonios del escepticismo griego para vislumbrar su naturaleza no contradictoria,
sino dinmica y esclarecedora.
PLOTINO Y EL NEOPLATONISMO
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCIN
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cual el platonismo ingres;-~ en la Edad Media y sigue en Occidente prcticamente hasta el siglo XIX, ya que slo entonces Plotino comienza a
distinguirse con claridad de Platn. En tercer lugar, es posible ver en l
un valor propio y relevante para el tratamiento de algunas cuestiones
de la filosofa actual (Baine Harris, 1976, 1-2).
Dentro de los lmites de este trabajo no es posible un tratamiento
del conjunto de los autores neoplatnicos. Me limitar, pues, apresentar de modo general las grandes lneas y las caractersticas distintivas
del neoplatonismo como corriente filosfica y a indicar los principales
representantes de cada uno de sus perodos, para centrarme despus en
la exposicin de los aspectos que, a mi juicio, constituyen las proble mticas centrales de la filosofa de Plotino.
PlOTINO Y El NEOPlATONISMO
Neop latonismo puede ser una palabra engaosa, porque sugiere una
renovacin de Platn. Los neoplatnicos se consideraban a s mismos
platnicos a secas, en el sentido de que pretendan JTstaurar la ;wtntica filosofa de Platn, despus de siglos en los que haba sido somet ida
a desviaciones, m a linterprct;-~ciones y distorsiones. Pero, ;1 pes;n de su
pretensin, ellos recogen y en parte continan esa larga tr;-~Jici1'Jil que,
en algunos aspectos, arranca de la Antigua Academia, sin cambiarla en
sus grandes lneas (lsnardi Parente, 1984, 3). Por otra parte, y aunque
prima en ellos un espritu platnico, el sistema que ofrecen se nutre no
slo de Platn y el platonismo, sino de otras vertientes, en especial de
la trad icin perlpatthica y de la estoica y, aunque en mucho menor me dia, del epicuresmo y el neopitagorismo. Entre Pbtn y Plotin o han
transcurrido seis siglos. Seis largos siglos, no precisamente vacos, sino
plenos de desarrollos filosficos, de preocupaciones religiosas y de
acontecimientos poiticos. As, el neoplatonismo se va preparando lentamente y lb que sern sus ncleos centrales se van gestando a lo largo
de los siglos que van desde la Antigua Academia hasta el 111 d.C. Los
neoplatnicos, pues, no pudieron evadir un determinado sesgo en el
modo de leer y comprender a Platn y de concebir los fundamentos del
platonismo (Baine Harris, 1976, 2). Los esfuerzos de los neoplatnicos
pueden verse .desde una doble ptica: por un lado, en la medida en que
ofrecen una exgesis de Platn teida de mltiples elemenos que son
ajenos al Platn propiamente dicho, pueden distorsionar o aun empobrecer el pensamiento de Plat n. En otro sentido, empero, en la medida en que ofrecen una exgesis inteligente y filosficamente valiosa,
pueden representar un enriquecimiento para nuestra propia lectura,
desde hoy, de las obras de Platn (Isnardi Parente, 1984, 4).
Hasta el siglo XIX, momento en el que se acenta la diferencia entre
ambos y las peculiaridades de cada uno, Platn y Plotino eran conside-
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11.
PlOTINO Y El NEOPlATONISMO
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111.
1.
PLOTINO
Vida y escritos
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Las E11 adas no son, sin m;is, la trascripcin de las lecciones, -esos escritos fueron redactados por Plotino, pero revisados, corregidos y ordenados por Porfirio-- pero reflejan la ensea nza viv;l que se daha en
la escuela. Plotino parece habe r concebido la tarea filosfica como maestro como respuesta a una continua solicitacin por parte de los textos
que se lean y comentaban, as como por las preguntas de los discpulos. Lo que no debe pasarse por alto es el hecho de que Plotino trabajn,
tanto en sus cursos como en sus escritos, sobre la base de una tradicin
constituida, la que innova, modifica, critica; traduce en un nuevo le nguaje, pero de la que depende y de cuyas lneas principales no se desva. La originnlidad de Plotino reside en las respuestas personales y en
la particular impostacin de los problemas qu e se han ido pbnteando
en la tradicin platnica de la que depende.
De los escritos de Plotino y de toda la informacin sobre l qu e poseemos se desprende que, tanto por su educacin como por su t rasfondo cultural, es plena y absolutamente griego . No hay ninguna evidencia de que Plotino haya tenido contacto directo con el cristianismo
ortodoxo. Podemos presumir que poco snhn de l y que lo que sahn
no le complaca ni le inte resa ba dem a si;Jdo . T ;lllliHll.(l pucdt detectarse
en l influencia directa y conscientemente reconocitb de ideas judas o
cristiai1as. Aunque no pued e e xcluirse la posi b il id ad de una influe ncia
indirecta, a travs quizs de Amonio u otros contactos en Alcj ;lndra,
no podemos probar su existencia. No debemos ovidar que en Alejandra funcionaba, desde la segunda mitad del siglo 11 J.C., la escuela
cristiana a la que pertenecieron Clemente y Orgenes. Por otra parte,
de la expedicin de Gordiano puede colegirse que Plotino no lleg a establecer ningn contacto directo con filsofos orient;des; no hay testimonios internos ni externos de que haya adquirido conocimiento de la
filosofa india.
El sistema de Plotino se halla en continuidad con la tradicin griega, pero la fide lidad a esa tra dicin no excluye la presencia de elementos nuevos en su pensamiento. Su filosofa puede considerarse una sntesis unificada de los sucesivos aportes de la herencia griega . Hay,
pues, una continuidad entre la tradicin helnica y el esfuerzo espec ulativo d e Plotino .. Esfuerzo que opera una renov acin en la filosofa
griega, no por una ruptura con el pasado ni p or introduccin de doctrinas extraas, sino por el resurgir de la reflexin que da vida a las
frmulas escolares, y encuentra en ellas sentido e inspiracin (Moreau,
1970b, 172 ss).
3.
Como dijimos, el pensamiento de Plotino est presenrado de forma totalmente asistcmtica en la s Enadas. Pa ra e xpone rl o es preciso, entonces, t ratar de o rdena r su sistema, entresacando pas:1jes de uno y otro
tratado. Es til , como punto de partida, te ner en cue nta que, como Pl atn y los platn icos en general, Plotino da__po! ~~nt_~~'- la distincin ent re d~:~-~~~i!o s, el inteligible y el sensibl e! y la depe ndencia que ste
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13). Lo Uno es comienzo y fuente de todo, pero no comienzo espermtico. Las potencialidades de ca da hipstasis son actualizadas no por la
pmduccio de 1 in(erio a ellas sino po la contem placin de lo que
les es superior (11 4, 5; V 2). El si stema de Plotino no es, as, un sistema
evolucionista, sino un sistema teleolgico: el comienzo es el fin.
352.
4.
La inteligencia y el alma
PlOTIN O Y El NEOPlATONISM O
Uno, sino que es el punto final de ese proceso continuo y sin fisuras que
parte del primer principio simple y acaba en la rigidez de lo que aparece
como soporte necesario del devenir.
Si se co mpara n las caractersticas principales que Plotino asigna <1
lo Uno y la materia, se advi.er.te que ellas coinciden en los dos extremos
en tre los que se despliega la realidad: ambos son simples, no son ser,
son infonm~s, infinitos, potencia y no aprehem'ihlcs por 1,1 intcligenci<L
Pero nli l' lll ras que en el caso de lo Uno esos c;n:lUeJTs apunt:111 a sn
naturaleza positiva por excelencia, a su superioridad ontolgica y norica, en el caso de la materia, por el contrario, apuntan a su cadctcr
negativo, a su inferioridad y deficiencia.
El mundo sensible es un mixto de forma y materia. Con10 para
Aristteles, para Plotino la forma del particular sensible es i.nmanente a
b materia, pero, a diferencia de lo que quera Aristtdes yhcl al platonismo, para Plotino la forma inmanente no es sino rdlqo o destello
prodcido por las Ved adeas formas inteligibles que cst<n en e! alma y
que no se vuelven interioresa la materia, sino que se conse.rvan separ~
das de ellas. Aunque el alma aparece como la tntermed1ana, la anf1h1a
(IV S, 4, .~ 1-.H), el puente que con11111ca lo sensible L'Dil lo inll'iigibk,
ella pertenece enteramente al mbito de lo inteligible.
A travs de su concepcin de la realidad como procesin Plotino
logra , entonces mantener el carcter puramente ' nteligihle }'se parado
d~ lo intelig ible y evadir la separacin entre los dos ;imbitos, pueslo
qu la forma sensible, inseparable de la materia es un rdleo verdade ramente producido por las formas inteligibles. Lo s~nsible con.stttuye
un cosmos. Es el ms bel lo JOsible, en tanto es el refleo de los parad1g
mas inteligibles y est regido por una providencia .
6.
Por debajo del alma y generada por ella, como lti111o cscaln de la realidad y su lmite inferior, ms all del cual no puede continuar la procesin porque la fuerza de produccin se ha agotado, se encuentr.a la materia, pura potencialidad informe, no ser, su.s trato y ~eceptac ulo de
formas, impasible, slo p asible de ser ap rehendtda a traves deun <<razonamiento bastardo (ll 4, III 6) . Ella es, en tanto opuesta al BJCn, el mal
(I, 8), pero no constituye un principio dualsticamente enfrentado a lo
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5.
La materia y lo sensible
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PlOTI~lO
sin, un camino de interiorizacin que acaba cuando se alcanza el objetivo: la coincidencia del centro con el centro. Ese encuentro con lo
Uno no es el estadio final y definitivo en el cual se permanezca. Es fugaz, instantneo, apenas un momento. No hay, pues, ningn tipo de
fusin con lo Uno ni de prdida de s, sino un extrcnw contacto, del
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