Assoun Paul Laurent - El Freudismo
Assoun Paul Laurent - El Freudismo
Assoun Paul Laurent - El Freudismo
EL FREUDISMO
Paul - Laurent Assoun, 2001
Traduccin: Tatiana Sule Fernndez
PREFACIO
A un clebre escritor francs le causaba tristeza el hecho de que la palabra
freudismo viniera de Freud y no de Freude, esa palabra alemana que
significa alegra![1] Es probable que para l el nombre propio del fundador del
psicoanlisis se asociara de manera espontnea con alguna tristeza, como si algo de
la alegra de vivir as slo fuera la suya se perturbara por aquello que, en el
patronmico Freud, se relaciona con cierta mala noticia, con alguna oscura
depresin. Al menos era la intuicin de que Freud, nombre de persona, ya se haba
convertido en un significante dotado de fuerza propia, coctel extrao de atraccin
repulsiva por la cosa ligada a su nombre. En efecto, tal vez aparece una sombra
sobre el hecho humano, desde que se le introduce cierta cosa, vinculada con el
nombre de Freud.
El inters del regreso a Freud promovido por Jacques Lacan a partir de los
aos 1953-1955 es el de volver a los inicios prometedores y al fondo desastroso del
freudismo a la francesa. Cuando el dramaturgo Henri-Ren Lenormand se lanza
con tanto apetito sobre las doctrinas de Freud, qu ve en ellas? La evocacin es
elocuente: El ballet de los smbolos, de la imago, de la libido, de las represiones,
de las emociones, del preconsciente, que eran los protagonistas de la nueva
coreografa del alma humana.[14] Dentro de ese vrtigo coreogrfico, las nociones
se vuelven imgenes actrices. No es que la literatura no sea una buena manera de
encontrar el efecto freudiano:[15] sino que preso as en esa coreografa del alma
humana, que se convierte en su llave mgica, el pensamiento Freud perda
esa agudeza que los analistas freudianos se empearon en defender y que un
Lacan se dedic a volver a afilar.
II
Se trata de una Sachlichkeit, de tres partes. Ser freudiano sera producir tres
actos intelectuales:
Uno puede proponerse verificarlo: todos los pre, post o neo freudianos o
bien niegan o bien ponen en segundo lugar la dimensin inconsciente de la psique,
o bien elaboran la hipstasis de un Inconsciente maysculo. El inconsciente,
adems, no deja de ser desupuesto: ser freudiano es resuponerlo contra su
propia eviccin.
Se dir que esto es algo menor, pero nada es ms difcil que sacar todas las
consecuencias de esa dinmica mayor sin la cual el inconsciente no sera sino un
lugar vaco. Verifiqumoslo una vez ms: se ha buscado fuera de la represin la
clave de la psiquis, no slo para completarla, sino para invalidarla, indagando un
ms all de la represin. Ser freudiano es una manera de comprometerse a no
volver a ese gesto costoso: reconocer la represin.
El aggiornamento posfreudiano:
el porvenir de una ilusin
En pocas palabras, nos parece que cierto posfreudismo se opera por medio
de una resistencia interna a Freud. Por ello concordamos con la intuicin de Lacan
en la necesidad de un regreso a Freud, no como repliegue al origen, sino como
reviviscencia de la realidad asociada con su cosa, en su denominacin
(freudiana).
La hechicera en el trabajo
o el freudismo como work in progress
El siglo freudiano
Esto se hace a partir del texto freudiano. Tener tratos con el escrito freudiano
es estar en contacto con ese objeto que se difunde del texto, de su estilo y de su
propsito. Leer a Freud no es nunca releerlo solamente, porque es verse siempre
sorprendido por algo que, despus de innumerables lecturas, no se haba ledo
bien o por un detalle, un efecto de estilo del cual uno no se haba percatado. Texto
que dice siempre ms de lo que se haba entendido la primera vez (y habr
reproches por volver a leer sin cesar a este autor en lugar de pasar a otra cosa!).
Ser freudiano es, pues, finalmente, creer en Freud, en lo que dice, es darle
crdito? Con seguridad, pero a partir de esa consideracin cuya paradoja
quisiramos exponer: es que este gran creador no inventa nada entindase
nada que no venga de lo real, de esa versin muy singular de lo real que se designa
como inconsciente.
La mxima freudiana
Ms bien Freud confirma y advierte: Primero uno cede en las palabras (In
Worten), y despus, poco a poco, en la cosa misma (In der Sache).[29] Y la cosa es
justamente lo sexual o el amor (en su versin inconsciente).
Sin duda, en ese sentido es en el que Freud, como lo hemos visto, declinaba
sus Schibboleth. No, nos parece, para asegurarse de una ortodoxia sino para
asegurarse de que no se abandone esa realidad del pensamiento, por no decir de
los ojos
Es el caso del complejo de Edipo, se cree saber tan bien lo que es, que no
se piensa ms que en poner el acento en otra cosa. Ser freudiano es cierta manera
de llevar el Edipo a todas partes donde acta, ya que tambin de all est
descontado.
Pero qu quiere decir poner el acento en lo sexual? Es recordar que las cosas
del amor no estn escritas en una hoja aparte. La cuestin no es darle su parte a
la sexualidad, sino comprender que lo sexual est en todas partes, justamente
porque est ah donde no se sabe que acta.
III
Es una entrada por la puerta del saber Freud se debe a ella. Pero aqu
tenemos que dibujar firmemente su circuito en forma de silogismo. Si el
psicoanlisis es susceptible de juzgarse, no lo es en absoluto fuera del terreno de la
ciencia. No hay otra manera de juzgar el saber de los procesos inconscientes que
el ideal de la ciencia. Hay una episteme del inconsciente[31] sta es la mayor del
silogismo. Justamente porque el saber del inconsciente est incluido en el terreno
de la ciencia, el freudismo no es una visin del mundo otra manera de
significar que el saber del inconsciente es que no es una visin del mundo (del
Inconsciente).
ARTHUR SCHNITZLER,
Relations et solitudes,
Tal vez, de entrada, es preciso ser suspicaz ante una distincin semejante que
gira irresistiblemente hacia la separacin, incluso la oposicin: No se quiere
sugerir, con esto mismo, que el psicoanlisis est abiertamente hipotecado por
una subjetividad arbitraria en este sentido, la de Sigmund Freud, de manera que
habra que tener el cuidado de recordar, en cada evocacin de la ciencia
psicoanaltica, que est gravada con una filosofa subjetiva (as sea genial)?
Pensemos en la manera en que el sentido comn pronuncia el famoso: Es muy
freudiano! expresin que tiene la virtud de remitir el hecho mismo que evoca
los manes de Freud a una especie de secreto medio fascinante, medio arbitrario
donde el muy subraya el exceso de una subjetividad y con ello cierra la
investigacin (es tan freudiano que ya no hay nada ms que decir sino
nombrarlo as!) freudiano que, por lo dems, se agota rpidamente por la
referencia a la sexualidad o el Edipo, en pocas palabras, algunas consignas. En
este sentido, una de las formas ms comunes y ms anodinas pero no menos
eficaces de resistencias al psicoanlisis bien podra apoyarse en esa separacin
del psicoanlisis y del freudismo. El freudismo ha actuado contra el
psicoanlisis y, entre otras cosas, con este fin, se ha puesto en circulacin esta
etiqueta. Nada afectaba ms a Freud que ver la objetividad de sus logros
psicoanalticos discutida con base en una atribucin de paternidad. Si se habla, no
obstante, de freudismo, es seal de que el psicoanlisis an no ha recibido el
estatus de cientificidad. sta sera an la fase mitolgica de la llegada del
psicoanlisis, algo as como su prehistoria. Cuando el psicoanlisis haya
alcanzado su propia autonoma, se desprender de su fundador.
En qu se basa, pues, ese xito del psicoanlisis, esa seduccin que ejerce en
el burgus europeo? Sera ingenuo creer que todas esas multitudes de adeptos
entusiastas hayan llegado al psicoanlisis por inters en los problemas que la
psiquiatra plantea a sus especialistas Ellos no conocieron el freudismo por esos
caminos (op. cit., p. 86).
Este juicio, que desde entonces se retoma de manera regular sin que
necesariamente se cite, merece ser bien entendido para juzgar la confrontacin
del freudismo dentro de este registro. Se comprende el lazo entre las dos
acepciones peyorativas del freudismo: precisamente como pansexualismo el
freudismo seducir y desacreditar a los ideales. Su misterio residira entonces
en ese arte de quitar todas las ilusiones mejor an: de transformar todo lo que no
es sexualidad en ilusin cumpliendo una funcin ilusionadora sin precedentes.
6] Por ltimo, cabe observar una distincin en los defensores (mitigados) del
psicoanlisis, entre las propias teoras de Freud y lo que se ha acreditado como
freudismo. As, al evocar el sexualismo y el simbolismo molestos, Y. Le Lay cree
tener que precisar: son abusos fciles de remediar y que no justifican en nada la
reprobacin que afecta al freudismo: (op. cit., p. 196). El freudismo de algn modo
sera el esnobismo freudiano (Robert de Traz, p. 197), que habra que distinguir
de la posicin del propio Freud.
La dominante en este uso del trmino es, una vez ms, la identificacin del
freudismo con el pansexualismo lo que exigir un examen (infra, cap. III, p. 95 ss.)
que introduce casi mecnicamente la idea de sobreestimacin del mvil sexual.
No es intil recordar aqu que el auto de fe de las obras de Freud por parte
de los nazis se hizo igualmente con base en esto. Freud resume el problema con el
humor propio de lo trgico de la situacin: me dijeron que el psicoanlisis se
opona a su Weltanschauung y supongo que as es (palabras recogidas por el New
York Times, en Reik, Treinta aos con Freud). Thomas Mann vera en la marcha de
Hitler por Viena un smbolo de la venganza del nacionalsocialismo sobre la capital
del psicoanlisis! El freudismo sirve de estandarte literario como lo sealar
Lenormand:
El uso vulgarizado del trmino freudismo sirve, por ltimo, para designar
el efecto mgico y/o nocivo de esa pocin inventada por Sigmund Freud, especie
de Doctor Fausto, susceptible, no se sabe por qu misterioso poder de doble rostro,
tanto de curar como de perjudicar!
As, en una primera parte, habr que tomar en cuenta el avance del freudismo
como fundacin de conocimiento de los procesos inconscientes: ah est el
ncleo que permite situar al freudismo en relacin con la idea de visin del
mundo que, lo hemos visto, sirve para definirlo y por ende para situarlo en
relacin con la ciencia y el efecto que ah determina (metapsicologa). Saber cuyo
objeto, problematizado as, es la sexualidad.
Freud emplea a propsito una palabra muy fuerte para designar su relacin
con el psicoanlisis, la palabra creacin (Schpfung): Si en lo que sigue hago
contribuciones a la historia del movimiento psicoanaltico leemos en las pginas
preliminares de Contribucin a la historia del movimiento psicoanaltico, en 1914,
nadie tendr derecho a asombrarse por su carcter subjetivo ni por el papel que en
esa historia cabe a mi persona. En efecto, el psicoanlisis es creacin ma Quin
podra hablar con mayor conocimiento de causa que aquel que lo trajo al mundo?
4] Hay que situar un ltimo giro en los aos del decenio de 1920. Ms all del
principio de placer manifiesta la impronta de la investigacin freudiana sobre el
psicoanlisis. El freudismo entra en su fase de reconocimiento irresistible en el
centro mismo de las resistencias. El ensayo de Thomas Mann sobre Freud y el
pensamiento moderno (1929) descubrimiento de una posicin del freudismo en la
modernidad y la atribucin del premio Goethe (1930) son el smbolo de esto, as
como los homenajes por su octogsimo aniversario (1936). En cambio, los vanos
esfuerzos desplegados por los amigos de Freud para que se le atribuyera el premio
Nobel (entre 1927 y 1938), paralelamente a la lucha del propio Freud contra la
enfermedad (de 1923 a su muerte en septiembre de 1939), confirman el
antagonismo del freudismo y de las convenciones: entre el freudismo y el
mundo no se habr dado un happy end aquel del que Freud se regocijaba
amargamente como la prueba de que siete octavas partes del mundo siguen
siendo hostiles al psicoanlisis
Aqu es donde hay que ubicar la fidelidad que exhibe el fundador del
psicoanlisis a la instancia de la ciencia en el sentido estricto de ciencias exactas o
ciencias de la naturaleza (Naturwissenschaften), cuyo prototipo es proporcionado
por la fsica y por la qumica, como lo significa el trmino Psico-anlisis, que pone
acento en la descomposicin de las sustancias y su reduccin a elementos ms
originales. De manera correlativa, la virtud analtica es la unilateralidad
(Einzeitigkeit) para entenderse literalmente como el acento que se pone en la
parte en detrimento del todo.
En efecto, Freud relaciona ese trabajo, que consiste en reducir la psique a las
mociones pulsionales, con el trabajo del qumico sobre las sustancias que
encuentra en la naturaleza y lleva a su laboratorio (Nuevos caminos de la terapia
psicoanaltica, 1918). Se trata, aqu y all, de aislar la materia fundamental, el
elemento que se ha vuelto imposible de reconocer por su combinacin con otros
elementos. El reproche de pansexualismo constituye desde este punto de vista
un contrasentido epistemolgico:
Es justamente lo que anima la visin del mundo: arreglar las cosas en una
totalidad de algn modo ms divertida, cmoda o ventajosa. En contraste, se
trata de ubicarse ante lo real, en su propia aridez.
Lo que contrasta con esta visin cientfica del mundo en esta oportunidad
est caracterizado como Weltanschauung mstica.
I. EL METAPSICLOGO Y SU PSICOANLISIS
Por la propia necesidad de dar forma al psicoanlisis como saber sui generis y
para dar derecho a la experiencia que cubre, de alguna manera Freud debe asumir
la funcin de metapsiclogo. Ahora bien, la metapsicologa interviene en el
momento en el que el material se muestra insuficientemente locuaz.
Puedo darle un consejo: cuando lea trabajos analticos, tome muy en cuenta
la fecha de su composicin Esto es justamente lo que los crticos ignoran:
parecera que para ellos el anlisis ha cado del Cielo o salido del Infierno, que est
fijo, como un bloque de lava, y que no se construye a partir de un conjunto de
hechos reunidos lenta y penosamente al precio de un trabajo metdico (a Smiley
Blanton, 20 de marzo de 1930 en Journal de mon analyse avec Freud, pp. 51-52).
La primera sntesis se ordena alrededor de una concepcin de la libido
(infantil) en su dimensin de objeto que hace posible una teora del conflicto
pulsional fundada en la represin (polo dinmico), articulada en torno a una
economa del principio de placer/realidad y asumiendo una teora tpica de los
sistemas consciente, preconsciente, inconsciente. Esta sntesis se elabora, entre el
nacimiento de la metapsicologa (1895) y las grandes sntesis de La interpretacin de
los sueos (1900) y Tres ensayos de teora sexual (1905).
El tercer momento genera una segunda sntesis: sta se vuelve visible con el
giro de 1920: introduccin de la pulsin de muerte que reorganiza una nueva
concepcin econmica de Ms all del principio de placer, reorienta el eje del conflicto
de las pulsiones fundamentales Eros y Tnatos sustituyen a las pulsiones
sexuales y de autoconservacin del primer dualismo pulsional (de los aos 1910);
produccin de un modelo conocido con el nombre de segundo tpico yo, ello,
supery en el ensayo El yo y el ello (1923); por ltimo, instalacin de una nueva
concepcin del sujeto, la de la escisin del yo (Ichspaltung) (La escisin del yo en el
proceso defensivo, 1938).
Por otro lado, Freud marca su simpata por las filosofas que interrogan el
anverso de la razn por medio de un racionalismo no menos decidido. Prueba de
ello son la confrontacin que sostiene con Kant as como con el pensamiento de la
Ilustracin (Lessing, Lichtenberg).
Esta frmula se halla en una carta a Max Eitingon del 22 de abril de 1938,
consecutiva a una lectura de Chestov: Usted no imagina hasta qu punto me son
ajenas todas estas cogitaciones (Verkrmpfungen) filosficas. La nica satisfaccin
que obtengo es saber que no participo en esa lamentable mezcla de poderes
intelectuales. Los filsofos sin duda creen que con esos estudios contribuyeron al
desarrollo del pensamiento humano, pero hay un problema psicolgico o aun
psicopatolgico tras cada uno de ellos (citado por Jones, op. cit.).
ste es uno de los primeros aforismos de la obra de Freud (1938, GW, XVII,
p. 152 [23, p. 302]). La idea se encuentra desarrollada en las Nuevas conferencias:
Cabe imaginar, tambin, que ciertas prcticas msticas consignan desordenar los
vnculos normales entre los diversos distritos anmicos de suerte que, por ejemplo,
la percepcin logre asir, en lo profundo del yo y del ello, nexos que de otro modo le
seran inasequibles (GW, XV, 86 [22, p. 74]).
Con mayor precisin an, la idea de una dimensin filogentica (en el plano
de la especie), correlativa al desarrollo ontogentico (en el plano del individuo)
idea especificada por la embriologa, siguiendo las huellas de Darwin, por medio
de su discpulo alemn Ernst Haeckel (1834-1919) desempe un papel esencial
en el modo de pensar freudiano.
I. FREUDISMO Y SEXOLOGA
Todo el aporte del freudismo se da, pues, dentro de esa extensin del
concepto de sexualidad a partir de la referencia a la libido infantil.
En esa oportunidad Freud reconoce: El punto dbil de nuestra concepcin
reside en el hecho de que no se puede definir con precisin lo que es y lo que no es
sexualidad. En los Tres ensayos, Freud se ahorra una gran discusin al respecto,
porque la legitimidad de la extensin del concepto de sexualidad se desprende del contenido
del libro (11 de noviembre de 1908, op. cit., p. 55).
Tal es el sentido histrico de los Tres ensayos: la obra realiza in actu una
extensin del concepto de sexualidad. Eso significa que, una vez establecido el
estatus pregenital de la libido con referencia a las perversiones y actualizado el
mundo infantil, la sexualidad cambi ipso facto de rostro. No hay en absoluto
necesidad de epilogar, parece decir Freud, en relacin con el verdadero sentido
de la palabra sexualidad. A la siguiente objecin:
Las primeras lneas del ensayo sobre el narcisismo lo indican con claridad: si
se encuentran rasgos de ese comportamiento narcisista en los homosexuales, el
narcisismo, en lugar de una simple perversin, puede entrar en cuenta en un
radio ms vasto y reclamar su sitio dentro del desarrollo sexual regular del
hombre (GW, X, p. 138 [14, p. 71]).
Palabras citadas por Richard F. Sterba (op. cit.) y que l sita hacia 1929-1930.
Alusin al doctor-milagro de la cancin infantil: Soy el doctor Eisenbart/curo a la
gente con mi arte/hago marchar a los ciegos y devuelvo la vista a los cojos. Podra
ser que Freud haya emitido este juicio en el contexto de una conferencia de
Wilhelm Reich, gran terapeuta de lo social por medio del orgasmo. De alguna
forma en respuesta a aquellos que confunden freudismo y eisenbartismo
que, por su parte, conlleva numerosas variantes!
Tenemos aqu una madre patria y debemos fortalecer nuestro imperio contra
todo y contra todo el mundo, proclama Freud en una carta a Ferenczi del 3 de
abril de 1910 (citado por Jones, op. cit., t. II, p. 74). De tal manera que esto es el alfa
y el omega del saber freudiano. Qu es neurosis y qu no lo es? una disputa
sobre las palabras. Comience por aprender algo sobre las neurosis, luego sabr lo
que es. Este consejo a Joseph Wortis (1 de noviembre de 1934, en J. Wortis, Notes
sur mon analyse avec Freud, op. cit., p. 68) vale para cualquier usuario del freudismo.
Ese relato tiene dos variantes: la de la seduccin, donde el nio (el futuro
neurotizado) dice haber sido blanco de una maniobra de seduccin sexual y la
denominada coito de los padres, donde cuenta haber sido testigo de las
relaciones sexuales entre adultos (la mayor parte del tiempo sus propios padres).
Ese espectculo se vive con un sentimiento de terror (Schreck) que sella su
valor traumtico.
Se sabe que Freud confa a Fliess las dudas sobre su teora, en la carta del 21
de septiembre de 1897, donde declara no creer ya en su neurotica. Un cuarto de
siglo despus de los hechos, en la Selbstdarstellung, evoca ese error, del que se
desdice, que lo lleva a comprender el poder de los fantasmas de deseo activos
tras los acontecimientos reales. El hecho de que esta cuestin, alrededor de un
siglo despus, haya podido ser objeto de uno de los debates ms apasionados de la
historia del freudismo (cf. Janet Malcom, Tempte aux Archives Freud, PUF, 1986) da
testimonio de su dificultad y al mismo tiempo de la confusin de la interpretacin
a la cual da lugar ese paso en falso tan fecundo del psicoanlisis.
As, hay que entender la referencia a la neurosis como dotada de una especie
de personalidad mtica:
Por otra parte, mediante la teora de la escisin del yo y del fetichismo, Freud
hace posible que se ponga en perspectiva la forma deseante de lo perverso, que
rompe con la teora de la perversin en trminos de anomala pura y simple.
Cabe destacar que en esto Freud hace que el centro de la palabra magistral
(Charcot) pase a la palabra del sntoma (magistralmente restituida): Como
maestro, Charcot era directamente cautivante, cada una de sus conferencias era una
pequea obra de arte por su edificio de articulacin, de tan acabada forma y tan
persuasiva que durante todo el da, no consegua uno quitarse del odo la palabra
por l dicha, ni de la mente lo que haba demostrado (op. cit.). Esta Kunstwerk
Aufbau und Gliederung es la que se encuentra en la historia de caso freudiana, con
los recursos de un estilo sencillo.
De all el efecto novelesco que, vindolo bien, procede del propio sujeto, en
el sentido clnico y literario:
Me sorprende que las historias de los enfermos que escribo se puedan leer
como novelas (Novellen) y que carezcan del sello serio de la cientificidad. Debo
consolarme por el hecho de que este estado de cosas evidentemente puede
atribursele a la naturaleza del sujeto ms que a mi eleccin personal (Estudios sobre
la histeria, PUF, p. 127).
Triloga definida por Freud en el texto que lleva ese ttulo (1914). Hay que
destacar las fuertes reservas que Freud emite contra la corriente que, siguiendo a
Ferenczi, lleva a un primer plano el acting-out. Lo que sigue siendo determinante es
sin duda la travesa de la representacin. El acto no podra remplazar a la
rememoracin: el recuerdo en acto debe llevar al recuerdo propiamente dicho
(vase nuestra sntesis Del acto en Freud, Nouvelle Revue de Psychanalyse, XXXI,
1895, pp. 145-172, reproducida en Introduction a la metapsychologie freudienne, op. cit.,
pp. 79-208).
Lejos de ser neutra, esta tesis sugiere que el contenido objetivo del
psicoanlisis slo sera la imagen y la proyeccin terica de esas relaciones
vienesas particulares. No obstante, no deja de ser cierto que ciertos rasgos de la
subjetividad freudiana evocan a aquellos que se encasillan como personalidad
vienesa. En primer lugar, se puede observar una plasticidad de la subjetividad del
investigador, implicada permanentemente en su investigacin, una forma de
expresin que desenmascara las palabras de Freud evocan el estilo aforstico al
cual Karl Kraus dio sus ttulos de nobleza en Viena. No se puede negar que Freud
est implicado en esa crisis del sujeto que da su fuerza al escenario viens.
En ningn otro lugar ms como all [en Viena] sinti el analista tan
ntidamente la indiferencia hostil de los crculos cientficos e ilustrados (GW, X,
p. 81 [14, p. 39]). Es un hecho que, de Karl Kraus, simpatizante del psicoanlisis
que se volvi su enemigo acrrimo, a Egon Friedell (Histoire culturelle des temps
modernes, 1932), el freudismo encontr en su lugar de nacimiento enemistades
particularmente vivas. Vase tambin al respecto nuestro texto Freud et Wittgenstein,
PUF, 1988, 1996, p. 20 ss., para una actitud de crtica simpatizante que, a fin de
cuentas, contrasta con la hostilidad vienesa hacia el freudismo, su supuesto
producto!
El atesmo que exhibe Freud no podra, pues, hacer una excepcin con su
religin de origen. Por lo dems, se sabe que el tema del psicoanlisis ciencia
juda ha servido para reforzar, mediante un estereotipo antisemita, la hostilidad
hacia el contenido propio del psicoanlisis acreditado por el origen judo de la
mayor parte de los miembros del crculo freudiano original.
Desde otro punto de vista, encontramos en Freud una posicin segn la cual
la pertenencia al judasmo sera un elemento que facilita la inteligibilidad del
psicoanlisis.
Esto es algo que l le recuerda a Karl Abraham con el fin de hacerle entender
la dificultad de Jung para comprender el psicoanlisis. Es ms preciso an: No s
si su juicio es justificado cuando considera el psicoanlisis como un producto
directo del espritu judo le escribe a Enrico Morselli, pero si es el caso, yo no
me avergonzara (carta del 8 de febrero de 1926, en Correspondance, p. 397).
Curiosamente lo relaciona con la ausencia de elemento mstico, en
consecuencia, con cierta forma de sentido de lo real que formara parte de las
ventajas para dar derecho a la exigencia suprema del psicoanlisis (vase supra,
pp. 66-67).
Vase la carta a Jones del 7 de marzo de 1926: entre otras cosas que, segn
dice, slo le importan a l, encontramos la adhesin a la telepata o el hecho
de ser un fumador empedernido!
En una carta a Hans Ehrenwald, autor de una obra Sobre el supuesto espritu
judo, Freud confiesa haberse interrogado desde hace mucho tiempo sobre la
manera en que los judos haban adquirido el carcter que les es propio y seala,
como resultados muy fragmentarios: a consecuencia de la primera experiencia,
mosaica, del pueblo judo: El aspecto muy terrestre de la concepcin de la vida, el
abandono del pensamiento mgico y el rechazo del misticismo. Esto es lo que
vuelve problemtica la idea de una filiacin del freudismo con la cbala juda en el
sentido del que hablaba David Bakan (1958), como lo puntualiz Peter Gay, Un juif
sans Dieu (PUF, 1987, 1989).
Por lo dems, Freud manifiesta una simpata por las artes que se prestan de
manera literalmente formal a un anlisis del efecto sobre el espectador artes
plsticas en detrimento de esa forma esttica en la que el efecto acta de alguna
manera sin prestarse a ese tipo de anlisis.
La referencia a la ley moral es, pues, un dato muy riguroso en Freud, sobre
todo porque pone fin a cualquier discurso sobre la moralidad. Pero es preferible
que el psiclogo diga la verdad en vez de que esa tarea se le deje al cnico
(Lecciones de introduccin al psicoanlisis, XIII, GW, XI, 210). El psicoanlisis enuncia,
pues, la verdad, sin moralismo ni cinismo.
La ambicin de hablar sobre la cultura como tal se refuerza sin cesar hasta
en ese testamento que constituye Moiss y la religin monotesta (1938). En
consecuencia, tenemos que ver dibujarse cinticamente, de algn modo, el
freudismo como postura en relacin con la Kultur, por donde se convierte en una
corriente crtica de esa misma Kultur.
Von Ehrenfels, profesor en Praga, autor de una tica sexual publicada en 1907
con el ttulo Cuestiones fundamentales de la vida nerviosa y psquica, y que opone la
moral sexual civilizada moderna a la moral sexual llamada natural,
caracterizada por la hipocresa y la edulcoracin de la virilidad, en relacin con la
monogamia (caracterizada como feminizacin). A su manera, l resuma toda una
literatura que diagnosticaba un nerviosismo creciente de nuestra poca (ttulo
del ensayo de W. Erb, 1985) vinculado con el agotamiento de la civilizacin
industrial y el desarrollo de los transportes. Encontramos un resumen de esas tesis
difundidas desde entonces, al principio del ensayo de Freud. Cabe notar que Von
Ehrenfels fue invitado por el Crculo Freudiano de la Sociedad Psicoanaltica de
Viena, donde form parte del programa de reforma higinica destinado a
restablecer la salud sexual y social, Programme pour une rforme de la
reproduction por la slection (sesin del 26 de diciembre de 1908, en Les premiers
psychanalystes. Minutes de la Socit Psychanalytique de Vienne, Gallimard, t. II, pp. 97-
104).
No deja de ser ms notable an, que Freud subvierte, tan discreta como
firmemente, esa racionalidad evolucionista. Es algo que requiere para perfilar su
propio objeto pero, dentro de ese modelo simplemente acumulativo, introduce esa
funcin de carencia que encarna la neurosis civilizada!
Mi libro viene del hecho de haberme dado cuenta de que nuestra teora de
las pulsiones era insuficiente. Se dijo que yo trataba de imponer a los analistas la
pulsin de muerte. Pero yo soy slo como un viejo campesino que planta rboles
frutales, o como alguien que debe abandonar su casa y deja tras l un juguete para
que los nios puedan divertirse en su ausencia El abandono de la agresividad
crea el sentimiento de culpabilidad. Ahora les toca a ustedes jugar con esta idea.
Pero para m, esto constituye el progreso ms importante del anlisis (citado por
Sterba, op. cit., p. 100).
Hay que captar la postura freudiana hacia la poltica a la vez como reverso
de su diagnstico relativo al malestar de la cultura y como programa para
habitarla de alguna manera.
Por una parte, el rechazo explcito del fundador del psicoanlisis a una
identidad poltica.
Era en verdad una feminista (Fraurechtlehrin), hallaba injusto que las nias
no gozaran de las mismas libertades que los varones, y se rebelaba absolutamente
contra la suerte de la mujer (Sobre la psicognesis de un caso de homosexualidad
femenina, GW, XII, p. 299 [18, p. 161]).
No nos dejaremos extraviar por las objeciones de las feministas que quieren
imponernos una total igualacin e idntica apreciacin de ambos sexos (Vollige
Gleichstellung und Gleichschtzung der Geschlechte), pero s concederemos de buen
grado que tambin la mayora de los varones se quedan muy a la zaga del ideal
masculino, y que todos los individuos humanos, a consecuencia de su disposicin
[constitucional] bisexual, y de la herencia cruzada, renen en s caracteres
masculinos y femeninos, de suerte que la masculinidad y feminidad puras siguen
siendo construcciones tericas de contenido incierto (Algunas consecuencias
psquicas de la diferencia sexual anatmica, GW, XIV, p. 30 [19, p. 276]).
Por ltimo, hay que subrayar que la relacin del complejo de Edipo con la
castracin invertida donde est en juego el devenir mujer a travs de la entrada al
Edipo por la dificultad de la castracin, mientras que en el hombre el Edipo se
desata por la angustia de castracin marca con su sello el carcter de la mujer
como ser social. Con semejante diagnstico, Freud est consciente del objetivo
que con toda razn las feministas no podran dejar de perseguir:
Se puede prever que los feministas entre los hombres, pero tambin nuestras
analistas mujeres, discreparn con estas puntualizaciones. Difcilmente dejarn de
objetar de que tales doctrinas provienen del complejo de masculinidad del varn
y estn destinadas a procurar justificacin terica a su innata tendencia a rebajar y
oprimir a la mujer (Sobre la sexualidad femenina, GW, XIV, 523 [21, p. 232n]).
V. FREUDISMO Y MARXISMO
Hay que recordar que el joven Freud fue contemporneo del nacimiento de
la social-democracia alemana (Congreso de Gotha, 1875): en esa poca, Eduard
Silberstein, su mejor amigo, es socialdemcrata en un sentido ms marxiano y
lassalliano. Freud, en su obra, utiliza los trminos marxismo, bolchevismo,
comunismo y socialismo. Resulta en vano buscar en su obra publicada
referencias a Lenin o al leninismo.
En todo caso, ciertamente el freudismo abri una brecha tal en el mundo del
sentido y de la cultura que un mundo sin Freud S. Zweig lo deca justo tras su
muerte ya no tiene el mismo rostro. Sentimiento que se confirma medio siglo
despus. Si hubiera que resumirlo, este efecto viene a ser la actualizacin de un
sujeto que, gracias al saber freudiano, encontr sus marcas, ese sujeto inconsciente
que estorba al imaginario del individuo, la creencia enajenante en su identidad. De
entrada, esa parte desconocida ya no puede ignorarse: el psicoanlisis dio forma a
esa preocupacin, introducindola con tanta obstinacin en la cultura que se lig
ntimamente con su destino, con el nombre de freudismo.
BIBLIOGRAFA
Abajo encontraremos algunos estudios representativos que contribuyen a la
aprehensin del freudismo, es decir, centrados explcitamente en la persona de
Freud y/o cierto aspecto determinante de la empresa freudiana.
I] ESTUDIOS-TESTIMONIOS
Jones, Ernest, La vie et loeuvre de Sigmund Freud, PUF, 3 vols., 1969-1970 [Vida
y obra de Sigmund Freud, 3 vols., Buenos Aires, Horm].
Reich, Wilhelm, Reich parle de Freud, Payot, 1972 [Reich habla de Freud,
Barcelona, Anagrama].
Wortis, Joseph, Notes sur mon analyse avec Freud, Denol, 1974.
Lacan, Jacques, crits, Seuil, 1966 [Escritos 1 y 2, Mxico, Siglo XXI, 1986].
[2]
Payot & Ca. <<
[3]
Guillaume Apollinaire, La disparition du Dr. Otto Gross, Le Mercure de
France, 16 de enero de 1914. Cf. la sntesis de Jacques Poirier sobre la recepcin de
Freud, Littrature et psychanalyse, ditions universitaires de Dijon, 1998. <<
[4]
Jules Romains, Aperu de la psychanalyse, La NRF, t. 18, 1 de enero de
1922, pp. 5-20. <<
[5]
Paul-Laurent Assoun, Le freudisme, Que sais-je?, 1990. As, sacar al
freudismo de la coleccin enciclopdica es, sin modificar su contenido, darle de
algn modo su alcance de manifiesto, explicitado en el presente prefacio. <<
[6]
Artculo Freudismo, en Larousse. <<
[7]
Sobre esta nocin de descubrimiento cf. nuestra obra Psychanalyse, PUF,
Premier cycle, 1997. <<
[8]
Sal Kripke, La logique des noms propres, ditions de Minuit. <<
[9]
Jacques Lacan, La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en
psicoanlisis, 1955, en Escritos 1, Mxico, Siglo XXI, 1984, pp. 384-418. <<
[10]
Sobre ese punto, cf. nuestra obra Lentendement freudien. Logos et Anank,
Gallimard, 1984. <<
[11]
Henry E. Ellenger, The Discovery of the Unconscious, The History and
Evolution of Dynamic Psychiatry, 1970; trad. fr. Histoire de la dcouverte de linconscient,
reed. Fayard, 1994. <<
[12]
Trmino que utilizamos en Revue de Philosophie, 1989, reproducido en
Introduction la mtapsychologie freudienne, PUF, Quadrige, 1993. <<
[13]
Sobre ese punto, cf. nuestro texto Psychanalyse, PUF, Premier cycle, 1997,
libro VIII, Lhritage freudien, pp. 640-692, y La metapsicologa, Mxico, Siglo XXI,
2002, cap. 10, La metapsicologa despus de Freud, pp. 122-141. <<
[14]
H. R. Lenormand, Confessions dun auteur dramatique, Albin Michel, 1949;
1953. <<
[15]
Cf. nuestro texto Littrature et psychanalyse. Freud et la cration littraire,
Ellipses/Marketing, 1995. <<
[16]
Retomamos aqu los motivos de nuestra contribucin Comment ne pas
tre pas freudien. Le dsir de rel, en Bloc-notes de psychanalyse, 2001. <<
[17]
Psychanalyse y Thorie de la libido, Gesammelte Werke, Fischer Verlag,
t. XIII, p. 223 [Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1976, vol. 18, p. 243. En
adelante las citas de esta edicin se darn entre corchetes: nmero de volumen y
nmero de pgina]. <<
[18]
Sobre este punto, cf. nuestro texto Freud, la philosophie et les philosophes,
1976; reed. Quadrige, 1995. <<
[19]
S. Freud, Sobre la sexualidad femenina, y nuestro texto Freud et la femme.
Citado infra, p. 18, n. 22. <<
[20]
Este artculo al principio fue cuestionado. Cf. Eugen Bleuer, La
psychanalyse de Freud, 1911, trad. fr., GREC, 1994. <<
[21]
Sobre este punto, cf. nuestro texto La metapsicologa, Mxico, Siglo XXI,
2002. <<
[22]
Cf. P.-L. Assoun, Freud et la femme, Calmann-Lvy, 1983; Payot, 1993, 1995.
<<
[23]
Sobre el DSM, cf. nuestra conclusin en La metapsychologie, op. cit., y
Metapsychologie et Psychiatrie. Leffet DSM, en Synapse, nm. 174, marzo de
2001, pp. 20-22. <<
[24]
P.-L. Assoun, Lentendement freudien, Gallimard, 1984. <<
[25]
Sobre el Phantasieren, cf. Lentendement freudien y Lintroduction la
mtapsychologie freudienne, op. cit. <<
[26]
Sobre esta nocin, cf. el prefacio a la segunda edicin de las Leons
psychanalitiques sur le Regard et la voix, Anthropos/Economica, 2001, La leon de
psychanalyse. Le rel freudien et sa lettre. <<
[27]
Carta de Freud a Ferenczi del 9 de julio de 1915. <<
[28]
Carta a Oskar Pfister del 7 de febrero de 1930. <<
[29]
Psicologa de las masas y anlisis del yo, G.W. XIII, 99 [18, p. 87]. <<
[30]
Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiologa de las neurosis, 1905. <<
[31]
P.-L. Assoun, Introduction lpistemologie freudienne, Payot, 1981, 1990
[Mxico, Siglo XXI, 1982]. <<
[32]
P.-L. Assoun, Introduction la mtapsychologie freudienne, 1993, op. cit., La
mtapsychologie, 2000, op. Cit. <<
[33]
P.-L. Assoun, Leons psychanalytiques sur Le regard et la voix, Corps et
symptme, Frres et soeurs, Les phobies (Anthropos/Economica, 1995, 1997, 1998,
2000). Sobre el sentido de esta nocin, cf. La leon de psychanalyse, prefacio a Le
regard et la voix, Anthropos/Economica, 2001. <<
[34]
P.-L. Assoun, Freud et les sciences sociales. Psychanalyse et culture, Armand
Colin, Cursus, 1993; Littrature et psychanalyse. Freud et la cration littraire, Ellipses
ditions Marketing, 1995. <<
[35]
Carta de Freud a Oskar Pfister del 7 de febrero de 1930, en S. Freud,
Correspondance avec le pasteur Pfister, Gallimard, p. 191. <<
[36]
Recordaremos que la antonomasia designa esa figura estilstica que
consiste en remplazar un nombre propio por un nombre comn (o a la inversa). El
trmino freudismo condensa en ese sentido el nombre (onoma) que viene en
lugar de (anti) el psicoanlisis. Pero justamente, queda un espacio de juego que
hace que se pueda cuestionar lo que esa sustitucin aade o quita, proceso que, el
trmino, una vez admitido, cristaliza y fija de algn modo. <<
[37]
P.-L. Assoun, Introduction la mtapsychologie freudienne, PUF, Quadrige,
1993 y La metapsicologa, Mxico, Siglo XXI, 2002. <<
[38]
Vanse nuestras contribuciones Freudisme et darwinisme en
Dictionnaire du darwinisme et de lvolution, bajo la direccin de Patrick Tort, puf,
1996, vol. 2, pp. 1741-1763 y Lhritage darwinien de la psychanalyse en Darwinisme
et socit, bajo la direccin de Patrick Tort, PUF, 1992, pp. 617-635. <<
[39]
P.-L. Assoun, Leons psychanalitiques sur corps et symptome, Anthropos-
Economica, 1997, 2 vols. <<
[40]
Sobre la articulacin precisa entre el imaginario metapsicolgico y el
registro cultural, remitimos a nuestro estudio Freud et la Hollande, posfacio a
Harry Strecken, En analyse avec Freud, op. cit., pp. 226-231. <<
[41]
P.-L. Assoun, Psychanalyse et littrature. Freud et la cration littraire,
Ellipses/Marketing, 1995. <<
[42]
P.-L. Assoun, Freud et les sciences sociales. Psychanalyse et thorie de la culture,
Armand Collin, Cursus, 1993. <<
[43]
Vase nuestra obra Le prjudice et lidal, Anthropos-Economica, 1999. <<
[44]
Sobre estas posturas, vase nuestra obra Marx et la rptition historique,
1978; reed. Quadrige. <<
[45]
Stefan Zweig, discurso de homenaje a Freud, 26 de septiembre de 1939. <<
[46]
Carta del 28 de mayo de 1911, citada por Ludwig Binswanger, en
Souvenirs sur Sigmund Freud, 1956, reproducida en Discours, parcours et Freud,
Gallimard, 1970, p. 299. <<
[47]
Alfons Paquet, con motivo de la entrega del premio Goethe, resumen
penetrante que Freud dice aprobar sin reserva (GW, XIV, pp. 545-546). <<