Cartografías Alternativas Decoloniales

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CARTOGRAFÍAS ALTERNATIVAS DECOLONIALES: GÉNERO, SEXUALIDADES Y

ESPACIOS EN UNA UNIVERSIDAD EN ÁREA TRANSFRONTERIZA


Leo Name
Universidad Federal de Integración Latinoamericana – UNILA, Foz do Iguaçu, Brasil.

Oswaldo Francisco Freitez Carrillo


Universidad Federal de Integración Latinoamericana – UNILA, Foz do Iguaçu, Brasil.

Resumen
Nuestra intención es presentar una “cartografía alternativa” formada por un conjunto de
mapas referente a las experiencias de diecisiete estudiantes de la Universidad Federal de
Integración Latinoamericana (UNILA), de diferentes países, autodeclarados/as
homosexuales y a quienes entrevistamos. Sin reglas rígidas de la cartografía cartesiana,
tradicional, sino utilizando lenguajes que posibiliten representar desplazamientos y
sentimientos, los mapas tienen como objeto los espacios y prácticas relacionados con las
homofobias y homoafectividades percibidas y vividas por este grupo de estudiantes desde
su pasado en la tierra natal hasta el presente en el área transfronteriza (Brasil, Paraguay y
Argentina) donde la universidad está ubicada, diseñándose también lo que esperan del
futuro, con la posibilidad de volver a sus países. Así buscamos presentar una contribución
tanto al llamado giro decolonial como a las geografías de género y sexualidades.
Palabras-claves: giro decolonial, género, sexualidades, espacio, cartografía.

Resumo
Nossa intenção é apresentar uma “cartografia alternativa” formada por um conjunto de
mapas a respeito das experiências de dezessete estudante da Universidade Federal da
Integração Latino-Americana (UNILA), de diferentes países, autodeclarados homossexuais
e que entrevistamos. Sem regras rígidas da cartografia cartesiana, mas sim utilizando
linguagens que possibilitem representar deslocamentos e sentimentos, os mapas têm como
objeto os espaços e práticas relacionados com as homofobias e homoafetividades
percebidas e vividas por este grupo de estudantes desde seu passada em sua terra natal
até o presente na área transfronteiriça (Brasil, Paraguai e Argentina) onde se localizada a
universidade, também se projetando o que esperam do futuro, quando podem vir a voltar a
seus países. Assim buscamos apresentar uma contribuição tanto ao chamado giro
decolonial quanto às geografias de gênero e sexualidades.
Palavras-chave: giro decolonial, gênero, sexualidades, espaço, cartografia.
Introducción

Escritos recientes nos han provisto de revisiones críticas de la producción cartográfica

(Britto y Jacques 2009; Brown y Knopp 2008; Canevacci 2003; Moretti [1997] 2003;

Cosgrove 2001; Crampton y Krygier 2006; Dunn 2007; Kitchin, 2008; Kitchin y Dodge 2007;

Name y Nacif 2013). Ellos apuntan que las representaciones cartográficas más

tradicionales – bajo las coordinadas cartesianas, por ejemplo –, son crecientemente

normalizadas en medio de un proceso de sobrevaloración de los sistemas de información

geográfica. Subrayan, también, la necesidad del uso de otras técnicas y medios, de modo

a considerar como mapas un conjunto más polisémico de representaciones, que incluyan

otras cosmovisiones y otras experiencias del espacio-tempo, así representando lo que es

comúnmente irrepresentable.

Al final, el saber que es llamado “científico” – incluso el geográfico, incluso el cartográfico –

no está libre de ser una construcción elaborada bajo los deseos de distinción y las

voluntades de dominación de grupos dominantes. En ese sentido, la teorización de la

cartografía crítica ha ignorado un importante aporte teórico: el llamado “giro decolonial”

(Lander, Comp. 2000; Mignolo y Escobar, Comps. 2010) que pretende auxiliar en la tarea

de desmontar la subjetividad del ser y del conocimiento construidos a partir del dominio

colonial. Un sinnúmero de escritos decoloniales han planteado una perspectiva

epistemológica propia que coincide con los deseos de autonomía y emancipación de los

pueblos y grupos subalternos de América Latina y Caribe.

La decolonialidad exige accionar “conocimientos situados” (Cf. Haraway, [1991] 1995: 313-

346) contra las geohistóricas “colonialidad del poder” (Quijano 1992, 2002, [2000] 2005) y

“colonialidad del género” (Lugones, 2008 y [2010] 2014): prácticas y discursos opresores y

violentos, inherentes a la modernidad europea, cuyo presupuesto se ubica en una


clasificación social que mezcla los territorios con una idea de “raza”, a su vez codificada

como diferencia “étnica”, “antropológica”, “cultural” o “nacional”; en intersección con una

organización diferencial en términos de clase, género y sexualidad; y que aún persiste tanto

jerarquizando las prácticas de los procesos políticos y económicos en variadas escalas

como las subjetividades e intersubjetividades entre personas y grupos. En otras palabras,

la colonialidad produce una ontología acerca del mundo bajo una racionalidad moderno-

colonial que, aunque en verdad sea situada – porque es eurocéntrica, androcéntrica y

racista –, se presenta como universal: la visión hegemónica del mundo es una visión

particular – caucásica, burguesa e indisociable del patriarcado –, pero se confunde con una

idea de normalidad.

Buscamos una contribución, aunque modesta, tanto a los estudios decoloniales como a los

que vinculan la investigación del espacio con las cuestiones del género y las sexualidades.

Nuestra intención es presentar cierta “cartografía alternativa”, productora de mapas acerca

de las experiencias de diecisiete estudiantes de la Universidad Federal de Integración

Latinoamericana (UNILA), de diferentes países y autodeclarados/as homosexuales o

bisexuales, a quienes entrevistamos.

UNILA fue inaugurada en 2010 en Foz do Iguaçu1, ciudad que está ubicada en el Sur de

Brasil, en el estado de Paraná, y que es fronteriza en relación a Ciudad del Este, en

Paraguay, y Puerto Iguazú, en Argentina – la Triple Frontera. La propuesta de esta singular

universidad parte de un proyecto más amplio del gobierno federal para la integración

1 Se trata de una ciudad de mediano porte dentro de los parámetros brasileños – tiene un poco más de
260.000 habitantes, según estimativa poblacional de 2016 del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística
(IBGE). Es muy famosa por las Cataratas do Iguaçu y, por lo tanto, es el tercer destino turístico brasileño más
visitado por viajeros/as extranjeros/as (Brasil 2013). Además de eso, los discursos del poder público y del
sector turístico sobre la ciudad se jactan de la presencia de más de setenta “etnias” que allí supuestamente
conviven y constituyen el patrimonio multicultural de la ciudad (Klauck y Szekut 2012).
subcontinental: su objetivo es promover dicha integración por medio del conocimiento, la

cooperación y el intercambio solidario con los demás países de América Latina y el Caribe.

La ley2 que creó la universidad determina que estudiantes y docentes sean tanto

brasileños/as, así como extranjeros/as. Por lo tanto, el 50% de los cupos universitarios se

destinan a estudiantes de otros países de América Latina y Caribe, algunos/as de sus

docentes no son de Brasil y la enseñanza es bilingüe (portugués y español). Otro aspecto

importante es que los/as estudiantes de todas las carreras cursan el “ciclo común de

estudios”3, cuya propuesta pedagógica brinda las herramientas necesarias para que

puedan comprender el contexto latinoamericano y caribeño, promover la integración

lingüística y generar una producción académica que se ajuste y responda a las realidades

de la región, de una forma interdisciplinar (UNILA s.d. y 2013; Imea 2009; Corazza 2010).

Así, claramente la universidad se posiciona epistemológicamente alineada al

interculturalismo (Ricobom, 2010) y, más aún, a los pensamientos decoloniales (Moassab,

2013; Morán, 2013; Name y Moassab, 2014).

El interés por esta investigación surgió a partir de la observación empírica del cotidiano en

dicha universidad, que permitió percibir un número expresivo de alumnos y alumnas que ha

descubierto, asumido o pasado a ejercer sus sexualidades no heteronormativas dentro de

los espacios de la universidad – o en otros espacios de las tres ciudades –, adoptando,

desde allí, diferentes identidades y performatividades de género. A lo que se le agregan

dos factores: por una parte, la condición inescapable de que todos/as los/as estudiantes

2
Ley 12.189/10 (Brasil 2010).
3
Unidad curricular obligatoria en la que se incluyen las materias de lenguas (español para brasileños/as y
portugués para extranjeros/as), filosofía y fundamentos de América Latina. Se trata de contenidos del 1º al 3º
semestre, que son después y con grados variados profundizados en cada carrera específica.
extranjeros/as revelan su origen espacial cuando hablan, a través de su lengua nativa 4 (y,

algunas veces sin necesidad de hablar, a través de su fenotipo); por otra, el hecho de que

la gran mayoría de estos/as estudiantes tuvo que realizar un desplazamiento considerable,

al mismo tiempo físico y simbólico, cuando decidió mudarse a Foz do Iguaçu para estudiar

– incluso los/as brasileños/as, ya que raramente eran residentes en esta ciudad antes del

ingreso en la universidad.

Nuestros mapas tienen como objeto los espacios y prácticas relacionados con las

homofobias y homoafectividades percibidas y vividas por este grupo de diecisiete

estudiantes, desde su pasado en la tierra natal hasta el presente en la Triple Frontera – sin

reglas rígidas de la cartografía cartesiana, tradicional, sino utilizando lenguajes que

posibiliten representar desplazamientos y sentimientos, proyectándose también lo que

esperan del futuro, con la posibilidad de volver o no a su país.

Un debate decolonial: mapas son diseños que diseñan el mundo

Es seguro que los mapas forman parte del conjunto de condicionantes objetivos y subjetivos

de la producción del espacio. También es seguro que geografía, arquitectura, urbanismo,

planeamiento urbano y la ciencia cartográfica no son los detentores exclusivos de la

producción de mapas. Ni siquiera los mapas tratan de una realidad en sí, sino que elaboran

discursos y representaciones inteligibles del espacio, con una determinada intención (Cf.

Perez Fernández 2009).

Si es verdad que los mapas y los mapeos describen datos de lo real, ciertamente también

los inscriben: lo que decodificamos por ejemplo como América Latina, quiénes y cómo son

sus habitantes en gran medida va de la mano con el “torrente de imágenes” (Gitlin [2001]

4
El español para muchos es la segunda lengua: guaraní, quechua, aimara y creole son algunas de las lenguas
maternas de estudiantes.
2003) – incluso mapas – que se riega en el mundo contemporáneo, que por su parte va de

la mano con la colonialidad. Es en ese sentido que podemos decir que los mapas son

diseños, a menudo concebidos por una racionalidad tecnocientífica moderna que se

considera neutra y detentora de verdades. Y como ha señalado recientemente el

antropólogo colombiano Arturo Escobar (2016), los diseños diseñan: los mapas codifican

los espacios; hacen que los creamos estáticos y autoevidentes; borran o eliminan visiones

del mundo. Lo que constantemente se idea del mundo, siempre bajo intereses específicos,

contribuye para garantizar la interpretación y la vivencia de quienes tienen los poderes

dominantes.

Así, cabe preguntarnos: ¿qué han representado los mapas? Por sus lazos con los sistemas

de poder, las más reproducidas representaciones cartográficas han sobrevalorado la escala

mundial de los flujos y cristalizado los nodos financieros, ayudando a consagrar los

supuestos de la globalización: que las diferencias – territoriales, étnicas, de género etc. –

están basadas menos en la historia, las fronteras y comunidades y más en los vínculos con

el mercado y en identificación con el orden occidental global (Coronil [2000] 2005). Además,

las “separaciones categoriales de género, clase y etnia”, conforme descrito por Lugones

(2008), son efectuadas bajo la colonialidad y traducidas en segregaciones y exclusiones

espaciales en un territorio cuyas desigualdades no son reveladas fácilmente en mapas

tradicionales – que casi siempre representan al espacio visto desde arriba, libre de las

tensiones y conflictos que se dan a nivel del suelo (Harley [1988] 2009; Name y Nacif 2013).

¿Qué no han representado los mapas hegemónicos? Sea cual sea la escala, ellos tienden

a desconsiderar los grupos excluidos y mantener invisibilizadas sus prácticas espaciales e

ignorar sus trayectorias, movilidades e inmovilidades, muchas veces impuestas. Y lo más

importante: aunque mapas más antiguos, inclusos los europeos de períodos coloniales e
imperiales, fuesen más “decorativos” y “narrativos”– con más dibujos de personas, paisajes

y hasta seres mitológicos en medio a los espacios representados (Child 1956; Mignolo

2000: 217-258) –, desde la consagración de la proyección de Mercartor, los mapas han

diseñado territorios como si fueran espacios vacíos: el mundo en tabula rasa es sin cuerpos,

sin “razas”, sin género, sin desplazamientos – es decir, sin vida y sin conflictos.

Según Mignolo (1995: 219-258), el mapa de coordenadas cartesianas es un producto del

patrón colonial del poder que participa de la colonización del lenguaje, la memoria y el

espacio. En ese sentido, un análisis geo-histórico de los mapas (Cf. Harley [1989] 2005 y

[1988] 2009; Harvey [1989] 1994: 219-235) muestra que del mismo modo que cualesquiera

niños y niñas mapean el recorrido de su casa hasta otros lugares, poniendo a esta en el

centro de su dibujo y así usando la geometría para macar lo que tiene más valor, Mercator

puso a Europa en el centro de su famoso mapa y, anteriormente, pre-copernicanos

representaron a la Tierra como siendo el centro del universo. La diferencia es que la

proyección de Mercartor, verosímil por unir la matemática con la mensuración, pretende

presentar lo “real”/“normal”: congela el tiempo y construye la ilusión de que un observador

omnipresente y universal, sin etnicidad, género, clase o ideologías, es posible (Mignolo

1995; Crosby [1997] 1999). Se entiende de este modo que el lenguaje cartográfico, como

cualquier otro, es producido bajo determinadas culturas y determinados lugares,

necesariamente atravesados por la colonialidad del poder.

La decolonialidad así, exige el cambio del lenguaje cartográfico y sus modos de representar,

ajustándolos a las intencionalidades de confronto con el status quo. Es importante, por lo

tanto, diseñar mapas de otro modo para que diseñen otro mundo: optar por recolecciones,

metodologías y técnicas alternativas, además de mezclar lenguajes y producir

representaciones híbridas – sobre todo cuando las premisas que orientan el trabajo
conducen a datos e interpretaciones de difícil representación por el lenguaje cartográfico

más tradicional.

Premisas: cuerpos desde el género y la “raza” en “armarios” y en movilidad

Ante esta investigación, formulamos las cuatro premisas que orientaron las entrevistas con

los/as estudiantes y la producción cartográfica.

Primeramente, consideramos la existencia de una triple estructura de alteridad a través de

la cual la colonialidad actúa sobre esos/as jóvenes: en la mayoría de los casos, estar fuera

de su casa (ser extranjero/a o forastero/a), estar fuera de preceptos de heteronormatividad

(entenderse homosexual o bisexual, por ejemplo) y estar fuera de los patrones “raciales”

que son encontrados normalmente en las universidades brasileñas5 (Figura 1). A diferencia

de la homofobia que aún no es criminalizada en Brasil, el racismo y la xenofobia sí lo son. 6

Sin embargo, a pesar del discurso acerca de una supuesta multiculturalidad armoniosa

existente en Foz do Iguaçu, desde la llegada de UNILA a la ciudad la xenofobia contra

esos/as estudiantes por parte de los/as lugareños/as ha sido frecuente7.

5
El porcentaje de jóvenes brasileños/as “negros/as” y “pardos/as” entre 18 y 24 años en la universidad se ha
triplicado entre 2001 y 2011 (10,2% en 2001 y 35,8% en 2011), pero este incremento no fue equivalente al de
los jóvenes “blancos” del mismo período: de 38,6% a 65,7%. La Región Sur de Brasil – donde está Foz do
Iguaçu – es la que presenta mayor cantidad de “blancos”: más de 70% (PNAD/IBGE 2011).
6
La Ley 7.716/89 (Brasil, 1989), en su artículo 1º, afirma en una traducción libre: "serán punidos, en la forma
de esta Ley, los crímenes resultantes de discriminación o prejuicio de raza, color, etnia, religión u origen
nacional".
7
Sobre este tema, ver: Piolla (2012) y Georges (2013).
Figura 2. Segunda y tercera premisas: el cuerpo en
Figura 1. Primera premisa: la triple estructura de experiencias y movilidades en los “armarios”.
alteridad. Fuente: elaboración propia. Fuente: elaboración propia.

Figura 3. Cuarta premisa: entradas y salidas de armarios en tiempos en la ciudad de origen (T1) y en
tiempos en la Triple Frontera dónde está UNILA (T2). Fuente: elaboración propia.

Una segunda premisa comprende que el cuerpo de estos/as estudiantes es el principal

productor de las experiencias tanto basadas en el género y las sexualidades, como otras
oriundas de la colonialidad del poder. En este sentido, las geografías de género y

sexualidades (Cf. Massey, 1994; Mcdowell, [1999] 2000; Perez Fernández, op. cit.; Silva,

Comp., 2009; Silva et al., Comps., 2011) se presentan como un aporte obvio, de modo a

que no se ignore el rol de estas diferencias en la producción del espacio, incluso aquel con

miras a la representación cartográfica; y no se desconsidere los varios sentidos objetivos,

subjetivos e intersubjetivos, además de las múltiples escalas de segregación de género en

los espacios.

Finalmente, la última premisa de nuestra investigación resalta la importancia de la movilidad

en la constitución de las identidades y performatividades de género y sexualidades de los/as

alumnos/as entrevistados/as. Oriundos/as de lugares en mayor o menor grado distantes de

Foz do Iguaçu, muchos/as de los/las estudiantes están haciendo la “salida del armario”

después de pasar por esa experiencia de movilidad (Figura 3). En ese sentido, algunos

escritos recientes (Urry 2007; Sheller y Urry 2006; Elliot y Urry 2010) bajo el llamado

“paradigma de las nuevas movilidades” han exigido una mayor atención teórica a todo lo

que actualmente se está moviendo: las personas en sus desplazamientos diarios o

eventuales, todo tipo de traslados dentro de la ciudad y entre ciudades, los flujos de bytes,

dinero e informaciones y toda clase de objetos, mercancías, textos, sonidos, imágenes y

mapas que circulan por las redes globales. En dirección semejante, otros intelectuales

(Brown 2000; Binnie 2004; Gorman-Murray 2009; Vieira 2011; Lewis 2012 y 2014)

argumentan lo que más nos interesa: que hay una profunda relación entre desplazamientos

y diferentes formas de movilidades en la construcción de subjetividades y sexualidades no

(hetero)normativas. Así, la “salida del armario” muchas veces no es solamente un

desplazamiento metafórico y simbólico, sino también una movilidad real, como es el caso

de la mudanza para otro país para apartarse de contextos homofóbicos (su casa, las calles
de su ciudad, su escuela, la iglesia que frecuentaba). Sin embargo, en el caso de

nuestros/as alumnos/as son muchos/as los/as que vuelven o pretenden volver a sus casas,

lo que lleva a formularnos la pregunta: ¿volverán a sus armarios?

Las entrevistas: breve síntesis

Debido al hecho que las sexualidades no heteronormativas son todavía un tema tabú para

muchos/as estudiantes, la realización de las entrevistas individuales semiestructuradas y

de carácter cualitativo fue bastante difícil.8 A lo largo de dos años (2014 y 2015) logramos

entrevistar diecisiete personas: seis chicas y once chicos de distintos países – si bien

infelizmente no referente a todos los países de donde vienen los/as estudiantes de UNILA

– y con edades entre 22 y 29 años (véase el Cuadro 1).

El guión de la entrevista giraba alrededor de tres tópicos que relacionaban tiempos,

espacios y movilidades: su pasado en su ciudad de origen hasta llegar a UNILA; sus

experiencias presentes en la Triple Frontera y en UNILA, momentos de permanencia

intercalados con idas y vueltas a su tierra natal; y su proyección acerca del futuro, cuando

tenga la posibilidad de regresar (o no) a su lugar de origen.

Subsecuentemente presentamos algunos relatos de algunos/as de nuestros/as

entrevistados/as, apuntando a una síntesis, en especial con respecto a la movilidad de la

experiencia del armario en el ir y venir entre un lugar y otro.

8
Muchos/as estudiantes con quiénes se programó entrevistas no acudieron al lugar y hora de la cita. Con
algunos/as se obtuvo el permiso de grabar la charla, aunque no fue con todos/as; de las charlas grabadas, se
pedía a la transcriptora para omitir los nombres de las personas y de sus ciudades; con respecto a las
conversaciones de las cuales se vetó grabación, se las registró por notas escritas durante la cita.
Cuadro 1:
Chicas y chicos entrevistados/as, por país. Fuente: elaboración propia.

Población Edad en el
aproximada de la momento de la Año de entrada
País de origen Nombre* ciudad de origen entrevista en UNILA
Argentina Helena 200.000 26 años 2012
Bolivia Estela 800.000 25 años 2012
chicas

Daniela 260.000 22 años 2011


Brasil
Gabriela 3.000.000 28 años 2011
Colombia Fabiola 1.500.000 25 años 2012
Ecuador Inés 1.500.000 25 años 2012
Rafael 260.000 22 años 2012
Brasil
Tomás 90.000 25 años 2011
Ferdinando 1.000.000 22 años 2012
Chile
Joaquín 7.000.000 24 años 2012
chicos

Lucio 2.200.000 23 años 2012


Ecuador
Samuel 200.000 29 años 2012
Paraguay Roberto 500.000 23 años 2012
Julio 8.500.000 25 años 2012
Perú
Omar 90.000 27 años 2014
Uruguay Luis 1.000.000 24 años 2012
Venezuela Mario 600.000 22 años 2012
*Los nombres fueran cambiados para mantener el anonimato.

Sobre su pasado reciente en su lugar de origen, la ecuatoriana Inés, de 25 años, relató que

existía dificultades en torno a su sexualidad, aunque viviese en una ciudad de 1.5 millones

de habitantes.

La verdad es que en mi ciudad son muy conservadores, tradicionalistas. La verdad


es que ahí nunca pude estar abiertamente con alguien, siempre fue a escondidas.
Las citas eran en locales cerrados, nunca en una calle porque la gente ahí no está
acostumbrada y es demasiado fuerte y chocante para ellos. Y la verdad yo no
tengo tiempo para estarles explicando a todo el mundo, entonces allí en mi ciudad
era tipo “cero visibilidad”.

El ecuatoriano Samuel, 29 años, vivía en una ciudad mucho más pequeña. Su relato

describe tanto la exposición a la violencia, como el ir y venir entre espacios del armario y

espacios en que se permitían la condición homosexual y la experiencia homoerótica:

Cuando te dije que me dio el ataque homofóbico pensé que [la homosexualidad]
era una enfermedad, pensé que era lo peor del mundo, pensé que yo era lo peor
del mundo. Entonces me fui a la iglesia.

[Yo y mi compañero] fuimos a un bar en la zona de los bares gays de la ciudad y


de los prostíbulos también. Y ahí entramos y había buena música. La gente estaba
tomando, los bartenders estaban en bóxer apretados y eran hombres musculosos,
hermosos.

Con relación al presente en la Triple Frontera, en que la expresión libre de la sexualidad

fue comúnmente apuntada como más posible en que la tierra natal, hay diferencias en la

percepción sobre la seguridad en cada una de las tres ciudades: expresando la opinión de

la mayoría, afirmó el paraguayo Roberto, 23 años, que “en Ciudad del Este nunca me

mostré [como gay]”, al paso que la noche en Puerto Iguazú, Argentina, donde hay discos y

restaurantes, fue apuntada como una posibilidad de liberación. La mayoría de los/as

estudiantes apuntaron también que UNILA, en Foz do Iguaçu, es un espacio en que la

sexualidad puede ser ejercida, aunque no totalmente libre de la homofobia. Como lo

expresado por la brasileña Daniela, 22 años, “dentro de UNILA hay la idea de sexualidad

libre, una gran parte es homosexual y las cosas ocurren más sutilmente”. No obstante,

“también existen casos de homofobia”.

Finalmente, el futuro con posibilidades de regresar al lugar de origen es un asunto al que

muchos/as demostraron preocupación. Mario, estudiante venezolano de 22 años y oriundo

de una ciudad intermedia, es una excepción:

Ya me siento mucho más seguro y mucho más abierto a defender qué es lo que
me gusta y que las personas tenemos la libertad de escoger con quién queremos
estar y no una imposición de la sociedad en general, o sea, es cada persona quien
decide con quien quiere estar

Inés fue un poco más cautelosa:

Yo seguiré así mostrándome tal cual. Ahora veo que es mucho más fácil mostrarse
que ocultarse. Sin embargo, la sociedad de mi país… ¡está dura la lucha ahí por
la visibilidad! Y no sé si quiera hacer parte de aquella lucha en ese momento, pero
la intención está, está en ir, mostrarme tal cual y ya.

Samuel, a su vez, claramente demostró saber la ubicación de su “armario”:


No sé cómo decírtelo... Yo salgo del armario cuando no estoy en mi ciudad o
cuando no estoy en mi país. En Europa yo estaba afuera y en mi país estaba
adentro y en Brasil estaba otra vez afuera.

Cartografías alternativas para cuerpos en la movilidad del armario

Los mapas derivados de estas entrevistas fueran producidos en 2016, siempre con atención

a otros lenguajes y medios de expresión gráfica y, sobre todo, con miras a acoger las

trayectorias de personas y su condición de cuerpos en movilidad. Para que esto fuese

representado, nos basamos, primeramente, en la noción de “bilingüismo cartográfico”, en

los términos de Mignolo (2000: 231). Aunque este autor no se refiera a la cartografía en un

sentido estricto de producción de mapas, su abordaje nos auxilia a problematizar la praxis

de cartografiar, además de comprender que si los mapas decoloniales no deben

sobrestimar la cartografía tradicional – sus lenguajes, métodos y representaciones –

tampoco deben concebirla como lo que es necesariamente descartable: es un mestizaje de

diferentes lenguajes lo que puede ampliar las posibilidades de representar lo

irrepresentable de los mapas tradicionales.

Nos basamos también en una segunda inspiración: las tipías urbanas propuestas por Caúla

e Silva (2008 y 2010). Con una mirada geohistórica hasta la producción de ciudades

utópicas en la literatura, arquitectura, cinema y en los cómics, la arquitecta y urbanista

muestra que algunos elementos son extremamente recurrentes – edificios muy altos,

geometrías regulares, maquinas, masas humanas uniformes y objetos voladores, por

ejemplo –. Las tipías urbanas son símbolos creados por la autora que le permitieron

sistematizar y representar estas recurrencias. La Figura 4 muestra el resultado de nuestra

inspiración en el trabajo de Caúla e Silva, que nos condujo hasta nuestro propio conjunto

de tipías, en las cuales se destacan las variadas representaciones de cuerpos en diferentes

situaciones. Las tipías nos auxiliaron en la sistematización y representación de situaciones


semejantes y frecuentemente relatadas en las entrevistas, que fueron, después, puestas

en mapas.

Hicimos un mapa diferente para cada chico o chica que nos concedió la entrevista. A modo

de ejemplo, las Figuras 5 a 9 presentan aquellos referentes a los/as que aquí trascribimos

algunas de sus palabras: Inés, Samuel, Roberto, Daniela y Mario.9 Si se utilizó una base

cartográfica tradicional de modo a representar las ciudades de la Triple Frontera, no

obstante la característica que más sobresaliente en estos mapas es su división tripartita

con miras a una representación conjunta de tiempo y espacio: el primer tercio de cada

mapa, a la izquierda, representa el pasado en el lugar de origen de quien fue entrevistado/a;

una segunda parte, al mismo tiempo centro simbólico y centro geométrico de cada mapa,

representa el presente de este/a estudiante de UNILA en la Triple Frontera; finalmente, una

tercera parte, a la derecha, apunta para la representación de un futuro incierto, cómo

estos/as alumnos/as se imaginan volviendo a vivir en su ciudad natal. Sobre la base

cartográfica tradicional y teniendo en cuenta estas tres partes, fueron añadidas las tipías –

en alguna medida recuperando cierto contenido decorativo de los mapas antiguos –.

9
Se puede acceder a todos los mapas de esta investigación, en alta resolución, en el siguiente enlace:
http://bit.ly/2oUwu0c.
Figura 4. Tipías para una cartografía de género, sexualidades y espacios.
Fuente: elaboración propia
Figura 5. Cartografía alternativa: Inés. Fuente: elaboración propia.
Figura 6. Cartografía alternativa: Samuel. Fuente: elaboración propia.
Figura 7. Cartografía alternativa: Roberto. Fuente: elaboración propia.
Figura 8. Cartografía alternativa: Daniela. Fuente: elaboración propia.
Figura 9. Cartografía alternativa: Mario. Fuente: elaboración propia.
Últimas consideraciones

Nuestra investigación se desarrolló en una universidad donde los/as estudiantes llegan

desde lejos. Ellos/as dejan atrás antiguos vínculos emocionales y territoriales, ganando

nuevas posibilidades en un mundo de otro modo, con nuevas personas, lugares y contextos

afectivos. Ante esto, empezamos nuestro estudio con algunas reflexiones: ¿la condición de

partir de casa y aislarse un poco del pasado – personas, relaciones, espacios que ya no

están físicamente presentes – modifica nuestras prácticas afectivas y sexuales? ¿Cuál es

el peso de la movilidad hasta UNILA en el outing de estas personas? ¿Cuáles son los

espacios de la homofobia en Foz do Iguaçu, Puerto Iguazú y Ciudad del Este? ¿Es UNILA

un espacio de liberación?

El cuerpo en tránsito por diferentes “espacios del armario” (Brown, op. cit.) en múltiples

escalas – de los desplazamientos inter e intracontinentales hasta el ir y venir intraurbano –

y en diferentes momentos (presente, pasado y futuro) fue el elemento que más nos llamó

la atención en las entrevistas con los/as estudiantes y, por ello, recibió destaque en las

representaciones cartográficas que aquí presentamos. Los relatos de los chicos y chicas

entrevistados/as y los mapas que los representan revelan trayectorias en que los “armarios”

no son totalmente destruidos ni abandonados en el recorrido que existe entre los lugares

de origen de los/as estudiantes y la universidad brasileña. En parte porque además del

bagaje que cada uno/a trae consigo, hay un tanto de represiones heteronormativas

producidas en sus lugares de origen, porque la Triple Frontera y, sobre todo, la universidad,

son percibidos como espacios no permanentes: se volverá para el espacio del pasado,

donde y cuando la sexualidad, las performatividades de género y las experiencias

homoafectivas no podían ocurrir.


Creemos que nuestra investigación evidenció que identidades de género y sexualidades

son construcciones mediadas por el tiempo y el espacio y, por lo tanto, por

desplazamientos. Son relegadas al mundo de lo privado y traen la dificultad de analizarlas

a través el discurso académico. Conducir este tema hasta los aportes de la cartografía es

un desafío. Más aún, es producir mapas bajo una opción decolonial: ello exige la iluminación

de los “espacios opacos” (Santos [1996] 2002), de modo a borrar el “encubrimiento del Otro”

(Dussel 1992), cuyas experiencias, trayectorias y emociones son constantemente

eclipsadas y combatidas – e invisibles en las representaciones de lo “real”. Creemos

también que, aunque la cartografía alternativa que propusimos no desconsidera

completamente lenguajes y representaciones más tradicionales y que tampoco sea

suficiente para eliminar las jerarquías preexistentes en la producción del espacio, ella

innova al intentar representar el espacio amalgamado al tiempo y visibilizar los cuerpos en

movilidad. En ese sentido, tenemos la convicción que ayuda a abrir fracturas sobre la

“normalidad” de los discursos y representaciones de la colonialidad.

El resultado generado es una cartografía singular, que toma en cuenta tanto las revisiones

críticas de la producción y significado de los mapas cuanto los escritos decoloniales sobre

la colonización del conocimiento y de los cuerpos. Deseamos creerla también como el

resultado de una forma solidaria de producir cartografía y conocimiento. Al final, nuestras

entrevistas por una parte permitieron a un conjunto de estudiantes momentos de

autorreflexión, confidencias, exposición tanto de miedos y angustias como de momentos

placenteros – a veces decir lo que nunca había sido dicho –. Por otra parte, estos mapas

no serían producidos sin la generosidad de los/as estudiantes al compartirnos sus

emociones y sus intimidades.

Les direccionamos, por lo tanto, nuestra profunda gratitud.


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