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Libertad en Kant

En el presente estudio se intenta poner de relieve la dinamicidad de los principios kantianos, y de todos los demás factores integrantes de su concepción de la moralidad, adecuadamente considerados en el orden práctico. Se trata de ver cómo Kant no sólo ejerce una conciencia reflexiva sobre la situación epocal en el momento histórico del siglo de la Ilustración, sino que su actitud y su doctrina son operativas para hacer surgir en la historia, con espíritu de progreso, un proceso liberalizador de los hombres para alcanzar la soberanía y libertad que debe corresponderles como ciudadanos.
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Libertad en Kant

En el presente estudio se intenta poner de relieve la dinamicidad de los principios kantianos, y de todos los demás factores integrantes de su concepción de la moralidad, adecuadamente considerados en el orden práctico. Se trata de ver cómo Kant no sólo ejerce una conciencia reflexiva sobre la situación epocal en el momento histórico del siglo de la Ilustración, sino que su actitud y su doctrina son operativas para hacer surgir en la historia, con espíritu de progreso, un proceso liberalizador de los hombres para alcanzar la soberanía y libertad que debe corresponderles como ciudadanos.
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El proceso liberador iniciado por Kant

Luis JIMNEZ MORENO


(Universidad Complutense)

En el presente estudio se intenta poner de relieve la dinamicidad de


los principios kantianos, y de todos los dems factores integrantes de su
concepcin de la moralidad, adecuadamente considerados en el orden
prctico. Se trata de ver cmo Kant no slo ejerce una conciencia reflexi-
va sobre la situacin epocal en el momento histrico del siglo de la Ilus-
tracin, sino que su actitud y su doctrina son operativas para hacer surgir
en la historia, con espritu de progreso, un proceso liberalizador de los
hombres para alcanzar la soberana y libertad que debe corresponderles
como ciudadanos.
Kant no es un moralista de prdica, ni un consejero. Reconoce ilustra-
damente la mayora de edad, segn la cual cada uno es responsable y, por
lo mismo, debe saber lo que hace. De ah que no pueda plantearse como
problema filosfico moral el anlisis casustico del contenido de cada ac-
cin, propio a cada sujeto, sino el de aquello en lo que moralmente pue-
den y deben convenir todos los seres racionales.
Ante todo, la razn prctica en el saber actuar, viene a afirmar la
unin de teora y praxis, que no puede en modo alguno incurrir en
dualismos, como suele ocurrir en el discurso especulativo; y, por lo
mismo, la sntesis de razn y experiencia, que reclamaba la razn pura
especulativa, viene a ser la sntesis de conocimiento y accin en la
razn prctica.
Se abre as un nuevo modo de acceso directo a la realidad noumnica.
mientras que la intuicin sensible, espacio-temporal, que es la que hace
pensar en la realidad noumnica, no llega ms que a un conocimiento fe-
nomnico, cuando logramos reconocerlo en la universalidad racional de
la ciencia. En la razn prctica, este acceso a la realidad se hace presente
mediante el uso prctico de la razn, cuya accin se revela real en la
aceptacin de la moralidad como hecho indiscutible. Se da pues el acceso
a la realidad mediante la praxis moral, a la que podemos aadir, como
clarificacin ennoblecedora del saber ver y valorar, cuanto Kant llega a
manifestar de que lo bello es el smbolo del bien moral.

1. Crtica del Juicio, prg. 59 La belleza como smbolo de la moralidad> B 258. A


255, (trad. esp. M. GARCA MORENTE, p. 262, Madrid, Espasa Calpe, Austral) (Weische-
del. X. p. 461).

Revlsra de Filosofta. 3Y poca. vol.V(1992), nm. 8. pgs. 373-391. Editorial Complutense. Madrid
374 Luis Jimnez Moreno

Asimismo Kant afronta la distincin e independencia de moral y reli-


gin, por lo que la referencia de soberana y libertad para los seres racio-
nales, si no debiera diferenciarlos por las diferentes culturas, en su ser ra-
cionalmente iguales, tampoco los diferenciar por razones religiosas. En
la Crtica de la razn pura, haba establecido del mismo modo, con clari-
dad, la diferencia entre ciencia y filosofa, para apreciar la validez de los
conocimientos propios del cognoscente racional.
En un estudio histrico-filosfico no se trata, en modo alguno. de vol-
ver a Kant. Se trata de comprender adecuadamente la situacin y la pro-
yeccin actuales de la actitud crtica y los principios de la razn recono-
cidos por l mismo. Kant puede ayudarnos para esto y tenemos que con-
tar con la Historia, con las poderosas clarificaciones de los acontecimien-
tos histricos. Podemos y debemos contar con Kant, tambin con su criti-
cismo moral, para comprender, en gran medida, cmo tuvieron lugar y
cmo fueron posibles tales acontecimientos.
El criticismo kantiano, que no es relativismo, ni escepticismo en el co-
nocimiento. tampoco es. ni mucho menos, relativismo ni indeferentismo
en la moralidad. Puede hablar de formalismo de la ley moral, en cuanto
quedan sealados los lmites de la razn en el juicio moral. La correc-
cin por la razn de extravos o abusos no racionales, ser racionalmente
aceptable mientras se ajuste a la ley moral de la razn prctica, segn la
cual, la praxis moral asimilada al tratamiento jurdico no se determi-
na positiva y limitativamente enumerando acciones mltiples y diversas.
en las ms variadas situaciones. Podra decirse, ms bien, que todo est
permitido, que ha de abrirse la imaginacin para inventar nuevos modos
de vida, mientras no se traspase el respeto debido a los dems, mientras no se
instrumentalice uno a s mismo ni a cualquiera otro de los seres racionales,
manteniendo siempre la dignidad de la razn.
Este respeto a los dems que se mantiene ante todo no sometiendo, en
modo alguno, la voluntad de unos a la de otros, es una contribucin en el
proceso de formacin, fomentando en la clarificacin el inters cognosciti-
yo emancipatorio que reconoce Habermas. Por esto han de reconocerse los
hombres todos en cuanto seres racionales, como legisladores. Esto nos re-
cuerda el Contrato social, injertado en la filosofa trascendental kantiana.
En el planteamiento kantiano de la moralidad caben precisamente los
ideales de la Ilustracin francesa propios de la cambiante sociedad prere-
volucionaria, en cuanto a la clarificacin racional del saber y a la igual-
dad soberana de todos los hombres para juzgar. Porque en ningn caso
se hace abstraccin de la sociedad en la que uno vive moralmente, hasta
poder reconocer la autntica moralidad como factor significativo de la
calidad de vida humana, de la vida de un ser racional.
Esta presencia se mantiene apremiante en Kant durante la ltima d-
cada del siglo, como referencia y aspiracin continua para esclarecerla
cada da mejor, como hace en su Crtica de/Juicio, cuando nombra la be-
lleza como smbolo de la moralidad: lo bello es el smbolo del bien mo-
El proceso liberador iniciado por Kant 375

ral, y slo tambin en esta consideracin (la de una relacin que es natu-
ral a cada cual, y que cada cual tambin exige a los dems como deber)
place con una pretensin a la aprobacin de cada cual. De este modo se
establece la conexin valorativa entre tica y esttica, como se echa de ver
en la Metodologa del juicio teleolgico> de la misma obra, cuando se-
ala 2, a propsito de la teologa tica que el hombre no puede ser un fin
final de la creacin ms que como ser moral.
Recurrir a la razn transcendental kantiana es buscar ante todo la
igualdad y soberana de todos los hombres, que dar lugar a la verdadera
libertad, evitando que los bienes particulares relativos, siquiera sea la feli-
cidad o el poder, lleven al desprecio o sometimiento de unos por otros o a
la esclavitud de uno mismo, sometido a sus apetencias. Se trata, en la vi-
sin del sentido clarificador y prxico del filsofo de Knigsberg, de que
los hombres quieran, en cuanto seres finitos y racionales, que para ejer-
cer efectivamente su razn llegue a constituirse un mundo que sea una
bella totalidad moral perfectsima die Welt als ein schones moralisches
Ganze in ihrer ganzen Vollkommenheit darzustellen erforderr wird Y esto ~.

teniendo siempre presente la afirmacin, expresada en su Crtica del Juicio


( 86), de que el ser humano slo como ser moral puede ser un fin ltimo
de la creacin der Mensch nur als ,noralisches Wesen ein Endzweck der
Schpfung sein knne.

Kant dinamiza los ideales de la Ilustracin

Agnes Heller, en su libro extraamente titulado Crtica a la lustracin,


ha insistido mucho en los aadidos que Kant hizo en Metafisica de las
costumbres y otros escritos en los aos 90 a lo que apareca previamente
como rigorismo formal, aparentemente vaco, respecto a la valoracin
moral de la pura racionalidad en su criticismo. En todo caso, parece
oportuno sealar con realce la ntima preocupacin humanizadora que
afectaba al filsofo Kant en sus reflexiones sobre el obrar de los seres ra-
cionales como podemos leer en confesin de l mismo para contri-
buir a que sean efectivos los derechos de la humanidad~. Esta imagina-
ria ventaja desaparece escribe Kant; voy aprendiendo a honrar al
hombre en el hombre, y me considerara mucho ms intil que el ms
humilde obrero si no creyese que esta consideracin puede infundir a to-
dos los dems un valor para instaurar los derechos de la humanidad.
Esta declaracin del filsofo no se mueve en una racionalidad crtica

2. Ibid., prg. 86. B 413. A 409; esp. p. 361 (W.. X, p. 569).


3. Metafisica de las costumbres, Tugendlehre, prg. 35. A 132 (W., VIII, p. 595).
4. Fragmentos de escritos pstumos>. Cfr. CAS5IRER, Kant, vida doctrina. PP. III-
112; Mxico. F.C.E.. 2., 1968.
376 Luis Jimnez Moreno

abstracta, sino que, por ser crtica, tiene que comprender entre los facto-
res integrantes imprescindibles en la realidad de los seres racionales hu-
manos, aquel sentimiento fundado en la razn que lleva a propiciar los
derechos humanos como ideales de la Ilustracin.
Asilo reconoce Agnes Heller. al referirse a la tica kantiana en este
sentido, citando al propio Kant~: De pronto suenan en el rigorista
Kant tonos que evocan la alegra que enlaza a millones de personas, to-
nos schillerianos, que recuerdan la Novena Sinfona. Pero el amigo de los
hombres (es decir, de la especie en su conjunto) es aqul que participa es-
tticamente de la ventura de todos los hombres (que se congratula)...; en
l alienta tambin la idea y la ponderacin de la igualdad entre los seres
humanos anlogamente a los hermanos en torno a un padre comn que
desea la felicidad de todos (MS., A 158). Son expresiones que no son
propias de una doctrina racionalista en trminos abstractos, sino que tra-
tan de poner en juego una convivencia natural contando con los afectos
humanos; que hagan grata esa convivencia sin que deje de ser racional.
Y la escritora contina as: El hombre virtuoso ya no tiene que hacer
abstraccin de todas las inclinaciones naturales, y no se ve obligado a
hacer el bien sin alegra. Slo ha de purificarse de la capacidad de ape-
tencia inferior, pero no de sus caractersticas esttico-sensibles, que
pueden fundirse ahora en la ms bella armona con sus virtudes>. La
gimnstica tica consiste as slo en la lucha contra los impulsos natura-
les y alcanza su medida cuando es capaz de dominar las trampas que
amenazan y ponen en peligro a la moralidad 6, Con ello, esta moralidad
es tambin la que hace feliz hondamente al tomar conciencia de la liber-
tad conquistada. Se trata de mantener la moralidad con los criterios
propios de la razn, mas no vetando que, a los principios determinantes
de la razn, pueda acompaarles la fuerza y el afecto del sentimiento.
Estos aspectos que podemos llamar humanizantes en la tica kantia-
na, tienen que referirse como insistiremos ms adelante a la convi-
vencia de la comunidad de los hombres, en cuanto valores de la especie,
y acoger los sentimientos estticos, hasta poder pensar que el sentimiento
moral es el ms importante entre ellos~. Esto aproxima la tica kantiana a

5. HELLER, Agnes: Crtica a la Ilustracin, p. 93; Barcelona, Pennsula. 1984.


6. M. 5., (Metafisica de las costumbres). Tugendlehre; Ethische Methodenlehre. prg.
53. A 178; (W., VIII, p. 626).
7. De lo dicho hasta aqui debera desprenderse con claridad lo que significa la
interpretacin de los sentimientos como valores de la especie, una interpretacin que su-
prime la rgida separacin entre el yo inteligente y el emprico. Pero queremos ir an
ms all. Pues Kant que, como siempre, pens tambin consecuentemente hasta el fi-
nal estas ideas, extrajo tambin las consecuencias de este cambio en su concepcin.
En algunos puntos decisivos de la M 5.. describe estos sentimientos especficos como pre-
condiciones del imperativo categrico. Pensamos sobre todo en el capitulo que lleva el
titulo de Conceptos estticos previos de la predisposicin sensible para los conceptos del deber
El proceso liberador iniciado por Kant 377

las valoraciones del actuar humano de grandes pensadores de la poca,


como Shaftesbury, Schiller y Goethe, que hubieran podido parecer con-
trarios. Y aqu se hace patente en qu direccin apuntan las modifica-
ciones que introdujo Kant con la Metafsica de las costumbres en su propia
tica. Se propona, conservando su concepcin bsica, acoger en su tica
todos los valores que haban sido desarrollados por la otra gran tenden-
cia tica de su poca (de Shaftesbury a Schiller y Goethe): el ideal del
hombre armnico, la unin de la virtud y la belleza, la categora del sen-
timiento moral (del sentimiento de la generalidad).
En todo caso, se tratar siempre de llevar a efecto la ley de la morali-
dad. el respeto y reconocer la dignidad de las personas, no slo de uno mis-
mo, sino entre todos los seres racionales en la convivencia humana, hasta
en el modo de aceptar la libertad, propia del hombre, para que no pueda
imponrsele dogmtica, ni despticamente nada, ni siquiera la virtud 8:
Como hombre, expreso la libertad, en el principio para constituir un ser
comn, con la siguiente frmula: Nadie puede forzarme, a ser feliz a su
manera (como l se imagine el bienestar de los hombres), sino que a cada
uno le es licito buscar su dicha siguiendo el camino que le parezca bien a
l mismo, con tal que no perjudique la libertad de otros, (e. e. a este dere-
cho de otros), para aspirar a semejantes fines que puedan coexistir con la
libertad de cualquier otro conforme a una ley general posible. Esto es
una propuesta de Kant contra el paternalismo y el despotismo de los go-
biernos. o de cualquier idelogo fantico que se empee en someter a los
dems como menores de edad.

en generaL Desde nuestro propio punto de vista, de los sentimientos estticos, el senti-
miento moral es el ms importante. Ahora bien, tampoco es el sentimiento moral el que
configura el imperativo categrico; pero es la primera premisa para que el hombre sea
consciente del imperativo categrico: <Sin ningn sentimiento moral no existe el hom-
bre. pues con una falta total de predisposicin a este sentimiento, estara moralmente
muerto. Pero la sensibilidad moral no es otra cosa sino predisposicin del libre ar-
bitrio para ser movido por la pura razn prctica (M 5., A 35, 36). El hombre, en tan-
to que ser moral, tiene dos races. Una es el imperativo categrico en la razn prctica
pura, la otra es la sensibilidad moral en el libre arbitrio. De manera anloga, deviene
ahora tambin la conciencia un sentimiento de la especie. En la primera tica del impe-
rativo categrico mismo asuma la funcin de la conciencia, ahora se convierte en una
capacidad separada: cualquier hombre en tanto que ser moral, posee (esa capacidad)
originariamente en s mismo <ibid.). Y aqu se hace patente en qu direccin apuntan
las modificaciones que introdujo Kant con la Metafisica de las costumbres en su propia
tica. se propona, conservando su concepcin bsica, acoger en su tica todos los va-
lores que haban sido desarrollados por la otra gran tendencia tica de su poca. (de
Shaftesbury a Schiller y Goethe): el ideal del hombre armnico, la unin de la virtud y
la belleza, la categora del sentimiento de la generalidad). A. HELLER, C. 1. II. 6. Pp.
93-94.
8. tiber den Gemeinspnch..., A 235. 236: (W.. Xl, Pp. 145-146).
378 Luis Jimnez Moreno

Por lo mismo, contina describiendo como condenable el mayor des-


potismo que se pueda pensar, cuando Un gobierno que mirando al prin-
cipio de bienestar para su pueblo, se erigiera como un padre para sus hi-
jos, esto es. como un gobierno paternal (imperium paternale), en el que los
sbditos estuvieran como hijos menores, que no saben discernir qu es
para ellos verdaderamente provechoso o nocivo. En el que estn forzados
a comportarse de manera meramente pasiva, sobre cmo deben ellos ser
felices, pendientes slo del juicio del jefe del Estado. En el que ste quie-
re, a su vez, que lo esperen todo nicamente de su bondacL esto es el ma-
yor despotismo que puede pensarse (Constitucin que suprime toda liber-
tad de los sbditos, a quienes entonces no les quedan derechos en
absoluto).
Este es el punto preferencial en la actitud y propuesta kantianas de
una moralidad, desde los principios de la razn prctica que, respetando
la dignidad de las personas, posibilite, en todo caso, la soberana perso-
nal en la convivencia efectiva de los hombres y. por lo mismo, tienda a
conseguir esa liberacin, siempre y cuando no se haya alcanzado. Esta
orientacin kantiana puede considerarse como el inicio de un proceso
que sigui al Siglo de las Luces, al que aluden muchos comentaristas.
Podemos volver de nuevo a los comentarios que tienen como funda-
mento la teora kantiana sobre este aspecto de la dignidad personal.
que no debe ser menospreciada en la sociedad~. Y cmo el hombre mis-
mo debe luchar para no dejarse menospreciar: Quien impone la virtud a
otros, quien no deja que los dems sean felices a su manera. degrada a
su prjimo y no importa que lo haga por mejores motivos a simple
medio. Y. por citar a Kant, para confirmar su propuesta, ste escribe:
El respeto que yo siento por otros o que otro puede demandarme es, por
consiguiente, el reconocimiento de una dignidad en otras personas. esto
es, de un valor que no tiene precio equivalente por el que pudiese ser cam-
biado el objeto que se valora. La tica no puede reconocer la enajenacin;
nadie puede jams permitir que otro hombre le humille: Pero quien se
hace a s mismo gusano, no puede quejarse despus de que lo pisoteen.
Manteniendo, en todo caso, la ley moral como santa, no se tratar de
una ley abstracta y distante, sino de su proyeccin social en la conviven-
cia, al diferenciar cmo pueden emplear los hombres cuanto hay en la
creacin con referencia a la ley, con respecto a las personas Precisa- ~.

9. HELLER, oc.. pp. 95-96.


10. La ley moral es santa (inviolable). El hombre, en verdad, est bastante lejos de
la santidad~ pero la humanidad en su persona tiene que serle santa. En toda la creacin
puede todo lo que se quiera y sobre lo que se tenga algn poder, ser tambin empleado
slo como medio; nicamente el hombre, y con l toda criatura racional, esfin en si mis-
mo. El es, efectivamente, el sujeto de la ley moral, que es santa, gracias a la autonomia
de su libertad. Precisamente por ella toda voluntad, incluso la propia voluntad de toda
persona, dirigida sobre esta misma, est limitada por la condicin del acuerdo con la
El pmceso liberador iniciado por Kant 379
mente por ello, toda voluntad, incluso la propia voluntad de toda perso-
na, dirigida sobre esta misma, est limitada por la condicin del acuerdo
con la autonoma del ser racional, a saber, no someterlo a ninguna inten-
cin que no sea posible, segn una ley que pueda originarse en la volun-
tad del sujeto pasivo mismo; no emplear, pues, ste nunca slo como me-
dio. sino al mismo tiempo tambin como fin.
Esta proyeccin social de la moral kantiana la analiza asimismo Eric
Weil en sus Problmes kantiens 1, de la siguiente manera: Esto significa
que el hombre, en cuanto ser racional que piensa la totalidad, est moral-
mente obligado a hacer de la naturaleza su propio fin; significa que est
obligado a colaborar en la creacin de una sociedad y de un Estado, di-
cho de otra manera, a querer el bien de la humanidad en el mundo. Para
que esto sea posible, la moral pura debe sobrepasar los lmites de la indi-
vidualidad. No se trata de que la moral reciba as otro fundamento, o me-
ramente un refuerzo suplementario: su autonoma no puede cuestionarse
bajo ningn pretexto. Sin embargo, puesto que la autonoma quiere reali-
zarse, desde el momento en que toma a su cargo la creacin de un mun-
do razonable, debe tener en cuenta la naturaleza emprica del hombre:
tenemos que tomar con frecuencia como objeto la especial naturaleza
del hombre, que slo puede ser conocida mediante la experiencia, para
poner de manj/iesto en ella las consecuencias provenientes de los princi-
pios morales universales, sin que por ello se quite nada a la pureza de los
principios, ni se ponga en duda el origen a priori de los mismos (MS..
Einl.,AB 11).
Aqu se abre un campo de consideraciones para mejor regir la convi-
vencia, prestando atencin a cierta humanizacin del poder 2 que, sin
disminuir la potencialidad realizadora de cada ciudadano y de la comu-
nidad en conjunto, pudiera salvaguardar la dignidad y libertad de cada
uno.
Esta proyeccin social de la moral kantiana, en paralelismo con Les-
sing, llevada consigo una posibilidad infinita de desarrollo, como era la
opinin de Gottlob Ephraim Lessing en su obra Die Erziehung des Mc-ns-
chengeschlechts de 1780, donde declaraba que la verdadera idea de liber-
tad consiste en liberarse completamente de la racionalidad finalista en el
mbito de las relaciones humanas, sin excluir su forma sutil de fe en la
inmortalidad personal 3. Con esta proyeccin social de la moralidad
autonoma del ser racional, a saber, no someterlo a ninguna intencin que no sea po-
sible. segn una ley que puede originarse en la voluntad del sujeto pasivo mismo: no
emplear, pues, ste nunca slo como medio. sino al mismo tiempb tambin como fin.
Cnt de la razn prctica. Analtica, 1., lib. 1, cap. III. p. 127 (Esp. MIANA y G. Mo-
RENTE, Espasa Calpe. Austral, 1975).
11. WEIL. Eric: Problmes kantiens. p. 116: Paris, J. Vrin, 1970.
12. Cfr. HELLER, A.: ox., pp. 12-13.
13. La inhumanidad del rigorismo moral fue percibida por Lessing como una
nueva variante del fundamentalismo. Die Erziehung des Menschengeschlechts es una
380 Luis Jimnez Moreno

kantiana tenemos la explicacin terica de la comprensin de los ideales


de la Ilustracin, con la audacia que puede dar el reconocimiento de su
mayora de edad, en cuanto a la igualdad de los hombres, que han de
mantener la dignidad personal de su soberana, mediante el respeto, al
no instrumentalizar a nadie como esclavo, ni tampoco esclavizarse uno a
s mismo por sometimiento a sus inclinaciones inferiores.
La doctrina kantiana lleva a una racionalidad crtica al referir su con-
sideracin moral a una sociedad civil, independizando la moral de la re-
ligin o de las ideologas de cada momento, evitando depender heterno-
mamente de las preocupaciones epocales, segn la moda de los tiempos o
el desarrollo de las culturas. Esta racionalidad crtica presenta una refe-
rencia universal, siempre vlida, y mltiplemente concretable segn las
circunstancias histricas de cada sociedad y. por lo tanto, de la situacin
de las ciudades que han de convivir en ella.
En este aspecto de racionalidad natural de la moral en la sociedad.
sin dependencia de credos religiosos, era ya una aspiracin preilustrada,
como significativamente lo proclama Montaigne ~, y Kant se afirma en
ella con su criticismo, cuya vinculacin con aquella reconoce Cassirer.
En su anlisis del opsculo sobre Teora y praxis de Kant, sugiere Cas-
sirer: En tres sentidos se expone este derecho inquebrantable de la teo-
ra pura frente a todas las condiciones especiales nacidas del material
emprico-concreto de su aplicacin: con respecto al punto de vista tico-
subjetivo que versa exclusivamente sobre el establecimiento de la mxima

obra que, por muy imbuida del ingenuo progresismo que pueda parecer su concep-
cin, tiene su sabidura. No se propone, siguiendo el modelo de la racionalidad instni-
mental, denunciar las viejas leyes como meras palabras y fantasas. La verdadera idea
de la libertad consiste en liberarse completamente de la racionalidad finalista en el
mbito de las relaciones humanas, sin exluir su forma sutil de fe en la inmortalidad
personal, a la que sigue siendo inherente una relacin medios-fines. Dice Lessing en
este sentido: Llegar, no cabe duda de que llegar el tiempo de la perfeccin, pues el
hombre, cuando ms convencido est su entendimiento de un futuro cada vez mejor.
dejar de tener necesidad de atraer motivaciones para sus actos de ese futuro, puesto que
har el bien porque es el bien...,, A. HELLER: GIL. 1, p. 7.
14. Montaigne fue uno de los primeros pensadores modernos que proclamaron la
necesidad de que la moral se desligase de todo vinculo religioso, que postul una moral
no impuesta por preceptos legales o religiosos, de una moral que brotase de sus pro-
pias races, de las simientes de la razn general>; pues bien, tambin Kant se pregunta
involuntariamente si acaso el corazn del hombre no encerrar preceptos directamen-
te morales y si, para que el hombre se mueva aqu con arreglo a su destino, no deber
ser equiparado a lo que sern las mquinas en el otro mundo. Pero afiade que los ver-
daderos y esenciales fines del hombre no pueden concebirse como dependientes de ta-
les medios, los cuales no podrian hallarse jams a disposicin de todos los hombres, y
con ello nos lleva, al mismo tiempo, a otra rbita de pensamientos y de vida: nos tras-
lada directamente a un terreno en que percibimos la tnica fundamental de la Profe-
sin deje del vicario saboyano. CASSIRER, E.: Kant p. 108.
El proceso liberador iniciado por Kant 381

vlida para los actos morales del individuo; desde el punto de vista del
imperativo del deber en la vida del Estado y en la constitucin poltica; fi-
nalmente, en aquel sentido cosmopolita que hace extensiva la idea de la
organizacin jurdico-moral a la totalidad de los pueblos y los estados,
convirtindolo as en ideal de un derecho internacional de validez ab-
soluta 5.
Entre las muchas referencias de Kant a esta proyeccin del deber mo-
ral en el modo de constituirse la sociedad de ciudadanos libres, conforme
al pacto originario de la voluntad de todos, podemos referimos, preferente-
mente, a su siguiente propuesta: En todo ser comn tiene que haber una
obediencia, bajo el mecanismo de la constitucin del Estado segn leyes
obligatorias (que afectan al todo), pero asimismo un espritu de libertad,
pues cada uno desea ser convencido mediante la razn, en lo referente al
deber general de los hombres, para que esta obligacin sea legtima y no
caiga en contradiccin consigo misma. Lo primero sin lo ltimo es la
causa de todas las sociedades secretas. Pues se da una vocacin natural
de la humanidad a comunicarse unos con otros particularmente en aque-
llo que interesa a los hombres de manera general; puesto que aquellas so-
ciedades no tendran lugar si se favoreciera esta libertad. De dnde, s
no, podran venir al gobierno los conocimientos para promover su propio
propsito esencial, que no sea dejando manifestarse el espritu de la li-
bertad, tan respetable en su origen y en sus efectos? 6~
Esta proyeccin social, con la intencin pedaggica de la Ilustracin,
hace que Cassirer, a su vez, la encuentre plenamente establecida en la fi-
losofa prctica kantiana, en torno al problema de las relaciones entre la
tica y la poltica 7. En este mismo sentido se pronuncia Philonenko ~, in-
sistiendo en el modo como Kant incide con su filosofa en la aplicacin
social. Kant se esforzar por esclarecer la relacin de la teora y de la
praxis en el horizonte que define la razn prctica. El distingue tres mo-
mentos esenciales. Esta relacin debe examinarse efectivamente en la
moral en general, en la poltica y en los problemas cosmopolticos.
Cuando Kant se refiere al derecho en la constitucin del Estado, siempre
tratar de salvaguardar la libertad en virtud del pacto originario. Esta li-
bertad que es fundamento de la moralidad tambin lo es para la socie-
dad, por lo que Yvon Belaval lo hace constar a propsito de La revolu-
cin kantiana 9 La vida moral reside, por entero, en el sentimiento no
patolgico, no emprico (aunque sea en forma de sentido moral) de de-
ber: aunque nos negramos a comparar el imperativo categrico con el

15. Ibid.. pp. 433434.


16. tJber den Gemeinspruch...>. II. Folgerung (W.. XI. p. 163).
17. CAS5IRER, E.: Kant p. 434.
18. PHILoNENKo, A.: Loeuvre de Kant, t. II, p. 24. 2 vols., Paris, Vm, 1975.
19. BELAVAL, Y.: La revolucin kantiana, Historia de lafilosofla, vol. 7, p. 169; Ma-
drid, Ed. Siglo XXI, 1977.
382 Luis Jimnez Moreno

instinto divino que invoca el Vicario saboyano, por lo menos, todos esta-
ran de acuerdo, la autonoma parece ser una transposicin de la libertad
civil, sobre la que se funda el contrato social; y Kant no es menos parti-
dario que Rousseau del derecho natural subjetivo.
Constantemente aparece esta vinculacin, valoracin moral-sociedad,
de acuerdo con el ambiente prerrevolucionario del siglo. La misma ideali-
zacin de la Revolucin francesa est fomentando de continuo en la filo-
sofia prtica de Kant el que el ser racional humano viva con soberana
personal y libertad. As lo interpreta tambin Agnes Heller, en su Crtica a
la ilustracin 20 Por todas estas razones, la reflexin terica de Kant, en su
vertiente prctica, une tan estrechamente su filosofa moral con su filoso-
ifa social y fundamenta el derecho en el Estado, diferenciando claramen-
te, a su vez, entre moral y derecho. Pero la eficacia de esa moralidad, de-
terminando autnomamente a la voluntad, para conducirse con eficacia
en la praxis, supone una ejercitacin pedaggica de la razn misma, para
que el hombre acte como mayor de edad. Este aspecto de una filosofia
crtica kantiana, que no se reduce a teora del conocimiento, ni a lo que pu-
diramos llamar criticismo puro, sin salir al campo de la operatividad. es
la preocupacin constante de Jean Lacroix2l de ver en Kant al filsofo
fundador de una metafisica prctica o, quiz mejor, practicante. Lejos de
estar superado el pensamiento kantiano, puede presentarse as, por el con-
trario, como un pensamiento instaurador.
De la tica kantiana, considerada en esta pmyeccin de hombres libres,
viene a decir Agnes Heller, al mirarla con su aguda reflexin critica, que
es la inica tico democrtica consecuente posible 22, El propio Kant, lo mis-

20. De pronto se pone de manifiesto y adems por boca misma de Kant algo
inesperado en l, que la pura idea puede despenar en los hombres pasiones que son
incapaces de despertar el dinero, el poder y los honores; que el hombre egoista por
naturaleza,,, es capaz tambin por naturaleza,> de prescindir de todas sus apetencias
egoistas y sacrificarse por su causa. de la que no espero ninguna utilidad para si misma
De momento digamos slo que Kant acept en principio la poltica de motivacin mo-
ral, pero estimaba que eso iba contra la naturaleza humana Seriamos unilaterales
si, hablando de la influencia de la Revolucin francesa sobre la antropologa de Kant
no tuvisemos en cuenta tambin esta experiencia. La moral no debe ser desptica,
pues esto contradice la naturaleza humana: ninguna moral tiene el derecho de decidir en
qu ha de consistir la felicidad de otro. HELLER, ox., II, 6, p. 83.
21. Cfr. Jean LACRoIX: Kant et le kantisme, pp. 121-122; Paris. PUF., 1966.
22. ... vamos a hacer abstraccin por un momento de las categoras del sistema
kantiano para dejar constancia de que su filosofia moral puramente formal, que di-
suelve,> al individuo en la idea de la especie humana, es la nica tica democrtica con-
secuente posible en un mundo que aunque tal vez no de un modo tan homogneo co-
mo Kant pensaba efectivamente est regido por los intereses, en un mundo en el que
el desarrollo de la riqueza de la especie deprava realmente al individuo, en el que hay
unas posibilidades tan dispares para el desarrollo de las capacidades de cada cual, en
el que la aristocracia> de nacimiento y de aptitudes determina tan decisivamente el
El proceso liberador iniciado por Kant 383

mo que Rousseau, tiene que reconocer las flagrantes y escandalosas desi-


gualdades entre los hombres de su poca y los despotismos que opriman
tan frecuentemente las libertades. Por eso mismo, su ticafonnal, que tiene
como mira el salvaguardar la dignidad de la autonoma personal por el
respeto y la libertad de las personas, en su determinacin para obrar, no
puede dejar aparte, sino que se apresta a escudriar las incidencias de los
intereses, de los afectos, de las situaciones empricas, con la intencin efi-
caz de que esa comunidad que es el reino de los fines pueda tener lugar
algn da efectivamente.

La comunidad moral de los hombres

De esta manera, tenemos que abordar las cuestiones que plantea la


convivencia para poder conseguir que tenga lugar esta intercomunicacin
humana en una sociedad de ciudadanos, que sean efectivamente perso-
nas, hombres soberanos y libres, que respetan y son respetados mante-
niendo su dignidad. A toda esta consideracin o pueden hallarse ajenos
los principios prcticos de la razn, que estableca Kant como determi-
nantes de la moralidad de los seres racionales finitos, refirindose al con-
trato originario de toda sociedad a lo largo de la Historia.
Podemos tener presente el planteamiento que hace Kant in vivo sobre
esta cuestin cuando comenta el acontecimiento histrico ms apasionan-
te que l vivi, como lo fue la Revolucin francesa 23: De un hecho de nuestro
tiempo que demuestra esta tendencia moral del gnero hurnano>t La revo- ~.

lucin de un pueblo lleno de espritu, que hemos visto realizarse en nues-


tros das, puede tener xito o fracasar; puede acumular tantas miserias y

mbito de la libertad de movimiento reservada al hombre, en el que las condiciones


del conocimiento son tan variables, en una palabra, en un mundo de dignidad radi-
cal>. HELLER, oc., p. 36.
23. Este hecho o consiste en acciones u omisiones buenas o malas, importantes.
realizadas por los hombres y por las cuales lo grande entre los hombres se vuelve pe-
queo o lo pequeo se vuelve grande, y en cuya virtud desaparecen, como por magia,
antiguos y magnficos edificios polticos y en su lugar surgen otros, como del seno de
la tierra. No, nada de esto. Se trata slo de la manera de pensar de los espectadores,
que se traiciona pblicamente en ese juego de grandes revoluciones y que, aun a pesar
del peligro de los serios inconvenientes que podra crearle su parcialidad, manifiesta
sin embargo, un inters tan general y a la vez tan desinteresado por los jugadores de
un partido contra los de otro, demostrando as (a causa de la generalidad) un carcter
de la humanidad en general, y tambin (a causa del desinters) un carcter moral de la
misma, por lo menos en su fondo, que no slo permite esperar un progreso hacia lo
mejor, sino constituye l mismo un progreso, en la medida en que actualmente puede
ser alcanzado.
El conflicto de las Facultades, ... de Filosofa con la Fac. de Derecho>, 6, pp. 108-109;
trad. Elsa TABERNIi, B. A., Losada 1963.
384 Luis Jimnez Moreno

honores, que un hombre sensato que pudiera realizarla por segunda vez
con la esperanza de un resultado feliz jams se resolvera sin embargo a
repetir este experimento a ese precio; esa revolucin, digo, encuentra en
los espritus de todos los espectadores (que no estn comprometidos ellos
mismos en este juego) una simpata rayana en el entusiasmo y cuya mani-
festacin, que lleva aparejado un riesgo, no poda obedecer a otra causa
que una disposicin moral del gnero humano....
La realizacin de una sociedad nueva, como la pretendi la Revolu-
cin francesa, despert gran entusiasmo en Kant, como ste supone que lo
obr en los espritus de todos sus espectadores, a pesar del riesgo que su-
puso y hasta de sus no deseables truculencias. Esa expectacin de los esp-
ritus ante el cambio de sociedad, Kant la ve como prueba de la disposi-
cin moral del gnero humano, pues en ese conflicto aparece la preten-
sin de la consideracin racional humana en la sociedad, por tratarse de
un inters tan general y a la vez tan desinteresado.., demostrando as (a
causa de la generalidad) un carcter de la humanidad toda, y tambin (a
causa del desinters) un carcter moral de la misma.
Esta vinculacin de la filosofa de Kant con su poca histrica la reco-
ge acertada y expresamente Cassirer, invocando a su vez los textos kantia-
nos ms directos. Estudiando la teora kantiana del derecho 24, este kan-
tiano eminente escribe: Cierto es que la metodologa en que Kant se apo-
ya para esto, en nada parece distinguirse, a primera vista, de los mtodos
del derecho natural empleados por la filosofa del derecho de toda la
poca de la Ilustracin y de la Revolucin. La teora del contrato social

a travs, sobre todo, del desarrollo que recibi de Rousseau se da por


supuesta como vlida por doquier. Y vemos cmo vuelve a resaltar aqu
aquel rasgo que ya haba manifestado en el escrito polmico contra Garve
acerca de las relaciones entre la teora y la prctica, que da su sello espe-
cial a la concepcin kantiana dentro del marco general de la teora iusna-
turalista. El contrato social es elevado de la esfera de lo emprico y de lo
pretendidamente histrico, de un modo puro y completo, al plano de la
idea.
Tenemos pues recogida y manifiesta la preocupacin por la sociedad,
con las miras humanizadoras y liberalizadoras que movan a los ilustra-
dos y a quienes hicieron la Revolucinfrancesa. En su fundamentacin del
derecho, escribe Kant2s: El acto por medio del cual el pueblo se constitu-
ye a s mismo en Estado o en rigor solamente la idea de este acto, la nica
que nos permite concebir su legitimidad, es el con trato originario segn el
cual todos (omnes et singuli) renuncian en el pueblo a su libertad exterior
para recobrada inmediatamente como miembros de una colectividad, es
decir, del pueblo como Estado (universz y no puede decirse que en el Esta-

24. CASsIRER, E.: Kant pp. 464-465.


25. M S.. Derecho pblico>, prg. 47; 1. II; A 169; B 199 (W.. VIII, p. 434).
El proceso liberador iniciado por Kant 385

do, el hombre dentro del Estado, haya sacrificado a un fin una parte de su
libertad salvaje y sin ley para recobrar sin menoscabo su libertad general
en una dependencia sujeta a la ley, es decir, en un rgimen jurdico, pues
esta dependencia nace de su propia voluntad legislativa.
Se trata de salvaguardar la libertad sujeta a la ley, en un rgimen jur-
dico, que no es ya aquella libertad salvaje, sin ley. La libertad es la misma
que obraba en el ejercicio moral, desde la autonoma de la voluntad por la
cual la ley se determina, precisamente, desde su propia voluntad legisla-
tiva>.
Tendr que ser, en todo caso, una comunidad moral de los hombres a la
que est aludiendo constantemente Kant con su preocupacin prtica en
los ltimos escritos. En los aos noventa, escribe Agnes l~1eller2. aparece
como fundamentacin de la relevancia de la nueva filosofa de la historia
la idea relativa a la interaccin entre los hombres inteligibles: la idea de la
comunidad moral de los hombres. (Ya se dijo anteriormente que la premisa
antropolgica a este respecto constituye la modificacin de la contraposi-
cin entre yo inteligible y yo emprico y su transformacin en una contra-
posicin en e/seno de una unidad). A partir de ah la influencia de la moral
sobre el mundo emprico slo es concebible bajo la perspectiva de que
aparezca una sociedad de individuos guiados por leyes morales, una igle-
sia mora En la medida en que la comunidad moral se generaliza segn
las leyes de la virtud, se realiza el reino de la libertad. Accede a su realiza-
cin plena cuando las leyes de la sociedad moral devienen leyes pblicas y
el Estado civil de derecho se convierte as en un Estado tico burgus.
Esto, ciertamente, es la realizacin plena de la libertad.
Esto es algo necesario para la plena realizacin del ser humano, que
siendo fin en s mismo, ha de cumplir sus fines por respeto a la ley, convi-
viendo en sociedad, moralmente. El dominio del buen principio, en la
medida que los hombres pueden influir en este sentido, no puede alcan-
zarse, por lo tanto..., sino a travs de la ereccin y difusin de una socie-
dad dirigida por las leyes de la virtud y creada a tal fin; una sociedad con-
cebida para albergar en su seno al conjunto del gnero humano, guiado
por la razn a la renuncia y al deber 27
Este respeto a la libertad de las personas no es lcito transgredirlo ni si-
quiera para imponer la virtud a los dems. Heller lo comenta citando a
Kant 2S: Una sociedad slo puede acceder a un fundamento moral de ma-
nera libre (por libre voluntad); jams la codificacin jurdica puede ser
punto de llegada y resultado de la voluntad comn de todos. Kant formu-
la muy apasionadamente esta leccin: Pero ay del legislador que quiera
imponer con la violencia una constitucin dirigida a una finalidad de ca-

26. HELLER, ox., Pp. 85-86.


27. Religin dentro de los lmites de la razn, (Weischedel. VIII, p. 752).
28. Ibid.. p. 754; Cfr. HELLER. oc., p. 87.
386 Luis Jimnez Moreno

rcter tico!. Con ello no conseguir sino justamente lo contrario de lo tico


y adems socavar y tomar inseguras sus posiciones polticas. Kant ha-
bla de la idea de un mundo moral ~ como realidad objetiva y de un
Corpus mysticum de seres racionales en s, en tanto cuanto su libre arbitrio
mantiene, bajo el imperio de las leyes morales, tanto consigo misma como
con cualquier otra libertad una unidad universal y sistemtica.
Estos principios de la moralidad en los seres racionales han de mante-
nerse en la organizacin social, en el Estado, como considera en su co-
mentario Cassirer3o, aduciendo el testimonio de Kant, para que aquellas
viejas formas empricas (estatutarias) que servan nica y exclusivamente
para mantener al pueblo en la sumisin se acomoden a la forma originaria
(racional), en que la libertad y slo ella es el principio y hasta la condi-
cin esencial de toda apelacin indispensable al rgimen jurdico en el
verdadero sentido del Estado y que habr de conducir tambin a este re-
sultado, ms tarde o ms temprano, con arreglo a la letra.
Resulta asimismo interesante la reflexin de Lucien Goldmann sobre
el hombre y la comunidad humana con la impronta que marc Kant
para una convivencia liberalizadora. ... queremos poner en evidencia, es-
cribe Goldmann>, ante todo, que con el tema hombre y comunidad hu-
mana nos encontramos en el centro, no slo del pensamiento de Kant,
sino tambin de toda la filosofa moderna. Y ms adelante aade: In-
tentamos probar que las relaciones del hombre con la comunidad consti-
tuyen el problema esencial de lo que Kant llama metafsica, y que noso-
tros preferimos designar hoy con el nombre mucho menos sujeto a
reservas de filosofa. Pero hay otro punto que destacaremos desde aho-

29. Doy al mundo. en la medida en que sea conforme a todas las leyes ticas (co-
mo puede serlo gracias a la libertad de los seres racionales y como debe serlo en virtud
de las leyes necesarias de la moralidad, el nombre de m u n do mo r a 1. En tal senti-
do. ste es concebido como meramente inteligible, ya que se prescinde de todas las
condiciones (fines) e incluso de todos los obstculos que en l encuentra la moralidad
(debilidad o corrupcin de la naturaleza humana). No es, por tanto, ms que una idea,
pero una idea prctica, que puede y debe tener su influencia real sobre el mundo de
los sentidos para hacer de ste lo ms conforme posible a esa idea. Consiguientemen-
te. la idea de un mundo moral posee realidad objetiva, no como s se refiriera al objeto
de una intuicin inteligible (objeto que no podemos concebir en modo alguno), sino
como refirindose al mundo sensible, aunque en cuanto objeto de la razn pura en su
uso prctico y en cuanto corpus mysticum de los seres racionales de ese mundo, en la
medida en que la voluntad libre de tales seres posee en s. bajo las leyes morales, una
completa unidad sistemtica, tanto consigo misma como respecto a la libertad de los
dems. KANT: C. r. p.. A 808, B 836: II, cap. 2, 1, Canon de la razn pura; 2, El ideal
del bien supremo.
30. Cfr. CAS5IRER, E.: oc., pp. 465-466.
31. GOLDMANN, L.: Introd. a la filosofla de Kant, pp. 17 y 19. 13. A.. Amorrortu,
1974.
El proceso liberador iniciado por Kant 387
ra: los conceptos de universo y de totalidad se ligan estrechamente dentro
del pensamiento kantiano con el de comunidad humana>.
Como testimonio de un estudio comparativo que atiende en Kant a la
proyeccin de su filosofa prctica en la sociedad, en este caso, en com-
peracin con Rousseau, tan frecuentemente aludido, podemos ver el es-
tudio de Edna Kryger sobre La notion de libert chez Rousseau a ses rpercus-
sions surKant32, que se refiere a la creacin de un Estado en el que la con-
vivencia social se conforme a la justicia: De este modo el derecho mismo
no es a priori, sino una conclusin sacada a partir de premisas apriricas:
si nosotros queremos una situacin en la que sea posible la justicia, he-
mos de establecer un Estado de derecho, es decir, pronunciamos por un
pacto social. Mientras que para Rousseau el pacto social crea la justicia.
Kant piensa que al pacto social no le corresponde ms que hacer posible la
aplicacin de la justicia>.

Proceso liberador

Con estas consideraciones sobre las caractersticas humanas que, se-


gn la racionalidad crtica kantiana y su consecuente proyeccin social,
entraa la moralidad. Kant hace aparecer histricamente en el proceso de
desarrollo de la sociedad occidental los factores desencadenantes de un
proceso filosfico liberalizador que tiene su insercin en la praxis.
Cuando abordamos esta dimensin de la filosofia prctica, nos acoge-
mos tambin a la sugerencia de Kant cuando se refiere al futuro que no
puede ser objeto de conocimiento, sino de esperanza. Es el sentimiento con
que Kant contempla que puede tener lugar este proceso. Esperanza... de
que finalmente se convierta en una realidad efectiva lo que constituye la
suprema intencin de la naturaleza, una situacin de general ciudadana
universal como espacio en el seno del cual se desarrollan todas las disposi-
ciones originales propias de la especie humana> ~3. Da, pues, lugar a senti-
miento de esperanza en lo que puede ser el objetivo ideal alcanzable para
la realizacin humana y para la convivencia digna.
Eric Weil~~ esta proyeccin de la moral kantiana como una filosofia
de la historia, por cuanto el ser racional, en cuanto finito, vive en un esta-
do de naturaleza de que l. moralmente, est obligado a salir. Y Lucien
Goldmann>~ advierte la dinamicidad de los factores morales que Kant re-

32. KRYGER, Edna: La notion de libert chez Rousseau et ses rpercussions Sur Kant pp.
195-196: Paris. Lib. A. G. Nizet, 1979.
33. Ideen zu einer algemeinen Geschichte in weltblirgerlicher Absicht, 8*. A 407; (W.. XI.
p. 47).
34. WEIL, Eric: Pmblnzes kantiens. p. 116.
35. GOLDMANN. L.: oc.. pp. 221-222.
388 Luis Jimnez Moreno

conoce en el ser racional y en la convivencia digna de los hombres. Este


dinamismo kantiano prestar la orientacin seguida por los pensadores
posteriores ms importantes.... para Kant, todos esos conceptos: comuni-
dad perfecta, reino de Dios sobre la tierra, voluntad santa, conocimiento
de las cosas en s, lo incondicionado, etc., son ideas suprasensibles que el
hombre nunca puede realizar sobre la tierra con su voluntad y su accin.
Y puesto que debe tender hacia ellas, sin poder alcanzarlas nunca, co-
mo los nicos valores espirituales reales, la existencia del hombre es trgi-
ca. Dimensin trgica que en la filosofia de Kant slo conoce dos perspec-
tivas, dos esperanzas de superacin: lafe racional y la esperanza todava in-
suficiente en el futuro de la comunidad humana, la historia...
Y silos filsofos del primer grupo, partiendo del individuo, haban
puesto en el centro de sus concepciones la teora del conocimiento (raciona-
lista o empirista) y la tica (estoica y epicrea); si los pensadores cristia-
nos, partiendo de la divinidad, haban encontrado en la teologa el funda-
mento esencial de sus sistemas, el camino iniciado por Kant creaba, por
primera vez, la posibilidad de una filosofia fundada en la idea de comuni-
dad y de persona humana, es decir, en lafilosofla de la historia. Y esa fue la
orientacin seguida por el pensamiento filosfico en su desarrollo en los
tres pensadores ms importantes posteriores a Kant: Hegel, Marx y
Lukcs.
La obra de Kant haba sido mucho ms un comienzo que una cul-
minacin; por eso slo los pensadores que la comprendieron y sintieron
como tal pudieron alcanzar importancia filosfica propia. Lo lograron
partiendo de la cuestin ms importante que el pensamiento kantiano le-
gaba a sus sucesores: La ndole trgica de la existencia humana es verdade-
ramente insuperable? Le est negado al hombre emprico alcanzar lo incondi-
cionado, el sumo bien?.
Debo pedir disculpas por haber reproducido un texto tan extenso, pero
me ha parecido oportuno hacerlo por considerarlo especialmente perti-
nente, procediendo de la inspiracin de Lucien Goldmann, puesto que,
por una parte, insiste en las nociones de la tica kantiana que deben tener
su proyeccin en la vida social, en la convivencia efectiva de los hombres.
y, por otra parte, hace hincapi en el carcter de comienzo, antes que de
culminacin, de esta filosofia para el proceso histrico-social liberador que
se inicia con Kant.
La filosofia de Kant, como comienzo, antes que como culminacin: as
considera Cassirer que debe entenderse esta expansin perfectiva y creati-
va. abierta a la realidad convivencial histrica, y no ya meramente como
rigorismo moral, que es la opinin ms extendida sobre el formalismo
moral kantiano. Es aqu donde vemos cmo se derrama por vez primera
una luz muy clara sobre el tan clebre y tan deplorado rigorismo de la
tica kantiana. Este rigorismo es la reaccin de la mentalidad de Kant. vi-
ril hasta el tutano, contra el reblandecimiento y la efusin sentimental
que vea triunfar en tomo suyo. En este sentido lo concibieron, en efecto.
El proceso liberador iniciado por Kant 389

aqullos que tuvieron ocasin de experimentar en sus propias personas el


valor y la fuerza de la obra de liberacin encabezada por Kant.
No slo lo comprendi as Schiller. quien en su carta a Kant deplora
que se le pudiera considerar ni por un momento como adversario de la
tica kantiana (13.6,94). sino que tambin abundan en este mismo juicio
Guillermo von Humboldt, Goethe y Hlderlin. Goethe ensalza como
mrito inmortal de Kant el que haya sabido sacar a la moral de aquel
estado abatido y servil en que haba cado por obra de los simples clcu-
los de felicidad, rescatndolos as de aquella molicie en que nos haba-
mos hundido (Goethe al canc. von Mller, 29. 4. 818)>.
Fue precisamente el carcter formalista de la tica kantiana, el que
se revel histricamente como el aspecto verdaderamente fecundo y eficaz
de ella: al concebir la ley moral en su mayor pureza y en su ms grande
abstraccin, la tica kantiana pudo influir de un modo directo y concreto
en la vida de su nacin y de su poca e imprimirle una nueva direccin >.

Asimismo Cassirer, con la fuerza de la filosofia kantiana en lo tocante al


pensamiento y lo referente a la accin y la extraordinaria influencia
histrica que su doctrina estaba llamada a ejercer pone de manifiesto
>.

la penetracin kantiana en las filosofas prxicas y transformadoras del


siglo XIX.
Lo que podramos considerar filosofa poltica de Kant no se entiende.
si no va unido a la historia del hombre y a la esperanza de progreso hacia
mejor, con el optimismo propio de la poca y de cuyo sentimiento partici-
pa sinceramente Kant. si bien advierte que no siempre es continuo ni se
logra en todas las situaciones.
Eric Weil. al reconocer en la expresin kantiana el paso de la humani-
dad a su mayora de edad, le atribuye la capacidad de trazarse su camino
y ejercer su crtica no slo critica de la razn, sino crtica tambin de la
38,

36. CASSIRER. E.: oc, pp. 316-318.


37. Lo que antes de venir l era un conflicto histrico-mundial en cuanto a los mo-
tivos intelectuales de la filosofia es sustituido gracias a l por una nueva conjuncin
histrico-mundial. As como Platn y Aristteles parecen repartirse la humanidad co-
mo representantes de cualidades distintas y antitticas. Kant, en su obra filosfica,
sienta un nuevo concepto de conjunto de lo que para la humanidad es posible y ase-
quible as que cuanto al comprender como en cuanto al realizar, en lo tocante al pen-
samiento y a la accin.
Tal vez estribe en esto el verdadero secreto de la extraordinaria influencia histrica
que su doctrina estaba llamada a ejercer. Gracias a ella pareca superarse y resolverse
por vez primera aquella antiqusima dualidad que recorra toda la historia del pensa-
miento. Pues no cabe duda de que en la filosofa de Kant se engarzan y entrelazan fra-
ternalmente aquellas dos tendencias lundamentales que Goethe contrapone en sus
semblanzas paralelas a Aristteles y Platn: ambas aparecen aqu en un equilibrio tan
perfecto que apenas si es posible referirse a la prelacin de ninguna de las dos sobre la
otra. CASsIRER: Kant,., p. 485.
38. Cfr. WEIL. Eric: oc, p. 119.
390 Luis Jimnez Moreno

realidad poltico-histrica, segn lo desarrollado y justificado por la filo-


sofia crtica, en su parte moral, conforme al criterio de universalidad de la
ley y soberana de las personas. Puede aspirarse a la coexistencia real y
presente de los hombres segn leyes efectivas que ellos se dan consciente-
mente y sabiendo lo que quieren, lo que deben querer en tanto que seres
finitos y razonables, seres que obran para realizar la razn que la natura-
leza ha colocado en ellos y que desean un mundo que sea un todo moral
bello en toda su perfeccin (M 5., Tugendlehre. prg- 35; A 133) die Welt
als ein schnes moralisches Ganze in ihrer ganzen Vollkommen heit.
La necesidad de llevar la razn a la experiencia, la vinculacin de teo-
ra y praxis, que Kant considera en Sobre el Proverbio..., ha de tener que
contar necesariamente con el proceso progresivo para su realizacin, en
contradiccin con la universalidad y necesidad de los razonamientos uni-
formes tambin para la razn prctica. Pero Kant se convence posterior-
mente de que es necesario comprender no menos la realizacin de la doc-
trina moral en la experiencia concreta de cada sociedad histricamente.
Que este razonamiento est en completa contradiccin con el sistema
crtico, es algo que ciertamente no precisa ser demostrado. Incurre asimis-
mo en trascendentalismo cuando transforma en un deber lafijacin del he-
cho del progreso moral (la fijacin de un hecho que contradice el soporte
bsico del sistema crtico) 3~. Esto lo confirma Kant, en su Gemeinspruch:
Podr, por lo tanto, tener por cierto que el gnero humano se halla en un
avance constante en cuanto a la cultura, que progresa hacia mejor en
cuanto a la finalidad moral de su existencia y que esto puede ser interrum-
pido temporalmente, pero nunca quebrado de manera definitiva. No es a
mi a quien toca demostrar esta premisa: es a sus adversarios a quienes les
corresponder hacerlo con la suya. Pues yo me baso en mi deber innato...
de influir sobre la descendencia a fin de que sea cada vez mejor...> &.

Se trata de crear el reino de la libertad como idea constitutiva, trans-


formando desde sus cimientos la idea de proceso indefinido. Esta idea va
completndose y precisndose acerca de los hombres en sociedad, con re-
ferencia a la historia y el progreso, en los ltimos escritos de Kant. El
progreso indefinido es desplazado del plano del perfeccionamiento mo-
ral de la especie humana. A partir de aqu el progreso indefinido significa
desarrollo ininterrumpido de la especie humana hacia la libertad, hacia el reino
de la libertad Este reino de la libertad al que tiende el hombre y que, desde
una perspectiva antropolgica, significa la abolicin de la alienacin (el
restablecimiento de las buenas disposiciones, el tercer momento de la tra-
da mencionada), es descrito en los siguientes trminos: reino de la virtud.
reino de las buenas costumbres, mundo moral, sociedad basada en las le-
yes de la virtud 4.

39. HELLER, A.: oc, p. 82.


46. Gemeinspruch.... (W. XI. p. 167).
41. HELLER. A.: att. II. 6: Pp. 83-84.
El pmcesd liberador iniciado por Kant 391

Y as vemos cul es la aspiracin fundamental, en este proceso progre-


sivo, segn los principios kantianos de la razn: Debe crearse la rep-
blica, el Estado de derecho en el que la libertad y la necesidad estn de-
fendidas en el derecho.

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