La Hipertensión Arterial
La Hipertensión Arterial
La Hipertensión Arterial
La hipertensión arterial es un importante problema de salud, es uno de los factores de riesgo más
importantes para el desarrollo de enfermedad coronaria y el de mayor peso para el desarrollo de
enfermedad cerebrovascular.
La hipertensión arterial es una enfermedad que habitualmente no provoca síntomas, por lo cual a
menudo es llamada “el asesino silencioso”. Las personas pueden no darse cuenta de este
problema hasta que comienzan a tener repercusiones en órganos tan importantes como el
corazón, riñones y el cerebro. Por esto mismo es tan importante realizar un diagnóstico y
tratamiento precoz con el fin de evitar la aparición de estas complicaciones.
La presión arterial presenta cambios a lo largo del día, es más baja durante el sueño y se eleva con
la actividad, también puede sufrir variaciones con la tensión emocional, el frío, el consumo de
cigarrillos, etc.
El nivel óptimo de presión arterial es menor o igual a 120/80 mmHg, cuando este nivel alcanza los
140/90 mmHg o más se considera hipertensión arterial. Es importante considerar que para
establecer el diagnóstico definitivo de hipertensión arterial se requiere de varias determinaciones
con cifras por sobre los valores normales, en días diferentes, en condiciones de reposo y en un
ambiente tranquilo.
- hábitos desfavorables: excesivo consumo de sal, sobrepeso, tabaquismo, vida sedentaria, estrés,
excesivo consumo de alcohol.
- Consumo de medicamentos: anticonceptivos hormonales, corticoides, antiinflamatorios y
algunos descongestionantes.
La hipertensión arterial es una enfermedad que no se puede curar (enfermedad crónica), pero que
si se puede controlar a través de una combinación de cambios en el etilo de vida (medidas no
farmacológicas) y uso de medicamentos.
• Disminución de la ingesta de sal: el consumo restringido de sal puede ayudar a una disminución
importante de la presión arterial. Evite el consumo de alimentos que en su preparación lleven
mucha sal como: calugas para sopas, sopas de sobre, cecinas y embutidos, quesos amarillos,
alimentos ahumados, enlatados, papas fritas, ramitas, aceitunas y alimentos congelados que
lleven sal en su preparación. Consuma la cantidad de sal que le fue indicada.
• Reemplace las grasas saturadas (animales) por: monoinsaturadas: aceite de oliva, paltas,
aceitunas (sin sal). Poliinsaturadas: aceite de maíz, soya, maravilla, pepita de uva, nueces,
almendras, maní, pescados en general. Aunque no existe clara evidencia de cuan efectiva es esta
modificación sobre la reducción de la presión arterial, si tiene claras ventajas al reducir la
obesidad, el nivel de colesterol, y el riesgo cardiovascular, por lo que está indicado como parte del
tratamiento de los pacientes hipertensos.
• Realice ejercicio: para obtener beneficios del ejercicio físico sobre la presión arterial, es
necesario realizarlo en forma continua, camine 20 a 30 minutos diariamente a paso ligero. El
ejercicio moderado es mejor tolerado y se obtiene mayor efecto antihipertensivo que con el
ejercicio intenso. Además mejora su circulación, su capacidad respiratoria, y fortalece sus
músculos y corazón.
• Deje de fumar: la nicotina que contienen los cigarrillos y el tabaco provocan aumento de la
frecuencia cardiaca y estrechez de los vasos sanguíneos con el consiguiente aumento de la presión
arterial.
• Reduzca el estrés: dedique tiempo, ojalá todos los días, a hacer las cosas que más le gustan.
• Control periódico: recuerde asistir regularmente a los controles que su médico o enfermera lo
cite, con el fin de verificar el adecuado control de su presión arterial y adherencia al tratamiento
farmacológico y no farmacológico.