Reglas de Evolucion
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La lengua latina
1.1 Los orígenes del latín. El indoeuropeo
El castellano deriva del latín; también el catalán y el gallego. El euskera o vasco
no deriva del latín y, sin embargo, utiliza el mismo alfabeto. Por otra parte, el
euskera es una lengua flexiva como el latín. El castellano, el catalán y el gallego
no son lenguas flexivas, aunque derivan del latín.
Sirvan estas reflexiones para dar a entender que la lengua que cada uno de nosotros
hablamos tiene una historia y unas características realmente apasionantes. Aprende-
mos a leer y a escribir, pero con frecuencia no sabemos de dónde procede la lengua
que hablamos ni el alfabeto del que nos servimos para escribir.
La mayoría de las lenguas que se hablan en España derivan del latín. A su vez, el la-
tín deriva del indoeuropeo, al igual que la mayoría de las lenguas habladas en Euro-
pa y el oeste de Asia, ya en la Edad de Bronce. No hay ningún documento escrito en
esa lengua, que se ha podido reconstruir parcialmente a partir del parentesco entre
las diversas lenguas que derivan de él.
En torno al año 2000 a.C., el pueblo indoeuropeo se fragmentó en pueblos diferen-
tes, que en un principio comenzaron a moverse hacia el sur y este de Asia y, que va-
rios siglos después, en torno al año 1000 a.C., lo hicieron hacia el oeste.
Así, siguiendo la historia de los pueblos indoeuropeos, ya fragmentados, el indoeu-
ropeo se escindió en dos ramas: una oriental (rama de lenguas con palatalización de
oclusivas, llamada satem) y otra occidental (rama de lenguas llamadas centum, sin
palatalización de oclusivas).
El latín es, pues, una lengua indoeuropea de la rama occidental y del tronco gre-
co-itálico. El latín y el griego, por razón de sus orígenes, tienen muchos puntos en
común. Si te inicias simultáneamente en el estudio de ambas lenguas, te será de gran
utilidad no perder de vista este hecho innegable.
Rama oriental
1
Rama occidental
Sin embargo, mientras que la lengua griega quedó circunscrita al territorio grie-
go, la lengua latina evolucionó notablemente con el paso de los siglos y se ex-
pandió fuera de la zona geográfica que la vio nacer y crecer: el Lacio, en el cora-
zón de Italia.
2
Apéndice
A
Latín arcaico (siglos VI al III a.C.). Era un latín preliterario. Solo disponemos de
textos epigráficos; no tenemos ningún texto literario.
Latín preclásico (siglos III a I a.C.). Aparecieron los primeros textos literarios.
La lengua se fue desarrollando de forma muy notable.
Latín clásico (de mediados del siglo I a.C. a mediados del siglo I d.C.). En esos
años, el latín conoció la edad dorada de su literatura.
Latín posclásico (desde mediados del siglo I d.C. al siglo II d.C.). La lengua man-
tuvo características similares a las de la época anterior. Los escritores no tenían el
altísimo nivel del período clásico, pero mantuvieron un elevado prestigio y un es-
tilo elegante.
Latín tardío (siglos II a VII). La decadencia y el final del Imperio vieron la desin-
tegración paulatina del latín y la formación de las llamadas lenguas romances.
Latín medieval (siglos VII a XIV). Durante la Edad Media, el latín ya no se ha-
blaba. Las lenguas romances fueron consolidándose, en tanto que el latín pasó a
ser una lengua escrita por los hombres cultos de la época. Se trataba, no obstan-
te, de un latín muy distante del de la Edad Dorada.
Latín humanístico (siglo XV en adelante). Dentro del movimiento renacentis-
ta, los estudiosos que conocemos con el nombre de humanistas iniciaron un
movimiento de recuperación del mejor latín de la época clásica, que fue lengua
escrita y también hablada en los foros cultos. No se alcanzó el brillo ni el es-
plendor de los mejores días, pero sí hubo una revitalización importante, que,
sin embargo, no consiguió eclipsar a las lenguas romances, que se consolidaron
y alcanzaron el apogeo de su producción literaria.
Hasta bien entrado el siglo XVIII, el latín se siguió utilizando como medio de expre-
sión científica (Newton, Spinoza, Linneo, etc.), y continuó siendo la lengua oficial
de la Iglesia católica.
A B C D E F G H I K L M N O P Q R S T V X
a b c d e f g h i k l m n o p q r s t u x
3
Después, se incorporaron dos más, la Y/y y la Z/z, para poder transcribir palabras de
origen griego.
Sobre su pronunciación, tenemos que tener en cuenta:
– La c se pronuncia siempre como (k): Cicero (kíkero).
– La g se pronuncia siempre suave: genius (guénius), gaudeo (gáudeo). En la serie gu
se pronunciaba siempre la u, incluso seguida de i, e: sanguis (sángüis), unguem
(úngüem).
– La h no se pronuncia: hostis (óstis). Tampoco en los grupos ch, rh y th, transcrip-
ción de grafías griegas: cholera (kólera), rhetoricus (retórikus), theatrum (teátrum).
En cambio, el grupo ph, transcripción de la grafía griega φ, se pronuncia como
/f/: philosophus (filósofus).
– La grafía i es una semivocal. Representa el sonido vocálico -i- en contexto conso-
nántico y un sonido consonántico -y- ante vocal: cinis (kínis), iam (yám).
– La doble l se pronunciaba como tal: puella (puél·la).
– La q iba siempre seguida de u, que sí se pronunciaba: quinque (kuínkue), quoque
(kuókue).
– También la u es una semivocal. Aunque en época clásica se pronunciaba siempre
como /u/, pronto empezó a tener una realización consonántica en contexto vocá-
lico, cercana a la /b/. Nosotros distinguiremos ambas realizaciones con las grafías
u y v: tuus (túus), vivus (bíbus).
– La grafía x representa un sonido doble (k, g + s): dux (dúks), rex (régs).
– Las grafías y y z representaban las correspondientes grafías griegas υ y ζ, por lo
que se pronunciaban como la /ü/ francesa y como (ds): zephyrus (dséfürus),
Zacynthus (dsakǘntus).
ACTIVIDADES
1 Lee el siguiente poema de Catulo:
4
Apéndice
A
ĕ ŏ ē ō
ă ā
En época tardía, el latín vulgar neutralizó esa oposición entre largas y breves para
crear otra, entre abiertas y cerradas, distinción que ha perdurado en lenguas roman-
ces como el francés.
Diptongos
El latín contaba con pocos diptongos. Los más frecuentes eran ae, au y oe: paenin-
sula, audax, poena.
Consonantes
Podemos clasificar las consonantes del alfabeto romano en:
– Oclusivas:
bilabiales dentales guturales
sordas p t c, k, q
sonoras b d g
1.6 La acentuación
La tilde como signo gráfico para indicar el acento era inexistente en latín. No obs-
tante, pueden hacerse algunas observaciones:
– En general, no hay palabras agudas en latín. Las palabras monosilábicas son tónicas
salvo preposiciones, conjunciones y enclíticas: in_té; páx et_léx; máter patérque (-que);
máter patérve (-ve).
– Las palabras bisílabas llevan el acento siempre en la primera sílaba: páter, dómus,
sílva, lúpus.
– Las palabras de más de dos sílabas se acentúan en función de la cantidad de la
penúltima sílaba. Si la penúltima es larga, la palabra es llana; si es breve, la pala-
bra es esdrújula: monē´ bat, vívĕre.
5
Determinar la cantidad de la penúltima sílaba en cada caso implica cierta compleji-
dad, que irás venciendo poco a poco. No obstante, nos puede ayudar saber que:
– Los diptongos hacen sílaba larga.
– Una vocal seguida de consonante doble (x, z) o de dos o más consonantes (salvo
oclusiva + líquida) es larga: interdı̄ xi, inlūstris, etc.
– Una vocal delante de otra vocal es breve: mar ı̆a, habŭerit, etc.
ACTIVIDADES
3 Clasifica los sonidos consonánticos de estas palabras, di dónde llevan el acento
y por qué:
6
Apéndice
A
El caso sirve para indicar la función de la palabra en la oración. A cada caso sue-
le corresponder una función básica:
Singular Plural
ACTIVIDADES
4 Según su función sintáctica, di el caso que corresponde a los sintagmas subra-
yados de estas oraciones:
7
1.9 Las declinaciones en latín
En latín existen cinco declinaciones. Los sustantivos latinos se reparten en estas cin-
co declinaciones según su tema:
Tema a o i / cons. u e
De tal forma que luna- (tema en -a) pertenece a la primera declinación, populo-
(tema en -o) a la segunda, sol- (tema en consonante) a la tercera, mari- (tema en -i) a
la tercera, senatu- (tema en -u) a la cuarta y die- (tema en -e) a la quinta.
ACTIVIDADES
5 Indica la declinación a la que pertenecen los siguientes temas:
A estos temas se añaden las desinencias de cada caso: terra-rum, virtut-is, deo-rum,
etc. Ocurrió, no obstante, que la unión de las vocales finales del tema con las vocales
de las desinencias produjo fusiones vocálicas que no siempre permiten separar el
tema de la desinencia. Esto nos va a dificultar a veces distinguir claramente la des-
inencia de un determinado caso, por lo que hablaremos de terminación de un caso.
Podemos conocer a qué declinación pertenece una palabra mediante su enunciado.
Un sustantivo se enuncia mediante el nominativo y el genitivo singular: terra -
ae, locus -i, etc.
La terminación del genitivo singular nos indicará a qué declinación pertenece el sus-
tantivo:
De tal forma que: vita -ae (1.ª, tema en -a), servus -i (2.ª, tema en -o), rex regis (3.ª,
tema en consonante), metus -us (4.ª, tema en -u) y dies -ei (5.ª, tema en -e).
Las lenguas romances han perdido la categoría de caso.
ACTIVIDADES
6 Indica la declinación y el tema de los siguientes sustantivos:
8
Apéndice
A
Indicativo Subjuntivo
presente presente
Indicativo Subjuntivo
Para entender el funcionamiento del verbo latino, será necesario asimilar, además, el
concepto de tema verbal. Si observas un verbo inglés, ej.: to drink, drank, drunk, no-
tarás que hay tres raíces diferentes: una para el presente, otra para el pasado y otra
para el participio. En latín se da un fenómeno semejante. Se distinguen tres temas de
los que derivan los distintos tiempos:
Tema de presente. De él derivan el presente de indicativo, de subjuntivo, de infi-
nitivo y de participio. También, el imperfecto de indicativo y de subjuntivo y el
futuro imperfecto.
Tema de perfecto. De él derivan el perfecto de indicativo, de subjuntivo, de infi-
nitivo. También, el pluscuamperfecto de indicativo y de subjuntivo, y el futuro
perfecto.
Tema de supino. De él se derivan el infinitivo de futuro, el participio de futuro y
el participio de perfecto.
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Enunciar un verbo consiste, pues, en señalar ordenadamente los temas de presente,
perfecto y supino. Partiendo de esos temas, se configuran las distintas formas verba-
les mediante la adición de morfemas temporales-modales y de desinencias persona-
les, que marcan además la voz.
De forma progresiva, ordenada y sistemática irás viendo los aspectos más impor-
tantes de la flexión nominal y de la flexión verbal.
Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? quam diu etiam furor iste
tuus nos eludet? quem ad finem sese effrenata iactabit audacia? Nihilne te nocturnum
praesidium Palati, nihil urbis vigiliae, nihil timor populi, nihil concursus bonorum
omnium, nihil hic munitissimus habendi senatus locus, nihil horum ora voltusque
moverunt? Patere tua consilia non sentis, constrictam iam horum omnium scientia te-
neri coniurationem tuam non vides? Quid proxima, quid superiore nocte egeris, ubi
fueris, quos convocaveris, quid consili ceperis quem nostrum ignorare arbitraris? O
tempora, o mores! Senatus haec intellegit, consul videt; hic tamen vivit. Vivit? immo
vero etiam in senatum venit, fit publici consili particeps, notat et designat oculis ad
caedem unum quemque nostrum.
Cicerón, Contra Catilina I, 1-2
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Apéndice
A
11
4 La s- inicial latina seguida de otra consonante desarrolló una vocal e- protética
studium > cast.: estudio, cat.: estudi, gall.: estudio.
5 El diptongo ae pasó a e
aedificium > cast.: edificio, cat.: edifici, gall.: edificio.
-n- intervocálica
latín > castellano catalán gallego
lunam > luna lluna lúa
sirenam > sirena sirena serea
tenere > tener tenir ter
terrenum > terreno terreny terreo
vanitatem > vanidad vanitat vaidade
12
Apéndice
A
-l- intervocálica
latín > castellano catalán gallego
aquilam > águila àguila aguia
dolorem > dolor dolor dor
filum > hilo fil fío
solam > sola sola soa
telam > tela tela tea
l- inicial
latín > castellano catalán gallego
luctam > lucha lluita loita
libertatem > libertad llibertat libertade
linguam > lengua llengua lingua
lanam > lana llana lá
legem > ley llei lei
Grupo -ll-
latín > castellano catalán gallego
bellam > bella bella bela
capillum > cabello cabell cabelo
decollare > degollar degollar degolar
querellam > querella querella querela
vallem > valle vall val
Grupo -nn-
latín > castellano catalán gallego
annum > año any ano
capannam > cabaña cabanya cabana
cannam > caña canya cana
pannum > paño pany pano
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11 Las oclusivas sonoras (b, d, g) intervocálicas (o entre vocal y l o r) suelen desaparecer
lat. traditorem > cast. traidor, cat.: traïdor, gall.: traidor.
Grupo -nd-
latín > castellano catalán gallego
mandare > mandar manar mandar
rotundam > redonda rodona redonda
secundam > segunda segona segunda
undam > onda ona onda
Grupo -ns-
latín > castellano catalán gallego
constare > costar costar costar
mensem > mes mes mes
monstrare > mostrar mostrar mostrar
sponsam > esposa esposa esposa
Grupo -gn-
latín > castellano catalán gallego
ligna > leña llenya leña
praegnatam > preñada prenyada preñada
pugnum > puño puny puño
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Apéndice
A
Diptongo oe
latín > castellano catalán gallego
amoenum > ameno amè ameno
poenam > pena pena pena
comoediam > comedia comèdia comedia
tragoediam > tragedia tragèdia traxedia
foenum > heno fe feno
Diptongo au
latín > castellano catalán gallego
aurum > oro or ouro
causam > cosa cosa cousa
laudare > loar lloar louvar
paucum > poco poc pouco
taurum > toro toro touro
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18 La f- inicial latina ante vocal pasa a h- en castellano y se mantiene en catalán y gallego.
En castellano se conserva a veces ante -ue- / -ie-
lat. formicam > cast. hormiga, cat.: formiga, gall.: formiga.
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Apéndice
A
Grupo -li-
latín > castellano catalán gallego
alium > ajo all allo
concilium > concejo consell concello
folia > hoja fulla folla
mulierem > mujer muller muller
24 El grupo -arium pasa por metátesis a -airo y de aquí a: cast.: -ero; cat.: -er; gall.: -eiro
lat. ferrarium > cast. herrero, cat.: ferrer, gall.: ferreiro.
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