Jesus Sana Al Hijo de Un Noble
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Ahora bien, antes de pensar en lo que quera decir con esta frase, es
necesario que consideremos a qu se estaba refiriendo con "su propia
tierra". Todos sabemos que Jess haba nacido en Beln de Judea, al sur del
pas, pero nunca vemos a lo largo de los evangelios que l volviera all, ni
que tampoco considerara aquel lugar como su ciudad. Por el contrario, l se
haba criado en Nazaret, al norte del pas, en Galilea, y lleg a ser conocido
como "Jess nazareno" (Jn 18:5), o "Jess, el hijo de Jos, de Nazaret" (Jn
1:45). Y cuando comenz su ministerio pblico, se traslad a Capernaum,
tambin en Galilea, desde donde estableci su base de operaciones (Mt
4:12-13). Por lo tanto, podemos decir que "su propia tierra" no se refera al
lugar de su nacimiento en Beln, sino a la tierra de Galilea, primero en
Nazaret y luego en Capernaum.
En Galilea estaba su familia y la gente que le haba visto crecer desde bien
joven. Y segn el dicho de Jess, en ese ambiente no haba ningn peligro
de alcanzar ms popularidad.
En cuanto a este "oficial del rey", es muy poco lo que sabemos de l. Deba
ser un hombre de cierto rango dentro de la corte de Herodes Antipas, que
aunque aqu es mencionado como "rey", sin embargo gobernaba como
tetrarca, si bien era conocido de esta manera, ya que su padre, Herodes el
Grande, haba sido rey antes que l.
Ahora bien, podemos imaginarnos la angustia del padre viendo cmo la vida
de su hijo se iba sin que l pudiera hacer nada. Qu triste es ver que un
hijo llega al sepulcro antes que su padre!
Ahora bien, aunque el padre tena la fe suficiente para llegar hasta donde
estaba Jess y hacerle su peticin, sin embargo haba dos errores que el
Seor se dispona a corregir.
El primero de ellos, es que dio por sentado que para sanar a su hijo Jess
tendra que ir hasta Capernaum. Porque si bien crea que all donde Jess
estuviera la enfermedad huira, sin embargo no alcanzaba a creer que
pudiera hacer un milagro desde la distancia.
Y el segundo error por el que Jess se lament fue porque este hombre,
como muchos otros, aunque haba odo y visto muchos de los milagros de
Jess, su confianza tena que ser constantemente alimentada por nuevas
seales y prodigios. Le costaba creer en Cristo y en su palabra si no iba
acompaada por algn milagro.
Nunca debemos olvidar que los "prodigios" que haca Jess eran "seales"
que indicaban alguna verdad espiritual acerca de su persona y obra. En ese
sentido servan para despertar la fe de la gente que los vea o reciba (Jn
14:11). Pero si las personas slo se quedaban admiradas por el
extraordinario poder de los milagros, estaran perdiendo de vista su
verdadero propsito, que era mostrar "que Jess es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo, tuvieran vida en su nombre" (Jn 20:30-31).
Pero como hemos dicho, el Seor no slo vea la necesidad del hijo enfermo,
tambin estaba preocupado por la fe del padre. De hecho, casi nos
atreveramos a decir que el punto central de todo el pasaje tiene que ver
con la fe del padre.
(Ro 10:17) "As que la fe es por el or, y el or, por la Palabra de Dios."
Como vemos, hay una estrecha relacin entre la fe y la Palabra. Por
ejemplo, cuando Judas escribe acerca de "la fe que ha sido una vez
entregada a los santos" (Jud 1:3), la "fe" a la que se refiere no es la
confianza personal que el creyente tiene en Cristo, sino el cuerpo de
enseanza que les haba sido entregado y en el cual haban puesto su
confianza.
Por otro lado, cada vez es ms frecuente ver personas que confunden la fe
con una especie de autosugestin. Por ejemplo, si quieren ver la sanidad de
un pariente enfermo, creen que si llegan a convencerse suficientemente de
que lo desean ardientemente, Dios les conceder lo que piden, porque lo
estn haciendo con fe. Pero insistimos, la fe que Dios espera de nosotros es
una respuesta positiva a lo que l ha revelado. Fuera de eso, no hay
garantas de que Dios nos vaya a conceder nuestras peticiones. Y hemos de
decir, en honor a la verdad, que en el tiempo presente Dios no se ha
comprometido a solucionar todos nuestros problemas en el campo de la
salud, la economa, el trabajo... Creemos fundamental enfatizar esto,
porque cuando tristemente las cosas no ocurren como nosotros habamos
esperado, con facilidad acusamos a Dios de habernos defraudado, cuando
en realidad el problema es que nosotros habamos credo algo a lo que Dios
en ningn momento se haba comprometido.
"Y se fue"
Volviendo al caso del oficial del rey, vemos que aunque Jess no quiso
acompaarle hasta Capernaum, tal como ste le haba pedido, sin embargo
qued satisfecho con su palabra y no discuti. As que se puso en camino,
demostrando por su obediencia que su fe era real.
Con esto el padre tuvo que aprender tambin que el mtodo elegido por
Jess para sanar al nio, era mucho mejor que el que haba propuesto l
mismo. Porque notemos que su hijo fue restablecido un da antes de lo que
lo habra sido si Jess se hubiera tenido que desplazar hasta Capernaum
para realizar el milagro. Una vez ms el Seor demuestra que sabe mejor
que nosotros lo que ms nos conviene en cada momento.
Y ahora el evangelista aade que "crey l con toda su casa". Es cierto que
el padre ya haba credo, pero lo que nos est dando a entender es que
despus de esta experiencia su fe haba llegado a ser mucho ms profunda,
mejor fundamentada, tena nuevas evidencias que la hacan mucho ms
segura y su conocimiento de quin era Jess era totalmente nuevo.
La fe y los milagros
Antes de concluir nuestro estudio debemos considerar un ltimo punto que
tiene que ver con la relacin que la fe y los milagros tienen entre s. Porque
la forma en la que Jess respondi a la peticin del padre, no slo sirvi
para probar su fe, sino que plante una cuestin importante: Son las
seales y los prodigios una causa para la fe, o son stas el resultado de la
fe? Hay que ver para creer o creer para ver?
Este mismo principio queda reflejado en el proceso que Jess sigui para
sanar al hijo del oficial: fue necesario que el padre creyera primero para
poder ver el milagro que esperaba.
Pero si bien es cierto que debemos creer antes de ver las grandes maravillas
que Dios tiene preparadas para nosotros, tambin es verdad que esta fe que
Dios espera que depositemos en l, se basa en evidencias sobrenaturales y
milagrosas. Por ejemplo, Toms no tena derecho a dudar de lo que los
otros apstoles le anunciaron acerca de la resurreccin de Jess, puesto que
l mismo haba visto durante tres aos cmo el Seor haca toda clase de
milagros, incluidas varias resurrecciones. Sobre qu base racional se
negaba a creer que Jess mismo pudiera haber resucitado? No estaba su
incredulidad totalmente injustificada? Y de la misma manera, el oficial del
rey fue hasta Can de Galilea a buscar a Jess porque conoca de primera
mano los milagros que haba hecho en Capernaum. As que, este
conocimiento era toda la prueba que su fe necesitaba, y por lo tanto no
haba ninguna necesidad para exigir a Jess nuevas evidencias.
Sin embargo, esto es algo que no se puede afirmar del cristianismo. Dios se
ha revelado de diversas maneras a lo largo de la historia de la humanidad, y
ha querido que quedara constancia de ello en un libro que l mismo ha
inspirado, la Biblia. Y cualquiera que lo lea con atencin, se dar cuenta de
que no se trata de un libro de mitos y leyendas, sino que su contenido est
fuertemente arraigado en la historia, y viene avalado por los testigos
presenciales de los hechos. De hecho, el Dios de la Biblia, lejos de pedirnos
que creamos sin exigir ningn tipo de evidencia, parece estar invitndonos
una y otra vez a que investiguemos los hechos all escritos. Por ejemplo, no
nos dice que creamos que Jess resucit, sino que nos relata la historia de
la resurreccin junto con el testimonio de aquellos que lo vieron, esperando
que nosotros examinemos las evidencias en busca de la verdad. La Biblia
nunca nos anima a creer algo que no es verdad, o que simplemente es fruto
de nuestra imaginacin. Pero desgraciadamente, muchas personas no se
toman el inters, ni dedican el tiempo para comprobar si lo que la Biblia dice
es verdad. Y esta es la razn por la que nunca llegan a tener fe, pero nunca
porque la fe bblica sea absurda o irracional.
Cuando Juan termina su evangelio dice que "hay tambin otras muchas
cosas que hizo Jess, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni
aun en el mundo cabran los libros que se habran de escribir" (Jn 21:25),
"pero stas se han escrito para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo, tengis vida en su nombre" (Jn 20:31). De esta
manera Juan nos revela cul fue el propsito por el que escribi su
evangelio: proveer evidencia de primera mano sobre la venida del Hijo de
Dios a este mundo. Y dice que lo relatado en su evangelio slo era una
pequea muestra de todo lo que Jess hizo, pero que era suficiente para
generar la fe en cualquiera que de forma sincera quiera conocer la verdad.
Por lo tanto, podemos decir que la fe encuentra una slida base en las
intervenciones milagrosas que Dios ha hecho a lo largo de nuestra historia,
y de manera especial a travs de la vida de su propio Hijo. Y desde la
perspectiva divina, estas evidencias son suficientes para satisfacer aun al
ms exigente de los mortales. Por eso, a partir de aqu Dios espera que los
hombres depositen su fe en l si quieren ver y participar de todas aquellas
cosas nuevas y maravillosas que l ha preparado en su gloria celestial.
Preguntas
1. Analice el dicho de Jess: "el profeta no tiene honra en su propia tierra".
En qu sentido cree que es verdad? Por qu lo us Jess en el contexto de
este pasaje? Cules fueron las consecuencias de esto para los nazarenos o
para los habitantes de Capernaum?
2. Explique el progreso espiritual del oficial del rey a lo largo de este pasaje.
3. Explique con sus propias palabras la relacin que existe entre la fe y los
milagros. Justifique su respuesta bblicamente.