Pensar La Intersexualidad Hoy (Cabral)
Pensar La Intersexualidad Hoy (Cabral)
Pensar La Intersexualidad Hoy (Cabral)
Mauro Cabral
En:
Sexualidades migrantes. Gnero y transgnero. (Diana Maffa, compiladora)
Feminaria Editora. Argentina, 2003.
Pgs. 117 a 126
Pensar la intersexualidad hoy
Dedicado a Mario Perelstein
Mauro Cabral
Los registros de la historia social de la medicina son usualmente realizados
por quienes la practican, por trabajadores sociales o por investigadores. Sus
vctimas o quienes reciben tratamiento dejan pocas crnicas. Los enfermos,
como los pobres, dejan pocos archivos tras de s.
Donald Bateman
He llegado el momento de denunciar nuestro tratamiento como abuso, para
manifestar y afirmar abiertamente nuestra identidad como personas intersex,
para enfrentar intencionadamente esa suerte de razn que requiere que
seamos mutilados y silenciados.
Cheryl Chase
Cuando fui invitado a participar de este libro1convocado desde el signo de la discusin que
tensiona gnero y transgeneridad, no pude evitar un momento de vacilacin: ni yo estoy
acostumbrado a ser visiblemente una persona intersex en el contexto de la produccin y
discusin acadmicas, ni este tipo de contextos est acostumbrado a tomar en cuenta las
experiencias de la intersexualidad como cuestiones filosficamente discernibles. Sin
embargo, acept participar debido a que, a ttulo personal, considero lo ms importante de
la propuesta articulada por esta publicacin: su carcter de intervencin fuertemente
poltica. Intervencin que excede, por muchas razones, el mbito restringido de la teora,
pero que a la vez la implica interpelndola. Intervencin a mi juicio decisiva en lo que ha
venido a ser el lugar domesticado- del gnero en la reflexin filosfica; intervencin en la
ontologa binaria que sigue trabajando en el interior de la ortodoxia de los llamados
estudios de gnero; intervencin que, por tanto, obra a favor de la inclusin en dicha
reflexin y, de un modo central, en la escena poltica ms amplia- de formas de la
subjetividad excluidas de lo tematizable en tanto no conforman el uno-dos genrico.
Intervencin que quisiera, adems, y desde un princiio, instalar en el lugar de una demanda
tica inscripta en el orden de lo que urge: cerrando los ojos de un modo tal vez o
1
Una versin anterior de este trabajo fue presentada en las II Jornadas Provinciales de Bioticas Crdoba,
2001.
ciertamente odioso, es posible para m trazar una lnea imaginaria que conecta la lenta
sucesin de estas palabras de este texto con la morosidad de una sala de espera hospitalaria,
en algn otro lugar; con los quehaceres de un consultorio o an ms, de un quirfano,
donde la vida actual y futura de alguien que an no puede decidir est siendo decidida sin
su consentimiento.
Es por todas esas razones que esta no es, no pretende ser, una presentacin convencional.
No podra serlo, siquiera, ni por el lugar de la enunciacin, ni por la posicin desde la que
se presenta. No intenta constituirse en un recorrido exhaustivo de las teoras, discusione sy
alegatos que circundan y atraviesan la intersexualidad, sino proporcionar, desde un lugar
que anuda el testimonio vivencial y el compromiso terico y activista, una perspectiva
sobre algunos de los rasgos sobresalientes de la experiencia intersex contempornea, en
primera persona.
Qu es, entonces, a qu llamamos intersexualidad? Si nos acercamos a sus sentidos
posibles, nos encontramos con un concepto relativamente nuevo, ciertamente despojado del
estigma de sus sinnimos aproximados; una designacin casi sin historia, puesta a nombrar
aspticamente una cierta disposicin fantstica de los cuerpos, anclada a la vez en la
imaginacin atormentada y la mitologa; una reescritura en clave polticamente correcta de
las conjugaciones mltiples del hermafroditismo victoriano, una coleccin de alternaciones
diversas de los genitales,2 de orgenes diversos, que se hace presente en la marcha de uno
cada dos mil nacimientos; una seal para la rapidez imprescindible y al parecer inapelable
de la intervencin quirrgica y hormonal sobre los cuerpos de recin nacidos; una remisin
obligatoria a las teoras de John Money y a su aplicacin en la historia de la medicina y de
la vida de las gentes, el modelo que desde la psiquiatra, la urologa peditrica, la
endocrinologa y la ciruga ha normalizado durante dcadas, y normaliza, los genitales
indescifrables de las personas intersexuales; el movimiento poltico organizado de esas
mismas personas, quienes abiertamente desafiamos la normalizacin compulsiva de nuestra
identidad y la necesidad de volverla literal sobre nuestros cuerpos, volviendo a un reclamo
tico desodo por casi todos en caos todas partes, y que sin embargo hoy, otra vez, en este
lugar, quiere hacerse or: el respeto fundamental por nuestra autonoma. Pensar la
intersexualidad hoy, demanda por tanto la consideracin de un cierto entramado de
imaginarios culturales, instancias normativas y binarios genricos que se desplazan
indefectiblemente y con una consistencia siempre distinta, de las discusiones acadmicas a
los comits de biotica, de las aulas universitarias a los quirfanos, de las decisiones
consensuadas de los comits interdisciplinarios a la soledad de la experiencia personal, de
los grficos en un papel a las pulsaciones de la vida, de las palabras y los libros a las
personas y sus cuerpos.
Somos inaugurados e inauguradas en el mundo a travs de una respuesta a la pregunta
primera, esencial: es un varn o es una nena? La intersexualidad pone en suspenso, en
muchos casos, la respuesta. Es una nena o un varn? La pone en suspenso, es cierto, pero
slo hasta que la verdad, que alguna verdad sea encontrada, vuelta posible y transmisible,
una verdad de la que poco importa que en realidad no sea verdadera, mientras pueda
2
La informacin especfica sobre los sndromes intersex, as como las discusiones entre paradigmas de
atencin, puede ser consultada en los libros que en la bibliografa aparecen citados con (*), como tambin en
el sitio web de la Intersex Society of North America (ISNA): www.isna.org
posquirrgico: la restauracin es una fantasa en los libros, pero una pesadilla en la carne.
La tensin entre verdad, memoria, silencio, vergenza y olvido, ha atravesado y atraviesa la
experiencia actual de la intersexualidad, verdadera puesta en bistur del axioma de los
gneros. Para muchos de nosotros y nosotras, la experiencia de la intersexualidad
constituye la evidencia de una autntica mutilacin genital infantil que debe detenerse.
Una aclaracin es necesaria. El movimiento poltico de personas intersex sometidas o no
en su historia de vida a normalizaciones quirrgicas y hormonales- no es un movimiento en
contra de la psiquiatra, la endocrinologa, la ciruga y/o la urologa peditricas. No es un
movimiento en contra de las familias que se ven urgidas a decidir, con frecuencia privadas
de informacin esencial, sobre las consecuencias a posteriori del tratamiento quirrgico de
sus hijas e hijos. No es un movimiento en contra de aquellas intervenciones necesarias,
justificadas plenamente desde la medicina, y no desde la ansiedad y el malestar cultural. No
es, por lo tanto, un movimiento en contra de nadie, sino que se trata de un movimiento de
afirmacin de posibilidades no normativizadas de la corporalidad. Es una demanda de
situar el cambio en el afuera en su necesidad imperiosa de sostener al gnero como orden
binario, firmemente establecido en la polaridad normativa de los cuerpos.
Qu demanda el movimiento poltico de personas intersex? La respuesta es a la vez simple
y compleja, y puede traducirse en una demanda universal por el respeto a nuestra
autonoma. Autonoma corporal. Autonoma de la decisin. Derecho a identidad y a la
memoria. No es una sociedad sin gneros la que se pretende, sino el reconocimiento de la
libertad inalienable de las personas para decidir sobre sus cuerpos. Las intervenciones
quirrgicas intersex realizadas durante los primeros das y/o meses de un recin nacido y
que se prolongan, en muchos casos, a lo largo de toda la infancia y la adolescencia, no slo
no nos devuelven a una supuesta normalidad corporal, sino que mutilan la diversidad de
nuestros cuerpos; mutilan nuestra sensibilidad genital y nuestra capacidad para el goce
sexual, nuestra identidad y, en muchos casos, nuestra capacidad para optar por cirugas
deseadas al llegar a ser adultos. Mutilan nuestro derecho a decidir aspectos centrales de
nuestras vidas, y nuestro sentido de merecer ser queridos y aceptados an sin cirugas.
Tal y como expresa la declaracin IGLHRC sobre derechos del gnero, hacer de una
intervencin quirrgica algo obligatorio viola el artculo 7 del Pacto Internacional sobre
Derechos Civiles y Polticos, segn el cual, en particular, nadie debe ser sometido a
experimentacin mdica o cientfica sin su libre consentimiento []. Hacer que alguien
deba consentir someterse a una intervencin quirrgica como precio a pagar por el
reconocimiento civil, exigir la realizacin de una intervencin de ese tipo para poder gozar
de derechos, viola todos esos principios. Los derechos no pueden ser objeto de chantaje a
punta de bistur.4
Nosotros y nosotras sostenemos la posibilidad de un modelo de atencin alternativo, basado
en la autonoma de los sujetos y no en los imperativos corporales de la cultura. Ese modelo
se sostiene en el acceso pleno a la informacin; en la distincin entre la necesidad mdica y
la angustia cultural; en la presencia de grupos de apoyo de pares, que haga visible la
existencia de personas intersex y sus experiencias; en la difusin de los verdaderos
4
resultados quirrgicos obtenidos; en la crtica a los binarios genricos que sostienen solo
dos formas posibles de encarnar masculinos y femeninos; en la emergencia de voces que
hablen en primera persona y planteen abiertamente, la realidad de nuestras vidas distintas,
tal vez en principio perturbadoras, tal vez en principio difcilmente aprehensibles voces
intersex que, relatando historias extraas, empiecen a hacer realidad las palabras de
Montaigne, para quien en la familiaridad reciba la clave ltima para la superacin de la
extraeza.
Mientras hablo, yo s que para mi cirujano formo parte de su pasado, de un pasado
nebuloso de pacientes que van y vienen. Mientras yo viva l no podr formar parte
del mo: llevo las marcas de sus ideas sobre el gnero y la sexualidad grabadas en el
cuerpo para siempre. Convivo con ellas todos los das, forman el paisaje cotidiano
de mi piel, estn ah para ser explicadas cada vez que me desnudo, responden con el
silencio de la insensibilidad que su prctica instal en mi experiencia ntima de lo
corporal.
Mi recuerdo de esa poca no tiene la forma del rencor, sino la de un aprendizaje
pagado a precio de sangre. Pero tiene tambin la solidez de una victoria sostenida.
Forma parte de una verdad personal construida entre salas de espera y enfermeras, y
obras sociales, y balones neumticos, y culpabilizaciones, y angustias, y fiebre, y
dolores, y palabras, y curaciones, y noches y das en terapia intensiva, y terapias
fsicas para empezar a curar algo de lo que jams estuve enfermo hasta que alguien
quiso curarlo y el amor de los y las que no necesitaron nunca el cuerpo que mi
mdico quiso para m y que puso sobre mi cuerpo como una carga. Ese recuerdo
forma parte de la victoria de mirarlo y sentir, en ese mismo momento, que aunque l
no se acuerde de quin soy yo, que aunque la letana interminable de hechos que he
deshilvanado en esta carta le resulte tan lejana como una historia de la matachina,
mis palabras en este y en otros sitios como ste harn que tal vez en otro lugar
alguien pueda hablar, y que sus deseos sean por una vez, por fin escuchados,
comprendidos, y respetados.
Bibliografa
Bornstein, Kate (1995): Gender Outlaw. On Men, Women, and the Rest of Us. Vintage, NYC, EE.UU.
Califia, Pat (1997) : Sex Changes. The Politics of Transgenderism. Cleiss Press, San Francisco, EE.UU.
Dreger, Alice D (1998): Hermaphrodites and the Medical Invention of Sex. Harvard University Press,
Massachusetts, EE.UU. (*)
Kessler, Suzanne J (1998): Lessons from the Intersexed. Rutger University Press. New Jersey, EE.UU. (*)
Fausto-Sterling, Anne (2000): Sexing the Body. Gender Politics and the Construction of Sexuality. Basic
Books, NYC, USA. (*)
Laqueur, Thomas (1994): La construccin del sexo. Ctedra, Madrid, Espaa.
Wilchins, Riki Anne (1997): Read my lips. Sexual Subversion and the End of Gender. Firebranks Books,
Toronto, Canad.