México en Los Setenta, Guerra Sucia o Terrorismo de Estado.
México en Los Setenta, Guerra Sucia o Terrorismo de Estado.
México en Los Setenta, Guerra Sucia o Terrorismo de Estado.
ISBN: 978-607-96999-2-5
Introduccin
Claudia E. G. Rangel Lozano 13
9
10
La transicin poltica
y la disputa por la memoria en Mxico:
el caso de la represin en Atoyac, Guerrero
Evangelina Snchez Serrano 183
*
Es profesor-investigador de El Colegio de Mxico y analista poltico.
11
12 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
*
Doctora en ciencias polticas y sociales por la Facultad de Ciencias Polticas y So-
ciales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y profesora-investigadora de la
Unidad Acadmica de Filosofa y Letras de la Universidad Autnoma de Guerrero.
13
14 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Introduccin
*
Profesor-investigador titular del Departamento de Sociologa de la Universidad
Autnoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco. In memoriam.
21
22 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
1
Richard Lansing, secretario de Estado de Estados Unidos, 1924.
2
No incluyo la bibliografa y las fuentes documentales ni tampoco entrecomillo las
citas textuales mas y de otros autores en que se basa esta visin histrica, la cual puede
consultarse completa en Pieyro (1985: 43-80).
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 25
3
No proporcionaremos los pormenores de las primeras dcadas de la profesionali-
zacin reduccin de efectivos militares, creacin de escuelas y cursos, retabulacin de
grados, etctera o detalles sobre el premeditado aburguesamiento, corrupcin y asesi-
natos de generales y sus abusos, ni mostraremos los retos del regionalismo y el caciquis-
mo para la profesionalizacin militar. Empero, tales sucesos reflejaron un proceso ms
importante: la centralizacin poltica, militar e ideolgica del Estado-nacin.
28 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
4
Este bloque de poder fue refrendado en 2010 para el nexo del gran capital con el
sindicalismo de la izquierda nacionalista: A partir de 1940, los gobiernos en turno y
las organizaciones sociales corporativizadas asumieron, discursivamente los primeros y
estatutariamente los segundos, los principios del nacionalismo revolucionario, dejando
el camino franco para el desarrollo del capitalismo [] autoritario y desptico [] esa
inicial izquierda sindical nacionalista termin transformndose en un frreo instrumen-
to de control del Estado sobre los sindicatos, en beneficio de un desarrollo capitalista
de corte oligoplico, el cual comenz a ser claramente oligrquico a mediados de los
aos ochenta con sus negativas repercusiones sociales, polticas y culturales (Mndez y
Othn, 2010: 38).
32 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
vecino pas del sur, sea una amenaza militar importante; adems de lo
contradictorio de una poltica expansionista con los principios de polti-
ca exterior enunciados. Un supuesto clave de lo anterior es que frente a
una invasin extranjera se dara una conjuncin de fuerzas armadas y
populares para derrotarla; por ende, el mbito de accin normal de las
primeras estara restringido a las mltiples acciones para la conserva-
cin del orden interno y no para realizar empresas militares externas.
Ahora bien, la doctrina de guerra defensiva mexicana cuenta con
tres planes. El Plan de Defensa Nacional I (DN-I) fue estructurado para
la defensa contra un agresor externo y se elabor con base en las lec-
ciones histricas expuestas; ste descansa en un supuesto central: el
uso combinado de fuerzas regulares e irregulares para repeler a un
enemigo externo. En un primer momento las fuerzas armadas res-
ponderan al golpe para pasar despus a la defensiva y desempear
funciones de organizacin y armamento de las fuerzas populares. Al
principio de la guerra de resistencia, y siguiendo esta lgica, las fuerzas
regulares seran la vanguardia tctica y de respuesta inmediata, y las
fuerzas populares, la retaguardia; despus stas seran la vanguardia
de resistencia estratgica y las primeras la retaguardia tctica. Las
fuerzas militares y las paramilitares desarrollaran, de acuerdo con tal
dinmica, una guerra de guerrillas5 intensa en el tiempo y extendida
en el territorio hasta derrotar y expulsar del pas al ejrcito invasor.
En dicha campaa se recurrira a la solidaridad de los pases aliados o
amigos para contribuir a la retirada de los agresores.
El Plan de Defensa Nacional II (DN-II) est diseado para confron-
tar a un contrincante interno, es decir, cualquier movimiento poltico
armado o no armado que atente contra la Constitucin, las leyes y las
instituciones del Estado derivadas de ella; as como la forma de propie-
dad dominante amparada por tales instituciones. Esto es la salvaguar-
da, si no exclusiva s predominante, de la propiedad privada, ya que en
Mxico si bien sta es dominante, no es la nica pues coexiste con las
propiedades comunal, ejidal, social y nacional, las cuales actualmente
se encuentran en franco proceso de desaparicin ante el dominio de la
gran propiedad privada: los monopolios en la agroindustria, el comer-
cio, la industria y el sistema bancario y financiero de capital nacional o
5
Durante su comparecencia ante la Comisin de Defensa del Senado, el entonces
secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galvn Galvn, reiter esta perspectiva
estratgica ante una agresin externa: En caso de guerra [Mxico] lo har con todos
sus recursos humanos y materiales disponibles; el aspecto militar estar reservado a la
fuerzas armadas, con el apoyo de la poblacin del pas actuando en guerra de guerrillas,
resistencia y subversin contra el agresor.
34 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
6
En ms de una ocasin, en escuelas militares para el alto mando me han sealado
la inexistencia de los planes DN-I y II con el argumento de que el DN-III no obedece a una
secuencia numrica anterior. He respondido que al margen de ser cierta la objecin, bas-
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 35
La guerrilla silenciosa,
la violencia como Poltica de Estado Oligrquica
y la contraviolencia como Poltica de Estado Democrtica
7
El Plan DN-II, consecuente con la legislacin mexicana, no le reconoce ningn es-
tatus legal a grupos armados y los equipara con delincuentes comunes. Subversivos y
delincuentes son lo mismo, al arrestarlos no son presos polticos sino comunes, adems
de que los primeros no existen en Mxico. Este razonamiento se traslada a la legislacin
militar, pero cabe destacar que en coyunturas especiales como la Ley de Amnista de
1978 prevaleci el criterio poltico y no el legal. En 1995, frente a los chiapanecos suble-
vados, algunos polticos civiles y militares reconocieron la legitimidad de sus demandas
aunque no la legalidad de su forma de lucha, pero lo importante fue que no se les neg
el carcter de nacionales ni se les catalog simplemente de subversivos. Por tanto, no se
invoc el Plan DN-I, no se conceptualiz como una situacin de guerra externa ni se les
dio trato como delincuentes (DN-II) o narcotraficantes, o asaltantes ocasionales debido a
un desastre humano o natural; entonces, tampoco se recurri al Plan DN-III. La concreta
lgica de la legitimidad domin sobre la abstracta lgica de la legalidad.
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 37
8
stos son aspectos de liderazgo, conduccin, administracin e ideologa, pero fun-
damentalmente de estrategia: mientras el bloque de los duros mantiene su adhesin
inalterable al lineamiento maosta denominado GPP [guerra popular prolongada], el otro
38 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
bloque plantea una combinacin de GPP-GI [guerra irregular], segn las condiciones y
variables geogrficas de cada regin lo permitan (Annimo, 2010: 5, los corchetes son
del autor).
Para las consideraciones temporales, polticas, sociales e internacionales que dan
fundamento a la estrategia de la GPP vase Pieyro (2006: 50). En otros documentos del
Ejrcito Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) se entiende por guerra irregular a
la estrategia de la insurreccin popular.
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 39
9
Aqu hacemos la siguiente reflexin: es a partir de 1983 cuando los grupos oligo-
plicos emprendieron el proceso de independizarse de la tutela del Estado, y es desde
entonces que vamos a considerarlos ya como una oligarqua: un pequeo grupo de em-
presarios, unas cuantas familias poseedoras de gran parte de la riqueza nacional, que
actan y deciden en razn de sus intereses particulares, frecuentemente por encima del
inters nacional, con o sin el apoyo de los poderes polticamente instituidos llamados
irnicamente democrticos [...] la economa oligoplica controlada por el Estado mexi-
cano durante los gobiernos revolucionarios, se transform a lo largo de este periodo en
una oligarqua que impona sus intereses, particularmente econmicos, sobre el inters
social y sobre las polticas pblicas establecidas por el poder legalmente constituido, en
detrimento del Estado-nacin (Mndez y Quiroz, 2010: 33).
10
A esas reformas se les ha dado un seguimiento coyuntural puntual y a la vez hist-
rico debido a la continuidad de las PEO en la revista El Cotidiano. Para la laboral, entre
otros ensayos vanse Mndez y Othn (1992); Pacheco (1994); Meneses (1995), lvarez
(1998); Mndez y Othn (2010). Para la energtica vanse Rodrguez (1989); Molina
(1989); Rojas (2003); Barbosa (1992); Manzo (1995); Saxe-Fernndez (1995) y Manzo
(1997). Para la fiscal vase Quintana (1990). Para la educativa vanse Prez y Snchez
(2013); Noriega (1999) y Hernndez (2009). Algunos de los nmeros de dicha revista son
monografas sobre cada una de las reformas aludidas en el texto.
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 41
11
En consonancia con lo planteado, otros analistas destacan que uno de esos poderes
fcticos, quiz el ms imperial y autoritario: el empresario-poltico o el poltico-empre-
sario, oligoplicamente organizado, que al paso de los aos de este tiempo histrico que
eufemsticamente hemos dado en llamar transicin a la democracia, se consolid como
una nueva oligarqua. Nueva, no por estar recin nacida, sino por haber logrado inde-
pendizarse, en este ya largo periodo de confusin poltica, de la tutela de un Estado, el
nacionalista revolucionario que por dcadas decidi por dnde deba caminar y de qu
manera deba actuar (Mndez y Othn, 1992: 32. Las cursivas son mas).
12
Bobbio sintetiza esta definicin de un texto de Edward Shils.
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 43
Claro que para que se pueda empezar a elaborar una PED en materia
de contraviolencia y sobre otros graves problemas en Mxico primero
se necesita, que el pueblo elija un gobierno nacional que cuando est
en el poder ofrezca muestras claras de querer superar los lmites de la
democracia electoral vigente procedimental y parlamentaria para
dar paso a una democracia consultiva, participativa y decisoria, que a
su vez permita generar una democracia sustantiva; es decir, con con-
tenido no slo de respeto legal sino tambin de satisfaccin concreta a
los derechos polticos, econmicos y sociales de la nacin. Este proceso
gradual y no lineal, y sin duda tortuoso, significara:
a) La transformacin de reglamentos, procedimientos y funcionamientos
de las instituciones del Estado mexicano, de su personal, su sustento
material, su burocracia y su presupuesto.
b) Acotar la distancia del Estado frente a la nacin y darle una
orientacin y sustancia diferente a la seguridad nacional, del Estado
y del gobierno en turno.
c) Cambiar radicalmente el nexo de la nacin con el Estado de manera
tal que, para el caso que nos ocupa, los derechos humanos en el plano
poltico apuntaran a suprimir de facto delitos sancionados pero
permitidos como secuestro poltico, desaparicin forzada, tortura,
etctera, y otros legalizados como el secuestro equiparado.
d) Cambiar la violencia institucional y jurdica que sustenta una
excluyente estructura econmica oligrquica y una concentrada
estructura poltica oligrquica, las cuales generan una situacin de
violencia estructural. Este es un objetivo impostergable de cualquier
transicin democrtica.
Por supuesto que una hazaa de tal envergadura contar con la se-
gura resistencia de la oligarqua mexicana trasnacionalizada y de su
centro de apoyo fundamental, el gobierno de Estados Unidos, que hist-
ricamente ha preferido preocuparse por la estabilidad poltica y econ-
mica que por el respeto a los derechos humanos y la instauracin de la
democracia en Mxico, y ni siquiera por la plida democracia electoral
que no exista cuando se sublev el EZLN ante el gobierno autoritario del
entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (Alfie y Vlez, 1994: 48).13
13
Al respecto, se revela que esta separacin de los derechos humanos por una parte
y la democracia por otra, facilita a la poltica exterior estadounidense enfatizar sus preo-
cupaciones acerca de los primeros y relegar, e incluso, ignorar el tema democrtico cuya
realizacin plena podra suponer graves dificultades que pondran en riesgo la preciada
estabilidad y la posibilidad de elegir un gobierno no favorable a sus intereses [] se pre-
CONTRAGUERRILLA Y VIOLENCIA ESTATAL EN MXICO 47
Bibliografa
fiere mantener y alentar la defensa del modelo econmico adoptado por Salinas, cuyos
beneficios para ellos trascienden lo econmico y ataen a su seguridad nacional. Igual
que Salinas promueven la modernidad econmica, no la poltica (Alfie y Vlez, 1994:
49). Aquello de las falsas ilusiones o ingenuidades de la preocupacin democrtica del
gobierno de Estados Unidos no es slo un planteamiento nuestro sino tambin de conno-
tados acadmicos civiles y militares estadounidenses citados en Alfie y Vlez (1994: 49);
Hernndez (1993) y Pieyro (2003).
48 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Introduccin
*
Es doctora en ciencias polticas y sociales por la Facultad de Ciencias Polticas y
Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y profesora-investigadora de
la Unidad Acadmica de Filosofa y Letras de la Universidad Autnoma de Guerrero.
51
52 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
1
En 1975 expres: Mxico une, vehementemente, su conviccin y su voz a la comu-
nidad internacional en su condena por las graves y repetidas violaciones a los derechos
humanos que ha cometido el rgimen dictatorial que, desde la destruccin de la rep-
blica, ofende al pueblo espaol (Aguayo, 2010: 241). Viene al caso aquel dicho de la
sabidura popular mexicana que dice el burro hablando de orejas.
2
El fuero otorgado al Ejrcito ha encontrado un cuestionamiento severo en la senten-
cia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coidh) contra el Estado mexicano
por el delito de desaparicin forzada de Rosendo Radilla Pacheco en noviembre de 2009.
LA VOZ DE LOS SOBREVIVIENTES 57
3
Giorgio Agamben explica la necesaria distincin entre estado de sitio y estado de
excepcin. Seala que la terminologa utilizada implica una toma de posicin, pues no
puede apelarse a una pretendida neutralidad: Si las nociones de estado de sitio y ley
marcial expresan una conexin con el estado de guerra [] se revelan sin embargo in-
adecuadas para definir la estructura propia del fenmeno, y necesitan para esto las ca-
lificaciones de poltico y ficticio []. El estado de excepcin no es un derecho especial
(como el derecho de guerra) sino que, en cuanto suspensin del propio orden jurdico,
define el umbral o el concepto lmite (Agamben, 2003: 28). Agregara que la articula-
cin entre estado de sitio y guerra se contraponen al de estado de excepcin y terror de
Estado.
58 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
4
Expediente Guerrero nm. 21, en Aguayo (2010).
LA VOZ DE LOS SOBREVIVIENTES 59
5
Expediente Guerrero nm. 16, en Aguayo (2010).
6
Este delito fue planteado en 1941, en el marco de la segunda guerra mundial, para
impedir acciones de espionaje por parte de extranjeros o nacionales, al reformarse el
60 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
El artculo 145 bis seala cules son los delitos de carcter poltico. Si se
deroga, ningn delito tendr carcter poltico. Es eso lo que se demanda?
[]. Situemos estos hechos dentro del marco de las informaciones interna-
cionales sobre amargas experiencias similares de gran nmero de pases
en los que, desde un principio o tras haber intentado varios medios de solu-
cin, se tuvo que usar la fuerza y slo ante ella cesaron o disminuyeron los
disturbios (Aguayo, 2010: 156).
Artculo 145 del Cdigo Penal Federal donde se estableci que el extranjero o nacional
que realizara propaganda poltica, defendiendo ideas, programas o normas de accin de
cualquier gobierno extranjero que perturbaran el orden pblico o pusieran en riesgo la
soberana de la nacin (Rosas, 2006).
7
En una asamblea celebrada en 1965 por la libertad de los presos polticos y la
derogacin del delito de disolucin social tomado de los expedientes de la Direccin
Federal de Seguridad (DFS), uno de los oradores, Guillermo Caldern, expuso que este
delito fue imputado en 1952, durante una manifestacin el 1 de mayo. Explic que es
utilizado para coartar la libertad de expresin cuando sta cuestiona al gobierno: A los
presos polticos se les niega este calificativo, dndoseles el de delincuentes comunes, sin
tomar en cuenta la expresin del artculo 145 [del Cdigo Penal Federal] por el cual se
les condena (Aguayo, 2010: 156).
LA VOZ DE LOS SOBREVIVIENTES 61
8
Este plan fue puesto en marcha por la Secretara de la Defensa Nacional con la par-
ticipacin conjunta de la zonas militares 27 y 35, ubicadas en los municipios de Atoyac
y Tlacotepec; y consisti en la bsqueda de los dos lderes guerrilleros para controlar y
aislar a sus grupos.
9
Se trat de un operativo exploratorio en la regin de La Montaa de Guerrero que
prob la actuacin de las diferentes cadenas de mando militar y la comunicacin con su
contraparte, la DFS, para verificar su efectividad (Snchez, 2012).
10
Que planteaba a) la bsqueda de informacin que contemplaba la intercepcin de
transmisiones y el otorgamiento de recompensas a quien proporcionara datos; b) la labor
social que inclua el reparto de medicamentos, despensas y tiles escolares; as como cur-
sos de capacitacin para mejorar sistemas forestales, pesqueros, ganaderos y agrcolas, y
c) la accin militar que inclua la bsqueda, localizacin, cerco, neutralizacin y captura
de maleantes (vase Snchez, 2012).
62 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Gustavo Daz Ordaz, se cre la Crcel Preventiva para Reos del Orden
Federal al interior del Campo Militar nm. 1:
La determinacin expresada se adopt por la necesidad de someter a pri-
sin preventiva a reos del fuero federal, cuando su nmero exija que sean
confinados con amplias condiciones de seguridad, en un establecimiento
que rena las condiciones adecuadas y, tambin, en conveniente aislamien-
to de reos de otros delitos (Conds, 2007: 125).11
11
AGN,
11 de septiembre de 1961, galera 2, fondo IPS, vol. 2 860, exp. 10.
12
La DFS fue creada en 1947, en el marco de la Guerra fra, y tuvo una connotacin
anticomunista. Fue integrada por un grupo selecto de oficiales del Ejrcito a quienes
Miquel Alemn les confiri una capacidad persecutoria, con lo que se estableci como
una polica poltica (Sierra, 2006: 400).
13
Esta direccin fue constituida en 1973 por el presidente Luis Echeverra lvarez
en el marco de la irrupcin de las guerrillas urbanas (Sierra, 2006: 401).
LA VOZ DE LOS SOBREVIVIENTES 63
poder en s mismo. Pero ese poder tiene muchas aristas polticas, sociales,
econmicas, y se desarrolla ante situaciones concretas. Hay toda una cul-
tura del terror que produce o adquiere los instrumentos precisos (Garzn y
Romero, 2008: 47).
14
El objetivo de dicho plan era recuperar el control militar de la sierra de Coyuca de
Bentez, despus de que el Ejrcito localizara dos campamentos de Lucio Cabaas en ese
lugar (Snchez, 2012).
LA VOZ DE LOS SOBREVIVIENTES 65
para nombrarlos (Femospp, 2005). Por una parte, esta cosificacin per-
miti al represor tomar distancia de las y los detenidos, pues no eran
considerados seres humanos; por ello, cuando se les desapareca se les
llamaba paquetes extraviados. Cul era entonces el vnculo tico en-
tre ambos si con la detencin y desaparicin se les pretendi arrebatar
su humanidad y dignidad?15
Durante el sexenio de Jos Lpez Portillo (1976-1982) la demanda
del Frente Nacional contra la Represin, por las Libertades Democrti-
cas y la Solidaridad (FNCR) en su rgano informativo, citaba la negacin
del entonces procurador de la Repblica, scar Flores Snchez, de la
existencia de desaparecidos, pues afirmaba que stos haban muerto
en enfrentamientos armados:
[E]n nuestro pas se respetan las garantas individuales, existen libertades
polticas y no hay desaparecidos por motivos polticos. Todos estn muer-
tos. Su simple razonar le motiv para asegurar llanamente que los ms de
500 casos reclamados, haban cado en enfrentamientos con las policas, y
seguramente sus compaeros se los haban llevado y estaran enterrados
en algn lugar de la sierra (Morales, 1982. Las cursivas son mas).
[E]sa noche nos sacaron en la carroza pues, grande, cuntos iramos ah?,
pero as pues, vendados y amarrados de manos y pies. Ya, pues, cuando
salimos a la calle grande, not yo el lugar y all les dije a los dems: Ora
si muchachos, despdanse de Atoyac porque quin sabe si volvamos (entre-
vista a Don Armando, 2006).
15
En 1980 la Comisin de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ya sealaba
la existencia de personas desaparecidas y su reclusin en campamentos o crceles clan-
destinas. Probablemente esa haya sido la primera vez que una instancia internacional
hablaba de violaciones a los derechos humanos en nuestro pas (Aguayo, 2010).
16
Se conoce como madrinas a aquellas personas de las comunidades que fungieron
como delatores de las y los presuntos implicados y simpatizantes de las guerrillas.
66 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
don Martn que recuerda haber estado algunos aos (Don Ernesto, Don
Armando, Don Martn y S., entrevistas realizadas en 2006 y 2010). Se-
alan que no podan comunicarse entre ellos, excepto en algunas oca-
siones en que averiguaban quines ms entraban a la crcel; los tenan
en una situacin de aislamiento que mostraba el poder de los represores
que controlaban sus vidas y muertes.
El que ingresaba al campo se converta para el mundo exterior en una suer-
te de muerto-vivo de cuya existencia real se dudaba []. Para el prisionero
las reglas del campo se tornaban incomprensibles. Como persona moral y
jurdica haba dejado de existir desde el momento en que recibi el primer
golpe. Esto tena el efecto de devastar su subjetividad previa, a la vez de
que derrumbaba toda forma de tica o dignidad conocidas. La cifra perfecta
del campo era el hombre en el que toda voluntad haba sido aniquilada
(Pozzi, 2009: 10).
Durante las noches los represores llevaban listas con los nombres
de las personas que seran llevadas en los helicpteros que salan dia-
riamente del cuartel rumbo al mar. El sonido de los helicpteros era
cotidiano, llegaban personas detenidas al cuartel y tambin se lleva-
ban entre siete y ocho de ellas para desaparecerlas mientras otras eran
regresadas a este lugar (Don Martn y Don Armando, entrevistas rea-
lizadas en 2010).
Don Armando cuenta que a l se lo llevaron en varias ocasiones con
la amenaza de perderlo, pero luego lo regresaban al cuartel. La zozobra
e incertidumbre con respecto a su vida era permanente; la tortura psi-
colgica que provocaba la angustia de saber que estaban en manos de
sus represores colocaba a los detenidos en una situacin de vulnerabi-
lidad en la que los primeros se presentaban como dueos de su destino.
El trinomio desaparicin, muerte y tortura completaban el crculo
del poder en las crceles clandestinas, que era una maquinaria deto-
nadora del terror: Un terror que se ejerca contra toda la sociedad, un
terror que se haba adueado de los hombres desde antes de su captura
y que se haba inscrito en sus cuerpos por medio de la tortura y el arra-
samiento de su individualidad (Calveiro, 2008: 53).
17
En un comunicado enviado por la BCA a los diarios locales y consignado por la DIPyS
con fecha del 13 de junio de 1974, dado el secuestro del senador Rubn Figueroa Alcocer,
se seal la represin sufrida por los pobladores de El Quemado: pusieron una trampa
a los campesinos de El Quemado y del Camarn, y los golpearon despiadadamente en
Acapulco, en estas torturas murieron Ignacio Snchez y otro campesino, mientras que
Maximiliano Cruz est convaleciente (Aguayo, 2010).
72 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
teros sin conocer su paradero final, les haca pensar que ellos tambin
podan tener el mismo desenlace.
En las sesiones de tortura estuvieron implicados tanto integrantes
del Ejrcito y de la Polica Judicial como el comandante Wilfrido Cas-
tro Contreras. Don Carmelo seala que el 23 de septiembre fue pre-
sentado ante el gobernador Ismael Noguera Otero, el General Joaqun
Solano Chagoya y el General de la Defensa Nacional, Hermenegildo
Cuenca Daz, quienes me preguntaron si yo perteneca a la guerrilla
(Don Carmelo, entrevista realizada en 2007).
As, las vctimas que fueron trasladadas a estas crceles, en su
mayora campesinos y maestros pertenecientes a la sociedad serrana,
fueron reaparecidos y regresaron a su comunidad: desempeaban un
papel importante en la diseminacin del terror dentro del campo como
fuera de l. Eran la prueba irrefutable de la arbitrariedad del sistema y
de su verdadera omnipotencia (Calveiro, 2008: 45).
Las condiciones en las que los presos eran mantenidos en estas cr-
celes tenan como objetivo la deshumanizacin de las personas: venda-
dos, maniatados, torturados, incomunicados, aislados, sin alimentacin
o recibiendo comida echada a perder y a expensas de sus carceleros.
Ello los coloc en una coyuntura de ruptura de sus vidas y de la historia
de la sociedad serrana de Guerrero y de nuestro pas. As, se marc un
antes y un despus; al momento de ser encarcelados su vida se trastoc
y su destino se torn incierto para ellos, sus familiares y su comunidad,
quienes desconocan su paradero.
Adems, estas crceles clandestinas permitieron el uso desmedido e
inagotable de la tortura por parte de los perpetradores, pues no haba
testigos ni quien los pudiera acusar o denunciar. Y aunque as fuera,
cul poda ser la instancia para dirigir los reclamos si el Estado funga
como juez y parte, como violador de los derechos humanos y como pro-
tector slo en el discurso, como verdugo y al mismo tiempo como ejemplo
de apertura hacia el mundo.
En El Quemado la vida nunca volvi a ser la misma, la experiencia
de los 95 campesinos que fueron torturados y reaparecidos para inten-
tar integrarse a su comunidad marc irremediablemente su existencia.
No obstante, los sobrevivientes siguen resistiendo y buscando alterna-
tivas para obtener justicia.
La estancia del Ejrcito en El Quemado dur hasta principios de 1975,
pasaron casi tres aos hasta que se ratiraron parcialmente, ya que las ope-
raciones del rescate de Rubn Figueroa y la muerte de Lucio Cabaas (8 de
septiembre y 2 de diciembre de 1974, respectivamente) estaban cumplidas.
No obstante, ya no dejaran de visitar a los pobladores y al comisario en
74 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Bibliografa
Resumen
*
Es maestro en psicologa social por la Facultad de Psicologa de la Universidad Na-
cional Autnoma de Mxico y doctor en ciencias sociales por la Universidad Autnoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco. Es profesor titular de la Universidad Pedaggica.
79
80 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
ron en las prisiones militares tanto como civiles. Sus narraciones dan
cuenta de una memoria colectiva hasta ahora proscrita.
Desde dnde
De la guerra sucia
Por supuesto, un sitio que varios guerrilleros pisaron fue la crcel le-
gal. Muchos queran llegar ah, por ejemplo, para no ser desaparecidos;
otros, ya ah, no queran salir para no ser ejecutados. Los primeros
integrantes del Movimiento de Accin Revolucionaria (MAR) que arriba-
ron a la crcel lo hicieron el 15 de marzo de 1971 y encontraron tras las
rejas a una gran cantidad de participantes del movimiento estudiantil
de 1968.
La cruja M en Lecumberri estaba asignada a los terroristas, a
decir del Estado mexicano (Pineda, 2003: 86). Pero sa era la crcel
LUGARES DE LA MEMORIA DE LA GUERRA SUCIA EN MXICO 85
legal donde, aun con tratos violentos, eran ya presentados, tenan exis-
tencia social. En efecto, para muchos llegar al Palacio Negro era una
salvacin, pues ello supona la presentacin con vida del detenido,
quien cobraba existencia legal; sin embargo, adentro tambin haba
riesgos. Muchos otros guerrilleros no correran con la suerte de ir a
las crceles legales; su paso se borra en las crceles clandestinas, ilega-
les y negadas como el Campo Militar nm. 1 o la Base Militar Pie de la
Cuesta, en Guerrero, sitios legales e institucionales que constatan que
la guerra sucia fue una decisin del Estado mexicano.
Uno de los que pas por ese sitio clandestino, y de los pocos que
sobrevivieron a ese campo, El Guaymas reconstruye:
Llego al Campo y me meten al stano se; y llega Salomn Tans y me dice:
Yo soy Salomn Tans, quien te puede quitar o dar la vida. Quieres
vivir?
S, seor.
Pues aqu o hablas o hablas y dice, queremos que hables, queremos
al Piojo Negro.
Iba todo madreado, y me traen a una compaera, y sale Alicia de los
Ros Merino, y en menos de un minuto que la vi entend que me deca que
aguantara, que no diera informacin [] a pesar de que me haban corta-
88 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
En Guadalajara
Los detenidos en las grandes ciudades, los apresados de la guerrilla ur-
bana tuvieron como destino diversos centros clandestinos de detencin
o reclusin: las oficinas de la DFS frente al Monumento a la Revolucin;
la Direccin de Polica y Trnsito; un cuartel de granaderos o bombe-
ros, y, por supuesto, el Campo Militar nm. 1. Esto en la ciudad de
Mxico, pero hubo ms sitios de reclusin clandestinos; por ejemplo en
Guadalajara, Jalisco, donde hubo un auge guerrillero durante el cual
oper un grupo fuerte que despus formara parte de la LC23S.
90 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Pie de la Cuesta
En el proceso de reconstruccin de la detencin-secuestro-desapari-
cin se sabe que no slo el Campo militar nm. 1 y diversas instala-
ciones en la ciudad de Mxico funcionaron como crceles clandestinas,
pues tambin otras bases militares como la de Pie de la Cuesta, en
LUGARES DE LA MEMORIA DE LA GUERRA SUCIA EN MXICO 91
las prcticas sucias en esa base militar, como en otras tantas del pas y
en diversas instalaciones clandestinas de reclusin. En Pie de la Cues-
ta se vio, igualmente, por ltima vez a varios guerrilleros.
Como puede advertirse, el paso por estas instalaciones, crceles
clandestinas, fue de especial terror: son sitios que albergan recuerdos
de dolor. La memoria colectiva, a decir de Maurice Halbwachs (1954),
se contiene en marcos sociales como el tiempo y el espacio, pues bien,
en este caso el espacio es aquel que est dotado de significado, de ho-
rror, pues ah se vivieron sucesos que el poder en todo momento ha
negado. Desde ese emplazamiento se reconstruyen, mediante narra-
ciones, las atrocidades de la detencin clandestina; y en ellas encontra-
mos constantes: detencin ilegal, tortura psicolgica o fsica, amenazas
de todo tipo, y testimonios de la ltima vez que se vio al desaparecido
antes de serlo. Esas crceles guardan el ltimo paso visible de aquellos
de los que no se ha sabido ms; ah se les vio y se les perdi el rastro,
ah se encuentran signos de su estancia tambin negada por el discur-
so oficial. Las celdas, los tubos, los muros artefactos que guardan las
experiencias de los acusados de ser guerrilleros y sometidos a torturas.
El Campo Militar nm. 1 tiene mucho que decir al respecto, muchos
elementos que brindar para la reconstruccin de ese periodo cruento
de Mxico. Pero tambin otros sitios guardan trozos de memoria de
esa trama, como Pie de la Cuesta: sitios de memoria de la represin,
memoria al fin y al cabo. Ambas instalaciones militares funcionaron
como lugares de reclusin clandestina, el poder as lo dispuso, la gue-
rra sucia que el Estado mexicano desat contra aquellos sospechosos
de ser guerrilleros tuvo ah su parte cruda, desde la tortura hasta la
desaparicin.
En el caso de este grupo del MAR, no obstante, a los pocos das de ha-
ber llegado al Palacio Negro unos presos comunes les llevaron los pe-
ridicos donde aparecan sus rostros impresos; se hicieron as amista-
des y les ofrecan de todo, desde comida hasta droga. Dos de los presos
comunes eran solidarios y anotaban visitas suyas para los guerrilleros
y as darles pausa y respiro en la fajina. Pero no todos actuaban de esta
forma; no, porque llegaban las represalias. Los presos comunes que se
acercaban y se juntaban con los presos polticos pagaban un costo por
ello, algunos eran golpeados duramente.
Por otro lado, escribe Salvador Castaeda en sus diversos testi-
monios, en las crujas haba divisiones por jerarquas: al frente, en
el primer cuadro, haba celdas mejor equipadas; ah se encontraban
aquellos que tenan dinero. Al fondo estaba la colonia, sitio donde ha-
bitaban los pobres; y al final se encontraban los fajineros que no podan
acercarse a los de dinero. Eran grupos, clases distintas, cada una en su
sitio. Podan estar por grupos y ser conocidos, pero los presos polticos
no podan ni deban estar juntos; en consecuencia eran dispersados en
varios puntos para evitar que se reunieran, toda vez que representa-
ban peligrosidad, supuestamente una mayor con respecto a los presos
comunes. Por ello se les quera aleccionar, intimidar, poner en orden.
Cuando llegaban las boletas donde se consignaban sus cargos y otros
datos, el vigilante les espetaba que estaban recomendados por ser
guerrilleros y terroristas, es decir, que de ellos se poda abusar. Uno de
los jefes de la cruja les dijo:
As que eres del MAR, eh? Ustedes se sienten muy cabrones pero aqu van a
aprender. A m me vale madre su ideologa de ustedes. Lo nico que quiero
es que no hagan problemas, es mejor que se olviden de hacer propaganda;
acurdense que vienen recomendados. As que nada de grupos, amigos o
denuncias. Aqu hay situaciones con las que no estarn de acuerdo pero
tienen que callarse. Si quieren pasarse de vergas, gacha. Yo los entiendo
y hasta puedo decir que simpatizo con ustedes (Castaeda, 1991: 20-21).
sacar animales; por eso, para los activistas, lo mejor es tener bien metida
en la cabeza la idea de que vendrn a cualquier hora de cualquier da y que
no hay resistencia posible que los salve de un traslado (Castaeda, 1980:
111, 138).
Ms an, hay:
incursiones que hacen a la crcel tanto la Judicial Federal como los cuerpos
antiguerrilleros, que no se limitan a la bsqueda sino a la tortura ya sea en
el Campo Militar nm 1, o ah mismo en las oficinas de la administracin
de la cruja o bien en los stanos bajo el llamado Polgono donde se decida
la vida o la muerte de cualquier preso que interceptara los linderos de ese
feudo llamado Lecumberri (Castaeda, 1991: 9).
Eso sucede en algunos casos y por lo bajo, con personal que obedece,
se que no manda; porque cuando la autoridad quiere poner en orden a
los guerrilleros otras son las condiciones que se imponen.
laran por lo menos a uno (Robles, 1996: 43). Como l padeca una
enfermedad fsica que le impeda movilizarse rpidamente, era lento
en su andar y fcilmente reconocible. Despus de algunas acciones de
resonancia del FER estaba escondido, pero fue detenido en una gasoli-
nera y conducido a la Procuradura de Justicia del Estado: Despus
de meterme en una celda empezaron a golpearme muy fuerte en todo
el cuerpo, en la cabeza y sobre todo en los odos. Luego me aplicaron to-
ques elctricos en ojos, boca donde caa la picana. Era el 11 de enero
de 1972, y an estaba en la Procuradura, de lo cual narra: mi celda
era pequea, con una banca de cemento, un excusado y con la puerta
de fierro, sin rejas. Durante la noche varias veces me sacaron, as que
cada vez que escuchaba el cancel imaginaba que los golpes iban a reini-
ciarse. As pas mi primera noche de preso poltico (Robles, 1996: 51).
En su caso no fue trasladado, como otros presos polticos, a la 15
Zona Militar de Guadalajara o al Campo Militar nm. 1 de la ciudad
de Mxico debido a que se interpuso un amparo para que permaneciera
en las instalaciones de la Procuradura. Lo sacaron de ah para ir a re-
conocer un domicilio, el de su compaero Alfredo Campaa, y para ese
momento eran ya cinco los detenidos de su organizacin.
Denunci los malos tratos ante un reportero de la radio y disminu-
yeron las agresiones; despus, los militares hicieron acto de presencia
para recabar informacin. Dos militares de rango lo interrogaron, que-
ran informacin, pero no de tinte poltico; estaban en la bsqueda de
otro tipo de nota: la diferencia con los interrogatorios anteriores fue
su insistencia en saber dnde comprbamos las armas y cul era mi
objetivo al impartir clases en el Colegio del Aire, tarea que realizaba
desde tiempo atrs. Sobre el interrogatorio recuerda: yo no vea sus
rostros, la luz era muy intensa y haca mucho calor. Las piernas se
me doblaban de cansancio y perd la nocin del tiempo que dur el
interrogatorio. Despus, vino la amenaza cuando le dijeron: vamos
a comprobar todo lo que has declarado y, si algo no es cierto, vamos a
traer a toda tu familia para que te refresques la memoria, incluyendo
a tus hermanos (Robles, 1996: 57-59).
Otro da le anunciaron que lo interrogara un licenciado que viene
de la ciudad de Mxico; despus sabra que ese licenciado era una de las
cabezas de la DFS, Miguel Nazar Haro, quien le exigi: escriba en n-
meros redondos en qu han gastado el dinero; sobre todo los quinientos
mil pesos del ltimo asalto que no han tenido tiempo de gastar, dnde
estn y quin los tiene. Entonces yo tom el papel y escrib: mime-
grafos electrnicos, sistemas de radio, papel, dos coches usados, armas,
parque, renta de departamentos, viajes, etctera. Las cuentas no cua-
draban y entonces se ech a hablar Nazar:
104 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
ciones, pero l dej que corrieran los hechos; y cuando un grupo de gol-
peadores, los chacales, llegaron armados con varillas, palos y otras
armas, estall la reyerta y los presos comunes, unos 500, se fueron en
contra de ellos y comenzaron a matarlos. Una de las razones de por qu
la poblacin los protegi es narrada por un ex guerrillero: no traficaban
con droga, no agredan a la poblacin, no la extorsionaban, nos prote-
gieron porque denuncibamos las psimas condiciones en que vivan
los reclusos [sic] y los abusos que se cometan con ellos; esos presos
comunes eran una barrera invisible que nos protega (De Dios, 2004:
221-222). Los internos comunes tambin estaban cansados de los abu-
sos de los chacales y los enfrentaron para cobrarse los agravios ante-
riores y arremetieron contra los agresores. Fueron 14 los muertos y 30
los heridos. El penal era un polvorn, como muchos otros del pas, con
capacidad para albergar a 500 internos y contaba con ms de 2 500. La
polica intervino hasta el da siguiente. Tiempo despus Oblatos fue
cerrado y se abri el penal de Puente Grande.
Los presos polticos de Oblatos, como los de Lecumberri, tambin
seguan la lnea de la preparacin ideolgica. Uno de ellos recuerda
que lean poco, toda vez que ah tambin estaba impedida la entrada
de libros, sobre todo los de qumica, pues las autoridades pensaban que
los presos polticos haran estallar el penal. No obstante las prohibi-
ciones, se las arreglaban para obtener algunos textos que pasaban de
contrabando (Robles, 1996: 71).
En todos estos casos, tal reconstruccin constituye un ejercicio de
memoria debido a que las fechas son significativas: ah se contienen los
acontecimientos como recuerdos; el tiempo emprico, las fechas, son un
marco que permite que lo sucedido no se esfume, que se mantenga para
narrarlo tiempo despus, cuando haya necesidad (Halbwachs, 1950).
Las fechas no tienen significado alguno por s mismas, sino que hay que
dotarles de algn sentido (Blondel, 1996), lo que ocurre en el caso de la
reconstruccin de los sucesos arriba narrados.
Como ya se mencion en el apartado anterior, pasar de una crcel
clandestina a una legal, aunque aligeraba el martirio de la tortura
sufrida en la primera o las posibilidades de la desaparicin, tampoco
otorgaba mucha tranquilidad por lo que se iba ventilando en torno a
las agresiones e intentos de asesinato dentro de los penales donde es-
taban los guerrilleros. De hecho, las ms de las veces la incertidumbre
y la tortura continuaban.
Cuando en octubre de 1973 secuestraron al Cnsul Honorario de
Inglaterra en Jalisco, Duncan Williams, fueron a manos de los guerri-
lleros. Uno de ellos narra que lo sacaron de la crcel y lo llevaron a la
Mojonera, al cuartel militar del 4 Batalln de Infantera, y entonces
106 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
En esta ocasin, debido al plagio del suegro del presidente, fue lleva-
do a casa de la familia del secuestrado, y ah intentaron conmoverlo me-
diante un relato de la esposa de Zuno. sa fue la parte buena; la parte
ruda y obligada consisti en que, al ser trasladado a otra habitacin, lo
pusieron frente a su padre, Francisco Campaa de 70 aos, con marcas
en las muecas y lastimado, pues haba sido torturado: ya me estaba
muriendo, le dijo su padre, pero a tiempo lo haban atendido unos mdi-
cos para continuar con la sesin de tortura.
En ese momento se crea que uno de los hermanos Campaa estaba
al frente del secuestro de Zuno, por lo que la detencin ilegal del padre
fue utilizada como medida de presin. El 5 de septiembre, presionado
por las autoridades y la familia Zuno, el padre de los Campaa apa-
reci en televisin pidindole a su hijo que liberara al plagiado, quien
finalmente fue liberado el 17 de septiembre (Castaeda, 1992: 111-118;
Castellanos, 2007). Como vemos, este tipo de hechos dan cuenta de los
mtodos usados por la polica poltica para lograr sus objetivos.
En efecto, como se ha indicado, cuando afuera haba alguna ac-
cin de los grupos guerrilleros, adentro se arreciaban las agresiones de
grupos controlados por las autoridades o las realizadas por la propia
polica poltica, y ante ellas no quedaba ms que organizarse, reuni-
ficarse aunque fuera por breves momentos, en tanto pasaba la tem-
pestad: lo que con frecuencia los unificaba en un solo frente, aunque
LUGARES DE LA MEMORIA DE LA GUERRA SUCIA EN MXICO 107
por unos das, eran las incursiones sorpresivas de registro que haca
el grupo antiguerrillero, cuando los de fuera secuestraban a alguien,
colocaban una bomba o hacan alguna expropiacin bancaria (Casta-
eda, 1980: 53).
Algo similar plantea Fernando Pineda (2003); ya fuera en el Palacio
Negro o en penales como el de Oblatos, la actuacin como grupo procu-
r su subsistencia.
Eso fue el 2 de mayo de 1973, pocos das antes del canje de un se-
cuestrado por guerrilleros para ser liberados y viajar hacia Cuba. Re-
cuerda: el compaero que estaba en mi celda haba sido polica ju-
dicial, saba todos los cdigos de comunicacin, y deca: s lo van a
matar comandante, yo me voy porque nos van a matar a los dos y qu
caso tiene, y se fue. Entonces yo me atranqu. Ante semejantes ame-
nazas de violencia, escribira a su esposa:
Estoy tomando mis precauciones contra una agresin. Desde el jueves se
impuso en mi contra un clima de violencia gubernamental. Los compaeros
me rodean permanentemente. Salgo de la celda slo en casos estrictamente
necesarios. De pronto me informan que ya pas el peligro, pero la descon-
fianza es una premisa de mi existencia. Estoy amparado contra el director
del penal y dispuesto a defenderme hasta el ltimo latido (Alonso, 2009: 26).
LUGARES DE LA MEMORIA DE LA GUERRA SUCIA EN MXICO 111
Bibliografa
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Veledaz, Juan (2004), El hoyo sin fondo de la prisin militar, en Pro-
ceso, nm. 1456, 26 de septiembre, Mxico.
Entrevistas
*
Es licenciada en historia por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, ac-
tualmente cursa la maestra en Liberal Studies en The New School for Social Research,
Nueva York. Fue investigadora del rea histrica de la Femospp. Actualmente colabora
para el Historical Memory Project y se dedica a vincular los movimientos sociales en
Guerrero con los acontecimientos de Ayotzinapa del 26 de septiembre de 2014.
117
118 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Metodologa
Contexto histrico
1
Lucio Cabaas opt por la guerra de guerrillas como estrategia blica.
124 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Reclutamiento forzado
La Convencin de Ginebra tipifica tambin el delito de reclutamiento
forzado de la siguiente manera:
Ninguna persona protegida podr ser utilizada para proteger, mediante su
presencia, ciertos puntos o ciertas regiones contra las operaciones militares
[] no [se] podr forzar a las personas protegidas a servir en sus fuerzas ar-
madas o auxiliares. Se prohbe toda presin o propaganda tendente a conse-
guir alistamientos voluntarios (Convenio de Ginebra, 1949c: arts. 28 y 51).
Pillaje
La Convencin de Ginebra establece que queda prohibida la rapia, as:
Si las exigencias militares lo permiten [] [se] favorecer las medidas
tomadas para la bsqueda de los muertos y de los heridos, para acudir en
ayuda de los nufragos y de otras personas expuestas a un peligro grave y
para protegerlas contra el pillaje y los malos tratos (Convenio de Ginebra,
1949c: art. 16, prrafo II).
Este delito fue una experiencia cotidiana sufrida por los habitantes
de Guerrero y perpetrada por los militares. Un informe de la DFS con
fecha del 16 de marzo de 1970 relata:
el da 14 del actual por medio de unos volantes, los campesinos, del ejido
de El Potrero Plan de los Amates, Gro, acusan al General Juan Manuel
Enrquez Rodrguez de que elementos del Ejrcito les quitaron sus perte-
nencias y derrumbaron sus casas dejndolos en la miseria (AGN, DFS 10-26-
70/ 17/ 232).
tas, respondan vayan a rajarse a donde nos ordenan. Piden que cambien
al Gobernador Rubn Figueroa (AGN, SDN 434/ 1436/ 35).
2
Carta fechada el 12 de septiembre de 1974 en Lomas de Sotelo, dirigida a Juan
Jos Bremer Martino, Secretario Privado del Presidente de la Repblica, y firmada por
Hermenegildo Cuenca Daz, Secretario de la Defensa Nacional.
132 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
En este caso:
Ella nunca present ninguna denuncia por la violacin, por temor, y el
Ejrcito estaba en San Juan. La seora nada ms le coment a su mam
[quien reclam] y el Ejrcito neg todo. Ellos fueron los nicos responsables
para nosotros, aunque lo hubieran negado (Femospp, 2003a).
Actos de terrorismo
Los actos de amedrentamiento tambin fueron un recurso utilizado:
La poblacin civil y las personas civiles gozarn de proteccin general con-
tra los peligros procedentes de operaciones militares []. No sern objeto de
ataque la poblacin civil como tal ni las personas civiles. Quedan prohibidos
los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a
la poblacin civil (Protocolo Adicional I, 1949: art. 51).
Campos de concentracin
El derecho humanitario tiene prevista una serie de disposiciones para
los cautivos en conflictos armados, a fin de que sean tratados con dig-
nidad. Los campos de concentracin, conforme se colige del presente
trabajo, presentan un cuadro sistemtico de violaciones graves al de-
recho humanitario y a los derechos humanos que, por consecuencia y
por la impunidad con la que el Estado cobija estos actos, constituyen
crmenes de lesa humanidad y crmenes de guerra que son impres-
criptibles. Entre los principales delitos que en conjunto constituyen
este cuadro estn los siguientes: prisin militar a civiles detenidos;
tortura grave y sistemtica; detencin prolongada sin debido proceso;
ejecuciones extrajudiciales; desaparicin forzada; trato inhumano, con
violencia y sin reconocerle sus derechos a la poblacin civil; perversin
de la justicia militar.3
Por campo de concentracin entendemos que es, en efecto, una cr-
cel clandestina en donde los prisioneros se encuentran detenidos ile-
galmente, estn indefensos y sometidos a la voluntad arbitraria del
sistema represor, las deplorables condiciones en que viven colocan en
grave riesgo su salud fsica y mental, son torturados en todas las for-
mas posibles, con el fin de obtener informacin de ellos y tambin de
degradarlos como parte de una estrategia blica de destruccin del
enemigo. En ocasiones los obligan a realizar trabajos forzados, per-
manecen prcticamente en calidad de secuestrados; y todos los campos
3
Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de
las fuerzas armadas en campaa; Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren
los heridos, los enfermos y los nufragos de las fuerzas armadas en el mar; Convenio de
Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra; Convenio de Ginebra relati-
vo a la proteccin debida a las personas civiles en tiempo de guerra; y Protocolo Adicio-
nal I a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la proteccin de las vctimas de los
conflictos armados internacionales; y Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra
de 1949 relativo a la proteccin de las vctimas de los conflictos armados internacionales,
artculo 74.
142 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Desapariciones forzadas
Se dice que integrantes de las fuerzas armadas son responsables del
delito de desaparicin forzada de personas cuando uno o ms militares
participan en la detencin legal o ilegal de una o varias personas, y
coadyuvan o mantienen dolosamente su ocultamiento bajo cualquier
forma de detencin. Cuando algn oficial en la cadena de mando cono-
ce o tiene fundada sospecha de que algn subalterno incurre en estas
prcticas, se incurre en este delito si no interviene para que el detenido
sea puesto inmediatamente en manos de la autoridad competente o no
siguiere los procedimientos de enjuiciamiento para el castigo de los que
incurrieron en esta prctica. Incurre en corresponsabilidad de este de-
lito el militar que, teniendo informacin de la suerte de los detenidos,
no recurre a sus superiores jerrquicos y a la autoridad competente
144 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
para que el detenido sea liberado o puesto bajo debido proceso y se pro-
ceda al castigo de los responsables de dicha detencin.4
Segn el autor Elas Padilla Ballesteros, la desaparicin forzada es
la expresin ms perfecta y siniestra del terrorismo de Estado, pues
constituye a la vez la violacin de derechos humanos ms flagrante y
global que se conozca (Padilla, 2015). Hasta el momento no hay cifras
exactas sobre casos de desaparicin forzada en Mxico, el Comit Eu-
reka tiene un nmero de 527 desaparecidos, mismos que investig la
CNDH; Afadem reclama por lo menos mil casos y durante el tiempo que
labor la Fiscala sta acumul ms denuncias. Guerrero es el estado
que ms casos tiene de desaparicin forzada.
Gracias a la informacin que el rea histrica de la Femospp logr
recabar, podemos acreditar 255 desapariciones forzadas en Guerrero y
533 en el resto de la Repblica, por lo cual el Informe Histrico de la Fis-
cala logr dar informacin de 205 casos aparte de los 527 investigados
por la CNDH. Gran parte de esta informacin fue localizada en el acervo
documental de la DFS. Gracias a los reportes de la DFS sobre el estado de
Guerrero y al acervo de la Sedena fue posible, como ya se dijo, establecer
que en 255 casos hay pruebas irrevocables de que estas personas fue-
ron detenidas por el Ejrcito mexicano y por otras fuerzas de seguridad
como la Polica Judicial de Acapulco y agentes de la misma DFS.
4
Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de
las fuerzas armadas en campaa, artculos 3 y 17; Convenio de Ginebra para aliviar la
suerte que corren los heridos, los enfermos y los nufragos de las fuerzas armadas en el
mar, 3; Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, artculo
3; Convenio de Ginebra relativo a la proteccin debida a las personas civiles en tiempo
de guerra, artculo 3; y Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo
a la proteccin de las vctimas de los conflictos armados internacionales, artculo 32.
CRMENES DE GUERRA EN GUERRERO Y TERRORISMO... 145
Conclusiones
Bibliografa
Resumen
*
Actualmente cursa el doctorado en historia por la Facultad de Filosofa y Letras
de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Becario y colaborador del proyecto
Recuperacin de la memoria histrica de experiencias de vida. Caso de familiares de
desaparecidos en la dcada de los aos setenta en Atoyac, Guerrero de la Universidad
Autnoma de Guerrero.
151
152 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Csar Macas reconoce que existen varios factores que explican los
orgenes de las guerrillas, sin embargo, seala que dos son los ms
importantes:
a) La inutilidad de los mecanismos legalmente contemplados para la
lucha poltica en nuestro pas durante aquel tiempo;
b) La existencia e inspiracin en un espritu, un nimo, internacio-
nalmente difundido que ponderaba la lucha guerrillera.
Contradictoriamente, el autor desdea algunas causas como la mi-
seria, mientras que al mismo tiempo reduce el anlisis a dos facto-
res que, como veremos ms adelante, slo explican parcialmente este
fenmeno.
El marco metodolgico de los orgenes es limitado, ya que pue-
de derivar en reduccionismo e impide comprender con toda su com-
plejidad los movimientos armados que han existido en Guerrero. Por
tal motivo, en este captulo se propone una metodologa que desde el
punto de vista histrico busca entender cules son los motivos de las
luchas armadas y qu procesos sociales se presentaron para que la re-
belin campesina se expresara de forma violenta en Guerrero.
Cabe rescatar la nocin de tiempo de Sergio Bag (1994: 106), quien
entiende que la realidad social es coyuntura, pero tambin permanen-
cia. Para este autor el tiempo social tiene tres formas de organizarse:
a) El tiempo organizado como secuencia (el transcurso);
b) El tiempo organizado como radio de operaciones (el espacio);
c) El tiempo organizado como rapidez de cambios, como riqueza de
combinaciones (la intensidad).
Desde esta perspectiva entendemos a las guerrillas armadas en Gue-
rrero desde tres niveles de anlisis de la realidad: el primero se refiere
a los movimientos armados como secuencias, es decir, que estn ligados
a otras experiencias armadas en el pasado, forman parte de procesos de
larga duracin (Braudel, 1999: 64) y permanecen a travs del tiempo.
Carlos Montemayor (2007: 17) entendi dicho fenmeno guerrillero de
larga duracin y lo caracteriz en Mxico como una guerrilla recurrente
que reaparece generacionalmente en la historia.1
1
De acuerdo con el autor, los movimientos guerrilleros en Mxico han sido constan-
tes. En ocasiones como recurso de los pueblos; en otras, de ejrcitos regulares vencidos
o de militares sublevados. Uno de sus componentes es el ncleo armado y otro ms la
circunstancia social en que aparecen (Montemayor, 2007: 13).
154 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
2
La guerra sucia en Guerrero, t. 6, p. 7, en <http://www.gwu.edu/~nsarchiv/
NSAEBB/NSAEBB180/index2.htm>, consultado el 12 de mayo de 2011.
LA ACNR Y EL PARTIDO DE LOS POBRES 155
La reforma agraria
y la creacin de una nueva regin socioeconmica
3
Cules son los principales elementos que nos permiten entender la Sierra de Ato-
yac y los dems municipios de la Costa Grande como un territorio articulado poltica,
social, histrica y culturalmente? En este trabajo se fundamentar la hiptesis de que
las organizaciones de copreros y cafeticultores son el elemento que permite entender a la
Costa y la Sierra de Atoyac como una misma regin histrica: la Costa Grande. Dichas
organizaciones nacieron de la necesidad de los campesinos de combatir la explotacin
caciquil a la que fueron sometidos. Pues la opresin poltica y econmica fue en aumento
desde 1940 hasta 1970.
156 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
4
El Comit Promotor del Desarrollo Socioeconmico del Estado, creado por decreto
el 27 de enero de 1975, defini la primera divisin regional que reconoci a la Costa
Chica y Grande como regiones del estado de Guerrero. Dicho trabajo tuvo la finalidad
de planear la aplicacin de la inversin pblica federal. Esta divisin se apoy en un
diagnstico amplio de las condiciones fsico-geogrficas, sociales y econmicas del estado,
lo que defini la divisin de sus subregiones, para lo cual se utilizaron como criterios de
regionalizacin, entre otros, factores de comunicacin, mercado, actividad productiva y
la relativa homogeneidad de las condiciones socioculturales de la poblacin.
Cuadro 1. Principales cultivos en Guerrero, 1950-1970
Participacin de la Participacin de
Hectreas en Hectreas en
Produccin total Costa Grande en la la Costa Chica en
Ao produccin en la produccin en la
de Guerrero produccin a nivel la produccin a
Costa Grande Costa Chica
estatal nivel estatal
Ajonjol (superficie cosechada)
1950 58 850.00 13 381.00 22.7 % 7 331.00 12.5 %
1960 57 575.00 11 327.00 19.7 % 11 270.00 19.6 %
1970 32 164.00 6 957.00 21.6 % 1 474.00 4.6 %
Frijol solo e intercalado (superficie cosechada)
1950 35 212.93 3 425.52 9.7 % 6 895.99 19.6 %
1960 42 734.00 4 553.00 10.7 % 12 550.00 29.4 %
1970 8 566.00 668.00 7.8 % 613.00 7.2 %
Caf cereza (plantas en produccin)
1950 3 534 122.00 3 491 638.00 98.8 % 8 567.00 0.2 %
1960 10 854 289.00 10 541 267.00 97.1 % 48 497.00 0.4 %
1970 14 115 545.00 13 757 938.00 97.5 % 26 162.00 0.2 %
Coco (palmas en produccin)
1950 670 852.00 479 487.00 71.5 % 144 810.00 21.6 %
1960 3 338 178.00 1 208 393.00 36.2 % 2 030 827.00 60.8 %
1970 3 574 615.00 2 653 147.00 74.2 % 722 743.00 20.2 %
Maz comn, intercalado e hbrido (superficie cosechada)
1950 283 843.00 32 380.00 11.4 % 38 506.00 13.6 %
1960 402 986.00 36 404.00 9.0 % 68 433.00 17.0 %
1970 231 314.00 32 093.00 13.9 % 45 847.00 19.8 %
Fuente: Los datos de 1950 y 1960 se extrajeron del Censo Agrcola, Ganadero y Ejidal de las dcadas referidas. Los datos de 1970 son del
Manual de Estadsticas Bsicas del Estado de Guerrero, INEGI-Gobierno del Estado de Guerrero, julio de 1984.
158 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
El primer elemento que nos queda claro es que la Costa Chica estuvo
regida por una economa campesina de autoconsumo o de produccin
para el mercado local o regional. En el caso de la Costa Grande se apre-
cia que de 1950 a 1970 baj la produccin de algunos granos de autocon-
sumo, como el frijol y se mantuvo constante la de maz. En cambio, en
ese mismo periodo se dio un enorme ascenso de nuevos cultivos ligados
a la exportacin y a la produccin industrial de grasas y jabones, como
la copra que se mantuvo con ms de 70 % de la produccin estatal du-
rante las tres dcadas estudiadas. Por su parte, la produccin de caf
fue prcticamente un cultivo exclusivo de la Costa Grande, y ocup una
produccin mayor a 95 % con respecto al total del estado.
Despus del periodo de la segunda guerra mundial, la Costa Grande
figur como un gigante a nivel estatal en la produccin de aquellos pro-
ductos que estuvieron destinados a satisfacer la demanda de materias
primas de la industria nacional y la exportacin. La abundancia de ri-
queza circulante en las costas y sierra de la Costa Grande es un elemen-
to que nos permite distinguirla de otras regiones del estado de Guerrero.
Para darnos una idea de la importancia agrcola para los productos
destinados a la exportacin y la industria en la Costa Grande presen-
tamos las siguientes grficas de dos regiones.
El auge econmico que hubo en la sierra de Atoyac, y en general en
las costas, se expres como un aumento en el consumo de los campesi-
nos. Por ejemplo, a principios de la dcada de 1950 se instalaron en el
centro de Atoyac cierta cantidad de refresqueras que vendan produc-
74.2%
71.5%
60.8%
36.2%
21.6% 20.2%
Fuente: Censos Agrcola, Ganadero y Ejidal del estado de Guerrero 1950, 1960 y 1970.
Grfica 2. Participacin por regiones en la produccin
de caf cereza en Guerrero (plantas en produccin)
5
Entrevista propia con Dagoberto Ros Armenta, Atoyac de lvarez, Junio de 2010.
Cabe agregar que el entrevistado, quien perteneci al Partido Comunista Mexicano en
la dcada de 1970, hizo mencin de la cancin Mi Cafetal para ilustrar dicho periodo de
abundancia cafetalera en la dcada de 1950.
160 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
6
Porque la gente vive criticando, me paso la vida sin pensar en na. Pero no ests
viendo que yo soy el hombre que tengo un hermoso y lindo cafetal. Nada importa que la
gente diga que no tengo plata, que no tengo na Pero no sabiendo que yo soy el hombre
que tengo mi vida bien asegur. Deja, mulata, que digan los dems, que siempre habla
el que tiene que callar. Yo tengo mi cafetal y t ya no tienes na, pero la vida te puede
demostrar que mi cario es sincero y de verdad. Yo tengo mi cafetal y tu ya no tienes na.
Si te lo piensas, mi vida, puede ser que yo me cans y me olvid de tu querer que tengo
un hermoso y lindo cafetal(escrita por Crescencio Salcedo).
LA ACNR Y EL PARTIDO DE LOS POBRES 161
7
Pablo Sandoval Cruz, lder participante del movimiento anticaballerista de 1960
seala que nosotros a travs de la Coalicin repetamos que nuestra lucha estaba en-
cuadrada dentro de lo sealado por las leyes estatales y federales, muy especialmente
dentro de lo que marcaba la Constitucin Poltica del Estado, sin embargo, reconoca
que slo la Unin Agraria de la Sierra de Atoyac que lideraba Luis Cabaas Ocampo en
un comunicado suscrito por 1 600 campesinos, hablaba de recurrir a la violencia (San-
doval citado por Estrada, 2001: 85).
8
En la compilacin hemerogrfica titulada Los movimientos armados en Mxico
(Maya, 1994: 13) se encuentra la noticia en la que el Presidente Municipal referido de-
nuncia que Ral Caballero es responsable de 30 muertes, despojando a sus vctimas de
ms de 33 millones de pesos.
LA ACNR Y EL PARTIDO DE LOS POBRES 167
9
En todo el pas existi un contexto generalizado de violencia y descontento social.
Por ejemplo, en marzo de 1959 se da la salvaje represin militar del movimiento ferro-
carrilero; un ao despus, en mayo de 1960 el Ejrcito ocupa la Escuela Nacional de
Maestros y reprime al movimiento magisterial. El 7 de junio de 1960, en Apatzingn,
Lzaro Crdenas declaraba, ante el asombro de todos, que Mxico no estaba a salvo de
una revolucin, y que cuando se permite que se desarrollen los monopolios, se causa
inquietud social y esa inquietud se traduce siempre en movimientos de evolucin social
(Moguel, 1989: 143). La radicalidad de su discurso vena de un descontento generalizado
en el campo mexicano que cuestionaba la vigencia de la Revolucin mexicana. Por otro
lado, la Revolucin cubana de 1959 mostraba que el cambio por la va violenta poda
suceder si el Estado no tomaba medidas para frenar el descontento social.
170 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
10
Cabe decir que el pensamiento de las guerrillas no fue mecnico, por el contrario
pudieron comprender las sutilezas y las motivaciones de las comunidades donde ope-
raban. Entenda bien el Partido de los Pobres la potencialidad del campesinado revo-
lucionario, an por encima del dogma de que la vanguardia debera estar en manos del
proletariado industrial. Sin embargo, en el discurso poltico haba que ser claros y dar
una posicin simplificada que tuviera posibilidad de explicar en el nivel cotidiano la
emergencia armada.
LA ACNR Y EL PARTIDO DE LOS POBRES 171
11
El corrido tiene algunas estrofas que dicen: Ya el mundo canta sus himnos con
tristeza y las metrallas van sonando sin cesar, porque ha cado combatiendo all en la
sierra el Che Guevara para darnos libertad Octubre del ao 67 cuando en Bolivia
combatiendo ah caste. Se estremeci todito el mundo con tu muerte pero andaremos el
camino que nos diste.
174 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
12
Hubo 6 muertos, 4 heridos y 156 detenidos. Tambin, simultneamente hubo una
matanza en Ometepec y detenciones en San Luis Acatln y el Ejrcito siti la Costa
Chica (Lpez, 1974: 49).
13
Dicha masacre se sumaba a otra que tuvo lugar el 30 de diciembre de 1960 en
Chilpancingo, durante las protestas en contra del gobernador Ral Caballero Aburto.
LA ACNR Y EL PARTIDO DE LOS POBRES 175
otro pas (2007: 15). Por tal motivo resulta necesario estudiar la orga-
nizacin campesina que nutri a la guerrilla campesina guerrerense,
ya sea con simpatizantes, bases o guerrilleros activos. Es importante
comprender la organizacin campesina en un sentido amplio, que no
slo se refiere a la organizacin productiva, econmica o militar, sino
tambin a la dinmica cultural, la memoria histrica y a los procesos de
larga duracin que van formando las estructuras agrarias campesinas.
Para fundamentar la importancia de estudiar las bases sociales de
la guerrilla como elemento importante para comprenderlas, cabe res-
catar el estudio de Laura Castellanos (2008: 138) que demuestra que
el PdlP logr conformar una fuerte base social que estaba integrada
preponderantemente por campesinos, y el que estima que de manera
regular se llegaron a rotar en la sierra hasta medio millar de campesi-
nos, quedando 100 de planta en la sierra.
En el siguiente apartado trataremos otro elemento que resulta fun-
damental para la aparicin de la lucha guerrillera en la regin de la
Costa Grande: el medio geogrfico.
Existe otra cuestin que ha sido trabajada por el propio Ernesto Che
Guevara que se refiere a la importancia del medio geogrfico como ele-
mento tctico para el desarrollo de las guerrillas:
Todo es nocturnidad. Amparados en el conocimiento del terreno, los gue-
rrilleros caminan de noche, se sitan en la posicin, atacan al enemigo y
se retiran []. Con retirarse algo, esperarlo, dar de nuevo combate, volver
a retirarse, ha cumplido su misin especfica. As el ejrcito puede estar
desangrndose durante horas o durante das []. Todo esto indica que el
guerrillero ejercer su accin en lugares agrestes y poco poblados, la lucha
del pueblo por sus reivindicaciones se sita preferentemente y hasta casi
exclusivamente en el plano del cambio de la composicin social de la tenen-
cia de la tierra, es decir, el guerrillero es, fundamentalmente y antes que
nada, un revolucionario agrario (Guevara, 1971: 63-64).
Conclusiones
la hiptesis como vlida y, por lo tanto, invita a los estudiosos del tema
a profundizar en ese sentido.
Con fines analticos y de exposicin se presentaron aqu diversos
mbitos como el econmico, poltico, regional, el histrico, el coyun-
tural, el geogrfico, el ideolgico y el cultural. Todos estos elementos
estn articulados entre s en la realidad, sin embargo, en el presente
artculo falt entretejer dichos niveles de anlisis, sin embargo, por el
reducido espacio con que se cuenta, dicho tema deber ser desarrollado
en posteriores publicaciones.
Hasta ahora los historiadores en Mxico han permanecido encerra-
dos, lo que revela que su inters se centra ms en la historia de tiempos
remotos y olvida la importancia de estudiar los procesos recientes, an
mayor para articular el tiempo pasado con el actual y potencializar el
conocimiento histrico como posibilidad de futuro.
Cabe destacar que la presente investigacin pretende contribuir
como un avance historiogrfico, es un acercamiento a un tema que ha
sido fundamentalmente abordado por periodistas, socilogos y cient-
ficos de otras disciplinas. Es necesario que los cientficos sociales reto-
men la necesidad de ver los fenmenos histricamente y no reducir las
complejidades al simple estudio de los antecedentes o los orgenes,
se requiere abordar la problemtica encontrando los grandes procesos
histricos y coyunturales que generan nuestro presente.
Adems, se exige generar un anlisis social que recupere la histo-
ria y la nocin del tiempo como lo teoriz Sergio Bag. En este escrito
hemos sustentado que en el caso de las guerrillas hay varias dimen-
siones de la historia que deben ser abordadas para comprender su
fenmeno: la intensidad, el espacio y el transcurso. La rigurosidad y el
empeo en utilizar un mtodo histrico adecuado permitirn tambin
avanzar en el conocimiento de las guerrillas en nuestro pas como un
problema estructural.
Finalmente, el elemento cultural ha sido aqu solamente esbozado,
sugerido, sin la posibilidad de complejizar el fenmeno con un anlisis
histrico concreto que pueda dar pie a la formulacin de una hiptesis.
Sin embargo, debe quedar claro que el elemento subjetivo y simblico
an es una veta que apenas empieza a explotarse.
Bibliografa
Introduccin
En Mxico, los hechos del pasado que han tratado de ser silenciados por
la cpula en el poder estn emergiendo de la obscuridad y colocando
los reflectores internacionales en la desaparicin forzada de personas
como delitos de lesa humanidad ocurridos en el municipio de Atoyac
en la Costa Grande de Guerrero. La importancia de la sentencia de la
*
Es doctora en ciencias polticas y sociales por la Universidad Nacional Autnoma
de Mxico (UNAM) y profesora-investigadora de la Universidad Autnoma de la Ciudad de
Mxico y de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM.
183
184 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
1
La LOPPE contempla la participacin electoral de la disidencia a travs de la creacin
de partidos polticos, es decir, la disputa electoral de la oposicin en los procesos polticos
y el acceso de algunos de sus representantes como diputados y senadores, en las respec-
tivas Cmaras de representantes, lo que rompe as el control hegemnico del Partido
Revolucionario Institucional (PRI).
2
La poltica de la memoria es ms que administracin del pasado, y sus efectos van
ms all de nuestra relacin con los conflictos vividos. Ella es parte de la construccin
social del tiempo y la manera de relacionarse con el pasado enmarca las posibilidades y
sentidos del futuro (Lechner y Gell, 2000: 34).
186 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
3
Para mayor informacin sobre lo acontecido en Atoyac en 1974, vase Snchez
(2010); Oikin (2010) y Ruiz (2010).
188 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Conclusiones
Bibliografa
Hemerografa
Documentos
*
Es doctora en sociologa por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM)
y profesora en la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM.
213
214 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
1
Tambin se instalaron Comisiones de la Verdad en Uruguay (1985), en Ecuador
(1990), El Salvador (1991), en Guatemala (1994), en Per (2001), y en Brasil (2011).
LAS EXPERIENCIAS DE LAS COMISIONES DE LA VERDAD... 217
2
En Uruguay y Brasil, en cambio, la principal modalidad fue la prisin poltica, sin
desconocer que hubo tambin desapariciones.
220 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
sigir con el otro, y en cada uno de ellos hubo incluso sectores que estimaban
preferible, a cualquier transaccin, el enfrentamiento armado (Sntesis del
Informe de la Comisin de Verdad y Reconciliacin, 1991:13).
3
Ante este vaco, la sociedad civil argentina gener formas alternativas de justicia
como, por ejemplo, los escraches, manifestaciones pblicas en las que los participantes
acuden al domicilio o al trabajo de antiguos represores y a travs de volantes, pintas con
aerosol, pancartas, cnticos, o incluso teatro callejero denuncian su cercana ante los
vecinos y transentes. En Chile, este mismo tipo de acciones se denominaron funas.
228 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
4
Cabe sealar que si bien toda la represin se ejerci sobre los cuerpos, fue la desa-
paricin forzada y la posterior desaparicin de los cuerpos la ms brutal de las acciones
represivas. La desaparicin de personas suprima toda huella y era, por tanto, el crimen
perfecto. Quienes desaparecan no slo carecan del derecho a ser de ser juzgados, defen-
didos o condenados, sino tambin del derecho a morir y que su memoria fuera inscrita
en una ceremonia de duelo. Su desaparicin fsica condensaba la ausencia de rostro
y subjetividad, pero dejaba tambin un agujero de memoria (Wajcman, 2001, en el
cuerpo social).
LAS EXPERIENCIAS DE LAS COMISIONES DE LA VERDAD... 229
5
El impacto que tuvieron las Comisiones de la Verdad en Argentina y en Chile
fue diferencial. En Argentina el Nunca ms se convirti en un best seller editorial,
se realizaron 20 reimpresiones, se tradujo en todo el mundo, ha constituido material
pedaggico importante para las nuevas generaciones y, como se ha sealado, el texto se
transform en una de las referencias centrales que marc las condiciones del posterior
juicio a la Junta Militar. Por el contrario, del Informe de la Comisin por la Verdad y la
Reconciliacin en Chile se imprimieron pocos ejemplares, y el asesinato en abril de 1991
del idelogo derechista Jaime Guzmn, muy cercano al general Pinochet, a manos de
miembros de la izquierda armada, lo margin totalmente del debate pblico.
232 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Bibliografa
Introduccin
*
Es doctora en historia por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y profeso-
ra investigadora del Colegio de Michoacn.
1
La Corte Penal Internacional fue instituida en 1998 y su instrumento jurispruden-
cial es el Estatuto de Roma que garantiza la imparticin de justicia en casos de viola-
ciones graves a los derechos humanos. El crimen de lesa humanidad se define en dicho
documento como cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un
ataque generalizado o sistemtico contra una poblacin civil y con conocimiento de dicho
ataque: a) asesinato; b) exterminio; c) esclavitud; d) deportacin o traslado forzoso de
poblacin; e) encarcelacin u otra privacin grave de la libertad fsica en violacin de nor-
mas fundamentales de derecho internacional; f) tortura; g) violacin, esclavitud sexual,
prostitucin forzada, embarazo forzado, esterilizacin forzada o cualquier otra forma de
241
242 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Debilidad democrtica
4
Francisco Garca Maran explica que el ncleo esencial del terrorismo de Estado
se centra en la sistematizacin de las prcticas de eliminacin y aniquilamiento, por
parte del Estado su rgimen poltico o su forma de gobierno contra la sociedad civil.
Agrega que: El ingrediente que determina la sutil diferencia entre represin o violencia
institucional y Terrorismo de Estado en ambos casos sistemticos y con fines de elimi-
nacin, puede centrarse en la consideracin de los mtodos de desaparicin de la socie-
dad, tipificados como no convencionales y, por supuesto, fuera de toda legalidad. Garca
Maran tipifica los atributos relativos al Terrorismo de Estado: poltica genocida bajo
el objetivo de aniquilamiento de personas; principio de autoridad basado en el terror; no
responsabilidad de la autoridad en la aplicacin del Terrorismo de Estado; pacto de ho-
nor entre las fuerzas participantes; desinformacin meditica sobre los acontecimientos
de muertes y desapariciones. Finalmente, este autor asegura que: En la parte clan-
destina ser en la que el Estado terrorista ha de basarse para establecer un ambiente
de pnico, coercin y violencia (Garca, 2011: 25-27). Por su parte, en su anlisis de la
realidad mexicana, Gilberto Lpez y Rivas propone la tipificacin del crimen de lesa
humanidad denominado terrorismo de Estado que caracteriza a la violencia sistemti-
ca, ilegtima y extralegal, perpetrada por aparatos estatales contra sectores populares
con el propsito de infundir terror y en violacin de las normas del derecho nacional e
internacional (2012: 116-123).
244 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
5
Si bien el derecho a la verdad no se encuentra reconocido en ningn instrumento
jurdico vinculante, constituye un principio emergente del derecho internacional de los
derechos humanos []. Los fundamentos de este derecho se basan en la conviccin de
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 245
que el conocimiento de la verdad es una de las medidas ms eficaces para prevenir la re-
currencia de graves violaciones a los derechos humanos y una forma de consolidacin de
la democracia en un Estado de Derecho (Delitos del pasado. Esclarecimiento y sancin a
los delitos del pasado durante el sexenio 2000-2006: compromisos quebrantados y justicia
aplazada, 2006: 36). Por ejemplo, el Estado argentino suscribi en 1999 compromisos
con las vctimas y sus familiares garantizando el derecho a la verdad, reconociendo su
jurisprudencia como tal y declarndolo imprescriptible (Centro de Estudios Legales y
Sociales, 2010: 63; Tinajero, 2006: 383), el cual transcribe el acuerdo de la Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos en el que se asienta que el derecho a la verdad se en-
cuentra subsumido en el derecho de la vctima o sus familiares a obtener de los rganos
competentes del Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y las responsabilida-
des correspondientes, a travs de la investigacin y el juzgamiento.
246 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
6
En el Informe sobre la desaparicin forzada en Mxico se asegura que En el se-
xenio de Felipe Caldern Hinojosa no ha habido seal alguna de voluntad poltica para
abordar el tema de las desapariciones forzadas que se produjeron en dcadas pasadas.
Ms an, pese a la presin que an mantienen los comits de familiares de desapareci-
dos, el gobierno ha llegado a alegar la presunta prdida de inters de los familiares como
un motivo para no avanzar en la materia, pese a que se trata de delitos que se persiguen
de oficio y que, por ser de lesa humanidad, son imprescriptibles (2011: 7).
7
Rodolfo Gamio Muoz asegura que para el caso del Cono Sur las Comisiones de
la Verdad son instituciones que pugnan por transparentar, acceder a la informacin y
hacer rendir cuentas ante los delitos sociales y polticos del pasado cometidos durante los
regmenes autoritarios-militares, y desde su punto de vista los logros alcanzados son
evidentes y aleccionadores, pues han modificado los canales de participacin ciudadana,
[] han conseguido empoderar el derecho humano y la imparticin de justicia. En cuan-
to a la rendicin de cuentas, han evidenciado a los culpables, elaborado juicios polticos
y reparado los daos (Gamio, 2010: 183).
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 247
8
Para Gonzlez Ruiz a pesar de las varias limitaciones que tienen las comisiones
de la verdad, resultan deseables por encima de las fiscalas especiales, porque no de-
penden de la estructura del poder del Estado y no estn sujetas a los ordenamientos de
sus autoridades; por tanto, deben ser imbuidas de autoridad y su vinculacin con orga-
nismos de derechos humanos nacionales e internacionales les debe trasmitir la fuerza
para que sus resoluciones se cumplan, y de esta manera identifiquen y lleven a juicio
a quienes cometieron crmenes de lesa humanidad. En ltima instancia, una Comisin
de la Verdad para Mxico rescatara su memoria histrica y la har del conocimiento
de la nacin y del mundo prestando un servicio invaluable a la causa de los derechos
humanos.
9
David Cilia Olmos confirma el sentir de las vctimas de que sigue vigente en M-
xico la exigencia del establecimiento de una Comisin de la Verdad, integrada por ciu-
dadanos independientes, en lo que se refiere a la investigacin, y autnomos en cuanto a
su operacin [], en la que tambin participe [] la sociedad civil y particularmente la
parte de la sociedad que ha sido agraviada [] (2002: 79).
248 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
10
El movimiento guerrillero desencadenado en Guadalajara tuvo su origen en la
radicalizacin poltica del estudiantado universitario agrupado en el Frente Estudiantil
Revolucionario (FER). En su afn por abrir espacios democrticos al interior de la Uni-
versidad de Guadalajara, el FER se opuso hasta con las armas en la mano a la Federacin
de Estudiantes de Guadalajara (FEG), organizacin gansteril que protagoniz el control
del gobierno priista al interior de la Universidad entre los aos cincuenta y principios de
los setenta. La radicalidad del FER abri tres cauces por los cuales transit el entusiasmo
juvenil con el nimo de integrarse a la accin guerrillera en Guadalajara. Un primer
grupo, el ms numeroso, se aglutin en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre
(LC23S) el segundo agrupamiento constituy la Unin del Pueblo (UP), la tercera orga-
nizacin erigida fueron las FRAP. Entre las numerosas fuentes ya conocidas, adems del
propio testimonio de Campaa Lpez, se encuentran: Aguayo (2001); Gil (2006: 549-
566); Gamio (2011) y Robles (2013). Esta ltima obra, a diferencia de las otras que son
de carcter acadmico, resulta una historia-testimonio valiente; su autor afirma que:
Emprend la tarea con espritu autocrtico, buscando sealar los aciertos y detectar los
errores cometidos, pero sobre todo demostrar que el gobierno mexicano incurri en actos
de barbarie y que en Mxico la democracia es letra muerta (Robles, 2013: 18). Esta obra,
a la par que el testimonio de Campaa Lpez, nos refrenda la voluntad y el empeo por
no olvidar, por disparar los dardos de la memoria contra el olvido.
250 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
11
Sus captores suponan que Campaa Lpez era militante del Movimiento de Ac-
cin Revolucionaria, organizacin guerrillera que envi a buena parte de sus cuadros a la
Repblica Democrtica Popular de Corea del Norte para recibir entrenamiento militar.
12
Vase sobre todo el apartado acerca del llamado mtodo del terror aplicado a los
disidentes polticos.
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 251
13
Campaa estudi ingeniera qumica en la Universidad de Guadalajara y trabaj
en la Refinera de Ciudad Madero en Tamaulipas. Fue despedido en 1972, en su calidad
de personal de confianza y transitorio. Fue un periodo en el que constat en toda su
crudeza lo que es la represin contra toda disidencia [ instigada] por los lderes charros
que encabezan Joaqun Hernndez Galicia La Quina y El Burro Barragn (1979:
4, 8).
14
Miguel Nazar Haro ingres a la Direccin Federal de Seguridad el 16 de febrero de
1960, a la postre se convirti en su director (Torres, 2008).
15
As el interrogatorio, como parte de la tortura, no slo se afianza como el detonador
para obtener toda la informacin posible, sino tambin como el transformador de la pa-
labra del torturado en la delacin que selle su boca; de este modo, el dolor fsico impreso
en la memoria corporal asegura la reproduccin del lenguaje del torturador, inclusive,
prolongndose en el registro escrito (De Gmez, 2008: 22-23).
252 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
16
Cursivas mas para subrayar que los agentes del Estado entendieron la contencin
y el control de la guerrilla como un conflicto blico cuyo objetivo primordial era perseguir
y destruir al enemigo interno.
17
Hctor Guillermo Robles Garnica tambin alude en su testimonio a la execrable
experiencia de tortura a la que fue sometido: Me llevaron a una celda totalmente vaca.
Ah estaba otro sujeto con una mirada de sdico y psicpata, en la mano llevaba una
picana para aplicar toques elctricos. Me la puso en la cara, en los ojos, nunca haba
visto estrellas tan grandes, en la boca y por todos lados. Ah me orin en los pantalones
por segunda ocasin. Entre dos me sujetaban, porque cada vez que aplican los toques te
caes, sin control alguno. Por eso la celda estaba vaca porque despus llegan a lavarla,
de vmitos, mierda, orines o sangre, con una manguera de agua, y as queda lista para
el siguiente (Robles, 2013: 154).
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 253
18
El 4 de mayo de 1973 un comando de las FRAP, encabezado por Francisco Juventino
Campaa Lpez, secuestr a Terrance George Leonhardy, el cnsul norteamericano en
Guadalajara, con la intencin de canjearlo por los presos de las FRAP y por un grueso
contingente de militantes en prisin de otras organizaciones armadas, as como para dar
a conocer los propsitos del grupo guerrillero. La accin del secuestro result impecable
y sorprendi por su impacto al gobierno mexicano que, al estar de por medio Estados
Unidos, tuvo que ceder a todas las exigencias de las FRAP.
254 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
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Las cursivas son mas para subrayar estos elementos relevantes en relacin a los
atentados contra los derechos humanos de mujeres y hombres secuestrados-detenidos-
desaparecidos, as como en lo que corresponde a la estrategia de seguridad del gobierno
mexicano ligada a Estados Unidos al enviar contingentes militares y policiacos para
su entrenamiento contrainsurgente, y que distintas investigaciones acadmicas ya han
puesto de manifiesto.
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La situacin de encierro, en condiciones infrahumanas, no slo se explica como un
espacio fsico cerrado, sino como una maquinaria de poder que transforma y se trans-
forma en las relaciones que establece con todos sus actores: jueces, carceleros, abogados,
y, por supuesto, prisioneros (De Gmez, 2008: 21).
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 255
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El hijo de Trinidad Cueva, Luis Miguel Ruelas Cueva, de 10 aos de edad, fue
secuestrado en Los ngeles, California, por fuerzas de seguridad estadounidenses de
comn acuerdo con la DFS, cuyos miembros emprendieron el chantaje y el terror contra
Trinidad Cueva, estando en prisin, y contra su familia (Campaa, 1979: 43-44).
258 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
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Nazar Haro impuls en junio de 1976 la creacin de la Brigada Blanca (BB) o
Brigada especial, de carcter paramilitar, para la supresin de la LC23S, aunque las
autoridades nunca reconocieron la actividad de la BB por su carcter anticonstitucional
(Cedillo, 2008: 307).
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 259
23
Miembros del Comit Nacional Pro Defensa de los Presos, Perseguidos, Desapa-
recidos y Exiliados Polticos, as como de la Cruz Roja Internacional y de Amnista In-
ternacional lograron ingresar al penal luego de muchas dificultades. Al entrevistar a los
detenidos polticos, la comisin se encontr con que las autoridades penitenciarias apli-
260 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Eplogo
caron mltiples trabas, engaos, presentacin de unas personas por otras, limitacin de
tiempo, grabaciones de lo que se deca y que era utilizado en el trato que posteriormente
se nos daba. Juventino Campaa agradece en su testimonio de manera especial a Lucia-
no Rentera, por su invalorable apoyo que siempre nos ha brindado, y quien encabez
el Comit Pro Defensa de los Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Polticos
del Estado de Jalisco (Campaa, 1979: 52). Luciano Rentera se volc a estas tareas de
defensa de los detenidos polticos luego de que su hijo Armando Rentera fuese encarce-
lado por su militancia guerrillera.
24
Fue hasta ese periodo cuando Francisco Juventino Campaa Lpez recibi una
condena de 25 aos de crcel.
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 261
25
Mxico es Estado parte de la Convencin contra la Tortura, ratificada por su go-
bierno el 23 de enero de 1986 y entrada en vigor el 26 de junio de 1987 (Informe alter-
nativo al Comit contra la Tortura con respecto a los informes peridicos quinto y sexto
combinados de Mxico (CAT/C/MEX/5-6), 2012). Por su parte, la Comisin Nacional de
Derechos Humanos (CNDH), en el marco del Programa Especial sobre Presuntos Desa-
parecidos, estableci en su Recomendacin 026/2001 que hubo una etapa marcada por
medidas drsticas contra la guerrilla: la detencin ilegal, la tortura y la desaparicin
forzada e, incluso, probables ejecuciones extralegales de militantes y dirigentes. [].
Contra estos grupos, la poltica antisubversiva se caracteriz, al menos hasta 1981, por
tener facultades prcticamente ilimitadas. Su operacin estuvo a cargo de grupos es-
pecialmente formados por algunas corporaciones de la seguridad del Estado (Brigada
Blanca o Brigada Especial) encabezados por la Direccin Federal de Seguridad [] la
violencia continu hasta inicios de la dcada de los ochenta y se tradujo en acciones
armadas, enfrentamientos, con la continuacin de los excesos de los organismos antisub-
versivos y las consecuentes desapariciones forzadas que engrosaron la relacin de he-
chos ilegales CNDH tambin refiere Casos sobre las quejas en materia de desapariciones
forzadas ocurridas en la dcada de los 70 y principios de los 80 (vase Presidencia de los
Estados Unidos Mexicanos, en <www.cndh.org.mx/node/32>). La Fiscala Especial para
Movimientos Sociales y Polticos del Pasado prepar un Informe Histrico a la Sociedad
Mexicana, en cuyo contenido acept la existencia de un patrn de detenciones ilegales,
CRMENES DE ESTADO EN MXICO 263
Bibliografa
Introduccin
*
Es doctora en ciencias polticas y sociales por la Facultad de Ciencias Polticas y
Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM) y profesora-investi-
gadora de la Unidad Acadmica de Filosofa y Letras de la Universidad Autnoma de
Guerrero.
*
Es doctora en ciencias polticas y sociales por la UNAM y profesora-investigadora de
la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico.
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270 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
1
En nuestro trabajo de investigacin Recuperacin de la memoria histrica, hemos
argumentado que se vivi un terrorismo de Estado, basadas en los testimonios de la
poblacin atoyaquense en el estado de Guerrero, as como en los documentos oficiales del
Archivo General de la Nacin (AGN), correspondientes a los expedientes de la Direccin
Federal de Seguridad (DFS) y la Direccin de Investigaciones Polticas y Sociales (DIPyS).
LOS RETOS DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN MXICO 271
sin padecida por los grupos guerrilleros, las bases de apoyo y la po-
blacin civil, particularmente los habitantes del municipio de Atoyac,
ubicado en la Costa Grande y la sierra de Guerrero. Los ms de 500
desaparecidos durante los aos setenta forman parte del olvido oficial
y uno de los episodios ms cruentos del terrorismo de Estado en el
pas. Reconocer la memoria herida y la bsqueda de la justicia por la
va legal, llev a que las organizaciones decidieran apoyar las investi-
gaciones oficiales realizadas en la dcada de los noventa por la recin
creada Comisin Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la que marc
un avance al reconocer por primera vez que se haba cometido el delito
de desaparicin forzada en Atoyac. Sin embargo, la justicia estaba lejos
de ser alcanzada.
En este trabajo queremos hacer un recuento del alcance de la Fe-
mospp, considerando la experiencia de los familiares de desaparecidos
integrantes en la Asociacin de Familiares de Detenidos Desaparecidos
y Vctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en Mxico (Afadem),
en el escenario de las investigaciones de la Fiscala en Atoyac, Guerrero.
As, desde una evaluacin del trabajo de la Femospp y de las con-
diciones actuales que prevalecen en el clima poltico y social del pas,
se plantea la necesidad de construir una poltica de la memoria como
cimiento de la democracia. Abordamos los alcances que la Afadem ha
tenido con respecto a la sancin que la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos (CoIDH) dict en noviembre de 2009 contra el Estado
mexicano por la desaparicin forzada de Rosendo Radilla en agosto de
1974. Dicha desaprobacin puede considerarse una respuesta a la falta
de justicia y verdad histrica que prevalecen en el mbito nacional.
Finalmente, abordamos el tema de la reparacin del dao a raz de
la sancin de la CoIDH, que si bien ha sido ampliamente discutido en el
marco de diversas experiencias de justicia transicional en el mundo,
resulta relevante iniciar la discusin en el marco de la emergencia de
un conjunto de sanciones sobre violaciones a los Derechos Humanos
cometidas por Estado mexicano, as como la necesidad relevante de
identificar la concepcin de verdad y justicia imperante en el contexto
sociocultural y poltico del Mxico de 2011.
Por ello centramos nuestra atencin en la recuperacin de los testi-
monios y en el posicionamiento de los familiares de desaparecidos y los
sobrevivientes de crceles clandestinas en el contexto del terrorismo de
Estado ejercido contra la poblacin en la Sierra de Atoyac y en Costa
Grande de Guerrero en los setenta. Sus testimonios permitirn elabo-
rar una concepcin fundamentada acerca de lo que conocemos como
reparacin del dao, en el reconocimiento de la existencia de concep-
ciones de justicia y verdad diferentes y en contradiccin.
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2
Sin embargo, despus del cierre de la Femospp, los archivos de la Direccin Federal
de Seguridad y de la Sedena no se encuentran abiertos a consulta pblica (Ruiz, 2010).
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puesta por Marcela Ceballos (2009), para evaluar a una instancia como
la Fiscala, es menester considerar:
a) Las atribuciones de la instancia establecida, y
b) la operatividad de su desempeo en la prctica. En este sentido,
habr que valorar si se esclareci la verdad sobre los crmenes del
pasado, si se explicaron las causas, as como la composicin de las
estructuras de poder, el ejercicio de la violencia, y si se establecie-
ron responsabilidades.
A seis aos de su desaparicin, la Fiscala mostr resultados exi-
guos. Mientras que se elabor un informe titulado Qu no vuelva a
suceder!, en el que se consideran varios captulos de la historia de la
guerra sucia para esclarecer la verdad, en lo referente a designar
responsables de los crmenes cometidos y llevarlos a juicio, no hubo
avances.
Aunque aparentemente la Fiscala tuvo amplias atribuciones, ope-
rativamente no fue sustancial para el ejercicio de la justicia. Un proble-
ma severo fue que los 34 fiscales fueron los propios ministerios pblicos
que forman parte ya del viciado y corrupto sistema de justicia mexica-
no, adems su entrenamiento como investigadores criminales proacti-
vos fue limitado. En este sentido, consideramos necesario ponderar la
asesora de investigadores especializados en el mbito internacional y
de derechos humanos para cubrir tales tareas. Tal y como seala Ce-
ballos (2009), bajo la consideracin de que la diversidad formativa de
los Comisionados abonara positivamente para el xito de este rgano.
Esta pluralidad se refiere entonces a la inclusin de intelectuales, lde-
res religiosos y activistas de derechos humanos.
Otra limitacin consisti en que los fiscales se concentraron en la
ciudad de Mxico, mientras dos de ellos estuvieron de manera perma-
nente en Sinaloa. Sin embargo, en el estado de Guerrero, en el que se
dieron la mayor parte de las violaciones a los derechos humanos, no
hubo ninguno de manera sostenida.
Por otra parte, dentro de los aciertos, podemos mencionar que el
informe filtrado de la Femospp logr profundizar acerca del contexto
histrico internacional y nacional, las particularidades locales de las
regiones reprimidas, las razones de la inconformidad social de los le-
vantamientos armados y la represin desatada por el Estado.
El informe consta de dos partes y concluye con algunas recomen-
daciones. Los captulos que lo integran son: Movimiento estudiantil
de 1968; El 10 de junio de 1971 y la disidencia estudiantil; Inicios
de la guerrilla moderna en Mxico; La guerra sucia en Guerrero;
Expansin de los movimientos armados; Crmenes de lesa huma-
276 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Pues a m me parece que es muy lento, muy lento porque tiene uno mucho
tiempo con esta lucha y desgraciadamente no se puede hacer nada. Porque
nos llevan a puro engao, orita tena cuatro aos que estaba esto muerto, no
se saba nada qu es lo que queremos, qu sigue? Ellos estn muertos, si-
quiera nos digan a onde estn paque siquiera recojamos sus huesos y les de-
mos una cristiana sepultura. Porque ellos no fueron animales, fueron cristia-
nos y un doliente aunque sea, esa es la inconformidad (EEF Annimo, 2006).
un marco que debe ser evaluado para la construccin de este rgano. Las
sanciones de la Corte Interamericana sealaron de manera puntual que:
El Estado deber:
Conducir eficazmente, con la debida diligencia y dentro de un plazo ra-
zonable la investigacin y, en su caso, los procesos penales que tramiten en
relacin con la detencin y posterior desaparicin forzada del seor Rosen-
do Radilla Pacheco, para determinar las correspondientes responsabilida-
des penales y aplicar efectivamente las sanciones.
Continuar con la bsqueda efectiva y la localizacin inmediata del se-
or Rosendo Radilla Pacheco o, en su caso, de sus restos mortales.
Adoptar, en un plazo razonable, las reformas legislativas pertinentes
para compatibilizar el artculo 215 A del Cdigo Penal Federal con los es-
tndares internacionales en la materia y de la Convencin Interamericana
sobre Desaparicin Forzada de Personas. No se requiere reforma al artcu-
lo 13 constitucional, se debe interpretar de una manera coherente con las
disposiciones convencionales.
El artculo 57 del Cdigo de Justicia Militar es incompatible con la Con-
vencin Americana; en consecuencia, el Estado debe adoptar, en un plazo
razonable, las reformas legislativas pertinentes para compatibilizar la ci-
tada disposicin con los estndares internacionales de la materia y de la
Convencin.
Implementar programas o cursos permanentes relativos al anlisis de
la jurisprudencia del Sistema Interamericano de Proteccin de los Dere-
chos Humanos en relacin con los lmites de la jurisdiccin penal militar y
juzgamiento de hechos constitutivos de desaparicin forzada de personas.
Publicar en el Diario Oficial de la Federacin y en otro diario de amplia
circulacin nacional prrafos de la Sentencia y publicar ntegramente este
Fallo en el sitio web oficial de la Procuradura General de la Repblica.
[]
Realizar un acto pblico de reconocimiento de responsabilidad en rela-
cin con los hechos, en desagravio a la memoria del seor Rosendo Radilla
Pacheco.
Realizar una semblanza de la vida del seor Rosendo Radilla Pacheco.
[]
Brindar atencin psicolgica y/o psiquitrica gratuita a las vctimas de-
claradas en el Fallo que as lo soliciten.
Pagar las cantidades fijadas por concepto de indemnizacin por dao
material e inmaterial, y el reintegro de costas y gastos (CoIDH, 2009).
3
<http://www.lasintesisinformativa.com/2011/06/el-presidente-de-la-comision-de.
html>, consultado en septiembre de 2012.
4
En base a la Ley nmero 932 se publica el 20 de marzo del 2012, en el Peridico
Oficial del Gobierno del Estado de Guerrero. Fue el 17 de abril, cuando en sesin del
congreso local, fueron nombrados los comisionados.
286 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
5
Este caso as denominado, se refiere a las mujeres que han sido asesinadas en
Ciudad Jurez.
290 MXICO EN LOS SETENTA: GUERRA SUCIA O TERRORISMO...?
Reflexiones finales
Si bien con las reservas propias del caso, resulta interesante resal-
tar que las recomendaciones de la Femospp conforman ya un adelanto
que debera ser asumido por el posible nuevo rgano en lo inmediato;
las cuales apuntan hacia diversos problemas a resolver y que adems
coinciden con los propios planteamientos de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos:
a) La reforma del Estado es una asignatura pendiente que hay que
empezar a trabajar con el aporte de la sociedad civil; principalmente
de quienes ms injusticia han padecido.
b) El Estado debe asumir la responsabilidad de crear una Comisin que,
con la convocatoria debida, los recursos disponibles, la independencia
financiera, tcnica y poltica, profundice en las investigaciones y
perfeccione el informe que merece la sociedad mexicana.
c) Que el Estado forme dos Comits, uno de seguimiento para el
cumplimiento de las recomendaciones, y otro de reparaciones en
cuanto a restitucin, rehabilitacin, satisfaccin y compensacin.
Ambos con participacin de la sociedad civil.
d) Que se prepare un evento de desagravio, que se pida perdn y se
establezcan nuevas condiciones para deslindar complicidades y
profundizar en las condiciones para que se conozca el destino de los
desaparecidos y haya justicia.
e) Los militares deben quedar sujetos, en tribunales civiles, a la
normativa de los derechos humanos; y en toda guerra al derecho
humanitario. El fuero militar no excluye a los militares de la justicia
civil. La debida obediencia no excluye la responsabilidad individual
en ningn tipo de crimen que se cometa.
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Hemerografa
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