Formas de Resistencia Indígena en El Mundo Andino Continuidades y Rupturas
Formas de Resistencia Indígena en El Mundo Andino Continuidades y Rupturas
Formas de Resistencia Indígena en El Mundo Andino Continuidades y Rupturas
ARTCULOS
Recibido: 02-02-2016
Aceptado: 09-02-2016
Cmo citar este artculo: FERNDEZ POZO, Guillermo Jos. Formas de resistencia indgena en el
mundo andino: continuidades y rupturas (siglos XVI-XXI). Naveg@mrica. Revista electrnica editada
por la Asociacin Espaola de Americanistas [en lnea]. 2016, n. 16. Disponible en:
<http://revistas.um.es/navegamerica>. [Consulta: Fecha de consulta]. ISSN 1989-211X.
Otras veces, sin embargo dicha colaboracin estaba originada por las
desavenencias lgicas provocadas por la gran heterogeneidad tnica entre los
pueblos y sociedades que se hallaban dentro de la esfera de influencia del imperio.
El papel cumplido por etnias dominadas por los incas, como los Chachapoyas,
Huancas o Caaris, quienes apoyaron en masa a los conquistadores espaoles,
habra sido esencial para la victoria de las huestes europeas.
1
Del quechua tawantin suyu, las cuatro regiones o divisiones del imperio Inca.
VEGA, Juan Jos. Los incas frente a Espaa: Las guerras de resistencia 1531-1544. Lima: Ed
Peisa. 1992, p. 18.
2
El segundo tipo de reaccin a la llegada de los extranjeros, el tipo que aqu nos
ocupa, es el de la resistencia. Esta no siempre se present bajo la forma de
rebeliones armadas, ya que tambin se desarrollaron otras formas compatibles con
la condicin de pueblo oprimido. En el transcurrir de los siglos, esta poblacin ha
sufrido crisis continuadas que han puesto de manifiesto la capacidad de rebelda
como pueblo, a veces, ms all de peculiaridades regionales o tnicas distintivas.
Cuando los ltimos incas libres an estaban resistiendo en la regin de
Vilcabamba (concretamente entre las dcadas de 1560 y 1570), surgi un primer
gran movimiento religioso que propugnaba el rechazo al Dios cristiano impuesto a la
poblacin indgena andina como consecuencia de la conquista conocido como Taki
Onqoy3. Surgido en Huamanga, desde donde se propag a Lima, Cusco, Arequipa,
Chuquisaca y La Paz, incitaba al regreso al culto de las huacas, deidades
prehispnicas, y a los lugares en los que se realizaban estas veneraciones. El Taki
Onqoy fue una manifestacin de arraigo a las creencias indgenas, en la que unos
pocos individuos llamados taquioncos eran posedos por ciertas huacas que les
llevaban a bailar de forma compulsiva. Ellos predicaban que, dentro de un breve
tiempo, una alianza andina de divinidades derrotara al dios de los cristianos y
exterminara a los colonizadores espaoles mediante males incurables y otras
calamidades. Aquellos indgenas que deseaban evitar un destino semejante e
ingresar en una era nueva y purificada de salud y abundancia, deberan dedicarse al
culto de las huacas vengadoras y rechazar todo tipo de colaboracin con los
europeos. Ello inclua abstenerse de todo contacto. Los nativos no deban ingresar
en las iglesias ni servir a los curas. Deban abandonar los tributos y rechazar la
conscripcin de mano de obra. La poblacin indgena apoy a los taquionqos y bajo
su supervisin sus seguidores practicaron ritos, confesiones y ayunos destinados a
ganar nuevamente el favor de las huacas, Sin embargo, segn Luis Millones la
campaa de extirpacin del clrigo Cristbal de Albornoz4 para fines de siglo fue
muy efectiva en frenar y limitar este movimiento5. Este autor fue uno de los que crea
en la relacin existente entre los Incas de Vilcabamba y la expansin del movimiento
del Taki Onqoy, como una incitacin por parte de estos mandatarios a la rebelin y
desobediencia hacia los espaoles, aunque tambin fue criticado por exagerar la
importancia de este movimiento cargndolo con un gran peso poltico, til en el
momento de la publicacin de sus trabajos, en la dcada de los sesenta.
La autora Gabriela Ramos argument a este respecto6, causando gran revuelo
con ello, que dicha rebelin no tuvo trascendencia histrica alguna, o al menos, no la
gran importancia que los historiadores modernos le haban otorgado. Ella define la
rebelin como una construccin progresiva orquestada por Cristbal de Albornoz,
3
WATCHEL, Nathan. Rebeliones y milenarismo. En: OSSO, Juan. Ideologa Mesinica del mundo
Andino. Lima: Prado Pastor, 1973, pp. 259-295.
8
Generalmente se considera al Milenarismo como la doctrina de carcter religioso que espera un
reino temporal de Cristo y de sus santos sobre la tierra antes del fin del mundo. El nombre de
milenarismo proviene de la duracin de mil aos atribuida a ese reino intermedio, de carcter
intrahistrico, es decir, entre el mundo actual y el eterno (ZABALLA BEASCOECHEA, Ana. La
discusin conceptual sobre el milenarismo y mesianismo en Latinoamrica. Anuario de historia de la
Iglesia. 2001, n. 10, pp. 356-358).
9
MILLONES, Luis. Mesianismo en Amrica Hispana: el Taki Onqoy. Revista online memoria
americana.
2007,
n.
15.
[Fecha
de
consulta:
19-11-15).
Disponible
en
<http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/memoria-americana>.
10
Considerado ltimo mandatario imperial inca, obviando los monarcas tteres puestos en el poder
por los espaoles. Fue hecho prisionero por Francisco Pizarro y acusado de traicin por conspiracin
contra la corona y el asesinato de Huscar. Para su rescate ofreci pagar dos habitaciones llenas de
plata y una de oro. Cumpli con su oferta, pero los espaoles no cumplieron con su parte, y lo
sentenciaron a morir resultando finalmente ejecutado. (ROWSTOROSKI, Mara. Historia del
Tahuantinsuyo. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos, 1988, pp. 175-179).
Espaa (que nunca lo recibira), en el que describe las injusticias del rgimen
colonial y sostiene, como muestra del resentimiento lgico de una poblacin
sometida al opresor, que los espaoles fueron colonos extranjeros en el Per. Es
nuestro pas, dijo, porque Dios nos lo ha dado a nosotros. En su libro, que es
considerada la ms larga crtica sostenida sobre el dominio colonial espaol
producido por un sujeto indgena11 durante el periodo colonial, ve la luz el llamado
mito del Incarri o inkarri, en su expresin escrita. Habiendo mltiples versiones
del mismo, sintticamente se cuenta lo siguiente:
El inca fue asesinado por los espaoles, su cuerpo decapitado y enterrado por
separado yace bajo tierra, pero dentro de ella, las partes estn unindose a la
cabeza y cuando llegue ese momento el inca resucitar, tambin sus dioses y los
indios volvern a ocupar el lugar que merecen12.
La historiadora italiana Laura Laurencich Minelli present unos manuscritos (llamados los
documentos Miccinelli, la propietaria de los mismos), donde se afirma que el jesuita mestizo Blas
Valera compuso la clebre Nueva crnica y buen gobierno. Sin embargo, el mundo acadmico ha
rechazado tales documentos como fraudes, tal como han sostenido Alfredo Alberdi Vallejo en su obra
sobre el mismo (ALBERDI VALLEJO, Alfredo. El mundo al revs. Guamn Poma anticolonialista.
Berln: Wissenschaftlicher Verlag, 2010, p. 521).
12
FLORES GALINDO, Alberto. Buscando un Inca. Lima: Horizonte, 1988.
13
Atahualpa fue ajusticiado por medio del llamado garrote vil, aunque en el imaginario colectivo se
haya asentado la idea de la decapitacin. (ROWSTOROSKI, Mara, Historia del Tahuantinsuyo, IEP
Instituto de Estudios Peruanos. Lima. 1988. Pgina 185).
14
PEASE, Franklin. Las versiones del mito del Inkarri. Revista de la Universidad Catlica. 1977, n. 2..
15
BURGA, Manuel. El Nacimiento de una Utopa. Lima: IAA, 1988.
16
FLORES GALINDO, Alberto. Buscando un Inca. Lima: Horizonte, 1988.
OSSO, Juan. El Hroe entre el mito y la Historia. Mxico D.F.: Centro de estudios mexicanos y
centroamericanos, 2000, p. 206.
18
Ibdem, p. 209.
STERN, Steve, La era de la insurreccin andina, 1742-1782: una reinterpretacin. En Stern, Steve.
Resistencia, rebelin y conciencia campesina en los Andes. Siglos XVIII al XX. Lima: IEP, 1990, pp.
55-59.
20
TORRE LPEZ, Arturo de la. Juan Santos Atahualpa. Lima: Editorial de la Universidad Pontificia
del Per, 2004, pp. 9-10.
conocimiento fluido del espaol y el quechua, hace pensar que se tratara de una
persona con una elevada cultura. Pudo ser noble, y como tal, tener acceso a un tipo
de educacin especial en el Colegio de San Francisco Borja del Cusco21, donde
aprendera, adems, nociones de contabilidad, humanidades, etc. Esta cercana con
los jesuitas le permitira, viajar a Europa y conocer el norte de frica y Angola, de lo
cual alardeaba.
Figura 2: Juan Santos Atahualpa. Pintura conservada en el Centro de Estudios Histricos Militares
del Per.
Institucin jesuita creada en 1535 para la educacin y adoctrinamiento de los descendientes de las
lites indgenas con el objeto de despojarlos de sus costumbres tradicionales nativas desde la
infancia encauzndolos hacia una formacin hispnica y cristiana. (CAHILL, David y TOVAS, Blanca.
Elites indgenas en los Andes: nobles, caciques y cabildantes bajo el yugo colonial. Quito: Ediciones
Abya-Yala, 2003, pp. 83-84).
22
CURATOLA, Marcos. Mito y milenarismo en los andes. Cuzco: Allpanchis X, 1999.
23
TORRE LPEZ, Arturo de la. Juan Santos Atahualpa. Lima: Editorial de la Universidad Pontificia
del Per, 2004, pp. 49-54.
indios amuesha y ashaninkas24 en alianza con los Piros en 1724 y 1737. Las
misiones franciscanas, y el rgimen que imponan, tuvieron un impacto muy negativo
sobre ellos, ya que para evangelizar, se reduca a los indios en pueblos, se les
sedentarizaba, para sacarlos de su estado de salvajismo y "civilizarlos", es decir,
que aprendieran a vivir en centros urbanos donde eran ms fcilmente controlables.
En cuanto al movimiento armado, hubo dos momentos o etapas importantes en
la rebelin: el primero comprende los primeros diez aos, de 1742 a 175225,
dominados por las acciones blicas; luego sobreviene un periodo caracterizado por
la retirada de los indios rebeldes desde el pueblo serrano de Andamarca en 1752,
que no termina en una fecha exacta, aunque algunos consideran que se prolong
hasta el ltimo tercio del siglo XVIII y que coincide con el retorno paulatino de los
franciscanos a la zona. La rebelin tuvo un efecto devastador sobre las misiones,
que se desintegraron, llevando a los franciscanos a ver en Juan Santos una figura
enviada por el maligno. Algunos franciscanos, de hecho, asociaron la aparicin de
Santos con el Anticristo, el preludio del advenimiento del Espritu Santo y del final de
los tiempos.
Cabe volver a un problema inicial sobre el cual se ha insistido mucho. El
movimiento nunca fue derrotado, ya que los espaoles no pudieron capturar a
Santos, decapitarlo y exhibir sus restos como trofeo. Sin embargo, vista la
sublevacin desde el punto de vista de su lder, no puede hablarse exactamente de
un triunfo, ya que Lima no fue amenazada26. Para Osso, por ejemplo, Juan Santos
Atahualpa asumi atributos incas y cristianos para destacar su condicin de mesas
restaurador del orden. Fue el lder en el cual por primera vez se materializaba la idea
del retorno del Inca, figura que haba desaparecido con la muerte del ltimo inca de
Vilcabamba, Tpac Amaru. En su opinin, cuando ste proclam la abolicin del
dominio espaol y la recuperacin del reino incaico, en su calidad de descendiente
legtimo del ltimo Inca, estaba adems proclamndose enviado de Cristo y posedo
por el Espritu Santo cristiano, materializando as en su persona y su movimiento la
primera expresin del mito de Inkarr llevada a la prctica27.
Sea como fuere, lo cierto es que el impacto de la figura de Juan Santos
Atahualpa tuvo un gran efecto en el desarrollo posterior de la regin, pues colonos y
misioneros no volveran a controlar la selva central hasta ya conformada la
Repblica del Per28. Y su aparicin personific por primera vez en un individuo
concreto la plasmacin del mito del inkarri y el mesianismo utpico andino. El
hecho de que no fuera nunca capturado y ejecutado por los espaoles,
24
Los amueshas, tambin conocidos como yaneshas, viven en los valles de Oxapampa, Villa Rica,
Cacazd y Palcazu, as como en las tierras altas de Metraro y Yurinaqui. Los ashaninkas, antes
conocidos como campas, estn divididos en tres grupos: los ashaninkas propiarnente dichos, que
habitan a lo largo de los nos Bajo Peren, Pichis, Ene y Tambo; grupos ashaninkas tambin pueblan
el Alto Peren y las tierras altas del Gran Pajonal en la Sierra Central de Per.
25
TORRE LPEZ, Arturo de la. Juan Santos Atahualpa. Lima: Editorial de la Universidad Pontificia
del Per, 2004, pp. 74-83.
26
FLORES GALINDO, Alberto. Buscando un Inca. Lima: Horizonte, 1988, p. 55.
27
OSSO, Juan. Los indios del Per. Madrid: Coleccin MAPFRE, 1992, p. 43.
28
TORRE LPEZ, Arturo de la. Movimientos milenaristas y cultos de crisis en el Per. Lima: Editorial
Universidad Pontificia del Per, 2005, pp. 73-75.
Doctrina que espera un reino temporal de Cristo y de sus santos sobre la tierra antes del fin del
mundo. Ese reino intermedio situado entre el mundo actual y el eterno, tendra un carcter
intrahistrico,
30
Gioacchino o Joaqun da Fiore; Mstico italiano monje y abad de Corazzo (Italia) que escribi, entre
otros libros, la Exposicin del Apocalipsis (1187), en el que, rebelndose contra los abusos
eclesisticos de su tiempo, elabor una teologa de la historia: Su visin mstica y proftica se
fundaba en la correspondencia entre las tres personas de la Santsima Trinidad, tres periodos
histricos y tres tipos de hombres: la edad del Padre (desde la Creacin hasta el nacimiento de
Cristo) correspondera al reino de los legos casados, la Ley y la materia; la edad del Hijo, al reino de
los clrigos y la Fe; y la edad del Espritu, en la que reinara sobre la Tierra un nuevo orden monacal
(el reino de los santos). Liberados de la letra, y por tanto de la moral (Ley) y de la doctrina (Fe),
convertidos a la pobreza evanglica, los hombres viviran segn el Espritu. Basndose en el
Apocalipsis y en el Evangelio segn san Mateo, su Concordia de ambos Testamentos fijaba en 1260
el inicio de dicha edad. (DAMIANO FONSECA, Cosimo. Goiacchino da Fiore: Labate calabrese.
Cosenza: Ed. Centro internazionale di Studi goiachimiti, 2007, pp. 58-70).
31
TORRE LPEZ, Arturo de la. Movimientos milenaristas y cultos de crisis en el Per. Lima: Editorial
Universidad Pontificia del Per, 2005, pp. 111-112.
32
CAMPBELL, Len. Ideologa y faccionalismo durante la gran rebelin. Lima: Instituto de estudios
peruanos, 1990, pp. 54-55.
33
ZARZAR, Alonso. Apo Capac Huayna, Jess Sacramentado. Mito, utopa y milenarismo en el
pensamiento de Juan Santos Atahualpa. Lima: Centro Amaznico de antropologa y aplicacin
prctica (CAAAP), 1989, pp. 47-49.
34
BALLN, Jos Carlos. Entre la utopa indigenista y la utopa modernista: Dos historias sagradas.
Lima: Patio de Letras. 2006, pp. 18-19.
10
El regreso del inca aparecera solo posteriormente como una propuesta ya cargada
con argumentos mesinicos y milenaristas.
Volviendo al hilo de nuestro argumento, el liderazgo ejercido por Juan Santos
Atahualpa, capaz de aglutinar a diversas etnias y comunidades indgenas en un solo
frente de lucha comn lo sintetiza Santos Granero de la siguiente manera:
un hombre que maneja elementos de los dominadores (elementos europeos
occidentales se entiende), pero que se afirma en aquellos elementos comunes a
la ideologa indgena de los Andes y de la Amazona35.
11
40
SANTAMARA, Daniel. La rebelin de Juan Santos Atahualpa en la Selva Central peruana (17421756): Movimiento religioso o insurreccin poltica? Boletn americanista. 2007, n. 57, p. 21.
41
A partir del 1 de agosto de 1776, el Gobierno de Potos pas a ser parte del recin creado
Virreinato del Ro de la Plata.
42
SERULNIKOV, Sergio. En los lmites de la modernidad. La insurreccin Tupamarista: Historias e
Historiografas. Mxico D.F.: GM editores, 2012, p. 21.
43
FLORES GALINDO, Alberto. Tpac Amaru II: 1780. Lima: Retablo de Papel Ediciones, 1976, pp.
98-100.
12
13
14
legado que segua presente en el imaginario de libertad y utopa idealizada del modo
de vida imperial inca, y tom de referencia la lnea dinstica de Tpac Amaru I, de la
que proceda por va materna. En torno a estas creencias, se proclam Inca,
tomando el nombre de Tpac Amaru II. El autoproclamado Inca iba a comunicarse
usando un lenguaje simblico, siguiendo el patrn del mito del incarri y utopa
andina, ya puestos de manifiesto por Juan Santos Atahualpa aos antes50, y
sincretizndolo con las referencias culturales hispanas y catlicas que, tras varios
siglos de convivencia, dieron lugar a una cosmovisin mixta de carcter propio.
En sus desplazamientos usaba instrumentos musicales indgenas, banderas,
insignias y vestimentas incaicas, y no se presentaba solo como rey y soberano
legtimo, sino tambin como redentor, restaurador del mundo, salvador de los indios,
esperndose de l un comportamiento milagroso. Tpac Amaru II afirm ante los
indgenas que le seguan que los que murieran en batalla resucitaran al tercer da,
as estos se arrojaban a pelear en las batallas sin miedo a la muerte51.
El nuevo mandatario indgena afirmaba que los espaoles haban impedido a los
indgenas el acceso al dios verdadero, siendo l mismo quien designara personas
que les ensearan la verdad. Se presenta nuevamente aqu el mito del Inkarr, el
regreso de un Inca para poner fin a un mundo injusto, smbolo de unidad, ya que su
movimiento lo integraban poblaciones indgenas de diversa ndole y diferenciadas
entre s, y tambin divididas tnica y geogrficamente.
Figura 3: Patrocinio de la Virgen del Carmen sobre Tpac Amaru y su familia, siglo XVIII. leo sobre
tela. Iglesia de Yanaoca, Cuzco.
Ibdem, p. 45.
FLORES GALINDO, Alberto. Buscando un Inca. Lima: Horizonte, 1988, pp.131-132.
15
catlica, sino slo a suprimir tanto desorden, despus de haber tomado por ac
aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo, proteccin y
conservacin de los espaoles criollos, de los mestizos, zambos e indios, y su
tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras
tierras, y de un mismo origen de los naturales, y de haber padecido todos
igualmente dichas opresiones y tiranas de los europeos52.
16
56
VV.AA. Coleccin Documental del Bicentenario de la Revolucin Emancipadora de Tpac Amaru.Tomo III. - Los Procesos a Tpac Amaru y sus compaeros. Sentencia expedida por el visitador
general del Reino Jos Antonio de Areche contra Jos Gabriel Tpac Amaru en el Cusco, 15 de mayo
de 1781. Lima: Instituto de estudios peruanos, 1981, p. 268.
57
CURATOLA, Marcos. Mito y milenarismo en los andes. Cuzco: Allpanchis X, 1999, p. 43.
58
Tpac podra traducirse como brillante o resplandeciente, en quechua y en aymara, Amaru se
traducira en quechua como serpiente, y serpiente en aymara es Katari. El origen del nombre que
eligi el caudillo proviene de una necesidad de apropiarse de las cualidades y prestigio de ambos
jefes: Tpac Amaru II y Toms Katari. l siempre afirma que su autoridad emana de las delegaciones
o encargos que le han hecho ellos dos (VALLE DE SILES, Mara Eugenia del. Historia de la rebelin
de Tpac Catari (1781 1782). La Paz: Editorial Don Bosco, 1990).
59
VALLE DE SILES, Mara Eugenia del. Historia de la rebelin de Tpac Catari (1781 1782). La
Paz: Editorial Don Bosco, 1990, p. 168.
17
60
bdem, p. 171.
BURGA, Manuel. El Nacimiento de una Utopa. Lima: IAA, 1988, pp. 143-145.
62
MILLA BATRES, Carlos. Compendio Histrico del Per. Historia del siglo XVIII. Lima: Instituto de
estudios peruanos, 1993, p. 196.
61
18
63
Presidente de la Repblica del Per desde 1895 hasta 1899, siendo sucedido por Eduardo Lpez
Romaa. Su presidencia inaugur un ciclo de estabilidad poltica del gobierno central que perdurara
hasta 1919. Estableci nuevas medidas econmicas y fiscales, como el patrn del oro y monopolios a
productos de consumo general, as como regulo la obligatoriedad del servicio militar. Muri en Lima
en 1913 (V.V.AA. Grandes Forjadores del Per. Lima: Lexus Editores, 2000, pp. 174-179).
64
La imposicin por parte del gobierno en virtud de las estrategias fiscales de monopolio del Estado o
estanco, de una nueva carga fiscal directa a un producto que los campesinos indgenas consideraban
de primera necesidad, desemboc en una rebelin armada en la regin ayacuchana de Huanta
(HUSSON, Patrick. De la guerra a la rebelin (Huanta, siglo XIX). Lima: Centro de Estudios
Regionales Andinos Bartolom de las Casas e Instituto Francs de Estudios Andinos, 2005).
65
HUSSON, Patrick. De la guerra a la rebelin (Huanta, siglo XIX). Lima: Centro de Estudios
Regionales Andinos Bartolom de las Casas e Instituto Francs de Estudios Andinos, 2005, p. 97.
19
REINA, Leticia. La reindianizacin de Amrica. Mxico D.F.: Siglo XIX editores, 1997, p. 72.
Spalding apunta que la nocin y los atributos de lo que se considera indio estn determinados
histricamente. Por lo tanto, las caractersticas que lo definan en el siglo XVII no son las mismas que
lo definen a finales del siglo XVIII o en el siglo XIX. Este trmino peyorativo continu sufriendo
transformaciones ya entrado el siglo XX, en la dcada de los aos veinte se establecieron debates
acerca del problema del indio, entre el socialista Jos Carlos Maritegui, Vctor Ral Haya de la
Torre y otros intelectuales. Fueron los socialistas los que transformaron definitivamente a los indios
en campesinos, con la redefinicin de esos sujetos ahora desde otra perspectiva conceptual que
ello intrnsecamente implicaba. Este concepto solo se plasmara en la poltica gubernamental del Per
aos despus, con la proclamacin de la Ley de Reforma Agraria mediante Decreto Ley 17716, en el
cual se reemplaz el trmino indio de todas las actas estatales sustituyndolo por el trmino de
campesino, el 24 de Junio de 1969. La problemtica posteriormente ha dado un vuelco en el cual los
indgenas rechazan ser considerados homogneamente como campesinos, y reclaman un
reconocimiento especfico de sus atributos culturales y ocupaciones laborales equitativo y justo
(SPALDING, Karen. De indio a campesino: Cambios en la estructura social del Per colonial. Lima:
Instituto de Estudios Peruanos, 1974, pp 114-125).
68
HUSSON, Patrick. De la guerra a la rebelin (Huanta, siglo XIX). Lima: Centro de Estudios
Regionales Andinos Bartolom de las Casas e Instituto Francs de Estudios Andinos, 2005, p. 91.
67
20
control del Estado. A partir de la dcada de 1930 y 1940 las formas de resistencia
que desarrollarn los indgenas-campesinos estarn ligadas a partidos de claro corte
socialista y comunista. Se sucederan nuevas huelgas en la costa e invasiones de
tierras en la zona Serrana que generaran las condiciones propicias para la creacin
de organizaciones indgenas de lucha poltica tales como la Federacin General de
Yanaconas y Campesinos del Per (1947), la Federacin Nacional de Campesinos
del Per (FENCAP) o la Confederacin Campesina del Per. Entre 1956 y 1964 es
re registran hasta 413 movimientos campesinos y, como dato demostrativo,
podemos constatar ms de 70 haciendas invadidas con el objetivo de recuperar
tierras arrebatadas por los hacendados69. El eco del triunfo de la revolucin cubana
en 1959 contribuy al afianzamiento de la presencia de partidos marxistas en el
seno del movimiento campesino indgena. Que se mantendra hasta la dcada de
los ochenta con la irrupcin armada de Sendero Luminoso (Partido Comunista del
Per) y MRTA o Movimiento Revolucionario Tpac Amaru.
El primero, es una organizacin terrorista de tendencia ideolgica maosta
gestada en la dcada de los setenta aproximadamente y cuya insurreccin armada
se produjo en 1980. La meta de Sendero Luminoso es, se encuentra an activo en la
actualidad, reemplazar las instituciones estatales, que consideran burguesas, por un
rgimen revolucionario campesino comunista, presumiblemente inicindose a travs
del concepto maosta de la Nueva Democracia. En su discurso establece una nueva
concepcin del carcter mesinico andino en la conjuncin con elementos polticos y
econmicos propios del Comunismo maosta70. Como muestra el siguiente artculo
publicado por EL PAIS en el que se hace eco del ideario senderista:
En algn rincn remoto de los Andes, la cabeza cortada del inca mitolgico ha
comenzado a crecer. El tronco, las extremidades del coloso, se desarrollan desde
hace siglos. Poco a poco baj la tierra, hasta que algn da no lejano Incarri, el
gigante, resucite y libere a su pueblo. Esta leyenda mesinica, nacida a raz de la
conquista espaola del imperio incaico, sigue vigente todava en los pueblos
andinos donde se habla quechua y donde la opresin de los colonizadores fue
sustituida por la opresin de las jvenes repblicas criollas. Sendero Luminoso ha
utilizado este y otros elementos de la mitologa india en la "guerra popular que
inici hace ms de dos aos y medio contra el Gobierno peruano. Recordando los
tiempos remotos del Incanato, los guerrilleros maostas de la sierra central andina
azotan pblicamente a los "enemigos del pueblo" culpables de delitos menores, o
les rapan la cabeza como hacan los incas. Incluso matan perros y los cuelgan de
postes y rboles como amenaza de muerte para quienes saben que. Los antiguos
incas enterraban a los muertos junto con sus perros. El senador Enrique Bernales,
del Partido Socialista Revolucionario, uno de los integrados en la coalicin
antigubernamental Izquierda Unida, comenta en su casa de Lima el fenmeno
senderista: La labor desarrollada por Sendero Luminoso en Ayacucho ha sido de
carcter mesinico, religioso. Quiz si hubieran sido, en vez de maostas',
Testigos de Jehov, hubieran conseguido el mismo resultado. Con un discurso
mstico ante el pleno del comit central de su organizacin, Guzmn anunci el
principio de la lucha armada, que comenz formalmente el 18 de mayo de 1980,
69
REVAS, Facundo. Lucha armada en los Andes peruanos: 1954-1994. Bogot: Ed. Halcn. 1998,
pp.12-19.
70
ARANDA, Gilberto; LPEZ, Miguel ngel y SALINAS, Sergio. Del regreso del Inca a Sendero
Luminoso: Violencia y poltica mesinica en Per. Santiago de Chile: RIL Editores, 2009, pp. 74-82.
21
71
22
Milla, Itomi Pav, el hijo del sol segn relatos ashninkas73, era uno de los lderes
del movimiento rebelde, afro descendente y comprometido con la causa comunista
desde su formacin universitaria en Europa, donde haba estudiado en la Sorbona74.
Su piel negra y su gran barba habra impresionado a los ashninkas y fue
considerado por alguno de los chamanes como una figura mesinica.
Figura 5. Guillermo Lobatn, en el centro, con otros dos miembros de la Guerrilla Tpac Amaru en
75
1965.
REVAS, Facundo. Lucha armada en los Andes peruanos: 1954-1994. Bogot: Ed. Halcn. 1998, p.
32.
74
ROCHLING, James. Vanguard Revolutionaries in Latin America: Peru, Colombia, Mexico. London:
Lynne Rienner Publishers, 2003, pp. 71-72.
75
Disponible en <http://gofega.tripod.com/archivodefotos.html>.
76
DEGREGORI, Carlos. Identidad tnica, movimientos sociales y participacin poltica en el Per.
Lima: IES, 1993, p. 131.
77
OSSIO, Juan. El Tahuantinsuyo bblico: Ezequiel Ataucusi Gamonal y el mesianismo de los
Israelitas del Nuevo Pacto Universal. Lima: Editorial Biblioteca Nacional del Per, 2014, pp. 54-58.
78
Abimael Guzmn (1934), secretario de organizacin de PCP-Bandera Roja, que surgi como una
faccin maosta del Partido Comunista Peruano. Rompi con ese movimiento para liderar un partido
que fuera "por el sendero luminoso de Jos Carlos Maritegui", personaje que introdujo el marxismo
en Per. Con ese fin, en la dcada de los setenta funda el Partido Comunista del Per "Sendero
Luminoso", actuando como lder de las operaciones del grupo terrorista hasta su detencin en 1992.
23
soar con un paraso terrenal a semejanza del Tahuantinsuyo y regido por la Biblia,
donde l era la encarnacin del Espritu Santo.79 Esta sucesin de movimientos de
carcter mesinico desde tiempos coloniales Osso los trata de explicar sobre la
existencia de un profundo rasgo cultural andino que predispone al surgimiento de
movimientos mesinicos en tiempos de crisis, en sus propias palabras:
() para m, l es una especie arquetipo de todos los seguidores de la
congregacin de Israel: un hombre andino, criado en una comunidad quechua
hablante, con experiencia migratoria.
(Los seguidores de este movimiento) forman parte de un estrato social muy
semejante al de la gente que se adhera a Sendero Luminoso. Era gente que
buscaba adherirse a verdades que le permitieran superar su sentimiento de crisis.
Cuando se vive una crisis lo que la gente busca es esperanza. Y la alternativa
estaba entre un movimiento que les ofreca la posibilidad de ser ellos los dueos
de la riqueza quitndosela a los propietarios, a los ricos, criticando al Estado
burgus al que responsabilizaba del estado de pobreza y frustracin en que se
encontraban; o encontrar el orden a travs de un profeta que les ofreca llegar a la
Tierra Prometida siempre y cuando aceptaran las reglas de su religin. Si no
hubiese existido esta vertiente pacfica, digamos que los senderistas hubiesen
campeonado. Sendero tena esta cosa metafsica de un lder que se haba
convertido en el verdadero intrprete del socialismo. En el otro caso, Ezequiel
Ataucusi era el intrprete de la Biblia, el que les poda dar las luces necesarias
para comprender el Antiguo y el Nuevo testamento. Entre una y otra, muchos
prefirieron la ruta pacfica80.
Tras unos aos de clara expansin y apogeo, con su fundador entrando incluso
en el terreno poltico, la muerte del mismo provoc que su hijo Ezequiel Jons
Ataucusi lo sucediera. El movimiento se fue poco a poco debilitando, ya que este
tipo de doctrinas mesinicas se resienten cuando el lder principal desaparece. El
nmero de disidentes ha aumentado y los que continan dentro aducen ahora que
en realidad Ezequiel Ataucusi no era el Dios en la Tierra, como se le consider en
vida, sino el profeta que iba anunciar a Dios. A pesar de eso la congregacin cuenta
en la actualidad con 48 colonias en la selva central peruana.
Figura 6. Portada de un trptico informativo del movimiento del Nuevo Pacto Universal81.
79
24
lderes como Juan Santos Atahualpa y Tpac Amaru II. As pues, el mesianismo
andino como mtodo de resistencia cultural continua vigente en el siglo XXI (los
indgenas ashannkas son un buen ejemplo de ello con movimientos de rebelda
desde el siglo XVIII hasta el mismo siglo XX con las guerrillas tupamaristas) y muy
probablemente surjan nuevas interpretaciones y movimientos ideolgicos de
carcter poltico-religioso y mesinico en las prximas dcadas que se basen en los
postulados repetidos durante los siglos anteriores, pero con una relectura siempre
nueva y capaz de aglutinar los anhelos y esperanzas de los ms desfavorecidos del
territorio andino.
Un elemento fundamental para el surgimiento de un movimiento mesinico es la
existencia de un lder carismtico y fuerte que lo potencie y en quien las masas
pongan su confianza y esperanza. Muestra de ello son las leyendas an vigentes
sobre Juan Santos Atahualpa, Tpac Amaru II, o los contemporneos lderes de los
movimientos de insurgencia Sendero Luminoso o los problemas de cohesin de la
Misin Israelita del Nuevo Pacto Universal tras la desaparicin de su lder
primigenio.
5. Bibliografa
ALBERDI VALLEJO, Alfredo. El mundo al revs. Guamn Poma anticolonialista.
Berln: Wissenschaftlicher Verlag, 2010.
ARANDA, Gilberto; LPEZ, Miguel ngel y SALINAS, Sergio. Del regreso del Inca a
Sendero Luminoso: Violencia y poltica mesinica en Per. Santiago de Chile:
RIL Editores, 2009.
BALLN, Jos Carlos, Entre la utopa indigenista y la utopa modernista: Dos
historias sagradas. Lima: Patio de Letras. 2006.
BURGA, Manuel. El Nacimiento de una Utopa. Lima: IAA, 1988.
BUSTO, Jos Antonio del. La pacificacin del Per. Lima: Librera Studium Editores,
1984.
CAHILL, David y TOVAS, Blanca. Elites indgenas en los Andes: nobles, caciques y
cabildantes bajo el yugo colonial. Quito: Ediciones Abya-Yala, 2003.
CAMPBELL, Len. Ideologa y faccionalismo durante la gran rebelin. Lima: Instituto
de estudios peruanos, 1990.
CONTRERAS, Remedios. Agustn de Juregui. Relacin de Gobierno, Per (17801784). Madrid: Rubro, 1982.
CURATOLA, Marcos. Mito y milenarismo en los andes. Cuzco: Allpanchis X, 1999.
DAMIANO FONSECA, Cosimo. Goiacchino da Fiore: Labate calabrese. Cosenza:
Ed. Centro internazionale di Studi goiachimiti, 2007.
26
OSSO, Juan. Los indios del Per. Madrid: Coleccin MAPFRE, 1992.
PEASE, Franklin. Las versiones del mito del inkarri. Lima: Universidad Catlica del
Per, nueva serie 2, 1997.
RAMOS, G. y URBANO, H. Catolicismo y extirpacin de idolatras: Siglos XVI-XVIII.
Cusco: Centro de Estudios Regionales andinos Bartolom de las Casas, 1993.
REINA, Leticia. La reindianizacin de Amrica. Mxico D.F.: Siglo XIX editores, 1997.
REVAS, Facundo. Lucha armada en los Andes peruanos: 1954-1994. Bogot: Ed.
Halcn. 1998.
ROCHLING, James. Vanguard Revolutionaries in Latin America: Peru, Colombia,
Mexico. London: Lynne Rienner Publishers, 2003.
ROWSTOROSKI, Mara. Historia de los Incas. Lima: Editorial Bruo, 1999.
ROWSTOROSKI, Mara. Historia del Tahuantinsuyo. Lima: IEP Instituto de Estudios
Peruanos. 1988.
SANTAMARA, Daniel. La rebelin de Juan Santos Atahualpa en la Selva Central
peruana (1742-1756): Movimiento religioso o insurreccin poltica? Boletn
americanista. 2007, n. 57.
SARMIENTO DE GAMBOA, Pedro. Historia de los incas. Madrid: Miraguano, 1988.
SERULNIKOV, Sergio. En los lmites de la modernidad. La insurreccin Tupamarista:
Historias e Historiografas. Mxico D.F.: GM editores, 2012.
SPALDING, Karen. De indio a campesino: Cambios en la estructura social del Per
colonial. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1974.
STERN, Steve. Resistencia, rebelin y conciencia campesina en los Andes: Siglos
XVIII-XIX. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1990.
SULMONT, Denis. El movimiento obrero peruano (1890-1980). Lima: Editorial Tarea,
1985.
THOMPSON, Hugh. White Rock: an exploration of the Inca heartland. New York:
Phoenix, 2009.
TORRE LPEZ, Arturo de la. Guerra y religin en Juan Santos. El Reino de Granada
y el Nuevo Mundo. Granada: Servicio de publicaciones de la Diputacin
provincial de Granada, 1994.
TORRE LPEZ, Arturo de la. Juan Santos Atahualpa. Lima: Editorial de la
Universidad Pontificia del Per, 2004.
28
29