Semana Santa Murcia

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1

UNIVERSIDAD DE MURCIA
FACULTAD DE LETRAS
DEPARTAMENTO DE LITERATURA
ESPAOLA,
TEORA DE LA LITERATURA Y
LITERATURA
COMPARADA

SEMANA SANTA Y TEXTOS


LITERARIOS DE LA PASIN
EN LA REGIN DE MURCIA

Tesis Doctoral presentada por


la Lcda. Isabel Mira Ortiz, bajo la
direccin del Dr. Francisco Javier
Dez de Revenga Torres, para la
obtencin del grado de Doctor.
Murcia, 4 de abril de 2006

V B
EL DIRECTOR

LA LICENCIADA

A vosotros cuatro, mis


hijos, Mara-Isabel, Cristina,
Manuel y Antonio, culminando
el lema de toda la vida de
predicar con el ejemplo os
dedico mi tesis y, en parte, a la
nueva generacin que espero
que llegue algn da.

Sinopsis de la trayectoria del tema de esta Tesis Doctoral


desde su ms remoto germen.
Ha sido posible escribirla por una curiosidad intelectual
manifiesta desde nuestra adolescencia en la que ya mostrbamos
el deseo de estudiar, lo cual pudimos iniciar a la edad de 38 aos.
Cursamos el bachillerato a principios de los aos sesenta y, con
ayuda de muchos profesores, hemos llegado a finalizar los
siguientes estudios:
Escuela de Artes Aplicadas de Murcia. Interiorismo (19821988)
Universidad de Murcia. Licenciatura de Filosofa y Letras,
Geografa e Historia, especialidad de Arte (1989-1994)
Universidad de Murcia. Licenciatura de Filosofa y Letras,
Geografa e Historia, especialidad de Historia Medieval. (19951998)
Universidad de Murcia. Facultad de Letras. Departamento de
Literatura Espaola, Teora de la Literatura y Literatura
Comparada. Cursos de Doctorado (2001-2003)
Esta andadura acadmica nos posibilit en su da el
planteamiento de realizar esta Tesis, cuyo tema en concreto surgi
en el interior del convento de Santa Ana del monte de Jumilla,
domingo, primer da de enero del ao 2000; por tanto el periodo
en el que se ha realizado ha sido desde enero del 2000 a la
primavera del 2006.
Por qu hacer nuestro trabajo sobre Semana Santa y Textos
Literarios de la Pasin? No cabe duda que por una motivacin
particular gestada a travs de muchas preguntas que nos
planteamos en nuestra juventud viendo y observando las
procesiones de esos das en Jumilla, nuestro pueblo natal, en el
que vivimos hasta el ao 1968.
Todas aquellas interrogantes -que nunca expusimos ante
nadie- nos producan mucha confusin como era el caso entre
otros- de que siendo da de ayuno y abstinencia, las gentes se
sentaran en las mesas instaladas para la ocasin y comieran
gambas y almendras.

Nuestros ideales religiosos se tambaleaban por fuera sin


comprender que la vida es ms compleja y que detrs de aquellos
comportamientos haba mucha historia, tradicin, circunstancias y
modos de ser; pero sobre todo eran cosas que formaban parte de la
vida religiosa de las personas que experimentaban con todo
aquello los dos sentimientos estructurales de su vida: el dolor y la
alegra.
Aos despus, algo ms madura intelectualmente,
comprendiendo el engranaje de lo que significa el estudio
ampliado sobre un tema concreto, elegimos el de Semana Santa y
Textos Literarios de la Pasin, por posibilitarnos a travs de los
sentimientos de otras muchas personas que han escrito sobre ello,
conocer con mayor grado de certeza los postulados de la
religiosidad popular, tan presentes en los das de cuaresma y de la
Semana Mayor de la Iglesia.

AGRADECIMIENTOS
Al profesor D. Francisco Javier Dez de Revenga, Director
de esta tesis, por su silenciosa autoridad para orientarnos y por la
delicadeza con la que nos ha aceptado toda iniciativa y
protagonismo en la realizacin de este trabajo, sin obstruir, nunca,
nuestros propios planteamientos.
Al tribunal, que en su momento ha de censurar nuestro
trabajo y lo ha de calificar, del que aceptamos con sumo respeto el
veredicto emitido, quedndole a todos muy agradecida por su
participacin.
A las personas que se han llenado de paciencia y atencin
y nos han ayudado con sus conocimientos sobre Semana Santa,
facilitndonos numerosos libros, desinteresadamente, y han
contestado a todas nuestras preguntas, que han sido muchas, entre
las cuales destacamos a los siguientes Sres: Antonino Gonzlez
Blanco, Ricardo Martnez-Moya Asensio, y Juan Pedro Hernndez
Gonzlez.
Alfonso Cern Aledo, Elas Hernndez Albaladejo, Manuel
Herrero Carceln, Rosa Garca, Marcial Garca Garca, Manuel
Gea Rovira, Antonio Gonzlez Barns, Jos Hernndez Navarro,
Antonio Labaa, Pascual Martnez Ortiz, Jos Antonio Melgares
Guerrero, Vicente Montojo Montojo, Maximiliano Olivares
Morales, Daniel Pineda Novo, Antonio de los Reyes, Fulgencio
Snchez Riquelme, Federico San Nicols, Francisco Toms
Ortuo, Carlos Valcrcel Mavor y Mara Teresa beda.
Agradecimiento por la ayuda recibida de los Directores y
Auxiliares de las siguientes Entidades y Bibliotecas Municipales:
Alhama de Murcia, Alguazas, Jumilla, Lorca, Mazarrn, Torre
Pacheco y Blanca. Asamblea Regional Murciana, y los Cabildos
de las Cofradas: Marrajos en Cartagena, Cristo de la Sangre,
Nuestro Padre Jess Nazareno, El Perdn, El Refugio y Santo
Sepulcro en Murcia.

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A los padres franciscanos: Juan Pedro Snchez Hortelano,


ngel Fernndez Alguacil, Francisco Martnez Fresneda, Pedro
Riquelme Oliva y al responsable de la Biblioteca del Instituto
Teolgico de Murcia Fray Antonio Mora.
A Don ngel Campos Gil, Director del Centro Cultural Las
Claras, Fundacin Caja Murcia, que con su colaboracin ha hecho
posible el realizar durante la redaccin de nuestra Tesis, cuatro
ciclos de conferencias sobre Textos Literarios de la Pasin.
A la Asociacin Universitaria Rector Sabater del Aula de
Mayores de la Universidad de Murcia, de la que formamos parte,
por el apoyo de todos los compaeros, testimonio y ejemplo de
que se deben y se pueden hacer muchas cosas, a pesar de nuestra
edad, o como consecuencia de nuestra edad.
A nuestra familia, empezando por los que cruzaron la lnea
de la vida fsica y que nos dieron hasta el da de partir una slida
formacin cristiana, sin la cual a ninguna edad de nuestra vida
hubiera sido posible escribir esta Tesis. A mi hermana Josefina y a
Manuel, mi marido, a los que tanto debo por activa y por pasiva.
Y muy especialmente agradecemos a nuestros cuatro hijos
la fuerza que nos inculcan con sus sabios y maduros
razonamientos, con su cario y su vitalidad, con su dulzura al
comprendernos en todo, particularmente Antonio, el mejor de los
cuatro, que ha sido nuestro maestro y salvador en el aprendizaje
ante el -casi mgico- ordenador.
Agradecimiento infimito por sentirme fortalecida con la
riqueza de lo estudiado, posibilitando que caminemos por esta
vereda que hemos de convertir en recto y definido camino. El
tema elegido es hermoso y no dudamos que de l aprenderemos
muchas realidades de cada uno de los pueblos que celebran la
Semana Santa, segn sus particulares tradiciones y careos, que en
nuestra regin veremos que son numerosos. Agradecimiento en
definitiva a esas lecturas y necesarias horas de soledad, que nos
han ayudado, nos ayudan y nos ayudarn para hacer efectivo el
presente trabajo, comprometindonos a verificarlo con honestidad
y de la mejor de las maneras que seamos capaces de realizarlo.

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Concluimos con un ltimo agradecimiento a todos por la


comprensin que esperamos hacia este trabajo, sobre el cual
tambin pedimos perdn si en nuestras reflexiones en algn
momento nos hemos dejado llevar por el amor a la tierra y a sus
gentes que subyace en la eleccin del tema. Nos defiende la
extraordinaria riqueza de las celebraciones murcianas que han
impresionado a propios y extraos y por ello nos sentimos
justificados, pero tambin necesitados de su benevolencia

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SEMANA SANTA Y TEXTOS


LITERARIOS
DE LA PASIN EN LA REGIN DE
MURCIA

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NDICE
PREMBULO.................................................................21
APUNTES METODOLGICOS.27
Captulo I: VISIN GENERAL DE LOS
COMPONENTES DE SEMANA SANTA
(Primera parte)
1.0.- La Cuaresma en la Liturgia Romana.........................33
1.1.- Ayunos Cuaresmales.................................................37
1.2.- Mircoles de Ceniza..................................... ............38
1.3.- Liturgia..........................................................40
1.4.- Estaciones Cuaresmales Romanas.................42
1.5.- Cofradas pasionarias y Religiosidad Popular...43
1.6.- Fiesta y Semana Santa...................................54
1.7.- Signos Externos de Penitencia........ ..............57
1.8.- Pasos de Semana Santa..................................60
1.9.- Procesiones de Semana Santa....................................64
Captulo II: SEMANA SANTA PUEBLO A
PUEBLO
2.0.- Visin General................................................69
2.1.- Semana Santa Pueblo a Pueblo.......................79
2.2.- Jumilla.......................................................................177
2.3.- Caracol Smbolo de Resurreccin.193
2.4.- Los Armaos de Jumilla y la Danza del Caracol.194
2.5.- Los Armaos en la Literatura..198
2.6.- Los Armaos en los Hechos de la Pasin....201
2.7.- Los Armaos de la Hdad del Cristo Amarrado a la
Columna de Jumilla203
Captulo III: TEXTOS LITERARIOS DE LA
PASIN
(Segunda Parte)
3.0.- Datos convenientes........................................307
3.1.- Publicaciones en Prensa (1875-1899)............311
3.2.- Textos publicados en diversos medios (1900-1936)..334
3.3.- Textos publicados en distintos medios (1937-1975)..359
3.4.-Textos publicados en diversos medios
(1976-2005).386

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Captulo IV: AUTOS Y REPRESENTACIONES


DE LA PASIN
4.0.- Datos Previos..............................................................471
4.1.- Autos de Pasin Pueblo a Pueblo...............................477
Captulo V: CUENTOS DE SEMANA SANTA
5.0.- Introduccin................................................................523
5.1.- Cuentos.................................................................. ....525
Captulo VI: PREGONES DE SEMANA SANTA
6.0.- Algunas explicaciones sobre pregones...................565
6.1.- Pregones de Semana Santa.........................................569
Captulo VII: VA CRUCIS
7.0.- Antecedentes y desarrollo del Va Crucis..635
7.1.- Composiciones Pasionarias y Va Crucis..641
Captulo VIII: SERMONES SOBRE LA PASIN
8.0.- Introduccin...............................................................677
8.1.- Sermones cuaresmales...........................680
Captulo IX: CONCLUSIONES...........................697
BIBLIOGRAFA....................................................731

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PREMBULO
El objeto de nuestra investigacin es la Semana Santa murciana,
pero no su descripcin fsica o litrgica meramente, sino la imagen que
de ella ha surgido en la literatura; de ah el ttulo. En consecuencia el
estructurar el presente texto nos obliga a no prescindir, como punto de
partida, de describir las peculiaridades de nuestras principales fiestas
religiosas pues, sin la misma, sera difcil ni entender, ni valorar los
textos que dichas fiestas han inspirado.
Dividiremos en dos partes nuestro trabajo, y la primera la
comenzaremos con una sntesis sobre la historia y trayectoria de la
Cuaresma y Semana Santa en la Iglesia y en la regin murciana,
destacando los actos litrgicos y los impulsados por la religiosidad
popular, as como las formas particulares que los pueblos de Murcia
han adoptado ante ellos. Esta exposicin general ser punto de partida
de los Textos Literarios de la Pasin que connotaremos en la segunda
parte.
Por tanto, peculiaridades de los murcianos ante las fiestas de
Semana Santa, y los textos surgidos, fruto de estos eventos religiosos y
festivos, ha sido bsicamente lo que nos ha motivado a la eleccin del
tema, con una gran conviccin de los valores religiosos que expresan y
la riqueza cultural que conllevan.
En este estudio planteado tendremos la oportunidad, a travs de
los propios textos literarios y de las distintas fuentes consultadas, de
profundizar en los impulsos religiosos que llevan a las personas a
escribir sobre la Pasin de Cristo; ello nos obliga a escrutar en sus
manifestaciones, prioritariamente, sobre qu origen y trayectoria tienen
esos actos.
Somos conscientes de que estos textos nos han de dar a conocer
los valores de esta fiesta, vivida por las gentes tanto desde su versin
litrgica eclesial como desde la cultura y liturgia popular. Algunos de
ellos arrojan, a veces, composiciones de menor calidad literaria, que
pudieran ser incluso toscas e inspidas, ya que no hay en el fondo del
que escribe cualidades compositivas innatas, ni tampoco acadmicas;
ms a pesar de ello, suelen ser aceptables por su espontaneidad y
sinceridad al expresar sus sentimientos. Tambin los hay que son
admirables por el grado de sensibilidad e inspiracin que alcanzan sus
autores.

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Estos escritos hechos por tan heterogneos escritores, aportan


material de significativo inters al reflejar tradiciones generadas en la
sociedad, la mayora de ellas con varios siglos de antigedad, que nos
ayudarn a entender esas celebraciones en parte msticas, en parte
religiosas naturales, reflejo de comportamientos sociales y culturales
de gran arraigo porque han sido asentados, casi siempre, en el seno de
la familia, generando carcter de patrimonio e identidad tanto en la
estructura interna de las mismas como a nivel social.
Es constatable, incluso, que se alcanza tal grado de vnculo y
participacin por parte de las personas de vocacin nazarena, que ao
tras ao intervienen en todos los actos en general y en las procesiones
de Semana Santa en particular, que incluso algunas de ellas se les
conoce por su implicacin en estas celebraciones; y el trmino de
familias cofrades no slo afecta a los miembros de estas asociaciones
religiosas laicas, sino a determinados apellidos que durante
generaciones colaboran de forma responsable.
En algunos casos se llega a definir el paso al que prestan su
atencin, normalmente desempeando el cargo de mayordomo o
camarero1, por su propio apellido. En Murcia tenemos un ejemplo muy
conocido al llamar a la Dolorosa de la Cofrada de la Sangre la
Dolorosa de los Ruiz-Funes. En Jumilla al Cristo de la Salud,
tambin se le cita por Cristo de doa Pepita nombre de la persona
que durante varias dcadas fue Camarera consorte del mismo.
Otro aspecto que queremos destacar es que, al margen de la
calidad literaria de estos textos, que los tendremos de todas las escalas,
pero que en trminos generales son valiosos, y encomiables siempre,
apreciamos que si tuviramos que enmarcarlos en una sola
caracterstica dentro de las figuras de pensamiento, sera el Lirismo la
predominante. Tambin percibiremos en ellos hondos sentimientos de
devocin y fervor en ese enamoramiento mstico que determinadas
imgenes representan para los autores y por cuya razn escriben. Los
textos sern tratados extrayendo de ellos, sobre todo, el aspecto
religioso, histrico y artstico. La Semana Santa ser analizada sobre
todo desde la religiosidad de las gentes que la abanderan convirtindola
1

El cargo de Camarero, histricamente, siempre ha sido asignado a un hombre. En un principio las


mujeres no podan ni siquiera pertenecer a las cofradas pasionarias. Pronto se les permiti, pero
slo como hermanas, ya que tenan prohibido asistir a las Juntas y, por supuesto, formar parte de
ellas. Ha sido a partir del ao 2000 cuando algunas cofradas han aprobado en sus Constituciones
que pueda ser nombrada una mujer Camarera de un paso o Mayordoma. Sin embargo, siempre
se ha hablado de Camareras, que han sido las que verdaderamente han desarrollado los quehaceres
propios; pero en realidad han ejercido como Camareras consortes. Esta situacin no es propiedad
de nuestra tierra sino general en toda Espaa.

24

25

en liturgia popular, la procesionan y la exponen como autntico


Auto de Pasin.
Hablar de los sentimientos que genera el mundo nazareno ser
indispensable y hacerlo desde la sencillez, clarificando sus hechos ms
relevantes, un empeo continuo que marcar nuestro trabajo.

26

27

APUNTES METODOLGICOS
Realizadas las convenientes aclaraciones que preceden al
desarrollo del tema de nuestra tesis, iniciaremos la redaccin de los
correspondientes captulos. Sobre los mismos no haremos una
introduccin global sino que, en cada uno de ellos, ofreceremos unos
apuntes que permitan conocer los rasgos ms caractersticos del tema a
desarrollar, de su entorno espacial, circunstancias histricas,
socioculturales y polticas, todo ello intentando ubicar el tema en un
contexto lo ms prximo posible.
En el primer captulo estructuraremos sntesis histrica sobre la
Cuaresma, partiendo de su gnesis; tambin sintetizaremos los
componentes ms especficos de la Semana Santa. Ya ha quedado
apuntado en el prembulo el esquema de nuestro trabajo, as como la
necesitad de ofrecer este resumen, pues no sera fcil entender el
desarrollo de la Semana Santa sin conocer la organizacin de la
Cuaresma, incluso la del Carnaval, al cual dedicaremos algunas
referencias, lo mismo que no sera fcil entender los textos literarios de
la Pasin de Cristo, sin conocer previamente la estructura procesionista
de la Semana Santa.
En el segundo capitulo plasmaremos sobre cada pueblo la
simbiosis que desarrollan entre dos valores antagnicos, como son de
una parte la penitencia, el sacrificio, la austeridad y los sufrimientos
fsicos, y de otra los ricos bordados, el terciopelo, las flores, la msica
y esos arbotantes cuajados de luz que flanquean los tronos y que
configuran el evento en acto religioso, as como en candilejas
coloristas.Conoceremos de cada localidad las procesiones tradicionales
y esas caractersticas concretas que le imprimen identidad.
A partir del captulo III iniciaremos la segunda parte en la cual se
expondrn y estudiarn Textos Literarios de la Pasin, cuyos
contenidos permitirn profundizar en la religiosidad de las personas y
en sus sentimientos, construyendo as la proyeccin sociocultural de la
celebracin pasionaria y el desarrollo que ha ido alcanzando. En primer
lugar sern contemplados textos ms comunes, como son artculos,
noticias de prensa, crnicas, entre otros varios.
Los captulos IV, V y VI, estarn dedicados -en el mismo orden
que son enumeramos- a: Autos de Pasin, Cuentos y Pregones de
Semana Santa. En el captulo VII expondremos distintos textos sobre el

28

29

Va Crucis, y en el VIII, Sermones Cuaresmales. Terminaremos


plasmando nuestras conclusiones en el captulo IX, y, al final, la
bibliografa consultada.

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CAPTULO I
(Primera parte)

VISIN GENERAL DE LOS COMPONENTES


DE SEMANA SANTA

32

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1.0.-- LA CUARESMA EN LA LITURGIA ROMANA.


La Iglesia Romana celebra desde el siglo IV este tiempo de
penitencia2 en el que desarrolla una liturgia expresa, en esencia la
misma que hoy conocemos pero que a lo largo del siglo V y VI fue
amplindose con nuevas celebraciones y que, a lo largo del tiempo, ha
ido adaptando sus formas a las necesidades y nuevos modos culturales.
Durante el periodo cuaresmal los fieles se preparan para el gran
acontecimiento que es la rememoracin de la Pasin, Muerte y
Resurreccin de Cristo. Los Padres de la Iglesia y escritores de la
antigedad, vivieron profundamente el misterio redentor de la muerte y
resurreccin de Cristo y fue a partir de la paz de la Iglesia, en el siglo
IV, cuando con la celebracin pblica y solemne del mismo se
comenz a estructurar visualmente tal celebracin. En rigor la
cuaresma no es ms que una preparacin para la Pascua, pero en su
determinacin, sin duda, influyeron los ejemplos de Elas, de Moiss, y
especialmente y sobre todo el del propio Jesucristo, preparndose para
la vida pblica con un retiro de cuarenta das, durante el cual medit
profundamente sobre los caminos de Dios y su misin. Es, por tanto,
periodo de gran reflexin y amor en el cual se busca acompaar e
imitar a Cristo en su Pasin para aceptar as mejor la redencin que nos
don.
Tal celebracin cuaresmal desarrolla por parte de la Iglesia, desde
sus comienzos, todo un conjunto de ritos, litrgicos unos, como el
oficio divino y las celebraciones eucarsticas muy enriquecidas en estas
fechas y conmemoraciones, y paralitrgicos y ms populares otros,
como el va crucis, sermones, vigilias, cantos, meditaciones, horas
santas, percopas, etc, todo para caminar hacia la gran Semana Santa,
que con las escenificaciones de la Pasin culminarn el recorrido hacia
la gran Vigilia de la Resurreccin. Por parte de la religiosidad popular
se crean otros actos paralelos que conviven con los eclesisticos,
siendo los ms importantes de todos ellos los desfiles pasionarios.
La Cuaresma es, por tanto, tiempo de especial sentimiento
religioso en el cual se produce mayor afluencia de fieles a las iglesias y
participacin en los actos programados. Es de gran arraigo Mircoles
de Ceniza, da primero de este tiempo penitencial, as como los viernes
de todo el ciclo cuaresmal, por ser el da estacional en el que muri
Cristo y qued caracterizado como el ms adecuado para el rezo del va
2

Antes de estructurar la Cuaresma ya se viva el Misterio de la Redencin, pero de forma muy


privada y oculta a los ojos pblicos dadas las circunstancias de persecucin y agresin que viva la
Iglesia. El Trmino de Semana Santa se empez decir en el siglo IV. San Atansio ya defina estas
ferias como Semana Santa, y a estos ds Santos los defina como smbolo de la creacin del mundo.

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crucis. El primer viernes de marzo la religiosidad popular desde


mediados del siglo XX lo ha convertido en da clave de penitencia; se
celebran en numerosas iglesias famosos Besapis ante imgenes de
Cristo Nazareno. Cuando esta imagen, iconogrficamente, no la hay, se
realiza ante la de mayor devocin en el lugar, pero siempre ante una
imagen de Cristo. Esta tradicin cuenta con la creencia de que si rezas
treinta y tres credos, uno por cada ao de los que vivi Jesucristo, y le
pides tres cosas, una de ellas es seguro que te la concede.
La Cuaresma est establecida por la Iglesia como tiempo de
preparacin a la rememoracin de la Pasin, Muerte y Resurreccin de
Cristo, como ya ha sido expuesto antes, pero tambin lo est como
tiempo de uncin y de piedad que impregna al creyente de misticismo
y de impulsos hacia Dios, hacia su doctrina, hacia los hermanos, y de
ello dejan constancia haciendo penitencia pblica. Qu sentimientos
llevan al hombre hacia Dios para autocastigarse, teniendo en cuenta
que existe el sacramento de la confesin? Por qu estas penitencias
voluntarias tan dolorosas? Estas vivencias practicadas slo durante este
periodo forman parte del misterio de la Redencin. Es un misterio
mstico; Jess ya hablaba a Nicodemo y le explicaba: que el
hombre debe de renacer en espritu para entrar en el reino de los cielos
y que la condicin de dicho renacer es el sacrificio del Hijo unignito
de Dios3. La cuaresma queda convertida as en insignia de este
mensaje de Cristo; en ella adquieren sentido trascendente muchas
acciones que llevan a la preparacin de ese Nacer de nuevo para
entrar en el reino de Dios. De la cuaresma, pues, de cmo fue
organizada y por quienes, extractaremos lo ms significativo4.
Partimos del axioma de que el ao litrgico est vertebrado por los
ciclos bsicos, de Natividad y Pascua. La Pascua queda implantada en
el memorial litrgico por obra del propio Jesucristo, que mand a los
apstoles la celebracin eucarstica para que fuese reproduccin y
recordatorio de lo que l haba hecho. Para ello es establecido, como
3

RAU, LOUIS. Iconografa del Arte Cristiano, Nuevo Testamento, pg. 420. (Serbal. Barcelona,
1999). Se ofrece en este magno manual sobre iconografa cristiana un detallado estudio a travs de
obras famosas sobre el tema en cuestin.
4
El resumen que ofrecemos est extrado del manual de MARIO RIGHETTI, autor del libro,
Historia de la Liturgia. 2. Volumen, pgs. 736-778. (BAC. Madrid, 1955). El desarrollo que ofrece
este manual es bsicamente histrico y est complementado con abundancia de fuentes
bibliogrficas. El ejemplar consultado figura en el Instituto Teolgico Franciscano de Murcia. Al
ser la edicin de 1955 no comprende las reformas producidas en el Concilio Vaticano II. Este ser
el texto que sigamos a lo largo del presente trabajo. Tambin puede ser consultada otra de las
amplias obras sobre Liturgia, como es la escrita por PIUS PARSCH. De autores actuales est:
LPEZ MART, Julin, El Ao Litrgico. (BAC, 1997). BERNAL LLORENTE, Jos Manuel,
Celebrar un reto apasionante. Bases para una comprensin de la Liturgia (Edibesa, Salamanca
Madrid, 2000).

35

da propicio, el domingo, que qued convertido entre los cristianos


como da del Seor por excelencia5. Precisamente en los primeros
tiempos tres domingos preparatorios antecedan a la Cuaresma,
comenzada Mircoles de Ceniza y prolongada hasta Domingo de
Ramos, da en el que se inicia la Semana Santa. Pero en realidad dicho
tiempo se contempla hasta la Vigilia Pascual celebrada el sbado
siguiente por la noche. Esto es as desde el Concilio Vaticano II;
anterior al mismo, dicha Vigilia tena lugar sbado en la maana.
Entre los siglos II y IV se estructura este tiempo de cuaresma con
muy pocos das de culto, slo se celebraban actos los mircoles y
viernes, conocidos como ferias cuaresmales, pero el ciclo se fue
ampliando a una, tres, y seis semanas, hasta quedar fijado en cuarenta
das, ms las tres dominicas de Septuagsima, Sexagsima y
Quincuagsima6. Quedan as organizados los ciclos de Pascua y
Natividad -ambos sealados como los ms importantes del ao
litrgico- en el siglo VI7. Esta liturgia ha sido reformada, en parte, tras
el Concilio Vaticano II.
Se ha credo hasta ahora que el ms antiguo testimonio de la
Cuaresma estaba contenido en el canon 5 del concilio de Nicea (325)
donde dice que con el fin de proveer a la suerte de los excomulgados,
se recomienda a los obispos el tener dos snodos al ao, el primero de
ellos antes de la cuarentena.
Entre las matizaciones que tuvo la definicin de este tiempo est
la de P. Salaville, exponiendo que este trmino no puede entenderse de
la cuaresma, sino de cuarenta das despus de la Pascua que
conducen al da de la Ascensin. Otros testimonios de la antigedad
acerca de la existencia de la cuaresma en las principales iglesias de
Oriente los ofrece San Atanasio en las letras festivas enviadas a Egipto
en el ao 330 al 347. San Cirilo de Jerusaln en las catequesis
anaggicas tenidas en el 347 en el concilio de Laodicea, hacia el ao
5

El nacimiento del domingo no forma parte del tema de Semana Santa, ms vamos a ofrecer unos
apuntes sobre este acontecimiento por la importancia de su institucin: El trmino domingo para
designar el da que sucede al sbado y el primer da de la semana, se encuentra ya al finalizar el
siglo I, y en el Apocalipsis de San Juan (1,10). Sobre el origen no se conocen datos precisos. San
Pablo tambin lo cita en su Primera Carta a los Corintios (16,2), escrita alrededor del ao 56 d-C.
6
El origen de estas tres semanas complementarias no es muy cierto; pero hay que buscarlo, sin
duda, en la diversidad de disciplina vigente en la antigedad con respecto al ayuno cuaresmal.
RIGHETTI, pg. 728.
7
En tiempos ms cercanos a nosotros fueron instituidos otras solemnidades, preferentemente de
carcter cristolgico, como: La Trinidad, el Nombre de Jess, el Corpus Christi, el Sagrado
Corazn, la Preciossima Sangre, y Cristo Rey; pero, aunque adquirieron rango de importancia,
todos fueron engastados en los dos ciclos dichos y subordinados a ellos. (RIGHETTI, Historia de la
Liturgia, pg. 639).

36

360, y por ltimo el texto sobre La Peregrinacin de Egeria, ao 387.


Sobre la cuaresma en las iglesias de Occidente hacen mencin en
trminos explcitos los escritos atribuidos a Priscialiano ( 386), San
Gregorio de Elvira ( 380?), Egeria para Espaa y Aquitania -ya
citado-, San Agustn para frica y San Ambrosio para Miln8.
De lo que no hay duda es que la cuaresma est marcada por el
sacrificio y la penitencia, siendo el ayuno la prctica ms antigua, pues
San Atanasio en la letra festiva del ao 341 escrita y enviada a Roma a
Serapio de Thurmuis, deja claramente entender que una observancia
cuadragesimal se acostumbraba a desarrollar ya entonces. El
historiador Scrates, casi un siglo despus, refiere que la cuaresma
romana comprenda apenas tres semanas de ayuno. El Papa San Len,
contemporneo de Scrates (440), atestigua netamente un periodo de
penitencia de cuarenta das efectivos.
Por referencias de San Mximo y de San Pedro Crislogo, se sabe
que una prctica parecida era seguida por muchos en Turn y en
Rvena. El historiador Duchesne, sin embargo, ha lanzado la hiptesis
de que la antigua cuaresma romana fuese, en efecto, de cuarenta das,
pero con slo tres semanas de ayuno riguroso, intercaladas de otras
tantas de ayuno mitigado; la primera, llamada de las cuatro tmporas;
la cuarta, llamada mediana, y la ltima que es la de Semana Santa.
Efectivamente, Roma habra adoptado su cuaresma, como otras
muchas iglesias, pero en un principio, quizs, por medida prudencial
no debi prescribir el ayuno en todas sus ferias. Estas semanas tuvieron
desde el principio caractersticas litrgicas propias en cada lugar.
No se conoce dnde, ni por medio de quin, ni en qu particulares
circunstancias ha surgido la institucin cuaresmal. Quizs no fueron
extraas las exigencias, siempre crecientes, del catecumenado, y sobre
todo de la disciplina penitencial a la cual desde el 306 alude un canon
de San Pedro Alejandrino, aunque este tipo de prcticas de una
observancia preparatoria a la fecha de Pascua comienza a abrirse
camino en la Iglesia como muy pronto a partir de la mitad del siglo II,
encontrndose repetidas alusiones en los escritos de los Padres
antenicenos.
De una observancia cuaresmal propiamente dicha, se desconocen
absolutamente las fuentes hasta principios del siglo IV. La hiptesis,
por tanto, de un origen apostlico de la cuaresma, adelantada por
8

Todos los datos ofrecidos correspondientes a este prrafo vienen documentados en notas a pie de
pgina en el manual de RIGHETTI, pgs. 736-737.

37

algunos Padres, no puede aceptarse si no es por lo que respecta al


principio del ayuno, que, introducido en su origen por pura devocin
privada en los das precedentes a la parasceve, fue despus
extendido, y en Oriente oficialmente impuesto a toda la Semana Santa.
La cuaresma, pues, fue considerada en un principio como una
cuarentena de penitencia que preceda al Viernes Santo y que deba
preparar a los fieles para este da concreto, que ya Tertuliano, Eusebio
y otros, designaban con el nombre de Pascua y que comprenda la sola
conmemoracin de la pasin y muerte del Redentor. Fue en el siglo V
cuando incorpor la celebracin de la sepultura y la resurreccin,
formando as el Triduo Pascual, segn lo expresa San Agustn, y
tambin San Len en el Sermn 47 de Cuadragsima, 9,1, El Paschale
Sacramentum. El triduo pascual era, por tanto, una fiesta nica que
abrazaba la conmemoracin de la muerte (Viernes Santo), de la
sepultura (Sbado Santo) y de la Resurreccin de Cristo (Domingo);
fue precisamente como preparacin a este Paschale Mysterium por lo
que fue instituida la Cuaresma.
1.1.- AYUNOS CUARESMALES.
El ayuno en los comienzos del cristianismo era algo vital durante
la cuaresma, como acaba de ser expuesto. Dionisio de Alejandra deca
que algunos ayunaban los seis das de la semana anterior a la Pascua.
San Atanasio en el ao 329 ya alude al ayuno severo de esos seis das,
siendo la cita ms antigua sobre este hecho. Pero puede decirse que el
ayuno data de tiempo inmemorial y que fue incluido como acto bsico
en este tiempo de preparacin a la Semana Santa. En el Diario de
Egeria, pg. 98 (Aguilar, 1963), dice la autora que el sbado se
celebra la misa antes de que salga el sol, para que puedan concluir ms
pronto el ayuno los que llaman aqu hebdomadarios9, Pues la
costumbre de los ayunos cuaresmales es tal en este lugar que los que
guardan las semanas de ayuno comen el domingo, porque se dice la
misa a la hora quinta; y ya no vuelven a tomar alimento hasta el sbado
por la maana despus de haber comulgado en la Anstasis.
El ayuno fue siempre considerado como la prctica caracterstica
de la cuaresma, de tal forma que todos sus predicamentos hacen
mencin para encomiarlo y recomendarlo. San Paulino, obispo de
Nola, escribiendo a un amigo suyo, eclesistico, narra que llegado a
su casa en da de Cuaresma, acept con gusto el dividir con l la pobre
9

Hombres y mujeres que practicaban duros ayunos de siete das. Eran verdaderos especialistas de
esta clase de penitencia. (Diario de Egeria, pg. 98).

38

comida que a la hora de vsperas haba sido preparada. San Agustn


dice que Era regla ordinaria abstenerse de tomar alimento hasta la
puesta de sol. San Bernardo ( 1153), en un discurso dirigido a sus
monjes al principio de la cuaresma se haca eco dicindoles: Hasta
ahora hemos ayunado hasta nona, pero desde ahora ayunarn junto con
nosotros, hasta la tarde, todos, sean prncipes o reyes, sacerdotes o
fieles, nobles o plebeyos, ricos o pobres.
Para acortar las largas horas de ayuno se estableci en los
monasterios la llamada collatio (frugaz comida) que significaba
conferencia ya que despus se lean las famosas conferencias
espirituales de Casiano. Esta costumbre fue aprobada en el concilio de
Aquisgrn en el ao 817. Despus del siglo XVI fue introducida la
novedad de que beber lquido no rompa el ayuno. La Iglesia, por
decisin de la Sagrada Penitencia aprob la prctica uniendo tambin
a esa pequea refeccin una exigua cantidad de pan. Tertuliano habla
de xerofagias (alimentos secos), de las cuales eran excludas las carnes,
el vino, los caldos y los frutos jugosos; y las constituciones apostlicas
permiten en el ayuno de la Semana Santa slo pan, legumbres, sal y
agua. San Paulino de Nola usaba en su comida cuaresmal pan de
centeno, verduras, legumbres cocidas con aceite y, sobriamente, un
poco de vino. En definitiva la Iglesia durante este tiempo de sacrificio
ha sabido acomodar sus preceptos a las motivaciones espirituales y
necesidades fsicas.
1.2.- MIRCOLES DE CENIZA.
Este da con el austero rito de la imposicin de la ceniza queda
inaugurada la sagrada cuaresma, que queda unida estrechamente a la
idea de la afliccin y de la penitencia, que ya entre los hebreos y
paganos se expresaba cubrindose la cabeza de ceniza y vistindose de
aqul spero pao llamado cilicio10. Tertuliano, San Cipriano, San
Ambrosio, San Jernimo y muchos otros Padres y escritores antiguos
aluden frecuentemente a la penitencia; la Iglesia, cuando en los siglos
V y VI la organiz e institucionaliz, escogi la ceniza y el saco rstico
para sealar el castigo a los que haban cometido pecados graves.
La penitencia pblica estaba todava en vigor en el tiempo de
Reginn de Prm ( 900). El Abad Reginn no alude a una bendicin
de las cenizas11. El primer formulario sobre ello se encuentra en el
10

En la segunda parte de nuestro trabajo, a travs de los Textos Literarios, irn siendo ampliados
estos temas.
11
Reginn de Prm, religioso y cronista alemn de finales del siglo IX y comienzos del X, fue
preboste del Monasterio de Prm en 885, del que ms tarde fue elegido Abad, y ms tarde lo fue de

39

siglo XI en el Ordo de Hittorp y en el sacramentario de Sanint Wast y


Corbie. El Ordo Bernhardit, de la iglesia lateranense, S. XII, prescribe
que las cenizas se obtengan de la combustin de las palmas bendecidas
en el ao precedente12. Dicha bendicin consta de cuatro oraciones; es
verosmil que en esta poca, no pocos devotos con espritu de humildad
y de penitencia se hiciesen rociar con ceniza. En el ao 1001 el papa
Urbano II en el snodo de Benevento, recomendaba la prctica no slo
a los laicos, sino tambin a los clrigos, a los cuales la Iglesia, por
reverencia del carcter sacerdotal, no los haba admitido jams en el
pasado entre los penitentes.
La bendicin de las cenizas llega a ser muy pronto de uso general,
asumiendo una importancia litrgica considerable en la vida religiosa
del pueblo. Las cenizas eran puestas sobre la cabeza de los hombres; a
las mujeres se haca con ella una cruz sobre la frente13.
Otras costumbres en relacin con la cuaresma son las llamadas
cuarentenas de penitencia que en la Edad Media se practicaban, tanto
en este tiempo como fuera de l; los fieles las cumplan por un mayor
sentimiento de fortificacin. El concepto y el trmino de cuarentena
sigue en uso en la terminologa de las indulgencias, pues en ellas se
dice: Indulgencias de siete aos a siete cuarentenas. Las cuarentenas
medievales comprendan cuarenta das de seversima penitencia,
durante los cuales el fiel se consideraba excluido de las funciones de la
iglesia, deba andar con los pies descalzos, comer sobre el suelo pan
condimentado con cenizas, apartarse de todo contacto con sus
semejantes y evitar en la comida y en el vestido todo aquello que no
fuese rigurosamente indispensable.
El tiempo de cuaresma tuvo en su momento como finalidad
principal, no slo la prctica de penitencia sino la formacin ltima de
los catecmenos que se preparaban para recibir el bautismo en la
Vigilia Pascual, as como el proceso de reconciliacin de los pecadores
la abada de San Martn. Es autor de una importante Crnica que abarca desde el nacimiento de
Cristo hasta el ao 906.
12
Estamos siguiendo, como ya aclaramos antes, el manual de RIGHETTI, M. Historia de la
Liturgia. Para las personas interesadas en conocer las notas a pie de pgina que facilitan las fuentes
de los datos histricos citados, les recordamos que pueden consultar el volumen 2. Pgs. 736-778.
Tambin seguimos otros manuales sobre Liturgia, entre ellos: LPEZ MART, J. La Liturgia de la
Iglesia. Teologa, historia, espiritualidad y pastoral. (BAC, Madrid, 1994)
13
Hoy la imposicin de ceniza es contemplada en el Misal como signo de una voluntad de
conversin y la frase que recita el oficiante dice: Convertos al Evangelio (Mc. 1,15). Antes la
frase pronunciada corresponda al salmo del Gnesis, 3,19, que dice: Mediante el sudor de tu
rostro comers el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado; puesto
que polvo eres, y a ser polvo retornars. Y, literalmente era: Memento homo quia pulon es et en
pulieren reverteris

40

pblicos arrepentidos. Estas acciones estaban muy presentes en la


liturgia de la Iglesia de aquellos das.
Curiosamente en la reforma de la Semana Santa hecha por Po
XII no se trata nada acerca de este tiempo eclesial; quizs advertido de
ello, el Sacrosanctum Concilium Vaticano II orden que se revisase, y
a tal efecto dice: Puesto que en el tiempo cuaresmal se prepara a los
fieles, entregados ms intensamente a or la palabra de Dios y a la
oracin para que celebren el misterio pascual, sobre todo mediante la
preparacin del bautismo y mediante la penitencia, dse particular
relieve en la liturgia y en la catequesis litrgica al doble carcter de
dicho tiempo; por consiguiente, sense con mayor abundancia los
elementos bautismales propios de la Liturgia y, segn circunstancias,
resturense ciertos elementos de la tradicin anterior (SC 109)
Lo expuesto pone de relieve que la Iglesia se adapta a los tiempos,
y en la actualidad, quizs por ello, dista mucho de recomendar
actitudes extremas de ayuno o cualesquier otras; sin embargo sigue
atenta a la preparacin de los que han de recibir el bautismo, en tiempo
de cuaresma y en cualquier otro.
Como caractersticas natas digamos que la cuaresma en esencia no
acusa cambios significativos, el espritu penitencial sigue apareciendo
como poderoso, slo que con otro concepto y adaptado a los tiempos
actuales en los que se ha impuesto mayor moderacin en estas
prcticas14.
1.3.- LITURGIA.
Es el conjunto de gestos, palabras, lecturas, cantos y oraciones con
los que se le da alabanza a Dios; es doxologa convertida en oracin;
es, toda accin que expresa fe en Cristo; todo culto organizado 14

Sobre Documentos del Vaticano II, relacionados con los dictados sobre la Cuaresma, puede
consultarse un libro de bolsillo titulado precisamente, Documentos completos del Vaticano II.
Mensajero. 18 edicin. 2001. Para concretar las directrices marcadas por el Concilio Vaticano II,
est el libro: Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia. BAC-documentos. Principios y
orientaciones, Madrid, 2002. Este libro es muy interesante, pues fue publicado tras la Congregacin
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; en l se analiza en profundidad las
conductas de religiosidad popular, buscando su integracin y adaptacin a las formas dictadas por la
Iglesia. Con este motivo los Obispos de Andaluca emitieron una carta a sus feligreses
recomendndoles unas pautas de comportamiento, muy en particular en los das de Cuaresma y de
Semana Santa. Tambin hay editados por Verbo Divino una serie de cuadernos con temas
monogrficos sobre pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento. Son muy didcticos y amenos y
relatan toda la Pasin del Seor. El n. 30, escrito por Michel Gourgues, lo titula precisamente:
Jess ante la Pasin y Muerte. El n. 112, de Simn Lgasse, titulado: Los relatos de la Pasin, no
slo es histrico sino que ensaya sobre el tema.

41

individual o colectivamente- destinado a reconocer la grandeza de


Dios; actos celebrados, con gran ceremonial, en los que se emplea un
lenguaje simblico y alegrico, siendo expresado todo de forma
solemne15. De toda la liturgia, el acto por esencia es la eucarista, que
se celebra en la actualidad cada da; la conforman desde sus inicios en
los tiempos apostlicos lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, que
son seleccionadas segn el tiempo litrgico celebrado. El propio
Jesucristo particip en este tipo de actos realizando lecturas, segn el
evangelista Lucas (4,16-22).
En la actualidad el ordinario de la misa data del ao 1970 y 1975,
en el que nuevamente se le incorporaron cambios, aunque la luz la vio
en 1969 acompaado de la Ordenacin General del Misal Romano
(OGMR). La Encclica Mediator Dei, de Po XII, publicada en 1947,
deca que el ao litrgico No era una fra e inerte representacin de
hechos que pertenecen al pasado, o una simple y desnuda evocacin de
hechos de otros tiempos. Es ms bien, Cristo mismo, que vive en la
Iglesia siempre y que prosigue el camino de inmensa misericordia
iniciado por l en esta vida mortal cuando pas haciendo el bien, con el
fin de poner a los hombres en contacto con sus misterios y hacerles
vivir por ellos; misterios que estn permanentemente presentes y
operantes (MD 205).
En el tiempo litrgico dedicado a la Pascua encontramos las misas
cuaresmales, ya que hoy en da todas las ferias de la cuaresma estn
dotadas de una misa propia; pero esto en la antigedad era distinto,
pues no todos los das permitan la celebracin de la misa. Sobre la
cuaresma, en Capua, en el siglo VI eran litrgicos solamente el
Mircoles y el Viernes Santo, y el resto de los das eran alitrgicos.
En Roma por una carta de Inocencio I a Decendio de Gubbio
(416) adverta de que se deba en un principio seguir una prctica
parecida. En tiempos de Gregorio Magno (471) no se tena ninguna
reunin litrgica oficial en el lunes y martes de la Semana Santa16. Fue
el papa Hilario (471) el que extendi la sinaxis eucarstica a casi todas
15

Entendamos lo de forma solemne el decir las ideas en forma de oracin, con cierto tono
trascendente, que es en definitiva la base de todo acto litrgico. Oracin viene del latn precari
que significa rezar. En la Biblia rezar es dirigirse a Dios a l exclusivamente- como a un T
benvolo, justo y todopoderoso, que lee en los labios y en los corazones Diccionario de la Biblia.
Espasa, 1996.
16
Feria tiene un significado de reunin para hablar de Cristo, de ah que a los das
conmemorativos de su Pasin, de forma particular se les denomine como ferias; por ello cuando
no se celebraba ese tipo de reunin se dice que eran das alitrgicos. La Semana Santa sin embargo,
denominada como Semana Mayor, celebra actos religiosos todos los das. Esta es una situacin que
ya se daba en el siglo IV ya que Egeria en su Diario alude a estas celebraciones.

42

las ferias de la cuaresma. La Iglesia oriental, por el contrario, qued


siempre ligada a la disciplina primitiva, todava vigente, pues all todas
las ferias cuaresmales son alitrgicas. Estas son diferencias notables
entre Oriente y Occidente en el modo de interpretar la liturgia.
Don Antonio Gracia Lagarda en su libro, Cartas de un cofrade, en
la titulada La Pascua, dice que, segn la tradicin de la Iglesia, se le
designa a la liturgia de la Vigilia Pascual como madre de todas las
liturgias17.
1.4.- ESTACIONES CUARESMALES ROMANAS.
El trmino puede confundirnos con la denominacin que tambin
le damos al Va Crucis. En su origen este trmino era militar, statio,
stationem. Para los romanos significaba puesto de guardia montar la
guardia; pero en el lenguaje eclesistico del siglo II fue adoptado para
indicar los das en los cuales el cristiano espiritualmente montaba la
guardia, es decir, celebraba las dos ferias semanales del mircoles y del
viernes, en las cuales, si bien no obligatoriamente, se practicaba un
semiayuno y se asista a un servicio litrgico eucarstico o simplemente
eucolgico, segn los diversos pases. El vocablo asumi con el tiempo
el significado de reunin litrgica como antes indicamos-; es
empleado corrientemente en el norte de frica en la mitad del siglo III,
y en Roma hacia el final del siglo IV.
Junto al domingo encontramos sealados, desde la ms remota
antigedad cristiana, el mircoles y viernes, tanto en tiempo de
cuaresma como en el resto; son das particularmente consagrados al
ayuno y a la oracin en sustitucin de aquellos das de ayuno
practicados entre los hebreos. Para actuar as se daban dos motivos,
uno que el mircoles deba de recordar a los fieles la traicin de Judas,
y el viernes porque era conmemoracin semanal de la Pascua en su
concepto primitivo de muerte del Seor. En Roma, hacia la mitad del
siglo I, era ya una costumbre y desde entonces estos das llevaban el
nombre de estaciones.
En el Diario de Egeria son relatadas con toda minuciosidad las
estaciones celebradas. Puntualiza cada acto correspondiente a cada
feria, precisando la hora en la que tenan lugar todos los actos. Sobre la
Semana Santa describe lo siguiente: Al da siguiente, o sea el
domingo, en que se entra en la semana pascual que aqu llaman
17

Gracia Lagarda, Luis Antonio. Cartas a un cofrade. Cuadernos de Pastoral Cofrade, pag.22.
(Delegacin Diocesana de Catequesis. Zaragoza, 1999).

43

semana mayor, despus de celebrar, desde el canto de los gallos


hasta el amanecer, las ceremonias que suelen hacer en la Anstasis y en
la Cruz, el domingo, digo, por la maana, se va como de costumbre, a
la iglesia mayor que se llama Martirio. Se llama Martirio porque est
en el Glgota, es decir, detrs de la Cruz donde padeci el Seor, y de
ah el nombre de Martirio. Cuando todo se ha celebrado, segn
costumbre, en la iglesia mayor y antes que se haga la despedida, el
arcediano eleva la voz y dice primeramente: Durante toda esta
semana, a partir de maana, reunmosnos todos a la hora nona en el
Martirio, es decir, en la iglesia mayor. Luego vuelve a levantar la voz
por segunda vez, y dice: Hoy estemos todos congregados a la hora
sptima en Eleona. Despus de la despedida en la iglesia mayor, o
sea, en el Martirio, se conduce al obispo, cantando himnos, a la
Anstasis y, all, una vez cumplidas todas las ceremonias que
acostumbran a celebrarse todos los domingos en la Anstasis despus
de la despedida del Martirio, cada uno, volviendo a su casa, se apresura
a comer para que, al comenzar la hora sptima, puedan estar reunidos
en la iglesia que hay en Eleona, esto es en el monte Olivete, donde est
la gruta en la que enseaba el Seor.
La statio en la Liturgia Romana fue, sin duda, sinnimo del
servicio litrgico oficial que el papa, que no tena iglesia propia,
celebraba ya en una, ya en otra de las baslicas de Roma. El origen por
tanto del sistema estacional hay que encontrarlo en aquella unicidad del
sacrificio celebrado exclusivamente por el obispo y asistido por toda la
comunidad, que fue regla absoluta en los principios de la Iglesia.
1.5.- COFRADAS
POPULAR.

PASIONARIAS

RELIGIOSIDAD

Las cofradas constituidas prioritariamente con vocacin social y


de caridad, son muy antiguas y de procedencia pagana, datan del siglo
cuarto antes de Cristo18. Las cofradas religiosas cristianas actuales,
cuyos fines sociales son equivalentes a las romanas, datan de la Baja
Edad Media; al comienzo tuvieron un carcter gremial y su base
religiosa parta de la idea de honrar y dar culto al patrn, normalmente
titular de la cofrada, as como asegurar a los cofrades un entierro
digno y la ayuda mnima a sus familiares directos en caso de
18

Cofradas que entonces llevaban el nombre de Corporaciones se registran desde el siglo IV a.C.
conocindose en este tiempo nueve corporaciones sujetas a orden jerrquico. Encabezaba la lista la
corporacin de Msicos. Tenan por objeto defender los intereses materiales de sus miembros, pero
tambin asegurarles funerales y una sepultura decente. Cada corporacin se sita bajo el patronazgo
de una divinidad particular. HACQUARD, Georges. (1995). Gua de Roma Antigua, pg. 47. Palas
Atenea.

44

fallecimiento; paralelamente a estos planteamientos humanitarios


disponan de unas reglas para proteger laboralmente al gremio y para
regular los intereses comunes.
Si leemos las constituciones ms antiguas de las cofradas
pasionarias murcianas, o las ms recientes, vemos cmo en los valores
religiosos de dar culto al titular y formar en el Evangelio a los cofrades,
apenas si hay diferencias entre ellas; las ms antiguas en Murcia
corresponden a la cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, que en su
artculo 1 dice lo siguiente: La Real Cofrada de Nuestro Padre Jess
Nazareno, fue erigida por decreto fundacional del Obispo de la
Dicesis, Don Juan de Ziga, de dos de agosto del ao 1600.
Adems del culto pblico a los Sagrados Misterios de celebracin en la
misma, la cofrada ser lugar de educacin en la fe, verdadera escuela
de formacin cristiana, y de propagacin del Evangelio, constituyendo
cauce adecuado para que sus miembros se formen en la vida espiritual
y apostlica. En las de mayo de 2002, de la misma cofrada, este
artculo tiene, de fondo, el mismo contenido.
En las constituciones de 1728 de la cofrada del Cristo de la
Sangre, tambin de Murcia, el contenido de algunos artculos son
similares al ya expuesto; en el 1 habla de actos de caridad y proteccin
a los cofrades, exponiendo que: Lo primero que se ha de establecer es
un nmero de cofrades que lo sean de voto, el cual ha de ser de ciento,
o ms, si pareciere conveniente, de los cuales cada uno ha de dar por su
entrada media libra de zera para los gastos de la Cofrada, y ms ha de
depositar dos Reales de Velln Limosnal de Una missa para que se
celebre por el Alma del primer hermano del nmero que muriesse y
luego que algn Cofrade de el numero fallezca, deposite cada Cofrade
otros dos Reales para cuando muera otro, las cuales missas se han de
celebrar en dicho Convento de Nuestra Seora del Carmen.
Hacia el siglo XIII surgen las Asociaciones religiosas
penitenciales, de sangre o de flagelantes, que procedentes del Sur de
Francia arraigan en Zaragoza, Catalua y posteriormente en el resto de
Espaa, sobre todo a partir de 1411, ao en que tienen lugar las
predicaciones de San Vicente Ferrer por distintos puntos de la
geografa peninsular. Pero su gran consagracin se producir a partir
del Concilio de Trento y la Contrarreforma. Su fundamento ser
potenciar el culto a la Pasin de Cristo19. Este reto lo conseguirn a
19

Tendremos en cuenta el matiz de penitenciales y pasionarias, aplicado a estos siglos XV-XVI;


pues como penitenciales son las tambin definidas como de flagelantes, miesntras que
pasionarias se entienden como aquellas que procesionan los pasos en Semana Santa. En la
actualidad ambos trminos expresan lo mismo.

45

travs de procesionar imgenes y de representaciones vivientes de la


Pasin.
Pertenecer a una cofrada pasionaria se puso de moda adems de
que imprima estatus a los cofrades. Leyendo testamentos de poca se
aprecia muy bien este matiz, pues en ellos los testantes hacen gala, con
mucho nfasis, de pertenecer a una cofrada. Suelen dejar mandas para
que, fallecidos, sean oficiados actos litrgicos, sobre todo misas y
novenas, que han de ser ofrecidos por su alma, asegurndose con ello
una estancia ms corta en el Purgatorio y anticipada en la Gloria.
Tambin insisten sobre el acompaamiento de miembros de la cofrada
en su entierro20.
Las cofradas pasionarias han ido adaptndose a los tiempos y
mentalidades; la fisonoma de ellas ha cambiado mucho y tambin las
actitudes sociales de caridad, propiciando que en la actualidad se suela
escuchar que no son como las de antes, infirindoles por lo general
con tal expresin prdida de entidad religiosa y de caridad. Desde la
dcada de los aos setenta es evidente que los cofrades han relegado
actitudes de austeridad en pro de otras ms sensitivas y gozosas; ms a
pesar de esta evidencia, siguen transmitiendo a la sociedad una fuerza
devocional importante.
Los atuendos nazarenos representan una palpable muestra de los
cambios; ahora en las tnicas se buscan efectos estticos esplendorosos
y son de fuerte colorido y manifiesto lujo, dejando muy lejos las
tnicas de cilicio o de paos rsticos y sobrios. Ahora se busca a travs
del vestuario nazareno connotacin de poder y abolengo, y las
referencias iconogrficas y alegricas en dicho vestuario ocupan un
segundo lugar; esto, desde luego, no es lo general, pero si es
manifiesto. Murcia es muy sobria en este sentido, en particular en las
tnicas clsicas monocolor. Punto y aparte ser analizar el barroquismo
de las tnicas huertanas que visten otros nazarenos.
En contraposicin a lo expuesto, hay otra corriente simultnea que
defiende unas procesiones despojadas de su tradicional barroquismo,
que desea simplificar su ornamentacin buscando una esttica nueva,
cercana a la gran limpieza de linas (una especie de arte religioso
20

Se est realizando tesis doctoral sobre los testamentos femeninos en la 1 mitad del siglo XVI, en
la Universidad de Murcia. De los testamentos transcritos para tal investigacin, ms de la mitad
aluden a alguna cofrada, no siempre pasionaria, dejando constancia la testante de ser su ltima
voluntad el que vaya acompaado su fretro por miembros de una determinada cofrada, que han de
cantar durante el entierro los cantos acostumbrados en estos casos, y ha de honrar, con su presencia,
a su persona.

46

minimalista). Esta corriente se aprecia bastante en los tronos pues


todos, paulatinamente, van siendo sustituidos sus enredados arbotantes
por otras luminarias de menos aparatosidad. El arreglo floral cada vez
es ms estilizado y artstico, ya no es lo fundamental recargarlo todo
con flores, sino cuidar las formas, y ms todava el estilo.
Reflexionar en estos, aparentemente, intrascendentes cambios,
puede ser vital para valorar si las cofradas han perdido entidad
religiosa, o si estamos ante el natural cambio cultural y esttico que el
tiempo impone, no necesariamente menos profundo que los de
antao21.
Y si continuamos ofreciendo una trayectoria sociocultural de las
cofradas, sostn de la religiosidad popular, digno de estudio es el
cambio en la actitud de sus dirigentes con respecto a la adquisicin de
nuevos pasos. Apreciamos tambin dos corrientes, la renovadora y la
conservadora a ultranza. Da la impresin, acertada o no, de que ya no
se busca en el escultor que sean prioritarias sus creencias religiosas22,
pues esculpir figuras de la Pasin se plantea como una cuestin de
profesionalidad artstica y renombre del autor.
No olvidemos que el arte desde primeros del siglo XX cuenta con
movimientos de vanguardia en los que la abstraccin ha predominado,
y a pesar de que en la escultura pasionaria tuvo escaso desarrollo,
contamos con imgenes que no por despojarlas del ms puro estilo
21

Las cofradas pasionarias estn vinculadas, de base, a la religiosidad popular. Estas reacciones de
las gentes nos remiten al siglo IV en el que tuvo lugar el descubrimiento de la Vera Cruz (segn la
tradicin), Por ello entre las cofradas ms antiguas suele figurar en muchos lugares sta que fue
impulsada, adems, por los franciscanos, lo cual determina que sea una advocacin mucho ms
urbana que rural.
22
Gregorio Fernndez cada vez que iba a esculpir una figura de la Pasin se internaba en un
convento de religiosos llevando en el mismo igual vida que cualquier monje o fraile de la
comunidad. Quera as impregnarse de esa sensibilidad y sentimiento que necesitaba para
expresarse religiosa y artsticamente. Salzillo era, segn nos confirman sus bigrafos, hombre de
firmes convicciones religiosas, que se haca rodear de ambiente fervoroso. Nos preguntamos si su
arte sera el mismo sin esas circunstancias y convicciones. Hay excepciones en este campo y una
puede ser la del escultor granadino Alonso Cano que llevando una vida desordenada, lograba una
inmensa espiritualidad y dulzura en sus personajes religiosos, siendo buena muestra de ello su
Inmaculada de la sacrista de la Catedral de Granada. Las cofradas en estos ltimos aos,
efectivamente, se les puede censurar la supeditacin de valores iconogrficos a expresiones de
simple belleza, naturalismo o realismo, sin otro criterio que el de buscar esnobismos o, en cualquier
caso, llamar la atencin. Hemos de destacar que los escultores de los siglos XVI, XVII y XVIII,
independientemente de ese impregnarse de ambientes religiosos, casi msticos, tambin cuidaban, y
mucho, su formacin tcnica. Gaspar Becerra, por ejemplo, viaj a Roma en 1562 muri en 1570-,
en donde realiz los dibujos para el tratado de: Anatoma del Doctor Valverde. Estos dibujos
sirvieron de base para el estudio y el conocimiento de la medicina hasta mediados del siglo XIX;
con ello se certifica la exhaustiva formacin del escultor, y que no es excepcin, sino regla, entre
los grandes escultores de entonces. Salzillo, junto a otros intelectuales, fund una Academia de
dibujo artstico.

47

barroco carecen de esa expresividad y espiritualidad conmovedora;


buen ejemplo es el murciano Jos Planes, cuyas figuras de Cristo las
esculpe a base de grandes planos, perfiles muy definidos, serenidad en
los rostros, limpieza en las formas y, adems, una expresin mstica, de
devocin, que impregna a toda la figura (Tenemos la impresin de que
a medida que avanza el tiempo la nueva escultura es menos cuidada en
este aspecto).
Y, volviendo a lo planteado en el prrafo anterior estas marcadas
diferencias en actitudes y estticas afectan y diferencian el fondo
religioso inconfundible que tenan las cofradas hasta los aos setenta
del pasado siglo? estimamos que no, que las cofradas siguen siendo
entidades dignsimas de admirar, de apoyar y de mantener como fuerza
social y religiosa de nuestra Semana Santa; sus miembros sienten en el
alma el fervor hacia sus imgenes, sean del estilo que sean, y que su
religiosidad, ticamente, es intachable; por otro lado tenemos muestras
de que hay cofradas de reciente creacin que imponen ante todo
procesionar imgenes muy tradicionales23. Las otras que son ms
superficiales aparentemente- sin duda que tienen, an as, mucho
mrito, mucho que aportar, mucho por qu admirarlas y respetarlas.
Tras estas reflexiones retomamos otros datos curiosos sobre siglos
pasados, como es el XVII que fue fructfero en creaciones de cofradas
pasionarias en toda Espaa, particularmente en Andaluca, que en
cuestiones de religiosidad popular siempre ha sido paradigmtica. Fue
coyuntural y muy favorable la circunstancia de que el concilio de
23

Vamos a transcribir un prrafo del libro, Hermandad Penitencial del Stmo. Cristo de la Buena
Muerte, de Zamora, pg. 11. Coordinado por, GARCA LVAREZ, Pedro. Zamora, 2000. Explica
la profundidad religiosa con la que fue creada la Hermandad y la bsqueda por parte de los jvenes
que asumieron este proyecto de que cuanto hicieran transmitiera esa devocin y ese deseo de crear
una asociacin que contemplara inquietudes y convicciones religiosas. El prrafo dice as: Era una
imagen ante la que haban rezado muchas generaciones de zamoranos. Acertadamente haba sido
lograda por el artista y al contemplarla inspiraba amor y devocin Esta es la imagen que estos
jvenes andaban buscando para la cofrada. La haban encontrado. No les vala un Cristo de los
fabricados en serie, frgil y endeble, propio de un cristianismo asptico, acomodaticio, permisivo,
que tiene como norma principal los instintos. Ese cristianismo hoy no podra atraer. Queran que
representase el cristianismo actual de la fe personal y autntica que cuesta, que exige, que
compromete; que fuera capaz tambin de sacar del trono amorfo de nuestro propio ser el Cristo que
llevamos dentro como imgenes de Dios. (La imagen del Cristo de la Buena Muerte, referido, est
esculpido en madera de nogal, es su autor Juan Ruiz de Zumeta. El escultor cobr por hacerla 45
ducados; precio escaso, o bajo, comparado con los de poca. Se entreg la imagen en 1576). La
vestimenta adoptada por esta cofrada es una tnica, blanca, con capuchn grande que oculta
bastante el rostro del nazareno. Es una esttica medievalista. Todos los signos incorporados a esta
cofrada, creada en 1973 por un grupo de personas menores de treinta aos, son austeros y
netamente penitenciales. En 1974, se creaba la Hermandad del Cristo del Santo Espritu, con las
mismas caractersticas que la anterior, tambin en Zamora; son muy interesante de estudiar sus
normas; pero en el caso de la cofrada del Cristo del Santo Espritu, la imagen titular data, segn sus
caractersticas fsicas, del siglo XIII, aunque documentalmente sus primeras referencias son del
siglo XVII y, desaparecida la imagen en 1936, apareci, emparedada, en 1963).

48

Trento se desarroll gobernando en Espaa Carlos V que, junto a su


hijo Felipe II, fueron adeptos a los cambios establecidos y a la
Contrarreforma, dato este muy a tener en cuenta24. Otra circunstancia
favorable fue que las rdenes religiosas, en auge durante este periodo,
hicieron una vital labor, sobre todo las mendicantes ya que fomentaron
este tipo de asociaciones, se establecieron en numerosos parajes muy
cercanos a ncleos de poblacin, crearon muchos conventos, capillas, e
iglesias y estuvieron en contnuo contacto con las gentes.
Sobre religiosidad, entre otras corrientes de influencia, fue notoria
la de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, que desde 1540 se
extendan por toda la cristiandad. Las prcticas devocionales fueron
incrementndose, los postulados de Trento se convirtieron en gritos de
piedad popular. Con este panorama queda explicado que fuera el siglo
XVII cuando se alcanzara un gran auge y se configurara el tipo de
procesin que todava prevalece en nuestras celebraciones de Semana
Santa. Numricamente no se puede hablar de cifras llamativas, pero el
grado de expansin religiosa y cultural que alcanzaron, y el porcentaje
de poblacin implicada en ellas, lo convierte en hecho importante; por
tanto estimamos que hay que decir que fue un siglo de oro25.

24

Reinado de Carlos I de Espaa y V de Alemania: 1519-1556. Felipe II: 1556-1596. Concilio de


Trento 1546-1563. En este periodo se produjo en Espaa el cambio de mirar hacia la religiosidad
popular como va catequtica. Felipe II en 1581 encarg un informe al doctor Pedro Hervs sobre la
situacin religiosa de varias ciudades espaolas, y envi cartas especiales a los Obispos. Se mand
redactar numerosos catecismos y libros de religin como el del padre Pedro Carls, aparecido en
1588. Se utiliz el sermn como medio docente y pedaggico. Los predicadores del siglo XVI ya
eran los grandes propagandistas de la reforma cristiana dirigida particularmente al fenmeno social
de la religiosidad popular, al que se intentaba reconducir eliminando en lo posible los visos de
folklore pagano que manifestaban. Hay un libro, de reciente publicacin, muy riguroso, que trata
este tema, se trata de: La palabra del Predicador. Contrarreforma y supersticin en Catalua
(siglos XVII-XVIII), escrito por: GELABERTO, Martn. Milenio, Lrida, 2005. Tambin puede ser
consultado: V.V.A.A. Religiosidad Popular y medios de identidad en Espaa y Amrica.
Coordinado por: VIZCUETE MENDOZA, J.C. y MARTNEZ-BURGOS GARCA, P. Universidad
Castilla-La Mancha 2000.
25
No disponemos de tablas sobre el siglo XVII que confirmen los rasgos planteados. Vamos a
ofrecer los datos recogidos en las siguientes fuentes: Censo de Floridablanca 1787 Madrid, I.N.E.
1987; A.H.N. Consejos, legs. 7090-7106; A.G.S. Gracia y Justicia, leg. 1270; A.P.S, leg. 28. (Los
datos que vamos a exponer los extraemos del libro de: ARIAS DE SAAVEDRA, Inmaculada y
LPEZ-GUADALUPE MUOZ, Miguel Luis. La Represin de la Religiosidad Popular. Crtica y
accin contra las cofradas en la Espaa del siglo XVIII. Pg.106. Universidad de Granada, 2002.
Se trata de una tabla en la cual se compara el nmero de cofradas por habitante y la researemos:
primero el nombre de la ciudad, segundo los habitantes, tercero nmero de cofradas y cuarto
nmero de habitantes por cofrada: Barcelona-130.114. hasb. 180 cofs. 722,8 habs, por cof./
Bilbao- 9.961 habs. 24 cofrs. 415, habs, por cof./ Crdoba-34.684 habs. 123, cofrs. 281,9 habs por
cofrs./ Granada-52.375. habs. 143, cofrs. 366,2 habs. por cofr. Madrid-156.648, habs. 225 cfrs.
696,2 habs, por cofr./ Murcia-65.525 hab. 101 cofrs. 648,6 habs, por cofr./ Pamplona-15.156 habs.
54, cofrs, 280,6 habs, por cofr./ Santiago-20.025 habs. 48 cofrs, 417,1 habs, por cofr./ Sevilla76.463 habs. 205 cofrs. 307 habs, por cofr./ Toledo-18.021 habs. 185 cofrs. 87,9, habs, por cofr./.
Valencia-105.492 habs. 185 cofrs. 570 habs, por cofr./ Valladolid-23.284 habs. 121 cofrs. 192,4
habs, por cofrada.

49

Antes hemos comentado la religiosidad popular del pueblo


andaluz; acerca de ello apuntamos que de los acontecimientos
tridentinos ya estaba muy desarrollada la cultura cofrade en el Sur y en
Levante en fechas anteriores. Esto queda
reflejado en las
constituciones sinodales jienenses que en 1492 ofrecan un documento
instando a la creacin de cofradas y a que fueran aprobadas por el
Obispado26. Ya en fechas tan tempranas las cofradas penitenciales, que
son a las que hacen referencia las sinodales citadas, eran parte
significativa de la religiosidad y de la Semana Santa en Andaluca,
Castilla y Levante. En estas tres zonas se conocen fundaciones desde
esas fechas tan tempranas27.
Consecuentemente desde mediados del siglo XVII las procesiones
de Semana Santa se multiplicaron y la imaginera tallada en madera fue
la gran protagonista para representar los pasajes de la Pasin. El
ambiente cultural pasionario se trasform en fiesta social, tanto como
religiosa, pues al sacar los actos eclesiales a la calle con una gran
escenografa y largos recorridos, y al integrarse los seglares en ellos de
forma masiva, bien como procesionistas, msicos, mayordomos,
soldados romanos o simples espectadores, el ambiente no se seculariz
sino que la Iglesia se adapt al nuevo espacio y predicamentos,
consagrando la calle con estas celebraciones.
La cultura de la imagen, las miradas, los gestos, la extroversin
de sentimientos imperaba en cada pueblo y en cada procesin. Se
produjo una especie de cosmogona que abra en la Iglesia un nuevo
mundo para la predicacin del evangelio en complicidad con los
seglares. Las procesiones se convierten, inevitablemente, en
espectculo, en el cual es muy superior el aspecto religioso, la fe de los
nazarenos y todo el ritual establecido, a cualquier otro signo de carcter
folklrico pagano.
Otro fenmeno social es que los laicos hallaron en las cofradas
las entidades idneas para un ascenso social, para obtener
reconocimiento en los propios medios. Desde el punto de vista
26

Uno de los prrafos de estas sinodales (Jan, pg. 35), dice lo siguiente: Item, hordenamos e
mandamos que alguna persona nin personas de nuestro obispado, legos, nos sean osados de fazer
nueva cofrada sin aver para ello nuestra licencia expresa o de nuestro provisor.Conforme a
derecho es que las cosas que se inventan para servicio de nuestro Seor y augmento del culto divino
no se hagan sin consultarlo a los prelados. Vemos cmo se inicia lo que hoy es regla asumida
sobre las cofradas inscritas en el Obispado de Murcia. Todos saben que no pueden figurar como
tales sin la licencia obispal correspondiente.
27
En Alicante, en los archivos de la Catedral de San Nicols, se encuentra una carta fechada el 2 de
abril de 1603, donde se habla de una cofrada que: Sale todos los aos, vistiendo con tnicas azules
como el manto que viste la Virgen. Revista de SEMANA SANTA, pg. 67 Prensa y Semana
Santa. Alicante, 1999.

50

espiritual el cofrade encontr el escenario de hacer penitencia pblica y


con ello aspirar a ser merecedor de la Gloria del Seor. Lo curioso es
que el Concilio de Trento, documentos expresos dirigidos a las
cofradas pasionarias, no dict ninguno, algo que tiene en comn con el
Vaticano II. En ambos eventos se deleg tal misin en las Dicesis. En
Espaa, en 1960, se cre un Directorio con miembros de las distintas
Dicesis para hablar y marcar cauces sobre la piedad popular; hecho
que ya se produjo en Trento, en la sesin XXIV en la que tambin se
dispuso la celebracin de Snodos Diocesanos para elaborar cdigos
acerca de la religiosidad popular28.
Es por tanto constatable que las cofradas pasionarias se han ido
adaptando a los tiempos a base de normas dictadas desde las dicesis y
tambin por influencias del entorno socio cultural. Es admirable en
estas asociaciones religiosas laicas su empeo y tesn en todo
momento. Su fe fue inflexible, iderrivable; convicciones que dieron
muestras de devocin escalofriante en periodos tan crticos como el
28

Trento, sesin XXIV, cap. II. Traduccin de Ignacio Lpez de Ayala. Madrid, 1819, pgs. 314315. Tambin, independientemente de este Directorio, algunos Obispos emiten cartas a sus
feligreses sobre esta cuestin de los comportamientos en los actos pblicos de religiosidad popular
durante la Semana Santa; un ejemplo de ello fue que en 1989, los obispos del Sur, hacen pblica
una carta pastoral sobre hermandades y cofradas y uno de sus prrafos dice: Que las salidas
procesionales y estaciones de penitencia puedan llegar a ser, si se hacen con devocin y dignidad
cristiana, valiosas catequesis plsticas en sus recorridos por las calles. VV AA. Coordinado por:
CHECA, Francisco. La Semana Santa de Motril vista desde la antropologa. Pg. 103.Universidad
de Granada, 1992. Por ltimo citamos, retrocediendo a los siglos XVI y XVII, las numerosas
sinodales que se celebraron para perfilar el tema de las cofradas y de su participacin en Semana
Santa: Almera, snodo de 1635. celebrado por el obispo Antonio Gonzlez de Acebedo/ Cdiz,
snodo de 1591, celebrado por el obispo Antonio Zapata y Cisneros/ 1663, snodo celebrado por
Alfonso Vzquez de Toledo./ Crdoba, snodo de 1565-67, celebrado por Cristbal de Rojas y
Sandoval. Guadix, snodo de 1622 celebrado por Plcido de Tosantos./ Jan, snodos de 1511
celebrado por Alfonso Surez de la Fuente del Sauce y snodo de 1586, celebrado por Francisco
Sarmiento de Mendoza./ Mlaga, snodo de 1565 y 1574, celebrados ambos por Francisco Blanco
Salcedo./ Sevilla, snodos de 1582 y 1592, celebrados por el arzobispo Rodrigo de Castro Osorio./
Estas sinodales tienen un comn denominador que es fomentar la dignidad ante expresiones de
piedad popular, as como informar al Obispo de todo acto estructurado por las cofradas. Se insista
en la conducta de los cofrades y en que cumplieran con las normas dictadas al respecto por los
consiliarios y por el obispo. En este sentido llama la atencin que el discurso de hoy en da es, de
fondo, el mismo; la carta que este ao 2005 ha dirigido el obispo de la Dicesis de Cartagena, D.
Manuel Urea, a los cofrades, dice lo siguiente en uno de sus prrafos: Efectivamente, aunque los
presidentes y hermanos mayores hayis sido elegidos por vuestros respectivos cabildos o juntas, no
podis olvidar que nadie es constituido en su puesto sino tras la confirmacin de la autoridad
eclesistica competente de la que recibe la misin para actuar en representacin suya. En
definitiva, todas las actuaciones, de una cofrada, en cualquiera de sus mbitos estn sometidas a la
regulacin del Derecho Cannico de la Iglesia Catlica. Puede ser comprensible que gran parte
de los componentes de las cofradas y hermandades no tengan en cuenta toda esta realidad, dadas
las motivaciones que les han llevado a formar parte de vuestras agrupaciones y que no suele ser otra
que la de salir en la procesin. Pero sera impensable que los Seores Presidentes o Hermanos
Mayores, es decir, aquellos que han sido constituidos como tales en virtud de un decreto del Obispo
diocesano, actuasen como si de una parcela propia se tratase. Como vemos esta carta insiste, al
igual que las sinodales de los siglos anteriores, en dirigir desde las dicesis los actos de las
cofradas, particularmente los actos celebrados en Semana Santa.

51

de la Desamortizacin de Mendizbal (1835), la Primera Repblica (11


de febrero de 1873), La Segunda Repblica (14 de abril de 1931), y la
Guerra Civil Espaola, en 1936.
Es latente que el compromiso devocional adquirido lo han
defendido las cofradas desde siempre; que han experimentado un
desarrollo continuo, con etapas de esplendor, alternadas con otras ms
opacas; stas producidas por aos de adversa climatologa y
precariedad econmica, pero no por obstruccin de acontecimientos
polticos, ante los cuales, las gentes, se han superado siempre.
Estas entidades es cierto que en su evolucin, a veces, se puede
tener la impresin de que se han laizado en demasa en sus actos y han
incorporado el ambiente festivo ms all de lo razonable; mas, a pesar
de ello, esa actitud queda contrarrestada por el evidente espritu de
ilusin y de participacin que desarrollan y que tanta vida les imprime,
sorprendiendo, muchas veces, con sus reflexiones e iniciativas29.
Decamos al comienzo que uno de los fundamentos de las
cofradas siempre ha sido practicar la caridad y las obras de
misericordia. Una de las ms reconocidas es la de enterrar a los
muertos, hecho que en los siglos anteriores era conmovedor porque
recogan tambin a los ajusticiados y les daban cristiana sepultura;
ahora esta necesidad no existe, no al menos en el mundo desarrollado
(En el mundo subdesarrollado los misioneros siguen practicando esta
gran labor de caridad). No obstante en la actualidad los jvenes de la
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno de Murcia han contrado el
compromiso de recaudar fondos econmicos, crear roperos y despensas
para socorrer a necesitados. Otro testimonio lo ofrece la cofrada del
Santsimo Cristo de la Fe, en Murcia, fundada en 1999, que colabora
con los padres Capuchinos en Guinea Ecuatorial30; estas cofradas
29

Los jvenes suelen ser el punto de mira en estas opiniones que se emiten sobre una sociedad
excesivamente laizada y concretamente en el tema de las cofradas se les acusa de irreflexivos.
Mariano Avieso, presidente del Cabildo de Semana Santa de San Pedro del Pinatar, dice que: El
empuje de la gente joven, ha modernizado las procesiones; tambin que La devocin de los
vecinos por los ritos de Semana Santa ha permitido hacer cada ao mejoras y ampliaciones en las
procesiones de este pueblo marinero. (La Verdad. 16 de marzo de 2005. pg. 15). Manuel Marn
Torres, de 29 aos, empresario, Nazareno de Honor de la Cofrada del Santo Sepulcro, declara en
prensa (La Opinin, 18 de marzo): No es cierto que la gente joven pase de las cofradas. Es un
mito dice- que los jvenes prefieran irse a la playa en lugar de apechugar con las
responsabilidades que conlleva ser miembro de una cofrada. Cada vez hay ms jvenes; basta ver
los grupos de cornetas y tambores que desfilan en nuestras procesiones y los cuales ensayan durante
todo el ao. Al final concluye que l cree que muchos jvenes de 20 30 aos, encuentran en las
cofradas un espacio para recobrar la espiritualidad de la infancia. No cabe duda que estas
declaraciones constituyen una gran esperanza.
30
La misin de los capuchinos en Guinea Ecuatorial es levantar infraestructuras de primera
necesidad, como hospitales, escuelas, etc.

52

citadas continuan y retoman con ms fuerza, si cabe, el histrico


espritu de caridad.
Luchar con todas sus fuerzas, buscar ingresos econmicos, sacar
a la calle procesiones dignas, de apreciables calidades estticas, con
acompaamiento de msica, alumbrado y dems elementos que las
hermoseen y categoricen, es la misin prevalente de los cofrades y es
obvio y visible que lo expuesto certifica el gran reto de ellas en la
actualidad; digamos, con respeto, que a Dios lo interpretan de esa
manera. Por otra parte son vigilantes de sus prcticas religiosas y culto
a la imagen titular, cuidando con mucha atencin cuantos actos
organizan. Celebran en sus respectivos templos consiliarios, quinarios,
triduos, va crucis, y siguen una costumbre muy antigua como es el
celebrar misas particulares cada mes o periodo de tiempo fijado,
asistiendo numerosos hermanos y comulgando31.
Por este conjunto de circunstancia las cofradas del siglo XXI
siguen perfilndose como grandes impulsoras de divulgar el evangelio,
bien a travs de las procesiones de Semana Santa que organizan, o de
las representaciones vivientes de la Pasin que ofrecen. A estas
muestras de religiosidad, en la actualidad, van incorporndose pueblos
pequeos en donde los actores, como antiguamente ocurra, son
locales, encarnando a los personajes con un gran realismo; el sacrificio
y el dolor fsico no les asusta, no lo rehuyen; en consecuencia esta
dinmica no se puede catalogar de fenmeno religioso, aunque cabe
decir que vislumbra una motivacin especial por las muestras de
penitencia, lo cual es, en parte, sorprendente en los tiempos que
atravesamos. La diferencia actual, con relacin a otras pocas pasadas,
es que la penitencia antes era practicada por muchas personas y ahora
slo por unas cuantas32.
La modernidad, entendiendo por tal la buena adaptacin a los
tiempos actuales, en este caso de las cofradas pasionarias, es un hecho.
Citamos sobre esto a Julio Caro Baroja, pues entiende la religiosidad
no como cosa de modernidad ni de antigedad, sino ms como la
prctica y esmero en cumplir las obligaciones religiosas y como la

31

En 1565, Granada, en sus Constituciones Sinodales ya figuran normas de conducta para los
cofrades penitentes como podemos apreciar por el prrafo siguiente: Y estos cofrades tengan
cuidado que todos los de su casa sepan bien la doctrina cristiana, ensendosela ellos o trayndolos
a las platicas. Item estos cofrades se han de confesar cada mes una vez. Item que rezen cada da el
rosario de nuestra Seora y por cada vez que hiziesen cualquier cosa destas les conceda el prelado
cuarenta das de perdn Pg. 495.
32
En Alcorisa, el joven que encarna a Cristo transporta una cruz de ms de cien kilos de peso.

53

facultad de practicar la religin dentro de las limitaciones individuales


y sociales que le son impuestas a todos los hombres al nacer33.
Bien es cierto que Caro Baroja matiza en el mismo libro los
valores del hombre de ciudad contrastados con los del hombre del
campo. Defiende los valores culturales del campesino al admitir que
dentro del campo y de la ciudad puede hablarse de una tradicin
aristocrtica y otra plebeya; pero lo que es evidente dice- es que
Espaa es rica en todas ellas, aunque hoy tambin sienta unas ansias
de modernidad que no se sabe a qu pueden conducir, sobre todo si
toman un derrotero eminente, prctico y utilitario.
Pero hay que puntualizar que dentro del mundo cofrade se han
unificado las clases sociales y no corresponde, posiblemente, hablar de
plebeyos, campesinos, ni cualquier otra diferencia; el mundo cofradiero
penitencial est regido por una gran devocin a su titular y ello le
infiere la unidad. Destacamos que en este caso dicha unificacin es
ms plena, y en todos nuestros pueblos, grandes o pequeos, cercanos
o alejados de la capital, la celebracin de las procesiones de Semana
Santa muestran unas caractersticas estticas y plsticas, religiosas y
sociales, muy similares.
Lo que est vigente es que a travs de estas asociaciones se puede
tener la oportunidad de ascender socialmente. Son numerosos los
cofrades que intercambian relaciones en funcin de los cargos que
ocupan en una de estas entidades. Suelen presidir actos culturales
pblicos y su opinin es reclamada, alcanzando reconocimiento
personal. En este aspecto, as como en el de practicar la penitencia, las
cofradas del siglo XXI son muy cercanas a las del siglo XVI.
En Murcia si estructurramos una pirmide social de cofradas, la
de Nuestro Padre Jess ocupara la cspide, entre otras razones por la
categora artstica de los pasos y el ser sus cofrades, en trminos
generales y segn apreciacin externa, personas cualificadas
culturalmente, lo que les facilita la comunicacin con los dems.
Compartiendo esa cspide estara la carmelitana del Santsimo
Cristo de la Sangre34. En sus comienzos la componan diversidad de
personas, tanto urbanas como de la huerta, y esto gener cierto estatus
33

Caro Baroja, Julio. Razas, Pueblos y Linajes, pg. 64. Universidad de Murcia, 1990.
Esta cofrada tiene su sede en la iglesia de Nuestra Seora del Carmen, que titula el barrio y que
es de los ms castizos y bizarros de toda Murcia; como lo es tambin la propia cofrada, a la que
por el color de sus tnicas se les denomina los coloraos y tambin en funcin de su sede se les
denomina, carmelitanos.
34

54

social diferenciado de la antes citada. Siempre se habla de ella, como la


cofrada de los huertanos, al mismo tiempo que de personas de alto
estatus social y econmico; pero todo esto tiene ms un valor
anecdtico; la realidad es que la sociedad cofrade est muy fundida y
que su engranaje es muy similar tanto en pueblos, huerta y ciudades ya
que el vnculo es espiritual.
Tambin las procesiones tienen su historia domstica, pues han
creado unas costumbres entraables, vigentes por igual en todos los
pueblos, aunque hoy en da van difuminndose. Se trata de esa
limpieza, a fondo, que se realizaba en las casas para que al pasar una
procesin delante de ellas, luciera tanto la procesin como la propia
casa. Estimamos simblica esta accin, pues da la impresin que las
casas son proyeccin de las personas y les afecta el mensaje de Cristo
de, volver a nacer para entrar en el reino de los cielos. Cada ao la
limpieza es tan plena que en funcin de ello le aplicamos lo de volver
a nacer35.
1.6.- FIESTA Y SEMANA SANTA.
Fiesta, es palabra de origen latino y griego que nos comunica una
accin, algo a impulsar. Su ms significativo valor es que la accin es
efectuada en comunidad. Su carcter puede ser de toda ndole, alegre,
triste, pblico, privado, etc, pero siempre es acto compartido entre
personas. Otra de sus caractersticas es que se celebra con periodicidad.
La fiesta es, pues, una reunin de gentes que comparten unos
sentimientos acerca de un motivo especial, personal, histrico, social o
religioso, y lo suelen hacer de forma solemne. Una de sus especiales
seas de identidad es que suele ir acompaada de banquete,
imprimindole por ello relevancia.
Precisamente la Pasin no es celebrada, sino rememorada, pero el
impulsar con ello una accin implica que tambin es fiesta. El carcter
festivo de este hecho se lo inflige precisamente el que se rememora en
grupo y con atencin litrgica eclesial, as como popular. Banquete
hay, pues qu otra cosa es, si no, la Cena del Seor, de tan
espectacular representacin y celebracin cada Viernes Santo en la
maana? En este paso hay implcita mucha teologa. El banquete
35

Conocemos un Edicto publicado en un pueblo andaluz que dice: Hago saber, a todos los vecinos
del pueblo, que estn obligados de proceder a la limpieza, al blanqueo y encalado de las fachadas de
sus casas, con objeto de un mayor embellecimiento y decoro del pueblo, pudiendo ser sancionado,
en el caso de que en dos meses no haya realizado el blanqueo Este Edicto se publica con motivo de
la proximidad de las fiestas de Semana Santa. Fiesta y Religin en la cultura popular andaluza.
Pg. 22. Universidad de Granada, 1992.

55

siempre ha estado presente en enterramientos, en la muerte tanto como


en la vida. Por qu, si no, Jesucristo celebra la Cena con los
Apstoles?
En cualquier caso fiesta es, y la de Semana Santa, a nivel popular,
empieza con el carnaval que disfruta visiblemente, tanto desde la
esttica de lo feo como desde lo bello, de lo escandaloso, as como de
lo espiritual. Su icono fundamental es la mscara; los atavos
utilizados son variados e inusuales; en su ideologa impera el vivirlo
desde el exceso y con el mayor aporte de sensualidad posible36.
El pensamiento religioso, de fondo, est presente y forma parte
del carnaval, pues lo celebrado en esos das se hace con premeditacin
y alevosa buscando compensacin al periodo cuaresmal regido por la
abstinencia y el sacrificio. El banquete en el carnaval es
exclusivamente material para, en la cuaresma ser especialmente
mstico.
Ya, metidos en el tiempo de penitencia, cada da se rememoran
con recogimiento especial las palabras de Cristo que bendiciendo el
vino dijo: Bebed todos de l porque esta es mi Sangre; bendiciendo
el pan dijo: Comed todos de l porque este es mi cuerpo. Esta es la
fiesta, este el banquete y la gran significacin para el hombre cristiano.
Posiblemente no se reflexione que ese banquete, signado
particularmente cada vez que se asiste a misa y se comulga, es en
realidad el celebrar la fiesta mstica por excelencia; puede ser que en
la mayora de las veces no sea vivida con plenitud dicha celebracin.
Al menos distan de parecerlo las actitudes rutinarias y repetitivas que
posiblemente relajan la conexin con el espritu de fiesta eucarstica37.
36

El carnaval, el que hemos conocido personalmente, por lecturas, o por narraciones de nuestros
mayores, tena un ingrendiente revanchista acusado, que por fortuna se ha olvidado. Durante el
periodo franquista estuvo tremendamente reprimido y ello le daba unas notas patticas unas veces
e ingeniosas otras; la situacin de la postguerra de padecer mucha precariedad alimenticia exager
los comportamientos. Ahora es una fiesta popular convertida en refinada cultura; incluso en
algunas ciudades es toda una puesta en escena con las mejores galas y con gran nivel de
creatividad. Paralelamente a este cambio se ha producido otro, que es el alejamiento cultural
vinculado a la religin, que es lo que le dio razn de ser. Ha pasado a ser una fiesta alegre, cada da
menos esperpntica y ms cuidada plsticamente, pero sin el ms mnimo atisbo de reflexionar en
ella como conjunto de valores contrapuestos a vida espiritual pasionaria. El carnaval de hoy no
forma parte, culturalmente, de la Semana Santa. Slo se mantienen las fechas de su celebracin.
37
La primera ceremonia eucarstica, como todos sabemos, fue la Cena del Seor junto a sus
Apstoles, pero tal como la conocemos en la actualidad la eucarista, llamada misa, existe desde el
siglo XIII. Hacia 1260, en el Sur de Francia y Norte de Italia, existan varios movimientos
religiosos muy singulares en los que la gran diferencia con relacin a la religin cristiana-romana
era que no reconocan la presencia real de Cristo en la Eucarista; sin embargo defendan unas
prcticas religiosas muy integrales, pues su esencia era vivir el cristianismo desde los postulados del
propio Jesucristo de: pobreza absoluta, asistir a los necesitados, etc. Entre estos movimientos

56

Sobre la penitencia hace ms de cuarenta aos que desapareci la


bula de la Santa Cruzada, por la cual los habitantes de los Reinos de
Espaa e Islas adyacentes -mediante la correspondiente limosna de
categora primera, segunda y tercera- podran hacer uso del privilegio
de comer carnes en la cuaresma38; sin embargo el espritu de sacrificio,
el sentido de la fiesta, cuyo banquete era mstico, conduca a las gentes
a no hacer uso de ese privilegio concedido a pesar de adquirir la bula.
Otro ingrediente primordial es el canto de antfonas, salmodias, o
los cantos polifnicos que surgieron a partir de Palestrina39 cuya
estaban los Ctaros o Albigenses. Ante esta intromisin la Iglesia potenci, como elemento de
defensa, la teologa del mirar, el valor de la mirada, el valor de las formas como medio de
aprendizaje. Fue en estos momentos, pues, cuando se forj la misa tal cual hoy la conocemos. (As
fue expresado en conferencia por el padre franciscano Fernando Cuesta, en el saln de actos de la
casa madre de las Hermanas franciscanas de La Pursima, en marzo de 2005). Proceder el sacerdote
oficiante a la elevacin de la Hostia, en la consagracin, data de estas fechas consignadas y fue
fruto de esa filosofa del ver; entonces el sacerdote oficiaba de espaldas al pblico, de ah la
necesidad de la elevacin de la Hostia en la consagracin a una altura que sobrepasara la cabeza del
oficiante. Julin Lpez Martn, en su libro La Liturgia de la Iglesia, pg. 177. (BAC. Madrid
1994), dice: Al formarse las liturgias locales, con el comienzo de la creatividad eucolgica y la
organizacin del ao litrgico, la eucarista adopt la estructura que caracteriza su celebracin tanto
en Oriente como en Occidente. A finales del siglo V ya se designaba con el nombre de misa y
missarum sollemnia. La estructura bsica de la Misa en la liturgia romana qued fijada en el siglo
VII. En el Concilio Vaticano II, la misa sufri un cambio substancial en cuanto a la variedad de
lenguas en las que a partir de esas fechas se poda oficiar; el fundamento para este cambio de
celebrar la eucarista en lenguas vernculas es justificada as: Debe revisarse el Ordinario de la
Misa de modo que aparezca con mayor claridad el sentido propio y la mutua conexin de cada una
de las partes que se facilite la participacin activa y piadosa de los fieles (SC 50; SC 51-56)
(Ibidem: pg. 181). A partir del Vaticano II, la Iglesia busca que la fiesta sea compartida entre el
oficiante y los fieles. No slo autoriz las lenguas vernculas para oficiar la Santa Misa, sino que la
Pastoral de la celebracin eucarstica requiere que los ministros de la Eucarista realicen su funcin
esmerndose en todo lo que pueda aumentar el decoro y el aspecto sagrado de la celebracin,
procurando participar ellos mismos con la mente y el corazn para vivirla como momento central de
su ministerio y ayudar a los fieles en su propia participacin. Ibiden. Pg. 185.
38
Era frecuente en los pueblos que ante amenazas de plagas, periodos de sequa, de inundaciones,
etc. el pueblo entero hiciera sacrificios ofrecidos a Dios como muestras de arrepentimiento por
ofensas cometidas contra el Seor. Se solicitaba clemencia ante esas adversidades; uno de estos
ofrecimientos era con frecuencia el de no comer carne determinados das, normalmente los
mircoles y viernes de cada semana. Estos compromisos estaban vigentes hasta el siglo XIX. En el
Archivo de la Catedral de Murcia, en numerosos legajos (estn sin catalogar y sin una persona
concienciada del tesoro histrico que constituyen) hay documentos que aluden a estas promesas
reconocidas ante el obispado. Tambin son abundantes las peticiones al obispo, aos despus, para
que les exima de semejante sacrificio. Jumilla era uno de esos pueblos que adquirido el compromiso
de no comer carne despus solicit su exencin.
39
Palestrina, compositor italiano (1525-1594) cuya obra es esencialmente religiosa, fue Maestro de
Capilla de San Juan de Letrn y segundo Maestro en San Pedro de Roma. Su msica se considera la
ms perfecta del estilo eclesistico. Lleva el Arte Polifnico a la perfeccin, si bien no crea una
nueva esttica. El rigor y la belleza de su escritura ejercen una influencia capital sobre el mundo
musical romano. Es conveniente recordar que la polifona tan vinculada a todo ceremonial religioso,
en Espaa ya exista en el siglo XII y se imparta en las Escuelas. Se tiene noticia de un gran cantor
polifonista llamado Lucas, que recibi el ttulo de grande y magnus organista. Muri en 1164.
La invencin de la imprenta en 1455, posibilit la expansin de los textos y ya en 1501, en Venecia,
se divulg impresa la primera msica polifnica que fue: Odhecaton. VV AA. Msica. Tm. II.
Pg.397. MAD. 2000. tnicamente quizs una de las vas por las cuales sera mejor conocida la
cultura de las procesiones de Semana Santa podra ser la msica, pues expresa como ninguna otra

57

escucha suele conmover el alma. De la importancia del saber escuchar


han salido muchas obras escritas, unas para leer, otras para
interpretar40, pues el canto es la innata expresin de convertir la palabra
en msica; podramos decir que en la consciencia del ser humano, en el
principio fue la msica y la msica se hizo verbo, se hizo fiesta. En
cualquier caso el sentimiento de fiesta se produce en cada acto litrgico
en el que participamos con sus signos ms significativos y simblicos
como es el agua bendita, las velas encendidas, el altar, los ornamentos
eclesiales, el silencio, la voz, el canto y la msica en particular.
Terminamos este apartado haciendo hincapi de que la Semana
Santa es singular, pero es fiesta, pues ni desde lo ldico, los cantos, la
esttica interior de cada uno, todo ello de gran complejidad, cabe
pensar que es vivida con actitud similar a cualquier otra. La prueba
evidente de ello estar plasmada en los textos a exponer en la segunda
parte de nuestra tesis, en donde veremos la emocin y la uncin que
impregna a los nazarenos, a los que escriben sobre todo ello.
1.7.- SIGNOS EXTERNOS DE PENITENCIA.
El hecho de la penitencia ya aparece en el Antiguo Testamento.
Moiss ayun durante cuarenta das, voluntariamente, para ser
merecedor de que Dios le hablara. Elas tambin lo hizo. Jesucristo or
y ayun durante cuarenta das antes de los episodios de su Pasin (En
el apartado 1.1, ya hemos hablado sobre el ayuno penitencial, que es
uno de los signos externos de penitencia ms consustancial al tiempo
cuaresmal).
Otros signos externos de penitencia, histricamente, son: andar
con los pies descalzos, ofrendas cereras, velas encendidas, cantos,
rezos, o recorridos determinados que buscan la luz de Cristo. El
evangelio nos dice del simbolismo de los recorridos, de la luz: es la
verdadera luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo (Jn.
de las Bellas Artes los sentimientos ms espirituales del hombre, y tanto el gregoriano como la
polifona son un autntico pentagrama sobre el cual el hombre escribe con gran espiritualidad.
40
Las celebraciones religiosas no son exclusivas del cristianismo. Lo mismo que la penitencia.
Ambos conceptos estn presentes en toda cultura. Por su profundidad y vasta sabidura, puede
consultarse a MICEA ELIADE, en su libro: Historia de las creencias y de las Ideas religiosas.
Cristiandad, 1980. Tambin a CARO BAROJA, J. en su libro: Las formas complejas de la vida
religiosa Siglos XVI-XVII. Biblioteca de la Historia. MIHAIL BAJTN, en su libro: Fiestas
populares, captulo 3 titulado: Las formas e imgenes de la fiesta popular, expone una visin de
la fiesta muy compleja pues est llena de smbolos y de un lenguaje abstracto, con ideas sinuosas,
pero el fondo de su texto, que es conocer distintas sociedades ante el hecho de celebrar las fiestas,
con sus personajes, sus banquetes, sus tradiciones y sus miserias, es bsico para comprender el
concepto de comunidad, de compartir mesa, de celebrar el rito, de separar mascaradas de realidades,
y, primitivismo de misticismo.

58

1,14)41; se produce as con este signo una recproca corriente entre


Cristo y el penitente.
El cirio como signo de penitencia alumbr desde sus comienzos
las procesiones de Semana Santa; los pasos tambin eran alumbrados
por hachones; a partir de los aos veinte del pasado siglo, en los tronos
fue sustituido el sistema por alumbrado elctrico, y desde los sesenta,
tambin del siglo XX, los nazarenos penitentes que procesionaban
iniciaron el llevar alumbrado industrial, ms a pesar de ello el cirio
ardiente sigue presente en la inmensidad de los actos religiosos,
portado como ofrenda y como penitencia. Y entre los cirios
penitenciales est el Pascual, que ha de ser siempre de grandes
dimensiones42.
Llevar una cruz sobre el hombro, ms o menos pesada, imitando a
Cristo, es el ms conmovedor de todos los signos y el ms alegrico43;
es particularmente doloroso. Otros signos son, vestir un hbito, una
tnica, permanecer arrodillados mientras se ora o medita, las
genuflexiones ante las imgenes, procesionar, rezar el va crucis, etc.
Las nuevas generaciones han eliminado, en gran medida, muchas de
estas expresiones, dejndolas reducidas a hechos muy puntuales como
pueden ser las representaciones vivientes de la Pasin.
Sobre las prcticas penitenciales histricas realizadas en pblico,
son excepcin los picaos de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) las
turbas (Cuenca) que alborotan mucho y son fsicamente agotadoras
41

Las sociedades primitivas se alumbraban con fogatas de lea, teas o antorchas confeccionadas
con estopas impregnadas de resina. A partir de la llamada Edad de Piedra se generalizaron las
lmparas con mechas alimentadas con aceite o grasa animal. Sobre la elaboracin de cirios no hay
constancia arqueolgica ninguna de quienes lo crearon, si los egipcios o los griegos. Parece ser que
fueron los Etruscos, cuya civilizacin floreci mil aos antes de la era cristiana, los que inventaron
los cirios. Los romanos copiaron de los Etruscos el sistema y a partir de ellos se extendi por todo
Oriente y Occidente. Numerosos escritores han dedicado reflexiones filosficas a partir de la
imagen de un cirio encendido; DIEGO DE MURILLO, franciscano y escritor, en el siglo XVII en
sus: Sermones Catequticos, escritos en 1607-1611, dice: As como la candela se consume toda en
nuestro provecho para darnos luz, todo se consumi como cera en utilidad nuestra para desterrar las
tinieblas del pasado. SAN GREGORIO NACIANCENO, escribi: El cirio representa a la
brillante lmpara de la fe con la que las almas puras y vrgenes salen al encuentro del divino
esposo. SAN JERNIMO, razonaba lo siguiente: Si nosotros usamos cirios es para velar con
su luz y evitar dormirnos como vosotros en la oscuridad y las tinieblas.
42
El cirio pascual en su origen no era ms que una columna revestida de planchas de cera donde el
patriarca de Alejandra escriba anualmente las fechas movibles de las celebraciones litrgicas.
Todos los aos se encomendaba a este jerarca consultar a los astrnomos de su ciudad para que
datasen el primer domingo siguiente al decimocuarto da de la luna de marzo, y con arreglo a su
respuesta, se determinaba la Pascua y las restantes fiestas del calendario. Se grababan las fechas en
la columna y se remita a Roma. Paulatinamente este curioso datador se troc en el cirio que
conocemos, de rica alegora y asociado a la resurreccin de Cristo.
43
Los Cristos crucificados, dolientes, con signos de penitencia, se crearon en el siglo XII, siendo la
Catedral de Chartres la primera en esculpir este tipo de imagen. Lo hizo en su fachada Sur.

59

aun cuando no son cruentas y su filosofa de expresar el amor a Cristo


es diferente. Los empalados de Cceres. El Calvario viviente de
Alcorisa (Teruel), este con pocos aos de historia, apenas tres. Son
actuaciones inslitas en las cuales hay una dosis de sufrimiento fsico
consciente y un sentimiento religioso hondsimo44.
Tertuliano, San Cipriano, San Ambrosio, San Jernimo y muchos
otros padres y escritores antiguos aluden frecuentemente a la
penitencia. Tambin la Iglesia cre sus propios signos y por ello
cuando en los siglos V y VI organiz la institucin de la penitencia
pblica escogi la ceniza y el saco para sealar el castigo de aquellos
que haban cometido pecados graves y notorios, y al serle aplicados
estos ingredientes y prendas hacan por ello penitencia. Signo reducido
en la actualidad a la imposicin de ceniza el da del primer Mircoles
de Cuaresma.
Reflexiones sobre la penitencia se plantearon el mes de marzo de
2003 en un ciclo de conferencias titulado Textos Literarios de la
Pasin. Uno de sus ponentes, Don Antonino Gonzlez Blanco,
desarroll el tema y deca: Somos una generacin de personas que
hacemos lo que creemos que hay que hacer, pero que lo hacemos
intentando llevar a conciencia nuestras acciones, tratando de actuar no
slo bien, sino tambin conscientemente, sabiamente, sabiendo lo que
hacemos y porqu lo hacemos45.
La penitencia es un reto a veces gigantesco; el hombre la afronta
por impulsos de vida interior, algo a lo que el ser humano no renuncia
jams. Realmente Semana Santa es penitencia y en esos das se busca
con particular actitud ser merecedor del perdn del Seor, realizando
hechos que lo imiten en su Pasin. Como dice Don Antonino es hacer
aquello que debemos de hacer buscando que sea consecuente con
nuestras convicciones religiosas. stas, a veces, rayan en lo sobre
humano, son verdaderamente impresionantes y angustiosas. Cada ao
presenciamos escenas dolorossimas a las cuales, por ms que se

44

Hay un libro de VV AA, que recoge las singularidades ms destacadas de Semana Santa en toda
Espaa; se titula: Rito, Msica y Escena en Semana Santa. Dirigido por: BRISSET, Enrique
Demetrio. Editado por: Comunidad de Madrid. Consejera de Educacin y Cultura, 1994.
45
D. Antonino Gonzlez Blanco. Conferencia Signos externos penitenciales impartida en el
Centro Cultural Las Claras, Fundacin Caja Murcia. Ciclo Textos Literarios de la Pasin.
Publicada en: Revista Las Claras, n. 9, pg. 6, diciembre 2004. (Este ciclo se realiza a propuesta
de un proyecto, del cual soy responsable, presentado a la Asociacin Universitaria Rector Sabater
del Aula de Mayores de la Universidad de Murcia, y a D. ngel Campos Gil, Director del Centro
Cultural Las Claras de Fundacin Caja Murcia. La cuarta edicin de este ciclo tendr lugar del 20 al
24 de marzo de 2006, ambos inclusive)

60

repitan cada Semana Santa, no nos acostumbramos y siempre nos


conmueven y nos hacen meditar en la trascendencia de la Pasin46.
Otras acciones fsicamente duras tienen lugar portando los tronos
cargados con imgenes y dems ornamentos; por tanto ser estante es
muy sacrificado y penitencial. Desde siempre ha sido frecuente que los
estantes fueran personas gratificadas econmicamente por el servicio
prestado; no era general pero s abundaba hasta el siglo XX; tambin se
repeta que se hiciera desinteresadamente por ser una promesa. Desde
los aos ochenta esta situacin ha unificado criterios y ninguna
cofrada contempla el que cobre ningn estante, al contrario, se ha
generalizado y convertido en un honor portar un paso. Hay tronos
cuyos puestos de estantes son muy solicitados y difciles de conseguir,
ya que suelen ser hereditarios.
Ser estante es en la actualidad prioritario para el nazareno y
requiere unos requisitos especiales. Por otro lado el propietario de uno
de estos puestos lo siente como valor patrimonial religioso y moral que
lo llena de orgullo traspasarlo a sus herederos47. Ante la imposibilidad
de lograr un puesto de estante se ha dado el caso, repetidas veces, de
reunirse un grupo de personas y fundar una cofrada; de ah que
aumente la creacin de nuevas instituciones pasionarias.
En las constituciones de la Cofrada de la Sangre (Captulo IV,
Artculo 24 y 25), se establecen las normas a seguir por los cofrades
estantes y una de ellas dice: Su ingreso lo harn mediante solicitud a
la Archicofrada, a travs de los Cabos de Andas (responsables del
trono y del paso durante la procesin), quienes los propondrn a los
Camareros (responsables del paso el resto del tiempo, excepto el
tiempo de procesionar), y, con el informe favorable de stos a la Junta
Directiva que, en definitiva los aceptar o no, siendo preceptivo el
trmite tanto para la proposicin como para la comunicacin al
46

MEDINA TORNERO, Manuel Enrique. La Semana Santa en Arhena: Apuntes


Histricos.SEMANA SANTA Archena, 2004. En este artculo se dice lo siguiente: Con el
desarrollo del siglo XVII, se incorpor a las representaciones pasionales de Semana Santa el da de
Jueves Santo en el que los penitentes recorran las estaciones del va Crucis (Los pasos del
Calvario) flagelndose y portando pesadas cruces, algunos hacan el recorrido de rodillas por las
calles empedradas y de tierra; con tal devocin e mpetu se inflingan los castigos que previamente
el Concejo haba contratado con el abastecedor de vino y aguardiente que rociase las calles con vino
por donde discurra la procesin. Una vez acabada la procesin, en el atrio de la iglesia, se
efectuaba el lavatorio acto en el que se curaban las heridas de los penitentes con vino y despus
se les invitaba a un refrigerio compuesto por rollos de vino.
47
Sobre el sentimiento de un nazareno estante puede leerse chame una mano, porfa de Francisco
Javier Aliaga Erono. NAZARENOS. Pg. 13. C.N.P.J. Murcia, 2004. Un recuerdo carioso a los
estantes de La Dolorosa. Jos Garca Marcos. (Ibidem. Pg. 44). Los tiempos cambian Jos Luis
Sez Snchez. COLORAOS Pg. 38. Preciossima Sangre. Murcia. 2002. 50 Aos de vida
nazarena por vocacin. 1953-2003, Cantn, Antonio Leonardo. Murcia, 2003.

61

interesado del resultado; tambin informan sobre la mediacin del


Comisario de Estantes (persona que organiza todo lo concerniente al
tiempo que han de actuar como estantes durante la procesin y de todo
movimiento organizativo que conllevan estos desfiles). Las
Constituciones de la Cofrada de Nuestro Padre Jess de Murcia, en su
artculo 66 de la seccin primera que trata de los estantes, nazarenos
penitentes cuyos signos de dolor suelen ser contundentes, expone unas
normas similares a las ya reseadas, pero termina el artculo con la
siguiente frase: Los derechos y obligaciones inherentes a la condicin
de Cofrade Estante de Jess son personales e intransferibles.
1.8.- PASOS DE SEMANA SANTA.
Sabemos que un paso es una escultura o grupo escultrico que
representa una escena de la Pasin de Cristo y que desfila por las
calles en las procesiones de Semana Santa. En el siglo XVII dieron en
llamarle insignias y en el siglo XIX era frecuente definirlos con la
palabra remembranzas. Tambin, a veces, se le nombra por su
plataforma, o sea, tronos. En cualquier caso paso corresponde a una
expresin fsica del dolor de Cristo en su Pasin. Fernando Llamazares
Rodrguez, en su libro, Los Pasos de la Semana Santa de Len, dice al
respecto: Las escenas pasionistas de Cristo, escenificadas en grandes
conjuntos, denominados pasos trmino que con toda probabilidad
proviene del participio latino passus que significa sufrir, se
empezaron a procesionar en la ciudad de Len a principios del siglo
XVI48.
En muchos de nuestros pueblos se conocen procesiones de
Semana Santa desde el siglo XVI, pero los pasos eran muy
humildes. En tres etapas se puede agrupar su proceso de desarrollo: la
primera data de la Baja Edad Media; all por los siglos XIV y XV se
hacan esculturas de cartn, trapos enyesados, barro y otros materiales
frgiles y pobres, de las cuales no ha sobrevivido ninguna, slo escasas
referencias y stas de lugares forneos de nuestra regin.
La segunda se produjo en el siglo XVI; tras el Concilio de
Trento, que surgi una demanda significativa de esculturas pasionarias
que se realizaron bajo los postulados de un canon de belleza clsico y
se esculpieron mayoritariamente en madera, logrando en esta etapa
imgenes de Cristos anatmicamente perfectos y caracterizados por no
llevar apenas signos de dolor o sufrimiento.
48

Llamazares Rodrguez, Fernando. Los pasos de Semana Santa de Len. Pg. 7. Junta Mayor de
la Semana Santa de Len.

62

Imperaban los ideales de belleza clsica y por lo tanto no


representaban facies tensas ni gesticulantes; y, si los representaban era
a travs de un profundo estudio psicolgico; el dolor era aceptado con
gran elegancia en las actitudes y con una gran dignidad. Eran
esculturas de gran belleza y calidades artsticas, entre las cuales
predominaban los crucificados y advocaciones de la Virgen basadas en
sus Dolores durante la Pasin. Los Dolores de la Virgen figuran en los
relatos evanglicos pero se propagaron en la religiosidad popular en el
siglo XV.
La tercera sera a partir del siglo XVII cuando las tallas de
madera se imponen, cuando los encargos al respecto se multiplican en
toda Espaa. Destacaron dos grandes escuelas como fueron la
castellana, sobresaliendo Valladolid, y en la andaluza que sobresalieron
Sevilla y Granada, que alcanzaron notable fama.
En el siglo XVIII, en general, los modelos se repetan, el Barroco
era ya decadente y el Neoclasicismo no alcanzaba la personalidad
artstica buscada; pero Murcia sorprendi con la obra de Salzillo, por
su originalidad y hondsima expresividad y que, ipso facto, se convirti
en obra muy preciada. De ah en adelante la influencia de Salzillo ha
sido constante, primero en Murcia y desde principios del siglo XX en
toda Espaa, incluso en el extranjero.
En torno a las efigies pasionarias determinadas cofradas han
asentado un prestigio tanto social como religioso en razn de la
categora artstica de sus titulares; este es el caso de la Cofrada de
Nuestro Padre Jess de Murcia, cuyo titular es obra de Juan Aguilera.
La Cofrada la componen nueve hermandades de las cuales ocho
tienen como titular una obra de Salzillo. La imagen de Nuestro Padre
Jess titular de la Cofrada- es muy respetada y admirada; ante su
paso por las calles las gentes suelen santiguarse y otras muchas se
ponen de pie en seal de reverencia. Sus estantes la portan vestidos con
tnica larga, morada, con cordn franciscano a la cintura y pies
descalzos, y durante el recorrido no dan caramelos. La efigie expresa
afligimiento, conmisericordia, serenidad y dolor intenso, es solemne y
conmovedora, su acompasado movimiento, bastante esttico por el
peso de la enorme cruz, impresiona y llena de fervor a los
espectadores.
Reaccin similar se produce con la imagen del Cristo de la
Sangre, muy querida por los huertanos del distrito parroquial de San

63

Benito (El Carmen). Tambin el Cristo del Perdn moviliza en las


fiestas de Semana Santa a todo el barrio de San Antoln.
Sentimiento religioso cargado de particular orgullo es el mostrado
en la procesin de los Salzillos Viernes Santo en la maana, en la cual
sorprende la espectacularidad del conjunto barroco que constituyen sus
pasos.
Las obras de Salzillo, desde luego son las ms valoradas. Hay sin
embargo un grupo de escultores que han realizado magnficas
imgenes pasionarias; en Cartagena, dos imagineros, contemporneos,
nacidos a finales del XIX, fallecidos a mediados del XX, realizaron
encomiables trabajos; fueron Carles Flotats Galts, autor del Cristo de
la Agona de la agrupacin Marraja, y Jos Capuz, cuyo paso ms
reconocido es El Descendimiento, al que se le define como paradigma
de escultura. Sobre este autor el peridico ABC de 17 de abril de
1930, dedica el Artculo de su primera pgina titulado: De Arte
Espaol. El paso del Descendimiento de Jos Capuz, escrito por
Antonio Mndez Casal49.
Murcia cuenta, adems de los escultores nombrados antes, con
Baglietto, nacido en Murcia (1829-1882) y Mariano Benlliure,
valenciano (1862-1927), que estuvo artsticamente muy vinculado a
Murcia y del que hay obra suya en la capital. Otros imagineros de la
tierra, o vinculados a ella, con obras importantes, son: Pedro Franco
Gil, natural de La ora (1813-1880). Francisco Snchez Araciel, hijo
del escultor Francisco Snchez Tapia, nacido en Murcia en 1851-1918
(se le conoce por ser un verdadero especialista en Sagrados
Corazones); Su hermano, Manuel, se le conoca como el rey de los
corazones y fueron alumnos suyos: Jos Planes, Clemente Cantos y
Pedro Flores.
Antonio Carrin Valverde nace en Murcia en 1892, su padre, de
oficio alfarero, le ense a modelar pequeas figuras de barro; como
dibujante se form con Don Jos Mara Sobejano y es autor de una
talla de Mara Magdalena. Gregorio Molera Tor, de Orihuela,
trasladado a Murcia a la edad de un ao, nace en 1892; discpulo de D.
Mariano Benlliure y de Manuel Snchez Araciel. Nicols Martnez
Ramn, nacido en 1907; ayud a su padre, tambin imaginero, a
realizar el Monumento al Sagrado Corazn de Jess de Monteagudo,
49

Entre los contenidos est ste: Capuz es hombre que atraviesa una crisis de ansia de modernidad.
Su preocupacin de renovarse le llev al estudio de estilizaciones formales, que, al propio tiempo
que le permiten huir del realismo, acentan el gesto, en busca de mayor expresin.

64

cuya imagen fue destruida durante la pasada guerra; la imagen tena


una altura de diez metros; es el autor del Sagrado Corazn de Jess
actual con una altura de catorce metros.
Antonio Villaescusa Morales, nacido en El Palmar, 1908, autor
de una bellsima Virgen de la Esperanza. Antonio Campillo Prraga, de
Era Alta. 1926, que recientemente ha firmado un convenio de donacin
de esculturas pasionarias, suyas, a la Comunidad Autnoma de Murcia;
entre sus obras ms conocidas est La Soledad de la Archicofrada de
la Sangre. Francisco Toledo Snchez, de Cabezo de Torres, nacido en
1928, autor del Cristo del encuentro con la Vernica que procesiona
Lunes Santo.
Jos Hernndez Cano, discpulo de Gonzlez Moreno; nace en
Murcia en 1932. Jos Planes que cuenta con unos modelos
iconogrficos de Cristo Yacente y Cristo Resucitado de una gran
espiritualidad y apreciables calidades de policroma. Otros muchos ms
que podramos citar, pero que por no extendernos demasiado no los
citamos
La lista de imagineros locales es extensa; en la actualidad
destacan: A. Garca Mengual, Fco. Liza, A. Ruiz, J.A. Hernndez
Navarro, Mariano Espiteri, Antonio Labaa, y otros ms. Todos
ensayan con nuevas iconografas y estilos, intentando la mayora de
ellos alejarse de la influencia de Salzillo, a pesar de ser el paradigma
entre todos los escultores. Esta puede ser la nota ms peculiar entre los
imagineros actuales. La aparicin de nuevos modelos ya tena
presencia en el ltimo tercio del siglo XX en el que prevalece un
espritu de renovacin con una nueva esttica que huye de lo
barroquizado y exceso de dramatismo, buscando lneas ms perfiladas
que creen grandes planos y una mayor sencillez. Quizs el escultor
Jos Antonio Hernndez Navarro sea el artfice ms preclaro de este
cambio y en la actualidad el ms reconocido imaginero murciano.
Hay que destacar la importancia, por lo admirable de las obras que
hace, de los talleres de Santa Rufina en Madrid, y de Olot en Gerona,
que realizan unas tallas de calidad extraordinaria; el estofado, as como
la perfeccin de los rostros y manos, las hace prcticamente obras de
autor; ambos copiaron muchos de los modelos de Salzillo. Los
trabajos del taller de Santa Rufina, de aspecto ms frgil, los
estimamos menos cuidados, en general, que los de Olot, pero ambos
producen esculturas de una gran dignidad artstica.

65

En la postguerra los pasos de taller dieron solucin al acuciante


problema de querer realizar procesiones en Semana Santa y no tener
imgenes, ni dinero para adquirirlas tampoco. Los talleres citados y
otros menos conocidos, poblaron las hornacinas de iglesias y conventos
de imgenes caractersticas, con una gran expresin devocional, que
solucionaron en poco tiempo y con mnimos costos no slo lo de
procesionar sino el poder realizar el culto correspondiente. A la
mayora de las cofradas y hermandades las iglesias les cedan sus
imgenes, si las haba, para realizar los desfiles pasionarios.
1.9.- PROCESIONES DE SEMANA SANTA.
Desde hace siglos se realizan en nuestras tierras desfiles
pasionarios, particularmente en Viernes de Dolores, advocacin que
est muy difundida en todo Levante50. La Dolorosa es tambin Patrona
de numerosos pueblos de nuestra regin. El da de su onomstica, se
celebra litrgicamente el 15 de septiembre, y el Viernes de Pasin
tambin hay mucha tradicin de celebrarla. Acompaada por otras
imgenes se inician estos recorridos evanglicos en numerosas
localidades. Otros actos son los traslados de pasos desde la sede que
los acoge durante todo el ao, a la que las recibe para el trmite de
participar en los desfiles. Estos desplazamientos son, en el fondo,
autnticas procesiones, con gran asistencia de devotos; slo se
diferencian de las oficiales por la ausencia de arreglo de los tronos y en
no vestir los cofrades asistentes la tnica nazarena.
Sobre las procesiones de Semana Santa se dar mayor explicacin
en el captulo II Semana Santa pueblo a pueblo, por lo que
estimamos no insistir en el tema, concluyendo as este primer captulo.

50

Del centro peninsular, hacia el norte, por los manuales y libros consultados se aprecia predominio
de cofradas dedicadas a Cristo. En la otra mitad, hacia el sur tienen mucha presencia las cofradas
pasionarias de advocaciones marianas, siendo la Virgen de los Dolores la ms extendida. Hay un
hecho singular y es que Toledo, ciudad mariana por excelencia, pues ya en el ao 636 dedic una
iglesia a la Virgen, cuenta con 18 cofradas pasionarias pero ninguna est dedicada a la Virgen de
los Dolores. Sobre Semana Santa son muchos los apartados que estn por estudiar. Desde luego en
la Regin de Murcia, la Virgen de los Dolores es Patrona de varios pueblos y procesiona
prcticamente en todos.

66

67

CAPTULO II
SEMANA SANTA PUEBLO A PUEBLO

68

69

2.0.- VISIN GENERAL SOBRE LA SEMANA SANTA.


El presente captulo es conveniente iniciarlo con una visin
general, a lo largo del tiempo, de las circunstancias socioculturales y de
la proyeccin religiosa que haya afectado al tema de la Semana Santa,
tanto en su aspecto litrgico eclesial como litrgico popular.
Las grandes etapas de la cultura pasionaria en Espaa se iniciaron
en el siglo XVII; hasta entonces son minoritarias las manifestaciones
nazarenas y procesionistas. La pintura y la escultura contribuyeron
significativamente a su desarrollo. La aportacin de Velzquez fue
mnima, pero con el cuadro de Cristo Crucificado nos leg una obra
maestra. A los escultores y pintores, entonces famosos, la Iglesia y las
clases sociales altas les hacan encargos de temas religiosos y, en
muchos casos, cristolgicos expresamente; gracias a este mecenazgo se
produjeron magnficas obras sobre la Pasin que aportaron parte de la
iconografa de los pasos de Semana Santa.
Las iconografas en estos desfiles se produjeron en este siglo y
varias de ellas en Andaluca. Creada por Alonso Cano tenemos una de
las ms profundas y teolgicas, como es la del Nio Jess Nazareno.
De Juan Martnez Montas se conocen una serie de imgenes de
Cristo Crucificado impregnadas de humanidad, de humildad y
desfallecidos por el dolor; un ejemplo es su Cristo de la Pasin.
Gregorio Fernndez es creador de la iconografa de Cristo Yacente con
reducido pao de pureza y una gran serenidad en el rostro; sus figuras
de la Pasin son espirituales, con absoluta dignificacin del dolor.
Estos ejemplos, y otros ms, fueron determinantes para la
religiosidad popular y para la esttica procesionil. Ya en el siglo XVI
se produjeron figuras de Cristo crucificado de gran dimensin artstica.
En Murcia contamos con un magnfico Cristo de la Salud de autor
annimo fechado entre el S. XV y XVI, y el Cristo del Refugio de
Domingo Beltrn. Pero fue desde los primeros aos del XVII cuando
eclosionaron las grandes obras.
Por ejemplo el Cristo del Gran Poder (Sevilla 1622) de Juan de
Mesa, discpulo de Montas, que abraza la cruz para sostenerla
colocada en su hombro izquierdo, mientras su cabeza la inclina hacia el
lado derecho, al mismo tiempo que entornados los ojos los dirige hacia
el espectador con gran mansedumbre y una expresin tan dolorida que

70

realmente conmueve mirarlo; lleva corona de espinas y potencias que


le imprimen un gran barroquismo.
La Virgen de las Angustias, del mismo autor (1626) es otra de las
figuras modelo para escultores posteriores. En Murcia contamos con
varios ejemplos de este siglo como son: Nuestro Padre Jess del
Rescate (Annimo), Cristo del Refugio (Annimo), Cristo de la Sangre
de Nicols de Bussy (1693), imagen que segn documentacin fue
entregada a la Cofrada en 1702.
La Literatura del XVII no contribuy, apenas, a asentar tipologas.
Lope de Vega escriba muchas comedias, pero ningn Auto de Pasin,
tal vez, como estima don Francisco Javier Dez de Revenga, porque en
los das de Semana Santa los teatros permanecan cerrados. Caldern
de la Barca aport la configuracin de Auto Sacramental, desplegando
en su desarrollo una gran riqueza en mitos, iconografas y alegoras,
pero no as en el Auto de Pasin. Es Siglo de Oro para la Literatura en
general, pero su obra cumbre, El Quijote, no habla de Semana Santa en
ninguno de sus captulos, aunque s habla de San Pablo y algunos
episodios religiosos. Como fuente proverbial estn Los Evangelios y
otros textos que han ido crendose, como es el caso de Los
sufrimientos de Jess, de La Pasin de Lucas Fernndez, obra
paradigmtica en este tema a lo largo del siglo XV.
A nivel poltico los Austrias estaban ya en innegable decadencia.
Tras el periodo pacifista de los primeros dieciocho aos del siglo XVII,
reinando Felipe III (1598-1621), se inicia un largo tiempo de conflictos
que afectan al gobierno de Felipe IV (1621-1665) en el cual la
monarqua sufre una profunda crisis con la Revuelta Catalana en 1640,
la de Portugal en 1634, Napolitanas y sicilianas 1.647, a las que hay
que sumar las guerras de religin, stas cesadas al firmar la Paz de
Westfelia en 164851. A mediados de este siglo se produjo una de las
51

El siglo XVII ha pasado a la Historia como Siglo de Crisis en toda Europa. As lo define
Miguel Avils Fernndez, Universidad de crdoba, en: Historia Universal, vl. 16, pg. 12. En este
mismo volumen pg. 73, Carmen Mara Cremades Grin, Universidad de Murcia, define a los
monarcas reinantes en Espaa en este ltimo tiempo de gobierno como Austrias menores. Con
referencia al reinado de Felipe IV, dentro del periodo en el cual fue primer ministro el Conde
Duque de Olivares, expone: Respecto a la tensin interior del pas se reflej una inquietud y
reaccin contraria a los planes gubernamentales. La decisin del primer ministro de imponer
tributos a provincias exentas de ellos como aconteca en Catalua, Galicia Vizcaya o Portuagal,
elev numerosas protestas y provoc los incidentes en los citados lugares. CLub Internacional del
Libro Madrid 1986. Y Antonio Eiras Roel, Catedrtico de Historia Moderna de la Universidad de
Santiago de Compostela, en Historia del Mundo Moderno, vl. 4, pg. VI Cambridge University
Press/ Sopena, Barcelona, 1974, expone lo siguiente: En tiempos de Olivares y Richelieu, el
nmero de los europeos, los recursos monetarios, el producto del diezmo agrcola y ganadero, o el
volumen de las contrataciones en grandes ferias ganaderas era mucho menor que en los tiempos de
Granuela y Guillermo de Orange. Antonio Domnguez Ortiz, en su libro Historia Universal, pg.

71

epidemias de peste ms destructivas que sumi al pas en un descenso


demogrfico notable y periodos de hambre. Una serie de circunstancias
que sin duda repercutieron en el desarrollo cultural implcito en los
desfiles de Semana Santa.
De signo positivo hay que destacar de Felipe IV la puesta en
marcha de un sistema bancario nacional, idea que ya plantearon sus dos
antecesores. As tambin a este monarca, catalogado en la mayora de
manuales como el ms culto de toda la dinasta de los Austrias
gobernantes en Espaa, se le deben los fondos ms valiosos del Museo
del Prado, pues no slo destac por la eleccin de los pintores de
cmara, sino que adquiri en almoneda las mejores colecciones de
Europa de esos tiempos52
En el conjunto de circunstancias presentes en el siglo de
referencia fue importante el estado confesional reinante. Prcticamente
toda la sociedad se mostraba creyente, situacin clave para que, con
aciertos o sin ellos por parte del monarca, las gentes siguieran adelante
con sus devociones y sus rezos y, por supuesto, sus procesiones de
Semana Santa.
Frente a esta situacin la Iglesia es asistida de la providencia
divina, cuenta con nuevos msticos y fundadores como Damin de
Vega, o San Ignacio de Loyola, que en este siglo es ya muy divulgada
su obra. Santa Teresa de Jess sobresale dedicando un poema al Cristo
atado a la Columna, ms el famoso soneto de No me mueve mi Dios
que se le atribuye.
En nuestra Regin contamos con el Beato Andrs Hibernn
fallecido en 1602 pero que deja una gran estela de santidad. En 1603 se
283, vl. III, Vicens Vives, Barcelona 1989, define el reinado del ltimo de los Austrias como:
Uno de los peor conocidos de la historia de Espaa. Visto desde la Corte el espectculo de
aqul reinado no puede ser ms deprimente; no hay personajes destacados sino luchas srdidas por
el poder y la influencia; una sensacin general de desgobierno y una cada vertical del prestigio de
Espaa
52
Felipe IV hered de sus tres antecesores magnficas colecciones de cuadros. En tiempos de los
Reyes Catlicos no se tena conciencia del valor de los cuadros pintados; la reina Catlica los
entenda como cuadros de devocin y todos contena figuras de Santos o pasajes de culto
religioso. Haba en aquellos tiempos una gran ignoracia por parte de los escribanos hasta tal
extremo que los escribanos los nombres de los pintores los asociaban con los del sastre o el
zapatero. MADRAZO, Pedro. Las Colecciones de los Cuadros de los Reyes de Espaa, pg. 102.
Biblioteca de Arte y Letras, Barcelona 1884. Sera el Emperador Carlos I el que se iniciara como
coleccionista de obras de arte, pero conseguira ser el ms importante de toda Europa su bisnieto,
Felipe IV. ste envi a diversos pintores a Italia entre ellos a Rubens- y otros paises para adquirir
los cuadros que estimaran oportuno expuestos en distintas almonedas, medio por el que obtuvo los
subastados por Cromwel, correspondientes a la vasta coleccin del palacio de Whitehall del
desgraciado Estuardo Carlos I de Inglaterra, tras ser ejecutado.

72

imprime la Historia de la Cruz de Caravaca, de Robles Corvaln. En


Murcia se fundan numerosos conventos de religiosos. Dominicas del
convento de Santa Ana, 1602. Agustinas, 1615. Carmelitas descalzos,
1614. Capuchinas, 1645. En Totana se establecen los Franciscanos,
1606. Y en Caravaca en 1609. En Cartagena el Monasterio de la
Pursima Concepcin, 1630. Otros conventos de franciscanos estaban
situados en distintos pueblos desde el siglo XVI. En Lorca las clarisas,
1504. Franciscanos, 1567. Clarisas en Cartagena, 1549. En Cehegn,
1561. Caravaca, 1571. Moratalla, 1574. Mula, 1574. Jumilla, 1574. El
ambiente social y religioso es por tanto adecuado, aun cuando de hecho
hubiera pocas fundaciones de cofradas pasionarias, que se puede
justificar por la mucha precariedad econmica de aquel entonces53.
A pesar de lo dicho, en Murcia la Cofrada del Cristo de la Sangre,
fundada en 1411, imprime sus primeras constituciones en 1603; la de
Nuestro Padre Jess inicia su andadura en 1600, contando con
constituciones desde las fechas de la propia fundacin; algunas
hermandades ms se fundan, con distintas advocaciones, en Lorca,
Jumilla o Cieza, entre otros varios pueblos. El famoso predicador Padre
Lobo, franciscano, propici varias fundaciones pasionarias en el siglo
XVI, todas dedicadas a la advocacin de la Vera Cruz, y parte de las
mismas de carcter disciplinante.
Hay un factor primordial en estos tiempos y anteriores, como es la
difusin de las rdenes Mendicantes que se establecen en muchsimos
pueblos y son los grandes predicadores del rezo del va crucis y de
movimientos pasionarios. Su presencia urbana fue muy eficiente en
este apartado; canalizaron devociones hacia la Pasin de Cristo que
culminaron realizando desfiles pasionarios muy similares a los
actuales, excepto en las tnicas que antes eran muy austeras y sobrias,
y en el arreglo de tronos que llevaban flores silvestres; detalles
superados con creces en la actualidad, hasta el punto de ser otra la
Semana Santa, desde el punto de vista plstico y artstico.
En el siglo XVIII, en Espaa, se imponen los moldes de un
centralismo uniformalista gestado por los reyes borbnicos, reinantes
desde 1700. Implantan cambios culturales muy contrastados con la
cultura tradicional de entonces. Los que ms afectaron a la Semana
Santa, a nivel popular, se produjeron en el reinado de Carlos III. Una
de las personas que ms atac el sistema de cofradas religiosas laicas
53

Los datos ofrecidos corresponde al padre R. Fco. Ortega, o.f.m. de su obra: Crnica de la
Provincia Franciscana de Cartagena. Reproduccin facsimilar de la nica edicin (1740) de
Crnicas Franciscanas de Espaa

73

fue el Conde de Aranda, a nivel nacional, y desde nuestro propio


entorno el obispo Rubn de Celis, que censur muchas de las formas
en las que desarrollaban su labor estas asociaciones54.
Los miembros de la dinasta borbnica apoyaron la Msica y el
Arte, pero no precisamente las tradiciones locales de carcter religioso
arraigadas en los pueblos. Carlos III impidi que determinadas
prcticas de este tipo se siguieran realizando, por considerarlas fruto de
supersticiones nefastas. Es cierto que dichas resoluciones le vinieron
indicadas por la propia Iglesia, como atestiguan las fuentes; una de
ellas dice: El Obispo acudi al Consejo Real para que colaborase en
desterrar los abusos gentlicos y las supersticiones55.
Los Ilustrados quieren actualizar culturalmente el pas, e imponer
las nuevas ideas, proyectadas tambin a la religiosidad56, pero slo lo
consiguen, parcialmente, en las grandes ciudades y en las clases ms
elevadas. La clase media y baja una vez ms ser la fe, la devocin y la
Iglesia su gua ante la vida cotidiana. Tambin saban que formar parte
de una cofrada pasionaria era su nico medio de ascenso social; dato
muy a tener en cuenta para comprender la proliferacin intermitente de
cofradas pasionarias a lo largo del tiempo.
Desde la Iglesia se apoyan las iniciativas de las asociaciones
religiosas de laicos que realizaban como acto clave para su bienestar
espiritual los famosos Ejercicios Espirituales de San Ignacio de
Loyola57; eran lneas de orientacin los postulados de caridad del
54

El auge de las cofradas en la primera mitad del siglo XVIII, el patrimonio que algunas de ellas
alcanzaron, ocasion una revisin estatal para someterlas a gravmen fiscal, para lo cual Aranda,
adscrito a la presidencia del Consejo de Castilla, orden que se le facilitara afiliacin de cofradas,
hermandades, congregaciones y dems asociaciones. Este encargo en nuestra tierra recay en don
Antonio Garrido de Mendoza cuyo informe lo completan ms de mil pginas, hoy conservadas en
el Archivo Histrico Nacional. En esta relacin se pone de manifiesto que de los setenta y un
pueblos murcianos que recoge el intendente Garrido, slo cuatro no disponan de cofradas, los
sesenta y ocho restantes de la provincia tenan 668 cofradas y sus gastos se elevaban a 767.645
reales V.V.A.A. La Hermandad de Nuestra Seora de los Dolores. De los orgenes a la
actualidad, pg. 22 (Alhama de Murcia 1999)
55
Anes, Gonzalo. Director de la Real Academia de la Historia. Las Procesiones de Semana Santa
en el Siglo de las Luces. (Peridico de ABC. 23 de marzo de 2005)
56
Este intento de culturizar al clero tanto como al pueblo, lo desarroll Felipe II que encarg que se
escribieran catecismos para facilitar la predicacin. El primero de ellos, de esta etapa, se edit en
1588 y fue su autor el padre Pere Cardes. En el siglo XV se editaron otros como el de Hernando de
Talavera, quizs el ms famoso de entonces. El Cardenal Jimnez de Cisneros tambin escribi un
catecismo en 1498. Campaas de formacin cristiana son peridicas. Precisamente hay que matizar
que la emprendida por Carlos III era particular porque ms que una formacin cistiana lo que
prentenda era una actitud racional ante la religin.
57
Los Ejercicios Espirituales de San Igancion de Loyola precisamente fueron escritos en Espaa en
1522. Concretamente en la iglesia de Manresa la cual posee una cueva, lugar donde se refugiaba el
Santo para escribir. Agustn Alcaraz Peragn. ECOS DEL NAZARNO Pg. 6. (Cofrada de
N.P.J.N. Cartagena 2005).

74

fundador San Pablo de la Cruz, uno de los pilares de la poca; tambin


la celebracin de triduos, septenarios, novenarios y sermones
empezaron a popularizarse y a ser un estupendo recurso para formar a
los fieles en la palabra del Evangelio58.
Los oradores, grandes artfices en modular la religiosidad popular,
solan pertenecer al clero regular, y estaban forjados con reglas ms
severas que las del clero secular; su idiosincrasia era ms a fin a incitar
a los fieles a imitar a Cristo en su Pasin; por ello enaltecan los
nimos espirituales e inducan a practicar penitencias. En este punto
hay un nuevo matiz y es que estas prcticas se recomiendan desde la
propia Iglesia que sean moderadas y no cruentas. La Ilustracin, que
trajo una depuracin de prcticas en la religiosidad popular, model
unas manifestaciones devocionales razonadas y razonables censurando
acciones exageradas de penitencia fanticas, que adems afectaban a la
salud de las personas.
El concepto de cmo obtener el perdn de Dios sufri un cambio
notable ya que se valoraba la fe, el fervor y se distenda el sentimiento
de culpa, a veces, tortuoso. Tambin, es cierto, que las expresiones de
penitencia pblica son hechos que resultan siempre desconcertantes e
interesantes al mismo tiempo, pues son reflejo de los valores ms
espirituales e ntimos de quienes las protagonizan.
La sociedad que parece tan esttica y conservadora en esos
tiempos, podemos comprobar que desde los sermones de San Vicente
Ferrer en 1411, y los que se expanden en el siglo XVIII a travs de las
misiones jesuticas, acusan un cambio de mentalidad notable. Hemos
de someter a reflexin estos juicios y de inmediato apreciaremos que el
cambio es continuo, que otros monarcas conjuntamente con los
obispados estudian modos de formar religiosamente a las gentes, y que
Carlos III se le puede considerar ms extremista en sus decisiones,
como lo demuestran las censuras a las que fueron sometidas las
cofradas durante su reinado59.
58

El trmino popularizarse es aplicado a ese tiempo en concreto, pues los sermones existieron
desde los tiempos primeros de la Iglesia. Precisamente en el siglo XVI tuvieron importancia por el
movimiento mstico y la gran espiritualidad que se produjo en Espaa. El libro de GELABERTO,
Mart, La palabra del predicador, Contrarreforma y supersticin en Catalua (Siglos XVII-XVIII)
Milenio, 2005, trata en su primer captulo de los Fundamentos de la evolucin histrica de la
catequesis y la predicacin en Espaa; en la pgina 33 habla de la importancia de los predicadores
y los sermones.
59
Una vez que el Conde de Aranda tuvo en su poder los informes solicitados sobre las
asociaciones religiosas laicas a nivel de toda Espaa, se remiti en particular a las de Toledo la
siguiente explicacin: Con 1887 cofradas, que gastaban ms de un milln de reales al ao sin
contar las ms que probables ocultaciones- y celebraban ms de 6000 funciones anuales, el mundo
cofrade toledano representaba bien al conjunto de las cofradas espaolas. Slo 68 hermandades de

75

Otro discurso es el visual y en Murcia alcanza mucha


trascendencia, pues Salzillo habla a travs de sus imgenes
esculpidas y apaga con ellas, en parte, lo predicado desde el Gobierno
ilustrado; de l forma parte en la segunda mitad del siglo XVIII el
murciano Floridablanca; al frente de la Dicesis estaba el carismtico
Obispo Belluga (1704-1724), nombrado Cardenal en 1719, pero que
desde Roma tuvo un gran seguimiento de nuestro obispado y notable
autoridad en las decisiones tomadas, sobre todo en lo que respecta al
levantamiento del imafronte catedralicio y a la expansin de las
devociones marianas. Ambos personajes ejercieron mucha influencia
en nuestra cultura dieciochesca. Belluga hay que recordar que ya en el
ao 1712, 1715, promulg edictos y pastorales en las que manifestaba
sus opiniones sobre las procesiones de Semana Santa, bastante
negativas, por cierto.
Desde 1724 a 1805 se sucedieron seis obispos ms que siguieron
los postulados de Belluga, destacando sobre todo don Diego de Roxas
y Contreras (1752-1772) y don Manuel Rubn de Celis (1773-1784)60.
Podemos decir que en Murcia durante todo el siglo hubo personajes
destacados y circunstancias favorables -la mayora de ellas- que
contribuyeron al desarrollo de las cofradas pasionarias, a pesar de
ciertas censuras.
Otra circunstancia del siglo XVIII fue que las gentes estaban ms
relajadas ante la visible prosperidad, pues el comercio de la seda y la
recogida de barrilla61 producan muchos dividendos; situacin que

ese total gozaban de aprobacin real y casi mil no tenan ni siquiera la eclesistica, lo que Aranda
consideraba una autntica usurpacin de la real autoridad.ARIAS DE SAAVEDRA-ALAS,
Inmaculada, y LPEZ-GUADALUPE MUOZ, Miguel Luis. La represin de la religiosidad
popular. Crtica y accin contra las cofradas en la Espa del siglo XVIII, pg. 323. Universidad
de Granada, 2002. En el mismo libro, pg.325, hay esta crtica formulada por Aranda que dice:
Frente a la religiosidad que representan las cofradas, fruto de la ignorancia o ingenua piedad,
debe fomentarse una religiosidad articulada en torno a las parroquias, a cuyas necesidades podan
contribuir las cofradas, sobre todo, al mantenimiento de instituciones sociales, tales como
hospitales, hospicios y escuelas.
60
En el libro de Pedro Daz Cassou, Serie de los Obispos de Cartagena, sus hechos y su tiempo,
Madrid, establecimiento tipogrfico de Fortanet, impresor de la Real Academia de la Historia
(1895), ofrece los datos ms relevantes de la trayectoria de cada uno de los obispos de la Dicesis
de Cartagena.
61
La planta de la barrilla crece a orillas del mar y en terrenos salinos; de sus cenizas se obtiene
sosa, producto muy empleado en la vida cotidiana en los tres ltimos siglos, lo cual haca que en
torno a la comercializacin de esta planta, muchas personas vivieran de ello. En el Archivo de la
Catedral de Murcia hay ingente documentacin sobre este menester y tema correspondiente a varios
siglos, muy en particular el XVIII y XIX. Legajos enteros, sin catalogar, contienen informacin
sobre ella. La Barrilla pagaba diezmos.

76

tiene mucho que ver con el esplendor de las procesiones de Semana


Santa62.
El siglo XIX, pese a sufrir dos desamortizaciones, la de
Mendizbal (1836) y la de Madoz en (1855), que completaba a la
anterior63, es un siglo de reafirmacin de las grandes devociones, de
una gran fuerza espiritual, de significativas fundaciones pasionarias y
del nacimiento de nuevas procesiones, cosa en principio extraa.
Por qu razn ocurre as? Veamos: Las tensiones entre Iglesia y
Estado llegan al extremo y se rompen las relaciones con la Santa Sede.
Los conventos son exclaustrados y desposedos de su patrimonio, y la
tirantez es extrema, pues en el tema de la religin se vive un periodo de
desatencin y acritud gubernamental, grave64; pues bien, en medio de
este, casi caos, cuando las gentes se sienten perdidas y son conscientes
de que han de tomar, por s mismas, el rumbo de su vida espiritual, es
cuando renace un nuevo brote de religiosidad, de fe y de esperanza.
62

OLIVARES GALVN, Pedro, desarroll en su Tesis Doctoral, el proceso socioeconmico de


Murcia en el siglo XVIII, gracias a la industria de la Seda. En la revista, MAGENTA, Cofrada
del Perdn. Murcia, 1987, publica un artculo resumen de dicha Tesis titulado El Gremio que hizo
de la Seda un Arte.
63
Entramos en datos socioeconmicos por considerar que valorar el siglo XIX en su aspecto
mstico, hace imprescindible resear algunos datos de la sociedad del momento. La
Desamortizacin de Pascual Madoz declar en venta los predios rurales y urbanos del estado, clero,
rdenes militares y los comunales; esto origin revueltas sociales de campesinos y tristemente
mucha hambre. Contrastado con lo dicho resulta el dato de que en ese siglo se registraron
numerosas fundaciones de cofradas pasionarias. Otro contrate fue que en esos aos fueron los de la
gran expansin de la banca. Ms de un milln de emigrantes salen de Espaa al extranjero; dato
importante, pues sern muchos de ellos los que aos despus vuelvan necesitados espiritualmente
de revivir sus recuerdos de Semana Santa y ayudarn econmicamente a que sea celebrada con
abundancia de medios econmicos que ellos aportan. Tambin sorprende que el censo demogrfico
de Espaa pasa de doce a casi dieciocho millones de habitantes. Por otro lado esta sociedad del
siglo XIX era muy pobre y tena un ndice de analfabetismo del 70%; la esperanza de vida era corta,
de 35 aos y slo el 10% de la poblacin superaba los sesenta aos. Destacamos que la pirmide era
muy joven, haba muchos nios y pocos ancianos, dato ste de inters particular a barajar para
situar el proceso de desarrollo de Cofradas religiosas penitenciales y todo lo concerniente a la
Semana Santa. Fue un siglo particularmente convulsivo en enfrentamientos blicos recurdense las
guerras carlistas-, los conflictos polticos y sociales, aunque como recurso de estabilidad, segn se
puede apreciar por las fuentes, fue un siglo de auge en el tema pasionario y de grandes
manifestaciones de religiosidad popular, situaciones que apaciguan esa situacin descrita. Sobre
estos datos no disponemos de un estudio formal pero en el desarrollo del presente captulo al quedar
plasmada la fecha de fundacin de numerosas cofradas apreciaremos que el siglo XIX es estimable
en vivencias pasionarias, que las procesiones estaban muy asentadas y que se encargaron numerosas
obras escultricas a los mejores imagineros del momento. Los datos histricos aportados han sido
extrados de: Gran Historia Universal. (Ediciones Njera. Madrid, 1986), escritos por: Miguel
Avils Fernndez, tomos 18 y 19, y, Manuel Espadas Burgos, tomo 21. Historia de Espaa, tomo
5. Barcelona, 1989.
64
Sobre las exclaustraciones y vicisitudes padecidas por los religiosos, en particular los
franciscanos, RIQUELME OLIVA, Pedro, o.f.m. ofrece unas tablas al respecto muy ilustrativas, en
su Tisis Doctoral: Iglesia y Liberalismo Los franciscanos en el reino de Murcia (1768-1840). Ed.
Espigas. Murcia, 1993. En la parte IV de esta tesis realiza un estudio pormenorizado de la situacin
sufrida por los religiosos franciscanos en el siglo XIX.

77

Contemplativos de la Pasin de Cristo entran en accin y


consiguen reorganizar cofradas deshechas, fundar otras, realizar
desfiles pasionarios y alabar a Dios con su voz en alto, dejando patente
una vez ms que el hombre se suele superar ante las dificultades y que
cuando los Gobiernos agreden con sus polticas las tradiciones y las
creencias, stas brillan con luz propia.
El siglo XIX, pues, podemos catalogarlo de agitado y complejo,
entre otras razones porque se inicia con una guerra -la de la
Independencia- que origin el paso del ejrcito francs por nuestras
tierras con el saqueo de viandas y piensos, e importantes
contribuciones econmicas.
Durante su transcurso gobierna Isabel II, Amadeo de Saboya y
Alfonso XII; los tres entre grandes convulsiones polticas; pero la
Iglesia sigue transmitiendo esperanza y es el nexo del que emana
estabilidad a la sociedad. Las gentes superan la crisis rezando,
comprometindose en estas asociaciones en las que por encima de
cualquier inters est la devocin.
Intentan con ello ayudar a los necesitados; los cofrades se sienten
en paz con esos actos, as como llenos de gozo bajo el peso de las
andas de un trono, o envueltos en una tnica nazarena.
De esta manera puede ser entendido el fenmeno social de la
Semana Santa, de sus procesiones y de esa lucha titnica por sacarlas a
la calle, cueste lo que cueste, muy en particular en periodos tan tensos
como los vividos en el siglo XIX. Siglo que se caracteriza por la
supresin de algunas cofradas y decadencia de otras; la suspensin de
procesiones algunos aos, pero valorado globalmente, como decimos
antes, es un siglo de reafirmacin religiosa y esfuerzos en pro de la
Semana Santa y sus desfiles pasionarios.
En el apartado de las formas, el Barroco sigue sacudiendo los
sentimientos, sin tregua ni reposo. Los pasos se esculpen con rostros
de gran realismo, son vestidos con las mejores galas y adornos; se les
da culto, y todo ello sin admitir el neoclasicismo instalado en ese siglo
en toda Europa; sus postulados sosegados y equilibrados no prendieron
en nuestra regin.
Esta reaccin del mundo cofrade pasionario est por estudiar e
intentar delimitar si fue consecuencia de las situaciones lmite que

78

afectaron a la Iglesia y a la religiosidad popular, que requeran impulso


y extrema expresividad, si fue un rechazo natural a esas formas
estticas, o si la sociedad viva impregnada del arte de Salzillo y era
necesidad vital transmitir sus caractersticas e influencias.
El siglo XX comprende unas circunstancias sociopolticas tambin
muy complejas. Por parte de las personas queda patente su fortaleza y
templanza, su religiosidad y esperanza. Ante la adversidad de
gobernantes que piden la destruccin de todo signo religioso,
responden con la actitud de dar testimonio de fe y seguir adelante.
Predicar con el ejemplo -que diran nuestros mayores-. Los actos
populares de Semana Santa recibirn, curiosamente, el momento de
mayor impulso, siendo el siglo en el cual se muestra encomiable
testimonio de sacrificio por sacar las procesiones a la calle, de
incentivar las calidades y plstica de los desfiles y de acaparar
hermanos para afianzar proyectos humanos y econmicos.
En este siglo tambin cabe destacar la aportacin literaria.
Unamuno, Gabriel y Galn, Vicente Medina, Gerardo Diego, Jorge
Guilln, entre otros, han compuesto bellos poemas. Gabriel Mir, con
su obra Figuras de la Pasin, as como el ensayo, La Pasin segn
Pemn, escrito por Jos Mara Pemn, son buenos testimonios. En
estos comienzos de siglo estn en pleno desarrollo el Impresionismo y
el Simbolismo, movimientos que tanto en Msica, Literatura como
Pintura han influido mucho en emblemas y estticas reflejadas en
nuestras procesiones que, aun a pesar de su barroquismo, imprimen
tmidos cambios de estilo. La eclosin de luz y de flores que envuelven
los pasos es un ejemplo. La Procesin de los Coloraos Mircoles
Santo en la tarde vinculando la frtil huerta, el agua del ro y la imagen
del Cristo de la Sangre sobre el Puente de los Peligros, es toda una
estampa barroca, colorista y simblica.
En resumen vemos que este panorama poltico, ms bien
zozobrante para la proyeccin de la religin catlica en los primeros
cuarenta aos de este siglo, no obstruye los senderos de la fe y hace
que cada pueblo multiplique su patrimonio pasionario con el que
expresar su religiosidad. La parte folklrica adicionada es inevitable,
pues la fiesta, por muy trascendente que sea, nunca ha prescindido ni
del banquete, ni de la suntuosidad, pues todo ello es smbolo y parte
importante de la espiritualidad que la impulsa; hacerlas compatibles le
da razn de ser a la ceremonia. Comer y Rezar juntos es la esencia de
toda sociedad. Desde estos valores intentaremos entender las

79

procesiones de Semana Santa que, con todos sus ingredientes, pueblo


a pueblo vamos a describir.
2.1.- SEMANA SANTA PUEBLO A PUEBLO.ABANILLA. Como en tantos otros pueblos celebrar procesiones
de Semana Santa es hecho antiguo aun cuando en este pueblo no se
sabe desde cuando datan. Segn cuentan las fuentes consignadas en sus
revistas de Semana Santa eran procesiones esplndidas, aunque no
precisa las fechas a las que corresponden esos comentarios. Problemas
posiblemente de carcter econmico iran deteriorndolas hasta
hacerlas desaparecer en la primera mitad del siglo XX. Resurgieron
aos despus y paulatinamente han ido recuperando presencia.
Celebra cinco procesiones. Domingo de Ramos la primera.
Mircoles Santo no hay procesin, pero lo dedican a confesar, como
consta en una revista que dice: Mircoles Santo a las diez de la
maana y cinco de la tarde, tendrn lugar, las confesiones (Semana
Santa. Abanilla, 2000).
Jueves Santo, Procesin del Silencio, con el Cristo de la Agona,
imagen adquirida en los talleres de Olot (Gerona), que es la de mayor
devocin en el pueblo; con ella aprendieron a mirar los abanilleros
desde muy nios a Cristo Crucificado, lo ms probable de la mano de
sus madres y abuelas. En la intimidad de los hogares aballineros es
una constante el agradecer o aceptar situaciones en el nombre del
Cristo de la Agona.
Viernes Santo a primera hora de la maana se reza va crucis al
Sagrado Corazn de Jess65; es un acto poco repetido el de rezar
vacrucis al Sagrado Corazn. Por la tarde hay una ceremonia litrgica
de adoracin a la Cruz66. Entrada la noche se inicia la procesin del
65

Comprobaremos a lo largo de este captulo lo infrecuente de la presencia de esta advocacin en


ningn acto de Semana Santa. Este hecho de rezar el Va Crucis al Sagrado Corazn de Jess es
excepcin.
66
En Abanilla la Patrona del pueblo es La Santa Cruz. Celebran las fiestas patronales el uno de
mayo. Hablar de la Cruz fue posible desde que fue hallada por Santa Elena (segn la tradicin) en
Jerusaln, la cruz en la que fue crucificado Cristo. Vamos a dar unos apuntes a fin de matizar el
trmino cruz y crucifijo por considerar oportuno esta mnima reflexin. MALDONADO, L, en su
libro: Gnesis del Catolicismo Popular, pg.55. Cristiandad Madrid 1979, expone lo siguiente:
Cuando se pas de la Cruz al crucifijo, es decir, cuando se empez a configurar sobre la cruz el
cuerpo de Cristo, no se le mostr torturado, sino triunfante, coronado, viviente, es decir, exaltado
sobre la cruz, por la cruz y no muerto sobre ella. Cristo es representado sobre la cruz, pero como
sobre un trono, ciendo sobre sus sienes una corona no de espinas, sino real o imperial. A veces
aparece como varn de dolores segn la tradicin de Isaas, pero vivo, con los ojos abiertos, es
decir, como invulnerable ante la muerte, inasequible a su zarza destructora, ajeno, por tanto, y
extrao a la condicin humana.

80

Santo Entierro. Es la ms presente en la Semana Santa de cualquier


lugar, incluida Abanilla; pocos son los pueblos que no la representan.
La muerte del Seor, junto a la natividad, son las dos
conmemoraciones litrgicas ms destacadas por la Iglesia.
Domingo de Gloria, desfile del Resucitado, realizndose
encuentro entre las imgenes de Cristo Resucitado y la Virgen de la
Soledad. Los Encuentros los hallaremos en todos los pueblos, es una
constante religiosa y cultural; forman parte de ese aspecto teatral que
caracteriza las procesiones de Semana Santa. Los hay muy diversos,
como podremos apreciar en el presente captulo, y constituyen uno de
los momentos emocionales y religiosos ms especiales.
Don Carlos Valcrcel Mavor en Revista de las fiestas de Abanilla
publica un artculo titulado La Soledad de Abanilla, FIESTAS DE
LA CRUZ 2002 en el que dice que: En los primeros aos del siglo
XX, la tarde de Viernes de Dolores, era sacada a la calle la imagen de
la Dolorosa y el da de Viernes Santo, por la maana, salan los tronos
de El Calvario, obra de Lozano Roca, La Virgen Dolorosa y Nuestro
Padre Jess, adquiridas en los talleres de Olot, y La Vernica. En la
actualidad la hermandad de la Santa Cruz organiza la procesin del
Santo Entierro con los pasos de: La Cruz Desnuda, Cristo Yacente,
San Juan y la Soledad de Sanchz Lozano, que va acompaada por
nazarenos con tnicas en blanco y negro. Los cofrades de Ntro. Padre
Jess lo hacen vestidos de paisanos y portan cirios encendidos.
Representaciones. Sbado de Pasin es representada La Pasin
del Seor por la Compaa TESPI; Agrupacin que est realizando
una magnfica labor de difusin del tema pasionario entre nios y
adolescentes en particular. La Concejala de Festejos y Cultura del
Ayuntamiento de Murcia subvenciona estas actuaciones.
ABARN, de escarpadas calles y contrastados paisajes, es el
primero de los pueblos del Valle de Ricote. Sus calles, de plano
ascendente, le imprimen halo de mstica religiosidad y de estaciones de
penitencia cotidiana. En Semana Santa, con fuerza de voluntad, sus
cofrades sacan a la calle el ciclo de La Pasin y las procesiones estn
catalogadas de Inters Turstico Regional. Es una puesta en escena
no slo sencilla sino, digamos que pequea, aunque hay que
reconocerle el valor que muchas veces encierra este concepto; a lo

81

largo de la historia varios escritores lo han desarrollado como es el


caso de Sneca, Benavente, o Alejandro Dumas67.
Los pueblos pequeos sorprenden con sus Semana Santa, bien
por la categora plstica y artstica de sus desfiles, bien por su sencilla
manifestacin religiosa. De Abarn llama la atencin el que publique el
nmero de ejemplares editados de la revista de Semana Santa, que en
el ao 1997 imprimi 700 ejemplares, pero en 2005 ha duplicado el
nmero; la reparten, regalada, por las casas, con mucho esfuerzo e
inters.
Domingo de Ramos. Procesin en la que desfila el paso de
Jess sobre la burrica; el ambiente es alegre, alborotado y
particularmente infantil por ser los nios muy numerosos entre los
participantes. Esto es algo muy tradicional y comn a todos los
pueblos.
Martes Santo, el Prendimiento. Le llaman as por procesionar en
primer lugar La Oracin del Huerto; este episodio de la Pasin suele
desfilar en todas partes Mircoles Santo, como dejamos plasmado en el
captulo anterior apartado 1.1. En Abarn la inician los estandartes de
sus once hermandades.
Jueves Santo, Santa Cena y desfile del Silencio que es el acto en
el cual se produce mayor nmero de asistentes precisamente por su
marcado carcter penitencial. El hombre muestra una necesidad de
reencuentro con el silencio y la meditacin; de ah, quizs, que todos
los pueblos la organicen con las mismas caractersticas de austeridad,
oscuridad, recogimiento y anonimato de los participantes.
Viernes Santo tiene lugar la escenificacin ms antigua de todas
las conocidas en este pueblo; hay noticias que la datan con ms de
quinientos aos de pervivencia; antes la llamaban Procesin de los
penitentes; como recuerdo de ello todava siguen saliendo desde la
iglesia de San Pablo tres encapuchados portando un estandarte y dos
ms que portan faroles; recorren todos los antiguos enterramientos de
Abarn orando por los all sepultados; se reza durante el recorrido el
va crucis y rosario. Su hora de salida es a las cuatro de la madrugada.
A las diez de la maana procesin del Va Crucis. Por la noche la
solemne del Santo Entierro.
67

Alejandro Dumas, en la Dama de las Camelias, desarrolla una frase que tiene mucho de religiosa,
de filosofa y de enseanza. El contexto en el que la emplea no es religioso, pero s es ejemplar y
dice as: Lo grande est en lo pequeo. Pequeo es el nio, y contiene al hombre. El cerebro es
estrecho, y alberga el pensamiento. El ojo es slo un punto, y abarca leguas

82

Domingo de Resurreccin se realiza el llamado acto de las


reverencias en el que los pasos hacen tres inclinaciones ante el trono
de la Virgen y en la tercera es cuando Ella deja caer el velo negro,
apareciendo el blanco, smbolo de alegra68. Puede decirse que hay
pocas procesiones del Resucitado que no se ritualice una ceremonia de
estas caractersticas. Entre los gestos que enriquecen el acto est el de
soltar palomas blancas, encendido de tracas, sonidos acelerados de
tambores y muy en particular el interpretar la banda de msica el
himno nacional.
Hay una tercera singularidad en la Semana Santa de Abarn y es
la intervencin de la bocina, que actuando de esta forma es nica en
nuestra regin; consiste en salir de la iglesia de San Juan Bautista un
cofrade tocando una bocina y pregonando, a voz en frito: Se busca al
Nazareno! Suelen ser actos muy antiguos y conservados por
transmisin oral; llevan una carga religiosa y simblica muy grande. El
inters antropolgico de este acto radica en que el Nazareno es una
imagen del nio Jess que como tal lo visten, segn el pasaje de llevar
la cruz a cuestas; no se rememora a Jess perdido en el templo, sino
que recoge la iconografa creada por Alonso Cano en el siglo XVII de
Jess Nio Nazareno. Este tema del Nio redentor es uno de los que
requiere un amplio estudio por parte de las Ciencias Sociales y de la
Teologa.
Lunes Santo a las 21 horas en la iglesia de San Juan Bautista es
representado Auto de la Pasin del Seor, y a las diez y media de la
noche en la iglesia de de San Pablo, se representa El Prendimiento de
Cristo69.
68

Particularmente solemne y querida es la ceremonia paralitrgica de quitar el velo a la Virgen en


Candas (Asturias). Le llaman la ceremonia de la Venia. Aparece como tradicional en documentos
del siglo XVIII. Se celebra en la maana de Domingo de Resurreccin en la playa de esta Villa,
precedida por el Pendn de la Cofrada de los pescadores, hombres de una profunda fe que expresan
en los gestos de sumisin y humildad y en su respeto a la Virgen que entra en la playa por un lado,
mientras que Cristo lo hace por el opuesto; cuando ambos se hallan cerca, los portadores de la
Virgen dan tres pasos e hincan la rodilla en la arena; coincidiendo con la tercera genuflexin el
pendn ha de pasar tres veces rasante con la arena, sin tocarla, con gran rapidez. La Virgen es
despojada en ese momento del manto negro y se produce el encuentro a los acordes del himno
nacional y el sonar de las sirenas de los barcos que estn en el muelle. GONZLEZ COBAS,
Modesto. La Inslita Semana Santa de Asturias, correspondiente al libro: Rito, Msica y Escena
en Semana Santa, pg. 58. Direccin de BRISET, Enrique. Comunidad de Madrid. 1994. Otro
Encuentro singular se realiza en Valencia de Alcntara (Extremadura), cargado de simbolismo
porque crean un crculo y en el centro del mismo convergen los pasos de Cristo y de la Dolorosa,
donde le quitan el velo negro a la Virgen. En Salamanca es otro de los lugares donde tambin se
produce encuentro entre el Cristo Resucitado y Ntra. Sra. de la Alegra en formas similares a las
anteriores.
69
Ambas representaciones son lecturas escenificadas; los lectores visten para la ocasin al uso
hebreo; el texto suele estar seleccionado y adaptado por el cura de la iglesia organizadora.

83

Desde hace nueve aos, cuenta con Convocatoria de Tambores


Ciudad de Abarn. Con este tipo de intervenciones las bandas de
soldados romanos se estn abriendo camino en muchos de nuestros
pueblos. Los Armaos pensamos- son los grandes olvidados de la
Semana Santa y los grandes incomprendidos. No se ha reflexionado
sobre su misticismo y su protagonismo, conmovedor, en el trance de la
resurreccin70
GUILAS, ciudad marinera que vive los dos extremos; en uno la
fiesta ldica y vigorosa que es el Carnaval y en el otro la fiesta
religiosa, cargada de misticismo que es la Semana Santa. guilas
palpita con su dedicacin mariana, su fe y su religiosidad desde la
filosofa y perspectiva que genera vivir mirando al mar, en el que desde
primeras horas se baan las nubes y el hombre suea con l, y cada vez
que lo mira, lo desea tanto como lo teme.
Este paisaje martimo imprime carcter a sus gentes que vacilan
ante las crestas de sus olas punzantes. Quizs por ello Pascual Madoz
dice de guilas que en 1761 sus lares se encontraban an casi
desiertos71. Pero abrieron un nuevo horizonte en 1765 cuando Carlos
III la mand emancipar, ya que hasta esa fecha perteneca,
territorialmente, a la ciudad de Lorca, guilas crece por derecho
propio.
Tambin forjaron los hombres de aqu su historia en lo escabroso
de sus sierras de plomo y otros minerales, pero con todo ello se
sintieron gozosos por tener autonoma ya que definitivamente la
independencia municipal la alcanzaron en 1834.
Antonio Cerdn Casado, Cronista oficial de la Villa, en su
artculo Semana Santa. GUILAS 1998, pg.28, dice que:
Durante los setenta aos de incertidumbre, lucharon con todas sus
fuerzas, y ya se organizaban procesiones de Semana Santa, con
recogimiento, religiosidad y amorosa observancia de la virtud cristiana
de la Fe. No concreta fechas de inicio pero dice que quedaron
interrumpidas en la primera Repblica entre los aos 1873-1875, y en
70

El prximo 26,27 y 28 de octubre de 2006, en Jumilla, se celebra el II Encuentro de Cofradas


Pasionarias del Segundo Misterio Doloroso. Se presentarn tres ponencias: La primera, de D. Jos
Antonio Molina Gmez, titulada: La mstica de la Sangre de Cristo. La segunda, de Isabel Mira,
La mstica de los Armaos. La tercera versar sobre contenidos histricos de la Pasin del Seor y
su autor es Don Alberto cnovas, Vicario de la dicesis de Cartagena.
71
MADOZ, Pascual. Diccionario Geogrfico-Estadstico-Histrico. Regin de Murcia, pg. 49.
Consejera de Economa, Industria y Comercio de la Comunidad Autnoma de Murcia, en 1989. 1.
Publicacin en1850.

84

los aos 1930-1936, que incluso el Gobierno present Mocin de


Censura en el Ayuntamiento para el cese del toque de campanas. No
prosper dicha mocin pero se lleg al acuerdo de suspender los actos
del Viernes de Dolores72 por declararlos perjudiciales para los
intereses de los obreros. A pesar de estos hechos adversos los aguileos
lograron crear varias hermandades e iniciar los desfiles pasionarios.
Viernes de Dolores celebra con estatus serio y de recogimiento
su primera procesin organizada por la cofrada de Ntra. Sra. de los
Dolores, que es de las ms antiguas, pues se fund en 1850; la imagen
lleg a la ciudad en 1805 y es obra de Roque Lpez -segn unos-, de
Fernndez Caro -segn otros-; desfila Viernes de Pasin a las 21 horas
desde la Parroquia de San Jos; va acompaada por mujeres ataviadas
de majas o manolas. Esta efgie es la ms querida por los
trabajadores del mar, y hasta hace pocos aos era costumbre que en el
transcurso del recorrido, cuando pasaba por delante del domicilio de
alguno de estos obreros que estaba enfermo, paraban a la Virgen en su
puerta para que intercediera por l. El trono sobre el que se apoya es el
ms antiguo (1940); en la actualidad es portada a hombros por 104
costaleros, que visten tnica azul cian y capa azul ultramar.
Jueves Santo procesin del Silencio, organizada por la Cofrada
del Santsimo Cristo de la Agona, fundada tras la Guerra Civil. Su
peculiaridad es la renuncia a todo detalle de lujo. Sus tnicas son de
humilde tela, atada a la cintura con un trozo de cuerda recia de esparto.
La imagen es obra del sevillano Jos Rivera (1951); el trono que la
acoge tambin es austero y de lneas sencillas; va arreglado con
gladiolos y rosas rojas. El gladiolo sabemos que es flor que simboliza
la sangre de Cristo, lo mismo que el clavel rojo, sobrellamado clavel
reventn. Sus cofrades se esfuerzan por mantener al mximo el
anonimato.
Casi todos sus penitentes desfilan cumpliendo alguna promesa;
unos van descalzos, otros cargados con pesadas cruces; caminan bajo
un silencio sepulcral por el casco urbano ms antiguo, de estrechas
calles y srdido aspecto, descuidado y envejecido, sintonizando con el
espritu sufriente del desfile. La oscuridad es demasiado tenebrosa,
pues apagan el alumbrado elctrico y slo resplandecen las antorchas
de algunos penitentes. Todos se sienten ms acompaados porque
tambin desfila la Virgen de la Soledad todo un smbolo! El itinerario
72

Esta supresin es ms grave porque existe un Acta Municipal de 10 de marzo de 1856 en donde
se instituye la Festividad de Viernes de Dolores, con el asiento literal de de que se respetara esta
fiesta por los Ayuntamientos sucesivos.CERDN CASADO, Antonio. Cronista oficial de la
Villa. SEMANA SANTA DE GUILAS, pg. 28. Ayuntamiento de guilas 2002.

85

elegido, como todos los dems, se realiza con premeditacin, buscando


afinidad con el carcter esttico del desfile. Estos recorridos por esas
calles concretas son un complemento directo para la escenografa
comulgante con la pobreza, el sacrificio y el desgarro.
Viernes Santo a las siete se reza el va crucis presidido por
Nuestro Padre Jess Nazareno, recorriendo el centro de la ciudad hasta
el Monte Calvario que est en el extrarradio del casco urbano. A las
once de la maana las cofradas de Nuestro Padre Jess de la sangre y
Santsimo Cristo de la Columna, ms la de Nuestra Seora Virgen de
los Dolores, acompaadas por otras ms, tendrn un encuentro y
formacin de cofradas en el que cada una presenta su estandarte; la
Virgen, bajo palio, encuentra a su Hijo Jess, en presencia de todas las
cofradas, que continan juntas el desfile. Organizan este acto cofrades
de Ntro. Padre Jess, de La Sangre, y Santsimo Cristo de la Columna.
sta ltima visten sus miembros tnica en color amarillo oro, capuz y
capa de raso en rojo, y fue fundada en 1945. La imagen titular es obra
de los talleres de Olot.
A las nueve de la noche, Procesin del Santo Entierro.
Intervienen sus cuatro cofradas. La que organiza el desfile es la de
N.P.J.N., que es de las ms antiguas de guilas; procesiona este da
con Cruz vaca de la que cuelga el sudario; tambin posee la imagen de
la Santsima Soledad, adquirida en Cartagena (1989), que participa
bajo palio de doselete en negro bordado en oro, vistiendo sus nazarenos
tnica negra y capa de raso blanca. Otra imagen que desfila es la de
Cristo Yacente, de extremada belleza, cuyo autor es el murciano
Francisco de Liza (1993); por ltimo lo hace el Santo Sepulcro,
llamada tambin paso negro, fundada en 1945, que visten sus
nazarenos tnica blanca, capuz y capa de raso en color negro; el trono
es uno de los ms impresionantes tanto por sus dimensiones como por
el arreglo floral que lleva.
Otros pasosde esta procesin son Cristo a la Columna, Nuestra
Seora Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista, cofrada que en
sus comienzos hacia 1952 y desde 1936 perteneca a la de Ntra. Sra. de
los Dolores, pero que en 1940 se independizaron; el autor de esta
imagen es Jos Noguera (1953); porta en la mano izquierda una
aparatosa palma, rizada, acorde con su trono barroco; flanqueando sus
cuatro ngulos van instalados arbotantes con tres pisos de tulipas de
cristal que emergen de las ramas con el consabido efecto arbreo y de

86

contra luz. Los pasos de Cristo a la Columna73 y Nuestra Seora


Virgen de los Dolores completan el desfile74.
Antes, hasta el primer tercio del siglo XX, otro acto que tena
lugar era representar la Pasin en vivo por los propios aguileos Entre
los aos 1810-1825 se constituyeron las dos primeras cofradas y es
posible que en ese primer periodo fueran pocas las imgenes para
procesionar y el pueblo optara por la representacin viviente, caso
frecuente en muchos de los lugares de Espaa. De todo esto no se sabe
nada, apenas alguna referencia que informa de que se haca, pero nada
ms75.
Por el Diario de Murcia de 3 de abril de 1902, se sabe algo muy
interesante, pero que no determina si la Pasin viviente estaba
contemplada como desfile o como Auto Sacro. La noticia a la que
aludimos habla de unas carrozas en las que figuraban personajes del
Antiguo Testamento en primer lugar, precedidos de otras en las que
intervenan personajes de la Pasin. En los primeros se escenificaba el
Sueo de Jacob y El Rey David, en cuyo interior permanecan
cuatro nios con trajes elegantes y lujosos; entre los segundos
73

Los colores adoptados en las cofradas son un tanto distorsionados si se tiene en cuenta el
simbolismo tradicional. En guilas, la cofrada de Nuestro Seor de la Columna visten sus
nazarenos tnica blanca con capa roja. Tradicionalmente las advocaciones de Jess Nazareno que
comprende los episodios de Cristo amarrado a la columna o Cristo azotado, Cristo prendido y
Cristo con la Cruz a cuestas, visten tnicas moradas y sin capa. En Murcia Nuestro Padre Jess
Nazareno es ejemplo de ello, tambin en zaragoza y muchos pueblos ms. La tnica roja y capa
del mismo color, en el caso de llevarla, se viste en las cofradas del Santsimo Cristo de la Sangre.
Las tnicas blancas y capa roja o blanca la adoptan los nazarenos de San Juan Evangelista.
74
Aqu encontramos el hecho de desfilar dos advocaciones pasionarias, la Virgen de los Dolores,
que procesiona en el Santo Entierro, y la de La Soledad que lo hace en la procesin del Silencio
Jueves Santo en la noche, y tambin Viernes Santo en la noche. En guilas, ambas imgenes
visten de oscuro, La Soledad de blanco y negro, la Virgen de los Dolores de morado, sin embargo
al desfilar Jueves Santo en la noche queda trastocado el orden. Segn la iconografa en la mayora
de localidades, entre ellas Murcia, La Dolorosa o Virgen de los Dolores procesiona en la
representacin de los episodios del camino del Calvario. La Virgen de las Angustias o de la
Caridad, que recoge en su halda el cuerpo muerto de Cristo desfila en el Santo Entierro, pero lo
hace antecediendo a. La Soledad que, vestida de riguroso negro acompaa a su Hijo muerto; ya
no es la Virgen Dolorosa que presencia los sufrimientos del Hijo, sino la Soledad porque su Hijo
ha muerto; por ello viste de negro y de blanco, colores de luto en las religiones cristiana y juda,
respectivamente. Un artculo publicado en la revista de Semana Santa de guilas, ao 2002, pg.
33, firmado por S.S.C., dice: Nuestra Seora de los Dolores. La Madre est all, aterrada, pero sin
desmayarse, desgarrada. Ve al Hijo como una piltrafa humana. El dolor ms vertiginoso la llena,
pero lo acepta. En otro prrafo expone: Por la noche el Santo Sepulcro y la Soledad de Nuestra
Seora, parecen indicar que todo est concluido.
75
No hay ms datos sobre esta representacin viviente. Los aportados me han sido facilitados por
el Presidente de la Junta Central de Hermandades don Sebastin Muoz Muoz. Las revistas de
Semana Santa editadas por esta entidad me han sido cedidas por D. Juan Ruiz Parra, unas; otras por
D. Ramn Madrid, pero ninguna habla del tema. Lo que surge es la conveniencia de aclarar que el
Paso Azul se define as precisamente por vestir la Virgen con ese color y tambin los cofrades.
En guilas la Virgen de los Dolores viste de morado tanto tnica como manto, pero optan por
emplear el azul cian o celeste en el dorso del palio bajo el cual desfila y en los cngulos y capas de
los cofrades.

87

figuraban los estandartes de las cofradas participantes, bordados en


oro, dando custodia dos parejas de guardias civiles junto a los tronos de
La Cruz y Santo Sepulcro; intervenan adems palio del Santo Sepulcro
y Bocina del Paso Negro, organizadora del desfile, junto a la del Paso
Azul en la que participaba su titular la Virgen Dolorosa que tambin
desfilaba bajo palio76.
Es importante que desde hace varios aos guilas celebra
certamen de dibujos y redacciones sobre su Semana Santa; participan
alumnos de sus centros docentes locales. Un prrafo de la redaccin
ganadora del cuarto premio de 1988, dice: El Viernes Santo es un da
de recogimiento y oracin, donde tambin se hace una procesin muy
bonita, por la maana, con las imgenes tan bonitas y expresivas que
tenemos en guilas y el colorido multicolor de los nazarenos que
acompaan a los distintos Pasos. Cuando pasan cerca del mar parece
una obra de arte, pues las mismas rayas que iluminan el mar y lo
convierten en plata, reflejan las imgenes dndoles un tono especial de
la luz y sensaciones de divinidad Ana Cristina Sothwood Carrasco. 5.
B. Colegio de Mara Inmaculada. El primer premio de Poesa de este
mismo certamen y ao lo obtuvo Guillermo, de 5. B. Colegio Pblico
Joaqun Tendero y unos versos del poema premiado dicen:
Con sus brazos desplegados
abiertos de par en par
aun nos quisiera abrazar
pero los tiene clavados.
ALBUDEITE es otro pueblo entraable que dista de la capital tan
slo 22 kms. Sus gentes dejan constancia de que cuidan de las
tradiciones con cario y atencin. Su Semana Santa es sencilla y
humilde, sin grandes lujos, como ocurre en otros pueblos, tambin
pequeos.
En ella hay que destacar la Fiesta de los ramos y quema de
Judas que a juicio del profesor D. Francisco Flores Arroyuelo en ella
76

No disponemos de documentacin para poder aclarar si estos desfiles son anteriores o posteriores
a los de Lorca, ni el grado de influencia de unos en otros, que debe de haberlo. El sentido de la
lgica indica que la pionera en este tipo de desfiles fue Lorca por la tradicin del bordado. En
cualquier caso lo que comprobamos es que a pesar de precariedades econmicas frecuentes en estos
aos, ya que dependan los pueblos de la agricultura y sta dependa del tiempo climatolgico, las
representaciones teatrales estaban muy asentadas. Desfiles con carrozas escenificando pasajes
bblicos slo conocemos los de Lorca, guilas y Caravaca. Actos distintos son los Autos de Pasin
representados en varios pueblos de nuestra Regin. (Archena, Albudeite, Villanueva, Ceut, Puebla
de Soto, entre otros.). Los datos han sido extrados, en parte, de: MUOZ ZIELINSKI, Manuel.
Calendario Festivo: Costumbres, Usos y Fiestas de la Regin de Murcia. 1840-1936. Murcia, 2004.
Tambin hemos consultado peridicos de la poca.

88

estn todos los elementos, cristianos y paganos, de la fiesta77. El Dr.


Gonzlez Castao valora esta fiesta desde aspectos mgicos, pues
estima que el reunirse ese da los habitantes de Albudeite y los de
Mula, as como otros de ms lejanas tierras, representa que al ahorcar
al personaje que traicion a Cristo y quemarlo, queman tambin todo lo
negativo78.
Precisamente en nuestra Regin, excepto en Cartagena y el pueblo
que nos ocupa, no conocemos ningn otro que represente este acto.
Posiblemente en siglos anteriores s se hiciera y sea una de esas
costumbres perdidas en el tiempo. Sin embargo en varios pueblos de
Espaa se mantiene activa79. De los textos consultados se deduce que
este hecho est presente en algunas de las celebraciones de Semana
Santa desde hace ms de cuatro siglos y tiene un fin moralizante80.
Otro acontecimiento a destacar de Albudeite lo constituye la
representacin de un Auto de Pasin titulado: Pasin y Muerte de
Jess. Drama sacro en ocho cuadros y en verso, de Enrique Zumel.
Representado en el Teatro Martn el da 3 de marzo de 187181. Don
Gins Blanco, en la versin que en la actualidad se representa, dedica
unas palabras al lector en las que dice ser este pueblo: Entraable
trocico de tierra, en el que existe desde hace muchsimos aos una
corriente artstico-teatral en la que han intervenido los habitantes que
nos precedieron y los que actualmente tenemos, con la oportunidad de
participar en este campo cultural. Nos faltara tiempo y papel sigue
diciendo- para enumerar la infinidad de obras de teatro y actos
culturales acaecidos. (Este Auto lo expondremos en el captulo IV).
ALCANTARILLA. Villa que a mediados del XIX tena Iglesia
Parroquial, con cura propio. Dos escuelas nacionales, una con 49 nios
77

Flores arroyuelo, Francisco J. Fiestas de Ayer y de Hoy en Espaa. Pg.10. Alianza


Editorial.2001.
78
Estos datos ofrecidos sobre la quema de Judas en Albudeite, nos han sido facilitados por Juan
Gonzlez Castao.
79
En Asturias son varios los pueblos que lo hacen, entre otros: Pujayo y Santa Olalla. En otros
pueblos los queman, pero antes los apalean, como es el caso de algunos de la provincia de Burgos,
Trespaderne, o Sabero en Len. Este tema es muy sobrecogedor, pues tiene una aportacin
antropolgica muy honda y requiere un trabajo que estudie los comportamientos histricos del
hombre; de una parte los religiosos, y de otra los sociales. La mezcla de ellos es la clave de apalear,
increpar y quemar a los judas, que no son sino muecos rellenos de paja o de trapo, al que visten
con lo ms viejo y feo, buscando connotaciones con los actos delictivos e inmorales que cometen
personas de relieve empresarial, cultural, etc.
80
En el libro dirigido por BRISSET, Enrique. Rito, Msica y Escena en Semana Santa, hace un
recorrido por todas las Comunidades Autnomas de Espaa. De este manual hemos extrado los
datos aportados sobre la quema de los judas.
81
Zumel, Enrique. Pasin y Muerte de Jess. Madrid. Talleres tipogrficos Atenas. 7 edicin
aumentada con el cuadro de la Resurreccin.

89

y otra con 36 nias. Hospital y unas 2.868 tahullas de las cuales 1.574
eran de riego directo del ro Segura82. Era, pues, un pueblo con
abundante riqueza natural y un nivel de desarrollo apreciable; un
pueblo sensible a la historia de la Pasin del Seor, como as lo indica
Jos Antonio Caride de Linn (Cofrade Mayor de Alcantarilla, 1994)
cuando dice: La fiesta de Semana Santa es la ms antigua de las que
se celebran en alcantarilla83.
Segn nos facilit en entrevista personal, Fulgencio Snchez
Riquelme, Cronista oficial de este pueblo, La Semana Santa data del
siglo XVIII y cuenta con once cofradas y unos 3000 cofrades. Es
llamativo el nmero elevado de asociados que cada una de estas
hermandades tiene -nada frecuente en nuestros pueblos- pues cuando
alcanzan el nmero de 200 consideran sus dirigentes ser cofrada
numerosa. En Alcantarilla sobrepasan este nmero casi todas ellas.
Celebra ocho procesiones comprendidas entre Viernes de Dolores
y Domingo de Resurreccin en las que participan 26 pasos, casi
todos de autor; acompaa a cada uno de ellos banda de msica. Cuidan
mucho las calidades de toda la infraestructura, pero por lo que ms
destacan es por el arreglo floral de los tronos.
Las procesiones de Semana Santa de Alcantarilla, tal cual las
conocemos en la actualidad, estn vinculadas a las de Cartagena ya que
en 1939 se propusieron reactivar esta fiesta y se dirigieron a esta
ciudad, al Cabildo Superior de Cofradas para recabar datos y
experiencias que posteriormente adoptaron ellos en su localidad.
Precisamente uno de los rasgos estilsticos de Alcantarilla, como
igualmente lo posee Cartagena, es la severidad en los desfiles. Es
explicable esta actitud, pues ambas ciudades acogen destacamentos
militares, aflorando, por tanto, la influencia castrense de estas
poblaciones.
En Alcantarilla es singular la atencin que su Junta de Cofradas
presta al apartado de la msica, pues con las bandas que acompaan a
cada paso logra una gran marcialidad y empaque. Sobriedad,
recogimiento y correcta compostura mantenida por cofrades y pblico
en general es el rasgo que los distingue.
Viernes de Dolores. Organiza la procesin la cofrada de Ntra.
Sra. de los Dolores que, como es lo habitual en esta advocacin, es
82
83

Madoz, Pascual. Diccionario. Pg. 52. (Alfonso X el Sabio. Murcia 1989)


SEMANA SANTA DE ALCANTARILLA Alcantarilla, 1994.

90

imagen de vestir, de Jos Snchez Lozano (1953); luce manto negro


de terciopelo bordado en plata y oro por las monjas de clausura del
Convento de la Pursima de Jan. Trono de madera elaborado por
Francisco Huertas. Cuenta con 424 hermanos.
Domingo de Ramos, Procesin de las Palmas. Se celebra desde el
ao 1999. Cristo sobre el borriquillo, obra del escultor local Fernando
Ortuo Alburquerque; aplic la clsica iconografa de Jesucristo con
tnica blanca, smbolo de su pureza y su triunfo, y con manto rojo,
smbolo de su Pasin; tambin procesiona la Virgen de las Lgrimas,
advocacin excepcional poco expandida en nuestra regin; est
esculpida en los talleres de Olot, nica de este taller que desfila en
Alcantarilla a lo largo de todas sus procesiones.
Martes Santo. Procesin de la Penitencia, organizada por la
cofrada de Ntro. Padre Jess de Medinaceli y Cristo del Calvario,
fundada en 1951. Desfila tambin Ntra. Sra. de la Esperanza, ambas
imgenes son de vestir y su autor es Jos Noguera (padre). Destacamos
sus respectivos tronos realizados en madera por Juan Cascales (1995),
en estilo barroco murciano. La Virgen desfila bajo palio de estilo
sevillano, con bambalinas bordadas; es portado por 58 costaleros,
mientras que el de Cristo de Medinaceli lleva 57. Esta procesin es la
de mayor recorrido de todas; al finalizar se produce el tradicional
encuentro entre ambas imgenes. Desfilan junto al Cristo del
Calvario penitentes de cruz y nazarenos de farol. Cuenta con 200
hermanos.
Mircoles Santo. Procesin del Silencio presidida por la imagen
del Cristo de la Buena Muerte de Jos Noguera Valverde, que da
nombre a la Cofrada y que fue fundada en 1952; el trono es portado a
hombros por 62 estantes. En el ao 1998 se crea un Tercio de
Tambores, femenino hecho un tanto inslito hasta esas fechas- que
acompaa al paso. Cuenta con 360 hermanos.
Jueves Santo desde la Parroquia de San Pedro, desfile de Nuestro
Padre Jess Nazareno. Intervienen los siguientes pasos: San Pedro,
imagen de vestir, poco frecuente en este personaje, su autor es Antonio
Labaa (1986). Cristo de la Columna, de Fernando Ortuo (1945); esta
cofrada es la ms antigua de Alcantarilla, pues data de 1608),
procesiona en trono de delicada talla en pan de oro, de estilo andaluz,
construido por los hermanos Noguera, murcianos y muy reconocido su
arte como creadores de tronos procesionales.

91

Cristo del Consuelo, de autor annimo; por las caractersticas


podra datarse en torno a 1800, la talla es de bronce y gran realismo
anatmico, fue arrojada al fuego en 1936, pero se salv de la
destruccin precisamente por su material.
San Juan y Virgen del Primer Dolor, ms conocida por La
Dolorosa, asociacin fundada en 1951; la imagen de la Virgen es obra
de Noguera Valverde y es copia de la Dolorosa de Salzillo; la cofrada
est compuesta slo por mujeres y visten las nazarenas con tnica y
capuz de raso color salmn, y las costaleras84 con tnica azul y cngulo
tono salmn; nmero de hermanas 268.
Viernes Santo en la noche Procesin organizada por
Archicofrada del Santsimo Cuerpo de Cristo Seor del Mundo y
Santo Entierro de Jos Planes (1944)85. La fecha de fundacin el
propio Cabildo expone que: Puesto que la finalidad primaria y
primordial de la Hermandad es la devocin al Santsimo Cuerpo de
Cristo, representado en el Sacramento de la Eucarista, podemos pensar
que su implantacin en Alcantarilla debi ser con ocasin de la
Reconquista de Espaa, por el ao 1266. Hay Acta Capitular del ao
1688 que certifica la existencia de nuestra Hermandad, desde tiempo
inmemorial86. Son 224 hermanos.
La Santa Cruz, que desfila vaca, escultura en madera realizada
por los hermanso Noguera pero va adornada por hogazas de pan y
racimos de uva que figuran como smbolos de Cristo; es portada
exclusivamente por hombres.
Sbado Santo, Procesin de la Santa Fe, en la cual desfila su
titular Nuestra Seora de la Fe, obra de los hermanos Noguera, que le
han dado el tratamiento iconogrfico de ser portadora de una candela

84

A travs de este captulo observaremos que los mismos cargos son definidos con nombres
distintos, y esto se produce segn poblaciones. En Murcia, por ejemplo, a los cofrades que portan
los pasos les llaman estantes y en Alcantarilla costaleros (este trmino es ms propio de
Andaluca y radica en que, efectivamente, debajo de los tronos, ocultos por las faldas que envuelven
el carro, van una serie de cofrades cuyo sostn lo ejercen con la parte alta de la espalda). Tambin
se les define como portapasos (este trmino est muy arraigado en Castilla, sobre todo en Zamora
y Valladolid. Exponemos aqu la necesidad de un trabajo lingstico sobre terminologa pasionaria a
nivel de toda Espaa).
85
Jos Planes esculpi para Jumilla imagen de Cristo Yacente idntica a la de Alcantarilla
realizada en fecha posterior-. Se distinguen ambas por una policroma cuidadsima de tanta calidad
como las que hicieron famoso a Gregorio Fernndez. Jos Planes se caracteriza por unos planos
grandes, elegantes, expresiones serenas y mesuradas.
86
Archicofrada del Santsimo Cuerpo de Cristo Seor del Mundo y Santo Entierro. SEMANA
SANTA DE ALCANTARILLA Junta de Hermandades y Ayuntamiento de Alcantarilla 2004.

92

encendida sobre las manos, queriendo significar que es la depositaria


de esa fe de la cual es alegora la llama.
Domingo de Resurreccin, data su procesin de 1993 y la
integran cuatro agrupaciones que son: Ntro. Seor Resucitado, obra de
Vzquez Juncal, cuyo trono portan 54 portapasos. Cruz Triunfante, San
Juan Evangelista y Virgen del Amor Hermoso87. Forman esta
procesin 584 nazarenos distribuidos en hermanos de fila, portapasos,
nios y hermanos protectores; los nios desfilan en grupo junto al
estandarte correspondiente de su agrupacin (Aclaramos que
protectores se les llama a los que desfilan sin tnica y lo hacen en
ltimo lugar).
Otros Actos. Destaca el Concierto de Marchas Pasionarias a
cargo de distintas bandas de msica. Representacin teatral de: Auto
del Redentor a cargo de la Compaa Tespis.
ALEDO. Dispone de un documento fechado el 15 de julio de
1761, firmado por D. Jos Clemente, presbtero, notario pblico
apostlico y ordinario de la villa, en donde informa del censo
parroquial llevado a cabo por don Alonso Snchez, cura teniente de
dicha parroquial, que dice: Sus cortijos y trmino se compone de
287 casas, con 1323 personas. Sin embargo con esta reducida
poblacin, que en el siglo XVI sera ms reducida todava, ya contaba
con la cofrada pasionaria de Nuestro Padre Jess Nazareno que
desfilaba en Semana Santa88. En la actualidad cuenta con cuatro
hermandades, la constituida por los Armaos y tres ms.
Mircoles Santo. Procesin del Prendimiento en la cual
intervienen las cuatro hermandades; preside la imagen de Jess
Prendido, precedida por la Hermandad de Armaos seguida por la
imagen de San Juan Evangelista y Virgen Dolorosa.
87

Son evidentes las conexiones que Alcantarilla tiene con Cartagena; una de ellas es la advocacin
de la Virgen del Amor Hermoso, no slo con el nombre sino con muchos ms detalles igualmente
concordantes. Por ejemplo en ambos lugares procesiona bajo palio, al estilo andaluz, modo poco
arraigado en nuestra regin.
88
GALLEGO MARTNEZ, Martnez, Bartolom. Revista de SEMANA SANTA DE ALEDO Pg.
24. Aledo 2000. expone lo siguiente: No existe dato alguno en los archivos de la Iglesia Parroquial
referidos a la celebracin de las procesiones en Semana Santa, ni de otros cultos religiosos.
Tambin lo manifiesta Joaqun baguena en su libro La Historia de Aledo. Otro testimonio viene
dado en la pg. 17 de la misma revista que expone lo siguiente: A raz del Concilio de Trento
(1545-1563) y como reaccin a la reforma protestante que prohiba el culto a la Eucarista y a las
imgenes, adquieren gran auge las manifestaciones religiosas en espacios pblicos y abiertos,
aparecen los autos sacramentales, las procesiones de Semana Santa, en un principio, slo con la
imagen de Cristo Crucificado. JIMNEZ SNCHEZ, Enrique. SEMANA SANTA DE ALEDO.
2000.

93

Jueves Santo la Cofrada de N.P.J.N. se responsabiliza de la


procesin del Silencio en la que participa slo la imagen de Jess
Crucificado que va acompaado por cofrades y muchas otras personas
que hacen el recorrido, sin vestuario tnico y en silencio.
Viernes Santo en la maana tiene lugar el recorrido con Jess
Nazareno al que acompaan los Armaos, San Juan y la Virgen; por la
noche procesin del Santo Entierro en la que desfila imagen de Cristo
Muerto en el Sepulcro.
Domingo de Gloria desfile del Resucitado en la que se realiza el
Encuentro entre la Virgen y Jesucristo, en presencia de San Juan. Los
hermanos no visten tnica y van de paisanos.
Sobre las agrupaciones la ms antigua de estas hermandades es la
de Ntro. Padre Jess Nazareno, que data del siglo XVI. Tras aos de
abandono, en 1945, es nuevamente fundada contando con 20
hermanos.
Bartolom Gallego estima que el documento de mayor inters que
existe acerca de la Semana Santa, est en el Archivo Parroquial de
Aledo; es la Bula de creacin de la Archicofrada de Ntra. Sra. de la
Asuncin y nimas del Purgatorio, dado en Roma, en Santa Mara la
Mayor, el 13 de Mayo de 1650, ao VII del pontificado de Inocencio
X. En 1945 se adquiri la imagen del Nazareno, obra de Antonio
Carrin Valverde, con un costo de 7.000 ptas. que fueron pagadas
mediante donativo de todos los hermanos de acuerdo con sus
posibilidades econmicas, siendo la cantidad aportada por el
Mayordomo muy superior a la de cualquier otro hermano.
La Imagen del Nazareno es llevada por ocho portapasos. A partir
de 1960 la cofrada realiza cambios notables en el vestuario y sustituye
los tradicionales gorros rizados89 que usaban en el atuendo nazareno,
por capirotes altos; las tnicas de lana por otras de raso y cubiertas por
capa blanca tambin de raso y las cuerdas a la cintura por cngulos;
ms las velas y los cirios por bculos de pie de madera.
En los aos setenta adquieren un nuevo Sepulcro que reemplaza al
anterior hecho de viejas tablas y telas; cost 94.000 ptas que pagaron
entre todos los hermanos mediante cuotas. Encargan adems una
89

Gorro rizado es como definan al capuz, sin estructura rgida interna, lo que hace que el gnero de
confeccin adopte la forma de la cabeza y el resto del capuz caiga doblado sobre s mismo.

94

imagen de Cristo muerto al escultor murciano Antonio Martnez


Mengual, que lo hace de escayola, con un costo de 62.000 ptas. Los
veinte hermanos del ao 1945 se han incrementado en la actualidad en
cincuenta y cinco90.
San Juan. Es la segunda hermandad pasionaria ms antigua de
Aledo, la cual se remonta a mediados del siglo XIX, segn testimonios
de tradicin oral; e incluso saben que haba una imagen del Apstol del
que existe texto descriptivo que dice: Un San Juan ms bajo, ms
guapo, y quizs un poco ms viejo; era imagen de vestir. El trono es
de madera de pino, con dibujos en relieve en las cuatro caras del
mismo. En las esquinas van tallados unos faroles, sobrepuestos a cuatro
rboles (arbotantes), con velas en el interior de las tulipas; contienen
soldaduras de metal que representan alusiones simblicas de la vida del
evangelista: el primero representa tintero y pluma, elementos de
escritura de su Evangelio; el segundo libro abierto que simboliza los
cuatro Evangelios; el tercero el guila, ave que lo representa en el
Tetramorfos; por ltimo el cuarto farol lleva en su relieve la palma, que
simboliza punto de apoyo en la vida ante las dificultades91.
Fuentes de esta Hermandad sealan que por archivos tanto
parroquiales como de municipios vecinos a esta villa de Aledo, hay que
sealar que se tiene evidencia de las procesiones de Semana Santa
desde antes del siglo XVII, cuando slo se celebraba la Pascua de
Resurreccin de Cristo, pero que en el siglo XVIII empieza a tener ms
auge, escenificndose episodios de la Pasin en Jueves y Viernes
Santo92.
En fechas anteriores a 1936, desfilaban slo hombres que vestan
en todas las hermandades tnicas negras, cngulo de borlas negras y
gorro rizado tambin negro. Das antes de procesionar era trasladado
San Juan y las dems imgenes que intervenan en las procesiones a las
casas respectivas de sus camareros en donde eran limpiadas con
vaselina por las mujeres de la familia.
En 1936 la imagen de San Juan es destruida arrojndola por el
barranco El Espinico y posteriormente quemado. En 1945 le
encargan una nueva imagen a Lozano Roca por un costo de 7500 ptas.
Deciden los responsables de esta hermandad vestir tnicas blancas con
90

Datos extrados del artculo de Bartolom Gallego. Ibidem, 2000.


Esta definicin simblica aplicada a San Juan, en funcin de la palma que porta, viene escrita en
Revista deSEMANA SANTA DE ALEDO pg. 34. 2000. Sobre el simbolismo de las palmas
hablaremos en el tercer captulo.
92
Revista editada por la Junta Central de Hermandades de Aledo, Pg. 31. 2000
91

95

cngulo rojo que se llevarn Jueves y Viernes Santo en la maana, y


negro para la representacin de la Agona. Este paso se caracteriz por
un abundante arreglo floral que fue hasta la dcada de los cuarenta,
primero con flores hechas de papel y tela, despus de plstico93.
Posterior a la Guerra Civil ya se impuso el adorno a base de flor natural
cultivada94.
La Hermandad de La Virgen de los Dolores, a travs de la
correspondencia recogida por Joaqun Bguena se conoce que la
imagen fue encargada en 1782 a Francisco Salzillo; es de vestir, algo
muy frecuente en vrgenes de advocacin pasionaria.
Acerca de la iconografa de la Virgen en la Pasin, sabemos que
basado en la Profeca de Simen surgi la de llevar su corazn
atravesado por una espada95 Hasta el siglo XIV los dolores de la
Virgen eran cinco y a partir del siglo XV eran siete. Basndose en ellos
la iconografa se cre con uno, cinco o siete puales clavados en el
pecho de la Virgen, que es protagonista en nuestra tierra de otro
episodio. Se trata de que el Cardenal Belluga, entonces obispo titular
de la Dicesis de Cartagena, cuenta que la Virgen haba sido vista
sudar y llorar copiosamente por tres veces en el trmino de
veinticuatro horas, hasta baar la tierra, con ms de 2000 testigos96
mientras Alicante estuvo ocupada por las tropas protestantes del
Archiduque de Austria. Belluga recogi el suceso y escribi una
relacin donde afirmaba que las lgrimas eran causa de las
profanaciones que los ingleses cometan en Alicante.
En Aledo la Virgen de los Dolores desfila desde 1913, segn est
documentado; lo hace bajo palio, vestida con manto azul y rostrillo de
encaje, todo muy brillante en contraste con su gesto de dolor. En
93

Los arreglos florales adornando los pasos se han utilizado desde siempre. Primero, en los siglos
XVI y siguientes, fueron de flores silvestres y plantas aromticas (as al menos lo expone en
Historia de Jumilla Don Lorenzo Guardiola); suponemos que sera igual en el resto de pueblos y
muy en particular en nuestra clida regin que las habra en abundancia. Este tipo de arreglo era
compartido con flores de papel o de tela. Hacia los aos de 1920 empiezan a ser adornados los
tronos, parcialmente, con flores naturales ofrecidas como exvotos por los ciudadanos. Sera en la
dcada de los sesenta cuando ya se generaliz el arreglo a base de flor natural cultivada y
comercializada cuyo costo econmico era asumido por el Camarero del paso o por la hermandad.
94
Sobre los datos ofrecidos en torno a la hermandad de San Juan en Aledo, hemos seguido los
ofrecidos por la propia hermandad en: Apuntes sobre el artculo: Orgenes e Historia.
NUESTRA SEMANA SANTA DE ALEDO (Aledo 2000.
95
(Lucas, 2, 34-35). Mira: ste est puesto para que todos en Israel caigan o se levanten; ser una
bandera discutida, mientras que a ti una espada te traspasar el corazn; as quedar patente lo que
todos piensan. Nuevo Testamento. Traducido por Juan Matos. Ediciones Cristiandad. Madrid.
1982.
96
Francisco Martnez Hernndez, y Lina Martnez Jimnez. Revista deSEMANA SANTA DE
ALEDO PG. 41 (Aledo, 2000). VV AA. La Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores. De los
orgenes a la actualidad, pg.18.(Alhama de Murcia. 1999).

96

nuestra tierra no era la advocacin ms extendida en los siglos


Renacimiento ni del Barroco, en cuyas fechas abundaban ms
asociaciones de Nuestra Seora del Santo Rosario; sera a partir
siglo XIX cuando surgen las hermandades de la Virgen de
Dolores97.

del
las
del
los

Viernes Santo en la tarde se celebra el Auto de Pasin La


Agona. Se estima como posible que los repobladores venidos a Aledo
en el siglo XVI implantaran esta tradicin. En la revista SEMANA
SANTA DE ALEDO 2000 se dice: Fundamentado ya el espritu
cristiano de los pobladores de Aledo, es muy probable, que aquellos
repobladores venidos de otras tierras nos dejaran su tradicin cristiana
de la representacin de LA AGONA. Al terminar este acto se
procede a la Procesin del mismo nombre que el Auto que tiene lugar
en el interior de la Iglesia Parroquial, en la que desfila la Virgen con
Jess en sus brazos y la imagen de San Juan; su recorrido es desde el
altar hasta el final de la nave central del templo e inversamente; San
Juan hasta 1955 no participaba del recorrido, pero en ese ao fue
nombrado mayordomo Juan Mara Martnez Alcaraz que implant este
y otros cambios como el incorporarle a la tnica blanca una fila de
botones rojos desde el cuello a los pies.
ALGUAZAS, pequeo pueblo de unos cuatro mil habitantes del
cual escribi su Historia, don Pedro Daz Cassou en 1898 y al hablar de
los orgenes de esta Villa dice: Pueblo humilde, de honrados
labradores, le satisface saber que lo fundaron gentes de su misma clase,
y, siquiera tan humildes, no menos honradas; y es lo cierto que la
historia no registra nombre de poblacin alguna donde hoy existe
Alguazas, hasta los tiempos del siglo XIII, en el que fue conquistado a
los moros este pequeo rincn murciano del territorio de Espaa.
Desde su fundacin vivieron ms moros que cristianos hasta que
en el otoo de 1501 se produjo numerosa conversin de los mudjares
y la habilitacin de la mezquita en iglesia. Es lgico pensar que a partir
de esta fecha se fundaran cofradas religiosas de las devociones
entonces ms divulgadas como eran las del Santsimo Sacramento,
nimas Benditas, San Sebastin y otras.

97

En 1771 la cofrada ms implantada en el Reino de Murcia era la de Ntra. Sra. del Rosario con 71
cofradas; 27 de la advocacin de La Pursima y 22 de la Virgen de los Dolores. Bajo la advocacin
de Ntra. Sra. de la Soledad slo haba 11.ARIAS-SAAVEDRA ALAS, Inmaculada y LPEZGUADALUPE MUOZ, Miguel Luis Luis. La Represin de la Religiosidad Popular, Pg. 156.
Universidad de Granada. 2002.

97

En 1612, en las diligencias previas a la expulsin de los vecinos


moriscos, visit la Villa Fr. Juan de Pereda, y en el informe que eleva
al monarca dice que los vecinos de alguazas tienen muchas
cofradas98; sin embargo en 1771 contaba solo con cinco que,
comparado el dato con el de Blanca que en las mismas fechas tena
once, o Alcantarilla con diez, resulta ms bien reducido el nmero de
cofradas99. De ellas las cinco citadas puede ser que pasionarias slo
fuera la de Jess Nazareno; se sabe que en las fechas de la
Desamortizacin (1835) las cinco sucumbieron. En la actualidad su
cabildo lo forman once cofradas, de las cuales diez han sido fundadas
en la segunda mitad del siglo XX.
Sus procesiones en esta segunda etapa empezaron a ser
significativas a partir de 1955, por la razn de que este pueblo
econmicamente atraves unos aos de mucha prosperidad con la
eclosin de la industria conservera. Su patrimonio pasionario se
multiplic hasta el extremo de ser sus desfiles valorados tanto que
inducan a numeroso pblico a desplazarse hasta all para
presenciarlos. En la actualidad sigue recibiendo muchos visitantes.
Sus cofradas, segn el orden en el cual desfilan en Semana Santa
fueron fundadas: Nuestro Seor del pozo y la Samaritana en 1956 con
unos 185 cofrades. La llegada a la Villa de la imagen de la Samaritana
fue todo un acontecimiento; era Mircoles de Ceniza y fue trasladada
en procesin desde el lugar que estaba depositada (el almacn de una
fbrica de conservas) hasta la iglesia Parroquial de San Onofre, Patrn
de Alguazas. El entusiasmo fue de tal calibre que familiares, amigos,
conocidos y trabajadores de la empresa propietaria del dicho almacn
se hicieron todos hermanos de la cofrada.
Santo Cristo de la Columna, 1981; Joaqun Chazarra Fuster,
Presidente de la Junta de Cofradas, encarg la imagen titular, que no
recibe culto porque permanece en domicilio particular. Al igual que la
Samaritana fue conducida hacia la iglesia del pueblo Mircoles de
Ceniza de 1982 con asistencia masiva de alguaceos. En 1990 Jos
Almagro Serna hizo un trono que lleva en los laterales el escudo de
Chazarra y Fuster, coloreado, segn la ciencia herldica, diseado por
Ulpiano Cliz.
98

LIZN HERNNDEZ, Luis. Los Orgenes de las procesiones de Semana Santa de Alguazas.
(Todo el material del cual disponemos nos ha sido facilitado por mediacin de la bibliotecaria de
Alguazas Sta. Carolina Matencio Pons, que remiti nuestra peticin a D. Federico San Nicols
Ruiz, que es el que nos lo ha enviado, desinteresadamente).
99
La Represin de la religiosidad popular: Crtica y Accin contra las Cofradas. Pg. 153.

98

La Vernica, cofrada existente en Alguazas desde 1960,


aproximadamente, por iniciativa de Jos Lpez Jimnez y su esposa,
regentes de un bar en la Plaza Mayor, junto a la iglesia de San Onofre;
lo consiguieron a base de la venta de lotera y de rifas que posibilit la
adquisicin de la imagen titular, que sustituy a otra ms antigua que a
su vez procesionaba como Virgen de la Soledad en la etapa anterior; le
cambiaban el atuendo e intervena bajo ambas advocaciones. Jos
Almagro realiz el trono por un coste de 18.000 ptas; esta hermandad
dispone de lujoso estandarte bordado en oro en Casa Lucas de
Murcia y es una de las piezas ms admiradas.
Nuestro Padre Jess Nazareno fundada a primeros de 1900,
posiblemente ya existiera en el siglo XVII promovida por los PP
Agustinos, entonces establecidos en Alguazas. Desde el siglo XIX,
dato que reafirma lo expuesto, los hermanos de Jess Nazareno
disponan de sencilla tnica morada con la que acompaaban a la
imagen en la procesin de penitentes.
En el hecho citado hay un dato muy curioso; esta tnica era con
la que amortajaban al hermano propietario de ella100, tradicin que se
ha mantenido hasta hace tan slo unos pocos aos. Esta procesin
sala, y contina hacindolo, Viernes Santo a primeras horas de la
maana; su trayecto discurre por la va dolorosa que el pueblo marc a
base de hornacinas que acogan las estaciones del va crucis;
comprende el trayecto que va desde la iglesia de San Onofre a la
Ermita del Carmen, ubicada en el extraradio. A esta Procesin se la
conoce por La Carrera.
San Juan Evangelista. Dice el Secretario Ulpiano Cliz Garca,
que si alguna cofrada pudiera representar ella sola la historia de los
ltimos cuarenta aos de la Semana Santa de Alguazas, esa sera la
Cofrada de San Juan Evangelista. Naci por impulso del Presidente y
de un cofrade hijo del pueblo, El To Joaqun, Presidente de la
Cofrada de Ntro. P.J.N. Con una imagen adquirida en la iglesia de
Abarn, desfil en la Semana Santa de 1953 con 25 tnicas alquiladas
en Murcia; en 1954 se confeccionaron sesenta nuevas tnicas
propiedad de la Cofrada.

100

En la poblacin de Bercianos de Aliste (Zamora) se conserva todava una de las tradiciones ms


sorprendentes como es conservar la tnica de lino blanca que le regalan las mujeres a sus maridos
el da de la boda, o pocos das despus de casados y que tras llevarla ao tras ao en las
procesiones de Semana Santa, es utilizada como mortaja. Este pequeo pueblo tambin destaca por
realizar una Pasin viviente en la cual participan la mayora de los paisanos. La diferencia entre la
tnica de Algunazas radica en que es morada, y la de Aliste que es blanca.

99

El titular en esta poca llevaba una hermosa palma rizada por


Emilia Serna; palma que en la actualidad slo exhibe en la procesin
del Resucitado101. La imagen es de rostro muy expresivo y procesiona
cargada de tipismo, como revela el detalle de la palma citada. Hay un
relato, entraable por la espontaneidad del protagonista, recopilado por
Ulpiano Cliz Garca en 1999, que dice as: El creciente entusiasmo
provoc que Juan Snchez Martnez, conocido por todos como Juan
Tobalo, que por cuenta de su madre, la Ta Dolores, encargaba al
escultor molinense Bernab Gil una nueva imagen de San Juan, en talla
de madera; todava se recuerda en Alguazas, como ancdota, el
encargo que hizo al escultor, que se cuenta de la siguiente manera:
Usted me ve a m? deca el emisario- pues que sea de grande como
yo!. Efectivamente, una monumental talla haca su entrada triunfal en
Alguazas en la Semana Santa de 1957 que, entre el ruido ensordecedor
de los cohetes y la gran multitud que se haba congregado a la entrada
del pueblo, desfil hasta la Plaza de la Iglesia y en ella el Prroco don
Antonio Meseguer Montoya, procedi a su bendicin. El Prroco era el
alma de las procesiones102.
Nuestra Seora de los Dolores, de Manuel Hurtado Garre, 1956,
ha sido desde sus comienzos una de las ms queridas. La imagen titular
es de estilo salzillesco y su trono parece ser el ms valorado por las
gentes del pueblo. El estandarte, en azul cobalto, al igual que las capas
de las tnicas de los hermanos, fue adquirido el mismo ao de su
fundacin; la cofrada posee, adems, imagen de Ntra. Sra. de la
Soledad, que desfila en el Santo Entierro.
Santsimo Cristo de la Sangre, 1956, nacida por impulso de
Fermn Mara, jesuita y posteriormente franciscano. Ms de cuarenta
cofrades se adscribieron en el primer ao siendo casi en la totalidad
obreros de la empresa conservera. El titular es obra de los talleres de
Olot; su trono es en pan de oro, ornamentado con los emblemas de la
cofrada; tuvo un costo de 175.000 ptas.
Posee una cruz, rustica, de madera de ciprs, cortada por el propio
religioso fundador. Dos faroles de plata dorada abren el desfile en el
que los nazarenos visten tnica de raso y capuz negro, cngulo de
cordn de pita, sandalias nazarenas y en la servilleta del capuz llevan
bordado en oro y seda el escudo que representa el Santo Cliz
101

La palma es smbolo de triunfo. Su tronco simboliza el espritu ascendente, espiritual, y sus


hojas, por la incurvacin natural que adopta, la humildad del hombre.
102
Las expresiones de Juan Tobalo trascienden de lo anecdtico para ser clave, junto al
recibimiento aparatoso y masivo que se le hizo a la Imagen, de un estudio sobre religiosidad
popular y antropologa.

100

sosteniendo la sangre de Cristo. El bordado lo hicieron un grupo de


monjas ubicadas en La Ribera de Molina.
El Resucitado, 1965. Su imagen titular es de Olot. En 1974 la
cofrada se reorganiza y adquiere una nueva imagen para sustituir a la
anterior. Son sus cofrades, mayoritariamente, docentes del Cuerpo de
Maestros de Escuela (Hoy denominados con otro nombre ms
sofisticado que es el de: Profesores de Educacin General Bsica).
Virgen de la Alegra, data de 1994. Sustituy en la organizacin a
la cofrada de la Dolorosa que procesionaba la Virgen del Rosario el
Domingo de Resurreccin. La imagen titular cost 650.000 ptas. y es
su autor Jos Hernndez Navarro. La corona que lleva fue realizada en
Crdoba y cost 200.000 ptas. Desde 1992 luce manto que mide cinco
por siete metros, bordado en los talleres de Jos Arnldos Salazar de
Molina de Segura. (Suele ser la medida estandar de todos los mantos
para estas funciones de sacar a una Virgen en procesin)
La Piedad, creada en 1990. Imagen realizada en los talleres de
Olot.
Mara Magdalena, 1996, cuya imagen es propiedad del camarero;
fue adquirida tras hacer una promesa; es su autor Jess Dimas Carrillo
Medina, de Murcia.
Alguazas realiza cuatro procesiones que son: Domingo de
Ramos, sin imagen, slo nios y mayores portando palmas y ramas de
olivo, bendecidos previamente.
Mircoles Santo rezan en procesin el Va Crucis desde la Ermita
de Ntra. Sra. del Carmen a la Parroquia de San Onofre.
Jueves Santo, Procesin del Silencio.
Viernes Santo en la maana inician el espectculo religioso el
Tercio Romano Los Armaos, que es la agrupacin ms antigua de la
Semana Santa de Alguazas. Podran remontarse al siglo XVII, pero
documentada est desde finales del XIX. Diferentes familias del pueblo
han participado de generacin en generacin, incluso son conocidos
por ello, como es el caso de los capitanes cargo que ocuparon
durante muchos aos en la agrupacin, de ah el apodo.

101

Participan los siguientes pasos: Nuestro Seor del Pozo y la


Samaritana, obra de Snchez Lozano (1956). Nuestro Seor a la
Columna del valenciano Luis Romn (1983); los nazarenos visten
tnica color marfil, capa y capuz magenta (Recordemos que en guilas
tambin vestan con estos colores los nazarenos de esta misma
advocacin).
La Vernica, de Snchez Lozano (1969), propiedad de la
Parroquia.
Nuestro Padre Jess Nazareno, del escultor de Molina de Segura
Bernab Gil Riquelme (1941). Tnica y capuz morado, cordn a la
cintura; no llevan capa.
San Juan Evangelista, de Bernab Gil (1956). Tnica blanca capa
y capuz rojo.
Nuestra Seora de los Dolores, de Manuel Hurtado Garre (1956).
Tnica roja capa y capuz azul turquesa. Cierra el desfile la imagen del
Cristo de la Sangre.
Santo Entierro, procesin con los siguientes pasos: La Piedad,
obra de los talleres de Olot. Tnica blanca, capa y capuz negro.
La Cruz, portada por cofrades del Cristo, a la cual sigue El
Sepulcro, de los talleres de Olot, que es llevado a hombros por cofrades
de N.S.J.N.
Domingo de Resurreccin. Muy particular hasta hace unos veinte
aos. Cuenta Manuel Herrero (La Verdad, Semana Santa 1998) que
hay dos procesiones organizadas en este da: una por las mujeres, que
parten de un punto de Alguazas acompaando a la imagen de la Virgen
de la Alegra de Jos Hernndez Navarro; anteriormente se sacaba la
Virgen del Rosario, de reducido tamao, obra de Snchez Lozano.
Desde otro punto del pueblo salen en procesin, slo hombres, con el
Resucitado (Antes se procesionaba la imagen del Sagrado Corazn de
Jess -era lo tradicional en este da-; esta costumbre es de una carga
simblica y alegrica profundsima; se ha perdido no slo en Alguazas
sino en toda Espaa. El Corazn es alegora de la Sangre redentora de
Cristo. Ambos grupos convergen en la Plaza de la Iglesia en donde

102

tiene lugar el encuentro. Singular es que las personas asistentes a esta


escena se pintaban la cara con azulete103.
ALHAMA, La iglesia de San Lzaro, terminada en 1740, motiva
el inicio de un periodo de desarrollo de las procesiones de Semana
Santa, imprimindoles sus paisanos una gran personalidad esttica
fundamentada en una marcada disciplina en los desfiles, con ambiente
de recogimiento y un hermoso conjunto de imgenes pasionarias. Por
ejemplo durante los desfiles las dos hileras de nazarenos que
intervenan iban enlazados a travs de una cuerda sujeta a las muecas
de cada uno.
Es muy llamativo el arreglo floral de los tronos con el que disean
formas bellas y hasta simblicas104 entre tanto color la talla
procesionada resplandece de forma particular, a veces sobrepasada por
tantas flores que la envuelven105. Estos arreglos son realizados por los
propios hermanos cofrades.
Contrastado con este escenario exultante est la severidad de los
desfiles que mantienen un orden rgido. Los nazarenos dan caramelos,
pero con discrecin, sin salir de la fila; son detalles de gran delicadeza,
gestos dignos de imprimir seas de identidad. Las flores y su perfume
constituyen sinduda- signos externos de penitencia, como deja latente
el pasaje de Mara Magdalena que el perfume ofrecido a Cristo la
llev a obtener su perdn106.

103

Teirse la cara de azulete es una costumbre que data del siglo XVIII. Hacia 1975, a
requerimiento de las autoridades eclesisticas, esta costumbre fue prohibida alegando que al hacerse
en la Plaza de la Iglesia Parroquial de San Onofre, su fachada sufra daos y manchas de dicho
producto, cosa que la perjudicaba. (Esta fachada mudejar, est declarada por la UNESCO,
Patrimonio histrico-artstico de la Humanidad).
104
Los pasos de la Virgen suelen llevar formada, en cada lado del trono, con flores, la letra inicial
de Mara. Suelen ser blancas, smbolo de pureza. En otros tronos incluso, con las flores crean una
especie de cuello de cisne sobre cuya simbologa se sabe que A causa de que le gustan las aguas
lmpidas, y de su plumaje ms blanco que el de la paloma, en los pases del Norte, que no se vieron
turbados por el mito meridional y clsico de Leda, el cisne se convirti en uno de los emblemas de
la castidad total, de la que Cristo es en el pensamiento cristiano -junto a su Madre la Virgen Maranicos exponentes absolutos. I. CHARBONNEAU-LASSAY. El Bestiario de Cristo. Vl. II,
pg.545. Sophia Perennis. Para la presente edicin ha sido el tracductor: OLAETA de, Jos J.
Palma de Mallorca. 1997.
105
El Concilio de Trento dict decreto que deca: Respecto a las imgenes, que la de Cristo, la de
la Virgen, y las de los Santos, se deben guardar en los templos y rendirles los debidos honores, no
porque en ellos exista divinidad o virtud alguna, sino porque el honor redunda en lo representado,
ya que por medio de las imgenes se adora a Cristo y a los Santos cuya semejanza tienen. Novena
sesin, 2-3 de diciembre de 1563. La imagen cercada de bellas flores, vista desde la perspectiva que
indica este Decreto aludido, representa rendirles los debidos honores.
106
(Jn. 12, 3). Mara tom una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, le ungi los pies
a Jess y se los sec con el pelo. La casa se llen de la fragancia del perfume.

103

La Semana Santa de Alhama data de muy antiguo; pero


conformada como ahora se presenta se remonta a principios del siglo
XX107. Es posible que sean trescientos aos antes, o ms, los que
avalan la celebracin de procesiones en esta ciudad, pues se conoce
documento de 1708 en el que el Concejo autoriza un pozo de nieve,
como medio de financiacin de la cofrada que en carta anterior a la
fecha expuesta as lo solicit. Constituye este documento certeza de
que cofrada penitencial exista108. Alfonso Cern Aledo, en su libro:
Cofradas, Procesiones y Tradiciones religiosas en Alhama, pg. 76,
expone que la Cofrada de N.P.J.N. exista ya desde los inicios del
siglo XVII, as como la de Ntra. Sra. de los Dolores y Soledad, que
data de mediados de ese mismo siglo; tambin atribuye a este pueblo
el fenmeno del brote de religiosidad popular que conduce a una nueva
reorganizacin de los desfiles pasionarios; as surge en 1921 la cofrada
de San Juan; 1922 la de Mara Magdalena y en 1923 la de La
Vernica109. Estas cinco cofradas organizan en la actualidad las
procesiones de Semana Santa.
Los mayordomos (1924), por medio de notas parroquiales, pedan
a los vecinos de las calles por las que pasaban las procesiones que
107

ROSA GMEZ, Fernando, y CABRERA MARTNEZ, Gabriel. Los Alhameos y su Semana


Santa. Cofradas, Hermandades y Procesiones, pg.14. (Alhama, 2004. Hay un conjunto de libros
que junto al ya reseado tratan la Semana Santa de Alhama: CERN ALEDO, Alfonso. Cofradas,
Procesiones y Tradiciones Religiosas de Alhama. Concejala de Cultura. Alhama, 1997./ RUBIO
VALVERDE, Francisco Nicols. BAOS SERRANO, Jos. BELCH MARTNEZ, Gins. Y
MUOZ ANDREU, Jos Miguel. La Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores. Editado por Caja
Murcia 1999. Estos libros en particular sern, junto a artculos de prensa y noticias de otros medios
de comunicacin, los que utilicemos para el presente trabajo sobre esta localidad. Todos estos libros
nos han sido facilitados, desinteresadamente, por la Biblioteca Municipal de Alhama, cuyo
responsable es D. Juan Cern Martnez y cuya gestin ha sido realizada por la Auxiliar de esta
Biblioteca, St. Carmen.
108
ROSA GMEZ, Fernando, y CABRERA MARTNEZ, Gabriel. Los Alhameos y su Semana
Santa: Cofradas, Hermandades y Procesiones, pg. 11. Se sabe que en este primer periodo exista
una nica hermandad y era la de Nuestro Padre Jess Nazareno, cuya imagen titular era Cristo atado
a la columna, destruida durante la Guerra Civil. Cuando desapareci el pasado siglo XIX, tom el
relevo la hermandad de Los 70 Hermanos de San Felipe Neri que tena un carcter penitenciario y
estaba perfectamente organizada, con unos estatutos y una junta compuesta por presidente y
vocales. El nmero de hermanos tena que ser siempre de 70. Los viernes de cuaresma se reunan
para los actos de penitencia que se celebraban en la iglesia de San Lzaro y que consistan en besar
una calavera y dos tibias que el sacerdote iba ofreciendo a cada hermano; se autoflagelaban, con el
torso desnudo, y estas acciones se realizaban a oscuras y cantando el Miserere en latn.
109
El libro de Alfonso Cern Aledo, ya reseado, en la pg. 39, ofrece una relacin de las cofradas
habidas en el siglo XVIII, que por considerarla bsica la vamos a transcribir: 1.- Cofrada de Ntra.
Sra. del Rosario. 2.- Santsimo Sacramento. 3.- Pursima Concepcin. 4.- Ntro. Padre Jess. 5.nimas Benditas de Ntra. Sra. del Carmen. 6.- Ntra. Sra. de los Dolores. 7.- Tercera Orden de San
Francisco. 8.- San Antonio de Padua. 9.- Del Seor San Roque. ARIAS DE SAAVEDRA ALAS,
Inmaculada. Y LPEZ GUADALUPE MUOZ Miguel Luis LUIS. La Represin de la
Religiosidad Popular, pg 155, tabla I, ofrece la misma relacin. De estas nueve cofradas slo dos
son pasionarias. Despus de Trento hubo un incremento de asociaciones religiosas, pero no fueron
precisamente advocaciones de la Pasin las ms difundidas, hecho que se producira ms a partir
del XIX.

104

tuvieran las puertas limpias e iluminadas con luz elctrica, con velas, o
con luminarias de aceite (A esta costumbre hacemos referencia en el
captulo primero, apartado 1.5, prrafo ltimo). Ms no siempre se ha
podido sostener el nivel de calidad y colaboracin planteada y han
surgido etapas de decadencia que lo han impedido. Entre los periodos
de declive se encuentra el posterior a la Guerra Civil; en el ao 1947,
por ejemplo, tuvieron que desfilar los nazarenos sin tnica por no
tenerlas y se pusieron en el brazo un lazo con el color de su
hermandad. Sin embargo a partir de 1925 las procesiones de Alhama
se realizan con un derroche excesivo de lujo. El Liberal, 16 de abril,
segn nota de Cern Aledo, A. 1996. Posteriormente hacia los aos de
1960 se inici una nueva etapa de atencin al tema que ha ido
creciendo ao tras ao sin decaer en ningn momento hasta nuestros
das.
Viernes de Dolores. La Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores,
desfila con su imagen titular, obra de Snchez Lozano (1949) por la
que se le pagaron 3000 ptas.; esta Cofrada se sabe que en 1760
disponan de la Virgen del Primer Dolor, de autor y fecha
desconocidos; pero en 1925 adquirieron nueva imagen, obra de
Carmen Snchez Araciel, de aspecto esculido y devoto; trono del
alhameo Jos Rubio Cern. Al ao siguiente, esta Virgen estren un
vestido barroco y un aparatoso manto; Tambin se estren un palio de
bambalinas en tis de plata. En 1927 nuevo trono que desfil adornado
de cuatro ramos de flores artificiales y ocho guirnaldas, llevando como
iluminacin 164 bombas110 con luces111. En 1936 imagen y ajuar
fueron quemados. En 1949 la Hermandad encarg a Snchez Lozano
una imagen de Ntra. Sra. de los Dolores antes citada- que deba ser a
imitacin de la imagen de Salzillo. En 1960 esta Cofrada aprob sus
primeros Estatutos.
Domingo de Ramos la procesin es tpica pues desfilan los
cofrades vestidos con atuendo hebreo y portando palmas o ramas de
olivo. Alhama convirti esta procesin, como tantos otros pueblos, en
un reflejo de la pirmide social local. Desfilar en ella requera cierta
110

Aclaramos que en el argot cofradiero bombas le llaman a las tulipas que protegan la llama de la
vela o bien la bombilla de luz alimentada por batera. Hay una ancdota aqu en Murcia y es que
haciendo estacin de penitencia en la Catedral la Cofrada del Cristo de la Sangre, ante un giro
brusco de los estantes, alguien que lo presenci tuvo la impresin de que estas tulipas (bombas)
iban a rozar contra el muro y se iban a romper, por lo cual grit las Bombas! las Bombas! La
gente interpret que haba una bomba en el interior del Templo y empezaron a amontonarse unos
contra otros buscando salir al exterior. Aquello produjo pnico y algunos lisiados. Es noticia
ofrecida en el Liberal en la Semana Santa de 1904.
111
CERN ALEDO,C. Alfonso. Cofradas, procesiones y Tradiciones Religiosas de Alhama,
pg. 108.

105

cualificacin econmica, profesional, etc. Eran los participantes


invitados expresamente por el representante eclesistico de la iglesia
sede de la cofrada organizadora. Segn documentos ya se celebraba
esta procesin desde el siglo XVIII, haciendo el recorrido por el
interior de la iglesia, en aquellos tiempos112. .
Martes Santo desfilan las cinco cofradas con los siguientes
pasos: La Samaritana, cuya primera imagen se adquiri en los
talleres de Olot113. La actual es de Lozano Roca (1955). La Negacin
de Pedro, obra del escultor cartagenero Jess Azcoytia -salvada de la
destruccin en 1936 por tenerla escondida el presidente de la Cofrada
El Prendimiento y de La Dolorosa.
Mircoles Santo procesin de Santa Mara Magdalena, en la que
desfilan: La Uncin de Jess en Betania y La Oracin del Huerto.
Jueves Santo. La Santa Cena, paso adquirido en los talleres de
Olot, posteriormente reemplazado por obra de autor. Procesin
organizada por la Archicofrada de N.P.J.N. desfilando en ella el
paso titular, obra de Garca Mengual. El Cristo de la Columna, de los
talleres de Olot. Cristo del Perdn, de Hernndez Cano (1991), y
Virgen de la Amargura, de J.A. Hernndez Navarro (1989).
Jueves Santo en la noche la cofrada de San Juan Evangelista
organiza la tradicional Procesin del Silencio que data de 1947, a cuyo
paso por las calles de Alhama las luces se van apagando. Preside El
Cristo de Medinaceli, de Lozano Roca (1943) Cristo de la Caa y
Virgen de la Esperanza. Acompaan un grupo de mujeres ataviadas
con teja y mantilla.
La cofrada de San Juan perdi su patrimonio en 1936 y fue en
1942 cuando empezaron a reorganizarse de nuevo. Esta efigie desfilaba
en todas las procesiones desde 1921 hasta 1930, que quedaron
suspendidas por alteraciones de orden poltico. En 1946 estren imagen
titular, de vestir, tallada por Lozano Roca; en 1949 adquiri imagen de
112

El Alcalde elaboraba una lista de invitados formada por los miembros del Concejo, funcionarios,
personal de justicia, mayores contribuyentes, y personas influyentes de la villa, a las cuales se les
facilitaba la palma para la procesin. Estar en la lista de invitados por el Concejo era signo de
distincin social. Ibidem, pg. 123.
113
Esta imagen tuvo un problema y fue que el cura prroco, Don Sebastin Blesa Parra, al
destaparla vio el generoso escote que la buena mujer luca por obra y gracia del escultor y,
automticamente, la volvi a embalar y a remitir de nuevo al taller. Encarg la cofrada otra
imagen, esta vez a Lozano Roca, que cost 20.000 ptas., tomando el escultor como modelo la de
Roque Lpez de la Archicofrada de Los Coloraos de Murcia. ROSA GMEZ, Fernndo y
CABRERA MARTNEZ, Gabriel. Los Alhameos y su Semana Santa, pg. 27.

106

la Virgen de la Esperanza a Lozano Roca, por 2000 ptas. Al principio


de la dcada de 1960 se cre Tercio de la Virgen de la Esperanza que
hoy lo forman unas cincuenta mujeres que visten tnica blanca con
capa y fajn verde.
Viernes Santo se celebran dos procesiones. Por la maana las
cofradas desfilan por rutas distintas, divididas en dos grupos, hasta la
Plaza de la Concepcin; all se produce el encuentro de la Dolorosa escoltada por San Juan-, con su hijo Jess Nazareno -escoltado por la
Vernica y Mara Magdalena-. Posteriormente todos desfilan juntos.
Por la noche tiene lugar El Santo Entierro; las imgenes visten de
negro y blanco, los adornos y arreglos florales son los ms rigurosos de
todos los desfiles; las cornetas suenan en seal de duelo; gran cantidad
de penitentes acompaan al Cristo Yacente con velas encendidas en
cumplimiento de promesas y sacrificios ofrecidos, y en el fondo de
todas estas expresiones subyace el ambiente de sereno dolor y
recogimiento.
Domingo de Resurreccin tiene lugar un nuevo encuentro que la
diferencia con los realizados en otros pueblos, y es que los portapasos
de todas las cofradas avanzan entre la multitud de alhameos y
visitantes hasta situar los cinco pasos unos frente a otros; del
Sepulcro vaco sale una paloma blanca, instante en el que es avanzada
la imagen de Cristo Resucitado; en ese momento la Virgen de los
Dolores pierde su vestimenta de color negro, estalla una gran traca,
cientos de palomas surgen de su manto recin cado y todas las bandas
de cornetas y tambores suenan para celebrar el triunfo de la vida sobre
la muerte; despus se organiza el desfile donde todos los pasos son
portados a hombros y al ritmo de la msica son bailados o
elevados en seal de alegra y jbilo114 (Bailar los pasos es una
costumbre muy asentada en Andaluca y que se va extendiendo por
nuestras tierras).
Otros Actos. Como tal vamos a interpretar una de las ms bonitas
tradiciones de Alhama que tiene lugar la noche anterior a Viernes de
Dolores; es el dar una serenata a la Virgen, organizada por la
Archicofrada de N.P.J.N. que traslada a la Imagen titular para que
presida la dicha serenata, ofrecida por msicos de la Banda Municipal.
114

Bailar a las imgenes es costumbre propia de Andaluca. Los cofrades ms clsicos censuran
que en Murcia se haga, porque alegan que no tenemos tradicin en ese aspecto y que adems es
impropio. Sin embargo es hecho que se extiende e impone porque, como podemos apreciar, cada
ao las procesiones de Semana Santa, externamente, son ms espectculo y menos expresin de
luto y dolor.

107

ARCHENA, ubicada en la margen derecha del ro Segura, en un


llano a la salida del Valle de Ricote; tierra frtil la de este pueblo que
dista tan solo veinticinco kms. de Murcia. Ricn natal del poeta
Vicente Medina (1866-1937) que cantara no slo la Cansera sino
tambin tradiciones de Semana Santa que relatadas en versos, por su
delicadeza y sencillez, suenan a profunda oracin, a sacra conversacin
sobre el entraable relato; ese es el caso de su poema Pasin y
Muerte cuyos primeros versos dicen:
Muerto el Seor, ya no suenan
Jueves Santo las campanas
hasta el Sbado de Gloria115
en que vuelven a tocarlas.
En su lugar, a los fieles
a la iglesia se les llama
tocando, por las esquinas
y en la torre, la matraca.
Sobre apuntes histricos de la Semana Santa de Archena, vamos a
seguir los ofrecidos por el Cronista Oficial Don Manuel Medina116 el
cual expone que se tienen noticias de la existencia de Archena desde
mediados del siglo XIII, pero que sera en 1462 cuando la Orden de
San Juan de Jerusaln, duea del pueblo por entonces, por concesin,
cursa carta de soberana. Su iglesia se edific en los primeros aos de
1547 y se sabe de su existencia porque aparece citada entre las
procesiones de la Orden de San Juan. Desde el inicio del siglo XVI son
conocidos dos eventos, la celebracin de la Cuaresma, en la que
siempre se contrataban los servicios de un predicador para los actos
litrgicos ms importantes, y la celebracin de la procesin de
Domingo de Ramos, en la que se discurra por las calles del pueblo con
palmas que pagaba el concejo municipal.
En los comienzos del siglo XX, se celebraba procesin de
penitencia Jueves Santo, en la cual los penitentes recorran las
estaciones del va crucis, flagelndose y portando pesadas cruces;
algunos hacan el recorrido de rodillas por las calles empedradas y de
115

Esta expresin de Sbado de Gloriase debe a que en las fechas en las que escribe Vicente
Medina el poema, la Funcin religiosa de la Resurreccin tena lugar Sbado en la maana. El
Concilio Vaticano II incorpor a la nueva liturgia el celebrar Vigilia de Resurreccin a partir de las
nueve de la noche de ese da, por lo cual pas a denominarse Sbado Santo y el da siguiente
Domingo de Gloria o de Resurreccin.
116
MEDINA TORNERO, Manuel Enrique, Cronista Oficial de Archena, Miembro de la Real
Academia Alfonso X el Sabio, Profesor de Psicologa de la Universidad de Murcia. La Semana
Santa en Archena: Apuntes histricos. Pg. 32. Revista de SEMANA SANTA DE ARCHENA.
2004.

108

tierra. La tradicin de esta procesin parece ser que parte de los


primeros aos del siglo XVII cuando en septiembre de 1609 se toma la
decisin de expulsar a los moriscos de Espaa, siendo los del Valle de
Ricote los ltimos en salir; estos cristianos convertidos realizaron
innumerables manifestaciones de fervor religioso, desfilando en actos
en los que jvenes con blanca tnica, desnudos los pies, sueltos los
cabellos y con el rostro velado, transportaban pesadas cruces y
mantenan largas vigilias en las iglesias.
Archena celebra las procesiones con gran disciplina y severidad,
siendo la ms rigurosa la de Viernes Santo en la noche. Con esta
rigidez intenta marcar seas de identidad117. Cuenta con once cofradas,
un patrimonio escultrico de 23 pasos. Posee varias imgenes de
reconocido valor artstico, como son el Cristo del Perdn y la Virgen
de la Caridad de Jos Planes. Virgen de los Dolores de Jos Gonzlez
Moreno. La mayora de estas obras datan de los aos cincuenta porque
hay que tener en cuenta que Archena en 1936 perdi todo su
patrimonio pasionario.
Entre los actos retomados en la dcada de 1940 est escenificar El
Desenclavamiento y Descendimiento y, hasta hace algn tiempo dcada de 1970- tambin representaba el Prendimiento. El encuentro
sigue siendo uno de los episodios ms emotivos en la procesin de
Viernes Santo en la maana.
En la actualidad se celebran ocho procesiones, pero algunas de
ellas tienen sus antecedentes en el siglo XVI, como la del Cristo de la
Cruz, que desfilaba sin imgenes y slo con la Cruz desnuda.
Viernes de Dolores, tras la celebracin de la Santa Misa tiene
lugar una procesin Va Crucis que es presidida por esta Virgen; su
iconografa est inspirada en la que tall Salzillo para la cofrada de
N.P.J. de Murcia. Un cofrade que escribe sobre ella la interpreta as Y
cuando cae la niebla y nada se ve, el corazn se yergue, lo traspasa
todo, hasta donde jams deja de brillar el sol y es diamantino el
azul118.
117

En los distintos pueblos de nuestra Regin es comn que durante el recorrido de las procesiones,
los nazarenos den caramelos; esto distorsiona, altera el orden e interrumpe el desfile. Entre las
gentes no slo es aceptada esta ddiva sino que es deseada. En los lugares donde se impone una
absoluta disciplina y recogimiento lo primero que eliminan es el dar caramelos. Cartagena, San
Pedro del Pinatar, Archena, Alhama y tambin Murcia en determinadas procesiones suelen eliminar
esta DDIVA, muy asentada en todo Levante. Nivel aparte alcanza la costumbre, parece ser que
surgida entre los huertanos de Murcia, de dar otras viandas como son huevos cocidos, habas,
monas, bocadillos, etc.
118
Hermandad Santsima Virgen de los Dolores, SEMANA SANTA DE ARCHENA 2003..

109

Domingo de Ramos desfile de las Palmas al uso y costumbre de


tantos y tantos pueblos. Martes Santo. Procesin del Cristo del
Perdn. Mircoles Santo procesin del Prendimiento. Jueves Santo
del Silencio y Va Crucis. Viernes Santo Procesin del Encuentro
Doloroso. Domingo de Resurreccin Encuentro Glorioso y procesin
del Resucitado.
Sus cofradas son: Santsimo Cristo de la Agona y Mara
Magdalena, fundada en 1994; desfil la imagen de Mara Magdalena,
por primera vez, Viernes Santo del ao 2000; es obra de Antonio
Labaa. Santsimo Cristo del Monte Calvario, fundada en 1960. La
Vernica, constituida en cofrada en 1943. Cristo de la Sangre que
procesiona el paso de la Samaritana, cuya hermandad fue fundada en
1943. Santsimo Cristo del Perdn, que data de 1947. Cofrada de La
Santsima Virgen de los Dolores que intervino por primera vez en la
procesin de Nuestro Padre Jess Nazareno en el ao 1788. San Juan
Evangelista, fundada en el ao 1945. Nuestro Padre Jess Nazareno y
Santo Sepulcro creada en 1788. Cristo Resucitado, fundada en 1987.
Cristo del Gran Poder, fundada en 1988. Santsima Cruz de los
Espejos, de la cual se tiene noticias desde finales del siglo XIX.
A lo largo de los desfiles los nazarenos dan caramelos, pero por el
carcter de sobriedad adoptado lo hacen con ciertas normas dictadas
por el Cabildo Superior de Cofradas, que establece que cuando los den
lo hagan desde su propia fila y sin detenerse a hablar con las personas
que presencian la procesin. Viernes Santo en la noche no dan.
En la esttica estas procesiones de Archena estn ms conectadas
a la Semana Santa de Andaluca que a la de Murcia, pues las tnicas
son largas, suelen llevar capa, capuz alto puntiagudo y son de colores
brillantes. La marcialidad y disciplina mantenidas las conecta a la
esttica de la Semana Santa cartagenera que desfilan cuidando mucho
no desnivelar la fila de nazarenos, imprimindole al acto la mayor
solemnidad.
Archena realiza un gran esfuerzo (Esto es comn a muchos
pueblos). Las Juntas de cada Cofrada y Hermandades se ingenian
hechos verdaderamente chocantes para obtener ingresos, como son los
de vender lotera, organizar partidos de futbol, rifar coches, etc. El
Ayuntamiento subvenciona a las cofradas, en parte; en el ao 2000
don 15.000 euros. Los vecinos aportaron 7000 euros. Otras noticias
ms bien entristecen como es saber que Los Armaos no salieron en

110

las procesiones el ao de referencia por no tener personas que se


quisieran vestir y desfilar.
Es costumbre -en los ltimos aos eliminada- de pagar a estos
romanos por su colaboracin; esta resolucin ha devaluado el espritu
religioso y penitencial propio de esta conmemoracin119. Se le ha dado
una inteligente solucin como es el constituirse en hermandad,
llevndolo a cabo en el ao 2003. Visten trajes a imitacin de los
soldados romanos del siglo I. Ahora sus componentes se organizan a
travs de cuotas mensuales fijadas por la Junta directiva.
Viernes Santo se celebra el encuentro y el Sermn. Se escenifica
El Desenclavamiento; acto muy emotivo, como queda reflejado en la
explicacin que da D. Manuel Esteban Albert, pregonero de la Semana
Santa de Archena de 1994, del cual vamos a transcribir el prrafo en el
cual habla de ello:
Entre mis recuerdos hay particularmente uno, muy vivido por
cierto, que es el de El Desenclavamiento. Ocupaba un lugar central en
un da Viernes Santo- entonces litrgicamente casi vaco. Tan central
que recuerdo haberlo visto celebrar en el interior de la Iglesia, antes
incluso de su celebracin en la Plaza del Prncipe, donde tambin se
celebr algn ao despus de toda la liturgia de Viernes Santo.
La imagen del Cristo de Salas (El Desenclavamiento)
probablemente la ms venerada por los devotos de cuantas hubiera,
resultaba impresionante.Lo recuerdo como una de las ms
conmovedoras escenas de la representacin de la Pasin que yo haya
podido ver luego. Cuando an se lea el texto de la Pasin en Latn,
ininteligible para la mayora de los fieles, el lenguaje de los gestos y el
sermn del sacerdote que glosaba y explicaba los rituales movimientos
de los dos buenos hombres que citan los Evangelios, Jos de Arimatea
y Nicodemo, a quienes representaban con piedad y devocin dos
buenos hombres del pueblo, Joaqun Abenza el Maricoto y Julio
Mart.
Este acto no solo ilustraba mejor que cualquier catequesis los
eventos de la Pasin y Muerte de Jess sino que, adems, mova a
piedad y respeto y produca un hondo sentimiento de identificacin de
119

Transcribimos el prrafo publicado en La Verdad por BRUJN, A. Especial Semana Santa


2000: Este ao las procesiones no estarn completas y, por primera vez en varias dcadas, los
Armaos no desfilarn por las calles de la localidad al no haber voluntarios que hayan querido
vestirse de romanos, por lo que los responsables de la Hermandad han presentado su disolucin,
haciendo entrega de los vestidos y dems utensilios a la parroquia, segn ordenan los Estatutos.

111

los muchos archeneros con su Semana Santa. Quitar las espinas, los
clavos, bajar los brazos y descender al Seor al Sepulcro la Cama,
como le llamamos los archeneros- impresionaba profundamente y
dotaba de realismo, pattico pero religioso, aquella tarde del Viernes
Santo.
Comparto modestamente la idea de quienes creen que este es un
acto que debera revitalizarse. Me parece un patrimonio cultural de la
historia y devocin de un pueblo. Joaqun el Maricoto a quien vea
diariamente porque viva frente a su casa, no era slo por su proverbial
bondad reconocida por todos, sino porque haba tocado al Seor,
porque lo bajaba de la Cruz y lo llevaba a descansar. Por la poca, de
nio an, yo pensaba que tocar a Dios era cosa de sacerdotes120.
El profesor Esteban Albert dice no conocer datos concretos sobre
la antigedad y origen de esta representacin. En la actualidad, en la
mayora de los pueblos que escenificaban este episodio ha sido
eliminado el sermn; hasta los aos sesenta era frecuente ofrecerlo el
da de Viernes Santo, con gran boato y cuidada oratoria, dentro o fuera
de las iglesias. En Aledo y Archena, segn las referencias en nuestro
poder, son de los pocos pueblos de nuestra regin que se sigue
representando el acto del Desenclavamiento, aunque sin sermn.
BALSICAS es un pueblo pequeo que vive de la agricultura, pero
su enclave cercano a la ruta de la costa martima del sureste le produce
cierto movimiento turstico, hoy disminuido por el paso de la Autova
por las afueras del pueblo; antes la carretera comarcal cruzaba el centro
del casco urbano y era paso obligado para llegar a las playas del litoral
de Murcia y Orihuela.
Sus fiestas de Semana Santa son sencillas pero con bastante
entidad. Sorprende de sus gentes que con tan pocos medios logren
sacar a la calle una procesin de tanta envergadura; en ello todos
colaboran y se obligan hasta conseguir casi un milagro.
Viernes de Dolores rezan en procesin el Va Crucis desde la
iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Rosario hasta la Ermita El Pasico
acompaados por la imagen del Cristo de la Cruz, de gran devocin
para los que viven all.

120

Don Manuel Esteban Albert, me remiti personalmente este texto ofrecido y me facilit
informacin sobre la Semana Santa de Archena. Don Daniel Gonzlez Martnez me ha donado
distintas revistas de Semana Santa de Archena.

112

Viernes Santo es da celebrado con mucha devocin, pues desde


primeras horas de la maana, en procesin, recorre todas las calles del
pueblo el Cristo del Buen Consuelo, que emociona a cuantos lo
contemplan. Tambin desfila La Piedad, cuya Cofrada fue creada en
1991 y cuenta en la actualidad con cuarenta hermanos; visten tnica
negra con capa y capuz de terciopelo color verde.
Por la noche tiene lugar el Santo Entierro con el Santo Sepulcro,
Cristo Yacente y San Juan; esta imagen es la de mayor tamao y su
trono el ms iluminado de todo el cortejo, pues lleva arbotantes de
numerosas ramas. El trono va arreglado con flores blancas. El nmero
de nazarenos es de 75 y visten tnica blanca con capa y capuz alto
color rojo.
La Dolorosa es ltima en desfilar; es imagen de 1939; la cofrada
se fund en 1987; sus nazarenos visten tnicas color azul, tpico de la
Virgen -segn la codificacin simblica de los colores-, capa y capirote
dorado. Es costumbre, como tantos otros pueblos, que detrs de la
Dolorosa desfilen mujeres ataviadas con teja y mantilla portando
tambin velas encendidas.
BENIAJN (Pedana de Murcia). Cubil urbano del que dice don
Remigio que Si la naturaleza es hermosa cuando se viste de primavera
en cualquier rincn del planeta, no tiene comparacin alguna con la de
este trozo de la huerta, ubicado muy cerca del corazn de Murcia121.
Dispone de Auditorio y cultiva entre los escolares y jvenes una
constante aficin a la msica. El centro escolar pblico Monteazahar
de Beniajn, organiza a lo largo del curso varios conciertos de Msica
Clsica que se dan en el dicho auditorio122. Su Semana Santa sorprende
por la categora artstica de los pasos y el fervor que muestra el
pueblo entero por ellos.
Viernes de Dolores, la Agrupacin Musical de esta localidad
ofrece un concierto de Marchas Pasionarias y al finalizar se reza, en
procesin, el Va Crucis.
121

TORMO MIANO, Remigio. Pregn de Semana Santa. Beniajn, 2001.


El Colegio Pblico Monte Azahar de Beniajn, es paradigmtico. Precisamente D. Remigio
Tormo Miano, que fue Director de dicho Centro, inici la creacin de una pinacoteca para ensear
a los nios, a travs de la obra de pintores murcianos, a amar el paisaje y la cultura de nuestra tierra.
Este proyecto ha sido continuado y ampliado por la profesora de Msica de este Centro Da.
Cristina Martnez Mira. Hacemos esta cita porque una de las fiestas ms representadas en esa
pinacoteca, convertida en sala de exposicin permanente y abierta a todos los centros escolares de
Murcia, es la Semana Santa. El escultor Hernndez Navarro don varios bocetos de imgenes
realizadas para cofradas pasionarias. Varios pintores han donado cuadros con imgenes de
procesiones de Semana Santa en nuestra Regin.
122

113

Mircoles Santo. Organizada por las cinco cofradas existentes,


inician los desfiles. En primer lugar correspondiendo a las secuencias
clsicas- interviene el paso de La Samaritana, de Snchez Lozano.
Este escultor reprodujo fielmente la que Roque Lpez cre en los
primeros aos de 1800; los cofrades visten de verde y blanco,
simbolizando con estos colores la pureza de Cristo y la esperanza del
personaje; intervienen las efigies de Jess Nazareno y La Vernica, de
Snchez Lozano. Cristo crucificado, perteneciente a la hermandad del
Cristo de las Penas, obra del escultor valenciano Ramn Granell.
Mara Magdalena, mujer fiel y llena de amor por Jess, que le va a
seguir durante todo su Calvario hasta el pie mismo de la Cruz. Cierra el
desfile la imagen titular de la cofrada de La Dolorosa, que viste tnica
azul y rosa; es talla de Snchez Lozano e idntica a la tipologa que l
crea, deudora de la de Salzillo, pero con el halo personal de dulzura,
cara adolescente, rostro ingenuo de mucha devocin y belleza, de
marcada expresin angelical, caractersticas todas ellas de este autor.
Jueves Santo se celebra la Procesin del Silencio. Viernes Santo,
organizada por la Cofrada del Cristo de las Penas la del Calvario, que
se inicia con la imagen de Mara Magdalena; colabora la cofrada del
Santo Sepulcro con su trono del Cristo de la Buena Muerte y el ngel
de la Fortaleza, obra de Jos Ortiz; San Juan, y cerrando el desfile Ntra.
Sra. de la Soledad, vestida de blanco y negro, simbolizando la pureza y
el dolor; imagen que esculpiera Roque Lpez.
Beniajn tambin convoca concursos de Pintura y de Literatura
sobre el tema de Semana Santa. Incentiva sobremanera la aficin a la
msica y posee banda propia cuyos componentes acompaan cada
Semana Santa a los pasos que desfilan.
BLANCA, pueblo en el que la celebracin de procesiones de
Semana Santa se remonta a mediados del siglo XIX, aunque se tiene
constancia de la presencia de la imagen de la Virgen de los Dolores
desde el siglo XVI123. En los primeros tiempos las calles de este pueblo
eran muy estrechas y por ello los pasos eran de reducido tamao; el
alumbrado escaseaba y el adorno de los tronos, que entonces eran de
madera (en la actualidad son de plata), se limitaba a llevar flores de
123

Los datos facilitados nos han sido dados de voz por el secretario del Cabildo de Cofradas de
Blanca, ngel Ros. Destacamos de este prrafo la antigedad en el culto a la Virgen de los
Dolores, pues fue una advocacin poco expandida hasta 1727 en que Benedicto XIII la extendi a
la Iglesia universal. Es cierto que desde el siglo XVI se le reconoce como Patrona de algunos de
nuestros pueblos, como es el caso de Alhama, aunque aqu se le denominaba Virgen de la
Esperanza.

114

papel hechas una a una manualmente; tambin se hacan de tela y las


de ambos materiales se guardaban para aos sucesivos; de esta labor se
encargaban las mujeres de mayor edad.
Otro aspecto es que el Obispo de la Dicesis de Cartagena, en su
Exhortacin a las cofradas y hermandades ante la Semana Santa de
1999, formulaba que, paralelamente al gran desarrollo de
infraestructura humana, artstica y social, cuidaran de su formacin
religiosa y a tal respecto deca: No podemos dar al mundo la imagen
de tierra rida despus de haber recibido el amor de Dios como lluvia
cada del cielo124. Los rezos que hacan estas mujeres durante la
elaboracin de estas flores, puede ser una estampa cercana a lo que
predica el Obispo.
Las ocho hermandades que forman el Cabildo de Cofradas de
Blanca en la actualidad constituyen otro buen ejemplo acerca de las
recomendaciones del Sr. Obispo. Afrontan muchas dificultades
materiales para realizar las procesiones, pero la fe y la devocin les
gua hacia las formas de superar los inconvenientes. Es encomiable el
fervor a cada una de sus imgenes titulares que les impulsan a cultivar
el patrimonio religioso y a perfeccionar, en lo posible, la esttica de sus
desfiles pasionarios; en ello intervienen muchos vecinos, que no
aparecen sus nombres porque voluntariamente buscan el anonimato.
Hombres que nunca adquieren notoriedad y protagonismo, siendo sin
embargo parte considerable de la celebracin. (Los intrahistricos,
que deca Hunamuno125).
Las primeras procesiones de Semana Santa estuvieron
organizadas por cofradas religiosas de devocin; eran de recorrido
corto, apenas si abarcaban el permetro de la iglesia del pueblo. Esto
ocurra hacia el siglo XV y las cofradas primeras en participar fueron:
Santsimo Sacramento, la del Rosario y muy en particular las de Las
nimas Benditas del Purgatorio126, que es precisamente la ms antigua
en el pueblo de Blanca.
A partir de mediados del XIX se crearon cofradas pasionarias
que continuaron la labor procesionista de sus hermanas antecesoras. En
124

SEMANA SANTA DE JUMILLA pg. 11. Jumilla 1999.


La cita es tomada del libro. Gajes del Oficio. Pg.89., escrito por JIMNEZ MADRID, Ramn.
Real Academia Alfonso X el Sabio, 2003).
126
En el Informe de Aranda, antes citado, a nivel de toda Espaa las cofradas ms numerosas en el
siglo XVIII eran las del Santsimo Sacramento y las del Rosario. Las ms numerosas eran las de
nimas Benditas del Purgatorio. El Santsimo Sacramento, aunque no hay documento sobre ello
que lo certifique, parece ser que en Blanca Domingo de Resurreccin era procesionado como
smbolo de Cristo Resucitado. Este tipo de procesin se repeta en muchos pueblos. En la segunda
mitad del siglo XX fueron decayendo hasta nuestros das, que ya no se realiza en ningn lugar.
Recordemos que a principio de los aos cincuenta se generaliz el crear procesin del Resucitado
procesionando la clsica imagen de Cristo saliendo de la tumba.
125

115

la actualidad todas sus procesiones han sido enriquecidas con nuevos


pasos y por la restauracin de tronos, trabajo ejecutado por Francisco
Penalba, carpintero del pueblo entusiasta de estas celebraciones.
Jueves Santo. Hermandad de Las nimas Benditas del Purgatorio
organiza la Procesin del Silencio, que contina siendo la de mayor
recogimiento de cuantas se presencian en las calles de Blanca.
Por ser el pueblo pequeo y de escasos recursos econmicos, la
Semana Santa desde el ao 1939 slo era celebrada con los actos
litrgicos eclesiales. Fue a partir del ao 2000 cuando un grupo de
jvenes retomaron el tema y ya en ese mismo ao sali la primera
procesin organizada por la Asociacin Nocturna y la Hermandad de
San Juan Evangelista, con la nueva imagen de Cristo en el Calvario.
Viernes Santo en la maana se celebra la Procesin de la
Penitencia en la que desfilan ocho pasos: Cristo Amarrado a la
Columna, Ecce Homo, Nuestro Padre Jess Nazareno, La Vernica,
San Pedro, Santa Mara Magdalena, Cristo en el Calvario y Virgen de
los Dolores. Por la noche se procede al Santo Entierro con un acto muy
emotivo. Cuando la Patrona de Blanca, Ntra. Sra. de los Dolores hace
su entrada en la iglesia tras el recorrido callejero, centenares de
personas entonan la Salve.
Con el fin de cubrir los gastos que originan los actos programados,
cuenta con un hecho singular, pues slo lo practican dos pueblos de
nuestra regin; se trata de las tradicionales pujas, cuatro en total, que se
celebran los tres das Santos: Mircoles, Jueves y Viernes127. Hay
quien afirma que se ha llegado a pagar hasta 250.000 ptas por sacar a la
Virgen de los Dolores en la procesin del Santo Entierro debido a la
gran devocin que los blanqueos profesan a su Patrona.
Aparte de lo dicho, tambin es especial la costumbre de despedir a
las imgenes ms representativas, al trmino del desfile del Santo
Entierro, interpretando el Himno Nacional128.
Segn los datos ofrecidos por el Cabildo, participan en la
procesin de Viernes Santo en la Maana 1.200 personas, y Viernes
127

La puja es el medio de financiacin de las procesiones. En Blanca se subastan los puestos de


portapasos. Unas horas antes de que formen los desfiles se procede a la pujaque sube en razn de
la devocin que despiertan las imagnes a portar; ello explica que la Virgen de los Dolores sea la
que alcanza mayores cotas.
128
A nuestro Himno Nacional, le puso letra Jos Mara Pemn. Su composicin est inspirada en
una famosa marcha militar, pero la persona que le puso msica fue Bartolom Prez Casas, nacido
en Lorca, que fue tambin el primer Director que tuvo la Orquesta Nacional espaola. Murcia tiene
msicos famosos, como es Fernndez Caballero, pero hay otros que se conocen poco y en Murcia
menos que en otras ciudades; los hay con un currculum profesional importante, como es Jos
Verd del que hablaremos en el captulo siguiente.

116

Santo en la noche unas 1000. El presupuesto que manejan las distintas


hermandades supera en la actualidad los cincuenta mil euros. (Apuntes
del ao 2005); de esta cantidad una parte la aporta el Ayuntamiento,
otra las cofradas o hermandades y una tercera parte los vecinos del
pueblo.
BULLAS, puerta del Noroeste murciano, en donde sus gentes
sienten gran devocin por el Santo Cristo del carrascalejo. Hay que
destacar como hecho particular las peregrinaciones hasta el lugar
donde est esta imagen. Juan Antonio Melgares Guerrero la considera
Faro de fe, no slo del pueblo de Bullas, sino de las gentes del
Noroeste en general129. (Faro se le llama por estar en el exterior y en
un cruce de caminos).
Las cofradas buscan premeditadamente imprimirle al pueblo a
travs de sus procesiones seas de identidad, realizando grandes
esfuerzos en ese sentido; cada ao aumentan el patrimonio pasionario
y establecen una serie de rifas con el fin de obtener ingresos con los
que sea posible sufragar los costos.
Hasta mediados del siglo XIX se representaba el Descendimiento,
costumbre perdida -como dice Jos Antonio Melgares- vctima, como
tantas otras actividades piadosas, de las leyes desamortizadoras que
entraron en vigor hacia 1835130.
La patrona del pueblo es La Dolorosa, que tuvo su llegada a la
ciudad en abril de 1890 en olor de multitudes; es obra del escultor
murciano Francisco Snchez Araciel. Fue vestida con rica tnica de
tis granate y manto de idntica calidad131; despus fue bendecida y
aos ms tarde coronada cannicamente.
Otros episodios perdidos en el tiempo, al menos olvidados, es la
captura del Seor; acto de gestos simblicos como es el de agrupar los
tronos132; de ello ha quedado una escena que es la del encuentro
129

MELGARES GUERRERO, Jos Antonio. Pregn de Semana Santa de Bullas. 2004. Este Cristo
crucificado, realizado en hierro, permanece al aire libre, en el cruce de caminos, esperando a todos
los que caminan hacia all, hacia l.
130
Ibidem. Pregn de Semana Santa de Bullas, 2004.
131
Este escultor que realiz varias imgenes de esta advocacin, las haca con esta iconografa de
aparatoso atuendo y ricos bordados; tnica y manto solan ser del mismo color; el manto lo
alargaba hasta dejarlo caer con holgura hasta descansar en el suelo, ensanchando y tomando
forma piramidal el contorno de la escultura en su conjunto; creaba adems la parte baja del manto
un plegado voluminoso, de clara influencia flamenca; las manos de la Virgen van abiertas, al igual
que los brazos, en actitud de splica y abatimiento; conformando la composicin se le adhiere
corona sobre la cabeza compuesta por doce estrellas.
132
Por toda Espaa estn ritualizados ciertos pasajes relacionados con la bsqueda de Jesucristo,
que tiene su origen en el hecho de, tras su muerte, hallar la tumba vaca en la que fue enterrado.

117

Domingo de Resurreccin, en Bullas algo diferente por participar en el


mismo varias imgenes.
Sus cofradas pasionarias se crearon la mayora de ellas en el siglo
XIX . Tngase en cuenta que Bullas en 1665 el Rey Carlos II,
conceda licencia para colocar una pila de agua bautismal en la
desaparecida ermita de San Antn134 El entusiasmo que produjo este
hecho fue general, pues les report la independencia religiosa,
administrativamente. Hoy cuenta con cinco cofradas que han
conseguido una entidad estimable en las procesiones que organizan.
133

Un logro de estas asociaciones pasionarias es haber recuperado el


Prendimiento. Hacer otro tanto con El Descendimiento es el
propsito ms inmediato. Ambas representaciones no se sabe desde

Encontrar a Cristo es un imperativo. Las gentes dan fuerza a su religiosidad idealizando una serie de
representaciones investidas de simbolismo que se resuelven con el encuentro del Seor,
materializado al exponer las imgenes de Cristo resucitado y de la Virgen, frente a frente, ya que se
interpreta que la Virgen estaba buscando a su Hijo junto a los dems. En cinco pueblos castellanoleoneses, dos gallegos y uno valenciano, relacionado con esta costumbre, se hace entrega de un
Nio Jess a la Virgen, como si la resurreccin fuera equivalente a un nuevo parto. En una
poblacin gaditana la imagen de la Virgen recorre los templos en busca de su Hijo. En otra,
toledana, se busca su sepulcro. En un pueblo malagueo son los fieles los que buscan en el
cementerio la imagen del Resucitado; y en otro de la misma provincia los fieles secuestran al Santo
Nio y recorren con l los caminos, como si estuviera perdido. En otros lugares incluso le hacen
intervenir a la imagen de San Juan que suele ir corriendo desde donde est la Virgen hasta donde
est la imagen de Cristo, actuando como mensajero. Pues bien, en Bullas realizaban esa bsqueda y
la simbolizaban reuniendo a todas las imgenes que antes haban procesionado por recorridos
distintos, hasta reunirlas todas en la Plaza, porque Jesucristo haba sido encontrado, haba
resucitado. Las imgenes son colocadas formando con ellas un crculo -figura tambin muy
simblica que nos advierte de que no se colocan as por capricho, y que es necesario reflexionar
sobre ello-. La alegra es general ya que todos haban colaborado en dicha bsqueda y que todos son
beneficiarios de ese encuentro, de esa resurreccin. El crculo representa la idea de Dios; es la
forma perfecta. Valor que ha trascendido al lenguaje cotidiano pues cuando cualquier hecho se
desarrolla de forma favorable se suele decir que ha salido redondo (Esta fuente pertenece a
Horacio que al explicar la forma ms bella de hablar, adverta que deba de ser quedo redondo).
Concluimos expresando que las citas de los pueblos aludidos en esta nota, estn extradas de: Rito,
Msica y Escena en Semana Santa. VV AA. Dirigido por BRISSET, Demetrio Enriquez.
Comunidad de Madrid, 1994.
133
Observamos cmo en el siglo XIX, y con frecuencia hacia mediados del mismo, se fundan
nuevas cofradas; dato que se repite bastante en cada pueblo y que asienta el criterio expresado al
comienzo del presente captulo de que, aun considerado de conflictivo por los divesos avatares
blicos y polticos -y particularmente desafortunado y doloroso con las prohibiciones aplicadas a la
religiosidad y al patrimonio de la Iglesia-, es tiempo de honda renovacin en la esperanza cristiana
y de convicente profesin de fe.
134
GONZLEZ CASTAO, Juan. Pregn de Semana Santa, 2000. Bullas. El pregonero encauza
este pregn como medio de explicar la trayectoria religiosa y de Semana Santa del pueblo de
Bullas. Por ello alude a los orgenes y habla de la concesin de instalar pila bautismal con lo cual
se produca la independencia religiosa y su separacin administrativa de la vicara de Cehegn,
localidad a la que pertenecan los bullenses como habitantes de una aldea. Tal concesin les lleg
en 1689. Para obtener esta importante concesin -Segn dice Gonzlez Castao- adujeron algo que
era una realidad, la de que muchos enfermos a consecuencia del mal camino y las dificultades de
trasladarse por l hasta Cehegn, moran sin recibir los auxilios espirituales.

118

cuando se hacan; de ah que recuperar esta tradicin, as como los


textos originales, es un gran reto para los bullenses.
El Cabildo est compuesto por las cofradas de: Nuestro Padre
Jess Nazareno (Los Moraos); existe un documento de 1795 en el que
se nombra a un mayordomo para adquirir una imagen del titular que
fue conseguida entre los bienes confiscados a los Jesuitas tras su
expulsin en 1767. En torno a esta devocin crearon la cofrada el ao
1864. La talla primera, atribuida a Nicols de Busy, despareci en
1936. Se encarg a Juan Gonzlez Moreno la imagen actual.
Preciossima Sangre de Cristo (Los coloraos) Su fundacin se
atribuye a personas vinculadas al sector vitivincola de la localidad, a
los que se les llamaba entonces los pellejeros (con la piel de
determinados animales se creaban envases para transportar tanto el
vino como el aceite). Se piensa que en sus orgenes esta cofrada
estuvo vinculada a la de nimas Benditas, pero al no haber documento
no se puede confirmar el dato.
Despus de 1939, se sabe que esta cofrada estaba completamente
desorganizada y que careca de patrimonio. Al comienzo de los aos
cuarenta un grupo de bullenses deciden volver a empezar y lo primero
que verificaron fue encargar una imagen del Seor de los Azotes.
Paulatinamente crean un notable patrimonio y adquieren la imagen de
La Virgen de las Angustias (1971). El Ecce Homo (1974). El
Descendimiento y la Cruz Triunfante, que, junto a las ya nombradas,
fueron encargadas a los talleres de Santa Rufina de Madrid.
En 1985 adquieren a la Archicofrada del Cristo de la Sangre de
Murcia la imagen del Cristo de las Penas, obra de Garca Mengual. En
1991 el imaginero local, Damin Guirado Snchez, esculpe El Cristo
de la Cada. Los nazarenos visten tnica roja y capuchn dorado.
San Juan Evangelista (Los Blancos). El origen de esta cofrada, en
Bullas, aparece vinculado a la antigua cofrada de Ntra. Sra. de la
Aurora (Advocacin poco asentada en nuestros pueblos); se fund
probablemente entre los aos 1813 y 1853. Est relacionada con los
tradicionales auroros. Su tnica y capuchn son en color blanco
porque la mayora de sus componentes eran albailes.
Ntra. Sra. de Los Dolores (Los Negros). En el ao 1754, partiendo
de la Orden Tercera de San Francisco de Ass, se fund la Hermandad
de Ntra. Sra. Mara Santsima de la Soledad. La indumentaria de los

119

nazarenos consta de tnica y capuchn negro y capa azul y un


medalln alusivo a la imagen titular. Esta obra es de la escuela de
Salzillo, realizada a primeros del siglo XX. Se libr de la quema en
1936 gracias a Doa Julia Collado Jimnez que la escondi en su
propia casa. El Amarrado a la Columna y Ecce Homo, ambas imgenes
son de los talleres de Santa Rufina. Santiago Apstol, de Antonio
Labaa; y San Juan es atribuido por la Cofrada a Gregorio Molera.
Estas cuatro cofradas realizan cuatro procesiones y son: Viernes
de Dolores rezan un emotivo va crucis a travs de un recorrido por las
calles del pueblo. Despus es trasladada la imagen de Cristo
Crucificado, de la Cofrada de Los Coloraos, desde la iglesia del Barrio
Nuevo a la parroquia de Nuestra Seora del Rosario. El ambiente
penitencial-festivo es iniciado en este da.
Domingo de Ramos. Las Palmas y el rezo del Va Crucis; ambos
actos tienen su formacin en la Parroquia del Barrio Nuevo.
Jueves Santo procesionan las imgenes del Santsimo Cristo del
Rescate, obra de Damin Guirado Snchez; La Oracin del Huerto, de
Noguera; El Cristo crucificado de Noguera; Virgen de los Dolores,
atribuida por la Cofrada a Roque Lpez; Virgen de la Esperanza, de
los talleres de Santa Rufina135.
Viernes Santo a las nueve de la maana se inicia la procesin del
Calvario en la cual desfilan, Nuestro Padre Jess Nazareno, obra de
Juan Gabriel Moreno. Cristo de la Cada, de Damin Guirado Snchez.
Cristo crucificado, de autor desconocido, La Vernica de los hermanos
Lorente; el resto de imgenes que intervienen son: Oracin del Huerto,
Cristo Amarrado a la Columna, San Juan y Virgen de los Dolores,
antes citadas.
Santo Entierro a las nueve de la noche con las insignias: Virgen
de los Dolores; Virgen de la Soledad; San Juan; entre otros pasos.
Domingo de Resurreccin, comprende el encuentro, que en la
actualidad transcurre de la siguiente forma: Por diferentes calles llegan
a la Plaza Vieja, cada uno de los cinco pasos que participan,
situndose en el centro de dicha plaza; a continuacin la Banda de
Msica interpreta el himno nacional, y a su a trmino se produce la
135

De este prrafo destacamos que la imagen de Santiago Apstol, de forma individual, desfila en
poqusimas procesiones de Semana Santa en los pueblos murcianos. As tambin la advocacin de:
Virgen de la Esperanza est escasamente arraigada en nuestra tierra, en la que prolifera mucho ms
la de: Virgen Dolorosa o de los Dolores.

120

explosin festiva a base de gritos de jbilo y de palmas. Los anderos


hacen bailar sus tronos con gran agilidad; los nazarenos mueven sus
capas en una especie de revoloteo artstico de gran pericia ya que en
los giros que se le dan en sentido descendente nunca rozan el suelo; las
Bandas de Msica interpretan pasodobles; pasado este espontneo
alboroto, la procesin se forma de nuevo y retoma su recorrido hasta
llegar a la iglesia136.
CABO DE PALOS, pueblo marinero, muy popular por ser punto
de vacaciones de verano para muchos murcianos; tambin por el tema
de los pescadores y del pescado.
Cuenta con la Cofrada del Santsimo Cristo de los Pescadores,
fundada en 1969. En su emblema figura una cruz con un bichero y un
remo cruzado, con ancla en la base. Acoge las Agrupaciones de San
Pedro, Jess Nazareno, Cristo Crucificado y La Dolorosa.
Jueves Santo tiene lugar una procesin realizada al anochecer que
es la ms marinera de la regin, tanto por el escenario como por el
ambiente y los singulares elementos que la componen. Chubasqueros,
remos, bicheros, redes y farolillos inician el recorrido con el tercio de
San Pedro, cuya llegada se anuncia con el sonido que varios pescadores
y nios consiguen sacar de caracolas hembras (dicen los pescadores
conocedores de ellas que su sonido es ms delicado).
El Apstol Santiago es su primer paso, que representa el
momento en el que lleg en barca a este pueblo (segn la tradicin). Es
imagen de pequeo tamao, como lo son todas las dems en este
pequeo rincn bello y alegre que acta de viga a travs de su faro. El
faro que a escala menor e iluminado acompaa a Jess Nazareno en su
recorrido por las calles baadas de aroma de mar en este recorrido
santo y marinero.
Tras Jess con la cruz sobre su hombro, la banda de msica de
Santa Cecilia anuncia la inminente presencia del Cristo de los
Pescadores, precedido por los cojines que sostienen los clavos y la
corona de espinas. A su paso la gente se pone de pie, reverencia a la
Imagen, se santiguan emocionados porque para ellos es el gran
protector (de ah que el nombre exprese pertenencia directamente. Se le
nombra siempre como Cristo de los pescadores.

136

Los datos aportados me han sido facilitados en conversacin telefnica por D. Damin Guirado,
Vicepresidente de la Cofrada del Cristo de la Sangre de Bullas.

121

En su trabajo, como los pescadores del pasaje evanglico,


siempre dependen de la providencia divina, siempre se encomiendan a
su Cristo. Es muy querido y conmueven, de verdad, las miradas que le
dedican, la ternura con la que le sonren, la confianza con la que lo ven
alejarse en perspectiva, pero poseyndolo dentro de ellos.
Quizs es una de las escenas ms estremecedoras y, desde luego,
merece la pena presenciarla para poder observar a los hombres del
mar, a los pescadores que, aun sin llevar distintivo, se destacan entre
las gentes por su curtido fsico, contrastado con su tierna sensibilidad y
sabidura sobre el mar. Gestos y miradas al paso del Cristo de los
Pescadores. Si la imagen vale tantas y tantas palabras, aqu el silencio
lo dice todo.
Cierra el desfile la Virgen Dolorosa bajo la iconografa de siete
espadas clavadas en su corazn, obra de J. Snchez Lozano. Como nota
singular de este desfile pasionario apuntamos que cada uno de los
pasos tiene su momento de gloria particular, pues le son cantadas
saetas expresas a cada uno de ellos durante el recorrido; hacia la media
noche finaliza la procesin con el encuentro entre Cristo y la Virgen, a
la que le cantan la Salve Marinera. Emotivo y entraable este acto que
al presenciarlo a ms de cuatro le corren las lgrimas por sus mejillas!
El itinerario y el horario de esta procesin tienen vida propia, pues
alcanza toda su trascendencia a la hora en que tiene lugar su final en la
media noche, hora en la que los farolillos cobran toda su magia y los
dems tiles todo su sentido; para los pescadores, habitualmente, es la
hora de encomendarse a su Cristo y echarse a la mar.
Si la hora del ngelus alcanza el cenit solar y los campesinos de
Millet inclinan su mirada hacia las entraas de la tierra, la media noche
alcanza el cenit del misterio, el recogimiento y la confianza en los
fondos marinos; los marineros inclinan humildes su mirada a las
entraas del mar es la hora de salir hacia ella.
En sus manos cada farolillo brilla a modo de estrella y los ojos
humedecidos se entornan para verla mejor y hablarle mejor. All, hasta
lo ms alto, se traslada el pescador que visita a su Cristo y antes de
partir a la mar, procesiona ante l sus cuitas. Su emblema es un
bichero y un remo cruzado con un ancla en la base.
Otro dato es saber que en la dcada de los cincuenta y sesenta
pasados, esta procesin era organizada por un grupo de pescadores de

122

la localidad. La imagen del Cristo de los pescadores no estaba colocada


sobre trono y era procesionado portndolo tumbado a la altura de la
cintura de los pescadores porteadores, en paralelo al suelo y con el
rostro hacia el cielo. En esos tiempos en Cabo de Palos no haba luz
elctrica, todo estaba a oscuras y en absoluto silencio.
Fue y es una procesin especial, en un pueblo especial y con una
cofrada especial por la singular actitud de sus hombres que con gran
profundad exteriorizan sus convicciones religiosas.
CALASPARRA, de cuyas procesiones se tienen noticia desde el
siglo XVII, aunque ha habido periodos en los que no se pudieron
realizar. En la primera mitad del siglo XX no se conoce documento
alguno acerca de cmo se desarrollaba la Semana Santa en este pueblo,
slo hay rfagas histricas a travs de una entrevista realizada a la
familia que durante aos cuid la imagen del Ecce Homo; se trata de
Diego, Alonso y Antonio Lpez Fernndez; hermanos a los que la
Junta de Cofradas les hizo un homenaje en el ao 2002.
A la pregunta de qu recordaban de la Semana Santa de entonces,
contestaron: Lo de antes era pobreza, no como ahora que viene tan
arregladito; lo de entonces eran cuatro tallos de lo que pillaban por all,
porque ni haba perras para comprar ni haba flores.Haba una mata
debajo de la Casa Valera que tiene pinchas y que no s como se llama,
cortaban unos tallos y con eso le hacan la corona y se la ponan; esa
mata estaba junto al ro y ya no est. Las referencias de estos
hermanos se remontan al ao 1960137.
Calasparra cuenta en la actualidad con ocho procesiones y once
tronos para 21 imgenes. Estos datos confirman que la Semana Santa
de este pueblo ha cambiado mucho con relacin a la descrita por los
hermanos Lpez Fernndez. En el ao 1998 dispona de 3200 cofrades
137

Revista de SEMANA SANTA DE CALSPARRA PG. 16. Calasparra 2002. La familia Valera
ocup la casa de referencia durante muchos aos y fueron los que cuidaron de la imagen del Ecce
Homo; despus de ellos la habit la familia Lpez Fernndez, que hicieron otro tanto, ambas
desitenresadamente. La imagen estaba en la ermita ubicada al lado de la casa, por eso la cuidaban.
Durante la Guerra Civil la imgen fue tirada al ro y los Valera recogieron la cabeza que, rota en
pedazos toda la imagen, esta parte qued intacta y que la familia Valera al trmino de la guerra
segua conservando dicha cabeza. (Esta familia al terminar la guerra dej de vivir en la casa,
ocupndola entonces la familia Lpez Fernndez). Al trmino de la contienda se encarg una nueva
imagen del ecce Homo, que es la que hoy en da procesiona en Semana Santa. La ermita se hundi
y se edific de nuevo (1943) la nueva imagen estuvo depositada durante varios aos en la Casa
Valera, que es el nombre por el que se le conoce y cuentan estos tres hermanos que la colocaron en
la habitacin en la que ellos dorman. Aos despus la imagen fue depositada en la iglesia y era
desplazada cada Semana Santa hasta la ermita para ser all arreglado el trono y prepararlo para los
desfiles.

123

y en el 2002 de 2800; en 1977 de 167, lo cual nos dice de la humildad


de antao y del incremento espectacular que han registrado estas fiestas
en las ltimas dcadas. Los presupuestos para estos das de procesiones
tambin son significativos. En el ao 2002 ascendi a 20.000 euros.
Preocupa el retroceso de afiliados que se ha producido en los ltimos
tres aos que, aun sin ser preocupante, conviene atajarlo.
Otro aspecto es que vestir la tnica de nazareno empieza a ser un
problema, de ah que hayan iniciado campaas de propaganda. En el
especial de Semana Santa del 2002, el peridico de la Verdad expone
el eslogan adoptado en ese momento Ponte la tnica pero el cronista
aade: Es un buen eslogan, pero sera directo decir: Si no sales, esto
peligra; as de claro. En la Revista de Semana Santa del ao 2000,
pg. 15, Miguel Egea comenta: Este es mi caso, apenado, as me
siento, mi pueblo al que quiero con locura, tiende a colgar la tnica de
su propiedadolvidando, eso s, a la Semana Santa, que aunque l no
lo sepa, tambin es de su propiedad. En la revista del ao 2001, un
representante de la Cofrada del Ecce Homo dice: El declive se
aprecia cuando constatamos que todos los aos hay quien abandona,
prefiere ver la procesin desde fuera. A este tema de las tnicas hay
que aadir que La Banda de Tambores y Cornetas de la Cofrada de La
Samaritana, en 2001 no intervino. (Revista SEMANA SANTA ao
2002, pg. 49).
Sobre las procesiones y los pasos tienen el de La Samaritana,
copia de la que hiciera Roque Lpez para la Archicofrada de la Sangre
de Murcia. Ecce Homo, diferenciado del resto de imgenes de este
pasaje en su forma de presentarlo ante el pueblo, ya que aparece con
dosel y antepecho, sobre el que se asoma Pilatos, en el lado izquierdo y
Jess en el de la derecha.
Los portapasos de estas dos cofradas, y de todas las dems,
visten tnica larga, con capa, pero no llevan la cabeza cubierta; los que
s la llevan son los nazarenos restantes. Adoptar esta medida es
coherente ya que con ella se consigue mejor visibilidad para los
estantes.
El Santsimo Cristo de la Sangre procesiona con San Juan
Evangelista y La Dolorosa, paso constituido por mujeres nazarenas
y anderas. Una singularidad precisamente es que la Junta de Cofradas
est presidida por una mujer138.
138

Slo hay dos Cabildos Superiores de Cofradas Pasionarias presididos por mujeres, uno es el de
Calasparra y el otro el de Balsicas. Histricamente las mujeres han tenido prohibido no slo el

124

Viernes de Dolores. A las 21 horas rezo del Va Crucis en el


paraje de los Santos Mrtires y concluye en la iglesia de San Pedro
Apstol; va acompaado por el Cristo de la Sangre y un tambor sordo.
En Domingo de Ramos celebran procesin libre, o sea, sin imgenes,
pero muy asistida de nios en particular que portan ramas de olivo y
palmas. No visten atuendo nazareno ni hebreo.
Mircoles Santo se celebra la primera procesin que es la del
Prendimiento, organizada por la Cofrada de Nuestro Padre Jess
Nazareno y San Pedro, del que es autor el valenciano Jos Dez (1944).
Ntro. Padre Jess es de autor annimo del siglo XVII, es muy querida
y prestigiada como obra nica, segn criterio de la mayora de los
calasparreos; ardi en 1936 pero se salv la cabeza, que fue
posteriormente reconstruida e incorporada a un nuevo cuerpo tallado;
su rostro expresa un gran dolor y es de tez oscurecida, rasgos realistas,
mirada interrogante, y gesto de agotamiento total.
Jueves Santo, Procesin con numerosos tronos: La Samaritana,
de Jos Dez (1944). Santa Mara Salom, obra de Juan Jos Pez
lvarez (1996). Ecce Homo, de Jos Dez (1944). Santsimo Cristo de
la Sangre, Jos Dez (1944). Dulce Nombre de Mara, de Juan Jos
Pez lvarez, San Pedro. Nuestro Padre Jess Nazareno. La Cada.
Santa mujer Vernica, de Jos Dez (1943). San Juan Evangelista y La
Dolorosa.
Viernes Santo, por la maana tiene lugar la Procesin de la
Subida al Calvario. En ella intervienen los mismos pasos antes
citados para el desfile de Jueves Santo. Por la noche Procesin del
Santo Entierro con La Piedad, Santa Cruz, Santsima Virgen de la
Soledad, sta de los talleres de Olot. Santo Sepulcro, San Juan
Evangelista y la Dolorosa.
Domingo de Gloria, aparicin del Resucitado con los siguientes
pasos: El Resucitado, de los Talleres de Olot; San Pedro; ngel de
Pasin, de Daman Guirado Garrido (1985); Santa Cruz; Santa Mara
Magdalena; Santa Mara Salom; San Juan Evangelista y la Dolorosa.

ocupar cargos sino incluso el asistir a las Juntas. Los Estatutos de Nuestro Padre Jess de Murcia
as lo especifican. Desde el ao 2003, la Archicofrada de la Sangre aprob en Junta General que la
mujer pudiera ser Mayordoma. Un ao antes as lo aprob la Cofrada de N.P.J.N. de Murcia. Sobre
el cargo de Camarera nunca ha sido nombrada una mujer, las que han ejercido a lo largo de toda la
historia han sido, siempre, camareras consortes. En la prctica han ejercido con tal dedicacin que
en la sociedad lo que ha arraigado es el nombre de Camarera.

125

Mircoles Santo antes de la procesin es representado Auto del


Prendimiento acto iniciado en el siglo XIX. Don Luis Cifuentes en su
Pregn139 cuenta que paseando por el pueblo, acompaado de un
familiar, Jos Antonio, joven al que no conoca por sus largos aos de
ausencia de esta su ciudad, ste le habla de la singular representacin
sobre la cual le dice que: La conmemoracin del Prendimiento de
Jess en el Huerto de los Olivos, es muy original; dentro de la Regin
slo se hace aqu, y que no tiene noticias de que en ningn otro sitio de
Espaa se realice de forma similar. Creo que est en lo cierto el tal
Jos Antonio y por ello vamos a dar algunos datos sobre este tipo de
actuaciones para que nos permita calibrar mejor tal expresin.
En el Pas Vasco, en el Descendimiento, al finalizar la
representacin celebran procesin y una nia vestida de ngel baila sin
descanso, yendo acompaada por el Arcngel San Miguel que es
encarnado por otra nia del pueblo140.
En Castilla Len, varios pueblos escenifican la Bajada del ngel.
De particulares efectos teatrales es la de Aranda de Duero, Tudela,
Muros y Peafiel. Parece ser que desde el siglo XVI se realiza este acto
en estas tierras y el motivo expreso es quitarle el velo negro a la Virgen
el Domingo de Resurreccin y ponerle el velo blanco; costumbre
olvidada y nuevamente retomada desde mediados del siglo XX.
En Calasparra no se conoce desde cuando se representa este
episodio. El motivo por el cual desciende el ngel es distinto al de los
pueblos citados. En El Prendimiento se trata de hacer descender de los
balcones aledaos, a travs de artilugios instalados, un nio de pocos
aos, vestido de ngel, simulando con este tipo de descenso boquete
abierto en el cielo o rompimiento de gloria. Su misin es reconfortar a
Jess en ese momento de amargura, previo a su Calvario.
Esto es lo singular. En los otros lugares el motivo es otro, as
como lo es el episodio. El de Calasparra, efectivamente, es nico;
incluso hay prendimientos en los que intervienen tres ngeles, pero sin
la espectacularidad en su salida a escena que tiene el de Calasparra,
139

CIFUENTES, Luis. Diario de un calasparreo emigrado a Barcelona que vuelve a su pueblo


tras muchos aos de ausencia. Pregn de Semana Santa 1996. Revista de SEMANA SANTA DE
CALASPARRA Pg. 62-66. Calasparra. 1997
140
En Hondarribia se ofrece un espectculo singular, pues tras el Descendimiento un grupo de
nios vestidos de angelitos -a la cabeza de los cuales marcha San Miguel Arcngel, interpretado por
un adolescente- bailar durante el recorrido y otros ngeles mostrarn los instrumentos de la
Pasin. AGUIRRE ANTXON, Sorondo. La Semana Santa de Euskal Herria. Pg. 153. Rito,
Msica, Escena en Semana Santa. (Conmunidad de Madrid. 1994)

126

que incluso se levanta monumento efmero con el Huerto de los Olivos,


al que decoran con ramas de olivo, de sabina, con palmas y caas.
Otra escenificacin en esta ciudad es La Aparicin del Resucitado
y huida de los Romanos. Tiene lugar en la actualidad el domingo de
Resurreccin, a las diez de la maana en la iglesia de los Santos
Mrtires, que acta de sepulcro, ms concretamente en la puerta de la
misma. A esa hora llegan los soldados romanos -popularmente
conocidos como los Picas haciendo alusin expresa a las lanzas que
portan- entran en la iglesia, en la cual permanecen todas sus luces
apagadas, y hacen mucho ruido desplazndose en su interior de un lado
para otro, perdidos, sin orden ni concierto. Ante la presencia de los
soldados sale el sacerdote y les pregunta: A quien buscis? Y ellos
contestan que vienen a custodiar el cuerpo de Cristo. El sacerdote,
entonces, les anuncia su triunfante Resurreccin. Ellos jalean, se ren,
se burlan.; en esos momentos de escarnio se encienden todas las
luces del templo, simulando con ello que Jesucristo, resucitado, sale de
la tumba, cubrindolo todo de resplandor. Ante el resplandor los picas
huyen espantados. Salen corriendo de la Iglesia, y bajan las escaleras
que separan el templo de la calle con gran miedo y tropezando entre
ellos, perdiendo escudos, lanzas, etc. Huyen todos de all y corren por
las calles del pueblo anunciando lo que ha ocurrido. Ms tarde
formarn de nuevo para tomar parte de la Procesin del Resucitado.
En la revista de Semana Santa de Calasparra de 1997 que alude a
esta procesin dice as: El agudo sonido del cornetn de rdenes ha
puesto fin al silencio de uno de los momentos ms dramticos y con
ms fuerza de la Pasin y ha servido de arranque para que los picas
entren al Huerto rodeando las imgenes para, al salir, comenzar el
estruendo de tambores y cornetas que inicia el desfile de la Procesin
del Resucitado. La ltima intervencin de los picas es que al
finalizar esta procesin realizan el caracol. (Sobre el caracol, smbolo
de resurreccin, hablaremos en el apartado de la Semana Santa de
Jumilla).
Otro de los actos originales de la Semana Santa de Calasparra es
que Viernes Santo de madrugada un grupo de msicos de la Banda
local interpreta la Pasin en varias calles.
CARAVACA. Ciudad Santa, con su marcada cuesta ascendente
que desemboca en la gran explanada del Castillo-Santuario que, como
brazos abiertos recibe al peregrino. Ciudad camino que acompaa hasta

127

llegar al imafronte, antepuerta del beso al Lignum Crucis141. Ciudad de


recorridos vibrantes, primero por la tensin de sus planos rampantes,
despus por la emocin de acercarse, por fin, a la Cruz. Ciudad que
ofrece una perspectiva urbanstica de numerosos campanarios, que
configuran un paisaje de llamadas a oracin, de silencios conventuales,
de advocaciones y rosarios marianos, de soledades ascticas vividas
con el Seor.
Por toda la hermosura
nunca yo me perder
sino por un no s qu
que se alcanza por ventura142
Por la significacin que para el creyente tiene este Lignum
Crucis, depositado en el Castillo-Santuario de Caravaca, vamos a
ofrecer una sntesis de su trayectoria. Los primeros antecedentes de la
reliquia venerada debemos situarlos, junto a los de este CastilloSantuario, en el siglo XIII. Sobre ella se estableceran vigilias y
percopas, procesiones y cultos que conmemoraran pasajes
evanglicos sobre la Pasin; era el tiempo en el que los Templarios
ocupaban el recinto. Todo era celebrado de forma privada en aquellos
tiempos. Despus en el siglo XIV, disuelta la orden143 se establecieron
en este Castillo los de la Orden de Santiago144.
Por otro lado en 1571 se establecieron en Caravaca los
Franciscanos y se iniciaron cultos populares; construyeron un Va
Crucis pblico que qued fijado a lo largo del camino que enlaza el
141

El Lignum Crucis est en la ciudad de Caravaca desde 1232. Prcticamente todos los Papas le
han concedido alguna gracia o indulgencia. Lo ms sublime es la concesin del Culto de Latra que
la equipara al que recibe el Santsimo, y fue concedido en 1736. Otro episodio sobre Caravaca es
que en 1885 D. Quintn Bas Martnez escribe, Historia de Caravaca Recopilada y Adicionada. Fue,
publicada por la tipografa local La Luz Este taller editaba adems cada semana peridico local.
Gracias a estas fuentes se conoce, en parte, la Historia de esta ciudad. Sobre la Cruz de Caravaca
todava no hay realizado, con profundidad y rigor, un estudio; en el presente se est investigando el
tema y se escribe Tesis Doctoral sobre ello.
142
SAN JUAN DE LA CRUZ,. Poesas completas. Pg. 87. Clsicos de la Literatura. 2003.
143
La Orden religiosa de los Templarios, o Caballeros del Temple, fue creada en el ao 1119, por
Hugues de Payns para proteger a los peregrinos en Tierra Santa. Sus reglas eran muy prximas al
ascetismo. Contradictoriamente a partir de 1128 se enriqueci rpidamente, gracias a numerosas
donaciones. Crearon en todo el mundo establecimientos que en Occidente eran similares a los
Seoros, aunque se les denominaba Encomiendas, y se calcula que posean unas 9000. Enrique IV
de Francia, acusando de corrupcin a la Orden, orden la disolucin el 3 de abril de 1312. En el
libro escrito por MELGARES GUERRERO, Jos Antonio, Crnicas para la Historia de Caravaca.
Ed. Ayuntamiento de Caravaca. 1991, no contempla estudio alguno sobre las rdenes religiosas
que residieron en el Castillo-Santuario, pero da una visin amplia de las tradiciones de esta Ciudad.
144
LLOPIS, Miguel. Documentos del S. XIV y XV: Seoros de la Orden de Santiago. Academia X
el Sabio. Murcia, 1991. De este autor tambin se puede consultar: Historia de Murcia. Ed. Regional
Murciana. 1998.

128

centro de la ciudad con su barrio ms humilde y sufrido, que lo llaman


Camino del Calvario. Viernes Santo se rezaban las catorce estaciones
caminando hacia este paraje de El Calvario, concretamente hacia la
Ermita de la Reja, en el que tena lugar una de las escenificaciones ms
emocionales, como era el Descendimiento de Cristo, cuya imagen tena
en ella su sede; esta imagen posea los brazos articulados y
posibilitaban la operacin de depositarlo sobre una urna de cristal y
trasladarlo a la iglesia de Nuestra Seora de la Soledad, desde la que
parta la procesin del Santo Entierro Viernes Santo en la noche.
A travs de esta Va fueron levantadas catorce pequeas ermitas
que fijaban cada una de las estaciones del Va Crucis. En la actualidad
slo una permanece y es la ya citada Ermita de la Reja145. El libro de
J.A. Melgares: Crnicas para la Historia de Caravaca, describe
muchas de las tradiciones de esta ciudad, y a travs de ellas se percibe
que hasta la primera mitad del siglo XX eran estos das Santos muy
celebrados, pero, a medida que se han ido potenciando las fiestas de la
Cruz, oscurecan las de Semana Santa. Caravaca cuenta con un
estimable patrimonio de obras de arte pasionario y a primeros del siglo
XX incluso realizaba desfiles vivientes con personajes del Antiguo y
Nuevo Testamento. Todo se ha ido perdiendo en el camino del olvido.
Entre las tradiciones ms arraigadas, vigentes en la actualidad,
est que Martes de Carnaval, a la noche que transcurre de dicho martes
a Mircoles de Ceniza le llaman Noche del Reventn, nada religiosa
en las formas, pero s en la filosofa que la impulsa, pues no tendran
razn de ser sus excesos culinarios si no estuviera dentro del nimo de
cada caravaqueo el sentimiento de penitencia que ha de guardar
durante la Cuaresma. Tal noche comenzaba a tener influencia entre los
caravaqueos tras el baile de mscaras celebrado en el Casino el
domingo anterior. Entre tanto las ltimas comparsas se diluan y el
cansancio se haca patente despus de tres das intensos de fiesta146.
Otra de sus alabables costumbres era celebrar cada mircoles de
cuaresma Los Misereres de la Concepcin147 En 1595 hay noticias
145

El nombre es puramente prctico pues al tener esta ermita en el frente una ventana con reja
provoc la denominacin.
146
MELGARES GUERRERO, Jos Antonio. Crnicas para la Historia de Caravaca. Pg. 195.
Ayuntamiento de Caravaca, 1991. De este Cronista hemos recibido, desinteresadamente, el libro
citado, as como otros documentos y largas conversaciones sobre la Semana Santa de Caravaca.
147
Ibidem. Crnicas para la Historia de Caravaca; en la pg. 196 dice: Desde el siglo XVI y hasta
que la Desamortizacin de Mendizbal dio al traste con los bienes de las Cofradas religiosas a
partir de 1835, la Cofrada de Nuestra Seora de la Concepcin y San Juan de Letrn, que construy
en su da para sede propia la actual parroquia de La Pursima, organizaba, cada mircoles de
cuaresma, su miserere. De 1595 tenemos las primeras noticias sobre esta prctica religiosa que,
segn el libro del cabildo de dicha Cofrada, perteneciente a esta poca, era usual desde antiguo

129

sobre esta prctica148. El acto tena lugar en el Convento citado y


constaba de dos partes, una musical en la que cantaba a gran orquesta
el coro y msicos profesionales de la Iglesia Mayor, y la segunda parte,
que la ocupaba el sermn propiamente dicho, dndole de esta manera
todo el sentido religioso y solemnidad a tal celebracin. El Sermn en
esos tiempos categorizaba y asentaba la misin trascendente de este
tipo de actos149.
Desde 1960 se celebran Misereres en el Castillo-Santuario de la
Santsima Cruz todos los viernes de cuaresma, y dan comienzo a las
tres de la tarde. Segn el Cronista oficial de la ciudad, J.A. Melgares,
eran actos populares pues la gente acuda a borbotones hasta rebosar
las amplias naves del templo. Cada viernes a medio da, tras el toque
del ngelus, sobre las torres y espadaas de la ciudad comenzaba a
taer la campana del Castillo a intervalos de un cuarto de hora,
recordando a los fieles la cita en el Santuario150.
En esta ciudad y hasta la dcada de 1960 tuvieron mucha
relevancia los sermones cuaresmales, que eran el complemento
obligado de preparacin espiritual a la Semana Santa; tambin
constituan un acto social, pues los templos se abarrotaban de personas
particularmente arregladas externamente. En la dcada posterior
decayeron; ahora se siguen ofreciendo en las iglesias triduos, quinarios,
etc. pero con un protagonismo social mnimo.
Y entre todos los sermones ninguno tan intrnsecamente
pasionario como el de las Siete Palabras que se celebraba Viernes santo
en la maana, pero que ya ha pasado al recuerdo. Estimamos que
incitar de nuevo al hecho es obligado; su recuperacin, en cada pueblo,
es muy coherente y conveniente luchar por procurarlo151.

En 1956 se pagaba a cada cantor del coro y msico de la orquesta 8 reales por miserere. Slo
conocemos el nombre del maestro de la capilla, en esta fecha, Francisco Baquedano, que cobr 8
ducados por su educacin global y la del bajo, Vicente Cebrin.
148
Ibidem, pg. 196
149
Ibidem. El captulo IV, (Pgs. 190-280) titulado Etnografa, habla de tradiciones cuaresmales,
algunas muy curiosas, y que, al igual que como tantas otras tradiciones se repiten en la mayora de
pueblos, pero cada uno les imprime alguna particularidad
150
Ibidem. Pg. 197.
151
Ciertamente el Sermn de las Siete Palabras est en franca decadencia, pero ha surgido en varios
pueblos de Andaluca un tipo de Literatura de Semana Santa, expresada a modo de alocuciones,
normalmente ofrecidas por un sacerdote que intenta llevar el mensaje de la Redencin al pueblo. Se
ha dado en llamarle con muy diferentes nombres. En Gdor (Almera): Sermn de las Lgrimas.
En Campillos (Mlaga): Sermn del Calvario. En Mairena de Alcor (Sevilla): Sermn de la
Soledad En Castro del Ro (Crdoba): Pregn de la Traicin de Pedro. Rito Msica y Escena en
Semana Santa, pag. 28).

130

Las procesiones en el siglo XVI ya se celebraban en Caravaca


muy construidas, aunque, a lo largo del tiempo se hayan ido adaptando
a las necesidades de la nueva cultura emergente. En la actualidad se
celebran cinco, con una rica imaginera, de la que hemos de destacar el
Cristo del Prendimiento y la Virgen de las Angustias, de Marcos
Laborda. Nuestra Seora de los Dolores, atribuida a la escuela de
Francisco Salzillo, y sobre todo Nuestro Padre Jess Nazareno,
atribuido al escultor italiano del siglo XVIII Ncolo Fiumo.
Pero sera en el siglo XIX cuando las procesiones de Caravaca
alcanzaron un gran esplendor y lujo, segn noticias de publicaciones
locales de la poca La paz de Murcia y La Luz de la Comarca-.
Gran auge se registr en la primera mitad del siglo XIX. J.A. Melgares
lo recoge en su libro Crnicas para la Historia de Caravaca, pg. 204
con estas palabras: Sin embargo el mayor esplendor de la
representacin callejera de la Pasin tuvo lugar en los aos sesenta del
S. XIX cuando dos Cofradas, la de San Juan (o de Los Blancos), y
la de Jess Nazareno (o de Los Moraos), competan en un peligroso
pugilato que ocasion el languidecimiento procesional de finales de
siglo. Semejante derroche de lujo no pudo durar mucho, y la misma
prensa de finales de siglo, concretamente el Diario de Murcia del 22 de
marzo de 1894, afirma que Nada nuevo haba ofrecido la Semana
Santa de ese ao, en la cual, desde hace tiempo, slo se celebraba la
procesin del Santo Entierro por costearlo la casa de la marquesa del
Salar.
Domingo de Ramos por la maana hay procesin sin imgenes; a
principios del siglo XX en esta procesin se ritualizaba un hecho que
J.A. Melgares explica as: En la poca que nos referimos (principios
del siglo XX) los cortejos procesionales comenzaban el Domingo de
Ramos. El matinal parta, como ahora, del Salvador, sin imgenes. El
pueblo cristiano conmemora, con palmas y ramos de olivo, la entrada
triunfal de Jess en la ciudad de Jerusaln a lomos de un humilde
borriquillo. Hasta la reforma litrgica conciliar, cuando la breve
procesin regresaba al templo, las puertas de este estaban cerradas. Se
intercambiaban el canto de unas preces, en latn, entre los sacerdotes
que actuaban desde la calle y el coro que lo haca desde el interior. Con
su palma, el sacerdote presidente golpeaba la puerta en seal de
llamada.
Esta escenificacin viene del siglo VI. Referencias a las palmas ya
las hay en el libro del xodo (15, 27), En torno a ellas la Iglesia desde
el comienzo ha establecido diversas ceremonias muy simblicas, de las

131

cuales habla San Isidoro de Sevilla en el Liber ordinum mozrabe.


Desde el medievo se desarrollaba una ceremonia iniciada con la
bendicin de estas hojas o ramas y tras ello se emprenda procesin en
la cual la figura de Cristo estaba representada por los santos Evangelios
en una especie de fretro ricamente adornado y portado por cuatro
diconos; a su paso los nios arrojaban flores; llegada la comitiva a las
puertas de la ciudad se le renda homenaje al Redentor; finalmente se
postraba el obispo y el clero y el coro cantaba la antfona, Percutiam
pastorem; un clrigo con la plana le golpeaba al obispo en las espaldas;
seguido el recorrido, llegados a la catedral se encuentran la puerta
cerrada, y no se abra hasta que el subdicono crucfero la golpeaba
con el asta de la cruz; entonces todos entraban en la catedral.152.
Desde los primeros aos de 1900 se realiza un segundo desfile,
ste tambin con palmas portadas por todos los nazarenos; intervienen
todas las cofradas; el cortejo en la actualidad transcurre desde la
Parroquia de la Pursima hasta la Parroquia de El Salvador.
Martes Santo. Procesin de la Oracin del Huerto (Morados).
Participa la Cofrada de los Coloraos destacando de ella la imagen
del Prendimiento, obra del caravaqueo Marcos Laborda, antes citado,
(1752-1822), discpulo de Roque Lpez. La cofrada de Nuestro Padre
Jess Flagelado fue fundada por el gremio de Alpargateros y su
imagen fue regalada en 1867 y restaurada mediante suscripcin y actos
populares en 1901; despus de la guerra civil slo quedaron la cabeza y
las manos y Jos Snchez Lozano la rehizo utilizando estas partes. Otro
paso que desfila es San Juan Evangelista (Blancos), obra de Snchez
Lozano (1947), que sustituy a la destruida en Guerra que era de 1867
y atribuida a Francisco Snchez Tapia, que a su vez sustituy a la ms
antigua, todava atribuida a Cristbal de Salazar, segn fuente
documentada de 1608.
Mircoles Santo. Procesin del Prendimiento en la que desfila la
Imagen titular y Ntro. Padre Jess Nazareno a la columna; imagen
copia de la que hiciera Salzillo para el Convento de Santa Ana de
Jumilla; es de autor desconocido y se atribuye, aunque lejanamente, al
caravaqueo Jos Lpez Asensio, que tena taller en la ciudad en los
ltimos aos del siglo XIX. Se salv de las llamas en 1936 por estar en
la iglesia de La Caridad que durante la guerra civil formaba parte del
Hospital y no fue atacado. En esta procesin tambin desfila San Juan
Evangelista y La Dolorosa, sta, obra de Salzillo.
152

RIGHETTI, Mario. Historia de la Liturgia, 2 volumen, pgs. 781-782. BAC Madrid 1954

132

Jueves Santo. Procesin del Silencio. Es la ms antigua de todas.


Antes se celebraba por la tarde; se le conoca por Procesin de
Disciplina; documentada desde 1587; acompaaban el desfile la
orquesta y coro de la Parroquia de El Salvador que durante el trayecto
entonaba cantos lastimeros pasionales, y antes de partir un predicador
ofreca un sermn; desde 1942 ya no se celebra. Ha sido sustituida por
la Procesin del Silencio en la que slo desfila el Cristo de los
Voluntarios, obra de Francisco Marn153.
Viernes Santo. Procesin maanera con la evocadora ceremonia
del encuentro, y despus el llamado Sermn de las Siete Palabras, que
en la actualidad consiste en una breve alocucin del consiliario154;
Desfila la imagen del Seor del balcn, que antiguamente lo haca en la
procesin de Disciplina; la imagen es de vestir, del siglo XVII; se le
denomina as por situarse a Cristo tras un antepecho (Iconografa
infrecuente por nuestra tierra, inspirada en el pasaje bblico de mostrar
Pilatos, al pueblo, a Jess). El sentido prctico verbal de las gentes del
pueblo origin el sobre nombre de El Seor del balcn.
Por la noche se celebra la procesin del Santo Entierro, pero el
Descendimiento de la Cruz se verifica a las tres de la tarde por hacerla
coincidir con la hora de la muerte fsica de Jesucristo (hora sexta). Los
pasos que la acompaan son: Cristo de la Misericordia, formidable
obra del siglo XVII, de autor desconocido, a la que se tuvo gran
devocin durante el siglo XVIII. La Virgen de las Angustias, atribuida
a Marcos Laborda, inspirada en las que hiciera Salzillo de esta
advocacin. Cristo Yacente, obra del siglo XIX; y, cerrando el cortejo,
como es obligado segn la secuencia de la Pasin de Cristo, La Virgen
de la Soledad.
Domingo de Resurreccin, sorprendentemente en Caravaca
procesin en este da ya se celebraba en el siglo XVI155, mientras que
153

Del libro Crnicas para la Historia de Caravaca, pg. 210, de MELGARES GUERRERO, Jos
Antonio, recogemos el origen de la procesin del silencio que lo expone diciendo: Tuvo su origen
en las fras tierras de Alemania, como promesa de un grupo de voluntarios de la Divisin Azul,
cuando regresaran a su tierra tras la conclusin de la Segunda Guerra Mundial. Unos cumplieron
personalmente el voto; otros, los que encontraron all la muerte, fueron representados por su
familia. La fundacin cannica se hizo en la iglesia de los frailes carmelitas (de ah los colores de
sus tnicas: hbito marrn y fajn y capucha blancos. Al pecho de la capucha se le aadi la cruz
roja, de Caravaca, en 1981, con motivo del Ao Jubilar). El lema y consigna de la entidad pasional
recuerda una frase inscrita en el cinto de los soldados del ejrcito alemn en aquella contienda:
Dios con nosotros y nosotros con Dios y con la Patria.
154
Es denominado Sermn de las Siete Palabras pero en realidad slo es una breve reflexin sobre
los hechos de la Pasin que pronuncia el Consiliario de la Cofrada organizadora de esta procesin.
155
MELGARES GUERRERO, Jos Antonio. Crnicas para la Historia de Caravaca, pg. 212.
Explica acerca de la procesin celebrada Domingo de Pascua lo siguiente: La documentacin que
poseemos de su existencia data de finales del S. XVI, concretamente de 1596, fecha en que la citada

133

en la actualidad no se celebra; por tanto los actos de Semana Santa


concluyen con la Vigilia Pascual de Sbado de Gloria.
CARTAGENA. Ciudad avalada por tres milenios de Historia.
Singular por su enclave privilegiado al disponer de Puerto de mar
natural que hicieron de ella en la Antigedad una de las ciudades ms
importantes y ricas. Sede episcopal, posiblemente desde los comienzos
del cristianismo; la Alta Edad Media ya habla de dos obispos: Hctor y
Liciniano, que corresponden al siglo VI. Durante el periodo visigodo
aparece, como posible evangelizador de Cartago Nova y sus pueblos,
San Indalecio obispo de Urci (624)156.
El cese del gobierno rabe en Murcia fue negociado por
capitulaciones (Tratado de Alcaraz, 1243), posibilitando as al entrar el
nuevo Gobierno la implantacin oficial de la religin cristiana que
transforma a nuestras tierras de afiliacin musulmana a cristiana. Se
crea, por tanto, oficialmente Dicesis Episcopal que se establece en
Cartagena en 1251, siendo su primer titular Don Pedro Gallego,
franciscano157, quedando asentadas desde estas fechas las bases de
Cofrada (la de Ntra. Sra. de la Concepcin y San Juan Evangelista, responsables de organizar dicha
procesin), libr la cantidad de 16 ducados [(en esa poca era toda una fortuna)] a los comisarios
encargados para la organizacin de ambas procesiones. Las dos procesiones aludidas son la de
Jueves Santo, de Disciplina, y la de Domingo de Pascua o Resurreccin. Otro dato curioso por lo
infrecuente en la Semana Santa de nuestra Regin, y aun en toda Espaa, es que tome parte la
advocacin de la Virgen del Refugio. En Caravaca sala del Convento de la Concepcin vestida de
luto, y en la Plaza aguardaba la llegada del Santsimo Sacramento, ante el cual era despojada del
atuendo color negro para quedar vestida con el de color blanco. El propio trono estaba forrado de
negro, hasta el momento de la presencia del Santsimo Sacramento, que en el acto tornaba su
vestidura de blanco; otro tanto se haca con el Pendn; tras este ceremonial, el representante
eclesistico, desde el balcn del Ayuntamiento, imparta la bendicin con la custodia tras la cual era
llevada en procesin a la iglesia de la que parti. En la actualidad son excepcin los lugares que en
Semana Santa procesionan El Santsimo Sacramento, representando a Cristo Resucitado. Algunos
pueblos lo hacen, por ejemplo Cox. (Datos recogidos de voz a Jos Antonio Melgares quien ha
presenciado tal Procesin). En el pueblo de Piantn (Asturias) Domingo de Pascua procesiona bajo
palio El Santsimo Sacramento, simbolizando a Cristo Resucitado. Con l se procede al tradicional
Encuentro. En este caso va teatralizado con descenso de ngel y otras extravagancias, todas ellas
destinadas a impactar a los presentes. En Blanca citamos que le rezaban el Va Crucis al Sagrado
Corazn de Jess.
156
Estos datos corresponden al libro de Daz Cassou: Serie de los Obispos de Cartagena. (Madrid,
1895). (Viene en pg. 14 una relacin de los primeros obispos de la Dicesis anteriores a 1251).
Tambin el Profesor D. Antonino Gonzlez Blanco, en un curso impartido en la Universidad de
Murcia sobre Historia del Cristianismo Antiguo en la Regin de Murcia facilit a los asistentes
carpeta de material didctico que contena: copia de documentos sobre este periodo; varios
captulos de su libro: Historia de Murcia en las pocas: Tardorromanas, Bizantina y Visigoda.
(DM, Murcia); Cartas de Himerio Obispo de Tarragona al Papa Silicio y respuesta de ste; Cartas
del Obispo Liciniano; determinados captulos escritos por Jacques Fontaine, de su libro: Isodoro de
Sevilla; documentos sobre el Concilio de Nicea y Concilios de Toledo. Todo ello bsico para
conocer la importancia de Cartagena como Sede Episcopal tanto en la Antigedad como a partir del
siglo XIII.
157
La sede sera trasladada a Murcia por Bula de Nicols IV, el 13 de septiembre de 1289 con el
acuerdo de mantener la denominacin de Dicesis de Cartagena. DAZ CASSOU, Pedro. Serie de

134

Cartagena cristiana. La influencia del obispado se deja notar, y pronto


se crearon cerca de esta ciudad dos monasterios de agustinos158 que
orientaran la religiosidad de las gentes, escasas en aquellos siglos
(XIII-XV).
Desde estos tiempos ya surgieron varias asociaciones religiosas
laicas, de devocin; aunque pasionarias no las hubo hasta el siglo
XVII. En este primer periodo se conviva con focos de judos y de
moros, con todo el conflicto que ello generaba. El tema de la Pasin no
se haba popularizado todava y lo hara varios siglos despus.
Las devociones pasionarias surgieron con significacin a partir de
1640, aproximadamente. Vicente Montojo Motojo, en el libro de Las
Cofradas Pasionarias de Cartagena, pg. 70, dice que: El siglo XVI
y la primera mitad del XVII, periodo de continuo crecimiento
demogrfico, rompe con la situacin bajomedieval de un escassimo
nmero de Cofradas159.
Sera en el siglo XVIII en el que segn nos dice don Elas
Hernndez Albaladejo: Fue una poca urea para crear un autntico
espectculo para los sentidos; estandartes, cruces, y velas que, entre
otros elementos, vinieron a engrandecer los cortejos pasionarios. De
todos es conocido que durante el siglo XVIII se dieron en Cartagena
unas condiciones socioeconmicas extraordinarias; el apoyo estatal y la
afluencia inversora del Estado se conjugaron para convertir este
enclave mediterrneo en una plaza militar de primer orden, con la
adecuacin del puerto, la construccin del arsenal, la edificacin de
cuarteles y la fortificacin de todo el conjunto urbano160.
Cartagena tuvo entre sus mentores al propio rey Carlos III, que
fue el ordenante de la construccin de las murallas que hoy dan al

los Obispos de Cartagena. Establecimiento Tipogrfico de Fortanet. Impresor de la Real Academia


de la Historia. Madrid 1895.
158
Uno de estos monasterios es el de San Gins de la Jara, investigado por el profesor TORRES
FONTES, Juan. MURGETANA 25 (1965). Tambin por: HENARES DAZ, F. San Gins de la
Jara y la religiosidad popular. Biblioteca Cartagena de Bolsillo, Cartagena 1988. El captulo 1 del
libro de F. Henares, reseado, trata de la bibliografa sobre San Gins y da una relacin cronolgica
de las primeras obras escritas sobre el personaje, monasterio y paraje de la Jara, que parten del siglo
V. Torres Fontes da como posible el que fuera un centro espiritual desde el siglo XI. Alfonso X el
Sabio en el siglo XIII funda San Gins de la Jara, monasterio regido por religiosos agustinos; F.
Henares da como fecha de esta fundacin 1257. En 1491 se establecieron en este monasterio los
franciscanos.
159
V.V. A.A. Cofradas y Semana Santa en Cartagena. Asamblea Regional de Murcia. Cartagena,
1991. Tomo I.
160
HERNANDEZ ALBALADEJO, Elas. Pregn de Semana Santa, pg. 9. Cartagena, 2001.

135

puerto el adecuado aspecto de antigedad y solidez. Este monarca fue


miembro de nmero de la Cofrada del Prendimiento de Cartagena.
La categora plstica y devocional de las procesiones tuvo tal
inters desde los primeros tiempos en que se celebraron que han
conseguido que a la ciudad portuaria desde el siglo XVIII se la conozca
por los acontecimientos de su Semana Santa; conmemoracin ante la
que no poda ser una ciudad mediocre, sino ciudad acorde con su
historia y el estatus de Emplazamiento Departamental; circunstancia
que, en parte, le ha dado carcter a sus procesiones penitenciales. Su
slida religiosidad y su entorno castrense han generado en sus desfiles
influencias propias, nicas en toda Espaa, pero que el impulso
estimamos que viene de sus gentes y su idiosicransia. Otras ciudades
departamententales de Espaa no han generado en lo ms mnimo esa
Semana Santa caracterizada por la disciplina, el orden, el silencio y la
elegancia en todas sus formas procesionistas.
De su esfuerzo por mantener las tradiciones es ejemplo el acto
revivido cada ao al ofrendar a la Patrona, Virgen de la Caridad, en la
misa solemne celebrada Viernes de Dolores La Onza de Oro que
hasta mediados del siglo XX se daba con destino al Santo y Real
Hospital de la Caridad; este hecho data de 1762161.
Esta moneda en la actualidad se entrega a ttulo anecdtico o
tradicional; el donativo se abona en euros y en otra ceremonia, tambin
de antigua tradicin que es: La Llamada que tiene lugar Mircoles
de Ceniza en la maana. Consiste en ir todos los estandartes y sus
mayordomos a la Casa Consistorial a pedir permiso al alcalde para
poder sacar las procesiones a la calle; momento que el edil aprovecha
para darles el consentimiento y entregarles un cheque bancario, por un
importe econmico notable, para ayudar a los gastos de esos
magnficos desfiles pasionarios. Este pasello que realizan las
hermandades y cofradas por toda la ciudad convirti a la dicha
Llamada en famosa por los contrastados enfrentamientos que cada
ao se producan162.

161

Se sigue celebrando el acto, slo que la onza de oro es el smbolo de la donacin econmica que
el Ayuntamiento hace cada ao al Cabildo Superior de Cofradas. Siempre haca esta ofrenda un
hombre, el Alcalde. Fue en 1996 cuando por primera vez lo hizo una mujer, Doa Pilar Barreiro,
por ser alcaldesa de Cartagena.
162
La llamamos famosa porque hasta hace unos treinta aos este consentimiento lo peda cada
cofrada por separado, en el mismo da y a la misma hora. Durante el recorrido, cuando dos de ellas,
que rivalizaban, se cruzaban, enfrentaba en exceso a los protagonistas; el mutuo hostigamiento
terminaba siempre con rencillas y comportamientos poco ortodoxos.

136

Sntesis de la Semana Santa de Cartagena. SS. XV-XVI. El


Concilio de Nicea en el ao 325, fue muy importante para la
estructuracin litrgica y eclesistica de la Iglesia. Desde entonces
qued fijado que la Pascua de Resurreccin se celebrara el domingo
despus de la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera
(21 de marzo). A nivel litrgico la Iglesia conmemoraba los hechos de
la Pasin, pero slo a nivel popular. La Pasin de Cristo era hasta
finales de la Baja Edad Media de escasa presencia en actos cultuales
organizados por seglares. En Cartagena esta intervencin fue muy
temprana, como despus veremos, aunque limitada a pocas personas.
Hacia el siglo XIV se tienen las primeras noticias sobre cofradas
religiosas en Cartagena, entre ellas la de, El Sagrario, San Juan, Virgen
del Rosario y nimas Benditas, Pero sera en el XVI cuando surgen en
esta ciudad varias hermandades de artesanos bajo la advocacin de
Ntra. Sra. del Rosel y las devociones a San Gins de la Jara, San
Sebastin, ms la Asociacin Benfica de Ntro. Padre Jess
Nazareno que nace en 1595. En estas fechas no se tienen noticias de
cofradas pasionarias, pero es probable que la Orden de Predicadores
que estaba establecida en esta ciudad contribuyera, al igual que los
Franciscanos que tambin estaban aqu instalados, a la verificacin de
una proyeccin pasionaria.
Siglos XVII y XVIII. Son importantes para Cartagena, en
trminos generales, y para la gnesis de la Semana Santa que hoy
conocemos. Se funda la cofrada de Ntro. Padre Jess Nazareno
Marrajos, parece ser que en 1641. Siguen investigando los
historiadores de esta Cofrada, pues este dato es motivo de desacuerdo
entre ellos. A nivel de toda Espaa esta advocacin cristolgica es
impulsada desde el siglo XIV por la Orden de Predicadores163. Los
franciscanos potencian ms las asociaciones bajo el ttulo de La Vera
Cruz, pero que en definitiva divulgan la Pasin de Cristo. Despus, en
1691 se funda la cofrada del Cristo del Socorro, procesionando ambas
desde su fundacin.
Nuestro Padre Jess del Prendimiento Californios se instaur en
1747. En estas fechas Cartagena ya tena 32 cofradas; con sede en
parroquias haban 12; en conventos 12; otras sedes, 2; desconocida su
163

La aparicin de Cofradas penitenciales que tienen por titular a Nuestro Padre Jess Nazareno,
surgen en numerosos pueblos de Espaa a lo largo de los aos finales del siglo XVI y primeros del
XVII. No es una excepcin la Dicesis de Cartagena, donde dos cofradas de dicha advocacin, con
sede la una en Murcia (1600) y la otra en Cartagena (1641) se cuentan entre las ms antiguas.
RUBIO ROMS, Jos Emilio. Las Cofradas Dominicas del Dulce Nombre de Jess Nazareno.
Pg. 8. ECOS DEL NAZARENO Semana Santa, Cartagena 2005.

137

sede hay 5 de ellas; ubicada en una ermita hubo una164; pasionarias no


sabemos cuales ni cuantas eran; slo que 9 estn dedicadas a
advocaciones de la Virgen y 6 a las de Cristo. La cofrada de la Virgen
de los Desamparados naci con vocacin a realizar obras de caridad
concretas, pues sus hermanos se dedicaban a enterrar a quienes moran
en el Hospital, el cual naci en 1722 potenciado por el Cardenal
Belluga165. Sorprende, pues, la celeridad y proyeccin socioreligiosa
del tema.
Lo que surgi, ipso facto, fue rivalidad entre las dos formaciones
pasionarias de Marrajos y Californios, ambas aspiraban a procesiones
de lujo, tanto en tronos como vestuario, dando lugar a que en 1773, el
presbtero de la iglesia de Santa Mara, don Francisco de Guemas,
proveyera un auto para disminuir los excesivos gastos de las cofradas
y el gran consumo de cera, por el poco alumbrado de la ciudad (La
Opinin, 3 de abril de 1998).
Siglos XIX y XX. Es el siglo XIX, de gran desarrollo en
patrimonio pasionario, las tres cofradas habidas en Cartagena se
dedicaron a crear unas procesiones exuberantes, marcadas por la
disciplina, de gran solemnidad y magnificencia; su empeo por utilizar
los arreglos florales de los tronos como seas de identidad fueron
determinantes, y no han cesado.
La religiosidad, que es inseparable de la cultura de cada pueblo en
estas fiestas, mueve a estas situaciones, a veces, extraas; por ejemplo,
problemas econmicos tenan muchos para poder sacar las procesiones
a la calle, pero los gastos cada ao eran desproporcionados. En la
actualidad tambin se produce una situacin anloga.
Admirable es el hecho de cmo se ingeniaron diversos modos de
obtener ingresos; uno fue el organizar bailes pblicos -en aquellos
tiempos mal vistos por la Iglesia-, representaciones lricas, teatrales, y
sobre todo corridas de toros, que eran algo as tan recurrido como lo es
en nuestros das el vender lotera. En los aos de 1888, 1899, la penuria
econmica era tal que las procesiones no se pudieron realizar.
En el siglo XX, segua Cartagena con sus ondas races en Semana
Santa y nuevamente no hubo procesiones en 1907, 1908 y 1909; ms a
164

ARIAS DE SAAVEDRA ALAS, Inmaculada. LPEZ-GUADALUPE MUOZ, M.L. La


Represin de la Religiosidad popular. Crtica y accin contra las cofradas, pg. 159. (Universidad
de Granada, 2002).
165
CAABATE NAVARRO, Eduardo. Origen del Santo Hospital de la Caridad de Cartagena.
Pg. 189.

138

pesar de esta precariedad puntual las procesiones tuvieron un nuevo


florecimiento. Es este siglo el de la creacin de Tercios que se fueron
convirtiendo en las Agrupaciones independientes, que hoy tanto
aportan a las procesiones tan magnficas que en Cartagena tienen lugar.
Todas ellas de frrea organizacin y de una responsabilidad superior a
lo normalmente concebido. Tienen un espritu de lucha ejemplar166.
De los episodios acerca de la Semana Santa de Cartagena,
anteriores a la guerra civil espaola, se sabe que los cortejos
procesionales, antes de la segunda repblica, estaban integrados por la
tropa de guarnicin de esta ciudad; las cofradas organizaban las
procesiones y a cada soldado que sala en ellas le entregaban una
peseta y una empanadilla. Estos soldados se vestan de penitentes e
iban al mando de un sargento, con unas tnicas de percalina con largas
colas que arrastraban por el pavimento167.
A partir de la dcada de los aos cuarenta del pasado siglo las
caractersticas ms asentadas son las ya dichas de afn de superacin.
Esta actitud les ha proporcionado un notable incremento patrimonial.
Los hermanos participaban en las procesiones como portapasos,
alumbrantes o mayordomos, configurando as la estructura humana
segn sus cargos168. Por todo ello se puede decir que en los ltimos
aos Cartagena no ha dejado de adquirir prestigio por sus procesiones.

166

Por lo extensa que es la lista de estas Agrupaciones optamos por no dar las fechas de fundacin;
todas fueron creadas en el siglo XX. Daremos estos datos al hablar de los pasos en Cartagena
denominados la mayora de veces tronos. El grupo de cofrades es numeroso; la forma de
estructurar las asociaciones difiere de cmo lo hacen en el resto de cabildos de los dems pueblos
regionales. Cada Cofrada (cuatro en la actualidad), suelen tener varios Tercios, separados sus
hermanos por edades, hasta 16 aos los infantiles; a partir de esa edad los de mayores. Cada uno de
ellos es lo normal que se constituya en Agrupacin y que con la imagen titular desfilen en los actos
organizados por la Cofrada madre. En cualquier otra ciudad est la Cofrada compuesta por
determinados pasos, cada uno con su propio vestuario, pero siempre regidas por los mismos
estatutos; en definitiva Hermandad y Tercio son equivalentes.
167
Lo de llevar cola las tnicas nazarenas tena una interpretacin de humildad. Llevarla era lo
comn en cualquiera de los pueblos. Estaba generalizado, como lo estuvo el que desaparecieran y
que fue a mediados del siglo XX. Hay cofradas, la del Perdn en Murcia es una de ellas, que como
recordatorio de cmo fueron antes estas tnicas desfilan unos pocos nazarenos vestidos con ellas.
Lo de signo de humildad es cuestionable ya que sola haber en los pueblos un grupo de nios
encargados expresamente de ir arreglando estas colas a lo largo del recorrido con el fin de que
fueran abiertas, planchadas, y dieran en conjunto solemnidad a la procesin. Cabe pensar que se
lucan ms por costumbre y que cayeron en ser elemento de vistosidad y elegancia, antes que signo
de humillacin o humildad.
168
Para recaudar fondos y hacer frente a los gastos econmicos de sacar las procesiones a la calle,
ms mantener el rico patrimonio de imgenes que tanto hermosean las procesiones, han recurrido a
todo tipo de nobles espectculos. Incluso los Marrajos formaron su propia compaa lrica, pues la
representacin de zarzuelas ha sido hasta mediados del siglo XX su principal va para obtener
ingresos. Han organizado corridas de toros, bailes y fiestas. En los ltimos aos la venta de lotera
ha sustituido a lo de los espectculos.

139

En 1996 don Manuel Prez de Lema deca que Cartagena es


especial porque haba espritu de Semana Santa en las procesiones
durante todo el ao con el trabajo de los procesionistas Estima y as lo
manifiesta que las procesiones son arte y devocin y estamos viviendo
un momento de esplendor hacia el mundo religioso (La Verdad. 29 de
marzo, 1996).
Cualquier actividad desarrollada en cualquiera de las cofradas de
Cartagena tiene su importancia, por eso Francisco Mnguez Lasheras,
en su libro: Armados del Nazareno, pg. 8, dice que ser romano,
judo, en Cartagena sigue siendo algo importante. E incluso en 1953,
el entonces Ministro de Informacin y Turismo Sr. Arias Salgado, que
presenci las procesiones de Semana Santa en esta ciudad, dijo que
eran sorprendentes y maravillosas (El Noticiero de Cartagena. 4 de
abril de 1953). En cualquier caso ser miembro de cualquiera de sus
cofradas o agrupaciones sigue siendo hecho deseado y apreciado,
cargado de mucha devocin.
El Hermano Mayor de los Californios deca: Si no continuamos,
con verdadero empeo de actualizarnos, de vivir en verdadera
comunidad con los dems, nuestro trabajo religioso ser estril (La
Opinin, viernes 13 de junio de 1997). Estas diversas misivas
confirman que Cartagena tiene unas magnficas procesiones de Semana
Santa y unos seguidores leales.
Cofradas: Breve resumen de su trayectoria. Slo hay cuatro y
cada una de ellas tiene la responsabilidad de organizar determinadas
procesiones. Cada una de ellas acoge un nmero de hermandades
dependientes de los estatutos de la cofrada madre. En Cartagena
como ya hemos dicho antes- son denominados Tercios y cuando
stos adquieren independencia plena entonces los llaman
Agrupacin. En su conjunto estas cofradas forman un basto
patrimonio, tanto en infraestructura humana como en imaginera.
Segn el orden en el que organizan las procesiones durante la Semana
Santa son las siguientes:
La Muy Noble, Devota, Ilustrsima y Pontificia Cofrada de la
Hermandad de los Caballeros del Santsimo Cristo del Socorro169.
169

Expresar en el ttulo los trminos cofrada y hermandad se debe a que hoy en da est
constituida como cofrada, pero cuando se fund en el ao 1691, lo hizo como hermandad. De todas
formas ambas expresiones son empleadas indistintamente y ya est tan extendido el uso que es
imposible situarse cundo se refieren a cofrada como asociacin que procesiona varios pasos o
cundo a hermandad que se estima as porque slo procesiona un paso. El mnimo cuidado en el
empleo de los dos trminos no se suele tener en cuenta y hay ocasiones que crea confusin.

140

Fundada el uno de marzo de 1691 por el Duque de Veragua, quien


edific a su costa la capilla; tard dos aos en realizarse y en ella se
veneraba al Cristo llamado Moreno y destruido en 1936. El emblema
de esta asociacin es un corazn orlado por un toisn de oro con las
inscripciones en latn.
Lleva los cuatro clavos de la Pasin, una cruz y la corona de
espinas, y en el centro 33 corazones que corresponden al nmero de los
nobles fundadores; en sus comienzos llevaba por un lado la Virgen del
Rosel, antigua patrona de Cartagena, y por la otra la imagen del Cristo
Moreno. Subsisti hasta 1818 que qued disuelta por ruina y
clausura del templo, quedando nuevamente restablecida en 1879. Hubo
una segunda clausura en 1936 y una tercera refundacin en 1961. Sus
hermanos han mantenido siempre el espritu de gran modestia y
pobreza voluntaria. Tras la ltima fundacin cambi el color morado
por el negro. Conserva capilla en las ruinas de Santa Mara la Vieja.
Acoge la Agrupacin de Santa Mara de la Soledad, de los Poetas y los
toreros.
Real e Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess en el Doloroso
Paso del Prendimiento y Esperanza de la Salvacin de las Almas. Esta
Cofrada, california, fue fundada el 13 de Junio de 1747, est erigida
cannicamente en la Iglesia de Santa Mara de Gracia, contando con
capilla de su propiedad en dicha iglesia. Su Santidad el Papa Benedicto
XIV otorg indulgencias a estos cofrades mediante una bula en 1750 y
el privilegio de anteponer el ttulo de Pontificia al nombre de la
Cofrada. Estas indulgencias se pueden ganar en diversos das del ao,
siendo el ms sealado Mircoles Santo en la tarde por todo aquel que
orase en la capilla de la hermandad por las intenciones del Romano
Pontfice. Su Majestad el Rey Carlos III fue hermano de nmero de
esta Cofrada y en la actualidad es Hermano Mayor Honorario de la
misma S. M. el Rey Juan Carlos I.
El emblema es una linterna sorda, smbolo del Prendimiento, con
dos ncoras cruzadas, smbolo de la virtud de la Esperanza, todo
rematado por la Corona Real de Espaa. Su color representativo es el
rojo y su imagen titular el Santsimo Cristo del Prendimiento. En la
actualidad acoge a 15 Agrupaciones.
Real e Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno
(marrajos). Su fundacin todava no est clara. Para algunos procede de
mediados del siglo XVI, mientras que ltimos estudios la sitan en el
siglo XVII. La tradicin de denominarse marrajos proviene del siglo

141

XVII y, posiblemente haya que rectificar el dato por estar en vas de


investigacin otras fuentes que lo desdicen.
El emblema es obra de Juan Miguel Cervantes (1920); consiste en
una medalla con la Cruz latina, a los lados lleva las siglas JN (Jess
Nazareno), que rodea la corona de espinas y la corona real. En 1917
Alfonso XIII fue nombrado Hermano Mayor Honorario, ttulo que
ostenta en la Actualidad el Rey Juan Carlos I. Acoge a 16
Agrupaciones. Tiene capilla desde 1642. En 1732 se ampliaba y se
instalaba retablo barroco; est ubicada la capilla en la iglesia de Santo
Domingo. En los ltimos aos, y como marcan sus propios estatutos y
la tradicin cofrade, adems de la labor procesional la social ha
experimentado un gran empuje con la creacin de una residencia de
ancianos Casa Hogar Betania, destinada a los ms desfavorecidos
econmicamente. Es una iniciativa ejemplar. La caridad adaptada al
mejor servicio de los ms necesitados. Es una misin pionera y que
enriquece mucho el espritu tradicional de las cofradas
Procesiones. Inician los desfiles en el da de su Patrona, La
Virgen de la Caridad, el ms importante para los cartageneros,
celebrado Viernes de Dolores. El sonido del tambor marcar un ritmo
acompasado y emocionado que inundar las calles que se convertirn
en escenario representativo, silenciando las voces de la rutina para dar
paso a las voces de lo extraordinario. Darn forma al espectculo las
cuatro cofradas que vestidas de los colores negro, rojo, morado y
blanco, conformarn, acompaando a las Imgenes, los desfiles de
Cartagena170. (La Verdad abril, 1997). Hay otras voces que analizan
negativamente, con irona, el tema de las procesiones, se hagan donde
se hagan171.
Viernes de Dolores. A las 4,15 de la madrugada, desde la
Catedral Vieja, procesin de la Ilustre Cofrada del Santsimo y Real
Cristo del Socorro y Santa Mara de la Soledad, de los Poetas y los
Toreros. Durante el trayecto se reza el Va Crucis que inspiraron a Jos
zarco Avellaneda los versos siguientes:

170

Las cofradas, tanto la de los Marrajos, como la de los Californios, acogen a numerosas
Agrupaciones en sus dos escalas de hermanos mayores de diecisis aos, y menores de esta edad.
171
VICENT, Manuel. ESCRIBI EN EL PERIDICO El Pas, pg. 54, el da 20 de marzo,
Domingo de Ramos de 2005, lo siguiente: No existe en el mundo un pas donde haya, como en el
nuestro, tantas procesiones, suenen tantas campanas, se celebren tantas fiestas religiosas presididas
por las autoridades civiles, creyentes o agnsticas, pero todas ellas muy encorbatadas.

142

Madrugada de Viernes de
Dolores
Pasin de Cristo pletrica de
Amores
Por las calles de Cartagena
Va Crucis doloroso camino de penas
La Procesin es presidida por: Cristo del Socorro, de M. Ardill172
(1965) y Virgen de la Soledad, del escultor murciano Garca Mengual.
La Cofrada del Socorro, pues, tiene el privilegio de abrir la Semana
Santa, no slo en Cartagena sino tambin en toda Espaa173. Es de
extrema austeridad y recogimiento porque as lo mandan sus
constituciones. Realiza estacin a las seis horas en la iglesia de La
Caridad en donde todos los nazarenos asisten a misa, que desde 1973
es oficiada por D. Manuel Azagra Obispo Emrito de la Dicesis de
Cartagena.
Pontificia, Real e Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess en el
Doloroso Paso del Prendimiento y Esperanza de la Salvacin de las
Almas -conocida popularmente como Cofrada de los Californios174-,
saca a la calle, a las veinte horas, desde la parroquial de Santa Mara de
Gracia, la segunda de las procesiones correspondiente a Viernes de
Dolores, con los siguientes tronos: La Despedida de Jess a la
Santsima Virgen del Rosario175 y el del Cristo de la Misericordia, obra
de Salzillo, portado por 130 hermanos. Con la Virgen del Rosario, a la
llegada a la iglesia de Santa Mara de Gracia, se vive uno de los
momentos ms emotivos cuando se levanta el trono, a pulso, y con l
en alto se escucha el himno nacional y se canta La Salve. Otro
momento especial se vive al regresar el Cristo de La Misericordia que
espera la llegada de la Virgen del Rosario en la puerta de la iglesia y en
el transcurso de ese encuentro se canta una saeta.
172

La talla original del Cristo del Socorro, que fue destruida en 1936, tena un color tan cetrino que
dieron en llamarla popularmente: Cristo Moreno.
173
As lo piensa Fernando Navarro, hermano mayor del Socorro. Entrevista que le realizaron en la
Verdad en la semana Santa del ao1998.
174
Denominada as por figurar en la cofrada varios marineros que haban estado en tierras de
California en la Nueva Espaa y que en Cartagena aportaban notables ingresos para realizar las
procesiones.
175
Este trono fue en la Semana Santa de 1998 el que por primera vez, las mujeres, actuaron de
portapasos, sin participacin de hombre alguno. Pertenecen a la Agrupacin del sculo, que data
del siglo XVIII, aunque sera en 1939 cuando nuevamente fue fundada como Agrupacin. La idea
de incorporar un trono portado exclusivamente por mujeres surgi en una Junta y fue hecha por
varios miembros, masculinos, en el ao 1994. Se consideran los primeros en dar este paso hacia
delante rompiendo una tradicin de siglos. Esta Agrupacin tambin fue la primera en sacar a
hombros un trono portado slo por jvenes entre catorce y dieciocho aos. El presidente del sculo,
Manuel Latorre, dice estar haciendo historia con estas novedades; criterios nada compartidos con
otros destacados cofrades.

143

Sbado de Pasin. Traslado de La Virgen de los Dolores, de la


Santsima Virgen de La Caridad de los pobres, del Santsimo Cristo de
La Agona, y del Cristo de La Misericordia, rezndose el Va Crucis
en el trayecto.
Domingo de Ramos. Procesin organizada por californios, en la
que cada Tercio o Agrupacin de la Cofrada forma una rplica exacta
para nios menores de 16 aos, que son los grandes protagonistas.
Mucho encanto y mucha belleza, pues todos van vestidos al estilo
hebreo, pero con rasos de brillantes colores; inicia el desfile el carro
bocina176 como tradicionalmente se conoce a este pequeo trono que
fue realizado en Mula por el artista Sr. Tern en el ao 1987. Desfilan,
adems, los siguientes Tercios y Agrupaciones Infantiles:
Tercio Infantil de Tambores y cornetas, fundado en el ao 1992;
integrado por nios cuyas edades oscilan entre los 6 y 16 aos y lo
componen: Un cabo gastador y doce gastadores, tambor mayor y banda
de cornetas y tambores, dos oficiales abanderados, cuatro cabos de
escolta, siete portagallardetes, un oficial de tercio y dieciocho fusileros.
La banda de cornetas y tambores est integrada por hermanos de la
agrupacin desfilando por primera vez en la Semana Santa de 1995. El
armamento que llevan fue hecho, a escala, de los fusiles que portan los
componentes del tercio mayor. Tras este grupo intervienen una serie de
personajes bblicos cuya presencia en las procesiones se remonta casi a
los orgenes de la propia cofrada california en el siglo XVIII. Desfilan
los siguientes personajes:

176

Los Carros Bocinas sustituyen a la tradicional Llamada, celebrada en Cartagena, parece ser
que desde el siglo XVIII; el acto est tan arraigado que sera inoportuno, y casi imposible de
conseguir su desaparicin. Las Llamadas eran tantas como cofradas haba y se producan
Mircoles de Ceniza (citadas antes) y en Semana Santa los das de procesin. Desfilando por las
calles irrumpan con marchas granaderas, establecindose entre Marrajos y Californios un
inadecuado enfrentamiento o rivalidad que generaba gran distorsin en el ambiente de las calles por
las que desfilaban. Esta situacin se zanj en 1969 que se avinieron a realizar la Llamada,
conjuntamente y de forma organizada para, tambin conjuntamente, cumplir el requisito clave que
es pedir autorizacin al Alcalde para poder realizar las procesiones; as pues que las cofradas,
juntas, se desplazan al Ayuntamiento para solicitar a la primera Autoridad municipal que puedan
realizar La Llamada, o sea, anunciar al pueblo que en Semana Santa habr procesiones. El
Alcalde los recibe, les dedica unas palabras, les da la conformidad solicitada y les entrega un
cheque por valor de una significativa cantidad de dinero. En la actualidad los Carros Bocina
mantienen el nombre de siempre y consisten en pequeo trono o alegora y que con el emblema de
la Cofrada organizadora abre todas las procesiones. Antes tenan el mismo nombre y consista en
unas gigantescas trompetas, montadas sobre un pequeo carro con ruedas, que iba delante de cada
uno de los tercios. En 1985 la agrupacin de La Oracin del Huerto rescataba del olvido Las
Llamadas haciendo un carro copia de los que antes desfilaban. LPEZ PAREDES, Manuel. La
Llamada: Cartagena Mes a Mes. De este libro se ha redactado una nueva versin titulada: La
Lanzada. Ha sido editado por: Real e Ilustre Cofrada de N.P.J.N. Cartagena 2001.

144

Moiss, con las tablas de la Ley


El Rey David
El Faran, acompaado de dos sirvientes
El Rey Herodes, con dos esclavos negros
El Sumo Sacerdote.
Tambin desfilan los siguientes Tercios y Agrupaciones infantiles:
El Prendimiento, constituida en 1993. El Estandarte es obra de la
artesana cartagenera Antonia Snchez. El vestuario est compuesto por
tnica de lanilla roja, abierta en los lados, fajn a listas y tocado en seda
blanca. Calcetines blancos y sandalias doradas. Portan palmas en sus
manos por el interior de las hileras.
Sentencia de Jess El arrepentimiento de Mara Magdalena
erigida en 1996. Estandarte de terciopelo negro, bordado en oro. Abren
marcha unas galas con frases evanglicas alusivas al momento del
arrepentimiento de esta mujer Santa. Tnica de color negro, manto y
fajn en color amarillo, rodete trenzado negro y amarillo, guantes,
calcetines blancos y sandalias doradas, portando palmas en sus manos.
Coronacin de Espinas; es Tercio mixto, creado en el ao 1994.
Estandarte de terciopelo rojo, que lleva bordado en oro en su centro el
emblema de la Agrupacin y una cruz con una corona de espinas y
caa. Visten tnica de color blanco, manto y fajn de color rojo
cardenalicio, calcetines blancos y sandalias. El trono con el que
desfilan est ornamentado con el tema del Sermn de la Montaa,
con imgenes realizadas por el escultor gaditano Juan Gonzlez Rey,
representando a Jess enseando las bienaventuranzas; es llevado por
portapasos juveniles y ha sido realizado en los talleres egipcios de la
empresa Victoria Delis, bajo la direccin de Mido Bayoumi.
Santa Cena, 1994. El estandarte data de 1995, en su centro lleva
pintado una escena alusiva al momento en el que Jess a lomos de una
burrica entra en Jerusaln. Esta prenda fue recuperada por los
hermanos de la Santa Cena, que colocaron en el crculo central del
mismo el emblema de la Agrupacin Cliz con la Sagrada Forma
bordado en oro.
Santiago Apstol, 1991. Estandarte en terciopelo blanco bordado
en oro en 1994 por Mara Contreras, segn un diseo de Juana M
Segado, llevando en su centro la cruz de Santiago. Tnica de lino
blanco y manto de lino color teja, con mocho o cada blanca de lino. El

145

fajn y rodete de la cabeza son de cuerda roja trenzada. Guantes y


calcetines blancos, llevando sandalias en color cuero. Portan en sus
manos ramas de olivo que llevan por el exterior de las hileras para
facilitar la visin del sudario. La presidencia de honor la ostenta Su
Majestad el Rey D. Juan Carlos I, segn nombramiento y aceptacin
por parte de la Casa Real en 1979.
sculo, Agrupacin mixta, fundada en el ao 1989. Tnica de
color naranja con rodete y cada a rayas negras y naranjas. Guantes y
calcetines blancos con sandalias en color cuero claro. Cngulo negro y
naranja. Portan unas galas bordadas en oro sobre terciopelo negro con
los emblemas de la Agrupacin del Colegio de Salesianos y con las
frases alusivas a los milagros de Jess: Levntate y anda Seor, que
vea. El Trono es llevado a hombros por su grupo de cadetes
portapasos, en su mayora alumnos del Colegio de los Salesianos. El
grupo escultrico es obra del cartagenero Juan Jos Quirs,
denominndose Los milagros de Jess. La curacin del ciego.
Recoge el momento en que Jess le da la vista al ciego de nacimiento.
Oracin en el Huerto. Tercio femenino Llevan un estandarte de
terciopelo blanco bordado en oro por Carmen Morales, segn un
diseo de Vicente Ferrndiz, con la frase de: Vete, tu fe te ha salvado
(1997). El tercio acompaa al Carro bocina del ngel Confortador,
realizado en pasta de madera, es obra de Jos Snchez Lozano.
Oracin en el Huerto. Tercio masculino. Fue creado en 1980. El
vestuario de estos nios es el siguiente: Tnica blanca con botonadura
verde, manto sujeto por un broche con el emblema de la Agrupacin.
Fajn de raso. Sobre sus cabezas llevan la tradicional kipp juda, que
al igual que los complementos sealados antes son en color verde;
guantes y calcetines blancos y sandalias negras, portando en sus manos
ramas de olivo por el exterior de las hileras. Grupo escultrico de
Jess camino de Jerusaln o La mala acogida de los Samaritanos
en el momento en que Jess, antes de hacer su entrada en la Ciudad
Santa, acompaado por Santiago, San Pedro y San Juan, fue muy mal
acogido por el pueblo samaritano. Las imgenes son obra del escultor
Antonio Labaa que las realiz en el ao 1983.
San Pedro, Agrupacin constituida en el ao 1993. En el centro
del estandarte hay una pintura al leo con las imgenes de Jess y la
Samaritana, obra de Gins Bernal. Abren marcha unas nias portando
unas nforas y unos banderines y van siguiendo el sudario; portan
palmas las 75 nias que desfilan.

146

San Pedro Apstol. Tercio masculino formado en 1955, saliendo a


la calle por primera vez el Domingo de Ramos del ao 1957. El
estandarte fue bordado por Antonia Snchez en 1999, siendo una copia
reducida del que dibujara Miguel Fernndez Rochera, que procesiona
la noche del Martes Santo. En el centro del sudario, en un valo de
terciopelo negro, figura la cruz triple rodeada por las palmas del
martirio. Abren marcha unos nios portando unas galas con las
negaciones de San Pedro. El trono fue realizado en el ao 1931 por
Aurelio Urea, de Valencia, tallado en madera, llevando esculturas de
10 ngeles formando diversas posiciones. Las imgenes de Jess y de
la mujer Samaritana son obra del escultor Jos Snchez Lozano.
Recoge el pasaje evanglico del dilogo junto al pozo de Jess
pidiendo de beber agua a la Samaritana.
Santsima Virgen del Primer Dolor, 1958. Abren marcha unos
nios portando unas galas con los siete dolores de la Virgen. El trono
lleva las imgenes de Jess con los nios, realizado en el ao 2004 por
Jos Hernndez Navarro.
Tercio Mixto Discpulo Amado de la Agrupacin de San Juan
Evangelista. Se fund en el ao 1958 y en su origen dio cabida en su
seno a los nios asilados de la Casa de la Misericordia para darles la
oportunidad de poder participar en esta procesin. A los pocos aos
dejaron de salir. El vestuario es con tnica de tergal blanca, manguitos
rojos, manto y fajn de raso rojo, turbante de raso blanco con rodete
blanco y rojo, guantes y calcetines blancos y sandalias doradas.
Juicio de Jess, 1977 (Agrupacin de San Juan Evangelista),
integrado por nias, en nmero de unas 50, de edades comprendidas
entre los 7 a 14 aos. El estandarte es de terciopelo verde, bordado en
oro, llevando en su centro un pergamino en tis de plata, con la
sentencia de Jess Reus est Mortis (Reo es de Muerte), rodeado por
dos ramas de mirto. Fue diseado por Antonio Lpez Chumilla.
San Juan Evangelista es el titular de esta procesin. Primera
agrupacin infantil que se cre (1953). Est integrado por unos 50
nios. El vestuario es a la usanza hebrea con tnica blanca de tergal,
con manguitos dorados, manto de raso blanco y broche con el emblema
de San Juan, cada de raso blanco con rodete blanco y oro. Fajn en tis
de oro, guantes y calcetines blancos con sandalias doradas. Cierran el
tercio, cuatro nios con evangelios donde figuran las primeras palabras
de lo escrito por el evangelista San Juan. El Trono es de estilo barroco,

147

construido por Rafael Tern, en Granada en el ao 1972. La imagen de


Jess es obra de Mariano Benlliure, mientras que los dos nios que
arrodillados extienden un manto al paso de Cristo, son obra del escultor
Jos Snchez Lozano.
Piquete de la Seccin de Honores de la Agrupacin de Granaderos
Californios. Esta Seccin de Honores se cre en el ao 1996, saliendo
por vez primera el da 12 de Marzo de 1997, da de la Salve grande
california. Los uniformes que visten fueron realizados por el
inolvidable cofrade marrajo, don Federico Vilar Vila, basndose en el
de la Infantera de Marina de 1913. Su descripcin es la siguiente: El
ros -que es el nombre del gorro que llevan- est formado por un grueso
de pao gris y una visera negra, adornado con un plumero de color rojo
que sobresale por encima. Los oficiales lucen en la parte superior del
grueso, una cinta dorada, mientras que en la tropa, los sargentos, cabos
1, cabos 2 y tambores y cornetas, llevan una doble cinta roja,
utilizando los soldados cinta roja simple. Los pantalones son de pao
azul con franja roja en los costados, los guantes son blancos con
zapatos y calcetines negros.
Lunes Santo. Procesin de Las Promesas, organizada por la
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno (Marrajos)177, en la que
participa La Santsima Virgen de la Caridad, ms el Grupo del Sudario,
la Agrupacin de Granaderos, la del Santo Cliz, y el Trono Insignia de
la Piedad, Piquete y las dichas promesas, que corresponde a las
numerosas personas que desfilan por tener ofrecida una promesa
vinculada a los signos de esta procesin. Unas personas van descalzas,
otras con el rostro tapado, las hay que slo desfilan sin ningn
agregado penitencial. Sale en esta ocasin La Virgen de la Caridad,
obra de Jos Capuz; la Imagen suele ir acompaada por unas diez mil
personas. El trono, en este caso su imagen, se presenta con el corazn
rodeado por seis puales, detalle iconogrfico poco usual ya que esta
figura tradicional, iconogrficamente, suele llevar los siete puales
(Posiblemente el autor interpret que la sptima espada se le clavara
durante el trayecto recorrido para ir a enterrar a su Hijo).
La cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, precisamente es la
ms antigua de Cartagena y posiblemente de las de Espaa, pues su
origen puede ser anterior a 1565, segn las ltimas investigaciones
177

El apelativo se debe a que unos pescadores de la Azoha capturaron en sus redes en los aos
treinta del siglo XVII un marrajo que trajeron a Cartagena, el cual se troce y vendi pblicamente
en la Reja de la Pescadera. Lo recaudado pas a las arcas de la Cofrada y desde entonces se adopt
la costumbre de darle a esta hermandad el dinero de la venta de los pescados de esta especie,
dependiendo las procesiones de cada ao de estos ingresos.

148

realizadas por los propios cofrades y que estn pendiente de ultimar el


trabajo para que sea publicado.
La Agrupacin de la Virgen de la Piedad es una de las ms
emblemticas de la Semana Santa de Cartagena. Su antigedad data de
principios del siglo XX, cuando la cofrada Marraja procesionaba con
una pequea talla de esta advocacin, de propiedad particular, la cual
desfil hasta 1915. Un ao despus adquirieron un ejemplar de Olot
que particip hasta 1925, ao en el que se le encarg a Jos Capuz la
imagen actual.
Martes Santo es ms castrense que cualquier otro da. Se le
rinden honores a la bandera y al himno nacional. Se realizan varios
actos teniendo como protagonistas a San Juan y San Pedro, que figura
con la identidad del operario Pedro Marina Cartagena, que cada ao
pide permiso al Almirante Jefe del Arsenal para salir del recinto;
constituye una de las tradiciones ms chocantes y originales, pues no se
conoce en ningn otro lugar que una imagen est registrada en nmina
y tenga que cumplir los requisitos como cualquier otro operario. Los
Tercios de Granaderos lucen fusiles y sables del siglo XVIII, que
llegaron a Cartagena en 1890. El desfile lo cierra un Piquete de la
Infantera de Marina.
Mircoles Santo. Procesin del Prendimiento, organizada por
Californios, en la que participan las siguiente Agrupaciones y pasos.
Agrupacin femenina: Hizo su primera salida en 1991. El Sudario
fue realizado en el ao 2003 por Antonia Snchez, segn diseo de
Balbino de la Cerra; es calado y bordado a dos caras con el emblema
de la cofrada en el centro. Desfilan con esta agrupacin una serie de
bocinas alegoras de los ttulos de la Cofrada. El atuendo lo conforman
tnica de terciopelo rojo, con cngulo blanco, lleva un mocho de
terciopelo rojo en sus cabezas, guantes blancos, calcetines y zapatillas
negras y hebilla plateada. Llevan al pecho la medalla de la cofrada
pendiente de cordn rojo para los hermanos, rojo y dorado para los
consiliarios y dorado para los mayordomos. En su mano han de portar
una vara metlica dorada rematada en una cruz latina.
Granaderos, fundada en 1932, teniendo sus orgenes en el siglo
XVIII. Visten los airosos uniformes de los Artilleros de las Galeras
Reales de esa poca. Forman una escuadra de gastadores; le sigue el
tambor mayor y la banda de cornetas y tambores acompaados por la
charanga de msica y la bandera que fue realizada en el ao 1963 sobre

149

raso a dos caras; tras ella figuran los gallardetes donados por todas las
Agrupaciones de la Cofrada California y por ltimo el Tercio de
fusileros. Como curiosidad cabe destacar que estos fusiles son en su
mayora originales del siglo XVIII, llegaron a Cartagena en el ao
1890. Los sables fueron hechos en Toledo, y datan de la misma fecha
que los fusiles.
Santa Cena que desfila por primera vez en 1883 y es agrupacin
desde 1935. Debido a la Guerra civil deja de salir hasta la Semana
Santa de 1940. Son sus emblemas: estandarte de 1936, de tis de plata,
bordado en oro. El varal es de plata cincelada con motivos florales;
tiene un copete y bello remate en plata representando una nube de
donde emerge el Cliz con la Sagrada Forma. El varal mide 1,07 m. de
ancho por 3,09 m. de largo; es el estandarte ms alto de cuantos posee
la cofrada. Los hachotes en bronce y plata fueron hechos en Valencia
por la Casa Fuster, segn un diseo del Mayordomo Sr. Avils, en
1943. Tnica de raso blanco, capa y capuz de raso amarillo oro viejo,
siendo el fajn de terciopelo blanco bordado en oro. El Trono fue hecho
por Latorre, de peana baja, en madera de caoba, lo adorna va crucis en
plata repujada a lo largo de los costados del trono. Las imgenes fueron
obra de Garca Talens, discpulo de Mariano Benlliure.
Oracin en el Huerto, 1758, fundndose como Agrupacin en
1928. En primer lugar desfilan los volantes, antiguos ayudantes que en
el siglo XVIII traan y llevaban ordenes en la procesin; el volante
pertiguero o guin desfila con una prtiga de plata repujada y el libro
de regla; dos volantes alumbrantes con faroles; un volante muidor,
con un carrilln de cinco campanas que avisaba de la proximidad de
los hermanos178 y un volante bacineta, con un plato de plata, a modo de
cepillo o capacha, con la que se sola pedir limosna para el
sostenimiento de la Hermandad. Estandarte (1931) de terciopelo verde
esmeralda, bordado en oro y pedrera en el Asilo de San Miguel,
llevando enmarcado el motivo central que es un cliz con potencias,
sobre una cruz en terciopelo rojo. Tnica negra con botonadura verde,
178

La figura del muidor era comn a todos los pueblos que organizaban procesiones. Hoy en da es
una costumbre que al no tener utilidad, pues estamos en la poca de las comunicaciones, se ha
perdido prcticamente. Cartagena lo incluye y lo hace desfilar, hecho muy loable por parte de la
cofrada. Tambin en Zamora sigue vigente y desfila en determinadas procesiones para avisar al
vecindario del paso de la procesin. Sigue en activo el llamado Barandales que, campailla en
mano, alerta a todo el pueblo de que ese da hay procesin. En definitiva, salvo excepcin, el
muidor es personaje desaparecido de la cultura procesional de Semana Santa mientras que antes
era asiduo y generalizado, y el Barandales, muy similares los dos, sigue actuando en Zamora,
Valladolid y otros pueblos de la Alta Castilla. Esta funcin en la actualidad ha quedado sustituida
por carteles, notas en Medios de Comunicacin, etc., pero el halo de humanidad que desprende el
pregonero, eso, se ha perdido. El barandales es un personaje romntico que inspira intimidad
creada, tal vez, por el tintinear de su campanilla.

150

capa y fajn de raso verde y capuz de raso negro. El bordado de las


capas es de Isabelita Manrubia y el de los fajines de Salvadora Hdar.
El trono es de estilo barroco y data de 1926, siendo obra del granadino
Luis de Vicente Mercado. El grupo escultrico es atribuido a Francisco
Salzillo (1761); las distintas figuras que lo componen fueron destruidas
y quemadas durante la guerra civil, como fue la del bello ngel (del
que solo se conserva el brazo izquierdo) y el Cristo; se salvaron de la
destruccin los apstoles durmientes. En 1973, Snchez Lozano realiza
las imgenes actuales.
sculo: Fundada en el ao 1939 aunque sus orgenes se remontan
al ao 1762. Estandarte (1954) en terciopelo negro, bordado en oro y
pedrera por Anita Vivancos Lpez. Tnica y capuz negro, capa
naranja y fajn negro bordado en oro. En las bocamangas llevan un
artstico encaje, tal y como antao vistiera este tercio. Los hachotes son
obra de la Casa Monteverde. Abre el tercio un hermano con un cojn
sobre el que reposa la bolsa de Judas, smbolo de la traicin. El trono lo
comenz Luis de Vicente, falleciendo en el transcurso de su
realizacin, terminndolo su hijo, y es una verdadera joya barroca; se
estren en 1928. El grupo escultrico actual sustituye al de Salzillo,
destruido en la guerra, a excepcin del sayn cado en tierra, Malco,
que se salv por estar guardado en un almacn. Las otras cuatro
imgenes (Jess inerme y acatando la voluntad del Padre, Judas con
mirada huidiza en actitud de besar al Maestro, San Pedro con el brazo
levantado y portando una espada con la que agrede a Malco y un sayn
que est a la espalda de Cristo en actitud de prenderlo) llegaron a
Cartagena el 28 de Febrero de 1946, y son obra de Mariano Benlliure
y Gil. Las imgenes son de vestir, salvo el sayn que est en pie y
Malco, cado en tierra.
Agrupacin del Prendimiento: (Titular de la Cofrada). La
Agrupacin se fund en el ao 1941. Estandarte (1962) bordado en
oro, a dos caras y al aire. Visten tnica de terciopelo rojo, bordada en
oro por Antonia Snchez, segn dibujo de Balbino de la Cerra; capuz
de raso rojo y cngulo de oro, guantes y calcetines blancos y sandalias
doradas. Los hachotes fueron hechos en Riopar (Albacete). El trono fue
obra de Luis de Vicente, en 1925, costando 25.000 ptas., buena parte
de ellas recaudadas con la puesta en escena de la zarzuela La
Alsaciana. El Cristo y las cabezas de los sayones son obra de Mariano
Benlliure que imprimi a la imagen titular de los californios una
sensacin de recogimiento y resignacin. La tnica de la imagen fue
bordada en Lyn (Francia) en el ao 1891 por un taller artesano de

151

hombres y con dibujo del arquitecto Francisco de Paula Oliver. Cost


en dicho ao la cifra de 6.000 ptas.
Tercio de los Armados, 1939, teniendo sus orgenes en la
compaa de Armaos de 1755. Popularmente se les conoce como los
judos179. Estandarte (1993) bordado en oro sobre terciopelo granate.
Es una rplica del que sala antes de la guerra civil, que se realizara en
Lorca en 1906. Tpico de los judos californios es la figura de Pilatos,
que desfila con ellos llevando el pergamino con la sentencia de Cristo
en sus manos, tras haber escenificado horas antes el Auto de Pasin
con el drama del Pretorio, conocido en Cartagena como el Lavatorio de
Pilatos180.
Juicio de Jess, de la Agrupacin de San Juan Evangelista. Se
constituy en el ao 1978. Est integrado exclusivamente por mujeres.
Estandarte realizado en el ao 1978, de terciopelo verde bordado en
oro, plata y pedrera. En el centro el emblema que es un pergamino con
la sentencia Reus est Mortis (Reo es de muerte), rodeado por dos
ramas de mirto en oro. Boceto de Antonio Lpez Chumilla, bordado
por las Religiosas Justinianas Madre de Dios de Murcia. Fue estrenado
el Mircoles Santo 11 de Abril de 1979. El Trono, obra del granadino
Rafael Tern (1970). Las imgenes son obra de Jos Snchez Lozano;
son seis y representando el momento en que Jess, tras ser prendido,
comparece ante la presencia del Sumo Sacerdote en el Sanedrn.
Cristo de la Flagelacin: Se fund en el ao 1946 por un grupo de
Hijos de Mara de la Casa de la Misericordia de Cartagena, saliendo a
la calle por primera vez en la Semana Santa de 1947. Estandarte
realizado en el ao 1951, de terciopelo negro, bordado en oro y
pedrera. Tnica de terciopelo negro, capuz de raso negro y capa de
raso rojo bordada con el emblema de la Agrupacin, los fajines son de
raso rojo bordados en oro. Los hachotes fueron hechos por los
Hermanos Martnez, de Redovn, en 1998, llevando en su interior una
reproduccin del Cristo de la Flagelacin. Desfilan con unas artsticas
galas diseadas por Cristbal Ruiz y Alfonso Berenguer y bordadas por

179

La Historia de la Pasin nos dice que a Jess lo prendieron soldados judos enviados por el
Sanedrn. Despus, seran soldados romanos, enviados por Pilatos, los que vigilaron, que no
custodiaron ni velaron, la tumba en la que estaba enterrado Jesucristo. Desde el siglo XVIII,
popularmente en toda Espaa, se les nombra por Armaos basndose en que sus armaduras estn
hechas con hierro.
180
Esta escenificacin que hacen incluyendo a Pilatos en el desfile del grupo de Armaos, es
original de Cartagena. En algunos pueblos, como es el caso de Marchena (Sevilla), tambin con
intervencin de los Armaos, se hace la Lectura de la Sentencia de Pilatos, que es el mismo
episodio pero presentado de forma distinta.

152

Mara Contreras Martnez que recogen los emblemas de la Marina


Mercante.
La Cofrada California, la Ciudad de Cartagena y el
Hermanamiento entre la Agrupacin del Stmo. Cristo de la Flagelacin
y la Real, Antiqusima, Ilustre y Penitencial Cofrada del Seor Atado
a la columna y Nuestra Seora de la Fraternidad en el Mayor Dolor de
Zaragoza, se formaliz el 5 de Febrero de 2000, y es otro de los actos a
destacar por buscar en ese hermanamiento compartir desfiles
precionales. La imagen del Flagelado es obra de Mariano Benlliure que
la realiz en 1947.
Coronacin de Espinas, 1962, saliendo por vez primera el
Mircoles Santo de 1963. Estandarte (1963), de terciopelo rojo,
bordado en oro, pedrera y plata. Es el primer sudario de Cartagena en
el que figuraron lirios como motivo ornamental. Figura en l una gran
cruz, rodeada de espinas y una caa. Tnica y capuz blancos, en raso y
capa y fajn rojo, guantes y calcetines blancos y sandalias doradas. El
trono es obra del tallista cartagenero Rafael Eleuterio, llevando faldeta
en terciopelo rojo, bordada en oro. El grupo escultrico es obra de
Federico Coullaut Valera, y consta de cinco imgenes: Cristo en el
centro sentado en actitud de recibir las guirnaldas de espinas sobre su
cabeza, y cuatro esbizrros romanos en actitud de burla hacia l.
Sentencia de Jess. Se integr en el seno de la Cofrada California
en el ao 1985, fecha en la que hizo su salida procesional la noche del
Domingo de Ramos, pasando al ao siguiente, 1986, a integrarse en la
del Prendimiento. Estandarte (1986), de terciopelo negro, bordado en
oro en los talleres de Maruja Dorda. Los hachotes fueron hechos en
Prolam en 1986. El Trono ha sido realizado en estructura de aluminio
en Talleres Chegalo, S.L. de Los Dolores (Cartagena). Las bonitas
cartelas, con faroles, han sido realizadas en los talleres Orfebres Barns
de Lorca. Las tallas del trono son obra de Juan Miguel Cutillas,
continuador de la obra del inolvidable tallista Rafael Eleuterio. El trono
lleva 52 puntos de luz, y es portado por cien portapasos que visten,
tnica negra, fajn, pauelo y manguitos amarillos con guantes blancos.
El grupo escultrico es obra de Jos Hernndez que lo realiz en 1991.
Santiago Apstol que ha pasado la entidad por diversas etapas,
estando vinculada a diversas agrupaciones, hasta que en 1984 se
independiza totalmente. Es su estandarte diseado por Balbino de la
Cerra y bordado por Antonia Snchez; totalmente en oro, a dos caras,
presenta en su centro el emblema de Santiago con la corona real, sobre

153

fondo blanco181. El varal de plata envejecida, repujada, se realiz en el


ao 2001. Tnica blanca, capa blanca con vueltas rojas, capuz y fajn
en rojo. Los hachotes fueron hechos en la Casa Orrico de Valencia. Se
procesionan tambin otras cuatro galas de terciopelo blanco con la
leyenda Ex hoc loco orta fuit Hispaniae Lux Evangelica realizadas
por Francisca y Caridad Hernndez Prez. Completan el tercio 13 varas
de columna salomnica rematadas con el emblema de la agrupacin y
cuatro mazas y cuatro alumbrantes. La primera imagen de Santiago la
esculpi Salzillo y fue destruida en 1936. La actual es de vestir, de
Snchez Lozano (1977). La corona fue donada por la Agrupacin del
Cristo de la Misericordia y es obra del orfebre cordobs Roncero.
Agrupacin de San Pedro Apstol. Se fund la Agrupacin en el
ao 1932, teniendo sus orgenes en 1755 En la Procesin abre marcha
la cruz invertida, smbolo del martirio de San Pedro. Estandarte que
data del ao 1989, de terciopelo negro bordado en oro, plata y pedrera.
Bendecido en la Salve grande california el da 8 de Marzo de 1989. El
motivo central es una cruz invertida, en plata, en cuyo centro figura el
emblema de la Agrupacin. El varal, realizado por el orfebre cordobs
Sr. Daz Roncero, es de plata cincelada, de estilo barroco. Tnica de
terciopelo negro, capuz de raso negro, capa de raso, fajn de terciopelo
blanco bordado, guantes y calcetines blancos con sandalia negra. Los
hachotes182 fueron hechos en Valencia por la Casa Orrico en el ao
1966. Cierran marcha unas galas pintadas y bordadas reflejando
pasajes de la vida de San Pedro, como la pesca milagrosa, el
Pontificado de San Pedro, las negaciones,etc.
Conocida es la vinculacin de la Agrupacin de San Pedro
Apstol a la Marina de Guerra Espaola, y ms concretamente al
Arsenal Militar de Cartagena, de donde sale cada Martes Santo, y a
donde regresa terminada esta Procesin, a los acordes del pasodoble El
Gallo, acompaado por su agrupacin y cientos de cartageneros183. El
trono es de estilo cartagenero184, llevando en sus costados los escudos
182

Hachote es una rica pieza de orfebrera con el escudo de la Agrupacin que llevan en la mano los
capirotes o capuruchos.
183
Que interpreten este pasodoble no es arbitrario, se debe que en la procesin, en pleno desfile,
suele tintinear el gallo que a impulsos del movimiento que le infieren al trono los portapasos, se
mueve tanto, a veces, que da la impresin de que el gallo se va a caer. El ao de 1933 fue de tal
calibre la vibracin del gallo que provoc que los espectadores instintivamente gritaran: el gallo!,
el gallo! Los msicos de la banda que acompaaban al paso interpretaban con esa exclamacin
que les pedan que tocaran el pasodoble de El Gallo y as lo hicieron; poco a poco la composicin
musical pas a ser emblema de los desfiles en los que participaba la imagen de San Pedro, y sus
recorridos los hace al son del dicho pasodoble.
184
Se entiende por estilo cartagenero los tronos que llevan desbordante arreglo floral de estructura
alta; a veces casi tapan las flores a la propia imagen. Los tronos son portados por estantes. Los

154

de Cartagena, Cofrada California, Armada y Principado de Asturias,


este ltimo por ser S.A.R. el Prncipe de Asturias Hermano de Honor
de la Agrupacin. La imagen de San Pedro es obra del escultor Jos
Snchez Lozano y data del ao 1940. Lleva en sus manos las llaves del
cielo y a sus pies el gallo.
San Juan Evangelista. Fundada en el ao 1931, tiene sus orgenes
en el ao 1751, vinculada por aquel entonces al gremio de albailera,
llevando un vestuario a base de percalina blanca con grandes colas que
los penitentes arrastraban. La primitiva imagen fue obra de Francisco
Salzillo, realizada en 1751, y fue destruida la tarde del 25 de Julio de
1936. La actual imagen es obra de Mariano Benlliure y Gil, y lleg a
Cartagena el 28 de Febrero de 1946. El estandarte se hizo en el ao
1965. De terciopelo blanco calado, bordado en oro. El vestuario del
tercio es tnica de terciopelo blanco, bordada en oro y pedrera, segn
un dibujo de Antonio Lpez Chumilla, capuz y capa de raso blanco,
con el emblema de la Agrupacin bordado en oro, plata y seda sobre
las capas. Fajn de raso blanco bordado en oro, guantes de piel blancos,
calcetn blanco y sandalia dorada. Cierran el tercio unos hermanos
evangelistas llevando en sus manos unas galas con las primeras
palabras, en latn, de lo escrito por San Juan en su Evangelio. Este
apstol figur durante muchos aos en nmina de la Maestranza del
Real Parque de Artillera, con el nombre de Juan Zebedeo Salom, y
con la categora de Auxiliar Administrativo. El trono es de estilo
cartagenero, totalmente cubierto de flor blanca que, junto a la potente
luz, hace de l un conjunto digno de ser admirado185.
Santsima Virgen del Primer Dolor. Se fund como Agrupacin
en el ao 1929, aunque sus orgenes se remontan al ao 1755. El
desfile lo inician unos hermanos portando unas galas con los siete
dolores de la Virgen, pintados por Rafael de Murcia y bordados por
Isabel Manrubia. Estandarte (1976), de terciopelo azul bordado en oro,
a dos caras. Tnica de raso azul, capa de terciopelo azul, bordada en
oro con el anagrama del Avemara, rematado por la corona real, siendo
el capuz y las vueltas de las capas de lam de plata. El trono es llevado
a hombros por su grupo de caballeros portapasos y escoltado por
miembros de la Guardia Civil. La imagen de la Virgen, que
inicialmente realizara Francisco Salzillo en 1753, siendo una Dolorosa
nazarenos visten tnica, capa, normalmente al bies y tan larga como la propia tnica, y capuz alto
puntiagudo. Discurren con gran severidad y disciplina. Acusa una gran influencia, a su vez, de la
Semana Santa clsica andaluza.
185
En 1998, La Verdad, pg.25, publicaba que este trono haba sido adornado con 20.000 flores
blancas. El adorno es hasta tal punto aparatoso que con flores se crea una especie de copones
espectaculares que cercan la Imagen, e incluso obstruyen la plena visibilidad de ella.

155

de impresionante belleza, fue destruida en 1936. La actual imagen se


realiz en 1946 por Mariano Benlliure y Gil. Lleva una tnica de
terciopelo blanca bordada en oro, segn dibujo de la Casa Burillo de
Valencia y un maravilloso manto de terciopelo rojo bordado en oro,
segn diseo de Balbino de la Cerra. En esta procesin y tras este
paso, cada ao, participa Piquete de Escolta de miembros del
Regimiento de Artillera Antierea N 73, con guarnicin en
Cartatagena.
Jueves santo. Cartagena, a las nueve de la noche Procesin
Solemne del Silencio y Santsimo Cristo de los Mineros (Cofrada
California). Sale de la iglesia de Santa Mara de Gracia y a su regreso
ser cantado el Miserere. La integran las agrupaciones de: El sculo;
Ecce Homo de Benlliure; Cristo de los Mineros, de Garca Talens;
Vuelta del Calvario, de Snchez Lozano y de Alarte; pesa 1200 kilos y
ser llevada a hombros por 120 portapasos, siendo la mayora de ellos
trabajadores del Puerto; termina el desfile la Santsima Virgen de la
Esperanza, de Prez Comendador, y Piquete-Seccin de Honores.
Cartagena realiza una Semana Santa de mucha envergadura. El
baluarte administrado es extenso. An a pesar de que pueda resultar
repetitivo hemos optado por especificar muchos de sus atuendos,
autores de imgenes, tronos, etc., con el fin de poder calibrar la
verdadera importancia de estas procesiones y las calidades de todo el
conjunto. Econmicamente valga como dato saber que este ao de
2005 los presupuestos han alcanzado una inversin de 1.238.000 euros,
de los cuales 1.400 los ha aportado el Ayuntamiento, ms el beneficio
de la explotacin de las sillas. El ao 1989 se invirtieron 400.000 euros
(ms de sesenta millones de pesetas entonces en curso), en 2001 la
cifra subi a 900.000 y en 2003 ya se lleg al milln de euros.
Viernes Santo. A las tres de la madrugada se inicia el intenso da
de luto y de actos solemnes rememorando la muerte de Cristo.
Cartagena prolonga el da a ms de 24 horas. Realiza seis procesiones
con las que vive de noche un intenso peregrinar pasionario con honda
emocin ya que para los cofrades es mucho ms que un da, y para el
pblico tambin. Sern los Marrajos los organizadores. 1 Procesin:
La Mujer Vernica, desde la iglesia de Santa Mara de Gracia, en la
que desfilan junto a la titular: Agrupacin de Granaderos, Santo Cliz,
Condena de Jess, y La Cada. 2. La de Jess Nazareno, que sale de la
Lonja de Pescado de Santa Luca, acompaado por: Agrupacin de
Soldados Romanos. 3. Procesin de Nuestro Padre Jess de
Medinaceli, que sale a las 315 horas, desde la Universidad Politcnica

156

de Cartagena, incorporndose a la primera procesin en la calle de San


Diego. 4. La Santsima Virgen Dolorosa, sale a las 340 horas de la
iglesia de Santa Mara de Gracia, y es acompaada por la imagen de
San Juan. 5. La del Encuentro sale a las cinco de la maana desde la
Plaza de La Merced, punto desde el cual se funden las cinco
procesiones en una sola hasta finalizar el recorrido que lo har en la
iglesia de Santa Mara de Gracia. Por la noche tendr lugar la sexta y
ltima procesin de este da que es la del Santo Entierro; forma a las
21 horas desde la iglesia de Santa Mara de Gracia, desfilando entre
otras las Agrupaciones siguientes:
Agrupacin de Granaderos (1941) que desde el siglo XVIII
desfilan acompaando el cortejo de los marrajos, ataviados con el
uniforme del Regimiento de Infantera de Marina, copias fieles de la
poca. Est formada por una escuadra mandada por un cabo y doce
gastadores, diferenciados por llevar mandiles y manoplas de color
blanco, as como por portar picos y palas. Finaliza con la escuadra de
fusileros mandada por un oficial acompaado por la bandera de la
agrupacin, confeccionada de raso blanco y bordada en seda morada.
Santo cliz (1972), en la que los nazarenos perfectamente
alineados participan todos ellos vestidos con tnica de lanilla color
marfil, capuz de raso morado, capa en terciopelo morado con el
emblema de la agrupacin y fajines del mismo material bordados en
plata y oro por Anita Vivancos.
Ntro. Padre Jess Nazareno (1928). La Imagen titular es de Jos
Capuz (1943). En esta ocasin viste la Agrupacin tnica morada de
terciopelo, cngulo blanco atado a la cintura, capuz morado de raso,
que es el emblema de la Agrupacin y a la vez smbolo de la cofrada
marraja, guantes blancos, zapatillas con hebilla dorada y manguitos
blancos de raso.
Expolio de Jess (1925). Tercio femenino que pertenece a la
Agrupacin del Santo Sepulcro. Va ataviado con tnica de raso azul,
fajn de raso blanco y azul, ms flecos dorados. Capuz y capa de raso
blanco con el emblema de la Agrupacin bordado en oro. El paso
representa el momento en el que despojan de la tnica a Cristo.
Santa Agona de Cristo (1929). Procesiona un Cristo Crucificado,
obra del cataln Carlos Flotats y Galts (1942), llevando a sus pies
imagen de la Virgen de la amargura, del escultor Efran Gmez (1964).
Trono plateado de estilo gtico, fabricado por la casa Orrico de

157

Valencia en 1970; va iluminado por cuatro cartelas con cristales en


color mbar. Los hermanos visten tnica y capuz de raso morado y
capa de raso blanco con el emblema de la Agrupacin en oro. Todos
los bordados fueron realizados por Anita Vivancos e Isabel Manrubia,
segn diseo de Jos Ramn Ballesta
La Lanzada (1979). Esta Agrupacin, en su atavo, mezcla tres
colores distintos (blanco, negro y rojo), cosa nada habitual en los
atuendos pasionales cartageneros. Los bordados de las capas se deben a
Rafael Vilar (1983); dan paso los alumbrantes a un trono de grandes
dimensiones, realizado en Cartagena por Roque Garca Vera. El grupo
escultrico es de Antonio Garca Mengual, integrado por seis imgenes
(1980-1983).
Descendimiento de Cristo (1930). Uno de los pasos de mayor
impacto artstico, obra de Capuz, la cual representa el momento en que
Jesucristo es descendido (1930). Desfila escoltado por un tercio de
penitentes vistiendo tnica y capuz de raso blanco, capa de color
burdeos. Abre el cortejo el sudario de la Agrupacin obra realizada por
las hermanas del asilo de San Miguel en 1933.
Santsimo Enterramiento de Cristo (1958). La imagen titular es
obra de Gonzlez Moreno (1959) que va sobre trono tallado en madera
dorada realizado por Vicente Gmez. Abre el desfile el sudario de la
Agrupacin obra de consuelo Escmez (1970), bordado sobre
terciopelo negro. Visten tnica de lanilla color hueso y capuz del
mismo color en raso y capa de raso negro con el emblema de la
Agrupacin bordado en oro.
Soldados Romanos. (1941). Anteriormente se les conoca como
Compaa de Armados. Es costumbre que durante el recorrido
interpreten la marcha de Perico Pelao con la colaboracin de un
msico que toca un pfano186.
Santo Sepulcro de Cristo (1925). Denominado tambin como
Yacente, representa a Cristo muerto. Imagen que impresiona su
rostro, de una gran belleza fsica. Su trono es en caoba, ornamentado
con numerosos relieves, aguafuertes, esmaltes realizados en oro y
plata, fabricado por Casa Grande en 1927. Desfilan los penitentes al
son de marchas fnebres, denominadas tambin de Semana Santa.
Visten tnica y capuz de raso negro, bordado en oro con el escudo de
186

El pfano es un instrumento de aire, muy usado en las bandas militares. Produce un sonido muy
agudo. Su forma es parecida a la de una flauta pequea.

158

la Agrupacin; capa de lanilla color hueso y cngulo negro bordado en


oro.
Santa Mara Magdalena 1966) desfila portada a hombros. El autor
del trono, de estilo cartagenero, es Aladino Ferrer (1929). Santa Mara
Magdalena es obra de Jos Hernndez Navarro (1984); para esta
imagen pos como modelo la esposa del escultor. Es imagen de vestir
y lleva tnica de terciopelo color negro bordada en oro por
Encarnacin Bruna. La Agrupacin viste tnica y capuz de raso negro,
con capa de terciopelo en tono ocre. Viernes Santo, como dijimos
antes, las seis procesiones estn organizadas por los Marrajos. La
Cofrada tiene un total de 51 Agrupaciones.
Sbado Santo. Procesin marraja de La Vera Cruz. Forma en la
iglesia de Santa Mara de Gracia. Participan las Agrupaciones de:
Santo Cliz. Santo Sudario de Cristo. Santas Mujeres. Santo amor de
San Juan. La Vera Cruz y la Santsima Virgen de la Soledad de los
pobres. El Santo Sudario187 es copia del autntico lienzo de Turn en el
que puede ser observada la figura de un hombre muerto. La Virgen de
la Soledad de los pobres viste ntegramente de negro; es llevada por
115 portapasos; hasta el ao 1998 desfilaba sobre plataforma de
ruedas, pero una de las aspiraciones de la Agrupacin era que sus tres
tronos fueran portados a hombros. Se realiza encuentro entre la imagen
de Jess Nazareno y la Virgen de la Soledad de los pobres. Los tronos
son mecidos y las imgenes intercambian sus varas, momento que
ambas se acercan tanto que representa el abrazo entre ellas. Como final
se canta la Salve. La primera imagen de La Soledad que lleg a
Cartagena fue de Jos Capuz (1925), destruida en 1936. Sustituida por
otra del mismo autor188. Finalmente la Soledad, que es una obra de Jos
Gonzlez Moreno (1956). En 1998 esta imagen estren aureola para la
que Svarosvski, de Austria, don los 439 similes que lleva la aureola.
Domingo de Resurreccin. Procesin organizada por la Cofrada
del Resucitado. Cartagena se viste de blanco este da para poner broche
de luz a los desfiles de Semana Santa y lo hace con La Virgen del
187

Son numerosos los escritos que llaman a la Sbana Santa Sudario de Cristo. Como tal se le
define al pauelo blanco con el que se limpiaba el rostro de los difuntos. El Santo Sudario de Cristo
se venera en la Catedral de Oviedo, desde el siglo IX; es el mismo que, segn San Juan, cubri la
cabeza de Cristo en su crucifixin. El centro espaol de Sindonologa, en su proceso de
investigacin, ha detectado sorprendentes coincidencias con la Sbana de Turn, pues ambas telas
estn impregnadas del mismo tipo de sangre. El Sudario conserva restos de mirra y loe, adems de
trazas de la corona de espinas (Grandes Documentales. Director Andrs Garrido).
188
Esta Virgen tiene una curiosa historia. La Dolorosa, conocida popularmente como la
Pequeica, se atribuye a Francisco Salzillo. Fue encontrada en un almacn en la dcada de los
cuarenta y fue la que desfil sustituyendo a la imagen que hasta entonces procesionaba, obra de
Jos Snchez Lozano.

159

Amor Hermoso y las Agrupaciones de: Soldados Romanos. Esta


Agrupacin se fund en 1952. Desfila sacando un carro romano y
heraldos de la poca.
Santo ngel de la Cruz Triunfante. Constituida como Agrupacin
en 1983. Es la nica agrupacin de penitentes que est formada por
nios en nmero de 566 entre 9 y 14 aos. Es autor de la imagen el
escultor murciano Jos Hernndez Navarro.
Nuestro Padre Jess Resucitado. Titular de la Procesin. Se funda
en el seno de los marrajos en 1940, para, en 1943, nacer como Cofrada
del Resucitado. Primero procesionaba con una imagen de Gonzlez
Moreno (1943) que fue sustituida por un grupo escultrico de cuatro
imgenes de Federico Coullaut Valera (1947-1950).
Sepulcro Vaco inici su andadura como Agrupacin, mixta, en
1983. El grupo escultrico lo integran las cuatro imgenes de las
Santas mujeres y un ngel, obra de Rafael Eleuterio Aguilar (1983). El
trono es de madera de caoba.
Aparicin de Jess a Mara Magdalena. Se funda en 1947. El
grupo escultrico es obra de Federico Coullaut (1950). El trono es obra
de Julio Sarabia Ros, con tallas y dorados de Juan Lorente.
Discpulos de Emaus, creada en 1956. Es autor de las imgenes
Federico Coullaut (1957). Desfila con marcha musical propia,
composicin de Jos Lillo, estrenada en 1991.
Aparicin de Jess a Santo Toms, Agrupacin instituida el 12 de
marzo de 1963, por detallistas de la alimentacin. Sus imgenes son
obra de Federico Coullaut (1956).
Aparicin de Jess a los Apstoles en el Lago Tiberades, cuya
entidad naci el 7 de marzo de 1982. La Agrupacin es mixta. El grupo
escultrico lleva cuatro imgenes y su autor es Jos Hernndez
Navarro. El trono, de plata, fue terminado en 1996. En la cabeza de los
hachones figura una barca smbolo de la Agrupacin.
Santsima Virgen del Amor Hermoso, fundada en 1945. En un
principio haba dos subagrupaciones; una la de los componentes del
Tercio, otra la de portapasos; ambas se fusionaron en 1946. Esta
Virgen desfila a hombros bajo palio y el tercio de penitentes es

160

ntegramente femenino. Es autor de esta bella y querida Virgen del


Amor Hermoso Jos Gonzlez Moreno (1946)189.
Representaciones. Suelen cerrar las procesiones piquetes
militares de los tres ejrcitos, los cuales durante el trayecto, en
determinados tramos, realizan unas figuras a base de formas y
movimientos marciales de gran disciplina que hacen las delicias del
pblico, que los aplauden con fuerza. Uno de esos pasos, o formas, es
el llamado de la oca que consiste en cambiar la posicin inicial
realizando un recorrido malabarista para al final regresar cada uno al
punto de partida y todo sin equivocarse ni enredar el desfile. Esta es
toda una representacin emblemtica de las procesiones de Semana
Santa en Cartagena de formas muy militarizadas.
Quema de los judas. Esta costumbre desarrollada en numerosos
pueblos de Espaa, consiste en castigar a un mueco que representa a
Judas, al que le infieren agresiones tremendas y las mayores
humillaciones; es un acto social, cargado de significacin moralista con
el que se pretende censurar y aleccionar a los personajes reales
cuestionados190. En unos pueblos el mueco en cuestin es ahorcado y
despus quemado, y en otros, entre ellos Cartagena, slo es tras el
castigo fsico- quemado.
Autos de Pasin. Es representado unas horas antes de celebrar la
Procesin de Nuestro Seor Jess del Prendimiento El Lavatorio de
Pilatos; tiene lugar por tanto Mircoles Santo sobre las dieciocho
horas en la Plaza del Ayuntamiento. Hasta 1833 se hizo en la Plaza de
San Sebastin y despus en otras distintas. El ao 1880 tuvo una
novedad aadida y fue que desde el balcn de la Casa de Correos y
Pilatos en vez de tirar agua fueron lanzados caramelos. El Lavatorio de
189

Bibliografa sobre la Semana Santa de Cartagena: ABASCAL FUENTES, J. Jos Capuz escultor
e imaginero valenciano del siglo XX. (Boletn de Bellas Artes XXI-XXII. Real Academia de Bellas
Artes). VVAA, Bajo Palio. (Ed. Agrupacin del Amor Hermoso. Cartagena, 1996). BASTIDA
MARTNEZ, D.A. La Agrupacin de Jess Nazareno (Cartagena 1996). CASAL MARTNEZ, F.
Cartagena y sus Procesiones (Ed. Casa. Cartagena, 1928). V.V. A.A. Cincuentenario de la
presencia de la Agrupacin de San Juan Evangelista (Californios, Cartagena 1990). V.V. A.A. En
el Parque de Artillera (Cartagena, 1990). DAZ Y GOMARA, M. de los Santos. Cartagena:
Circular sobre Procesiones y Cofradas. (Murcia, 1946). MS GARCA, J. Anales de la
Agrupacin de San Juan Bautista (Cartagena, 1953). RUIZ VINADER, E. Historia de la Piedad
de Cartagena (Cartagena 1995). VVAA. Las Cofradas Pasionarias de Cartagena. (Asamblea
Regional de Murcia, Cartagena.1991).
190
Es un acto popular celebrado en todo el Archipilago canario. All le ponen rostro a Judas, que
suele ser el del poltico, o personaje social meditico, que ha protagonizado hechos no aprobados
por el pueblo y entonces lo castigan simbolizando en el castigo infligido a Judas, el que desean
infligirle al aludido, al que humillan con este procedimiento. En Cantabria la noche de los judas es
otra de las celebraciones ms arcaicas y que sigue perviviendo; aqu lo ahorcan en un rbol
improvisado en la Plaza Mayor. (Ritos, Msica y Escenas de Semana Santa.ENRIQUE BRISSET,
Demetrio, Director. Comunidad de Madrid. 1994.

161

Pilatos, que es el que se representa en Cartagena, es un acto basado en


el Drama del Pretorio. Su autor es ngel J. Garca Bravo. Hasta hace
unos veinte aos consista en una escenificacin ms breve que situaba
a Pilatos, desde el balcn, tras la lectura del pergamino en el que
figuraba la Sentencia, lavndose las manos y vertiendo el agua -de
colonia- de la jofaina de plata sobre el Tercio de Soldados Romanos
que se encontraba en la Plaza, junto al de Granaderos. En la actualidad
el acto dura treinta minutos e intervienen una docena de actores,
perfectamente ataviados con trajes de la poca, y una parte del Tercio
de los Soldados Romanos. Tambin actan personajes del Nuevo
Testamento como los sacerdotes del Sanedrn, Jesucristo, el propio
Pilatos, la esposa de ste Claudia Procla y Barrabs191.
La Msica ser la ltima referencia que hagamos sobre la Semana
Santa de Cartagena. Es uno de los pueblos destacados por la
composicin de marchas pasionarias que han inspirado sus desfiles. Se
han recopilado muchas que ya se daban por perdidas y se ha grabado
con ellas un CD. Cuentan con compositores especializados en este tipo
de composiciones musicales, como es el caso del Maestro Torres.
Las marchas dan solemnidad a las procesiones y suelen emocionar
al espectador en muchos momentos. Son sus sonidos notas peculiares e
insustituibles. Estn las marchas que interpretan los Tercios Romanos,
tcnicamente ms simples de composicin y ejecucin, y posiblemente
ms afines con el ambiente penitencial; suelen tocar marchas regulares
y otras lentas; hay una en concreto que se toca con los pitos que llevan
los Romanos, titulada Perico Pelao definida por Juan Lanzn como
prxima a la tarantela192 y tan popular entre los Armaos como lo es
la marcha titulada Nuestro Padre Jess entre los msicos.
Son significativos, en la fiesta de la cual tratamos, los conocidos
Misereres marrajos, o del Socorro y la Salve california.
Sobre este tipo de msica es aconsejable aclarar un poco el
concepto de msica sacra o litrgica193, que no es lo mismo que msica
191

Sabemos que el acto del lavatorio se fue integrando al ceremonial litrgico de Semana Santa en
Jueves Santo; el oficiante lava los pies a doce personas, normalmente eran escogidos doce ancianos
de algn centro benfico. En 1529 en Mantua (Italia), el recin coronado Emperador Carlos V,
quiso sufrir la humillacin de lavar los pies a doce indigentes en recuerdo de tal hecho. (Rito,
Msica y Escena en Semana Santa). Pg.10. En Cartagena no es este el lavatorio representado sino
el de Pilatos cuando se lava las manos.
192
LANZN, Juan, msico contemporneo nacido en Cartagena, Director del Coro Tomas Luis de
Victoria. .
193
LANZN MELNDEZ, Juan. La Msica en la Pasionaria cartagenera. Corresponde al
libro: Las Cofradas pasionarias de Cartagena. Pg.838., y uno de los prrafos de este apartado del
libro dice: El concepto de msica religiosa es bastante ms amplio que el de msica litrgica y

162

religiosa. Estas marchas que se suelen escuchar en las procesiones de


Semana Santa estaran en el concepto segundo, y en particular es
msica religiosa tal cual la siente y concibe el que la escribe. Imprimen
a las procesiones un halo de recogimiento particular con cuyas
cadencias es fcil abstraerse en la vida interior mientras miras las
imgenes del desfile.
Segn Lizn, los cartageneros tienen una especial predileccin
por estas marchas de msica religiosa, o pasacalles, que dice son
nicas en Espaa y en el mundo entero, y que tambin son
caractersticos de esta ciudad, convertidas en un signo de identidad, e
incluso como un himno de las procesiones de Semana Santa194.
Segn Lizn, cita a Francisco Aguilar que estima como padre de
estas marchas al afamado compositor de pera italiano Nicols Prpora
(1688-1767). Marchas posteriores datan del siglo XX, destacando
Ruperto Chap con su Marcha fnebre o Stabat Mater195.
CEHEGN. Iniciamos el hablar de su Semana Santa, invirtiendo
el orden que venimos guardando en el resto de pueblos, pues aqu lo
hacemos con el tema de la Msica Sacra y Msica religiosa pasionaria,
ya que pensamos es de singular inters.
Francisco Pealver Ruiz, Revista de Semana Santa de Cehegn,
ao 1995, en su artculo Un ao para la eternidad, refleja la
siguiente frase: Habla y eres mi prjimo. Canta y seremos hermanos y
hermanas!
La msica que es lenguaje universal que nos intercomunica a
todos, interpretada por las llamadas Bandas de Msica es la que ms
afecta al tema de Semana Santa, a nivel popular. Estn compuestas,
tradicionalmente, por instrumentos de viento, viento metal y madera,
pues la flauta travesera, aun siendo metal, se considera viento madera y
percusin. Sus interpretaciones han de cumplir tres premisas
fundamentales: ritmo, meloda y armona. El ritmo, que le da
organizacin y notacin proporcin guardada en tiempos-. Meloda,
que es la sucesin de sonidos, dndole vida interior a esa sucesin.
tradicionalmente se han admitido, y se admiten como obras religiosas ciertas composiciones que
tanto en las formas como en el fondo, pueden responder a la temtica o a la inspiracin sagradas,
aunque no estn bien vistas desde el ngulo de la liturgia.
194
Ibidem, pg. 842.
195
Para ampliar datos sobre las marchas pasionarias, pueden consultar, adems, el artculo El
Maestro Torres y la Msica Pasionaria en La Verdad. 18 de marzo de 2005, pg. 44, escrito por
MONERRIS, Jos. Murcia.

163

Armona, que combina de forma simultnea dos o ms sonidos. En


cualquier caso la msica, su grandeza es mucha, tanta que, a pesar de
ser arte y ciencia y requerir ser escuchada con emocin e intelecto
avizor, es capaz de conversar con interlocutores distrados y
desconocedores de su lenguaje con tal de que sus tres premisas se
cumplan. Lograr esto tiene un conjunto idneo y es precisamente la
Banda de Msica y una procesin de Semana Santa; de ah su estrecho
vnculo y conjuncin, pues no se concibe la una sin la otra196
Que Cehegn haya elegido la msica como una va seria para
hacer catequesis de La Pasin, es admirable y loable. Cada ao tiene
lugar un concierto conmemorativo de Semana Santa a base de Marchas
Pasionarias. Quizs sea este empeo en potenciar este tipo de msica
una de sus ms importantes aportaciones culturales a esta fiesta.
En el escenario presbiteral de la iglesia de La Pursima
Concepcin, se dan cada Semana Santa varios conciertos de Msica
Sacra; all se han podido escuchar obras de autores tan importantes
como J.S. Bach (Jess, alegra de los hombres). W.A. Mozart,
Rquiem (KV 626, n. 7). Gounod (Credo), entre otras muchas.
Tambin dedica una semana completa a concursos de msica
pasionaria, en el que colaboran varias bandas de msica de la Regin y
de otras Comunidades197. Hay que destacar que para que este evento
sea posible solicitan, y la obtienen, ayuda de muchas entidades, entre
ellas, Caja Murcia, Ayuntamiento de Cehegn y Comunidad Autnoma
de Murcia. Los coordinadores programan con esmero el canto de una
serie de saetas tanto en el interior de la iglesia de la Concepcin como
196

Hasta tal punto se puede constatar esta simbiosis que las primeras referencias que existen en
nuestra regin sobre procesiones de Semana Santa (1521) se refieren al pago de honorarios por
haber facilitado cera, y tambin a msicos por haber tocado en la procesin, llegando al extremo
que en 1884 por no disponer de banda de msica se opt por suspender la procesin; esto ocurri en
Jumilla.
197
Cehegn edita cada ao una revista de Semana Santa. En cada una de ellas hay colaboraciones
hablando de los actos programados sobre msica. En la del ao 2000, pg. 63, leemos: Estamos
preparando la tercera edicin en la que hemos vuelto a buscar bandas muy cotizadas de los ms
diversos lugares de Espaa. Espero que consigamos la mxima repercusin a nivel nacional/Una
de las cosas ms tradicionales de nuestra Semana Santa es la msica pasional, otro de los retos que
esta cofrada (Caballeros del Santo Sepulcro y la persona que escribe es su Presidente, D. Diego
Fernndez Llorente) se ha planteado para este ao es formar una banda de Cornetas y Tambores
juvenil, la cual est compuesta por cuarenta miembros que oscilan entre las edades de tres a catorce
aos, y con carcter mixto, la cual desfilar por primera vez en la Semana Santa de este ao, en
nuestra localidad. Otros actos programados en este ao de referencia son: Concierto Sacro de
Semana Santa en la. Iglesia de la Pursima concepcin, despus de la misa de 7 de la tarde.
Concierto de Marchas Pasionarias por la Banda de la Sociedad Musical de Cehegn, dia 24 de
marzo de 2002, Domingo de Ramos, Iglesia de la Concepcin, a las 20 horas . En la pg. 147 de la
misma revista viene un artculo Semana Santa Musical de Antonio Gonzlez Noguerol, que lo
inicia diciendo: Cehegn es msica en Semana Santa, esta cuestin es evidente.

164

en los desfiles procesionales198. Concluimos esta sucinta exposicin de


la presencia de la msica en la Semana Santa de Cehegn, aadiendo
que a la Virgen de los Dolores le dedican un septenario en el cual cada
da despus de la eucarista se cantan Los dolores de la Virgen a
cargo del Coro y Orquesta Clsica de Cehegn, con msica de Don
Juan Mara Guerrero de la Plaza
En el campo de las representaciones no es relevante la atencin y
desarrollo, ya que no tiene arraigo el pueblo en este sistema. Queremos
destacar las colaboraciones de inters literario, histrico, costumbrista
y religioso, publicadas en su revista de Semana Santa. Sus concursos
de Carteles, Fotografa, Poesa pasionaria, y su inters expreso por la
Msica, que constituyen la oferta cultural complementaria a las
procesiones. Es una actitud interesante que no es excepcin pero s
digna de encomio. Destaca porque hay en el pueblo banda de tambores
y cornetas. Banda de Msica y una academia en la que ensean msica,
financiada por el Ayuntamiento, a todo el que lo desea.
Domingo de Ramos. Procesin organizada por la Cofrada de
Jess en la Entrada en Jerusaln. Fue erigida el ao 1977. Visten tnica
blanca, estola y cngulo en color rojo. Abre el desfile Banda de
Tambores y Cornetas seguida de miembros de la cofrada de la
Preciossma Sangre, asociacin de 1574; desfilan sin tnica y portando
palmas; tambin participa una cofrada especial como es la de Nios de
la Guardera Infantil Virgen de las Maravillas, portando ramas de
olivo y dando caramelos durante el recorrido.
Cofrada de los Morados Nuestro Padre Jess Nazareno,
fundada el ao 1740., que portan tambin ramas de olivo. Los
Negros cofrades del Santo Sepulcro que desfilan portando palmas.
Cierra el cortejo la cofrada de San Juan, que tambin portan palmas;
va presidida por autoridades eclesisticas y civiles.
Mircoles Santo desfile de las Penitencias, presidida por el Cristo
de la Paz, portado a hombros por miembros cofrades y acompaados
por Banda de Tambores y Cornetas.
Jueves Santo. El Seor de los Azotes de autor desconocido.
Intervienen las cuatro cofradas de Cehegn con los pasos de: La
198

Cehegn cuenta con Auditorio y es una de las poblaciones que acogen programas culturales muy
relevantes como es el de Las tres Culturas. Ciclos de conciertos de msicos jvenes, noveles;
ciclos de Conferencias, etc.

165

Oracin del Huerto, de Juan Jos Quirs (1998). El Cordero de Dios (


Blancos). Virgen de los Dolores (Negros) de cuya imagen se
desconoce su autor y est catalogada como obra de la escuela
madrilea.
Viernes Santo. Por la maana encuentro entre Jess Nazareno y
la Virgen de los Dolores; a continuacin procesin con los pasos de
San Pedro, de autor desconocido; San Juan, de Francisco Snchez
Araciel (1900); Ntro. Padre Jess Nazareno, cuyos hermanos visten
tnica morada y cngulo amarillo, y las mujeres tnica morada, capa y
cngulo amarillo; y cerrando el desfile la Virgen de los Dolores. Al
finalizar esta procesin, curiosamente, en la puerta del casino se da un
recital, por la Banda de Msica de Cehegn, a base de pasodobles. Lo
de, curiosamente, lo decimos por los pasodobles, pues contrasta con el
concepto de da de luto riguroso; aspectos que requieren un estudio
antropolgico y sociolgico amplio, pero que en definitiva, una vez
ms, la religiosidad popular hace gala de su sentido particular de la
cultura, movido siempre de buena voluntad e ingenuidad.
Por la noche Santo Entierro, desfilando: Nuestro Padre Jess
Nazareno; El Calvario; Virgen del Primer Dolor, cuya Cofrada fue
fundada en 1897, vistiendo tnica azul y cngulo blanco y las mujeres
que lo complementan con capa azul; El Descendimiento, grupo
escultrico de los talleres de Olot. La cofrada de la Preciossima
Sangre participa con la imagen de la Virgen de las Angustias, obra de
Roque Lpez; Cristo Yacente de autor desconocido y catalogada como
0bra del siglo XVII, cofrada de Damas y Caballeros del Santo
Sepulcro fundada en 1975, que visten los hombres con traje, zapatos,
corbata y guantes negros y las mujeres ataviadas con traje negro, teja y
mantilla; San Juan Evangelista cuya hermandad se cre en 1885 y es
el autor de la imagen Snchez Araciel (1900), vistiendo tnica blanca y
cngulo verde, a la que las mujeres aaden capa verde. Por ltimo
desfila Ntra. Sra. de los Dolores.
Domingo de Resurreccin, solemne procesin del Resucitado
organizada por la cofrada titular, constituida en 1992 y que visten
tnica y pauelo color amarillo pastel, estola roja y fajn dorado, y la
imagen del patrn es la de Cristo Resucitado de Nicols de Veis.
Desfilan los estandartes de las dems cofradas. Participan tambin,
Cruz Triunfante con San Miguel Arcngel.

166

Es comn en este da que los nazarenos no utilicen capuz, pues ya


no es su participacin signo de penitencia, ni requieren el anonimato,
sino que es da de alegra; otra caracterstica es que desfilan muchos
jvenes con atuendos nazarenos, o hebreos, en raso y colores
llamativos.
CEUT, pueblo de la llamada Vega media del Segura, con una
alta densidad de poblacin (600 habitantes por kilmetro cuadrado,
aproximadamente). En opinin del presidente de la Cofrada de San
Juan, Pedro Ayala Nieto, en la Semana Santa de Ceut se dan las
tradiciones ms hondas y arraigadas de todos los pueblos y ciudades
de nuestra Regin (Revista de Semana Santa de Ceut, 2001, pg. 21).
Todo el pueblo colabora en los actos -dice su Alcalde Sr. don Manuel
Hurtado Garca. Y de estos actos destacamos la colaboracin del
Grupo Tespis que cada ao, uno de los ltimos viernes de cuaresma
representa Auto Sacramental, que es toda una catequesis visual, segn
lo valora don Jess Aguilar Mondejar, formador del Seminario de
Murcia (Pregn, Semana Santa de Ceut 2000)
Don Jos Mara Cano, pregonero de la Semana Santa del ao
1999, deca cmo un grupo de amigos se esforzaban por sacar las
procesiones a la calle y las dificultades de hacerlo sin tener fondos
econmicos; cada obstculo era salvado como Dios les inspiraba.
Arreglar los pasos lo solucionaban con autntico expolio de las flores
cultivadas en los huertos vecinos. Estos episodios que casi te hacen
sonreir se repiten mucho porque parece ser que los gestores sufren
mucho; la sonrisa surge por el ingenio y la osada que ponen en dar
soluciones, como la de entrar a los huertos a coger flores.
Domingo de Ramos, con la Bendicin de las Palmas en la Plaza
del Barrancn y con la Banda de Tambores y Cornetas de Santa Mara
Magdalena, tiene lugar esta primera manifestacin. El resto de la
semana, al principio de la dcada de 1940 los cofrades desfilaban sin
tnicas; despus, poco a poco, fueron creando patrimonio hasta el da
de la fecha que procesionan con los atuendos y atributos que
corresponden.
Martes Santo. Procesin penitencial que sali por primera vez en
la Semana Santa del ao 2000 con la imagen de Cristo Cautivo; se
plantean recuperar en ella la tradicin de liberar a un preso, prctica

167

muy generalizada en toda Espaa199. Es muy respetable y consecuente


con el espritu de la Semana Santa. Uno de los ms preciados mritos
de las cofradas es precisamente que gracias a ellas se mantienen
muchas tradiciones, y en los tiempos presente predomina un buen
empeo por recuperar las perdidas u olvidadas.
Jueves Santo es da que se abre la iglesia y no se cierra hasta
despus de la Vigilia Pascual; el pueblo entero se organiza y establece,
por calles, turnos de Vela al Monumento; un gesto emotivo de la
religiosidad de las gentes. Este da desfilan los pasos Santa Mara
Magdalena, Uncin en Betania, La Vernica y Nuestro Padre Jess
Nazareno, recorriendo distintas calles de Ceut.
Viernes Santo, procesin del Silencio (Tradicionalmente
celebrada en casi todos lo pueblos Jueves Santo en la noche). Desfilan
las las imgenes siguientes: Cristo de la Sangre, Virgen de La Piedad,
Cristo de la Cama, Mara Salom, San Juan y La Dolorosa. Sbado
Santo que termina adems siendo de Gloria por la Resurreccin del
Seor, es el da que las gentes se dedican a preparar las calles por las
que ha de pasar la procesin, con ramas de olmo.
CIEZA. Capital y perla de la Vega Alta del Segura, segn deca
su primer eslogan turstico. Madoz la define en su Diccionario
Geogrfico-Estadstico-Histrico, como ciudad de cielo alegre. Su
economa est basada en la agricultura, especialmente en el cultivo del
melocotn, la aceituna y el esparto; ste lo fue hasta 1939 que
199

Liberar a un preso cada ao en Semana Santa es costumbre extendida en toda Espaa hasta
mediados del siglo pasado. (En Mlaga sigue vigente). La pelcula de, Amanecer en Puerta Oscura,
de Jos Mara Forqu (1957), interpretada por Francisco Rabal, trata este tema, inmortalizndolo.
La historia de tal costumbre parte del siguiente episodio. En Mlaga la Cofrada de N.P.J.N. data
del siglo XV, cuenta con un arraigo mximo. Viernes Santo de madrugada celebra, desde siempre,
una procesin emocionada en la que desfila la imagen titular y Nuestra Seora de Los Dolores; por
ambas los malagueos sienten verdadera devocin; Slo va alumbrada por las velas encendidas de
los nazarenos. Durante el reinado de Carlos III, en Mlaga, se detect una epidemia lo cual llev a
las autoridades a suspender esta procesin; los presos enterados de ello se amotinaron y abrieron las
puertas de la prisin para ir y sacar a hombros al Nazareno, como as lo hicieron. Devuelta la
Imagen a la Iglesia todos regresaron a sus celdas. Lo sucedido lleg a odos del Monarca que
concedi a la Imagen, denominada desde entonces Jess el Rico, el privilegio de liberar un preso
todos los aos en dicha Procesin. Paulatinamente este privilegio le fue siendo concedido a las
imgenes titulares de N.P.J.N. cuyas Cofradas lo solicitaban, y que fueron la inmensa mayora. En
Murcia se le concedi a Nuestro Padre Jess de la Merced y fue aplicado el indulto hasta los aos
sesenta. La imagen era trasladada Domingo de Ramos por la tarde, en procesin, a la crcel.
Dispona entonces de un brazo articulado que funcionaba con un motor durante unos segundos
durante los cuales el Cristo imparta la bendicin. En la crcel, previamente seleccionaban tres
presos y aqul que la mano del Nazareno sealara al trmino de la bendicin era el indultado, y
durante la Semana Santa se incorporaba a las procesiones, siempre detrs de la imagen de Jess
Nazareno; lo haca con la cara tapada.

168

aparecieron los nuevos materiales sintticos. Ciudad poblada desde los


tiempos ms remotos, cuenta con yacimientos paleolticos nicos en el
Arco Mediterrneo, declarados por la UNESCO patrimonio de la
humanidad. Posee un excelente centro de Arte Islmico en el Museo de
Siyasa.
Sus gentes, conscientes de esta cultura, adoptan una actitud
luchadora, defensora de las tradiciones, pues no en balde su Semana
Santa rene una serie de elementos que la hacen peculiar y diferente a
las del resto de Levante; as se expresa su alcalde don Antonio
Tamayo Gonzlez (ANDA200 pg. 3. Semana Santa. Cieza. 2004. Y
para mejor apreciar la Semana Santa de Cieza, resumimos su desarrollo
a grandes rasgos:
Siglo XV. Las procesiones pasionarias en Cieza se remontan a
finales de dicho siglo. Fecha muy temprana, y de hecho es una de las
ciudades de mayor antigedad en tales referencias. En Cieza el
incremento de cofradas pasionarias fue superior a la de otros pueblos.
Es cierto que desde fechas tempranas, como son las del siglo XV, haba
cofradas religiosas que realizaban sencillas procesiones en Semana
Santa, segn documentos hallados al respecto. La cofrada del Dulce
Nombre de Jess, antecesora de Nuestro Padre Jess es una de
ellas. Cieza, en definitiva, se distingue por desarrollar cada ao unas
procesiones muy dignas y de gran presencia esttica, con acusadas
calidades en arreglo de pasos, Tronos y vestuario tnico.
El peridico local Voz popular dice que en el siglo XV una
asociacin de gremios del esparto salan en procesin Jueves y Viernes
Santo, al despuntar el alba, recorriendo las calles principales de la villa
de Cieza y ataviados con sayales de esparto201. De estas procesiones
no hay documento alguno. El esparto, que dio gran aporte econmico a
esta ciudad hasta la segunda mitad del siglo XX, El esparto es
comparable por su rusticidad al antiqusimo cilicio, motivo por el cual
se utilizaba en los atuendos penitenciales.
Siglo XVI y XVII. A principios existan tres cofradas: la de San
Bartolom, la de La Sangre y la del Dulce nombre de Jess. Despus,
en el siglo XVII, la importancia que en esta localidad daban a la
200

ANDA es el nombre de la revista que sobre la Semana Santa de Cieza edita el Cabildo Superior
de Hermandades y Cofradas. Hay una frase que se dice mucho en esta ciudad y que es: Anda y
que la Magdalena te gue. La Magdalena era el primer paso que procesionaba en Semana Santa,
de ah surgi el ttulo aplicado a dicha revista.
201
RUIZ LUCAS, Ana M. El Templo, sede histrico-artstico de las procesiones. ANDA,
1990. Cabildo Superior de Hermandades de Cieza.

169

Semana Santa lo confirma la llegada de una imagen de N.P.J.N.,


atribuida a Juan Martnez Montas, al menos perteneca a su escuela.
A principios de los aos seiscientos adquirieron una imagen de la
Virgen de la Soledad que participaba en el Santo Entierro y que tuvo
que ser una de las primeras imgenes de dicha advocacin que se
adquirieran en el Reino de Murcia. En 1682 se tiene noticia del paso
del Santo Sepulcro, cuya talla iba dentro de urna de cristal, con dosel,
y que por simular forma de cama motiv el sobrenombre de la cama;
tambin se tiene constancia de que procesionaba la Virgen del Amor
Hermoso. Advocacin poco difundida en nuestra tierra.
Siglo XVIII. Se instituye la hermandad de Mara Santsima de la
Soledad (1730)202 que, por lo apuntado antes, procesionaba desde el
siglo XVII, pero es ahora cuando emerge la hermandad de la cual se
aprueban las constituciones primeras en 1730, las cuales estipulaban
que sus miembros tenan que poseer ascendencia social ligada a la
nobleza; sus nuevos cofrades tenan que pasar una selectiva prueba de
ingreso, memorial que lea el secretario de la Junta, procedindose
despus a votacin secreta. Habas blancas daban el voto, y las negras
lo denegaban203. Las mujeres empezaron a figurar como hermanas a
mediados del dicho siglo XVIII, aunque desde su fundacin asistieron
en el alumbrado de la procesin, cuyo cometido era similar al de las
tradicionales lloronas204. En 1765 y vinculada al Convento de San
Joaqun, de Franciscanos Descalzos, se funda la Hermandad de la
Virgen de los Dolores.
Siglo XIX. Cieza cuenta ya con ms de tres siglos de antigedad
en procesiones pasionarias, lo cual hace que en este tiempo estn
plenamente estructuradas. De la tradicin creada por tal motivo dan
cuenta numerosos hechos. La revista ANDA en diferentes nmeros,
recoge noticias de prensa que son elocuentes de cmo Cieza
dignificaba su Semana Santa.
En marzo de 1890 el Diario de Murcia se haca eco de la efigie
que de Mara Magdalena haba realizado el escultor valenciano Jos
Mara Ponsoda. En el mismo ao publica el peridico El Combate
202

Todo parece indicar que el paso de La Soledad pudo desfilar en el siglo XVII dentro de la
Cofrada de la Preciossima Sangre de Cristo.
203
Datos que nos han sido facilitados a travs de los libros editados por la Junta Central de
Cofradas de Semana Santa de Cieza.
204
Se define como lloronas a las mujeres que acompaan a la Virgen, vestidas de riguroso luto,
portando velas encendidas. A finales del XIX dara lugar a las mujeres ataviadas con teja y
mantilla, tan inadecuadamente llamadas manolas que tambin suelen desfilar detrs de los
pasos de la Virgen y del Santo Sepulcro. (En este siglo la Reina Isabel II, y tambin la Duqesa de
Alba, pusieron de moda vestir en los actos religiosos traje negro con teja y mantilla).

170

que no pongan en las andas sombreros ni gorras los que las conducen,
ni aun las de otros que van con cirios, pues es costumbre fea y
vituperable. En marzo de 1891 El Combate censura a los
catastrofistas que aseguraban que la lluvia impedira lucir los tronos; a
esto le contestaron los aludidos: Los Das de Semana Santa han sido
esplndidos, magnficos y las fiestas de tales das se han celebrado con
todo esplendor y solemnidad. Se han realizado las tres procesiones de
costumbre que con la que hoy ha de tener lugar completan el cuadro de
las fiestas religiosas de Semana Santa en esta villa. Ha llamado la
atencin el lujo y elegancia de los pasos.
Siglo XX. Cieza ha creado a lo largo del tiempo un basto
patrimonio pasionario; cuenta con treinta y ocho pasos y dieciocho
cofradas que desfilan siguiendo los relatos evanglicos, configurando
con ello una fiesta compleja que conviene conocerla, intentando no
tener una visin sesgada de la enorme riqueza cultural y religiosa que
todo esto comprende.
Carlos Valcrcel Mavor, al visitar esta ciudad, reflexion y
escribi: Al llegar a Cieza nos hizo comprender que all vive un
pueblo que siente y vibra ante su Semana Santa (ANDA. 1990).
Antonio de Hoyos tambin exalt a Cieza y a su Semana Santa
diciendo de ella: Cuantos han tenido la dicha de mirar, en su plenitud
de la primavera, el trnsito de los desfiles, perciben el hecho de una
realidad que sita a nuestro pueblo, entre los ms distinguidos de las
procesiones espaolas Pregn de Semana Santa de Cieza, 1999.
Sus cofradas. La de Nuestro Padre Jess Nazareno es la ms
antigua, pues figura en la relacin del bachiller Alonso Marn y Mena
(1579) con el nombre de Santsimo Nombre de Jess. Una carta de
1858 expone el orden de los pasos en las procesiones que, ha de ser dice- el que marca la historia de La Pasin de Cristo, excepcin hecha
al Hermano Mayor de la Cofrada de Jess que, atendiendo al derecho
de antigedad le correspondera el primer puesto en el orden
procesionista. La imagen titular actual es obra del valenciano Ignacio
Pinazo (1942) que desfila sobre trono de Garca Mengual. La Imagen
se venera desde 1680 que ya figuraba en la capilla de la iglesia de La
Asuncin, y que fue destruda en 1936.
La Cofrada de Mara Santsima de la Soledad fue fundada hacia
1730, pero la tradicin de rendir culto a su imagen arranca de mucho
ms antiguo, y su participacin en la procesin del Santo Entierro est

171

constatada desde la llegada a Cieza en 1600 de una primera imagen de


esta advocacin.
Nuestra Santsima Virgen de los Dolores se fragu bajo la
influencia de los franciscanos, lo cual explica que su tnica se asemeje
al hbito de estos frailes. Sus estatutos fueron aprobados en 1765. Tras
la exclaustracin de 1838 procesionaba una Virgen propiedad de las
Franciscanas Descalzas, que parece ser que era obra de Salzillo. Los
nazarenos visten tnica y capuz granate y cngulo de raso celeste.
Tercio Romano del Santo Sepulcro. Histricamente siempre
estuvo ligado a la procesin del Prendimiento, pero sus ascendentes
hay que buscarlos en la hermandad de La Convocatoria. Son cofrades
de los de mayor raigambre y se les conoce popularmente como Los
Armaos. Su momento ms lgido fue a finales del XIX. A mediados
del XX haban decado mucho. En 1952 un reducido grupo de ciezanos
reconstruyeron la actual cofrada. En 1954 crearon su propia Banda de
Cornetas y Tambores y se confecciona un vestuario a base de telas de
raso y seda y terciopelo bordado, cascos y corazas de metal repujado,
obra del Maestro Penalva e insignias de don Juan Solano.
Oracin del Huerto. La primera noticia que se tiene est vinculada
al Santo Sepulcro que se remonta a 1632. El paso pudo haber sido
tallado, por autor annimo a principios del XIX que es cuando se
reconstruye de nuevo la cofrada205; fue destruido en 1936 as como
deshecha la cofrada, quedando nuevamente refundada en 1944; en
1954 se sustituyen las tnicas de percal negro, color heredado de la
cofrada de Jess, por las actuales de color morado; el estandarte est
bordado por las Carmelitas Descalzas de Lorca.

205

En Semana Santa Pueblo a Pueblo constatamos que el siglo XIX es muy prolfero en
fundaciones en todos nuestros pueblos, sorprendentemente, como ya hemos comentado. Hay
algunas opiniones que dicen que: El siglo XIX es de decadencia de las manifestaciones
religiosas. Pero parece estar claro que la entrada del siglo XIX signific una interrupcin de las
fundaciones propias de la celebracin de Semana Santa V.V. A.A. La Hermandad de Nuestra
Seora de los Dolores. De los orgenes a la actualidad, pg. 30 (Alhama 1999). ARIAS DE
SAAVEDRA ALAS, Imaculada, y LPEZ-GUADALUPE MUOZ, Miguel Luis, en su libro: La
represin de la religiosidad popular. Crtica y accin contra las cofradas en la Espa del siglo
XVIII, pg.332, tras centrar su discurso en el siglo indicado, estiman con respecto al XIX, que fue
Al mismo tiempo, un cambio de mentalidad que relegaba cada vez ms la consideracin social de
las cofradas. Efectivamente acabamos de sealar cmo para ingresar en una cofrada se exiga
ascendencia noble, pero es una noticia inusual. Otra realidad de los siglos anteriores era la
unificacin, segn escala social y de ocupacin de sus componentes; los sacerdotes formaban su
propia cofrada; continuamente leemos que de las cofradas se hacan cargo los gremios, sin
embargo a partir del siglo XIX las cofradas son mucho ms abiertas que lo fueron en los siglos
anteriores.

172

La Hermandad de San Juan exista ya en 1891, bajo la adscripcin


a los Coloraos. Se distinguan por sus tnicas blancas con listas rojas.
En 1892 se fund orquesta bajo la direccin del Maestro Antonio Len,
que se cre precisamente para tocar las marchas pasionarias que ste
compusiera para San Juan. Marchas que todava estn presentes cada
Semana Santa y se les est dando difusin al ser grabadas en CD. El
Maestro Len es un msico muy reconocido en la ciudad de Cieza.
San Pedro hace su aparicin en la Semana Santa de 1890; la
imagen es obra de Snchez Araciel; fue restaurada en 1987 siendo
retomada la cuestin de tener banda de msica, propia, como ocurra
en el siglo XIX.
La Vernica fue fundada en 1892; la imagen fue entregada en
1894 y el trono fue tallado por Izquierdo y sobredorado por Amorata y
Latorre.
La Samaritana se constituy a finales del XIX, adscrita a los
Coloraos. En 1978 se crea como cofrada independiente. Sus nazarenos
visten tnica de color amarillo, capuz y capa azul.
Santsimo Cristo de la Agona, harmandad popularmente conocida
como Del Silencio; fue erigida en 1930 creando, adems, la
procesin del mismo nombre. Visten tnicas de terciopelo negro y
capas blancas, siguiendo el modelo de los nazarenos de Sevilla. Autor
de la imagen titular Gonzlez Moreno.
Santsimo Cristo del Consuelo, para los ciezanos es El Santo
Cristo que recibe culto en la ermita a la que titula. Sus primeros
antecedentes como asociacin se remontan al siglo XVI. En 1892, por
un artculo publicado en el peridico El Enredo se sabe que no
admite cofrades, lo que evidencia que no era cofrada sino camarera.
En 1932 es cuando se constituye como tal. Tanto imagen como trono
son de autor annimo y corresponden por sus caractersticas a finales
de 1800.
Nuestra Seora de Gracia y Esperanza se estableci en 1974 por
un grupo de jvenes catequistas. La talla parece ser la nica que qued
tras la guerra y es su autor el ciezano Manuel Carrillo Garca.
Descendimiento y Beso de Judas, cofrada que nace en 1962; el
paso est compuesto por tres figuras talladas en madera y desfil por

173

primera vez en 1965. El Seor lleva una tnica de terciopelo morado


bordada en oro y brillantes. En 1968 se estrena un nuevo paso copia
del que hiciera Salzillo para la Cofrada de N.P.J.N. de Murcia.
Cristo Yacente y Virgen del Dolor. Creada como Mayordoma en
1939. Sus impulsores pretendan incorporar a los desfiles este paso
que todava no figuraba en las procesiones. Tambin quiso implantar el
Sermn del Lavatorio y el de las Siete palabras y recuperar el Sermn
de la Pasin. Esta iniciativa tuvo vigencia durante pocos aos a merced
de la poca acogida que el pueblo le tribut. Dos caractersticas se han
mantenido inclumes: el desfile de mujeres ataviadas de riguroso luto
con mantilla espaola y los hombres con frac, as como la pervivencia
de la cera como alumbrado.
El Resucitado est documentado que procesionaba desde
mediados del siglo XVIII.
Las procesiones de Semana Santa. Estn organizadas en la
actualidad por las dieciocho cofradas que constituyen su Junta de
Hermandades Pasionarias. Se inician Domingo de Pasin con la
Convocatoria y la Procesin de los Estandartes -actos recuperados en
los aos ochenta- y se desarrollan as:
Viernes de Dolores traslado de la Virgen de los Dolores desde el
Convento de San Joaqun hasta la Baslica de la Asuncin; tambin se
procede a la Tamborada que data del siglo XIX, perdida desde 1936
y recuperada en 1940, entra en decadencia en los aos sesenta, hasta
su nueva reincorporacin en 1995.
Domingo de Ramos Procesin de Las Palmas con el paso de la
burrica de M.J. Carrillo Marco (1950). Est documentado que se haca
en el siglo XVII; en la actualidad es organizada por la hermandad de
La Oracin del Huerto y Santo Sepulcro, conocida tambin como Los
Dormis206.
Martes Santo se representa El Prendimiento, recuperado por don
Jos Rogelio Fernndez Lozano. Al terminar la representacin se
procede a realizarse sermn y al trmino se forma la procesin, que ya
se haca en el siglo XVI; participan: La Uncin de Jess en Betania de
Carmen Carrillo (1987); Santa Cena de Garca Mengual; El Beso de
Judas, de Lozano Roca (1968); Ecce Homo, obra de Gonzlez Moreno,
206

El paso titular de esta Cofrada de La Oracin del Huerto, representa a los apstoles dormidos,
de ah el llamar a sus cofrades dormis.

174

y Ntro. Padre Jess Nazareno de Ignacio Pinazo (1942). Desfila el


Tercio Romano del Santo Sepulcro que lo hace con trajes diseados
por artistas ciezanos, realizados en los aos cincuenta; esta agrupacin
es particularmente protegida por los propios ciezanos y en los ltimos
aos han renovado los complementos, rehecho los trajes deteriorados
por el tiempo y, adems, los han revestido de una presentacin cuidada.
Mircoles Santo se sigue celebrando Trada de los Santos;
costumbre que data del S. XIX; los que formaban parte en las
procesiones de Jueves y Viernes Santo, Mircoles Santo eran
arreglados en la ermita habida a las afueras del pueblo en donde
permanecan durante todo el ao, y este da eran trasladados a la ciudad
para participar en los desfiles. Por la noche se celebra la Procesin207
con el siguiente orden de pasos: La Samaritana de Jos Planes
(1970); La Oracin del Huerto de Jos Snchez Lozano; San Pedro del
escultor Palma Burgos (1948); La Flagelacin de Gonzlez Moreno;
La Vernica de Snchez Araciel (1890); Santsimo Cristo del Perdn
de Benedicto (1942); Santa Mara Magdalena de Posonda y Bravo
(1890); Santsimo Cristo del Consuelo; San Juan de Snchez Araciel
(la cabeza es lo que qued de esta imagen ,1880, y Jos Planes esculpi
el cuerpo en 1940). Virgen de los Dolores de Gonzlez Moreno.
Jueves Santo en la maana rezo de laudes en la Baslica de Ntra.
Sra. de la Asuncin; por la tarde celebran procesin de los Hijos de
Mara con el paso de Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza, imagen de
M.C. Carrillo Garca (1930), y por la noche la del Silencio con el
Santsimo Cristo de la Agona de Gonzlez Moreno (1941).
Viernes Santo celebran la Procesin del Penitente, que data del
siglo XVIII, en la que intervienen pasos ya citados y tambin el
Lavatorio de Pilatos, obra del jumillano Mariano Spiteri (1993).
Sbado Santo tiene lugar la procesin del Descenso de Cristo a
los Infiernos, escena poco divulgada en nuestras fiestas de Semana
Santa. A las seis de la tarde se hace el Pasacalles de los Tercios
Infantiles con los pasos de La Samaritana, San Juan y El ngel. Este
acto es original y ofrece a los pequeos un protagonismo que generar

207

Hasta los aos veinte del siglo XX las procesiones en Cieza se iniciaban en Jueves Santo; al
incorporarse como Prroco don Mariano Aroca, quiso que Jueves Santo se reservara solamente
para celebracin solemne de la Eucarista y traslad las procesiones al Mircoles, dejando as la
Iglesia de la Asuncin libre, pues en ella se guardaban las andas de las imgenes, las cuales
estorbaban la solemnidad de los Oficios. Por ello el Prendimiento que se efectuaba el mircoles,
pas a celebrarse el Martes y de esta forma salan las procesiones el Mircoles y Viernes Santo.

175

en ellos vocacin de cofrades208. Por la noche, a las veinticuatro horas,


disparo de carretillas y fuegos de artificio para conmemorar la
Resurreccin. El Tercio de Romanos realiza La Caracola209.
Domingo de Resurreccin se celebra Procesin del Resucitado.
Otras representaciones y actos culturales. Son varios Semana
Santa: Pasin y Msica confirma a Cieza de ciudad amante de las
tradiciones -que deca su Alcalde, y as es, pues han recopilado y
catalogado una serie de composiciones del Maestro Gmez Villa,
msico de vasta lista de creaciones musicales, de quien son muy
conocidas marchas pasionarias tan inspiradas como El Cristo del
Perdn, El Beso de Judas, Los Dormis o La Vernica, que son
divulgadas cada Semana Santa por la Banda de Msica de Cieza, que
materializa lo inmaterial, como son los sentimientos, el dolor, o la
alegra de la Resurreccin. Otro apartado es el concierto de Saetas y el
de Msica Coral; se ofrece Concierto Sacro en los tres das centrales
de Semana Santa. La Tamborada, antes ya citada, es otro de los actos
particulares. Organizan desde hace nueve aos ininterrumpidos un
ciclo de conferencias sobre la Pasin del Seor.
FORTUNA la describe el pintor Fulgencio Saura Mira como
lugar de peculiares paisajes, aspectos entraablemente pueblerinos,
unas gentes acogedoras y unos parajes autnticos puzles de plantas,
piedras, tonalidades, y, sobre todo, silencios y cuadros bellsimos
pintados por la naturaleza.210. Despus, habla de la Semana Santa que,
una vez pasados sus das, se detiene en su propio pensamiento viendo
que: Finalizada la gran Semana de Pasin con la mente acurrucada en
los pasos y en las figuras de la Pasin, a veces hierticas como las
describe Mir remembranza del Cristo de Busi en el Mircoles Santo
208

El tema de los nios en las procesiones es bastante polmico. En Murcia se les define como
remolacha a esos pequeos vestidos con la tnica del titular con el que desfilan, que van en grupo
junto al estandarte. Hay quienes censuran su presencia aludiendo que restan vistosidad y
solemnidad. Otros, entre ellos D. Carlos Valcrcel, defiende su presencia por considerarla
imprescindible para la continuidad de esta vocacin cofradiera. En los colegios, tanto estatales
como privados, desde hace unos diez aos se celebran procesiones en el interior del recinto
docente. Desde hace unos cinco aos algunos de estos centros salen a la calle y tienen bastantes
seguidores; esto se hace en pueblos como Jumilla, Cieza y otros ms. Los nios elaboran sus
propios pasos; por ejemplo este ao 2005 en Jumilla el paso de La Cena lo hicieron con los doce
apstoles y cada uno de ellos lo crearon con un huevo al que le pintaron rostro, le pusieron peluca y
todos los detalles del vestuario es a base de papeles de color. Tambin los hacen con plastilina. Un
arte popular o naif, segn se valore, ingenuo y alegre, a pesar de que represente escenas de dolor.
209
La Caracola, fsicamente es el mismo movimiento que el Caracol que se hace en Jumilla, Aledo,
Alhama, y otros pueblos.
210
SAURA MIRA Fulgencio, pg. 15 de su libro, Aspectos mgicos de la Villa de Fortuna, dice as:
Y a su sombra, en su regazo, dormitan cerros, se acurrucan grietas, aparecen pequeas cuevas
donde anidan los aguiluchos y por all merodean las cabras negras, los rebaos de pastores; por all
se escapa el sol de las albas.

176

de los Coloraos o de los Salzillos del Viernes Santo murciano, con


escapes de otros tronos pasionarios de nuestros pueblos, o con el
aliento del Encuentro en la Procesin del Domingo de Gloria en
Fortuna, dentro de la liturgia del ruido del tambor y el embaste de las
miradas de la Madre de Cristo resucitado.
En esa liturgia de la que habla el pintor est su riqueza, en la que
entran conceptos tan dispares como arrastrar de rodillas una pesada
cruz a solas y en silencio, hasta el gritero de una puja para que,
aquellos que ms dinero den, carguen en su hombro las andas sobre las
que procesiona la imagen que ellos tanto quieren. En Fortuna el puesto
de andero es subastado unas horas antes de cada procesin.
Sus desfiles cuentan con alguna caracterstica que los diferencia,
como es sin duda el desfile llamado de Las Pavas. Expresin
desacertada pero que la tradicin mantiene. Pujas y Pavas dos
aspectos que singularizan la Semana Santa de Fortuna.
Domingo de Ramos, procesin de las Palmas. Desfilan
nazarenos vestidos con tnica y capirote. No es el nico pueblo que lo
hace, pero s es poco comn el hecho. Martes Santo procesin del
Cristo del Rescate. Jueves Santo procesin del Silencio.
Viernes Santo, a las nueve de la maana se produce la Procesin
del Encuentro, que se caracteriza por las cadas de Jess durante el
recorrido. No figura personaje viviente alguno, todo lo simulan con los
propios pasos. Al llegar al Calvario, se escenifica el encuentro entre
la Virgen de los Dolores y Nuestro Padre Jess Nazareno. Las damas
que acompaan a la Virgen se convierten en imagen extraa, pues le
ponen la nota de lo singular ya que todas visten con traje de terciopelo
negro azabache, conocido como basquia, antiguo traje de novia211.
Esta tradicin data del siglo XVII que consiste en que las chicas
cuando se casaban, antes de la boda, acompaaban a la Virgen de los
211

En estos atuendos de basquia estn basados los aplicados a la Virgen Dolorosa. Es cierto que la
iconografa fue importada de Austria pero en definitiva se trataba de la vestimenta adoptada por las
viudas de alta sociedad. Las novias en Espaa, en ese siglo, vestan de negro porque no prevaleca
el simbolismo de pureza que representa el vestido blanco, sino que prevaleca el de solemnidad y
severidad; por eso viudas y novias vestan la misma prenda y del mismo color. A la Virgen en sus
advocaciones de la Pasin, particularmente la Dolorosa, cuando se exponen las prendas con las que
viste, se suele denominar a la tnica bascuana (que era prenda, como hemos dicho, que vestan
las novias, predominantemente las de nivel social medio y alto) que consiste en un vestido hasta los
tobillos, negro, o blanco, y que suele ir adornado con pasamanera en hilo de oro o plata, con
encajes bien de blonda o chantilly. El manto es lo ms valioso porque es la pieza ms espectacular
por sus medidas y bordados que lo adornan. (Un manto estandar suele medir tres por cinco metros).
En muchos lugares enmarcan la cara de la imagen con el llamado rostrillo que suele ser de encaje,
almidonado para que permanezca rgido a modo de orla que cerca el valo de la cara de la Virgen.

177

Dolores y le rezaban el Santo Rosario. Debido a que iban gran nmero


de ellas agrupadas, pasaron a ser conocidas como las pavas. El
referente para tal nombre es que en aquellos tiempos una escena
cotidiana era la de echar de comer a las pavas de granja, las cuales
acudan en grupo a tomar el alimento.
Viernes Santo en la noche. No hay procesin, pero s ceremonia
representada en la Ermita de San Antn. Simula el entierro de Cristo e
intervienen las imgenes de la Virgen de los Dolores y Cristo Yacente,
que permanece a lo largo de todo el Sbado Santo en la ermita
expuesto hasta el momento de la Procesin del Resucitado. En ella se
realiza encuentro con volteo de campanas, suelta de palomas blancas,
instante en el que es presentado ante el pblico, a modo de aparicin, la
imagen de Cristo Resucitado. En esos momentos le quitan a la Virgen
el velo negro y se lo cambian por uno blanco. Antes de comenzar el
desfile los portapasos mueven los tronos a modo de volteo unas veces
elevndolos, otras descendindolos casi rasantes al suelo.
Por ltimo exponemos la tradicional puja de Fortuna. Hemos
repetido los problemas econmicos que genera sacar a la calle las
procesiones y los recursos que utilizan los organizadores para cubrir
esos gastos. Pues bien, en Fortuna recurren a subastar los puestos de
anderos, como hacen en Blanca y en Mazarrn. Unas horas antes de la
procesin, en la Plaza del pueblo, son convocados los interesados y se
asignan, previa adjudicacin en la puja, el lugar que han de ocupar en
el trono los agraciados. Muchos es tal la devocin por la imagen a
portear que hacen verdaderos esfuerzos por ser los vencedores de la
subasta; la ms reida es la del Santo Sepulcro y La Virgen de los
Dolores.
2.2.- JUMILLA. Ciudad que dista de las capitales de provincia que la
circundan, 76 kms. de Murcia, de Alicante 72 kms., de Valencia y
Albacete unos pocos ms. Este dato lo ofrecemos porque, como
observamos, las grandes ciudades le quedan ms bien alejadas, lo cual
determina, en parte, sus influencias culturales.
Su Semana Santa, que es de lo que aqu se trata, est influenciada,
curiosamente, ms por las caractersticas valencianas que murcianas;
esto a nivel muy global y basndonos sobre todo en aspectos externos
como el de los atuendos nazarenos y en las ddivas de stos durante las
procesiones, que en Jumilla no exceden de los simples caramelos,
como suele ocurrir en Alicante, mientras que en Murcia, excepto tres
procesiones, en el resto de ellas es un autntico banquete a base de dar

178

habas frescas, bocadillos, monas, huevos cocidos, etc. No obstante es


con la Regin de la Mancha con la que guarda, en trminos generales,
ms similitud cultural. El clima de Jumilla es ms bien fro; tierras de
secano en las que son cultivados cereales, olivos y viedos; stos, base
de la elaboracin de vinos de altas calidades. Sus gentes son sobrias,
serias, fsica y moralmente, y se muestran, sobre todo, religiosos,
fervorosos y amantes de las tradiciones. Quizs est en todo esto su
personalidad y su entrega a la brillantez de los actos de Semana
Santa212.
Dos hechos son primordiales para el nacimiento de sus
procesiones pasionarias; una la predicacin en Jumilla, durante tres
das, de San Vicente Ferrer en abril de 1411213, con notables resultados
religiosos (Tendremos en cuenta que fue uno de los dos grandes
predicadores de la poca, junto a San Bernardino de Siena,
franciscano); otra, la llegada a Jumilla de los franciscanos en el siglo
XVI.
Hubo dos conventos en este pueblo, el de San Francisco de las
cinco Llagas y el de Santa Ana. San Francisco de las cinco llagas,
fundado en 1603, perteneca a la Provincia de San Juan Bautista de
Valencia; en Jumilla estaba ubicado en pleno casco urbano. Este
convento sufri exclaustracin en la desamortizacin de 1835; ms
adelante fue vctima del fuego y sobre su suelo, aos ms tarde, se
levant el Teatro Vico214.

212

El Cannigo Don Juan Lozano Santa que a finales del siglo XVIII escribi la Historia de
Jumilla. Despus, en 1976, don Lorenzo Guardiola escribi nueva versin.
213
San Vicente Ferrer, dominico, naci en Valencia, 1350-1419. Fue canonizado en 1458.
Permaneci en Jumilla los das 18-19-20 de abril de 1411 (sbado, domingo y lunes,
respectivamente). Entr a Jumilla montado en burro y precedido de una muchedumbre de personas
de su compaa, los cuales el mismo da de llegar formaban procesin de disciplinantes. El
pueblo recibi a la comitiva con vtores y aclamaciones de alegra. Es interesante que en el texto del
que hablamos viene la traduccin de los dichos sermones; se trata de: CANICIO CANICIO,
Vicente. Jornadas de Temas Jumillanos. Pg. 82 y ss. Ayuntamiento de Jumilla, 2003. Tambin
GUARDIOLA TOMS, Lorenzo, recoge los datos sobre los das de estancia del santo dominico en
esta ciudad en su libro: Historia. de Jumilla, pg. 69, y apunta que han sido extrados segn el
historiador de S. Vicente Ferrer, Serafn Toms Miguel. En el libro de: Semana Santa de Jumilla,
2004, pg. 86 (nota 1), se habla de la cofrada del Rosario, fundada con motivo de la estancia en
Jumilla de este importante predicador. Al respecto Jos Tevar Garca da como fecha de fundacin
de la cofrada citada el ao 1411. Vicente Caninio Caninio, y Lorenzo Guardiola, ambos, la fijan a
partir de 1430. Pg 97, y 69, respectivamente, de los libros reseados de cada uno.
214
Este tema de los franciscanos en Jumilla y sus dos conventos pueden ampliarlo consultando el
libro: Iglesia y Liberalismo: Los franciscanos en el Reino de Murcia, 1768-1840.RIQUELME
OLIVA, Pedro, o.f.m. Ed. Espigas y Azucenas. Murcia, 1993. LOZANO PREZ, Jos Mara:
Nuestro Padre Jess Nazareno: Origen de su Imagen y Hermandad en Jumilla, pgs. 15-30.
Nazareno, 1801-2001. Jumilla Cofrada de Ntro. P.J.N. 2001.

179

Los primeros en llegar a esa villa jumillana fueron los del


convento de Santa Ana, pertenecan a la Custodia de Descalzos de San
Pedro de Alcntara, posteriormente de San Pascual Bailn; llegaron a
comienzos del siglo XVI al Monte de Santa Ana, ubicado a cinco
kilmetros de la ciudad, en donde primero ocuparon una primitiva
ermita en el paraje conocido como Santa Ana la Vieja y despus (1573)
levantaron convento en el paraje de la Fuente de la Jarra, a tan slo
unos 300 metros del primero, el cual dedicaron tambin a la madre de
la Virgen Mara. Para todos los jumillanos la imagen que all se venera
es abuelica, que es ms que abuela que dira una nia de
ascendencia jumillana-. Es un centro mstico para la oracin y la
penitencia. En 1756 lleg la imagen del Cristo Amarrado a la
Columna215, convirtindose desde entonces dicho convento en un lugar
de peregrinacin, y la dicha imagen, manantial de singular devocin.
Procedamos, pues, a exponer y describir lo ms significativo de la
Semana Santa de Jumilla.
Siglo XVI. No hay documento que fije el inicio de las procesiones
de Semana Santa en Jumilla. Pudo ser antes de mediados del S. XV
que como consecuencia de la visita de San Vicente Ferrer, de
inmediato, se creara algn grupo de disciplinantes que organizaran
algn recorrido penitencial en esos das.
La primera cita documentada, extrada de las Actas Municipales,
es de 1511 que dicen que el Concejo paga a Benito Guardiola un real
por el aceite que suministr Jueves Santo, para alumbrar la
remembranza que se hizo. En 1521 el Concejo paga 40 maraveds a
dos hombres por la limpieza de la Plaza, a fin de bendecir en ella las
palmas del Domingo de Ramos. Una vez efectuada tal ceremonia la
procesin se efectuaba alrededor de la iglesia216.
En 1578 exista en Jumilla la Cofrada del Santo Nombre de Jess,
y cuyo aserto puede comprobarse por una inscripcin fechada en dicho
ao, la cual apareca en el altar del Sepulcro de la iglesia de Santiago,
que deca: Este retablo mandaron hacer los seores Juan Tello,
Familiar de la Inquisicin y del Ldd. Seor Rodrigo Alamiquez y los
dems hermanos de la cofrada del Santo Nombre de Jess217.

215

Se puede consultar: De Historia y Memoria sobre Semana Santa de Jumilla, SS XV-XIX.


MIRA ORTIZ, Isabel. Semana Santa de Jumilla. Pgs. 73-84. Junta Central de Hermandades.
Jumilla. 2004.
216
Hist. De Jumilla. Pg. 381. GUARDIOLA TOMS Lorenzo.
217
Hist. de Jumilla. Pg. 124.

180

Siglo XVII. La cofrada pasionaria de La Vera Cruz y Santo


Sepulcro es la ms antigua de este pueblo y fue fundada por el
franciscano descalzo Fray Pedro Lobo en 1606, la cual procesionaba el
paso del Santo Sepulcro218. En 1609 el Concejo paga 47 reales a
Alejandro Martnez, de dos despachos que trujo por el seor
corregidor e concejo las noches de Jueves Santo y Viernes Santo pa las
procesiones que aquellas noches se hicieron219. La Cofrada de la Vera
Cruz y la del Santo Rosario, que tambin fundara Fray Pedro Lobo,
organizaban los desfiles pasionarios en aquellos aos, segn relata don
Jos Lozano en el libro de Semana Santa de 1988, Pg. 36.
Siglo XVIII. El pueblo de Jumilla la primera imagen cristiana que
posey fue la de Santa Mara de Gracia, a la que nombr Patrona de
Jumilla; fue donada por Alfonso X en 1280220. Se instal en la primera
iglesia levantada, a la cual se le puso el nombre de la advocacin de
esta Virgen; despus pas a la iglesia de Santiago, siendo colocada en
la sacrista; en 1936 fue destruida. La devocin cristiana mariana en los
primeros siglos se orient, pues, a travs de esta advocacin.
Fue en 1756 cuando llega al convento de los Franciscanos la
imagen del Cristo Amarrado a la Columna, de Fco. Salzillo, por
encargo que le hiciera su padre Guardin Manuel Guardiola Rueda,
producindose de inmediato el fenmeno de devocin hacia dicha
imagen y teniendo una gran repercusin en las procesiones de Semana
Santa un siglo despus. Desde su llegada, ipso facto, surgi una
autntica peregrinacin a este convento tanto de las gentes de Jumilla,
as como de otros pueblos.
Precisamente Don Lorenzo Guardiola habla de los milagros del
hermano Matas, franciscano que mor en este convento, y de los
218

De Fray Pedro Lobo se cuenta el milagro de la divisin de las aguas (1581) narrado por
GUARDIOLA TOMS, Lorenzo en: Evocaciones, leyendas y milagros de Santa Ana. Pg. 35.
CANICIO CANICIO, Vicente, en: Jornadas de Temas Jumillanos, pg. 103, da como fechas de
estancia en Santa Ana de Fray Pedro Lobo la de 1590-1614. La Crnica de la Provincia de San
Juan Bautista, escrita por el P. PANES, o.f.m. en 1665, nos dice: fundada la hermandad de La
Cruz, hallndose en la villa de Ciezaacompaando a otro religioso de las hermandades de la
Cruz, que despus fund en las ms de lugares donde ay conventos de la Provincia. CANICIO
CANICIO, pg. 105, de su libro antes reseado, estima que ante la falta de documentacin
primitiva correspondiente a la Hermandad de la Vera Cruz (Libros de Actas, Cuentas,
Constituciones, etc.), en poder del jumillano D. Juan Olivares, Maestro Nacional, residente en
Murcia a principios del siglo XX; en consecuencia es oportuno pensar que la primera hermandad
de la Vera Cruz se funda en Jumilla, y en su convento de Santa Ana del Monte, propio de la villa de
Cieza por aqul tiempo, por sustentarlo con su limosna de pan y especies hasta 1681. Como vemos
fecha no seala. S que la concreta TEVAR GARCA, Jos, que dice ser la de 1609. Semana Santa
de Jumilla, pg. 87 (nota 2). Junta Central de Hermandades 2005.
219
Ibidem. Pg. 381.
220
Santa Mara de Gracia fue nombrada Patrona de Jumilla. Hisoria. de Jumilla. Pg. 40.
GUARDIOLA TOMS, Lorenzo.

181

peregrinos que a diario llegaban hasta all; Evocaciones, Leyendas y


Monasterio, pg. 99-113 y siguientes. Fue el Cristo Amarrado imagen
de devocin y al encargarla en ningn momento se plante -al menos
no hay la ms mnima constancia de ello- que lo fuera para
procesionar, hecho que se produjo en 1851.
Sobre las cofradas del Reino de Murcia, ofrece interesantes datos
el Expediente General de Cofradas de Murcia, elaborado en 17701771 y remitido al Consejo el 30 de septiembre de 1771. En Jumilla
haba en esas fechas 27 cofradas. No especifica las que eran
pasionarias, pero se deduce que eran pocas, aunque lo que s determina
el propio informe, por el nmero de cofradas habidas, es el alto grado
de religiosidad221.
Esta buena situacin que se advierte sufri con el encargo de
dicho informe un gran retroceso en las cofradas pasionarias al prohibir
Carlos III, por Real Cdula de 20 de marzo de 1777, el desfile de
enmascarados, empalados y dems manifestaciones de penitencias
cruentas, el cual en uno de sus prrafos dice: Abuso introducido en
todo el Reino de haber Penitentes de Sangre, o Disciplinantes y
Empalados en las procesiones de Semana Santa, en las de la Cruz de
Mayo, y en algunas otras rogativas, sirviendo slo en lugar de
edificacin y de compuncin, de desprecio para los prudentes, de
diversin y gritero para los muchachos y de asombro, confusin y
miedo para los nios.
Lo cierto y verdad es que, a pesar de la prohibicin,
paulatinamente se volvieron a practicar, y en determinados lugares se
siguen practicando, tanto en Espaa como en Hispanoamrica y
Filipinas. En Jumilla, como expondremos ms adelante, Martes Santo
se celebra procesin de penitentes.
Siglo XIX. No conocemos que haya estudio sobre el nmero de
cofradas en la Regin de Murcia en este siglo222, pero percibimos en
221

Los autores de esta investigacin aludida dicen que: En cuanto a la distribucin de las
hermandades por tipologas, la realidad murciana es bastante parecida a la de otras zonas del pas en
aquellos momentos. Las cofradas ms numerosas eran las marianas y las de Santos, que en este
caso tenan valores muy parecidos y representaban algo ms del 30% del total. La devocin
cristolgica estaba distribuida en dos tipos de cofradas, sacramentales y de Cristo propiamente
dichas; se advierte que tenan menos importancia, pues juntas no alcanzaban la cuarta parte de las
existentes, siendo las sacramentales las ms numerosas. ARIAS DE SAAVEDRA ALAS,
Inmaculada, Y LPEZ-GUADALIPE MUOZ, Miguel Luis. La Represin de la Religiosidad
Popular. Crtica y accin contra las cofradas en la Espaa del siglo XVIII. Pg.155-156.
Universidad de Granada. 2002.
222
S que hay estudios locales como los de: MUNUERA RICO, Domingo. Cofradas y
Hermandades pasionarias en Lorca. Murcia, 1981. GARCA GARCA, Marcial. Ermitas y

182

cada pueblo, y en Jumilla en particular, que fue siglo de gran apertura y


desarrollo de estas entidades. Documentado est que se le encarga a
Roque Lpez una imagen de Jess Nazareno en 1801223; dato que se ha
tomado como base para establecer en esa fecha la fundacin de la
cofrada as titulada. El problema estriba que con esa fecha se carece de
Actas fundacionales, mientras que con fecha de 1848 existen las que
hablan de la fundacin de la Hermandad del Cristo Amarrado a la
Columna, as como del grupo de armaos que formaron.
En el periodo que nos ocupa Jumilla participa en los
enfrentamientos polticos de carcter blico que azotan a Espaa, por
lo que sus arcas llegaran a niveles extremos de merma, segn expone
Don Lorenzo Guardiola en Historia de Jumilla, pg. 324224. Deterioro
que lleg al mximo en 1836 por las polticas desamortizadoras. Pero
es sorprendente que en 1848 se fundara la Hermandad del Cristo
Amarrado a la Columna; fundacin con la que hay confusin y est
por demostrar si lo hizo adjunta a la de Nuestro Padre Jess Nazareno,
o sta ya estaba fundada desde 1802.
Hoy ambas entidades mantienen entre ellas un gran respeto, pero
queda la incgnita de saber a cual de las dos pertenecen las Actas
fundacionales de fecha 1848, ya que ambas entidades las consideran
propias y es hecho que crea cierta distorsin y que no tiene indicios de
ser corregido por falta de documentos. Las fechas de fundacin de las
distintas cofradas en el siglo XIX, son las siguientes:

Cofradas. La Religiosidad Popular en Moratalla. 2003. Hay publicaciones de Semana Santa,


locales, en las que se habla de las cofradas, su historia, sus imgenes, etc. Falta recoger en un nico
trabajo toda esa informacin
223
LOZANO PREZ, Jos Mara. En el libro: Nazareno 1801-2001.Pg. 15. aporta un documento
original fechado el da 9 de marzo de 1801, hallado en uno de los legajos del Archivo de la Catedral
de Murcia; habla de la imagen de N.P.J.N., esculpida por Roque Lpez, para procesionar Viernes
Santo, pero que acuden al Cabildo catedralicio en solicitud de limosna para poder poner tnica a la
dicha imagen.
224
En diferentes legajos del Archivo de la Catedral de Murcia, no catalogados, hay mucha
documentacin sobre el impuesto de millones creado por Felipe II. Prcticas de Rentas Reales. Lic.
D. LVAREZ POSADILLA, Juan lvarez. Tomo I. Pg.27. Imprenta de la Viuda de Ibarra.
Madrid, 1797. Si se investigan algn da estos legajos podran aparecer muchos de los datos sobre
Semana Santa en Jumilla anterior al siglo XIX. Por ejemplo de este tipo de documento D. Jos
Mara Lozano supo que cuando termina la guerra, el erario pblico en franco declive, ah estn
los franciscanos jumillanos, contribuyendo en 1817 al donativo de los 30 millones para sanear la
hacienda del Estado. Nazareno, 1801-2001, Jumilla. Pg. 23. Por este tipo de impuesto y de
colaboracin por parte de los frailes es consecuente pensar que lo mismo que recogieron limosna
para financiar la escultura de N.P.J.N., de Roque Lpez, o para ayudar a sanear las Arcas del
Estado, intervendran en gestiones vinculadas a las procesiones de Semana Santa. Es cuestin de
que se pueda acceder al dicho archivo y puedaN ser consultados los dichos legajos.

183

Cofrada de Jess Nazareno.


1801
Hermandad del Cristo Amarrado a la Columna
1848
Hermandad de la Vernica
1849
Cofrada de la Vera Cruz
1 mitad S XVI
Hermandad de la Samaritana
2 mitad S XIX
Cofrada de San Juan Apstol
2 mitad S XIX
Hermandad de San Juan Apstol
1863
Cofrada de Ntra. Sra. del Primer Dolor
1875
Cofr. de Jess Prendido y Ntra. Sra, de la Piedad
1850
Hermandad del Stmo. Cristo de la Cada
1871
Hermandad de Santa Mara Magdalena
1882
225
Hermandad del Stm. Cristo de la Salud
1883
Siglo XX. Varias de estas entidades creadas en el transcurso de
este siglo y de finales del anterior, desaparecieron como consecuencia
de vendavales polticos poco proclives a las prcticas religiosas;
situacin que se prolong intermitentemente hasta 1939. Aos despus
retoman el tema los cofrades histricos y vuelven a organizar
procesiones de Semana Santa y a crear nuevas hermandades.
La dcada de los aos 1980 ostenta la cspide de creaciones
pasionarias, segn apunta Jos Tevar Garca en el libro de Semana
Santa de Jumilla de 2004, pg.88. El periodo poltico, democrtico, de
marcado inters en la recuperacin de las tradiciones, hizo que los aos
ochenta fueran espectaculares para estas celebraciones. La explicacin,
en parte, est que los aos setenta registraron la ms alta demografa; el
record lo alcanz 1976 (Este dato lo obtuve en conversacin con Don
Francisco Garca Garca, y que son los que recogi de los Centros
Sanitarios de Murcia: Virgen de la Arrixca y Virgen de la Vega); los
nios de los aos ochenta tendran muchos de ellos de seis a 14 aos,
viviran con mucha ilusin las procesiones y posiblemente
contribuiran al impulso de sus padres en esta avalancha de nuevas
cofradas, o de reactivar otras antes fundadas, pues los nios muestran
ilusin y son proclives a estas fiestas, quizs por la tradicin de dar
caramelos, o de vestir tnica de nazareno muchos de ellos.
En los siglos anteriores se buscaba la grandeza de las
procesiones, pero todo era desde la idea de ofrenda al Seor. Todo era
225

En 1882 el nombre de la Hermandad era Cristo de la Sangre. En 1936 fue salvado de la


destruccin porque la imagen del Cristo Amarrado a la Columna y la de Santa Ana, fueron
guardadas por D. Carmen Caballero, en su propio domicilio, maestra de alta cualificacin
didctica. TEVAR, Jos. Semana Santa de Jumilla, pg. 298. Junta Central de Hermandades.
Jumilla, 2004 Este mismo autor y en pgina 295, atribuye el Cristo de la Salud, al marsells Pierre
Puget (1620-1694).

184

religiosamente ms idealizado. En el siglo XX se alcanzan niveles de


mucho lujo y los comentarios al respecto que escuchamos son que se
ha frivolizado con el tema, aun a pesar de seguir patente una honda
religiosidad. En este siglo se crean las siguientes cofradas:
Hermandad del Rollo
1928
Cofrada del Rollo
1941
Hermandad de la Samaritana (Refundada)
1943
Hermandad de la Oracin del Huerto
Dcada aos veinte
Cofrada del Costado de Cristo
Dcada aos sesenta
Cofrada del Cristo de la Sentencia
1961
226
Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad
1963
Hermandad de San Pedro Apstol
1966
Hermandad Penitencial Stm. Cristo de la Vida
1971
Ntra. Sra. de la Esperanza
1971
Cofrada del Beso de Judas
1978
Cofrada de Jess ante Herodes
1985
El dato antes ofrecido sobre el impulso fundador de los ochenta se
trata en muchos casos de hermandades creadas que quedaban
integradas en cofradas ya existentes227.
En la actualidad Jumilla es el municipio que ms cofradas
pasionarias tiene registradas, segn Derecho Cannigo, en la Dicesis
de Cartagena. Cuenta con unos 3500 cofrades inscritos en las 19
cofradas pasionarias existentes, que sacan en procesin 60 pasos:
todos con esculturas de autor, ms el Cristo de la Reja que es de autor
annimo del siglo XVI o principios del XVII, y el Santsimo Cristo de
la Salud, tambin annimo del siglo XVIII. Exceptuando los dos
Cristos citados, ms el Amarrado a la Columna, de Francisco Salzillo,
el resto de pasos son imgenes realizadas en el siglo XX. De taller
slo es el longinos del paso de La Lanzada. El patrimonio de imgenes
pasionarias es, pues, muy estimable.

226

El orden seguido para la relacin de fundacin de cofradas y hermandades ha sido el


cronolgico, alterado, en parte, por disear con esta relacin la forma de cruz .
227
Cindonos al campo cofrade, en la prctica, cofrada es una asociacin pasionaria que
procesiona ms de un paso. hermandad es aquella asociacin que slo procesiona un paso.
Tesoro de la Lengua Castellana o Espaola, de Sebastin de Covarrubias, editada por Alta Fulla,
en 1998, segn impresin de 1611, define as la palabra cofrade: Cofrater, cohermano, Cofrada,
confraternizar. En el Diccionario dirigido por don Fernando Lzaro Carreter y editado por Anaya
(2002) la define as: Congregacin que forman algunos devotos, con permiso de la autoridad y bajo
alguna advocacin religiosa, para ejercitarse en obras de piedad. Hermandad la define en su
acepcin tercera, como: Asociacin de fieles de una religin que est autorizada para organizar
actividades piadosas como procesiones, romeras y rezos.

185

Quizs uno de los hechos no controlados sea invadir las


procesiones con exceso de pasos a los que se titulan y esculpen con
una iconografa cercana a lo arbitrario, o con ligereza intelectual. La
religiosidad popular atraviesa un momento de disponibilidad de
medios, pero no siempre son aprovechados consecuentemente.
Procesiones celebradas en Jumilla. Viernes de Pasin. Desde
el ao 1994 se cre el acto del rezo del Va Crucis al anochecer. Las
hermandades durante la tarde preparan altares en los que ubican sus
pasos titulares; en la ornamentacin de estos altares colaboran los
vecinos de la calle en la cual se erigen, tanto como los propios afiliados
de la hermandad que lo organiza.
Domingo de Ramos; se realiza la procesin tradicional de las
Palmas que data del siglo XVI; es verdaderamente singular por ser
representacin viviente. La procesin est cargada de smbolos; por
ejemplo, forma en el lado Este de la ciudad, punto del sol naciente cada
da. El burro es elegido cada ao, blanco de algodn que dira de
Platero, su autor Juan Ramn Jimnez-. Los apstoles acompaan al
Seor y todos visten al estilo hebreo. No desfilan nazarenos vestidos
con tnica. Intervienen los Armaos con la Banda de Tambores,
Cornetas o Trompetas. Es un desfile colorista, bullicioso, excepto
cuando Cristo recita un monlogo que versa sobre la destruccin de
Jerusaln, durante el cual impera el silencio; lo repite en cada arco que
para la ocasin es montado.
Martes Santo. Procesin de penitencia acompaada por el Cristo
de la Vida, de Jos Planes. El trono es del ebanista Silvio Crespo
Olivares, y la forja es de los hermanos Juan Dimas y Enrique Olivares;
es portado por dos turnos de doce anderos. Tambin desfila Nuestra
Seora de la Esperanza de Ramn Cuenca Santo (2002). La procesin
sale de la Parroquia de Santiago, a la madrugada, recorriendo en
silencio absoluto callejas oscuras y sinuosas, rampantes y estrechas del
casco antiguo de Jumilla.
Mircoles Santo. Procesin del Prendimiento, creada en la
segunda mitad del siglo XIX, dentro de la Hermandad de Ntro. Padre
Jess Nazareno, entonces presidida por Don Roque Molera. En la
actualidad intervienen once pasos que son: La Samaritana de Jos
Roca Lozano (1949) y es muy similar a la esculpida de Roque Lpez
para la cofrada de la Sangre de Murcia. Es portado el trono en carro,
con faldones de color blanco adornados con colgadurones acolchados
en color amarillo oro; va rematado con cordn de oro en olas,

186

formando motivos flordelisados. La Uncin de Jess en Betania de


Jess Azcoytia (1987). La Santa Cena de Manuel Biot Rodrigo (1975)
Oracin del Huerto, cuyo autor es el sevillano Francisco Buza (1976),
y el trono es de los murcianos Hermanos Lorente. El Beso de Judas del
jumillano Mariano Espiteri (1989). Jess Prendido del valenciano
Ignacio Pinazo (1952) La Negacin de San Pedro, de Jos Antonio
Hernndez Navarro. Jess ante Herodes de Jess Azcoytia (1985). San
Juan Evangelista obra de los imagineros Romn y Salvador (1942).
Nuestra Seora del Primer Dolor, de Jos Snchez Lozano; obra de
clara influencia de la famosa Dolorosa de Salzillo perteneciente a la
cofrada de Nuestro Padre Jess de Murcia. Y por ltimo San Pedro de
Jos Gonzlez Moreno (1966). Todos los nazarenos visten tnica, sin
capa, y capuz alto, excepto los que acompaan al segundo, tercer y
cuarto paso de los antes citados.
Jueves Santo. Procesin de la Amargura, que data del siglo XV, y
que en la actualidad desfila con trece pasos y un largo recorrido que
cruza de extremo a extremo el pueblo. Las imgenes que desfilan son
distintas a las antes relacionadas. Ya dijimos que Jumilla goza de unas
procesiones muy seeras e importantes en escultura pasionaria. Son
estas procesiones de marcado estilo andaluz, a base de largas filas de
nazarenos con capuz alto, tnicas de gran calidad y belleza; nada que
ver con los nazarenos al estilo murciano, de esttica muy diferente y de
arraigo muy local. La Semana Santa de Jumilla es sobria, predominan
los atuendos nazarenos sin capa, con cordn franciscano en la mayora
de los casos, con tnicas confeccionadas a base de terciopelo y ricos
paos de lana, llevando todos los nazarenos capurucho alto.
Viernes Santo. Procesin del Calvario (siglo XVII). Desfilan
diecinueve pasos entre ellos La uncin de Jess en Betania (1954) de
Jess Azcoytia, de madera policromada y enlienzada. La Oracin de
Jess en el Huerto de Francisco Buiza Carmona (1922-1983) en
madera de pino de Flandes policromada, dorada y estofada. El Beso de
Judas. Jess Prendido (1952) de Ignacio Pinazo, que esculpi una obra
de aparente simplicidad siendo, sin embargo, composicin compleja
por la articulacin de influencias de distintas escuelas que confluyen en
ella; es una de las esculturas ms admiradas de las procesiones de
Jumilla. Jess ante Herodes (1985) de Azcoytia. Cristo Humillado
(1960) de Mariano Spiteri, en madera de pino rojo policromado. Cristo
Amarrado a la Columna (1756) de Francisco Salzillo (Esta obra es la
ms emblemtica de la religiosidad de los jumillanos; est realizada en
madera de ciprs policromada). Coronacin de Espinas (1960) Mariano
Spiteri. Cristo de la Sentencia (1947) Javier Santos de la Hera. Cristo

187

de la Cada, Annimo del siglo XVIII, con claros rasgos de la Escuela


Valenciana, en madera policromada, dorada y estofada. Cristo de la
Misericordia (1992) de Jos Hernndez Navarro. Jess de Pasin. La
Vernica. Jess Nazareno. Santo Costado. Cristo de la Salud, Annimo
del siglo XVIII. Descendimiento de la Cruz (1952) de Jos Planes.
Mara Magdalena. Y Virgen del Primer Dolor, obra de Jos Snchez
Lozano, deudora de la realizada por Salzillo con sede en la iglesia de
San Pedro de Murcia.
Por la noche procesin del Santo Entierro que se hace desde el
siglo XVII. Intervienen quince pasos de los que destacamos el Cristo
de las Cinco Llagas (1946) de Jos Vzquez Juncal. Santo Sepulcro
(1942) de Jos Planes, composicin muy equilibrada de gran belleza,
de canon muy similar al desarrollado en los siglos XV y XVI, en los
cuales el tema fue muy expandido. San Pedro. San Juan (1942) de
Romn y Salvador, de 178 cm de alto. Virgen de la Soledad (1944) de
Ignacio Pinazo, que es imagen de vestir, clsica, con atuendo en negro
y tnica bordada en oro y una ostentosa corona imperial envuelta en
aura de estrellas.
Domingo de Gloria. Procesin de Jess Resucitado que se hizo
por primera vez en 1959. Desfilan diez pasos, destacando los ms
emblemticos como son la Cruz Triunfante, Jess Resucitado, Mara
Magdalena, Aparicin de Jess a los discpulos de Meaux, Aparicin
de Jess a Santo Toms, Aparicin en el Lago de Tiberades y La
Virgen Gloriosa.
El total de pasos que procesionan en la Semana Santa de Jumilla
son 81. Varios de ellos lo hacen en una o ms procesiones, por lo cual
el nmero de pasos que realmente sale a la calle es de 60. Todos son
obra de autor, y la mayora de escultores muy reconocidos.
Antes hemos citado que en 1511 haba procesin en Jueves y
Viernes Santo. La de las Palmas est documentada desde 1521.En 1609
se sacaban los pasos a la calle Jueves y Viernes Santo. Nada se dice
sobre las vestimentas adoptadas; no aparece descripcin alguna en los
documentos habidos. Se tienen noticias de que los engrillados y
empalados vestan una tnica negra; esto era usual en aquellos tiempos,
adems sabemos que se tom el modelo de los capisayos que vestan
los reos condenados por la Inquisicin; slo se diferencian en que stos
cubran su cabeza con coroza y los nazarenos pronto empezaron a
hacerlo con capirote228. Viernes Santo se celebraba procesin del Santo
228

Lo dice GUARDIOLA TOMS, Lorenzo, en su libro: Hisoria de Jumilla, pg. 381.

188

Entierro, organizada por la Cofrada de La Vera Cruz y el Santo


Sepulcro, fundada por Fray Pedro Lobo. As lo recoge la historia de
esta cofrada. Semana Santa de Jumilla, pg. 306. Junta Central de
Hermandades, 2005.
Viernes de Dolores en Jumilla, en los colegios Carmen Conde y
Santa Ana se realiza procesin infantil con tal cuidado de detalles,
vestuario, imgenes, orden, e incluso banda de msica y seccin de
armaos, que llama realmente la atencin. Todo esto se prepara
minuciosamente en los das previos; los alumnos limpian los tronos,
disean el arreglo floral, etc. Todo lo que interviene lo preparan los
nios ayudados por los profesores del Centro.
El patrimonio escultrico pasionario existente en Jumilla es
importante, y hemos decidido no resear todas las imgenes por no
prolongar este apartado. Lo ms destacado es lo siguiente: Dos
Crucificados, uno de finales del siglo XVI o comienzos del XVII,
Cristo de la Reja, Autor annimo; recibe culto en el convento de Santa
Ana del Monte229; imagen que infunde gran devocin y es de grandes
dimensiones. Cristo de la Salud, de autor annimo de finales del XVII
o comienzos del XVIII; cuerpo perfecto de estudiada anatoma; pao
de pureza con parte del mismo lanzado al viento imprimindole
dinamismo y volumen; rostro de gran espiritualidad; perfecta
policroma; elegancia en sus recias pero delicadas facciones.
Cristo amarrado a la Columna, de Francisco Salzillo (1759);
Imagen a la que es frecuente que se califique su rostro de mirada dura;
estimamos que ms bien su mirada es profunda y serena, dirigida al
espectador, al que sugiere mutua comunicacin; imagen realista e
idealizada al mismo tiempo, algo difcil de conjugar pero que Salzillo,
en este caso, lo consigue a la perfeccin.
Esta serie de obras las envuelve una gran espiritualidad y dignidad
en esa desnudez fsica, desgarrada y conmovedora; son en general de
una belleza impresionante, de anatoma perfectamente estudiada por el
autor; en ellas sobrecoge al mirarlas en las calles, cmo impregnan el
229

Si se visita este paraje de Santa Ana del Monte, a la entrada hay un indicativo que dice:
Monasterio del siglo XVI. Los frailes explican que el franciscanismo es cercano al pueblo, estn all
para compartir con las gentes la vida espiritual cotidiana, por lo tanto el trmino monasterio no
responde a su misin apostlica, de ah que se suela nombrar como convento. Los franciscanos no
quieren ser definidos ni como monjes, ni sus iglesias como monasterios. Quieren ser nombrados
como frailes, y sus iglesias como conventos. El da 2 de enero de 2002 se ley en Santa Ana el
Pregn de Navidad, con este motivo dirigi unas palabras el Padre Guardin, Rvdo. Juan Pedro
Snchez Hortelano y explicaba estos conceptos, que a su vez tambin fueron citados por la
pregonera, que fue una humilde servidora.

189

espacio de fervor; producen estado de bondad si se las mira. En el


interior del templo, a solas, vistas con la luz del alma, te inducen a
meditar sobre ti y sobre los dems; arrancan de dentro monlogos
hermosos y llenos de propsitos nobles; mirarlas es, pues, sublime.
Cada una de ellas crea efectos de iconolatra convertida en autntica
voz de predicamento sobre el bien, el amor, la tolerancia, y, sobre
todo, de gran consuelo interior. La Semana Santa es -como tantos
autores dicen- una hermosa predicacin catequstica.
Jumilla cuenta con escultores de enorme influencia de la escuela
de Salzillo, que es la esttica dominante. Excepcin discreta de esta
influencia acusa Ignacio Pinazo, ms cerca de los grandes escultores
andaluces y valencianos; en los aos cuarenta esculpe la figura del
Nazareno (1943) y Ntra. Sra. de la Soledad (1944).
Jos Planes, murciano, alejado por completo de la plstica
salzillana230, es limpio en sus perfiles, de rasgos jvenes, vitales y
dulces, rostros de notoria serenidad; es un clsico en cuanto a la
filosofa del canon de belleza de sus imgenes, y un moderno en cuanto
a minimizar los aderezos y plasmar en sus obras una escueta sencillez;
esculpi dos figuras, Cristo Yacente (1942) y Cristo Resucitado
(1959).
Jos Gonzlez Moreno; escultor de gran clasicismo en el
tratamiento de las figuras de la Pasin, pues no les infiere apenas
signos de violencia, ni rostros gesticulantes, antes y por el contrario
son de gran recogimiento, en actitud de meditacin y una gran entereza
ante el sufrimiento; canon esbelto. Su obra del Ecce Homo (1942), es
bellsima imagen de Cristo flanqueado por soldados romanos, bien
articulados y sin acentuar rasgos de fealdad en ellos; es un estudio
psicolgico el que marca los rostros y los asgos que, sin caer en
excesos de actitudes impone las diferencias.
De una acusada influencia de la escuela de Salzillo, Jumilla cuenta
con obras de Jos Snchez Lozano231, cuyas imgenes no son
voluminosas, son recogidas fsica y espiritualmente; piadosas y
expresando un dolor contenido; buena muestra de estas caractersticas
se dan en la Virgen del Primer Dolor (1941); lleva un pual
230

El padre Francisco Javier Gmez Ortn, o.f.m. es el autor de definir la obra influenciada por las
esculturas de Salzillo, como salzillanas y no como salzillescas. Alega que el trmino
salzillesca tiene connotaciones despectivas y que por lo tanto es ms correcto y dulce decir
salzillana
231
Jumilla posey una imagen de N.P.J.N. obra de Roque Lpez, que fue el alumno de Salzillo de
ms clara influencia del insigne maestro. Esta imagen fue destruida en 1936.

190

atravesndole el corazn; vestida con bascuana blanca y manto azul


cobalto; La Dolorosa de 1965, es una perla escultrica, de rostro
mstico, clemente al cielo, con mirada y manos que le imprimen gesto
ascendente. La Lanzada (1963), la figura de la Virgen sigue siendo la
misma tipologa representada que en la anterior de 1941; no ha
evolucionado este escultor y sus caractersticas generales se mantienen
intactas; cuida mucho el plegado de los ropajes para lograr a travs de
ellos movimiento y netas calidades escultcas.
La Samaritana, de Lozano Roca, 1949; dama mediterrnea, con el
cntaro sobre la cadera; las mujeres hebreas lo apoyaban sobre la
cabeza; sobria en la actitud pero recargada en aderezos; tnica color
rosa canteada con pan de oro y manto verde rameado de tallo floral
grande, a base de la tcnica de estofado. Gran consonancia entre la
imagen de Jess y ella, separados por el pozo, del que emana un gran
simbolismo por ser fuente de agua y vida .
Aparicin de Jess a Santa Mara Magdalena, de J.A. Hernndez
Navarro (1993); clasicismo en la cabeza de Jesucristo; anatoma
forzada; la iconografa recoge a Magdalena arrodillada, en un plano
inferior al de Cristo, recurso que permite establecer orden jerrquico
entre los personajes. Este escultor es considerado como uno de los ms
prometedores; se esfuerza por no incidir en lo salzillesco; acusa
influencias de Jos Planes, aunque a su obra le introduzca mayor
realismo y menos suavidad en los rasgos; es escultor de iconografas
muy ensayadas, atrevidas y originales; varias obras suyas procesionan
en Jumilla, algunas espectaculares como es la de El Descendimiento
o la de La Virgen de las Angustias.
Las Hijas de Jerusaln, de F. Limn Parra, 2003; Cristo cabizbajo,
de bella cabeza y manos pulcramente esculpidas; canon poco esbelto y
cruz mastodntica, nada articulada con el gesto fsico de Cristo.
Cristo de la Expiacin, de J. Santos de las Heras, 1982; es barroco
y lo ms llamativo es el pao de pureza esculpido a trpano, de
planteamientos barrocos, realmente escenogrficos; el rostro de Cristo
es obra maestra.
Destacamos a Antonio Labaa en Aparicin en el Lago Tiberades
(1996); Limn Parra, Las Hijas de Jerusaln (2003); El jumillano M.
Spiteri, Beso de Judas (1978) y Coronacin de Espinas (1985); Fco. de
Liza, La Vernica (1997) y Ntra. Sra. de la amargura (1997); por
ltimo M. Santos, Virgen de La Esperanza (2002).

191

Desarrollado el tema de la imaginera tambin vamos a hablar del


Caracol que representan los Armaos de la Hermandad del Cristo
Amarrado a la Columna, aunque antes recorreremos de nuevo cada uno
de sus das, ahora sin seguimiento de sus procesiones y pasos
expresamente, sino haciendo una valoracin ms generalizada.
Viernes de Dolores, por la noche,
la Junta Central de
Hermandades de Semana Santa organiza solemne va crucis por las
calles de Jumilla. Con el fin de que los barrios del pueblo participen;
cada ao cambia su itinerario. El barrio responsable establece a lo largo
del recorrido las catorce estaciones, colaborando activamente todos los
vecinos que con gran entusiasmo los aderezan con finos paos, flores
y alumbrado. El recorrido va presidido por el Cristo de las Cinco
Llagas, imagen de autor annimo del siglo XVII232, perteneciente al
extinguido convento del mismo nombre. Son catorce escenas para orar
y vivir la Pasin en las distintas lecturas y meditaciones que de ella se
hacen. Acompaan un grupo de cantores que en cada estacin entonan
un salmo.
Domingo de Ramos, es especial, pues se representa la entrada de
Jess, viviente, en Jerusaln. El personaje que encarna a Jesucristo va
sobre una borrica de pelo plateado y a lo largo del recorrido se detiene
el cortejo en cada arco233 bajo el cual declama un monlogo que
recoge la profeca sobre la destruccin de la ciudad santa, al cual
corresponden los siguientes versos:
Cuando tan reconocida
232

Es imagen salvada en 1936 gracias al arrojo de una mujer, sencilla, que desafiando a las turbas,
la guard en su propia casa.
233
A lo largo del recorrido los vecinos hacen un arco con las ms bellas y artesanales colchas,
cobertores y mantones, a los que les dan forma semiesfrica, de abanico, corazn, o cuadrado
simplemente y que, combinadas, enlazadas y sujetas a una cuerda, longitudinalmente, son colgadas
a la altura de la primera planta de las viviendas de forma perpendicular a las fachadas de las casas;
la cuerda cruzando la calle de acera a acera sobre la altura de sus vanos es sujetada en alcifares o
balaustradas de rejera, cuando las hay, quedando formado de esta manera el llamado arco bajo el
cual se desarrolla la representacin aludida del monlogo de Jess. Constituyen estos arcos un
decorado de gran plasticidad y belleza, muy originales y una de tantas vas por las que las gentes
sencillas y piadosas muestran su amor a Jesucristo. Lo suelen hacer en la parte artstica, las mujeres,
que aportan el artesano material, y los hombres que trabajan incansables en la parte tcnica de fijar
las colgaduras. La Procesin de las Palmas, de Jumilla, es una maravilla de luz y color y todo un
canto espiritual tras el cual los claveles bordados, las puntillas de bolillos y ganchillo, all en lo
alto, alaban a Dios y son smbolo de las manos que puntada a puntada rezaron a Dios mientras las
daban, rosario a rosario, cuenta a cuenta. Los redobles de los tambores de la seccin de armaos
avisan al cielo de que estn ah, caminando, un ao ms. Los nios, pletricos por su protagonismo,
lucen las galas que sus madres les han vestido y palma en ristre inician tambin el camino, camino
para ellos gozoso con el cual, de momento, establecen una parablica con el Domingo de Gloria,
ignorando las trascendencias del sufrimiento conmemorado en los das de esa Semana Santa.

192

a mi amor deba verte,


vil y desagradecida,
pretendes darme la muerte
mientras yo te doy la vida.
En esta procesin Don Juan Jos Lozano Toms represent al
Seor durante cuarenta aos, ininterrumpidos (1955-1995); el cortejo
lo integran, el Seor, el burro cristforo, siempre elegido de pelo
blanquecino, por lo que simboliza; los apstoles, tropas romanas, ms
los nios y mayores que portando palmas y olivos conforman el pasaje
evanglico. Representacin viviente de este pasaje slo conocemos que
se haga en Manzanares (Ciudad Real), en Villanueva de la Jara y en La
Alberca de Zncara (Cuenca).
Martes Santo desfila la Jumilla penitente que aflora bajo el manto
de la noche y el calor de las hogueras, andando en otro aspecto fsico
el camino pues se apagan las luces, se duerme el mundo llamado del
desarrollo y se regresa a lo ms primigenio, a lo ms sencillo de
nuestro vivir, o mejor decir, a lo ms mstico de nuestro sentir. Esta
noche no hablamos de una procesin al uso cultural de estos tiempos,
sino a un acercamiento real a la Pasin de Cristo. Desde la iglesia de
Santiago el squito penitente recorrer las calles ms recnditas del
distrito ms antiguo del pueblo; una serie de hombres lo harn
cargados con su cruz y sus cadenas; de tramo en tramo har presencia
el elemento del fuego, pues se encienden hogueras que les sealan el
camino, simbolizndoles que en l perece toda materia, purificando
cuanto se somete a sus llamas y, por analoga, la penitencia tambin es
fuego, pues purifica al hombre234
Mircoles Santo representacin vespertina del Prendimiento que
se viene realizando desde la segunda mitad del siglo XIX. Drama
sacro, obra en ocho cuadros, escritos en verso fcil que comienza en el
saln del Consejo de Caifs y termina en el Pretorio, despus de la
sentencia de Pilatos235.
234

Esta procesin penitencial, titulada con el nombre del Cristo que la preside, Cristo de la Vida,
fue creada en 1971 para sustituir a la del Silencio, que sala en la madrugada del Viernes Santo,
hasta 1965. En la actualidad un grupo de penitentes, en riguroso silencio y sin ms luz que la de las
velas de los penitentes alumbrantes, o las hogueras ardientes que a lo largo del recorrido hay
encendidas, se vive uno de los actos de penitencia ms emotivos y profundos.
235
Hay publicado un libro, El Auto Religioso en Espaa, de varios autores y dirigido por Teresa
Vico, editado por la Comunidad Autnoma de Madrid (1991), que est estructurado por
Comunidades. Sobre la de Murcia, pg. 185, escribe Juan Gonzlez Castao que: Las
manifestaciones populares de carcter dramtico en la Regin de Murcia se dan, como en tantos
lugares de Espaa e, incluso de Hispanoamrica, en dos momentos particulares del ao: Navidad y
Semana Santa, con representacin centrada, respectivamente, en la infancia y en la muerte de Jess,
pero no son las nicas. Hasta hace no muchos aos, en que el despoblamiento de los campos y la

193

Jueves Santo podemos considerar como representacin el desfile


de nazarenos y manolas en sus visitas a los Monumentos. En el ao
1928, en pleno auge de las hermandades de San Pedro y Santa Mara
Magdalena, se iniciaron estos recorridos en esta tarde emblemtica con
objeto de asistir las cofradas en pleno a los Oficios. Acompaando a
cada una de ellas acta banda de msica que interpreta durante los
trayectos alegres pasodobles, imprimiendo al ceremonial aspectos
paganos, muy inscrustados en estas celebraciones.
Los nazarenos visten el atuendo tnico y las damas vestido color
negro, teja y mantilla. La belleza y el exhibicionismo tambin tienen su
lugar en todo rito y liturgia que se precie. En la actualidad se sigue
haciendo este desfile, airoso, interpretando las bandas durante el
recorrido, marchas en ritmo allegro o vivace.
Domingo de Resurreccin se representa encuentro y la forma de
celebrarlo es muy comn al resto de la regin murciana y de toda
Espaa. Hacia las doce horas salen de dos iglesias distintas, dos
procesiones; en una desfila Cristo, en la otra La Virgen, que lo hace
bajo palio celeste, carroza plateada y aromas de incienso; en un punto
determinado convergen ambas, que en este caso es justo en el conocido
jardn del rollo; all se produce el frente a frente de las dos imgenes,
siendo celebrado con fuertes aplausos de los concurrentes, con suelta
de palomas blancas simbolizando el triunfo de Dios. En ese momento
es interpretado por banda de msica el himno nacional; tambin se
procede a sonora traca que busca expandir la fiesta hasta el cielo. Esta
procesin fue creada dentro del seno de la hermandad de San Juan.
El episodio del encuentro, teatral, luminoso y muy vivido por los
nios, se ve desbordado horas despus, cuando al finalizar la procesin
se procede a la costumbre que, segn nuestras noticias, es nica en
Espaa. Consiste en la lluvia de caramelos, pues sin orden ni concierto
son lanzados al aire por los nazarenos a lo largo de la calle Cnovas del
Castillo, en su tramo central de esta longitudinal va que recorre el
pueblo de este a oeste; lanzan los caramelos a puados, a veces con
demasiado impulso; querer recogerlos, unos, y evitarlos sobre su
rostro, otros, hace que la gente presa de histeria se proteja la cara, grite,
se contorsione tratando de evitar el golpe de los caramelos lanzados
hacia ella; un cmulo de situaciones jocosas y arriesgadas pero que
escenifican espontneamente un estado de euforia y un modo de
aculturacin casi han terminado con ellos, se hacan los juegos que han sido considerados uno de
los puntales ms antiguos del Teatro en Murcia.

194

terminar la Semana Santa con el obligado banquete que por muy


material que sea, su forma encierra, de fondo, espiritualidad236.
2.3.- CARACOL SMBOLO DE RESURRECCIN
En el siglo XII la glesia potenci el mundo de los smbolos
cristianos, aunque smbolos al respecto los hubo desde los inicios de
la vida pblica de Jesucristo. Por otro lado todas las culturas han
desarrollado estos valores. Son ideogramas que, junto a los emblemas,
contienen un lenguaje inteligente, los unos a travs de la palabra, los
otros a travs de las imgenes. Jesucristo es representado por
numerosos smbolos, de ah la extensa y profunda obra de
Charbonneau-Lassay, El Bestiario de Cristo, que estudia el temade los
smbolos a travs de numerosos animales.
Uno de estos smbolos es el Caracol, que simboliza precisamente
la Resurreccin de Cristo. La Iglesia para tal mensaje elige dentro de
los gasterpodos el Helix Ponmatia, por ser este caracol de concha
blanquecina, espiral en el caparazn muy bien dibujada, y porque es la
especie que pasa el invierno adherido a las cepas de los viedos. Este
caracol antes de posarse teje su propia membrana con la cual se aisla
del exterior, se opercula. Cuando llega la primavera, el caracol rompe
su propio epifragma y emerge de nuevo a la vida. Este proceso lo
convierte, pues, en smbolo de Resurreccin ya que representa a
Jesucristo enterrado en la tumba, de la cual levantando la losa que la
cubra emergi de nuevo a la vida. Pero hay una segunda razn y que
es la gran clave del mensaje mstico. Las cepas sobre las que posa son
la fuente que contienen y transpasan el alimento a los racimos de uva
que de sus sarmientos penden. Esta uva, elaborada, se convierte en
vino, y el vino, consagrado, se convierte en la sangre de Cristo. De ah,
doblemente que el Caracol sea smbolo de Resurreccin. Todo un
proceso mstico digno de reflexin.
Hay otras especies que tambin tejen epifragma, o membrana, e
hibernan debajo de grandes piedras, protuberancias de algn picacho
que deja grietas abiertas, las cuales son aprovechadas por el caracol
para posarse; es el conocido popularmente como caracol serrano
236

La Junta Central de Hermandades de Jumilla, publica cada ao un dignsimo libro antes revistaal cual, junto a su perfecta y alta calidad de encuadernacin, acompaan unos textos muy bien
escritos, muy rigurosos en muchos casos, con una gran belleza la mayora de sus colaboraciones
literarias. Dicha publicacin data desde 1928, slo interrumpida durante los tres aos de la Guerra
Civil Espaola. Para interesados en el tema pueden consultar: Pregones de Semana Santa 19591999. Y, Poesa y Semana Santa; ambos editados por la Junta Central de Hermandades de Semana
Santa (1999).

195

Elegir el Helix Ponmatia vemos que es algo perfectamente


intelectualizado y estudiado; no es caprichosa la decisin ya que, como
hemos dicho, hiberna adherido a las cepas de los viedos.
2.4.- LOS ARMAOS DE JUMILLA

CARACOL

Y LA DANZA DEL

Esta danza tiene muchas consonancias externas con las realizadas


por los celtas en sus ritos de sacralizacin del tejo. Interpretaban en
torno a l La Danza del Sol, que consista precisamente en unos
recorridos labernticos, circulares, a base de evoluciones, realizadas
como camino inicitico hacia la divinidad.
Durante esa danza, los celtas, se caan, se levantaban, chocaban
las armas que empuaban, simulaban estar perdidos, hasta que al final,
encontrado el verdadero camino se sosegaban porque haban llegado al
espacio sagrado, haban alcanzado el xtasis.
La expresada analoga entre la danza del caracol y la que
realizaban los celtas consiste, pues, en esos movimientos, torpes, que en
Pascua de Resurreccin muestran los Armaos y que conectan con lo
antes expuesto que hacan los celtas. Consideramos que en ambos casos
simbolizan el camino inicitico hacia la divinidad, a la cual llegan tras
muchas vicisitudes, expresadas en esas cadas y levantadas, alegora de
las que padece el hombre a lo largo de la vida. Todo ello contiene el
significado de que el hombre, perdido en el camino, halla la muerte.
Vencidas las dificultades del camino, el hombre halla la vida237. Por
otro lado se sabe que estas danzas, o rituales similares, ya se conocen en
los tiempos de la Prehistoria, pues en el Paleoltico aparecieron helis
terrestres y marinas almacenadas en torno a los enterramientos,
interpretndose con ello que tendran lugar ciertos ritos danzantes.
Tambin se conoce que los primeros mrtires del cristianismo eran
recogidos por sus hermanos y enterrados, colocndoles una serie de
conchas de caracoles sobre el pecho, dndole con ellos la forma del
corazn, adems de otros que les colocaban en las palmas de las manos
y de los pies. Esto induce a concebir la danza de El Caracol como una
de las de mayor trascendencia238.
237

En dos conferencias desarrollamos este tema de El Caracol Smbolo de Resurreccin. Una


ofrecida en el Hemiciclo de la Universidad de Murcia el 22 de marzo del 2002, y otra el 24 de marzo
de 2003 en el Centro Cultural Las Claras, correspondiente al ciclo Textos Literarios de la Pasin:
Smbolos e Iconografa de la Pasin, publicada en la revista Las Claras, n. 6, julio 2003, pp. 1824.
238
Los pueblos paleolticos realizaban pinturas en los salientes de rocas y entradas a las grutas; de
las ms famosas son las pinturas que se encuentran en las profundidades de las cuevas labernticas
de Lascaux (Francia) y en Altamira. Su arte no estaba concebido para ser contemplado, por eso

196

Un hecho histrico, interesante, es que en la Baja Edad Media,


en numerosas catedrales se esculpa en el suelo, a la entrada de estos
templos, un laberinto que recorrido de rodillas y rezando una oracin, el
penitente reciba las mismas indulgencias que si peregrinara a Tierra
Santa. Uno de estos laberintos ms famosos es el de la Catedral de
Chartres, de 125 metros de dimetro ya que su forma es circular. Por
otro lado es evidente que el laberinto ejerce en el ser humano una gran
fascinacin e implicacin religiosa. Los hay de doble recorrido, como el
citado de Chartres, muy enigmtico, y los hay de sentido nico porque
tienen un solo camino que discurre sobre s mismo hasta llegar al
centro, como es el caso de la espiral que representa la danza de la que
hablamos y que el propio gasterpodo del que tratamos posee
incrustado sobre su caparazn.
Sobre la Danza del Caracol de los Armaos de Jumilla, que es la
que nos gua, hay poqusimas citas ya que se ha presentado siempre
como un acto anecdtico y folklrico carente de simbolismo. En el ao
1973, Don Joaqun Vicente Toda, escriba en el libro de Semana Santa,
las glorias de sus procesiones, pasos y riqueza en general de cuanto
las conformaba; sin embargo al hablar del Caracol slo dice: En
Jumilla, cerrando todas aquellas explosiones de religiosidad, de arte y
profundos sentimientos, la espiral humana del caracol, con los vivos
destellos de sus lanzas, espadas y rodelas en el azul de la maana de
Gloria hace su aparicin (Este tipo de comentarios es el repetido hasta
la saciedad).
Manuel Gea Rovira, en su apartado Armaos correspondientes
al libro, Hermandades Jumillanas (Junta Central de Hermandades de
Semana Santa. Jumilla 1990), describe esta danza con una serie de
elucubraciones, pero sin tratar el verdadero sentido. Gea Rovira dice:
Los Armaos llevan prendidos en sus mantos y en los filos de sus
espadas la admiracin de las muchachas y el regocijo de los nios.
Antes, en el ao 1927, ya tenan un gran protagonismo, siendo su
Capitn el Barn del Solar. Fueron los aos de su mayor esplendor y
notoria tradicin de sus evoluciones de El Caracol, que representan su
relevo ante el Sepulcro, y que temerosos del castigo por la resurreccin
muchos antroplogos piensan que estas pinturas tenan un profundo significado simblico para
nuestros lejanos ancestros y que la cueva en s era un lugar sagrado de iniciacin que representa el
vientre de la tierra o la morada de los espritus (FONTANA, D. El Lenguaje secreto de los Smbolos.
Los Smbolos en la Prehistoria. Debate, Barcelona 1993. pg. 23.) En el mismo libro, pg. 62
habla de los Laberintos y dice que El camino de la verdad, el cristianismo consider inicialmente el
laberinto como el camino de la ignorancia que aparta de Dios, pero hacia el siglo XIV recuper su
simbolismo positivo y represent el verdadero camino de la fe. Fue profusamente utilizado en la
arquitectura

197

del Seor, lo buscan desesperados, van por callejones, laberintos sin


solucin (caracol), espiral de confusin, caos de cadas, ruido de lanzas,
rodelas, deambular por las calles, al son de atabales, cornetas, es el
aturdimiento de los gentiles ante la Resurreccin. Ellos han creado su
propia literatura pasional y festiva. Pintoresca evolucin, rizo
ondulante, anillos que se cierran al comps del tambor y la estridencia
trompetera, tejer y destejer, estandartes y picas que se arremolinan en
torno a sus jefes, que permanecen inmviles en un punto imaginario
que la intuicin genial del macero239 traz previamente con vertiginoso
ademn. El Caracol, los gloriosos Armaos de Jumilla240.
Don Lorenzo Guardiola en su libro Historia de Jumilla, pg.382,
alude a los Armaos, pero no habla del Caracol, slo dice de ellos que
Los soldados romanos, los Armaos, que pronto se hicieron populares y
acapararon el favor de las gentes. Pero en otros escritos, este autor cita
la danza del Caracol, definindola como conjunto de evoluciones. De
J. F. Sardaa, ofrecemos unos versos, descriptivos, que nos sitan en el
ambiente popular que creaban los Armaos cada Sbado Santo al
escenificar El Caracol241:
Y el Caracol, madre,
qu bonico es!
Siempre distinto.
Vueltas, ms vueltas.
Mira, madre, que se van a
Enredar!242
Esta ausencia de explicaciones simblicas en los comentarios
vertidos sobre la danza de El Caracol, no son patrimonio de los que
escriben cuando se refieren a los Armaos de Jumilla, sino que son
generales a los escritos sobre este tema. En ninguna ocasin aportan
nada particular que no sea decir que los armaos realizan evoluciones.

239

El Macero es el responsable de dirigir la danza del Caracol, pues la encabeza llevando en su


mano, brazo en alto, una maza que sirve de gua al resto de los armaos que en su complicado
recorrido laberntico les ayuda a no romper el camino, el ritmo, el paso, ni la plstica y esttica de la
danza en s.
240
Con este prrafo hemos querido destacar la idea base que del caracol ofrece Gea Rovira, basada
en elucubraciones pero sin reflejar nada su valor simblico, como tantos y tantos comentarios de
esos aos y anteriores, no slo en Jumilla sino en cualquiera de los pueblos donde esta danza tiene
lugar.
241
J.F. SARDAA. Revista de Semana santa, sin numerar. Cabildo Superior de Cofradas y
Hermandades de Jumilla, 1965
242
Libro de Semana Santa de Jumilla de 1965, sin numerar.

198

En Jumilla es uno de los espectculos ms presenciado por el


pblico243.
En el ao 2000 nos iniciamos en la investigacin del Caracol
smbolo de Resurreccin, supervisados por Don Antonino Gonzlez
Blanco. En el ao 2004 ya disponemos de un trabajo de Juan Jordn
Monts, titulado Danzas del Caracol en Semana Santa, indito, el
cual nos ha sido facilitado por el autor. En el mismo ya no se cie a
formas descriptivas y a elucubraciones, sino que nos ofrece unas
fuentes, en las cuales fundamenta sus apuntes y conclusiones. Sobre
Grantula de Calatrava (Ciudad Real), expone que, antiguamente,
durante el da del Sbado Santo, por la maana, durante la celebracin
de la Misa de resurreccin o de Los Aleluyas, se arrojaban al aire
dentro del templo miles de papeles (aleluyas) que provocaban la cada
de los soldados. A la salida de la celebracin los armaos ejecutaban su
danza.
Hablando del laberinto cita Juan Jordn a Rivera Dorado, M.
Laberintos de la Antigedad, Alianza Editorial, Madrid 1995. pp. 21,11
y ss., en las que este autor dice: sealando varios posibles significados
alegricos, en primer lugar el ddalo constituye un intrincado universo
donde es posible ocultar el centro espiritual, refugio para iniciados
donde se custodia la inmortalidad y la sabidura; pero tambin es la
expresin de la alteracin del espritu tras la muerte.
En su recorrido acerca del simbolismo del Caracol, el propio Juan
Jordn al hablar de espirales prehistricas aclara que, en numerosas
estaciones con petroglifos gallegos, aparecen espirales o crculos
concntricos asociados a ciervos que son animales psicopompos por
excelencia, conductores y guas de las almas de los difuntos244. En una
cita que nos ofrecen, de la Pea Santos y Vzquez Varela, dice que
estos autores consideran que el ciervo, entre mltiples significados,
aparece vinculado al mundo funerario. En consecuencia, su presencia
encaja bien con la idea de trnsito si adems fueron grabados en las
rocas y lajas de piedra junto a espirales o crculos concntricos.

243

No disponemos de estudios realizados sobre la presencia de esta danza en los pueblos de Espaa.
De las preguntas que hemos formulado a miembros de distintos Cabildos como son los de
Valladolid, Madrid, Orense, y otros, en ningn momento se nos aport noticia particular alguna
sobre ello. Sacamos la conclusin de que la danza de El caracol no est muy divulgada; digamos que
son minora los pueblos que en Semana Santa la realizan; destaca la zona de Levante, Catalua y
Andaluca. En Castilla desciende mucho este referente y ms todava en el Norte peninsular. Vascos
y Gallegos son los ms ausentes de este rito.
244
CAMPBELL, J. Las mscaras de Dios: Mitologa primitiva. Alianza Editorial Madrid 2000, pg.
94.

199

Juan Jordn en el artculo al que estamos haciendo referencia,


abre una nueva va de investigacin sobre el origen de la danza del
Caracol interpretada por los Armaos en Semana Santa; se trata segn
este autor- de las Danzas de la Muerte, que se extendieron durante los
siglos XIV y XV, probablemente a partir de las sucesivas epidemias de
peste negra. La Literatura, y tambin la Pintura (caso de Holbein o de
Brueghel), revelan una preocupacin por la escenografa y la
representacin de dichas danzas, que recordaban la brevedad de la
existencia humana y de las que se desprendan enseanzas morales y
catequsticas.
Por nuestra parte contamos con la experiencia, grata, de haber
tenido la oportunidad de exponer hace seis aos cmo el caracol
hiberna sobre las cepas de los viedos, quedando sucintamente
explicado su simbolismo. Estos datos aportados figuran, bsicamente,
en, El Bestiario de Cristo, de L. Charbonneau-Lassay y en Iconografa
Cristiana del Nuevo Testamento, de Louis Rau. Los datos sobre las
danzas y en particular sobre la de los celtas los recopilamos al consultar
bibliografa que nos indic Don Antonino Gonzlez Blanco,
Catedrtico de Historia Antigua de la Universidad de Murcia
2.5.- LOS ARMAOS EN LA LITERATURA
Por el protagonismo que tienen en los actos religiosos populares
estos soldados romanos, y por ser muy queridos en Jumilla, vamos a
ampliar datos sobre su trayectoria.
En la Literatura el tema de los Armaos debera de estar
representado notablemente; pero no es as, son mnimas las citas al
respecto que hemos podido seleccionar en los textos consultados. Lo
poco que se ha dicho sobre ellos versa sobre sus formas estticas, sus
uniformes y su humilde origen social, que induce a que se hable de
ellos en un sentido peyorativo.
A pesar de todo, su misticismo es innegable, y basta con
reflexionar sobre la danza del Caracol como transmisora de un
didctico y profundo mensaje teolgico. Este mensaje, ciertamente,
resulta empequeecido por el abandono y falta de concienciacin
histrica hacia ellos. Quizs esa pequeez los hace grandes por obra y
gracia de la mstica que contienen, si se logra saberlos mirar y ver245.
245

Grandes sabios como fue Sneca, o ms recientemente Benavente, han destacado el valor de lo
pequeo. GARCA LORCA, F, tambin reflexiona en este matiz y referido a Fray Luis de Len,
dice: Es Fray Luis quien, en la Introduccin al smbolo de la fe, habla de cmo resplandece ms la

200

Este concepto negativo queda latente porque los autores


costumbristas y modernos, los de las nuevas vanguardias de finales del
XIX y comienzos del siglo XX, no hablan de ellos. Azorn (18741967), por ejemplo, que en su libro, Las Confesiones de un pequeo
filsofo, ofrece citas en el captulo XIV de la Semana Santa de Yecla, ni
siquiera menciona a los Armaos, ya presentes en sus procesiones en
aquellas fechas (Biblioteca Nueva. Edicin de Mara Martnez del
Portal, Madrid 2005).
Entre los escassimos autores que reflexionan sobre los Armaos,
contamos con Federico Garca Lorca que dice: En una casa de la calle
de la Colcha, que es la calle donde venden atades y las coronas de la
gente pobre, se reunan los soldados romanos para ensayar. Los
soldados no eran cofrada, como los jacarandosos armaos de la
maravillosa Macarena. Eran gente alquilada: mozos de cuerda,
betuneros, enfermos recin salidos del hospital que van a ganarse un
duro. Llevaban unas barbas rojas de Schopenhauer, de gatos inlamados,
de catedrticos feroces. El Capitn era el tcnico de marcialidad y les
enseaba a marcar el ritmo que era as: porn!chas!, y daban un
golpe en el suelo con las lanzas, de un efecto cmico delicioso246.
Estos sentimientos se producen hacia los Armaos de toda Espaa,
y, segn algunas referencias bibliogrficas que conocemos, tambin en
Europa como es el caso de los Armaos en Blgica, o de pases
latinoamericanos. Fernando Villaln, poeta sevillano de la Generacin
del 27, escribi un poema a los Armaos de la Macarena, considerados
como de los de ms renombre y dice en una de sus estrofas:
Y el suave contorneo
que usan en el paseo?
los soldados de Augusto,
segn la historia el verlos
daba susto247.
Luis Montoto Rautenstrauch, autor de un romance de corte
romntico sobre la noche de Jueves Santo en Sevilla, alude a los
Armaos con los siguientes versos:
sabidura y providencia de Dios en las cosas pequeas que en las grandes. Obras Completas. T. I,
pg. 968. Otras Impresiones y Paisajes. Aguilar, 1980.
246
GARCA LORCA, F. Obras Completas, T. I. Semana Santa en Granada. pg. 971. Aguilar,
1980.
247
VILLALN, F. El Armado de la Macarena, perteneciente a su libro, Andaluca la Baja. Obras
completas, pg. 121. Este poema es tratado, por su singularidad en: REQUEJO CONDE, M ROSA.
La Semana Santa Sevillana en la Literatura de los siglos XIX y XX. Pg. 141. Guadalquivir 1999.

201

Vienen al paso, y en pos de ste


Los Armados que remedan
Las cohortes pretorianas
Por su pompa y gentileza248
En cualquier caso es evidente una visin de pobreza sobre su
presencia y su actuacin en los desfiles procesionales que resulta casi
caricaturesca salvo honrosas excepciones-. Tambin aparece,
simultneamente, un grado alto de ternura hacia ellos, quizs porque la
Semana Santa no sera la misma sin su presencia, sus sonidos en las
secciones de Armaos tamborileros y cornetistas, su potica, su
indefensin, su humildad, su aguerrida ingenuidad y, en definitiva, su
mstico y tierno testimonio.
Siempre salvo breves periodos- los atuendos que llevaron
fueron un tanto estrafalarios por los contrastados anacronismos y falta
de decoro en el mantenimiento de los mismos. Eran hasta hace tan slo
dos dcadas si acaso-, ajenos a todo el lujo, suntuosidad y parafernalia
que componan los desfiles pasionarios. La clave quizs sea que la
mayora de ellos eran contratados slo para desfilar en esos das y eran
elegidos entre las clases sociales ms desposedas, para abaratar costos.
En Jumilla, los Armaos contratados para la ocasin, desfilaban
porque ese da les daban de comer, hasta saciarse, arroz con chullas de
bacalao, alcachofas y granos de haba; adems acudan los fmiliares al
centro en donde se serva la comida con ollas vacas que les eran
llenadas de ese men para que comieran en casa. A todo esto hay que
sumar el que les pagaban en el ao 1940 cinco pesetas por da. Esta
dinmica, justifica la heterogeneidad de esos hombres contratados, a
sueldo, slo para participar en las procesiones y las enormes diferencias
de actitud y de esttica con aquellos otros adscritos a la Hermandad
en este caso a la del Cristo Amarrado a la Columna-, que ocupan los
altos cargos.
En Jumilla los Armaos son muy populares, con una gran
tradicin y presencia en las procesiones de Semana Santa desde 1849,
pero, curiosamente, en un libro editado por la Junta Central de
Hermandades, titulado, Poesa y Semana Santa, de sus 290 pginas y
otros tantos poemas, slo uno est dedicado a los Armaos de Jumilla.
Con unos versos de dicho poema terminamos este apartado.
248

Ibidem, pg. 64.

202

Los Armaos de Jumilla


Que son una maravilla

Luciendo sus vestiduras


Con mucho garbo y soltura
.
Llenos de majestad
Miran graves al pasar
.
Hombres, nios y mujeres
Se embelesan cuando vienen
.
Brillan los cascos de acero
Como si fueran luceros
2.6.- TRAYECTORIA DE LOS ARMAOS EN LOS HECHOS
DE LA PASIN DE CRISTO
El nombre de Armaos, tan extendido en toda la Pennsula, en
Latinoamrica, e incluso en algunos pases de Europa, se produjo a
finales del siglo XVII, principios del XVIII, como consecuencia de esa
enorme influencia del Barroco que todo lo revisti de efectos especiales
que impresionaran y lograran desbordar la imaginacin y la
escenografa. El motivo concreto por el que surgi el nombre se debe a
que determinadas prendas de los atuendos llevaban hierro.
De lo aguerridos que resultaban estos soldados nos dan idea sus
smbolos que en los tiempos romanos pre-imperiales eran el lobo, el
minotauro, el caballo y el jabal, adems del guila, nico smbolo que
se configur desde el gobierno de Cayo Mario, que fue el autor de
abolir el resto. Las guilas eran de plata. Octavio Augusto orden que
fueran fabricadas en oro. Hasta los primeros tiempos de este
Emperador, los soldados romanos, el casco lo llevaban de bronce. Sera
a finales de su mandato cuando se forjaron de hierro.
El nombre de Armaos pronto se populariz, hasta el extremo de
ser nombre seero; slo a ttulo anecdtico o como referencia histrica
se les denomina soldados romanos, pretorianos, etc. En algunos lugares
se les conoce como judos; trmino que se presta a confusin, pues
ciertamente en los pasajes de la Pasin intervinieron dos tipos de
soldados; los judos, dirigidos por el Sanedrn, y los romanos, que en
parte eran de raza juda pero afiliados a la guardia pretoriana romana,

203

dirigidos por el Gobierno que ocupaba Palestina en los tiempos de


Cristo. Pero hemos de tener en cuenta que los soldados protagonistas en
la Crucifixin de Cristo eran soldados de filiacin romana. Estimamos
que definirlos con este nombre de judos distorsiona un tanto la historia
de estos soldados. Los que recibieron la orden de vigilar, que no de
velar la tumba de Cristo, fueron soldados del Gobierno romano; los que
prendieron a Cristo eran soldados judos a las rdenes del Sanedrn.
Lo de velar, custodiar o vigilar, tambin nos gustara expresar
nuestra visin. Son sentimientos distintos los que mueven a ejercer una
actitud u otra; velar o custodiar no es vigilar; son sentimientos
diferentes ejercidos en circunstancias y con actitudes muy distintas. En
este caso, los soldados eran personas no creyentes cuya misin
encomendada fue la de ejercer como verdugos, y en el episodio de la
tumba de Cristo impedir que robaran el cadver. En torno a este matiz
sentimental e ideolgico habra que recabar precisin y puntualizar
conceptos.
Los que hicieron guardia ante la tumba de Cristo, no podemos
decir, por tanto, que la custodiaron porque el trmino comprende una
actitud ideolgica sentimental, circunstancia que no se daba ya que
ellos slo cumplan una orden emitida por los enemigos. Cristo, como
nos narran los Evangelios, haba dicho que resucitara al tercer da; con
aquella vigilancia se buscaba impedir mediatizar el hecho en aquella
sociedad convulsionada por la predicacin del Nazareno. Las
autoridades romanas teman que pudieran robar el cadver los
seguidores de Cristo. Estos episodios son narrados por los cuatro
evangelistas (Juan explica la Pasin y habla de ello en los captulos 8 y
9249).
En la Baja Edad Media, hacia mediados del siglo XII, ya
aparecen como protagonistas directos en las primeras representaciones
vivientes de la Pasin250. Estas representacviones daran mucha difusin
249

Nuevo Testamento. Traduccin de Juan Mateos. Ed. Cristiandad. Madrid 1975


En Inglaterra en el siglo XII ya se realizaba una especie de drama sacro pasionario, sobre carros
que servan de escenario y facilitaban el ver y or mejor a los actores, al estar subidos a esa
plataforma. Se trata de los Mystery Plays, que se realizaban a la intemperie; su temtica era sobre
textos bblicos. Se escenificaban en lengua verncula en un nivel sencillo y popular, en el cual
tienden a un realismo escnico en el que predominaban los gestos; todo un lenguaje apotropaco
de gran expresividad. Eran stas, representaciones realizadas fuera de las iglesias, siendo los Autos
de Pasin los actos ms aproximados a estos Mystery Plays, que despus se llamaron pageants
vocablo recogido de los carros que les servan como escenario y transporte y que pas a tener el
significado de espectculo al aire libre desfile procesin. Cabe pensar que los soldados
romanos ya aparecan en estos actos. (Parte de los datos recogidos en la presente nota pertenecen
al artculo de BOBES, Carmen. Caldern y la Cultura Europea. Centro virtual. Instituto
Cervantes 2000-2004)

250

204

a los episodios de La Pasin de Cristo, pues primero de forma leda, que


se haca desde el siglo VI, y despus desde el siglo XII que se haca
escenificndola, adqyuiri un gran auge y presencia a travs de los
Autos Sacros. En Espaa las primeras noticias que se tienen de Autos
Sacros corresponden al texto escrito en las pginas sobrantes de cierto
manuscrito, encontrado en la Catedral de Toledo, correspondiente a la
segunda mitad del siglo XII251.
Otro aspecto, escenogrfico, de los soldados romanos, se da en
los episodios que protagonizaron en la Crucifixin, como es el caso de
la famosa lanzada de Longinos, antes citado, del que Santiago de la
Vorgine en La Leyenda Dorada nos da una imagen hagiogrfica
espectacular e impresionante centrada en que al pinchar Longinos el
costado de Cristo, la sangre que brot salpic a los ojos del soldado,
quedando, ipso facto, curado de una grave enfermedad que padeca en
ellos; hecho que lo llev a convertirse al cristianismo de inmediato, y
posteriormente incluso ser santificado.
2.7.- LOS ARMAOS DE LA HERMANDAD DEL CRISTO
AMARRADO A LA COLUMNA DE JUMILLA
En primer lugar el cario mostrado a los Armaos en Jumilla est
motivado en particular por ser la tropa que acompaa al Cristo
Amarrado a la Columna, obra de Francisco Salzillo (1756) por la que
este pueblo siente exacerbada devocin252. En segundo lugar que es el
Patrn del pueblo y es la imagen a la que los jumillanos tenemos
verdadero cario y hondsima fe. Esta imagen representa para los
jumillanos autntico reconfortamiento espiritual.
Como asociacin los Armaos quedaron constituidos en 1848, un
ao posterior al que fue fundada la Hermandad del Cristo Amarrado a
251

En Castilla fue el primer lugar donde se produjo Teatro Sacro. Parece ser que fueron los
franciscanos los primeros en representar en sus conventos, la Pasin; de uno de ellos se conserva el
Auto de la Huda a Egipto, fechado en 1446. Antes, algunas leyes de Alfonso X el Sabio, o normas
de snodos eclesisticos, apuntan a manifestaciones dramticas imprecisas, realizadas por juglares.
(Datos recogidos de la conferencia dada por D. Francisco Javier Dez de Revenga, en el ciclo de
conferencias: Textos Literarios de la Pasin, en el Centro Cultural Las Claras, el 24 de marzo de
2004, sobre Los Autos de la Pasin en el Siglo de Oro
252
Fue un encargo que le hizo a Salzillo el Padre Guardin, Manuel Guardiola Rueda, del convento
de franciscanos de Santa Ana del Monte. En el mismo haba una hornacina con una estampa del
Ecce Homo. En aquellos tiempos este convento acoga para su formacin a los novicios. El Padre
Rueda estim que para que pudieran adorar a Cristo en su Pasin y meditar sobre esos hechos, era
necesario que la hornacina la ocupara una imagen de Cristo azotado, ensangrentado y realista, que
comunicara los valores del Barroco, entonces ya muy asentados en la sociedad. El pueblo, nada ms
verlo, sinti una devocin muy especial y pronto dieron las gentes, tanto locales como forneas, en
peregrinar hasta el convento, rezar y hablar con Cristo en el Sagrario, pero a travs de ese Cristo,
iconogrficamente, Amarrado a la Columna.

205

la Columna. Al crear esta seccin de Armaos su particular motivacin


fue la de custodiar el paso del Cristo en los desfiles de Semana Santa.
As se desprende de los primeros acuerdos a los que llegaron en las
primeras reuniones los miembros fundadores de esta Hermandad y que
fueron las de sacar a su costa, en la Semana Santa de 1849, la imagen
del Seor de los Azotes, despus nombrada como Cristo Amarrado a la
Columna.
En 1867 la Hermandad establece como obligatorio, y as lo fija en
los estatutos, el tener traje de Armao o tnico, exceptuando a los
curas y a las mujeres. A tal efecto el traje que disearon fue, por
decisin propia, semejante a los que vestan los soldados romanos de
Murcia. Lo forman prendas anacrnicas que distan mucho del que
corresponde a la poca imperial de Octavio Augusto. Resultaban muy
brillantes e impactantes por los colores en rojo y azul. Uno de los
momentos ms expresivo de su intervencin se produce cuando
acompaan al Cristo y tocan la llamada Palillera del Cristo, de
particular resonancia y dinamismo en los redobles, aunque esto
corresponde ya a las intervenciones del siglo XX.
Los Armaos en su estructura y organizacin se dividen en dos
secciones; una como custodios o figurantes y otra como tamborileros253.
Quedaron formados as desde el comienzo. Ya en 1873 hay un
inventario que seala: tres trajes para los tres tambores; cuatro cajas de
tambores con sus baguetas en uso. Dos cajas de tambor viejas,
expresiones stas que nos dan la base para calibrar desde cuando y
cmo actan los Armaos de Jumilla. El grupo de cornetas es posible
que se formara en 1888 pues el 29 de marzo de ese ao aparece un
acuerdo para comprar lo necesario para los trajes de las cornetas que
en las primeras procesiones acompaarn a los armaos. Ambas
secciones, con su ronco vibrar, su sonido recio, su vigoroso redoblar,
templan el aire cargado de oracin que se eleva al cielo.
Los Armaos inician su recorrido semanasantero el Domingo de
Ramos con un bullicioso pasacalles realizado a las siete de la maana,
al cual le llaman Diana Floreada que acta como aviso y despertador
del da en el que las gentes han de acompaar a Cristo en su entrada
triunfal en Jerusaln, mientras todos cantan el Hosanna en las alturas.
Unos grandes protagonistas del evento son por tanto los Armaos, que
tanto los soldados como la seccin de tambores y trompetas recorren las
253

En este apartado sobre la Semana Santa de Jumilla, o en cualquier otro, obviaremos hablar sobre
el tambor, de gran tradicin en Semana Santa y entre los Armaos. Lo hemos decidido as ya que
entrar en la historia de este instrumento es complejo y sobre todo porque el tambor, su mstica y su
historia, requiere un trabajo en exclusiva, riguroso, que en estos momentos est sin investigar.

206

calles del pueblo alegremente e invitando con sus notas y sonidos a que
todos participen en la procesin254.
El Domingo de Ramos se complementa con el acontecimiento
clave para los jumillanos, iniciado en 1851, que es bajar al Cristo
Amarrado a la Columna, a hombros, desde su santuario de Santa Ana
del Monte, hasta la Parroquia Mayor de Santiago. Desde la fecha
sealada baja todos los aos en este da, para regresar de nuevo a su
convento en romera el segundo domingo de mayo. La Imagen participa
por este motivo en todas las procesiones de Semana Santa.
Sobre los trajes de los Armaos de la Hermandad del Cristo
Amarrado a la Columna del pueblo de Jumilla, sabemos que a lo largo
del tiempo han cambiado algunas prendas del uniforme, a las que se le
ha impreso algunos nuevos complementos de mayor expresividad,
calidad y belleza. Primeramente fueron confeccionados en raso, tanto la
tnica como la capa, que eran ambas piezas de diferente color. Slo hay
un documento referencial a los mismos que dice: El 24 de febrero de
1951 se tom el acuerdo de mejorar estos trajes por estar los actuales
muy deteriorados; sobre ello figura una partida econmica por valor de
70.000 pesetas para 50 trajes de soldados romanos y 10 tambores.
Tambin de nueve cornetas por valor de 6.365 pesetas. Siendo
Presidente Don Juan Garca Carrin, en el ao 1972 estrenaron unos
artsticos trajes de terciopelo, bordados en los talleres de Doa
Consuelo Escmez de Cartagena, con vistosos cascos y corazas
repujadas.
El organigrama de estos Armaos es de carcter militar; se
denomina a su sede cuartel cuando en la realidad es una dependencia
de la iglesia de Santiago. En sus cargos, segn el escalafn, hay:
254

La nica procesin litrgica se celebra en Domingo de Ramos, que es La Entrada de Jess en


Jerusaln. Sobre sus orgenes nos dice GONZLEZ BLANCO, A. Desconocido cmo y cuando el
uso litrgico hierosolimitano haya pasado a Occidente. En Espaa se hallan ciertas huellas del
mismo en la obra de San Isidoro de Sevilla; pero lo que es claro es que la dramatizacin continu a
un ritmo creciente y sabemos que en el siglo XV, segn informa una relacin de Fr. Soriano que
dice: Todos los hermanos (en esta dominica) van a Betfag, y all se pone a caballo sobre el asno el
P. Guardin y procesionalmente con gran devocin y lgrimas, van a Jerusaln, al Monte Sion, con
palmas y ramos de Olivo en la mano cantando: Hosanna Filio David, benedictus qui venit in nomine
Domini. Y cuando estn cerca del monte Sion, se encuentran con los armenos, religiosos y seglares,
extendindoles los mantos y los vestidos bajo el asno RIGHETTI, M. Historia de la Liturgia, vol. I.
pp 774. BAC. Madrid 1955. Expuesto tambin por Don Antnimo en: Mesa de EtnologaConferencia. Ritualizacin del luto y sacralizacin del rito en las celebraciones de la Semana
Santa. Redoble, pg.128. Helln 1994. La entrada de Cristo en Jerusaln dio lugar a muchos ritos.
En el Sur de Alemania dio lugar a que fuera el Obispo de la Dicesis el que representara al Seor y
desfilara sobre el borrico blanco en la celebracin de la procesin de las palmas. En Espaa se cre
la costumbre de que cuando un Obispo tomaba posesin de la Dicesis, la entrada en la ciudad hasta
esa sede la haca montado en burro, como gesto de humildad. En Orihuela (Alicante) se haca este
rito hasta finales de los aos sesenta del siglo pasado.

207

Capitn, Oficial en este apartado hay hasta siete-. Oficial Abanderado,


Oficial Macero este es muy popular porque es el responsable, con su
maza, exhibida en la mano, brazo en alto, de dirigir el Caracol-,
Sargento, Cabo, ms el grupo de soldados comunes al cual se le conoce
como seccin de la paloma por llevar en la mano una prtiga coronada
con una bola y sobre ella una paloma; el varal es brillante, en dorado.
Esta pica que resulta muy bella va enriquecida por la dicha paloma, de
gran simbolismo, pues es alegora de La Paz.
El cargo de Oficial macero es hereditario; est revestido de una
filosofa, a modo de emblema sacramental; defender este cargo imprime
carcter a quien lo ostenta. Sabido es lo significativo de estas
tradiciones, cargadas de responsabilidades, as como el empeo que
ponen en defenderlo y a su vez traspasar el cargo a un nuevo miembro
familiar. Hay un prrafo que por su profundidad lo vamos a transcribir:
Don Antonio Toms Garca, Nazareno de Honor de la Semana Santa
de Jumilla en el ao 1997, dijo: Con la participacin de mi bisabuelo
Don Jos Toms Mrquez, mi abuelo Juan Toms Prez, y mi to
Joaqun Toms Ruiz, que con gran hidalgua y majestuosidad llevaba la
maza de un lado a otro y que fue quien me ense a marcar el paso y
portar bien derecha la maza. (Libro de Semana Santa, pg. 24, ao
1998).
Con estas breves notas sobre los Armaos de la Hermandad del
Cristo Amarrado a la Columna, damos por finalizado el apartado de la
Semana Santa de Jumilla.
LA UNIN, Minera y Cantaora, que dicen los castizos-. El
pueblo, por su configuracin y textura fsica, ya es diferente a
cualquier otro de nuestra regin. Por su actividad intrnseca, el trabajo
en las minas, tambin lo es. El hombre minero es sufrido, fuerte y
curtido. El de La Unin, adems, es cantaor de trovos y saetas;
hombre sensible a la esperanza en Dios; de ah su fe cuando canta una
oracin a capella; de ah su fe cuando l habla del Seor, porque parece
que reza. Las gentes del pueblo, por todo ello, dicen que las
procesiones all son diferentes. Tambin dice Jos Guerrero Gmez
que La Unin es diferente. (Hermano Mayor de la cofrada del
Santsimo Cristo de los Mineros. La Verdad. 28 de Marzo, 1996).
Jueves Santo se celebra la famosa procesin de los mneros. No
se sabe desde cuando se hace, aunque se sabe que fue recuperada en
1992. Tiene mucho de litrgica religiosidad popular, porque a lo largo

208

del desfile se cantan varias saetas con ese acento particularmente


dolorido y desgarrado del hombre, que nace sensible, en estas tierras.
La Junta Central de Agrupaciones de La Unin cuenta con seis
cofradas. Sacar cada ao las procesiones a la calle se puede considerar
fruto de mucho empeo y voluntad. En 1996 el presupuesto era de tres
millones de pesetas; en la actualidad ha ascendido un cincuenta por
ciento, aproximadamente, segn nos confirma de voz Asensio Sez.
Detrs de estos acontecimientos hay varias personas entre las cuales
hay que destacar al propio Asensio Sez, escritor y pintor, y al escultor
Francisco Conesa; ambos luchan cada ao por el esplendor de estos
desfiles. Colaboran otras muchas personas de las cuales hay que
destacar que el 60% son mujeres, pues constituyen el grueso de los
cofrades y estn haciendo una labor importante, pues gracias a ellas la
cultura se transmite de generacin en generacin y numerosos
elementos de la Semana Santa sobreviven al tiempo.
La cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, ya exista en el
siglo XVIII, parece ser que se fund en 1751, y en el XIX Isabel II le
otorg los ttulos de Real e Ilustre. En este siglo sus procesiones
alcanzaron gran reconocimiento255.
Jueves Santo. Es la primera de las dos pocesiones que tienen
lugar en esta poblacin. Sale a las nueve de la noche. Francisco Conesa
habla de mimar lo que es nuestro, y as es, pues desde hace diez
aos inicia esta procesin la Agrupacin de los Penitentes, portando la
tpica lmpara minera y otras herramientas como picos, palas, marros o
barrenos; antecediendo a los penitentes va
el trono de La
Convocatoria, obra de arte que consta de tabernculo con dieciocho
columnas, doradas, con un ngel, los atributos de la Pasin y una gran
campana que llama a la convocatoria. Junto a este carro desfilan las
imgenes de Nuestro Padre Jess Nazareno, la impresionante talla del
Santsimo Cristo de los Mineros del escultor Jerique, San Juan, Virgen
de los Dolores y Virgen de la Caridad, obra de Francisco Conesa.
Viernes Santo. Desfilan las seis Agrupaciones adscritas a la
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno; participan el trono de La
Convocatoria, Cruz Vaca, La Magdalena, obra de Fco. Conesa, San
Juan, Cristo Yacente y Virgen de la Soledad.

255

TORRES, Cipriano. Fiestas de Semana Santa en Murcia, 2001. Pg. 79. Ayuntamiento de
Murcia 2001.

209

Como representacin teatral debemos de catalogar el Certamen


Nacional de Saetas que al paso de la Procesin del Cristo de los
Mineros verifica la Junta Central de Agrupaciones de Semana Santa.
Durante el recorrido hay establecidos unos puntos en los cuales se
detiene la comitiva y un cantaor, que concursa, canta una saeta,
puntuada por un jurado formado expresamente para la ocasin.
LIBRILLA. En la comarca del bajo Guadalentn, al pie de la
Sierra de Espua, est ubicado este pueblo que acoge a unos cuatro mil
habitantes. Los primeros pobladores fueron los contestanos; despus
los cartaginenses, romanos, visigodos y musulmanes256. Como otros
pueblos murcianos en el siglo XIII conform su estado de localidad
cristiana y en el XVI descendi su censo de poblacin a consecuencia
de la expulsin de los moriscos; en el XVIII recuper poblacin; siglo
este en el cual inici su andadura procesionista pasionaria.
El Cabildo lo forman cinco cofradas de la cuales la ms antigua
de las que se tiene noticias es la de Nuestro Padre Jess Nazareno y del
Santsimo Cristo de la Columna, fundada -parece ser- en 1751; el
Cabildo posea una imagen del titular, de autor desconocido, atribuida
a la escuela sevillana, de la cual se conserva una fotografa. De la
antigua imagen de Cristo de la Columna, segunda de las que desfilaba
con esta cofrada, cuyo autor fue Francisco Salzillo (1781). El dato se
recoge en documento que dice: Se conoce que el 10 de abril de 1781,
el clebre escultor compareci en Murcia ante el notario don Fernando
Aylln con tres vecinos de la villa de Librilla que trataron con el artista
la adquisicin de una imagen del Cristo Atado a la Columna, ajustada
en la cantidad de 1.724 reales de Velln y 12 Maravedes (A.H. M.
Protocolo 2318. 1781. Folios 65 y 66)257. La obra fue destruida en
1936258
San Juan Evangelista fue cofrada erigida en mayo de 1947. La
cuota de asociado se fij en cinco pesetas al mes. La imagen titular la
hizo Jos Noguera Valverde (1948), es tallada en madera de pino rojo
256

GARCIA SNCHEZ, Carlos. Recopilacin sobre Librilla: Geografa, Historia y Semana Santa.
Pg.15. Edita el autor. Murcia, 2003.
257
Los datos son extrados del libro de Carlos Garca Snchez. Recopilacin sobre Librilla. Pg.
48. Este libro me fue facilitado por el autor, desinteresadamente, para el presente trabajo.
258
El malogrado da de la quema de las imgenes de la iglesia de Librilla, uno de los enajenados
que prendieron fuego a la imagen de Jess, subi al camarn para extraerla y arrojarla a las llamas, y
al cogerla en brazos fue abrazado a su vez por los de Jess que dej al agresor perplejo. (La antigua
imagen posea movilidad en los brazos, puesto que mediante cuerdas le eran activados, y bendeca a
los feligreses). Ibidem. Pg. 49. Sobre la imagen del Seor atado a la columna, Salzillo parece ser
que hizo cinco imgenes de este episodio. La primera, de la que hay documentacin, corresponde a
1756. y se venera en el convento franciscano de Santa Ana de Jumilla. Las siguientes fueron para
Helln (1770), Almera y Murcia (1783).

210

y es de vestir. Su precio fue de 2.600 ptas., ms la corona 100 ptas. Al


inicio eran 100 hermanos, para los que se hicieron 100 cirios. En la
actualidad el trono es portado por 50 nazarenos. Visten tnica y
capirote blancos; procesionan, adems: Virgen de los Dolores; la
primera que adquirieron fue quemada en 1936; en 1948 Jos Snchez
Lozano esculpi la actual, que es de devanadera y de vestir; por ella
cobr el autor 4.000 ptas. Sus nazarenos visten tnica y capirote en
azul y cngulo blanco. Virgen de la Soledad, del mismo autor (1950),
cost 6.000 ptas.; es igualmente en madera de pino rojo, devanadera y
de vestir.
Cristo del Perdn, fundada en 1980. Posee un vasto patrimonio,
pues procesiona los pasos del titular (1950) que hasta el ao 1995 iba
clavado en cruz de madera y desde 1996 la cruz lleva remates en
hierro. Santsimo Cristo Yacente (1951), ambas del taller de Olot.
Mujer Vernica, y Santsima Virgen de la Amargura (1989), ambas del
escultor nacido en Librilla Blas Lpez Snchez. Santsima Virgen de la
Esperanza, talla de vestir del escultor Jess Carrillo (1950). En este
trono y como homenaje a nuestra Patrona Virgen de la Fuensanta,
desfila en una capilla, en la parte delantera del trono, una pequea
imagen que mide 21 cms., obra de los Hnos. Orian (1996). Conforman
este trono cuatro ngeles del escultor Snchez Lozano (1947). El
ltimo en desfilar es San Pedro del escultor murciano Antonio Labaa,
talla de vestir (2003).
Santsimo Cristo de la Consolacin y Ntra. Sra. de las Penas que
se instituy en el ao 1993, como consecuencia de una promesa de su
fundador tras la curacin de una grave enfermedad de una hija suya. El
paso titular es obra del escultor Antonio Labaa, muy salzillano, de
devanaderas y enlienzado, con tnica en tono crudo imitando la tela
rstica hebrea, ms manto rojo. Ntra. Sra. de las Penas, imagen de
vestir del escultor Jess Carrillo (1950)259.
259

En la barriada de Can Oriach (Sabadell, Barcelona) hace muchos aos se desplazaron varias
familias murcianas. Las calles, de tierra, estaban limitadas por barracas, que ms tarde se fueron
transformando en casas, de tal forma que se cre un pueblo murciano, con sus casas, tiendas,
comercios, bares, gastronoma y costumbres. Esto conllev a que se fuera formando una colonia a
imagen cultural de Murcia, la cual tambin se procur una imagen de La Virgen que an perdura en
la actualidad. Fue comprada esta imagen de Ntra. Sra. de la Consolacin al escultor Jess Carrillo;
representaba a una Dolorosa al estilo andaluz (Imgenes muy humanas que manifiestan los
sentimientos tal cual son sentidos; el sufrimiento cubre su rostro de lmigras, acusando la fatiga y el
cansancio; son conmovedores, pero todo con unos rasgos fsicos de mujer joven, bellsima, y una
bondad infinita). Esta imagen lleg a Can Oriach, all por el ao 1950. Se sacaba en procesin
desde alguno de los almacenes de la zona, por no tener iglesia o ermita donde establecerla. Despus
de deambular de un lado para otro se consigui que en la Iglesia del Sagrado Corazn de Jess,
donde se venera una Virgen de la Fuensanta gracias en parte a estos inmigrantes, se le acogiera y
diera culto. Tras varias vicisitudes y siendo el destino final de esta imagen el ser destruida, una
gestin personal de Carlos Garca Snchez posibilit que la Virgen de la Consolacin viniera a la

211

Esta fundacin tuvo muchas vicisitudes por la precariedad de


medios econmicos, pero se cumple una vez ms que poder es
querer; su artfice, don Carlos Garca Snchez, consigui su objetivo y
para ello obtuvo de las cofradas murcianas mucha ayuda; la del
Perdn don 80 cruces, la de San Pedro 25 faroles, la del Cristo del
Rescate, varios faroles, y la de Ntro. Padre Jess, varias varas. Visten
tnica color marrn con cngulo blanco con tres nudos franciscanos y
sandalias negras fraileras.
Cofrada del Resucitado. Fundada en el ao 2000. Es de nios y
para nios. Desfila a imitacin de la procesin del Resucitado de
Murcia, con el diablo encadenado y sujetado por los nios. El diablo va
con la cara pintada de negro y los labios muy rojos, respondiendo a su
ms clsica iconografa. Va asido con tal fuerza a la cuerda, y los nios
se toman tan en serio su gestin de custodios, que despiertan -diablo y
nios- mucha ternura.
Mircoles Santo. Procesin del Silencio, que es la primera que
tiene lugar. Es la noche de las promesas y se guarda durante el desfile
riguroso mutismo. Preside la procesin la imagen del Cristo del
Perdn, alumbrado con velas. Este desfile es iniciado por La Virgen de
la Esperanza, vestida de verde precisamente, acompaada de seis
timbales sordos tocados por los propios hermanos. En el recorrido hay
estaciones musicales a cargo de una coral. Durante el trayecto tambin
se cantan saetas y al comienzo y final de la procesin el himno del
Cristo del Perdn, compuesto por el grupo Anagin.
Viernes Santo. Procesin del Encuentro. Particularidad son los
tres encuentros de la Vernica con el Cristo del Perdn, en donde el
trono de la santa mujer es girado en redondo hasta colocarlo frente a
frente con el trono del Cristo. El trono de la Vernica es elevado
apoyndolo slo en las palmas de las manos de los estantes; quizs por
ello suelen hacer esta destreza los cofrades ms jvenes. Esta procesin
ha cambiado en los ltimos aos; tradicionalmente tras el encuentro
tena lugar el Sermn de las Siete Palabras que ofreca el Sr. Cura
Prraco desde el balcn del Ayuntamiento, pero el ao 1996 se
disgust mucho aludiendo que los cofrades no prestaron al mismo
ninguna atencin, e incluso que el micrfono facilitado para la ocasin
no se escuchaba (Manuel Herrero. La Verdad, 28 de marzo de 1996).
cofrada fundada por l; fue restaurada por Hernndez Navarro, con un costo de sesenta mil pesetas.
Procesiona como Ntra. Sra. de las Penas. El vestido de la Virgen fue regalo de D. Emilio Rubio,
siendo este antiguo vestido de Ntra. Sra. de la Luz, de la cofrada del Cristo Yacente de Librilla.

212

Ante esta prdida de valores se ha optado por anular esta hermosa


costumbre; este Sermn inclua alguna escena de teatralidad, pues en
1993 el cura que daba el sermn tir desde el balcn a la Plaza un
jarrn que simbolizaba el arrojar los pecados de todos los librillanos;
un gesto que realizado de forma exacerbada causaba mucho impacto.
En 1994 se repiti este hecho pero tirando cintas de color
representativas de los colores emblema de las cofradas que
participaban en la Procesin; estas cintas fueron recogidas y llevadas
en la procesin por nios; esto fue otra rfaga teatral pero que genera
un fuerte grado de empata entre las gentes.
Procesin del Santo Entierro. Organiza la cofrada del Cristo del
Perdn. Desfilan: Virgen de las Angustias, San Juan, Cristo Yacente y
Virgen de la Soledad. Desde 1996, esta entidad fue la impulsora de que
colgaran en los balcones banderas con el escudo de la cofrada,
ondeando desde Viernes de Dolores a Domingo de Resurreccin260; el
escudo consta de corona de espinas con el anagrama J.H.S., con la cruz
central destellante y los tres clavos.
Representaciones teatrales, vivientes, de la Pasin, no hay; slo
las procesiones que son en s autnticos Autos de Pasin. (En Navidad
representan Auto de Reyes Magos, segn tradicin del siglo XVIII y
est organizado por la Cofrada de nimas Benditas de Librilla).
LORCA. Ciudad que celebra la Semana Santa ms particular y
espectacular de todas las de la regin, y en parte de todas las de
Espaa, y ms todava si nos atenemos a lo que dice Santiago Lafuente
Meca en su artculo Historia de la Semana Santa de Lorca, que la
califica como Una enaltecedora fascinacin que es difcil
describirque no tiene parangn ni comparacin con las de ningn
otro lugar, ni siquiera en acontecimientos del calibre de los que
suceden por las mismas fechas en Sevilla, Cuenca, Mlaga, Valladolid
o Zamora.
Estos desfiles se distinguen, bsicamente, por la riqueza en el
bordado que ornamentan sus atuendos de gran fastuosidad. Lorca es
260

Esta costumbre de ondear emblemas de cofradas en los balcones durante los das de Semana
Santa es reciente, pues lo que se haca hasta los aos setenta era colgar colchas, mantones y prendas
grandes, bordadas y lujosas, con el nimo de embellecer las calles por las que transcurra el desfile.
Estas colgaduras quedaban reducidas a das de pleno gozo como era el del Corpus Cristi, Domingo
de Ramos, da del Patrn local, etc. Ha sido en los ltimos cinco aos cuando ha surgido este
recurso iconogrfico de difusin cultural y religioso, ya no slo en las calles que acogen desfiles
sino en todas las del pueblo, convirtiendo dicha colgadura en testimonial.

213

ciudad de gran tradicin en bordados, lo cual potencia sus desfiles


bblicos pasionales. Jos Antonio Mula Garca los define como: Auto
Sacramental magnfico, callejero y bullicioso. Las calles trocadas en
escenario se colorean de personajes de otras pocas, de carros,
cuadrigas, templos, magnates, divinidades paganas, entre msicas,
bordados, mostrndose que los han hecho en aos y puntadas.
Semana Santa de Lorca pg.42. Ayuntamiento de Lorca 2000261.
El bordado se realiza en talleres dirigidos por un maestro que en
ellos expresa su impronta creativa. De esos tallares salen verdaderas
obras de arte, de gran colorido y una enorme riqueza histricodescriptiva e iconogrfica. Los materiales empleados son a base de
seda, plata, oro, pedrera preciosa y ricos gneros de seda, terciopelo,
damasco y otros. Los bordados alcanzan tal magnitud y estructura que
podramos compararla, salvando las correspondientes distancias, a la
ciudad de Florencia, renacentista, en la que los pintores la
inmortalizaron y fue un referente cultural importante.
Estos desfiles, o procesiones bblicas, son relativamente jvenes,
pues se iniciaron, tal cual los conocemos hoy, en 1855. (Ya reseamos
que en torno a finales del siglo XIX se realizaban desfiles de estas
caractersticas en guilas y en Caravaca. Y, sorprendentemente,
tambin en Villanueva del Ro Segura, del que hablaremos en su
momento). En estas fechas haba en Lorca dos cofradas Azules y
Blancos- que de inmediato asumieron este tipo de desfiles, surgiendo
entre ellas perenne rivalidad. Por encima de esta, hasta si se quiere
conveniente rivalidad, prevalece el espritu comn de engrandecer la
Semana Santa de Lorca.
Por qu surgieron este tipo de escenificaciones? Podra quedar
explicado que por la tradicin en el bordado de esta ciudad; argumento
que debe ser desechado por aparecer, como ya decimos antes,
261

Sobre la definicin de Desfiles bblicos Pasionales hay opiniones diversas. Los Carteles, por
ejemplo, los hay que dicen: Desfiles Bblicos-Pasionales. Semana Santa. Lorca 1990.
Procesiones de Semana Santa en Lorca 1902. ARCAS CAMPOY, Mara Francisca; en su libro
Semana Santa de Lorca: Una historia en tres tiempos. Ayuntamiento de Lorca, 2003, defiende que
no son desfiles sino procesiones, y alega: Nuestras Procesiones, en efecto, son religiosas en toda la
amplitud de la palabra. Se hace una errnea distincin entre procesin bblica y procesin religiosa,
omitiendo con ello que la Biblia es un libro religioso. Las de Lorca nacen de una idea religiosa y
expresan una idea religiosa. Esto lo dice en defensa de que el trmino desfile tiene una
connotacin pagana, algo de lo que se censura a dichos desfiles lorquinos. Sin embargo el
Presidente actual de la Hermandad de Labradores, D. Jos Antonio Mula Garca, define el evento
como Auto Sacramental. Revista de Semana Santa pg. 53. Lorca 2002. En este trmino se
insiste mucho. Sabemos que Auto Sacramental es el que versa sobre Sacramento, sobre la
Eucarista o Sangre de Cristo. Habra que matizar esta expresin. D. Antonino Gonzlez Blanco,
Catedrtico de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, conversando sobre este tema defina
las procesiones de Semana Santa, incluidas las de Lorca, como Autos de Pasin.

214

celebraciones similares en pueblos tanto cercanos a Lorca como ms


alejados, que no cuentan con dicha tradicin. Para poder emitir criterio
al respecto se hace imprescindible conocer fechas de comienzo de estos
desfiles en cada lugar, as como investigar el grado de tradicin que
haba en toda Espaa de este tipo concreto de desfiles.
Lo que tiene ms base es que esta tradicin parta de las
celebraciones del Corpus Cristi, influencia asentada en toda la
Pennsula desde el siglo XIV262. El factor de ser Lorca una ciudad
gremial del bordado, con gran maestra en narrar en sus bordados
historias y crear escenografas, eso si es un factor muy a tener en
cuenta, sobre todo al dar forma a estos desfiles, y que se puede
considerar clave en la dimensin alcanzada.
Igualmente, es coherente pensar que la espectacularidad
conseguida con sus magnficas calidades y composiciones, s que es
consecuencia de la Lorca ms artesana que se sinti motivada para
demostrar sus races creativas, artsticas y artesanales. Emprender en
1855 este reto le hizo asentar extraordinarias seas de identidad.
Tambin es innegable que el oficio y cultura del bordado ha tenido en
las celebraciones de los desfiles de Semana Santa una gran oportunidad
histrica de demostrar -como dice Santiago Lafuente Meca- que es
nica en Espaa, y aun en el mundo entero.
Lorca pone en escena cada ao en estas fechas, Jinetes y briosos
caballos, cuadrigas y trajes fantsticos, carrozas y personajes,
convirtindolo todo en: un cuadro para la historia. Su brillantez
sobresale, con diferencia, del resto de desfiles bblicos y pasionarios
que se celebran en algunos otros pueblos de Espaa. En Lorca se
escenifican pasajes histricos del pueblo Hebreo y del Nuevo
262

Domingo Munuera Rico, en su libro: Blancos, Azules y el Cortejo Bblico-Pasional de Lorca,


pg. 11, expone sobre este tema: La moda de recurrir a completar los cortejos de imgenes
escultricas con representaciones vivas de pasajes bblicos, como reviviscencia de uno de los
elementos festivos de la procesin del Corpus, no es ninguna novedad lorquina. La intentona de
programar grupos alegricos en las procesiones de Semana Santa ocurrir contemporneamente en
diversos lugares peninsulares, pero slo llegar a imponerse en casos muy excepcionales, y uno de
ellos fue en Lorca. Sobre la Procesin del Corpus, en el libro: Rito, Msica y Escena en el Corpus:
Tradicin e Innovacin en la Festividad del Corpus cristi, pgs. 245-253. VV AA. Ed. Comunidad
de Madrid. Consejera de Cultura y Deportes. Madrid. 2004, Juan Gonzlez Castao autor del
captulo que versa sobre el Corpus Christi en la Regin de Murcia, escribe lo siguiente: La
conmemoracin del Santsimo Sacramento fue potenciada en el ao 1311 en el Concilio de Viena,
presidido por Clemente V, pues, pese a que haba sido instituida por su antecesor, el Papa Urbano
IV en 1264, tras su fallecimiento, no haba llegado a calar en el mundo catlico. La ciudad de
Murcia pronto debi de unirse a los factos de la nueva fiesta. Durante el siglo XV
sola celebrarla con escenas extradas de las Sagradas Escrituras, montadas sobre carros, y las
actuaciones, siempre deseadas por el pueblo, de los juglares, que taan instrumentos musicales
mientras entonaban canciones de amor y aventuras.

215

Testamento, convirtindose sus calles en el ms deslumbrante


escenario que acoge la Historia ms grande jams contada263.
A Lorca se le han reconocido esta y otras labores esplndidas, ms
antiguas que los desfiles procesionales, pues fue declarada ciudad
noble en 1442. Su Semana Santa est declarada de Inters Turstico
Nacional desde 1967, lo cual constituye que sea la ms importante
celebracin de todo el ao. Es un pueblo que grita a los cuatro vientos
los vtores de su amor a la Virgen de los Dolores (su patrona); tiene
plena consciencia de que es una fiesta religiosa de fama nacional y la
difunden buscando que sea declarada de Inters Turstico
Internacional.
En Lorca tienen lugar ocho procesiones desde Viernes de Dolores
a Domingo de Resurreccin y todas son colectivas, o sea, en todas
participan las seis cofradas, de las cuales slo dos escenifican pasajes
del Antiguo Testamento: La Hermandad de Labradores (Azules) y la
de Nuestra Seora de la Amargura (Blancos). Desfilan 33 imgenes
pasionarias, de las que pasamos a dar ms datos.
Viernes de Dolores. Preside la Hermandad de Labradores (Paso
Azul)264. Virgen de los dolores, talla de Jos Capuz (1945); viste de
azul y exhibe el famoso manto bordado por Cayuela265. Camina
rodeada de su escolta de nazarenos y de los cuatro evangelistas a
caballo. Desfilan el estandarte titular ms los de San Juan, Mara
Magdalena y el ngel velado.
263

VALCRCEL MAVOR, Carlos. Semana Santa en la Regin Murciana. Pgs. 77 y ss. Ediciones
Mediterrneo. 1981. Sobre la Semana Santa de Lorca cita al historiador lorquino Espn Rael, que
sita los orgenes de las procesiones de Semana Santa en Lorca en el S. XVI. La cita de Valcrcel
es aplicada a las fiestas religiosas pasionales celebradas desde un aspecto netamente penitencial; en
esas tempranas fechas es impensable un desfile de lujosos atuendos a base de escenas del Antiguo
Testamento. El viajero portugus Pinheiro da Veiga con referencia a Valladolid y a principios del
siglo XVII cita celebracin de procesiones con hermosas esculturas. MARTN GONZLEZ, JJ.
Escultura Barroca en Espaa. Ctedra.1991.
264
En Lorca, el Cabildo Superior de Cofradas se organiza de forma muy diferente a como lo hacen
en el resto de Cabildos. Como decimos antes, en cada procesin participan las seis Cofradas.
Preside la que organiza, que invita a las dems a participar y que le preceden en la procesin.
265
El manto tiene nombre propio El Manto y el Reflejo. Su historia es que Francisco Cayuela,
inspirado ante una sencilla Virgen a la que contemplaba, decidi abandonar el paso Blanco al que
por tradicin perteneca, y tambin los pinceles, pues era pintor. Desde el momento sealado solo
vivi para el bordado, buscando a travs de ello enaltecer a la Virgen de los Dolores, pues de
inmediato ingres en la Hermandad de Labradores (Paso Azul). Fue su obra maestra. Fue la Virgen
y su Manto el gran amor de su vida. Se inici el bordado de esta prenda el 28 de noviembre 1904 y
se termin a finales de 1905; es de raso de seda azul, bordado en sedas en el taller de cayuela y bajo
su frreo control; se bordaba por turnos, de da y de noche. Era Cayuela persona catalogada como
algo extravagante o irregular en sus reacciones, pero a partir de este trabajo pas de ser Cayuela
genial. Su fuerza creadora no pudieron coartar siquiera los barrotes del Manicomio Provincial de
Murcia en donde fue ingresado. Muri de tuberculosis en 1933.

216

Sbado de Pasin. Solemne procesin de la Santsima Virgen de


la Soledad, obra de Jos Snchez Lozano, con el Paso Negro que
recorre las calles del casco urbano antiguo de Lorca.
Domingo de Ramos. Entrada de Jess en Jerusaln. Hermandad
de la Curia (Paso Negro). Participa el grupo conocido como Pueblo
Hebreo, adems de otros grupos bblicos pertenecientes a Blancos y
Azules que inician los caractersticos desfiles bblicos.
Mircoles Santo. Paso Morado. A las once de la noche sale la
procesin de la Ermita del Calvario. Se apagan las luces, alumbran los
faroles de dbil llama en su interior. El Cristo de la Misericordia no va
a hombros de costaleros, lo hace sobre cruz en posicin horizontal que
queda a la altura de sus cinturas, como querindole acunar. Las tnicas
que visten son moradas, sobrias y simblicas; el ambiente es severo y
tenso, la cercana a Cristo es buscada con un amor interior mstico y
estallante, hasta hacer convulsionar el corazn de todos.
Es procesin de creyentes necesitados de verdad de rememorar
La Pasin. Le siguen muchas personas portando velas encendidas; los
nazarenos en actitud de reflexin caminan quedos, con andar lento y
rtmico; todos van con las manos hacia atrs, todos rezan, todos sufren,
todos caminan hacia el perdn, hacia el encuentro ms espiritual. El
silencio cargado de armona, el murmullo inevitable del asiento en la
calzada de los pies desnudos, la respiracin agitada por el esfuerzo
fsico de los penitentes y el bombear del corazn, son las notas que
marcan en esta hoja a modo de papel pautado, momentos religiosos que
convierten en verbo a tan insinuante partitura de religiosidad.
Hay disciplina y el orden prevalece por encima de la oscuridad
fsica. El ambiente es elocuente a pesar de no mediar palabras; los
rostros no miran con ojos de exhibicin y competencia, miran slo
hacia donde mira su pensamiento, hacia el Cristo de la Cruz; vuelan
notas en el aire, la msica no sonora, marca un ritmo de solemnidad;
es noche de suspiros, de lgrimas, de promesas, de confesiones al
Cristo de la Misericordia.
Jueves Santo en la tarde. Procesin organizada por el Paso
Morado. En su cortejo bblico-pasional exhibe sus cuatro tronos. En
uno de ellos va la talla del Cristo del Perdn, del taller de Roque
Lpez. Por la noche procesin del Silencio en la madrugada de Viernes
Santo, organizada por el Paso Rojo. Se desarrolla en el Barrio de San
Cristbal y es de gran tradicin. Le acompaa el Trono-Guin, La

217

Virgen de la Soledad y Ntro. Seor Jess de la Penitencia. Durante el


recorrido se celebra concurso de Saetas. El Paso Azul procesiona las
imgenes de: Misterio de la Coronacin de Espinas, cuya obra es del
sevillano Jos Antonio Navarro Arteaga y el trono es de Manuel
Guzmn Bejarano, tambin trianero.
Viernes Santo, en Lorca es especial pues todo el da llenan las
calles multitud de personas; el ambiente est lleno de colores, formas,
voces, sonidos, animales, instrumentos, exclamaciones, piropos, y,
sobre todo, sensacin de sorpresa. Es el da ms importante desde el
punto de vista cultural y escnico.
Desfilan por parte del Paso Azul carrozas y personajes que
representan, entre otras, las escenas siguientes: Antioco IV Epfanes.
Dbora, Profetisa del pueblo de Israel. Marco Antonio. Cleopatra.
Tiberio Cesar. Nern. Las cuadrigas. Caballera romana. Caballera de
los dioses mitolgicos.
En la segunda parte, cristiana, participan: Carroza del Triunfo del
Cristianismo o del ngel Cado. Nazarenos de la Santa Cruz. La Santa
Faz. Cristo de la Buena Muerte, y por ltimo la Virgen de los Dolores.
Con el Paso Blanco, que preside la procesin, desfilan entre otros,
los siguientes personajes y escenas bblicas: Caballera Romana.
Infantera Romana. Octavio Csar Augusto. Teodosio I el Grande.
Flavio Valerio Constantino el Grande. Marco Aurelio Valerio
Majencio. Nabucodonosor II. Grupo del Rey Salomn. Grupo de la
Reina de Saba. El Cisma de las Tribus. Jeroboam. Roboam I. Jinetes
del Apocalipsis y el Anticristo.
En la parte del Nuevo Testamento intervienen San Juan
Evangelista. Nazarenos de La Oracin del Huerto. Santsimo Cristo del
Rescate. Estandarte de la Virgen de la amargura. Estandarte de los
Misterios del Rosario y Virgen de la Amargura.
El Paso Negro participa con los siguientes emblemas: bandera en
oro y sedas, del bordador Joaqun Castelar. Virgen de la Soledad, de
Snchez Lozano, manto de Ruiz Germn.
El Paso Encarnado lo hace con: estandartes del Cristo de la Sangre
y Virgen de la Soledad. Tercio de Nazarenos con medallones bordados
en sedas, representando las estaciones del va crucis. Imagen de la
Soledad y del Cristo de la Sangre, del escultor Jerique.

218

Paso Morado que es el ltimo en desfilar lo hace con estandarte


del Santsimo Cristo del Perdn, de Emiliano Rojo. El de la Santa Faz
su autor es Mnguez Navarro. Los pasos de La Cena, obra de
Nicols Salzillo. Cristo del Perdn, de Roque Lpez. Y Calvario y
Virgen de la Piedad de Martnez Mengual.
Domingo de Resurreccin. Paso Amarillo. Procesionan: la
Imagen del Resucitado, obra de Roque Lpez (1800) y la Virgen de la
Encarnacin, del escultor Jerique (1942). Esta celebracin se remonta
al siglo XVI y sobre ella aparece documento fechado en 1585, en el
que se menciona por primera vez la existencia de una imagen de Cristo
Resucitado de la que se desconoce su paradero. La Cofrada fue
fundada en 1601.
De sus cofradas y hermandades, se sabe que la de La Curia (Paso
Negro) es al parecer la ms antigua de las que participan en la Semana
Santa de Lorca, teniendo sus antecedentes en el Prendimiento. La de
los Escribanos y Servitas fue fundada entre 1725 y 1750,
constituyndose como Hermandad de la Curia en 1874 por los
Colegios de Abogados y de Procuradores de Lorca. Su titular es la
Virgen de la Soledad. Quizs sea tambin la cofrada ms modesta.
Dispone de un Tercio de Nazarenos que visten tnica negra y capa que
recuerda la Toga que se utiliza en los tribunales de justicia. La estola
va ricamente bordada en oro y en la parte posterior en sedas y oro lleva
bordada la balanza de la Justicia.
Cofrada del Santsimo Cristo del Perdn (Paso Morado), naci en
1758 con el ttulo de Costaleros del Santsimo Cristo del Socorro,
siendo su primer Hermano Mayor don Pedro Prez de Meca Ponce de
Len. El fin principal de la hermandad era asistir a los enfermos del
Hospital y hacer bien a los pobres difuntos de dicho centro, dndoles
sepultura, debiendo concurrir a las procesiones con su estandarte y
rezar el santo va crucis. En la actualidad la forman 33 hermanos.
Cristo de la Sangre (Paso Encarnado). Se crea en el ao 1863 con
el nombre de Hermandad de Nazarenos Coloraos, con sede en el
Convento de San Diego. Al principio su titular era el Cristo de la
Agona o Cristo de los Terceros, que ya exista en dicho convento antes
de 1741, y que reciba ese nombre por ser venerado por una Orden
Tercera de aquel tiempo. El smbolo del Paso Encarnado es un cliz
con cruz orlada. El himno oficial de la cofrada es una marcha

219

conocida como Viva el Barrio. En la actualidad el titular se venera


en la iglesia de San Cristbal.
Real y Muy Ilustre Archicofrada de Ntra. Sra. del Rosario (Paso
Blanco), fundada en 1852, naciendo con la cofrada otra forma de
hacer las procesiones y de concebir la Semana Santa. Fue en los
primeros aos del siglo XVIII cuando se produce la constitucin de los
15 Caballeros Esclavos refirindose su nmero a los quince
Misterios del Rosario. En 1754 se constituye la Seccin de Nazarenos.
Carlos III, en 1766, por Decreto, prohibi salir a los nazarenos
con la cara tapada, cosa que afect a esta cofrada que termin por
desaparecer. El 15 de agosto de 1852, durante el reinado de Isabel II, se
fund de nuevo pero con la denominacin de Real e Ilustre Cofrada de
Nazarenos Blancos, bajo la advocacin de la Virgen del Rosario y
teniendo como titular a la Virgen de la Amargura y a San Juan
Evangelista. En el ao 1855, saca en procesin el primer grupo bblico,
el cual es representado en la actualidad por unas 4000 personas.
Archicofrada de Jess Resucitado. En el ao 1601 se erigi por
bula apostlica, en la iglesia de Santa Mara, con el nombre de
Resurreccin de Ntra. Seor Jesucristo, Asuncin y Encarnacin de
Ntra. Sra siendo agregada desde 1603 a la Archicofrada homnima
de la ciudad de Roma. Es pues la primera cofrada de Lorca que
adquiere esa dignidad, gracias a la cual sta podra beneficiarse de los
privilegios e indulgencias que disfrutaba la cofrada matriz266.
Hablar de Lorca sobre las representaciones es casi una irona pues
qu es si no cada una de sus procesiones? El desbordante conjunto
escenogrfico de cada desfile de personajes, todos ataviados con
vestuario propio de la poca de referencia, hacen del acto una
representacin en toda regla. Sus bordados revelan un lenguaje culto
lleno de smbolos y alegoras. Cada manto bordado, cada prenda en
general, llevan expuestas escenas histricas, convirtiendo el desfile en
una joya barroca, de gran inters histrico y artstico.
Arnold Hauser describe al Barroco como cinematogrfico que
aplicado a los desfiles de Semana Santa de Lorca es muy
consecuente267. Tambin los califica de escenas barrocas Jos Antonio
266

Los datos son extrados del artculo publicado en la revista de Semana Santa pg. 91, Lorca
2002, escrito por: SNCHEZ ABADIE, Eduardo.
267
HAUSER, Arnold. Historia Social de la Literatura y del Arte. Vl. II, pg.96. Labor. Barcelona,
1992.

220

Mula Garca, en la revista de Semana Santa Ayuntamiento, Lorca


2001.
En esta ciudad hay un acto que alcanza especiales signos de
religiosidad y de escenificacin al mismo tiempo; es su famoso Va
Crucis de Viernes Santo con sus particulares Rezaores268. Naci
como ofrenda al Seor para dar solucin a una acuciante sequa que
impidi recoger cosechas y tena a los habitantes al borde de la
inanicin -como tantas veces y en tantos lugares se sufra-. Las
rogativas eran el medio de impetrar bendicin del Cielo al problema;
pero el uno de mayo de 1829, en Lorca se decidi rezar el Va Crucis
en procesin hacia el Calvario, naciendo as una de las tradiciones ms
arraigadas de este pueblo.
En el Diario de Jos Muso Valiente, se dice que por las
noches se hacan muchsimos rosarios y suban gentes y aun nios con
la cruz a cuestas269. En la actualidad la cofrada del Paso Morado,
organiza cada Viernes Santo en la maana un va crucis al Calvario;
van muchas personas con caras tapadas, cruces al hombro y pies
descalzos. Nios vestidos con la tnica morada llevan insignias de la
Pasin y dos o tres msicos van cantando motetes270. Los rezaores
utilizan para las oraciones de cada estacin los textos del Padre Buols,
del siglo XVIII. En la actualidad utilizan los textos del Padre Alonso
de Vargas de principios del siglo XVII; franciscano que introdujo el
va Crucis en nuestra Regin271.
268

MUNUERA RICO, Domingo. El Rezo de los Pasos Loquitos. Caja de Ahorros de Alicante y
Murcia. 1984. En este libro el autor recoge la historia de los Rezaores ms famoso que ha habido
en Lorca.
269
Revista de Semana Santa pg. 35. Ao 2000.
270
El Motete es el nico canto que se suele cantar en latn. Por su estructura musical es idneo
para ser cantado en el Va Crucis. Es uno de los cantos religiosos ms representativos del
Renacimiento. Al analizar el Motete se observa que el planteamiento formal se origina en la propia
estructura del texto. Partiendo de las distintas frases en que este se divide, la obra musical estar
compuesta por una serie de episodios o secciones que se corresponden con las frases literarias. Cada
uno de estos episodios se caracteriza en primer lugar por el tema musical, que suele ser distinto en
cada uno de ellos. En cuanto al tema musical es muy notorio del motete su severidad temtica; esto
quiere decir que en cada episodio aparece un tema musical, el cual no ser repetido, a menos que
tambin se repita el texto. LPEZ BALLESTER, Miguel ngel. El Motete Renacentista.
Opomsica. Murcia 2003.
271
Bibliografa sobre el Va Crucis y Procesiones de la Semana Santa de Lorca: ARCAS
CAMPOY, Mara Francisca. Las Procesiones de Semana Santa en Lorca: Una historia en tres
tiempos. Lorca, Ayuntamiento, 2003./ CAMPOY GARCA, Jos Mara. Paso Blanco Ilustre
Archicofrada de Ntra. Sra. Del Rosario. Lorca. Fundacin Santo Domingo-Semana Santa, 1999./
GALIANA, Jos Mara. Semana Santa de Lorca: Procesiones, desfiles y bordados./ MOLINA,
Alejo. La Pasin segn el Va Crucis lorquino. Lorca, Ayuntamiento, 2003./ MOLINA, Alejo. El
Paso Azul. Lorca. Hermandad de Labradores./ Munuera Rico, Domingo. Cofradas y Hermandades
pasionarias en Lorca. (Editora Regional Murciana). 1981./ MUNUERA RICO, Domingo. El Va
Crucis lorquino y el Paso Morado. Lorca, Ayuntamiento. 2005./ Mas la revista Semana Santa
de la que se edita un ejemplar cada ao en esas fechas rememorativas.

221

La Semana Santa de 2005 ha tenido un nuevo acto cultural y ha


sido la representacin del Auto La Pasin de Cristo interpretado por
ms de cien actores del Grupo Jerusaln de Elche.
LORQU. Su nombre proviene del rabe como un adjetivo tnico
derivado de Lorca, de modo que Lorqui significara originario de
Lorca. Primero fue poblado romano, despus rabe y desde finales del
siglo XIII cristiano272. Pueblo de la Vega media del ro Segura.
Su Semana Santa es sencilla en las tres procesiones que realizan
sus cinco cofradas.
Jueves Santo tiene lugar la primera en la que desfilan los pasos
de Jess Nazareno, Cristo crucificado, San Juan y la Dolorosa.
Viernes Santo por la noche procesin del Silencio con los tronos
del Santo Sepulcro; Cruz con sudario; San Juan; y la Virgen de la
Soledad. Desfilarn tras el trono del Sepulcro damas vestidas con teja y
mantilla y vestido negro.
Domingo de Resurreccin, desfile a las ocho de la maana
participando Jess Resucitado, San Juan y la Virgen de la Luz273.
Lo que diferencia a Lorqu del resto de pueblos de nuestra regin
consiste en que los tronos son arreglados por los hermanos de sus
respectivas cofradas, y parte la procesin desde el lugar donde han
sido arreglados, sin desplazarlos a la iglesia sede que organiza la
procesin. Al terminar el recorrido el paso vuelve al punto del que
parti y por tanto procesiona sin ser depositado ni antes ni despus en
la Parroquia.
LOS BELONES. Pueblo de la Comarca de Cartagena, que cuenta
con pocos aos de experiencia procesionista, pues iniciaron esta
andadura un reducido grupo de cofrades en 1990; hoy son cien los que
organizan una de las procesiones ms seguidas por el pueblo y por los
turistas de esta zona cercana a la costa martima.
272

Datos recogidos del libro: Historia de Lorqu. Pg. 14. escrito por: MONTES BERNARDEZ,
Ricardo. Ayuntamiento de Lorqu 1994.
273
En esta procesin del Resucitado es curioso cmo las advocaciones marianas llevan ttulos
alegricos, de gran dinamismo. As tenemos en Cartagena La Virgen del Amor Hermoso. En
Alguazas La Virgen de la Alegra, en Lorqu la Virgen de la Luz, etc. Las que desfilan en Viernes
Santo se titulan: Virgen de las Penas, de las Lgrimas, etc. Siempre buscando la consonancia con la
situacin.

222

Slo cuenta con la cofrada del Santsimo Cristo de la Sangre, que


la componen tres Tercios: San Juan, La Dolorosa y el titular. La
imagen del Cristo de la Sangre posee una iconografa ms bien
neoclsica, pues es de expresin serena y sin muestras llamativas de
castigo corporal; recoge los momentos anteriores a la expiracin en los
que Cristo dirige su mirada hacia el Padre, crucificado sobre una
rstica cruz tablada de crudas aristas y desnuda de ornamentos.
Los nazarenos de las cuatro cofradas todos visten tnica blanca.
Los portapasos lo hacen sin capa y los alumbrantes o procesionistas si
que la llevan, as como capuz; los de San Juan en color blanco; los de
la Dolorosa en tono dorado y los del Cristo de la Sangre, color morado.
Las imgenes fueron esculpidas en la segunda mitad del siglo XX. Los
tronos han sido realizados, con paciencia y primor, por un carpintero
local, Juan Huertas.
Este sistema de vecindad, artesanal y de estrecha colaboracin
entre todos, lleva a decir a don Alfonso Hernndez, miembro de la
Cofrada de la Sangre, que Son sin duda unas procesiones con un
carcter propio; que los vecinos del pueblo trabajamos a lo largo de
todo el ao para lograr que una Semana Santa ms salgamos a la calle.
Nosotros vestimos los tronos con flores y adornos para rendir culto a
nuestros Santos. Cuenta el pueblo incluso con Banda de Msica que
se ha convertido en parte fundamental de la fiesta. Slo celebran esta
nica procesin que se desarrolla Viernes Santo por la noche.
MAZARRN. Pueblo entraable por su historia, y de gran
arraigo sus desfiles procesionales de Semana Santa, los cuales datan
del ao 1750. Por esos tiempos ya existan varias cofradas religiosas
que se encargaban de la organizacin de varios desfiles pasionarios274.
Esta ciudad, minera de toda la vida, ahora agrcola, y sobre todo
turstica, sigue manteniendo sus tradiciones. Es cierto que desde 1936 a
1982, la decadencia fue casi absoluta ya que en 1936 se destruy todo
vestigio religioso y dej a las iglesias y al pueblo entero sin patrimonio
de imgenes religiosas ni ajuar ornamental pasionario alguno. Se sabe
que antes de esta destruccin haba procesin Jueves y Viernes Santo.
Tambin que tras la contienda nunca dej de celebrarse la procesin
del Santo Entierro.
274

Segn los textos que tengo en mi poder, slo la localidad de los alczares no celebra procesiones
de Semana Santa. Tambin est el dato de que en casi la totalidad de nuestros pueblos estas
procesiones datan del siglo XVII y XVIII; algunas, como es el caso de Jumilla, datan de 1525.

223

A comienzos de 1981 el panorama cambi gracias a un grupo de


paisanos que se esforzaron por retomar el tema. Hoy en da Mazarrn
disfruta de unas procesiones muy organizadas as como de un
estimable conjunto de pasos.
Existen en la actualidad cuatro cofradas las cuales fueron
reactivadas en 1981 con el fin de reiniciar las procesiones de Semana
Santa en el pueblo de Mazarrn, poniendo fin a esa situacin.
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno. Existe documento de
su fundacin con fecha 15 de junio de 1876 que dice entre sus
contenidos: aprob el Sr. Obispo el Reglamento por el cual se ha de
regir la asociacin religiosa para dar culto a la Sagrada imagen de
Nuestro Padre Jess Nazareno. La veneracin a esta imagen se piensa
que debe ser anterior a la fecha sealada. Se dice que esta Hermandad
en la actualidad cofrada- se crea para promover el culto que en
pocas no muy distantes se daba a Nuestro Padre Jess Nazareno275.
Vicisitudes de la historia o desnimo de sus cofrades, lo cierto y verdad
es que se pierde la memoria de su existencia sin que quede rastro
alguno de cuando ni cmo desapareci.
Situacin similar se da en las tres cofradas restantes que son: San
Juan Evangelista, Santo Sepulcro, y Nuestra Seora de los Dolores.
Hay que aclarar que en 1982 los componentes del grupo inicial que
retomaron este tema, decidieron constituir una nica Cofrada ante el
Obispado, que es la ya reseada al principio, e incluir en ella las tres
asociaciones restantes que pasaran a ser Agrupaciones dentro de la
cofrada de Ntro. Padre Jess Nazareno. En aos sucesivos se ampliara
el patrimonio imaginero y adquiri en 1986 imagen de Nuestra Seora
de la Cruz, as como otras que conforman el Calvario.
Domingo de Ramos celebra procesin litrgica de Las Palmas.
Martes Santo tiene lugar su primera procesin popular definida
en Mazarrn De las Siete Palabras que es presidida por la imagen de
Cristo en el Calvario del escultor Jos Lorente Snchez (1991); est
organizada por la Asociacin de la Adoracin Nocturna y Hermandad
de San Juan Evangelista.
Jueves Santo. Procesin del Prendimiento. Participan en ella los
pasos de: La Oracin del Huerto, San Pedro Apstol, Cristo
275

Revista de Semana Santa de Mazarrn, 1996.

224

Amarrado a la Columna276, y Nuestro Padre Jess Nazareno, imagen


del siglo XVIII que corresponde por sus caractersticas a la escuela
granadina (de particular elegancia y policromado); es de vestir, que es
la forma comn adoptada en la mayora de estas imgenes; pero es
curioso que a esta de Mazarrn en 1986 el escultor Francisco Liza le
compone el cuerpo y pies, y le talla unas manos para que la misma
imagen, cuando fuera necesario, pudiera figurar transformada en Cristo
del Recate; as tambin en los talleres lorquinos de Cristbal Leal se
borda una tnica de terciopelo morado y oro para la ocasin. El trono
es obra del retablista Jos Lorente Snchez (1982).
Otras imgenes que intervienen son: La Vernica, Santa Mara
Magdalena y San Juan Evangelista. Estas tallas fueron iniciadas por
Snchez Lozano y terminadas por su alumno Francisco Liza (1987). En
la actualidad la imagen de La Vernica que desfila es de Antonio
Garca Mengual. La Santsima Virgen de los Dolores, fue esculpida por
Jos Snchez Lozano en 1957.
Viernes Santo. Por la maana, Procesin de Penitencia, con los
siguientes pasos: Ecce Homo, Cristo en el Calvario y Virgen de las
Angustias, sta es obra de Antonio Garca Mengual. Por la noche
Procesin del Santo Entierro en la que participan: Cristo de la
Expiracin, Virgen de las Angustias, Santo Entierro, La Vernica,
Mara Magdalena, San Juan y Santsima Virgen de los Dolores.
Acompaan este desfile varias bandas de msica.
Domingo de Resurreccin tiene lugar Procesin compuesta por
el trono del ngel Triunfal, Virgen Gloriosa, de vestir, tallada por
Francisco de Liza en 1986; lleva corona chapada en oro y pedrera
realizada por el orfebre Vicente Segura. Desfilan adems San Juan
Evangelista, Santsima Virgen de los Dolores y El Resucitado.
Dice el Presidente del Cabildo Superior de Cofradas de Mazarrn
unas palabras de particular sentido comn y humildad, adems de
entraables: Nosotros no pretendemos compararnos con las
procesiones de las grandes ciudades. Nuestro deseo al llegar estas
276

Con este paso del Cristo Amarrado a la Columna, se recoge una tradicin antiqusima con
hondas races en la religiosidad popular, como es la advocacin del Sagrado Corazn de Jess y de
Mara Santsima. Vemos que en Mazarrn, sin ser agrupacin pasionaria, la Real Congregacin de
los Sagrados Corazones de Jess y Mara, colaboran en la organizacin de esta procesin. El tema
del Sagrado Corazn de Jess, as como el tema del Santsimo Sacramento, est muy confuso en las
pocas citas o referencias que de ello se hacen en los temas de Semana Santa. Ambas devociones
cuentan en el calendario litrgico con fiesta propia. Y ambas estn vinculadas a los episodios del
cenculo.

225

fechas es hacer pblico nuestro amor y cario a Jess en la forma ms


intensa y afectiva
Tras conocer los sentimientos del Cabildo terminamos los datos
sobre la semana Santa de Mazarrn hablando de una de las
singularidades que la caracteriza, y es que las imgenes no son llevadas
por portapasos nazarenos adscritos a la cofrada correspondiente sino
que se asignan dichos puestos por puja realizada unas horas antes
(Blanca y Fortuna tambin lo hacen). Es el medio de financiar, hasta
donde pueda ser, los costos econmicos de estas procesiones.
En el apartado de representaciones no se conoce ninguna. Existe
desde el ao 1995 El va Crucis de Mazarrn. Se le encarg al
escultor Mariano Guilln Riquelme que lo hizo representado en
esculturas de bajorrelieve. Sus catorce placas se colocaron a lo largo de
un recorrido preestablecido y es rezado con gran asistencia de pblico
los Viernes de Cuaresma y Semana Santa.
MOLINA DE SEGURA. En la revista de Semana Santa de
2005, su Alcalde dedica un saludo a los lectores y en uno de sus
prrafos expone: A nadie escapa el crecimiento demogrfico,
econmico y sociocultural que est experimentando nuestro pueblo en
estos ltimos aos, cuestin esta que nos obliga a redoblar esfuerzos
desde el Ayuntamiento. En los ltimos meses se ha descubierto una
muralla rabe en el solar de una antigua fbrica de conservas,
prestndole por parte del Ayuntamiento gran atencin. As tambin se
han publicado trabajos recopilatorios de las tradiciones del pueblo,
poniendo gran empeo en recuperar unas y en mantener las no
olvidadas.
Una de las caractersticas de Molina se resume en el breve slogan
Molina, pequeo Vaticano, el cual revela su tradicional religiosidad,
pues ha dado a la Iglesia numerosas vocaciones seculares y regulares.
Su idiosincrasia es que los vientos anticlericales de algunos tramos de
los siglos XIX, XX, no prevalecieron en sus filas de creyentes
convencidos. Agustn Lpez, sacerdote, censura a los tibios y en la
revista de Semana Santa, 2005, pg. 23, cita una frase del Apocalipsis
(3,16) Ojal fueras fro o caliente; ms como eres tibio, no eres
caliente ni fro; estoy para vomitarte de mi boca, y aade: Para m
que en la actualidad, peor que la persecucin ms o menos solapada
que se est dando contra la Iglesia Catlica, es la indiferencia y tibieza
de muchos de los catlicos que viven como si no lo fueran.

226

Las Procesiones pasionarias slo cuentan con unos quince aos de


historia tras su renacer despus de la Guerra de 1936, y sin embargo se
han convertido en un referente de cierta entidad cultural; quizs si
hubiera que sintetizar este logro podra decirse que es consecuencia de
un gran esfuerzo de todos. El Cabildo Superior de Cofradas
Pasionarias aprob sus estatutos el pasado 1997 y uno de sus artculos
manifiesta que: Es funcin de este Cabildo y de su Presidente unir y
coordinar esfuerzos e ilusin con el objetivo de que nuestra Semana
Santa alcance el esplendor que nuestra ciudad por su importancia
merece.
En el siglo XVIII ya existan procesiones de Semana Santa en
Molina de Segura; a ello alude Don Antonio de los Reyes que con
referencia a este siglo expone en los Cuadernos de Estudios
Molinenses: La presidencia de las procesiones (pg. 6) y
Prohibiciones en los desfiles de Semana Santa (pg. 16): Sobre las
prohibiciones aludidas estn las consabidas, que afectaron a toda
Espaa, de no permitir que se celebraran durante la noche procesin
alguna, ni que hubieran penitentes de sangre, o empalados; que se
celebraran bailes en el interior de los templos, etc.; todo ello fue
promulgado por Carlos III, a instancias de los obispos. Las procesiones
continuaron hasta los aos sesenta (posiblemente con algn intervalo
de decadencia) ltimos que ante la precariedad econmica de las
cofradas y la falta de cofrades fueron decayendo hasta desaparecer del
todo. Nuevamente reactivadas a finales de los aos ochenta.
Domingo de Ramos. Entrada Triunfal de Jess en Jerusaln
organizada por la cofrada de San Juan, con sede en la Iglesia de San
Vicente. Participa la imagen de Jess sobre la burrica; desfilan los
nazarenos vestidos con la tnica blanca, capa y capuz rojo. Jos
Moreno Martnez, sacerdote, reflexionando sobre esta procesin relata
un adagio como medio de que sea vivida e interiorizada277
Jueves Santo. Cofrada del Santsimo Cristo de las Penas,
responsable de la Procesin del Silencio que forma en la Ermita de San

277

En todo este recuerdo me vino a la memoria aquel relato, llamado Escondrijo que dice as:
Hubo un maestro que lleg a ser una verdadera leyenda viviente. Era sabio y tan mstico que se
deca incluso que en una ocasin el mismo Dios le pregunt al maestro: Qusiera jugar al escondite
con la humanidad. He preguntado a mis ngeles cul es el mejor lugar para esconderme, y unos me
han dicho que en el fondo del oceano, otros me han dicho que en la cara oculta de la luna o alguna
estrella lejana. Qu me sugieres proponer t? Entonces el Maestro respondi: Escndete en el
corazn humano. Es el ltimo lugar en el que pensarn que ests, es el ltimo lugar en el que las
personas te buscarn.

227

Roque278; intervienen Trono Insignia, Virgen Dolorosa, y el Cristo de


las Penas de Bernab Gil.
El presidente en el presente ao de 2005 manifestaba una serie de
peticiones a su amado Cristo de las Penas y una de ellas deca: Este
ao tenso, con violencia, guerra, violaciones, hago un llamamiento a
todos, nazarenos y pueblos que lo presencian, ofrezcamos, con
oraciones, este desfile pasionario, para que esas guerras terminen
Semana Santa pg. 13, ao 2005. Cabildo Superior de Cofradas
Pasionarias de Molina de Segura.
El mayordomo de esta misma entidad, en la misma revista pg.40
expone lo siguiente: Mi opinin es la de un hombre de poca
formacin, por lo tanto sin autoridad para afirmar nada pero me salta a
la vista que el fondo de la cuestin est en nuestro propio egosmo.
Tanto es as que no hay nadie que se acuse as mismo de ser egosta,
sin embargo todos tenemos en mayor o menor grado, algo de eso
Viernes Santo. Santo Entierro, posee capilla propia en la iglesia
de La Asuncin y organiza esta cofrada la procesin que forma a las
nueve de la noche; en ella participan: La Piedad, Santa Cruz con Mara
Magdalena, y Cristo Yacente, las tres de Jos Hernndez Navarro; La
Soledad de Bernab Gil; y El Cristo del Consuelo, tambin de
Hernndez Navarro.
Estos dos escultores que acaparan la autora de las imgenes, son
de los ms sealados en plasmar referentes artsticos alejados del estilo
Barroco.Hernndez Navarro busca ms las tipologas actuales, la
creatividad, nuevas iconografas, un gran realismo y la fuerza de los
sentimientos, mientras que Bernab lo hace desde el momento del
sosiego y a travs de unos postulados ms clsicos.
Domingo de Resurreccin. Cofrada de la Resurreccin de
Nuestro Seor Jesucristo y Mara Santsima de la Victoria y del
Rosario, con sede en la iglesia del Sagrado Corazn, que es la
responsable de organizar esta alegre marcha de jbilo nacida el ao

278

Es muy antigua la devocin a San Roque en Molina de Segura; parece ser que surgi en la Edad
Media con motivo de llegarles la epidemia de la llamada Peste Negra (1348). El paraje est
extramuros de la ciudad y en la actualidad la ermita es utilizada como depsito de imgenes de las
que desfilan en Semana Santa, as como punto de formacin de casi todas las procesiones. Su
arquitectura y su historia est estudiada por D. Manuel Arnaldos en Biblioteca molinense. Y por
Don Antonio de los Reyes que en Cuadernos: Centro de Estudios Molinenses en la pg, 5 dedica
un artculo a La Ermita de San Roque.

228

1996. Desfilan: Cruz Triunfante, obra de Vzquez Juncal, San Juan,


Cristo Resucitado y Mara Santsima de la Victoria279.
En Molina es digno de resaltar el que se realiza un Va Crucis
viviente. La persona que encarna a Jesucristo porta una pesada cruz de
maderos rsticos; va vestido con sencilla tnica blanca y capa de cada
al hilo color rojo, yendo flanqueado durante el recorrido por dos
soldados romanos posedos de escudo y pica. As tambin el resto de
personajes van ataviados con ropas de formas parecidas a las hebreas, e
incluso hay un grupo de mujeres que representan a las de Jerusaln,
tocadas por manto negro, sandalia frailuna, vestido de rada tela oscura,
e interpretando su papel de plaideras sufrientes muy a tono con las
circunstancias. Este Va Crucis le da mucha entidad a la Semana Santa
de Molina de Segura y en los ltimos aos su recorrido lo conduce por
los ncleos urbanos levantados en los alrededores de la ciudad; este
ao de 2005 el va Crucis viviente fue rezado desde Molina hacia la
urbanizacion Alto Real.
En el siglo XIX ya se celebraban va crucis pblicos procesionales
que discurran por las calles, entonces nuevas: Los Pasos, Calvario,
Platera, Sepulcro, Salitre e Iglesia (Antonio de los Reyes.
Cuadernos: Estudios Molinenses, pg. 31). De ese siglo se conservan
capillas minsculas incrustadas en los muros a lo largo de las calles en
las cuales se desarrollaba este rezo. Hay constancia de que se daba
Sermn de las Siete Palabras. Cabe pensar que tambin se celebrara
Desenclavamiento y Descendimiento. En la actualidad no se ofrece ni
una cosa ni la otra, ni el dicho sermn.
MORATALLA. Obviamente su Semana Santa la singulariza en
la actualidad el Toque del tambor280. Lo diferente no es que haya

279

El nombre de la iglesia damos el dato como nota curiosa-, responde a la historia de la Virgen
del Rosario que intercedi en la victoria, sobre la que cuenta Antonio Ballester Ruiz que el rey
Jaime I de Aragn, antes de entrar en Murcia conquist la ciudad vecina de Callosa de Segura en la
que estuvo varios das, llevando consigo a la imagen de la Virgen del Rosario, que finalmente
dejara en Murcia. En 1604, en Murcia, se fund la cofrada de Nuestra Seora del Rosario por el
testimonio que de estos hechos dio el Maestro General de la Orden de Santo Domingo, el Revdo.
P. Fray Antonio Cloche, el 29 de julio de 1589. Hay una versin de don Javier Fuentes y Ponte en
su Espaa Mariana Regin de Murcia, en la que asegura que la imagen fue trada a Murcia por
San Pedro Nolasco cuando acompaaba a Jame I. Pero es el propio autor el que en otra obra suya,
escrita en 1890, Historia del Culto de la Virgen en Espaa, el que afirma que San Pedro Nolasco
muri en 1278, es decir, nueve aos antes de que Jame I tomara Murcia
280
El Presidente de la Asociacin del Tambor de Moratalla, D. Nicasio Marn Lpez, me aclaraba
personalmente que no se denomina tamborada, sino Toque de Tambor. Puede tener su
explicacin, el presidente est de acuerdo que en Moratalla cada tamborista toca segn su libre
eleccin y modo personal de hacerlo. La tamborada es aquella en la que todos los tamboristas se
atienen a una composicin determinada que todos interpretan a la vez, bajo unas reglas.

229

recital de tambores, sino el modo de tocarlo el moratallero, eso s que


es verdaderamente curioso y sorprendente.
Hay dos tipos de opinin acerca de esta expresin cultural, los
que defienden esa idiosincrasia y los que la censuran con dureza. De lo
que no cabe duda pensamos- es que para los tamboristas natos
constituye un ejercicio -rayano casi en la mstica-, tocar el tambor a
solas, con independencia plena, aun estando rodeados de cientos de
tamboristas que tambin lo hacen, es espectacular; cada golpe de
palillos les infiere un estmulo escatolgico que convierte el acto en
expresin doctrinal. Tocar en solitario y a su manera es para los
moratalleros tamboristas un acto litrgico, un rito personal e
intransferible. Por lo que dicen los propios protagonistas, esos
momentos son muy especiales.
Hace falta estudiar y reflexionar sobre cmo puede ser conjugada
dicha mstica con esa otra faceta social y externa que convierte el
evento en una ristra de expresiones vulgares y mal sonantes que suelen
emplear la mayora de tamborileros. Esta forma de expresarse es casi
consustancial, pues forma parte de los hondos sentimientos del pueblo.
Ambas actitudes parece ser que son inseparables. El alma y el
esfuerzo fsico que ponen en el toque del tambor, y la trasgresin de las
ms elementales normas de discrecin y compostura en estas fiestas,
los hace incompatibles y sin embargo lo son. Vincular la mstica del
tamborilero con los excesos de consumo de bebidas alcohlicas que
suelen hacer en esos das y el seudo carnaval que se crea, no es fcil de
aceptar, ni de entender. Contrasta el que de una parte necesiten tocar el
tambor, emanando tal necesidad de una manifiesta fe en Cristo, y que,
de otra parte, para completar el acto lo tengan que aderezar con gestos
ms bien desordenados.
Las indumentarias que llevan los tamborileros son estrafalarias dentro de un orden- pero la conclusin de estas distorsiones externas
son que las gentes del tambor, en su interior viven una fiesta autntica
de tanto calado religioso como social. Viven una rememoracin de la
Pasin, pero desde unos parmetros radicales de rechazo social hacia
las clases ms elevadas, mecenas y organizadores primordiales de los
actos tradicionales de la Semana Santa.
En el ao 1992 se constituy la Asociacin de Tamboristas de
Moratalla, y sin cambiar lo esencial del toque de tambor abrieron una
etapa ms cercana a los actos litrgicos y religiosos. Jueves y Viernes

230

Santo colaboran tantos tamboristas que da pie a la expresin de que:


toca el tambor todo el pueblo. Surgen tambin coplas populares
como esta cuarteta:
El Tambor es como yo,
lo mismo canta que llora;
y, como buen hombre, baila
segn el son que le tocan
As, pues, este instrumento se ha convertido para Moratalla en un
hecho con definidas seas de identidad. Lo fabrican con piel de cordero
y de cabra en talleres profesionales y en casas particulares,
constituyendo fuente de ingresos econmicos para muchas familias que
ejercen el oficio, el cual han aprendido por intuicin, tradicin y
trabajo cotidiano en los talleres.
En su ejecucin instrumental el tamborilero de Moratalla toca a
su aire, es individualista, pero siente tanto lo que interpreta que entre
ellos no se estorban, a pesar de tocar cada uno notas diferentes; esta es
quizs la caracterstica ms sorprendente y arriesgada.
Las tnicas que visten suelen ser en telas floreadas y de adornos a
base de animales de especial simbolismo, como el gato (smbolo de la
rebelda) hecho con pedazos de otras telas (tipo catn) normalmente de
diseo contrastado al de la tnica sobre la que son aplicados los dichos
pedazos; los llevan colocados a modo de parche. La parte de abajo que
roza las piernas a la altura de los tobillos suele llevar un volante rizado
que la hace al mismo tiempo que vaporosa poco esbelta.
Tnicas, sonidos y colores contribuyen a que el ambiente creado
sea estticamente abigarrado, estridente e indisciplinado. Sin embargo
se fij as con premeditacin, pues era el medio de expresar una
protesta contra las gentes socialmente superiores, a las que ellos
rechazaban; ello origin el que se creara, paralelamente, otra Semana
Santa, que la costumbre y el tiempo la han ido matizando hasta
convertirla en referente cultural de primer orden para esta ciudad.
Un cambio razonable y necesario se inici en 1992 al ser creada la
Asociacin del Tambor, desde la cual se programan actividades
culturales y se dictan nuevas normas que permiten hoy en da que las
dos formas de celebrar la Semana Santa convivan unidas con la mayor
coherencia y aprovechamiento.

231

A pesar de este avance en los comportamientos sigue existiendo


un conglomerado suigneris entre el toque del tambor y las
procesiones religiosas281. En ello hacemos hincapi de la espiritualidad
del tamborista moratallero, tanto como del nazareno penitente, as
como la aportacin de religiosidad y cultura de ambos grupos.
El tamborista lo que quiere es tocar como le parece y en el lugar
que l decide, acompaado por un grupo o en solitario, dentro o a las
fueras de la ciudad; es por encima de todo creyente y lo hace as
porque es su forma particular de expresar su espiritualidad. Y, a pesar
de esta individualidad, cada ao en la Plaza Mayor el presidente de la
Asociacin del Tambor estima que se congregan unas tres mil personas
para tocar juntas.
El redoble de sus palillos sobre la piel del instrumento hace vibrar
el aire de Jueves y Viernes Santo desde las diez de la maana a las
veinte horas de la noche. Los tamborileros tocan con sentimiento
litrgico, sin perder nunca el tono reverente, conmovedor y, a veces,
desgarrador. Es toda una penitencia; de hecho los hay que le sangran
las uas de tanto tensar las manos pero se colocan un vendaje y siguen
tocando; estas situaciones son las que nos dan la clave para hablar de
la mstica del tambor
El tambor es en suma, un conjunto de golpes que a veces te
acompaan y en otras te defiendes contra ellos porque te hieren y
rompen con dureza tu pasividad rasgando el velo de tus vestiduras.
Indiferente nunca te deja; sus golpes calan tanto en el tmpano como en
el fondo de tu alma; por ello es admirable la aficin de los nios por
tocar el tambor. Desde que nacen no es que se acostumbran a
escucharlo y luego lo tocan sino que nacen ya tamborileros o
tamboristas.
Si tuviramos que establecer un paralelismo entre obras de Arte y
el toque del tambor de Moratalla, escogeramos la pintura expresionista
y simbolista religiosa de Georges Rouault en su obra Cristo
escarnecido, de fuertes impulsos sociales. James Ensor, en La
entrada de Cristo en Bruselas, de cuyas mscaras acompaantes el
propio autor las calificaba de dolientes, escandalizadas, insolentes,
crueles y maliciosas. Tambin Emil Nolde que en el Triptico de Santa
281

Los datos ofrecidos corresponden, bsicamente, al libro de: GARCA GARCA, Marcial.
Ermitas y Cofradas: La religiosidad Popular en Moratalla. Editado por la Asociacin Cultural
Nuestro Padre Jess Nazareno. Moratalla, 2003. Dicho libro me ha sido facilitado por el autor,
desinteresadamente, as como informacin de la Semana Santa de Moratalla en conversacin
personal mantenida con l.

232

Mara Egipciaca, le impone la virulencia del color para expresar la


burla, la vulgaridad de la masa populachera efervescente. La verdad,
tal cual ellos la interpretan, es as de afilada, descarada, indisciplinada
y anrquica, pero segn la expresan- siempre es desgarradora y su
expresin todo un ritual282.
Sobre los antecedentes del tambor y su dilatada historia, pues data
de seis mil aos antes de Cristo283, en Moratalla, data del siglo XVII;
est documentada la participacin de tambores en la romera del
Patrn, Jesucristo Aparecido, como parte de la soldadesca que le renda
honores.
En el XVIII, en su funcin de Visitador, el Obispo Belluga hizo a
la Orden de Santiago en Moratalla la obligada revisin; posterior a ella
escribi una carta a las autoridades rogndoles se prohibiera vestir esas
tnicas y capirotes, escandalosos, as como que se dejara de celebrar el
toque del tambor284. Despus, en 1905, Los peridicos de Moratalla El
Ideal y El Progreso publicaron cmo se peda al Ayuntamiento la
suspensin de costumbre tan brbara y primitiva, porque no estaba bien
visto. Tambin publicaron los mismos peridicos en 1918, poemas
sobre el famoso tamborista Restituto Lozano, ensalzndolo.
Sobre de dnde lleg esta cultura del toque del tambor en Semana
Santa, en el libro, El Tambor en la Semana Santa de Moratalla,
Marcial Garca expone un resumen de la historia de este instrumento.
282

En Moratalla se publicaba El Progreso, en el ejemplar del 13 de abril de 1911, una crnica que
deca lo siguiente: Aqu la Semana Santa es todo lo contrario de lo que es en otros pueblos; sus
das son das de alegra, pero de una alegra desbordada. La gente re, se divierteLos hombres,
unos tocan, otros ven tocar, y casi todos beben como en los ms alegres das de fiesta. Y si a esto se
le aade que la borrachera, el insulto en todas sus groseras, son el resultado de esta bacanal sin
freno, se tendr un retrato fiel de la tradicional costumbre que ha borrado con su energa y entereza
el actual alcalde de esta villa, Don Jos Teruel Escobar. MUOZ ZIELINSKI, Manuel.
Calendario Festivo. Pg. 211. Tambin en, Ermitas y Cofradas, su autor, GARCA GARCA,
Marcial, que ofrece en el Apndice Documental varios textos recogidos de prensa, contratos de
cofradas sobre adquisicin de prendas suntuarias, etc. Contrastado con el texto antes expuesto se
tiene otro que da una visin muy diferente; su autor es Jos Luis Snchez, que en el peridico de La
Verdad el da 28 de marzo de 1996, pg. 22, dice: La Semana Santa de Moratalla, la Fiesta del
Tambor, est declarada de Inters Turstico Regional. A ello ha contribuido el esfuerzo de todos los
moratalleros-tamboristasDesde su creacin la Asociacin de Tamboristas viene organizando una
serie de actividades y actos culturales de los que anteriormente careca Moratalla. Entre ellos, la
edicin de un programa-revista con artculos y fotografas referentes a la Semana Santa, tanto en lo
concerniente al tambor como a los desfiles procesionales. Hay un libro de VV AA, titulado: El
Tambor en la Semana Santa de Moratalla, Editado por el Ayuntamiento y por la Tertulia Cultural
HISN Muratalla. 1997, en el cual se hace un profundo estudio del instrumento y de la tamborada
de esta localidad.
283
GARCA GARCA, Marcial, realiza un estudio muy documentado sobre el origen del tambor:
El Tambor en la Semana Santa de Moratalla (Pags. 11-36).
284
Datos que me han sido ofrecidos, en conversacin telefnica, por Marcial Garca Garca.
Seguimos sus trabajos sobre la Semana Santa de Moratalla, y agradecemos su ayuda que nos
merece toda credibilidad, as como las fuentes que aporta.

233

La opinin que ms prevalece es que a Moratalla lleg importada del


Bajo Aragn; posiblemente la trajo algn franciscano procedente de
aquellas tierras.
Tradicionalmente el tambor tambin recibe un rechazo como
instrumento deficiente, mal visto por la alta sociedad, aunque este
sentimiento es cosa superada en estos tiempos. Msicos de amplia
formacin profesional y mucha fama compusieron obras en las que se
le daba un gran protagonismo al tambor. Es el caso de Stravinsky en la
Consagracin de la Primavera. Tambin Gustav Holst, en Los Planetas
(Slo compuso siete. La Tierra y Plutn quedaron sin componer), los
instrumentos de percusin engrandecen esta composicin y el tambor
tiene un particular protagonismo en Marte.
Pero si el toque del tambor data del siglo XVII, la Semana Santa
de Moratalla se sabe de ella desde el siglo XVI que ya contaba con las
cofradas de: Sangre de Cristo y de La Soledad. En el siglo XIX tuvo
un periodo de esplendor. En 1936 prcticamente desapareci todo
vestigio de esta fiesta. Resurgi hacia 1940, pero nuevamente decay
hacia 1950, llegando casi a desaparecer por completo en los aos de
1960. En ese vestigio que nunca muri destaca que no dej de
celebrarse procesin del Santo Entierro. En la dcada de los ochenta es
cuando de nuevo fueron revitalizados con mucha fuerza los desfiles
pasionarios y la tamborada.
Y, pese a lo dicho, el origen de tocar el tambor en Moratalla con
carcter de prolongada tamborada, no est confirmado. Es cierto que
en el artculo Orgenes del Tambor de Jess Navarro Egea (Programa
de Semana Santa de Calasparra 2002) dice lo siguiente: Nuestras
conversaciones y lecturas de avezados investigadores en estudios
antropolgicos, etnogrficos, histricos o costumbristas, han dado
siempre la misma respuesta: no existe documentacin relativa al
tambor en Moratalla tal como aproximadamente lo conocemos hoy,
antes de la segunda mitad del XIX
Celebraciones tan conocidas en Murcia como es el Bando de la
Huerta, surgieron en 1851, pudiendo tener su origen -segn varios
autores- en las mascaradas, msicas, carrozas y desfiles del siglo
XVIII, as como en fiestas reales en honor de la proclamacin de
Fernando VII en 1746.
En cualquier caso, sigue comentando el autor de dicho artculo:
La sorpresa aparece cuando la afanosamente buscada fecha de los

234

inicios de la fiesta del tambor se hallan en las oportunas disposiciones


de nuestra primera autoridad local Don Cosme Ramn Rueda y Ruiz,
que nos ha proporcionado el inestimable bien de concurrir a todos los
actos de la iglesia y cumplir nuestros deberes religiosos con la quietud
y recogimiento propios de estos das, prohibindose en absoluto el
toque de los tambores en los crticos das de Jueves y Viernes Santo.
No nos cansaremos de aplaudir tan acertada medida desarraigando una
costumbre que rayaba en el salvajismo, implantada en 1850.
Jess Navarro Egea, estima, por otro lado, como posible origen
de tocar el tambor en Moratalla, los ceremoniales de Semana Santa
celebrados en las iglesias, concretamente en el Oficio de Tinieblas;
teniendo en cuenta que fue precisamente la Iglesia la que introdujo el
ingrediente de hacer ruido como expresin de gozo por la Resurreccin
de Cristo. Costumbre esta que se conoce desde el siglo XVIII.
Otra opinin distinta y ceida a la tamborada de Mula, la
escuchamos, de voz, a Juan Gonzlez Castao que estima que el origen
de la Tamborada de Mula naci a finales del XIX, y que es impensable
que existiera durante la Inquisicin; por lo tanto hasta desaparecida
esta Institucin no se concibe semejante manifestacin. Conclusin
vlida para Mula y para Moratalla. Tras lo expuesto desde luego toma
cuerpo la opinin de que estas tamboradas tubieron sus comienzos en
el siglo XIX, ms a finales que a mediados, si bien es cierto que en la
cita documental ofrecida antes, ajustada a Moratalla, se dice que fue
en 1850.
Al margen del tema de la tamborada estn las Cofradas, parte
esencial en la Semana Santa de cada lugar. En Moratalla una de las
ms antiguas es la de la Sangre. El primer documento que habla sobre
ella es el testamento de Allonso Ximenez el Viejo (1559), que deja
manda a la Cofrada del nombre de Jesu xpto, que tena su sede en la
Parroquial. (La ms antigua podra ser la del Santo Nombre de Jess o
Santsimo Aparecimiento; nombre dado por producirse aparicin de
Cristo a un hombre bueno del pueblo; dato recogido en el libro de las
constituciones de dicha cofrada285. La primera imagen que posey
parece ser que fue un Cristo crucificado que se sigue inventariando
como Cristo de las nimas. Posteriormente, en el siglo XIX se dispuso
de una imagen de Cristo Amarrado a la columna, destruida en 1936. En
285

Sobre este milagro pueden consultar el libro de: Ermitas y Cofradas, de Marcial Garca Garca.
(Asociacin Cultural de Nuestro Padre Jess Nazareno. Moratalla. 2003). De este libro extraemos la
mayora de los datos ofrecidos sobre Moratalla. Tambin por la informacin dada en entrevista
personal con este autor.

235

1940 se adquiri otra, con la misma iconografa y pasaje, de los talleres


de Cordoner de Madrid.
La Cofrada ha estado unos treinta aos sin actividad y la imagen
del Amarrado participaba en la procesin del Silencio hasta el ao
2005 que lo har nuevamente con la propia cofrada de la Sangre por
haber sido restituida. En la revista Los coloraos Pg. 43 (1986) de la
Archicofrada de la Sangre de Murcia se publica como fecha de
fundacin de la de Moratalla el ao 1574. Marcial Garca en el libro de
Ermitas y Cofradas estima que: A la luz de los documentos dicha
fecha es errnea.
Nuestra Seora de la Soledad, otra de las cofradas sealadas de
esta villa, en las primeras constituciones se denominaba: Santa y
Venerable Cofrada, de la Reyna de los ngeles, Mara santsima
Madre de Dios, y Seora Nuestra Abogada de los pecadores con el
Ttulo de la Soledad, en las Amarguras y Dolores de la Sagrada
Muerte, y Pasin de su Santsimo Hijo Jess Dios hecho Hombre por la
redencin del Jenero Umano, y Salvacin nuestra. Toda una retahila
de nombres encadenados frecuente en la poca para designar el ttulo
de una cofrada, que ms pareca una sinopsis de sus planteamientos
religiosos y estatutarios.
Imagen de La Soledad ya la haba en 1591, hecho casi inslito en
aquellas fechas; en un documento se dice Una imagen de Nuestra
Seora de la Soledad vestida de negro con su manto. (II Libro de la
Cofrada, que comprende hasta 1792, en el Archivo Parroquial de
Moratalla) Que se conserve este libro facilita ms documentacin de la
habitual sobre esta asociacin religiosa, la cual recibi en el siglo XVI
donaciones importantes por escritura o mandas testamentarias, que
permiten levantar ermita propia y adquirir complementos suntuarios.
Sus primeras constituciones se aprobaron el da uno de julio
(1767). En los comienzos slo poda admitir 33 hermanos como
recuerdo a los aos que vivi Jesucristo. Procesionaba con esta
cofrada la imagen de Cristo crucificado. La primera imagen de la
Virgen era de devanadera (1761), de autor desconocido, desaparecida
en 1936. Fue adquirida nueva imagen al escultor Schez Roca; imagen
de vestir, de cara llorona. Esta cofrada organizaba Viernes Santo en la
tarde el Descendimiento.
Cofrada de Santa Ana y Dulce Nombre de Jess Nazareno
fundada en 1590 (dato averiguado a travs de testamentos investigados

236

por Marcial Garca. En 1616 se encarga al bordador murciano Lorenzo


Juarez, una manga de cruz y un pendn, ajustado por 1040 reales. En la
manga de cruz tendra que llevar bordadas cuatro imgenes: Jess
Nazareno, Santa Ana, La Anunciacin y Santa Elena; cotitular sta
ltima que no se prodiga en titulares de cofradas pasionarias a pesar de
su implicacin en el tema del hallazgo de la cruz de Cristo segn la
tradicin286
Visten tnica de color morado. Relacionado con ella es frecuente
que muchos hermanos indiquen, sobre todo en los testamentos, que
desean ser enterrados con la tnica de la cofrada a la cual pertenecen.
sta era abierta y por tanto no tena nmero fijado de hermanos ni
tampoco estamento social establecido. En cuanto al nombre hacia
mediados del siglo XVIII, la titularidad de Jess Nazareno se va
imponiendo y queda definitivamente fijado, mientras que la ermita
sede prevalece titulada por Santa Ana (Archivo Histrico Provincial.
Protocolo 8838). Marcial Garca. Ermitas y Cofradas. pg. 68).
Y acerca de las procesiones de Semana Santa en Moratalla, resulta
llamativo que no desfile banda de tambores. Slo acompaa un tambor
sordo suyo sonido es opaco por llevar los tensores al mnimo; a
veces se les cubre la piel con un pao para amortiguar el sonido; por
eso le llaman sordo. Las procesiones se realizan por la noche ya que
durante el da suena el toque del tambor. Ambos actos se celebran
Jueves y Viernes Santo.
Mircoles Santo. Procesin de la Cofrada del Cristo de la Sangre
que tras muchos aos sin celebrarla este de 2005 se ha recuperado.
Desfila el titular, Cristo Amarrado a la Columna. Nazarenos con tnica
y capuz en rojo, llevando cordn a la cintura; no visten capa.
Jueves Santo procesin organizada por la cofrada de Ntro. Seor
Nazareno y Virgen de la Soledad. El titular es obra del moratallero
Domingo Blzquez Carrasco (1999), discpulo de Snchez Lozano. Su
costo fue de un milln trescientas mil ptas. La imagen primera se hizo
en el siglo XVIII y era de influencia salzillezca. En 1941, segn
informe oral de un paisano, se le encarga a Jos Snchez Lozano

286

GARCA GARCA, Marcial, en su libro Ermitas y Cofradas, estima que Santa Elena es titular
frecuente en cofradas pasionarias. Por lo que respecta a nuestra regin slo en Moratalla la hemos
hallado, bien es cierto que estudios sobre cofradas como el que para Moratalla ha desarrollada este
autor, escasean tanto que apenas hay unos pocos, como puede ser el realizado en Lorca y Alhama por
Domingo Munuera y por Fernando Rosas Gmez, repestivamente, y aun ni estos segn nuestra
estimacin- son tan rigurosos y amplios, en este tema, como el de Marcial Garca.

237

restauracin de una imagen de Jess Nazareno, destruida parcialmente


en 1936.
Visten tnica morada a la que en el ao 1996 se le bord el
escudo de la cofrada por la Maestra Teresa, natural de Moratalla.
Agregada a esta cofrada desfila la imagen de la Virgen de La Piedad,
de iconografa clsica y que es imagen de serie.
Por la noche Procesin del Silencio que se inicia a partir de las 24
horas, presidida por El Cristo del Rayo, obra de Molera (1945).
Acompaa tambor sordo y nazarenos alumbrantes.
Viernes Santo es celebrado desfile del Santo Entierro que
organiza la cofrada del Sepulcro, en la que procesiona tambin la
imagen de San Juan, obra de Roque Lpez del siglo XVIII. Tambin
desfila La Virgen de la Dolorosa.
Domingo de Resurreccin se celebraba procesin, pues un
decreto fechado el da 7 de abril de 1754 as lo confirma. En la
actualidad no se hace. Este da tiene lugar desde el ao 2000 el
siguiente desarrollo: Por la maana, se sitan al pie de la escalinata que
da acceso a la Parroquia, los tamborileros, lo hacen en dos filas
formando un pasillo. A las doce en punto se abre la puerta de la iglesia
en cuyo umbral sitan la imagen de Cristo Aparecido, momento en el
que los tamboreros irrumpen con el sonido de sus tambores e
interpretan la conocida Marcha de Moratalla. A continuacin el
Cristo llevado a hombros es desplazado hacindolo pasar por el dicho
pasillo formado por los tamborileros, llevndolo hasta el pretil del lado
izquierdo de la Plaza de la Iglesia, situndolo de cara a las tierras de
cultivo. Entonces el Prroco procede a la bendicin de los campos
esparciendo con el hisopo el agua bendita a personas y espacios.
Desenclavamiento. A travs de un testamento se sabe que en 1694
ya se haca esta representacin. En 1767 se dota a la Cofrada de la
Soledad de nuevas constituciones, y en uno de sus apartados dice: En
el libro con gasto Don Gines Lopez, en la Construccin y
Reedificazion de la soberana y Magen de Jesucristo, que esta cofrada
tiene para el Descendimiento de la Cruz de la tarde de el da de Viernes
Santo. (Marcial Garca. Ermitas y Cofradas. Pag. 46).
El acto comprenda tambin Sermn. (En la actualidad no se
celebra). El sermn era esperado con inters, pues alcanzaron fama los
dichos por Dominicos y Franciscanos. En estas fechas cobraban unos

238

30 reales por sermn. (Aproximadamente lo mismo cobraba en


Caravaca, en las mismas fechas, un bracero por tres semanas de
trabajo, o un pregonero por su misin durante un mes).
MULA. Centro geogrfico de la Regin de Murcia. Su ncleo
urbano est ubicado sobre el halda del montculo que acoge el castillo
enhiesto y vigilante, que constituye el punto cumbre del pueblo y
ejerce la funcin de bandera y punto de referencia para el forastero. De
ese montculo o mole que sostiene al castillo emergen humildes casas
en la parte alta ms cercana a l, y otras ms esplndidas y
arquitectnicas, con abolengo de emblemas y apellidos, que son las que
se ubican en lo que podramos considerar la basa o falda del montculo.
Todo el conjunto urbano ofrece un paisaje de referencias conventuales
por sus numerosas espadaas y torres que quiebran el horizonte.
Espacio que visto desde abajo te sugiere que subir a su fortaleza es
como estar ms cerca del cielo y obliga, al llegar a lo alto, a la
observacin inmediata de que Mula es un pueblo de pasado histrico
cuyo mejor documento de su vida religiosa cotidiana son sus templos,
ermitas y conventos detectados por sus campaniles, que revelan una
vida contemplativa y llena de devociones. El paisaje conventual que
describe el padre Riquelme Oliva, o.f.m., en su artculo publicado en la
revista Carthaginensia n 36 pgs. 347-383 (julio-diciembre 2003)
que cita el Monasterio de la Encarnacin de monjas clarisas de Mula,
que data de 1677 (pg. 377).
La historia moderna de esta ciudad est protagonizada por el
poder de los Fajardo287 que generaron durante el siglo XVII y
siguientes una pirmide social todava muy rgida, porque as era toda
la sociedad de la Europa cristiana. Las cofradas pasionarias daban la
oportunidad del asociacionismo, de ocupar cargos relevantes en ellas y
la colaboracin en el grupo. Este hecho era importante pues para
muchos ciudadanos constitua la nica va de ascenso social o de
reconocimiento personal, dato -como expusimos en las observaciones
del comienzo de este captulo- muy a tener en cuenta cuando
queramos analizar el fenmeno social de las cofradas.

287

Apellido noble a cuyo primer miembro se le concedi el Ttulo de Marqus de los Vlez. Lope
de Vega tiene una obra titulada: El Primer Fajardo, que narra la biografa del primer titular del
marquesado. En Murcia son muy conocidos porque en la primera mitad del siglo XVI alcanzaron
altas cotas de poder y cargos de gobierno como el de Adelantado de Murcia. El Marqus de los
Vlez mand construir una capilla en la Catedral (1497-1507) de estilo Gtico (inspirada en la del
Condestable de la Catedral de Burgos), siendo la ms espectacular y de mrito arquitectnico de las
que acoge nuestra Catedral. La Capilla de los Vlez es visitada por numerosas personas.

239

Cmo es, por todo esto, la Semana Santa de Mula? Es devota y


antigua, y como atestigua la historia ya se realizaban procesiones en el
siglo XVI. En la actualidad esta ciudad celebra estos das de forma ms
enriquecida y programada, a travs del Cabildo Superior de Cofradas,
procesiones. La Tamborada tiene lugar cada Martes Santo desde las
doce en punto de la noche hasta las trece horas de Mircoles Santo,
convertida en la clave de su singularidad en los tiempos actuales.
En Mula, adems del tambor, hasta hace unos veinte aos,
tambin era importante el sonido de las campanas, cornetas, violines,
cantos, etc. Otro elemento era el olor que llenaba su propio espacio la
cera ardiendo, el incienso, las flores; tambin el olor a sudor y a sangre,
e incluso el olor a vino que mezclado con hojas de mirto era el
ungento aplicado a los penitentes para lavar sus heridas.
Sobre la tamborada de Mula digamos que est marcada por un
recogimiento interno, exteriormente transformado en alboroto. Este
acontecimiento es muy distinto en formas al descrito sobre Toque del
Tambor de Moratalla. Aqu la tamborada estalla con sonidos de
alegra y congoja al mismo tiempo; sus tambores poco a poco van
templando el tono hasta convertirlo en voz fuerte que exaltada se
convierte en oracin que sube al cielo, adems de llegar hasta el
ltimo rincn de la ciudad. Los tamboristas visten una sencilla tnica
negra, sin capirote. Participan la mayora de los muleos, as como
numerosos forneos entusiastas del evento; suenan composiciones no
pautadas interpretadas en los mismos tiempos y transmitidas por
tradicin oral.
Al carecer de la oportuna documentacin hay desacuerdo en el
origen de este acontecer colectivo que tanto arraigo ha creado; unos
sitan sus orgenes en el siglo XVIII y otros en el XIX. Unos le dan un
origen religioso, participativo de ceremonias litrgicas-religiosas,
mientras que otros contemplan la posibilidad de que surgiera como
necesidad de alborotar y hacer ruido para protestar ante ciertos
acuerdos polticos-sociales288.
288

En la escasa bibliografa sobre la Tamborada de Mula lo ms riguroso que se ha investigado


en el tema lo ha realizado GONZLEZ CASTAO, Juan, en su libro: Origen y desarrollo de la
tamborada de la ciudad de Mula. Asociacin de tamboristas de la ciudad de Mula. Ayuntamiento
de la ciudad de Mula. 1994. Precisamente este autor plantea la posibilidad de que la Tamborada
surgiera como protesta de los propios tamborileros al intentar el Ayuntamiento eliminar su
actuacin por ciertos excesos y bromas que gastaban y que desde los poderes de gobierno de la
ciudad no se admitan. El origen del tambor en Mula lo sita hacia 1850. Histricamente se sabe
que en sus orgenes el tambor estuvo presente en enfrentamientos blicos; en otros episodios se
incluye como instrumento de ceremonias litrgicas, pero como elemento ldico no aparece hasta el
Renacimiento. Su sonido infiere estmulo, de ah la posibilidad de que acompaara a los hombres

240

El fenmeno del tambor, como expresin particular de la


rememoracin de la Pasin del Seor, no est muy presente en nuestra
regin; slo en Moratalla y Mula es tradicional. Empieza un periplo de
influencia en otros pueblos: Alcantarilla, Cehegn, Cieza, Jumilla,
Torres de Cotillas, que han organizado en los ltimos diez aos alguna
breve manifestacin de este tipo, pero en la que slo participan las
Bandas de Tambores de Armaos y algunas otras agrupaciones que con
mayor o menos apoyo social intentan asentar la cultura de la tamborada
como acto expreso de Semana Santa.
Lo que s estimamos es que se est difundiendo con celeridad, y
no pensamos que es moda, sino modo y premeditada actitud religiosa.
Es posible que uno de los temas ms sugestivos que puede tener la
Semana Santa a investigar sea la mstica del sonido del tambor (Tema
que nos planteamos estudiar en tiempo mediato).
Un episodio casi mgico y muy sorprendente en torno al tambor,
no viene de sus resonancias religiosas sino de su sonido puro que
estimula el sistema inmune de las personas al incrementar las clulas
defensivas que combaten el cncer y las enfermedades virales289. La
investigacin de campo est en marcha y de ello son responsables
profesionales de la medicina que trabajan en Estados Unidos.
Centrndonos en la parte de las cofradas, digamos que en Mula
en la actualidad existen cuatro y que organizan cinco procesiones. La
de la Virgen del Carmen, es la ms antigua (1606), con sede en su
propia Ermita, asentada sobre la ladera del castillo y que emergi
sobre los restos de una antigua mezquita290. Fueron aprobados sus
Estatutos el mismo ao de su fundacin por el obispo Alonso Coloma
Gallego, siendo los Marqueses de los Vlez, Hermanos Mayores
perpetuos. Esta cofrada se fund conjuntamente con la de la Virgen
del Rosario. No hay documento pero se intuye que ambas organizaran
procesiones, en particular Jueves y Viernes Santo. Por otro lado en el
libro de La Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Guzmn, pag. 46,
se dice que Snchez Maurandi indica que hay noticias de la existencia
de ambas cofradas en 1604.
para dirimir situaciones especiales; de ah que haya derivado el instrumento como elemento de
revuelta social, de protesta y, contrastadamente, de gua y temple en ceremoniales religiosos.
289
Los datos ofrecidos estn extrados del Artculo: El sonido de los tambores. Oyama S. Abigel.
Editado en la (Revista informativa de la Real, Pontificia, Ilustre y Penitencial Cofrada del Seor
Atado a la Columna y de Nuestra Seora de la Fraternidad en el Mayor Dolor. N. 52. Septiembre,
2002. Zaragoza.
290
BARCEL JIMNEZ, Juan. Pregn de Semana Santa. Mula 2000.

241

La cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno. Fue constituida a


mediados del siglo XIX291, siendo disuelta unos treinta aos despus;
fueron sus impulsores personas de un estrato social de tipo medio292.
Se volvi a reconstruir en mayo de 1911. Tras la guerra civil reaparece
en 1942 hasta nuestros das. El recuerdo que se tiene de la Semana
Santa de Mula es como hecho esplendoroso y en los aos cuarenta se
inici una poltica intentando recuperar dicho esplendor, cosa que ha
conseguido. La tradicional y significativa cofrada de N.P.J.N. tena
que ser una de las recuperadas para alcanzar tal meta293.
La cofrada de Asilo, fundada en 1965 por don Rafael Segura,
prroco que fue de Santo Domingo, tena un carcter expresamente
penitencial.

291

La primera imagen de Jess Nazareno, Juan Gonzlez Castao sita su hechura entre 17681824, Dice que fue la ltima en ser adquirida; antes lo fueron Nuestro Seor Atado a la Columna y
La Virgen de las Angustias, que posiblemente corresponda a la imagen inventariada en 1768.
Tambin en 1939 se public una estampa de Nuestro Padre Jess Nazareno en la que se lea: Esta
piadosa imagen del siglo XVII y de gran valor artstico, fue brbaramente mutilada y arrojada al
fuego por los comunistas y masones en el ao 1936. Seor, que todos los muleros trabajen para
restablecer las procesiones de Semana Santa con el antiguo esplendor. GONZLEZ CASTAO,
Juan. MUOZ CLARES, Manuel. La Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Guzmn de Mula.
Pg. 50. Ayuntamiento de Mula. 2000. La actual imagen de N.P.J. que procesiona, es obra de Jos
Snchez Lozano. La fotografa realizada por Almagro hacia 1890, presenta la imagen del Nazareno
clsica, con grande cruz a cuestas apoyada sobre el hombro izquierdo. En este caso Jess est a
punto de caer, sus rodillas marcadas a travs de la tnica, dibujan un ngulo claro que indica su
agotamiento, sufrimiento e inmediata cada. La imagen realizada por Snchez Lozano, es de las
mismas caractersticas que la anterior aunque Cristo est ms erguido y su mirada est ausente, lo
mismo que en la anterior, pero la diferencia estriba en que aquella tiene los ojos casi cerrados y
sta completamente abiertos y dirigidos al frente.
292
Semana Santa en Mula. La Verdad. Pg. 23. 1996.
293
De la antigedad de las procesiones y del esplendor nos da razn el siguiente prrafo escrito en
el libro La Iglesia Parroquial de Santo Domingo, antes citado, que dice: Precisamente en un
acuerdo del nico libro conservado, los cofrades deciden, el 25 de marzo de 1852, hacer un sorteo
entre todos para saber quines velarn el Monumento el Jueves y Viernes Santo y los que han de
acudir, en representacin de la institucin, a la procesin del Santo Entierro. Tambin indican que
tras los Oficios de Jueves Santo, pasen a visitar los monumentos de los otros templos. Todo esto
deja claro lo estructurada que ha tenido siempre la Semana Santa en Mula y cmo se cuida y
organiza todo con suma atencin. Hay en Mula una devocin significativa que en la actualidad no
se le presta atencin en los medios cofradieros; se trata del Nio Jess de Beln, al que aun
denominndolo as, lo visten con tnica morada y cruz a cuestas. En esta localidad surgi una
progresiva devocin por el Nio a raz de la aparicin en 1648 (segn la tradicin), a Pedro Bota,
en el paraje del Balate. Como tantas facetas de la historia esta de la iconografa del Nio Jess
Nazareno est sin investigar en nuestra Regin; pero intuyo que tras saber que en numerosos
pueblos se celebran unos ritos particulares el Domingo de Gloria teniendo al Nio Jess Nazareno
como protagonista, que debi de haber durante largo tiempo tradicin de ello en toda Espaa y que
en Murcia tambin la habra. Por ejemplo en Bogarra (Albacete) Sbado Santo por la noche las
gentes se apoderan del Nio Jess (Resucit) y le llevan de aldea en aldea y a su paso las gentes le
echan flores, plantas de trigo y de cebada con la creencia de que con ello aseguran sus cosechas. El
da no puede ser ms simblico. En Tomelloso (Ciudad Real), Viernes Santo procesiona El
niete imagen de Nio Jess Nazareno. (Rito, Msica y Escena en Semana Santa. Comunidad de
Madrid, 1994).

242

Cofrada del Resucitado, creada en 1984; se inici con escasos


cofrades, todos ellos muy jvenes. Ha crecido en hermanos y en la
media de edad de los mismos.
Sus procesiones en el siglo XVIII estaban estructuradas las tres
ms antiguas que tenan lugar: Mircoles, Jueves y Viernes Santo
desde por lo menos cien aos antes; as lo exponen Juan Gonzlez
Castao y Manuel Muoz Clares en, La Iglesia Parroquial de Santo
Domingo de Guzmn de Mula. Pg. 48. En esta poca el da de Jueves
Santo desfilaba un Cristo crucificado, de autor desconocido, que lo
sigue haciendo en la actualidad. Viernes Santo procesionaba una cruz
grande, una imagen de Nuestra Seora de la soledad, el Cristo, ms el
Santo Sepulcro.
Mircoles Santo, por la tarde, desde la Ermita del Carmen,
organizada por la Cofrada que le da ttulo, se celebra la Procesin de
la Samaritana, personaje por el que en todos los pueblos se siente una
manifiesta atraccin, quizs por el episodio tan trascendente que vivi
en Sicar, junto al pozo de Jacob. Tambin porque representa a una
mujer joven atavada normalmente con atuendos del siglo XVIII o
XIX, muy al estilo de la mujer mediterrnea, con el cntaro sobre la
cadera y no en la cabeza como era usual en la mujer hebrea.
La imagen data de 1946 y tuvo un costo de 25.000 ptas. Sustituy
al grupo anterior, obra de Roque Lpez, cuyo importe fue de 1.200
reales en el ao 1808; la iconografa expresa el momento del dilogo
entre Cristo y la mujer Samaritana en el que se contrapone el recurso
muy empleado por la mayora de escultores, de la sencillez de Jess
con los acicalamientos de ella, en cuanto a lo fsico; en cuanto a lo
psquico, la humildad de Jess frente a cierta actitud de poseimiento de
la Samaritana294. El dilogo que sostuvieron lo narra el evangelista
Juan (IV, 4-25) y queda resumido en la siguiente copla popular:
Oh mujer Si t quisieras
darme de agua una bebida,
yo en recompensa te diera
294

El personaje de la Samaritana est revestido de un simbolismo trascendente desde


prefiguraciones fijadas en el Antiguo Testamento. En el libro: La Pasin segn Pemn, es curioso
que el autor, uno de los reconocidos y prestigiosos Charlistas del Nacional Catolicismo de la
posguerra, conocedor y difusor de La Pasin, no habla de la Samaritana en esta obra, quizs porque
no forma parte del grupo de las mujeres de Jerusaln. Sin embargo Gabriel Mir en: su libro: Las
Figuras de la Pasin, a la Samaritana le dedica un captulo expreso, en el que hay frases preciosas
que casi saben a oracin; otras a jaculatoria, como por ejemplo en la pg. 286, que dice la mujer:
La plegaria ser mi alimento y mi salud! (Edicin de Juan Luis Surez Granada. Libertarias.
Madrid. 1998).

243

de una fuente el agua viva,


que nunca ms sed tuvieras.
La Oracin del Huerto, de Snchez Lozano, adquirida en el ao
1963 por un importe de 30.000 ptas; sustitua a la destruida en 1936,
que era copia de la que hizo Salzillo para la cofrada de N.P.J.N. de
Murcia, pero que realizara Baglietto. Procesiona en segundo lugar y
representa a Cristo mientras el ngel seala el cliz, colocado en la
palmera hacia la que mira Jess.
Un tercer paso que interviene es El Prendimiento de Cristo
(1952); su precio fue de 35000 ptas, el anterior era original de Salzillo,
corresponda al ao 1765 y cobr por este grupo 3000 reales; de l se
conserva la tnica de Cristo.
Otros pasos que desfilan: El Ecce Homo (1946), al que los
muleos llaman el Seor de la media caa295. San Pedro, del escultor
Gomara (1945); San Juan (1944). La Virgen Dolorosa, que se adquiri
en 1968 y es obra de Snchez Lozano, porta en las manos la corona de
espinas; iconografa menos divulgada, muy efectista, que le infiere una
gran expresividad, pues el autor articul muy bien el gesto angustioso
del rostro, de mirada interrogante y suplicante, cuya corona acta de
nexo ipso facto entre el espectador y Cristo en su Pasin. En su
rostro se funden el dolor y la esperanza, lo divino y lo humano, la
tensin y la serenidad, estados anmicos difciles de conjugar pero que
la grandeza de la inspiracin del artista logra.
Jueves Santo. Procesin organizada por la Cofrada de Nuestro
Padre Jess Nazareno, que parte de la Parroquia de Santo Domingo de
Guzmn al atardecer. En ella participan los pasos de: Cristo a la
columna, obra de Gonzlez Moreno, de brillante policroma y canon
clsico. Le sigue en el cortejo Nuestro Padre Jess Nazareno, de
Snchez Lozano, imagen de expresin muy dolorida, pattica, mirada
misericordiosa, cara con abundantes muestras de sangre y manos
esculidas que sujetan la mole de la cruz cargada en su hombro
izquierdo. Lucas Fernndez lo expresa en los siguientes versos de
forma impresionante:
Con la cara ensangrentada,
con la voz enronquecida,
rompidas todas las venas,
295

La caa en este episodio no es elemento de castigo sino de humillacin, lo mismo que la corona
de espinas.

244

y la lengua enmudecida,
con la color ennegrecida,
cargado todo de penas,
y los miembros destorgados,
los ojos todos sangrientos,
los dientes atenazados,
lastimados,
los labios con los tormentos
La Vernica, de Jess Carrillo, adquirida en 1947 por suscripcin
popular. La Cada. El Seor de la Agona, de autor desconocido. Y San
Juan, de Snchez Lozano.
Cerrando la peregrinacin penitencial La Virgen de los Dolores, a
la que acompaan devotos que llevan velas encendidas creando esa
emocin que con acentuado lirismo resume Laffn en el siguiente
prrafo: Ante las Vrgenes Dolorosas las candelarias de cirios
plurales tienen sobre las andas la capacidad lrica del caaveral
sonoro, del mito y de los tubos polifnicos de los rganos
caudalosos296.
Sobre el itinerario que recorre sta y todas las procesiones, tiene
su significado y no es elegido al azar297; Intentan ajustarlo al entorno
de la sede desde la que parte y a la cual regresa, pero marcando con el
recorrido una intencin premeditada.
296

Laffn, Rafael. De su libro: Ditirambos, quince aos despus (1941), extrajo una serie de
contenidos que l reestructur, en formato de Pregn, en varios captulos. Al titulado Ardor de
cera: Capricho, pertenece el prrafo ofrecido (pag. 15-16). Discurso de las Cofradas de Sevilla.
Escelicer, S.L. Cdiz-Madrid. 1941. (Estos datos han sido extrados de: PINEDA NOVO, Daniel.
La Semana Santa de Sevilla en la Generacin del 27. Ayuntamiento de Sevilla. 2002.
297
Los itinerarios de las procesiones son muy importantes, de ah que se intelectualicen. Las
procesiones de carcter ms penitencial recorren las calles ms escabrosas, rampantes, incmodas,
pobres y sin ninguna posibilidad de lucimiento plstico por estar normalmente poco alumbradas y
arregladas las calles, pues suelen corresponderse con el casco antiguo de la localidad, en su parte
ms pobre y desarraigada. En ellas desfilan una, dos o tres imgenes como mucho; suelen estar
organizadas por cofradas cuyo rasgo esencial es la penitencia y la pobreza, por lo cual suelen llevar
tnica, capuz alto o romo pero que les cubre el rostro, y no suelen llevar capa. Es condicin
determinante que la austeridad y el recogimiento prevalezcan ante todo. Las de carcter
denominadas de catequesis, son mucho ms espectaculares por desfilar en ellas un nmero
considerable de pasos en ricos y adornados tronos, acompaadas por bandas de msica, bandas de
cornetas y tambores, y todo en ellas es brillante, pues no en balde los atuendos de la mayora de las
cofradas son en colores contrastados y de gran viveza. Llevan es lo frecuente- vaporosas capas
que al donaire del nazareno se inflaman y como quiera que llevan capuz puntiagudo y la tnica
llega hasta los tobillos, resulta cuerpo esbelto que ante la grandilocuencia que alcanzan las capas,
sobre todo estas que van al bies y le imprimen un aspecto de suntuosidad y figura extraordinaria.
Todo queda realzado porque flanqueando a este mayordomo nazareno jacarandoso, permanecen las
dos filas de nazarenos, vestidos igualmente, pero estticos en su actitud de moderado movimiento y
escaso vaivn; sus capas no se llenan de aire al impulso de grandes zancadas; a toda esta
escenografa hay que aadir la perla del espectculo que es el trono, seorial y ricamente
ornamentado que, en su conjunto, evidencia el barroquismo de las procesiones desde el siglo XVII.

245

Procesin del Silencio organizada por la Cofrada de Asilo e


iniciada a las doce de la noche; recorre el casco antiguo de la ciudad,
con ejemplar recogimiento y compostura de los participantes. Los
nazarenos visten tnicas negras y moradas, sin capa.
Viernes Santo. Procesin del Santo Entierro. Forma en Santo
Domingo, desde donde salen todos los pasos participantes, excepto
La soledad que lo hace desde la Ermita del Carmen. Una singularidad
de este desfile es que todas las esculturas son obras de Jos Snchez
Lozano, excepto La Soledad que su autor es Lozano Roca.
Domingo de Resurreccin. Procesin organizada por la cofrada
titular -la ms joven de las cuatro- ltima del ciclo. Con ella retorna la
fiesta en su expresin ms gloriosa Resurreccin!. Hemos sido
redimidos por Dios y retomamos el buen camino. San Pablo tiene en
sus cartas muchas frases que nos hablan de la Resurreccin, pero
quizs el concepto de religiosidad y cotidianidad, quede resumido en la
que dice: Los dones son variados, pero el espritu es el mismo; las
funciones son variadas, aunque el Seor es el mismo (Cor. I. 4,6).
Tambin San Pedro, en su primera carta (3,5) nos dice: Bendito sea
Dios, Padre de nuestro Seor, Jess el Mesas! Por su gran
misericordia nos ha hecho nacer de nuevo, para la viva esperanza que
nos dio resucitando de la muerte a Jess Mesas, para la herencia que
no decae, ni se mancha, ni se marchita, reservada en el cielo para
vosotros, que, gracias a la fe, estis custodiados por la fuerza de Dios.
Las campanas vuelven a sonar, las ventanas se pueden abrir dejando
que penetre el aire de las alturas, las procesiones han ejercido la misin
de pregoneras, con lenguaje propio, porque pregonar la Semana Santa como deca un pregonero de 1943-, no es escribir un ensayo, ni
tampoco rimar una poesa298.
MURCIA. Nombre de la Regin y de la capital al mismo tiempo,
que pertenece a la Vega Media del Ro Segura, estando ubicada la
ciudad a orillas de dicho ro. Ciudad configurada por dos ncleos
culturales, el urbano y el de la huerta, ambos vinculados por lo
administrativo, pero separados por sus modos de vida, e incluso y hasta
hace apenas cincuenta aos, por el propio lenguaje, pues mientras el de
uno era el acadmico, el del otro era el Panocho, propio de los
huertanos; ambos notablemente diferenciados. Tambin el entorno ms
inmediato y las circunstancias fsico-ambientales diferencian la
298

ORTIZ MUOZ, Luis. Pregonero de la Semana Santa de Sevilla, 1943. Pregones de la Semana
Santa de Sevilla, pg. 56. Guadalquivir. Sevilla 1992.

246

personalidad de ambos grupos, cosa que veremos reflejada en el modo


de vivir la Semana Santa.
La extensin global de Murcia es de 887.722 Kms2, de los cuales
la ciudad urbana absorbe 11.867 y unos 875 las 55 pedanas. Como
lugares anejos a Murcia dependen de la Administracin local, pero
tienen un alcalde pedneo. Es frecuente que sea reflejada la labor de
este gestor en los literarios Bandos de la Huerta escritos en Panocho,
unas veces para ensalzar su labor y otras para censurarla299.
A grandes rasgos, el huertano es persona de naturaleza noble,
proclive a la sencillez y la generosidad; a la vida compartida, no slo
familiar sino de vecindad; muy conservador de las tradiciones y,
religiosamente, muy creyente; asiduo colaborador de las fiestas
populares y asistente respetuoso a las fiestas litrgicas y religiosas. La
Semana Santa es una de las que ms ha marcado su trayectoria
espiritual.
Desde los aos sesenta la Huerta ha sido invadida por
construcciones de viviendas hasta el extremo de que ya no se puede
hablar de ncleos reducidos, ni diseminados, sino de localidades o
ncleos perfectamente estructurados y asistidos de todos los medios
socioculturales. Esto ha generado que varias de estas pedanas pasen a
ser pueblos, como es el caso de Beniel, Santomera, etc. Tambin ha
incidido mucho en el lenguaje del huertano que ha ido abandonando el
propio, para adoptar el de la capital, ms acadmico.
En la mayora de estas pedanas se ha levantado Parroquia, por el
incremento demogrfico registrado, lo que ha motivado que se realicen
nuevas procesiones de Semana Santa. A este respecto ha surgido un
nuevo cuadro de valores que ha unificado en comportamientos y
criterios a capitalinos y huertanos. Quizs esto sea de lo ms
importante a tener en cuenta cuando sea estudiado el fenmeno de
proliferacin de procesiones, pasos y, sobre todo, al estudiar desde
un aspecto etnogrfico sus diferencias o concordancias.
Murcia es la ciudad en la cual el ndice de horas de sol es el ms
alto de Espaa, despus de Almera; de ah que se la defina como
299

Para los interesados ofrecemos la siguiente bibliografa: Bando de la Huerta de 1854. Primer
bando escrito en Panocho que se conserva. Alcantarilla. Asociacin de amigos del Museo de la
Huerta de Murcia, 2000./ RAMREZ SARRI, Jernimo. El Panocho. Vocabulario popular
murciano y otros apuntes de inters. Murcia, 1927. Tipografa Carlos Garca Martinez./ VELA
URREA, Jos Mara. Los diez aos de El Panocho (1988-1997). Murcia. Ed. el autor. 1997./
VELASCO. Romancero Panocho. Cuadernos Murcianos. Murcia 1974.

247

ciudad de la luz. El Tro las Vegas la defini en los aos sesenta como
cachito de cielo que Dios una tarde dej caer. Doa Emilia Pardo
Bazn, entre otros varios escritores, habl maravillada de su luz, de su
huerta, de su escultura religiosa (Escribi un Artculo titulado: Por
Tierras de Levante). Carmen Conde, Jos Ballester, Jaime
Campmany, entre otros escritores murcianos, hacen mucho hincapi en
esta propiedad fsica de nuestra tierra300.
En la Historia de Murcia encontramos personajes tan importantes
como: Jacinto Polo de Medina, Diego Ramrez Pagn, Saavedra
Fajardo; todos ellos en el campo de las Letras. Manuel Fernndez
Caballero, Bartolom Prez Casas, Jos Verd, todos ellos en el
campo de la Msica. Y en el de la Pintura, tenemos a Villacs, Pedro
Snchez Picazo, Joaqun, Gaya, Pedro Cano, Jos Lucas y bastantes
ms. En el campo de la escultura han sido citados a lo largo de este
trabajo, y lo seguirn siendo numerosos imagineros, pero oportuno es
que recordemos a Francisco Salzillo de los de antes y a Jos Hernndez
Navarro de los de ahora. Y como quiera que nuestra Ciudad a lo largo
del tiempo va acumulando mucha historia sobre cofradas pasionarias y
procesiones de Semana Santa, nos disponemos a hablar de ello.
Partimos de la circunstancia de que sobre asociaciones religiosas
nuestra capital, bsicamente, no difiere en su desarrollo y trayectoria de
las del resto de nuestros pueblos, y las diferencias son las naturales
que marcan las situaciones econmicas y de auge social y urbano e
infraestructura; pero cultural y religiosamente, sus impulsos son
similares en todos los pueblos y en la ciudad.
La cofrada ms antigua de Murcia, segn el Catastro de la
Ensenada, corresponde a La Orden Tercera de Mara Santsima de la
Consolacin (1401), lo cual no quiere decir que no las hubiera
anteriores a esta fecha, pues sabido es que hasta el siglo XVI hubieron
muchas, operativas, pero que no se sometieron a la autorizacin del
Obispado ni a estatutos. Precisamente se hace mucho hincapi hasta
nuestros das en este requisito, y don Manuel Urea en su
Exhortacin a los cofrades, con motivo de la Semana Santa del ao
2004, as lo reclamaba.
De estas Asociaciones religiosas pasionarias la primera fue la
Hermandad del Cristo de la Sangre, fundada el 11 de abril de 1411, que
300

TORRES FONTES, Juan, recopil una serie de Artculos publicados en prensa de escritores
murcianos y forneos que fueron reunidos todos ellos en un volumen editado por la Academia de
Alfonso X el Sabio de Murcia en 1977, bajo el ttulo de: Salzillo, su Arte y su Obra en la Prensa
Diaria. El ttulo responde a que todos tienen como eje direccional la escultura religiosa de Salzillo.

248

naci con carcter mendicante. Das antes en Orihuela se fund la


misma hermandad por iniciativa de San Vicente Ferrer que visitaba la
ciudad; fue erigida con licencia del obispo de Cartagena don Pablo de
Santamara; naci como cofrada de hombres penitentes, con sayal
negro, pies descalzos, disciplinantes y rostro cubierto; poco tiempo
despus, y sorprendentemente, se admitieron mujeres.
En 1600 en el obrero barrio de San Antoln, surge Cofrada del
Prendimiento, que acogi al Gremio de la Seda y cuyos hermanos son
de tarja. La del Santo Sepulcro, que procesiona a partir de 1600. En
1601 se funda la de Nuestro Padre Jess Nazareno, que tuvieron cuota
fija y constituciones301. Cofrada de La Virgen de las Angustias
(Servitas), fundada en 1680.
Por ltimo citamos dos cofradas; Cristo de la Salud, que aun
siendo instituida en 1997, tienen sus races en 1540 por estar vinculada
al Hospital de Nuestra Seora de Gracia de Murcia; y, Cofrada del
Resucitado, cuya procesin se remonta al siglo XVI302.
Al igual que en otras ciudades de particular renombre, vamos a
resumir la trayectoria de su Semana Santa a travs de los siglos.
Siglos XVI y XVII.- Ofrecer una sntesis regional sobre las
cofradas fundadas nos puede ayudar a entender mejor el desarrollo de
la Semana Santa. Es evidente que este tipo de asociaciones son vitales
en la proyeccin de las procesiones pasionarias y que sin ellas no
habran alcanzado tanta significacin; tambin es coherente pensar que
Murcia como capital fue pionera y paradigmtica en el tema; de hecho
registra la fundacin ms antigua de una cofrada pasionaria (1411).
Las procesiones de Semana Santa en Murcia capital iniciaban en
el siglo XVII su primera andadura. Sabemos que algunos cofrades
forneos, como es el caso de los de Jumilla, acudan a la capital en
301

Se denomina cofrade de tarja a aqul que entrega la cuota que le parece bien o que puede. A
este sistema pertenecan cofrades acaudalados y cualificados como mdicos, jueces, etc. y solan ser
de tarja porque parece ser que eran muy generosos.
302
Real y Muy Ilustre Archicofrada de Nuestro Seor Resucitado. Dado por el otorgamiento de
Bulas Concedidas por los Pontfices Gregorio XIII, Clemente VIII, y confirmadas por su Santidad
Paolo V, con fecha 10 de febrero del ao del Seor de 1615, dcimo ao de su Pontificado. En su
primera etapa estuvo Hermanada con la de Santiago de Roma, llamada de Los Espaoles. Fue
fundada por la Orden Trinitaria, establecida en su primer Convento de Murcia situado en
extramuros de la ciudad en el ao del Seor de 1272. En un principio fue una procesin claustral y
eran solamente dos imgenes las que eran procesionadas: Nuestro Bien Resucitado y Nuestra
Seora de la Cabeza. LPEZ MARN, Francisco. SEMANA SANTA pg. 75. Cabildo Superior
de Cofradas, Murcia, 2000.

249

busca de asesoramiento para ellos iniciar la creacin de una nueva


procesin a imagen de las realizadas en la capital.
Un dato elocuente es saber que en el siglo XVI, habian en
nuestras tierras 22 cofradas religiosas, entre ellas la del Santsimo
Sacramento en Totana (1502), o la de La Concepcin en Caravaca
(1532). En el siglo XVII subsistan 32 cofradas, diez ms de las
fundadas en el siglo anterior; pero si consideramos los datos de la
ciudad de Murcia encontramos que cofradas religiosas las hay desde el
siglo XV; de este tiempo se conocen las de San Sebastin, San Roque,
Santa Quiteria, San Gins y una particularmente popular que acoga a
los huertanos de la zona Sur de Murcia, que es la de San Benito; todas
solan tener ermita propia. (Sobre la de San Benito se levant la actual
iglesia de Nuestra Seora del Carmen303). Y, en las ermitas de Santa
Quiteria y San Gins se conoce que hermanos de sangre realizaban
procesiones de flagelantes.
Murcia desde el siglo XIII contaba con la presencia de rdenes
Religiosas como los Trinitarios, Agustinos y Clarisas; posteriormente
se establecieron los Mendicantes, Jernimos y Carmelitas que,
asentndose en nuestra capital actuaron como fuerza impulsora del
nacimiento de estos focos cofradieros pasionarios del siglo XVI. El
ambiente era propicio, pues el hombre segua considerando la muerte
con una gran trascendencia, de ah su hacer penitencial para merecer
ser redimido; de ah su implicacin en las procesiones penitenciales de
Semana Santa.
Celebracin de procesiones al uso tradicional se conocen desde el
siglo XVI por el siguiente texto: En el ao 1528, fue suprimida la
ruidosa procesin compuesta por agrupaciones de penitentes que salan
de la iglesia de San Blas la tarde de Jueves Santo, en torno a una
pequea imagen del Cristo de la Sangre, presidida por la Comunidad
de Redentores Trinitarios304.
303

Sobre la Ermita de San Sebastin, TORRES FUENTES, Juan, la situa ya construida en 1412, en
su artculo De la Ermita de San Sebastin a la ermita de Jess NAZARENOS pag. 70.
Cofrada de N.P.J.N. Murcia 1998. Sobre la Ermita de San Benito, DAZ CASSOU, en su libro
Serie de los Obispos, pgs. 57-58, dice que fue construida en el ao 1451, durante el mandato del
obispo don Diego Comontes. pg. 57-58, que fue construida por del Den Martn Selva. Daz En su
famosa obra, Pasionaria Murciana, pg. 118, dice que Santa Quiteria fue erigida en 1400. sta,
junto a la de San Gins, fueron durante cuatro siglos espacios ascticos a los que acudan cofrades
disciplinantes tres veces por semana. De ambas se conservan el nombre porque se les puso a las
calles en las que estuvieron ubicadas, ya que fueron destruidas tiempo despus. De ambas habla un
artculo que recoge la historia de la cofrada de, El Perdn, en la revista MAGENTA nmero
extraordinario (1896-1996).
304
Melendreras Gimeno, Jos Luis. LOS COLORAOS pg. 13 (Mircoles Santo, XXXIV.
Cofrada de la Sangre)

250

Se tienen escassimas noticias sobre el siglo XV, pero repetimos


que la estancia de San Vicente Ferrer por nuestros pueblos debi de
dejar el germen de procesiones de disciplinantes en cada uno de los que
visit, y en Murcia, como hemos visto, tambin. Murcia recibi al
dicho predicador en los das de Semana Santa del ao 1411 y dos
semanas despus est documentada la fundacin de la Hermandad del
Cristo de la Sangre305. Unos das antes que haba predicado en Orihuela
tambin all se fund la cofrada titulada Cristo de la Sangre. Este
predicador dominico recorri prcticamente toda Espaa y parte de
Francia en sus ltimos aos de vida, con sus caractersticas
predicaciones fundamentadas en el terror a morir en pecado mortal y el
imperativo del hombre de salvar su alma. San Vicente muri el 5 de
abril de 1419, siendo canonizado en 1455 por el Papa Calixto III.
A mediados del siglo XV tambin hay noticias de lo extendidas
que estaban y de la fuerza de las cofradas de la Vera Cruz, las ms
antiguas -junto a las de la Sangre- que haban sido fundadas en Espaa
por impulso de los franciscanos. Es un tiempo de especial devocin
cristolgica Cabe hablar de cierto cristocentrismo, asociado sin duda
al franciscanismo306. (Concretamente las fundaciones ms antiguas de
La Vera Cruz se sitan en Valladolid, Zamora y Salamanca).
Pasado este incipiente tiempo y situados de nuevo en los siglos
XVI y XVII, se manifiesta que las cofradas pasionarias fueron para
Murcia autntico reguero de devociones, de donde se puede colegir que
iniciaron su andadura celebrando procesiones de disciplinantes y
algunas otras, posiblemente, rememorativas307. En principio desfilaban
slo con imgenes de Cristo crucificado y alguna imagen de la
305

La creacin de cofradas de disciplinantes data de 1219, como consecuencia del IV Concilio de


Letrn en el que emana la exigencia de que los que deseen vivir una vida religiosa plena, han de
escoger entre ser clrigos, frailes o monjes. Por otro lado tambin los laicos reclaman unas vas de
organizacin que les permita, sin renunciar a su condicin civil personal, prepararse para obtener la
vida eterna. stas vas buscadas darn lugar a las primeras Fraternidades o Cofradas que
aparecen en Occidente cuatro aos despus de las conclusiones del mencionado Concilio. Se trata
de fraternidades de voluntarios, entregados a prcticas devocionales, penitenciales y de caridad
pblica, que abren hospitales extramuros de las ciudades socorriendo a viajeros y caminantes.
Canicio Canicio, Vicente. Jornadas de temas jumillanos, pg. 75. Disciplinantes centrados en la
Pasin del Seor son fundados por la Cofrada de Santo Domingo, nacida en Siena en 1378. Se
definan penitentes blancos, vestan un sayal blanco, con el torso desnudo y se flagelaban hasta
derramar sangre.
306
ORDAX, Andrs. La imagenera Pasionista en Castillo Len. Actas del III Congreso
Nacional de Cofradas de Semana Santa. CAJASUR, Crdoba 1997.
307
La Cofrada del Cristo de la Sangre en el siglo XVII celebraba Procesin Mircoles Santo, pero
Antes de que desfilara se predicaba el sermn de la Pasin. Es importante destacar la presencia de
disciplinantes que se azotaban en pblico durante la procesin, golpendose a veces de forma tan
violenta que obligaban a los mayordomos a prevenirlos. MELENDRERAS GIMENO, Jos Luis.
LOS COLORAOS pg. 13. 1982 XXXIV, Cofrada de la Sangre.

251

Virgen308. Paulatinamente fueron incrementando el patrimonio y, segn


cuenta Daz Cassou en su libro Pasionaria Murciana, en el siglo XVII
los gremios murcianos eran pobres, excepto el de torcedores y
tejedores de seda, que haban creado la Cofrada del Prendimiento y
que procesionando ellos solos ya desfilaban Jueves Santo con cuatro
pasos309.
La Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno procesiona desde
1603, Daz Cassou dice que en la forma que la conocemos en la
actualidad, sale desde 1690 (Pasionaria Murciana, pg. 149). (El
autor se refiere suponemos-, a que desde la fecha que indica desfilara
el titular y algn otro paso, pues tendremos en cuenta que esta
cofrada adquiri su fama y configuracin actual a partir de procesionar
los pasos esculpidos por Francisco Salzillo, y eso se produjo en el
siglo XVIII).
De lo que no cabe duda es que los siglos expuestos son de
gestacin y primer desarrollo, muy importantes, logrando que Murcia
entre en el siguiente siglo con una Semana Santa plenamente
conformada, y, desde luego, muy superior en infraestructura a la que
en estas mismas fechas se aprecia en los pueblos; por eso nos
atrevemos a decir que fue al principio paradigma para las dems.
Siglo XVIII. En cualquier manual se dice que para Murcia el siglo
XVIII fue siglo de oro y todo gracias a una mayor benignidad en la
climatologa, descenso de las epidemias, aunque las hubo desde los
primeros aos y muy agudas. Vital fue el que se desarroll un negocio
prspero que es el de la seda. La demografa segua creciendo.
Los comienzos de este siglo estn marcados precisamente por una
de las ms destructivas riadas que peridicamente asolaban la ciudad y
su huerta; ms a pesar de todo, este siglo es prspero para Murcia, y en
el tema de las cofradas se considera muy destacado. As lo califica
Jos Melendreras Gimeno en la Revista LOS COLORAOS del ao

308

DAZ CASOU, Pedro. Pasionaria Murciana, pg.124. Dice acerca de la cofrada de la Sangre:
Primero naci como Hermandad, pero en 1603 fueron aprobadas las primeras Constituciones en
las que ya se le defina como Cofrada; su organizacin era sencilla que estaba reducida a que el
Prior del Carmen reuniera a los cofrades en su celda, y a propuesta del mismo, y por sufragio
universal, nombraran a mayordomos de ciudad, huerta y campo, que recogieran limosna para
costear la fiesta, o sea, el sermn y procesin de Mircoles Santo.
309
Parece ser que uno de los actos pasionarios ms antiguos que se conocen en nuestra pennsula
es el Descendimiento y Sermn de las siete palabras celebrado en Valladolid en el ao 1450. Esta
referencia se debe al profesor SNCHEZ HERRERO, recogida en su libro: Las dicesis del reino
de Len, siglos XIV y XV, pg. 292. Len 1978.

252

1982, pg.14 y Juan Hernndez Franco en la de NAZARENOS 1999,


pg. 41.
En este siglo, en todo el Reino de Murcia, se conocan 49
cofradas fundadas en la primera mitad, de las cuales pasionarias
desconocemos cuantas eran, y se produce un incremento tan continuo
que Las autoridades mostraron preocupacin por los efectos no
deseados que tales asociaciones acarreaban sobre el orden pblico y la
economa; y quizs tambin sobre la propia religiosidad intentaban
medir la autntica dimensin del fenmeno, como paso previo para
ponerle coto y reconducirlo a unos lmites ms tolerables310 de ah la
preocupacin de los ilustrados, que no lograron captar la esencia de la
religiosidad popular, ni imponer sus reformas tanto como desearon.
Los excesos desde el poder puede que fueran tan subjetivos como la
preocupacin de las gentes humildes por salvar su alma.
Es notable y constatable que las protagonistas de la Semana Santa
de Murcia siguen siendo las cofradas de la Sangre y la de Nuestro
Padre Jess Nazareno. En torno a ellas se producen las ms grandes
seas de identidad de la Semana Santa murciana. Nicols de Busy
entrega a los cofrades carmelitanos la imagen titular, Cristo de la
Sangre, en 1707311. Salzillo a partir del segundo cuarto de este siglo
iniciar su andadura como genial imaginero, esculpiendo para la
procesin de Viernes Santo en la maana las maravillas pasionarias
que todos conocemos312.
310

ARIAS DE SAAVEDRA ALAS, Inmaculada. LPEZ-GUADALUPE MUOZ, Miguel Luis.


La Represin de la religiosidad. Crtica y Accin contra las cofradas en la Espaa del siglo XVIII
Universidad de Granada, 2002.
310
La represin de la religiosidad popular: Crtica y Accin contra las Cofradas en la Espaa del
siglo XVIII. Pg.162. Universidad de Granada, 2002.
311
Esta fecha ofrecida en varios documentos parece ser que es errnea. LPEZ AZORN, Mara
Jos, en el libro: Nuevas aportaciones al estudio del escultor barroco Nicols de Bussy, pg. 21, da
como fecha de su fallecimiento 1706
312
En torno a estas dos cofradas, a nivel popular, se ha asentado el criterio de que son
aristocrticas o de lite pues en ambas han militado desde su fundacin personajes nobles y
acaudalados. Bien es cierto que en este sentido la de Nuestro Padre Jess Nazareno se lleva la
primaca por las familias de abolengo que han desempeado cargos en ella, particularmente de
Mayordomos y Camareros; ambos cargos conllevan un costo econmico muy alto; tngase en
cuenta la categora de sus pasos los cuales, excepto el de La Cada, que fue donado por la Vda. de
Don Pascual Riquelme, el resto hubieron de amortizarlos los cofrades y muy en particular los
mayordomos. La del Cristo de la Sangre le ocurre lo mismo aunque su estatuaria, excepto el titular,
y la Dolorosa de Roque Lpez, el resto es de escultores reconocidos pero que por ser mucho ms
cercanos en el tiempo y sin la repercusin artstica de las obras de Salzillo, son menos cotizados
econmicamente. Los miembros de la cofrada de NPJN han asentado su idiosincrasia religiosa
desde la solemnidad, sin renunciar al tipismo ni lo castizo. Los Coloraos, cofrada del Cristo de
la Sangre, lo han hecho desde otra espontaneidad menos rgida y distinguida en la que han volcado
en sus tradiciones todo su acervo popular y adorable. Ambas tomaron mucho auge en el siglo
XVIII. Este siglo, histricamente ha sido calificado como mediocre en cuanto a su proyeccin
cultural, sin embargo Caro Baroja expone acerca del mismo unas matizaciones, interesantes cuanto
menos, conviertindose en un defensor de la vitalidad cultural del dicho siglo. De l rechaza que

253

El resto de cofradas tambin adquieren protagonismo; una de


ellas es la del Pecado Mortal y nimas Benditas. El 22 de enero de
1734 fueron aprobadas por S.E. el Cardenal Astorga, Arzobispo de
Toledo, y confirmadas por S.S. Clemente XII las Constituciones de la
Cofrada de Nuestra Seora de la Esperanza -conocida como del
Pecado Mortal- de Madrid. Se hizo muy famosa entre otras razones
porque todos los miembros de la casa real se inscribieron en ella. Naci
en Sevilla a instancias de D. Antonio Vargas, asistido por el Cardenal
Belluga que la implant en Murcia en 1754. Daz Cassou en
Pasionaria Murciana, pg. 30-31, dice que: fue ms moda ser
hermano del Pecado Mortal, que serlo de las otras aristocrticas
cofradas que fomentaban entonces los padres jesuitas. Era cofrada de
caridad y disciplina, de ah que salan por las noches dos hermanos
que, segn el mismo autor y libro (pg. 31), gritaban: Para hacer bien
y decir misas por la conversin de los que estn en pecado mortal.
El nombre de esta cofrada, fue el de Venerable Congregacin del
Santsimo Cristo de la Esperanza y Santo Celo por la salvacin de las
Almas. En Murcia en la actualidad se denomina: Pontificia, Real y
Venerable Cofrada del Santsimo Cristo de la Esperanza. Esta
fundacin tiene sus races en la cofrada religiosa del Pecado Mortal y
de nimas Benditas que en nuestra capital ya exista en el siglo XVI,
aunque no cabe duda que sin estatutos; que era operativa pero no
estaba inscrita en ningn organismo eclesistico oficial.
Resumiendo podemos decir que en el siglo XVIII Murcia cuenta
con seis cofradas perfectamente estructuradas y con una andadura en
el tema pasionario de tres siglos. Por orden de fundacin repetimos el
nombre de estas seis Cofradas: Santsimo Cristo de la Sangre (1411).
Cristo de la Salud313 (1540). Nuestro Padre Jess Nazareno (1600).
sea inferior al XVII, dice: Pero lo que no se concibe es que quienes aman el orden en los
conceptos, un preciso plan en la vida empiezan en las costumbres, la delicadeza en el trato y otras
muchas cosas que son importantes, aunque no sea de gran aparato, si son espaoles, sigan
repitiendo el lugar comn de la decadencia del siglo XVIII con respecto al anterior. Razas,
Pueblos y Linajes. Pg.62. Universidad de Murcia, 1990. Sobre las tradiciones, tan implicadas en el
tema que tratamos, dice lo siguiente en la pg. 40 del mismo libro: Pero lo que encierra en s la
traditio trae de tiempos anteriores, del pasado ms o menos remoto, no de otras partes, o del
momento Viene de atrs, son los viejos de cada poca los encargados de comunicar a las
generaciones ms jvenes un cmulo de dogmas y de creencias, reglas de conducta, conocimientos
tericos y prcticos, tcnicas y moldes artsticos que forman el haber tradicional. La tradicin no es
ni ms ni menos que la herencia social y cultural.
313
Tendremos en cuenta que era Asociacin del Cristo de la Salud con el Hospital de Nuestra
Seora de Gracia de Murcia, vinculado al Hospital del Santo Espritu de Roma. Esto dio lugar a la
creacin de una cofrada en Murcia cuyos miembros estaban consagrados al cuidado de enfermos y
moribundos. Sera en 1997 cuando nacera fundamentada en sta, la Cofrada del Cristo de la Salud.
Hemos optado en incluirla como fundacin pasionaria del siglo XVI por su fin caritativo y porque

254

Cristo del Prendimiento (1600). Servitas (1740) y Cristo de la


Esperanza (1754).
El siglo XVIII es importante para la Semana Santa de Murcia no
por el nmero de fundaciones, pero s por la entidad de sus cofradas
que, adems, procesionaban con una imaginera irrepetible.
El siglo XIX. Es el tiempo ms sorprendente pues en todos los
pueblos se produce la misma reaccin combativa de responder con ms
fuerza religiosa ante las drsticas resoluciones del Gobierno en torno a
la religiosidad popular a la que tento intent moderar. Este siglo fue
tremendamente convulsivo por las desamortizaciones, las cuales
conllevaron exclaustraciones masivas, casi hasta la prctica
desaparicin de conventos, prdida de patrimonio religioso, tanto en
infraestructura fsica como suntuaria y la prohibicin expresa de la
mayora de actos religiosos pblicos.
Sin embargo, como ha sido comentado anteriormente, le fe, que
dice la sabidura popular que mueve montaas, efectivamente las
movi y en Murcia no se aprecia esta fuerza por la constatacin de
nuevas fundaciones, que fueron escasas, la ms significativa fue la del
Perdn (1896), pero s por la perseverancia de, venciendo todo
obstculo, sacar las procesiones de Semana Santa a la calle, pues los
aos que no lo hicieron fue por estar lloviendo.
Los mayordomos y camareros, sin excepcin de tiempo ni lugar,
son personas abnegadas que curiosamente por su silencio y discrecin
impiden que se pueda plantear un estudio profundo de las dificultades
reales que conlleva procesionar un paso, pero algo trasciende de su
labor y algo se conoce de ello, y es verdaderamente loable el espritu
de sacrificio y esfuerzo, de todo tipo, que algunos ejercen, y el mpetu
que la devocin les infunde314.
Las cofradas llegaron a estar en situacin muy precaria; un
ejemplo es la de la Sangre que en 1820, slo figuraban en ella cinco
es de toda lgica que interviniera en los desfiles de penitentes de Semana Santa. (Los datos
ofrecidos han sido extrados de la revista de SEMANA SANTA DE MURCIA 1998 pg. 47.
314
El cargo de mayordomo se cre a propuestas de los PP Agustinos, artfices junto a los PP
Trinitarios, de nuestras cofradas y procesiones. Llegaron a Murcia en 1246 los Trinitarios y en
1397 los Agustinos. El cargo de Mayordomo se cre desde el principio, no slo en la Cofrada de
Jess sino tambin en la de la Sangre. Es una figura especial que para acceder a ella no se
contemplaba el aspecto hereditario; lo obligado era depositar en las arcas de la cofrada una onza de
oro, unos 300 reales. Los gastos de la cofrada se cubran, hasta donde daba de s, por limosnas que
recogan pidiendo de casa en casa precisamente los mayordomos. Ayudados por cofrades y
provistos de acmila salan a tal menester el nmero de veces fijados por la Junta. El gasto que
quedaba sin cubrir se hacan cargo los mayordomos. LOS COLORAOS 1975.

255

nombres hasta que en 1839, en plena vorgine desamortizadora y


guerras carlistas, Galardn y Costa lograron sacar algunos cofrades
ms, entre ellos algunos del partido progresista. Durante este siglo
hubo cofradas que salieron todos los aos. La Preciossima Sangre,
venciendo todas las dificultades no dej de salir ni un solo ao. Jos
Luis Melendreras. (LOS COLARAOS 1982, pg. 8).
Llama la atencin por el contraste con el prrafo anterior cuyo
espacio de tiempo comprendido con relacin al que ahora nos
referimos slo es de un ao, lo que nos cuenta el mismo autor y revista
citada en el prrafo anterior, en el que dice que en 1846 Baglietto
realiza para la Cofrada de la Sangre, los siguientes pasos: Lavatorio,
Hijas de Jerusaln y San Juan, obras que vienen ocupando al escultor
desde 1840-46. Este dato es recogido por Melendreras del libro de
Don Andrs Baquero Almansa. Los profesores de Bellas Artes
Murciano, pg. 348. Murcia, Nogus, 1913.
Muchas de las cofradas existentes en este periodo desaparecieron
y otras quedaron reducidas a lo mnimo como acabamos de decirpero las de la Sangre y la de N.P.J.N, sacaron sus respectivas
procesiones a la calle, sin interrupcin cada Semana Santa.
En los ltimos aos del siglo XIX fue fundada otra de las
cofradas entraables, percibida como de las de gran solera en Murcia,
que es la de El Perdn (1896) con sede en San Antoln. Este Barrio
acoga a los cofrades de la desaparecida cofrada del Prendimiento y
Seor de los Azotes que data de 1600 y que un decreto del obispo don
Diego de Rojas y Contreras, suprimi durante los aos 1758-1777, en
el que prohiba la procesin que dichos cofrades organizaban y que
sala cada Jueves Santo en la noche, de la iglesia de San Agustn
(Actual San Andrs) donde cannicamente estaba establecida.
Era procesin que anteriormente sala de la Ermita de San Gins
y era de disciplinantes. El Decreto de Carlos III de 1777 prohibiendo
realizar procesiones de penitentes de sangre y las realizadas durante la
noche, asfixiaron a la cofrada, de la cual se considera sucesora la del
Perdn. El Barrio de San Antoln, gremial por excelencia, hizo del
Perdn su emblema religioso, hasta nuestros das.
Siglo XX. Son aos fructferos que se podran catalogar como un
segundo periodo de oro. De las quince cofradas que hay en vigor, siete
corresponden a fundaciones de los aos mil novecientos; las mismas
han adquirido nuevas imgenes que han ido completando el Auto de

256

Pasin que hoy en da constituyen las procesiones de Semana Santa en


la ciudad de Murcia.
Otro apartado muy desarrollado en este siglo ha sido el de las
bandas de msica que adquieren un gran protagonismo, pues por una
parte desaparecen los danzantes que precedan a los pasos entre los
cuales los haba de color negro, o pintados de negro (Hecho que no ha
sido estudiado y que tiene un gran inters antropolgico). Este tipo de
agrupaciones de msicos adquieren un papel puntual en la
representacin que es cada procesin. Son iconos fsicos y sonoros de
los desfiles a los que han dado realce y sentimiento con esas marchas
pasionarias, algunas emblemticas como es la de Nuestro Padre Jess,
inspirada en otra composicin, nacida en Jan, titulada El Abuelo.
Desde el siglo XVII ambientaban las procesiones msicos con
instrumentos populares, dulzainas, zampoas, chirimas, etc.; pero ya
en el XIX, y sobre todo en el XX, las agrupaciones de msicos que
estaban dotadas de mltiples instrumentos de viento y viento madera,
han magnificado estos desfiles.
Esta aportacin ha sido muy importante pues no se puede concebir
la Semana Santa sin los sonidos y los silencios que miden el tiempo de
los desfiles. La imagen del Crucificado adquiere una proyeccin
infinita cuando, de fondo, suena el hilo musical delicado del clarinete,
el ondulante del oboe, o el solemne retumbar sordo del tambor315.
Tambin es aportacin del siglo XX el arreglo de los tronos con
flores naturales. Se pierde con ello un aspecto artesanal ya que las de
antes eran hechas manualmente con papeles y telas de colorines, pero
se gana en fragancia y esplendor. Lo hemos comentado al hablar de
Cartagena, de Alhama, Alcantarilla y Archena; los arreglos florales
constituyen en s mismos una obra de arte. Se inici la costumbre por
los aos veinte, tmidamente; ms bien porque algunas personas las
llevaban como exvotos, lo cual obligaba a incorporarlas al trono
correspondiente; pero pronto se transform en recurso plstico y signo
pudiente; ipso facto, surgi una
competencia entre cofradas,

315

El tambor sordo -lo aclaramos en otra nota cuando hablamos del pueblo de Moratalla- consiste
en aflojar los tensores y poner un pao sobre la piel. Este sonido adulterado se considera de burla,
humillante por la devaluacin a la que someten la entereza de su sonido; de ah que en determinados
pasos como es el Prendimiento, Ecce Homo, o Jess Nazareno, se toque as con el fin de hacer
ms realista la humillacin padecida por Jesucristo. Sin embargo esto no resta solemnidad al sonido
en s pues al ir matizado por el pao pierden estridencia pero gana en potica e intimismo; o lo que
es ms preciso, gana en solemne religiosidad.

257

camareras, y responsables de realizar el tal arreglo, dando como


resultado la belleza y barroquismo presente en cada trono.
El renombre de los pasos, el colorido de las tnicas, casi todas
nacidas o reformadas en este siglo del que tratamos, la vigencia de
unas procesiones barrocas, cargadas de realismo, de sentimientos,
impregnados los rostros de Cristo de gran patetismo, gritan la cultura
del Barroco mantenida desde el siglo XVII. Quizs el gran cambio del
final de la centuria del siglo XX, y los comienzos de la presente, la
constituya la intencionalidad de huir de esta filosofa y estilo artstico.
En la segunda mitad del siglo XX, la procesin del Resucitado en
Murcia y en todos los pueblos, con su alegre esttica, llena de colores
brillantes, caras sin antifaz, y la particular clientela cofrade que es la
ms joven de todas, imprimen un gozo que se celebra al comps de la
propia Resurreccin. Se busca en la esttica de sus pasos huir
tambin de las influencias salzillescas, e imprimirles realismo
emocionado, acento hondo religioso, pero sin caer en el exceso de
signos de violencia, sangre y dems truculencias.
Con lo expuesto concluimos la visin general de la Semana Santa
de Murcia y pasamos ya a los apartados especficos.
Cofradas: Ya hemos dicho que el Cabildo Superior de Cofradas
de Semana Santa de Murcia consta de quince asociaciones pasionarias.
Haremos un sucinto resumen de cada una de ellas siguiendo el orden
en el que desfilan en las procesiones316.
Venerable Cofrada del Santsimo Cristo del Amparo y Mara
Santsima de los Dolores. Nace en 1985. El motivo de que cuente con
33 fundadores iniciales fue por asentar el recuerdo de la edad a la que
muri Jesucristo. Procesiona desde el ao 1986 con tres tronos y tres
imgenes que corresponden a los dos titulares, ms Nuestro Seor del
Gran Poder, obra de Nicols de Bussy.
En la actualidad lo hace con seis tronos, y si en los comienzos
eran 200 cofrades, en el ao 2005 ascienden a ochocientos. Entre las
actividades que la identifican se encuentra la celebracin de triduos,
convivencia entre los anderos y dems componentes. El Presidente,
Don Antonio Leonardo Cantn, dice que: Paso a paso se va haciendo
camino al andar y continuaremos la labor de ir creciendo para bien de
316

Los datos van a ser recogidos, bsicamente, de la revista de Semana Santa, 1998. Cabildo
Superior de Cofradas. Murcia.

258

la semana Santa de Murcia y de sus tradiciones, con las que aportamos


nuestro grano de arena en una procesin muy digna y con otros cultos
para la Parroquia y sus feligreses.
Procesiona Viernes de Dolores, desde su sede en San Nicols de
Bari, con los pasos: La Sagrada Flagelacin, de Jos Hernndez
Navarro. Lavatorio de Pilatos, de Antonio Labaa. El Encuentro, obra
de Gregorio Henarejos. Nuestro Padre Jess del Gran Poder, de
Nicols de Bussy. Mara Santsima de los Dolores, atribuida a
Francisco Salzillo. Y la imagen del Santsimo Cristo del Amparo, de
Francisco Salzillo.
Santsimo Cristo de la Fe (2002). Joven cofrada y jvenes la
mayora de sus miembros por ser procedentes del Colegio de San
Buenaventura. Su sede la tiene en la Parroquia de San Francisco de
Ass, regentada por P.P. Capuchinos. Desfila Sbado de Pasin a las 19
horas y tiene como rasgo ms destacado la austeridad y el silencio. Su
imagen titular es del escultor Antonio Dorrego (1954), y es portada por
32 estantes.
Su cabildo ha emitido a travs de la revista de Semana Santa del
ao 2004, pg. 46, un mensaje especial que resume el espritu de esta
cofrada y que dice as: El crucificado, al que mecen los estantes, ha
dejado un testamento con clusulas bien precisas. Todos hemos sido
mejorados. El reino de Dios es ya un proceso en marcha. Nuestras
vidas estn animadas por una fuerza liberadora de Dios. La vida desde
la fe, no es algo esttico. Es una equivocacin vivir la superficie de la
vida y contentarnos con la poquedad, la mediocridad y el vaco de
nuestro vivir diario Sin ruido, acogiendo el espritu de Francisco de
Ass, la mejor palabra, no verbalizada, de la procesin ser emitir un
sentimiento profundo de Paz y Bien.
Muy Ilustre y Venerable Cofrada del Santsimo Cristo de la
Caridad (1993) Su presidente don Domingo Martnez Jimnez explica
que Desde su fundacin, salen a la calle tres tronos con sus
hermandades al completo de estandartes y tenebrarios Al mismo
tiempo conservando la tradicin de las cofradas ms antiguas de la
ciudad, en estilo, vestimenta e iluminacin; toda la ciudad parece un
Templo; recuperamos la cera, marginada por otros, cuando nunca
tuvieron que perder el legado que sus antepasados les dejaron. En fin
una procesin con sabor del siglo XVII.

259

Procesionan los pasos: Cristo de la Caridad, obra del escultor


Rafael Roses Rivadabia. La Oracin del Huerto, de Arturo Serra
Gmez. Coronacin de Espinas, de Manuel Ardil Pagn. La
Flagelacin de Nuestro Seor Jesucristo, de Manuel Ardil Pagn.
Procesiona Sbado de Pasin y tiene su sede en la Parroquia de Santa
Catalina.
Pontificia, Real y Venerable Cofrada del Santsimo Cristo de
la Esperanza y Mara Santsima de los Dolores (1754 y 1954). Hay
que partir de la Hermandad del Pecado Mortal del siglo XVI que tena
entonces su sede en la Ermita de San Gins. Era en este siglo destacado
objetivo acompaar a los reos de muerte en su ltima noche, evitar los
duelos, tan frecuentes en aquella poca, y convertir pecadores. (El Rey
Felipe V le dio proteccin en el Real Decreto de 18 de junio de 1744).
En estas fechas, reformada de nuevo, surge en Murcia que,
desaparecida la Ermita de San Gins, es trasladada la sede de esta
Hermandad a otra que bien pudiera ser la de Santa Quiteria.
Ante esto el 29 de abril de 1754, don Patricio Lpez, cura teniente
de la Iglesia Parroquial de San Pedro, funda con otros presbteros la
Hermandad del Santsimo Cristo de la Esperanza, para ejercer
penitencia, amor y caridad con el prjimo.
Su Santidad Benedicto XIV por Bula dada en Roma el 10 de
marzo de 1755, concede Indulgencia Plenaria y remisin de todos los
pecados a los cofrades de esta Hermandad. Este hecho es de mxima
trascendencia. Se le concede el nombre de Pontificia y se autoriza
ostentar el escudo pontificio de San Pedro, la Tiara Papal, el ancla y las
llaves. Su trayectoria fue de gran asistencia de cofrades y con gran
pujanza, y as se mantuvo hasta la primera Repblica Espaola en que
qued reducida slo al culto dentro de su Iglesia sede. Sera ya en 1954
cuando un grupo de devotos del Cristo de la Esperanza decidieron
propagar esta devocin y retomaron dicha fundacin.
En 1954 slo procesion rezando el Va Crucis. En 1955 lo hizo
con las imgenes titulares Santsimo Cristo de la Esperanza y Virgen
Dolorosa, ambas de Salzillo317. Arrepentimiento de San Pedro, tambin
obra de Salzillo. En los aos siguientes se han incorporado,
317

La autora es discutida; unos estiman que ambas imgenes son autnticas de Salzillo, mientras
que otros slo las catalogan como fruto de su taller. El listado de ambos lados es numeroso, sin
embargo a nivel popular todos las dan como autnticas de Salzillo. Este hecho es ms o menos
frecuente. En la actualidad el padre franciscano Francisco Javier Gmez Ortn realiza una
investigacin bibliogrfica sobre Salzillo y una nueva catalogacin, sobre todo de las obras
atribuidas, como es el caso de las de referencia.

260

Arrepentimiento y Perdn a Mara Magdalena, obra de Liza (1983).


Entrada de Jess en Jerusaln, de Hernndez Navarro (1987). Nuestro
Padre Jess Nazareno, esculpido por Baglietto (1817). Y San Jun, de
Antonio Labaa (1984). Vistes todos los nazarenos de esta cofrada
tnica verde pero los mayordomos visten capuz de raso del mismo
color; los cofrades de los Tercios de La Dolorosa en amarillo dorado y
los de San Juan Evangelista en blanco.
Su presidente don Jos Barba Mirete comenta que el Domingo de
Ramos, a las siete en punto de la tarde, est la procesin en la calle la
Ciudad se vuelve esmeralda nos dice-, la luz de la tarde incide en las
tnicas inundndolo todo de color verde, transmitiendo a las gentes un
mensaje de esperanza con la imagen de Nuestro Santsisimo Cristo de
la Esperanza. La primavera murciana nos envuelve con sus fragantes
perfumes de azahar y alheles en este da que se vive con especial
ambiente en la Plaza de San Pedro, Parroquia en la que forma esta
procesin. En la Semana Santa de Murcia esta procesin es muy
asistida de gente y muy querida.
Real, Ilustre y Muy Noble Cofrada del Santsimo Cristo del
Perdn (1896). Procesiona Lunes Santo a las siete de la tarde desde su
sede en la Parroquia de San Antoln. Fue fundada buscando, entre otros
fines, llenar el vaco de las gentes del Barrio, muy apegadas a la
tradicin cofradiera y que estuvieron muy integradas en la antigua
cofrada del Gremio de la Seda (Jess Prendido, 1600, agrupada desde
1679 con la de Cristo de los Azotes. Su desaparicin fue decretada a
finales del XVIII). El Perdn lleg a buen fin auspiciada por el Cura de
San Antoln, consiguiendo hacer resurgir la alegra a todo el barrio. El
Cristo, con su nombre, les emociona y sienten en esa devocin un
renacer a la gracia.
Lunes Santo al atardecer, primer da de Semana Santa, es vivido
por todo San Antoln con gran devocin. Es tradicional que a las
doce de la maana tenga lugar el Besapie al Cristo del Perdn,
descendido del altar mayor para este acto y para el desfile vespertino.
El ambiente creado es de autntica fiesta, las gentes se inclinan
respetuosas ante la imagen, que a su vez est cercada por el resto de los
pasos que desfilarn junto a ella. La rosa roja de pasin ha abierto
sus ptalos y el perfume embriaga los sentimientos de todos los que
caminan hacia el Cristo del Perdn; pululan a su alrededor oraciones y
ruegos en las numerosas personas que se acercan primero para besarlo,
horas despus para acompaarlo en esa primera etapa de su Pasin.

261

Su Presidente don Juan Pedro Hernndez Gonzlez318 ve la


procesin del Perdn como campanas cantoras de meloda de alabanza
alborozada, como un himno marcialmente interpretado. El llanto de
cientos de congregados saludan a un Cristo entregado dulcemente a
una muerte que ha de ser transformada en vida por el dolor.
La recogida de esta procesin tambin es particularmente emotiva;
su Presidente la interpreta as: Entre msicas vuelve el Perdn a su
iglesia magistralmente llevado por sus estantes, y en sus ltimos
suspiros nadie queda decepcionado por ese Cristo de costado
traspasado. En sorprendente carrera traspasa las espaciosas puertas del
templo y las campanas levantadas y mezcladas con su msica, no
pueden silenciar el ansia de los reunidos en la plaza del barrio; Jess, tu
historia es nuestra historia, sigues vivo entre nosotros.
El atuendo tnico es de color magenta y hasta los aos sesenta
llevaban cola, hoy eliminada, aunque fieles a las tradiciones ha optado
su cabildo porque desfilen cada ao unas pocas, como recordatorio.
Entre los pasos que acompaan al Cristo del Perdn figuran los de:
Jess en Gesetman, de Jos Hernndez Navarro (1996). Prendimiento
de Jess, de Jos Snchez Lozano (1948). Jess ante Caifs, obra de
Damin Pastor y de Domingo Castillejos (1987 y 1944). La
Flagelacin es obra de Jos Snchez Lozano (1945). Coronacin de
Espinas, de Jos Hernndez Navarro (1982). Encuentro con la Soledad,
de Snchez Lozano. Vernica, de Francisco Toledo Snchez. Y el
titular Santsimo Cristo del Perdn que es de autor desconocido, si bien
se le atribuye por algunos autores a Nicols Salzillo. La Dolorosa es
obra de Roque Lpez, y San Juan que lo es de Francisco Salzillo
(1737). Nuestra Seora de la Soledad, de propiedad privada, la
esculpi Jos Snchez Lozano.
Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociacin del
Santsimo Cristo de la Salud (1540 y1957). El Rvdo. Don Francisco
Arnaldos Martnez, Prioste-Consiliario, en su trabajo titulado
Privilegios Pontificios concedidos a la Cofrada del Santsimo Cristo
de la Salud explica el devenir de esta cofrada cuyos Privilegios datan
de 1540 y los concedi Pablo III, mediante Breve Pontificio; mantuvo
una estrecha relacin con la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios,
que rindiera desde su fundacin culto al Cristo de la Salud, sus propios
miembros en la actualidad as lo conciben.
318

Don Juan Pedro Hernndez Gonzlez es Presidente del Cabildo Superior de Cofradas
Pasionarias de Murcia. Quiero reconocer en esta nota mi gran agradecimiento hacia l, pues el
material que me ha facilitado ha posibilitado el poder ofrecer en mi trabajo muchos datos sobre las
distintas cofradas y procesiones de la Semana Santa, tanto de Murcia como de la Regin.

262

La talla que este da procesiona es obra de filiacin castellana,


catalogada de finales del siglo XV o inicios del XVI. Lo que ya no es
tan concebible es que procesionara en los comienzos de esta fundacin.
La Asociacin tuvo su sede en la Iglesia de Santa Mara de Gracia y
Buen Suceso, capilla aledaa al referido hospital. En el siglo XVIII se
traslad dicha sede a la Iglesia de San Juan de Dios, en donde
contina319. (Estos datos, que no se pueden concretar, son investigados
en la actualidad y es posible que haya que revisarlos. Esta entidad, as
como en general los cabildos de cada cofrada, est mostrando un gran
inters por redactar la historia de sus respectivas entidades de forma
rigurosa, as como por informatizar los datos y que puedan ser
consultados con toda facilidad a tavs de la red. Posiblemente en los
prximos aos, en este aspecto, se consiga un substancioso avance).
En la primera mitad del siglo XX se produjo un parntesis de
decadencia, pues buena muestra de ello es que en 1956 slo contaba
con siete cofrades. En 1957 un grupo de jvenes universitarios hicieron
el propsito de reiniciar un nuevo periodo de auge y devocin al Cristo
de la Salud, y solicitaron la refundacin, que les fue concedido por el
entonces obispo Ramn Sanahja Marc en la Semana Santa de ese
mismo ao.
En estos inicios cont con dos hermandades que procesionaron
desde 1963: Santsimo Cristo de la Salud y Santsima Virgen del
Primer Dolor, obra de Francisco Salzillo. En 1968 se incorpor el
paso de Nuestro Padre Jess de las Mercedes, cuya talla corresponde
a Nicols Salzillo, con sede en la Iglesia de La Merced, hoy regida por
PP Franciscanos. En 1992 se incorpora al desfile la imagen de San
Juan Evangelista, talla de Roque Lpez. La Cofrada del Cristo de la
Salud procesiona Martes Santo y tiene su salida desde la Iglesia de San
Juan de Dios para en un punto concertado fundirse con la procesin del
Cristo del Rescate.
Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jess del Rescate y
Mara Santsima de la Esperanza (1947). Esta Hermandad, hoy
319

Sobre la Iglesia de San Juan de Dios, estimada como joya del Barroco, existe un estudio
pormenorizado sobre sus caractersticas arquitectnicas (cercanas a Sant Andrea al Quirinale, obra
maestra de Bernini, en Roma, 1658-1670), realizado por la Profesora de Historia del Arte de la
Universidad de Murcia Doa Mara del Carmen Snchez Rojas Fenoll. La Iglesia de San Juan de
Dios. Estudio Arquitectnico de la Sede Cannica de la Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva
Asociacin del Santsimo Cristo de la Salud. Tambin hay un estudio sobre su iconografa
realizado por don. Jess Rivas. La escultura de la Iglesia de San Juan de Dios de Murcia. Y un
tercer estudio corresponde al Profesor don Jos Carlos Agera. La Pintura en la Iglesia de Santa
Mara de Gracia y San Juan De Dios de Murcia. Un conjunto figurativo de los siglos XVII al XVIII.

263

Cofrada del Rescate, data del siglo XVIII ya que desde esa poca
existen pruebas histricas de que era ya venerada la imagen en el
Convento de los Trinitarios de Murcia, extramuros de la ciudad. La
devocin por el Cristo del Rescate en nuestra capital es histrica y muy
generalizada tanto en la ciudad como en la huerta. La imagen del
Divino Cautivo Nuestro Padre Jess, est envuelta en un aire de
leyenda, no probadas, pero tremendamente arraigadas en el pueblo
llano y sencillo que siempre ha buscado en ella el consuelo a sus
penas.
La imagen es de autor desconocido. Cerrado el convento por una
serie de avatares, el Cristo del Rescate fue trasladado a la Iglesia de
San Juan Bautista. Adquiere particular relevancia desde marzo de 1946
que fue constituida su Hermandad, con la finalidad de rendirle un
mayor culto. Esta devocin se extendi con rapidez, pues precisamente
la Iglesia de San Juan haba sido crcel y muchos que estuvieron
presos en ella haban rezado ante esta imagen.
La procesin de la esclavitud pas a llamarse del Cristo del
Rescate; se celebra Martes Santo en la noche y la caracteriza la
sobriedad, severidad y austeridad, Naci precisamente con estas reglas
para llenar ese hueco de recogimiento particular que ninguna otra
procesin ocupaba. En 1948 se convierte en cofrada, pues acoge el
nuevo paso de Nuestra Seora de la Esperanza, cuya imagen se le
encarg a Snchez Lozano y que, junto a la del Cristo, constituyen un
foco notable de devocin, que ofrece escenas de honda piedad en la
capilla que ambas imgenes ocupan en la citada Iglesia de San Juan
Bautista. Desde esta fundacin se celebra el tradicional Besapi al
Cristo del Rescate, cada primer viernes de marzo, de masiva afluencia.
Viste la cofrada tnica de color morado con capa y capuz blanco
y los cofrades de la Virgen de la Esperanza, tnica morada, capa y
capuz verde. Los Estandartes de ambas agrupaciones fueron bordados
en los talleres Lucas de Murcia. Es Hermano Mayor de la Cofrada D.
Pedro Antonio Llamas Soubrier. Mencin especial merecen las dos
filas de personas que acompaan al Cristo del Rescate, sin vestir
tnica, portando una vela encendida y que suelen hacerlo cumpliendo
una promesa.
Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiqusima Archicofrada de
la Preciossima Sangre de Nuestro Seor Jesucristo320 (1411)
320

En el Museo de la Sangre me han sido donadas las revistas Los Coloraos editadas en los
ltimos aos, as como diferentes libros sobre la Archicofrada de la Sangre. Agradecemos a

264

Fundada el da de Jueves Santo, por los seguidores de San Vicente


Ferrer, que predic a lo largo y ancho del Reino de Murcia durante ese
ao.
La primera imagen a la que dio culto era un crucificado llamado
Cristo del Amparo instalado en Santa Olalla de los Catalanes,
Parroquia en la que se estableci la sede permaneciendo algo ms de
un siglo. Tiempo despus fue trasladada dicha sede al Convento de los
Padres Trinitarios, que ocupaban lo que ahora mismo es Museo de
Bellas Artes. Tras breve estancia en dicho Convento y atravesando la
cofrada un periodo de decaimiento, prcticamente desapareci; fue de
nuevo reinstaurada en el ao 1589 estableciendo su nueva sede en la
Ermita de San Benito (Iglesia del Carmen) regida por Carmelitas. Hoy
en da posiblemente sea la cofrada ms popular y emblemtica de la
Semana Santa murciana.
Las primeras constituciones corresponden al ao 1603, en las que
se determina la sencilla organizacin de la entonces hermandad y sus
actividades. Naci como hermandad aplicndosele el criterio de que as
se considera toda aquella asociacin religiosa pasionaia y laica que da
culto a una nica imagen. A partir de 1603 es ampliado el nmero de
imgenes y nace entonces el denominarla cofrada, para, desde el siglo
XVIII, al serle concedidos privilegios especiales, llamarla
archicofrada.
Desde el comienzo de su fundacin esta hermandad tena culto y
procesin Jueves Santo. Hay documento que confirma que en el ao
1625 procesionaba Viernes santo y su vestimenta era de negro
riguroso. Con posterioridad la procesin se estableci en la tarde de
Mircoles Santo y el color de sus tnicas se decidi que fuera el rojo.
A finales del siglo XVII se produjeron cambios significativos, como la
inclusin de la Hermandad de Labradores del Partido de San Benito,
con su titular Virgen de la Soledad; esto cre un incremento notable de
cofrades e ingresos. Por otro lado los mayordomos de la Sangre,
deseosos de contar con patrimonio propio que les permitiera mayor
autonoma respecto de los frailes carmelitas, encargaron al ms
prestigioso escultor del momento, Nicols de Bussy, los pasos de:
Cristo de la Sangre, Negacin de San Pedro, El Pretorio y La Soledad.
Nuevos episodios fortuitos acaecidos en los primeros aos del
siglo XVIII alteran el desarrollo de la cofrada, pues ante el
Inmaculada, la persona que atiende el Museo, su paciencia y generosidad al proporcionarnos cuanta
ayuda hemos pedido.

265

hundimiento del puente de madera -que comunicaba el barrio del


Carmen con el ncleo urbano de Murcia- arrastrado por una virulenta
riada, les obliga a tomar decisiones drsticas, y una de ellas fue
trasladar la sede, de nuevo, a la iglesia de Santa Eulalia (en un
principio Santa Olalla de los Catalanes), regresando aos despus a la
iglesia del Carmen por haber habilitado nuevo espacio para pasar el ro,
que es el definido en la actualidad como Puente Viejo. Este regreso
constituye su definitiva sede. A partir de este ltimo cambio y a lo
largo del siglo XVIII, ser cuando la cofrada logre su actual
configuracin.
El siglo XVIII, pues, es especial para esta Cofrada. Es cuando
adopta varios cambios, como el de sustituir las tnicas negras por las
de color rojo, ms la incorporacin de la Seccin de Armaos (1713)
(Esta seccin se fund conjuntamente, o al mismo tiempo, que la de la
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno de Murcia); o la del grupo
de Hebreos en 1787; este grupo de Hebreos desaparecera tiempo
despus sin que haya referencia que aclare nada. Se sabe, por estar
documentado, que reaparecen en 1886 y que el uniforme que llevaron a
partir de esta fecha fue diseado por D. Javier Fuentes y Ponte. Ambas
agrupaciones desaparecieron en 1903.
En los ltimos aos del siglo XVIII incrementaron el patrimonio
con nuevas imgenes, entre ellas La Samaritana y Virgen de los
Dolores, ambas de Roque Lpez; La Virgen de los Dolores
sustituyendo a la esculpida por Nicols de Bussy. Otra novedad de
estos aos es que empiezan a encabezar la procesin nios vestidos con
tnicas de diversos colores. (Popularmente se les denomina
remolacha). El asunto todava crea enfrentamientos sobre si deben o
no desfilar estos pequeos, que lo hacen en grupo y que, segn algunos
puristas, dicen que restan solemnidad a la procesin.
Situados en el siglo XIX sabemos que los comienzos fueron aos
de grandes dificultades por la situacin blica que ocasionaba la
Revolucin francesa, que dej a nuestro Reino en autntica situacin
de precariedad321, a lo que hay que sumar en la segunda mitad del siglo
otras contrariedades y decisiones polticas en las que se incluye el
321

En el Archivo de la Catedral de Murcia hay ingente documentacin, sin catalogar, que da


testimonio de la contribucin econmica de las Parroquias, conventos y entidades laicas religiosas
adscritas a la de toda la Dicesis de Cartagena con un pormenorizado relato de juntas de Cabildo,
declaracin de bienes por parte de entidades religiosas y una correspondencia al respecto muy
repetitiva pero portadora de datos puntuales de gran inters. El impuesto de millones que fue el que
se les aplic para paliar los gastos de la guerra, fue creado durante el reinado de Felipe II; canaliz
mucho dinero a las causas de las guerras mantenidas por diferentes monarcas. Hay legajos
completos que contienen slo este tipo de documentos.

266

intento de ahogar las manifestaciones religiosas populares y la


desaparicin de los gremios, alma mater de las cofradas pasionarias
en esos tiempos. Los Carmelitas, como las dems rdenes Religiosas,
sus conventos fueron expropiados, pero sus vocaciones quedaron
intactas. Podemos aplicarles el pensamiento de San Pablo (Segunda
carta Cr. 4. 9-10): Nos aprietan por todos lados pero no nos aplastan;
estamos apurados, pero no desesperados. Quedaron pocos cofrades
y mayordomos, pero fueron suficientes para renacer de sus cenizas,
pues en 1848 es impulsada la cofrada de la Sangre con nuevos pasos
que llenaran de gloria la Semana Santa de Murcia322.
El siglo XX se inicia con un espritu de repetir la proeza del XIX y
se enfrent a resoluciones gubernamentales bastante cercanas a las del
siglo anterior; reto que consigue superar sucesivamente. En la
actualidad, siglo XXI, procesiona los siguientes pasos: La
Samaritana, de Roque Lpez. Jess en casa de Lzaro, de Hernndez
Navarro. El Lavatorio, esculpido por Juan Gonzlez Moreno. El
Pretorio, de Nicols de Bussy323. Cristo de las Penas, de Jos
Hernndez Navarro. Santsimo Cristo de la Sangre, de Nicols de
Bussy. Las Hijas de Jerusaln, de Gonzlez Moreno. San Juan, de Juan
Dorado y La Dolorosa, de Roque Lpez.
Cofrada del Santsimo Cristo del Refugio (1942). El nombre
tiene un porqu muy conocido. Durante la Guerra Civil la Iglesia de
San Lorenzo fue convertida en residencia de refugiados procedentes
sobre todo de la zona de Andaluca oriental. Una noche de una terrible
tormenta con gran cantidad de aparato elctrico y ante la amenaza de
que algn rayo derribara los muros del templo, los refugiados cayeron
de rodillas ante aquel Cristo Crucificado, grande, ubicado en la
sacrista y olvidado de todos, pidindole clemencia. La tormenta
trascurri sin que ocurriera nada. En 1939 esta imagen fue la nica que
qued sin ser destruida.
Un grupo de murcianos impresionados por esta historia
estructuran esta cofrada. El color de las tnicas es el morado y el
negro; llevan sandalias de fraile; procesiona Jueves Santo a las diez de
la noche, aunque al principio la hora de salida eran las veinticuatro
horas, en la actualidad lo hace a las veintidos. Cuenta con doce
mayordomos y treinta y dos estantes. Su presidente don Ramn
322

Este periodo est investigado por RIQUELME OLICA, Pedro, franciscano, en su libro (Tesis
Doctoral): Iglesia y Liberalismo Los franciscanos en el Reino de Murcia (1768-1840) Ed.
Espigas. Murcia, 1993. Libro muy complementado con tablas sobre religiosos y conventos en
nuestro reino durante el periodo sealado, as como de bibliografa al respecto.
323
Este paso se le conoce tambin por el Berrugo.

267

Snchez-Parra Server, define los momentos anteriores a la procesin


con estas palabras: Noche de Jueves Santo, noche de amor divino y
humano que nos anima a sentirnos como verdaderos hermanos en el
regazo de Dios que sufri tremenda pasin para salvarnos y como buen
padre tenernos toda la eternidad a su lado. La imagen del Cristo del
Refugio es de autor desconocido aunque algunos crticos la atribuyen a
Francisco de Salazar, siglo XVII.
Real y Muy Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess
Nazareno. 1600. Debo y a lugar; por el tenor de la presente, di
licenia para que se pueda fundar y funde la dicha Cofrada, su
invocacin de los Nazarenos, en el dicho convento de Nuestra Seora
de la Arrexaca con las dichas Constituciones y para ello la erixo y
lebanto y siendo necesario ynstitujo y fundo aprobando como apruebo
las dichas Constituciones que han rubricadas sus en todas las 0xas.
As consta la fundacin de la cofrada de Nuestro Padre Jess que fue
el dos de agosto de 1600324. En otro de sus prrafos explica que Don
Alonso de Puelles, cannigo de la Santa Iglesia de Osma y vicario
general del obispado de Cartagena, del que era obispo Don Juan de
Ziga, y ante el notario Don Damin Snchez de Cdiz, dio su
aprobacin a las Constituciones por las que haba de regirse la Cofrada
de los Nazarenos, que fray Alonso de Salzedo, el buen prior del
convento de San Agustn, le haba entregado El tres de septiembre
siguiente, presidido por el religioso agustino fray Juan Vidal tuvo lugar
el cabildo constituyente.
Se admitieron numerosos cofrades, se nombraron los distintos
cargos y oficios y se eligieron mayordomos a don Francisco Peralta y a
don Agustn Navarro, quienes iniciaron su cometido encargando al
escultor don Juan Aguilera la imagen de Nuestro Padre Jess
Nazareno, que la realiz entre 1600-1601. El carnado de la cabeza,
manos y pies, se debe al anciano pintor Melchor de Medina. El importe
de esta obra fue de 436 reales de velln; su peso es de 353 Kg.
La Procesin sali por primera vez el 20 de abril de 1601, Viernes
Santo, finalizados los Oficios de Jueves Santo, sobre las cuatro treinta
de la madrugada desde el convento de San Agustn y que trascurri por
324

Sobre la fecha de fundacin de la Cofrada de Jess, hay varias opiniones. El carcter de nuestro
trabajo no contempla exponer la historia de las cofradas, sino escuetamente los datos ms
esenciales; pero pueden consultar el libro de VALCRCEL MAVOR, Carlos, Semana Santa en la
Regin Murciana, en el que dedica un captulo a la fundacin de la cual hablamos y en el que
expone los criterios en los que se han fundamentado para fijar el origen de esta Cofrada en fechas
que comprenden desde finales del siglo XVI al umbral del siglo XVII. Tambin DAZ CASSOU,
Pedro, en su famoso libro, Pasionaria Murciana, habla sobre la fundacin de la cofrada de Jess y
la de La Preciossima Sangre.

268

San Antoln, San Francisco, Frenera, Trapera, Plaza de San Nicols,


Santa Florentina y de nuevo a San Agustn. Desde entonces y
exceptuando aos que por epidemias de peste, lluvias, imposiciones en
distintas etapas de guerra que nuestro pas ha atravesado en los ltimos
cuatro siglos, y otros acontecimientos similares, la procesin ha salido
a la calle, siempre, cada Viernes Santo.
La segunda imagen que obtuvieron fue la de San Juan, obra del
clrigo don Juan Toms de Alarcn y La Vernica, de don Pedro de
Jaca. En 1639 disponan adems de La Oracin del Huerto, el Cristo de
la Bofetada y una imagen del Cristo de la Humildad y la Paciencia.
Con la llegada del escultor Francisco Salzillo se inicia su siglo
dorado y su consistente y trascendente historia. Ser el mayordomo
don Joaqun Riquelme Togores, regidor perpetuo de Murcia, quien en
1750 anuncia la ejecucin del paso de la Cada de Nuestro Seor
Jesucristo, que pesa 800 Kg. De esta obra no se sabe lo que cobr el
autor, pues al ser un encargo privado no hay referencia de ella. Aos
despus de su muerte fue donada a la cofrada por su Viuda.
En 1754 se encarga a Salzillo, La Oracin del Huerto, con
un costo de 7.500 reales de velln (pesa el trono 1118 Kg.). La
Vernica, en 1755 por importe de 1.600 reales de velln, (250Kg). San
Juan Evangelista, la que se considera por una mayora de crticos obra
maestra de Salzillo, fue realizada en 1756 por 1.900 reales de velln.
La Dolorosa y los cuatro angelicos que la acompaan, se pagaron
1.985 reales de velln en el ao 1756, (pesa 301,200 Kg). En 1773 la
obra ms espectacular que es La Cena, cost 27.749 reales de velln,
(1.168 Kg). El Prendimiento, obra que cost 8.600 reales de velln,
(645 Kg). En 1777 realiz el Cristo a la Columna y cobr 7.899 reales,
(650 Kg). (La trayectoria de Salzillo en cuanto a su cotizacin ofrece
en la obra de Cristo a la Columna un dato significativo, pues la primera
imagen de este episodio que esculpi fue la del Convento de Santa Ana
del Monte en Jumilla, por la que cobr 1500 reales en el ao 1756)
El presidente de la cofrada de N.P.J.N. es en la actualidad Don
Rafael Cebrin. Presidentes de los ltimos aos, todos muy
comprometidos con la Cofrada, han sido: Don Emilio Dez de
Revenga, Don Juan Torres Fontes y Don Ricardo Martnez Moya, ste
un tanto especial por el periodo singular que atravesaba la entidad al

269

hacerse responsable de la misma, lo cual determin que el obispo D.


Manuel Urea lo escogiera directamente para tal cargo325.
Cofrada del Santsimo Cristo de la Misericordia (1949).
Procesiona Viernes Santo a las 19 horas, desde San Esteban, con dos
imgenes preciosas, una es el titular, realizada por el religioso Jesuita
Domingo Beltrn, en el siglo XVI, y otra es Nuestra Seora Madre de
Misericordia, obra de Jos Snchez Lozano (1922) correspondiente a
su primera poca en la que este imaginero ya acusaba casi definido su
estilo dulce, de rostro infantil en cuanto a los rasgos fsicos, sobre todo
de las vrgenes; gestos de gran ternura, facciones tersas, pulidas y
armoniosas que dan como resultado una gran belleza.
La componen muchos cofrades jvenes de los que destaca el
presidente don Juan Antonio Mrquez Hernando. La religiosidad
manifestada por ellos y las numerosas solicitudes de ingreso que cada
ao se producen generan entusiasmo y esperanza en el futuro; al
respecto estiman que les mueve a todos un profundo sentimiento de
fervor y una gran devocin por la imagen titular. Una de las frases del
Presidente dice: Con estos comentarios y otros ms lo que nosotros
queremos valorar, es que los nuevos cofrades tienen en comn, un
valor religioso participativo en el cual quieren integrarse. Son
solidarios, y eso es religin Estn presentes en todas las O.N.G. para
ayudar a los dems.
Como asociacin religiosa laica penitencial nacen el 22 de abril de
1949 bajo el patrocinio de la Excelentsima Diputacin Provincial de
Murcia. Actualmente tiene su sede cannica en la iglesia de San
Miguel. En el momento actual la componen tres tercios: El Cristo de la
Misericordia, Nuestra Seora de la Misericordia, y Las Damas de
Cristo. Detrs de la Virgen desfilan Las Damas del Cristo y van
ataviadas con teja y mantilla. Los penitentes visten tnica negra de
terciopelo con capuz y fajn magenta. La procesin al llegar a San
Bartolom se funde con la cofrada del Santo Sepulcro, continuando
ambas el recorrido.

325

Queremos manifestar al hablar de la cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno que cuando
solicitamos ayuda a don Ricardo Martnez-Moya, dio las indicaciones oportunas para que me fuera
facilitada la consulta a cuantos documentos posee la Cofrada (que, tristemente, son escassimos en
la actualidad), as como los libros de la Biblioteca del Museo Salzillo. Tambin para que me fueran
donadas, desinteresadamente, todas las revistas editadas de NAZARENOS. Posteriormente, don
Rafael Cebrin ratific esta atencin y me fueron donados los folletos con las distintas
constituciones publicadas. Las personas que atienden el Museo Salzillo nos han mostrado mucha
atencin. Agradezco a todos su estimable ayuda y consideracin.

270

Otro acto tradicional tiene lugar Jueves Santo y es el Besapi al


Cristo de la Misericordia. Lo hace a las doce y a continuacin la
imagen es trasladada en procesin a la Iglesia de San Esteban, desde
donde sale la procesin Viernes Santo en la tarde con gran solemnidad
y recogimiento, que en general es la nota predominante de esta
agrupacin. (La iglesia de San Esteban en la actualidad no desarrolla
culto y est dedicada a acoger exposiciones temporales de Arte).
Cofradia de Servitas. Su titular es Nuestra Seora de las
Angustias, de Francisco Salzillo. Estos hermanos son herederos de la
hermandad del Santo Rosario que se haca presente en las calles de
Murcia en la tarde de Domingo de Ramos desde 1757. Desde 1903, por
acuerdo fraternal con la cofrada del Santo Sepulcro, procesiona
Viernes Santo en la tarde a las siete, desde la iglesia de San Bartolom
en donde tienen su sede ambas.
Los Siervos de Mara, tradicionalmente conocidos como
Servitas se extienden por Espaa a travs de rdenes religiosas
contemplativas y de Terceras. El Prroco de San Bartolom, don
Casimiro Snchez, funda en 1665 la Venerable Orden Tercera de los
Servitas, siendo nombrado por el prior de Madrid Sub-Corrector de la
dicha orden. Su finalidad es honrar a la Virgen de las Angustias y
cultivar el espritu de fraternidad entre los hermanos. Consecuente con
esta devocin a Mara, Francisco Ferrer Cspedes en 1740 encarga al
insigne escultor la famosa imagen que los representa y que es
considerada una de las ms bellas de Salzillo, el gran maestro
murciano. Ella inicia el cortejo procesional tradicional de los Servitas o
de los azules, ya que ese es el color de sus complementos.
Domingo de Ramos por la tarde desfilaba slo este trono.
Previamente a esta salida La Virgen era trasladada al Convento del
Corpus Christi, de agustinas, donde se proceda a su arreglo floral;
costumbre que se mantuvo hasta comienzos del siglo XX.
En 1797 contaba en la iglesia de San Bartolom con capilla propia
provista de camarn, desde donde poda ser contemplada, pues desde
siempre esta imagen ha estado muy enraizada entre los murcianos. Sus
traslados eran muy celebrados. Francisco Martnez Tornel en el
peridico de Murcia, El Liberal, 16 de marzo de 1904, dice La
primera procesin de la Semana Santa, sta es la verdadera procesin
de los Servitas, pues constituye un acto religioso y espontneo en el
cual, las mujeres llevan vela y hacen alarde y gala de su fe y devocin
a La Virgen.

271

En 1874, la cofrada incorpor la imagen del ngel, alegrico de


la Pasin, que desfil hasta 1931; corresponda a uno de los bellos
ngeles adoradores que Francisco Salzillo ubic en el tabernculo de la
iglesia hospitalaria de San Juan de Dios. Dicha figura se transformaba
para esta ocasin en ngel pasionario, agregndole algn atributo;
parece ser que ya desfilaba en el siglo XVIII. Fue destruido en 1936.
De esta cofrada es presidenta doa Mara Jos Martnez. Desde
este ao se ha reincorporado a esta procesin el trono con el ngel
Servita, atribuido a Luisa Roldn (Conocida como la Roldana. 16521704326. Fue escultora de Cmara de los monarcas Carlos II y Felipe
V). En la actualidad se ha retomado el que desfile el ngel y en esta
nueva etapa llevar en las manos un escapulario de la Cofrada y una
corona de espinas vegetal. Tambin se ha adquirido una tnica
realizada por Pedro Arrue. Doa Mara Jos Martnez es la nica
mujer que ocupa el cargo de Presidenta, pues el resto de cofradas estn
presididas por hombres.
Real y Muy Ilustre Cofrada del Santo Sepulcro (1872). Tanto
la entidad como la procesin que organizan tienen sus races muchos
siglos atrs. Fuentes y Ponte en su obra, La Murcia que se fue, hace
una descripcin de la procesin del Santo Entierro en aos anteriores a
la desamortizacin de Mendizbal (1835); de ella destaca su
importancia religiosa y civil, matizando el hecho de que deba
transcurrir de da durante la tarde de Viernes Santo porque no era
lcito sacar un entierro de noche. En aquella poca el orden de las
pasos era el siguiente: Estandarte al que acompaaban los nios
acogidos en la Casa de la Misericordia, La Vera Cruz y Santo Sudario,
Cristo Yacente que era portado por cuatro frailes, San Juan, y La
Dolorosa.
La fundacin de esta cofrada resulta complicado situarla pues
desde su propio cabildo reconocen que algunos de los datos conocidos
estn falseados327. En un principio se entiende que caballeros
326

En estos momentos parece ser que D. Jos Cuesta, exdirector del Museo Salzillo, ha hallado unos
documentos que confirman que La Roldada no es la autora de dicho ngel.
327
SEMANA SANTA EN MURCIA pg. 70, 1998, ofrece un resumen de la historia de la
Cofrada del Santo Sepulcro en donde relata las vicisitudes padecidas por la posesin de la imagen
titular entre franciscanos y cofrades, y las distintas fechas que se estiman como fundacionales. Se
sabe que en 1600, procesionaba con una imagen yacente, y que en 1694 Nicols de Bussy entreg
una imagen de Cristo Muerto, que es la que dio lugar al pleito mantenido entre franciscanos y el
Santo Sepulcro, el cual fue favorable a los franciscanos. Desde 1872 la cofrada tiene su sede en la
Iglesia de San Bartolom de Murcia. En otro artculo, ste publicado en LA CONCORDIA pg.
18-22, escrito por Luis Luna Moreno, da muchos ms datos sobre la historia de la Concordia del
Santo Sepulcro, que, segn este autor, naci de la Concordia de Comerciantes y Mercaderes de

272

cruzados, a su regreso de Tierra Santa, estableceran una serie de cultos


religiosos en recuerdo de su esfuerzo por conquistar Jerusaln y
territorios limtrofes. De ah que se forman varias rdenes religiosas y
de caballeros militares. Pensar que stas dieran culto y procesionaran a
Cristo Yacente es hecho verosmil.
Paralelamente a las Cruzadas, en el siglo XIII la devocin al
Rosario se expande con firmeza y la religiosidad popular lo hace punto
destacado de su piedad. El movimiento mariano, iniciado por el Abad
Suger y Bernardo de Claraval, toma asiento en la sociedad cristiana.
Este movimiento fue el verdadero impulsor del protagonismo
desarrollado en torno a la Virgen Dolorosa, tan vinculada a la Pasin y
al Santo Entierro de Cristo.
Pero ser cuatro siglos despus cuando hay constancia de celebrar
culto a Cristo Yacente328. En 1694 Nicols de Bussy tall una imagen
de Cristo muerto que reciba culto en el convento de los PP
Franciscanos de Murcia. Ante estos acontecimientos lo que se puede
afirmar es que hacia 1770 y hasta 1836 la Procesin del Santo Entierro
estaba perfectamente organizada. La posesin de la imagen del
Yacente referida fue objeto de pleito entre franciscanos y cofrada del
Santo Sepulcro, entonces denominada Santa Concordia, que la
reclamaba para su Capilla del Rosario; finalmente el pleito lo ganaron
los franciscanos, como antes decimos.
De nuevo reaparece el Santo Sepulcro en 1869 pero con sede en la
Iglesia de Santa Catalina sin que exista documento que explique tal
cambio. Finalmente la Real Concordia del Santo Sepulcro, decidi
establecer su sede en la Parroquia de San Bartolom en donde
permanece desde el ao 1872.
Recobrados los ttulos de nobleza, perdidos en la
desamortizacin, La Concordia se limit al seguimiento de los
Murcia. En la misma revista, pag.15-16, el Padre Riquelme Oliva, franciscano, escribe un artculo
titulado El Santo Sepulcro y habla de que estaba colocado en la capilla de San Antonio del
convento de San Francisco. El padre Riquelme relata un episodio conmovedor, que es el siguiente:
En el ao de 1835, tras la quema del convento de San Francisco, preludio de la exclaustracin,
varios franciscanos, despus de la procesin, desarmaron los pasos, y uno de los religiosos exclam:
Coloquemos de nuevo en una urna al Santo Cristo, no s por cuanto tiempo, pues conforme van
los sucesos y las novedades, temo que antes de terminar el siglo quiten al Seor de su lecho y le
pongan en el Palomar. Sobre ello sigue escribiendo- Fuentes y Ponte en un artculo sobre esta
premonicin, en fechas hacia finales del XIX, en el que apostilla al final: Fue una profeca y se ha
cumplido
328
Manuel Muoz Barbern, hall un contrato en el que se habla de la Cofrada de la Soledad que
encargara una imagen de Cristo Yacente en el ao 1598; esta cofrada tena su sede en la iglesia de
Nt Sr de Gracia,

273

descendientes caballeros cruzados que eligieron como emblema la


Cruz de Jerusaln, sta de forma griega y de color rojo, que con sus
cinco cruces recordaban las cinco llagas de Cristo; adopt el nombre de
Real y Muy Ilustre Cofrada del Santo Sepulcro. Por lo tanto, de todo
lo expuesto, como fecha de fundacin de la Cofrada del Santo
Sepulcro debemos de fijar el siglo XVI, pero recibiendo culto, dicha
orden figura desde el siglo XIII, y, procesionando, desde el siglo
XVIII329. Como fecha de nueva fundacin se conoce la de 1872.
La Procesin del Santo Sepulcro siempre fue muy solemne. Hasta
el ao 1970 le daban escolta fuerzas militares; en la actualidad intentan
recuperar esta tradicin. Recordamos que desde 1757 procesionaba la
Virgen de las Angustias en la tarde de Domingo de Ramos con la
Cofrada de Servitas, y en 1903 se lleg a un acuerdo fraternal para que
Viernes santo por la tarde, Santo Sepulcro y Servitas procesionaran
juntas.
En la actualidad, adems del paso de la Virgen de las Angustias
de los Hermanos Servitas, la procesin del Santo Entierro organizada
por la cofrada del Santo Sepulcro queda configurada as: Santsimo
Cristo de Santa Clara la Real, imagen de Salzillo; Santsima Virgen de
la amargura, (1946); Santo Sepulcro (1941); y San Juan Evangelista,
las tres son obra de Juan Moreno Gonzlez. Cierra la procesin la
imagen de la Virgen de la Soledad, de autor desconocido y sin
determinacin de ao.
Cofrada del Santsimo Cristo Yacente (1982). Sbado Santo,
19 horas, tiene su salida desde la iglesia de Santo Domingo la
procesin que esta cofrada organiza. Su Presidente es Jos Emilio
Rubio Romn, que estima que La presencia de Cristo Yacente en las
calles es la invitacin a la meditacin sobre los Misterios ms
profundos de nuestra fe. La Vigilia Pascual, que comenzar a
celebrarse en todos los templos de la ciudad cuando la procesin haya
regresado a Santo Domingo, es la fiesta que da sentido a nuestro
catolicismo (SEMANA SANTA DE MURCIA pg. 73.1988).

329

LUNA MORENO, Luis. Sobre la Historia de la Cofrada del Santo Sepulcro en Murcia LA
CONCONRDIA Pg. 18-23, ao 2004, dice que: Se conocen datos que demuestran la existencia
en el Convento de San Francisco, al menos desde 1749, de la Cofrada Gremial de los Mercaderes,
bajo la advocacin de la Soledad, que sacaba la procesin del Santo Entierro, lgicamente en la
tarde de Viernes Santo. Este comentario se basa en un prrafo ofrecido por Manuel Muoz
Barbern en un artculo publicado en el nmero extraordinario de Semana Santa ofrecido por La
Verdad, en 1986, pg. 26, que dice: Las primeras noticias de nazarenos datan de 1582.

274

Fue fundada el da 5 de mayo de 1982. Su aprobacin cannica y


ereccin en la iglesia de Santo domingo no se produjo hasta 1986. El
obispado tena reparos en aprobarla porque procesionar en la jornada
de Sbado Santo, poda relegar la Vigilia Pascual, que deba de ser
actividad prioritaria en ese da. Vencidas las dificultades y delimitado
el horario de la procesin, sali por vez primera el ao 1987.
El titular es obra de Diego de Ayala (1570), imagen que ha sido
restaurada este mismo ao de 2005; desfila sobre trono de estilo
barroco murciano, del que es autor Juan Cascales (1987); va alumbrado
con cera mediante cuatro faroles. En esta procesin tambin desfila
Nuestra Seora de la Luz, imagen atribuida a Francisco Salzillo.
Entre los actos que realiza la cofrada de Cristo Yacente,
destacamos dos: Uno es que en diciembre lleva a cabo su campaa de
Navidad, que tiene como beneficiario al Centro de Acogida y Atencin
al Menor. El otro es que Viernes Santo celebra Meditacin sobre las
Siete Palabras de Cristo en la Cruz.
Real y Muy Ilustre Archicofrada de Nuestro Seor Jesucristo
Resucitado (1987). Es la ltima de las que componen el Cabildo
Superior Cofradas de Murcia. Tiene su sede en la iglesia de Santa
Eulalia y es su presidente, Francisco Lpez Marn. Posiblemente sea la
ms antigua ya que en sus comienzos estuvo hermanada con la de
Santiago de Roma, llamada de los espaoles. Se erigi a travs de la
Orden de los Trinitarios, establecida en Murcia a extramuros de la
ciudad, en el ao del Seor de 1272. Documentos encontrados
recientemente por el Dr. Jos Iniesta Magn y por don Jos Valera
Snchez, han podido afirmar que se celebraba procesin de Cristo
Resucitado con fecha anterior al siglo XVI. Desapareci por distintos
avatares, pero renaci en la fecha sealada de 1987.
Los pasos que procesionan en la actualidad son: San Miguel
Arcngel, de Francisco de Liza (1994). Cruz Triunfante, de Clemente
Cantos Snchez (1917). Nuestro Seor Jesucristo Resucitado, de Jos
Planes (1949). Las tres Maras y el ngel del Seor, obra de Antonio
Labaa Serrano (1993). Aparicin de Mara Magdalena, tambin de
Antonio Labaa (1982). Los Discpulos de Emas de Antonio Labaa.
Aparicin de Jess a Toms El Mellizo, de Francisco Snchez
Araciel (1912). Cristo, obra de Hernndez Navarro (1994). Aparicin
de Jess en el Lago Tiberides, de Antonio Labaa (1989). Ascensin,
de Hernndez Navarro. San Juan Evangelista, obra de Venancio Marco

275

(1912). Y cerrando el desfile, la Virgen Gloriosa, de Jos Snchez


Lozano.
Como se puede apreciar un amplio patrimonio escultrico, de
creacin reciente la mayora de ellas, y todas del siglo XX componen
la Procesin del Resucitado. A esta procesin en el siglo XVIII se le
daba una gran pompa, y contaba con notable participacin popular;
desfilaban, adems, danzantes, siendo algunos de estos bailarines
negros, o embadurnados de carbn. (Peafiel Ramn, Antonio. LOS
COLORAOS pg. 20, 1989.
En total Murcia celebra cada Semana Santa catorce procesiones;
dos de ellas se funden, tras realizar un tramo en solitario, con otra
procesin que hace otro tanto para, juntas, realizar en una nica
procesin el recorrido establecido.
Viernes de Dolores. La primera procesin se viste de azul claro;
todo en este da conecta con el cielo, espacio desde el cual nos mira la
Virgen, a la que se la invoca desde aqu. El Cristo del Amparo y Mara
Santsima de los Dolores, pasean por las calles de Murcia abriendo
una cadena de proceciones que, enlazadas, llegarn hasta el Domingo
de Resurreccin. Ambos pasos son obra de Francisco Salzillo.
Desfila, junto al Santsimo Cristo del Amparo la imagen de Jess
del Gran Poder, que custodian las Capuchinas del Malecn de nuestra
Ciudad. La imagen sacada a hombros de hombres en su gran mayora
toreros, vestidos con la tnica al estilo huertano, que en este recorrido
la visten con tanta emocin como el traje de luces; por eso se le conoce
como Cristo de los toreros.
Dejadlo caminar!
que slo un capote enjugue
su sudor ensangrentado.
Que cae! Tranquilos. Es su destino.
Est marcado en el albero del Calvario.
El Seor del Gran Poder hace solo y por
nosotros el pasello330
Esta imagen fue restaurada en 1995 por Manuel Mateo; su autor
es Nicols de Bussy. Viste tnica de terciopelo granate, porta cruz
arbrea, su rostro, despojado del barroquismo que le inviste la
330

GONZLEZ BARNS, Antonio. Jess del Gran Poder. El nazareno del Viernes de Dolores
murciano. Pg. 60. Murcia 2001

276

procesin, es consistente, fuerte y sereno; cargado con la cruz y


revestido de la escenegrofa procesionil es rostro misericordioso,
pattico y conmovedor, de cejas arqueadas en su parte naciente, para
dejarlas caer por cansera en la otra parte terminal y una expresin
comunicativa, aunque muy contenida331.
Tambin desfila este Viernes de Pasin, El Encuentro camino del
Calvario, obra de Gregorio Fernndez Henarejos (1996).A
continuacin lo hace el Cristo del Amparo que sobrecoge su mirada
conmiserante y su gesto de sufrimiento.
La procesin llena de gozo al barrio de San Nicols, sede de la
cofrada organizadora que a son de gaitas expresa su complacencia. La
fiesta religiosa ha comenzado extendiendo su brisa reconfortante y
serena. Los sonidos de Semana Santa viven otra vez. Murcia comparte
esas 30.000 sillas instaladas en sus calles que, como icono cartelista,
anuncian su misin y esperan estticas ser ocupadas al paso de los
desfiles por asistentes a la procesin. Todo empieza con la alborada de
su matinal convocatoria que los cita a esa hora del crepsculo.
La Semana Santa se asoma, como cirros de evolucin diurna,
anunciando la Pasin en cada tnica celeste, complementada con
capurucho de moderada altura para los estantes y ms esbelto y
desafiante para los tnicos alumbrantes. Al anochecer, suena la
campana de la iglesia de San Nicols que en sus ecos confirman la
inminente visita del Cristo del Amparo y de la Virgen Dolorosa. Como
cada Viernes de Dolores en los alrededores de San Nicols se vive la
llegada tensa de la Semana Mayor. Todo trascurre bajo la atenta mirada
de las estrellas que contemplan la procesin con aureola de Pasin.
Viernes de Dolores en los colegios, antes de oscurecer, ha brillado
la sonrisa de los nios, que en alas de su inocencia se han tomado
como juego rememorar la pasin en este da y han barajado los signos
del dolor, mecindolos como si fuera un nio ms de la pandilla, pues
para ellos es como un cuento que les conmueve, les fija imgenes pero
no comprenden todava de su por qu.
Cerca de la Iglesia de San Nicols, el Colegio del Buen Pastor, ha
vestido de colores de pasin a sus pupilos; le han echado imaginacin,
ellos y los profesores, y han creado una procesin paralela y original en
331

Jess del Gran Poder, pasada la procesin de Viernes de Dolores, Domingo de Ramos es llevado
en procesin a su convento del Paseo del Malecn. Recientemente fue solicitado y concedido que
en el regreso un tramo del recorrido fuera portado por mujeres nazarenas.

277

la cual 300 nios portan al Cristo de la Santa Paciencia, fabricado por


ellos. Hermosa iconografa, pues entre nios anda el juego.
Los alumnos del Colegio de Hermanos Maristas, tambin
celebran este da su particular procesin de Cristo Crucificado. Es
hermoso este acontecimiento que de forma tan creativa los forja en
imgenes que, interiorizadas, han de hacer suyas en tiempo mediato.
Sbado de Pasin. Procesin del Santsimo Cristo de la Fe. En el
apartado de Cofradas ya expusimos las caractersticas de esta joven
procesin, auspiciada desde los postulados franciscanos de severidad y
serenidad. Su propia tnica est inspirada en el hbito serfico.
Forma en plena Plaza de la Redonda, en donde se encuentra la
iglesia de San Francisco de Ass y el colegio de San Buenaventura,
pilares de esta procesin y cofrada, que va configurada a sones de
violn, de voces blancas, de tonos roncos, pues unas veces es lo etreo
de las cuerdas sensibles del instrumentos las que claman al cielo, otras
la candidez idealizada de los adolescentes que entonan motetes, y otras
la gravedad de la madurez que desgarrada canta una saeta.
En esta escenificacin o procesin actan muchos personajes,
unos portando los clavos, la corona de espinas, etc. otros
materializando su fuerza fsica que lleva en volandas al Cristo de la
Fe. Los hay que pululan durante el recorrido que sorprendidos miran y
se estremecen recibiendo un aldabonazo que les hace pensar que sigue
siendo una realidad tangible su religiosidad, que en ese momento est
visiblemente al alcance de su mano, sacudiendo su sensibilidad y
capacidad de emocionarse. Los frailes dicen: El Jess de la Fe nos
alienta a creer que Dios ha tomado partido por el hombre. Jess se
presenta con la buena noticia, anuncia el reino de un Dios Padre que es
origen y centro de deferencia de toda vida humana. El nico que puede
dar sentido a la lucha y los esfuerzos de los hombres, un Dios amigo
de la vida, un Dios empeado en llevar al hombre a su verdadero
destino SEMANA SANTA DE MURCIA pg. 46, 2004.
Simultneamente procesiona la Cofrada de la Caridad. Un tercer
recorrido lo realizan los Hospitalarios de la Salud que llevan a cabo
desde la Iglesia de la Merced de los PP Franciscanos el traslado de
Nuestro Padre Jess de las Mercedes, y a su llegada a la Plaza del
Cardenal Belluga, en un acto multitudinario, se encuentra el Nazareno
con San Juan y la Dolorosa, que procesionan con la Caridad. Tienen
lugar durante este encuentro lecturas de textos pasionarios y,

278

adems, varias agrupaciones corales cantan motetes y salmos. A la


terminacin los tres pasos rodean la Plaza y se dirigen hacia el
templo de San Juan de Dios.
Domingo de Ramos. La liturgia de la Procesin de las Palmas
tiene lugar en la Santa Iglesia Catedral, el Obispo de la Dicesis
bendice las palmas y ramos de olivo y preside el recorrido que se
desarrolla en torno al templo catedralicio. Alegra en la maana y
Esperanza al atardecer porque San Pedro hace acto de presencia en la
procesin que recorre el centro de Murcia hasta volver a la iglesia que
el apstol titula. A la llegada se produce el encuentro entre la Virgen de
los Dolores y el Cristo de la Esperanza, ambas de Salzillo; los
asistentes contienen la respiracin mientras se canta una saeta.
Lunes Santo. Procesin organizada por la Cofrada de, El Perdn,
con sede en la iglesia de San Antoln. Este evento es vivido, con
plenitud, por todo el barrio en particular, consciente del peso de la
tradicin que ya desde 1601 sus gentes vivan el acontecimiento. La
mayora de los vecinos eran miembros de los diferentes gremios de la
seda; torcedores, tejedores, etc. Ellos hicieron realidad el auge y
brillantez de la Semana Santa de Murcia en aquellos primeros aos de
procesiones y nazarenos. Despus la cofrada se reconstruy y adopt
su actual nombre. La entidad mentora haba variado, pues ya las gentes
haban cambiado de oficio casi en su totalidad, pero el espritu era el
mismo. Nuevos pasos, nuevos organizadores, pero un solo ncleo
religioso, la Pasin de Cristo respaldada por un barrio de mucha
entidad, San Antoln, que vibra ante el Cristo del Perdn.
Ancdotas humanas se recuerdan algunas; por ejemplo en la
procesin del 2005 regresa al paso de El Encuentro, despus de
cincuenta aos, el sayn Aurelio que esculpiera Francisco Toledo
(1954) (Este escultor muri el ao pasado de 2004). Hizo el sayn a
imagen y semejanza de Aurelio, un vecino de San Antoln (Este sayn
no ha generado la filosofa e idiosincrasia del Berrugo del Pretorio de
la Cofrada de la Sangre, pero es tambin un referente humano muy
entraable para el barrio de San Antoln). Sus familiares se enfadaron
con el escultor por la fidelidad fsica que guardaban sayn y modelo y
pidi a la Cofrada del Perdn que no lo incorporara al trono;
controversia que ha quedada saldada por el tiempo, que todo lo borra.
Un estante del Prendimiento declara en La Verdad, 22 de marzo
de 1955, pg. 6, que presenci el escndalo que caus ver a su vecino
tallado como sayn de la Vernica. A su madre, que se llamaba Mara,

279

casi le da un infarto al verlo representado como sayn. Recuerdo -sigue


diciendo Antonio- que slo exclamaba: Ha tenido que ser mi hijo!, ha
tenido que ser mi hijo! La Junta de esta entidad presidida por don Juan
Pedro Hernndez Gonzlez, en su momento tom la decisin de
incorporarlo al trono para el cual fue esculpido, pasado un tiempo332.
Lunes Santo en la noche se calcula que ms de 1800 murcianos
desfilan acompaando al Cristo del Perdn. La prensa en varias
ocasiones ha definido este tipo de procesiones, como nostlgicas.
Lnea, 22 de marzo de 2005, pg. 3 publica los siguientes comentarios:
La religiosidad popular es un sentimiento muy fuerte y consistente, a
veces casi avasallador, y la procesin es la culminacin de un ao de
proyectos, trabajo, esfuerzo, resoluciones econmicas y amor
acumulado, que ese da estalla y, como diran en conversacin
coloquial dos murcianos se desparrama.
Otro momento especial de Lunes Santo es precisamente el regreso
de la procesin a su sede de San Antoln. Los estantes han modelado
mucho los movimientos para sacar del templo las imgenes, para
portarlas por una serie de calles del barrio, estrechas, y ahora han de
hacer otro tanto para introducirlas de nuevo en el recinto sagrado. Al
final con muestras de gran fervor ante la cuantiosa presencia de
cofrades se procede a la lectura de un pasaje de la Pasin y al canto de
saetas. Gestos de religiosidad, de tradiciones establecidas en actos de
culto al titular de la cofrada333.
Martes Santo. Si tuviramos que definirlo diramos que es da
para rezar y cumplir promesas muchos murcianos. Salen dos
procesiones. Una, a las nueve de la noche, desde la Iglesia de San Juan
Bautista. Iniciando el recorrido es portada la Cruz Gua; es presidida
por el Cristo del Rescate y Nuestra Seora de la Esperanza. La otra sale
una hora antes desde la iglesia Museo de San Juan de Dios, organizada
por los hermanos Hospitalarios del Cristo de la Salud, al que
332

Reflejamos esta historia porque es muy humana y de ella se desprende un tipo de cultura, pero
sobre todo, una vez ms, la pasin de una madre y la fuerza de una mujer, pues como se ha dicho, el
sayn Aurelio fue guardado en un almacn totalmente tapado sin que nadie osara ultrajar el amor
subjetivo de Mara, madre de Aurelio que ni en razn de reflejar la historia quera que su hijo fuera
sayn. Un sentimiento de proteccin social hacia el hijo y tambin de amor a Cristo. En este sentido
conocemos que ciertas ciudades, entre ellas Cartagena, al paso de los Armaos, all llamados judos,
son vilipendiados, ofendidos y castigados verbalmente por el hecho de relatar los Evangelios que
fueron ellos los que prendieron a Cristo y lo crucificaron. La tradicin es hermosa pero, a veces, es
cruel, pues hace realidad lo representado. Buen ejemplo es el acabado de citar, as como los hechos
escenificados con el personaje de Judas, del que hablaremos en la segunda parte de nuestro trabajo.
333
Por haber citado en el apartado de Cofradas tanto las imgenes que procesionan como sus
autores, optamos por no repetir de nuevo esos datos y limitamos los comentarios a las procesiones,
que lo haremos de forma descriptiva.

280

acompaan Nuestro Padre Jess de las Mercedes, San Juan Evangelista


y Nuestra Seora del Primer Dolor. Ambas convergen en la calle Pintor
Villacs, desde cuyo punto continan el recorrido una detrs de la otra.
Este hermanamiento se realiza desde el ao 1966.
El Nazareno de las Mercedes, imagen integrada en la cofrada del
Santsimo Cristo de la Salud desde el ao 1988, perteneci tiempos
antes a la del Cristo de la Sangre, con la que desfilaba Mircoles Santo
(1953-1955); el traslado desde la Iglesia de la Meced a la del Carmen
se haca Domingo de Ramos por la noche; era costumbre entonces que
a las cinco de la tarde la imagen fuera trasladada en procesin a la
Crcel Provincial de Murcia, entonces ubicada en Primo de Rivera, y
all bendeca a los presos al poner en funcionamiento el brazo derecho,
articulado, que la imagen tena instalado y que desde hace unos pocos
aos ya no tiene; bendicin que conllevaba la liberacin de un preso.
Esta costumbre ya se haca en el siglo XVIII y posiblemente fuera
Jueves Santo, que es el da sealado para esta concesin en casi todos
los lugares de Espaa que se lleva a cabo, aunque no hay
documentacin al respecto334.
Realizada esta accin humanitaria, el squito se diriga a Santo
Domingo desde cuya Parroquia se incorporaba al traslado la Virgen
Dolorosa; juntos emprendan su marcha hacia el Carmen, iglesia en la
que formaran para la tradicional procesin de Mircoles Santo.
La procesin de Martes Santo, de la cual hablamos, es de riguroso
silencio y est prohibido dar caramelos. Cerrando filas van cuantas
personas lo desean; son numerosas las que han hecho la promesa de
desfilar detrs de la imagen del Cristo del Rescate y acompaarlo
durante este recorrido. Los nazarenos visten con tnica de color
morado, distinguindose cada Agrupacin por el color de su capuz y
de su capa, si la llevan.
Este ao 2005 ha tenido algunas novedades, entre ellas la
restauracin del Nazareno de las Mercedes; otra el encuentro entre La
Virgen del Primer Dolor, San Juan y Cristo de la Salud, en el que son
apagadas las luces elctricas, quedando slo las velas de los faroles de
los penitentes. El coro Santa Cecilia interpreta varios motetes en el
preciso instante del encuentro.

334

Sobre el hecho de liberar a un preso hemos explicado su origen al hablar de la Semana Santa de
Ceut, en el presete captulo.

281

Como ltima referencia damos la de que este da, por la maana,


tiene lugar La Convocatoria. La Archicofrada de la Sangre, desde
las ocho horas, un grupo de msicos y nazarenos desfila por las calles
de Murcia anunciando la procesin que ellos organizan Mircoles
Santo en la tarde; visitan las sedes de las iglesias desde las cuales salen
las procesiones de esa tarde y de otros das posteriores; durante el
trayecto hacen sonar los toques de burla de sus centenarios carros
bocinas.
Mircoles Santo. Un da especial para la Semana Santa de
Murcia. A nivel popular se ha generado un ambiente ms dinmico del
habitual. Es el da ms caracterstico de la idiosincrasia huertana335.
Culturalmente es el da ms representativo, y posiblemente -analizado
desde valores antropolgicos- el ms castizo y, si se nos permite el
hablar por intuicin, el ms religioso.
Este da el huertano vive ms apegado a sus tradiciones que
ningn otro del ao. La Huerta toma la Ciudad y la lnea que marca
el mayor momento de emocin es cuando en el Ro -a cuyas aguas la
sangre s llega ese da- se refleja la silueta del Cristo de la Sangre. La
Huerta vive con gran devocin este evento desde muy tempranas horas.
As pues, en las casas desde tempranas horas hay un cierto alboroto en
torno al hecho de vestir a los nazarenos que ms tarde se desplazan a la
capital para participar en la procesin de los coloraos. El elemento
maternal este da brilla con corona de estrellas sobre la cabeza de cada
mujer, que tierna y consciente de ser la transmisora primordial de las
tradiciones, prepara el atuendo y las viandas con infinita sensibilidad
y amor.
La mujer huertana suele estar poseda de una intuicin y sabidura
proverbial; vive entregada cada da, cada hora, a sus quehaceres y a su
335

A grandes rasgos percibimos que el nazareno huertano es ms espontneo y alegre que el


capitalino. Vive la procesin con arraigo y fervor. Participa toda la familia, y a veces todo el clan,
pues como tal se comportan vecinos y conocidos. Vestirse de nazareno es equivalente a vestirse de
novio, por poner un ejemplo significativo. Hoy este aspecto ha cambiado notablemente, pues son
muchos menos los huertanos que viven las tradiciones. Hay un cambio muy significativo y es que
las pedanas son varias las que van conformando unas procesiones lujosas y con prestancia; esto
conlleva que sean muchos los huertanos que se van incorporando a estas nuevas cofradas. Hemos
de decir que Mircoles Santo no es una frase sino hecho constatable que la Huerta invade la
Ciudad, que el Cristo desgarra los nimos en el sublime momento que, anochecido el da, cruza el
Puente de los Peligros. Y que sus estantes de regreso a la iglesia recogen, si pueden, algunas flores
de las que han adornado el trono del Cristo de la Sangre, que se convierten en relicario sagrado para
la familia del tal nazareno. Tener una de estas flores es tan importante como portar el trono. El
agotamiento fsico no existe en el nimo del estante, slo en sus hombros y pies y poco le importa.
Para ellos el Cristo de la Sangre es Dios vivo que esa noche se hace presente, tanto como en la
eucarista, en cada corazn de cada huertano portador de la imagen, o en cada murciano que
presencia la procesin.

282

familia; sin ella probablemente la cultura popular no sera posible en


ninguna parte. La mirada de la mujer, su gran bondad, sus palabras, su
discurso emitido con miradas severas o sonrisas plcidas, constituyen
esa afortunada entelequia femenina, histrica, y que, gracias a ella, las
tradiciones se convierten en slida cultura transmitida de generacin en
generacin336.
(En el captulo dedicado a los Cuentos de Semana Santa, la
influencia de la mujer en el tema de Semana Santa quedar muy
patente, as como el alma de la huerta de Murcia, sus cdigos
culturales, su religiosidad y la mstica expresada Mircoles Santo en la
tarde a travs de la procesin de los Coloraos con su rojo
emblemtico, sus ecos chillones, su ajetreo, su alboroto, su gritero y,
enlazando estos elementos, su amor exacerbado al Cristo de la Sangre).
Esta procesin, tan huertana como urbana, viste la tnica al estilo
ntegramente murciano, o sea, recogida a la cintura por un cordn
creando en el talle una bolsa la sen que ser el depsito de los
comestibles a repartir durante el desfile; de cintura para abajo se forma
una especie de falda vaporosa ya que la tnica, sujetada por el cordn y
creada la dicha sen, la sube hasta la altura de las rodillas; debajo viste
enaguas blancas almidonadas cuya puntilla asoma unos dos
centmetros por debajo de la tnica. En el talle, a la altura del cuello y
bordeando el abierto que llega hasta medio pecho, lleva una puntilla de
unos diez centmetros de ancho que suele ser de blonda y siempre de
color blanco. A veces en las bocamangas tambin la lleva. Entre su
atavo hay dos piezas que son tpicas de Murcia, las esparteas,
realizadas sus suelas con esparto picado y el puente con lona de
algodn; van atadas a los tobillos por cinta negra; las medias, llamadas
de repizco, definidas as porque estn hechas de ganchillo y su textura
rugosa provoca una especie de nudo, de ah lo de repizco. Visten capuz
romo de cara descubierta; as visten los estantes; de hecho dicen que
surgi este diseo para facilitarles mayor movilidad y al quedar las
piernas descubiertas aseguraban el que no se enredaran los pies en la
propia tnica y el llevar la cara descubierta y el capuz bajo procuraba
que no obstaculizara la visibilidad.
Los nazarenos alumbrantes, de sta u otras cofradas, suelen vestir
este modelo o el clsico de dejar la tnica recta hasta los pies, capuz
con antifaz y calzados con sandalias fraileras; unas veces con capa y
336

Relacionado con las mujeres, despus de varios siglos de historia han sido autorizadas a ejercer
como mayordomas. Las primeras que han sido nombradas como tales en el ao 2005 son: Toi
Frutos, Carmen Lorca, Mara Dolores Iniesta, Fuensanta Cabrera, Inmaculada Alcntara y Mara
del rosario Alczar. Las seis son personas muy jvenes, de menos de veinte aos..

283

otras sin ella; los coloraos no llevan capa; Suelen vestir el atuendo
clsico de tnica hasta los tobillos los nazarenos Mayordomos con
cargos responsables del desarrollo y orden de la procesin.
La costumbre de dar caramelos, que en la procesin de los
coloraos alcanza su mximo exponente, data del siglo XVIII; se
produjo, parece ser, por necesidades de mantenimiento fsico de los
nazarenos y estantes. El huertano en aquella poca, que no haba
vehculos motorizados, sala de su casa muy de madrugada, pues tena
que andar durante varias horas para llegar a la hora establecida a la
iglesia de Nuestra Seora del Carmen, sede de la Archicofrada del
Cristo de la Sangre. A continuacin tena que procesionar otras tantas
horas, y por ltimo, andando de nuevo, regresar a casa. Las mujeres,
atentas y resolutas, estimaron ponerles en la sen unas viandas que
consumidas por el nazareno de turno, impidieran que el cansancio le
provocara desmayo. El huertano, noble y generoso por naturaleza, dio
en compartir con las personas que presenciaban la procesin, lo que
llevaba en la sen.
Otro argumento, segn opinin de Carlos Valcrcel Siso, entre
otros autores, es que los comerciantes que a veces se les pasaba la
mano en el peso, siempre en beneficio propio, reponan los efectos de
sus despistes, devolviendo a las gentes lo que antes les haba tomado y
por tanto donaban esos alimentos (monas, habas, bacalao, etc.)337.
El da de Mircoles Santo, desde la maana, tienen lugar actos
particulares, uno el de la convocatoria, antes explicada. El otro,
protagonizado por Nuestro Padre Jess Nazareno, que es el tradicional
traslado que se realiza desde el convento de las Agustinas hasta la
iglesia privativa de la cofrada. Este traslado, en recorrido inverso,
tiene lugar todos los aos diez das antes de Viernes Santo, a fin de que
las monjas preparen la imagen para procesionar en el gran da. Las
monjas son sus camareras desde hace cuatro siglos Ya en las fechas de
1672 realizaban tal misin338.Este ao de 2005, las monjas han ejercido
de camareras supervisando la gestin, pero no lo han ejecutado ellas,
alegando que son mayores todas las hermanas y requieren ayuda.
Como nota original del traslado de Mircoles Santo, este ao,
apuntamos que la imagen fue llevada a hombros por una Brigada de las
337

As lo exponen: DEZ DE REVENGA, Mara Josefa. RUIZ-FUNES FERNNDEZR, Manuel.


FLORES ARROYUELO, Francisco J. en el libro, Historia del Caramelo de Semana Santa
Ayuntamiento de Murcia, Concejala de Cultura y Festejos. 2003. En las revistas LOS
COLORAOS hay publicados varios Artculos sobre este tema (1979. 1992).
338
JIMNEZ INIESTA, Carmen. Vivencias de las monjas agustinas con Nuestro Padre Jess.
Nazarenos NAZARENOS n.6. Pg. 44. Murcia, 2003.

284

Fuerzas Paracaidistas de Jabal Nuevo y que el trono fue iluminado con


luz natural. Tanto la llevada al convento, como el regreso, son muy
concurridos y de gran fervor.
Jueves Santo. Es intensa la actividad pasionaria de este da339.
Por la maana hacia las doce se procede al traslado del Cristo de las
Claras, denominado as por estar custodiado en dicho convento, desde
el cual es trasladado hasta la iglesia de San Bartolom. En el trayecto
se produce encuentro con la Virgen de la Soledad, que lo espera en la
Plaza de Santo Domingo. Tambin es llevado el Cristo de la
Misericordia, desde la Iglesia de San Miguel a la de San Esteban.
Por la tarde en la Iglesia de Jess tiene lugar el Cabildillo de
N.P.J.N. Se trata de una tradicional toma de contacto entre los
participantes para concretar los ltimos detalles acerca de la procesin
del da siguiente. Cada Agrupacin, una a una, participan en este
Cabildillo por separado; pero todas concurren para recibir las ltimas
advertencias que han de cumplir, asegurando as el ms perfecto
desarrollo de la procesin deViernes Santo.
Frente a la dicha iglesia, en plena Plaza de San Agustn, se
desarrolla un trabajo laborioso y curioso, como es montar la palmera
que lucir el paso de la Oracin del Huerto Viernes Santo en la
maana. Desde hace algo ms de treinta aos lo realizan miembros de
la misma familia, y que es la del cabo de andas de este paso Pedro
Zamora340.
339

Murcia, como veremos, cuenta con dos procesiones, pero numerosas pedanas de las cuales no es
posible el hablar porque haramos demasiado extenso el trabajo, tambin celebran procesin en este
sealado da de Jueves Santo; citamos en esta nota algunas de las ms destacadas. La mayora se
denominan del Silencio y las hay de gran austeridad y sobriedad. Entre las ms originales de las
celebradas se encuentra la de la barriada de Santiago el Mayor, que procesiona imagen del Cristo de
la Salud, cuyos cofrades visten el traje tpico huertano. El cortejo se acompaa del sonido de las
postizas a modo de repiques; resulta una escenificacin pasionaria muy colorista por los atuendos;
pero si reflexionamos en ello, adems de la ya dicha originalidad, tambin es profunda Por qu no
acompaar al Cristo con el casticismo, y por qu no con el sonido de las postizas? La Alberca, una
de las ms antiguas pedanas, organiza procesin del Silencio la Cofrada del Perdn y la
Hermandad de Nuestra Seora del Rosario; los Hermanos del Rosario van vestidos de blanco
guardando luto con este color, que es con el que lo guardaba el pueblo hebreo; los nazarenos del
Perdn visten con tnica negra y capirote alto. La Arboleja, uno de los parajes contiguos a la
capital, ms populares, es muy interesante y tpica la procesin que organizan este da ya que
desfilan las imgenes en absoluto silencio, slo acompaadas por las voces de los Auroros; el
cortejo est iluminado por antorchas y discurre por parajes huertanos. Zarandona, procesiona al
Cristo de la Paz, talla de Juan Lorente (1977); visten las tnicas al estilo murciano; esta pedana, por
su proximidad a Murcia es ya, fsicamente, un pueblo, y no pequeo; celebran una Semana Santa
con mucha entidad.
340
Agradecemos a D. Pedro Zamora, cabo de andas de la Oracin del Huerto, las explicaciones que
nos facilit, in situ, y en posterior entrevista, sobre los pormenores del montaje de la palmera que
procesiona Viernes Santo en la maana en el paso de La Oracin del Huerto. Coment que
algunos aos le ha creado mucho desasosiego conseguir palmera con dtiles, pues el calor de

285

Simultneamente al montaje, la Campana de Auroros del Carmen


y del Rosario de Rincn de Seca, Jabal Nuevo, Jabal Viejo y Santa
Cruz, se dan cita en la misma Plaza, hora y da, para interpretar los
cantos pasionales341. Desde las cinco de la tarde estos grupos se van
turnando para entonar las salves y correlativas. Ms tarde se trasladan
al interior de la iglesia, en donde volvern a cantar, rodeados de
numeroso pblico342. En este da el Museo Salzillo tiene expuestos al
pblico todos los pasos que procesionarn al da siguiente Viernes
Santo en la maana.
Jueves Santo por la noche sale a la calle la Procesin del Silencio,
organizada por la Cofrada del Cristo del Refugio, con sede en la
iglesia Parroquial de San Lorenzo. En las fechas de fundacin, 1943,
slo hombres figuran en ella. En 1968 se incorporaron cofrades

Murcia en algunos aos ha sido intenso en los primeros meses del ao, y ello ocasiona que en las
fechas de Semana Santa no se encuentren palmeras con fruto, ya que el periodo de maduracin es
en diciembre. Ha habido aos nos deca- que ha tenido que recorrer toda la provincia de Murcia y
parte de la de Alicante en busca de palmera. Cuando en los lugares a los que acude explica para qu
la necesita, nunca ningn propietario le ha cobrado por facilitarle tal material. Toda su familia est
concienciada que esta tradicin es una bendicin de Dios, y por nada del mundo faltarn a la cita.
En este ao (2005), estuvieron montando la palmera tres generaciones: Antonio Zamora, dos de sus
hijos y dos de sus nietos. El tronco es de palmito de palmas enanas. Las palmas se van metiendo en
unas argollas y posteriormente se colocan los racimos de dtiles y todo se ata con hilo de color
verde. A los que presencian el meticuloso y laborioso proceso, en la Plaza de San Agustn, se les
obsequia con una copa de mistela y dtiles maduros frescos.
341
Era tradicional que en los das de Semana Santa cantaran los Auroros las Correlativas que
constan de tres partes y numerosas frases musicales, separadas por prolongadas pausas; cada una de
ellas se basa en una sola slaba pero que existe constante correlacin entre cada una de ellas. La
Correlativa, junto con la Oracin de Pasin y Tercia, constituye el ms arcaico y glorioso fondo del
Canto de la Aurora. Las dos ltimas, Oracin de Pasin y Tercia, se perdieron para siempre. Datos
estos extrados de: Los Auroros en la Regin de Murcia: La Aurora vista por los investigadores,
escrito por: VALCRCEL MAVOR, Carlos.
342
Los datos que vamos a facilitar son extrados del libro de: Los Auroros en la Regin de Murcia,
y corresponden a los captulos escritos por: VALCRCEL MAVOR, Carlos. FLORES
ARROYUELO, Francisco Javier. PREZ MATOS, Jos. Dicen lo siguiente: Las Campanas de
Auroros del entorno de la Huerta de Murcia, tiene sus orgenes en el siglo XII y XIII segn el
musiclogo Agustn Isorna (1961). En 1962, el profesor Manuel Garca Martos considera que el
canto de la Aurora es uno de los productos ms bellos, tpicos y admirables del folklore murciano.
Su oscuro origen lo sita hacia el segundo tercio del siglo XVII o principios del XVIII. D. Jos
Prez Mateos, sita el origen de los cantos de la Aurora en el siglo VI, en tiempos de la dominacin
bizantina. Basa el doctor Prez Mateos su afirmacin en la abundante presencia de melismas, algo
que Bizancio prodiga en su creacin musical. Los Auroros en la Regin de Murcia, pgs 19-22. VV
AA. Editora Regional Murciana. 1993. En septiembre de 2001 se desarroll un Seminario sobre
Folklore, en el cual intervino Joaqun Gris con el tema: La Aurora murciana, obra maestra del
patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Todas las conferencias de este ciclo estn publicadas
por Caja Murcia y Museo de la Ciudad. Conocemos una revista editada por las Consejeras de
Turismo y de Educacin y Ciencia de la Regin de Murcia, y por El Excmo. Ayuntamiento de
Caravaca, que contiene un monogrfico sobre las Cuadrillas. (Barranda. 1979-2003). En Murcia se
presta mucha atencin a estos temas editndose: REVISTA MURCIANA DE ANTROPOLOGA.
Tambin se puede consultar para ampliar el tema de Los Auroros, Pasionaria Murciana, de DAZ
CASSOU, Pedro.

286

adscritas, que es como denominan a las damas que salen detrs del
Cristo del Refugio, vestidas de riguroso luto, teja y mantilla.
Tambin se celebra la Procesin de La Soledad, a partir de las
doce de la noche. Est organizada por la Archicofrada del Cristo de la
Sangre. La preside La Virgen de la Soledad, obra de Gregorio
Fernndez-Henarejos, tallada en el ao 2000343, que este ao
procesiona por primera vez; su iconografa es la de una mujer joven,
angulosa, triguea de rasgos y esbelta de facciones. Su cara expresa
realismo y fuerza racial para enfrentarse al dolor. Durante la procesin
la Virgen lleva entre sus manos el Lignum Crucis, propiedad de la
cofrada. Desfila tambin la imagen del Cristo de la Humillacin, obra
de autor desconocido, atribuida a la escuela granadina (S. XVII)344: es
imagen de vestir y su iconografa es de forma distinta a todas las
imgenes del Nazareno porque lleva la cruz al revs345.
Viernes Santo. Religin, Arte y Cultura. As podramos catalogar
Viernes Santo en Murcia. Si Mircoles Santo se vive desde la eclosin,
el impulso y riqueza cultural de la Huerta, Viernes Santo la paleta es
ms sobria y su acervo lo pregona el color morado. Ambos das estn
llenos de nazarenos, de huertanos o capitalinos, da igual, pues todos
pasean por nuestras calles impregnadas de aromas de membrillo, rosas
de terciopelo, alheles plidos y esbeltos como la espiga del trigo,
gladiolos transparentes que compiten en elegancia con la flor ave del
paraso tan utilizada en el arreglo de los tronos. Murcia emerge este
da, tmida ante tanta exhuberancia y expectacin.
Desde altas horas de la madrugada muchas son las casas que
tienen una luz encendida porque en ellas se desarrolla el primer ritual
del da, que es vestir a los nazarenos. Mientras esto tiene lugar, cada
343

La Archicofrada de la Sangre organiza dos procesiones, la de Mircoles Santo y desde 1980 la


de la Soledad, que sale a la calle a altas horas de Viernes Santo y a la que acompaa la imagen de
San Juan Evangelista. La Archicofrada ha dispuesto de cinco imgenes de la Soledad para este
tradicional desfile. La actual es obra del escultor Antonio Campillo (1985). Hacia finales del siglo
XIX esta procesin era presidida por la imagen de La Soledad, de Baglietto (1840). En los aos
ochenta ltimos por la Soledad de Antonio Labaa, que en la actualidad se puede contemplar en la
iglesia de Algezares de Ntra. Sra. de Loreto. Hasta 2004 participaban adems los tronos de La Cruz
vaca y La Magdalena. La Soledad ya era procesionada por los Coloraos en 1763. En 2005 se ha
retirado esta procesin y se ha incorporado a Jueves Santo en la noche, rescatando el autntico da
en que la Hermandad de Labradores haca procesin, desde el partido de San Benito, con la Seora
de la Soledad, hasta que se fusionaron con la Archicofrada de La Sangre en el ao 1673.
344
En el interior de la cabeza de esta imagen se encontr un documento que acredita el abono de
125 reales de velln que recibieron los monjes Carmelitas de Granada de los Hermanos de la misma
rden de Coimbra (Portugal).
345
Desde el siglo IV hasta el XV, la manera usual en que los artistas representaron al Nazareno
camino del Calvario, fue abrazado al patbulo de la cruz. Iconografa que encierra un alto contenido
simblico; es la accin por la que Cristo expresa que acepta el sufrimiento para redimir al hombre.
En efecto, Cristo lleva la cruz alzada como si se tratara de un estandarte que pregona su victoria.

287

nazareno reflexiona, a su manera, con el Seor, al que se encomienda,


pues participar en la procesin es mucho ms Por ello, a modo de
ejemplo, podemos interpretar que dicen:
Lo s, Seor, y T tambin
lo sabes, que te quiero con el alma.
T lo sabes todo y miras mi corazn
de cristal, que no te puede engaar.
No quisiera parecerte un ser falso,
superficial, ni anclado en apariencias.
Hoy te lo podr demostrar, si T, Seor,
me miras; si yo, Seor, te veo
en la Cruz, y mucho ms all
Al pasar las horas de esa madrugada intensa y romper el alba, la
ciudad, puesta de largo, inicia su marcha. Cada Viernes Santo es
perfumada por turiferario que cargado de hierba buena expande su
intenso olor, contrastado con el rancio cirio amarfilado; la llama
prendida de cada alumbrante, tenue y humilde, es va lctea en
procesin.
Murcia amanece refrescada por el roco, luciendo en sus gotas
diminutas, como puntas de alfiler; se ha acicalado mirndose en el
espejo de cada estrella; sabe que hoy es el da de su cita con Jess en
las puertas de su templo; hecho que ocurre Viernes Santo, pero se mece
en el corazn de cada nazareno todo el ao.
All, como deca don Emilio Dez de Revenga, se congrega la
cofrada innominada formada por esos hombres que no estn inscritos
pero acuden puntualmente cada Viernes Santo a la cita de las ocho de
la maana346. Los Salzillos estn en capilla; cerca de ellos vuelan los
presagios de buen sentir; los nervios pululan a sus anchas; los cabos de
andas suspiran ante tanta responsabilidad; sus dirigidos y l mismo
necesitarn de mucha pericia para sacar los pasos al exterior; cruzar
el dintel y el derrame del umbral, sin rozar, es cosa fina, pues tres
milmetros significan, el ser o no ser. Fuera, los espectadores,
aplaudirn compulsivos cada vez que un trono cruza la raya del
umbral. Es emocionante porque se siente como representacin viviente,
a cuyos protagonistas hay que mimar y cuidar de que no sufran dao.

346

El ttulo corresponde a un Artculo publicado en el libro: Artculos Adocenados, escrito por Don
Emilio Dez de Revenga, y que ser expuesto en el captulo de nuestra tesis Textos Literarios de la
Pasin.

288

Murcia es hoy la de las calles limpias como caos de agua347. La


Ciudad de las sensaciones. Los Salzillos estn en la calle, son
espectaculares, pero nunca tanto como Viernes Santo en la maana al
filo de las ocho, cuando salen a escena, cuando las candilejas solares
encienden sus caras.
Son momentos mgicos, todo est en el escenario; el aforo del
teatro, que es Murcia entera, aguarda emocionada por poder ver, oler,
mirar, rer, sentir, rezar, exclamar, pedir, agradecer y llorar si les
viniere en gana al paso de cada trono. Son momentos barrocos, los
sentimientos estn a flor de piel y son exteriorizados. Viernes Santo
murciano es muy especial, muy bello, muy hondo; es cuando el
realismo y el idealismo forman pareja de hecho y se conjugan
perfectamente; es en donde lo sensual y la mstica brotan a borbotones
del mismo manantial, que ese da se llama amor y fe; oracin y
esperanza; soledad y plenitud. Arte y religiosidad.
La Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno realizaba procesin
Jueves Santo en la noche, ya hacia la madrugada del Viernes, hasta
1774 fecha en la que ya haba mucha presin para transformar estos
hbitos, y se ve obligada a acatar la orden dada por el obispo Rubn de
Celis que prohbe procesionar de noche. Ser a partir de esa fecha
cuando procesiona Viernes Santo en la maana348. Esto llev a la
necesidad de realizar la convocatoria Jueves Santo en la tarde349; por
347

Ha sido costumbre de toda la vida, que antes de pasar por las calles una procesin los vecinos
barrieran las calles, las rociaran con agua y quitaran las piedras o tiles que pudieran estorbar el
paso del trono muy en particular. Referido a la procesin de Domingo de Ramos, leemos: De
modo que, dentro de los deberes concretos del veedor de dicha Santa Iglesia, estara la necesidad
de mandar barrer y rociar la vuelta por donde ha de ir la Procesin. PEAFIEL RAMN,
Antonio. LOS COLORAOS pg. 20. n. 41. 1980. De hecho, en la actualidad, cada ao, unos
cuantos cofrades de Jess Nazareno, recorren calle a calle por las que desfilar la procesin,
asegurndose de que no hay ningn obstculo fsico que ponga en peligro el transcurrir de los
pasos
348
Sobre esto llama la atencin VALCRCEL MAVOR, Carlos, en su libro Semana Santa en la
Regin Murciana, pg. 42, razonando que los que afirman que desde 1603 procesiona por primera
vez la Cofrada de Jess, quedando configurada, tal cual la conocemos hoy, desde 1690, es una
falsedad. DAZ CASSOU, Pedro, en su libro: Pasionaria Murcian, pg. 158, es el autor de la
afirmacin aludida. Estimamos que procesionaba tal cual la conocemos hoy a partir del segundo
tercio del siglo XVIII, que es cuando se le incorporan pasos de Salzillo. A propsito de este
comentario insistimos en la necesidad de investigar el tema de cofradas y procesiones de Semana
Santa. Ceido a la Regin de Murcia, nuestro trabajo ser el primero que ofrezca una visin general
del mismo. Humildemente lo realizamos convencidos de que aportar, siquiera, un primer paso
hacia ese estudio que descomprima y muestre la informacin inmensa e interesante que existe
acerca de ello pero que, hoy por hoy, conocemos muy deshilvanada y parcialmente.
349
La convocatoria es una tradicin tan antigua como las propias procesiones y es tpica de Murcia,
dicho un poco a sentimiento, ya que es asunto por demostrar. El barandales de Valladolid y Zamora,
por ejemplo, es en toda regla una convocatoria, pero muy distinta de la ejecutada en nuestra tierra.
Posiblemente s sea original de Murcia el bullicio y vitalidad que le imprime al realizarla a base de
cantos e instrumentos, antes populares, ahora de cuerda y percusin en su versin clsica. Se haca
la vspera de la procesin. Iban varios nazarenos acompaados por un tambor y una corneta y

289

tanto es correcto decir que, desfilando todos los pasos de Salzillo que
posee la cofrada, la procesin, desde siempre, se ha celebrado Viernes
Santo en la maana.
Viernes Santo por la tarde hay dos procesiones una est
organizada por la cofrada del Santsimo Cristo de la Misericordia, con
sede en el iglesia-Museo de San Esteban; tienen su salida a las 16,30
horas. Acompaando al titular, realizado por Domingo Beltrn, siglo
XVI, va el Sagrado Descendimiento de Ntro. Seor Jesucristo, de
Hernndez Navarro (2001), y la Santsima Virgen de la Misericordia,
de Jos Snchez Lozano, 1922.
A las 1930 horas sale a la calle la Procesin de los Servitas, con
sede en la Iglesia de San Bartolom; procesiona la Virgen de las
Angustias, una de las obras cumbres de Francisco Salzillo. Desfila
desde este ao 2005 el ngel de la Pasin, obra de La Roldana; dato
citado en la introduccin a la Semana Santa de Murcia350.
Por ltimo desde San Bartolom sale a la calle la Procesin del
Santo Entierro, organizada por la Cofrada del Santo Sepulcro de
Nuestro Seor Jesucristo. Sale treinta minutos despus que la anterior,
y esta Procesin est considerada como la ms oficial, pues en ella
participan todas las cofradas, que hacen acto de presencia con sus
respectivos pendones.
Viernes Santo en Murcia son cuatro las cofradas que despliegan
sus alas y otean la religiosidad de las gentes que asisten atnitas a la
leccin de catequesis que los diecinueve pasos que desfilan por sus
calles ofrecen en sacra conversacin. Con cada una de estas imgenes
los murcianos son impregnados de la Pasin del Seor. Adoran estas
imgenes haciendo realidad la conclusin emitida por el Concilio de
Nicea que dijo: quien venera una imagen, en ella venera a quien est
representando.

terminada la msica que interpretaban recogan dinero que las gentes presentes les donaban.
Tngase en cuenta que las cofradas nacieron como mendicantes. Con el paso del tiempo la
costumbre fue alterada y la convocatoria consista en ir a la puerta de la vivienda de los
mayodormos e interpretar unas marchas; entonces el mayordomo les reciba y les entregaba un
donativo para la cofrada. En la actualidad se recorren las calles ms cntricas de Murcia y las del
entorno por las que pasar despus la procesin. Van tocando marchas alegres ya que es frecuente
que la convocatoria se haga con banda de msica.
350
Jos Cuesta ha hallado un docuemnto que certifica que La Roldada no es la autora, sino que lo es,
parece ser, el escultor Vicente Hernndez Copuqyet. Dato el ofrecido pendiente de que sea
confirmado por el autor de esta investigacin.

290

Sbado Santo. Antes de la Vigilia, rozando la hora del


ceremonial litrgico, una ltima procesin penitencial sale a la calle
organizada por la Cofrada del Santo Cristo Yacente y de Nuestra
Seora de la luz en su Soledad, con sede en la iglesia Museo de San
Juan de Dios y presidida por don Jos Emilio Rubio Romn. Las dos
tallas que la conforman lucen por las calles de Murcia en el trnsito
crepuscular de ese ltimo da de la Semana; a ambas las acompaan
varios siglos de historia, pues la imagen del Yacente la esculpi Diego
de Ayala en el ao 1570, y Ntra. Sra. de la Luz en su Soledad, es de
autor annimo pero se fecha su ejecucin en el siglo XVII.
Un acto muy hermoso es el que realizan miembros del Resucitado,
que visitan en San Juan de Dios a la imagen del Yacente. Despus
recorren las calles de la ciudad convocando al pblico a su gozosa
procesin del da siguiente. As pues que nos trasladamos al dicho da:
Domingo de Resurreccin. Dos domingos flanquean la Pasin;
los dos son gozosos y son los nios los principales protagonistas. Santa
Eulalia es el domicilio de la cofrada que organiza la procesin del
Resucitado. Lo ms didctico de este desfile estimamos- es el
diablo por su cara de buena gente y una expresin de paciencia muy
grande. Pese a su tintura negra en el rostro y rojo chilln de los labios,
hasta resulta cercano. La complicidad entre el personaje y sus
custodios es tierna donde las haya; es la ms bonita estampa de todas
las fiestas. El diablo se deja llevar por los tirones que dan los nios a la
cuerda que lo ata, recalcndole con su accin que ha sucumbido y que
ya carece de bieldo para aventar el mal; se cumple la frase evanglica
de que: El que a hierro hiere, a hierro muere (Mt. 26,52).
Vamos a enumerar una serie de pedanas de Murcia, que tienen en
comn el realizar procesin del silencio, Jueves Santo en la noche,
citando, si es posible, la cofrada que la organiza y las caractersticas
ms significativas, as como otras procesiones si las hubiera en el
programa de actos:
Aljucer, Nuestro Padre Jess Nazareno. Arboleja, desfilan con
luz de antorchas y cnticos de una campana de Auroros; discurre por
parajes netamente murcianos y constituye un cuadro tpico de
idiosincrasia religiosa de la Huerta. El Palmar, austera, marcada por
un absoluto recogimiento. Guadalupe, celebra varias procesiones, pero
destacamos la del Silencio, severa y penitencial. La Alberca, cofradas
del Santsimo Cristo del Perdn y la de Ntra. Sra. del Rosario. Los
Garres, cofrada del Santsimo Cristo de las Misericordias, fundada en

291

1945; forma a partir de las 22 horas; la imagen procesionada es portada


por 18 estantes. Tambin cuenta con procesin del Calvario, Viernes
Santo en la que desfila El Cristo de la Fe, del escultor Francisco Liza
(1984) portado por 22 estantes; La Vernica y La Piedad, ambas de
Fco. Liza. San Juan, de Lorente Snchez (1960), y La Dolorosa; esta
procesin va acompaada por una banda de msica en cada paso.
San Gins, cofrada del Cristo de la Buena Muerte.
Nonduermas, Nuestro Padre Jess Nazareno procesiona Viernes Santo
y a su trmino es escenificado encuentro. Santiago el Mayor, realiza
procesin de gran originalidad porque los nazarenos van ataviados con
el traje regional tpico de la huerta, y como acompaamiento
instrumental tocan las postizas, a modo de redobles de tambor con su
repiqueteo; organiza la procesin la Cofrada del Santsimo Cristo de la
Salud. Torreagera, Cofrada del Santsimo Cristo del Valle.
Zarandona, Cofrada Cristo de la Paz, fundada en 1993 y cuyo
titular es obra de Juan Lorente; est presidida por don Juan Manuel
Carrillo Martnez, que lucha porque cada Jueves Santo en la noche
alcance mayor arraigo y represente, con ms profundidad, tanto la
religiosidad de esta pedana como la importancia de las dos tallas que
desfilan, la ya citada, ms La Virgen Dolorosa.
Concluido el tema de las procesiones en Murcia, y las breves
rfagas sobre algunas de sus pedanas (tngase en cuenta que cuenta
con 55 pedanas), volvemos a la capital para hablar de otros actos
destacados que en ella se celebran como son: Romera del Santsimo
Cristo del Perdn: Ruta Internacional de la Seda. Se realiza cada ao
el primer sbado de marzo. Tiene lugar su salida en procesin, desde el
local social de la Pea de la Seda hasta el Convento de Santa Catalina
del Monte. Intervienen durante el recorrido distintas rondallas, grupos
de baile, y cuadrillas de Auroros. A la llegada al Convento, regentado
por Franciscanos, Miembros de Honor de la Pea, se celebra Misa
Huertana. En el transcurso de ella ser bendecida la simiente del
gusano de seda. Esta simiente, germinada, la llevar delante de sus pies
Nuestro Padre Jess Nazareno, en la Procesin de Viernes Santo.
Como ya ha sido citado anteriormente, el Centro Cultural Las
Claras de Fundacin Caja Murcia, acoge cada ao, das antes de
Semana Santa, un ciclo de conferencias titulado Semana Santa y
Textos Literarios de la Pasin extrado de nuestra tesis- en el cual los
ponentes tratan de desarrollar, a travs de dichos textos, aspectos
religiosos y culturales de la Semana Santa, sus procesiones, sus signos

292

de penitencia, arte escultrico, religiosidad popular, y cuantas


manifestaciones de inters la conforman.
El Seminario permanente de Antropologa de la Universidad de
Murcia, organiz en 1998, un ciclo de conferencias: El Patrimonio
Cultural de las Cofradas Pasionarias. Fue dirigido por Don Antonino
Gonzlez Blanco, Catedrtico de Historia Antigua de la Universidad de
Murcia y Presidente de la Asociacin Patrimonio Siglo XXI:
Asociacin para el estudio, defensa y conservacin del Patrimonio
Cultural de la Regin de Murcia.
Numerosas exposiciones tienen lugar a lo largo de cada Semana
Santa, as como conciertos de msica sacra y pasionaria. Tambin
hemos de destacar la filmacin de documentales de nuestras
procesiones. En el ao 1994 se transmiti en directo para toda Espaa
la procesin de Viernes Santo en la maana (la de los Salzillos) con
guin y locucin de don Francisco Javier Dez de Revenga. En este ao
de 2005, la Filmoteca Francisco Rabal, ha recuperado en DVD, la
filmacin de Jos Val del Omar que hiciera sobre la Semana Santa de
Murcia, Cartagena y Lorca en el ao 1934; as como las primeras
imgenes filmadas sobre la procesin de los Salzillo, en 1925, que se
deben al murciano Mariano Bo351.
Concluimos los datos sobre la Semana Santa de la ciudad de
Murcia, insistiendo en su auge, calidad artstica de sus pasos, as
como de las procesiones en s. Est catalogada de Inters Turstico
Nacional, y en el presente ha tramitado los requisitos exigidos
solicitando el reconocimiento de: Semana Santa de Inters Turstico
Internacional. Todos los miembros del Cabildo Superior de Cofradas
realizan gestiones para tan preciado galardn.
OJS. Segn recogemos de una crnica ofrecida por Manuel
Herrero en La Verdad, 28 de marzo de 1996, es el municipio ms
pequeo de la Comunidad Autnoma de Murcia. Las procesiones aqu
son muy sencillas y modestas; Jueves Santo es el da de mayor
expresin religiosa, pues celebran procesin del Silencio. Viernes
Santo desfile en el que participan La Virgen de los Dolores y San Juan.
Terminan con la del Domingo de Resurreccin, que incluye encuentro.
No hay tnicas, ni colorismo, tampoco lujo alguno en el arreglo de
tronos. Todo aqu es sencillsimo

351

Agradecemos a Jos
reseado.

Antonio Melgares Guerrero el que nos haya facilitado este material

293

PLIEGO, celebra seis procesiones. Es curioso que la del Silencio


tenga lugar Martes Santo; parte a las doce de la noche desde la
Parroquia de Santiago Apstol, desfilando en ella, Cristo Crucificado;
durante el recorrido se reza el va crucis. En el resto de procesiones
participan los pasos siguientes: Mircoles Santo, Oracin del
Huerto, Cristo del Rescate y San Pedro. Jueves Santo, Cristo amarrado
a la Columna, Nuestro Padre Jess Nazareno, La Vernica, San Juan y
Ntra. Sra. de los Dolores. Viernes Santo, procesin del Calvario; por
la noche la del Santo Entierro, en la que participan El Cristo de la
Sangre, Cruz Desnuda, Cristo Yacente, Mara Magdalena y Nuestra
Sra. de la Soledad. La procesin del Resucitado incluye Encuentro.
RICOTE352. Es un pueblo joven en el tema de las cofradas
penitenciales. Fue en 1985 cuando se constituyeron las siguientes:
Pontificia, Real, Hospitalaria e Ilustre Cofrada Virgen de los Dolores y
San Juan. Y la segunda es la del Santsimo Cristo de la Agona. La
procesin de mayor arraigo y recogimiento es la del Silencio, celebrada
Jueves Santo en la noche y que es presidida por el Cristo de la Agona.
Celebra adems Procesin del Santo Entierro y del Resucitado.
SAN PEDRO DEL PINATAR. Se diferencia de otros pueblos
costeros porque ha potenciado mucho las procesiones de Semana
Santa353, hasta tal extremo que cuenta con la denominacin de Semana
Santa de Inters Turstico Regional, y el concejal de Turismo, Don
gel Ricardo Trrega est gestionando el que sea declarada de Inters
Turstico Nacional. El Alcalde, Don Jos Prez Ruiz, declaraba en el
peridico de La Verdad (22 de marzo de 2005, pg. 8): Estoy muy
orgulloso del gran esfuerzo que hacen las Agrupaciones durante todo el
ao. El Ayuntamiento no podr dejar de colaborar. Se hace un esfuerzo
inmenso para que esta manifestacin cultural y religiosa tenga el
mximo apoyo. Esta atencin a incentivar estas manifestaciones
populares religiosas se iniciaron en 1955, ya que estaban abandonadas
desde 1936. En la actualidad su Cabildo lo forman doce cofradas o
Agrupaciones.
Varias son sus singularidades, quizs la ms llamativa -en estos
tiempos- sea que cada cofrada est compuesta por grupos de hombres
352

En Ricote hay en la iglesia de San Sebastin una imagen de Francisco Salzillo. Tambin hay un
rgano rococ, tabular, construido por el maestro organero Jos Meseguer, en 1743. Est hecho en
madera de pino y tiene un cuerpo de seis pilastras que enmarcan las cinco calles en el que se divide
el dicho cuerpo.
353
Otros pueblos costeros, han optado por preparar para estos das actividades junto al mar a base
de deportes nuticos; es el caso de Los Alczares que no programa procesiones ni acto popular
religioso alguno. Lo mismo ocurre con Lo Pagn en donde slo se celebra Viernes Santo un Va
Crucis pblico, o Santiago de la Ribera que celebra Procesin de las Palmas.

294

y mujeres de los gremios profesionales de: peluquera, papelera,


comercio, taxistas, constructores, metalurgia, y, la ms llamativa de
todas que es, la del gremio de amas de casa caso indito-.
Cofradas y procesiones. Martes Santo. Nuestra Seora de la
Piedad (1955). Es importante en este conglomerado la aportacin de
las mujeres. Destacamos la Agrupacin de Amas de Casa, que es todo
un paradigma y ejemplo de tesn y perseverancia; la imagen titular es
obra del pinatarense Manuel Rivera; desfila Martes Santo en la que
llaman Procesin de las Promesas; acompaan este desfile un grupo del
Tercio de Granaderos de Cartagena de la cofrada Marraja,
imprimindole vistosidad. Se suman al evento damas ataviadas con teja
y mantilla354.
Hay una segunda Cofrada de La Vernica (1954), cuya imagen
titular es talla de Manuel Rivera. Fundada en 1954. Su Tercio de
penitentes est compuesto slo por mujeres. Las distingue que ellas
mismas se encargan de bordar las tnicas que lucen en las procesiones
las noches de Jueves y Viernes Santo. Costaleras son las que portan a
Jess de Medinaceli. Viernes Santo en la noche participan en el Santo
Entierro; en las dos ocasiones visten tnica, sin capuz. Las mujeres se
han ido incorporando a las cofradas paulatinamente, y un primer paso
ha sido el asumir no slo actuar como nazarenas sino tambin como
costaleras.
Otras dos cofradas se fundaron en 1956 y son: El Santo Sepulcro
y San Juan. La del Apstol participa Jueves Santo en la noche, y
tambin la imagen de Nuestro Padre Jess Nazareno, de Jos Lorente;
el trono lleva un montculo que es de corcho; con el que desfil en los
primeros aos era de papel encolado que, segn los vecinos, mostraba
con mucho realismo la escena representada. Para pertenecer a esta
Agrupacin hay que ser varn. El artista Manuel Lizn dedica cada ao
354

Las manolas salen en la Procesin de Las Promesas y tambin Viernes Santo en la del Santo
Entierro; en ambos desfiles visten mantilla negra, pero en la procesin del Resucitado que tambin
participan, lo hacen con mantilla blanca. Damas ataviadas de teja y mantilla en el desfile
procesional de Domingo de Gloria slo tenemos noticia de que lo hagan en San Pedro del Pinatar.
Ese da es motivador y entraable; la otra cuestin es el que el protagonismo se les de a los nios y
como personaje moralizante al diablo al que suelen llevarlo preso precisamente los nios. Una de
las imgenes que verdaderamente merece la pena observar en la procesin del Resucitado de
Murcia es la cara de los nios, cmplices con el diablo, que gozosos y posedos de su protagonismo
miran a los espectadores demandando reconocimiento por llevarlo atado y salvar de tan nefasto
personaje a la sociedad. Aqu en San Pedro del Pinatar ocurre lo mismo; el diablo en este caso,
bendito de Dios, pacientemente se deja bambolear de un lado para otro al impulso de las cuerdas o
cadenas, sin rechistar, haciendo que los inos desarrollen su funcin con todo el entusiasmo que
sienten por dentro por tan encomiable misin. Es una estampa, repetimos, entraable, tierna y
conmovedora.

295

desgarradoras coplas al Nazareno y a la Virgen de los Dolores en la


noche de Jueves Santo.
Viernes Santo, procesin del Santo Entierro, organizada por la
cofrada del Santo Sepulcro que acoge los pasos de, Cristo Yacente,
obra de Po moya, a cuyo trono han incorporado un ngel Custodio;
esta talla es obra de Ramn Cuenca, es de tamao natural y figura en la
cabecera del trono. Los penitentes visten tnica blanca, fajn y capuz
negros, llevando bordados los smbolos de la Pasin tanto en el fajn
como en el pauelo del capuz.
Domingo de Resurreccin representa en San Pedro del Pinatar
un acontecimiento inslito, muy original. La imagen de Jess
Resucitado es sacada a hombros por la Agrupacin Gitana y va
acompaada por Banda de Tambores. Tras el paso desfilan un grupo
de jvenes vestidas con atuendo hebreo. Ser gitanos es requisito
obligado para portar la imagen; lo hacen con tal entrega que a su paso
por las calles provocan numerosos aplausos. En este evento se dan cita
cientos de gitanos que presencian la procesin con gran ilusin y
hondo respeto. Frente al Ayuntamiento tiene lugar el encuentro; all se
cantan saetas, se sueltas palomas blancas y se prende fuego a
estruendosa traca.
SANTOMERA. Este municipio, que tal es desde hace unos doce
aos, cuenta con una Semana Santa antigua, pues es posible que se
iniciara a finales del siglo XVII, segn indicios racionales que as lo
sugieren355. Fundamentan sus investigadores este criterio en haber en la
primitiva Ermita del Heredamiento de Santomera (1965) dos capillas
flanqueando el presbiterio, cuyas hornacinas estaban dedicadas a la
Stma. Virgen de Los Dolores y a Jess con la Cruz a cuestas. Cuando
en 1870 se inaugur la actual iglesia, ambas figuras ocuparon los
mismos altares que ocupaban en la vieja Ermita.
Los fieles de Santomera, primero fueron dependientes de la
Parroquia de Beniel y despus de 1794 pasaron a poseer vicara propia;
disponan de las tres imgenes imprescindibles, las dos citadas y Cristo
Crucificado, ubicado en el Altar Mayor, que junto a la de San Juan
componen el conjunto de pasos para una procesin penitencial.

355

CNOVAS CANDEL, Francisco, Cronista Oficial de Santomera. Semana Santa ao 2000. Los
datos ofrecidos los extraeremos de este artculo, as como de informacin facilitada por Manuel
Herrero Carceln, Cronista Oficial de El Raal, y tambin del artculo publicado en prensa, La
Verdad, 28 de marzo de 1996, pag. 30, firmado por GONZLEZ, Jos Alberto.

296

Otro dato, fiable, es el Libro de fbrica de la iglesia de Beniel,


anterior a 1772, donde se incluye que ya por aquel entonces se
celebraban desfiles pasionarios en Santomera. Ser en acta de 1898,
perteneciente a la Cofrada de la Virgen de los Dolores cuando se hace
referencia detallada de las procesiones habidas en esta pedana, hoy
pueblo, y hacia 1910 hay referencias sobre la procesin del Santo
Entierro, que era realizada con mucha dignidad y sentido teatral, pues
los hombres del pueblo, vestidos de traje negro, o con blusas de satn
negro, portaban a hombros el paso de Cristo Yacente, cruzaban
lentamente la plazuela de la ermita, entre cirios encendidos y al son de
acordes fnebres, interpretados por una banda de msica.
Domingo de Ramos, celebran la tradicional procesin litrgica
de las Palmas, cuyo mayor atractivo es la participacin de nios.
Mircoles Santo, primera de las procesiones de Pasin, con las
imgenes del Cristo del Rescate, realizada por Jos Snchez Lozano en
abril de 1981 y Jess Nazareno, datada en los aos cuarenta; su
iconografa es la clsica de rostro dolorido y sufriente, pero gesto de
gran dulzura, coronado de espinas, rostro sangrante y cuerpo inclinado
hacia adelante por el peso de la cruz cargada en su hombro izquierdo;
es portado por doce costaleros.
Las dos imgenes citadas, iconogrficamente, son similares, las
distingue que Jess Nazareno lleva la cruz a cuestas y el Cristo del
Rescate adopta posicin erguida, frontal y con las manos cruzadas y
atadas por un cordn a la altura de la cintura y sobre el eje central de
la figura.
Otros paso de este desfile del Calvario, son, Jess clavado en la
Cruz y un ngel que recoge la sangre de su Costado y la Virgen de las
Angustias; Cruz desnuda con el Santo Sudario; ambos datan de la
dcada de los cuarenta; San Juan, imagen esculpida posiblemente en
los talleres de Olot, iconogrficamente es salzillesca aunque no en las
facciones que quedan muy alejadas de la elegancia y perfeccin de la
que esculpi Salzillo; La Virgen de los Dolores, que viste con los
colores clsicos de tnica rosa y manto celeste, estofados, brazos y
manos abiertas, y mirada dirigida al cielo en actitud de splica.
Jueves Santo, se celebra la Procesin del Silencio desde 1954,
con las imgenes del Santo Cristo y la Virgen de los Dolores.

297

Viernes Santo, procesin de Cristo Crucificado; y por la noche la


del Santo Entierro, de gran solemnidad en la cual desfilan: Cristo del
Rescate, Jess Nazareno, Cristo en la Cruz, Sudario, y el Santo
Sepulcro, cuyo trono e imagen datan de mediados del siglo XX. Sus
nazarenos visten tnica inspirada en el hbito franciscano; cierran el
desfile las imgenes de San Juan y Virgen de lLa Soledad.
Domingo de Resurreccin celebran procesin desde el ao 1975,
en ella desfila la Cruz Triunfante, repleta de flores; el Corazn de
Jess, figura alegrica de la Pasin, que en este caso es la imagen de
Cristo con una mano extendida hacia el fiel y la otra sobre el corazn
que, centrando su pecho lo lleva esculpido en el exterior; participa un
nio vestido de diablo que va encadenado y sujetndolo con cadenas
van dos nias vestidas de ngeles. Todas las imgenes, excepto El
Cristo del Rescate, parecen responder por sus formas y texturas a obras
de taller.
TOTANA, pueblo ubicado al pie de Sierra Espua, celebra su
Semana Santa bajo parmetros de severidad. Cuenta con trece
cofradas que organizan seis procesiones en las que destacan pasos
como el de La Magdalena, obra esplndida de Francisco Salzillo, La
Dolorosa y Mara Salom, del escultor Snchez Araciel.
Las tnicas son iguales para todas las cofradas, de color negro; y
han hecho de ello signo de identidad. El negro imprime solemnidad,
seal de luto y de dolor356. Solemnidad, austeridad, y una voz, la del
silencio. Por otra parte, desde los primeros tiempos de celebraciones
pasionarias, ha sido el color adoptado por la Iglesia y por la
religiosidad popular, a pesar de que con el tiempo estos valores se han
diversificado357.
Pero los tiempos evolucionan hacia nuevas formas y los asuntos
procesionistas, desde luego, han cambiado mucho. El color como
lenguaje y medio de expresar sentimientos se extendi desde el siglo
356

ROSA LPEZ, Gins, en la Revista de SEMANA SANTA DE TOTANA pg. 21, ao1994,
dice: No s qu tiene esta Semana Santa que nace y muere en el rito de la tnica negra, un atuendo
cuyo significado se nos escapa y va mucho ms all del rigor de los desfiles, un objeto que en
Totana alcanza una especie de culto y que trasciende de su puro significado de distintivo nazareno
para covertirlo en el atuendo colectivo.
357
Los nazarenos vestidos con severas tnicas negras aparecieron aos despus con el cortejo de
engrillados y empalados a finales del siglo XVI. GUARDIOLA TOMS Lorenzo. Historia de
Jumilla, pg. 381. Estos procesos se registran en todo el reino de Murcia y prcticamente en toda
Espaa, con pocos aos de diferencia, y, desdeluego el vestir los nazarenos con tnica negra era lo
general en ese siglo y parte del siguiente. La diferencia estriba en que Totana lo mantiene hasta
nuestros das y la inmensa mayora de los pueblos a finales del XVIII ya era casi general el emplear
colores simblicos en las tnicas, siendo los ms empleados el morado, rojo, verde y azul claro.

298

XVII, que es el que transforma visiblemente los modos de entender las


procesiones de Semana Santa, entonces ms austeras y sobrias, para, en
el XVIII, asentar definitivamente el cdigo de una estridente y
dinmica escenografa cargada de sensualidad y color.
La antigedad de las procesiones de Semana Santa en Totana se
puede establecer en el siglo XVI, pues ya contaban con una
organizacin concreta; se conoce la existencia de la Cofrada del
Santsimo Sacramento desde finales del citado siglo; por cabildo
celebrado en 1601 se acuerda que: se haga un Cristo resucitado para
sacar la maana de Pascua en la procesin que se haga la dicha
maana. Esto indica, como ocurra en Caravaca, Jumilla, y otros
pueblos ya reseados, que estas cofradas religiosassacramentales
fueron en un principio las que organizaron las primeras procesiones de
Semana Santa. En 1604 esta misma cofrada decide ampliar la
imaginera para expresar mejor los episodios de la Pasin 358.
En el siglo XVII debemos de entender que Totana dispone de
varias cofradas pasionarias y que es un siglo que asienta las bases para
el auge experimentado en el siguiente, lo que confirma el prrafo
siguiente: Ser en el siglo siguiente, sobre todo a partir de 1731
cuando comience una participacin mayor de hermanos, decidiendo
acompaarse mutuamente las diversas cofradas en los desfiles
especficos de cada una de ellas Que la Cofrada de Ntra. Sra. de la
Soledad, acompae en los desfiles de Jueves Santo a la Cofrada del
Santsimo Sacramento, y los de sta, Viernes Santo por la tarde, a los
de la Soledad y Entierro de Cristo. Juan Cnovas Molero SEMANA
SANTA DE TOTANA 1994, pg. 36).
En el ao 1743 se encarga el paso del Prendimiento al escultor
local Silvestre Martnez, que cobra 900 reales. Prcticamente en esas
fechas Salzillo cobraba esa cantidad por un paso de una o dos
figuras; el Cristo Amarrado de Santa Ana del Monte, en el ao 1756
cost 1500 reales; Sin embargo en 1765, El Prendimiento de la
Cofrada de N.P.J., de Murcia, cost 8.602 reales, y la Vernica, en
1768, 1.600 reales. Silvestre Martnez, puede ser, si hemos de
establecer su vala en razn de los precios expuestos, un buen escultor.
La obra citada en cuestin ya no existe.
Domingo de Ramos se hace procesin en la que desfila Cristo
sobre la burrica y est organizada por la cofrada de Santa Mara
358

Los datos corresponden al Artculo publicado en la Revista de SEMANA SANTA DE TOTANA


pg. 36 (1994) escrito por CNOVAS MOLERO, Juan.

299

Magdalena. Mircoles Santo procesin del Silencio. Jueves Santo,


desfile de la Pasin en el que participan quince pasos
Viernes Santo, salen a la calle dos procesiones, una a las nueve
de la maana, en la cual participan quince tronos. Y a las nueve de la
noche El Santo Entierro, con catorce pasos; uno de ellos es Jess
Traspasado, ms conocido por el ttulo de La Lanzada359.
Domingo de Resurreccin. Procesin vitalista que transcurre
desde la Ermita de las Tres Avemaras, con la Virgen de la Alegra, y
desde otro punto de destino parte la procesin del Resucitado y hacia
las doce de medio da se produce el encuentro entre ambas imgenes
que concluyen el recorrido en una nica procesin. Por imperativos del
tema esta procesin es la nica que las tnicas vestidas no son en
negro, sino en colores alegres y brillantes.
Terminamos esta resea ofreciendo escueta informacin sobre los
pasos que desfilan en las procesiones de Totana: Mara Magdalena,
de Snchez Araciel, restaurada recientemente por Antonio Ruiz,
participa en las procesiones de Jueves y Viernes Santo. San Juan
Evangelista, del totanero Antonio Ruiz, que la esculpi a los diecisis
aos; el autor muri en 1994. Elevacin de la Cruz, de Faustino Sanz
Herranz, acabada en madera natural, teida. Oracin del Huerto, de
Jess Carrillo, tallada en madera y policromada. Virgen de los Dolores,
de Lozano Roca, imagen vestida con tnica blanca y manto negro, de
terciopelo. Una talla, de autor desconocido, que catalogan en el pueblo
como muy antigua es la de Santa Mara de Cleofs, de cuya imagen
sorprende el canon de belleza tan actual que tiene; incluso las facciones
angulosas sorprenden, as como su larga melena, melena de pelo
natural, muy al uso del arte barroco. Tambin desfila El Resucitado, de
Jos Hernndez Navarro (1994).
Sbado de Gloria, tras la ceremonia litrgica de la Resurreccin,
se acostumbraba a efectuar la quema de Judas que consista en
preparar muecos de distintos tamaos y formas, de esttica
acentuadamente fea, los cuales eran colgados de los rboles y as
colgados los quemaban, les tiraban piedras, haba quien les disparaba
359

Este paso emociona mucho y despierta mucha devocin. Longinos es biografiado por Santiago
de la Vorgine en La Leyenda Dorada, y dice que el soldado padeca de cataratas y al pinchar el
costado de Cristo salpic sangre a sus ojos, que quedaron curados en el acto y produjo en el
malhechor arrepentimiento y revelacin de que Cristo era el verdadero Dios. El pasaje evanglico
dice: Mas al llegar a Jess, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados con la lanza le abri el costado, y al instante sali sangre y agua (Juan. 19,32,34). La
tradicin ha querido identificar al soldado romano con Longinos, legionario, isurico de nacimiento
y muerto mrtir en Cesrea de Capadocia.

300

con escopeta de perdigones. Esta costumbre dej de hacerse a


principios de los aos cuarenta.
TORRES DE COTILLAS. En este pueblo la Semana Santa ha
calado hondo, pues desde el ao1950 que un grupo de amigos decidi
emprender la recuperacin de las procesiones y la actividad de las
cofradas, no cesa de superarse e incrementar el patrimonio imaginero.
En la actualidad su cabildo lo constituyen diez cofradas que organizan
cinco procesiones. Cuenta con un grupo teatral de actores amater
dirigido por don Jess Cantero, que cada Mircoles Santo representa
Auto de Pasin.
Su Cabildo lo forman las siguientes Cofradas: Nuestro
Jess Nazareno. San Juan Evangelista. Virgen de los Dolores.
Crucificado. La Vernica. Santsimo Cristo de la Cada.
Resucitado. San Pedro. Ntra Sra. de la Piedad. y Santsimo
Flagelado.

Padre
Cristo
Cristo
Cristo

Sacan a la calle tres procesiones y la de Domingo de Ramos a la


cual intentan incorporarle cuatro nuevos tronos, adems del que ya
desfila de Cristo sobre la burrica.
Mircoles Santo la primera de las procesiones pasionarias desfila
a las diez de la noche, presidida por Cristo Crucificado, escoltado por
cuatro romanos y precedida de dos timbales que marcan un ritmo
pausado, tenebroso e inquietante.
Viernes Santo. Por la maana tiene lugar la procesin del
Calvario, que es la ms representada, pues en ella desfilan: San Pedro;
Cristo Flagelado, de Hernndez Navarro que le imprimi una de las
iconografas de este pasaje ms originales ya que ata por las manos a
Cristo a un recio tronco arbreo del cual queda prcticamente
suspendido; Nuestro. Padre Jess Nazareno; La Vernica; Santsimo
Cristo Crucificado; Ntra. Sra. de la Piedad; San Juan Evangelista; y la
Virgen de los Dolores. Por la noche se celebra Santo Entierro en el que
acompaan a Cristo Yacente siete tronos, entre ellos los de Mara
Salom, Mara Magdalena y Ntra. Sra. de la Soledad.
Domingo de Resurreccin celebra esta localidad el encuentro
entre Cristo Resucitado y la Virgen, en la puerta de la iglesia de Ntra.
Sra. de la Salceda. Los portapasos imprimen a los tronos unos
movimientos espectaculares que requieren gran pericia y esfuerzo; con

301

ello arrancan grandes aplausos de los presentes360. Es costumbre


torrea que Domingo de Gloria, al trmino de la procesin, se celebren
los bautizos.
VILLANUEVA DEL RO SEGURA. Estamos ante uno de los
ejemplos de pueblo pequeo, autntico vergel de la huerta murciana.
Sus habitantes, que no pasan de 2000, han decado mucho de nimo en
la celebracin de procesiones y actos de Semana Santa. A primeros del
siglo XX representaban, la mayora de los aos, Auto de Pasin. Lo
hacan con gran lujo en el vestuario y con acompaamiento de
msicos, as como de tropas romanas sobre caballos.
Nuevos planes urbansticos apuntan a que en un futuro mediato
sufrir un gran incremento demogrfico; quizs entonces recupere la
fuerza e ilusin para celebrar la Semana Santa, como lo haca antes.
Retrocediendo a esos tiempos sabemos que estos desfiles los hacan
unos aos s y otros no; de ello se puede pensar que dependa de la
cosecha hortofrutcola y de ctricos que obtuvieran361.
Sobre esta representacin transcribimos la noticia de prensa
ofrecida el 24 de abril de 1903, que dice: Representacin de la Pasin
y Muerte de Jesucristo. Empiezo por consignar que en esta segunda
etapa, se ha vestido la obra con ms lujo y prosperidad que antao, y
que los personajes eran reales y verdaderos.
Todos dentro de sus facultades han desempeado sus papeles de
modo admirable; sera difcil dar la referencia a determinado individuo
de los que han tomado parte en la grandiosa tragedia; pues Clara
Pearanda, Asuncin Snchez, Cristina Salazar y Luisa Ortiz
representaron a las mil maravillas los personajes de la Virgen,
Samaritana, Magdalena, y criada del Pontfice, respectivamente; como
muy bien ha dicho el corresponsal de la Verdad, la Virgen en la
crucifixin del Hijo estuvo inimitable y el ay Doloroso que
360

Este tipo de demostraciones suma de habilidades de los anderos y de cierta coreografa artstica,
tienden a ser eliminadas pues el sector de cofrades clsicos califica de vulgar estos movimientos a
los que suelen llamar bailar las imgenes; actitud contrastada con el sector ms innovador y
menos vigilante de las tradiciones que estima que es escena de alegra y que realizarla Domingo de
Gloria est de moda y no es nada censurable.
361
Es una consecuencia inevitable que el auge de estas tradiciones balancee segn la ideologa del
partido gobernante. Pero en el caso de Villanueva del Ro Segura puede pensarse que dependa
exclusivamente de que hubiera dinero o no y esto se produca en razn de las cosechas de los
productos propios de estas tierras.

302

exclamaba conmovi a todos los circunstantes hacindoles derramar


lgrimas.
Los Armados hicieron las delicias del pblico con sus evoluciones
y juegos de lanza y rodela. Lucieron ricos trajes de guardia pretoriana
en briosos corceles que abran paso a las procesiones.
De esta crnica se desprende que Villanueva celebraba una
magnfica Semana Santa; pocos pueblos son los que anuncian desfile
de guardia pretoriana en corceles; precisamente lo que ha quedado para
la historia, tristemente, ha sido que los armaos vestan muy
pobremente. En la actualidad nada de esto existe pues incluso las
procesiones ms clsicas como son la del Domingo de Ramos, Jueves y
Viernes Santos, se celebran con manifiesta indiferencia y sin atencin
ninguna, tanto que resultan muy empobrecidas y sin ningn apoyo por
parte de autoridades civiles y eclesisticas. Esta es la impresin
recibida, in situ, en el presente ao y que, segn comentarios de
algunas personas a las cuales interrogamos sobre este tema, se
mostraban pesimistas y desilusionadas.
Otra fuente la constituye el viaje de Caro Baroja en 1951, a estas
tierras, y que sobre Villanueva del Ro Segura dice: Por la Semana
Santa, algunos aos (no todos), se celebraba una curiosa representacin
de la Pasin de Cristo. Para los das de Jueves y Viernes Santo, se
aparejaban en distintas partes del pueblo varias tribunas y las ms de
ellas en la plaza. En cada una de las tales tribunas tenan lugar las
diversas escenas. Parece que la ltima representacin se hizo en 1919,
de suerte que an quedan en el pueblo hombres de cierta edad que
participaron en ella y en otras anteriores; una mujer de 92 aos viva
todava cuando nosotros visitamos el pueblo, que hace 70 aos hizo de
Virgen. Los trajes y los arreos para la funcin los pagaban los
representantes y haba un maestro de escuela que durante mucho
tiempo diriga los ensayos.
El texto que se segua parece ser que era uno impreso en
Valencia, del que an deben quedar algunos ejemplares en Villanueva.
No creo, sin embargo, que tenga inters literario o de otro tipo. La
parte sustancial de la representacin comenzaba con la Sagrada Cena y
la Oracin de Jess en el Huerto de los Olivos; segua una escena en el
Palacio de Pilatos y culminaba con la Crucifixin.
El hombre que representaba al Seor era colocado en una cruz
hueca, con una camiseta y unos bajos que fingan la desnudez de la piel

303

y al que ataban por los antebrazos. Para que la sensacin de realismo


fuera mayor en ocasiones le colocaban una vejiga con sangre dispuesta
de forma que cuando haba que representar el momento en que
Jesucrito le dan la lanzada en el costado, manara sangre, en medio de
las lamentaciones de los espectadores.
El episodio final era la entrada de Judas en el infierno. ste
caracterizado con una barba y peluca rojas, entraba en un orificio
aparejado en una de las tribunas, del que sala una gran llamarada y al
rato sala convertido en demonio, o sea, con otro atuendo tambin
especial. Julio Caro Baroja. Apuntes Murcianos. Pgs. 90-91).
YECLA. Pueblo industrial, de excelentes gentes, muy respetable
por sus iniciativas y por su esfuerzo en pro de la industria del mueble.
Pueblo de los ms reconocidos en la regin murciana por su
prosperidad y espritu de superacin. Junto a guilas es de los ms
distanciados, fsicamente, de nuestra Capital. Cuenta con monumentos
importantes362 as como esculturas de gran prestigio, como es la talla
de Salzillo Virgen de las Angustias363.

362

El peridico, Diario de Murcia, del 23 de marzo de 1901, pg. 4, ofrece la siguiente noticia:La
Iglesia Vieja. Para los yeclanos siempre ha sido ese templo una joya inapreciable quizs exagerando
su vala por el exceso de cario por pertenecer al terruo, por el que sentimos idolatra, si cabe.
Hoy, con la visita del distinguido y fecundo escritor, nuestro queridsimo amigo don. Jos Martnez
Ruiz (Azorn), se ha confirmado nuestra creencia. El autor de La fuerza del amor tiene en
preparacin un libro que titular Las Iglesias de Espaa en colaboracin con Po Baroja, que es
esperado en esta ciudad de un da a otro. En esta nueva obra figurar un estudio de nuestra Iglesia
Vieja, relatando escrupulosamente las bellezas que atesora la torre y chapitel con su artstica
pirmide final.
363
Estos datos ofrecidos sobre Yecla, han sido posible a varias publicaciones. Sobre los datos
ofrecidos en cada pueblo aclaramos que hemos intentado para cada uno de los pueblos de Murcia
obtener informacin, y para ello hemos escrito a cada uno de sus Ayuntamientos, a sus respectivas
Concejalas de Cultura y Festejos, tambin a cada Director de cada Biblioteca Regional, en
demanda de fuentes, documentos y bibliografa que nos facilitaran el poder ofrecer, con el mayor
rigor, la mayor cantidad de datos relacionados con el tema tratado. No hemos sido correspondidos
en unos casos, y en otros lo hemos sido con amplia generosidad. Como hemos comentado en otros
apartados de nuestra tesis, en los Archivos y Biblioteca Regional de Murcia hay poco material para
consultar ya que las revistas editadas por cada cofrada no tienen costumbre sus cabildos de
enviarlas a estos Centros, as como la mayora de libros que publican. De ah nuestras dificultades
para hablar de la Semana Santa de los pueblos que no han respondido a nuestra llamada. Entre los
ayuntamientos, bibliotecas, cofradas, y paisanos entusiasmados por expandir la cultura de sus
respectivos pueblos, hemos de destacar a: guilas, Alhama de Murcia, Alguazas, Balsicas, Jumilla,
Mazarrn, Moratalla, Mula, entre otros. Tambin a: Alicante, Almera, Barcelona, Badajoz,
Huercal Overa, Medina del Campo, Melilla, Tarancn, Tarragona, Valladolid, Zamora, Zaragoza,
entre otros. Como dato curioso tenemos archivadas unas 200 cartas escritas a Ayuntamientos y
Bibliotecas de toda Espaa, ms otras tantas a las entidades de la regin de Murcia. Tambin ha
sido prodigiosa la ayuda prestada por el Presidente del Cabildo Superior de Cofradas de Murcia, D.
Juan Pedro Hernndez Gonzlez.

304

Cristina Miralles en el peridico La Verdad (19 de marzo de


2005), defina la Semana Santa de esta ciudad como Ejemplo de
barroquismo, colorido, msica, cultura y respeto.
Cofradas y Procesiones. Las procesiones comienzan Domingo
de Ramos en un desfile que incluye varios pasos. Lunes Santo tiene
lugar la procesin del Rosario que transcurre por el casco antiguo del
pueblo. Es un desfile penitencial en toda regla pues el espritu es de
sumo recogimiento, sufriendo la incomodidad de unas calles estrechas,
rampantes, que fatiga caminar por ellas, pero mucho ms cargando los
pesados tronos que participan y que son: el Cristo de la Salud, imagen
que data del siglo XVIII y que constituye un gran tesoro patrimonial de
Yecla, y la imagen de La Dolorosa.
Yecla cuenta con diecisiete cofradas que organizan nueve
procesiones en las cuales desfilan veintisiete pasos y participan unas
3000 personas.
Martes Santo la procesin es muy singular y tpica; se trata de
la conocida como Procesin de los farolicos en la que ponen los
yeclanos todo el inters para que discurra con grandeza y para que esta
tradicin no se pierda. Desfilan, con faroles, cientos de nios que
portan autnticas obras de arte y filigranas; los hay de forja, madera,
cartn, y otros materiales industriales, pero todos son a base de talla,
encaje, policroma, relieves, o cualquier tratamiento que ennoblece el
material. Es una tradicin llena de motivaciones religiosas,
compartidas con un gran sentido de la esttica y sobre todo de
participacin ya que desfilan tanto nios como mayores. El detalle de
los farolicos la hace nica en Espaa. Con algunos de ellos han
desfilado varias generaciones, pues pasan de padres a hijos.
Jueves Santo salen a la calle dos procesiones, la de La Pasin y la
del Silencio; la primera a las diez de la noche, la segunda a las doce
rezndose durante el recorrido el va crucis. Acompaa un timbal que
marca el discurrir y el ritmo del paso Cristo de la Paz, titular de la
Cofrada organizadora, fundada en 1949.
La industria del mueble desarrollada en Yecla marca
especialmente la Semana Santa, pues en todas sus representaciones
tiene presencia su tradicin artesanal del mueble y distingue a sus
tronos un particular esmero artstico ya que sern muchos de sus
carpinteros y ebanistas los que los ejecuten.

305

Viernes Santo celebran tres procesiones, la del Calvario, a las


diez de la maana. La del Santo Entierro, a las ocho de la tarde, y a las
24 Procesin de la Soledad. En la primera tiene lugar lo que los
yeclanos llaman la cortesa que consiste en inclinar los tronos de
Nuestro Padre Jess Nazareno y el de la Virgen de los Dolores cuando
ambos se encuentran. Al finalizar la procesin del Entierro se
representa La Sepultura del Seor; acto que est documentado en el
siglo XVIII, dando lugar con este acto a que desfile La Soledad,
acompaada por una trompeta gigante, de ronco sonido, transportada
en artefacto de cuatro ruedas.
(Viene a ser particular versin de los carros bocinas que desfilan
en Cartagena y de las bocinas destempladas que suenan en las
procesiones de Murcia; slo que las de aqu circulan sobre dos ruedas
adheridas a la propia bocina y su sonar tiene un sentido de burla).
Durante el trayecto a la Virgen de la Soledad le cantan el Stabat
Mater y al finalizar el acto le dedican pltica de despedida.
Costumbres hermosas, llenas de religiosidad y convicciones
espirituales vividas por las gentes con honda emocin, y que para los
seguidores fervorosos nunca representa un acto social sino festivo e
impregnado de mstico amor.
Por ltimo Domingo de Resurreccin es realizada la alegre
procesin en la que se incluye la llamada suelta del diablo que trata
de representar, simblicamente, en la Plaza Mayor de Yecla, el
sometimiento del mal y el triunfo del bien, o lo que es lo mismo, el
triunfo de la vida sobre la muerte.
Dando por concluido este captulo, pedimos disculpas si en
algunos tramos no hemos aportado informacin sobre actos de
particular arraigo. Son cincuenta y dos localidades, entre ciudades
pueblos y pedanas, las que han sido citadas en el presente captulo;
esto conlleva muchos datos y, a veces, fallos imperdonables que
lamentamos mucho, por lo que, de todo corazn, pedimos perdn. En
trabajos futuros, desde una mayor serenidad, podremos ampliar este
resumen de ahora, convenientemente parcelado.

306

307

CAPTULO III
(Segunda parte)

TEXTOS LITERARIOS DE LA PASIN

308

309

3.0.- DATOS CONVENIENTES.


Entre los textos ms antiguos que conocemos sobre la Pasin
del Seor estn los escritos por los cuatro evangelistas, cuyos relatos
tienen un carcter histrico; con ellos, sus autores nos transmiten la fe,
no basada en otros escritos sino en el testimonio vivo de los hechos que
narran. El apstol Juan lo hace sobre lo vivido junto al propio
Jesucristo; los tres evangelistas restantes basndose en relatos
testimoniales. Se cree, sin embargo, que los textos de San Pablo -el
gran apstol de la Iglesia- son los ms antiguos; los escribi en forma
epistolar y son de gran trascendencia (Hebreos 12.22, puede ser un
ejemplo). Para la exgesis de la Teologa, la interpretacin que da a la
Pasin constituye uno de los pilares fundamentales para la estructura
de la Iglesia364.
Otra fuente es el Antiguo Testamento, que contiene repetidas
prefiguraciones de Cristo, siendo significativas las dadas por Isaas,
entre ellas las del captulo, V, 1,4. El Libro de los Nmeros, en su
captulo VI, 3 y XIII, 24. Y Zacaras, 9,9, que son de las ms
conocidas. Josu, 8.29, o Samuel, 21.9.
Estos textos citados nos son conocidos, con mayor o menor
profundidad, pero es lo cierto y verdad que el Nuevo Testamento, en su
apartado de los Evangelios y Cartas de San Pablo, superan a todos los
dems en su nivel de divulgacin. Todos estos textos datan del Siglo I
y fueron conocidos desde finales del siglo II, quedando definitivamente
expandidos desde finales del siglo IV365. A partir del siglo segundo nos
han llegado otros textos fundamentales, como son los exegticos de
los primeros Padres de la Iglesia. Todo este conjunto de fuentes
teolgicas, literarias e histricas son vertebrales hasta el da de hoy
para el estudio de los hechos de la Pasin.
En siglos posteriores surgieron nuevas fuentes, estimables, que
parten del teatro medieval, inspirado en la Pasin. En sus inicios fueron
representaciones a base de breves dilogos; y quizs el ms divulgado

364

En la revista CARTHAGINENSIA vol. XVI, n 29. pgas. 29-81, editada por el Instituto
Teolgico de Murcia, dirigido por PP Fransicanos, escribe el profesor de Teologa, MARTNEZ
FRESNEDA, Francisco, el artculo Creer y pensar con los Padres: Boletn de Patrstica. Es
realmente esclarecedor este texto que se inicia puntualizando el trmino Padre de la Iglesia,
Doctor de la Iglesia y Escritor Eclesistico. Delimita los trminos sobre Patrologa, Patrstica y
Literatura Apostlica y Postapostlica. A los Padres aclara- citando al autor que as lo defini, les
atribuye la propiedad de ser Testigos de la Tradicin. En este artculo tambin se hace un estudio
de los textos apcrifos.
365
Nuevo Testament, pg. 15. Traducido por MATOS, Juan. Ediciones Cristiandad. Madrid, 1982.

310

sea el producido en el Huerto de los Olivos con la dramtica


interpelacin de Quem quaeritis.
La gnesis de este teatro parte de la propia Iglesia que incorpora a
misas y oficios los Tropos, enriquecidos con los Ludi y otras escenas,
lo que dio lugar, con el tiempo, a representaciones ms elaboradas. En
la segunda mitad del siglo XII existe un primer ejemplo de teatro
castellano que precisamente es: Auto de Reyes Magos; procede de la
Catedral de Toledo, copiado en las pginas sobrantes de cierto
manuscrito366.
Pero es innegable que una vez ms, a lo largo de la historia, sern
las rdenes religiosas, en este caso la de los franciscanos, grandes
propagadores del Evangelio y la cultura eclesial. Por ejemplo, esto ya
situndonos en el siglo XV y correspondiendo a la Provincia
franciscana de Cartagena, se cuenta con Fray Ambrosio de Montesinos,
poeta que fue de los Reyes Catlicos, que escribi un Cancionero en el
cual desarrolla la Pasin de Cristo. Otro franciscano, el extremeo
Naarro, muy allegado al Cardenal Cisneros, tambin escribi Autos de
Pasin, y eran muy populares las representaciones de este tipo de teatro
en los conventos de esta Orden.
En este tema hay que destacar a dos autores, ambos salmantinos,
Juan del Encina (1469-1529) y Lucas Fernndez (1475-1542); ambos
escribieron Autos de Pasin, que hoy constituyen pilares slidos del
teatro sacro pasionario medieval. Los siglos XV-XVI fueron testigos
de un primer florecimiento de las procesiones de Semana Santa e
imaginera, como elemento divulgativo que constituyeron un eficiente
asentamiento de la cultura pasionaria, y sus resultados se pueden
entender como escenas teatrales que dieron lugar a muchos textos que
se escribieron sobre la Pasin de Cristo.
Recordemos como otro dato curioso que el gran Gregorio
Fernndez lleg a Valladolid en los primeros aos de 1600, con apenas
veinte aos, pero que proceda de un taller de imaginera, el de su
padre, ubicado en Orense, de donde es natural y que la escultura
pasionaria estaba ya muy asentada en Castilla en esas fechas. Las
procesiones de Semana Santa, no obstante, iniciaron su gran andadura.
La Literatura de Cordel es otro campo que se debe de contemplar
como exponente de textos literarios, pues prcticamente desde la
366

DEZ DE REVENGA, Francisco Javier. Los Autos de Pasin en el Siglo de Oro. Conferencia
impartida en: Centro Cultural Las Claras. Publicada en revista Las Claras n. 9. pg.5.

311

invencin de la Imprenta se publicaron textos que fueron divulgados


por este humilde medio, entre los cuales algunos versaban sobre La
Pasin. En el siglo XVI ya se conocen publicados dos pliegos
titulados: Arrepentimiento y conversin del pecador (1572) y
Alabanza del nombre de Jess (1588)367.
Desde el siglo XVII y hasta el XIX, las fuentes ms substanciales
ya no son slo las reseadas, sino tambin los archivos parroquiales y
actas fundacionales de cofradas. Y desde la segunda mitad del XIX
hay que sumar obras literarias de escritores reconocidos que forman
una valiosa fuente de datos, como es el ensayo de Gabriel Mir,
Figuras de la Pasin.
A partir de esta poca cada vez se publican ms textos sobre la
Semana Santa de cada lugar, que pueden ser definidos textos sobre la
Pasin. Los textos producidos son muy heterogneos, hablan de la
Pasin y de vivencias personales, tradiciones, y algo que resulta de
mucho inters son esas singularidades que se producen en los pueblos
de Espaa donde celebran procesiones de Semana Santa; por ejemplo
la de los borrachos de Cuenca. El acto de quitar el velo negro a la
Virgen, con esa gran espectacularidad que se realiza en Tudela. La
Tamborada de Calanda, etc.
Las singularidades de nuestra Regin ya han sido citadas en el
captulo II: Semana Santa Pueblo a Pueblo. Pero recordemos que entre
las ms originales est esa especie de espectculo babilnico, lujoso y
brillante, que se representa en la Semana Santa de Lorca. El
Prendimiento, obra del siglo XVII, interpretado en Jumilla cada
Mircoles Santo. La marcialidad elegante y severa, ms el exacerbado
arreglo floral de los tronos que se ve en los desfiles de Cartagena. La
vestimenta de los nazarenos de Murcia, nica entre todas las dems. El
Desenclavamiento de Aledo; La puja de Blanca y Mazarrn para portar
los pasos, as como otros actos de los que irn quedando
constancia368. Tambin la Tamborada de Mula, o Tocar el Tambor
en Calasparra, son dignos de destacar.
367

DEZ DE REVENGA, Francisco Javier, y PACO, Mariano de, Historia de la Literatura


murciana, pg. 79. Universidad de Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio y Editora Regional
de Murcia. Murcia, 1989. (Esta fuente ha sido extrada de: GONZLEZ CASTAO, Juan.
MARTN-CONSUEGRA BLAYA, Gins Jos. Antologa de la Literatura de Cordel en la Regin
de Murcia -Siglos XVIII-XIX- pg. XVI).
368
Sobre Semana Santa en Murcia y Regin pueden ser consultados los siguientes libros:
CARMONA AMBIT, Jos. Semana Santa en Murcia. Siglo XX; recoge parte de las crnicas y
artculos publicados en prensa desde el 3 de enero de 1900 hasta el 14 de abril del 2000. Ed.
Cabildo Superior de Cofradas de Murcia. 2001. / CASTILLO BAOS, Alberto. Murcia: la Pasin

312

Todos estos actos son un derroche de ideas y pensamientos que,


afables y cercanos, sin exageraciones que agranden y alteren la
realidad, nos descubren ese mpetu con el que conseguir que su
Semana Santa sea distinguida de otras a travs de esa serie de pasajes
escenificados, narrados o presentados en obras literarias, en desfiles
procesionales y que llevar tanto a actores, colaboradores y escritores a
dar lo mejor de s mismos. Cada acto ser como grano de trigo en su
silo que enhiesto e iderribable esparcir, semilla a semilla, la palabra
de la fe, de la que somos parte todos369

del Barroco. Ofrece sntesis de las ms significativas tradiciones de Semana Santa y realiza ficha de
sus ms famosos pasos. Ed. Ayuntamiento de Murcia. Concejala de Turismo, Fiestas y
Congresos. 2002./ TORRES, Cipriano. Fiestas de Semana Santa. Regin de Murcia. Destaca las
procesiones ms famosas, como es en Murcia la de los Salzillos Viernes Santo en la maana;
tambin lleva informacin y comentarios sobre lo ms importante de las procesiones celebradas en:
Jumilla, Yecla, Moratalla, Mula, Cieza, San Pedro del Pinatar, Alcantarilla, Alhama de Murcia,
Archena, Calasparra, Las Unin y Abarn. Ed. Consejera de Turismo y Cultura. Murcia. 2001./
VALCRCEL MAVOR, Carlos. Semana Santa del Azahar, en el que desarrolla lenguaje muy
lrico, una prosa poetizada y una gran sensibilidad; abarca las distintas procesiones, as como los
espacios en los que transcurren. Ed. Cabildo Superior de Cofradas de Murcia. 1958.
369
Los textos aportados sern tratados preferentemente desde una visin histrica y tambin por su
contenido sobre costumbres y tradiciones de carcter religioso y popular, vinculado todo ello a las
celebraciones de Cuaresma y de Semana Santa, pero, particularmente destacando la proyeccin y
evolucin de la Semana Santa en la sociedad. De los textos seleccionados sern transcritos los
prrafos ms significativos que irn en grafa distinta a fin de diferenciarlos de nuestros propios
comentarios y nuevos datos que aportemos cuando as pueda ser. Buscaremos con ello el
enriquecimiento complementario del texto tratado. Los expondremos por orden de fechas, si bien
los dividiremos en periodos concretos marcados por cambios apreciados en la evolucin de la
sociedad; figurar el nombre del autor, el ttulo y nombre del pueblo en el cual se desarrollan los
hechos narrados. Al final de cada uno de los apartados sealados plasmaremos las impresiones
causadas. En el presente captulo expondremos artculos y crnicas, bsicamente, pues los
siguientes los ocuparn, como ya reflejamos en Apuntes Metodolgicos, otros Gneros como:
Autos de Pasin, Cuentos, Pregones, Va Crucis y Sermones.

313

3.1.- PUBLICACIONES EN PRENSA (1875-1899).


1875. Ramn Chico de Guzmn. Biografas Artsticas: Zarzillo370.
Murcia.
En estas fechas de 1875, Salzillo era muy poco conocido. Este
artculo que trata de su biografa y su obra debi ser autntica novedad
y debi suponer el inicio de todos los dems, pues a excepcin de lo
escrito por Cean Bermdez: Diccionario histrico de los ms Ilustres
Profesores de Bellas Artes, en el que incluy la biografa de Salzillo,
nada haba publicado sobre el insigne escultor371. Este trabajo fue
publicado en prensa, que una vez ms acta de plataforma y trampoln
para muchos autores, como es el caso constatado en otras partes
allende las fronteras372 (La famosa escritora, Premio Nbel 1931, Pearl
S. Buch, entre infinidad de grandes escritores, se dio a conocer su obra
a travs de lo que public en prensa. Victor Hugo en Francia es otro
ejemplo, y tantos otros).
Esta breve biografa de Salzillo constituy un acontecimiento
importante para la memoria del biografiado, ya que la prensa llegaba a
muchos pueblos y lectores. A este respecto Don Juan Torres Fontes
recopil una serie de artculos sobre el insigne escultor murciano
publicados en prensa nacional y local; trabajo que hoy permite fondear
en este intersticio y evaluar cmo se senta y se valoraba a Salzillo
cien aos despus de su muerte. Chico de Guzmn hace un estudio
sobre algunas de sus obras, partiendo de lo que haba escrito Cean
Bermdez, y que l reinterpreta as:
Zarzillo. Si este profesor hubiera vivido en el siglo XVI, sera
igual a los grandes maestros de aquel tiempo; pero naci en el peor
que tuvo Espaa para la escultura, y en una ciudad que no haba
modelos que imitar ni maestros que enseasen373.
370 CHICO DE GUZMN, Ramn. Biografas: Zarzillo. Peridico La Paz de Murcia, 31 de marzo
y 1 de abril de 1875. Recopilado por TORRES FONTES, Juan, Salzillo: Su Arte y su Obra en la
Prensa Diaria. Academia Alfonso X el Sabio - Museo Salzillo. Murcia, 1977.
371
El profesor Belda Navarro est preparando una nueva publicacin sobre Salzillo ya que se ha
descubierto una biografa escrita por un profesor de Matemticas, murciano, contemporneo del
insigne escultor. Hasta que este trabajo est publicado el realizado por Cean Bermdez es el primero
que versa sobre Salzillo.
372
Si consultamos El Liberal de Murcia en estas fechas, encontraremos que La Barraca, de Vicente
Blasco Ibez est siendo publicada en sus pginas por captulos. El captulo II se public en, El
Liberal, 20 de abril de 1906, pg. 2.
373
ANDRS ORDAX, Salvador, La imaginera pasionaria en castilla len dice: Durante el
siglo XVIII inciden en la imaginera una serie de circunstancias histricas, de las que
fundamentalmente conviene sealar dos de ellas: por un lado estn las peculiaridades de la

314

Pocos espaoles, a excepcin de los hijos de Murcia, conocern a


Zarzillo, al modesto escultor, cuya vida tranquila se desliz siempre
sin salir de los muros de la bella ciudad que lo vio nacer, prefiriendo
el manso arrullo de las aguas del Segura al atronador estruendo de la
fama, y el cielo de su patria, el cario de su familia, el aprecio de sus
conciudadanos, al falso brillo de una existencia ms gloriosa, pero
ms agitada.
Los posteriores estudiosos de la obra de Salzillo han hecho mucho
hincapi, tanto en las circunstancias socioartsticas de las que careci,
as como al plegamiento personal que mostr a su ciudad natal, a su
estima por la belleza del paisaje circundante, a la placidez de un
entorno familiar estable, y a esa religiosidad que subyace -nada
romntica- profunda y real. Todo ello fue potenciado al mximo con su
gubia cuando la simbiosis entre el entorno fsico y la creatividad se
daban la mano. Los comentarios ms comunes insisten en su gran
sencillez y apego a los suyos.
El escultor Zarzillo es una gloria de nuestra patria, uno de esos
hijos predilectos del arte, honra y orgullo de las naciones que tienen la
gloria de poseerlos; si hoy no est a la altura de Alonso Cano y
Berruguete no es culpa suya; las joyas de su genio, las maravillas de
su buril, claman por l muy alto; quiero romper con desesperada
fuerza las puertas del olvido, para hacerle un digno lugar en la
historia; pero la desidia de sus conciudadanos, el abandono de sus
compatriotas que han escondido esas joyas y han ocultado esas
maravillas, es nicamente responsable del olvido en que yace su
nombre.
Ciertamente fue a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando
se produjo una investigacin amplia sobre la personalidad artstica de
Salzillo y tambin cuando su obra dispuso de un espacio expresamente
edificado para acogerla. Acerca de dar a conocer su personalidad, Cean
produccin artstica de la centuria, que hace variar los sistemas de los talleres, concentrados en
determinadas poblaciones y, avanzado el siglo, especialmente en torno a la corte madrilea y su
entorno capitalino. Al mismo tiempo se tiende a la imaginera fcilmente transportable y ubicable
en mltiples espacios. Por otra parte hay que recordar el declive que experimentan las procesiones
en la segunda mitad del XVIII afectadas por diversos avatares. Comprobamos que en esta tierra
castellana se habla del arte escultrico con mayor perspectiva, pese a reconocer la decadencia del
siglo. Cuentan con Gregorio Fernndez en el siglo anterior, y en el de referencia con Luis Salvador
Carmona, Alejandro Carnicero, la familia Churriguera, entre otros. De ah que Salzillo tenga doble
mrito y se hable de su arte como un milagro, adems de hacer tanto hincapi en su aislamiento.
(Actas del III Congreso Nacional de Cofradas. Pg. 14). Parece ser que en fechas prximas
Cristbal Belda va a dar a conocer una biografa de Salzillo escrita por un contemporneo del
escultor, que no lleg a publicarse, pero que es posible que Cean Bermdez la conociera y
extrajera de ella muchos de los datos que aporta sobre Salzillo.

315

Bermdez introdujo su biografa en un trabajo publicado en 1800; pero


sera en la prensa de primeros del siglo XX cuando ya era ms o menos
frecuente el que se escriba sobre l; por ejemplo en El Liberal, 18-11905 se publica: Salzillo. Su vida y sus obras. Garca Alix.
Discurso de ingreso en la Academia de San Fernando. Supone este
Discurso un paso hacia delante para sacar del olvido al escultor, que es
otra de las llagas sangrantes que los murcianos tardaron muchos aos
en cerrar374.
En prensa siguen apareciendo textos sobre Salzillo, varios antes de
1950. En libros hay que destacar el escrito en 1923 por el erudito
murciano Baquero Almansa: Los profesores de Bellas Artes
murcianos. Otro manual considerable es el realizado por don Jos
Snchez Moreno en 1944: Biografas de Murcianos Ilustres, en el cual
se hace un detallado estudio de nuestro famoso escultor.
Chico de Guzmn se expresa con pesadumbre por no haber
estudios realizados, ofreciendo sobre Salzillo los datos ms esenciales
de su biografa. l ofrece los siguientes:
Zarcillo naci en Murcia el da 12 de marzo de 1707; fue su
padre D. Nicols Zarzillo, escultor italiano que vino a Espaa desde
Cpua a mediados del siglo XVIII. Espaa entraba en el periodo de
decadencia; el estilo plateresco de la arquitectura pareca haber
ahogado, bajo el peso de sus recargados chapiteles y sus retorcidas
columnas los ltimos restos del buen gusto, y todo anunciaba un largo
periodo de marasmo que nada fuera bastante a galvanizar. Zarzillo
tena que luchar tanto con sus maestros como consigo propio. Tena
que sobreponerse a su poca antes que adiestrar su brazo, y para eso
no le bastaba talento, necesitaba el fuego sagrado del arte. No haba
menester ciencia, le haca falta genio. No teniendo maestro a quien
imitar, imit a la naturaleza; ella inspir a su buril375.
Aparte del panorama preocupante que expone Chico de Guzmn,
el tiempo demostr, pronto, que la calidad del arte de Salzillo super
esas y otras circunstancias. Entre las noticias que se conocen de este
escultor se sabe que esculpa eligiendo para su obra modelos reales, eso
374

FUENTES Y PONTE, Javier, en Miscelnea Murciana, publica este discurso, 1903. As


tambin la carta que le dirigi a Jos Martinez Tornel, director del Diario de Murcia,
adjuntndole el discurso de Garca Alix, y rogndole que lo hiciera pblico en el peridico.
375
Ciertamente, Salzillo, no asisti a ningn taller de escultura como para poderlo adscribir a
ninguna enseanza en concreto. Pero no olvidemos que su padre, Nicols Salzillo, era un
reconocido escultor con taller propio y que junto a su padre aprendi el arte de la escultura.
Tambin es unnime el criterio de la influencia que Nicols de Bussy le transmiti con su propia
obra.

316

en cuanto a la figura humana, e incluso se reconoce en algunas


esculturas a la persona que pos para ello. Copiar del natural es algo
intrnseco al artista en todas las artes y pocas. (Conocemos el caso de
Poussin que en 1642, en Roma, pintaba escenas mitolgicas para las
cuales montaba en escenario natural, con modelos o con maniques,
cuidando hasta los ms mnimos detalles de contraluces, etc.; y en la
actualidad otro escultor, Jos Antonio Hernndez Navarro suele hacer
otro tanto). Pero tambin hemos de tener en cuenta que Salzillo,
durante su vida, era persona relacionada con los intelectuales de
Murcia, y que, adems, como hombre culto de su poca que era, sin
duda dispona de libros, tratados sobre escultura, de estampas y copias
de obras famosas que explican su gran arte.
Lo ms meritorio fue sobrevivir en un siglo tan decadente en
originalidad artstica y en una materia que pareca agotada. Revivir el
arte religioso con esa fuerza es lo sorprendente. Su obra est unida a la
escultura religiosa y a la Semana Santa de Murcia, tanto que no
podemos entender el fenmeno social y religioso que supone slo con
explicaciones teolgicas, econmicas, etc; es imprescindible saber de
la vida de este imaginero, sobre todo de su profundidad religiosa.
Para nosotros Zarzillo no tienen ms defecto que es ser a veces
ms realista que la realidad; sus profundos conocimientos anatmicos
le han hecho abusar algunas veces de su erudicin poco generalizada.
Slo una mirada inexperta, o un examen superficial pueden
encontrarle un reproche donde se merece aplauso.
Junto a la anatoma minuciosamente estudiada y a ese realismo en
los gestos, que a veces nos da la impresin de que hablan, es admirable
ese idealismo en los rostros, ese ascetismo que alcanza en algunas
imgenes. Precisamente los rostros que esculpe son en ciertas obras
demasiado reales y lo de reflejar santidad o misticismo, a veces, ha
sido discutido. El Cristo Amarrado a la Columna de los franciscanos de
Santa Ana del Monte en Jumilla, es censurado por ser su rostro de
marcada dureza. Ejemplo aparte es La Dolorosa de la cofrada de
Nuestro Padre Jess de Murcia, de rostro sublime, sereno, implorante
ante su dolor, angustiada ante el insufrible final. As tambin la
creacin de su apuesto ngel de la Oracin en el Huerto que, si no es
exactamente asctico, lo es enigmtico y sugestivo. Chico de Guzmn
habla de estas obras con una gran alabanza y contundencia:
Las imgenes de los pasos de Semana Santa figuran al frente de
las producciones de Zarzillo. El beso de Judas, se compone de cinco

317

figuras; la de Jess tiene una expresin digna y resignada y una noble


actitud; la de Judas es indudablemente ms dbil y menos expresiva;
pero una y otra ofrecen una curiosa particularidad, que es el estar
esculpidas de un mismo tronco, y a pesar de eso, a pesar del ntimo
enlace de las dos cabezas, pues el falso apstol apoya sus labios sobre
la frente del Redentor, la actitud de ambas es suelta y natural.
La figura de Cristo, en el El Beso de Judas refleja ms que
realismo un gran estudio psicolgico y esa tensin que le produce que
Judas le bese es tan autntica que traspasa el nimo y general tirantez
al espectador. La actitud de Cristo es fra, frente a la recelosa y forzada
de quien lo traiciona. Existe ese contraste de la belleza esttica de
Jess, frente a esa expresin zozobrante, desconcertada y resentida de
Judas, acentuada por su pelo bermejo y rizado, orejas puntiagudas,
semejantes a las de un fauno desquiciado, imprimindole una
iconografa premeditadamente mezquina.
La figura ms notable del grupo es sin duda alguna la de San
Pedro, que est en actitud de darle a Marco la cuchillada; la mano y
el brazo que sustenta la espada, son de una musculatura admirable.
Unos alemanes quisieron comprar este brazo a un precio exorbitante y
an parece que hicieron proposiciones al sacristn comprometindose
a reemplazarlo con una copia para que no se notase la sustraccin.
El brazo de San Pedro es, ms que realista, todo un mito. Si lo
comparamos con los que esculpa en mrmol Miguel ngel nos
parecer muy clsico. San Pedro resulta con su furia un personaje
racial, con una fuerza arrolladora que Salzillo supo captar a la
perfeccin. Los intentos por adquirir esta imagen son lgicos y se
comenta que han sido varios los que lo han intentado a travs de los
aos.
Era Zarzillo, segn las noticias que de l se conservan y los datos
biogrficos que da Cean Bermdez en su Diccionario histrico de los
artistas y profesores de Bellas Artes de Espaa, un hombre modesto,
de costumbres sencillas, de vida ejemplar; modelo de hijos de familia,
recogi a su madre y hermanos menores, dndoles carrera y
ensendoles su arte; no quiso ir a Roma, a pesar de sus vivsimos
deseos, por no abandonar los cuidados de su casa; por esta misma
razn, y por el cario que le inspiraban sus paisanos, dice Cen
Bermdez, rehus venir a Madrid a modelar las estatuas de los reyes
de piedra que se hicieron para colocar en la techumbre del Palacio de
Oriente. Mucho amor deba tener Zarzillo a su familia, y mucho cario

318

a los murcianos, cuando rechaz tan brillantes seducciones. Su nico


deseo consisti en inspirar a sus conciudadanos el sentimiento
artstico que le animaba.
Esta es la clave de sus famosos pasos que tanto han predicado el
evangelio en las procesiones de Semana Santa. Su obra es admirable,
su vida es admirable. Admirable por su sencillez y firmeza de criterios.
Hemos de recordar que en la poca en la que trabaj era corriente la
movilidad de los artistas, que no slo buscaban trabajo sino
reconocimiento pblico y fama nacional. Salzillo se sobrepuso siempre
a esas tentaciones rechazando toda propuesta que le obligara a
abandonar su ciudad natal.
El ao 1781 muri D. Francisco, a la edad de setenta y cuatro
aos, bajando al sepulcro rodeado del cario de todos cuantos
trataron al hombre, de la admiracin de todos los que conocieron al
escultor. El sentimiento en la provincia fue general; el dolor fue
sincero; el entierro tuvo lugar con gran solemnidad y pompa
depositando su cuerpo en el convento de Capuchinas de la ciudad. No
sabemos lo que se escribi sobre su losa; pero si Espaa hubiera
podido conocerse y conocerle debi escribir: Aqu YACE el ltimo
escultor.
Es difcil determinar qu quiso decir Chico de Guzmn con el
epitafio reseado, pero intuimos que ante el gran arte contemplado,
estuvo convencido de que sera un genio de la escultura, irrepetible; de
ah lo de Yace el ltimo escultor.
La crtica al analizar su obra es unnime al asegurar que revivi la
escultura, hundida en el olvido en aquellas fechas, pues por un lado
prevaleca la imitacin de los postulados neoclsicos, y por otra se
daba por agotado el tema de la imaginera pasionaria tras los dos
grandes escultores del siglo XVII Gregorio Fernndez y Juan Martnez
Montas. A esto podemos aadir que Murcia en esas fechas era una
modesta ciudad en cuanto a manifestaciones artsticas se refiere.
El genio de Salzillo, fue, pues, casi un milagro ya que de un
hombre de espritu tan intimista como era l, alumbrar esas creaciones
tan ricas en formas, de sugerentes iconografas, estudio profundo de la
psiquis de los personajes, de la anatoma, y, por ltimo ese articular
realismo-idealismo, y esa calidad en la talla de manos y rostros, que
destilan religiosidad y devocin, es repetimos- casi un milagro.

319

Ramn Chico de Guzmn, es, segn las fuentes que conocemos,


el primer murciano que publica un artculo sobre Salzillo; hecho muy
importante para el escultor porque le abri las puertas al mundo de la
crtica, dando una visin artstica desde el punto de vista histrico y
cultural. Reivindica la legitimidad de reconocerle su grandeza artstica.
Su obra est inmersa en las propiedades de la huerta y de la ciudad y,
paralelamente a la descripcin formal que ofrece de algunas de sus ms
famosas esculturas. Por otro lado tambin reivindica a Salzillo como
gloria de nuestra patria dndole as una mayor dimensin a su arte y
abriendo una nueva puerta ya que como tal no se le haba tratado
antes.
Con este lenguaje se producen los siguientes postulados: Aplicar
a Salzillo esa conciencia histrica que a lo largo del siglo XIX tuvo
lugar en toda Europa. Catalogar a Murcia, legtimamente, como ciudad
creadora de un estilo en el campo de la imaginera pasionaria nico e
irrepetible, multiplicando su arte que enriqueci, para siempre, el
discurso plstico religioso, acorde con unos contenidos teolgicos y
apostlicos extraordinarios.
1883. Antonio Ramrez Pagn. El Miserere del Sr. Verd376.
Murcia.
Deca San Agustn que quien canta ora dos veces. En Semana
Santa cada saeta cantada no cabe duda que alcanza esta mxima.
Tambin el Miserere es un canto que se hace en cuaresma sobre el
Salmo 50 compuesto por el Rey David, para pedir perdn a Dios por
sus pecados.
Sabemos que este Miserere del msico murciano fue fuente de
inspiracin para la composicin Marcha al Cristo de la Preciossima
Sangre de Jos Salas (Padre del Presidente de la Academia de Bellas
Artes Nuestra Seora de la Arrixaca). Esta pieza musical, y otras
compuestas sobre pasajes de la Pasin, son conmovedoras y armnicas
en sus sonidos quebrados por hilillos de emocin, a los que se
sobrepone la ciencia pitagrica.
La Msica est presente en toda ceremonia, tanto clsica como
instrumental, discreta o estridente. Sobre ella se conocen frases de
personajes importante, como las siguientes: San Agustn: La msica
es la ciencia del bello movimiento. San Isidoro: La msica es la
danza de los sonidos. Paul Valry: La msica es un mensaje. Con
376 El Miserere del Sr. Verd. El Diario de Murcia. Pgs. 1-2. 25 de marzo. 1883.

320

esta ltima nos quedamos e interpretamos que el Salmo y la Msica


constituyen una expresin ldica espiritual, redonda. Admitamos la
definicin por lo que deca Horacio: redondo es toda forma perfecta.
Perfeccin que dej ya planteada Platn377 al relacionar la moral y la
tica. Extraigamos de ellas su belleza literaria, pero, sobre todo, su
enseanza que nos ha de servir para calibrar esta obra.
Sobre el Miserere, el famoso msico zamorano Miguel Manzano,
opina que es una aberracin cantarlo en el entierro de Cristo, porque
es un canto del pecador, que se canta en un entierro porque t, por el
pecado, ruegas a Dios, cantando: ten misericordia de m porque soy
pecador, cosa que nunca podr decir Cristo378.
Podemos decir que a travs de la msica entendemos mejor el
dolor, las lgrimas o la risa; reflexionamos ms, e incluso oramos con
mayor cadencia. En definitiva la msica es el buen ngel de la guarda
de nuestra sensibilidad. Por qu entonces la distorsin apuntada por
Manzano? Ramrez Pagn (Msico contemporneo de Don Jos Salas;
director que fue de La Orquesta Sinfnica de Murcia y del Orfen
Fernndez Caballero379) habla del Miserere como algo particularmente
intrnseco a la rememoracin de la Pasin, alcanzado por tradicin.
Son dos puntos de vista antagnicos, el del msico Miguel
Manzano, y el de Jos Verd, en lo cual debemos entender que
mientras uno recoge la fuerza de la costumbre -pues el Miserere es
canto recitado todos los aos en Viernes Santo-, el otro expresa la
objetividad del discurso analtico. Creo que lo que importa del
Miserere es la emocin religiosa que su msica produce y el
significado que la costumbre y la sabidura popular le ha asignado. El
autor del presente texto precisamente hace alarde de las posibilidades
tan variadas que ofrece la msica, interrelacionndola con la pintura, y
lo expone as:
El Arte y la Religin, ya que no puede decirse que son hermanos,
por no igualarlos en categora, pertenecen, cuando menos, al mismo
orden de cosas. En el admirable drama del Calvario, ha sido el
manantial inagotable donde han bebido su inspiracin innumerables
377 SERRADO VIDAL, Monserrat. Y GIL CORRAL, Jess. Msica, pg. 317. Volumen III.
MAD. 2000. Estos autores dicen que La msica es una ley moral; brinda un alma al universo, alas
al pensamiento, vuelo a la imaginacin, encanto a la tristeza, alegra a la vida Es la esencia del
orden que ella restablece y eleva hacia todo lo que es bueno.
378
POZO, M.J. Entrevista realizada al propio Miguel Manzano. Revista BARANDALES pg. 20.
Semana Santa de Zamora 1999.
379
Peridico Lnea. 4 de abril de 1940. Pg. 2.

321

genios. Acaso haya sido la msica la ltima de las Artes que ha venido
a dejar sus divinas creaciones sobre tan bellsimo asunto. Cuando
Rafael de Urbino, cuando Rubens, Velzquez y Murillo, alcanzaban en
sus creaciones el ms alto lmite de la belleza, an no haban
empezado, si se exceptan a Pergolens, o a Palestrina, la serie de
obras maestras que despus han escrito en el gnero religioso, Bach,
Haydn, Mozart, Beethoven, Rossini y Verdi. Si en esta semana potica
y conmovedora que acaba de pasar, os acercis a un templo catlico y
llegis a escuchar tras los Salmos y las Lamentaciones, el Miserere del
Mircoles y Jueves Santo, es imposible que permanezcis indiferentes
por muchas dudas que el fro anlisis de nuestro tiempo haya arrojado
a vuestras almas, es imposible que no os conmueva tan hermoso
cuadro.
Desde el primer versculo se advierte resueltamente que el autor
ha comprendido que el gnero religioso no est reido con todo lo que
el progreso del Arte de la msica ha hecho para que este Arte agrande
todos sus medios de expresin. Creo que no hay incompatibilidad
ninguna entre el desarrollo a que ha llegado la msica dramtica y la
msica religiosa.
Para cantar a Dios todos los medios artsticos sern escasos.
Cuando la msica esencialmente vaga e indeterminada por su
naturaleza se junta con la poesa para expresar ideas y sentimientos,
es preciso que la fusin sea completa de tal manera que ninguna de las
dos artes se supedite una a la otra. La idea, el concepto, pudiera
decirse que es el dibujo, el tejido armnico y meldico. Pues bien, en
el Ecce enim ha realizado el Sr. Verd ese verdadero milagro, ese
desideratum de la msica con palabras. Es un coro de bajos, al unis,
de corte majestuossimo, al que prestan extraordinario colorido
aquellos acordes sueltos del metal que van acompaando.
La Literatura es otra de las Bellas Artes, que se da la mano con la
Msica, particularmente el Gnero de la Poesa; ambos exponentes son
eternos enamorados, adolescentes, que al rozar su piel un escalofro
calienta su corazn. Si los versos nos hacen soar despiertos, qu no
har la cadencia de las notas perfectamente medidas, las slabas de
cada salmo, las pulsaciones de la inspiracin del hombre arrepentido
La msica vaga por formas indeterminadas pero que sin embargo
expresan ideas concretas. En esta ocasin la msica est vinculada a
una escena de la Pasin, a travs de un cntico elegante, trmulo, suave
y lleno de recogimiento.

322

Antonio Ramrez Pagn en este texto centra sus sentimientos


hacia Cristo en su Pasin, desde la abstraccin ms espiritual; y, al ser
la msica un excelente soporte para expresarse as, se arrulla en la
riqueza de las formas tonales, que le hacen sentir con fuerza la
presencia de Dios.
Tambin expone su idea desde unos planteamientos humanistas,
pues elabora un ensayo en el cual la poesa, la pintura y la msica
hablan al unsono sobre un mismo tema. Refleja en ello dos valores
primordiales: Primero que el estilo neoclsico a pesar de la irrupcin
de las nuevas vanguardias, sigue siendo predominante en estos aos,
dentro del mundo de la msica. Segundo, que el Miserere es vlido
para alabar a Dios, pues tambin pedirle perdn es el mejor modo de
orar ante l, partiendo de su propio razonamiento de que, para cantar
a Dios todos los medios artsticos sern escasos. Para este murciano
la msica culta tiene vida propia, de ah que el Miserere lo conciba
como alabanza a Dios; -diferencia notable con el discurso que ofrece el
tambin msico Miguel Manzano.
1883, 1994. Antonio Verd Fernndez. Crnica sobre la Semana
Santa de Jumilla380.
El texto original del que es extrado este que ofrecemos es un
folleto que lleg a manos del autor en uno de sus mltiples rebuscos
por los archivos de Jumilla, y que fue publicado, siendo en la
actualidad una notable fuente sobre el tema de Semana Santa. Por este
folleto se sabe que en 1883 ya se impriman y se regalaban y era el
medio de informar sobre las celebraciones de esos das. Su director y
propietario de la edicin era don Miguel Jimnez. Quiz lo relevante de
este trabajo de Verd sea la disponibilidad del documento en s que
permite hablar con certeza sobre tan temprana publicacin. De su
contenido destacamos la crtica que recoge sobre la celebracin del
Prendimiento en Jumilla:
...En cuanto al Prendimiento tengo la misma opinin que el
ilustrado Sr. Barrio, el cual deca, que esas cosas son para meditarlas
y no para hacerlas. Si hay quien opina de otra manera, yo respeto la
opinin de todo el mundo, pero es justo que lo bueno o lo malo se sepa
a quien se debe. Si curas que lo autorizan son los que en este caso
obran bien, y los que opinamos de otro modo no tenemos razn al
combatirl, pues bien est. Pero si el Prendimiento es conveniente
380

VERD FERNNDEZ, Antonio. Crnica sobre la Semana Santa de 1883. Jumilla SEMANA
SANTA. Pg. 21-24. Junta Central de Cofradas. 1994.

323

mirarlo como acto religioso, as como tambin lo es por la opinin


poco lisonjera que los forasteros pueden formar de nuestro pueblo, no
debe hacerse, y en este caso es muy justo que se sepa que el
Prendimiento es obra de la Hermandad que lo hace y de los seores
Curas que con su silencio lo autorizan, bien porque les parezca cosa
buena, o porque no quieran condenarlo.
Sobre el mismo tema, pero distinta fuente como es el peridico
local El Pandero de 29 de abril de 1886, n. 89, tres aos posteriores
a la fuente anterior, expone:
El inters no comenz hasta el mircoles con las dos Procesiones
de costumbre, maana y tarde, y con el Prendimiento que aunque
hecho delante de las tapias de un corral, no le falt ningn detalle de
las caractersticas. Sayones, Pontfices, Cnsules, Prtores, Apstoles,
Soldados, ngeles, Diablo y gente menuda, todos barajados y
confundidos en el estrecho tablado, que no se sabe si es huerto o
monte, o tribunal o escenario o campo de agramonte. Creemos que es
hora de que el Clero y las Hermandades vayan suprimiendo estas
groseras representaciones en las cuales no gana mucho la religin.
El Prendimiento se celebra en Jumilla desde el siglo XVIII, y en
las fechas de referencia se desarrolla con muchos ms personajes que
en la actualidad; lo cual hace entrever una burda adaptacin del texto
original. Hay que aadir, adems, que no cuidaba la interpretacin ni la
escenenificacin; de ah la queja llena de irona del autor de la crnica
citada, a la que se sum la del Ayuntamiento en aos posteriores
pidiendo que no se celebrara el Prendimiento, si no era con la dignidad
requerida. Queda claro con estas notas que el Prendimiento era una
grosera representacin de la Pasin del Seor381. Sobre el tema de
procesionar, tambin hay divergencias reflejadas en el texto antiguo:

381

Si consultamos, Directorio sobre la Piedad popular y la liturgia, BAC-documentos, 2002, o las


normas aconsejadas emitidas por la Conferencia Episcopal espaola de 2005, divulgada incluso por
internet, apreciaremos que el discurso ha cambiado muy poco. Siempre desde la Iglesia se ha
luchado aparte de ser secundada esta lucha por seglares conservadores- por corregir la falta de
severidad en las celebraciones de Semana Santa. Se pide, reiteradamente, que aun haciendo
compatible lo religioso con lo festivo laico, cada manifestacin debe tener su tiempo y espacio
propio. En las exhortaciones del Obispo de la Dicesis de Cartagena, publicadas en todas las
revistas de Semana Santa y dems medios de comunicacin, cada ao se insiste en ello.
Correspondiente a la del ao 2001, don Manuel Urea en el apartado de: Elementos de Religiosidad
popular, dice: La educacin en la oracin se convierte en un punto determinante de vuestra
programacin. Hay una tentacin que insidia particularmente a nuestras hermandades y cofradas
Invertir tiempo y esfuerzo en la oracin. Si no lo hicierais cederais fcilmente a la seduccin de
considerar prioritario lo que no son sino sucedneos. SEMANA SANTA pg.6. Murcia, Cabildo
Superior de Cofradas.

324

Ha terminado la Semana Santa que es la fiesta que con ms


ansiedad y mayor entusiasmo se espera en nuestro pueblo. El orden de
las Hermandades, la colocacin de los Pasos y la distribucin de las
msicas son todos los aos las manzanas de la discordia. Oh,
nuestras autoridades! Qu previsoras!.Y lleg el Domingo de Ramos
y no se hizo la procesin de las Palmas por qu? Porque nadie se
cuid de concretar el precio de la msica, y a ltima hora no hubo
avenencia, y al no haber msica se suprimi la procesin.
La msica, como apreciamos, era primordial y formaba parte
intrnseca de la fiesta, llamando nuestra atencin lo determinante de la
resolucin: y al no haber msica se suprimi la procesin. Es dato a
tener en cuenta, aunque aqu tenga carcter anecdtico.
Antonio Verd, a travs de estos documentos irrelevantes, desde
el punto de vista literario, pero cruciales desde el histrico, ha
proporcionado una informacin interesante que permite recomponer,
en parte, el modo y forma en que se desarrollaban las procesiones en
aquella poca, en el pueblo de Jumilla. En cuanto a los propios
contenidos del texto, reafirman la preocupacin de unos pocos por
dignificar la cultura popular; esto es importante y con frecuencia, en
los textos de estas fechas, se hacen llamadas de atencin sobre el tema.
Incluso podemos, para convencimiento de esta idea, recurrir a las
influencias europeas que llegan a nuestra tierra y en parte activan ese
sentimiento reivindicativo de dignificar lo cotidiano, las tradiciones, lo
ms humilde, lo ms arraigado; ya sabemos que esta corriente se
fortalece desde finales del XIX cuando los intelectuales, los franceses
muy en particular, toman consciencia de esta situacin -que la estiman
como trascendente-. Despus se extenderan y se trataran con carcter
institucional al ser consideradas por la UNESCO muchas de estas
manifestaciones socioculturales de carcter popular Documento
Inmaterial de la Humanidad.
1884. Correspondencia. Diario de Murcia.
El tema no es especficamente de la regin murciana, sino de toda
Espaa; ms por tratar de tradiciones de la Casa Real espaola,
consideramos que este texto ejerce como arcaduz que canaliza estos
chorros costumbristas hasta hacerlos llegar a nuestra tierra. Se trata de
la tradicin de visitar los Monumentos Jueves Santo en la tarde.

325

Es acto religioso y castizo en nuestra Semana Santa. Tal


costumbre se inicia con Felipe IV que comenz a practicarla en las
iglesias del entorno de su residencia. Desde entonces l y los monarcas
sucesivos han hecho otro tanto. Tambin Felipe V y sus descendientes
continuaron la tradicin.
La costumbre se extendi desde la casa real a las gentes de toda
Espaa. En 1868 los nazarenos vestidos con tnica, hacindose
acompaar por damas vestidas de negro, teja y mantilla, secundaron el
hecho al que se le conoce como rezar las estaciones382. Estos actos
son muy queridos por las familias cofradieras y constituyen una de las
estampas ms tpicas de Jueves Santo. En El Diario de Murcia, en el
apartado de: correspondencia (11 de abril de 1884) se cuenta lo
siguiente:
A las cuatro de la tarde y con el aparato ceremonial de
costumbre, ha salido la familia real a visitar los Monumentos,
acompaados de miembros de su servidumbre y personajes de la
corte. Tradicional es en nuestros reyes consagrarse en la Semana
Santa a los piadosos ejercicios propios de la misma, y tradicionales
son las fiestas religiosas del Jueves y Viernes Santo que se celebran en
Palacio.
Desde Carlos V hasta nosotros la edificante ceremonia del
Lavatorio y comida de los pobres se verifica con casi idntica
solemnidad. Doa Cristina de Borbn, introdujo la costumbre de
tomar parte en la ceremonia teniendo a su cuidado la asistencia de
doce pobres mujeres. Desde entonces viene hacindose as, ayudando
al monarca en el piadoso acto los gentiles hombres de cmara, y a la
reina sus damas.
Esta accin de la Reina Cristina no ha tenido continuidad, ni
siquiera en las primeras damas de cada ciudad. Todo el protocolo sobre
la Monarqua, destituida por la segunda Repblica en 1931, qued
derogado en dicha fecha; con ello quedaron zanjadas una serie de
tradiciones, como la expuesta, que ya no se han recuperado.

382

El uso masivo de la mantilla hizo que la de blonda y encaje fuera prenda estimada. Las hicieron
clebres las encajeras de Almagro y Catalua. En el siglo XIX pusieron de moda la mantilla de
encaje dos mujeres espaolas: La reina Isabel II y Eugenia de Montijo. Anterior a las fechas de
1868 la mantilla sola ser de tafetn, bayeta o pao. Se sabe que usaban la mantilla larga desde el
siglo XVII y que la llevaban, preferentemente, las mujeres de mal vivir. LASHERAS, Francisco
Miguel. Peineta y Mantilla. ECOS DEL NAZARENO. Cartagena 2002.

326

Lo cierto es que a los pobres, la Corona, les prestaba unas


atenciones particulares de carcter humanitario, muy encomiables, y lo
importante era que, al margen de la buena imagen que pudieran dar los
reyes con estos actos, es lo cierto y verdad que en Semana Santa
muchos pobres reciban ayuda porque esto, merced a la costumbre de
la casa real, se repeta con los primeros mandatarios y sus esposas en el
resto de iglesias de toda Espaa.
Antiguamente, en tiempos de Carlos II, por ejemplo, los pobres
coman y el sobrante se lo llevaban a sus casas. Hoy se sientan a la
mesa, se les ponen delante los platos por los mismos reyes, y sin
probarlos, se van recogiendo y guardando en grandes bananas383 que,
concluida la ceremonia suelen vender los pobres a buen precio.
Otro hecho de raigambre real, que parece ser que fue iniciado en
tiempos de Carlos I, es la de liberar a un preso la tarde de Jueves Santo.
Costumbre que el presente texto no aclara cundo se inici, pero s lo
ubica en hispanoamrica hacia el siglo XVI. El origen de este episodio
se basa en el protagonizado por el propio Jesucristo. El Pretor, en
aquellos tiempos, pona en libertad a un preso; Pilatos, gobernador
entonces, dijo: Sabis que tengo la costumbre de soltar un
encarcelado en la fiesta de los zimos seleccionado entre dos384.
Precisamente en aquella ocasin esos dos eran, Jesucristo y Bar
Rabban, ste, en prisin por una muerte que hizo con motivo de una
sedicin. Consultado el pueblo sobre a quien queran que se pusiera en
libertad, si al Nazareno o a Bar Rabban, ste fue el elegido.
Desde cuando data este episodio traspolado a la cultura cristiana,
no disponemos de documento que lo confirme. El autor del que
tratamos cuenta que:
En los oficios de Viernes Santo al adorar la Cruz, el seor
patriarca de las Indias, ofreciendo a S. M. en una bandeja de oro un
expediente de indulto de pena capital, le dijo: Seor, perdonis a
este reo para que Dios os perdone?. Y el monarca, con voz clara y
sonora, contest: Que Dios me perdone, como yo perdono, poniendo el
rey la mano sobre el legajo. El reo favorecido por la prerrogativa
regia se llama Antonio Alvira Algarate, de veintiun aos de edad385.
383

Banana es un fruto tropical, pero en nuestros pueblos tambin se designaba con este nombre a las
banastas, especie de cestas de mimbre, redondas, con tapadera, que serva para guardar comestibles
y animales de abastecimiento domstico.
384
Los Evangelios Apcrifos. Pg. 413.BAC.Madrid, 1996.
385
Este episodio se da como iniciado por el rey Carlos III, cuya historia y fuente correspondiente
se ofrece en el captulo II; un resumen de ello es que surgi por una rebelda de unos presos que no

327

La prensa de Murcia, es obvio que constituye una de las fuentes ms


sustanciosas para construir la historia de la cultura cotidiana de carcter
local. Esta es una de sus grandes aportaciones.
1898. Jos Po Tejera. Aniversario Murcia386.
El Diario de Murcia del da nueve de abril de 1898, publica el
presente artculo, retrico, con gran carga literaria y emotiva, propio de
la poca y del particular estilo del autor, que se confiesa uno de tantos
que cruza calles que le permitan ver desde varias de ellas la procesin
de los Salzillos, a la que califica como la mejor entre todas las
celebradas en Espaa en los das de Semana Santa.
Tambin aporta una noticia que contemplada a la distancia que
nos marca el paso del tiempo ha alcanzado un peso especfico; se trata
de la visita a Murcia de don Marcelino Menndez Pelayo,
acompaado de su distinguida esposa. Sobre la procesin en s, y este
espectador en particular expone:
Majestuosa y soberanamente hermosa, como todos los aos, la
procesin del Viernes Santo en la maana a la que por virtud de sus
preciossimas bellezas esculturales, nunca en modo alguno podrn
igualar no solo las dems procesiones que salen en Murcia, pero ni
an otra alguna de cuantas pomposas y solemnes se celebran en toda
la devota Espaa durante los das de Semana Santa.
Hace ya ms de siglo y medio que viene siendo contemplada por
los murcianos, tal y como en la actualidad luce en la esplndida
maana de tan magnfico da, y siempre es admirada de ellos con el
mismo ferviente entusiasmo, con la misma fruicin interna, con la
misma delectacin ahincada y con el mismo palmo de embelesada
boca abierta llena de satisfaccin y patrio orgullo, que hubieron de
sentir y poner el da en que tuvieron la fortuna de echrsela por vez
primera a la cara; cada cual, se entiende, segn sus aos de razn, y
yo, por consiguiente, conforme a los cincuenta y los que ya cuento, no
aceptaron que la procesin de Jueves Santo en la noche las autoridades decidieran supenderla; ellos
rompieron las vallas de la prisin y se escaparon, desfilaron portando la imagen y terminado el
evento regresaron a la crcel. El rey al conocer el episodio concedi que cada ao ese da se
liberara a un preso. Es un mismo hecho impulsado por dos periodos diferentes en la monarqua
espaola, e incluso perteneciendo ambos a casas reales distintas, pues mientras Carlos I es de la
Casa de los Austria, el segundo, Calos III, pertenece a la de los Borbones
386
PO TEJERA, Jos. Aniversario. El Diario de Murcia. 1898. 9 de abril. (n. 7629)

328

habindome cansado nunca de gozarla y ms gozarla y aun de atajarla


y ms atajarla por las calles y plazas de la ciudad cristiansima, en
donde ostenta el curso de su brillante carrera, bien que no ya con la
misma agilidad de piernas de aquellos felicsimos das de mi llorada
infancia en que hube de descubrir el secreto de poder repicar e ir en
las procesiones.
Espectculo para m tan grande que, de veras, digo es una de las
poqusimas cosas que en la hora de mi muerte, sentir dejarme ac en
el mundo para el disfrute de otros; y dicho sea esto con perdn de la
absoluta belleza increada, infinitamente en todo superior a toda
excelsitud, a toda perfeccin y a toda hermosura humana.
Este ao ha ofrecido una novedad, o, por mejor decir, ha tenido
una nueva dicha de ser contemplada por uno de los espaoles ms
inteligentes y autorizados en materias de Arte bello y de ardua ciencia
esttica; por uno de los espaoles ms esclarecidos en el cultivo
asiduo y fecundo de la docta literatura y de la alta crtica; por uno de
los espaoles ms profundamente versados en cuestiones de gusto
artstico y literario, el eximio don Marcelino Menndez Pelayo, que es
ya una gloria nacional que podr conseguir por el mismo galardn
para nuestro tambin eminente escultor Salzillo, quien no obstante sus
indisputables mritos de superior calidad, todava no es ms que una
gloria murciana, por causa, nicamente de no ser aun conocidas de la
mayora de los espaoles, sus admirables y maravillosas producciones.
Estima Po Tejera que la verdadera dimensin de la presencia del
ilustre espectador es el que despus plasmara sus impresiones sobre la
dicha procesin, dndonos a conocer su opinin sobre Salzillo.
Efectivamente, don Marcelino reconoci estos pasos y lo dej
plasmado en su obra387.
Sobre si fue mejor o peor el aislamiento que artsticamente
envolvi a Salzillo, al que tambin alude Po Tejera, ni siquiera el
tiempo lo puede explicar. La divulgacin de su obra hoy en da es
episodio superado ya que cuenta con exposiciones de mbito
internacional, y las de carcter nacional han sido masivamente
visitadas. Si su arte se purific por ello, o no se desarroll en todas sus
posibilidades, ser siempre una interrogante
387 SNCHEZ MORENO, Jos. Vida y obra de Francisco Salzillo. Pg. 92, dice: Tambin la
ponderacin se ha usado al hablar de Salzillo, como hizo Menndez Pelayo al sealar que nuestra
tradicional y realista escultura en madera tuvo su verdadero renacimiento en el siglo XVIII en las
innumerables obras del murciano Salcillo, llenas de poder y de vida a su manera. Este prrafo est
extrado de: Menndez Pelayo, Marcelino. Historia de las ideas estticas, T, III, pg. 552.

329

1896. Jos Po Tejera. Va Crucis Diario de Murcia388.


En la prensa de Murcia, desde 1940 hasta 1970,
aproximadamente, se percibe una diferencia abismal en el tratamiento
dado a los temas religiosos, que en los aos sealados es menos
profuso. Con anterioridad a estos aos durante la cuaresma se
anunciaban una relacin de libros orientados a meditar sobre La Pasin
de Cristo, anuncio y oferta que constatamos que ya se haca desde
finales del siglo XIX389.
En la actualidad esta confesionalidad reflejada en los medios de
comunicacin pblicos es rechazada por muchos y se le considera,
adems, hecho obsoleto. Este tipo de pequeo libro del que habla el
presente texto, volvi a ser incentivada su comercializacin desde
finales de los aos treinta y hasta finales de los cuarenta, en los que
abundaban en las libreras, aunque paulatinamente fueron
despareciendo de estos establecimientos.
El Va Crucis, que de ello tratan estos pequeos libros a los que se
refiere el autor, y hemos aludido en el prrafo anterior, estaba incluido
en los Misales de uso para seglares. Rezarlo es costumbre muy
arraigada. Sobre este rezo tradicional y los libros que lo divulgaban
dice Po Tejera390:
Aunque algo extemporneamente, ms no del todo fuera de razn,
por estar como estamos en los principios de la Santa Cuaresma, vamos
a permitirnos hoy el gusto de recomendar a nuestros lectores el
precioso librito de los Sagrados Pasos de la Pasin de Nuestro Seor
Jesucristo que nuestro excelente amigo D. Jos Martnez Tornel tiene
impreso y puesto a la venta en la redaccin de este peridico desde el
ao 1890.
Los dichos Santos Pasos de este Va Crucis son con efecto y como
dice bien su ilustrado editor en la curiosa Advertencia que los precede
388

PO TEJERA, Jos P. Va Crucis. Diario de Murcia, domingo 23 de febrero, 1896.


La Librera de Miguel Martnez Tornel y Olmos viene anunciada en el peridico El Noticiero
de Murcia (17-12-1879. Pg. 3). En la relacin ofrecida figuran 170 libros y un 75% son
religiosos. Esto en Cuaresma aumentaba. Si cotejamos la prensa de los aos cuarenta, cincuenta y
sesenta, veremos que sigue ocupando lugar preferente el anuncio de libros sobre el Va Crucis, pero
cada vez menos, ser a partir de 1976, ms o menos, cuando es apreciable que esta propaganda ha
ido desapareciendo paulatinamente casi por completo.
390
Disponemos de una lista de libros anunciados en fechas de Semana Santa, en ella se anuncian
170 ttulos, de los cuales slo 25 no son de temtica religiosa. Entre ellos hay ttulos tan explcitos
como: Documentos para tranquilizar las almas. Despertador eucarstico. Despertador cuaresmal.
389

330

los que podemos llamar clsicos, los ms antiguos, y los que estn
escritos, con mejor, ms castizo y ms hermoso castellano: los ms
antiguos, s; los que rezbamos cuando nios guiados por nuestras y
celosas madres; los en Murcia nicamente conocidos y ejercitados
hasta la hora menguada en que gentes de un gusto estragado dieron en
echarlos a perder queriendo mejorarlos con ediciones, supresiones y
enmiendas subversivas; los que, en fin, el de buena memoria el
venerable anciano profesor de primeras letras D. Juan Trigueros nos
haca aprender en su ejemplar escuela para rezarlos luego, coram
pblicum et in chorum parvulorum, en los histricos de Santiago y
tarde de los viernes quadragesimales.
Don Po expresa con irona su pesadumbre y se rebela ante lo que
define como gusto estragado. Pero lo que interesa aqu es constatar
que a lo largo del tiempo se repite el sentimiento de rechazo, y
posiblemente de frivolidad, a las prcticas cristianas391. No es, por
tanto, este hecho, como se suele escuchar, patrimonio de los tiempos
presentes. Conforta para los cristianos practicantes que ante tal tipo de
agresiones la religiosidad popular ha reaccionado siempre con
entereza.
Hemos intentado encontrar un ejemplar del va crucis de
referencia, pero no lo hemos logrado. Seguro que duerme en las baldas
del archivo de algn biblifilo. Vamos a ofrecer la parte que en el
presente texto refleja Po Tejera, suficiente para captar su inters:
Y cmo no sentir molesta indignacin en ojos y orejas, al ver
oir en los modernos devocionarios alterada la redondilla, por ejemplo,
de la sptima estacin?

391

En estas fechas el Gobierno de Espaa lo presida D. Antonio Cnovas del Castillo, liberal
conservador, catlico practicante, hombre culto que se estima en unos 30.000 ejemplares la
biblioteca que posea; esto, obviamente, no era impedimento para que se produjeran las situaciones
comentadas. Reinaba Alfonso XIII, persona tambin catlica practicante, pero esa rebelda por parte
de algunos sectores de la sociedad debemos entenderla, pues los nimos reinvidicativos de los
obreros estaban a flor de piel y, como la Historia nos ha legado, en el colectivo obrero han sido
frecuentes entre sus reivindicaciones sociales y laborales luchar por la anulacin de las prcticas
religiosas. En las fechas de las que trata el texto de referencia se haba aprobado la Asociacin del
Movimiento Obrero. El Papa Len XIII en 1891 haba publicado la Encclica Renum Novarum, en
la que condenaba el socialismo pero incentivaba los derechos laborales de los obreros. El Sufragio
Universal haba sido aprobado en 1890. La sociedad haba alcanzado logros significativos en pocos
aos. Estos acontecimientos se reflejan quizs, ms que en ningn otro apartado, en la religiosidad
popular, en las actitudes de ese pueblo obrero que es el gran seguidor de las tradiciones, sobre todo
cuando es abanderado por las mujeres. Alcanza trascendencia que las influencias de las nuevas
corrientes ideolgicas, como eran las socialistas, no mermaran las creencias religiosas, sino que,
slo alteraban de forma pasajera las actitudes, de ah esos cambios en el texto tradicional del Va
Crucis.

331

Tus culpas fueron las causas


y el paso que le rindi;
si en segunda vez cay
en tu llanto no hagas pausa.
Por estas vulgares y ridculas variantes:
Tus culpas fueron las sogas
y el peso que le rindi,
si segunda vez cay
En tu llanto no hagas pausa.
Estos libricos de los Santos Pasos, son los que el Sr. Martnez
Tornel ha resucitado en toda su ingnita pureza para bien de su
piadoso ejercicio y enderezamiento del entuerto que su letra y texto
vena sufriendo hace tiempo. Son estos Pasos, cita el Sr. Tornel, un
prodigio de sencillez sublime.
Jos Po Tejera, no es este sencillo artculo el que lo representa;
l es mucho ms creativo y su lenguaje se caracteriza por la exquisitez
y la elegancia. El mensaje en esta ocasin es la toma de conciencia
social, que le lleva a expresar lo que l estima como cierto grado de
decadencia, tanto en las formas literarias de redactar nuevas versiones
del va crucis, como de actitudes sobre las consideradas buenas
costumbres religiosas propias de Semana Santa. De sus escritos
reflejados aqu, dos consecuencias emanan: una su contundencia al
plasmar que la procesin de los Salzillos es la mejor de toda Espaa, y
la otra que ya en el ao 1876, tambin l demanda sacar del olvido a
Salzillo. Sus quejas rotundas sobre el abandono de la prctica del rezo
del Va Crucis y la alteracin que sufre el texto tradicional expandido
por nuestra tierra est justificado por ser escritor conservador y
defensor de las prcticas religiosas
1899. Joaqun Bguena. Festejos en Murcia. Procesiones392.
Constatamos de nuevo el reconocimiento hacia la obra de Salzillo
y el esfuerzo por sacarlo de ese olvido que padeci hasta unos cien
aos despus de su muerte. Han transcurrido veinticuatro aos desde el
artculo que escribiera Ramn Chico de Guzmn, pero contina la
392

BGUENA, Joaqun. Festejos en Murcia. Publicado en el Liberal de Madrid el 26 de marzo


de 1899. Reeditado en la revista NAZARENOS de Murcia, pg. 15 Cofrada de N.P.J.N. Murcia.
Tambin puede ser consultado el artculo de DEZ DE REVENGA, Francisco Javier, en el que
realiza un estudio sobre el ya citado de Bguena, y que titula: La Procesin y Salzillo en 1899
publicado en la revista NAZARENOS pg. 33 (2003).

332

labor de los intelectuales murcianos que sienten la responsabilidad de


enmendar el injusto trato dado a Salzillo hasta entonces.
Joaqun Bguena (1866-1921) es murciano, historiador,
investigador y escritor, contemporneo de don Javier Fuentes y Ponte y
de don Pedro Daz Cassou. Los tres se distinguen por los estudios que
realizaron del pasado de Murcia; trabajos que hoy constituyen una
valiossima fuente de nuestra historia393.
En este texto el autor realiza un resumen de la vida del escultor a
travs de los pasos de la cofrada de Nuestro Padre Jess de Murcia.
En opinin de don Francisco Javier Dez de Revenga, Bguena public
este artculo en el peridico madrileo porque lo que pretende en
primer lugar es dar a conocer ante los lectores de la capital de Espaa
la ya entonces incomparable procesin de la maana de Viernes Santo,
las obras del genial Salzillo y las cualidades peculiares que distinguen
nuestro desfile procesional, entre otros muchos de Espaa, con la
intencin de sacar del olvido y del desconocimiento a Salzillo y a su
obra394. El texto de Bguena dice:
Con motivo de las fiestas de Semana Santa y Pascua Florida que
se preparan en la ciudad de Murcia, no creemos fuera de ocasin
manifestar que, en el programa de festejos, aparte de muchos
espectculos profanos de varia ndole, figura un nmero religioso que,
por s solo, merece el agradable sacrificio de pasar unos das en
aquella ciudad que, a orillas del Segura, brinda y ofrece un clima
suave y apacible, hermosos panoramas en los que recrear los ojos,
casinos, teatros y otros lugares de regocijo.
Aludimos a las procesiones en general, y, particularmente, a la
famosa procesin de Viernes Santo compuesta de efigies y grupos
escultricos; pasos como se llaman en la localidad, del insigne y
nunca bastante alabado escultor Salzillo, artista cuyo nombre ha
permanecido hasta hace poco tiempo en cierta obscuridad y olvido
injustsimo y para el que suena ya la hora de una justa reparacin
gloriosa, aunque tarda.
Dar a conocer la obra de Salzillo fuera de Murcia en estas fechas
es ya una prioridad. A este respecto Prez Crespo en, NAZARENOS
pg. 73-74, Murcia 2004, con el ttulo de: El Beln, un juguete de
393

Son emblemticos los libros: DAZ CASSOU, Pedro. Pasionaria Murciana;


PONTE, Javier, La Murcia que se fue.
394
NAZARENOS Pg. 33. Cofrada de Nuestro Padre Jess. Murcia, 2003.

FUENTES Y

333

ancianidadcuenta lo siguiente: A principios de enero de 1877


anunci su visita a Murcia el rey Alfonso XII, realizndose sta el 23
de febrero del mismo ao. Acompaaron al rey, Antonio Cnovas del
Castillo, presidente del Gobierno, y Jernimo Torres, den de la
Catedral de Murcia. Se reunieron en la grandiosa iglesia de San
Agustn las mejores efigies de Salzillo para que el rey y su comitiva
pudieran contemplarlas.
Entre este grupo de personalidades iban, Laurent Roude y sus
hijos, que hicieron numerosas fotografas y grabados de gran tamao a
las esculturas de Salzillo. Con las copias que obtuvo de ellas la casa
Laurent de Madrid, y las fotografas realizadas por los murcianos
Bolarn y Juan Almagro, se promocionaron por vez primera las
esculturas de Salzillo, tanto a nivel nacional como internacional, al ser
reproducidas por los principales peridicos nacionales y europeos.
Tras esta incursin del cronista Sr. Prez Crespo, retomamos los
comentarios de Bguena:
La Cofrada de Jess fue fundada en 1600 gobernando la dicesis
de Cartagena el obispo D. Juan de Ziga; a mediados del XVIII
comienza a lucir para esta respetable corporacin sus das de gloria y
fama envidiables debidos a la constancia y esmero con que cumple su
principal misin, cual es organizar en la maana de Viernes Santo
una procesin, cuyos pasos de distintos autores al principio,
cedidos luego o destruidos en el andar del tiempo, se componen desde
la fecha antes citada de obras de Salzillo, excepcin hecha de la
imagen de Jess, atribuida a Juan de Rigusteza395, figura lgubre y
medrosa, pero de positivo mrito y acentuadsimo carcter de poca.
A este prrafo se refiere don Francisco Javier Dez de Revenga en
la revista ya citada pg. 33, Murcia 2003, en la que aclara el error sobre
el apellido Rigusteza con las siguientes palabras: Posiblemente
debamos a Joaqun Bguena, y a este artculo, la mala transcripcin
del apellido de Juan de Aguilera, autor de la obra de Nuestro Padre
Jess, por el falso de Rigusteza, que durante muchos aos fue el
habitualmente utilizado por historiadores y cronistas. No conozco
ninguna fuente anterior a 1899 en la que aparezca el nombre de
Rigusteza. Corregido debidamente el error de trascripcin, no restamos
mritos y entusiasmo al artculo que Bguena que escriba con la sana

334

intencin de atraer a sus lectores madrileos a las procesiones de


Murcia396.
La vida ntima de Francisco Salzillo es poco conocida, y en
aquello que sabemos no hay base en qu fundar las indiscreciones
histricas tan al uso; vive en su patria de la que no sali jams, la vida
serena y acomodada del artista de reputacin y caballero sin tacha, en
un hogar perfumado por las ms austeras virtudes: buena vida y santa
muerte; sobre su tumba, en la iglesia de las Madres Capuchinas,
pudiera esculpirse la famosa frase: Goz del respeto pblico.
Interpretamos que la frase de: indiscreciones histricas, aluden a
la censura que sufri Salzillo sobre el por qu de su aislamiento,
fundamentada, ms que por documentos hallados, por intuicin.
Bguena deja en descanso el tema y se centra en la obra de Salzillo y
sobre algunos de sus pasos se expresa as:
Entre las obras maestras de Salzillo descuellan en primer
trmino, siguiendo el orden en que van en la procesin, La Oracin
del Huerto y La Cada en las cuales se dividen las opiniones de
crticos y aficionados. El Cristo, ligeramente sostenido por un ngel,
aparece derribado sobre las rodillas, con los brazos cados en seal de
desaliento y zozobra de la carne; en su rostro brilla hondsima tristeza,
templada por la ms sublime resignacin; el ngel que es de
arrogntsima, indefinible y severa belleza, a pesar de la morbidez y
finura de sus contornos, seala con el dedo el cliz de la amargura.
El cliz es pieza de hondo significado y sera conveniente una
mnima explicacin: En el simbolismo medieval representa la tumba de
Cristo. Su uso se inici en el siglo IV, probablemente por la comodidad
de servirse de l en la misa de los presantificados. Antes de esta fecha
se utilizaba un copn, que fue sustituido por el cliz. (Righetti. H de la
Liturgia, pg.799). En los Oficios de Semana Santa el celebrante
despus de haber puesto la hostia consagrada en un amplio cliz, la
lleva procesionalmente a una capilla, cerrndola en el tabernculo o en
una custodia anloga preparada para este fin.
El paso de la Cada, uno de los ms conmovedores y dotado de
una puesta en escena muy efectista, es descrito aqu de la siguiente
manera:
396

En la revista NAZARENOS, pg. 105, (2003), TORRES FONTES, Juan, escribe el artculo
La imagen de Jess Nazareno, explicando con minuciosidad el proceso de realizacin y la
intervencin precisa que en ella tuvo Juan de Aguilera (el apellido ya lo da corregido); tambin
facilita los costos econmicos que ocasion.

335

A no menos altura raya la inspiracin de Salzillo en el paso de


La Cada; la figura de Jess, lvido, polvoriento, demacrado, todo
respirando angustia y tribulacin parece con su ademn y sus
vidriados ojos, enrojecidos por el llanto, invocar la piedad suprema
para los que ms duramente le maltratan y escarnecen.
(Slo hemos seleccionado La Oracin del Huerto y La Cada,
por estimar que son obras particularmente admiradas por el pblico)
Joaqun Bguena en este artculo sigue el mismo esquema que
Chico de Guzmn. Si recordamos, el primero plasmaba el supuesto
epitafio que debera figurar en la tumba de Salzillo y que era: Aqu
YACE el ltimo escultor Bguena hace otro tanto pero su epitafio
dice: Goz del respeto pblico. La idea central en ambos es sintetizar
la personalidad del escultor a travs de su obra, pasando con ello a la
posteridad. En definitiva ambos textos, escritos entre 1875-1899, lo
interesante es que inician la crtica histrico artstica sobre Salzillo,
muy presente entre los estudiosos del tema desde finales del siglo
XVIII, que se conoci el trabajo de Wikelmam.
(Recordemos que a finales del XIX, impresionistas,
expresionistas, simbolistas y cubistas sobre todo, revolucionaron los
conceptos de Arte logrando transformar sus bases estticas y
filosficas que generaron una autntica revolucin sociocultural. De
alguna forma al ejercer crtica sobre la obra de Salzillo en estos
artculos comprobamos que no interfieren estas corrientes)
Es cierto que La Semana Santa, en su conjunto, como tal
manifestacin artstica qued preservada de las influencias de las
nuevas vanguardias, pues su estudio se centraba ms en cmo
sorprender al espectador y transmitirle piedad. Estos movimientos
artsticos no prestaban atencin a la escultura pasionaria que sin duda
se la catalogaba como local y devocional. Salzillo ha sido despus de
su muerte cuando su obra ha acaparado atencin por parte de algunos
intelectuales que han ejercido como crticos de Arte. Su escultura ha
sido considerada como autntica catequesis para los creyentes. Su
finalidad fue luchar por la divulgacin y reconocimiento de su arte.
Desde esa ptica son singulares y meritorios los trabajos de Chico de
Guzmn y Bguena.
Una nueva dimensin cultural ceida al mundo de los desfiles de
Semana Santa se posicion, compartida con los periodos intermitentes

336

de secularizacin, iniciados durante el reinado de Carlos III, que en


determinados aspectos dan la impresin de crisis en las creencias y
prcticas religiosas. Se aprecia en los textos escritos en estas fechas
que el arte pasionario qued ajeno a estas influencias anticlericales que
los ilustrados trataban de imponer; por el contrario el efecto real fue el
que se produjeron abundantes obras y, como en el caso de Salzillo,
nicas e irrepetibles y de significativa conexin con las gentes.
Las alusiones al respecto de Jos Po Tejera cuando habla del
libro del Va Crucis, nos resultarn explcitas; por ello concluiremos
que el mensaje redentor de la Pasin fue vital, a pesar de
acontecimientos escisionistas, secularizadores, o vanguardistas.
Asistimos sin duda- a una actitud de reflexin sobre la gracia a
travs de la imaginera pasionaria, que, por otro lado, se complementa
con el estudio de las iniciadas ciencias de la sociologa que aportan
otras iniciativas. En esta reflexin no podemos dejar de mencionar las
nuevas visiones de Sigmund Freud y de Darwin que crean novedosos
pensamientos y que hacen replantear las concepciones tradicionales,
muy en particular las de carcter teolgico. Las nuevas formas del Arte
y las corrientes filosficas quizs sean el punto de mayor contraste al
estudiar la obra de Salzillo en el siglo XIX y XX, as como de la
imaginera pasionaria en general.
Lo ms considerable es que todos estos acelerados cambios dan
paso a una nueva va de matizaciones de gran riqueza, desde el punto
de vista antropolgico, que deseamos sea clara a travs de estos textos,
portadores de una idiosincrasia cargada de religiosidad.
Centrados en el texto comentado, lo que queda claro es que Chico
de Guzmn y Bguena, son fiel ejemplo de mirar hacia Salzillo como
murciano genial que supo ver y reproducir una visin encarnada de la
espiritualidad murciana.
3.2 TEXTOS PUBLICADOS EN DIVERSOS MEDIOS (19001936)
1902. Fiestas Religiosas. Diario de Murcia397.
Es estimable la fuente histrica en la que han quedado convertidas
estas crnicas de aejas fechas, cuya lectura en estos momentos resulta
entraable, siendo adems certezas de cmo se celebraba la Semana
397

Diario de Murcia. Editorial. 25 de marzo, 1902. P 2.

337

Santa en esos tiempos. Sobre el tema de la Pasin disponemos de obras


literarias tan valiosas como el Poema del Cid, siglo XIII, que narra la
Pasin de Cristo, su Gloriosa Resurreccin y algunos de sus
milagros398. El Poema Vida de Cristo de Fray Iigo de Mendoza,
franciscano (1425-1507), o Lucas Fernndez (S. XV) que escribi
Autos Sacramentales que comprenden cinco piezas, entre ellas Auto de
Pasin y Auto del Descendimiento399. El sevillano Juan de Padilla,
cartujo, que escribi unos versos tan hermosos como son estos:
Mostrara su cara color difunto
la carne mora, el sentido,
el pecho sonaba con ronco latido,
los ojos abiertos, la vista turbada
y llena de sangre la boca sangrada,
fros los pies y su pulso perdido
Lope de Vega que escribi una hermosa poesa titulada Ecce
Homo. Cervantes sin embargo, en el Quijote, no introduce ningn
pasaje sobre Semana Santa (Habla de una procesin de encapuchados,
que no de nazarenos, y en otro pasaje dedica un poema a la Virginal
Santa Mara Virgen). Caldern de la Barca escribi Que expira el
Cielo, versos de pensamiento teolgico que son hermosos Salmos.
Gabriel y Galn en el siglo XIX nos dej La pedrada. Unamuno nos
leg su poema Cristo de Velzquez. Gabriel Mir escribi la erudita
obra Figuras de la Pasin del Seor y Jos Mara Pemn La Pasin
segn Pemn; los dos ltimos en el siglo XX.
Sobre publicaciones en la actualidad es importante la proliferacin
de revistas editadas sobre Semana Santa. Todas son interesantes por las
recopilaciones ofrecidas. Este medio no es nuevo, como ha quedado
claro con respecto a Jumilla, que ya editaba un folleto informativo en
1884, y revista de Semana Santa desde el ao 1928400.
En estos momentos podemos decir que no hay cofrada pasionaria,
por humilde que sea, que no cuente cada ao con la edicin de revista
propia. Pero vayamos a la prensa de 1902, una de las fuentes ms
398

Este Poema parece ser que lo escribi un Juglar de Medinaceli, tal vez hacia 1140, cuando ya
haca cerca de cuarenta aos de la muerte del Cid Campeador. En el siglo XVIII es cuando se
publica gracias al hallazgo que del mismo tuvo Toms Antonio Snchez
399
En Murcia estas obras de Lucas Fernndez estn muy divulgadas por ser escenificadas cada ao
durante la Cuaresma en numerosos pueblos de la Regin por la Compaa de Teatro Tespis
segn la adaptacin que de estos textos hizo en 1997 Lorenzo Piriz-Carbonell.
400
GUARDIOLA TOMS, Lorenzo, en su libro: Historia de Jumilla, pg. 382, dice que: Con
objeto de mantener vivo el entusiasmo de los jumillanos por la Semana Santa, han aparecido a lo
largo de los aos infinidad de revistas, cuya edicin fue patrocinada por el elemento oficial.

338

preciadas en estos tiempos, en ellas se publicaban muchas noticias


acerca de la semana Santa, no slo murciana sino de toda la regin:
El domingo comenzaron en esta ciudad las fiestas religiosas con
la solemnidad de las Palmas en todas las parroquias401. La primera
procesin penitencial ha salido a las cinco de la tarde desde San
Bartolom. Es la procesin de los azules que recorri ordenadamente,
su corta carrera. Se pudo contemplar, de nuevo, la sencilla efigie del
Angel y el preciossimo grupo de la Virgen de Las Angustias402. Abra
la marcha la banda de Raya403; seguan entre los pasos nazarenos con
401

El origen de la procesin de los ramos hay que buscarlo en las costumbres de la iglesia de
Jerusaln en el siglo IV. La entrada triunfal de Cristo en la ciudad santa, que se cumpli segn la
profeca de Zacaras (9,9), haba sido considerada desde el siglo II como una de las ms grandes
afirmaciones de su mesianidad; motivo por el cual al conmemorar en Jerusaln su recuerdo no tena
una razn histrica, sino un carcter apologtico singular. Refiere la peregrina Egeria que en la
dominica anterior a la Pascua, a la hora sptima (alrededor de las trece horas), el pueblo, con el
Obispo, se reuna en el monte de los Olivos, entre las baslicas Eleona y la Imbomon o de la
Ascensin. Comenzaban a cantar himnos y antfonas, intercalados con lecturas escritursticas y
oraciones; despus a la hora undcima (alrededor de las diecisiete horas), ledo el evangelio que
describe la entrada de Jess en Jerusaln, se levantaban todos y, teniendo en sus manos ramas de
olivo y de palmas, entre el canto de himnos y salmos alternados con el estribillo Benedictus qui
venit in nomine Domini, descendan procesionalmente con el Obispo a la ciudad. Se iba as hasta
la iglesia de Anastasis, donde se terminaba la funcin con el canto del oficio lucernario. Ninguna
alusin se hace a una bendicin de los ramos. Con el tiempo el pintoresco rito hierosolimitano
creci en importancia y en solemnidad, porque en el siglo VI eran cinco las estaciones en las cuales
se paraban durante el recorrido, y otras iglesias orientales, entre ellas Edesa y Constantinopla, la
haban introducido en su ritual GONZLEZ BLANCO, Antonino. REDOBLE. Pgs 127128.Semana Santa de Helln, 1994.
402
En el captulo II: Semana Santa pueblo a pueblo, figura un resumen de cada procesin. La citada
de los azules, en la actualidad, corresponde a la formada en la iglesia de San Nicols Viernes de
Dolores, mientras que la Virgen de las Angustias desfila Viernes Santo en la tarde y los nazarenos
servitas visten tnica negra con fajn azul. En las fechas de 1902, el Domingo de Ramos, por la
tarde, se sacaba el paso de la Virgen de las Angustias, con los smbolos en azul, y se realizaba un
corto recorrido durante el cual se rezaba el Santo Rosario. Tambin constitua una verdadera
procesin el traslado que se haca de esta imagen desde el convento de las Agustinas a la Parroquia
de San Bartolom y que se verificaba mircoles de Pasin; segn Martnez Tornel en su artculo:
Diario de Murcia de, El Liberal, 18 de abril de 1905, refirindose a este traslado dice que es
verdadera procesin.
403
Popularmente se dice que desde Torre Vieja hasta la Costa Brava, Espaa es musical. Sobre
Msica no se le reconoce a Murcia esta intuicin y sensibilidad, ni apartado cultural; sin embargo a
travs de las marchas pasionarias se podra elaborar una trayectoria de msicos y conciertos de
Bandas musicales que demostrara lo contrario. Curiosamente la palabra procesin deriva del
latn processum, del verbo procedo, que significa adelantarse, avanzar, marchar. Se llama as
porque las procesiones se hacan convocando a cuantos deban de tomar parte en ellas y avanzando
el clero con las cruces, estandartes y coros musicales, a los que segua finalmente el pueblo.
Algunos cantores a estas procesiones las llamaron coros ambulantes. Destacamos que en este
menester Cartagena es pionera. Las cofradas pasionarias de Cartagena, pg. 844. La Msica en
la Pasionaria cartagenera. LANZN MELNDEZ. De esto se colige que la msica, desde
siempre, es parte integrante de las procesiones, hasta el extremo, como est certificado que ocurri
en Jumilla en el ao 1884, que al no disponer de banda de msica se suspendi la procesin. Otro
dato a tener en cuenta es que en Cartagena se conoce la composicin del Miserere Marrajo desde el
siglo XVII. Y en Murcia desde el siglo XIX conocemos el Miserere de Jos Verd. Marchas
pasionarias compuestas por msicos de Cartagena las hay desde 1881 (Eco de Cartagena). De
Lorca es Juan Antonio Gmez Navarro (1877-1916) compositor de Salve a la Reina de los
Dolores, y el famoso msico Bartolom Prez Casas; esto por citar tan solo dos msicos.

339

cruces y cirios, ms el clero parroquial, y cerrando una seccin de


Municipales y la Banda de Espaa.
A la entrada de la solemne procesin en el templo parroquial de
San Bartolom se ejecut por una nutrida orquesta y coro y voces a
cargo de los profesores D. Jos Camilo y D. Rafael Solera, el Stabat
Mater, del inspirado maestro D. Manuel Fernndez Caballero404.
Una hermosa costumbre se ha perdido, y es la de cantar el Stabat
Mater tras el paso de la Dolorosa, como se haca ya desde los
primeros aos del siglo XX405.
Por la noche se celebr en San Antoln la solemnidad religiosa,
estando el templo alumbrado con profusin de luces. El sermn corri
a cargo de D. Pedro Gil, que cant las sublimidades de la Redencin e
hizo resaltar la necesidad de la religin cristiana como nico remedio
para la solucin de los graves problemas sociales que hoy hay
pendientes de resolucin en el mundo; problemas como el de la
cuestin obrera que requiere por parte de los ricos, ms caridad y por
parte de los pobres ms resignacin, virtudes que procura la idea de
Dios y de la eternidad.
Este discurso, de matices sociales-religiosos, es abordado por los
eclesisticos en 1902, pero est presente en los sermones, los cuales
eran ms crticos precisamente en los ofrecidos durante la cuaresma.
Concepto este que queda expuesto en la obra de
MART
GELABERTO, La palabra del Predicador: Contrarreforma y
supersticin en Catalua (siglos XVII-XVIII), pues adems de explicar
el contenido y misin de los clsicos catecismos publicados en el siglo
XVI, expone la trayectoria de los Sermones barrocos iniciados en este
mismo siglo, en los cuales ya aparece, junto al discurso teolgico, la
crtica social por la implicacin en la formacin religiosa de las gente.
Podramos realizar una lista de destacados msicos murcianos slo de los correspondientes a los
siglos XIX y XX.
404
El prximo ao 2006 se celebrar el centenario de Manuel Fernndez Caballero. La Academia
de Bellas Artes de Santa Mara de la Arrixaca, de Murcia, tiene previstos varios actos
conmemorativos, uno de ellos la interpretacin del Stabat Mater de este autor murciano.
405
MARTNEZ TORNEL, Jos, en El Liberal (28 de abril de 1907), habla de la procesin de
Mircoles Santo (Coloraos) en la que relaciona la numerosa presidencia que la cerraba, pues iban en
ella representantes eclesisticos, del Ejrcito y Civiles. Al final de esta noticia comenta: Abra la
marcha la msica de la Banda de Raya,g que luca un buen uniforme, y la cerraba una banda de
Murcia. Un coro delante de la preciosa Dolorosa cantaba el Stabat Mater. El mismo periodista en
el Liberal de Murcia de 25 de marzo de 1902, dice: Despus de la procesin del Domingo de
Ramos, una vez entrada en San Bartolom La Virgen de las Angustias, una nutrida orquesta y coros
interpret el Stabat Mater de Fernndez Caballero; fueron los tenores D. Jos Jover y D. Jos
Celdrn, y el bajo D. Eduardo Medina.

340

Cada ao en las vsperas de Semana Santa, en las exhortaciones


del Obispo de la Dicesis de Cartagena, aparece de forma discreta
algn prrafo expreso sobre planteamientos sociales-religiosos. En el
correspondiente al ao 2003, que ahonda ms en la piedad popular,
precisa la misin social y religiosa que conlleva ser cofrade.
As tambin varios han sido los Papas que en distintas encclicas
tambin han abordado este tema406. Sigue siendo vital la idea teolgica
de justificar el sufrimiento del hombre en analoga con el de Cristo,
para alcanzar la redencin; pero tambin lo es una actitud crtica ante
las desigualdades entre las gentes y la generosidad de los que pueden
ms, a favor de los que pueden menos. La Iglesia sigue esforzada en
buscar equilibrio social a travs de los postulados religiosos, aunque su
voz parece ser que llega ms bien poco al mundo obrero.
Termina esta crnica con un tema que entonces ya era candente,
como lo sigue siendo ahora, el de la discusin eterna sobre nios en la
procesin s o no:
La Ilustre Cofrada de nuestro Padre Jess Nazareno, tiene
acordado en uno de sus ltimos cabildos no permitir que vayan dentro
de la procesin del Viernes Santo nios nazarenos sino es delante del
paso de La Cena e inmediatos al estandarte morado, y esto sin
exceptuar a ninguno.
Este criterio se impuso en todas las procesiones y sigue vigente.
Los nios van en grupo y desfilan los primeros junto al estandarte. Es
uno de los cuadros ms singulares de la Semana Santa, que la mayora
de cofrades opina que no se debe eliminar, pues los nios se forjan
haciendo las cosas que ven hacer a sus mayores. Entenderlas ya las
entendern con el paso de los aos.
Con relacin a los nios tambin se ha perdido la costumbre de
incluirlos en la procesin, bien representando a Jess Nazareno, bien a
la Dolorosa. En las procesiones defilaban unos nios que iban vestidos
con el mismo atuendo que la imagen a la cual acompaaban. Era
chocante ver a una nia de no ms de siete aos vestida idnticamente
a la Dolorosa de Salzillo y desfilar delante de ese trono. Las fotografas
406

Un texto que conecta con el prrafo al que nos referimos es la Encclica Mater et Magistra, de
Juan XXIII; en la pg. 60 habla de las ideologas defectuosas y advierte al lector que: La razn de
este declinar la encontramos en que son ideologas que solamente consideran algunos aspectos del
hombre y, frecuentemente, los menos profundos. Pues no tienen en cuenta las imperfecciones
humanas inevitables, como la enfermedad y el sufrimiento Apostololado de Prensa. Madrid, 1961.

341

que se guardan de ello causan singular sentimiento. Consideramos una


hermosa y entraable costumbre, ahora perdida.
1902. Diario de Murcia. 30 de marzo.
Jos Carmona Ambit, ha escrito un libro titulado Semana Santa
en Murcia siglo XX, editado por el Ilustre Cabildo Superior de
Cofradas de Murcia, 2001, en el que recoge muchas noticias y
novedades sobre las procesiones y las cofradas, publicadas en prensa,
entre ellas la siguiente:
Esta Semana Santa ha sido una de las ms completas que se han
celebrado en Murcia. Sus pasos han resultado grandiosos. La
concurrencia ha sido extraordinaria, tanto que la misma direccin de
ferrocarriles lo ha dicho: En Espaa no hay ms que dos Semanas
Santas, la de Sevilla y la de Murcia. El tiempo, a pesar de lo
prematura que ha sido este ao la Cuaresma, no nos ha hecho
traicin.
En estos tiempos de particular sensibilidad con el agua, choca que
los das de procesiones los cofrades siguen pidiendo que no llueva.
Pero no es este el dato que queremos resaltar, sino los de una carta
escrita en la que se desaprueba el modo de vestir Salzillo a sus
personajes y que dice as407:
Amigo mo: por uno de los ltimos nmeros de su peridico veo
que la Cofrada del Perdn y de la Preciossima Sangre piensan hacer
pasos nuevos. Lo aplaudo... pero antes de cerrar ajuste y
comprometerse con escultor alguno se haga ver un dibujo por persona
que lo entienda. A Salzillo se le puede perdonar que vista sus sayones
de carboneros de Pliego408, sus soldados romanos con coraza y a su
Dolorosa como una seora murciana de su poca409 que va de tiendas,
segn un crtico francs; y hasta Roque Lpez puede dispensarse que
407

Salzillo diseaba los atuendos de sus personajes tanto en vestido como en complementos, e
incluso haca los patrones, que enviaba al taller para su confeccin.
408
Salzillo copiaba de modelo natural para formar los personajes que esculpa. Dicen las crnicas
que uno de los sayones del grupo del Cristo de los azotes, corresponde a un tal conocido como el
carbonero por ser ese su oficio; era natural de Pliego, y lo viste con ropajes desordenados y
anacrnicos.
409
La Dolorosa aludida en la carta que nos ocupa, hemos de aclarar que, efectivamente, Salzillo
incluye en el atuendo de esta imagen una blusa de la que asoma un vivo a la altura del escote y que
corresponde a la blusa murciana que vestan las damas de esa poca, pero el resto de prendas es
precisamente el implantado generalmente para todas las imgenes de esta advocacin, y que se da
como posible que fuera importado de Austria en donde su caracterstica ms destacada es que la
tnica es de color magenta o rosa ms claro y el manto lo es en cin, o azul ms plido.

342

disfrace a la Samaritana410, pero no puede dispensarse, ni perdonarse,


que en pleno siglo XX cualquier escultor se permita estos411.
La carta va dirigida al Director del Diario de Murcia el da 3 de
abril de 1902, en la cual se realiza crtica negativa hacia la obra de
Salzillo por parte de un murciano. En el libro de Jos Snchez Moreno,
Vida y Obra de Francisco Salzillo, pg. 92, figura la opinin que
expres Folch y Torres, que ejerca tambin crtica desfavorable412
1902. Antonio Zozaya. Los Pasos413. Murcia.
El caso de Antonio Zozaya es uno ms en la historia de visitantes
que se interesaron por conocer Murcia y la iglesia de Jess, sede de los
pasos de Salzillo. Este escritor, sorprendido por estas esculturas,
analiza la obra plasmando sus impresiones en este meditado artculo
en el que hay que destacar la llamada de atencin que hace a los
murcianos para que cuiden tan valiosa obra, con los medios adecuados
para salvarla de la ruina y para que Murcia, como pueblo, sienta con
orgullo de raza tan magnas imgenes y autor. As lo expone con toda
contundencia:
Llegar a Murcia y no admirar las esculturas de Salzillo sera
pedir patente de incultura o de indiferencia culpable. Ahora, decir lo
que se ha sentido al mirar esas obras, discurrir acerca de aquello
sobre lo que tantos han discurrido, buscar un nuevo elogio para lo que
ha agotado todo vocabulario encomistico y toda lucubracin
410

Aqu s se da cambio sustancial al vestir a la Samaritana, aunque pensamos que no responde al


concepto de disfraz, pero es cierto que su autor la engalan con vestido primoroso a base de
drapeados, adornos de pedrera, as como un peinado ensortijado y trenzado, versin remilgada de
la dama romana del siglo III, que convierten al personaje en fmina de alta alcurnia y fetiche de
abolengo pretencioso; pero es innegable que consigue representar a una mujer hermosa, bella, que
gusta mucho a los espectadores, pues a su buen vestir se sobrepone su semblante noble y recogido.
Roque Lpez hizo escuela con este equipo pues la imagen de la Samaritana, desde entonces y hasta
nuestros das, es vestida as de aparatosa, recargada, enjoyada y repeinada. Ya sabemos que es una
dama levantina y para nada hebrea, pues su cntaro no lo lleva en la cabeza sino sobre la cadera, y
precisamente en este objeto se desborda ya el acicalamiento al llevar incluso colgante del cntaro
una doble cadena de oro. Aun con detalles romanos, la Samaritana es una dama dieciochesca, muy
querida por los procesionistas.
411
El Diario de Murcia, 1893, publica un artculo sobre este tema en el que dice otro murciano que
estos anacronismos no slo los justifica sino que ve en ellos un acierto y parte de la esencia de que
sean estas esculturas tan queridas. La carta que citamos est escrita en 1902.
412
FOLCH TORRES, dice de Salzillo ser ste Autor de una obra abundantsima (gran parte de ella
de escaso valor), pero se revela no obstante en alguna de sus estatuas vigoroso artista. El crtico
cita como talla de gran valor La Vernica. Segn SNCHEZ MORENO, Jos, La Vernica, no es
precisamente la que ms reconocimiento artstico le podra dar a Salzillo. Vida y obra de Francisco
Salzillo. Pg. 92.
413 ZOZAYA, Antonio. Los Pasos. El Liberal. 1 de octubre. 1902. Recopilacin de TORRES
FONTES, Juan. Salzillo: Su Arte y su Obra en la prensa diaria. Alfonso X el Sabio Museo
Salzillo. Murcia, 1977.

343

hiperblica, ya es empresa a que todo entusiasta no debe creerse


compelido, ni a que todo visitante viene obligado Quin podr
decir que los ha visto arrinconados como estn en habitaciones
estrechas o en capillas mal alumbradas, subidos sobre tinglados y
armatostes y cubiertos algunos con paos y ropajes con que una mal
entendida devocin atenta a la verdadera religiosidad y al buen
gusto?.
Murcia podemos decir con satisfaccin que gracias a unas
personas que lucharon durante algn tiempo por crear el Museo
Salzillo y que contrajeron el compromiso de presentar la obra con
dignidad ante el pblico, hoy es un proyecto convenientemente
realizado. El Museo Salzillo fue inaugurado en 1960414. A lo largo de
los aos ha sido restaurado, y la ltima de esas restauraciones ha sido
de mucha envergadura. Es un triunfo, y una gran satisfaccin, saber y
garantizar que comentarios tan deprimentes ya no se producirn415.
Pasaron afortunadamente los tiempos en que no se poda
despertar la verdadera uncin sino cubriendo las imgenes de
vestiduras anacrnicas, de lazos y cintas, joyas y abalorios, cuando no
espejos y oropeles para deslumbrar a los fieles que no vean la
grandeza de las cosas divinas sino en fuerza de colores chillones y
reflejos metlicos. Los pasos de Salzillo estn pidiendo un local
adecuado; amplio, con luz clara y cenital en donde puedan admirarse,
no porque sean perfectos e incomparables, que de eso distan, sino por
sealar en momentos de tal decadencia de la escultura religiosa, un
renacimiento viril y una encarnacin en el procedimiento del carcter
levantino y meridional y, sealadamente murciano.
Efectivamente la escultura religiosa en el siglo XVIII era
decadente y el barroquismo lo envolva todo de forma estridente,
convirtiendo determinadas obras en vulgares. El gran mrito de Salzillo
fue romper con esa decadencia y prescindiendo, en lo bsico, de dicho
barroquismo, supo hacer aflorar las entraas del carcter religioso
414

En 1966 fue nombrado Director, D. Juan Torres Fontes que desempe el cargo hasta 1993.
DEZ DE REVENGA, Emilio. Artculos adocenados. Sucesores de Nogus. Murcia. 1930. En
la pg. 51 escribe: Aquellos antiguos Mayordomos lucharon por reivindicar, la independencia del
estuche en que tales joyas haban de guardarse; los de ahora, para honor de Murcia y asistidos de los
murcianos, todos amantes de su tierra, deberamos convertir aquel recinto en santuario, Museo del
Arte cristiano. En la pg. 96, nuevamente se aborda el tema, esta vez a partir de una dedicatoria
que en el Album de la Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno escribiera el escultor Benlliure y
que dice: Deseo firmar en el Album del futuro Museo Salzillo dedicado a conservar la obra del
inmortal escultor, siendo la creacin de aquel Museo el ms grande homenaje que Murcia, y al decir
Murcia, digo Espaa, puede rendir al glorioso Maestro. Es evidente la preocupacin habida por
levantar el ansiado Museo. D. Emilio Dez de Revenga Torres, fue uno de los recios impulsores
para hacer realidad el proyecto.
415

344

levantino, desnudar los cuerpos y rostros de lo superfluo y reflejar los


valores ms hondos. La obra de Salzillo no renuncia a la escenografa y
gesticulacin del Barroco, pero la enriquece sobre todo con un
desgarrado estudio psicolgico de los personajes. Presentar estas
composiciones en el marco adecuado era esencial. Tan esencial como
esculpir unos tipos netamente levantinos que dan a la representacin
mayor vivacidad y entidad. Como dice Antonio Zozaya, este matiz es
importantsimo y convierte a la obra de Salzillo en nica, aunque no
necesariamente en perfecta; pero sigamos conociendo las opiniones de
este autor:
Despus de visitar en Valladolid las clebres esculturas
policromadas del gran imaginero Gregorio Hernndez, parece que se
ha visto bastante para aquilatar el mrito de nuestros escultores
piadosos en el antepasado siglo. No. Preciso es sostener que hay que
venir a Murcia, contemplar las obras de Salzillo y declarar que, sin
ellas, el estudio del arte espaol en este punto es radicalmente
imperfecto.
En los textos sobre historia del arte pasionario son frecuentes las
clasificaciones centradas en escultores: Gregorio Fernndez, de la
escuela castellana; Juan Martnez Montas, de la andaluza, y
Francisco Salzillo, de la escuela murciana o levantina. Los tres muy
conocidos hoy en da y muy divulgada su obra. Grosso modo, tienen en
comn que son grandes y originales creadores de modelos y que por
ellos han surgido las escuelas mencionadas, cuyas caractersticas ms
destacadas son:
Castilla, que representa la espiritualidad, el halo de santidad,
expresada con una gran entereza; los Cristos de Gregorio Fernndez
son msticos, pero fsicamente fuertes; el sufrimiento no vence nunca
su resistencia externa, afrontando el castigo con el cuerpo erguido. En
Andaluca las figuras de Cristo son de una gran humanidad fsica, que
apenas si se tienen en pie; el dolor los vence, su expresin es de estar al
lmite de sus fuerzas; conmueve su expresin de sufrimiento; son
Cristos blandos, Cristos envejecidos por el padecimiento que con la
cruz a cuestas, o clavados en ella, te miran con tanta piedad que
conmueven; sus cuerpos se doblan, sus miradas te envuelven en piedad
y piden amor; su dulzura y su dolor te llevan a cerrar los ojos y pensar
en Dios.
Los Cristos de Salzillo son muy ricos en matices psicolgicos, de
mirada ms distante pero con mxima conmisericordia; sus rostros son

345

realistas pero cargados de idealismo; sus cuerpos, anatmicamente


perfectos, pero la espiritualidad difumina las formas; sus ojos te miran,
o miran al Padre, pero te comunican siempre con mansedumbre su
mensaje redentor; son de aspecto fuerte, pero delicado; de grandes
ideales, pero realistas; de gran belleza, pero vestidos por el dolor; de
arrolladora cercana, aun a pesar de su viso fro; son, en fin, figuras
nobles, tpicas del entorno que los vio nacer, articuladas sus facciones
con las de cualquier hombre que ante el sufrimiento fsico sera igual
que l.
Finaliza este artculo con la demanda de que Murcia tome
conciencia del tesoro artstico de las obras de Salzillo, y de lo que
representa para la identidad de Murcia. Insiste en que haya un local
adecuado para acoger tan magna obra, tambin que los murcianos
tomen mxima conciencia del tesoro que tienen con dichas esculturas:
La obra de Salzillo ha de ser conservada, con cuidado, con
inters, con exquisito esmero. Representa el ideal de una raza, y en el
transcurso de los siglos, cambiando todo y renovndose todo, ni los
ideales, por grandes que sean se repiten, ni los caracteres perdidos de
la raza vuelven.
Antonio Zozaya ya cambia el discurso en esta ocasin con
relacin a los que hemos expuesto de fechas anteriores. Ya no
reivindica sacar del olvido a Salzillo, que se da por conseguido, sino
dignificar la exposicin de su obra. Apreciamos cmo en un tiempo
record se ha superado lo planteado en 1875; Slzillo ya ha sido
recuperado del olvido, de ah la expresin de: venir a Murcia y no
verlo es sinnimo de incultura. Este artculo constituye un primer
paso hacia lo que en 1962 sera el Museo destinado a acoger parte de
su obra pasionaria y convertido, adems, en 2003, en un gran Museo
dotado en sus instalaciones de las ltimas tecnologas y medios fsicos
para ver tan importantes obras en las mejores condiciones posibles.
1905. Emilia Pardo Bazn. Viaje por Tierras de Levante. Una
cautiva416.
Una de las crnicas que escribi Doa Emilia con motivo de su
viaje a tierras de Levante constituye el presente texto. Fueron
publicadas en la revista LETRAS DE MOLDE en Madrid entre 1900
416

PARDO BAZN, Emilia. Viaje por Tierras de Levante. Una Cautiva. LETRAS DE MOLDE
1905. RUBIO JIMNEZ, Jess. MURGETANA N. 105. Pags. 93-111. Real Academia Alfonso
X el Sabio. Murcia. 2001.

346

y 1905, segn dice en la introduccin a la nueva edicin realizada por


Jess Rubio Jimne, sobre lo que aade que Por Tierras de Levante
apareci en cuatro entregas en los nmeros 1, 3, 5 y 9,
interrumpindose su publicacin al cesar la de la propia revista.
Doa Emilia Pardo Bazn es autora prolfera y polifactica,
escribi varios cuentos de Semana Santa; uno de los cuales narra la
experiencia de un visitante a un museo que sin querer se queda
encerrado y por la noche, a travs de la ventana, entraba un rayo de luz
que iluminaba el rostro de un Cristo crucificado, dndole al visitante
encerrado una visin nueva, tanto plstica como espiritual, que
convirti aquel incidente en una de sus ms maravillosas experiencias.
Mujer sensible y con arrojo, creativa y didctica. Muestra en sus
escritos una visin encendida y vitalista de la vida; con esa capacidad
de observacin que haca de sus miradas retratos pintados con letras de
color, de rabia, de ternura, de advertencia, de disculpa, de cuanto ella
consideraba necesario para descubrir lo importante de lo observado.
En Viaje por Tierras de Levante, inicia su explicacin sobre
nuestra ciudad desde su paso por Pinto, en Madrid. Habla de la huerta
de Murcia y de su primera impresin, que no fue muy favorable,
comparada con la que tena concebida, segn confiesa; pronto rectifica
y nos dice: A las dos horas de estar en Murcia entr de lleno en la
poesa peculiar de la Huerta. Despus escribi sobre Cartagena,
Orihuela y Elche. Pero aqu lo que corresponde es exponer su crnica
titulada: Una cautiva que narra las vivencias y sensaciones hasta
lograr ver los famosos pasos de Salzillo417. Dice as:
Sin embargo, la famosa Huerta, edn cantado por un poeta muy
semejante a los de mi regin galicana, sentido y melanclico lo mismo
que los de all-Medina- de la Huerta, digo, que no veo todava
seales. La tierra es gris y arcillosa, las chumberas palidecen bajo
la capa de resecado polvo. Desde Alguazas, por fin, asoma el lujo de
los frtiles campos, y la vista de los plantos me alegra poco menos que
417

En el Liberal de Murcia (29 de abril de 1906) CHAMPOURCIN, F. Michel, ofrece un amplio


artculo sobre la personalidad literaria de Doa Emilia Pardo Bazn de la que dice: En su perpetua
renovacin el espritu de Doa Emilia no se ha complacido nicamente en los estudios crticos y en
las novelas realistas, tambin se ha ocupado de ciencias y de historia, de filosofa y de
especulaciones msticas. Don Marcelino Menndez Pelayo, asegura de esta autora: y todo el
mundo lo cree -sin necesidad de acordarse de su indiscutible autoridad-, que Doa Emilia Pardo
Bazn tiene una cultura intelectual superior a la de cualquier persona de su sexo, sin excluir pas
alguno. Entre las escritoras reconocidas de su poca no conocemos que ninguna haya escrito
cuentos sobre Semana Santa, excepto ella. En verdad es que escribi cuentos sobre todos los dems,
a juzgar por el nmero de ellos que escribi, que sobrepasan los mil.

347

a Juan Jacobo Russeau la de la pervinca. Recuadros de hortaliza,


altos y grciles caaverales en flor, sendicas, mucho pozo, mucha
noria y ese vaho imperceptible de las plantas regadas al beber el sol
los aljfares depositados en sus hojas. La contemplacin del
paisaje y su lirismo no son impresiones espontneas; proceden de la
reflexin.
Mi estancia en Murcia fue breve. Da y medio pas all, sin ms
objeto que pasearme por la Huerta y ver las famosas esculturas de
Salcillo. Contra el dictamen de muchos y muy respetables crticos, me
gustan los santos de palo. Genuinamente espaola, esa forma del arte
reviste un encanto peculiar. Ms clsica, ms pura, es la estatuaria
griega, en mrmol; ya lo sabemos; pero esas imgenes de talla,
espaolas, humanas, con su colorido realista y su expresin dramtica
o cmica, tan llenas de verdad, impresionan de otro modo. Cuando se
hable de barroquismo, del mal gusto, de defectos de modelado, acerca
de estos santos de palo de nuestras iglesias, cierto podr ser en
muchos casos; no lo niego.
Con estos comentarios sin duda- la escultura de madera adquiere
mayor credibilidad ya que ha sido criticada por los academicistas que
no conceban esas expresiones tan realistas, posiblemente por la
plasticidad del material que facilitaba casi la filigrana, convirtendola
tan vulnerable a expresar lo feo como lo bello por igual, as como lo
perfecto y lo deforme. Las licencias arbitrarias en recargamientos y en
cnones aplicados irritaban a los puristas del arte; pero el colmo de su
desconcierto les lleg por la aplicacin de postizos a los personajes,
que ray en la exasperacin418.
Doa Emilia, reflexionando sobre la vida misma, en un gesto de
irrefrenable sinceridad, categoriza a esta escultura definindola tan
llena de verdad dice-. Todo un pensamiento para navegar en anlisis
sobre la escultura pasionaria y para considerarla elemento de
predicacin de la Pasin de Cristo. Millones de corazones han sentido
la presencia real de Cristo mirando esas representaciones de madera tan
espaolas y humanas. Quizs sea su reconocimiento a los santos de
madera la aportacin ms crtica de todas las que hace en este texto la
visceral escritora, tan llena de vida como de sabidura y sensibilidad.
418

Las esculturas del Partenn conservan restos de pintura, perdiendo as su valor plstico
primigenio. El drama era representado tanto en la piedra como en la pintura con bastante
expresividad y valindose de colores de fuerte tono; buen ejemplo es El sacrificio de Ifigenia, que
cubrindose el rostro llora en actitud atormentada (Museo Nacional de Npoles. Supuesta rplica de
un original de Timantes, discpulo de Paraso).

348

Eugenio DOrs, escribi un ensayo sobre lo barroco,


diferenciado del Barroco como estilo artstico. En el libro de: Lo
Barroco, a este estilo lo define como la etapa final y ms amanerada de
todo estilo artstico, que degenera en lo recargado y repetitivo.
(Concepto este ya defendido por el historiador Focillon419). Para
DOrs, lo barroco, es una constante histrica. Este barroco
recargado es el ms atribuido a las procesiones de Semana Santa. Se
fundamenta en la plasticidad de la madera, que se presta al color, al
retorcimiento fsico, y, sobre todo, a complementar las efigies con
postizos, rayano, a veces, en el mal gusto.
Pero es innegable que la imaginera en madera, son nuestras seas
de identidad ms originales, entre las que Murcia representa un nmero
uno; por lo cual defendemos los santos de madera porque realmente
ellos, son reales y humanos, y nos gustan -como a la famosa escritora-.
Los santos de madera son ms que santos y, en expresin
hiperblica, diramos que no podran ser santos si no fueran de madera.
El mrmol les dar ms prestancia, basta mirar La Piedad de Miguel
ngel, pero sabemos que son inalcanzables; la madera les da ms
humildad y por tanto ms cercana al espectador que, ante los santos,
en este caso ante los personajes de la Pasin, se siente querido y que
quiere y que puede entrar en dilogo con esas imgenes. En este
sentido entendemos muy bien el mensaje de Doa Emilia, que sigue
contando:
Antes de ir a Murcia, donde se conservan tantas obras del insigne
escultor, yo crea que Salcillo era en efecto un realista romntico,
cultivador de la fealdad expresiva. En Murcia me he desengaado.
Salcillo es como otros maestros espaoles, como Gregorio Hernndez,
un realista baado en clasicismo, y sus efigies, aunque inspiradas en el
natural, respiran nobleza.

419

FOCILLON, Henri, historiador francs nacido en Dijon en 1881. Escribi: La vida de las
Formas, en el que defina al arte como la vida de un ser humano, en tres grandes etapas: pubertad,
juventud y vejez. La pubertad equivala a la fase primera del nacimiento de un estilo, en el que sus
formas no estn suficientemente definidas por acusar influencias del estilo al que reemplazan. La
juventud equivale a ese periodo de contundencia y de lozana en las formas del nuevo estilo. La
vejez representaba el decaimiento del dicho estilo, que se repeta pero no se renovaba sino que por
el contrario se converta en recargado. Al trasladarlo a una poca que sirviera como ejemplo,
Focillon, elega la Antigedad, en donde el Arte arcaico representaba el primer periodo o de niez,
el siglo de Pericles representaba la juventud y el Helenstico representaba el periodo de vejez o
recargamiento; proceso que se daba sistemticamente en todos los estilos artsticos.

349

La parte anecdtica de esta visita la protagoniza el que no le fue


fcil acceder a la Iglesia de Jess, aunque tras varios obstculos,
vencidos, lleg al lugar y su experiencia fue esta:
El Prendimiento es lo que desde luego atrae mis miradas. No
concibo cosa ms bella que aquel Jess, que presenta la mejilla al
beso de Judas. Los grabados y las fotografas apenas si consiguen dar
idea de esta efigie. El dolor; la resignacin; el desdn y la piedad
juntos; las dos naturalezas de Cristo, la humana que protesta y sufre;
la divina que desde lo alto perdona. Jams las habr sorprendido el
arte con mejor acierto que en la cabeza morena, de delicadas
facciones. De modelado viril, que respira, llora, padece, del Jess de
Salcillo.
Este paso es muy valorado por la crtica en general. Se da el
hecho de que estn esculpidas de un nico tronco las figuras centrales
que son Jess y Judas en el momento del beso traidor que el apstol le
da. Refleja la gran tensin del momento. Obra de gran contraste al
fundir en un nico volumen dos personajes tan opuestos fsica y
moralmente. Salzillo consigue a travs de la expresin psicolgica de
ambos, ese realismo dramtico del hecho de la traicin, as como esa
dignidad y sentimiento contenido de Cristo.
En una visin muy global Doa Emilia termina su recorrido
dejndonos estos comentarios:
Los ngeles de Salcillo, los mancebos, el San Juan, ms
recuerdan la nobleza de algunas estatuas paganas, la flor de la vida y
de la beldad andrgina en la adolescencia, que las realidades semirabes del tipo huertano, el mocito de rojiza encarnadura, ojos de
fuego y brazos recocidos al sol que acabo de ver al pie de una
palmera. Formas armoniosas, lneas puras, sin llegar a la finura ideal
de lo gtico, ni caer en lo gordinfln del barroquismo, son las de los
preciosos ngeles del escultor murciano.
Doa Emilia, contrariada por las condiciones fsicas del espacio
que acoga a las esculturas de Salzillo y por las trabas que tuvo que
pasar para poder acceder al Museo, al final se muestra agradecida por
tan feliz descubrimiento que, como ella misma indica, lo haba
concebido de otra forma. Su viaje continu por Tierras de Levante.
(El Liberal de Murcia del 20 de abril de 1906, le dedica un
extenso artculo firmado por F. Michel de Champourcin, en el que

350

reconoce a la escritora su aportacin en defensa de los derechos de la


mujer y su enfrentamiento con el escritor Juan Varela. De su viaje por
estas Tierras no dice nada, pero desde luego el artculo es de pleno
reconocimiento hacia la temperamental escritora).
Doa Emilia Pardo Bazn certifica que Salzillo, de haber
aplicado los murcianos los medios de difusin adecuados viables en la
poca, sera conocido desde su propio tiempo, tanto como lo fueron
otros imagineros de las escuelas de Castilla o Andaluca. Murcia ha de
entonar mea culpa sobre este retraso y deterioro. Esta es una
evidencia plasmada en este y otros textos.
Es primordial que una voz como la de esta famosa escritora que
nos ocupa ejerciera crtica sobre la imaginera de atribuyndole valores
propios, no intercambiables con los de la escultura ptrea clsica; ese
es el gran respaldo de este texto y la gran reflexin. Como dato menos
significativo vemos que no destaca precisamente, de su experiencia en
su visita a la Iglesia de Jess, al ngel de la Oracin del Huerto, sino la
fuerza psicolgica de los rostros de Cristo y de Judas en el
Prendimiento.
1905. Ni Blancos ni Azules420. Lorca.
Este texto fue publicado en El To Rico, del cual desconocemos
sus fechas de actividad editorial; habla del mal trance en recursos
econmicos que atraviesan en Lorca, motivo por el que no pueden
realizar procesiones de Semana Santa; mala noticia para todos, pues los
visitantes que suelen recibir en los das de Semana Santa dejan unos
dividendos significativos que ese ao no se percibiran421. La noticia
dice as:

420

Ni blancos ni Azules. El To Rico. 16 de marzo. 1905.


MUOZ ZIELINSKI, Manuel. Calendario festivo. En este libro vienen reflejadas varias noticias
sobre Lorca. Con fecha de 1896 se ofrece la de un prolongado periodo de sequa que motiv el
realizar rogativas trasladando a la Virgen de las Huertas, en procesin, al Calvario (Pg. 215). En
1896, con tan slo cincuenta das de diferencia al dato anterior, se habla de una feria animada y de
buen negocio ganadero. En 1905, fecha del ao de la crnica a la cual nos estamos refiriendo,
separada por tan slo cinco meses, con relacin a la anterior, da opinin sobre una feria que califica
sin atractivo ninguno, excepto el del cinematgrafo instalado. Por ltimo en 1902, en la feria, hubo
corridas de toros y uno de los espadas fue Lagartijo. La desesperanza reflejada en la crnica acerca
de las dificultades econmicas y las malas cosechas, era situacin que se repeta en el tiempo, pues
unos aos de benignidad climatolgica que proporcionaba buenas cosechas y se realizaban lujosas
procesiones, daban paso a todo lo contrario. La Semana Santa formaba parte de una significativa
fuente de ingresos proporcionada por las visitas de forasteros que llegaban en esos das para
presenciar las famosas procesiones lorquinas. Estos ingresos eran valorados como si de cosecha
agrcola se tratara. La celebracin de estos desfiles, por tanto, interesaba.
421

351

Seguramente que seramos desmentidos, al asegurar que no


tenamos color definido de azul o blanco; pero dentro del ejercicio de
esta profesin, ingrata en pueblos tan escpticos como el nuestro,
nicamente nos ajustamos a la conveniencia del pas, que pide y desea
la celebracin de nuestras incomparables fiestas de Semana Santa.
La Cmara de Comercio, Hermandades, la representacin del
Municipio y dems corporaciones locales, deben presentarse ante el
pas manifestando, que, cuando de sus intereses se trata, se deben
deponer todas las reminiscencias de agravios ms o menos
justificados.
El periodo aflictivo que atraviesa el pueblo a causa de la sequa
pertinaz, los vientos huracanados en los das de florescencia de los
frutales, la subida de precio de los cereales y los artculos de primera
necesidad, el estado sanitario, que aumenta la miseria422 y la falta
total de trabajo para todas las clases que de l dependen, imponen la
absoluta precisin de suavizar tan funesta situacin. Ya que los que
pueden no emprenden obras que el pas reclama para su
mejoramiento, s hagan posible las procesiones de Semana Santa y se
remediar, al menos por unos das, el hambre y las necesidades de las
clases ms necesitadas, alcanzando adems sus efectos a los dems
que puedan percibir los beneficios de la afluencia de forasteros y la
ocupacin de muchos trabajadores423.
De vida o muerte es para Lorca la celebracin de las
procesiones por los efectos que han de producir a los necesitados.
422

El trmino miseria se aplicaba al grado alto de pobreza, al mismo tiempo que al de


hacinamiento que dicha pobreza crea; llama la atencin que en la prensa de Murcia en el peridico
El Tiempo, en el ao1908, se publican una serie de artculos escritos por el mdico Ruiz Medina,
sobre la necesidad de mejorar los hbitos higinicos como parte de los medios para salir de la
pobreza. En 1905, nace en Murcia LECTURA POPULAR DE HIGIENE y en 1907, sali
GACETA MDICA revista muy divulgada que prestaba atencin a este tema crucial. Estos datos
los reflejamos a fin de poder enjuiciar la angustia que supone el que no se celebren procesiones
siendo, como eran, medio de solucin material a su problema; hemos de recordar que el cronista
define el que haya procesiones de Semana Santa de vida o muerte para mejorar la situacin de los
pobres. (Los datos ofrecidos estn extrados de: Arroyo Cabello, Mara. El peridico cultural en
Murcia. (1900-1932). Fundacin Instituto de la Comunicacin. Murcia. 1994.
423
En el archivo de la Catedral de Murcia -lo hemos dicho varias veces- hay sin catalogar
bastantes legajos; podran ser al menos 200. En la mayora de ellos el tejuelo indica los nmeros
ordinales de las cajas que los almacenan y que iban del 200 al 300, como mnimo, correspondientes
a los siglos XVII-XIX. Hay una abundantsima documentacin sobre esta alternancia climatolgica
que creaba muchas dificultades de subsistencia. Las referencias predominantes de estos legajos son
una serie de datos acerca de las relaciones comerciales entre los agricultores y el Cabildo
catedralicio y, segn insisten estos hombres del campo o de la huerta, las presiones fiscales
desmedidas que les aplicaban por medio de los psitos, las casa tercias y los diezmos. Toda esta
documentacin explica repetidas situaciones lmite cercanas a las expuestas en la crnica lorquina
que nos ocupa, aunque entre los muchos documentos que lemos y transcribimos sobre la ciudad de
Lorca, ninguno aluda a las procesiones de Semana Santa en ningn sentido.

352

Este texto nos revela las implicaciones sociales-econmicas que


generan las procesiones. (Esta situacin no es patrimonio de Lorca,
sino que se producen en otros pueblos de afamada Semana Santa). La
profesin ingrata citada, debe ser la de los bordadores, ms que la
agrcola y ganadera, ya que el tema est vinculado a ello por ser para
las procesiones de Semana Santa el acontecimiento que ms trabajo
proporciona a los talleres y que al no celebrarse experimentan un
retroceso en los encargos.
Los enfrentamientos entre las clases organizadoras de las
procesiones y el gobierno local, presentan una situacin social catica
en torno a este acontecimiento. Todo un engranaje de intereses,
desacuerdos, enfrentamientos y tensiones. Un hecho religioso,
penitencial, cargado de teologa, recogimiento y oracin, vemos que no
escapa a los asuntos ms materiales y humanos. Y, a nivel lingstico,
emplean el trmino pas para identificar a la localidad lorquina, lo
cual llama la atencin. Todo un bordado de caracteres y circunstancias
que llevan a unas escenas cotidianas, reveladoras de una antropologa
muy particular
Lorca a principios del siglo pasado sus desfiles eran muy
reconocidos por su magnificencia y exuberancia424 recibiendo muchos
forasteros a presenciarlos. No disponemos de estadsticas sobre este
apartado; pensamos que la mayora seran de los alrededores, pues los
medios de trasportes eran lentos y dificultosos425.
La incertidumbre sobre si podrian ser realizadas las procesiones o
no, fue una constante a lo largo del siglo, hasta 1975. En 1905, al final
s hubo desfiles. No se celebraron en 1906 y 1907. Hasta mediados de
siglo varios son los aos que no pueden sacar los desfiles bblicos a la
calle. Dado el lujo, la densidad de carrozas y personajes que
424

Los desfiles bblicos de Lorca en estas fechas ya eran reconocidos. As se desprende del
siguiente comentario: El alcalde liberal, Nicols de los Ros Soler, intentar que una
representacin de los grupos bblicos vaya a Madrid a unirse a la programacin festiva organizada
con motivo de la mayora de edad de Alfonso XIII, el 14 de marzo de 1902, y conceder una
subvencin municipal de mil pesetas, a repartir entre Blancos y Azules, por partes iguales; aunque
la cantidad de la ayuda sea ms simblica que real, crear precedente, elevndose a 3000 pesetas en
1903, siendo considerada insuficiente por los pasos cofradieros; alegaban que dado el prestigio que
a la ciudad daba la forma de presentar los desfiles, que pagaban los lorquinos, era hora de
responsabilizarse los hombres que gobernaban la ciudad. Domingo Munuera Rico. Blancos y
Azules y el Cortejo Bblico Pasional de Lorca. Pg. 128. (Excmo. Ayuntamiento de Lorca, 1990).
En este libro se desarrolla un estudio del nacimiento de las cofradas y de los desfiles bblicos
pasionales de Lorca.
425
Contaba Narciso Yepes en una entrevista que le hizo Jos Mara igo, en TVE, que para ir a
que le dieran clases de guitarra en Lorca, como sus padres vivan en una pedana, se tena que
desplazar, cada semana, montado en burro.

353

intervienen, los costos son altos y al ser Lorca una ciudad rural,
dependiente econmicamente de las cosechas, provocaba que aos
climticos nefastos lo fueran igualmente para las celebraciones de
Semana Santa.
La prensa de Lorca, recoge la inquietud del pueblo por sobrevivir
en el periodo de sequa y precariedad, as como ciertos entresijos
acerca de las cofradas y los desfiles de Semana Santa. Evidencia, una
vez ms, la simbiosis entre la religiosidad y aspectos comerciales o
interesados que les lleva a buscar, legtimamente, solucin a sus
problemas.
Hay estudios muy serios como es el libro de: El hambre y la
abundancia, de Massimo Montanari. Crtica, Barcelona 1993, en el
cual se estudia la religiosidad del hombre en los momentos crticos de
su supervivencia, como son los que se crean cada vez que la
climatologa es adversa, y, por otra parte, cuando el exceso de viandas
lo lleva a darle gracias a Dios por tan feliz estado, o a cierto grado de
glotonera, que ambos aspectos son los que contempla el libro. Al
estudiar los comportamientos del hombre en estas situaciones, la
religiosidad suele estar muy presente; en la escasez por los cultos de
rogativas y dems rezos; en la abundancia por los cultos de accin de
gracias, por la infraestructura y ornamentos suntuarios que se fabrican
y por el pragmatismo con el que se viven estas situaciones.
La noticia de prensa, a modo de crnica, pone de relieve un
aspecto incipiente en aquellos momentos, pero despus por todos y
cada uno de los pueblos muy desarrollado, como es el planificar el tipo
de procesiones que han de presentar sus mejores galas y su mejor
ingenio a fin de convertir el hecho en fuente de ingresos y beneficios
econmicos, prestigio y expansin cultural. Aqu tenemos por primera
vez reflejado en un texto de Semana Santa tal engranaje, hoy en da tan
instalado en nuestra cultura.
1907. Jos Martnez Tornel. Diario de Murcia426.
Esta crnica trata de un tren, popular, llamado el botijo que
trasladaba desde Madrid y hasta Murcia a un grupo de periodistas y
curiosos intelectuales a presenciar nuestras procesiones pasionarias y
otras fiestas locales427. Hecho que inici e impuls Don Toms
426

MARTNEZ TORNEL, Jos. Diario de Murcia. El Liberal. 27 de abril de 1907. Murcia.


Jos Martnez Tornel en un artculo titulado De las fiestas y los festejos (domingo 31 de marzo
de 1907). Versa sobre la Semana Santa y las Fiestas de Primavera, sobre lo cual expone las
siguientes matizaciones: Distingo entre fiestas y festejos, y no le llamo a aquellas religiosas y a
427

354

Maestre, periodista vinculado a Murcia y residente en Madrid,


enamorado de nuestra Semana Santa. Representaba todo un acto oficial
el recibir a estas personalidades. Los medios de informacin y
comunicacin prestaban mucha atencin a estos viajeros428 como
podemos comprobar:
Bienvenidos: Se la doy de todo corazn a los viajeros del tren
popular, que bien temprano han de llegar a Murcia. Ya han llegado!
Vaya un abrazo, amigo Maestre! Vayan sendos abrazos, queridos e
ilustres compaeros! No pasan aos por ustedes, ni por nosotros
tampoco! Por mi parte como salgo de mi fiesta de San Jos para
entrar en Las de abril, les confieso que entro regenerado, rejuvenecido
y que estoy a todo lo que sea necesario para corresponder a la
amabilidad con los que todos los aos nos visitan.
Este tren del botijo sola llegar a Murcia Domingo de Ramos y
sus ocupantes permanecan toda la Semana Santa y Fiestas de
Primavera. Determinados das se desplazaban a ver las procesiones de
otras ciudades, como por ejemplo Cartagena y Lorca.
Jos Martnez Tornel, estuvo muy implicado en este
acontecimiento que representaba para Murcia, algo equivalente a lo
que en 1966 supuso que TVE se desplazara a Murcia y Jumilla para
transmitir procesiones de Semana Santa. Hoy se han multiplicado tanto
las comunicaciones que ya no nos causan sensacin, pero en su da,
como el tren del botijo, son hechos que constituyeron apertura
sociocultural, difusin -tanto religiosa como artstica-, e ingresos
econmicos muy substanciosos.

estas civiles o mundanas, porque una de las acepciones ms propias de la palabra fiesta es
significativa de una solemnidad de la Iglesia; mientras que festejos son demostraciones pblicas que
se hacen en obsequio de alguien. Las fiestas son siempre las mismas, sobre todo en Semana Santa; y
los festejos varan, o pueden variar. Y se hacen en obsequio de los forasteros. Pues bien, cuando
suene el toque de gloria, estamos ya en plenos festejos.
428
En el mismo peridico, pgina y da de la anterior nota, viene reseada la noticia de la llegada a
Murcia, como todos los aos, del llamado tren botijo madrileo al que tambin se le conoca
como tren popular. Va titulada como El saludo anual. Viajaban desde Madrid a nuestra ciudad
una serie de personas que cada ao venan a presenciar nuestras procesiones; eran recibidas
oficialmente por las Autoridades locales y constitua todo un clsico de la Semana Santa murciana.
En el peridico, Diario de Murcia, de 9 de abril de 1898, ya se habla de Don Ramiro Maestre
Martnez, periodista muy vinculado a Murcia al que se le promete ayuda para traer a la Feria de
nuestra ciudad el tren botijo del que el periodista era responsable. Parece ser que este tren era un
mensajero de buena voluntad que se desplazaba por toda Espaa, en sus fiestas ms emblemticas, a
fin de promocionar tanto a la ciudad, como a la fiesta en s y, de paso, hacer turismo sus ocupantes.
En ese protagonismo que tena el tren los peridicos difundan mucho los nombres de los viajeros
ilustres; as por ejemplo en el que reseamos aqu de 9 de abril de 1898, se informa de que parte
para Cartagena, en el tren correo, despus de haber permanecido en Murcia y presenciado las
procesiones de Semana Santa, el Sr. D. Marcelino Menndez Pelayo.

355

1929. Estanislao Abelln. 1929. Domingo de Ramos429. Jumilla.


Jumilla celebra el Domingo de Ramos con una Procesin de
Palmas, viviente; hace de ella una autntica funcin teatral. El Seor y
los Apstoles son encarnados por varones del pueblo, vestidos todos al
uso hebreo. La persona que representa al Seor es conocida
precisamente con el apodo de el Seor; adems se da la circunstancia
de que durante muchos aos, tantos como humanamente le son
posibles, lo representa la misma persona, de ah el apodo.
El Seor desfila sobre burro cristforo, el cual siempre fue
elegido de pelo plateado buscando el mayor simbolismo, eso cuando
haba tantos burros que se poda elegir; ahora el problema es encontrar
un burro (ms o menos). El Seor a lo largo del recorrido, de tramo en
tramo, recita un monlogo alusivo a la destruccin de Jerusaln; lo
hace bajo una serie de arcos que de trecho en trecho son figurados a
base de bellos mantones, cobertores, colchas y mantillas enlazados,
creando con las prendas artsticas formas de corazones al recoger los
extremos en graciosos drapeados; van adheridos a una cuerda que a la
altura de la primera planta de las fachadas de las casas y sujetada en
sus extremos a balcones o alfizares, atraviesa la calle, quedando as
colgante esta ristra de bellas prendas que simulan arco triunfal.
Otro ingrediente es que esa maana a las siete, la banda de
cornetas y tambores, tocan la llamada diana floreada en un recorrido
a paso ligero que realizan por numerosas calles. Temprano despertar
para un pueblo meticuloso y severo, ya que es de desarrollo agrcola y
ser la secuencia de cosechas y trabajos propios conferidos lo que
marcar el ciclo de los meses, e incluso de las horas de cada da.
Jumilla es un pueblo sano, hermoso y de una belleza bizarra, en la
procesin de las palmas lo refleja en gran medida. Describirla dara
mucho juego pictrico, pero a fin de situarnos en las procesiones y
verla en ese marco expreso, digamos que es de tonos sepia por la
maana temprano; deslizndose sobre su suelo caen reflejos de azul
cielo a medida que va despejando el da. Si buscas el norte, dndote un
borneo, tus ojos divisarn una bella torre, con reloj en su cara sur, que
es la que mira al ncleo urbano; corresponde dicha torre a la iglesia de
Santiago, ptrea y elegante, que hizo su asiento a los pies del castillo;
es desde sus alturas una especie de madre vigilante y serena a cuya
halda descansa el ncleo urbano y sus gentes.
429

ABELLN, Estanislao. Domingo de Ramos. SEMANA SANTA. Junta central de


Hermandades. Jumilla. 1929.

356

Frente a Santiago, all en lo alto, y a cinco kilmetros de por


medio, est Santa Ana, que articula los pigmentos ocres con la gama de
los verdes que proporcionan a la tierra sus densas pinadas; el espacio
que queda en medio de los dos puntos de referencia es el que recorren
las procesiones, que en unos tramos lo hacen a lo largo de sus calles
horizontales y planas, y en otros en las verticales que, rampantes, a
modo de chorreras, se deslizan tejiendo la retcula urbanstica.
Son estos los espacios insignias del pueblo que abrigan a los
hogares y a sus gentes, que auspician con amor lo que con amor
aprehendieron. Su devocin al Cristo y su entrega exacerbada a las
celebraciones de su honda manera de vivir la Semana Santa; lo viven
repitiendo en silencio oraciones y jaculatorias, como pueden ser las
muy simples dirigidas al Cristo:
La Columna, Seor eres T.
Sea tu columna sostn de mi fe.
La procesin de las Palmas la hemos dejado atrs, pero -tras el
lapso plasmado- continuamos con ella:
Este da a las ocho se celebra la entrada triunfal de Cristo en
Jerusaln. Organizan esta procesin los armaos. Figuran en la
comitiva Jess sentado sobre la borriquilla, los apstoles que lo
rodean, coros de ngeles y que cantan el Hosanna y centenares de
nios y personas portando palmas y ramos de olivo. Los vecinos
adornan las calles, de trecho en trecho, con arcos pintorescos. Debajo
de cada uno de ellos se para Jess, declama un vibrante apstrofe a la
ciudad de Jerusaln, vaticinndole el tremendo castigo de su deicidio.
Al margen de la procesin, la propia liturgia del Domingo de
Ramos convierte en sesin teatral la eucarista, ya que asistimos a la
lectura del evangelio de ese da que narra la Pasin. En esta narracin,
en la actualidad, incluso intervienen mujeres en el papel de narrador o
voz del pueblo, algo impensable hace tan slo cincuenta aos. La Carta
circular de la Congregacin para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos del ao 2005, en su apartado 35 dice sobre esto que: La
historia de la Pasin goza de una especial solemnidad. Es aconsejable
que se mantenga la tradicin en el modo de cantarla o leerla, es decir,
que sean tres personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del
pueblo. La Pasin ha de ser proclamada ya por diconos o presbteros,
ya, en su defecto, por lectores, en cuyo caso, la parte correspondiente a

357

Cristo se reserva al sacerdote430. Esta escena la presenciamos cada ao


en este da de referencia, sin haber cambiado la forma, a penas, desde
el Concilio Vaticano II.
1929. Juan Bernal Prez. El Lenguaje de las Campanas431
Jumilla.
Hasta la dcada de 1960 las tradiciones en todos los pueblos
estaban muy arraigadas. Despus por una serie de circunstancias como
pudo ser la conexin a muchos hogares de la Televisin, la mayor
difusin de corrientes culturales forneas, el mestizaje de culturas entre
regiones, hizo que la Semana Santa se adaptara a las necesidades y
tambin a las modas imperantes, propiciando que algunos de sus actos
de mayor arraigo desaparecieran. Dicho esto nos centramos en una de
las tradiciones ms emblemticas de la Semana Santa a travs de los
siglos, como era el guardar silencio absoluto en los das del Triduo
Pascual; tanto es as que incluso las campanas dejaban de sonar y la
llamada a los fieles, desde las torres de las iglesias, se haca a travs de
objetos de madera cuyo sonido era opaco, casi reverencioso432. El
Seor estaba muerto y nada deba perturbar esas horas de reflexin y
oracin. Eran valores religiosos y culturales a los que se incorporaba la
sociedad en pleno.

430

El apelativo Dominica Palmarum que este da recibi en el curso litrgico desde los tiempos de
San Isidoro de Sevilla, ha hecho olvidar aquel otro ms antiguo y originario De passione Domino,
recordado en los sermones de los Padres latinos de los siglos IV y V, as como otros no menos
antiguos. La liturgia actual est constituida por la unin de dos ritos de origen y carcter muy
diversos: a) la bendicin y procesin de las palmas; b) la celebracin solemne de la Pasin de
Cristo, ritos que en el curso de los siglos se han desarrollado muy variadamente a pesar de quedar
siempre netamente distintos. RIGHETTI, M. Historia de la Liturgia, pg. 777. B.A.C. 1959). En
las pgs.779-80, en el mismo libro y autor, sobre la procesin de las palmas continua diciendo: El
deseo de reproducir en el campo litrgico las circunstancias de la entrada triunfal de Jess en
Jerusaln dio a la procesin de las palmas en el Medievo un movimiento dramtico tan vivo y
profundo, que quiz no encuentra igual en otras solemnidades del ao. De ordinario todo el pueblo
encabezado por el obispo y el clero, se reuna en una iglesia fuera de la ciudad o en un lugar
elevado como para representar el monte Olivete. Aqu, despus de la lectura del xodo (c. 15,27,
que dice: De all pasaron los hijos de Israel a Elim, donde haba doce manantiales de aguas y
setenta palmeras, y acamparon all junto a las aguas. Tras la lectura bendicen los ramos de palma,
de olivo y de otros rboles con una larga serie de oraciones y se distribuyen. Entonces se pone en
marcha la procesin, en la cual la persona del Seor est representada por el libro de los Santos
Evangelios, envuelto en un tapiz purpreo, puesto sobre un portatorium, una especie de fretro
ricamente adornado y llevado por cuatro diconos, o bien por un gran crucifijo descubierto y
rodeado de guirnaldas de fresco verde.
431 BERNAL PREZ Juan. El Lenguaje de las Campanas. Pgs. 3-4. SEMANA SANTA DE
JUMILLA Junta de Hermandades. 1929.
432 La carraca se empleaba para llamar a los ejercicios de Semana Santa; eran una especie de
planchas de madera en aspa engarzadas por una rueda denticulada cuyo rozamiento produce un
sonido, leve, montono y un tanto desafinado. Tambin se usaba la matraca que consiste en dos
partes de madera que golpean madera contra madera; su sonido es ms seco y carente de tono.

358

La campana de palo -que es idnea como ttulo y argumento de un


cuento de Semana Santa- es consecuencia de plair maderos contra
maderos (matraca), y en muchos pueblos la carraca que, para lo que
se quera significar, vala por su sonido no estridente que llamaba a
recogimiento y pregonaba que eran das de luto.
Por las tradiciones comprobamos que la de no sonar las campanas
est extendida ms all de nuestras fronteras. En Francia da paso a una
bonita costumbre, y es que siguiendo la tradicin en estos das, en los
cuales no suenan las campanas, al no estar stas a la vista por quedar
dentro de las torres, se dice que se han ido a Roma y el Domingo de
Pascua, cuando vuelven a sonar, los nios buscan en los rincones de
sus casas o jardines los huevos de pascua y campanas de chocolate que
las verdaderas campanas han dejado caer cuando volvan de la Ciudad
Santa.
Al hablar de esa especie de juegos, derivados de las campanas,
llenos de ingenuidad, tambin citamos por su delicadeza de sonido
infantil a las campanillas, remolonas. Suelen ser manejadas por nios y
sus sonidos son de corazn albino, de voz de albatros, de alas
pequeuelas que mueven su badajo diminuto a modo de hilillos de
voces blancas. Las campanillas en las procesiones de penitencia
tintinean como cuellos de cisnes clamando su amor. La campana de
palo de Jumilla, tambin es protagonista e inquisidora; es, en
definitiva, la ms importante de estos das:
Hay una campana singular entre todas, que suena tan slo una
vez al ao. La Campana de palo Qu representa esta campana?.
Algo que no podra hallar expresin en la recia y sonora vibracin del
bronce. Esta campana est recordando que ha muerto Cristo, y la
muerte de Jess no poda ser anunciada por la misma voz que anuncia
nuestra muerte. Por eso escuchamos el Jueves Santo el nervioso
doblar de esa campana de palo cuya opacidad es signo y
conmemoracin de luto por la muerte del Seor. Y este montono
golpear de los mazos en la madera vieja, gastada por el sol y por el
aire, este sonido sordo y continuado, que otro da cualquiera
juzgaramos molesto y desagradable qu bien armoniza, sin embargo,
en la noche de Jueves Santo con el redoble de los tambores y el
lamento de las bocinas. Sublime queja, voz del sentimiento que ondea,
divinizada, bajo un cielo de quietud.
De esta respetuosa tradicin se sabe que en los monasterios se
utilizaba la tbula. Era un instrumento de madera muy difundido en

359

los claustros hasta los tiempos medievales. Los monjes de Cluny la


hacan sonar cuando un monje entraba en agona. En Jueves Santo,
cuando tena lugar el lavatorio de pies, sonaba la tbula.
Es posible por esto que la costumbre de suspender el sonido de
las campanas de bronce durante los das del Triduo Pascual, venga de
estos monasterios medievales, que a su vez recogeran el hecho de la
propia liturgia, pues como seal de luto, en el siglo IV, en la eucarista,
se omita el beso de la paz y en los templos se guardaba absoluto
silencio suspendindose el tono de la campanilla que acompaaba en
estos actos. Terminamos el tema citando que la tbula era en los
monasterios como la carraca en las iglesias, y en el caso de Jumilla
como la campana de palo433.
Juan Bernal Prez recoge la tradicin, aspecto impensable en
ningn texto anterior a mediados del siglo XIX. Lo hace desde la
emocin espiritual que le embarga al reflexionar en los componentes
culturales que visten la religiosidad propia de esta fiesta. Su lenguaje es
lrico, enamorado y consciente de la solemnidad que requiere el
tratamiento dado, incluso a hechos triviales como puede parecer, a
primera vista, lo de sonar la campana de palo.
1930. Emilio Dez de Revenga. El Museo Salzillo434. Murcia.
Es un espacio de gran significacin para Murcia y su Semana
Santa. Varios han sido los autores que al visitar las estancias que
acogan los pasos de Salzillo, quedaron sorprendidos por su
precariedad. Ese sentimiento zozobraba en la mente de algunos
murcianos, entre ellos y como uno de los que ms, la de Emilio Dez de
Revenga, particularmente vinculado a la Cofrada de Ntro. Padre Jess
Nazareno por haber ejercido en la entidad cargos de responsabilidad
durante muchos aos.
l fue uno de los decisivos impulsores para que el Museo fuera
una realidad. Si hoy pudiera pasearse por sus dependencias, verlo en
cada detalle que lo ver, pero con otros ojos y desde otra dimensin-,
no se asombrara, dira solamente Maravilloso, se ha conseguido!.
433

Sobre el tema de las tabletas, sus diferencias con relacin a la carraca, su estructura, sus
orgenes, etc. pueden consultar: GONZLEZ CASTAO, Juan. Algunos datos sobre las tabletas
de Totana. Revista de SEMANA SANTA DE TOTANA pg. 13. 1994, en donde da explicaciones
tcnicas, detalladas, sobre la composicin fsica de la Tbula, la Carraca y la Matraca.
434
DEZ DE REVENGA, Emilio. Artculos adocenados, pg. 95-98. Sucesores de Nogus. Murcia.
1930. Sobre la Historia de este Museo pueden consultar Tesis de Licenciatura de: MARN
TORRES, Mara Teresa. (Directora del Museo Salzillo). Universidad de Murcia, 1996 y 1999.

360

El Museo Salzillo, adems de los clsicos visitantes, ha


emprendido una misin educativa admirable, pues los alumnos del
primer y segundo ciclo de enseanza lo visitan de forma reglada. Esta
oportunidad no la tenan promociones de estudiantes anteriores, pero
en la actualidad se ha impuesto y es acertadsima. En los espacios de
este Museo, que adems su iglesia tiene culto sagrado, se expone la
figura titular de la cofrada, Nuestro Padre Jess Nazareno, obra de
Aguilera, la coleccin de imgenes pasionarias y el Beln, que son las
grandes obras de Salzillo, ms una serie de bocetos del autor, as como
una coleccin de piezas suntuarias: tnicas, cetros, cruces, etc.
Fue su construccin un proyecto decisivo para Murcia. Todos
debemos agradecimiento, respeto y recuerdo a cuantos lo hicieron
posible. Tambin a cuantos trabajan por su mantenimiento, difusin de
la obra albergada y proyeccin cultural que ejerce en el presente, as
como a las personas estudiosas de su historia y su patrimonio. De esta
historia, y con actitud de sincera crtica, el autor del presente artculo
expone:
Varias veces se ha manifestado la aspiracin que expresa este
ttulo. El Museo Salzillo fue incluido como uno de los puntos del
programa murciano que expuso nuestro ilustre Senador Don Isidoro
de la Cierva en su interesantsima conferencia de 1914. Brindaba la
realizacin del propsito a D. Andrs Baquero. Cerrronse los ojos
siempre puestos en las cosas de Murcia del insigne Maestro que supo
con las efusiones de su inmenso espritu, despertar, acelerar, poner de
relieve las energas latentes en el alma murciana, y con su
desaparicin parece como que se esfuman nuestros ideales literarios y
artstico y se dibuja el sino de este noble pas inclinado a la apata y al
renunciamiento.
Pero he aqu que la inauguracin de nuestro Conservatorio de
Msica y Declamacin hizo vivir horas de Msica al genial escultor
Benlliure. Cuando acept la invitacin a presidir aquella solemnidad
deca: Y as admirar otra vez las obras del divino Salzillo.
Cuando estuvo entre nosotros fue repetidamente al templo de
Jess, volvi al Convento de los Jernimos y fij su escrutadora
atencin en las imgenes del divino Salzillo, a ratos en
contemplacin crtica, a ratos en xtasis admirativos. El ltimo da que
visit la Iglesia de Jess, fue invitado a firmar en el Album y escribi
lo siguiente:

361

Deseo firmar en el Album del futuro Museo Salzillo dedicado a


conservar la obra del inmortal escultor, siendo la creacin de aquel
Museo el ms grande homenaje que Murcia, y al decir Murcia, digo
Espaa, puede rendir al glorioso Maestro.
Las palabras de Benlliure encierran una invitacin perentoria.
Las public para encomendarlas a la Prensa de Murcia tantas veces
portavoz de fecundas y nobles iniciativas. Los que tienen obligacin de
recogerlas entre los que, en lugar modesto, no me excluyo, las
recogern seguramente para concretarlas en un proyecto de accin. Y
el da en que se realizara ese proyecto, para el mundo del Arte
existira el Museo Salzillo. Para Murcia, sera ms que un Museo, un
Relicario435.
Emilio Dez de Revenga, deja claro su compromiso con la
construccin de un museo para acoger la obra de Salzillo. En estas
fechas en las que escribe est ms que entendida tal necesidad.
Tambin podemos apreciar que la celebracin de la Semana Santa es
acontecimiento que pesa en el nimo de los impulsores. Tres ideas son
significativas en lo que escribe don Emilio: La primera definir al
Mueso Salzillo como Relicario; lo es realmente. La segunda,
reconocer a Baquero Almansa como insigne maestro, pues lo fue. La
tercera su actirtud crtica al calificar de apata a los murcianos,
llenndolos de compromiso moral para que reaccionaran contra ella y
se comprometieran a realizar de una vez el ansiado y necesario Museo.
Aglutin a una serie de murcianistas, gracias a los cuales el
proyecto fue desarrollndose. Por otro lado estos murcianistas son
importantes, adems, porque gracias a su hacer conocemos el alma y lo
cotidiano de la historia de Murcia; ellos fueron: Daz Cassou, Fuentes y
Ponte, Po Tejera, Garca Alix y tantos otros que con sus obras escritas
nos legaron un preciado testimonio.
Por otra parte la palabra autorizada de Benlliure es oportuna y
ayud como fuerte pilar y eslabn moral al levantamiento del Museo.
Este querido Museo es una muestra cultural importantsima de la
435

Don Emilio Dez de Revenga, adems de gran impulsor del Museo Salzillo, fue mayordomo de
Jess desde 1927. Secretario desde 1932 y Presidente de la Cofrada desde 1946 hasta 1971, que
por decisin propia renunci al cargo. Desde 1932 y hasta su muerte en 1981 fue camarero del
paso La Cada. En 1972 el Cabildo Superior de Cofradas de Murcia, instituido en 1947, le
concedi el primer ttulo de la historia de Nazareno del ao, en reconocimiento a su labor
durante tantos aos. Por los mismos motivos le concedi tambin el ttulo de Nazareno del Siglo
en 2001.

362

Semana Santa de Murcia y era de ley que las esculturas que tanta fama
le han dado tuvieran un espacio adecuado para poderlas contemplar
Viernes Santo en la maana por las calles de Murcia y el resto del ao
en esta sede.
3.3.- TEXTOS PUBLICADOS EN DISTINTOS MEDIOS (19371975)
1942. Pedro Martnez Eraso. Pasin y Resurreccin de Espaa:
Una doctrina falangista436.
Este es un texto especial y de estas caractersticas podramos
resear bastantes ms, pues en los tiempos en los que fue escrito
prevaleca esta filosofa propagandstica. Su discurso religioso es
simultneo al poltico; es este un pasaje con marcadas diferencias de
lenguaje e ideologa, si lo cotejamos con el resto de los expuestos en
nuestro trabajo de tesis; el autor lo desarrolla con manifiesta
conviccin437
Estamos ante un discurso cuya urdimbre maneja los hilos, en este
caso las palabras, con vehemencia, con convencimiento y honestidad.
Eso -teniendo en cuenta que el motivo del texto es religioso y requiere
mayor esmero en las opiniones vertidas- no es nada balad. El juego
ideolgico y psicolgico radica que al hablar de la Pasin, de la entrega
de Cristo por salvar a los hombres del pecado original, surja la idea de
asociar el espritu de entrega a los dems que llevaba en esos tiempos
al Gobierno de Espaa a implantar un Estado confesional.
Leyendo los pregones de Semana Santa de Sevilla hemos visto
que varios pregoneros hacen uso de este subterfugio438. Sabemos que la
palabra siempre ha sido contenedora de las ideas y el discurso una va
de transmisin de ellas; por eso hay mltiples textos con mltiples
ideas y tendencias culturales e ideolgicas. Un ejemplo que refleja un
particular talante propagandstico es la obra de Enrique Daz-Retg,
Pericles, en el que se intenta ensalzar al general Franco, estableciendo
cierto paralelismo con la trayectoria poltica del estratega griego439.
437

D. Pedro Martnez Eraso, era alcalde de Jumilla en las fechas que escribe el artculo. Hombre de
una exquisita educacin y discrecin. Era falangista y siempre vesta con camisa azul y corbata
negra. Su presencia era en s un icono del rgimen imperante; hombre de reconocida honestidad y
fidelidad en sus creencias e ideologa. Era persona muy cualificada profesional e intelectualmente.
439. Se puede consultar el tomo I de: El Pregn de la Semana Santa de Sevilla. Guadalquivir.
Sevilla. 1992.
439 DAZ RETG, Enrique . Pericles (499-429). Araluce. Barcelona, 1952. 3 edicin. Trata de la
biografa de Pericles, idealizada, acompaada por escenas grficas como la de la boda entre Pericles

363

Este desarrollo expuesto es el que se plasma en varios de los


textos de las revistas de Semana Santa, editadas por la Junta Central de
Hermandades de Jumilla, correspondiendo el que barajamos a una de
ellas. En este texto se habla del Rgimen franquista gobernante y de la
Falange; se publican fotos, tanto del Caudillo Francisco Franco, como
de Jos Antonio Primo de Rivera, y del yugo y las flechas, que se
exponen como fondo de los titulares, e incluso de la Cruz.
Estas imgenes las justifican como ejemplo analgico entre
Jesucristo en su Pasin, que entreg su vida por los hombres
salvndolos de la condenacin eterna, y Franco, luchador hasta el
extremo, por defender a Espaa de la desaparicin de todo indicio de
religiosidad a la que fue sometida por los contrincantes en la contienda
de 1936. La conclusin a la que llegan es que, pese a los problemas
innegables, la sociedad de esos momentos cuenta con un gobernante de
absoluta entrega, gracias a lo cual Espaa recuperaba su libertad. Lo
exponen as de contundente:
Jumilla, al encontrarse nuevamente ante esta fecha y en momentos
en que el mundo se debate en lucha feroz por el ser o no ser, la
Falange no puede sustraerse en hacer un comentario sobre el
significado, dentro de nuestro Movimiento, de las fiestas de Semana
Santa. As como un da, Espaa, negada a s misma, se entregaba a las
maquinaciones de los fariseos que queran destruirla y empaar su
historia llena de esplendorosas realidades y que jvenes corazones
falangistas supieron levantarla, as mismo, Cristo, negado por el
pueblo judo se vio envuelto en grandes olas borrascosas de odio y
pasin, vindose mofado y Crucificado por los fariseos incrdulos que
no supieron comprenderle, para despus Resucitar llenando el orbe de
amor y caridad por voluntad del Dios Omnipotente que quera el
triunfo del bien.
Esta intencionada idea apologtica fijada en el lenguaje es lo que
marca las diferencias, aunque insistimos que en las revistas de Semana
Santa de estas fechas, as como en artculos de prensa, este tipo de
discurso est presente a lo largo de aquellos aos440. El dato a destacar
en esta ocasin es el paralelismo que se establece, sutilmente, entre la
situacin poltica, y la redencin de Cristo.
y Aspasia, representando los ideales nobles de la familia. (Sabemos que nunca contrajeron
matrimonio estos dos personajes a los que les uni, posiblemente, ms que el amor, ideales
culturales de la poca).
440
El peridico local Lnea activo en estos aos de la postguerra, cuenta con numerosos artculos
y crnicas de estas caractersticas en cualquiera de sus nmeros publicados.

364

El movimiento Nacional Catolicista, conocidos tambin como


charlistas de los que formaba parte el creador del pregn de Semana
Santa, Federico Garca Sanchiz y otros intelectuales, recorrieron
prcticamente nuestra Pennsula y parte de Sudamrica hablando de los
postulados religiosos y estableciendo una concomitancia, un sintagma
con la actitud poltica de quien gobernaba en esos momentos.
Ideolgicamente son textos inconfundibles, de una gran elegancia
literaria y unas contundentes convicciones religiosas. Tambin son de
un innegable partidismo propagandstico que invadi la prensa,
carteles, Arte y Cultura, constriendo toda otra manifestacin.
Dentro de nuestra doctrina falangista ante esa sociedad
envilecida por la cosa material, en que todo un concepto vital fue
reemplazado por un orden de cosas de tipo secundario, oponemos lo
que sustancialmente es la vida misma, un modo de comprenderla,
segn las normas del cristianismo en la que el hombre no viva slo por
gozar, sino mirando a arriba, muy alto, donde est la fuente perenne
de la dicha y la gloria
Estas son las fuerzas que han movido siempre a nuestros
caballeros y soldados en el transcurso de la historia; por ello
restablecieron los tercios espaoles, la unidad religiosa, salvando la
civilizacin occidental.
Esta es la meditacin que deben hacer todos los jumillanos
cuando pase el cortejo procesional, entreabran sus labios para decir:
Seor, hgase tu voluntad y ten misericordia de los moribundos.
Pedro Martnez Eraso encarna el cambio substancial de un
nuevo discurso que busca, articulado con la religin, un
reconocimiento poltico a la labor del Gobierno, encabezada por la
filosofa franquista. Este discurso invadir los textos pasionarios
durante varias dcadas que, en mayor o menor medida, reflejara el
sistema confesional asentado.
En esta ocasin el autor, falangista enorgullecido y fiel, defiende
el simbolismo de la cruz; el abrazo a la cruz, que deca Jos Antonio.
Posiblemente el rgimen absolutista represente el sentimiento hondo
del cristianismo con mayor afinidad ideolgica que pueda hacerlo la
democracia, aunque somos conscientes que estos trminos son
legtimamente refutables.

365

El abrazo a la Cruz es un mensaje de gran impulso que ya fue


patentada su fuerza por San Francisco, San Juan de la Cruz, Fray Luis
de Granada y tantos otros msticos. Mirando hacia ellos se sitan los
defensores de la Falange.
Todo el texto incide en el aspecto propagadstico y de exaltacin
del Caudillo. Quizs por ello podramos aportar una pgina plagada de
frases, pero slo vamos a incluir una dicha por Garca Sanchiz en el
Pregn de Semana Santa de Sevilla el 20 de marzo de 1937,
concluyendo el tema: Se ha salvado Espaa, y el orador rinde tributo
al Caudillo, desde el augusto escenario de los campos y la serenidad de
su amargura.
1944. Juan Orts Romn. Fray Nicols de Bussy el ms original de
todos los Imagineros441. Murcia.
Nicols de Bussy, para la imaginera pasionaria en Murcia, es un
referente importante por una serie de obras y muy en particular por El
Cristo de la Sangre, de original iconografa. Precisamente en la primera
revista de Los Coloraos ao 1949, se dice que es iconografa nica
en el mundo entero Cristo est enclavado, pero est tambin pisando
la lnea de tierra para echar a andar, portando su cruz, simbolizando as
su condicin divina tanto como humana. Su gesto de dolor est
impregnado de la necesidad de comunicar al hombre su mensaje
redentor, al mismo tiempo que el impulso vital de caminar, de buscar,
de llegar all
En el presente texto el autor analiza precisamente la personalidad
artstica de Nicols de Busy, su famoso Cristo de la Sangre, y en
general su obra. Si retomamos el texto de Chico de Guzmn,
recordaremos que en l se lamenta de que la obra de Salzillo no sea
ms conocida, ms difundida, siendo -como es- una gloria de Espaa.
Orst, de Bussi, estima otro tanto y lamenta que se le tenga en el olvido.
Ambos adoptan una actitud crtica para hablar de los dos grandes
imagineros del Barroco en Murcia.
Con setenta aos de diferencia, dos autores distintos estudian la
situacin de abandono de los dos ms grandes escultores que han
marcado el arte pasionario de Murcia, denunciando una misma
situacin de olvido al que se les condena, y denunciando el
reconocimiento que la sociedad murciana les debe. A Salzillo,
441

ORST ROMN, Juan. Fray Nicols de Bussy el ms original de todos los imagineros. Real
Sociedad Econmica de Amigos del Pas. Sucesores de Nogus, Murcia. 1945.

366

murciano, lo define como hombre modesto de costumbres sencillas


artsticamente como autor realista, cuyas figuras son de una verdad
irreprochable. A Bussy, nacido en Estrasburgo, de personalidad
insegura, y, artsticamente, como mstico del cincel. Sin embargo la
dimensin artstica de cada uno de ellos dentro del estilo Barroco en el
que se desenvuelven tiene una fuerza esttica muy diferenciada.
Bussy alcanza unos rostros msticos, transparentes, ntegramente
devocionales. Salzillo es ms disperso en matices; los rostros de sus
Cristos estn ms mezclados los valores psquicos con los espirituales.
Otra diferencia entre ambos es el nmero de pasos que procesionan
de cada uno. Comparables en calidad artstica pero no en cantidad
numrica, en lo cual sobresale con diferencia Salzillo.
Los une el olvido desde que murieron hasta el siglo XX que son
recuperados, as como la calidad artstica, el realismo de base que
imprimen a su obra, pero no mucho ms. Bussy fue ms abierto al
mundo; viaj a Italia y a Espaa, residiendo en ciudades como Madrid,
Valencia, Elche, Alicante y Murcia. Salzillo slo en nuestra capital.
Este texto sobre Nicols de Bussy fue expuesto el da 10 de
diciembre del ao 1944 en la Real Sociedad Econmica de Amigos del
Pas de Murcia. El autor realiza un prolongado exordio, confesado por
l mismo, pues intenta preparar el nimo de los oyentes a fin de que la
obra de Bussy sea entendida, y para ello dice as:
Dispensadme, pues, que haya levantado como rama jardinera,
cortada de nuestras frondas de arrayn, este exordio un poco largo, y
que usando la antiqusima ceremonia, me sirva de autorizacin para
que mi palabra torpe eleve y resalte a un escultor tambin de
imgenes, al grande Don Nicols de Bussy, como le llam
Palomino442. El gran artista cuyo nombre hace poca en nuestra
imaginera religiosa, segn afirma Baquero443; aqul a quien debe
llegar el da de rendirle honor en justo desagravio de ingratitud,
como dijo en su ltimo libro el ilustre cronista don Jos Mara Ibez,
el ms completo de sus bigrafos.

442

Al final del presente captulo ofreceremos dos artculos que hablan de Nicols de Bussy en los
cuales figura precisa informacin sobre el escultor.
443
D. Andrs Baquero Almansa fue uno de los historiadores ms reconocidos de Murcia. Estudi e
investig de manera expresa la imaginera pasionaria, de ah que sobre Salzillo y sobre Bussy sea
frecuente encontrar citas bibliogrficas suyas. BAQUERO ALMANSA, Andrs, colabor
precisamente en: Catlogo de artistas murcianos. En 1913 escribi: Los profesores de Bellas Artes
murcianas.

367

Juan Orts, plantea el reconocimiento al escultor Bussy; sacarlo


del olvido y definir su personalidad que dice ser, insegura. Era persona
que reflej en sus esculturas grandes convicciones religiosas y la dicha
inseguridad siempre se cierne en torno a su lucha por los sentimientos
religiosos, por su profesar como hermano contemplativo, o como
escultor pblico; Orst lo define al respecto:
Pero esta personalidad insegura del Escultor de Cmara de
Carlos II parece sufrir un eclipse, y no nos interesa apenas porque lo
ms sobresaliente de l es su revelacin como maestro de la gubia en
las interpretaciones religiosas Este valor extraordinario de nuestra
historia del arte, poco conocido, como decimos, a pesar de su mrito,
no poda pasar desapercibido para las finas cualidades sensitivas de
los escritores y aficionados al arte murciano Don Nicols no es el
artista que, momentneamente y para estmulo de una de sus
creaciones, lleva una vida de fe, no; Bussy es el mstico del cincel, es
el religioso artista embebido y absorbido por los misterios divinos que,
aunque vaya vestido de seglar, lleva bajo su ropilla la estamea del
penitente, el habito cenobtico, sintindolo en sus carnes y
constituyendo el ejemplo ideal del verdadero imaginero.
El pasado 7 de mayo de 2003, se inaugur la exposicin Nicols
de Bussy organizada por la Concejala de Cultura y Festejos del
Ayuntamiento de Murcia, con gran participacin de la Archicofrada de
la Sangre. Tuvo lugar en el Palacio Almud de nuestra ciudad. Tambin
colaboraron en dicha exposicin Caja de Ahorros de Alicante y Murcia
y el Obispado de Cartagena. Como visitas especiales a la citada
exposicin cont con la del Cardenal Rouco Varela, Presidente de la
Conferencia Episcopal Espaola, y tambin con la del Arzobispo de
Burgos, Francisco Gil Helln. El peridico ABC dedic varias pginas
al evento en su suplemento cultural. Como responsable de la seleccin
de las obras expuestas estuvo la profesora de Historia del Arte de la
Universidad de Murcia, D. Mara del Carmen Snchez-Rojas Fenoll.
Juan Orts Romn, escribe casi en los mismos trminos que lo
hicieran otros autores, antes reseados y que en fechas tempranas,
antes de 1905, reivindicaban sacar del olvido a Salzillo. Curiosamente
medio siglo despus se hace lo mismo aplicado a Nicols de Bussy.
Dos puntos a reflexionar nos marcan estos escritos: Que
Francisco Salzillo como natural de nuestra tierra y afincado toda su
vida en ella, propici el cario rotundo de nuestro pueblo hacia su
persona; y que, al estar concentrada gran parte de su obra pasionaria en

368

una misma cofrada, contribuye a la difusin y esplendor de la Semana


Santa murciana que, posiblemente, de no haberse dado esta
circunstancia hubiera sido menos conocida. Entre Salzillo y la cofrada
de Nuestro Padre Jess Nazareno se produjo una afortunada gran
simbiosis. En segundo lugar que esa actitud de los intelectuales de
escribir y plasmar estas reivindicaciones para recuperar la historia y los
personajes, ha dado sus frutos y, antes o despus, los artistas
importantes son bien conocidos y reconocidos. Una labor muy loable
son los catlogos que se editan expresamente sobre la obra de cada
uno, los cuales acogen artculos y estudios sobre los autores.
1950. Raimundo de los Reyes. Preciossima Sangre. Raudal de
vida444. Murcia.
Don Raimundo de los Reyes es un mstico; eso lo apreciaremos en
sus versos, que despus expondremos; aunque ahora su tema es
particularmente filosfico, pues reflexiona sobre la tribulacin de
Cristo y la Redencin. Segn Santo Toms de Aquino la Redencin es
el dogma central del cristianismo, porque ella nos muestra la justicia y
misericordia de Dios, as como su poder y amor. Sabemos que
redencin se deriva del verbo latino redimere, que significa rescatar,
redimir, recuperar una cosa. De ah que con la Redencin de Cristo, se
recupere al hombre.
San Pablo lo explicita al escribir No habis sido redimidos con
oro o plata, que son cosas corruptibles, sino con la sangre del que es
como un cordero inmaculado. Una de las grandes herejas fue negar la
Redencin445. Miguel de Unamuno en su poema El Cristo de
Velzquez es un fiel ejemplo de ese rescatar la gracia de la Redencin
cuando meditando dice:
Que eres Cristo, el nico
Hombre que sucumbi de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti qued encumbrada.

444

REYES, Raimundo de los. Preciossima Sangre. Raudal de vida.LOS COLORAOS Pg.


28. (Archicofrada de la Sangre. Murcia. 1950).
445
Los pelagianos decan que el hombre, sin la Redencin y slo con sus fuerzas naturales, poda
alcanzar el cielo. Los protestantes niegan la necesidad de Redencin, ya que el hombre, segn ellos,
se salva slo con la fe.

369

Tambin dentro de estas meditaciones en busca de ese redimere


don Raimundo de los Reyes, egregio espiritual, se enfrenta a solas con
esa redencin y dice:
Si para ir donde T ests,
hay que ser sufrido y fuerte,
y no temer a la muerte,
yo soy capaz de eso y ms
Dame tu Cruz y vers!
En esta misma lnea de meditacin, vamos a ofrecer un soneto de
Rafael Snchez Mazas, por estar en esa lnea mstica de Raimundo de
los Reyes:
Delante de la Cruz, los ojos mos,
qudenseme, Seor, as mirando
y, sin ellos quererlo, estn llorando
porque pecaron mucho y estn fros.
Y estos labios que dicen mis desvos,
qudenseme, Seor, as cantando
y, sin ellos quererlo, estn rezando
porque pecaron mucho y son impos.
Y as con la mirada en Vos prendida,
y as con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
Qudeseme, Seor el alma entera,
y as clavada en vuestra cruz mi vida
Seor, as cuando queris me muera.
Centrndonos ya en el texto de don Raimundo, digamos que es: un
compendio de misticismo, tribulacin, necesidad de recuperar la gracia
y entrega plena al Seor:
Que la tribulacin afligi a Cristo durante su vida, es cosa cierta.
Porque el Redentor no vino al mundo a representar una ficcin, sino
que vino a padecer, fsica y espiritualmente, todos nuestros achaques.
San Agustn descubre la certeza de tales padecimientos cuando dice:
Si no ests en el nmero de los atribulados, no ests en el nmero de
los hijos. Porque de la tribulacin no se evaden los elegidos...
Innumerables son los provechos que se pueden sacar de la tribulacin

370

-segn dice el padre Rivadeneyra-. Pensemos que si l que no las


necesitaba, las tuvo que merecer por prediccin de Dios, Cunto no
hemos de necesitarlas nosotros tan llenos de contaminaciones, de
ceguedad y de imperfeccin?
Si en el misterio insondable de la Pasin no se ocultaran otras
razones de alta especulacin teolgica, bastara esta tan elemental
para hacernos llevar complacidos todo padecimiento, y huir, como de
la serpiente helnica de la excesiva satisfaccinForja el dolor la
virtud y la vida que se abate en la congoja y la tribulacin se salva de
la muerte.
Raimundo de los Reyes siente como poeta, habla como poeta,
reza como poeta. Persona de facciones esculidas, sus versos tambin
lo son, en la misma medida que elevados. Dice lo justo para dejar a flor
de piel la idea. El tema de la Pasin sensibiliza y emociona al escritor,
a juzgar por sus versos. Su inclinacin espiritual es expresada con un
convencimiento teolgico pleno de la cruz.
1950. Juan Candela Martnez. La ofrenda de trece monedas446.
Murcia.
Una tradicin que debe renovarse. Con esta mxima es iniciado
este tema de donar limosna particular los cofrades del Cristo de la
Sangre. Todas las tradiciones no pueden prevalecer en el tiempo,
muchas han sucumbido; de otras aparecen documentos que logran
actualizarlas; En estos tiempos se muestra una sensibilidad para
recuperar la historia cotidiana, las costumbres que enmarcaron nuestra
cultura, ms o menos lejana, como es el caso de la ofrenda de monedas
No es desacertada la propuesta, ya que el espritu de las cofradas
es precisamente el de practicar la caridad; en el espritu cristiano en
general es una de sus columnas vertebrales: Los evangelios apcrifos
en el apartado de Cartas del Seor, dice: Sin la caridad el hombre no
posee bien alguno pg. 676. BAC 1996. Sobre la caridad los estatutos
de las cofradas ms antiguas, aluden a la limosna como parte
determinante para subsistir, tanto como para ayudar a su vez a los
propios cofrades.
En el punto 3. de los estatutos de 1624, de la cofrada de la
Sangre, se puede leer: Que se ha de nombrar muidor para que avise
446

CANDELA MARTNEZ, Juan. La ofrenda de trece monedas. LOS COLORAOS pg.17, 3


de marzo. Archicofrada de la Sangre. Murcia. 1950.

371

cuando se haya de haber cabildo y cuando se haya de pedir limosna y


cuando se muere algn cofrade y se le tiene de pagar de la cofrada su
ocupacin en la forma que los mayordomos acordaren. En otro punto
hablan de que se ha de tener un arca que ha de estar en poder de los
mayordomos, teniendo cada uno de los tres asignados una llave, y en
ella se han de guardar las limosnas. Sabemos de esta cofrada que
cada ao se nombraban tres mayordomos encargados de ir por las
casas pidiendo limosna para poder realizar procesin en Semana Santa
y darla ellos a los cofrades ms necesitados.
Por otra parte esta costumbre no est exenta de simbolismo, pues
el nmero de ser trece las monedas a donar es elegido porque
representa las trece personas que participaron en la Santa Cena. Vamos
a conocer qu es esta propuesta:
Hay prcticas, en efecto, que deben resucitarse, adaptndolas, si
acaso, a las caractersticas de nuestros das, pero haciendo que el
precioso y ejemplar simbolismo que encierran vuelva a proyectarse
con el viejo sentido y la devota intencin con que fue creado.
La limosna fue en la antigedad, como lo es ahora, principal
fuente de ingresos para el culto del Cristo de la Preciossima Sangre;
nos ha parecido oportuno ofrecer a sus mayordomos y fervientes
devotos estos sencillos datos histricos. All por el ao 1603 la
Cofrada nombraba mayordomos limosneros cuya misin consista en
recorrer la huerta y el campo, y sobre todo la ciudad en demanda de
una especie de contribucin.
La cantidad de la limosna era fija y la costumbre se mantuvo
muchos aos: Trece maravedises. Que la prctica tuvo que arraigar en
el pueblo lo demuestra el hecho de que desde el ao 1721 el
Corregidor de la ciudad, por orden del Rey, vena obligado a pagar la
alcabala a nuestra Cofrada, y precisamente en la cantidad y forma de
trece monedas de oro.
Estas tradiciones permanecen vivas en el seno de algunos
hogares; por ejemplo, al entrar en la capilla del Carmen de la Sangre
se encuentran no pocas cartas en las que los devotos, aparte de
agradecer los favores recibidos del Seor, especifican que acompaan
trece monedas como signo de esa gratitud.
Tiene algn sentido esa concreta cantidad? No lo sabemos ni
hemos podido encontrar rastros aclaratorios de tan singular

372

costumbre. Seguramente esta cifra corresponde a alguna fecha


memorable para los devotos, bien por algn milagro del Cristo, bien
por coincidir con alguna fecha trascende de la Cofrada.
Nuestro Excmo Ayuntamiento, por medio de su alcalde, debera
resucitar la laudable conducta de su antecesor y establecer de nuevo el
pago de la alcabala mencionada. Esta sencilla ceremonia sera un
detalle ms lleno de ejemplar pleitesa y devocin que realzara la
brillantez piadosa de nuestra popular y murciansima procesin de
Mircoles Santo.
Sobre los medios de subsistencia de estas asociaciones
pasionarias, era lo frecuente hasta el siglo XIX que poseyeran rentas
propias de tierras y casas arrendadas, de las que solan percibir lo
estipulado el 24 de junio, por ser esta fecha en la que reciban las rentas
los cabildos catedralicios. Las cuotas fijas era otro medio de ingresos,
aunque oscilaban mucho de unas a otras. La Cofrada del Santsimo
Sacramento y nimas de la Catedral de Murcia, tena una renta anual
en el ao 1771 de 21.000 reales; la del mismo ttulo pero con sede en
San Bartolom, 9.000 reales al ao; sin embargo la cofrada pasionaria
de la Vera Cruz, slo reciba en las mismas fechas dos reales al ao.
La donacin de las trece monedas constitua una ayuda por parte
del ayuntamiento, que les resultaba muy beneficiosa. En la actualidad,
salvo en la ciudad de Cartagena, no se hace con ceremonia alguna, pero
s que reciben subvencin, todas las cofradas, por parte de los
respectivos ayuntamientos. Es notoria la simbiosis que se ha generado
entre cabildos pasionarios y casas consistoriales porque ambos son
conscientes de la representatividad cultural que en los pueblos tienen
las procesiones de Semana Santa.
Otro dato curioso se da sobre la procedencia de esos ingresos; por
ejemplo la cofrada de nimas Benfitas de Lorca obtena al ao, de
Hacienda, el 5802%; de otros ingresos y cuotas el 4197%. Sobre
cofradas pasionarias slo figura el dato, ofrecido en lneas ms arriba,
de la Vera Cruz. Y la cofrada de gloria ms antigua de Murcia,
fundada en 1401 que fue la de Orden tercera de Mara Santsima no
vienen datos. La ms antigua de las pasionarias, Cristo de la Sangre, de
1411, tampoco disponemos de datos econmicos. (Esta informacin ha
sido extrada del libro, La represin de la religiosidad popular, pg.
159 y 178. Universidad de Granada. 2002.

373

Dejando a un lado toda esta ristra de nmeros, concluimos sobre


lo principal, que es reflejar aqu lo propuesto en el texto de recuperar la
tradicin de las trece monedas como un medio ms de financiar las
cofradas, comentando que por el simbolismo que contiene puede ser
<oportuno recuperar la tradicin. Al respecto hemos preguntado a
cofrades antiguos de la Sangre por esta costumbre y ninguno recuerda
que en ningn momento se haya depositado la cantidad citada. Sobres
con cantidades diversas como donaciones voluntarias s se producen.
1950. Andrs Sobejano. Nuestra Samaritana Indgena447. Murcia.
Vamos a ofrecer dos textos de dos escritores murcianos,
contemporneos, reconocidos por su murcianismo. Ambos eran
estudiosos de las costumbres y tipismos de nuestra Ciudad y de su
Huerta. En la presente ocasin escriben sobre el personaje de la
Samaritana, esculpida por Roque Lpez, que desfila en primer lugar en
la procesin de Mircoles Santo en la tarde. Ambos se centran en la
personalidad dieciochesca que el escultor le imprime a esta mujer
vistindola como dama murciana de la poca. Estas licencias creativas
no gustaban a un sector de pblico que vea en estos anacronismos una
prdida de valores substanciales y adems les parecan de mal gusto.
(Con relacin a Salzillo unas pginas antes resebamos una carta
dirigida a la prensa solicitando pblicamente que cesaran estas
arbitrariedades).
Sobejano matiza en el ttulo la condicin de indgena de la
Samaritana ya que era natural de Samaria. Del personaje habla con
empata y bellos eptetos, con los que consigue describirla de forma
que bien merece la pena que conozcamos:
A la idlica sombra y respaldada de un olivo tembloroso de ramas
verdes plata que orifica en la noche la difusa claridad emergente de un
pozo de redondo brocal huertano, junto al que se asienta la noble
figura del dulce Maestro Galileo, Fotina cabellos de meladas
ondulaciones, rostro fino y trigueo de carnosas mejillas, boca
pequea y graciosos hoyuelos, cejas de arco perfecto sobre ojos de
suave mirada cadente, vestida de coloreadas sedas y alhajada como
novia rica en domingo, sujeta entre sus manos ensortijadas su
cantarillo frgil y moreno, que espera henchir de agua tan pura y
limpia como la que habr de colmar y calmar su agitado pecho
turgente.
447

SOBEJANOS, Andrs. Nuestra Samaritana Indgena. LOS COLORAOS pg. 23.


Archicofrada de la Sangre. Murcia. 1950.

374

Pero, los ojos brunos y castos de Jess son ms profundos que el


pozo de Siqum de donde extraer la linfa refrigeradora, y calan en los
ms ntimos pliegues del espritu. Y ella, la sensual y lozana hortensia,
abierta en la novedad de la angustiosa fuente de Jacob, se ve
sorprendida por las palabras clarividentes del Rab, y siente de
improviso manar de su corazn un oculto surtidor insospechoso de fe
nueva y de espontnea devocin
Este pasaje de la Samaritana lo narra Juan (4,1-28). En el mismo
se desarrolla toda una metamorfosis, pues la mujer que inicia la
conversacin desde una actitud spera y desconfiada, termina
convencida de la plenitud de la gracia recibida por Jess. Y una vez
ms, como los caminos del Seor son infinitos, el de este pasaje se
sirve de los grandes contrastes para que sea entendida la llegada de la
gracia divina, que en este pasaje queda simbolizada en el agua viva que
brota en el fondo del brocal. Los caminos del Seor que son
inexcrutables nos sitan ante una mujer de pasado escabroso, para ser
pregonera de la venida del Mesas; cmo entre su atuendo atrevido y
descarado que se supone vesta- aflor la humildad y el recogimiento.
La Samaritana se muestra como joven que se cie pulseras en
tobillos, muecas y brazos. Y no cabe duda que Roque Lpez conoca
de lo engalanadas que vestan las mujeres hebreas. El escultor traslad
esta faz al de una mujer levantina, surgiendo as la nueva versin de la
acicalada Samaritana de nuestras procesiones. Sobre tanto aderezo
sabemos que en las mujeres no son patrimonio de ninguna poca ni
lugar. Ya las hebreas los lucan, pues se ponan armillas en sus
muecas y aljorcas en sus brazos y pies448. El texto de Gabriel Mir,
Figuras de la Pasin, es muy explcito al hablar sobre todo esto. La
Samaritana era mujer tan bella como fuerte de nimo; bizarra, la llama
Sobejano; Su presencia en la vida de Cristo es como un buen grano de
semilla sembrado en buena tierra.
El paso simptico y popular por excelencia que tallara Roque
Lpez; y en l, como maravilloso dechado y maniqu de bizarra belleza
448

MIR, Gabriel. Figuras de la Pasin, pg. 89. Clsicos Libertarias. Madrid. 1998. La cita dice:
Sali Elifeleth de la cmara familiar, y sus padres se miraron. Las tres hermanas, recostadas en los
almohadones, se desabrochaban las armillas de sus muecas y las ajorcas de esquilitas de plata y
las cadenicas de los codos, y las que atan los tobillos entre s para que el paso sea menudo que es
el andar patricio de las hebreas-; y tambin se quitaron la delgada toca de lino, y los partidores de
las trenzas, y el thorim de torzalejos con sartas de gemas y brinquios, y pias de oro que caen por
las mejillas, y resbalan en la garganta, y bajan y se mueven en la dulzura de los pechos; y como
algunos dijes y lunetas se prendan tenazmente en el tocado, las hermanas se socorran riendo y
besndose en el delicioso nudo de la trenza y la joya.

375

racial, va una clsica y seoril moza de cntaro, rubia y agraciada,


que lo mismo podra ser de Aljezares que de San Benito o la Albatala.
La gente en general notable cosa- se fija ms en ella, humana y
secundaria, en su buena planta y encantos, que en la divina serenidad
persuasiva del Salvador, con quien dialoga.
La prefiguracin del pasaje de la Samaritana est en el libro de los
Jueces, cuando los Amonitas adoraron a dioses falsos y despus,
arrepentidos, buscaron hasta cinco veces el perdn del Seor. Tambin
a la Samaritana le dice el Seor que ha tenido hasta cuatro maridos y
el quinto que ahora tiene tampoco lo es449.
1958. Jos Ballester. Una influencia dieciochesca450.
Es una opcin interesante esta que nos ofrece Ballester sobre la
Samaritana, la cual hemos propiciado el hacer consecutiva a la anterior
expuesta por Sobejano. Ballester orienta a un anlisis ms amplio las
caractersticas fsicas de la Samaritana, pues ya no son locales, como
las que describe Sobejano, que segn nos dice podan corresponder a
una mujer de Aljezares, San Benito, etc., sino a una tipologa europea
nacida en Francia, enfrentada a la de facciones clsicas, cuyo mayor
atractivo fsico era expresar cierta gracia y morbidez tamizada por el
gesto descarado. Estos rasgos locales, y al mismo tiempo universales,
en ambos autores se fijan en La Samaritana de Roque Lpez. Es la
conjuncin de la belleza fsica y espiritual que el escultor le supo
imprimir y que Jos Ballester, poeta y cantor, percibe de la siguiente
manera451:
449

Juan, 4,17-19. Ve a llamar a tu marido y vuelve a ac. La mujer contest: -no tengo marido,
Jess dijo: -Muy bien dicho que no tienes marido, porque has tenido ya cinco, y el de ahora no es
tu marido. En eso has dicho la verdad.
450
BALLESTER, Jos. Una influencia dieciochesca.LOS COLORAOS pg. 14. Archicofrada
de la Sangre. Murcia.1958.
451
La labor profesional de Don Jos Ballester, estuvo vinculada al peridico de La Verdad de
Murcia; en l cre, junto a Don Raimundo de los Reyes, distintos apartados literarios en los cuales
se dieron a conocer muchas de las creaciones literarias de diversos escritores murcianos. Estamos
ante un periodista, escritor costumbrista, a cuyo estilo ha dedicado la mayor parte de su trabajo,
reflejado en ttulos como: Alma y Cuerpo de una Ciudad. Mi Murcia entre dos siglos El
Licenciado Cascales Amanecer de la prensa peridica en Murcia, etc. De su entusiasmo por la
Literatura son admirables los esfuerzos que hizo porque el peidico de La Verdad publicara
trabajos realizados por poetas y escritores tanto murcianos como forneos. Sobre estas
publicaciones precisamente hay bastante informacin, pues de estos espacios dedicados en la
prensa a este menester conocemos varios, entre ellos: Pginas Hojas Revistas Boletines
etc.) y que tuvieron su desarrollo ms lgido en el segundo tercio del siglo XX. Don Francisco
Javier Dez de Revenga, al cual ya hemos citado sobre este mismo tema, ejecut un trabajo,
paciente, meticuloso y pormenorizado, en el que estudia y explica la significacin de estas
plataformas editoriales, as como el concepto de Literatura local y su aportacin a la Literatura en
general. Tambin es interesante su libro, Pginas de la Literatura Murciana Contempornmea, por
el anlisis crtico que hace de cada autor. Este tipo de publicaciones en estos medios, la mayora de
las veces era obra indita.

376

D. Roque tuvo, sin duda, el acierto de llegar al pueblo, de suscitar


su emocin en este paso, donde la ancdota vive palpitante en los
dos nicos personajes y donde se contina una caracterstica que he
considerado siempre peculiar de Salzillo: la introduccin del paisaje
entre figuras, ms como un efluvio o una sugestin, que por obra de
los signos sensibles del rbol o de las peas452. La mujer pecadora est
arrequivada de tal suerte que atrae la curiosidad de los espectadores
ingenuos.Su indumentaria ofrece asideros pintorescos en la
ornamentacin, en los bordados, en la profusin de collares y sortijas
que la hacen suntuosa Esa cabeza, pues, en la cual haba de poner el
artista nicamente su inters, nos invita a una consideracin: la de que
D. Roque, en ella, fluctuando entre la tendencia al tipo o a la
representacin de un modelo personal, se inclin ms bien a lo
primero.
Efectivamente, esta obra ha sido referente para las muchas otras
esculpidas en fechas posteriores ya que cre tipologa, pues las
siguientes se inspiraron en ella, y todas las que desfilan en nuestra
regin se caracterizan por los tres elementos de: belleza, recargamiento
en el atuendo y una lozana juventud.
El cntaro es tambin elemento significativo en la escenografa
creada, tanto por su simbolismo como por sus recursos plsticos; va
sujeto a la mueca de Samaritana, o Fotima, por una cadena de oro que
enlaza la idea primordial que es: Samarinata-cntaro, cntaro-agua y
vida. As tambin del pozo emana una gran carga simblica y fusiona a
los dos personajes, de los que brota amor espiritual, como brota el agua
de las entraas de la tierra.
Para complementar el estudio de la Samaritana de Roque Lpez,
Jos Ballester, la eleva a un anlisis ms general que dice as:
452

Esta es una matizacin en el texto que nos ocupa aplicada a Roque Lpez, pero su antecendete
explcito est en Salzillo. El talento y la importancia que tuvo Salzillo al desarrollar pasajes de
Cristo con varios personajes y otros elementos importantes. como los propios protagonistas. Este
tema, hasta la fecha de hoy, no ha sido explicado en profundidad. Salzillo fue el primero en revestir
a los personajes con otros elementos y valores entre los que predominan los de carcter simblico.
La Oracin del Huerto, por ejemplo, ha dado lugar a que pueda ser presentado con olivo y palmera,
ambos de origen sagrado. La Cena es una sacra conversacin en donde los manjares de la mesa
hablan de comunin y de compartir. De algn modo la riqueza en las composiciones que plasma
Salzillo, tanto fsicas como psicolgicas, dan lugar a esos complementos que como en el caso de la
palmera- se han creado. La Dolorosa con su mirada hacia el cielo y sus manos gesticulantes, crean
un paisaje abierto; sobre todo los acertados angelicos que revolotean a sus pies constituyen toda una
escena de familia muy tierna. Mucho se podra analizar la obra de Salzillo si se describiera el
paisaje y la escenografa derivada de gestos y actitudes que el autor plasma. Roque Lpez es
discpulo de Salzillo y en el paso de La Samaritana transmite muy bien estos valores al situar a
los dos personajes dialogando, pero con el brocal en medio, contenedor del agua viva.

377

Hacia la segunda mitad del XVIII, los pintores franceses dejan


constancia de un tipo de faz femenina muy caracterstico. Se aparta del
que adopt la tendencia clasicista de Poussin, y es el que prefieren los
cultivadores de la nota ertica, de las costumbres galantes. valo
redondo, nariz un poco arremangada, y boca picaresca453. Si no con
una escrupulosa fidelidad a esos modelos, creemos advertir su
influencia en la dieciochesca Samaritana de don Roque. Los aires que
soplaron durante varios decenios desde los Pirineos, no se detuvieron
en Espaa antes de llegar a nuestro Sudeste. No puede decirse que
Murcia, experimentase con intensidad el influjo que hubiera alcanzado
a nosotros aun sin la elevacin de los sucesores de Luis XIV al trono
de los Austrias. Pero es indudable que en las artes puso repetidamente
una impronta que permanece en muchos hogares murcianos.
Esta impronta parte del prototipo de Samaritana que desfila en las
procesiones de Semana Santa, no solo en Murcia sino en toda Espaa,
predominando las dichas caractersticas de, belleza pujante, aspecto
muy femenino, enjoyada, con peinado aparatoso, vestido llamativo,
recargada y engalanada desde los pies a la cabeza. Su personalidad es
noble, su movimiento de porte jacarandoso; mujer mediterrnea y muy
grcil de sonrisa y mirada. Est presente muy en particular en Levante
y en el Sur de nuestro Pas.
Andrs Sobejano y Jos Ballester escriben sobre la Samaritana
sendos textos tan similares entre ellos como lo son los escritos sobre
Salzillo por Chico de Guzmn y Joaqun Bguena. Sobejano y
Ballester pertenecen a la segunda generacin de murcianistas; son los
herederos de Baquero Almansa. Por esta razn, sus respectivos textos
tienen que ser, bizarros, como exponen ellos que es la Samaritana de
Roque Lpez454.
Tambin supone, dada la categora intelectual de ambos
escritores, categorizar el uso de anacronismos, que ellos ven como uso
de formas enriquecedoras, por lo cual no les fue ajeno el vestuario
lujoso y pomposo de poca vestido por La Samaritana, y, por otro lado,
453

Esta aseveracin de don Jos Ballester, puede ser contrastada si miramos el retrato de Miss
Louise OMurphy (Museo del Louvre) pintado por Francois Boucher. Tambin otro ejemplo es el
cuadro de La Adivina (Gal. Dell ccademia, Venecia) pintado por G.B. Piazzeta, alejada su
fisonoma de los refinamientos y sofisticados retratos franceses de principios del XVIII. Incluso en
la pintura de esa misma poca, en Londres, podemos apreciar esas mismas caractersticas nada
menos que en Gainsborough, pues al retratar a sus hijas ya marca esos rasgos. (Victoria and Albert
Museum).
454
Esta imagen la inici Nicols de Bussy y la termin Roque Lpez respetando cuanto haba
iniciado el primer autor.

378

ya adoptado en los Autos Sacramentales desde el siglo XVII, cuyos


atuendos tambin eran, en parte, anacrnicos. La escultura pasionaria
del XVIII adopta, adems, los postizos con el fin de hermosear las
imgenes y darles expresividad. Todo este derroche no era nuevo, pues
ya en el siglo XV en los Pases Bajos se vesta a la Virgen como dama
de clase media alta, a base de vestidos de cuidadas calidades, con un
sin fn de aderezos de pedrera, organzas, encajes, turbantes de gruesos
plegados y artsticos volmenes, y un conjunto de ornamentos a su
alrededor que haca a los personajes como muy recargados, incluso, a
veces, muy envarados.
1958. Jos Mara de Cosso. Los Salzillos en la calle455. Murcia.
Una de las expresiones ms llanas de los cofrades para expresar
que la procesin va a formar e iniciar su recorrido, es la de decir
echar los pasos a la calle; de ah el presente ttulo. Mucho gozo en
torno a estos momentos iniciales; slo se quiebra todo cuando el
tiempo lluvioso lo impide. La procesin de Viernes Santo en la maana
es bellsima y sus pasos son nicos e irrepetibles, tanto que, como
deca antes Antonio Zozaya, venir a Murcia y no verlos es dejar
patente de incultura. Describirlos es la base de este artculo:
La Semana Santa en Murcia es grave, austera, devota. Desfilan
las procesiones entre el crepsculo y la noche, o en plena noche ya. La
multitud se agolpa en las calles, respetuosa. Tan slo hay una
excepcin: la procesin del Viernes Santo, la de los pasos de Salzillo,
que sale por la maana, a plena luz, y se recoge al medio da. Al pleno
sol aparecen los extraordinarios pasos. Arrostran la luz del da, y el
arte del gran escultor se nos ofrece directo, sin colaboracin efectista
alguna. Serenamente camina sus andas San Juan, recogindose el
manto con inigualable distincin, o la Vernica mostrando la Santa
Faz con un elegante ademn que si no hubiera habido otros modelos
no se llamara as una suerte de capa taurina, o la Dolorosa, una
afligida Fuensantica de la huerta, clsica y popular al mismo tiempo,
concebida por el artista dentro de las reglas rigurosas del ms
depurado neoclasicismo y acentuado por la fuerza popular ms
inesperada.
Es la primera vez que leemos, asociado a la Vernica, un trmino
taurino. Aos despus Jos Mara Pemn, dira de la esculpida por
455

COSSO, Jos Mara. Los Salzillos en la calle. Peridico de ABC. Madrid. 16 de abril de
1958.

379

Salzillo que sosteniendo el pao lo hace con gracia torera456.


Tambin es interesante destacar que Cosso define a esta imagen como
esculpida dentro de las reglas rigurosas del ms depurado
neoclasicismo457. Jos Snchez Moreno, muy tmidamente, plantea la
evolucin de Salzillo en su tercer periodo hacia el estilo neoclsico,
aspecto apenas reconocido por la crtica en este escultor. Clsica es la
escultura de La Vernica en cuanto a la actitud y forma; est apenas en
movimiento, sobria en tonos, elegante y sencilla. Pero dejemos estos
matices y entremos en el apartado de las tradicionales bocinas:
Suenan las tubas destempladas, que es empresa tremenda la de
llenar de aire el largusimo instrumento, y redoblan los tambores con
comps arcaico y lgubre. Y as desfilan los pasos llevados en andas
por los hombres de la huerta murciana, con sus calzones moriscos y
sus medias de repizcadas, y acompaados por la emocin de todo un
pueblo.
Dimos algunas explicaciones en el captulo anterior sobre estos
instrumentos acerca de los cuales las opiniones son muy diversas. La
mayora de los que las describen las califican de objetos feos, mientras
otros las consideran muy tpicas. Su sonido es expectante y
desacompasado. Suenan as entre otras razones porque al ser en sus
medidas tan desproporcionadas de tamao, ofrece muchas dificultades
llenarlos de aire, de ah que, con razn y sin ella, son definidos como
instrumentos destemplados, derivndose de ello que se las conozca
tambin como elemento de burla. Con su sonido era humillado Cristo,
como lo fue al ponerle una caa en las manos como cetro de poder.
Por contraste, en el tiempo real de los hechos, el mandatario
romano era emblematizado por acordes de triunfantes trompetas que
marcaban enfticamente su llegada al Forum, su entrada triunfal donde
fuera menester, o actuando de aviso de silencio absoluto ante su
456

La Pasin segn Pemn, pg. 48. Edibesa. 1997. La expresin de referencia le imprime
originalidad. Un ingls, por poner un ejemplo, nunca hubiera asociado al pao de la Vernica
semejante simil.
457
A Salzillo se le ha encasillado como escultor barroco. Su arte se clasifica en tres periodos; de
ellos, el tercero, se considera de decadencia. En este perfil hay un artculo escrito por don Germn
Ramallo, Catedrtico de Arte de la Universidad de Murcia, que estima que no es decadente este
tercer periodo sino de evolucin hacia los nuevos postulados del neoclasicismo, imperantes en toda
Europa en esos tiempos. Revista IMAFRONTE n. 14. Cosso curiosamente emplea el trmino de
riguroso clasicismo en una obra esculpida en 1756, o sea, en el considerado periodo barroco de
mayor y ms acusada madurez de este escultor. Estos interesantes artculos, tanto el de Cosso como
el de Ramallo, dan margen para rectificar en la idea del aislamiento de Salzillo y sobre ese tercer
periodo de decadencia que varios estudiosos de la obra de Salzillo le atribuyen. Con este talante
renovador, que no decadente, es coherente el replanteamiento y admitir el hecho evidente de que
aun sin salir de Murcia, no viva de espaldas a las corrientes artsticas, y que en cada obra supo
aplicar lo que ms convena.

380

arenga. A Cristo lo humillan con una corona de espinas (de ah que no


sea un elemento de castigo, aun provocando heridas), con tnica blanca
por ser la que vestan los reos condenados a ser crucificados. Pero,
como impona la costumbre, la msica tambin tena que estar
presente para remarcar la humillacin con estas enormes bocinas que
discurran en los tiempos de Cristo sobre un carro arrastrado por nios.
Antonio Salas Ortiz en la revista Coloraos pg. 33, Cofrada de
la Sangre, 2001, estima que el toque de bocinas es el que se produce
cuando los tambores son arropados para que sus vibraciones sean
rumor ms que latido, en el que el hiriente semitonado de las bocinas
es fruto de una disculpable falta de tcnica. Antonio de Carranza
(Coloraos, 1951), explica que: .Estas bocinas de sonidos inarmnicos,
acompaados por los broncos y destemplados sones de tambores,
parcheados por pieles de borrego curtidas al pelo, y el producido por el
chocar acompasado de los palillos en los intervalos de silencio,
acompaaron al sublime Sentenciado por la calle de la Amargura hacia
el Monte de la Calavera y slo callaron cuando alzndose sobre el sol
radiante de aquel viernes de primavera, una negra nube que sumi en
densas tinieblas aquella tarde asesina, con lo que manifest el Universo
creado por l su protesta contra los deicidas, haciendo temblar la tierra,
rasgando de arriba abajo el velo del templo458.
Jos Mara Cosso nos habla de una Semana Santa perfectamente
conformada. Atrs quedaron los titubeos y las extremas precariedades
sufridas459. Vemos cmo se ha ido manteniendo la religiosidad al
margen de convulsiones polticas o climticas. Cmo est tan asumida
esta fiesta que ya se habla de ella como algo tan implantado que queda
a salvo de todo. Como la fe, la gracia, la devocin y el enamoramiento
-a veces casi arrobo-, que sienten las gentes, ha dado abundante fruto.
1964. Jos Crisanto Lpez Jimnez. El Berrugo del Carmen: notas
documentales460. Murcia.

458

El tema del velo rasgado es muy simblico. Ya el profeta Isaas alude a este smbolo (Is.
25.6,10).
459
Entre 1835 y hasta 1885 hubieron unos periodos de dificultades muy acuciantes por el tema de
las desamortizaciones. En 1875 por la famosa riada de Santa Teresa, que tanto afect a Murcia, y en
1885 por una epidemia de peste. En los primeros aos de 1900 porque hubo extrema sequa. Y otro
periodo conflictivo fue el de la dcada de los aos treinta; tanto a primeros de siglo, como en este
periodo de guerra, las cofradas se quedaron prcticamente sin cofrades. Un ejemplo es la
Archicofrada de la Sangre que lleg a quedarse con tan solo cinco hermanos a primeros del siglo
XX
460
LPEZ JIMNES, Jos Crisanto. El Berrugo del Carmen. Notas documentales. LOS
COLORAOS Pg. 6. Archicofrada de la Sangre. Murcia, 1964.

381

Compitiendo en popularidad y fama con imgenes como la de la


Samaritana, San Pedro, o San Juan, est el Berrugo, personaje sobre el
cual se ha escrito mucho, en numerosas veces con eufemismos, pues es
difcil definirlo. Su personalidad, digamos que es traviesa; es sin duda
una especie de tipo que, sin ser bueno del todo, la gente lo reclama;
que sin pecar de maldad manifiesta, la gente lo condena. En el desfile
procesional se le espera como algo particularmente representativo de
la huerta, bien para burlarse de l, bien para saludarlo como seal de
acogimiento. El trono en el que figura es espectacular ya que lo forman
cuatro personajes, tres esculpidos por Nicols de Bussy, y el Berrugo
que es obra de Francisco Salzillo.
Don Crisanto reclama para el Berrugo su propio espacio entre los
personajes populares representativo de tipos costumbristas; de l
apunta que es clamo doctoral. El inters que despierta este
personaje lleva a Don Crisanto, con su sabia pluma, a explicar quien es
y cmo es el Berrugo.
No le fue indiferente el personaje y quiso ahondar en su fama de
hombre rudo por fuera, pero sensible por dentro; persona molesta, y
otras veces aceptable. En el presente texto empieza por clarificar quien
lo esculpi y cundo hizo su salida a escena:
Investigaciones y sugerencias de ilustres murcianos en torno al
hombre de palo han picado casi todos nuestros eruditos y
costumbristas. Escribe Ibez Garca en el captulo IV, dedicado a
Bussy, de:Estudios Bibliogrficos Murcianos, que la popular figura
del Berrugo se adicion al paso del Pretorio en 1737 -difiriendo
Ibez de los que la atribuyen a Francisco Salzillo-, pues ms bien
parece hechura de Bussy, y son de Bussy las cuatro imgenes restantes
del paso, segn los documentos.
En el archivo de la Cofrada de la Preciossima Sangre, en
declaraciones del 13 de enero de 1706, folio 133, consta que al
reorganizarse la cofrada de la Sangre en 1688, procesionaron con el
Cristo de las Penas (era un Crucifijo, propiedad de los frailes y no el
busto del Hecce Homo de las Penas,, que algunos alcanzamos a
conocer en la iglesia del Carmen) y despus la Cofrada fue recibiendo
de don Nicols de Bussy los pasos propios en este orden: Negacin
de San Pedro, Contemplativo de la Sangre de Cristo, Soledad, Ecce
Homo, constndolo en escrito de 1696. Segn se manifiesta en
repetidos folios hasta la fecha indicada, el paso el Pretorio estaba
integrado por las figuras del Ecce Homo, Pilatos, un judo y un sayn.

382

En el inventario correspondiente al 14 de abril de 1706, folio 352, y en


sucesivos inventarios, hay relacin del paso integrado por el Ecce
Homo y las tres referidas hechuras.
Ibez, Baquero y Daz Cassou dan como primer documento
relativo al Berrugo, el referido de 1737... El Berrugo no presentaba
ninguna caracterstica de labor bussiana. De Salzillo lo crey
Baquero, cuyas slidas afirmaciones admiro. Bussi dio un grupo
pasionario para meditar sobre Jess en la casa de Pilatos, ocupando
las tres figuras restantes plano secundario. Aparece el Berrugo, en la
tercera dcada del siglo XVIII, desviando la piadosa atencin de las
gentes.
Este trabajo de don Crisanto, apoya la tesis de ser Salzillo el autor
de la escultura del Berrugo; es adems la ms aceptada por los crticos.
La aportacin documental lo que s certifica es la presencia de El
Berrugo en el paso del Pretorio; a veces se han distorsionado las
opiniones sobre este tema, tan repetido e insistente, por ser dos
escultores tan famosos los posibles autores, pero que, como dice Don
Crisanto, la autora del hombre de palo, l y muchos ms, se la
atribuyen a Salzillo.
Crisanto Lpez Jimnez, es un reconocido investigador paciente
y constante de la Semana Santa de Murcia. Hay numerosos trabajos
suyos publicados en diferentes revistas, en particular en la de los
COLORAOS. Revista que es una de las fuentes ms consistente para
el estudio, no solo de la Semana Santa de Murcia sino de toda la
Regin.
En estos aos ya puede ser planteado un estudio de conjunto de
estas celebraciones gracias muy particularmente a esta revista tan
emblemtica editada por la Archicofrada del Cristo de la Sangre; de
ah su ttulo de Coloraos. Tambin de otras editadas por las
correspondientes cofradas y hermandades tanto de Murcia como de
numerosos pueblos.
El tema de las fuentes sobre este tema cada da se ampla. La
prensa murciana sigue ofreciendo sus caractersticas y sintticas -pero
funcionales- crnicas cada ao en estas fechas en particular y de forma
general durante el resto de los meses. Suele informar del desarrollo y
actividades que tienen lugar en los cabildos.

383

Estas publicaciones se han convertido en los buenos archivos a


estudiar para escribir la historia de la Semana Santa y de las cofradas.
El nmero de estas asociaciones religiosas laicas es muy notorio, el
patrimonio escultrico que poseen es muy apreciable y la incursin en
la vida cotidiana muy visible e inscrustada en la sociedad.
Sobre el nmero de cofradas pasionarias, instituidas segn
Derecho Cannico, a nivel nacional es dificultoso saberlo; El profesor
de la Universidad de Sevilla, Don Francisco Santiago, en su artculo,
Hermandades de Sevilla, dice que en Espaa hay ms de diez mil
cofradas. En la Dicesis de Murcia, en la actualidad hay inscritas 360.
Es comentario generalizado que se calcula que un 40% de las cofradas
no estn instituidas segn Derecho Cannico, aunque si estn
operativas. En cualquier caso es evidente su notorio baluarte y
protagonismo en la religiosidad popular, as como ser Don Crisanto
Jimnez uno de los pioneros en investigar el tema en nuestra tierra.
1962. Carmen Conde: Todo Levante est en el Escultor Salzillo461.
Murcia.
Escritora prolfera. Escribi novela, cuento, ensayo, Teatro y muy
en particular poesa, de las cuales tendremos oportunidad de resear
algunos versos. En 1978 fue la primera mujer nombrada miembro de
La Real Academia de la Lengua. Sobre Salzillo, el presente artculo es
publicado teniendo la escritora una edad madura y siendo ya muy
conocida. Al hablar de l, impetuosa, coincide en algunos criterios con
otros escritores famosos pero no murcianos, como es el caso de K. D.
Hartmann462.

461

CONDE, Carmen. Todo Levante est en el Escultor Salzillo. Peridico El Da de Montevideo


del 25 de marzo, 1962. (TORRES FONTES, Juan. Salzillo: Su Arte y su Obra. Alfonso X el Sabio.
Murcia, 1977.
462
El autor HARTMANN, K. D., razona que Salzillo defendi los postulados de belleza y
refinamiento al continuar la tendencia mstica y apasionada dominante en el siglo anterior. Historia
de los estilos artsticos. Col. Labor; pg. 299 de la 2 edicin. Otra aportacin la recogemos de la
nota 81 del libro de SNCHEZ MORENO, Jos, Vida y Obra de Francisco Salzillo, pg. 88
(Excelentsima Diputacin de Murcia, 1944), en la que se cataloga a Salzillo entre los realizadores
del Rococ. Esta diversidad de opiniones se produce porque Salzillo es calificado su estilo acorde,
por la mayoria de escritores y crticos, con los postulados del Barroco. Jos Snchez Moreno en la
pg. 88 de su libro acabado de citar, lo define como neoclsico; esto ceido al periodo tercero y
ltimo del famoso imaginero. En los trabajos ms recientes sobre Salzillo, Don Cristbal Belda
Navarro, Catedrtico de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, lo ubica en el Barroco ms
bello y expresivo. Don Germn Ramallo Asensio, Catedrtico de Historia del Arte de la
Universidad de Murcia, lo cataloga en su tercer periodo como un escultor que evoluciona
sabiamente hacia las nuevas tendencias artsticas instaladas en toda Europa, como es el
Neoclasicismo.

384

A Carmen Conde, como murciana le sera bastante conocida la


procesin de Viernes Santo en la maana; pero veamos qu dice sobre
nuestro gran escultor:
Salzillo es la gracia, la ternura dulcsima, la suavidad, lo que no
hiere ni punza esa sonrisa, tan difcil, de la belleza al margen de los
grandes gestos. Para este escultor levantino de origen italiano pero
murciano hasta los entresijos- la belleza es armona apacible, y una
vuelta de todo que infunde respetuosa complacencia. Quienes conocen
los paisajes murcianos y tienen referencia, -visual o auditiva- de los
paisajes palestinianos, saben que los campos de Murcia sus huertas,
sus ros, sus montaas- se parecen muchsimo a los que sintieron la
planta de Jess. En los campos, en las playas de la regin murciana,
no hay violencia sostenida, aunque a veces es verdad- sobrevenga
una violencia inesperada y arrasante que se lo lleve todo por delante y
deje cubierta de limo plstico la extensa tierra propicia
La observacin de Carmen Conde sobre ser el paisaje de Levante,
concordante en las caractersticas fsicas del paisaje palestino, aos
despus tambin lo expresara as en su libro, La Semana Santa segn
Pemn, el autor gaditano. (Edibesa, 1997). Sobre Salzillo es novedoso
el que Doa Carmen lo describa como la ternura dulcsima. Quizs
sea la cualidad menos reconocida en la obra de Salzillo, excepto en sus
frgiles, regordetes y deliciosos angelicos, que son nicos y que
representa una de las ms valiosas influencias de su padre Nicols
Salzillo.
Uno de los escultores ms salzillescos es Jos Snchez Lozano y
creemos que es el que realmente desarroll esta propiedad de gran
dulzura en los rostros de sus imgenes.
La ternura y la suavidad suelen estar presente, por esencia, en las
representaciones tanto de Cristo como de la Virgen, pero Salzillo,
precisamente es acusado, a veces, de cierta dureza en los rostros de
Cristo. El Amarrado a la Columna, con sede en el Convento de Santa
Ana de Jumilla, as ha sido interpretado por muchas personas.
Carmen Conde al describir el dolor en Levante, hace unas
matizaciones muy personales. Su prosa, delicadsima y bella, plantea
un anlisis hondo sobre la mstica del dolor que la escultura pasionaria
representa. Ella, cartagenera, baados sus sentidos por la mansedumbre
predominante del Mediterrneo, ilando sus ideas desde su fina
sensibilidad, establece en este artculo el concepto del dolor aparatoso

385

de Castilla, frente al relajado de Levante. Capta diferencias entre los


dos espacios y plantea reflexin de cmo sera el dolor para
Berruguete, castellano (escultor famoso del siglo XVI), y para Salzillo,
murciano (escultor famoso del siglo XVIII); al respecto dice:
El dolor humano que Salzillo refleja en sus esculturas no dispone
de la aparatosidad de los castellanos; es humilde, resignado, se sabe
intil para cuanto no sea sentirse bajo la implacabilidad azul de su
cielo tan puro, tan radiante y hermoso como un cntico de amor.
Cruel, s, no nos asuste la palabra; cruel. La hermosura implacable
puede ser cruel como ninguna otra! Pero Salzillo, viejo civilizado del
Mediterrneo, ya no intenta ningn gesto rebelde, ni siquiera duro o
trgico ante la arremetida del drama. Es que para el imaginero
murciano el dolor no era como para Berruguete?. Por qu?. No es
el dolor el mismo para todos los que lo sienten. Volvemos a algo ya
dicho: clima, paisaje, raza Sufrir en Castilla es ms sufrir que en
Levante. Hay, adems, que Levante es el Mediterrneo; es menos
primitivo, es ms antiguo, es... Yo no s lo que es ms, pero hay algo
que le quita al dolor su empuje brbaro y le amansa, le somete, le pone
mantos suaves y hasta un coro, inaudible a veces que acompaa con
uncin su sometimiento a lo irreparable. Salzillo, como Berruguete,
son en estos das un buen par de lecciones de Arte y de maestra
escultrica.
Carmen Conde, abre los sentidos del lector como ella misma dice
sin herir ni punzar. Aporta en este artculo unas ideas muy
sugestivas, no planteadas en ningn otro de los textos expuestos ni por
exponer, como es: La dulzura en la obra de Salzillo; el dolor
configurado en razn de nuestro propio espacio; la definicin que da
del Mediterrneo. Sabemos que la risa, el llanto, el dolor, es connatural
al hombre, pero Carmen Conde aade una va diferenciada de ello,
segn el entorno fsico. No corresponde entrar en anlisis, pues nuestro
tema es otro, pero si que meditamos sobre el dolor pasionario
expresado por los imagineros, dependiendo de la zona geogrfica en la
que estn arraigados.
1967. Jaime Campmany. Viernes Santo463. Murcia.
La devocin, la emocin, el amor puro y la infinita uncin son de
gran calado espiritual para los nazarenos que desfilan Viernes Santo en
la maana. La procesin de los Sazillos est plagada de duendes
463 CAMPMANY, Jaime. Viernes Santo. Arriba, 24 de marzo, 1967. (TORRES FONTES, Juan.
Alfonso X el Sabio Museo Salzillo. Murcia, 1977).

386

invisibles que bullen y hormiguean en ese da desde altas horas de la


maana464. Una serie de smbolos se manifiestan en ese da en todo su
esplendor hasta convertir la Procesin de los Salzillos en Murcia en
mucho ms que una procesin. A partir de este tipo de reflexiones ser
entendido el texto de Jaime Campmany que, como podemos apreciar,
es coincidente con el de tantos otros que expresan vivencias similares
sobre el mismo evento.
Antes de entrar en el texto es conveniente describir, sucintamente,
el ambiente creado en torno a la formacin de la procesin de la que
hablamos. En la iglesia de Jess, sede de los pasos de Salzillo, la
noche de Jueves Santo la describen, los que han participado de los
preparativos, como muy entraable e importante en sus vidas de
cofrades. El momento cumbre se produce al amanecer, o sea, cuando
va a iniciarse el desfile y los pasos salen a la calle.
Es emocionante ese silencio expectante ante el toque de carga de
cada paso que esttico ante el umbral de las puertas de la iglesia
retumba como fuerte aldabonazo en el interior de cuantos presencian el
espectculo. Las dimensiones de los tronos ocupa materialmente el
vano de salida, al borde de rozar sus muros, y slo la pericia del
mayordomo y de los estantes hace que no los roce; es prodigioso y
tiene el momento mucha grandeza y tensin el desarrollo de esta
operacin; basta observar los rostros de cada uno para apreciar la
convulsin espiritual y la solemne religiosidad que envuelve esos
momentos, adems de la atencin mental por resguardar los tronos que
estn al filo del rozn.
Cruzar el umbral estos pasos requiere el ejercicio de la habilidad
precisa y de la fuerza fsica de sus porteadores para hacerlos acceder a
la calle ante los ojos de sus devotos all concentrados. Es, por encima
de todo, una lluvia de sensaciones indescriptible. Es una escena
funcional, pero se vive como un rito sagrado, como un smbolo, como
una experiencia de gracia. Jesucristo convierte la calle en sagrario y
como tal las gentes se ponen de pie a su paso. Las gentes cruzan calles
transversales buscando atajos que les permita mirar el espectculo ms
464 Esta procesin de la cofrada de N.P.J.N. siempre se ha realizado Viernes Santo por la maana.
Hasta 1674 sala a las cuatro de la madrugada, despus de rallar el sol. Curiosamente en 1774 el
Obispo de la Dicesis de Cartagena, Rubn de Celis, prohibi la salida nocturna de procesiones
pasionarias (Este mismo Obispo en 1782, tambin prohibi la peticin de aguinaldo). Todo fue nulo
segn DAZ CASSOU, Pedro, que da este dato en: Pasionaria murciana. (Facsimil. Murcia 1977).
Murcia sigui procesionando casi en las mismas horas que vena hacindolo en aos anteriores. La
Procesin de los Salzillos se salv de la prohibicin ya que en estas fechas desfilaba de madrugada,
lo cual era visto como procesin de Viernes Santo en la maana.

387

de una vez. Son cosas no entendibles si no es con el velo de la gracia, y


con el prisma de la fe.
Son momentos que valen por una eternidad, que marcan los
estigmas del nazarenismo, del abrazo a Dios, tan mstico y elocuente
como el de San Bruno. Son momentos de gozo, vividos abonico, con
el corazn en vilo porque los salzillos estn en la calle a cielo abierto,
ante el sol, proyectando luz, legitimando su voz y su mensaje
evanglico. Jesucristo esa maana es de los murcianos y es tomado
bajo los hombros de sus penitentes. Todo cuanto ocurre es Auto de
Pasin, experiencias msticas y jarros de agua bendita.
Entramos ya en el texto de Jaime Campmany que sabe bien lo que
dice ya que lo siente ao tras ao. Expresiones como: No tengo
palabras para expresarme. Es algo que ni yo mismo s decir Es una
cosa especial superior a m, son escuchadas a las personas que
intentan describir las emociones vividas en torno a la referida
procesin. Nuestro autor dice algo similar como buen cofrade que es de
la Real y Muy Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno:
Cuando ustedes echen la mirada por estos renglones, un servidor
andar metido por la maana murciana del Viernes Santo y siempre
me he dejado lo mejor de ella, el misterio y el prodigio que la hacen
inigualable y nica, maravillosa e impar, ocultos bajo la corteza dura
de las palabras. Esto de no saber, de no poder decir, en palabras,
sentimientos e impresiones es una tragedia diaria del escritor, que,
como ningn otro ser, se encuentra de pronto impotente y mudo,
atnito y sin lengua Para m, la maana empieza antes aun de que el
sol la inaugure.
Es todava noche cerrada cuando en la vieja casa de los abuelos
se inicia el ritual de la vestidura. Desde el trenzado de las cintas de las
zapatillas de raso blanco a la cada de las chorreras de encaje antiguo
que bajan del cuello como una catarata de espuma, todo es una
ceremonia lenta que requiere tiempo y sabidura. El vuelo de la tnica
morada, que es amplio y airoso, queda recogido atrs, semioculto bajo
la cola del capuz. Caen las nfulas de seda sobre los hombros a un
lado y otro de la pajarita blanca. Cae el rosario grande, de ncar,
hasta ms debajo de la rodilla, sujeto al cordn que simboliza las
ataduras del Jess flagelado. El inevitable barroquismo del Sureste ha
ido aadiendo ringorrangos y perifollos a la pobre tnica del
nazareno. Los mayordomos llevan guantes de cabritilla y cetro de
plata, y cuello almidonado, botonadura de piedras en la camisa

388

blanca. Los nazarenos que llevan los pasos a hombros llegan de las
huertas verdes que rodean la ciudad con su morenez rabe. Llevan la
tnica corta, no ms debajo de la rodilla, y ese da se calzan unas
medias gruesas, de punto complicado, que por aqu llaman de
repizco, porque parece que la malla hubiese sido hecha dando
pellizcos al tresbolillo.
Los nazarenos penitentes ocultan el rostro y llevan cruz a cuestas.
Caminan despacio, alzando la cruz de madera sobre el hombro, en dos
filas interminables. A los nazarenos penitentes se les conoce por los
pies, descalzos o calzados con leves sandalias de caminante. Hay pies
que son como dos historias gemelas de una vida larga y triste, llena de
fatiga y pesares, de luchas y caminos.
Jayme Campmany con estas explicaciones verifica la
trascendencia de la procesin de los Salzillos y que, vestir la tnica de
N.P.J.N, es cosa que imprime carcter. Ya lo deca Po Tejera en el
comienzo de este captulo que los recuerdos vividos en torno a la
procesin de Viernes Santo llenaban parte de su vida y trascendan
hasta la hora de su muerte. Ambos personajes son murcianos, cofrades
de Jess, periodistas y escritores. Si comparamos sus respectivos
textos, al estar escritos sobre experiencias y sentimientos personales en
la procesin famosa, comprobaremos la semejanza de trminos e ideas.
3.4.- TEXTOS PUBLICADOS EN DIVERSOS MEDIOS (19762005)
1973. Lorenzo Guardiola Toms. Penitentes465. Jumilla.
Los hebreos, y los paganos tambin, era costumbre entre ellos el
encenizarse, como qued expuesto en el captulo primero, apartado 1.2.
Se vestan de cilicio, que corresponda a un pao tan rstico que
pinchaba o rozaba desagradablemente sobre la piel. El evangelista
Mateo (11. 21) ya alude al tema con la frase: !Ay de ti, Corozan, ay
de ti, Betssaida! Porque si en Tiro y en Sidn se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que habran hecho penitencia,
cubiertas de sayal y ceniza.
La visin que de la penitencia pblica nos da don Lorenzo
Guardiola es sobrecogedora, para justificarla hay que intentar ubicar
los conceptos en los tiempos en que se desarrollaban los hechos; para
465

GUARDIOLA TOMS, Lorenzo. Penitentes. Junta Central de Semana Santa de Jumillla.


1973.

389

comprender los parmetros que medan la vida del hombre que al


considerar como lo principal salvar su alma la penitencia puede ayudar
a entender estos excesos que el autor valora as:
Cuando a mediados del siglo pasado tomaron auge las
procesiones jumillanas, fue la de los penitentes, en la madrugada del
Viernes Santo, una de las que enseguida atrajeron el fervor entusiasta
de las gentes. Ya no se trataba de contemplar el pavoroso espectculo
de aquellos empalados y ttricos disciplinantes del siglo XVII. El
voto de los pecadores arrepentidos fue cristalizando en una larga
teora de cruces de madera y de herrumbrosas cadenas, con cuyo peso
lacerante adquira la penitencia un verismo conmovedor.
Componan un cuadro a todas luces estremecedor. Era una
evocacin tremenda del drama del Calvario. Resultaba algo as como
una pesadilla atroz y alucinante verles subir las pronunciadas cuestas
de los Pasos iluminados en los nichos de las paredes,
rememoradores de la Divina Penitencia. Pona el plenilunio su
claridad desnuda en las calles en zig-zag, donde se aglomeraba la
multitud, ansiosa de asistir, en primera fila, a una escena de
pinceladas tan cargadas de verismo. Era ciertamente un espectculo
de fe candorosa y de arrepentimiento sincero. Cada penitencia era una
promesa que se cumpla, un corazn que procuraba, por tan
lastimosos procedimientos, ganar el perdn misericordioso que
prometiera a los hombres el Redentor.
Don Lorenzo, mdico de profesin, se muestra contrario a estas
prcticas que puedan daar la salud, la cual la considera un don de
Dios. Alaba la decisin de prohibirlas, aunque es consciente de que tal
medida no es irreversible y pasado el tiempo pueden de nuevo ser
reincorporadas ya que, como l mismo dice, las cosas cambian pero los
conceptos religiosos del hombre suelen ser muy equivalentes y,
adems, perduran a lo largo de las generaciones.
Las cuestas de los Pasos corresponden a una calle de Jumilla,
llamada Los Pasos precisamente porque est en pendiente acusada y
en ella se crearon catorce capillas, incrustadas en el muro de catorce
casas de dicha calle, correspondientes a las catorce estaciones que
conforman el Va Crucis, pues era costumbre Mircoles de ceniza y los
viernes de cuaresma rezarlos pblicamente siguiendo el orden de estas
capillas. Otra propiedad de esta procesin es que participaban muchas
personas no tnicas, pero portando en la mano una vela encendida. Lo
que s vestan las mujeres era un sayal que les llegaba por debajo de las

390

rodillas, rstico y oscuro, con cngulo o cordn franciscano a la cintura,


muy similar a la tnica nazarena; era de color morado y la promesa
sola consistir en llevarlo no solo en la procesin que comentamos sino
tanto tiempo como aguantara fsicamente la prenda.
Tengamos en cuenta que la tnica nazarena naci sin ninguna
norma de uniformidad, sino como signo de penitencia; de ah que se
eligiera como modelo de referencia el hbito colocado a los reos de la
Santa Inquisicin. Los condenados a muerte por esta Institucin vestan
un hbito de color amarillo, denominado como capisayo, motivo por el
cual, antiguamente, qued prohibido en los atuendos nazarenos. En la
actualidad esto ha sido superado.
D. Lorenzo Guardiola plasma una opinin antipopular en esos
aos, como era censurar la penitencia de sangre. Desde que se inici la
poltica de suspender estos actos, o al menos moderarlos, no se
consiguieron grandes resultados, sino todo lo contrario; a medida que
pasaba el tiempo iban retornando las costumbres prohibidas. Las
profundidades del hombre son difciles de rastrear. En estas fechas tan
prximas al cambio poltico del final de la guerra en 1939, todava
pesaba mucho en el nimo de los espaoles merecer el perdn de Dios.
1979. Vicente Cano Lpez. La Santa Sbana: Quinto Evangelio
del Siglo XX.466. Murcia.
El tema de la Sbana Santa, su investigacin es relativamente
reciente. A travs del anlisis del carbono 14 se convierte en punto de
partida de una nueva actitud ante la investigacin que, como todos
hemos conocido, los resultados de ese anlisis fueron de lo ms
polmico. El propio director del Museo Britnico, Tito Michael,
reabri la polmica surgida. En los resultados de dicho anlisis se
negaba que la Sbana Santa fuera la autntica que envolvi el cuerpo
de Jesucristo.
Fue un proceso complicado. De tres ciudades diferentes fueron
los laboratorios que asumieron realizar la prueba del Carbono 14:
Arizona, Zurich y Oxford. El informe dado por los dichos tres
laboratorios afirmaba que se trataba de la obra de un habilidoso
falsificador medieval que realiz su gran tesoro entre los siglos XI y
XV.

466 CANO LPEZ, Vicente. La Santa Sbana: Quinto evangelio del siglo XX LOS
COLORAOS. Archicofrada de la Sangre. Murcia. 1979.

391

El propio Tito Michael, ao y medio despus de publicarse este


informe, rompi su silencio para negar que esta reliquia fuera falsa, ni
hubiera sido obra de falsificadores medievales. Admiti que no haba
ningn sistema por el que esa imagen, la de Cristo en la sbana, se
hubiera podido formar. De ello levant acta el Notario Giulio Turbil
que se registra con el nmero 122.260, y lleva la fecha de 28 de mayo
de 1931, confirmando que la fotografa tomada para el estudio
correspondiente no haba sufrido el ms mnimo retoque y que la
positiva era copia perfecta. Confesin esta que levant verdadera
expectacin ante nuevas investigaciones.
La historia de la Sbana Santa se inici cuando fue hallada en
1350 por Godofredo de Charny, caballero francs. Fue colocada en una
iglesia que este caballero mand construir. A partir de esta fecha ha
sido sometida a multitud de estudios y todos ellos sin garanta
suficiente; esperaban que la ciencia pudiera aportar un mtodo que
garantizara un margen de error aceptable. Ese momento pareca haber
llegado el 14 de octubre de 1988, da que se public el resultado de las
pruebas del carbono 14, creando a partir de entonces una polmica
entre quienes aceptaban como definitivos los resultados obtenidos con
este revolucionario mtodo y los que mantenan que, a pesar de dicho
informe, la Sbana Santa sometida era la autntica.
Al margen de este dilema es lo cierto que todo cuanto se diga
acerca de su autenticidad nos lleva a un tema doctrinal, pues es muy
importante saber todo lo generado tras las distintas pruebas a las que la
Sbana ha sido sometida, pero sin perder la consciencia sobre el
referente de que, por encima de la voz de los cientficos, est la fe y el
sentimiento religioso de los cristianos.
Sobre la Sbana Santa desde las muestras fsicas han podido
aportar datos determinantes, pues valorados desde la medicina han
abierto nuevas vas que alumbran nuevas razones acerca de cmo
muri Jesucristo y por qu causa orgnica. Todo ello es conmovedor,
expectante y causa de hondas reflexiones en nuestras convicciones
religiosas, ya que el tema nos impone una conducta tica consecuente
con nuestra condicin de cristianos.
El Sagrado lienzo sabemos que en el ao 436 form parte de una
exposicin con reliquias Sagradas. Sufri un incendio en 1349 y otro
en 1532. En 1578 lleg a Turn a la casa de Saboya. En 1898 se le
hace la primera fotografa y en 1931 la segunda. Para esta segunda la

392

potencia de luz es de 16.000 bujas y despus se hace otra de 20.000.


Mucho misterio y mucha emocin, que es expuesta a continuacin:
(La revista LOS COLORAOS aclara que extrae el contenido del
presente artculo de la revista ECLESIA-MUNDO en la que fue
publicado en los das de Semana Santa del ao 1978).
Historia de la Sbana Santa. Las pruebas de autenticidad que hoy
nos presenta la ciencia, dan un positivo valor a los datos que la
tradicin y la historia nos han ido ofreciendo. Vamos a sealarlos a
grandes rasgos: La Sbana Santa es un lienzo de lino, compacto y
fuerte, de 436 x110, todo una pieza, que pesa 1400 grs. Se le llama
indistintamente Sbana Santa, Sagrado Sndome, Santo Sudario. Lo
encontr Jos de Arimatea en Jerusaln al poco de expirar Cristo en la
Cruz. Lo tocaron y utilizaron para envolver el Cuerpo del Seor, su
Madre Santsima, la Virgen Mara, San Juan, Santa Mara Magdalena,
Mara Salom, Jos de Arimatea y Nicodemo. La forma en que lo
usaron fue la siguiente:
Aparecen los pies cerca del extremo del lienzo y la nuca puesto el
Seor boca arriba, hasta la mitad, volviendo despus el resto por la
frente, nariz, manos entrelazadas y rodillas hasta sobrepasar la punta
de los pies. El cuerpo extendido mide 180 m. Y por lo tanto deja
sobrante en los extremos unos 30 cms. que se recogen unidos, lo
mismo que los dos laterales en toda su longitud. Al tercer da de haber
quedado provisionalmente sepultado en el sepulcro nuevo de piedra, se
efectu la grabacin de sus imgenes, por arriba y por debajo, en el
instante de su Resurreccin, saliendo fuera de la Sbana glorioso y
radiante como el sol que atraviesa el cristal sin romperlo.
Esta Sbana fue guardada por la Virgen Mara Sin que
trascendiera la conservacin de tan querida reliquia Pasaron tres
siglos. La primera noticia que nos llega es por Nicforo, en el siglo V
ao 436. La Emperatriz Pulqueria manda erigir en Bsforo la iglesia
de Santa Mara de Blanquernes, donde se expusieron las reliquias y
entre ellas el Sindome Sagrado que haba trado de Jerusaln. Desde
este hecho histrico empieza a estimarse pblicamente este precioso
lienzo y pronto pasar a ser motivo de singular custodia, de ambicin
y hasta de botn sagrado como aconteci en tiempos de las
Cruzadas. En 1578 llega a la Casa de Saboya y en la actualidad se
venera en la Capilla aneja a la Catedral de San Juan de Turn, obra
portentosa de Guarino Guarini. Se guarda en un inmenso relicario de
plata asegurado por tres llaves.

393

Rudolf Hynek, mdico, convertido, que public: Lo que revela el


Santo Sudario, cuenta su propia experiencia y ha empezado a ponderar
el tema con sus libros: Una segunda Buena Nueva. Quinto Evangelio.
Y, Libro de los Dolores del Salvador. En ellos descifra las enrismticas
figuras de la Sbana Santa.
1982. Jos Mara Poveda Ario. La Pasin de Jesucristo y el dolor
humano. 1982467. Murcia.
Este autor es Psiquiatra y profesor de la Universidad Autnoma de
Madrid; su profesin lo lleva a analizar la actitud de los humanos ante
el dolor. Las investigaciones acerca de la Pasin del Seor se inici
precisamente con la de la Sbana Santa en el ao 1898, cuando el
lienzo estaba todava bajo la custodia de la casa de Saboya, siendo su
primer investigador el abogado y aficionado a la fotografa, Secondo
Pa, que la fotografi.
El estudio de los sindonlogos se multiplic muy especialmente a
partir de 1988; pero antes de estas fechas profesionales de la medicina
ya haban realizado otros estudios acerca de cmo muri Jess468.
Pierre Barbet, cirujano, en 1952 ya meditaba sobre propiedades de
la Sbana Santa poniendo nfasis en el dolor humano469. Ives Delage,
profesor de Anatoma Comparada, de la Sorbona, fue el primer mdico
que estudi en 1902 la fisiologa y patologa que mostraba Jesucristo,
desde la Sbana Santa, para corroborar que las marcas de tortura y
muerte coincidan con las relatadas en el evangelio470. El Dr. Jos
Prez, ha emitido la conclusin de que Jesucristo muri por paro
cardiorespiratorio471. Muestras estas que conforman esta serie de
estudios y opiniones a las que se suma el trabajo profesional y las
conclusiones particulares emitidas por el Dr. Poveda Ario, que en
1982 ya deca:

467 POVEDA ARIO, Jos Mara. La Pasin de Jesucristo y el dolor humano. La Verdad.
Semanal. 4 de abril, 1982, pg. 12 a 15.
468 Varios son los mdicos espaoles que estudian este tema de la Sbana Santa. Adems de los
citados en el artculo est el Dr. HERMOSILLA MOLINA, Antonio, que escribi: La Pasin de
Cristo vista por un mdico.
469 BARBERT, Pierre. Biblioteca Sindoniana. Manual n. 6. La Pasin de Nuestro Seor
Jesucristo vista por un cirujano. Ed. Promesa. Mjico. 1983.
470 IVES DELAGE. Relaciones cientfica Sul Lenzuolo de Torino, en Quaderniaperti, n. 2 Trani.
1986.
471 PREZ, Jos. Entrevista realizada el pasado mes de febrero de 2004 en el programa emitido
por TVE2. El Da del Seor realizada por la Directora de dicho programa Mara de los ngeles
Fernndez.

394

La gente est asustada. Tiene miedo. Tiene miedo a la muerte y


tiene miedo a la vida. El miedo a morir se explica. Repugna a la
imaginacin dejar el cuerpo a un lado con su plasticidad ambivalente.
Qu bien ha quedado fulanito..., parece dormido, se oye decir, a
veces, Pero la muerte est ah filtrndose a travs del disimulo de la
cosmtica funeraria. O acechando en la acompasada y penumbrosa
musitacin de las unidades de cuidados intensivos de los hospitales. Se
proyecta nuestra angustia ante una imagen cuya realidad es difcil de
entender. Las gentes quieren vivir, pero rechazan todo cuanto no sea
agradable. Proclaman, cerrando los ojos a la realidad, que la vida
consiste en pasarlo bien con tal de no hacer dao a los dems. El
dolor viene siendo, desde siempre, la razn que con mayor frecuencia
lleva al enfermo a la consulta mdica. El dolor molesta a todo el
mundo.
La enfermedad y el dolor han sido y siguen siendo parte del
misterio de la vida. Ahora, cuando slo se admite el bienestar
material, el escndalo y la intolerancia que el dolor provoca se han
convertido, con el afn desenfrenado de placer, en las dos caras de la
ms cotizada moneda de la bolsa del modernismo. Pero el asunto es
tan viejo como el hombre. El Huerto de Getseman, la Ciudad Santa y
el Monte Calvario, tres lugares de la Pasin que vienen a ser como los
tres hitos orientadores en la carrera dramtica del dolor humano. En
Getseman, sin azotes, ni espinas, ni clavos, el dolor fsico revela la
cuanta incalculable de la angustia solitaria frente a la muerte
1983. Leoncio Mayo. Ao Santo472. Murcia.
La celebracin de un Ao Santo comprende dos finalidades
primordiales, el culto sagrado y la obtencin de indulgencias. Este tipo
de acontecimiento nos es conocido; pero nos es menos el que con
motivo de la Semana Santa, o de Pascua, el Papa, con carcter
extraordinario, conceda Ao Santo.
Las indulgencias significan favor, y el concepto ya aparece en
Isaas (61.1). En el caso de las indulgencias concedidas por la Iglesia
en los distintos jubileos, desde el siglo XVI, suelen ser plenarias473; en
los siglos anteriores, excepcionalmente las conceda la Iglesia.
472

MAYO, Leoncio. 1983, Ao Santo. La Verdad. Dominical, 27 de marzo, 1983.


Las indulgencias es la remisin ante Dios de la pena temporal por los pecados, perdonados, en
cuanto a la culpa que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por
mediacin de la Iglesia, la cual, como administradora de la redencin, distribuye y aplica con
autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos Catecismo. 1471. A partir del
siglo XIII, se estableci la piadosa costumbre de orar por la obtencin de indulgencias por las almas
473

395

El tema de las indulgencias se extendi como consecuencia de


los episodios de las Cruzadas que tuvieron una repercusin religiosa de
enormes consecuencias sociales y religiosas. La gente manifest a
travs de ellas su grado de fortaleza y afliccin por los pecados
cometidos. Con lo primero emprendan duras peregrinaciones, con lo
segundo buscaban el perdn por sus faltas. Lo ms revelador de estos
actos es el miedo del hombre ante la muerte o la condenacin eterna;
idea que ha marcado su vida religiosa474.
Este tema de las Indulgencias fue decretado en el Concilio de
Trento. Pablo VI lo promulg en las Constituciones. Doctrinas sobre
las Indulgencias 1997. En su punto primero el prrafo que lo compone
viene reflejado en el Catecismo. Juan Pablo II promulg el nuevo
Cdigo de Derecho Cannico, que establece en sus cnones del 992 a
997 la disciplina que rige hoy en da en materia de indulgencias.
Dichas doctrinas en estas distintas revisiones, apenas si han
cambiado de base; ms bien se limitan a dar de ellas una ms clara y
actualizada explicacin. (Todos estos datos que, directamente no
forman parte de la Pasin del Seor, consideramos conveniente el
ofrecerlos por clarificar tradiciones y normas religiosas dictadas desde
la Iglesia, muy asumidas y practicadas en la sociedad). Dicho esto
pasamos a ofrecer resea sobre la concesin de Ao Santo, en distintas
ocasiones, con motivo de la Pascua del Seor:
Su Santidad Juan Pablo II convoc el pasado 6 de enero,
mediante bula, Aperite portas redemptori el ao jubilar. Ao Santo,
con ocasin del 1950 aniversario de la Redencin, que se celebrar
desde el Domingo de Pascua de 1984, 22 de abril.
No es la primera vez que un Papa ha convocado jubileos
extraordinarios por diversas circunstancias; as Po XI, en 1933,
decret el ao Santo de la Redencin, en el 1900 aniversario de la
misma. En aquella ocasin el Papa dijo que la incerteza en el ao de
la muerte del Seor es probable que Cristo no muriese en el que
nosotros sealamos como el ao 33, como es tradicin, sino en otra
fecha- nada quita a la seguridad y a la infinita grandeza de los
beneficios recibidos por nosotros.
del purgatorio. Varios telogos defendieron esta posibilidad de aplicar las indulgencias para liberar
a los difuntos de sus penas temporales.
474
El profesor MOLINA MOLINA, Angel Luis, ha escrito un libro: Estudios sobre la vida
cotidiana (SS XIII-XVI. Real Academia Alfonso X el Sabio. 2003. En l dedica un captulo sobre
las actitudes del hombre ante la muerte.

396

El primer jubileo fue establecido por Bonifacio VIII en 1300, con


una bula que conceda la indulgencia plenaria cada cien aos. En
aquella poca la indulgencia plenaria era extraordinariamente rara en
la Iglesia. En 1343, Clemente VI puso los jubileos cada cincuenta
aos, y un siglo ms tarde Pablo II estableci que se celebrasen cada
veinticinco aos, para que cada generacin tuviese la oportunidad de
ganarlo.
Pero qu es un Ao Santo? Simplemente una ocasin para
conseguir una indulgencia plenaria especial, es decir, la remisin de
la pena temporal merecida por los pecados mediante el cumplimiento
de ciertas condiciones, entre ellas la visita a una baslica romana. En
1975, Ao Santo, acudieron a Roma ms de doce millones de
peregrinos.
El referente ms determinante para actuar as la Iglesia, adems
del ya citado de Isaas, est en las palabras del propio Jesucristo que
dijo: Os aseguro que todo lo que atis en la tierra quedar atado en el
cielo, y todo lo que desatis en la tierra quedar desatado en el cielo
(Mat. 18.18).
En nuestra regin vivimos un periodo de particular incentivacin
de estas gracias, pues en los ltimos aos varios de nuestros pueblos
han gozado de este privilegio, como son Caravaca, Yecla, o Totana, y
en el prximo lo obtendrn Mazarrn y Jumilla. El da 8 de enero de
2006 se iniciar Ao Jubilar peregrinando a Santa Ana del Monte en
Jumilla para orar ante la imagen del Cristo Amarrado a la Columna.
1988. Jos Mara Lozano Prez. Testimonio del ayer475. Jumilla.
Cannico Prefecto del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de
Murcia. Profesor del Instituto Teolgico de Murcia. Autor de
numerosos artculos de opinin. Investigador mariano y poseedor de un
archivo copioso sobre dicho tema, as como sobre la historia de
Jumilla, su pueblo natal. Fue Ordenado sacerdote a los veinticuatro
aos; realiz tesis doctoral en Teologa.
El artculo de este autor que traemos a colacin es de carcter
histrico y muy denso, en pocos renglones nos facilita una serie de
datos que permiten estructurar la tipologa de la Semana Santa
475

LOZANO PREZ, Jos Mara. SEMANA SANTA DE JUMILLA pg. 35-38. Testimonios
del ayer. Junta Central de Hermandades. Jumilla. 1988.

397

celebrada en Jumilla en el siglo XVII. Hace una llamada de atencin


sobre la conveniencia de buscar y estudiar los documentos de forma
meticulosa y con paciencia. La paciencia dice la sabidura popular que
es madre de la ciencia, y en forma literaria nos la presenta Santa Teresa
en un hermoso poema en el que uno de sus versos dice Dios no tiene
prisa, la paciencia todo lo alcanza De momento este artculo ofrece
datos muy concretos sobre el origen de las procesiones en Jumilla:
Es conocido de todos que en los siglos XVII y XVIII se celebraban
ya en Jumilla procesiones Jueves y Viernes Santo. Hay que recoger
pacientemente cuantos datos y detalles encontremos por mnimos que
parezcan. Slo as podremos ir desvelando y reconstruyendo los
orgenes y la evolucin de ese trozo de vida, tan jumillano y tan
querido para nosotros, como es nuestra Semana Santa.
En ella alcanza gran protagonismo La Cofrada del Rosario que
est vinculada a la gnesis de las procesiones de Semana Santa. Las
fundaciones de esta advocacin son de las ms antiguas, a nivel de toda
Espaa, pues no en balde la primera imagen de esta advocacin la trajo
Jame I el Conquistador en 1266. Los desfiles pasionarios, iniciados
despus del Concilio de Trento en la mayora de pueblos, se
desarrollaron tanto en el medio rural como en el urbano, si bien es
verdad que alcanzaron su mayor esplendor en las ciudades476.
En el siglo XVIII se conocan en el reino de Murcia 71 cofradas
religiosas, de ellas la de Nuestra Seora del Rosario era la ms
repetida, pues era raro el pueblo que no la tuviera entre sus
advocaciones. En este mismo siglo cofradas de La Dolorosa slo se
contaba con once.A este culto la orden de los Dominicos contribuy
mucho a su difusin. Sus cofrades verificaron en Jumilla las primeras
procesiones en los das de Jueves y Viernes Santo.
La Cofrada de Ntra Sra. del Rosario es considerada la ms
antigua de Jumilla; por ello desfilaba en la procesin de Corpus
Christi, desde muchos aos antes, inmediatamente delante del Stmo.
Sacramento. Un cuaderno de sus cuentas de los aos 1641 a 1687 nos
presenta a esta Hermandad como organizadora de la procesin
penitencial que tena lugar la noche de Jueves Santo. En el inventario
que describe refleja adems de la imagen titular y las insignias o
estandartes propios, el sencillo bagaje de elementos pasionarios que
476

Para el estudio del desarrollo corporativo de las cofradas se puede consultar el Expediente
General de Cofradas del Reno de Murcia que se encuentra en la seccin de Consejos del Archivo
Histrico Naciona, y que lo concerniente a Murcia est en el legajo 7094-95. Comprende ms de
mil pginas

398

utilizaban: Dos Xristos uno grande y otro mediano. Dos velos de


tafetn negros. Una trompeta. Un cinto corren para llevar el Xristo
Grande
El cortejo parta de Santa Mara ya entrada la noche. Antes de
salir se predicaba una pltica sobre la Pasin. Se habla del regalo que
se le hizo al predicador que predic la Pasin (ao 1651) y al ao
siguiente se consignan 25 reales del regalo que se le hizo al
predicador. El Xristo grande era llevado por un solo individuo de
fuerte contextura y encajado en un fuerte cinto de cuero. En 1687 se
consignan 22 reales que dieron a los msicos que acompaaron a Ntra
Sra el Jueves Santo. De qu imagen se trataba? En el inventario la
nica que figuraba es la titular Ntra Sra del Rosario. En 1642 se
pagan nueve reales en aderezar la trompeta el Jueves Santo.
Curiosamente se reconoce el nombre del trompetista, un tal Gabriel
Gilberto.
La relacin de gastos que aqu se consignan es significativa; el
apunte sobre el costo del regalo realizado al predicador podra
equivaler, aproximadamente, a veinte das de sueldo de un obrero pen
en la actualidad.
Tambin hacemos llamada de atencin sobre el toque de trompeta;
sabemos que es el instrumento, antecedente de la bocina, que
precisamente hasta hace unos diez aos todava desfilaba en las
procesiones de Jumilla. (Hemos expuesto acerca de ellas dos opiniones
destacadas por ser las de un intrprete de este instrumento y la de un
musiclogo. Antonio Barcel, el intrprete, la reconoce como
instrumento para realizar convocatorias en Semana Santa y como burla,
emulando a los toques de las comitivas romanas mientras
acompaaban al reo condenado a muerte. La segunda opinin fue
facilitada por Antonio Salas, msico y musiclogo, que la valora
estrictamente como instrumento de convocatoria, para la cual haba
composicin propia.
Otros gastos reseados en el texto que comentamos son:
1647, 18 reales en vino y esponja, ms papel de estraza, para
aplicar a los cuerpos de los penitentes de la procesin de Jueves
Santo. 1648, arroba y media de vino castellano que se gast la noche
de Jueves Santo en el cocimiento que se hizo para la cura de los
penitentes que cost a 8 reales arroba. (El vino se herva con
murtones, fruto del murto que en cocimiento proporcionaba efectos

399

curativos). 1649, se pagan a Gabriel Giberte (No sabemos si es el


trompetista o se trata de otra persona de apellido muy similar), 22
reales por la cera en el alumbrado de la procesin de Jueves
Santo.1684 y 1687, se habla de la cura y refresco que se dio a los
penitentes el Jueves y Viernes Santo, referencia que parece reflejar en
estos aos su participacin en las procesiones de ambos das.
Los datos siguientes consignados corresponden a 1777 y son de
mucho inters.
Los alcaldes ordinarios presentan una denuncia ante la justicia
de la Villa contra varios individuos por haber jugado a los naipes
cuando en la Iglesia Parroquial del Seor Santiago se estaba
celebrando el Oficio de Tinieblas para hacerse el Descendimiento de
Cristo en este Viernes Santo. El Oficio de Las Tinieblas lo constituan:
En primer lugar, hacia las 3, hora de la muerte del Seor, comenzaba.
Eran los Maitines y Laudes del antiguo Oficio Divino que tena lugar
las tardes de Mircoles, Jueves y Viernes Santo. En las iglesias de
cierta importancia se solemnizaban con gran abundancia de canto,
alternando las melodas de la salmodia gregoriana con las mejores
obras de la polifona clsica. En segundo lugar una ceremonia
popular de mucha plasticidad y dramatismo: el Descendimiento de la
cruz. Se haba colocado en el crucero de la iglesia una cruz con una
imagen articulada de Cristo; terminado el Oficio de las Tinieblas, ante
el pueblo reunido se desclavaba y bajaba el cuerpo muerto de Jess,
colocndolo en una cama para llevarlo al Sepulcro.
Dos puntales para estructurar la historia de la Semana Santa de
Jumilla aportan los prrafos transcritos. El primero habla de
procesiones, pero a pesar de las fechas a las que corresponden, no se
habla de nazarenos sino de penitentes, matizacin a tener muy en
cuenta. En pleno siglo XVII este ejemplo es transportable a la mayora
de pueblos. El trmino de nazareno no es usado porque la concepcin
de las procesiones todava es a base de penitentes y sin ningn atisbo
de contrastes plsticos preestablecidos ni de diferenciar atuendos. La
Semana Santa, como espectculo de belleza, surgira en el siglo XVIII.
El segundo pilar sostiene el dato de que en Jumilla se celebrara
Oficio de Tinieblas. En l hemos de ver el concepto de Semana Santa a
base de representar los hechos de la Pasin de forma viviente. En este
Oficio el ingrediente teatral es muy consistente. Es primordial el
impresionar y mover a las gentes a reflexionar sobre su situacin

400

espiritual. El motor de todo acto era avivar la conciencia sobre el


estado del alma.
El lenguaje de las imgenes, los signos, los sonidos, ha entrado en
accin. El Desenclavamiento es una escena ms de la obra
representada. Aqu el vestuario y dems aderezos empieza a tener vida
propia; la luz, el sonido y el atuendo han ocupado su propia fuerza
expresiva, su propia misin en el espectculo; ya el cuidado de estos
complementos empieza a figurar con una misin concreta, y la
representacin ya no es slo dovocional sino que el Auto de Pasin va
tomando cuerpo y dndole sentido cultural a la rememoracin.
Estos actos son casi acadmicos, pues en ellos se asienta la
formacin religiosa de la sociedad, por eso multan a los que se quedan
jugando a los naipes, como bien deca un texto aqu expuesto al
comienzo del presente captulo. Son apuntes histricos, curiosos y
bsicos para el estudio de las mentalidades, la antropologa y, por
supuesto, la historia.
Oficio de Tinieblas, Descendimiento, Sermn de las siete
palabras, todo de la ms hermosa esttica teatral y emocional de la vida
espiritual de los hombres. Estos actos en la actualidad son minoritarios
los lugares en los que se siguen celebrando. Todo ha sido relegado por
otros actos, otras estticas que, han de determinar con el paso del
tiempo hasta dnde resultan convenientes, religiosa y culturalmente.
Aunque aqu no aparece el dato, la hermandad de la Vera Cruz
organizaba y sufragaba estos actos. En notas de gastos aparece por todo
ello un costo de 30 reales cada ao (1773 hasta 1781). Para pagar al
predicador responsable del sermn dado en el Descendimiento, se
pagaban 30 reales y otros 30 para pagar a los msicos que
acompaaban en la procesin del Santo Entierro.
Para terminar, diremos que en 1780 aparece otro gasto de 90
reales para pagar las dos sbanas finas que hicieron para la cama de
Nuestro Seor, y 116 reales en 16 varas de encaje fino ancho para
guarnecer dichas sbanas.
La sociedad de entonces era muy pobre, pero es una constante
histrica que el creyente necesita materializar su amor al Seor y
revistie toda expresin que trate de Cristo con las mejores galas; en
aquellas fechas eran encajes y sbanas; hoy ser para flores
sofisticadas, o tronos revocados en pan de oro, pero en definitiva, lo

401

que queda latente es que el alma humana es generosa y enamorada de


Cristo.
Jos Mara Lozano escribe sobre vivencias de los siglos XVII y
XVIII teniendo varios puntos dignos de anlisis como son los
siguientes: En todo momento se habla de penitentes, de procesin
penitencial, pero en ningn momento de nazarenos ya que las fechas de
referencia son anteriores a 1687, en las cuales el trmino era
excepcin. Se empieza a hablar de Nazarenos de forma generalizada a
partir del siglo siguiente.
La Semana Santa en estos dos siglos citados tiene un componente
religioso teatral muy acentuado. El Oficio de Tinieblas era realizado
con mucho verismo; apagaban las luces, emitan sonidos expectantes
en diferentes tonos y desde diferentes distancias; la voz estaba muy
presente, pues era modulada convenientemente segn el efecto
buscado. El desenclavamiento y deposicin de la figura de Cristo sobre
la sbana blanca era solemne y todo un ritual. Despus, el sermn de
las siete palabras era predicado con emocin y solemnidad. Las gentes
las imaginamos muy atentas, en parte sorprendidas por el espectculo,
en parte impregnadas de fe.
Sobre las imgenes poco podemos concretar; es una pena que no
sepamos en detalle cmo eran estos actos. Cmo vesta Nuestra Seora
del Rosario cuando desfilaba Jueves Santo en la noche. Pero aun sin
ser especificado, queda claro que ya era una Semana Santa muy
celebrada y religiosamente muy honda; que despertaba mucho inters
el Sermn, en el que se inverta bastante dinero. Las escenificaciones
contaban con la participacin masiva de las gentes, pues da la
impresin de que el pueblo se paralizaba durante estos actos. Es una
Semana Santa netamente religiosa y cuanto en ella se organiza es con
fines de formar al cristiano en la Pasin de Cristo.
1991. Pascualita Morote Magn. Aspectos de religiosidad popular
en la Semana Santa de Jumilla477. Jumilla.
La religiosidad popular es un conjunto de ideas y actos que surgen
de forma espontnea y son proyectados y asentados a travs de la
tradicin. Constituyen un conjunto de valores simblicos y culturales
que han generado un ceremonial propio.
477 MOROTE PAGN, Pascuala. Aspectos de la religiosidad popular en la Semana Santa de
Jumilla pgs. 19-28. SEMANA SANTA DE JUMILLA Junta Central de Hermandades. Jumilla.
1991.

402

Caro Baroja la entiende Ms que a la prctica y esmero en


cumplir las obligaciones religiosas, a la necesidad de practicar una
religin478. Todos la practicamos, pues lo hemos interiorizado en el
seno de nuestras familias y en las costumbres de nuestro entorno. Son
comportamientos muy autnticos y determinantes en nuestro acervo
espiritual.
Doa Pascualita Morote, nacida en Jumilla, desde su Ctedra de
Literatura Espaola en la Universidad de Valencia, sigue una lnea de
investigacin sobre la cultura popular y el folklore, tema, adems, de
su Tesis Doctoral. En el presente texto estudia una serie de costumbres
que cada ao se repiten durante la Semana Santa en el pueblo de
Jumilla, confirindole propiedad. Costumbres que por otro lado son
muy comunes a otros pueblos, pero siempre en cada uno de ellos
acusan un matiz singular que las convierte en propias. Acerca de ellas
nos explica lo siguiente:
Mediante este trabajo quiero destacar algunos puntos de la
cultura tradicional de Jumilla que la configura como una cultura
religiosa, cuyo carcter ms sobresaliente es su popularismo o
religiosidad popular, entendiendo por tal, aquellas manifestaciones,
sencillas o complicadas, siempre expresivas, del pueblo, que giran en
torno a creencias y costumbres de tipo religioso y festivo que, aunque
pueden chocar algunas veces con principios propugnados con la
Iglesia, no por eso se les pueden negar cierta fe cristiana.
Debemos de hacer una sucinta exposicin sobre la propia
idiosincrasia del pueblo de Jumilla: Sus gentes no se distinguen
precisamente por la asistencia masiva a los actos religiosos, excepto el
de la bajada del Cristo el Domingo de Ramos, al atardecer, desde el
convento de Santa Ana del monte a la iglesia de Santiago, y tambin a
determinadas procesiones de Semana Santa. Pero es muy respetuoso
con los temas y funciones eclesiales. Teniendo en cuenta que es un
pueblo agrcola, de secano, es por tanto observador de la naturaleza y
preocupado por sus cosechas, que en Jumilla discurren en torno al
viedo, a la vendimia, la elaboracin de vino y tambin de aceite. Esa
capacidad de cuidar la tierra, esa paciencia y sosiego del entorno
agrcola convierten al jumillano en persona atenta y laboriosa y muy

478

CARO BAROJA, Julio. Razas, Pueblos y Linajes. La frase citada est extrada de MOLINA
MOLINA, Angel Luis. La vida cotidiana en la Murcia Bajomedieval, pg. 121. Academia Alfonso
X el Sabio. 1987.

403

meticulosa; silenciosa e intuitiva; sensible y sabia; firme y cercana en


el sentimiento religioso.
Desde el mbito intelectual, en Jumilla estas tradiciones estn
bastante protegidas por publicaciones, pioneras en el campo de la
Semana Santa, y que han tenido carcter de continuidad. Antes
reseamos que ya en 1884 se publicaba en estas fechas un folleto con
noticias y opiniones sobre los actos a celebrar en estos das. Revista de
Semana Santa se publica, de forma ininterrumpida, desde 1928,
excepto los aos de la Guerra Civil. Esto dice mucho de sus actitudes
ante la fiesta Mayor de la Iglesia, ante las tradiciones y ante la
cultura479. Hoy en da hay publicado un volumen con Poesas y otro
con Pregones, ambos especficos sobre composiciones de Semana
Santa. Las revistas constituyen un valioso archivo, aunque es una
contrariedad que no haya un ejemplar de cada nmero publicado ni
siquiera en la Biblioteca Municipal del propio pueblo. Este es un mal
endmico que no slo afecta a Jumilla, sino a todos los pueblos de
nuestra regin.
Las primeras procesiones pasionarias datan de 1522, y de la
incidencia en ellas de la religiosidad popular es de lo que nos sigue
hablando la autora de este texto:
Luis Maldonado dice que, El mundo religioso popular es un
mundo poblado de creaciones de la imaginacin. Su abigarramiento y
colorido va de los grandes logros artsticos al pintoresquismo,
conjura de una atmsfera de fantasa480. La imaginacin es elemento
imprescindible en dicho sentido religioso, ya que est presente en
todo: en rezos, en ofrendas, en el arreglo de imgenes, en la
ornamentacin de andas y carrozas, en la organizacin de desfiles
procesionales y en el disfrute y la diversin.
479

La portada de la revista del ao 1928 dice: Ao 2. Nmero II. Va firmada por C. Guardiola.
Imprenta Vilomara. Jumilla. 1928. No hemos conseguido averiguar si se public un primer nmero
en el ao 1927. Sus pginas van sin numerar pero la revista comprende 34 pginas. La descripcin
que hace Pascualita Morete sobre el recibimiento que las gentes de Jumilla hacen al Cristo cada
Domingo de Ramos, tambin lo expone en esta revista Estanislao Abelln. Entre las
colaboraciones literarias figura una poesa titulada La Mantilla de don Lorenzo Guardiola, que
formula requiebros a las manolas, lo que nos indica que Jumilla tambin fue temprana en incorporar
los recorridos de capuruchos y manolas, Jueves Santo en la tarde, que iban a cada una de las
iglesias o ermitas a rezar las estaciones. Esta costumbre, en Jumilla, data de primeros del siglo XX.
Uno de los artculos habla de la intervencin en la procesin de Viernes Santo de Longinos; lo haca
sobre caballo palafrn, portando una gran lanza. Longinos actuaba vestido de soldado romano con
luenga y cerrada barba, con manto grana y el caballo cubierto con arzn, que sola ser alazn y
entrenado para un andar jacarandoso; acompaaba a jinete y caballo un escudero de porte
bellamente arrogante. Era un espectculo en las calles de Jumilla, adems de un emblema de gran
entidad en la Pasin del Seor.
480
MALDONADO, I. 1990. La Religiosidad popular. Nostalgia de lo mgico.

404

El Cristo Amarrado a la Columna, es el eje central de la Semana


Santa. Las manifestaciones en torno a esta imagen se realizan en dos
niveles de actuacin: Colectivo: Todo el pueblo acompaa al Cristo en
su peregrinaje de Santana a Jumilla y de Jumilla a Santana. Se oyen
expresiones como: Todo el pueblo se ha descolgado a esperar al
Cristo. El Cristo es el nico que mueve al pueblo.
En el paso del Cristo, en las procesiones, la gente se pone de pie
y hay quien se seca alguna lgrima de emocin. Al Cristo se le pide y
se le promete todo. En la mayora de las casas hay una imagen del
Cristo, fotografa o estampa enmarcada. Los emigrantes mantienen la
tradicin y es para ellos todo un smbolo de fe. En los cementerios
puede observarse en muchos nichos la fotografa del Cristo, hecho que
ha llamado mi atencin al observarlo tambin en cementerios de
Valencia.
El Cristo Amarrado a la Columna, data de 1756, fecha en la que
lleg al Monasterio de Santa Ana del Monte, regido por padres
franciscanos, cuyo guardin era en aquellas fechas el padre Manuel
Guardiola Rueda, que fue quien le encarg a Francisco Salzillo esta
imagen, siendo el ajuste econmico de 1500 reales de velln. Tal
resolucin estuvo propiciada por querer el dicho guardin que una
hornacina del convento, ocupada por un cuadro del Ecce-Homo, lo
estuviera por una imagen del Cristo azotado, para que ante ella
pudieran meditar en la Pasin del Seor los novicios que entonces se
formaban en este convento.
Por esos fenmenos sociolgicos que se producen
espontneamente, la imagen de Salzillo es tan bella e inspira tanta
devocin que pronto las gentes que visitaban el convento dieron en
rezarle, en explayarse en sus cuitas y necesidades, de tal manera que
esta imagen desde entonces es el alma del pueblo. Es el referente
espiritual por excelencia, el Dios del Sagrario que los jumillanos ven,
sienten y quieren. El que les hace llorar de dolor y de felicidad. El que
llevan dentro de su corazn, y en la cartera. El que tienen en su mente,
y en su casa lo tienen enmarcado en un lugar visible. Y, como muy
bien ha referido Doa. Pascualita Morote, el Cristo es el que entre el
cario a los dems y a todo lo dems, en medio est l, que les llena el
alma y engrandece la Semana Santa de Jumilla. De ella nos da la autora
la siguiente informacin:

405

Caractersticas de la Semana Santa de Jumilla. La participacin


es general. A nivel individual no se participa por haber ocurrido en la
familia alguna desgracia; enfermad o fallecido algn miembro de la
familia pues ello supona un apartamiento casi total de la celebracin
de la Semana Santa; la participacin era casi nula, ya que se
encerraban en sus casas para no ser vistos por nadie. Ni siquiera
contemplaban el paso de las procesiones; no abran los balcones de
las casas, no hacan comida extraordinaria. En el nivel colectivo,
actualmente, slo dos factores pueden hacer que se suspendan las
procesiones: el tiempo o alguna desgracia colectiva. Durante la
guerra civil se suspendieron todos los actos de Semana Santa.
Los fallecimientos prximos a los das de las procesiones
generaban unos comportamientos por parte de los familiares muy
rigurosos, pues guardar el luto era costumbre muy arraigada y
generalizada. El ver pasar las procesiones es una simbiosis de rezo y
espectculo que ante el luto, por ms carcter religioso que el hecho
tenga, la tradicin impone que se viva de forma casi tremendista, y por
ello abrir las ventanas y disfrutar vindolas pasar estaba prohibidsimo.
Por otro lado destacamos que incluso el cine ha remarcado este
concepto en pelculas tan emblemticas en este tema como es La Nia
de luto de Manuel Summers. Las personas que lo guardaban en las
fechas de Semana Santa iban a la iglesia a visitar los pasos de
madrugada cuando apenas si haba gente. Eso pasaba tambin la
vspera de la romera en la que suban al Cristo a su convento; iban a
horas avanzadas de la noche para evitar que los vieran y creyeran que
participaban del ambiente de fiesta que se creaba. Comportamientos
curiosos que son autnticos cdigos inviolables, como muy bien deja
explcito la profesora Morote, la cual tambin nos habla de que:
Se rompe con lo cotidiano en esta y otras fiestas. Se rompe con lo
rutinario, que lleva a los participantes a evadirse de lo normal y se
disfruta durante unos das del presente olvidando problemas. A este
respecto Kark Kerenyi afirma que: Lo festivo pertenece, segn los
hombres e incluso dentro de la esfera de la fiesta, al mundo de las
realidades espirituales absolutamente vlidas481.La ruptura con lo
cotidiano se observa en la Semana Santa de Jumilla en lo siguiente: En
la asistencia masiva a los actos religiosos. En la ostentacin de la que
se hace gala y en estrenar ropa durante estos das.

481 KSRL KERENYI. Die Antike Religion. Citado por Jos Mara Gmez Tabanera, en El folklore
Espaol. Inst. de Antropologa Aplicada. Madrid, 1968. Pg. 133.

406

De otros aspectos de estas fiestas es importante, por su


simbolismo, la tradicin de la ofrenda de cereales germinados, que se
plantaban Mircoles de Ceniza, para llevarlos como ofrenda, al
Monumento, Jueves Santo.
La ofrenda de cereales germinados al Monumento en Jueves
Santo que se convierte en un homenaje a la institucin del Santsimo
Sacramento. Se ponen a germinar todo el tiempo de la Cuaresma,
durante el cual, para preservarlos de la luz, se ponen debajo de las
camas o de las arcas.
Don Lorenzo Guardiola vincula esta costumbre a las fiestas y
procesiones que los egipcios dedicaban a Isis en primavera y verano y
las ofrendas que los griegos y romanos ofrecan a Demeter y Flora,
diosas de la vegetacin y fecundidad. Se bas para ello en la crtica que
don Eliseo Guardiola hace al cannigo Lozano (Historia de Jumilla,
1885), en la que dice: Est probado que en las antiguas regiones de la
Batistania y de la Contestania se practicaba el culto a Osiris, Isis,
Horus y otras divinidades esencialmente egipcias, haciendo notar
Diodoro Ssculo, que en las ceremonias religiosas consagradas a Isis,
inventora de los cereales, ofrecan a sta grandes vasos de trigo y de
cebada en reconocimiento por tal invencin de la diosa482.
Esta costumbre arraigada particularmente entre las clases
humildes, se ha perdido por completo, ya no en las grandes ciudades
sino incluso en los pueblos. El Monumento, en cada iglesia, ha sufrido
un cambio notable, pues ahora es ms sofisticado y, desde luego, no se
ve ningn plato de ereales en los Monumentos levantados durante el
Triduo Pascual.
El apartado de las supersticiones, que tantos quebraderos de
cabeza ha dado a la Iglesia, ha resultado imposible de hacerlas
desaparecer de la cultura popular.
Las supersticiones hacen presencia en Semana Santa y se cree
que los individuos que nacen durante estos das tienen la gracia para
curar. Las oraciones para curar el maldeojo y el aliacn, slo se
pueden decir, transmitir, Jueves y Viernes Santo a las doce de la
noche porque de lo contrario pierden la gracia. La Literatura
tradicional de la Semana Santa es tan enorme que ha dado origen a
una variedad y riqueza de oraciones que se deben de rezar slo en
482

Esta fuente tambin figura en la pg. 88 del libro de D. Lorenzo Guardiola: Jumilla en sus
tradiciones.

407

Jueves o Viernes Santo. Son los Romances de la Pasin de Cristo que


constituyen una muestra interesantsima de la Literatura popular de
Jumilla. De alguno de ellos como es el caso del de La Samaritana hay
varias versiones.
Estas influencias siguen vigentes; incluso hoy en da cuando se
cita la fecha de nacimiento de Isabel la Catlica, es lo habitual
especificar que naci un da de Jueves Santo. Y sobre los romances
aludidos por la profesora Morote ofrecemos unos versos, con los cuales
concluimos los comentarios a su artculo:
Un viernes parti el Seor
para la ciudad de Samaria
y antes de entrar en poblado,
el calor le fatigaba.
Desde all ya vio un pozo,
caminando ande l estaba,
como si cansado estaba.
Doa Pascualita Morote Magn aporta una visin general de las
que son, posiblemente, el conjunto de costumbres ms arraigadas en la
cultura popular y que estaban presentes en la sociedad de forma muy
notoria, ejerciendo como un autntico cdigo de conducta. Analizar y
reflexionar sobre, hasta dnde estn determinadas estas costumbres por
la supersticin, la tradicin o los sentimientos ms profundos del
hombre, es cosa que importa y que se investiga cada da ms483.
En este campo queda mucho por hacer y la Semana Santa ya
cuenta con numerosos textos que hablan sobre costumbrismo, historia,
literatura, tradiciones y formas peculiares de celebrarla, segn la
cultura popular; de rememorarla, segn la Iglesia.

483

En Murcia se dispone de: REVISTA MURCIANA DE ANTROPOLOGA rgano del


Seminario Permanente de Estudios de Cultura Popular y Patrimonial de la Regin de Murcia,
organizado por las reas de Antropologa Social, Historia Antigua y Filologa Romnica de la
Universidad de Murcia y la Asociacin para el Estudio y la Defensa del Patrimonio ArtsticoCultural de la Regin de Murcia y la Asociacin de Amigos de la Arqueologa Regional Murciana.
Direccin: Luis lvarez Munrriz, Francisco Flores Arroyuelo, Antonino Gonzlez Blanco y Pedro
Lillo Carpio. Tambin se dispone de dos tomos sobre este tema escritos por, GMEZ ORTN,
Francisco Javier, o.f.m., titulados, Folclore del Noroeste Murciano. Una excelente aportacin al
tema lo constituyen las cinco ediciones ltimas del Festival Internacional de Folklore en el
Mediterrneo, en los que se celebra Seminario y se publica un libro con las ponencias presentadas.
Otro autor dedicado a este tipo de investigacin es MARTNEZ RUIZ, Jos, que en 1999 ya
public, De boca a oreja, Cultura oral de los pueblos del Segura.

408

1994. Juan Gonzlez Castao. Origen y desarrollo de la tamborada


en la ciudad de Mula. Asociacin de Tamboristas484. Mula
En toda Espaa la presencia del tambor en los desfiles pasionarios
es fsicamente necesario ya que a nivel de sonidos constituye una de las
primeras seas de identidad. Pero una cosa es el sonido del tambor
como acompaamiento en una procesin, y otra bastante distinta una
tamborada.
En Mula el tambor alcanza su propia mstica y expresin, dando
lugar a que sea muestra eficaz de manifestar la fe, desde que este
fenmeno se asent en esta noble ciudad. Curiosamente, si el tambor
data de hace varios miles de aos, la Tamborada de Mula es
relativamente reciente, pues se inici a principios del siglo XIX,
imprimiendo a su Semana Santa el rasgo de mayor singularidad. Sus
sonidos ensordecedores son aldabonazos que retumban en el nimo de
las personas y les emocionan.
Juan Gonzlez Castao ha estudiado el origen de este
acontecimiento y se centra, ms que en la parte ldica y religiosa, en la
histrica, a fin de averiguar el nacimiento de esta actuacin, as como
las causas por las que se produjo y arraig entre sus gentes, hasta
constituir un fenmeno socioreligioso y un acto de inters cultural que
es presenciado por numeroso pblico. Acto que moviliza a todo el
pueblo y parte de las gentes de los pueblos cercanos en el que
intervienen, sorprendentemente, personas de todo tipo y edad, siendo
minora las que no comparten el ruido que produce. En Mula, el
tambor, es cultura y es religin; es sonido y no ruido. Al respecto estas
son las iniciales explicaciones del autor:
La ausencia de informacin sobre el comienzo del toque de
tambores en los diversos pueblos que se conserva tan interesante
tradicin en Espaa parece ser constante485.
El origen de la tamborada se desconoce tanto en pueblos cercanos
a nuestra tierra como Helln y Tobarra, as como los ms lejanos de
484

Gonzlez Castao, Juan. Origen y desarrollo de la tamborada de la ciudad de Mula. Pags. 7-29.
(Asociacin de Tamboristas. Mula. 1994). Historiador, natural de Mula, autor de un nmero
considerable de libros publicados. El tema de su Tesis Doctoral lo ocupa, los sistemas de regado
de la ciudad de Mula.
485
Sobre esa intemporalidad del toque de tambores incide Miguel Franco Anadn en su trabajo La
voz del bajo Aragn Revista TAMBOR n 2. (Asociacin de Peas de Tamborileros. Helln,
1990). Citado por Juan Castao en el libro: Origen y desarrollo de la Tamborada en la ciudad de
Mula.

409

Zaragoza y Teruel. Al respecto las crnicas hablan sobre intuiciones,


que no enunciaciones, pues carecen de documentos sobre ello.
Jos Luis Muoz (un hellinero cofrade), en la revista REDOBLE
pg. 34 de la Semana Santa de Helln, 1984, dice: Como todas las
tradiciones, nadie sabe exactamente su origen. Los tambores de
Semana Santa son elemento constituyente de un sentimiento popular
que late profundo y misterioso. Federico Muelas explica que naci el
redoblar el tambor con insistencia en los das Santos al conquistar sus
habitantes el Alcazar486.
Don Antnimo Gonzlez Blanco y J. Jordn Montes, estiman que
Los tambores de de Semana Santa representan el sonido protector de
dioses y hombres. (IV Jornadas de Etnologa de Castilla - La Mancha.
Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, pg. 555. Toledo
1987).
Por ltimo reseamos que don Emiliano Martnez vincula la
tamborada de Mula a la edificacin de la ermita del Calvario, en la
primera mitad del siglo XVIII. Juan Gonzlez Castao la sigue
planteando as:
Segn sugieren los escasos testimonios disponibles, el batir
tambores en la ciudad de Mula no se remontara ms all de
principios del siglo XIX, tal vez se fuese gestando durante el primer
tercio de esa centuria
Tratando de fundamentar el origen de dicha tamborada citamos el
pueblo de Tabarra, de gran tradicin en este menester, en el que en
1940 se inici este tipo de intervenciones en la Semana de Pasin. Sin
embargo en el Museo del Tambor de esta ciudad, en los folletos de
informacin, se dice que el tambor fue introducido en Tobarra por los
486

Se dice que el ejrcito de Muhamad, derrotado junto a Chinchilla, se retiraba hacia la sierra
dejando tras s rastro de horror talando campos y degollando a sus moradores. En la noche de
Viernes Santo de 1332, las fuerzas mahometanas se hallaban en las inmediaciones de Helln.
Sustituyendo a las campanas, que los rabes haban prohibido que sonaran, los cristianos se servan
de carracas, tambores y caracolas, y con ellos acompaaban al paso de la procesin. (Sobre el dato
de que hubiera procesin en estas fechas, es perfectamente posible, pero sera, a lo sumo, algn
crucifijo o crucificado presidiendo algn desfile de penitentes). Los musulmanes al avistar el pueblo
quedaron sorprendidos de aquel fragor y de la multitud de lucecitas que brillaban como un
minsculo firmamento. Preguntado un pastor ese pastor que nunca falta cuando la leyenda lo
requiere- minti asegurndoles que se deba a la llegada de fuerzas cristianas, lo que determin la
huida de los moros. Enterado Alfonso IV de Aragn y III de Catalua, dispuso que se celebrara
todos los aos el singular suceso que solo a la voluntad de Dios poda atribuirse, acompaando a las
procesiones, a partir de entonces, con estos sonoros instrumentos. MUELAS PREZ DE SANTA
COLOMA, Federico. MACANAZ. N. 5, 1953.

410

bereberes; pero claro, una cosa es que se conociera la presencia del


tambor y otra que se dieran tamboradas en Semana Santa, que es de lo
que se trata en este caso.
Alejndonos ms en el espacio, la Cofrada de Nuestro Seor de
la Columna y de Nuestra Seora de la Fraternidad en el Mayor Dolor
de Zaragoza, dice en su revista COLUMNA n. 52, que La tradicin
de tocar instrumentos de percusin durante la Semana Santa, tiene su
origen en el Bajo Aragn y representa una forma singular de
conmemorar la Pasin de Cristo.
El tambor es algo consubstancial a la persona de esta zona
geogrfica aragonesa; es una tradicin que pasa de padres a hijos y se
remonta ms all de la memoria histrica. La leyenda sita los
primeros toques en el siglo XII, cuando los pastores se reunan el
Jueves y Viernes Santo, vestidos con sayal negro o pardo, portando
tambores, calderos y cacharros, golpeados fuertemente para protestar
por la muerte de Cristo.
Tambin es conveniente contemplar las fechas en las que
surgieron las secciones de Tambores de los Armaos, tpicos en las
procesiones de Semana Santa. Sobre ello no hay un estudio a nivel
nacional. En Murcia se produjeron en torno a 1714, pues un ao antes
la Cofrada de Ntro. Padre Jess, y la del Cristo de la Sangre,
constituyeron una de estas secciones. En Jumilla seccin de Armaos de
tambores y cornetas se cre en 1748, expresamente para participar,
ambientar y amenizar las procesiones en las que desfilaba la imagen
del Cristo Amarrado a la Columna. Como lenguaje de protesta social
slo conocemos los tamboristas de Moratalla y Mula que datan de
finales del XIX.
Tambin hemos de recordar que en los primeros tiempos del
cristianismo el tambor estaba considerado como un instrumento
pagano, siendo impensable que participara en ningn acto sobre la
Pasin. Por ejemplo, El Diario de Egeria, que especifica todo el
ceremonial celebrado en la conmemoracin de la Pasin de Cristo, no
nombra nada en absoluto sobre este particular. Otro dato es que a la
Pennsula entraron estos instrumentos desde el Norte de frica,
portados por los rabes, bereberes y moros; es posible que ante la
prohibicin de los rabes de que sonaran las campanas, el tambor se
convirtiera en instrumento de convocatoria y que fuera el primer paso
hacia las clsicas tamboradas y, posteriormente de la participacin en

411

procesiones de Semana Santa. Juan Castao expone sus criterios acerca


de estos orgenes y dice:
Y no es que en Mula el toque de esas cajas de piel fuese
desconocido, no, pues desde el siglo XVI la milicia de la, entonces,
villa, constituida por los hombres tiles de 18 a 50 aos y mandada
por un capitn de a caballo y otro de a pie, posean atambores que,
fuertemente golpeados, marcaban el son en su entrada en combate,
sobre todo cuando deba de acudir a la costa entre Cartagena y
Mazarrn a defenderla de los ataques de los corsarios berberiscos487.
El trmino atambor es arcaico; todava sola emplearlo Jos
Martnez Tornel en sus crnicas periodsticas a primeros de los aos de
mil novecientos. Se defina as al tambor simple de una sola caja.
Una nueva curiosidad es que en Mjico el tambor se toca en los
entierros en los que a veces es sustituido por el sonido de la matraca.
Cuando el sacerdote le echa los responsos al difunto, hay un tambor
tocando. Esto se explica porque a lo largo de la historia se ha
interpretado el sonido del tambor como algo mgico, con poderes
extranaturales. Su presencia en ceremonias religiosas y su innegable
misticismo y misterio en sus ecos justifican el hecho.
Pero sigamos con la exposicin de Juan Gonzlez Castao que
concreta su hiptesis con unos razonamientos muy convincentes:
no se rastrea en Mula la menor mencin a la tamborada en los
papeles del Archivo Municipal, y eso que es una poca ilustrada en la
que todo se intenta orientar desde el Gobierno para conseguir la
salida del pueblo. poca en la que se atacan las supersticiones.
Nuestra particular hiptesis es que los tambores de Mula son hijos de
algn tipo de protesta, protesta contra la ntima unin del poder civil y
el religioso en un momento en que, luego de la firma del Concordato
de 1851, la Iglesia espaola vea reconocida, tras el divorcio del
Estado, debido a las desamortizaciones de aos antes, su derecho a
velar por la pureza de la doctrina de la fe y de las costumbres488.

487

Ver para mayor abundamiento sobre este tema a GONZLEZ CASTAO, Juan, Una Villa del
Reino de Murcia en la Edad Media. Mula, 1500-1648. Real Academia de Alfonso X el Sabio.
Ayuntamiento de Mula, Comunidad de Regantes del Pantano de la Cierva y Caja de Ahorros del
Mediterrneo. Murcia, 1992.
488
Nota 10 del libro Revolucin burguesa, Oligarqua y constitucionalismo (1834-1923) Volumen
8 de la Historia de Espaa dirigida por MUN DE LARA, Manuel. 2 ed. Editorial Labor.
Barcelona, 1981, pg. 198.

412

Un renacimiento de la tradicional religiosidad del pas, que


volva a impregnar todas las capas de la sociedad, intentando que las
leyes estuviesen en consonancia con lo dispuesto por la doctrina de la
Iglesia Romana. Muchas de estas disposiciones debieron imponerse a
la fuerza, a veces a base de multas, a la gente sencilla, aunque los
legisladores actuasen en nombre del pueblo. Bastantes de esos
dictmenes de la cultura superior, de la cultura burguesa, chocaron
con lo sentido por la mayora, de tal modo que en mltiples ocasiones,
se asisti a duros encuentros entre la religiosidad oficial, hija de su
cultura, y la popular, perdiendo esta casi siempre las batallas.
Juan Gonzlez Castao con su trabajo aade una versin nueva
del uso del tambor en los actos de Semana Santa, muy alejada
ideolgicamente de otras intervenciones. La conclusin es que se
emplea el tambor por su sonido excitante que lleva al hombre,
psicolgicamente, a estados lmite, bien msticos, bien de rebelda;
todo depende del grado de frenes con que suenen los golpes.
Desde el aspecto social ha creado no slo un valor esttico
concreto, sino el sentimiento de protesta y enfrentamiento, tipificado a
base de hacerlo sonar desde postulados de religiosidad nada ortodoxos
y con una condicin puntual que es la de tocarlo en grupo, en el tono
ms alto y durante varias horas sin interrupcin, lo que le infiere a la
Semana Santa un matiz singular.
El tiempo va dando lugar a que se creen formas nuevas de
expresin, manifestaciones culturales-religiosas, ms o menos
inverosmiles, pero que la tradicin convierte en clsicas. Este es el
caso de la Tamborada de Mula.
Por otro lado este texto tratado tiene el inters de recuperar ese
tipo de historia, iniciado particularmente en la escuela francesa en el
siglo XVIII, y de manera plenamente organizada desde el siglo
siguiente, y que se caracteriza por incluir en el estudio todo tipo de
datos que enriquezca el texto. Esta frmula est ya en la actualidad
muy asentada y convertida en norma general.
1996. Jos Guilln Selfas. El Centenario de la Cofrada del
Perdn: su evolucin histrica y su trasfondo sociolgico489.
Murcia.
489 GUILLN SELFAS, Jos. En el Centenario de la Cofrada del Perdn: Su evolucin
Histrica y su trasfondo sociolgico pg. 16-46. MAGENTA. Nmero Extraordinario, 18961996.

413

La cofrada del Perdn, como tal se cre en 1896, pero su


trayectoria parte del siglo XVII en el que se presentaba con otro
nombre. Fue fundada y regentada por el Gremio de la Seda; estuvo
ubicada en el Barrio de San Antoln, con mucho arraigo en toda su
vecindad. Fue silenciada en 1835, hasta que en 1896 se retom con
distinto nombre pero el mismo espritu. Tambin se le conoce como
cofrada Magenta, nombre alusivo a su color emblema. Estos y otros
datos vienen en el presente artculo, escito con motivo de su primer
centenario:
Bajo el ttulo de Diez aos implicados se abra la Revista
Magenta del pasado ao 1995. Hoy, de cara a cumplirse el
Centenario de la creacin de la Cofrada y Procesin del Cristo del
Perdn, cannicamente asentada en la Parroquia de San Antoln,
queremos rectificar esa visin histrica y pasarla por el tamiz de los
ltimos cien aos de Cofrada, no ya religiosos, sino tambin polticos
y sociales.
Es la Cofrada del Perdn una institucin heredera de aquella
otra gremial que procesionara en 1600, los Jueves Santos. Que se
haba juntado a la denominada Los Azotes en 1679; siendo sta una
antiqusima procesin de disciplinantes que sala de San Gins, los
primeros y ltimos sbados de mes, tras celebrarse en su interior los
ejercicios de disciplina azotes- que se propinaban unos a otros los
miembros de la Cofrada, tres noches cada semana.
Este tema de los disciplinantes figura en varios de los textos aqu
tratados. Tienen su principal antecedente en las rdenes
mendicantes490. Desde 1777 fue ms moderada su prctica, pero no fue
erradicada, a pesar del Decreto Real que las prohiba. En la actualidad,
en Espaa, sigue presente en la Semana Santa de La Rioja en los
episodios de los picaos de San Vicente de la Sonsierra, que consiste
en que los penitentes, encapuchados por una especie de coroza, se
490

San Vicente Ferrer cuando estuvo en Murcia y en varios pueblos cercanos a ella, viajaba con su
compaa, y el primer acto a realizar la primera noche de estancia en el pueblo de turno era
precisamente la procesin de disciplinantes. Los religiosos que lo acompaaban y el propio San
Vicente, practicaban disciplina de sangre a diario. Si leemos de don Lorenzo Guardiola su libro
Evocaciones, leyendas y milagros del monasterio de Santa Ana, en su pgina 79, habla de las
ermitas del monasterio; estas eran para retiro nocturno de los frailes franciscanos que all moraban
y que en ellas practicaban oracin, meditacin y disciplina. Tambin en el trabajo de, Lejarza,
Fidel Orgenes de la descalcez franciscana AIA, XXII, 1962, se explica la finalidad de estas
ermitas, ubicadas algo retiradas de los conventos y que fueron invencin de los franciscanos para el
fin antes sealado. Lo que empez siendo costumbre en las rdenes mendicantes pas al pueblo,
que tras el rezo del va crucis se practicaba entre los hermanos de determinadas cofradas, muy en
particular las tituladas por Cristo flagelado y las de La Vera Cruz.

414

hacen azotar con unos flagelos, ltigos de hebras de cuero o ramos de


abrojo que van provistos de unas bolas picudas llenas de espinos,
capaces de abrir la carne desde el primer golpe. Tambin existen otros
actos similares en Latinoamrica y Filipinas. Pero aqu en Murcia en la
cofrada de Los Azotes se sabe que:
De noche se iniciaba el desfile con el portador de la Cruz, al que
acompaaban uno o dos sacerdotes, porta Cristos, que se disputaban
el Crucifijo y el entonar el clamor cada semana. Luego, en doble fila,
silenciosa, srdida y repugnante iban los disciplinantes
encenizados. Algunos envueltos en sacos de vinza del pimentn que, de
trecho en trecho, repetan coplas en consonancia como la siguiente491.
A dnde irs a parar?
si ahora te da un accidente
y te mueres de repente.
Era una religiosidad atormentada que la Iglesia combata huyendo
de esa visin apocalptica que consideraba potenciada por la
supersticin, bsicamente. Un decreto del Obispo don Diego de Rojas
y Contreras prohibi salir de 1758 a 1772 esta procesin, que entonces
parta de la iglesia de San Andrs. Desde 1777 lo haca desde la de San
Antoln. Carlos III prohibi precisamente en esta fecha las penitencias
pblicas y las procesiones nocturnas, que tres aos antes ya prohibi el
obispo Rubn de Celis.
Al pecado pblico que exige penitencia pblica lo sustituir el
pecado secreto que pide penitencia secreta sin exhibicin del nazareno
encapuchado, con su cruz y cirio alumbrante o portapasos
estantes-. Son los momentos cruciales de renovacin de los
pasosprocesionales.
La etapa de la cofrada del Perdn (1896-1996) pertenece a la
Semana Santa renovada en sus costumbres. La penitencia practicada
no es tan cruenta y ahora slo prevalecen los signos de penitencia
externos ms discretos como son: pies descalzos, cruces sobre los
hombros no demasiado pesadas, velas encendidas, dar limosna a los
pobres, vestir el atuendo nazareno, o asistir a actos litrgicos. Sobre la
fundacin del Perdn nos dice el autor de este texto lo siguiente:
491

DAZ CASSOU, Pedro. Pasionaria murciana, pg.29-48. Explica con detalle el origen de la
cofrada, llamada del pecado mortal fundada en Sevilla e introducida en Murcia por el Cardenal
Belluga; a ella perteneci Francisco Salzillo. Tambin habla de la ermita de San Gins, que junto a
la de Santa Quiteria eran sede de cofradas penitenciales.

415

Tras las obligadas reuniones se acuerda que saldra la Cofrada


del Cristo del Perdn con un capital inicial de 21.000 ptas. Uno de
los acuerdos fundacionales (acta de 25-IX-1896), fue que la nueva
procesin del perdn saliera el Lunes Santo a las cinco de la tarde,
con dos pasos iniciales: El Prendimiento y la Soledad, a los que se
agregaran el de los Azotes y luego el del Cristo del Malecn492, pero
con un Calvario reestructurado sobre la imagen central del
Crucificado493. En estos cien aos de historia recogidos en este
artculo cabe destacar las nuevas advertencias, segn acta de 5-X1897, de que los pasos se sacarn de la iglesia en un aparato de
ruedas. Y que no se hagan ms gastos ni se emitan nuevas
obligaciones hasta haber amortizado aquel primer emprstito para
pagar las 5000 ptas. del costo del paso de Caifs al escultor
valenciano Damin Pastor. Un paso largo tiempo esperado y trado
en tren desde Valencia y fuertemente aplaudido.
Los Austrias, y los Borbones, han estado implicados en los actos
propios de estos das Santos y en numerosas Cofradas a las que han
apoyado en repetidas ocasiones. Es frecuente que miembros de la
realeza formen parte, como hermanos de honor, de varias de ellas. El
Rey Juan Carlos es miembro de numerossimas entidades pasionarias.
Con la concesin que hizo a la Cofrada del Perdn concluimos este
texto recoplatorio de sus cien aos de andadura:
La Cofrada tuvo entre sus cofrades a grandes personalidades
como es el caso de su Alteza Real el Infante Don Fernndez de
Baviera, quien recibi el nombramiento de manos de Don Fernando
Coello de Portugal, en 1916. Por otro lado se hizo notable la Cofrada
por su vinculacin a instituciones benficas como la Cruz Roja. Su
Santidad Benedicto XV, respondiendo a corts invitacin, envi a
cofrades y familiares su apostlica bendicin, que han renovado a su
vez otros Papas. (La Honrosa concesin, viene en la Verdad de 19
de Junio de 1921): Su Majestad el Rey D. Juan Carlos, se ha servido
conceder el Ttulo de Real a la Ilustre Cofrada del Santsimo Cristo
del Perdn.

492. Este Cristo titular de la cofrada del Perdn, podemos afirmar que ya procesionaba en el rezo
del Va Crucis del Malecn y cuya denominacin parece proceder de un devoto lienzo Cristo de
los Afligidos venerado con anterioridad en un altar colateral de la Parroquia al que sustituy en
1896 el Cristo del Perdn-; lienzo de probable devocin por alguno de los desgraciados salvados de
la persecucin de la justicia. Curioso es el mote de afligiores que daban los huertanos en la
Arboleja a quienes, representando a la cofrada y en nombre de la ley, iban por casas y barracas
haciendo algn reclamo para la justicia.
493 La historia de la cofrada del Perdn, resumida, la pueden consultar en el nmero extraordinario
que ha editado en Magenta 1896-1996.

416

Jos Guilln Selgas los datos que ofrece anteriores a 1896 hablan
de procesin de disciplinantes. Cuando Jumilla, Lorca, Molina de
Segura, y otros muchos pueblos hablan de procesin en fechas tan
antiguas no describen cmo eran; es posible que todas tuvieran como
fin bsico las prcticas penitenciales y sus atuendos fueran los clsicos
de tnica en tegido pobre y spero. Incluso en las representaciones
vivientes que se hacan, que eran numerosas, aunque apenas si hay
noticias sobre ello, se llevaba a unos lmites el castigo fsico que en
varias ocasiones los improvisados actores corrieron serio riesgo de
fallecer, como ya expondremos en los captulos siguientes.
Retomamos el tema de la implicacin de miembros de la realeza
en los actos de Semana Santa. Hasta primeros del siglo XX tenan
mayor presencia fsica en los actos pblicos. En 1907 El Liberal de 31
de marzo anuncia la posible presencia de Alfonso XIII en las
procesiones de Cartagena; hecho que no se produjo, aunque visit esta
ciudad semanas despus.
En la actualidad la Casa Real apoya a estas asociaciones
pasionarias concedindoles ttulos honorficos y el hacer uso en sus
insignias y estandartes de emblemas reales. Sobre prcticas religiosas
slo hacen pblica la de asistir al Besapi del Cristo de Medinaceli el
primer viernes de marzo de cada ao. Es curioso el seguimiento que se
podra hacer de las distintas familias reales sobre sus costumbres
religiosas practicadas en Semana Santa, desde el Emperador Carlos I.
En la actualidad son Presidentes de Honor el Rey Juan Carlos I y el
Prncipe de Asturias en cientos de cofradas de toda Espaa.
1998. Antonio Barcel Lpez. Los Sonidos de la maana de
Viernes Santo494. Murcia.
El tema de las bocinas en Semana Santa es uno de los ms
confusos, como ya ha quedado reflejado en el captulo II. Antonio
Barcel es un gran conocedor e investigador de la Semana Santa
murciana, en particular del tema de la msica. Actualmente es el
director del grupo de romanos que forman Banda de Tambores y
Cornetas de la Archicofrada de la Sangre de Murcia.
En la presente ocasin escribe sobre las bocinas que forman parte
en la procesin de Viernes Santo en la maana. Estos instrumentos,
494 BARCEL LPEZ, Antonio. Los Sonidos de la maana de Viernes Santo. NAZARENOS,
pg. 15-17. Cofrada de N.P,.J. Murcia. 1998. Este autor tiene publicados numerosos artculos y
libros sobre Semana Santa, en particular sobre la Archicofrada de la Sangre.

417

desproporcionados en sus medidas fsicas, es evidente que no suenan


con armona ni agrado, sino ms bien como msica montona e
inexpresiva; a veces parecida a un bufido. La mayora de las personas
no aciertan a entender su presencia en el desfile procesional, porque
tambin hay confusin acerca de su significado. Cada ao vemos
durante el trayecto de las procesiones cmo actan sus portadores e
intrpretes, ufanos de su carga y desafiando la indolencia del
desmesurado artefacto. Antonio Barcel es responsable de hacer sonar
una de estas bocinas y sus explicaciones, por su condicin de estudioso
del instrumento e intrprete, nos deben de aclarar conceptos:
A las seis de la maana, hora solar, como indican sus primitivas
constituciones, se abre la puerta de la iglesia de Jess, apareciendo el
Pendn Mayor de la Cofrada. Escuchndose en la plaza de San
Agustn los sonidos desgarrados de los carros bocinas y el primer
redoble de tambor con los chasquidos de las baquetas en el aire.
Desde 1601, en la primera procesin de esta ilustre Cofrada,
aparece la msica con el toque de trompetas de hojadelata en la
figura del hermano bocinero y los atambores que nos deleitarn con
sus redobles para no desligarse jams de Nuestro Padre Jess
Nazareno. Aos ms tarde, en 1630, ya existan bocinas con
ruedecillas, segn consta documentalmente en el archivo de la
Cofrada. Y siempre irn acompaadas por los elegantes tambores
enfundados con las majestuosas galas de terciopelo.
El significado de la composicin representa una imitacin de las
comitivas romanas cuando acompaaban a los condenados a muerte
camino del suplicio y son conocidos como Toques de Burla a
Jesucristo. Desde sus orgenes han participado, ininterrumpidamente,
las bocinas y tambores, impregnando de barroquismo el corazn de
Murcia, hasta el punto de que sera inconcebible la procesin de Jess
sin sus solemnes melodas.
Los carrosbocinas, actuales, fueron ejecutados a principios de
la presente centuria, para sustituir a las del siglo XVII, que eran de
cinco metros de largo y de zinc. Estn confeccionadas con lminas
cnicas en metal de latn, con el emblema repujado de la casa Real de
Espaa, como escudo autorizado por la misma Cofrada. Sus
dimensiones son de tres metros de largo y veintiun centmetros de
dimetro en el pabelln con dos artsticas ruedas de madera de
cuarenta y dos cms. Para ayudar a su transporte. En los aos 1966 y

418

1995 fueron restauradas en los talleres del artesano D. Antonio


Florenciano Hurtado, que realiz, adems, otra nueva495.
Antonio Barcel califica el sonido de las bocinas de solemne. No
es exactamente esa la opinin predominante, en general, ni tampoco la
de considerar a estos intrpretes msicos profesionales. As lo estima
Don Antonio Salas (pg. 435-438).
1998. Francisco Javier Dez de
contemporneos ante Salzillo.496. Murcia.

Revenga.

Escritores

El autor del presente artculo nace en Murcia y pertenece a una


familia de antiguos cofrades y mayordomos de la Cofrada de Nuestro
Padre Jess Nazareno. Catedrtico de Literatura de la Universidad de
Murcia, cuenta con numerosas publicaciones sobre el tema de Semana
Santa, adems de escribir sobre los escritores del siglo XIX y XX por
ser su va de investigacin profesional ms continuada. Tambin
desarrolla la Crtica Literaria. Cuenta con varias Ediciones sobre
distintos escritores y poetas de la Generacin del 27497. En el presente
artculo acota el tema y se centra, como el ttulo indica, en escritores
contemporneos ante Salzillo.
De nuestro gran escultor lo predominante es escribir sobre su arte,
del cual se ha tratado a lo largo de nuestro trabajo por textos de
diversos autores; pero en ningn trabajo de los expuestos se ha
contemplado la significacin de su obra en la literatura, que es el caso

495

Como curiosidad apuntamos que don Antonio Florenciano Hurtado, de profesin calderero, es
el nico taller que mantiene el oficio aqu en Murcia. l se resiste a cerrar el taller, pero nos deca
cuando nos entrevistamos para que nos hablara de la restauracin de las bocinas, que durante
bastantes aos el oficio estuvo a punto de dejarlo por falta de trabajo, pero que desde hace unos
veinte aos, el oficio ha resurgido y son muchos los encargos que recibe en su taller, sito en Avda
de Almera. Restaur para la cofrada de N.P.J.N. una bocina en 1966 y otra en 1995, adems de
construir una bocina nueva por tener la cofrada ocho y querer as formar tres grupos de tres bocinas
cada grupo. El material empleado en dicha construccin fue latn y como caracterstica especial
cuenta con los siguientes datos: Mide 3,5 metros de longitud, siendo de un metro la longitud del
tubo, con remate acampanado, y de 050 de dimetro, ms una serie de tubos cilndricos cuyo
dimetro menor es un tubo de 10 milmetros de dimetro. Restaur tambin en 2002 una bocina
para la Archicofrada de la Sangre de Murcia. Estima que las bocinas de Murcia son grandes y que
las habidas en los pueblos, que son pocas, su dimensin es ms reducida. Sobre su oficio nos dijo,
grosso modo, que en los finales de la dcada de los setenta la aparicin de materiales industriales
dio al traste con este tipo de trabajo, pues no tena encargos y estuvo tentado de cerrar el taller; diez
aos ms tarde se rehabilit, resurgi la ocupacin y desde entonces el oficio est pujante.
496
DEZ DE REVENGA, Fco. Javier. Escritores contemporneos ante Salzillo. NAZARENOS
pg. 28-29. Cofrada N.P.J. Murcia, 1998.
497
Consltese: DEZ DE REVENGA, F.J. Revistas murcianas relacionadas con la generacin del
27. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 1979. Y, Pginas de Literatura Murciana
Contempornea. Real Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 1997.

419

de este artculo, ofreciendo un perfil novedoso y diferente a la mayora


de ellos498.
Escritores como Jos Mara de Cosso, o Jorge Guilln,
conocedores presenciales de la Semana Santa de Murcia, se plantean
en este texto, cmo ven a Salzillo incardinado a la procesin de
Viernes Santo en la maana, y cmo ven el ngel de La Oracin del
Huerto, o La Dolorosa. Esta imagen confiesan los aludidos que les
impresion. Tan bella obra es nica, y aun sin guardar particular
conexin con el Arte de Fidias, resulta tan perfecta como las obras del
escultor griego. Jorge Guilln conoci de cerca la escultura de Salzillo,
ya que residi en esta ciudad al ejercer como profesor de la
Universidad de Murcia.499. Conozcamos entonces estas valoraciones:
Quiero ofrecer a mis compaeros de la Cofrada de Nuestro
Padre Jess Nazareno un artculo algo distinto de lo que
habitualmente suele escribirse sobre nuestro escultor Francisco
Salzillo y Alcaraz, y, desde luego, que est prximo a mi trabajo
habitual, el estudio de la literatura espaola contempornea. Para ello
he buscado referencias sobre Salzillo, sobre los pasos, en nuestros
escritores contemporneos no nacidos en nuestra Regin. Y no ha sido
fcil, realmente, encontrar testimonios novedosos.
Si recordamos un poco, encontramos referencias a Salzillo en
Gabriel Mir que senta una obsesiva admiracin por el ngel de la
Oracin en el Huerto y en alguna de sus novelas lo hizo aparecer
como objeto de enfermiza y desenfrenada admiracin de una de las
protagonistas de El Obispo Leproso en 1926.
Andrs Sobejano hizo en 1927, en la revista Verso y Prosa, resea
de esta novela y mencion la obsesin mironiana por el ngel de la
Oracin, Gabriel Mir, al escribirle una carta de gratitud por la
resea, dej dicho: Quiero ir a Murcia, y, entonces, no discutiremos
de nada, pero me acompaar usted a Jess, y veremos, otra vez, el
ngel.
En otro prrafo de este artculo queda claro que Gabriel Mir
volvi a ver la obra de Salzillo, tanto en la procesin de Viernes Santo
498

DEZ DE REVENGA, Fco. Javier. Su libro: Pginas de literatura murciana contempornea,


pgs.141-154, en las que habla sobre Gerardo Diego y el poema que compuso influenciado por el
paso de La Oracin en el Huerto.
499
DEZ DE REVENGA, F.J. Pginas de literatura murciana contempornea. En las pginas 73109, podrn encontrar referencias a la obra de Jorge Guilln, vinculada a LA Semana Santa de
Murcia.

420

en la maana como en el Museo. Otro de los escritores citado es


Gerardo Diego, cuyos comentarios se centran en su presencia en
Murcia un Viernes Santo en la maana y el poema que le inspir,
titulado: El paso de la Oracin del Huerto500. Estos datos tienen
como fuente el libro, citado varias veces, recopilatorio de una serie de
artculos publicados en prensa sobre Francisco Salzillo que Don Juan
Torres Fontes recopil y del que nos habla el profesor Dez de
Revenga:
Cuando Juan Torres Fontes recopil, en 1977, una serie de
interesantes artculos sobre nuestro escultor, en el libro Salzillo: su
arte y su obra en la prensa diaria, recogi testimonios muy hermosos
de algunos escritores contemporneos no murcianos501.
En 1997 he tenido la oportunidad de publicar, al realizar la
edicin de Obras completas de Gerardo Diego, un texto suyo, hasta
hace unos meses desconocido e indito en letra impresa, titulado El
paso de la Oracin en el Huerto, que l escribi para su programa de
Radio Nacional de Espaa, difundido para Hispanoamrica, a travs
del Tercer Programa y con el ttulo de Panorama potico espaol.
El artculo lo he dado a conocer tambin en mi libro Pginas de
Literatura murciana contempornea.
De estos escritores y artculos, Juan Ramn Jimnez no figura
entre ellos, pero tambin alab nuestra tierra y la obra de Salzillo; lo
hizo en tertulias con murcianos, con los cuales se entrevist e
intercambi correspondencia, como fue el caso de Juan Guerrero Ruiz
(NAZARENOS pg. 39. 1999).
Azorn, nos llama la atencin que no escribiera sobre Salzillo -al
menos que tengamos conocimiento-, porque en su permanencia en el
convento de Santa Ana del monte, en Jumilla, tuvo que ver de cerca la
imagen del Cristo Amarrado a la Columna502. Estos renglones nos han
500

DEZ DE REVENGA, Francisco Javier. Revistas murcianas relacionadas con la Generacin del
27. Academia Alfonso X el Sabio, 1979. Aqu no cita nada sobre Semana Santa pero es muy
interesante porque selecciona obras que en algunas ocasiones fueron escritas expresamente para
Murcia.
501
Los artculos que don Francisco Javier cita, la mayora de ellos estn expuestos en el presente
captulo de nuestro trabajo, colocados segn el ao que fueron publicados en la prensa nacional o
local.
502
Azorn. Poltica y Literatura. (Fantasas y devaneos) Alianza. Pgs. 76-91. Biblioteca
fundamental de nuestro tiempo.1984. Habla en este captulo de su estancia en el convento
mencionado y la rica experiencia espiritual que le proporcion. En su obra: Meditaciones de un
pequeo filsofo, Cita la Semana Santa de Yecla, pero nada sobre la de Jumilla, ni la imagen
aludida del Cristo Amarrado a la Columna.

421

desviado, en parte, del tema tratado pero que retomamos volviendo al


artculo de Dez de Revenga que sigue diciendo:
Gabriel Mir, Carmen Conde, Jos Ballester, Jos Mara de
Cosso, Gerardo Diego, Andrs Sobejano son todos escritores
preclaros, pertenecientes a una misma promocin de entusiastas ante
la luz y la belleza del Levante espaol, ante la brillantez del
Mediterrneo, y todos se sintieron admiradores en un momento dado
de la obra de Francisco Salzillo y ante su obra reaccionaron de
manera similar.
Veamos algunas de sus reflexiones dejadas en sus escritos. Y
comencemos por Gabriel Mir, que en El Obispo Leproso, escribe, al
recoger una carta de un devoto cura beneficiado murciano: Bien s
que esa imagen del ngel es la que debemos amar entre todas las
imgenes de todos los ngeles. Los que entienden de belleza dicen
que el imaginero tuvo la inspiracin divina labrando un cuerpo
hermoso que no fuese de hombre ni de mujer. No participa de
nosotros y pertenece a todos nosotros. Nos pertenece ms a los
murcianos por aparecerse junto a una palmera. El artista prefiri la
palmera solitaria de nuestros jardines cerrados al olivo de la granja
de Getseman. No quiso un ngel con espada, con lad, con rosas, No
un ngel de mpetu, ni de suavidad, ni de gloria; ngel fcil, de buena
vida. Nos dej el ngel ms nuestro y el que tuvo ms cerca del dolor
humano de Dios. El ngel que descendi al Huerto lleno de luna, para
confortar al Seor en la noche de sus angustias.
Sobre el ngel de la Oracin del Huerto, Gabriel Mir y Jorge
Guilln, compartieron la emocin que les causaba a ambos, pero no
menor fue la de Gerardo Diego que como ya ha quedado expuesto le
caus tanta sensacin que fue objeto de inspiracin de un poema
bellsimo y que es plasmado en el libro citado de Dez de Revenga, que
sigue comentado:
Gabriel Mir haba visto el paso de la Oracin en el Huerto
tanto en la procesin de Viernes Santo que sin duda conoca muy bien
porque se la recomendaba muy encarecidamente a Jorge Guilln en
1926, aunque Guilln no la vera hasta 1927- como en la iglesia de
Jess, lo que sabemos por la carta de Andrs Sobejano.
Veamos ahora El paso de la Oracin en el Huerto, poema de
Gerardo Diego, escrito con recuerdos de 1926, cuando presenci la

422

procesin de Viernes Santo de aquel ao, en el que el olivo forma


parte tambin de la evocacin503:
Qu es lo que all se aparece
orzando en la procesin?
Un olivo que se mece
Y que escora hacia el balcn.
.....
Los claveles lloran penas
De las ms rojas que v.
Y palpitando penoles
All va, alta de faroles,
Nave de Getseman.
Francisco Javier Dez de Revenga incorpora a este captulo una
experiencia relevante sobre la visita de famosos escritores al Museo
Salzillo, y su presencia en la Procesin de Viernes Santo en la maana.
Todos ellos se mostraron admiradores de su obra sobre la que
plasmaron opniones muy destacadas.
Efectivamente, la unidad de criterios ante el arte de Salzillo es
positiva y unnime salvo alguna excepcin-. Recordamos que Doa
Emilia Pardo Bazn confiesa que lo crea un realista romntico
cultivador de la fealdad expresiva pero que en Murcia al conocer su
obra, dijo la escritora: me he desengaado, Salzillo es como otros
maestros espaoles, como Gregorio Hernndez, un realista baado en
clasicismo y sus efigies, aunque inspiradas en el natural, respiran
nobleza.
Carmen Conde, con su caracterstica potica y espiritualidad,
deca de nuestro escultor: Es la gracia, la ternura dulcsima, la
suavidad, lo que no hiere ni punza esa sonrisa, tan difcil, de la belleza
al margen de los grandes gestos. Chico de Guzmn, y otros, todos
afluyeron un discurso lrico, crtico y prevaleciendo un reconocimiento
a la obra de Salcillo, escultor grande y noble por la gracia de Dios.
Otro punto que queda fijado a travs de los textos tratados y del
presente especialmente, es que la Semana Santa de Murcia, vivida
desde la religiosidad popular, est vinculada a la obra de Salzillo,
aunque tambin lo est a otras efigies como el Cristo de la Sangre de
Nicols de Bussy; y que la procesin de Viernes Santo en la maana es
503

El ttulo definitivo del poema segn aclara el profesor Dez de Revenga- ser Nave de
Getseman. Se incluira en el libro de Gerardo Diego titulado Versos Divinos en 1971.

423

toda una entelequia, un algo para vivir la Pasin que va mucho ms


all de las formas, de la fiesta, incluso de su leccin histrica.La
procesin de los Salzillos le ha dado a Murcia entidad religiosa y
artstica tanto como cultural. De ella emana gran devocin a la Pasi de
Cristo.
1999. Pedro Zamora Garca. La Palmera504. Murcia.
La palmera, por su historia, su simbolismo y vinculacin a
episodios de la Virgen y el Nio Jess (segn la tradicin), nos lleva a
verla como elemento potico, casi irreal. No es un rbol cualquiera,
sino un rbol de figura elegante, de altura y donaire; su tronco
ascendente es de perfecto tejido escamado, limpio y primoroso; su
suave ondulacin, sin perder su firmeza, evoca nobles pensamientos
en el hombre; la quisieran alcanzar los poetas; la besan cada noche las
estrellas; es emblema distintivo de los que dan su vida por Cristo. Se
eleva hacia Dios, pero humilde se inclina hacia el hombre; es
protagonista privilegiada cada Domingo de Ramos.
Su buen sabor rezuma en ese fruto dulzn y pegajoso, resbaloso y
almidonado que adems, en la palmera de la que trata el texto, va
acompaado por una leyenda tierna e ingenua. La palmera de Viernes
Santo sirve, adems, de contraluz y fondo envolvente al ms
privilegiado y enigmtico de los ngeles que confort a Cristo en el
Huerto de Getseman.
La palmera est vinculada a Jesucristo desde su infancia. En la
Pasin tiene presencia por derecho propio. En el Huerto de los Olivos
se estima que no haba palmeras, pero su presencia en este episodio
viene dada porque las haba en las otras zonas en las que se
desarrollaron hechos de la vida del Nazareno.
Jeric es la ciudad de las palmeras, segn nos dice el libro de los
Jueces, (1.16); cuando Jess entr en Jerusaln, los nios portaban
ramos de olivo y de palmera. Y aqu en Murcia se cuida la tradicin de
arreglar el paso de la Oracin en el Huerto con olivo y palmera
cargada de dtiles de un dulce relamido. Sobre ella podemos saber que:
Si nos limitamos a consultar el diccionario podemos encontrarnos
con la definicin phoenix Dactylifera: planta arbrea
monocotilednea. Pero es algo ms. Para el paso de la Oracin en
504

ZAMORA GARCA, Pedro. La Palmera. NAZARENOSN pg. 76-77. Cofrada de N.P.J.


Murcia. 1999.

424

el Huerto es su emblema, su estandarte. Cuando en la maana de


Viernes Santo asoma a lo lejos por una bocacalle, anuncia el desfile de
nuestro trono y se escucha: Mira la palmera, ya va por all la
Oracin!. Tradicionalmente, la construccin de la palmera de La
Oracin ha correspondido al cabo de andas, algo que cada uno ha
ido enseando a su sucesor y que, en mi caso, al ser la sexta
generacin que ha ostentado dicho cargo, he ido aprendiendo de mi
padre, ste del suyo, mi abuelo de mi bisabuelo y as sucesivamente,
como tambin he instruido a mis hijos y stos lo harn con los suyos.
Por lo que contaba mi padre, nunca oy decir ni a su padre, ni a
su abuelo, que se hubiera construido tronco alguno, lo que significa
que la antigedad del mismo podra ser de ms de cien aos, hasta que
en el ao 1981 se rompi en procesin y tuvimos que construir otro.
Pues bien, el primer tronco mencionado estaba compuesto de un
esqueleto de madera forrado de palmito y pequeos trozos de palmas
secas de palmeras enanas existentes en el campo de Mazarrn y
guilas.
La parte inferior se dejaba al descubierto para que encajara en
el trono y en la superior iba abrazado por una faja de hierro, con
cuatro coberturas para introducir las palmas, y soldadas a las mismas
cuatro argollas en donde se colocaban las cuatro uvas de dtiles,
terminado en una barra de hierro en cuyo extremo hay un taco de
madera que es donde se coloca el Cliz.
Para los estantes de la Oracin el arreglo de la palmera es una
ceremonia que difcilmente nos perdemos. Todo comienza en la
maana de Jueves Santo, cuando nos reunimos con nuestras familias.
Acuden a esta convivencia nazarenos de otros pasos, incluso de otras
cofradas. Previamente, en la tarde de Mircoles Santo, se han cortado
los dtiles en nmero de ocho a diez uvas, que, por cierto, en
ocasiones hemos tenido que recorrer la huerta de Murcia y, a veces,
incluso de la Regin.
Todo esto es debido que siendo fuera de cosecha (noviembrediciembre) es dificilsimo encontrarlos. Jueves Santo, sobre las cinco
de la tarde, nos desplazamos a la iglesia de Jess, prestos a comenzar
el arreglo. Lo primero que hacemos es mojar el tronco con agua hasta
que queda totalmente empapado, lo que hace que el palmito se hinche
y rejuvenezca.

425

El pasado da ocho de abril (2005), Jueves Santo, sobre las 18


horas, en la Plaza de San Agustn, se proceda a arreglar la palmera de
la Oracin del Huerto en presencia de numeroso pblico, que
presenciaba el hecho como autntico espectculo. Se comentaba, con
tristeza, que el tiempo amenazaba lluvia y que, posiblemente, no
saliera la procesin al da siguiente, como efectivamente sucedi. Fue
curioso cmo tres hombres hacan un trabajo que cuando la palmera
queda instalada en el trono, no revela el proceso meticuloso que
precisa hasta ser implantada all.
Al margen del valor plstico que la palmera introduce al paso de
La Oracin del Huerto, no queda libre de la leyenda; de esta que
envuelve a tan particular ejemplar nos habl Antonio Zamora, autor del
presente artculo y actual cabo de andas. Se trata que desde tiempo
inmemorial se cree que comiendo los dtiles de esta palmera que ha
procesionado en el paso de la Oracin del Huerto, las mujeres con
dificultad para concebir, se quedan embarazadas.
Don Antonio nos confirmaba que han venido desde lugares
diversos de Espaa y del extranjero a poner a prueba la leyenda, y que
puede asegurar que, en ms de un caso, tuvo resultados positivos. Ante
tan hermosa atribucin, no es de extraar que por esta, y por otras
razones devocionales, la Plaza de San Agustn se abarrote de gente
pendiente de ese arreglo-montaje que lucir el trono al da siguiente;
que le dar sombra a Cristo alrededor de media maana; que cuando el
sol ya empieza a calentar demasiado, embellecer el espacio y
configurar el mejor estandarte anunciador de que Cristo orante se
acerca a esas filas humanas, que con orden y arrobo lo esperan.
El responsable de que procesione la palmera, es fcil comprender
el hecho, se emplea a fondo en tal menester, pues ella es icono, es
leyenda, es ramaje religioso, es sombra ungida por Cristo, apoyo del
ngel; es, en cada hoja agitada, flecha que reverbera la luz de Viernes
Santo. Por todo ello se explica que:
Pedro, Zamora, es un hombre que es tan importante para l la
profesin con la cual sustenta a su familia, como el ser cofrade Cabo
de Andas de Jess. En la entrevista mantenida nos hablaba de este
sentimiento como algo que permanece dentro de l. Deca que no
contempla la fecha de jubilacin ya que ha preparado con tal fuerza a
sus dos generaciones posteriores para que continen con el cargo, que
se siente en activo en vida y hasta despus de la muerte.

426

Esa reunin familiar al comienzo de cada Mircoles Santo, es, en


parte, honda liturgia celebrativa de ese banquete que precede a todo
acto de vida. Reunin de nazarenos tanto de la cofrada de Nuestro
Padre Jess como de otras, todos formando familia, juntos celebran el
gozo de acompaar al Seor en La Oracin del Huerto, y la conviccin
de que es un rezo preparar la palmera, que ha de ser la imagen primera
cuando a distancia aparezca el Seor505.
1999. Juan Hernndez Franco. El Catolicismo Postridentino y la
cofrada de Jess506. Murcia.
Trento (1543-1563) es columna vertebral en conceptos y normas
religiosas; tambin proyect un nuevo desarrollo de las cofradas
pasionarias, pues de sus Asambleas salieron los dictados que asignaron
a las Dicesis autoridad para que conformaran las prcticas piadosas y
perfilaran las normas a cumplir por estas asociaciones.
Los Directorios orientaron a los cofrades penitentes sobre las
prcticas religiosas, el vestuario507 y el empleo de insignias, el talante
de las procesiones, las nuevas iconografas, y todo aquello que tuviera
el poder de comunicar. Todo era necesario para combatir la escisin de
los protestantes, conformar los nuevos progrmas, estudio y objetivo
principal del dicho Concilio.
Trento fragu las grandes directrices para seguir ejerciendo la
Iglesia como buen pastor que apacienta sus ovejas. Cristianos y
Protestantes dieron lugar a que quedaran establecidas dos filosofas,
con las que echaron a andar, ambas, sin desasirse de su tronco
dogmtico comn que es la cristologa.
505

El trmino celebracin sabemos que, segn lo interpreta la Iglesia, no es el ms adecuado para


definir los actos de Semana Santa, ya que celebrar es aquello que se recuerda de forma peridica.
Pero la Pasin se rememora, o sea, se revive con sentimiento de renovar en los cristianos la fe sobre
la Pasin, Muerte y Resurreccin de Cristo. En nuestro trabajo muchas veces empleamos el
trmino celebracin ya que nos atenemos al significado de la palabra latina celebrare, que significa
impulsar En este sentido, hay que decir que celebrare hace referencia a una accin comunitaria,
hecho que se da en toda accin y acto de Semana Santa.
506
HERNNDEZ FRANCO, Juan. El Catolicismo Postridentino y la Cofrada de Jess.
NAZARENOS, pg. 41-44. Cofrada de Nuestro Padre Jess. Murcia. 1999.
507
El vestuario se da por sentado que es algo convencional, pero no del todo es as ya que tiene una
misin en todo rito y en toda liturgia, que va ms all de las formas. Con los ropajes especiales se
da cuerpo a ceremonias, a ideas y protocolos; se trata de una prctica recomendada desde los
tiempos ms antiguos, como es el caso de las instrucciones que el libro del xodo plasma y que
recibe Moiss sobre cmo deben vestir los servidores de Jehov: Y hars vestiduras sagradas a
Aarn tu hermano, para gloria y esplendor del culto divino; (XXVIII 2)Las vestiduras que usarn
son estas: el pectoral, el efod, el manto, la tnica exterior y la otra interior de lino ajustada, la tiara y
el cinturn (XXVIII, 4). Todo el captulo, que comprende 43 versculos, es para describir
minuciosamente cmo han de ser las vestiduras sagradas. Realmente sorprendente el ceremonial y
el cuidado en los atuendos a lucir.

427

Juntos predicaran un mismo Verbo, slo que con distinta voz.


Crearan su sinfona de amor y dolor, pero por separado ya que, juntas,
sera como cantar bien entonando mal. Su papel pautado no acogera
las mismas notas, y por lo tanto el rezo, de fondo, sera el mismo pero
con distinta asonancia. Trento fue la batuta que marc la nueva
direccin de la gran orquesta filarmnica de lo espiritual, filarmnica
que, grandiosa, segura, afinada, mstica y emocionada, cruz con su
pueblo las aguas de un nuevo Jordn.
La luz se hizo; las flores llenas de olor, exuberantes y graciosas
acapararon muchos de los espacios y lo inundaron de aromas. Las que
eran tan frgiles como las amapolas, se hacan fuertes estallando de
color; el jazmn, fino, se haca robusto con su perfume embriagador; el
alel, pequeo, se haca grande y presente en su verde esperanza. Los
sentimientos estaban a flor de piel; el aire se inund de mensajes; slo
faltaba que ese horizonte que se abra se nos mostrara seguro, firme, y
reconvertido. Ese fue el papel de Trento, conseguir a travs de
smbolos los nuevos postulados, actitudes y frmulas que mostraran la
faz de la Iglesia nica y verdadera.
Las cofradas quedaron particularmente implicadas y
comprometidas con el nuevo discurso tridentino, cuando aos despus
lo asumieron; actuaron como vehculo de una consistente religiosidad
popular; tenan por tanto que adaptar a su lenguaje los nuevos cdigos,
que no eran otros sino los de potenciar la iconolatra para difundir al
Dios Hombre, su Evangelio, su Muerte y su Resurreccin. Este
planteamiento es la base de la nueva faz de Semana Santa, asentada en
la sociedad con procesiones, figuras de la Pasin, vestuario, msica y
la escenografa aparatosa que el Barroco aos despus les imprimi.
El autor que nos ocupa es profesor de Historia Moderna en la
Universidad de Murcia y su va de investigacin profesional discurre,
en parte, por el periodo tridentino del cual nos habla, proyectando su
estudio al desarrollo de una de las cofradas ms emblemticas de la
Semana Santa de Murcia, como es la de Nuestro Padre Jess Nazareno.
Sobre este interesante tema y cofrada nos dice:
No es la Cofrada de los nazarenos la primera que se funda en
Murcia. Tampoco es la primera que posee normas que rijan su
gobierno interno; su autogobierno tutelado por la Monarqua
castellana y el Papado. Pero s es la primera cofrada que procesiona
en Semana Santa, en adecuarse, mediante estatuto, a la nueva religin

428

aprobada y definida por las autoridades religiosas tras la celebracin


del Concilio de Trento. Tras la divisin de confesiones que registra la
Cristiandad en la primera mitad del siglo XVI, las autoridades
religiosas deciden reformar las prcticas religiosas de forma profunda
y renovada. Con tal propsito se convoca y desarrolla el XIX Concilio
General Eclesistico. De los acuerdos tomados entre otras cuestiones
decidieron afianzar la autoridad de las jerarquas eclesisticas (Papa
y Obispos), reforzar la presencia de la religin dentro de la vida del
cristiano, quien para mejorar su espiritualidad deba llevar una vida
piadosa y purificar sus comportamientos y costumbres.
Tras la celebracin del Concilio de Trento, a diferencia del
modelo segn J. Borry- alternativo a la iglesia oficial en que se
haban convertido las cofradas en la Baja Edad Media, por encima de
todo, son vehculos de propagacin del nuevo catolicismo. Las
cofradas postridentinas asumen de manera manifiesta la perfecta y
ortodoxa religin en la que han de vivir los catlicos. Les corresponde
en concreto, la funcin de difundirla y hacerla llegar a los fieles a
travs de ordenados actos rituales y devocionales, con frecuencia
representados mediante procesiones y desfiles de carcter pblico la
imagen, generalmente obras de arte, va a tener un papel similar al que
posee la palabra en el mundo protestante-.
Esta propiedad apuntada por Hernndez Franco, sobre el aceptar
las cofradas pasionarias la nueva va ortodoxa que ha de expandir
nuevos medios de vivir la religin les transmiti un gran impulso
como grupo de apostolado. Fue un acontecimiento el tridentino cuya
misin ms acuciante era clarificar sus actitudes, diferenciadas, de las
desviaciones del protestantismo, as como las verdades catecismales
cristianas.
El Concilio Vaticano II, que nos queda mucho ms cercano, la
gran diferencia con el de Trento es que la religin protestante es vista
por la Iglesia Catlica con mayor templanza y slo busca el
acercamiento entre ambas partes, pues en las palabras de los ltimos
Papas queda patente el deseo de entendimiento y de trabajo conjunto;
trabajo que desarroll de forma ejemplar Pablo VI y que verifica
constantemente el actual Juan Pablo II.
Sobre la nueva actitud papal ante la rectificacin de las actitudes
de Trento, son elocuentes las palabras del Papa Juan XXIII: No
pretendemos hacer un juicio del pasado; no pretendemos demostrar
quien tena razn y quien se equivocaba. La culpa est en ambas partes.

429

Todo lo que queremos es decir: Acerqumosnos. Pongamos fin a


nuestras diferencias.
Pablo VI, insisti en el tema y dijo: Si de algn modo somos
culpables de esta separacin, pedimos humildemente el perdn de Dios
y tambin pedimos perdn a nuestros hermanos que se sienten
ofendidos por nosotros. Por nuestra parte, gustosamente perdonamos
las ofensas que ha sufrido la iglesia Catlica y olvidamos el dolor
acumulado durante la larga etapa de disensiones y separaciones.
Estos mensajes no afectan directamente a la misin expresa de las
cofradas; el nuevo discurso papal no altera sus planteamientos. S que
es mensaje vlido, en su fondo, el concepto de perdn, de
reconciliacin, de hermanamiento y de deseo de fraternidad, pues tiene
una aplicacin directa en el espritu religioso de la Semana Santa y de
la labor que desarrollan las cofradas, pero no interfiere en su filosofa,
por ms que fuera Trento su gran escuela. Sobre ello sigue exponiendo
Hernndez Franco:
El definitivo control romano y episcopal sobre las cofradas
ocurre el ao 1604, cuando el Papa Clemente VIII (constitucin
Quaecumque) exige para la aprobacin de los estatutos de las
cofradas el consentimiento escrito del Obispo al cual se le entrega
potestad para examinarlos, corregirlos y ratificarlos.
D. Gonzalo Arias mostr inters personal por la fundacin de
cofradas. Posea como finalidad y principal meta erradicar la
blasfemia. D. Jernimo Manrique de Lara, Obispo en los cruciales
aos que van de 1583 a 1590, es autor de la primera constitucin del
Obispado con posterioridad a Trento508. Reproduzcamos el texto de la
constitucin, ya que contiene las lneas maestras por las que se han de
guiar en el futuro las Cofradas:
Ordenamos que de aqu adelante en esta Dicesis, no se hagan
cofradas, ni se establezcan estatutos, constituciones, ni ordenanzas, ni
aquellos se guarden sin que primero sean por nos vistas, examinadas y
aprobadas y si lo contrario hiciere por la presente constitucin lo
anulamos. Medidas para continuar las reformas en la Dicesis,
acompaadas de seas de identificacin e imgenes visuales que
tuvieron calado entre los fieles de Murcia, tambin las asume Sancho
508

El obispo Arias asisti a la apertura de la tercera sesin del Cocilio de Trento.DAZ CASSOU,
Pedro, lo define como hombre piadoso en su libro, Serie de los Obispos, pg.91. Las primeras
sinodales que cita Juan Hernndez Franco fueron publicadas por el obispo Manrique, el 30 de
marzo 1584, al que Daz Casou lo define como hombre sumamente conciliador (Ibidem, pg. 97).

430

Dvila509 (1591-1600). Durante su mandato pastoral, bien conocido


merced a la obra de D. Francisco Candel, se retoman devociones y
ritos cados en el olvido (como el culto a los cuatro Santos de
Cartagena), se potencia el culto (en especial el que se desarrolla en la
Catedral) y se mantiene en perfecto estado la doctrina y costumbres de
eclesisticos y seglares mediante la celebracin de un Snodo
Diocesano el ao 1598. Y fue durante esos aos que gobierna la
Dicesis, Dvila, cuando echa a andar la Cofrada de Nuestro Padre
Jess.
La Cofrada de Jess sigue realizando una serie de ceremonias
que tienen al cofrade en contacto y relacin con el nuevo dogma y con
sus seas de identificacin, como son la eucarista y la misa. Se puede
afirmar, pues, que en el inicio de su andadura la Cofrada de los
Nazarenos estuvo fuertemente influenciada por el espritu de Trento. Y
a travs de la dimensin gremial que socialmente posea particip en
la difusin ordenada y jerarquizada del renovado catolicismo en la
ciudad de Murcia.
Juan Hernndez Franco, con este trabajo, ayuda a entender la
historia de las cofradas, pues la informacin dada, partiendo de un
acontecimiento tan vital como fue el Concilio de Trento, y a su vez,
tiempo despus, la fundacin de la Cofrada de Nuestro Padre Jess
Nazareno, de la que estima fue cuerpo de los nuevos postulados
tridentinos, constituye unas bases de las ms necesarias para enfocar la
trayectoria religiosa de las cofradas pasionarias eb general.
Por otra parte el texto es motivo de particular reflexin por
cuantas diferencias marc el Concilio de Trento en los modos y formas
de proyectarse la labor religiosa de estas asociaciones. As tambin
reflejar la gran oportunidad que supuso para la Cofrada de Nuestro
Padre Jess Nazareno ser pionera en celebrar procesin con ese sentido
renovado, y que los nuevos predicamentos convirtieran a las que
despus fueron crendose en autnticos artfices de que La Pasin de
Cristo se predicara en las calles, a la vista de todos, impartiendo su
mensaje a travs de la luz y el poder de las imgenes.
Destacamos de este elaborado artculo, dos puntos. Uno que sigue
abierta la distorsin sobre qu cofrada realiz procesin la primera;
segn Juan Hernndez fue la de Nuestro Padre Jess Nazareno. La
509

DAZ CASSOU, Pedro. Serie de los Obispos de Cartagena. Sus hechos y su tiempo. Madrid.
Establecimiento tipogrfico de Fortanet. Impresor de la Real Academia de la Historia. 1895. En
sus pgas.99-102, habla de los hechos del Obispo Sancho Dvila, que fue confesor de Santa Teresa
de Jess.

431

Cofrada del Perdn, al hablar de su antecesora, la de El Azotado


dice otro tanto.
La Semana Santa de Jumilla, por ejemplo, ya cita que en 1521
celebr procesin de Las Palmas, as como la organizada Jueves Santo,
en fechas muy cercanas a la de Las Palmas, puesta en marcha por la
cofrada de la Virgen del Rosario. Tema este que ser harto difcil
aclarar ya que hacen falta documentos que hasta la fecha no han
aparecido. Segn los textos barajados las procesiones tal cual las
conocemos hoy, se iniciaron en el siglo XVII y, efectivamente, la de
N.P.J.N. podra ser la primera ya que la del gremio de la Seda, con el
Seor de los Azotes, tena un carcter marcadamente flagelante, y las
dichas de Jumilla, parece ser que se celebraban con un recorrido
limitado al permetro exterior de la iglesia sede de las procesiones.
El segundo punto a destacar es la creacin por el obispo Don
Jernimo Manrique de las primeras Constituciones Diocesanas, que
pusieron la piedra angular en la estructura cofradiera, en activo, hasta
el da de la fecha. Cabe apuntar un tercer punto que es el carisma
tridentino del que fue primer portavoz la Cofrada de Nuestro Padre
Jess de Murcia, creada en el ao de 1600.
2000. Carlos Egea Krauel. En el centenario510. Murcia.
Los centenarios son importantes si son estudiados sus
acontecimientos acaecidos como a sabios maestros. En este caso los
aos a celebrar son cuatrocientos, lo cul le imprime mayor razn. No
cabe duda de que este cumpleaos de las esculturas de Salzillo de la
Cofrada de Jess es uno de los catalogados como muy importante
porque se ha podido celebrar con un Museo dignsimo en montaje
tcnico, en estudio del espacio y calidades de materiales y expositivas,
que permiten contemplar dicha obra alumbrada con luz cenital y en las
mejores condiciones tcnicas y ambientales. Lejos han quedado las
quejas de personas que visitaron esta sede que desempaaba las
funciones de Museo y se violentaron ante la incomodidad para
contemplar las obras y la inadecuacin de iluminacin en las
instalaciones.
Conseguir esta meta ha sido obra de muchas personas.
Recordamos como uno de los pioneros de este proyecto a Don Emilio
Dez de Revenga, y al empuje que le dio con sus palabras el escultor
510

EGEA KRAUEL, Carlos. En el centenario. NAZARENOS pg. 31. Cofrada de N.P.J.N.


Murcia. 2001.

432

Benlliure. Desde 1961 que se inaugur el Museo Salzillo se han


andado muchos pasos hacia lo que hoy es. Pues bien, de este tema nos
habla el presente texto que, a modo de ensayo, realiza unas particulares
reflexiones el autor que es, a su vez, parte decisiva en la ejecucin de
esta reforma del Museo Salzillo que nos ocupa:
Cuatrocientos aos han transcurrido ya desde que la Real y Muy
Ilustre Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno iniciara sus
primeros desfiles procesionales. De la belleza del cortejo religioso son
en gran parte responsables los pasos creados por el insigne
imaginero murciano Francisco Salzillo, por encargo de la Cofrada.
El clebre imaginero Salzillo, representa, en la actualidad, un
autntico smbolo de nuestra Regin, como embajador de Murcia y
como imagen de prestigio. Fama que se ha difundido ms all de
nuestras fronteras regionales y nacionales, gracias a las muestras de
una parte de su obra, concretamente sus bellas figuras del beln que se
han expuesto en el Palacio Real de Madrid y en el Braccio di Carlo
Magno, en la ciudad del Vaticano.
Desde Caja Murcia siempre hemos procurado apoyar esta labor
respaldando sus actuaciones y contribuyendo a que se realicen
algunos de sus proyectos. As, ante la necesidad de disponer de un
marco arquitectnico adecuado para exponer estas bellas piezas, de
valor incalculable, Cajamurcia firm un convenio con la Comunidad
Autnoma, el Ayuntamiento y la Cofrada de Nuestro Padre Jess para
acometer la restauracin del Museo.
El proyecto es en definitiva una nueva e importante apuesta por
poner en valor nuestro patrimonio histrico artstico, en el que los
juegos de luz y la atmsfera creada permitan imbuirse plenamente en
el arte barroco. Con ella, desde Cajamurcia, hemos querido poner de
relieve nuestro compromiso con la sociedad murciana.
Carlos Egea Krauel, Presidente de Caja Murcia, en el presente
texto de fecha 2001, habla de proyecto a realizar, pero muy pocos aos
despus, 2003, el proyecto estuvo terminado y en funcionamiento el
Museo que, como ya decamos antes, es hoy un espacio dignsimo,
confortable y con unas instalaciones tcnicas perfectas que determina
una visualizacin de todas las esculturas expuestas en las mejores
condiciones fsicas y ambientales.

433

En este Museo tambin hay una nueva seccin que acoge la


exposicin de distintas tnicas vestidas por N.P.J.N, enseres y prendas
suntuarias de la cofrada, mantos de la Virgen Dolorosa y objetos
litrgicos. Como colofn se puede ver el famoso Beln, y la imagen
titular de Nuestro Padre Jess, obra de Aguilera, nica que no es de
Salzillo de todo el patrimonio escultrico acogido en este Museo.
Carlos Egea Krauel aborda un tema que no ha sido expuesto en
ninguno de los textos seleccionados; es el de las subvenciones y
apoyos econmicos que conducen a la difusin y conservacin del
patrimonio murciano. Estos apoyos prestados alcanzan a numerosas
cofradas de toda nuestra regin, y que suponen una ayuda importante
para la realizacin de procesiones en cada Semana Santa, su
propagacin y su paulatina atencin a las calidades y al patrimonio
acumulado por cada una de estas etintades pasionarias.
En este sentido hemos de reconocer, y as lo hacemos, la ayuda
recibida, ya que en la actualidad se desarrolla en el Centro Cultural Las
Claras de Fundacin Caja Murcia, adems, un ciclo de conferencias
sobre Semana Santa y Textos Literarios de la Pasin, cuyo origen e
impulso es la presente tesis. Don ngel Campos, su Director, apoy
este proyecto con gran decisin, y que cuenta ya con cuatro ediciones
celebradas.
Tambin apuntamos que una de las causas del desarrollo de
nuestras procesiones en los ltimos aos es la contribucin de Caja
Murcia, as como de otras entidades equivalentes, que invierten en la
adquisicin de nuevas imgenes, en la verificacin de procesiones y en
la conservacin de este preciado patrimonio material e inmaterial
pasionario, ya que son numerosas las restauraciones realizadas, as
como las manifestaciones culturales y religiosas que son proyectadas.
2001. Miguel Massotti. Reportero en la procesin511. Murcia.
Cuando no exista la televisin, y aun despus de instalada en
nuestras casas, siempre la retransmisin de las procesiones de Semana
Santa, en Murcia, eran esperadsimas. Su principal maestro transmisor
fue desde el ao 1951 a 1990, don Elas Ros Garrigs que, durante su
ejercicio profesional, demostr tener el don potenciar la cercana;
conmova por su dulzura y cadencia, alejada su entonacin del acento

511

MASSOTTI, Miguel. Reportero en la procesin. Nazarenos Pg. 37. Cofrada de N.P.J.N.


Murcia. 2000.

434

estentreo y de todo protagonismo. Sus seguidores, y en este caso


Miguel Massotti, as se lo reconocen.
Nuestro joven reportero, conocedor del tema de la Semana Santa
de Murcia (Su padre, Don Andrin Massoti, es uno de los cofrades ms
emblemticos de la historia de la Semana Santa de Murcia en los
ltimos cincuenta aos), nos da una crnica de su experiencia como
reportero de la procesin de Viernes Santo en la maana:
El reportero no se reviste con la tnica morada, pero se siente
nazareno. Cuando era nio, el reportero pasaba el Jueves Santo
preparando los caramelos para su padre, a la puerta de Jess durante
el Cabildillo, escuchando a los auroros. Suspiraba el reportero con
ocupar la plaza paterna algn lejano da, pero no pudo ser por culpa
del estirn que peg a los catorce aos. Que le permiti jugar al
baloncesto, pero que sobrepasaba mucho la media de estatura de los
estantes del paso, por lo que el reportero se qued con las ganas.
No es fcil contar durante dos horas largas la salida de una
procesin. El reportero recuerda las narraciones magistrales de Elas
Ros, desde la tribuna que Radio Murcia pona en la Platera, junto al
antiguo Drexco. La fluida prosa del maestro radiofnico llenaba de
emocin las ondas en la maana del Viernes Santo. Ahora, el
reportero hace otro tipo de transmisin; en vez de situarse en un lugar
esttico donde contemplar el desfile, el reportero va de un lado para
otro; as el reportero descubre, cada ao, un nuevo matiz un detalle
que todava no haba llamado su atencin. Puede ser el hecho de que
Judas en La Cena no lleva camisa, mientras los otros discpulos s.
Nos detenemos en este detalle de la camisa. Salzillo era un
excelente pensante, un observador nato, un estudioso, un hombre que
reflexionaba responsablemente sobre las cosas de su entorno, de su
tierra, a la que plasmaba sutilmente en su obra artstica; de ah el que a
sus figuras las vistiera con esa blusa tpica de los huertanos, entre otros
discretos detalles que, para algunos eran considerados anacronismos de
mal gusto. Sobre Judas es explcito el mensaje del maestro escultor;
Judas no poda ser murciano, pues rompa el esquema del carcter
noble y leal del huertano castizo, puro e ntegro. No poda, pues, llevar
la blusa tpica. Pequeos y entraables signos por los que calibrar al
hombre amante de Murcia que era Salzillo. En Arte -se dira el
maestro- nada es indiferente, nada es por casualidad, nada es sin
importancia, nada resulta opaco e irrelevante, nada est ausente de
significado. Desde este planteamiento hemos de entender que Judas no

435

lleve camisa murciana, como el resto de las figuras esculpidas por


Salzillo, pues Judas no poda ser considerado como murciano.
Sobre la expresin cabildillo es la forma de definir, por parte de
la Cofrada de Jess, la reunin programada y metdica, pero sin
carcter institucional, que realizan mayordomos y cofrades Jueves
Santo en la tarde. La costumbre es que mientras que en la plaza de San
Agustn los cofrades de la familia Zamora preparan la palmera, en el
interior de la iglesia, en sala privada, van entrando, por riguroso orden
establecido, cada hermandad de las que constituyen la Cofrada para
recibir las normas y toda clase de advertencias necesarias a desarrollar
en la procesin del da siguiente.
Seguimos interesados en esos detalles, pequeos, pero puntuales,
que la capacidad de observacin de nuestro reportero nos revela:
La armadura del romano en El Prendimiento, que gracias a la
restauracin de hace unos aos, nos permiti descubrir que no es ni de
madera ni metlica, sino de grafito, del mismo grafito que las lminas
de los lpices. La salida de San Juan, que emociona al reportero; es el
paso de su casa. Ahora mira el ngel, ese regordete que con una mano
se enjuga la lgrima mientras con el rostro hace un infantil puchero
irrepetible. El reportero sabe que tras La Dolorosa llega la
presidencia y el desfile paracaidista. Que la procesin acaba de
empezar o termina de salir, segn se mire. La procesin hay que verla
en la calle, pero tambin la puede seguir por radio.
A partir de los aos sesenta ltimos TVE retransmita algunas
procesiones de Semana Santa de diferentes ciudades absorbiendo la
atencin de muchos espectadores, pero no desplaz a la entraable
radio, que cada ao sigue reconfortando a muchas personas que tienen
seguimiento de nuestras procesiones gracias a este medio.
Miguel Massoti periodista que desarrolla su labor en el medio
radiofnico. En los tiempos de don Elas se efectuaba la retransmisin
desde la tribuna instalada en la calle Lucas, pero Massotti pertenece al
periodismo dinmico y movilizado, en el sentido de que hace el
seguimiento desde distintas calles y puntos ms estratgicos de la
ciudad, desde los cuales los pasos adquieren mayor relieve plstico.
Entre la gran muestra de actitudes mostradas por los diversos
autores, para estudiar estas manifestaciones religiosas nazarenas
Masotti se revela como persona muy sensible y observador de unas

436

procesiones cargadas de sentimientos penitenciales, pero vividas con


gozo que dejan atrs, perdidos en los tiempos, los tenebrosos y
disciplinantes desfiles de antao y que convierten la transmisin
radiofnica en aires de color, ondas de ilusin y sonidos de amor.
2001. Antonio Gonzlez Barns. Slo ante ti512.
En esta historia se dio un paso ms alto, una dibasis, un brinco
hacia lo eterno. Circunstancias personales, delicadas, sensibilizaron la
salud de Antonio Barns. La informacin que ofrece sobre estos
hechos el propio protagonista son, pues, muy profundas. Por sus
reflexiones se comprende que Cristo, lleno de dolor, es su abrazo y
sostn, pues sabido es que al desechar el dolor, desechamos la pasin,
y as l quiso experimentar, hablar con el Cristo de la Sangre, lleno de
dolor, y por tanto de pasin; quiso vivir la procesin de forma muy
especial, o sea, desde su interior ms recndito; quiso no renunciar a
esa emocin, a ese dolor, a esa pasin, porque era cosa primordial.
Quiso, en fin, creer en la vida, llamarla milagro, sentirse
reconfortado a travs de la fe, que era su delirio prioritario. Pisar en las
brasas cuyo rescoldo posaban dentro de su corazn rusiente, cribando
su sufrir, pues era una meta alcanzable que l, junto al Cristo, al Cristo
de la Sangre, confiesa haber alcanzado.
La sociedad actual manifiesta un gran rechazo al dolor, y hasta
cierto punto ello es un contra natura, pues los dolores, adems de
alcanzar a todos, autopurifican; sabemos que los mayores gritos de fe
se dirigen a Dios en momentos de dolor. El ofrecimiento de ese dolor a
Dios es una parte de las ms ntimas del hombre. La alegra es
extrovertida, el dolor es ntimo. Este texto clama en su contenido a una
reflexin hermosa e intimista, de vocabulario tmido, retrado y hecho a
pie de altar, proyectando una oracin, un rezo que no deja espacio para
la vanagloria.
En los textos que barajamos se habla de penitencia, de devocin,
y dems sentimientos religiosos, pero no habamos recabado la
atencin en un texto, como el presente, que es una hermosa confesin,
vertebrada por el amor a una imagen, a una procesin, de la cual el
autor explica:

512

GONZLEZ BARNS, Antonio. Slo ante ti Pg. 88-10. COLORAOS. Archicofrada de


la Sangre. Murcia. 2001.

437

No quise dejar de mirarte. Las bvedas del Carmen estaban


inundadas de olor de rosas, claveles, gladiolos, nardos... Una tnica
nueva, un cetro y una ilusin quedaban aparcadas para un nuevo ao,
pero yo no quise dejar de mirarte. Tu voz me golpeaba el maltrecho
corazn, y era tan fuerte que no supe si era blsamo o punzada.
Apoyado en un bastn, con la herida de cateter an fresca, y con un
nudo en la garganta que an siento al recordarlo, me fui a mirarte
cuando an el Carmen no era bullicio de nazarena. En 25 aos de
nazareno, slo la lluvia me impidi una tarde salir a tu lado. En esta
ocasin fue el infarto y no quiero que me vuelva a ocurrir. En aquellas
horas, slo ante ti, te ped que me permitieras salir en mi procesin, en
donde me hice nazareno, en donde aprend a querer a mi Murcia a
travs de la Semana Santa, aqu donde mi Cristo de la Sangre ha
querido que est para quedarme slo ante ti.
Antonio Gonzlez Barns, Concejal de Festejos y Cultura del
Ayuntamiento de Murcia, autor de varios textos sobre la Semana Santa,
representa a travs del presente texto, la mstica del nazareno, la
espiritualidad del tiempo que se detiene cuando ese lapso llega al
corazn del hombre. Enamorado de la Semana Santa, del engranaje de
imgenes, luces, flores, color, sonidos, etc. pudo ofrecer al Seor, y a
los dems, una nueva forma de vivirla desde la penumbra, el silencio y
desde la belleza que aporta la esperanza en Cristo, y la realidad de
poder expresarlo a Dios y los hombres.
2003. Antonio Salas Ortiz. La Msica y las dems bellas artes 513.
Las propuestas de este ensayo y las conclusiones a las que llega el
autor son sugestivas. Posiblemente el autor -segn nos coment
verbalmente- ample el desarrollo de estos contenidos; de llevarlo a
cabo ser una muy buena experiencia, a tener en cuenta sobre todo para
la formacin musical en los nios. Se trata de potenciar las propiedades
de la msica, que al no poder ser contemplada con la mirada, ni tocada
con las manos, se podran percibir ambos dones asocindola a otras
bellas artes, en particular a la pintura.
En la msica las sensaciones percibidas son ms etreas y se
requiere mayor concentracin interior para su disfrute. Sabemos que
las formas musicales, que son al mismo tiempo tan reales en el sonido
como abstractas en la forma, necesitan de apoyos fsicos para
comprenderlas mejor. Si la msica escuchada es relacionada con obras
513

SALAS ORTIZ, Antonio. La msica y las bellas artes. Nazarenos. Pg. 88. Cofrada de N.P.J.N.
Murcia. 2003.

438

pictricas y estas dos manifestaciones se articulan y se engarzan, se


podr disfrutar de ambas expresiones de arte en toda su magnificencia.
Educar la mente, la sensibilidad para afrontar este espectculo no es
fcil y requiere pericia; de ah lo conveniente del proyecto esbozado en
este texto, as como su verificacin en centros de enseanza de nios y
adolescentes. Dentro de esta propuesta la msica religiosa y sacra es
particularmente de inters, ya que es la menos conocida y escuchada.
Sera una buena experiencia congregar las bellas artes entre s y
jugar con la superposicin o la interrelacin de ellas? Esta
experiencia que es la formulada por Don Antonio Salas y que consiste
en mirar obras de arte expuestas en los museos, escuchando de fondo
una msica apropiada en tema y estilo al de la obra contemplada, sera
conveniente y as lo estima el autor. Por analoga exponemos que,
razonado y debidamente explicado, se puede ampliar al espectculo de
las procesiones de Semana Santa, que consta de imgenes y de msica:
La circunstancia de que el fluido sonoro, musical, llegue al
hemisferio del cerebro distinto del que recibe a las artes de percepcin
visual puede ser causa que posibilite la perfecta armonizacin de una
y otras de tal manera que la msica potencie la emocin ms menos
intensa- que siempre se experimenta ante la contemplacin de la obra
de arte percibida por el sentido de la vista.
En los estudios de museologa debiera incluirse explicaciones de
introduccin de la msica, debidamente seleccionada y regulada en su
volumen, en todos los museos y as, adems, se conseguira el silencio
del pblico asistente. Pero habra de ser una msica especfica que
huyera del pintoresquismo programtico y que contribuyera a
establecer un paralelismo sensorial entre las impresiones visuales y
auditivas de forma que elevara el goce esttico y que las personas
sensibles perciben ante la contemplacin de la obra de arte.
Sobre la msica sacra es frecuente escuchar en tono de decepcin,
que es la gran desconocida. En Murcia, cada ao en fechas cercanas a
la Semana Santa podemos disfrutar de renombradas orquestas que
interpretan msica sobre la Pasin del Seor. El Stabat Mater (1898)
de Jos Verd, por ejemplo, no ha sido interpretado en ninguno de
estos conciertos ofrecidos en los ltimos aos. El Rquiem de
Mozart fue interpretado en la Catedral el ao 2001. Hubiera sido una
oportunidad puntual ver en pantalla el desfile de Viernes Santo en la
noche mientras sonaban tan vibrantes acordes.

439

Esta experiencia esperamos poder hacerla realidad en el prximo


ciclo de conferencias Textos Literarios de la Pasin ofrecido en el
Centro Cultural Las Claras, y organizado por la Asociacin
Universitaria Rector Sabater del Aula de Mayores de la Universidad de
Murcia514. La propuesta formulada en este ensayo nos plantea que
debemos de reflexionar hasta dnde puede ser viable conjugar la
msica con la pintura, hasta dnde podemos potenciar la didctica que
ambas conllevan, para obtener la enseanza y la emocin adecuada.
Todo esto puede resultar interesante aplicado igualmente a la escultura
pasionaria, tanto como lo siguiente que plantea el autor:
Pinsese que la enigmtica mueca de la famosa Gioconda se
comprendera mejor escuchando, pngase por caso, el segundo tiempo
de la Sonata en sol menor, para piano, de Roberto Schuman, y
hasta sera posible justificar e incluso descubrir el misterioso gesto.
Dejando la msica clsica a un lado nos adentramos, sin
abandonar la experiencia de articular imagen-msica, en el Toque de
Bocinas que el autor del presente texto explica dicindonos:
Los tambores son arropados para que sus vibraciones sean
rumor ms que latido en el que el hiriente semitonado de las bocinas
es fruto de una disculpable falta de tcnica pero que, por disculpable
que sea, atenta al debido silencio que el piansimo y armnico toque
recoge, y que Jos Verd, en el tono de Sol mayor, impone. Pero para
que la msica sea rezo procesional, para que el semitonado de la
bocina (por algunos calificado -errneamente- como burlesco) no
altere la consonancia perfecta entre las formas, se ha de cuidar el
sonido y la imagen conjuntamente515.
En este texto se adjunta la partitura correspondiente a Toques de
Bocinas en su apartado Convocatoria de Jos Verd, que es msica
atonal, sin comps, -ad libitum-. Obra mondica en donde la voz
principal aparece doblada a la sexta, a la tercera y a la quinta. Es
homorrtmica y van haciendo un nico ritmo tanto bocinas como
tambores. El mbito meldico es estrecho, y as lo explica el autor:

514

De este ciclo citado somos coordinadora y podemos decir que est previsto dedicar
prximamente dicho ciclo a la Msica y a la Poesa sobre la Pasin. En dicho ciclo don Antonio
Salas tendr la oportunidad de explicar la msica pasionaria a travs de imgenes representativas.
515
El msico murciano D. Jos Verd, compuso un Toque de Bocinas que se suele interpretar en
las procesiones de Mircoles y Viernes Santo. Tambin, inspirado en el Miserere del mismo autor,
don Jos Salas padre del autor del ensayo tratado- compuso, Marcha al Santsimo Cristo de la
Sangre.

440

La bocina es una especie de trompeta larga de tubo cnico y que


termina en ancho pabelln, produciendo sonidos claros, agudos y
penetrantes. En las procesiones murcianas vienen utilizndose desde el
siglo XVIII. En la cancin de Rolando (siglo XIII) ya se hace mencin
al sonido de claras bocinas. Equivocadamente se ha achacado a los
toques de bocinas la equiparacin a la burla de sayones y populacho a
Jesucristo en su Pasin, cuando solamente tienen significado de
llamada o convocatoria.
Bocina viene del nombre latino buccina. Es artefacto
antiqusimo. Se utilizaba para llamar a otros y para convocarlos; solan
hacerse de cuernos de bueyes. En el Diccionario: Tesoro de la Lengua
Castellana de Covarrubias (1611), dice que: Una constelacin hay en
el cielo de estrellas, que llamamos la bozina, en el crculo
septentrional o rtico. Ursa minor, por cuyo movimiento la gente que
anda en el campo conoce las horas de la noche -dixose ass porque las
estrellas de que consta, parece formar una bocina-.
En las pocas remotas el cuerno era un instrumento vital para las
comunicaciones. Tambin lo eran la trompeta, y la corneta; stas
pasaron a tener un gran protagonismo en los actos litrgicos a partir del
siglo XVI516. No as la bocina que fue incorporada a las procesiones de
Semana Santa en Murcia en el siglo XVIII, y nunca form parte de
acompaamiento alguno en grupos de ministriles catedralicios. Estos
son unos curiosos datos que nos acercan un poco ms al controvertido
instrumento. Sobre ello termina Antonio Salas, su modesto ensayo
como l mismo lo cataloga- con una idea preciosa:
Preciso es poner fin a este modesto ensayo, un tanto imaginativo,
pero nada elucubrante, resumiendo y polarizando cuanto aqu se ha
escrito en el magnfico cuadro de ngel Hernndez Concierto
barroco, en el que el genial pintor murciano expresa,
magistralmente, la aglutinacin de msica y pintura en la que el pincel
hace sonido y la msica, presentida, se convierte en bellsima imagen.
Antonio Salas Ortiz, es Presidente de la Real Academia de Bellas
Artes de Nuestra Seora de la Arrixaca de Murcia y Catedrtico de
Armona del Conservatorio Superior de Msica de Murcia. Autor de
varias composiciones musicales y crtico de Arte. Su texto detecta que
la Semana Santa est consumada como una manifestacin religiosa
516

De la Catedral de Sevilla procede un documento en el cual seala que hay un grupo de


instrumentistas fijos o ministriles en 1530. Los ministriles son instrumentistas eventuales que las
catedrales y los grandes templos contrataban, segn las necesidades, y dependientes de los actos a
celebrar. A estos ministriles les pagaba el Cabildo catedralicio.

441

cultural sobre la cual se investigan nuevas posibilidades de expresin.


Su ensayo abre una nueva va de disfrute y conocimientos; un nuevo
enfoque para aprender a interrelacionar paisajes; cosa nada fcil.
Precisamente entre las grandes virtudes que se le atribuyen a Mozart,
es ese sexto sentido, primordial, ya que, en un msico, equivale a
visualizar la msica.
Es obvio que la Pintura, la Literatura y la Msica son artes que
entre ellas se inmiscuyen y conjugan, de eso no cabe duda. El propio
Mozart deca En toda pera, la poesa debe ser, a todos los efectos, la
hija obediente de la msica (Carta de 13 de octubre de 1781). Por la
misma regla se podra decir que, para ver en detalle la obra de Salzillo,
la msica debe ser a todos los efectos, la hija obediente de la escultura.
Salzillo y Mozar son contemporneos pero sus vidas, y la
configuracin de sus obras, son ms bien antagnicas.
Mozar a los 16 aos viva en Italia y compuso all su primera
pera; la sencillez esquemtica gua sus composiciones. Salzillo busc
la inspiracin y la fuente en su entorno ms cercano y sus
composiciones son mucho ms complejas a nivel estructural. Pero, por
encima de todo, lo ms importante que le aporta este texto a la Semana
Santa es poderla explicar a travs de imgenes siendo enriquecida por
la msica ms a fin.
2003. Jos Cuesta Maas. La escultura de vestir en la obra de
Salzillo517. Murcia
La escultura de vestir, cabe pensar que es tan antigua como las
propias representaciones de la Pasin; conocemos que se hacan
vivientes en la Edad Media (S. XIII), desde el cual ya existan las
cofradas de gloria y de penitencia, pero no las pasionarias
concretamente; con este concepto nacieron en el siglo XV, como ya
hemos expuesto en las introducciones genarales.
No hay documentacin alguna sobre imgenes pasionarias de esos
tiempos, excepto crucificados que se esculpan para el culto, e
imgenes de La Virgen. Cabe que de las que hubiera, alguna fuera de
vestir. Hasta el siglo XVI esculturas realizadas con materiales pobres
como el cartn y enlienzado era lo corriente, sobre todo en pueblos y
zonas econmicamente dbiles. Tambin las haba en materiales
vegetales; todos ellos eran poco duraderos. En Castilla hay noticias de
517

CUESTAS MAAS, Jos. La escultura de vestir los pasos. Revista, NAZARENOS n. 4.


Cofrada de N.P.J.N. Murcia. 2003.

442

haber conocido un paso de cartn correspondiente al siglo XV.


Pudiera ser que los hubiera en Murcia y muchas ciudades ms, pero
que la fragilidad y pobreza de los materiales haya impedido que se
conserve ninguna.
Sobre este tema Pinheiro da Vaiga, da testimonio en 1605, sobre
la Semana Santa de Valladolid que dice: Traen pasos de bulto, de
altura proporcionada, los ms bellos y hermosos que se pueden
imaginar, porque estos de Valladolid son los mejores que hay en
Castilla, por la proporcin de los cuerpos, hermosura de los rostros y
aderezos de las figuras, que todo es de la misma materia, de cartn y
lino, de que estn formados. Y si va algn vestido, gorra o capa al
exterior, es todo brocado o tela, de suerte que parezca muy bien518.
Queda claro que imgenes de vestir se hacan desde muy antiguo.
Otro planteamiento muy generalizado es que se hacan esculturas
de vestir por abaratar costos. Los ltimos trabajos de investigacin
sobre este tema han cambiado criterios muy tradicionales, pues se ha
llegado a la conclusin de que las tnicas que visten a las imgenes son
de un costo econmico alto porque van bordadas con hilo de plata, oro,
seda, con pedrera y otros adornos caros. En el prrafo anterior se dice
que gorra o capa al exterior es todo de brocado o tela. El brocado
sola ser de seda y era encarecido su costo.
Bertoldi Leoni opina que se vesta a las imgenes ms que por
economizar, por falta de tradicin estatuaria de las cofradas519. S que
hay una reaccin constatada y es que el fervor popular muestra
predileccin por las imgenes de vestir; hablar del manto, de la tnica,
de cualquiera de las prendas usadas en las imgenes famosas es algo
sagrado520. Un detalle a tener en cuenta es que suelen ser de vestir las
ms representativas, como es Jess Nazareno y La Dolorosa.
Posiblemente despus de leer este artculo entendamos mejor que
el hecho no se produce en tanto y cuanto abarata costos, sino, es muy
posible, que sea a la falta de talento del escultor para crear; esta es la
518 ANDRS ORDAZ, Salvador. La Imaginera Pasionaria en Castilla Len. Actas del III
Congreso Nacional de Cofradas de Semana Santa. Caja Sur. Crdoba. 1997.
519 Actas del III Congreso Nacional de Cofradas, pg. 306.
520
Puede ser un ejemplo, paralelo, reflexionar sobre la cercana que ha generado hacia la Virgen de
la Fuensanta de Murcia, por poner un ejemplo, el tema de sus distintos mantos y que cada vez que
es trasladada en sus recorridos desde su Monasterio a Murcia, o viceversa, ocasiona expectacin
ver con cual de ellos va vestida. Cada manto bordado ha constituido un acontecimiento para Murcia
y para la ciudad sede de los talleres en los que han sido bordados. Se ha valorado gnero, bordado,
bordadoras, donantes, etc. En definitiva, que los atuendos sagrados devocionales son causa de
mucha comunicacin, publicaciones en prensa y lo principal, de devocin expresa.

443

conclusin de Jos Cuesta. El conocimiento que se puede tener sobre


las imgenes de vestir ya no es tanto concluir por qu prevaleca el
sistema, sino el descubrir sus tcnicas, reflexionar sobre la esttica
artstica alcanzada y sobre otros planteamientos como pueden ser por
qu creaban este tipo de imgenes. El valor plstico que adquieren las
esculturas de vestir es precisamente lo que se intenta explicar en este
artculo:
La escultura de vestir es un gnero dentro de la escultura
religiosa en madera policromada, de la cual se podra incluso decir
que es el que da verdadera carta de naturaleza a lo que se ha dado en
llamar imaginera. Un gnero que, aunque muchas veces denostado
por la crtica, ha sido desde los inicios, en la baja Edad Media, una de
las formas de representacin de lo sagrado preferido por el pueblo. A
pesar de que al hablar de ellas se intenta encuadrarlas en el mundo
Barroco, encontramos ejemplos desde pocas tempranas. Sin duda el
mejor ejemplo de ello es la imagen de la Virgen de los Reyes (Patrona
de Sevilla) que se trata de un maniqu anatomizado y articulado para
ser vestido y que data del siglo XIII. En el XIX se les considera incluso
esculturas de segunda categora, con una connotacin de arte
menor, ms cerca de lo suntuario que de lo propiamente
escultrico. Un tema en el que la imagen de vestir tiene un
protagonismo especial es en la escultura pasionaria, ya que por su
carcter procesional, los ropajes reales dan una vistosidad y sensacin
de movimiento inigualable.
No queremos dejar de manifestar, aun cuando no sea muy
convincente el argumento, si no habr algo de intrnsecamente
femenino en el vestir a las imgenes y, precisamente por ser la costura
y bordados ocupacin mayoritariamente de mujeres, sea cosa que haya
contribuido a las tallas de vestir, sobre todo en vrgenes.
Hay referentes que nos dicen que este recurso es muchsimo ms
antiguo a los aos del Barroco, al que se le atribuye la influencia de
vestir las tallas. No debemos olvidar la influencia de Bizancio y su
desborde ornamental en prendas sagradas y en ornamentos litrgicos.
Tambin que el hombre medieval, de alta esfera social, no es
externamente afeminado, aunque s recargado en sus atuendos; stos
eran adornados y cata de alta escala social para quien los luca. Vestir
a las imgenes sagradas puede ser, por analoga, una razn de la escala
social de sus mentores.

444

Es cierto que por ejemplo en Jumilla en el paraje de Santa Ana la


Vieja, apareci enterrada una imagen tallada en madera, policromada,
de cuerpo redondo que catalogan del siglo XIV, pero que, desde su
aparicin en el siglo XVI fue vestida con tnica. La Virgen de la
Arrixaca de Murcia, del siglo XIII tambin es de madera y de vestir.
Lo que s es oportuno contemplar es el Antiguo Testamento que
en el libro del xodo (XXVIII, 4-14) describe con todo detalle las
vestiduras sacerdotales. En cuanto a las personas que tuvieron que
decidir si se vestan o no las imgenes, cabe pensar que no fueron los
artfices de ellas, ni la posesin de ms o menos talento del autor, sino
consagrados conocedores de las Escrituras, que seran los mentores e
impondran el sistema. San Jernimo tambin habla de las vestiduras a
usar y describe cmo son los atuendos.
Estas reflexiones nos pueden orientar a tener criterio sobre el
origen de vestir las imgenes y las posibles causas que lo determinaron,
pero el artculo presente se centra en las figuras de vestir de Salzillo,
sobre lo cual aporta anlisis muy sutiles:
Lo que primero salta a la vista en la escultura de vestir de Salzillo
es precisamente la ausencia de la caracterstica ms comn a este tipo
de esculturas: la frontalidad. En todas ellas, hasta en las que por
cuestin de ubicacin exigen estatismo, Salzillo rompe el eje de
simetra imprimindoles movimiento sobre todo de cintura para arriba
remarcado en los hombros y la cabeza. Para la Dolorosa dej,
incluso, los patrones para la confeccin de los mismos.
Quiz el mejor ejemplo que nos puede ilustrar es el de las
Dolorosas, y en especial la perteneciente a la Cofrada de Jess, en la
cual, como en ninguna otra, capta el movimiento, por medio de una
composicin en la que ningn eje horizontal de la figura se coloca en
posicin frontal: los pies colocados en clara posicin de caminar, las
caderas levemente giradas e inclinadas, as como los hombros, de los
que el derecho se ve ms adelantado. La posicin de la cabeza y del
rostro huye de la simetra, provocando una sensacin de movimiento y
potenciando, a la vez, un sentimiento de angustia interior.
Otro recurso usado por Salzillo, que lo encontramos tambin en
otros escultores barrocos, pero que en l toma carta de naturaleza, es
el mezclar en sus grupos escultricos las imgenes de talla completa
con las vestideras. Como conclusin cabra decir que si Salzillo es un
maestro indiscutible en todos los gneros artsticos que toc, en el de

445

las imgenes de vestir es un gran innovador, siendo, adems, el


creador de una tipologa que ni siquiera sus discpulos y seguidores de
su escuela fueron capaces de emular.
Jos Cuesta Maas ha sido Director del Museo Salzillo y el de
San Juan de Dio, ha organizado varios cursos a travs de Promocin
Educativa de la Universidad de Murcia, y ciclos de conferencias sobre
el tema de los trajes y las Imgenes de vestir. Tambin resaltamos la
importancia iconogrfica de estas figuras que al ir vestidas las
singulariza y enriquece ms todava. Destacamos que una vez ms
Salzillo se muestra como un gran creador y que en cualquiera de sus
facetas, estudiar su obra es una fuente de recursos artsticos y
planteamientos plsticos de gran calado.
2003. Ricardo Martnez-Moya. La procesin al revs o una
explicacin conveniente521. Murcia
De nuevo decimos que el mayor sacrificio de un estante de la
Cofrada de Jess Nazareno de Murcia, es que no salga la procesin
Viernes Santo en la maana. Es chocante que al ser casi siempre la
lluvia causa de esta decisin, los murcianos sea ese da el nico que no
desean que llueva. As lo reconoce la persona que para mayor
desesperacin suya tuvo que decidir que no tuviera lugar la procesin
apuntando el sol la fachada de la iglesia de Jess, sede de los pasos
famosos. Son cosas de la vida; en este caso, son cosas del tiempo y
otras circunstancias como fue el mal estado del suelo de las calles, en
las que era muy fcil resbalar por el agua cada horas antes, aunque en
ese momento luciera el sol. El presidente de la Cofrada tuvo que tomar
esa determinacin que ahora nos cuenta:
Por tercera vez en mi vida hube de pasar el pasado ao 2002 por
el trance de ver cmo nuestra procesin se tena que quedar dentro de
la iglesia, sin cumplir su expresin pblica anual de la Pasin de
Cristo ni su encuentro en la calle con el pueblo cristiano. La primera
vez tuvo para m unas connotaciones personales de especial emocin;
la segunda vez, no menos triste, careca de aquella especialidad; pero
como la tercera... NINGUNA!.
Su condicin de Presidente lo investa en juez para dictar la
sentencia de Salzillos a la calle s, Salzillos a la calle no. Las
confesiones del Presidente son conmovedoras, como lo fueron las caras
M

ARTNEZ MOYA, Ricardo. La procesin al revs o una explicacin conveniente.


NAZARENOS n. 6, pg.6. Cofrada de N.P.J.N. Murcia. 2003

446

de algunos cofrades aparecida su imagen en la prensa de aquellos das.


Todos lloran en estos trances y los hay que ni siquiera pueden esconder
las lgrimas. El presidente, sereno, recuerda ese da y sigue diciendo:
Aqu, me correspondi la responsabilidad de proponer el
procedimiento de decisin, seguir su desarrollo, no por rpido ms
llevadero, y, en definitiva, asumir la responsabilidad de proclamar y
comunicar la decisin adoptada. Slo dir que no deseo que ningn
mayordomo presidente futuro se vea ante tal trance. Ello no obstante
hubo algo, con lo que indudablemente nos obsequi N.P. Jess, que
reconfort en parte nuestros corazones, al menos el mo, que yo vengo
llamando a lo largo de este ao, la procesin al revs
Se pudo apreciar la gran liturgia que envuelve a la procesin de
los Salzillos pues, espontneamente, se form una interminable fila de
gente que recorra silenciosa y emocionada el recinto sagrado, circular,
en el que estaban expuestos los pasos. El milagro se hizo y, si los
pasos no salieron a la calle para ser contemplados, la calle entr a
contemplar los pasos. Hacia las ocho de la maana, hora en que
tradicionalmente forma la procesin, las gentes tenan esperanza de que
al retirar el tiempo la procesin podra salir; pronto comprendieron
que la humedad y el riesgo de cada en la calzada de algn estante no
aconsejaba poner en peligro la magna obra; convencidos de que la
decisin era la necesaria y oportuna, todos a una, se fueron en
procesin a la mencionada iglesia que, efectivamente, se efectu la
procesin al revs sobre la cual sigue hablando el autor:
A hora muy temprana, las puertas de nuestra primitiva iglesia se
abrieron al pueblo de Murcia que, en nmero superior a nueve mil
personas, desfil, con absoluto orden, ante los tronos inigualables de
nuestro titular y los Salzillos. No voy a decir, porque mentira, que lo
ocurrido compens el disgusto de no poder sacar la procesin, pero
ver la calle de San Andrs con una inmensa hilera de personas que en
algunos momentos llegaba hasta la iglesia de San Antoln, esperando
desfilar ante los tronos, introdujo una emocin desconocida en mi
corazn y reconfort en gran medida mi nimo en aquel inolvidable
Viernes Santo.
La segunda lectura que este texto nos aporta es ese amor sincero y
devocional que se gesta en torno a Los Salzillos, que quizs sea de los
rasgos de mayor religiosidad de los murcianos, impulsado por el
extraordinario patrimonio artstico pero, sin duda, convertido en
acercamiento palpitante al dolor de la Pasin que estas obras por su

447

belleza, realismo y expresin religiosa, inculcan a cuantos las


contemplan. Es una religiosidad inquebrantable, es prueba fehaciente
de cmo viven las gentes de Murcia la Semana Santa en general y la
procesin de los Salzillos en particular. El presidente no ignor todo
esto, como lo atestigua en el final de esta procesin al revs:
Y al hilo de tal da conviene una explicacin. Los cabos de andas
hicieron constar, como informe previo al cabildo urgente y
extraordinario que decidi que no sala la procesin, sus reservas
sobre la seguridad si lo hacan en las condiciones que concurran. Y
ellos son los que ms saben del asunto. Comprob en los das
siguientes al Viernes Santo, cmo era generalizado el comentario de
ya podan haber salido un poco ms tarde. Voy a contradecirla con
la evidencia de que el agua que cae se evita, en situaciones de
emergencia, con plsticos, paraguas, etc. Pero la que est en el suelo
es inevitable pisarla sea cual sea el calzado que usemos, y si las
dificultades del suelo mojado en general, especialmente para paradas
de emergencia, curvas, barro y dems inconvenientes se aade que el
piso del calzado de los estantes es vegetal (camo o esparto)
habremos de concluir que mojados, con esfuerzos inusuales y con gran
peso encima, su duracin no llega ms all de una docena de metros.
Ricardo Martnez-Moya desempe el cargo de Presidente de la
Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, de forma especial ya que
fue nombrado directamente por el obispo Don Manuel Urea y
aceptado como tal, con buen talante, por la mayora de los cofrades.
Tambin es mayordomo y vinculado a la Cofrada desde muchos aos
atrs. Jurista de profesin, pero estudioso de manuales de Historia en
sus horas libres.
En torno a los textos de 1900, los expuestos aqu y otros ms slo
consultados, todos hablan, desde esas fechas, del desnimo que genera
en los cofrades que la procesin no salga a la calle, sea cual sea la
procesin. Es un sentimiento completamente generalizado, como lo es
que slo se suspenda por mala climatologa y en determinados aos por
falta de medios econmicos; pero siempre es una gran frustracin.
Entre los puntos en comn que los textos de cualquier tiempo
exponen es el reconocimiento a la obra de Salzillo, el reconocimiento a
las mujeres de la familia como artfices de la vestimenta de los
nazarenos y de crear ambiente de Semana Santa en estas familias, el
luchar por hermosear las imgenes y sus tronos y el acompaamiento
de tambores y de msica de viento y cuerda.

448

Las dems cosas van evolucionando en un sentido u otro, ciertos


actos desaparecen mientras que se incorporan otros nuevos, etc. Pero
los expuestos, estando a la cabeza de ellos el desarrollado en el
presente texto, esos no han cambiado en los cuatro siglos de historia
que cuentan las procesiones de Semana Santa.
2004. Mara Josefa Dez de Revenga. Caramelo penitente,
caramelo nazareno522. Murcia
En un artculo de 1973, publicado en la revista de Semana Santa
de Jumilla, advertimos que slo el excesivo apasionamiento por la
Semana Santa de ese pueblo, llevaba al autor a decir que el dar
caramelos era una cosa exclusiva y propia de Jumilla. Efectivamente,
no parece ser que tenga fundamento la afirmacin. Es, eso s, el dar
caramelos en las procesiones, toda una estampa tpica de expresin
mucho ms honda y filosfica que frvola o anecdtica. Personas
estudiosas de la idiosincrasia e historia murciana, como son las que
vamos a citar, dan versiones ms o menos equivalentes, pero ninguna
estima esta costumbre como impropia, inoportuna o de ligereza en su
actitud, y establecen su comienzo en Murcia.
Sobre este tema don Carlos Valcrcel Mavor dice: Tambin se
puso en entredicho, se censur duramente, la ddiva de caramelos y
otras golosinas por parte de los nazarenos, estantes. Mayordomos o
regidores y penitentes. No podemos ignorar que, la mayor parte de
pasos y tronos, eran cuidados y portados por los gremios comerciales
de la Ciudad, algunos de los cuales, carniceros, pescadores, panaderos,
y vendedores de comestibles, repartan durante la procesin muestras
del contenido de sus comercios. Lo hacan, un poco como restitucin
de lo que ellos pensaban podan haber retrado en el peso o medida.
Tambin lo hacan por generosidad, largueza y deseo de satisfacer a la
gente que reciba la ddiva. Sera imperdonable soberbia, lamentable
vanidad pensar que, los rectores de la Iglesia, en tiempos pasados eran
peores cristianos que somos nosotros. COLORAOS pg. 12.
Archicofrada de la Sangre. Murcia, 2002.
Otra opinin al respecto la da don Jos Emilio Rubio
COLORAOS. Archicofrada de la Sangre. Murcia, 1983, que dice:
Lo que est fuera de toda duda es que la entrega generosa de
caramelos y otros objetos durante la procesin, es una tradicin muy
522

DEZ DE REVENGA, MaraeJosefa. Caramelo penitente, caramelo nazareno. Nazarenos


pg. 38-30. Cofrada de N.P.J.N. Murcia. 2004.

449

arraigada en nuestra Ciudad, y tiene un origen perfectamente claro que,


sin embargo, no todo el mundo conoce. Repite lo que ya dice
Valcrcel, que cuando en los siglos pasados, las procesiones eran las
manifestaciones religiosas de los distintos gremios existentes, los
penitentes de aquellas pocas restituan durante la procesin, a modo
de penitencia, aquello que durante el ao haban sustrado Otro
argumento es que El nazareno estante, el sufrido portador de los
pesados tronos, vena desde su casa en la huerta para la procesin.
Desde que sala de su vivienda hasta que regresaba, eran muchas las
horas transcurridas y mucho el esfuerzo acumulado; por eso, para
reponer fuerzas, se llevaba la comida guardada en el buche o sen.
Motivo de curiosidad son los tpicos caramelos murcianos,
llamados tambin pastillas, por su forma plana de reducido
paraleleppedo, en cuya envoltura figuran graciosos versos. Son
explcitos los comentarios que a tal respecto ofrece la Profesora Dez
de Revenga que, como ella misma aclara, desde joven le atrajo mucho
conocer y estudiar formando parte de su lnea de investigacin. Sobre
ello expone:
Desde la infancia, cuando la curiosidad naciente por todo lo que
va adquiriendo individualidad es enorme y se empieza a descifrar la
letra impresa y los mensajes que encierra, me llamaron poderosamente
la atencin los textos que aparecan en los papeles que envolvan los
caramelos con que generosamente nos obsequiaban los nazarenos que
desfilaban en las procesiones.
Pasados muchos aos, una de las lneas de investigacin en que
me ocup profesionalmente tena mucho que ver con las tradiciones
poticas murcianas, y otra vez me salieron al paso los caramelos de
Semana Santa que no haban desaparecido- y a ello dediqu algn
trabajo.
Se trata de una tradicin murciana que consiste en ilustrar con
unos versos los papeles de los caramelos con los que los nazarenos
obsequian al pblico que presencia los desfiles; adems de antigua
data del siglo XIX- es extraordinariamente popular por el carcter
festivo que comporta todo el entorno en que se produce. Su origen est
poco definido; los penitentes entregaban ofrendas al vecindario para
ejercitar la caridad; tambin, parece ser, que la costumbre de
obsequiar al pblico se basa en que en pocas remotas estaba
establecido el restituir lo robado a la comunidad como parte de la
penitencia a que se sometan.

450

Esto explicara la costumbre del regalo, pero no la del poema


que lo ilustra, que est documentada ya en la segunda mitad del siglo
XIX. Con el paso de los aos, la costumbre se ha mantenido y conserva
las dos lneas, culta y popular, con que se manifest en sus orgenes.
Estas muestras salen con el nombre del autor al pie de la copla, como
corresponde a la tradicin culta.
Los temas de que tratan estos versos son de lo ms variado y en
muchos casos coinciden con los temas que en todo tiempo y lugar han
preocupado al ser humano y recogen los cancioneros populares. Y
otros temas como crtica a las modas, la sabidura que se deriva de la
experiencia, los propios caramelos, etc. Poetas annimos y poetas
cultos se emplearon y se emplean en mantener una tradicin ligada a
los desfiles pasionales, que para nada entorpecen su espritu y que es
celebrada por todos.
Otro argumento que entre las gentes prevalece sobre la costumbre
de dar caramelos es que, los nazarenos andaban varios kilmetros hasta
llegar a la iglesia correspondiente; en la procesin cargaban con el
paso varias horas, ms al trmino de la misma tenan que regresar a
casa, andando; para evitar desmayos y agotamientos de riesgo, metido
en la sen, llevaban esas viandas y esos caramelos que mataban un
poco el hambre y reponan fuerzas. Compartirlo con los que
presenciaban la procesin es un hecho espontneo del generoso
hombre huertano que daba de todo cuanto llevaba guardado.
Dar caramelos se convirti en cosa tpica, adems de ser cosa de
mucho sentido comn y eficacia, entre otras razones porque alegraban
la vida de los espectadores, como queda de manifiesto en la siguiente
frase, escrita en panocho, correspondiente al artculo de Frasquito
Fernndez Egea TERTULIA pg.28, Murcia, 2005:
En esos momentos no s quin es ms zagal. Si mi nieto o yo.
Hago la pida e caramelicos pa Pablo, sin problema anguno. Una ra
dlegra que su carica insea se refleja enste agelo. Enese inte pasa
por mi molondra la mesma pida quhaca angunos aos a lazaga pa
mis dos zagales: Mara Jos y Francisco Luis. La procesin desigue,
con la melsa e su andinar. Las manos e Pablico arrecogen y arrecogen
caramelicos conuna risa desbordante. Ener no shace ralida esa
cuarteta tanantiguona y que recordamos los murcianos, mentando
asina:

451

Fjate bien en San Juan,


que seala con el dedo
a quien en Semana Santa
no prueba los caramelos.
En TERTULIA 2002, pg. 18, Antonio Jos Garca Romero
escribe: Me piden que hable de alguna cuestin histrica, y es mi
deseo de hablar de algo consustancial a la procesin tradicional
murciana, los caramelos, que en los ltimos aos dieron que hablar523.
Me gustara mucho que, desde los rganos de gobierno de las cofradas
que entregamos caramelos, a las personas que salen a nuestro
encuentro, intentramos transmitirles la importancia de una tradicin
generosa, bonita y entraable, pues los murcianos somos como
nuestros caramelos.
Este mismo autor, en el mismo artculo dice que: El 4 de abril
de 1712 el obispo de la dicesis Cardenal Belluga, publica un edicto
prohibiendo que, durante las procesiones los nazarenos dieran
caramelos ni cosa alguna, haciendo extensivo a los que presenciaban el
cortejo. Lo que ratificaran numerosos Prelados de otras Dicesis. Pero
en Murcia surgi una nueva picaresca sustituyendo los dulces por los
caramelos menos voluminosos y ms fcil de camuflar.
Concluimos comentando que dos han sido las confiteras de
especial solera en fabricar caramelos de Semana Santa; una es la de
Ruiz-Funes, fundada en el ao 1820, abierta hasta 1985 y otra la de
Alonso, fundada en 1858.
Mara Josefa Dez de Revenga, como ella misma indica,
investiga desde tiempo atrs esta costumbre y con su texto conocemos
por tanto con ms rigor el tema de esta ddiva que convierte a las
procesiones de Semana Santa en Murcia no slo en originales sino,
desde un punto de vista humano, en entraables; para el mundo de los
nios se convierte en hecho gozoso y muy divertido incluso; y desde
una visin ms elevada y mstica, en todo un exponente teolgico.
A nivel religioso, dar caramelos durante las procesiones, alcanza
los dos extremos, uno el considerarlo vulgar, estrafalario y poco acorde
523

Los dos ltimos prelados de la Dicesis de Murcia, Don Antonio Caizares primero, y despus
el actual Don Manuel Urea, plantearon seriamente prohibir la ddiva de caramelos. La sociedad
murciana puso el grito en el cielo y como es lgico, el contertulio al que diriga esos gritos, lleno
de bondad, estim que no estaba reida la penitencia con el amor de compartir, con ese gesto
amable, pastillas cargadas de azcar. Que siguieran dando caramelos que en el cielo era cosa bien
acogida.

452

con la solemnidad del acto, que de esta manera la pierde. Desde otro
ngulo est la interpretacin que da don Antonino Gonzlez Blanco
que estima el hecho como signo externo de penitencia y el caramelo es,
espiritualmente, la comunin fsica entre los participantes de la liturgia
procesionista.
El texto que tratamos, por ltimo, estimamos que desde su
planteamiento histrico y antropolgico, nos da unos datos suficientes
como para comprender que dar caramelos est muy arraigado en
Murcia, que el estudio realizado sobre ello no categoriza que naciera en
esta ciudad aunque hay causas que as lo determinan-, que es gesto
desenfadado, de amabilidad; hecho necesario para mitigar el cansancio,
acto de penitencia, y, como dice Don Antonino Gonzlez Blanco, acto
espiritual, comunin con el acto litrgico que es en s toda procesin
sobre la Pasin de Cristo.
Es insostenible la idea de que esta costumbre naciera en Jumilla,
y mucho menos que sea algo propio y exclusivo. El texto aporta sobre
esta costumbre tpica de la Semana Santa un escaln ms para su
estudio y conocimiento; y como tambin sugiere formas muy opuestas
de interpretarla, queda claro, en cualquier caso, que el tema de dar
caramelos est, como tantos otros, por ampliar su estudio y considerar
si es dviva, penitencia o comunin.
2004. Jos Alberto
tradiciones524. Murcia.

Fernndez

Snchez.

Mantener

las

De la tradicin de los seises nos habla el presente texto; una de


las ms originales que ambientaban y singularizaban la ceremonia
litrgica del Corpus Christi. Lo chocante es que en el siglo XV eran
seis los que bailaban, y de ah seises, pero en la actualidad tienen el
mismo nombre pero bailan diez; esto en la Catedral de Sevilla, en
Murcia, al ser recuperados, han debutado ocho danzantes.
La Cofrada de la Sangre en este sealado da del Corpus celebra
su onomstica, su smbolo. Participa, por ello, muy activamente, en el
evento, hasta lograr recuperar en la actualidad una de las ms bellas y
solemnes tradiciones. En Murcia la tradicin de los danzantes fue
quedando devaluada poco a poco, hasta que se perdi por completo sin
causa justificada.

524

FERNNDEZ SNCHEZ, Jos Alberto. Mantener las tradiciones. LOS COLORAOS pg.
42-43. Archicofrada de la Sangre. Murcia. 2004.

453

En el ltimo ao, como una actividad ms, dentro del esfuerzo de


la Cofrada de la Sangre por recuperar sus tradiciones, ha conseguido
rehacer el grupo de los seises, a los que se le ha vestido, dentro de la
tradicin, como danzantes, con traje blanco, y otros con traje rojo y
algn detalle en amarillo en ambos modelos, ms el caracterstico
sombrero chambergo. Se ha vuelto a enriquecer la procesin del
Corpus Christi con uno de los actos ms emblemticos y significativo a
nivel de piedad popular.
Los orgenes de tan celebrada procesin hay que buscarlos en el
siglo XI; bsicamente se debe a las revelaciones de la Beata Juliana de
Rtine, Priora del monasterio del Monte Cornelio, junto a Lieja (11931298); tambin al milagro de Bolsena. Sera Urbano IV, movido por
su devocin al Sacramento, el que determin la celebracin de la fiesta
del Santsimo Cuerpo de Cristo el jueves primero despus de la octava
de Pentecosts.
Qued as, por tanto, conexionada la cena Eucarstica y el
recuerdo de la Pasin del Seor. La procesin conmemorativa se
celebr por primera vez en Catalua a principios del siglo XIII, hacia
1236. Esta celebracin sacramental qued marcada aos ms tarde por
estos danzantes de los seises; parece ser que se produjo en Espaa
desde el siglo XV y en Murcia desde el XVIII. Sobre los de nuestra
ciudad se explica que:
Viene siendo una de las mayores preocupaciones de la
Archicofrada de la Sangre la recuperacin, ao tras ao, de aquellas
tradiciones murcianas que dieron grandeza y singularidad a las
procesiones murcianas. De esta manera pretende recoger el testimonio
de aquel pasado extraordinario que llev a la Semana Santa de
Murcia a ser una de las ms reconocidas del pas.
Un caso peculiar y bien distinto lo supuso una de las novedades
que se ofrecieron el ao pasado. En aquel caso, el marco festivo y
litrgico fue: la festividad del Corpus Christi. Primeramente se ha de
remarcar la importancia de esta festividad en la vida anual de esta
Institucin cofrade en la cual se conmemora a la titular, la
Preciossima Sangre de Nuestro Seor Jesucristo, objeto principal de
su veneracin. Es por ello que no se viene escatimando esfuerzo para
engrandecer y embellecer tan magna conmemoracin Eucarstica. Con
este motivo la Archicofrada recurre con indudable inters a la
tradicional procesin que organiza el Cabildo Catedralicio.

454

Este fervor se puede apreciar en la instalacin del acostumbrado


altar en la calle Trapera o en el cuidado y escogido grupo de
acompaamiento de la representacin de la Archicofrada de la
Sangre, donde junto al pendn mayor y a los representantes de la
misma, se pueden ver los aclitos revestidos con dalmticas portando
ciriales525. Los aspectos ms relacionados con la celebracin religiosa
eucarstica fueron tambin descuidados e, irremediablemente,
perdidos. Aspectos que singularizaban al Corpus de Murcia y lo
distinguan entre los de las dems ciudades.
La iniciativa impulsada por D. Enrique Gonzlez Emitiel fue
acogida con indudable inters por la Junta Directiva e impulsada para
su consecucin. El objetivo era magnificar la procesin del Corpus
Christi, recuperando un rito de siglos y dotar a la celebracin
sacramental murciana de un indiscutible aliciente cultural. Para ello
se cont con la inestimable colaboracin del colegio carmelitano Felix
Rodrguez de la Fuente, al que pertenecen los ocho infantes que
tuvieron el privilegio de danzar ante el Santsimo por primera vez en
prcticamente dos siglos.
En cuanto a la vestimenta, al no haberse conservado el modelo
de los primitivos donantes, se recurri a unos trajes de poca
caractersticos del siglo XVIII, popularizados por el imaginero
Francisco Salzillo en su popular beln como escolta palaciega de los
Reyes Magos. Llevan bocamangas de encajes o puntillas.
Lo tradicional de estos danzantes es salir en la procesin del
Corpus, delante de la Eucarista, para la que van realizando unas
danzas tradicionales. Son los nicos a los que la Iglesia les autoriza
bailar delante del Santsimo.
En Sevilla y en Granada se celebran estas danzas, minuciosas, en
el interior de la Catedral. Por la calle no actan los seises. Otro
mensaje de estas danzas es su carcter simblico, alegrico y plagado
de emblemas. Sus movimientos, comedidos, de pasos cortos, suaves,
montonos, de escaso ritmo, forman parte de todo un estudio
intelectualizado y medido, escrupulosamente acorde con la fatiga de
Cristo en el Camino del Calvario y su lenta agona.
525

La procesin del Corpus Cristi en Murcia, estuvo acompaada por grandes fastos cvicos, que
quedaron olvidados. Entre ellos destacaba el festivo cortejo de pasos procesionales acompaados
por bandas de msica. Se procesionaba triunfalmente a las imgenes ms representativas de la
ciudad; la Virgen del Rosario, San Patricio (portado por la guardia municipal), la Virgen sedente
del coro de la iglesia de la Merced, la popular Virgen del Carmen, San Lorenzo y San Antoln,

455

2004. Luis Lisn Hernndez. Cuando el Obispo prohibi la salida


de la procesin.526. Murcia.
La Cofrada de la Sangre vesta tnica negra en los primeros aos
de su fundacin, y procesionaba Viernes Santo en la tarde. En 1690 fue
la primera Semana Santa que desfilaron Mircoles Santo en la tarde; y
lo de vestir tnica roja, sustituyendo a la negra, se aprob bastantes
aos despus. En las Constituciones de 1625 incluso estaba prohibido
vestir el color rojo, como muy bien se dice en el presente texto:
Sacamos a la luz, para conocimiento general, los datos y noticias
aparecidas en muchos rebuscos en diversos archivos y que los que
tratan sobre los Coloraos descubrimos que no siempre desfilaron
con este color, sino que incluso en las Constituciones aprobadas en
1625, se prohbe expresamente que las tnicas, pendones y dems
cosas puedan ser rojas, siendo el nico color autorizado el riguroso
negro.
En las constituciones reformadas y aprobadas el 5 de febrero de
1983, todava quedan reminiscencias de este pasado, pues en el artculo
8, que trata acerca del atuendo a vestir en la procesin del Retorno que
la Cofrada celebra en la Madrugada de cada Viernes Santo, dicen lo
siguiente: En esta procesin en la que figuran los pasos de la Cruz,
San Juan y La Soledad, pero que podrn aadirse aquellos que encajen
dentro del espritu de tal procesin, siempre por acuerdos de la Junta
Directiva y del Cabildo General, los Mayordomos vestirn la tnica
tradicional de la Archicofrada; los penitentes y nazarenos estantes
vestirn tnica negra con vivos encarnados; del mismo color, guantes y
sandalias. En las de 1625, en su punto octavo, dice: Iten que no ha de
ir en la prozesion ningun pendon, ni insignia colorada, sino en la dicha
forma susodicha.
En su punto dcimo tercero, nos ofrecen otro dato curioso: Iten
que la limosna que se llegare, aviendola para ello se aian de hazer
todos los blandones que se pueda y estos se an de dar a los cofrades
para que alumbren en la procesion del Viernes Santo en la insignia del
seor San Juan, esto auiendo pagado primero todas las tarjas si algunas
debiere y el rreal de entrada de cofrades. El rreal de entrada se
refiere que en estos tiempos para poder formar parte de la procesin,
cada cofrade deba de llegar a la iglesia del entonces convento de

526

LISN HERNNDEZ, Luis. Cuando el Obispo prohibi la salida de la procesin. LOS


COLORAOS pgs. 46-47. Archicofrada de la sangre. Murcia. 2000.

456

Carmelitas del Carmen con un real, que depositaba en el arca de las


limosnas.
La procesin iba acompaada de msicos, quienes estaban a las
rdenes de los tres mayordomos nombrados cada Domingo de
Resurreccin mediante votos secretos-, para interpretar diversas
composiciones cuando les indicasen.
Procesionar conlleva muchos gastos, no solo econmicos, sino de
esfuerzo humano. En este sentido tambin las constituciones de 1625,
lo dejan reflejado de esta manera: Primeramente acordamos y
ordenamos que se haga cada un ao por el tercero dia de Pascua de
Resurreccin cabildo y se nombren mayordomos para aquel ao, los
cuales han de ser a eleccin de los cofrades por votos secretos.
Tradicionalmente la cofrada celebraba cabildo las vsperas de
Semana Santa para ultimar los detalles del desfile procesional, y
Domingo de Resurreccin lo vuelve a hacer para nombrar a los tres
mayordomos responsables de la contabilidad y funcionamiento de la
cofrada durante el ao siguiente. La Cofrada, que empez siendo
mendicante, en 1625 ya tena establecida tarja (cuota anual fija) ms
un real por procesionar.
Situacin grave fue la de 1800 cuando las gentes se rebelaron
contra las autoridades eclesisticas, aduciendo que eran culpables de
las calamidades motivadas por las condiciones climatolgicas tan
adversas ya que desde el 25 de septiembre de 1774, en que el Obispo
Rubn de Celis bendijo los campos no se haba vuelto a repetir aquella
aeja y secular tradicin. Los enojados labradores arreciaron en su
protesta y el Obispo Victoriano Lpez tuvo que acceder a las
insistentes peticiones.
Por la mucha fe abrigada en estos tiempos, este aspecto es
conmovedor y refleja cmo la sociedad de entonces confiaba en los
ritos, actos litrgicos y en definitiva en la Iglesia y en la Providencia.
Estos hechos, por exceder a los fines de la cofrada, no se reflejaron en
las actas, salvo algn comentario indirecto, y, por consiguiente poco
ms se sabe; queda claro que en estos siglos el obispado tena mucha
autoridad e influencia sobre las cofradas, particularmente en el siglo
XVIII. Como consecuencia de las recias lluvias en Mircoles Santo de
1801, lo que se plantearon los cofrades fue desfilar Jueves Santo, cosa
que no pudo hacerse por carecer del permiso del Obispo, que aleg en
su negativa ser da de andar las estaciones. Una serie de datos sobre

457

el discurrir de la Archicofrada de la Sangre que hoy en da resultan


curiosos.
Luis Lizn Hernndez, tres datos ofrece el presente texto que
deben ser meditados. El primero es que en 1625 la Cofrada de la
Sangre viste de riguroso negro; todava no ha adoptado ese lirismo que
a travs de su color rojo la representa. Tengamos en cuenta que en
aquellos tiempos vestir de negro o de morado era comn a todas las
cofradas; ya dijimos que las tnicas no nacieron con diseo expreso
sino que se inspiraron en el capisayo que vestan los condenados a
muerte por la Inquisicin. La cultura de utilizar atuendos propios cada
cofrada y empleando en ellos dos o tres colores, se inici tras el
Concilio de Trento, pero no se generaliz hasta el siglo XIX.
Estos datos confirman que de las dos procesiones organizadas por
la cofrada de la Sangre, la oficial que tiene lugar Mircoles Santo tena
un carcter ms popular, mientras que la del Retorno celebrada
Viernes Santo en la madrugada era ms solemne. (Esta procesin desde
el presente ao 2005, sale Jueves Santo en la noche y la preside la
Dolorosa, obra de Fernndez Henarejos, en sustitucin de la de
Antonio Campillo que es la que desfil hata el ao pasado).
La segunda cuestin es la autoridad del mayordomo al que todos
obedecan; en la actualidad este cargo est ms diluido. Sobre la
intervencin de msicos, estos iban provistos de instrumentos
populares como la zampoa, la chirima, la corneta y el tambor. Este
apartado ha cambiado substancialmente, pues ahora acompaa en estos
recorridos pasacalles- una banda de msica con instrumentos clsicos,
todos de viento o percusin, y se dedican a recorrer las calles de
Murcia pregonando con su msica que la procesin se celebrar al da
siguiente. As lo ha asentado la costumbre.
La tercera cuestin es cmo los obispos ya en estos aos tenan
mucha autoridad sobre la estructura de las cofradas. Algo que ha
costado mucho introducirlo y aceptarlo, o est costando todava. Los
obispados se lamentan de la indisciplina por parte de algunas cofradas.
Por ejemplo, es sentir unnime de que hay muchas de ellas, operativas,
pero sin estatutos segn Derecho Cannico, actuando al margen del
control y orientacin del obispado. Hay quien estima que pueden llegar
hasta un 40% del total de cofradas las que actan as. El profesor de la
Universidad de Sevilla Don Francisco Santiago, perteneciente al grupo:

458

Conocer Sevilla. Arte Sacro, en su artculo Hermandades de


Sevilla dice que en Espaa hay ms de diez mil cofradas527
En la actualidad el Obispo ejerce una gran autoridad eclesistica y
particular; don Manuel Urea reafirma cada ao en la Exhortacin
Pastoral que emite a travs de los medios de comunicacin con
motivo de la Semana Santa, el cumplimiento por parte de las cofradas
de las normas dictadas por la Dicesis, y el esfuerzo de la religiosidad
popular por adaptarse a los tiempos y a las normas.
Este discurso, si lo cotejamos con el ofrecido por su antecesor,
Don Javier Azagra, comprobaremos que mientras que el discurso de
Urea insiste en el cumplimiento de dichas normas, el obispo Don
Manuel Azagra es ms reservado y pasivo ante la misma cuestin.
2004. Germn Ramallo Asensio. Fuentes tipolgicas e
iconogrficas de Bussy. Los Coloraos. Archicofrada de la Sangre.
Murcia.
En Murcia se celebr una exposicin en el Palacio Almud, del 7
de mayo al 24 de julio del ao 2003 sobre Nicols de Bussy. El
catlogo editado para este evento contiene cuatro ensayos sobre tan
reconocido escultor, publicados con posterioridad en la revista LOS
COLORAOS. Uno de estos ensayos, su autor es el profesor Don
Germn Ramallo Asensio, Catedrtico de Historia del Arte en la
Universidad de Murcia -al que muchos debemos, por haber sido
alumnos suyos, entusiasmo y respeto por el estudio de esta materia.
El profesor aqu nos habla de una parte muy compleja de explicar,
como son las fuentes tipolgicas e iconogrficas. Si consultamos el
libro, Ensayos sobre el infringimiento cristiano, de Ramn J. Sender,
llamar nuestra atencin la antigedad y extensin de los principales
smbolos cristolgicos, como por ejemplo la cruz, que segn este autor
( y varios ms) la primera vez que apareci representada fue en la
cultura Hitita, y fue la cruz gamada; pero parece ser que varias son las
culturas que la tuvieron como emblema; una de ellas la griega, en la
que apareca la cabeza de Apolo en el centro de la dicha cruz. As
tambin aparece en vasos pintados en Rodas y en Atenas, y el dios
527

Una rigurosa consulta a cada una de las 71 dicesis que hay en Espaa, que realizamos para
nuestra tesis, nos dio un total de cofradas instituidas, segn Derecho Cannico, de 6.242 en toda
Espaa. El Arzobispado de Sevilla cuenta con 536. El Obispado de Madrid con 401. Murcia, que
ocupa el tercer lugar, cuenta con 360; en 1771 tena 132. Estos datos son exclusivamente de
cofradas pasionarias. Si se incluyen las de gloria y las devocionales, entonces las cifras son mucho
ms altas.

459

sol, primero y mximo en todas las religiones politestas, es


representado siempre por medio de la cruz (Ensayos sobre el
infringimiento cristiano, pg. 14). Con esto venimos a fundamentar lo
de su compleja explicacin.
Con el transcurrir del tiempo la iconografa de la cruz y de Cristo
fue enriquecindose y diversificndose las formas y el discurso de ser
representado. El Cristo ensangrentado y dolorido, aunque iniciado en
el siglo XII, es por esencia el Cristo barroco del siglo XVII; es el
Cristo que con su sangre escenifica los sentimientos, las honduras del
alma, y que queda convertida esta sangre, adems, en estandarte y
smbolo primordial de su Pasin. La sabidura popular, que es tan
escueta y expresiva, cuando algo es importante y cuesta mucho
conseguirlo, suele decir que ha costado: sangre, sudor y lgrimas; lo
mismo que le cost a Cristo redimir a la humanidad; imitarlo, pues, es
lo que acerca al hombre a Cristo.
Adorar la Sangre de Cristo es sentimiento ntimo y querido;
mirarla forma parte de esa iconolatra llena de fe hacia Cristo en su
Pasin. Todo ello impulsa a que adquiera a travs de las obras artsticas
del Barroco un gran protagonismo, surgiendo en consecuencia fuentes,
tipologas e iconografas muy didcticas y arraigadas.
Una de estas tipologas e iconografas es la que aqu consideramos
del famoso y querido Cristo de la Sangre de Nicols de Bussy. Al ser
estudiada hay que destacar el lagar mstico y el cliz, presentes en el
Antiguo Testamento como prefiguracin de la Pasin (Salmo LXXIV,
9); Tambin hay que detenerse en la cruz, que en parte es portadora de
Cristo y en parte es portada por Cristo, pues a ella permanece clavado
por las manos pero no por los pies que estn en el instante de iniciar
andadura, representando por ello una de las iconografas ms extraas
y originales, y que el profesor Ramallo analiza.
Del estudio sobre la cruz, elemento vital de la Pasin, fuentes
sobre ella en el Antiguo Testamento no existen expresamente. En el
Nuevo Testamento son escasas, y sin embargo desde el siglo IV no
slo es que abundan, si no que es el smbolo por antonomasia de
nuestra cultura cristiana. Desde el siglo XII se incrust en toda
manifestacin artstica de ndole pasionario y sell para siempre la
filosofa del dolor y el sufrimiento que, a modo de valor
consuetudinario, lapid la expresin de cada uno lleve su cruz.

460

Sobre el cliz, emblematizado en el Apocalipsis, citado por Mateo


y Juan en sus respectivos evangelios, es uno de los grandes smbolos
de la Pasin, y en el Cristo de la Sangre aqu comentado adquiere un
particular protagonismo; sabemos que el cliz empez a ser usado en la
liturgia all por el siglo VI, en sustitucin del copn.
En cualquier caso, el cliz es un signo muy significativo en el
discurso de la Pasin del Seor, ya que la deposicin en l del
sacramento en las importantsimas ceremonias del Triduo Pascual,
simboliza la deposicin de Cristo en la tumba. A pesar de lo dicho el
signo vertebral es sin duda la cruz que, segn Sender no es producto
del cristianismo, sino que Cristo es un producto de la cruz, y los dos
una hermosa alegora de la luz por oposicin a las tinieblas. (Ensayos
sobre el infringimiento Cristiano, pg. 19).
Respetada sea, pues, la Cruz, el Cliz, el Lagar aqu intuido y
tantos smbolos que enriquecen el mensaje de Cristo. No hay nada tan
hermoso como aquello que alumbra el alma y ayuda al hombre a
descubrir su camino. Lo cierto y verdad es que la cruz en esta imagen
del Cristo de la Sangre pesa un poco menos por aligerarla la mstica
esperanza de caminar hacia la vida; el fermento producido en el lagar
ha dado su resultado y Cristo, cargando con la cruz sobre sus espaldas,
camina hacia adelante y nos dice: mi sangre es levadura de vida,
sgueme!.
El tema es hermoso, por eso no lo vence el dolor, al contrario, el
hombre busca el dolor como medio de superacin espiritual, consciente
de que en ello le va la salvacin. El Cristo de la Sangre con esta
particular iconografa ofrece una interpretacin teolgica sublime, en la
que vemos que el hombre camina hacia Dios porque Dios camina hacia
el hombre, y la Sangre de Cristo es el reguero que marca su destino y
lo une a Cristo; su sangre es sangre de vida porque verdaderamente en
su sangre est la vida eterna; se es el gran mensaje.
Una prefiguracin de la Pasin de Cristo sabemos que la contiene
el pasaje de Can y Abel (Gnesis 4, 10-11): Replicle el Seor Qu
has hecho? La voz de la sangre de tu hermano est clamando a m
desde la tierra que ha abierto sus fauces para empaparse de la sangre de
tu hermano derramada por ti. El Antiguo Testamento en varios de sus
libros alude al valor de vida de la sangre, a su misin de ungir y
consagrar al hombre. En el libro del xodo (29,21) dice: Y tomando
de la sangre vertida sobre el altar y del leo de la consagracin,

461

rociars a Aarn y sus vestiduras, y a los hijos tambin y a las


vestiduras suyas. Y consagrados as ellos y sus ornamentos
Estas citas, entre las numerosas que hay en las Sagradas
Escrituras, se resumen en el evangelio de Juan (6,53-56): Pues s, os
aseguro que si no comis la carne y no bebis la sangre de este
Hombre, no tendris vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo le resucitar el ltimo da, porque mi
carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Quien come
mi carne y bebe mi sangre sigue conmigo y yo con l
La Sangre de Cristo es, pues, representacin de vida, porque
realmente contiene la vida. El autor Nicols de Bussy que aqu se
recuerda y se estudia en su famosa obra de El Cristo de la Sangre, obra
que el profesor Ramallo contempla, es obra cumbre por su iconografa,
tipologa y por su contenido teolgico.
En resumidas y antes de pasar al texto que nos ocupa, repetimos
que en esta imagen la tipologa y la iconografa son muy complejas
pero edificantes; ese encuentro entre Cristo y el hombre, expresado en
plena accin y abriendo el camino, es simblica, ejemplar y
confortadora; la viste la esperanza del nuevo camino.
Estamos ante un escultor pensador, creativo, que bajo el manto de
los postulados del barroco, ha conseguido con esta obra lo primordial,
como es: que sea vital para que el espectador medite y conozca a Cristo
en su Pasin, su Cruz y su Resurreccin. Pasamos, pues, a este ensayo
pero ahora desde las palabras del profesor Ramallo:
El primero de todos fue el Cristo de la Sangre, entregado a finales
del ao 1693528 y llamado as por el propio chorro de sangre que brota
de su costado y es recogido en un cliz por un angelito.Pese al
trgico momento por el que est pasando, no pierde la dignidad, va
todo lo erguido que le permite el peso del madero; pero la leve
inclinacin que ha de adoptar y la pierna adelantada marcan el
pliegue inguinal y los del abdomen a la manera ms clsica529
528

En otras pginas hemos apuntado como ao de entrega a la Cofrada de la Imagen del Cristo de
la Sangre el 1703, consignando en cada cita la fuente de la cual era extrada la fecha. Son
distorsiones que se producen al aparecer nuevos documentos o datos que obligan a rectificar. En el
caso de la fecha que ofrece el profesor Ramallo hemos de tener en cuenta lo reciente de su estudio y
su trayectoria profesional en el campo de la investigacin de Historia del Arte.
529
Desde el arte arcaico griego, sus esculturas han ido perfeccionando su canon de belleza y
proporcin, hasta llegar a esas grandes calidades anatmicas en el siglo IV y V; la lnea inguinal ya
se marca desde la escultura arcaica. Desde el siglo IV, periodo clsico; al imprimir a los cuerpos
cierto movimiento por el recurso del contraposto esta lnea quedaba marcaba de forma expresa;

462

aportando con ello la poca morbidez posible en cuerpo tan flexible y


esbelto.
Iconogrficamente se ha interpretado como una versin del Lagar
mstico, asunto de tradicin gtica con abundantes representaciones
en grabados, luego pasados a la pintura y que se retoma en la
Contrarreforma por la clara alusin a la Eucarista que el tema
propone. Sin duda, la interpretacin es ajustada, pero muy
simplificada, ya que cuando se usa de ella Cristo est pisando la uva
que hay dentro del barril y brotan tambin gruesos chorros de sangre
de las heridas de manos y pies.
La vinculacin de esta advocacin de la sangre con el tema
eucarstico fue uno de los ms escabrosos a definir en la
Contrarreforma, periodo tan decisivo para el mundo de las cofradas
pasionarias. Los representantes de la Iglesia apostlica y romana,
defendan la presencia real de Cristo en la Eucarista; los luteranos
defendan que esta presencia slo tena carcter simblico. Fue ante
esta disyuntiva cuando surgi, para asentar el dogma, el aceptar los
hechos milagrosos de la misa de Bolsena y otros milagros de la misma
ndole.
Por ejemplo, se sabe que el Cristo de la Sangre, de Cecilio Lpez,
escultor granadino que tall esta imagen para Calasparra, le fue
impuesto que sobre el alfeizar que figura en la composicin, tallara un
haz de espigas530. Si observamos las vidrieras de la mayora de las
iglesias, incluso las edificadas en la segunda mitad del siglo XX, estos
smbolos de la cruz, el cliz y haz de espigas suelen figurar siempre.
(Un ejemplo pueden verlo en la capilla del sanatorio de San Carlos de
Murcia).
El profesor Ramallo que ha explicado la interpretacin de ser
considerada esta iconografa de referencia como lagar mstico, segn
la tradicin gtica, aclarando las variantes que la obra aqu estudiada
presenta, propone, adems:

conseguida mucho menos en las esculturas de absoluta frontalidad. Estos detalles, clsicos por
excelencia, fueron desarrollados en otros periodos, incluso en el Barroco que luch no contra las
formas del clasicismo sino contra su esttica y pragmtica filosofa sobre el movimiento de las
imgenes.
530
GARCA GARCA, Marcial. Ermitas y Cofradas: La religiosidad popular en Moratalla.
Pg.32. Este libro est muy enriquecido por las numerosas referencias documentales que aporta;
desarrolla un estudio muy severo del tema de la religiosidad y de las cofradas.

463

La interpretacin que propongo va en relacin con el carcter


itinerante del paso, an reforzado por la accin de caminar que
vemos en Cristo. En efecto, Cristo no est pisando la uva, que no
aparece; ni siquiera est dentro de una fuente como siempre se
representa cuando quiere hacerse alusin al lagar mstico.
Cristo va caminando y su actitud queda perfectamente definida
cuando le vemos ladear la cintura pelviana, para echar hacia delante
su pierna izquierda, cuyo pie ya apoya firme en el suelo, mientras ha
levantado el derecho, aunque sin separar an sus dedos de la tierra.
Y en su caminar lleva la cruz, pero no como cuando caminaba al
suplicio camino del Calvario, sino ya crucificado. Ya ha pagado. Ya ha
cargado con todos los pecados de la humanidad y la lleva por el
camino de la salvacin.
Germn Ramallo nos presenta un Cristo que ya ha pagado,
ya ha cargado con todos los pecados de la humanidad. Con este tipo
de conclusiones, forjadoras de pensamiento y reflexiones, porque no
slo relatan historia, o describen las formas artsticas, sino que ensean
a mirar, escuchar, pensar y crear opinin, yendo ms all de lo fsico
para descubrir lo ms intimo que la obra aporta a la espiritualidad del
espectador y a su sensibilidad gozosa.
Este ensayo ofrece un discurso analtico en el cual la imagen ya
no es slo arte ni representacin en s, sino manual de filosofa en el
que la obra no puede ser mirada compulsivamente, sino estudiada parte
a parte. Abre as una puerta teolgica al contemplarla desde otros
parmetros que no son los meramente de espectculo, o ni tan siquiera
de devocin.
Por tanto este ensayo ofrece una va importante de contenidos
que van mucho ms all de exponer los conceptos de figuracin,
dibujo, color y todos los ingredientes que la conforman, para extraer de
ella el pensamiento que la iconografa, los smbolos y las tipologas
portan, no ya desde un punto de vista esttico-ldico, sino, estticoespiritual, como es el caso del Cristo de la Sangre.
Desde esta dimensin debe de ser catalogado el contenido de este
texto, en alas de su gran expresividad, las grandes vibraciones y la gran
escenografa que crea a su paso en la procesin de Semana Santa en la
que participa.

464

2004. Mara del Carmen Snchez-Rojas Fenoll. Nicols de


Bussy531. Murcia.
De la exposicin dedicada a este escultor, citada en el texto
anterior, vamos a ofrecer un segundo ensayo escrito por la persona que
seleccion las obras catalogadas de dicha exposicin.
Por otro lado, hemos de comentar que el ensayo que nos ocupa,
junto a otros varios textos ofrecidos, no son textos literarios versados
sobre la Pasin de Cristo, pero s lo son muy vinculados no slo al
tema en s, sino a la Semana Santa de Murcia y a sus procesiones. No
podramos entender la de Mircoles Santo en la tarde sin meditar en la
imagen del Cristo de la Sangre, y para ello es necesario leer lo que los
estudiosos de tal obra han escrito.
Tambin es necesario conocer al autor. Precisamente en este texto
quedan abordadas las contradicciones expandidas acerca del origen de
Nicols de Bussy, que varios son los autores, como la propia profesora
Snchez-Rojas indica, que lo han asentado como oriundo de Francia,
de Italia y otros pases. Aqu queda certificado que es natural de
Estrasburgo y que naci en torno a 1651. Este dato es importante por
constatar la influencia del autor que explica ese sentido
particularmente dramtico y realista de su obra, influencia nata de su
tierra. Lo que resulta evidente es que su estancia en Italia es
determinante; su arte acusa tanta fuerza del ambiente tenso y dramtico
del norte de Europa, como del clasicismo sereno y belleza idealizada
del arte italiano. Sobre todo esto la autora dice lo siguiente:
El conocido erudito murciano Lpez Jimnez, con la publicacin
del acta de esponsales de nuestro escultor, celebrados en Alicante en
el ao de 1676 y recogido en el Libro II de Desposorios de la iglesia
de Santa Mara, aclara su origen y nacionalidad: es natural de
Estrasburgo en los reinos de Alemania. Con ello pone fin a las
discrepancias surgidas al respecto entre diversos autores como Cean
Bermdez, Palomino, el conde de la Viaza, Ibez Garca o Snchez
Moreno, entre otros.
Entre los datos biogrficos, el de su nacimiento despeja algunas
incgnitas. Lleg a Espaa unos aos antes de 1674; lleg a la corte en
el squito de Don Juan de Austria. Fue escultor de Cmara de Carlos
II. Palomino cita unos bustos que supuestamente realiz, en bronce, de
531

SNCHEZ-ROJAS FENOLL, Mara del Carmen. Nicols de Bussy. LOS COLORAOS pg.
11. Archicofrada de la Sangre. Murcia. 2004.

465

Felipe IV y de la reina Doa Mariana. Sobre estos episodios se nos


dice que:
El Rey morira en 1665, fecha en la que, muy razonablemente,
an no haba llegado Bussy a Espaa, por lo que si realiz esta obra
sera post mortem.Abandona Madrid, no sabemos las causas, quiz
por falta de encargos, quiz hastiado del bullicio de la corte, como
seala Cean Bermdez, iniciando con esta opinin la leyenda de
misticismo que rodea la figura
Resulta innegable que era persona que posea una notoria
sensibilidad, reflejada en sus obras pues, a pesar del realismo, en las
miradas de sus efigies, en la angulosidad de las facciones, en los
movimientos contenidos, siempre hay un ascetismo manifiesto y una
fuerza mstica muy clara en los rostros. A veces se dice que todo arte
refleja la personalidad del autor; de ah que ante las rfagas de
misticismo de Nicols de Bussy se justifique el de sus esculturas. Fue
un hombre religioso practicante, y de ello hay constancia, incluso el
final de sus das los vivi recluido en un convento de mercedarios.
Adems de lo expuesto otros episodios de su vida son:
El investigador Sez Vidal encontr una carta de Bussy donde el
escultor ofrece sus servicios al Ayuntamiento alicantino Segn
Ibez Garca, en 1688 ya estaba Nicols de Bussy en Murcia; un ao
despus, 1689, ya tiene el encargo del Cristo de la Sangre y de otras
imgenes para la cofrada de la que es titular este Cristo, lo que nos
confirma que Bussy decidi su traslado a nuestra ciudad en base a la
cantidad e importancia de los encargos que se le estaban realizando y
que nunca le faltaron mientras estuvo aqu. Y se convierte en la figura
indiscutible de la escultura de su tiempo en Murcia Son muy
ilustrativas, al respecto, las palabras de Palomino cuando relata la
muerte del escultor y se refiere al hecho de que haba dejado obra en
Murcia que a excesivos precios labraba, pero no hay ojos con qu
mirarlas ni palabras con qu encarecerlas.
Por ltimo recogemos el dato de que el famoso Cristo de la Sangre
ha sido recientemente restaurado. La imagen sufri numerosos
enviones durante los aos de la guerra civil espaola. En la revista
LOS COLORAOS de 2004, pgs. 18-26, viene un artculo
pormenorizado sobre dicha restauracin.
Mara del Carmen Snchez-Rojas, cuyo texto es el ltimo
correspondiente al presente captulo, vemos que ahonda, ms que en la

466

imagen del Cristo de la Sangre, en datos histricos sobre el autor.


Imagen muy querida por los carmelitanos, y ms todava por las gentes
de la Huerta Murciana. Quizs esta gran devocin radique en la
singular iconografa; sentimiento que para entenderlo es necesario
conocer la personalidad del autor y sus fuentes de influencia; de l
siempre se ha destacado su misticismo, discrecin y hermetismo
personal.
Antes de cerrar este captulo y a modo de reflexin y de resumen
es conveniente decir que son muchos los textos recopilados que hablan
de la Pasin de Cristo y de la Semana Santa murciana. Que cada uno
de ellos es portador de episodios histricos, expresiones brillantes y
experiencias entraables; pero ante la necesidad de acotar los
contenidos de nuestra tesis, hemos tenido que archivarlos para ser
consultados en futuros trabajos.
Tambin queremos insistir en la idea de que los numerosos textos
que en los ltimos cien aos se han escrito, son consecuencia de una
serie de situaciones que han ido forjando ese espritu lrico y de
reflexin religiosa que se inici con el cambio, notable, que las
cofradas pasionarias experimentaron en el siglo XVI, provocando el
desarrollo procesionista del XVII y el signo ascendente en creacin de
nuevas cofradas a partir del XVIII, formndose as la gran
infraestructura actual.
Lo llamativo de la evolucin de esta tendencia en nuestro pas en
el siglo XIX y XX es que, a pesar de ser tiempos de turbulencias y
conflictos polticos, el pensamiento cristiano y la religiosidad popular
brillaron, ambas, con luz propia. En un intento de situar estos hechos,
insistimos en valorar, grosso modo, las circunstancias sociales,
polticas y culturales que lo han gestado.
Todo ello no se produjo de forma improvisada ni casual. Se tendr
en cuenta que Espaa a comienzos del siglo XIX la burguesa, apenas
naciente, trata de asentarse; la Revolucin Industrial, mnimamente
considerada en Espaa, alter el orden laboral, rural y urbano; todo con
escasa fuerza, pero con la suficiente presencia como para ser advertidas
las consecuencias de las dos corrientes imperantes en aquellos
momentos, y que eran: la que luchaba por mantener el tradicional ritmo
social, y la otra que buscaba modernizar el pas; dicho de modo ms
escueto: luchaban las fuerzas tradicionalistas contra las progresistas, o
viceversa. Esta fue una masa moral que pululaba en el ambiente y que

467

impuls a tomar medidas propias a los creyentes, a los defensores de la


religiosidad popular, la cual haban recibido de sus mayores.
Culturalmente era una Espaa pobre, pues sabemos que tena un
ndice de analfabetismo casi del 80%, lo cual haca que la propia
revolucin sociocultural se deshiciera en la misma base532, aunque uno
de sus mayores logros fue servir de asiento para el siglo siguiente. As,
pues, que podemos aunar en nuestras valoraciones, en un solo bloque,
ambos siglos (XIX-XX) ya que guardan muchos puntos en comn.
Para la resolucin del predominio de estas tendencias fue
determinante el Concordato con la Santa Sede, firmado el 17 de
octubre de 1851, por el cual quedaron relegados los intentos de
elaborar unos planes de enseanza que buscaban que la Iglesia no
formara parte de esos menesteres533. Este hecho fue vital para las
prcticas religiosas, ya que la enseanza iniciaba un desarrollo pujante
y sus centros docentes son plataformas de influencias concretas que
pasados los aos daran mucho fruto.
El tal Concordato llev a unos Planes de Enseanza
conservadores elaborados por Claudio Moyano que han estado en vigor
ms de cien aos, hecho muy decisivo en las dcadas de mediados del
siglo XX. En consecuencia vemos sobre la prctica lo fundamental del
papel que se atribuye a la pedagoga, tanto, que a pesar de ser dos
siglos tan convulsivos polticamente, la formacin cultural de las
gentes prospera en un ambiente conservador, y ante polticas de
silenciar la religiosidad, que las hubo y muy agresivas, la sociedad, en
su mayora, se manifiesta muy segura de sus creencias. Estas
circunstancias son dignas de la mayor reflexin y anlisis para entender
la pujanza de la Semana Santa en nuestros das.
El fruto de esa seguridad, segn Revilla, nace de la Pedagoga.
Diferimos de este criterio expuesto con valores radicales, pues
pensamos que los programas educativos fueron vitales en esta poca y
contribuyeron a lo fraguado despus, pero la escuela la tenan las
532

Varios son los escritores crticos de este siglo; seleccionamos un prrafo de Mariano Jos de
Larra que en 1833 en su obra El pobrecito hablador, deca: !Ah van, pues, mis incultas ideas, tal
cuales son, mal o bien compaginadas, y derramndose a borbotones, como agua de cntaro mal
tapado. No se lee en este pas porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee?
533
A este respecto uno de los tericos progresistas, Jos de Revilla, escriba en esas fechas de 1851:
No est lejos el da que, siguiendo el sendero por donde hemos entrado desde 1851, suceda lo que
presiento. Y ay de nosotros y de la futura grandeza de Espaa! Desaparecern cuantas esperanzas
nos hizo concebir la revolucin de ideas regeneradoras del siglo presente, y seremos espectadores
pasivos del engrandecimiento de las dems naciones, mientras todo lo esperaremos de la fecunda
semilla de los seminarios. Entonces el clero se har dueo de la enseanza; y no debemos perder de
vista, que quien de ella se apodere se har igualmente dueo del Estado.

468

personas en los propios hogares; en el seno de la familia se recibe un


tipo de educacin religiosa fundamentada en las tradiciones y cultos
religiosos populares. De ah la firmeza mostrada, base del baluarte
religioso inquebrantable que apoy y contribuy a la prosperidad de las
procesiones de Semana Santa
Hay que constatar que entre los progresistas estaban luchando
grandes intelectuales desde distintas Ctedras de la Universidad
espaola, como fueron Julin Besteiro, o Gumersindo de Azcrate,
entre los cuales el pensamiento francs y alemn era innegable534; la
filosofa racionalista se iba extendiendo y las revoluciones culturales
de finales del XVIII eran revividas, alimentando la nueva
concienciacin histrica producida en toda Europa, pero en la que la
religiosidad popular era poco valorada.
Espaa no era ajena a estas influencias, pero las gentes sencillas,
en una gran mayora, hicieron su particular revolucin rechazando
instintivamente estos postulados racionalistas, y defendiendo con tesn
sus postulados sobre la fe. Esta reaccin fue vertebral a lo largo de
ambos siglos, actuando de piedra angular en la situacin socioreligiosa.
Las gentes dentro de su humildad se sentan omnipresentes y
omniscientes; nada ni nadie las iba a borrar de ese mapa aprehendido.
Sin estas reflexiones sobre situaciones de poca, y sin esta
entelequia, no puede ser comprendida la belleza ntrnseca de los textos
ofrecidos; la fe que destilan, la forma convencida en la que hablan de
convicciones, sentimientos, historia, literatura, tradiciones, y tantas y
tantas facetas de religiosidad, folklore y dems componentes que
conforman la cultura de Semana Santa.
Ramn Chico de Guzmn, Jos Po Tejera, Martnez Tornel,
Joaqun Bguena, entre otros, fueron maestros de esa generacin
ejemplar que reivindicaron la difusin del arte de Salzillo, as como el
inters de las procesiones pasionarias. Sus continuadores, Andrs
Sobejano, o Carmen Conde, y tantos seguidores, con su mirar y sus
textos han creado fuentes, estudios y una base cultural para la historia y
la grandeza de la Semana Santa, que hoy son seas de identidad en
nuestros pueblos.
534

Predominaba la filosofa kraussiana de contenidos catlicos pero de ideas antagnicas en cuanto


al pensamiento ortodoxo. Pars fue considerada capital cultural de Europa hasta primeros de los
aos novecientos, tiempo en el que tal reconocimiento de traslad a Berln. En cualquier caso
fueron capitales con una gran proyeccin cultural y artstica que traspas las fronteras ocenicas.
Estas influencias tambin llegaron a Espaa y se hicieron notar.

469

CAPTULO IV
AUTOS Y REPRESENTACIONES DE LA
PASIN

470

471

4.0.- DATOS PREVIOS.


Autos y Representaciones de la Pasin, son escasos los hallados
antes del siglo XV, etapa que ya los hay en Castilla y sobre el siglo
XIV en Francia e Inglaterra. De autor murciano contamos con una de
estas obras escrita a mediados del siglo XVI.
Sacramentales, Misterios, Autos de Navidad, tambin sus
referentes datan de comienzos de la Baja Edad Media; uno de los ms
conocidos es, El Misterio de Elche que, segn la tradicin, fue en
diciembre de 1370, y aun otras fuentes lo sitan en 1266, cuando el
guardacostas Francesco Cant encontr en la playa del Tamarit
acercada a la orilla por las corrientes del mar, un arca que llevaba en su
cubierta la inscripcin Soy para Elche. En su interior se descubri
una imagen de la Virgen y unas hojas con el texto hablado y el de la
msica para la escenificacin de la Asuncin, que ese era su ttulo535.
Otra posibilidad que cabe pensar es que San Francisco fuera
artfice de la primera representacin viviente de la Pasin del Seor; no
hay fuente al respecto, pero debe de ser consecuente admitir que la
realizara, slo que hay que interpretarlo volviendo la oracin por
pasiva, como dijo en una homila el padre franciscano ngel
Fernndez Alguacil, que argumentaba: El propio Jesucristo representa
su Pasin en San Francisco la noche que, en el monte Auvernia, sella al
Santo con los Estigmas. (Dante le llam a este hecho, el ltimo
sello536).
535

Sobre el Misterio de Elche, que en teora data del siglo XIII, segn la tradicin, no existe
ninguna referencia en los archivos locales que confirmen este suceso, a pesar de la insistencia que
muchos investigadores han puesto en confirmarlo. La copia ms antigua de la msica y el texto de
la representacin es la consueta, correspondiente a 1625, escrita por Gaspar Soler Chacn. La
primera noticia sobre la Venida de la Virgen se encuentra en el libro Ao Virgneo de Esteban
Dolz de Castelar (1687). El siglo XVII se declar profundamente religioso; fue un tiempo
particularmente mariano en el que los procesos dogmticos al respecto iniciaron su andadura hasta
su declaracin como tales Dogmas; en 1848 se declar el de la Inmaculada por Po IX, y en 1950
el de la Asuncin por Po XII.
536
GUERRA, Jos Antonio. San Francisco de Ass. BAC. Pgs, 380-381. Habla sobre los estigmas
y dice: Francisco segn aparece claramente en el decurso de toda su vida- fue prevenido desde el
principio con los dones de la gracia divina, enriquecido despus con los mritos de una virtud nunca
desmentida, colmado tambin del espritu de profeca y destinado adems a una misin anglica,
todo l abrasado en ardores serficos y elevado a lo alto en carroza de fuego, como un hombre
jerrquico. Por todo lo cual, bien puede concluirse que estuvo investido con el espritu y poder de
Elas. Asimismo se puede creer, con fundamento, que Francisco fue prefigurado en aquel ngel que
suba del oriente llevando impreso el sello de Dios vivo, segn se describe en la verdica profeca
del otro amigo del Esposo: Juan, apstol y evangelista. En efecto, al abrirse el sexto sello -dice Juan
en el Apocalipsis- vi otro ngel que suba del oriente llevando el sello de Dios vivo. Que este
embajador de Dios tan amable a Cristo, tan digno de imitacin para nosotros y digno objeto de
admiracin para el mundo entero fuese el mismo Francisco, lo deducimos con fe segura si
observamos el alto grado de su eximia santidad pues, viviendo entre los hombres, fue un trasunto de

472

Acerca de los orgenes de los Autos de Pasin don Francisco


Javier Dez de Revenga, en conferencia ofrecida en el Centro Cultural
Las Claras de Murcia el 24 de marzo de 2003, expona que El teatro
medieval castellano cuenta con testimonios confusos, escasos e
irregulares, hasta el punto de haberse puesto en duda su existencia
hasta finales del siglo XV. Tambin estimaba que Juan de Formoselle,
conocido como Juan del Encina (1469-1529) lo considera padre del
teatro castellano, as como a Lucas Fernndez (1474-1542),
contemporneo y tambin castellano.
Las referencias ms antiguas que se poseen acerca de rememorar
la Pasin, que no es teatro exactamente, corresponden al Itinerario de
Egeria537. Es cierto que de este itinerario se tuvo noticia en 1884
cuando las investigaciones de los Padres de la Iglesia, que estudian en
profundidad estos episodios, ya eran textos muy conocidos y
divulgados. La obra de Egeria aport que lo escrito por ella era
experiencia personal vivida en vivo y en directo.
Para el nacimiento de los autos de Pasin la liturgia es
determinante y a tal respecto dice Righetti en Historia de la Liturgia, V.
II, pg. 1008, que el sentido dramtico profundo del hombre ha hecho
que en el culto encuentre la va adecuada y favorable para desarrollarse
y expresarse espiritualmente. Y aade: as como el teatro griego fue
creado esencialmente a partir de las fiestas del dios Baco, lo mismo
puede decirse del teatro moderno, o sea, que naci a partir de los actos
litrgicos cristianos aun cuando no todos los historiadores comparten
este criterio.
Ciertamente los salmos cantados en las funciones eclesiales,
revestidas de numerosos smbolos como es el agua, el incienso, el
fuego de las velas en el altar, la luz, el crucifijo, los ornamentos
sacerdotales, todo expresa una misin trascendente.
El drama religioso desarrollado desde la Baja Edad Media es una
de las manifestaciones populares ms didcticas de la expansin del
culto a Cristo y la devocin hacia los pasajes de la Pasin. Es un eficaz
catecismo religioso que desde la palabra, el canto, el gesto y el sonido
ha penetrado en el espritu religioso de los pueblos. Sobre los actores
la pureza anglica y ha llegado a ser propuesto como dechado de los perfectos seguidores de
Cristo. (Este prrafo corresponde a San Buenaventura de su Prlogo en Leyenda Mayor).
537
HERRERO LLORENTE, Victor Jos. Peregrinacin de Eteria (Diario de un viaje a Tierra
Santa en el siglo IV). Aguilar. 1963. En este diario la autora describe de manera pormenorizada la
Liturgia de Jerusaln en los actos celebrados como rememoracin de la Pasin, Muerte y
Resurreccin de Cristo.

473

sabemos que en las primeras representaciones que hubo los autores de


los guiones solan ser, en la mayora de los casos, los sacerdotes; y los
actores los naturales de cada lugar, gentes de clase social baja o media
que al formar parte de estas representaciones se sentan muy honrados;
para ellos era un honor intervenir en estos eventos.
Los autores no solan ser mentes cultivadas ni particularmente
dotadas de originalidad, pero les bastaba interpretar el evangelio y
convertirlo en escenas reales; esto se llev a unos extremos
inconcebibles pues en busca de esa veracidad, hasta ponan en peligro
la salud de los actores, siendo el personaje de Cristo, sobre todo, el de
mayor riesgo. Otro detalle de esa bsqueda lo cifraban en el tiempo
que duraban las representaciones, que solan ser muchas horas, a veces
tantas como el tiempo real en que Cristo padeci el castigo.
Se lleg a dar el caso que el personaje de Cristo estuviera tantas
horas asido en la cruz que su salud se pusiera seriamente en peligro. Se
conoce que en 1437 el cura Nicc, quien dramatiz la parte de Cristo en
Metz, estuvo a punto de morir en la cruz, y tuvo que ser estimulado,
pues al permanecer tanto tiempo colgado el corazn empez a fallarle
y hubo que descenderlo de inmediato. Durante la misma
representacin, otro sacerdote, Jehan D Missey, que dramatiz la parte
de Judas, permaneci tantas horas suspendido en el rbol que tambin
le fall el corazn e igualmente hubo que bajarlo.
Por otro lado al analizar estos actos comprendemos por qu no
existen textos de estos dramas, pues se escriban y se representaban con
unos fines religiosos y de penitencia, pero no con la percepcin de obra
literaria. En muchos casos es posible que el texto fuera dictado en
directo y memorizado para la ocasin; que se representara con fines de
ejemplaridad moral y de imitar a Cristo en su Pasin. Estas actuaciones
nos muestran tambin la consonancia entre escenificar la Pasin y esas
hermandades de flagelantes que en este tiempo empezaban a proliferar
y que su misin era la de flagelarse realizando una dura penitencia538.
Sobre la escasez de Autos de Pasin ya citamos el razonamiento
del profesor Dez de Revenga, que deca que una de las causas podra
ser que durante la Semana Santa los teatros permanecan cerrados y al
no poder ser representados, no se escriban. Lope de Vega escribi 400
Autos, pero no sobre la Pasin.
538

Estas representaciones estn relacionadas con el movimiento mstico de los flagelantes, iniciado
en Perugia en el 1258 por Fr. Reniero Fasani y despus extendido a muchas regiones de Italia. Estas
turbas de penitentes que pasando de pas en pas, predicaban la paz y la concordia entre los pueblos,
fueron muy numerosas y extendidas por todos los pueblos y ciudades.

474

Segn el artculo de Carmen Bobes, en Inglaterra en el siglo XII


se realizaba una especie de drama sacro sobre carros que servan de
escenario y facilitaban el ver y or mejor a los actores al estar subidos a
esa plataforma. Se trata de los Mystery plays; se realizaban a la
intemperie; su temtica era sobre textos bblicos y evanglicos; se
escenificaban en lengua verncula en un nivel sencillo y popular y
tienden a un realismo escnico en el que predominaban los gestos.
Eran representaciones hechas fuera de las iglesias; siendo los
Autos de Pasin los actos ms aproximados a estos Mysterys plays que
despus se llamaron pageants vocablo recogido de los carros que les
servan como escenario y transporte y que pas a tener el significado
de espectculo al aire libre desfile procesin539.
Tanto el Auto de Pasin como, en parte, la procesin de
flagelantes y los desfiles procesionales en general, posiblemente sean
los pageants su primer antecedente. Cabe tambin la posibilidad de
que no fueran conocidos unos de otros y tanto en Inglaterra a partir del
siglo XII, como en Espaa a partir del siglo XIV, surgieran en ambos
lugares por generacin espontnea. Otra va de representaciones sacras
se produjo en Francia y se le conoce como los Ludi, composiciones
poticas en lengua vulgar, representaciones que se hacan fuera de las
iglesias y a las cuales se incorporaban laicos.
Lo que conocemos aqu en Espaa es que los dramas sacros se
escriban en latn; las escenificaciones eran dentro de las catedrales o
iglesias. Los Ludi o Laudas introdujeron en los dramas sacros unos
cambios radicales, pues al representarlos fuera de las iglesias, pronto
los actores eran todos laicos, adquiriendo a partir del siglo XV otro
valor social alejado de esa rigidez anterior en donde los actores eran los
propios sacerdotes, que incluso encarnaban a los personajes femeninos
y el drama, plsticamente, resultaba distinto.
Otro artculo, en este caso que trata sobre los autos sacramentales
de Caldern de la Barca, considera a este escritor como su creador;
estudia su dramaturgia, analizando el papel que juega el mito en su
obra540. En un anlisis sobre la precariedad de textos en ste y otros
539

Estos datos corresponden al artculo de: BOBES, Carmen, Caldern y la cultura europea.
Centro virtual. Instituto Cervantes. 2002-2004.
540
El auto sacramental es definido como pieza dramtica en un acto referente al Misterio de la
Eucarista, que se representa espectacularmente con motivo de la fiesta del Corpus Christi y su
octava. GRACIA SANTOS, Mara de, Evolucin e interpretacin del mito clsico del auto
sacramental de Psiquis y Cupido. Universidad de San Pablo-CEU. 2002.

475

autores en el mbito de dramas litrgicos, Emilio Coratelo expone:


No hablemos de dramas litrgicos, misterios ni moralidades de los
que an seguimos en casi total carencia, ni tampoco de farsas gticas,
escritas en la primera mitad del siglo XVI. Hasta que en 1893 la
Academia Espaola public el teatro completo, o casi completo, de
Juan del Encina, no era posible juzgar con seguro criterio la obra de
este patriarca de la escena castellana. La misma Academia haba
reimpreso antes la rarsima coleccin de Farsas y glogas de Lucas
Fernndez541.
Antes de dar por concluidos estos datos previos al captulo de
Autos de Pasin, citamos ciertas crticas negativas acerca de ellos.
Desde 1762 Jos Clavijo y Fajardo arremeta contra los autos, con tal
influencia en sus argumentos que tres aos despus consegua su
prohibicin por Real cdula de 11 de junio de 1765. Nicols Fernndez
de Moratn Embisti contra los anacronismos y las inverosimilitudes
de los autos, cuya raz misma para l no tena mrito alguno. Gaspar
Melchor de Jovellanos tambin se expres negativamente hacia estas
representaciones542.
En Murcia, en el ao 1787, en la iglesia de Santo Domingo,
predic el capuchino Jos de Cdiz, conocido como el Apstol de
Andaluca, religioso enemigo acrrimo del teatro, as como de los
bailes en los que las parejas iban entrelazados; critic con nfasis
ambos espectculos. Tambin tendremos en cuenta que los cmicos
hasta bien transcurrido el siglo XX, eran enterrados en cementerio no
santo, porque se consideraba que vivan en pecado mortal. Bien es
cierto que estas actitudes se aplicaban al teatro laico, los sacramentales
s eran admitidos por la Iglesia, pero hemos reflejado estos datos
porque, en trminos generales, las representaciones teatrales estuvieron
muy condicionadas y censuradas.
Como comprobamos los Autos no siempre han sido aceptados, y
sobre los de la Pasin del Seor en concreto vemos que tienen en la
literatura sucesivas etapas. En los primeros siglos, del II al IV,
concretamente hasta el Edicto de Constantino (313), los escritos
cristianos constituyen la bsqueda de formas y de mensajes que
inculcaran en gobernantes y gentes de buena voluntad y la filosofa
cristiana. En los siglos V al VIII, fue un periodo de conformacin
541

TORRES NAHARRO, Bartolom de. Torres Naharro y su Propaladia, estudio crtico por
MENNDEZ Y PELAYO. Madrid, Imp.de Fe. 1990. notas bibliogrficas: CORATELO, Emilio.
pg. 559-562. ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEO. Madrid. T. IV.
542
BRUCE W. WARDROPPER. Introduccin al Teatro Religioso del Siglo de Oro. La Evolucin
del Auto Sacramental: 1500-1648. Revista de Occidente. Madrid 1953.

476

terica y reencuentro general con los valores de la Cruz, siendo


principalmente la Patrstica el ncleo de sus grandes portavoces. Del
IX al XIII, fue ya tiempo para asentar la Religin suficientemente
estructurada. Pero en relacin a los autos, segn estima Miguel cija
los primeros repobladores fueron los que trajeron a nuestras tierras
murcianas el teatro de los Reyes Magos, all por el siglo XIII. Desde
entonces en adelante se produjo el representar a Cristo sangrante,
dolorido y sufriente, entrando de lleno en el drama sacro y sus
representaciones.
Estos dramas, representados, son el gran teatro de la vida, que
dira Caldern, en el que todos somos actores, verdugos y vctimas
para, al final del juicio, que todos seamos redimidos y llenos de gracia.
El teatro de la vida en el que dentro de cada uno hay una vocacin
religiosa que vivimos y que, a veces, la representamos; en donde
siempre aflora la fe y esa religiosidad, retrato de nuestro interior con el
que queremos testamentar esa fe. Somos actores, como ocurra en los
pueblos para los que el cura escriba el drama, y sus gentes se
convertan en tales para expresar con sus sufrimientos los deseos de
desagraviar al Seor.
En definitiva el teatro sacro era una actividad cultural y social
similar a la desarrollada por los clsicos en el gora; era el medio de
pensar, meditar, analizar, vivir intentando sembrar vida y de esta
manera presentarnos ante Dios con las manos llenas de su enseanza,
de su sermn de la montaa, de las obras de misericordia. Autos con
los cuales buscamos que el mensaje de la Pasin no nos sea ajeno, que
el hombre no nos sea ajeno, que la vida no nos sea lejana, que la
indiferencia o el abandono no nos paralice nunca nuestro lado noble,
que veamos el cielo y lo abracemos. Que en medio de este escenario,
tan lleno de cosas por las que luchar, actuemos con el gesto de una
sonrisa hacia la comunicacin con los dems personajes al final,
cuando baje el teln, que nos acurruquemos plcidos porque vamos
hacia Dios y hemos actuado como l nos ense; que nuestra ltima
palabra en este auto de pasin, sea decir gracias, Seor. Gracias por la
funcin.

477

4.1.- AUTOS REPRESENTADOS PUEBLO A PUEBLO.


guilas. 1902. Muoz Zielinski. Calendario. El diario de Murcia.
La noticia corresponde al pueblo de guilas, pero nada podemos
extraer de ella, salvo que celebraba la Semana Santa en estas fechas, de
forma muy similar a la celebrada en Lorca. Posiblemente entonces no
hubiera gran diferencia en las procesiones de ambos pueblos; el lujo
exuberante alcanzado por los densos y artsticos bordados en los
ropajes utilizados en los desfiles de Lorca, puede que se haya
alcanzado en fechas posteriores. guilas no cuenta con la tradicin de
talleres de bordado, y Lorca s; pero a principios del siglo XIX este tipo
de procesiones llevaba pocos aos en la calle y seran ms sencillas de
lo que son en la actualidad. No hemos hallado referencias de hasta
cuando se hicieron en guilas esta especie de desfiles. La noticia
extrada de la prensa dice as:
Es sabido que las representaciones pasionales, al igual que los
Autos de Reyes, era una costumbre habitual en numerosas poblaciones
hasta la llegada de las representaciones imagineras de las diferentes
estaciones de la Pasin. En algunos lugares tenan lugar en Semana
Santa y en otros en la gran Procesin del Corpus.
La procesin del paso morado, abra la marcha de esta
procesin con una elegante descubierta de caballera romana, seguida
de la infantera romana. Se representaba El sueo de Jacob que se
compone de una carroza, en la que iba el Padre eterno, rodeado de
varios ngeles y todos llevaban unos trajes muy bonitos. El grupo de la
carroza del Rey David en cuyo interior iban cuatro nios con unos
trajes muy elegantes, habiendo llamado poderosamente la atencin el
lujoso y rico traje de explorador bordado en oro. El triunfo del Rey
Macdoqueo con su escolta, era otra de las carrozas.
Entre los personajes del Nuevo Testamento desfilaban tambin:
La Vernica y el magnfico trono de la Cruz, Palio de Jess Nazareno y
el Sepulcro de Nuestro Seor Jesucristo, al cual custodiaban dos
parejas de Guardiaciviles.
Se deduce que este tipo de escenificaciones se realiz durante
pocos aos, a juzgar por las escuetas noticias dadas en la prensa y por
el absoluto olvido en el que han cado. Tambin es coherente pensar
que este tipo de desfiles se puso, ms o menos, de moda, pero que, su

478

alto costo econmico lo retir pronto del hacer de los cabildos


cofradieros. Como veremos en otros pueblos se hacan procesiones
similares, pero el denominador comn en todos ellos, excepto en
Lorca, es que fue efmero este modo de actuar.
El texto ofrece confusin si estas carrozas desfilaban en la
procesin del Corpus o en las de Semana Santa, pero parece ser que se
refieren los datos a procesin pasionaria ya que la crnica est fechada
el da 3 de abril y el editor, adems, la incluye en el aparatado de
fiestas litrgicas de Semana Santa.
Albudeite. 1871. Enrique Zumel. Auto de Pasin.
Se representa este drama sacro en ocho cuadros y en verso. Es su
autor Enrique Zumel. Fue representado en el Teatro Martn el da 3 de
marzo de 1871. En la sptima edicin esta obra fue aumentada con el
cuadro de la Resurreccin543.
Se inicia la obra con un cuadro preliminar que escenifica la pesca
de Pedro acompaado de Juan y Judas, y que una fuerte tormenta hace
zozobrar la barca. Pedro pide a Jess que los salve, dudando cuando
Jess le dice que camine sobre las aguas y se dirija hacia l.
En el cuadro primero queda incorporada la Samaritana, tema muy
recurrente que no forma parte de La Pasin, pero que se puso muy de
actualidad desde el siglo XVIII. El dilogo junto al pozo es el clsico:
Jess.
Samaritana
Jess

543

Has de traerme a tu marido.


ve a buscarlo
No lo tengo!
bien has dico, no lo tienes.
cinco tuviste, y lo mismo
viviste siempre
Igual que hoy con este544

Esta obra se imprimi en Madrid en los talleres tipogrficos Atenas Raimundo F. Villaverde,
25. Se titula Pasin Muerte y Resurreccin de Jess. El prlogo corresponde a D. Gins Blanco,
que informa que a la obra original de Enrique Zumel se le han ido acoplando cuadros
complementarios para su embellecimiento. Se representa en Albudeite Jueves y Viernes Santo. Son
sus intrpretes gentes del pueblo. (El texto me ha sido facilitado, generosamente, por Don Juan
Gonzlez Castao, al cual agradecemos esta ayuda, as como otros textos que tambin me han sido
facilitados por l
544
Este pasaje ya lo reseamos en captulo II. Repetimos que el Antiguo Testamento se considera
prefiguracin del arrepentimiento de los hombres y es prefiguracin del mismo el episodio de los
Amonitas que pelean cinco veces sin obtener la paz. (Jueces).

479

En el segundo cuadro se hace intervenir a Mara Magdalena como


ejemplo moralista del arrepentimiento y del perdn que Jess le
concede.
Jess

Magdalena

No deseches los consejos


que por mi boca os enva
el Creador del Universo
Llegad a m, que yo soy
quien bendicin os ofrezco
perdn a vuestras culpas
En nombre del Ser Supremo
Jess Tu santa palabra
ha penetrado en mi pecho
despertando mi conciencia
que en diablico beleo
embargada, nunca vino
a turbar mi pensamiento.
Jams lloraron mis ojos
y ahora ves que llanto vierto

El cuadro VI representa la entrada triunfal de Jess en Jerusaln


para, a partir del cuadro tercero, iniciarse la representacin expresa de
la Pasin con el episodio de Jess frente a Pilatos, y terminar con el
sublime momento de la Resurreccin.
Enrique Zumel goz de cierta popularidad en los ltimos aos de
vida y algunos ms posteriores a su muerte. Naci en 1822 y muri en
1897. Escritor dramaturgo, desarroll su labor literaria en Madrid y
Mlaga; su obra, Nazareno, fue muy difundida545. El Auto que aqu
tratamos es una recopilacin de los episodios ms divulgados de la
vida de Jess y de su Pasin.
Este tipo de representacin su fin no solo era de entretenimiento,
sino de leccin de catequesis, de ah su importancia; aparte de su
misin pedaggica-religiosa comunican por s mismos las preferencias
del pblico por determinados pasajes de la vida de Jess. Este texto en
concreto no comunica mucho esta cuestin, ya que no explicita qu
parte de la obra es la original, y cual otra la aadida. En cualquier caso,
y como tendremos ocasin de averiguar, el pasaje de la pesca que
545

Nazareno es un Drama Sacro en tres actos y doce cuadros, escritos en verso. El da 4 de abril de
1946 se represent en el Teatro Principal de Madrid con decorados exprofesos segn anuncia el
cartel. De este autor en el ao 2001 la galera Durn Subastas Arte, subast nueve cartas inditas de
Enrique Zumel dirigidas a Luis Mariano de Larra, fechadas en Madrid en 1879. Las nueve cartas
ms un soneto dirigido a Lope de Vega, se cerr la subasta en 40.000 ptas.

480

aparece en este Auto, no es frecuente incluirlo en este tipo de obra; el


de la Samaritana es casi obligado desde finales del siglo XVIII, por la
predileccin que el pblico mostr por l.
Podemos apreciar, sin embargo, que el teatro era muy cercano a la
sociedad de entonces. La deduccin a la que llegamos es que la
representacin del Auto de Pasin era una especie de emblema en la
Semana Santa, tanto como en la actualidad es el Pregn. La literatura
acoge ciertas corrientes convertidas en moda y desde esta dinmica
habr que justificar que desde mediados del XIX hasta mediados del
XX la Pasin de Cristo, representada, fuera acto preferente.
Sobre el texto en si de estos Autos, la caracterstica ms acusada
estriba en que son muy repetitivos unos de otros. De los escritos en el
periodo medieval, con buena voluntad por los sacerdotes parroquiales,
primeros artfices de estas representaciones, no disponemos de texto
alguno. De los escritos por escritores, pero ya de siglos posteriores
hemos podido hallar algunos. El estilo, en todos, es muy similar.
Otra representacin en Albudeite es la Quema de Judas. De ello
hablamos en el captulo II Semana Santa Pueblo a pueblo.
Aledo. Cndido Romera Snchez. La Agona: representacin y
sentimiento546.
La Agona, es un Auto de Pasin que escenifica el trance de la
muerte de Cristo, su desenclavamiento y el descendimiento. Es
celebrado en el pueblo de Aledo y se escenifica desde muy antiguo, tal
como indica el autor, aunque no concreta ni siquiera el siglo. El reparto
de actores y dems detalles dice que:
Era tradicin a finales de la Edad Media y principios del
Renacimiento, que los sacerdotes predicaran el sermn de las siete
palabras. Se buscaba la reflexin y el recogimiento, por eso se creaba
un ambiente oscuro y lgubre en el interior de la iglesia547.

546

ROMERA SNCHEZ, Cndido. La Agona. Nuestra Semana Santa Pg. 8-13. Aledo.
Cabildo de Hermandades de Semana Santa. 2000.
547
El Sermn por antonomasia en los das de Semana Santa es el de Las Siete Palabras. Tambin
se daba el mismo sermn, all por el siglo XIX y primera mitad del XX, con otro enunciado, en esta
ocasin aplicado por la irona del comn de las gentes al que llamaban el sermn de las tres horas
en algunos comentarios, que lamentamos no disponer de la fuente, hemos ledo que lo llamaban el
el sermn de la siesta. Suponemos que al ser tan largo y durar tres horas la gente se dorma
escuchndolo. En definitva el sermn consiste en largas meditaciones sobre la Pasin de Cristo.

481

Este tipo de acto estaba extendido por toda Espaa y son


frecuentes las alusiones a ellos, tanto de los Descendimientos como de
los Oficio de Tinieblas En ambos casos se creaba ambiente
tenebroso, expectante, oscuro, con un rompimiento de luz en el
momento preciso, y ambientando el acto a base de sonidos especiales a
base de quejidos, susurros, gestos y dems recursos con los cuales se
creaba la oportuna tensin emocional.
Estas escenificaciones eran clave para convocar a las gentes y el
momento cumbre era el de escuchar el Sermn de las Siete Palabras.
El Auto consista en realizar las escenas del Desenclavamiento y
Descendimiento; depositar la Imagen sobre la sbana que cubra la
coloquialmente llamada cama explicando simultneamente el
predicador el pasaje en s y complementndolo con reflexiones morales
y teolgicas. Al final se proceda a la Procesin del Santo Entierro.
La Agona de Aledo literariamente es estructurada en tres fases: la
primera es para preguntar a los romanos presentes en escena qu
quieren, qu buscan. La segunda es para contemplar a Cristo muerto
y crucificado. La tercera es ya, desenclavar y descender a Cristo para
depositarlo en el halda de su Madre y posteriormente en la plataforma
preparada a fin de trasladarlo a la tumba. El autor lo explica as:
El templo repleto de feligreses que abren sus corazones y sus
odos al recitar de los hechos que se van narrando descriptivamente;
del sufrimiento y de la agona que estn colmando al Nazareno Ya
ha terminado la Agona y solo queda el Sepulcro, que pasa por
delante de nosotros recordndonos lo que el hombre es; Nada.
Cndido Romera Snchez en este artculo presenta estos dramas
sacros que han de ser calibrados, ms que como acto cultural, como
seas de identidad de las gentes pues, a juzgar por sus expresiones, en
el propio lugar y en la distancia se convierten en recuerdos imborrables
de sus sentimientos religiosos.
Tanto el Oficio de Tinieblas, el Desenclavamiento, la Agona, o
cualquier otro acto de estas caractersticas, todos tienen en comn
impactar al espectador, predisponerlo a la reflexin y testimoniar el
amor a Cristo. En estos tiempos no eran tanto unos actos sociales y de
divertimento, sino bsicamente actos que son vividos con una
profundsima religiosidad. Como deca Manuel Esteban al hablar del
Desenclavamiento realizado en Archena la vida es teatro y todos nos
sentimos actores, en este caso dirigidos por Dios.

482

En el tiempo presente se es poco proclive al teatro sacro. Segn un


artculo de Jos Mara Bermejo en Vida Nueva n. 1987. Per. 1995,
pg. 45, se representan Autos de Pasin en ciento cinco pueblos de
Espaa. No es un dato que mueva a entusiasmo pero si positivo.
Tambin sobre Aledo constatamos su gran tradicin en el tema; el da
de la Epifana representa Auto de Reyes Magos que, segn Don Miguel
cija, data del siglo XII y fue trado a Aledo por los Caballeros de la
Orden de Santiago, los cuales tenan en la villa una encomienda.
Archena. 1902. Manuel Muoz Zielinski. Las provincias de
Levante548.
Archena celebra en la actualidad unas solemnes procesiones de las
cuales en la pasada Semana Santa de 2004, una de ellas fue transmitida
por TV2. Esperemos que en aos venideros se retransmita el
Desenclavamiento. Auto de Pasin en el cual cuenta tanto la imagen
del Crucificado como los gestos y palabras de las personas que
intervienen en el episodio.
La mayora de los pueblos que lo escenifican data de la segunda
mitad del siglo XIX. Desde el siglo XVI se haca en el interior de
algunas iglesias; corresponda a una ceremonia litrgica y careca de la
teatralidad alcanzada siglos despus; de toda la ceremonia lo
fundamental era la parte del sermn, que en la actualidad no se realiza.
Con el paso del tiempo sobre estos Autos se ampli el escenario
y se le dio un carcter ms festivo y social, y pas a ser representado en
la plaza pblica Viernes Santo, en unos pueblos por la maana, en
otros por la tarde, e incluso por la noche. Lo que s acompaa siempre
al acto es El Sermn de las Siete Palabras a cargo de un orador de
prestigio que era invitado para tal menester.
Otra fijacin que tienen estas escenificaciones es que los
personajes son encarnados por gentes del lugar y suelen hacerlo
durante muchos aos, de ah que, en ocasiones, se les conozca por el
nombre del personaje que interpretan y que pasa a ser adoptado como
apodo, excepto el que hace de Judas que no es as.
Por ejemplo, el ao 2004 el dicho sermn, en Valladolid, fue
transmitido en directo por la cadena COPE desde la Plaza Mayor. En
548

MUOZ ZIELINSKI, Manuel. Calendario festivo: Costumbres, usos y fiestas de la Regin de


Murcia (1840-1930). La Provincia de Levante, pg. 207. El autor, Murcia 2004.

483

los pueblos pequeos el sermn lo ofrece el Prroco, o sacerdote


responsable del templo sede de la hermandad o cofrada organizadora.
En Archena el Desenclavamiento, en los ltimos aos, se realiza
en el atrio de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, Viernes Santo
a las 17 horas. Suele asistir tanta gente que difcil es conseguir espacio
para todos. Al atrio sacan del interior de la iglesia las imgenes de La
Dolorosa, San Juan, Mara Magdalena y la del Cristo del Perdn. Una
vez ubicados en dicho atrio miembros de la Hermandad del Cristo del
Perdn, organizadores del acto, se suben con escaleras a la cruz y
proceden a desenclavar a Cristo. Es una efigie de brazos articulados
que tras ser descendida los posa sobre el cuerpo, momento en el que es
depositado sobre la mortaja que apoya en un trono pequeo. A partir de
ese instante miembros de la Hermandad de Soldados Romanos
custodian a Cristo549. Plsticamente es una representacin emotiva,
sencilla, solemne y revestida de cierta uncin colectiva que hace
efervescer sentimientos de gran religiosidad en todos los presentes.
Otro episodio muy vigente en la actualidad, aunque en Archena
no se hace, es que una vez que Cristo es bajado de la cruz se procede a
representar la peticin de Jos de Arimatea solicitando que le sea
entregado el cuerpo muerto de Cristo, para proceder a su preparacin y
darle sepultura en la tumba de la que es propietario; peticin que le
formula a Pilatos y que le es concedida, tal cual narran los evangelios;
episodio en el cual intervino tambin Nicodemo550.
Segn la tesis de Emil Mle, el relato del Descendimiento de la
Cruz, con algunas variantes, es de origen bizantino. Apareci en el arte
cristiano en el siglo XI y su primera representacin ya figura en el
Codex Egberti del siglo X. La escena est compuesta con los
personajes de Jos de Arimatea, que sostiene el cuerpo de Cristo.
Mientras Nicodemo extrae el clavo de la mano izquierda, la Virgen
toma el brazo derecho con las manos veladas y San Juan que toma la
mano de Cristo entre las suyas y se la lleva hacia su rostro en seal de
duelo.

549

Esta costumbre parte del siglo XVII y por un mal entendido. Desde el siglo XI, el medievalismo
potenci el simbolismo creando el Monumento, tradicional ya desde el siglo VII, en un altar expreso
y adornndolo con luces y flores. El sacramento era transportado en procesin y acompaado de
cantos eucarsticos hasta depositarlo en el dicho Monumento. Cierto sector de la iglesia, sobre todo
en los pueblos, estimaron que haba que levantar otro monumento, esta vez mortuorio, pues
depositar la eucarista en el Monumento equivala a depositar el cuerpo de Cristo en la tumba; de ah
el tmulo colocado normalmente el el crucero, flanqueado por cuatro cirios, y al que desde el siglo
XVII velaban los Armaos. Esta costumbre se ha mantenido hasta el Concilio Vaticano II.
550
Mateo. 27.57-61/ Marcos. 15.42-46/ Lucas. 23.50-56/ Juan. 19.38-42.

484

De estas explicaciones de Mle, parten las de Louis Reau que en


su libro de Iconografa Cristiana, pg. 532, habla del tema y ampla
datos sobre la categora social de mayor rango que posea Jos de
Arimatea, segn las indicaciones de los propios evangelistas; por ello
iconogrficamente representan en ocasiones a Jos de Arimatea con
larga toga senatorial, mientras que Nicodemo es vestido con ropa
corta, propia de la gente del pueblo de menos categora social.
Reau advierte que en el teatro de la pasin este orden de prelacin
est muy remarcado y en un auto sacramental del siglo XIII,
Nicodemo se desdibuja con modestia ante aquel a quien considera su
superior: Seor Jos -dice- usted es el primognito, vaya a la cabeza,
yo voy a los pies; Esta iconografa es la que prevalece y la ms
desarrollada.
El Prendimiento era otro de los Autos representados en Archena.
Desde hace ms de veinticinco aos no se hace. El peridico del cual
est extrada la noticia, habla de que Mircoles Santo a las dos de la
tarde celebrbase el Prendimiento de Jess, levantndose para dicho
acto tres tablados en la Plaza Mayor; para Herodes, Caifs y Pilatos.
(Las Provincias de Levante, 1902). En otro de los prrafos de esta
crnica explica que:
Se construy en las afueras del pueblo el huerto de Getseman,
con palmas y olivos; all fue prendido Cristo y llevado a presencia de
Pilatos, despus a Caifs, y Herodes, volviendo por ltimo a Pilatos el
cual lo sentenci y lav las manos.
Posiblemente fuera representado en ms de un acto pues el
montaje induce a pensarlo as. El hecho de levantar la arquitectura
efmera aludida, tres tablados y a las afueras del pueblo, indica que le
prestaban bastante atencin y que podran prolongar el lance durante
horas y horas.
Manuel Zielinski en los ltimos aos est recopilando noticias de
prensa relacionadas con las fiestas locales. De lo descrito en estos y
otros textos sacamos la conclusin de estar discretamente extendida la
aficin a este tipo de representaciones, aunque no en todos los pueblos,
sino por el contrario, en pocos de ellos, pero los que los realizaban le
impriman gran boato y contaban con mucha asistencia de pblico.
Es evidente que con el tiempo esta aficin fue perdiendo entidad y
fue sustituida por otro cdigo de valores, como puede ser el esfuerzo

485

por alcanzar un notable grado de lujo en las tnicas, el desbordante


arreglo floral de los tronos, y por una serie de recursos plsticos
alternativos que han transformado bastante la esttica de la Semana
Santa y, en parte, la cultural. Desde luego las calidades de las tnicas
es muy diferente; antes solan ser todas de gneros rsticos, pobres y
sobrias de color; ahora son de paos de lana, terciopelo, raso y
combinando dos y hasta tres colores fuertes y brillantes en el conjunto
del atuendo, que adems suelen complementar con capa.
Representar el Desenclavamiento, o el Prendimiento, se mantiene
en escasas poblaciones, tanto a nivel regional como nacional, y, aun
celebrndose, no conservan la prestancia de antao, ni en la ceremonia,
ni en el pblico, que en la actualidad es ms bien indisciplinado.
Calasparra. 1997 Luis Cifuentes. Del diario de un calasparreo
emigrado a Barcelona que vuelve a su pueblo tras muchos aos de
ausencia551.
De Calasparra slo hay un texto que hable de auto de Pasin.
Corresponde a un pregn de Semana Santa en el que se narra que
dando un paseo el pregonero por el pueblo acompaado de un familiar,
Jos Antonio, joven al que no conoca por sus largos aos de ausencia,
ste le va explicando qu fiestas se celebran. Le habla del
Prendimiento. A tal respecto dice:
La conmemoracin del Prendimiento de Jess en el Huerto de los
Olivos, es muy original. Me cuenta Jos Antonio que de esta manera,
dentro de la Regin, solo se hace aqu, y que no tiene noticias de que
en ningn otro sitio de Espaa se realice de forma similar.
Creo que est en lo cierto el tal Jos Antonio. Vamos a dar
algunos datos que nos permita centrar mejor su estimacin. Se empieza
a percibir cierto auge en las figuraciones o representaciones teatrales
sobre la Pasin. En la actualidad en Catalua cada ao se hacen 21
representaciones; en Castilla Len, 14. Uno de los episodios ms
escenificados es el de la bajada del ngel, que tiene lugar en Aranda de
Duero, Tudela, Muros, entre otras muchas ciudades y pueblos; en
Peafiel parece ser que ya se haca en el siglo XVI, costumbre despus
olvidada y nuevamente retomada desde mediados del siglo XX; y en
Tudela otro tanto.
551

CIFUENTES, Luis. Diario de un calasparreo emigrado a Barcelona que vuelve a su pueblo


tras muchos aos de ausencia. Pregn de Semana Santa 1996. Semana Santa, pg. 62-66.
Calasparra. 1997.

486

En Alcorisa (Pequeo pueblo de Teruel de unos cuatro mil


habitantes) representan toda la Pasin, y las escenas que no logran ser
representadas, como fue el caso en el ao 2002 con la Cena, se produjo
porque hacan falta trece hombres dispuestos a interpretar al apostolado
y no consiguieron reunirlos; movilizan ms de cien voluntarios para
cubrir todos los personajes de la Pasin; encarnando el papel de
Jesucristo acta un joven que porta una cruz que pesa 110 kilos y mide
cinco metros y medio de longitud. Todos estos datos descubren el
realce que le dan al teatro sacro, siendo una de las escenas de esta obra
la bajada del ngel.
En Calasparra es costumbre que en El Prendimiento descienda un
ngel de los balcones aledaos, simulando boquete abierto en el cielo o
rompimiento de gloria, cuya misin es reconfortar a Jess en ese
momento de amargura previo a su Calvario; el ngel es encarnado por
un nio de unos cuatro o seis aos de edad. Esto es lo singular de este
Prendimiento con relacin a los dems en los que suele intervenir un
ngel, incluso los hay que participan tres, pero en ningn lugar se
realiza con tanta espectacularidad en su salida a escena.
La aparicin de un ngel en Pascua de Resurreccin para quitar el
velo negro a la Virgen y ponerle el blanco, la forma de hacer descender
al ngel es de similares caractersticas a lo que se hace en Calasparra,
pero el episodio es distinto. Aplicado al Prendimiento, el de Calasparra
es nico en Espaa. Estas escenas estn exentas de texto, las imgenes
hablan por si solas, y el pblico tambin ya que cuando el nio,
transformado en ngel, desciende y aterriza perfectamente, la gente que
durante su bajada ha tenido el corazn apretado, se relaja e irrumpe en
apotesico aplauso.
Sobre todo este tinglado de imgenes, picas, procesin, el huerto
de arquictectura efmera, y el sermn, habla el autor de este texto:
Las imgenes de San Pedro y Nuestro Padre Jess han sido
llevadas en silencio al recinto del Huerto. All esperan para iniciar la
figuracin del Prendimiento Miraba impresionado la maravillosa
imagen de Nuestro Padre Jess que parece cobrar vida viviendo la
agona del prendimiento que precede a su tormento y muerte. He
vivido la intensidad del momento cuando Jess pide ayuda al Padre
sabiendo que se enfrenta solo a su dolor. He odo el sermn del
sacerdote desde el balcn de la notara y me he acordado de los

487

antiguos predicadores de cuaresma que aparecen en Calasparra desde


el siglo XVI.
El agudo sonido del cornetn de rdenes, ha puesto fin al silencio
de uno de los momentos ms dramticos y con ms fuerza de la Pasin
y ha servido de arranque al desfile de picas y banda que entran al
huerto rodeando las imgenes para, al salir, organizarse y comenzar
el estruendo de tambores y cornetas que inicia el desfile con los
nazarenos de la Cofrada de Nuestro Padre Jess.
Luis Cifuentes alude al sermn dado por el sacerdote, pero que en
esta ocasin forma parte de la puesta en escena, ya que lo ofrece desde
el balcn y cuya misin, ms que ahondar en el episodio representado,
era el de ejercer como crtico sobre el comportamiento religioso de las
gentes del pueblo durante todo el ao.
El Prendimiento sigue vigente su puesta en escena, pero el
sacerdote ya no da sermn ni ejerce de crtico. El texto presente es de
1997, pero los recuerdos expuestos datan de los aos cuarenta, ya que
el autor confiesa tener en el momento de escribirlos cincuenta aos. La
sociedad ha evolucionado hasta el extremo de tener que eliminar la
crtica, ms o menos abierta, vertida desde el balcn hacia todo el
pueblo. Las razones son la laizacin de la sociedad que ya no tolera
semejante tipo de filpica por parte del clero; razn esta muy escuchada
en diferentes medios.
Una segunda observacin del autor recae en los picas de los
cuales ya hablamos en el captulo anterior. Son los Soldados Romanos
que en Calasparra estn constituidos en Hermandad y realizan guardia
ante Cristo muerto552 y tras la Resurreccin interpretan el Caracol.
Caravaca. 1867. Manuel Muoz Zielinski. La Paz553.
Extraemos esta breve crnica que habla de representaciones;
tambin hemos consultado el peridico La Paz, reseado, a fin de
poder ampliar la noticia. No es fcil encontrar otro tipo de fuentes
descriptivas, aparte de la prensa de poca554. La crnica dice:
552

Se suele decir ante este hecho que los soldados velan el cuerpo de Cristo. No es as, pues no eran
creyentes ni estaban all por sentimientos espirituales, sino por mandato del gobernante. Vigilaban
el cuerpo de Cristo, tratando de impedir que se cumpliera la anunciada resurrecccin al tercer da de
su muerte, que manifest el propio Jesucristo y tratando de que el cadver fuera robado
553
MUOZ ZIELINSKI, Manuel. Calendario Festivo. (1840-1930) Pg. 207-208. La Paz. 1867.
Murcia.
554
Sobre Caravaca hemos recibido mucha ayuda de: MELGARES GUERRERO, Jos Antonio, que
nos ha facilitado no slo los textos sino sus amplios conocimientos sobre costumbres de esta

488

Entre las numerosas filas de nazarenos, se han representado


varios pasajes de la Biblia, como La prisin de los cinco reyes. La
venta de Josef, El sacrificio de Abraham, Moiss en el SINAB, y otros
muchos que no recordamos; y adems algunos de la Pasin de
Jesucristo como La calle de la Amargura, La prisin de Jess, Los
doce Apstoles, y otros. Estos pasos eran representados con mucha
propiedad por jvenes de ambos sexos.
Las representaciones aludidas conllevaban vestuario, carrozas y
dems complementos; vemos que abarcan escenas tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento; todo esto nos lleva a la conclusin, de
nuevo, que en estas fechas estaba generalizada esta manera de
rememorar la Pasin del Seor, pero por su alto costo slo se
desarrollaba en pueblos ricos, y en otros en aos de buenas cosechas.
Se advierte que haba cierto fasto en las carrozas con personajes
del Antiguo Testamento, contrastadas con el grado de austeridad que
portaban las que acogan personajes del Nuevo Testamento. Es posible
que la Semana Santa se afrontara ms como fiesta ldica que
penitencial; estas carrozas, llamativas y suntuosas aportaban el sentido
gozoso, espectacular y festivo.
En la actualidad es Lorca el nico pueblo de nuestra regin que
realiza este tipo de desfiles. En Caravaca sabemos que su Semana
Santa es una de las ms antiguas de la Regin de Murcia, de donde se
colige que esta costumbre podra ser pionera en este tipo de
representaciones, o al menos muy cercano su comienzo a los de Lorca
y guilas. Es una pena que sobre estos datos no haya documento
alguno555.
ciudad, as como los diversos libros que sobre LA Historia de Caravaca ha escrito. Del titulado:
Crnicas para la Historia de Caravaca extraemos los datos relacionados con las representaciones
bblicas y sobre las procesiones de finales del XIX (Pgs. 204-205).
555
INIESTA MAGN, Jos. Caravaca de la Cruz a travs de sus Documentos Histricos (SS. XVIXIX). Pg.39. Excmo. Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz. 1999. Uno de estos documentos nos
aporta estos datos sobre la antigedad de la celebracin de la Semana Santa de Caravaca: La
cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno correspondiendo a los aos 1627-1632, con motivo de la
concesin de Urbano VIII de una dcima de las rentas eclesiales de la Dicesis de Cartagena para
socorro y ayuda de las guerras de Alemania, declara no percibir renta eclesial alguna. El Escribano
y Mayordomo de dicha Cofrada declara que tena en esos momentos (1632), un censo de 38 reales
de pensin y otro de 16 ducados de principal y la renta de cinco casas que producan de renta anual,
los aos que se arrendaban, diez ducados. No teniendo arrendatarios en el presente ao,
procediendo lo dems de limosnas entregadas por los vecinos. Y las cargas que tenan eran:
procesin, vsperas y misa cantada. Gastos de cera, de costo diez ducados. Y la Procesin del
Viernes Santo por la maana que costaba unos 100 reales. MELGARES GUERRERO, Jos
Antonio, en su libro, Crnicas sobre la Historia de Caravaca, pg. 204, dice que se celebraban
procesiones desde finales del siglo XVI.

489

Acerca de las representaciones J.A. Melgares en su libro Crnicas


para la Historia de Caravaca, pag. 205, nos narra: Sin embargo el
mayor esplendor de la representacin callejera de la Pasin tuvo lugar
en los aos sesenta del siglo XIX cuando dos Cofradas, la de San Juan
y la de Jess Nazareno, competan en un peligroso pugilato que
ocasion el languidecimiento procesionil a finales de siglo.
Ms adelante cuenta que: Por la prensa provincial y local, La Paz
de Murcia, y La Luz de la comarca, respectivamente, sabemos del lujo
y disciplina de las procesiones de 1866.cuadros escnicos
representaron La venta de Jos, El sacrificio de Isaac, Moiss en
el Sina, La Prisin de Jess, La calle de la Amargura, etc.
mientras grupos de nios representaban al Pueblo Hebreo y
escuadrones de soldados romanos abran los cortejos procesionales.
Semejante derroche de lujo no pudo durar mucho, y la misma prensa
de finales de siglo (Diario de Murcia. 22 de marzo de 1894) afirma:
nada nuevo haba ofrecido la Semana Santa de ese ao, en la cual,
desde hace tiempo slo se celebraba la procesin del Santo Entierro,
por costearlo la casa de la marquesa del Salar.
Durante el siglo XX, hasta 1936, Caravaca realizaba una
esplendorosa Semana Santa, con unas procesiones lujosas y una
estimable imaginera, en la que tambin incluan pasajes vivientes del
Antiguo Testamento a base de ricos y lujosos atuendos. Fue a partir de
1940 cuando se centr en slo procesiones pasionarias.
Muoz Zielinski, y Jos Antonio Melgares, ofrecen datos sobre
una misma poca. Slo ha prevalecido en este tipo de representaciones,
Lorca; dato este que puede estar justificado por su gran tradicin
artesanal. Que guilas y Caravaca no sigan la tradicin a partir de
1936, hay que encontrar las razones en polticas diocesanas, pues cabe
pensar que el espectculo ofreca muestras de personajes paganos,
contraindicados con los planteamientos religiosos de la poca y con
acceder a cierto grado de beatera. Por este motivo qued ahogada una
parcela histrica y cultural que el tiempo no ha retomado todava.
Cartagena. 1995. Juan Gonzlez Castao. Lavatorio.
El Lavatorio de Cartagena representa el episodio de Pilatos. Pero
antes de hablar de ello recordamos que tambin se escenifican en otros
pueblos, como es el caso de La Unin, el lavatorio de los pies a doce
ancianos en recuerdo de lo que hizo Jess con los Apstoles, como

490

gesto de humildad. Desde el siglo XVI, Jueves Santo, lo realizaban los


propios Reyes lavndoles los pies a doce sbditos elegidos entre las
clases sociales ms pobres; y la reina a doce mujeres de la misma
estirpe social556.
Un lavatorio conmovedor es el de las heridas de los penitentes que
protagonizaban, no una representacin, sino el cumplimiento de una
promesa. Portaban pesadas cruces; algunos hacan el recorrido de
rodillas por las calles empedradas y de tierra; con tal devocin e mpetu
se inflingan los castigos. Previamente el Concejo haba contratado con
el abastecedor de vino y aguardiente que rociase con estos dos
productos las calles por donde discurra el desfile. Una vez acabada la
procesin, en el atrio de la iglesia, se efectuaba el lavatorio con
vino y mirto, para curar las heridas, y despus se les invitaba a un
refrigerio compuesto por rollos de aguardiente y vino557.
El Lavatorio representado en Cartagena, que es el que nos ocupa,
se realiza en esta ciudad delante de la portada del Ayuntamiento, cuya
columnata es adornada con yedra. Del libreto es autor el poeta ngel
Joaqun Garca Bravo. Intervienen unos cincuenta actores558.
La dramatizacin del Lavatorio de Pilatos en Cartagena era,
en palabras de don Francisco Mnguez Lasheras, un acto sumamente
sencillo hasta 1975, cuando el alcalde de la ciudad y un concejal
decidieron ver la posibilidad de convertirla en una representacin
teatral. El poeta don ngel Joaqun Garca Bravo escribi el libreto,
tomando como inspiracin el Evangelio de San Juan; y don Baltasar
Snchez Grau dirigi la puesta en escena. El acto que se desarrolla
Mircoles Santo en la tarde tiene como personajes a Jess, Poncio

556

Esta costumbre de realizar lavatorio los reyes, es comentada en el Diario de Murcia de 13 de


abril de 1884, pg. 3, que dice: Tradicional es en nuestros reyes consagrarse en la Semana Santa a
los piadosos ejercicios propios de la misma, y las tradicionales son las fiestas religiosas del Jueves y
Viernes Santo que se celebran en Palacio. Desde Carlos V hasta nosotros la edificante ceremonia
del Lavatorio y comida a los pobres se verifica con casi idntica solemnidad. Doa Cristina de
Borbn, introdujo la costumbre de tomar parte en la ceremonia teniendo a su cuidado la asistencia
de doce pobres mujeres. Desde entonces viene hacindose as, ayudando al monarca en el piadoso
acto los gentiles hombres de cmara, y a la reina, damas. Antiguamente en tiempos de Carlos II,
por ejemplo, los pobres coman y el sobrante se lo llevaban a sus casas. Despus cambi el sistema,
pues se sentaban a la mesa, se les pona delante los platos por los mismos reyes, y sin probarlos,
iban recogindolos y guardndolos en grandes banastas que, concluida la ceremonia, vendan los
pobres a buen precio.
557
Esta noticia la da en la revista de Semana Santa de Archena de 2004, el cronista oficial,
MEDINA TORNEL, Manuel Enrique. Se refiere a lo que hacan en Archena pero que es lo mismo
que se haca en cualquier pueblo o ciudad.
558
GONZLEZ CASTAO, Juan. El Auto Religioso en Espaa, pg. 199. (VV AA. Comunidad
Autnoma de Madrid 1991.

491

Pilatos, Poncia, Caifs, Jonathan, Ananas, Nicodemo, Barrabs, una


esclava, un centurin, los lectores y los judos559.
Tambin se escenifica en esta ciudad la quema de Judas,
episodio sin apenas tradicin en nuestra regin. En Cartagena tiene
lugar en la Explanada del Puerto y Julio Caro Baroja lo expone as: La
noche del Sbado de Gloria una cabalgata recorre las calles principales
y llega al muelle, a la entrada del paseo donde a las doce termina el
castillo, con el trueno final (Por Murcia tambin se le define como,
trueno gordo). Es un monigote que representa a Judas. Figuran en el
cortejo bandas de cornetas y tambores, de msica, soldados romanos a
caballo y a veces los granaderos.
Esta representacin qued desvirtuada pues estaba ausente de ella
la esencia moralizadora que conllevaba la quema de Judas, y qued
convertida en una especie de parafernalia en la que lo menos
importante era su simbolismo. Era interesante el que incorporaban a la
cabalgata representacin de los siete pecados capitales que, segn Caro
Baroja, desfilan en sendas carrozas con sus respectivas comparsas;
recuerdan las fiestas paganas y algo verdaderamente infernal560. En la
actualidad este acto ya no se hace.
Juan Gonzlez Castao, ha realizado el captulo correspondiente
sobre tradiciones de la Regin de Murcia, en los tres libros siguientes:
El Auto Religioso en Espaa. Rito, Msica y Escena en el Corpus.
Rito, Msica y Escena en Semana Santa; es, adems, si no el principal
biblifilo regional, ya que es algo imposible de determinar, s uno de
los importantes en este asunto. Quizs la Semana Santa se valore
demasiado por la imaginera, procesiones y lujo de los atuendos
tnicos, pero las escenificaciones vivientes, los textos escritos para
cada una de ellas, pueden ser base para un estudio ms consistente.
Ceut. 1904. Manuel Muoz Zielinski. Diario Murciano561.
Ceut es un pueblo pequeo pero que en 1771 ya haba dos
cofradas. Pensemos que en el Diccionario Geogrfico-EstadsticoHistrico, de Pascual Madoz, de 1850, a Ceut la resea como una
poblacin que cuenta con unas 163 casas y 28 barracas. Esto se puede
traducir en unos mil habitantes. Que existieran en estas fiestas dos
cofradas pasionarias es signo notorio; pero todava lo es ms el que
559

En este caso los judos se refiere a los soldados romanos ya que en Cartagena son llamados as.
CARO BAROJA, JULIO. Apuntes Murcianos (De un diario de viaje por Espaa, 1950)
561
MUOZ ZIELINSKI, Manuel. Diario Murciano. 1904. Costumbres, usos y fiestas de la Regin
de Murcia. 1840-1930. Pg, 208. Murcia 2004.
560

492

celebraran representaciones bblicas vivientes. Es posible que la


rivalidad entre ambas cofradas fuera la base de esas representaciones,
pues con frecuencia leemos que, el deseo de sobresalir una de otra
generaba rivalidad y tensin. La crnica dice as:
Programa de procesiones de Semana Santa. Jueves Santo. Sermn
de Pasin tras el cual se organizar la procesin que representar la
calle de La Amargura y seguir la carrera de costumbre, abriendo la
marcha la reina Dbora acompaada de su escolta del Senado
romano, compuesta de gran nmero de guerreros a caballo, luciendo
bonitos trajes de aquella poca; seguirn los pasos de San Juan, la
Magdalena, Jess Nazareno, el Santsimo Cristo de la Sangre y su
Santsima Madre, cofradas de nazarenos y grupos representando
escenas de la Biblia como el de haber sido Moiss librado de las
aguas, la reunin de las tres Maras en el Calvario y varias hijas de
Jerusaln y la Samaritana, asistiendo tambin un buen nmero de
ngeles.
De este relato se desprende un pueblo con disponibilidad
econmica, al menos en el ao citado, y mucha ilusin por la fiesta de
Semana Santa, en la que era prioritario dar sermn a travs del cual las
personas reciban formacin cristiana. Compaginaban con la mayor
naturalidad, fiesta, rememoracin, penitencia y gozo. Soprendente que
un pueblo tan pequeo y escasamente poblado organizaran procesiones
tan complejas, de costo alto, en la que participaban carrozas,
personajes a caballo y los clsicos penitentes.
La rivalidad entre cofradas pasionarias generaba, no un conflicto,
sino una ocasin de avanzar en la cultura procesionista ya que haba
entre ellas mucha rivalidad. El afn de superacin colectivo era y es
determinante, entre otras cosas porque el costo econmico librado
suele aportarlo en gran parte el pueblo.
Cieza. Juan Gonzlez Castao. Rito, Msica y Escena en Semana
Santa562.
El autor habla de que en Cieza se celebra Prendimiento con el
clsico recurso de acudir las tropas romanas a la iglesia de Ntra. Sra. de
la Asuncin y ser interrogados por un sacerdote sobre a quien
buscaban. Contestan que a Jess el Nazareno; a partir de esta escena se
estructura el pasaje acaecido en el Huerto de los Olivos. La revista EL
562

VV AA. El captulo correspondiente a la Regin de Murcia lo escribe GONZLEZ


CASTAO,Juan. Pag. 200

493

ANDA 1999, habla de la representacin del Auto de Sacramental


restaurado por don Jos Rogelio Fernndez Lozano. La representacin
tiene lugar en la Plaza Mayor, Martes santo a las veinte treinta horas.
Al trmino se ofrece sermn; una vez concluido da comienzo la
procesin del Prendimiento.
Cieza es una ciudad de mucha tradicin en procesiones de Semana
Santa; cuenta con dieciocho cofradas pasionarias; es el segundo
pueblo, despus de Jumilla, con mayor presencia de este tipo de
asociaciones. Sus cabildos demuestran un gran afn de superacin y
clarificacin cultural en el tema; actitud que se comprueba en la
dignidad de los atuendos de la Agrupacin de Armaos, as como en el
desarrollo de la msica pasionaria y las escenificaciones sacras que
tienen lugar cada ao.
Jumilla. I883. El Prendimiento563.
Es un drama religioso en ocho cuadros, escrito en verso, resultado
de una seleccin de la obra del maestro Cepeda, el cual a su vez se
inspir en la Pasin de Jess de Fray Jernimo de la Merced. Se
estren en el Teatro Princesa de Valencia. Al texto original se ha
aadido la escena primera del segundo cuadro, obra del periodista
jumillano don Jos Mara Martnez Iiguez, en la que interviene
Lucifer en un largo parlamento. Se inspir para ello en la novela El
Mrtir del Glgota de Prez Escrich.
En Jumilla se considera esta representacin como uno de los actos
ms emblemticos realizado desde el siglo XIX. Se escenificaba en la
conocida Plaza de arriba y tena una gran asistencia de pblico, en
especial de nios. El escenario se levantaba delante de la fachada del
Concejo (En la segunda mitad del siglo XX este edificio fue
transformado en escuelas pblicas; en la planta baja se imparta clase a
las nias, en la primera planta a nios. En la actualidad acoge el Museo
de Arqueologa).
Era solemnizado El Prendimiento por los Armaos de la
Hermandad del Cristo Amarrado a la Columna, que acompaaban
hasta el lugar de la representacin a las autoridades y actores, stos
ataviados con la ropa tpica que la representacin requera. Hacan la
entrada en la mencionada plaza al son de marcha ligera (La Palillera
del Cristo) a base de redobles de tambor y triunfantes solos de corneta.
563

El Prendimiento. Editado por la Junta Central de Hermandades. Jumilla. 2000.

494

Este Auto siempre ha sido organizado por la Hermandad del Cristo


Amarrado a la Columna.
De esta representacin en 1999, Carmen Guardiola y Antonio
Verd, encontraron una hoja manuscrita entre los papeles del abuelo de
Carmen, Don Jos Guardiola, con datos relacionados con el tema, que
ha supuesto el poder averiguar el origen de este texto que desde
tiempos pasados era barajado sin poder precisar datos. El documento,
o la hoja, dice lo siguiente:
Por el ao 50 del siglo pasado, llegaron a Jumilla unos cmicos
para actuar en el Psito, y se present tan mal la temporada que se
deshizo la compaa quedndose aqu sin recurso alguno el Director,
que si mal no recuerdo le llamaban el Sr. Revueltas. Compadecido de
su estado el mdico D. Roque Molera Ribera, se lo llev a su casa y
all comi y durmi aquel pobre hombre hasta que encontr medio
para poder salir de aqu para seguir su triste peregrinacin564.
Esta hospitalidad ocasion la entrega, como regalo y
agradecimiento por parte del cmico acogido, de unos documentos, as
como del texto del Prendimiento, folleto publicado por la Junta
Superior de Hermandades de Jumilla565. Los documentos, entre otras
cosas, dicen que fue prodigioso que el cmico donara a Don Roque los
dos manuscritos, uno era un diccionario del Cal (Lengua del gitano
espaol), y el otro el ya citado del Prendimiento, que se representa en
Jumilla desde 1850. Aos despus el periodista Jos Garca Iiguez,
alto cargo en la poltica de entonces, durante unos das de vacaciones
en Jumilla, su ciudad natal, compuso la escena de la tentacin,
interpretando l mismo el papel de Luzbel, en colaboracin con otros
intelectuales; el Seor lo encarn Don Jos Molera, hermano de Don
Roque.
564

D. Roque Molera, resida en Jumilla porque era mdico y estaba destinado all. Para el tema de
la Semana Santa fue un mecenas y un gran impulsor. A l se debe la fundacin de la Hermandad
del Cristo Amarrado a la Columna en 1848, fechas muy cercanas a las de la llegada de los cmicos
de referencia. Tambin se crearon a iniciativa suya, interviniendo como Presidente de la
Hermandad, la seccin de Armaos con el fin de que acompaaran a Cristo Nazareno en los
desfiles de Semana Santa; al ao siguiente de esta determinacin fue cuando estimaron que deban
de constituirse en Hermandad, y as lo hicieron, para al siguiente ao, 1849, procesionar ya como
tal. D. Roque estuvo muy vinculado a la Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, de Jumilla,
fundada con anterioridad, pues sobre esta Cofrada data, segn referencia documental, de 1801,
fecha en que se le encarg a Roque Lpez la imagen titular, destruida en la Guerra Civil espaola.
Con ambas entidades colabor, las protegi y ayud, econmicamente, Don Roque Molera.
565
Con motivo del 150 aniversario de la Hermandad del Cristo Amarrado a la Columna, se public
una edicin especial que recoge el texto del Prendimiento siguiendo lo investigado por Carmen
Guardiola y Antonio Verd, que es la fuente utilizada para el presente trabajo. Junta Central de
Hermandades. Semana Santa. Jumilla, 1999.

495

Durante unos cuarenta aos, primeros posteriores a la contienda


del 36, el papel de Luzbel, que en jumilla popularmente se le conoca
por el demonio lo interpret Antn Risicas ya que esa era la mueca
que su rostro ofreca, espontneamente. Por la personalidad y ahnco
que puso el aficionado actor en su interpretacin, se convirti la
misma en lo ms popular del Prendimiento. En aquellos aos era
corriente oir decir: vamos a ver al demonio o, vamos a ver a
risicas; menos veces se deca: vamos a ver el Prendimiento.
Fue un personaje entraable, querido en todo el pueblo; un
entusiasta de la Semana Santa jumillana y un entregado a su
intervencin en este Auto, as como a su cargo de soldado macero en el
grupo de armaos. l paseaba la maza con verdadero porte, con sentido
de belleza y ademanes jacarandosos, y consciente de la importancia del
espectculo; de ah su apostura al pasear la maza. En el
Prendimiento, al mover el tridente en el escenario, los gestos y
ademanes era todo un lenguaje apotropaico que expresaban mucho ms
que los propios versos recitados566.
En el ao 1883, por cuestiones de ndole religiosa, se plante el no
realizar el Prendimiento; esta cuestin quedo invalidada por la fuerza
de la tradicin y gracias a la cual este Auto sigui siendo representado
cada Semana Santa, Mircoles Santo en la tarde. Acerca de este
acontecimiento y de su texto impreso leemos:
La edicin ms antigua que se conserva est impresa a principios
de siglo en la imprenta La Solidaridad de Jumilla con el ttulo de
Entrada en Jerusaln, y Pasin de Jess. En ella se afirma que se
representa en la villa de Jumilla, en los das de Domingo de Ramos y
566

Vamos a referir una ancdota expuesta con todo respeto hacia el protagonista Antn Risicas.
Su voz era estentrea, su cuerpo frgil y gil, su mirada muy penetrante, multiplicada en el
momento de la representacin por llevar toda la cara pintada con carbn, su boca, ms grande de lo
normal porque as se la dibujaban con la pintura, tena pareja dentadura que tras su enmarcacin en
rojo carmn, una fila horizontal de dientes, perfecta, apareca con brillante blanco marfil; as, pues,
sus palabras, y sus gestos, penetraban en el espectador doblemente. Los versos comprendan las
tentaciones a Jess, representadas en el cuadro segundo, escena primera; Risicas se sala del
guin e improvisaba y cuando le dice a Jess segn el texto-: El plazo Expira y no puedo seguir.
Habla. Qu esperas? No quieres renunciar al sacrificio?; Risicas deca -dirigindose a
Jesucristo- con nfasis: Lo has melitado bien?. Lo del melitado se convirti en otro de los
clsicos en este hombre que haca el papel de demonio, pero estaba lleno de bondad, talento y
mucha expresin humilde y cndida en sus gestos; l por meditado deca melitado. Ana mara
Toms, joven escritora jumillana, en una intervencin que tuvo en el pueblo para presentar el libro
de Semana Santa el ao 1999, improvisaba una escena entre San Pedro y Antn Risicas que en
esas fechas ya haba fallecido, y deca: Cuando Risicas muri, subi al cielo y en la puerta llam a
San Pedro que pregunt Quin eres? Soy el demonio- Anda, no seas tonto y pasa para
dentro!. Efectivamente, entr en el cielo. (Saludos, Antn Risicas: que lo pases muy bien desde ese
cielo por ti tan merecido).

496

Mircoles Santo, por varios individuos de la Hermandad de Jess


Nazareno567.
Sobre los espacios en los que se ha representado el Prendimiento
hay varios, aunque el verdaderamente emblemtico es el antes citado
de Plaza de Arriba, que viene siendo as desde 1941. Otros, con
anterioridad, son: Calle del Cura Navarro (muy cerca del Teatro Vico).
Tambin en el propio Teatro Vico, y delante de la fachada del
Ayuntamiento. En los aos 1997 y 1998 en la Explanada del Colegio
Ibez Mart, hoy Mariano Surez, junto a la Glorieta del exconvento
de Las Llagas de San Francisco; todos estos cambios son motivados
por estar efectundose la restauracin del Concejo. Volvi de nuevo en
1999 a su apreciable y arquitectnico marco.
Los personajes del Auto tratado son doce, ms Jess, los mismos
que en la ltima Cena del Seor. Doce es un nmero sagrado y se tiene
en cuenta su simbolismo; adems figuran tres testigos, un escudero y
tres ngeles. El auto se inicia con Caifs que recita lo siguiente:
Caifs
Hola Roban; esta noche
poner fin a mi ansia quiero
con la muerte de ese falso
profeta que agita al pueblo.
As, pues, por orden ma
convocars al momento
a aquellos que por costumbre
y por antiguo derecho
en ocasiones como esta
deben venir los primeros.
Robon
Ya convoqu de antemano,
previniendo vuestros deseos,
567

Esta distorsin que ofrece el dato de Hermandad de Jess Nazareno se debe a que la dicha
Hermandad, ahora es Cofrada de Nuestro Padre Jess Nazareno, pero carece de Acta Fundacional
de fecha 1801 cuando, tomando como referente el documento sobre el encargo de la imagen del
titular a Roque Lpez, se da por muy posible su existencia como tal Hermandad, an a pesar de no
haber acta que lo acredite. Sin embargo s posee Acta Fundacional de 1848, la cual coincide
literalmente en los contenidos, con la que a su vez tiene la Hermandad del Cristo Amarrado a la
columna, crdito de su fundacin en 1848. Al respecto escrib un artculo De Historia y Memoria
sobre la Semana Santa de Jumilla (Siglos XV-XIX). Pags.73-84. Semana Santa. Junta Central de
Hermandades. Jumilla. 2004. Es un tema este que habr que seguir investigando porque a pesar de
que es una situacin que no interfiere en el desarrollo ni relaciones de ambas entidades implicadas,
s sera eficaz poder testificar lo que, por carecer de documento ni citas contundentes, sigue siendo
un vaco histrico en esta entidad de la Cofrada de Jess Nazareno.

497

a Abdaron a Benjamn
y a Ans, vuestro seor suegro,
que son de Jerusaln
los ms sabios fariseos.
El segundo cuadro de esta primera escena, lo ocupan Caifs, Ans,
Abdarn y Benjamn que deliberan cmo aplacar el tumulto de la
poblacin levantada contra Jess, que ha infringido la Ley.
La tercera escena es para dar resolucin del conflicto planteado y
ser Ans el que seale la accin a seguir con su sentencia. En la
escena cuarta entra en accin el personaje ms significativo de la
trama, pues sin l la historia sera muy distinta; es Judas que ofrece su
colaboracin a los romanos para prender a Jess, que ya en el segundo
cuadro aparece orando en el Huerto de los Olivos, que ha de ser el
lugar de ese prendimiento, urdido, con el que se inicia la Pasin
propiamente. Su primera escena la desarrolla Lucifer, que durante
tantos aos interpretara Antn Risicas. Los cuadros van
transcurriendo y el Prendimiento termina con la escena de Pilatos
lavndose las manos, y diciendo la frase fatdica:
Atendiendo a su delito
la sentencia profer;
lo que una vez escrib
quiero permanezca escrito.
De la Entrada de Jess en Jerusaln hablamos al describir la
procesin de Domingo de Ramos. Este acto representa el anuncio de la
destruccin de Jerusaln a travs de un monlogo recitado por
Jesucristo, que se manifiesta una actitud apesadumbrada y se dirige al
pueblo con nimo de advertirles la destruccin de Jerusaln,
representando dicha alocucin una alegora, una prefiguracin de su
propia Pasin. Ninguno de los Apstoles interviene, slo Jess para
recitar los famosos versos que se inician con los siguientes versos:
Oh ciudad noble y real,
un tiempo la ms dichosa!
ya tu ruina fatal
contemplo, en pena forzosa,
de tu conducta desleal.
Cuando tan reconocida
a mi amor deba verte,
vil y desagradecida,

498

pretendes darme la muerte


mientras yo te doy la vida.
Esas torres empinadas
que se levantan en hombros
de tus casa tan preciadas,
Presto vers sepultadas
entre ruinas y escombros...
Murcia. 1564. Diego Ramrez Pagn. Historia de la Sagrada Pasin
de Nuestro Redentor568.
En el libro, La Pasin de Cristo, atribuido a San Gregorio
Nacianceno, en la introduccin que hace Francesco Trisoglio569, es
explicada la palabra Centn570, trmino que designa a cualquier
composicin literaria formada mediante la unin de frases o versos
entresacados de los versos de un poeta antiguo y que combinados son
utilizados para expresar conceptos y sentimientos nuevos.
Este mtodo aplicado a textos cristianos tuvo sus detractores y
defensores, prevaleciendo los segundos571. Pero lo cierto y verdad es
568

RAMIREZ PAGN, Diego. Historia de la Sagrada Pasin de Nuestro Redentor, segn el


Evangelio de San Juan. Este autor, telogo, escribi esta obra para la Excelentsima Duquesa de
Segorbe y Cardona. Publicado por: Asociacin de Libreros y Amigos del Libro. Madrid. 1950.
Vamos a transcribir en esta nota las primeras explicaciones dadas sobre el autor y la obra reseada
que dice as: Este poema pasionario, que presenta hoy la Asociacin de Libreros y Amigos del
Libro, es la reproduccin facsimilar de un librito que jams haba sido citado en antologas; que
nunca figur, al menos debidamente escrito, en catlogos de bibliotecas y en ninguna ocasin sali
al comercio, y del que tampoco aparece mencin en los repertorios bibliogrficos. Slo un profesor
de Literatura de Instituto, don Andrs Baquero Almansa, y en un trabajo biogrfico escrito con
destino a Juegos Florales celebrados en Murcia en 1880, lo citaba con detalles concretos y
transcriba algunas de sus estrofas. Este libro fue escrito en 1564, aproximadamente. El autor naci
a la vera del Segura, en 1524. Poeta murciano al que su vocacin religiosa lo llev a Alcal a
estudiar Teologa y all fue ungido sacerdote.
569
NACIANCENO, Gregorio. La Pasin de Cristo. Introduccin y notas de Francesco Trisoglio.
Traduccin del griego, de Isabel Garzn Bosque. Ed. Ciudad Nueva. Madrid. 1988.
570
Mtodo de elaborar nuevo texto a base de entrelazar distintas partes de otros textos. Este mtodo,
en la Antigedad griega y latina, se indicaba con la palabra cento (Kntrn) la cual defina, tambin,
a una manta o vestido que la gente pobre del campo confeccionaba mediante retales de prendas
inservibles pero de las cuales se recuperaba algunas partes en uso y de los que se formaba una
manta multicolor denominada centn. Se designa por analoga con este significado a cualquier
composicin literaria, generalmente potica, que se forma mediante la unin de frases, versos y
hemistiquios entresacados de un poeta antiguo y combinados para expresar conceptos y
sentimientos nuevos. San Jernimo lo conden para aquellas obras cristianas en las que el mtodo
estaba ya transferido.
571
El problema de fondo constituido por el encuentro entre cristianismo y clasicismo alcanza su
periodo lgido con el gobierno de Juliano el Apstata que lleg a prohibir, oficialmente, el estudio
de las literaturas clsicas, segn orden de 27 de junio de 362. NACIANCENO, Gregorio. La Pasin
de Cristo. Notas de Francesco Trisoglio. Pg. 12. Nueva Ciudad. 1988. El siglo IV fue de gran
agitacin para los cristianos, que buscaban sin cesar el modo y la forma de difundir el mensaje de
Cristo; esta circunstancia justifica lo racional del pensamiento de los que defendan la prctica del
mtodo del centn.

499

que, tras razonados rechazos de unos (San Jernimo entre ellos) y


anlisis sosegados de otros, se consiguieron obras importantes,
siguiendo en la medida, que razonablemente conviniere, este mtodo.
Una de estas obras es la que nos ocupa que entresacando frases del
evangelio de San Juan y transformadas en nuevo formato de lenguaje y
narracin, expone episodios de la Pasin, iniciados con el de la
Oracin en el Huerto de Getseman.
Este texto est compuesto por estrofas de diez versos heptaslabos
y octoslabos, de composicin fcil y de una evidente agilidad
narrativa. Los episodios descritos los transforma en imgenes
brillantes, entre las que abundan metforas y alegoras como es el caso
de la siguiente estrofa:
Pues por la vena del lloro
hasta el coraon abierta
se descubre mina de oro,
y vienen por esta puerta
las almas a tu thesoro.
Tambin expresiones msticas son abundantes con las que alcanza
el autor una gran belleza y expresin espiritual
O cruz estandarte biuo
de celestiales campaas
escribe tu nombre altiuo
con su sangre en mis entraas,
como yo tu gloria escriuo
y hasta el horrible infierno
el lobo avariento huya,
la fuente, el prado, y gobierno,
donde por aueja suya
me almagre el pastor eterno.
Que de perdida y errada
sobre sus hombros sagrados
buelua al aprisco y majada,
y a los celestiales prados;
de do fuy descarrilada;
y haga el cielo sagrado
las alegrias que deue
de un peccador reformado,
mas que por noventa y nueve

500

justos que nunca han pecado.


La alegora es la figura retrica para hablar de la Virgen:
De cepa virgen y pura
nasce el virginal sarmiento,
que con la sangre asegura
de muerte y corrompimiento
a la humanal criatura:
Y con tan delgada hebra
ha la cayda surzido
del hombre por la culebra,
que se mostro de texido
mejor que antes de la quiebra.
El segundo cuadro se inicia con el pasaje de la cena.
Ya que la cena acabo
legal el santo cordero.
ya que la sombra cesso
y en vino y pan verdadero
su cuerpo y sangre nos dio:
De la ciudad homicida
con sus onze acompaado
salio el autor de la vida,
que Iudas descarrilado
va ya de aquella manida
Jess ante Pilatos:
Y el tribunal ado esta
sentado el juez Pilatos
donde las sentencias da
es llamado Lithostratos,
y en hebreo Gabata.
Del paresceues corria
(que la Pascua del cordero)
la sexta hora, y feria
desde Adam padre primero
sexta edad, al sesto dia.
Termina el relato de La Pasin de Diego Ramirez con esos versos
de gran misticismo que aluden al Descendimiento:

501

Sea en tu cruz mi morada,


y a la de tu madre junta,
de tus llagas traspasada,
el rostro de una difunta,
y el alma cuasi arrancada
.Al tiempo que en un cendal
desclavado descendieron
tu cuerpo sancto mortal
Y al altar do lo pusieron
fue su gremio virginal
Murcia. 1881. Diario de Murcia572.
En la prensa de Murcia en torno a finales del siglo XIX y primeros
del XX, varias son las noticias sobre compaas de teatro que venan a
Murcia y a distintos pueblos para representar obras sacras. Se recogen
quejas de los autores de recibir trato descorts por parte de las
autoridades, e incluso por parte de algunos dramaturgos inferidas a este
tipo de escenificaciones573.
Esto da pie a pensar que las representaciones sacras en general
eran consideradas de menor entidad y que las crticas vertidas en el
siglo anterior tenan todava influencia en el mbito intelectual-teatral.
En este tipo de influencias hay que tener en cuenta que el primer
Borbn reinante, Felipe V, prohibi en Espaa la representacin en las
calles de este tipo de espectculos, y que Carlos III reiter tal
prohibicin, alegando ser una especie de cmulos de supersticiones y
textos de mal gusto.
El propio Concilio de Trento (Sesin XV) dict expresamente la
prohibicin de representaciones de Teatro sacro con actores vivientes,
permitindose slo los desfiles con imgenes inmviles y dentro de los
cnones establecidos por las autoridades eclesisticas. Lo que s se
572

Diario de Murcia. 22 de marzo de 1881. Pg. 2.


GONZLEZ PEDROSO, Eduardo, en su libro: Autos Sacramentales, desde su orgen hasta
finales del siglo XVII. Atlas, Madrid 1952. expone los siguientes prrafos: pg. VII La oscuridad
en que han yacido largos aos muchos documentos de inters para el tema del teatro, permite
afirmar que no se adoptaron con pleno conocimiento de causa las opiniones en orden a los autos de
sacramentales; pg. X No ha muchos aos que, hacindose eco de un escritor holands del siglo
XVII, declaraba ser los autos: composiciones grotescas. Bouterwerk afirma hallarse tan pervertidas
en ella la razn y la moral, gracias a la extravagancia de sus nociones religiosas, que merecen no
conocerse, para bien de los pueblos, cuya buena suerte les ha preservado de semejante especie de
diversin.
573

502

autorizaba en tiempos posteriores era que en los va crucis fueran


personas ataviadas con las tnicas de poca a base de rsticos tejidos,
con rostrillo, y que escenificaran estacin a estacin el va crucis, pero
mudas, sin articular palabra.
El teatro sacro estuvo condenado por las autoridades; pero no lo
estuvo por el pueblo que fue, posiblemente, por lo que se salv. Se
tienen noticias de algunos grupos de actores profesionales que
actuaban de pueblo en pueblo y conseguan acaparar la atencin de sus
gentes. En estas fechas de primeros del siglo XX, en las iglesias se
desarrollaban autos de pasin y las naves eclesiales quedaban
convertidas en foros teatrales, pero pronto pasaron del interior del
templo a los atrios, y de stos a las plazas pblicas, e incluso a teatros
comerciales, lo que indica que el pblico daba respuesta asistiendo a
este tipo de representaciones. De este menester va la presente crnica:
Esta noche se pone por primera vez en escena en el Teatro Circo,
el Drama Sacro Religioso El Hombre-Dios o La Pasin, Muerte de
Nuestro Seor Jesucristo. Toman parte de esta representacin casi
toda la compaa en la que tendr su primera salida la Seora. Se
divide en 22 cuadros y es este espectculo realizado con algunos
nmeros de msica, circunstancias todas que han de llevar a todo el
pblico esta noche al Circo.
La prensa con estas breves noticias nos ofrece suficiente
informacin para poder confirmar que siendo el teatro consustancial a
la vida cotidiana del hombre, el sacro, sin embargo, ha sufrido
histricamente un rechazo notable y un abandono acusado su
desarrollo. En este sentido se ha avanzado mucho en el transcurso de
los ltimos treinta aos.
Sobre este gnero se iniciaron estudios expresos en el siglo XIX y
an as leemos que El auto sacramental, pues, con ser un gnero muy
al gusto del siglo XX, todava no ha sido estudiado dignamente en sus
lneas generales (Introduccin al Teatro Religioso del siglo de Oro,
pg. 17). A pesar de lo expuesto el continuo auge procesionista de la
Semana Santa le debe mucho al Teatro.
Murcia. 1903. El Liberal de Murcia574.
Otra nota, breve, de similares caractersticas a la anterior, slo que
con 22 aos entre ambas, confirma el dinamismo teatral dedicado a
574

El Liberal de Murcia da cinco de abril de 1903. Pg. 1.

503

representar obras sacras. Este tipo de noticia es frecuente encontrarlas


en la prensa en fechas prximas a la Semana Santa, lo que indica que
organizaban giras y que cada ao durante la cuaresma visitaban
distintas poblaciones, dejando para los das vsperas de Semana Santa
la actuacin en Murcia. La noticia aludida dice:
La compaa Tubau, debutar. Direccin Ceferino Palencia, en el
Teatro Principal. Actrices: Mara lvarez Tubao. Actor Luis Amato.
La obra Resurreccin.
Para el da, 6 de abril de 1903 se anuncia: Una solemne funcin
de honor a Nuestra Seora de los Dolores, estando el sermn a cargo
de Don Pedro Morales, el cual cuenta con facilidad de palabra y gran
elocuencia. No es funcin teatral, pero guarda muchas concordancias,
ya que lo de dar sermn se converta en aquellos tiempos en todo un
acontecimiento social.
El sermn iba precedido de ceremonia litrgica muy solemne en
la que el Presbiterio, cuajado de luz, revestido de sabanillas, el
crucifijo, las sacras, las velas y el sagrario, impregnado todo de
incienso, era en s todo un montaje escenogrfico de primer orden; a
ello hay que sumar la riqueza y lujo de ornamentos como la casulla,
dalmtica o capa pluvial, que daban a la funcin empaque y
elegancia. Al final era impartida la bendicin con la custodia dirigida
por las manos del oficiante que iban cubiertas por el humeral.
En los pueblos era costumbre all por los aos cuarenta y
siguientes que las casas vecinas a la iglesia facilitaran sillas, pues la
afluencia de gente era mucha y la expectacin por escuchar al orador
tambin. En definitiva, este acto es en s una funcin de teatro.
Murcia. 1994. Lorenzo Priz-Carbonell. Autos Sacramentales.
Cinco piezas de los siglos XV y XVI575.
En Murcia durante la Cuaresma, en los ltimos aos, TespisCompaa de Teatro, representa el Auto de la Pasin de Lucas
Fernndez (1514), segn adaptacin de Lorenzo Priz-Carbonell.
Acta en diversos pueblos de nuestra Regin expandiendo el teatro
sacro, que es muy bien acogido all donde se representa.

575

PRIZ-CARBONELL, Lorenzo. Autosacramentales. Cinco piezas sacras de los siglos XV y XVI.


Comunidad de Madrid. Consejera de Educacin y Cultura. 1994.

504

En nuestra ciudad y pueblos ms cercanos, han arraigado ms las


campanas de auroros, las cruces de mayo y auto de Reyes, que los
Autos de Pasin, por ms que sean 105 los pueblos que realizan este
tipo de representaciones. Es por tanto un hecho positivo el impulso que
les ha insuflado a este tipo de obras Priz-Carbonell, que explica los
motivos que lo llevaron a este proyecto, y entre las conclusiones que
expone dice que:
Cuando comenc a realizar estas representaciones sacras hace ya
ocho aos comprend el enorme compromiso que como dramaturgo y
hombre de teatro haba adquirido La publicacin de estos textos
Autosacramentales puestos al da, remozados, rescatados del olvido
literario y listo para servir al Teatro son prueba fehaciente de que el
esfuerzo no ha resultado en vano El Teatro sigue an vivo. Con todo
lo que se dice acerca de su probable defuncin, es casi imposible que
nadie ni nada logre aniquilarlo. El Teatro naci con el hombre y con
l ha de sucumbir El teatro sigue proporcionndonos esas
sensaciones como si salieran de una inagotable cornucopia. Estas
piezas dramticas sacras, escritas hace ms de cinco siglos, as lo
demuestran
Sobre esta obra de Lucas Fernndez, el profesor de la Universidad
de Murcia Mariano de Paco, en el libro Autosacramentales, del que
estamos extrayendo estos contenidos (pg. 25), comenta que La
crtica ha apuntado cumplidamente su singular valor dentro de la
produccin dramtica del autor salmantino, pieza maestra del teatro
sacro de Lucas Fernndez; tambin ha sealado que supone la
culminacin pattica de nuestra Pasin medieval y la ha calificado de
una de las mejores escenificaciones dramticas del teatro religioso
espaol.
Esta obra de la literatura castellana, en su nueva versin es, en
palabras de su adaptador, bsicamente la misma que escribiera Lucas
Fernndez. La respuesta de la gente ha confirmado su inters, su
mensaje y su fcil comprensin del texto.
Acerca del Auto de la Pasin de Lucas Fernndez, Valbuena
destac: La extraordinaria fuerza expresiva de ciertos parlamentos del
Auto Ms adelante los relaciona con la de determinados ejemplos de
la pintura de la poca; por ejemplo, la Piedad de Bermejo de la
Catedral de Barcelona (Autosacramentales, pg. 26).

505

Siempre el Arte est presente en la Literatura de manera muy


expresa, y viceversa; (buena muestra de ello es El Infierno de Dante).
Los temas pasionarios ms tratados en estos Autos son: La Entrada
Triunfal en Jerusaln, el Lavatorio, ltima Cena, el Prendimiento, las
Tres Cadas, La Vernica y la Sepultura de Cristo.
Lucas Fernndez, de sus cinco cuadros sacros dos son titulados
como: Romance Sacro del Cristo Crucificado y Auto del
Descendimiento. El primero de estos cuadros Auto de la Pasin
(1514), ha sido refundido y adaptado a la escena por Lorenzo PrizCarbonell, teniendo lugar su estreno en Sitges en 1965, por el Grupo de
Teatro Experimental. En 1988 fue reestrenado en Murcia por TespiCompaa de Teatro.
Sus personajes son: San Pedro, San Mateo, San Dionisio, San
Jeremas, Mara Salom, Mara Cleofs, Mara Magdalena, mas el
introductor y el Coro de Sombras Espirituales. La oracin tiene lugar
en los tiempos de la Muerte de Cristo en la Cruz. Como decorado habr
nicamente una cortina de fondo, o cmara negra, un escenario
ocupado por una especie de Monumento al Santsimo Sacramento.
Los actores del drama irn vestidos todos con una tnica hebrea,
larga, de colores oscuros, con cngulo de cuerda de esparto blanco
ciendoles la cintura. Sobre el pecho y colgando del cuello han de
llevar una cruz de madera. Como msica de fondo la de un armonio, de
viento, interpretando alguna partitura expresa. Con esta y otras
recomendaciones hechas por Piriz-Carbonel, la obra dividida en diez
escenas, es presentada por el introductor de la siguiente manera:
San Pedro. Discpulo de Cristo y sucesor augusto de Su Nombre y
Gobierno en la tierra. San Dionisio, astrlogo de buena fe y testigo del
movimiento astral acontecido en el mundo todo, a la muerte de Dios en
la Cruz. San Mateo. Discpulo de Jess y Evangelista docto y enterado
de su Santa Vida.
San Jeremas, hombre bueno y justo, Profeta de la Santa Religin
que sufre por la muerte del Redentor y se lamenta de ello. Las tres
Maras: Magdalena, Cleofs y Salom: mujeres cristianas y piadosas
que acompaan la comitiva llena de vida y llena de muerte del Mesas
Salvador. Y all, en el fondo de todo, el Coro de Sombras Espirituales
expresivos rostros con humana forma, que llenos de dolor y asombro
son fieles espectadores y transcriptores de la Pasin Tormentosa de
Cristo Nuestro Seor.

506

Y aqu comienza para ustedes, fieles cristianos de la Iglesia


Catlica de Dios en la Tierra, el Auto de la Pasin del poeta Lucas
Fernndez que en el ao de Mil Quinientos Catorce tuvo a bien, por
Divina Inspiracin, escribir.
A partir de esta exposicin, la obra da comienzo. Entre sus versos
estn los de San Pedro, que conversando con San Dionisio le expone
sus pesares, arrepentimientos y bsqueda del perdn que lo ha de
redimir, para poder as reencontrar su cercana con Dios. Su
interlocutor le da juego a tales revelaciones, acongojadas, pero con la
entereza del que es capaz de rectificar su error.
La accin de los elementos de la naturaleza que obran con propio
impulso, el sol, la tierra, la luna, las estrellas, el viento y la lluvia,
embellecen su lenguaje de hombre abstrado del mundo, porque su
oficio es mirar siempre al cielo. El coro, expresivo tanto por sus
silencios como por sus breves frases o gestos, refuerza el exquisito y
meditado dilogo. De ello seleccionamos los sigientes versos:
San Pedro:

Coro:

Deo Gratia!
Oid mi voz dolorosa!
Oid los vivientes del mundo
Oid la Pasin rabiosa
..
Ay de m, desconsolado
para qu quiero la vida?
qu har yo ya desdichado?
Ya mi bien es acabado

Oh, buen Dios, Omnipotente!


Cuan presto me despertaste!
Oh, buen Dios, Omnipotente
cuan clemente
con Tus ojos me miraste!
Mi esfuerzo, mi fortaleza,
Mi robusta
Entendida,
mi limpieza, mi pureza,
cmo cay en tal vileza
que tan presto fue vencida?
Tu esfuerzo, tu fortaleza

507

Tu fe robusta
Encendida,
Tu limpieza, tu pureza,
cmo cay en tal vileza
que tan presto fue vencida?
En la segunda escena tiene lugar el encuentro entre San Pedro y
San Dionisio que establecen un dilogo lleno de comprensin,
razonamientos y entendimiento, pues mientras el uno se aflige por su
comportamiento, al no defender su relacin personal con Jess, el otro
anda meditando en los sucesos que a Jess le estn ocurriendo, y
apesadumbrado est por no entender del todo el sacrificio de Dios, que
todo lo puede y sin embargo se somete a las afrentas de sus inferiores;
uno y otro expresan pensamientos hondos durante la escena cuarta,
que se inicia tras hacer su aparicin Mateo. Los tres en acongojada
conversacin siguen con el tema, pormenorizando sobre los tumbos
que da Jess en manos de sus opresores, pues Mateo les explica, como
testigo que se confiesa, los vaivenes de Jess:
Mateo

Llevronle en pocos ratos


de Ans a Caifs
y de Herodes a Pilatos.
Tantos tratos
le han dado
que te helars.
hanle trado arrastrando
por la calle esta noche.
l gimiendo y suspirando
y su sangre derramando
muy humilde y sin reproche.
llambanle encantador unos
otros que hechicero
otros que blasfemos

Salen a escena las Maras, que junto al tro de interlocutores van


narrando los hechos de la Pasin, ante los aspavientos unas veces,
reflexiones otras de San Dionisio; quedando expuesto dicen todo el
proceso de Jess ante los miembros del Sanedrn y las autoridades
romanas. Una vez condenado a morir crucificado, comentan cmo
Jess recorre su personal Va Crucis, que dando con ello paso a la
escena sptima, dice el introductor:

508

Ahora el Coro se acerca a los Recitadores portando una enorme


cruz de madera negra. Todos se hincan de rodillas y proceden a
adorarla mientras el Coro les incita con la siguiente oracin:
Podis comenzarla a adorar
con divina reverencia
y adorando lamentar
y cantar
la gloria de su excelencia
Y Con esta estrofa termina la representacin.
2004. Puebla de Soto. Juan Jos Franco Manzano. Cantar de la
Pasin.
En Puebla de Soto, en Semana Santa se escenificaba en el
interior de la iglesia, Nuestra Seora de la Merced, el drama Cantar la
Pasin. Suponemos que este era el nombre popular y que el autntico
sera Pasin y Muerte de Cristo o similar. En los primeros tiempos
en los que tena lugar este acto, era requisito que los intervinientes
fueran sacerdotes; suponemos que por la sencilla razn de que se
cantaba en latn y slo ellos salvo excepcin- conocan tal lengua, as
como lenguaje musical. En el libro de Fbrica de la Parroquia (16951786) figura el abono a estos sacerdotes que cantaban, y resulta ser
elevado su costo. En otras ocasiones hemos dado importe de sueldos
pagados por un cabildo catedralicio sobre trabajos destinados a la
dicesis576.
Tambin nos informa de voz Juan Jos Franco, y siempre a travs
de lo que le cuenta su padre Don Jos Antonio Franco de 81 aos de
edad, que en Puebla de Soto se representaba el Prendimiento y que el
papel de Judas era muy difcil de interpretar, pues lo hacan con tal
realismo que el personaje era colgado en un rbol y colocar la lengua,
anatmicamente, de forma correcta ante este suceso de suicidio por
ahorcamiento, era muy incmodo y dificultoso de lograr, como
tambin lo era el colocar los hombros y el giro de la cabeza. Dice que
la persona que durante muchos aos interpret este episodio de Judas

576

En octubre de 1814, el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Murcia, decidi proveer en la


Capilla de Msica tres plazas de voz: Tenor, Tiple de primer Coro, y Contra-Alto, con una renta de
quinientos ducados al ao, fuera de los gajes y dems emolumentos que como a tales msicos les
corresponda. Legajo 225. Exp.1430. Archivo de la Catedral de Murcia. El sueldo fijado es alto
pues el de un mdico en fechas aproximadas era de 200 ducados al ao. Esto nos aclara que la
msica en las ceremonias litrgicas o en actos religiosos desde antiguo alcanz un costo alto.

509

era muy apreciado por estimar las gentes del pueblo que lo haca muy
bien y que su actuacin tena mucho mrito.
Don Jos Antonio Franco Manzano cuenta que Cantar la Pasin
fue hecho que se potenci en las dcadas de 1940-60. Evidentemente a
partir de 1959 el Vaticano II introdujo el notable cambio de que los
actos litrgicos fueran desarrollados en lenguas vernculas. Cantar La
Pasin en latn no tena sentido. Aunque parezca extrao, aqu se inici
el declive de este acto, hoy en da no recuperado.
Lo cierto y verdad es que entr en declive hasta dejar de ser
cantada. La traduccin del texto al castellano no se ha producido ni se
ha intentado rehabilitarlo de ninguna de las formas. Lo triste es que, de
momento, no existe ni siquiera el texto en los archivos de la Parroquia,
y tampoco hay inters pensamos- por recuperar tan entraable
tradicin.
Sobre el Prendimiento nuestro amigo cronista comenta que su
abuela Doa Dolores Manzano Zamora, nacida en 1842, deca que se
haca en su poca, pues hablaba de las chicas que interpretaban los
personajes de la Vernica o de la Samaritana y otros. Estos actos no se
hacan todos los aos; dependan del nimo que mostrara el cura
prroco; tambin influa el periodo de ms o menos esplendor
econmico que atravesara el pueblo. En la actualidad siguen
celebrndose procesiones de Semana Santa, ms en funcin del
impulso del cura prroco que de ninguna otra circunstancia.
Enlazado a lo ya expuesto sobre Puebla de Soto, vamos a hablar
de actos celebrados en distintos puntos de Espaa para fortalecer que
este tipo de hechos religioso-culturales dan prestigio a la poblacin en
la que se desarrollan. Hay pueblos en Espaa en los cuales han tomado
mucho auge y sus gobernantes, ojo avizor, han optado por ampliar el
repertorio y divulgarlos a fin de atraer visitantes al pueblo en esos das.
En Murcia, por ejemplo, con esta intencin proliferan las
agrupaciones que en los das de Semana Santa cantan la Pasin por las
calles; tambin se celebran recitales de poesa, exposiciones de arte
pasionario, y otros eventos que llamen la atencin y categoricen el
desarrollo cultural.
Fuera de Murcia en estos tiempos tiene mucha fama la Pasin
viviente de Alcorisa (Teruel); Jorge Martn interpret el personaje de
Jesucristo durante 26 aos. El pueblo presume de tener el Calvario ms

510

hermoso, y posiblemente ms cinematogrfico de Espaa; tambin de


representar la Pasin de Cristo de forma viva, en la que slo pueden
actuar paisanos. Intervienen en esta obra ms de trescientas personas y
culmina con la crucifixin de Cristo; todo esto se representa en la plaza
del pueblo, al aire libre, convirtiendo el evento en un gran acto popular.
Sobre el sistema de crucifixin dicen que es propio y secreto. El
joven que interpret el pasado ao (2004) a Jesucristo, dice que es un
trabajo muy difcil y que l en los ensayos tiene que portar una cruz de
caa porque la que utiliza en el momento real pesa ms de cien kilos y
termina lleno de dolores fsicos que le duran bastantes das.
En Tudela tambin se representa la Pasin de forma viviente y en
plena calle. El diario de Navarra public durante la Semana Santa del
2003 la siguiente noticia: Ms de 70 personas participaron ayer en la
escenificacin de la Pasin de Tudela. En la Revista MOTRIL
COFRADE Semana Santa 2003, pg. 43-51, viene un artculo de
Antonio Cantero en el que estima que los Autos de Pasin son Una
tradicin en auge.
En Llria. La Cofrada de la Sangre, que data de primeros del siglo
XVI, representa cada ao Auto de Pasin, y de ello habla en un artculo
Don Luis Peir Zarzo, cura que atiende a la Parroquia de Mara Madre
de la Iglesia, en el que dice: Creo que, por lo que he visto en Llria y
en Elche, se puede pensar que en nuestra ciudad tendra lugar el Jueves
y Viernes Santo la representacin Sacra de la Pasin y Muerte de
Jess. Conservamos desperdigados por toda la Comunidad
Valenciana elementos escnicos que son indicios claros de Teatro
Sacro: La Carchofa de Silla o de Concentaina, La Toronja de Morella,
o el Angelot de la corda de Alfarras577.
En Granada y en numerosos pueblos de Andaluca, se conocen
los pregoneros o resaores. Consiste en personas que cantaban la
Pasin, escrita en verso.
De Andaluca saltamos al Diario de las Palmas de Gran Canaria
del 30 de marzo de 1996, en el que Jos Miguel Surez Prez, escribe
sobre Auto de la Pasin: Y era el hijo del Hombre. Se representa en
el pueblo de Agimes y constituye uno de los acontecimientos
culturales, sociales y religiosos ms preciados de la ciudad, siendo
577

PEIR ZARZO, Luis, en el artculo publicado por la Cofrada de la Sangre de Ilria, ya citado,
expone que el origen del Teatro Sacro est en esa lectura solemne de la Pasin que se realiza en
ceremonias litrgicas.

511

considerado de los ms importantes de todo el ao578. El autor de la


obra es Orlando Hernndez.
Otros acontecimientos de la Semana Santa de Canarias, son los
remates que consisten en subastar enseres utilizados en la procesin
de Viernes Santo; se realiza unas horas antes de la Procesin en la
iglesia Parroquial. Parece ser que fueron los franciscanos los que
crearon esta costumbre. Hay un libro titulado, Legado de cinco siglos,
que ha escrito el agimense Don Joaqun Artiles, en el que se hace
constar que El teatro religioso se presentaba en las iglesias del pueblo
desde el siglo XV como un rito obligatorio en las grandes
solemnidades, coincidiendo con los tres ciclos: Navidad, La Pasin y el
Corpus.
Como vemos cada pueblo tiene su peculiaridad, pero todos ellos
se acercan mucho en sus modos y maneras579. Por esto precisamente
hemos incluido estas referencias, porque nos sirven de ejemplo unas
veces, y de tristeza al mismo tiempo al comprobar que en nuestra terra
Puebla de Soto ha dejado perder la costumbre de Cantar la Pasin.
Varios pueblos, como el que tratamos, o Villanueva del Ro
Segura, sorprenden porque aun siendo pequeos y econmicamente
modestos, para rememorar la Pasin de Cristo se las ingeniaban,
sacaban fuerzas y organizaban representaciones sacras muy dignas e
interesantes. Eran montajes de farsa o tramoya, pero realizados con un
verismo tal que conmova el esfuerzo de los actores y la piedad de los
presentes.
578

En Agimes, el Auto de Pasin representado constitua todo un acontecimiento religioso, hasta


tal punto que por esas fechas que era representado permaneca en la Parroquia un sacerdote que
pasaba la semana expresamente para confesiones. En el Auto intervena una imagen del Crucificado
de 1746, de brazos articulados, esculpido en madera de ciprs. Este mismo Crucificado
protagonizaba el Descendimiento y que al caer sus brazos en plena representacin impactaba
mucho. En el ao 1770 fue abolida la representacin por el Obispo Cervera, aludiendo que era
prctica teatral poco digna de decoro y gravedad. En Agimes y desde hace tan solo diez aos, la
Asociacin La Salle, pidi al escritor Orlando Hernndez que escribiera un Auto de Pasin; as lo
hizo titulndolo Y era el Hijo del Hombre que es desde entonces representado cada ao en este
pueblo prdigo en tradiciones. El Snodo de Arce, en 1555, ya menciona los Autos de Pasin de
Canarias. SUREZ PREZ, Jos Miguel. Artculo publicado en el peridico, Diario de las Palmas,
el 30 de marzo de 1996.
579
En Latino Amrica con respecto a las representaciones de la Pasin, stas son denominadas Va
Crucis, Judeas o Pasos, pero la accin dramtica es la misma, el prendimiento de Cristo, el
juicio, la sentencia, el va crucis y la crucifixin. Son particularmente espectaculares en Morelia,
Tarmbaro, en Huandacareo, Ptzcuaro, Charo, entre otras poblaciones. En Tzintzunzan y
Ptzcuaro, es caracterstico la bsqueda de Jess por los hombres; soldados y espas, que a caballo
recorren cada poblacin. En Tzintzuntzan, adems, es impresionante el desfile por las calles de
penitentes, que encapuchados y semidesnudos, con grilletes en los pies deambulan por el poblado.
Estas escenas han sido transmitidas por TV2 en uno de los documentales ofrecidos en Semana
Santa de 2003.

512

Terminamos retomando Cantar la Pasin de Puebla de Soto de


cuyo texto no podemos ofrecer ninguna estrofa. Lo que facilitamos son
algunos apuntes de cuentas sobre el alto coste que originaba. Apuntes
del Libro de Fbrica de 1695, facilitados por Juan Jos Franco
Manzano, Cronista oficial:
En los aos 1731-1732
DATA: (gastos) CANTAR LA PASIN POR SACEDORTE, 44
reales de velln. 1731-2.
En 1742 cantar la Pasin por los sacerdotes 2 ducados al ao 44
reales.
DATA: 1748 Cantar la Pasin 132 reales.
Periodo de 1749-1755 CANTO DE LA PASIN por doce
sacerdotes 154 reales.
CUENTAS de 1759 CANTAR LA PASION dos ducados al
ao 88 reales.
El Libro de Fbrica termina en 1789 y corresponde a la iglesia de
Nuestra Seora de las Mercedes de Puebla de Soto.
Torres de Cotillas. 1968 El Prendimiento de Jess.
En este pueblo s poseen el texto original del Auto de Pasin que
cada ao es representado; el ttulo es: Prendimiento de Jess, est
estructurado por catorce cuadros, con un total de cincuenta y cuatro
escenas; intervienen en el mismo entre 70 y 80 personas y su duracin,
antes de reducir el texto, era de cuatro horas treinta minutos. En la
actualidad lo representa el grupo de Teatro TEJUBA de Torres de
Cotillas, que viene hacindolo desde el ao 1968, con una duracin de
noventa minutos.
TEJUBA, fue su fundador y primer director don Juan Bao, que
ya deca entonces que haca por lo menos cien aos que se vena
representando el dicho Auto del Prendimiento, y que su autor era
Enrique Zumel580. Carece de escenas en las que intervenga la msica y
slo se escucha, de fondo, en la escena de La Cena, el Largo de
580

Al hablar de Albudeite, era reseado un Auto de Pasin, obra de Enrique Zumel (1822-1902).
Estas fechas encajan con la expresin de que el Prendimiento representado en Torres de Cotillas se
haca desde ms de cien aos atrs, lo cual da vigencia a esta representacin desde 1868. Dato
este que asienta a Enrique Zumel como autor del Auto y que en el texto que tratamos no figura autor
ninguno, pero que, por caractersticas de la obra, trayectoria del citado autor y fechas plasmadas,
han dado bastantes muestras como para darlo como autor, y as lo hacen en el pueblo de Las Torres
de Cotillas.

513

Hendel. El padre de este director ya dirigi esta obra con un grupo de


aficionados del pueblo. Muri en 1989 y fue elegido Director Don
Joaqun Cantero, que lo sigue siendo en la actualidad y que es el que,
junto a Ricardo Montes, nos han facilitado el texto y cuanta
informacin ofrecemos.
Este Auto en la actualidad se inicia con el pasaje de la Samaritana
que fue incorporado por don Juan Baos en 1968. En la dcada de los
setenta, nos cuenta el actual Director de TEJUBA, que representaban el
Prendimiento de Jess, Jueves y Viernes Santo en el Teatro del Pueblo,
pero que no haba sillas y cada espectador tena que llevrsela de su
casa. Los actores, como no haba decorados, tambin tenan que
llevarse sbanas para crear teln de fondo y crear ambiente
escenogrfico.
Paulatinamente las autoridades se concienciaron de esta
precariedad y en la actualidad lo subvencionan con una cantidad
econmica, estimada por los organizadores de digna. La representacin
se hace en la Casa de la Cultura de las Torres de Cotillas en un Saln
de Actos debidamente asistido. La prxima Semana Santa de 2005,
ser representado, Dios mediante, el Domingo de Ramos en la tarde,
pues no se tiene en cuenta el orden cronolgico en el que sucedieron
los hechos, sino el da y horario que ms se adapte a las actividades
programadas en esa semana, y sobre todo a que ofrezca mayores
posibilidades de asistencia de pblico.
En Torres de Cotillas se celebra desde hace muchos aos Auto de
Reyes Magos, que en la actualidad tambin es representado por el
mismo grupo de teatro y Director. En la aficin al teatro este pueblo
guarda muchas concomitancias con Puebla de Soto, entre otras causas
puede que influya la proximidad fsica entre ambos.
Concluimos ofreciendo unas estrofas de distintos cuadros de El
Prendimiento de Jess:
Jess

Prolijo el camino fue


Y me siento con fatiga.
Aire fresco, paz amiga
Junto a esa fuente hallar.
Una oveja sin aliento,
Vaga, perdida su huella,
Y corre veloz, ay de ella!
El lobo en su seguimiento.

514

Yo, solcito pastor,


Pienso al fin que, enamorada,
Esa oveja extraviada
Vuelva al redil de mi amor.
Vosotros, id en buena hora
A la ciudad. Y me quedo
Para salvar, si es que puedo,
A una mujer pecadora.
El discurso es de una narrativa sencilla, pero cargada de figuras
alegricas: El lobo en su seguimiento, yo solcito pastor, etc:
Samaritana: Mrame, Seor! Mrame
arrepentida,
que a la fuente de la vida,
llego sedienta de amor
En la segunda escena de este primer cuadro, aparece la Samaritana
en su clsica estampa de portar un cntaro del que pende una cuerda581
para poder ser introducido en el pozo, momento en el que segn el
relato evanglico- se produjo el encuentro con Jess:
Jess

Samaritana

Dios te de salud, hermana.


muy grato en verdad me fuera,
que tu cntaro me diera
de beber, Samaritana.
Agua a m? Clamas en vano!
De tu locura me ro!
Cundo la sed de un judo,
aplac un samaritano?.
Antes que imprima tu boca
a mi cntaro un sello
en fe de quien soy, lo estrello.

El cuadro segundo lo ocupan varios personajes y Mara


Magdalena; tambin se narran hechos del Nazareno, sus milagros, su
palabra de paz. En el cuadro tercero de esta segunda escena la
Magdalena dirigindose a Jess, recita:
581

La cuerda que sujeta el cntaro portado por la Samaritana, recordamos que junto a otros detalles
recargados, fue motivo de controversias entre algunos intelectuales de Murcia que detestaban que
la Samaritana esculpida por Roque Lpez para la Cofrada de la Sangre, desfila en primer lugar en
la procesin de los Coloraos Mircoles Santo en la tarde, y que fuera vestida con tanto lujo y
anacronismos nada acordes con el personaje. Por cuerda lleva cadena de oro.

515

Magdalena

Gracias, Divino Profeta,


que devuelves a mi seno
la paz que ahuyent la culpa;
desde ahora mi pensamiento
fijo en Dios Omnipotente!
Derruido mundanal lejos,
Se cambiar mi existencia
Por la calma que deseo.
Estas joyas y estas galas
de mi vanidad objetos,
y que tanto he codiciado
para adorno de mi cuerpo
lejos de mi las arrojo,
para siempre las deshecho.
Espe la penitencia
mis pasados devaneos,
que tu bendita palabra,
tu clemencia, tu consejo
y mi amor y tu doctrina de los buenos,
sacarn del abismo
que me lanzaba al infierno

La cuarta escena, del cuadro segundo, es la Virgen Mara la que


habla:
Mara

Te prometo, Jess mo,


tus lgrimas enjugar;
ese llanto que brotar
hace en lquido negro roco
de la pena el desvaro
y que una vez arrancado
de un alma que no ha llorado
con los pesares acaba,
porque es lquido que lava
las escorias del pecado.

El dilogo entre La Virgen y Jess alude a las profecas sobre su


Pasin:
Jess

Mi corazn se desgarra
con tu dolor y tus quejas
Madre, deja que el aliento

516

no desmaye; que las fuerzas


no me abandonen; que Dios
mi Padre y Seor lo ordena!
Se han cumplido las semanas
que vaticin el Profeta;
cmplase la ley divina
que el sacrificio decreta
Con estas conclusiones del propio Jess, y tras representar su
entrada triunfal en Jerusaln, se inicia el tema de la Pasin que se
prolonga hasta el pasaje de la aparicin de Cristo a Mara Magdalena
despus de su Resurreccin, con cuyas estrofas concluye la
representacin de este extenso Auto:
Jess

No me toques Magdalena,
porque he de subir al Padre.
Despus de verme mi Madre
Y de quitarle su pena,
Me aparezco a ti este da.
avsales t, presto hoy
a los dems, porque voy
a darles esta alegra.

Villanueva del Ro Segura. Manuel Muoz Zielinski. 1903.


Representacin de la Pasin y Muerte de Jess.582.
Sorprenden mucho dos cosas de esta noticia: Una es que un
pueblo, pequeo, como es Villanueva del Ro Segura, representara una
obra con buen vestuario, numerosos actores y con presencia de tropas
romanas a caballo. Lo segundo es que en estos das hemos preguntado
a la gente mayor de este pueblo y nadie recuerda nada, no sabe nada de
este acontecer; algo tan representativo y novedoso como tuvo que ser
en su tiempo ha desaparecido de sus memorias con celeridad.
Este drama sacro se deba de representar desde tiempo atrs a
1903, pues alude a que en esta segunda etapa se ha vestido la obra con
ms lujo. Otra deduccin es que por el alto costo que alcanzaba, deba
de verificarse intermitentemente. Todo dependa de la colaboracin
econmica de las gentes y de la abundancia de la cosecha
hortofrutcola de ese ao pensamos-. De haber sido escenificada cada
582

MUOZ ZIELINSKI, Manuel. Calendario Festivo. Costumbres, usos y fiestas de la Regin de


Murcia (1840-1930) Pg. 208. Murcia. 2004. La crnica ofrecida est publicada en el Diario de
Murcia. 24 de abril de 1903.

517

ao la prensa dara noticia de ello, cosa que hemos buscado y nada


hemos hallado.
Villanueva es uno de tantos pueblos regado por el ro Segura, de
fertilsima huerta. De ella destacan su horticultura y fruticultura; y
hasta cierto punto no extraa demasiado ese lujo y esos vestidos que
cita la crnica pues, de vez en cuando, la economa era desahogada ya
que su tierra es de una capacidad de produccin considerable y su Ro
es un abundante caudal de riqueza.
Estos ropajes tienen todos los indicios de que eran alquilados; de
haber sido propios habra ms de una prenda conservada. Todos se
sacrificaban para hacer donaciones y financiar as los gastos que estas
efemrides generaban. La poblacin de Villanueva es reducida, en la
actualidad debe de tener en torno a tres mil habitantes y en las fechas
citadas (1903) habra poca diferencia con la densidad de poblacin de
ahora mismo. El desarrollo urbanstico ha ido quedando relegado da a
da porque Archena, poblacin contigua, es la que ha absorbido el
fenmeno del aumento demogrfico y la creacin de industras
conserveras.
La crnica nos gustara que explicara algo ms sobre el vestuario,
del que slo dice que es bonito pero no se conoce ningn apunte de
cuentas. La noticia publicada slo dice:
Empiezo por consignar que en esta segunda etapa, se ha vestido
la obra con ms lujo y propiedad que antao, y que los personajes
eran reales y verdaderos. Todos dentro de sus facultades han
desempeado sus papeles de modo admirable; sera difcil dar la
preferencia a determinado individuo de los que han tomado parte en la
grandiosa tragedia; pues Clara Pearanda, Asuncin Snchez,
Cristina Salazar, y Luisa Ortiz representaron a las mil maravillas los
personajes de la Virgen, Samaritana, Magdalena, y criada del
Pontfice respectivamente; como muy bien ha dicho el corresponsal de
la Verdad.
La Virgen en la crucifixin del Hijo estuvo inimitable y el ay!
Doloroso que exclama conmovi a todos los circundantes hacindoles
derramar lgrimas. Casiano Snchez dio a conocer desde las primeras
escenas, que estaba posesionado de su importante y difcil papel de
Jess; se nos present muy caracterizado y dijo los versos como un
verdadero actor.

518

Eladio Ortiz, de Pilatos, estuvo colosal en toda la obra y muy


inspirado en la escena de Ecce Homo; Laureano Lpez de Herodes
dijo con maestra el dilogo que sostuvo con el Salvador desde su
magnfico trono preparado al efecto. El consejo de los sacerdotes
representado por Roque Lpez, Caifs; Mariano Gambn, Ans;
JosOrtz. Todos rayaron a gran altura al declamar los versos de
Prez Escrich.
Muy bien el discpulo amado, el apstol Juan, que nos hizo el
simptico Juan Lpez, a quien acompaaban en el apostolado Manuel
Gambn, un San Pedro que en su arrepentimiento nos hizo recordar la
fe inquebrantable del pescador a Galilea; Antonio Lpez, el
prevaricador Judas, que en la escena con Lucifer nos crisp los
cabellos en su desesperacin, por lo bien que lo hizo. Todos vistieron
con todo el rigor histrico e las tnicas de los discpulos de Jess.
Repito lo que antes he dicho, que el vestuario y atrezzo ha
superado a lo que esperbamos de gentes en su mayora pobres y
artesanos. Los armados hicieron las delicias del pblico con sus
evoluciones y juegos de lanza y rodela. Lucieron ricos trajes de
guardia pretoriana en briosos corceles que habran paso a las
procesiones.
La expresin evoluciones y juegos de lanza y rodela
corresponde al ajetreo que improvisaban los armaos en el momento
litrgico de la resurreccin; se mostraban desconcertados y chocaban
entre s escudos y rodelas; se tiraban al suelo haciendo una serie de
aspavientos que alborotaban y expresaban su pnico ante el hecho de la
Resurreccin. Podra ser tambin que los armaos realizaran la danza
del caracol y que se refieran a ello con las dichas evoluciones pero
estimamos que el cronista lo citara expresamente583. El tema del
583

Los armaos con esta actuacin distorsionada y ruidosa al toque de Gloria ante la Resurreccin
del Seor, no eran los nicos en alborotar, pues en esos minutos posteriores al dicho toque de
campanas, los pueblos enteros eran un puro teatro y un puro escenificar, llamando la atencin a
base de ruidos. La alegra expresada, por la trascendencia del momento, era comn. A este respecto
Martnez Tornel en El Liberal de Murcia, 7 de abril de 1912 (noticia recogida por Zielinski),
explica este hecho que dice: Ayer maana a las diez dieron las campanas de la Catedral el toque
de Gloria y seguidamente lo repitieron las campanas de todas las dems iglesias, llenando de alegra
la poblacin. Los muchachos dispararon algunos petardos; los hombres hicieron, desde los terrados,
disparos al aire; las vecinas de las calles apartadas arrojaron pucheros y otros tiestos viejos, y
Aleluya!. Queremos recordar que el toque de campanas est plenamente estructurado y que ante
cualquier acontecimiento la primera campana en sonar es la de la Catedral del lugar, si la hay.
Despus las iglesias parroquiales, en tercer lugar las iglesias adjuntas, campanas de los conventos o
monasterios y la de las ermitas. Sobre esta costumbre, que data del siglo XI, parece ser que derib
siglos despus la costumbre de tirar enseres viejos por las ventanas Sbado de Gloria, y que dicha
costumbre naci en Italia. Tambin era costumbre que las mujeres en sus casas dieran fuertes
golpes detrs de las puertas, con algn objeto duro para que sonara fuerte, primero para hacerse eco

519

caracol, o de las evoluciones, es muy profundo y en el captulo II,


Semana Santa pueblo a pueblo, al hablar de la Semana Santa de
Jumilla es explicado.
Concluimos este captulo con unas advertencias que hace el
Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: Principios y
Orientaciones. BAC. Madrid 2002. Pg. 112.
En muchas regiones, en la Semana Santa, sobre todo Viernes
Santo, tienen lugar representaciones de La Pasin de Cristo. Se trata,
frecuentemente, de verdaderas representaciones sagradas que se
pueden considerar ejercicios de piedad. Ejercicios que hunden sus
races en la Liturgia, nacidas en la mayora de los casos- en el coro de
los conventos, y que mediante un proceso de dramatiazacin
progresiva fueron pasando a ser escenificadas en los atrios de las
iglesias.
En muchos lugares, la preparacin y ejecucin de la
representacin de la Pasin de Cristo est encomendada a cofradas,
cuyos miembros han asumido determinados compromisos de vida
cristiana. En estas representaciones, actores y espectadores son
introducidos en un movimiento de fe y de autntica piedad. Es muy
deseable que las representaciones sagradas de la Pasin del Seor no se
alejen de su expresin sincera de piedad, para convertirse en
manifestaciones folklricas que potencian no la piedad sino ms bien
en atraer turismo al lugar.
Respecto a las representaciones sagradas hay que explicar a los
fieles la profunda diferencia que hay entre una representacin, que es
mimesis, y la accin litrgica que es anamnesia -presencia histrica
del acontecimiento salvfico de la Pasin-. Parece ser, tambin, que se
pide eliminar las prcticas penitenciales de realizar en vivo la
crucifixin con clavos. La piedad y el afn de crear las escenas con el
mayor realismo posible lleva, a veces, a la exageracin arriesgada,
poniendo en peligro la salud de la persona que encarna a Cristo (Datos
sobre episodios histricos de este tipo figuran en la introduccin al
presente captulo.
de la Nueva buena, y segundo porque se deca que al resucitar el Seor, el demonio, de rabia,
andaba dando vueltas por las casas y haba que hacer ruido, abrir las puertas y ventanas, para que
saliera y desapareciera, dejando la casa en paz con Dios. Eso se haca hasta finales de los aos
sesenta. Es curioso que en Murcia en 1867 el Buen Gobierno del Alcalde public Bando sobre estas
costumbres y en su artculo 6 deca: Se prohbe as mismo en la maana del Sbado Santo, o al
toque de gloria, el disparo de armas de fuego, cohetes o petardos, y el arrojar tiestos a las calles, u
otra cosa que pueda incomodar o daar a los transentes o interceptar la va pblica. ZIELINSKI,
Manuel. Calendario Festivo. Pg. 217.

520

521

CAPTULO V

CUENTOS DE SEMANA SANTA

522

523

5.0.- INTRODUCCIN
Vamos a hablar de los cuentos de Semana Santa, que haciendo
gala de su caracterstica primordial, ser relato breve con brevedad lo
trataremos. Todos esperamos del cuento que, efectivamente, no sea
explicacin ni extensa ni complicada y que conmueva nuestra fibra
ms tierna; en definitiva, esperamos que el relato -con protagonistas
del tipo que sea-, nos hable de la vida o de la muerte, del bien o del
mal, su lxico sea clido y su hilo conductor se enhebre al corazn
henchido de poesa, acaparando nuestro pensamiento, bien para
moralizarnos, entretenernos, ensearnos o demostrarnos afectos.
Si transpusiramos el cuento a trminos paisajsticos y pictricos,
en ellos veramos ribazos llenos de amapolas y campanillas; estanques
azules en los que las nubes se dan un bao; gorriones revoloteando en
conversacin con las abejas; mariposas proyectando su terrenal arco
iris; piedrecillas resbaladizas que juegan con nuestros pies; risas
alegres de los caracoles que asomados a su puerta extienden sus
antenas sealando que cielo y tierra, aire y agua, sol y sombra, son sus
esencias y se deciden a salir a disfrutar de ellas; voces de violn finas y
sensibles que, traslcidas, se fijan en pautado papel, creando con ello
una especie de olas marinas; cuerdas de arpa que traviesas hacen zigzags entre una y otra y expanden su meloda para advertirnos de su
presencia; perlas de cristal que caen a modo de cascada y cantan al
dolor, ya que de todo hay en la via del Seor. Todo esto, y ms, es lo
que los cuentos nos acarrean, nos llevan y nos traen en sus letras de
piar infantil, arrebatndonos el corazn.
Sus padres, los creadores de cuentos, son profesionales que estn
muy cerca de los payasos; ren para llorar; lloran para rer. El ejemplo
de sus moralejas son ellos mismos que, mimetizando el lenguaje,
narran cuentos en breves escenas; y lo bonito es que el argumento del
cuento, la bondad y la sensibilidad ante los hechos son sus grandes
protagonistas, pues en los cuentos los buenos son buenos del todo y los
malos slo son malos al principio porque, normalmente, al final, se
vuelven buenos. El esquema no puede ser ms difano y alentador si
nos ceimos a cuentos amables y no a los que argumentan sobre
situaciones lmite; bien es cierto que los cuentos de Semana Santa
rozan esta cuestin, aunque es salvada por la gran fe y amor que los
envuelve, su mensaje espiritual tan alentador y esa fuerza que imprime
el que en la rememoracin de estas historias participen todos.

524

Aprender a conocer la vida de la mano de los cuentos es hacer de


los nios grandes personas y, de los hombres, grandes nios. El nio y
el hombre, todos en definitiva, cuando sacamos nuestra fibra ms
cariosa y tierna somos cuenta cuentos, porque a los hechos los
despojamos de vanas conquistas y los dejamos en su contenido ms
entraable y sencillo; pero eso s, los llenamos de verdad, de amor y de
justicia; los vestimos de fantasa, de ilusin, de historias en las que su
ripio no es el desecho, sino el entusiasmo ms escondido y protegido.
Eso es el cuento, sa es su grandeza y la de sus padres intelectuales,
que son escritores llenos de delicadeza dispuestos a ensearnos la vida,
sin negarnos la gloria ni enviarnos a los abismos.
Fuera de nuestra Regin, Doa Emilia Pardo Bazn, por ejemplo,
escribi unos mil cuentos. Sobre el tema de la Pasin escribi varios
narrando entre otros episodios- la procesin de las palmas o entrada
de Jess en Jerusaln con sencillez y cotidianidad; a ella le bastaban
dos hombres del pueblo que se encontraron al anochecer y uno le
relataba al otro stos y otros acontecimientos acaecidos en torno a
Jess de Nazaret.
Este Gnero, aqu, all, y en todas partes, en el siglo XX registr
un manifiesto auge, pues las diversas colecciones de cuentos son
divulgadas ante la mayor y mejor aceptacin de los lectores interesados
en ellos. En Murcia, el periodista Jos Martnez Tornel, director del
peridico El Diario de Murcia que se edit entre 1879 y 1903, dedic
una seccin a la publicacin de cuentos originales; en los aos
siguientes el dicho periodista fue un asiduo colaborador del diario El
Liberal de Murcia, donde incorpor nueva seccin dedicada a este
gnero narrativo en el que en torno a la dcada de los aos veinte
numerosos cuentos se dieron a conocer en este peridico. l mismo
escribi una coleccin de ellos.
Otro autor destacado de cuentos, murciano, fue Alemn Sez. Y
cuentos especficos sobre el tema de Semana Santa, en Murcia, son
muy conocidos los escritos por Antonio Segado del Olmo, del que
expondremos algunos de ellos, y en los que seguiremos, con emocin,
las secuencias de ver reflejada a caudales bondad, dignidad, amor y
ternura, presentes en cada uno de ellos. Cada cuento es una historia
sencilla, conmovedora y reflejo del sentir pasionario de las gentes
murcianas, no slo de los mayores, si no tambin de los nios.

525

5.1.- CUENTOS DE SEMANA SANTA


Jumilla. 1996. Ana Toms Herrero. El Santo del Caramanchn584.
Este texto no es exactamente un cuento de Semana Santa, se trata
tan slo de tener como protagonista destacado al apstol Judas, ms lo
vamos a resear en nuestro trabajo por ser particularmente emotivo y
reflejar la fuerza de la tradicin, lo irrompible que es la cultura
transmitida por este medio. Al tratar de Judas, muchas son las personas
que no han tenido oportunidad de estudiar nada de este personaje, pero
como la tradicin dice que fue traidor, sigue arraigado el concepto aun
despus de XX siglos.
La autora rehizo este cuento al orselo contar a personas mayores
del pueblo de Jumilla. En su aparente ingenuidad narra unos hechos
dramticos vinculados a ritos religiosos, los cuales han sido practicados
con mucha frecuencia hasta hace apenas tres dcadas, tanto por parte
de la religiosidad popular como por la propia Iglesia; el motivo por el
que se efectuaban era casi siempre adversidades climatolgicas, que
intentaban vencerlas con oraciones y conjuros.
La Catedral de Murcia cuenta en su hermosa torre con un cuerpo
al que se le denomina de los conjuros, y en otros pueblos, junto a la
iglesia, tambin existe el equivalente585. Conjuros que eran
desarrollados muy en particular en los meses de abril y septiembre; en
Murcia haba un cannigo asignado expresamente para estos
menesteres; junto al sacristn suban a la torre, al cuerpo citado, y all
declamaban a los cuatro vientos sus textos conjurantes, acompaados
del ceremonial correspondiente; el oficiante iba investido de humeral,
con el que envolva la parte baja de un crucifijo que sostenido

584

TOMS HERRERO, Ana. El santo del caramanchn. Semana Santa de Jumilla. Pg. 55-57.
Junta Central de Hermandades. 1996.
585
En Caravaca en la tercera planta del Santuario de la Vera Cruz existe una capilla denominada
Capilla del Conjuratorio. MELGARES GUERRERO, Jos Antonio, la describe como un espacio
cuadrangular con dos puertasDesde la estancia se pueden divisar los cuatro puntos cardinales por
grandes vanos dispuestos en las cuatro direcciones. En su interior se han venido celebrando hasta
nuestros das la original ceremonia del conjuro. Sobre la liturgia que la conforma aade que: es en
s una sencilla ceremonia cuyos protagonistas son la Santsima Cruz, el sacerdote y el piadoso
espectador que asiste de manera voluntaria; en ella el presbtero, revestido de sobrepelliz, estola y
pao humeral rojo, trasladaba la Reliquia, desde su capilla en la iglesia al conjuratorio, cuando una
tormenta amenazaba desgarrar el cielo azul de Caravaca. La campana de la torre empezaba a taer
en ese momento, mientras el clrigo, en cada una de las ventanas por donde se divisan los campos
hasta perderse en el horizonte, rezaba una oracin en latn y con la Cruz elevada de sus brazos
extendidos. El fiel caravaqueo, avisado desde la torre, rezaba un credo porque saba que su Cruz le
estaba bendiciendo desde lo alto del Castillo Crnicas para la Historia de Caravaca. Pg. 215).

526

solemnemente por sus manos serva para bendecir desde los cuatro
lados de la torre toda la huerta de Murcia586.
Dirigir las amonestaciones al norte, sur, este y oeste, era lo
establecido para conseguir lo propuesto, que en este caso sola ser el
alejamiento de fenmenos atmosfricos que daaran los cultivos de la
huerta murciana de desencadenar su actividad sobre ella. Cuando el
problema era apremiante y prolongado en el tiempo se recurra a las
rogativas, que comprenden una actitud tan mgica como meditada y
que en el cuento que nos ocupa constituye parte del argumento.
De rogativas y de amores con el Seor va este relato; tambin de
desamores con el Apstol traidor. En esta ocasin ocurre que, en vez
de llover, que para ello se invocaba al Cielo, diluvia y crea una tragedia
colectiva. Ana Toms ejerce de lazarillo dndonos a conocer esta
dramtica historia, resumida en los siguientes prrafos:
El pueblo era pequeo. Tan pequeo como un hatillo de ovejas y
cabras pacientes y asustadizas. O como una troje donde el centeno y
las panochas apenas rebasaban el costal587 de la pleita. Casi, si me
apuran, tan pequeo como un corro de escuela de aldea.
Un edificio principal con balcones de forja y cobijndolo todo la
torre esbelta, vigilante para alejar el mal y amorosa para acoger la
necesidad, de la Iglesia, con su puerta carcomida y su espadaa de
campana sesuda y de son acompasado.
En este lugar, pueblo y habitantes se dejaban vivir, trampeando,
cayendo aqu y levantando all, con gozos, amarguras, carestas, todo
se soportaba con tal de que no apareciera la terrible sequa. Esa era la
bestia feroz del cuentecillo.
Y sucedi que el tan temido como seguro visitante de la comarca
lleg. Ni los ms viejos recordaban una sed tan terrible como aquella
que se abata sobre terrones, animales y personas. Se tom una

586

Archivo de la Catedral de Murcia. Legajo 220 (sin catalogar). En este documento no se expone
el texto de los conjuros ni el proceso en detalle de la ceremonia ya que el documento sobre este
hecho lo motiva el enumerar los cargos que cada cannigo ostentaba. Slo aclara que iba
acompaado por el sacristn y que cada da, durante los meses de abril y septiembre, a las doce de
medio da, se realizaba el acto. Aparte de esas fechas establecidas se realizaba cada vez que el cielo
amenazaba tormenta.
587
Jumilla es un pueblo de secano, muy abastecido de esparto sus diversos montes. Antes de los
aos veinte, cuando los materiales industriales no haban hecho todava su aparicin, el esparto era
primordial para los enseres utilizados en las faenas agrcolas, que eran las que se desarrollaban en el
pueblo; as pues, que los sacos, o los costales en Jumilla no slo eran de tela fuerte sino hechos de
esparto a base de pleita, que como sabemos es un trenzado a seis, nueve y hasta doce guedejas,
produciendo un caparazn fuerte y resistente que cosidas estas cintas entre s formaban los llamados
capazos, cortinas para las ventanas, diversos enseres para el campo y tambin estos rsticos costales
en los que se almacenaba el panizo, entre otros productos.

527

decisin Por qu no implorar la ayuda de lo alto? Y una rogativa?


Qu se yo.
Necesidad obliga. Hubo que aunar criterios ante el problema.
De qu Santo echar mano? Y fue entonces cuando el Sr. CuraPrroco record que arriba en el caramanchn de la iglesia estaba la
imagen de un Santo empolvorizado y lleno de telaraas
descascarillado. En suma, irreconocible. El sacristn lo limpi, lo
estof lo mejor que pudo y lo puso en condiciones de procesionar.
El pueblo endomingado. Al frente su alcalde y autoridades, el
cura, el sacristn y el coro de beatas que iniciaban su salmodia:
Aplaca Seor, tu ira,
tu justicia y tu rigor.
Dulce Jess de mi vida!
Misericordia, Seor!588
No faltaba un alma. Y no fue ms que asomar - que no salir- a la
calleja el Santo, cuando la canija nube haba sido sustituida por
tembollones grises y ponzudos que empezaron a descargar ros de
gotas y goterones, al principio como duros589, en seguida como la
palma de la mano. Aquello no era un chaparrn, aquello era el
diluvio.
Las calles bajaban de bote en bote arrastrando en ensordecedor
ruido cuanto encontraban a su paso. Por encima del agua iban
animales, enseres, hasta un marranico. El tumulto y la confusin
creca por momentos. Algunas viejas paredes de pajares y cuadras
empezaron a ceder. La riada amenazaba con limpiar al pueblo.
Ahora, como todo pasa, tambin la tormenta tuvo su fin. Qu, Sr.
Cura, qu le parece cmo las gasta ste. Sin salir de su asombro
todava el Sr. Cura le contest. Pues que cojas al bienaventurado y des
con l en el caramanchn, que cuando all estaba, por algo ser. En
esas vieron entrar al padre del joven campanero. Es natural dijousted Sr. Cura, an no haba paseado por los claustros del seminario,
588

Odo a mi madre los das de tormenta.


El duro, en la poca en la que escribe el cuento nuestra autora, era una moneda metlica, pesada,
pues su tamao deba de ser de unos tres centmetros de dimetro, y equivala a cinco pesetas.
589

528

y t, hijo, por la iglesia. Todo se quem. Slo de un paso, el de la


Santa Cena se salv esta imagen que... Y qu, -ataj ante el discursoya impaciente el cura Prraco. Cmo que qu, que es Judas.
Ana Toms Herrero, nacida en Jumilla, es Catedrtica de Lengua
y Literatura en Enseanza Secundaria. Su trayectoria profesional ha
estado orientada ms a la docencia que a la investigacin, pero su fina
sensibilidad la ha convertido en autora de varias obras, todas ellas de
gran ternura, sencillas, como si hubieran sido alimentadas en la ms
pura filosofa franciscana.
Jumilla. 2004. Manuel Gea Rovira. El nio Joaquinico, el Cristo y
los nazarenos (Cuento indito).
Las fiestas de Semana Santa los nios las viven con distintas
apreciaciones a las de los mayores. Ellos acumulan sensaciones no
entendidas en esas edades pero inamovibles e inolvidables para, en el
momento preciso de su madurez, aflorar a sus vidas fortaleciendo su
personalidad y su cultura. Es posible que cada nio viva como un
cuento estos das Santos y que se deje llevar de su fantasa percibiendo
los hechos de la Pasin con especial protagonismo.
De lo que no cabe duda es que las procesiones de semana Santa
forman parte de los grandes acontecimientos de su vida infantil, o
juvenil y que por tanto, llegado el momento lo entender todo y
formar parte de su vida de adulto. Manuel Gea en este cuento expone
la experiencia de un nio, emocionado ante la subida del Cristo590 y las
procesiones en las que le daban caramelos los capuruchos. Con estos
ingredientes narra la siguiente historia:
Madre!, ya se oyen los tambores y cornetas, ya no podr ver al
Cristo!... dijo joaquinico al despertarse sobresaltado por la potente
campanilla del reloj despertador de la mesita de noche. Casi
temblando con el susto de su zurrir, se restreg los ojos con sus manos
590

La bajada del Cristo desde su sede en el Convento de Santa Ana del Monte, que dista de Jumilla
cinco Kms., hasta la Iglesia Parroquial de Santiago, se produce cada Domingo de Ramos, entrando
en el pueblo al anochecer y recorrindolo en procesin por varias de sus calles, acompaado por
muchsimos devotos. Es el evento de mayor arraigo religioso de esta localidad. Para los jumillanos
este Cristo Amarrado a la Columna es su verdadera gua espiritual. El amor que le tienen es
verdaderamente exacerbado. Las madres llevan a sus hijos a esperar al Cristo al punto ms popular,
que es la confluencia del camino de Santa Ana con el pueblo, paraje conocido como San Agustn
por haber all levantada desde el siglo XVII una ermita as titulada. La bajada se produce con
motivo de que la imagen desfile en las procesiones de Semana Santa. Pasado el acontecimiento, el
segundo domingo de mayo, en romera, es trasladado de nuevo al Convento franciscano.

529

y su madre, Salud, comenz a vestir su cuerpecico de siete aos en la


alcoba de su casa, en la antigua calle de Loreto, la ms antigua y
moderna, la ms larga del pueblo con casi un kilmetro de longitud.
Cerca estaba la iglesia del Salvador. Ya no se oan las cornetas de los
armaos que despiertan al pueblo cuando llega la maana de la
romera del Cristo.
Curiosa presin que a veces asusta a los fieles, arremolinndose y
en obsesionante y devota marcha, exigiendo a los porteadores de la
Imagen el poder llevarlo un rato Era como un rito que recordaba de
su niez inmadura. Se puso triste mirando a la cara cabizbaja del
Cristo, serena y conformada, como diciendo: ya veis que lo sufro todo
por daros ejemplo y que no os pongis llorones cuando padezcis
enfermedades o desgracias en la vida.
Agotado por la romera, de regreso en casa se durmi al ruido de
la vieja radio Telefunken. De pronto se vio en Pasos Altos en
donde una madrugada vio junto a su madre a unos nazarenos que
arrastraban gruesas cadenas591. La pelcula que vea Juaquinico,
durmiendo en su mecedora de manera incmoda, apareca un rostro
tremendo, el de Judas estrellndose contra l y dos sayones que
azotaban a Cristo. La Virgen de la Soledad desfilaba junto a un grupo
de mujeres con sus peinetas y mantillas592. Su sueo ya no tena la
misma fuerza y lleg su despertar. Volviendo a la realidad, dijo con
conviccin infantil: mama, la procesin que ms me gusta de ver es la
de Viernes Santo en la maana, cuando en casa de la abuela, calle del
Calvario, pasan tranquilos los nazarenos y me dan caramelos.
Manuel Gea Rovira, es jumillano consorte, formado en una
familia franciscana, a la cual le ha dedicado su corazn de hombre
591

En esta procesin celebrada en la madrugada del Jueves a Viernes Santo, y a pesar de haber sido
suspendido todo acto de penitencia pblica truculenta en 1777, tanto por el Rey Carlos III, como
por el obispo de la dicesis de Cartagena Manuel Rubn de Celis, Jumilla sigui teniendo penitentes
que no hacan prcticas exageradas, pero que eran portadores de pesadas cruces, gruesas cadenas
atadas tanto a su cintura como a sus tobillos, pies descalzos, y que hacan un recorrido por calles en
pendiente, pedregosas, por las que discurran haciendo brotar sangre de aquellos pies; amn de una
respiracin agitada y fatigosa que conmova y estremeca, aun sin ver sus rostros, pues apagaban
todas las luces de las calles por las que pasaba el desfile y slo algn pobre farolillo que protega el
pbilo dbil de una vela ardiendo en su interior y facilitaba orientarse en el trayecto, ya que ver se
vea poco. El recorrido tena lugar en los llamados Pasos Altos. Jumilla est ubicada en la ladera
de un montculo, por lo cual sus calles son rampantes. En el siglo XVIII se crearon una serie de
hornacinas con imgenes de la Pasin de Cristo impresas en cermica y que constituan el Va
Crucis. La calle de Los Pasos cruza el pueblo de norte a sur. El especificar Pasos Altos es porque
dicho Va Crucis fue establecido en la parte ms alta, ms hacia el norte de dicha calle.
592
Como en toda procesin de Semana Santa, desde finales del siglo XIX, la Virgen bajo sus
distintas advocaciones, Soledad, Dolorosa, etc. va acompaada por dos filas, a veces interminables,
de mujeres ataviadas con teja y mantilla y riguroso vestido negro. Jumilla as lo hace desde
principios del siglo XX.

530

creyente y toda una vida de estudio. Es padre de cuatro hijos y de


numerosos hijos literarios, entre ellos, La Bajada del Cristo a Jumilla.
Con su lenguaje cotidiano aporta a las fiestas de Semana Santa una
estampa cercana y real, en la cual se puede ahondar mucho buceando
las sensaciones de un nio que, lo vivido en esa edad, ha de ser en su
madurez sostn de su fe.
Jumilla. 2004. Francisco Toms Ortuo. Sgueme!593. (Cuento
indito).
La procesin discurra lentamente, con msicas lejanas de pasin.
Los nazarenos con su capuz morado, como sus tnicas, pasaban en dos
filas, dejando ver slo sus ojos a travs del terciopelo. Misterio en la
noche de Viernes Santo Tambores y broncos sonidos de trompetas,
con voces que rompan de vez en cuando el silencio.
Entre los nazarenos uno se qued mirndome fijamente. Sent un
escalofro inexplicable, y lo segu con mi vista. Ms adelante volvi la
cabeza y me mir de nuevo. Sus ojos me transmitan un mensaje:
Sgueme! Sin poder evitarlo me fui tras l, y a su lado segu la
procesin. No hablamos nada, pero me senta seguro, lleno de paz.
Me vea la gente? Reparaba alguien en m? Por calles sinuosas
y rectas, un pblico silencioso, esttico, miraba la procesin pasar. Yo
iba, como otro ms, acompaando a un nazareno, que me peda,
suplicaba con la vista que lo siguiera. Si me quedaba atrs l me
esperaba hasta que lo alcanzaba.
Y en ese espacio silencioso, llegamos al final. Los dems se
fueron dispersando. Mi nazareno me llev al interior del templo. All,
cuando llegamos al Sagrario, me pidi, con sus ojos siempre, que
alzara la vista. Y una tnica morada, con capuz, y las sandalias,
cayeron al suelo, a mi lado, sin nada dentro. Unas gotas de sangre,
slo unas diminutas gotas rojas, frescas, quedaron en el suelo como
recuerdo.
Mucho simbolismo en este texto que est escrito desde el mayor
intimismo, aun cuando la accin se produce en lugar pblico. Describe
el sentimiento profundo que surge ante el poder que emana de la
imagen. En ella se introduce en sus momentos de meditacin para
dialogar de religiosidad.

593

ORTUO TOMS, Francisco. Sgueme! Cuento indito. Jumilla. 2004.

531

El presente cuento es tan enigmtico como difano al mismo


tiempo. Sus expresiones de: misterio en la noche calles sinuosas
tambores y broncos sonidos; qu nos quiere decir este lenguaje?
Esa es la esencia de este texto y su poder de induccin a la reflexin.
La meditacin que en estos trances de penitencia est impulsada
por un estado gozoso, como el expresado por Jinete Azul cuando sus
miembros pintaban cuadros. Este gozo es la otra cara de entender el
misterio, de conllevar el dolor; es la cara de la iconolatra, que a veces
se impone como rayo vertical entre contemplado y contemplador. A lo
largo de la procesin, la Imagen, y esos sus ojos misericordiosos que se
vuelven y miran profundos al va andante, hacindolo penitente en la
noche oscura del alma, bloquean al hombre durante la procesin y ese
silencio expectante, ese tambor que suena, litrgico y acompasado,
establecen el dilogo directo que tanto se produce a lo largo de cada
procesin entre la imagen de Cristo y el hombre.
La magia se ha fundido y la danza inicitica sigue su curso
ondulante hacia la singular y figurada Laguna Estigia, vadeada por la
vida tanto como por la muerte, pero que aqu la barca nada tiene que
ver con la de Caronte, pues no es el final de sucumbir en las tinieblas,
sino adentrarse, por la Redencin de Cristo, en la luz vencedora de la
muerte.
Es ver en los ojos del Nazareno el camino de paz y de amor. Ese
es el mensaje de este cuento que congela la ruta de la historia, el arte,
los recuerdos, las formas, todo lo desva dejando el camino expedito
a un nico tema: el amor que lleva a Cristo y te adentra en esa hondura
espiritual haciendo realidad las palabras de Unamuno cuando deca: l
nos ense a vivir, a sentir la vida, a sumergirnos en el alma de la
montaa, en el alma del lago (San Manuel Bueno y Martr). Son
repetimos- sugerencias, misticismos, comunicacin, oracin, fe,
comunin, esperanza, redencin, salvacin.. Son las danzas de la
vida escritas con la Sangre de Cristo que habla y dice Sguem!.
Francisco Toms Ortuo, ha sido toda la vida maestro de
escuela en el ms noble valor del trmino. Su escuela ha sido escribir
para los nios aquello que les pudiera facilitar el aprendizaje. Es
Licenciado en Lenguas Clsicas y en Pedagoga, ha utilizado su
vastedad cultural para explicar a los estudiantes enseanzas del
Quijote, que contituye el tema de su tesis doctoral.

532

Siendo Concejal de Cultural del Ayuntamiento de Jumilla


escribi varios artculos sobre Semana Santa, publicados en diferentes
revistas de la dcada de 1970, aunque la que mejor conoce es desde
luego la de Murcia, que es en la que est inspirado el presente relato, y
que nos aporta el sentir la necesidad de pararnos unos minutos y pensar
en la viabilidad de los desfiles pasionarios como un mundo vital de
catequesis interior.
Mula. 1996. Pedro Llamas Ruiz. Juan Procesiones594.
Este cuento no versa sobre la tamborada de Mula595 (Tema
comentado en el captulo II) S sabemos que el autor del presente texto
muri al mes siguiente de haber escrito este cuento en el que, como
dice su amigo y prologuista Francisco del Amor Garca, describe con
inmenso amor y aoranza las construcciones ms caractersticas de
nuestro pueblo, mudos testigos de su historia, al mismo tiempo que nos
pone de manifiesto viejas tradiciones y rincones tpicos de la ciudad, a
la par que casi podemos sentir esa suave brisa de las tardes
primaverales de la Semana Santa de Mula.
Este cuento parece ser que naci como fruto de una tarde de
tertulia en la que un grupo de cofrades se reuni unos meses antes de
Semana Santa y en ella contrajeron el compromiso de, a la tarde del
sbado siguiente, llevar cada uno algo escrito sobre esta
conmemoracin. Este episodio aqu narrado es el que aport Francisco
Llamas; escrito de contenido costumbrista, siendo varios de los
protagonistas personajes reales del momento; escrito, por tanto, en
ocho das y que iniciaba as la actividad que el autor desarrollaba cada
ao en estas fechas. Sus alas de escritor quedaron suspendidas en el
aire y este es el ltimo de sus recuerdos en el cual nos cuenta una
especie de experiencia presentida:
Se ci el cordn a la cintura y encendi un pitillo; mir al cielo,
azul limpio, y solt la bocanada de humo, tan intensa que qued
ennegrecido y, a su alrededor, todo nublado y confuso. El nazareno se
quit el capirote con rabia inusitada, aunque no lo llevaba calado, tir
el pitillo y lo pis. Nunca ms, Seor, fumar en Semana Santa. Haba
sentido el fro golpe en el pecho; una punzada extraa que le
sobrecogi y le hizo sentir flojera en las piernas. Pero deba de ser
594

LLAMAS RUIZ, Pedro. Juan Procesiones. Comunidad de Regantes del Oantano de la Cierva y
amigos de Pedro Llamas. Mula. 1996.
595
Sobre la Tamborada de Mula se puede consultar a: GONZLEZ CASTAO, Juan. Origen y
desarrollo de la Tamborada de la ciudad de Mula. Ed. Asociacin de Tamboristas de la ciudad de
Mula. Ayuntamiento de la ciudad de Mula. 2001.

533

cosa sin importancia. Tena que llegar al Carmen, como tantos


aos, por eso terminaron por llamarle Juan Procesiones. Sobre el
fondo azul se recordaban los perfiles de las torres. Desde ese punto
divisaba, a un lado el Carmen, a otro el Real Monasterio de la
Encarnacin, habitado por monjas clarisas. A sus espaldas, como
dosel, Santo Domingo con pretensiones de fortaleza inexpugnable;
abajo San Miguel y la Torre del Reloj, rematada en linterna, San
Francisco y diversas torretas o tragaluces de casas solariegas, la
ligera espadaa de lo que fue asilo de ancianos, imaginariamente, el
santuario del Nio del Balate.
Juan procesiones sali de s y de sus recuerdos. Enfil la calle de
Santo Domingo mientras bandadas de gorriones, en torbellino raudo,
llegaban piando. Por fin, el Carmen... Al primero que salud fue a
Miguel Caro, cajista de la Agrupacin Musical Mulea; a Diego
Cervantes, Presidente de la Asociacin Local de tamboristas.
El procesiones se dirigi a la baranda del pretil, muchos
descansaban sentados en el poyo. Record la vida de su poca de
manijero con la cuadrilla de jornaleros. Ahora haba llegado a uno de
sus das grandes: Mircoles Santo. Lo que le ocurra en este momento
es que se senta menos bullicioso que otros aos, ms melanclico,
quizs ms ferviente.
Juan Procesiones saba que no estaba exento de la mordida
pasional. Haba ledo el libro del poeta El hombre y la palabra, y se le
haba quedado impreso algn verso; uno, del soneto A Cristo
Yacente en la Procesin de Viernes Santo que dice: por esta
humanidad que no te ama. Y luego en un poema final, El hombre,
por mientras exista, ya transportar una cruz.
Le toc el turno a Pedro Llamas que tiene tambin un soneto a
Cristo Crucificado, y varios sonetos de contenido mstico. De las
impresiones infantiles de la Semana Santa. Un toque de trompeta avis
a la multitud congregada en la placeta que la procesin deba
organizarse. El primer estandarte se situ en la calle. Juan
Procesiones no iba ese ao de regente.
Coronaban la pendiente cuando Juan Procesiones se chaf. El
paso se tambale, pero el volao meti bien el hombro596, Juan, el
596

El Volao es un emigrante de la postguerra espaola que cuando estaba en el extranjero su


ilusin era tener una tnica y ayudar a portar un paso de Semana Santa por las gradas del Carmen
en su pueblo natal de Mula. El apodo le viene porque cuando alguien le contaba triunfos y
grandilocuencias l deca: no me cuentes cosas, pues no ves que yo estoy ya volao. Hijo de Paco
el de la cuesta de zagal era pastor de cabras. Hizo el servicio militar en Melilla y despus emigr
a Francia.

534

nazareno de toda la vida, cay boca abajo sobre las tres ltimas
escalinatas, con el brazo derecho extendido sobre la placeta,
sealando hacia la puerta principal de la ermita. Se apart a Juan
junto a un lado de la barandilla. Unos minutos despus lleg el
facultativo de guardia, el cual slo pudo certificar la muerte de Juan
Procesiones.
La procesin, mientras tanto, haba acelerado su llegada. Los
ltimos cofrades, capirote en mano, descendieron cabizbajos y
entristecidos. En lo alto del cielo, raso como ojo de saltamontes, la
invariable luna llena brillaba con luz de plata.
Pedro Llamas, escritor y poeta, dedicaba mucha de su fuerza
fsica e intelectual a la Semana Santa de Mula, lo cual nos induce a
creernos que detrs de cada persona hay una montaa de razones
espirituales y que Pedro Llamas tena muchas. El relato es
conmovedor, ms si se tiene en cuenta que recoge las convicciones
profundas del autor, motivo por el cual, cada ao en Semana Santa,
compona un relato con sus propias experiencias como cofrade, aunque
ninguno tan lrico y real como el de Juan Procesiones.
En este cuento se exponen situaciones y detalles sobre el paisaje y
procesiones de Mula. Se palpa el esfuerzo sobrehumano de un cofrade
por llegar hasta el final del recorrido, hasta el final del camino. Se
siente el lenguaje cargado de sinceridad. La Semana Santa emociona, y
lo hace por la fe que el hombre tiene en Dios, por el convencimiento de
la vida espiritual del ms all.
Este testimonio, como vemos, est presente en numerosos textos
que reflejan una emocin esttica ante las procesiones, las imgenes, el
propio recorrido, el atuendo, la msica y los sonidos. Tambin
destacamos la importancia de conocer las angustias de un nazareno
convencido de su misin en el desfile, nada balad, y de sus
sufrimientos ante la angustia de no poder llegar a la meta. Identifica
este relato cmo piensa un nazareno lleno de fe y de amor a Dios y
que, ser nazareno en una procesin es algo grande, exento de
anecdotismo y frivolidad.

535

Murcia. 1898. Pedro Daz Cassou. Cuento panocho597.


Una vez ms es utilizada la prosopopeya o personificacin de
animales para explicarnos sentimientos humanos. Tambin es recurso
abundante el uso de los smbolos, las alegoras, los emblemas y todo
tipo de signos intelectualizados empleados como alternativa del
lenguaje convencional. Quizs el Bestiario de Cristo, que no es ningn
cuento, el animal adquiere una presencia que convierte su lectura en el
ms fantstico conjunto de cuentos598.
El que aqu nos ocupa es cuento popular, escrito en panocho,
portador de situaciones de mucha gracia, pues los animales con sus
groznes, alaridos, piares y dems sonidos, muestran un coherente
lenguaje que vale para explicar la Pasin, sin otro dilogo adicional.
Deca Eugenio DOrs que el mejor gua era el mudo por aquello
de que no hablaba y slo sealaba con el dedo. Aqu el lenguaje de los
animales tiene algo de esa irna dorsiana, emiten unos sonidos y,
hale!, a dialogar se ha dicho. Lo bonito es que este dilogo y el
mensaje que lleva, vale para nios y para mayores. Quizs esta sea una
propiedad estimable del relato breve, del cuento, ya que como punto de
partida se busca una secuencia verbal sencilla y difana.
El recurso de animales simblicos o alegricos es frecuente. Por
ejemplo, simbolizando la sabidura de Dios, en el cuadro de La
Natividad Fray Anglico coloca sobre el tejado de la cueva un pavo
real. Por qu no se ha de representar el mensaje de la Pasin con
distintos animales y que cada uno simbolice sus propias convicciones?
Lo mejor para conocer a estos parlantes es leer lo que dicen599:
Pues han de saber ustedes, que dicen que en el comienzo del
mundo los animales platicaban ellos entre ellos y echaban sus
parrafadas con el mismsimo Padre Eterno que le decan de t por t.
Lo que ocurre es que los animales son muy nerviosos y han ido
los unos despus que los otros perdiendo el habla por sustos que les
597

DAZ CASSOU, Pedro. Cuento extrado del libro Pasionaria Murciana. Pgs. 231-236,
publicado en 1898. Impreso en Sucesores de Nogus. Edicin realizada por la Academia Alfonso X
el Sabio, 1980.
598
CHARBONNEAU-LASSAY. El Bestiario de Cristo. El simbolismo animal en la Antigedad y
la Edad Media. Dos volmenes. Traduccin de Francesc Gutirrez. Ed. Sophia Perennis. 1997.
599
El cuento, como comentamos antes, est escrito en Panocho y optamos por adaptarlo al
lenguaje usual por hacer ms funcional su lectura.

536

han dado e incluso por pesadumbres que ellos han tomado.... Vamos!
como le pas a una zagala donde tienen la mejor hacienda el Conde de
Roche600, que perdi el habla cuando entraron ladrones en su casa sin
recuperarla hasta que vio pasar a uno y lo abord en el acto: pllalo!.
Si me equivoco o no me equivoco a m no me lo vuelves a decir,
porque no ests trabado sino a puerta abierta y no hay sermn largo....
has entendido, Pepico?....Pues bueno, el primero que se qued sin
habla fue el perro que se haba arrimado a Abel, ya saben ustedes, el
del Frauri; remanente del susto que se llev, el pobre animal,
cuando le mataron a su amo por envidia y por sus virtudes....Va, usted,
to Pedro, a decirnos el Frauri con preguntas y respuestas.
Lo que digo es que eres un destripacuentos y lo que os digo a
todos es que, si me harto, anda que se pueden quedar.
Bueno, to Pedro, termine usted con el perro.
Pues, encuch al perro cuando le soltaron un lapo (bofetada o
golpe en la cara) y una pedr... que sale pitando y chillando la
palabrica que le ha quedado en la memoria y que es la injuria ms
grande que el pobre sabe: Can..., Can...., Can...., que me parece
que es darle alguna cosa al que le pega, llamarle Can.
Muy bien dicho, to Pedro core el auditorio-. Pues en cuanto
los animalicos, unos pollicos, estn que dicen y dicen:
Cris...to...naci! y otros le dan la respuesta: Ya lo s... yooo! Para...
morir!
Y a un gallo viejo, y ms si es conchichino o de las amricas:
Naci y muri! Porque fue tanto el disgusto del gallo cuando vio
que San Pedro negaba al Seor, que desde entonces el animalico no
hace nada ms que proclamarlo y confesarlo, chillando todo lo que
puede el pobre601.

600

El Conde de Roche es un Noble murciano muy vinculado por sus cargos y su mecenazgo a la Cofrada de
Nuestro Padre Jess Nazareno, y a la Semana Santa de Murcia en general.

601

Tras las aves de caza, halcones, azores, gerifaltes y otros, que son las ms nobles, viene
inmediatamente el gallo, cuya fiereza, valor y vigilancia se han convertido en cualidades
proverbiales e hicieron que lo tomasen como emblema o insignia en todo el mundo antiguo grupos
humanos muy diferentes. Por eso encontramos esta ave, desde antes del siglo VI, en las artes de las
ms hermosas civilizaciones antiguas. El gallo, emblema directo de Cristo, se debe a su voz, que no
es un grito si no que es algo como un sonido de fanfarria y seal de alerta. Es la voz del padre
atento. Es el cuerno del triunfador que toca a los cuatro vientos su triunfo y su alegra Una prctica
muy antigua (siglo X) es poner en el punto ms elevado de las iglesias la imagen del gallo
emblemtico. (I. Charbonneau. El Bestiario de Cristo. Pg.634-636) Sophia Perennis. 1997.

537

Pero las borreguicas no son menos buenas pues desde que el


Seor naci no se les ha cerrado la boca: Be...ln!... Que en Beln
fue donde naci el Divino Maestro en un pesebre que, por cierto, que
el buey lo calentaba con el vaho602, mientras que la mula se coma la
paja... y por eso saben ustedes?, el buey est bendito, y lo que labran
bueyes se reconoce siempre mientras que la mula ni pare, ni se come
su carne.
Con esta socarronera propia del hombre ingenioso y llano,
transcurre el relato que tiene gracia y chispa. Este cuento fue
pacientemente recopilado por Daz Cassou; cuenta desde 1940 con una
embelesada rplica titulada Los msicos pues cinco animales
desafortunados, expulsados por sus respectivos amos de las casas en
las que prestaban servicio, se renen fortuitamente, y para salir del
caos que les afecta deciden vivir juntos creando calor de hogar, y para
subsistir forman una banda de msica. Nada que ver con el tema de
Semana Santa, as pues, retomemos a los contertulios que narran la
Pasin segn las peripecias de los animales:
Pues vaya una maldicin! La maldicin es la del buey... dijo
Pepico, pues lo que yo he odo decir siempre es que si la mula est
maldita es porque derrib de su lomo a la Virgen.
Pues tampoco es eso, porque lo que has odo decir son campanas
y no sabes de donde vienen, pues si la mula en el viaje a Egipto,
derrib a la Virgen, fue porque cruz del camino una culebra que
entonces andaba derecha y desde entonces anda a rastras y la
maldicin no fue para la mula, que no tena culpa ninguna, sino que
fue de la culebra por haberla asustado... Y yo ya no despego la boca y
lo de la Pasin en los animales, que lo cuente Pepico el de la Piluca.
Todos, y Pepico entre todos, desagraviaron al narrador.
Pues he de seguir, se me ha de escuchar... Dicen que atento el
cuervo que no vio en el Monte Calvario ms que el comienzo de la
funcin, aquella cuando clavaban al Divino Seor en la Cruz, pero fue
lo bastante para que el pobre desde entonces no diga ms que, con una
voz muy ronca, de puro pasmo: Clavao!... Clavao!.... Clavao!.

602

Este cuadro corresponde a la profeca de Abacuc que dijo que el Mesas se manifestara entre
dos animales. Traduccin que parece ser errnea. Otra fuente sobre el buey es del profeta Isaas que
dice: El buey conoci a su amo y el asno el pesebre (Isa. I,3) El Buey en el pesebre aparece
consignado en el siglo VI, en el evangelio apcrifo del Pseudo Mateo. Los Evangelios Apcrifos.
Pg.204. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1996.

538

Me dejan ustedes hablar?, salt Pepico: lo que dice el cuervo es


que desde que No lo envi a darle noticia de cmo saba quedado
el mundo despus del diluvio es: Caraja!... Caraja!... Caraja!...,
como diciendo !bueno se ha quedado! bueno est el mundo!.
A la una!, mascull el to Salvador y sigui su relato. Las
golondrinicas perdieron el canto desde entonces, pues antes cantaban
entre el canario y ruiseor, y estuvieron muy afanadas quitando
espinas de la cabeza del Divino Jess y llamaron a las cabernericas
que tienen el pico ms fuerte para que tiraran de los clavos; y los que
llamaron tambin y no acudieron fueron los gorriones que,
relacionado con este hecho habr usted escuchado la cancin:
En el monte Calvario
las golondrinas,
le quitaron a Cristo
todas las espinas.
Los jilguericos
quitaron ellos solos
los tres clavicos.
En memoria las golondrinas llevan manto y las cabernericas una
mancha colorada debajo del pico que es donde se les manch de
sangre, tirando de los clavos. Luego vino eso que dicen que el sol se
oscureci, la tierra tembl y los muertos resucitaron........., Y el
mochuelo se crey que ya era su hora y sali al monte Calvario y, al
verlo: Cruz!... Cruz!... Cruz!... y ya no ha dicho otra cosa.
Lo dices bastante mal, -exclam el incorregible Pepico-, porque
lo que parece que lo que dices es: Miau!... Miau!..., Miau!...
A las dos, dijo entre dientes el to Pedro... Y antes me parece que
pas aquello de que un soldado se fue todo derecho a pegarle un
lanzazo al pobre Seor, y una proetiquia cobernis que lo vio, sali
gritando: Ten.. ten...all, ten...ten...all. y desde entonces la cobernis,
dar ms o menos golpes, pero siempre dice: Tente all... tente all...
Pues yo lo he odo de otra manera; que cuando La Virgen iba de
incgnita a Egipto, y no quera que nadie se enterara, la cobernis
porque le pisaron el nio, iba delante anunciando a todos el mundo la
Sagrada Familia, diciendo: All va!..., All va!...

539

Y tres. A la tercera va la vencida, dijo el to Pedro, levantndose:


salud, caballeros. To Pedro es que usted?; quedens ustedes con
Dios... y con Pepico el de la Piluca, si lo pueden resistir.
Pedro Daz Cassou, a travs de este cuento, pasajes de la vida de
Cristo, presenta una joya por estar escrito en panocho -y porque segn
l mismo comenta- el cuento es la fuxin de varias historias que l
recopil. Los protagonistas le invisten un gran romanticismo y fantasa,
as como una gran ternura por los animales.
Hemos aprendido propiedades del canto de los animales,
producto de observarlos, cosa hoy en da casi imposible porque en las
ciudades hay pocos pjaros y los que hay no se les escucha porque
nisiquiera se les puede oir; vivimos en un mundo mecanizado en el
cual los pjaros no tienen cabida y los hombres aprendiendo a manejar
las nuevas tecnologas ya no pueden observar el lenguaje de los
pjaros, ni de ningn otro animal, ni pueden aprender su tierna manera
de expresarse. Tambin hemos aprendido una forma muy original de
explicar la Pasin. En definitiva la aportacin de este autor,
costumbrista, es apreciable.
Murcia. 1975. Antonio Segado del Olmo. Dos Nazarenos.
Los cuentos de este autor, del que comentaremos varios de ellos,
pertenecen al libro: Cuentos para leer un Mircoles Santo. (Academia
Alfonso X el Sabio. Murcia, 1986). El libro comprende los siguientes
ttulos: Dos Nazarenos. La tnica del Morisco. El Cartel. Cuento
colorao con fondo triste. El Rencor. La negacin. La penitente, y, El
regreso. Todos los relatos se desarrollan sobre episodios vinculados a
la Cofrada del Cristo de la Sangre y a la Procesin de Mircoles Santo
en la tarde.
Sobre esta procesin dice Jos Martnez Tornel, que sala a las
diecisis horas en punto (El Liberal. marzo, 1907), y a finales del XIX,
segn expone Carlos Valcrcel Mavor, lo haca a las quince horas.
Segn las Constituciones de 1625, la procesin formaba a primeras
horas de la tarde tras finalizar el Sermn de las Siete Palabras,
hacindola coincidir con la hora nona, (tres de la tarde) en la que se
calcula que muri Jesucristo, y la procesin tena lugar Viernes Santo.
Aos ms tarde su salida fue Mircoles Santo a las dieciocho horas.

540

Estos cuentos, por centrarse en episodios sobre Semana Santa, nos


ofrecen la oportunidad de conocer algunas reacciones ante ciertas
situaciones lmite. El carcter de los huertanos y la cultura de la
Huerta, que en este ambiente se desarrollan todas estas historias, son
tratadas con todo realismo. Los retratos psicolgicos y religiosos que
se describen expresan la integridad moral del hombre de la huerta, su
gran dignidad ante la vida, su generosidad y ese talante extrovertido,
sin pisar nunca la raya de lo imprudente o lo indiscreto.
Tal cual habla Segado del Olmo, es tal cual se suelen desarrollar
los hechos. El argumento de Dos Nazarenos que comentamos, trata
de una madre que saca del arca la tnica color para que su hijo se
vista de nazareno y desfile en la procesin ese ao, que ser el primero
que lo haga sin su padre, fallecido en esos ltimos meses.
Al trmino de la procesin, es costumbre repartir los claveles que
adornan el trono del titular entre los nazarenos que han desfilado; estos
claveles tienen un valor sagrado y los que consiguen alguno lo ofrecen
o lo entregan al ser ms querido. El protagonista de este relato lo hace
a su madre para que sta lo ofrezca a su padre junto a la vera de una
vela. La narracin es tan secilla como emotiva:
Con mimo casi reverencial descorri la cerradura de herraje
negro, trabajado, y destap el arca. Olor a membrillo y romero
impregnaban las ropas con sabor a vida antigua. Sobre las sbanas de
ajuar guardado, roja y llamativa apareci la tnica, el capirote, el
rosario, el pauelo multicolor de seda, las medias de repizco,
realizadas a ganchillo, con hilo nveo y repujado. Fue planchando la
tnica roja, cubriendo con un trapo hmedo y blanco la tela escarlata,
para que el calor llegara atenuado.
Madre! Est ya todo listo? Ella fue ayudndole a vestirse.
Cuando estuvo preparado, slo el buche holgado y vaco, la madre fue
cogiendo a puados y metiendo los caramelos, las habas, los huevos
duros que aguardaban sobre la mesa, hasta que el buche qued
circular y abultado. Nene, te vas ya? Hay que llegar pronto
respondi el hijo-, y como si recordara algo o algo presintiera en la
mirada de su madre agreg: Traer los claveles, los tres claveles
rojos, los ms hermosos del Cristo sern para el padre.

541

Cuando entr a la casa, abri la puerta de la alacena. En


equilibrio, junto a un tazn de loza floreada, estaba una estampa del
Cristo de la Sangre. Sus labios comenzaron a moverse con las
palabras del Padrenuestro. De pronto se detuvo y exclam: El primer
ao, Seor, que l no te lleva!
El relato es fino, discurre en armoniosas cadencias. A las gentes
de por aqu les ser familiar lo expuesto. A los ms alejados de nuestra
tierra puede que tambin, pues la idiosincrasia religiosa, de creencias,
de sentimientos y de ciertas tradiciones, es tema casi universal.
Destacamos el arraigo del estante, del nazareno que hereda, adems de
la tnica, las convicciones, que son las que le llevan a la procesin, a
rezar, a buscar el clavel que reavivir la presencia del padre fallecido.
Murcia. 1976. Antonio Segado del Olmo. La tnica del morisco603.
Este cuento parece estar escrito para que repasemos nuestras
actitudes pues, curiosamente, si algo ennoblece este relato es la
relacin entre las personas, aun siendo de distinta raza; tambin la
compatibilidad y aceptacin mutua entre nativos e inmigrantes. El
mismo autor lo deja claro, de forma inequvoca, en el dilogo entre los
protagonistas, uno huertano de Murcia, el otro argelino (denominado
coloquialmente como moro), aunque ambos son cristianos y cofrades
del mismo paso; al hablar entre ellos el murciano le dice con gran
gesto de lealtad y aceptacin de la situacin: tienes la rapidez de
lengua de los de tu raza. Si le damos un sentido trascendente a este
cuento, puede resultar paradigmtico en la situacin social actual entre
murcianos e inmigrantes en general. La amistad en este caso es
proverbial.
El autor del prlogo del libro -Cuentos para leer un Mircoles
Santo- Manuel Ruiz-Funes Fernndez, dice: el recuerdo ha hecho que
se refuerce algo que es importante en la vida del hombre, la amistad;
valor que a travs del cuento La tnica del morisco adquiere
protagonismo y deja constancia de que el sentimiento de la amistad, el
recuerdo, el apego a lo que somos y a lo que hemos vivido, y a quienes
hemos tenido cerca durante lo vivido, son cosas importantes. (En estas
fechas se estn celebrando en Atenas los Juegos Olmpicos 2004 y

603

SEGADO DEL OLMO, Antonio. La tnica del morisco. Cuentos para leer en Miercoles
Santo. Pgs. 31-34. Academia Alfonso X el Sabio Murcia. 1986.

542

curiosamente el eslogan publicitario que TVE difunde sobre ellos es:


Juegos Olmpicos: La amistad).
Por amistad se produce esta hermosa historia; la accin se sita
en el siglo XVII; el episodio es un tanto inverosmil pero que, la
nobleza del huertano y la delicadeza del autor, lo hacen posible. Se
trata de que el moro cristiano, quera ser nazareno, estante del Cristo
de la Sangre y portar su trono. Lo consigui gracias a que:
Cuando regres de Argel, seis aos despus de que junto con su
familia y otros millares de moriscos, en el ao 1614, embarcara en el
puerto de Cartagena, por expresa orden del Rey hacia aquellos que,
aun bautizados conservaban las tradiciones y fe del Islam. Muchos lo
reconocieron. Pero no era necesario ni siquiera guardar silencio,
porque moriscos expulsados hacia Bedera y heridos de aoranza que
volvan, era cosa de cada jornada.
Por otra parte, Juan Castillo, tanto como lo haba sido su padre
y su abuelo, eran queridos por aquellas tierras y acudieron a la
taberna que puso con unos dineros que trajo. Se cas con mujer
cristiana a todas luces, hija de un labrador de a sueldo. Tuvo un hijo y
le llam, como l mismo, Juan Juan Castillo fue llamado un da a
proceso. Juan Castillo se defendi y lo defendieron la verdad de los
vecinos; incluso aquellos que lo menospreciaban un poco por tener,
pese a todo, marca de morisco.
Obligaron los jueces a un examen, por si un caso se haba
circundado, lo que se comprob que no era cierto. Finaliz el juicio
interrogando los seores inquisidores, a la mujer y al hijo. A Juan se
le declar inocente. Termin el proceso con una manifestacin de Juan
Castillo: Si alguna duda tuve respecto a religin, se me borr cuando
un madero en forma de cruz me salv en un naufragio, una vez que
tuve, para ganarme el sustento, que estar de pescador en las costas de
rgel.
Tres meses despus, Juan Castillo realiz una visita a Antn
Lpez, labrador y hombre devoto, cabo de andas de uno de los pasos
de la procesin de la Preciossima Sangre: No lo tome usted como
pretensin ni orgullo; es deseo de penitencia, y como s que es usted
un hombre justo, s que comprender que no hay por mi parte

543

intencin de ofensa en lo que le pido. Antonio Lpez le mir con


extraeza, una mirada preocupada, honda. Ser nazareno es mucho.
T sabes lo que pides? S- No am el Seor cuando predicaba a
todas las gentes por igual, a los que llegaron al principio y a los que
llegaron al final?... La mujer cosa con mimo la tnica del nuevo
nazarenoPap es tu tnica de nazareno? s, y el da de maana,
cuando t seas hombre y yo sea viejo, esta misma tnica tiene que ser
para ti.
Antonio Segado del Olmo sintetiza un tema muy extenso, en la
actualidad de gran presencia en nuestra sociedad, como es la
interrelacin cultural, la apertura de fronteras y el estudio en comn de
distintas actitudes religiosas. La accin se desarrolla en el siglo XVII,
aunque la terminologa empleada est actualizada al periodo en el que
es escrito el cuento, sin que por ello pierda ni un pice esa presencia de
lo humano y lo legtimo, el protocolo de poca, los valores de la
familia, el mensaje de las parbolas emitidas por Jesucristo; y de fondo
ese mensaje profundo, una vez ms, del valor de la cruz que en
momento trascedentes es asidero del hombre. Relato breve, limitado
por la transcripcin parcial ofrecida, pero, sin embargo, con una
esplndida capacidad de comunicar la fe que aflora en tantos y tantos
pasajes de Semana Santa.
Murcia. 1978. Antonio Segado del Olmo. El Rencor604.
Si al ttulo dado le aadimos otra palabra perdn despejamos el
argumento de esta historia antes de ser narrada. Su leccin moralizante
es manifiesta; estamos en un cuento de Semana Santa y slo se espera
este tipo de reacciones; de no ser as no seran cuentos para leer un
Mircoles Santo. No obstante ya hemos hablado de la nobleza natural
que avala el carcter de los murcianos en general y el de los huertanos
en particular.
Estos relatos al estar extrados de pasajes reales, vemos en ellos
actitudes de las gentes. Hostigar en los conflictos del pasado es lo que
desemboca en el rencor; punzante dilema maniquesta que de no
atajarlo te llevara a la eterna insatisfaccin entre lo que debes hacer y
lo que el rencor te sugiere hacer. Antonio Segado del Olmo expresa
604

SEGADO DEL OLMO, Antonio. Cuentos para leer en Mircoles. Pgs. 55-58. Real Academia
Alfonso X el Sabio. Murcia 1986

544

con mucha templanza este proceso, primero de deterioro y despus de


reconciliacin; sabe conducirlo en el espacio preciso y en las fechas
adecuadas hasta llegar al final deseable, con un lazo fuerte de conexin
como es el buen estado de nimo religioso del que el nazareno regio es
investido en estos das de procesiones. En esta historia resulta harto
difcil articular el rencor con la bondad; obstinacin con sensatez; y
sobre todo es imposible una actitud sincera ante el encuentro con el
Cristo de la Sangre, con la Dolorosa -con esos recuerdos clidos de
devocin- sin zanjar diferencias con el hermano cofrade.
Una vez ms estamos ante un relato, inspirado posiblemente en
una historia real, que le da sentido al hecho de vestirte de colorao, que
es, en este caso, mucho ms que un color, como queda expresado en
los siguientes prrafos:
Y fue entonces cuando yo lo v all, apenas a unos metros
distante de donde yo estaba hablando con el cabo de andas. Pero l,
te haba hecho algo a ti? A m? Nacer! Ser hijo de quien era.
Toda la vida marcada por esa gente y ahora... Has hecho lo que hace
un hombre...
Pero el que recibi esta respuesta pensaba ahora para s; sus ojos
congestionados parecan no mirar, no ver nada, abstrados. Respiraba
con fatiga, con la fatiga de la carrera concluida ya. Apoyaba su
cuerpo en la barra del bar, cansado. El hombro derecho, dolorido, las
plantas de los pies toda ascuas que no se siente ya la sangre de tan
embotadas que estn, doloridas...
El ro transcurra silencioso, teniendo an como el eco sangre de
los mil cirios y las mil tnicas rojas, que se haban tal vez reflejado en
sus aguas, en las paredes de sus edificios, en las piedras de la
Catedral, en los ojos asombrados de los nios. A punto estuve de ir y
decirle al cabo de andas que l o yo; pero no dijiste nada. No, no dije
nada, porque lo mir y lo v con la enagua tan almidonada, tan bufada,
que daba risa, me pareci un monigote, incapaz de llevar un peso de
hombre.
Pero entonces.... fue ya casi al final de la carrera, a la bajada del
Puente. Sabes que hay un momento en que el Cristo de la Sangre se ve
en lo alto del puente. Yo miro hacia atrs y veo al Cristo all en lo

545

alto. Es para m como un rito, que miro siempre y me emociona ver al


Cristo all arriba, sobre el ro..., pues cuando ya vuelvo la cabeza y
me pongo pendiente del paso entonces se me acerca el nene, y yo me
quedo mirndolo fijamente, pensando que no se va a atrever a
acercarse del todo, menos a hablarme...; pero lo hizo...?. S, me sonre
de una forma que, bueno, me pareci ms muchacho an de lo que es;
Juanele me da usted un cigarro?. Ya ves t, eso me dijo! Bueno,
pues yo no s lo que me pas, pero se me pas todo. Pens que l qu
culpa tena de na. Y lo v nazareno, como yo... Y voy entonces y le
digo: No, t te aguantas! El que va a fumarse un cigarro soy yo, que
para eso soy ms viejo. T ahora a apencar! Mete el hombro en mi
puesto!...
En fin! No s lo que me pas, pero la sonrisa que me puso, la
nobleza que yo v en sus ojos, el agradecimiento que me mostr me
lleg a poner un nudo aqu...Si no hubiera sido por el estante y que ya
el cabo haba dado el golpe, le doy un abrazo all mismo... Qu l, qu
culpa tiene de na... Aparte, s, qu ibas a decir. Pues eso, que el que
yo haba mirado antes encima del puente perdon ms y de verdad...
yo al zagal ese no le tengo na que perdonar.
Emocionante relato, crucial su lirismo alcanzado al decir la frase
Mete el hombro en mi puesto. Los estantes saben el primor que es
para ellos ese puesto, la trascendencia que tiene el heredarlo y
ejercerlo; la significacin familiar que alcanza y el orgullo que se
siente. Algo as como el que reconoce San Pablo cuando dice: Mi
orgullo es el testimonio de mi conciencia (II Cr. 12).
Murcia. 1981. Antonio Segado del Olmo. La penitente605.
En este relato del libro Cuentos para leer un Mircoles Santo, la
protagonista es una mujer; nada de particular, aunque en el medio de
este mundo de cofrades y nazarenos alcanza un cierto tono especial.
Aqu, con su hacer, no se detiene, para nada, en la mujer como tal, sino
en el problema de la soledad, el aislamiento, la resignacin desapacible
vivida por una mujer de mediana edad, a la que invaden recuerdos que
la llenan de melancola, pero que la dinmica del evento la mueven
hasta situarla en un estado de serenidad.
605

SEGADO DEL OLMO, Antonio. Cuentos para leer en Mircoles Santo. Pgs. 69-71. Real
Academia Alfonso X el Sabio, Murcia 1986

546

Lo principal es, como ella misma confiesa, que la vida siga, que
las tradiciones, en este caso la de participar en la procesin de
Mircoles Santo vistiendo la tnica color, no se pierda, y que los
pequeos detalles que conformaron durante aos su particular aliciente
de Semana Santa, sean sustituidos por otros que tambin van cargados
de nuevas esperanzas y motivos para seguir participando.
La penitente plasma su estado psquico de mujer a la que el
tiempo le impone otras compaas, se esfuerza por no dejar espacio al
hundimiento, si no todo lo contrario; su actitud es constructiva
moralizante y ello es el mensaje primordial de lo relatado que se
desarrolla as:
Desde haca ya varios aos nadie iba a buscarla al regreso de la
procesin. Era ese momento en el que haba un cansancio de esfuerzo
en el aire; olor intenso a cera quemada y perfume de flores y ptalos
apretados de esencia... Antes, todos los aos, su hermano y su cuado
le ofrecan la mitad de los ramilletes que ellos haban cogido de la
Samaritana, de la Dolorosa... S, justamente haca seis aos de lo de
su cuado. Su pobre hermano se haba ido antes, y fue un extrao el
que tuvo que heredar la tnica y el puesto. Ahora un sobrino suyo sala
desde haca tres aos. Le haba dado a ella alegra saberlo. Sinti ese
pequeo orgullo familiar de ver que la tradicin contina, que se
respetan y se siguen las inclinaciones y devociones de los mayores.
No intent ni siquiera decirle a su sobrino que la esperara y la
acompaara. Se haba ilusionado pensando que l se lo iba a decir,
pero pronto supo que amigos suyos, amigas o novias, o lo que ahora
fuera, desfilaban tambin en la procesin y regresaran formando una
ms de esas pandillas que ella vea. No podra entonces decirle al
muchacho que su padre y su to y ella regresaban juntos durante
muchos aos cuando la procesin terminaba.
Un grupo de tres estantes pas junto a ella. Mir a los tres
cuando pasaron a su lado y uno de ellos pareci como sorprenderse.
Por un momento fue como si aquel mocetn la reconociera, pero ella
saba que no... De pronto, aquel que haba mirado dej a los otros y
regres hacia ella con una sonrisa un poco tmida. Le tendi el
pequeo ramillete que llevaba, -Perdone usted seora, pero es que

547

como veo que no ha cogido usted... - son de la Dolorosa-. Pero


hombre! Por Dios! Yo... no debe usted quedarse sin las flores; -es
que... bueno, mire usted, as al pasar ahora..., usted disculpe lo que le
voy a decir! pues que al verla me ha recordado usted... a mi madre..;.
perdone usted! comprende, seora?.
Ella recogi las flores y mir al muchacho con tristeza, con
ternura. Unos metros ms all los otros nazarenos miran con
extraeza y aguardaban al compaero
Antonio Segado del Olmo, escritor, gran observador y conocedor
de la cultura murciana, de sus gentes y de la Semana Santa, convierte
en cuentos estas historias locales, de reacciones humanas que nos
permiten calibrar la nobleza del hombre huertano, el peso de la
tradicin en estas tierras de variadas costumbres, y sobre todo con la
tensin y emocin con la que es vivida toda participacin en la
procesin del Cristo de la Sangre. Cosas estas que conducen a
reacciones sobrecogedoras e ntimas, que ayudan a reflexionar y
dictan conductas ticas cargadas de religiosidad.
En primer lugar estimamos que estos cuentos de Antonio Segado
se leen con facilidad y se entienden con claridad; permiten conocer la
Semana Santa desde otros planteamientos menos divulgados pero
mucho ms cercanos al hombre.
Una Crnica, o un Pregn, pueden ser ms eruditos en datos
culturales, pero nunca tan entraables como los textos que han sido
reseados aqu. El autor se revela como escritor sensible y delicado,
intuitivo para hacer que brote la condicin ms regia del huertano
murciano, que es su bondad, su espritu de servicio, su severidad, su
enorme arraigo al etorno, a su cultura y, cmo no, su leal religiosidad.
El autor exime de ajetreos sociales a sus protagonistas para
adentrar a cada uno en lo que les es importante y querido: hace aflorar
en ellos la parte ms humana y ms generosa, dando sentido al
entusiasmo que su labor nazarena representa. Y si al comienzo del
captulo III, plasmbamos la importancia de reivindicar la Semana
Santa, sus escultores, sus procesiones, sus tradiciones y dems
ingredientes, y si el escribir sobre todo ello era vital, ahora lo
plasmamos de nuevo con los cuentos de Semana Santa de Antonio

548

Segado del Olmo, tan elaborados a pie de los hechos, observando los
pequeos detalles y seleccionando las escenas ms queridas e
importantes, a modo de parbolas catecismales.
Murcia. 1980. Dionisia Garca. La vestimenta606.
Dionisia Garca es una escritora vinculada a Murcia, ms conocida
en la actualidad por llevar su nombre un Certamen de Poesa
organizado por la Universidad de Murcia. Su estilo literario en la
narracin presente est muy cercana a la de Antonio Segado del Olmo.
Tambin ella elije una escena cotidiana dentro del ambiente vivido en
los das de Semana Santa. Se expresa con esa maternidad, ese
proteccionismo hacia el ambiente que fluye. El mimo hacia ese relato
busca que sea entendido, que sea querido y reconocido; que nunca se
olvide ni se desve de su gran arraigo y que sea respetada la tradicin
por encima de toda tentacin.
En La vestimenta describe el ambiente fsico y psquico que
envuelve a los cofrades que procesionan Mircoles Santo en la tarde.
Su visin personal, calada de esa delicadeza y minuciosidad que pone
hacia la estampa que va a plarmar. Se viste para ello de su mayor
intuicin, su madurez, su actitud literaria cargada de poesa,
componiendo con su mejor intencin un cuadro que no por conocido y
presenciado deje de sorprender y formar al lector.
Sobre la idiosincrasia de la vestimenta del nazareno colorao, ha
hablado de ello Antonio Segado del Olmo, y es tema aludido en otros
textos, pero en todos ha quedado latente la uncin del nazareno durante
la liturgia de su vestidura y la emocin que le embarga llevar la tnica
por lo mucho que para su alma representa. Recordemos cmo
explicaba este ceremonial Jayme Campmany, que en su familia decase iniciaba a altas horas de la madrugada, definindolo como rito.
Una nota es obligada destacar y es el reconocimiento que se hace
de las madres al explicar este rito o ceremonial. Si expusiramos de
forma correlativa todas estas opiniones, comprobaramos que tienen un
denominador comn: hablan del sacrificio de estas madres que cada
606

GARCA, Dionisia. La vestimenta. LOS COLORAOS Pg. 21. Archicofrada de la Sangre.


Murcia, 1980.

549

ao airean cada prenda, las sacan por unas horas de su altar soterrado
que suele ser el arca; un hecho domstico que una vez al ao moviliza
a toda la familia. La escena en este caso es descrita por Dionisia
Garca, ceida a un nazareno colorao. En ella veremos el respeto por
este ceremonial que es vestir a un nazareno, y cmo subyace en las
casas una visin litrgica del hecho.
La autora nos transmite en este cuento el pensamiento de un chico
que, a partir de tomar conciencia del paisaje que lo rodea, de la huerta,
de su hacer de cada da, reflexiona sobre qu ha hecho de l ser un
nazarenos creyente, llegando a la conclusin de que han hecho mucho,
de que han sido las vivencias con su familia el germen y capacidad de
emociarse en su edad de adulto ante estos hechos religiosos cargados
de fe.
Se considera un nazareno portador de la antorcha de la tradicin
fraguada en su casa, junto a los suyos. Este tipo de conclusiones son
comunes a muchos cofrades. Detrs de todo est el alma de la Semana
Santa, que, en cada cuento la descubrimos desde una nueva dimensin,
menos formal, y mucho ms ntima.
Los cuentos sobre Semana Santa no es literatura que se prodigue
en nuestra Regin; abunda mucho ms el ensayo, o el Artculo. Y
llama la atencin que sea la Procesin de los Coloraos la que ms
cuentos genera; no s si se debe al ambiente ms popular que la
caracteriza, o radica en la idiosincrasia huertana que la avala.
La devocin de sus cofrades, desbordante y desbordada cada
Mircoles Santo, dan mucho de s para estos relatos bizarros y audaces
que slo caracteres como el de un huertano murciano puede transmitir.
Sacar al Cristo en procesin es un efecto in crescendo, que empieza a
la madrugada en el interior del hogar, se sublimiza en la puerta de la
iglesia del Carmen y alcanza todo su significado en la cima del Ro.
Estas narraciones vividas en los momentos previos al desfile son
oraciones de agradecimiento, de presencia real ante el Cristo, yendo
cargadas de sereno nerviosismo, y su meta es portar la Imagen,
acompaar a la Imagen, pedirle a la Imagen, volcarse en la Imagen
mientras el nazareno huertano medita en su tierra, su casa, su familia,
su atuendo, su propio pensamientoque da sentido a esta participacin

550

nacida de dentro hacia afuera. Todo esto y de forma querida lo recoge


Dionisia Garca con su peculiar don de escritora:
Era abril. Entraba por la ventana el olor de la noche, aroma a
tierra frtil mezclada con azahar; Juan aflojaba los cordones de sus
botas; tan pronto se descalz, abri los dedos en forma de palmera y
exhal un ay! a penas perceptible.... Desde la habitacin inmediata
llegaba el acompasado ruido de la mquina de coser, junto con toses
persistentes...; Juan se subi los pantalones y sali de la habitacin;
durante una hora el silencio fue absoluto; la mquina ces y las toses
se calmaron. El muchacho regres a su cuarto, abri la ventana y
respir profundamente. La huerta le llegaba; all encontraba alientos,
y a ella acuda en momentos de soledad y tristeza, mientras escarbaba
la tierra, nada apreciaba como el sonar manso de las acequias.
Cuando era nio, su padre le coga las manos y, riendo, las hunda en
la tierra mojada con las suyas; l tambin rea, y los dos, embarrados,
volvan a casa.
Record otros sucesos semejantes, y aor aquellos aos; nunca
olvid esta expresin de su padre: Hay que seguir la vida, Juan, no
podemos pararnos, porque entonces nos quema y nos destruye sin que
nos sintamos...
Trataba de dormir y no lo consegua. Por su mente pasaban
recuerdos: otras vsperas, con ruido de mquina de coser trenzado por
cancioncillas, y un beso de su madre en la madrugada. Al despertar
iba hacia la sala; sobre el tarimn, apareca la vestimenta de nazareno
nio, extendida, y dispuesta; miraba la tnica durante segundos... Ao
tras ao, la escena se repeta.
Transcurrida su niez dej de acompaar a su padre, y pas a
ser suplente. Un da ocupars mi puesto comentaba aqul-. Todo
esto le pareca lejano y triste. Estas vsperas de Mircoles Santo traan
las palabras del padre, sin saber si los hombros del hijo eran fuertes
para llevar el paso del Lavatorio.
...Sus pisadas se dirigieron al tarimn, donde aparecan
expuestas, las prendas de nazareno hombre... sus manos rozaron el
encaje de las enaguas y los bordados de las medias. Quien inventara
el traje de los coloraos?. La media jornada transcurri entre sonar

551

de campanas y gritero de muchachos que se dirigan a la ciudad. En


cada una de las viviendas se perciba el ajetreo de los preparativos;
tambin en la de Juan, donde madre e hijo se acercaban al tarimn,
dispuestos a ceremoniar la vestimenta...
Terminado el atavo, Juan se contempl en el espejo, y sali de la
casa; apret el paso. Un vientecillo remolineaba las cintas que caan
desde los costados del capuz; la tnica pomposa sobre las
almidonadas enaguas, mecan la figura de un nuevo colorao
estante, que desapareca tras la senda, reclamado por otro Mircoles
Santo.
Si comparamos el lxico y la cadencia de los prrafos ofrecidos
tanto del presente cuento, como de los de Antonio Segado del Olmo,
salta a la vista no slo el tema comn que es la procesin de los
Coloraos, sino cmo se centran ambos autores en inculcar la ceremonia
de la vestimenta como algo tan especial que es, patrimonio inmaterial
ms que material, apreciado de la familia, y cmo subyace en las casas
una visin litrgica del hecho.
Dionisia Garca repetimos que no naci en Murcia, sino que se
enamor de Murcia, la estudi y la cant con ese gusanillo que te
hormiguea cuando algo te llena, te conmueve y te fascina.
Murcia. 1982. Jess Carrin. El huertano nazareno607.
Un ingrediente aparece de nuevo en este tipo de cuento y es que
ciertos prrafos estn escritos en panocho; ello nos induce a researlo
con particular cario, y otro tanto de inters por recordar que Murcia
posee una extraordinaria fuente de riqueza lingstica en este olvidado
lenguaje panocho. La aculturacin se impone y los retazos del hablar
tpicamente huertano van desapareciendo al ser reemplazados por el
lenguaje acadmico castellano, abocndolo al ms absoluto olvido.
Varios de los ms ilustres escritores de Murcia han sentido el
orgullo, legtimo, de componer preciosos poemas segn el hablar de la
huerta, por ejemplo Jos Frutos Baeza, nacido en Murcia (1861-1918).
De uno de sus poemas titulado El habla huertana y tomndonos la
607

CARRIN, Jess. El huertano nazareno. LOS COLORAOS Pg. 35. Archicofrada de la


Sangre. Murcia. 1982.

552

licencia de mezclar junto a los cuentos escritos en pleno castellano


versos en panocho, correspondientes a autor ajeno al que tratamos en
estos momentos, ofrecemos unos cuantos para que ellos sean los que
confirmen la riqueza cultural antes citada:
No es el lenguaje panocho
jerigonza de burdel,
sino mezcla del sencillo
romance de pura ley,
y del habla vigorosa
de aquel pueblo aragons
que conquistador de Murcia
con el rey don Jaime fue;
matizado con mil nombres
que dej el rabe en l,
como Alquibla, Zaraiche,
Beniajn, Benial,
Alberca, Aljufia, Alfanje,
Benetcer, Aljucer,
Almohajar, Alfatego,
Benicot y Beniel;
habla expresiva, armoniosa,
a quien dieron lustre y prez,
en sus bandos Rubio y Lpez;
en sus romances, Tornel;
Daz Cassou, en sus cuentos;
Soriano en el entrems.
Dejando a un lado esta intromisin sobre el panocho, regresamos a
nuestro tema para hablar del argumento del cuento El huertano
nazareno.

553

Trata de un joven que de tan eufrico que se senta vestido de


nazareno colorao, y mientras caminaba hacia la iglesia de Ntra. Sra. del
Carmen en nuestra ciudad, entraba a cuantos bares vea en el trayecto,
hasta que termina ebrio. Una vecina, que lo mira como una madre,
conocedora de la importancia de que participe en la procesin, le presta
el traje de un hijo suyo -que ese ao estaba fuera y no poda vestirlo-,
sustituyendo al manchado que llevaba el nazareno como consecuencia
de la bebida y de haberse cado a la acequia. Una experiencia que le
avergonz tanto al protagonista que prometi nunca jams repetirla.
Por este relato, una vez ms, comprobamos que la huerta entera es
procesin cada Mircoles Santo, y que el entusiasmo es tal, que las
mujeres se convierten en gerentes del acontecimiento y actan,
adems, cuando falta hace, como en Fuente Ovejuna, y no hay manera
de que se malogre un nazareno por falta de recursos.
La huerta entera es un nico bloque el da sealado, y el huertano
un cristiano comprometido, y la cita de su procesin todo un juicio
consumado al que no se puede apelar, sino slo aceptar y cumplir su
ley de vestir la tnica, por fuera estruendosa e hinchada, mientras que
por dentro respira oracin, comunin y uncin. As queda reflejado en
este cuento:
Era como un pueblo palestiniano que al Mare Nostrum hubiera
trado en sus aguas en la resaca de su devenir.... Huertano Nazareno
es, por primera vez, Antn, del to Antn, el de la senda de En medio,
que es punta de vara del paso del lavatorio.
!Mare, Mare! Sal pronto que ya viene el Antn vestio de
nazareno colorao. Los cros de la ta Dolores han enfisao608 al Antn,
o Tonico, que es lo mismo, por all lejicos. Y es el caso que para que
salga la procesin de los coloraos an falta toda la tarde, que son
unas horas.
Pero el nazareno colorao se dirige hacia la ciudad, hacia El
Carmen, para estar a la hora en punto junto al paso sin dejar de
visitar los ventorrillos que encuentra a su paso y tomar un trago
608

Pensamos que sigue siendo conocida la terminologa del panocho, pero posiblemente puede
surgir alguna persona joven que le resulte extrao el trmino enfisao, en este caso sustituye al
verbo ver (han visto)

554

del porrn con los amigos. Pero Antn ha tomado con tanto tiempo la
cosa que los tragos se van multiplicando y produciendo sus efectos
los vapores ingeridos en su interior.
El nazareno colorao va tejiendo por sendas y camino su
andadura, pero en vez de ir aguerrido, erguido, recto, en la lontananza
aparece como surgiendo de un campo de ababoles609 y se confunde
unas veces con ellos y otras con los claveles reventones y las rosas
pimpantes y lozanas.
Pero Antn ha salido temprano... y se recrea en el porrn que ha
empinao la copa de lechans610 que le invitan los amigos... va
perdiendo gallarda y se convierte en un pato mareao... Un
bandanzo da el mozo y cae todo lo largo que es en el azarbe que va
por su derecha. Los chiquillos que le esperan en el cruce del camino
gritan con alaridos y dan la voz de alerta... Van todos al lugar y se
aprestan a sacar al zagal... Pena da ver al Antn en aquel estado.
La ta Dolores lo lleva a la barraca de esta. All lo vuelven en s
de la borrachera. La Ta Dolores se apresta a prepararle la tnica y
dems arreos611 cambindolos por los de su Farroco, que est en la
mili... Y su marido le hace volver de la turca612... Y as, arreglado,
seguro que llegar en condiciones de meter el hombro613.
En tanto los padres de Antn y su novia salieron para verlo pasar
como si no hubiera pasado nada y haran todo para atajalla por la
Platera614.
609

Es una planta herbcea, anual, de la familia de las Papaverceas. Es muy frecuente en toda la
regin. Se llenan de ababoles los sembrados de cereales y los ribazos de la huerta. La flor es de rojo
intenso. Su nombre genrico es amapola aunque en nuestro entorno predomina el de ababol.
610
La expresin corresponde a la mezcla de beber agua mezclada con ans que origina un lquido
blanquecino, lechoso, de ah el nombre. En otros pueblos, ms localizados en el altiplano murciano
y en la Mancha, a esta combinacin se le conoce con el nombre de paloma.
611
Arreos son una serie de correas que se le ponen a las caballeras para desarrollar algunos de los
trabajos en los que actan como motor de fuerza. Las gentes de la huerta son tan sencillas y
prcticas que, a su manera, convierten el lenguaje en propiedades particulares dndole a algunas
palabras acepciones no reconocidas por la Real Academia de la Lengua..
612
La turca, en este caso, es borrachera que el marido que tena ms conocimiento en el hecho y
es por tanto el que supuestamente le facilit los mejunjes que despabilaron al nazareno embriagado.
613
La expresin meter el hombro equivale a la de estante en el momento de sostener el trono,
que era el cargo que ostentaba el nazareno embriagado. Estas formas propias de hablar en
determinados entornos son las que suelen dificultar el entendimiento del lenguaje
614
En el captulo III, Po Tejera ya deca que l iba atajando calles para ver pasar la procesin ms
de una vez. Es algo muy comn que los entusiasmados practican. La ternura de este prrafo est en

555

Fue la conducta de Antn causa de la inexperiencia, pero el


bochorno alcanz tal dimensin que jams volvi a pasarle. A los
veinte aos de aquel suceso lo recordaba con amargura. Para un
huertano vestir la tnica color es el emblema de la devocin de sus
mayores; es ese algo especial que adquiere carta de naturaleza en sus
recuerdos sobre las herencias recibidas. Moralmente te marcan y por
eso el nazareno Antn prometi que nunca volvera a abusar del vino.
Vamos a terminar este cuento retomando al escritor Jos Frutos
Baeza, autor del poema El nazareno murciano ofreciendo algunos de
sus versos que asientan ese peso de la tradicin y de la religiosidad:
Morada, azul o bermeja,
porque el color no hace al caso,
rompa o no, burle o acate
el canon indumentario,
ello es que no hay en el mundo
sayal de ms rumbo y garbo
que la amplia tnica airosa
del nazareno murciano.
Recogida a la cintura
en pliegues abollonados
que oprime a modo de cngulo
el borlado condn blanco,
parece ropilla a usanza
medieval, con algo arbigo
en el encaje de espuma
ligero y acicalado.
el hecho de convertir el ser estante en un trono de Mircoles Santo; en episodio tan importante que
los familiares no slo quieren ver las imgenes sino a los suyos, y para ello, en el caso que nos
ocupa, los lleva a atajar por la Platera; esta es una de las calles cntricas de Murcia y adems muy
emblemtica, su ubicacin en lnea horizontal (de Este a Oeste, o decumano) permite cruzarla y
ver la procesin cuando pasa por una de las calles perpendiculares (En este cardo cardo) que es
Gran Va Francisco Salzillo.

556

Nazareno por la sangre,


hace un vnculo del Paso
en donde echaron el hombro
ms de cien antepasados,
y antes la hacienda perdiera,
a ser rico o mayorazgo,
que el anda a que va sujeto
por derecho hereditario,
porque el nazareno sabe
que el serlo no es un regalo,
ni gracia de ningn prcer,
sino privilegio nato,
algo que naci en la fe
de sus abuelos impvidos,
que la tradicin sanciona
y que ha venido a sus manos
porque mantiene en su tipo
noble, robusto y gallardo,
la seleccin nazarena de que es legtimo
vstago
Murcia. 1991. Antonio Daz Bautista. Cuentecillo de una tarde de
Mircoles Santo615.
El Berrugo es un personaje del cual ya hablamos en el captulo
III; aqu es nuevamente protagonista, envuelto en cierto misterio. El
autor se recrea en desmenuzar los detalles de este cuento, al que define
como cuentecillo que, como dira algn espritu socarrn en plan
irnico no llega ni a cuento-, o como dira algn enamorado de la
potica. El argumento es contar en primera persona una historia trivial,
pantalla de otra ms honda; hablar de un hecho corriente para destacar
615

DAZ BAUTISTA, Antonio. Cuentecillo de una tarde de Mircoles Santo. LOS COLORAOS
Pg. 31. Archicofrada de la Sangre. Murcia. 1991.

557

otro singular; describir un paisaje para identificarlo con un personaje


convertido en leyenda y representante de un modo de ser especial,
sobre el que se expone su cara ms humana, dejando de lado su
marcado descrdito. El fondo de este relato es situar al Berrugo en el
momento de coger las habas, o de robarlas segn cuenta la leyenda-.
A la vista de don Antonio Daz Bautista aparece el enigmtico
personaje que le comenta la belleza del entorno, mientras l pinta
plcidamente en ese rincn de la huerta. El visitante con slo mirar al
cielo, mirar las aves voladoras, las nubes tembollonas y la direccin
que llevan, tanto stas como los pjaros, predice el tiempo que va a
hacer durante el trayecto de la procesin de Mircoles Santo, e incluso
en qu tramo del mismo empezar a llover. Algo que nos parece de
ciencia ficcin, pero que no lo es.
El intruso de la intimidad del pintor no es otro que el Berrugo
que acude a la huerta en busca de las estupendas habas y aprovecha esa
oportunidad de conversar amablemente sobre el tiempo que puede dar
brillo o sombra, segn luzca el sol y la luna, a la Procesin. En el
cuento, como si de cuadro pictrico se tratara, el pintor se dio de
bruces con l buscando retratar la huerta pero que en la realidad retrat
al Berrugo como el propio pintor Explica:
Hace ya bastantes aos que me lo encontr una tarde de
Mircoles Santo, y todava dudo de que fuera verdad. Estaba yo
pintando en la Huerta, para aprovechar la luz de primavera. Tuve
suerte y pronto encontr el lugar adecuado; ni cros enredadores, ni
perro que ladrase, ni brisa que moviese el caballete. Trac el dibujo, y
empec a mancharlo de color: azul cobalto muy aguado para el cielo,
ultramar diluido para la sierra lejana, y una capa de ocre anaranjado
sobre la tierra para ir fundiendo encima los verdes de los rboles y
los bancales.
Lo v venir por el carril, montado en bicicleta. Pedaleaba muy
despacio, con ese sosiego inverosmil con que los huertanos viejos se
mantienen sobre las dos ruedas. Aunque me salud cortsmente, intu
que no le agrad encontrarme. Tampoco a m, que tan a gusto estaba
disfrutando de la pintura, me alegr su llegada... Era enjuto de rostro
y de cuerpo. Conservaba el cabello oscuro, liso y planchado hacia
atrs. La piel de la cara de color ocre terroso, se arrugaba junto a los

558

ojillos para estirarse en los pmulos salientes. La boca era grande, los
labios muy finos, una nariz enorme, aguilea y puntiaguda. Vesta de
oscuro, con chaleco abierto por el que asomaba su camisa blanca con
los botones negros.
El recin llegado se dirigi al bancal y empez a recoger habas
con cierta prisa. Yo lo observaba, tan afanoso en su tarea. De pronto
me dijo, queriendo entablar pltica: Qu? Pintando? El tipo no me
resultaba grato pero tuve que replicarle algo. Pues s, ya ve Ud....
pintando un ratico...
Por encima de la sierra empezaban a asomar, como palomas
blanquigrises, unas nubecillas inocentes; un leve viento estremeci las
caas de la acequia. El de las habas mir al cielo como un perro viejo
que olisqueara el ambiente. Se qued pensativo y afirm: Esas nubes
vienen de levante. Son de agua. A ver si se moja la procesin, le
dije, y en su cara chupada se dibuj lo que quera ser una sonrisa,
pero era una mueca repulsiva. Me contest: En cuanti que estn los
tronos en la Glorieta, va a empezar a caer agua. Lo deca con tal
delectacin que me indign por su mala sombra.
De pronto se oyeron voces en la casa vecina; una mujer deca:
Ya lo tis too preparao encima de la cama Anda vstete no te
shaga tarde Y un hombre contestaba: Nena amos a coger las
habas. El de la bicicleta tom su capazo, lo at presuroso detrs del
silln y me dijo con mirada recelosa: Geno, ya tengo bastantes
Qudese Ud. Con Dios, gen hombre y se fue por el carril...616.
616

El personaje Berrugo tan popular en el paso del Pretorio de la procesin de Mircoles Santo,
ya ha quedado definida su idiosincrasia, segn el acerbo huertano. Queda claro que en el cuento de
Daz Bautista pone el acento en ese hombre mezcla de incordiante actitud y de talante humano al
mismo tiempo. La historia de las habas que, segn la leyenda, las robaba, es un motivo de singular
filosofa. Para las personas que no conocen muy bien la idiosincrasia huertana, aclaramos que las
habas son un producto culinario de los ms socorridos en la alimentacin de esta tierra; son muy
sabrosas; van envueltas en una spera corteza que slo es comestible cocida y aderezada con aceite
y limn, pero la semilla que son los granos, son muy jugosos y se comen en crudo; por abundar este
producto en la huerta los nazarenos suelen echarse a la sen un puao; antes era un producto
considerado pobre, lo daba la huerta en abundancia; ahora es muy apreciado por sus propiedades
dietticas. El Berrugo, que es hombre sin patrimonio y un mano larga para coger lo que no es
suyo segn la leyenda robaba las habas sin que nadie lo pudiera descubrir por ms que lo
acechaban. Por este comportamiento y por su fsico enjuto y spero, ha adquirido en nuestra
sociedad carta de naturaleza como personaje de actitud enigmtica, cargado de sabidura y filosofa
ya que robaba lo justo y por necesidad. En definitiva es un personaje entraable, acrrimo del Cristo
de la Sangre. En el paso del Pretorio est representado como esbizrro, lo que contribuye al
rechazo que se muestra por l. Tiene, como dice don Antonio, cierta mala sombra en su semblante,
al mismo tiempo que es interesante por su capacidad de observacin y su particular ojo avizor. En

559

D. Antonio Daz Bautista es Catedrtico de Derecho Romano de


la Universidad de Murcia; es polifactico, pues escribe, pinta, y su
curiosidad intelectual lo lleva a cualquier punto del mundo y a cada
uno de los rincones murcianos; es un costumbrista nato y de sus
investigaciones en este apartado nos enriquecemos todos ya que es
asiduo colaborador de La Verdaden donde nos explica lo averiguado
y aprendido sobre enseres, recetas culinarias, hbitos de vida, etc.
La Semana Santa de aqu la conoce al dedillo ya que es cofrade
de Nuestro Padre Jess y un estudioso de la procesin de Viernes Santo
en la maana. En este relato su atencin discurre pensando en la
procesin de los coloraos; nos muestra una faceta popular que est ah
y que nadie ignora, pues todos conocen al Berrugo, del que dicen que
era antiptico y adems robaba las habas de los bancales el da de
Mircoles Santo. En plena tarea es donde lo ubica el autor. Como se ha
dicho en varias ocasiones dar habas durante los desfiles procesionales
de Semana Santa es muy tpico de aqu de Murcia.
Murcia. 1998. Alberto Castillo. Juan El Lechuga617.
Con este cuento cerramos la tanda de relatos pasionarios breves.
El ttulo es de referencias murcianas cien por cien, pues famosa es su
huerta y los productos que cosecha, entre los que destaca de manera
particular la lechuga que para el protagonista, adems, se convirti en
mote. Narra la historia de un humilde huertano cultivador de las
clsicas hortalizas tan preciadas en lonjas y mercados. Las lechugas
aqu se cran de varios tipos, largas y cortas, romanas y de flor. Por la
dedicacin a este producto y la calidad alcanzada dieron en llamarle el
lechuga.
Estos motes, propios de jerga murciana, aceptada como la cosa
ms natural del mundo, por muy peyorativo que suene el trmino, en
estos relatos invisten un grado de divertimento y gracia; adems son
motes que pasan de generacin en generacin.
Juan el Lechuga es, segn nos cuenta el autor, estante de Los
Azotes de la Cofrada de Jess, desde muy joven; puesto que hered de
Murcia, cuando alguien no es del todo cmoda su presencia o su forma de ser, se le dice berrugo.
Se ha convertido en un prototipo de la sociedad murciana.
617
CASTILLO, alberto. Juan El Lechuga. NAZARENOS n.1. Cofrada de Nuestro Padre
Jess. Murcia. 1998.

560

su padre. Con posterioridad fue tambin estante de La Dolorosa. La


historia parte al contar el interesado episodios de su vida encabezados
por los de las emociones de su madre en Viernes Santo de madrugada,
cuando llegaba la hora de vestirse de nazareno para marchar a la
procesin.
Recuerda su matrimonio con la novia de toda la vida, el
nacimiento de su primer hijo, Bartolico, que se troc en dolor, pues
muri dos aos despus de nacer. Con estas circunstancias se crea una
historieta sublime e ingenua, que sumada a tantas otras, configuran la
historia paralela de las procesiones.
El Lechuga representa a un hombre destruido por el dolor, pero
recuperado de nuevo a la gracia por su amor a La Dolorosa, paso del
que era estante; cargo que abandon, y despus busc de nuevo,
cumplindose esa mxima agustiniana de que todo aqul que busca
algo es porque antes lo posey en su corazn. As queda plasmado
segn el relato de Juan El Lechuga:
Lo que no saba Juan El Lechuga, lo que nunca supo nadie, es
que desde aquel momento su hijo tambin iba en el paso con l.
Pues Dios Amor, haba querido que Bartolico, ese ngel que se llev
de la huerta, todos los aos, en llegando Viernes Santo, bajara a la
tierra e hiciera compaa a su madre Dolorosa en el paso de la
procesin que los hombres con esmero le preparan. Y para que
vosotros tambin lo sepis y podis reconocerlo, os dir que
Bartolico, el hijo de Juan El Lechuga, es ese angelico cado en
tierra que esconde su apenada carita besando con extremo cario el
manto de la Dolorosa y que va tras ella en el lado izquierdo, justo
encima de donde toda la vida su padre estuvo metiendo el hombro.
Bartolico muri dejando a sus padres muy desolados, El lechuga
no lo super y abandon a La Dolorosa, que tanto quera y en la que
tanto confiaba. Cuatro aos despus un nuevo alumbramiento, en esta
ocasin el de una nia, devolvi al Lechuga a su puesto de siempre, en
el trono de siempre, en la procesin de toda su vida. La ternura del
autor ha interpretado que ese angelico llorn y regordete, para Juan El
Lechuga y Carmen, su mujer, lo encarna Bartolico, que es el autor del
milagro.

561

Alberto Castillo Baos es un comunicador de la radio, puede ser


que su habitual discurrir por este mundo en el que no siempre tienes
guin previamente escrito, lo hayan convertido en un buen
improvisador, en cuenta cuentos y en un visionario a la hora de escribir
alguno de sus relatos breves. Lo cierto y verdad es que cada cuento de
Semana Santa nos aporta matices muy sensibles, muy cndidos,
adems de muy recogidos sentimentamente y muy lricos.
.
Finalizado el captulo que nos ocupa, a todo lo expuesto aadimos
nuestras conclusiones generales, las cuales fundamentamos en que
estos relatos breves quedan muy diferenciados del conjunto de textos
reseados en captulos anteriores. Los cuentos no estudian la Semana
Santa, contemplan episodios adscritos a ella. No la narran, ni la cantan,
sino que la expresan en sus propios espacios, en sus particulares
ambientes y cuando cuentan los hechos en torno a sus procesiones, lo
hacen desde la cotidianidad, la sencillez, la pura comunicacin,
dndole con ello ese matiz entraable y casero que resulta tan querido.
Estos relatos adems de comprender frases preciosas, escenas
hondsimas, situaciones verdaderamente conmovedoras y unas
expresiones de amor bellsimas, son portadores de forma especial del
tejido ms ntimo que asienta la Semana Santa, la celebracin ms rica
en conexiones sociales, y la ms clara a la hora de asumir la certeza de
que en las personas, detrs de las tnicas, las bandas de msica, los
tronos y los pasos est la esperanza porque estn las personas.

562

563

CAPTULO VI

PREGONES DE SEMANA SANTA 1933-2003

564

565

6.0.- ALGUNAS EXPLICACIONES SOBRE PREGONES


Como en cada uno de los captulos de nuestra tesis, consideramos
oportunas algunas explicaciones acerca del tema a desarrollar. Sobre el
de pregones, que ahora nos ocupa, sabemos que su acepcin ms
generalizada es: decir en voz alta algo que interesa que sea odo por
los dems; concepto que en lo fundamental no ha cambiado.
El pregn corresponde al gnero de la Oratoria, como lo
manifiesta Isaas (62.11) al decir: "He aqu que el Seor ha mandado
echar este pregn hasta las extremidades del mundo". El Sumo
Sacerdote de Judea anunciaba el Ao Nuevo durante el transcurso del
signo de Aries en un acto que se haca en voz alta para que fuera
escuchado; era pues, un pregn. Moiss pregona desde el monte Sina,
las Tablas de los Diez Mandamientos.
De manera similar, el Corifeo griego no era sino una especie de
pregn, pues en l se deca en voz alta una serie de advertencias para la
buena conducta del hombre, al que inducan a reflexionar.
En tiempos Imperiales, una carta del Emperador no dejaba de ser
un Pregn dirigido a sus sbditos. El Edicto de Ciro es en s un pregn.
Los erarios del Rey convertan cada censura en un pregn.
San Pablo (1 Cor., 1,23) se llama as mismo pregonero, heraldo de
un mensaje que tena que ver con el seguimiento del mensaje de
Cristo. En el poema de Mo Cid (ao 1.140, versos 287 y 1197) nos
dice que pregonar es hacer notorio algo para que, venga a noticia de
todos y que pregonero ha de ser quien divulgue una cosa que se
ignoraba. Y, el Juglar medieval, era un pregonero de esenciales
misivas, pero pregonero al fin y al cabo.
Hasta la llegada de las nuevas tecnologas, al juglar lo reemplaz
el clsico pregonero de oficio, con un ingrediente que era el de esa
chiquillera pueblerina y vocinglera que, como squito real lo preceda
alborotando al vecindario. Toda esta parafernalia, inofensiva, ha
desaparecido de nuestra cultura, y lo cierto es que como oficio se ha
perdido el de pregonero. Como discurso cultivado, ha renacido un
hacer de pregonero. Haberlo perdido como oficio es como perder un
bordado en caamazo, porque ellos marcaban unas formas que hoy en
da constituyen en la memoria el dibujo de todo un paisaje
costumbrista. Nos hemos quedado hurfanos de ese intimismo y sin

566

vigencia lo de dar tres cuartos al pregonero, pero hemos ganado una


informacin minuciosa y entraable que nos reaviva tradiciones,
historias casi olvidadas, e incluso otras enteramente ignoradas.
Ahondando en el tema, si nos preguntamos qu es un pregn,
debemos de consultar fuentes. En primer lugar citamos a Sebastin de
Cobarruvias que nos dice que pregn es La promulgacin de alguna
cosa que conviene se publique y venga a noticia de todos618. Desde la
Edad Media el pregn era algo consustancial a la sociedad y actuaba el
pregonero como el ms genuino agente comercial619, a pesar de que era
su oficio poco reconocido. En el orden social establecido, segn
Adalbern de Laon,620 el pregonero no se deba haber incluido ni
siquiera en el tercero de los rdenes estructurados, pues junto al de
verdugo el oficio de pregonero sabemos que era el peor considerado
dentro de la escala de los oficios621.
Era el escaln social ms bajo de todos los trabajos y estaba muy
mal remunerado622. Dando un gran salto en el tiempo, diremos que
hacia 1950, segua siendo el oficio humilde que slo ejercan personas
de baja estima social y profesional y que reciba un sueldo sobre un
40% menos que el de cualquier bracero623. A pesar de transcurrir varios
618

COBARRUBIAS HOROZCO, Sebastin. Tesoro de la Lengua Castellana o Espaola.


Pg. 879. Ed. Yurner. Madrid, 1977.
619
El pregonero comunicaba la celebracin de almonedas, en las cuales lo frecuente era
subastar productos correspondientes a los diezmos de la Iglesia. Numerosos Legajos de la
Catedral de Murcia (ACM) nos dan noticia de ello, entre otros los Legajos 75, 168, 220.
Uno de los pregones ms repetidos se produca para anunciar almoneda de frutos del
campo correspondientes a los diezmos de la Iglesia y tambin sobre los de las Tercias
Reales. Se pregonaba as mismo la entrega, al tanto por ciento o arrendamiento, de grano,
por parte de las dezmeras o las Casas Tercias, para proceder a la siembra de cereales.
620
A finales del siglo X, el clrigo Adalbern afirmaba que la sociedad estaba formada
por tres grandes rdenes, cada uno de los cuales desempeaba una funcin determinada:
los eclesisticos rezaban, los guerreros combatan y los campesinos y dems trabajaban.
GARCA DE CORTAZAR, Y RUIZ DE AGUIRRE. Gran Historia Universal. Vol. XII.
Pg. 119. Universidad de Santander. Club Internacional del Libro. Madrid, 1986.
621
Los Reglamentos de las corporaciones nobiliarias englobaban a todo el mundo del
trabajo dentro del concepto de profesiones viles y mecnicas. Los interesados afinaron
ms; aceptaban ser mecnicos pero no viles; reservaron esta ltima denominacin para una
serie de ocupaciones que quedaban en el ltimo lugar en la escala laboral, como es el de
verdugo y pregonero.....DOMNGUEZ ORTZ, Antonio. Carlos III y la Espaa de la
Ilustracin. Pg. 131. Alianza Editorial. Madrid, 1990.
622
En 1679, un tenor de la Capilla de la Santa Iglesia Catedral de Murcia cobraba 200
reales al mes. Los Maitines de la Octava del Corpus del ao 1674 ascendan a 761 reales.
Una tahulla en la Puerta de Orihuela de Murcia, vala 2000 reales, y cien ladrillos costaban
12 reales. El sueldo de un pregonero en estas fechas era de 30 reales al mes. Un pregonero
tendra que trabajar ms de sesenta aos para poder comprar una tahulla de tierra.
Archivo de la Catedral de Murcia. Legajo 168. Exp. 46. Folio1.
623

Esta informacin nos la ha dado en conversacin telfnoca el hijo del ltimo pregonero de oficio
que hubo en Jumilla y que segn recuerda- su madre comentaba lo poco que ganaba su padre.

567

siglos, el oficio socialmente apenas si haba evolucionado. La estima


por el pregonero intelectual, esa no tiene punto de comparacin con el
antes comentado. Es relativamente nueva su adaptacin a actos
pblicos y culturales y estn en plena valoracin en toda Espaa.
Podramos decir que ahora dar un pregn, o ser pregonero, est de
moda. En la actualidad los pregoneros suelen ser cultos y cualificados
profesional y socialmente. Tambin han surgido otros que no deben ser
calificados as624.
En su significado podemos concretar que a partir de 1933, un
pregn es la lectura en voz alta de un discurso que recoge episodios
costumbristas, festivos o conmemorativos, literarios o histricos, de
gran arraigo en la sociedad y que se relata de forma exaltada porque los
pregoneros suelen ser parte implicada en el evento e incorporan al
discurso sus ms tiernos recuerdos, sus ms hondos sentimientos y sus
ms slidos conocimientos sobre aquello que pregonan.
Y sobre los pregones de Semana Santa aadimos que la
importancia de la fecha de 1933 se debe a que fue en la que se glos
por primera vez la Semana Santa. Pero sera en 1939, cuando se leera
un pregn, segn nos dice Federico Garca Sachiz de la Real Academia
Espaola625 que explica: Se trata del pregn, el primero, el
primersimo de cuantos van pronunciados en Espaa, y que a m se me
ocurri. Me llamaron Crdoba, Mlaga, Valladolid, Tarragona,
Zamora, Bilbao, Las Palmas, Valencia, Madrid, Cdiz, Murcia626. La
pennsula entera, y nuestras islas, deseaban or un pregn, nombre que,
tomado del que yo utilic en el Teatro de San Fernando, se
populariz.

624

Econmicamente alcanzan dos extremos; la mayora de pregoneros son personas cultas de bello
discurso, que ejercen el oficio de pregonero sin remuneracin alguna, y ciertos profesionales
populares del mundo de la moda y la cancin que cobran, como diran en mi pueblo un pastn.
Dos ejemplos se han producido en los ltimos 24 meses, uno en Jumilla en cuyas Fiestas de la
Vendimia fue pregonero el cantante Ramoncn y cobr 400.000 ptas. Se produjo en agosto de 2002;
otro el de la Feria de Cdiz pregonada por Roco Jurado y que TVE coment haba cobrado un
milln de ptas. Hace un par de aos en Mazarrn fue pregonera Mis Mazarrn, que no s si cobr,
e Isabel Pantoja, en la misma ciudad recientemente fue pregonera y slo se coment que haba
cobrado mucho por tal menester. En el peridico de La Verdad de abril de 2003, se public un
artculo que escribimos sobre este tema. Titulado Pregoneros y pregones que habla de todo este
engranaje.
625
La Vanguardia. pg. 13, 1939
626
Esta cita de nuestra ciudad hemos intentado constatarla, pero no ha sido posible por no tener
ninguna referencia el Cabildo Central de Cofradas de Semana Santa en Murcia. S sabemos que
Don Federico Garca Sanchs dio una charla sobre Semana Santa en la ciudad de Cartagena, cuya
fecha tampoco nos han podido precisar. Garca Sanchiz era Acadmico, tambin lo era Don Jos
Mara Pemn, miembros del Nacional Catolicismo, conocidos coloquialmente como Charlistas.
En su labor intelectual, apostlica, recorrieron numerosas ciudades de Espaa y de Hispanoamrica.

568

Con este testimonio sabemos, pues, el ao en el que dio


comienzo esta costumbre, despus convertida en tradicin, as como el
autor primero que habl exaltando la Semana Santa de Sevilla en el
Teatro Cervantes de esa ciudad, pero que en 1939 en el Teatro San
Fernando de Sevilla, presidido por el General Queipo de Llano, se dio
una charla denominada por la prensa, a raz de que as lo definiera el
propio glosador, "Pregn de Semana Santa. Tuvo lugar el 1 de Abril,
vspera de Domingo de Ramos, fecha en que se firmaba el ltimo parte
de guerra627. Surgi as uno de los actos que, a partir de estas fechas, se
convertira en esencia de las fiestas de Semana Santa en toda Espaa.
En la Introduccin del libro que ofrece sobre este primer pregn
citado, Jos Snchez Dub, vuelve a confirmar que en Sevilla se ley el
primer Pregn con las caractersticas que hoy conocemos. Como
apreciamos, "Sevilla tuvo que ser" y fue la ciudad sede del comienzo
de este acontecimiento, siendo evidente que el pregn de Semana
Santa, a partir de esa fecha, se convirti en un emblema configurado
por una serie de caractersticas, las cuales iremos apreciando a travs
de los prrafos que sern seleccionados y que, consecuentemente, tal
cual lo asienta Garca Sanchs en 1.939, toda Espaa quera que en su
Semana Santa se leyera el correspondiente pregn.
En Jumilla sabemos que se ley pregn de manera informal, a
partir de 1959. En la dcada de mil novecientos setenta estaba
plenamente incorporado en la Semana Santa de Murcia, y, a partir de
los ochenta fue generalizado en toda la Regin. Al respecto, y como
nota curiosa, apuntamos que desde el ao 2000 se da lectura al "Pregn
de Semana Santa en Espaa628. Otro referente curioso es que el
tradicional prlogo de un libro, cuando este libro es de pregones, no se
titula prlogo sino "pregn general.629 Como antes decimos el pregn
de Semana Santa impregna con nuevo matiz algunas pginas de
nuestra cultura.

627
628

La Semana Santa de Sevilla, 1942-1958. Vl. I. Pg. 27. Guadalquivir, Sevilla, 1992.

El primer pregn de Espaa se ley en el ao 2001. En 2002 lo ley Don Jess Fonseca
(periodista). Peridico de La Razn de 17 de Febrero.
629
ARVALO GARCA-GALN, Juan Pablo. Pregoneros y Pregones. Ferias y Fiestas de San
Pedro y San Pablo. Pg. 19. Burgos, 1988.

569

6.1.- PREGONES DE SEMANA SANTA


1959. Lorenzo Guardiola Toms. Jumilla.
Pregn en verso no es lo usual; alguno hay, pero son excepcin.
Est escrito con entusiasmo y en l hace una loa a Jumilla, a su Semana
Santa y a la mujer. Fue el primer pregn en verso que, junto a un
segundo del mismo autor, son los nicos en este gnero literario que se
han ledo en Jumilla. A partir de 1959 leer pregn ha sido el acto de
apertura de de Semana Santa en este pueblo. Lo curioso es que en estos
primeros aos se lea a posteriori, pues la semana siguiente a la de
Gloria se celebraban en Jumilla Juegos Florales y era en ese acto
donde se glosaba sobre Semana Santa. Como tal pregn qued
instituido en 1974 y la fecha para exponerlo Domingo de Pasin.
El Pregn ha resultado ser una plataforma propagandstica cuyo
exponente primero es el prestigio intelectual y social del propio
pregonero, del que se busca que sea persona con presencia habitual en
los medios de comunicacin; que tenga facilidad verbal para llegar a
las masas y que sea un personaje pblico o notorio en la sociedad; en
definitiva que tenga influencia meditica. Esto ha derivado a que se le
proponga ao tras ao a periodistas, polticos, altos cargos de la
administracin y profesionales famosos.
En los contenidos del Pregn de Semana Santa lo menos presente
son los actos a celebrar en esos das. Lo verdaderamente buscado es la
difusin en los medios y la captacin de visitantes a la ciudad para
presenciar las procesiones, por eso se suele escribir a base de
instanteas sobre historia, monumentos y tradiciones ms asentadas.
El presente pregn queda muy lejos de esta poltica de mrketing;
por estas fechas el pregonero de lo que ms se responsabilizaba era de
transmitir un mensaje religioso y un texto de calidad literaria; la
emocin y la satisfaccin era que el trabajo gustara y sirviera a los
destinatarios. En estas fechas el pregn era ms puro, menos
contaminado de intereseses tursticos y comerciales, era ms
espontneo. As se capta en el que nos ocupa, que es, en parte,
paradigmtico:

570

Pregn de Semana Santa


que del corazn me sale;
no s que ocultos metales
te otorgan el limpio son.
Pregn de vena caliente y
de espiga no madura
pregn donde la ternura
se funde a la devocin
No habr rosa, ni belleza
como las de tus mujeres,
Jumilla. T sola eres
la llama de mi pregn...
Y entre sendas de romero,
de tomillo y mejorana,
murmullos dir en Santa Ana
la fuente que all brot...
Eres mora por los celos
y, por los rezos, cristiana,
Don Fadrique que una maana
desgaj de Aragn.
Que cada da estremezca
el alma con tu plegaria,
y surja una pasionaria
que sublimice el dolor
Que repiquen las campanas
a gloria, por el Amado,
y del bien resucitado
se ilumine el porvenir...
Pregn de Semana Santa
que del corazn me brota
Pregn de la infancia rota
y el ensueo que se fue.
Si del ayer eres brasa,
del futuro eres semilla,
Semana Santa en Jumilla:
exalta Esperanza y Fe!
D. Lorenzo Guardiola Toms es un reconocido escritor, nacido
en Jumilla630. Primer pregonero de la Semana Santa de este pueblo que
630

GUARDIOLA TOMS, Lorenzo. Es autor de varias obras literarias. Sus primeras poesas
fueron publicadas en 1926, cuando slo tena 18 aos. Cuenta con varios premios literarios, entre
ellos el premio Jauja de Valladolid. Finalista en el concurso de novela organizado por Sinergia, en
Barcelona. Accsit en los Juegos Florales en Torrijos de Toledo. Autor entre varios trabajos de
Historia de Jumilla (Edicin patrocinada por Bodegas Cooperativa San Isidro, 1976). Don Jos

571

marc un alto nivel intelectual para los posteriores pregones y


pregoneros. Fue nombrado pregonero de nuevo aos despus y l
volvi a servirse del verso para tal menester. En nuevas intervenciones
su pregn fue escrito en prosa. A lo largo de su vida profesional, como
mdico, compagin la ciencia con las letras e intervino en numerosos
certmenes literarios y realiz una labor investigadora sobre la historia
de Jumilla muy importante.
1979. Rvdo. Sr. Don Juan Hernndez Fernndez. Murcia.
Este hombre fue muy querido en Murcia como persona y como
sacerdote. Su pregn es el paradigma de todos los posteriores, no slo
en Murcia sino en toda la regin. Su pregn es denso y de una gran
potica, de un gran lirismo; de forma correlativa analiza cada procesin
de cada da de la Semana Santa murciana. Era conocido como un
cofrade vocacional que viva la rememoracin de la Pasin con
autntica fe y entrega, y con empeo de que todos aprendieran de esos
pasajes su leccin evanglica. Su sensibilidad para plasmar la esencia
de las procesiones pasionarias es singular. Hace un recorrido lleno de
delicadeza, con una gran intuicin y capacidad de observacin.
Su pregn lo estructura con gran pulcritud, a modo de manual; en
l hace un recorrido, sosegado, explicativo de cada momento; algo as
como hace Santa Teresa en Las Moradas. Titula cada apartado (estos
ttulos los pondremos en negrilla) con una gran didctica y belleza y al
final, slo los ttulos ya son en s un pregn envuelto en una gran
potica, sin obstruir su primordial mensaje.
Estos ttulos tan sonoros, plenos, expresivos y sugerentes son,
entre otros: El Prtico, EL Trnsito de Dios: El amor, El
dolor, La vida. Contina su recorrido construyendo con sus
enunciados una especie de catedral para la Semana Santa; en su
deambulatorio de contiguas capillas, cada una cumple una misin de
alabanza a Dios. El cura bueno le llamaban por aqu; l, pleno de
vocacin sacerdotal, como pregonero nos presenta en el segundo
apartado de su prdica, El Paso de Dios en Murcia: Espaa, temblor
de fe. Nos ha conducido con este titular al bside porque all empieza
la Semana Santa, porque all est el sacramento.

Antonio Martnez Torres realiz su Tesis Doctoral sobre este Ilustre jumillano titulada: Lorenzo
Guardiola Toms y su Obra Indita, dirigida por D. Francisco Javier Dez de Revenga, publicada
por la Asociacin Amigos de Jumilla, 1996.

572

Con su verbo pregona cada uno de los das Santos, colocndoles


una espece de filacteria con enunciados como: Domingo de Ramos, o
la Esperanza. Lunes Santo, o el Perdn. Martes Santo, Rescate y
Salud. Mircoles Santo, o la Sangre de Dios. Jueves Santo, el
Silencio dolorido. Viernes Santo, o el Milagro de Salzillo. Noche del
Viernes, Misericordia y Muerte. Domingo de Gloria, o la Vida.
Termina anunciando la Convocatoria y Llamada. Entre las
palabras Prtico, la primera escrita en el pregn y Llamada,
ltima del pregn cunto nos dice el cura bueno!
Si a cada nombre titular le acompaa un sustantivo que lo
complementa, todas estas oraciones gramaticales que forman,
analizadas, son en el fondo oraciones o jaculatorias y cada una de
ellas, en su conjunto, nos pregonan el camino a seguir y la profunda
belleza de los sentimientos de la religiosidad, entendida desde esa
espiritualidad con la que es vivida en estos das de penitencia y que en
el presente pregn aflora llena de trminos sencillos, pero tan medidos
entre s que su armona suena tanto en la grafa como en el instrumento
fontico al ser ledo.
Vamos pues, a resear algunos prrafos de este hermoso pregn
tan teolgico y literario:
Prtico: Nadie rompe el silencio. Por los lirios se encarama la
luz, que est mojada.
Alguien trajo el azahar. Y son los dedos
infinitos de Dios, en los olivos,
los que pintan la muerte en el aire...
Primavera en el alma de las rosas
escapadas de un huerto. Los claveles,
levantados, sin piel... Y las violetas
en la carne madura de las nubes...
Dejad que pase Dios por las ventanas,
golpeando en el alma de las puertas;
arrastrando las cruces; llorando
por el ojo imposible de los vientos...!
Dejad que pase Dios, que est de viernes,
y la muerte es precisa...
El trnsito de Dios: Y Dios que no conoce el tiempo, encierra su
eternidad en el crculo de siete das. Y su trnsito, de un extremo a otro
de la comba del cielo, se realiza y cumple en una singular cronologa

573

hebdomadaria. Por algo llaman Santa a la Semana de Ramos a


Pascua. Es el paso de Dios, un da tras otro, culminando en las
grandes jornadas, santsimos das, del Amor, del Dolor, y de la Vida
El Paso de Dios en Murcia: Espaa, temblor de fe. La Semana
Santa, el Paso de Dios, se vive, dramticamente, en Espaa. Ningn
pueblo, como el nuestro, ha sabido penetrar tan profundamente en el
Misterio de la Pasin de Jesucristo. En el drama de Jess, la tierra
participa y se incorpora. La Semana Santa es clamor al aire libre, y
santsimo callejeo. La geografa espaola, en suelo de Hispania, se
transforma en templo gigantesco, en baslica inmensa, levantada en
las ojivas de sus palmeras, sin otra bveda que el alto cielo azul que la
domina
.
Apologa de las Procesiones: Y, ahora, permitid, seores, que la
voz del Pregonero se convierta en garganta proftica. Y sus acentos
olviden la loa y el elogio, para transformarse en interpelacin y
apologa. Se levantan hoy da, y, tristemente, desde meridianos de
cristianismo y llamada catolicidad progresista, crticas, escarnios y
menosprecios de ese Paso de Dios, que son las Procesiones de Semana
Santa.
Con la fcil excusa de una fe adulta y modernizada, asptica y
hostil a las expresiones externas, se promueven campaas de
indiferencia, cuando no de abierta contradiccin, hacia los
tradicionales desfiles pasionarios espaoles.Las procesiones son
legtimas expresiones de fe cristiana, afirmaremos de nuevo.
Necesarias y queridas por el pueblo. Y hoy, ms que nunca.
El pregn es, como vemos, analtico y crtico, que trata de las
ideas y lenguaje activado en nuestro entorno y en plena vigencia631 El
pregonero expresa la decepcin por el trato descuidado dado a la
Religin y a la Iglesia; aunque este matiz ms bien se puede decir que
es una constante histrica. (A finales del siglo XIX, Po Tejera, en
texto reflejado en el captulo III, recordaremos que haca un
comentario similar). El cura bueno, sigue enamorado de su misin,
hablndonos del Paso de Dios, y ahora ser en Murcia en la que
detenga su atencin para hablarnos de las concomitancias de nuestro
paisaje con el que acogi la Pasin:
631

Hasta tal punto el pregn de don Juan Hernndez es paradigmtico y sigue tan de actualidad que
es frecuentsimo que la mayora de los pregoneros, con mayor o menor amplitud, aludan a este
pregn sobre algunas de sus frases. Es una realidad que desde su lectura, el pregn de Don Juan
Hernndez se convirti en un pregn paradigma de pregones.

574

He cruzado las rientes huertas de Nazaret, y los campos


sembrados de Jeric y de Beln Con reverencia palp las aguas
lentas de la Samaritana Yo aseguro y certifico la impresionante
aproximacin entre aquellas tierras y las nuestras.
Bien pudiera ser la Murcia nazarena y procesionaria, este
Jerusaln redivivo de ahora. El ir y venir de penitentes, y pasos por
sus calles ms antiguas No es el ir y venir de la gente en la maana
del Viernes, desde el Pretorio al Calvario recorriendo la calle ms
amada por los cristianos, la Calle de la Amargura?.
Otra murciana, Carmen Conde, abord el tema de esta similitud de
parajes en su texto, expuesto en el III captulo. Tras estos temas de
prembulo, el pregonero aborda su personal interpretacin de cada una
de las procesiones celebradas en la Semana Santa de Murcia632 para
concluirlo con el apartado: Convocatoria y Llamada, que reseamos
como final de este texto:
Y es hora de hacer silencio. El Pregonero debe acallar sus voces,
para que sea posible la contemplacin y la plegaria interior Durante
un tiempo estuvo proclamando el paso de Dios en Murcia en la
Semana Santa, y es hora de franquear a Jesucristo su entrada en las
calles y plazas, en el aire transido de pasin, en la luz de la primavera,
en el templo de los corazones Y habris de permitidme, Monseor,
que me sirva, como llamada y convocatoria, de las palabras que, como
obispo de la Iglesia de Cartagena-Murcia, habis dejado escritas:
Sin duda habr quienes no tengan fe o no crean en Jess Resucitado,
viviente hoy en medio de nuestro pueblo.
Es posible que no acaben de entender el misterio pascual
cristiano y se queden, sorprendidos y asombrados, en la sinfona de
luces, colores, msicas, claveles y belleza, orden y silencioYo les
pido que hagan un esfuerzo por comprender que todos esos elementos
estticos son un pregn y un grito que entronca con la voz y las
acciones de un Hombre justo, bueno y cabal que vivi y muri hace
veinte siglos.
Este es el Pregn de la Semana Santa murciana. Para vosotros,
gentes sencillas, hombres de buena voluntad Murcia os convoca
Ciudad de las Siete Coronas y un Corazn os llama La veris
632

La descripcin de las procesiones de Semana Santa, ms o menos reducido es frecuente que


figure en otros pregones, pero en ninguno se profundiza ni en su cometido evangelico, ni artstico.
Se hace como ilacin pero con titulares nada ms.

575

convertida en templo magnfico para gloria de Dios, el dolor de Dios,


el trnsito de Dios El cielo y la tierra se asociarn al dolor y al
amor de Cristo
Este pregn est considerado como una bella pgina de arte, tan
preciada como tantas otras que visten nuestra Semana Santa. Don Juan
Hernndez, que fue Consiliario de todas las cofradas de Murcia, por
todos es recordado como el pregonero poeta, el que cant a Murcia con
el ms bello lenguaje, con el ms exquisito pensamiento, con la ms
certera crtica, con el ms hondo anlisis de la piedad y religiosidad;
con el ms enamorado entusiasmo del que pregona la palabra de Dios.
El cura bueno es el que habl a borbotones, teniendo entre sus
manos el preciado hacer cotidiano de los hombres. El que escribi
recogiendo en su pluma la sangre de Cristo, el que marc nuevos
estigmas en su discurso, seguro de estar amparado por la Cruz de
Cristo. El que se sinti en todo su esplendor arraigado a la tierra que lo
vio nacer; el que protegido por su Hacedor se dej lanzar por los aires
de la lrica, el eco de la msica del alma, el olor de aromas del cielo; se
dej vestir por la luna, guiar por el brillo de las estrellas vigilantes del
cielo.
Vag por el alma buscando, como San Agustn, la ciudad celestial
que al dejar pasar a Dios por sus calles, en su pensamiento eran las de
Murcia633. (Hoy te formulamos un ruego: Poeta de gozo, ministro de
Dios, sacerdote para los hombres, que tu sonrisa all arriba no deje de
enviar su reflejo pregonero cada Semana Santa.
Juan Hernndez Fernndez, como ya hemos dicho, marca un
antes y un despus en el estilo de plantear los pregones de Semana
Santa. Es cierto que ya en Valladolid, y en Sevilla, varios de los
pregones ledos estaban estructurados as; pero la sensibilidad y la
conocencia menuda e interna que el autor tena de la Semana Santa y
de las gentes de aqu, convierten a este pregn en una obra literaria con
bastante entidad.
Tambin acusa, en este discurso un fondo teolgico visible, un
alto grado de filosofa y una presencia de los valores espirituales muy
fuertes. Este pregn est lleno de prrafos de singular belleza, la propia
estructura y sus enunciados son en s un poema. Es el pregn de este
633

Es frecuente, a pesar de los aos que hace que muri Don Juan Hernndez, que en prensa
aparezcan artculos recordando su labor sacerdotal y su entrega como cofrade en cada Semana
Santa. Nosotros mismos tuvimos la satisfaccin de que se publicara en la Verdad de Murcia uno de
estos artculos que recordaban y reconocan su labor.

576

querido sacerdote todo un paradigma de cmo se pregona la Semana


Santa.
1981. Jos Luis Castillo Puche. Jumilla.
Estamos en la dcada de los aos ochenta en la cual el pregn est
establecido oficialmente en Jumilla, y prcticamente en todos los
pueblos de renombradas procesiones. Todos se hacen siguiendo las
pautas establecidas por los primeros pregones ledos en Sevilla, que
resultaron ejemplares y que podemos resumir en unas cuantas
caractersticas que los conforman como son: Discurso propagandstico
de un gran contenido apostlico, de una notable prosa potica,
buscador de hechos histricos locales, expositor de las obras de arte
relevantes de la ciudad anfitriona, e inductor a que las gentes a las que
se dirige el pregn, participen en los actos de la rememoracin
programada.
A partir de los ochenta este tipo de pregn adquiri su propio
estilo, convirtindose en todo un clsico de este evento pasionario y un
texto centrado en la historia general del lugar. Su filn propagandstico
es la caracterstica ms desarrollada, ya que todos hablan del lugar
incitando a visitarlo, punto clave de la misin del pregonero.
Jos Luis Martnez Puche, es escritor, poeta, hombre dedicado a la
docencia universitaria. Tiene experiencia intelectual, talento y
sabidura y ello qued nuevamente reconocido al dedicarle la
Universidad de Murcia un ciclo de conferencias -que estudiaba su
obra- en el curso 2002-2003.
Su pregn es de prosa delicada y veraz; tambin est considerado
como paradigmtico en el conjunto de pregones ledos en esta ciudad
de viedos y plantas aromticas. Dos aos antes don Juan Hernndez
haba pregonado la Semana Santa de Murcia, creando escuela, a la
cual pertenece el que aqu nos ocupa.
Inicia su intervencin con una humilde reflexin sobre si sus
cualidades personales son las adecuadas a las de un pregonero. Su
lenguaje es tamizado; de todas las palabras con las cuales puede
expresar la idea, l, como si de cedazo se tratara, echa dentro todas las
posibles para que quede, cernida, la ms bonita y adecuada. No busca
la expresin extraa, ni mucho menos la inverosmil, la busca precisa y
clara para que sea entendido lo dicho. Nos relata la Semana Santa

577

partiendo de describir estampas costumbristas y pasajes que son


historia entraable de unas gentes buenas:
Porque es una felicidad, y yo os lo digo, haber vivido en un
pueblo como Jumilla, poder vivir y seguir viviendo en un pueblo como
ste, donde la vista tiene la medida del hombre, donde la vida es
humana, donde la Semana Santa nos lanza todava a las calles
comunales, en fraternidad y convivencia, en hermandad de fiesta y en
participacin hermanada, en defensa y conmemoracin de unas
tradiciones sagradas y en pblica manifestacin de unas devociones
que nos dignifican. Y por eso uno vuelve gustoso a este pueblo, sea
como pregonero o como visitante, o como peregrino de amor y
hermandad. Yo siempre he sido fiel a Jumilla. Y es que Jumilla se lo
merece, se lo ha merecido siempre. En mi recuerdo infantil, Jumilla
eran calles rectas o medio torcidas, con casas cerradas pero que se
abran al pasar, con hombres magros parados en las esquinas, que se
quitaban la gorra muy cortsmente cuando pasaba mi to, don
Pacualico, el cura, y que venan a contarle sus penas, porque muchas
veces eran jornaleros sin trabajo.
Y es que ser de Yecla y vivir en Jumilla, slo se poda hacer en
paz y gusto yendo al lado de don Pasucalico, que ya era ms jumillano
que yeclano, que se conoca a todo el pueblo, con nombres, apellidos y
motes, que entraba en todas las casas, lo mismo en las de los ricos que
en la de los ms pobres, y que siempre iba por la calle, incluso cuando
llevaba los Sacramentos, con una sombrilla color violeta en verano y
un paraguas recio y fnebre en el invierno. Y muchos de vosotros, los
que sois jvenes, no le habris conocido, pero los que tengis mi edad
o ms lo recordaris muy bien.
Don Pascualico iba siempre dando capones a los chicos mocosos
como yo; y a los mayores les preguntaba por la sementera, por los
embarazos, por los zagales bautizados por l que ya estaban en
quintas; por el ltimo pedrisco, por los enfermos de la familia, por los
plazos de los prstamos, o las letras, que no haba manera de detener,
ni aun invocando al Cristo de la Columna ni a la abuelica Santa Ana;
y recuerdo cuando las parejas de novios iban a casa para las
amonestaciones, o cuando iban a la catequesis; y recuerdo que
tambin me llevaba mi to el cura a visitar a los bodegueros, a las
monjas, a los maestros, y tambin, por supuesto, a la seora baronesa.

578

Y desde entonces creo que tengo yo el gran respeto y el


acercamiento al pueblo-pueblo, porque mi to con todos hablaba, a
todos consolaba, y en cualquier esquina le paraban los hombres de la
blusa, aquellas blusas que se hinchaban con el viento, aparceros
resignados y pacientes que, a pesar de tanta pobreza y tantos abusos
no tenan odio ni violencia en sus almas, y hay que ver en esto lo que
han cambiado los tiempos.....
A partir de ser ledo este pregn, fue general introducir en cada
uno de los ledos matices ntimos del pregonero; ya fue una constante
confesar sentimientos y episodios personales de gran calado afectivo,
religioso o moral. Fue casi un cdigo el no lanzar la palabra hacia la
Pasin sin antes ejercitar la memoria de los recuerdos. El prembulo de
cada pregn constituye una especie de auto de fe, un someterse a juicio
sobre las calidades culturales y sentimentales que lo hacen pregonero,
merecedor de dirigir hacia el pueblo su voz. Con ella ofrecen estampas
descriptivas de un costumbrismo entraable, aorado en muchas
ocasiones. Todo esto queda claro a lo largo del pregn de Castillo
Puche que sigue manifestando sus recuerdos y fijezas de antao
vividas en el pueblo de Jumilla:
El to Pascualico como todos le llamaban, era una parte de ellos,
era como uno de ellos, comparta sus penas y sus alegras, conoca sus
penurias y sus tragedias, y recuerdo que en aquellos treinta y tantos,
mi to, que era un cura bueno y sencillo, siempre inclinado a la
concordia y al perdn, discuta con jvenes airados y con militares en
tensin, porque don Pasualico, que era ms bien un alma de Dios,
crea que todo eso de la justicia social, la reforma agraria y la
comunidad ideal de bienes, eran cosas de buena voluntad, cosas que
vendran con la bienaventuranza del Evangelio, y siempre tena
palabras suaves, insistentes y conciliadoras, y siempre trataba de
poner concordia y armona, y por todo esto no es de extraar que
cuando comenz la guerra y don Pascualico tuvo que estar escondido
en Murcia, los jumillanos de la Casa del Pueblo dieron con su
escondite y fueron a buscarlo, pero no para llevarlo a la crcel o
ajusticiarlo, como se hizo con otros, sino para ofrecerle un rincn
seguro en este pueblo, donde se haba pasado ms de cuarenta aos y
donde todos le queran, izquierdas y derechas, pobres y ricos.
Esta filosofa afable, digna, tiene la ternura de la faz de un
cervatillo; acta como una clueca que pequea se arrebuja para

579

proteger y calentar su cra; es la filosofa de Jumilla vestida del verde


de los pmpanos; la filosofa deseable como dice Castillo Puche- de
vivir sin odio ni violencia en el corazn. Y ms que los datos expresos
sobre cofradas y pasos son estos prrafos que acabamos de
transcribir de los que podemos entresacar mensajes moralizantes.
Pero si el prembulo de este pregn est ocupado por los
recuerdos de su niez, no escapa a revivir sus andanzas por ese pedazo
de monte jumillano que subyuga con su silencio y su aroma a romero
y tomillo, sus pinos reverenciosos, sus piedras limpias, casi preciosas,
y al que su Fuente de la Jarra le da frescura con su cao de agua
cristalina. Sus escarpadas cuestas le marcan metas a alcanzar y sus
escarceos por sus matas fragantes hacen sentir sueos de amor filial a
la naturaleza. De ello nos habla el pregonero con certezas:
Pero antes de pasar adelante y de hablar de vuestra Semana
Santa, no quiero dejar de recordar cuando me escapaba a Santa Ana,
con los frailes, y que eran aquellos los momentos ms felices para m,
porque all montaba en burro y cazaba pjaros, y vea llegar a las
sencillas gentes de los campos, y los vea cantar y bailar en torno a la
Fuente de la Jarra, y desde all Jumilla era un pueblo luminoso que
arda como la estopa con el sol de la tarde.634.

634

En el captulo Semana Santa pueblo a pueblo, aludimos a Santa Ana del monte como espacio
sagrado, pero no la ubicamos fsicamente ni presentamos sus mnimos datos histricos, cosa que
hacemos ahora. Santa Ana es la titular de un monte que dista del pueblo de Jumilla unos cinco
kilmetros y medio. Su picacho ms alto est a 714 m. sobre el nivel del mar. Est plagada de pinos
pioneros y de arbustos aromticos; su espacio ms popular es la Fuente de la Jarra cuyo chorro
de agua las gentes devotas le atribuyen propiedades curativas y sagradas. Cerca de esta fuente se
edific, por frailes franciscanos, un Monasterio cuya iglesia se dise con las caractersticas
arquitectnicas de la iconografa franciscana, o sea, nave nica, estrecha, de pequeas dimensiones,
oscura, austera, con destacada presencia del tema cristolgico. Desde el ao 1756 mora en su
particular hornacina la imagen del Cristo Amarrado a la Columna, obra, preciosa, de Francisco
Salzillo. Esta imagen, desde su llegada al convento -y como por revelacin divina-, es la imagen
querida de los jumillanos que hicieron de Santa Ana su camino de peregrinacin, su espacio
espiritual e intelectual, ya que las decisiones ms trascendentes son dilucidadas entre aquellos pinos
y delante del Cristo. Desde el comienzo de la comunidad franciscana en este lugar se tuvo una
imagen de Santa Ana, gtica, hoy restaurada y convertida en barroca (Su manto puede ir bordado,
estofado, etc., pero su cara ser siempre la de un rostro enjuto, de rasgos desproporcionados, ojos
que miran a travs de un rostro lleno de experiencia, comprensin y bondad, cara alargada, aspecto
rstico y manos grandes de largos dedos). Sus rasgos fsicos son realistas pero no atildados, sus
pmulos son angulosos, como el estilo que la vio nacer, severo y de reciedumbre. Esta imagen es
la abuelica, que es ms que abuela -como deca una nia llamada Cristina-. Se le quiere mucho y
en ella descansa la vigilancia amorosa hacia los que entramos a visitarla y por cuyo motivo ocupa
la hornacina central del retablo mayor. Participa del amor al Cristo, es viga del Sagrario y est
feliz de vernos a los que la visitamos tan confiados en la vida por ese amor a Cristo que, bajo la
iconografa de Amarrado a la columna, tanto buscamos, tanto queremos, tanto necesitamos.

580

La descripcin que hace del Cristo tiene unas matizaciones


especiales y las vamos a ofrecer, aun a pesar de prolongar, quizs
demasiado, este texto:
En esta imagen que tanto esplendor da a Jumilla, Salzillo ha
superado la imagen del Cristo dolorido, abatido y angustiado; hay
imgenes de Cristo que vemos atado a la columna como ateridos,
como vencidos por el vendaval que ha cado sobre sus espaldas; pero
este Cristo jumillano tiene la gran nobleza y el gran misterio de
aparecer flagelado y al mismo tiempo inclume; no aparece afligido,
pero tampoco altivo y menos altanero; su ligera inclinacin es como
una condescendencia, sin llegar a ser sumisin; la firmeza de su
mirada, le hacen superior al sufrimiento, plenamente transido de
misterio, de una superioridad que tampoco puede hacernos creer que
se trata de una representacin para la gran galera de la humanidad.
Nada de eso. El Cristo de Santa Ana es impresionante por su manera
reflexiva y condescendiente, sobrehumana, de resistir la flagelacin.
Sus ojos no miran a los verdugos; tampoco miran al cielo en splica al
Padre; sus ojos miran al espectador, a cualquier hombre, as mismo,
es decir, Cristo se auto-contempla con sencilla, reflexiva y elegante
mirada de reo consciente, comprensivo, perdonador. Nunca el Cristo
fue ms amigo del hombre.
El pregonero no habla en detalle de las procesiones de Semana
Santa, a pesar de su extenso pregn, sino que en el final de su
intervencin hace unos ruegos que nos llevan a meditar, a pensar en
nuestro entorno, en el sufrimiento de Cristo; en nuestra casta como
pueblo; en nuestra Semana Santa, portavoz de nuestra idiosincrasia
religiosa, resumen de muchos esfuerzos e ilusiones que el pregonero
pide que siga siendo referente primordial del pueblo jumillano:
Y para terminar, tambin quisiera pediros algo: pediros que
cuidis vuestra Semana Santa, vuestras imgenes, vuestros pasos,
porque todo esto no es slo religin, aunque tambin lo sea; pero es
cultura, forma parte de la cultura de un pueblo, de sus tradiciones, de
sus costumbres, de su solera espiritual, eso que se llama solera y que
en Jumilla no slo est en sus vinos sino en su vida toda.
Jos Luis Castillo Puche con sus diversos relatos ofrece una
visin costumbrista, una descripcin de modos, de personas, de parajes

581

que al final su pregn, efectivamente, es religin. En el mismo expone


ideas que resultan moralizantes y dan la impresin de estar escritas
para introducir al espectador en los actos de Semana Santa a travs de
la actitud religiosa y humana que debemos tener ante ella. En esta
ocasin no es la Semana Santa la que incardina el pregn sino el
pregn el que incardina a la Semana Santa.
Es emocionante que, casi sin advertirlo, los textos van mostrando,
con pudor, sus esfuerzos por fundir al pblico con la Semana Santa,
con el mundo de las cofradas, con la atencin a sus Imgenes a las que
rinden culto. Y, cmo seguir en la brecha ampliando cada vez ms la
cultura. De todo esto es ejemplo el pregn de Castillo Puche que
conscientemente ha hablado de varios temas, para ensearnos en el
fondo de cada uno las referencias religiosas que despus sostendrn las
fiestas. Desde ah, el pregn es particularmente rico.
1987. Vicente Enrique y Tarancn. Jumilla.
Cardenal Primado de Espaa. Persona que se reconoca as mismo
de hondas convicciones; su pregn, por tanto, reflejar lo dicho, ms su
formacin como teolgo; por lo cual conllevar el presente texto un
aporte especfico sobre el dogma de Cristo y la situacin social en la
Iglesia, ya que este pregonero fue un osado sacerdote que nada lo
detuvo para proclamar la necesidad de una apertura en las formas
eclesiales, as como censurar abiertamente el absolutismo del rgimen
gobernante en los tiempos en los que ejerca como Cardenal Primado.
Ciertamente a lo largo del discurso busca el entendimiento del
misterio de Cristo con una actitud de la sociedad coherente a su
doctrina. Pasajes de la Pasin y citas de msticos del siglo XVI,
constituyen sus fuentes y configuran su alocucin. Hay que destacar la
cercana a sus contertulios hacindoles fcil lo elevado del tema.
Su pregn tiene enjundia y el lenguaje es claro y erudito, alternado con
expresiones ms populares que le influyen unas pinceladas de
complicidad, o, como dira Unamuno Pinceladas seeras de todo buen
maestro. De la cena de Emas extrajo la virtud de la caridad y la
afabilidad del hombre para con el hombre y termina con el
razonamiento de cuales son las necesidades que el hombre tiene, que
son: -dice-:

582

La paz y el Pan!, el alimento de los cuerpos y las almas. La Paz


y la justa Solidaridad! Y no es una utopa: todos podemos ser
portadores de paz en la pequea parcela de nuestro mundo diario.
Esta es la saeta que os lanzo esperando una mano amiga, el dardo que
intenta llegar a vuestros corazones. La Semana Santa ha calado
profundamente en el alma de la sociedad espaola. Todos los pueblos
de nuestra Patria celebran esas solemnidades dentro de un clima
religioso-popular que llama poderosamente la atencin de propios y
extraos. Siendo la Semana Santa una celebracin profundamente
litrgica el cogollo- podramos decir, de la liturgia cristiana se ha
convertido por el fervor de los espaoles en una fiesta preferentemente
popular; en una manifestacin autnticamente multitudinaria que ha
salido del clima recoleto y un tanto misterioso de los templos, para
llenar las calles y las plazas, tanto de las grandes ciudades como de
los pueblos pequeos, de imgenes religiosas, de desfiles
procesionales, de cantos enternecidos, de silencios profundos
conmovedores y hasta de lgrimas incontenibles que expresan, con
una elocuencia majestuosa y sencilla a la vez, lo ms ntimo, lo ms
insobornable, me atrevera a decir, de nuestro espritu cristiano.
Su descripcin es breve, precisa y cmoda de asimilar. Bien es
cierto que estamos ante un pregn que puede ser ledo en cualquier
parte de la cristiandad y que puede ser ofrecido como homila
dominical, pero eso s, dicho todo con maestra y conviccin. Estando
en Jumilla no poda quedar ausente la cita al Cristo Amarrado a la
Columna, que l adereza complementndolo con el amor que Santa
Teresa senta por este pasaje de la Pasin, aadiendo una matizacin
cultural interesante que relata diciendo:
Esto me ha impresionado. Porque no es este paso de la pasin el
que ms concentra normalmente la atencin de los cristianos, o el que
despierta mayor fervor entre los fieles. No conozco otro pueblo o
comunidad cristiana que se singularice por este hecho. Tan slo
encuentro un antecedente en la vida de Santa Teresa de Jess que
queda extasiada, no pocas veces, ante esa imagen y que tena una
especial devocin a Cristo en la columna.
Ciertamente el paso de Cristo Azotado no es tan demandado en
culto como lo es Cristo Crucificado, titulado de mil maneras distintas.
Una orientacin sobre esta realidad es que en las procesiones de
nuestra regin desfilan, aproximadamente, unas 1200 imgenes; de
ellas unas trescienta cincuenta son de Cristo Crucificado, desfilando
slo unas treinta de Cristo Atado a la Columna.

583

Termina su pregn con citas sobre Jumilla, pero muy genricas.


Esto nos da la ocasin de comentar que los pregones varan bastante
dependiendo del vnculo que el pregonero tenga con el lugar del que
pregona la Semana Santa. Los que no son nativos ni asduos su pregn
siempre es ms genrico en datos culturales.
Estimamos que en los pregoneros se est produciendo un
fenmeno y es que cuando es hijo del pueblo, cualificado
profesionalmente, persona culta, pero nada famosa, suele realizar un
hermoso pregn, muy elaborado, y con una gran carga sentimental muy
personal. Cuando es todo esto pero no es natural del pueblo en
cuestin, como es el caso del pregn que acabamos de resear, se
redactan hermosos pregones pero que pueden ser ledos en cualquier
pueblo; el tema se desarrolla de forma tan genrica que podra valer
para mil pueblos ms. Luego estn los pregones de personas famosas
cuyo nombre por s solo tiene mucho poder de convocatoria; stos,
suelen leer pregones ms intrascendentes.
Esta apreciacin justifica que cuando nos es posible demos
algunos datos del autor del texto. Este apartado no resulta fcil porque
precisamente los distintos autores aqu expuestos escriben por
devocin, por amor, con mucho pudor y no suelen facilitar datos
personales, que en algunos casos no nos es posible indagar por ninguna
otra va y tenemos que renunciar a hablar de ellos.
Don Vicente Enrique y Tarancn, termina el pregn sintetizando
los hechos de la Pasin como mensaje preparatorio a los das de la
Semana Santa. Es, obviamente, pregonero y oficiante sacerdotal
1990. Marina Girn Lozano. Jumilla.
Segunda mujer que ejerce de pregonera, a pesar de transcurrir el
ao 1990. En este tipo de evento la mujer, no slo en Jumilla sino en
cualquier ciudad, ha tardado mucho en tener acceso. Este detalle es
expuesto slo por curiosidad, pues Doa Marina precisamente era toda
una institucin en Jumilla. Ella participaba en muchos eventos
culturales con una gran automa y autoridad.
Docente de profesin, como ella misma dice al comienzo de su
pregn; su estatus de profesora sobrepas las aulas y en todas partes
que se encontrara era considerada como profesora sabia, amiga
ejemplar y muy querida. Muchos nos beneficiamos de sus calidades y

584

cualidades; mujer culta, llena de bondad y elegante humanidad.


Persona sensible y exquisita. Su pregn tiene que acusar estos
atributos, y los acusa:
Soy consciente de que estamos viviendo un proceso de profundas
transformaciones. Es algo muy consolador poder, hoy da, recorrer
toda Europa sin ms documento que un simple pasaporte y una maleta,
pequea maleta, vaca de drogas, y divisas, repleta de ojos muy
abiertos y de un corazn a flor de piel para admirar los valores de
cada uno de los seres que encontraremos en nuestra peregrinacin
sentimental: la sonrisa de un nio es igual en todas partes y es siempre
un poema de belleza y de ternura; la mirada de los ancianos recoge
una profunda visin de la vida que espera con serena resignacin la
llegada de lo inevitable.
Tras peregrinar por distintas partes del mundo hablando de
historia viene a concluir que, las grandes culturas y ciudades del
mundo a dnde fueron a parar? Y pregunta:
Qu nos queda? Nos queda el Hombre, el hombre con todo
potencial humano: el hombre arquitecto, el hombre de leyes,
albail, el investigador, el mdico, el enseante, el pastor,
campesino estos venerables seores de la gorra negra-,
comerciante, el filsofo, el poeta y el santo.

su
el
el
el

Plantea que este hombre necesita la paz de un modo imperativo


para poder desarrollar todo su tesoro humano. Doa Marina, pregonera
de buena fe y mucho corazn, ejerce una excelente crtica social y un
anlisis sobre las necesidades del hombre.
Para ella la religin, bien entendida, deja claro que eran las
necesidades del hombre salvar al hombre es su prioridad, y lo dice
como peregrina de Dios. Escribe, adems, con una bella prosa, potica,
pues habla con tal cadencia que las palabras armonizan entre ellas sin
estridencias, con perfecta asonancia, con ritmo, musicalidad y
excelente sonoridad.
Doa Marina era una gran cristiana, una maravillosa humanista y
el pueblo de Jumilla tuvo la suerte de poseerla. En este caso si el
pregn es un apartado de la oratoria y la oratoria nos dice la Real
Academia que es hablar con elocuencia, este pregn comprende esa

585

mxima635. Es el discurso de una persona enamorada de lo que hace y


de lo que dice.
Sobre esta preocupacin que muestra por el hombre, tambin
analiza las citas que sobre la Pasin fijan los cuatro evangelistas;
recoge el episodio de la Cena con el que termina diciendo que:
Es el mensaje que quiere traer a todos este sencillo Pregn de
Pascua.
1991. Joaqun Navarro Valls. Cartagena.
Por su cargo de Portavoz de SS Juan Pablo II, en el Vaticano, ante
los medios de comunicacin, est ausente de su ciudad natal,
Cartagena. De ella falta desde 1959. Ser invitado a glosar su Semana
Santa lo sumi dice- en gran perplejidad y confiesa que estimaba ms
una invitacin como silencioso espectador. Estos gestos de humildad,
expresados de una u otra forma, es la idiosincrasia de las primeras
palabras de todos los pregoneros, las cuales acusan sinceridad y
emocin ante el reto de pregonar la semana Santa.
Escribe un texto en el cual se advierte honestidad y espritu
contrito, meditado y a todas luces sincero. El mensaje ejemplar que
transmite es su emocin y compromiso ante la responsabilidad de
hablar de unas procesiones que desde hace tantos aos no presencia; es
en ese momento cuando cita la hermosa frase, significativa y ejemplar
que dice: Mira a tu corazn y escribe; confiesa que la hace suya para
poder ejercer su asignada misin, la cual inicia con estos
planteamientos:
Qu es la Semana Santa de Cartagena? Y sobre todo qu es la
Semana Santa de Cartagena ms all de su propia apariencia, ms
all de lo obvio? O dicho de otro modo: si la historia evanglica es
narrada por tantos pueblos y culturas qu es lo que hace tan
singular y sugestivo el lenguaje procesional con el que Cartagena
cuenta?
Sintetizamos las respuestas que ofreci:
Lo primero que se capta resulta, inicialmente, rebelde a una
sntesis. Lo que aqu se ve y se oye parece, al principio, hecho de
realidades dispares. Cartagena reza, Cartagena re. Mientras se cursa
635

EUS. Pg. 8294. Vol. XII. Sopena. Barcelona, 1984.

586

invitacin a la interioridad y a la reflexin, se presentan a la


sensibilidad solicitaciones estticas de increble belleza. Si se
muestran las ms amargas realidades de la vida la soledad, el
abandono, la traicin, la muerte- el vehculo expresivo de todo es, no
slo sereno y bello, sino incluso rico y esplndido.
Planteada la Convocatoria tradicional y la movilidad generada
vuelve a preguntarse:
Pero hacia dnde va esta movilizacin anual de la iniciativa y de
las capacidades de esta tierra? Hacia la representacin de un hecho
histrico que es, a la vez, el momento central de la humanidad: la
angustia, pasin, muerte y resurreccin de Cristo acaecida veinte
siglos atrs. Es decir, Cartagena se reconoce as misma cada ao en
torno a un hecho religioso. Y crea con sus desfiles procesionales una
manifestacin que, en mi opinin, ha de ser juzgada, valorada y, sobre
todo, comprendida principalmente con parmetros religiosos.
Ante el planteamiento que hace el pregonero sobre Cul es el
tono emotivo bsico de la Semana Santa cartagenera, o si el
cartagenero pretende presentar una desapasionada coleccin de hechos
histricos, un drama o una tragedia, responde as:
Las cofradas cartageneras han elaborado, con sus procesiones,
un modo expresivo de contar unos hechos concretos; y sin embargo,
dira que una de las genialidades de la Semana Santa cartagenera es
la ausencia en ella de elementos trgicos. No hay aqu aquel
desgarramiento trgico, aquel pathos desesperado que he visto, por
ejemplo, en otros pueblos de Espaa, en algn lugar del sur italiano y,
tantas veces, en manifestaciones religiosas fuera de nuestra cultura
catlica. Cartagena dice, con su Semana Santa, que la Pasin y
Muerte de Cristo no es un acontecimiento trgico.
El cartagenero ha decidido y ha decidido bien- que la tragedia
no es cristiana. Que la desesperacin, que la destructura crispacin
del dolor no es, despus de Cristo, ni la verdadera clave de la vida
humana ni, menos an, de la Semana Santa. Las esculturas
procesionales cartageneras son, en su mayora, dolientes y pacientes;
nunca desesperadas. Pero no slo las imgenes, sino los tronos en su
conjunto quienes transmiten mejor este mensaje bsico de nuestra
Semana Santa.

587

Concluimos las referencias a este pregn con un pasaje que


contesta a la idea conductora, teolgica, de todo el pregn al plantear el
dolor separado del ingrediente de tragedia:
Para explicar lo que quiero decir, permtanme ustedes que les
cuente una pequea ancdota. Hace dos aos, en su obstinado
peregrinar por el mundo, el Santo Padre acudi a Colombia. All, el
Papa quiso visitar el lugar de aquel inmenso desastre provocado por
el aluvin del Nevado del Ruiz. Inaccesible por cualquier otro medio,
llegamos a aquel valle en helicptero. Una desmesurada extensin de
la caada estaba cubierta por un mar de fango endurecido. Quince
metros ms abajo, veinticinco mil personas yacan sepultadas en el
fango. El Papa se arrodill en el suelo. Sin pronunciar palabra
permaneci, apoyada su cabeza en una cruz all plantada, en una
oracin larga y silenciosa.
Regresando me atrev a preguntarle algo de sus sentimientos en
aquellos momentos. Respondi, indirectamente, a mi pregunta:
Impresionante tmulo de 25.000 personas; el hombre aplastado
all! dijo como hablando para s mismo. Y tras un momento de
silencio, continu !Pero el hombre, desde que Dios fue aplastado en
Cristo, no puede ser aplastado jams! Esto es difcil de entender; Dios
aplastado Ni siquiera Pedro lo entendera.
Traigo aqu esta afirmacin del Santo Padre porque conecta
directamente con la ausencia de sentido trgico de la Semana Santa
cartagenera. La nica muerte de la historia que da sentido autntico a
todas las dems es la de Cristo, la Resurreccin. Desde Cristo asume
este itinerario histrico para salvar a la humanidad, la arbitrariedad
de la tragedia y su escandaloso rostro absurdo, ha desaparecido de la
vida del hombre. No ha desaparecido el dolor y la muerte. Ha
desaparecido el sinsentido. Ha desaparecido la desesperacin.
Joaqun Navarro de Valls introduce en su pregn una fuerte
rfaga de teologismo a travs de matizar que la Semana Santa, y
tambin las esculturas son, en su mayora, dolientes, pacientes; nunca
desesperadas. A partir de este concepto, entendemos que la Semana
Santa hay que despojarla de valores trgicos, porque son otros
conceptos distintos los que se expresan al rememorar la Pasin,
Muerte y Resurreccin de Cristo.
Como texto en s, el de este pregn es profundo, el pregonero ha
suplido su ausencia prolongada en las procesiones, por el anlisis de

588

sus pensamientos acerca de qu mensaje religioso transmiten y la


filosofa que las enriquece y determinan. Esta actitud nos ofrece una
visin de la Semana Santa, distinta a la de otros textos. Todos son
ejemplares y dignos de consideracin, estn destinados a representar
comportamientos tnicos del hombre que lo harn, aun dentro de
practicar la religin cristiana, diferente al de otros lugares.
El autor de este discurso tan reflexivo, que lleva muchos aos en
el entorno del Vaticano junto al Santo Padre, no cabe duda que esa
presencia lo sita en ese mundo de meditacin y sosiego, preguntas y
respuestas vistas a travs de una mirada contemplativa.
Es importante que cada pregn, texto a texto vaya construyendo
la Semana Santa, desmenuzando cada una de sus mltiples lecturas636.
Navarro de Valls, se enfrenta a pregonar no haciendo catequesis a
travs de procesiones, pasos ni emblemas, sino a travs de la realidad
que envuelve al hombre, motivndolo a que sea consciente de esa
realidad, la valore y la asuma y no la confunda.
1990. Don Elas Hernndez Ros. Murcia.
Era costumbre all por la dcada de los aos cincuenta, que el
pregn de Semana Santa de Murcia, entonces acto no oficializado por
el Cabildo Superior de Cofradas, fuera ledo a travs de las ondas de la
radio; sola tener lugar el evento en Radio Juventud, o en la Cadena
SER, AJ 17, de nuestra ciudad. El que ahora nos ocupa no fue
transmitido a travs de la radio porque ya corresponde al protocolo
actual que data del ao 1974 y consiste en convocar a los murcianos a
la iglesia sede de la Cofrada organizadora del acto, que cada ao es
una de las quince que forman el Cabildo Superior de Cofradas de
Murcia637.

636

GUILLN, Jorge, a sus 86 aos, fue pregonero de las fiestas de San Mateo en Valladolid,
ofrecido en su Plaza Mayor en 1979 -muy anterior al de Joaqun Navarro de Valls- y ya pregon
no las procesiones ni sus famosas esculturas, puesto que era un pregn impregnado de religiosidad,
pero no de Semana Santa. Pero lo citamos porque ya plante en esta ocasin la lucha del hombre
contra el desnimo y por la solidaridad, dndole a su discurso una esttica moral que, encauzada
por los sentimientos religiosos, el hombre se enfrentara, cara a cara, a esa filosofa de la vida y de la
muerte, asombrosa. En uno de sus prrafos dice: No, no hay va eficaz en el abandono a la
inaccin escptica o desesperada. Siempre se puede, se debe iniciar una tentativa; hacer algo
positivo con cierta fe, o sea, con cierta esperanza. Claro que la crtica de la realidad ya general, ya
social, se ejerce de modo inevitable. En definitiva en estas tempranas fechas ya asitimos a un
pregn cargado de catequesis pero desarrollando la realidad que da a da rodea al hombre.
637
ROS GARRIGS, Elas, es toda una institucin profesional para los que han continuado su
oficio. Desde 1952 hasta 1989, retransmiti las procesiones de Semana Santa de Murcia,
hacindose famoso particularmente por la de Viernes Santo en la maana.

589

El presente pregonero es el gran maestro que ha tenido Murcia en


retransmisiones radiofnicas de las procesiones de Semana Santa, al
cual se le recuerda por su clida voz y su habilidad para describir con
precisin los pasos. Muchas personas enfermas, o privadas por
cualquier otro motivo para desplazarse a las calles por las que
transcurran las procesiones, participaban de ellas con gran sensacin
de realidad, gracias al buen hacer de este profesional. 1.940 fue la
primera vez que se transmiti por radio la procesin de los Salzillos y
1.952 la primera vez que tuvo como narrador a don Elas.
Periodista, hombre de la comunicacin, su palabra es fcil,
elocuente y de entonacin moderadamente teatral. Su prosa es tambin
as, y, con estas caractersticas, sus prrafos son recitados e
interpretados, y sus frases son bien construidas, tan matizadas que, a
veces, te parecen interpelativas; otras espaciadas, como para darte
tiempo a meditar en ellas. Nuestro narrador enriqueca la transmisin
recitando poemas sobre la Pasin de nuestros escritores murcianos
como Vicente Medina, Raimundo de los Reyes, Andrs Bolarn, etc.
Sobre los pregoneros recae el compromiso de glosar la Semana
Santa del lugar en el que pregonan, por ello, cada uno, nos cuenta cosas
ya conocidas pero que el inters parte de la personalidad que le
impriman al exponerlas, y cuentan tambin historias no siempre
conocidas; y as vamos aprendiendo y conociendo, de forma sencilla, el
tejido que conforma nuestra historia de Semana Santa, conjugada con
un aporte religioso expresado en ese Auto de Pasin, que a modo de
teatro representamos todos.
Este glosador habla hilvanando su discurso unas veces con datos
histricos, otras con experiencias propias y la mayora con versos, pues
es amante poeta, y con una cuarteta de la que es autor iniciamos la
resea de su pregn:
Perdname Seor
el pecado cometido,
en esa esperanza estoy
y en esa esperanza vivo.
De Raimundo de los Reyes expone el siguiente poema:
Yo s, Padre y Seor, cual es tu pena;
porqu ests triste y apesadumbrado;
por qu bajas los ojos abrumado:

590

por qu tu rostro de dolor se llena;


yo s que tu piedad linfa serena,
capaz de convertir la pea en pradote hace llorar con llanto acongojado,
que el corazn te angustia y enajena.
T padeces, Seor, por mis maldades,
por mis torpes y necias veleidades,
por cuanto en m de humana
escoria late
por eso me atosigo, peno y lloro,
y a tus plantas, mi Dios, postrado imploro
el perdn que del mundo me rescate.
Optamos por ofrecer como ltima muestra de su pregn, una
estrofa de un poema dedicado al Cristo de la Sangre, y un poema
completo dedicado a la Dolorosa, ambos creacin de Elas Ros:
Sangre redentora de Cristo,
Fuente de vida y de perdn,
Da a mi alma arrepentimiento
Y dolor de mis pecados al corazn.
Sangre redentora de Cristo,
Sangre derramada por amor
.
Un dolor del alma, es tu dolor;
en tu mirar, splicas dolorosa;
en tu plida cara hay llanto,
y las lgrimas perlas afligidas.
de tu boca se escapa un suspiro,
amargo suspiro de la Pasin que empieza.
Tus manos son como lirios rotos,
y tu ademn pide clemencia,
pero nadie en tu dolor te consuela.
Al sol le pido un rayo de luz
para que bese tu cara cenicienta,
para que quede con tu amargura,
Dolorosa del Viernes Santo,
la que Salzillo hiciera,
quisiera quedarme con tu dolor
para que t ms no sufrieras.

591

1.992 Don Carlos Valcrcel Mavor. Murcia


Alabado sea siempre, en todo tiempo y en todo lugar, el
Santsimo Sacramento del Altar. Con esta jaculatoria inicia el autor su
intervencin. Es la primera vez que esta frmula aparece en un acto de
de estas caractersticas.
Escribe un Pregn extenso y muy lrico la lrica es una de las ms
acusadas caractersticas de los textos de este autor en toda su obra-; es
conocedor de la Semana Santa en la Regin, como acredita su libro que
trata el tema. Es, adems, cofrade de proa, en cuyo barco va toda su
familia; representa al ms antiguo cofrade del Cabildo de Murcia, junto
a don Adrin Masotti.
El presente pregn lo escribe unas partes en prosa y otras en
verso, pero todas ellas muy floridas y de gran alabanza a la fiesta y a
todo lo que la configura. Es una lectura para recrearse ya que hace su
recorrido por cada imagen, cada da que hay procesin, de cada Iglesia
sede de cada cofrada una maravilla! Toda esta eclosin de requiebros,
piropos y ternezas nos pone en seria dificultad para seleccionar una
parte del pregn. Para hacernos una idea real de la exaltacin que hace
de Murcia y su Semana Santa vamos a ofrecer una de sus primeras
ilaciones:
Todo comienza cuando todo ha terminado. Una Semana Santa
acaba de ausentarse por los amplios portones del tiempo, de la
historia. Pero una nueva Semana Santa, la del ao venidero, acaba,
tambin, de hacer su entrada, por el no menos anchuroso portal de la
vida que nace y que renace. Un ao entero, doce meses por delante,
para ir pensando y madurando ideas, que luego, en el transcurso de
los das, sern esplndidas realidades.
Y pasarn los clidos y fogosos das del verano, con sus cielos
azules sin mcula que los vele. Como vendrn unos, se alejarn los
das de otoo y del invierno. Un nuevo ao nos dir que, el tiempo, en
su constante caminar, nos lleva nuevamente hacia una Semana Santa,
pues la que vino a nacernos el mismo da en que la anterior se fue, ya,
para siempre ser, pretrito pasado.
Tras estas ideas de aoranza y esperarza, levanta el vuelo y se
posa de lleno en el tema procesionista, y como su pregn es extenso le
permite referenciar cada procesin y cada paso siendo su hilo

592

conductor los colores emblema de cada cofrada y el simbolismo que


representan, y que lo expone as:
Siguiendo una tradicin que pervive en Murcia y en la Regin
murciana, el Viernes de Dolores habr sido testigo del primer desfile
pasionario, el que organiza la joven cofrada del Santsimo Cristo del
Amparo, erigida cannicamente en la parroquia de San Nicols de
Bari, barrio seorial y antiguo, de la vieja y aristocrtica Murcia.638.
Tnicas azules, color de pureza, a la antigua usanza de la tierra, de
nuestra tierra.
Siete son los colores de la Semana Santa Murciana, los colores
que visten al hombre, en su conjuncin con el smbolo y la idea. De
esta conjuncin de hombre, smbolo e idea, surge y nace el nazareno
de Murcia. El azul de cielo y de los mares. Es el color de la pureza, a
la vez que el color de la inmensidad y de la infinitud, como la
Sabidura, la Bondad y la Misericordia del Seor. El es color distintivo
de la Cofrada del Amparo.
El verde jugoso y lozano, de la vegetacin huertana, del joven
trigal que el viento mece, de las claras y limpias aguas del lago
apacible. Es el color de la Esperanza. Es el color de los penitentes de
la Cofrada de esta divina advocacin de Cristo Crucificado.
Es el magenta de las tnicas del Lunes Santo, como un rojo que
pierde su tono, se entristece, se pone mustio, se cubre de llanto y se
troca en antesala de la Pasin. Recuerda a la lila que crece en el
Jardn, a la violeta de penetrante aroma. Es el color del Perdn de
Dios.
El rojo, encarnado o colorado, es como el rubor encendido, en la
mejilla de la casta moza, como una rosa de bermelos ptalos, como un
clavel que se revienta en llamas, como una hoguera que arde y que se
quema, como una puesta de sol novembrina, es el color de la Sangre
que brota de la frente, de las manos y de los pies de Cristo, que mana y
638

Para conocimiento sobre el castizismo de los barrios de Murcia, sus procesiones y fiestas, etc.
consultar: VALCRCEL MAVOR, Carlos. Viejos recuerdos: Gentes, fiestas, cosas y costumbres
de la vida de Murcia, hace medio siglo. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia 1987. D. Carlos
Valcrcel posee en la actualidad un nmero de carnet de cofrade de los ms antiguos, pudindose
decir de l que es cofrade de toda la vida. Es autor de: Semana Santa del Azahar. Ediciones del
Cabildo Superior de Cofradas. Murcia 1958. Es un Ensayo muy lrico, en el que retrata la
conexin con el mundo cofrade y las tradiciones de las gentes de la huerta murciana, con gran
ternura, claridad y acierto y una particular palabra cargada de poesa. Tambin cuenta con el libro:
Semana Santa en la Regin de Murcia. Ediciones Mediterrneo. Murcia 1981. En este libro habla
de la Semana Santa de Murcia y diez pueblos ms, entre ellos Cartagena y Lorca.

593

sale a borbotones, del sacrtisimo costado del Seor. Es el color que


viste a los nazarenos de la otra orilla del ro.
El morado es el color del dolor de la rosa de pasin del lirio que
nace en la maceta y mece la brisa perfumada. Es el color de la
penitencia, es el color que viste a los nazarenos de Jess, del Viernes
Santo.
El negro el color del luto, de la pena y de la muerte. El color sin
color de la noche oscura. Es el color que visten en seal de duelo, los
cofrades del Sepulcro. En fin, el blanco, ausencia de toda sombra,
plenitud de luminosos resplandores, de la maana recin abierta al
da, puro y virgen, como las horas sin mancha de una limpia
madrugada.
Es el color de las calas, azucenas, jazmines, de las diminutas y
perfumadas flores del galn de noche, as como de las no menos
abultadas flores del limorero y del naranjo.
Siete das para buscar a Dios y para hallarlo. Desde el Viernes de
Dolores, el Domingo de la Esperanza, del Lunes del Perdn, del
Martes de la Salud y del Rescate, del Mircoles de la Sangre, del
Jueves del Silencio, del Viernes de Jess Caminante hacia el Calvario,
cargado de una Cruz que no merece; de la Misericordia y del
Sepulcro, el Sbado en que Cristo Yace muerto; en fin, del Domingo en
que el Seor Resucita de entre los muertos, siete das, tantos como
colores pasionarios, para buscar a Dios y para hallarlo.
D. Carlos Valcrcel Mavor cuenta en su haber en el tema de las
cofradas pasionarias, con iniciativas y ocupaciones como ser fundador,
cofundador, presidente, mayordomo, estante, y maestro de cofrades,
empezando por sus propios hijos, nazarenos entusiasmados y
colaboradores empedernidos de la fiesta pasionaria.
Ha aportado mucho de su entusiasmo a la Archicofrada de la
Sangre, de la que fue Presidente durante un cuarto de siglo. Sus
colaboraciones en revistas de Semana Santa son numerosas. Es un
murcianista y un costumbrista reconocido, autor de diversas obras que
as lo avalan639.

639

Ttulos que acreditan a don Carlos Valcrcel Mavor, antes fueron expuestos.Ahora aadimos:
Asociacin de la Prensa. Su presencia en la vida cultural y a social de Murcia. Asociacin de la
Prensa. Murcia 1994.

594

Su forma de investigar la Semana Santa es vivindola y despus


describindo lo aprendido. La idiosincrasia de este autor es su refinada
educacin, cortesa y elegancia al tratar a las personas y los temas
sobre los que escribe.
Su estudio y rebusco de documentos ha aportado a la Semana
Santa de Murcia tramos de investigacin importante como fue el
hallazgo del documento acreditativo de la fundacin de la Cofrada de
la Sangre en 1411.
Con sus libros ha enseado a amar la fiesta desde una actitud
religiosa y tambin como fenmeno cultural. Se ha manifestado con
claridad sobre cuestiones como el dar o no caramelos en las
procesiones, o el de, nios en las procesiones s o no; tambin sobre el
origen de dar caramelos; colaboraciones de las que hemos dado
referencia en el captulo II y III.
Si tuviramos que distinguirlo entre todos los autores creo que
sera por su lenguaje florido, bello y exaltado y por su entrega a la
investigacin en este campo. Es de los primeros escritores que
abordaron la Semana Santa desde una perspectiva histrica y amplia.
Su trabajo dio el salto cualitativo de traspasar el artculo o la crnica,
para realizar un estudio, partiendo de la gnesis de las procesiones de
Semana Santa.
1993. Arturo Prez-Reverte. Cartagena.
Escritor y Miembro de la Real Academia de la Lengua Espaola.
Nacido en Cartagena, es hombre de una gran capacidad de
comunicacin. Famoso como escritor -pero que para muchos se nos
clav en la mente, y ya lo consirbamos famoso, cuando nos tena en
vilo con su hacer como reportero en frentes blicos, all por los aos
setenta-. El pregn que ahora comentamos est escrito en un ao y
espacio ms sosegado. Lo aborda con llaneza, sin dejarse intimidar por
abolengos sociales de ningn tipo, sencillamente hace un recorrido por
sus recuerdos de nio e, ipso facto, se da de bruces con aquellas
vivencias que son las que le dan forma, de base, a este texto.
En conjunto habla de todo ello con espontaneidad, irona -no
poda ser de otra forma!- y vadeando el carcter trascendente y
solemne del acto, intentando buscar ms la cercana a los destinatarios
de su pregn. Pero lo importante es la idea que nos expresa sobre la

595

Semana Santa de Cartagena, para ello parte del siguiente


planteamiento:
Si la ciudad donde naci un hombre y donde an viven los que
quedan de los suyos, la tierra que acoge a quienes los precedieron, si
ese escenario entraable de los primeros recuerdos constituye la
verdadera y ms ntima de las patrias, Cartagena es sin duda mi
primera patria, mi primer amor. Y Cartagena en Semana Santa es
mucho ms patria que nunca.
El resto del pregn transcurre muy al filo de lo narrativo. La
condicin de escritor en esta ocasin, quizs por la naturaleza del
propio acto, la releg a segundo plano, dejando su probada creatidad al
barajar los datos histricos con los que suele dar vida a argumentos,
conceptos, historias y riqueza en los personajes para otra ocasin. Aqu
opta por la severidad y la plasmacin de lo que objetivamente era para
l la Semana Santa
En los textos literarios sobre la Pasin, con frecuencia se refleja la
profesin del autor, pues por ella discurre el vocabulario, las vivencias
y los conceptos. No es este el caso, y bien que nos hubiera gustado
conocer al escritor Prez Reverte dando su visin del mundo ceida al
tema que aqu nos ocupa. Algunas rfagas si que alumbran conceptos,
desnudos de retrica, en el siguiente prrafo:
Es curioso el grado de familiaridad, de confianza con que,
gracias a vivir la Semana Santa por dentro y muy adentro, desde nio,
el cartagenero termina considerando a los personajes de la Pasin.
Para l son algo extraordinariamente prximo, no un simple elemento
de liturgia o fe, sino adems, gente inmediata y muy humana, de carne
y sangre como uno mismo.
Eso ocurre con la Virgen, a la que se quiere ms, quiz, por
madre que por Virgen. O con ese Jess ante quien el menos creyente
de los cartageneros, acostumbrados a mirar desde nio la hermosa
serenidad de su dolor y su sacrificio, se quita el sombrero no ya por
que sea Dios, sino por honrado, digno y valiente, por la entereza con
que se mantiene en pie.
Una nota llamativa de este pregn la extraemos del final del texto;
la dedica a reconocer la labor de las mujeres en ese hacer cotidiano que
es transmitir la cultura de la religiosidad popular -pilar de las creencias
ms determinantes del hombre- (El tema de la mujer el autor lo trata

596

con frecuencia, siempre desde la perspectiva de sacudir los tpicos y


mirarla con inteliegencia y criterios reales, destapando los equvocos
en muchas ocasiones cometidos al enjuiciarlas por las simples
apariencias). Reivindica la ctedra de esa entelequia de la que son
miembros tan importantes, en la que la tradicin oral publica textos tan
hermosos, pues cada vez que una madre explica a sus hijos quien es la
Virgen y para qu est ah en la procesin, en la hornacina, en la
estampa, y en el corazn, explica patrimonio inmaterial que alimentar
durante toda su vida el equilibrio emocional de esos seres queridos. As
lo expone Prez Reverte:
Antes me he referido a las madres y la Semana Santa. Las madres
o la mujer, que a fin de cuentas suele ser lo mismo. Siempre
estuvieron ah, detrs de sus vrgenes, promesas de pies descalzos o
simple lealtad a esa otra madre del Cielo que tanto las comprende,
buenas, abnegadas y fieles, mucho ms fuertes, siempre, que los
hombres que en apariencia las sustentan.
La Semana Santa cartagenera no sera la misma sin ellas, sin
todas esas mujeres que pertenecen al presente o al pasado, que
hicieron la ciudad y nos hicieron a nosotros. Que poblaron nuestra
memoria con imgenes que no se borran. Que nos ensean a
identificar a los santos y los momentos de la Pasin.
Arturo Prez-Reverte sobre la Semana Santa de Cartagena
apenas si ofrece datos de los muchos que conocer en amplitud sobre
pasos tronos, imgenes, adornos y disciplinas, tanto penitenciales
como precesionales. Creemos advertir que pretendi quitarle rigidez al
acto. Pensamos que este discurso sobre Semana Santa expresa una
mnima parte de lo que sin duda- siente y es capaz de expresar sobre
la forma espectacular, vista desde un punto de vista esttico y religioso,
de la ciudad que quiere y conoce.
Esos prrafos que dedica a la mujer cartagenera, por ser un tema
muy presente en numerosos textos, bueno es que lo haya abordado tan
crtico escritor, que ha dicho poco, pero suficiente como para revelar
lo que siente hacia la mujer nazarena, que es bastante, y la ha
singularizado como eje vertebral de estas celebraciones pasionarias.
El tema de reconocimiento a la mujer aparece, sobre todo, en los
cuentos (captulo V). Recordamos que la mujer empieza a tener
presencia y representacin en las cofradas pasionarias en la segunda
mitad del siglo XX. Nombres de mujer aparecen afiliadas en estas

597

asociaciones en las primeras constituciones de la Cofrada de Nuestro


Padre Jess de Murcia (1600), aunque slo para decir que pueden
pertenecer a la misma, siempre que paguen la cuota fijada para ellas,
que es la misma que para los hombres, ya que no quedan exentas de
pago, pero s de todo cargo. No son consignadas como cofrades sino
como donantes. Lo de camareras ya apuntamos que hasta el ao 2003
no han sido titulares legtimas, sino consortes.
Si observamos los textos, poco apoco, van plasmando ciertos
cambios en las estructuras de las cofradas y cierto grado de promocin
social con respecto a la funcin de la mujer en el mundo de la
nazarera. Arturo Prez Reverte, en el presente texto, ha sido delicado y
objetivo al hablar de la mujer y su importancia en la transmisin de las
tradiciones y valores de la religiosidad popular en el tema de Semana
Santa; conceptos a destacar en el pensamiento que vertebra este
pregn.
1994. Don Manuel Esteban Albert. Archena.
El pregonero es profesor titular de la Facultad de Psicologa de la
Universisad de Murcia, Dr. en Filosofa por la Universidad de la
Sorbona y en Psicologa por la de Berln; persona culta en mucha ms
medida que l acepta que se le cite. Hombre de carcter sencillo,
cualidad visible en el pregn, pues con gran naturalidad y
espontaneidad se deja conducir por recuerdos, sobre todo de su
infancia, sobre vivencias de la Semana Santa de Archena,
proporcionndonos toda una estampa de estas fiestas en su ciudad
natal. Su lirismo narrtico es mesurado, como el que se tiene prohibido
la hiprbole, por mucho amor que sienta por el tema; sin embargo hace
gala de un lenguaje esmerado y preciso, cargado de filosofa, que lo
llevan a desarrollar tres puntos clave titulados por tres palabras:
Teatro Escenario y Representacin.
De esa representacin que a l tanto le impresionaba, como era la
del Desenclavamiento, celebrado en Viernes Santo, sali fortalecido su
espritu, alimentado por la potica de sus ideales y de ciertos versos de
Vicente Medina como son los siguientes:
Viernes Santo,
que es maana,
ser el Desenclavamiento,
cuando de la Crz lo bajan.
Luego, a la noche, en el entierro

598

va el Seor muerto en su cama.


Y tras los versos, parte del texto del pregn lo emplea en hablar
de sentimientos y recuerdos imborrables de su niez (hecho que ser
una constante en cada pregn). En el presente el autor dice as:
Me vais a permitir que comience este pregn con alusiones y
referencias personales. Antes que nada, un recuerdo. A todos los
archeneros que han contribudo a vincular la Semana Santa que hoy,
20 de marzo de 1994, solemnemente se inicia, con las generaciones
pasadas a lo largo del ya secular transitar histrico de las procesiones
de la Semana Santa. Y, permitdmelo! Muy particularmente a mi
padre, conocido entre los archeneros como l mismo ha llegado a ser,
por Arturo, quien dedic, en momentos difciles, muchas horas y
algunos recursos personales a poner su grano de arena, como
Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jess Nazareno
entre los aos 50 hasta 1961 y que hoy se ve privado, por grave
enfermedad, de disfrutar de este acto.
Desde muy joven siendo, aun escolar, me he repetido, casi
siempre en latn por mis preferencias lingsticas, los versos iniciales
de una obra pagana y, a la vez tan humana, como las Metamorfosis del
poeta latino Ovidio al representarse en mi mente la imagen de aquella
tristsima noche que fueron las ltimas horas que pas en esta Ciudad,
al recordar aquella noche en la que hube de dejar tantas cosas
queridas, an ahora se escapa una lgrima, deslizndose por mi
mejilla Era yo entonces un joven, casi un nio, de 11 aos, cuando
camino del Seminario Menor por voluntad propia, rompa lazos de
convivencia con mis amigos, compaeros de estudios, familiares,
paisanos y con mi pueblo.
.Ahora, cuarenta aos despus, por generosa decisin del Cabildo
de Cofradas, se me ofrece la oportunidad de asociar a aquellos
recuerdos, stos otros de retorno, reencuentro con amigos y familiares
y con el pueblo entero de Archena a travs de las queridas imgenes
de la Semana Santa archenera.
Est muy presente en este tipo de texto el glosar la Semana Santa
desde esa presencia religiosa para la que el tiempo no pasa, los aos no
cuentan y, -como dice Santa Teresa y Carmen Conde- Slo Dios
basta. El hombre se enfrenta al pregonar con un programa al que ha
de dar lectura, pero del cual es tambin actor desde antes de nacer, y
sabiendo que lo ser hasta despus de morir. Estas fiestas estn

599

arraigadas en las ms firmes tradiciones locales e influencias


familiares, de ah que es inevitable dejarse guiar por esa va hermosa e
importante de los recuerdos de la niez; lo hace -como vamos a
constatar- matizndola con contenidos de una fuerte carga filosfica:
Quiero utilizar la imagen de mi propia experiencia para expresar
mi primera reflexin sobre Semana Santa. Tengo la sensacin de ser
personaje de una obra, eso s extraordinaria, dirigida por un poderoso
y misterioso Director, que me hace volver a salir al escenario, al
mismo escenario de mi nacimiento, cincuenta aos despus El
escenario de nuestra vida, de nuestra propia vida convertido en
protagonista para cada persona, es la imagen primera que pretendo
desarrollar.
Cualquier aficionado a la Historia conoce la tradicin, tan
antigua como la Humanidad, de entender el espacio de la existencia
humana como un escenario en el que sucede la vida misma. Y su
dinmica como una pieza de teatro, dirigida por un Misterioso Autor.
Todos los pueblos han dejado huellas de esta irreprimible tendencia
que encuentra su auge y excelencia en el siglo V antes de Cristo, y
entre los pueblos griegos.
El teatro ha servido para representar las ms bsicas ideas y
pasiones humanas. El destino del hombre, su origen y su fin. La
fugacidad de la vida Y tambin los ingredientes ms frecuentes y el
condimento ms habitual de la existencia, el dolor, el sufrimiento, la
alegra, el amor y, principalmente, todo eso junto y a la vez.
Yo quiero aludir, sin pretensin de rigor o precisin tcnica, a
dos de las ms lgicas, o para ser ms exacto, psicolgicas razones.
La persona humana necesita ver, representarse figurativamente y
tocar, si es posible, las grandes ideas, misterios o experiencias con que
convive habitualmente. sta ha sido una de las fuentes de la
creatividad y el arte. De ese modo ve fuera de s su propia vida y toma
conciencia del carcter universal e inexorable, pero tambin
episdico, de la existencia humana, de la propia vida.
Traigo estas reflexiones, amigas y amigos archeneros, para
relacionarlo con nuestras Procesiones de Semana Santa. Como deca,
desde muy antiguo, desde siempre, los humanos hemos representado
como en un escenario, nuestros ms grandes problemas y misterios
La Semana Santa es hija de esa tendencia irreprimible del hombre a
verse reflejado e identificado con los hechos y misterios ms

600

conmovedores de la Historia de Cristo. Y, al hacerlo, sentirse como


integrado, metidos e implicados en ello.
Archena ha sabido vivir y conservar ese espritu en su Semana
Santa. Archena ha hecho de las Procesiones uno de los rasgos ms
distintivos de su identidad y uno de los mayores motivos de
solidaridad, colaboracin y participacin. Si es as, es porque a travs
de los aos, de los siglos incluso, los archeneros se encuentran ms
suyos, ms archeneros y ms cristianos en su Semana Santa, en sus
Cofradas y Procesiones.
Manuel Esteban Albert marca dos aspectos en la estructura de su
pregn: lo descriptivo, bsicamente fundamentados en el episodio del
Desenclavamiento, del cual ya hablamos en el captulo II, y lo
filosfico, plasmado en la exposicin del propio pregn, que lo
convierte en un ensayo cargado de reflexiones. Pero qu aporta con
ello a la Semana Santa?
Si el texto fuera interpretado como ensayo la resolucin sera otra;
pero al ejercer su misin de llamar la atencin sobre el acontecimiento
rememorativo de la Pasin, la resolucin es llevarnos a una actitud de
reflexin, de espiritualidad y de consciencia sobre qu somos, qu
hacemos y cmo vivimos el evento; por qu esa actitud y, sobre todo,
por qu en los aos de nios la celebracin deja tanta huella.
Sus ideales de nio marcan su discurso el cual conforma en el
concepto de ser todos actores del teatro, que es la vida. Pero este
pregn, adems, habla de esa esttica de lo espiritual, de esa emocin
que es tocar a Dios; de esa cadencia de los pasajes. Por otro lado esa
simbiosis, actor-espectador, en la que fundamenta el Dr. Esteban la
eficacia y misin pedaggica de las Procesiones de Semana Santa, y la
fuerza psicolgica que emanan hasta adentrarnos en el Misterio de la
Pasin, son postulados muy esenciales.
Es todo ello, en definitiva, la magia del teatro, la magia de los
ideales, la magia del escenario abierto. Quizs por eso el cura Juan
Hernndez deca que La Semana Santa es clamor al aire libre, y
santsimo callejeo. Manuel Esteban marca en su pregn unos
episodios locales, unas gentes y una ilusin. Ver la Semana Santa
como un cuadro del teatro de la vida, del que todos somos actores.
1994. Don Juan Gonzlez Castao. Mula.

601

El propio autor confiesa que no tiene mritos para ser pregonero


ya que por su condicin de historiador slo sabe ver las cosas a travs
de la Historia640. Precisamente la Historia es una de las vas ms
recurridas para la mayora de los pregoneros, y si tuviramos que dar
una sinopsis sobre los temas predominantes reflejados, diramos que
son: el costumbrismo, las tradiciones y los acontecimientos histricos y
vivencias en Semana Santa durante la niez.
En la presente ocasin, Juan Gonzlez Castao habla de unos
personajes curiossimos como son los colilleros; participantes un tanto
peculiares que, a modo de pajes, cuidaban de las colas de las tnicas
vestidas por los nazarenos, yendo tras ellos con una especie de tableta
con la que iban arreglndola durante el trayecto de la procesin
procurando que se dispusiera debidamente planchada; vestirla se
considera actitud de humildad, segn la simbologa; datos estos ya
expuestos al hablar de la Procesin de Lunes Santo en Murcia. Lo que
no conocamos es que existieran los llamados colilleros y que vistieran
atuendos especiales para tal menester, como vamos a ver:
Las ilusiones estaban puestas en los caramelos de los nazarenos
en las procesiones; en las ingenuas pugnas con los amigos y hermanos
para ver quien recoga mayor cantidad de esas golosinas; y en
depositar sus envolturas en las colas de los encapuchados penitentes,
ante el notorio enfado de los solcitos colilleros de complejas pelucas y
trajes de paje de cuento de hadas, que se apresuraban a quitarlas y a
volver a arreglar las maltratadas colas, ayudados con los palitos que
portaban.
Existe otra cita sobre tradiciones que data de muy antiguo y es tan
curiosa como la de los colilleros. La verdad es que en Cieza, Jumilla,
Yecla, por poner unos ejemplos, ninguna de estas cuestiones existan ni
existen; Mula es bastante singular y la cita en cuestin es la siguiente:
Y los nazarenos de la broma, que amparados en sus negras
tnicas y encapirotados iban jaleando a las muchachas, que,
cmplices, aceptaban encantadas? Desapareci de muerte natural
hace unos treinta aos, cuando se intentaron suprimir incontables
veces desde el poder a partir de la segunda mitad del siglo XVII641.
640

GONZLEZ CASTAO, Juan. ha sido pregonero de la Semana Santa de otros pueblos, entre
ellos el de Bullas en el ao 2000.
641
Hablando con Juan Gonzlez Castao, nos explica que en Mula era costumbre que un grupo de
muchachos, vestidos de nazarenos, con antifaz, fuera su misin gastar bromas inadecuadas a las
muchachas. Es el nico lugar donde tenemos noticias de semejante cuestin. Es evidente que este
tipo de comportamiento revela esa simbiosis de religiosidad-diversin que tiene lugar en los das de

602

Mula consciente, o casualmente- guarda conexin con Moratalla


en las particulares reacciones de cierto sector de la sociedad que ante la
Semana Santa, no rechazan los valores religiosos, sino los
gubernamentales, luchando contra ellos a base de ridiculizar su gestin
y rompiendo las normas establecidas. Por eso durante mucho tiempo,
en Mula, determinados jvenes y bajo la tnica negra y antifaz que
vestan, trataban de darle un aspecto carnavalesco a los desfiles
procesionales introduciendo estas bromas de mal gusto, mal sonantes,
que la irreflexin de algunas destinatarias transformaban en
divertimento.
Sobre las procesiones dice Don Juan Gonzlez Castao que en
Mula tienen lugar desde el siglo XVI. Hoy en da su Semana Santa
destaca por la imaginera que, como qued indicado en el captulo II,
es importante:
Empiezan a tomar carta de naturaleza en Mula en la tercera a
cuarta dcada del siglo XVI, estando consolidadas hacia 1610 las tres
que tradicionalmente han existido hasta la aparicin de la celebrada el
Domingo de Resurreccin, las de Mircoles, Jueves y Viernes Santo.
El primer desfile en surgir es el de Jueves Santo, equivalente a la
actual procesin del Silencio, que sala en sus orgenes, all por 1520
1530, de la ermita de Nuestra Seora de los Olmos, trasladndose,
hacia 1550, a la de la Pursima Concepcin, pequeo templo que fue
ensanchado por los frailes de San Francisco para convertirlo en el de
su Monasterio, cuando llegan a Mula, en los aos finales del siglo
XVI. En l procesionaba un solitario Cristo de la Cruz, que era
propiedad del Concejo.
En Viernes Santo procesionaba adems del Cristo una imagen de
Nuestra Seora de la Soledad. Y la procesin de Mircoles Santo est
muy ligada a la Hermandad de la Virgen del Carmen, hecho que tuvo
lugar en 1606. Hermandad que pronto empez a sacar hermosas
tallas entre las que destaca el paso de la Oracin del Huerto, que ya se
menciona en 1660. En la actualidad y desde hace tan slo una dcada

Semana Santa, como buena fiesta que se precie. Fueron tajantemente prohibidas estas bromas en la
dcada de los sesenta. La autoridad gubernamental del momento que contaba con pleno poder para
hacer o deshacer, segn conviniere al sistema, tal de cuajo la costumbre. Es posible que fuera ms
significativa la madurez del propio pueblo que dicha autoridad, pues como es sabido las gentes
obedecen momentneamente las rdenes impuestas desde el gobierno, pero pasado un tiempo
vuelve a actuar por sus propios fueros.

603

se ha enriquecido con espectacular cortejo el desfile de Domingo de


Ramos.
Juan Gonzlez Castao, glos la Semana Santa de Mula sin
explicar nada sobre la tamborada; posiblemente se deba a que el
pregonero es autor de un libro, ya reseado: Origen y desarrollo de la
tamborada de la ciudad de Mula, estimando que no ha lugar repetir lo
ya dicho y publicado. En el captulo III se habla de este trabajo que
puede ser resumido en que la Tamborada de Mula surg en el siglo
XIX como protesta social. En conversacin directa -como ya
expusimos en su momento- nos comentaba que las tamboradas, en
Mula y en toda Espaa, surgen tan pronto como desaparece la Santa
Inquisicin, ya que es totalmente impensable que esta Institucin
consintiera semejante manifestacin y que, sin duda, hubiera sido
motivo de severo juicio a cualquier persona que se hubiera atrevido a
tan particular espectculo.
De la tamborada de Mula, hasta finales del siglo XX, slo
hombres participaban. Es cierto que en 1930 haba un grupo de
tamborileras, pero en Helln, que desapareci unos aos despus.
Ahora, a partir del 2000, aproximadamente, se estn incorporando a las
bandas de tambores y cornetas mujeres, y, por supuesto, en la
Tamborada de Mula numerosas son las que intervienen.
Como el mismo pregonero dice, l es historiador y como tal
enfoca el pregn plasmando los datos que posibilitan el conocer la
Semana Santa desde esa variedad de formas que cada pueblo adopta,
reflejo de la visin social y religiosa predominante, de lo cual Mula es
un gran testimonio.
Los pregones de Semana Santa vienen marcados por las
caractersticas de estas celebraciones religiosas pasionarias, que se
exponen diacrnicamente, describindolas en sus aspectos ms
populares. Pero quizs el paradigma del pregn convertido en leccin
magistral de Historia lo alcanza Julin Maras, vallisoletano que al
ejercer como pregonero de la Semana Santa de esa ciudad en el ao
1979, en ningn momento habl de actos sobre Semana Santa sino que,
ntegramente, ocup su discurso el tema del origen de Castilla y la
unidad de Espaa642.
642

Pregones de Semana Santa, pg. 419-430. (Junta de Cofradas de Semana Santa. Valladolid
1995). El pregn de referencia ledo por don Julin Maras, glos la Semana Santa a travs de
hablar exclusivamente del origen de Castilla y articular el tema con una visin poltica sobre la
unidad de Espaa; ofrecemos un prrafo del dicho pregn: Es curioso cmo la imagen de una
Espaa unitaria y clara se debe precisamente a su inexistencia poltica, ya que por consiguiente, no

604

Desde una visin histrica, pero incardinada al tema desarrollado


hay que entender los pregones de Semana Santa, por lo mucho que
aportan desde el punto de vista atropolgico, religioso, etnogrfico,
costumbrista y en definitiva cultural.
1996. Don Miguel cija Rioja. Cehegn.
Nuestro pregonero es sacerdote, Dr. en Historia Moderna y
Contempornea; investigador habitual en los archivos de Murcia en
particular; quizs por ello la introduccin al pregn parte de la propia
Historia Antigua de Cehegn, aunque lo inicia con el consabido gesto
de agradecimiento y confesin de no tener mritos personales para tan
alto honor. De inmediato entra en el tema narrando que, segn la
leyenda, Cehegn acogi a Santiago, hijo de Zebedeo, para comenzar
all el mandato del Seor: Id, predicad y bautizad.... Ms para
conocer la idiosincrasia de este pueblo, el pregonero dice:
El estudio de la Antropologa religioso-cultural nos autoriza a
afirmar que el patronazgo de San Zenn, en Cehegn, es herencia de la
iglesia visigoda, de rito mozrabe, de Begastri; una herencia que llega
a nosotros, como han llegado las tradiciones de los repobladores
cristianos, como es el caso del Teatro popular de los Reyes Magos de
la huerta de Murcia y de nuestros campos, con sus nombres de Rebeca
y Jusphe, que nos recuerdan aEls Pastorest de los pueblos de
Catalua. Son seales de identidad de las races de los pueblos.
En los aos que yo he vivido en Barcelona, he podido comprobar
que aquellos emigrantes que en los aos 50 llegaron a Catalua desde
Andaluca, siguen ellos, sus hijos y sus nietos celebrando sus
procesiones de Semana Santa en el barrio donde se han instalado; y
tienen sus Macarenas y sus Dolorosas de Triana, amn del folklore. Y
todos estaris pensando que nuestros emigrantes de Cehegn en
Matar, tambin se han llevado la rplica de su Virgen de las
Maravillas y todo su Cehegn a cuestas como un macuto, lleno de
recuerdos y carios de nuestro entraable pueblo.
se tropieza con la multiforme realidad fragmentada y en muchos casos conflictiva y opuesta y en
lucha. Es simplemente la Espaa perdida la que hay que reconstuir, la que hay que restablecer, la
que hay que recuperar. Y entonces empiezan a aparecer en diferentes lugares, en Asturias por una
parte, en el Pirineo Occidental vasconavarro por otra, en el Pirineo aragons, en el Pirineo oriental
cataln, empiezan a surgir ncleos cristianos que se esfuerzan hacia la reconquista de esa Espaa
unitaria, repito, perdida e inexistente. Este tipo de discurso es excepcin entre los desarrollados en
los pregones de Semana Santa; lo corriente es el desarrollado por Juan Gonzlez Castao, que es
histrico pero centrado en el tema pasionario.

605

De este grupo de murcianos residentes en Catalua y las


procesiones que realizan, al hablar de Librilla en el captulo II, se
referencia este episodio, siendo conmovedora la religiosidad, tangible,
que se palpa en estas historias de afliccin.
Este Pregn fue ledo en la iglesia de la Soledad de Cehegn,
cargada de historias de las que afirma Son historias que nos dicen que
no nacimos ayer, que venimos de lejos, que Cehegn es un rbol
milenario, con races profundas, y que por eso sigue vivo643. De esta
iglesia cuya construccin data de 1576, al ser restaurada en 1991, el
pregonero pudo subir al tejado y ver, emocionado, los sillares
firmados, cada uno, por el cantero titular Pedro Negrete.
Dice que la ermita ms antigua de la ciudad de Cehegn es la de
San Sebastin construida en 1468. Como Sede de la Cofrada de la
Sangre est la iglesia del Santo Cristo, terminada en 1595; y en el
mismo ao se termina la de La Soledad, privativa de dicha cofrada.
Este es un dato interesante por ser muy temprana la advocacin que,
como qued expuesto en el captulo II, era minoritaria en el siglo XVI
en el Reino de Murcia.
Otra de las emblemticas cofradas como es la de Nuestro Padre
Jess Nazareno, se funda en Cehegn en 1740, siendo Cura Prroco
don Antonio Carreo Muoz, profeso del hbito de Santiago. Otros
datos que nos ofrece el pregonero son:
La cofrada de la Soledad contrat el 2 de junio de 1695 hacer un
retablo para el altar mayor, con el maestro de escultura de Caravaca,
Francisco Chamorro, ajustado en 1.050 reales de velln. En 1775, la
cofrada de la Soledad contrata un nuevo retablo para el altar mayor,
que es ste, de un solo cuerpo y un tico, abierto al camarn y
flanqueado por dos columnas talladas en el tercio inferior del fuste.
Don Miguel cija Rioja, aporta en el presente pregn
conocimientos de carcter histrico, entre los que destacamos la
temprana fundacin de la cofrada de la Soledad, Patrona de Cehegn,
que resulta curioso que se fundara ciento sesenta y seis aos antes que
643

La Iglesia de la Soledad fue la nica no destruida en Cehegn durante la guerra del treinta y seis.
La Virgen permaneci escondida en su interior y tambin se salv de la quema. Junto a ella
aparecieron tambin imgenes de San Pedro, San Juan Evangelista, el Seor de los Azotes y el
Santo Sepulcro. Era el da 29 de marzo y Domingo de Ramos era el 2 de abril; se celebraron en este
ao procesiones de Semana Santa gracias a estas imgenes y para mayor verismo como no se
dispona de imagen de Jess Nazareno, ya que fue destruida, se pidi prestada la habida en la
iglesia del Salvador de Caravaca.

606

la de Ntro. Padre Jess Nazareno. Las cofradas de la Sangre, y de la


Soledad, en Cehegn, datan del siglo XVI, pero procesionaron recin
iniciado el XVII.
Dos imgenes de Cristo son particularmente representativas de las
procesiones de esta ciudad, la de Nuestro Padre Jess Nazareno y la de
Cristo Crucificado. Pero todava lo es ms porque Cehegn tiene
significativa tradicin en el arte de la escultura; en 1706 est
documentado que tena taller montado Esteban de Pert, que esculpa
imgenes para Cehegn, Totana y Galera, en donde falleci en 1724644.
Los pregones al estar en general bastante elaborados y ser frecuente
que comprendan los datos histricos ms representativos, se convierten
en fuentes para posteriores trabajos de investigacin. En este sentido la
dinmica de este tipo de pregn es interesante.
1.996. Mateo Garca. Mazarrn.
El pregonero habla mucho de sus recuerdos de niez, de su
enamoramiento de Mazarrn y felicidad por poder glosar su Semana
Santa. Compone una especie de relato tierno, transmitido a media luz,
buscando la concentracin hacia los valores ms recnditos. Recuerda
a las mujeres de Mazarrn, sufridas y emuladoras de Mara, la Virgen
Madre. Extrae del pasado a los mineros sufridos y doloridos; alude a
las vicisitudes del pueblo; a algunos de sus bienhechores. Ya, al final
de su relato, explica algunas secuencias sobre los desfiles procesionales
que recogen el fenmeno de la llegada del alumbrado elctrico, porque
ello afect al lucimiento de las procesiones; al final con muestras de
amor hiperblico nos dice:
Para mi memoria Mazarrn es un grito de amor anclado en lo
ms profundo de mi entendimiento; la palabra Mazarrn llena mi
alma, anega mi corazn y sale a borbotones por mi boca incapaz de
cantar toda su grandeza y todas sus bellezas. Para m y tantos otros,
este lugar procede de un descuido de Dios, quien tal vez en uno de sus
paseos celestiales tuvo el abandono de dejar escapar de sus manos un
trozo de paraso que cay justamente aqu.
Mateo Garca con su potica, y su fuerza interior, consiguen
emocionar y alejar su discurso de tpicos y ancdotas repetitivas;
644

En el siglo XIX trabaja en Cehegn, como escultor, Santiago Baglietto, oriundo de Gnova y
residente en Madrid en fechas de la invasin francesa. Huyendo de la Revolucin se dirige a
Cartagena y al pasar por Helln le aconsejan los franciscanos que se quede en Cehegn, en donde le
nacen dos hijos. Se instala definitivamente en Murcia donde se conservan importantes imgenes
pasionarias. (Los datos ofrecidos han sido extrados del pregn de don Miguel cija).

607

actitud muy conveniente en este tipo de discurso llegado a tan


heterogneas personas. La Semana Santa es glosada para informar a los
dems de su misin, pero tambin para reconocer a cuanto, y a cuantos,
la conforman. Dos valores a transmitir de ella son: el religioso y el
cultural. Tal misin es alcanzada con la fidelidad sentimental y la
mstica que el tema religioso imprime y que en esta ocasin logran
contagiar.
1996. Don Antonio de los Reyes. Molina de Segura.
La Historia de Murcia dice que Molina era cristiana ya en 1266;
en esas fechas Sancho de Congro -gallego l, como lo era el obispo de
la Dicesis de Cartagena de aqul entonces- firmaba como rector de la
Iglesia de Molina la Seca645, lo cual quera decir que ya haba templo
en esas tempranas fechas. Sobre cmo celebraban la Semana Santa,
Antonio de los Reyes, que es tambin Cronista oficial de esta ciudad,
cuenta que:
En nuestra revista de Semana Santa, he escrito sobre los desfiles
que en los siglos XVI y XVII recorran el castillo. Calles recoletas,
estrechas, luces de candil, restallar de ltigos en las espaldas para
disciplinas y el arrepentimiento, faroles y la luna llena en lo alto. La
cruz alzada, el pendn de la villa, que lo era el del marqus, los
monaguillos con incensarios, el Santo Cristo en la Cruz, el Nazareno,
Jess con la Cruz a cuestas, la Soledad, la Magdalena y San Juan.
Para el siglo XVIII, de aparente riqueza, hay otros recuerdos,
pues los molinenses de aquellos aos, rumbosos ellos, vanidosos al
aire de la poca, autores de su propia prosperidad, se permitieron la
construccin de un nuevo templo, adquiriendo las imgenes de la
Asuncin y San Vicente. Un tintineo de monedas que permita la
adquisicin de imgenes, tnicas, velas, la aportacin de los llamados
golpes de msica646 que iban acompaando al cura prroco,
645

El lenguaje de Murcia es remedado continuamente con un sentido prctico y funcional


admirable. En numerosos legajos del siglo XVI consultados en el Archivo de la Catedral de Murcia,
hay muchas hojas de contabilidad sobre los diezmos de la dicesis; en ellos hemos ledo que a este
pueblo lo denominaban, Molina la seca. En el pregn pone Molina Seca. A Sangonera, en la
misma poca y tipo de documento, se le denominaba Sangonera la Hmeda. En la actualidad a
la primera se nombra por slo Molina, y a la segunda por Sangonera la Verde. Son pequeas
apreciaciones lingsticas que pudieran interesar.
646
Golpes de Msica es una expresin que alude a los acompaantes de procesiones que con sus
distintos instrumentos tocaban alguna composicin popular. Es una costumbre que data del siglo
XVII y est muy extendida en toda la cristiandad. Normalmente a golpe de msica intervenan los
msicos no slo en las procesiones de Semana Santa sino en todas las de tipo religioso. En Lorca,
por ejemplo, sala una persona desde los primeros aos del siglo XX, que incluso llevaba un Chelo,
instrumento inusual en este tipo de grupos musicales, tanto por su tamao como por ser de cuerda.

608

tenientes, capellanes, sacristanes, municipios, alguaciles, milicias


locales, y fieles.
El siglo de las Luces que se ilumin en Molina con edificios
nuevos, calles rectas y anchas dijo un viajero ingls- y el entusiasmo
de las gentes segn dejan traslucir las actas municipales y los pocos y
contados papeles de la iglesia. Y es ms, la guitarra, el laud y la
bandurria acompaaban a la procesin y los jvenes se les iban los
pies tras los bailes647 Tal era el alboroto que el rey, Carlos III, y los
obispos suprimieron los desfiles nocturnos y pusieron trabas al diurno:
nada de negros-diablos648, nada de representaciones teatrales, nada de
msicas que no fuesen religiosas.
Estas prohibiciones, paulatinamente, retornaron por sus fueros;
esto sucedi as en Molina y en todos los pueblos de Espaa. Ya hemos
hablado de los vaivenes de los actos populares de la Semana Santa,
dependiendo no slo de la ideologa poltica gobernante, sino de la
climatologa que era la que determinaba la economa y por ello decretos aparte- estas fiestas caminaban con dinmica irregular y al
margen de rdenes gubernamentales. El pregonero se detiene para
hablar de la Semana Santa en Molina de Segura, pero ya en los aos
cuarenta que era un tiempo estable, maduro, muy expresivo en
religiosidad y admirable en el esfuerzo que todos hicieron para rehacer
las procesiones:

647

Es indito este dato que da el pregonero. Sabemos que ya en el siglo XVI, en Jumilla, la
procesin de Viernes Santo iba acompaada por un grupo de msicos. Lo que resulta novedoso es
el tipo de instrumentos pues el laud, la guitarra, la bandurria, eso no es lo habitual; los que
intervenan por aquellos tiempos eran el tambor, la trompeta, la chirima y el clarinete. En Molina,
noticia sobre el acompaamiento musical en estos actos se tiene referencia desde el siglo XVII. Al
retomar las procesiones en 1945 ya no actuaba este tipo de msicos populares sino la clsica banda
con instrumentos de viento y de percusin. Precisamente en estos momentos se est produciendo un
nuevo cambio, curioso cuanto menos, y es que las bandas que desfilan en nuestras procesiones
estn alterando el canon de configuracin de estos grupos al incorporar instrumentos que diez aos
atrs hubieran sido censurados, y sin embargo ahora no lo son, como por ejemplo los violines y las
violas; en cierto modo no hay nada de exptraar a raiz de lo comentado en la nota anterior sobre el
chelo. Histricamente tanto las bandas populares, como las sinfnicas, no han contemplado los
instrumentos de cuerda en su configuracin. Ahora no slo estn integrados instrumentos como el
fagot, nada convencional en una banda de msica clsica, sino los violines, que realmente son
sorprendentes. Es cierto que en el siglo XX, a principios, detrs de algunos pasos iban sonando
violines, pero esto es distinto; aqu la sorpresa apuntada no es el violn, ni el fagot en s, sino su
intrusin en una banda.
648
Sabemos que desde el siglo XIV a las procesiones religiosas y despus a las de Semana Santa, se
incorporaban unos danzantes, negros nativos o blancos con la cara pintada de negro; en esa poca
esclavos africanos abundaban en Murcia al servicio de familias pudientes. Otros personajes eran los
que pintados de negro y rojos labios encarnaban al diablo; actuaban de danzantes y su misin era,
ms que nada, hacer ruido constituyendo una de las ms variopintas atracciones de los desfiles de
Semana Santa.

609

En los aos 40, Mircoles de Ceniza, a las seis y media de la


maana se rezaba el Va Crucis por las calles de Molina. Se repeta
los viernes de cuaresma. En diversas casas del recorrido, calle de los
Pasos, el Calvario, etc, se dispona de hornacinas con las figuras
representativas de cada estacin ante las que se rezaba. Y entre las
viejas tradiciones estaba la costumbre de martes santo, en la que los
novios llevaban a las novias una bolsa de caramelos y se despedan
hasta la mona649.
El silencio se extenda por el pueblo desde la maana del Jueves
Santo. Se desconectaban los radiotransistores, aunque estos slo
emitieran msica sacra y clsica, se habla en voz baja; la gente
permanece recogida en casa a la espera de la Misa. La visita al
Monumento en el altar del Sagrado Corazn, sermn de las siete
palabras, cantos gregorianos, salmos, y la imposicin del respetuoso
silencio...
Estos datos ltimos, todos los mayores los hemos vivido.
Pascualita Morote, Titular de Ctedra en la Universidad de Valencia,
cuando habla de la religiosidad popular de Jumilla y de las tradiciones,
aluda a la del luto (texto ofrecido en el captulo III). Eran das de
mxima reverencia hacia la idea de la muerte, que siempre ha marcado
en el hombre actitudes severas y de respeto infinito.
Antonio de los Reyes, como cronista oficial de Molina de Segura,
es asiduo colaborador de la revista de Semana Santa de este pueblo, y
sus textos se caracterizan por los datos cotidianos convertidos en
protagonistas de la historia local. Su pluma siempre est puesta al
servicio de la ciudad, sobre todo en temas pasionarios.
Al leer este pregn, toma cuerpo una primera percepcin de los
pregones de Semana Santa, que exponemos. En sentido estilstico el
pregn de un cronista suele ser ms dinmico y salpicado de notas
curiosas, de esas tan celebradas de recordar o descubrir, pero que no
suelen ser comentadas, excepto por estas personas que acusan una
particular intuicin y gracia para comunicarlas, previo rebusco en los
archivos.
649

La mona se le dice a un panecillo redondo amasado con harina, aceite, azucar y otros
ingredientes aromticos, como corteza de naranja rayada; es tradicional comerla al da siguiente de
Pascua de Resurreccin; de ah lo del comerse la mona o el da de la mona. Sin embargo en
Jumilla no se celebra ni se emplea el trmino de mona. All se celebra el Domingo de Panes y lo
que se come es el hornazo, hecho con los mismos ingredientes pero se le da distinto nombre y
formas capichosas de animales u objetos, como una cesta o una figura geomtrica, adornadas con
uno o ms huevos sobrepuestos.

610

El pregn del historiador tambin suele diferenciarse por ir


enriquecido el texto con datos puntuales muy interesantes. Sin
embargo el pregonero fillogo escribe con caractersticas lingsticas
muy similares a los dems; y los pregones de mayor potica son
aquellos que escriben personas muy emocionadas ante tal misin de
pregonar la Semana Santa y que adems son asiduos colaboradores de
lo que narran.
Los pregoneros son todos escritores, ms o menos cultivados,
muy heterogneos en personalidad y profesin; circunstancia que le
imprime a los textos variedad expositiva; pero es innegable que el
profesional de los medios de comunicacin y los cronistas suelen
aportar mayor rebusco de noticias o costumbres olvidadas, como es el
caso del pregn de Antonio de los Reyes. Apreciaciones estas que
responden a una impresin particular pero que no son fruto de un
estudio tcnico riguroso.
1998. Don Francisco Javier Dez de Revenga. Murcia.
Hablando de nuestro pregonero, en otras intervenciones expuestas
en el captulo III, decamos que es cofrade de toda la vida, frase
extrada precisamente del presente pregn. Pertenece a ese tipo de
familias que ao tras ao, viven y visten con empero la tnica y los
actos organizados por su cofrada; son obviamente- nazarenos
vertebrales, primersimos en el escalafn, pues son los que dan
corpus a tan magna manifestacin religiosa y cultural; son, en
definitiva, nazarenos de toda la vida. Esto es, a fe nazarena, hermoso
de sentir. (Este concepto ha quedado muy presente en los textos del
mencionado captulo III).
En el caso de nazarenos natos, pregonar la Semana Santa es una
emocin y una responsabilidad con mucha enjundia650. Ubicado ah,
con esas circunstancias, est el presente autor que ofrece un pregn
estructurado a base de pasajes sencillos.
Nada en este pregn es desmesurado; todo est en los pequeos
detalles -concepto muy defendido por grandes escritores como
650

En este captulo hemos reseado 22 pregones, pero en nuestro archivo puede que haya 2000 quizs ms-, de los cuales la mitad ms o menos, son pregones de Semana Santa. En ellos lo ms
visible son las emociones ntimas de los autores de cada pregn. Agradecer el haber sido propuesto
para ejercer tal misin queda por encima de todo protocolo para expresar, sinceramente, lo que
sienten.

611

alejandro Dumas, Benavente, Federico Garca Lorca-651. Las citas


plasmadas le dan inters especial y ambientan la exposicin del texto
desde el sentimiento ms entraable posible.
Empata, que dicen ahora en muchos discursos, y que los
defensores del lenguaje clsico opinan que no es acertado el trmino
porque lo que corresponde es emplear el de simpata. Apreciaciones
semnticas y lingsticas aparte, por encima de todo est transmitir en
cada pregn vivencias que lo hacen nico, as como los datos
oiriginales aportados que lo convierten en pregn de inters.
Simpata con lo pregonado lleva al autor a su niez -cmo no, si
son los recuerdos ms decisivos!-. Hablar de la Semana Santa que vive
desde sus primeros aos, combinada con la Semana Santa que
conformada desde la cultura y el paso del tiempo fijan notables
diferencias. Desde la reflexin inicia su discurso con un acercamiento
de amistad y colaboracin cofrade o de confraternidad:
No se me oculta en este momento, tan importante para m, la
dificultad del empeo en el que ahora estoy ocupado. Por eso quiero
que mis primeras palabras sean de gratitud inmensa para el Real y
Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradas de Murcia que tuvo la
gentileza unnime de pensar en m para ejercer este hermoso oficio de
Pregonero de la Semana Santa de Murcia.
Veris compensado vuestro gesto, si no con el acierto en el
desarrollo de un pregn memorable, s con el entusiasmo de este
nazareno murciano de toda la vida, que ya en 1954 sala vestido de
raso azul celeste el mismo color que, curiosamente, pinta hoy mi
muceta universitaria- sujetando la borla del estandarte de las Servitas,
ante el paso de la Virgen de las Angustias de Salzillo.
Pero antes me vais a autorizar a que haga referencia a otros y
muy interesantes asuntos. Estamos en la iglesia de Santa Eulalia, sede
de la Cofrada del Resucitado, una de las parroquias ms castizas de
Murcia, visita obligada para todos desde nuestra ms infantil
existencia en las fiestas de la Candelaria y San Blas652, la Iglesia en la
651

Estos dos autores, el primero en La Dama de las Camelias, el segundo en Los Intereses
Creados, significan y reivindican el valor de las cosas sencillas, definidas como pequeas.
652
Santa Eulalia es uno de los Barrios castizos de Murcia, parece ser que fue el primero en
configurarse como tal. Sus fiestas patronales, a las que alude don Francisco Javier, son muy
celebradas en Murcia y en ellas participan sus gentes con visible gozo. Don Carlos Valcrcel Mavor
explica con amplitud el entramado cultural, los hbitos de los murcianos durante los meses de
verano, y de manera especial las fiestas patronales de estos castizos barrios en los cuales Santa

612

que este que os habla -alumno de un colegio de monjicas cercanorecibi el sacramento de la Confirmacin cuando tena cinco o seis
aos, ocasin que siempre recordar porque fue la primera en que vi a
un Obispo de cerca653.
Esta Iglesia que nos sirve de marco para el pregn, nos va a
integrar e introducir, como ninguna otra, en el mundo barroco y de
fingida ilusin que es toda nuestra Semana Santa, semana de dolor y
de alegra. Mirad a vuestro alrededor.
Estamos en la iglesia cuyas pinturas son de un italiano genial
que vino a Murcia en el siglo XVIII, en la magna poca de Salzillo.
Era Paolo Sstori654, un pintor que derroch imaginacin y cre la
gran fantasa de la ilusin barroca que tan presente est en nuestra
Semana Santa... Santa Eulalia de Murcia, iglesia vinculada al punto
final de la Semana Santa, a la que ahora, hace diez aos vino a
pronunciar su Pregn, en una ocasin como sta, el Padre Juan
Hernndez, nazareno entusiasta como el que ms, al que yo ahora
quiero recordar con respeto y emocin.
Sobre el prefesor Dez de Revenga, que nos habla de la ilusin
Barroca que es nuestra Semana Santa, aadimos que l tuvo la misin
de transmitir en el ao 1.993, la procesin de Viernes Santo, la de Los
Salzillos para toda Espaa a travs de TVE, e imprimir en el nimo de
los televidentes esa ilusin Barroca y esas escenas de claroscuro de las
que aqu habla655.
Eulalia destaca significativamente; lo hace en su libro, Viejos recuerdos: Gentes, fiestas, cosas y
costumbres de la vida de Murcia hace medio siglo, citado en pginas atrs.
653
El obispo Emrito de la Dicesis de Cartagena, don Manuel Azagra, contaba en TVM que visit
en un colegio el aula de los alumnos ms pequeos y uno de ellos le dijo a su madre: Mam, hoy
he visto a un obispo, y es un hombre!. La candidez siempre es hermosa, cuando se produce y
cuando se recuerda.
654
Paolo Sstori, adems de las pinturas de la Iglesia de Santa Eulalia, tambin intervino en la
Iglesia de Nuestro Padre Jess, en donde realiz una serie de pinturas en el ao 1792. Y en la
iglesia de San Juan de Dios de Murcia.
655
El Barroco, Estilo artstico universal, ha sido definido de muchas formas, pero todas incluyen el
catalogarlo como estilo de formas ilusionistas, exuberantes, dinmicas y de prolfera
ornamentacin. Algo importante signific este estilo en la guerra de 1.944, pues terminada se
reunieron intelectuales de diversos paises para estudiar qu tena Europa en comn que pudiera
reavivar de nuevo la unin entre sus pueblos. Las sesiones de trabajo se desarrollaron en la Abada
de Pontigni; los intelectuales all reunidos trataron de, teniendo en cuenta el pasado, desolados ante
el presente, mirar con ilusin hacia el futuro, buscar el nexo de unin por el cual se pudiera
reconstruir Europa y desterrar el concepto de que estaba rota por no haber nada que la uniera.
Llegaron a un punto en comn en esa bsqueda y fue que una de las cosas que todava una a
Europa era El Barroco. Europa era cristiana por antonomasia y el espacio en donde arraig la
cristologa como en ningn otro; ese es otro de los vnculos que de la mano del Barroco ha
generado ms tradicin y cultura europea. Su Literatura, su Arquitectura y su Escultura, son, por
esencia, piezas clave representadas en escenarios y calles. La Msica es tambin otro gran factor de
unin. Eugenio DOrs, representante de Espaa en las sesiones de Pontign, escribi un ensayo

613

Las Bellas Artes han sido desde el comienzo de la historia del


hombre, nexo de unin cultural, como lo prueban Las Cuevas de
Altamira, el Partenn, las grandes Catedrales, el Quijote, La Dolorosa
de Salzillo, etc. Quizs crear el pregn de Semana Santa sea uno de los
ingenios ms eficientes, pues solemniza la apertura de tan trascendente
rememoracin y, adems, genera un manual escrito por VV AA, fuente
estimable de cultura pasionaria.
Por otro lado, la Semana Santa, religiosa y barroca, lleva en todos
sus actos aspectos que interesan a las personas, por ser un mosaico de
tradiciones, sugerencias y motivaciones que nos conexionan. Sobre ello
escribe el Profesor lo siguiente:
Semana Santa murciana. Primeros y tempranos acordes en la
Plaza de San Nicols. Pasos con flores y nazarenos aprestndose con
sus cirios a iniciar la gran ceremonia colectiva que durante diez das
tendr a la ciudad pendiente de sonidos y de imgenes irrepetibles.
Cristo del Amparo en busca de su Virgen del Dolor, procesin con
encuentro final, principio de una tradicin y amor a nuestra manera de
vivir la Semana Santa. Semana Santa murciana, verde en Domingo de
Ramos, procesin del Cristo de la Esperanza, verde como nuestra
huerta, primavera radiante que surge de la casa del Santo Pescador,
Pedro el inseguro, pontfice mximo del verde mar. Y al final el Cristo
de la Esperanza con sus brazos tendidos a la ciudad
La poesa pone la nota delicada, a modo de oracin, y ejerce de
puente entre la parte del pregn ms personal e ntima y la segunda
parte, ms tcnica y literaria, en la que el pregn se desarrolla ceido a
las procesiones ms emblemticas de Murcia que convierten en clido
el ambiente de estos das y que alteran el habitual discurrir de los
barrios sobre los que transcurren estos desfiles. Seleccionamos, pues,
parte de este engranaje de prosa y versos:
En este leo por mis culpas veo
La luz sin resplandor, muerta la vida,
Y que de aquel costado fue la herida
Puerta de la heredad que en fe poseo.
como consecuencia de dichas jornadas, titulado, Lo Barroco, libro que explica el espritu de estas
reuniones comentadas y que le llevaron a definir el Barroco, como las formas que vuelan y al
Renacimiento como las formas que pesan. Formas que vuelan e ilusionismo son una explcita
combinacin muy presente en nuestra cultura en general y en la de Semana Santa en particular.

614

Quin dir que su afrenta fue trofeo,


y venciendo la muerte fue vencida,
y que levanta el hombre su cada,
y el Justo pone en libertad al reo?
Semana Santa de Murcia y perdn en las calles en largo
itinerario. Procesin de San Antoln, celebracin magenta de una
ceremonia murciana.
Vinagre y hiel para sus labios pide,
de esta huidera vida a la de siempre;
no grietas ni resquicios de una ruina
tus heridas, pues fue su muerte
salud, y sanidad y lozana.
Semana Santa de Murcia. Cristo del Rescate, procesin de la
Esclavitud y Virgen de la Esperanza. Morada y verdiblanca devocin
arraigada en un pueblo que camina tras su Cristo preso, conducido a
travs de las calles de una Murcia absorta:
Aquel que presidiendo a tierra y cielo,
juez universal de las edades,
pesara sus caducas majestades
y el culto vil adoracin del suelo.
Mircoles Santo murciano. Cristo de la Preciossima Sangre
cruzando el ro. Toda Murcia inundada de rojo. Entusiasmo popular y
fusin de las ms antiguas devociones:
El corazn se asoma a la ventana
que en el pecho le abri mano alevosa,
y para enriquecer su amada esposa,
despide perlas y corales mana.
Jueves Santo de Murcia. Todo cambia en las calles de la ciudad.
Procesin del Silencio. Semana Santa barroca y de contraste. Ahora es
el recogimiento y el fervor:
Silencio, desnudez, quietud y noche
Te revisten. Jess, como los ngeles
de tu muerte; se calla Dios desnudo
y quieto en su tiniebla....

615

Y ya Viernes Santo murciano. Milagro tras milagro: La Cena, La


Oracin con el milagro del Angel, el Prendimiento, los Azotes la
Vernica, ese paso excepcional que llam la atencin de Francisco
Alemn Sain, paso solo de mujer, mujer en la gubia de Salzillo que
acude al paso del Cristo que cae:
Esa mujer que pone sobre tu rostro el lino
blanco, donde la angustia infinita perdura,
es como un rbol tierno en medio del camino,
vuelo y sombra, que el aire inclina su
espesura.
San Juan y la Virgen. Las escenas y las procesiones se funden.
Viernes Santo en la tarde. Cristo de la Misericordia. Viernes Santo por
la noche...:
Sin tierra, que todo es sangre;
sin aire, que todo es fuego;
sin fuego, que todo es agua;
sin agua, que todo es hielo.
Semana Santa murciana y final apotesico. Llega, por fin, la
Resurreccin del Seor. Domingo alegre y luminoso, en el que la
Palabra se ha hecho gloria de nuevo. Y a la calle, desde esta
parroquia de Santa Eulalia, sale la procesin del Resucitado.
Francisco Javier Dez de Revenga ha escrito un pregn con la
delicadeza que se escribe una carta dirigida a personas queridas, quizs
por eso sus primeras palabras no son las del atildado protocolo, sino las
de una sincera confesin de intenciones y agradecimientos. El pregn
lo inicia con un cercano: Queridos amigos y a partir de ah su
discurso alterna los recuerdos con una serie de asuntos culturales que
como l mismo estima son muy interesantes.
Interesante es que con el Pregn de Semana Santa todo el armazn
que sostiene el hecho procesionista potenci su expansin y, an ms,
se sacan a la luz detalles ignorados por la mayora de las personas, pero
que a travs de este evento han llegado al pblico enriqueciendo los
conocimientos sobre estas celebraciones.
El pregn es una excelente plataforma para mostrar los recovecos
histricos, literarios. Quizs por ello las procesiones de Semana Santa
se han convertido en fuente inagotable de creacin potica formando

616

una especie de galera de arte de la que penden todas las historias del
mundo, amn de ser acto social que reune a amigos y familias.
Se puede decir que el pregn de Semana Santa nunca podra dar la
sensacin, al leerlo, de que se asemeja a una novela, por ms historias
que exponga; el pregn es otra historia; es, en definitiva, el gran
portavoz de la Semana Santa de la postguerra en particular y de la de
siempre, en general.
Tambin queremos sealar de este pregn, que en su forma, en
general, representa a muchsimos ms, que esa aportacin a la difusin
de esta fiesta es eficacsima, y que ha creado un estilo literario
suficientemente definido que bien merece la pena o la alegra- de
mimarlo y cultivarlo. Se trata de que, todo pregn que se precie lo
componen unas secuencias armnicas, con versos o poemas; datos de
historia local, constumbres, etc.
El primer pregn expuesto en el presente captulo, ledo en Jumilla
por Don Lorenzo Guardiola, est escrito en verso; ya dijimos que es
excepcin, de hecho slo hay unos cuantos, menos de cinco, en este
gran gnero literario; uno en Valladolid ledo en 1979. Sin embargo
alternando la prosa con versos, o algn poema completo, estn escritos,
aproximadamente, el 75%.
Cada pregn de Semana Santa es una leccin especial sobre
multitud de asuntos; como ejemplos volvemos a citar el ledo por Don
Julin Maras. Esa es su dinmica y su estructura; pero, cada vez ms,
el pregn de Semana Santa es asunto importante ya que sigue siendo
una oportunidad de comunicar sentimientos, tradiciones y
conocimientos.
1.999. Eduardo Zaplana Hernndez. Jumilla.
Natural de Cartagena y en estos momentos conocido por todos por
su ejercicio poltico. El protocolo con el que inicia su pregn es
escueto y clsico. Confiesa no ser experto en arte ni esttica, ni
tampoco un estudioso de costumbres y tradiciones. A pesar de su
confesin, quizs con una visin ms pragmtica que analtica, expone
en el texto que el Mediterrneo ha conseguido una sntesis para vivir la
Semana Santa entre lo profundo, cargado de significado, y cierta
recreacin externa.

617

Estima que en estos parajes se entiende mejor el proceso sobre el


Calvario y muerte de Jess porque es aqu dice-, donde crece la vid,
el olivo y la palmera y donde hemos conocido ayudar en las tareas del
campo a los borriquillos y tambin hemos descansado bajo las ramas
de alguna higuera. Insiste en que por la similitud de paisaje y cultivos
bien nos podemos considerar herederos de aquellos pueblos
mediterrneos.
Expone tambin que en las fiestas es cuando un pueblo se
manifiesta en toda su plenitud; idea esta muy necesitada de ser
estudiada por antroplogos y psiclogos, historiadores y fillogos, pero
que, La Semana Santa, por su implicacin religiosa, es doblemente
necesario tal estudio.
El pregn es de una duracin normal, entendiendo por normal los
formados por unas ocho pginas dina-4, o por unos quince mil
caracteres, no se desarrolla con citas evanglicas o de otras fuentes,
pero s con mucha coherencia y equilibrio discursivo.
Todo en su texto son observaciones generales que transcurren por
ideas muy divulgadas pero retomadas con unos criterios muy
personales. En este sentido puede ubicarse su apreciacin sobre la
similitud paisajstica entre Tierra Santa y el Mediterrneo con lo
esbozado por Carmen Conde primero, y despus por Jos Mara
Pemn, entre otros, aunque estos dos autores citados lo concretaban
entre Tierra Santa y el Sureste espaol. El autor, al respecto dice lo
siguiente:
Hemos conocido a los borriquillos ayudar en las tareas del
campo, y tambin hemos descansado bajo las ramas de alguna higuera
como bien pudieron hacer los apstoles en Tierra Santa a lo largo de
sus constantes recorridos. Entre nosotros hay carpinteros y
pescadores. Para nosotros las escenas de la vida de Cristo no son algo
extico ni alejado. Parecen algo nuestro, como si fuera tambin
nuestro paisano. Entre las tierras que recorri Jesucristo y las
nuestras apenas se interpone un mar que ms que separar es un puente
por el que se transmiten ideas y sentimientos.
Eduardo Zaplana Hernndez en su pregn est el condicionante
de que al ser pregonero forneo, dedicado a actividades profesionales
alejadas del tema de la Pasin del Seor, tanto a nivel teolgico,
histrico o pedaggico, su discurso discurre por episodios y conceptos
muy generalizados y cuando los cie al lugar del cual glosa su Semana

618

Santa se limita a referencias consabidas. Es el patrn tipo: pregonero,


hombre pblico, desconectado del tema y del lugar, pregn
literariamente correcto, cuyo inters local es discreto. Los pregoneros
locales o con personal arraigo en el lugar, siempre aportan datos
eruditos, recnditos por lo desconocidos, especiales e incluso
entraables.
Pero el inters por llamar la atencin de posibles visitantes y de
difundir estas celebraciones hace que cada Cabildo de Cofradas
pasionarias, proponga como pregonero a personalidades importantes,
con poder de convocatoria y cuya presencia ya prestigia el lugar y su
Semana Santa. Esta actitud hay que entenderla como un mecanismo
consecuente e inteligente, ya que responde a unas corrientes de
pensamiento muy implantada en nuestra sociedad y que, por otro lado,
cumple una sagrada misin como es dar variedad, apertura, y
testimonio de acogimiento y afecto hacia esos personajes.
2001. Don Ramn Jimnez Madrid656. guilas.
Se sorprende el autor de haber sido elegido pregonero; l, -dice- ,
humilde profesor de Literatura Espaola. Sin embargo su pregn no
aduce por andanzas literarias o filolgicas particulares; es aguileo que
sabe mucho de la historia y costumbres de su pueblo, pero que es
tambin una persona retrada a la hora de protagonismos personales. El
Pregn transcurre sobre reflexiones en el acontecer de sacar las
procesiones a la calle, de las que dice:
Deseo haceros constatar una verdad: no ha sido fcil mantener
una tradicin de esta naturaleza en guilas. Sacar los tronos trajo
consigo problemas sin nmero. Llevar a buen puerto las procesiones
de Semana Santa de Aguilas nunca ha sido tarea sencilla en esta
poblacin. Antes bien se trata de una lucha titnica, reservada a unos
privilegiados
Bien puedo decir que la Semana Santa aguilea, siempre ha sido
humilde, modesta, sin los fastos legendarios de otras Semanas Santas
que nos cercan. Mentira si como pregonero hiperbolizara y,
dejndome llevar por la exageracin, dijera que son comparables a las
bblicas lorquinas, ni tampoco podemos parangonearlas con las
salzillescas capitalinas. Ni tampoco son comparables con la
suntuosidad y el riguroso orden militar que imponen las cartageneras.
656

Madrid, Ramn. Pregn de Semana Santa. Junta de Cofradas. guilas. 2001

619

Efectivamente sencillas se pueden considerar las procesiones de


guilas en estos tiempos, pues las de finales del XIX, segn hemos
podido constatar por la prensa murciana, eran ms bien lujosas y
espectaculares, como ha quedado plasmado en el captulo IV, pgina
475. Al no disponer de fuentes, slo referencias como las citadas, no se
puede cerrar opinin acerca de todo ello. guilas es un pueblo
marinero y agrcola, quizs esto certifica que el espritu del hombre
marinero est forjado en la observacin, as como su sencillez.
Ramn Jimnez Madrid, en su exposicin es reservado y
discreto, pues l mismo habla de no querer ser hiperblico. Pero hemos
de aadir que guilas se ha superado mucho en los ltimos aos y los
cambios son muy notables, como podemos constatar en lo dicho en el
captulo II657. Precisamente los pregones se caracterizan por ser en
algunos tramos exaltados y subjetivos, aunque no es esta la dinmica
de Ramn Jimnez.
guilas contaba en el siglo XIX con varios gremios responsables
de las cofradas pasionarias. El de Tintoreros procesionaba al
Santsimo Cristo de la Agona. En el paso de El Prendimiento
intervenan los empleados de Prisiones. Por la Coronacin de Espinas,
el gremio de Sastres. Por Nuestro Padre Jess Nazareno, los Zapateros.
Por Nuestra Seora de las Angustias, los Mesoneros y Taberneros. Por
el Ecce Homo, los panaderos. Por San Juan, los jvenes y Muchachas.
Por Santa Mara Magdalena, las recin casadas. Por el Descenso de la
Cruz, los Herreros y Caldereros. Por Nuestra Seora de los Dolores, las
Madres que perdieron a sus hijos. Por la Soledad, las Sociedades de
Montes Pos, Barqueros y Agentes Comerciales. Por el Entierro, los
Aprendices. Por el Santo Sepulcro los Tenderos y Revendedores.
Pues bien, esta tradicin se ha mantenido en gran medida en
este pueblo y quizs este dato, clave, no sea ofrecido en el pregn por
timidez, pero es la base de que la Semana Santa, con estos
patrocinadores, fuera ostentosa antes, y con los de ahora tenga esa gran
capacidad de superacin.
2001. Don Remigio Tolmo Miano. Beniajn.
Beniajn, administrativamente no es un pueblo sino una pedana.
En la realidad mueve un baluarte demogrfico, comercial y docente
657

Cuando nos remitimos a otros captulos no especificamos pgina ni apartado porque la estructura
de la tesis facilita el localizar cualquier pueblo ya que los exponemos por orden alfabtico y cuando
no es as tratamos nuestro tema, como es el caso del cptulo II, Seman Santa pueblo a pueblo,
mantenemos un orden cronolgico de fechas.

620

que ya quisieran para s muchos de nuestros pueblos murcianos. La


Semana Santa en esta pedana tiene unas procesiones severas y de gran
participacin por parte de los que en ella viven. De estos desfiles y de
sus pasos habla el pregonero con entusiasmo, as como de la belleza
natural del entorno.
El lenguaje exaltado del pregonero hacia ese rincn de luz y color
concluye con una idea que nos sugiere el comparar la Semana Santa en
Beniajn a un cuadro expresionista, tipo Jinete Azul que no niega el
dolor pero ve tambin en l la gloria, porque slo lo sabe interpretar a
travs del color exultante con el que es pintado.
Por otro lado el texto, mnimamente retrico, describe el acontecer
siguiendo un orden correlativo de las procesiones y de sus pasos. Al
inicio del pregn expone sus agradecimientos al haber sido propuesto
para el evento, pues se considera sin mritos para ello y slo se
atribuye uno: el de su cario por el pueblo. En verdad creemos que
estas expresiones son fruto de la satisfaccin y la responsabilidad que
lo embarga; todo lo dice de corazn, imprimindole sinceridad,
humildad y una gran ternura. De todo ello es ejemplo Don Remigio
que expone as el tema:
Bajo los acordes sentidos de la msica, dan comienzo los desfiles
procesionales de Mircoles Santo, con la imagen de la Samaritana,
obra escultrica de gran belleza salida de las manos del imaginero
Snchez Lozano, acompaada de sus cofrades, vestidos con el verde y
blanco con los que tambin se ha vestido nuestra huerta estos das,
simbolizando la pureza y la esperanza que debe regir nuestra vida y
nuestro hacer diario.
Le sigue en el desfile la Cofrada de Nuestro Padre Jess en una
de las cadas acompaado por la Vernica, obra tambin de Snchez
Lozano. La Cofrada del Cristo de las Penas, obra del imaginero
valenciano Ramn Granell. Desfila a continuacin San Juan
Evangelista, con tnicas color rojo, de sangre, fuego y vida. Rosa y
azul, colores de la cofrada de la Dolorosa, talla de vestir, obra del
imaginero Snchez Lozano.
Otra procesin de Beniajn es la del Silencio, de Jueves Santo;
Tambin Viernes Santo se celebra procesin y en ambos das es el
Cristo de las Penas, ya nombrado, el que desfila ante el pueblo. En
este Viernes doloroso podemos contemplar El Santo Sepulcro con su

621

ngel de la Fortaleza, obra de Pepe Ortiz. Cerrando el desfile La


Soledad, de blanco y negro, talla de vestir, obra de Roque Lpez.
Beniajn, que aun habiendo crecido mucho sus espacios
urbanizados y los servicios sociales prestados, sigue siendo un lugar de
gran potencial urbano. Dispone, como hemos podido apreciar, de un
significativo patrimonio escultrico, de una Semana Santa clsica y
ortodoxa; es pueblo de evidente religiosidad que hacen de sus
devociones vividas el gran espectculo de su vida interior.
(Presentar la Semana Santa de Beniajn es una excepcin, pues en
nuestro trabajo no sern incluidas las pedanas con el fin de no hacer
demasiado voluminoso nuestro trabajo).
2001. Don Elas Hernndez Albaladejo. Cartagena.
Es un cofrade muy entregado a la labor de engrandecer la Semana
Santa de Cartagena. Ha sido nombrado Director del Museo de Semana
Santa de esta ciudad. Es Profesor Titular de Historia del Arte de la
Universidad de Murcia y en el programa de Cursos de Doctorado
imparte una asignatura sobre el tema de las Cofradas pasionarias. En
su labor como conferenciante es frecuente que aborde el tema de la
Pasin, desde el punto de vista del Arte, as como de su dimensin
religiosa y social. Nacido en Cartagena, desde nio es seguidor de esta
fiesta. Este pregn est fundamentado en un gran seguimiento y
continuo estudio de la cultura pasionaria658
Con sinceridad -dice en sus primeras palabras- que le embarg un
gran aturdimiento cuando le propusieron ser pregonero. Se muestra
agradecido por dicha propuesta y confiesa que, posiblemente, no haya
mayor dignidad para un procesionista cartagenero que pregonar las
procesiones de su tierra como aqu hace. (Este concepto est muy
desarrollado pues casi todos los pregoneros lo manifiestan hasta tal
punto que, desde luego, para ellos ser pregonero es un alto galardn)
Yo, que tan solo soy en mi trabajo diario un modesto profesor que
realiza el noble oficio de ensear en las aulas universitarias de
Murcia, intentando transmitir las enseanzas de mis maestros a las
nuevas generaciones, e inculcarles que el camino del saber comienza
por la duda y huye de cualquier dogmatismo.
658

En varias ocasiones le hemos preguntado sobre datos de la Semana Santa de Cartagena a los
cuales nos ha contestado, siempre, amablemente., motivo por el cual hacemos pblico nuestro
agradecimiento.

622

El tiempo sagrado es por su propia naturaleza reversible, es


decir un tiempo mtico primordial hecho presente, como escribi
Mircea Eliade, es un eterno presente que se reintegra peridicamente
mediante el artificio, en este caso, de los ritos procesionales. Y en las
calles de Cartagena se hace presente el tiempo en el que se desarroll
la existencia histrica de Jesucristo, el tiempo santificado por su
predicacin, por su pasin, su muerte y su resurreccin.
Pero hay tambin en este repetirse un afn de perfeccin que se
traduce en una constante superacin. Todo culto divino consta de una
actitud interna y de una manifestacin externa que se valen las
ceremonias, en palabras de la investigadora Palma Martnez-Burgos.
Es ms, conservando el lenguaje de las ceremonias, se sigue y
mantiene el ejemplo de Cristo.
Po XII, en su Encclica Mediator Dei, publicada en 1947, en una
de sus pginas ms bellas, en las que sealaba sobre el ao litrgico y
las ceremonias, que: no es una fra e inerte representacin de hechos
que pertenecen al pasado, o una simple y desnuda evocacin de hechos
de otros tiempos. Es, ms bien, Cristo mismo, que vive en la iglesia
siempre y que prosigue el camino de inmensa misericordia iniciado por
l en esta vida mortal, cuando pas haciendo el bien, a fin de poner a
los hombres en contacto con sus misterios que estn perennemente
presentes y operante (MD 205).
La Contrarreforma tambin fue concluyente en sus postulados, los
cuales operaron una revolucionaria visin de la faz de Cristo y del
modo de comunicarnos con l, creando un lenguaje extrovertido y
llano. La elegancia y sosiego del Renacimiento, y posteriormente la
magnificencia del Barroco, fueron grandes portadores de estos
postulados. Sobre el Barroco, los antecedentes de esas formas
ornamentadas y lujosas vienen del Bizancio de los siglos V y VI;
mientras que la precisin y medida del Renacimiento vienen del Siglo
de Oro de Grecia
Estas nuevas formas hacen decir al pregonero que las procesiones
fueron ordenadas para provocar a los cristianos a devocin y porque
Nuestro Seor mejor oyere las oraciones y plegarias que en ellas se
adjuntan; procesiones rgidas, muy lujosas, que al margen de las
formas plsticas de desarrollarlas, es la fe las que las mueven. De ellas
se dice que:

623

Cartagena, evidentemente, no iba a estar ajena a esta empresa y


rpidamente prendieron aqu semejantes intenciones y surgieron
cofradas penitenciales, herederas incluso de viejas agrupaciones
gremiales. Cabe apuntar que no todas las hermandades pasionarias
han llegado hasta hoy, pues la segunda mitad del siglo XVI y la
primera del XVII fueron tiempos de crisis que dificultaron la
continuidad de estas agrupaciones religiosas.
Pero no es menos cierto que, a pesar de estos inconvenientes, se
fue afianzando la Cofrada de Ntro. Padre Jess Nazareno,
convirtiendo Cartagena en una nueva Jerusaln pasionaria, desde su
hermosa capilla del convento de la Orden de Predicadores, a la que se
sumara en 1747 la Cofrada de Ntro. Padre Jess en el Paso del
Prendimiento, sin olvidar por supuesto la del Cristo del Socorro,
aunque sta ltima nacida como consecuencia de un milagro. Varios
siglos despus, en el XX, la Cofrada del Resucitado vendra a
completar este panorama que intento describir.
En el captulo II ha quedado expuesto el panel de cofradas, sus
nombres, sus titulares y procesiones que realizan. Los datos clave se
resumen en que a las procesiones marrajas, la del paso de la Amargura
en la madrugada del Viernes Santo, y la vespertina del
Desenclavamiento y Entierro de Cristo por la noche, se sum la del
Prendimiento californio en la tarde de Mircoles Santo.
La proliferacin de estos cortejos y la pujanza econmica
contribuyeron al enriquecimiento del patrimonio pasionario y la
consiguiente transformacin plstica de las procesiones; ello gener
inevitable competencia entre las distintas agrupaciones o hermandades,
la cual no ha cesado. Lo sorprendente es que es algo que tienen tan
asumido que hasta se podra calificar de gozosa ya que conduce a un
afn de superacin noble. Tema este que ya ha sido comentado en otros
textos sobre la Semana Santa de Cartagena.
Esa suntuosidad barroca y dieciochesca conseguida asombr a un
ilustre espectador que las analiz con ojos muy crticos. Efectivamente,
el miembro de la Real Academia de la Historia don Jos Vargas Ponce,
cuando visit Cartagena a finales del siglo XVIII, ofreci una
descripcin en la que destac todos los rasgos que hoy la hacen como
dice don Elas nica e irrepetible pero matizando muchos aspectos
de las manifestaciones religiosas que no aprobaba y vertiendo duras
descalificaciones hacia estas procesiones, Vargas Ponce deja en mal

624

lugar las procesiones de Semana Santa de cartagena. (De este


personaje fue expuesto un retrato suyo en Huellas)
Interesa subrayar cmo en estas fechas ya estaban presentes la
mayora de los elementos que le confieren tanta entidad a la Semana
Santa de Cartagena. Nunca podrn ser indiferentes su explosiva
iluminacin, la cera, el rico y variado colorido del vestuario, las
muchas y cuidadas flores (muchos aos procedentes de Italia), los
sones de las trompetas y la concurrencia de coros y bandas de msica
que, todo en su conjunto, provocan opiniones de reconocimiento la
inmensa mayora de veces.
Este pregn comprende todo un recorrido por las actividades
procesionistas enriquecido con el amplio estudio que hay sobre las
Cofradas de Semana Santa de Cartagena, las cuales este pregonero ha
investigado mucho659
Elas Hernndez Albaladejo en su pregn ofrece mltiples
datos sobre los cuatro Santos de Cartagena, citas literarias de San Juan
de la Cruz; sobre patrimonio de inmuebles religiosos de las cofradas,
circunstancias sociales y econmicas que concurrieron en determinado
tiempo y que significaron un gran avance para alcanzar las calidades
procesionistas que hoy posee la Semana Santa de Cartagena.
S que debemos insistir en que el pregn que comentamos es de
los ms elaborados, es una autntica resea de tan preciadas
procesiones, con todo el baluarte que las conforma. Aporta tambin
una riqueza literaria por la hilvanacin de textos presentes.
Recordemos, por ejemplo, que ya el Mister de Clereca escribi sobre
la Pasin con una perspectiva literaria tanto como teolgica; ese es el
esquema del profesor Albaladejo, confeccionar un texto histrico
guiado por referencias literarias de carcter religioso.
2001 Don Inocencio F. Arias Llamas. Lorca.
Para mejor comprender el discurso del presente pregonero es
conveniente tener en cuenta que en las fechas que lo escribi
desempeaba al cargo de Embajador Permanente de Espaa ante la
ONU, lo que le infiere un reconocimiento social destacado y una visin
659

La Asamblea Regional ha publicado, en dos volmenes la obra escrita por V.V. A.A, dirigida y
coordinada por FERRNDIZ ARAUJO, C. y por GARCA BRAVO, A. J., Las Cofradas
Pasionarias de Cartagena. Asamblea Regional de Murcia. Cartagena, 1991. Entre estos autores
destacamos a: HERNANDEZ ALBALADEJO, Elas. BELDA NAVARRO, Cristbal. Y
MONTOJO MONTOJO, Vicente.

625

cultural muy abierta, adems de ser Diplomtico en su formacin


acadmica. Estas circunstancias es posible que expliquen el enfoque
especial que da a su discurso. A nivel literario el pregn cumple los
requisitos de precisin de lenguaje y claridad en la exposicin, pero en
las ideas no hemos entendido muy bien el vnculo del tema del pregn
con sus referencias futbolsticas. Pero vayamos al pregn:
Me siento tentado de parafrasear a Cervantes. Porque podra
trasplantar con toda justicia a Lorca su descripcin de otra importante
ciudad espaola. Podra, con todo convencimiento, arrancar mi
humilde pregn diciendo: Lorca archivo de cortesa, albergue de los
extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza
de los ofendidos, y correspondencia grata de firmes amistades, y en
sitio y belleza nicos Don Miguel de Cervantes son escassimas las
veces que es citado en este tipo de textos que versan sobre Semana
Santa. En su obra El Quijote en ningn pasaje incluye el tema.
Referencias coordinadas, como la aqu plasmada tampoco son
utilizadas por los pregoneros660
Traer a Lorca a un autntico forastero, a alguien que no haya
odo hablar de vuestra Semana Santa, que tenga referencia vaga, y
someterlo de improviso a esa sucesin de hermosas imgenes,
bordados primorosos, vigas, caballos, escenas bblicas, a ese derroche
de color y de fe es una experiencia reconfortable. El forastero,
borracho con la hermosura de la Semana Santa, pasmado con la
entrega de los lorquinos a sus Vrgenes y a sus procesiones, recordar
siempre como nica e incomparable la experiencia.
Igualmente ostensible para el visitante es la emulacin y la
rivalidad entre los pasos. La emulacin, segn los eruditos, podra
explicar las peripecias y el enriquecimiento de los desfiles. El tema es
serio; nada balad. El novelista Javier Maras en su libro Salvajes y
Sentimentales escribe que su colega Vzquez Montalbn no se
engaa cuando afirma que hoy en da las personas cambiamos ya de
todo menos una cosa: la idelologa.
Javier Maras dice que la ideologa, la religin, la mujer o el
marido, el voto, las amistades, el coche, las aficiones, los horarios,
todo est sujeto a cambio y, an a varios, que se suceden con rapidez
en nuestros acelerados tiempos. Lo nico que no parece

660

La ciudad de referencia es Barcelona y el prrafo correspondiente est en el captulo LXXII de


la segunda parte. Miguel de Cervantes. El Quijote. 2 parte. Pg. 963. Orbis. Barcelona, 1988.

626

negociable es el equipo de futbol al que uno se entrega desde la


infancia.
El pregonero no desarrolla la relacin o analoga de la Semana
Santa con la filiacin leal a un equipo de futbol. Si acaso encontramos
algo en comn es la fidelidad cofrade cuando desde nio perteneces a
una cofrada en concreto y que suele ser mantenida durante toda la vida
e incluso durante varias generaciones.
A este respecto hemos de decir que el romanticismo del siglo XIX
cre una nueva filosofa de los sentimientos en donde los recuerdos, la
esttica de las cosas y de la vida en general tenan un lugar destacado.
Despus la Generacin del 98 asent de nuevo la trascendencia del
hombre. La Generacin del 27, en alas del modernismo revisti al
hombre de smbolos hacindolo flotar en lo trascendente y liberndolo
de ataduras acadmicas. En la actualidad nuevos escritores -valga
Fernando Maras- por qu no han de establecer como smil aficiones
como la sealada para encauzar la fidelidad del hombre, en este caso
como cofrade pasionario? El pregn discurre por un lenguaje exento de
contenidos teolgicos, pero muy vigente en temas de actualidad como
el de la inmigracin; curiosamente recurre a la Biblia como punto de
partida para dar, con cierto grado de originalidad y sorpresa, unos
pensamientos acerca de este delicado tema:
Pienso en Moiss y su pueblo trasterrado, exiliado a la fuerza.
No es Moiss el emigrante por excelencia? No nos pone delante de
los ojos, y de la conciencia, la inmediatez y la importancia del
problema de la emigracin? No nos est diciendo a su paso por la
avenida Juan Carlos I que la buena acogida que Lorca da hoy a los
emigrantes (albergue de los extranjeros), nuestro talante, en definitiva,
nuestra reaccin ante estos forasteros son una siembra para el futuro?
En la pera Nabuco, el pueblo judo, exiliado, entona dolorosamente
nostlgico el conocido coro Va pensiero y gime: Pensamientos ...
volad en alas de oro a mi tierra, a mi ciudad, a mis calles, a mis
barrancos......
Inocencio Arias en su recorrido por los temas sociales da un
repaso a inmigrantes de distintos pases, residentes en Lorca y otros
pueblos de la geografa espaola, as como a los emigrantes espaoles
a pases de Europa en la dcada de los sesenta.
El pregonero entendi que glosar la Semana Santa era dar una
serie de estadsticas sobre el hambre en el mundo para, finalmente,

627

hablar del problema de las vacas locas candente en las fechas de


lectura del pregn. Nos preguntamos: Estamos ante un texto Literario
de la Pasin? Y nos respondemos: Sobre los impulsos religiosos de
querer ayudar a los dems, desde la filosofa cristolgica, todo est
justificado; por qu el presente discurso no lo ha de estar si su
conclusin ltima es la preocupacin por los hombres?
Los problemas candentes sobre los emigrantes los fusiona con
referencias a los pasajes de Jesucristo en su Pasin, como testimonio de
amor y sacrificio por los hombres. Concluye el pregn sin explicar el
smil del futbol referido al principio, sin hablar de las procesiones,
excepto para confesar la experiencia de descubrirlas e impresionarle
mucho. Al final de su exposicin, con un halo de recogimiento, se
despide con unos versos muy conocidos de Fray Luis de Len.
Aporta unos valores concretos a la misin del Pregn de Semana
Santa? Pensamos que s. Si el lenguaje empleado ha sido consecuente
podra ser algo discutible, pero sin duda es vlido. Un lorquino hubiera
expuesto pensamos- de forma muy distinta el tema de Semana Santa;
un forneo residente en muchos tramos de su vida en otros pases, su
enfoque tambin traspasa fronteras en las formas y en los conceptos al
plantearse pregonar la Semana Santa.
2002. Jos Ballesta Germn. Murcia.
Nuestro pregonero es hombre de Ciencias; es docente
universitario; Catedrtico de Histologa, y desde el ao 1998 Rector
Magnfico de la Universidad de Murcia. Es, adems, un grandsimo
maestro de la dialctica, que ha conseguido comunicar de forma
importante nuestro Centro Acadmico con el exterior. Comunicar es lo
que consigue con este su pregn que est conformado por las
caractersticas literarias ms clsicas; o sea, prosa y verso; historia y
antropologa; recuerdos y observaciones, convicciones y sentimientos.
Inicia su discurso con una primera reflexin personal al
considerarse modesto pregonero y definir como difcil la tarea de
anunciar la Semana Santa. Ser su dialctica precisamente, enriquecida
por sus vivencias personales y algunos versos, lo que har menos
difcil tan encomiable tarea. Comienza por definir la Semana Santa de
Murcia con estas ideas:

628

No se trata de algo muerto, esttico, inmvil, sin corazn y sin


alma. Es poner vida en lo que est muerto, inundar de luz la noche
cerrada, teir de color lo que est dibujado con lpiz de carbn, llenar
de barroquismo lo que est impregnado de sobriedad, rodear de
alegra infantil lo que est preado de tristeza. Semana Santa. Semana
Santa de Murcia, majestad suprema de luz que se consume en la
primavera. Murcia, la de la felicidad atmosfrica que cantara Jorge
Guilln:
es que nos viene en el aire
y en la luz del aire
cuya tranquila respiracin
solamente respiracincalma nuestra inseguridad de vivir
Renovado de aires y alumbrado por tan diamantina luz, inicia un
requebrar a la bella dama que es Murcia, anfitriona de los desfiles,
cristolgica en los enunciados que porta en cada uno de los das
procesionales, ya que todos llevan una advocacin de Cristo como
titular: Viernes de Dolores, Cristo del Amparo; Sbado de Pasin,
Santsimo Cristo de la Fe; Domingo de Ramos, Santsimo Cristo de la
Esperanza; Lunes Santo, Cristo del Perdn; Martes Santo Cristo del
Rescate y Cristo de la Salud; Mircoles Santo, Cristo de la Sangre;
Jueves Santo, Cristo del Refugio; Viernes Santo, Cristo con la cruz a
cuestas; Sbado Santo, Cristo Yacente; Domingo de Resurreccin,
Cristo Resucitado. Y sabedor Don Jos de la devocin de todos a la
Madre, tambin de Ella plasma los titulares que complementan los que
cada da protagoniza Cristo, el Hijo, hasta hacernos reflexionar de
nuevo al decirnos que:
Alguien ha escrito que los hombres estamos necesitados de
ternura. Gozar del privilegio de tener una Semana Santa como la
nuestra, cimentada en tradiciones seculares y felizmente renovada
cada ao, nos permite hacer acopio de esa certeza necesaria de
sabernos objeto del amor y de la ternura. Tanto am Dios al mundo
que le envi a su Hijo, nacido de mujer y la mujer se hizo sacramento
del amor del Padre.
Mi oficio de pregonero me reviste ahora de sones suavsimos,
sones de plata. La ternura llega al alma por caminos misteriosos de

629

sencillez y delicadeza; por Ella, Mara Santsima de los Dolores,


nuestra Seora de la Soledad, Virgen del Primer Dolor, Mara
Santsima de la Esperanza, Nuestra Seora Madre de Misericordia,
Mara Santsima de las Angustias, Santsima Madre de la Amargura,
Nuestra Seora de la Luz, Virgen Gloriosa. Dios te Salve Rena y
Madre, Virgen de la Fuensanta, Patrona de todos los murcianos.
El pregonero, como hiciera Vander Weyden, conduce su pregn
sobre dos lneas paralelas establecidas en la misma direccin y el
mismo sentido661; una es ocupada por la imagen de Cristo, la otra por
la Virgen, y ambas presentes cada da y en cada procesin. Pero,
adems, varios son los tramos de este pregn en los que tambin es
reconocido el hombre; el hombre murciano, el huertano, sus
costumbres y su idiosincrasia, como queda plasmado en los siguientes
prrafos seleccionados, ya que, el pregonero, haciendo oficio, pregona
a los cuatro vientos lo que diversos textos clsicos cantan de estos
hombres murcianos y huertanos de los que dicen que son:
Alegres y atrevidos, insensibles a las inclemencias de las
estaciones, laboriosos a su manera en la huerta, sobrios, sufridores,
valientes, fantsticos, serviciales, apegados a su tierra, amantes de las
acequias y de sus huertos, extremosos y de sangre caliente. Las
costumbres de nuestro huertano son innumerables; todo en l es
costumbre; su lenguaje, sus comidas, sus ms insignificantes acciones,
hasta piensa y duerme por costumbre; son suyas no ms, y casi todas
indefinibles, inexplicables.
El pregonero tambin medita y analiza el carcter de estos
hombres, se suma a esos textos escogidos y aade lo que l mismo
piensa de estos seres enteros de comportamiento, tiles a la sociedad,
irnicos en sus chascarrillos, de noble ambicin en sus proyecciones
ante la vida, inquebrantables ante los valores de la familia. Y, como el
propio Rector Ballesta deca de las personas en general, el murciano es
servicial que no servil-, es inteligente que no listo-. Definiciones
661

Vander Weyden, el viejo, pint el famoso Descendimiento en el que la diagonal principal de la


composicin la ocupa la figura de Cristo; paralelamente, una segunda diagonal acoge la figura de la
Virgen, desmayada, ante tanto dolor. Lo explcito de esta composicin es la de igualar en
protagonismo a ambas figuras, pues es lo cierto y verdad que la Pasin de Cristo no puede ser
entendida, a nivel humano, sin el dolor de la Virgen. (Este cuadro figura en el Museo del Prado,
catalogado con el nmero 1818. No es el original, sino una copia que mand sacar Doa Mara de
Hungra al pintor de cmara Coxcyen, realizado para Felipe II. Parece ser que hay una copia
anterior a la citada pintada por Vander Weyden el joven. MADRAZO, Pedro. Las Colecciones
Reales, pg, 63. Biblioteca Arte y Letras. Barcelona 1884.

630

estas que no estn limitadas al murciano que vive en la Huerta, sino al


que ha mamado la filosofa de la Huerta y la aplica, viva donde viva,
pues la Huerta es su tesoro y, como dice la frase evanglica: All
donde est tu tesoro, est tu corazn (Mat. 6, 21). Veamos, pues,
cmo define este pregonero a los murcianos:
Acontece que el murciano es hombre de pensamiento pronto, tan
disparado en ocasiones tan disparatado- que ha conseguido reducir a
tiempos de plusmarca las distancias mentales. De ah su
adelantamiento en las ms variadas suertes de la vida y la Semana
Santa -no poda ser de otra manera- refleja ese sentido anticipado,
esa forma de precocidad ambiente por la que, en ocasiones sorprende,
y en otras desconcierta.
Y, para dejar ms latente la bizarra nazarena del murciano aporta
un texto escrito por el costumbrista y murcianista Martnez Tornel que
explica sobre ellos:
Los treinta o ms hombres que llevan cualquiera de los pasos,
ocupan hoy el puesto de sus padres, de sus abuelos y de los abuelos de
sus padres. Tal vez no se vean ni se junten en todo el ao; pero en el
momento de arrimar el hombro a las varas o a las andas, cuando el
estante da su golpe seco sobre la tarima, all estn todos, todos sin
faltar uno.
Jos Ballesta Germn escribe un pregn en el cual el lenguaje es
particularmente potico y elegante, adems de ajustado a esta tierra.
Dedica un largo prrafo al recuerdo de vivencias que de nio le
procuraba su padre, mdico, como l. Describe episodios tan populares
en Murcia como es el paso de la procesin de los Coloraos por el
Puente Viejo, emblemtico en Murcia. Paso que tiene como
espectadora y gozando de tan sobrecogedor momento, a la Virgen de
los Peligros. Es diferente a cualquier otro puente, pues es nexo entre la
ciudad y el Barrio del Carmen; es, en verdad, el puente. El puente lleno
de simbolismo cuando lo cruza el Cristo de la Sangre, bizarro y castizo.
El puente camino, el que linda a dos partes de Murcia fusionndolas
pero sin confundirlas.
Es este texto de palabras entraables, pues ms que la misin
divulgadora que conlleva su puesta en escena, resulta ser todo un
postulado de las esencias del murciano y del murcianismo, tan querido.

631

En sntesis expone encomiendas tpicas de los actos ms destacados de


Semana Santa, as como un enunciado de intenciones religiosas
dirigidas a Cristo crucificado y a la Madre de Dios. El Pregn, ste y
los restantes, son un recurso amable para convocar a las autoridades, a
los amigos y a los seguidores procesionistas, y para compartir con ellos
una semblanza religiosa y cultural de los apegos que los une.
Se diferencia este pregn de los dems? S, todos se diferencian y
todos aportan particular sensibilidad, ya que el pregn de Semana
Santa es una lectura realizada de forma muy ntima y querida. Es un
texto sintetizado, cargado de sabidura y combinando su misin de
pregonar con el disfrute de leer episodios queridos. Desde ah don Jos
Ballesta se ajusta perfectamente al modelo implantado y, la poesa con
la que lo viste, le aade un brillo especial.
Con todo ello Qu aporta este pregonero, con su texto, a la
Semana Santa, diferenciado de los dems? Aporta el avanzar en la
difusin de estos actos rememorativos, prendiendo la palabra con la
idiosincrasia del murciano, con la forma peculiar y leal congnita al
murciano. Murcia es diferente y el murciano persona muy especial y
noble. El Rector Ballesta en este pregn abrasa de amor con sus
palabras, escritas, casi, con un tizn en ascuas; con ellas perfila un
tringulo equiltero determinando sus ejes el candente amor que son:
Cristo, Mara y los Murcianos.
2005. D. Cristbal Gabarrn. Mula
Este ser el ltimo de los pregones reseados y curiosamente -en
renglones cercanos a estos hablbamos de ello- ser su ilacin la obra
literaria ms famosa de la historia. Plantea una tesis aparentemente
desenfadada pero que de fondo es muy seria. El pregonero establece un
smil entre los hechos rememorados de la Pasin del Seor y Don
Quijote de la Mancha, dedicado a deshacer entuertos. El pregonero se
suma al ao conmemorativo del Quijote y se plantea situaciones varias,
interrogndose sobre qu hubiera hecho y dicho el Hidalgo personaje
ante la tamborada de Mula, y qu gran homenaje hubiera rendido a la
hermosura de la Virgen de los Dolores, en pleno trance sentimental.
Cmo hubiera remedado el agravio inflingido al castigado Jesucristo
atado a la Columna, irrumpiendo entre la multitud.

632

El pregonero se plantea todas estas situaciones, aunque deja en el


aire la incgnita de las repuestas. Le echa mucha imaginacin al
discurso, que lo convierte en un cuadro de variados colores. l mismo
confiesa por su oficio de pintor- que le es ms fcil jugar con colores
que con palabras; define el pregn al que va a dar lectura como un
paisaje interior; todo lo establece como juego intelectual, gozoso, a
pesar del tema, imprimindole no slo una gran ternura, sino una
particular filosofa sobre cmo estudiar el fenmeno religioso de la
Pasin. Los recuerdos de nio iniciarn su glosa de la siguiente
manera:
Como muchos de mi generacin, fui educado para hacer de la
Semana Santa tiempo de vigilia y de dolor, pero hoy tengo la
sensacin, quizs porque la vida te ensea a quedarte siempre con lo
mejor, que este desfile de palmas, lucidas con honores, es sntoma de
primavera, de noches clidas y serenas, de cielo limpio repleto de
estrallas, de noches clidas y serenas, de cielo limpio repleto de
estrellas, que parecen germinar sobre los canales de la tierra, y desde
baos de luz de luna clara, que refleja su blanco perfil sobre las pozas
y las aguas termales de este querido lugar.
Pero yo quisiera que este pregn no tiera mis recuerdos de rojo
pasin y, aunque en verdad, las calles de toda Espaa se visten de
dolor en estas fechas, por qu no engalanar la de nuestro querido
pueblo con colores de la vida, de la ilusin y de la esperanza?.
Aunque parezcamos estar al margen de lo real, a fin de cuentas,
todos llevamos dentro un Quijote y un Sancho, un puro contraste entre
idealismo y el realismo; y con el transcurrir de los aos uno va por la
vida como ellos, paseando los ideales que ha ido forjando por el
camino y haciendo balance de lo que ha hecho y de lo mucho que an
queda por hace
Pero a m me gusta el hombre que trasluce el limpio propsito de
deshacer agravios y enderezar entuertos, el que ve gigantes
enfurecidos donde hay molinos y me recrea imaginar qu relatos
hubiese protagonizado nuestro amigo con su fiel escudero en tiempos
de pasin por esas calles recoletas y seoriales de Mula, mi pueblo.
Contra qu estruendosos seres hubiera tenido que combatir en la
popular noche en la que Mula Suena.

633

Articulando a los dos personajes cervantinos, y con mucho de


narracin fantstica, el pregonero recorre la Semana Santa de Mula en
la que destaca la magia del sonido del tambor, el silencio del desfile de
Jueves Santo en la noche, la arquitectura seorial de Mula, y en el
recorrido por sus calles, la fe; la fe que les hace caminar entre luces
tenues de cirios alumbrantes. Llega al final asido a la mano del
quijotismo que ha de imprimir entelequia a su discurso; por eso
concluye diciendo:
Y como cada uno es artfice de su aventura, as os hago partcipes
de la ma particular. Es hora sta por ventura (como dira l) de
empezar con nuestra fiesta, en esta nuestra casa y ser bien que demos
aldabazos para que nos oyan y nos abran, metiendo en alboroto y
rumor toda la gente. Es esta una semana grande de gloria y triunfo
que pondr de manifiesto el extenso patrimonio artstico de esta
histrica ciudad, que se ha visto arropado el fervor y la devocin de
sus gentes generosas y clidas con los que venimos de fuera a celebrar
sus encuentros culturales y religiosos.
Cristbal Gabarrn pintor muy reconocido, en este pregn le da
cabida al Quijote en el escenario de la semana Santa, como gesto de
bondad, ya que el Quijote no le dio cabida a ella en sus aventuras. Es el
nico pregn de Semana Santa que escoge como hilo conductor tan
universal obra y tan romntico personaje. La diferencia con otros
textos es que elije como estandarte la alegra, contrapuesta al dolor, y
de forma premeditada no quiere ahondar en el dolor de Cristo, sino en
la alegra de la Resurreccin. Las diferencias ms acusadas entre los
dems autores es su empeo en vivir la semana Santa desde los
recuerdos alegres y la fantasa. Nada que ver con cualquiera de los
textos expuestos en captulos anteriores en donde glosar la Semana
Santa pasaba por referencias de dolor.
Concluimos el captulo presente reconociendo que los pregones
marcan diferencias con el resto de textos pasionarios, en especial por
esas palabras de agradecimiento que cada pregonero muestra,
humanizando as doblemente el acto. La lectura del pregn dista de ser
un acto fro; tiene un gran poder de convocatoria; cada ao despierta
expectacin el pregonero y lo que vaya a decir. El pregonero es el
mensajero que da solemnidad y vitalidad a la apertura de la Semana
Santa.

634

635

CAPTULO VII
VA CRUCIS

636

637

7.0.-ANTECEDENTES Y DESARROLLO DEL VA CRUCIS


El Va Crucis es una expresin latina que significa Camino de la
Cruz; aplicada por tanto al recorrido de Cristo en su Pasin. Como
rezo es una prctica religiosa popular, no litrgica, que conlleva leer o
recitar una oracin, acompaada de una meditacin sobre cada uno de
los episodios vividos por Cristo en ese camino. Son actos de penitencia
y arrepentimiento a los que se dedican unos minutos de honda
meditacin, llamados por ello estaciones ya que se detienen en cada
una de ellas.
Segn la tradicin, la Virgen Mara acostumbraba diariamente a
recorrer dicho camino y detenerse en aquellos puntos del recorrido en
los que se produjeron escenas de mayor dolor; por tanto pueden
estimarse estas fechas como las del nacimiento del Va Crucis, aunque
en aquellos primeros tiempos no se llamara as, pues ni siquiera se
poda pronunciar el nombre de la cruz, y era un acto muy privado.
Como tal rezo se acepta que naci en Jerusaln en la poca del
emperador Constantino y que desde entonces muchos han sido los
cristianos que han ido hasta all para rezarlo en el propio lugar de los
hechos.
San Jernimo, ya habla de la multitud de peregrinos de todos los
pases que en su tiempo (347-420) visitaban los santos lugares. No
cabe duda que los fieles cantaban Salmos y realizaban un ceremonial
especfico en torno a los hechos de la Pasin. Recorridos de estos
peregrinos, documentado, est el realizado por Egeria en su viaje a
Tierra Santa a finales del siglo IV (384)662 que escribi un diario y en
l cuenta con detalle las ceremonias celebradas, las cuales no dejan de
ser autnticas estaciones.
Los fieles caminaban por los parajes aquellos; por ejemplo,
Viernes Santo, relata que cuando comienza el canto de los gallos, se
baja a Imbomn cantando himnos y se llega hasta el lugar donde or el
Seor, como est escrito en el Evangelio. Despus de esto, y cuando
ha tenido lugar la despedida de la Cruz, o sea, antes de la salida del sol,
al punto van todos llenos de ardor a Sin, a rezar ante la columna en
que fue flagelado el Seor Itinerario de Egeria, pgs. 109-111.

662

Santa Brgida de Suecia viaj a Tierra Santa en 1371, pero no dej referencias de su viaje,

638

En Occidente, el primer Va Crucis data del ao 1420 cuando el


Beato lvaro de Crdoba, al regresar de Palestina, encontr en Sierra
Morena un lugar que topogrficamente se pareca a Jerusaln y decidi
construir diversas capillas en el convento dominico de Crdoba en las
que pintaron las principales escenas de la Pasin.
Antonio de Burgos, El Va Crucis de la Cruz del Campo lo
establece como el primero habido en Espaa y que constituye el origen
de la Semana Santa; dice que Sevilla es la nica ciudad que tiene un
Va Crucis callejero que fue el germen de la Semana Santa de esta
Ciudad, dato que ampla al decir que: En 1521 don Fadrique Enrquez
de Rivera, comienza a dar devocin a la celebracin de este rezo cuya
ceremonia parta de su palacio -hoy conocido como de los Duques de
Medinaceli- y que iba hasta el humilladero de la Cruz del Campo,
cumplindose as los 1.321 pasos (997 metros) que separaba el Pretorio
de Pilatos, del Monte Calvario; de ah que al actual Palacio de los
Duques de Medinaceli se le llame La Casa de Pilatos y que el Va
Crucis de D. Fadrique lo considere el primero construido en Espaa.
Domingo Munuera en su libro, El Rezo de los Pasos Lorquinos,
se hace eco de esta atribucin expuesta por Antonio Burgos, aun
cuando l -como veremos- ofrece otra fuente.
Pero antes de las fechas sealadas para ambos va crucis citados,
se sabe que se originaron en Europa en el periodo de la baja Edad
Media, durante los episodios de las cruzadas, que originaron que
peregrinos cristianos visitaran Tierra Santa, entre ellos pintores y
escultores europeos que crearon obras representando las escenas de
Cristo en el Camino del Calvario. Los fieles colocaban estas obras a lo
largo de algunas rutas de procesin, y, el recorrerlas, involucraba
pararse a rezar y meditar ante cada una de ellas. As plantea el inicio
del Santo Va Crucis, Mulhare Hamilton. (Ny 13346 EUA. 2002) en su
artculo: Va Crucis, Historia y costumbres.
Domingo Munuera Rico en su libro, El Rezo de los Pasos
Lorquitos, dice que la devocin a la Pasin arraig en la poca
medieval, a partir de las Cruzadas (es la opinin ms asentada entre la
mayora de los historiadores), surgiendo un fervor pasionista que se
extender por la accin de los discpulos de San Francisco. A estos
religiosos se les reconoce como los grandes impulsores de esta
devocin por ser los custodios de los Santos Lugares desde 1342, y a
varios de sus hermanos se debe mucha de la difusin.

639

El Directorio franciscano destaca entre otros, al hermano San


Leonardo de Porto Mauricio, que lo expandi por el Norte de Italia,
tras su peregrinacin a Tierra Santa. Y aqu en Espaa, esa misin la
tuvo el franciscano Alonso de Vargas, considerado como el gran
propagador y al que se le debe la construccin del primer Va Crucis en
Espaa, merecedor con toda propiedad de ese apelativo. (Munuera
Rico, El rezo de los pasos lorquinos, pg. 8); tambin aade:
Coinciden con esta afirmacin: F. Cascales, Discursos histricos de
Murcia y su reino, tercera impresin, 1874663. Y, P.M. Ortega,
Crnica de la Santa Provincia de Cartagena, de la regular
observancia de N.P.S. Francisco.
Cuando el Padre Alonso de Vargas vino a Murcia en 1600 como
responsable de la Provincia franciscana de Cartagena, cre el primer
Va Crucis en nuestro Reino, fijado en el claustro del Convento de
Santa Catalina664; anteriormente, este fraile haba estado en tierras
norteas propagando dicho rezo.
El nmero de estaciones que conforman el Camino de la Cruz,
desde el siglo XV, son las catorce que hoy conocemos, pero en sus
inicios contaba slo con cinco, despus hacia el siglo VI, con siete, ya
que le fue incorporada la estacin de La Vernica. El Papa Juan Pablo
II en el ao 2000 aadi al Va Crucis rezado en el Capitolio, la dcima
quinta estacin titulada: Resurreccin. El Papa deca: La finalidad
del rezo del va crucis es el de unirnos a nuestro Seor peregrinando
como l lo hizo.

663

El Bachiller Cascales describe el Va Crucis que el padre Vargas instituy, siguiendo lo


plasmado por Adriachomio y los florentinos Pedro Potens y Mateo Stemperc: Comienza desde el
palacio de Pilatos, y desde aqu hasta donde primeramente le cargaron la Cruz hasta 26 pasos,
llevando la cruz sobre sus llagadas espaldas a la vista de toda la ciudad, caminando hacia el viento
como el maestral, andando 80 pasos cay la primera vez con la cruz en el suelo. De aqu andando
60 pasos y tres pies hasta el lugar donde la Virgen Mara sali al encuentro de su Hijo. De aqu
camin 71 pasos, y pie y medio hasta una encrucijada, donde le mandaron a Simn Cirineo que
ayudase a llevar la cruz a Jess. Luego anduvo 191 pasos y medio pie, hasta donde se encontr con
la Vernica, y de aqu fue 336 pasos y dos pies, hasta una calle traviesa donde Cristo habl a las
hijas de Sin, que lloraban agriamente. Desde aqu continu su camino 161 pasos y pie y medio,
hasta la falda del monte Calvario, donde ltimamente cay con la cruz. Luego anduvo 18 pasos al
lugar donde los verdugos le quitaron la vestidura y le brindaron con vino mezclado con mirra y hiel,
desde aqu dados 12 pasos fue crucificado. Finalmente a 14 pasos de aqu fue levantado en la cruz,
donde muri para salvarnos
664
El padre Vargas fue Provincial de Cartagena, entre 1601 y 1618, y ocup el cargo de Definidor
General de todo el orbe serfico, desde 1621 hasta su muerte en 1625. A su llegada al convento de
Santa Catalina traz un complejo Va Crucis de catorce estaciones, ubicado en el claustro,
escribiendo al pie de sus cuadros, representativos de cada escena, versos alusivos. El libro citado: El
rezo de los pasos lorquinos, su autor Domingo Munuera Rico, ofrece una historia del Va Crucis,
bastante amplia y documentada, en las pginas 8-36.Caja de Ahorros de Alicante y Murcia 1985

640

Otras interrogantes surgen sobre cundo se comenz a concederles


indulgencias, saber en qu direccin se recorra el trayecto establecido
ya que, segn parece, hasta el siglo XV muchos lo hacan comenzando
en el Monte Calvario y retrocediendo hasta la casa de Pilatos.
En el ao 1837, la Sagrada Congregacin para las Indulgencias
precis que aunque no haba obligacin, es ms apropiado, al ser
rezadas en el interior de las iglesias, que se comiencen en el lado en el
que se proclama el Evangelio. Sobre estas cuestiones fue de particular
influencia el manual escrito por Adrichomius en 1584, Jerusaln sicut
Christi tempore florui. En este libro slo figuran doce estaciones. Hay
una costumbre muy difundida y es que al rezar en grupo, al trmino de
cada estacin es cantada una estrofa del Stabat Mater665.
Todo este movimiento de peregrinacin penitencial en torno al
rezo del Va Crucis, su esencia es ganar las Indulgencias. En aquellos
tiempos medievales para el hombre salvar su alma era vital, de ah el
mpetu imparable de las gentes por peregrinar a los Santos Lugares, a
pesar de las invasiones musulmanas que ponan en peligro a las
personas, y de los sufrimientos fsicos que el recorrido en condiciones
precarias ocasionaba. Consciente de este drama y de que eran muchos
los que no podan ni intentar tal peregrinacin, diferentes Papas
concedieron Indulgencias para dar ciertas resoluciones que paliaran el
problema.
Entre ellas destaca la de esculpir un laberinto, en el suelo, a la
entrada de las grandes catedrales. A los que peregrinaran a estos
templos y recorrieran el dicho laberinto, de rodillas y rezando una
oracin ya que se le concedan las mismas indulgencias que si
peregrinaran a Tierra Santa. El laberinto es particularmente simblico,
adems de sentir por ellos gran fascinacin atrayendo la atencin de los
hombres. Como es sabido en el contexto religioso significa las
dificultades del hombre para, perdido en el camino encontrar la muerte;
vencidas las dificultades del camino, encontrar la vida. Toda una
filosofa que simboliza la mstica del hombre en su bsqueda por salvar
su alma a travs del camino. Uno de estos laberintos se encuentra a la
entrada de la portada sur de la catedral de Chartres; es circular y mide
su dimetro doce metros666, pero los haba en la mayora de las
665

Es un himno, medieval, escrito en latn. La forma la constituye un poema sobre la Virgen Mara
y su dolor profundo cuando presenci la muerte de su Hijo. El ttulo completo en latn es Stabat
Mater Dolorosa. La versin en espaol se conoce como Estaba la Madre dolorosa junto a la
Cruz.
666
Los laberintos estn formados por un camino sinuoso difcil de recorrer, como muy bien expone
el mito griego del Minotauro y Pasfae. Quizs por ello las danzas rituales de culturas antiguas,

641

catedrales, de las que en distintas revoluciones y guerras fueron


borrados.
Sobre las indulgencias se conocen las del Papa Inocencio XI en
1686 que concedi a los franciscanos el derecho de erigir Estaciones en
sus iglesias y declar que todas las concedidas por el Papa las podan
ganar en adelante los franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo
las Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias. Inocencio XII
confirm este privilegio en 1694 y Benedicto XIII en 1726 lo extendi
a todos los fieles. En 1731 Clemente XII lo extendi todava ms
concediendo estas indulgencias al rezarlo en todas las iglesias, siempre
que las Estaciones fueran erigidas por un padre franciscano con la
sancin del ordinario (Obispo local). Benedicto XIV en 1742 exhort a
todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el rico tesoro del Va
Crucis. En 1862 los obispos fueron autorizados para erigirlos, ya sea
personalmente o por delegacin, siempre que fuese dentro de su
dicesis.
Tambin el Va Crucis ha dado lugar a varias expresiones, algunas
muy bellas por su simbolismo; por ejemplo en Valencia se les
denomina peirons que corresponde el nombre a las columnas, seales
de posta, que indican el cruce de caminos; por analoga as se
denominan las cruces que marcan cada Estacin del Va Crucis y
tambin cada una de las pequeas capillas erigidas para acogerlas. De
estos Va Crucis callejeros se erigieron muchos por todos los pueblos
como es la de los Celtas, se desarrollaban alrededor del tejo -rbol sacralizado por ellos- que en las
ceremonias religiosas, dndole vueltas simulaban la bsqueda de la divinidad y en sus mltiples
recorridos circulares fingan caer desconcertados por las dificultades de dicha bsqueda y por no
hallar el camino para llegar a ella. Tambin los cristianos, recordaremos que en la ceremonia
litrgica de Pascua, hasta el Concilio Vaticano II, actuaban los clsicos armaos que ante la
resurreccin de Cristo daban vueltas en torno al crucero de la nave de la iglesia en el cual haba
sido colocado el tmulo que representaba la tumba de Cristo; ellos alborotaban, desesperados,
chocando sus rodelas y escudos, cayndose al suelo, desconcertados, y todo realizado en torno al
crculo, fingiendo que no hallaban el camino por el cual escapar de aquella impresin que les haba
causado descubrir que Cristo, Dios, haba resucitado. Ya expusimos en el captulo II que en
Calasparra este episodio haba ocasionado una representacin particular en la cual, los armaos,
salan despavoridos de la iglesia dando traspis al bajar aceleradamente por las escaleras que dan
acceso al templo. Tambin en Jumilla, los armaos, al interpretar la danza del caracol al finalizar el
acto litrgico de la Resurreccin de Cristo explicada en el mismo captulo ya citado- representan
el mismo mito de recorrer un camino circular de entramado complicado que simboliza la muerte
para, al lograr salir de ese entramado, simbolizar la vida. Todo esto, como vemos, explica que se
esculpieran los citados laberintos en el suelo de las entradas de las catedrales y que el Papa
concediera, al recorrerlos rezando y de rodillas, las mismas indulgencias que a peregrinar a Tierra
Santa. El laberinto es, pues, particularmente simblico en el tema de la salvacin del hombre. (De
este tema del caracol iniciamos una investigacin sobre su origen y significado, en la que nos
ayud supervisndonos el texto y facilitndonos bibliografa, don Antonino Gonzlez Blanco,
catedrtico de Historia Antigua de la Universidad de Murcia. Lo averiguado fue expuesto en una
ponencia dada en el ya nombrado varias veces, ciclo de conferencias de Semana Santa Textos
Literarios de la Pasin que despus fue publicada en la revista Las Claras Fundacin Caja
Murcia , diciembre 2003).

642

de la cristiandad, convirtindose en guas para caminar por ellos.


Tambin eran una especie de altares pblicos delante de los cuales se
poda rezar.
En nuestra regin conocemos algunos, ciertamente no del siglo
XVI como el de D. Fadrique, pero s del XVIII como es el de Jumilla,
ubicado a lo largo de las calles llamadas Los Pasos y Los Pasos
Altos. Se conservan algunas de estas hornacinas que precisamente han
sido restauradas recientemente667.
Las representaciones ms clsicas, como conocemos todos,
quedan expuestas en las iglesias a lo largo de los paramentos verticales
de la nave central. Otro medio en el que queda muy divulgado es en
ilustraciones de libros que van acompaadas del texto sagrado y de
meditaciones particulares.
Incluso hemos localizado a travs de internet, en La Paz, un
concurso organizado por La Prensa titulado: Relatos sobre el Va
Crucis, estando publicados en El Peridico de aquella ciudad el
nombre de los ganadores y los relatos premiados.
Dicho todo esto nos disponemos a resear los Va Crucis que
figuran en nuestro poder, escritos por murcianos y algunos otros que
por su significacin tambin incluiremos, como tambin ofreceremos
otras composiciones poticas pasionarias que no son Va Crucis pero se
asemejan bastante por el estilo y estructura. Los expondremos por
orden segn las fechas en las que fueron escritos.

667

Los Pasos en Jumilla, es un artculo publicado en una de las revistas de Semana Santa de este
pueblo, que no lleva fecha pero por las fotografas impresas en ella calculamos que corresponde a
los aos sesenta. Da como fuente de la creacin del primer Va Crucis en Jumilla, a los
franciscanos, en el siglo XVI, fecha en que se establecieron en Santa Ana del Monte, que dista del
pueblo casi cinco kilmetros. En el propio pueblo se establecieron, en el Convento de las Cinco
Llagas, otra comunidad de franciscanos que, aprovechando la subida desde dicho convento hasta las
estribaciones del Castillo, edificaron las pequeas capillas indicadoras de las escenas de La Pasin,
de donde le viene el nombre a las calles de: Los Pasos y Pasos Altos. Esta segunda calle lo de
Pasos Altos corresponde por estar al pie de un montculo formando la parte ms escarpada de esta
va. La calle de Lios pasos va desde la parte sur de Jumilla cruzando la ciudad hacia el norte y que
en su confluencia con la calle transversal llamada de El Calvario, es el segundo tramo ya llamado
de -repetimos- Pasos Altos. La serie de ermitas levantadas, en el siglo XVIII, se les incorporaron
los pasajes de la Pasin impresos en cermica de Manises. stas han sido restauradas y otras
reinstaladas de nuevo, segn diseo de don Jos Mara Tevar. Jumilla, en el entorno de las calles
citadas y a lo largo y ancho de toda la ciudad hay distintas calles tituladas por pasajes de la Pasin,
como son las calles de: La Amargura, El Calvario, La Cruz, La Vernica, Mara Magdalena, entre
otras.

643

7.1.- DIVERSAS COMPOSICIONES PASIONARIAS


CRUCIS

Y VA

M.R.P.Fr. Jos de Rafael Buol668. Va Crucis y Dolores de la


Virgen. Lorca. Edicin de Domingo Munuera, 1985.
Este es el Va Crucis en el cual se inspiran los Rezaores de Lorca
que rezan El Va crucis Viernes Santo en la maana en esta ciudad669.
Consta de, Acto de contricin, Ofrecimiento, y catorce Estaciones,
cada una de ellas compuesta por un poema de doce versos, ms una
oracin, de ocho versos. Al trmino de cada estacin se reza un Padre
Nuestro, Ave Mara y Gloria al Padre, ms la jaculatoria de Seor
pequ, tened piedad y misericordia de m.
Los catorce ttulos son:
1, El Seor Azotado, Coronado de Espinas y Sentenciado a Muerte.
2, Aqu le cargaron con la Cruz.
3, Aqu cay el Seor la vez primera. Aqu se encuentran Hijo y
Madre.
4, Aqu entr a ayudarle el Cireneo.
5, Aqu encontr Cristo a la mujer Vernica.
6, Aqu cay por segunda vez con la Cruz.
7, Aqu habl Jess a las Hijas de Jerusaln.
8, Aqu cay el Seor la vez tercera.
9, Aqu le desnudaron de sus vestiduras.
10, Aqu le enclavaron en la Cruz.
11, Aqu Muri Jess Nuestro Redentor.
13, Soledad de Mara Santsima.
14, El Santo Sepulcro.
La dcima-tercera estacin el texto completo dice:
Es suma aqu la agona
Lance fuerte, triste caso,
668

M.R.P.Fr. Jos Rafael Buol. Ex Provincial de Capuchinos de Valencia. Texto incluido en el


libro de: MUNUERA RICO, Domingo. El Rezo de los Pasos Lorquinos, pgs. 40-110.Caja de
Ahorrros del Mediterrneo, Murcia 1985. Al estar el texto de este Va Crucis inspirado en otros del
siglo XVIII, optamos por researlo en primer lugar.
669
Este va Crucis escrito por Fray Jos de Rafael-Buol, tiene su base en el que escribiera San
Leonardo de Porto-Mauricio, de la Orden de San Francisco de Ass. Las jaculatorias son de
tradicin oral, tomadas de los rezaores Don Francisco Romero Lpez, Don Francisco NavarroSoto Prez (Mandoquer) y Don Antonio Manzanera Navarro-Soto. El Rezo de los Pasos
lorquinos, pg. 1.

644

Pues Cristo est en este paso


Muerto en brazos de Mara.
Le miraba con tristeza,
aquellas manos divinas,
quitbale las espinas
de su sagrada cabeza.
Este es (llorando deca)
Aqul que naci en Beln,
Llora, cristiano, tambin;
Consuela en algo a Mara
Inspirada en esta escena naci la iconografa del paso Virgen de
las Angustias, definida tambin como la Caridad ya que representa una
alegora de esa Virtud teologal. La oracin proclamada por el rezaor
tras la estacin reseada es la siguiente:
Yo fui quien le di la muerte
Virgen bella, a tu Seor,
no busques otro agresor,
yo le he puesto de esta suerte;
pero ya reconocido
su muerte lloro, oh Mara!
Lloro tambin su agona
Y lloro haberle ofendido.
Cada estrofa de ambas composiciones es sencilla, no es exagerado
el lenguaje en gestos de arrepentimiento, eptetos, expresiones de
congoja, o hiperblicas descripciones; pero s logran el objetivo de
inducir a la reflexin a cuantos participan de este acto.
Sobre los Dolores de la Virgen figura en este libro de El rezo de
los pasos lorquinos, una Va Dolorosa formada por un poemario que
plasma cada uno de esos famosos dolores en los que centra la Iglesia
los momentos ms significativos vividos por la Virgen, vinculados a la
Pasin de Cristo. El Primer Dolor est contenido en la profeca de
Simen al decirle a Mara el da de la Presentacin de Jess en el
Templo que Una espada atravesara su corazn. Segundo dolor: La
Huda a Egipto. Tercero: Jess perdido en el Templo. Cuarto:
Encuentro en la Calle de la Amargura, -con el que se inician los
dolores del Calvario-. Quinto Dolor: La Crucifixin. Sexto: Cristo

645

muerto depositado en los brazos de Mara. Sptimo dolor: El Entierro


de Cristo y la Soledad de Mara670.
En el libro de Domingo Munuera, adems del Va Crucis, y la Va
Dolorosa expuestos, figuran: Oraciones Complementarias de don
Francisco Romero Lpez. Poemas de rima libre, de los que
seleccionamos algunos versos correspondientes a: Las Siete Palabras
que habl Cristo en la Cruz:

670

Cada uno de los siete Dolores de la Virgen, han generado variedad iconogrfica, sin que se haya
establecido por el momento una definicin concreta acerca de las mismas. Cada autor compone su
obra de arte y la reviste de atributos, smbolos, colores y dems distintivos, segn su personal gusto
o interpretacin. As pues, no podramos dar una iconografa -sin confundir- sobre los Dolores de la
Virgen. Parece ser que en los tres dolores primeros hay mayor unanimidad ya que la Virgen es
ataviada con manto azul, simbolizando su pureza, por lo cual en otras ocasiones, como por ejemplo
la famosa Huda a Egipto de Joaquin Platinir presenta el episodio con una composicin piramidal
en la que el manto es blanqusimo y envuelve al Nio Jess, simbolizando con su resplandor la luz
de Cristo; con la forma de pirmide simboliza la certeza, la solidez y el asiento inquebrantable de la
misin redentora de Cristo. La tnica de la Virgen suele ser de color rojo para simbolizar con ella
la Pasin de Cristo. En los dolores producidos durante el Calvario, el cuarto corresponde al episodio
de la Virgen llena de lgrimas por su amargura de encontrar a su Hijo en tan insufrible situacin;
pero en esta representacin su vestimenta suele ser de tnica rosa magenta, con manto tono cian; su
corazn, a veces, va atravesado por una sola espada ya que es el primero de los dolores pasionarios,
pero a pesar de ello hay imgenes que representan a la Virgen con estos colores pero tres, cuatro, y
hasta siete espadas atravesando su corazn; hay pues una distorsin continua entre el discurso
histrico y el escultrico. Parece ser que se va perfilando el representar a la Virgen Dolorosa con
los colores ya sealados y un solo pual; mientras que, representada como Soledad, se la viste de
negro, pues ya ha muerto su Hijo, y se le atraviesa el corazn con siete espadas. Las manos, como
Virgen Dolorosa, las lleva suplicantes, como corresponde a su peticin de clemencia para el
sufrimiento del Hijo, mientras que como Virgen de la Soledad, las manos son orantes porque reza y
llora por la muerte del Hijo; por eso viste de negro, por eso es La Soledad. La corona suele ser de
estrellas y suele llevar doce. Sobre la imagen de la Dolorosa, o el Primer Dolor, en la Historia del
Arte ha sido muy divulgada la iconografa que creara Gaspar Becerra, escultor de Cmara de Felipe
II, que al venir a Espaa su tercera esposa Doa Isabel de la Paz, mand al clebre escultor que
labrase una imagen de Nuestra Seora de La Soledad a semejanza de otra que ella haba trado de
Francia pintada en un cuadro. Terminada esta obra, la Condesa viuda de Urea, camarera mayor de
la Reina, don un traje propio que consista en basquia blanca y manto negro. (Son numerosas las
fuentes que repiten esta explicacin. Figura en varios Museos, por ejemplo en el de Escultura de
Valladolid ante una Dolorosa de Gregorio Fernndez. As lo expone tambin don Miguel cija en la
revista de Semana Santa de Cehegn del ao 1997. Y el peridico El Eco de Orihuela dedicado a
la Semana Santa en el ao 1910, pg. 4) Esto hizo que la Virgen de la Pasin no vistiera con
modelo hebreo sino en principio vistiera el de origen austriaco y despus el castellano. Lo del
manto negro y bascua blanca no sabemos si fue premeditado o circunstancial del estado de viudez
de la donante. Al margen de esta historia, lo coherente es pensar que se le vista de color, o de luto,
segn el episodio representado. Salzillo, a su famosa Dolorosa la viste con el atuendo clsico que
corresponde al que lleva tnica en tono rosa y manto en tono azul; aparte la adereza con detalles de
dama dieciochesca murciana como es la camisa interior o la blonda de sus encajes que adorna la
pechera del vestido y en ocasiones le cubre la cabeza bajo el propio manto. En verdad que
atenindonos a las advocaciones pasionarias de Primer Dolor, Dolorosa, Virgen de los Dolores,
Angustias, Piedad, o Caridad, en ellas debiera de ser vestida la Virgen con basquia roja y manto
azul ya que acompaa a su Hijo o lo tiene en su halda recin descendido de la Cruz. Pero como
Virgen de la Soledad que desfila en el Santo Entierro, debiera ir vestida con los colores de luto,
blanco y negro, y con las siete espadas en su corazn, pues no cabe mayor dolor, ni mayor Soledad.
Hemos de decir que estos modelos son casi siempre respetados.

646

Viernes Santo qu dolor!


expir crucificado
Cristo nuestro redentor.
Ms antes dijo angustiado
siete palabras de amor
La primera fue rogar
por sus propios enemigos.
Oh Caridad singular!
que a cuantos fueron testigos
mucho tuvo que admirar.
En otro apartado se ofrecen: Oraciones complementarias de don
Francisco Navarro-Soto Lpez. Y por ltimo: Ejercicios de los
Dolores de Mara Santsima, de Navarro-Soto y Manzanares NavarroSoto, escritos en verso y de lenguaje sencillo, que constituyen una loa a
la Virgen.
Lorca siente una gran devocin por La Dolorosa (titular del Paso
Azul una de las Cofradas ms arraigadas, que cuenta con el famoso
manto bordado por Cayuela, y que, slo el amor lo bord tan
extraordinario e hizo de su maestro un ser sublime.
Esta ciudad cuenta con la tradicin de rezar en Viernes Santo el
Va Crucis y ha conseguido con ello una fusin, espectacular, entre
religiosidad y tradicin y muestras de penitencia.
1942. Fray ngel Herrera Bienes. Va Crucis Lrico. Jumilla.
Est escrito este Va Crucis hacia el ao 1943, en catorce Sonetos,
composicin muy utilizada en la mayora de autores. Destaca el ltimo
de los versos de cada uno de ellos con letra de diferente grafa y
sintetizando en l, a modo de segundo titular, un mensaje religioso al
matizado en cada poema; tambin figura como sinopsis de todo el
Soneto. En la primera Estacin el enunciado dice: Jess es
sentenciado a muerte, pero el ltimo verso expresa: Muerte de amor,
triunfal arco de vida.
Es un Va Crucis cuyo lxico discurre ms por lo potico que por
lo descriptivo exactamente, pero que, sin embargo, resulta igualmente
conducente a meditaciones pasionarias. Este aspecto, diferenciado
porque, adems, da una sensacin de optimismo y colorido y queda
alejada de todo matiz apesadumbrado o de congoja, como es habitual
en otros Va Crucis; aqu el rezo es ternura y potica en la palabra,

647

reflexin en las ideas y pensamientos, dulzura de unos versos, fantasa


mstica de un corazn joven, enamorado del mensaje de Cristo que lo
asume sin muecas de dolor, slo con gestos sonrientes y saltos de gozo.
Este fraile es un innato poeta, de ah su espontaneidad al
componer; posee una mente tierna, nada envarada y lanzada a expresar
aquello que siente de la manera que con ms fuerza lo siente. Al
introito de este Va Crucis le llama Acto de anhelos y lo expresa as:
La rosa de los vientos, ya marchita,
no marca a mi aficin ningn camino;
los hegastado a la cita
de la espuma, de la flor y el cristal fino.
Rutas de sangre moza, que palpita
con orgasmo de urgencia y desatino;
litoral de alborada que recita
madrigales de aura y sol vecino;
senderos de ola, y brisa, y balanceo
fingidos por la luna del deseo
! Cmo desazonis mi lontananza!!
Rota, al par que mi pie, toda vereda,
slo el Camino de la Cruz me queda
No mueras, corazn, a la esperanza
Las catorce estaciones son del mismo estilo; ofrecen una
diferenciada visin del Calvario cada una de ellas y todas a la vez. Su
lenguaje potico hace vibrar la luz del alma, el cliz de la inspiracin,
la convulsin de un espritu que slo se deja llevar por amor cargado
de belleza; que siente mucho y expresa mucho; que camina hacia un
estimulante albur que ha de llenar su vida. En este camino del Calvario
esas piedras, ese flagelo, esas espinas y ese madero, ahora por el alma
del poeta, son ms ligeros.
En la cuarta estacin habla del dolor de la Madre, y fray ngel se
acurruca, pues de Ella siente su merced; basta fijarnos en sus
reflexiones sobre el episodio del encuentro de Jess con su Madre:
Calle de la Amargura En el baldo
canchal de tu ribera, hecha jirones,
descuajada se anega en tu bravo.

648

Azucena y clavel, flotando en vilo.


se abrazan y confunden contra el filo
de la cinaga fosca entumecida
!Y esto s que es dolor sin un suspiro,
y apurar en el cliz de un suspiro
el mar de la amargura sin medida.
Entre los varios Va Crucis que conocemos, vamos a realizar una
intrusin para dar paso a algunos versos de la cuarta estacin del
escrito por Jos Mara Pemn, para que podamos enlazar con ste de
Fray ngel Herrera y medir la sensacin que nos produce el lenguaje
de uno y otro, al expresarse sobre el mismo episodio:
Oh, las madres que vistis morir
entre los brazos a un solo nico hijo,
llevndose a pedazos
el corazn!
Recordad el dolor
de aquella ltima noche del pulso,
del termmetro,
del hielo, del sudor;
de la sbana limpia
y del mullir la almohada
Retomamos el Va Crucis escrito en el convento de Santa Ana de
Jumilla por fray ngel Herrera y reseamos la quinta estacin
Querer y no poder !Ruda cadena
que atierra voluntad y entendimiento!!
querer y no poder.. !Fiero tormento
de morir en la faena!!
!Qu sin fin el camino de la pena,
qu eternidad el solplo del momento!!
Ms, si la carne enferma es cimiento,
!para qu el pronto espritu se alimenta!!
El Calvario se aleja en lo infinito;
la cerrazn de muerte borra el hito
donde el Fnix so su renacida

649

Suave mano de ignolo Cireneo,


haz que el Fnix conquiste su trofeo:
Abrasarse en la hoguera apetecida
Las cadas de Jess en el Calvario son todo un smbolo para el
hombre sobre su constante lucha en su rampante vida; la cada le avisa
de que la vida tiene horadades y que stas han de ser salvadas para
seguir adelante. Y si Jesucristo las sufri por el hombre, el hombre las
ha de padecer por Cristo. Gravita, hombre de Dios, entre los dos
maderos, columnas de amor y dolor; has de llegar al paraso, a las
flores, al agua que te ha de dar la vida. Gravita, hombre de Dios!.
Ya en la sptima estacin el hombre medita de nuevo, pero la
esperanza aflora en sus versos que claman:
Ascua rendida de morder el leo,
! Dnde el Viento divino que te inflama!!
Triunf de Ti la noche, con el ceo
de un mar de sombras que abati tu llama
Sobre el vaco en torno, donde zumba
el bosque de los siglos del pecado,
gravitas nuevamente, y apocado
todo tu podero se derrumba.
!Oh, Sol de Amor, a quien la muerte impera,
cmo fecundars tu paramera,
si opones ocasos contra Ti la nada!!
Pero no Que an la hoguera sacudida,
sobre la noche de tu gran cada,
vers nacer el da en la calzada.
Jess Muerto en brazos de su Madre. Para hablar de este pasaje la
mayora de autores hablan de sangre, lgrimas, sacrificio, pero ahora
este franciscano nos presenta la Cruz con palabras amables y suaves,
buscando que el Calvario sea nuestro ejemplo, pero sin dejar de ver en
l rosas y perfume que vistan de verde esperanza siempre el dolor del
corazn:
Besar quieres su pecho y por la puerta
que la lanza dej franca y abierta,

650

besas su corazn estrangulado!...


La luz, la tierra, el aire, el mismo cielo,
naufragan en la noche de tu duelo!...
Ahora est ya todo consumado
Los catorces sonetos son salmos para leer, recitar, estudiar,
meditar; Jess en el sepulcro le inspira el decir:
La maana est cerca, porque a una
las alondras se olvidan de sus lares.
y se apresura el sol resucitado.
No tiene este Va Crucis una dcima quinta estacin, pero si un
ruego, un nuevo soneto titulado No mueras corazn a la esperanza
y unos versos del mismo dice:
Abrsate en la hoguera apetecida,
llevando todo cielo en la mirada
vers nacer el da en la calzada
sobre el turbio horizonte de partida
Fr. ngel Herrera Bienes aporta al discurso de las Estaciones,
vivacidad, sin perder por ello consciencia del dolor. En ningn
momento ofrece datos histricos, ni referencias descriptivas; se
enfrenta a la Pasin desde el mayor de los pensamientos, los
intimismos y con renovado lenguaje. Dista de los postulados de un
sermn teolgico moralista, as como de escena tenebrosa alguna; dista
de todo aquello que no sea mostrar esperanza ante la redencin de
Cristo, desde un perfil alegre. Es vlido, es hermoso, es consecuente su
lenguaje. Con sus catorce sonetos y el sugerente enunciado de No
mueras, corazn, a la esperanza la Semana Santa se puede ver
desde otra atalaya, desde la que se divisa riqueza de amor y ausencia de
pesimismo.
1948. VV. AA. Va Crucis. Azarbe671. Murcia.

671

Este nmero correspondiente a la revista AZARBE, tuvo una tirada de 200 ejemplares,
numerados del 1 al 200, para suscriptores y 50, sin numerar, para la venta. La que hemos consultado
es ejemplar sin numerar y se encuentra, sta y todas las publicadas, en el Archivo Municipal de
Murcia. Es una revista creada por Jaime Campmany, Juan Garca Abelln, Salvador Jimnez y Jos
Manuel Dez. El presente nmero 12 (1948) est dedicado ntegramente al Va Crucis que
redactaron diversos escritores y poetas, e ilustraron otros tantos pintores. Las lminas estn en
blanco y negro.

651

La revista Azarbe toma el ttulo del dado a un grupo de poetas


murcianos que brill con luz propia hacia mediados del siglo XX.
Publicaron unas entregas de poesas que hoy constituyen una joya de
la literatura regional. Muchos de ellos, prcticamente todos, figuran
hoy en un lugar de honor en la historia de la literatura murciana y,
desde luego, un lugar muy merecido, formando el esplendor de una
poca. Estas fueron palabras de don Francisco Javier Dez de
Revenga, dichas en una conferencia en Murcia el 22 de marzo de
2003.672
El nmero doce de la revista, que es el aqu tratado, est dedicado
ntegramente al Va crucis, del que son autores diferentes poetas, e
ilustradores, todos ellos miembros de ese movimiento artstico cultural
que origin el nacimiento de la dicha revista.
Este Va Crucis se public en 1948 y lo forman un soneto
correspondiente al Introito, catorce a las tradicionales estaciones y el
dcimo quinto, titulado Resurreccin a esa otra estacin todava no
asentada a pesar de que el Papa Juan Pablo II tambin la incluy en el
que es rezado Viernes Santo en la noche en el Coliseum desde el ao
2000.
Del Va Crucis que nos ocupa, la propia portada est ilustrada con
un pasaje de la Pasin, del que es autor el pintor murciano Molina
Snchez, muy reconocido en su hacer en Murcia y fuera de nuestras
fronteras. En el interior, cada pasaje va enriquecido por las imgenes
que complementan cada estacin, y de las cuales no podemos ofrecer
ninguna de ellas por la deficiente imprimacin, que al ser en blanco y
negro todava acenta ms los fallos tcnicos del claroscuro.
Est compuesto, como ya dijimos antes, por diferentes poetas e
ilustradores. En nuestra resea consignaremos en primer lugar al autor
del soneto y en segundo lugar al autor de la ilustracin.
Transcribiremos algunos versos de cada poema correspondiente a cada
estacin, y de otras, el soneto completo.
Introito.- P. Juan Bautista Bertrn./ J. Joaqun

672

AZARBE aparece como revista potica y literaria y se publica en Murcia entre 1946 y 1948.
Constituy la ms significativa empresa literaria de los aos cuarenta en Murcia. Dio a luz quince
entregas, denominacin dada a los nmeros de la publicacin, que bien poda contener
colaboraciones de varios escritores reunidos en torno a un determinado asunto o bien podan editar
un libro completo de uno de los escritores del grupo. (Dez de Revenga, Fco. Javier. LAS
CLARAS, pg. 18. Murcia, Julio 2003).

652

La pulpa de manzana prohibida


te alfombrar con cantos esta senda.
Rodillas del Seor! y qu mullida
-agrietadas vosotras en cadala ma me dejis por donde ascienda!
1.- Jess, condenado a muerte. Adolfo Muoz Alonso./ Luis
Garay.
Si T vas a la muerte, Jess, odio la vida.
Si a Ti condena lanzan de cruz, sea el abismo.
Si la ley del Pretorio se torna cristicida.
Qu serpiente de infierno se enrosca
a tu bautismo?.
2.- Jess carga con la cruz. Andrs Sobejano./ Jos Fco. Aguirre
Leo que habr de sostenerte luego
a tormentosos vientos encumbrados
lo cargas y apeteces, procurndole
la tangente caricia de tus hombros.
3.- Jess cae por vez primera. Jos Guilln./ Martnez Cano
Ya la espiga madura; ya vencida; ya rota.
Un cerco de alimaas que ventea la sangre del Ungido
Ruge en fiebre epilptica. Y mientras, esa sangre gota a gotadel Cristo derribado injerta el barro con su fiel latido.
Y all rota- la espiga. Y el fruto suculento machacado
por las aspas loosas abscisa de soberbia-, coordenada
de impudicia que el hombre- la bestia- ha fabricado.
Y la rubia gramnea -oh, pan sabroso!- abierta, desgranada.
Seor, levntate. Aun hay sangre en tus venas para todos
nosotros.
Por nuestro amor a las criaturas, nuestra esperanza y nuestrafe
Levntate, Seor. Que aun estn aguardando los sietehorribles
potros
el freno de tu cruz. Levntanos, Seor, levntate!.
4.- Jess se encuentra a su Madre. Manuel Fernndez-Delgado
Marn
Baldo/ Carlos Gmez.

653

Hubo una vez un Domingo de Ramos?


Son estos puos crispados los mismos
que celebraron Tu paso elevando
arcos triunfales de trmulas palmas?
Sern las bocas que crueles Te escupen
las que en Tu honor !Aleluya! cantaban?
Y estas gargantas, de clera roncas,
no lo estuvieron a fuerza de hosannas?
Ya no se curva la rama del olivo,
sino, abrumado, Tu cuerpo hacia tierra;
y se trocaron en moharras de acero
las de la plama, flexibles y tiernas.
Bajo tus pies, ya Seor, no hay ms rosas
que de Tus plantas la prpura huella.
Menos Te llaga la cruz en el hombro
que al corazn, de congoja y tristeza,
el abandono, la mofa y el odio!.
Alma, esta angustia mortal, considera.
Mas extendidas llegan, agoniadas
las manos de la Virgen, y en el Hijo
un orbe de dolor redondo abarca.
Frente al mundo enemigo, no ests solo:
Te acompaa la Madre con sus lgrimas.
5.- Jess, ayudado del Cireneo. Gonzalo Sobejano./ Sofa
Morales.
Por merced de la mano prxima,
compasiva, del Cireneo,
cuando todos te abandonaban,
suavizaste, Jess, tu peso.
6.- La Vernica limpia el rostro de Jess. Francisco Cano Pato./
Medina Bardn.
Esa mujer que pone tu rostro el lino
blanco, donde la angustia infinita perdura,
es como un rbol tierno en medio del camino,
vuelo y sombra, que al aire inclina su
espesura

654

7.- Jess cae segunda vez. Raimundo de los Reyes./ Molina


Nez.
Caminas tan exhausto que parece
que cada paso va a ser el postrero.
Mas te yergues con gesto tan severo
que hasta el viento, al tocarte, se estremece.
8.- Jess encuentra a las mujeres de Jerusaln. Manuel FernndezDelgado Maroto./ Baldomero Ferrer.
Slo el leo sin flor. Junto al camino
las mujeres se llenan de piedad,
se acercan quedamente y el Divino
Jess, les anuncia: Antes llorad
Sobre vosotras mismas. La congoja
guardadla a vuestros hijos Otra flor roja
abierta aqu, bajo este oscuro cielo,
esta vez sin dolor, con dulzura,
de aquello que naci para consuelo
en perenne sentido de hermosura.
Como aquellas mujeres, deseara
que por darte consuelo, Tu Voz me consolara!
9.- Jess cae por tercera vez. Manuel Carles./ Eloy Moreno.
Seor, si pecamos
aydanos desde el cielo
y del peso de la tierra
levntanos con tu mano.
10.- Jess, despojado de sus vestiduras. Salvador Jimnez./
Mariano Ballester.
Qu alarido de luces tu hermosura
convertida en pobreza! Torturado
suea tu cuerpo sangre en el costado
y arrebata el dolor tu desventura
11.- Jess, elevado en la Cruz. Antonio Oliver./ Hernndez Carpe.
Con duros clavos, te fijan

655

contra el madero, Jess.


Y de tus manos gotean
juntas la sangre y la luz.
Ya el madero no te pesa;
quien le pesas eres T.
Ya das, Seor, la medida
del Hombre sobre la Cruz,
Arriba, te queda el cielo,
abajo la Tierra an.
En medio, crucificada,
se muestra tu Infinitud.
12.- Jess muere en la cruz. Dictinio de Castillo-Elejabeytia./
Molina snchez
Tambin hasta Jess lleg la muerte
y tuvo que apurar la hiel del cliz,
l, que era Hijo de Dios, Germen de Vida.
13.- Jess, depositado, muerto en brazos de su Madre. Jaime
Campmany./ Juan Gonzlez Moreno.
Cristo muerto en tu pecho reclinado,
despojo redentor, sublime escoria,
para la Humanidad humanizado:
podredumbre arrancada de la Gloria!
14.- Jess, sepultado. Diego Snchez Jara./ Joaqun Ferrer.
Quiero, Seor y Dios mo,
que si alguna vez me aparto
del camino que trazaste
porque cayera en pecado,
me miren aquellas cruces,
aquellas tres del Calvario
y me ofrezcan el sepulcro
de tu divino regazo.
15.- Resurreccin. ngel Balbuena./ Muoz Barbern
Caridad de tu cielo sobre la vida entera,
porque tu vuelo santo nos alce de la nada
y tu aliento renazca en viva primavera.

656

Azarbe, despus de este ejemplar editato (n. 12), slo public


tres ms. A pesar de esta interrupcin, los integrantes del grupo son
todos muy reconocidos por su obra y quizs la revista supuso para ellos
la divulgacin peridica de su obra y una gran ayuda a su posterior
reconocimiento como escritores, poetas y pintores. De este grupo de
artistas murcianos, todos, excepto Molina Snchez y Muoz Barbern,
han fallecido, pero de todos queda su legado artstico y literario que los
hace presentes cada vez que es ledo uno de sus poemas o mirado uno
de sus cuadros, con lo cual son salvados del olvido673.
1951. Raimundo de los Reyes. Cancionero de la Preciossima
Sangre674. Murcia
Procuramos seguir el orden de fechas, de ah que intercalemos Va
Crucis, poemarios o textos en prosa, ya que todo expone un
pensamiento teolgico al reflexionar sobre pasajes de la Pasin. Cada
uno de estos textos son autnticas estaciones del Va Crucis.
Raimundo de los Reyes pertenece al grupo de poetas del grupo
Azarbe; si leemos con detenimiento sus poemas nos sentiremos
conmovidos por la profundidad y la conviccin que expresan; veremos
la grandeza de sus ideas, la belleza de su lenguaje y la inspiracin de
sus contenidos; es a la vista queda- un gran poeta. El libro que nos
ocupa est estructurado en apartados de: Dcimas, Cantares,
Desparpajos, y Poemas de Devocin. El desparpajo IV por ms que su
estrofa revele un lenguaje espontneo, sus versos son los de un mstico,
versos profundos que podemos leer sobre la Pasin:
Si para ir donde T ests,
hay que ser sufrido y fuerte,
y no temer a la muerte,
yo soy capaz de eso y de ms
dame tu Cruz y vers!
En: Poemas de Devocin y de angustia, escribe esto:
673

El murcianista D. Pedro Daz Cassou dice en su libro: Pasionaria Murciana, pg. 2, que el
hombre padece dos muertes, la natural y la del olvido; la segunda quizs ms verdadera.
674
Este libro, de tamao reducido, lleva impresa una nota que transcribimos: Esta edicin se hace
en homenaje de devocin al Cristo de la Preciossima Sangre que se venera en la iglesia del Carmen
de Murcia, y el autor la ofrece a la Cofrada de la que el Cristo es titular, destinndose los ingresos
que se obtengan a beneficio de la misma. Se han impreso 50 ejemplares en papel especial,
numerados y firmados por el autor; al precio de 50 pesetas cada uno, y el resto hasta 500, en edicin
corriente, se vendern a 25 pesetas. Impreso en 1951.

657

Va solo, sin Cirineo


que le ayude, y l lo sabe.
Y sigue sereno duelo
delirante de la tarde
pisando piedras hirientes
por el camino adelante
(En el silencio solemne
suena el coro de los ngeles,
como liras, como flautas
como violines suaves,
que taern la ms dulce
cancin de angustia y pesares
Tras haber expuesto esta obra de Raimundo de los Reyes,
observamos que en Murcia, con posterioridad a los aos cuarenta,
apenas si se han compuesto Va Crucis, al menos que tengamos noticia
de ello, o que hayan sido publicados. Don Francisco Javier Dez de
Revenga estima que puede ser por la progresiva desacralizacin de la
sociedad.
Tambin pudiera influir que la poesa religiosa tampoco atraviesa
su mejor momento, ya que se siguen componiendo muchos poemas de
amor, pero apenas si se difunden algunos de temtica religiosa. Aqu,
precisamente vamos a reflejar un Va Crucis en prosa inspirado en el
querido Cristo de la Sangre, obra de Nicols de Bussy, titular de la
Archicofrada de La Sangre.
1978. Carlos Garca Izquierdo. Dolor del alma en el va Crucis
del Seor de la Preciossima Sangre675. Murcia.
Son meditaciones, escritas en prosa, sobre la Pasin del Seor,
surgidas del autor ante su devocin al Cristo de la Preciossima
Sangre. Son quince reflexiones conformadas por un Introito y catorce
estaciones que constituyen una especie de ensayo sobre la sangre
redentora.

675

Este texto, autntico Va Crucis, es una excepcin, de ah que, pese a su existencia, digamos que
en 1948 se compuso el ltimo con carcter de obra literaria a difundir, aqu en Murcia. Estas
meditaciones son bastante particulares del autor GARCA IZQUIERDO, Carlos. El texto fue
publicado en el Dominical de La Verdad del 22 de marzo de 1978, pgs. 11-14. Tambin otros
poemarios que a continuacin expondremos son Va Crucis pero escritos de forma aislada, no
difundidos y sin carcter de continuidad ni difusin alguna.

658

Todo el discurso ahonda en su apesadumbrado espritu ante el


sufrimiento padecido por Cristo Camino del Calvario, confesndose
pecador y causa de ese derramamiento de sangre. Ofrecemos su
primera reflexin:
Amable est y mullido, Seor de la Preciossima Sangre, este
camino de amor y de dolor que las huellas de tus plantas ha levantado
en el Calvario. La arista de la piedra, el espino silvestre y la esperanza
de la roca han dejado en tus pies sus dificultades, han inclinado su
agresividad a tu dulzura, y ahora se nos muestran dulces y blancos a
nuestro caminar tras de Ti. T, que vestiste prados y valles con la luz
de tu hermosura, has cubierto ya la abrupta senda con la caricia de tu
dolor, dejndola desbrozada para nuestro paso. Pero aun no es
bastante, Dios mo!. Dame tambin la mano, que yo he de buscar.
2001. Agustn Snchez. La Semana Santa Murciana en
Sonetos.
Escritos en los ltimos aos conocemos algunas composiciones
cercanas a Va Crucis contenidos en sonetos. Agustn Snchez, msico
de profesin; poeta y panochista por aficin y amor. Tiene editado
un libro titulado, La Semana Santa Murciana en Sonetos (Murcia
2001); no es un Va Crucis tradicional ya que se inicia en Domingo de
Ramos y cuenta con diecisiete estaciones. El propio autor dice al
respecto:
Si como se dice, cantar es rezar dos veces, tambin la armona
de un soneto al estilo clsico puede servir para enfervorizarnos.
Algunas de las distintas facetas de la Pasin de Nuestro Seor
Jesucristo han motivado estos versos, cuya lectura en especial en este
tiempo de Semana Santa- puede ayudarnos a la oracin e incluso a
meditar el drama del Calvario que se va desgranando entre cuartetos y
tercetos.
Motivo especial de inspiracin han sido las famosas e
impresionantes imgenes que desfilan en las procesiones murcianas,
as como algn otro personaje que, sin ser mencionado en las
Escrituras, es indudable su participacin en los dramticos hechos que
las mismas relatan. En esta breve muestra se incluye el soneto del Va
Crucis (catorce estaciones catorce versos) en un intento de sintetizar
lnea a lnea todo el dramatismo que esta prctica religiosa conlleva.
Ojal as sea.

659

Para la cuarta estacin, que el poeta dedica a la imagen de la


Dolorosa de Salzillo, escribe:
Cuando el rayo de sol besa la frente
de tu imagen, Oh Virgen Dolorosa!676,
se estremecen al erte tan hermosa
los que esperan tu amor ardientemente.
Ahora vas a salir, entre la gente,
en maana de viernes luminosa.
Ahora vas a salir, y es una rosa
de pasin y dolor tu faz doliente.
Cmo puede alegrarme tu figura
si al sufrir, son ya mos tus dolores?
Cmo puedo vivir esta amargura
de mirarte llorando entre las flores?
Madre ma, socorre a quien te jura
Curarte el corazn por que no llores.

2002. Manuel Muoz Hidalgo. Alcantarilla.


Nuestro autor cuenta en su haber con varios libros publicados en
el campo de la poesa, entre los cuales figura: Cincuenta Sonetos de la
Pasin. Editora Regional Murciana 2002. En este caso estamos ante
un va crucis especial en cuanto a la forma, pues el autor ha compuesto
un soneto para cada uno de los pasos que desfilan en la Semana
Santa de Murcia; uno de estos sonetos est dedicado a Jess del Gran
Poder:
Sobre trono de cirios y de flores
la imagen de Jess el Nazareno
con gesto digno, humilde y ms sereno
sobre lleva la cruz y sinsabores
676

En Murcia uno de los momentos cumbres de la Semana Santa, a nivel emocional y plstico, es
cuando la Dolorosa de Salzillo cruza el umbral de la iglesia de Jess; lo hace justo a la hora en que
los rayos del sol naciente en Viernes Santo inciden en el vano de salida, proyectando en el rostro de
la Virgen una luz mgica que invade su rostro, potenciando al mximo su hermosura; la
sensibilidad de los presentes que viven con gozo casi mstico la aparicin de la Dolorosa encendida
por tan subyugante resplandor se emocionan, apluden, rezan y cumplen con un impulso interior que
los lleva desde muy tempranas horas a ocupar sitio preferente desde el cual vivir la experiencia en
todo su fluir espiritual.

660

Maniatado le ofenden los traidores,


bendice la bondad sin poner freno,
destruye del pecado ofensa y cieno,
procesiona el perdn y los fervores.
Asomados los cielos con tristeza,
los toreros le rezan con dolor,
le ofrecen sus capotes grana y oro
Las espinas coronan su nobleza
y la noche testigos de su amor
arrodilla las nubes como un toro.
Tras el soneto de Muoz Hidalgo, pasamos a comentar algunos
datos histricos, alejndonos en el espacio y en el tiempo, ya que
traemos a colacin las oraciones de Santa Brgida677 (1312-1373) que
inspiraron las quince oraciones aprobadas por el Papa Po IX (18461878), y que le fueron reveladas por Cristo678. No se las define como
va crucis, pero lo son, pues es meditada en cada una de ellas la Pasin
del Seor. En su segunda oracin dice:
Oh Jess, la verdadera libertad de los ngeles y paraso de
delicias! Acordaos del horror y la tristeza con que fuiste oprimido
cuando vuestros enemigos, como leones furiosos, os rodearon con
miles injurias, salivazos, bofetadas, laceraciones, araazos y otros
suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideracin a
estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico Oh mi
Salvador, y Redentor! Que me libris de todos mis enemigos visibles e
invisibles y que bajo Vuestra proteccin, hagis que yo alcance la
perfeccin de la Salvacin eterna. Oh Jess, la verdadera libertad de
677

Son famosas las revelaciones de Santa Brda que se iniciaron en 1319, a raz de escuchar un
sermn sobre la Pasin de Cristo que la impresion mucho. Fund la Orden del Santsimo Salvador.
Santa Brgida es Mstica y Patrona de Suecia. Peregrin a Tierra Santa en 1371, falleciendo a su
regreso de dicha peregrinacin. Por orden del Concilio de Basilea, Juan de Torquemada, que fue
ms tarde cardenal, examin el libro de las revelaciones de la Santa y declar que poda ser muy til
para la instruccin de lo fieles. Benedicto XIV dijo: Aunque muchas de estas revelaciones han sido
aprobadas, se les debe el asentamiento de fe divina; el crdito que merecen es puramente humano,
sujeto al juicio de la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que gozan
para que creamos plenamente en ellas. El libro de sus revelaciones fue publicado por primera vez
en 1492. Del Seor recibi quince oraciones, que constituyen en realidad un Va Crucis.
678
Las revelaciones de Santa Brgida de Suecia dicen que la Santa haba deseado saber los latigazos
que haba recibido Cristo en su Pasin; y que cierto da se le apareci Jesucristo dicindole: Recib
en mi cuerpo cinco mil cuatrocientos ochenta latigazos le pidi que dijera durante un ao,
diariamente, quince veces el Padre Nuestro y el Ave Mara, lo que significara haber honrado cada
una de sus llagas. Este y otros episodios similares dieron lugar a las dichas quince oraciones que, a
modo de Va Crucis, forman quince meditaciones sobre la Pasin.

661

los ngeles y paraso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza con


que fuisteis oprimidos, cuando vuestros enemigos como leones
furiosos, os rodearon con miles injurias, salivazos, bofetadas,
laceraciones, araazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a
su antojo. En consideracin a estos tormentos y a las palabras
injuriosas, Os suplico Oh mi Salvador, y Redentor! Que me libris de
todos mis enemigos visibles e invisibles y que bajo Vuestra proteccin,
hagis que yo alcance la prefeccin de la Salvacin eterna.
As tambin traemos a este trabajo, como complemento a los Va
Crucis escritos en nuestra tierra, el escrito por el Papa Juan Pablo II y
el del Jubileo del ao 2000, justificndonos que son textos universales
y por lo tanto tambin lo son de Murcia
2003. Juan Pablo II. Va Crucis679.
El Papa es de todos los pueblos y por tanto en estos momentos lo
ubicamos en Murcia y el Va Crucis que fue rezado en el Coliseo el
ao 2003, transmitido por TVE, tambin es, por tanto, de nuestras
tierras. Sus quince estaciones estn inspiradas, predominantemente, en
pasajes bblicos; es por tanto de los denominados Va Crucis Bblicos,
que ya no es el que recoge los pasajes transmitidos segn la tradicin y
la religiosidad popular, sino el fundamentado en las Escrituras.
El liderazgo de la famosa frase de Juan Pablo II: Abrid el
corazn a Cristo, no tengis miedo resume la gran diferencia con los
dems, aqu expuestos. El Papa se dirige a todos los cristianos680
meditando junto a ellos y con todos a la vez, con un lenguaje
hartamente plural que inicia con la siguiente introduccin:
Va Crucis de la comunidad eclesial de la Urbe convocada junto
al coliseo trgico y glorioso monumento de la Roma imperial, testigo
mudo del poder y del dominio, memorial mudo de vida y de muerte
donde parecen resonar, casi como un eco interminable, gritos de
sangre (cf. Gn. 4.10) y palabras que imploran concordia y perdn. Va
Crucis de mi vigsimo quinto ao de mi Pontificado como Obispo de
Roma y Pastor de la Iglesia universal. Por la gracia de Dios, en los
679

Este va Crucis fue rezado por el Papa en Viernes Santo del ao 2003, ltimo que pudo rezar de
viva voz. Lo escribi en 1976 cuando era Cardenal Arzobispo de Cracovia con ocasin de los
ejercicios espirituales que predic a Pablo VI y a la Curia Romana en el Vaticano.
680
La muerte de Juan Pablo II, se ha producido en el tiempo de redactar nuestra tesis en sus
captulos ltimos. Recopilar los textos lo hicimos en fechas anteriores a su muerte. Cuando
obtuvimos ste nos sentimos muy motivados a que el Va Crucis que l escribi formara parte de
este captulo. Hoy con el desenlace de su muerte nos obliga ms todava a recordarlo y a que sea su
voz la que nos conduzca durante esta breve resea.

662

veinticinco aos de mi servicio pastoral nunca he faltado a esta cita


verdadera Statio Urbis et Orbis; encuentro de la Iglesia de Roma.
Dos puntos apreciaremos en este discurso papal: uno es la
induccin del hombre a alcanzar mayor plenitud espiritual, sin ser el
castigo fsico medio para alcanzar esa gracia. De otra parte la presencia
de los valores marianos. El Papa reflexiona ante la Virgen, tanto como
ante el Seor, y su dilogo tiene una rotunda proyeccin en los
problemas que ataen al hombre hoy en da. Digamos que es un Va
Crucis rezado con una marcada intencin social y mariana tanto como
salvfica y cristolgica, como podemos ver en sus palabras:
l est aqu con nosotros, segn su promesa (cf. Mt. 16,20). Con
nosotros est tambin Santa Mara. Ella estuvo sobre la cumbre del
Glgota, como madre del Hijo moribundo. Discpula del Maestro de la
verdad, nueva Eva junto al rbol de la vida. Mujer del dolor, asociada
al Varn de Dolores y sabedor de dolencias (Is. 53,3). Hija de Adn,
Hermana nuestra, Reina de la paz, Madre de misericordia; ella se
inclina sobre sus hijos, an expuestos a peligros y afanes para ver los
sufrimientos, or los gemidos que surgen de sus miserias, para
confortarles y reavivar la esperanza de la paz: Oremos
Mira, Padre santo, la sangre que brota del costado traspasado
del Salvador, mira la sangre derramada por tantas vctimas del odio
de la guerra, del terrorismo, y concede, benigno, que el curso de los
acontecimientos del mundo se desarrolle segn tu voluntad en la
justicia y la paz, y que tu Iglesia se dedique con serena confianza a tu
servicio y a la liberacin del hombre. Por Jesucristo nuestro Seor.
Amn.
Concluimos el Va Crucis de Juan Pablo II extrayendo contenidos
de dos significativas estaciones por tratar ambas de la caridad; son la
quinta y sexta en las que pone como testimonio las obras de
misericordia y la caridad de la mujer Vernica, haciendo una llamada
a los hombres a vivir la Semana Santa apegados a Dios e inmersos en
su doctrina:
V Estacin: Simn Cireneo ayuda a Jess. Es llamado a cargar
con la cruz que no la quera llevar, ciertamente. Hubo que obligarle.
Caminaba junto a Cristo bajo el mismo peso. Le prestaba sus hombros
cuando los del condenado parecan no poder aguantar ms. Estaba
cerca de l, ms cerca que de Mara o que Juan, a quien, a pesar de
ser varn, no se le pide ayuda Cunto dur esta coaccin? Cunto

663

tiempo camin a su lado, dando muestras de que no tena nada que ver
con el condenado, con su culpa, con su condena? Cunto tiempo
anduvo as, dividido interiormente, con una barrera de indiferencia
entre l y ese Hombre que sufra? Estaba desnudo, tuve sed, estaba
preso (cf. Mt. 25. 35-36). Llevaba la cruzLa llevaste conmigo? La
has llevado conmigo verdaderamente hasta el final?
VI Estacin: La Vernica limpia su rostro. La tradicin nos habla
de la Vernica. Quiz ella completa la historia del Cireneo. Porque lo
cierto es que aunque como mujer, no cargara fsicamente con la cruz
y no se la obligara a ello- llev sin duda esta cruz con Jess; la llev
como poda, como en aquel momento era posible hacerlo y como le
dictaba su corazn, limpindole el rostro. Este detalle, referido por la
tradicin parece fcil de explicar en el lienzo con el que sec su rostro
y han quedado impresos los rasgos de Cristo. Puesto que estaba todo
l cubierto de sudor y sangre. Pero el sentido de este hecho puede ser
interpretado tambin de otro modo, si se considera a la luz del sermn
escatolgico de Cristo. Son muchos, indudablemente, que preguntan:
Seor, Cundo hemos hecho todo esto? y Jess responder:
Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a
m me lo hicisteis (Mt. 25,40). El Salvador, en efecto, imprima su
imagen sobre todo acto de caridad, como sobre el lienzo de Vernica.
Fuera de referencias al texto de Juan Pablo II, exponemos, de
forma general, que no todas las estaciones o va crucis estn inspirados
en los Evangelios cannicos; las hay inspirados en los Evangelios
Apcrifos Acta de Pilatos o Evangelio de Nicodemo. Tambin los
hay creados por la tradicin popular. Los Va Crucis de base cannica
se basan en los siguientes salmos evanglicos:
Primera, Mt 27,1-31; Mc 15, 120; Lc 23,1-25.
Segunda, Jn 19,17.
Quinta, Mt 27,32; Mc 15,21; Lc 23,26
Octava, Lc 23,27-32
Dcima, Mt 27,35; Mc 15,24; Lc 23,34
Undcima, Mt 27,25; Mc 15,24; Lc 233
Duodcima, Mt 27,50-51; Mc 15,37; Lc 23,46; Jn 19,30-33
Dcimo tercera, Mt 27,57-59; Mc 15,42-45; Lc 23,50-53
Dcimo cuarta, Mt 27,55-61; Mc 15,42-45 Lc 23,50-53

664

Va Crucis para el gran jubileo del ao 2000.


Centrado en la Eucarista, se redact un Va Crucis inspirado en el
que escribiera San Francisco de Sales (1567-1622), y el Cardenal John
Henry Newman (1801-1890), estructurado en oraciones y jaculatorias
como breves meditaciones acerca de la salvacin del hombre, del
pecado y la Resurreccin como fuente de vida. El presente texto esta
elaborado en esa forma de meditacin escueta, breve, de impronta
jovial, en el que predominan frases cortas pero rotundas de
pensamiento. Vamos a transcribir una frase de cada estacin, por orden
correlativo:
1.-Desde tu crcel de amor en la Eucarista, nos das vida dame
santa resignacin en mis pruebas divinas.
2.-No nos redimiste con tus milagros ni con tus sermones, sino
con tu Cruzyo te alabo, mi Salvador y mi Dios.
3.-Mi cruz es tambin pesada, y caigo, y te agradezco tu otro
exceso de amor, por ser mi pan cada da en la Santa Misa.
4.-La Virgen te sigui hasta el pie de la cruz. Virgen Mara:
Ruega por nosotros pecadores ahora, danos amor y entendimiento de
la Santa Misa.
5.-Permteme ayudarme a llevar tu Cruz ahora, llevando almas al
Sagrario, y el Sagrario a las almas. Yo te amo mi amigo Jess.
6.-Las tradiciones son bellas, pero la realidad es grandiosa. Jess
es el espejo de Dios Padre. La Eucarista es un ocano de amor.
7.-Mi dolorido Jess, Ahora somos los cristianos, tus amigos, los
que te hacemos caer por segunda vez. Nuestras ingratitudes,
desprecios en la Eucarista, sacrilegios, blasfemias, injusticias,
herejas, impurezas, adulterios, homosexualidad, drogas. Mi pobre
Jess, la misericordia infinita, te amo, aydame a entender y vivir el
Sacramento de la Reconciliacin. El Papa Juan Pablo II se confiesa a
diario, gracias, mi querido Jess. Gloria a Dios.
8.-Ya estamos en el tercer milenio, el leo ya est seco Mi
carioso Jess, dulzura del corazn. Gracias, mi amor, y mi todo.
9.-Te amo, mi dolorido sacerdote Jess, y te alabo por tu
Sacramento de la Confesin. Acerqumosnos confiadamente al trono
de la gracia.
10.-Yo te adoro, mi desnudado Jess, resplandor del Padre.
Gracias mi Jess, por tu humildad y despojo total en la Eucarista.
11.-Y ah, al pie de la Cruz, estaba tambin mam Mara,
recibiendo en su corazn mil calvos por cada uno que clavaban en su
Hijo.

665

12.-Te ador y te bendigo, mi Jess, mi Dios, mi Salvador


silencioJess ha muerto, despus de seis horas en la Cruz.
13.-Ahora Jess est otra vez en tus brazos, Mara, como en
Beln, pero qu diferencia!, y es que ha pasado por otras manos, las
mas.
14.-Jess es enterrado. Un milln de gracias, mi querido amigo
Jess, vivo en mi corazn, Rey de Reyes y Seor de Seores Y ya
somos 2000 millones de Cristianos!, para la gloria de Dios. Alabado
seas por siempre, mi Dios vivo, Rey de gloria. Amn.
Dos Va Crucis, universales y especiales, pues, como hemos visto,
en el de Juan Pablo II, son los problemas del mundo los que centran el
discurso, y, en el Jubilar 2000, se redact marcado por una mayor
presencia al tema de la eucarista, punto cumbre de la presencia de
Dios en el hombre.
A continuacin ofrecemos parte de algunos va crucis no escritos
por murcianos, pero que son muy conocidos. El escrito en rima
asonante por Gerardo Diego, est publicado en Internet, a todo color;
consta de catorce estaciones, ms Introito dedicado a la Virgen. Suele
ser seleccionado por cadena COPE para recitarlo, magnficamente, en
los programas especiales emitidos en Semana Santa. De estos
recitadores en Murcia contamos con una de las mejores voces, como es
la del periodista Och -Jos Antonio Corts, director de COPE en
Murcia-, y otra voz femenina, no murciana, hermossima, que es la de
Ernestina Champurcn. Transcribimos la segunda estrofa del Introito
del citado Va Crucis:
Djame que restae
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompae.
Deja que en lgrimas bae
la orla negra de tu manto
a los pies del rbol santo
donde tu fruto se mustia.
capitana de la angustia
no quiero que sufras tanto.
Jos Mara Pemn es autor del Va Crucis que forma parte de su
libro, La Semana Santa segn Pemn, pgs. 91-105. Edibesa 1997. En
la ltima estacin escribe:

666

Este sepulcro nuevo donde te han colocado, Seor;


donde se aferra tu ltimo amor, Seor;
no es un sepulcro;
es mi carne lo ms profundo de la tierra!
Es la ltima medida
de tu cuerpo en mi cuerpo,
de tu muerte en mi vida.
Te has enterrado en m para que tenga
yo tu medida justa, hasta que venga
para m el tercer da.
Tres noches solas son las de la pena.
Si yo s, una tras una, resistir la agona,
yo s, Seor, que T levantars la losa, en la aurora
serena de mi resurreccin y alegra.
Tambin conocemos el Va Crucis editado por el Devocionario
Catlico, comentado por el Padre Jordi Rivero, de contenidos
netamente bblicos.
En el Diario de Murcia de 11 de abril de 1895 figura la noticia de
que la revista BLANCO Y NEGRO haba editado un Va Crucis de
catorce Estaciones, realizado en cinco tintas, sobre elegante papel
blanco, dibujadas por Alberti, Mota, Muoz, Lucena, Andrade,
Martnez Abades y Mndez Bringa; Va encerrada cada Estacin en
orla dibujada por Asija. El texto fue escrito expresamente por el
Obispo Florencio Jardiel; Padre Miguel Mir; Alejandro Pidal;
Monseor Padre Francisco Blanco Garca; Valentn Gmez; Padre
Francisco Jimnez Campaa; Damin Isern; Padre Fidel Fita y, Emilio
Castelar. Se vendi en toda Espaa al precio de 20 cntimos el
ejemplar. Est estructurado igual que en 1948 lo hiciera la revista
AZARBE con el Va Crucis, reseado antes, compuesto por catorce
escritores e ilustrado por catorce pintores.
Tres aos despus recogemos la noticia, tambin ofrecida por el
Dario de Murcia (9 de abril de 1898), de la creacin de un Va Crucis,
inusual, de tan slo siete Estaciones, publicado en: Revista Moderna
del cual ofrecemos el siguiente sumario a travs de sus titulares:
1.- El Santo Sepulcro: Bajo relieve de E. Marn.

667

2.- Elevacin de la Cruz, por Joaqun Sorolla. Comentarios por


Francisco Navarro y Ledesma.
3.- Una Saeta, dibujo de J. Garca y Ramos.
4.- Redencin, poesa de M. Paso y Ramos.
5.- Surrexit, por el Marqus de Benavite y F. Alberti.
6.- La Oracin del Huerto, dibujo de M.M. Benedicto.
7.- Las Siete palabras.
Cuartillas escritas expresamente para REVISTA MODERNA por
los Iltmos. Seores Arzobispo de Burgos y Obispo de Len, Obispo de
Salamanca, Obispo de Mlaga, Obispo de Menorca, Obispo de Zamora
y Obispo de Segovia, presentados sus textos con preciosas orlas y
dibujos por A. Alcal Galiano, M. Santa Mara, C. Lezcano, R.H. de
Caviedes, T. Andreu, F. Fernndez Mota y E. Varela Sartorios. Su
precio es de 20 cntimos.
La revista BLANCO Y NEGRO en la Semana Santa de 1998,
edit La Pasin del Seor formando un Va Crucis. Tema que ocup
todas sus pginas. La noticia dice as: Contiene el nmero varias
planas polcromas, otras impresas en un solo matiz, primorosas
ornamentaciones del texto sagrado; y el cuerpo del nmero va
encerrado en doble cubierta, que por su severa elegancia ha de atraer al
pblico en cuanto este nmero se ponga a la venta.
Con estos datos sobre distintos Va Crucis, escritos por
murcianos y por distintas personalidades del mundo de la Iglesia y las
Letras (muy escasos si tenemos en cuenta los numerosos escritores e
intelectuales que conocemos todos), concluimos las referencias en este
captulo. Son textos en los que se busca el encuentro del hombre con
Cristo; desde ah, escribir o rezar el Va Crucis es meditar en el
mensaje de la redencin y poner en Semana Santa el valor contrapuesto
a su parte ms ldica, expositiva, artstica y escenogrfica.
Desde el punto de vista literario el escritor busca la originalidad
con la mayor belleza lingstica que entiende, pero, en el momento de
expresar la idea es la mstica lo que lo envuelve; por ello observamos
que personalizan el dilogo con Cristo. As lo plasman Pemn, Gerardo
Diego, Fray ngel Herrera, Raimundo de los Reyes, Jaime
Campmany; todos tienen ese sello de alcanzar -casi- el xtasis cuando
escriben una estacin del Va Crucis. No plantean postulado alguno,
excepto el de reivindicar en ellos mismos propsito de enmienda y el
perdn de Dios.

668

El Va Crucis es para rezarlo, para buscar a Cristo en la palabra


silenciosa, en la lectura silenciosa, en el arrepentimiento silencioso,
con la esperanza de recibir su gracia.
Si repasamos los textos transcritos en los captulos de nuestra
tesis, veremos reflejados datos histricos, conoceremos situaciones
sobre cofradas, procesiones, imgenes, etc., pero siempre
encontraremos en sus autores, como base, una lucha por transmitir las
sensaciones ntimas de esta celebracin festiva religiosa, cargada de
una intencin particularmente trascendente mucho antes que literaria.
Al leer los pensamientos del hombre cuando medita sobre la Pasin,
cuando el hombre reza, comprobamos que se despoja de todo indicio
de afectacin y lo nico que aflora a l es su dilogo mstico con
Cristo, cmo manifiesta su fe y su esperanza en esa Pasin que lo ha de
salvar. Estos sentimientos, estas convicciones, quizs se concentran
ms todava en los textos sobre el Va Crucis, que, por otro lado, puede
significar el acto de Semana Santa, el acto penitencial en el cual el
hombre se enfrenta as mismo.
Y, en la forma de estructurar literariamente los va crucis, vemos
que el soneto es la forma preferida; el hombre en cuestiones religiosas
busca, muy en particular, el simbolismo en todo cuanto emprende; por
eso, instintivamente, al barajar la Pasin en catorce escenas lo hacen
casi siempre en catorce versos cada una de ellas; hablan en primera
persona y slo tratan de arrepentimiento y perdn, con un lenguaje ms
florido y alegre, o ms tenebroso y acongojado, pero, en definitiva, de
arrepentimiento y perdn.
Los Va Crucis eclesiales, como son en su mximo exponente los
rezados por el Papa, hemos observado cmo cambia el esquema ya que
son escritos en prosa y predominantemente bblicos. Los
conmemorativos, como es el caso del Jubilar 2000, se escriben
cargados de mensajes breves y muy concisos.
Por ltimo, y como complemento a este captulo vamos a mostrar
una serie de versos que nos permiten apreciar cmo la poesa
pasionaria puede significar con cada poema una estacin del camino de
la Cruz. Si repasamos las estaciones del Va Crucis publicado en
AZARBE o el de Gerardo Diego -ponemos por caso-, comprobamos
que, -calidades literarias aparte-, en el fondo, cada poesa sobre la
Pasin repetimos- es una estacin del Va Crucis.

669

1928. Vicente Medina. Archena.


Viernes Santo,
que es maana,
ser el desenclavamiento,
cuando de la cruz lo bajan
Luego, a la noche, el entierro;
va el Seor muerto en su cama
la Virgen, con manto negro
lleno de estrellas de plata,
al hijo sigue llorando y,
en vez de lgrimas,
dos perlas
luce su divina cara.
1978. Manuel Garca Romero. Murcia.
Escribi Plegarias al Santsimo
(COLORAOS, pgs. 23-24)

Cristo de la

Dulce Jess! Mi Seor!


Padre amoroso y divino!
Mira un pecador mezquino
que va buscando tu Amor,
a lo largo del camino.
Por un sendero de espinas
con mi cruz voy caminando
tras tus huellas peregrinas.
Las fuerzas me van faltando!...!
Dame tus fuerzas divinas!

1979. Dionisia Garca. Murcia.


No hay lmites que marque
el llanto y la sonrisa
de los rostros que aguardan
un paso de Calvario;
a travs de las pocas,
los hechos se repiten

Sangre

670

y gimen aldabones
en festivo silencio,
mientras, en el pasado,
crecidos aparecen
los das numerales
de otras generaciones,
manteniendo los hitos
sin olvidar las huellas,
instantes recreados
en amargura y gozo
de Calendario Santo
1980. Carmen Conde. Murcia.
Afrontadla aunque hiera,
no desoigis el mandato.
Cierto ser que al quitarla
un mundo de gusanos precipite
su invasin en la luz.
Alguien
dejar sus vendas sucias.
Alguien
las pisar en el suelo, manchndolo.
Apartada la piedra, l, el hombre
hermtico prorrumpir.
Aunque palabras digan
no podr o no querr, contestarlas:
silencio macizo en su boca
masticar el hombre.
Retroceden atnitos
aceptado el prodigio
qu milagros no saben anentre la verdad y la nada
ven solamente la piedra:
la que movi el tan fcil
empujn de una mano.
Mantener la esperanza fue gloria
ms que sobrehumana. Aquel hombre
muerto estuvo tres das, slo era
de voraces gusanos el haz.
Pronunciado el mandato solemne
piedra y hombre saltaron
de los oscuro e inmvil a radiante luz

671

Si aquella misma voz ordena,


la piedra obedecer sumisa
para que el hombre vuelva a brotar.
1985. Pascuala Pastor. Jumilla. Es Licenciada en Bellas Artes,
pintora y profesora de Dibujo. La poesa est dedicada al Cristo
Amarrado a la Columna del convento de Santa Ana.
Tu carne en esa Cruz, desdibujada,
clavada y rota queda.
De Carmn y escarlata,
de morado y violeta
qu mezclas puede hacerse!
!qu lindas armonas de paleta!.
Con tu dolor, Seor, con tu agona,
con tu gran soledad, con tu tristeza,
con tu serenidad, con el amor
que tu Rostro refleja,
no cabe como Dios hacer ya ms,
ni como Hombre ms sublime escena.
Mirar Seor, la tierra que pisamos
es mirar mezquindades pasajeras,
mirar tu Cruz, tu Cuerpo macerado,
es mirar la mismsima belleza
1999. Antonio Labaa Serrano. Imaginero, autor de numerosos
pasos que desfilan en diversas procesiones de Murcia y sus pueblos.
Autor de un ensayo sobre la visin de los huertanos en Semana Santa.
Conocedor de los estilos artsticos escultricos, l se deja influenciar cuando esculpe- por el arte expresivo, barroco y sensible que ya
marcara la obra de Jos Snchez Lozano, su maestro. Su poema a la
Pasin es as:
Silencio
Que se acallen oraciones
y cesen letanas de consuelo,
que no se musiten rosarios;
ni salves ni credos se desgranen,
que ante su cara de llanto
solo es posible invocarla
con el rezo del NGELUS

672

2001. Faustina Bustamante Toms. Jumilla. Madre de familia


numerosa, escritora y poetisa autodidacta. Sus maestros no son titulares
de centros acadmicos, sino de la calle; y de ella escucha sus voces y
sus lecciones. En su hogar vive un ambiente intelectual muy slido,
aunque sus composiciones son hijas de su capacidad de observacin y
sensibilidad para plasmar las cosas ms sencillas, al estilo que las
plasmaba Gloria Fuertes, por poner un ejemplo cercano en el tiempo y
conocido por todos. Escribe un poema dedicado a la Vernica, como
mujer llena de misericordia y hacer compasivo.
Esta mujer tena que saber mucho
de amor y de dolor
El amor materno anida en mujer,
en cada corazn que ama.
Vernica, valenta, intrepidez,
y amor exquisito!.
Vernica es reclamada en las calles,
en nuestras calles de hoy
Gentes que abran paso entre la cobarda
y alarguen la mano al hombre cado
Mujeres como t Vernica!
Gente con el corazn conmovido
que sepan enjugar el dolor
y sembrar el amor681
2001. Luca Fernndez Crespo. Es conveniente destacar que su
ocupacin cotidiana es la domstica y que su ambiente sociocultural
ntimo es de oficio desvinculado del mundo acadmico o cualquier otro
de carcter netamente intelectual; su entorno es religioso, entraable y
sencillo; sin embargo es creativa de poesas muy finas en su mayora.
Transcribimos una estrofa de un poema dedicado al Patrn de Jumilla,
el Cristo Amarrado a la Columna.
Yo quisiera que mis ojos
fueran un manantial de lgrimas
y poder lavar con ellas
la sangre que hay en tu espalda
y que mis labios besaran
una a una tus llagas

681

Estos versos corresponden a un libro de poemas de BUSTAMANTE TOMS, Faustina,


titulado: Los colores de mi Arco Iris. Coleccin Potica jumillana, n 10. Jumilla, 2001.

673

2003. Elas Ros Garrigs.


Hay silencio en mi alma,
al ver a mi Dios padecer,
y quiero llorar en calma
para el perdn merecer,
Silencio de mi Dios
al morir en la Cruz,
qu mal habis hecho vos
para que tus ojos pierdan la luz?
Ahora eres silencio dolorido,
ayer fuiste palabra redentora,
palabra que del bien fue camino,
palabra de la verdad sembradora.
Guarde silencio el campo,
que cuajado de espigas est,
para unirse a tu silencio tanto
que esas espigas rompan su llanto.
2004. Jos Martnez Jimnez. Torres de Cotillas. Poeta,
Presidente en Espaa de la Asociacin defensora de la obra de Antonio
Machado, con sede en Coullere (Francia). Colaborador de los actos
culturales programados por la Asociacin Universitaria Rector Sabater
del Aula de Mayores de la Universidad de Murcia. Con motivo del
veinticinco aniversario de la Cofrada de Cristo Resucitado y S. Pedro,
escribi un poema descriptivo de la procesin del Domingo de
Resurreccin en la que intervenan los pasos citados, San Juan y La
Virgen del Amor Hermoso. De ese poemario ofremos los siguientes:
Solitario est el camino.
Silencioso est el Calvario.
Y el interior del Sepulcro
llora su estar solitario
Ya se pas la noche,
a la calle te han sacado,
con lgrimas en el rostro
y el corazn alterado.
Virgen del amor Hermoso
con tu mirada lejana,
si miras de frente vers
a Juan como te reclama.

674

Despus de los versos reseados de autores murcianos, vamos a


exponer otros de autores forneos, todos ellos escritores muy
conocidos, as como los poemas seleccionados. Hacer una recopilacin
de los versos ms divulgados y que nos suenan a oraciones sobre la
Pasin de Cristo, son claras muestras, a veces escalofriantes, y por su
profundidad, desgarro, puede ser buen complemento.
Santa Teresa que aconsejaba a sus hijas en unos simples versos:
Abracemos bien la Cruz
y sigamos a Jess.
Lope de Vega en sus Sonetos Sacros confiesa:
Oh, cunto fueron mis entraas duras
pues no te abr! Qu extrao desvaro
si de mi ingratitud el yelo fro
sec las llagas de tus plantas puras!
Len Felipe que pide:
Hazme una cruz sencilla,
carpintero
sin aadidos ni ornamentos
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y delicadamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparndose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto;
este equilibrio humano
de los dos mandamientos
sencilla, sencilla
hazme una cruz sencilla, carpintero
Unamuno, con su mirada crtica, su espritu combativo, su frreo
examen de conciencia, su regia y noble palabra desafiante y de gran
liderazgo, que, proverbialmente, en un acto de iconolatra o de
observacin -a saber qu impulso le llev ante la imagen del Cristo de
las Penas y ante el cuadro del Cristo de Velzquez- alumbr unas

675

pginas maestras de contemplacin de Dios y meditacin de la Pasin,


compleja, interrogante, posesiva, y, en conjunto, cargada de gritero
interior; concluyente al exponer viva y teolgicamente el misterio de la
Redencin:
En qu piensas T muerto, Cristo mo
.
Que eres Cristo, el nico
Hombre que sucumbi de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti qued encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere,
blanco cual luna de la noche. Es sueo,
Cristo, la vida, y es la muerte vela.
Mientras la tierra suea solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres suean;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dio toda su sangre
porque las gentes sepan que son hombres.
..
Por ltimo, tambin como testimonio de los versos que pueden
jugar, emocionados, a componer un Va Crucis de humana ilacin, est
La Pedrada de Gabriel y Galn, que dicen que en Guijo de
Granadilla se recita desde los balcones durante el paso de las
procesiones de Semana Santa682; esta poesa, sencilla, amarrada a la
tradicin, al costumbrismo, inspirada parece ser- en una experiencia
propia del autor y basada en el Cristo Nazareno de la iglesia de San
Vicente Mrtir de esta localidad, es extensa, pero ofrecemos dos
estrofas por expresar el sentimientos de los nios:
Y los nios, admirados,
silenciosos, apenados,
presintiendo vagamente
682

IRAVEDRA MARCHANTE, Luisa. Literatura Espaola y su Metodologa. Ochoa. Logroo


1957

676

dramas hondos no alcanzados


por el vuelo de la mente,
caminbamos sombros
junto al dulce Nazareno,
maldiciendo a los judos,
que eran Judas y unos tos
que mataron al Dios bueno!
Concluimos, pues, con las licencias que nos hemos tomado en
nuestro esquema de trabajo al incluir textos que no han sido escritos
inspirados en la Semana Santa murciana, ni por autores de esta regin.
Tambin damos por terminado con ello el presente captulo dedicado al
tema del Va Crucis.

677

CAPTULO VIII

SERMONES SOBRE LA PASIN

678

679

8.0.- INTRODUCCIN
Los Sermones sobre religin, como puede ser apreciado por todos,
no son gnero literario de mucha difusin en la actualidad, ya que han
quedado reducidos en las iglesias a contadas festividades o
celebraciones. En el desarrollo de la litrgica el sermn podemos decir
en un argot coloquial que ya no se lleva aun cuando su contenido es
esencial para instruir en las verdades del evangelio y sobre actitudes
moralizantes.
Lo habitual es que forme parte en ceremonias en honor expreso a
una advocacin o devocin particular, o con motivo de un
acontecimiento conmemorativo, constituyendo a su vez una loa del
personaje o hecho exaltado. Suele ser extenso e insistente en la idea
central, que en el caso de los sermones cuaresmales, es la Pasin de
Cristo. Estas caractersticas de insistencia posiblemente sea lo que lo
haya replegado a segundo plano, siendo la homila, ms breve y de
contenidos ms generalizados, la que se realiza en todos los actos
eclesiales en general, por resultar ms afn con las actitudes religiosas
de los fieles en estos tiempos.
Quizs la homila, aun cuando sigue siendo un sermn -basta con
consultar el diccionario y ver la definicin de ambos trminos-, es
valorada como ms consecuente a los esquemas socioculturales
presentes, pues, aun cuando sermn y homila vengan a ser lo mismo,
la homila est despojada, conceptualmente, de la trascendencia y
solemnidad del sermn. Hoy en da que lo funcional se impone en
todo, hace que est ms de moda la homila.
El Sermn, que posiblemente se centre ms en valores teolgicos,
de lo que no cabe duda es que ha sido crtico con la sociedad y gua
para la conducta de los cristianos, caracterstica perenne en todos ellos
y en todos los tiempos683.
La misin del orador ha sido, sobre todo, explicar los dogmas
cristianos, los grandes preceptos de la Iglesia, y crear en los cristianos
conciencia de su conducta religiosa, as como propsito de enmienda
ante los actos constitutivos de ofensa a Dios. Por ello, el Sermn, es
censor, es la voz de la Iglesia y de la conciencia de los fieles
683

El Nacional Catolicismo tuvo un gran apogeo durante la etapa gubernamental del General
Franco. Adems del discurso del clero secular y regular, hubo un grupo de laicos, intelectuales de
mucho prestigio que se autodefinan como charlistas y recorrieron Espaa e Hispanoamrica
haciendo una labor de apostolado a travs de sus charlas, fiel reflejo de los sermones eclesiales.

680

Los Sermones cuaresmales alcanzaban un gran nivel emocional


de alto espritu de sacrificio, ya que impulsaban la voluntad de las
gentes para realizar actos de penitencia. Los pasajes cristolgicos,
entendidos tal cual se configuraron a partir del siglo XII, eran vividos
con gran realismo.
En el siglo XV esta filosofa tuvo un espectacular desarrollo a
travs de los Sermones de San Vicente Ferrer, y un siglo despus con
los ofrecidos por los Jesuitas. Incluso en el siglo XX seguan siendo los
sermones de un discurso poco renovado. El sermn, desde luego, se
populariz en el siglo XV.
En la antigedad se manifiesta en los sermones un desarrollo
analtico teolgico sobre los misterios de Cristo, buscando modos de
comportamiento extremos. Este espritu lo encontramos en la conducta
de monjes y ascetas, como fue San Antonio Abad, San Jernimo, o San
Agustn684. Tambin destacan algunos sermones por una gran mstica,
que, en mayor o menor grado, siempre contienen prrafos con ese
lenguaje elevado, cargado, adems, de poesa.
El orador sola hablar en primera persona; San Agustn, uno de
los Padres de la Iglesia y paradigmtico en sus escritos, expresa esa
mstica en el sermn 175 cuando dice: Que quiera ser pobre por amor
a ti. Mrame, para que slo te ame a ti. Llmame, para que slo te
busque a ti, y concdeme la gracia de gozar para siempre de ti.
En la Baja Edad Media se defendieron los sermones escolsticos
en los que al formar parte del discurso determinadas corrientes
filosficas griegas, eran ms eruditos, pero la salvacin del alma a
travs de las obras segua siendo lo esencial de ellos.
Sin embargo en el siglo XVI, Trento, en pleno desarrollo
humanstico, traslad la necesaria pedagoga a unos sermones de
carcter exaltado, pero de menos nivel teolgico, en los cuales qued
reforzada la filosofa de la cruz para compartir con Cristo el dolor que
sufri. Un numeroso clero misionero buscaba incansablemente por
todos los procedimientos catequizar profundamente al pueblo cristiano
684

La cita de estos Santos la hacemos por ser ascetas natos, ya que la diferencia entre asceta y
anacoreta es significativa. El asceta haca una vida contemplativa, pero sin renunciar a una
actividad religiosa social que les impona tener contacto con el mundo, escribir y divulgar sus
escritos y realizar cuanto estuviera en sus manos una vida de apostolado. El anacoreta se retiraba
del mundo y no tena contacto con l; su vida estaba dedicada en exclusiva a la oracin y la
contemplacin de la naturaleza como obra de Dios.

681

y disciplinarlo, pero a travs de un discurso mucho ms simple,


aunque igualmente cargados de un profundo examen de conciencia 685.
Las circunstancias escisionistas que viva la Iglesia desde 1517686
demandaban un sermn de carcter extrovertido y ms asequible a la
mentalidad de todas las gentes; por ello se advierte en ellos que, sin
perder protagonismo la teologa ms bsica se hicieran entender a
travs de un lenguaje ms cercano y llano.
Se impuso, pues, el sermn de gran poder de comunicacin y de
emocionar; un tipo de sermn solemne y esplendente, en el que el
orador gesticulaba y accionaba desde su posicin a mayor altura que la
de los fieles, ya que hablaba desde el plpito, y todo ello conformaba
una escenificacin de la palabra, del lenguaje y de los gestos que
contribua a exaltar los nimos religiosos.
El sermn de la Contrarreforma estuvo marcado por el espritu de
los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, siervo de Cristo
de exacerbada tendencia penitencial, quien deca y en ello volvemos a
encontrar unos contenidos de forma y de fondo similares a los que
expresara San Agustn-: Tomad, Seor, y recibid toda mi libertad, mi
memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad.
Todas estas propiedades del Sermn quedan resumidas en lo que
dieron en llamar Sermn Barroco por estar fundamentado en la
doctrina del sufrimiento, de la penitencia fsica como medio de obtener
el perdn de Dios, siendo testimonio de ese dircurso Cristo en su
Pasin. Fue una especie de doctrina del miedo, apocalptica,
unidireccional, determinante y modlica.
Terminamos estas palabras sobre el sermn pasionario,
conscientes de que Jesucristo sigue siendo mximamente importante en
la vida de una mayora de hombres, y si en la actualidad ha decado la
eficacia de los sermones, otras formas toman el relevo, pero con la
misma fuerza ya que, de fondo, prevalece con firmeza la idea de Dios.
685

Ciertamente los Dominicos ya haban realizado una gran tarea en este sentido; recordemos que
San Vicente Ferrer a primeros del siglo XV recorri nuestros pueblos con su compaa compuesta
por adultos, e incluso nios, que se mortificaban durante la procesin ritual que celebraban desde la
primera noche de llegada a esos distintos pueblos o villas.
686
Martn Lutero trat de introducir en la sociedad la doctrina de que la salvacin era posible, slo
por la fe, prescindiendo de las obras. A este revolucionario pensamiento lleg tras profunda lectura
de la Biblia, y la clave la encontr en la epstola de San Pablo a los Romanos El justo se salva por
la fe (1, 17). Partiendo de este concepto expuso su doctrina en 1517 estructurada en 95 tesis; en
ellas niega la autoridad del Papa, la jerarqua, el culto de los santos, el purgatorio y la misa. La
Iglesia, para defenderse de esta oposicin, celebr el Concilio de Trento en el que se disearon las
frmulas eclesiales para clarificar y defenderse de los postulados de Lutero.

682

En el ao 2003, en una revista Catlica internacional, Ian


Bradley, publicaba un sermn en el cual deca: El sacrificio se ha
pasado de moda, como tema los sermones ya no se quieren. T tienes,
Seor, un plan maravilloso para construir una torre para alcanzar el
cielo; su base es la Tierra, su progreso el hombre, su cspide el
sacrificio.
Cincuenta aos antes, el Padre Coloma deca: Valle de lgrimas,
posada de peregrinos, nido de aves de paso llaman a la tierra no slo
los justos, que tienen puesto el corazn en el cielo, sino aun los mismos
impos, cuando pagan el ineludible tributo de lgrimas687.
Iniciemos el conocer algunos sermones sobre la Pasin cuyos
textos nos han de certificar que fueron y siguen siendo importantes.
8.1.- SERMONES CUARESMALES
1796. Manuel Guardiola y Rueda, O.F.M. Novenario Mariano
Doloroso. Sermones para la Novena de Los Dolores688. Murcia
Estos Sermones para ser publicados requirieron una serie de
censuras por parte de Lectores de Sagrada Teologa, todos ellos en
ejercicio de destacados cargos de responsabilidad en el gobierno de
Provincias franciscanas. Fue el impulsor de esta publicacin el
M.I.S.D. Sebastin Mara de Alfaro, Conde de Balazote, y Oidor de la
Real Chancillera de Granada. Consta de dos ediciones, la primera de
1761 y la segunda de 1796. La componen: Prlogo y Tabla
(Equivalente al ndice), y el Novenario, impreso con ciertas
reminiscencias gticas ya que se inicia la escritura dndole a la primera
letra mayor tamao y buscando con ella ornamentar la pgina, la cual,
en el margen de arriba y antes de comenzar el texto lleva un rectngulo
orlado con motivos vegetales muy diminutos de autntica filigrana.

687

Padre GONZALO COLOMA, S.J. Tomo X. 2 edicin. Pg. 151. Bilbao, 1933. Sermones sobre
la Cruz de Jesucristo (En la nota 1 de este libro se dice que estos sermones debieron formar parte
de algn novenario de Jess Nazareno, predicado por el autor en Sevilla).
688
GUARDIOLA RUEDA, Manuel. Sermones para la Novena de Los Dolores de Mara Santsima.
Segunda edicin. Imprenta de San Pantalen Aznar. Carrera de San Jernimo, Ao de 1796.
Madrid, Biblioteca Nacional, 3-22015. Madrid, Archivo Municipal, 9-H-8. (La copia que obra en
nuestro poder nos ha sido facilitada de los Fondos Antiguos del Instituto Teolgico, Franciscano, de
Murcia). (Otra obra de este Autor es: El Iris de Moratalla. Oracin Panegyrica de SS Christo del
Rayo, Patrn de la Villa de Moratalla. Murcia. Felipe Teruel, 1769). Tambin escribi, Misin y
Cuarema Dolorosa (1782) Exhortaciones para los das de la octava de la Inmaculada Concepcin
(Madrid Archivo Histrico Nacional. Consejos. Leg. 5554 (7).

683

Cada Novena, para cada da, est estructurada en enunciados muy


didcticos y con carcter de sublimidad, por ejemplo: Pecados en la
Calle, Temor de Dios y aborrecimiento del pecado mortal,
especialmente del escndalo y de los escandalosos. Al final de estos
Incrementos que as son definidos- ofrecen unas Advertencias, la
primera dice as: Atended, y cumplir estas advertencias: Nadie pierda
ningn da de Novena, y los que no puedan venir alguna tarde, hganla
en sus casas; y si no tienen Librito, basta que arrodillados ante una
Imagen de esta Seora se persignen, hagan el Acto de Contricin,
recen los Siete Dolores, saluden las cinco Llagas de Jesucristo, y luego
pidan a la Soberana Reina, con afecto y humildad, su devocin y
amparo y dems bienes que necesitan. (Los acentos son nuestros).
El lenguaje imperativo es utilizado en todo el discurso y empleado
como la primera de las reglas para calar en el nimo de los
escuchantes; es de contenidos religioso-moralista, caracterstica
perenne puesto que la Iglesia parte, siempre, de la apuesta por formar a
los creyentes. Cada novena la conforma, adems, un lenguaje florido,
literario y excelso hacia la Madre de Cristo, con un modo tan
enamorado y fervoroso de hablar de la Ella dulce y arrobado, tanto
como severo y tajante en sus advertencias a los fieles.
Su loa sosiega el alma, pues transmite seguridad sobre esa
asistencia espiritual que de la Madre emana. Sus sufrimientos y sus
dolores son la ms grande prueba de amor a Jesucristo y a todos los
seres humanos. Ella es corredentora, y Ella es la mejor va de llegar a
Cristo, de merecer la mirada de Dios. Si para el abad Suger, Dios es
luz, para los hombres La Virgen Dolorosa es luz689.
Curiosamente en el Novenario que nos ocupa se habla de la
Virgen y sus Dolores, pero no se habla, en lo ms mnimo, de la
Semana Santa; culturalmente no aporta nada a la religiosidad popular
pasionaria. Los valores reflejados en este sermonario son universales y
atemporales ya que podran exponerse en cualquier parte de la
cristiandad y en cualquier periodo del ao y en cualquier foro. Lo
singulariza el estar dedicado expresamente a la advocacin de la
Virgen Dolorosa. Posiblemente se realizara este novenario con motivo
689

El abad Suger es el creador de la expresin Dios es luz cuya idea y simbolismo desarroll en la
arquitectura de la iglesia de la Abada de Saint Denis, considerada como arquitectura teolgica.
Suger se inspir en los escritos del Santo Patrn Dionisio el Areopagita, llamado tambin el Seudo
Dionisio, que es el autor de una importante obra titulada Teologa Mstica. Fue el primer autor en
estructurar tanto lo sagrado como lo eclesial, en su famosa obra: De la jerarqua celeste-De la
jerarqua eclesistica. El tema de Dios es luz, y de la obra del abad Suger puede ser estudiado en
DUBY, Geroges, autor de, La poca de las Catedrales: Arte y Sociedad, 980-1420, pgnas 83-130.
Ctedra, Madrid 1976

684

de la festividad de la Virgen de los Dolores celebrada el da 15 de


septiembre. El orador trata de, tomando como ejemplo el sufrimiento
de la Virgen Mara a lo largo del Camino del Calvario, inculcar a los
fieles la resignacin por el propio dolor, e incluso el gozo de padecerlo,
pues ha de ser ofrecido a Dios como remisin de los propios pecados y
entendido como medio de autopurificacin.
Los nueve sermones que componen este ciclo, uno a uno repite los
mismos conceptos teolgicos y morales expresados en muy similares
trminos, variando slo el escenario y el pasaje meditado. Vamos a
ofrecer el texto correspondiente al primero de los enunciados Calle de
la Amargura correspondiente a la primera de las nueve novenas:
Y por consiguiente son tambin los admirables Dolores y
Angustias de la Beatsima Madre Mara, por cuyo medio cooper esta
gran Seora al mismo altsimo Misterio de la Redencin del mundo,
que como dicen los Santos Padres y Doctores, apellidando a esta
Soberana Reina con los renombres gloriossimos de Restauradora,
Reconcialiadora, Reparadora, Salvadora y Corredentora de todo
Linaje Humano.
De suerte, aade S. Alberto Magno, que as como todo el Mundo
est obligado a Jesu-Christo Bien nuestro, por su Pasin, tormentos y
afrentas; as tambin est obligado a Mara Seora nuestra por su
Compasin, Dolores y Angustias. Luego en las dichas palabras de mi
tema se nos proponen a nuestra consideracin piadosa, no menos los
admirables Dolores del Hijo Divino, que los Dolores admirables de la
Madre afligidsima.
Esta verdad confirma San Jernimo, quando en lugar de
prodigios, lee soledades, que equivalen a Espada; en el Griego: Quae
posuit prodigio, solitudines, gladios super terram. No tienen duda,
Catlicos, en las dichas palabras de mi tema convida tambin el
Espritu Santo a los Hijos de la Catlica Iglesia.
Del texto hay que destacar que es culto, pues contiene muchos
datos sobre frases significativas de los Padres de la Iglesia690. Tambin
690

El Novenario queda muy complementado tanto por las numerosas citas de Autores de la
Antigedad, Padres de la Iglesia y autores contemporneos. En la parte final del libro se publican
unas meditaciones particulares sobre cinco Dolores de la Virgen escritas en verso, dcimas cuyo
enunciado dice: Advertencia: Indice de las cosas ms notables. En este curioso ndice y en la
letra b se expone lo siguiente: Bailes. Quan malditos sean. En ellos se comenten muchos
pecados. Visin de un siervo de Dios acerca de los Bayles. Los que baylan se burlan de Christo,
y de los Dolores de su Madre. Traspasan los pies, y manos de Christo, As lo dixo el Demonio. En
la c expone: Quan malas sean, segn los Santos Padres, y Doctores. Cuantos males se siguen a

685

est asistido de numerossimas citas de autores muy conocidos y otros


que lo seran en su poca y despus han sido relegados al olvido.
Intercala muchas frases en latn, y un gran boato reviste todo el
discurso dndole solemnidad, calidad y prestancia, propia del espritu
elevado del disurso de la Iglesia.
Estas formas concisamente descritas son caractersticas de los
sermones en el siglo XVIII y aun hasta el ao 1959 que se abri el
Concilio Vaticano II, en cuyas resoluciones se elimin mucho de este
boato, as como las frases en latn que suelen causar impacto, bien
porque se conozca esa lengua, bien porque impacta su solemnidad y
misterio. El mensaje central plasmado en todas las Novenas es el de
combatir el pecado, advertir de sus consecuencias para el hombre y
marcar el modo de huir de esa tentacin, que no es otra sino la de
meditar en los testimonios de Jesucristo y de la Virgen Dolorosa,
desterrando as las tentaciones del diablo.
Concienciar a los fieles del dao que ocasionan las faltas
cometidas contra Dios, es lo esencial; advertirles del drama de morir en
pecado mortal es un imperativo; afianzar la fe en el creyente es
determinante. El orador para conseguir el objetivo emplea el recurso de
predicar con ejemplos, contar historietas, leyendas ejemplarizantes de
esas que la tradicin asienta y siempre embelesa escucharlas, siendo el
comportamiento de los protagonistas el mejor ejemplo a seguir.
Vamos a concluir este Novenario plasmando una de estas historias
tan clsicas de los sermones de esta poca, la cual puede orientar sobre
el espritu religioso de entonces, la pedagoga empleada y la eficacia de
este discurso:
Refiere Carlos Bobio, que entre la mucha gente que acuda a una
Sagrada Imagen de Mara Santsima Dolorosa, venerada en una
ciudad de Francia, concurri una mujer tan maltratada del Fuego
Sacro, que tena casi comidos los prpados, nariz y labios. Persever
trece das en pedir a la Seora su remedio; y no experimentando
alivio, flaque su confianza, y despidiendose de su Majestad, dixo
como impaciente: me voy, Seora, pues soy tan desgraciada, que
remediando a todos, a mi sola desamparais; y se parti a su casa.

los que a ellas asisten. Son ilcitas, y pecaminosas. Son invencin del Demonio. Abominables a
Dios, y gustosas a los Diablos. El Demonio fue visto ir abrazando a los que salan de una comedia.
Hacen ms mal que una nube de piedra..

686

Hospedase la siguiente noche en casa de un Labrador; y estando


durmiendo, se le apareci esta Madre benignsima; y reprendiendole
su poca fe y su mal ejemplo, extendi su mano augusta, y pasando por
el rostro de la enferma, la dexo perfectamente sana. Despert llena de
gozo, dio voces, acudiendo todos; y viendo aquella maravilla,
alabaron las piedades portentosas de la Reyna Dolorosa; y la muger
volvi a su Iglesia a darle gracias.
O qu cierto lo que dixo Ludovico Blosio! Primero faltarn el
Cielo y la Tierra, que Mara Santsima falte a quien de todo corazn
implora su clemencia.
De las nueve novenas que forman este texto, todas incluyen
pasajes similares al reseado. El discurso es, sobre todo, exhortativo,
transmisor a ultranza de sentimientos y emociones marianas; es
delicado, bello y dulce, cargadsimo de eptetos gloriosos dedicados a
la Virgen. Cada novena est perfectamente articulada entre la devocin
y la obligacin del cristiano. Est complementada a la cultura y
tradiciones de su tiempo, fusionadas con la gran devocin mariana en
sus distintos pasajes y advocaciones, muy en particular las
correspondientes a los episodios vividos en el Camino del Calvario
junto a Cristo.
Las palabras del padre Manuel Guardiola inculcan gran fervor por
la Madre, y sin duda sus sermones eran influyentes entre las gentes. Su
discurso est cargado de momentos de gran fe y devocin, otros de
gran crtica a la sociedad y hbitos de conducta de aquellos tiempos.
Todo queda fundido en un dilatado amor a Mara Dolorosa. Para
validar este Novenario Doloroso, con sus nueve Sermones, el autor
cuenta adems de lo expuesto- con su vocacin apostlica
franciscana, su compromiso religioso sacerdotal, una vasta cultura y
mucho conocimiento de lo sagrado y de la psicologa humana.
De este Novenario Doloroso, se percibe que la Semana Santa se
viva con fuerte deseo de rectificar malas acciones, y esto se deba, en
gran parte, a este tipo de novenarios en los cuales se fortaleca la
voluntad y la formacin cristiana de las gentes.
Los actos realizados durante la Cuaresma y la Semana Santa no
seran entendidos, ni vividos con tanto espritu religioso y entrega, con
tanta conviccin y sentimiento hacia Cristo, sin estas clases previas y
puntuales realizadas a lo largo del ao litrgico y en tantos y tantos
cultos devocionales e impregnados de religiosidad popular.

687

Los oradores con sus sermones mantenan un grado justo de


acercamiento a los fieles y muchsima autoridad moral. Segn Herrero
Salgado, los sermones de esta poca tenan mucha influencia.
La oratoria sagrada espaola de los siglos XV-XIX puede
clasificarse de la siguiente manera: a) Sermones del ciclo litrgico
divididos en dos grupos: grupo temporal de tiempo ordinario
Adviento y Cuaresma- y ciclo santoral, que incluan adems de los
sermones en honor de los Santos, las plticas pronunciadas en las
festividades de Cristo. b) Sermones de circunstancias que incluan
aspectos sociales y culturales. c) Sermones de misin cuyo objetivo era
ensear la doctrina. d) Sermones polticos propios del siglo XIX y XX.
Este autor seala que los sermones ms influyentes sobre la sociedad
eran los de Cuaresma, los que trataban sobre la Pasin de Cristo y
sobre La Virgen Dolorosa. MART, Gelaberto. La Palabra del
Predicador, Contrarreforma y Supersticin en Catalua (siglos XVIIXVIII). Pg. 33. nota 29. Milenio, Lleida 2005.
1857. Luis de la Fuente. Compendio de las Meditaciones
acerca de la vida y Pasin de Cristo691. Murcia.
Comprende este libro una serie de sermones iniciados en la
Dominica de Pasin y que continan en Domingo de Ramos, Semana
Santa, Domingo de Pascua de Resurreccin y Pentecosts. La idea
predominante en todos ellos es la imitacin de Cristo en su Pasin. En
esta ocasin el sermn es menos erudito. El padre Guardiola antes
tratado- ofrece un sermn con la ms pura retrica a la devocin e
imagen de la Virgen de los Dolores. En el presente texto, el discurso es
ms comn, menos florido, pues Luis Fuentes desarrolla el esquema
de, a partir del episodio pasionario que describe, hacer una serie de
reflexiones sobre la culpabilidad del hombre en esos hechos. Hay
frases muy emotivas, que conllevan una gran induccin al
arrepentimiento, un severo propsito de buscar el camino del Seor,
todo elaborado con gran sosiego. Podemos comparar este sermn con
el anterior y ver que ambos autores, hablando de los dolores de la
Virgen o del Camino del Calvario, el desarrollo discursivo se resume
en un nico mandamiento: Amar a la Virgen y a Cristo en su dolor.
Si el sermonario del padre Guardiola pertenece a ese movimiento
de gran espiritualidad potenciado en el siglo XVI, defensor a ultranza
691

DE LA FUENTE, Luis. Compendio de las Meditaciones acerca de la vida y Pasin de Cristo.


1857. Murcia. Imprenta y Librera de Fermn Guirao. C/ Platera, n. 19.

688

del recato y la prudencia en la mujer, a imitacin de la Virgen


Dolorosa, el presente texto es plenamente barroco. Tipo de sermn
muy asentado por los Jesuitas en las misiones que llevaron a cabo por
toda Espaa. Impactaban con ellos y los ofrecan envueltos en un gran
ceremonial y escenografa.
El jesuita Pedro de Calatayud, famoso por sus sermones a
primeros del siglo XVIII, acostumbraba a avisar a las autoridades del
pueblo a visitar; stas ponan en alerta a todos los ciudadanos. La
Misin haca su entrada en procesin y al anochecer iban seguidos por
los locales que les acompaaban y se situaban detrs de los misioneros;
iban alumbrados con cirios y recitando sentencias en voz grave y
profunda. Cuidaban mucho este primer contacto con el pueblo al que
lograban impresionar hondamente (Esta metodologa o modo de
presentarse y captar la atencin del pueblo ya la vimos reflejada al
hablar de la procesin de flagelantes que San Vicente Ferrer y su
compaa celebraba en cada pueblo la primera noche de su llegada)
En el libro sobre: Misiones y Sermones del padre Pedro
Catalatud, vol. I, pg. 136, un prrafo que analiza estos hechos dice
as: Cogidos de repente los grutos y amenazas divinas, les llenan de
pavor y temor, les penetran, hieren y suelen darse a discrecin, y el
crucifixo, luces, campanilla, la noche, el silencio de los que van
entrando, y siguiendo, compunge, penetra, y hiere juntamente con las
voces a varios que salen a las puertas, balcones y ventanas.
Si del siglo XVII, con el padre Guardiola, hemos pasado al XVIII
con el padre Calatayud, entramos en el XIX con Monseor Gibier que
en 1926 se public un libro suyo que expona lo siguiente: Deca
Jesucristo: Hombre, vienes de Dios y vuelves a Dios; la vida presente
no es ms que un paso durante el cual tendrs que soportar los asaltos
del demonio y la tempestad de las pasiones, ambos instrumentos del
mal; si resistes, si triunfas, te espera una recompensa esplndida,
inmortal; si cedes, si desmayas, te acecha el castigo, inevitable,
terrible. Jesucristo y su obra. Editorial Litrgica Espaola, pg. 11.
Sucesores de Juan Gil. Barcelona, 1926.
Y en este siglo, convulsionado en las imposiciones que sufri el
clero regular muy en particular, retomemos al autor Luis de la Fuente
as como el peso de llevar la cruz que es el gran concepto
pedaggico de todo discurso sermonario. La conmisericordia divina es
como el rayo de luz que no cesa de alumbrar al hombre, pero a partir

689

de sus obras. Cruz y amor, es el binomio perenne en los sermones en


general y en este en particular:
Dominica de Pasin: Considera, que caminando tu Redentor con
su cruz, te est llamando para que le sigas, poniendo sobre tus
hombros la tuya; y yendo delante te la hace ligera y te ayuda a dra
fuerzas para llevarla; mira, que si no la pones, no puedes ser su
discpulo; y para serlo el primer paso que has de dar, es negarte a ti
mismo; porque quien ha huido siempre de la Cruz, y ha sido tan
inclinado al mal como t, razn es, que mortifique las pasiones que le
arrastran a l. Y as desea por amor de Jesucristo sufrir trabajos,
pobreza, dolores, desprecios y toda suerte de humillacin, pues no
puedes tener mayor dicha, que ir por donde va tu Capitn, y cuanto
estos fueren mayores , tanto mas cerca iras de l.
Desengate, que no es posible ir a donde esta Christo, si no vas
por donde fue Christo. Resgnate igualmente en su voluntad, a tener o
dejar todas las cosas por su amor; y siguindole tendrs igual gloria
de Dios; desea antes los tormentos, aflicciones y desprecios. O
Soberano Maestro de perfeccin!, aqu tenis al que siempre ha huido
del camino de la Cruz, lleno de mil desordenadas aficiones:
arrancadlas de mi alma, Dios mo, y admitidme en vuestra compaa.
Veisme aqu todo ofrecido a vuestras manos; abrid mis ojos y
entendimiento, para ver vuestros caminos y encender mi voluntad en
amarlos, para que nunca deje de seguidlos.
1934. Sermones del Padre Gonzalo Coloma692.
Dando un gran salto en el tiempo vamos a ofrecer un fragmento de
un sermn del Padre Gonzalo Coloma, Jesuita que en la dcada de los
aos veinte y primeros de los treinta del siglo pasado era uno de los
reconocidos y populares predicadores, ya que visitaba numerosos
pueblos, entre ellos los murcianos 693. Este hecho nos ha llevado a
resear en nuestro trabajo este sermn, que sin duda fue escrito con
carcter universal, al menos nacional, pero que en cada lugar adquira
algunas matizaciones particulares.
La labor del padre Coloma es comparable a la de San Vicente
Ferrer en el siglo XV, aunque sin la actitud apocalptica del dominico.
692

PADRE GONZALO COLOMA. S.J. Sermones Varios (Tomo X. Las Siete Palabras. 2. Edicin.
Administracin de El mensajero del Corazn de Jess Bilbao 1934)
693
El padre Luis coloma (1863-1915), tambin jesuita, estuvo destinado en Murcia, dedicndose a
labores educativas. Es autor de la famosa novela Pqueeces, y sus sermones fueron comentados y
escuchados.

690

Ms, a pesar de lo dicho, su lxico es tenso. Han pasado muchos aos y


la sociedad ha evolucionado hacia otros cdigos y conceptos salvficos,
aunque no tanto como para que el discurso sobre la Pasin aprecie
grandes diferencias, como vamos a ver. Quizs el padre Coloma se
muestra menos obstinado con la idea de agradar a Dios slo con el
sufrimiento. Desde luego queda muy alejado de San Vicente Ferrer que
ms de cinco siglos atrs inclua nios en la compaa movido no
cabe duda- de su exacerbado amor a Cristo en su Pasin y convencido
de que la vida eterna es lo nico que interesaba al hombre, que slo de
esa manera se poda salvar. El fin es el mismo pero la exposicin vara.
Si para el padre Guardiola la Virgen era el modelo a seguir, pues
la Virgen era bella, Santa, paradigma de toda virtud, y las mujeres
deban copiar sus virtudes, sobre todo las madres de familia; para el
padre Coloma su punto de referencia es la Cruz. A la Virgen, los
Santos Padres y Doctores la apellidaban: Restauradora, Reconciliadora,
Reparadora, Salvadora y Corredentora de todo linaje Humano. A
Jesucristo el padre Coloma lo define como el amor y aade: Y para
inflamarnos en amor a Jesucristo hay algo tan eficaz como
contemplarle clavado en la cruz? Tu Redentor con su cruz, te est
llamando para que sigas poniendo sobre tus hombros la tuya.
Vemos que el sermn sigue siendo interpelativo, tanto como los
anteriores. Se prescinde de la historieta milagrosa, ejemplarizante y
moralizante con la que se intenta llegar a los fieles. Ahora se les
implica en el discurso y en el compromiso, cosa que se aprecia muy
bien en el siguiente prrafo:
Pues qu? Esos mismos, que ahora, arrastrados por esta o
aquella pasin, viven entre las tinieblas del pecado, esos mismos no
vean en otro tiempo, tan claro como la luz del sol, que comprar
honores a costa de intrigas, de bajezas, de apostasas, es comerciar
con la conciencia? no vean que apoderarse de la hacienda ajena con
fraudes disfrazados bajo el especioso nombre de negocios es saltear en
poblado? no vean que murmurar de nuestros prjimos, arrojando en
medio del arroyo sus miserias ocultas, ya en venganza de injurias
recibidas, ya simplemente por el prurito de manchar, propio de la
envidia, es asesinar honras por la espalda?.
Quizs porque la situacin poltica era ms amenazante e insegura
para el creyente, harto conflictiva para la Iglesia, es por lo que se puede
comprender este conjunto de frases con trminos agresivos,
descarnados y crticos con las actitudes sociales del hombre.

691

1946. Miguel de los Santos Daz y Gmara, Obispo de


Cartagena694.
Carta del Obispo a los fieles con motivo de la Cuaresma. No es un
sermn en el concepto acadmico de la palabra, pero si lo es en cuanto
al contenido y a la intencin, que no es otra sino la de ayudar a los
feligreses a una mejor preparacin espiritual durante la Cuaresma y
ante la Semana Santa. De hecho el comienzo de esta carta mantiene un
protocolo muy similar al de los oradores al enfrentarse al sermn. El
Obispo inicia el tema con la siguiente frase: Salud, Paz y Gracia en
Nuestro Seor Jesucristo. Venerados Hermanos y Amados Hijos: La
Cuaresma, tiempo de penitencia y renovacin espiritual. En esta
Cuaresma de la postguerra, volvamos los ojos hacia Roma y
contemplemos al Papa, constituido por Dios Maestro y gua de la
humanidad a travs de las edades.
El estilo del Obispo, comparado con el del padre Coloma, resulta
muy diferente, a pesar de haber entre estas dos exposiciones slo doce
aos, pero la clave est, obviamente, en el cambio poltico de Espaa y
en las circunstancias tan distintas que vive la Iglesia en cada una de las
dos etapas de ambas fechas. La estructura de las frases en este texto es
mucho ms blanda y estn orientadas a recordar lo que es el hombre
ante Dios, y lo que debe de contemplar muy en particular en tiempo de
cuaresma. Busca asonancia en el ritmo y consonancia en los hechos.
Con frases muy sosegadas plantea actitudes que hoy, a pesar del
tiempo y los cambios culturales, estn en plena vigencia como
atestiguan las siguientes frases:
Nuevamente las campanas de nuestros templos van a resonar
con acento solemne e imperativo, llamndonos a la austeridad de la
Santa Cuaresma. Sin duda que son muchos los buenos catlicos que,
como antao, escuchan tan saludable voz. Pero el ruido, ese gran
enemigo del alma y del cuerpo de los mortales, apaga el rumor de las
plegarias en muchos labios, e impide a muchos odos percibir la
llamada de Dios, que por boca de su santa Iglesia, invita a penitencia
en este ciclo litrgico del ao cristiano.
En medio de tanto desvaro, necesitamos orientacin y ruta.
Ante los cantos de sirena que nos atraen a la vorgine de perdicin,
el Papa es faro que alumbra y desvanece las tinieblas y descubre las
falacias y ardiles del enemigo de nuestras almas. para la
694

VV AA. Editorial La Verdad. Murcia 1946

692

sociedad que se pierde por los ddalos de ambiciones sin lmite, de


codicias irreprimidas, de falsa, de atropellos, de prepotencia y abuso
de la fuerza, el Papa proclama los fueros de la conciencia humana, los
imperativos del orden, las obligaciones y derechos de los
contendientes en las luchas de opuestos intereses, en cuanto tocan o
rozan con la moral y buenas costumbres.
Hay un matiz y es que a medida que retrocedemos en el tiempo,
los sermones penitenciales hablan menos de Semana Santa aun cuando
los mismos se den precisamente con motivo de esas fiestas. Se centran
ms en la Cuaresma, a pesar de que las procesiones estaban muy
introducidas desde los tres ltimos siglos. Los oradores partan de un
esquema de reconversin del pecador, de traer al redil a las ovejas
descarriadas, pero con bastante dulzura.
El discurso del Obispo sigue sin apenas aludir a la Semana Mayor
de la Iglesia, pero es ms analtico, busca ms las causas, advierte con
fundamento de esas consecuencias espirituales, no desde el miedo sino
desde la fe razonada. Lo hace en un esquema perfectamente entendible
para todos los niveles culturales.
Terminamos la resea sobre el texto del obispo don Miguel de los
Santos con uno de los varios prrafos -llenos de candor y sensatez- en
los que analiza la sociedad a travs de una metfora, destacando la
autoridad del Papa al que encumbra con sus palabras como el gran gua
de la espiritualidad del hombre:
Vivimos en una poca de agitacin, de zozobra; es preciso
resignarse a ello: somos navegantes en mar inquieto; en vano nos
prometeramos bonanzas muy permanentes: ora terribles borrascas,
ora fuertes marejadas, rara vez completa calma, excepto en aquellos
momentos que preceden a tremenda tempestad. Cuando se reflexiona
en lo presente y en lo porvenir, no con las prevenciones del espritu de
partido, ni con sueo de vanas autopas, ni con el apocamiento que
liga el nimo a un pequeo crculo de espacio y tiempo, sino con la luz
de una sana filosofa, la enseanza de la historia, y, sobre todo, con la
fe en el entendimiento y la esperanza en el corazn, se descubre algo
de sorprendente y sublime en la marcha de la humanidad, descollante
entre los objetos ms dignos de contemplacin, el poder espiritual y el
dominio temporal de la Santa Sede. (Po IX, IV, Balms. Obras
completas. Vol. XXXII, pg. 278.

693

1953. El Ermitao de la Barquilla. Horario de la Pasin y


Victoria de la Cruz. Caravaca695.
Se trata de meditar en la Pasin de Cristo a lo largo de las
veintisiete horas que van desde las ocho de la noche de Jueves Santo, a
las once de la noche de Viernes Santo. El propio autor que
desconocemos su nombre por firmar con seudnimo, ya dice en la
Introduccin Unas breves reflexiones que quiero proyectar sobre tu
piedad, un poco desviada, a veces, con ms buena fe que mala voluntad
de no pocos catlicos, cuidndome, eso s, de que puedan servirte, si t
lo quieres, de puntos de meditacin en el proceso de aquellos hechos
acumulados en pocas horas en la ciudad deicida. El autor parte para su
desarrollo del tema de una frase del propio Jess Ardientemente he
deseado comer esta Pascua con vosotros antes de ir a padecer (Luc,
22,15).
Todas estas meditaciones podran ser veintisiete estaciones. El
Ermitao de la Barquilla roza la extrema sumisin y delicadeza696.
Tambin cabe pensar que habla inspirado por el Espritu Santo, de ah
su emocionada palabra sacerdotal. En la cuidada elaboracin de su
Horario de la Pasin y Victoria de la Cruz, su primer enunciado dice
Toma y Lee y uno de sus prrafos expresa:
Hay muchos libros, y muy buenos, consagrados a conmemorar los
misterios de nuestra Redencin, consumados en el Glgota y a exaltar
el noble espritu de esclavitud y vasallaje que, por imperativos de
gratitud y educacin cristiana, debemos a la Madre Dolorosa;
magistrales tratados de Exgesis Bblica y de Teologa Mariana, pero
que, desgraciadamente, no se leen y casi nadie se detiene a meditarlos.
Los encuentras demasiado largos y aburridos.
Estos comentarios nos llevan a la idea de que la predicacin de la
Pasin, desde aspectos teolgicos, se recibe con pesadumbre o
cansancio por resultar casi siempre dificultoso su entendimiento. En el

695

Con el seudnimo de El Ermitao de la Barquilla, se escribi este libro publicado en Caravaca


por la Imprenta Rivero en el ao 1954.
696
Realiza, dirigindose a los lectores, un manifiesto de intenciones, similares a los que hacan los
escritores en los siglos anteriores. El Ermitao de la Barquilla dice que: Por obligacin y respeto y
absoluta sumisin a nuestra Santa Fe Catlica y a la Jerarqua Eclesistica que es su encarnacin
autntica y, ante el temor de cualquier posible desacuerdo, desde luego involuntario, del criterio que
he venido defendiendo en este libro, con el juicio infalible de Nuestra Santa Madre la Iglesia,
declaro solemnemente que queda anulada y rectificada cualquier afirmacin ma que no estuviera
absolutamente conforme con el supremo e infalible criterio de la Iglesia Catlica. Esta protestacin
de fe y absoluta sumisin las hago extensivas a todos mis escritos y enseanzas de toda mi vida.

694

presente horario, la introduccin la hace con una meditacin del propio


San Agustn:
En esa hora divina del primer Jueves Santo del mundo,
Jesucristo, en cierto modo, agot el caudal de su Omnipotencia;
porque, ni pudo, ni supo darnos ms de lo que nos dio; ni tampoco
tuvo ms que darnos; su Cuerpo, su Sangre, su Alma, su Divinidad, su
vida, su libertad; todo absolutamente todo, hasta su misma Madre.
Partiendo de esta exgesis inicia su Horario en el momento de la
Cena del Seor, a las ocho de la noche de Jueves Santo. No habla de
quienes lo acompaaron, que, segn los Evangelios fueron los
Apstoles, aunque se piensa que pudo estar la Virgen Mara en otro
departamento contiguo. La conclusin planteada con este episodio es
que nos asistamos de la proteccin de la Virgen para entender y amar a
Cristo. La Pasin la inicia en la hora siguiente, o sea, Jueves Santo a
las nueve de la noche con la Oracin en Getseman y sudor de
Sangre:
La Pasin ha comenzado. La Sangre del Redentor comienza a
derramarse. Jess, entristecido, abandonado, slo, llorando por m,
ora a su Eterno Padre, postrado en Tierra y todo su Santsimo Cuerpo
sudando sangre. En cambio yo, que soy culpable, el deudor, el deicida,
paso por el camino de la vida riendo y gozando sin cesar.
A las diez de la noche: La Traicin de Judas; A las once: Jess
abofeteado ante Caifs; doce de la noche: Caifs declara a Jess reo de
muerte; a la una de la madrugada: Jesucristo golpeado y escupido; dos
de la madrugada: Continan las burlas contra Jess en casa de Caifs;
tres de la madrugada: Trina negacin de San Pedro; a las cuatro:
Lgrimas de San Pedro.
En este episodio se produce el relato a modo de escena teatral
pues simula un interrogatorio a Pedro para al final decir: nosotros
mismos formularemos la respuesta que el Santo Pescador debi
merecer; nosotros contestaremos por l. La contestacin es el
razonamiento que sobre este hecho dict San Ambrosio: Con sus
lgrimas, pudo regir al mundo entero, desde las alturas de la primera
Ctetra del Orbe, quien, cuando no saba orar, no supo regirse a s
mismo.
En el libro 4 cap. 5, de las Revelaciones de Santa Brgida, se dice
que S. Pedro habl a la Santa religiosa, revelndole circunstancias del

695

pecado de su negacin y afirma que el pecado se produce siempre por


falta de mirar a Dios en los momentos de peligro; por el descuido
habitual de estudiar sus divinos atributos y por desconocimiento
culpable del tributo que le debemos. En el mismo libro y captulo
expone que:
La memoria de los beneficios que l nos hace, son el mejor
remedio contra todos.Los delitos de la humanidad, si hubiera en el
mundo ms agradecidos, habra menos delincuencia
Va haciendo su recorrido y la Flagelacin la fija a las ocho de la
maana de Viernes Santo, la Coronacin de espinas, una hora despus;
a las diez se inicia el Camino del Patbulo. Complementa sus propias
reflexiones con las de Gabriel y Galn plasmadas en La Pedrada, y que
en la ltima de las quintillas que componen dicho poema dice:
Hoy, que con los hombres voy
viendo al Seor padecer,
interrogndome estoy:
somos los hombres de hoy
aquellos nios de ayer?
Al llegar a las dos de la tarde medita en que Jess nos instituy
hijos de la Virgen; es cuando empieza la tempestad y se conmovi el
universo se empieza ahora a proclamar la divinidad del agonizante,
diciendo: verdaderamente este Hombre es el Hijo de Dios (Mt. 27,54):
El sol se obscureci dejando el mundo en tinieblas horrorosas; el
terremoto conmovi las entraas de la Tierra, las piedras del Glgota
chocaron entre s con chasquidos atronadores, las frondosas alamedas
que bordearon el torrente Cedrn y los olivos de Getseman, se
desgajaban con rugidos de fiera, el rico y untuoso velo del Santuario,
se rasgaba de arriba abajo, se abran los sepulcros con estruendo de
cataclismo, vomitando cadveres, que hacan acto de presencia en las
calles y plazas de Jerusaln y en el Templo, que amenazaba
desplomarse. Hasta la lira del poeta y el alma divinamente enamorada
de los msticos ponen en el instinto ciego de los irracionales, acentos
de compasin al Creador que nos redime, compasin tantas veces
ausente de la ingratitud de los seres racionales
Avecilla peregrina
vengo de tierra africana;
soy la que arranc la espina

696

que la ingratitud humana


clav en la frente divina
Estos versos de don Ramn Mara del Valle Incln, con los que el
lector se reporta de la tensa descripcin del paisaje que envolvi a
Cristo ante su expiracin, llevan a toda una catarsis ascendente que
contina con la siguiente Hora, las tres de la tarde: Muerte de Jess; a
las seis El Santo Entierro y, a las siete de la tarde uno de los momentos
de la Pasin ms arropados por los fieles, La Soledad de la Virgen
Mara.
Podramos definirla como, la majestad del dolor, por eso
hablbamos al intentar aclarar el tema de la iconografa de los dolores
de la Virgen, de su atuendo blanco y negro, colores de luto, que
enmarcaban la gran majestad de la Soledad, la elegante y emblemtica
soledad del amor ante la muerte; el dolor puro y divino llamado
Soledad. El autor que inicia su recorrido aconsejando al cristiano que
se ponga bajo la proteccin de Mara para mejor amar a Cristo y mejor
entender su Pasin, termina con unos versos annimos, ingenuos y
cndidos, tiernos y profundos:
Quiero, Madre, en tus brazos queridos
como nio pequeo, dormir;
y escuchar los ardientes suspiros
de tu pecho de Madre nacidos,
que ruegan por m.
La Semana Santa propici la emisin de numerossimos
sermones que generaron un movimiento de acercamiento de los fieles a
la Pasin de Cristo, cargados de devocin suprema. Estos textos que
nos hablan sobre todo ello estn llenos de sabidura, de pedagoga, de
apostolado, de cultura evanglica. No podemos hablar de cuntos
sermones son los estructurados con erudicin teolgica, que seran a
los que se referira el Ermitao de la Barquilla cuando habla del
rechazo a ellos.
En el archivo de los fondos antiguos del Instituto Teolgico
franciscano de Murcia hay numerosos ejemplares, la inmensa mayora
son de autores no murcianos y escritos para otros lugares. Por estar
limitada nuestra tesis a la Regin murciana no corresponde traerlos a
estas pginas, en las que concluimos este breve repaso a algunos de los
sermones ofecidos en tierras murciana

697

CAPTULO IX

CONCLUSIONES

698

699

La presente tesis la hemos estructurado en ocho captulos y por lo


tanto tambin las conclusiones las plasmaremos en otros tantos
apartados correspondindose, numricamente, con los dichos captulos
y contenidos de cada uno de ellos.
Nuestra primera conclusin se centra en la consciencia asentada en
nuestro nimo de que esta tesis es el comienzo y punto de partida de
una serie de trabajos sobre el tema de Semana Santa y textos literarios
de la Pasin, ya que consideramos de significado inters su estudio.
La segunda es que en la presente tesis no hemos pretendido
demostrar nada, sino mostrar lo que otras personas han expresado y han
organizado acerca de esta fiesta. Este trabajo es una exposicin global
del tema de Semana Santa, bse de ese estudio detallado que se debe
hacer sobre esta celebracin en la Regin de Murcia.
Es importante analizar tantos y tantos aspectos literarios,
histricos o socioculturales de estos actos rememorativos, partiendo de
sus bases religiosas, morales y sociales, as como de un estudio
etnogrfico que permita el conocer las diferencias, en este tema, en
relacin de unos lugares a otros.
Son muy importantes los matices prevalentes en cada lugar.
Estimamos seriamente que convienen estudios sobre hechos tan arduos
como el modo de procesionar los pasos o de practicar penitencias; o
de recursos para obtener ingresos (Sabemos, por ejemplo, que
Cartagena para conseguirlos opta por representaciones lricas,
Mazarrn por subastar los puestos de estante, etc.).
Las formas de llevar a cabo los signos externos de penitencia es
un campo amplio y lleno de curiosidades; la evolucin que han
mostrado a travs de los tiempos pueden sorprender en demasa. A
primera vista nos pueden resultar parecidos entre distintas ciudades de
Espaa, pero hay un abismo entre estas prcticas tanto en nuestra
Pennsula como en en las formas que se desarrollan en pases como
Norteamrica, Latinoamrica, o Filipinas sta ltima mucho ms
extremista en este tipo de escenificaciones o de penitencias, que
precisamente en estas tierras alcanzan el mayor nivel de desgarro y
sufrimiento fsico.
Todo ello nos debe de aclarar esos rasgos particulares que la
etopeya desarrolla y que permiten calibrar hasta donde llega la
devocin, el fanatismo, el impulso espiritual, o la cultura del entorno;

700

una serie de rasgos que pueden juzgarse alejados de su realidad por no


disponer de estudios adecuados, y que pueden dar lugar a ser tomados
como tpicos, hechos que no lo son.
Por tanto nuestra decisin y conclusin en el propsito
expresado es firme, y en consecuencia nuestra tesis la catalogamos
como, la andadura por una vereda convertida en camino, en el cual, de
momento, el horizonte y la meta estn apenas vislumbrados. En la tesis
hemos despejado unas primeras huellas. Seguir investigando en ello es
como digo- firme propsito.
Un apartado confuso es el engranaje econmico de las cofradas;
su sistema de financiacin y su dinmica de inversiones y proyectos
patrimoniale hace de ellas un montante arriesgado y tenso y un cmulo
de enseres que estn transformando las procesiones en una espiral de
artes suntuarias que ocasionan rivalidades entre las distintas cofradas,
ms all de un humano y legtimo sentimiento de superacin.
Se debe de reflexionar en qu medida es religiosidad tanto lujo,
tanta renovacin de tiles que barroquizan toda su infraestructura. Es
necesario abordar el tema y saber qu esfuerzo dedican a obras de
caridad o sociales -que junto al de procesionar la Pasin es el
fundamento de su existencia- y cual otro al esplendor plstico artstico
procesionista. Los textos expuestos traslucen, entre renglones, la
necesidad de una atencin seria sobre qu es religiosidad, devocin,
celebracin, y qu es labrar caminos de posicionamiento social de
interminable escalada.
El patrimonio artstico escultrico pasionario requiere en Murcia
y en otras ciudades una normativa actualizada por parte del Directorio
de Piedad, compuesto por las distintas Dicesis para que marquen unas
tipologas pasionarias acorde con la historia evanglica y la iconografa
tradicional, y no malinterpretar los lmites que toda manifestacin
artstica tiene, pero que la de ndole religiosa ha de ser doblemente
cuidada y respetada por su trascendencia. Hace falta una normativa que
ponga freno al tratamiento de las imgenes religiosas y a los
complementos procesionales
Lo barroquizado no es sinnimo de que vale todo tipo de
adorno. A una imagen de la Virgen se le pueden poner unas arracadas,
un manto de chantill, un rosario de plata, pero no ciertos
emperijilamientos; en los ltimos aos tenemos la impresin de que
cuelgan de algunas tallas demasiados collares, pulseras, sombra de

701

ojos, maquillaje y labios perfilados. Acetre e hisopo en ristre bendicen


como religiosas actitudes que que no lo son.
La escultura pasionaria pasa por formas innecesariamente
nuevas, pero ms que nuevas resultan inadecuadas, ya que algunos de
los recientes pasos que desfilan en nuestras procesiones acusan
desnudez fsica inexpresiva, carente de esa envoltura espiritual que slo
un escultor identificado con el mensaje de Cristo puede plasmar; no se
trata de dibujar bien, sino de traslucir bien en la capa externa la
hondura del mensaje redentor697.
Tambin es importante cuidar la cultura al celebrar determinados
actos, pues a travs de ellos se emiten grandes mensajes, mucha
devocin, mucha fe, mucha esperanza y mucho ahnco humano porque
sean dignos del lugar en el que se celebran698.
Concretamos, e insistimos que el estudio de la Etnografa nos
ofrece las diferencias entre los pueblos, y la Etnologa nos permite
estudiar esas diferencias reflejadas en los atuendos, los colores, los
gestos, las actitudes, e infinidad de pequeos detalles que, en el tema
de la Semana Santa adquieren mucho protagonismo y particular
trascendencia por ser una fiesta religiosa y barroquizada, en la que cada
objeto, sonido, movimiento, etc., pinta su propio papel, ofreciendo su
particular tono e identificando lo ms ntimo del hombre que es su
esttica espiritual y su sensibilidad religiosa.
La religiosidad popular, combinada con la liturgia eclesistica, el
hombre ha sabido hacerlas compatibles con manifestaciones paganas,
pues expresiones cristianas y paganas nunca podrn ser separadas, por
ser
ambas
expresiones
celebraciones
contiguas,
aunque
ideolgicamente antagnicas, yuxtapuestas y sintagmticas.
Recordemos cmo las gentes se fortalecen ante el periodo de
penitencia con los excesos del carnaval y la magia de sus mscaras;
cmo una simple carraca, o tableta, marcaban, religiosamente, la
cultura del silencio, de la muerte y del luto; temas tratados en el
697

Consideramos que hay que aprender de los Maestros de la Escultura su sentimiento emocional y
espiritual al esculpirlas recordemos lo que haca Salzillo, y antes que l, Gregorio Fernndez- lo
dems, se le dar al buen escultor por aadidura.
698
Rito, Msica y Escena en Semana Santa. VV AA, Direccin de D. Demetrio Enrique Brisset
(Universidad de Mlaga). Coordinacin y supervisin: Norberto A. Albaladejo Imbernn. Obra que
ha sido realizada por el Centro de Estudios y Actividades Culturales de la Consejera de Educacin
y Cultura de la Comunidad Autnoma de Madrid. Imprenta de la Comunidad de Madrid, 1994. En
esta obra han sido recopilados los actos ms singulares de la Semana Santa de cada ciudad o pueblo.

702

captulo III por Juan Bernal Prez. (1929) y por Pascuala Morote
Magn (1991).
Sobre la liturgia pasionaria est la cannica, diferenciada de la
popular, pues mientras una es idntica en toda la cristiandad catlica y
apostlica, la otra vara en cada lugar. Ambas conforman la Semana
Santa pero, en este caso, la popular est mucho ms arraigada y mueve
un mayor y variado volumen cultural y humano.
Se puede decir que el auge de esta rememoracin pasionaria es
fruto de las asociaciones religiosas laicas y de la liturgia generada por
ellas, antes que por la emitida desde la Iglesia, pues pensarlo as- nos
lo ha proporcionado -entre otras razones- el espectculo de ver que las
calles estn abarrotadas de gentes que hacen seguimiento extrovertido
de los desfiles procesionales, mientras que las iglesias estn poco
asistidas de gentes en general y de jvenes en particular.
Un pilar importantsimo que sostiene la Semana Santa, e
incluso le imprime auge, es precisamente la juventud masculina que
cada ao se va incorporando al colectivo nazareno. Aqu en este punto
hemos llegado a la conclusin de que el motor vertebral del apostolado
de esa religiosidad semanasantera y nazarena es, desde siempre, la
mujer, aunque la accin externa la ejecuten en la mayora de los
casos- los hombres desde antes, ahora y, posiblemente despus.
Las mujeres son el vehculo que ha recorrido el tiempo y el
espacio llevando las devociones a cada generacin, a la meta del
tiempo, al escenario de ese teatro ntimo, escatolgico, en el que todos
somos actores. Sin las madres, sin las abuelas, sin las esposas, sin todas
las mujeres la Semana Santa no sera la fiesta honda y vital que es;
liturgia sta muy a tener en cuenta.
En las Cofradas de Semana Santa las mujeres son artfices del
esplendor y brillantez plstica que conforman cada procesin de las
que oganizan, a las que convierten en autntics Autos de Pasin.
Hemos de reflexionar que procesiones litrgicas la Iglesia slo realiza
la de Las Palmas en Domingo de Ramos y la del Santo Entierro; el
resto de procesiones son invencin de la religiosidad popular
proyectada y encauzada a travs de las cofradas pasionarias.
La Semana Santa como fiesta conmemorativa de la Pasin,
Muerte y Resurreccin de Jesucristo ya se en la Iglesia perfectamente
organizada en el siglo V, destacando en estos comienzos los signos

703

externos de penitencia, muy en particular el ayuno y el ir vestido el


penitente con tnica de cilicio, as como llevar la cabeza encenizada699.
Pero es tal la fuerza espiritual que emana de esta celebracin que el
dilatado espacio del tiempo no la ha devaluado.
La cultura ha cambiado, la Semana Santa como rememoracin
religiosa popular lo ha hecho con discrecin y prudencia, pero en todo
momento se ha incorporado y adaptado perfectamente a la sociedad de
cada tiempo.
Sigue vigente en nuestra Semana Santa, por ms envoltura
sensual y material que se le vaya incorporando, el espritu de
penitencia, el convencimiento de que slo el sacrificio nos acerca,
desde dentro, a Cristo y al hombre. Para fundamentar esta conclusin
retomamos el hecho de la representacin viviente de Alcorisa del que
hablmos en el captulo II y IV, con ese joven encarnando a Jesucristo
que porta una cruz de 110 kilos. No es egocentrismo, ni tradicin, ni
teatro, ni tampoco acto de tinieblas, sombro; es el hombre que se
desnuda para caminar con sus mejores galas espirituales buscando
acercase y seguir humildemente el rastro de Cristo.
Sobre los actos religiosos celebrados durante la Semana
Santa hay pocas que son toda una revelacin de la fuerza espiritual de
los hombres. Polticas enciclopedistas tildaban en el siglo XVIII de
fanticas y cargadas de supersticiones la mayora de las prcticas
religiosas populares, por lo cual planteaban como necesario el
erradicarlas700. Polticas sociales se tomaron y muy drsticas, porque
699

Repetidas veces a lo largo del captulo II se ha dado este dato. Para poderlo ampliar puede ser
consultado el tomo segundo de Historia de la Liturgia de M. Righetti, desde la pgina 753 Liturgia
cuaresmal hasta la 769. En el evangelio de Mt. 11,21, se alude al tema de los encenizados. En
Almanaque de curiosidades histricas, pg. 117, queda expuesto que, Los penitenciados
confesaban sus culpas a los sacerdotes, y estos despus de orlos les vestan un saco o silicio,
cubran sus cabezas de ceniza y los rociaban con agua bendita. Luego, postrados en tierra cantaban
los salmos penitenciales delante de ellos y al fin, a estos penitentes, los arrojaban descalzos del
templo con el palo de la cruz, dndoles a entender que con ese tratamiento dado, se imitaba la
justicia divina, que para castigar la desobediencia de nuestros primeros padres, los ech del
Paraso.
700
Durante el Gobierno de Carlos III se potenci mucho la Artesana a nivel industrial y particular,
pues, precisamente, se intentaba hacer de ella fuente de creacin artstica y, sobre todo, entre las
clases pobres desviar su atencin hacia estas labores, alejndolos de los fanatismos religiosos,
segn la mentalidad de esa poca. Campomanes, por encargo de Carlos III, escribi: Discursos
sobre la Educacin popular de los Artesanos. Tambin por encargo del mismo Rey, Antonio Poz,
escribi en dieciocho volmenes, Viaje por Espaa, estructurando dicho texto en el gnero
epistolar, tan desarrollado entre los ilustrados. Esta obra incluye una catalogacin de Monumentos
en el cual al hablar de la escultura pasionaria arremete contra ella de forma destructiva. La
religiosidad popular se identificaba mucho con la expresividad del barroco, con la exteriorizacin de
los sentimientos y con la exaltacin de todo estado de nimo. La devocin se viva desde esos
parmetros, contrarios a los que defenda el Gobierno Ilustrado, tanto eclesial como poltico,

704

era plenamente asumido el argumento de que las gentes amparadas por


los miedos, la condenacin y la noche, eran vctimas de sus propias
creencias.
Durante las procesiones nocturnas de Semana Santa y sobre
todo las de los penitentes que discurran por las calles a altas horas de
la madrugada, y sin apenas alumbrado, registraban abusos de conducta
moral muy alarmantes, aprovechndose de esas circunstancias. Iglesia
y Estado coincidieron en atajar estos despropsitos dictando para ello
las ya citadas prohibiciones (de ellas se habla en los captulos II y III)
por parte de obispos, y el famoso decreto de 1777 de Carlos III.
La historia del da a da certifica y concluye, -decretos oficiales
aparte- que la regeneracin cultural, social, moral y espiritual de las
personas suele conseguirse, casi siempre, a travs de acciones de
esfuerzo y de dolor; quizs por ello los acontecimientos de la Pasin
del Seor reafirmaron y reafirman este axioma701.
De hecho hemos comentado en el captulo VI, cmo en la
mayora de los pueblos el auto castigo fsico, como escena propia de la
Semana Santa, ha descendido mucho, pero tambin comunicamos que
cada ao aumentan las representaciones teatrales vivientes de la Pasin
con tal realismo que las personas que encarnan a Jesucristo son
autnticos penitentes por un da. Digamos, con frases hechas, que si:
donde no hay lectura no hay cultura, donde no hay dolor y esfuerzo,
no hay regeneracin o superacin.
Un hecho muy singular nacido de la religiosidad popular
murciana, es el dar caramelos y viandas a los espectadores durante las
procesiones. Ciertamente, al margen de las normas elaboradas por los
Padres de la Iglesia para la celebracin litrgica de la Semana Santa,
los cofrades han incorporado tantas y tantas acciones nuevas que sin
haber sido despojadas de valores espirituales, lo material est muy
presente en ellas. Han mezclado la fiesta mstica con la pagana, por
aquello suponemos- de que, no slo de misticismo vive el hombre.
Pero si nos detenemos a pensar un poco en este hecho, el dar los
nazarenos viandas durante las procesiones es para nuestra Regin uno
defensor de todo lo racional. Ya sabemos que la mentalidad ilustrada de Carlos III era contraria al
barroco y proclive a valorar la cultura clsica.
701
Incluso Gregorio Maran, que era Endocrinlogo, escribi sobre aspectos psicolgicos y deca
que: Aunque hay sufrimientos ms importantes que otros, y algunos francamente pueriles, todos
dejan su leccin. El sufrimiento es el termmetro del alma, la seal que nos indica el camino para
alcanzar el fondo de nuestra conciencia y eliminar los esquemas mentales maladaptativos. .. Aunque
no nos guste, no se puede avanzar sin el sufrimiento, ms an, si lo evitamos, cerramos las puertas
de la realidad interior.

705

de los hechos ms identificativos y entraables, cuyo fondo sobrepasa


su aspecto anecdtico y sobre el que debemos de analizar su por qu,
nada frvolo, como puede pensarse.
Estimamos que ese por qu es la sabia conjuncin de la
religiosidad y la caridad, convirtiendo un hecho comn en hecho
sublime de comunin con el hermano, pues qu otra cosa hacen los
cristianos sino reunirse en el nombre de Dios, expandir el evangelio y
compartir el pan? Tenemos el convencimiento que ese reparto, ora un
caramelo, ora un bocadillo, ora unas habas, ora un huevo cocido, es
revivir, consciente o inconscientemente, la gracia del Seor y asentar
con ello las grandes virtudes teologales y el gran pilar cristiano que es
la familia, significado en torno a una expresin de la Vida de Cristo y a
un condumio que puede simbolizar -al igual que las conchas bivalvaslas dos partes esenciales del hombre: la espiritual y la material702.
Es evidente que el sentido de: Fiesta del Seor sale de los
templos y su consagracin se produce en la calle, con los ojos puestos
en la imagen que viene, que pasa, y que se aleja fsicamente, pero que
ha descargado su impronta en el corazn del hombre por mucho
tiempo; el desfile procesional pasionario es el espacio camino de la
nave eclesial; cada caramelo es la hostia consagrada, en este caso por la
fe del que lo recibe como alimento sencillo y humilde. Es la comunin
del cofrade, el nazareno, el cristiano que medita y reflexiona ante el
espectculo iconoltrico.
Si meditamos sobre los pasos que estn siendo incorporados a
los desfiles procesionales de Semana Santa, de forma generalizada, nos
daremos cuenta que son pasajes de la vida de Jesucristo, que no de su
Pasin. La cena de Emas y El lago Tiberides son dos buenos
ejemplos; ambos relatan escenas de familia en las que hay banquete, en
las que se comparte el pan703. Si la Semana Santa es rememoracin de
la Pasin, enriquecida con pasajes de la vida de Cristo, ha sido un don
de Dios que Murcia incorpore esta significativa costumbre de dar
caramelos y dems artculos comestibles. Son comunin y no
parafernalia. Por qu no.?. Meditemos en ello.
702

Los valores simblicos de los gasterpodos son muy llamativos; entre ellos el caracol es smbolo
de la resurreccin del Seor, y las conchas bivalvas simbolizan las dos partes determinantes del
hombre, su alma y su cuerpo.
703
El pasaje del lago Tiberades lo narra Juan, 6, 2-14. El pasaje de La cena de Emas, Lucas.
24.13-33. Sobre el significado de fiesta, celebracin y el banquete de la misma, BERNAL
LLORENTE, Jos Manuel, en su libro Celebrar un reto apasionante pg. 13-28, habla de ello
desde su personal visin que en este caso es partir de los hechos cotidianos de celebraciones
familiares, as como de los estatales para, como conclusin, analizar la celebracin eucarstica.

706

Nueva conclusin nos lleva a un apartado ya comentado en


nuestro trabajo como es que la Semana Santa en la Regin de Murcia
vive un periodo de auge en cuanto a valores estticos, sociales, de
organizacin, de apoyo estatal y de participacin, tanto desde la familia
nazarena como de espectadores. Pero se observa, simultneamente, una
prdida de fidelidad a las tradiciones que se transforman tanto que casi
son irreconocibles.
Pongamos por caso el silencio ante el desfile de las imgenes de
mayor arraigo devocional; su paso no impone, en la mayora de las
gentes, esa actitud reverente tan necesaria, cargada de solemnidad. En
este aspecto la sociedad est adormecida, o algo insensible; esto nos
lleva a pensar que la mayora de las personas toman este auge
parapetndose en el esplendor externo. Pocos reflexionan que son actos
religiosos y por ello todo ha de tener una medida propia, unos
comportamientos especficos y unas actitudes de decoro que no abarcan
cierto tipo de conducta distrada o perezosa.
El ejemplo de ligereza cunde, los mayores no destacan por
predicar con el ejemplo. Este aspecto, irrelevante a primera vista,
encierra un gran riesgo, y es el de que, si no somos capaces de
prosperar en el fondo de nuestras actitudes, tanto como prosperamos en
las formas externas, puede producirse el desequilibrio emocional y
cultural. Ha de ser cuidada la llamada de atencin sobre estos riesgos.
Desde el punto de vista religioso prima el concepto de que todo
recogimiento, sosiego, meditacin y rezo es algo obsoleto que no
interesa su mensaje, por ser signo de retroceso social y cultural e
indicio de falta de libertad en el hombre. En estos casos se puede decir
que la libertad del individuo en manifestar su religiosidad, se mezcla
con otros parmetros de la vida que nada tienen que ver con los
espirituales; esta ligereza y, posiblemente, equivocada forma de
entender el progresismo, ejerce mucha influencia en numerosas
personas, produciendo el que las procesiones se vean cada vez ms
como espectculo folklrico laizado, y menos como escenificacin
religiosa.
Para una mayora de los que presencian las procesiones -a juzgar
por sus actitudes- es espectculo a secas, aunque para otros muchos
sigue siendo espectculo vivido desde una muy convincente fe.
Las tradiciones, que son el alma de los vnculos culturales ms
entraables y propios, unas se mantienen vigorosas, cada da ms;

707

otras, por el contrario, decaen o desaparecen; esto en trminos


generales. Ahora bien, las tradiciones que acompaan a la Semana
Santa son unos valores tan trascendentes que ya no son actos a festejar
porque as lo ha transmitido la tradicin, sino porque es patrimonio
material e inmaterial de nuestra vida ms rica, que es la espiritual.
Estas son valoraciones indemostrables, pero basadas en la idiosincrasia
cotidiana y las relaciones entre las gentes704.
II
Consecuente con lo antes expuesto, el dicho auge de las
cofradas hace que cada ao procesione algn nuevo paso o
asociacin pasionaria luciendo nuevos atuendos nazarenos y desde
luego, todas ellas, ofreciendo una renovacin constante de los objetos
suntuarios, ya que sus miembros estn empeados en realizar
procesiones de mayor lujo. Con esta poltica nuestra conclusin es que
es confundida, a veces, dignidad y cultura con frivolidad y
grandilocuencias innecesarias. En esta conclusin no entran todos, pero
la exponemos como llamada general de atencin a cofrades.
Las nuevas imgenes esculpidas y las nuevas procesiones; las
nuevas cofradas en definitiva, en alas de esa renovacin y bsqueda de
grandezas externas y espectaculares, estn desarrollando un olvido o
rechazo a influencias clsicas. De ello colegimos que La Semana Santa
actual es ms rica en volumen, pero es ms pobre en calidadades
espirituales y manifestaciones sencillas y delicadas.
Es palpable cierto grado de vulgaridad en el que se ha cado
buscando la a veces- confundida originalidad705. Todo esto en cuanto
a la estructura; otra cosa es el desarrollo literario que es digno de
alabanza, pues proliferan, cada da ms, los textos que sobre todo ello
se escriben con constatado rigor, belleza y contenidos de inters.
704

El tema de las tradiciones es tan vital que la propia UNESCO envi a los pases miembros
propuestas para que presentaran candidaturas de aquellas tradiciones y manifestaciones culturales
que merecan ser reconocidas como PATRIMONIO ORAL E INMATERIAL DE LA
HUMANIDAD. Con esta iniciativa se haba potenciado la expresin de religiosidad popular,
destacadsima artfice de esas tradiciones queridas, smbolo de una entraable y sabia cultura
centenaria, ya que las procesiones de Semana Santa son un gran exponente de todo ello.
705
Por lo delicado del tema no debemos dar nombres ni de pasos, ni de pueblos, ni de autores; pero
si observamos algunos de los que desfilan en Semana Santa, en varios pueblos, comprobamos que
los cuerpos desnudos y los rostros doloridos tradicionales de Cristo crucificado, distan mucho de
transmitir esa espiritualidad sublime que ha hecho famosos a otras imgenes de Cristo en siglos
anteriores. En alas de un realismo pleno se esculpen rostros muy perfectos pero sin un estudio
psicolgico, que es precisamente lo que les da vida. El Arte es tal, por su expresin, y lo del
realismo o las proporciones, los colores, los atuendos, etc, el buen arte los cuida, los mima, los pule,
pero a partir de los logros psquicos de los rostros, de las actitudes de la imagen, del mensaje que
predica.

708

Desde el punto de vista netamente artstico, la imaginera


pasionaria atraviesa un periodo de cierto grado de confusin, segn
nuestra personal observacin. Obras tan bellas y conmovedoras como
El Descendimiento de Capuz (primera mitad del siglo XX), o el mismo
tema pero esculpido por Jos Antonio Hernndez Navarro (segunda
mitad siglo XX), son cada vez ms minora.
En la actualidad se ha apostado por nuevas estticas que, salvo
excepciones, lo que predomina en ellas es lo amorfo; no se logra ese
sentimiento esttico y piadoso palpitante, ms presente en la escultura
de hace tan slo veinte o treinta aos. En la mayora de la escultura de
reciente creacin, en trminos generales, predomina el sentimiento
huero, sin posibilidad de germinar ya que recurre a convencionalismos
superficiales.
Para esta nueva escultura pasionaria da la impresin que ya no
es prioritario imprimirles el aspecto mstico, de dolor, de devocin y
fervor; y si se lo plantean -casi con certeza lo hacen- est cargado de
razonamientos tericos y tcnicos en demasa. Hay que matizar las
diferencias de un escultor, con las de un imaginero706
Tambin puede ser que el escultor se sienta arredrado ante tan
fuertes valores teolgicos y cultuales. Lo cierto y verdad es que
comprobamos que cada vez que se elige a un escultor con
planteamientos de gran obra, se contempla la fama de su firma,
desasistiendo si hace falta- su grado de religiosidad y de fe personal.
Sobre lo expuesto preferiramos que no sea tomada esta opinin
con valor de aforismo, sino simplemente circunstancial. A expresar
nuestra conclusin nos lleva el apreciar que atrs queda, casi olvidado,
el influjo de los escultores que ante la idea de representar el rostro de
Cristo, o de la Virgen, en vez de estudiar Historia del Arte, Iconografa,
etc., se internaban en una comunidad religiosa para empaparse de ese
ambiente asctico en el que los ojos miraban constantemente al
Sagrario. Experiencias stas que todos hemos ledo en las biografas de
los mejores escultores pasionarios. (Gregorio Fernndez era uno de
706

El Diccionario de la Lengua matiza que imaginero es la persona que esculpe o talla figuras
religiosas. Suelen ser autodidactas los autores de la mejor imaginera de nuestras procesiones; han
aprendido el oficio en el taller de un Maestro. Esto les confiere una escuela particular en la que
saben lo suficiente para desarrollar la parte tctica, pero sin embargo suelen saber mucho de arte
religioso y, normalmente, son personas creyentes y asiduas de ceremoniales religiosos porque
asisten a ellos, adems, como si de centros acadmicos se tratara. La escultura y el canto religioso,
la msica sacra o pasionaria, son artes que se enmarcan en un tronco genrico pero que requieren
ser tratados con actitudes y frmulas muy especficas tanto personales como culturales.

709

esos escultores. Y Salzillo era hombre de hondas convicciones


religiosas y practicante de ellas).
Otra reflexin surge al contemplar el tejido social ciberntico
que en estos tiempos es determinante para influir en la Semana Santa,
pues la disponibilidad de las comunicaciones y las nuevas tecnologas
llevan a la expansin de infinidad de celebraciones de carcter religioso
pasionario, as como de obras de imaginera.
En este sentido queda dimensionada la difusin del evento, pero
tambin se convierte en algo sensiblemente vulnerable, pues al mismo
tiempo que enriquecedor y enriquecido, puede ser contaminado o
unificado.
Lo admirable de todo esto es que captamos en los textos escritos
sobre Semana Santa, que se hace un gran esfuerzo por mantener la
personalidad de cada lugar, que el empeo es frreo y vigilante; todos
los que escriben sobre ello ponen nfasis en que quede perfectamente
entendido y deletreado aquello que los distingue en su Semana Santa.
Como ya hemos dicho varias veces, la Pasin de Cristo slo es
una, pero el sentimiento, la idiosincrasia de rememorarla es diversa en
cada pueblo, y este es el quid de la cuestin; y, como no debemos de
hacer valer dudas, digamos que las comunicaciones y nuevas
tecnologas han ayudado y ayudan a conocer estas celebraciones de
forma muy positiva. Basta conectar con la web de cualquier cofrada de
la mayora de pueblos y all aparece la informacin correspondiente; y
si en un buscador escribimos las palabras de Semana Santa ocurre
otro tanto de lo mismo.
Otra de nuestras conclusiones es que la rememoracin de la
Pasin de Cristo es teorizada y oficiada desde la Iglesia; verificada en
sus pasos y procesiones por la religiosidad popular, pero
simultneamente se ha convertido en reclamo turstico y comercial
desde los poderes laicos707.

707

Exponemos este hecho en presente pero recordemos que en Lorca en 1905 ya se hablaba de la
necesidad de celebrar las procesiones porque reciban a muchos forasteros a presenciarlas, lo cual
reportaba dividendos, situacin que ante el mal momento econmico de la ciudad era un factor a
tener muy en cuenta. Tambin sealbamos la llegada a Murcia del tren botijo que transportaba a
personalidades de Madrid para presenciar las procesiones, valorndose este hecho como un auge del
turismo hacia Murcia, y que llevaba a las autoridades a darle tratamiento casi oficial, pues era
recibido por personalidades y ofrecerlo en la prensa como gran acontecimiento.

710

El auge de la Semana Santa tiene una orientacin comercial


demasiado visible; de ah que cada ao sean ms considerables los
presupuestos econmicos que barajan sus gestores. Las cifras en euros
que se dinamizan durante esos das, por poner un ejemplo, digamos que
son tan espectaculares como la de vehculos que mueve en carretera
trasladando a las gentes de unos lugares a otros.
Todo esto es muy complejo y no permite fijar cantidades ni
opiniones taxativas, pero s podemos decir, y lo hacemos, que al
margen de lo comercial y aspecto interesado, que es notable, la
celebracin de Semana Santa en cada pueblo, en cada ciudad, es hoy
por hoy un cmulo de expresiones de fe muy profundas y que goza de
positiva y esperanzadora salud espiritual708. (Cantidades econmicas
barajadas por algunas cofradas ya dimos en el captulo II).
La Semana Santa es, sin lugar a dudas, el acontecimiento que
mantiene con mayor proyeccin social la religiosidad popular y las
tradiciones, con todo el aporte cultural que ello conlleva. Es una fbrica
de creatividad y medio de expresin de los pueblos. Conocemos
muchos ejemplos, entre ellos el de Cartagena, en donde las cofradas
pasionarias partieron de ambientes laborales, militarizados, en los que
la paciencia, la observacin y el espritu de perfeccin eran norma. La
consecuencia de todo ello es que el tipo de procesiones que se
presencian en sus calles, tan disciplinadas y cuidadas hasta los ms
mnimos detalles, slo all existen, pues an habiendo otras ciudades
igualmente de carcter ocupacional militarizado, slo all ha prendido
en los desfiles de Semana Santa la actitud de lo perfecto y estudiado al
mximo709.
Otro aspecto sensible y delicado de precisar es que la evolucin
cultural ha hecho perder entidad religiosa a la Semana Santa; el
comercio lidera mucho del markting al respecto y vende una
informacin bastante ajena a los valores espirituales, pero ello ni es
nuevo, ni tiene por qu afectarle. En el Diario de Murcia de finales del
708

CEPEDA CELDRN, Vicente, escribe en la revista TIARA editada por la Agrupacin de San
Pedro Apstol (Californios) de Cartagena, Semana Santa 2003, pg.12, un artculo titulado El
componente humano en el que dice: Pues observando el ilusionado trasiego de estas fechas no
puedo sino entender que continuamos en un mundo donde la integridad, la virtud y la nobleza,
siguen siendo actos positivos. En definitiva que, pese a actuaciones contradictorias, en las
personas prevalece el respeto por los actos de Semana Santa.
709
En el captulo II, se resean las procesiones, atuendos de cada pueblo. Sobre el perfeccionismo
aludido, en la revista TIARA 2003, pg, 18, ESPINOSA PREZ, Pedro Jos, es autor del texto
Los fundadores de San Pedro: destajistas de jarcias y calafates del Arsenal de Cartagena.
Explica el origen de estos pocos usuales trminos especficos del oficio desarrollado en las
Maestranzas del Arsenal. Es admirable cmo el oficio imprime carcter y ello queda patente en esa
marcialidad, disciplina y perfeccionismo de los cofrades de San Pedro de Cartagena.

711

XIX y primeros del XX se repite cada ao en las vsperas de Semana


Santa el mismo anuncio que consiste en ofrecer tejidos de terciopelo,
damasco, seda. etc., a precio de oferta, especialmente trados para la
confeccin de vestidos para que las damas luzcan en esos das.
Todo evento religioso con poder de convocatoria pblica, se
convierte en alimento de firmas comerciales; esto es as y no se debe de
catalogar como laizacin, simplemente como hecho natural y operativo
de la sociedad, antes y ahora. No obstante reflexionemos en todo ello.
A pesar de tantas influencias que neutralizan el verdadero
mensaje redentor, Murcia y su Regin reza en esos das de cuaresma y
de Semana Santa. Sus pueblos son respetuosos y muy entregados al
acontecimiento anual, al cual muchas personas dedican casi su vida
diaria y parte de su patrimonio, muy en particular los mayordomos710.
Las cofradas mayoritariamente es loable toda la labor que desarrollan
por supuesto mejorable- pero son asistidas espiritualmente por su
consiliario y organizan actos religiosos que suelen ser muy concurridos
y entraables.
El panorama no ofrece sombras ni pesadumbre al contemplar su
futuro, sino la certeza de que las cofradas estn fundidas por gran
devocin y asistidas por la Iglesia, que es sagrada; y las puertas del
comercio, las modas ajenas a su mensaje, los gobiernos poco proclives
a la religin o a la religiosidad, nada, ni nadie, prevalecer contra su
camino.

710

Esta actitud es conocida desde siempre y se produce en todas las cofradas y hermandades; basta
un solo ejemplo concentrado en determinados prrafos de las Constituciones de la Cofrada de
Nuestro Padre Jess Nazareno, en su libro de idntico ttulo, de 1979, pg. 10 y 12, referidos a sus
primeros tiempos dicen: Era costumbre la de disputar del seno de los Gremios o Hermandades, a
algunos individuos encargados de ordenar las manifestaciones de aquellos, encargndolos de
recoger las limosnas para su sostenimiento y para ejecutar los acuerdos adoptados nombrndoles
Mayordomos.. Por numerosas razones, cuyo pormenor no hace al caso, venan en el desarrollo
del cargo de Mayordomos, desde los ltimos tiempos, personas de alcurnia y linaje de la Ciudad
que, liberalmente, atendan a los gastos para impedir que la Cofrada desapareciera Como
curiosidad para entender la dedicacin de los Mayordomos y su arraigo en la estructura de las
cofradas, as como el costo econmico que asumen al aceptar el cargo, ofrecemos dos nuevos
prrafos que dejan claro que dedican muchas horas cada ao al buen funcionamiento de la cofrada
y el costo econmico aportado: Estos Mayordomos, pues, dejaron de ser elegidos peridicamente y
se convirtieron en una clase permanente dentro de la Cofrada y responsables de su gobierno y
desarrollo, conservando a su vez, las aejas tradiciones que, por su intermedio pasaron de padres a
hijos (Artculo 45): Adems de la limosna de entrada y de la cuota anual, ser tambin de
particular obligacin de los Mayodormos el cubrir a prorrateo o partes iguales, entre todos los
existentes, el dficit en el que, por circunstancias extraordinarias o imprevistas, el captulo de gastos
excediese al de los ingresos, o cualesquiera otra derrama o pago que el Cabildo acordara a propuesta
de la Junta Particular. En cuanto a los Mayordomos menores de edad, las cantidades que stos
hayan de satisfacer, en su caso, por uno u otro concepto, sern abonadas por sus padres o tutores.

712

Otro aspecto producido durante los desfiles son los detalles de


entretenimiento, como el de querer adivinar si el nazareno cubierto por
el antifaz y capirote es hombre o mujer. En Cehegn, Cartagena,
Alcantarilla y otros pueblos, las mujeres suelen vestir tnica con capa,
mientras que los hombres visten tnica pero sin capa; o bien las
mujeres llevan el cngulo y el capirote con los colores cambiados a
como lo llevan los hombres. Si los colores emblemticos son dos, en
estas prendas van invertidos segn que se sea hombre o mujer.
Otro asunto es el de la igualdad entre hombres y mujeres en el
gremio de las cofradas pasionarias. Tambin est referido en el
captulo II esta cuestin, pero la convivencia entre todos ha sido
siempre armnica y ejemplar, creo que incluso muy idealizada por
parte de todos. Resumimos la idea diciendo que la desigualdad ha
existido y existe, pero que en las cofradas la comunin espiritual la ha
despojado de tensiones particulares.
La mujer desde el siglo XVII era cofrade porque su padre o
marido lo eran y, curiosamente, podan beneficiarse de los mismos
favores que las cofradas ofrecan a los hombres en cuanto a la
asistencia en la enfermedad, entierro digno, etc. Pero las viudas que
volvan a casarse perdan estos privilegios. Pero, sin embargo, a las
mujeres no se les permita salir en las procesiones, excepto en las de
promesas.
En las primeras Constituciones de la Cofrada de Jess, en un
principio denominada, Hermandad de los Nazarenos, en las de 1772
figuraban como hermanas y abonaban lo mismo que se estableca para
los cofrades varones, pero no podan asistir a las Juntas ni figurar como
cofrades en ningn lugar.
En las Constituciones de 1979 (que, excepto unos cuantos
apartados ratifica las promulgadas el 24 de noviembre de 1946, que a
su vez ratificaban la mayora de lo expresado en las Constituciones de
1882 y anteriores, los contenidos hablan, en todo momento, en
trminos masculinos. Slo hay una expresin propia y es en el artculo
40, apartado 6 que dice No debern llevar a su alrededor nios o
nias, vayan o no con tnicas, a fin de evitar el ms leve
entorpecimiento en la normal marcha de los Pasos.
Las Constituciones de 2002 fueron aprobadas por el obispo don
Manuel Urea, el 18 de marzo de 2002. A partir de esa fecha la mujer

713

dej de estar discriminada, pues as fue aprobado y sometido al


Obispado por la Junta de la Cofrada711.
A primeros de los aos cincuenta ya se constituyeron
hermandades exclusivas de mujeres tanto en Alcantarilla, Cartagena y
San Pedro del Pinatar -pioneras en este menester- y que incluso
actuaban como estantes.
La funcin de Camarera, an sin figurar oficialmente en los
Estatutos de ninguna Cofrada o Hermandad, ya que el que figuraba
siempre era el hombre, en la prctica estaba asumida y asentada
plenamente desde mediados del siglo XIX que tal funcin la
desarrollaran las mujeres, normalmente la mujer o madre del
mayodormo en cuestin. Participar en las procesiones como nazarenas
se produjo desde el siglo XIX, y como penitentes desde el XVII, que
dicho sea de paso en tal menester creaba problemas su pelo encenizado.
En cualquier caso, como en otros rdenes de la vida, la mujer ha estado
discriminada, pero en el mundo cofrade ambas partes establecieron una
dulce y entraable simbiosis, eficaz y latente. De la mejor y ms noble
forma se ha rectificado y se les ha incorporado de pleno derecho a
todos los cargos.
Un aspecto muy interesante, incluso importante, es que las
cofradas siempre se proyectaron como va nica de ascenso social para
los que no pertenecan a clases privilegiadas, particularmente en los
siglos pasados; esto queda patente en los testamentos y codicilos de
poca. Este trmite sigue vigente pues a los altos cargos de todas las
cofradas, particularmente a las ms pudientes y emblemticas, les
brinda la oportunidad de participar, con autoridad, en muchos eventos
culturales de nuestra sociedad actual, con un halo considerable de
reconocimiento social.

711

CAMPMANY, Jaime, publica un artculo NAZARENOS pg. 19, Murcia 2003, titulado:
Aleluya por las mayordomas del que ofrecemos unos prrafos: A ver, que alguien haga sonar en
el rgano de la catedral un aleluya gregoriana para acabar con este destierro que sufren las mujeres
desde los aos fundacionales, apartadas de la orden mayor de nuestra Cofrada. Ha sido una
discriminacin injusta y prolongada Si tenemos en cuanta la larga historia de exclusiones de la
mujer y de exclusividades rectoras en beneficio del varn, este paso que ha dado la Cofrada de
Jess aparece como una anticipacin. Por eso, otra vez, aleluya. Mayordomo quiere decir el
mayor de la casa. Hasta hoy, el mayor de nuestra casa poda ser un muchacho, un nio, incluso un
mamoncillo recin llegado al valle de lgrimas, pero no una mujer. En el diccionario ltimo de La
Academia, la primera acepcin de mayordoma la define como mujer del mayordomo.
Recordamos que, La Cofrada de la Preciosisima Sangre, al ao siguiente aprob en sus
constituciones el poder ser mayordoma una mujer. Es algo que ya est incorporado a la mayora de
las cofradas pasionarias, alcanzando con ello la normalidad y la no discriminacin, pues el resto de
las que todava no lo han hecho ser ms por obstculos burocrticos que por actitud de la junta.

714

Los trminos Cofrada y Hermandad ya los aclaramos en el


captulo II. Repetimos que son sinnimos, segn el diccionario de la
Academia de la Lengua, pero que ha quedado establecido,
coloquialmente, que Cofrada es cuando procesiona ms de un paso y
Hermandad cuando slo procesiona uno.
Las penitencias pblicas no son patrimonio de la Semana Santa,
pues suelen desarrollarse -como todos hemos tenido oportunidad de
presenciar- en romeras y sobre todo en rogativas en las que incluso
participaban nios cargados con cruces pesadas, que ascendan por
caminos incmodos que aumentaban las dificultades para recorrerlos;
los nios solan ir descalzos igual que hacan los mayores. Es innegable
que en los actos pasionarios singularizan estos das el que son los
mayores los que practican actos penitenciales, sin que tengan cabida
los nios a semejantes prcticas.
III
Hay un ingrediente importante en la difusin de los actos de
Semana Santa en cada pueblo, y es la publicacin de textos literarios de
la Pasin, que tratan de la historia de las cofradas, sus pasos,
escultores, procesiones y todo cuanto las conforma; desde finales del
XIX se expandan folletos informativos en los que se incluan estas
colaboraciones. En Jumilla ya se editaban en 1883 y desde el ao 1928
no es folleto, sino revista perfectamente coordinada que, exceptuando
los aos de la guerra civil espaola, ha tenido continuidad hasta
nuestros das. Esta iniciativa se fue extendiendo a todos los pueblos,
hasta quedar convertida en hecho principal.
Desde 1941 la Archicofrada de la Sangre de Murcia, edita la
revista titulada LOS COLORAOS o COLORAOS sin interrupcin,
y es la nica anterior a 1998 que pueden ser consultados todos los
nmeros editados en el Archivo Municipal de Murcia. Sera ya en los
aos noventa cuando se generaliz este tipo de ediciones y hoy
prcticamente no hay hermandad o cofrada en cada pueblo o pedana
que no publique su propia revista. En ellas se da informacin expresa
de los actos religiosos y populares a celebrar en esos das,
completndose con muy interesantes colaboraciones literarias.
Sobre esta difusin de la Semana Santa en Murcia y su regin,
la prensa local en los ltimos aos desarrolla una carpeta titulada:
Especial Semana Santa con datos sobre cofradas, imgenes, cargos
en este tipo de entidades, vestuarios, recorridos de los desfiles y

715

resmenes histricos de estas entidades. Es excelente este trabajo de la


prensa porque incluye a todos los pueblos murcianos y la mayora de
las pedanas.
En este apartado es digna de destacar la aportacin de los
cronistas de El Raal, Mercedes Barranco y Manuel Herrero Carceln,
por su encomiable indagacin con las personas mayores de cada lugar a
las que preguntan y conversan con ellas y a su rebusco en los libros de
cada iglesia.
La cadena SER de Murcia, coordinado por el director de
informativos, Alberto Castillo Baos, es loable la labor que desarrolla
cada ao editando su ya clsica Agenda de Semana Santa.
El Ayuntamiento de Murcia a travs de su Concejala de Cultura
y Festejos ha dedicado mucha atencin, en particular don Antonio
Gonzlez Barns -justo es reconocerlo- que ao tras ao gestiona la
edicin de un libro sobre Semana Santa en Murcia y su Regin en el
que se emite mucha informacin y que, aun repitindose, cada autor
siempre aporta originalidad y nuevos datos.
Una valoracin global nos lleva a concluir que en nuestros
pueblos textos literarios sobre Semana Santa y sus cofradas no
existen; Documentos muy pocos; los primeros textos son del siglo
XVIII. Existen documentos de tipo administrativo, aunque son escasos;
slo algunas referencias, casi siempre indirectas, en algunos partes de
contabilidad, facturas o apuntes en los Libros de Fbrica y Libros
Parroquiales.
En el siglo XIX, se inicia un florecimiento lrico literario que
incide en profundidad sobre la Pasin de Cristo. Las revistas y
semanarios, muy novedosos en la primera mitad del siglo XX, as
como la prensa diaria, se convierten en las grandes plataformas
difusoras de obras originales que versan sobre Semana Santa y ven la
luz en esos das. Algunos de estos textos hasta son bastante conocidos
y famosos712.
712

RUBIO JIMNEZ, Jess, en el artculo que edita en MURGETANA, n. 105, pgs. 93-100,
acerca del publicado en 1900 por PARDO BAZN, Emilia, titulado Por tierras de Levante
expone que en la revista LETRAS DE MOLDE publicada en Madrid entre enero y marzo de
1900, convivieron en ella autores como, la ya nombrada, Blanca de los Ros, Leopoldo Alas
Clarn, Serafn y Joaqun lvarez Quintero, Victor Balaguer, Jacinto Benavente, Eusebio Blasco,
Vicente Blasco Ibez, Javier de Burgos, Juan Antonio Cabestany, Joaqun Dicenta, Jos
Echegaray, E. Ferrari, Ely Garca de Quevedo, Vicente Lamprez, Jos de Laugi, Jos Lpez
Silva, Federico Oliver, Manuel Palacio, Ceferino Palencia, Antonio Palomero, Jos Mara de
Poereda, Jacinto Octavio Picn, Jos Ponsa, entre otros varios. (pg. 93).

716

Este tipo de cultura o moda, favoreci mucho que se publicaran


textos literarios sobre la Pasin. Hasta estas fechas y desde el siglo XIII
se conocen obras magnficas en este sentido, pero son minoritarias y de
escritores consagrados. Abundan desde siempre las de carcter
teolgico o doctrinal, pero esas en el concepto local que aqu es
barajado no son significantes. A partir del siglo XIX proliferan, como
podemos apreciar en el captulo III. Son textos reivindicativos,
descriptivos, propagandsticos, crticos, y, en definitiva, constituyen la
irrupcin de la literatura seglar, cargada de heterogneas actitudes ante
el tema de la Pasin y de Semana Santa, as como de la difusin de
cada celebracin local.
Es importante adentrarnos en este tema y exponer nuestra
apreciacin particular, ceida a los textos sobre Semana Santa. Sera a
comienzos del siglo XX cuando los escritores e intelectuales
emprendieran el sistema de las tertulias literarias, de formar grupos
homogneos en cuanto a propsitos preestablecidos de analizar la
Semana Santa y sus procesiones a travs de la Literatura y de coloquios
interesantsimos por participar en ellos hombres de distintas ideologas
y estilos literarios o culturales713.
Todo este movimiento estimamos que fue caldo de cultivo que
hizo escuela y se expandi por cada pueblo y que en consecuencia
dio a luz numerosos cronistas, escritores y pensadores que gestaron la
cultura literaria sobre la Semana Santa local, pues desde entonces son
numerosos los textos al respecto.
713

Un ejemplo lo ofrece el libro de PINEDA NOVO, Daniel, titulado: La Semana Santa de Sevilla
en la Generacin del 27. (Ayuntamiento de Sevilla.2002). Bsicamente este libro desarrolla el
encuentro de la mayora de los escritores de dicha Generacin que se renen en Sevilla
precisamente para vivir, in situ, el espritu de las procesiones de Semana Santa en Santa y analizan
la devocin cofradiera y la incursin que estas devociones proyectan en la vida cotidiana de los
afectados y en las creaciones literarias. Entre los protagonistas tratados en el libro estn: entre los
Poetas andaluces, Lorca y Alberti. Poetas afincados en Sevilla, Pedro Salinas y Jorge Guilln.
Poetas sevillanos: Luis Cernuda y Fernando Villaln. Como prosistas figuran Manuel Chaves y Jos
Mara del Rey. Incluye tambin a Jos Mara Pemn, que aun sin pertenecer por edad a dicha
Generacin, s lo es por esttica compositiva. Vamos a transcribir un prrafo de este libro que
plasma una escena de Jorge Guilln, hombre que am a Murcia y a la cual est vinculado por haber
sido profesor de nuestra Universidad. La cita dice: S, el grupo de Medioda, el grupo de la
fraternidad, sinceramente unido, vea cada ao al discurrir de los derfiles procesionales por los
lugares ms idneos, bien por la Campana, la Plaza de San Francisco o la calle de las Sierpes; por la
de Europa, la calle de la Feria o en sus propios barrios, bien en rincones apartados y silenciosos,
donde gozaban sus almas con el arranque jondo de una autntica saeta por seguiriya o por ton. A
veces, les acompaaba el maestro Jorge Guilln que llor visiblemente ante la Virgen de la
Macarena. (Daniel Pineda Novo. La Semana Santa de Sevilla en la Generacin del 27. (Distrito de
Triana Los Remedios. Ayuntamiento de Sevilla. 2002). Es este un libro muy bien hilvanado, con
una excelente aportacin de obras de los protagonistas, de manifiesto lenguaje literario y de una
clara exposicin del espritu de la Generacin del 27, en este intento que desarrollaron por analizar
fenmenos sociales y culturales a travs de la Semana Santa de Sevilla.

717

Otra va de informacin pasionista, no literaria, son las


constituciones de las propias cofradas que aportan muchos datos
acerca de costumbres, imgenes y caractersticas sociales de la poca.
Nuestro Padre Jess Nazareno, de Murcia, sus primeras
Constituciones datan de 1606 y las ltimas de 2002. Cofrada de la
Sangre, de Murcia, las primeras fueron aprobadas el 29 de noviembre
de 1603; las ltimas en el 2003714. Jumilla las primeras Actas
Fundacionales datan de 1848 y corresponden a la Hermandad del
Cristo Amarrado a la columna y a la Cofrada de Nuestro Padre Jess
Nazareno Todas ellas constituyen una rica fuente a consultar para
estudios detallados en el tema.
Sobre Textos Literarios de la Pasin de escritores murcianos son
abundantes los nacidos a lo largo de todo el siglo XX, que podran ser
agrupados por determinadas caractersticas de estilo. Los de finales del
XIX y primeros aos del XX, son retricos y de gran belleza en la
composicin verbal, cuidado lenguaje y abundantes eptetos de
alabanza; cualquier descripcin la hacen desde el sentimiento ms
gozoso y emocionado. En cuanto a los planteamientos predominan los
reivindicativos, los de sacudir las conciencias para categorizar la
cultura local en general y la de Semana Santa en particular715.
A partir de 1939 hacen hincapi en los datos histricos; es
frecuente que se investigue el origen de las cofradas, fechas de
constitucin y evolucin de ellas. Se recurre a exponer todos los
pormenores de la adquisicin de imgenes y de los cultos religiosos
714

Estas fechas ofrecidas acerca de las Constituciones de estas dos Cofradas cuentan con personas
que las discuten, pues ambas se esfuerzan por patentar ser las primeras en emitirlas. Son datos que
en nuestro trabajo no alteran el contenido global, de ah que no entramos en artculos de las mismas
explicativos de las citadas costumbres, y mucho menos en polmicas que hoy en da estn, en el
fonfo, superadas.
715
PO TEJERA, Jos, en el Diario de Murcia, 9 de abril de 1898, pg. 1, trata en una exaltada
crnica titulada Aniversario. Procesin de los Salzillos, dando una visin de la misma y relatando
comportamientos curisosos En ese ao precisamente esta procesin era presenciada por don
Marcelino Menndez Pelayo. El escritor lo expone as Y decimos que nuestra procesin ha tenido
esta dicha, porque si, es de esperar, ha logrado llenar el ojo del sabio publicista, seguramente que
habr de consagrarle algn elogio con el cual no pueda competir ningunos de los que hasta hoy
conocemos, un elogio digno de tal objeto y de tal pluma. Y el seor Menndez Pelayo, que es ya
una gloria nacional, podr muy bien por este medio conseguir tambin el mismo galardn para
nuestro tambin eminente escultor Salzillo, quien no obstante sus indisputables mritos de superior
calidad, todava no es ms que una gloria murciana, por causa nicamente de no ser an conocidas
de la mayora de los espaoles, sus admirables y preciosas producciones. Este lenguaje de respeto
y reconocimiento hacia Salzillo y hacia Mendndez Pidal demuestra esa admiracin convencida, y
esa aceptacin de piramidal superioridad, por parte de articulista. Hemos de decir que Po Tejera
era un escritor y periodista muy reconocido en Murcia. Muri en 1902, slo cuatro aos despus de
escribir esta crnica.

718

que organizaban; no es el periodo de mayor creacin de este tipo de


textos, pero s ms descriptivos y pragmticos. Sobre todo hasta 1950
abundan los de carcter propagandstico716. Es inevitable llegar a esta
conclusin con tan slo hojear y ver escritos que presentan los pasos
como motivo de gran devocin y recuperacin de los buenos principios
cristianos; hablan de la destruccin del patrimonio de las cofradas
anteriores a 1936 como pacto de la brutalidad ejercida por
energmenos.
Francisco Franco, Caudillo de Espaa, era continuamente
aludido a modo de apstol de un Gobierno que repona en la sociedad,
tras un calvario padecido de dolor y sacrificio, los principios cristianos,
atrozmente destruidos por las turbas despiadadas. Terminologa de este
tipo, y similar, era la empleada en dichos textos. En las revistas de
Semana Santa, de las cuales hemos recogido estos datos, figuran
incluso fotografas de Franco, Jos Antonio Primo de Rivera y del
emblema del Yugo y las Flechas enmarcadas por los ttulos literarios
de: Semana Santa, o cualquier otro similar.
Desde 1950 a 1975, los textos ya no buscaban la propaganda
poltica sino identidad para las procesiones y el pueblo que las
realizaba. Buscan singularizar y prestigiar sus procesiones de Semana
Santa para que actuen de reclamo cultural y turstico, componente que
sigue vigente, y que ya apreciamos desde primeros del siglo XX, con
menos planificacin y nfasis que en la actualidad, pero presente en los
medios.
Otra conclusin es que con el nimo de asentar ese prestigio
diferenciador, las cofradas desde los aos ochenta no slo son
importantes sus textos literarios, que lo son, sino que organizan actos
culturales paralelos a los exclusivos de Semana Santa, como son
Conciertos de Msica Sacra, de Msica Pasionaria. Concursos de
Fotografa y Literarios. Conferencias y Exposiciones. Digamos que a
medida que se apreci una decadencia en el seguimiento de los actos
litrgicos eclesisticos, han ido incorporndose otros actos que, aun
716

En Jumilla, en el libro de Semana Santa de 1943, se inicia con el siguiente titular: Meditacin
en la Semana Santa: UNA DOCTRINA FALANGISTA. (El subrayado y las maysculas son
literales); el dicho texto termina as: VIVA FRANCO! VIVA ESPAA! El Jefe Local del
Movimiento. Uno de los prrafos explica la situacin de la siguiente manera: !Salve, oh Cristo,
Redentor y Maestro!, que por tu senda hemos recobrado a Espaa convertida en falanges azules de
sangre moza. Salve, oh Patria querida, que ya endulzas nuestra fiebre y enjugas nuestro llanto
porque tu regazo materno nos cobija!.... Al pie de la Cruz que sobre la cima est clavada iremos a
rezar diariamente, ungidos al yugo del sacrificio y a las flechas del amor que son norma y smbolo
de nuestra era. Que el Hroe ha sido ya coronado con laureles de victoria entre las palmas que
portan los ngeles y nuestro Caudillo nos conduce hacia la totalidad del triunfo

719

teniendo como tema la Pasin, son de carcter laico. Esta es quizs una
de las caractersticas importantes en los cambios apreciados entre la
Semana Santa de hace medio siglo y la actual.
IV
El teatro es una constante histrica e intrnseca al hombre. Don
Manuel Esteban Albert, ya expona en su pregn de Semana Santa de
Archena en el ao 1994 que, La vida es teatro y que todos somos
actores, y que el teatro ha servido para representar las ms bsicas
ideas y pasiones humanas. Tomando como base este axioma, para
teorizarlo se establece un preteatro pasionario, sin texto, cercano a la
remota jerigonza717 que con ese trmino se expresaba la accin de
aqul que representaba una escena complicada a base de movimientos
exagerados, sincronizados. A Cristo se le humill de distintas formas y
en ese teatro que representa las ms bsicas ideas y pasiones humanas,
cabe situar el representar la Pasin de este modo, que se ajusta ms a
escenifarlo con gestos que con palabras, ya que sas haba que
escribirlas. El tiempo y la creatividad han ido dando forma a estas
representaciones hasta convertirlas en excenas ms intelectualizadas.
Es lamentable que slo se cuente con unos pocos textos sobre
Autos de Pasin y que al limitar el tema a los de raigambre murciana
todava ha sido ms reducido el nmero de ejemplares reseados.
En contraposicin, Pregones de Semana Santa se han escrito
tantos en nuestra regin que sera complicado reunirlos todos. Un
trabajo sobre Poesas pasionarias sera necesario un volumen de varios
cientos de pginas para acoger parte de ellas; artculos, crnicas y
ensayos, tambin son abundantes.
Sin embargo Autos de Pasin hay pocos y pertenecen a aos
atrs; de nueva creacin no hay ninguno y los que figuran son rehechos
de textos ms antiguos y, en otros casos, Autos que datan de finales del
XIX o primeros aos del XX, a los que se les ha incorporado nuevas
escenas.
717

El trmino jerigonza tiene una aplicacin equivalente al de mojiganga y que en Sitges es


empleado para representar la Pasin de Cristo, atenindose a su estructura de representacin
predramtica, es decir, la obra sin texto construida a partir de un pasaje bblico. Este tipo de
representaciones datan de la Edad Media en donde la ignorancia de las gentes les impuso una
transmisin cultural visual ya que, como sabemos, excepto unos pocos, nadie saba leer; de ah una
escenificacin a base de gestos que por s mismos tienen una gran capacidad de comunicar con todo
realismo escenas y hechos distintos. Las gentes se solan disfrazar con atuendos grotescos y
ridculos, hecho por el que se explica que fuera representada la Pasin, ya que se segua el concepto
de humillar y vejar la figura de Cristo, por ser estas formas idnticas a lo que sucedi en la realidad.

720

Ya expusimos en los comentarios previos, que siempre fue


gnero poco desarrollado, particularmente en el Siglo de Oro, y a ello
hay que aadir la razn que aduca don Francisco Javier Dez de
Revenga de tal restriccin al justificarla que en los das de Semana
Santa no haban representaciones teatrales.
Los textos de los Autos conocidos tienen en comn un esquema
muy convencional. Analizados ofrecen un lenguaje muy parecido, unos
personajes colocados en tiempo, espacio y situaciones muy similares.
Jesucristo y la Virgen, San Pedro, Judas y la Samaritana, son los
personajes caractersticos de los Autos representados en los dos
ltimos siglos, siendo esta nota la ms destacable.
V
El segundo de los Gneros Literarios con escasa presencia entre
los textos sobre la Semana Santa murciana es el Cuento. Bien es cierto
que Dionisia Garca, Antonio Segado del Olmo, Asensio Sez, y otros
autores menos conocidos, nos han legado verdaderas maravillas
narrativas en este apartado, cargadas de costumbrismo, reveladoras de
unos personajes llenos de humanidad y con unas expresiones
sentimentales y religiosas hermosas y trascendentes.
Ya expusimos cmo la prensa murciana de primeros de siglo
fomentaba el relato breve y publicaba cuentos en sus pginas. Hemos
de confesar nuestra decepcin cuando consultados bastantes ejemplares
de El Diario de Murcia, y El Liberal, no hallamos ninguno que versara
sobre la Pasin del Seor. Bien nos gustara en estos momentos que
algn caporal liderara algn movimiento literario sobre este gnero tan
entraable, en el cual abundan tantos y felices recuerdos, y que la
Semana Santa se escribiera a base de Cuentos, pues podra ser un filn
cultural cuya comercializacin podra prender en los ms jvenes, que
dicen muchas personas que no leen718.
En los ltimos aos la revista NAZARENOS de la Cofrada de
Nuestro Padre Jess Nazareno de Murcia, en cada nmero publicado
suele incluir algn cuento. La de LOS COLORAOS de la
Archicofrada de la Sangre, incluso convoca un concurso de cuentos y
718

Como nota curiosa apuntamos que la semana pasada, febrero de 2006, entrevistaron en TVE al
escritor Arturo Prez Reverte, y contest a la pregunta de por qu se lee tan poco en Espaa? Que
eso no es verdad, que lo dicen personas no enteradas del asunto, que en Espaa se lee bien y mucho.

721

publica en dicha revista, cada ao, los premiados. En cualquier caso


debera de fomentarse este tipo de iniciativas y que otras cofradas
hicieran otro tanto. Sera bueno para el desarrollo y aficin a la
literatura, sobre todo para los nios.
VI
Uno de los recursos ms explotados y rentabilizados
culturalmente ha sido el de leer Pregn de Semana Santa. En el
captulo correspondiente ya dimos los datos ms puntuales para
hacernos una idea de su significacin y trayectoria en esta fiesta
pasionaria. En la dcada de los aos ochenta muchos pueblos lo
incorporaron a sus actos, buscando con ello prestigio y difusin; de ah
que la persona elegida para tal menester sea, sistemticamente,
personaje de alta cualificacin cultural, pblico y meditico.
Todo cuenta en este acto de lectura del Pregn de Semana Santa
para alcanzar los objetivos clave que son: engrandecer los actos
programados, darles difusin y reclamar visitantes para conseguir con
todo ello que la Semana Santa propia sea declarada en el escaln oficial
ms alto posible de los establecidos por la Administracin, que son de:
Inters Turstico Regional, Inters Turstico Nacional, o, como es
el caso de Cartagena de Inters Turstico Internacional719.
En las localidades que celebran procesiones pasionarias, por
muy sencillas y humildes que estas sean tienen en comn la lectura de
Pregn. Este es el rasgo cultural ms representativo de los incorporados
desde que en 1942 tuvo lugar la lectura del primer Pregn oficial de
Semana Santa realizado por don Jos Mara Pemn, en Sevilla el da 22
de marzo en el Teatro San Fernando, como ya expusimos en el captulo
correspondiente. El Pregn es todo un clsico de Semana Santa y muy
esperado cada ao por las gentes de cada lugar.
Es posible que el pregn al ofrecer tan amplio margen de
exposicin de temas, sea precisamente lo que tanto dinamismo le ha
dado y tan buena aceptacin. Cada pregonero es normal que lo redacte
en dos grandes bloques, uno el que alude a lo personal, resultando muy
entraable, y el otro por una o varias de las muchas variantes culturales
que todo pueblo posee: bien sea su historia, costumbres, propiedades
geogrficas, de produccin, monumentos, etc. Sea cual sea la va

719

En febrero de 2006 le ha sido concedido a La Semana Santa de Cartagena, el galardn de:


SEMANA SANTA DE INTERS TURSTICO INTERNACIONAL.

722

elegida, siempre es una de las adaptaciones a la Semana Santa ms


bonitas e interesantes, ms originales y enriquecedoras.
Desde el punto de vista social y cultural tiene un gran poder de
convocatoria y representa para cada pregonero un honor haber sido
invitado para ello y un gran compromiso personal y tico720.
El tema de los pregones se nos ha revelado tan lleno de fuentes,
tan creativos y dinmicos que, como dijimos en su momento,
esperamos realizar un trabajo sobre Pregones de Semana Santa de toda
Espaa El pregn nos ha impresionado su base de datos y el amor
palpable con el que son escritos y ledos. Estudiar, averiguar
propiedades de los pueblos, las fiestas, las costumbres, etc., a travs de
los pregones en general y de los de Semana Santa en particular,
esperamos que sea una de nuestras frreas ocupaciones de ahora en
adelante.
El fenmeno de leer pregn se inici con el tema de Semana
Santa, pero se ha extendido a multitud de celebraciones. Da la
impresin que es el emblema obligado de todo acto pblico y
significativo, pues continuamente leemos en prensa la noticia de que se
inicia determinado evento con la lectura del pregn, lo cual nos lleva a
la conclusin de que el Pregn de Semana Santa es ms que un pregn,
dems de ser el origen de este emblema.

720

La variedad en los pregones de Semana Santa es infinita. Los retazos literarios bellsimos, surgen
por doquier. Vamos a ofrecer un prrafo del pregn ledo en Valladolid el ao 1963 por don Blas
Piar: La procesin no es otra cosa dicen los canonistas, que un desfile del clero y de los fieles,
con fin de alabanza de expiacin o impretatorio, cerca de Dios, de la Virgen y de los Santos. Y
dentro de esta definicin amplia que comprende todas las Procesiones se encuentras las Procesiones
de nuestra Semana Mayor. Largas trompetas de plata, tnicas de seda, cirios y un hormigueo de
estrellas festoneando el camino, como las define entre nosotros Manuel Machado. De la misma
ciudad, ao 1965, fue pregonero Gaspar Gmez de la Serna del que recogemos esta frase: Por eso
poda decir Po XII, hablando de Fray ngelico, pero refirindose al artista en general, que cuando
este adopta como tema, contenido y finalidad de su obra los que Fray ngelico escogi para su arte
es decir el tema de lo santo-, entonces se eleva a la dignidad del ministro de Dios. Precisamente
porque la obra de arte sacro se convierte en un signo de lo santo, en una llamada directa de la
atencin del hombre hacia Dios, no le es indiferente a la Iglesia la forma que esa obra revista. De
don Jos Mara Pemn, pregn de la Semana Santa de Sevilla, 1942, dice: La msica, la poesa, no
son precisas para vivir y sin embargo se conocan antes que las armas y la moneda. Y as, en el
Prtico de la Gloria de nuestro Santiago, fueron esculpidos ngeles con ms de ochenta
instrumentos de msica, mientras Espaa todava tena muy poco para vivir Por ltimo como
muestra de esa gran variedad y belleza al expresar conocimientos y sentimientos el pregonero,
elegimos a nuestro pintor lorquino Manuel Muoz Barbern, que pregon la Semana Santa de
Jumilla el ao 1985: El Prendimiento, Qu es? Diez rollizos, veinte tablones, unas cuerdas, telas y
alfombras pobres encontradas, vosotros sabris dnde. Unos actores improvisados, que apenas
saben la medida de un verso, que ignoran las leyes o dictados de la declamatoria. Y con sla esta
pobre, sencilla preparacin, el ambiente del atardecer impregna, de pronto, de toda la gracia de un
antiguo Lope de Rueda que saba poner en sus toscos y sencillos montajes.

723

Conscientes de su efectismo es asunto muy cuidado y cada uno


de ellos se suele publicar bien en separata o bien en un volumen que
comprende los ledos durante un conjunto de aos correlativos. Lo
anecdtico es que el pregn de Semana Santa naci como medio de
financiar los costos de procesionar.
Los primeros Pregones ledos, que fueron los de Sevilla, se
vendan a cinco pesetas el ejemplar (precio alto, o de oro) ms la
entrada al teatro donde se daba la lectura, que era otro medio de
obtener ingresos. En la actualidad ha cambiado este panorama y la
lectura del pregn de Semana Santa es un acto netamente cultural y de
difusin, sin fines lucrativos.
VII
El Directorio de Piedad, ha fomentado el rezo del Va Lucis,
consistente en un ejercicio que, como sucede en el Va Crucis, los
fieles recorriendo un camino preestablecido, meditan y rezan en cada
estacin. En los Va Lucis son meditadas las diversas apariciones de
Jess -desde la Resurreccin a la Ascensin- contemplando la
perspectiva de la Parusa.
En ella manifest Cristo su gloria a los discpulos en espera del
espritu prometido, confort su fe, y fueron culminadas las enseanzas
sobre el Reino, determinando an ms la estructura sacramental y
jerrquica de la Iglesia721.
Mediante el ejercicio del Va Lucis los fieles recuerdan el
acontecimiento central de la fe, que es la Resurreccin de Cristo. Por
ello con estos rezos los fieles completan su participacin en la Pasin;
con el Va Crucis lo hacen con los acontecimientos primeros, o sea, los
de Cristo en su Pasin; con el Va Lucis participan en el segundo
momento cumbre de la cristiandad que es el de la Resurreccin.
El camino, como metfora o como smbolo, est presente en
estos dos ejercicios. Introducir como costumbre arraigada esta prctica
necesitar de tiempo, pero es muy coherente el nuevo ejercicio de
piedad, que con los aos esperemos verlo como una prctica religiosa
plenamente asentada. Las prcticas piadosas tambin necesitan
721

Directorio sobre la Piedad Popular. Pg. 116. BAC-Documentos. Madrid -2002.

724

renovarse, adaptarse a los tiempos y perfeccionarse, evolucionando al


comps de la propia cultura del pueblo.
El Va Crucis es espectacular porque se reza en comunidad, los
fieles son convocados por las parroquias y las cofradas, y suelen tener
mucha asistencia de seguidores y penitentes. Hace treinta aos se
rezaba llevando cirios encendidos, una mayora de damas vestan
hbito morado para esa ocasin y de sus manos sola pender un rosario,
el ambiente era, a pesar del espacio abierto en el que se desarrollaba,
intimista, quizs por ello discurra por calles poco alumbradas.
Los lugares por los que transcurra el desfile no eran nada
balades, se elegan calles rampantes, tortuosas, estrechas y tenebrosas,
que solan ser las del casco antiguo; todo ello conectaba el rezo con el
espritu piadoso penitencial de las gentes; al final del recorrido, como
espacio simblico por su capacidad de envolvente acogimiento, se
terminaba el rezo en una plaza, o en la iglesia, en donde se emitan las
ltimas meditaciones.
Los gestos y los espacios tenan su significado, y muy hondo.
Ahora los criterios son otros y suelen estar fundamentados en repartos
equitativos de protagonismo entre las cofradas participantes, o cosas
por el estilo. Nuestra conclusin, severa, es que se ha ganado en
difusin, pero se ha perdido profundidad.
Tambin se ha perdido un enlace infalible en el rezo del Va
Crucis, como es la msica. Ella funde entre s los corazones; el canto
religioso es una hermosa forma de orar. En la actualidad los cantos son
cada vez menos acompasados y sus estrofas ms largas; ello determina
que se memoricen menos y se canten peor.
No olvidemos que el canto expresa el sentimiento interior y
forma parte importante de la tradicin popular, de ah que estimamos
que no se ha estado acertado al cambiarlos tan radicalmente, tanto en
sus letras como en sus tonos, y al buscar con ellos una actualidad y
modernizacin tan arriesgadas han conseguido a juzgar por las pocas
personas que participan en ello, que se pierda o al menos se devalue, el
fervor de la oracin a travs del canto.
Otra contradiccin es que cambian cada poco tiempo de letra y
de tono. La Semana Santa, pues, adolece de cantos propios que enlacen
a los fieles en los rezos compartidos. Si cantar es orar, el Va Crucis
debe de ser cuidado desde esta propiedad.

725

Otra conclusin es la de manifestar la necesidad sentimental y


cultural de recuperar las humildes hornacinas pblicas de los vas
crucis. Algunos pueblos tras aos de insensata destruccin o
enmaraado olvido, han emprendido su restauracin. Son muy
interesantes porque suele ser arte popular el que las ocupa. Ahora ya es
muy difcil encontrar este tipo de obras y se da la casualidad que casi
nunca pueden ser explicadas porque no saben casi nada acerca de ellas,
excepto que estn ah y que han estado de toda la vida722.
El rezo del Va Crucis es de las expresiones populares ms
hermosas que ha mantenido activo el espritu penitencial de la Semana
Santa. El pblico, en general, reza, expresa con respeto su devocin y
estas actitudes son constantes a lo largo del tiempo. El mximo
exponente de la penitencia compartida por el grupo eclesial es el rezo
de las Estaciones.
Un Va Crucis est inserto en la mayora de claustros y en la
nave central de todas las iglesias o ermitas. Es una gua y un icono de
los ms emblemticos de toda la cristiandad. En las ltimas dcadas es
frecuente que se hayan erigido las catorce capillas correspondientes a
las catorce estaciones del Va Crucis, a lo largo de los caminos
conducentes a algn santuario o convento, y que se convoquen rezos,
sobre todo los viernes de cuaresma.
VIII
Lo primero que hemos captado acerca de los sermones
cuaresmales es que en la actualidad es un gnero literario adormecido.
Los oradores siempre han sido personas carismticas, con slida
preparacin teolgica, y los temas desarrollados los exponan con
meridiana pedagoga. Era una leccin magistral de catecismo pero
desarrollada con una gran puesta en escena. El orador actuaba como
una estrella desde su particular escenario, que era el plpito.
Un sermn pasionario, que es el aqu tratado, no resiste por parte
de los fieles su desarrollo tradicional, ni en la forma, ni en la extensin,
722

Eugenio DOrs deca que el mejor cicerone era el mudo porque cuando te mostraba el
monumento no hablaba. Estas capillas son as, mudas y un cmulo de datos para saber cmo eran
nuestros mayores y cmo eran los pueblos. Los pasajes representados suelen ser de aspecto ingenuo
y su estilo artstico es popular en la mayora de los casos. En estos tiempos, si un Va Crucis
pblico fuera instalado, se requerira a los pintores y grabadores ms famosos, pues la calidad de lo
realizado empezara a partir de la fama del autor y de las cantidades abonadas por tal trabajo. En
este sentido el arte religioso popular ha perdido mucho de su encanto entre otras razones porque ya
casi ni existe.

726

ni en los contenidos, particularmente los de estilo barroco


fundamentados en el miedo y la vida sombra que determinaban; todo
ello queda ya lejos en el tiempo. Quizs por su mucha enseanza la
conclusin ms precisa sea la conveniencia de recuperar el sermn
tradicional, aunque adaptado a las corrientes lxicas y discursivas
actuales que pasan por ser menos dirigido el discurso y menos
apocalptico.
Estos textos es innegable que constituyeron desde el siglo XVI
al XVII un movimiento mstico, de gran expresividad, de una esttica
religiosa muy profunda, como profundas eran las convicciones del
predicador. El lenguaje asequible y reconfortable ayudaba a entender el
evangelio y la vida del ms all. Buscaban, adems, el sosiego.
Posiblemente este periodo sealado antes sea un parntesis en la
forma de ofrecer sermones. Pronto derivaron hacia un discurso
castigador que enlazaba con aquellos otros que extendi por toda
Espaa San Vicente Ferrer en el siglo XV. Las Misiones de Jesuitas,
sobre todo desde el siglo XVIII, dinamizaron mucho las prcticas
religiosas, pero es posible que a lo largo del tiempo haya sido
contraproducente someter a tanta presin a los fieles con el tema de la
salvacin.
En cualquier caso el sermn es, a grandes rasgos, un discurso
que incita a la superacin y a la perfeccin, algo que no siempre
motiva a ser practicado, pero devolverle su reconocimiento y
credibilidad, as como su eficacia, es la idea que nos ha transmitido la
lectura de alguno de estos sermones.
Dice el Eclesiats en su captulo III, que todo tiene su tiempo, el
del sermn -creemos- lo tuvo pero ya no lo tiene. Y si hay tiempo de
nacer, tiempo de morir, tiempo de sembrar y tiempo de recoger la
cosecha, la razn llama a recuperar el Sermn, previo estudio y
adaptacin a la mentalidad actual. Ello requiere paciencia, que traer de
nuevo el sermn ya que es un gnero culto, pedaggico y eficaz en la
mayora de las ocasiones, y que en estos tiempos requiere dulzura y
mesura.
Acogidos al libro del Eclesiastes, terminamos nuestro trabajo con
el versculo 11 que dice:
Todas las cosas que hizo Dios son buenas, usadas a su tiempo.

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Helln
REDOBLE HELLN: LA Ciudad del Tambor. Asociacin de
Cofradas y Hermandades de Semana Santa. Helln. Aos: 19752002

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Lleida
REAL, VENERABLE Y MUY ILUSTRE CONGREGACIN DE
NUESTRA SEORA Lleida 2002
Medina del Campo (Valladolid)
BOLETN INFORMATIVO (N. 1, Ed. 1972). Cofrada
Penitencial de Nuestro Padre Jess Atado a la Columna. Medina
del Campo. Aos 2002, 2003 2004
50 ANIVERSARIO 1913-1993 Cofrada Penitencial Ntro. Padre
Atado a la columna, Medina de Campo 1993
Orihuela (Alicante)
SOCIEDAD Y COMPAA DE ARMAOS 1881-1981 Orihuela
1981
Tabarra (Albacete)
50 ANIVERSARIO DEL CRISTO DE LA COLUMNA 19542004 Hermandad del Cristo de la Columna, Tabarra 2004
Valladolid
SEMANA SANTA Junta de Cofradas de Seman Santa.
Valladolid. Aos: 2000, 2004
Zamora
BARANDALES Junta Pro Semana Santa. Zamora. Aos: 1999,
2000
PRENDIMIENTO Hermandad del Santsimo Cristo del Espritu
Santo. Zamora. Ao 1998
Zaragoza
COLUMNA Revista informativa de la Real, Pontificia,
Antiqusima, Ilustre y Penitencial Cofrada del Seor Atado a la
columna y de Nuestra Seora de la Fraternidad en el Mayor Dolor.
Zaragoza. Aos: 2001, 2002, 2003, 2004

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