Estilo Arqueologia
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RESUMEN
El estilo tecnológico ha sido considerado como una herramienta útil para estudiar los patrones de variación
cultural y para identificar y explorar límites sociales a través del registro material. La delimitación de estilos
tecnológicos implica la identificación de variabilidad técnica existente dentro del conjunto analizado, que resulta
de las diferentes elecciones implementadas por los artesanos durante la secuencia de manufactura. En términos
arqueológicos la existencia de determinados atributos de los artefactos que co-varían en un tiempo y espacio
determinado implica necesariamente algún tipo de relación entre las personas que los produjeron y utilizaron. Estas
relaciones pueden abarcar distintos niveles de interacción social que no necesariamente implican co-residencia.
En este trabajo se retoma el concepto de estilo tecnológico y se presentan los resultados de los análisis realizados
sobre conjuntos cerámicos recuperados en distintos sitios y/o localidades arqueológicas correspondientes a
sociedades agrarias pre-estatales que se desarrollaron entre el 1500-1300 AP ocupando distintos ambientes del
oeste tinogasteño (Catamarca). Los resultados obtenidos aportan a la definición de la estructura del territorio de
dichas sociedades y constituyen un indicador de los grados de interacción de los grupos humanos dentro de un
mismo sistema social.
PALABRAS CLAVE: estilo tecnológico, límites sociales, tradiciones cerámicas, Período Formativo
ABSTRACT
Technological style has been regarded as a useful tool for the study of cultural variation patterns and to iden-
tify and explore social boundaries through the material record. Technological styles definition involves the iden-
tification of existing technical variability within the analyzed sample that results from the different technological
choices implemented by the craftsmen during the different steps of the manufacturing sequence. In archaeologi-
cal terms the existence of certain attributes of the artifacts that co-varies in time and space imply some kind of
relationship between persons who produced and used them. These relationships may include different levels of
social interaction that does not necessarily involve co-residence. This work takes the concept of technological
style and presents the results of analyses carried out on ceramic samples recovered in different archaeological sites
corresponding to pre-estate agricultural societies that developed between 1500 - 1300 BP occupying different
environments of western Tinogasta (Catamarca). The results contribute to the definition of the structure of the
territory of such societies and are an indicator of the different degrees of interaction of human groups within
a social system.
KEYWORDS: technological style, social boundaries, ceramic traditions, Formative Period
I
CONICET • M useo E tnográfico J. B. A mbrosetti (FF y L-UBA). M oreno 350 (CP 1091), CABA, A rgentina •
E-M ail : [email protected]
Arqueología 18: 49-75 • 2012 • Instituto de Arqueología • FFyL. UBA
ISSN (Versión impresa) 0327-5159 • ISSN (Versión en línea) 1853-8126
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dican en que se centra simplemente en la de- a su vez, durante el proceso mismo de repro-
coración sin reconocer que tanto los objetos ducción social, es la práctica la que da forma
como las técnicas están impregnados de sig- y remodela las estructuras.
nificado, excluyendo del análisis a la actividad
técnica. Por otra parte, resaltan que la cultura Uno de los argumentos centrales desarro-
material está inserta en sistemas de expresión llados por Bourdieu (1977) sostiene que a tra-
simbólica pero también en sistemas de acción vés de la influencia de las estructuras de las
práctica sobre la materia y por lo tanto, aun- condiciones materiales en las cuales viven, las
que participa en procesos de significación, no personas desarrollan “disposiciones” para ac-
es primariamente un sistema de comunica- tuar de determinadas formas. Estos sistemas
ción como el lenguaje. La cultura material no durables, llamados habitus, constituyen esque-
es un texto a ser leído y más que “significar mas individualmente únicos de disposiciones
algo” la cultura material evoca significados inconscientes internalizadas o estructuras
(Dietler y Herbich 1998). cognitivas socialmente constituidas. Estas
dan forma a la manera en que los individuos
perciben y actúan y son tanto estructuradas
TRADICIONES DE PRODUCCIÓN como estructurantes en relación con los sis-
temas externos (Bourdieu 1977). El habitus es
En síntesis, el estilo ha sido conceptua- el producto de una historia social dentro de
lizado por los arqueólogos de dos formas la cual los individuos actúan reflexivamente;
principales: como el reflejo inconsciente de toda acción social, individual o colectiva, es
estructuras cognitivas subyacentes o como reflexiva. Los actores conocen algunas de las
un medio de comunicación consciente y ma- normas mediante las cuales se supone que vi-
nipulable por parte de sus productores. En el ven y usan esos conocimientos en la interac-
primer caso, se considera que la forma que ción social cotidiana.
adopta la cultura material está determinada
directamente desde el nivel de las estructu- Estas disposiciones, sin embargo, no son
ras cognitivas subyacentes y por lo tanto los estáticas y los seres humanos no son autó-
patrones estilísticos son predominantemente matas que siguen reglas sociales fijas. Más
resultados inconscientes de fenómenos cultu- bien “los ‘sujetos’ son en realidad agentes
rales o sociales. En el segundo se considera a actuantes y conscientes dotados de un sen-
la cultura material como un medio de comu- tido práctico, (...) un sistema adquirido de
nicación y se pone énfasis en la manipulación preferencias, de principios de visión y de
consciente e intencional de los símbolos ma- división (lo que se suele llamar un gusto),
teriales como estrategias de mantenimiento de estructuras cognitivas duraderas (...) y de
de límites grupales, representaciones ideoló- esquemas de acción que orientan la percep-
gicas de relaciones sociales o como medios de ción de la situación y la respuesta adaptada.
expresión simbólica. El habitus es esa especie de sentido prácti-
co de lo que hay que hacer en una situación
Dietler y Herbich (1998) sostienen que estas determinada” (Bourdieu 2002: 40). Es decir
dos posturas no son necesariamente contra- que el habitus es un fenómeno dinámico y
dictorias sino que son simplemente parciales relacional y en tanto conjunto de disposi-
y que una teoría realista de la cultura mate- ciones aprendidas permite la solución de
rial debe dar cuenta tanto de la “estructura” problemas a través de un proceso de razo-
como de la “agencia” demostrando que am- namiento analógico estructurado; las solu-
bas están mediadas por la práctica (Dietler ciones a estos problemas, a su vez, influyen
y Herbich 1998). Es decir que el curso de la en el desarrollo de las disposiciones (Dietler
práctica es guiado por ciertas disposiciones y y Herbich 1998).
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Los conocimientos técnicos y las activi- pueden desplegar una tendencia a fluctuar a
dades relacionadas con la tecnología, inclu- través del tiempo y del espacio. Esto reflejaría
yendo prescripciones prácticas y simbólicas, los aspectos más superficiales, situacionales y
son adquiridos informalmente en estadios temporarios de la identidad. Una segunda ca-
tempranos del aprendizaje, son tácitamente tegoría (selección de materias primas, extrac-
compartidos y generalmente no explícitos ción, procesamiento y cocción) corresponde
(Gosselain 1999). Los individuos aprenden a aspectos que también son técnicamente ma-
por “impregnación” mediante su participa- leables, sin embargo, los comportamientos
ción en un entramado que involucra rela- técnicos no pueden ser “leídos” en el produc-
ciones sociales específicas y que es parte del to terminado. Si bien estas técnicas pueden
proceso más amplio que implica convertirse ser aprendidas en interacciones posteriores
en miembro de la comunidad (Gosselain y al aprendizaje, estos cambios se producen in-
Livingstone 2005). Estos conocimientos son frecuentemente y generalmente como conse-
considerados una tradición y no pueden ser cuencia de la relocalización del artesano den-
disociados de las estrategias a través de las tro de una nueva comunidad alfarera o por
cuales los individuos interactúan entre sí. Los cambios en las fuentes de materia prima. Por
sistemas de aprendizaje no son solamente lo tanto, sostiene el autor, la distribución de
verticales sino que se transmiten también en estas técnicas debe reflejar las redes de inte-
forma horizontal mediante la interacción de racción local o regional. Finalmente, la tercera
los individuos con sus pares constituyendo co- categoría corresponde a las técnicas de manu-
munidades de prácticas (Gosselain y Livingstone factura primarias, que no dejan rasgos aparen-
2005). De esta manera, generan comporta- tes en el producto terminado y están basadas
mientos similares que permiten que la cultura en gestos especializados o hábitos motrices
material exhiba patrones tradicionales discer- adquiridos durante la práctica. Las técnicas de
nibles. Los comportamientos tienden a ho- manufactura primaria tienden a permanecer
mogeneizarse en una escala regional y dentro estables durante toda la vida del artesano y su
de estas unidades geográficas las variaciones distribución debería reflejar aquellos aspectos
se producen dentro de un número limitado más enraizados y perdurables de la identidad
de posibilidades. social. Lamentablemente la visibilidad de este
aspecto en el registro arqueológico es prácti-
Una creciente cantidad de investigaciones camente nula.
indican que los aspectos menos sobresalien-
tes y más mundanos de la cultura material Los estilos tecnológicos pueden mantener-
pueden resultar aún más pertinentes para el se relativamente estables a través del espacio
estudio de los límites sociales que su contra- y del tiempo ya que, por un lado son produc-
parte más visible y conscientemente mani- to de la realización de prácticas habituadas y
pulada (Dietler y Herbich 1998; Lemonnier por otro, su modificación requiere cambios
1992; Sacket 1990, entre otros). Gosselain en el proceso de manufactura que puede in-
(2000) sostiene que los distintos aspectos de volucrar la introducción de hábitos motrices
la cadena operativa cerámica presentan dife- incompatibles con los existentes (Gosselain
rencias en cuanto a su maleabilidad técnica 1992). Por su parte, los diseños decorativos
y a los contextos sociales en los cuales son son más factibles de adquirir valores estéti-
aprendidos y puestos en práctica. Aquellos cos, económicos o simbólicos y por lo tanto
pasos que son particularmente visibles en los de ser conscientemente imitados, manipu-
productos terminados y técnicamente malea- lados o rechazados, siendo por ende menos
bles (la decoración, las técnicas de manufactu- indicativos de la identidad social que las tradi-
ra secundaria y la mayoría de los tratamientos ciones técnicas (Chilton 1999; Hardin 1984).
postcocción), son fácilmente transmisibles Stark (1999) sostiene que los cambios en los
por interacciones posteriores al aprendizaje y estilos tecnológicos se producen en escalas
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temporales y geográficas diferentes a los pro- cuencia de las interrelaciones, pudiendo tanto
ducidos en los estilos iconográficos. Éstos corresponder a un grupo co-residencial, una
últimos presentan distribuciones extensivas, familia extendida o a grupos de familias que
transmitiendo información social acerca de pueden o no vivir en las cercanías (Sanhueza
patrones amplios de interacción regional, 2004, 2009).
mientras que la distribución de los primeros
es más restringida y refleja sistemas técnicos En suma, consideramos que la uniformidad
locales y a sus poblaciones productoras. En tecnológica es el resultado de la reproducción
suma, la repetición de las acciones involucra- de prácticas tradicionales de manufactura ge-
das en la producción y uso de artefactos pro- nerada por la cercanía y la participación de las
ducirá cierto grado de homogeneidad en los personas dentro de una misma comunidad de
bienes manufacturados, mientras que las di- prácticas. Las relaciones entre los individuos
vergencias, quiebres o rupturas identificadas pueden abarcar distintos niveles de interacción
en los patrones artefactuales, ya sean a través que no necesariamente implican co-residencia.
del tiempo o del espacio, pueden considerar- La existencia de uniformidad tecnológica está
se como indicativas de la existencia de límites señalando la presencia de un grupo de perso-
sociales. nas que comparten condiciones de existencia
e interactúan en una base regular, pero que
En términos arqueológicos, la existencia pueden corresponder a agrupaciones sociales
de conjuntos de artefactos que co-varían en muy diferentes (Sanhueza 2004, 2009).
un tiempo y espacio determinado implica
necesariamente algún tipo de relación entre
las personas que los produjeron y utilizaron IDENTIFICACIÓN DE ESTILOS
(Parkinson 2006; Sanhueza 2004, 2009). Sin
embargo, no nos informa acerca del tipo de TECNOLÓGICOS CERÁMICOS
relación particular que existiría entre estas
personas o sobre las características de la rela- Para definir estilos tecnológicos cerámicos
ción, es decir: qué tipo de unidad social esta- es necesario analizar la cadena operativa de
mos identificando a partir de las variaciones producción y evaluar qué pasos presentan va-
en la cultura material (Sanhueza 2004, 2009). riabilidad visible en la cerámica arqueológica
Como sostiene Cremonte (2001) no se trata (Stark 1999). Sin embargo, la posibilidad de
de buscar en la tecnología la etnicidad o “di- realizar estas inferencias es limitada y varía en
ferenciación social autoconsciente”, sino de función de la etapa de la secuencia de produc-
remarcar que la construcción de la identidad ción y del estado, fragmentario o completo,
grupal es el producto tanto de procesos de in- de los casos analizados. La cadena operativa
teracción como de componentes tradiciona- de manufactura cerámica puede dividirse en
les y pautas sociales culturalmente adquiridos. siete tareas básicas, cada una de las cuales
Éstos son transmitidos través de las genera- otorga al artesano la posibilidad de elegir en-
ciones y por lo tanto, la persistencia de ciertas tre diferentes opciones técnicas alternativas
tradiciones tecnológicas puede traducirse en (Rice 1987; Rye 1981; Shepard 1968):
fronteras sociales dentro de una región.
1) Adquisición de materias primas.
La interacción mutua y frecuente entre in- 2) Preparación de los materiales: tratamiento
dividuos genera premisas y entendimientos de arcillas y antiplásticos, limpieza, selec-
compartidos que pueden ser utilizados en el ción, agregados y mezclas.
desarrollo de identidades comunes. Estas in- 3) Técnicas de manufactura primaria: las
teracciones y la construcción de identidades técnicas de construcción de las piezas ya
puede existir a distintos niveles de inclusión sea por rodetes, por estiramiento de masa,
social, dependiente de los mecanismos y fre- planchas, etc.
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técnica radican en ciertas limitaciones ópticas das por acciones posteriores y en general no
para la identificación positiva de algunos mi- dejan huellas observables en los fragmentos,
nerales y fragmentos de roca. estando supeditada su presencia a las accio-
nes y cuidados ejercidos durante la secuencia
TÉCNICAS DE MANUFACTURA de producción.
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jas, sin embargo no podemos realizar ningún vasija puede aparecer una delgada línea que se
tipo de inferencia acerca de cómo, dónde ni refiere a la superficie de la pieza, la cual pue-
por cuánto tiempo se llevó a cabo este pro- de ser de un color igual o diferente al de los
ceso. márgenes. En éste último caso, si podemos
descartar la aplicación de baños coloreados,
En relación con la cocción, una aproxima- las diferencias cromáticas se refieren a fluc-
ción útil consiste en el análisis macroscópico tuaciones en la atmósfera de cocción durante
de la secuencia cromática del corte transver- el proceso de enfriamiento de las piezas.
sal de las vasijas (García y Calvo 2006; Rye
1981; Vitelli 1997) que puede realizarse fácil- ANÁLISIS MORFO-MÉTRICO
mente sobre muestras extensas de material
cerámico. Si bien las carencias del análisis
La forma de una vasija está influida por la
macroscópico referido al color han sido am-
habilidad mecánica del productor, su preten-
pliamente discutidas (Rice 1987; Rye 1981;
dida función y por distintos requerimientos
Shepard 1968), consideramos que este aná-
ideográficos y estéticos, sin embargo, estudios
lisis permite obtener información válida para
etnográficos sugieren que formas particulares
realizar una aproximación a los sistemas de
de vasijas pertenecientes a una misma clase
cocción, pudiendo brindar información acer-
funcional pueden ser marcadores de un estilo
ca del tipo de atmósfera, la posición de la
tecnológico (DeBoer 1990; Gosselain 1992,
pieza dentro de la estructura de combustión,
entre otros). Estas particularidades morfoló-
etc. Las limitaciones del método obedecen a
la variabilidad cromática que puede darse en gicas tienen que ver con aspectos más bien
una misma pieza y a la multitud de factores sutiles de la forma, como ser las proporcio-
que influyen en la coloración de las pastas. nes de alto y ancho de las distintas secciones
El color de las arcillas cocidas está determi- de la pieza, sus espesores o la terminación del
nado principalmente por los materiales or- labio. Estas “sutilezas” son el resultado de la
gánicos y componentes de hierro presentes repetición de hábitos motrices aprendidos
en ellas. Éstos, a su vez, se ven influidos por durante el proceso de aprendizaje de la téc-
la temperatura y atmósferas de cocción (Rice nica y resultan resistentes al cambio (Chilton
1987; Rye 1981; Shepard 1968). La combi- 1999; Stark 1999). Sin embargo, la medición
nación de estos factores produce diferentes de este tipo de atributos se ve fuertemente
coloraciones en las pastas que en muchos ca- dificultada cuando se trabaja con materiales
sos nos permiten acercarnos a los procesos fragmentarios ya que no es posible contar
de cocción implementados. Los contrastes con todos los datos métricos de los recipien-
de color pueden registrarse entre el núcleo, tes, quedando relegada principalmente al es-
sus márgenes y las superficies. El núcleo es tudio de piezas enteras.
la parte de la pasta menos expuesta durante
la cocción, por lo que está preservado de las Existen distintos criterios para la clasifica-
atmósferas y las temperaturas extremas; es al ción morfológica de las piezas: (i) basados en
último lugar donde llegan los efectos produ- su estructura y contorno haciendo referencia
cidos por la cocción. Los márgenes exteriores a las propiedades del orificio y a la presen-
e interiores de la sección transversal se ubican cia de puntos característicos (Shepard 1968);
entre el núcleo y la superficie y no siempre (ii) centrados en las proporciones métricas
presentan una coloración diferente de la del (Balfet et al. 1992) y (iii) focalizados en la
sector central. Cuando no hay cambios en la geometría y volumen de las vasijas (Ericson y
coloración generalmente significa que se pro- Stickel 1973; Shepard 1968). Los dos últimos
dujo una cocción larga y estable que generó sistemas son, nuevamente, más factibles de
un equilibrio en toda la vasija (García y Calvo ser utilizados en piezas enteras que en restos
2006). Entre el margen y el exterior de una fragmentarios.
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Por otro lado, la medición del volumen de aquí. Se realizó una recolección superficial
los contenedores sólo es realizable en piezas dentro del espacio formatizado y la excavación
enteras. El volumen (capacidad) de las vasijas de un recinto (LT-V50-1). En total se cubrió
es un atributo que está directamente ligado a un área de 120 m². Del interior de uno de los
su uso y función. La capacidad influye sobre muros del recinto se recuperó gran cantidad
el tamaño, peso y transportabilidad de las va- de carbones pequeños que permitieron fechar
sijas y por lo tanto es significativo cuando se su construcción entre los años 677 al 828 de la
consideran cuestiones de intercambio y vida Era (Ratto 2005). Los intensos procesos post-
útil de las piezas (Rice 1987). El volumen es depositacionales imposibilitan la definición de
también un atributo a partir del cual puede otros conjuntos arquitectónicos que debieron
deducirse la funcionalidad del artefacto, aun- haber funcionado como unidades domésticas
que se necesitan interrelacionar distintas lí- pero que sólo han quedado representados por
neas de inferencia para determinar los usos a la altísima densidad de cerámica en superficie
partir de las formas. asociada a muros colapsados. A 150 metros al
sur de V50 se encuentra V1344 siendo conti-
nua la materialidad cerámica entre uno y otro.
ESTILOS TECNOLÓGICOS Y En éste se realizó una recolección sistemática
TRADICIONES DE MANUFACTURA de material superficial.
CERÁMICA DURANTE MOMENTOS
FORMATIVOS EN EL OESTE DE La segunda instalación corresponde a la lo-
TINOGASTA (CATAMARCA) calidad arqueológica Palo Blanco, emplazada
en el sector norte del bolsón de Fiambalá. En
A continuación presentaremos los resulta- la década de 1970 fue intervenida por la Dra.
dos obtenidos de un caso de análisis concreto. Sempé (1976) quién la clasificó como una
Los conjuntos cerámicos analizados provie- aldea dispersa perteneciente al Formativo.
nen de cuatro instalaciones arqueológicas (ver Documentó la existencia de cinco núcleos
Figura 1) adscriptas a momentos formativos habitacionales (NH) construidos con muros
emplazadas en distintas eco-zonas y cotas al- de tapia, compuestos por tres a cuatro recin-
titudinales del bolsón de Fiambalá, interveni- tos, principalmente rectangulares, asociados
das en el marco del Proyecto Arqueológico en algunos casos a espacios abiertos inter-
Chaschuil-Abaucán (PACh-A), dirigido por la pretados como patios. La dispersión de estos
Dra. Norma Ratto. núcleos abarca aproximadamente 5 km2. Los
trabajos fueron retomados por el PACh-A
La primera de ellas corresponde a la locali- focalizando las intervenciones en los núcleos
dad arqueológica LT-V50 emplazada en La N° 3 y 6 (PB-NH3 y 6), éste último no había
Troya y conformada por las instalaciones V50 sido registrado previamente. Los fechados ra-
y V1344. Estas se encuentran a una distancia diocarbónicos sobre restos de carbón y ceste-
de 150 m y presentan patrones arquitectónicos ría quemada hallados en el piso de ocupación
similares considerándose que pudieron for- de dos recintos diferentes del NH3 arrojaron
mar parte de una misma aldea (Feely y Ratto resultados que delimitan un rango temporal
2009). Su estado de conservación general es que abarca desde 418 hasta el 660 de la Era
malo, sin embargo, la presencia de restos de (Feely y Ratto 2009). Los fechados realizados
muro de tapia conformando ángulos rectos sobre dos muestras de carbón recuperadas
permite inferir un patrón arquitectónico simi- en el NH6 se ubican también dentro de este
lar al de Palo Blanco (ver más adelante) ubica- rango temporal (Bonomo et al. 2009). Las in-
do a aproximadamente 64 kilómetros lineales tervenciones realizadas consistieron en tareas
al norte del bolsón de Fiambalá (Ratto 2005). de excavación y recolección superficial por
V50 es la que presenta mayor integridad por recintos, cubriendo en PB-NH3 una superfi-
lo que las intervenciones se concentraron en cie de 168 m2 y de 7 m2 en PB-NH6.
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mentos negros sobre fondo natural (ADP-a) presentan alteradas por defectos de cocción
y (viii) pigmentos rojos sobre fondo natural (sobre-cocción).
(ADP-b). La última técnica corresponde a
(ix) pulido en líneas (PEL) que no presenta Finalmente se procedió a la clasificación
variantes. Las técnicas y/o variantes pueden morfológica de las piezas parcialmente
presentarse solas o combinadas. reconstruidas y a la determinación de su
capacidad estimada (rangos de volumen)
Para el análisis de las atmósferas de cocción en función del diámetro de boca para dis-
se procedió al análisis macroscópico de la se- tintos grupos morfológicos. La capacidad
cuencia cromática del corte transversal (García estimada se consideró teniendo en cuen-
y Calvo 2006) de la totalidad de los materiales ta los rangos de volumen en relación con
que componen la muestra. Como resultado se el diámetro de boca identificados en una
identificaron siete secuencias cromáticas que muestra piezas enteras (N: 97) que incluyó
pueden adscribirse a tres tipos diferentes de diferentes formas. Las categorías de capa-
atmósferas generales de cocción: reductora, cidad estimada consideradas son: a) muy
oxidante y mixta. Un cuarto grupo presenta baja: ≤ 2000 cm3; b) baja: > 2000 ≤6000
atmósfera indeterminada ya que las pastas se cm3; c) media: > 6000 ≤ 10000 cm3; d) alta:
Tratamiento de superficie
Textura de la Cobertura de la Líneas de alisado o
Estado Variante
superficie superficie pulido
Alisado Al-a irregular completa muy marcadas
–Al- Al-b regular completo levemente marcado
Pu-a irregular incompleto muy marcado
Pulido – Pu-b regular incompleto muy marcado
Pu- Pu-c regular completo muy marcado
Pu-d regular completo levemente marcado
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> 10000 ≤ 12000 cm3; e) muy baja/baja: decoración por pulido en líneas sólo o con
≤6000 cm3; f) media/alta: > 6000 ≤12000 el agregado de pigmentos rojos, sobre su-
cm3; g) alta/muy alta: > 12000 ≤20000 cm3 perficies pulidas regulares, mayoritariamente
y; h) muy alta/altísima: >20000 cm3 (para incompletas; sin embargo, estas tres subdivi-
un detalle de la metodología empleada ver siones registran diferentes tipos de pasta (I,
Feely 2010). II y IV respectivamente) y todas han sido so-
metidas a atmósferas reductoras. Lo mismo
ESTILOS TECNOLÓGICOS DE LAS INSTALACIONES sucede con las subdivisiones A-IV y VI que
FORMATIVAS comparten modalidades decorativas y trata-
mientos de superficie con D-III y G-II, co-
Como hemos mencionado en un acápite rrespondiendo las dos primeras a pastas del
anterior, distintos autores sostienen que algu- grupo I y las restantes a II y IV respectiva-
nos aspectos de la cadena operativa de ma- mente. Para las piezas no decoradas, ya sean
nufactura cerámica son menos propensos a alisadas o pulidas la cantidad de grupos de
sufrir modificaciones posteriores al aprendi- pasta-cocción representados es mucho ma-
zaje y tienden a reflejar las facetas más esta- yor.
bles de la identidad social de los productores
(Gosselain 2000). Teniendo esto en mente, Estos estilos tecnológicos están dando
para la caracterización de los estilos tecnoló- cuenta de distintos tipos cerámicos identi-
gicos (ET) partimos en una primera instancia ficados en el NOA, representados aquí por
de la agrupación de vasijas que comparten los piezas de estilo decorativo Saujil, Ciénaga,
aspectos más estables de la secuencia opera- Aguada y piezas clasificables como Formativo
tiva, considerando conjuntamente aquellas fino y grueso (ver Tabla 5). La mayoría de
que presentan un mismo grupo de pasta y las variantes de estilos tecnológicos son ex-
una misma atmósfera general de cocción. clusivas de un tipo cerámico, con excepción
Desafortunadamente el estado fragmentario de las piezas decoradas por desplazamiento
de las piezas no permite realizar inferencias de materia en cualquiera de sus variantes y/o
acerca de las técnicas de manufactura pri- combinaciones, que son compartidas por pie-
maria, por lo cual éstas no serán tenidas en zas asignables a Saujil y Ciénaga y un caso de
cuenta. En una segunda instancia estos gru- Aguada. Por el contrario, ningún tipo cerámi-
pos fueron discriminados teniendo en cuenta co presenta un único estilo tecnológico.
las similitudes en las técnicas decorativas y
tratamientos de superficie realizados. En la Tabla 6 y Figura 2 se presenta la
distribución de frecuencias y porcentajes de
La combinación de los estados de las varia- los estilos tecnológicos en función de las ins-
bles seleccionadas permitió identificar ocho talaciones. Podemos observar que los ET-A
estilos tecnológicos, algunos de los cuales y B están presentes en las seis instalaciones
han sido subdivididos teniendo en cuenta las pero los restantes tienen presencia diferen-
características superficiales (decoración y/o cial. El ET-H está presente en Palo Blanco
tratamiento de superficie). En la Tabla 4 se (NH-3 y 6), Tatón 1 y Ojo del Agua 1 y no se
presenta la caracterización y distribución de ha registrado en LT-V50 (V50 y 1344). Las
frecuencias de los estilos tecnológicos y sus tres subdivisiones de ET-G están presentes
variantes. Puede observarse que algunas sub- en ambos núcleos de Palo Blanco; una se
divisiones de estilos tecnológicos comparten ha registrado entre las piezas de Tatón I; en
con otras sus características decorativas y de Ojo del Agua se han reconocido dos subdi-
tratamientos de superficie pero se diferencian visiones; finalmente para LT-V50 no se ha
en función de los grupos de pasta. Así, las encontrado ningún caso de este estilo tec-
subdivisiones A-III, D-II y G-I presentan nológico. El ET-F ha sido registrado en ésta
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A-VII
A-IV
A-VI
G-III
D-III
A-III
A-V
G-II
B-II
D-II
A-II
G-I
tecnológicas
B-I
D-I
A-I
H
K
C
F
I-reductora 16 80 79 99 25 18 11
I-oxidante 12 50
Grupo pasta-
I-mixta 2
cocción
II-reductora 4 18 6
III-reductora 18
IV-reductora 5 4 8
V-reductora 30
VI-indet. 10
Sin
16 80 12 4 18 8 30 10
decoración
DDM-b 6 1 2
DDM-d 12 1
DDM-a 76 4 1
Técnica decorativa
DDM-a +
23 1
PEL
DDM-a + c 18
DDM-a + c
7
+d
RDM-a 11
PEL 76 10 4
ADP-b +
3 8 1
PEL
ADP-b 3
ADP-a 40 2
ADP-a + b 7
AL-a 1 3 11 2 1 18 4 24 10
AL-b 15 3 9 2 2 6
superficie
PU-a 2 1 2
Trat.
PU-b 55 74 57 14 4 5 2 18 3 5 2 2
PU-c 16 5 35 11 4 6 4 29
PU-d 7 4 5 10 2
Estilo tecnológico-variante
Tipo
A-VII
A-IV
A-VI
G-III
D-III
A-III
A-V
G-II
D-II
B-II
A-II
G-I
cerámico
D-I
B-I
A-I
K
C
Saujil 79 81 16 12 18 6 5 4
Ciénaga 17 9 6
Aguada 1 11 50 2
Ftivo fino 16 80 12 4 4
Ftivo grueso 16 4 30 10
Tabla 5 • Distribución de frecuencias de estilos tecnológicos y variantes en función del tipo cerámico.
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Figura 3 • Representación porcentual de estilos tecnológicos por instalación excluyendo las piezas
Aguada.
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Tabla 7 • Frecuencias y porcentajes de grupos morfológicos y cálculo de sus capacidades estimadas medias en función de la
instalación.
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entre éstas y los valores registrados en los si- está reflejando distintas facetas de la identi-
tios Tatón 1 y Ojo del Agua 1, que registran dad social de sus productores. Consideramos
los promedios más bajos. Es de destacar que que la distribución más restringida de los
en estos dos sitios la capacidad promedio de tipos de pasta/cocción está haciendo refe-
los pucos es similar a la de las escudillas. En el rencia a la producción de piezas dentro de
caso de las ollas, si bien en V1344 se registran determinadas comunidades de alfareros, en
los valores más altos, las diferencias registra- donde la uniformidad tecnológica resulta de
das en las restantes instalaciones no son tan la cercanía y la interacción frecuente entre in-
marcadas. dividuos. Por otro lado, la distribución regio-
nal de los rasgos más visibles de la cerámica
(tratamientos de superficie, técnicas decora-
DISCUSIÓN tivas y morfología) está dando cuenta de la
integración de estas comunidades dentro de
Hemos podido observar que, si bien piezas redes más amplias de interacción que supe-
representativas de algunos estilos tecnológi- ran y traspasan a los grupos co-residenciales.
cos están presentes en las cuatro instalacio- En éstas, personas que pueden corresponder
nes, otros estilos tienen una distribución más a agrupaciones sociales muy diferentes, inte-
acotada, habiéndose recuperado solo en algu- ractúan sobre bases lo suficientemente regu-
nas de ellas. Éstos se diferencian entre sí por lares y comparten condiciones de existencia y
el tipo de pasta ya que sus técnicas decorativas tradiciones de producción. Éste último hecho
y tratamientos superficiales son similares. Es queda reflejado en una forma común de ha-
decir que algunos grupos de pasta presentan cer las cosas, relacionada a los aspectos más
una distribución espacial restringida mientras “visibles” de los productos terminados y más
que aquellos aspectos más visibles y malea- fácilmente manipulables de la cadena operati-
bles tienen una distribución regional más va de manufactura cerámica.
amplia. Estos datos son concordantes con
el modelo propuesto por Gosselain (2000) y Por otro lado, los datos sugieren que en las
nos permiten sugerir que la distribución di- instalaciones analizadas se realizó la misma
ferencial de los distintos rasgos de las vasijas serie de tareas básicas que estaría reflejada en
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la similar composición del conjunto ergológi- méstica (Blitz 1993; Mills 1999, entre otros).
co cerámico. Si bien los grupos morfológicos Por otra parte, la similitud en la capacidad
presentan frecuencias relativas diferenciales promedio del grupo de ollas recuperadas en
entre las instalaciones es de destacar que en las distintas instalaciones, es coherente con
todos los casos la proporción de vasijas des- los datos etnográficos, que sugieren un uso
tinadas al servido de alimentos –pucos y es- para la cocción y/o almacenamiento de por-
cudillas– es significativamente más alta que el ciones para más de una oportunidad, siendo
de piezas que pudieron haber cumplido otras por lo tanto menos indicativas de tamaño del
funciones. Este hecho es coherente con los grupo consumidor.
datos etnográficos reportados (DeBoer y
Lathrap 1979) y probablemente se relacione En suma, los resultados del análisis de dis-
con las tasas más altas de rotura/reemplazo tribución de los estilos tecnológicos, tanto de
que registran estos conjuntos en relación con sus aspectos “no visibles” en los productos
las de las piezas más grandes y menos movi- terminados como de sus características más
bles. En todas las instalaciones se recuperaron evidentes, sumado al análisis de la composi-
piezas asignables a distintas clases funcionales ción morfológica y capacidad de las piezas ce-
y capacidades estimadas, a las que si bien no rámicas, permiten plantear que nos encontra-
estamos en condiciones de adscribirles un uso mos ante entidades socialmente integradas en
específico, permiten dar cuenta del desarrollo un sistema regional amplio, en donde distin-
de actividades básicas de subsistencia como tos tipos de instalaciones cumplieron funcio-
cocción, procesamiento, servido y consumo nes suplementarias. Los resultados refuerzan
de alimentos, líquidos u otras sustancias. Sin la idea de que las localidades arqueológicas
embargo, la capacidad estimada promedio de de LT-V50 y Palo Blanco pudieron consti-
los grupos morfológicos pucos y escudillas es tuir caseríos en donde se hallaba la residencia
diferente a nivel inter-instalación. Las mayores permanente de diferentes unidades domésti-
diferencias se presentan entre las localidades cas, mientras que Ojo del Agua 1 pudo ha-
arqueológicas de Palo Blanco y LT-V50 por ber constituido un sitio de labores específicas
un lado y los sitios Ojo del Agua 1 y Tatón 1 para el desarrollo de actividades económicas
por el otro. Independientemente del prome- complementarias, que habría sido ocupa-
dio de capacidad estimada de las vasijas en do temporal o permanentemente por pocos
cada instalación, llama la atención el hecho de miembros de una o varias unidades domésti-
que entre los pucos y escudillas determinados cas diferentes (Feely y Ratto 2009). Hasta el
grupos de tamaño (capacidad estimada media momento no se ha detectado ningún tipo de
y alta) se hallan ausentes o muy escasamente evidencia material que indique la producción
representados tanto en Ojo del Agua 1 como de alfarería en este sitio; la baja visibilidad ar-
en Tatón 1, mientras que su presencia en las queológica de algunos de los rasgos asocia-
otras dos instalaciones está mejor representa- dos a la producción no permite descartarla,
da. Consideramos que esta representación di- aunque también existe la posibilidad de que
ferencial de los grupos de piezas que entran en esos bienes hayan sido producidos en otro
el rango de capacidades media y alta pueden lugar y transportados por los ocupantes de
estar indicando diferencias en los tamaños de la instalación. Tatón 1, por su parte, presen-
los grupos de consumo en diferentes contex- ta un registro cerámico similar al de Ojo del
tos. Justamente las piezas de mayor porte son Agua 1, considerado como puesto, en lo que
las que han sido etnográficamente asociadas respecta a la estructura de la distribución de
a contextos de agasajo y festividades, donde estilos tecnológicos y clases morfológicas/
se procesan y distribuyen alimentos para una capacidad, sin embargo, la gran envergadura
cantidad mayor de personas, comprendiendo de este sitio no parece coincidir con las carac-
generalmente la red social de la unidad do- terísticas de un puesto ocupado permanente
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