Barela Historia Oral en Los Barrios

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria

Mayo 5, 6 y 7 de 2005

Aspectos tericos del trabajo de Historia Oral en los barrios.


Liliana Barela
El primer asentamiento urbano en la Ciudad de Buenos Aires, capital de la
Repblica Argentina, data de 1536 con la llegada de Don Pedro de Mendoza. La
segunda y definitiva fundacin fue en 1580 por Juan de Garay, que llegado desde
Asuncin (hoy Paraguay) con unos pocos hombres, levant un fuerte de adobe y
traz un proyecto de ciudad con forma de damero, segn las disposiciones de la
metrpoli espaola con previsiones para lo que seran la iglesia, el cabildo, la
plaza, y hasta la crcel.
La modesta ciudad a fines del siglo XVIII se transforma en capital del nuevo
Virreinato del Ro de La Plata. Su condicin de puerto de ultramar definir su
desarrollo a partir de la posibilidad de contacto con otros pases, y a medida que
sus cueros y su tasajo son demandados por los mercados externos, Buenos Aires
se transforma en el centro comercial de la regin a pesar de las restricciones del
monopolio espaol. La expansin e importancia de la ciudad estar relacionada
con el crecimiento econmico de la regin. Los pobladores vivan alrededor de la
que actualmente es la Plaza de Mayo, prolongndose hacia el Riachuelo y el retiro
que era asiento de negros.
Hasta fines del sigo XIX, cuando se hablaba de ciudad, se la identificaba todava
con una superficie que no iba ms all del ejido marcado por Garay de 25 cuadras
de frente por una legua de fondo (Arenales al norte, San Juan al sur, avenida La
Plata al oeste y el Ro de la Plata), pero aument su poblacin tres veces y media
entre 1887 y 1914. La creciente necesidad de mano de obra para un Estado en
construccin se tradujo en masivos contingentes inmigratorios que se sumaron a
la poblacin nativa. La ciudad crece y cambia.
Su espacio fsico mantuvo dos caractersticas: el fortalecimiento del centro
concentrado las actividades administrativas, comerciales y culturales y la
consolidacin de los barrios tanto los viejos como los nuevos, como escenario de
un lento proceso de integracin social y cultural.
Durante muchos aos, los barrios alejados del centro permanecieron con poca o
nula infraestructura de servicios y una edificacin ms bien baja construida por
albailes y constructores, con pocos edificios importantes alrededor de la plaza
principal.
A partir de los medios de transporte, del asentamiento de fbricas, comercios e
instituciones pblicas y con el impulso de un crecimiento econmico acelerado, se
fueron conformando los barrios, cuyas caractersticas otorgaron a cada uno una
identidad que, en muchos casos an perdura.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

Al mismo tiempo, la expansin del centro urbano fue acompaada por una
segregacin espacial que se oper en Buenos Aires, reservando la zona norte
para los grupos de mayores ingresos y desplazando hacia la periferia a los
sectores populares.
Hacia la dcada de 1930, aparece un fenmeno conocido como las villas miseria
o villas de emergencia, en momentos en que Buenos Aires y su entorno
experimentaban un proceso de industrializacin que poda absorber la mano de
obra desplazada de las provincias o de los pases limtrofes.
Los traslados, desalojos, y erradicaciones de villas y asentamientos se hicieron
frecuentes a partir de la dcada de 1960, con particular violencia durante los
gobiernos de facto. Pero ser durante la dictadura militar de 1976, cuando se lleve
a cabo el ms amplio y traumtico plan de erradicacin que se recuerde en
Buenos Aires.
La Ciudad de Buenos Aires tiene 196,6 km2 y un total aproximado de 3.000.000 de
habitantes. Se encuentra oficialmente dividida en 47 barrios (ordenanza
23.698/68; ordenanza 26.607/72; ley 51.163/96).
La Historia Oral en los barrios
El tema base de investigacin emprendido en los Talleres de Historia Oral
barriales es la elaboracin de la historia de los barrios o sub-barrios en que se
halla dividida oficialmente la ciudad de Buenos Aires.
Cuando decimos la historia de los barrios cabe hacerse dos preguntas: cul es
la historia que queremos rescatar? y cul es el concepto de barrio que
manejamos?
Para decirlo con precisin, el tema origen de estas investigaciones es la historia
de la vida cotidiana durante el siglo XX, dentro del marco de la historia local, en
nuestro caso los barrios de la ciudad de Buenos Aires.
En principio, en nuestro trabajo, el barrio tiene una doble condicin: es el espacio
donde se desarrolla gran parte de la vida cotidiana y es tambin el espacio soporte
para el despliegue del recuerdo.
Segn gnes Heller, el espacio, al igual que el tiempo, es antropocntrico. Es
decir, que existe una representacin interna espacial que sirve para orientar a
cada hombre en la vida cotidiana, por lo tanto, no es objetivo, sino que depende
de cada individuo 1.

gnes Heller, Sociologa de la vida cotidiana, Barcelona, Pennsula, 1998.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

El espacio que reconstruimos es el que tiene significacin para el individuo: la


casa, la esquina, el potrero, la plaza. Al estudio de este espacio que, conserva el
tiempo comprimido, Bachelard lo denomina topoanlisis: Creemos a veces que
nos conocemos en el tiempo cuando en realidad slo se conoce una serie de
figuraciones en espacios de estabilidad del ser, de un ser que no quiere
transcurrir, que en el mismo pasado va en busca del tiempo perdido, que quiere
suspender el vuelo del tiempo2.
Como afirma Joutard la memoria colectiva se inscribe en un espacio familiar que,
por su misma inmovilidad, da la impresin de permanencia y abolicin del tiempo3.
El barrio son sus calles, sus casas y plazas, el transporte, los servicios pblicos, la
actividad mercantil, su progreso y a veces su declive, pero la historia del barrio es
tambin retazos de verdades pasadas que se entrelazan para ir conformando un
pasado en comn pero que se nutre de diferentes versiones, porque el barrio
trasciende los lmites oficiales porque es tambin el territorio que se va delimitando
con las vivencias propias.
Las calles son las calles pero son tambin los espacios comunes donde se
comparte entre vecinos o el lugar peligroso que se evita transitar; las calles, casas
y plazas son, a veces, el lugar de la infancia o en el que se tuvo la primera casa
propia o en el que nacieron los hijos, pero tambin puede ser el lugar que se quiso
abandonar, dejar atrs.
El barrio es tambin aqul que, en algunos casos se reconoce con un nombre
propio, familiar, que no figura en ningn plano.
Cada espacio barrial fue y va construyendo una forma propia de ser en la ciudad y
esa forma propia condiciona y es condicionada por sus habitantes. Un barrio es
bsicamente una comunidad y una comunidad se desarrolla en un espacio fsico
exterior a cada vecino y tambin en un espacio interior, subjetivo, pero compartido
que permite sentir ese espacio como propio configurando un nosotros que los
distingue de los otros.
Podemos extender al barrio la definicin que gnes Heller utiliza para la casa
en tanto constituye un punto fijo en el espacio del cual se parte y al que se
vuelve siempre: La casa no es simplemente el edificio, la habitacin o la familia...
lo conocido y lo habitual son necesarios para crear un sentido de familiaridad, pero
no agotan la categora de casa. Es preciso que exista tambin el sentido de
seguridad: la casa protege. Contribuyen, adems, relaciones afectivas y slidas: el
calor del hogar. Ir a casa significa moverse en la direccin de un punto fijo en el

2
3

Bachelard, G., en: Barela. L.; La Greca, F. y Snchez, J. Barrio y Memoria ,MCBA, 1992.
Joutard, P., Esas voces que nos llegan del pasado, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1986.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

espacio donde nos esperan cosas conocidas, habituales, la seguridad y una fuerte
dosis de sentimiento4.
Habra, entonces, un espacio atemporal, cuyos grandes acontecimientos
memorables seran la infancia, el noviazgo, el casamiento, el nacimiento de los
hijos. Tiene lugar, de esta manera, lo que enuncia Joutard: El tiempo de la familia
organiza el tiempo de la historia5
Intentamos hacer otra historia, no la convencional y academicista, tratamos de
hacer historia oral, pero no en el sentido de registros individuales, sino en forma
de experiencias colectivas. Tuvimos experiencias anteriores de entrevistas
individuales, pero las colectivas resultaron ser ms enriquecedoras porque
sintetizan, equilibran y objetivan los recuerdos. Esto slo se consigue si se logra
formar un grupo permanente. Este es otro rasgo importante que aparece
constantemente en nuestro trabajo: el grupo. Es cierto que el producto final del
taller, el registro escrito, podr ser utilizado en forma individual, pero la
construccin de esta evidencia ha demandado un trabajo grupal previo. En este
trabajo, entonces, se requerirn ciertas habilidades humanas y sociales vinculadas
fundamentalmente con la capacidad de promover la cooperacin de quienes
participen del taller y el descubrimiento de un tipo de historia que tenga significado
para la gente comn.
Cada captulo que se escribe en los talleres de historia deber estar inscripto
dentro del marco del barrio o del sub-barrio en el que se ha dado. Gracias a este
trabajo podemos rescatar el sentido histrico de un grupo y las diferentes
tradiciones culturales que se entrecruzaron en el relato y en la reconstruccin.
El sentido histrico que acompaa el grupo y lo define est demostrando por
carcter transitivo el contexto histrico en el que los hechos que describen se
fueron dando. Por estas razones el anlisis de los testimonios ser mltiple.
Estamos trabajando, por lo general, con gente de tercera edad que seguramente
idealiza determinada poca de su vida pasada. Trabajamos con individualidades
pero como el planteo es grupal, el grupo y la produccin colectiva evita los
extremos, los controla, los define en trminos sociales.
Lo pblico y lo privado se entrelazan no slo en el contenido del relato sino en la
misma situacin presente donde ese recuerdo se despliega.
Este tipo particular de hacer historia oral supone desafos y riesgos para el
historiador que los encara por el tipo de relacin que se establece (antipata,
simpata, empata, identificacin, fascinacin), como por los temas tratados al
estar referido a todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana: vnculos familiares
y vecinales, festividades, educacin, lugar de la mujer, inmigracin, etc.
La nostalgia, lo anecdtico, la banalizacin de los conflictos atraviesan el relato. El
recuerdo habla de lo perdido, y es desde el presente y a partir de la presencia del
4
5

gnes Heller, op. Cit.


Joutard, P., op.cit.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

historiador desde donde ese recuerdo se hace historia a partir de su


contextualizacin en un proceso mayor que lo contiene y lo resignifica.
La discusin se centr en el grado de intervencin que deba asumir el historiador
en el ordenamiento, en la redaccin y en la presentacin de un producto final que
sintetizase fielmente la memoria de los participantes.
En general, ante determinados temas polticos, los entrevistados, en vez de contar
sus propias experiencias y recuerdos, narraban la historia aprendida, la historia de
los historiadores. Si al grupo de talleristas se les deca que ya no bamos a
hablar ms de historia, que ahora el tema pasaba al terreno de las experiencias
personales, entonces narraban su verdadera versin de la historia, ya no la
historia aprendida.
La historia inculcada en el sistema educativo y desde los medios de comunicacin
est presente de manera tal que los pueblos la asumen como propia y la narran
como una leccin aprendida, aunque en forma inconsciente como algo propio y a
la vez ajeno. La historia es algo que le pas a su pas, pero que poco tiene que ver
con ellos, con su vida cotidiana.
Entonces surgi el interrogante: Hay dos historias, una de los historiadores y otra
de la gente, que nadie ordena, expone y difunde masivamente?
Finalmente, si quienes hacemos historia oral pretendemos ser la voz de los que
no tienen voz, la tarea de exponer esa otra historia nos corresponde a nosotros.
Por un lado, la historia oral militante, radicalmente alternativa y por otro, una
historia oral acadmica. La primera tiene la ambicin de hacer la historia desde
abajo y desde el punto de vista de los excluidos; intervenir, interpretar, tomar
distancia, como lo hacen los historiadores, es casi un sacrilegio y una apropiacin
ilegtima de poder. Los historiadores, por el contrario, piensan que el mejor
homenaje que se puede rendir a la memoria de los excluidos es transformar la
memoria en historia. Luego agrega Joutard: Debemos tener el coraje de ser
historiadores y no memorialistas. Tomar distancia, cruzar los discursos, confrontar
la palabra de un testigo con otras, o con escritos, ponerlas en el contexto, no es
robarles el testimonio o despreciarlos sino, por el contrario, respetarlos como
participantes plenos de la historia y por tanto necesitados de la aplicacin del
mtodo histrico que no es empobrecedor si no enriquecedor. Para atravesar las
distancias de las generaciones y las culturas diferentes, la historia es una gua
ms segura y ms slida que la sola memoria6.
En nuestra experiencia no tratamos de hacer la historia desde el punto de vista
exclusivo de los excluidos, sino hacer una historia ms real, ms cotidiana. La otra
historia.
6

Joutard, P. op. Cit.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

Volvemos entonces a la pregunta: Cul es el lugar del historiador en esta tarea?


De qu manera convertir los testimonios de la gente en un discurso histrico sin
que nuevamente sea el bagaje ideolgico e intelectual o lugar de clase del
historiador el que determine el sentido de la nueva historia?
Poner en contexto es una nueva manera de organizar ideolgicamente el
discurso histrico.
Pensamos, con Michel Foucault, que la memoria es un factor esencial en la batalla
por el poder.
Quien controla la memoria de la gente, tambin controla la dinmica social7. Pero
para que exista lucha por la memoria antes de ser construida como discurso,
efectivamente no se puede olvidar en el sentido estricto de perder la memoria
de una cosa lo que nunca estuvo en memoria.
El pasado no est simplemente all, en la memoria, sino que debe ser articulado
para convertirse en memoria. Qu se elige para representar en la cultura y en el
recuerdo todo recuerdo es representacin dice mucho de la identidad de los
individuos, de los grupos sociales y de las naciones. Olvidar y recordar no son
opuestos, son el tejido mismo de la representacin8.
Como historiadores, al convertir la memoria popular en una historia convertimos
lo colectivo en singular, articulamos un discurso y participamos del juego de poder.
En la conciencia de este juego est la responsabilidad.
El historiador oral al tomar la palabra en nombre del grupo sufre la tentacin de la
manipulacin, especialmente en el pasaje del nosotros al yo. Ese es el momento
en que la subjetividad acta legitimando o no los discursos dominantes o intereses
de clase.
La experiencia realizada en los talleres de historia oral nos comprueba la
existencia de varias historias subyacentes a la oficial, pero internalizadas a tal
extremo que las historias de los talleristas no es considerada oficial ni por ellos
mismos. Por ejemplo: consultados sobre los das en que sucedieron los golpes
militares aos 50, 60 y 70 los entrevistados relatan los pormenores polticos de
la conspiracin, el nombre de los uniformados que asaltaron el poder y las
medidas de gobierno que tomaron. Cuando les decimos que ya no vamos a hablar
ms de historia sino slo de recuerdos personales surge la impresin de los
tanques circulando por las calles del barrio, los comentarios familiares por lo

Film and Popular Memory Foucault Live (Interviews 1966-1984), de Sylvere Kitruger ( Nueva York,
Semiotext, 1989), 92 en: Susana Rotker, Cautivas, olvidos y memoria en la Argentina, Buenos Aires, Ariel,
1999.
8
Susana Rotker, op. cit.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

Encuentro Internacional de Historia Oral Oralidad y Archivos de la Memoria


Mayo 5, 6 y 7 de 2005

sucedido, la urgencia por aprovisionarse de velas y alimentos, o las persecuciones


sufridas por vecinos y familiares.
Cuando convertimos los testimonios orales grabados durante los talleres en un
discurso histrico, coherentemente articulado, estamos estableciendo categoras
ideolgicas que determinan cules son los fenmenos que ingresan y cules
excluimos de nuestra representacin. Relatar, hacer nuestra historia, significa
representar esa historia.
Re-presentar, volver a presentar, repetir la historia mediante el lenguaje, con la
palabra escrita. De todas maneras queda el testimonio grabado. Otros
historiadores podrn comparar qu hicimos nosotros con esas voces al elegirlas y
tendrn, adems, las voces grabadas para poder leer e interpretar, con el bagaje
de su tiempo, tanto a nosotros como a ellos y realizar otra nueva lectura
histrica. Con nuestro mtodo sumamos y registramos otras voces: el futuro
historiador tendr esas y las nuestras y podr llegar ms lejos en la interpretacin.

Organiza. Colectivo de Historia Oral y Asociacin Pedaggica APPTOS


www.colectivohistoriaoral.org

También podría gustarte