Hechos
Hechos
Hechos
Rev. Pieter J. Den Admirant: pastor misionero que trabajó por años en Chile
Los Hechos
2. El carácter y fin
3. Motivos teológicos
4. El escritor
Indudablemente, es Lucas el escritor del libro de los Hechos, asimismo como del
evangelio que lleva su nombre. Era compañero de Pablo, y es muy probable que lo fuera
también durante un tiempo en los viajes misioneros de éste. Lo anterior se desprende
debido al hecho de que hay partes (desde 16,10) en donde el escritor escribe en primera
persona del plural (la forma "nosotros").
Los descubrimientos arqueológicos han corroborado la exactitud histórica con la que
Lucas escribe. Existen eruditos que piensan que hay diferencias entre lo que Lucas
escribe acerca de Pablo, y lo que Pablo mismo habla en sus cartas. Pero debemos
pensar en el válido argumento de que Lucas escribe como historiador con un énfasis en la
misión, mientras que Pablo lo hace para capacitar a las iglesias a través de sus cartas.
Además, hay una distancia de 30 años entre las cartas de Pablo y el libro de los Hechos
en cuanto a la redacción de ambos.
5. Bosquejo
1. (1,1-5) Este pasaje es el prólogo del libro de los "Hechos"; además, entre muchas otras
cosas, nos dice lo siguiente:
a. El evangelio (el primer libro de Lucas) es el principio de los sucesos y enseñanzas de
Jesús. Los Hechos son la continuación de estos acontecimientos y enseñanza de
Jesús, pero ahora por vía de los apóstoles; mas, en realidad, es el mismo Cristo
exaltado quien continúa su obra.
b. Lo que Jesús "comenzó a hacer", se refiere a los milagros, a la enseñanza y a la
predicación. El evangelio del reino de Dios es un evangelio integral, que busca el
bienestar de nosotros en todos los aspectos.
c. El Señor entrega mandamientos a sus apóstoles. Él ordena la predicación en todo el
mundo (lea también Lucas 24,47). Para convencerlos de este mandato, Jesús
constantemente habla con ellos sobre esta gran tarea.
d. Jesús se aparece en reiteradas ocasiones a sus discípulos para darles la seguridad de
que Él verdaderamente ha resucitado.
e. Les da la orden de no dejar la capital religiosa del país, Jerusalén; pues allí recibirán la
promesa del Padre, el bautismo del Espíritu Santo, según Juan el Bautista había
profetizado (Lc. 3,16)
f. "El bautismo del Espíritu Santo", significa: recibir, en gran plenitud, el Espíritu del
Señor exaltado, que testifica de Jesús y los fortalece para cumplir su misión: predicar el
evangelio en todo el mundo. Esta tarea tiene que ser cumplida en primer lugar por los
apóstoles y luego por toda la iglesia.
* Recibimos una gran tarea, mas también una linda promesa: El Señor mismo
cumple su mandamiento por medio de nosotros, pero sólo como instrumentos del
Espíritu Santo.
2. (1,6-11) Esta porción escritural nos habla de la ascensión del Señor; aquí están
contenidas las últimas palabras de promesa y mandamientos dadas por el Señor. Él es
exaltado con el fin de cumplir sus promesas y seguir con su misión "desde arriba", dando
a sus apóstoles su Espíritu para lograrlo.
Los discípulos están muy inquietos por el futuro, por tal razón preguntan: "Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?" La respuesta de Jesús no tiene el fin de
negar un rol futuro de Israel en el plan de Dios, pero sí quiere corregir el concepto que
ellos tienen acerca del reino de Dios. Jesús destaca tres cosas:
a. Sólo Dios determina el tiempo en el que sus planes y consejos eternos tendrán su
pleno cumplimiento. Por tanto no debe ser preocupación de los discípulos.
b. Los discípulos no deben concentrar sus pensamientos únicamente en Israel, ya que
desde ahora la salvación se extiende a todo el mundo.
c. Los discípulos deben por ende dedicarse a esta tarea. A fin de que fijen sus ojos en
esta labor, Jesús repite la promesa de la capacitación por el Espíritu Santo. En esta
promesa está incluída la labor de los discípulos: anunciar la gloria de Jesús al mundo
entero.
Así los discípulos reciben la promesa del Espíritu Santo y el poder para ser testigos en
todo el mundo. En otras palabras: la venida y el derramamiento del Espíritu Santo,
significan, entonces, la capacitación de la iglesia para cumplir la tarea de testimoniar con
eficacia de la obra salvífica de Jesús. Esta capacitación consiste en el poder de Dios y en
la presencia del Cristo exaltado en los corazones de los suyos.
La labor de los apóstoles -la predicación del reino de Dios en la persona de Jesucristo-
abarca tres áreas geográficas:
1. En Jerusalén: Dios comienza por su pueblo (Hechos 2-7).
2. En toda Judea y Samaria: Samaria es un tanto gentil, lo cual marca la transición de la
predicación también a los gentiles (Hechos c.8-9).
3. En lo último de la tierra: La predicación ha de extenderse a todas las naciones
(Hechos c.11- 28).
Este programa de la predicación expansiva, es descrita magistralmente por Lucas en este
libro (véase introducción). La predicación es convincente (por la obra regeneradora del
Espíritu Santo) e irrefutable; los discípulos fueron testigos oculares, que afirmaron con
fuerza que Jesús verdaderamente vivía, que Él había resucitado y sido exaltado por el
Padre.
"Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos". La nube indica en la Biblia algo de la gloria de Dios (la shekinah en el
AT, que acompañaba al pueblo de Israel), pero es además una referencia a las palabras
de Jesús, que declaraban que Él volvería en una nube con gran poder y gloria (Lucas
21,27). Entonces, su separación es temporal; será así, hasta que la tarea esté cumplida.
Los discípulos, al ver que Jesús asciende a los cielos, siguen pensando en Él, y, aún, no
se convencen de esta separación. Todo este sentir por parte de los apóstoles, es cortado
abruptamente por dos ángeles, quienes se aparecen para corregir los pensamientos de
los discípulos. El mensaje de estos ángeles es como una última nota de su Señor que
desaparecía de sus ojos; los discípulos debían aunar esfuerzos en la tarea que tienen por
delante en esta tierra, sabiendo que su Señor pronto regresaría de la misma manera en
que se había ido.
* Debemos cumplir, a través del poder del Espíritu Santo, nuestra tarea en todo el
mundo, hasta que Cristo venga.
1a. El Señor no ha concluído su obra en esta tierra; Él continúa obrando por medio
de su Espíritu en los creyentes. Lucas, el escritor de Hechos, se refiere a la obra de
Jesús como lo que Él comenzó a hacer y a enseñar. Sin duda alguna, la obra salvífica de
Jesús es única y realizada una vez para siempre; pero la enseñanza y la práctica de la
Palabra de Dios sigue siendo una realidad por medio de los creyentes que han recibido en
el Espíritu Santo.
2a. La iglesia no debe esperar ver en forma inmediata la realización plena del reino
de Dios sobre esta tierra; esto es algo que compete al designio de Dios. Los
discípulos de Jesús preguntan si la restauración de Israel como cabeza de las naciones
sería muy pronto una realidad visible. Jesús no rechaza la pregunta, mas bien Jesús
orienta a sus discípulos para que miren cuál es el propósito de Dios para el tiempo
presente. Es verdad que el gobierno del Señor ya ha comenzado, pero éste, durante el
actual tiempo, se extiende primeramente a los corazones de los seres humanos.
2b. La iglesia recibe poder por medio del Espíritu Santo para testificar con
seguridad y eficacia de la verdad de Jesús. El poder que Jesús ofrece a través de su
Espíritu, nada tiene que ver con ejecuciones sobrenaturales como algunos creen; es más
bien la capacitación para predicar con plena convicción de la vida y obra de Jesús.
Además, es el Espíritu Santo quien mediante su poder hace posible que la predicación del
evangelio halle fe en los corazones. Sin la presencia del Espíritu nadie se convertiría
verdaderamente a Dios, ni tampoco sería posible el nuevo nacimiento ni la santificación
de vida.
3a. La esperanza de saber que Dios cumplirá su Palabra debe unirnos en una
oración perseverante y humilde. Luego de la ascensión de Jesús, los discípulos se
dirigen a Jerusalén en obediencia al mandato del Señor. De todos los reunidos, se nos
dice que "perseveraban unánimes en oración y ruego". Es notable ver que aunque el
bautismo del Espíritu Santo es una promesa, no obstante, ella estimula el compañerismo
de los creyentes. Podemos decir que los creyentes no se unen en oración para recibir el
bautismo del Espíritu, sino más bien porque recibirán el bautismo del Espíritu Santo.
Hechos 2
La fiesta de Pentecostés
2. (2,13-36) El hablar en éxtasis del espíritu causa también burla. Pedro responde a esta
burla con una predicación sobre Joel 2, 28-32. Lo que está sucediendo no es ebriedad,
sino el cumplimiento de la promesa dada por el profeta Joel. Dios realiza su promesa. El
sermón que Pedro hablara en el día de Pentecostés, no se refiere tanto al Espíritu Santo
mismo, sino a la obra del Señor Jesús, quien hizo milagros, murió, resucitó, ascendió y
derramó el Espíritu Santo. Pedro habla de:
- la vida y del ministerio de Jesús (22)
- de su muerte (23)
- de su resurrección (24-32)
- de su exaltación (33-36)
Los puntos más destacados de la predicación de Pedro son:
a. Desde el principio de su vida Jesús tuvo la aprobación de su Padre, lo cual sus
milagros (nótese que Lucas emplea 3 palabras diferentes para ello) claramente
atestiguaban.
b. Sin embargo, no sólo en la vida de Jesús su veía la manos de Dios (22: "que Dios hizo
por medio de él"), también en todos los aspectos de su ministerio se hizo visible el
actuar de Dios (23: "entregado por el determinado y anticipado conocimiento de Dios";
24: "al cual Dios levantó"; 32: "A este Jesús resucitó Dios"; 33: "exaltado por la diestra
de Dios"; 36: "Dios le ha hecho Señor y Cristo"). La razón por la cual Pedro hace tanto
hincapié en esto, es para mostrar la terrible equivocación del pueblo de Israel, pues en
general pensaba que Dios estaba en contra de Jesús.
c. Su resurrección fue la clara prueba de que Dios actuó por medio de Él, incluso cuando
Jesús fue crucificado. La muerte no pudo retener a Jesús en la tumba.
d. Lo que sucedió con Jesús esta apoyado por el testimonio de las Escrituras. Pedro
muestra estas cosas a la luz de los Salmos 16 y 110, que profetizan de la resurrección
y la exaltación del Hijo de David, el Mesías (vv.25-31 y 33-35). No hay entonces base
alguna para seguir persistiendo en incredulidad.
e. Lo que sucede ahora, el derramamiento del Espíritu Santo, es el cumplimiento de la
promesa dada a Jesús como recompensa a su obra.
f. Pedro termina su predicación con una fuerte acusación hacia su pueblo y una firme
afirmación de la aprobación de la obra de Jesús: "A este Jesús a quienes vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho (= declarado) Señor y Cristo (Mesías)".
* Dios actuó por medio de Jesucristo y lo hizo Señor y Cristo. Toda nuestra
salvación depende de Él. ¿Le damos la reverencia debida?
3. (2,37-47) El `resultado' es grande: el Espíritu hace que las palabras de Pedro sean muy
eficaces. Muchos creen enteramente a lo que Pedro (Dios mismo) ha dicho; se sienten
muy culpables (la palabra original presupone un fuerte dolor en el corazón) y le preguntan
a los apóstoles qué han de hacer. Ahora Pedro puede explicarles el evangelio. ¡Lo que
fue un error gravísimo (la crucifixión) es el camino que conduce a la salvación! La muerte
de Jesús es la base del perdón de los pecados. A través de la conversión (en primer
lugar, cambiar de pensamiento acerca de Jesús) recibirán una doble bendición: el perdón
y el Espíritu Santo, por quien reciben el conocimiento completo del verdadero significado
de la persona y obra de Jesucristo.
No sólo para ellos es la promesa; lo es también para sus hijos y para todos los que están
lejos (los gentiles), para todos los que serán llamados por el Señor. El Espíritu obró tan
fuertemente en aquel día, que se añadieron tres mil personas. Esta primera iglesia de
Cristo tuvo las siguientes características:
a. Era una comunidad que quería aprender. Perseveraban en la enseñanza de los
apóstoles (2,42).
b. Era una comunidad que mostraba amor. La comunión ejercitada por el amor (4,32);
posesión común (2,44); la comida común (2,42), y muy probablemente por la santa
cena frecuente (2,46) y por la oración común (2,47). Era una comunión tanto con Dios
como con los demás.
c. Era una comunidad atractiva y evangelizadora. El versículo 43 habla del temor que
los de afuera tenían y el 47 del favor por la vida de la primera iglesia que se
caracterizaba por la alegría y la santidad. La predicación de los apóstoles y la vida
atractiva de la iglesia fue el motivo de crecimiento.
Dios bendijo esta iglesia añadiendo cada día nuevos creyentes.
* ¿Cuál es la característica de su iglesia? ¿Somos una iglesia, simplemente para
estar orgullosos?
1a. El bautismo del Espíritu Santo (1,5) no es una `segunda bendición' después de
la conversión, sino el privilegio de todos los creyentes (ver v.38). No olvidemos que
el Espíritu no había sido derramado, lo cual, cuando ocurre, obedece a un momento
específico de la historia.
Este bautismo es el don de Cristo para toda su Iglesia a fin de que ésta sea llena del
poder y tenga la convicción para predicar la Palabra del Señor sin miedo (Hechos 4,31).
Incluye también el gozo en el Señor (Hechos 13,51). Por medio del Espíritu Santo, el
Señor Jesucristo está presente en la iglesia y en cada creyente. Él compensa la ausencia
de Jesús.
1b. Pentecostés es el cumplimiento de la promesa del Señor; es el comienzo de una
gran cosecha de almas, e inaugura el obrar de Dios en la vida de los creyentes. El
día de Pentecostés tiene un significado fundamental para la iglesia; en ese día ella fue
capacitada por el Espíritu para ser testigo de la muerte y resurrección de Jesús. En
Pentecostés, Dios cumplió su promesa de su eterno morar en los hombres. Ahora la ley
no sería escrita en tablas de piedra, sino en el corazón. Desde ese día el Señor ha
comenzado la gran cosecha de redimidos por su sangre, la que concluirá cuando el
retorne a la tierra.
2a. El Espíritu da luz y sabiduría para poder comprender las Escrituras, y prueba
que Jesús, pese a su muerte, es el Mesías e Hijo de Dios. Esto se hizo claramente
manifiesto en Pentecostés, cuando Pedro alza su voz y comienza a anunciar a Jesús
como el Mesías, delante de quien todos deben postrarse, porque Él es el Señor. Fue el
Espíritu Santo que hizo que Pedro recibiera la iluminación para poder interpretar las
Escrituras y el cumplimiento de ellas en la persona de Jesús, el Cristo. Nosotros también
recibimos la ayuda del Espíritu Santo para llegar a tener un conocimiento más pleno de la
persona y obra de Jesús.
2b. El mismo Jesús rechazado y crucificado por los hombres, es el mismo que Dios
ha exaltado como Señor y Cristo. Antes de que Pedro comenzase a predicar, la idea de
la muerte de Jesús era tan sólo el fin de un hombre cualquiera; pero ahora, las palabras
de Pedro (que son las palabras del Espíritu Santo) confrontan a la gente con un grave
delito: ellos crucificaron al Cristo. Sin embargo, la crucifixión no fue el término de Jesús,
sino el principio de su gloria como Señor y Cristo. Él ahora está a la diestra de Dios el
Padre, lugar desde donde dirige los pasos de su iglesia, fortaleciéndola para predicar y
soportar las oposiciones que vendrán. Desde aquel lugar un día vendrá a buscar lo que es
suyo: su iglesia.
3b. El Espíritu da vida nueva a la iglesia, para ser una iglesia viva, llena de
comunión, oración y voluntad para escuchar la palabra de Dios. Él efectúa la
extensión de la iglesia por la predicación y un estilo de vida completamente nuevo. Estas
son dos cosas que nunca debieran divorciarse en nuestra identidad cristiana. La
predicación sin un estilo de vida que la apoye no puede producir frutos para la gloria de
Dios. Una iglesia es atrayente cuando ella practica lo que predica, y vive en el gozo de
Jesús muerto y resucitado.
Hechos 3
1. (3,1-10) El milagro
"Muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles", dice el cap. 2,43. El
presente pasaje nos muestra un ejemplo de estas maravillas. Es notable apreciar cuán
importante es el nombre de Jesús en este relato: nueve veces se menciona su nombre.
Decir, "en el nombre de Jesús" es hablar de la misma actuación del Señor Jesucristo
entre los hombres, en su manifestación y poder.
Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, a las tres de la tarde. La primera iglesia
mantenía en un principio las horas de la oración estipuladas dentro de la liturgia judía.
Pedro y Juan pasan cerca de un hombre que desde su nacimiento era cojo; a éste ponían
cada día a la puerta del templo que se llamaba `la Hermosa', probablemente la puerta
Nicanor, que conducía al templo por el atrio de las mujeres. Este inválido todos los días
estaba pidiendo limosnas. Cuando Pedro y Juan pasaron cerca de él, éste les pidió
limosnas, mas los apóstoles le pidieron que los mirara. Esta palabra es importante,
porque la esperanza, a estas alturas, era algo que le faltaba a este hombre. Dios, a través
de sus siervos, quiere despertar la esperanza para que la gente espere grandes cosas de
Él. Ahora el enfermo les miró atentamente, esperando algo de ellos. Pedro y Juan, ya sea
por pobreza o por obediencia a la palabra de Jesús (Lc. 9,3), no llevan dinero. Pero tienen
algo más: pueden sanar, mas no por su propio poder, sino por el poder de Jesús. Usando
las mismas palabras que Jesús empleaba, Pedro dice: "Levántate y anda". Son palabras
dichas con autoridad, la autoridad del Hijo de Dios. Inmediatamente, el enfermo se levantó
y saltó. El resultado de esta sanidad fue la alabanza al Señor.
* El Señor Jesús sanó al enfermo para obrar en el pueblo y así ser glorificado.
2. (3,11-26) La predicación
Después del milagro, el hombre que ha sido sanado aparece en el templo, y muchos de
los del pueblo se asombraron porque reconocieron que éste era el que se sentaba a pedir
limosna. Aquí Pedro aprovecha la oportunidad para explicar al pueblo que no fue él quien
le sanó, sino Jesús el Mesías. Su aclaración se transforma en una predicación y
aplicación de la palabra de Dios. Analizando el mensaje de Pedro notamos lo siguiente:
a. El comienza refiriéndose al Dios del pacto con Israel: el Dios de Abraham, Isaac y
Jacob, el Dios de la historia de la salvación. Este mismo Dios actúa en Jesucristo. En
otras palabras: el Dios de los patriarcas no está en contra de Jesús, sino todo lo
contrario: Él está obrando por medio de Jesús, ya que Él glorificó a su Hijo (a través de
la resurrección y la ascensión).
b. Pedro muestra, con mucha elocuencia, el contraste entre lo que hizo el pueblo y la
acción de Dios: el pueblo entregó y negó a Jesús delante de Pilato. El rol de Pilato aquí
es positivo, no porque no haya cometido un gran error, sino porque él dijo claramente
que Jesús era inocente. Este fue el gran pecado del pueblo: matar al Justo y al Santo;
esto significa que sacrificó a Jesús quien era completamente dedicado a la voluntad de
su Padre. Por ende, era una decisión completamente equivocada, ya que se dio
preferencia al que quitó la vida (Barrabás) negando al Autor de la vida, ¡al que quiere
dar vida eterna!
c. Pedro repite el contraste: Dios lo resucitó. Significa que el pueblo, pensando servir a
Dios, actuó no solamente contra Jesús, sino también contra Dios. Los apóstoles están
seguros de lo que dicen, puesto que son testigos oculares de la resurrección de Jesús.
d. Por el poder de Él, este enfermo recibió una sanidad total. Esto es una expresión de la
voluntad del Señor: la restauración completa del hombre. Esta sanidad es por la fe,
mientras que la fe, a su vez, es obrada por Jesús. Esto implica que la fe es un don del
mismo Dios, y no una obra del hombre. Por eso la fe verdadera es una fe firme, ya que
viene del Espíritu.
e. Ahora empieza una aplicación más directa. Generosamente Pedro dice que Israel
cometió su pecado por ignorancia, aunque tal ignorancia no lo exime de culpabilidad,
puesto que los profetas ya mencionaban lo que el Mesías tenía que sufrir; sufrimiento
provocado por el mismo pueblo (véase por ejemplo Isaías 53,3).
f. Por lo tanto, Israel debe arrepentirse, es decir: operar un cambio completo en su mente
acerca de Jesús; deben abandonar el falso pensamiento que tenían de un Jesús que
engañaba a la gente y creer que Él es verdaderamente el Mesías, su Salvador. Pedro
también hace uso de la palabra "convertirse". Esta palabra tiene un matiz de diferencia
con la palabra arrepentirse: la conversión es un movimiento, es volverse al Dios vivo,
abandonando el camino malo. Por medio de este arrepentimiento y esta conversión el
pueblo recibirá el perdón de Jesucristo.
g. Así (arrepintiéndose de sus pecados) vendrán tiempos de refrigerio. Es mejor pensar
en el último tiempo, cuando el Señor Jesús regrese, y no en un milenio (período de
1000 años). Tiempos de refrigerio son tiempos de alivio, cuando concluyan los
momentos de sufrimiento y pecado. El versículo 21 nos dice que fue necesario que el
cielo (Dios) recibiera a Jesús. La palabra "necesario" (tal como en los evangelios,
comp. Lucas 24,46) apunta al plan y la voluntad de Dios, a fin de que exista la
oportunidad para Israel y los gentiles de convertirse al Señor. Este período dura hasta
que vengan los tiempos en los cuales empieza la restauración de toda la creación: el
nuevo cielo y la nueva tierra.
h. Pedro apela, con palabras de Moisés, a la conciencia del pueblo. Moisés en
Deuteronomio 18 habló acerca del profeta que vendrá, el Mesías. Es muy necesario
escuchar y obedecer a este profeta, pues de lo contrario la persona que no lo haga
será desarraigada del pueblo israelita. Al aplicar estas palabras a Jesús, Pedro advierte
al pueblo para que no continúe rechazando a Jesús. Así que no sólo Moisés, sino
también todos los profetas hablaron acerca de Él.
i. Pedro apela también al pacto de Dios con Israel. La promesa (cumplida por Jesús)
está destinada, en primer lugar, para ellos. Las bendiciones son para todas la
generaciones, pero primeramente para Israel. Jesús resucitó para bendecirles. Esta
bendición consiste en convertir al pueblo de su maldad, restaurando así la relación con
Dios.
2a. Siempre tenemos que respetar el orden de "la historia de la salvación". Israel es
el primer pueblo llamado por Dios para compartir las bendiciones de Abraham; después lo
son los creyentes entre los gentiles. Una muestra de respeto por este orden se evidencia
en la constante oración por el pueblo del pacto: Israel.
2b. La salud física es muy importante, no obstante, la mayor bendición es la
salvación. Ella es gratuita, conseguida por la obra vicaria de Jesucristo. Por otra parte,
Dios pide que nos convirtamos de nuestra maldad, y así vivir en armonía con Él a través
del perdón de los pecados. 2c. La conversión es tanto un mandato (v.19), como un
don del Señor Jesucristo por medio su Espíritu (v.26). Dios apela a nuestra
responsabilidad para que podamos responder a su exigencia. Por otro lado, Él conoce la
corrupción de nuestro corazón que nos conduce por el mal camino. En su infinita gracia,
Él mismo quiere obrar lo que nos demanda. Esto, en el fondo, aumenta nuestra
responsabilidad. Si no nos convertimos, no es culpa de Dios. ¿Le hemos suplicado que
obre en nuestras vidas?
Hechos 4
1a. La Palabra del Dios quiere ser silenciada, no obstante, por la gracia del Señor,
ella alcanza su objetivo: producir frutos de conversión. Algunos líderes religiosos
tratan de impedir que se siga anunciando algo que ellos no aceptan: la resurrección de los
muertos a partir de la resurrección de Jesús. A pesar de esto, la semilla ya había sido
plantada; la Palabra había convencido a muchos de la verdad de Cristo. De igual manera
los creyentes han de confiar en que la Palabra, aun siendo resistida, llevará frutos para la
gloria de Dios.
1b. La autoridad y la convicción para hablar de la obra de Cristo viene de ser llenos
del Espíritu Santo. En la defensa de Pedro ante los líderes religiosos de Israel, se
cumplió lo dicho por Jesús acerca de la asistencia del Espíritu Santo en los momentos
difíciles (Lucas 12,11-12). El apóstol Pedro responde estando lleno del Espíritu Santo; sus
palabras no dejan lugar a la duda en relación al poder de Jesús, aun es capaz de
colocarse en una posición desde la cual acusará el pecado de ellos ante Dios. La clave de
su testimonio fue la plenitud del Espíritu Santo. ¿Anhelamos esta plenitud para convencer
a los hombres de la verdad acerca de Jesús?
3a. Aun en las mayores dificultades, la iglesia nunca debe olvidar que ella pertenece
al Dios soberano, quien tiene el control absoluto de todas las cosas. Ante la tenaz
oposición la iglesia ora a Dios, no en términos de angustia, sino de confianza. Nada
puede escapar al control del que es Señor Soberano y creador de todas las cosas. La
forma en que oramos a Dios, aun en los momentos difíciles, muestra si realmente
conocemos al Dios de la Escritura.
3c. Lo que los creyentes deben procurar en épocas de gran persecución es anhelar
una mayor plenitud del Espíritu Santo para seguir predicando. Imitemos a la primera
iglesia en este aspecto. Así que mientras mayor sea la resistencia que encontremos como
creyentes, tanto mayor debe ser nuestra dependencia en el poder de Dios para continuar
anunciando a Cristo.
Hechos 5
1. (5,1-12) Ahora encontramos el primer rastro de una mancha sobre la maravillosa vida
de la joven iglesia. El primer ataque satánico era la persecución, ahora el enemigo trata
de destruir la iglesia desde adentro, a través del orgullo y la imitación de la obra del
Espíritu Santo. El capítulo 5 comienza con la palabra `pero', indicando así un contraste
con lo mencionado anteriormente. Ananías (= Dios es misericordioso) y Safira (= la linda)
tratan de imitar a Bernabé (4,36,37) por medio de la venta de una heredad. El asunto no
es que este matrimonio no quiera traer todo el precio de la heredad que ha sido vendida,
sino que simula que lo que regala es el total de la venta. La palabra `sustraer' (del precio)
en el v.2 se halla también en la traducción griega del A.T. en relación con la historia de
Acán (Josué cp. 7), quien hizo algo parecido a lo realizado por este matrimonio. En ambos
casos hay un nuevo principio: Israel entró en Canaán para vivir allí en comunión con Dios;
la primera iglesia entró en comunión con Cristo. El pecado de esta pareja fue la
hipocresía, ellos fingieron servir enteramente a Dios, lo cual amenazaba terriblemente la
comunión de la iglesia con Cristo. Pedro describe este pecado como: permitir a satanás
(esta palabra significa: adversario de Dios) llenar el corazón para mentir al Espíritu Santo.
Tajantemente dice que esto es mentir al Espíritu Santo, es procurar imitar el amor sin ser
movidos por el amor; es querer imitar el fruto del Espíritu Santo, aunque no es más que
una muestra del fruto del pecado y de satanás. Además, este engaño atenta contra la vida
misma de la iglesia, la que es obra del Espíritu Santo. En resumen, este penoso proceder
fue una `intoxicación' del aire puro del primer amor.
El castigo es terrible: la muerte para ambos. Es por esta razón que un gran temor viene
sobre todos los que oyeron este acontecimiento, tanto dentro como fuera de la iglesia. Se
ve que Dios no se deja engañar; a Él le agrada una comunidad santa, de manera que a
través de este castigo hace evidente su molestia; este es un ejemplo para que los demás
se den cuenta de la trágica consecuencia que trae imitar la obra del Espíritu Santo.
Los jóvenes que ayudaban en la iglesia, se levantan y envuelven a Ananías para luego ir
a sepultarlo. Después de un lapso de 3 horas, Safira, su mujer, entra en el lugar de
reuniones de la iglesia. Pedro le pregunta si la heredad fue vendida en tanto, es decir, en
el dinero que entregó Ananías). Safira, que es conocedora de lo tramado por su esposo,
responde afirmativamente a Pedro. Ahora el apóstol enfatiza el acto de complicidad de
Safira con el pecado de su marido. Ambos tentaron al Espíritu Santo esperando poder
engañarlo. Por tanto, ella recibe el mismo castigo que unas horas antes había recibido su
compañero. ¿Por qué el Señor aplicó un castigo tan grave? Hay que considerar que la
iglesia vivía bajo la alta tensión del Espíritu Santo. El castigo sobre esta pareja fue a la
vez un acto de cuidado del Espíritu para que la iglesia mantuviera la fe y el amor
genuinos. Dentro y fuera de la iglesia se produjo un gran temor. Se aumentó grandemente
el respeto por el Dios santo, quien es "muy limpio de ojos para ver el mal" (Hab. 1,13).
* A Dios le desagrada mucho el pecado del engaño y de la imitación de la verdadera
vida cristiana y del verdadero amor. ¡Este pecado existe también hoy en día!
2. (5,12-16) Después del relato del engaño dentro de la primera iglesia, Lucas nos sigue
contando del progreso de ésta dentro de la comunidad judía. Aunque nos informa que por
la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios, en realidad estas manos
no son más que los instrumentos de Dios para ejecutar su misericordia. Lo que está
sucediendo es la respuesta a la oración de 4,30: "Mientras extiendes tu mano para que se
hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús".
Nuevamente (comp. Hechos 2,46) nos enteramos que los recién convertidos se
congregan unánimes cerca del templo. Se mantuvo la misma fe y el mismo entusiasmo.
La obra de Dios es tan evidente que "de los demás" (personas del pueblo, es a saber, los
no-creyentes) ninguno se atreve a juntarse con ellos en el templo. Un temor santo
produce esta distancia entre los discípulos de Jesús y los demás, aunque también es
probable que sea un disimulado temor hacia el sanedrín. Sin embargo, el pueblo tiene
bastante respeto por los cristianos en general y en especial por los apóstoles. El temor no
impide que muchos se desprendan de la multitud y se adhieran a la iglesia. Las señales
eran para ellos una confirmación de la verdad del evangelio. La voz pasiva del 5,14 (el
texto literalmente dice: "Cada vez más, fueron agregados a los que creían en el Señor)
muestra que es el mismo Dios quien hizo crecer su iglesia. Los apóstoles recibieron gran
poder de Dios. Una muestra de esto es Pedro, que por su sombra muchos fueron
sanados. A causa de este ministerio, el evangelio se dispersa: mucha gente de las
ciudades vecinas se dirige a Jerusalén llevando consigo a sus enfermos (de todo tipo de
enfermedad); el poder de Dios era suficiente para todos.
* Una iglesia poderosa es una iglesia unánime y llena del Espíritu Santo. Tal iglesia
tiene fuerza de atracción y crecerá por la gracia de Dios.
3. (5,17-25) Lucas describe no sólo el crecimiento de la iglesia a través del evangelio y las
curaciones, sino también en qué medida aumentó la oposición contra ella. Podemos decir:
la oposición es parte del crecimiento de la iglesia; de este modo, Dios la fortalece. La
oposición, en este contexto histórico, proviene, sobre todo, de parte de los saduceos;
éstos se encuentran alarmados por la gran influencia de los apóstoles, que
constantemente están enseñando en el templo. Por tal motivo se llenan de celo, de
enconada envidia. Es notorio para ellos que con esta nueva comunidad, la iglesia, algo
sucede; no se dan cuenta que ella se llenó del Espíritu Santo. A causa de este celo, los
líderes religiosos encarcelan a todos los apóstoles. Estos últimos, sin embargo, se gozan
en el cuidado de Dios, quien por medio de un ángel les libra de la prisión en la que se
hallaban. Lucas hace mención en este libro de tres acontecimientos que bien podríamos
llamar `liberaciones milagrosas'; una es la que vemos en este pasaje, las otras se hallan
en 12,6 y 16,24. Esto nos dice que nadie, por muy fuerte que sea, podrá detener el
avance del evangelio, porque el brazo de Dios es suficientemente poderoso para abrir
hasta las puertas más cerradas de las cárceles. El ángel les anima para que sigan
predicando el evangelio. El ángel se refiere a este mensaje, llamándolo "las palabras de
esta vida". Jesús es la vida, también el camino hacia la vida: la comunión con el Señor.
En Hechos 3,15, Pedro llama a Jesús el Autor de la vida. Notemos que aquí dice, "esta
vida" (véase también 13,26), lo que significa que la vida y la salvación están muy cerca.
Sin embargo, la orden de predicar de "esta vida" es un mandato muy peligroso: es ir a la
boca del lobo. No obstante, a través de la liberación de la cárcel los apóstoles son
renovados en sus fuerzas. Esa liberación fue una bendición magnífica para ellos, pero
una enorme confusión para los saduceos. Por lo tanto el sanedrín se reune de inmediato,
puesto que se asustan demasiado al oír de la liberación de los apóstoles. Se encuentran
totalmente confundidos por lo que ha sucedido; tal confusión crece aún más al oír que
aquellos apóstoles están predicando nuevamente al pueblo.
* La oposición contra la iglesia no pudo evitar el crecimiento e influencia del
evangelio. Al contrario: Dios entregó nuevas fuerzas, siendo los ánimos renovados.
1a. Intentar imitar el amor que es fruto del Espíritu Santo, es una amenaza para la
iglesia. Es fingir algo que no existe, y, además, alabarse a sí mismo en vez de honrar a
Dios. La muerte inmediata (en el caso de Ananías y Safira) fue un castigo de Dios, pero
también una protección para salvaguardar la santidad de la iglesia y el amor genuino. Si
en nuestros días no vemos algo semejante, podemos pensar en dos razones, ambas bajo
la cobertura de la soberanía de Dios: la iglesia vive en tal grado de santidad que no
necesita de una medida tan fuerte, o ella está viviendo en tal indiferencia hacia la santidad
de Dios que es innecesario tomar una medida como la mencionada en este capítulo.
Debemos decir además que si una iglesia vive en la plenitud del Espíritu Santo, también
se manifestará en ella la santidad de Dios, quedando al descubierto los pecados de
muchos.
3-4. Dios no sólo puede dar gozo en medio del sufrimiento y la oposición contra el
evangelio, sino que también es capaz de hacer crecer la iglesia a través de ellos. La
iglesia ha tenido que enfrentar, a lo largo de su historia, grandes ataques que parecían
hacerla tambalear, o amenazaban su existencia. Pero contra toda oposición, Dios como
poderoso gigante la ha guiado por los valles de sombra de muerte, para al final del
camino abrirle la puerta gloriosa de la victoria. El Señor ha torcido la maldad,
convirtiéndola en un instrumento para el avance constante de su iglesia.
1. (6,1-7) Cuando una iglesia crece, también es probable que crezca la cantidad de
problemas en ella. El crecimiento de la iglesia, o mejor dicho, el crecimiento de la Palabra
(v.7), es el tema principal de los Hechos de los apóstoles. Lucas nos habla de algunos
peligros que amenazan este crecimiento. El primero de ellos fue la detención de los
apóstoles (Hechos 4: Pedro y Juan; Hechos 5: todos los apóstoles); el segundo peligro, el
engaño de parte de Ananías y Safira. Sin embargo, Dios solucionó estos problemas,
otorgando un mayor denuedo (franqueza) para predicar y castigando terriblemente a
Ananías y Safira, lo que produjo un gran temor sobre todos. Ahora nos enteramos de otro
peligro, nuevamente interno: murmuración de los griegos (judíos de corriente helenista)
contra los hebreos. La murmuración es muchas veces una práctica fatal, como sucedió en
el desierto con el pueblo de Israel. La murmuración puede desembocar en sentimientos
de odio y separación.
El problema se debió a que las viudas del sector griego de la iglesia eran desatendidas
en la distribución diaria. Esto puede significar que aquellas viudas no recibieron comida, o
bien, no podían participar en la repartición de ella. Era claramente un problema de idioma;
no era una disposición de los apóstoles de pasar intencionalmente por alto a las viudas
griegas. En realidad el problema era producto de una perturbación en la comunión;
además, los apóstoles corrían el gran peligro de abandonar sus tareas principales: la
oración y el ministerio de la Palabra, la predicación.
Considérese que aquí, en esta situación un tanto incómoda, están en juego los cuatro
rasgos distintivos de la vida eclesiástica según Hechos 2,42: la doctrina, la comunión, el
partimiento del pan y las oraciones. La necesidad de una solución al problema tenía una
perspectiva muy espiritual: los apóstoles no querían abandonar su tarea más esencial. Al
mismo tiempo la solución era de un orden práctico: designar a siete hermanos para que
fueran los encargados de realizar este trabajo de distribución. De esta manera se habla
de una diferenciación en los quehaceres de la iglesia. En su propuesta práctica, los
apóstoles no olvidan el lado espiritual; los requisitos para aquellas personas no sólo era
su capacidad administrativa, sino también sus cualidades espirituales: varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a fin de que la iglesia no se vea
debilitada de ninguna manera.
La sugerencia de los apóstoles agradó a toda la hermandad; ésta hizo su selección,
siendo de origen griego los nombres de todas las personas designadas. Esto significaba
que por lo menos la mayoría de ellos eran judíos de la diáspora. Esta fue una elección
sabia, puesto que los elegidos podían atender, sin mayor dificultad, a las personas de
habla griega. Así se mantuvo la unidad de la iglesia.
A partir de este pasaje no nos es posible afirmar que vemos aquí una clara alusión a la
institución ministerial de los diáconos (los siete hombres formaban un grupo bien especial
en aquellas circunstancias); empero, sí podemos aprender de este pasaje mucho acerca
del ministerio diaconal de la iglesia, cuyos propósitos son apoyar en las áreas de
necesidades físicas y materiales, a fin de mostrar algo del reino de Dios y de su
misericordia.
La iglesia se vio amenazada por un gran peligro, no obstante, a través de la sabiduría del
Espíritu Santo, ella alcanzó la victoria. Esto fue evidente en el hecho de que la Palabra del
Señor (es decir: su influencia) crecía nuevamente y el número de los discípulos se
multiplicaba en Jerusalén; aun entre los sacerdotes, muchos de ellos obedecieron a la fe y
al mandamiento del Señor, creyendo en su Hijo.
* Gracias a la sabiduría del Espíritu Santo podemos solucionar las dificultades que
se presentan en el camino y que amenazan la vida espiritual de la iglesia.
2. (6,8-15) Lucas enfoca, otra vez, la atención hacia el surgimiento de una nueva
oposición en contra del evangelio; esta vez no se dirige en contra de los apóstoles, pues
luego de dos interrogatorios era un tanto difícil sujetarles a uno nuevo. La oposición
centra ahora su ataque en Esteban. No tenemos que olvidar el marco contextual en el
cual Lucas coloca esta historia, es decir: el crecimiento de la Palabra. Las persecuciones
que estallarán después de la muerte de Esteban, provocarán un incremento cada vez
mayor en la iglesia, esto debido a la dispersión de los creyentes (véase cap. 8,1,4; 11,19).
Es muy probable que Esteban fuera un judío de la diáspora, y por tanto, al estar menos
apegado al templo, pudo sacar con mayor facilidad algunas conclusiones de la enseñanza
de Jesús. En el momento en que se supo que él pertenecía a una sinagoga de los judíos
extranjeros, al instante experimentó una férrea oposición proveniente de su propia base
sinagogal. Lucas hace mención de las siguientes sinagogas: de los libertos (siervos
dejados en libertad por Roma), de los de Cirene (la capital de Libia en el oeste de Egipto),
de Alejandría (ciudad importante en Egipto) y de Cilicia (en el sur-oeste de Asia Menor).
Esteban era un hombre lleno de sabiduría y del Espíritu Santo. Éste, a través del poder
de Dios, hizo grandes milagros, predicando con inusitado fervor la Palabra de Dios. Nadie
podía resistir a esta sabiduría y al Espíritu (Santo) con que hablaba.
Por motivos de celo, usando la religión como excusa, acusaron a Esteban; esto lo
ejecutaron a través del soborno: contrataron a unos para que mintiesen sobre lo que
Esteban predicaba, como si lo que él anunciaba eran blasfemias contra Moisés, contra
Dios, y, según el v.13, también contra el templo. No podemos decir con seguridad en qué
consistía la enseñanza de Esteban. Sin embargo, es muy probable que él sacara
conclusiones de las enseñanzas de Jesús; de manera que no sólo predicaría sobre el
juicio al templo, sino que también, aludiendo al sacrificio de Jesús, diría lo innecesario que
era el templo y su culto para adorar a Dios. Su enseñanza concerniente a Moisés, la que
malignamente se tildó de falsa, puede haber sido el que Cristo fuera el fin de la ley;
enfatizaría que la ley ceremonial fue cumplida por Jesús en cuanto a los sacrificios y
rituales, y por lo tanto el que ha conocido la libertad en Cristo no puede vivir como si
debiera cumplir los mandamientos de la ley para ser salvo.
Posteriormente, Esteban fue capturado y traído al concilio (= el sanedrín). A pesar de
estas falsas acusaciones, todos tuvieron que darse cuenta de que el rostro de Esteban
(quien fue acusado de blasfemia) brillaba como el rostro de un ángel. Sin duda él fue lleno
con el Espíritu Santo, por cuya obra estuvo íntimamente en la presencia de Dios.
* Satanás realiza grandes esfuerzos para poder destruir la obra de Dios. No
obstante, consigue lo contrario. Dios está con su iglesia, la guía y la preserva.
1a. El Señor protege y mantiene firme a su iglesia. Siempre existirán peligros, tanto
externos como internos; en los primeros, la persecución y la oposición; en los segundos,
el engaño y la murmuración. Necesitamos la luz del Espíritu de Dios para distinguir los
peligros en forma inmediata. Él quiere guiar a la iglesia en toda la verdad y mantenerla
firme en la fe y en el amor. Él dio a los apóstoles sabiduría para solucionar los problemas
concernientes a la organización de la iglesia. Hoy en día la iglesia se halla muchas veces
debilitada por no discernir los peligros y por carecer de una búsqueda y celo de la
comunión entre los creyentes. Mas cuando acudamos al Señor con nuestras culpas,
divisiones, falta de amor y sabiduría para tratar los problemas, seguramente Él nos
responderá.
1d. La iglesia debe conocer, respetar y animar la verdadera labor de sus ministros:
la oración y la predicación de la Palabra. En muchos sectores de la iglesia podemos
ver cómo la causa de que la vida espiritual de los ministros se debilite se debe a la
incomprensión de la propia congregación al no valorar ni comprender el trabajo de un
siervo del Señor. A menudo el pastor debe cumplir por obligación (a veces es culpa del
pastor) ciertas tareas que, si bien son necesarias, otros hermanos podrían llevarlas a
cabo. El ministro no es un `sabelotodo' ni un `hacelotodo'; él fue encomendado por Dios
para la realización de una función específica: predicar el evangelio, buscando la
excelencia en ello, y consagrarse al Señor en una búsqueda espiritual, ferviente en
oración.
2a. No era la valentía de Esteban sino el poder del Espíritu Santo quien obró y por
cuya obra pudo testificar, pese a las falsas acusaciones que hubieron en su contra.
Parte de la iglesia actual pasa por las mismas circunstancias y experimenta la misma
fuerza. Gran parte, sin embargo, tiene toda la libertad para profesar su fe en Cristo. Es por
eso que necesitamos aún más la iluminación y el poder del Espíritu para discernir los
peligros de comodidad, materialismo y un cristianismo sin ningún costo, a fin de poder
resistirlos. No obstante, es el mismo Espíritu quien es capaz de fortalecernos en la fe y
protegernos contra los peligros.
2b. Un creyente lleno del Espíritu Santo discutirá un asunto con absoluta sabiduría,
porque es guiado por el Espíritu. Debemos imitar a Esteban, pues éste era imitador de
Cristo. Este siervo de Dios hablaba la Palabra con denuedo, siendo dirigido por el Espíritu
Santo. Su celo por el Señor no era irascible, sino que lleno de sabiduría. No era el
conocimiento de Esteban (aunque ciertamente lo tenía), sino la obra del Espíritu Santo en
él, que lo hacía un hombre sabio en la discusión de asuntos teológicos, al cual era
imposible rebatir. Creemos que el deseo de Esteban no era humillar a los hombres que
discutían con él, sino lograr que ellos pudieran llegar a tener fe y comunión con Jesús.
Hechos 7
En este pasaje vemos cómo Esteban, a través de un discurso lleno del Espíritu Santo, se
defiende de las acusaciones que le hicieron sus adversarios. Al igual como en los
discursos de Pedro, la defensa de Esteban se convierte en un ataque.
Esteban muestra en su exposición dos argumentos:
1. Dios, a lo largo de la historia, ha levantado libertadores al pueblo; sin embargo, éstos
han sido rechazados por el mismo pueblo, quien durante gran parte de su existencia
como nación estuvo en abierta desobediencia a la ley de Dios. La aplicación de lo
precedente es clara, pues lo mismo ocurre ahora: se rechazó a Jesús el Mesías y a sus
siervos.
2. En su peregrinaje por el desierto, Israel giró religiosamente en torno al tabernáculo; y
posteriormente, una vez asentados en Canaán, en torno al Templo de Salomón. Sin
embargo, este pueblo incurría constantemente en idolatría; además, cometía el gran
error de pensar que Dios pudiera vivir en un edificio construído por el hombre. Por otro
lado, el templo no era necesario para la verdadera adoración.
Estos temas surgen en relación a las acusaciones contra Esteban. En vista de esto,
podemos distinguir dos intenciones:
a. refutar las acusaciones, y
b. acusar a los judíos por su consciente rechazo del Mesías.
Al mismo tiempo, Lucas nos aclara que cuando los judíos rechazan al Mesías, el
evangelio traspasa los límites nacionales para ser predicado a los gentiles. En este
sentido la historia de Esteban es una historia de transición: de Jerusalén hacia toda
Judea, y de ahí a Samaria y las naciones.
3. (7,44-53) Ahora Esteban orienta su exposición al tema concerniente al templo; esta era
la otra acusación en su contra: "Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas
contra este lugar (6,13)". Esteban muestra que en el principio Israel no tenía templo, sino
el tabernáculo del testimonio, es decir: una humilde carpa, nada más. El anhelo de tener
un templo, sólo nació en los días de David, para luego ser materializado en los días de
Salomón. En realidad el templo es una casa construída por la gente para Dios, pero no es
una casa en la que Dios se deja encerrar. Una vivienda terrestre no puede aprisionar a
Dios, como Esteban claramente dice con una cita de Isaías 66. Dios es el Altísimo. Este
nombre acentúa tanto la majestad de Dios como la distancia entre Él y el templo. Aunque
Esteban no rechaza el templo, sí relativiza su significado. Ahora Esteban aplica la historia
de Israel a sus oyentes. Con palabras de los profetas les acusa, diciendo: "Duros de
cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo".
La generación a la que se enfrenta Esteban procede de la misma manera como la
anterior, y aún peor: aquella, mató a los profetas que anunciaron al Mesías; ésta, dio
muerte al Mesías mismo. La anterior, rechazó la ley de Dios; ésta, sigue haciendo lo
mismo.
* Gran parte de Israel rechazó a quien fue el cumplimiento de las promesas de Dios
y el verdadero templo: Jesús. Él debe ser el centro de nuestro servicio a Dios.
1-3. Si Dios ha sido fiel a su promesa dada a los patriarcas -la cual fue cumplida en
Jesús- entonces es inexcusable e injustificable la incredulidad. La historia de Israel
demuestra la iniciativa llena de gracia de parte de Dios; y por otro lado, el rechazo
constante de parte de su pueblo. Se rechazó a José, a Moisés y ahora a Jesús, de quien
Moisés había hablado. Además el pueblo se postró ante otros dioses, lo que en definitiva
fue la causa del cautiverio. Conclusión: nunca Israel (que es un espejo de todos nosotros)
sirvió fielmente a Dios.
2a. La vida de José y Moisés sirven como tipos de Cristo: ellos fueron rechazados,
pero en las manos de Dios eran el instrumento para traer salvación a los suyos.
José fue vendido por envidia, pero luego fue el instrumento para dar vida al pueblo de
Israel; asimismo Moisés, quien siendo rechazado en un principio por su pueblo, luego fue
constituido por Dios como gobernador y libertador de su pueblo. De igual manera
aconteció con Jesús: Él fue rechazado por los suyos, pero exaltado por Dios para ser
Señor y libertador de su pueblo.
4a. El que no ama a Jesús se llena de enojo cuando es confrontado con su pecado.
Cuando Esteban acusa a los judíos del pecado de rechazar y matar a Jesús, enseguida
es víctima de un odio que sólo busca matarle. Estos judíos no querían la salvación por
medio de Jesucristo; mucho menos soportarían que se les acusase de pecadores.
Asimismo encontramos que existe mucha gente religiosa que cuando se les muestra lo
errado de su camino de salvación se enfurecen contra nosotros, ya que en el fondo,
aunque lo afirman, no conocen a Jesús, ni quieren la salvación por medio de su sacrificio
vicario.
4b. Desde su lugar de majestad en los cielos, nuestro Señor Jesucristo puede
fortalecer la fe y el amor de los suyos, aun en los momentos más difíciles. Durante
todo el angustioso proceso de la muerte de Esteban, el Señor fortaleció a su siervo, el
cual en la misma hora de su muerte no clamaba por venganza sino por el perdón para sus
enemigos. La muerte de Esteban obedece a la soberanía de Dios, y de ella aprendemos
que no importa lo que tengamos que padecer por predicar la verdad, nuestro Señor estará
a nuestro lado para fortalecernos.
Hechos 8
1. (8,1-4) Aquí Lucas nos informa de la persecución que comenzó después de la muerte
de Esteban. Es tan grave este período que mucha gente de la iglesia de Jerusalén
(probablemente gran parte de los judíos-cristianos de la diáspora) fue esparcida por las
tierras de Judea y de Samaria (Compare con 1,8). El versículo 4 nos dice que ¡la
persecución fue el instrumento por el cual el evangelio fue predicado en estas regiones!
Aunque el propósito de esta persecución es acabar con la iglesia (según el plan de
Satanás), fue en realidad el medio que hizo posible el anuncio del evangelio en otros
lugares.
El entierro de Esteban estuvo a cargo de hombres piadosos; éstos, no obstante la actitud
del sanedrín, no permitieron que la prohibición para poder sepultar dignamente a Esteban
prosperara; ellos le dieron al cuerpo de Esteban un trato honorífico, y no como un
blasfemo, como hubiera querido el sanedrín. Lucas, hasta aquí, ya ha mencionado tres
veces (en 7,58 y 8,1 y 3) el nombre de Saulo. Este hombre, pese a que todavía era un
perseguidor incansable de los cristianos, llegaría a convertirse en un gran predicador
como lo fue Esteban. Lucas siempre nos muestra que a pesar de las dificultades y
persecuciones el reino de Dios sigue adelante.
* "La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia".
2. (8,5-13) Felipe, quien como Esteban era también uno de `los siete', llega a Samaria y
en aquel lugar comienza a predicar a Cristo. En el v.12 su predicación es precisada como:
"anunciar el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo" (compare también 1,3;
20,24 y 28,23). En Jesucristo, Dios se ha acercado a su pueblo para brindarle un pacto
nuevo: el perdón de los pecados por la sangre de su Hijo, una nueva obediencia por su
Espíritu y una nueva esperanza por la resurrección de Cristo.
La reacción de la gente es la de fe; ella escuchaba unánime y atentamente las palabras
de Felipe, y además era testigo ocular de las señales que se hacían. Algunos
comentaristas tienen ciertas dudas concernientes a la fe de los samaritanos, como si
éstos creyeran sólo a causa de las señales y milagros; pero la expresión `escuchar
atentamente' (griego: prosexo) hace insostenible esta duda. Podemos decir también que
esta palabra es la misma que utiliza Lucas en la historia de Lidia (16, 14, véase también
8,10 y 11). No podemos negar que hubo un interés extraordinario en las señales, sin
embargo, el tema principal de la predicación de Felipe fue Cristo. Por este evangelio y por
el "poder de su nombre" (= las señales) nació un gran gozo en aquella ciudad. Es el gozo
que se experimenta en Jesús, por el perdón, la presencia de Dios y la nueva vida
regalada por Él.
No obstante, nos enteramos de otro obstáculo que se levanta en contra del evangelio: la
magia. En el medio pagano de Samaria abundaba mucho la superstición. De esta niebla
supersticiosa surgía un hombre llamado Simón, quien por medio de su magia había
engañado en otrora a toda la ciudad. Por causa de sus aparentes milagros, la gente lo
llamaba: "El gran poder de Dios". Al parecer, lo extraordinario siempre llama la atención
de la gente. Su poder emanaba de fuerzas sobrenaturales; Felipe, sin embargo, actuó con
poder en el nombre de Jesús, el Resucitado. Empero, cuando Felipe predica (note que el
versículo 10 no menciona las señales, sólo la predicación), la gente cree y se bautiza
conforme a su predicación, por lo que podemos concluir que ella se apartó de Simón y
unió por la fe al Señor.
También Simón está impresionado; él también se convierte en un `creyente'. Pero su fe
es una muy superficial; ella está fundada más en las señales de Felipe que en la
predicación que éste llevó a cabo. Este hombre estaba siempre con Felipe, y viendo las
señales que se hacían quedaba atónico. Como se verá más adelante, sólo desea mejorar
su capacidad de hacer señales para no perder a sus seguidores. La fe verdadera que
honra a Dios no se hallaba en el centro de la vida de esta persona.
* La predicación y las señales producen fe y gozo. El verdadero gozo está sólo en
Jesús.
3. (8,14-25) Al oír los apóstoles de la recepción de la Palabra por Samaria, envían a
Pedro y Juan a ver y consolidar el resultado de la obra de Felipe. La iglesia de Jerusalén
se siente responsable por la extensión del evangelio y de los nuevos creyentes. La visita
de los apóstoles subraya la unidad de la iglesia, y además enfatiza el respeto por el
liderazgo. Al llegar los apóstoles, viendo la fe, se dan cuenta de que falta algo: la plenitud
perceptible con el Espíritu Santo. Por lo tanto, oran por ellos para que la reciban.
¿Significa esto que los samaritanos no eran creyentes verdaderos?, pues sin el Espíritu
no podemos ser hijos del Señor. ¿O si eran creyentes, debemos decir que hay dos
estados en la fe, uno sin la plenitud del Espíritu Santo y otro con ella, como `segunda
bendición'? Creo que es mejor decir que sí eran creyentes; mas aquí se trata de un caso
excepcional: de la extensión de Pentecostés a Samaria, con una señal especial: la
glorificación del Señor en otros idiomas. Mediante esta señal, Dios dejó en claro que
también los medio gentiles pertenecen a Dios. Como ocurrirá en el capítulo 10, los
samaritanos reciben la misma señal para mostrar que los gentiles también pueden
pertenecer a la iglesia de Jesucristo.
Tampoco faltó a los creyentes en Samaria el gran gozo de participar del Espíritu de
Cristo. Ahora reciben al Espíritu Santo por la imposición de las manos. No era magia,
tampoco era necesaria como muestra Hechos 10,44, sino que era una señal de la
comunión cristiana. Cuando Simón vió que por la imposición de las manos se recibía el
Espíritu Santo, entonces decidió ofrecer dinero a los apóstoles; quiere comprar el poder
de dar el Espíritu Santo, mostrando así su torcido concepto de estas cosas como si los
apóstoles también actuaran por magia. En el mundo antiguo había muchos charlatanes
religiosos que se dejaban pagar por sus prácticas. Realmente este hombre no entendía
nada de la promesa de Dios, de las cosas del Señor; el dinero y el prestigio eran más
importantes para él que la fe en Cristo. Pedro le reprende, diciendo: "Tu dinero perezca
contigo". Claramente el apóstol coloca a esta persona fuera de la iglesia, lejos de su
comunión. Sin embargo, le llama al arrepentimiento, porque discierne que en hiel de
amargura y en prisión de maldad se encuentra este hombre, es decir, está completamente
cautivado por la maldad. El ruego de Simón no manifiesta ningún cambio, ya que sigue
pensando en términos de magia. Piensa que la oración de los apóstoles tiene más poder
y efectividad que una oración de arrepentimiento dirigida por él mismo; esto muestra sin
lugar a dudas que a Simón le faltaba la fe verdadera para arrepentirse. Este pasaje
concluye diciendo que la Palabra fue predicada en muchas poblaciones de los
samaritanos.
* A pesar de la oposición satánica, que ahora viene de parte de la magia, la
predicación continúa; el reino de Dios sigue extendiéndose.
1. Los hombres buscan destruir a la iglesia, pero aun sus medios para lograr esto
son usados por Dios para su extensión y mayor fortalecimiento. Con la muerte de
Esteban se inicia una ola de persecución en contra de la iglesia. Desde aquel entonces la
iglesia tendría que ver la muerte de muchos de sus componentes. Pero lo que resulta
hasta en cierto sentido fatalista, no lo es. Dios es quien gobierna los acontecimientos, y
absolutamente nada puede frustrar sus planes. Dios utiliza muchos medios para hacer
crecer a su iglesia, y en este caso el martirio de Esteban y la persecución de los creyentes
lograron el objetivo divino: extender la membresía de la iglesia a otros lugares, y junto con
ello el evangelio para todo el mundo.
3a. Es muy importante que los líderes de la iglesia conozcan su lugar y función
dentro de ella, respetándose unos a otros. El éxito evangelístico de Felipe, si lo
podemos llamar así, fue enorme; muchas conversiones y milagros de Dios sucedieron en
Samaria. No obstante, Felipe no buscaba alzarse con un ministerio sin sujeción a nadie
(como sucede hoy en día). El evangelista Felipe se sujeta a las autoridades apostólicas
provenientes de Jerusalén; él respeta el orden que Dios ha puesto en su iglesia. Entender
esto, en este tiempo en donde cada día oímos de más y más fragmentación de la iglesia,
es de mucha importancia, ya que es necesario reconocer que Dios ha establecido
diferentes dones para el fortalecimiento de su pueblo, los cuales tienen su lugar dentro del
plan de Dios. El no aceptar esto llevará a algunos a sobreestimar su don, menospreciando
a otros.
4a. El Espíritu siempre busca nuevos caminos para encontrar más gente para
Cristo. El Espíritu Santo busca tanto la conversión de muchos como la de individuos. Así
lo testifica el libro de los Hechos en donde vemos cómo en un sólo día tres mil se
convierten al Señor, y en otra oportunidad la atención es centrada en una persona, el
eunuco de Etiopía.
1. (9,1-22). Saulo (su nombre arameo) despliega un empeño inmenso para destruir la
iglesia, él desea detener su avance; pero lo que no sabe éste, es que Jesús ya lo ha
reclutado en la eternidad para hacerlo instrumento suyo. Pablo, que se oponía
tenazmente al evangelio de la gracia, ahora es convertido en un predicador de pura
gracia, debido a la poderosa intervención del Señor. Saulo alimentaba su existencia
respirando amenazas y muerte en contra de los discípulos del Señor; en su ciego afán
pide cartas del sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco, recibiendo la autoridad
de actuar a nombre del sanedrín. Tan grande es su odio contra el evangelio que va
realizar `un viaje anti-misionero'; su propósito será captar vidas para traerlas a Jerusalén
en calidad de criminales, allí serían juzgadas; su deseo último es destruir a los que creen
en Cristo. Lucas habla de hombres y mujeres de este `camino', indicando de esta manera
el nuevo estilo de vivir, en estrecha comunión con el Señor.
El Señor, sin embargo, sale al encuentro del enemigo. De pronto, cerca de la ciudad
Damasco, Pablo es rodeado por un resplandor de luz del cielo, es la santa luz del Señor.
Evidentemente también vería en aquella luz la figura imponente del Señor Jesucristo. Tal
es el impacto, que Saulo cae a tierra, y tendido en el suelo oye una voz que le dice:
"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Lo que Pablo está haciendo, no lo hace en contra
de un grupo de personas que defienden sus ideales; no, es contra Jesús mismo. Las
persecuciones de los creyentes directamente afectan al Señor, pues Él es la cabeza de su
iglesia. Saulo tiene un encuentro con Jesús, pero no con el Jesús muerto (según era la
propaganda de los líderes judíos), sino con el Jesús resucitado y glorificado por el Padre.
Nuestro Señor muestra a Saulo que él no está persiguiendo a personas comunes, está
persiguiéndolo a Él; de una sola vez desenmascara a Saulo, ¡su empeño por el Señor no
da la impresión de ser su enemigo!, pero sí lo es: "Dura cosa te es dar coces contra el
aguijón." Esta metáfora es tomada de animales de carga o de tiro que son levantados con
un palo con punta flúida de acero contra la cual dan patadas. Así de vano es oponerse
contra Jesús. Ahora ante la gloria del Señor se desvanece por completo la furia de Saulo;
tembloroso y lleno de temor pregunta a Jesús: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" Por
primera vez, Saulo no sabe qué hacer. El Señor exaltado es ahora su motivo principal.
Saulo tiene que levantarse y entrar en la ciudad de Damasco. Las órdenes del sumo
sacerdotes son cambiadas por las de Jesús. Este encuentro de Saulo con Jesús fue tan
personal, que los demás viajeros, acompañantes de Pablo, sólo oyeron algo, pero no
vieron nada. Saulo levantándose no puede ver nada, pues se encuentra ciego. Este
hecho sume en la debilidad y desamparo a Saulo. En su ceguera descubrió quién era en
realidad ante el Señor. Durante tres días estuvo sin ver, además no comió ni bebió nada.
Se desprende del v.11 que él estaba ayunando para concentrarse totalmente en la
oración. Por primera vez Saulo estaba orando en dirección a Jesús. Sus oraciones antes
no podían agradar al Señor, pues faltaba en ellas la humildad y el conocimiento de la
gracia del Señor.
Al final de estos tres días el Señor obra a través de uno de sus siervos obedientes:
Ananías. Las palabras de éste, "Heme aquí, Señor" lo demuestran claramente. Pero
ahora, al enterarse que debe buscar a Saulo, el perseguidor implacable, se asusta
demasiado en un principio se opone bastante contra el mandato de Cristo, pero luego que
la situación es aclarada por el Señor obedece inmediatamente. Saulo, el perseguidor,
parece ser el instrumento escogido por Dios para llevar el nombre del Señor Jesús a los
gentiles, reyes y los hijos de Israel. Es una misión muy amplia la que el Señor, de pura
gracia, concede a este hombre. Este servicio no es un empleo honorífico, sino una tarea
en donde habrá mucho sufrimiento por el nombre de Jesús.
Ananías llega a la casa donde Saulo se encuentra y pone sobre él las manos; estas
manos son utilizadas por el Señor para darle a Saulo la vista y el Espíritu Santo. Esa es la
vida cristiana `normal': ser lleno del Espíritu, algo necesario para servir al Señor. En
seguida unas escamas cayeron de los ojos de Saulo y éste fue sanado. Ya no vive en la
oscuridad, sino en la luz de Jesús. Fue bautizado, indicando con ello la purificación de sus
pecados y su integración en la iglesia del Señor, la misma que está compuesta de
hombres que en otro tiempo él quería matar. En seguida el perseguidor de Cristo se
convierte en un predicador de Cristo. Tan convencido está de la verdad de Cristo que no
puede callarla; ahora la predica con gran fervor. Todos quienes oyen esto se asombran,
no sabiendo lo que ha sucedido. La predicación de Saulo tiene un sólo tema (véase 1
Cor.1,23): Cristo. Pablo no va a predicar de su experiencia, sino de Cristo mismo.
* Contra Cristo se oponía Pablo, mas a Cristo encontró, y sólo a Él predicó. ¿Si
hemos tenido un encuentro con el Señor, es nuestro mensaje cristo-céntrico?
2. (9,23-31) Resulta casi irónico observar que Saulo estuviera sometido a la misma
hostilidad que él anteriormente infligía a otros. Los judíos resuelven matarle. Por esta
razón huye, siendo ayudado por los creyentes, quienes durante la noche le bajaron por el
muro en una canasta. Lucas no menciona el período que Saulo estuvo en Arabia, sobre lo
cual el mismo apóstol habla en Gal. 1,17.
Una vez llegado a Jerusalén, Saulo encuentra que hay desconfianza hacia su persona
de parte de los cristianos de ese lugar. Aparentemente los apóstoles no conocían en
detalle los hechos acaecidos con Saulo en su camino a Damasco. Es muy probable que
tengan miedo de ser engañados por Saulo, pensando que éste sólo fingía una conversión
con el propósito de encarcelarlos después. Es Bernabé, un hombre de mucho amor, quien
introduce a Saulo entre los apóstoles. ¿Es que acaso conocía mejor los hechos? ¿O tenía
más confianza en lo que se decía con respecto a Saulo? ¿Estaba más abierto a lo que el
Señor puede obrar? Al final, Saulo es aceptado en el círculo de los apóstoles. Cuando
comienza a predicar a los griegos, también surge la resistencia contra su predicación; al
igual que en Damasco, en Jerusalén también desean matarlo. Nuevamente, Saulo se ve
obligado a huir; sin embargo, Lucas termina este pasaje con un sumario lleno de gozo y
esperanza. Los ataques satánicos no podían impedir la paz interna de la iglesia, ni la
edificación de ella. Hubo otro poder más poderoso, el del Espíritu Santo, quien trajo
consuelo en medio de la aflicciones, produciendo un temor reverente hacia el Señor. El
versículo 31 dice literalmente: "Las iglesias andando en el temor del Señor y en las
consolaciones del Espíritu Santo, se acrecentaban". Las consolaciones tienen que ver
tanto con la paz interior en medio de aflicciones, como con la aplicación de la obra del
Señor Jesucristo en la vida de los creyentes. La verdadera consolación es conocer la
gracia y el perdón de Dios. Nótese que en este versículo, Lucas relaciona el crecimiento
de la iglesia con la reverencia y comunión que ésta tenía con el Señor.
* Las persecuciones llegaron para destruir a la iglesia, empero lo único que
lograron fue hacerla crecer aún más en número, pero sobre todo en temor por el
Señor.
3. (9,32-43) Lucas no aboca su interés en lo que sucede con cada uno de los apóstoles,
sino que vuelca su atención al progreso del evangelio. En el presente pasaje prepara la
historia con respecto a una nueva etapa en la predicación del evangelio a los gentiles
(Hechos 10). Aquí también la extensión del reino de Dios es el tema principal; los
versículos 35 y 42 así lo muestran: muchas almas se convierten al Señor.
Vemos a Pedro oficiando como inspector de las iglesias, pero con el propósito de
fortalecer la fe de los nuevos creyentes (santos). A través del poder de Dios y del Señor
Jesús (véase el v.34: "Eneas, Jesucristo te sana", y el v.40: "Pedro se puso de rodillas y
oró") Eneas es sanado y Tabita (cuyo nombre en arameo es Dorcas= Gacela) es
resucitada. Ella era una mujer llena de buenas obras; estas obras eran señales de la
nueva vida obrada en ella por el Espíritu Santo; ésta ejercía un servicio práctico al Señor,
sirviendo a sus hermanas en la fe. La resurrección de Tabita fue el eco de la propia
resurrección de Cristo. Ambas intervenciones milagrosas del Señor (Tabita y Eneas)
trajeron la conversión de muchas personas (comp. vv.35 y 42). Todo lo que Dios hace,
tiene como propósito el crecimiento de su reino. Pedro se quedó muchos días en Jope en
la casa de un cierto Simón, curtidor. Se consideraba este empleo de curtidor como algo
despreciable, que hacía impura a la persona. De esta manera Lucas prepara la historia
del capítulo diez, una historia bajo el gobierno de Dios.
* A través de innumerables signos Dios quiso fortalecer a su iglesia en el poder de
la resurrección de Jesús; así ella creció. ¡Anhelemos el obrar del Señor en nuestros
días!
1b. Una verdadera conversión debe llevarnos a reconocer el señorío de Cristo sobre
nuestras vidas. Sólo en la soberanía de Dios puede ocurrir lo que pasó con Saulo en su
conversión. Este hombre que vino para apresar, al final se vió apresado por el Señor para
ser su siervo. Lo cierto es que tarde o temprano una verdadera conversión desembocará
en una comprensión más profunda de la persona de Jesús y hacia una vida que sólo
concibe la dicha bajo el dominio del Señor en fe y en obediencia. "¿Qué quieres que yo
haga?", debe ser la interrogante que debe nacer en todo verdadero creyente ante la
majestad de Dios. Además, en la conversión uno se ve como realmente es: un pecador
sin méritos.
1c. Una de las evidencias de un hombre lleno del Espíritu Santo es su deseo de
conducir a otros hacia una encuentro personal con Jesús. Saulo fue lleno del Espíritu
(v.17) y en seguida se entregó por entero a la predicación de Cristo. Lamentablemente
muchos entienden el ser llenos del Espíritu Santo tan sólo como una `experiencia'
personal. El libro de Hechos siempre acompaña el bautismo del Espíritu Santo con un
genuino cambio de vida y un anhelo por predicar la Palabra de Dios a otros.
2b. El verdadero crecimiento de la iglesia se basa en el temor del Señor. Hoy en día
se habla mucho acerca de cuáles son los mejores métodos para hacer crecer
numéricamente a una iglesia local, y la verdad que muchos de ellos parecen ser muy
efectivos. Pero el gran peligro de todo esto es que podemos concentrarnos sólo en los
métodos, olvidando el patrón bíblico de crecimiento que regía en la primera iglesia. De
ella se nos dice que andaba en el temor del Señor, y de esta manera crecía, pero
fortalecida en el Espíritu Santo. Si queremos ver una iglesia realmente saludable,
entonces debemos entregarnos al temor de Dios, contemplando su grandeza, santidad y
misericordia. Una iglesia así, tendrá fuerza de atracción.
Hechos 10
1. (10,1-16) En los capítulos 10 y 11 oímos de una nueva etapa de la obra del Espíritu
Santo. El evangelio es predicado a los gentiles. En el capítulo ocho se nos informó de la
conversión del funcionario etíope, una conversión que, casi diríamos, era una excepción.
Ahora leemos que los gentiles en general reciben la palabra de Dios. Sin embargo, para la
realización de esta nueva etapa fue necesaria una intervención más especial de parte del
Espíritu para eliminar los prejuicios relativos a la predicación del evangelio a los gentiles.
En Hechos 10 vemos cómo Dios obra tanto en Pedro como en Cornelio. Este último era
un `centurión', un jefe del ejército romano que estaba a cargo de 100 soldados. Este
hombre era parte de una `compañía' formada por setecientos militares. La compañía de
este relato se llamaba `la Italiana', ya que la componían romanos puestos en libertad. El
centurión Cornelio se encontraba en Cesarea, una ciudad romana del mar mediterráneo,
construída por Herodes el grande. Este centurión era un hombre piadoso y temeroso de
Dios, puesto que se había convertido a la fe judía, reconociendo al Dios de Israel.[2]
Éste no sólo se convirtió a la fe judía, sino que además tenía respeto verdadero por Dios,
guardando sus mandamientos y haciendo el bien. Su piedad no se reveló sólo a través de
limosnas, también se dio a conocer mediante sus oraciones diarias, según los tiempos
fijados para la oración en la liturgia judía. Toda su familia vivía bajo la influencia de la fe.
Esta expresión de reverencia es notable teniendo presente que se trata de un gentil.
Estando en sus oraciones a la hora novena, a las tres de la tarde, un ángel de Dios se le
aparece a través de una visión; la presencia de este ángel sobrecoge de temor a Cornelio;
sus palabras, "¿qué es, Señor?", expresan su reverencia. La respuesta: "Tus oraciones y
tus limosnas han subido para memoria delante de Dios", indican que al Señor le agradó el
amor que este hombre profesaba a Él como a su prójimo. El ángel le da la orden de enviar
hombres a Jope para ir en busca de Simón Pedro. El centurión, acostumbrado a dar
órdenes, ahora es él quien de inmediato obedece al mandato del ángel, esperando las
bendiciones del Señor por medio de la visita del todavía desconocido Pedro. Envía a dos
de sus criados y a un devoto soldado quien también creía en Dios.
El plan de Dios es maravilloso y tiene lugar a la hora que corresponde. Cuando los
siervos del centurión se acercaban a la ciudad de Jope, Pedro había subido a la azotea
para orar. Es notable la cantidad de veces que Lucas resalta la importancia de la oración.
Dios utiliza la oración no sólo como instrumento para comunicarle cosas a Él, sino
también como mecanismo para revelar su santa voluntad (véase también 1,14; 2,42; 4,24
y 31; 6,4 y 6; 9,10 y 11; 12,12; 13,2 y 3). Al orar Pedro, Dios le revela algo a través de un
éxtasis, que no era una visión pero que de igual manera era un asunto sobrenatural.
Pedro puede observar algo como un gran lienzo, descendiendo desde el cielo, el cual
bajado a tierra mostraba estar lleno de animales ceremonialmente inmundos. Pedro
escucha una voz celestial que le da la orden de levantarse, matar y comer de estos
animales. Pedro no puede aceptar esta orden, pues de hacerlo infringía el mandamiento
de Dios estipulado en Levítico 11 y Deuteronomio 14. Pero la voz celestial se lo ordena
nuevamente, ya que Dios ha destruído los muros de separación. Es decir, el pueblo de
Dios desde ahora puede servirle a Él con madurez y en libertad. A la vez, Dios muestra
que ha derribado el muro de separación entre su pueblo y los gentiles: el evangelio está
destinado también a ellos. De este modo, el Señor prepara el corazón de Pedro para que
esté dispuesto a predicar el evangelio en la casa de Cornelio. Aunque los discípulos
habían recibido de Cristo la orden de predicar el evangelio a todas las naciones (Mateo
28), la disposición para hacerlo debía crecer para ponerla en práctica. Dios tuvo que
quitar muchos prejuicios (por ejemplo la de entrar en la casa de un gentil), y por eso se
repite la misma cosa tres veces (v.16), a fin de que sea notorio para Pedro por qué
camino debe andar.
* Es necesario que adoremos la providencia de Dios y su amor por todo el mundo.
Su corazón es mucho más grande que el nuestro.
2. (10,17-48) Es por la providencia divina que cuando Pedro se pregunta cuál será el
significado de la visión, que precisamente en ese mismo momento vienen los hombres
enviados por Cornelio a buscarle. Al pensar en el significado de la visión, el Espíritu le
ordena ir con los hombres. Pedro no recibe una explicación directa de la visión, pero sí se
le da a conocer su significado a través de una orden práctica. Los hombres a su vez le
cuentan que están en aquel lugar debido a que un ángel habló con Cornelio; le cuentan
que este hombre es temeroso de Dios y con un buen testimonio en toda la nación de los
judíos, para así granjearse el respeto de Pedro el apóstol de los judíos. Pedro convencido
de que la mano del Señor guía todos estos acontecimientos, los recibe y hospeda; él está
resuelto a obedecer a la dirección de Dios. Al día siguiente, Pedro se fue con ellos
acompañado por 6 hermanos de Jope (según Hechos 11,12); estos hermanos serán
testigos de las maravillas del Señor en la casa de Cornelio. Mientras tanto, Cornelio había
preparado su casa e invitado a parientes y amigos íntimos a estar con él y escuchar las
palabras de Pedro. Cuando Pedro llegó a Cesarea, Cornelio le recibe casi con adoración
divina, la que Pedro rechaza inmediatamente. Pedro encuentra un buen grupo de gente
para dirigir el primer `culto familiar' en la casa de un gentil. Explica que lo que ahora
sucede es poco común para un judío, pero que Dios mismo le ha mostrado que el muro
invisible entre judíos y gentiles fue quitado y que por lo tanto debió obedecer al llamado
de Dios sin replicar. El apóstol pregunta el motivo por el cual le han hecho venir. Las
palabras de Pedro están llenas de respeto y muestran su convicción de que ha llegado
una nueva etapa e iniciado una nueva hermandad. Cornelio cuenta lo que ha ocurrido,
diciendo que él tuvo una visión, que fue en respuesta a sus oraciones y limosnas. Ahora
él tiene altas expectativas de lo que Pedro va a decir, porque se da cuenta que todos se
encuentran en un momento santo, delante del Señor, para oír las enseñanzas sagradas
de la boca de uno de sus siervos. Reconoce la autoridad de Pedro, pues sabe que éste es
el vocero de la Palabra de Dios.
Pedro se asombra de la forma en la que Dios actúa; ahora entiende lo que significa que
no haya acepción de personas para Él. Estas palabras se aplican también a los gentiles y
no sólo al pueblo de Israel. Para Dios no hay preferencia: su elección depende de su pura
gracia y no de los méritos de Israel. Ahora, Pedro comienza a predicar. En su predicación
nos enteramos de los siguientes puntos:
1. Dios ha enviado el mensaje de la Palabra a la casa de Israel para anunciar paz a
través de la salvación en Jesucristo. Sus mensajes fueron enviados primeramente al
pueblo de su pacto. Esto, empero, no significa que Dios olvida a los demás. Por el
contrario, Jesús es el Señor de todos. Su obra salvífica tiene significado para todo el
mundo. Judíos y gentiles pueden recibir la salvación a través de Él.
2. Pedro relata lo que históricamente sucedió con Jesús: el bautismo por Juan, el
ungimiento con el Espíritu Santo y poder, y su actuar, haciendo el bien y sanando a la
gente, liberando a los endemoniados. Los apóstoles eran testigos oculares de todo lo
que había acontecido con Jesús, hasta su muerte en la cruz. Empero, para evitar un
malentendido todos deben saber que Dios levantó a Jesús de la muerte, quien se
reveló posteriormente a sus discípulos en su resurrección, no a todos, sino únicamente
a los testigos más íntimos.
3. Pedro menciona que el contenido de la predicación fue ordenado por Cristo mismo:
Dios ha establecido que Jesús sea el Juez de vivos y de muertos. Por otro lado,
también es el Salvador de los pecados de todos aquellos que ahora mismo ponen su
confianza en Él.
La predicación de Pedro, entonces, se concentra en la obra salvadora de Cristo y en la
necesidad de creer en Él; el Salvador es también el Juez. Mediante esta predicación, Dios
obró grandemente, de tal manera que el Espíritu Santo cayó sobre todos los oyentes. De
ninguna manera nadie podía impedir el agua para el bautismo.
* Dios es en Jesucristo un Dios de salvación para todos los que depositan su fe en
Él.
1a. Es Dios quien prepara el corazón de los hombres para recibir el mensaje del
evangelio. Cornelio era un gentil, que compartía la fe de la esperanza de los judíos. Éste
abundaba en muchas limosnas; era piadoso y temeroso de Dios. Este pasaje nos enseña
dos cosas: (1) Es Dios quien soberanamente fija sus ojos en Cornelio; (2) la vida piadosa
alcanza su propósito sólo por medio del conocimiento de Cristo. No existe duda que Dios
miró la vida de piedad de Cornelio, mas no olvidemos (para no caer en salvación por
obras) que desde un principio era el plan del Señor llevar el evangelio a los gentiles. Así
que Dios mismo estaba tomando la iniciativa en el cumplimiento de su mandato.
1b. Tal vez pensemos que somos más misericordiosos que Dios. Es todo lo contrario:
es Dios quien nos convence de su inmenso amor hacia aquellos en quienes nunca hemos
pensado. Si existen todavía grupos no alcanzados (extranjeros dentro nuestro país, o
tribus poco conocidas), busquemos el rostro del Señor para que Él nos muestre la forma
en que podemos actuar. Él es quien abre la puerta de la predicación a los gentiles. A los
creyentes judíos les costó entender que los gentiles también podían ser partícipes de la
gracia del Señor. Por esta razón Dios interviene a través de una visión para mostrarle a
Pedro que la categoría de inmundo que los judíos tenían para referirse a los gentiles era
inconsecuente con el plan salvífico de Dios en Jesús. Fue el Señor quien rompió con el
prejuicio, y Él mismo nos dice hoy que aun las personas que consideramos no dignas de
Dios pueden llegar a ser sus hijos. Seamos sensibles al Señor, y esperemos ser dirigidos
por Él en la proclamación del evangelio a personas que se hallan preparadas por el
Espíritu Santo.
2a. Los ministros del Señor por ningún motivo pueden permitir la reverencia divina
de los hombres hacia ellos. Al parecer Cornelio seguía influenciado por su cultura
pagana que rinde adoración a los hombres. Tal era su expectación de la venida de Pedro
que al verlo corrió a recibirle, y llegando a él se postró a sus pies para adorarlo. Cornelio
tenía mucho que aprender del camino de salvación. Es Pedro quien le vuelve a la
realidad, diciéndole que él (Pedro) es tan sólo un hombre como todos. La actitud de
Cornelio se la puede encontrar en ciertos sectores religiosos en donde la figura del pastor
es elevada a alturas casi divinas; lo más triste de todo esto es que hay quienes se
aprovechan de esta ignorancia para abusar de la buena voluntad de la gente, que nunca
pondrá en tela de su juicio lo que el `ungido de Dios' dice.
2b. Cornelio expresó la actitud que siempre debemos tener cuando escuchamos la
Palabra de Dios. Este gentil es un ejemplo de una actitud muy reverente hacia la Palabra
de Dios. Es probable que nosotros por estar tan acostumbrados a escuchar la Palabra de
Dios mostremos muy poca reverencia hacia ella. ¡Cambiemos de inmediato esta actitud
irreverente!
2c. El mensaje del evangelio debe ser claro; mostrar a los hombres que Jesús es el
Señor y que sólo en Él hay perdón de pecados. El libro de los Hechos nos entrega
mucha información acerca de la predicación que realizaba la primera iglesia. En su
proclama era totalmente cristo-céntrica, llamando a la gente al arrepentimiento. Por
ejemplo en el sermón de Pedro en casa de Cornelio tenemos un modelo para predicar el
evangelio; en él encontramos lo siguiente:
a. Dios actúa primeramente en Israel, con su mensaje de paz por medio de Jesús.
b. Dios capacitó a Jesús para traer restauración de vida.
c. Los hombres al final le matan en la cruz del Calvario.
d. Dios levantó de los muertos a Jesús al tercer día.
e. La resurrección de Jesús es un hecho histórico innegable.
f. Dios ha constituído a Jesús como Juez de vivos y de muertos.
g. Sólo por medio de Jesús se recibe el perdón de pecados.
2d. Notemos la estrecha relación entre la predicación del evangelio y la obra del
Espíritu Santo. Su obra mayor es conceder la fe en Jesús.
Mientras las personas en casa de Cornelio escuchaban la Palabra de Dios, el Espíritu
Santo obró en sus vidas. Dios concede el mismo don a los gentiles como a los judíos.
Hechos 11
1. (11,1-18) En este pasaje vemos cómo Pedro se justifica ante los hermanos de
Jerusalén por haber entrado en la casa de un gentil. Los judíos pensaban que tal proceder
implicaba una contaminación para su vida, ya que tal comunión con los gentiles estaba
prohibida, a menos que ellos se hayan circuncidado y aceptado la ley de Dios. Lo que
Pedro ha hecho tiene consecuencias: ¿dónde queda ahora la separación entre los judíos,
el pueblo de Dios y los gentiles? Este pasaje hace evidente la transición del evangelio a
los gentiles; y nos dice además que el evangelio no hace ninguna diferencia entre judíos y
gentiles. La muerte y resurrección de Jesús están destinadas para ambos. Costó mucho
que la iglesia primitiva entendiera la manera en que Dios estaba extendiendo su reino.
En la aclaración de los hechos por parte de Pedro se destaca dos cosas importantes:
a. Pedro simplemente cedió ante las fuerzas superiores de Dios. El Señor intervino en su
vida y le convenció de lo que debía hacer. Esto se esclarece aún más, sabiendo que al
mismo tiempo Dios obró en Cornelio. Pedro no actuó por su propia iniciativa, sino por
orden de Dios.
b. Pedro no pudo actuar de otra manera, ya que el mismo Dios derramó su Espíritu sobre
la casa de Cornelio. ¿Quién pudiera entonces negarse a bautizar con agua a aquellos
que habían sido bautizados con el Espíritu Santo?
2. (11,19-24) El libro de los Hechos habla de la extensión del evangelio (según 1,8).
Lucas, en cada ocasión, agrega un elemento nuevo. Hay un caminar en dirección a los
gentiles, pero éste comienza lentamente: primeramente una persona (el eunuco, Hechos
8); luego una casa (de Cornelio). En ambos casos el evangelio es predicado por orden
expresa de Dios. En este pasaje por primera vez oímos que el evangelio es predicado
voluntariamente a los gentiles. Lo que sucede aquí es la base de la obra misionera de
Pablo y Bernabé (el cap. 13).
El versículo 19 vuelve a 8,4. Nuevamente oímos que la persecución fue el instrumento
por el cual el evangelio fue predicado fuera de los límites de Jerusalén, pero ahora en
regiones aún más lejanas: Fenicia, Chipre y Antioquía. Fenicia es una región más al norte
de Cesarea; Chipre, una isla en el mar Mediterráneo. Un activo comercio subsistía entre
Fenicia y Chipre. Antioquía (que no hay que confundir con la Antioquía del cap. 13,14) se
hallaba cerca del extremo nordeste del mar Mediterráneo. En ella había una colonia
grande de judíos, y muchos prosélitos (gentiles convertidos a la religión judía).
En primera instancia el evangelio es predicado sólo a los judíos, pero más tarde, una vez
que los llegados al lugar se hubieron acostumbrados a vivir entre los gentiles, es
predicado más específicamente a los griegos. Nótese que éstos no eran apóstoles, sino
sólo "voluntarios" que predicaban en el nombre del Señor. Aunque fue su propia iniciativa,
la verdad es que la mano del Señor estaba con ellos. En otras palabras: nadie puede
oponerse a lo que ellos estaban haciendo. Por medio de la predicación de estos
hermanos muchos se convirtieron realmente al Señor.
Como en Hechos 8,14 y 11,1, la Iglesia madre se entera de lo que ha sucedido en
Antioquía y envía a uno de sus representantes para que lo averigüe. En su sabiduría
comisionan a Bernabé para esta tarea. Este hermano era natural de esta región (era de
Chipre), y, por lo tanto, disponía de ciertas condiciones apropiadas para la misión
encomendada. Empero, lo más importante es que Bernabé era un varón "bueno, lleno del
Espíritu Santo y de fe" (v.24). El juicio de Bernabé no se basó en una comprensión
humana, sino en fundamentos bíblicos. Esto se ve claramente en el v.23, en donde se nos
dice que Bernabé vio la gracia del Señor, es decir: la obra del Espíritu Santo en la vida de
los recién convertidos, lo cual nació de la gracia y bondad de Dios. Por tanto el criterio
para juzgar algo siempre ha de ser conforme a la obra de Dios, o sea: si la mano de Dios
es visible en la conversión de los gentiles, aunque existan diferencias en la forma de
expresar su fe (por ejemplo, sin mantener las leyes rituales del pueblo judío). Bernabé se
recocijó al ver que los nuevos convertidos andaban según la nueva vida impartida por el
Espíritu de Cristo. Ahora les exhorta "a que con propósito de corazón permanezcan fieles
al Señor". Literalmente el texto dice: "quedarse con el Señor", es decir, no abandonar la
fe, sino perseverar en ella; no rechazar al Señor, sino serle fiel con una decisión firme que
nace del corazón, que dice: "Mi corazón te elige a tí, porque tú me elegiste a mí". Una
gran multitud fue agregada al Señor (véase con respecto a esta expresión Hechos 2,47).
La obra misionera tiene dos aspectos trascendentales: primeramente guiar a los hombres
a Cristo y luego discipularlos.
* Confiar en el Señor es el primer paso en la fe, serle fieles es el segundo.
Regocijémonos al ver la obra del Señor en otros creyentes. Exhortémoslos a ser
fieles.
3. (11,25-30) Lo que Lucas nos menciona en estos versículos es el comienzo del nuevo
contacto que hubo entre Bernabé y Pablo, contacto que unifica a estos hermanos en la
obra misionera. Bernabé fue en busca de Pablo, ya que necesitaba de él para que le
ayudara en Antioquía, pues se da cuenta de que hubo un gran despliegue de evangelismo
que necesitaba de cuidado en aquella ciudad. De modo que durante un año trabajaron
juntos, enseñando a muchos. En esta ciudad por primera vez llaman a los seguidores de
Cristo `cristianos'. No es necesario discutir si esta designación fue utilizada como término
peyorativo o como nombre honorífico, aunque precisamente fue en este último sentido
que se usó en la iglesia posterior. A pesar de que podríamos decir que los no creyentes
usaron este término no en sentido honorífico, lo cierto es que se dieron cuenta de que
aquellas personas estaban llenas de Cristo a quien predicaban (los creyentes judíos en
tanto fueron llamados `nazarenos'). Tanto sus vidas como sus palabras reflejaban a
Cristo. Ahora, después de Bernabé, descienden unos profetas de Jerusalén a Antioquía.
Los profetas en el N.T son personas que dan exhortaciones o palabras de sabiduría
inspiradas por el Espíritu Santo, y de vez en cuando también predecían eventos futuros.
Uno de ellos, Agabo, predice una gran hambruna en todo la tierra (es decir, en todo el
Imperio Romano). La naciente iglesia de Antioquía responde a esta profecía al enviar
socorro (consistente en dinero) a la iglesia de Jerusalén, mostrando así el amor que tenía
por la iglesia madre. Los encargados de hacer llegar esta ayuda económica son Bernabé
y Saulo. Esta fue la segunda visita de Pablo a Jerusalén después de su conversión.
Finalmente el donativo es entregado a los ancianos de Jerusalén. Aquí nada se dice de
los apóstoles. Probablemente ya no vivían en Jerusalén a raíz de los peligros que allí
habían experimentado.
* ¿Puede el mundo ver reflejado en nosotros al Señor Jesucristo?
1a. La salvación de los pecadores debe llevarnos a adorar a Dios por su gran
misericordia. Una vez que Pedro volvió a Jerusalén tuvo que verse enfrentado a diversas
críticas por haber entrado en la casa de un gentil, haciéndose impuro (según la ley judía).
Pero antes que los ánimos se enardecieran, Pedro comienza a relatar lo sucedido, y cómo
la mano de Dios estaba en todo este asunto. Luego de terminadas sus palabras, los que
estaban allí comienzan a glorificar al Señor por haber concedido arrepentimiento para vida
(eterna) también a los gentiles. Esto es gracia , favor inmerecido. La verdad es que nadie
merece la salvación, ella nace únicamente de la voluntad de Dios; lo que justamente
merecemos por nuestros pecados es la muerte eterna. Pero Dios mostró su amor
enviándonos a su Hijo, y luego a su Espíritu Santo para concedernos el arrepentimiento
que conduce a la vida eterna.
2b. Siempre hay que juzgar la vida cristiana en base al corazón de la fe: el amor por
Dios y la fe en la obra salvadora de Cristo. De acuerdo a su nacionalidad, los cristianos
pueden tener diferentes costumbres, sin embargo, todos tienen el mismo corazón: un
corazón donde mora Cristo y su Espíritu.
2c. Es necesario cuidar a los nuevos creyentes para que permanezcan fieles al
Señor. Es muy común en algunos círculos cristianos conformarse sólo con una profesión
de fe inicial, sin lograr concretar ninguna relación madura en los nuevos creyentes, la cual
ha de estar basada en la Palabra de Dios. Es necesario (además es un mandato de
Cristo), luego de la conversión, un discipulado que produzca en los creyentes raíces
profundas y firmes en la fe en Jesucristo.
3a. Reconocer el don de Dios (en cuanto a los ministerios de la iglesia dados por
Cristo) en otros hermanos beneficiará notablemente el crecimiento espiritual y
numérico de la iglesia. Las noticias de la obra de Dios en Antioquía llegaron a Jerusalén.
Desde allí fue enviado Bernabé para consolidar el trabajo evangelístico realizado por los
creyentes. Posteriormente Bernabé va a Tarso a buscar a Saulo, con el que estuvieron
todo un año enseñando la doctrina de Cristo. Hoy en día es de mucha importancia que
reconozcamos los dones ministeriales que Jesús ha dado a la iglesia para la edificación
de ella.
Este capítulo muestra que las persecuciones no se han detenido, ellas continúan. La
oposición esta vez no surge del sector religioso, del sanedrín (como en los capítulos 4 y
5), sino del político, de Herodes Agripa. No obstante, el progreso del evangelio sigue su
curso. La iglesia crece contra toda oposición. El asunto es que tal oposición se transforma
en una persecución que obliga a los apóstoles a dejar su propio lugar de residencia, y por
tanto se ven forzados a elegir un domicilio más seguro, lejos de la tan peligrosa capital.
Sin pretenderlo, o quererlo, los adversarios del reino de Dios una vez más ayudan a la
extensión del reino. El campo de trabajo es trasladado, y así también extendido.
En segundo lugar, se nos informa de la liberación de Pedro de la cárcel. Esto es motivo
para promover un nuevo entusiasmo y avivamiento para toda la iglesia de Judea, por lo
que la confianza es fortalecida. No obstante, por otro lado, nos enteramos también de la
muerte de Jacobo. De esta manera Lucas nos esboza una imagen realista: la historia de
la iglesia primitiva no es una serie continua de milagros. Dios realiza grandes maravillas
-como lo fue la liberación de Pedro- sin embargo, la mano de Dios también se halla
presente en un hecho tan penoso como lo fue la decapitación de Jacobo. El apóstol
mantiene la firme convicción de su fe en Jesucristo a través de la muerte. Jacobo llegó a
asemejarse a su Señor resucitado, él fue bautizado con el bautismo con que Jesús fue
bautizado (ver Mateo 22,22s.), aunque, el bautismo de Jesús tuvo un significado único y
salvador.
2. (12,20-23) Dios es un Dios de justicia. Él, en su majestad real, castiga la soberbia del
rey Herodes; el rey terreno pretende aceptar la gloria que sólo pertenece al Rey invisible y
todopoderoso. De esta manera, él que quería eliminar a la iglesia, es castigado con la
muerte. Dios venga el asesinato de uno de sus hijos y siervos. Además, el Señor no da su
honra a otro (Isaías 48,11).
El porqué de la muerte de Herodes lo encontramos en un discurso que él dirigió a una
delegación de Tiro y Sidón, ciudades que se habían rebelado contra la autoridad de
Herodes. Este discurso impresionó tanto al pueblo, que éste comenzó a ovacionar y gritar:
"¡Voz de Dios, y no de hombre!" A través de un ángel, Dios castiga la arrogancia de
Herodes; la vida de este rey concluía penosamente: "...y expiró comido por gusanos". No
se sabe a ciencia cierta cuál fue la enfermedad que atacó a este hombre, en todo caso
esto muestra cuán repentina fue su muerte; una muerte que manifiesta la intervención
directa de Dios en la historia.
* Dios no permite que el hombre reciba gloria divina; Él castiga la auto-elevación,
ya sea por medio de un golpe inmediato o reservando el castigo para el último día.
3. (12,24,25) Lucas pone fin a este segmento, y lo hace nuevamente con un versículo que
habla del crecimiento de la iglesia, o mejor dicho: de la palabra (ver 6,7; 13,49; 19,20). La
iglesia crece en la medida en que la Palabra de Dios crece, es decir: su influencia es cada
día mayor en la sociedad. A pesar de la oposición y la persecución el crecimiento de la
iglesia nunca se detiene. El poder de la palabra se ve claramente en el aumento del
número de los miembros de la iglesia. Podemos traer a la memoria lo que Pablo dice en
Romanos 1,16: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación". Dios no sólo guarda y mantiene a su iglesia, sino que además promueve su
crecimiento. La muerte de un apóstol no puede impedir el progreso del evangelio. Esto se
nos muestra también en el último versículo del capítulo, el cual menciona que Bernabé y
Saulo volvieron a Antioquía luego de haber cumplido su tarea (entregar el apoyo
económico enviado por la iglesia de Antioquía a la iglesia madre de Jerusalén).
Aparentemente, no hay nada especial en este versículo, sin embargo, el capítulo 13 nos
muestra que este regreso fue el principio del primer viaje misionero de Saulo y Bernabé.
* El crecimiento de la iglesia no depende en primer lugar de nuestro empeño y
esfuerzo, sino de la Palabra de Dios. ¿Estamos viviendo y predicando esta palabra?
1a. Nada es imposible para Dios. Las puertas más gruesas y las cadenas más pesadas
no son impedimento para que Dios intervenga manifestando su poder divino. Pero,
aunque parezca contradictorio, este es el mismo Dios que permite la muerte de Jacobo.
No podemos explicar el porqué de su intervención en la vida del uno y no en la del otro.
Sólo podemos decir que también la muerte de Jacobo ha servido a su propósito: la
extensión de su reino. De esta manera la salida de los apóstoles de Jerusalén significó
una extensión de la obra en otros lugares.
1b. Aun en medio de los peligros podemos sentir seguridad, pues es Dios quien
nos acompaña a través de ellos. Por un momento la actitud de Pedro, quien ante la
muerte se halla durmiendo, nos parece un tanto extraña para lo que sería nuestra
costumbre en momentos de gran dificultad: orar sin parar. Pero el modo en que Pedro se
comporta, tan tranquilamente delante de sus verdugos, nos habla de la confianza que
debe existir en Dios. Los apóstoles sí creían en la soberanía y gobierno absoluto de Dios
sobre todas las situaciones, y sabían que nada le podía tomar por sorpresa a Él. Si
estamos enfrentados a alguna dificultad en la vida, meditemos en los siguientes pasajes
de la Palabra de Dios: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú Jehová,
me haces vivir confiado" (Salmo 4,8). "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no
temeré mal alguno, porque tú (Jehová) estarás conmigo" (Salmo 23,4).
1. (13,1-3) Desde Jerusalén, Saulo y Bernabé llevaron consigo a Juan Marcos, el hijo de
María, hermana de Bernabé (véase Col. 4,10). En aquel entonces vivían en Antioquía
varios profetas y maestros, entre ellos Bernabé y Saulo. Los creyentes de esta comunidad
cristiana estaban ansiosos por comprender la voluntad de Dios con respecto a su misión
entre y hacia los gentiles. Comprendieron que la predicación que efectuaban entre los
gentiles en su propia ciudad era tan sólo el inicio de algo más grande. Espiritualmente
estaban vigilando y orando a fin de poder conocer la voluntad del Señor, junto con esto
ayunaban con el propósito de alcanzar una mayor preparación y concentración en la
oración, pudiendo así recibir dirección divina. El Señor contestó sus oraciones mostrando
a los profetas, a través del Espíritu Santo, que deberían apartar a Bernabé y Saulo para
predicar el evangelio a los gentiles. Nuevamente oraron y ayunaron para encomendar a
esto nuevos `misioneros' a la gracia de Dios en la nueva etapa de su vida. Entonces
pusieron sus manos sobre ellos, siendo esto una señal de comunión, pero sobre todo una
promesa de que era el Espíritu Santo quien los capacitaba para su tarea; Él les
acompañaría en todo tiempo. Así fueron enviados a cumplir su misión, llevando consigo a
Juan Marcos como su ayudante.
* Dios está respondiendo las oraciones para su gloria. ¿Oramos cada día, pidiendo
al Señor la extensión de su reino en este mundo?
2. (13,4-12) Desde la costa siria se dirigieron rumbo a la isla de Chipre. Habiendo llegado
a Salamina comenzaron a predicar la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
Según el principio de 1,8 debían empezar siempre con los judíos (así entendieron el
mandato de Jesús). Era una oportunidad, que casi siempre estaba abierta, el poder hablar
en las sinagogas. Dios, sin embargo, abrió también las puertas del mundo gentil. Pablo y
Bernabé cruzaron toda la isla hasta que llegaron a Pafos. Esta localidad era la sede del
gobernador Sergio Paulo, un hombre sabio. Éste vivía bajo la influencia de un judío que
pretendía ser un profeta y que practicaba la magia. Era justamente un judío, que conocía
la revelación de Dios, que intentó apartar al procónsul de la fe, tratando de impresionarlo
con algo satánico, la magia. El procónsul estaba ansioso de oír la Palabra de Dios, por
esta razón hizo llamar a Pablo y Bernabé. Esto no le agradó a Elimas, quien trató de
disuadir al gobernador de no aceptar la fe cristiana. Saulo, cuyo nombre griego es `Pablo',
lleno del Espíritu Santo, castigó las prácticas fraudulentas de Elimas, cuyo único objetivo
era ganar dinero; en vez de rendir obediencia a la voluntad de Dios, su vida era el reflejo
de las prácticas satánicas. Pablo en el nombre del Señor sentenció a Elimas a una
ceguera temporal. El apóstol actuó con el verdadero poder de Dios, quien es más
poderoso que toda fuerza diabólica, aunque el mago pretendía disponer de poderes
divinos. El procónsul quedó totalmente impresionado por el poder del evangelio,
aceptando de inmediato la fe. Nuevamente vemos cómo la oposición constribuye en cierto
modo a la extensión del reino de Dios.
* El poder de Dios salva a los creyentes y castiga a los incrédulos. ¿Nos
sometemos completamente al Señor?
4. (13,42-52). Muchos de los judíos y también de los gentiles creyeron. Pablo y Bernabé
instaron a éstos a que perseverasen en la gracia de Dios (comp. 11,23) ya que no hay
otro fundamento de salvación fuera de ella.
Por otro lado se reveló también la resistencia contra la gracia de Dios y la predicación de
Pablo. Algunos judíos, por su celo, no querían que el evangelio fuese predicado a los
gentiles. Pablo explica que según el orden de Dios fue necesaria la predicación del
evangelio primeramente a los judíos y posteriormente a los pueblos gentiles. Las
Escrituras hablan en forma clara que las promesas están destinadas también a ellos
(Isaías 49). Los gentiles se gozaron sobremanera al oír esto; se enteraron de la mejor
noticia que existe: ellos también podían ser partícipes de la gracia de Dios por medio de
Cristo. Todos los gentiles ordenados para la vida eterna llegaron a ser creyentes. Aunque
ellos aceptaron el evangelio, Lucas muestra que sólo por iniciativa de Dios llegaron a ser
salvos. El poder de la Palabra fue tal que se difundió por toda aquella provincia. Pero
junto a esto una gran ola de resistencia se levantó de parte de los judíos y mujeres
piadosas y distinguidas, simpatizantes de la religión judía, que emplearon su influencia en
los gobernantes de la ciudad para acometer en contra del evangelio. Por esa razón, Pablo
y Bernabé tuvieron que salir de allí. Sin embargo, Lucas termina positivamente, ya que la
resistencia nunca es capaz de destruir la obra de Dios: los discípulos estaban llenos de
gozo y del Espíritu Santo. El gozo de los creyentes no depende de circunstancias
favorables, sino del Espíritu Santo por quien conocemos el profundo amor de Dios hacia
nosotros.
* ¿Experimentamos el gozo del Espíritu Santo, aun en las dificultades?
1a. Una iglesia enriquecida con dones ministeriales anhelará la extensión del
evangelio a otros lugares. Es notable la capacidad ministerial que existía en la iglesia de
Antioquía, en la que era posible hallar profetas y maestros. Sin duda esta iglesia se vio
grandemente beneficiada por los dones que el Señor le había dado para su edificación. El
pensamiento generalizado de gobierno eclasiástico de hoy en día es de un pastor por
congregación, mas la Palabra nos muestra que una misma iglesia podía estar constituída
por más de un líder espiritual. Cuando en una congregación hay más de un don
ministerial, habrá también una interacción espiritual hermosa, en la cual se esforzará por
buscar la voluntad de Dios para su pueblo. Allí el Espíritu Santo está plenamente
gobernando la vida de esa iglesia, apartando a los creyentes para propósitos específicos.
¿Buscamos en unidad la dirección de Dios para la extensión del evangelio o queremos
mantener a los líderes con potenciales ministeriales dentro de la iglesia local?
2a. En la predicación del evangelio debemos aprovechar los lugares que se hallan
abiertos para hacerlo. La estrategia apostólica de Pablo, por ejemplo, fue la de dirigirse
en primera instancia a la sinagoga de alguna ciudad determinada. Desde allí comenzaban
la evangelización, extendiéndola luego a otros lugares. Como creyentes deseosos de ver
crecer la Palabra de Dios, debemos en estos días saber qué lugares nos presenta la
sociedad para con libertad predicar el evangelio. Por ejemplo, podemos pensar en los
colegios, instituciones infantiles, radios, la calle misma, y otros. La pregunta es, ¿estamos
aprovechando todas estas puertas abiertas para proclamar la enseñanza de Jesús?
2b. Debemos estar conscientes que al predicar el evangelio nos encontraremos con
ataques satánicos que intentarán desanimarnos. Los apóstoles llegan para predicar la
Palabra, pero un emisario de Satanás trata de impedir que ésta halle fe en el corazón de
un hombre. Entonces, el instrumento del diablo es castigado por el Señor. Este castigo,
como los otros que podemos encontrar en el libro de los Hechos, tenía un propósito:
quitar los obstáculos que impedían el libre avance del evangelio. Nunca temamos la
confrontación con aquellos que se resisten a la Palabra, ya que el evangelio, poder de
Dios, al final triunfará.
Hechos 14
1. (14,1-7) En este capítulo continúa la descripción del primer viaje misionero de Pablo y
Bernabé. Más que en el capítulo anterior se constata aquí la gran difusión del evangelio al
mundo gentil. De esta manera el evangelio avanza con paso firme en su progreso. Este
capítulo nos muestra que aunque en el mundo gentil exista tanta oposición, Dios, a pesar
de todo, sigue edificando a su iglesia. Él es el Creador de todo el mundo y, por lo tanto,
merece la adoración de todos.
Desde Antioquía Pablo y Bernabé viajaron a Iconio, capital de la provincia de Galacea,
donde había mucha agricultura. También aquí la predicación es dirigida primeramente a
los judíos, llegando a cosecharse hermosos frutos, ya que tanto judíos como griegos
(tenemos que pensar en los `piadosos', los adherentes de la sinagoga) creyeron. Otros
que eran desobedientes a la Palabra (así dice el texto en griego) incitan y enconan a los
gentiles contra los hermanos (los discípulos de Cristo). Sin embargo, pese a esto,
permanecieron bastante tiempo allí predicando; esto lo hicieron con franqueza, en plena
dependencia del Señor, quien responde a la predicación de su gracia de acuerdo a su
promesa (Marcos 16,20) con prodigios y milagros, por lo cual muchos creyeron. Pero los
judíos produjeron una división: unos estaban a favor de los apóstoles (nótese que se
incluye acá a Bernabé al número de los apóstoles), otros a favor de los judíos; tan áspera
se tornó la situación que hubo un grupo, aun de los gobernantes, que quería atacar y
apedrear a Pablo y Bernabé. Al enterarse éstos, huyeron de la ciudad, pero no dejaron de
predicar, ya que continuaron con sus labores en otras ciudades como Listra y Derbe.
* La palabra de Dios siempre encontrará oposición, sin embargo, ella tiene el poder
de cambiar a aquellos que aprenden a confiar plenamente en las promesas de Dios.
3. (14,21-28) En este pasaje se nos relata no sólo el regreso de los apóstoles, sino
también los `cuidados posteriores' que llevaron a cabo en las iglesias jóvenes. Este
cuidado posterior edifica a los nuevos creyentes de dos formas: les enseña en la práctica
todo lo que respecta a la vida cristiana, las dificultades por las cuales deben pasar, y les
da una estructura firme a través de la elección de ancianos. A través de estos oficios Dios
cuida y protege a sus hijos, porque los ancianos están llamados para la edificación de la
fe de cada uno de los creyentes.
Después de haber proclamado el evangelio en Derbe, regresaron visitando las iglesias
que habían podido levantar en Listra, Iconio y Antioquía. Allí, Bernabé y Pablo animaban a
los creyentes a permanecer fieles en la fe. (Compare esta expresión con 11,23 y 13,43;
permanecer fiel al Señor es perseverar en la gracia y en la fe; en los tres versículos se
usa el mismo verbo). Los creyentes necesitaban esta exhortación, puesto que debían
estar conscientes de que para llegar al reino debían pasar por muchas dificultades.
Además, los apóstoles designaron ancianos para el bienestar de las iglesias y la buena
administración de ellas. Oraban por los nuevos líderes encomendándolos al Señor, en
quien habían creído. La vida espiritual de éstos no debería depender de los apóstoles sino
sólo del Señor.
Desde el Asia Menor regresaron nuevamente a Antioquía, lugar desde donde habían
emprendido su primer `viaje misionero'. Dando cuenta de sus labores hablaron de las
puertas abiertas que Dios les había concedido, tanto entre los judíos como entre los
gentiles. Luego permanecieron allí mucho tiempo con los discípulos, es decir, con los
creyentes en Cristo. Tanto en judíos como gentiles, Pablo y Bernabé habían encontrado
mucha resistencia, pero a la vez aceptación por la fe. Los muros de separación habían
caído (Efesios 2,14). Dios estaba reuniendo un pueblo entre los judíos y los gentiles para
mostrar la grandeza de su gracia.
* Dios abre siempre nuevas puertas para la proclamación del evangelio; pero esto
no implica que el progreso del evangelio sea todo "color de rosas".
2c. Nunca la labor de los creyentes dirigidos por Dios resultará en fracaso. Si
pudiéramos visualizar la labor apostólica de Pablo y Bernabé en Listra a través de una
óptica humanista, diríamos que fue un rotundo fracaso, casi con perjuicio de pérdida
humana. Pero en la soberanía de Dios estas cosas están permitidas, pues a través de
ellas Él manifiesta su gran cuidado para con sus hijos, asegurándonos que lo que
hagamos por amor de su nombre jamás resultará fallido.
3a. Los ancianos no deben ejercer dominio sobre la iglesia, sino servirla para su
bienestar. Los apóstoles en su sabiduría dejaron establecido una buena estructura en la
iglesia. El oficio de anciano representa el señorío y el cuidado de Cristo por su iglesia. Los
ancianos son llamados para velar por la vida espiritual de la iglesia y la conducta de
acuerdo a los mandamientos de Dios.
3b. El camino que debe transitar la iglesia hasta llegar a la gloria eterna de ninguna
manera está exento de dificultades. Los apóstoles fortaleciendo los ánimos de los
hermanos, les exhortaban a que permaneciesen fieles al Señor. De ningún modo les
presentaron a los nuevos discípulos del Señor una vida cristiana libre de todo problema, al
contrario, hablaron de tribulaciones (como las que ellos, los apóstoles, soportaron en
Listra) que hallarían por causa de Cristo. Concerniente a esto, creemos que es un gran
mal el que se les hace a los creyentes cuando no se les enseña a esperar momentos de
tribulación por causa del evangelio. A veces la vida cristiana es predicada de un modo tan
triunfalista, que luego muchas son las decepciones en la existencia diaria.
Hechos 15
Este capítulo nos informa con respecto a ciertos judíos que pretendían volver a reedificar
los muros que el mismo Dios había derribado entre judíos y gentiles; éstos exigían que se
les obligase a los gentiles a pasar por el rito de la circunsición, olvidando que de esta
manera estaban atentando contra la libertad cristiana, cambiando la pura gracia de Dios
en una nueva ley. La importancia del capítulo 15 radica en la amenaza que debe enfrentar
el progreso del evangelio en medio de los gentiles. Gracias al Señor la iglesia recibió
sabiduría para poder tomar decisiones adecuadas. De este modo la predicación del
evangelio sería realizada en forma libre, sin impedimentos que surgieran desde el propio
seno de la iglesia.
2a. Aun en las iglesias las discusiones son inevitables, pero no por ello debieran
producir rencor entre la hermandad. A través del libro de Hechos vemos cómo la iglesia
de nuestro Señor pasa por diferentes momentos, en todos ellos aferrándose por completo
al cuidado de Dios. La iglesia se fortalece en el Señor siendo llena del Espíritu Santo,
pero esto no evita que haya dentro de su seno ciertas dificultades, como la que presenta
el cap.15. Así que no nos desalentemos ante los eventuales problemas que
encontraremos en la iglesia, más bien pidamos al Señor que nos conceda la sabiduría
para poder ser instrumentos de edificación.
3b. La gracia de Dios produce el gozo más grande. Mi "ser hijo de Dios" depende
plenamente del sacrificio de Jesús. La iglesia de los gentiles se gozó en las buenas
nuevas de la decisión tomada en Jerusalén. No debían quedar afuera por no cumplir la
ley, sino sólo entrar por la puerta de la gracia.
4a. Los nuevos creyentes necesitan ser fortalecidos en su fe. Los más maduros
deben preocuparse de ellos, aunque la vida de los últimos no siempre sea un buen
ejemplo. Sin embargo, Dios usa incluso lo torcido para la expansión de su reino. ¡Todo
depende de su gracia!
4b. Aun entre los creyentes maduros los desacuerdos son una realidad que hay que
afrontar. Pablo y Bernabé, compañeros inseparables de misiones, tienen que separarse.
El motivo es la negativa de Pablo a que Bernabé llevase a su sobrino Marcos para
emprender una visita a las iglesias. ¿Actuó con compasión Bernabé, queriendo dar una
nueva oportunidad a su sobrino?, ¿fue a caso muy duro Pablo? Podemos pensar en
muchas respuestas, pero lo que interesa es ver aquí como dos siervos de Dios tienen una
tan grande disputa que creen que la mejor opción es separarse. Nunca es bueno disentir
tanto de opiniones hasta el punto de que haya una ruptura en el trabajo realizado. Pero
aun siendo esto un pecado, Dios utilizó esta situación para extender aún más su Palabra.
De vez en cuando es inevitable que líderes maduros no trabajen en forma unida, debido a
las diferencias de opiniones existentes entre ellos.
Hechos 16
4. (16,35-40) Al parecer los magistrados piensan que han actuado con demasiada dureza,
y por eso ruegan a Pablo que salga de la ciudad. Éste, sin embargo, exige, en su calidad
de ciudadano romano, rehabilitación, quizás con la intención de proteger a la joven iglesia
de Filipos. Pablo está dispuesto a sufrir, pero quiere evitar que se piense que la iglesia de
Jesucristo pertenece a un grupo dudoso, cuyo líder (Pablo) con razón fue azotado y
encarcelado. Por ello pide, como un acto público de restitución, a que sean los mismos
magistrados quienes los saquen de la cárcel.
* ¿Es encomiable nuestro testimonio ante los ojos de la sociedad?
1a. No buscar agradarse a uno mismo sino a los demás por amor de Cristo es algo
muy sabio que permite la libre predicación de la Palabra. En su segundo viaje
misionero Pablo encuentra un nuevo creyente que cumple los requisitos para servir al
Señor; el apóstol desea que este creyente llamado Timoteo les acompañe en el viaje.
Pero debido a que su madre era judía, debió circuncidarlo para evitar poner tropiezo a los
creyentes de los judíos. Si no está en juego la gracia de Dios, lo más sabio es no discutir
sobre cosas triviales para nuestra fe y atender a los pensamientos de hermanos `débiles'
(comp. Rom. 14,1.15-23).
2a. Es el Señor quien abre el corazón para que la gente comprenda su Palabra y la
reciba con fe. La comitiva apostólica llega finalmente a Filipos; no hallando sinagogas, se
dirigen a un lugar de oración fuera de la ciudad, cerca de un río. Allí se reunían algunas
mujeres a las cuales comienzan a hablarles la Palabra. De una de estas mujeres llamada
Lidia, se nos dice que "el Señor abrió el corazón de ella para que estuviera atenta a lo que
Pablo decía". Esto nos muestra que sin la asistencia de Dios, la predicación del evangelio
no tendría su efecto. Ante la dureza de la gente pidamos al Señor que Él abra su corazón,
alumbrando sus mentes oscurecidas por el pecado para que contemplen la gracia
salvadora en Jesucristo.
2b. El diablo pretende hacer descender el cristianismo al mismo nivel que las
demás religiones del mundo. El maligno usa a una joven, a la cual le había dado
espíritu de adivinación, para desacreditar al evangelio. Esta joven decía que Pablo y sus
compañeros eran siervos de Dios que anunciaban el camino de la salvación. A primera
vista esto no nos parece de ninguna manera una amenaza, pero toda propaganda que
venga de los demonios, por verdadera que pueda parecer, no es sino otra manera astuta
de hacer que el evangelio sea otro mensaje de salvación entre tantos. Satanás muestra
que el cristianismo es una opción entre tantas opciones. Quiere hacer creer a los hombres
que al fin de cuentas todos creemos en el mismo Dios. Demostremos al mundo que esta
es una de las más grandes mentiras.
3. Adorar a Dios, incluso en los momentos difíciles, revela cuán grande es nuestra
comunión y conocimiento de Él. Luego de ser injustamente castigados, Pablo y Silas
son dejados en situaciones realmente precarias en una cárcel. ¿Pero qué hacían allí?, ¿a
caso no fue el Espíritu Santo quien los guió a aquella ciudad de Filipos? Los siervos del
Señor hacen lo que saben hacer en cualquier circunstancia: adorar a Dios. De esta
manera la adoración a Dios no sólo se realiza en los buenos momentos, sino también en
los malos pasajes de la vida. Si comprendiéramos que es Dios quien tiene el control
absoluto sobre todas las cosas, adoraríamos su grandeza en todo tiempo. Sólo el Señor
da cánticos en la noche (Job 35,10; Salmo 42,8). Este es un testimonio tremendo que
lleva a la conversión de otros.
Hechos 17
1. (17,1-15) Desde Filipos Pablo y sus compañeros viajan a Tesalónica; tuvieron que
cubrir una distancia de 150 kilómetros. Lucas nos relata que allí había una sinagoga. La
predicación de Pablo siempre comenzaba con los judíos. Pablo entra en la sinagoga y
predica (literalmente: "pronuncia un discurso con preguntas y respuestas", como un
diálogo) a Cristo, explicando y predicando en base a las Escrituras que:
a. era necesario que el Mesías padeciera, ya que así estaba ordenado en el plan y
voluntad de Dios,
b. el Mesías ya había venido, en la persona de Jesucristo.
Lo más probable es que Pablo mostrara a partir de las Escrituras los paralelos existentes
entre la profecía del A.T. relativas al Mesías y su cumplimiento en la vida de Jesús. El
resultado fue que su predicación encontró fe en tres grupos: "algunos de ellos" (los
judíos), "un gran número de los griegos piadosos" (los gentiles que participaban en la
sinagoga) y "muchas mujeres nobles" (también participantes de la fe judía).
Sin embargo, ciertos judíos incrédulos provocaron un alboroto, involucrando en él a
algunas personas del mercado, personas sin trabajo (vagos) para asaltar la casa de
Jasón donde se alojaban Pablo y Silas. Su móvil fue el celo, no podían soportar el éxito
de la predicación. Al no encontrar allí a Pablo trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante
las autoridades, gritando que éstos estaban desencadenando una revolución en todo el
mundo, revolución que ahora trasladaban también a Tesalónica. Jasón y sus compañeros,
al dar alojamiento a estos hombres tan `peligrosos', son acusados de involucrarse en esta
rebelión en contra del César. La acusación era que aquellas personas se oponían a la
autoridad del César, diciendo que había otro rey. Resulta un tanto jocoso lo que aquí
sucede, pues la gente acusa a Jasón de lo que ellos mismos están haciendo: alborotar.
La denuncia fue de índole político, pero nada tenía que ver con la predicación de Pablo;
no obstante, en cierto modo la imputación contenía algo de verdad, ya que ciertamente
había otro rey: Jesucristo, cuyo reino triunfaría sobre el reino de los césares. Este rey
Jesús, no tiene necesidad de armas terrenas para conquistar a los hombres, pues con su
espíritu Él puede obrar en el corazón de ellos. Jasón se prestó como fiador y pagó la
fianza por Pablo y Silas. Sin embargo, los hermanos estimaron aconsejable que éstos
dejaran la ciudad. Pero había una iglesia y el Señor de la iglesia se quedaba allí.
Lo mismo sucedió en Berea, la siguiente ciudad, pero con la diferencia de que allí
muchos judíos creyeron la Palabra del Señor con gran gozo, examinando y estudiando las
Escrituras para ver si era verdad lo que Pablo predicaba. También su predicación se
extendió a los gentiles, de donde tanto mujeres como hombres confiaron en el Señor.
Pero los judíos hostiles de Tesalónica llegaron a Berea, provocando también allí un
alboroto. Debido a esto los hermanos instaron a Pablo que se retirara, aunque Silas y
Timoteo se quedaron.
* Ninguna oposición puede impedir el progreso del evangelio.
2. (17,16-34) En este pasaje Lucas nos esboza la confrontación del evangelio con la
filosofía pagana y con la religiosidad reinante en aquel entonces. En Hechos 14
encontramos el encuentro de los apóstoles con la religiosidad del pueblo; en los capítulos
16 y 19 el enfrentamiento con la magia, y ahora con los filósofos de Atenas.
La importancia política de Atenas no era la misma que en otrora había gozado en la
historia; sin embargo, sí tenía significado cultural: era el centro de las ciencias.
Habiendo llegado Pablo a Atenas se irritó cuando vio la idolatría que en la ciudad
imperaba. Discutió con los judíos y los piadosos (gentiles que tenían temor por el Dios de
Israel); pero en aquella ciudad hizo también mucho hincapié en sus contactos con los
gentiles, conversando en el mercado con filósofos de los epicúreos y estoicos. Los
seguidores de Epicuro asignaron mucha importancia al disfrutar de la vida y ser libre de
toda tristeza y dolor. No creían en la intervención de poderes sobrenaturales en la vida.
Epicuro quería liberar al hombre de su miedo a los dioses y a la muerte. En tanto el
estoicismo era una doctrina filosófica que enseñaba la posibilidad del dominio sobre sí
mismo y sobre las pasiones hasta alcanzar la imperturbabilidad del ánimo.
Para estos filósofos Pablo es sólo un palabrero (lit. "una persona que picotea semillas",
es decir: una persona que ha escuchado mucho de algo, pero que en realidad no sabe
nada, un charlatán). Lo llevaron al Areópago, la colina donde se administraba justicia. Allá
Pablo se dirige a los filósofos en un discurso que posee la siguiente estructura:
a. La introducción: La ignorancia de los atenienses.
El tema del discurso es Jesús y la resurrección. No obstante, para llegar a este tema,
Pablo comienza su predicación buscando un punto de contacto: su punto de partida es
la ignorancia claramente exteriorizada en los atenienses por el altar que habían
levantado al "dios no conocido". Pablo demuestra que el altar para el dios no conocido
manifiesta claramente que no conocían al Dios verdadero (v.23).
b. El Creador no es objeto de idolatría.
Pablo se adhiere estrechamente a lo que los filósofos mismos confiesan (ver el v.28).
Debido a que fue Dios el creador del universo y de todo el linaje humano a partir de un
solo hombre, entonces se debe comprender que este hecho en sí es un fuerte ataque a
la idolatría. Él es mayor que su creación, ni siquiera habita en templos, tampoco
depende de nuestro servicio. Nos creó para vivir en esta tierra y para que le busquemos
como corresponde. Nunca tenemos que pensar que la divinidad sea semejante a oro,
plata, piedra, escultura de arte y algo que nazca producto de la imaginación de los
hombres. En otras palabras: se trata de un Dios que se reveló a nosotros como un Dios
glorioso y no un dios que no sobresale por encima del ser humano (vv.24-29).
En lo precedente Pablo había dicho que Dios estaba muy cerca de nosotros, pues en
palabras del poeta griego Arató, "linaje suyo somos". Esto implica que ningún hombre
puede disculparse por su idolatría, ya que eso es degradar a Dios hasta algo menos que
un hombre, siendo infinitamente más que eso.
c. El llamamiento.
Ahora Pablo proclama el llamamiento de Dios. En su misericordia Él pasa por alto los
tiempos de esta ignorancia. Aunque tal ignorancia no exime de responsabilidad, no
obstante, Dios hace un comienzo nuevo en Jesucristo. Su revelación en Él es tan clara,
probada por la resurrección de los muertos, que nos llama ahora al arrepentimiento, para
que confesemos nuestra ignorancia e idolatría como culpa ante Él. Pues llegará el día en
que Dios juzgará a este mundo a través de su Hijo Jesucristo (30 y 31).
Cuando Pablo hizo mención de la resurrección, de inmediato surgió el menosprecio y
la burla de parte de los filósofos. Mientras tanto hay otros que quieren saber algo más;
¿es hambre espiritual, o simplemente una curiosidad intelectual? Pablo salió de en
medio de ellos, dejándolos en su actitud incrédula. Empero, algunos creyeron,
juntándose con él. La predicación del evangelio nunca será en vano. A pesar de que la
confrontación con el paganismo será una lucha vehemente, satanás igual verá como
pierde terreno en el corazón de los hombres. Algunas personas, entre ellas Dionisio el
aeropagita, probablemente una persona de influencia (un juez que trabajaba allí) y una
mujer desconocida, Dámaris, y otros, pusieron fe en el mensaje de Pablo.
* El evangelio desenmascara la religión humana como idolatría.
1b. El estudio de la Escritura debe ser una práctica constante; sólo así desaparecen
las dudas y se fortalece la fe en Jesucristo. Pablo y Silas llegaron hasta Berea. En la
sinagoga se encontraron con judíos que recibieron con solicitud la Palabra, a la vez que
escudriñaban cada día la Escritura para comprobar si lo que Pablo hablaba acerca de
Jesús como el Cristo era realmente así. Sería una verdadera muestra de crecimiento
espiritual que los hombres se entreguen al estudio diligente de la Palabra; pero al
contrario de esto, vemos cómo muchos creyentes se han entregado a la ociosidad,
conformándose sólo con lo que escuchan; ni si quiera existe el discernimiento para juzgar
lo que se está predicando, viendo si ello realmente tiene asidero bíblico. Es peligroso
cuando los creyentes aceptan todo sin investigar ellos mismos, pues de esa manera
también están abiertos a la influencia de errores y de falsos profetas y maestros.
2a. Pablo vio la idolatría, se enojó al verla y ... predicó. El fuego se enciende sólo si
sabemos `ver' bien. Pablo no visitó Atenas como turista con interés histórico sino como
apóstol que tiene gran preocupación por la vida perdida de la gente. La idolatría reinante
en Atenas encendió el celo por Dios en el apóstol Pablo. Es por esta razón que con gran
pasión se entrega a la predicación del evangelio que habla del único Dios verdadero y de
su Hijo Jesucristo. Asimismo nosotros, no podemos ser insensibles a la inmensa idolatría
que existe en el mundo, como todo tipo de licencia para pecar. Idolatría es poner
cualquier persona o cosa en el lugar de Dios, sean grandes personajes, `ídolos', o
también cosas `inocentes' como nuestra carrera, auto, posesiones, familia, trabajo, o
autovanagloria.
¿Sabemos `ver' bien cómo vive la gente? ¿sabemos discernir la idolatría incluso a
menudo hasta en la misma iglesia? Ante todo esto, ¿cuál es nuestra actitud?, ¿enardece
nuestro espíritu ver tanta incredulidad e idolatría a nuestro alrededor? Si la respuesta de
Pablo a los males de Atenas fue la predicación del evangelio, entonces igual debe ser la
nuestra para desenmascar el pecado del hombre y llevarlo al señorío de Cristo.
2b. Nuestra predicación del evangelio no debe ocultar aquellos temas que resultan
chocantes para el mundo. El punto de partida de la predicación del apóstol Pablo es el
altar erigido al Dios no conocido. Pero no debemos creer que la religiosidad en el hombre
es un apoyo para el evangelismo, al contrario, es un enemigo acérrimo de la verdadera
conversión, y que por lo tanto hay que atacar fuertemente como algo que no da respuesta
a las inquietudes del ser humano. Pablo les dice a filósofos y gente de la ciudad, que el
Dios que ellos no conocen es el Dios que él anuncia; siendo Él, el creador de todo. Su
predicación parece tener mucha aceptación, hasta que toca el tema de la resurrección de
Jesús, como el del juicio venidero. Esto hizo que los filósofos presentes allí se burlarán.
Esto nos muestra que aunque Pablo sabía del rechazo a lo sobrenatural que había en
estas escuelas filosóficas de Atenas, igual predicó todo el mensaje de Dios. A veces se
predica la Palabra y no se quiere hablar de los temas que el hombre no puede ni quiere
aceptar, como por ejemplo el infierno, el juicio, y otros asuntos que por lo general algunos
creyentes deciden dejar fuera de la predicación. ¿Hacemos esto nosotros?
Hechos 18
El libro de Hechos deja en constancia la gran oposición existente contra la predicación del
evangelio; pero también, junto a esto, revela el progreso de la predicación entre los
hombres. Ahora en este capítulo encontramos tres peligros:
a. la soledad de Pablo, quien a pesar de ser apoyado por Aquila y Pricila, echó de menos
a Silas y a Timoteo.
b. la declarada oposición del lado de la sinagoga, y
c. el ser desanimado. Mucho agotamiento puede desembocar en un stress espiritual.
Pero también hallamos las bendiciones:
a. la llegada de Silas y Timoteo, por lo que ahora Pablo se podía entregar por entero a la
predicación,
b. la conversión de muchos, tanto de judíos como de griegos, y
c. la bendición de la visión alentadora, en la cual Dios se manifiesta a Pablo como el Dios
que está presente y por quien la predicación del evangelio alcanza victoria. Así se
hace visible el progreso del evangelio, ya sea a través de la obra de Pablo y sus
compañeros, como de Apolos quien fue de gran provecho. Nunca somos los únicos
trabajando para el Señor.
1. (18,1-17) Corinto era una ciudad con dos puertos muy importantes; esta ciudad estaba
ubicada en un istmo estrecho entre Atica y el Peloponeso. Vivían en aquella ciudad
muchos colonizadores romanos. Debido a su ubicación geográfica y a sus puertos esta
ciudad siempre estaba muy solicitada por los visitantes y comerciantes con un solo deseo:
ganar mucho dinero. Además, Corintio, como sucede casi con todas las ciudades puertos,
estaba entregada por entero a prácticas pecaminosas: inmoralidad, prostitución y
ebriedad. Es en esta ciudad en donde Pablo encuentra a Aquila y Priscila, un matrimonio
expulsado de Roma por orden del emperador Claudio, presumiblemente por tensiones en
la sinagoga de Roma causadas por la predicación de Cristo. Pablo se juntó con este
matrimonio porque tenía la misma profesión que ellos, hacer tiendas. Probablemente, ya
eran cristianos que servían al Señor con todo su corazón.
Todos los días de reposo el apóstol se dirigía a la sinagoga persuadiendo a judíos y
griegos que Jesús era el Cristo. La Palabra de Dios era su única arma en esta lucha. El
Señor bendecía la predicación dando la fe a judíos y griegos. Otra bendición es la llegada
de Silas y Timoteo. Aparentemente ellos fueron los portadores de un apoyo económico de
parte de las iglesias de Tesalónica y Filipos, lo que permitió a Pablo dedicarse por
completo a la predicación. Pero también la llegada de éstos fue un apoyo espiritual en
medio de la soledad del apóstol. Ahora estaba trabajando junto a sus compañeros fieles,
cuya fe y amor significaron mucho para él. También la oposición fue muy fuerte, tanto así
que Pablo tuvo que romper su relación con judíos que la fomentaban, advirtiéndoles que
su sangre (significa la culpa que les costará la muerte) caería sobre sus propias vidas.
¡Oponerse contra el evangelio es mortal! Pero aunque había mucho rechazo, también
había aceptación del lado de los judíos. Pablo fue recibido acogedoramente en la casa de
Justo, quien vivía al lado de la sinagoga. ¡Sinagoga e iglesia, la una al lado de la otra! Un
desafío e invitación para judíos y griegos, para que juntos escudriñen las Escrituras a fin
de encontrar al Mesías, ¡Jesucristo!
Incluso el mismo principal de la sinagoga llamado Crispo creyó en el Señor con toda su
casa y muchos corintios más; a pesar de la oposición, el Señor seguía obrando. El Señor
al saber cuán débil es el hombre (Pablo no era una excepción) y al saber lo que los judíos
harían con Pablo, le fortaleció mediante una visión para que éste siguiera hablando y
predicando sin temor, ya que en aquella ciudad había muchos escogidos, creyentes
potenciales, pero que todavía no conocían la luz del evangelio. Es por esta razón que el
Señor no permitiría que nadie le hiciera algún mal a Pablo.
La estancia de Pablo en Corintio fue de un año y medio. Un día, sin embargo, surgió una
contienda. Poniéndose de acuerdo cierto número de judíos, llevaron a Pablo ante Galión
para que fuese procesado como criminal, acusándole de promover otro tipo de adoración
que el que mencionaba la ley. El gobernador Galión no quiso involucrarse en lo que él
consideraba sólo como conflictos internos. El público entonces se apoderó de Sóstenes,
quien era, después de la conversión de Crispo, el principal de la sinagoga; éste es
duramente golpeado, pero Galión, como una persona indiferente, no intervino.
* Dios fortalece y alienta a sus siervos para que éstos continúen en la obra del
reino.
2. (18,18-23) En este breve párrafo, Lucas reune el final del segundo viaje y el comienzo
del tercero, el cual será el último viaje del apóstol en dirección a la capital romana.
Acompañado por Aquila y Priscila, Pablo se dirigió a Siria, posiblemente a Antioquía, de
donde partió por primera vez a la obra misionera. Zarpó de Cencrea, puerto oriental de
Corinto; pero antes de esto se hubo rapado la cabeza, porque tenía hecho un voto.
Podemos pensar en un voto como de un nazareo. Ellos solían no tomar vino, dejarse
crecer el cabello y no tocar un muerto. Aquí, sin embargo, Pablo se corta el pelo
totalmente. Es posible que el apóstol hiciera un voto para dar gracias a Dios por la
protección en Corinto. Normalmente un voto concluía con una ofrenda especial en
Jerusalén. Lucas describe a Pablo como un judío fiel a la ley. En el trayecto Pablo hace
una breve visita a la ciudad de Efeso, y predicando en la sinagoga encuentra gente
abierta para el evangelio que le pide quedarse allí. Pablo no acepta la invitación, pero les
promete volver si Dios quiere. En el v.22 Lucas nos relata muy sucintamente sobre la
visita de Pablo a Cesarea y a Jerusalén (por la palabra `subir' que Lucas emplea,
tenemos que pensar en Jerusalén) y luego su regreso a Antioquía, lugar base de todos
sus viajes misioneros. Era el lugar en donde el apóstol descansaba después de cada
viaje. También renueva sus orientaciones en esta iglesia, la que tenía una espiritualidad
muy rica. Pasado un tiempo reanuda su tercer viaje, que tiene como principal propósito
fortalecer a los nuevos creyentes en Galacia y Frigia.
* Hay que dar y recibir para poder dar de nuevo. Así es la ley en la obra de Dios.
¿Estamos cumpliendo ambos lados del propósito de Dios?
3. (18,24-28) En este curso del relato el hagiógrafo introduce a Apolos, mostrando de esta
manera que el Señor tiene otras personas aptas para la obra en su reino.
Aquí encontramos a Apolos como una persona con muchos dones, pero con un
deficiente conocimiento doctrinal de las cosas del Señor. Con respecto a Apolos, Lucas
nos dice que era:
a. judío y a la vez un creyente en el Señor Jesús,
b. procedente de Alejandría, una ciudad egipcia importante por su cultura y comercio. Fue
aquí en donde se llevó a cabo la traducción griega del A.T., llamada la Septuaginta.
Aquí vivía también el filósofo judío Filón, famoso por su interpretación alegórica de la
Escritura;
c. además Apolos era un hombre erudito (o elocuente);
d. capaz, poderoso en las Escrituras;
e. conocedor del camino del Señor (camino significa aquí el nuevo estilo de vida que Dios
nos exige);
f. un entusiasta predicador de Jesucristo, pero con muy poca teología,
g. sabedor sólo del bautismo de Juan el Bautista, y por ende con un conocimiento de
Jesús sólo a partir de la predicación de Juan.
Aquila y Priscila dándose cuenta de la deficiencia doctrinal de este ferviente predicador
de Jesucristo, le enseñaron con mayor precisión el `camino'. Apolos aceptó esta
enseñanza, y su predicación fue de gran provecho.
Apolos tuvo el deseo de pasar por Acaya (cuya capital era Corinto). Los hermanos lo
alentaron, y escribieron cartas para que donde llegara le dieran una buena acogida. Su
predicación recibió muchas bendiciones, demostrando por las Escrituras que Jesús es el
Mesías.
* ¿Estamos abiertos para recibir una enseñanza más precisa, por la cual nuestra
vida puede llegar a ser más fructífera?
1b. Dios fortalece la vida de sus siervos a fin de que éstos sean instrumentos para
llamar a sus escogidos. Todos tenemos que admitir que somos personas débiles;
incluso los mejores dotados de talentos verán como sus ánimos decaen ante la
constante oposición a Cristo. Son muchas las cosas en la vida cristiana que tienden
a desalentarnos, y es por esa razón que el Señor nos prepara para afrontar con
esperanza y fortaleza todo ataque del enemigo. Nuestro Señor le dice a Pablo que Él
estará junto a él, por lo que ninguno pondrá las manos sobre Pablo para hacerle
daño. La razón de esto, es que en Corinto había gente que a pesar de vivir en las
tinieblas de pecado llegaría a convertirse a Dios. Así también podemos pensar en
que si Jesús no viene aún es porque todavía en este mundo queda gran número de
aquellos escogidos que formarán parte de su pueblo.
3a. Para ser verdaderamente útil no basta tener mucho entusiasmo. Necesitamos
madurez espiritual y conocimiento de las cosas del Señor. Pensando en las
multitudes que todavía no conocen al Señor es estimulante saber que hay más
creyentes consagrados con todos sus dones a disposición de Jesús. A la vez,
vemos cuán importante es el crecimiento en la fe. Nuestro crecimiento es de gran
importancia, tanto para nosotros mismos como para aquellos con quienes
compartimos el evangelio.
3b. Los ministros y hermanos en general debieran estar siempre abiertos a una
enseñanza más profunda de la Escritura. Apolos era un creyente fervoroso y muy
capaz en el conocimiento de la Escritura, pero aun así necesitaba una mayor
profundización en el estudio de la Palabra. Lo bueno es que él aceptó
humildemente ser enseñado, ya que sólo así sería más útil para Cristo. Muchos
ministros son personas llenas de talentos, pero lamentablemente algunos no
quieren admitir que necesitan más estudio de la Palabra a través de otros. Todos
necesitamos servir al Señor con mayor excelencia en cuanto al conocimiento
bíblico, y ello lo lograremos aprendiendo de aquellos que de manera sincera
buscan interpretar correctamente la Biblia.
Hechos 19
1. (19,1-7) Luego de haber viajado Pablo por los lugares más apartados, hace su arribo a
Efeso, lugar en donde encuentra a algunos discípulos. Eran creyentes que sostenían la
misma posición que Apolos había sostenido antes, su conocimiento sólo se limitaba al
bautismo de Juan. Es factible que haya sido un grupo influído directamente por Juan el
Bautista, o indirectamente a través de Apolos. Pablo les dijo: "¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis?" Aparentemente el apóstol nota la ausencia de algo importante
en la fe de estos hombres. ¿Cómo se daría cuenta de esto? ¿Es porque no hablaban en
lenguas? ¿O acaso porque no hablaban mucho acerca del Espíritu Santo? Quizás, pero
es importante considerar la segunda pregunta de Pablo: "¿En qué, pues, fuisteis
bautizados?"; a lo que ellos responden: "En el bautismo de Juan". Carecían de la plenitud
del Espíritu Santo y del pleno conocimiento de Jesús, ya que la obra del Espíritu Santo se
caracteriza por sus dones, pero sobre todo por un profundo conocimiento de lo que
significa la cruz y la resurrección de Cristo.
Ellos habían sido bautizados en el bautismo de Juan, pero desconocían la promesa de
Juan anunciada en su predicación, la cual era: "Yo a la verdad os bautizo en agua; pero
viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su
calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Lucas 3,16). Lo más probable es
que estos discípulos nunca hubieran oído del cumplimiento de aquella promesa; por lo
tanto es mejor reproducir el versículo 2b, como sigue: "Ni siquiera hemos oído que (ya)
vino el Espíritu Santo (prometido)". Pablo explica que el bautismo de Juan fue un
bautismo de arrepentimiento, preparatorio; mientras que en Jesús está el cumplimiento y
la plenitud de la gracia prometida por los profetas. Ahora los discípulos fueron bautizados
en el nombre de Jesucristo. Después de haber puesto las manos sobre ellos, recibieron el
Espíritu Santo, comenzando a hablar en otras lenguas y a profetizar, es decir: a proclamar
las grandes maravillas del Señor.
* Haber sido bautizado en el nombre de Jesús, significa: haber recibido la promesa
de la plenitud del Espíritu, cuya obra principal es abrir nuestros ojos ante el amor
de Cristo.
2. (19,8-10) Cuando Pablo había visitado por primera vez la ciudad de Efeso, en aquella
oportunidad se le insto por parte de los judíos a que se quedara con ellos por más tiempo
(18,20). Ahora Pablo se reencuentra con ellos. El interés por el evangelio era tan grande,
que le fue posible a Pablo predicar (según el griego, discutir y persuadir) durante tres
meses. En ninguna ciudad Pablo tuvo la oportunidad de predicar en una sinagoga el
evangelio del reino de Dios por un tiempo tan prolongado como ahora. Pero también
leemos cómo la enemistad entra en escena; el endurecimiento lleva a algunos a maldecir
el Camino (= la enseñanza acerca de Jesús) ante la multitud; esto comprometía
grandemente al evangelio. La división era necesaria y urgente, por lo que Pablo tuvo que
separar a los que creyeron de los que se resistían a hacerlo, esto era lo más saludable.
Pablo comenzó a reunirse en la escuela de un tal llamado Tiranno; esto lo hizo todos los
días por espacio de dos años. Con respecto a este lugar podemos pensar en un colegio
dirigido por un filósofo o el establecimiento educacional en donde un médico tendría su
formación. Hay un manuscrito que agrega que las reuniones se extendían desde la quinta
hasta la décima hora. ¡En todo caso, sin lugar a dudas, esta iglesia recibió una enseñanza
muy amplia y profunda! Cuando Pablo habla más tarde de su estadía en Efeso, diciendo
que fue de tres años (20,31), hemos de añadir los tres meses que predicó en la sinagoga.
Desde esta zona geográfica el evangelio se difundió por toda la región de Asia Menor.
* Para tener una buena base en la fe es necesaria una buena enseñanza; una
enseñanza que es tanto amplia como profunda. ¿Estamos estudiando a diario las
Escrituras?
En Efeso vivía un sumosacerdote (o sacerdote principal) llamado Esceva, que tenía siete
hijos, que eran exorcistas judíos (personas que echan fuera a los demonios). Ellos, al ser
testigos del poder de Jesús operando a través de Pablo, trataron de imitar sus milagros
invocando el nombre de Jesús, como si su nombre fuera algo mágico. De esta manera
intentaron echar fuera a los demonios. No obstante, cuando estaban poniendo en práctica
su reciente "descrubimiento mágico", el espíritu malo les respondió: "A Jesús conozco, y
sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?" Por tanto, como era de esperar, el
espíritu malo no salió del hombre. Aunque hablaban utilizando un lenguaje cristiano, no
poseían el poder de Dios, ya que no tenían una relación viva con Él. La empresa de
exorcismo tuvo un final desastroso; el hombre, en quien estaba el espíritu malo, se
abalanzó con tal fuerza sobre ellos que pudo dominarlos físicamente, haciéndoles huir
desnudos y heridos.
Este hecho se convirtió en una predicación directa, la cual proclamaba vívidamente que
el poder sobre los demonios sólo se alcanza por medio una estrecha relación con Jesús.
Después de este incidente, mucha gente se convirtió al Señor. Fue así como nació un
gran temor por el Señor, siendo su nombre grandemente magnificado. La gente se dio
cuenta que Jesús no era un nombre mágico, sino una persona viva con la que era posible
tener un trato personal. El hecho produjo una tan grande que muchos de los que habían
practicado la magia creyeron y confesaron sus pecados. La conversión se hizo manifiesta
a través de un acto visible: muchas personas trajeron sus libros (sobre la magia) y los
quemaron delante de todos. A través de este acto, se confesó públicamente que sólo
Jesús es el Señor. El valor que asigna Lucas a la cantidad de libros quemados (un valor
tremendo) indica cuán extensa era la práctica e influencia de la magia en aquel lugar. La
palabra del Señor había ganado la victoria, y esto a pesar de la influencia de la magia y
de quienes intentaron imitar la obra del Señor; así la iglesia crecía y la Palabra de Dios
prevalecía en el sector. Los creyentes verdaderos fueron liberados de la superstición.
* El reconocimiento de un Señor vivo que tiene poder, convierte a los incrédulos. La
conversión verdadera siempre se hace visible, ¿podemos decir lo mismo de
nuestras vidas?
4. (19,21-41) Pablo decidió que ya era tiempo de viajar a Jerusalén, y desde allí partir a
Roma. Su anhelo fue siempre predicar el evangelio en Roma, la capital política del
mundo. Antes, Macedonia y Acaya se hallaban en el itinerario de viaje del apóstol, quien a
modo de preparar su llegada a aquellos lugares envía a dos de sus colaboradores, a
Timoteo y Epafrodito, y a Erasto especialmente a Macedonia. Mientras tanto, Pablo se
quedó por algún tiempo en Asia. La razón de esta decisión la podemos leer en 1 Cor.
16,8,9, "Se me ha abierto puerta grande en Efeso".
* En nuestras labores ministeriales debemos estar sensibles a las puertas que el
Señor abre y ver cuándo es el tiempo de buscar otras oportunidades para predicar.
3a. El nombre de Jesús nunca ha de estar vinculado con la magia, o alguna práctica
extraña; sólo una relación viva con Jesús producirá bendición. Los poderes de las
tinieblas son capaces de darse cuenta si alguien actúa con el poder de Jesús, o si lo hace
con su propia fuerza. Si actuamos llenos del Espíritu Santo el fruto se manifestará.
4a. Tenemos que ser sensibles a las oportunidades, que por la gracia de Dios, se
nos presentan en las labores ministeriales, o si tenemos que desplazarnos a algún
otro terreno. No es fácil tomar una decisión en cuanto a dejar de actuar en algún punto
geográfico y dirigirnos hacia otro. Muchas veces el Señor nos abre las puertas para un
ministerio sin interrupción, pero en otras ocasiones esto no sucede así. Si estamos
seguros de ser guiados por Dios hemos de estar conscientes que en última instancia no
es la mano del hombre la que determina la estancia de la obra misionera en un lugar, sino
la voluntad de Dios.
El hecho de que el evangelio haya progresado en gran parte del mundo conocido, no
significa que su marcha triunfal era una que no conocía de obstáculos en su avance. Por
el contrario, leemos en la segunda epístola de Pablo a los corintios que este período en
Asia (Menor) fue muy difícil para él, a tal punto que temía por su vida (2 Cor. 1,8). Pero
Dios fortaleció su fe y restableció su esperanza (2 Cor. 1,9,10). Luego de haber concluído
su labor apostólica se despide de las iglesias, ya que sabe que quizás nunca más verá a
sus hermanos. Es una mirada retrospectiva llena de preocupación por la vida espiritual de
las iglesias, pero a la vez llena de gratitud, sabiendo que la vida de la iglesia está en las
manos de Dios.
1. (20,1-16) A partir de este capítulo Lucas nos describe el viaje de Pablo a Jerusalén, y
de allí a Roma. Pablo se da cuenta de que le espera mucho sufrimiento, e informa a las
iglesias de esto. Luego del tumulto del capítulo anterior, Pablo se despide de los
creyentes de Efeso para partir a Macedonia y Grecia. Su viaje tiene el propósito de
fortalecer y exhortar a los hermanos. Es probable que en este viaje Pablo haya visitado a
las congregaciones de Filipos, Tesalónica y Berea, sin embargo, sí es un hecho que llegó
a Grecia (la región de Acaya, ver Hch.18,12). Debido a un asalto planificado por los
judíos, Pablo decide no viajar por barco a Siria, sino hacerlo por tierra a través de
Macedonia. Es posible también que haya estado tres meses en Corinto. Allí Pablo tuvo
que cambiar su plan a causa del peligro de viajar a Jerusalén por barco, ya que de no
haberlo hecho así los judíos lo hubieran matado. Entonces volvería por Macedonia, junto
con siete hermanos y compañeros. Seguramente viajaba con ellos porque llevaba una
ofrenda para la iglesia madre de Jerusalén, a fin de evitar que ladrones se apropiaran del
dinero.
Desde ahora la historia tiene un cambio de expresión: `nosotros'. Aparentemente Lucas
se unió al grupo. Ellos navegaron después de la fiesta de los panes sin levadura (la
Pascua) de Filipos a Troas. Ya sea por el viento contrario o la falta de viento, el viaje duró
más de lo acostumbrado. Se nos relata ahora con respecto a una reunión en día domingo
(v.7) por la noche (podemos pensar en la noche después del sábado, según la costumbre
de los judíos; o la noche del día domingo, según la división de los días de los griegos;
prefiero la última posibilidad). Es evidente que los primeros creyentes comenzaron a
reunirse también en el día de la resurrección de Jesús. Lucas emplea dos veces las
palabras "el primer día de la semana", una en Lucas 24,1 para describir la resurrección de
Jesús, y esta vez para describir la resurrección de un joven. En aquella ocasión Pablo
predicó el evangelio y la congregación partió el pan (la Santa Cena). Pablo, que tenía
mucho que decir, alargó su discurso hasta la medianoche. Pero debido al poco oxígeno
existente y a la gran cantidad de personas presentes en aquel lugar, un joven llamado
Eutico cayó, rendido por un sueño profundo, de la ventana desde el tercer piso, para
luego ser hallado muerto. Pablo inmediatamente descendió e hizo lo mismo que Elías
había hecho en una situación similar (2 Reyes 17,21): se echó sobre el joven y le abrazó.
El poder de la resurrección de Jesús estaba presente, porque así lo afirma Pablo cuando
dice: "No os alarméis, pues está vivo". El Señor no permitió que el progreso del evangelio
se paralizara por causa de la muerte. El culto se reanuda con la Santa Cena y la
predicación. El accidente fue un incidente, no el foco de interés, sino un medio para
confiar más en el poder del Señor (v.12).
* El consuelo del evangelio es el triunfo sobre el pecado y la muerte.
2. (20,13-38) Pablo, por motivos que desconocemos, viajó por tierra, en tanto sus
compañeros lo hicieron por mar; nuevamente el grupo se volvió a reunir en Asón. Pablo
camina los cuarenta kilómetros por la costa. Allí se embarcaron juntos y navegaron a
Mileto pasando Mitilene en la isla Lesbos y las islas Quío y Samos. Pablo esta vez no
pasa por Efeso, pues el tiempo de Pentecostés se acercaba, y él quería estar en aquella
fiesta en Jerusalén.
En Mileto Pablo hizo llamar a los ancianos de Efeso para despedirse de ellos (Mileto y
Efeso están situadas la una de la otra a una distancia de cincuenta kilómetros). Tan
pronto como los ancianos llegaron, el apóstol comenzó su discurso de despedida.
Encontramos que este discurso encierra tres motivos, los cuales son:
a. dar a conocer el fiel cumplimiento de su trabajo (18-21);
b. mostrar los sufrimientos que le sobrevendrían (22-27);
c. manifestar su preocupación y expectativas por la iglesia (28-36).
1. Los milagros apoyan la predicación del evangelio; nunca deben tomar el lugar de
ella. Es casi sorprendente ver cómo Pablo, luego de la resurrección del joven Eutico,
continua la reunión con los hermanos, como si nunca hubiera sucedido nada. No pone el
énfasis en lo sensacional sino en el evangelio mismo. Nos podemos embobar ante un
milagro, sin embargo, él no satisface nuestras necesidades más íntimas, sólo el evangelio
lo hace. La resurrección de Eutico es consecuencia de la resurrección de Jesús, quien es
el mensajero de la resurrección final. Gracias a la obra salvadora de Jesús se nos abre
una expectativa que va más allá de la muerte.
2a. Servir a Dios es sacrificarse por el bienestar de la iglesia y para la gloria de
Dios. El que quiere servir a Dios no debe pensar en ganar aplausos, sino en negarse a sí
mismo, teniendo la disposición a sufrir. En el sufrimiento manifestamos cuanto amor
tenemos por el Señor. Si queremos ser útiles, entonces focalicemos nuestro servicio en la
conversión de otros, y en el continuo cuidado de la iglesia, centrando este cuidado en lo
espiritual y material.
2b. Un ministerio eficaz se caracteriza por la humildad y por una predicación que
abarca todo el consejo de Dios para los hombres. En su discurso de despedida a los
ancianos de la iglesia, el apóstol Pablo pone de relieve su conducta intachable como
siervo de Dios. Desde el día que él entró en Asia su servicio al Señor fue hecho en
humildad. Pablo se conocía a sí mismo como un siervo al servicio de otros por amor de
Cristo. Además tuvo que afrontar el dolor de verse acosado por hombres perversos que
sólo querían su muerte. También se nos dice que en cuanto a la proclamación de la
Palabra él estaba "limpio de la sangre de todos" los creyentes, es decir: él nunca ocultó
algo del consejo de Dios para sus vidas. El apóstol no predicó sólo lo que agradaba al
oído, él anunció todo lo que Dios ha decretado en su Palabra. Esta es una integridad
espiritual que debe anhelar todo ministro que verdaderamente entiende su gran
responsabilidad ante Dios.
2c. Para comenzar a cuidar la vida espiritual de otros, es menester empezar por
nosotros mismos. La persona que tiene un cargo importante dentro de la iglesia, ha de
entender que tiene una gran responsabilidad en sus manos; los hermanos que gozan del
privilegio de tener un liderazgo dentro de la iglesia deben:
* Cuidarse a sí mismos, cultivando una vida espiritual; y examinar su conocimiento de la
sana doctrina, para evitar extraviarse de ella.
* Velar por cada miembro de la congregación, instándoles a que sigan en la fe; además,
deben fomentar una vida consagrada al Señor como símbolo de gratitud.
* Cuidar a la congregación en su totalidad, preocupándose por hacer guardar la sana
doctrina y evitar así la entrada de ciertas herejías.
Hechos 21
Ya a partir del capítulo 21 se hace cada vez más evidente el hecho de que Pablo tiene
que sufrir mucho, aun hasta la muerte. Pero como la muerte de Jesús fue de importancia
crucial con respecto a la salvación de la iglesia, de igual modo el sufrimiento y la muerte
de Pablo fueron de importancia para la edificación de la fe de la iglesia. Además, Lucas
nos muestra la manera en que el sufrimiento de Pablo vino a servir como instrumento
para la divulgación del evangelio desde Jerusalén hasta Roma. Hechos es el libro de la
propagación del evangelio, a pesar de todo.
1. (21,1-14) Una vez que Pablo y sus compañeros se hubieron despedido de los ancianos
de Efeso en la playa de Mileto, se embarcaron para proseguir con su viaje, el cual siguió
sin ningún problema. Mucho antes de la fiesta de Pentecostés arribaron a Tiro, lugar en
donde el barco tenía que ser descargado. Estuvieron allí siete días, compartiendo con
algunos discípulos. A estos creyentes el Espíritu Santo les reveló que Pablo pronto sería
encarcelado si este decidía viajar a Jerusalén; es por eso que llegan a la conclusión de
que mejor sería no subir a Jerusalén. Cuando en el versículo 4 leemos que "ellos decían a
Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén", tenemos que interpretarlo diciendo,
que el conocimiento del sufrimiento de Pablo fue revelado por el Espíritu Santo, pero que
la conclusión (no ir a Jerusalén) vino de ellos. Esta fue una tentación cada vez más fuerte
para desobedecer al Espíritu Santo. Sin embargo, Pablo permaneció fiel a su
llamamiento. Al final de su estadía la gente lo despidió con oraciones.
Se llevó a cabo una nueva estadía de varios días en Cesarea; en aquella localidad,
Pablo se hospedó en la casa de Felipe el evangelista, a quien había conocido antes. Aquí
Lucas podía recibir muchos informes para la compilación de su libro. Felipe tenía cuatro
hijas dotadas con el don de profecía. Mientras Pablo y sus compañeros posaron allí, un
profeta llamado Agabo llegó desde Judea. Al atarse sus pies y sus manos con el cinturón
de Pablo, profetizó simbólicamente que el apóstol sería atado por los judíos en Jerusalén,
y que luego sería entregado a la jurisdicción de los gentiles. Esta profecía nuevamente se
convirtió en una tentación real para Pablo, ya que los hermanos, en base de la profecía, le
rogaron que no subiese a Jerusalén. Pablo responde a las súplicas que sus hermanos
hacían llenos de emoción; él pide que dejen de quebrantarle el corazón a través de sus
lágrimas, pues él estaba dispuesto no sólo a ser atado sino también a morir por el nombre
del Señor Jesús, tal como Él le había predicho antes de su llamado como apóstol (9,16).
Al ver los hermanos que nada adelantaban con sus insistencias, sólo se remiten a decir:
"Hágase la voluntad del Señor".
* Para conocer la voluntad del Señor con respecto a nuestra vida, es importante
hacernos la pregunta: ¿de qué manera podemos servir mejor a Dios?
2. (21,15-26) Habiendo hecho los preparativos, el apóstol Pablo junto a una comitiva parte
para Jerusalén. Algunos hermanos de Cesarea acompañaron a Pablo para presentarlo a
cierto Mnasón de Chipre, un discípulo anciano en cuya casa se hospedaría el apóstol. No
sabemos con exactitud el lugar geográfico en donde viviría este Mnasón, tal vez en un
lugar entre Cesarea y Jerusalén, Antípatris (ver 23,31). Puesto que Mnasón había vivido
entre los gentiles, estaba en mejores condiciones de comprender más plenamente el
trabajo de Pablo en medio de los gentiles, no así los hermanos que nunca habían salido
de Jerusalén.
Pablo fue recibido con gozo por los hermanos de Jerusalén, no sólo por sus amigos sino
también por los ancianos que estaban reunidos en la casa de Jacobo, el hermano del
Señor, quien ejercía un cargo de liderazgo en la iglesia. Pablo contó todas las cosas que
el Señor había hecho entre los gentiles por su ministerio. Como antes, en el caso de
Pedro (11,18), también ahora glorificaron al Señor. Se dan cuenta que lo que Pablo ha
dicho es parte de la misma obra del Señor: en Jerusalén, en medio de los judíos, había
sucedido lo mismo, millares de judíos habían puesto su fe en Jesús. Sin embargo, esta
bendición se ha transformado en un problema. Muchos judíos que creían en Jesús, eran a
la vez celosos por la ley y querían seguir rigurosamente todos sus mandamientos, no sólo
los mandamientos éticos (como los diez mandamientos). Aquellos judíos tenían ciertas
sospechas de Pablo, pues pensaban que por sus frecuentes contactos con los gentiles ya
se había olvidado de respetar la ley de Dios. Pero esto no era verdad, ya que Pablo
siempre había predicado la salvación sólo a través de la obra mediadora de Jesús como
el único camino hacia la salvación, pero nunca había predicado que es malo que los
judíos guardasen los mandamientos de la ley. Pablo era el apóstol que siempre buscaba
la unión entre los creyentes de los judíos y los gentiles.
Para echar por tierra esta calumnia, los hermanos propusieron a Pablo que se uniera a
unos hermanos que habían hecho un voto de nazareo (en cuanto a esto ver Num. 6).
Para cumplir este voto, Pablo debió estar durante siete días en el templo para purificarse,
probablemente de la contaminación cogida a través de sus contactos con los gentiles.
También le piden hacerse cargo de los gastos causado por el corte de pelo de los
nazarenos (esta expresión incluye según el v.26 también los sacrificios al terminar el voto
al final del período). Los hermanos recalcaron que esto no implicaba que la observancia
de la ley era necesaria para la salvación, puesto que ya se les había notificado a los
gentiles que lo único que debían hacer era abstenerse de la idolatría, de la inmoralidad y
del beber sangre.
Pablo aceptó la sugerencia; el apóstol, ansioso de promover la unidad entre judíos y
gentiles, hizo todo lo posible para cortar totalmente con la calumnia. Tal era su amor por
la iglesia de su Señor Jesucristo, que no escatimaría en los sacrificios.
* Un intenso amor por el Señor nos permite sacrificarnos nosotros mismos en favor
de la unidad de la iglesia.
2a. Testimoniar a otros de lo que Dios ha hecho por medio de nuestras vidas, tiene
un sólo propósito: glorificar a Dios. Una vez que Pablo hubo llegado a Jerusalén fue a
ver a Jacob, el cual estaba reunido con los ancianos de la iglesia de Jerusalén. A todos
ellos les contó en forma detallada las cosas que el Señor había hecho por medio de él
entre los gentiles. Los que allí estaban reunidos, al oír lo que Pablo decía comenzaron
luego a glorificar a Dios, pues entendían que sólo Él podía hacer algo tan lleno de
misericordia: perdonar y permitir la entrada de los gentiles al reino de Dios. Es interesante
notar que aunque había un amor muy grande hacia el apóstol Pablo y un enorme
reconocimiento de su labor apostólica entre los gentiles, no obstante, es Dios quien
sobresale en todo este asunto. Lo que hemos dicho debe ser un indicativo para saber
apreciar lo que Dios hace usando a sus siervos, y no comenzar a propagandear de tal
manera el ministerio de alguien hasta el punto de opacar la gloria y la mano de Dios. Por
tanto, dar testimonio de cómo el Señor nos usa es muy edificante para otros, pero es
peligroso si llega a formar parte de nuestro vocabulario diario.
Ahora se nos relata el testimonio público que Pablo hizo acerca de Cristo a los
ciudadanos de Jerusalén. En su discurso usa de mucha discreción, pues no es su fin
provocar a la multitud reunida. A través de sus palabras, él desea acercarse más a su
pueblo, no sólo para no ser acusado y condenado, sino para ganar también el favor de
éste. En esto se manifiesta el amor de Cristo mismo. Testificar es entonces tratar de
ganar almas en el poder del Espíritu (ver Hechos 1,8 y Juan 15,26), y a la vez glorificar a
Cristo a través del sufrimiento, ya que ello muestra cuán grande es el amor por Él.
2. (22,22-30) Al momento de decir Pablo que la acción salvífica de Dios estaba dirigida
también a los gentiles, de inmediato la multitud se llenó de ira. Todos a una voz
comenzaron a gritar: "¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva!"
Aparentemente la gente tomó el relato de Pablo como un menosprecio hacia el pueblo de
Israel. Dando expresión del gran enojo que tenían empezaron a arrojar sus ropas y lanzar
polvo al aire. El comandante de la guarnición romana intervino de inmediato, arrestando a
Pablo para saber lo que estaba sucediendo. Quiso aplicar la medida que se solía aplicar a
los esclavos (nunca a los romanos): interrogatorio con azotes. Cuando un centurión
estaba listo para ejecutar la orden, Pablo le preguntó si era lícito actuar de esta forma con
un ciudadano romano, sin que antes hubiera una condena previa en base de hechos
concretos. El superior se asustó cuando el centurión le comunicó lo que Pablo le había
preguntado, pues estaba prohibido dar casatigo a un ciudadano romano, sin antes haberlo
sujetado a un proceso judicial concluyente. Se enteró que Pablo era ciudadano romano de
nacimiento, ya que este privilegio se había otorgado a todos los ciudadanos de Tarso, en
tanto que algunos debieron comprar esta ciudadanía por un elevado precio. El trato hacia
Pablo cambió, y en seguida se suspendió el castigo. El comandante sintió temor por
haberlo mantenido encadenado, pensando quizá que sería acusado a las autoridades
judiciales romanas. Era lógico que Pablo apelara a su ciudadanía romana. Creer en Jesús
significa que debemos estar dispuesto a sufrir por su nombre. A la vez el Señor permite
que no suframos más de lo necesario. Al día siguiente el comandante convocó a una
reunión al Sanedrín. Él trajo a Pablo a la reunión, después de haberle quitado las
cadenas. Deseaba oír ambos lados de la historia para entender finalmente por qué los
judíos estaban contra él.
* "El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a
vosotros os perseguirán".
1a. Nuestro testimonio debe ser para ganar almas y glorificar a Dios, no para
autovanagloriarse. Muy a menudo en la iglesia se cae en el error de dar testimonio con
un contenido que da más la impresión de vanagloria que de glorificar al Señor. Muchas
veces la frase "que todo sea para la gloria de Dios" se ha transformado en un simple
dicho, y no en una verdad. Nuestra vida y testimonio deben ser cristo-céntricos. Así fue el
testimonio del apóstol Pablo, una experiencia `conmovedora' de conversión cuyo único fin
era llevar a los hombres a Jesucristo.
1b. Nuestro testimonio debe mostrar a la gente que en otro tiempo nosotros
también vivíamos en incredulidad, sin conocer el amor de Jesús. Antes de relatar
Pablo su historia de conversión, muestra al pueblo judío reunido en Jerusalén cuál había
sido su antigua manera de proceder para con aquellos que creían en Jesús. Él había sido
un acérrimo enemigo de la predicación del evangelio, pero esto era porque no conocía el
amor de Jesús muerto y resucitado por sus pecados. Por tanto, al predicar él no habla
como alguien que nunca ha estado al nivel de la incredulidad de la gente, al contrario,
quiere enfatizar en su testimonio cuán grande ha sido la gracia de Dios para con él. De
esta manera, también el testimonio de nuestra antigua manera de vivir y cómo llegamos a
conocer el amor de Dios puede ser un hermoso aliciente para aquellos que piensan que
por la multitud de sus pecados nunca serán perdonados por Dios.
1. (23,1-11) El comandante Lisias logró convocar una reunión del sanedrín. Lisias quería
tener antecedentes concretos para saber más acerca del conflicto existente entre Pablo y
los demás judíos. En conclusión, el sanedrín no tenía la autoridad para condenar a Pablo.
Por lo tanto, el apóstol hablaba en pie de igualdad con los miembros del sanedrín,
llamándolos hermanos. Pablo dice que siempre había actuado con buena conciencia
delante de Dios; él puede defenderse sin temor alguno, ya que demuestra que no ha
cometido ningún mal. El sumo sacerdote interviene, pues encuentra irreverente la
actuación de Pablo. En razón de esto ordena a unos de sus siervos golpear a Pablo en la
boca. Pablo protestó vehemente ante esta injusticia, diciendo: "¡Dios te golpeará a ti,
pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la
ley me mandas golpear?" Pablo no sabía que el que había dado la orden era el sumo
sacerdote. Cuando lo supo se disculpó, recordando las palabras de las Escrituras: "No
maldecirás al príncipe de tu pueblo" (Ex. 22,28). Tenía el derecho de oponerse a la
injusticia, pero la autoridad del gobierno debía ser honrada. Aquí vemos una semejanza
con la reacción de Jesús en Juan 18,21-23, aunque la de nuestro Señor fue más calmada
que la de Pablo. Al disculparse Pablo mostró su respeto por la ley y por el sumo sacerdote
(ver la acusación en 21,28).
A fin de abrirse paso, Pablo hace uso de la controversia que había entre los fariseos y
los saduceos en cuanto a la resurrección. De esta manera se atrae el apoyo de los
fariseos, quienes sí creen en la resurrección, en tanto que los saduceos la rechazaban.
Pablo apela a este método, pues sabe que una discusión y conversación pacíficas no son
posibles, ya que ni aun se le daría la oportunidad de testificar de Cristo. Cuando Pablo
hace mención de la resurrección, está haciendo alusión (aunque en forma indirecta) a la
resurrección de Cristo. El fue acusado (21,28) de haber hablado contra el pueblo; en
realidad el pueblo está dividido, así como el Sanedrín mismo está dividido. En este
sentido las palabras de Pablo fueron el detonante para que se produjera dicha división en
el sanedrín, ya que al hablar de la resurrección de inmediato provocó un encuentro
teológico entre fariseos que sí creían en la resurrección y saduceos que no creían en ella,
ni en ángeles ni espíritus.
La confrontación explotó en el sanedrín. Los fariseos decían que no encontraban ningún
mal en él, y hasta admitían que era posible que un espíritu o un ángel le hubiese hablado
a Pablo; por su parte los saduceos tenían opiniones contrarias. La disputa se hizo tan
violenta que el tribuno tuvo que sacar rápidamente a Pablo del lugar, pues temía que éste
fuese muerto por la turba. A la noche siguiente el Señor se reveló a Pablo y le dijo: "Ten
ánimo Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que
testifiques también en Roma". Esto fue de gran consuelo para el apóstol. El Señor había
visto su anhelo de testificar de su nombre. Ahora podía hacerlo en Roma, aunque él
todavía no sabía cómo se lograría esto.
* ¿Estamos dispuestos a testificar de Cristo a pesar de toda oposición?
2. (23,12-35) Al día siguiente 40 hombres[5] tramaron una conspiración en contra de
Pablo, jurando que no comerían ni beberían hasta que hubieran dado muerte a Pablo. Se
dirigieron a los miembros del sanedrín proponiendo que ellos pidieran al tribuno que éste
convocase a una reunión de investigación. Ellos habían determinado matarlo en el
camino. Es muy probable que este haya sido un grupo de zelotes que hacían todo el
empeño por mantener una religión pura. Un sobrino de Pablo, sin embargo, se enteró de
este plan e inmediatamente lo dio a conocer al comandante quien le ordenó no decir nada
a nadie para evitar que los judíos cambiasen sus planes, buscando otra posibilidad de
matar a Pablo. El comandante tomó de inmediato sus medidas e hizo llevar a Pablo a
Cesarea, la sede del procurador de Judea, Félix. A fin de asegurarse lo hizo llevar bajo
una fuerte guardia, casi la mitad de la guarnición. Partieron a la tercera hora de la noche,
lo que significa las nueve de la noche, puesto que la primera hora empezaba a las seis. El
comandante Claudio Lisias envió una carta a Félix, explicando las razones por las cuales
le enviaba a Pablo; en ella hablaba de las acusaciones de los judíos y de la inocencia de
Pablo. Además le adelanta que será visitado por los judíos, quienes se dirigirán a él con
sus acusaciones. Obviamente el comunicado a los judíos se hizo una vez que Pablo fue
transferido a Felix, ya que en aquella hora éstos no sabían nada del traslado secreto de
Pablo. En el descubrimiento de la conspiración vemos la mano del Señor que le prometió
a Pablo que predicaría el evangelio en Roma, el centro del imperio romano. El apóstol
recibirá el privilegio de poder testificar allí de Jesús.
* Nunca pensemos que el plan de Dios para nuestras vidas se frustrará; el Señor se
encargará de que eso nunca suceda.
1b. Podemos quejarnos del trato injusto que se nos brinda de parte de la
autoridades, pero sin olvidar el respeto hacia ellas. El apóstol Pablo se dirige al
concilio que le va a juzgar, diciendo que él siempre ha actuado con limpia conciencia
delante de Dios. Al parecer esto irrita al sumosacerdote quien manda golpear a Pablo en
la boca. El apóstol se queja de este proceder diciendo fuertes palabras de castigo divino,
pero de ninguna manera es su intención faltar el respeto a un líder religioso de su pueblo.
Podemos llevar esta situación a nuestra vida como iglesia, en la cual ella puede verse
hostigada por las autoridades civiles, recibiendo un injusto trato de ellas. En tales
circunstancias es bueno levantar una voz que manifieste nuestro descontentos con tal o
cual medida, pero nunca debemos hacerlo olvidando el respeto que como autoridad ellos
se merecen. Asimismo, dentro de la iglesia alguien puede alegar una injusticia de parte de
los líderes eclesiásticos, pero debe hacerlo de una forma que muestre respeto hacia ellos.
1-2. ¡Qué alegría es saber que pese a las amenazas de la gente, nadie podrá
arrebatarnos de las manos de Dios! A menudo vemos sólo el actuar de la gente, pero
olvidamos que por sobre ellos hay un plan de Dios que no puede ser alterado ni
saboteado en nuestras vidas. El que se sabe instrumento en las manos de Dios, ha de
confiar que nadie puede destruirle antes de haber cumplido la voluntad de Dios en esta
tierra. Saber esto, llega a ser una fuente de gran consuelo y ánimo para seguir trabajando
en el reino de Dios.
Hechos 24
En Hechos 24 leemos de la oposición que hay de parte de los judíos, quienes están
empecinados en la eliminación de Pablo; pero ante esta amenaza, se nos menciona la
protección de Dios sobre su siervo. Al mismo tiempo vemos que la protección del Señor
no implica que el camino de los creyentes sea un camino fácil. Durante dos años Pablo
debió estar en la cárcel, sin ver ningún progreso en su proceso judicial. Pero aun en las
circunstancias más difíciles el Señor está con los suyos.
1. (24,1-21) Los conspiradores debieron haber estado furiosos al oír que Pablo estaba en
Cesarea y que sería mejor dirigirse directamente al gobernador Félix[6]. No había otra
posibilidad que enviar una delegación a Cesarea integrada por el sumo sacerdote
Ananías, algunos de los ancianos y un abogado llamado Tértulo. Era muy reconocida la
excelente forma en que Pablo podía defenderse. Muy poco tiempo después de su llegada,
la delegación se dirigió a Félix para ser oída.
Tértulo trató de congraciarse con Félix haciendo alusión a todo lo que éste había hecho
en favor de los judíos (paz y reformas). Esto fue dicho astutamente, puesto que Félix
había sido profundamente odiado por los judíos por sus discriminaciones contra ellos.
Luego de su introducción tan aduladora, menciona en seguida las acusaciones que los
judíos tenían contra Pablo. Estas acusaciones se encausan de la siguiente manera:
a. Pablo es una peste, es decir, su actuar tiene el mismo efecto que el de una enfermedad
contagiosa.
b. Es causante de controversias y disturbios en todo el mundo.
c. Es el cabecilla de la secta de los nazarenos.
d. Pablo había intentado profanar el templo (ver 21,28).
El último argumento había sido el motivo principal para prender a Pablo con el propósito
de juzgarlo. Pero este juicio fue impedido por Lisias, el comandante romano. Por tanto
ahora Félix puede averiguar mediante un interrogatorio si tales acusaciones tienen algún
asidero. Mientras tanto, los demás judíos confirman las palabras de Tértulo.
Félix comienza su investigación dando a Pablo la oportunidad de defenderse. Pablo
también era conocedor de la buena hoja de servicios de Félix, es por esto que empieza
reconociendo la posición del gobernador. Su discurso es mesurado y digno. No se opuso
a las acusaciones insultantes en las cuales fue descrito como una peste. Declara que las
acusaciones de una actitud criminal no tienen nada que ver con la realidad: ¡hace muy
poco tiempo que se hallaba en Jerusalén, era imposible levantar un alboroto en tan pocos
días, tan sólo 12 días! En cuanto a la otra acusación, de ser llamado el cabecilla de la
secta de los nazarenos, es verdad, dice Pablo, que él también sirve al Señor según el
Camino, que ellos llaman herejía, pero que en realidad es conforme la ley y los profetas.
La acusación verdadera trata de la esperanza en Dios, es decir, la resurrección de los
muertos.
¡Extraña acusación es la que se le impugna a Pablo! Él ante sus acusadores ha hecho
todo lo posible por mantener su conciencia limpia, quizás ha evaluado sus movimientos,
pues sabe que un día Dios llevará a cabo su juicio sobre justos e injustos. Por lo tanto, se
puede esperar de él una vida irreprensible y que de ninguna manera se propone un
alboroto.
En cuanto a lo ocurrido Pablo comienza a detallar los sucesos. Él vino a Jerusalén a
hacer limosnas a los pobres de su pueblo y presentar ofrendas. Pero algunos judíos de
Asia Menor lo acusaron de profanar el templo, pero ésto no podía ser probado. Los
mismos acusadores debieron haberse presentado ante Félix, pero no lo hicieron. El
sanedrín judío tampoco podía presentar ningún cargo contra él, puesto que él sólo les
había hablado acerca de la resurrección.
* Es un gran honor poder testificar de la esperanza en Cristo con una conciencia
limpia.
2. (24,22-27) Antes de tomar una decisión, Félix quería esperar al comandante Lisias
para saber exactamente cómo se habían desarrollo los hechos. Lo cierto es que no
leemos que Lisias haya sido llamado a venir a Cesarea. Lo más probable es que Félix
postergó el proceso para ver cómo podrían ser servidos sus propios intereses. Las
consecuencias de la prisión fueron aliviadas en lo posible. Amigos y conocidos podían
tener acceso para visitar a Pablo. Podemos creer que los miembros de la iglesia de
Cesarea y también amigos como Lucas visitaron al apóstol en su encierro. Nuevamente
Félix, pero esta vez acompañado con su (tercera) esposa Drusila, hace una visita a Pablo.
Drusila era judía, hija menor de Herodes Agripa I (mencionado en 12,1), y por tanto sabía
más de los asuntos judíos. De nuevo Pablo, al hablar, remitió a sus oyentes a la fe en
Cristo mediante la cual tenemos paz. Al predicar también acerca de las consecuencias del
evangelio para nuestro estilo de vivir (la justicia, el dominio propio o la modestia) y acerca
del juicio venidero que se hará a todo ser humano sobre esta tierra, Félix tuvo miedo
puesto que no llevaba una vida justa delante de Dios; recientemente este gobernador le
había quitado Drusila al rey Azizu, rey de Emesa. En tales condiciones de vida, la
predicación de Pablo le parecía amenazante; además, no estaba dispuesto a romper con
su vida de pecado. Este gobernador también ocultó afanes de avaricia para con Pablo, ya
que esperaba que éste le ofreciera dinero en compensación por su liberación. Dos años
después, Félix fue sucedido en el cargo por Festo, y esto debido a las continuas quejas
que los judíos tenían en contra de él. Antes de retirarse del mando, Félix movió algunos
hilos de la política dejando a Pablo encarcelado, para así ganarse el favor de los judíos.
Por tanto, otra vez el proceso judicial se postergaba.
* ¿Servimos a Dios con una conciencia limpia o tenemos miedo del juicio?
1b. Ser conocedores del juicio final que Dios llevará a cabo debe producir en
nosotros un deseo de comportarnos siempre con limpia conciencia. En su defensa
ante el gobernador Felix, el apóstol Pablo toca el tema de la resurrección y luego agrega
que debido a esto siempre procura tener una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los
hombres. Todos algún día estaremos delante del Señor, al cual debemos rendir cuenta de
todas nuestras acciones; entonces, ¿estamos haciendo las cosas con limpia conciencia
en esta tierra?
2a. Al no llevar una vida sana, pueden suceder dos cosas: nos sometemos
humildemente a las advertencias de Dios reconociendo nuestro pecado, o nos
opondremos vehementemente a la Palabra de Dios. Pablo habló con Félix acerca del
juicio venidero, pero al igual como sucede con mucha gente de hoy, este rey no aceptó
las palabras de Pablo (la Palabra de Dios), pues ella lo confrontaba con su pecado y le
ordenaba romper todo vínculo con una vida pecaminosa. Los lazos del pecado son tan
fuertes que sólo el poder del Espíritu Santo puede romperlos; Él es el único que puede
convencernos de lo malo y capacitarnos para luchar en contra del pecado.
2b. Nuestro testimonio de Cristo no debe ser limitado. Cuando el apóstol Pablo
testificó acerca de Cristo, él no buscó adular a los hombres, ni siquiera al gobernador
Félix. Penosamente en algunos sectores de la iglesia, sólo se habla de Cristo como el que
suple las necesidades y nada más. Los primeros creyentes no temían hablar del pecado
de los hombres y enfrentarlos al juicio de Dios; ellos no buscaban ganarse el favor de la
gente mediante zalamerías, sólo buscaban agradar a Dios.
Hechos 25
Según Hechos 9,15 Pablo es el instrumento que Dios ha escogido para llevar el nombre
del Señor en presencia de los gentiles, de los reyes, y de los hijos de Israel. Este designio
divino se comienza a cumplir a partir de este capítulo, cuando Pablo tiene que defenderse
ante los gobernadores Félix y Festo y ante el rey Agripa. Sin duda estos encuentros
también son un paso adelante en el progreso del evangelio. El evangelio es defendido en
público, en tanto que los gobernadores reconocen la sinceridad de los mensajeros del
evangelio. A la vez el Señor Jesucristo recibe honra a través del testimonio y el
sufrimiento de los creyentes por causa de su nombre.
1. (25,1-12) Festo estuvo sólo dos años en la provincia de Judea, luego murió. Según las
opiniones generales este hombre fue más fiel y más correcto que su predecesor. Tres
días después de la llegada de Festo a Cesarea, éste viaja a Jerusalén, teniendo allí
algunos contactos con los líderes judíos. En aquellos días había otro sumo sacerdote.
Ananías había sido cambiado por Ismael. El hecho de que las acusaciones en contra de
Pablo en seguida fueron proferidas a Festo, prueba cuán grande era aún la aversión que
existía en contra del apóstol, además mientras Pablo estuviese con vida seguía siendo,
según ellos, una fuerte amenaza. Los líderes le rogaron al gobernador que trasladase a
Pablo a Jerusalén para un proceso. A Festo le pareció un tanto dudosa la petición; decidió
que Pablo debería continuar en su presidio de Cesarea. Pero amablemente les invitó a
acompañarles, para que así pudieran querellarse lo antes posible. Por tanto no había para
ellos otra alternativa que ir a Cesarea.
Llegado allí Festo no espera más tiempo; al día siguiente les da la oportunidad a los
judíos para que éstos acusen a Pablo. Fueron las mismas acusaciones de antes, sólo que
esta vez presentadas en forma más agresiva. Para su sorpresa las acusaciones no
contenían infracciones a la ley romana, como sospechaba, sino que eran asuntos en torno
a las leyes judías, las que él no podía juzgar. Al querer congraciarse con los judíos,
sugirió a Pablo continuar con el proceso investigativo en Jerusalén por el Concilio,
proceso que el mismo gobernador dirigiría. Pero Pablo sabía que era prisionero de los
romanos y no de los judíos. Pablo que tenía que esperar dos años en prisión preventiva,
no quería una investigación del Sanedrín en Jerusalén. Tenía más confianza en el
emperador, que había retirado a Félix a causa de su comportamiento reprensible, que en
tratamiento judicial de los judíos, pues sabía que había odio en su contra. Festo aprobó la
apelación de Pablo al emperador y cooperaría para enviarlo a Roma.
* El creyente puede defenderse para no sufrir innecesariamente, pero siempre debe
estar preparado para testificar de Cristo, aun delante de los poderes máximos de la
sociedad.
2. (25,13-27) Unos días después llegaron a Cesarea el rey Agripa (II) y Berenice, con el
fin de hacer una visita de cortesía a Festo. Agripa II era el único hijo de Herodes Agripa,
del cual se nos relató anteriormente que había muerto repentinamente (Hechos 12,23).
Agripa II era tan sólo en este tiempo un muchacho de 17 años, motivo por el cual no podía
suceder inmediatamente a su padre, aunque igual le fue concedido el título de rey. Este
rey comenzó a recibir poderes en forma progresiva, primeramente en el Líbano y luego
también en Galilea y Perea. Berenice era su hermana, con la que mantenía una relación
ilícita. Dado que la visita del monarca se extendió por un período bastante largo, Festo
hizo uso de la ocasión para recibir más informaciones sobre Pablo a través de Agripa.
Éste realmente tenía más conocimiento de las costumbres judías, además, seguramente,
había oído mucho acerca de Pablo. Por lo tanto fue una buena oportunidad para Festo oír
de Agripa cuál era su opinión con respecto a Pablo.
Lo único que Festo puede decir a Agripa acerca del `caso Pablo' es que los judíos tenían
ciertas cuestiones contra él, las que trataban de un tal Jesús que ya había muerto, pero
que Pablo afirmaba que estaba vivo (v.19). Notemos la gran distancia que guarda Festo
ante Cristo, pues al referirse a Jesús sólo dice, "un cierto Jesús... el que Pablo afirmaba
que estaba vivo". Rápidamente (el próximo día) organizaron una sesión. Festo, pensando
halagar tanto a Agripa como a Berenice, les prepara una suntuosa pompa. Festo expresó
su deseo de conocer la opinión del rey Agripa con respecto a Pablo, antes de enviarlo al
emperador. En aquella reunión Festo da una breve reseña de Pablo ante Agripa y ante
todos los principales hombres de la ciudad. Su comentario del `caso Pablo' muestra la
confusión en que se encontraba, puesto que los judíos no quieren que Pablo viva más,
mientras que él no ha descubierto ningún mal en contra de la ley romana que sea digno
de muerte. La reunión debe tener el propósito de formar una imagen más completa de la
persona de Pablo, para poder escribir al emperador un informe más concreto acerca de
él.
* ¿Cómo hablamos del Señor, en forma indiferente y fría, o llenos de amor y
seguridad?
1a. El martirio es algo que no se debe buscar, pero tampoco es algo que se puede
evitar a toda costa. El apóstol Pablo siempre defendió su causa ante los jueces. No
andaba en busca del martirio, ni buscaba la muerte (aunque estaba dispuesto a sufrirla),
sólo ponía su vida al servicio de Dios para poder seguir predicando. Para nosotros esto
significa que podemos estar contentos cuando sufrimos menosprecio por la causa de
Cristo. Nuestra deseo siempre debe ser cumplir el mandato de nuestro Señor: testificar de
Él donde se pueda.
2. La forma en la que hablamos de las cosas del Señor, dejará ver nuestro amor o
frialdad hacia Jesús. Festo manifestó una tremenda indiferencia hacia el evangelio y la
persona de Cristo. La fe verdadera habla en tono personal acerca del Señor. Qué
diferencia existe entre la indiferencia de Festo y lo que Pablo dice en Gálatas 2,20: "Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí" (ver también 1 Pedro 1,8).
Para poder hablar con fervor, es imprescindible que el amor de Cristo tenga un sentido
profundo para nosotros. Nuestra vida y testimonio depende de ello. ¿En qué forma nos
referimos a las cosas del Señor, con liviandad o con reverencia?
Hechos 26
Al igual como en los otros capítulos, en éste seguimos viendo el progreso del evangelio.
Los planes del Señor Jesús se llevaban a cabo; su instrumento escogido está testificando
de su nombre ante los reyes (9,15). Nos llama la atención que Pablo en su discurso no
habla para sí mismo, sino que trata de ganar a sus oyentes para Cristo. Esta es la
grandeza de Pablo, no estimar preciosa su vida para sí mismo (ver 20,24). Por lo tanto, su
defensa tiene el carácter de un ataque al reino de las tinieblas y una invitación para entrar
al reino de Cristo. No se aprecia en Pablo de ninguna manera un espíritu de venganza
hacia sus enemigos. Pablo habla más de su Señor que de sí mismo y de sus
circunstancias.
1. (26,1-23) El rey Agripa dirige la reunión. Tal vez haya sido esta una señal de honor de
Festo hacia Agripa. Pablo recibe del rey la ocasión para defenderse. A modo de
introducción Pablo extendió su mano, tal como lo haría un orador. Comienza expresando
su alegría por el privilegio de poder defenderse ante Agripa, además también porque éste
era un conocedor de las costumbres y leyes judías, de modo que estaba en condiciones
de formular un juicio más adecuado de su caso.
En su defensa Pablo muestra que siempre se sabía estrechamente vinculado con su
pueblo (note: mi pueblo y nuestra religión, vv.4 y 5). Relata que había vivido como fariseo,
el partido más estricto de los judíos; de esto los judíos estaban al tanto. Pablo muestra
que es curioso que se le haya sometido a juicio simplemente por la esperanza que tiene
su religión. Se refiere a la resurrección de los muertos de la cual Jesús como el Mesías,
es el fundamento. En el fondo el apóstol comparte la misma esperanza que tienen todos
los fariseos, con la única diferencia que él cree que Jesús es el cumplimiento de la
promesa, promesa que todos los judíos (nuestras doce tribus) esperan sirviendo a Dios de
día y noche. ¿No es curioso que él sea acusado por creer en lo que todos los judíos
esperan? De esta manera, Pablo destaca lo injusto de la acusación.
A partir del versículo 9, Pablo explica cómo y por qué se ha convertido a Jesucristo; el
que antes era fanático fariseo y perseguidor de este nuevo camino, relata su conversión.
Él no tuvo un cambio paulatino en su pensar, en base de muchas conversaciones, sino
una intervención directa del cielo, de parte de Jesús. Fue en medio de su quehacer como
perseguidor de la iglesia cuando el Señor se le apareció y lo llamó para proclamar el
evangelio. Pablo había sido tan hostil al evangelio que encerró a muchos creyentes en las
cárceles; como miembro del concilio votó en favor de la muerte de muchos de ellos,
azotándoles y obligándolos a blasfemar, es decir: les obligó a negar el nombre de Jesús.
En otras palabras: su conversión no tiene otra explicación que la misma intervención de
Jesús. Él le hizo ver que era cosa vana perseguir a la iglesia de Dios (comp. 9,5). El alto
privilegio de la aparición incluye la alta responsabilidad de testificar de Jesús.
Aunque la tarea de Pablo sería tremendamente difícil, el Señor le libraría de (los ataques
de) judíos y gentiles. Su ministerio consistía en:
a. Abrir los ojos de sus oyentes para que se den cuenta en qué condición se encuentran.
b. Convertirlos de las tinieblas (el territorio de satanás, y el estado de separación de Dios)
a la luz de la comunión con Dios.
c. Predicar el perdón de los pecados por la fe y en base al sacrificio de Jesús, para recibir
una herencia en el reino de Dios, donde estarán todos los que son santificados por el
Señor.
Pablo no fue desobediente a la aparición celestial, sino que de inmediato empezó a
predicar en Damasco de su encuentro con el Señor Jesús y lo relativo a la salvación;
luego prosiguió en Jerusalén, la ciudad de su juventud, Judea y por último a los gentiles.
Él hace un llamado para que los hombres se arrepientan y se conviertan a Dios y cambien
su estilo de vivir por completo, de esta manera Dios será glorificado. Justamente esta
obediencia a la aparición celestial fue la causa de su detención y el intento de los judíos
para matarle. Sin embargo, Pablo ha recibido la ayuda y protección del Señor; él no hizo
nada contra el testimonio de las Escrituras, que hablan del padecimiento del Mesías y de
su resurrección, para que se anunciase luz al pueblo (los judíos) y a los gentiles. Luz
significa el conocimiento del evangelio y el vivir en obediencia y en comunión con Dios.
2. (26,24-32) Cuando Pablo se refirió a las Escrituras como testigo en su favor, Festo
exclamó: "Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco". Festo no tenía ninguna
afinidad con las Escrituras y, como romano realista, la resurrección para él no era sino
especulación científica. Pablo afirmó que lo que decía era la verdad, puesto que la
resurrección no puede ser sometida a la crítica de la especulación, sino que es algo que
ha sucedido en nuestra realidad humana y no en algún rincón (v.26). ¡El evangelio no es
ficción sino historia real! Nótese que Pablo nuevamente se dirigió a Agripa y no a Festo;
apeló al conocimiento que el rey tenía de las Escrituras. Tratando de persuadirle a la fe en
Jesús, le pregunta: "¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees". El rey Agripa
debería saber algo de lo predicho por las Escrituras, pero lamentablemente no puso
mucha atención ni fe en ellas. Se sintió forzado a creer y por eso respondió en tono
irónico: "Por poco me persuades a ser cristiano" Es como si hubiera dicho: "¿Crees que
me dejaré persuadir en tan poco tiempo?" De la respuesta despectiva del rey, Pablo
formula una oración: "¡Quisiera Dios que por poco o por mucho (es decir en poco tiempo o
a largo tiempo) no solamente tú, sino también los que hoy me oyen, fuesen hechos tales
cual yo soy, excepto estas cadenas!". Pablo desea en el Señor que todos pudieran ver la
misma luz del evangelio que él ha visto, pero para ello sabe que sólo Dios puede producir
esto, ya que ningún hombre puede conceder la fe a otros. El apóstol hubiera querido que
todos estén en las mismas condiciones de libertad en Cristo como él, excepto en su
prisión. Pero a pesar de las cadenas que sujetan a Pablo, ¡él es el único hombre libre en
ese lugar!
Ya era suficiente para el rey. No tenía ningún interés en ser evangelizado. De manera
abrupta dio por terminada la reunión y se levantó junto con Berenice y los otros. Tanto
Festo como Agripa estaban de acuerdo que Pablo no era culpable de nada que mereciera
la muerte y que podría haber salido en libertad si no hubiera apelado a César. Aunque el
evangelio no penetró en los corazones de las autoridades, sí se predicó ante un rey. El
imperio romano pronto se daría cuenta de quien es el Rey verdadero.
* El motivo de Pablo para defenderse no era convencer a los demás de que él tenía
razón, sino convertirlos a Cristo.
1c. Cada ser humano está ciego en relación a su estado espiritual y necesita la
iluminación del Espíritu Santo. El instrumento por el cual Dios actúa es la predicación
del evangelio. Los ministros son llamados a abrir los ojos, es decir: desenmascarar la
situación real del hombre frente a Dios. Sin Cristo nos encontramos fuera de la comunión
con Dios, sin esperanza y sin Dios en este mundo.
1d. Recibir el perdón de Dios es creer el mensaje del evangelio; es pasar de muerte
a vida, en donde nuestro nuevo amo se llama Jesucristo. A través del perdón, Dios
nos da una herencia; esta herencia es dada para todos aquellos que han sido llamados y
santificados. Esta herencia es el privilegio de poder estar siempre en su presencia.
1e. Siempre hemos de aprovechar las oportunidades que se nos presentan para
predicar el evangelio. El apóstol Pablo debió comparecer ante sus acusadores y
defenderse de cuanta calumnia había en su contra. Pero en su defensa notamos esa
fuerza del hombre que conociendo el amor de Cristo no puede callarlo, sino anunciarlo
abiertamente y sin temor. Puede ser que nunca estemos ante reyes o gobernadores como
lo estuvo Pablo, pero sí es posible tener en la vida muchas oportunidades para poder
testificar de nuestra fe en Jesucristo.
2b. Nuestro anhelo debe ser ver a la gente encontrando su libertad en Cristo, pero
reconociendo a la vez que ello sólo es posible por la misericordia de Dios. Luego de
confrontar Pablo al rey Agripa a una pregunta decisiva, y de recibir de él una respuesta un
tanto irónica, el apóstol prorrumpe diciendo que su gran deseo es ver a los hombres libres
en Cristo, pero todo su deseo lo sitúa bajo la grandeza del soberano Dios. Asimismo, al
ver tanta incredulidad y mofa a nuestro alrededor, debemos anhelar la salvación de los
perdidos, pero sabiendo que ella es posible únicamente por la obra de Dios en el corazón
del hombre.
Hechos 27
Los capítulos 27 y 28 nos describen la travesía del viaje de Pablo a Roma. La descripción
del viaje tiene un propósito: mostrar que Pablo también en Roma recibió el privilegio y la
oportunidad de testificar de Cristo. Este era el gran anhelo de Pablo: llevar el evangelio a
la capital del imperio mundial de aquel tiempo. A pesar de estar Pablo prisionero, estos
dos capítulos nos informan de un nuevo paso en el progreso del evangelio. ¡Pero cuán
diferente serán los medios que conducirán al cumplimiento de lo que Dios había dicho, de
lo que Pablo quizás hubiera pensado! Su esperanza había sido llegar a Roma como un
hombre libre, y así predicar la Palabra de Dios. Pero las cosas en el reino de Dios se
hacen a la manera de Dios. Pablo (y nosotros por igual) tenía que estar dispuesto a
rendirse a la voluntad del Señor; de este modo estaba santificado y también dotado para
el servicio adecuado del evangelio.
Desde el primer versículo hasta 28,16, Lucas vuelve a usar nuevamente la expresión
`nosotros'. Sólo un testigo ocular podía haber detallado los acontecimientos tal como lo
hizo Lucas. El hecho de que el centurión romano decidió viajar en barco se debe a que la
ocasión, llevar muchos prisioneros, así lo ameritaba. Este tipo de transporte hacía más
difícil cualquier intento de fuga por parte de los prisioneros. Se embarcaron en una nave
de Adramitio, una ciudad en Asia Menor. Además se le permitió a Aristarco, macedonio de
Tesalónica y viejo amigo de Pablo viajar con él (ver Hch. 19,29; 20,4; Col. 4,10 y Flm. 24).
Una vez que hubieron arribado a Sidón (metrópoli fenicia a unos 110 kilómetros al norte
de Cesarea), Julio, el centurión, permitió a Pablo visitar a sus amigos. A estas alturas ya
podemos apreciar como la persona de Pablo se había ganado la buena voluntad de
algunos. En cuanto al cuidado de los hermanos podemos pensar en que ellos le dieron
todo lo que necesitaba para el viaje.
Saliendo de Sidón, navegaron siendo protegidos del viento por la isla de Chipre, por la
costa de Siria para luego atravesar el mar, y por la costa de Asia Menor navegar a Mira.
"Porque los vientos eran contrarios". Los grandes vientos de otoño que venían del
noroeste estaban impidiendo el libre avance de la nave. Los contra vientos se convirtieron
también en contra tiempos con respecto al evangelio. ¿Llegaría Pablo a Roma para allí,
según la promesa de Jesús, poder predicar el evangelio?
En Mira, ciudad de Licia, el centurión encontró un barco de Alejandría, el cual se dirigía a
Italia. Este llegará a ser el último viaje que llevaría a cabo este barco.
Desde Mira el viaje se realiza en forma lenta, ya que las condiciones del tiempo (mucho
viento en contra) no permitían un avance más rápido. Se navegaba en dirección nórdica
pasando por Rodos y luego hacia el sur bajo el puerto de Gnido. Finalmente llegaron a un
lugar llamado Buenos Puertos, cerca de Lasea, una ciudad en el sur de la Isla de Creta.
Mientras tanto la época de invierno estaba muy cerca; una temporada poco favorable
acompañaría a los que viajaban en este barco. El texto dice literalmente "Porque ya había
pasado el ayuno", haciendo esta frase alusión a los días de ayuno antes del gran día de la
Reconciliación (comienzo de Octubre). Para los marinos estaba en vigencia la opinión
según la cual se decía que desde Noviembre hasta Marzo el mar debería estar cerrado
para navegar. Aunque el lugar (Buenos Puertos) estaba situado en una rada, no tenía
puerto, por lo cual todos pensaron que lo mejor sería salir de allí y llegar a Fenice, un
puerto de Creta. Pablo, sin embargo, previó las dificultades que vendrían, incluso habló de
la pérdida del barco, incluyendo su carga, y les sugirió invernar allí. Pese a sus
advertencias, Julio hizo más caso al dueño y al piloto del barco que a Pablo, optando por
navegar a Fenice, la que estaba a ochenta kilómetros de distancia de Buenos Puertos.
Al parecer Pablo estaba equivocado, y los demás tenían razón, ya que un suave viento
del sur les hacía favorable la navegación hacia Fenice. Estando cerca de la costa sur de
Creta, de pronto se desencadenó desde la isla un viento huracanado llamado Euroclidón,
que les arrastró completamente. No pudiendo mantener el barco de cara al viento,
tuvieron que dejarse llevar por el viento a mar abierto. Pasaron una pequeña isla llamada
Clauda y con mucha dificultad lograron recoger el bote salvavidas para no perderlo en la
tempestad. Luego se usaron cables para asegurar y fortalecer el casco de la nave,
ciñéndolo por debajo, y soltaron el ancla flotante, ya que temían encallar en las arenas del
Sirte, un peligroso banco de arena cerca de la costa de Africa. Este ancla era como una
tabla ancha que se ponía verticalmente sobre el agua para disminuir la velocidad. Al
siguiente día el peligro fue tan grande que se vieron obligados a echar la carga por la
borda; al tercer día arrojaron incluso los aparejos de la nave. Luego para empeorar las
cosas por un largo tiempo no fue posible ver el sol ni las estrellas; es de suponer entonces
que se sintieron completamente desorientados. La situación era tan grave que todos
perdieron la esperanza de sobrevivir. Hasta el apetito se había perdido hacía ya mucho
tiempo.
Ahora Pablo decide intervenir, y aunque no sabía nada de navegación, sin embargo, su
esperanza está puesta en Dios quien le había hablado a través de un ángel que todos se
salvarían; además, anteriormente, el Señor le había prometido que su misión de testificar
en Roma al emperador se iba a cumplir, pase lo que pase. Entonces Pablo se levantó y
"puesto en pie en medio de ellos" (estas palabras acentúan el impacto que causó el
apóstol) les reprochó por no haber oído su consejo (ver 27,9-10). Pero también les invitó a
recobrar el ánimo, asegurándoles que tan sólo la nave sufriría pérdidas al encallar en una
isla. Esta confianza de Pablo radica en Dios, a quien él le pertenece, y quien le había
hablado a través de un ángel. Estando en la décimocuarta noche de navegación en el mar
Adriático, los marineros se percataron que estaban muy cerca de tierra. Midieron la
profundidad y confirmaron sus sospechas. Por miedo a chocar contra las rocas y encallar,
tiraron cuatro anclas desde la popa, y luego esperaron ansiosamente el amanecer.
Entonces los marinos intentaron huir secretamente del barco, haciendo como que iban a
alargar los cables de las anclas de la parte delantera del barco. Estaban bajando el bote
salvavidas, cuando Pablo se dio cuenta de este plan y se lo comunicó al centurión para
que éste lo impidiera. Si los marineros no se quedaban en el barco, le advirtió, nadie
podía salvarse, pues ellos eran importantes en el desarrollo de la navegación. Esta vez el
centurión hace caso a Pablo, y ordena que los soldados corten las amarras del bote,
dejándolo caer. Cuando comenzó a amanecer, Pablo les recomendó comer, puesto que
ya hacía catorce días que no habían comido, por lo que deberían sentirse muy
debilitados. Nuevamente Pablo renovó la promesa de que todos se salvarían. Al concluir
su breve discurso, Pablo tomó pan y dando gracias al Señor lo comió en presencia de
todos. El actuar decidido de Pablo, lleno de confianza en Dios, animó a los tripulantes
quienes comenzaron a alimentarse. Había en total doscientas setenta y seis personas en
el barco. Después de haber comido, echaron el trigo al mar para aliviar la carga del barco.
De esta manera esperaban poder acercarse más a la isla.
Al amanecer avistaron tierra, la que no podían reconocer; pero sí les fue posible ubicar
una bahía con una playa, por lo que acordaron, si era posible, encallar allí el barco.
Cortaron las amarras de las anclas y las abandonaron al mar, y aflojaron a la vez los
remos del timón para poder gobernar mejor el barco. Luego alzaron la vela de proa, y
pusieron rumbo a la playa. Estando el barco en dirección a la isla, chocó con un banco de
arena, en donde el barco encalló. La proa (la parte delantera) quedó atascada e inmóvil,
mientras que la parte de atrás se rompió por la violencia de las olas del mar.
Ahora son los soldados los que quieren tomar una decisión. Siendo ellos los
responsables de los presos, determinaron que era mejor matarlos a todos que arriesgarse
a que alguno se escape. Pero el capitán abortó esta empresa, pues estaba decidido a
salvar a Pablo. Ordenó que los que sabían nadar se echaran al agua primero para llegar a
tierra. Los demás saldrían sobre unas tablas o pedazos del barco. Así, todos llegaron
salvos a tierra. Dios cumplió su promesa, ya que quiso que el evangelio de la salvación
fuese predicado en Roma.
* El Señor salvó la vida no sólo de Pablo, también de todos aquellos que estaban en
el barco. Él cumplirá lo prometido, pues, ¡Él es el Dios de la salvación!
1a. Dios era el piloto del barco en donde se encontraban Pablo, la tripulación y los
presos. No obstante las dificultades, Dios siempre cumple su plan. Esta historia tan llena
de emociones es una descripción gráfica de cómo Dios es un Dios de salvación. Él quiere
que el evangelio sea predicado en todo el mundo. Podemos decir que la historia del
naufragio muestra claramente el propósito de Dios con el mundo. Por lo tanto, es una
historia ejemplar. No podemos afirmar, a partir de esta historia, que siempre ocurrirá lo
mismo, es decir, no haber perdidas humanas. Para nosotros es suficiente conocer el
propósito de Dios; incluso la muerte no es un obstáculo para que éste se cumpla. Llegará
el día en que el mar devolverá los muertos. La muerte y la resurrección de Cristo son la
garantía de la salvación eterna.
1b. La fe verdadera se caracteriza por la confianza y servicio a Dios: "De quien soy
y a quien sirvo" (v.23). Cuando en un momento de la turbulenta navegación todos
habían perdido la esperanza de vivir, entonces Pablo se dirige a la tripulación para dar
palabras de ánimo, diciéndoles que ninguna persona moriría, ya que así se lo había dicho
Dios por medio de un mensajero angelical. Además de todo, Dios cumplirá su palabra de
llevarlo a Roma. Es probable que no siempre aseguremos a las personas que no les
pasará nada en momentos difíciles, pero sí podemos animarles a confiar en Dios puesto
que todo se halla bajo su control. Pero Pablo y todo verdadero creyente en el Señor
puede confiar en Dios porque le sirve a Él, ya que confiar en Dios y no servirle es abusar
de Él; y servir a Dios sin confianza es no conocer su corazón misericordioso.
1c. Los planes de Dios se cumplirán, pero el cómo se cumplirán es algo que sólo
Dios sabe, pues así Él lo ha decretado. Hemos visto que el Señor animó a su siervo,
prometiéndole que llegaría a Roma para también allí predicar el evangelio. Un hombre
que conoce a Dios, sabe que Él no mentiría, ni ninguno de sus propósitos sería alterado,
pero como hombre no podía saber los medios que Dios utilizaría para cumplir sus planes.
A veces creemos que la voluntad de Dios se va a realizarse en forma cómoda para
nosotros, sin ningún sobresalto; pero eso no siempre es así, ya que tendremos que pasar,
si Dios así lo permite, por muchas pruebas y dificultades antes de alcanzar la promesa de
Dios. Lo que sí debe llenarnos de esperanza y confianza plena es saber que si el Señor
ha dicho algo, entonces ello se cumplirá, no importa lo que suceda en el camino hacia esa
meta.
1d. El hombre que conoce a Dios mantendrá la calma y la seguridad aun en las
peores tormentas. Había gran angustia en toda la gente que navegaba hacia Roma; las
olas con gran furia golpeaban el barco, y al parecer las palabras de ánimo que Pablo
había entregado no habían sido creídas, puesto que algunos querían escapar por sus
propios medios. Pero las palabras de ánimo de un hombre que conoce a Dios van unidas
a un modo de comportamiento que muestran que en las peores situaciones está firme
como una roca. Así actúa Pablo cuando nadie quiere comer, instándoles él a compartir el
pan dando gracias al Señor. La gente se dará cuenta si realmente decimos conocer a
Dios, cuando podemos mantener nuestra confianza y seguridad en Él, en todo momento.
Hechos 28
En este capítulo leemos acerca del principio del cumplimiento de las palabras de Jesús
dichas en Hechos 1,8, "Me seréis testigos ... hasta lo último de la tierra". Desde Roma, la
capital del imperio romano, sería más fácil llevar el evangelio a los confines de la tierra.
Todo el mundo tenía que ser ganado para Cristo. Todos los pueblos y gobiernos tendrían
que estar a su servicio.
1. (28,1-15) Los náufragos llegaron a la isla de Malta. El nombre de esta isla significa
"refugio", un nombre adecuado para el lugar en donde muchos barcos se detenían
durante algún tiempo. Los `naturales' (el griego dice: los bárbaros, lo que simplemente
significa: no griegos) se portaron de manera muy cariñosa con los náufragos, con
`humanidad', dice el v.2 (en griego: filantropía= amor hacia los hombres). En aquella
época, en reiteradas ocasiones, los náufragos eran apresados y usados como esclavos.
Pero estos isleños reaccionaron empáticamente, encendiendo de inmediato un fuego para
paliar el frío y la lluvia a fin de que ellos pudiesen entrar en calor y secarse. Cuando Pablo
hubo echado leña en el fuego de pronto apareció una víbora venenosa, la cual huyendo
del calor se prendió a la mano del apóstol. De inmediato los isleños pensaron que se
trataba de un asesino que era perseguido por Dike la diosa de la justicia y la venganza
(según la mitología, hija del dios supremo Zéus). Por tanto ella estaría castigando a Pablo
por sus actos de homicidio. Esperaban que la mano del apóstol se hinchara producto del
veneno y que éste cayera muerto. En realidad, la vida de Pablo estaba en gran peligro.
Sin embargo, él era el portador de la palabra del Señor y su misión no acabaría hasta que
proclamara esa palabra en Roma. Por lo tanto estaba seguro bajo la protección de la
promesa del Señor. Su vida fue protegida por otro milagro de Dios. Entonces, cuando no
sucedió lo que todos esperaban, luego de que Pablo echara la víbora al fuego sin ser
dañado, de inmediato cambió la atmósfera. Ahora consideraron a Pablo como un dios.
(Nótese que algo parecido ocurrió en el caso de los habitantes de Listra, aunque allí el
asunto tuvo otro final). La protección que aconteció a Pablo, fue el cumplimiento de las
palabras de Jesús dichas en Lucas 10,19 y Marcos 16,18.
El terreno cerca de la playa pertenecía a un tal Publio, quien era el `principal' de la isla.
La palabra `principal' debe significar algo así como gobernador. Éste recibió amablemente
a Pablo, y junto con él a otros cuantos náufragos en su casa durante tres días. Estando
allí Pablo se enteró de que el padre de Publio estaba enfermo de fiebre y disentería. A lo
mejor era una enfermedad típica en esta isla, probablemente causada por la leche de las
cabras que había en aquel lugar. Pablo oró, imponiendo sus manos sobre él. El Señor
obró sanando a este hombre, y no sólo obró en él sino también en otros enfermos de la
misma isla. Así el Señor mismo manifestó su poder soberano para dar a conocer que Él
es el único Dios lleno de poder y misericordia. La gente respondió honrando (lit.)
grandemente a los siervos del Señor. Aquí podemos pensar en palabras de gratitud y
respeto, como también en regalos.
* Dios protegió la vida de Pablo y se manifestó por medio de milagros, siempre para
la extensión de su reino. Sepamos que a Dios le interesa la extensión de su reino.
Los náufragos pasaron los tres meses del invierno en la isla, probablemente de
Noviembre hasta Febrero. Luego se embarcaron en otro barco de Alejandría (comp. 27,6).
Este barco tenía la enseña (tenemos que pensar en una imagen) de los Dioskouroi, los
gemelos, Cástor y Pólux; según la mitología griega eran hijos de Zéus y Leda, quienes
fueron considerados como salvadores en medio de la angustia, los dioses protectores de
los marineros a quienes se les atribuía toda buena fortuna. Como resultado de todo lo que
había sucedido, el centurión debe haber llegado a tener gran respeto por Pablo, y le habrá
recompensado con toda la libertad que le era posible darle.
Lucas, haciendo uso de su diario de viaje, relata, en cuatro etapas, la última parte del
viaje. Primero fueron a Siracusa, capital de la isla Sicilia. Después siguieron rumbo a
Regio en el `dedo de la bota', la primera ciudad de la tierra firme de Italia. De Regio
navegaron a Puteoli, unos 350 kilómetros hacia el norte. El viento que venía del sur les
ayudó tanto que ya al siguiente día llegaron a Puteoli, el puerto más importante de aquel
entonces. Allí se quedaron una semana con hermanos en la fe, mientras que el capitán
Julio probablemente esperaba órdenes de superiores para saber qué hacer con los
prisioneros. La última etapa del viaje se realiza por tierra. Luego de unos kilómetros
llegaron a la famosa "Vía Apia", tal vez la mejor calzada romana que iba desde Roma a
Capua.
Los cristianos de Roma, al enterarse de la llegada de Pablo, fueron a su encuentro
reuniéndose con él en el Foro de Apio (unos 65 kilómetros de Roma); una segunda
delegación le encontró en Tres Tabernas. Para Pablo fue un encuentro emocionante; eran
hermanos de la iglesia que siempre había querido visitar y a la cual ya había enviado
anteriormente una carta (Romanos) para introducirse. Su anhelo de estar con los
cristianos de la capital del imperio romano era realmente grande. Por otro lado, Pablo se
sintió animado por la presencia de la hermandad, puesto que vio en ello una señal de la
presencia de Dios (comp. Rom. 1,11-12).
* La comunión con hermanos creyentes, en medio de circunstancias difíciles,
puede alentarnos grandemente.
2. (28,16-31) Cuando llegó a Roma, Pablo fue tratado de manera especial; había ganado
tanta confianza que se le permitieron ciertos privilegios. Los otros prisioneros fueron
entregados a un centurión, pero a Pablo se le permitió vivir en una casa propia y recibir a
quien él quisiera. Bajo arresto domiciliario era custodiado por un solo soldado. Esto
también lo había ordenado el Señor para que el apóstol tuviese la oportunidad de
proclamar el evangelio.
Pablo hizo uso inmediato de esta libertad. Aunque había algunos creyentes en Roma, el
evangelio aún no había sido predicado a todos los judíos que asistían a la sinagoga. Sin
embargo, esto ya no tendría que ser así. Pero como Pablo no podía ir a la sinagoga, invitó
a todos los líderes judíos a visitarle. Les contó de su encarcelamiento y del trato que le
brindaron los romanos. Negó haber violado la ley de Moisés; dijo que había sido acusado
falsamente, por lo cual se vio obligado a apelar al César. Sin embargo, explicó que no
había venido a Roma a acusar a su pueblo. Más bien deseaba hablar con ellos acerca de
la esperanza mesiánica de Israel por la cual él había sido hecho prisionero.
Los judíos estaban un tanto vacilantes. Nada habían oído acerca del caso de Pablo ni
por carta ni por informe oral. Lo que ellos sí sabían era que esta secta de la que Pablo era
evidentemente defensor fue rechazada en las sinagogas de todo el mundo. Sin embargo,
accedieron a oír lo que Pablo pensaba. Sin duda ellos sabían que había también ya
algunos de estos creyentes en Roma. Un día muchos de los judíos vinieron a ver a
Pablo. Desde la mañana hasta la noche les habló del reino de Dios y les mostró por las
Escrituras que Jesús es el Cristo. Por tanto les declaró de la llegada del reino de Dios, de
su intervención en este mundo a través de su Hijo Jesucristo. Esta predicación, como
siempre, causó una división entre los judíos (compárese los Hechos 13,46; 18,6; 19,8-9).
Algunos pusieron fe en la predicación de Pablo, otros la rechazaron. Pablo advirtió a los
incrédulos que ya el profeta Isaías (6,9-10) había hablado del rechazo del mensaje de
Dios por parte de la mayoría del pueblo a causa de su dureza de corazón. Su oído y ojos
estaban cerrados. El mensaje había de dirigirse a ellos primero. Según el plan de Dios, su
propio pueblo tenía el privilegio de escuchar primeramente las buenas nuevas de la
venida de Cristo, pero después se extendería a los gentiles. Mientras que los judíos
manifestaban una actitud reacia, los gentiles sí oirían con fe el mensaje del evangelio.
Aunque algunos de su pueblo creyeron, lamentablemente no fueron todos. Sin embargo,
el evangelio había alcanzado al centro del mundo conocido de entonces.
No obstante el rechazo de muchos judíos, Lucas termina su libro en forma positiva. Pero
no como a lo mejor hubiésemos querido y/o esperado. Aunque es muy probable que el
apóstol hubiera sido puesto en libertad después de los dos años que Lucas menciona en
el v.30, no se nos informa nada de esto. El interés del escritor es otro, no dar a conocer la
vida de los apóstoles sino recalcar que la obra de Cristo fue continuada por ellos con
muchas dificultades y oposición, sin embargo, con éxito.
Pablo vivió en una casa arrendada durante dos años enteros. Muchos lo visitaron y lo
escucharon. Estando allí predicó el evangelio del reino de Dios, la intervención de Dios en
este mundo a través de Jesucristo y enseño acerca de Él, de su obra, su vida, muerte en
la cruz y su triunfo en la resurrección y ascensión; esto lo hizo con franqueza y sin
impedimentos. Aunque él fue un prisionero, la palabra de Dios no estaba presa.
* A pesar de la resistencia en contra del evangelio, nadie puede detener su avance.
1b. Los apóstoles jamás fueron gigantes espirituales que nunca necesitaron ayuda.
Para el apóstol Pablo fue motivo de gran alegría encontrarse con los creyentes de Roma.
Este encuentro era una ayuda espiritual para su propia fe y a la vez el cumplimiento de la
promesa de Dios, que un día testificara también allí de su nombre. Como líderes de la
iglesia podemos desarrollar una actitud autosuficiente. Sin embargo, esta actitud es más
una demostración de jactancia que una prueba de fe grande y madura.
[1]. Lucas menciona a Teudas y Judas. El historiador judío Flavio Josefo menciona ambos nombres.
Teudas es fechado en un tiempo posterior, en el tiempo del procurador romano Fado quien gobernó desde
el 44 d.C. Probablemente, Gamaliel hable de otro Teudas, quien actuó antes de la era.
Lo que dice acerca de Judas concuerda con lo que dijo Josefo, quien escribió que Judas
había llevado a todo el pueblo a la rebelión cuando Cirenio estaba haciendo el censo en
Judea (Las antigüedades de los judíos, XX,5).
[2]. Personas como el centurión que no podían circuncidarse por no poder cumplir todas las leyes judías
por su profesión, pero que abrazaron la fe judía, fueron llamadas `piadosos'. Los que sí podían circunci-
darse, fueron llamados `prosélitos'.
[3]. Herodes Agripa, nieto de Herodes, el Grande, era el encargado del gobierno romano en Judea,
Samaria y Galilea. Ninguno de los Herodes siguió el rumbo del pueblo judío que él.
[4]. Lucas destaca en varias oprtunidades la relación entre la fe y la salvación y la sanidad, véase Lucas
7,50; 17,19; 18,42 y Hechos 3,16. La fe es el canal por el cual recibimos las bendiciones del Señor.
[5]. La expresión generalizada de "algunos de los judíos", puede tener una calificación negativa en el
sentido de adversarios del evangelio.
[6]. "En tiempos había sido esclavo, juntamente con su hermano Pallas. Una vez emancipados, Pallas
alcanzó una posición de gran influencia en la casa imperial, y por medio de su influencia Félix disfrutó el
extraordinario honor de gobernar una provincia. A pesar se su baja cuna, Félix se casó con mujeres de alto
rango, no una vez, sino tres, todas ellas de familia real". (véase F.F. Bruce: "Israel y las naciones", p. 274s.).