Libertad en Kant
Libertad en Kant
Revlsra de Filosofta. 3Y poca. vol.V(1992), nm. 8. pgs. 373-391. Editorial Complutense. Madrid
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ral, y slo tambin en esta consideracin (la de una relacin que es natu-
ral a cada cual, y que cada cual tambin exige a los dems como deber)
place con una pretensin a la aprobacin de cada cual. De este modo se
establece la conexin valorativa entre tica y esttica, como se echa de ver
en la Metodologa del juicio teleolgico> de la misma obra, cuando se-
ala 2, a propsito de la teologa tica que el hombre no puede ser un fin
final de la creacin ms que como ser moral.
Recurrir a la razn transcendental kantiana es buscar ante todo la
igualdad y soberana de todos los hombres, que dar lugar a la verdadera
libertad, evitando que los bienes particulares relativos, siquiera sea la feli-
cidad o el poder, lleven al desprecio o sometimiento de unos por otros o a
la esclavitud de uno mismo, sometido a sus apetencias. Se trata, en la vi-
sin del sentido clarificador y prxico del filsofo de Knigsberg, de que
los hombres quieran, en cuanto seres finitos y racionales, que para ejer-
cer efectivamente su razn llegue a constituirse un mundo que sea una
bella totalidad moral perfectsima die Welt als ein schones moralisches
Ganze in ihrer ganzen Vollkommenheit darzustellen erforderr wird Y esto ~.
abstracta, sino que, por ser crtica, tiene que comprender entre los facto-
res integrantes imprescindibles en la realidad de los seres racionales hu-
manos, aquel sentimiento fundado en la razn que lleva a propiciar los
derechos humanos como ideales de la Ilustracin.
Asilo reconoce Agnes Heller. al referirse a la tica kantiana en este
sentido, citando al propio Kant~: De pronto suenan en el rigorista
Kant tonos que evocan la alegra que enlaza a millones de personas, to-
nos schillerianos, que recuerdan la Novena Sinfona. Pero el amigo de los
hombres (es decir, de la especie en su conjunto) es aqul que participa es-
tticamente de la ventura de todos los hombres (que se congratula)...; en
l alienta tambin la idea y la ponderacin de la igualdad entre los seres
humanos anlogamente a los hermanos en torno a un padre comn que
desea la felicidad de todos (MS., A 158). Son expresiones que no son
propias de una doctrina racionalista en trminos abstractos, sino que tra-
tan de poner en juego una convivencia natural contando con los afectos
humanos; que hagan grata esa convivencia sin que deje de ser racional.
Y la escritora contina as: El hombre virtuoso ya no tiene que hacer
abstraccin de todas las inclinaciones naturales, y no se ve obligado a
hacer el bien sin alegra. Slo ha de purificarse de la capacidad de ape-
tencia inferior, pero no de sus caractersticas esttico-sensibles, que
pueden fundirse ahora en la ms bella armona con sus virtudes>. La
gimnstica tica consiste as slo en la lucha contra los impulsos natura-
les y alcanza su medida cuando es capaz de dominar las trampas que
amenazan y ponen en peligro a la moralidad 6, Con ello, esta moralidad
es tambin la que hace feliz hondamente al tomar conciencia de la liber-
tad conquistada. Se trata de mantener la moralidad con los criterios
propios de la razn, mas no vetando que, a los principios determinantes
de la razn, pueda acompaarles la fuerza y el afecto del sentimiento.
Estos aspectos que podemos llamar humanizantes en la tica kantia-
na, tienen que referirse como insistiremos ms adelante a la convi-
vencia de la comunidad de los hombres, en cuanto valores de la especie,
y acoger los sentimientos estticos, hasta poder pensar que el sentimiento
moral es el ms importante entre ellos~. Esto aproxima la tica kantiana a
en generaL Desde nuestro propio punto de vista, de los sentimientos estticos, el senti-
miento moral es el ms importante. Ahora bien, tampoco es el sentimiento moral el que
configura el imperativo categrico; pero es la primera premisa para que el hombre sea
consciente del imperativo categrico: <Sin ningn sentimiento moral no existe el hom-
bre. pues con una falta total de predisposicin a este sentimiento, estara moralmente
muerto. Pero la sensibilidad moral no es otra cosa sino predisposicin del libre ar-
bitrio para ser movido por la pura razn prctica (M 5., A 35, 36). El hombre, en tan-
to que ser moral, tiene dos races. Una es el imperativo categrico en la razn prctica
pura, la otra es la sensibilidad moral en el libre arbitrio. De manera anloga, deviene
ahora tambin la conciencia un sentimiento de la especie. En la primera tica del impe-
rativo categrico mismo asuma la funcin de la conciencia, ahora se convierte en una
capacidad separada: cualquier hombre en tanto que ser moral, posee (esa capacidad)
originariamente en s mismo <ibid.). Y aqu se hace patente en qu direccin apuntan
las modificaciones que introdujo Kant con la Metafisica de las costumbres en su propia
tica. se propona, conservando su concepcin bsica, acoger en su tica todos los va-
lores que haban sido desarrollados por la otra gran tendencia tica de su poca. (de
Shaftesbury a Schiller y Goethe): el ideal del hombre armnico, la unin de la virtud y
la belleza, la categora del sentimiento de la generalidad). A. HELLER, C. 1. II. 6. Pp.
93-94.
8. tiber den Gemeinspnch..., A 235. 236: (W.. Xl, Pp. 145-146).
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obra que, por muy imbuida del ingenuo progresismo que pueda parecer su concep-
cin, tiene su sabidura. No se propone, siguiendo el modelo de la racionalidad instni-
mental, denunciar las viejas leyes como meras palabras y fantasas. La verdadera idea
de la libertad consiste en liberarse completamente de la racionalidad finalista en el
mbito de las relaciones humanas, sin exluir su forma sutil de fe en la inmortalidad
personal, a la que sigue siendo inherente una relacin medios-fines. Dice Lessing en
este sentido: Llegar, no cabe duda de que llegar el tiempo de la perfeccin, pues el
hombre, cuando ms convencido est su entendimiento de un futuro cada vez mejor.
dejar de tener necesidad de atraer motivaciones para sus actos de ese futuro, puesto que
har el bien porque es el bien...,, A. HELLER: GIL. 1, p. 7.
14. Montaigne fue uno de los primeros pensadores modernos que proclamaron la
necesidad de que la moral se desligase de todo vinculo religioso, que postul una moral
no impuesta por preceptos legales o religiosos, de una moral que brotase de sus pro-
pias races, de las simientes de la razn general>; pues bien, tambin Kant se pregunta
involuntariamente si acaso el corazn del hombre no encerrar preceptos directamen-
te morales y si, para que el hombre se mueva aqu con arreglo a su destino, no deber
ser equiparado a lo que sern las mquinas en el otro mundo. Pero afiade que los ver-
daderos y esenciales fines del hombre no pueden concebirse como dependientes de ta-
les medios, los cuales no podrian hallarse jams a disposicin de todos los hombres, y
con ello nos lleva, al mismo tiempo, a otra rbita de pensamientos y de vida: nos tras-
lada directamente a un terreno en que percibimos la tnica fundamental de la Profe-
sin deje del vicario saboyano. CASSIRER, E.: Kant p. 108.
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vlida para los actos morales del individuo; desde el punto de vista del
imperativo del deber en la vida del Estado y en la constitucin poltica; fi-
nalmente, en aquel sentido cosmopolita que hace extensiva la idea de la
organizacin jurdico-moral a la totalidad de los pueblos y los estados,
convirtindolo as en ideal de un derecho internacional de validez ab-
soluta 5.
Entre las muchas referencias de Kant a esta proyeccin del deber mo-
ral en el modo de constituirse la sociedad de ciudadanos libres, conforme
al pacto originario de la voluntad de todos, podemos referimos, preferente-
mente, a su siguiente propuesta: En todo ser comn tiene que haber una
obediencia, bajo el mecanismo de la constitucin del Estado segn leyes
obligatorias (que afectan al todo), pero asimismo un espritu de libertad,
pues cada uno desea ser convencido mediante la razn, en lo referente al
deber general de los hombres, para que esta obligacin sea legtima y no
caiga en contradiccin consigo misma. Lo primero sin lo ltimo es la
causa de todas las sociedades secretas. Pues se da una vocacin natural
de la humanidad a comunicarse unos con otros particularmente en aque-
llo que interesa a los hombres de manera general; puesto que aquellas so-
ciedades no tendran lugar si se favoreciera esta libertad. De dnde, s
no, podran venir al gobierno los conocimientos para promover su propio
propsito esencial, que no sea dejando manifestarse el espritu de la li-
bertad, tan respetable en su origen y en sus efectos? 6~
Esta proyeccin social, con la intencin pedaggica de la Ilustracin,
hace que Cassirer, a su vez, la encuentre plenamente establecida en la fi-
losofa prctica kantiana, en torno al problema de las relaciones entre la
tica y la poltica 7. En este mismo sentido se pronuncia Philonenko ~, in-
sistiendo en el modo como Kant incide con su filosofa en la aplicacin
social. Kant se esforzar por esclarecer la relacin de la teora y de la
praxis en el horizonte que define la razn prctica. El distingue tres mo-
mentos esenciales. Esta relacin debe examinarse efectivamente en la
moral en general, en la poltica y en los problemas cosmopolticos.
Cuando Kant se refiere al derecho en la constitucin del Estado, siempre
tratar de salvaguardar la libertad en virtud del pacto originario. Esta li-
bertad que es fundamento de la moralidad tambin lo es para la socie-
dad, por lo que Yvon Belaval lo hace constar a propsito de La revolu-
cin kantiana 9 La vida moral reside, por entero, en el sentimiento no
patolgico, no emprico (aunque sea en forma de sentido moral) de de-
ber: aunque nos negramos a comparar el imperativo categrico con el
instinto divino que invoca el Vicario saboyano, por lo menos, todos esta-
ran de acuerdo, la autonoma parece ser una transposicin de la libertad
civil, sobre la que se funda el contrato social; y Kant no es menos parti-
dario que Rousseau del derecho natural subjetivo.
Constantemente aparece esta vinculacin, valoracin moral-sociedad,
de acuerdo con el ambiente prerrevolucionario del siglo. La misma ideali-
zacin de la Revolucin francesa est fomentando de continuo en la filo-
sofia prtica de Kant el que el ser racional humano viva con soberana
personal y libertad. As lo interpreta tambin Agnes Heller, en su Crtica a
la ilustracin 20 Por todas estas razones, la reflexin terica de Kant, en su
vertiente prctica, une tan estrechamente su filosofa moral con su filoso-
ifa social y fundamenta el derecho en el Estado, diferenciando claramen-
te, a su vez, entre moral y derecho. Pero la eficacia de esa moralidad, de-
terminando autnomamente a la voluntad, para conducirse con eficacia
en la praxis, supone una ejercitacin pedaggica de la razn misma, para
que el hombre acte como mayor de edad. Este aspecto de una filosofia
crtica kantiana, que no se reduce a teora del conocimiento, ni a lo que pu-
diramos llamar criticismo puro, sin salir al campo de la operatividad. es
la preocupacin constante de Jean Lacroix2l de ver en Kant al filsofo
fundador de una metafisica prctica o, quiz mejor, practicante. Lejos de
estar superado el pensamiento kantiano, puede presentarse as, por el con-
trario, como un pensamiento instaurador.
De la tica kantiana, considerada en esta pmyeccin de hombres libres,
viene a decir Agnes Heller, al mirarla con su aguda reflexin critica, que
es la inica tico democrtica consecuente posible 22, El propio Kant, lo mis-
20. De pronto se pone de manifiesto y adems por boca misma de Kant algo
inesperado en l, que la pura idea puede despenar en los hombres pasiones que son
incapaces de despertar el dinero, el poder y los honores; que el hombre egoista por
naturaleza,,, es capaz tambin por naturaleza,> de prescindir de todas sus apetencias
egoistas y sacrificarse por su causa. de la que no espero ninguna utilidad para si misma
De momento digamos slo que Kant acept en principio la poltica de motivacin mo-
ral, pero estimaba que eso iba contra la naturaleza humana Seriamos unilaterales
si, hablando de la influencia de la Revolucin francesa sobre la antropologa de Kant
no tuvisemos en cuenta tambin esta experiencia. La moral no debe ser desptica,
pues esto contradice la naturaleza humana: ninguna moral tiene el derecho de decidir en
qu ha de consistir la felicidad de otro. HELLER, ox., II, 6, p. 83.
21. Cfr. Jean LACRoIX: Kant et le kantisme, pp. 121-122; Paris. PUF., 1966.
22. ... vamos a hacer abstraccin por un momento de las categoras del sistema
kantiano para dejar constancia de que su filosofia moral puramente formal, que di-
suelve,> al individuo en la idea de la especie humana, es la nica tica democrtica con-
secuente posible en un mundo que aunque tal vez no de un modo tan homogneo co-
mo Kant pensaba efectivamente est regido por los intereses, en un mundo en el que
el desarrollo de la riqueza de la especie deprava realmente al individuo, en el que hay
unas posibilidades tan dispares para el desarrollo de las capacidades de cada cual, en
el que la aristocracia> de nacimiento y de aptitudes determina tan decisivamente el
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honores, que un hombre sensato que pudiera realizarla por segunda vez
con la esperanza de un resultado feliz jams se resolvera sin embargo a
repetir este experimento a ese precio; esa revolucin, digo, encuentra en
los espritus de todos los espectadores (que no estn comprometidos ellos
mismos en este juego) una simpata rayana en el entusiasmo y cuya mani-
festacin, que lleva aparejado un riesgo, no poda obedecer a otra causa
que una disposicin moral del gnero humano....
La realizacin de una sociedad nueva, como la pretendi la Revolu-
cin francesa, despert gran entusiasmo en Kant, como ste supone que lo
obr en los espritus de todos sus espectadores, a pesar del riesgo que su-
puso y hasta de sus no deseables truculencias. Esa expectacin de los esp-
ritus ante el cambio de sociedad, Kant la ve como prueba de la disposi-
cin moral del gnero humano, pues en ese conflicto aparece la preten-
sin de la consideracin racional humana en la sociedad, por tratarse de
un inters tan general y a la vez tan desinteresado.., demostrando as (a
causa de la generalidad) un carcter de la humanidad toda, y tambin (a
causa del desinters) un carcter moral de la misma.
Esta vinculacin de la filosofa de Kant con su poca histrica la reco-
ge acertada y expresamente Cassirer, invocando a su vez los textos kantia-
nos ms directos. Estudiando la teora kantiana del derecho 24, este kan-
tiano eminente escribe: Cierto es que la metodologa en que Kant se apo-
ya para esto, en nada parece distinguirse, a primera vista, de los mtodos
del derecho natural empleados por la filosofa del derecho de toda la
poca de la Ilustracin y de la Revolucin. La teora del contrato social
do, el hombre dentro del Estado, haya sacrificado a un fin una parte de su
libertad salvaje y sin ley para recobrar sin menoscabo su libertad general
en una dependencia sujeta a la ley, es decir, en un rgimen jurdico, pues
esta dependencia nace de su propia voluntad legislativa.
Se trata de salvaguardar la libertad sujeta a la ley, en un rgimen jur-
dico, que no es ya aquella libertad salvaje, sin ley. La libertad es la misma
que obraba en el ejercicio moral, desde la autonoma de la voluntad por la
cual la ley se determina, precisamente, desde su propia voluntad legisla-
tiva>.
Tendr que ser, en todo caso, una comunidad moral de los hombres a la
que est aludiendo constantemente Kant con su preocupacin prtica en
los ltimos escritos. En los aos noventa, escribe Agnes l~1eller2. aparece
como fundamentacin de la relevancia de la nueva filosofa de la historia
la idea relativa a la interaccin entre los hombres inteligibles: la idea de la
comunidad moral de los hombres. (Ya se dijo anteriormente que la premisa
antropolgica a este respecto constituye la modificacin de la contraposi-
cin entre yo inteligible y yo emprico y su transformacin en una contra-
posicin en e/seno de una unidad). A partir de ah la influencia de la moral
sobre el mundo emprico slo es concebible bajo la perspectiva de que
aparezca una sociedad de individuos guiados por leyes morales, una igle-
sia mora En la medida en que la comunidad moral se generaliza segn
las leyes de la virtud, se realiza el reino de la libertad. Accede a su realiza-
cin plena cuando las leyes de la sociedad moral devienen leyes pblicas y
el Estado civil de derecho se convierte as en un Estado tico burgus.
Esto, ciertamente, es la realizacin plena de la libertad.
Esto es algo necesario para la plena realizacin del ser humano, que
siendo fin en s mismo, ha de cumplir sus fines por respeto a la ley, convi-
viendo en sociedad, moralmente. El dominio del buen principio, en la
medida que los hombres pueden influir en este sentido, no puede alcan-
zarse, por lo tanto..., sino a travs de la ereccin y difusin de una socie-
dad dirigida por las leyes de la virtud y creada a tal fin; una sociedad con-
cebida para albergar en su seno al conjunto del gnero humano, guiado
por la razn a la renuncia y al deber 27
Este respeto a la libertad de las personas no es lcito transgredirlo ni si-
quiera para imponer la virtud a los dems. Heller lo comenta citando a
Kant 2S: Una sociedad slo puede acceder a un fundamento moral de ma-
nera libre (por libre voluntad); jams la codificacin jurdica puede ser
punto de llegada y resultado de la voluntad comn de todos. Kant formu-
la muy apasionadamente esta leccin: Pero ay del legislador que quiera
imponer con la violencia una constitucin dirigida a una finalidad de ca-
29. Doy al mundo. en la medida en que sea conforme a todas las leyes ticas (co-
mo puede serlo gracias a la libertad de los seres racionales y como debe serlo en virtud
de las leyes necesarias de la moralidad, el nombre de m u n do mo r a 1. En tal senti-
do. ste es concebido como meramente inteligible, ya que se prescinde de todas las
condiciones (fines) e incluso de todos los obstculos que en l encuentra la moralidad
(debilidad o corrupcin de la naturaleza humana). No es, por tanto, ms que una idea,
pero una idea prctica, que puede y debe tener su influencia real sobre el mundo de
los sentidos para hacer de ste lo ms conforme posible a esa idea. Consiguientemen-
te. la idea de un mundo moral posee realidad objetiva, no como s se refiriera al objeto
de una intuicin inteligible (objeto que no podemos concebir en modo alguno), sino
como refirindose al mundo sensible, aunque en cuanto objeto de la razn pura en su
uso prctico y en cuanto corpus mysticum de los seres racionales de ese mundo, en la
medida en que la voluntad libre de tales seres posee en s. bajo las leyes morales, una
completa unidad sistemtica, tanto consigo misma como respecto a la libertad de los
dems. KANT: C. r. p.. A 808, B 836: II, cap. 2, 1, Canon de la razn pura; 2, El ideal
del bien supremo.
30. Cfr. CAS5IRER, E.: oc., pp. 465-466.
31. GOLDMANN, L.: Introd. a la filosofla de Kant, pp. 17 y 19. 13. A.. Amorrortu,
1974.
El proceso liberador iniciado por Kant 387
ra: los conceptos de universo y de totalidad se ligan estrechamente dentro
del pensamiento kantiano con el de comunidad humana>.
Como testimonio de un estudio comparativo que atiende en Kant a la
proyeccin de su filosofa prctica en la sociedad, en este caso, en com-
peracin con Rousseau, tan frecuentemente aludido, podemos ver el es-
tudio de Edna Kryger sobre La notion de libert chez Rousseau a ses rpercus-
sions surKant32, que se refiere a la creacin de un Estado en el que la con-
vivencia social se conforme a la justicia: De este modo el derecho mismo
no es a priori, sino una conclusin sacada a partir de premisas apriricas:
si nosotros queremos una situacin en la que sea posible la justicia, he-
mos de establecer un Estado de derecho, es decir, pronunciamos por un
pacto social. Mientras que para Rousseau el pacto social crea la justicia.
Kant piensa que al pacto social no le corresponde ms que hacer posible la
aplicacin de la justicia>.
Proceso liberador
32. KRYGER, Edna: La notion de libert chez Rousseau et ses rpercussions Sur Kant pp.
195-196: Paris. Lib. A. G. Nizet, 1979.
33. Ideen zu einer algemeinen Geschichte in weltblirgerlicher Absicht, 8*. A 407; (W.. XI.
p. 47).
34. WEIL, Eric: Pmblnzes kantiens. p. 116.
35. GOLDMANN. L.: oc.. pp. 221-222.
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