Asesinato de Canalejas
Asesinato de Canalejas
Asesinato de Canalejas
Publicado en: Bulletin dHistoire Contemporaine de LEspagne. Universit dAixMarseille, n 49, 2 trimestre de 2014, pp. 217-231.
cometer un atentado contra el rey de Espaa cuando ste se dirigiese a San Sebastin en
agosto 2.
la conclusin de que era ingenuo creer que los obreros podran resolver pacficamente la
cuestin social, y se convencieron de que la nica va eficaz de lucha era la
organizacin secreta, la constitucin de pequeos grupos anarquistas secretos que
deban adoptar tcticas violentas para llevar a cabo la soada revolucin social que
destruyera el rgimen burgus y alumbrara una sociedad nueva ajena a toda autoridad.
Era lo que se llam la propaganda por el hecho. Al principio esta expresin
signific cualquier sublevacin contra el capitalismo y contra el Estado, pero hacia la
dcada de 1890, el trmino se usaba ya para referirse especficamente al asesinato
poltico destinado a despertar la conciencia de los obreros contra sus opresores.
Los partidarios de la propaganda por el hecho crean que la realizacin de actos
terroristas era una forma de propaganda ms poderosa que los discursos o los escritos.
El impacto y espectacularidad de estas acciones daba a conocer la causa anarquista,
aterrorizaba a la burguesa y estimulaba a los oprimidos, despertaba a las masas, por lo
general sumisas, les haca adquirir conciencia de la explotacin que sufran y podan as
llegar a rebelarse contra sus opresores polticos, econmicos y religiosos. Un acto
violento, por su alto valor simblico, podra generar levantamientos revolucionarios
espontneos y acelerar el cambio revolucionario.
El atentado personal era, adems, un medio eficaz para aumentar el nmero de
proslitos, creando un martirologio. El terrorista daba un gran ejemplo de sacrificio y
abnegacin al ofrecer su vida por la causa anarquista. Los autores de los atentados se
convertan en hroes o mrtires, especialmente los magnicidas, lo que contribua a que
surgieran emuladores dispuestos a vengar sus muertes.
El argumento esencial justificativo de la violencia por parte de los anarquistas
era que se trataba de contra-violencia, una respuesta a la violencia del Estado burgus,
una represalia o venganza por la brutal represin gubernamental; se entenda como una
resistencia o rebelin frente a la violencia legal del Estado.
Incluso los intelectuales, los tericos anarquistas que no crean en la utilidad de
las acciones violentas y que explcitamente se definieron como no partidarios de la
violencia, se mostraron perfectamente dispuestos a disculpar, a entender a los que
recurran al asesinato de tiranos y se negaron sistemticamente a condenar sus actos.
Uno de los ms importantes tericos anarquistas de la poca, Peter Kropotkin, acab
criticando la propaganda por el hecho por la negativa imagen pblica que daba de los
anarquistas y por el efecto negativo que se vio que la represin gubernamental de dichos
actos tena sobre el movimiento. Sin embargo, justificaba los actos terroristas como
Hay que tener en cuenta que, en esta poca, las organizaciones obreras de
izquierda, tanto anarquistas como socialistas, eran revolucionarias. El mensaje central
de su discurso sobre la necesaria destruccin de la corrupta sociedad burguesa para
crear una nueva sociedad basada en la igualdad, la libertad y la justicia, tiene en s
mismo la justificacin de la violencia ya que esa nueva sociedad no se podra conseguir
mediante la simple persuasin de la burguesa que monopolizaba el poder, sino
mediante una revolucin violenta. Anarquistas y socialistas estaban convencidos de que
esa revolucin acabara producindose en algn momento.
Aqu acababan las semejanzas. Mientras los anarquistas vean una futura
sociedad sin Estado, los socialistas crean que la clase explotada deba apoderarse del
poder poltico 3. Los socialistas, adems, crean que el da de la emancipacin del
proletariado estaba an lejos. Lo que haba que hacer mientras tanto era educar y
organizar a los obreros, ir conquistando derechos en una dura lucha contra el capital
hasta conseguir que la clase obrera tuviese la fuerza suficiente para que la revolucin
pudiera triunfar. Los anarquistas, en cambio, consideraban inminente la revolucin, y
crean que una chispa poda desencadenarla en cualquier momento. En el caso de
Espaa, la chispa, pensaban, bien poda ser la muerte del rey Alfonso XIII.
Santos Juli, "Preparados para cuando la ocasin se presente: los socialistas y la revolucin,
en Santos Juli (dir.): Violencia poltica en la Espaa del siglo XX. Madrid, Taurus, 2000: 145190.
Pardias hizo el periplo que hacan muchos otros obreros anarquistas emigrantes
de aquella poca en busca de trabajo y huyendo de la persecucin, u obligados por la
deportacin: Argentina, Cuba, Estados Unidos 8.
Tampa, y en concreto uno de sus barrios, Ybor City, donde residi Pardias, se
haba convertido en el centro ms importante de la industria tabaquera de EEUU. En sus
fbricas y talleres trabajaban obreros inmigrantes de diversas procedencias, aunque
sobre todo cubanos y espaoles. Era una comunidad multitnica y era tambin uno de
los ms importantes centros anarquistas de EE.UU.
Aunque Pardias no apareca por ningn lado, el gobierno espaol estaba
bastante bien informado de quines eran los hombres importantes del movimiento
anarquista espaol en Estados Unidos.
Quien ejerca sin duda mayor influencia era el tipgrafo cataln Pedro Esteve, un
hombre culto que edit mltiples peridicos anarquistas y se relacion intensamente con
anarquistas de otros pases, como Kropotkin y sobre todo Malatesta, su ntimo amigo 9.
Era an muy joven, 26 aos, cuando emigr a EEUU, y ya nunca regres a
Espaa. Consagr su vida, hasta su muerte en 1925, a propagar el anarquismo entre los
obreros inmigrantes de EEUU, en Paterson, en Nueva York, en Tampa, junto a su
compaera de toda la vida, la anarquista italiana Mara Roda. Es tal su protagonismo
que resulta sorprendente lo poco que los historiadores saben sobre l 10.
8
York, en Tampa, entre los obreros textiles, los tabaqueros, los trabajadores del mar y de los
muelles, fue la figura libertaria espaola ms influyente.
El nico trabajo existente sobre Pedro Esteve es un artculo de Joan Casanovas Codina:
Pere Esteve (1865-1925): un anarquista catal a cavall de dos mns i de dues generacions, L'
Aven, 162 (1992): 18-22.
Al historiador que mira al anarquismo europeo desde el otro lado del ocano Atlntico,
y sigue la pista de los anarquistas en sus itinerarios trasatlnticos, se le abre un nuevo y
sugerente campo de investigacin. Mi investigacin trata de estudiar la red anarquista
transnacional con base en los EEUU, poniendo el foco en Pedro Esteve y en su densa red de
conexiones. Esteve era el anarquista espaol de EEUU ms densamente conectado. Era muy
consciente de la importancia del transnacionalismo para el desarrollo del movimiento. Los
peridicos que edit, o en cuya redaccin fue figura clave, como El Productor de Barcelona y
en EEUU El Despertar o Cultura Obrera, tuvieron un papel central en esa conexin
transnacional. Su casa era lugar de encuentro y visita obligada de anarquistas de muy diversas
procedencias.
11
Varios grupos anarquistas recaudaron fondos para comprarle La Polglota, una pequea
imprenta en la que sigui imprimiendo peridicos. Por cierto que Esteve se carteaba
peridicamente con Hymans, el agente secreto del que hemos hablado, a quien trataba
cariosamente como a un camarada amigo, contndole la actividad de propaganda que realizaba
en Tampa.
12
Cultura Obrera, 30 de noviembre de 1912, 1 p.
13
Cultura Obrera, aparecida a mediados de noviembre de 1911 y dirigida por Pedro Esteve, era
la continuacin de Cultura Proletaria que haba dirigido su ntimo amigo, el tambin anarquista
cataln Jaime Vidal. La colaboracin de Esteve y Vidal entre los aos 1910 y 1913 fue muy
estrecha. No slo editaron juntos en Nueva York Cultura Obrera, sino tambin Brazo y
Cerebro, que apareci en julio de 1912. La primera tena una orientacin ms sindical, como
rgano del Sindicato de Fogoneros y Cargadores del Atlntico, que agrupaba a los marineros y
10
obreros portuarios, muchos de los cuales eran de origen espaol; la segunda estaba orientada a
la difusin del ideario anarquista en general.
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Informe del cnsul de Espaa en Burdeos que el Embajador de Espaa en Pars, Prez
Caballero, traslada al Ministro de Estado, 23 de agosto de 1912. MAE, orden pblico, H-2756.
15
El ministro de Estado, Garca Prieto, marqus de Alhucemas, al ministro de Gobernacin, 31
de agosto de 1912. MAE, Madrid, Orden Pblico, H 2753.
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La polica francesa le sigui muy de cerca, desde que abandon Burdeos, el 18 de septiembre
de 1912, y se mont en un tren nocturno con destino a la estacin de Austerlitz de Pars en
vagn de tercera clase. Las pesquisas, que pueden consultarse en el Archivo de la Prefectura de
Polica de Pars, se llevaron a cabo por parte de la Direccin General de Seguridad del
Ministerio del Interior francs. Haba un agente de polica francs encargado especficamente de
la vigilancia de Pardias llamado Monsieur Nicolle, que se entenda directamente con el
Ministerio de Gobernacin espaol. Ni el Ministerio de Estado, ni la Embajada espaola,
estuvieron al corriente. Agradezco a mi colega Jos M Marn que, aprovechando uno de sus
frecuentes viajes a Pars, me proporcionara esta valiosa documentacin.
17
Por ejemplo, el da 1 de octubre Pardias consigue despistar a la polica, que pierde su rastro
al girar bruscamente y meterse por un callejn. Vase, Prefectura Polica (Pars), Serie Ba-1213.
18
En Pars se dedica a pasear los primeros das, luego busca y encuentra trabajo de pintor y hace
una vida muy regular, por lo que se decide restringir la vigilancia que, a partir del 27 de
septiembre de 1912, es slo a partir de las 6 de la tarde, cuando sale del trabajo.
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plano de la vida pblica 19. Hay varios testimonios que aseguran que Canalejas supo con
preocupacin que Pardias haba conseguido burlar la vigilancia en Pars y se lo
confes a su esposa a la que dijo que mucho tema que el tal Pardias diera un disgusto
serio 20.
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En la extensin del artculo, que solo public Cultura Obrera, deca tambin que su
aspiracin era retirarse a su casa, all en un rinconcito de Aragn, entre sus viejecitos queridos,
sin luchas, sin afanes, labrando la tierra y haciendo vida naturista. As me lo dijo muchas veces,
as me lo repiti, cuando en el muelle de Port Tampa me dio aquel abrazo que deba ser el
ltimo, as me lo figuraba yo, all en la casita de los padres labrando la tierra ingrata que le vio
nacer.
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El contacto de Pardias en Burdeos era Vicente Garca, al que Esteve conoca desde los
tiempos de El Productor en Barcelona. Haba nacido en Burgos, aunque con doce aos se
traslad al Pas Vasco y all se hizo anarquista, dirigiendo en 1890 el peridico El Combate de
San Sebastin, una actividad que le vali una condena de crcel. Segn Max Nettlau, Vicente
Garca acompa a Esteve y a Malatesta en la gira de propaganda por Espaa en 1891-92. Tras
los sucesos anarquistas de Jerez, Esteve se exili en EEUU y Garca en Inglaterra. En 1906 se
traslad a Burdeos. Cuando las autoridades francesas fueron alertadas por las espaolas en 1912
de los propsitos asesinos de Pardias, Garca fue expulsado de Francia. Segn la polica, tena
por entonces unos 44 aos y su oficio era el de tonelero. Sobre Vicente Garca hay mucha
documentacin en MAE, Madrid, Orden Pblico, H 2757.
La relacin de amistad entre Garca y Esteve continu a lo largo de los aos tras el
asesinato de Canalejas, aunque en algunas cuestiones doctrinales diferan. Por ejemplo, en 1913,
Esteve rebati desde su rgano Cultura Obrera los argumentos malthusianos de Garca (que
Pardias comparta) expuestos en las pginas del semanario anarquista Fuerza y Salud a favor
de la limitacin del nmero de nacimientos para evitar el agotamiento de los recursos del
planeta. Vicente Garca muri el 24 de octubre de 1930. Vase, Soledad Gustavo: Vicente
Garca ha muerto, La Revista Blanca, 15 de noviembre de 1930: 285-286.
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Por qu Canalejas?
Pero, Por qu Canalejas? Canalejas no era Maura, el poltico ms odiado por la
izquierda, tildado de represor, reaccionario y clerical a raz de la Semana Trgica.
Lejos de las posiciones de Maura, Canalejas se haba distinguido por una poltica
reformista en un sentido liberal democrtico. Su gobierno fue un fecundo periodo de
legislacin social y laboral. Introdujo viejas reivindicaciones de la izquierda, como la
abolicin del impuesto de consumos y la implantacin del servicio militar obligatorio
que pona fin al viejo e injusto sistema de la redencin en metlico.
Canalejas, adems, quiso poner freno al avance clerical porque crea que la
excesiva influencia de la Iglesia era el principal obstculo para la modernizacin de
Espaa. Aunque poco tena que ver su anticlericalismo con el de la izquierda
revolucionaria, su famosa ley del Candado de 1910, que frenaba la expansin de las
rdenes religiosas, desat masivas protestas de los medios catlicos, con rogativas y
manifestaciones callejeras, y estuvo a punto de suponer la ruptura de Espaa con la
Santa Sede. Le acusaron de jacobino enemigo de la Iglesia y, al ser asesinado, la prensa
ultraclerical, tradicionalista, recibi con alborozo la noticia y se lleg a afirmar que
haba sido el dedo de la divina providencia el que apret el gatillo 28. El Osservatore
Romano, rgano oficioso del Vaticano, public al da siguiente del asesinato un artculo
28
Vase, Mara Cruz Seoane y Mara Dolores Siz: Historia del periodismo en Espaa. Vol. 3.
El siglo XX: 1898-1936, p. 117. Vase tambin, Prxedes Zancada: Canalejas, poltico y
gobernante. Madrid, 1913. W. J. Callahan: La Iglesia catlica en Espaa, 1875-2002.
Barcelona, Crtica, 2003.
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que las frmulas qumicas y el fulminato de mercurio que haban servido para fabricar
la bomba de la rue Rohan en 1905, estaban cuidadosamente guardadas esperando una
nueva ocasin propicia 32, y amenazaban con recibir al monarca con nuevas bombas si
osaba pisar suelo francs, a donde proyectaba ir para la firma del tratado franco-espaol
que estableca el protectorado sobre Marruecos.
La oleada huelgustica durante la primavera y el verano de 1911 culmin con
una huelga general de 48 horas el 11 de septiembre, en protesta por la guerra de
Marruecos y por la represin de la huelga de carreteros de Bilbao. La huelga adquiri
carcter nacional, aunque alcanz mxima gravedad en Zaragoza y Valencia, y muy en
concreto en Cullera, donde fueron salvajemente asesinados un juez de Sueca y dos
alguaciles.
A raz de los sucesos de Cullera, hubo una campaa de denuncia de las horribles
torturas, semejantes a las de Montjuich o Alcal del Valle, que estaban sufriendo los
presos de Cullera en las crceles espaolas. Los anarquistas aprovecharon estos sucesos
para lanzar una campaa similar a la de dos aos antes con el caso Ferrer. En Francia, el
Comit de Defensa de las Vctimas de la Represin Espaola convoc acciones de
protesta contra la Inquisicin espaola y contra Canalejas, al que calificaban de
renegado y traidor a la causa democrtica. Cuando, en el juicio, siete de los
responsables fueron condenados a muerte, la campaa anarquista arreci.
Pero el gobierno de Canalejas no deseaba en absoluto un nuevo caso Ferrer.
Canalejas era contrario a la pena de muerte y el Consejo de ministros recomend al rey
clemencia a favor de seis de los encausados, pero no del sptimo, considerado mximo
culpable, aunque finalmente el rey le conmut tambin a ste la pena capital por la de
cadena perpetua.
francs debido a su escasa su capacidad de accin en materia de libertad de prensa. Por lo
dems, Francia trataba de tranquilizar a las autoridades espaolas con el argumento de que la
influencia de los peridicos anarquistas era escasa, porque slo los lean los ya convencidos. El
gobierno espaol contestaba que la experiencia demostraba que las excitaciones a criminales
atentados que se hacan desde la prensa no siempre caan en el vaco y que ese tipo de
peridicos eran los que armaban el brazo de los asesinos solitarios, alentndoles al crimen.
Vase, MAE, Madrid, Orden Pblico, H 2770, informes de diciembre de 1911 y enero de 1912
del embajador espaol en Pars al ministro de Estado.
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MAE, Madrid, Orden Pblico, H 2753. Vase tambin, Constant Leroy (seudnimo de
Miguel Villalobos Moreno): Los secretos del anarquismo. El asesinato de Canalejas y el caso
Ferrer. Librera Renacimiento, Mxico, 1913. Miguel Moreno, anarquista nacido en Cartagena,
reneg de sus antiguos compaeros e ideas, se puso al servicio de la polica espaola como
confidente y escribi este libro como descargo de conciencia que, aunque contiene datos de gran
inters, no parece del todo fiable dada su animadversin hacia sus antiguos correligionarios y su
inters en probar su implicacin en los atentados.
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Canalejas crea que la huelga laboral era lcita, exceptuando la huelga en los
servicios pblicos, pero rechazaba de plano la huelga revolucionaria, cuyo objetivo no
era la conquista de un determinado derecho social, sino la destruccin del rgimen
capitalista. Actu con enrgicas medidas, ilegaliz la CNT en 1911, y, ante una nueva
convocatoria de huelga general ferroviaria en octubre de 1912, decidi la militarizacin
de los obreros, que tuvieron que prestar servicio como soldados: fue la llamada ley del
brazalete. Hubo un fuerte estado de opinin en la izquierda revolucionaria contra los
supuestos brbaros mtodos represivos utilizados en la huelga ferroviaria. Canalejas
mereci el calificativo de liberticida.
Pedro Esteve, en su artculo-loa de Pardias, aluda a los sucesos de Cullera, as
como a la fecha emblemtica de noviembre en que haba llevado a cabo su accin,
recordando a los mrtires ms famosos del martirologio anarquista 33:
El 12 de noviembre, veinticinco aos despus de aquel gran crimen que la
burguesa de Chicago cometi, un amigo de ambos me dio la noticia: Canalejas ha
muerto, un obrero lo ha matado. Y poco despus, o a alguien que, traduciendo, lea un
peridico; el nombre son en mis odos: Manuel Pardinas, aragons, 28 aos (sic); s,
era l, era aquel soador de ojos claros, de alma sensible y tierna. Le vi tendido sobre la
acera, resolvindose en su propia sangre; vi su semblante iluminado por la alegra del
deber cumplido y un nombre acudi a mi mente: Cullera; ante m, la visin de unos
hombres tristes y doloridos por el tormento, marchando macilentos a hundirse en las
lobregueces del presidio 34.
Desde la ptica anarquista, no haba grandes distinciones entre Cnovas, Maura
o Canalejas. Canalejas, como hombre de la burguesa y de la lite poltica, no poda ser
33
Los famosos mrtires de Chicago, dirigentes anarquistas condenados a la horca en 1887 tras
un juicio injusto y sin garantas, acusados de haber arrojado una bomba durante un mitin en la
plaza de Haymarket de Chicago. El 11 de noviembre, da en que fueron ahorcados sera
recordado ao tras ao con diversos actos de homenaje en todo el mundo. Los peridicos
anarquistas, en principio los de EEUU, pero enseguida, a travs de la labor de los corresponsales
y del carcter fuertemente transnacional de la prensa libertaria, la de todo el mundo,
construyeron un discurso sobre estos mrtires que impresion hondamente a muchos obreros y
supuso su bautismo como anarquistas.
34
Cultura Obrera, 30 de noviembre de 1912. En otro lugar del artculo, insista: (Al volver a la
vieja Europa), no solo se enfrent a la pavorosa desocupacin, si que tambin a la exasperante
polica, que no le dejaba ni a sol ni a sombra, que le denunciaba como un peligroso anarquista a
todo el que le empleaba y al de la casa en que se hospedaba, y que le tena constantemente
vigilado, convirtindole en peligroso de verdad.
Era por naturaleza un sensitivo y sobreexcitaron seguramente su sensibilidad. Le
hicieron ms hastiosa la vida, ms deseable la muerte... En ese estado, la falacia de Canalejas
con los ferroviarios le habr impresionado intenssimamente y le habr decidido a morir
matando; y mat y se suicid. Tal vez haya sido el nico momento feliz de su vida!.
Habrn sido estos los motivos que le llevaron a suprimir a Canalejas? l no lo ha dicho,
probablemente nadie lo sabr, mas los que le hemos conocido, los que hemos intimado con l
como compaeros, y sabemos cmo pensaba, cmo senta, cmo obraba, podemos permitirnos
deducciones de este gnero.
19
un personaje simptico, menos an por la estrecha relacin que le una al rey, al que los
anarquistas hacan mximo responsable de la ejecucin de Ferrer.
Esteve solo se permita aventurar una explicacin sobre las razones que llevaron
a Pardias a suprimir a Canalejas, en este caso probablemente porque las desconoca, ya
que Pardias a quien se haba comprometido a asesinar era a Alfonso XIII. Esa maana,
el monarca iba a ir al Retiro a la inauguracin de una exposicin de crisantemos y tena
que pasar por la Puerta del Sol. Quiz estaba esperndole, pero al ver a Canalejas solo y
tan cerca, decidi aprovechar la oportunidad de atentar contra un objetivo ms fcil, el
de la mxima autoridad del gobierno espaol en aquel momento, gran amigo del rey,
por lo que su desaparicin supondra un duro golpe para la Corona.
Esteve seala su convencimiento de que, tras el asesinato, se repetira el mismo
crculo vicioso de siempre: la dura represin gubernamental sera seguida de algn
nuevo acto de venganza anarquista. Con estas tajantes y amenazadoras palabras
terminaba su artculo sobre Pardias:
De qu han servido las leyes promulgadas para impedir hechos de esta
naturaleza?, de qu las galeras fotogrficas y los departamentos antropomtricos?
Pocos das antes de realizar el hecho fue retratado y medido por la polica francesa que
le haba dedicado un inspector para vigilarlo. De qu servir la detencin de centenares
de hombres que tal vez no conocieron, ni oyeron hablar nunca antes del atentado, del
tiranicida? A lo mas, para sobreexcitar a algn otro espritu sensible.
Y acababa su loa a Pardias con una frase de dudoso gusto potico:
Ante la tumba del hermano cado, mis lgrimas no la regarn, no tendr un
gesto compasivo; sobre la losa de los que caen como l cay, el rbol de la gloria riega
inmarcesibles flores y las rojas amapolas rebeldes dan al viento sus anrquicas corolas
(Tampa).
Esteve, como otros muchos anarquistas, repeta la idea de que la represin, los
atropellos, los vejmenes, los asesinatos cometidos por la Autoridad, serviran de
acicate para nuevos actos de heroicos paladines de la vindicacin social, como haban
sido Caserio, Bresci o Pardias.
En efecto, al ao siguiente, en 1913, el rey Alfonso XIII sufri otro atentado. El
anarquista Rafael Sancho Alegre le dispar tres tiros en la calle de Alcal de Madrid
durante un acto de jura de bandera, del que escap casi milagrosamente.
Pero, a partir de entonces, aunque sigui habiendo episodios de violencia
anarquista, la eficacia policial mejor y los pases intensificaron su cooperacin e
intercambio de informacin sobre terrorismo anarquista.
En los primeros aos veinte, hubo en Espaa, sobre todo en Barcelona, otra
espiral de violencia; fue la poca del pistolerismo, con episodios como el asesinato en
20
Madrid de Eduardo Dato -el cuarto presidente del gobierno asesinado en medio siglo- a
manos de tres anarquistas catalanes. Pero esa oleada de terrorismo tuvo un carcter
distinto y se desarroll en un contexto histrico muy alejado del que hemos tratado aqu.
Como dice el hispanista Gerald Meaker, el asesinato se convirti en una industria y
los que disparaban fueron, cada vez ms, pistoleros profesionales, con tiroteos a la
salida de una fbrica o de un mitin sindical, o en enfrentamientos cara a cara en las
calles 35.
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