Panorama Histórico de La Violencia en Colombia
Panorama Histórico de La Violencia en Colombia
Panorama Histórico de La Violencia en Colombia
Con excepción de escasos periodos de relativa paz, el país ha pasado por ciclos de violencia ligados al conflicto social y
político. Los actores de la violencia se han constituido en poderes visibles en donde, históricamente, las instituciones del
Estado han estado ausentes. En medio de la violencia indiscriminada, la población civil se ha visto involucrada de manera
inevitable, y se ha convertido en la principal víctima.
La guerra contra España, luego de la reconquista, adquirió una connotación radical y violenta. Toda una generación de
intelectuales criollos desapareció a manos del pacificador Morillo. Capturados de uno u otro bando eran eliminados, pueblos
enteros fueron aniquilados, incluida población infantil y ancianos. La decisión de llevar la guerra hasta sus últimas
consecuencias involucró a sus participantes en el fanatismo ideológico. En pasto, Simón Bolívar ordeno el asesinato de
aquellos que se habían manifestado a favor de la metrópoli. La guerra que marcó la separación con España fue también
la puerta de entrada a los múltiples conflictos del país. Enemistades, intereses e intolerancias que llevaron a la disolución
de la Gran Colombia y, en el siglo siguiente a la separación de Panamá.
Las tres primeras décadas del siglo XX trascurrieron bajo una relativa Combatientes de la guerra de los Mil días, la última
paz impuesta por los últimos gobiernos de la hegemonía conservadora. guerra civil del siglo XIX.
Sin embargo, en la década del 30 cuando el partido liberal regresó al
poder, en departamentos como Santander y Boyacá se reanudó la confrontación armada entre los miembros de una y otra
colectividad política.
Allí, mientras los conservadores decretaron la desobediencia civil, los liberales iniciaron un proceso de “liberación” de los
cargos burocráticos que hasta entonces eran controlados por sus adversarios políticos. Incluso, algunos miembros de la
iglesia, apoyando a los conservadores, atizaban desde los pulpitos el enfrentamiento entre los bandos.
Por otra parte, el conflicto bipartidista involucró aspectos como venganzas personales, disputas de tierra, territorializacion
ideológica, entre otros aspectos. Los conflictos personales en muchas ocasiones se revestían de tintes partidistas.
La violencia
Entre 1946 y 1953 se presentó una segunda etapa de violencia, en la que los sectores radicales de ambos partidos se
enfrentaron en provincias y veredas por el control de la burocracia regional. El conflicto en esta etapa fue de tal magnitud
que se calcula que hubo una cifra de 200.000 víctimas.
El gobierno militar
Ante la incapacidad del Estado para controlar a estos grupos, las elites políticas optaron por delegar la responsabilidad en
un militar, Gustavo Rojas Pinilla, a quien facultaron como presidente simulando un golpe de Estado; Rojas avanzó
rápidamente en un ambicioso plan de obras públicas y aperturas democráticas. En 1953, el general con poderes
presidenciales alcanzó acuerdos y la desmovilización de 5000 hombres. Sin embargo, el conflicto agrario y las duras
circunstancias en las zonas rurales facilitaron la continuación de la actividad guerrillera en algunas zonas del país.
Rojas decidió mantenerse en el poder sin contar con la clase política tradicional. Esta situación, a la que se sumó la
popularidad del general entre muchos colombianos, preocupo a las elites de los dos partidos, quienes aprovechando la
aparente tranquilidad del país, propiciaron su caída en 1957.
Tras la salida de Rojas, liberales y conservadores pactaron alternarse el poder entre 1958 y 1974, en lo que se conoció
como Frente Nacional, FN. Esta situación agotó la lucha armada entre los partidos, pero no evitó que la violencia
continuara. Se excluyó y señaló como subversiva toda forma de oposición, lo que sumado a la incapacidad del Estado para
responder a las demandas sociales benefició la consolidación de la subversión.
De otro lado diversos movimientos sociales venían adquiriendo capacidad de convocatoria y participación pública.
Trabajadores, jornaleros y comerciantes veían con preocupación el estado social del país. Así, una población crítica e
insatisfecha con el bipartidismo, con la exclusión política, con la marginalidad social y la pobreza, busco espacios de
representación y acceso a la administración. Los años sesentas y setentas fueron ricos en manifestaciones sociales de
inconformidad.
En este contexto apareció el Frente Unido, un movimiento político estudiantil liderado por el sacerdote Camilo Torres,
que buscaba reivindicaciones sociales y mayor participación democrática. También surgieron la Alianza Nacional
Popular, Anapo, integrada por seguidores de Rojas Pinilla, y el Movimiento Revolucionario Liberal, MRL liderado por
Alfonso López Michelsen, quien llegó a la presidencia en el año 1974. La esperanza de cambio que tenían sus seguidores
se esfumó tras la incorporación de esta facción liberal a la política tradicional. Este hecho, junto a una crítica situación
económica, que elevó el costo de vida a niveles nunca antes vistos, derivó en un paro cívico nacional durante el año de
1977, el primero de este orden que paralizó por completo al país. Sin embargo, la respuesta de parte del Estado se tradujo
en el desconocimiento de la dimensión política del movimiento social.
La existencia de la guerrilla se remonta a las guerras civiles del siglo XIX, se fortalece durante la segunda violencia y se
consolida en los años 60. Este hecho es fundamental para entender la presencia de grupos armados que, de manera
recurrente, han disputado la legitimidad del Estado.
En el año de 1978 asumió el poder Julio Cesar Turbay Ayala, quien debió hacer frente a numerosos problemas derivados
de la crisis económica, de la expansión del narcotráfico y de las acciones de la guerrilla.
La década de los 80 inicio con la toma de la embajada de la Republica Dominicana por parte del M-19 (27 de febrero de
1980). El gobierno tuvo que ceder, lo cual dejó entre dicho la capacidad de las Fuerzas Armadas para controlar la
insurgencia, a pesar del Estatuto de Seguridad del presidente Turbay.
El Estatuto de Seguridad
“Como respuesta al asesinato de Pardo Buelvas, el gobierno de Turbay planteó lo que podría calificarse como la primera
estrategia de gobierno contra la subversión, la cual plasmó en el Estatuto de Seguridad.
En él se le entregaron amplias facultades a los militares para el juzgamiento de civiles involucrados en actividades
guerrilleras, se incrementaron las penas para el secuestro y se modificó la tipología penal de la sedición (Levantamiento
de un grupo de personas contra un gobierno con el fin de derrocarlo ), haciéndola más amplia. Igualmente, se extendió el tiempo de
detención preventiva. Como resultado de todas estas medidas, el número de arrestos y detenciones creció, al igual que
las denuncias por tortura y violación de los derechos humanos”.
Camilo José Granada, La evolución del gasto en defensa y seguridad, 1950-1994
Dos años después, llegó a la presidencia Belisario Betancur. El nuevo mandatario cambió la estrategia represiva del
gobierno anterior y propuso diálogos de paz y una amnistía para los grupos insurgentes. De estos acuerdos surgió la
propuesta de crear una plataforma política que facilitara el acceso de las Farc a la vida civil. Esta plataforma se denominó
Unión Patriótica, UP, la cual fue bien recibida por la población en general.
La propuesta de Betancur generó entusiasmo entre sectores demócratas del país. Sin embargo, grupos radicales de
derecha, paramilitares y sectores de las fuerzas militares iniciaron el exterminio de quienes habían formado los acuerdos
de paz, lo que llevó a minar la confianza en el proceso y a la ruptura del mismo. Tampoco hubo coherencia de parte de la
guerrilla en sus demandas.
La Unión Patriótica
En 1989, un nuevo proceso se inició con la guerrilla del M-19 y algunas facciones del Epl y de otros pequeños movimientos
insurgentes. Estas negociaciones condujeron a la desmovilización de este grupo guerrillero el 8 de marzo de 1990, y a la
convocatoria de una asamblea constituyente para conformar una nueva constitución. El M-19 se integró a la vida política
y, desde entonces, se ha constituido en el único ejemplo de un proceso de paz exitoso con las guerrillas.
Tomado de: Los Caminos del Saber Santillana 10. Ed: Santillana. 2013. Pags: 198-201
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