Prehistori, Sedentarismo, Edad de Los Metales, Egipto, Roma

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Prehistoria

es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros
homininos, antecesores del Homo sapiens, hasta que tenemos constancia de la existencia de
documentos escritos, algo que ocurrió en primer lugar en el Oriente Próximo hacia el 3300 a. C.; en
el resto del planeta, posteriormente.

Según otros autores, la prehistoria terminaría en algunas regiones del mundo antes, con la
aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a los primeros estados y civilizaciones.

Según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de


significado real en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia,
tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia
existiendo el ser humano, y la prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio
de la vida antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista
cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la llegada del ser humano ni la invención
de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.

Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la
Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues estos
son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto,
más susceptibles de proporcionar una visión científica.

Neolítico y sedentarismo

El sedentarismo es una forma de poblamiento por la cual una sociedad se establece en un lugar
determinado al que pasa a considerar como su hogar. Es la antítesis del nomadismo. Se cree que el
proceso por el cual los seres humanos comenzaron a dejar de ser nómadas para convertirse en
sedentarios comenzó con el Neolítico, hace aproximadamente diez mil años en Oriente Medio.
Posteriormente se fue dando en todos los continentes, en unos casos por difusión y en otros de
manera espontánea, como en China, Nueva Guinea, África o América (en esta última durante su
periodo formativo). La sedentarización se consolidó definitivamente con la fundación de las
primeras ciudades (Jericó tiene ya entidad poblacional hacia el 9 500 a. C.). La ciudad representaría
la culminación del proceso de sedentarización humano y dicho proceso perdura todavía en la edad
contemporánea

Edad de los metales

La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas tecnológicas en las que tradicionalmente
se ha subdividido la Prehistoria euroasiática. Por definición, es el período que siguió a la Edad de
Piedra y durante el cual el hombre empezó a fabricar objetos de metal fundido. La existencia de
procesos metalúrgicos es indispensable para establecer la adscripción de una cultura arqueológica
a esta etapa, ya que los metales nativos eran trabajados por martilleado desde las fases iniciales
del Neolítico. Siguiendo este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras
evidencias de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los montes Zagros) y
acabaría con la progresiva entrada en la Historia de cada región (en Europa esto se produjo
durante el I milenio a. C.). En Mesopotamia y Egipto coincide ya con el desarrollo de la escritura y
por tanto la metalurgia allí es plenamente histórica.

Primeras civilizaciones

Las primeras civilizaciones históricas surgieron en torno a las cuencas de los grandes ríos del
Próximo Oriente. Fue en Egipto, a lo largo del río Nilo, y en Mesopotamia, en las cuencas de los
ríos Tigris y Eufrates, donde se desarrollaron las primeras civilizaciones consideradas históricas.
Según fueron pasando los siglos otros pueblos o imperios fueron surgiendo sustituyendo a algunos
de los existentes, de manera que hay que prestar atención también a los persas, los fenicios y los
hebreos.
En esa zona del Creciente Fértil el hombre había descubierto la agricultura. Las posibilidades que
para el desarrollo de la agricultura proporcionaban el agua y la fertilidad de la tierra de los valles
de estos ríos hizo posible el aumento de la producción de alimentos. Con ello creció la población y
aparecieron los excedentes agrícolas que permitieron el intercambio de alimentos por otros
productos, dando así lugar al nacimiento del comercio y al desarrollo y especialización en otros
trabajos que no fueran el de agricultor.

Hacia el IV milenio A.C. los pueblos que habitaban estas zonas habían transformado ya las
pequeñas aldeas en ciudades, cuya organización supuso el nacimiento de una organización
administrativa que se encargara de establecer leyes y normas para el buen funcionamiento de la
ciudad.

La necesidad de registrar los intercambios comerciales y de dar a conocer las leyes hizo posible al
nacimiento de la escritura.

Mesopotamia

es el nombre por el cual se conoce a la zona del Oriente Próximo ubicada entre los ríos Tigris y
Éufrates, si bien se extiende a las zonas fértiles contiguas a la franja entre ambos ríos, y que
coincide aproximadamente con las áreas no desérticas del actual Irak y la zona limítrofe del
noreste de Siria.

El término alude principalmente a esta zona en la Edad Antigua que se dividía en Asiria (al norte) y
Babilonia (al sur). Babilonia (también conocida como Caldea), a su vez, se dividía en Acadia (parte
alta) y Sumeria (parte baja). Sus gobernantes eran llamados patesi.

Los nombres de ciudades como Ur o Nippur, de héroes legendarios como Gilgameš, del Código
Hammurabi, de los asombrosos edificios conocidos como Zigurats, provienen de la Mesopotamia
Antigua. Y episodios mencionados en la Biblia o en la Torá, como los del diluvio o la leyenda de la
Torre de Babel, aluden a hechos ocurridos en esta zona.
Antiguo Egipto

El Antiguo Egipto fue una civilización que surgió al agruparse los asentamientos situados en las
riberas del cauce medio y bajo del río Nilo. Tuvo tres épocas de esplendor en los periodos
denominados por los historiadores Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo. Alcanzaba
desde el delta del Nilo, en el norte, hasta la isla Elefantina (la actual Asuán, junto a la primera
catarata del Nilo, en el sur), llegando a tener influencia desde el Éufrates hasta Gebel Barkal, en la
cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su territorio también abarcó, en distintos
periodos, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí y un gran
territorio occidental que dominaba los dispersos oasis. Históricamente, fue dividido en Alto y Bajo
Egipto, al sur y al norte, respectivamente.

La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3000 años. Comenzó con la unificación de
varias ciudades del valle del Nilo, alrededor del año 3150 a. C., y se da convencionalmente por
terminado en el año 31 a. C., cuando el Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico,
que desaparece como Estado. Este acontecimiento no representó el primer período de dominación
extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la vida política y religiosa del
valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su cultura. Su identidad cultural
había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los reyes de Babilonia (siglo VI a.
C.) y Macedonia (siglo IV a. C.), desapareciendo su religión con la llegada del cristianismo, en la
época de Justiniano I, cuando en 535 fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el templo de File.

Roma

Roma es una ciudad italiana de 2 877 215 habitantes, capital de la región del Lacio y de Italia. Es el
municipio más poblado de Italia y es la cuarta ciudad más poblada de la Unión Europea. Por
antonomasia se la conoce desde fines de la Antigüedad como la Urbe. También es llamada: La
Ciudad Eterna

En el transcurso de su historia, que abarca tres milenios, llegó a extender sus dominios sobre toda
la cuenca del Mediterráneo y gran parte de Europa. Como capital del Imperio romano, se
constituyó en una de las primeras grandes metrópolis de la humanidad, centro de una de las
civilizaciones antiguas más importantes. Influyó en la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, el
arte, la arquitectura, la filosofía, la religión, el derecho y la moral de los siglos sucesivos.
Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo; su
centro histórico delimitado por el perímetro que marcan las murallas aurelianas, superposición de
huellas de tres milenios, es la expresión del patrimonio histórico, artístico y cultural del mundo
occidental europeo. En 1980, junto a las propiedades extraterritoriales de la Santa Sede que se
encuentran en la ciudad y la Basílica de San Pablo Extramuros, fue incluida en la lista del
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Diversidad étnica cultural y lingüística

La diversidad cultural y lingüística puede describirse como la totalidad de la “riqueza cultural y


lingüística” presente en la especie humana. Históricamente, el carácter distintivo de la cultura y la
lengua ha constituido los fundamentos sobre los cuales las sociedades humanas han establecido
sus propias identidades: pensamos en nosotros como hablantes de determinadas lenguas y nos
adherimos a ciertas religiones, costumbres, valores y visiones del mundo que nos parecen obvias.
Asimismo, las sociedades han mantenido sus relaciones con otras sociedades sobre la base de
estas mismas o diferentes características distintivas. Cuantos hablan la misma lengua y poseen las
mismas creencias se sienten parte de un “nosotros”; a quienes hablan otras lenguas y tienen
diferentes costumbres y creencias, se les considera “otros”. Estos “otros” se pueden percibir de
forma neutral como “extranjeros” o, más negativamente, como el equivalente de lo que en la
antigüedad se denominaban “bárbaros” o, incluso de manera más positiva como “extranjeros” que
son bien recibidos por el enriquecimiento y los nuevos conocimientos que aportan.
La diversidad étnica

La diversidad étnica es la coexistencia de las diversas razas que existen alrededor del mundo y que
difieren en el color de la piel, el lenguaje o las costumbres.

Existen muchos pueblos o grupos étnicos a lo largo del mudo que tienen sus propias tradiciones,
costumbres, lenguas, etc.

Debemos distinguir los términos principales dentro de la diversidad cultural o de etnia. La


diversidad es el término que alude a la pluralidad de elementos de un determinado ámbito.

La cultura es el conjunto de características que permiten la distinción de una sociedad en relación a


los aspectos materiales, espirituales, emocionales e intelectuales.

Por último, las etnias son comunidades humanas que tienen como punto común una afinidad
cultural y hace que los miembros de la misma se sientan integrados.

La variedad étnica y cultural es la variedad de diferentes culturas dentro de un grupo de personas o


región.

Identidad étnica y el idioma

Es definida como un gran conocimiento de si misma como parte de un grupo étnico especifico el
cual es seguido por un gran sentido de respeto y orgullo, y este constituye una base para el
desarrollo de un concepto saludable de si mismo. La identidad del individuo se desarrolla desde la
niñez, con las experiencias positivas y negativos que se adquieran durante el desarrollo psicológico,
social y fisiológico. El concepto de identidad es un termino amplio el cual describe los aspectos
generales de la personalidad total del individuo- esto incluye la asimilación, o integración de
nuevas culturas, por ejemplo normas sociales, valores, creencias, costumbres, culturales, etc. La
identidad es determinada por las características interpersonales e intrapersonales, el contexto
ecológico y las interacciones de los componentes significativos del mundo único del individuo, por
ejemplo, la familia.

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