Ankfurt y Sartre Pau 2013
Ankfurt y Sartre Pau 2013
Ankfurt y Sartre Pau 2013
Por desgracia, la anulación del individuo a favor del Estado continuó en las
modernas sociedades neocapitalistas.
2. Teoría Política/Estado
• Administración totalitaria
• Sociedad justa/correcta
• Progreso
• Libertad
• Justicia
• Revolución
3. Antropología
• Hombre y Naturaleza
En 1917 tuvo lugar la Revolución rusa que pretendía llevar a la práctica las
teorías filosóficas de Marx. Lenin impuso un régimen comunista totalitario. A
Lenin le sucedió Stalin con el que se agudizó el aspecto policial e
intervencionista del Estado soviético. Los intelectuales europeos se
dividieron entre los que consideraban la revolución como la realización histórica
de una utopía social y y los que la rechazaban por la supresión de la libertad.
Por ejemplo, Sartre estaba a favor y Camus en contra.
El fascismo triunfó en Italia con Mussolini (1922), en Alemania con Adolf Hitler
(1933) y en España con Franco (1939). Diferencias importantes entre ellos
son el fuerte componente racista del nacionalsocialismo alemán y el trasfondo
religioso del nacionalcatolicismo español.
Sin embargo, cabe señalar en este momento una característica común a la teoría
crítica de los años veinte y la posterior a la segunda guerra mundial: su carácter
negativo. Sus miembros eran conscientes de que no era posible formular las
características de la sociedad ideal sino solamente señalar lo malo que debía
desaparecer.
Esta primitiva teoría crítica evolucionó hasta la teoría crítica posterior a la Segunda
Guerra Mundial cuando fue consciente de los numerosos errores de Marx.
“Marx afirmó que la revolución seria un resultado de las crisis económicas, cada
vez más agudas, unidas a la progresiva miseria de la clase trabajadora en todos
los países capitalistas. Esto induciría finalmente al proletariado a poner fin a
este estado y a crear una sociedad justa. Empezamos a darnos cuenta de que
esta teoría era falsa, porque a la clase trabajadora le va ahora mucho mejor que
en tiempos de Marx. Muchos trabajadores se convierten de simples obreros
manuales en empleados con una categoría social más elevada y con mejor tenor
de vida. Además, el número de empleados aumenta constantemente con
respecto al de los obreros”.
Marx creía que la revolución sería el resultado de crisis económicas cada vez más
agudas que empobrecerían cada vez más a la clase trabajadora. Pero no fue esa la
evolución del capitalismo: muchos trabajadores se convirtieron en empleados con una
categoría social más elevada.
Otros miembros de la Escuela de Frankfurt como Marcuse fueron muy críticos con
esta evolución del capitalismo hacia una “sociedad del bienestar”. A pesar del
optimismo que provocaba el progreso económico Marcuse descubría tras esa
celebración al “hombre unidimensional”, una versión peculiar de “el último hombre” de
Nietzsche.
10
“En segundo lugar, es evidente que las crisis económicas graves son cada vez
menos frecuentes. En gran parte pueden impedirse mediante intervenciones de
tipo económico-político. En tercer lugar, lo que Marx esperaba en definitiva de la
sociedad correcta es probablemente falso por el mero hecho de que (y este
principio es importante para la teoría crítica) libertad y justicia están tan unidas
como que constituyen cosas opuestas; a mayor justicia, menos libertad. Para
que las cosas se efectúen con justicia, se les deben prohibir a las personas
muchas cosas, sobre todo el no imponerse a los demás. Pero cuanta más
libertad hay, tanto más aquel que desarrolla sus fuerzas y es más listo que el
otro podrá al final someter al otro, y por consiguiente, habrá menos justicia”.
La sociedad perfecta que Marx planteó es imposible porque justicia y libertad son
ideales contradictorios. A mayor justicia, menor libertad. Si queremos que las cosas se
hagan justamente será necesario prohibir a las personas imponerse unas a otras. A
mayor libertad, menos justicia porque los más capacitados se impondrían a los más
débiles.
Así, nuestra teoría crítica más moderna ya no defiende la revolución, porque, después
de la caída del nacionalsocialismo, en los países del Occidente, la revolución
se convertiría de nuevo en un terrorismo, en una nueva situación terrible. Se trata
más bien de conservar aquello que es positivo, como, por ejemplo, la autonomía de
la persona individual, la importancia del individuo, su psicología diferenciada,
ciertos factores de la cultura, sin poner obstáculos al progreso.
1. INTRODUCCIÓN
Hay dos especies de existencialismo, los cristianos (entre los que destacamos
a Marcel) y los existencialistas ateos (entre los que destacamos a Heidegger y
a Sartre). Lo que ellos tienen en común es simplemente el hecho de considerar
que la existencia precede a la esencia, o, si se prefiere, que hay que partir de la
subjetividad.
Hay que distinguir entre la visión técnica del mundo y la visión existencialista
de la naturaleza humana. Ilustramos con un ejemplo la visión técnica: es
imposible que el hombre fabrique por ejemplo un abrecartas sin saber para qué
va a servir ese objeto. Decimos en este ejemplo que el abrecartas, la esencia –
es decir, el conjunto de cualidades que permiten producirlo y definirlo- precede
a la existencia. Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la cual
se puede decir que la producción precede a la existencia.
13
Subjetivismo, por una parte, quiere decir elección del sujeto individual por sí
mismo, y por otra, imposibilidad del hombre de sobrepasar la subjetividad
humana. Esto quiere decir que cuando decimos que el hombre se elige, el
existencialismo entiende que cada uno de nosotros se elige, pero también
queremos decir con esto que al elegirse, elige a todos los hombres. Cuando
creamos al hombre que queremos ser, creamos también una imagen del
hombre tal y como pensamos que debe ser. Elegir ser esto o lo otro es afirmar
al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque lo que elegimos es lo que
consideramos correcto y valioso. De esta manera, nuestra responsabilidad es
15
ANGUSTIA
DESAMPARO
Estamos solos, sin excusas. El hombre está condenado a ser libre; libre,
porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. El
existencialista no cree en el poder de la pasión para justificar nuestros actos. El
16
DESESPERACIÓN
2. Teoría Política/Estado
3. Antropología
• Existencialismo
• Proyecto
4. Metafísica/Realidad
• Esencia/Existencia
• Angustia
5. Ética
• Responsabilidad - Elección
2- El proceso de descolonización.
4- Existencialismo y post-modernidad.
Lyotard, por su parte, cree que la modernidad ha pretendido dar una respuesta
filosófica y política al sentido de la historia humana. Ha intentado producir el
“gran relato”, ya sea el de la emancipación y progreso de la humanidad a partir
de la Revolución Francesa tal y como aparece en Kant, o el discurso de la
economía política del capitalismo que garantiza que la libertad de mercado
traerá inevitablemente enriquecimiento y democracia para todos, o también la
crítica y la utopía marxista con las que se comprometió Sartre. La
posmodernidad, dice Lyotard, es un estado de ánimo en el que estos “grandes
metarrelatos” ya no son creíbles para nadie, ya no se confía en ellos. La
historia reciente nos ha vuelto escépticos. Estamos de vuelta de todo. Eso es
ser posmodernos.
21
1. La moda existencialista
Para la mayor parte de la gente que utiliza esta palabra sería muy embarazoso
justificarla pues, hoy que se ha puesto de moda, se afirma de buena gana que un
músico o un pintor es existencialista. Un columnista de Clartés firma El
existencialista; y en el fondo la palabra ha tomado hoy tal amplitud y tal
extensión que ya no significa nada de nada. Parece que, a falta de una doctrina
de vanguardia análoga al surrealismo, la gente ávida de escándalo y de ajetreo
se dirige a esta filosofía, que no puede, por otra parte, aportarle nada al
respecto; en realidad es la doctrina menos escandalosa, la más austera; está
destinada estrictamente a los técnicos y a los filósofos. No obstante, puede
definirse fácilmente.
Lo que complica las cosas es que hay dos clases de existencialistas: en primer
lugar, los que son cristianos, entre los cuales yo incluiría a Jaspers y a Gabriel
Marcel, de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos, entre
los cuales hay que incluir a Heidegger y también a los existencialistas franceses
y a mí mismo.
Dentro del terreno filosófico, Sartre distingue dos escuelas existencialistas: una
corriente cristiana representada por Jaspers y Marcel, y otra atea que incluiría a
Heidegger y al mismo Sartre.
otra parte, tiene una utilidad definida, y no se puede suponer un hombre que
produjera un abrecartas sin saber para qué va a servir ese objeto. Diremos pues
que, para el abrecartas, la esencia -es decir el conjunto de recetas y de
cualidades que permiten producirlo y definirlo- precede a la existencia; y así, la
presencia, frente a mí, de semejante abrecartas o de semejante libro está
determinada.
Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la que se puede decir que
la producción precede a la existencia.
Cuando concebimos un Dios creador, tal Dios se asimila en la mayor parte de las
ocasiones a un artesano superior; y sea cual sea la doctrina que consideremos,
se trate de una doctrina como la de Descartes o de la doctrina de Leibniz,
admitimos siempre que la voluntad sigue más o menos al entendimiento, o al
menos lo acompaña, y que Dios, cuando crea, sabe perfectamente lo que crea.
Así, el concepto de hombre, en el espíritu de Dios, es asimilable al concepto de
abrecartas en el espíritu del industrial; y Dios produce al hombre siguiendo unas
técnicas y una concepción, exactamente como el artesano fabrica un abrecartas
siguiendo una definición y una técnica. Así, el hombre individual realiza cierto
concepto que se encuentra en el entendimiento divino.
7. El existencialismo ateo.
El existencialismo ateo pretende ser coherente con la idea de que Dios no existe. La
desaparición de Dios del mapa filosófico implica que hay al menos un ser cuya
existencia no está definida de antemano: es el hombre.
El hombre no sólo es tal como se concibe, sino tal como se quiere, y como se
concibe después de la existencia, como se quiere tras ese impulso hacia la
existencia, el hombre no es otra cosa que lo que él mismo se hace. Éste es el
primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad y
lo que se nos reprocha con ese mismo nombre. Pero ¿qué queremos decir por
esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o que la mesa?
Pues queremos decir que el hombre comienza por existir, es decir que el hombre
es en primer lugar algo que se lanza hacia un porvenir y algo que es consciente
de proyectarse en el porvenir.
El hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa pues estos objetos
tienen definida su esencia previamente a su existencia. El hombre, por el contrario,
existe y es consciente de ser un algo que se proyecta hacia el porvenir. Este discurso
sobre la dignidad del hombre remite directamente al humanismo renacentista de Pico
della Mirandolla.
10. El proyecto
entendemos por querer es una decisión consciente y que es, para la mayoría de
nosotros, posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Puedo querer
adherirme a un partido, escribir un libro, casarme, todo esto no es más que una
manifestación de una elección más original, más espontánea que lo que se llama
voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre
es responsable de lo que es.
No existe una Idea de hombre que determine cuál ha de ser su existencia. El hombre
es, sobre todo, voluntad y, por tanto, responsable de lo que es.
12. La elección
Cuando, por ejemplo, elijo el cristianismo en lugar del marxismo estoy proponiendo
que todos los hombres deberían también optar por una filosofía de la humildad y la
renuncia. Existe aquí una clara reminiscencia del imperativo categórico kantiano.
Esto nos permite comprender lo que ocultan palabras un poco grandilocuentes como
angustia, desamparo, desesperación. Como van a ver ustedes, es extremadamente
simple. En primer lugar, ¿qué se entiende por angustia?
15. La angustia