Leyendas Guaraníes
Leyendas Guaraníes
Continuado con las leyendas de los indios guaranes, luego de la historia del
Mbopi-Guazu, o el origen del Vampiro, ahora les tenemos la historia del pueblo
botocudos, que fue bendecido por un gran don, el de hacer que sus huellas en la
tierra, tengan forma contraria al paso que llevaban, virtud que evitaba que este
pueblo pueda ser perseguido por cualquier enemigo, tambin fueron llamados los
Puihta-Yovi, y segn se sabe, habitaban la zona sur del Brasil y las selvas del
este del Paraguay.
Esta historia fue escrita por Oriol Sole Rodrguez en la revista El Mercurio
Peruano en 1919. La verdad, es que esta historia nos hace recordar mucho a las
maravillosas historias del realismo mgico del gran escritor colombiano, Gabriel
Garca Mrquez.
LOS PUIHTA-YOVAI (1) de Oriol Sole Rodrguez
La aldea estaba triste, y hasta el cielo pareca asociarse al duelo de los gentiles,
cubriendo su puro azur con un manto de nubes aplomadas.
II
Muy avanzada la noche llegaron otros escuchas, los cuales refirieron que
numerosas fuerzas enemigas trataban de circundar la poblacin. No haba, pues,
tiempo que perder. Toda la tribu se puso en movimiento y, poco despus, iniciaba
su xodo desesperado a ignoradas y lejanas latitudes, oyendo a sus espaldas el
alarido rabioso de las huestes invasoras burladas.
La marcha dur toda una luna (4), y fue penosa y dura. Cuando los botocudos
acamparon definitivamente, se encontraban a enorme distancia de la
abandonada terruca, y haban recorrido parajes donde ningn otro ser humano
haba pisado jams.
III
Entre tanto ocurra una cosa extraordinaria en la indiada del maln. Sus
avanzadas dieron pronto con las huellas de los fugitivos y las siguieron un da
entero, al cabo del cual observaron estupefactos que se hallaban en el mismo
sitio de partida.
Las huellas se hacan ms confusas cada da, a causa de las pisadas de los
exploradores, que se mezclaban con las dejadas por los del xodo; y aquellos
seguan recorriendo delirantes los mismos labernticos senderos, cayendo
exhaustos poco a poco en el camino, hasta que, uno tras otro, fueron pagando
con su vida el loco empeo de hallar el rastro verdadero de los indios
perseguidos.
IV
- Ha llegado mi hora y voy a dejaros para siempre, pero antes os har una
importante revelacin. Poseis sin saberlo un don extraordinario y precioso, que
el mismo espritu que os castig ha querido concederos: el de caminar sin que
vuestros pies impriman la huella de la direccin que llevan.
Abandonad este lugar tan luego me hallis enterrado y volved a vuestra aldea,
que ya no hallaris enemigos en el camino. Seguid sin desviaros la ruta que os
marque quarac (5) y al cabo de los das y las noches que contraris en las
semillas del quipus (6) que os entrego, vuestro viaje habr terminado.
Sepultado el abar, parti la indiada botocuda, siguiendo la ruta del sol. Da a
da se separaba una nueva semilla del quipus y cuando se lleg a la ltima, un
bosque de humanos esqueletos se present a la vista de los gentiles
(1) Puihta-Yovi, Indios de raza guaran, que poseen la habilidad de despistar al que le
persigue, dando determinadas forma al pie, en virtud de lo cual es imposible saber la direccin
en que caminan. Habitan en el sur del Brasil; y se dice que en las selvas vrgenes del este del
Paraguay hay tambin ncleos de esos indios que se han unido a los guaranes.
(2) Abar, sacerdote o hechicero en guaran.
(3) Los guaranes creen en la supervivencia de los espritus. Estos no abandonan el cuerpo
despus de la muerte de las personas, pues viven en sus cercanas por largo tiempo, rondando las
casas y pueblos de los muertos. El espritu es protector para los buenos y casita inexorablemente
a los malos.
(4) Los guaranes tienen el mes lunar y cuentan tambin los das por soles.
(5) Quarac, guaran para sol.
(6) Quipus, Semillas de cayutero.