La Construccion de Dos-Lados Vo 1 Dario Azzellini PDF
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Darío Azzellini
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1975: 210-211).
E l c a m i n o e s p e c í f i c o v e n e z o l a n o
2 El poder constituyente se refiere a la fuerza colectiva legítima que posee el ser humano
para producir algo nuevo, de pensarlo y modelarlo sin tener que derivarlo de lo existente o
someterse a él (véase cap. 2.2.2).
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E l d i l e m a d e l E s t a d o
Hasta la mitad de los años ochenta, en América Latina
dominaron los conceptos de “liberación nacional” que, por lo
general, preveían un partido fuertemente institucionalizado
en la conducción del Estado, respaldado por una gran central
sindical, y por otras organizaciones de masas (por ejemplo, de
campesinos o mujeres), estructuralmente ligadas al gobierno
y/o al partido. Ellas actuaban como un “brazo prolongado”
del partido.3 Junto a una “burguesía nacional”, a la que se le
atribuía un interés en el desarrollo interno, el Estado empren-
día intervenciones dirigidas a la economía y a la sociedad
para impulsar un desarrollo y una transformación nacional,
orientándose hacia la soberanía frente a los países del norte
(particularmente de EE.UU.). Se postularon posiciones anti-
imperialistas y se buscaron alianzas con otros Estados del
“Tercer Mundo”.
La idea de la centralidad de la toma del Estado, de la utiliza-
ción del mismo para dirigir el proceso de transformación social
y la idea de la construcción de una economía socialista por
medio de la estatización, remonta a Lenin. En los escritos de
Marx no se encuentra un análisis complejo del Estado burgués.
Al seguir las afirmaciones puntuales durante el curso de los
años, se puede ver claramente un desarrollo hacia una postura
que descarta la simple toma del Estado. Marx y Engels, después
de un detenido análisis de la Comuna de París, en un nuevo
prefacio para la edición alemana del Manifiesto Comunista de
1872, afirman que el manifiesto había “envejecido en algunos
3 Según la división tradicional entre lo social y lo político, lo último queda como exclusividad
del Estado y del partido.
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6 La utopía de Gramsci es problemática también, dado que está ligada al fordismo, como se
puede ver en Americanismo y fordismo (Gramsci, 1984: Tomo VI, cuaderno 22).
21
7 Un papel central en este contexto lo juega Alain Touraine (1971) con su concepto de los “nue-
vos movimientos sociales”, que definió como momento más importante de la resistencia en
sistemas capitalistas.
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L a c o n s t r u c c i ó n d e d o s l a d o s
8 Una economía que en vez de ser productiva vive principalmente de la renta de recursos o
capital.
aunque también se refiera a una discontinuidad, bien puede ser interpretado como continui-
dad y no como ruptura.
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L a i n v e s t i g a c i ó n
Y luego constatan:
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35
10 Véase al respecto: Azzellini, 2007 b; Holm /Bernt, 2007; Twickel, 2006; Wilpert, 2007.
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12 Así, por ejemplo, la denominación usual venezolana para los seguidores de AD es “adecos”,
palabra que remite a la combinación AD-comunistas.
13 Según Bonilla-Molina y El Troudi (2004: 45), Betancourt se dedicó en los años siguientes
a provocar, sistemáticamente, a los izquierdistas para obligarlos a entrar en la ilegalidad (es-
trategia que finalmente tuvo éxito).
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14 Corriente interna de AD que fuera bautizada de este modo haciendo alusión al nombre de
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una agencia de publicidad en Caracas, en la cual trabajaba uno de sus principales exponentes.
Esta corriente luchaba por un sistema federalista. Hasta finales de 1961 la mayoría del comité
ejecutivo de AD pertenecía a ARS.
15 Acto seguido, en 1963, los sindicatos de orientación comunista fundaban la Central Uni-
taria de Trabajadores de Venezuela (CUTV), y en 1964 nacía Codesa (Confederación de Sindica-
tos Autónomos) como asociación sindical independiente de izquierda. Sin embargo, ninguna
de estas dos organizaciones pudo desarrollar una fuerza significativa (Bonilla-Molina/El
Troudi, 2004: 40).
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16 El MEP, de tamaño muy reducido, apoyó a partir de 1998 a Chávez. Desde el 2007, después
de que la mayoría de sus antiguos militantes se había unido a otros partidos del proceso, el
MEP —ya prácticamente insignificante— tiene una posición poco clara y errática.
17 Una economía rentista es una economía que se basa principalmente en la renta, o sea en
las regalías de recursos extraídos y exportados, y para la que las actividades e inversiones
productivas son de menor importancia. Un Estado rentista absorbe las rentas, o sea capital
desde el circuito internacional del capital. Desde el punto de vista económico es problemático,
no solo por el freno que significa para un desarrollo interno, sino también porque crea una
fuerte dependencia de las exportaciones de recursos (y con eso del mercado global), grandes
fluctuaciones en las ganancias y favorece a las importaciones frente a la producción interna.
Además, en los Estados rentistas se da fácilmente un nexo entre poder político y posibilidades
financieras. Sobre la economía rentista en Venezuela y sus consecuencias para el Estado y la
sociedad véase Coronil, 2002. No obstante los esfuerzos del gobierno de Chávez de superar la
economía rentista mediante la diversificación productiva, Venezuela sigue marcada por una
economía rentista.
18 También aumentó la abstención electoral en los sufragios nacionales: mientras que entre
1958 y 1973 registraba de un 3,48 a 7,79%, ascendió a un 12,43% en el año 1978, manteniendo
en adelante una tendencia al crecimiento.
19 En protesta por la decisión del MAS de apoyar la candidatura de Chávez en 1998, Teodoro
Petkoff y Pompeyo Márquez abandonaron el partido. En 2002, el MAS se volvió a dividir. La
mayoría de los diputados se unía a la oposición y el MAS casi pasó a la insignificancia. Bajo la
dirección de Didalco Bolívar e Ismael García, la mayoría de la base del MAS fundó el partido
Podemos, que apoyaría a Chávez. En 2007 Podemos rompió con Chávez, pero la mayoría de
sus miembros y gran parte de sus cargos se unieron al Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV). Podemos apoyó al candidato opositor en las elecciones presidenciales y obtuvo un
0,61% de los votos.
61
21 Maddison, Angus. (1995). Monitoring the World Economy, 1820-1992 (Paris: Development
Centre of the Organisation for Economic Cooperation and Development). Tabla D-1d. pág. 203.
En: Coppedge, 2002: pág. 10.
22 Caballero, Manuel. (1991). “Un lunes rojo y negro”. En: El poder brujo. Caracas, pág. 142.
En: Iturriza, 2007: 6.
23 Salamanca, Luis. (1989). “27/2/1989: la política por otros medios”. Politeia, Nº 13, 1989.
Instituto de Estudios Políticos, UCV. Caracas. En: Iturriza, 2007: 6.
25 Nieves, Thamara. “Del 27-F hay otra historia que contar”. El Universal, Caracas, 1/3/1999.
En: Iturriza, 2007: 6.
69
26 Véase los capítulos 2.2.3, 2.2.4, 2.3 y Azzellini/Wilpert, 2009 a; Ramírez Rojas, 2006 y
Zago, 1998.
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27 Las corrientes científicas hegemónicas casi no perciben este desarrollo. Kornblith (1998)
brinda un buen ejemplo de cómo un análisis que se limita a los actores institucionales y élites
sociales es incapaz de comprender la realidad: no reconoce el alcance de los acontecimientos
del Caracazo y de las asonadas cívico-militares de 1992. El Caracazo es presentado como acon-
tecimiento delictivo espontáneo de las clases bajas (1998: 3) y las rebeliones militares como
expresión antidemocrática (1998: 181). Pero incluso científicos que se ocuparon de manera
intensiva de los movimientos, aún así, no pudieron percibir la formación de un proyecto alter-
nativo desde abajo. Tal es el caso de Gastón Carvallo, que ve dos posibles salidas para la crisis
política: a) régimen autoritario de las fuerzas políticas tradicionales, para lo cual se necesita-
ría una amenaza unificadora externa; b) la instalación de un régimen autoritario por parte de
las élites económicas políticamente menos atadas al sistema (Carvallo, 1995: 142-143).
28 Chávez Frías, Hugo. (1998). La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela.
Caracas. Folleto. Págs.6 y 15. En: Ochoa/Rodríguez, 2003: 127.
77
29 Sobre el desarrollo ulterior del MVR, que en 2007 fue disuelto para apoyar el naciente
PSUV, véase Ellner, 2006 a.
30 Partido Revolucionario Venezolano. Escindido del PCV en 1965, su nombre hacía refe-
rencia y era idéntico al del antecesor del PCV que fuera fundado por exiliados venezolanos
marxistas en México en 1926 (Farías, 2006: 157).
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34 Para más detalles sobre el rol de los militares, véase: Müller Rojas, 1992; Otaiza, 2003;
Trinkunas, 2005.
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las FFAA (Díaz Rangel, 2006: 51). Después del Caracazo la orga-
nización adoptaba el nombre de MBR-200 (Harnecker, 2002:
12). Las ideas políticas eran de izquierda y de orientación nacio-
nalista. El EBR tenía un concepto clásico de la toma de poder,
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37 Aún en 2003, cuando en Caracas la Policía Metropolitana estaba bajo el mando de la opo-
sición, pude observar cómo en el 23 de Enero el microtráfico se realizaba con mayor tranquili-
dad en torno a los módulos de la PM.
38 Entrevista con el comandante Jerónimo Paz, de las FBL-EL. 1/2/2005. En: http://www.
cedema.org/ver.php?id=16; versión en Internet: 1/12/2006.
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39 Sobre el alzamiento cívico-militar del 4 de febrero véase Ramírez Rojas, 2006 y Zago,
1998.
103
1.3 El bolivarianismo
40 La apertura del proyecto político hace posible que retorne a él gente que durante un tiem-
po se encontraba en la oposición. Este es el caso de Arias Cárdenas, que se presentó a las elec-
ciones presidenciales del 2000 como rival de Chávez. Arias Cárdenas venía de las filas del
MBR-200, participó junto a Chávez en el alzamiento, rompiendo las relaciones durante las
elecciones presidenciales de 1998. En 2006 volvió con su partido a una alianza con Chávez,
siendo nombrado como embajador de Venezuela ante la ONU.
41 Aunque efectivamente fuera abolida hasta 1854. Hasta 1828, Bolívar mismo realizó di-
versos intentos por imponer la abolición de la esclavitud en la república, pero fracasó en el
grueso de sus iniciativas.
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44 Aunque, como lo constata el mismo Denis, dicha exposición se puede continuar enrique-
ciendo.
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50 Hay que partir del supuesto de que muchos de los adversarios de una nueva Constitución
no participaron en el referéndum.
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53 Entre ellos están quien fuera en ese entonces el presidente de la ANC, Luis Miquilena, así
como Alfredo Peña, Ángela Zago, Edmundo Chirinos, Hermann Escarrá, Marisabel de Chávez,
Jorge Olavarría, entre otros.
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56 Un obispo afirmó incluso públicamente que los deslaves en el estado Vargas, ocurridos el
día del referéndum, que produjeron la pérdida de más de diez mil vidas humanas, habrían sido
un castigo divino (Coppedge, 2002: 19).
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59 Las elecciones estaban previstas para marzo del 2000, pero fueron postergadas debido a
los devastadores deslaves en el estado Vargas, ocurridos el día del referéndum constitucional;
finalmente fueron realizadas el 30 de julio.
141
1793, supuestamente, hasta el restablecimiento de la paz con las fuerzas externas. La Con-
vención Nacional ponía en función el “Comité de Salvación Pública” y se disolvía. El Comité de
Salvación Pública, bajo la dirección de Maximilian de Robespierre, gobernó hasta su caída. El
23 de junio de 1795 la Convención Nacional aprobaba una nueva Constitución.
62 Acta constitucional del 24 de junio de 1793-Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano; versión en Internet: 25/3/2010. En: http://www.der.uva.es/constitucional/verdu-
go/constitucion_fr_1793.html.
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64 Con respecto a la crítica de las democracias liberales, véase: Agnoli/Brücker, 1968; Ma-
cpherson, 1964; 1977; Marcuse/Moore/Wolff, 1966.
65 Klaus Offe y Philippe C. Smither (1995) hasta predicen un futuro incierto para la demo-
cracia liberal a causa de las fuertes demandas sociales a las cuales está expuesta.
67 Macpherson (1964; 1977), entre otros, formuló la crítica a los partidos, describiendo cómo
el sistema partidista finalmente sometió a la democracia de manera efectiva a un control eli-
tista de las decisiones; mientras que, al interior, los partidos funcionan, en su mayoría, con
mecanismos no democráticos.
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69 Edgardo Lander diferencia dos líneas tradicionales básicas. Una, conectada con un peso
en lo comunitario y holístico de la tradición ibérica, y una segunda influenciada por el indivi-
dualismo, que es característico para la tradición protestante anglosajona (1996 b: 24). En los
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años noventa, conceptos liberales, neoliberales y posmodernos tuvieron una fuerte influen-
cia en los debates sobre democracia. Al mismo tiempo, propuestas holísticas y comunitarias
empezaron a romper la hegemonía liberal-democrática. Méndez (2004: 11-13) diferencia entre
democracias directas, representativas, constitucionales y sociales/económicas.
157
71 Sobre el papel del Estado en América Latina y los cambios en el debate de los años noventa,
véase: Oliver, 2005 y Castro/Mussali/Oliver, 2005.
72 Para un cuadro crítico general, con respecto al debate sobre democracia en América Lati-
na, véase: Borón, 1997 y Lander, 1996 b.
159
75 Su concepción es también la orientación principal para el reporte del PNUD 2004 a; que
sigue basando su análisis en el regime analysis aproach. Otro ejemplo, aunque con una am-
pliación menor de criterios, es el Índice de Transformación de la ultraconservadora Fundación
Bertelsmann (BTI, 2008).
76 En el BTI, por ejemplo, Venezuela está en el puesto 118 de 125 países, entre la costa de Avo-
rio y Eritrea; Ecuador está en el puesto 103, entre la República del Congo y Togo. Colombia, en
cambio, un país de terrorismo de Estado donde cada año desaparecen y son asesinados miles
de opositores, ocupa un respetable puesto 58 de la clasificación (BTI, 2008).
163
165
77 Véase: Britto (2006); Carmona Ulloa, Ernesto. (2004). Economía, poder y medios de comu-
nicación en América Latina: los dueños de Venezuela, Caracas: Fondo Ed. Question; Catalá,
José Agustín y Díaz Rangel, Eleazar. (2003). De la dictadura de Pérez Jiménez a los años de
Hugo Chávez: censura y autocensura a medios de comunicación en Venezuela: 1945-2003, Cara-
cas: Ed. Centauro; Díaz Rangel, Eleazar. (2002). Chávez y los medios de comunicación social,
Caracas.
78 En el 2007, la licencia vencida del canal de televisión privada RCTV a una frecuencia de
antena terrestre no fue renovada por falta de “interés social”. La frecuencia fue pasada a un
nuevo canal público. RCTV había participado en el 2001 al golpe en contra de Chávez. Este
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paso administrativo, común a nivel mundial, tuvo como consecuencia una campaña interna-
cional en contra del “cierre” del canal y el supuesto atropello de la libertad de prensa; mien-
tras, RCTV sigue emitiendo por cable y satélite.
79 En el 2002, Danilo Arbilla era presidente de la SIP. Arbilla, miembro influyente de la SIP,
había sido jefe de prensa del hoy en día encarcelado expresidente de la dictadura uruguaya,
Juan María Bordaberry (1973-1984). Véase Isidoro H. Duarte (2008), “Coautor de crímenes de
la dictadura uruguaya participa en Cumbre de la SIP”; versión en Internet: YVKE mundial. En:
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?t=4537, 2/2/2009.
169
presentada raras veces. Loyo (2002) declara que uno de los erro-
res más grandes del gobierno de Chávez ha sido el de no haber
establecido “nuevos canales alternativos para la resolución
pacífica de los conflictos políticos entre los grupos de poder”
(Loyo, 2002: 32). Así, la democracia de élites es presentada
como proceder correcto, porque, según el punto de vista libe-
ral, la existencia de élites y grupos de poder es prácticamente
natural e inalterable. Al parecer, para Loyo es impensable que
la conciliación entre élites es indeseada por ser profundamente
injusta, y porque la existencia de grupos de poder impide la
participación de las mayorías.
El proceso de transformación ha provocado una enorme
politización de la sociedad. La mayoría de los marginados
y no-representados, ha encontrado en la participación una
alternativa a la representación. En Venezuela no se agotó sola-
mente el modelo bipartidista, también el modelo de la demo-
cracia parlamentaria y la cultura que va con el mismo (Lanz
Rodríguez, 2004 a, 2007 c: 20-21; Silva, 2005). Que el sistema
sea todavía un híbrido, mayoritariamente representativo, no
minimiza los retos formulados, la orientación normativa y la
búsqueda constante de elementos alternativos. La omisión de
esto hace imposible a los investigadores, apegados a las cate-
gorías liberales de democracia, captar la realidad venezolana.
80 Como ejemplo de democracias delegativas, O’Donnell nombra a Perú bajo Fujimori. Ve-
nezuela en el 2004 es clasificada, junto a Guatemala (donde el ejército formaría un nicho auto-
ritario), como “democracia política condicional”. Como las “democracias políticas” cumplen
las características centrales a nivel nacional con “alcance limitado de la legalidad estatal”,
“en la actualidad no es claro, aunque por diferentes razones (…) que elecciones limpias ha-
yan sido institucionalizadas” (O’Donnell, 2004: 47). En el caso de Venezuela se hace difícil
interpretar los datos a causa de “las incertidumbres generadas por las peculiaridades de su
régimen” (O’Donnell, 2004: 48).
171
82 Una situación parecida se observa con los entes policiales, los cuales están frecuentemen-
te involucrados en conductas delictivas y al servicio de las viejas élites. La fiscal general de la
República, Luisa Ortega Díaz, reportó que en el 2008 y en el primer cuatrimestre del 2009 la
Procuraduría recibió 10.858 denuncias en contra de policías involucrados en violaciones de
derechos humanos. En 755 casos se trató de asesinatos. En 253 casos las investigaciones de
la Procuraduría habían sido terminadas: 134 policías estaban presos, se habían efectuado 12
condenas, abierto 367 juicios y 384 investigaciones judiciales. De los 10.103 casos restantes
Darío Azzellini
173
83 Propuestas de leyes son elaboradas por comisiones que discuten con grupos de afectados
e interesados, y en parte llevan a cabo extensas consultas públicas y debates. Al final las leyes
deben se aprobadas en tres lecturas.
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84 Una descripción detallada del poder electoral, sus orígenes teóricos y su función se en-
cuentra en Hernández/Lucena, 2003.
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87 Azzellini, Dario. (2010). Keine Niederlage, aber auch kein großartiger Sieg. En: http://ame-
rika21.de/analyse/15741/analyse-azzellini.
89 Azzellini, Dario. (2010). Keine Niederlage, aber auch kein großartiger Sieg. En: http://ame-
rika21.de/analyse/15741/analyse-azzellini.
181
92 Aunque hay que constatar que “el pensamiento único”, en los últimos años, logra domi-
nar cada vez menos el debate público.
189
95 En torno al golpe en abril del 2002 y el paro petrolero en 2002/2003, las expectativas de
un cambio de régimen eran grandes y los actores corporativos intentaron posicionarse para
una eventual repartición de poder.
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101 Decreto presidencial número 7.836, Gaceta Oficial número 39.556, de fecha 19/11/2010.
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207
sostiene Raby (2006: 71): “el líder solo puede llevar el movi-
miento popular adonde está dispuesto a ir”, y eso no es casual,
si no está inscrito “en la estructura de clases preexistente y en
la herencia cultural del movimiento”.
211
Democracia algún día era una palabra del pueblo, una palabra crítica,
una palabra revolucionaria. Ha sido robada por los que gobiernan a la
gente, para añadir legitimidad a su dominio. Es tiempo de retomarla,
de restaurar su poder radical. Democracia no es todo, sino algo.
Lummis, 1996: 15
213
102 Tematizada entre otros por Etienne Balibar, Alex Demirovic, Jacques Derrida, Ernesto
Laclau, Rigoberto Lanz, Claude Lefort, C. Douglas Lummis, Chantal Mouffe y Jacques Ranciè-
re. Para un cuadro general véase: Heil/Hetzel, 2006.
215
103 Según Lissidini, los elementos de democracia directa no fueron introducidos para for-
talecer la participación, sino para fortalecer al Ejecutivo y llegar a modelos más delegativos
(2006 b: 22). Esta tesis es rechazada por Altman después de haber analizado todos los referen-
dos iniciados por gobiernos en América Latina durante las últimas décadas, ya que de haber
sido así, la cuota de éxito tendría que ser más alta del 50% averiguado (2005: 225).
217
104 En su Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel (Marx, 2005: 55), Marx defiende a la
democracia frente a la monarquía y hace algunas declaraciones fundamentales, aunque des-
pués ya no se ocupó de la cuestión de la democracia.
219
105 Una excepción es Lummis, que nombra su concepto también democracia radical, pero
resume: “Democracia no significa que la gente sea bendita con unos gobernantes amables o
justos. Significa que gobiernan sobre sí mismos” (1996: 16).
106 Así la mayoría de los conceptos radical-democráticos comparten características con los
conceptos que supuestamente quieren superar: con las teorías liberal-democráticas y con ten-
dencias marxistas histórico-deterministas.
107 Hay que destacar que el tema del poder constituyente no aparece en las investigaciones
académicas de la época. Eso muestra qué tan lejos estaban las ciencias de la realidad y por
qué han sido sorprendidas por los acontecimientos al igual que la política institucional Así
como el poder constituyente es entendido desde abajo, en los años noventa lo mencionan solo
los mismos actores. Hasta en los análisis científicos más actuales el concepto del poder cons-
tituyente casi no aparece. Una excepción la representa Vargas-Arenas (2007: 287-295), que
aplica el concepto al proceso venezolano haciendo referencia a Negri y el operaísmo italiano.
223
Poder constituyente
225
229
235
241
243
109 Se puede notar un resurgimiento de modelos consejeros. Desde las experiencias en Ve-
nezuela hasta varios textos de debate en el marco de la crisis económica y financiera, el prin-
cipio consejero se encuentra muy difundido; véase por ejemplo Esteva (2009) y Roth (2008).
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251
Partidos y participación
“Los venezolanos puede que sientan un rechazo a los parti-
dos, pero no han encontrado la manera de prescindir de ellos”
afirma Hellinger (2008) de manera correcta. El MVR se fundó
en 1997 como partido electoral para el apoyo de la candidatura
de Chávez, juntando organizaciones y particulares. A causa
de su exclusiva orientación electoral, casi no tenía lazos como
partido con organizaciones populares. Los intentos de cons-
truir frentes ligados al partido fueron abandonados pronto,
ya que los chavistas prefirieron organizaciones independien-
Darío Azzellini
110 Para una crítica al modelo de partido y a la construcción del PSUV, véase: Fernández
Colón, 2006 a; 2006 b; Monedero, 2007.
Participación de mujeres
Ser mujer en Venezuela está conectado con la pobreza. Dos
tercios del total de la población en pobreza son mujeres, en su
mayoría madres solteras. El 71% de los 1.21 millones hogares del
país con un adulto son encabezados por mujeres. En los movi-
mientos populares la situación es parecida. Alrededor del 70%
de los participantes en las misiones educativas —sean formado-
res, promotores o estudiantes— son mujeres (Azzellini, 2007 b:
246; Ellner, 2008: 111; Fernandes, 2007: 97). En las protestas en
contra del golpe, las mujeres formaron visiblemente la mayoría
263
111 Juramentación de los nuevos integrantes del Gabinete Ejecutivo de la República Boliva-
riana de Venezuela. Teatro Teresa Carreño, 8 de enero de 2007. En: Chávez, 2008: 38.
269
271
113 Lo que no tenía importancia para su investigación, ya que la tendencia del capital de
transformar el trabajo progresivamente en trabajo asalariado es lo central.
273
114 Una interpretación sociológica no ayuda entender la clase o lucha de clases, por eso la
diferenciación. Sin embargo, una clasificación de grupos o estratos puede ser muy útil para
un análisis de la sociedad.
115 Virno ve aquí la semejanza más grande con la multitud del siglo xvii . Tampoco en esta
se trataba de la toma de poder, sino de “experiencias plurales, formas de democracia no re-
presentativa, usos y costumbres no estatales” (Virno, 2003: 43). Eso parece muy forzado; fre-
cuentemente se trata de la defensa de ciertos derechos sin que esto signifique una aceptación
de la pluralidad.
277
116 También se diferencia claramente del apologeta del Estado Hobbes y de su interpreta-
ción negativa de la multitud antiestatal. No obstante eso, las referencias al siglo xvii son con-
tradictorias, ya que Virno deduce la multitud del posfordismo.
117 Llega a ser casi un concepto existencialista. Pueblo no se forma a través de experiencias
históricas, luchas y memoria colectiva, y es por eso también diverso en sus metas, flexible y
capaz de transformación, sino se mueve entre una definición republicana (homogenización
para construcción nacional) y una existencialista (tarea histórica de construcción de nación).
118 Además de los diferentes significados de la palabra pueblo, también hay conceptos muy
diversos, como el de los “pueblos indígenas”, que no conllevan ninguna idea de fundar un Es-
tado propio.
119 Las categorías teoréticas marxistas son derivadas de la realidad histórica y, como tal,
no son categorías universales eternamente válidas: una sociedad históricamente dada de ma-
nera concreta no puede corresponder de forma directa a las categorías abstractas. El marxis-
mo no usa la abstracción de manera formal, sino que elabora el concepto de manera abstracta
y lo niega inmediatamente, mostrando los límites del mismo (Dos Santos, 2006).
279
281
121 Sobre racismo en la sociedad venezolana y en la oposición véase: Herrera Salas, 2004 y 2005.
122 YVKE Mundial: Chávez lee nueva lista de ataques a misiones: “Aquí hay una lucha de
clases”. En: http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?1553; versión en Internet:
30/11/2008.
283
123 Chávez hizo referencia muchas veces a la obra y también ha sido distribuida gratis por
el Estado con un tiraje de medio millón de ejemplares.
285
124 Chávez Frías, Hugo. (1993). Pueblo, sufragio y democracia, Nº 2, Yare: Ediciones MBR-
200, 12pp. En: según López Maya, 2002: 121.
289
125 Benjamin, Walter. (1973). “Tesis de la filosofía de la historia”. En: Discursos interrum-
pidos I. p. 178. Madrid.
126 Para solo nombrar algunos ejemplos: Túpac Amaru, José Martí, Farabundo Martí, Au-
gusto César Sandino, Emiliano Zapata, Pancho Villa, etc.
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127 Marxists Internet Archive, abril de 2008; versión en Internet 29/12/2010. En: http://
www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m09-43.htm
128 Ese es, por ejemplo, el caso respecto a la cuestión de la legalización del aborto. Esa de-
manda es expresada de parte de sectores de la base, algunas diputadas y también representan-
tes de instituciones estatales de la mujer; sin embargo, hasta ahora no se logró ni movilizar
para la demanda, ni ponerla de otra manera en la agenda política actual. Una legalización del
aborto no es rechazada solamente por la Iglesia y la oposición, sino también por una parte de
las fuerzas bolivarianas.
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Volumen I
Prólogo 9