El Maestro Como Formador y Cultor de La Vida
El Maestro Como Formador y Cultor de La Vida
El Maestro Como Formador y Cultor de La Vida
ISSN: 1794-2489
[email protected]
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Colombia
Remolina De Cleves, Nahyr; Velsquez, Bertha Marln; Calle M., Mara Graciela
El maestro como formador y cultor de la vida
Tabula Rasa, nm. 2, enero-diciembre, 2004, pp. 263-281
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Bogot, Colombia
Resumen
El presente artculo describe y reflexiona sobre el proceso histrico del quehacer pedaggico
y los aspectos fundamentales del maestro como formador y cultor de vida, desde la antige-
dad hasta los albores del siglo XXI. El maestro autntico posee unas caractersticas esenciales
que lo distinguen como lder, formador y forjador de personas, potenciador de saberes y
valores que coadyuvan al desarrollo humano. No slo ensea contenidos e instruye sino que
educa con las actitudes y ejemplos de vida. Se presentan aqu las cualidades del maestro
integral en que se conjugan el conocimiento cientfico, las virtudes intelectuales, el sentido
humanista, la visin prospectiva, creadora y transformadora, la defensa de la verdad y de la
vida, el cultivo de los valores ticos, la edificacin innovadora de la cultura y el compromiso
permanente de educar para la libertad.
Abstract
This article describes and reflects upon the historic process of pedagogy and the fundamen-
tal aspects of the teacher as creator and cultivator of life, from antiquity to the present
century. The authentic teacher has essential characteristics that distinguish him / her as leader
and mentor of people, facilitator of knowledges and values that propel human development.
Not only does (s)he teach and instruct but also educate in attitudes and examples of life. The
qualities of the integral teacher are presented here conflating scientific knowledge; intellectual
virtues; humanistic sense; prospective, creative and transformative vision; the defence of
truth and life; the cultivation of ethical values; the innovative edification of culture and the
permanent commitment to educate in the name of freedom.
Tabula Rasa. Bogot - Colombia, No.2: 263-281, enero-diciembre de 2004 ISSN 1794-2489
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Por tal razn, se expone aqu la imagen tico-axiolgica del maestro de todos los
tiempos, los nuevos paradigmas que orientan su comportamiento y actitudes como
ejemplo vivencial para quienes son objeto de su acompaamiento, opciones que ha
de tomar ante los avances de la biotica, la ciencia y la tecnologa, su compromiso
permanente con la verdadera educacin para acceder a los dominios de la excelen-
cia, a la superacin de la mediocridad. Como lder formador, debe privilegiar la
vida por sobre aquellos intereses que atentan contra ella, darle sentido a su quehacer
mediante la potenciacin no slo de saberes sino de valores esencialmente humanos.
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El maestro, segn lo consideraban los griegos, era quien formaba el carcter del
discpulo y velaba por el desarrollo de su integridad moral, orientada a la forma-
cin del alma y al cultivo respetuoso de los valores ticos y patriticos. Scrates,
como gran educador y maestro persuada a los jvenes y a los viejos que no se
preocuparan tanto por su cuerpo y por la fortuna como por la perfeccin de su
alma. Scrates, en el transcurso del tiempo, caracteriza ms concretamente el
cuidado del alma como el cuidado por el conocimiento del valor y de la verdad.
Insiste en que el maestro debe orientar a los estudiantes para que obren bien
(entendido esto como lo verdaderamente til, saludable y, por tanto, a la par, lo
gozoso y lo venturoso), puesto que es lo que lleva a la persona a la realizacin de
su ser (Jaeger 1994:422-425).
La educacin era concebida por los griegos como una cultura espiritual y aristo-
crtica que distingue a una nacin; a sta se suman la sabidura popular, primitivas
reglas de conducta, preceptos ticos, supersticiones populares, creencias mticas,
antiguas tradiciones orales con raigambre en la poesa de Hesodo. La aret o
virtud es el concepto o principio bsico enlazado al ideal caballeresco, guerrero y
cortesano; es por ello que en el concepto de la aret se concentra el ideal educa-
dor de este periodo en su forma ms pura (Jaeger 1994:19-21). Por consiguiente,
la educacin se fundamentaba en la aret o atributo propio de la nobleza; aristocra-
cia del espritu y educacin selecta que distingue a cada persona. El hroe, en el
sentir homrico, posee la aret, don de la virtud, que procede del olimpo.
Los griegos saban valorar, conocer y discriminar los actos pedaggicos de aque-
llos que no lo eran; en primer lugar, atendan al poseedor del conocimiento; en
segundo lugar, a la identificacin del producto de la obra de quien presumiblemente
era dueo del saber y, en tercer lugar, a la manera como este sabio valoraba su
propio saber.
Scrates es el smbolo del educador por excelencia entre los griegos y como tal ha
sido reconocido por generaciones posteriores de filsofos, pues se ha constituido
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Como maestro de todos los tiempos, Scrates ensea a ensear fuera de los
recintos cerrados, en los ambientes de la plaza de mercado y en los gimnasios; no
es un acadmico de la enseanza, l mismo asegura que no se dedica a ella ni tiene
alumnos, sino camaradas. Sin embargo, con ese mtodo y esa dialctica de la
sencillez, educa; es un maestro que basa sus enseanzas en la aret o virtud. Vemos
cmo las aretai o virtudes que la polis griega asocia casi siempre a esta palabra, la
valenta, la ponderacin, la justicia, la piedad son excelencia del alma en el mismo
sentido que la salud, la fuerza y la belleza son virtudes del cuerpo, es decir, son las
fuerzas peculiares de las partes respectivas en la forma ms alta de cultura de que
el hombre es capaz y a la que est destinado por su naturaleza. La virtud fsica y
la espiritual no son, por su esencia csmica, sino la simetra de las partes en cuya
cooperacin descansan el cuerpo y el alma (Jaeger 1994:421 nfasis en el origi-
nal), lo cual indica que la verdadera educacin humanista debe ser integral e inclu-
ye todas las dimensiones del hombre.
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Respecto de la modernidad, Blas Matamoros (10:24) dice que sta puede enten-
derse como un plexo de valores que se organiza a partir del Renacimiento entre
los siglos XIII y XV y se refuerza con la Ilustracin (en el siglo XVIII). Entre
esos valores, se afianz en la racionalidad y la libertad con base en la ciencia y la
tcnica construida por el ser humano. Durante la poca del renacimiento euro-
peo, este movimiento cultural se manifest a travs de una nueva estructura social
con grandes cambios cientficos, polticos y tcnicos. No obstante, en el ltimo
cuarto del siglo XVIII, manifestaba su decadencia anunciando su fin: causa de
este fenmeno, son la revolucin francesa, las ideas de los enciclopedistas ilustra-
dos como Juan Jacobo Rousseau, Francisco Mara Arouet (Voltaire), Diderot y
Carlos de Secondat (Barn de Montesquieu) entre otros; la racionalidad de estos
ilustrados y de quienes opinaron que la presencia de la razn, en la Historia,
conduca a la revolucin y a la transformacin de las estructuras sociales.
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Por otra parte, segn Luis Gonzlez Seara,2 la educacin moderna tena la mi-
sin de formar ciudadanos y, as, aparecan vinculados de una forma estrecha la
enseanza, la nacin estado, la propia democracia; se dedicaba a promover la
adhesin a la comunidad nacional, al desarrollo de un sistema ms secularizado
de derechos y de libertades, que fueron configurando este mundo de la demo-
cracia y del mercado en el que vivimos. Este planteamiento educativo que hizo
la modernidad, resulta hoy, primeramente, discutible, aunque algunos quieran
seguir apegados a ese modelo modernizador de la escuela general de calidad
extendida a todo el mundo, que funda ese gran proyecto colectivo: nacin,
democracia, mercado.
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Es por esta razn que la disencin ldica del momento postmoderno no puede
ser ignorado, ni disminuido y demuestra claramente que lo ldico no necesita ser
ni frvolo ni reaccionario. La autonoma y emancipacin pasan a travs de la
razn. Llegar a ser autnomo implica ser conscientes de los lmites de la razn.
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3. El maestro contemporneo
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acuerdo con el autor citado, el autntico lder debe tener una nueva filosofa de
vida, una concepcin prospectiva del mundo y de las relaciones humanas que le
permitan vivir con autenticidad, al dar y recibir; de esta manera, coadyuva al
desarrollo integral de la sociedad del futuro.
El maestro sabe que est en juego una vida, y eso entraa una gran responsabili-
dad tica, moral, poltica y humana. Con estas expresiones subrayamos que , al
hablar de vida humana, no nos limitamos exclusivamente al aspecto biolgico,
al fenmeno comn en los humanos y en los dems seres vivientes, sino precisa-
mente a lo que es ms propio del ser humano: desarrollo integral de todas las
potencialidades de la persona.
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El primer paso que debe tener en cuenta el maestro, es quitar del propio espritu
y del ajeno el temor a la libertad. Los humanos, individualmente y en la sociedad,
experimentan un natural temor ante la autonoma, tal vez por recelo a lo desco-
nocido prefieren la comodidad de lo conocido y seguro a la incertidumbre de
los caminos que han de construir. Por tanto, el maestro debe, ante todo, ser un
animador en la educacin para la autonoma, antes que pastor de conformistas.
El maestro de la libertad debe armarse de enorme comprensin ante las fallas y
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El Papa Juan XXIII en su encclica Pacem in Terris, hace nfasis en los derechos
que asisten a la persona humana; todos los hombres de cualquier raza y condi-
cin, por su dignidad de persona, tienen el derecho inalienable a una educacin
que responda al propio fin, al propio carcter, al diferente sexo, a la cultura y a las
tradiciones patrias, y, al mismo tiempo, abierta a las relaciones fraternas con otros
pueblos, para fomentar en la tierra la unidad verdadera y la paz (Juan XXIII
1965:1).
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La tica, motor de las acciones del docente, dentro del contexto posmoderno, ha
contrado fuertes vnculos con la calidad de vida en todos los sentidos, que es un
asunto primero de valores y luego de hechos. Aunque se insiste acerca de ese
mximo absoluto que es la vida, de su sacralidad, en torno a la cual se debe
ensear la valoracin y el respeto a la misma; hay quienes sostienen basados en la
ley natural, en los juicios prudenciales, en los medios ordinarios y extraordinarios
que para defender la vida, es necesario sacrificar a la misma vida, como en el caso
de la eutanasia, de un enfermo terminal en estado vegetativo, de los nios siameses
unidos por la cabeza, el pecho o la pelvis si uno de ellos muestra signos vitales
normales, y el otro se halla dbil, es preciso sacrificar a ste para que viva el
primero. Si la futura madre afronta un embarazo riesgoso y pone su vida en
peligro al dar a luz, es necesario optar por la vida del nio o de la madre segn las
opciones familiares. Desde esta perspectiva, los absolutos o relativos de la tica
son teleolgicos o deontolgicos considerando la conducta humana as como las
excepciones que exigen la experiencia y las circunstancias.
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camino. Para Kant este proceso consiste en un progreso del gnero humano
hacia lo mejor, idea heredada por el filsofo de su maestro, el racionalista Wolf;
se deduce de ella que la educacin contribuye a la perfectibilidad humana. Cree
que el hombre es lo que la educacin hace de l, pues la naturaleza se desarrolla
cada vez mejor mediante aqulla que puede adquirir una forma adecuada para la
humanidad, lo cual abre nuevas perspectivas de felicidad para la especie. El bien-
estar de las actuales y futuras generaciones depende, desde luego, de una ptima
educacin dirigida por maestros idneos, desde el punto de vista intelectual,
emocional y tico.
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