Modulo de Doctrina Policial PDF
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MAYO - AGOSTO
PRESENTACIÓN
Uno de los pilares de la democracia es la paz interna de la República. Nuestra Constitución Política
inspirada en el mandato del pueblo ha previsto que velemos porque esta se cumpla fielmente, y así lo
hemos hecho durante el gobierno de la revolución ciudadana. Inspirados en el espíritu con el que fue
creada en 1938 bajo el régimen del presidente Alberto Enríquez Gallo, la Policía Nacional vive
actualmente un cambio de paradigma que implica que cada policía se considere a sí mismo como el
primer servidor público, porque está llamado a precautelar porque esa paz deseada por todas las
personas, sea una realidad en la vida cotidiana de la gente.
Una policía más cercana a la comunidad y cumplidora de los principios constitucionales es hoy por hoy,
una nueva orientación que está en marcha con el liderazgo del Presidente de la República Li. Lenin
Moreno Garcés, del Ministerio del Interior, como ente rector de la política pública de seguridad y
gobernabilidad, y con la gestión de las acciones de seguridad desde la Comandancia General de Policía.
Los cambios son radicales y profundos y hablan de una nueva era que lleva a los hombres y mujeres
policías a ser fieles representantes del orden y la convivencia en el marco normativo interno y lo
establecido en los convenios, pactos y tratados internaciones de los cuales Ecuador es parte. Esta
Doctrina Policial generada desde su propia voz es un gran aporte y se constituye en una herramienta
para brindar seguridad pública para garantizar, entre otros aspectos propios de su función, el uso
legítimo y progresivo de la fuerza, solo en caso de ser necesario
Cada servidor y servidora policial tiene con esta Doctrina Policial un conjunto de principios y valores que,
expresados en un texto, son, sin duda aquellos pilares que siempre han forjado y forjarán a su institución
como aquella fiel defensora de la paz y de la justicia para el bien común.
CAPITULO I
UNIDAD I
IDENTIDAD POLICIAL:
¿QUIÉNES SOMOS?
Saber quiénes somos es buscar la esencia de la institución policial, indagar sobre
nuestra identidad y reflexionar sobre las siguientes interrogantes: ¿QUE ES LA
POLICIA ECUATORIANA? ¿QUE SIGNIFICA EL SER MIEMBRO DE LA
POLICIA? ¿EXISTE UNA IDENTIDAD COMUN? ¿Cuál SERIA?
Ser policía es escoger una profesión cuyo fin es el honor de servir a la ciudadanía
desde el anonimato cotidiano, sentir dolor cuando nuestros compañeros han caído en
cumplimiento de su deber, pero también, es evitar la cadena de impunidad ante la labor
de miembros policiales que traicionan nuestros principios y distorsionan su misión.
Ser policía es saber que somos parte de una noble institución que protege los derechos
de todas las personas y colectivos legítimos y que reconoce a aquellos superiores que
han sido ejemplo de mujeres y hombres disciplinados, honestos, valientes y
sacrificados como seres humanos íntegros y capaces de dar su vida para honrar su
juramento de servicio.
Una labor cotidiana, coordinada y en permanente contacto permitirá alcanzar con éxito
el objetivo planificado, esto es la seguridad ciudadana, el orden y la convivencia
pacífica.
La convivencia pacífica, es decir, la armonía colectiva construida para el Buen Vivir,
surge de la protección y del ejercicio de los derechos, libertades y garantías de los
Toda visión busca el mejoramiento permanente, hay que conocer aquello que se debe
corregir. Es dispensable autoevaluarnos, poner en primera línea el pensamiento crítico,
y reconocer con honestidad las deficiencias y errores.
1
Constitución Política de la República del Ecuador, Art. 158
2. Armada.
Como en el resto del mundo, la policía ecuatoriana encarna el principio del monopolio
legítimo de la fuerza en manos del Estado como garante del orden público, es a esta
institución a quienes los ciudadanos entregan una parte de su libertad a cambio de vivir
en una sociedad pacífica y justa.
3. Disciplinada
Disciplina es sinónimo de orden, carácter y perseverancia. Por el tipo de trabajo que
realiza la policía, la disciplina en su accionar es un elemento fundamental para el éxito
en todas sus operaciones.
Sobrepase disposiciones que rigen para todos los funcionarios policiales, instituyendo
un caso de abuso de autoridad.
4. Profesional
La policía es una institución profesional porque imparte una formación superior a sus
integrantes.
Triunfa quien tiene el conocimiento de su lado.
5. Jerarquizada.
En una estructura jerárquica existe un orden escalonado que permita regular las
relaciones de mando y subordinación, ofreciendo unidad y coherencia a toda la
organización. La jerarquía al interior de la policía es una responsabilidad que surge del
grado, la antigüedad y la calidad del desempeño profesional.
La policía ecuatoriana guía su actuación con base a la verticalidad del mando que
viene desde el Presidente de la República, quien en su calidad de máxima autoridad en
materia de seguridad ciudadana, traza el rumbo de la institución.
7. Obediente y no deliberante
La obediencia se relaciona estrechamente con la jerarquía y la disciplina e implica en
primer lugar, el sometimiento irrestricto al orden institucional de la República y el
acatamiento a las disposiciones legales, judiciales y administrativas.
El carácter no deliberante hace referencia a la neutralidad política que debemos
mantener como miembros de esta institución.
Empero, la obediencia tiene un carácter reflexivo, según la cual el subalterno puede
discernir sobre la legitimidad de las disposiciones que reciba de sus superiores
La legalidad está establecida en la Ley y su interpretación no le corresponde a la
policía, no obstante está obligado a conocerla no solo por la presunción establecida en
el Código Civil, sino por la naturaleza propia de su cargo.
¿Cuándo obedecer y cuándo no?
Es una tarea compleja el poder discernir hasta cuándo una orden debe ser cumplida a
cabalidad y en qué momento se transforma en una arbitrariedad, una injusticia o
ilegalidad. Es ahí donde entra la doctrina policial como un conjunto de valores y
principios que orientan nuestro comportamiento ante los dilemas éticos que se
presentan en el trabajo cotidiano o la vida privada.
Debemos tener presente que la obediencia a órdenes superiores no eximirá de
responsabilidad civil o penal a quien las ejecute.
La doctrina policial.
Los valores se relacionan con la ÉTICA, que se refiere al carácter, hábito o modo de
ser de una persona. La ética es una rama de la filosofía que estudia qué es lo moral
y cómo se aplica en los distintos campos de la vida personal y social.
Así como la moral se apoya en los principios, la ética se fundamenta en los valores,
que son apreciaciones personales de la bondad de los actos y que dependen de la
conciencia libre de cada individuo.
Lo que distingue a ambos conceptos es el origen de su fundamento, en el caso de la
Ética seria el “yo”, la propia conciencia del individuo que le dice lo que está bien o
mal; mientras que en el caso de Moral es toda la sociedad que configura principios
con base a las costumbres, las que cambian según las generaciones, pero están allí
siempre.
Cada institución establece los principios y valores que le son propios según su
naturaleza y funciones, con el objetivo de conseguir el comportamiento que se espera
de cada uno de sus miembros.
De acuerdo con nuestra misión de garantizar la seguridad ciudadana, el orden público y
la protección de los derechos y garantías, la institución policial definió un conjunto de
principios y valores que orientan nuestro accionar. Son la parte central de nuestra
doctrina y, por lo tanto, tienen el carácter de obligatorios e irrenunciables para cada
policía. Deben, además, ser enseñados, aprendidos y practicados por todos los
miembros de nuestra institución.
No existe mejor doctrina que aquella que se predica con el ejemplo. Seamos un
referente de trabajo para nuestros compañeros y para la ciudadanía, digno de ser
imitado por su valor y sacrificio.
De tal manera que cuando un derecho sea o pueda ser vulnerado, cualquiera que este
sea, debemos acudir a las garantías establecidas en la Constitución para asegurar su
cumplimiento.
Todos los policías somos servidores públicos, por tanto, estamos obligados a rendir cuentas a la
ciudadanía, respecto de nuestros actos u omisiones en el cumplimiento de nuestro deber.
Los miembros de la Policía Nacional están obligados a cumplir solo lo dispuesto por la
Constitución y la Ley.
¿Qué es la Ley?
La Ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la
Constitución, manda, prohíbe o permite.
Los pilares de la democracia se construyen sobre el orden público, que resulta del
respeto a las normas básicas de convivencia, tanto por parte de las autoridades como
por parte de la ciudadanía.
El ejercicio del poder público se debe dar en el marco del respeto al ordenamiento
jurídico, cuyo cumplimiento generalizado es el sustento de la democracia y de los
derechos de participación política reconocidos en la Constitución
Que tenemos que velar por la seguridad para cumplir la Ley, defender el orden público,
la seguridad ciudadana, el desarrollo nacional, así como la paz social.
Esto implica asegurar el respeto al orden público para que la organización social esté
basada en el consenso generalizado, el diálogo como mecanismo válido de gestión de
conflictos, la transparencia en la información y el respeto de la voluntad de la mayoría.
Significa que tenemos que hacer que las órdenes de las autoridades estatales
competentes se ejecuten en el marco de la Ley.
Es ahí también cuando debemos actuar como garantes de los derechos ciudadanos y amigos
de la comunidad.
Un policía debe reconocer cada derecho para protegerlo, y cada deber para garantizar su
cumplimiento
El impacto de nuestro trabajo policial será más efectivo cuanto más podamos combatir las causas
estructurales y factores de riesgo que originan la violencia y la delincuencia.
Nuestra opción profesional por trabajar en pos del orden, la paz ciudadana y seguridad,
implica estar alerta de que el cumplimiento de este deber puede confrontarnos a
situaciones donde nuestra integridad corra peligro.
Todos los miembros de la policía debemos dar ejemplo de honestidad, para que no
haya dudas respecto a nuestro desempeño, este debe ser oportuno, ágil y efectivo, sin
favorecer con su intervención a persona alguna.
La mejor gestión pública consiste en realizar el trabajo más eficaz con el menor costo
posible.
Un buen administrador que comprende la importancia de una planificación estratégica,
es capaz de utilizar con responsabilidad y eficiencia los escasos recursos con los que
cuenta.
Las necesidades del Estado son múltiples y generalmente los recursos son siempre
escasos, por eso, cada centavo que se invierte en la gestión
Pública debe ser retribuido en servicios y atención a la población.
El trabajo que realiza la institución puede ser evaluado mediante el nivel de satisfacción
que la ciudadanía percibe de la labor desempeñada.
La policía ecuatoriana debe tener imperativamente, conciencia de la gran inversión
financiera que la sociedad realiza en ella.
La policía ecuatoriana es una institución digna que no recibe regalos de las personas
individuales ni de las instituciones a las que sirve.
Esto exige innovación, pro actividad, alta capacidad de adaptación y de respuesta a los
sucesivos cambios en las determinantes sociales que inciden sobre la delincuencia, a
fin de mantener la calidad del servicio que brinda la institución. Pero sobre todo exige el
conocimiento de las políticas institucionales.
2. Patriotismo:
Cultivamos el respeto y amor por la Patria, sobre la base de un trabajo comprometido
con la población, esto significa sentir orgullo de ser ecuatoriano y estar ligado a nuestra
tierra natal por una cultura, historia, tradiciones y proyección de futuro.
4. Integridad:
La honestidad, transparencia, compostura y moderación en la vida personal, laboral y
social, son las cualidades que nos hacen capaces de proteger los derechos humanos,
la seguridad ciudadana y el orden público, en apego a la Constitución y las leyes de la
República.
5. Espíritu de Justicia:
Actuamos de manera imparcial y equitativa en aras de garantizar el bien común y el
Buen Vivir de todas las personas que habitan el territorio de la República del Ecuador,
según los preceptos constitucionales y los planes nacionales de desarrollo. Las
acciones que realizamos en cumplimiento de nuestro deber se caracterizan por ser
justas, libres de prejuicios y discriminaciones por razones de nacionalidad, género,
sexo, edad, condición social, etnia, ideología, religión, filiación política o de cualquier
otro tipo.
6. Solidaridad:
Nos adherimos a la causa común de la sociedad ecuatoriana para alcanzar el Buen
Vivir. Aquí radica nuestra solidaridad, que se hace efectiva en el servicio que la Policía
Nacional brinda a la ciudadanía en su demanda de seguridad y paz.
8. Responsabilidad:
En virtud de la misión institucional de velar por la seguridad ciudadana y el orden
público, nuestros superiores son responsables por las órdenes que imparten a los
subalternos. Pero estamos conscientes de que la obediencia a órdenes ilegítimas, que
atenten contra la vida y dignidad de las personas o estén por fuera de la Ley, no exime
de responsabilidades. Por ello debemos tomar las acciones pertinentes para evitar que
se cometan atropellos en contra de los derechos y garantías constitucionales. Además,
tenemos el compromiso de informar a nuestros superiores y a las autoridades u
organismos correspondientes cuando consideremos que se ha producido o se va a
producir un acto que lesione la dignidad y la vida humana, dentro o fuera de la
institución.
9. Espíritu de sacrificio:
Estamos dispuestos a realizar esfuerzos extraordinarios en el cumplimiento de la misión,
venciendo los intereses personales, nuestra comodidad e incluso ofrendando la vida por
la ciudadanía a la que protegemos, por nuestras propias familias y por nuestro país.
10. Lealtad:
Asumimos un compromiso con nuestra institución, con nuestros superiores, pares y
subalternos, a quienes no podemos traicionar con un comportamiento que manche el
11. Tradición:
Debemos respetar y mantener el legado de creencias, valores, principios y costumbres
que se han transmitido de generación en generación dentro de la institución y que tienen
un valor inestimado.
12. Honradez:
Debemos ser íntegros al obrar. Nos abstenemos de toda forma de corrupción,
denunciamos cualquier acto ilegal e ilegítimo del cual tengamos conocimiento en la
prestación del servicio policial o fuera de él.
13. Valentía:
Debemos estar preparados para dominar nuestros miedos y actuar con coraje y fuerza
de voluntad para superar desafíos y hacer frente a los más grandes obstáculos,
siempre perseverando y sin dudar. La valentía nos hace asumir las consecuencias
positivas o negativas de nuestros actos. Estamos obligados a actuar para evitar
omisiones dolosas o culposas.
14. Prudencia:
Debemos actuar con cautela y precaución en el cumplimiento de nuestro trabajo y
discernir con base a nuestro buen juicio y en apego a las leyes y normas establecidas,
a fin de respetar la vida, sentimientos, integridad y libertades de las demás personas.
15. Austeridad:
Debemos vivir de forma sencilla, disfrutar de las cosas simples e importantes de la vida
como la familia, la descendencia, la libertad, la naturaleza, el deporte y la amistad, sin
preocuparnos por acumular grandes fortunas que no son sinónimo de felicidad. En
definitiva, mostrar un desapego hacia los bienes materiales para disfrutar de otros
bienes de orden superior como la realización personal, el éxito profesional, la
espiritualidad, la tranquilidad de conciencia, la paz del espíritu, el honor, la satisfacción
del deber cumplido y el reconocimiento de la ciudadanía.
No llegamos a la institución policial para hacernos ricos, sino para construir una
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sociedad mejor para todos.
16. Credibilidad:
Nos comprometemos a decir siempre la verdad, porque la credibilidad va de la mano
de la transparencia y la rectitud. Cuando una persona ha realizado su trabajo de forma
íntegra es creíble ante la sociedad.
18. Tolerancia:
Reconocemos la especificidad de la realidad histórica y social de nuestro país, en
relación con su diversidad poblacional, étnica, lingüística y cultural. Por ello, nuestro
servicio a la comunidad se basa en el respeto de las diferencias, sin atentar contra el
bien común y comprometidos con el Buen Vivir de la sociedad ecuatoriana.
19. Perseverancia:
Tenemos la virtud de nunca desfallecer en el cumplimiento del deber, con constancia y
tenacidad, continuamos trabajando por nuestros objetivos personales e institucionales,
sin importar las adversidades.
20. Coherencia:
Si nuestra misión es garantizar el orden público, la paz ciudadana y la seguridad
interna, en el marco del respeto a los derechos y libertades constitucionales, debemos
ser consecuentes con este fin, siendo respetuosos con el cumplimiento de la Ley, el
orden, la honestidad y vocación de servicio, sin abusar de nuestra posición ni buscar el
beneficio personal.
Época Colonial
El sistema de seguridad y control del orden público existente en los territorios
coloniales de lo que hoy es el Ecuador fue similar al que había entonces en España. Un
Alguacil Mayor como jefe de la protección de la ciudad, y los alguaciles menores como
sus ayudantes. La aplicación de la justicia estaba a cargo de los alcaldes ordinarios no
existiendo un poder judicial independiente.
En aquellos años, los asuntos policiales involucraban la seguridad de las personas y
sus bienes, la vigilancia de los poblados, el cuidado de la moral y la salubridad pública,
la mejora y aseo de las calles, el reparo y conservación de las fuentes de agua,
caminos, puentes y calzadas, el abasto público, el ornato de los edificios, entre otros
que hoy asumen los gobiernos locales. La legalidad y uniformidad de las monedas,
pesas y medidas, también estaban a cargo de los guardianes del orden. Temas
bastantes complejos y no siempre relacionados con el actual trabajo que realiza
nuestra institución. Hay que entender que la conflictividad social de la época colonial
respondía a diferentes problemáticas sociales que han ido evolucionando con el paso
del tiempo.
Para el cumplimiento de estas actividades existían también otros funcionarios como el
Fiel Ejecutor, el Tenedor de Bienes de Difuntos, el Procurador y el Mayordomo de
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Propios, nombres que ahora nos parecen extraños, pero estaban relacionados con el
desarrollo económico y social de la época.
Posteriormente, se incorporan otros como el Alarife y el Juez de Aguas, quienes tenían
relación con las actividades de construcción y agrícolas.
A continuación, se destacan algunos hitos históricos que dan cuenta de la evolución de
nuestra institución con el avance cultural, territorial, económico, político y social del
Estado ecuatoriano.
Hacia el 28 de Agosto de 1563, sentando los primeros pasos para la colaboración con
la justicia, se crea la Real Audiencia de Quito y se amplía y organiza de mejor manera
la estructura, agregándose un nuevo grupo de alguaciles y un pequeño cuerpo de
“corchetes” como personal subalterno operativo.
En 1731, con dependencia del Cabildo, se instituye en Quito el Juez de Barrio, cuya
gestión consistía en ayudar a los alcaldes ordinarios, aliviándoles la gran cantidad de
trabajo generado por el aumento de la población y sus consecuentes problemas
judiciales y de orden.
Años después, el 31 de diciembre de 1777, en su reemplazo, se establecen los
alcaldes de barrio, a quienes se les asignó un distrito específico en la ciudad, lo que se
constituyó en un firme paso para el posterior mejoramiento de la estructura de control y
seguridad.
El 9 de agosto de 1791, el Presidente de la Real Audiencia, Don Luis Muñoz de
Guzmán y Montero de Espinoza, expidió el primer reglamento de policía del que se
tiene conocimiento en nuestra historia, para generar la tranquilidad, aseo y gobierno
político en todo el territorio. El 1 de septiembre del mismo año se estableció la Primera
Comisaría General de Policía de Quito.
El 31 de diciembre de 1799, por disposición del Presidente de la Real Audiencia, Don
Luis Francisco Héctor, Barón de Carondelet, el Cabildo quiteño formó el Cuerpo de
Serenos, encargándole exclusivamente de la vigilancia nocturna de la ciudad. Este
dependía operativamente en cada sector de la institución llamada el Alcalde de
Barrio que estaba constituida por comisarios en los distritos y serenos en las
manzanas, quienes durante el día laboraban adicionalmente en el cobro de pensiones
por servicio a los dueños de casa del sector que vigilaban. En Guayaquil, este servicio
La Policía en la República
Estado libre e independiente con los pueblos comprendidos en el Distrito del Sur y más
los que quisieran incorporarse mediante las relaciones de naturaleza y de recíproca
conveniencia, según se dijo entonces
La Asamblea Constituyente instalada en el mismo año en Riobamba, dio origen al
Estado ecuatoriano conformado por los tres departamentos del
Distrito del Sur. En el mismo texto constitucional se estableció que los concejos
municipales, previa reglamentación municipal, y con aprobación del Congreso,
ordenaran a la Policía de cada departamento.
En 1831 para Quito, y en 1833 para Guayaquil, fueron expedidos los primeros
reglamentos de policía estructurando a la Policía con jefe, comisarios y celadores,
todos dependientes del correspondiente Concejo Municipal y con jurisdicción cantonal.
José María Plácido Caamaño, la que se denominó Policía de Orden y Seguridad
Esta se conformó con cuerpos provinciales comandados por un intendente general, y
con cuerpos policiales organizados con comisarios, inspectores, celadores y personal
administrativo, con una estructura netamente civil.
El 1 de noviembre de 1898, se estableció la Dirección General de Policía con sede en
Quito, organismo que tuvo vigencia hasta 1937, en que se transformó en Inspección
General de Policía
La policía en el Siglo XX
Al expedirse el 12 de diciembre de 1923 un nuevo reglamento general para la
Organización y Servicio de la Policía, por parte del Presidente José Luis Tamayo, la
Policía de Orden y Seguridad cambió a la nueva identidad de Policía Nacional,
manteniendo su carácter civil, y asimismo, organizada en cuerpos provinciales. A esa
fecha se hallaba conformada por intendentes generales, subintendentes, comisarios,
jefes de investigaciones, inspectores, subinspectores y celadores; distributivo jerárquico
que fue ratificado en la primera Ley Orgánica de la Institución, expedida el 11 de enero
de 1936.
El 8 de julio de 1938, a través de una nueva ley orgánica, las Fuerzas de Policía se
transforman en Cuerpo de Carabineros, manteniendo su carácter militar, se suprime la
Inspección General de Policía y se crea en su reemplazo la Comandancia General.
A partir de las constituciones promulgadas en 1945 y 1946 en las que se establece a la
Policía y las Fuerzas Armadas como Fuerza Pública, el 31 de octubre de 1951 el
Congreso introduce varias reformas en las leyes sustanciales, una de las cuales
sustituye el nombre de Guardia Civil por la nueva identidad Policía Civil Nacional. Así
también, se establecen las denominaciones jerárquicas de prefecto jefe, prefecto,
subprefecto, inspector, subinspector primero y subinspector segundo para los oficiales.
Promulgada el 9 de noviembre de 1964 una nueva ley orgánica, se elimina la identidad
de Policía Civil y la institución adopta un nuevo nombre, Policía Nacional,
estructurándola con los servicios urbano, rural, tránsito e investigaciones.
En 1983, se aprobaron reformas a la Constitución, determinando que la Policía
Nacional tuvo por misión fundamental garantizar el orden interno y la seguridad
individual y social, además constituía una fuerza auxiliar de las Fuerzas Armadas
HERÁLDICA Y PROTOCOLO
Respetamos y honramos nuestros símbolos
2. Bandera Policial
Los colores que actualmente tiene la bandera policial se aprobaron conjuntamente con
el escudo de armas de la Institución en 1959. Desde entonces, son utilizados
oficialmente los colores plomo-plata y azul.
La bandera está compuesta de dos franjas horizontales en partes iguales, cuyos
colores representan la grandeza y superación policial.
La combinación de los colores azul y plomo- plata significan lealtad, confianza,
estabilidad y sabiduría necesarias en el quehacer encomendado a la Policía Nacional.
Representan valores propios de la profesión policial, que garantizan el buen ejercicio
de sus funciones.
I
Somos fieles guardianes del orden,
defendemos la paz, la justicia;
de la Ley somos fuerte milicia
que asegura al País Libertad.
Inflamados de amor a la Patria,
tremolando sin mancha su emblema,
viviremos con fe nuestro lema:
“Disciplina, valor, lealtad”.
II
Meditemos en nuestro estandarte,
fiel compendio de nuestro civismo,
para ser, con honor y heroísmo,
centinelas del orden social;
nuestro noble blasón nos impulse,
con su signo de ley justiciera,
a empuñar nuestra espada guerrera
contra todas las fuerzas del mal.
III
Custodiando las vidas humanas,
en constante y en duda vigía,
patrullamos de noche y de día
por las rutas de nuestro Ecuador;
IV
Al impulso del fuego sagrado,
que forjara un pasado de gloria,
seguiremos la gran trayectoria
de servicio hacia nuestra nación;
si, en defensa de nuestros hermanos,
es preciso ofrendar nuestra vida,
que sepamos amar sin medida
por cumplir nuestra noble misión.
4. Lema Institucional
Viva el Ecuador
Respondemos:
“Viva”
5. Juramento Institucional
6. Protocolo: