Antropologia Del Cuerpo y Modernidad
Antropologia Del Cuerpo y Modernidad
Antropologia Del Cuerpo y Modernidad
David Le Breton
INTRODUCCION
En este trabajo se realiza un estudio del mundo moderno desde una perspectiva antropolgica y sociolgica cuyo hilo
conductor es el cuerpo.
El hombre no existir sin el cuerpo, que le proporcionara un rostro. Vivir consiste en reducir continuamente el mundo del
cuerpo, a travs de lo simblico que este encarna. La existencia del hombre es corporal, por estar en el centro de la accin
individual y colectiva, en el centro del simbolismo social.
Nada es ms misterioso, para el hombre, que el espesor de su propio cuerpo. Y cada sociedad se esforz, en un estilo
propio, por proporcionar una respuesta singular a este enigma primario en el que el hombre se arraiga. Cada sociedad
esboza, en el interior de su visin del mundo, un saber singular sobre el cuerpo: sus constituyentes, sus usos, sus
correspondencias, etc. Le otorga sentido y valor. Las concepciones del cuerpo son tributarias de las concepciones de la
personas. As, muchas sociedades no distinguen entre el hombre y el cuerpo como lo hace el modo dualista al que esta tan
acostumbrada la sociedad occidental. En las sociedades tradicionales el cuerpo no se distingue de la persona. Las materias
primas que componen el espesor del hombre son las mismas que le dan consistencia al cosmos, a la naturaleza.
El cuerpo moderno pertenece a un orden diferente. Implica la ruptura del sujeto con los otros, con el cosmos y consigo
mismo. El cuerpo occidental es el lugar de la censura, el recinto objetivo de la soberana del ego. Es la parte indivisible
del sujeto, el factor de individuacin en colectividades en las que la divisin social es la regla.
Nuestras actuales concepciones del cuerpo estn vinculadas con el ascenso del individualismo como estructura social, con
la emergencia de un pensamiento racional positivo y laico sobre la naturaleza, con loa regresin de las tradiciones
populares locales, y tambin, con la historia de la medicina que representa, en nuestras sociedades, un saber en alguna
medida oficial sobre el cuerpo.
Sin embargo, ni siquiera en nuestras sociedades occidentales hay unanimidad respecto de las concepciones del cuerpo.
Las hay ms difusas, ms o menos familiares o coherentes, que siguen teniendo influencia sobre los sujetos, y
alimentando las medicinas tradicionales o las nuevas medicinas.
Un nuevo imaginario del cuerpo surgi en los aos sesenta. El hombre occidental descubre que tiene un cuerpo y la
noticia se difunde y genera discursos y practicas marcados con el aura de los medios masivos de comunicacin. El
dualismo contemporneo opone el hombre y el cuerpo. En las sociedades occidentales, el cuerpo es el signo del individuo,
el lugar de la diferencia, de su distincin. Paradjicamente, al mismo tiempo esta disociado de l a causa de la herencia
dualista que sigue pesando sobre su caracterizacin occidental. As es posible hablar de la liberacin del cuerpo
enunciado que olvida que la condicin humana es corporal, que el hombre es indiscernible del cuerpo que le otorga
espesor y sensibilidad de su ser en el mundo. Es fcilmente demostrable que las sociedades occidentales siguen basndose
en un borramiento del cuerpo que se traduce en mltiples situaciones rituales de la vida cotidiana. Como el prejuicio ante
el contacto fsico con el otro, la angustia difusa que provocan, la situacin marginal del loco o de los ancianos. Si existe
un cuerpo liberado es el cuerpo joven, hermoso, sin ningn problema fsico. En este sentido, solo habr liberacin
cuando haya desaparecido la preocupacin por el cuerpo. Y estamos muy lejos de esto. La medicina clsica tambin hace
del cuerpo un alter ego del hombre, cuando cura al hombre enfermo no tienen en cuenta su historia personal, su relacin
con el inconsciente y solo considera los procesos orgnicos.
El cuestionamiento radical de la nocin de persona que existe actualmente da cuenta, de la importancia social de la
medicina que se ha convertido en una de las instituciones ms importantes de la modernidad. Muchas cuestiones ticas de
nuestro tiempo, entre las ms cruciales, estn relacionadas con el estatuto que se le otorga al cuerpo en la definicin social
de la persona: procreacin asistida, explosin de la paternidad, ablacin y trasplante de rganos, manipulacin gentica,
prtesis, etc.
Captulo 1
LO INAPREHENSIBLE DEL CUERPO
El misterio del cuerpo.
Las representaciones sociales le asignan al cuerpo una posicin determinada dentro del simbolismo general de la sociedad.
Sirven para nombrar las diferentes parte que lo componen y las funciones que cumple, hacen explicitas sus relaciones,
penetran el cuerpo para depositar all imgenes precisas, le otorgan una ubicacin en el cosmos y en la ecologa de la
comunidad humana. Este saber es cultural. Le permite al sujeto otorgarle sentido al espesor de su carne, vincular sus
enfermedades o sufrimiento con causas precisas y segn la visin del mundo de su sociedad; le permite conocer su
posicin frente a la naturaleza y al resto de los hombres a travs de un sistema de valores. As el cuerpo es una
construccin simblica, no una realidad en s mismo.
El cuerpo parece algo evidente, pero nada es, ms inaprensible que l. Nunca es un dato indiscutible, sino el efecto de una
construccin social y cultural. La concepcin que se admite con mayor frecuencia. Encuentra su formulacin en el saber
que proviene de la biologa y de la medicina. Est basado en una concepcin particular de la persona, la misma que le
permite decir al sujeto mi cuerpo, utilizando como modelo el de la posesin. Esta representacin naci con el desarrollo
del individualismo a partir del Renacimiento.
La actual explosin de saber sobre el cuerpo convierte la anatomo-fisologia en una teora entre otras, aunque sigue siendo
la dominante, denota otra etapa del individualismo, la de un repliegue an ms fuerte sobre el ego: la emergencia de una
sociedad en la que la atomizacin de los sujetos se convirti en un hecho importante. En estas sociedades, la iniciativa se
revierte mucho ms sobre los sujetos, o sobre los grupos, que sobre la cultura que tiene una tendencia a convertirse en un
mero marco formal.
Presenciamos hoy una aceleracin de los procesos sociales sin que haya un acompaamiento de la cultura. Es posible
descubrir un divorcio entre la experiencia social del agente y su capacidad de integracin simblica. el resultado es una
carencia de sentido que hace difcil la vida. A causa de la ausencia de respuesta cultural para guiar sus elecciones y sus
acciones, el hombre se abandon a sus iniciativas, a su soledad, desvalido ante un conjunto de acontecimientos esenciales
de la condicin humana: la muerte, la enfermedad, la soledad, el desempleo, el envejecimiento, la adversidad. En la duda,
a veces en la angustia, conviene inventar soluciones personales. Profliferan las soluciones personales con el objetivo de
cubrir las carencias de lo simblico tomando ideas de otras tramas culturales o por medio de la creacin de nuevas
referencias.
A nivel corporal se produce la misma dispersin de las referencias. El cuerpo de la modernidad se convierte en un melting
pot muy cercano a los collages surrealistas. Cada autor construye la representacin que l se hace del cuerpo,
individualmente, de manera autnoma, aun cuando la busque en el aire de los tiempos, en el saber de divulgacin de los
medios masivos de comunicacin, o en el azar de sus lecturas o encuentros personales.
Captulo 2
EN LAS FUENTES DE UNA REPRESNETACION MODERNA DEL CUERPO: EL HOMBRE ANATOMIZADO
El cuerpo popular
La civilizacin medieval y renacentista, son una mezcla confusa de tradiciones populares locales y cristianas. Se trata de
un cristianismo folklorizado. El hombre no de distingue de la trama comunitaria y csmica en la que est inserto, esta
amalgamado con la multitud de sus semejantes sin que su singularidad lo convierta en un individuo en el sentido moderno
del trmino.
Para que la individuacin a travs de la materia, es decir, a travs del cuerpo, sea aceptable en el plano social, habr que
esperar el desarrollo del individualismo. Solo entonces, el cuerpo ser propiedad del hombre y no ms su esencia.
En las colectividades humanas de tipo tradicional, holistas, reina una especie de identidad de sustancia entre el hombre y
el mundo, un acuerdo tcito sin fracturas en el que intervienen los mismos componentes. El individualismo y la cultura
erudita introducen la separacin.
Para poder aislar algunas de las representaciones del hombre y su cuerpo anteriores a las actuales, es necesario analizar la
fiesta popular medieval, en el jbilo del Carnaval, los cuerpos se entremezclaban sin distinciones, participan de un estado
comn: el de la comunidad llevada a su incandescencia. Cada hombre participa de la efusin colectiva, los principios ms
sagrados son tomados en solfa por los bufones, los locos, los reyes del Carnaval; las parodias, las risas, estallan por
doquier. El carnaval instituye la regla de la transgresin, lleva a los hombres a una liberacin de las pulsiones
habitualmente reprimidas.
Por el contrario, las fiestas oficiales instituidas por las capas dirigentes no se la alejan de las convenciones habituales, no
ofrecen un escape hacia un mundo de fusiones. Estn basadas en la separacin, jerarquizan a los sujetos, consagran los
valores religiosos y sociales y, de este modo, afirman el germen de la individualizacin de los hombres. El carnaval
absuelve y confunde, la fiesta oficial fija y distingue.
El cuerpo grotesco del jbilo carnavalesco se opone, radicalmente, al cuerpo moderno. El cuerpo en la sociedad medieval
y, a fortiori, en las tradicionales del Carnaval, no se distingue del hombre, como suceder con el cuerpo de la modernidad,
entendiendo como un factor de individuacin. Lo que la cultura del medievo y del Renacimiento rechaza el principio de la
individuacin, la separacin del cosmos, la ruptura entre el hombre y el cuerpo. La retirada progresiva de la risa y de las
tradiciones de la plaza pblica marca la llegada del cuerpo moderno como instancia separada, como marca de distincin
entre un hombre y otro.
El cuerpo grotesco, se entremezcla con la multitud, indiscernible, abierto, en contacto con el cosmos, insatisfecho con los
lmites que permanentemente trasgredo. Es una especie de gran cuerpo popular de la especie.
Las actividades que le dan placer al hombre carnavalesco son, justamente, aquellas en las que se transgreden los limites,
en las que el cuerpo desbordado vive plenamente su expansin hacia afuera: el acoplamiento, la gravidez, la muerte,
comer, beber.
Ya en el siglo XVI en las capas ms formadas de la sociedad, se insina el cuerpo racional que prefigura las
representaciones actuales, el que marca la frontera entre un individuo y otro, la clausura del sujeto. Es un cuerpo liso,
moral, sin asperezas, limitado, reticente a toda trasformacin eventual. Un cuerpo aislado separado de los dems. Los
rganos y las funciones carnavalescas sern desapreciadas poco a poco, se convertirn en objeto de pudor, se harn
privados. Las fiestas sern ms ordenadas, basadas ms en la separacin que en la confusin.
Las reliquias
Los restos mortales de los Santos, son desmembrados, despedazados y sus reliquias dispersas por toda la cristianidad.
Estas encierran poderes que provocan el bien: curan a los enfermos, favorecen las cosechas, previenen epidemias,
protegen los emprendimientos de los hombres, etc. Pero este poder de intervencin en el curso de las cosas no es ms que
el indicio de la presencia de Dios en ellas. El rgano extrado del cuerpo del Santo o de la Santa es el camino terrestre ms
corto hacia el Reino. En la reliquia, el cuerpo mstico de la Iglesia se presente como una forma tangible y simple q1ue
responde a los deseos de las mayoras. El santo no es un hombre que vive para si mismo, su existencia est atravesada, de
cabo a rabo, por la comunidad. Vive por y para ella. De ese modo puede, sin dolor, sacrificar su propia vida. La reliquia
separada del Santo no es el signo de un despedazamineto de la unidad del sujeto, no singulariza el cuerpo, en este sentido,
despedazar los restos mortales del Santo no significa reducirlo a un cuerpo. El rgano sustrado a los restos representa la
persona del Santo y sirve como testimonio de sus acciones anteriores.
El cuerpo intocable
Es un mundo signado por la trascendencia cristiana, el hombre es una cifra del cosmos y hacer correr la sangre es lo
mismo que romper la alianza. Durante mucho tiempo, los que curaban trasgrediendo los limites del cuerpo no gozaban de
gran estima. El concilio de Tours, de 1163, prohbe que los mdicos monsticos hagan correr sangre, la profesin medcia
cambia en el siglo XII y se divide en diferentes categoras. En primer termino la de los mdicos universitarios, clrigos
mas hables en especulaciones que en eficacia teraputica. Solo untervienen en casos de enfermedades externas y nunca
tocan el cuerpo del enfermo. En segundo lugar la de los cirujanos, que comienzan a organizarse realmente a fines del siglo
XIII y que actan a nivel del interior del cuerpo y van ms all del tab de la sangre. Y finalmente, la de los barberos,
rivales de los cirujanos, que tenan que saber usar el peine y la navaja de afeitar y conocer, tambin los diferentes puntos
de sangra. El medico ocupa, evidentemente, la posicin privilegiada del saber, pero no se contamina con la impureza de
la sangre y desdea las tareas bajas. Las diferencias entre las 3 profesiones se instaura desde el siglo XIII. Se trata de una
sutil jerarqua que establece una gran distancia respecto del enfermo y del cuerpo.
La fbrica de Vesalio.
Con Andrs Vesalio la anatoma se libera de su juramento de fidelidad a Galeno. La aparicin de la Fabrica es explicita
sobre los obstculos mentales que hay que superar todava para que el cuerpo sea visto, de manera definitiva, como
virtualmente distinto del hombre. Sus primeras observaciones sobre la anatoma humana se originan en esa mirada alejada
que olvida, metodolgicamente, al hombre para considerar tan solo su cuerpo, frecuento a menudo los cementerios y
patbulos para conseguir cadveres necesarios para las disecciones clandestinas. Los grabados de la Fbrica y los muchos
otros tratados producidos hasta el siglo XVIII, presentan cuerpos ajusticiados, en estos alternan imgenes cargadas de
angustia o de tranquilo horror. Ofrecen situaciones inslitas de un museo imaginario e la tortura, un catlogo de lo
insostenible.
El hombre de Vesalio anuncia el nacimiento de un concepto moderno: el del cuerpo, pero en ciertos aspectos, sigue
dependiendo de la concepcin anterior del hombre como microcosmos. Al cortar la carne, al aislar el cuerpo, al
diferenciarlo del hombre, se distancia tambin de la tradicin, pero se mantiene, aun en los lmites del individualismo y en
un universo precorpernicano, a pesar, de todo, el jaln propuesto por Vesalio es esencial para que el hombre aprenda a
hacer el duelo del cosmos y de su comunidad y que se descubra, en seguida, subsumido por el cogito. De Vesalio a
Descartes, de la Fbrica al Discurso del Mtodo, se produjo el duelo en el pensamiento occidental, en un determinado
nivel, el cuerpo se purifica de toda referencia a la naturaleza y al hombre al que encarnaba.
En Descartes el cuerpo se le aplica una metfora mecnica, hecho que demuestra un deslizamiento, a la inversa, la
metfora orgnica se vuelve ms rara y designa al campo social. El individualismo gano un importante terreno. Entre los
siglos xvi y xviii nace el hombre de la modernidad un hombre separado de s mismo, de los otros y del cosmos
Vinculado con el individualismo, con el debilitamiento de los lazos entre los sujetos, con el aumento de la vida privada
opuesta a la vida pblica, emerge, en el siglo xvi un sentimiento nuevo: la curiosidad. La diseccin queda legitimada para
la investigacin mdica o para la enseanza pero adema hay particulares que instalan en sus domicilios consultorios
anatmicos en lo que renen curiosidades que el cuerpo humano puede ocultar e incluso despojos de hombre
anatomizados, con predileccin por cualquier monstruosidad. Es posible observar nuevamente el deslizamiento del
cuerpo fuera de la persona y su caracterizacin como fin en s mismo, capaz de servir para investigaciones particulares:
objeto anatmico para discernir su estructura interna, objeto de estudios estticos para definir las proporciones ideales, el
cuerpo se convierte tambin en objeto de exhibicin.
Captulo 3
LOS ORIGENES DE UNA REPRESENTACION MODERNA DEL CUERPO:
EL CUERPO MAQUINA
La revolucin galileana