La Constitucionalización Del Derecho Tributario
La Constitucionalización Del Derecho Tributario
La Constitucionalización Del Derecho Tributario
ABSTRACT. The changes that the Constitutional Law and the International Law of Human
Rights have reached in recent times have had such importance that the Tax Law has not
been oblivious to such modifications. The inspection activity, audit and tax collection,
like all state activity, should be framed within the principle of full implementation of the
legal system, corresponding to analyze, on this time, the influence that constitutional
rules have on fiscal matters, and particularly, the practical implications of the application
that these conceptions have onto the Tax Law. This paper therefore proposes to study a
current issue that will allow the lector to question some aspects of tax work and certain
commonly used concepts, trying to apply the rules in regard to the entire legal system,
analyzing it with cohesion, and not just using a segment thereof.
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María Paula Garat, La constitucionalización
del Derecho Tributario
1.
INTRODUCCIÓN
Desde los orígenes del Estado de derecho, las cargas públicas han sido objeto de una
especial regulación, particularmente vinculada a nociones de equidad, igualdad y legalidad
en la imposición. Así entonces, a modo de ejemplo, con especial énfasis en estos principios,
en la Declaración de Derechos y Deberes del Ciudadano aprobada luego de la Revolución
Francesa, en 1789, se establecía que: “Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los
gastos de administración es indispensable una contribución común: debe ser igualmente reparti-
da entre todos los ciudadanos en razón de sus posibilidades”1, agregando luego que: “Todos los
ciudadanos tienen el derecho de verificar por sí mismos o por sus representantes la necesidad de la
contribución pública, de aceptarla libremente, de vigilar su empleo y de determinar la cuota, la
base, la recaudación y la duración.”2
Similares consideraciones fueron incorporadas, paulatinamente, a las diversas cons-
tituciones. Sin embargo, conforme a ello, la relación que se traba entre los derechos y los
impuestos no atiende únicamente a los costos que los primeros requieren para ser tutelados,
esto es, al fenómeno recaudatorio como actividad necesaria para el cumplimiento de los
fines estatales3; sino también hace referencia a la eficiencia en la labor de la Administración
fiscal, al desenvolvimiento de dicha actividad recaudatoria, requerida para alcanzar la última
finalidad estatal, la cual se acompasa, inexorablemente, con la protección a los derechos
fundamentales.
La eficiencia administrativa, la relación jurídico-tributaria, los derechos y los im-
puestos conforman una trascendente vinculación, en la que es preciso detener este análisis,
1
Artículo 13 de la Declaración de Derechos y Deberes del Ciudadano, 1789.
2
Artículo 14 de la Declaración de Derechos y Deberes del Ciudadano, 1789.
3
v. Holmes, Stephen y Sunstein, Cass R. El Costo de los Derechos. Buenos Aires, Siglo veintiuno editores SA,
2011.
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haciendo especial referencia a las normas jurídicas que regulan dicha conjunción, analizadas
desde el principio de aplicación integral del ordenamiento jurídico, contenidas, entonces,
tanto en el Derecho Tributario como en el Constitucional y en el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos.
Entendiendo al Derecho Tributario como el conjunto de normas que uniforma lo
atinente a los ingresos fiscales del estado, se diferencian generalmente diversas ramas que
lo componen, tales como el Derecho Tributario material, formal, procesal o sancionato-
rio4, teniendo como finalidad regular todos los aspectos que hacen al fenómeno tributario,
esto es, la creación, objeto y supresión de los tributos; la relación jurídica establecida entre
el contribuyente y los demás sujetos pasivos con el estado; así como diversos aspectos pro-
cesales y punitivos que merecen cabida en esta área. No obstante, raramente, —al menos
en doctrina nacional—5, se recurre al análisis del Derecho Constitucional Tributario,
entendiendo por tal a un conjunto de disposiciones jurídicas constitucionales que tratan
o poseen relevancia en el objeto de lo tributario, y, especialmente, en la actividad de la
Administración fiscal.
No hay duda que existe una estrecha interconexión entre el Derecho Tributario y
el Derecho Constitucional. Sin embargo, ante tal ausencia de sistematización, corresponde
cuestionar, en esta oportunidad, cómo las normas constitucionales influyen en el Derecho
Tributario, así como cuáles son los efectos que el desarrollo del Derecho Constitucional y
del Derecho Internacional de los Derechos Humanos ha aparejado en la aplicación de la
normativa fiscal.
El cambio de perspectiva en atención a la noción de estado, soberanía y el consecuen-
te desarrollo de la significación de la constitución y de los derechos humanos supuso diversas
consecuencias, a las que lo tributario no les es ajeno. Pues, como actividad estatal que le
permite obtener recursos, la fiscalización de la contribución a las cargas públicas, además de
regularse por el Derecho Tributario, merece encuadrase dentro de un marco constitucional
adecuado, al que no se recurre con mayor frecuencia, pero el que corresponde sea empleado
en virtud del principio de aplicación integral del ordenamiento jurídico.
4
Dicha diferenciación puede advertirse ya desde la lectura del Código Tributario en sus diversas Secciones.
5
No ocurre lo mismo en derecho comparado, en donde la doctrina es conteste en referirse al Derecho
Constitucional Tributario. Por ejemplo, Spisso sostiene que: “El derecho constitucional tributario es el conjunto de principios
y normas constitucionales que gobiernan la tributación. Es la parte del derecho Constitucional que regula el fenómeno financiero
que se produce con motivo de detracciones de riqueza de los particulares en favor del Estado, impuestas coactivamente, que hacen
a la subsistencia de éste, que la Constitución organiza, y al orden, gobierno y permanencia de la sociedad cuya viabilidad ella
procura” (Spisso, Rodolfo. Derecho Constitucional Tributario. Argentina, Depalma, 1991, p. 1).
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6
Por ejemplo, en España, la Ley 1/1998 del 26 de Febrero de 1998 sobre los derechos y garantías de los
contribuyentes. Asimismo, es posible consultar las diversas Cartas de Derechos de los Contribuyentes, a las que se
hace referencia en: Gutiérrez Prieto, Gianni y Varela Rellán, Alberto. La Carta de Derechos del Contribuyente.
Montevideo, AMF, 2008.
7
En este punto, sostenía Karl Loewenstein que: “…la historia del constitucionalismo no es sino la búsqueda por el
hombre político de las limitaciones al poder absoluto ejercido por los detentadores del poder...” (Loewenstein, Karl. Teoría de
la Constitución. Barcelona, Ariel, 1970, 2da. Ed., p. 150).
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2.
LA CONSTITUCIÓN, LA INTERPRETACIÓN
DESDE LA CONSTITUCIÓN Y DESDE EL DERECHO
INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Fueron varios los cambios por los que la noción de constitución ha transitado en
el último tiempo, en atención al pasaje del estado legalista al estado constitucionalista de
Derecho8. Concibiéndola como código político, primeramente, no hay lugar a dudas que la
constitución es también un código jurídico con el fuerte predominio del principio de jerar-
quía normativa, y, actualmente, un código de valores9.
Esta última concepción, como código de valores, implicó una intensa modificación
en la esfera constitucional, puesto que, además de la influencia a través de sus normas jurí-
dicas, la constitución devino en un conjunto de valores fundamentales, ya no representados
únicamente a través de reglas o disposiciones normativas, sino mediante principios superio-
res, reconocidos en la misma, a los que el ordenamiento jurídico inferior debería orientarse;
la constitución pasó a ser, entonces, “algo más”, cuya aplicación, según analizaré, debería
conllevar a la cohesión del ordenamiento jurídico en su conjunto.
En este sentido, señala RISSO FERRAND que la concepción de la constitución
como código de valores supuso “…una profunda revisión del rol de la Constitución como
límite frente a los actos de los poderes constituidos”10, dado que el análisis de constitucionali-
dad de las normas inferiores se amplía, abarcando, ahora, un estudio de la aplicación de los
valores y fines constitucionales por el legislador; el examen de toda limitación de derechos
se realiza mediante el principio de proporcionalidad o razonabilidad; así como se desarrolla
en mayor medida la noción de inconstitucionalidad por omisión. Por último, puntualiza el
mismo autor que: “…el nuevo rol del Derecho Constitucional conduce inexorablemente, como
lo advirtió hace mucho la jurisprudencia del Tribunal Constitucional alemán, a transformar
la Constitución (y las normas de derechos fundamentales) en un elemento interesante primero,
importante luego y hoy indispensable, a la hora de interpretar el ordenamiento jurídico inferior,
especialmente de origen legal”11.
8
En este punto es necesario precisar que este pasaje no mantiene igual desarrollo en todos los Estados. En
este sentido sostiene Zagrebelsky que: “El Estado constitucional, en consecuencia, no coincide en todas partes. La propia
Constitución no es norma suprema de la misma medida, cuando cambian las relaciones entre Cortes y poderes legislativos…”
(Zagrebelsky, Gustavo. Jueces Constitucionales, en: Carbonell, Miguel (Ed.). Teoría del Neoconstitucionalismo. España,
Trotta, 2007, p. 22).
9
Risso Ferrand, Martín. ¿Qué es la Constitución? Montevideo, UCUDAL, 2011.
10
Risso Ferrand, Martín. ¿Qué es la Constitución?, p. 32.
11
Risso Ferrand, Martín. ¿Qué es la Constitución?, p. 34.
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como código que contiene los principios y valores fundamentales, irradia de tal forma al
ordenamiento jurídico inferior que toda interpretación que se realice de este último debe-
ría considerarla especialmente.
La interpretación desde la constitución, o desde los derechos humanos, implica que las
normas, principios, valores y los derechos fundamentales —reconocidos en forma explícita o
implícita por la carta o por los instrumentos internacionales de derechos humanos—, serán
el punto de partida y de llegada en la interpretación del ordenamiento jurídico inferior. De
este modo, el intérprete estará considerando todo el ordenamiento jurídico aplicable, anali-
zándolo con cohesión, y no únicamente un segmento del mismo.
En este punto, enseña BIDART CAMPOS que: “Se trata en toda esta operatoria de
proyectar a la constitución en y por todos los resquicios del ordenamiento jurídico inferior, y de
dar aplicación a la naturaleza informante que la unidad de sentido de la constitución tiene con
respecto a la unidad de sentido de dicho ordenamiento, todo ello con la finalidad de impedir que
se produzca la dispersión jurídica y la fractura de la membrecía que los productos infraconstitu-
cionales deben guardar encadenadamente con la constitución suprema”14.
En esta postura, a los efectos de la interpretación de una norma legal desde la consti-
tución, —y además de utilizar el método de interpretación que corresponda—, el intérprete
orientará su análisis, particularmente, a determinar cuáles son los principios, valores y dere-
chos que resultan involucrados, observando cómo el legislador atendió a los postulados y dis-
posiciones constitucionales en dicha norma. Asimismo, y como consecuencia de lo anterior,
ante dos interpretaciones posibles de la disposición, se preferirá aquella que se adecue con la
constitución, así como aquella que mejor proteja el derecho en cuestión15.
Ello no supone el desconocimiento del contenido legislativo, ni la posibilidad de
atribuirle un significado contrario a su texto cuando el mismo es claro16, pues si el texto no
se adecua con la constitución es posible proceder a la solicitud de declaración de inconstitu-
cionalidad17. La interpretación que propugno, en cambio, implica la aplicación de todo el
14
Bidart Campos, Germán. El derecho de la Constitución y su Fuerza Normativa. Buenos Aires, Ediar, 2004, p. 383.
15
v. Risso Ferrand, Martín. Derecho Constitucional. Montevideo, FCU, 2005, pp. 235 a 255. Ello también
se corresponde con lo establecido en el artículo 29 de la Convención Americana de Derecho Humanos. Respecto al
mismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha puntualizado que: “De conformidad con el artículo 29.b) de
la Convención, si alguna ley del Estado Parte u otro tratado internacional del cual sea Parte dicho Estado otorga una mayor
protección o regula con mayor amplitud el goce y ejercicio de algún derecho o libertad, éste deberá aplicar la norma más favorable
para la tutela de los derechos humanos” (Corte I.D.H., Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 180).
16
En este punto, sostuvo el Tribunal Constitucional Alemán que: “…al juez no le está permitido mediante la
interpretación “conforme con la Constitución”, darle un significado diferente a una ley cuyo tenor y sentido resulta evidente”,
citado por: Risso Ferrand, Martin. Derecho Constitucional. Ob. Cit., p. 244.
17
v. Artículos 256 y ss. de la Constitución Nacional. Asimismo, se recuerda el deber de aplicar la ley que posee
el Poder Ejecutivo en virtud del numeral 4 del artículo 168 de la Constitución, el cual dispone: “Al Presidente de la
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República, actuando con el Ministro o Ministros respectivos, o con el Consejo de Ministros, corresponde: (…) 4°) Publicar y
circular, sin demora, todas las leyes que, conforme a la Sección VII, se hallen ya en estado de publicar y circular, ejecutarlas,
hacerlas ejecutar, expidiendo los reglamentos especiales que sean necesarios para su ejecución”.
18
Gamarra, Jorge. Neoconstitucionalismo. Código y Ley Especial. Montevideo, FCU, 2012, p. 10.
19
Gamarra, Jorge. Neoconstitucionalismo, p. 11.
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3.
LAS POTESTADES Y DEBERES DEL FISCO;
LA EFICIENCIA Y LEGITIMIDAD EN SU ACCIONAR
20
Tribunal Constitucional Español. Sentencia Número 15/1982.
142
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21
Artículo 87 y ss. del Código Tributario.
22
Artículo 56 de la Ley 18.083.
23
Artículo 463 de la Ley 16930 incorporado al artículo 80 del Título 1 del Texto Ordenado 1996.
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24
Sala de Profesionales de la DGI, 22 de Diciembre de 2004. Conforme a esta opinión se ha pronunciado
CEDRES, Claudia. Las Facultades de la Administración Tributaria. Mesa redonda realizada el 9 de Noviembre de 2005,
en: Revista Tributaria No. 191, IUET, 2006, p. 178.
25
Sentencia No. 16/2002, del 4 de Febrero de 2002.
26
Sala de Profesionales de DGI, 22 de Diciembre de 2004.
27
En este punto, se destacan los artículos 8, 11 y 21 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
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literales, debe partir de dichas normas, de los derechos y principios involucrados, procuran-
do armonizar estas disposiciones en su interpretación.
En lo que refiere al acceso al domicilio particular, el artículo 68 habilita a la
Administración fiscal a realizar inspecciones en bienes inmuebles ocupados por los contribu-
yentes y responsables, a lo que adiciona: “Sólo podrán inspeccionarse domicilios particulares con
previa orden judicial de allanamiento”, lo cual se acompasa, inexorablemente, con el artículo
11 de la constitución, que mantiene: “El hogar es un sagrado inviolable. De noche nadie podrá
entrar en él sin consentimiento de su jefe, y de día, solo de orden expresa de Juez competente, por
escrito y en los casos determinados por la ley”.
Asimismo, a este respecto, la jurisprudencia argentina ha sostenido que en el otor-
gamiento de dicha orden judicial, la función del magistrado no es puramente mecánica,
sino que el caso debe ser correctamente analizado, así como determinarse concretamente los
lugares y horarios pertinentes, y los documentos a los que se podrá acceder28.
Por otra parte, según ya fue adelantado, el mismo artículo 68 le permite a la
Administración fiscalizar información contenida en documentos del contribuyente, e in-
cluso incautarla en algunas situaciones; no obstante lo cual, por aplicación de los derechos
antedichos corresponde interpretar dicha norma realizando algunas precisiones. Pues, los
libros y correspondencia a la cual es posible acceder son aquellos de índole comercial y, aún
así, la información que tenga relevancia a los efectos tributarios, pudiendo indicar y descar-
tar la que no la posee. En este punto, coincido con la doctrina, al señalar que: “La invasión
a la esfera íntima del contribuyente solo está admitida por la ley para acceder a aquella prueba
que directamente permita verificar al Fisco el correcto pago o no de los impuestos. Por eso debe
descartarse todo tipo de prueba indiciaria. El ingreso del Fisco a la información íntima del con-
tribuyente supone por sí solo el menoscabo de ese derecho a la intimidad”29.
Por consiguiente, corresponde interpretar las potestades de la Administración fiscal
en concordancia con los derechos involucrados, así como con las normas constitucionales
e internacionales aplicables. En lo que respecta a la prueba recabada, las particularidades de
su producción, diligenciamiento y control fueron especificadas, tanto por la jurispruden-
cia internacional30, como por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, este último,
28
Soler, Osvaldo H. Derechos y Defensas del Contribuyente frente al Fisco. Buenos Aires, La Ley, 2001, pp. 35 y
153.
29
Varela, Alberto. Gutiérrez Prieto, Gianni. El contribuyente frente a la inspección fiscal. Montevideo, AMF,
2007, p. 235.
30
v. T.E.D.H. Caso Bernh Larsen Honding As and Others Vs. Norway, Sentencia de fecha 14 de marzo de 2013,
Application no. 24117/08.
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habiendo anulado actos que no cumplían con dichas formalidades31. Pues, las mismas cons-
tituyen deberes trascendentales para la garantía de los derechos de los contribuyentes.
Asimismo, por influjo de estas disposiciones, las actuaciones del fisco deberían, cum-
pliendo con sus fines, ser las menos perjudiciales para la tutela de los derechos del contri-
buyente. En este punto, es pertinente hacer mención a los principios de razonabilidad y
proporcionalidad, desarrollados por la jurisprudencia estadounidense y alemana, respectiva-
mente, procediendo a analizar la idoneidad, necesidad y ponderación de la medida, toman-
do aquella que —cumpliendo con la finalidad legítima que se pretende alcanzar— afecte en
menor forma a los derechos involucrados32.
Si bien la jurisprudencia uruguaya no realiza un exhaustivo análisis de estos princi-
pios, en algunos casos sí efectúa similares consideraciones, recurriendo a la razonabilidad
en el accionar administrativo. Cabe mencionar, en este sentido, la Sentencia del Juzgado
Letrado de lo Contencioso Administrativo de 2º Turno, Número 47/200533 en la cual se
falla sobre un proceso de amparo iniciado tras la incautación de numerosa documentación
y, en particular, torres de computadoras. Sin perjuicio de no hacer lugar al amparo, para el
análisis que me ocupa, es pertinente mencionar lo puntualizado en dicha Sentencia: “…es
del caso señalar que la administración demandada sólo podía retirar aquella documentación que
tuviera interés fiscal de forma de no interrumpir la actividad comercial, y a su vez la actora pudo
indicar cuáles eran los archivos que tenían un interés personal suyo o de sus clientes ajenos a la
relevancia fiscal”.
Por consiguiente, en momento de hacer utilización de las potestades conferidas por
el artículo 68 del Código Tributario, así como de interpretar dichas normas legales, corres-
ponde realizar una análisis desde la constitución, invocando los principios, valores y derechos
que se ven involucrados, prefiriendo aquella interpretación que se acompase con la misma,
descartando la que se aparte, así como utilizando la potestad en consonancia con el análisis
31
Por ejemplo, consultar las sentencias del Tribunal de lo Contencioso Administrativo números: 27/2007 del 7 de
febrero de 2007, y 187/2012, del 15 de mayo de 2012. Para mayor análisis respecto a la prueba en los procedimientos de
determinación tributaria, es posible consultar: Costa Franco, Leonardo. La Prueba en el Procedimiento de Determinación
Tributaria. Ponencia Presentada en las III Jornadas Tributarias, Diciembre de 2010, publicado en Revista Consultor
Tributario, La Ley Uruguay, abril de 2011.
32
Para mayor ahondamiento en estos principios es posible consultar: Risso Ferrand, Martín. Algunas garantías
básicas de los derechos humanos. Montevideo, FCU, 2008, p. 110 y ss. Para su aplicación al solve et repete tributario,
consultar: Billardi, Cristián J. Solve et Repete. Buenos Aires, Ad Hoc, 2006, pp. 202 y ss.
33
Sentencia dictada por el Juzgado Letrado de lo Contencioso Administrativo de 2º Turno, el 20 de Mayo de
2005. En igual sentido, en doctrina, señala Varela que: “La Jueza, si bien rechazó el amparo – por razones formales-, advirtió
que estaba laudando un conflicto entre el derecho a inspeccionar del Fisco y el derecho a la intimidad y a ejercer libremente el
comercio de esta empresa unipersonal, que giraba en el ramo de “gestoría” y a la cual quitarle 5 computadoras era como cerrarle
el negocio. No hay mucha diferencia entre la clausura por no facturar y una inspección como esta, en la que se retiran los
instrumentos de trabajo” (Varela, Alberto. Los contribuyentes frente a las inspecciones del fisco. Facultades del fisco y derechos
del contribuyente, en: Revista Tributaria No. 191, 2006, p. 225).
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34
En esta Sentencia se establece que: “…la redactora considera pertinente recordar que el Código Tributario previó
una intervención judicial preventiva con el fin de asegurar el cobro regular de los tributos o cuotas de convenios (Art. 90) y la
reguló teniendo cuidado de afectar en la menor medida posible el funcionamiento empresarial y evitar un costo adicional de
honorarios. Tal principio de conservación de la empresa debe tenerse presente cada vez que por razones tributarias se adopten
medidas cautelares contra una empresa. De manera que el embargo de ingresos de caja, más el costo adicional de un interventor,
se perfilan como innecesariamente perjudiciales para el contribuyente”. En comentario de esta sentencia, consultar: Costa
Franco, Leonardo. El principio de conservación de la empresa en el Derecho Tributario: Nuevas perspectivas jurisprudenciales,
en: Revista CADE, Doctrina y Jurisprudencia. Tomo XIV.
35
Ley 1/1998 del 26 de Febrero de 1998.
36
En Uruguay, si bien no se encuentra una disposición general, la doctrina ha sostenido que el derecho a ser objeto
de la mínima intromisión posible se extrae del artículo 8 del Decreto 150/991 el cual establece que el procedimiento
administrativo debe asegurar la celeridad, simplicidad y economía, evitando la realización de trámites o formalismos
innecesarios o arbitrarios. (Varela, Alberto y Gutiérrez, Gianni. La carta de derechos del contribuyente. Montevideo,
AMF, 2008, p. 104).
148
María Paula Garat, La constitucionalización del Derecho Tributario
antes enunciado. En este punto, la garantía del debido procedimiento deviene fundamental,
dentro de la cual se destaca el plazo razonable.
37
El debido proceso es un concepto elaborado en Estados Unidos en el marco del derecho penal, pero que se
erigió como un principio general del derecho, con recepción en diversas normas de Derecho Internacional (Por ejemplo,
Artículos 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y Artículos 8 y 9 de la Convención Americana de
Derechos Humanos) además de nuestra Constitución, por los artículos 12, 66 y 72.
38
v. Frugone Schiavone, Héctor. Principios del Procedimiento Administrativo. En: Reforma del Estado: El Nuevo
Procedimiento Administrativo. Programa Nacional de Desurbanización, p. 27.
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en su justo valor los argumentos aducidos y los hechos probados, así como el derecho a ha-
cerse patrocinar por abogado. Por último, el derecho a ofrecer, producir y controlar pruebas,
y el derecho a una decisión fundada también forman parte fundamental de este concepto.39
Dentro del mismo, es de particular importancia, a su vez, la duración razonable que
debe poseer, tanto en lo que respecta al procedimiento administrativo que se lleva a cabo en
la materia tributaria, como también a las demás medidas que se toman en su marco.
La normativa establece que debe existir una necesaria adecuación temporal del inicio
de las actuaciones inspectoras con la elaboración y conclusión del expediente. Así, el artículo
5 del Decreto 500/991 establece: “Los interesados en el procedimiento administrativo gozarán
de todos los derechos y garantías inherentes al debido proceso, de conformidad con lo establecido
por la Constitución de la República, las leyes y las normas de Derecho Internacional aprobadas
por la República. Estos derechos implican un procedimiento de duración razonable que resuelva
sus pretensiones”.
Este derecho también es amparado por el Código Tributario, de acuerdo a lo estable-
cido en el artículo 43 del mismo40, así como el plazo razonable es una noción establecida en
el artículo 8 del Pacto San José de Costa Rica, desarrollada en sus comienzos por la jurispru-
dencia, y que deviene de utilización en los ámbitos, tanto administrativo, como tributario41.
En este sentido, en doctrina administrativa, CAJARVILLE señala que: “El derecho
a defenderse no se limita a la posibilidad de ser oído antes de dictarse resolución, compren-
de también el derecho… a que se resuelvan las pretensiones en un procedimiento de duración
razonable….”.42
Por su parte, la doctrina tributaria ha sostenido: “Cualquier procedimiento adminis-
trativo, independientemente de cuál sea su naturaleza, debe durar el mínimo indispensable.
Idealmente la extensión del procedimiento no debe exceder el tiempo necesario para diligenciar
las pruebas y un tiempo razonable para que el órgano administrativo tome una decisión. Sabido
39
Al respecto, consultar: Garat, María Paula y Cuba Meneses, Erick. El respeto al principio de legalidad en el
dictado del acto administrativo, en: Revista Jurídica del Perú. La Gaceta Jurídica, Número 151, Septiembre 2013, p. 66 y
ss.
40
Este artículo establece: “Salvo disposición en contrario, se aplicarán las normas que rijan para los procedimientos
administrativos o, en su defecto, para el proceso contencioso administrativo”.
41
Con respecto a la aplicación del artículo 8 al procedimiento administrativo la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha establecido, por ejemplo, en los casos Comunidad indígena Yakye Axa vs. Paraguay y Claude Reyes y otros
vs. Chile, que: “el debido proceso legal debe respetarse en el procedimiento administrativo y en cualquier otro procedimiento
cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas”. Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párr. 127.; Cfr. Corte IDH. Condición
Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003.
Serie A No. 18, párr. 129; Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 17 de junio de 2005, Serie C No. 125, párr. 62.
42
Cajarville Peluffo, Juan Pablo. Procedimiento Administrativo. Ed.Idea, p. 21.
150
María Paula Garat, La constitucionalización del Derecho Tributario
es que todo procedimiento administrativo no debe estar integrado por tiempos muertos que solo
alargan el proceso y perjudican innecesariamente. Este principio no es específico del procedimiento
administrativo sino que es también aplicable incluso al proceso judicial. Sin embargo, adquiere
particular importancia en materia administrativa, ya que la Administración tiene gran parte de
la responsabilidad en el impulso del proceso. Siendo la Administración juez y parte, la prolon-
gación innecesaria del proceso administrativo es muy grave. En nuestro país la regla de que las
inspecciones deben durar un tiempo razonable y no estirarse indefinidamente tiene su base, su
fundamento en el principio constitucional de certeza jurídica”43.
Por consiguiente, en Derecho Tributario el procedimiento de inspección y de de-
terminación debe asumir un plazo razonable. ¿Qué es razonable? La razonabilidad no es
sinónimo de discrecionalidad. Por el contrario, y como concepto jurídico indeterminado,44
su definición debe surgir de una operación intelectiva y no volitiva, de analizar cada caso en
concreto y de definir el plazo que a la Administración le implica el estudio de la documen-
tación, el diligenciamiento de las probanzas y la posterior resolución.
En este sentido, en el desarrollo de este concepto, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha considerado tres factores para analizarlo: (i) la complejidad del asun-
to; (ii) la conducta procesal del interesado; y (iii) la conducta de las autoridades judiciales45.
Asimismo, en el año 2008 y a partir del caso Valle Jaramillo y otros c/ Colombia46, se agrega
un cuarto elemento, antes sostenido por el juez Sergio García Ramírez47, cual es la afectación
43
Gutiérrez, Gianni y Varela, Alberto. La carta de derechos del contribuyente. Editorial AMF, 2008, pp. 113 y
114.
44
v. Barbé Pérez, Héctor. Adecuación de la Administración Conformadora del Orden Económico y Social a las
Exigencias del Estado de Derecho, en: Revista de D.J.A., t. 65, pp. 1 a 13.
45
Dichos postulados se encuentran establecidos en diversas sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. A modo de ejemplo, se citan las siguientes: Corte I.D.H., Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia del 29 de enero de 1997. Serie C No. 30, párr. 77; Corte I.D.H., Caso de la Comunidad
Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C
No. 124, párr. 160 a 162; Corte I.D.H., Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
5 de julio de 2004. Serie C No. 109, párr. 190; Corte I.D.H., Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 67.
46
Corte I.D.H., Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2008. Serie C No. 192. En el párr.155 de la Sentencia se establece: “La Corte ha establecido que es preciso
tomar en cuenta t res elementos para determinar la razonabilidad del plazo: a) la complejidad del asunto; b) la actividad
procesal del interesado y; c) la conducta de las autoridades judiciales. El tribunal considera pertinente precisar, además, que en
dicho análisis de razonabilidad se debe tomar en cuenta la afectación generada por la duración del procedimiento en la situación
jurídica de la persona involucrada en el mismo, considerando, entre otros elementos, la materia objeto de la controversia. Si el
paso del tiempo incide de manera relevante en la situación jurídica del individuo, resultará necesario que el procedimiento corra
con más diligencia a fin de que el caso se resuelva en un tiempo breve”.
47
A partir de su voto razonado en el caso López Álvarez vs. Honduras (Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141), el Juez Sergio García Ramírez sostuvo la
conveniencia de incorporar un cuarto elemento a las consideraciones sobre el plazo razonable. Dicha postura se mantuvo,
luego, por el mismo Juez, por ejemplo, en los votos de las Sentencias en los Casos Sawhoyamaxa vs. Paraguay (Caso
Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie
C No. 146) y Masacres de Ituango vs. Colombia (de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148).
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48
En este punto, será el Poder Judicial el que también analizará la razonabilidad del plazo, ante la solicitud de
prórroga de medidas cautelares (artículo 87 del Código Tributario). A este respecto, es menester recordar la Sentencia
Número 254/2008 del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 2do. Turno, donde se expone: “…la prórroga del plazo por el
cual fueron concedidas las medidas cautelares no constituye una prerrogativa discrecional de la administración, ni del Tribunal,
sino que tal extremo se encuentra específicamente acotado “para el caso de que resulte insuficiente el plazo por el cual fueron
concedidas las medidas cautelares por causas no imputables a la Administración” (Art. 87 del C. Tributario), extremos estos que
en la especie no acontecen. En efecto no surge de autos el menor atisbo probatorio de que la Administración, en el período de
cuatro años desde que se concedió la medida original, hubiere obrado con la diligencia requerida para la determinación de los
tributos cuyo cobro pretende salvaguardar mediante la promoción de los presentes procedimientos, y menos aun surge acreditada
la existencia de impedimentos” (Sentencia Publicada en el Anuario de Derecho Financiero, t. II. Montevideo, FCU, 2010,
p. 407).
49
Varela, Alberto. Los Contribuyentes Frente a las Inspecciones del Fisco. Facultades del Fisco y derechos del
Contribuyente, en: Revista Tributaria No. 191. Montevideo, IUET, Marzo-Abril 2006, p. 229.
50
Por ejemplo, ello ocurre en Francia o España. En este último el plazo es de 12 meses, prorrogable por 12 meses
adicionales en determinados supuestos (artículo 29 de la Ley 1/1988 del 26 de Febrero de 1988). Asimismo, la doctrina
de dicho país ha sostenido que: “Habitualmente, las normas que regulan la inspección no hacen alusión al tiempo para el
ejercicio de tal actividad. (…) No obstante, por lo que se refiere a la potestad de efectuar las inspecciones en cualquier momento,
se ha señalado que hay que tener cuanta los principios de proporcionalidad y de favor libertatis, por lo que la actuación
inspectora ha de ser en lo imprescindible, como se desprende también del art. 85.1 LRJPAC. De acuerdo con éste, “los actos de
instrucción que requieran la intervención de los interesados habrán de practicarse en la forma que resulte más cómoda para
ellos y sea compatible, en la medida de lo posible, con sus obligaciones laborales o profesionales” (García Ureta, Agustín. La
potestad inspectora de las administraciones públicas. Madrid, Marcial Pons, 2006, p. 144). El mismo plazo es establecido en
países de Latinoamérica, por ejemplo, en Perú, mediante el artículo 62-A del Código Tributario.
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María Paula Garat, La constitucionalización del Derecho Tributario
51
Sentencia del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de Cuarto Turno, de fecha 17 de julio de 2013.
52
Sentencia dictada el 22 de Mayo de 1995 en relación a la solicitud de inconstitucionalidad del artículo 69 de la
Ley 16.134 en la redacción dada por el artículo 647 de la Ley 16.170 relativa al procedimiento de clausura tributaria.
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De similar modo, señala la doctrina que “El interés general sin lugar a dudas, se en-
cuentra comprometido en el cumplimiento de las obligaciones tributarias”53. Por otra parte, más
recientemente, también se ha sostenido que: “...el crédito fiscal es merecedor de un tratamiento
preferencial; no se puede desconocer la importancia del tributo como instrumento, por ejemplo
para mantener el flujo de dinero circulante según los intereses y políticas económicas, así como
para financiar los gastos generales del Estado, o incluso para perseguir fines extrafiscales en el
campo productivo o social”54, definiendo luego al interés general como: “…el interés coinci-
dente de un grupo mayoritario de individuos que por esa razón mayoritaria se traslada a todo el
grupo, prevaleciendo sobre los intereses individuales, y que emerge con un contenido concreto y
determinable”55.
A su vez, la Sala de Profesionales de la Dirección General Impositiva, en la misma
línea, ha establecido que: “Por tanto, la Administración en aras de un interés superior, con su
actuar, eventualmente podría afectar el derecho de los particulares, pero esa afectación es legítima
en la medida que con ella se aspira a la protección de la sociedad en su conjunto”56.
Ante ello, corresponde cuestionar: ¿Se presenta siempre el interés general en la mate-
ria tributaria? ¿Existe en este ámbito un interés superior —asimilable a lo que la constitución
denomina interés general— que puede ser constantemente invocado para limitar la protec-
ción de determinados derechos? ¿Cómo interpretar las disposiciones normativas tributarias
desde la Constitución en este aspecto?
El interés general es mencionado por la constitución, aunque sin ser expresamente de-
finido, y las razones de interés general obran como garantía material ante la limitación en la
protección de determinados derechos fundamentales. Así entonces, el artículo 7 de la Carta
establece que: “Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su
vida, honor, libertad, seguridad, trabajo y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos
sino conforme a las leyes que se establecieron por razones de interés general”.
En materia tributaria es por demás usual invocar, —tanto en la legislación como en
el actuar administrativo—, el interés general, como sinónimo de interés superior, obrando
como legitimador del límite a la tutela de ciertos derechos, en aras de la trascendencia que
53
Cedrés, Claudia. Exposición sobre las facultades de la administración tributaria en la mesa redonda realizada el
9 de noviembre de 2005 organizada por el IUET, publicada en: Revista Tributaria No. 191. Montevideo, IUET, Marzo-
Abril 2006, p. 166.
54
Chalar, Pablo D. Constitucionalidad de la suspensión del certificado único emitido por la DGI ante la adopción
de medidas cautelares. Revista CADE, Impuestos y Fiscalidad. Tomo I, Agosto 2012, p. 46.
55
Chalar, Pablo D. Constitucionalidad, p. 46.
56
Sala de Profesionales de DGI, opinión en referencia a las Facultades de la Administración Tributaria, citada por:
Varela, Alberto. Los Contribuyentes Frente a las Inspecciones del Fisco. Facultades del Fisco y derechos del Contribuyente, en:
Revista Tributaria No. 191. Montevideo, IUET, Marzo-Abril 2006, p. 213.
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María Paula Garat, La constitucionalización del Derecho Tributario
la recaudación y la contribución a las cargas públicas contienen para la sociedad, así como a
la importancia que la labor de la Administración Fiscal implica en este ámbito. Tal sostiene
FERREIRO LAPATZA: “La función permanece así limitada y aislada como un poder superior
que se niega a relacionarse; a relacionar al Estado en un plano de igualdad con los administrados.
La idea de un poder superior que se relaciona con los administrados en cierta forma especial y
separada de las relaciones jurídicas normales entre sujetos sometidos con todo rigor y precisión a la
Constitución y al resto del Ordenamiento jurídico”57.
No obstante, conforme a lo analizado, la fuerza normativa de la constitución a la que
he hecho referencia impide que dichas razones de interés general se utilicen como meros
formalismos jurídicos, ni que se entienda a las mismas simplemente como al interés de las
mayorías, debiendo ser analizadas en y conforme a la constitución, pues son razones que
estarán contenidas en la misma.
A su vez, cabe precisar, tal lo puntualiza RISSO FERRAND que: “Ni el interés general
ni los intereses colectivos ni los sociales priman sobre los derechos humanos. Los derechos humanos
son tales en tanto son invocables ante todos y encuentran protección frente a otros intereses (…)
bajo ningún aspecto se puede concluir que exista un principio de primación del interés general
sobre los derechos humanos. Admitir esto último nos aproxima a fórmulas tarnspersonalistas en
que el individuo no es un fin (el último fin) en sí mismo, sino que habría otros intereses superiores
a los que las personas se subordinan”58.
En igual sentido, la Corte Interamericana ha sostenido que dicho concepto no puede
ser utilizado para suprimir un derecho existente, ni como mera excusa para su limitación59.
Por lo tanto, y como última consideración a realizar en este estudio, no es posible funda-
mentar la existencia de razones de interés superior o general, a priori, en todo el obrar de la
Administración fiscal, haciéndolo primar por sobre los intereses o derechos individuales y
descartando de este modo la ponderación de los mismos. En este sentido, “García de Enterría
(…) afirma que expresiones como la de interés general habrán de ser concretadas en el momento
de la aplicación de la norma. Por una razón fundamental: porque existe para su proyección con-
creta, no para su contemplación intelectual. Es más, si su contenido no se determina, estaremos
en presencia de un uso autoritario del concepto. En efecto, cuando se utiliza por los gobernantes
y administradores como cheque en blanco, como concepto abstracto sin descender a la realidad
57
Ferreiro Lapatza, José Juan. El Estatuto del Contribuyente, en: Revista Tributaria No. 131. Montevideo, IUET,
1996, p. 120.
58
Risso Ferrand, Martín. Algunas garantías básicas de los derechos humanos. Ob. Cit., p. 94.
59
Al respecto, es posible consultar la Opinión Consultiva solicitada por Uruguay, No. 6/86, del 9 de Mayo de
1986, especialmente en su párr. 31.
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CONCLUSIONES
A lo largo del presente me he propuesto conjugar la normativa tributaria aplicable a la
actividad inspectora, fiscalizadora y recaudatoria con los desarrollos por los que el concepto
de Constitución, su rol, así como el Derecho Internacional de los Derechos Humanos han
60
Rodríguez Arana, Jaime. Interés General, Derecho Administrativo y Estado de Bienestar. Madrid, Iustel, 2012,
p. 192.
61
Rodríguez Arana, Jaime. Interés General, p. 144.
62
Idem, p. 148.
63
Alexy, Robert. Teoría de los Derechos Fundamentales. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1993,
p. 286.
64
Supremo Tribunal Constitucional de España, Sentencia 32/1994.
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de los fines estatales, en los que la proporcionalidad de todo actual deviene fundamental, en
su conjunción con la salvaguarda y protección de los derechos fundamentales involucrados.
Por último, es de concluir, según ya he precisado, que el análisis antes expuesto me-
recería ser invocado no solo en el reclamo que los contribuyentes o interesados pudieran
realizar, esto es, no únicamente como medio de defensa ni como triunfo a alcanzar. Por
el contrario, correspondería que estas premisas tuvieran vigencia en el propio obrar ad-
ministrativo, el cual debiera estar impregnado de dichos principios y consideraciones. Así
entonces, los derechos mencionados no serían siempre “triunfos”, ni las garantías efectivas
serían siempre secundarias, en la terminología empleada por FERRAJOLI65. Sino que, por
el contrario, la propia labor de la Administración fiscal debería orientarse a alcanzar la efi-
ciencia y legitimidad en su accionar, realizando la interpretación y aplicando los principios
antes propugnados.
En este supuesto, a las garantías secundarias —cuales son las jurisdiccionales—, se les
adicionarían la efectividad de las primarias o sustanciales66; las que en este análisis se encuen-
tran dirigidas al administrador y legislador; pues hace a la esencia de su función, el obrar en
salvaguarda a todos los intereses involucrados, realizando la debida ponderación, y conforme
al fin último estatal; todo ello en concordancia con el desarrollo antes realizado.
65
Se emplea la diferenciación entre garantías primarias o sustanciales, y garantías secundarias o jurisdiccionales
realizada por Luigi Ferrajoli. Al respecto, consultar: Ferrajoli, Luigi. Democracia y Garantismo. Madrid, Trotta, Segunda
Ed., 2010, pp, 63 y ss. y Ferrajoli, Luigi. Poderes Salvajes. La crisis de la democracia constitucional. Madrid, Trotta, 2011,
pp. 39 a 41.
66
Utilizando la terminología de Ferrajoli, la garantía primaria consiste en “…la prohibición de derogar y en la
obligación de actuar los principios, derechos e institutos establecidos por la constitución…” (Ferrajoli, Luigi. Poderes Salvajes.
Ob. Cit., p. 40). Asimismo, puntualiza el mismo autor que: “Es evidente que mientras la observancia de las garantías (y de
las normas) primarias equivale a la satisfacción de manera primaria y sustancial de los derechos garantizados por ellas, la de las
garantías (y de las normas) secundarias opera, sólo eventualmente, como remedio previsto para la reparación de la inobservancia
de las primeras representada por los actos ilícitos o los actos inválidos” (FERRAJOLI, Luigi. Democracia y Garantismo. Ob.
Cit., p. 64).
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BIBLIOGRAFÍA GENERAL
CONSULTADA
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