Quimica y Epistemologia
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Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia
Vol. 1 • Nos. 2 y 3 • 2000 • Págs. 9-26
Química y Epistemología,
una relación esquiva
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Sin embargo, los químicos forman el mayor grupo de científicos y
los resultados de la química tienen un impacto económico enorme
en el mundo contemporáneo. La segunda revolución industrial fue
un proceso esencialmente químico, como lo fue la revolución verde
lograda por la aplicación de químicos a la agricultura. Desde el
medio ambiente hasta la salud, desde la agricultura hasta la biología
molecular, desde la industria pesada hasta la cosmología, desde
los nuevos materiales hasta la nanotecnología, la química moldea
nuestra comprensión del mundo en todos los sectores de
importancia para la vida moderna. Por eso es extraño que dentro
de este inmenso número de personas dedicadas a la química haya
tan pocas dedicadas a reflexionar sobre los fundamentos de su
disciplina y su relación con las otras ramas del saber. Las
asociaciones de químicos se preocupan principalmente de apoyar
el estatus profesional de sus miembros o de defender los intereses
de los productores de bienes químicos y dejan muy poco espacio
para los grupos comprometidos con temas de interés más general.2
1. El fisicalismo
2. Esta es una afirmación totalmente cierta en Colombia. Una consulta a «Noticias Químicas»
y a «Química e Industria», las revistas de la Asociación de Químicos Colombianos
ASQUIMCO y de la Sociedad Colombiana de Ciencias Químicas, respectivamente, lo
confirma por completo. Sin embargo, la frase es tomada de un artículo de Jacopo Tomasi
aparecido en Hyle de 1999 (Tomasi, 1999), lo cual atestigua sobre la universalidad del
problema.
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una fuerte capacidad de predicción, y a pesar de que Kant asegu-
rara en esos días que la química nunca podría llegar a ser una
ciencia pues no era susceptible de formulación matemática,
comenzó, precisamente en el libro de Lavoisier, la ruta de su mate-
matización.
3. Dalton aprendió a pesar los átomos a partir de una interpretación profunda del significado
de la Ley de las Proporciones Definidas y triunfó al predecir la existencia de una Ley de
las Proporciones Múltiples. Las bases de una ciencia de la medida de lo atómico estuvieron
echadas por él, por Gay-Lussac y por Avogadro en la primera década del siglo, a pesar de
que hubo que esperar hasta 1860, el Congreso de Karlsruhe y el libro de Cannizzaro para
que estas bases cristalizaran en una tabla coherente y universal de pesos atómicos,
hallada la cual fue inmediata la formulación de la Ley Periódica y la escritura de Tablas
Periódicas completas. La Ley Periódica: la ley universal de la variación periódica de las
propiedades de los elementos en función del peso atómico fue una poderosa herramienta
de predicción que permitió hallar elementos nuevos, pero, sobre todo, mostró que había
una armonía en los átomos constituyentes de los elementos, una relación de orden entre
ellos y una necesaria estructura interna que diera cuenta de este orden. En ese sentido,
fue un microscopio poderoso que permitió por primera vez entrever el interior del átomo.
Para el momento en que fue formulada, ya Hittorf había aprendido a medir la velocidad de
los iones individuales en las soluciones y poco tiempo después, Arrhenius aprendía a
ponerles y quitarles cargas, reconfirmando el carácter atómico (o cautivado, si se prefiere)
de la carga eléctrica, que ya había sido puesto de manifiesto en los experimentos de
Faraday.
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artificiales con las mismas y mejores propiedades y siguieron en
un trabajo de demiurgos, creando un mundo enteramente nuevo,
tan nuevo, que al finalizar el siglo XX una inmensa mayoría de
las sustancias materiales que forman el entorno cotidiano del
hombre ni siquiera existían cien años antes.
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Otra razón importante para la delegación en la física de la reflexión
teórica en química fue la clasificación de las ciencias de Comte,
que puso a la química en una jerarquía inferior a la física y a las
matemáticas tanto desde el punto de vista lógico como desde el
fundacional. En esto pesa mucho la opinión de Kant de que sólo
es ciencia aquello que sea susceptible de matematización, expresa-
da tanto en la Crítica de la Razón Pura como en los Fundamentos
Metafísicos de la Ciencia Natural, pero tal vez más que esto, pesa
la decimonónica confusión entre matemáticas y ecuaciones dife-
renciales, que llevó a entender la afirmación de Kant como que
sólo hay verdadera ciencia allí donde puedan escribirse ecuaciones
diferenciales. Más adelante, al tocar el tema de la predicción en
ciencia volveremos sobre este punto. Nye (1993, pp. 33 y 57)
recuerda cómo a finales del siglo XIX los físicos tendían a ver a la
química como una ciencia descriptiva que requería fundamentos
físicos. Entre quienes lo pensaban así, Nye cita específicamente a
Maxwell y a Helmholtz cuya autoridad como físicos llevaba a
que sus puntos de vista prevalecieran a pesar de su clara falta de
competencia en la ciencia sobre la cual opinaban. De alguna mane-
ra, su posición se asemejaba a la de sus compatriotas que, al encon-
trarse con culturas desarrolladas lejos de Europa y lejos del modo
de pensar prevaleciente en este continente concluían que eran
culturas débiles o inferiores que para aprovechar lo poco de valioso
que tenían requerían de ser traducidas a la cultura europea.
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que había encontrado en ellos una aproximación clara a la materia
prima fundamental postulada por Prout y que había guiado gran
parte de la investigación química a lo largo del siglo. Inmedia-
tamente comenzó la tarea de explicar las propiedades de los áto-
mos a través de la estructura interna causada por la disposición
de los electrones en su interior. Lewis, Langmuir, Kossel, Nagaoka
propusieron sendos modelos y uno de los más claros y profundos
fue el propuesto por el mismo Thomson en 1903, que tenía el
inmenso valor de dar base física a la Ley Periódica4 , aunque Thom-
son no haya podido desarrollar completamente la formulación
de sus anillos de cargas negativas embebidas en un campo
positivo.
Entonces vino el choque entre dos culturas, una de ellas con armas
más poderosas —o más vistosas— que la otra. Rutherford realizó
su famoso experimento de dispersión de partículas sobre una
lámina de oro y postuló el átomo nuclear. Dos años después, Bohr
aprovechó la idea del átomo nuclear, adicionó dos postulados
sobre la estabilidad de las órbitas estacionarias y la cuantización
de la acción en ellas y reprodujo el espectro del átomo de hidróge-
no con asombrosa precisión. Para hacerlo usó las armas de la
física clásica: leyes de Newton y cálculo diferencial para obtener
un número muy preciso.
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cuenta que este modelo explicaba muy bien algunos resultados
experimentales, pero dejaba por fuera muchos más. Explícitamen-
te, el átomo de Rutherford-Bohr explicaba bien los espectros de
líneas del hidrógeno, pero no explicaba su estabilidad (que, en
realidad, se postulaba ad-hoc), ni sus propiedades químicas, ni su
posibilidad de formar compuestos. Lo que es peor, el modelo era
muy bueno para el hidrógeno, pero no servía para ningún otro
átomo. Su ventaja, o mejor, su fuerza, era que usaba ecuaciones
diferenciales para formularse. Era un alfeñique envuelto en fuerte
armadura y eso lo hizo imponerse.
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obtenido por primera vez en la historia la solución de un problema
de cuatro cargas que, a pesar de todas las aproximaciones, daba
como resultado algunos estados estables. Ante estos resultados,
el entusiasmo de Dirac es más o menos como el de un niño que, al
aprender que «la eme con la a, ma y la pe con la a, pa», saltara
emocionado a decir que ya conoce bien las leyes necesarias para
toda la literatura y la dificultad es únicamente que la aplicación
de estas leyes lleva a la necesidad de llenar muchas páginas con
demasiadas letras.
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y que luego, por obra y gracia de los autores de libros de texto,
fueron convirtiéndose en una amalgama de viejos conceptos de
la química clásica con simplificaciones burdas de las aproximacio-
nes que mencionábamos, reducidas a lenguajes pictóricos y a
reificación de los algoritmos. La «base teórica» así obtenida es
muy endeble y el mensaje es: «si usted quiere ir más allá, las fortale-
zas están en la mecánica cuántica». Como la mayoría de los
químicos desconoce y desconocía la cuántica y no estaban muy
interesados en hacerse físicos para poder seguir haciendo química,
optaron por la vía de abandonar la reflexión teórica.
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químicos. En 1970 comenzaban a ser funcionales los programas
de cómputo para estudiar moléculas más complejas y al terminar
el siglo empieza a ser posible hacer cálculos de moléculas con
cientos de electrones, es decir, los problemas de interés en química
empiezan a ser atacados de verdad, siguiendo un camino diferente
al sugerido por Dirac, una vez que se hizo posible realizar billones
de integrales en fracciones de segundo.
5. Sobre esto se puede consultar Villaveces y Daza, (1997), sobre la aproximación de Born-
Oppenheimer en general, y una reformulación de ella en términos de teoría de
distribuciones, que supera algunos de los problemas conceptuales, puede verse Moyano
y Villaveces, (1999).
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y con la energía electrónicas, estudiando lo que se interpretaba
como la distribución cuántica de los electrones sobre un esqueleto
rígido de núcleos fijos. La imagen de las moléculas como conjuntos
de bolitas y palitos, reminiscente del Siglo XVII, se reforzó por
este camino, en clara contradicción con la mecánica cuántica.
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después de 1930 está pensada (o parece estar pensada) dentro de
la aproximación de Born-Oppenheimer, que trata a los núcleos
de manera distinta a cómo trata a los electrones en un sistema
molecular. En conjunto, el libro de Primas, escrito desde un manejo
muy riguroso de la teoría cuántica contemporánea, puede ser visto
como una toma de posición contra el fisicalismo y un llamado a
químicos teóricos y epistemólogos a retomar la reflexión sobre
los fundamentos de la química y sus relaciones con el conjunto
de las ciencias.
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durante décadas a quienes habrían podido pensar el mundo desde
la química, pero ese silencio ha comenzado a terminar. La química
no ha podido ser reducida a la física y cada vez son más quienes
creen que este es un imposible ontológico y metafísico.
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setenta y cinco años. Mendeleyev predijo la existencia de varios
elementos químicos que nadie había observado nunca, describió
sus propiedades y dio las condiciones para hallarlos. Pronto fueron
encontrados y cumplieron con todo lo predicho por el químico ruso.
Desde entonces se ha predicho la posibilidad de fabricar cientos de
sustancias con propiedades específicas. El diseño de fármacos en
las dos últimas décadas del siglo XX ha alcanzado éxitos enormes,
prediciendo de antemano las propiedades químicas y fisiológicas
de sustancias inexistentes y sintetizándolas después.
6. Este problema está directamente relacionado con el de la estructura topológica del espacio
de las cargas nucleares que trabajan Daza y Villaveces y del cual hay una primera versión
en Daza y Villaveces (1994) y una próxima que será enviada a publicación en corto tiempo.
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3.3. La estructura química
4. A modo de conclusión
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química y la física, que delegó en esta última la responsabilidad
de pensar la química. Esto no fue sano para la química, que se
desarrolló esplendidamente como técnica, o como conjunto de
subdisciplinas, pero mantiene problemas de fondo en su base.
No fue sano para la física, pues el triunfalismo un poco ingenuo
dio pocos resultados verdaderamente positivos en la física
molecular teórica y no fue sano para la epistemología pues excluyó
a toda una comunidad, con puntos de vista particulares, del debate
general.
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