12 Ruidos Que Impiden Escuchar A

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12 ruidos que impiden

escuchar a Dios

Hacer silencio exterior es ms fcil que encontrar el


silencio interior..
Para hacer una oracin provechosa hay que favorecer el silencio. Es una condicin
indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios.
Y ms que propiciar un silencio exterior hay que propiciar el interior; hay que
ELIMINAR TODOS LOS RUIDOS que intervienen negativamente en la oracin, ruidos que
distraen o, incluso, impiden realizar la oracin.
El silencio exterior
T, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, despus de CERRAR LA
PUERTA, ora a tu Padre que est all, en lo secreto (Mt 6, 6).
Muy difcilmente escucharemos a Dios si estamos sumergidos en un contexto catico lleno
agitacin, de palabrera y de dispersin. Es importante el silencio de la lengua, de los
medios de comunicacin, de cosas y de personas.
Este silencio es el ms fcil, basta con internarse en un bosque, estar en la cima de una
montaa, entrar en una capilla solitaria, etc.

El silencio interior

El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Es importante conocer los ruidos que
tambin podramos llamar interiores para superarlos en la serenidad.
Estos son ruidos tremendos que no nos permiten el encuentro con Dios en la oracin, ya
sea esta comunitaria (verbal, litrgica) cuando se reza, como y con mayor razn- en la
personal (oracin mental: contemplacin, meditacin) cuando se ora.
Son ruidos silenciosos que, aunque no salgan a flote, anidan en la profundidad de la
persona. Son ruidos que, incluso, a la larga nos van enfermando. Recordemos algunos:

1. El ruido del odio: Este sentimiento hace inviable la oracin, pues la persona no tiene
vida espiritual o vida de Dios pues prescinde del otro. Bien lo dice san Juan: Todo el que
aborrece a su hermano es un asesino (1 Jn 3, 15).
2. El ruido de la crtica a Dios: Cuando le reprochamos a Dios lo malo que nos pasa o
vemos. Este ruido silencioso nos hace callar al ser una actitud de reproche, crea distancias
y elimina deseos de dilogo con Dios. Con un sentimiento de disgusto contra Dios se
impide entablar un dilogo sereno.
3. El ruido del rencor: El enfado por algo o contra alguien, si no se elimina a tiempo, se
puede convertir en rencor. Este ruido es negativo hasta para la salud fsica y psicolgica.
Aqu conviene recordar que una condicin previa para la oracin es tener un corazn
reconciliado (Mt 5, 24).
4. El ruido del orgullo: Este ruido silencioso es exceso de amor propio, un amor hacia los
propios mritos por lo que la persona se cree superior a las dems o no necesitada de Dios.

5. El ruido de la envidia: Este ruido silencioso hace que no se alabe a nadie ni se hable
bien de alguien. Es un ruido que desconoce los propios talentos negando la accin de Dios
en la propia vida, esto crea tensin contra l.
6. El ruido del miedo: Impide confiar en Dios y en su providencia. Incluso se cree que a
Dios no le importamos.
7. El ruido de las preocupaciones: Estas circunstancias absorben la atencin. No hay la
debida cercana con Dios, hay incomunicacin pues las preocupaciones generan inquietud.
8. El ruido de la debilidad: Es prcticamente el silencio de la impotencia. Se cree que la
oracin no es posible, o que sea ineficaz. No se sabe qu hacer o decir en la oracin y se
decide no hacerla.
9. El ruido de la acomodacin en el pecado: El recuerdo del propio pecado y/o la
complacencia o la instalacin en el mismo es un ancla que nos impide elevarnos a Dios, o
sintonizarnos con l.
10.- El ruido de la vanidad: La inclinacin a amoldarnos a la mentalidad del mundo y a
sus frivolidades acaparan la atencin y hacen que la oracin sea inviable al no considerarla
algo prioritario en la vida.
11.- El ruido del propio pasado personal: Un pasado en el que no se ha tenido experiencia
ni de Dios ni de oracin. Adems el recuerdo de los errores del pasado crea un desasosiego
e inquietud interior.
12. El ruido de las fantasas: Una imaginacin desbordada que no se controla genera
fantasas de todo tipo que impiden escuchar la voz de Dios.
Conviene recordar estos ruidos y detectar otros tantos para luego reconocerlos como un
problema, porque slo de esta manera podemos hacer algo para superarlos y favorecer la
oracin.

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