1) El documento trata sobre la sexualidad en la infancia y su desarrollo. 2) Describe las diferentes etapas de la sexualidad infantil incluyendo la etapa oral, la etapa sádico-anal y la etapa fálica. 3) Explica que la sexualidad infantil alcanza su apogeo hacia los 5 años pero luego entra en un periodo de latencia.
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1) El documento trata sobre la sexualidad en la infancia y su desarrollo. 2) Describe las diferentes etapas de la sexualidad infantil incluyendo la etapa oral, la etapa sádico-anal y la etapa fálica. 3) Explica que la sexualidad infantil alcanza su apogeo hacia los 5 años pero luego entra en un periodo de latencia.
Descripción original:
Resumen de Psicologia Evolutiva Niñez. Catedra Calzetta
1) El documento trata sobre la sexualidad en la infancia y su desarrollo. 2) Describe las diferentes etapas de la sexualidad infantil incluyendo la etapa oral, la etapa sádico-anal y la etapa fálica. 3) Explica que la sexualidad infantil alcanza su apogeo hacia los 5 años pero luego entra en un periodo de latencia.
1) El documento trata sobre la sexualidad en la infancia y su desarrollo. 2) Describe las diferentes etapas de la sexualidad infantil incluyendo la etapa oral, la etapa sádico-anal y la etapa fálica. 3) Explica que la sexualidad infantil alcanza su apogeo hacia los 5 años pero luego entra en un periodo de latencia.
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El esclarecimiento sexual del nio.
Es sano mantener limpia la fantasa de los nios, pero esa pureza no se
preserva mediante la ignorancia. Uno por curiosidad recae sobre el rastro de cosas a las que poco o ningn inters haba concedido si le hubieran sido comunicadas sin mucha ceremonia. El recin nacido trae consigo al mundo una sexualidad, ciertas sensaciones sexuales acompaan su desarrollo desde la lactancia hasta la niez, y son los menos los nios que se sustraen, en la poca anterior a la pubertad de quehaceres y sensaciones sexuales Se designa como autoerotismo a la etapa en que os diversas partes de la piel, por el quehacer de ciertas pulsiones biolgicas y como coexitacion, sobrevenida a raz de muchos estados afectivos, es producido un cierto monto de placer indudablemente sexual. La pubertad no hace sino procurar el primado a los genitales entre todas las zonas y fuentes dispensadoras de placer. Antes de alcanzar la pubertad el nio es capaz de la mayora de las operaciones psquicas de la vida amorosa. El origen de los nios es la pregunta ms antigua quemante de la humanidad. Cuando los nios no reciben los esclarecimientos en demanda de los cuales han acudido a los mayores, se siguen martirizando en secreto con el problema y arriban a soluciones en lo que lo correcto vislumbrado se mezcla de la manera ms asombros con inexactitudes grotescas o se cuchichean cosas en que, a raz de la conciencia de culpa del joven investigador, se imprime a la vida sexual el sello de lo cruel y asqueroso. Es importante que los nios nunca den en pensar que se les pretende ocultar los hechos de la vida sexual, lo sexual debe ser tratado con igualdad que todas las otras cosas dignas de ser conocidas. El malestar en la cultura Normalmente no tenemos ms certeza que el sentimiento de nuestro si-mismo, de nuestro yo propio. Este yo nos aparece autnomo, unitario, bien deslindado de todo lo otro. En la cima del enamoramiento amenazan con desvanecerse los lmites del yo y el objeto. Contrariando todos los testimonios de los sentidos, el enamorado asevera que yo y tu son uno y est dispuesto a comportarse como si as fuera. En la patologa los lmites del yo y el mundo exterior se vuelven inciertos, en algunos casos el propio y cuerpo y sentimiento nos aparecer como ajenos y no pertenecientes al yo, y en otros casos se le atribuye al mundo exterior lo que manifiestamente se ha generado dentro del yo y debiera ser reconocido por l. Este sentimiento yoico del adulto no puede haber sido as desde el comienzo. Por fuera habr recorrido un desarrollo que no puede demostrarse, pero si construirse con bastante probabilidad. El lactante no separa todava su yo de un mundo exterior como fuente de las sensaciones que le afluyen. Aprende a hacerlo poco a poco, sobre la base de incitaciones diversas. l bebe tiene fuentes de excitaciones que pueden enviarle sensaciones en todo momento, mientras otras se le sustraen temporalmente y solo consigue recuperarlas con otro auxiliador. De este modo se contrapone por primera vez al yo un objeto como algo que se encuentra afuera y solo mediante una accin particular es forzado a aparecer. Nace la tendencia a segregar del yo todo lo que pueda devenir fuente de un tal displacer, a arrojarlo hacia afuera, a formar un puro yo-placer, al que se contrapone un ah-afuera ajeno, amenazador. Mucho de lo que no se querra resignar, porque dispensa placer, no es, empero, yo, sino objeto, y mucho de o martirizador que se pretendera arrojar de si es inseparable del yo, es de origen interno. Se aprende entonces un procedimiento que permite distinguir lo interno de lo externo, este es el primer paso para instaurar el principio de realidad, destinado a gobernar el desarrollo posterior, esto sirve para defenderse de las sensaciones displcetelas registradas y de las que amenazan. L hecho de que el yo, para defenderse de ciertas excitaciones displcetelas provenientes de su interior, no aplique otros mtodos que aquellos de que se vale contra un displacer de origen externo, ser luego el punto de partida de sustanciales perturbaciones patolgicas. Originalmente el yo lo contiene todo, ms tarde segrega de si un mundo exterior, por lo tanto, nuestro sentimiento yoico de hoy es solo un comprimido resto de un sentimiento ms abarcador que corresponda a una atadura ms ntima del yo con el mudo circundante. Este sentimiento yoico primario se ha conservado (los contenidos de representacin adecuados a l seran los de la ilimitacin y la atadura con el todo: sentimiento ocenico). En la vida anmica no puede sepultarse nada de lo que una vez se form. Que todo se conserva de algn modo y puede ser trado a la luz de nuevo en circunstancias apropiadas. Entonces se conservan todos los estadios anteriores junto a la forma ultima (solo en lo anmico). Lo pasado puede persistir conservado, que no necesariamente se destruir. Es posible que tambin sea eliminado o consumido a punto tal que ningn proceso sea ya capaz de restablecerlo y reanimarlo o que la conservacin dependa de ciertas condiciones favorables. Muchos seres humanos tienen el sentimiento ocenico e inclinados a conducirlo a una fase temprana del sentimiento yoico. Esquema del psicoanlisis. La vida sexual no comienza solo con la pubertad, sino que se inicia enseguida despus del nacimiento con ntidas exteriorizaciones. No es lo mismo genital y sexual. Lo sexual es ms extenso e incluye muchas actividades que nada tienen que ver con lo genital. La vida sexual incluye la funcin de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo, funcin que es puesta con posterioridad al servicio de la reproduccin. Se ha demostrado que, a temprana edad, el nio da seales de una actividad corporal a la que solo un antiguo prejuicio pudo rehusar el nombre de sexual y a la que se conectan fenmenos psquicos que hallamos ms tarde en la vida amorosa adulta. En la primera infancia responden a un desarrollo acorde a ley, tienen un acrecentamiento regular, alcanzando un punto culminante hacia el final del quinto ao de vida, a lo que sigue un periodo de reposo: DOS TIEMPOS DE LA VIDA SEXUAL. El primer rgano que aparece como zona ergena y propone una exigencia libidinosa es: la boca. Al comienzo toda actividad anima se acomod a procurar satisfaccin a l necesidad de esta zona. Ella sirve en primer trmino a la auto conservacin por va del alimento, luego se evidencia una aspiracin a una ganancia de placer independiente de la nutricin y por eso puede llamarse de carcter sexual. Ya durante la fase oral entran en escena, con la aparicin de los dientes, unos impulsos sdicos aislados. Ello ocurre en medida mucho ms vasta en la segunda fase: sdico-anal porque aqu la satisfaccin es buscando en la agresin y en la funcin excretora. La tercera fase; la flica, desempean aqu un papel los genitales masculinos. Con el transcurso de ella, la sexualidad de la primera infancia alcanza su apogeo y se aproxima al sepulta miento. El varoncito entra en la fase edifica, inicia el quehacer anual con el pene, junto a unas fantasas simultaneas sobre algn quehacer sexual de este pene en relacin con la madre hasta que el efecto conjugado de una amenaza de castracin y a visin de la falta de pene en la mujer le hacen experimentar el mximo trauma de su vida, iniciador del periodo de latencia con todas sus consecuencias. La nia vivencia el discernimiento de su falta de pene a menudo reacciona lisa y llanamente con un primer extraamiento de la vida sexual. La organizacin se alcanza en la pubertad, en la fase: genital. As queda establecido un estado en que se conservan muchas investiduras libidinales tempranas, otras son acogidas dentro de la funcin sexual como unos actos preparatorios, de apoyo, cuya satisfaccin da por resultado el llamado placer previo y otras aspiraciones son excluidas de la organizacin y son por completo sofocadas o bien experimentas una aplicacin diversa dentro del yo, forman rasgos de carcter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta. Las inhibiciones de su desarrollo se presentan con las mltiples perturbaciones de la vida sexual. En tales casos ha preexistido fijaciones de la dividido a estados de fases ms tempranas, cuya aspiracin, independiente de la meta sexual normal, es designada Perversin. Algunas puntualizaciones sobre los momentos iniciales en la constitucin del aparato psquico Calzzeta Cada uno de los momentos constitutivos del aparato psquico, cada una de las configuraciones desiderativo-defensivas permanece y hasta puede resurgir en circunstancias particulares. Junto con el concepto de re significacin (reinscripcin o reorganizacin del material mnmico, al que se le asigna nuevo sentido en funcin de experiencias ulteriores), el concepto de la conservacin del material psquico como regla- a menos, claro est, que medie lesin de la sustancia nerviosa- es indispensable para entender la cuestin de la evolucin del aparato psquico. Es necesario articular ambos conceptos para evitar una idea errnea que reduzca el proceso de constitucin del aparato a una mera progresin lineal. El punto de partida, cuando el YO no ha reconocido aun otro mundo, un mundo NO-YO. El nio reconoce dos tipos de estmulo: la desaparicin de estmulos con los movimientos de su cuerpo, mientras que otro mantiene constante su presin por ms que se realicen movimientos (no se puede huir). El Yo Real primitivo, que se funda en la discriminacin arriba sealada, comienza por circunscribir u lugar (antecedente de lo interior) como sede de lo inevitable. Por fuera queda un incipiente exterior, que en principo ser aquello que puede ser suprimido, de lo que es posible fugarse, es decir, lo indiferente. Las exigencias provenientes del soma rompen una y otra vez la tendencia original el apartamiento total de estmulos. La madre (en tanto funcin) cumple para el pequeo el papel de asegurar la satisfaccin de las necesidades que l, aun no puede reconocer ms que urgencias sin nombre. Estas primeras experiencias de satisfaccin dejan sus huellas, primeras marcas mnmicas sobre las que ira a fundare, con toda su complejidad, la delicada armazn del aparato psquico. Estas primeras huellas inauguran e polo del placer de lo que ser despus la serie placer-displacer. Son estas primeras investiduras, los basamentos del narcisismo primitivo; el punto de partida de la representacin del Yo, as como al mismo tiempo, de la del objeto deseado. Se va constituyendo un incipiente aparato capaz de procesa la cantidad de excitacin que llega de fuentes somticas. Este rudimentario proceso psquico consiste en la reactivacin de las huellas mnmicas por va de la alucinacin. Esta es un intento de repetir la experiencia que haba sido anteriormente ocasin del descenso de la cantidad de excitacin dado que provey la satisfaccin adecuada. En tanto el YO no se diferencia de su objeto, la identificacin es indistinguible de la investidura de objeto, o aun del deseo. Se origina en estos momentos iniciales la polaridad afectiva amor-indiferencia. Operan simultneamente dos tendencias distintas: una orientacin realista inicial cuyo fundamento es biolgico, reflejo y otra una tendencia a la repeticin imaginaria de la experiencia de satisfaccin. De la interaccin de estos principios organizativos surge un nuevo nivel: el Yo placer purificado, lo que incrementa la estabilidad de la estructura yoica. En esta nueva forma del Yo, este queda identificado con el polo de lo placiente, mientras que lo displicente es proyectado al exterior. Comienza surgir un No-Yo, un exterior ahora no indiferente en torno al Yo, constituido por lo odiado, lo relacionado con el dolor y el displacer, aquello de lo cual procura fugare el Yo, una vez descubierta la posibilidad de la fuga. El primer sentimiento destinado a un objeto reconocido como exterior es, entonces, el odio: y, en una aparente paradoja, ese objeto exterior es primordialmente el interior del propio cuerpo, en tanto que es asiento de las sensaciones displcetelas. Las representaciones- cosa que constituyen el ncleo del YO son tambin las del objeto amado; o mejor las del objeto fusionado con las partes del cuerpo propio con las que entra en contacto. En este sentido el Yo es, ante todo un Yo corporal, en la medida en que partes de la superficie del cuerpo han sido significadas libidinalmente (investidas) por la madre, en el curso de la alimentacin y el cuidado del bebe. Las representaciones-cosa, van excediendo la mera alucinacin y dan lugar a formas primitivas de pensamiento como transferencia de carga entre dichas representaciones. Es aun inconsciente, carecen de signos de cualidad perceptibles por la conciencia, salvo en el caso que se reactualice su percepcin, sea alucinatoriamente. Mientras las primitivas representaciones aisladas en un principio e independientes de sus relaciones mutuas, comienzan a vincularse entre s, constituyendo una trama representacional cada vez ms complejo, este camino conduce a la inhibicin del proceso primario y la instalacin del Juicio de Realidad. Con el acceso a la palabra, el pensamiento hasta entonces inconsciente, adquiere la posibilidad de consciencia dao el enlace de las huellas mnmicas de cosa con las de palabras. Se constituye as el proceso preconsciente y se enriquece extraordinariamente la capacidad de procesamiento de cantidades de excitacin. La instalacin del Juicio de Realidad, que marca el final del Yo placer Purificado, se establece con imperio de la necesidad., hasta ese momento la demora que el sistema interpona en el camino de la descarga va accin inespecfica (llanto, movimientos espontneos, alteraciones externas) era an muy pequea. El YO, en tanto sede omnipotente del bien, que fabricaba alucinatoriamente su objeto cada vez que la tensin aumentaba, poda mantenerse escaso tiempo. La urgencia corporal insista exigiendo la reduccin de tensin y terminaba por desarticular esa ilusin. La realizacin alucinatoria estallaba en una explosin de displacer, la angustia automtica o cuantitativa, que sigue el modelo de la reaccin ante el nacimiento y desarticula al aparato psquico. Tal angustia cesa cuando el auxiliar externo acuda a proporcionar una nueva experiencia de satisfaccin. La reiteracin de estas frustraciones obliga al Yo a desacollarar un dispositivo que inhiba las grandes trasferencias de cantidad de excitacin que constituyen el proceso primario. El Yo logra reprimir la reproduccin alucinatoria del objeto deseado, ya que ese camino (Identidad de percepcin demostr terminar ocasionando displacer. Comienza a actuar el Principio de Realidad, lo que en ltima instancia est al Servicio del Principio de Placer y lo perfecciona. Esto se conoce como Defensa Primaria, permite el pasaje de la Identidad de percepcin a la bsqueda de identidad de pensamiento (rodeos mentales necesarios para alcanzar efectivamente la satisfaccin), es decir discrimina la percepcin del recuerdo. El YO se defiende as de la sensacin de displacer que sobreviene a la frustracin y se asegur algunas formas de actuar en el mundo exterior para lograr la satisfaccin real. El YO tiene como ncleo esa identificacin primaria: la representacin primitiva de objeto. Si parte de lo bueno est afuera en el No-Y y parte de lo malo es propio del Yo, la ambivalencia afectiva se tora inevitable. Los sentimientos hacia el objeto y tambin hacia el yo consistirn en una mezcla de amor y odio. El YO, se vio obligado a separarse del objeto, pero al hacerlo el objeto arrastro consigo algunas de las pertenencias ms valiosa de Yo. El Yo entonces al no poder recuperar el objeto intenta dominarlo, por cuanto medio lo imponga, es tambin la edad del sadismo, porque en el sufrimiento del otro, ocasionado por el Yo, se manifiestan la voluntad del dominio y la ambivalencia afectiva, se llega as a un desenlace paradjico: el mayor dominio posible consiste en destruccin del objeto y, por lo tanto, su prdida definitiva. De esto parte tambin la primera gran renuncia por amor: el control de esfnteres. Para retener el amor, inseparable aun de la presencia corporal del objeto, el Yo renuncia a su placer y a su producto. La angustia experimenta una gran transformacin: ya no es ms producto de una invasin de cantidad de excitacin, ahora ser anticipatoria. El Yo advertido de la posibilidad de perder a su objeto, anticipara las condiciones de su perdida: separado de su objeto, quedara nuevamente expuesto a las invasiones de cantidad. El Yo construye su objeto a su semejanza y mantiene con l una relacin de prolongacin y apoyo. Se dice que se trata de una eleccin objetal-narcisita. La prdida del objeto implica, necesariamente, un desgarro vivido como irreparable en el Yo. El Yo encuentra en la realidad obstculos para el desarrollo de su sadismo que determinan la actuacin de su forma reflexiva: el masoquismo; retorno auto ertico de la pulsin que implica la recuperacin de un modo narcisista de satisfaccin. El Yo se identifica con el objeto de la pulsin sdica produciendo un pasaje de la actividad a la pasividad. Carcter y erotismo anal. Las personas a describir: ordenadas, ahorrativas y pertinaces. Ordenado incluye tanto el aseo corporal como la escrupulosidad en el cumplimiento de pequeas obligaciones y la formalidad. El carcter ahorrativo puede aparecer extremado hasta la avaricia: la pertinencia acaba en desafo, al que fcilmente se anudan la inclinacin a la ira y la manida venganza. La primera infancia de estas personas se averigua que les llevo un tiempo relativamente largo gobernar la incontinencia fecal y aun en aos posteriores de la niez tuvieron que lamentar fracasos aislados de esta funcin. La zona anal ha perdido su significado errneo en el curso del desarrollo y luego conjeturamos que la constancia e aquellas triada de cualidades de su carcter puede lcitamente ser puesta en conexin con el consumo del erotismo anal. El erotismo anal es uno de esos componentes de la pulsin que en el curso del desarrollo y en el sentido de nuestra actual educacin cultural se vuelven inaplicables para metas sexuales; y esto sugiere discernir en esas cualidades de carcter que tan a menudo resaltan en quienes antao sobresalieron por su erotismo anal. Conferencia 21: Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales. Los perverson son mas bien unos pobre diablos que tienen que pagar un precio altisimo por esa satisfaccin que tan trabajosamente se conquistan. Ya el beso merece el nombre de un acto perverso, pues consite en la unin de dos zonas bucales ergenas en lugar de dos genitales. Pero ndie lo condena por lo perverso; al contrariom en la represnetacion teatral se lo admite como una alusin velada por el acto sexual. El besar lleva a la perversin plena. Lo esencial de las perversiones no consiste en la transgresin de la meta sexual, ni en la sustitucin de los genitales, ni siquiera en la variacin del objeto, sino solamente ne que estas desviaciones se consuman de manera exclusiva, dejando de lado el acto sexual al servicio de la reproduccin. Las acciones perersas dejan de ser tales en la mdida en que se integran en la produccin del acto sexual normal. La sexualidad perversa esta notablemente centrada, todas las acciones presionan hacia una meta y una pulsin parcial tiene la primacia: o bien es la nica pesquisable o bien ha sometido a las toras as sus propostos. No hay entre la sexualidad perversa y la normal mas diferencia que la diversidad de las pulsuones parciales dominantes y pot tanto de las metas seuales. La sexualidad infantil carece de semejat cnetramiento y ornizacion; sus diversas pulsiones parciales tienen giuales derechos y cada una persigue por cuenta propia el logro del placer. Llamamos secales a las dudosas e indetermiale spracticas placenteras de la primera infancia porque el camino del anlisis nios lleva a ella dede los sntomas pasando por un material indiscutiblemente sexual. Ya desde los 3 aos los nis ya empiezan a exitarse los genitales y quiz sobreviene regularmente un periodo de masurbacion infantil. Desde los 6-8 de vda, se observ una detencin y un retrceso en