Astorga Seguridad Traficantes Militares
Astorga Seguridad Traficantes Militares
Astorga Seguridad Traficantes Militares
TIte Militarization of the US-Mexico Border, 1978Ir)t)): Low Intensitlt Conflict Doctrine Comes Home, Center for MexicanArrrcrican Studies, University of Texas, Austin, 1995, plg.22.
/ [bid., p6g.25.
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l3
del poder politico. Se observa con mayor detalle el trabajo realizado por las instituciones encargadas de la politica sobre drogas y de seguridad a travds de sus principales funcionarios; la
participaci6n creciente de los militares en asuntos de drogas y
en instituciones de seguridad; las acciones de algunas de
las principales organizaciones de traficantes, sus estrategias,
ahanzas y escisiones, los enfrentamientos entre ellas y con los
representantes del Estado; la situaci6n en algunas de las entidades m6s conflictivas del pais, los escenarios de alternancia
en el poder, la corrupci6n, la violencia extrema, las zonas que
las bandas se disputan. Tambi6n se analizan algunos de los
mitos frecuentes generados por autoridades y reproducidos por los medios. Se plantean, en fin, algunos escenarios en
funci6n de lo observado tanto en tdrminos hist6ricos como
en las tendencias m5s recientes.
Aquf no se trata de mitificar a nadie, lanzar infundios, escandalizar, ajustar el anilisis a una preferencia politica, al inter6s y visi6n de un partido politico o grupo de poder, novelar
y mezclar historias truculentas con datos comprobables para
alimentar las fobias, delirios, certezas y fantasias del autor y
del sentido comfn, ni de ignorar a quienes con su trabajo han
hecho posible este libro. Tampoco se pretend e aterrorizar,
plantear soluciones migicas o regodearse con la falta de resultados de alguna administraci6n particular en asuntos de seguridad. No es una visi6n de cruzado, sino de un investigador
acaddmico que trata de entender, explicar y advertir sobre
escenarios probables de una politica cuyos fundamentos cumplir6n en 2009 un siglo de haber sido establecidos. iHabri
algo para festejar a casi un siglo de distancia? Bueno, los traficantes si tendrd'n motivos. Tambi6n las burocracias que han
hecho de la "guerra contra las drogas" su raz6n de ser.
Timothy Dunn, The Militarizatioru of the (JS-Mexico Border, 197g1992: Lou Intensiqt conflict Doctrine comes Home, center for MexicanAmerican Studies, University of Texas, Austin, 1996, p6gs. 20-22, 149;
yo-LA,
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"Mi gobiemo
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nado en tdrminos de lo que ha percibido como urgencias sexenales en funci6n de lo que ha heredado. Ninguno se inclin6 por
una visi6n de Estado, por un plan urgente y transexenal de creaci6n de instituciones de seguridad y procuraci6n de justicia
civiles, en el que el empleo de las Fuerzas fumadas en dichas
actividades fuera la excepci6n, el riltimo recurso, y no algo que
parece haberse convertido en la regla sin plazo conocido para
dar marcha atr6s.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos obligaron al Gobierno de ese pais a reorganizar su agenda
de seguridad. Durante las primeras semanas posteriores, el tr|fico de drogas de M6xico hacia Estados Unidos fue relegado en
el discurso politico estadounidense hasta casi desaparecer como
tema en los medios de comunicaci6n, para desgracia de algunos
de 6stos que ya mostraban un cierto grado de adicci6n a ese
tipo de notas. Autoridades de la DEA aprovecharon la primera
oportunidad que tuvieron para asociar el terrorismo al trifico
de drogas y posteriormente catalogaron a 6ste como una variedad del primero. Tenian que ajustar su discurso tradicional a
las nuevas prioridades de la agenda politica estadounidense si
querian mantener su influencia y luchar por la distribuci6n del
financiamiento ptiblico. Talibanes y tr5fico de opio, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el trifico de
cocaina, los hermanos Arellano y sus presuntos nexos con las
FARC, etcdtera. Se empez6 a rearmar un discurso con figurantes de una especie de internacional <narcoterrorista"'interesada
en atacar a Estados Unidos y desestabllizar a los paises democr6ticos. La cooperaci6n demandada a los paises aliados debia
ser entonces de cardcter diplomitico, juridico, policiaco y militar para combatir la nueva amenaza, o mls bien la combinaci6n de amenazas preexistentes, pero potenciadas. Antes,
los traficantes podian cometer actos terroristas. Es decir, el
\rusuficientes.
f
/
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terrorismo era una de las estrategias posibles mas no la actividad principal. De alli la etiqueta de "narcoterroristas". Pablo
Escobar fue el paradigma. Despu6s del 11 de septiembre de
2001., el terrorismo se convirti6 en lo esencial y el trlfico
de drogas en una de las estrategias posibles para financiar actividades de car6cter politico y de desestabilizaci6n. No tardari seguramente en aparecer otra etiqueta mediitica para
designarlos, una que enfatice el aspecto terrorista: probablemente <terronarcos> o "terrotraficantes). El paradigma, evidentemente, es Osama Bin Laden. En el mundo hay varios
casos de combinaci6n de actividades e intereses entre terroristas y traficantes, pero tambidn de la ausencia de nexos entre
ambos grupos.
Una de las declaraciones politicas que empez6 a circular en los medios de comunicaci6n despu6s de los atentados
se referia a los estrictos mecanismos de vigilan cia frontertza
que el Gobierno de Estados Unidos estaba poniendo en pr6ctica. Algunos pensaron que por tal motivo los traficantes tendrian mayores dificultades para introducir su mercancia y que
6sta se quedaria en territorio nacional, principalmente en las
zonas fronterizas, lo cual provocaria el incremento del consumo. Algunos funcionarios mexicanos hicieron declaraciones apresuradas en ese sentido y alarmaron a la gente. Como
en el caso de las capturas de lideres del negocio ilicito, el
refuerzo de los mecanismos de control fronterizo no ha implicado que circule menos droga que antes en territorio estadounidense ni que los precios hayan aumentado como consecuencia de una eventual escasez. Por lo menos, ninguna
autoridad de Estados Unidos lo ha demostrado de manera contundente. Y en territorio mexicano se presupone que la simple disponibilidad de la droga es raz6n suficiente para que la
gente la consuma en cantidades tales que sea rentable para el
traficante y 6ste decida no intentar su traslado al otro lado de
la frontera. Tambi6n: eu basta la voluntad del traficante y
tener la droga a la mano para crear un mercadofast-track. Se
sobrestiman las estrategias de mercadeo de los traficantes y
se subestima Ia capacidad de decisi6n y resistencia de la
poblaci6n ante las tentaciones.
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Estados Unidos trata de extender el perimetro de su seguridad territorial hasta la frontera norte de Canadi y el sur de
M6xico. La seguridad de M6xico es hoy mis que nunca dependiente de la de Estados Unidos. El Gobiemo de este tiltimo
decidi6 en 1985, durante el mandato de Ronald Reagan, que
el tr6fico de drogas era un asunto de "seguridad nacional". El
consumo de drogas en Estados Unidos era y es un problema
nacional de salud. Pensar que los traficantes ponen en peligro
la seguridad nacional de Estados Unidos es cuesti6n de la definici6n de los contenidos del concepto, de quien los establece
y del poder para imponerlos como raz6n de Estado en un
determinado momento hist6rico. No es cuesti6n de esencia
sino de perspectiva. Ni en los mejores momentos de la Cosa
Nostra se consider6 a dsta como amenaza a la seguridad nacional. Tuvo que haber un crecimiento todavia mis grande del
consumo de sustancias psicoactivas y debieron aparecer traficantes de otras minorias 6tnicas, principalmente colombianos
y mexicanos, para considerar el trifico de drogas bajo una
nueva 6ptica. Al Capone y la Cosa Nostra intervinieron en la
politica interna de Estados Unidos. De los criminales de origen
latinoamericano no se ha sabido algo parecido. Aun asi, los primeros fueron catalogados como enemigos priblicos, pero nunca
como amenazas a la seguridad nacional. Otros tiempos, otras
prioridades, otros intereses, otras categorias de percepci6n. En
M6xico, el entonces titular de la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena), general Clemente Vega, afirm6: "No podemos
cerrar los ojos al hecho de que el narcotrifico atenta contra la
integridad territorial y contra la soberania, la independencia y
la sociedad del pais".8 Como en muchas otras ocasiones, la
declaraci6n politica sustituy6 a la argumentaci6n.
De acuerdo con los indices oficiales para medir los resultados de la lucha antidrogas, ha habido avances. En realidad, la
situaci6n ha empeorado ya que ha habido m6s decomisos y
mis capturas por la simple raz6n de que cada vez hay mayor
producci6n y mis cantidad de gente en el negocio. En otros
8
se ha renova-
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de Estados Unidos a los pafses involucrados. No era el objetivo explicito, pero se ha logrado.
En el documento
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r
y policiaco, sin relaci6n demostrable con su significado econ6mico original. Pero m6s all6 de la falta de rigor epistemol6gico para disignar de manera apropiada con el lenguaje a uno de
los adversarios, el Gobiemo de Estados Unidos deja claro que entre sus preocupaciones prioritarias actuales esti el posible vinculo entre grupos terroristas y traficantes de drogas para financiar
las estrategias de desestabilizaci6n. Evidentemente el riesgo existia desde antes. En diversas ocasiones, tanto los llamados grupos
terroristas como grupos especiales de contrainsurgencia, o de otro
iQri6n
aconseja a qui6n?
En Mdxico, en el acuerdo que estableci6 la figura de consejero presidencial de Seguridad Nacional,l0 se mencion6 la
existeniia de nuevos retos y la necesidad de actualizar los instrumentos del Estado. Se afirm6 que el narcotrifico afectaba
la vida y el patrimonio de las personas, la viabilidad del proyecto nacional, y que atentaba contra la estabilidad politica,
econ6mica y social. La vida y el patrimonio cambian evidentemente, pero no necesariamente en sentido negativo, segtin
el lado de la barrera. iDe cuil proyecto nacional se hablaba?,
tdel anterior o del que todavia no se construia? No se conoce
ningrin manifiesto politico de ningrin traficante ni de organizaciones dedicadas al negocio de las drogas. Los asesinatos
t0
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Diaio
2 de abril de 2001.
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de 2001.
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Zinser",
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El
antecedente inmediato mds significativo del acercamiento de la PGR con el FBI se dio en noviembre de 1999. En
esa ocasi6n se especul6 acerca de la existencia de fosas clandestinas, en Ciudad Jts,|rez, donde se habrian enterrado supuestamente los cuerpos de aproximadamente dos centenas
de gente asesinada por traficantes. El FBI particip6 con 58
personas en las excavaciones. Entre agentes de la PGR y militares, el Gobierno mexicano contribuy6 con alrededor de 500
elementos. Un despliegue nunca visto en ese tipo de acciones, aunque la PGR neg6 la participaci6n de la DEA en el
operativo. Los resultados fueron minimos despuds de una
semana de trabajo: s6lo restos de unas ocho personas. La PGR
pareci6 actuar como ayudante del FBI y no al rev6s. La expectativa reflejada por los medios de comunicaci6n fue muy alta,
el despliegue de personal exagerado y los resultados pricticamente nulos. La imagen de la PGR se deterior6 afn m6s y las
criticas que denunciaban la violaci6n de la soberania no se
hicieron esperar. La cuesti6n era saber si el operativo habia
sido exigido por el Gobiemo de Estados Unidos, dado que 22
ciudadanos de ese pais estaban reportados como perdidos y se
sospechaba que sus cadiveres es?uvieran en .rri for"r, pr.,
eso podia indicar que la PGR habria actuado como coadyuvante del FBI. Pero es posible que el uso de centenas de efectivos militares se haya debido, efectivamente, a que el titular
de la PGR solicitara la cooperaci6n del FBI porque consideraba que su dependencia no contaba con el personal capacitado, porque no confiaba en su propia gente y esperaba una
reacci6n en extremo violenta de los traficantes al invadir su
territorio. El poder sin limites atribuido a los traficantes en
ese escenario de guerra se esfum6 ante la presencia desmesurada de representantes del Estado mexicano, del FBI y de los
medios de comunicaci6n de todo el mundo. Asegurado el
horario triple "A" que 6stos les brindaban, los traficantes dejaron pasar la oportunidad fnica de mostrar al mundo en vivo
y a todo color que su fuerza era igual o mayor a la ptiblicamente atribuida.
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antidrogas de M6xico: Estados Unidos; y al seflalar la utilizaci6n del Cisen, heredero de la DFS, como apoyo de los inlereses del partido de Estado y su clase gobernante. Pero ya
no mencion6 a los principales grupos de poder priistas en sus
vinculos con los traficantes de drogas, lo cual significaba percibir a estos fltimos como grupos aut6nomos desde su origen
y explicar su influencia en los aparatos de seguridad s6lo por
sus poderes, tanto el de vida y muerte como el econ6mico, al
igual que su capacidad para corromper.
En marzo de 2000, el consejero de Seguridad Nacional se
reuni6 con Louis Freeh, director del FBI, para establecer reglas
de cooperaci6n con esa instituci6n. Hubo cuestionamientos
en la prensa mexican a acetca del riesgo que representaba para
la soberania nacional la participaci6n de dicha agencia policiaca. Aguilar Zinser respondi6 que el riesgo mayor para la
soberania en ese momento era el trifico de drogas;l8 luego
agreg6 que el principal enemigo de la misma era la corrupci6n.1e En la relaci6n con Estados Unidos habia que recuperar
la confranza perdida y elaborar una agenda mexicana que incluyera temas con el mismo nivel de importancia, seflal6. Por
ejemplo, dijo, el del tr5fico de drogas de M6xico hacia Estados
Unidos, y el del trifico de armas de ese pais hacia M6xico, entre
otros.20 En su diagn6stico de lo heredado por los gobiernos
anteriores sefral6 que las instituciones habian sido penetradas
por los intereses del trifico de drogas y por lo tanto habia que
recuperarlas. Para 61, la estrategia del nuevo gobierno, dentro de
lo posible, no era la erradicaci6n del trifico de drogas, sino
nsu exclusi6n de las esferas del Estado". Dijo tambi6n:
"El
combate al narcotrifico es una necesidad imperiosa para que
tenga 6xito la democracia en M6xico,.2' Luego de una visita a
le Mario A. Arteaga,
Espafla, donde discuti6 asuntos de terrorismo y crimen organizado, Aguilar Zinser escribi6 en El Pa{s:
Al
de Shanghar,1909; Ley Harrison,lgl4) y de resultados inversamente proporcionales a los objetivos perseguidos por las
medidas punitivas, es m5s coherente hablar de contenci6n del
fen6meno y de mantenerlo ajeno a las estructuras del Estado
en la medida de lo posible, que insistir en la demagogia e
improbabilidad de la erradicaci6n.
La alternancia en el poder, la voluntad del gobierno de Fox
de una mayor cooperaci6n con autoridades de Estados Unidos
en asuntos relacionados con el crimen organizado, asi como una
actitud m5s receptiva a esos cambios por parte de autoridades
estadounidenses, fueron algunos de los elementos que influyeron para que el Senado de Estados Unidos planteara la posibilidad de suspender de manera provisional, en 2001, el proceso de certificaci6n anual. El consejero Aguilar Zinser declar6
que el senador Joseph Biden le habia confiado esa posibilidad.
El senador Jesse Helms tambi6n estaba contento por la actitud
del nuevo Gobierno mexicano.23 En septiembre de 2002 la
Cimara de Representantes y el Senado de Estados Unidos aprobaron la suspensi6n permanente del proceso de certificaci6n,
entre elogios a la lucha antidrogas del Gobierno mexicano.2a
Al igual que otras autoridades del gobierno de Fox, Aguilar
Zinser afirm6 que la tendencia que se estaba observando en el
campo del tr6fico de drogas no era la de formar lo que 6l llamo
"cirteles", al igual que otros politicos, policias, periodistas y
acad6micos, sino que estaban surgiendo "pequeflas c6lulas independientes,.25 Una hip6tesis que se origin6 en la realidad
colombiana *y desde ahi empez6 a ser difundida- luego de los
6xitos de la policia de ese pais, al mando del general Rosso
Josd Serrano, contra importantes organizaciones de traficantes.
Y en cuanto a la droga que transita por Mdxico procedente de
Am6rica del Sur, mencion6 que, antes de la reuni6n de alto
23
"Identificadas las corrientes de narcotrifico entre Mdxico y Colombia: Aguilar Zinser,, Milenio Diario,25 de julio de 2001.
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28
"Afirma consejero de Seguridad Nacional que Fox y Bush no discutieron apoyo militar,, EI Uniuersal,5 de octubre de 2001.
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G;;,
;;;;.pliott
Nacional.3T
Jotge Alejandro
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pero que habia tenido desencuentros con los titulares de Gobernaci6n, la PGR, la Secretaria de Seguridad Ptiblica (SSP)
y la Sedena. Adem6s, se dijo que su oficina no contaba con la
infraestructura neces aria para funcionar adecuadamente, tomando en cuenta que el cargo era formalmente similar al de
su hom6loga estadounidense: Condoleezza Rice.3a Uno de los
colaboradores cercanos de Aguilar Zinser, Josd Luis Valdds
Ugalde, declar6 poco despu6s que desde el propio gobierno
habian vetado proyectos del consejero. Ejemplific6 con el caso
del Cisen, una instituci6n que urespondia a necesidades del
pasado" y no pudo ser dividida ni separada de la Secretaria de
Gobernaci6n. Para 61, "la inercia burocr6tica gan6", y adem6s
"domin6 un concepto de seguridad de viejo cufr.o,.3s Aguilar
Zinser acept6 que hubo nperspectivas burocrlticas distintas"
entre 6l y algunos de los miembros del Gabinete de Orden y
Respeto. Neg6 que su salida se debiera a conflictos con miembros de dicho gabinete, especialmente con el titular de la
Sedena.36 En charla privada, otro m6s de sus principales colaboradores sefral6 que la Sedena no le hacia llegar la informaci6n al consejero. En esas condiciones, sin tener acceso a la
informaci6n de inteligencia clave y sin el reconocimiento a su
autoridad delegada, dificilmente podria haber cumplido sus
funciones y los objetivos que se habia propuesto. Sus dias en
ese puesto estaban contados. Luego de su salida, el presidente
Fox asumi6 directamente el mando del Gabinete de Seguridad
3a
4t
ICampafras politicas
dicho que son los correos a trav6s de los cuales los traficantes
siguen dando 6rdenes desde la prisi6n a los miembros de su
organizaci6n. Pero no hay ley que les impida contratar abogados para su defensa. Seria ingenuo pensar que en lugar de
contratar a buenos abogados penalistas se contentaran con los
abogados de oficio. En la critica de los funcionarios de la PGR
se desliza el inter6s por reducir las opciones legales de los traficantes. Tal vez piensen que es mejor que no tengan otra salida que el uso de la fuerza de las armas.
El dinero otorgado por el Estado a los partidos para sus
campaflas alcanza ya sumas estratosf6ri_cas y el empleo del
mismo parece cuestionable. Para quienes lo reciben nunca seri
suficiente. En el sistema de partido de Estado el dinero de los
traficantes para campaflas politicas no fue motivo de alarma;
es m6s, ni siquiera fue un tema digno de atencion. iPor qu6
preocuparse si se podian utilizar los recursos priblicos como
patrimonio del partido en el poder? tAlgrin traficante podria
haber estado interesado en financiar la campafla de un candidato fnico o de un candidato simb6lico de la competencia,
cuando habia? La supeditaci6n al poder politico hegem6nico
pasaba por la extorsi6n, por la
"ordefla, de individuos o grupos con actividades legales o ilegales. iEl partido de Estado se
iba a autoinvestigar para determinar el origen dudoso de algunos dineros que 6l mismo habria exigido? Por supuesto que no.
La preocupaci6n surgi6 cuando empez6 a haber competencia
politica real, posibilidades de elecci6n de uno u otro entre
varios candidatos. Se piensa en las experiencias de Italia y
Colombia, con modalidades relacionadas con las historias particulares y los sistemas politicos de esos pafses. Se presupone
tambi6n que los traficantes mexicanos tendrian un interds
tratural, evidente, en el financiamiento de campaflas politicas;
y que los partidos podrian dejar la puerta abierta o tener controles laxos para la entrada de dinero caliente, independienterrrente de la moral y la ideologia. En ese caso, no seria raro
clue candidatos y partidos, cuestionados al respecto, optaran
por la estrategia Samper -y de una larga lista de politicos en
cl mundo-: negar estar enterados y sacrificar a subalternos. Y
con esas credenciales de 6tica politica se dedicarian despu6s a
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asustar ingenuos e ignorantes en otros paises y a proponer asesorias... ipara impedir situaciones similares a las vividas y cinicamente aceptadas por ellos! Por supuesto, a los traficantes
nadie les priguntaria sus versiones. Los funcionarios de la
PGR las discalificarian sin mis, excepto en los casos de testigos protegidos, por provenir de "criminales interesados en
de hacerlo gracias al espionaje que practica, con o sin permiso del pais anfitri6n, si asi conviniera a los intereses del gobierno
estadounidense.
determinado.
como fuerza mercenaria. De ahi que un gran nirmero de policias y jefes policiacos hayan sido ejecutados por no cumplir
acuerdos, por tratar de jugar en varios bandos simult6neamente o por traici6n. Aunque tambi6n se han dado muchos
casos de policias abatidos en el cumplimiento de su deber'
iCu6ntos por una u otra causa? No se sabe. No hay investigaciones serias conocidas al respecto.Pareceria que la percepci6n
mls extendida en estos casos no tiene que ver con la aplicaci6n de la ley.
16
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Doris G6mora, uConfirma Colombia nexos FARC-narcos mexicaE/ Uniuersal,2l de febrero de 2007; Doris G6mora, (FARC ganan
rnil mdd al afro por venta de droga al narco,, El Uniaersal, 21 de fel>rero de 2007; y "M6xico y la narcoguerrilla,,, El Uniaersal,2l de febrero de 2007.
11s5,,
47
Amenazas
48
Presidencia de la Repriblica, "El presidente Calder6n en la ceremonia conmemorativa del XCIII aniversario de la defensa del puerto de
Veracruz y jura de bandera de los cadetes de primer aflo de la Heroica
Escuela Naval Militap, Alvarado, Veracruz, 21 de abril de 2007.
50
yiinTp
51
zaci6n, una coalici6n -ni oc6rtel" o "federacidn", segfn la fantasia nominativa convertida en <sentido comrin' de policias,
periodistas e incluso algunos acaddmicos que han_renunciado
,1 rigot epistemol6gico- que predomine sobre las demis de tal
forma que pueda imponerles claramente reglas del juego por
las buenas o las malas. Hay una lucha por la hegemonia. No
hay grandes organizaciones cuyos tent6culos abarquen hasta el
riltimo vendedor callejero de la droga; y por 1o mismo carecen
de capacidad para controlar la violencia mis all6 de ciertos limites e intereies estrat6gicos en la competencia con iugadores
de su mismo nivel. Por ejemplo, el traficante al menudeo que
vende la cocaina comercializada al mayoreo por el gran grupo
oA, no pertenece a este grupo. Puede incluso no tener la m5s
minima idea ni el inter6s en saber qud grupo la introdujo al
pais. Pero, en sentido inverso, la autoridad que tiene- indicios
qrr. esa droga fue ingresada por el grupo "A', puede inferit
siguiendo la l6gica pero equivocindose, que el poquitero "X'
pertenece a er" otginrzaci6n. Atribuirle decenas de miles de
miembros a una organizaci6n determinada es una simple fantasia de las autoridades, 1o que a su vez alimenta las fantasias
populares, las mitologias. Hay mucha gente que se dedica al
negocio ilicito, pero no-todos pertenecen a las organizaciones
m5s grandes y fuertes. Estas no cuentan con un nrimero infinito de miembros, ni tan grande que sea pr6cticamente imposible evitar al miximo las traiciones, filtraciones y delaciones
para operar con eficacia y mantenerse durante aflos en las poii.io.r.r de poder m6s importantes dentro del campo del tr6fico de drogas. Hay subcontrataci6n de servicios y organizaciones m6s piqueflas dedicadas a labores propias de la divisi6n del
trabajo en la larga cadena del negocio de las drogas.
Debido a la lucha por la hegemonia, las organizaciones han
entrado en un nivel de competencia en el uso de la violencia
acorde con la nueva situaci6n de mayor autonomia relativa
respecto del poder politico y de la inclusi6n de militares y ex
i.rs filas. Cambios cualitativos en el sistema polimiiitares
tico y una estrategia de militarizaci6n de la lucha antidrogas
-y no irnicamente la captura de ciertos lideres y la desarticulaci6n de algunas redes, como asegura el discurso oficial- son
i.
.,
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condiciones que posibilitan la reconfiguraci6n de las orga:nizaciones de traficantes y el empleo cadavez m6s frecuente de tdcnicas de tortura y mutilaci6n de alto impacto psicol6gico, que
pretenden disuadir y minar la voluntad del adversario para
reducir al miximo la probabilidad de enfrentamiento directo
mediante actos de terror, espeluznantes, de inspiraci6n gore.
No es indispensable ser ex gafe, ex kaibil o mara para llevar a
cabo ese tipo de acciones. El precedente de lo ocurrido a la
esposa del Gtiero Palma, o los casos de disoluci6n de cuerpos
en 6cido reportados en aflos anteriores asi lo indican. Una vez
fuera de la instituci6n en que se form6, cierto personal preparado como profesional en cuestiones de guerra y lucha contrainsurgente, puede tener menos frenos morales y psicol6gicos
para aniquilar al enemigo por cualquier medio, romper barreras mentales y experimentar en el cuerpo de 6ste los propios
limites, la imaginaci6n desquiciada. Si no disuade o derrota al
adversario, lo obliga a competir en el mismo campo de juego
con las reglas que introduce y cuyo limite es la propia locura
o la autocontenci6n de los contrincantes, no tanto las acciones del Estado para hacer cumplir la ley, uno m6s de los efectos colaterales de la militarizaci6n de la lucha antidrogas. El discurso oficial prefiere inteqpretar el fen6meno como resultado
del "6xito" de su estrategia, de un caldo que cada dia resulta mds
caro que las alb6ndigas.
En una reuni6n con miembros de la organizaci6n M6xico
Unido contra la Delincuencia, el presidente electo para el periodo 2006-2012, Felipe Calder6n, hizo sefralamientos importantes acerca de la seguridad. El mayor desafio, que ya rebas6
a todos, la mayor afrenta al Estado mexicano, dijo, es la inseguridad. Mencion6 que todos los partidos tienen cuentas pendientes con la sociedad en cuestiones de justicia y que la divisi6n entre politicos fortalece a la delincuencia. Afirm6: "Me
clueda claro que seguridad priblica es ya un asunto de seguriclad nacional [...] la inseguridad y la delincuencia organizada
xrnenazan ya al Estado mexicano mismo. Es una amenaza ala
paz, a la estabilid ad y a la vida de la naci6n,. Advirti6 que
rlerrotar a la delincuencia no ser6 r6pido y que implicari coslos en vidas humanas. Para tener dxito en esa tarea plante6 la
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